Monográfico / Monográfico
Neurodidáctica de la Lengua y la Literatura
Mª Encarnación Carrillo-García *; Aurora Martínez-Ezquerro **
Resumen. Introducción: El presente trabajo pretende aportar una nueva
propuesta epistemológica en el ámbito educativo: la Neurodidáctica de
la Lengua y la Literatura. Metodología: Para ello, revisaremos diferentes
saberes que aúnan, por un lado, la tradición teórica en Didáctica de la
Lengua y la Literatura, y por otro, la Neuroeducación; con el fin de dar
una respuesta formativa –desde la etapa de Educación Infantil hasta el
Espacio de Educación Superior– a las necesidades de formación que surgen en la hipercomunicada sociedad actual. Resultados y conclusiones:
Como resultado de nuestra revisión y a modo de conclusión se definirán
las dimensiones de estudio de la nueva disciplina que proponemos, la cual
tendrá como objetivo principal formar la competencia neurocomunicativa
de los ciudadanos, para que sean capaces de comunicarse de forma crítica
en su entorno social.
Palabras clave: formación de profesores; neurociencia; neuroeducación;
neurodidáctica; competencia neurocomunicativa.
NEURODIDÁTICA DA LÍNGUA E DA LITERATURA
Resumo. Introdução: O presente trabalho visa apresentar uma nova proposta epistemológica no campo da educação: a Neurodidática da Língua
e da Literatura. Metodologia: Para essa finalidade, analisaremos diferentes
conhecimentos que combinem, por um lado, a tradição teórica em Didática da Língua e da Literatura e, por outro, a Neuroeducação; a fim de
dar uma resposta — desde a etapa da Educação Infantil até o Espaço do
Ensino Superior — às necessidades de formação que surgem na sociedade
da hipercomunicação de hoje. Resultados e conclusões: Como resultado
da nossa análise e conclusão serão definidas as dimensões de estudo da
nova disciplina que propomos, a qual terá como objetivo principal formar
a competência neurocomunicativa dos cidadãos, para que sejam capazes
de se comunicar de forma crítica em seu meio social.
Palavras-chave: formação de professores; neurociência; neuroeducação;
neurodidática; competência neurocomunicativa.
NEURODIDACTICS OF LANGUAGE AND LITERATURE
Abstract. Introduction: This paper stablishes a new epistemologic proposal for the educational field: Neurodidactics of Language and Literature.
Methodology: we define this discipline that is the union of two areas; on
the one hand, the Didactics of Language and Literature, and on the other
hand, the Neuroeducation; with the aim of giving a formative response
–from Early Childhood Education to Higher Education– to those educatio-
* Universidad de Murcia (UM), España.
** Universidad de la Rioja, España.
Revista Iberoamericana de Educación [(2008), vol. 78 núm. 1, pp. 149-164] - OEI/CAEU
recibido / recebedo: 31/08/2018; aceptado / aceite: 05/11/2018
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nal requirements of the current hypercommunicative society. Results and
conclusions: As a result of our revision we conclude defining the dimensions
of study of this new discipline, that will have as a main objective to educate
the citizens’ neurocommunicative competence to be able of communicating
in a critical way with their social environment.
Keywords: teacher education; neuroscience; neuroeducation; neurodidactics;
neurocommunicative competence.
1. INTRODUCCIÓN
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Durante las últimas décadas la Didáctica de la Lengua y la Literatura
ha apostado por enfoques metodológicos que fomentaran el desarrollo de la
competencia comunicativa del alumnado, trabajando de manera equilibrada
el desarrollo de las destrezas orales (escuchar y hablar) y las destrezas escritas
(leer y escribir). El profesorado de lenguas no debería olvidar el complejo hecho
de que el lenguaje es, a su vez, el sistema de signos que permite la comunicación humana y el medio de expresión de procesos emocionales, volitivos
e intuitivo-creativos, así como el fundamento de los procesos cognoscitivoracionales; factores a tener en cuenta en los planteamientos didácticos de los
procesos de enseñanza y aprendizaje de las lenguas (Carrillo-García, 2011).
Formar y dotar a las personas con las herramientas necesarias para entender
de forma crítica los discursos que llegan desde los diferentes medios, es ahora
más que nunca una necesidad imperante, ya que una persona que no tenga
la adecuada formación al respecto es fácilmente influenciable y manipulable.
Conseguir una comunicación de calidad entre la ciudadanía, es posible si se
ofrece una educación al respecto que fomente la comunicación integral del
ser humano consigo mismo, por un lado; y entre sus semejantes, por otro.
