VISITAS AL PATIO No. 9 - 2015, ISSN 2248-485X, pp. 107-117
Rayuela, de Julio Cortázar
y sus postproducciones*
Tatiana da Silva Capaverde1
Universidade Federal de Roraima – UFRR (Brasil)
Resumen
Abstract
Serán analizadas dos apropiaciones realizadas a partir de Rayuela
(1963) de Julio Cortázar: la instalación de la artista Marilá Dardot
expuesta en 2005 y 2006, y el
videoclip del grupo de tango electrónico Gotan Project, grabado
en 2010. Se utilizará como base
teórica el concepto de postproducción de Bourriaud (2004), que
entiende el arte como un proceso
de uso de los objetos y de las formas, lo que reconfigura la función
del autor en aquel que no persigue
más la originalidad, sino que utiliza como herramienta de creación
la materia que ya posee forma
artística, las formas ya producidas.
A partir de la comparación y análisis de los dos textos se pretende
evidenciar las reconfiguraciones
de la figura del autor y del lector
(productor/espectador) en el arte
contemporáneo y promover el
debate sobre los contactos que se
pueden establecer con el pasado y
con los textos del otro.
Two appropriations made from
Rayuela (1963), by Julio Cortázar, will be analyzed here: the installation by artist MariláDardot
exhibited in 2005 and 2006, and
the music video by the electronic
tango group Gotan Project, recorded in 2010. The concept of
postproductions, by Bourriaud
(2004), will be used as theoretical framework, and through this
proposed comparison, the intention is to demonstrate the reconfigurations of the author’s and
the reader’s figure (producer/
viewer) in contemporary art,
through the deconstruction of
these categories, and to promote
the debate on the relations that
can be established with the past
and with someone else’s texts.
Palabras clave: apropiación;
autoría; lector; postproducción.
Keywords: Appropriation; Author; Reader; Postproduction.
* Rayuela by Julio Cortázar and its post-productions.
1
Doctora en Letras de la Universidad Federal de Roraima (Brasil) y professora de
Literatura Hispanoamericana en la misma Universidad. e-mail:
[email protected]
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Ha sido bastante frecuente en los últimos años el hecho de que
muchas obras, ya sean literarias, fílmicas, teatrales o musicales,
presenten como propuesta estética la relectura y, por consiguiente,
la reescritura de una obra ya conocida. El diálogo entre las formas
de arte se extiende a diferentes composiciones. En la observación
de estos fenómenos, se pueden citar dos trabajos que realizan la
apropiación de Rayuela (1963) de Julio Cortázar: la instalación de
la artista Marilá Dardot expuesta en 2005 y 2006, y el videoclip del
grupo de tango electrónico Gotan Project, grabado en 2010. Estos
dos ejemplos promueven el debate sobre los contactos que se pueden
establecer con el pasado y con los textos del otro, demostrando cómo
esas relaciones pueden ser diferenciadas de una intertextualidad
referencial y reverencial.
De la creación a la postproducción: actos de apropiación
Jorge Luis Borges, a través de Pierre Menard, y Marcel Duchamp, por
su parte, a través de sus ready-made, proponen la deconstrucción
de los presupuestos que sustentan el arte (autor, lector y obra) por
medio de la descontextualización y el desplazamiento espacial o
temporal del objeto de arte. El narrador de Pierre Menard, autor del
Quijote realiza una comparación entre los textos de Pierre Menard
y de Cervantes, y presenta sus argumentos a favor del primero, al
que considera más rico, más ambiguo. Cita un fragmento del noveno
capítulo de Cervantes para mostrar cómo una misma obra puede ser
leída como textos diferentes, debido a su desplazamiento espacial.
