EL DISCERNIMIENTO FRANCISCANO 1
Por Fray Gilberto Cavazos-González, OFM
Según el diccionario, el discernimiento es el proceso de llegar a la percepción y la
comprensión; es la capacidad de captar y entender lo que es obscuro o confuso 2. La palabra
proviene del latín discretio (discreción, prudencia, buen juicio). A principios de la tradición
cristiana discretio estaba ligada al concepto de “discernimiento de espíritus” que se
encuentra en 1 Cor 12.10 y 1 Jn 4.1. Puede haber sido una práctica prestada de los Essenes
de Qumran. Para esta comunidad monástica, el discernimiento de los espíritus significaba
examinar el espíritu y las acciones de los candidatos a su modo de vida 3. Las personas en el
primer siglo cristiano creían que la gente podía ser poseída por los espíritus buenos o malos.
Estos espíritus eran las actitudes e inclinaciones que motivaban las palabras y las acciones
de una persona. Tenían que ser escrutados y juzgados por sus frutos.
En el nuevo testamento, Jesús mismo recomendó discernir entre los profetas
verdaderos y los falsos (Mc 7:16). En su primera carta, Juan nos advierte que no confiemos
en cada espíritu, sino que debemos ponerlos a prueba. Este discernimiento implica
examinarlos frente al Espíritu de Dios. El Espíritu reconoce que Jesucristo viene en la carne.
Cualquier espíritu que reconozca el Verbo Encarnado de Dios en Jesús es de Dios. Estos
espíritus son iluminados por el Espíritu Santo y según Pablo producen buen fruto: amor
(caridad), alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y
temperancia (Gal 5.22-23).
En la edad media, el discernimiento de los espíritus se centró más y más en la propia
disposición interior. El cristiano no puede estar satisfecho con vivir una buena vida basada
en normas externas y normas de conducta. A medida que crece con fe, es de esperar que
llegara al deseo de seguir el llamado de Dios (vocación). Tendrá que ser guiado por
principios internos y elevados para que él/ella busque seguir la voluntad de Dios.
1
Publicado como “Discernment with a Little Help from Francisco and Clara” in Horizon:
Journal of the National Religious Vocation Conference Vol 34 (Fall 2008). La traducción es
mía.
2
“Discernment” en el Diccionario en línea de Merriam-webster [http://www.merriamwebster.com/dictionary/discernment] (consultado el 23 de julio de 2008).
3
Gran parte de la información para esto y los tres párrafos siguientes se puede encontrar en J.
Pegon/R. Studzinski, “Discernment, Spiritual” en el New Catholic Encyclopedia 4 2 ed. (Washington
DC: Catholic University of America 2002) 765-767.
1
En nuestros días, el discernimiento de espíritus está destinado a ayudarnos a evaluar
las inspiraciones, intuiciones, impulsos y estados afectivos que motivan la dirección general
de nuestra vida. El discernimiento tiene que ver con el tomar conciencia de la llamada de
Dios en nuestra vida. Este llamado a menudo no está claro y requiere la intuición de que sólo
la fe y el Espíritu Santo pueden dar. Para los franciscanos, el discernimiento se trata de saber
si uno tiene o no el espíritu del Señor (Adm 12). El Espíritu Santo nos inspira tanto dentro
de nosotros mismos como desde fuera de nosotros, por lo tanto, discernirlo requiere mirar
de cerca nuestra interioridad y nuestras relaciones, las cuales pueden ser el instrumento del
llamado de Dios.
FRANCISCO, CLARA Y EL ESPÍRITU DEL SEÑOR
Tanto Clara como Francisco dieron gran importancia al Espíritu Santo en la vida de
todos los creyentes. Sus primeros biógrafos los describen como personas que fueron
iluminadas y llenas del Espíritu Santo. En su Regla de vida, Francisco invita a los frailes a
desear tener el Espíritu Santo y su funcionamiento en sus vidas (RB 10) para que perseveren
en su llamado a la vida evangélica. Esta perseverancia que sólo el Espíritu de Dios puede
dar es algo que Clara describe en su segunda carta a Ines de Praga (2EpAgn24). Además de
por su asistencia en la perseverancia, ambos Clara y Francisco buscaron el Espíritu de Dios
para la instrucción y la inspiración necesarias para cumplir el plan de Dios para sus vidas.
