Eloy Méndez Sáinz
Mario Alberto Velázquez García
Coordinadores
Turismo e imaginarios / Eloy Méndez Sáinz y
Mario Alberto Velázquez García (coordinadores).
280 páginas ; 23 cm.
Incluye referencias bibliográicas.
ISBN: 978-607-7775-38-6 (colson)
1.Turismo – México. 2. Turismo -- Aspectos sociales. I.
Méndez Sáinz, Eloy. II. Velázquez García, Mario Alberto.
G155.M6 .T866
El Colegio de Sonora
Doctora Gabriela Grijalva Monteverde
Rectora
Instituto Tecnológico y de
Estudios Superiores de Monterrey
Campus Sonora Norte
Doctor Javier Quezada Andrade
Director General
Doctor Nicolás Pineda Pablos
Director de Publicaciones no Periódicas
Licenciada Inés Martínez de Castro N.
Jefa del Departamento
de Difusión Cultural
ISBN: 978-607-7775-38-6
D. R. © 2013
El Colegio de Sonora
Obregón 54, Centro
Hermosillo, Sonora, México
C. P. 83000
D. R. © 2013
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores
de Monterrey Campus Sonora Norte
Blvd. Enrique Mazón López, no. 965
Hermosillo, Sonora, México
C. P. 83000
Impreso y hecho en México / Printed and made in Mexico
Índice
AgrAdecimiento ................................................................................ 9
PresentAción ................................................................................... 11
introducción generAl
Mario Alberto Velázquez García
Eloy Méndez Sáinz .............................................................. 15
el turismo, lA nuevA mAnerA de negociAr
lA identidAd nAcionAl mexicAnA
Helene Balslev Clausen ...................................................... 27
turismo y los sÍmbolos de lA identidAd mexicAnA.
el cAso de Pueblos mágicos
Mario Alberto Velázquez García ........................................ 53
lA leyendA y lA trAvesÍA:
el imAginArio eurocéntrico y el viAje
Adolfo Benito Narváez Tijerina .......................................... 79
sitios con denominAción de PAtrimonio mundiAl
Pueblo mágico: reAlidAdes de los hAbitAntes
y
y desArrollo locAl de lAs comunidAdes
Ana Lucía González Ibáñez .............................................. 119
turismo e imAginArios
imAginArios sociAles del turismo
en dos ciudAdes del noroeste de méxico:
Puerto PeñAsco y PlAyAs de rosArito
Jesús Ángel Enríquez Acosta ............................................ 145
hAbitAndo lAs ciudAdes del turismo:
estudio de cAso de dos ciudAdes del turismo
de sol y PlAyA A PArtir de los imAginArios
Glenda Bethina Yanes Ordiales........................................ 197
reconstruyendo el sentido del lugAr.
contribuciones teóricAs PArA lA APlicAción
de los imAginArios sociAles
en el estudio urbAno-turÍstico
Yanely Consuelo Estrada Santoyo .................................... 227
lugAres y flujos en lA modelAción
del escenArio turÍstico globAlizAdo.
AcercAmiento Al cAso de Puerto vAllArtA, méxico
José Alfonso Baños Francia ............................................. 251
8
AgrAdecimiento
E
ste libro constituye el testimonio del trabajo reciente sobre turismo, realizado por colegas, amigas y amigos, quienes aportan conocimientos sobre el tema de las maneras más diversas. Aunque es
imposible nombrar a todos los que participaron en este proyecto, por
temor a omitir a algunos; mención especial merece la maestra en
ciencias Tania Reyes Woodhouse por su apoyo, que a veces parece inagotable. Asimismo, es importante reconocer la ayuda brindada
por la comunidad de El Colegio de Sonora y del Centro de Estudios
de América del Norte, donde se generó y maduró este producto inal.
PresentAción
El estudio del turismo invita a los más diversos abordajes, debido a
la gran variedad de destinos y dimensiones o a la repercusión de sus
inversiones y lujos y, sobre todo, a los distintos enfoques conceptuales, más aún, a los giros y cambios sutiles del mercado, que crea y
recrea nichos de mercado de forma precipitada en una competencia
cada vez más ubicua e innovadora. En México, las urbanizaciones
turísticas tienen lamentables similitudes con las de América Latina
y, en general, con las del mundo en desarrollo: polarización social
aguda; expansión urbana acelerada, debida a migraciones; graves
deiciencias de servicios y equipamientos urbanos en las franjas de
población pobre; deterioro del patrimonio cultural; depredación del
medio ambiente y altos índices de segregación social en el espacio
ocupado. A lo que en el último quinquenio se suma el incremento alarmante de la inseguridad, violencia y desempleo, con la crisis
inmobiliaria de trasfondo, problemas a su vez erigidos en trabas a
la inversión, así como a la innovación en campos estratégicos de la
movilidad, las comunicaciones y el conocimiento. De ahí que hayamos invitado a un grupo selecto de investigadoras e investigadores a
relexionar sobre la interpretación del fenómeno en sus más recientes
presentaciones y re-presentaciones imaginarias, tendencias y alternativas.
Es oportuno el texto “El turismo, la nueva manera de negociar la
identidad nacional mexicana”, de Helene Baslev Clausen, quien asegura que el turismo “[…] es un espacio privilegiado de contacto entre
turismo e imAginArios
identidades nacionales donde los actores sociales buscan moldear o
conirmar estereotipos, símbolos y narrativas respecto a su idea de
nación. Esto tiene consecuencias especíicas en la construcción, utilización y repartición de los beneicios del turismo”. Después deine la
noción desarrollo y funcionamiento del turismo como actividad social y acción humana, que busca cierto tipo de experiencias distintas
y signiicativas, frente a las que tiene en la cotidianidad (MacCanell,
1973), luego pasa a documentar la categoría de identidad nacional
con autores como Smith (1991), Eriksen (1993) y Ashworth (1994),
entre otros. Selecciona el caso de Álamos, Sonora, una ciudad turística reconstruida por la comunidad estadounidense avecindada ahí
desde los años cincuenta, y recientemente nombrada Pueblo Mágico,
como marco de análisis de las expresiones de identidad local y global.
En la misma línea de análisis, se encuentra “Turismo y los símbolos de la identidad mexicana. El caso de pueblos mágicos”, donde
Mario Alberto Velázquez García analiza la relación entre la identidad nacional y el turismo. Las zonas turísticas no sólo son generadoras de ingresos y centros de recreación, sino que constituyen nuevos
nichos para la construcción o reairmación de una identidad nacional
a partir de los símbolos y festividades ofertados.
“La leyenda y la travesía: el imaginario eurocéntrico y el viaje”,
de Adolfo Benito Narváez Tijerina, formula una caracterización de
los elementos y representaciones de Occidente en las mentalidades
de los occidentales, a través de las representaciones que hacen explícito al imaginario eurocéntrico, que se deine como un gran relato
que organiza al pensamiento mundial en torno a lo occidental como
categoría abstracta. Esta aportación sirve para poner al descubierto
los componentes más fundamentales del imaginario dominante de
la era de la globalización actual. Concluye con la idea de que para
entender a lo imaginario habríamos de ejercitar una codiicación de
la ingente variedad de representaciones y sus signiicados alrededor
de simples núcleos pulsionales, que permitieran poner al descubierto
las fuerzas a través de las que se mueve lo imaginario, y que pudieran
ayudarnos a deinirlo con mayor claridad.
12
PresentAción
En “Sitios con denominación de Patrimonio Mundial y Pueblo
Mágico: realidades de los habitamtes y desarrollo local de las comunidades”, Ana Lucía González Ibáñez se detiene ante la realidad conformada en función de los sitios de patrimonio mundial y el Programa
Pueblos Mágicos, en particular la experimentada por las comunidades
donde se impulsa el desarrollo local tras el establecimiento de tales reconocimientos. Ella toma como referencia el pueblo mágico de Tequila, Jalisco, enclavado en El Paisaje Agavero y Antiguas Instalaciones
Industriales de Tequila, denominado Patrimonio de la Humanidad por
la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia
y la Cultura, y concluye que los valores locales, en el contexto de
las denominaciones de patrimonio mundial o del Programa Pueblos
Mágicos y otros similares, en términos generales, forman parte de un
discurso oicial, y no de una realidad concreta. De ahí que el reto es
concretar la forma en que estos discursos se convierten en políticas
públicas a favor de un reequilibrio de los indicadores de bienestar.
“Imaginarios sociales del turismo en dos ciudades del noroeste
de México: Puerto Peñasco y Playas de Rosarito”, de Jesús Ángel
Enríquez Acosta, se ocupa de dos ciudades mexicanas norteñas integradas a la economía estadounidense, y a la vez deinidas en forma dramática por las condiciones de vida de parte importante de su
población inmigrante del sur. Los hallazgos apuntan a que “los lugares tradicionales, previos al boom turístico, se vieron transformados irremediablemente frente a la turistiicación acelerada de años
recientes. En los relatos están presentes las imágenes que identiican
a las ciudades en términos del deterioro de las relaciones sociales
ocasionadas por el proceso de turistiicación y más recientemente por
los problemas económicos y la inseguridad. Así también, existe la
representación que vincula el turismo a los cambios en las condiciones de vida de las ciudades y al aumento de las diferencias sociales
expresadas en mayor exclusión y otredad social.”
Glenda Bethina Yanes Ordiales, en “Habitando las ciudades del
turismo: estudio de caso de dos ciudades del turismo de sol y playa a partir de los imaginarios”, se aproxima a la ciudad habitada en
13
turismo e imAginArios
la ciudad imaginada de sus residentes. Estudia a Puerto Peñasco, en
México, y Roses, en España, ambas ciudades turísticas fronterizas
emplazadas en la playa. Las aborda con el instrumento de la entrevista, para registrar y medir la ciudad dibujada y recordada. Encuentra que la ciudad se maneja como producto para vender mediante la
imagen, que ha de ser memorable, y a ello se dirigen los promotores
turísticos. Asimismo, se detiene a señalar las similitudes y diferencias
de los casos.
Otro pequeño puerto pesquero y turístico atrae la mirada de Yanely Consuelo Estrada Santoyo quien, en “Reconstruyendo el sentido
del lugar. Contribuciones teóricas para la aplicación de los imaginarios sociales en el estudio urbano-turístico”, evidencia la utilidad
conceptual del instrumento de los imaginarios en el conocimiento
del fenómeno del turismo urbano, para lo que echa mano del caso
de Bahía de Kino, ubicado en el mar de Cortés. La estrategia que se
propone es la exploración del sentido del lugar.
En “Lugares y lujos en la modelación del escenario turístico globalizado. Acercamiento al caso de Puerto Vallarta, México”, de José
Alfonso Baños Francia, se sostiene que las ciudades turísticas mexicanas se estructuraron a partir de las cualidades del lugar, modelando
una escenografía arquitectónica que responde al imaginario del visitante, desde la identidad como atractivo turístico. Con los procesos
de globalización se ha diluido la noción física del lugar y se sobreponen dinámicas virtuales, de “lujos”, lo cual es una característica
del paisaje urbano estandarizado. Se concluye que la globalización
ha fortalecido el montaje de la escenografía del turismo en ciudades
de litoral mexicano, y que este nuevo contexto urbano-arquitectónico
homogeneiza el paisaje al transformar la noción tradicional del lugar.