Lo que está en juego no es la originalidad de la narración, sino las
nuevas significaciones que un mismo texto puede emanar. Para
Duchamp la significación del arte se da a través del desplazamiento
de un objeto manufacturado. Se percibe entonces que la apropiación
pasa a figurar como procedimiento artístico. Los artistas se apropian
de textos, imágenes y objetos preexistentes como materia prima
para su trabajo: “Ya no se trata de elaborar una forma a partir de un
material bruto, ni siquiera de fabricar un objeto, sino de seleccionar
uno entre los que existen y utilizarlo o modificarlo de acuerdo con
una intención específica. Se trata de usar objetos terminados. ‘El
artista escoge y se apodera de aquello que no es suyo, en un proceso
intertextual’ ” (Veneroso, 2000: 09 apud Ribeiro, 2008: 798).
Los términos “apropiación” y “apropiacionismo”, usados más
frecuentemente en el ámbito del arte, surgieron a finales de los años
70. Pero es a partir de los años noventa que ganan más adeptos, y un
número creciente de artistas interpretan, reproducen o se apropian
de obras, imágenes, objetos, productos o elementos culturales.
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Tales estrategias de apropiación de las formas visuales existentes
representan una reacción frente a la superproducción de imágenes
en el mundo. La superproducción ya no es vivida como un problema,
sino como un sistema cultural (Ribeiro, 2008: 797).
En el campo literario, entre las diferentes formas de relación entre
textos, las apropiaciones rompen la lógica platónica, una vez que,
como afirma Perrone-Moisés (1978), no apuntan a reproducir lo
mismo y reverenciar el origen, sino por el contrario, buscan, a través
de una escritura crítica, producir la diferencia como semejanza
simulada: “Esa fuerza productiva, inventiva y descentralizadora del
simulacro, le confiere una orientación hacia el futuro que se opone
a la tendencia de la copia a regresar al pasado originario, para
reproducirlo sin diferencia, por lo tanto, sin crítica.” (19). Veneroso
completa, señalando la libertad creativa de la apropiación:
Es así que el arte posmoderno, a partir de la idea del mundo
como enciclopedia, se apropia, de diferentes maneras,
de ideas, imágenes y objetos preexistentes como materia
prima para su trabajo expresivo. Esa actitud, que pasó a ser
conocida como ‘apropiación’, nació del collage, vía Pop Art:
‘Que cada uno se autorice a sí mismo: ese es el emblema de la
apropiación’ (2012: 72).
Si al inicio del siglo XX las nociones de sujeto múltiple y de obra
compuesta por citas reelaboran los conceptos de autoría y originalidad
destacando las funciones de autor, lector, crítico y editor, a partir de la
década del 80, el autor también asume una función diferente: la de
postproductor. El autor productor transita por los objetos culturales
más diversos y realiza la manipulación y la reordenación. Dentro
de esa forma de producción, la significación de la obra está en el
recorrido, en la colección, en los vínculos sugeridos por el artista. El
valor del autor ya no está asociado a la creación y a la originalidad,
sino a sus tránsitos y recorridos, puesto que el sentido de la obra está
cada vez más en la lectura, en las conexiones y en las asociaciones en
red que cada uno pueda establecer. Tenemos, entonces, de una parte,
la muerte del autor y, de otra, su renacimiento como articulador de
una masa caótica de obras, nombres propios y referencias.
Rayuela leída por Marilá Dardot
Marilá Dardot es una artista plástica de Minas Gerais, que vive en
São Paulo donde produce sus obras. Ella viene construyendo una
obra centrada en la temática del tiempo y de la palabra, que busca
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diferentes formas poéticas de dotar a las palabras ya existentes en
el mundo de la literatura de nuevas lecturas, de nuevos sentidos.
Algunos trabajos de Dardot hacen referencia en el título a autores
y obras de ficción o teóricas bastante conocidas. Podemos citar
O Livro de Areia (1999), A Biblioteca de Babel (2005), Ulyisses
(2008), O Banquete (2000), Volta ao dia em oitenta mundos (2013),
Pensamento do Fora (2002), A Origem da Obra de Arte (2011)2.