Autores como López y Encabo (2002), Madrid y McLaren (2005),
Madrid y Ortega (2006), o siguen la estela del concepto de competencia comunicativa de las aportaciones de Bachman (1995); Canale (1995); Cenoz
(1996); Hymes (1995); Lomas (1999); Lomas, Osoro y Tusón (1993) para
definir la competencia comunicativa como aquello que la persona hablante
precisa saber con el fin de poder comunicarse de manera eficaz en contextos
culturalmente significantes; a su vez que destacan de manera especial la
aportación de Habermas (1994) y de su Teoría de la Acción Comunicativa,
para profundizar en la dualidad existente entre lenguaje y sociedad, y al
que ligan a la escuela crítica, pues para ellos la aportación de Habermas se
corresponde directamente con el enfoque funcional, crítico y comunicativo
que pretenden conferir a la Didáctica de la Lengua y la Literatura, ya que
aporta conceptos que se unen estrechamente a los derivados directamente
de la competencia comunicativa.
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En esta línea, Martínez-Ezquerro (2015) aboga por el uso de metodologías que incluyan actividades que fomenten el aprendizaje lingüístico
en un entorno motivador, que estimule, a su vez, la reciprocidad y la
comunicación basada en el intercambio natural en un ambiente lúdico que
propicie la sociabilidad, la creatividad y el equilibrio socio-emocional del
alumno; aspectos que favorecerán la comunicación equilibrada entre las
personas, uno de los objetivos principales en su formación, ya que mediante ello se establecerán las bases de las futuras relaciones personales, pues
como afirman Quintriqueo, Sanhueza y Friz (2017) “la comunicación es un
proceso de negociación entre sujetos que pertenecen a sociedades y culturas
diferentes, que favorece el conocimiento y el reconocimiento de lo que es
distinto” y además es una “cuestión que ha de ser una práctica habitual en la
formación inicial de profesores que trabajarán en contextos interculturales”,
aspecto a tener en cuenta en la formación de los futuros docentes.
También, Aguaded (2014) explica que es necesario realizar acciones
individuales y educativas, que ayuden a implementar estrategias globales
de comunicación en nuestras sociedades; y defiende el derecho universal
de los seres humanos que habitan esta sociedad hipercomunicada, donde la
comunicación global de los unos con los otros a través de las redes sociales en
internet y de los medios va en aumento de manera exponencial, haciéndose
necesario según el autor desarrollar políticas públicas de comunicación que
defiendan a ultranza el derecho de los ciudadanos a comunicarse y a ser
receptores de comunicación de calidad.
Dicho todo esto, es necesario decir que los aportes de la neurociencia se están dejando notar en múltiples publicaciones teóricas desde el
ámbito académico. Los avances en el campo del neurodiagnóstico que desde
la medicina se están realizando, son utilizados para trazar estrategias de investigación desde ámbitos variados, los cuales vienen a aportar luz sobre las
funciones cerebrales predominantes en el ser humano ante diferentes tipos de
estímulos. Utilizar estos conocimientos en aras de fomentar la competencia
comunicativa, y en el caso que aquí nos ocupa, la competencia neurocomunicativa de los ciudadanos que conforman nuestras sociedades ayudará a
que los procesos comunicativos sean más eficaces, y la comunicación que
se efectúe entre ellos sea de mayor calidad.
2. NEUROCOMUNICACIÓN ¿HACIA UNA COMUNICACIÓN EFICAZ?
Según Ledesma-Ayora y Fenger-Fenger (2016) la neurocomunicación
se fundamenta en la filosofía, comunicación, neurolingüística, neurociencia
cognitiva, neurobiología, sociología, inteligencia emocional y social estratégica,
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coaching, educación y la práctica. Como vemos, apuntan a un amplio abanico de disciplinas que implican que el concepto pueda ser interpretado de
acuerdo a la luz de postulados varios.
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Pues bien, emperezaremos este apartado citando la revisión que
Timoteo (2007) ofreció, casi una década ya, del concepto “neurocomunicación”
en relación a la Teoría de la Comunicación y a la actual sociedad mediática,
llegando incluso a afirmar que la realidad ha dejado vieja dicha teoría y a las
aportaciones de teóricos como Marx, Freud, la Escuela de Frankfurt, McLuhan,
Eco, y Habermas entre otros. Analizando las características del emisor, el
medio y el receptor predominantes, y dándonos una imagen poco alentadora
de las consecuencias de los procesos comunicativos actuales, los cuales tan
solo obedecen a intereses económicos y de poder en muchos de los casos.