Los coordinadores
14
introducción generAl
Mario Alberto Velázquez García*
Eloy Méndez Sáinz**
el turismo como fenómeno de lA modernidAd
El tema central de los trabajos que componen este libro es el turismo; práctica social que se ha consolidado como una de las actividades
más características de las sociedades contemporáneas, sin embargo,
existe poco interés para estudiarla desde el enfoque de las ciencias
sociales. Según MacCannell (1999), el turismo no es un rasgo frívolo
o periférico de nuestras vidas, todo lo contrario, en él están presentes
algunos de los atributos centrales de las sociedades contemporáneas;
además, es una de las maneras actuales en que las personas pueden
dotar de sentido, en este caso, hacer legibles los espacios físicos y de
interacción social (Méndez 2010).
El turismo comparte rasgos estructurales de la modernidad. El
primero es que el movimiento está inscrito como premisa de todas
las actividades humanas contemporáneas. Esto signiica que cualquier práctica, tarea o creencia puede ser modiicada o desechada
a in de que se adapte a las transformaciones sociales. Esto aplica
claramente al turismo; en él no existe domino intocable o sagrado,
puesto que ahora los sitios de adoración, los lugares donde grupos humanos sufrieron torturas, los campos de cruentas batallas o
las prácticas culturales locales, que buscaban ser preservadas de la
*
Profesor-investigador de El Colegio de Sonora. Correo electrónico: mvelazquez@
colson.edu.mx
** Profesor-investigador de El Colegio de Sonora. Correo electrónico: emendez@
colson.edu.mx
15
turismo e imAginArios
“contaminación”, de su comercialización, son promocionados en los
paquetes turísticos. El turismo está llegando a todos lados y parece
capaz de comercializar cualquier forma de actividad humana, desde
playas exclusivas hasta viajes a través de la frontera México-Estados
Unidos, para recrear la experiencia de ser migrante indocumentado.
No hay sitio vetado a la curiosidad. Es decir, a la ubicuidad de la
expectativa humana corresponde la ubicuidad del atractivo turístico.
Ante la ausencia de frontera para los interrogantes cada vez más frecuentes del ciudadano en el mundo urbano acerca de qué es, y para
qué es este lugar en el que está, emergen respuestas a modo: se achican las distancias de búsqueda, las pantallas exhiben en tiempo real
los hechos que modiican los territorios, se multiplican al ininito los
fragmentos en que se descomponen las totalidades, o se diversiican
sin ton ni son las interrelaciones entre partes y conjuntos. Mientras
el mundo sólido se desvanece en cuanto puede ser visto de múltiples
maneras, o la materia se licúa cuando trasciende su unicidad, los objetos deseados del turista fortalecen su anclaje y se encierran ante
la embestida de la apropiación banal, a la vez que se multiplican en
souvenires y se homogeneizan en las formas de socialización.
Esta transformación constante se produce dentro de ámbitos generales –instituciones e imaginarios–, que generan deiniciones compartidas sobre el buen gusto, las tendencias y las actividades de moda.
Esto descansa en el valor compartido por un grupo sobre qué es y qué
no es diversión o descanso (MacCannell 1999; Blumer 1969). Como
lo retrata Michel Houellebecq en su libro Plataforma, las compañías dedicadas a la promoción de paquetes turísticos se encuentran
envueltas en un círculo perpetuo de innovación, cambio y destrucción de lo ya presente. En esta novela, los turistas se presentan como
seres insatisfechos y en búsqueda continua de experiencias nuevas.
Por su parte, en la novela Arrecife (Villoro 2012), el turismo es una
actividad depredadora que termina de arruinar a los países pobres
y el turista es un mezquino barril sin fondo de emociones extremas
y riesgos prefabricados. La experiencia turística así ubicada es una
burbuja que simula la realidad para intensiicar su atracción mediante
16
introducción generAl
su conversión híper real, es un mundo de engaños convenidos, un
juego de caídas peligrosas siempre sobre redes de protección.
El turismo es un área económica, social y cultural que está transformando las relaciones culturales y sociales de los lugares donde se
asienta. La velocidad con la que se están produciendo esta serie de
cambios parece rebasar la ya de por sí acelerada transformación de lo
social, inaugurada con la revolución industrial. Estas transformaciones constantes se convierten en un tema nuevo por explorar, una vez
que el turismo se ha extendido a zonas y regiones consideradas como
una especie de “reservas” o referentes centrales para la identidad de
las naciones, como son las localidades pequeñas. En este libro se presentan relexiones sobre las consecuencias del desarrollo del turismo
en poblaciones de México.
La segunda característica que queremos resaltar es la apertura; el
turismo está abierto a la incorporación constante de formas sociales
nuevas, es decir, que dentro de esta práctica social es posible crear
diversas áreas que cubren intereses distintos, puntos de vista, creencias, experiencias y que, por supuesto, utilizan artefactos y lugares
diferentes. Cada una de las áreas dentro del turismo se diferencia
por las formas sociales prevalecientes. Esta proliferación de modelos
genera una competencia entre ellos por continuar existiendo y así
legitimarse. Esto ha signiicado la diversiicación y especialización
de tipos de turismo: sol y playa, cultural, de aventura, sexual, revolucionario y un largo etcétera. Cada uno representa el desarrollo de
actividades particulares (tomar el sol, subir una montaña, un festival cultural) lo que requiere de infraestructura particular (una playa,
equipo de alpinismo, una sala de conciertos, entre otras).
El texto permite analizar la forma en que temas como la inseguridad o los problemas económicos son absorbidos, y utilizados por el
turismo para generar nuevos productos y sus prácticas. El turismo es
rediseñado de tal manera que pueda reorientar su acción a los desafíos planteados por los cambios en los demás aspectos sociales. Estas
transformaciones signiican modiicaciones en los agentes involucrados, tanto en la prestación de servicios como en el posible desarrollo
17
turismo e imAginArios
de la actividad turística. Las ciudades del norte de México han tenido
cambios considerables, relacionadas con el lujo del turismo y la inseguridad, aspecto que se analiza en este libro.
El tercer principio compartido es que los usuarios de los lugares
turísticos pueden escoger opciones, de una manera razonablemente
libre. En términos sociológicos, esto implica que las alternativas de
cada campo están abiertas a la observación, y que los beneicios y
signiicados están disponibles para su adopción o uso (Blumer 1969).
Por supuesto esto no representa una creencia inocente sobre la total
libertad de los individuos para elegir. Los tipos de turismo se desarrollan dentro de lógicas sociales generales, como las de la economía.
Esto quiere decir que su conformación y prácticas se construyen, en
parte, por el interés de obtener ganancias. Los lugares turísticos son
elegidos por medio de publicidad, que busca vender un producto que
puede ser más o menos parecido a lo que “realmente” queremos. El
cálculo de mercado turístico se dirige a relevar, construir y desplazar
satisfactores, ningún operador turístico expone su inversión al libre
albedrío del consumidor, por ello ha de construir al mismo tiempo la
oferta, la demanda y la movilidad que les une. Si aparece una crisis
inmobiliaria en los inicios del siglo xxi, la sorpresa es reservada a la
hipoteca o a la cancelación del vuelo del turista, que las promotoras
han de negociar los márgenes de ganancia. Lo real deseado se encoje
o expande, se acerca o retira, se adapta al tamaño y capacidad de
compra.
El principio general mencionado aquí hace referencia al hecho
que en la modernidad operamos bajo el supuesto de nuestra libertad,
es decir, elegimos creer que nuestras elecciones son propias; lo que
incluye seleccionar “libremente” el lugar donde pasaremos las vacaciones o la ropa con la que iremos a trabajar. A lo largo de esta obra
se analizan algunos de los elementos que parecen ser centrales para
escoger uno u otro lugar, como zona atractiva de descanso. En el
conjunto de los capítulos se examinarán los elementos macrosociales
(la economía global) o locales (inseguridad y políticas públicas), que
construyen y mantienen la generación de un lugar turístico.
18
introducción generAl
La cuarta característica es que las elecciones de los usuarios del
turismo no están guiadas principalmente por consideraciones racionales o utilitarias. La decisión no está incada sobre las ventajas o
desventajas de un lugar o moda según criterios racionales, sino en
consideraciones de sentido, de símbolos, de visiones generales compartidas sobre lo bello, lo “mágico” y lo novedoso, entre otras. Los
lugares turísticos descansan en esta búsqueda por la reconstrucción
de un sentido general a las vidas fragmentarias y fuera del tiempo de
nuestra época. Un turista viaja para encontrar algo que sólo puede hallar en otro (lugar o persona), que le otorgue una experiencia trascendente (MacCannell 1999; Blumer 1969; Clausen y Velázquez 2011).
A lo largo del trabajo se examina la forma en que se construye e
institucionaliza el sentido de los lugares. Así, cuando algunos de ellos
obtienen nombramientos internacionales como “Patrimonio de la Humanidad” o elemento representativo de la “mexicanidad” adquieren
signiicados nuevos, promovidos por actores globales o nacionales,
lo que sin duda repercute en las prácticas locales, no sólo por el desarrollo de esta nueva actividad productiva (el turismo) sino por la
resigniicación que retoma un lugar, una festividad o una comida.
Una quinta característica es la capacidad para absorber y utilizar
elementos externos que son integrados a las lógicas particulares de
dichos fenómenos. En este sentido, el turismo está abierto a la integración de intereses y prácticas nuevos. Esto le permite responder
a eventos externos, la introducción de otros actores en el campo y
los retos que supone la interacción social misma (Blumer 1969). La
exploración espacial, que empezó como una labor cientíica, se ha integrado al turismo; están por comenzar los viajes turísticos a la base
espacial. Otro ejemplo es el narcotráico, donde sus protagonistas
principales eran actores marginales o condenados y ahora, una vez
desaparecidos, son integrados como parte del imaginario turístico de
ciudades como Medellín, en Colombia, o Culiacán, en México.
MacCannell (1999) mencionó una sexta característica, el turismo
es un proceso moderno y posmoderno al mismo tiempo. Esto lo ubica
en una reproducción de su campo de desarrollo fuera del tiempo, y
19
turismo e imAginArios
signiica que las prácticas han dejado de ubicarse en un proceso de
suceder temporal, y hace que todos los tiempos sociales puedan convivir en el presente. En este sentido, una zona turística puede contar
en una misma calle con ediicaciones modernas, de la época de la Colonia, incluso de referentes culturales muy lejanos al pasado histórico
“real” del lugar. Este es un tema central en la discusión sobre los imaginarios turísticos y la forma en que son objetivados en ediicaciones
o usos particulares del espacio. Los imaginarios turísticos dan sentidos nuevos a valores que resultaban alejados dentro del mismo lujo
temporal de una historia local o nacional. Más todavía, en la medida
que el imaginario se estructura fuera de la lógica del acontecer del
tiempo lineal, el súbito reclamo de atención de nodos o segmentos de
la ciudad vieja no hace más que llenar un vacío nunca ocupado por la
modernidad. O, si se quiere, el proceso también actúa a la inversa: lo
urbano memorable “borra” del mapa mental las expresiones recientes sin mayor signiicado, a la vez que retiene los referentes físicos
preexistentes. En estos textos, el referente que se busca plantear es
la discusión sobre los valores o normas generales que dan sentido o
coherencia al turismo mundial.