Según Mesquita,
A partir de una estrategia conceptual y de apropiación, aliada
a un sutil espíritu crítico, la artista construye un espacio
ampliado, interdisciplinario, donde el trabajo surge de una
estrecha relación con un lugar, un objeto, una situación
o circunstancia. Aunque simples y directos, planeados y
ejecutados de modo ingenioso, videos, libros, instalaciones
y esculturas ofrecen una experiencia de orden subjetivo y
poético, provocada por pequeños gestos, desplazamientos
y rupturas, que alteran la percepción del propio arte, de la
cultura y de la relación de estos con el mundo (2006: 1).
Para la primera edición del Premio CNI SESI Marcantonio Vilaça de
Artes Plásticas, Marilá desarrolló el proyecto Rayuela. La instalación
está compuesta por 322 imágenes que miden 22.5 x 29 cm (cada
una), enmarcadas individualmente. Cada imagen reproduce páginas
de la novela Rayuela luego de la lectura de la artista; como ella misma
relata: “suprimí digitalmente casi todo el texto del libro, dejando
apenas los pasajes en que encontré verbos de desplazamiento
espacial, además de los números de página y capítulos. El trabajo
sugiere una lectura que evidencia esos desplazamientos, que me
parecen son la estructura del libro, como también la del juego de la
rayuela.” (Dardot, 2013) De esta forma, la obra se presenta como una
propuesta más de lectura de la novela de Cortázar, pues:
El trabajo toma el libro como objeto abandonado, como registro
de una experiencia, documento cultural y simbólico agenciado
por sus posibilidades de traducción y reproductibilidad;
además, claro está, como su propia propuesta literaria: un
juego de combinaciones, abierto a múltiples interpretaciones y
lecturas. Desmontado y reproducido en el espacio de galerías,
gana una nueva objetividad, que materializa la experiencia
de la lectura, aunque mediada y subjetiva (la elección de la
2
Los nombres de los libros respectivos en español son: El libro de arena, La biblioteca
de Babel, El banquete, La vuelta el día en ochenta mundos, Pensamiento del afuera, El
origen de la obra de arte. En el caso de “Ulyisses”, la autora juega con el nombre del
libro de Joyce en inglés y el de su traducción en portugués.
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artista fue preservar solamente las locuciones y verbos de
movimiento). Las imágenes no son fáciles ni seductoras. Al
contrario, exigen del espectador disciplina y compromiso
para que sean leídas por completo, parte por parte, siguiendo
palabras y locuciones entre largos y áridos hiatos dejados por
la eliminación del texto. Espacios abiertos a la imaginación y a
nuevas intervenciones. (Mesquita, 2006: 3-4).
Ese tipo de relación entre textos solamente pasa a ser leído por la
crítica y practicado con mayor libertad por los artistas luego de los
desplazamientos conceptuales sufridos por las nociones de autor,
lector y obra, y de los estudios dedicados a las relaciones intertextuales.
A partir de la comprensión de que el autor no determina el sentido
de la obra y de que el foco de interés pasa a la lectura y al texto, las
relaciones con el pasado se tornan más fluidas, ya que originalidad
y autenticidad pierden importancia, y las apropiaciones pasan a ser
vistas como formas de lectura y postproducción.
