El Amor y el hombre existencialista
Estudio comparado de las obras Haddahta Abou Hourayrata qalâ y El túnel
(Hajer Kefi: profesora de lengua y cultura española)
1. Introducción:
El presente trabajo tiene por finalidad el estudio de dos obras literarias: Haddatha Abou Hourayrata qalâ, del escritor tunecino Mahmoud Messadi –publicada por primera vez en fragmentos, en la revista “Almabehth”–, en 1939, y El túnel, del argentino Ernesto Sábato, publicada en 1948.
El ensayo analizará la trayectoria de los protagonistas de ambas obras respectivamente: Abou Hourayra y Juan Pablo Castel.
A pesar de estar escritas por dos autores de diferentes geografías y culturas, las novelas comparten temas comunes tales como el amor, la soledad, la incomunicación del hombre contemporáneo; asimismo, la obsesiva búsqueda de lo inalcanzable, la duda y la muerte. No obstante, teniendo en cuenta las influencias del existencialismo en la mayoría de los escritores de la primera mitad del siglo XX, la condición humana es el denominador común que las relaciona.
Por todo ello, he establecido una serie de paralelismos entre los dos protagonistas. En su trayecto, ellos muestran cómo el hombre del siglo XX, atravesado por fenómenos socio-políticos –dos guerras mundiales, colonización del norte de África, el peronismo en Argentina, y la tremenda evolución científica–, se percató de lo absurdo de vivir, la significancia e insignificancia del ser, el dilema de la nada y la muerte, el eterno tema del tiempo y la libertad, ya sea física o metafísica, en relación con la naturaleza del hombre. De esta suerte, no es extraño que Mahmoud Messadi y Ernesto Sábato sean considerados grandes exponentes de la literatura contemporánea tunecina y argentina, dado que en sus bagajes literarios se encuentra la concentración de lo que la literatura, con mayúscula, sabe dar.
Palabras claves: soledad, incomunicación, vacío, amor, fracaso, la nada y la muerte.
En este sentido comienzo por analizar el arquetipo del hombre existencialista encarnado en Abou Hourayra y en Juan Pablo Castel.
2. Paralelismo entre Abou Hourayra y Juan Pablo Castel:
2.1 Psicoanálisis del arquetipo:
En ambas obras los autores presentan el arquetipo del hombre existencialista como desencadenante de la acción. Tanto la decisión que toma Abou Hourayra tras su primera resurrección nacida del deseo y el amor, como el encuentro de Juan Pablo Castel con María Iribarne son hechos que acaecen de manera dramática y, al final, llevan a los protagonistas a enfrentar terribles consecuencias. Pero, teniendo en cuenta los componentes contradictorios del hombre, CUERPO Y ALMA, se impone preguntarse: ¿están en pugna para elevarlos o arrastrarlos?, ¿salvarlos de su insignificancia o condenarlos a la nada?
Partiendo de la simbología de los nombres Abou Hourayra y Juan Pablo Castel, no es fortuito que Messadi al igual que Sábato hayan elegido tales nombres para sus protagonistas con el fin de alcanzar el desenlace ansiado, y comprobaremos con qué maestría lo han logrado.
El nombre de Abou Hourayra remite al condiscípulo del profeta quien viajaba y transmitía el hadith (discurso atribuido al profeta Mohamed) con el fin de propagar la fe musulmana e invitar a la gente a creer en un solo Dios –no solo en la Península arábica sino hasta los confines del mundo–, personificando de esta manera el mejor ejemplo de pureza corporal y espiritual.
Por lo tanto, en la novela (cuento bajo la forma sincopada de Hadith) los compañeros del protagonista nos narran la historia de un hombre casto que lleva una vida de abnegación en la Meka (ciudad sagrada para los musulmanes). Bien que casado, está sometido a normas religiosas y sociales muy rigurosas. Tras la invitación de un amigo para asistir a un baile iniciático, al abrir la aurora, Abou Hourayra es asaltado por la duda y se interroga por su condición de ser. Inicia un voyage initiatique abandonando, para siempre, su vida tranquila de buen musulmán, en el amplio sentido de la palabra. Vida nueva encarnada, cual novia virgen el día de su boda, en su amante Rayhana (Albahaca). Es, entonces, cuando emprende la travesía por los confines del amor, la locura y la muerte. A lo largo de esta prueba, Abou Houraira se cuestiona, y cuestiona al lector, sobre el sentido de la existencia. Al concluir el viaje, ¿triunfará sobre esa condición de hombre insignificante en permanente estado de sumisión a la sociedad y a los rituales triviales?, ¿llegará a alcanzar la plenitud?