Sin embargo, estas características generales, que estructuran los
procesos sociales dentro de la modernidad, no permiten analizar la forma en que se incluyen o excluyen ciertos elementos como parte de las
prácticas mismas del turismo. Para ello es necesario explicar las formas en que los sujetos construyen sentido y su relación con el entorno.
el nomAdismo y lA nostAlgiA:
lA modernidAd y los imAginArios del turismo
Como enfatiza Adolfo Narváez, en el capítulo cinco, existen grandes relatos que componen un sentido general de coherencia y unen
los elementos de una comunidad a través del tiempo, pero también
del espacio. Este volumen propone analizar algunas de las ideas que
están detrás de la construcción de nuestras formas actuales de vida,
20
introducción generAl
relacionadas al ocio y al descanso. En este sentido, el eurocentrismo,
propuesto por Narváez, contiene algunos de ellos. Sin embargo, como
propone Huyssen (2010), una de las características de la actualidad
(posmodernidad) es la presencia de varias modernidades, es decir, se
multiplicaron los relatos centrales que daban coherencia o sentido.
Esto signiica que ya no existe una cultura única (culta, de vanguardia, moderna), sino que están presentes distintos focos de centralidad
y temporalidades; ahora la modernidad es múltiple y multitemporal.
Independientemente de la postura que se adopte respecto al tipo
de metarelato predominante, en el turismo existe una serie de imaginarios generales que explican, en buena parte, su desarrollo y crecimiento (Méndez 2010), porque no se reduce a la esfera del consumo
o, dicho de otra manera, no sólo se dispara por la emergencia de la
oferta de lugares, sino que se engarza en la vida de los individuos
desde la esfera de producción del conocimiento sobre el territorio.
El destino –y por ende el viaje– se construye desde la percepción de
la diferencia y lo distante: el otro lugar. Luego, en la distribución se
ejerce la relexión acerca de los destinos que prolongan no sólo las
posibilidades de continuidad y certidumbre procreada desde el lugar
de origen, también apunta al margen de utopía (o anti-utopía), o de
lo imposible de acariciar en el plano de lo efímero. Sólo entonces
viene la realización económica del consumo, cuando el imaginario
ya ha esbozado el itinerario en el mapa. Por imaginarios se entiende
“el conjunto de creencias, imágenes y valoraciones que se deinen
en torno a una actividad, un espacio, un periodo o una persona (o
sociedad) en un momento dado. La representación que el imaginario
elabora de un proceso es construida a partir de imágenes reales o
poéticas (inmersas en el campo de la fantasía). Variable y distendido,
el imaginario es una construcción social –al mismo tiempo individual
y colectiva– en permanente remodelación […] el imaginario ofrece
una construcción cambiante, tejida en parte a partir de las interpretaciones fantasiosas que expresa el individuo sobre el tema imaginado”
(Hiernaux et al. 2002, 8). Dos de estos imaginarios que coniguran al
turismo son el nomadismo y la nostalgia.
21
turismo e imAginArios
Maffesoli propuso en su libro El nomadismo (2004) que la modernidad signiicó para Occidente la concreción de culturas urbanas
basadas en el sedentarismo. Las personas que se desplazaban se convirtieron en el otro, que era opuesto a este tipo de proyecto civilizatorio. En este sentido, los viajes (el viajero) son iguras asociadas
a las formas de pensar la vida a partir de un acto de búsqueda o de
rebeldía; el que viaja está en pos de algo que no tiene en su lugar
de origen. Esta idea del desplazamiento como búsqueda fue resaltada por MacCannell (1999), como uno de los rasgos distintivos de
esta actividad; el turismo tomó el lugar de los viajes realizados a los
templos sagrados, como un medio para darle sentido a la repetición
cotidiana de nuestras rutinas. Maffesoli opina que
[…] los sociólogos de la escuela de Chicago subrayaron la importancia del hombre errante, del vagabundo en la ciudad moderna. El “caminante”, como su nombre lo indica, cumple de algún
modo con el papel de mala conciencia. En virtud de su situación,
sacude violentamente el orden establecido y hace recordar el valor
de hacer camino. Así, no basta analizarlo adaptando categorías
psicológicas, como un individuo agitado o desequilibrado, sino
que es necesario considerarlo como la expresión de una constante
antropológica: es decir, el impulso del pionero que siempre va
adelante en su búsqueda de El Dorado. Entendiendo que éste, de
la misma manera que el oro de los alquimistas medievales, no
tiene tanto que ver con la posesión de algún bien material y amonedable muniicente, sino que es el símbolo de una búsqueda sin
in, la búsqueda de sí mismo, en el contexto de una comunidad
humana donde los valores espirituales son consecuencia de la
aventura colectiva. Esto es lo que hace que la frontera sea siempre
empujada hacia adelante y que esta aventura pueda continuar […]
(2004, 41 y 42).
No es casual que MacCannell (1999) realizara exploraciones analíticas sobre el turismo al mismo tiempo que estudiaba las rebeliones,
22
introducción generAl
al igual que para Maffesoli, el turista es para este autor una de las
claves que permitirá a los hombres salir de la “jaula de hierro” que
signiica la burocratización del mundo y su desacralización. El turista
no es sólo un consumista, es un síntoma sobre el estado de la civilización y una especie de (posible) proto-rebelde.
Para Maffesoli, el nomadismo es entonces un imaginario social
que ha pasado de ser una forma de vida marginal o extraordinaria
en la cultura griega y las primeras etapas de la modernidad, para
convertirse en un rasgo central de las aspiraciones individuales de
los habitantes de las culturas occidentales contemporáneas. Los antiguos viajeros como Marco Polo o Cristóbal Colón eran personajes
extraordinarios. Los nuevos medios de transporte permiten que cualquier ciudadano promedio de Europa realice más viajes durante sus
vacaciones decembrinas, que los que hubieran hecho alguno de los
grandes aventureros del pasado durante toda su vida. Este desplazamiento para conocer culturas distintas, el encuentro con el otro, es
uno de los imaginarios centrales que anima al turismo actual. Es en
este sentido que Adolfo Narváez propone al eurocentrismo como un
relato que busca encontrar al otro, al primitivo, no sólo como otro,
sino como una conirmación de la superioridad de la cultura propia
frente al “folclor” y “salvajismo” de aquéllos.
Este nomadismo, en tanto un desplazamiento hacia algún lugar,
se ve complementado por la idea de nostalgia que, como recuerda
Huyssen, signiica pérdida o deseo de hogar. Es decir, “ […] remite
a la irreversibilidad del tiempo: algo en el pasado que ya no se puede
alcanzar […]” (2010, 47). Para este autor, la época contemporánea
se caracteriza por esa nostalgia hacia las ruinas del pasado, ya sea las
recientes (ediicios del siglo pasado) o las antiguas (de civilizaciones
ya desaparecidas).
Esta nostalgia del pasado funciona como un cuestionamiento a la
existencia de un relato único de la modernidad, relacionado con la
linealidad del tiempo y el desarrollo progresivo. Existe una crítica
creciente hacia las estructuras económicas, culturales y sociales contemporáneas. La nostalgia es entonces una especie de anti-utopía de
23
turismo e imAginArios
la modernidad, que busca en el pasado pistas sobre modelos o formas
alternativas de vida (Huyssen 2010). Lo que la gente busca en este
deseo de reencontrarse con formas “antiguas” o alejadas de la “civilización” es hallar esas pistas que le permita encontrar un camino
distinto.
La nostalgia dirigida hacia las ruinas, argumenta Huyssen (2010),
está conectada a la autenticidad: un tema central de la modernidad.
Durante todo el periodo moderno, la cultura puso una especial importancia en la idea de ser auténticos, como rasgo distintivo de la “verdadera expresión” de lo individual y del desarrollo en los distintos campos sociales. Las ruinas serían algunos de los últimos actos de autenticidad alejados de la producción en masa. Aunque ahora sea posible
reproducir con lujo de detalles una pintura, escultura o cualquier otra
forma de expresión artística, el original sigue conservando un valor
insustituible. Este interés por las ruinas permite explicar, en parte, la
expansión del llamado turismo cultural. Las visitas a zonas arqueológicas, ciudades coloniales, medievales o viejas iestas religiosas son
estos refugios de la nostalgia. En ellos permanecen ruinas de civilizaciones anteriores, de los inicios en el proceso de modernización, o
de momentos donde el desarrollo podría haber tomado otros rumbos
(Ibid.). En otras palabras, el diseño de rutas modernas fue necesario
para la certidumbre de la época, acto que dejó sembrada la semilla
de la incógnita: ¿qué habría pasado si…?. Ahora recuperar el pasado
lleva a la exploración tardía de respuestas eliminadas en su momento,
donde el camino se bifurcó sin posible retorno, decisión que luego ha
remitido a la búsqueda nostálgica de lo no vivido, de la reconstrucción imposible de universos paralelos que acaso se enunciaron.
Estos imaginarios de nomadismo y nostalgia sufren procesos de
institucionalización por medio de las prácticas económicas, sociales
y tecnológicas propias de la globalización. En este sentido, una de las
discusiones centrales de este volumen es sobre los efectos que tiene
el turismo –en tanto fenómeno global– dentro de los espacios locales
y nacionales. El turismo, ¿destruye o conigura las identidades de
una localidad pequeña o de toda una nación? La estandarización de
24
introducción generAl
prácticas que busca este turista global, ¿es diluida por los elementos que identiicaban a los espacios o, permite el desarrollo de los
lugares? En este último sentido, Sheppard (2002) propone que los
procesos de globalización no son del todo igualadores de los lugares,
por el contrario, generan un “posicionamiento” de ellos. Es decir,
estos procesos generales son posibles gracias a la existencia de sitios
que contienen características y cualidades particulares socialmente
valoradas para las redes culturales, económicas y políticas. El desarrollo del turismo no está homogeneizando ni dando el mismo valor
a todos los lugares en el mundo, existen algunos que conservan un
posicionamiento propio. Además, los actores locales están redescubriendo su capacidad de utilizar estos lujos generales para rebelarse
o conducir la forma en que se insertan en la globalización. Este libro
contiene claves para entender esta discusión sobre la desaparición del
espacio dentro de los procesos globales del turismo, o las formas en
que se está utilizando este mismo proceso para la reconstrucción de
las identidades.