Roland Barthes en su ensayo intitulado De la obra al texto, de 1971,
diferencia obra de texto atribuyendo a la primera una noción tradicional
de materialidad y estructura limitada al significado, mientras que
texto estaría en sintonía con las nuevas concepciones de producción y
recepción que entienden la estructura textual como campo metodológico
que se constituye en el movimiento, en las relaciones entre autor, lector
y signo, y en la significancia. Barthes afirma que:
La diferencia es la siguiente: la obra es un fragmento de
sustancia, ocupa una porción del espacio de los libros (en
una biblioteca, por ejemplo). El Texto, por su parte, es un
campo metodológico. La oposición podría recordar (pero de
ningún modo la reproduciría término a término) la distinción
propuesta por Lacan: la realidad se muestra, lo “real” se
demuestra; del mismo modo, la obra se ve (en las librerías,
los ficheros, los programas de examen), el texto se demuestra,
es mencionado según determinadas reglas (o en contra de
determinadas reglas); la obra se sostiene en la mano, el texto
se sostiene en el lenguaje: sólo existe extraído de un discurso
(o, mejor dicho, es un Texto precisamente porque sabe que
lo es); el Texto no es la descomposición de la obra, es la obra
la que es la cola imaginaria del Texto. Es más: el Texto no se
experimenta más que en un trabajo, en una producción. De lo
que se sigue que el Texto no puede inmovilizarse (por ejemplo,
en un estante de una biblioteca); su movimiento constitutivo
es la travesía (puede en particular atravesar la obra, atravesar
varias obras). (1987: 75).
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Así entendido, el texto practica significados infinitos, siendo plural:
“La pluralidad del Texto, en efecto, se basa, no en la ambigüedad
de los contenidos, sino en lo que podría llamarse la pluralidad
estereográfica de los significantes que lo tejen (etimológicamente, el
texto es un tejido)” (Barthes, 1987: 77). De esta forma, el concepto
texto, que posee como característica constitutiva la intertextualidad,
sea esta explícita o no, congrega los principios de obra sin filiación
o autoría, deroga la reverencia a la herencia y está asociado a la
metáfora de las redes. La distancia entre lectura y escritura se
reduce “no por medio de la intensificación de la proyección del
lector sobre la obra, sino leyendo a las dos dentro de una misma
práctica significante” (Barthes, 1987: 79). Además, la demanda de
participación activa del lector en el juego propuesto resultará en
una nueva escritura: “La teoría del texto no solamente ensancha
hasta el infinito las libertades de la lectura […], sino que también
insiste mucho en la equivalencia (productiva) de la escritura y de la
lectura.” (Barthes, 2003: 150). El intertexto es el producto natural de
esta relación que se da en el campo textual, espacio donde todos los
involucrados (sujeto, significante y el Otro) se encuentran.
Las relaciones entre textos es un tema al que se dedicaron varios
teóricos. Julia Kristeva, en Semiótica 1, de 1969, formuló el concepto
de intertextualidad basada en la definición de dialogismo creada
por Mikhail Bakhtin en 1929. Antoine Compagnon, en 1979, en la
obra La Seconde main ou le travail de la citation3, defiende que toda
escritura es, en realidad, una reescritura, una especie de cita. Gérard
Genette, en Palimpsestos: la literatura en segundo grado, escrita
en 1982 y traducida al español en 1989, hace una clasificación
pormenorizada de aquello que Julia Kristeva clasificó genéricamente
como intertextualidad, y que él va a denominar transtextualidad.
La teoría de la intertextualidad de Kristeva entiende texto como
intersección entre sujeto de la escritura, destinatario y contexto.
Para explicar la acción de la palabra en el texto, Kristeva traza dos
líneas: una horizontal, en la cual están el sujeto de la escritura y el
destinatario; y otra vertical, donde se encuentran el texto y el contexto.
De esta forma el texto se constituirá en una red de conexiones y
como escritura-lectura, ya que “la única forma que tiene el escritor
de participar en la historia se convierte entonces en la transgresión
de esa abstracción [historia lineal] mediante una escritura-lectura,
es decir, mediante una práctica de una estructura significativa en
función de o en oposición con otra estructura.” (Kristeva, 2001: 188).
Obra no traducida al español. Cito a partir de la versión en portugués O Trabalho
da Citação (2007).