En cuanto a Juan Pablo Castel, la referencia es Juan, el más poético y conceptual de los apóstoles. Uno de los elegidos para redactar las escrituras. Es tradicionalmente considerado también autor del Apocalipsis y de Cartas: Primera, Segunda y Tercera. Además, un dato conclusivo: después de la muerte de Jesús se lleva a vivir con él a María.
Juan es el autor de las epístolas cuyos temas principales son la muerte y resurrección de Cristo, y están íntimamente relacionadas con la caída original del hombre. Asimismo, aborda el tema de la conversión y el de la pérdida y recuperación de la vista. Camino a la ciudad de Damasco, Juan experimenta una revelación que transforma su vida: Jesucristo se le aparece y, a raíz de la luz sobrenatural que irradia el Maestro, él queda ciego momentáneamente. (El asesinato de María Iribarne podría interpretarse como un hecho atribuible a la pérdida de la vista; a su vez, la narración, como una tentativa de recuperarla).
Castel es un arcaísmo que significa "castillo". Representa la fortaleza con la que se protege del mundo exterior. El taller de pintura es el "castillo" donde se refugia el protagonista. El cuadro “Maternidad” alude a la niñez y la adolescencia de Castel, tan añoradas.
Juan Pablo Castel es pintor, un hombre solitario e incomprendido. La falta de comunicación causa en él una soledad cósmica.
«Cuántas veces he quedado aplastado durante horas, en un rincón oscuro del taller».
(El túnel P.4)
Su aislamiento lo lleva a despreciar a la gente que lo rodea.
«Piensen lo que quieran: me importan un bledo… la opinión y la justicia de los hombres.»
(El túnel P.5)
Según Mariana D. Pétrea, «la soledad y la incomunicación representan las caras de la Nada». Para él, dice Grace Smith: “el mundo es horrible y el género humano es despreciable.”
Juan Pablo Castel se enfrenta a una sociedad desquiciada. Resulta esclarecedora la técnica narrativa usada por Sábato para desarrollar este complejo proceso psicológico y mental que lo induce a cometer homicidio: la retrospección.
Un escritor escribe sobre otro escritor que escribe acerca de su crimen, así es que siendo lector no nos importa el crimen en sí, sino la narración de dicho crimen. De hecho la escritura se vuelve para el personaje de Sábato un medio de comunicación, y abona la esperanza de encontrar en el lector alguien que lo entienda. O mejor dicho una "resurrección” (Eva Lukavská)
«Me anima la débil esperanza de que alguna persona llegue a entenderme. AUNQUE SEA UNA SOLA PERSONA.»
(El túnel pdf P.5)
Sábato comenta sobre su obra: “El túnel es la parte oscura del alma humana”.
Juan Pablo Castel cree encontrar en María Iribarne la comprensión y el amor que nunca ha tenido, por ser ella la única persona que ha captado el mensaje de su pintura. Se trata del cuadro “Maternidad”. Su obsesión por María es llevada al límite, tanto así que pierde los estribos y la mata creyéndose engañado. Psicológicamente es un personaje muy intenso; en ocasiones, su paranoia linda con una habilidad mental muy amplia.
«… ¿por qué esa manía de querer encontrar explicación a todos los actos de la vida?»
(El túnel. P.5 de la versión pdf.)
2.2 Características de Abou Houraira y Juan Pablo Castel:
¿Aceptación o negación de nuestra condición humana?
Más allá del análisis literario que podamos hacer de los personajes, tanto los de Messadi como los de Sábato, el énfasis, la alegoría están puestos en los dos planos entre los que nos debatimos todos los seres humanos: el ser y el deber ser; la realidad y lo que quisiéramos que esa realidad sea. Una apasionada persecución del amor absoluto con el que se identifica Juan Pablo Castel a través de su encuentro con María Iribarne. Y el emprendimiento de Abou Hourayra de un “voyage initiatique” viviendo un amor libertino con su amante Rayhana.
Abou Hourayra como fiel creyente camina por la senda recta de un hombre casto; cumple con el deber religioso en aras del cual ha sacrificado la satisfacción de sus apetitos corporales, considerados una vía de perdición según la fe musulmana. Pero un día, precisamente al alba, un amigo lo invita a asistir a una “dance initiatique”. Abou Hurayra acepta.
« احب ان اصرفك عن الدنيا عا مة يوم من ايامك ».