Como franciscano encuentro que el discernimiento del plan de Dios en la vida de uno
es triple. Primero, está el proceso de discernimiento inicial que lleva a uno a la vida religiosa,
matrimonial, clerical o soltera. En segundo lugar, hay un discernimiento que lleva a uno a
un trabajo, a una tarea y/o a un apostolado. Finalmente hay un discernimiento constante que
impregna a los dos primeros con la audición de la llamada de Dios en la rutina, día tras día
y a veces experiencias especiales que llamamos vida diaria (o sea el cotidiano).
LA HISTORIA DE MI DISCERNIMIENTO
Antes de ir más lejos, me gustaría compartir mi discernimiento inicial a la vida
Franciscana. Como la mayoría de los católicos, cuando era joven, no tenía idea de que había
diferentes tipos de sacerdotes en la Iglesia. Simplemente me encontré atraído por el
sacerdocio. Cuando llegué a la escuela secundaria, empecé a buscar cómo convertirme en
sacerdote. Mi párroco me envió a un director vocacional y después de graduarme fui a dar a
2
un seminario diocesano. Después de tres años, todavía me sentía llamado al sacerdocio, pero
era miserable en la vida diocesana.
Fui bendecido con un excelente director espiritual que me dio un libro sobre San
Francisco de Assisi y los primeros franciscanos. Devoré el libro. Alrededor de la misma
época, un amigo me llevó a ver la película “Hermano sol, hermana luna”, que por casualidad
estaba en un teatro local. Después, volví a mi director espiritual queriendo saber si la Orden
de Frailes Menores todavía existía. Se rio y sacó el directorio católico. Me enfrenté a dos
páginas de direcciones para directores de vocaciones franciscanas para hombres. Me tocaba
solo elegir. Pero ¿cómo discernir entre tantas direcciones? Elegí un proceso de
discernimiento que era simple y justo. Cubrí mis ojos y apunté a una dirección. Escribí y me
invitaron a visitar un convento. De nuevo fui bendecido. Dios me hizo apuntar a la dirección
de la provincia franciscana de la que sigo siendo miembro.
Cuando me preguntan cómo supe que esta era la vocación adecuada para mí,
respondo que de alguna manera supe dónde me estaba dirigiendo Dios. En un largo proceso
de un año, Dios siguió abriendo el camino: un director espiritual, un libro, una película,
señalando una dirección y una invitación a “venir y ver.” Con el tiempo, todas estas cosas
me llevaron a un convento en San Antonio, TX para hacer una visita inicial. Mi deseo de
unirme a los hermanos creció, a pesar del hecho de que ser un fraile menor significaría no
vivir cerca de mi familia.
Cada discernimiento necesita una confirmación. Fue durante mi visita a convento de
St. Joseph que recibí mi confirmación. La lectura del Antiguo Testamento para la primera
misa a la que asistí con los frailes fue la llamada de Abraham en el libro del Génesis. Al oír
las palabras, “ Deja tu tierra natal y la casa de tu padre, y ve al país que yo te mostraré” (Gen
12.1) sentí que el modo de vida franciscano era de hecho la tierra que Dios tenía en mente
para mí. Ya no me sentía llamado a ser sólo un sacerdote; en mi discernimiento, me di cuenta
de que estaba llamado a ser un fraile.
Imagino que algunos de ustedes cuestionan la seriedad de mi proceso de
discernimiento. Parece basarse en signos y sucesos más que en reflexión y meditación.
Tengo que admitir que como profesor de posgrado cuestiono el proceso de discernimiento
por el cual Dios me llevó para traerme a la familia franciscana. No parece ser para nada
racional. Aún así, no puedo negar que soy feliz como fraile. Dios tiene una racionalidad que
no entendemos.