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26
el turismo, lA nuevA mAnerA de negociAr
lA identidAd nAcionAl mexicAnA
Helene Balslev Clausen*
La idea central en este artículo es que el turismo es un espacio
privilegiado de contacto entre identidades nacionales, donde los actores sociales buscan moldear o conirmar estereotipos, símbolos y
narrativas respecto a su concepto de nación. Esto tiene consecuencias especíicas en la construcción, utilización y repartición de los
beneicios del turismo. Por lo tanto, sugiero que los lugares turísticos
mexicanos constituyen un nuevo espacio para negociar la identidad
nacional mexicana. El turismo siempre se ha entendido como una
actividad principalmente económica; sin embargo, en años recientes,
los analistas de las ciencias sociales se han dado cuenta de que tiene
implicaciones que van más allá de la economía, y que ha comenzado
a considerarse como un fenómeno sociocultural, que podría ser una
articulación fundamental en la forma en cómo se crea y comunica
la identidad nacional. En los lugares turísticos, la identidad se está
negociando en forma constante, por ejemplo, mediante la comodidad que es una de sus representaciones, y se está transformando en
el momento que “el otro” está presente para valorarla o comprarla.
Lo interesante es preguntarnos ¿por qué y cómo un lugar particular viene a representar un paisaje nacional idealizado?, ¿cómo se ha
comunicado esta imagen a los demás?, y ¿cómo un lugar especíico
inluye en nuestra comprensión de la identidad nacional, en este caso,
la mexicana?
*
Profesora-investigadora de la Universidad de Aalborg. Correo electrónico: helenebalslev@
gmail.com
27
turismo e imAginArios
Para entender el desarrollo y funcionamiento del turismo en tanto actividad social, MacCannell (1973) propuso considerarlo como
una acción humana que busca cierto tipo de experiencias distintas
y signiicativas, frente a las que tienen lugar en la cotidianeidad. Lo
que las personas adquieren al realizar un viaje a una zona turística es
el uso temporal de un espacio (escenario), que reúne ciertas características positivas, deseables y memorables (Pine y Gilmore 1999;
Mantecón 2008; Clausen y Velázquez 2011). Los sitios turísticos son
espacios “construidos” físicamente, pero también por sus signiicados sociales, históricos o culturales. En este sentido, cuando se busca
incentivar el turismo de un lugar es necesario resaltar los rasgos más
apreciados y considerados como memorables o hermosos (MacCannell 1973).
breve rePAso Por el desArrollo turÍstico en méxico
En la última década, el turismo se ha consolidado como una de las
principales actividades productivas a escala mundial; en la de 1950
generó 2 mil millones de dólares, y para el año 2000 llegó a los
400 mil millones. De ahí que, desde mediados del siglo xx, el gobierno comenzó a verlo como una fuente de ingresos para México.
Los primeros proyectos aprovecharon el creciente interés de norteamericanos y europeos por el llamado turismo de sol. Acapulco es
considerado el primer destino turístico internacionalizado por los
viajes en avión (Turner y Ash 1975). En los planes de desarrollo del
gobierno mexicano de 2006 a 2012, el turismo era prioritario y eje
básico para la generación de empleos, inversiones y combate a la
pobreza, en especial en las zonas donde ha prosperado.
En México, la expansión del turismo ha sido sostenida desde los
años cincuenta, y para 2010 ya era su tercera actividad económica
más importante, generaba 8.2 por ciento del producto interno bruto.
De los países pertenecientes a la Organización para la Cooperación
y Desarrollo Económicos, México está entre los tres que más bene-
28
el turismo, lA nuevA mAnerA de negociAr lA identidAd
icios obtienen en este rubro, sólo superado por España y Portugal
(Secretaría de Turismo, sectur 2010).
El crecimiento explosivo del turismo cultural ha cobrado importancia en México, lo que constituye un camino hacia la conformación de estos espacios productivos (production spaces) en espacios
de consumo. El turismo no está restringido al consumo visual de la
cultura o artefactos especíicos (artesanías, teatros o arquitectura),
sino que ha comenzado a incluir la construcción de experiencias
o reproducir atmósferas dentro de los lugares turísticos, como disfrutar la comida típica o participar en eventos locales tradicionales.
Un factor clave, adicional a las atracciones históricas o al paisaje
de la zona, es el estilo de vida (en este caso de los mexicanos), un
elemento esencial en el producto turístico cultural. La amabilidad,
la idea de tomar las cosas y la vida de una forma muy relajada y la
tranquilidad son características que enfatizan las agencias de viajes,
los folletos y las guías sobre México, como algunas de las atracciones esenciales.
A continuación se argumenta por qué el turismo es una fuerza
poderosa para construir y comunicar la identidad nacional, su dimensión económica crea o reconstruye imágenes, eventos o historias de lugares o personajes de una manera vendible; es decir, dramatizados para que sean interesantes, sentimentales, conlictivos,
etcétera. Entonces, la zona turística está construida o reconstruida
para satisfacer las expectativas de los visitantes de encontrar o vivir características particulares como autenticidad y tradición (Urry
1995). La identidad nacional se recrea cuando ocurre este proceso
de construir imágenes, símbolos, narrativas particulares y auténticas con propósitos turísticos. Dichas expectativas generadas en los
visitantes están contestadas y mediadas por las relaciones sociales
locales, que existen en México. Esto signiica que la aparición del
turismo cultural tiene implicaciones profundas para los mexicanos
que viven en estos sitios turísticos, ya que ellos mismos se vuelven
parte del producto o consumo. Los turistas esperan cierto comportamiento, por ejemplo de los mexicanos, lo que no siempre se cumple.
29
turismo e imAginArios
lA identidAd nAcionAl y el turismo
El nacionalismo es la ideología que sostiene la identidad nacional,
que es un fenómeno colectivo y cultural, con muchas dimensiones,
como el lenguaje, los símbolos y sentimientos. Igual que el nacionalismo, que tiene un contenido político y cultural, la identidad nacional también es tanto cultural como política (Smith 1991), y se
distingue claramente de otros tipos de identidades colectivas como la
clase social, género y religión, aunque se basa en ellos (Hutchinson
y Smith 1994), y ofrece varias ideas fundamentales: a) un territorio
históricamente especíico: b) los mitos y recuerdos históricos; c) una
cultura de masas; d) todos los miembros del Estado-nación tienen
derechos y obligaciones legales y e) una economía que hace posible
que los miembros se muevan dentro del territorio.
A través de ritos comunes, mitos, símbolos y tradiciones, los
miembros crean un vínculo de solidaridad que representa la identidad
nacional (Smith 1991), que se ha construido en un momento y para
algún propósito, que a menudo es el resultado de decisiones conscientes y acciones políticas. La mayoría de los investigadores consideran a la identidad como un fenómeno discursivo, por consiguiente
la caracterizan como una comunidad imaginada (Ostergaard 1991);
además, es entendida como ambigua, es decir, su contenido histórico
y cultural es variable, subjetivo y lexible (Eriksen 1993), y puede ser
objeto de comercio. Por lo tanto, es importante enfatizar que la identidad nacional no es una esencia observable, sino lo que los integrantes de la nación (los involucrados) dicen que es, así que es la idea de
pertenencia y de pertenecer a una comunidad o pueblo particular con
ciertas características; se trata de “algo” que la gente pretende que la
une (Ostergaard 1991). Las entidades relacionales, constituidas por
individuos vinculados entre sí por este “algo”, implica que comparten, por ejemplo, un núcleo de símbolos y representaciones (Barth
1969). Entonces, esta pertenencia se maniiesta en la interacción con
el “otro”, al mismo tiempo es importante tener en cuenta que la identidad y lo que dice la gente sobre la suya y la del otro es subjetiva
30
el turismo, lA nuevA mAnerA de negociAr lA identidAd
(Ibid.). “El otro” se deine por distinguirse de uno mismo, por ejemplo
tener otros símbolos, representaciones, ritos tradiciones o prácticas de
organizarse como se ve en el pueblo mexicano de Álamos, Sonora,
donde la identidad se maniiesta en el contacto o interacción diario
entre los habitantes locales, los inmigrantes estadounidenses que residen ahí y los turistas, como se analizará más adelante.
Esta idea de tener “algo” en común es lo que el sociólogo inglés
Benedict Anderson (1991) deinió como la “comunidad imaginada”.
Él sostiene que la nación es una construcción mental que, a través de
medios técnicos tales como mapas, novelas, libros y periódicos los
miembros de una nación podrían imaginar que viven en la misma sociedad compartida. Smith (1991) y Connor (1994) entienden la idea
sobre la comunidad imaginada como la que está basada en objetos
culturales e instituciones como el arte, la educación y periódicos. En
este sentido, los símbolos nacionales desempeñan un papel importante; Smith (1991) los divide en dos tipos: las referencias visibles y las
ocultas a la identidad nacional. Entre los primeros están una bandera,
los desiles y monumentos, mientras que los segundos son el reingreso de eventos históricos, los paisajes y la artesanía. Estos símbolos,
tradiciones, costumbres y mitos crean un vínculo de colectividad, orgullo y el sentimiento entre los miembros de una nación, y los dotan
con una identidad nacional (Smith 1991; Eriksen 1993; Barth 1969).
Lo que constituye la identidad nacional cambia con el tiempo, es
dinámico y está expuesto a negociación. Como establece Clifford
(1988), las identidades del siglo xx ya no presuponen culturas o tradiciones continuas. En todas partes los individuos y los grupos improvisan actuaciones locales reconstruidas del pasado. Este comentario
de Clifford permite que el enlace entre la identidad y el turismo sea
más obvio. Las imágenes del turismo sobre la nacionalidad proveen
otro medio a los individuos y grupos para entender quiénes son y de
dónde han venido. Como sostiene Ashworth (1994), el pasado es una
estrategia de marketing potente, ya que puede deinir una identidad
nacional a través de algunos estereotipos seleccionados de personas,
lugares y mitologías, por ejemplo una imagen muy fuerte de Dina-
31
turismo e imAginArios
marca son los vikingos, que eran brutos y violentos. Los símbolos
que ayudan a construir y trasmitir un sentido de identidad nacional
se deben percibir como los que están cerca del “alma” de la nación.
Otros elementos que constituyen la identidad son el patrimonio, el
paisaje y la historia, etcétera.
MacCannell (1973) fue el primero en adaptar a la industria turística el estudio de la utilización e interpretación de los símbolos en
la sociedad contemporánea, y sostiene que las atracciones turísticas
en realidad son símbolos que representan algo para alguien, como
la celebración de Thanksgiving, que es un símbolo poderoso de la
norteamericaneidad. El punto clave de los símbolos es su capacidad
para comunicar mensajes muy particulares de un país y su cultura.
Por lo tanto, la industria del turismo se basa en una forma de retórica
nacionalista, como una manera de trasmitir imágenes y signiicados
sobre lo que se considera atracciones del país (Palmer 1999); esta
idea de la nación es muy fuerte y poderosa en el lenguaje del turismo.