3
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La intertextualidad practicada en la apropiación del texto de
Cortázar pone a la artista en la posición de lectora que promueve, a
través de su trabajo, infinitas lecturas. Entiende el texto como plural
y abierto a distintas significaciones, y proporciona en el campo
de las artes plásticas la misma experiencia estética propuesta por
el escritor. La exposición y ordenamiento de las páginas del libro
desmontan literalmente el formato libro y la lectura única así como
lo hizo Cortázar. A diferencia de la tabla con la secuencia de capítulos
sugerida, la distribución de las páginas sin continuidad espacial
permite que el espectador, lector de la postproducción de Rayuela,
escoja también entre las diferentes lecturas posibles, además de la
lectura sugerida (siguiendo la paginación impresa, que se conserva).
A partir de esta comprensión, se fortalece una nueva forma de
relación con el pasado y con la tradición, en la medida en que el
autor se ubica como parte de una gran red y ya no más como creador
individual. Además, se promueve la incorporación de nuevos
formatos y recursos narrativos metaficcionales que explicitan
las lecturas precedentes y las diferentes versiones textuales y
sus interferencias. Al partir del campo estético y retórico, las
apropiaciones se desplazan, y el énfasis teórico-crítico sale del
ámbito de la estructura y de la funcionalidad, y recae en el de la
recepción y el de los desplazamientos espaciales y temporales del
objeto artístico, aspectos que pasaron a ser parte constitutiva de
los diferentes sentidos posibles.
Dardot desplaza el texto de Cortázar del campo de la literatura para
que habite nuevos espacios. Pero no lo hace de forma imitativa o
reverente: lo descontextualiza y se apropia de él, haciendo que se
mueva en tiempos y espacios distintos. La selección de los fragmentos
que marcan ese movimiento en la obra de Cortázar, destacados a
través de la eliminación de lo restante del texto, subraya la lectura
y no la creación. A partir de lo expuesto, de lo hecho, se dio la
postproducción, es decir, la apropiación del texto por la lectura y por
la manipulación.
Rayuela de Gotan Project
El grupo de tango electrónico argentino Gotan Project, como Bonus
de su DVD llamado Tango 3.0 Live, de 2010, grabó un videoclip
intitulado Rayuela, en el que se apropian de los textos y de la voz
de Cortázar, que sirven de conexión entre la música y la obra del
mismo nombre. La producción musical tiene una intertextualidad
declarada con el séptimo capítulo de Rayuela, que se anuncia en el
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primer verso de la música. El capítulo tiene por tema un encuentro
sensual en que la descripción se centra en los labios y en el beso.
En primera persona, quien describe la boca que toca la recrea, y
el acto de dibujarla expone la ficcionalización del deseo. Cuerpos
e imaginación se sobreponen, pues el dibujo se hace y se deshace
exactamente sobre la “boca que sonríe por debajo de la que mi mano
te dibuja” (Cortázar, 1996: 160). Se presenta así el juego y el placer
del texto en un encuentro poético, en que dos pasan a ser uno.
La música de Gotan Project se apropia de la sensualidad y de la
imagen de superposición e interpenetración de los cuerpos,
cuando rediseña el texto. El encuentro sensual bajo la cadencia del
tango se da entre fragmentos de grabaciones de lecturas hechas
por Cortázar del séptimo capítulo de Rayuela, y de comentarios
del autor que anteceden la lectura de Preámbulo a las instrucciones
para dar cuerda al reloj. El estribillo (Un, dos, tres, cuatro:/ ¡Tierra,
Cielo!/ Cinco, seis:/ ¡Paraíso, Infierno!/ Siete, ocho, nueve, diez:/
Hay que saber mover los pies./ En la rayuela o en la vida/ vos podés
elegir un día./ ¿Por qué costado, de qué lado saltarás?) marca los
pasos del tango y describe el juego de la rayuela que, así como
tematiza Cortázar en la novela, es el juego de la vida. La voz de Julio
Cortázar, en contraste con el estribillo de la música cantado por un
coro de niñas, compone el videoclip que tiene como bailarines a una
pareja de niños. En el fondo, bajo el dibujo del juego de la rayuela,
imágenes de libros y relojes componen la escena. Sensualidad
e inocencia se conjugan. Una lectura posible de Rayuela que se
propone como juego. Nace un nuevo texto postproducido como
resultado de la nueva composición entre esos fragmentos y el
estribillo de la música.
