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El artista como héroe- Notas al programa de concierto

El artista como héroe- Notas al programa de concierto Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia y Enrique Bagaría (piano) Viernes, 19 enero de 2018 (XXI Temporada) Auditorio y Centro de Congresos “Víctor Villegas de Murcia”

XXI TEMPORADA Abono OSRM. Concierto 4. MURCIA Viernes, 19 de enero de 2018. 20:00 h. Programa I LUDWIG VAN BEETHOVEN (1770-1827) Coriolano. Obertura, Op. 62 Concierto para piano nº 1 en Do mayor, Op. 15 Allegro con brio Largo Rondo. Allegro scherzando Enrique Bagaría, piano II LUDWIG VAN BEETHOVEN (1770-1827) Sinfonía nº 3 en Mi bemol mayor, Op. 55. Heroica Allegro con brio Marcha fúnebre. Adagio assai Scherzo. Allegro vivace Finale. Allegro molto Lucas Macías, director Fila 0 a beneficio de ASTRADE Asociación para la atención de personas con autismo y otros trastornos generalizados del desarrollo de la Región de Murcia ES45 0487 0090 7120 0100 1004 El artista como héroe En junio de 1804, Beethoven dirigió el primer ensayo de su sinfonía que llamaría Eroica, en el palacio de su patrón, el príncipe Joseph Franz von Lobkowitz de Viena. Entre los asistentes se encontraban el conde Dietrichstein de Praga y la condesa von Deym acompañada de la condesa von Brunsvick. Más tarde apareció Joseph Haydn pronunciándose sobre la obra de tal manera: “A partir de hoy todo va a ser diferente… se ha colocado en mitad de su obra, nos permite ver su alma, supongo que por eso es estruendosa... El artista como héroe: algo completamente nuevo...”. Podemos considerar a Beethoven (Bonn, 1770-Viena, 1827), entre otras muchas cosas, como el último exponente del clasicismo vienés, componente de la llamada «Escuela de Viena» en la que le acompañaron Haydn y Mozart. Beethoven vivió en una época en que surgían numerosas y poderosas tendencias en la sociedad que le afectaron intensamente y que se dejaron sentir en su obra. Al igual que Napoleón y Goethe, el maestro alemán fue hijo del tremendo cataclismo que fermentó durante todo el siglo XVIII y terminó por estallar con la Revolución Francesa. Testigo del cambio del siglo XVIII al XIX, su música se mueve entre la era clásica y el principio del romanticismo musical. Históricamente, la obra de Beethoven se eleva sobre los convencionalismos, géneros y estilos del periodo clásico. Aunque sus obras se distinguen de las de cualquier compositor anterior por la creación de estructuras arquitectónicas grandes y extendidas, caracterizadas por el amplio desarrollo del material musical. Su vasta producción compositiva abarca 9 sinfonías, 11 oberturas, música incidental para obras teatrales, un concierto para violín y 5 para piano, 16 cuartetos de cuerda, 9 tríos con piano, 10 sonatas para violín y 5 sonatas para violoncelo, 32 grandes sonatas y numerosas series de variaciones para piano, un oratorio, una ópera (Fidelio), y dos misas, además de varias canciones y muchas composiciones menores de diversas clases. La Obertura Coriolano Op. 62, fue compuesta en 1807, la orquestación es para 2 flautas, 2 oboes, 2 clarinetes, 2 fagotes, 2 cornos, 2 trompetas, timbales y cuerdas. Esta obertura está inspirada en la obra homónima del jurista, poeta y dramaturgo alemán Heinrinch von Collin, basada a su vez en una de las tragedias de Shakespeare. Coriolano está basada en la vida del antiguo líder romano Cayo Marcio Coriolano, su tema central es la libertad del héroe, tema que sedujo a Beethoven a lo largo de toda su vida. Relata la vida de un patricio romano que vivió hacia el siglo V a. C. y que alcanzó la gloria militar al conquistar la ciudad de Coriolis a los volscos. Más tarde, a causa de su despotismo, fue exiliado de Roma. Coriolano decidió entonces unirse a los volscos, proponiendo a estos levantarse en armas contra Roma. Ante el sitio de la ciudad, los romanos, desesperados, enviaron una delegación, encabezada por su madre Veturia y su esposa Volumnia. El orgullo y la determinación del general finalmente fueron vencidos por los ruegos de su madre. Cedió y retiró sus fuerzas, incurriendo así en la ira de los volscos, que le condenan a muerte. La estructura y los temas de la obertura se identifican con el personaje protagonista de la historia. El tema principal y tormentoso de la obertura, en do menor, representa la parte oscura de la figura trágica de Co- riolano, su orgullo y ambición que le hacen decidir invadir Roma. El siguiente tema en la tonalidad suave de mi bemol mayor, se puede asociar a las súplicas de Volumnia y Virgilia, a la ternura y la misericordia. Finalmente regresa el tema en do menor y la música simboliza el desmoronamiento del líder romano. La obertura en los últimos compases acaba con tres pizzicatos en pianísimo, la música se desvanece como el destino del héroe. El Concierto para piano y orquesta nº 1, Op. 15, en do mayor, es de sus obras tempranas. Beethoven lo revisó en 1800 antes de su primera publicación. Aunque el concierto para piano nº 2, lo compuso incluso antes que