Este hecho alude a una etapa importante en la vida del protagonista, una preliminar a su resurrección, durante la cual asiste a una pareja –una muchacha y su acompañante– que baila desnuda al compás de la progresiva aparición del sol.
«…و كانت على وشك البزوغ فالمشرق كلهيب النار».
Alzan las manos intentando alcanzar purpúreos rayos y fusionarse en ellos. La joven canta un himno a la vida y saluda a la nueva luz del día, sus almas, el alba.
سلام على الروح يسري على يسري
سلام على النور سلام على الفجر
La existencia que Abou Hourayra sostenía anteriormente lo agobiaba y lo mantenía preso de las normas sociales y religiosas; así, decide deshacerse de aquellas ataduras y aceptar la invitación de la vida. Es entonces cuando encuentra a Rayhana (Albahaca), una mujer libertina, joven y muy bella que rechaza todo tipo de relación marital, pero...
«و كانت حسناء غريبة الحسن، كأن في عينيها نارا و بفيها ماء حميما »
...flor imperecedera con quien comparte el sueño tan anhelado que responde a las voces de su sangre. Es como si recibiera ciertos impulsos y deseos sin ser consultado por el creador de la donación, razón por la cual decide satisfacerlos y saciar la sed de cuerpo y alma. En esa amalgama total con Rayhana el joven queda convencido de haberse fusionado con el infinito.
Pero, ¿la finalidad en esta etapa de resurrección está lograda?
Y, ¿las voces de su sangre están realmente aquietadas?
Según relata Aboul Madayin, uno de los amigos íntimos de Abou Houraira:
… De repente, a una cierta distancia delante de mí, cincuenta a sesenta antorchas se encendieron en la noche, en una sola línea… eran llevadas por jóvenes mujeres… y cuando el fuego ardió, ellas se lanzaron a la danza como arrastradas por el curso de un río impetuoso. Sus movimientos se coordinaban con las llamas, de las cuales surgían solo por un instante y volvían enseguida, más rojizas que las mismas llamas. En vano, yo trataba de contemplar sus pechos desnudos, sus senos se negaban a inmovilizarse bajo mi mirada… Al final, frente a ese fuego de lenguas brillantes, no vi más que un macho sediento de amor. En ese momento Rayhana lanzó un grito, me di vuelta hacia ella: se agitaba como una presa con fiebre violenta, pero Abou Hourayra la sostenía firmemente. “Ahoga este fuego que te quema si no te ahogaré yo”, le ordenó…
Taoufik Baccar
Abou Hourayra y Rayhana viven en una casa lejos de la ciudad, en el desierto, símbolo de su libertad. Pero, casa, paredes y puerta les hacen rememorar las ataduras anteriores. Y un día dice la joven Rayhana:
«و جاءني يوما فقال: اني راحل عنك...»,
...Abou Hourayra, asaltado por la duda y la angustia, resuelve abandonar a su amante a pesar de lo mucho que la ama.
Cuando el movimiento se debe a un movimiento natural del alma, no se detiene jamás.
Abou Hayyan At-Tawhidi
Abou Hourayra decide ensayar otras experiencias: la vida solitaria, la reclusión en una abadía, su relación con el hombre-dios. Sin embrago, esta trayectoria se ve coronada por el fracaso. El protagonista vive una verdadera angustia existencial, se siente desorientado e insignificante reconociendo su incapacidad para superar lo trivial que es nuestra vida; mas, en otros momentos se ve como un gigante que observa a todo el mundo desde lo alto.
No obstante, en el relato de la ceguera Abou Ishaq Amr Ibn Ziada nos cuenta lo siguiente:
Un día, Abou Hourayra partió en dirección a oriente; viajó durante un tiempo a través de la tierra, luego fue traído por una caravana de occidente, todo cubierto de polvo y su cuerpo agotado. Consultado por su viaje, nos respondió sonriente: “Si hubieran vivido en tiempos futuros, habrían leído estos cuentos para niños que Ibn Battouta tendría para escribir”. Desde entonces, no cesaba de proclamar: “¡Los seis rumbos están muertos!”, o también: “Aquel que haya perdido su punto de orientación, que siga caminando sin preocuparse por oriente ni por occidente!”. Parecía que el mundo, repentinamente muy pequeño, ya no podía contenerlo, o que él mismo se había vuelto tan grande que desbordaba por todas partes, o aún, que habiéndose entregado con tanta avidez, estaba agotado.
