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Arquitectura Civil virreinal de Lima

2017, Recuperando la memoria de Lima

Este artículo forma parte del libro "Recuperando la memoria de Lima", editado por Prolima (2017). En él se trata de manera general sobre las diferentes tipologías arquitectónicas de carácter civil en Lima durante la época virreinal, brindando un panorama amplio sobre el tema.

1 2 ARQUITECTURA CIVIL VIRREINAL DE LIMA -XDQ3DEOR(O6RXV $UTXLWHFWR 8QLYHUVLGDG1DFLRQDOGH,QJHQLHUtD (QWLpQGDVHSRUDUTXLWHFWXUDFLYLODTXHOODTXHFRPSUHQGHORVHGL¿FLRVTXHWLHQHQXQD función distinta a la religiosa o militar, tanto públicos como privados. La arquitectura FLYLO S~EOLFD D VX YH] LQFOX\H YDULRV WLSRV HGL¿FDWRULRV TXH ± SURPRYLGRV SRU OD autoridad estatal - tienen en común el servir para uso de las personas de todas FODVHV 'XUDQWH OD pSRFD YLUUHLQDO H[LVWLHURQ HQ /LPD GLYHUVRV WLSRV GH HGL¿FLRV civiles de carácter público, los cuales pueden agruparse en las siguientes categorías: HGL¿FLRVGHDGPLQLVWUDFLyQ\JRELHUQR TXHLQFOX\HQDO3DODFLR9LUUHLQDOHO&DELOGR HWF KRVSLWDOHV\KRVSLFLRVHGL¿FLRVHGXFDWLYRVHGL¿FDFLRQHVFRPHUFLDOHVIiEULFDV HGL¿FLRVUHFUHDWLYRV\FRQVWUXFFLRQHVGHRUQDWRS~EOLFR (GL¿FLRVGH$GPLQLVWUDFLyQ\*RELHUQR 'HQWURGHODFDWHJRUtDGHHGL¿FLRVGHDGPLQLVWUDFLyQ\JRELHUQRVHLQFOX\HQWLSRV arquitectónicos muy distintos uno de otro, los cuales tienen en común el servir de VHGHDODVGLYHUVDVLQVWLWXFLRQHVTXHUHJtDQHOYLUUHLQDWR6HWUDWDGHHGL¿FLRV~QLFRV en la ciudad, dado que no existió más de uno de cada tipo en el ámbito urbano de Lima, y en su interior se llevaban a cabo las más diversas funciones: desde la 3 vivienda de los funcionarios hasta la administración de justicia. Esto dio pie a una FRQ¿JXUDFLyQXQWDQWRLUUHJXODUGHHVWRVHGL¿FLRVTXHHQEXHQDPHGLGDTXHGDEDQ compuestos por secciones construidas en distintas épocas y con diferentes partidos arquitectónicos. Es el caso del Palacio Virreinal, construido sobre la base de la UHVLGHQFLDGHOPDUTXpV*REHUQDGRU)UDQFLVFR3L]DUUR\FRQ¿VFDGRSRUOD&RURQD en la década de 1560 para albergar las diferentes instituciones y funcionarios del LQFLSLHQWHYLUUHLQDWR/XHJRGHYDULDVUHPRGHODFLRQHVPHQRUHVVHFRQVROLGyD¿QHV GHOVLJOR;9,\SULQFLSLRVGHO;9,,XQHGL¿FLRGHGRVSODQWDVFRQVWLWXLGRSRUXQD serie de crujías longitudinales agrupadas en torno a dos grandes patios ubicados en el sector frontero a la Plaza Mayor. Cada patio tenía una función distinta: en el primer patio, con acceso desde la Plaza, se ubicaban las salas de la Real Audiencia y el Tribunal de Cuentas, mientras que en el segundo patio se encontraban la Caja Real, la Sala de Armas y la gran escalera que daba acceso a las habitaciones del Virrey, las cuales se organizaban alrededor de un jardín interior localizado en la parte posterior del palacio. La fachada principal, con frente hacia la Plaza Mayor, era asimétrica y se organizaba en torno a una gran portada de dos cuerpos que dividía ODIDFKDGDHQGRVVHFWRUHVFRQGLVWLQWDFRQ¿JXUDFLyQ1XPHURVRVVLQLHVWURVHQWUH terremotos e incendios, generaron una serie de reconstrucciones y remodelaciones TXHWUDQVIRUPDURQUDGLFDOPHQWHHOHGL¿FLRGHWDOPDQHUDTXHDOWHUPLQDUHOSHUtRGR virreinal el Palacio era en buena cuenta un conjunto relativamente heterogéneo de construcciones realizadas en distintas épocas y con diferentes criterios, aunque dentro de un esquema general en base a grandes patios. 