3
EL TRIPLE CAMINO DEL DISCERNIMIENTO FRANCISCANO
Como fraile en la formación inicial, me presentaron a la vida de Francisco, Clara y
algunos de los primeros frailes. Me complace observar que su proceso de discernimiento
inicial implicó escuchar la voz de Dios en las Sagradas Escrituras, especialmente el
Evangelio. Una serie de eventos de un año de duración llevó a Francisco a Misa el 24 de
febrero de 1208. Fue allí donde oyó a Jesús en el Evangelio de Mateo proclamar:
No vayan a regiones paganas, […] Por el camino, proclamen que el Reino de
los Cielos está cerca. […] Ustedes han recibido gratuitamente, den también
gratuitamente. No lleven encima oro ni plata, ni monedas, ni provisiones para el
camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón; […] Al entrar en la casa, salúdenla
invocando la paz sobre ella. Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella;
pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes. (Mt 10.5-13).
Francisco estaba entusiasmado, porque había encontrado lo que estaba buscando; lo
que quería con todo su corazón. Fray Tom Speier ve en este acontecimiento de la vida de
Francisco 4 la secreto del buen discernimiento franciscano y cristiano: “¿Qué es lo que quiero
con todo mi corazón? ¿Cuál es el deseo de mi corazón?” El “deseo del corazón” es la clave
y la “gracia gobernante” del proceso de discernimiento. Porque en el deseo de mi corazón,
encuentro la llamada y el plan de Dios para mi vida.
Basándose en el trabajo de San Buenaventura, Tom describe el proceso de
discernimiento en curso en términos del Triple Via:
1. El camino purgativo es el camino de la conversión y el discernimiento purgativo
implica la búsqueda de la identidad cristiana.
a. En la vida de Francisco, este discernimiento sucede en sueños
malinterpretados de grandeza, en su malentender la voz del crucifijo en San
Damiano, en besar al leproso y desnudándose ante su padre y el obispo.
b. En la vida de Clara esto sucedió en sus encuentros con Francisco previos a su
conversión, en ayudar a los pobres; en huir a la Porciúncula y su eventual
clausura en San Damiano.
4
Tom Speier, Francis of Assisi Sources: A Franciscan Approach to Spiritual Direction and Directed
Retreats 4 ed. (Cincinnati: St. Francis Friary 2001) 11-13; 57-62; Clare of Assisi Sources: A Clarian
approach to Spiritual Direction and Directed Retreats 2 ed. (Cincinnati: St. Francisco Friary 2001)
22-25; 89-97.
4
2. El camino iluminativo es el camino del discipulado y el discernimiento iluminativo
requiere edificar la intimidad con Jesucristo.
a. Para Francisco esto lo llevó a escuchar el llamado de Jesús en el Evangelio
de Mateo, en su vida con los hermanos. También le llevó a pedir a Clara y a
Sylvestre que le ayudaran a discernir sobre el apostolado de la predicación o
una vida de oración, así como a muchos otros acontecimientos de la vida.
b. Para Clara esto la llevó a escuchar la llamada de Dios en las luchas que tuvo
con Francisco y los papas en cuanto a su forma de vida, y en su vida con las
hermanas. También la llevó a la correspondencia con Inés de Praga.
3. El camino unitivo que él llama el camino de la comunión y discernimiento unitivo
nos invita a compartir en el Espíritu del Señor.
a. En la vida de Francisco esto condujo a la predicación, escribir la regla, dejar
ir el liderazgo, los estigmas, y el Cántico del sol.
b. En la vida de Clara esto la condujo a sus milagros de liberación, escribir la
regla, aceptar el liderazgo, años de enfermedad y su escritura mística.
Como se puede ver, hay una progresión en el discernimiento y el crecimiento. Una
vez que habían percibido un llamamiento para abandonar el "mundo," Francisco y Clara
tuvieron que abrazar un proceso continuo de discernimiento y elección entre varios bienes.
Francisco tuvo que discernir entre una vida en ermitorio o la predicación. Clara discernió
entre la vida monástica tradicional o una vida de pobreza. En sus vidas, el camino de la
conversión, el camino del discipulado y el camino de la comunión se integraron en una forma
de vida. Debido a esto, se les considera como los modelos de discernimiento franciscano.