Es importante destacar que la noción de producción remite a la
modernidad, en especial al trabajo de Walter Benjamin que, en
1934, en conferencia intitulada El autor como productor, aborda la
estética y la política de la producción artística. En ese caso el escritor
productor, en una relación de mercado, no escribe más para sí
mismo, sino para una demanda mercadológica, aproximándose a la
prensa y al formato periodístico. Benjamin cuestiona la autonomía
y la posición política del autor en esas circunstancias y propone el
productor comprometido y reflexivo, y el lector colaborativo. Para
Benjamin, el trabajo del autor consciente “no se limitará nunca a ser
un trabajo sobre el producto; se ejercerá siempre, al mismo tiempo,
como un trabajo sobre los medios de la producción” (2004: 48). Si se
considera que el texto busca un debate político ideológico del papel
del escritor en una situación de conflicto entre clases, reforzada por
el embate entre el fascismo y el capitalismo, se puede decir que el
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productor tratado por Benjamin se refiere al papel político y social
de la clase letrada frente a la prensa.
Ya Barthes, cuando en 1973, en Texto (Teoría del), trata de producción
y productividad, se refiere a una oposición al producto (terminado)
y al significado que limita la obra a su origen. Esa noción viene de su
lectura del trabajo de Julia Kristeva que presenta la productividad
entre los principios que definen Texto. El hecho de que el texto sea
una productividad “no quiere decir que es el producto de un trabajo
(tal como podían exigirlo la técnica de la narración y el dominio
del estilo), sino que es el teatro mismo de una producción en la
que se reúnen el productor del texto y su lector; el texto ‘trabaja’
” (Barthes, 2003: 143). Ese “trabaja” se refiere a la deconstrucción
de la lengua como comunicación, representación y expresión, y a su
construcción como “espacio estereográfico del juego combinatorio,
infinito en cuanto salimos de los límites de la comunicación corriente
(sometida a la opinión, a la doxa) y de la verosimilitud narrativa
o discursiva.” (Barthes, 2003: 143). Ya la postproducción de
Bourriaud, como veremos, se inscribe en otro contexto de creación
y de preocupaciones teóricas; sin embargo, refleja el debate sobre
la mercantilización del intelectual y de la obra de arte, y sobre los
procesos de productividad ahora en el contexto de la cultura de
masas y de las relaciones intermediáticas posdeconstrucción del
lenguaje y de todas las categorías narrativas.
En Postproducción. La cultura como escenario: modos en que el arte
reprograma el mundo contemporáneo, publicado en 2004, Bourriaud
se concentra en los problemas relacionados con el uso de los objetos
y de las formas, principalmente aquellos vinculados a las estructuras
en red. Las nuevas formas, según el autor, reconfiguraron la función
del autor en la de un postproductor, es decir, aquel que no persigue
más la originalidad, sino que utiliza como herramienta de creación
la materia que ya posee forma artística, las formas ya producidas.
Dentro de una relación de producción, utilizan materia terciaria, no
más prima. La preocupación principal no es buscar la autonomía,
sino insertar la obra en una red de signos y significaciones, en un
juego entre todos los hombres y todas las épocas. En esta concepción,
la apropiación del patrimonio cultural se da en la forma de uso, de
producción que manipula y reordena a fin de producir (no crear) un
nuevo objeto cultural y artístico. Bourriaud también llama la atención
sobre el hecho de que, frente a ese nuevo contexto procedente de las
redes, las formas de saber utilizan como herramientas de orientación
en el caos cultural las formas preexistentes y consagradas sin la
finalidad de contradecirlas o atacarlas, sino de ponerlas en relación,
en convivencia.