3RUVXSDUWHHOHGL¿FLRGHO&DELOGRVLJXLyXQSDUWLGRPX\GLIHUHQWHFRQXQDGLVWULEXFLyQ FRPSDFWDVREUHODEDVHGHXQDFUXMtDORQJLWXGLQDOGHGRVQLYHOHV±HOVXSHULRURFXSDGRSRU la sala de Cabildos- junto con una arquería doble que constituía la fachada principal hacia la Plaza. La fachada de arquería doble seguía el modelo característico de los cabildos de las pequeñas ciudades castellanas, sirviendo a un doble propósito: el portal bajo como lugar de circulación e intercambio y el corredor alto como miradero de las actividades públicas TXHVHOOHYDEDQDFDERHQODSOD]D,QWHULRUPHQWHHOHGL¿FLRFRQWDEDFRQORVFDODER]RVGH la cárcel de la ciudad -junto con la vivienda del alguacil mayor- y con una capilla mediana para administrar el culto a los presos. (O7ULEXQDOGHO6DQWR2¿FLRGHOD,QTXLVLFLyQHUDXQDLQVWLWXFLyQTXHVLELHQUHJtDVREUHWHPDV religiosos, formaba parte del estado español por lo que su sede institucional se considera HQWUH ORV HGL¿FLRV FLYLOHV 1R VH SXHGH KDEODU SURSLDPHQWH GH XQ HGL¿FLR HVWUXFWXUDGR GHGLFDGRDODVIXQFLRQHVDGPLQLVWUDWLYDVGHOWULEXQDOGDGRTXHVXFRQ¿JXUDFLyQUHVSRQGHD ODVXPDWRULDGHYDULDVHGL¿FDFLRQHVH[LVWHQWHVJUDFLDVDDGTXLVLFLRQHVVXFHVLYDVGHSUHGLRV Conformado en base a las casas que se compraron en 1584 a Nicolás de Ribera, ubicadas IUHQWHDODSOD]XHODTXHGHVSXpVVHGHQRPLQyGHOD,QTXLVLFLyQHOHGL¿FLRIXHVXPDQGRORV inmuebles aledaños hasta ocupar la mitad de la manzana de tal manera que ya en el siglo XVI I se podía hablar de tres grandes predios: la casa del I nquisidor Mayor, ubicada en la esquina con la calle Trapitos, la casa de HQPHGLRdonde habitaba el Segundo I nquisidor y VHHQFRQWUDEDQODVR¿FLQDVDGPLQLVWUDWLYDV\ODFDSLOODGHO7ULEXQDO\ODFDVDGHO)LVFDOHQ ODHVTXLQDFRQODFDOOH3XQR/DOODPDGDFDVDGHHQPHGLRWHQtDXQDFRQ¿JXUDFLyQLUUHJXODU en la cual una sucesión de espacios conformada por la portería, la Sala de Audiencias y la Sala del Secreto establecía un eje de composición que se complementaba con la capilla institucional, dedicada a San Pedro Mártir, ubicada en ángulo recto y con acceso independiente desde la calle. I nteriormente se ubicaban las cárceles y demás espacios complementarios del Tribunal, cuya distribución inicial es difícil de establecer en el estado DFWXDOGHOHGL¿FLR Durante la época de las reformas borbónicas en el siglo XVI I I se crearon nuevas instituciones, como la Administración de Aduanas, la Administración de Correos, la Junta de Temporalidades, el Real Tribunal de Minería, etc., las cuales funcionaron por lo general HQHGL¿FLRV\DH[LVWHQWHVIXHUDQHVWRVFDVDVDOTXLODGDVSDUDHVH¿QRFRQVWUXFFLRQHVTXH KDEtDQSHUWHQHFLGRDODRUGHQMHVXLWD\TXHIXHURQFRQ¿VFDGRVSRUOD&RURQDOXHJRGHVX