Deduciendo en su reflexión que en nuestros días, los tres agentes implicados en el proceso de comunicación se han transformado de manera que las
acciones comunicativas se han desvirtuado, pues el fenómeno comunicativo,
propiamente dicho y valga la redundancia, se encuentra en estos momentos
al servicio de la sociedad de consumo y los poderes políticos. También en
este sentido, y buscando una explicación acerca de los procesos subyacentes a los fenómenos de manipulación de las personas, nos encontramos con
que Aragón (2016) reflexiona acerca del vacío de las ideologías políticas en
la ciudadanía, explicando que, dicho vacío, es ocupado por fenómenos del
marketing y por espectáculos mediáticos, donde el espacio político carece de
argumentos y propuestas, siendo sustituido por una imagen ficticia, cercana
y próxima a los ciudadanos ofrecida desde los medios de comunicación.
En la descripción de este panorama vemos que, por un lado, tenemos a los emisores, conformados por agentes políticos y económicos (fuentes
predominantes de información pública), los cuales han desarrollado técnicas
de comunicación de masas extremas y sin escrúpulos, conocidas como comunicación basura, y que afecta de manera directa el valor de la información
que se transmite pues tienen como objetivo concreto e instantáneo vender
o conseguir el voto. Por otro lado tenemos a los medios, que emiten dicha
información y que están logrando una desconfianza esencial; pues han roto
con la representatividad social y del mercado, y han arrastrado los procesos
de comunicación hacia un espectáculo nauseabundo, tal y como afirma Timoteo (2007). Y finalmente tenemos al receptor, en el que encontramos un
mercado de fin de época, donde habita el populismo cínico, el espectáculo y
los códigos de fácil acceso; coincidiendo el autor también con Lakoff (2007)
cuando afirma que la gente se entera cada vez más deprisa de que la engañan
y no le importa, pues han asumido que todos mienten, considerándolo normal;
entrando en el siguiente engaño mediático, uno detrás de otro, a modo de
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melodía encadenada, sabedores de que forman parte del circo comunicativo,
un espectáculo donde todos bailan al mismo son, pues la mentira ha conseguido ser por fin la herramienta reina del marketing imperante.
Y por si esto fuera poco, ante la avalancha de información desvirtuada, al servicio de la clase política y de la economía de mercado, la
neurocomunicación se presenta como una estrategia de la comunicación comercial y política que abre las puertas hacia nuevos conceptos comunicativos,
una herramienta más para conseguir los objetivos perseguidos. Apelar a las
emociones a través de la música, los olores, los colores o los ambientes, por
ejemplo; de acuerdo a los procesos mentales que se dan en el receptor del
mensaje mientras los recibe, se erige desde hace ya años como una estrategia
de todo tipo de campañas publicitarias... Ahora bien, según Martín (2007)
la lucha por la primera posición en la mente del consumidor se libra en el
campo de batalla de lo cercano y lo personal, en el terreno más emocional
y vulnerable; aunque si bien, este tipo de estrategias se venían haciendo a
partir de los estudios de mercado y de voto al uso, ahora dichos estudios son
avalados y en cierta manera corroborados por las investigaciones que desde la
neurología se vienen haciendo, ayudando a reforzar las estrategias de venta y
propaganda de los grupos dominantes. A colofón de esto, Mantilla y Marco
(2016) explican que la conquista del consumidor responde ahora a técnicas
de neuromarketing, un arte inspirado en herramientas neurocerebrales; en
forma de discursos orales y escritos que llegan a nuestras sociedades desde
los medios de comunicación que nos rodean.
Ante este panorama, más parecido a una obra de ciencia ficción
con tintes de terror, donde los cerebros de las personas son manipulados con
las más variadas y avanzadas técnicas para ponerlos al servicio del poder
y el capital ¿Acaso no existe ya esperanza para el ser humano? ¿Hay que
resignarse a ser víctimas de la desaprensión y la avaricia de los grupos en el
poder? ¿Es lícito mantenerse en esta situación que conocemos, sabedores
de habernos convertido en mansos seguidores –en el sentido metafórico y
teniendo en cuenta las técnicas de manipulación comunicativa que utilizan–
de los gurús de la élite política y económica imperante?