Taoufik Baccar
Resulta esclarecedor que el dilema que le acongoja parece ser el mismo que acosaba a Hamlet: SER O NO SER.
William Faulkner dice:
“…a la vida no le interesa el bien y el mal. Don Quijote elegía constantemente entre el bien y el mal, pero elegía en su estado de sueño. Estaba loco. Entraba en la realidad sólo cuando estaba tan ocupado bregando con la gente que no tenía tiempo para distinguir entre el bien y el mal. Puesto que los seres humanos sólo existen en la vida, tienen que dedicar su tiempo simplemente a estar vivos. La vida es movimiento y el movimiento tiene que ver con lo que hace moverse al hombre, que es la ambición, el poder, el placer. El tiempo que un hombre puede dedicarle a la moralidad, tiene que quitárselo forzosamente al movimiento del que él mismo es parte. Está obligado a elegir entre el bien y el mal tarde o temprano, porque la conciencia moral se lo exige a fin de que pueda vivir consigo mismo el día de mañana. Su conciencia moral es la maldición que tiene que aceptar de los dioses para obtener de éstos el derecho a soñar.»
En el Récit de la plénitude” Harb Ibn Soulayman narra la siguiente historia:
Hubo días en que le pedíamos a Abou Houryra que nos dijera algo y él se contentaba respondiendo –y nosotros sentíamos un peso abrumador en esa palabra- : “perdí la facultad de decir y las palabras se tornaron débiles.” En esos días, gozaba de una plenitud admirable, más grande y majestuoso que nunca. Por mucho tiempo permaneció así, encerrado en su silencio, luego partió y perdimos su huella durante meses.
Y en el Récit du démon, Ibn Maslama As-Saâdi cuenta:
Abou Hourayra era como el agua que corre. Nunca, en toda su vida, lo vimos detenerse. Viajero incesante…
Hasta el día en que, al crepúsculo, Abou Hourayra cabalgando junto a su amigo, Abou Almadayin, remonta una colina rocosa. Al tornarse la noche muy cerrada, oyen el relincho del caballo seguido de un grito. Un testigo del incidente afirma no haber visto nada debido a la densa oscuridad. Pero Abou Hourayra descubre que por fin ha podido matar el cuerpo en el que se aposentaban esos deseos que arrastran a la nada, y salva su alma entregándola a Dios. De esta manera asistimos a la sublimación del alma al lograr su máximo ascenso, así como a otra resurrección eterna y metafísica.
En tanto que en "El túnel", Juan Pablo Castel se crea un mundo inexistente; es decir, se psicoanaliza y procura que todo el mundo piense como piensa él.
A mi ver, el argumento de la novela gira al rededor del cuadro “Maternidad”. Resalta, este el vacío emocional que el protagonista ha vivido a causa de la carencia de afecto maternal, situación que lo encierra en un laberinto de conjeturas y celos tras su encuentro con María Iribarne, a quien considera la única persona capaz de comprenderlo, su alma gemela. (Eva Lukavská)
«―Usted piensa como yo….Mejor podría decirle que usted siente como yo.»
(El túnel P.23)
María Iribarne representa el Superyó de Juan Pablo Castel; es la vida que aspira ser en realidad. La idea nace del vacío emocional y social, y explica la soledad en la que estaba inserto antes conocerla.
La obsesión comienza el 21 de septiembre de 1946, cuando en una exposición donde se muestran sus trabajos, Castel ve a una mujer concentrada en el pequeño detalle de una de sus pinturas llamada "Maternidad"; detalle que él mismo considera la parte más importante de la obra y que nadie, aparte de él, se había detenido a considerar.
Pero este hecho ha sucedido más allá de su voluntad; se percata de que María Iribarne no es la madre, tampoco la cuna de su adolescencia donde solía refugiarse para alcanzar paz espiritual, sino que encarna a la sociedad de la que siempre ha renegado, o más bien a la mujer moderna de los años cincuenta. Sábato la simboliza en “la compañía T”. Por lo tanto, su crisis existencial se agrava; la decepción lo conduce a la locura y lo arroja, nuevamente, a un abismo más oscuro que el propio túnel por el que camina a tientas, debido a los celos y a las conjeturas interminables. Castel confiesa:
«con mi costumbre de analizar indefinidamente hechos y palabras.»
(El túnel)
Según James Predomore, Castel es la «figura representativa de la condición humana en el mundo contemporáneo». Para él, la vida es “una comedia inútil”, luego se cuestiona y cuestiona al lector:
“¿Toda nuestra vida sería una serie de gritos anónimos en un desierto de astros indiferentes?”