expulsión en 1767. Este fue el caso, por ejemplo, de la Real Aduana, la cual se estableció HQHOHGL¿FLRTXHKDEtDRFXSDGRHO5HDO&ROHJLRGH6DQ0DUWtQUHJHQWDGRSRUORVMHVXLWDV +RVSLWDOHV\KRVSLFLRV /RV KRVSLWDOHV YLUUHLQDOHV FRQVWLWX\HURQ XQ WLSR DUTXLWHFWyQLFR EDVWDQWH ELHQ GH¿QLGR basado en los modelos tardogóticos y renacentistas que estaban vigentes en la Península durante los siglos XV y XVI y éstos, a su vez, relacionados con el proyecto de Filarete para el+RVSHGDOH0DJLRUH de Milán. En Lima llegaron a existir más de diez hospitales, aunque no todos con el mismo partido arquitectónico. El núcleo básico de la mayoría de los hospitales virreinales estaba constituido por las enfermerías, enormes y largas crujías conformadas por gruesos muros de adobe o ladrillo en las cuales se alineaban las camas de los enfermos. Estas salas se organizaban en cruceros, obtenidos del cruce en ángulo recto de dos de éstas crujías de tal manera que, a partir de un espacio central, se trazaban cuatro enfermerías formando una cruz. Para la cobertura de estas salas se podía recurrir a diversos sistemas constructivos. Teniendo en consideración la gran longitud de estos espacios lo usual era optar por soluciones en EDVHDPDGHUD\DIXHUDQDOIDUMHV±WHFKRVSODQRVGHPDGHUDDEDVHGHXQHQWUDPDGRGH vigas que sostiene el entablado- o armaduras de tres o cinco paños, aunque en ocasiones VH HGL¿FDURQ WDPELpQ EyYHGDV GH FDxyQ FRUULGR GH DOEDxLOHUtD GH ODGULOOR /DV VXFHVLYDV destrucciones por los terremotos hicieron que prevalecieran los techos planos de madera como solución constructiva para cubrir estas grandes salas, como los que aún subsisten en los antiguos hospitales de San Andrés y San Bartolomé, construidos en el siglo XVI I I . En el centro de los cruceros se conformaba un espacio cuadrado, en el cual se habilitaba una capilla que permitía que los enfermos asistieran al culto divino. Ésta, por lo general, se cubría con una cúpula o media naranja sobre pechinas construida sobre cuatro grandes arcos torales usualmente cerrados con verjas de madera. El número de enfermerías podía YDULDU GHSHQGLHQGR GH OD QHFHVLGDG \ ODV VXFHVLYDV DPSOLDFLRQHV LEDQ PRGL¿FDQGR HO WUD]DGRLQLFLDOGHODVHGL¿FDFLRQHV El espacio alrededor de las enfermerías estaba ocupado por amplios espacios abiertos organizados de diversas maneras. Era común que los hospitales contaran con uno o varios SDWLRV FXDGUDQJXODUHV URGHDGRV GH FRUUHGRUHV ±XVXDOPHQWH GH XQ VROR SLVR TXH GDEDQ acceso a las enfermerías y demás dependencias del nosocomio. Aunque algunos hospitales, como el de San Pedro, conservan patios con arquerías de pilares y arcos de ladrillo, lo usual desde mediados del siglo XVI I I era que los corredores de los patios hospitalarios estuvieran sostenidos por arcos de madera y caña sobre esbeltas columnas de madera, como los que aún pueden verse en los hospitales de San Andrés y San Bartolomé y los que existieron en el de Santa Ana antes de su demolición. Adicionalmente, los