3. NEUROCIENCIA Y EDUCACIÓN
Empezaremos por buscar respuestas a nuestros interrogantes amparándonos en las diferentes investigaciones y estudios publicados con respecto
a la importancia de apostar por la innovación y la calidad en la educación de
nuestras sociedades; educación, una palabra que está siendo denostada por
aquellas políticas educativas poco favorecedoras de la misma, debido a la
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escasa inversión en educación e investigación que en muchos de los países
se está destinando a nivel mundial; obteniendo como resultado una masa
social a la deriva, a merced de los vientos dominantes, representaciones de
los más sibilinos intereses.
Se hace necesario plantear nuevas estrategias en los contextos educativos, que ofrezcan a los profesionales de la educación nuevas herramientas
que les permitan abordar el trabajo diario del aula desde una perspectiva actual
que se adapte a los requerimientos de formación de las personas que nuestras
sociedades demandan. Fernández (2005) apunta a que las organizaciones
que dedican gran parte de sus recursos a impulsar proyectos innovadores,
son quienes están a la vanguardia de las organizaciones en el ámbito internacional, por lo que es crucial impulsar aquellos proyectos innovadores que
se planteen en los centros educativos pues son una apuesta de futuro en el
ámbito educativo. La revisión de los últimos avances en neurociencia y su
aplicación en el campo educativo vienen a aportar nuevas perspectivas en
los contextos de enseñanza y aprendizaje.
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En su estudio, Gonzálvez y Contreras-Pulido (2014) apuestan por
el empoderamiento de la ciudadanía desde la educomunicación, entendida la
ciudadanía desde el punto de vista mediático, calificándola como ciudadanía
mediática; los autores insisten en la necesidad de la interdisciplinariedad en
educomunicación, y en la educación para formar esa ciudadanía, con el fin
de empoderarla y fortalecerla en aras de favorecer su existencia en las sociedades plurales, democráticas e hipercomunicadas actualmente existentes.
La gran influencia que ejercen los medios está clara, una influencia
que puede llegar a ser inmensa con informaciones múltiples sobre lo que
hay que comprar, con escenas violentas, imágenes de mujeres irreales, e
información, a veces, manipulada de la realidad… Ante esta cantidad de
información que llega a nuestros hogares, son los niños y adolescentes los
que parecen más vulnerables a la posible influencia negativa de los medios.
Claro está, no todo lo que llega a través de los mismos es nocivo, pues nos
brindan la oportunidad de entretenernos si lo deseamos, con espacios realmente interesantes relacionados con la cultura (Carrillo-García, 2005). Por
otro lado, teniendo en cuenta que también podemos poner a nuestro servicio
los medios, a favor del conocimiento y la educación, podríamos fomentar el
espíritu crítico en el alumnado de nuestros centros educativos, a partir de
diferentes estrategias educativas que desarrollen las llamadas competencia
audiovisual y mediática (Aguaded, 2012).
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Ferrés y Piscitelli (2012) en su propuesta definen por un lado la
competencia mediática como el conjunto de conocimientos, destrezas y
actitudes relacionadas con seis dimensiones básicas: los lenguajes, la tecnología, los procesos de interacción, los procesos de producción y difusión,
ideología y valores, y estética; y por otro lado inciden en la necesidad de
revisar los conceptos que desde la neurobiología nos llegan, ya que desde la
neurociencia se nos apela a que cambiemos la forma de pensar de nosotros
mismos como interlocutores de los medios; y que los cambios a los que
se refiere la neurociencia tienen que ver sobre todo con la influencia que
ejercen los procesos emotivos y los procesos inconscientes sobre la mente
consciente. Por lo que advierten que la educación mediática debe atender a
la dimensión emocional de las personas. La competencia mediática, desde
su perspectiva, exige que la educación mediática que reciban los sujetos
desarrolle su capacidad crítica, propicie la cultura participativa y la autonomía
personal y que no olvide la adecuada gestión del capital emocional de los
sujetos; aclarando que debe ser una educación que venga de la mano de la
revolución tecnológica y neurobiológica; para de esta manera, poder llevar a
cabo, según afirman también Ramírez-García y González-Fernández (2016),
la alfabetización mediática de la nueva ciudadanía.
Mora (2016, p. 25) define la neuroeducación, como un campo
nuevo y abierto de esperanza en el área del aprendizaje y que trata sobre
cómo enseñar de modo cada vez más fructífero. Y resume que las aportaciones
de la neuroeducación llevarán a conocer qué herramientas puede proveer
la neurociencia, que de modo práctico sirvan para enseñar de forma más
eficiente tanto en la escuela como en la enseñanza media o en la universidad, y realmente en todo el arco de lo que entendemos como enseñanza,
sea general o especializada; dichas herramientas deben servir para detectar
problemas neurológicos y psicológicos, que impidan o interfieran en los niños
la tarea de aprender con facilidad en el colegio; además estas herramientas
deben servir para formar mejores ciudadanos críticos, con un equilibrio entre
cognición y emoción.