En consecuencia, el uso del turismo como promotor de la identidad
trasciende a lo comercial, va al corazón de la gente porque sirve para
deinir la identidad cultural y hacerla visible, tanto para la gente misma como para el “otro”. Además, la identidad cultural enfatiza la
identidad nacional, ya que comunica las tradiciones tanto del pasado
como del presente, lo que les permite a los individuos ser identiicados como una nación diferente del “otro”. Como dice Barth (1969),
se necesita al otro para conocerse a sí mismo.
Los mensajes del turismo sobre la nación tienen un efecto en
cómo las personas de ésta conciben su identidad, y de la misma manera cómo la nación y su gente son percibidos por el otro (Ibid.). Sin
embargo, los mitos, símbolos y tradiciones promovidos por la industria del turismo pueden tener muy poco que ver con la vida real de las
personas o con la forma en que ellas entienden su identidad nacional.
El proceso de nacionalización y, a menudo de forma simultánea,
la transformación de determinados lugares históricos y paisajes no
sólo crea espacios simbólicos que incorporan eventos especíicos,
periodos del pasado, sino que también desempeña un papel funda-
32
el turismo, lA nuevA mAnerA de negociAr lA identidAd
mental en la contestación, la elaboración y la redeinición de los ideales nacionales y las imágenes. Este proceso ofrece una vinculación
concreta entre los ámbitos local y nacional, por erradicar la esencia
de la nación en localidades especíicas.
Entonces, la industria del turismo participa en el suministro de
imágenes visuales en forma de atracciones y experiencias, que relejan los valores y atributos de la nación. Por lo cual es importante ver
cuáles se escogen y cuáles se dejan afuera. Esto también signiica que
no cualquier zona turística puede aspirar a reconigurar la identidad
nacional, tiene que cumplir con ciertas condiciones básicas que le
permita negociarla.
dos tiPos de turismo en el estAdo de sonorA, méxico
Sin duda, las ciudades de Puerto Peñasco y Álamos están entre las zonas turísticas más conocidas de Sonora; la primera se caracteriza por
su playa, ediicios y calles, y no se destaca por haber sido escenario
de una batalla histórica, o por ser cuna de un héroe de México, sino
que el motivo para desplazarse hacia allá es tomar sol y descansar en
la playa, lo que no la distingue de otro lugar, puesto que esto se podría
hacer en cualquier parte. En el mundo globalizado y con transporte y
medios de comunicación baratos, el turista también ha cultivado sus
gustos e intereses por conocer y vivir experiencias particulares, que le
dejan una sensación de haber visitado México, y encontrado lugares
que representan la imagen que él se ha construido sobre el país. Esto
signiica que los turistas buscan cumplir con los estereotipos, símbolos y narrativas que le corresponden a México, como lo demuestran
los estudios de MacCannell (1973) y Pine y Gilmore (1999).
La ciudad de Álamos se localiza en el sureste del estado, fue construida según la traza de todos los pueblos coloniales en la Nueva
España, y su gran desarrollo económico comenzó con la explotación
de las minas de plata y oro; su pasado es glorioso y lleno de eventos y
personajes famosos. Ahora, en el centro se ubica la iglesia principal,
33
turismo e imAginArios
el palacio de gobierno y una plaza, en cuyo centro hay un kiosco de
madera y metal rodeado de jardineras con palmas y lores y bancas
de metal en todo el perímetro. Las casas que circundan esta zona son
en su mayoría grandes, con arcadas y balcones enrejados, y todas
las calles están empedradas (Clausen 2009). En el centro de Álamos
hay una diversidad de comercios (farmacias, papelerías, un mercado,
tiendas con servicio las 24 horas, etcétera) y muchos hoteles. Existe una oferta creciente de restaurantes especializados en comidas de
distintas partes del mundo (tailandesa, africana y española), al igual
que cafeterías que expenden productos orgánicos, una galería de arte
y una librería que también es tienda de artesanías (Clausen y Velázquez 2010). Para fomentar el turismo, el municipio instaló un mercado de artesanías, donde se venden muebles rústicos, artículos de
palma, latón, vidrio, platería, hierro forjado, instrumentos musicales,
cerda tejida o cobijas de lana hechas por indígenas mayos.
Álamos es uno de los pocos pueblos del norte de México donde se
ha realizado una conservación y restauración sistemática de las construcciones coloniales (Clausen 2008). Esta población fue nombrada
monumento histórico nacional, por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, el 24 de noviembre del año 2000. Hay 188 casas
y mansiones (tres de ellas son propiedad de mexicanos, las demás
pertenecen a estadounidenses). En 2005, Álamos fue incluida en el
Programa Pueblos Mágicos; que una ciudad sea considerada como
parte de este programa federal implica la existencia de ciertas tipologías dentro de la arquitectura y planeación urbana, de importancia
para el patrimonio histórico de México (Clausen y Velázquez 2010).
No cualquier sitio turístico cumple con las condiciones para negociar
la identidad. Al contrario de Puerto Peñasco, que podría ser una playa
de cualquier lugar, Álamos representa lo que los turistas esperan de
México, este pueblo corresponde a las imágenes, estereotipos y narrativas de lo que constituye el país.
De esta manera, también la propagación de la identidad mexicana
es en gran medida un proyecto del Estado-nación, que tiene lugar
dentro de las instituciones educativas y, más recientemente, en los
34
el turismo, lA nuevA mAnerA de negociAr lA identidAd
medios de comunicación. A inales de la década de 1960, el gobierno
mexicano se enfocó en el fomento del turismo, y canalizó recursos
para que las instituciones promovieran a México como lugar de “sol
y playa” (Clancy 2001); en los años noventa lo presentó como un país
único por su oferta cultural y espacios naturales (Villalobos 2011).
Una de las estrategias es implementar políticas públicas como el Programa Pueblos Mágicos, que comenzó en 2001 (sectur 2010), que
busca desarrollar zonas turísticas que tienen ediicios, festividades
o el recuerdo de eventos históricos considerados parte de la “esencia” de lo mexicano. Por ello se necesita crear condiciones físicas,
instalaciones (escenarios), pero también infraestructura (transporte,
servicios públicos), que permitan vivir o recordar estas experiencias.
Ya son 63 poblaciones las que están dentro de esta política pública.
El programa fue diseñado para operar en todas las entidades del país
e independientemente de la especialización turística de cada estado,
con el propósito de impulsar la imagen urbana en las localidades
pequeñas que cuentan con un patrimonio histórico y arquitectónico
signiicativo. El objetivo central era dotar de recursos para la conservación y mejoramiento de la imagen urbana, preservar costumbres o
formas de vida consideradas “típicamente mexicanas”: “El programa
Pueblos Mágicos […] ayuda a revalorar a un conjunto de lugares
del país que siempre han estado en el imaginario colectivo de la nación en su conjunto” (las cursivas son nuestras) (Ibid.). Para que una
localidad sea incorporada al programa tiene que cumplir una serie
de requisitos administrativos pero, sobre todo, con las características
que lo hagan representativo de lo “mexicano”.
El Programa Pueblos Mágicos deine implícitamente al turismo
como una actividad positiva para el desarrollo de las comunidades
pequeñas y, en tanto que es productiva, requiere que un conjunto de
lugares, prácticas, símbolos y relaciones produzcan lo que la mayoría
de la gente considera como vivencias de descanso y confort (Clausen
y Velázquez 2011). Esto sólo es posible con la construcción social de
escenarios donde se pueda experimentar cierto tipo de vivencias. Es
en el ámbito rural donde se busca producir lo que el Programa Pue-
35
turismo e imAginArios
blos Mágicos deine como México típico (Ibid. 2010). En esta clase
de turismo se busca probar mundos exóticos y sencillos, tal y como
los pueblos mexicanos son percibidos por el resto de Occidente.
Sin embargo, las políticas nacionales para la gestión y la protección de los sitios turísticos, como el patrimonio cultural, los monumentos y el paisaje, no tienen en cuenta a los proveedores locales y
regionales, que a menudo son extranjeros o relacionados con la elite
local de México (Villalobos 2011). Esto crea una nueva dinámica en
la construcción del espacio social, que desafía las ideas del Estadonación sobre el México típico deinido en este programa.
El interés económico del Estado mexicano y de los proveedores
para la industria turística es la creación de lugares que correspondan a las expectativas del visitante. En este proceso son varios los
actores interesados en promover ciertas imágenes y símbolos en las
manifestaciones locales de la identidad nacional a través del paisaje,
los eventos, iestas y monumentos. Por lo que cada uno intenta promover lo que le conviene. En las ciudades con la denominación de
Pueblo Mágico existen tres actores con interés especial en fomentar
un México auténtico: a) el Estado mexicano, que diseñó el Programa
Pueblos Mágicos; b) la elite mexicana local, como los proveedores
de la industria del turismo, normalmente conformada por los propietarios de restaurantes o los vendedores de souvenirs y c) los inmigrantes de América del Norte, que residen en las ciudades y se ganan
la vida como proveedores para los turistas, que por lo general son los
dueños de hoteles o agencias de viajes. Lo interesante en este caso
de estudio es que los actores en el proceso de deinir lo mexicano no
son los ciudadanos del país, sino el grupo de inmigrantes estadounidenses, quienes representan a actores poco investigados a pesar de
que su presencia en México está creciendo, ellos viven en lugares
turísticos por sus características particulares, y la mayoría de estos
sitios han logrado construir una plataforma de poder.
Cada actor participa en el sector turístico debido a los intereses
propios y los recursos socioculturales. De este modo deinen los elementos especíicos en las ciudades en que se basa la identidad nacio-
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el turismo, lA nuevA mAnerA de negociAr lA identidAd
nal mexicana, y el orden de preferencia de preservar, por ejemplo,
los ediicios, tradiciones o gastronomía como “auténtica” de México
es crear mecanismos concretos a través de los cuales negocian su
idea del turismo como un producto comercial. Sin embargo, estas
prioridades también ponen en juego las características de la identidad
nacional. Como los inmigrantes estadounidenses tienen identidad,
creencias, prácticas y reglas diferentes a las de los mexicanos, su
presencia necesariamente signiicará una reinterpretación de las reglas locales, creando signiicados inéditos o “forzando” su deinición
o uso anterior. Estos actores utilizan sus recursos para negociar sus
ideas concretas, y ganan terreno sobre la reconstrucción del México
auténtico a tal punto, que incluso se podría dar forma a los temas centrales para entender la construcción de la identidad nacional, como
los estereotipos, los símbolos y narraciones.
Como los espacios turísticos son lugares “construidos”, están formados por grupos o actores particulares que ejercen su inluencia
usando sus recursos socioculturales, económicos y políticos. Por lo
que es interesante examinar en cuáles características se pone énfasis
y más interesante aún, cuáles se dejan afuera.