hospitales contaban con extensas áreas de huerta para su subsistencia y con espacios para enterramiento de cadáveres. (GL¿FLRVHGXFDWLYRV $O KDEODU GH ORV HGL¿FLRV HGXFDWLYRV GHO 9LUUHLQDWR QRV UHIHULPRV D ORV TXH DOEHUJDEDQ instituciones civiles de educación superior, dado que la enseñanza de primeras letras se daba en el ámbito privado o parroquial, y las órdenes religiosas contaban, por lo general, con colegios propios para la educación de sus miembros. Jerárquicamente, la institución HGXFDWLYDPiVLPSRUWDQWHGHO9LUUHLQDWRIXHOD5HDO\3RQWL¿FLD8QLYHUVLGDGGH6DQ0DUFRV GH /LPD IXQGDGD HQ  5HFLpQ HQ  DGTXLULy VX ORFDO GH¿QLWLYR XQ HGL¿FLR TXH había funcionado como recogimiento de mestizas y que fue paulatinamente remodelado SDUD VHUYLU D VX QXHYR ¿Q (O SDUWLGR GHO HGL¿FLR HUD EDVWDQWH VHQFLOOR DOUHGHGRU GH XQ pequeño patio de un solo nivel, al cual se accedía desde la calle por un espacioso zaguán, se distribuían las aulas, llamadas generales a las cuales se accedía a través de los corredores de arquería que rodeaban el patio. Estos generales eran espacios muy alargados, cubiertos con alfarjes de madera y dotados de sillas en su contorno para asiento de los asistentes. Adicionalmente la Universidad contaba con una espléndida capilla, cubierta por unas curiosísimas bóvedas colgantes de madera, caña y yeso, lamentablemente desaparecidas. La fachada de la Universidad era muy singular en el contexto de la arquitectura limeña; se &DSLOODGHOD5HDO8QLYHUVLGDGGH6DQ0DUFRV3DODFLRGH7RUUH7DJOH7HFKRGHOD6DODGH$XGLHQFLDVGHO7ULEXQDOGHO6DQWR2¿FLRGHOD,QTXLVLFLyQ 18 19 componía de gruesas pilastras ubicadas rítmicamente y en los entrepaños se ubicaban las altas YHQWDQDVHQUHMDGDVGHODFDSLOOD\OD~QLFDSRUWDGDTXHGDEDDFFHVRDOLQWHULRUGHOHGL¿FLR Además de la Universidad, existieron en Lima los llamados Colegios Mayores: el Real de San )HOLSH\6DQ0DUFRV  DVRFLDGRDOD8QLYHUVLGDG\HOGH6DQ0DUWtQ  UHJHQWDGRSRU ORVMHVXLWDVDGHPiVGHO&ROHJLR6HPLQDULRGH6DQWR7RULELR  &RQRFHPRVODGLVWULEXFLyQ GHO &ROHJLR GH 6DQ 0DUWtQ JUDFLDV D OD LQIRUPDFLyQ JUi¿FD SURGXFLGD D ¿QHV GHO VLJOR ;9,,, como consecuencia de los proyectos de remodelación del local para su habilitación como $GXDQD(UDXQHGL¿FLRGHXQVRORSLVRFRQXQHQRUPHSDWLRFHQWUDOURGHDGRSRUFRUUHGRUHVGH arquería de madera, alrededor del cual se distribuían las aulas y demás dependencias. Las aulas eran espacios alargados similares a los generales mencionados al hablar de la Universidad, los cuales tenían la particularidad de estar colocados transversalmente a los corredores que les daban acceso, de tal manera que se accedía a través de los lados más cortos de las salas. La fachada era muy sencilla y en ella destacaba la sobria portada de un cuerpo que daba acceso al patio. De las características iniciales del Colegio de San Felipe y del Seminario sabemos PX\SRFR(OSULPHURVHWUDQVIRUPyHQFXDUWHOD¿QHVGHOVLJOR;9,,,\HQ(VFXHODGH$UWHV\ 2¿FLRVHQHO;,;GHWDOPDQHUDTXHHQODDFWXDOLGDGVHKDOODPX\WUDQVIRUPDGR(O6HPLQDULR