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El juego de las lecturas está siendo jugado por Gotan Project y
la composición musical, por lo tanto, es un recortar/pegar. Para
Antoine Compagnon, en La Seconde main ou le travail de la citation
(1979), la cita une el acto de la lectura al de la escritura, puesto
que realiza el gesto recortar pegar, “experiencias fundamentales
con el papel, de las cuales la lectura y la escritura no son sino
formas derivadas, transitorias, efímeras.” (Compagnon, 2007:
11). El acto de citar involucra desarraigar el fragmento y
apropiarse de él. El fragmento será siempre, por lo tanto, un
cuerpo extraño que, pasado por el proceso de la reescritura –que
consiste en “convertir elementos separados y discontinuos en
un todo continuo y coherente, de unirlos, de comprenderlos (de
aprehenderlos juntos), es decir, de leerlos” (Compagnon, 2007:
38-9)– hará parte del nuevo texto. Sin embargo, Compagnon
llama la atención sobre la proximidad entre la cita y la copia,
ya que el texto reescrito por completo “roza el límite en que la
escritura se pierde en sí misma, en la copia.” (Compagnon, 2007:
42) Retomando la idea desarrollada por Borges en Pierre Menard,
autor del Quijote, Compagnon distingue la copia de la traducción y
de la cita, ya que el texto en producción está en constante devenir.
Refuerza en varios tópicos la productividad textual, puesto que la
fuerza del trabajo de la cita está en la acción, en el movimiento. “El
sentido de la cita depende del campo de las fuerzas que la mueve,
que se apodera de ella, la explora y la incorpora.” (Compagnon,
2007: 47). El autor ve la cita como fenómeno (actividad real) y
como sentido (según Deleuze).
Los cuatro fragmentos del capítulo de Rayuela transcritos
literalmente (1. me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y
recomenzar; 2. exactamente con tu boca que sonríe por debajo de
la que mi mano te dibuja; 3. Me miras, de cerca me miras, cada vez
más de cerca; 4. yo te siento temblar contra mí como una luna en el
agua.) son desplazados por Gotan Project de su inscripción original
para componer otro texto, bajo otra autoría. Se trata de una especie
de reproducción literal del texto en otro tiempo, como pretendía
Pierre Menard, que, sin embargo, no cuenta solamente con la lectura
descontextualizada para crear nuevos sentidos, sino también con
adiciones a la textura, que agregan sentido, establecen conexiones
y ponen textos y autores distintos en red. Más que crear sentido a
través del extrañamiento causado por el desplazamiento del objeto
manufacturado de su uso y contexto –como en un ready-made–,
los compositores, lectores de Cortázar, niegan la novela como
obra acabada y fija, y la abren a la manipulación y al movimiento,
produciendo una apropiación efectiva de la materia y de su uso.
Esa apropiación textual sumada a su manipulación configura su
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postproducción, aproximando lo que antes parecía contradictorio:
la creación y la producción.
Gotan Project, conjunto que tiene el proyecto de cantar el tango al
revés (goTan), crea un nuevo texto a partir de la lectura de otros
anteriores, valiéndose del material textual y temático, dejando
entrever los rastros de la apropiación. La instalación de Marilá
Dardot propone una nueva lectura de Rayuela bajo la perspectiva
del desplazamiento, y a partir de su postproducción promoverá
tantas lecturas cuantos sean sus espectadores. Ambos, sin embargo,
a diferencia de una relación mimética, postproducen textos nuevos
a través de una relación palimpsestuosa. No pretenden la imitación
o la copia ni la ruptura y la subversión. Tampoco tienen una función
irónica o satírica, pues se diferencian de la parodia y del pastiche.
Estamos en el campo de la reescritura (Barthes), es decir, del
gesto, del espacio de gozo en que, en el juego del lenguaje, autores
y lectores se encuentran en el tejido de las letras, promoviendo un
entrelazamiento en constante devenir.
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