Para Estados Unidos, desde hace décadas México sigue siendo
su principal destino turístico, a pesar de las imágenes negativas que
se han difundido últimamente en la prensa estadounidense sobre los
conlictos actuales entre el gobierno mexicano y los cárteles de las
drogas. Este turismo no sólo signiica una fuente de ingresos y recursos para el gobierno, sino también un escaparate hacia el mundo,
para mostrar la identidad nacional mexicana y el desarrollo interno.
Sin embargo, el control gubernamental sobre el turismo se concentró en los grandes complejos costeros. Paralelo a esto, los jubilados
estadounidenses comenzaron a escoger ciudades pequeñas y medianas como su nuevo lugar de residencia para parte del año, debido a
las ventajas comparativas de su moneda, pero también por las características ambientales y culturales que les parecen deseables. Estos
extranjeros son actores políticos y económicos relevantes por sus recursos económicos y socioculturales, y han visto en estos lugares el
37
turismo e imAginArios
escenario ideal para construir lo que ellos mismos llaman el México
auténtico.
La presencia de estadounidenses en ciudades mexicanas, con o
sin vocación turística, ha ido en aumento. Sheila Croucher (2007 y
2009) estimó que entre 1990 y el año 2000 este grupo se incrementó
en 17 por ciento, y llegó a más de 1 millón 200 mil personas. Con
esto, México alberga a la mayor cantidad de estadounidenses que
viven fuera de su país. Aunque un gran número de ellos son mayores
de 50 años o jubilados, han comenzado a desarrollar una importante
actividad productiva, política y cultural, y cada vez son más los involucrados en la fundación de organizaciones civiles con diversos
ines, desde la conservación de los valores e identidad estadounidense hasta la asistencia a personas necesitadas, como las mujeres embarazadas sin recursos (Clausen 2008). Sin embargo, en el caso de
estudio, los estadounidenses parecen alejarse del modelo de turismo
residencial (Mantecón 2008), pues su presencia en ciudades como
Álamos o San Miguel de Allende no sólo está asociada al descanso
o recreación, sino que se han convertido en protagonistas principales de la conservación e incluso reconstrucción de zonas históricas
mexicanas que, de no ser por ellos, se hubieran perdido, así como
la ediicación y operación de hoteles, restaurantes y otros servicios
relacionados al turismo. Las comunidades de estadounidenses que
viven en estas regiones han buscado inanciar organizaciones civiles
para ayudar a poblaciones vulnerables, y también inician proyectos
ecológicos y culturales que han convertido a lugares como Álamos
y San Miguel de Allende en nuevos centros culturales de México
(Clausen 2008). Así, su incremento en zonas con vocación turística
se enmarca dentro del crecimiento e importancia que ha cobrado esta
actividad económica en México.
el resurgimiento del turismo en álAmos
A principios del siglo xx, una serie de inundaciones, los altos costos
del mercurio, la reducción del precio de la plata en el mercado in-
38
el turismo, lA nuevA mAnerA de negociAr lA identidAd
ternacional y la Revolución Mexicana terminaron con la minería en
Álamos. El in de la principal actividad económica del pueblo y las
constantes incursiones de facciones de la guerra interna de México
hicieron que la mayoría de las familias acomodadas de la localidad
decidieran emigrar. Álamos se convirtió en una especie de ciudad
fantasma, dejando atrás su viejo esplendor. Las historias de los pobladores y las escasas estadísticas disponibles coinciden en señalar
que la mayoría de los que se quedaron eran familias pobres; un grupo no mayor de 500 personas. Así, la primera capital del occidente
mexicano quedó en el olvido (Navarro 1988; Ridley 2004).
La situación de abandono de Álamos perduró por más de veinte años, hasta que el estadounidense Levant Alcorn visitó el pueblo
en la década de 1940. Admirado por la belleza de las fachadas que
quedaban en pie en la parte central, decidió comprar la mayor parte
de las casas. Gracias al mal estado de las construcciones, él adquirió
los terrenos a un precio muy bajo (Clausen 2008). En pocos años
invirtió una suma importante de dinero en la reconstrucción de varias
mansiones, esto con el objetivo de ponerlas en venta entre amigos y
clientes de su país de origen.
Para el inal de los años cincuenta, una colonia de estadounidenses había ocupado una gran área del centro. El pueblo comenzó a renacer, en gran parte gracias a que la restauración de las casas respetó
el estilo colonial original (Ridley 2004), lo que atraía a más compradores. En este momento, Álamos era una ejemplo típico de lo que
Huete, Mantecón y Mazón (2008) denominaron como turismo residencial. Es decir, personas que adquieren inmuebles o visitan el lugar
con el único in del ocio, pasar el invierno en un clima más benévolo,
y disfrutar de la belleza del sitio. Estos primeros inmigrantes estadounidenses evitaban, en la medida de lo posible, todo contacto con los
pobladores locales, excepto para contratarlos como cocineros, jardineros o cuidadores de sus residencias (Clausen 2008). Con la llegada
de una segunda oleada de inmigrantes, a ines de los años ochenta y
noventa, comenzó la construcción del turismo cultural. Los recién
llegados ya no sólo eran jubilados, sino personas entre los 30 y 50
39
turismo e imAginArios
años. También había parejas con niños pequeños o adolescentes, que
ya no buscaban en Álamos un lugar de descanso, sino otro sitio para
su residencia permanente; es decir, un nuevo lugar para trabajar y
educar a sus hijos. Para el grupo creciente de estadounidenses, la actividad turística de Álamos presentaba oportunidades de inversión en
negocios relacionados, como hoteles, restaurantes, agencias de viajes
y transporte desde Estados Unidos, entre otros. Los recién llegados
utilizaron a su favor la tasa de cotización del dólar frente al peso
mexicano, de forma que sus ahorros les permitían contar con capital
suiciente para adquirir viviendas y abrir negocios. Además, aprovechaban sus lazos y amistades en Estados Unidos para atraer clientes.
En este mismo sentido, el dominio del idioma y de la idiosincrasia
estadounidense constituía una ventaja competitiva importante en este
tipo de negocios relacionados con la prestación de servicios (Clausen
y Velázquez 2010).
Puesto que muchos de los nuevos residentes habían cursado estudios universitarios, compartían algunas referencias culturales, entre
ellas el gusto por la llamada música clásica. Ellos comenzaron a invitar a músicos o cantantes de ópera (en general parte de sus redes de
amistad), para que hicieran eventos en Álamos (Clausen 2008). Los
empresarios, dueños de hoteles o restaurantes pronto descubrieron el
potencial económico de esto, y cada año atraía más interesados. Con
el tiempo, esto dio origen al festival Doctor Alfonso Ortiz Tirado,
llamado así en honor al Tenor de América, nacido en esta ciudad
en 1893. La primera emisión se organizó en 1985, justo después de
inaugurar el Museo Costumbrista del pueblo, encargado de difundir
la “cultura”, y que tiene un papel central como mediador entre las
comunidades estadounidense y mexicana. La calidad de los artistas
invitados, el número de eventos y de espectadores hizo que esta velada se convirtiera paulatinamente en el festival cultural más importante de Sonora y, a partir de 2005, comenzó a ser considerado uno
de los más importantes de México, sólo superado por el prestigioso
Festival Internacional Cervantino, del estado de Guanajuato. El aumento continuo en la concurrencia ha hecho necesario que el festival
40
el turismo, lA nuevA mAnerA de negociAr lA identidAd
amplíe el tipo de espectáculos, ahora incluye bailes regionales, entre
otros (Clausen 2008; Clausen y Velázquez 2010). Los inmigrantes
estadounidenses apoyan e invierten muchos recursos en este evento,
al igual que el gobierno del estado, contrario a lo que ocurre con la
iesta del santo del pueblo, que es muy importante para los pobladores de la zona, pero no la promueve tanto. El estado ya usa el festival
como parte del marketing, lo que eleva considerablemente el valor
de México como principal símbolo y atributo que lo deine y representa como nación. Este proceso involucra al turismo a través de la
sección de imágenes y símbolos como representativos de la identidad
nacional, es decir, decide enfocarse en el festival y no en la iesta
del santo patrono en las campañas para promover la zona. En consecuencia, la iesta del santo patrono se celebra en el pueblo vecino de
La Aduana, que no tiene construcciones restauradas sino más bien
está en ruinas. Esto hace que a la comunidad estadounidense no le
interese pasear allá, mientras la iesta en honor al Tenor de América
se festeja en el mero centro de Álamos. Esta descripción muy breve
sólo sirve para mostrar quiénes participan en el proceso de toma de
decisiones y no tanto de cuáles son las tradiciones o ritos que relejan
lo que corresponde a la imagen del México típico. En este proceso de
la construcción de la nación hay tanto inclusión como exclusión de
individuos y grupos.
Para el inicio del nuevo siglo, los estadounidenses ya se habían
convertido en los principales inversionistas en el renacimiento económico de Álamos, sobre todo por el desarrollo del turismo. Esta
situación, aunada al hecho de que ahora sus familias e hijos vivían en
la zona, llevó a algunos de ellos a inluir en la ciudad, primero en las
políticas públicas; intervinieron en asuntos como la reconstrucción y
ampliación de la carretera que comunica al pueblo con la que viene
de Estados Unidos, el mejoramiento del servicio de agua, alcantarillado y recolección de basura, la construcción de un aeropuerto pequeño, en un terreno donado por un estadounidense. Estos inmigrantes se involucran activamente en el desarrollo económico, cultural,
educativo y urbano del lugar, que consideran como su nuevo hogar.
41
turismo e imAginArios
lA búsquedA del méxico Auténtico
En el caso de Álamos, los estadounidenses han hecho del lugar la
concreción de una serie de imágenes y concepciones relacionadas
con lo que llaman el “México auténtico” (Clausen 2008). Es importante notar que esta idealización sobre lo mexicano fue construida en
Estados Unidos, pero no podía ser realizada allá sino sólo en ciertos
lugares de México.
En primer lugar, es necesario decir que, en términos generales,
los estadounidenses ven a México como un lugar totalmente opuesto
a su realidad. Aunque ellos cada vez más perciben a su vecino del
sur como un lugar peligroso, donde la gente es fanática, perezosa y
poco coniable (Velázquez 2008), y al mismo tiempo existe una fascinación por aspectos de la cultura mexicana: la música, los valores
morales, la religiosidad y los paisajes. La misma percepción de que
México es un lugar atrasado, lo convierte en un depósito de valores
ancestrales, perdidos en la modernidad de Estados Unidos (Ibid.).
Esto hace que, para los estadounidenses que decidieron emigrar a
Álamos, sus características arquitectónicas y de paisaje estén llenas
de signiicados relacionados a lugares exóticos, salvajes; un tipo de
paraíso perdido (Clausen 2008). En otras palabras, Álamos los transporta de la sociedad moderna –enorme, impersonal, riesgosa y cambiante– a una comunidad premoderna, –pequeña, fraterna, tranquila
y estable–, un paraje utópico con estilo mexicano (Ibid. 2009). La
mayoría de los que inmigraron a este pueblo, dijeron que su razón
principal para escoger México había sido su deseo de realizar un sueño (Ibid. 2008). Esta idea de un rincón alejado del mundo moderno
se refuerza con las ceremonias, las iestas y las artesanías mexicanas,
que completaban la creación del vínculo emocional.