Howard-Jones (2011, pp. 309-311) aboga por una colaboración
entre las ciencias naturales y las ciencias sociales en el ámbito académico,
configurando un nuevo campo de investigación que nace de la interrelación
entre la neurociencia y la educación. Y explica que no habrá una ciencia natural de la educación basada en el cerebro que sea significativa en términos
educativos, viendo más factible la aparición de un nuevo campo de investigación neuroeducativa, junto con el desarrollo de profesionales formados
tanto en educación como en las ciencias naturales relevantes (neurociencia
cognitiva, genética…). Y gracias a estos esfuerzos, las ciencias de la mente
y del cerebro contribuirán de forma cada vez más importante a las ideas, la
práctica y la planificación educativas.
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Las voces que se alzan en pro de la urgente necesidad de considerar
las aportaciones de la neurobiología en las aulas está creciendo de manera
considerable. En palabras de Ortiz (2016, pp. 260-263) la intervención del
profesorado deberá estar inspirada en nuevos modelos de enseñanza más
orientados al desarrollo de las capacidades específicas de cada niño, a crear
un ambiente estimulante escolar positivo con contenidos académicos cortos
y precisos, clases muy dinámicas y novedosas, gran aumento de la motivación, educación física, educación musical, diferentes tipos de bailes, danzas
o ballet, ambiente relajado, introducción de música o determinados ritmos
tonales, que propicien la atención, memoria o aprendizaje, en las clases. Y
para ello apunta que es básico que el profesorado tenga una buena formación
en neurociencia y que conozca los últimos avances en el conocimiento de
las funciones cerebrales y su aplicación al ámbito escolar. Y como conclusión, advierte que los docentes deben enseñar contenidos que favorezcan
los procesos cognitivos pero deberían aprender a enseñarlos en las mejores
condiciones posibles a la luz de los nuevos conocimientos sobre cómo el
cerebro atiende, aprende, memoriza y soluciona problemas.
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Todo esto, sin olvidar que la participación de los padres es esencial en este modelo educativo, con hogares ricos en experiencias culturales,
estímulos educativos y así como una actitud positiva hacia el estudio que
facilite un aprendizaje implícito en casa; con un alumnado con un buen
nivel de ejercicio físico, sueño, buena alimentación e hidratación, estudio
combinado con relajación y motivación positiva. Y para ello la participación
de los neurocientíficos será esencial, ya que de su mano está el que se
incorpore en el currículum escolar programas específicos de estimulación
cerebral cognitiva, informar a padres y a maestros de los nuevos avances en
el conocimiento del cerebro, así como colaborar en aquellas investigaciones
en las que se desarrollen programas concretos de actividades que ayuden a
desarrollar nuevas disciplinas como la neuropedagogía y la neurodidáctica.
4. NEURODIDÁCTICA DE LA LENGUA Y LA LITERATURA
La Didáctica de la Lengua y la Literatura es una disciplina joven que
surge de la necesidad de mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje
de la Lengua y la Literatura, cuyo fin último, además, es el desarrollo de la
competencia comunicativa del alumnado, entendida como aquello que la
persona necesita saber para poder comunicarse de manera eficaz en contextos
culturalmente significantes. Dicha materia, también, tiene la característica
de ser ecléctica, debido a que recibe el aporte de varias disciplinas del conocimiento como son la antropología, la sociología, la filosofía, la psicología
y sobre todo la filología y la pedagogía, de la que deriva además la didáctica.
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Según indican López y Encabo (2001, 2002) la confluencia de las diferentes
teorías vienen a aportar los conocimientos necesarios a la hora de enseñar
la lengua, la cual además habrá que contextualizar teniendo en cuenta los
diferentes progresos que acontecen con el devenir de los tiempos en nuestras sociedades. Los autores sabedores de que las sociedades cambian y las
necesidades de formación de las mismas se van transformando a lo largo
de la historia, acerca de la disciplina objeto de estudio se preguntan ¿Qué
sucederá en el futuro? ¿Cómo debe ser la formación del buen didacta de la
Lengua y la Literatura?