(El túnel)
En María Iribarne, Castel cree encontrar, por fin, la paz emocional. A su lado se siente como si fuera niño: “amor de madre o de hermana”. La unión corporal, cree, le garantizará un “verdadero amor”, y la resurrección de cuerpo y alma. La repetida escena de los fósforos representa las reiteradas chispas de su pasado que lo trasportan a la niñez tan añorada.
Según Julio Salinas, María Iribarne no es más que:
…el señuelo del abismo, el propio abismo, existencia pura,
virgen, madre, pero también, como ya ha sabido dicho, es
el deseo narciso de hallarse con su propio reflejo, de que ella
sea el reflejo exacto en el que espera verse y emanciparse,
escucharse y sentir aliviada una auto-afligida y flagelante soledad
Ernesto Sábato y Messadi han tejido los eventos de sus protagonistas con gran maestría, reflejando al hombre existencialista en su máxima plenitud, ya que no se trata de "estar", sino de qué forma estamos y cómo lo hacemos, a qué recurrimos y cómo nos relacionamos para proyectarnos en el mundo. Cada hombre es responsable de sí mismo y, por ende, todos debemos serlo, ya que cada acción llevada a cabo, afecta directa o indirectamente a la humanidad.
Mahmoud Messadi formula una pregunta: ¿Qué es el hombre?
Él trata de responder: la perfección de la existencia no es creada por ser Dios. Pero el camino de esta completitud es el ámbito de la creación humana necesaria. La escritura se convierte en la personificación de la aventura intelectual y espiritual. Ya que la literatura es trágica o no lo es.
Taufik Baccar, prefacio, 2° edición de haddatha Abou Houraira
Eva Lukavská dice:
“...el universo del « yo », afirma Sábato, se explora mejor a través de la novela que, a diferencia de la filosofía y de la ciencia, puede transmitir la plenitud de la realidad humana, es decir, la unión del intelecto y las emociones.”
A su vez, William Faulkner, manifiesta en una entrevista :
“...se trata del código de conducta individual de cada persona, por medio del cual ésta se hace un ser humano superior al que su naturaleza quiere que sea si la persona sólo obedece a su naturaleza. Cualquiera que sea su símbolo -la cruz o la media luna o lo que fuere-, ese símbolo es para el hombre el recordatorio de su deber como miembro de la raza humana”.
Por último, y no por menor, quiero cerrar este artículo con esta cita de Patrick Chamoiseau pero que, igualmente podría ser de Messadi o Sábato, o de cualquiera de los integrantes del coro universal de escritores o pensadores, hombres o mujeres poseedores de cultura y saberes auténticos de todas las épocas y geografías.
[…] solo velemos por estar del lado de la vida. Frente a estas fuerzas contrarias, velemos por construir nuestras resistencias, quiero decir, nuestros equilibrios, para conservar bien el espíritu por encima de nuestra tierra y su idea magnífica, alcanzada por el rumor de las galaxias y de allí, a nosotros mismos, en un murmullo de dulce beguine, formular la pregunta valedera, por mucho tiempo ¿EL MUNDO TIENE UNA INTENCIÓN? (1997/ 350).
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Bibliografía:
** Baccar, Taoufik/Garmadi, Salah. Écrivains de Tunisie, Antologie de textes et poèmes de l’arabe. (P.68….72).
** Fontaine, Jean. Histoire de la Littérature Tunisienne. Tome II. Du XIII siècle à l’indépendance. (P.182-183-184-185).
** Fontaine, Jean. Regards sur la Littérature tunisienne. (P. 10 – 11 -12 – 13).
** Faulkner, William. Entrevista
http://www.ciudadseva.com/textos/teoria/opin/faulkner.htm
** Giacoman, Helmy F., editor, Los personajes de Sábato, Buenos Aires: Emece, 1972
** López, Pablo S. “Notas sobre la representación de la mujer en la obra de Ernesto Sábato.” Espéculo (2005).
** Lukavská, Eva. “Algunas reflexiones sobre la lectura mitológica de El túnel de Ernesto Sábato” ‘(1995).
** Messadi, Mahmoud. Haddatha Abou Hourayrata qalâ. Túnez: maison du sud(1979).
** Sábato, Ernesto. El túnel. ( pdf).
** Smith, Grace. Ernesto Sábato y el existencialismo. In verso número XI/Issue XI
** Salinas Lombard, Julio. “El túnel ejercicio deconstructivo”. Espéculo (2006).
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