el primero, vemos que ambos conciertos los concluyó al principio de su carrera y con un estilo virtuoso, quizás para poder mostrar sus propias habilidades como pianista. Las cadencias finales se improvisaban a menudo en el siglo XVIII, sin embargo, Beethoven se tomó la molestia de escribir tres cadencias para este concierto, presumiblemente para diferentes ocasiones y audiencias. En términos de influencias, los primeros tres conciertos de Beethoven muestran un vínculo mucho más fuerte con los de Mozart que con los de Haydn, en ellos escuchamos unas deliciosas melodías casi mozartianas. La música parece expresar la juventud, con armonías menos densas que en posteriores composiciones. Siguiendo el estilo estándar clásico, el concierto tiene tres movimientos: Allegro con brio, Largo y Rondo. Allegro. En el primer movimiento hay una larga espera, casi tres minutos, antes de escuchar el piano, típico de los conciertos de esta época. Esta extensa introducción orquestal sirve para crear un suspense y darle mayor sentido e im- portancia al instrumento solista. Se presenta un tema brillante, con aires de marcha militar. La enérgica escritura de la parte pianística nos anuncia el nuevo mundo expresivo del compositor. El segundo movimiento, es un Largo, escrito en la bemol mayor, suave y majestuoso. Es un movimiento íntimo donde los instrumentos de viento, clarinetes, fagotes y trompas acompañan sensiblemente el juego lírico del piano. El tercer movimiento, Rondo, de nuevo en do mayor, lo abre el piano en solitario, con un centelleante Allegro scherzando y tuttis de la orquesta llenos de vitalidad. A medida que la energía aumenta, se escucha la evidencia del afecto de Beethoven por la música folklórica. Se escuchan ritmos y toques exóticos de danzas húngaras, que también seducían a Haydn y Mozart. La Sinfonía nº 3, Op. 55, en mi bemol Mayor, que finalmente Beethoven llamó «Eroica», se catalogó casi inmediatamente como una obra importante. Sin embargo, al principio el público la consideró difícil de captación por su extensión y complejidad sin precedentes. Con esta obra, Beethoven marcó el comienzo de un nuevo estilo que cambió completa y permanentemente la naturaleza misma de la música. Esbozó las primeras ideas en el verano de 1802, terminándola dos años después, en 1804. Se estrenó en Viena, en 1805, dirigida por el propio Beethoven. La sinfonía estaba destinada a ser un homenaje a Napoleón Bonaparte, al que admiraba como el héroe que había liderado la lucha por la libertad, igualdad y fraternidad en Francia. Sin embargo, el compositor en su decepción, quitó la dedicatoria cuando Bonaparte se coronó a sí mismo emperador (en mayo de 1804), dejando el título como «Sinfonía Heroica, a la memoria de un gran hombre». La naturaleza poderosa, liberadora y heroica de la Tercera Sinfonía es inconfundible, independientemente del grado de influencia que Bonaparte tuviese en su composición. Está formada por cuatro movimientos; Allegro con brio, Marcha fúnebre. Adagio assai, Scherzo. Allegro vivace - Trio, Finale. Allegro molto. Los dos acordes de apertura de la sinfonía establecen la atmósfera poderosa de inmediato, seguidos de una melodía que va desplegando las notas de los acordes. A lo largo de todo el primer movimiento, en la tonalidad principal de mi bemol mayor, escuchamos ritmos intensos y silencios fuertemente acentuados. Beethoven, lejos de saturar el movimiento con una abundancia de temas, prefiere la concentración de motivos musicales al igual que hiciera Haydn. El segundo movimiento, Marcha fúnebre. Adagio assai, es el movimiento que más vincula esta sinfonía con Francia y los movimientos revolucionarios que la estaban sacudiendo. En lugar del habitual movimiento lento, Beethoven presenta una marcha en do menor, llena de grandeza y patetismo. En la parte central encontramos una sección contrastante y llena de lirismo en do mayor con carácter de himno, tras el cual vuelve la tonalidad menor y la densidad del movimiento. El tercer movimiento Scherzo. Allegro vivace - Trio es un contraste total con el anterior. Volvemos a la luminosidad de mi bemol mayor, con ritmos audaces, utilizando el staccato, en incansable movimiento centelleante. Destacan las tres trompas utilizadas para la instrumentación del Trio, una «escena de caza», tan de moda en la época. El Finale. Allegro molto, exige del virtuosismo de la orquesta. Su estructura incluye episodios contrapuntísticos, algunos de ellos fugas complejas, cuyo carácter oscila entre lo dramático y el estilo militar, poderoso y brillante. Culmina la sinfonía con una coda presto de manera magistral, que hace al público librarse del impactante drama de los primeros movimientos. Clásico o romántico, Beethoven fue una de las grandes fuerzas de ruptura en la historia de la música. Su obra, al igual que su persona, una mezcla de sublimidad y melancolía, hicieron que después de él, ya nada pudo volver a ser lo mismo; había abierto las puertas a un nuevo mundo musical. Mª Ángeles Zapata Castillo Doctora en Musicología