En Álamos todo el mundo se saluda en la calle, los estadounidenses se conocen entre sí, visten como turistas relajados, viven tranquilos y lejos del estrés de las ciudades. El anhelo de encontrar lo
que ellos mismos denominan el sueño sobre “lo mexicano auténtico”, una idea que engloba comodidad, bellos paisajes, arquitectura
42
el turismo, lA nuevA mAnerA de negociAr lA identidAd
colonial, tranquilidad, amabilidad de los mexicanos y algo de mucha
importancia, la seguridad. En este grupo, la experiencia migratoria
está íntimamente vinculada con un estereotipo creado alrededor del
signiicado de lo mexicano. Esta idea se concretiza en Álamos, por lo
que vivir ahí signiica una mejora importante en su calidad de vida.
Álamos, como otras localidades pertenecientes al Programa Pueblos Mágicos, ha terminado por incorporar parte de la imagen de
“lo mexicano”, traída por los estadounidenses. Esto hizo posible que
los pobladores redeinieran su imagen ante sí mismos, pero también
frente al Estado-nación. Es decir, la identiicación con el otro también puede funcionar a la inversa; un grupo puede adquirir parte de la
imagen que los demás tienen de sí, y adaptarla como parte de los elementos que conforman su propia identiicación (Abercombrie 1991).
Por ejemplo, los inmigrantes estadounidenses han rescatado la mayoría de las mansiones y casas coloniales, y ahora Álamos se beneicia
con este trabajo considerándolo como parte de su propia identidad
local, lo cual le da oportunidad de participar en varios programas
federales, mediante los cuales automáticamente obtendrán recursos
económicos. La zona en general logra beneiciarse de la imagen estereotipada sobre lo mexicano auténtico, creada por la comunidad
estadounidense. En este artículo, la idea no es entrar en discusión
sobre qué actores aprovechan o consiguen más prestigio o recursos
con este fenómeno, sino establecer el rol que los estadounidenses
han jugado en ello. El beneicio general puede ejempliicarse con la
entrada de Álamos al Programa Pueblos Mágicos, lo que le otorga al
ayuntamiento recursos extra para la renovación de calles, ediicios
y otras obras de infraestructura relacionadas con el turismo, a la vez
que fue incluido dentro del patrimonio nacional por su área central.
El gobierno municipal ha adoptado como suya la imagen que guarda
la zona habitaba por los estadounidenses y describe así a la localidad:
“[…] Álamos conserva muchos ediicios y construcciones notables
con arcadas majestuosas, calles estrechas y empedradas, balcones
enrejados, zaguanes, patios y traspatios de las viejas casonas, con
jardines de ensueño, donde todo parece suspendido en el tiempo pa-
43
turismo e imAginArios
sado, para el reposo de sus actuales residentes […]” (Presidente municipal, inauguración de la plaza, 2006).
El presidente municipal mencionó las características culturales
del pueblo como parte de la identidad local, en su discurso de la inauguración de una callejoneada de las estudiantinas, en 2006: “[…]
para mantener viva su historia y tradiciones cada año se realizan diversos eventos especiales, como el festival cultural reconocido […] y
que convierte al pueblo en la capital de la cultura en Sonora […] también se realizan otros eventos importantes a lo largo del año, como
las Fiestas de La Virgen de La Balvanera o las Fiestas Patronales de
La Inmaculada Concepción […]”.
En los folletos y el discurso de autoridades municipales se puede
analizar la forma en que el gobierno retomó la imagen construida por
los inmigrantes estadounidenses sobre el lugar, a pesar de que ésta no
correspondía a la realidad de los barrios donde viven los mexicanos.
Lo que hay que resaltar aquí no es lo que esto signiica en términos
de distribución de la riqueza, sino en la forma en que las instituciones
(gubernamentales y culturales) han internalizado una imagen como
propia y un deinidor importante de su identidad social. En la interacción con los estadounidenses, el pueblo conecta ciertos valores y
los hacen parte de su identidad. Como consecuencia del intercambio
mutuo, surge una sensación de pertenecer a la misma colectividad;
Álamos se constituye como comunidad particular y distinta a los demás o al “otro”. El presidente municipal reconirma con su actuación
la imagen que se está forjando del pueblo.
Esta zona tiene varias tradiciones (indígenas) interesantes como
la danza del venado, que dramatiza y cuenta la historia sobre los
indígenas y la naturaleza, representa y cumple con la idea que los
turistas tienen sobre México, como el país donde sus habitantes conviven con y se sienten cerca de la naturaleza. La danza se lleva a cabo
cada 15 días en uno de los hoteles del centro, y es ejecutada por un
mestizo, un mecánico local contratado por los estadounidenses. Para
la presentación, el bailarín se viste con muchos colores, porque se
dio cuenta de que eso fascina a los turistas. Como dice Smith (1991),
44
el turismo, lA nuevA mAnerA de negociAr lA identidAd
las tradiciones son inventadas y lo interesante es que son dramatizadas para que cumplan con las expectativas de los visitantes. Así,
las atracciones culturales enfatizan la identidad cultural, ya que comunican las tradiciones tanto del pasado como del presente, lo que
le permite a una nación ser identiicada como diferente de “otra”.
Entonces, los mensajes del turismo sobre el país tienen una repercusión en cómo los individuos dentro de él conciben su identidad,
y de la misma manera cómo la nación y su gente son percibidos por
el otro. Sin embargo, los mitos, símbolos y tradiciones promovidos
por el turismo pueden tener muy poco que ver con la vida real de las
personas, o con la forma en que ellas entienden su identidad nacional.
El pasado, como patrimonio, es una estrategia de marketing potente,
ya que puede deinir una identidad nacional a través de algunos estereotipos seleccionados.
Esto no signiica que se haya dado un paso hacia un nuevo orden
sociocultural, en términos de la existencia de una sociedad homogénea o compacta. Por el contrario, aparecen prácticas que pueden ser
caliicadas provisionalmente como contradictorias; existen costumbres y hábitos (de los dos actores locales: los estadounidenses y los
mexicanos).
El presente estudio expresa algo novedoso, porque la inluencia
económica de este grupo es fuerte, no sólo porque se dedica a abrir
negocios en distintas áreas, contrata a mexicanos locales y atrae a
compatriotas, a través de sus relaciones con su país de origen, sino
también por su efecto concreto y visible en la imagen de la ciudad (la
arquitectura por el hecho de restaurar casas y mansiones), y su intento por solucionar problemas sociales que considera fundamentales,
como fundar organizaciones de caridad.
discusiones sobre lAs visiones de álAmos
Los inmigrantes estadounidenses buscan conservar a Álamos en sus
dimensiones actuales, es decir, no les interesa el crecimiento en la
45
turismo e imAginArios
población o se oponen a la instalación de cadenas comerciales como
Seven-Eleven o Wal-Mart, porque serían una amenaza para la imagen de la ciudad. Sin embargo, esto no implica que ellos desean que
la zona permanezca estancada, sino que su idea de desarrollo se enfoca en lo turístico y la cultura, tratan de conservar el entorno urbano
sin cambios en su apariencia. De esta manera, nos damos cuenta que
la idea sobre “lo mexicano” no sólo se trata de discurso y representaciones, sino que parte de su conceptualización está estructurada también por la experiencia física.
Como establece Smith (1991), lo importante para una nación y
para crear una identidad particular para una comunidad es tener un
mito. En Álamos, el hecho de que fuera un estadounidense quien
comprara y restaurara, en 1948, las casas y mansiones coloniales, ha
hecho posible que la comunidad creada por la visión empresarial de
este personaje establezca un mito fundacional, que la deine como
pionera. Con ello los inmigrantes buscan construir un sentimiento de
pertenencia particular, no sólo hacia el lugar sino dentro del mismo
grupo; en enero de 2006 consiguieron que el gobierno local colocara
una placa en memoria de Levant Alcorn, quien restauró las mansiones, junto con otros cinco personajes mexicanos importantes en
la historia de Álamos. Entonces, en esta interacción los mexicanos
reconocieron oicialmente la importancia de este “fundador”, y con
ello se dio un lugar al mito que representa; la comunidad estadounidense es vista y reconocida como un “otro” que está presente, forma
parte de Álamos, al mismo tiempo que se considera diferente. Esto
signiica que se inscribe en la historia del Estado-nación, y gana un
lugar particular importante.
Como bien dicen Smith (1991) y Gellner (1983), no importa si las
tradiciones son inventadas sino que la gente crea en ellas. Los estadounidenses empezaron a organizar callejoneadas pequeñas con pocos
estudiantes mexicanos, que tocaban en las calles en el centro (no en
el lado mexicano del pueblo), unos años después ya formaban parte
de la imagen de Álamos, como aceptó el presidente municipal, luego
invirtieron en trajes adecuados al estilo de España, de donde viene
46
el turismo, lA nuevA mAnerA de negociAr lA identidAd
esta tradición. Hoy en día ya participan en competencias en Estados
Unidos con grupos estudiantiles de allá.
Para cumplir con su imagen de México auténtico, los estadounidenses contratan mujeres con apariencia indígena para que vendan
muñecas zapatistas, faldas y blusas de colores fuertes, lo que no tiene
nada que ver con el vestido tradicional de la región de Sonora, sino
más bien de la imagen estereotipada de México: los colores fuertes y
las indígenas vendiendo en las calles. Estas mujeres sólo venden los
domingos enfrente de los dos hoteles en el centro.
reflexiones finAles
Quiero poner énfasis en algunos puntos esenciales; este artículo no se
trata de que los inmigrantes estadounidenses están desarrollando las
comunidades para bien o para mal, sino de analizar cómo este grupo
usa sus recursos para sus ines y cómo esta estrategia repercute en las
poblaciones mexicanas y en su identidad, tanto local como nacional.
Lo interesante es que este fenómeno casi no se ha investigado en
los estudios de migración y turismo, a pesar de que es un tema muy
relevante y actual, por ejemplo por las olas de migración del norte de
Europa hacia España e Italia, donde también hay escandinavos que
residen en pueblos españoles y usan sus recursos para inluir en las
imágenes, símbolos y narrativas de la identidad nacional española.
Quiero concluir con algunas observaciones inales: el turismo participa en la construcción y consolidación de las identidades, e inluye
en lo que se construye desde la perspectiva tanto de los inmigrantes
estadounidenses como de las elites mexicanas y los turistas. Cuando se ponen los artefactos, las prácticas y paisajes en el mercado
del consumo turístico se promueve una hibridación entre lo global y
lo local, donde luego la autenticidad se vuelve fundamental lo que,
como se demostró, produce conlictos en varias dimensiones.