se trasladó a un sector del convento franciscano en la década de 1850 y el local que ocupó fue posteriormente demolido. En el pueblo de indios de Santiago existió, además, un Colegio regentado por los jesuitas, dedicado a la educación de los jóvenes pertenecientes a la nobleza LQGtJHQD6HOHGHQRPLQy&ROHJLRGHO3UtQFLSH  \IXQFLRQDEDHQXQORFDODQH[RDODLJOHVLD parroquial de Santiago. En 1767, como ya dijimos, se expulsó a los jesuitas de España y todas sus posesiones de Ultramar, lo que conllevó a una reorganización general de la educación superior en Lima. Como consecuencia de ello, se fusionaron los Colegios Mayores de San Martín y San Felipe en una QXHYDLQVWLWXFLyQHGXFDWLYDOODPDGD&RQYLFWRULR&DUROLQRHOFXDOIXQFLRQyHQHOHGL¿FLRTXH había sido Noviciado de San Antonio Abad de la orden jesuita y hoy es la llamada Casona de San Marcos. En 1810 se creó la Escuela de Medicina de San Fernando, para la cual el arquitecto Matías 0DHVWURSUR\HFWyXQHGL¿FLRQXHYRHQXQWHUUHQRDG\DFHQWHDO+RVSLWDOGH6DQ$QGUpV\FRQ frente a la plazuela de Santa Ana. Se conoce muy poco de su distribución interior, pero se sabe que el local constaba de varias salas distribuidas alrededor de un patio central. Lo más saltante era su gran fachada de dos niveles, simétrica, compuesta en base a pilastras sin capitel con el entrepaño central de mayor anchura y coronado por un frontón triangular para jerarquizar el LQJUHVRDOHGL¿FLR (GL¿FLRVLQGXVWULDOHV La Real Casa de Moneda de Lima fue creada inicialmente en 1563, aunque se trasladó tempranamente a Potosí en 1572 para ser reabierta en un local alquilado en 1683, el cual a su vez fue destruido con el terremoto de 1746. La construcción de la nueva Casa de Moneda de Lima, entre 1748 y 1760, coincidió con la reorganización general de la institución, luego que OD&RURQDYROYLHUDDDVXPLUORVWUDEDMRVGHDPRQHGDFLyQ$SHVDUTXHHOHGL¿FLRVXEVLVWHHV muy poco lo que conserva de su construcción inicial debido a las transformaciones producidas por la modernización de la ceca durante el siglo XI X. El primer nivel de su fachada, compuesta por pilastras almohadilladas y con una interesante portada de un cuerpo -con características similares a las de arquitectura doméstica- probablemente provenga de esta época. El otro establecimiento industrial de la ciudad fue la Real Fábrica de Tabacos de Lima, como 20 consecuencia de la creación de la Real Renta y Estanco de Tabacos de Lima en 1752. Para este ¿QVHSUR\HFWyHQXQHQRUPHHGL¿FLRXELFDGRHQHOEDUULRGHOD&KDFDULOODFX\RVSODQRV ¿UPDGRVSRUHO&RPDQGDQWHGH,QJHQLHURV9LFHQWHGH9H]DVHFRQVHUYDQHQHO$UFKLYR*HQHUDO de I ndias. El proyecto en cuestión era muy ambicioso, y constaba de varias salas y almacenes distribuidos a lo largo de dos ejes longitudinales compuestos por una sucesión de patios rodeados de corredores de arquería. La fachada proyectada era muy simple, destacando solamente una sobria portada adintelada. La falta de presupuesto impidió que se construyera lo proyectado, haciéndose en su lugar algunos almacenes alrededor de un patio. 