Como hemos visto, nos encontramos ante una disciplina abierta al
futuro, que da la bienvenida a aquellos nuevos saberes que desde diferentes
disciplinas se van incorporando día a día, y que forman el corpus científico y
académico donde se enmarcan las investigaciones. Entre ellos, la emergencia
de la neurobiología, la ciencia en la que han puesto sus ojos también otros
científicos de otros campos, esto es, de la comunicación, la economía, el
marketing…evidencia que es necesario tener en consideración el funcionamiento cerebral y los descubrimientos que de él se están exponiendo. Que la
Didáctica de la Lengua y la Literatura albergue conocimientos de diferentes
disciplinas –antropología, sociología, filosofía, psicología, filología, pedagogía– no impide que se sume ahora, entre sus postulados teóricos, aquellos
saberes y descubrimientos que desde la neurociencia nos llegan, con el fin
también de desarrollar la competencia neurocomunicativa del alumnado,
dando lugar a la Neurodidáctica de la Lengua y la Literatura, disciplina que
viene, no a sustituir a la didáctica, si no a sumar conocimientos.
Otros autores como Chournazidi (2016) también reflexionan que
desde el siglo XVIII, las teorías educativas han estado desarrollando sus
postulados aceptando métodos de enseñanza centrados en los procesos de
aprendizaje, en conformidad con las funciones cerebrales del individuo y
teniendo en cuenta además el aspecto social de fenómeno educativo, es
decir, aprendizajes que sirvieran a las personas para aumentar su eficacia
personal en sociedad. En relación con la neurodidáctica, clarifica que atiende
el estudio de estos dos parámetros, esto es, se encarga de estudiar los procesos de aprendizaje en relación a las funciones cerebrales individuales en
contextos sociales de aprendizaje óptimos, libres de estrés y otros factores
que impidan la correcta adquisición de conocimientos.
En el caso de Forés y Ligioiz (2016, pp. 18-19) abogan por un
concepto holístico de neurodidáctica, contemplando a la persona en todas
sus facetas para lograr una mayor globalidad y eficiencia en el aprendizaje,
a cualquier nivel. Por lo que piden se amplíe la visión de lo que implica
aprender, en concreto, inciden en que hay que descubrir la relación entre
pensar, sentir y comportarse; conocer la construcción del conocimiento a
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nivel cerebral; evidenciar cómo aprendemos constantemente; definir la importancia que tienen la autoestima, la seguridad y la inteligencia emocional
como pilares que sustentan el proceso de un aprendizaje profundo; y sobre
todo, que el abordaje de los procesos educativos en nuestras aulas tenga
como objetivo principal que hay que aprender desde, en y para la vida. Con
estos fines definen la neurodidáctica, como la disciplina que une neurología
y metodología de aprendizaje en tándem, poniendo a las neurociencias al
servicio de lo cotidiano. Y para ello, la neurodidáctica debe contemplar: los
conceptos o contenidos a impartir; las habilidades, actitudes y aptitudes que
permiten el óptimo aprendizaje; y la forma en la que se presenta el contenido,
favoreciendo con ello la asimilación, la memoria y la integración.
En esta misma línea, Ibarrola (2013, p. 131) puntualiza que los
principios de la neurodidáctica se pueden asentar en cinco pilares que ya
están confirmados experimentalmente, en concreto se definen de la siguiente
manera: aprender es divertido, aunque requiera esfuerzo; con frecuencia, el
aprendizaje se realiza espontáneamente; los años previos a la adolescencia
constituyen una fase particularmente favorable para el aprendizaje; el aprendizaje es también un proceso emocional; y un ambiente rico en estímulos
facilita el aprendizaje.
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A su vez, y en relación a la importancia de incorporar el factor
emocional en los procesos educativos, Modzelewski (2016) basándose en
investigaciones psicológicas, neurológicas y filosóficas sobre las emociones,
y desde la perspectiva de la filosofía de la educación, argumenta la necesidad de implementar una educación emocional que conlleve actividades
que impliquen la autorreflexión y la narración, poniendo especial énfasis en
la importancia que para la educación emocional tiene el desarrollo del lenguaje, en cuanto que permite poner nombre a las emociones y describirlas;
destacando como herramienta de gran relevancia para ello la literatura, y la
describe como un recurso relevante a la hora de tener a disposición modelos
de persona, de vida o de familia alternativos con los cuales identificarse, y
dando la posibilidad de discutir acerca de las actitudes y emociones de los
personajes, por ejemplo. Como vemos, la autora apunta directamente en su
disertación a las áreas de conocimiento de la Lengua y Literatura, haciendo
una propuesta de trabajo para la educación emocional que las implique,
siendo la lengua el instrumento de definición de las emociones y la literatura
el recurso a utilizar.