AYUDARNOS MUTUAMENTE AL DISCERNIR
El discernimiento franciscano reconoce la pobreza y las limitaciones. Somos parte
de una realidad llamada el mundo que nos rodea, la iglesia a la que pertenecemos y la
hermandad que compartimos como miembros de la familia franciscana 5. El discernimiento
franciscano no es algo que podamos hacer a solas. Además de la iluminación del Espíritu de
Dios, también se necesita la ayuda de los frailes, las hermanas, el pueblo de Dios y la
jerarquía de la iglesia. Esta ayuda incluye a menudo la oración, la lucha, el diálogo, la
5
Maragter Halaska, “A Model of Discernment: The Experience of a Franciscan” in Review for
Religious 43 (1984) 260.
5
escucha e incluso los malentendidos. Pero eventualmente, debe llevar a lo que dicta la
conciencia. En definitiva, el discernimiento franciscano respeta al individuo ante Dios sin
sacrificar lo comunal. En este proceso estamos llamados a purgarnos mutuamente de
cualquier cosa que pueda evitar que poseamos el Espíritu Santo y su operación en nuestra
vida. También estamos llamados a la iluminación mutua en lo que se refiere a donde
sentimos que Dios nos está llamando mutuamente. En conclusión somos llamados a la Unión
porque lo que el hermano o hermana individual está llamado a hacer afectará necesariamente
a toda la comunidad.
Los franciscanos pertenecemos a comunidades y estamos muy involucrados en la
vida de los demás. Muchas veces vemos a nuestros hermanos y hermanas sometidos en un
proceso de discernimiento. Puede que incluso nos inviten a participar en ella. Tal parece ser
el caso de Francisco y Leo. Leo era un fraile joven y muy cercano y íntimo de Francisco.
Pasaron mucho tiempo juntos y a menudo hablaban acerca de cómo servir mejor a Dios. De
la carta de Francisco a Leo se puede suponer que deben haber tenido un desacuerdo en cuanto
a cómo Leo podría vivir mejor el Evangelio. Leo probablemente se sintió llamado a algo que
Francisco no entendía. Francisco era mayor, más sabio y a menudo obstinado. Habría
intentado convencer a Leo de que viera las cosas a su manera. Leo se resistió.
Según la Regla de Francisco y la Forma de vida de Clara, debemos amarnos los unos
a otros con un amor que sobrepasa el de una madre. Con este espíritu, Francisco comienza
su carta a Leo "te escribo como madre a su hijo." Francisco se da cuenta de que ha estado
actuando como un padre mandón con Leo y lo lamenta. Leo y todos nosotros tenemos un
solo padre y ese es Dios. En la Europa medieval, la tarea de la madre era preparar a los niños
para hacer la voluntad del padre. Al tomar el papel materno, Francisco recuerda a todos los
frailes y hermanas que cuando se trata de ayudar a otro discernir, sólo podemos ayudarles a
prepararlos para un encuentro con Dios. Dios les dirá qué hacer 6.
En el caso de Leo, Francisco tiene que enfrentarse a la realidad de que Dios parece
estar llamando a Leo en maneras que Francisco no comprende. Así que escribe en su carta:
"de cualquier manera que sientas que puedes hacer mejor la voluntad de Dios y seguir en sus
huellas y en la pobreza hazlo con la bendición de Dios y mi obediencia."
6
Gilberto Cavazos-González, Greater than a Mother’s Love: Kinship in the Spirituality of Francisco
and Clara of Assisi. Pars Dissertationis. Facultas Theologiae – Sectio Spiritualitas Thesis ad
Lauream 383. (Romae: Pontificium Athenaeum Antonianum 2001) 166-167.
6
Francisco tuvo que amar a Leo como una madre e incluso más que a una madre; tenía
que amarlo como a un hermano y tal vez incluso aprender de la comprensión de Leo de lo
que Dios quiere. El discernimiento franciscano no termina con dejar que la hermana o el
hermano vayan y hagan lo que Dios quiere. En la carta de Francisco termina con una
invitación: "si es necesario para tu alma y consuelo que vengas a mí, Leo, ¡ven!"! El ser
madre y hermano de los hermanos y hermanas espirituales requiere que el discernimiento de
la voluntad de Dios sea un caminar mutuo y continuo en el camino del espíritu.
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