1 2 3 1 5 6 (GL¿FLRVUHFUHDWLYRV Por lo menos desde principios del siglo XVI I existieron en Lima los corrales de comedias, espacios donde se realizaban representaciones teatrales que dieron paso en el siglo XVI I I al primer teatro HVWDEOHHGL¿FDGRHQ(OWHDWURWHQtDPRGHVWDVGLPHQVLRQHV\FRQVWDEDGHXQDVDODGHFRUWD extensión con platea, palcos y cazuela, a la cual se ingresaba a través de un patio interior. La fachada se organizaba con simples pilastras jónicas y se coronaba con un frontón triangular. Durante el Virreinato las celebraciones y acontecimientos públicos solían realizarse en la Plaza Mayor, y uno de los eventos que se llevaban a cabo en este lugar eran las corridas de toros. Recién en 1768 se construyó una plaza de toros cerrada en el barrio de San Lázaro, la actual plaza de Acho. Se trata de un coso sostenido sobre gruesos arcos de adobe y ladrillo y rodeado SRUXQDJDOHUtDGHPDGHUDTXHFRELMDSDUFLDOPHQWHODJDOHUtD([WHULRUPHQWHHOHGL¿FLRWLHQHXQD apariencia recia debido a la presencia de gruesos contrafuertes que soportan la estructura. 2EUDVGHRUQDWRS~EOLFR La Plaza Mayor de Lima se constituyó en el centro de la ciudad desde su fundación. Desde temprano se pensó en adornarla con portales a la manera de las plazas porticadas españolas y es así que en 1565 se hacen los primeros portales, construidos por el alarife Francisco de Morales con pilares y arcos de piedra. Los portales se superponían a las construcciones existentes de la plaza reduciendo su ámbito, y los altos se cedieron a los propietarios de los solares adyacentes a cambio de contribuir económicamente con la obra. Estos portales fueron destruidos por el WHUUHPRWRGH\UHHGL¿FDGRVHQSRUHODODULIH-XDQ,xLJRGH(UD]RHVWDYH]FRQSLODUHV de piedra sosteniendo arcos de ladrillo. Uno de los espacios públicos más importantes de la ciudad es la Alameda Vieja o de los Descalzos, concebida a semejanza de la llamada Alameda de Hércules de Sevilla. Su construcción fue promovida por el Virrey Marqués de Montesclaros y se llevó a cabo en 1611, trazándose tres calles conformadas por hileras de árboles que remataban en la recolección franciscana de Nuestra Señora de los Ángeles, adornadas con tres fuentes de agua con sus brocales de piedra. Ya en el siglo XVI I I se construyó otra alameda, denominada Alameda Nueva o de Acho, la cual constaba de varias calles conformadas por árboles que bordeaban el río Rímac. Tal vez el más ambicioso de los proyectos de espacio público para la ciudad fue el del Paseo de Aguas o Nabona, promovido por el Virrey Amat en el barrio de San Lázaro. La novedad de su diseño radicaba en la construcción de un juego de aguas que partía de una arquería que, a manera de acueducto, transportaba el agua desde las acequias cercanas. $QWLJXR3DODFLRGH*RELHUQR&DVDV5HDOHVGHO3HU~$UFKLYR&RXUUHW0HUFDGR3ULQFLSDOGH/LPDSRU05XJHQGDV&ROHFFLyQ3ULYDGDGH&KLOH&DOOHGHORV$ÀLJLGRV3OD]DGH7RURVGH $FKR&DVDGH2VDPEHOD&DVDGH1HJUHLURV 21