Howard-Jones (2011, p. 308) explica que la inclusión de perspectivas biológicas en el pensamiento educativo parece cada vez más deseable
y probable. ¿Pero por dónde empezar? ¿Qué conceptos deben ser tenidos en
cuenta para ponerlos al servicio de la Didáctica de la Lengua y la Literatura?
¿De qué manera concretamos estos saberes sobre las condiciones óptimas
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para que se produzca el aprendizaje en el cerebro? ¿De qué manera traducimos todo esto en aportaciones didácticas para el aula? ¿Cómo debe ser la
formación de un neurodidacta de la Lengua y la Literatura?
Para dar respuesta a estos interrogantes, incidimos en la necesidad de definir las dimensiones a tener en cuenta con vista a desarrollar
los postulados necesarios de la Neurodidáctica de la Lengua y la Literatura
acordes a las nuevas investigaciones en neurociencia, que pueden servir para
esclarecer la dirección a seguir en su estudio, su investigación, y en el diseño
de programaciones didácticas que contemplen los últimos descubrimientos
al respecto.
5. DIMENSIONES DE ESTUDIO E INVESTIGACIÓN
Como punto de partida, en la Neurodidáctica de la Lengua y la
Literatura propondremos un conjunto de dimensiones en torno a las cuales
se debe construir el área de conocimiento, de acuerdo a los planteamientos
de la Neuroeducación (Forés y Ligioiz, 2016; Howard-Jones, 2011; Ibarrola,
2013; Mora, 2016; Ortiz, 2009) y en consonancia con las aportaciones de
la Didáctica de la Lengua y la Literatura (Byram, 2004; López, 2000; López
y Encabo, 2001 y 2002; Mendoza, 1995; Mendoza, López y Martos, 1996)
–las dos áreas que conformarán los cimientos a partir de los cuales construir
nuestra propuesta– y con la meta de acotar y conformar el objeto de estudio,
investigación y planteamiento didáctico de la nueva disciplina, destacamos:
• Neurodesarrollo y funciones cognitivas: donde se estudiarán los
avances neurocientíficos en relación a la plasticidad cerebral;
así como los períodos críticos y períodos sensibles del aprendizaje, que se dividen en el primer periodo (nacimiento hasta los
3 años), segundo periodo (4-11 años) y el tercer periodo (etapa
adolescente). Teniendo en cuenta las características cerebrales
en el desarrollo de las personas para diseñar programaciones
didácticas acordes al desarrollo neuroevolutivo.
• Atención: en relación a aquellos instrumentos y medios que
facilitan la atención del alumnado, en relación, por ejemplo,
a los diferentes estímulos auditivos, visuales o táctiles que la
pueden favorecer; haciendo las clases menos pasivas, el papel
de la adecuada gesticulación al comunicarnos con el alumnado
entre otros.
• Lenguaje: explorando modos de fomentar las habilidades lingüísticas, con estímulos diversos y variados, como la música;
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programas de ordenador para afianzar el proceso lectoescritor
con estímulos verbales visuales de diferentes formas, tamaños,
colores…que favorezcan la discriminación visual, la organización
espacial, la correlación entre letras y fonemas, por enumerar
algunas estrategias a seguir.
• Aprendizaje y memoria: en relación a los entornos de aula, variados, coloridos y estimulantes a nivel sensorial, que cambien
de forma dinámica; teniendo en cuenta las premisas necesarias
para que se produzca en aprendizaje, como el tiempo de consolidación de los contenidos, la visualización de los mismos al
terminar cada explicación, por poner algunos ejemplos.
• Percepción: favorecer los procesos perceptivos que sirven para
analizar, integrar, reconocer y dar significado a los estímulos
sensoriales. Con ejercicios para estimular la percepción visual,
auditiva o táctil, con el fin de fomentar el desarrollo integral del
cerebro trabajando desde los sentidos.
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• Emoción y motivación: favoreciendo la motivación intrínseca
mediante una buena formación en valores sociales, personales,
y de conocimiento; estableciendo como motor motivacional la
adquisición del conocimiento en si; y también favoreciendo la
motivación social, a través de trabajos cooperativos estableciendo
metas, expectativas, logros, y posibilidad de éxito; dejando un
poco de lado los aspectos de refuerzo conductual como son las
recompensas, incentivos o castigos.
• Solución de problemas: planificar tareas que fomenten la resolución de problemas vinculados con el hemisferio derecho
(más intuitivo, novedoso y menos regulado por normas) que
los relacionados por el izquierdo (más racional, secuenciado, y
repetitivo); así como favorecer el conocimiento preceptivo más
que el descriptivo, desarrollando actividades que impliquen
comparar, agrupar, contrastar, hacer una reflexión semántica de
cómo se han producido los procesos más que una descripción
de los mismos.
• Funciones motrices: realizando ejercicios motrices en clase que
conlleven trabajar la motricidad gruesa y fina; ejercicios también
de relajación, o de coordinación visomotriz por destacar algunos.
• Conceptos y contenidos del campo de la Lengua: establecer los
conceptos y contenidos relevantes en los procesos comunicativos
actuales, saberes que la ciudadanía necesita saber para desenvolverse en la sociedad que le ha tocado vivir, y que ayuden a
desarrollar la competencia neurocomunicativa.
Revista Ibero-americana de Educação, vol. 78 núm 1 [(2018), pp. 149-164]
Mª E. Carrillo-García; A. Martínez-Ezquerro
• Conceptos y contenidos del campo de la Literatura: el conocimiento acerca del fenómeno literario, dotará al alumnado con el
componente cultural complementario a su formación; establecer
la Literatura como un recurso educativo desde el cual trabajar
los contenidos de la lengua y literarios, en si mismos, además
brindará la oportunidad de trabajar desde el plano emocional y
sensorial los contenidos; favoreciendo en aprendizaje integral de
los conceptos desde los dos hemisferios cerebrales tal y como
aconsejan las investigaciones en neurobiología.
• Tecnologías del Aprendizaje y la Comunicación: estableciendo
actividades que ayuden a desarrollar la competencia mediática, utilizando dispositivos móviles, aplicaciones educativas…y
poniendo al servicio de la educación y de la consecución de los
logros los medios y las tecnologías de la información.
• Recursos didácticos y espacios: hacer una revisión al tipo de
recursos didácticos y al espacio de aula; seleccionando materiales ricos y variados, que faciliten la planificación de actividades
diversas, que impliquen el aprendizaje activo y por descubrimiento, donde se incluyan recursos tecnológicos, mediáticos
y musicales; con aulas que faciliten los procesos educativos
en relación al mobiliario, la luz, la disposición de mesas para
favorecer el aprendizaje colaborativo, con colores estimulantes.
• El profesorado y el alumnado: promover los procesos de enseñanza y aprendizaje emocionante por parte del profesorado,
fomentando la pasión por el aprendizaje, valorando la cultura
y el conocimiento, favoreciendo el aprendizaje activo y por
descubrimiento, en contextos colaborativos, donde los alumnos aprenden en grupo, ayudándose unos a otros, respetando
la características individuales de cada uno, y favoreciendo los
procesos comunicativos empáticos.
• Atención a la diversidad: establecer una línea de trabajo para
atender de manera individualizada al alumnado, teniendo en
cuenta sus características individuales, para favorecer los procesos mentales necesarios que posibiliten la adquisición de los
conocimientos por parte de aquellos que presenten problemas
de disgrafía, dislexia, falta de atención, por enumerar algunos.
• Metodología didáctica: planificar actividades y tareas que impliquen la investigación, el aprendizaje por descubrimiento,
activo, colaborativo, cooperativo, significativo, donde se tengan
en cuenta los factores emocionales para que así se favorezca la
motivación del alumnado.
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Neurodidáctica de la Lengua y la Literatura
• Competencia Neurocomunicativa: definir la competencia a la cual
aspira la Neurodidáctica de la Lengua y la Literatura, describir
sus características, y la manera más óptima de desarrollarla en
el alumnado.
6. CONCLUSIONES
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Concluimos afirmando que la línea de trabajo en torno a la Neurodidáctica de la Lengua y la Literatura aún se encuentra por construir, pues
si realizamos una revisión de los planes de estudios en las universidades de
España, y en concreto de las facultades de educación –responsables en primera
instancia de la formación del profesorado– podemos constatar la inexistencia
de la misma como asignatura. Por tanto, y a la luz de las investigaciones
recientes, se abre ante nosotros un nuevo campo de estudio que se puede
llegar a traducir en mejoras de los procesos de enseñanza y aprendizaje en el
Área de la Lengua y la Literatura. Desde esta perspectiva, que las personas
que conforman nuestras sociedades sean competentes comunicativamente
hablando, ayudará a construir una masa social librepensadora, con la habilidad suficiente de establecer relaciones de comunicación de calidad, y está
en nuestra mano, como profesionales de la educación, el hacerlo posible.
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