Con el caso de estudio de Álamos demostramos que la relación
entre el turismo y la identidad se puede conceptualizar en términos
47
turismo e imAginArios
de relaciones sociales. Por un lado, la identidad se transforma cuando grupos, instituciones o individuos actúan para mercantilizar los
recursos disponibles como el ambiente, monumentos, la comida o
ediicios para satisfacer al turismo. Este proceso de intercambio está
mediado por las relaciones nuevas entre los individuos o grupos dentro de la zona turística y hacia fuera. Por otro lado, las relaciones
sociales existentes y resistentes son decisivas, a tal grado que podrían inluir en la mercantilización del lugar para el turismo. Más que
homogeneizar o destruir las identidades de una región, como concluyen los estudios tradicionales sobre el turismo, éste contribuye a
los procesos continuos de cambio, los cuales al mismo tiempo están
mediados por los elementos de continuidad que forman parte de la
identidad. El turismo entonces constituye una manera única de ver o
analizar cómo se negocian las relaciones globales-locales en un contexto particular, pues permiten/conservan la diferencia y diversidad.
Como en Álamos, el desarrollo turístico está mediado por relaciones
sociales locales resistentes, a la vez que se construyen otras nuevas,
que se superponen a las bases existentes dentro del contexto. Como lo
demuestra este caso de estudio, son estas relaciones sociales más que
la presencia en sí de los turistas las que repercuten en la identidad.
Álamos se ha vuelto una representación y reproducción concreta de la idea de los estadounidenses de “lo mexicano”, manifestada
en un paisaje físico y cultural construido. De esta manera, ellos dejan una huella sociocultural signiicativa por tener recursos disponibles para realizar su utopía sobre México. Por otro lado, el lugar no
sólo representa un beneicio para la comunidad estadounidense sino,
como Abercombrie (1991) apunta, también funciona a la inversa: la
zona turística retoma esta imagen construida, y la convierte en uno de
los identiicadores particulares frente a los demás pueblos y actores.
Este tipo de turismo/inmigrantes hace visible la paradoja que existe entre la utopía y la realidad. Así mismo, el turismo internacional
juega un doble papel: por un lado es resultado del proceso de cambio
de las sociedades y, por otro, constituye una fuerza poderosa que
puede transformar la cultura y el desarrollo de muchos pueblos y
ciudades involucrados en el proceso.
48
el turismo, lA nuevA mAnerA de negociAr lA identidAd
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52
turismo y los sÍmbolos de lA identidAd mexicAnA.
el cAso de Pueblos mágicos
Mario Alberto Velázquez García*
introducción
En este artículo se analiza la relación entre la identidad nacional de
una población y el crecimiento del turismo. El objetivo es explorar
las conexiones entre el turismo, una actividad productiva, pero también cultural, y los elementos que le permiten a un grupo de personas
identiicarse como miembros de una comunidad nacional particular.
Con ello se busca demostrar que en las sociedades contemporáneas
la identidad nacional y el turismo son componentes sociales que se
inluyen y condicionan mutuamente. El análisis se centra en el desarrollo del turismo en México, con el Programa Pueblos Mágicos.
El interés por estudiar la conexión entre la identidad, la nación
y el turismo no es nuevo; sobre el tema existen trabajos como los
de Craik (1997); Palmer (1999); Shaffer (2001); Villalobos (2011)
y Clausen y Velázquez (2011), que dan cuenta de que el turismo
no es sólo una actividad productiva, sino un conjunto de relaciones
personales y de asociación para la producción de objetos que intervienen e inluyen en la conformación de las identidades, tanto de
los participantes activos en ella (turistas, prestadores de servicios),
como de quienes viven en las localidades que reciben a los visitantes. Shaffer (2001) mostró que la aparición de guías turísticas para
realizar viajes en automóvil a lo largo de Estados Unidos ayudó a la
construcción de la identidad nacional estadounidense. Por su parte,
*
Profesor-investigador de El Colegio de Sonora. Correo electrónico: mvelazquez@
colson.edu.mx
53
turismo e imAginArios
Villalobos (2011) analizó el papel determinante que jugaron los estudios arqueológicos mexicanos como proveedores de imágenes y
sitios, que permitieron reconstruir la identidad mexicana a partir de
las culturas prehispánicas, pero también como material fundamental
para proyectar esta identidad como marca turística de México en el
mundo. Y demostraron que el turismo no puede ser entendido sólo
como una actividad productiva, en un sentido contrario o nocivo al
“sano” desarrollo de la cultura. El turismo ha sido objeto de una especie de satanización, que lo coloca como un agente contaminante
de las culturas locales o nacionales, convirtiendo a estas prácticas
en meros objetos comerciales y, con ello, trivializando expresiones
sociales complejas.
El objetivo de este artículo, al igual que los trabajos mencionados,
es mostrar que el turismo ocupa un papel central en la coniguración
de las identidades nacionales en esta época de fenómenos globalizantes como la migración creciente a escala mundial, las nuevas tecnologías para la comunicación y la existencia de una economía mundialmente integrada, que han generado una revisión de los elementos
constitutivos de las identidades relacionadas a un Estado y territorio,
porque requieren integrar rasgos culturales, raciales, religiosos, políticos y simbólicos diferenciados, que no estaban presentes en sus
relatos fundacionales. El turismo mueve cada año a millones de personas alrededor del mundo, poniendo en contacto a culturas distintas
y generando el consumo de diferentes aspectos relacionados con las
diversas identidades nacionales como festividades, comidas típicas,
vestimentas o artesanías. La globalización no sólo signiica una mayor interconexión e interdependencia económica mundial, sino la
aparición de agentes que juegan un papel importante en la conformación de elementos culturales que antes eran ámbito exclusivo de
una comunidad establecida dentro de un territorio particular, como la
identidad nacional. Este trabajo no trata en exclusiva sobre identidad
nacional o turismo, sino acerca de la forma en que los actores involucrados en este último participan de manera consciente o inconsciente
en la reconiguración de las identidades nacionales.
54
turismo y los sÍmbolos de lA identidAd mexicAnA
Dean MacCannell (2007) tituló Empty Meeting Grounds a uno
de sus análisis más conocidos sobre el turismo contemporáneo, donde examinó las consecuencias para las culturas locales de la llegada
constante de cientos de visitantes que no buscan adaptarse o entender el nuevo entorno, sino consumirlo. El turismo se ha vuelto una
actividad deseable por sí misma, sin inalidad o ideología intrínseca
alguna, por ello los lugares turísticos se convierten en escenarios vacíos. No obstante la postura de MacCannell, los sujetos que viven
en ellos y los mismos turistas buscan llenar estos espacios sociales
con sentidos e imágenes que les recuerden una identidad, una forma
de ser o pensar (Craik 1997; Palmer 1999; Shaffer 2001; Villalobos
2011; Clausen y Velázquez 2011). Tanto los países como las identidades nacionales se han convertido en proveedores importantes de
imágenes y festividades para dar contenido a estos sitios turísticos.
Para tratar de entender la relación entre turismo e identidad nacional se utiliza el concepto de “economía de la experiencia íntima”,
que hace referencia a las formas en que esta actividad productiva
institucionaliza (genera normas, prácticas, roles y estatus más o menos estructurados) las relaciones sociales y los lugares vinculados
con ella: “[el turismo es una] […] actividad productiva [que] busca
brindar una serie de vivencias asociadas con lugares considerados
como memorables. Es decir los lugares turísticos son espacios que
han sido cargados de signiicados sociales, históricos o culturales al
punto de que la mera presencia de la gente en ellos proporciona una
experiencia trascendente” (Clausen y Velázquez 2011). Esta deinición sociológica de la actividad turística enfatiza la serie de componentes presentes en este tipo de relación social institucionalizada:
los actores, las normas, el contexto, los símbolos y el espacio donde
tenía lugar la interacción. En algunas de las zonas turísticas, estos
elementos institucionalizados y consumidos por los turistas son los
que tienen una fuerte relación con la identidad nacional: la visita a
ediicios históricos, las celebraciones patrias, la representación de
bailes tradicionales o de comidas típicas, incluso la venta de vestimentas identiicables con un país (el sombrero charro mexicano, los
zapatos de madera holandeses).
55
turismo e imAginArios
Las identidades nacionales han ocupado un lugar central en la historia de Occidente y permanecen dentro del imaginario social (Anderson 1993), incluso en la industria turística. Sin embargo, al formar
parte de una transformación productiva, estas identidades han pasado
por un proceso de institucionalización particular –al que denominamos economía de la experiencia íntima– que las convierte en productos intercambiables; en mercancías. En otras palabras, los elementos
imaginarios que coniguran al mexicano, al francés, al italiano, etcétera, son “pasteurizados”, a in de que puedan ser consumidos, representados o vendibles en un pequeño llavero. Pero, al mismo tiempo,
la existencia de estos lugares turísticos le permite a grupos o actores
sociales tratar de reconigurar los contenidos o signiicados relativos
a una identidad nacional. El turismo no es sólo producción de mercancías, sino una arena de reconstrucción de los sentidos sociales.
Entonces, la economía de la experiencia íntima busca analizar las
relaciones sociales y los mecanismos que institucionalizan dichos
elementos culturales de la identidad nacional. Así, en efecto, el turismo es, en tanto actividad económica sobre bienes culturales, un medio para la cosiicación de ellos, en este caso iestas, ediicios, objetos relacionados a un levantamiento social, que puedan ser vendidos
como mercancías. Sin embargo, la gente que acude a estos lugares
no sólo busca consumir un producto, sino acceder a un tipo de representación –por más falsa o artiicial que sea– sobre un mundo mejor.
En este sentido, el presente trabajo versa sobre la forma en que la
identidad nacional y el turismo se relacionan, y las prácticas que los
sujetos hacen de dichos componentes identitarios con el interés de
tener un conjunto de “experiencias” turísticas.
dos cAminos: el turismo y lA identidAd nAcionAl
Las teorías sobre nacionalismo y turismo crecieron en tiempo y escenarios muy distintos. El primero, al menos con tres siglos de antigüedad, trataba de explicar la generación de un sentimiento de pertenen-
56
turismo y los sÍmbolos de lA identidAd mexicAnA
cia alrededor de las nuevas formas de poder y de economía, que se
estaban produciendo a partir de las revoluciones políticas e industriales. Las naciones estaban ancladas en elementos territoriales, históricos, culturales y simbólicos, que permitían diferenciar a un pueblo
de otro, la existencia de ciertos artefactos culturales sólo posibles en
la era industrial como la reproducción masiva de mapas, libros, cantos, etcétera. Esto hizo posible la diseminación de un sentimiento de
pertenencia a un grupo imaginado de compatriotas (Anderson 1993),
que ahora veían su identidad nacional continuamente confrontada
dentro de la globalización, y ésta no puede pensarse anclada o ija en
el tiempo o en ciertos elementos, más bien se encuentra en constante
proceso de resigniicación como todos los demás aspectos culturales
y de interacción social (Palmer 1999).
Antes que nada, la denominación que damos de turismo es un
desplazamiento, desde el lugar (espacial, social y cultural) donde
transcurre por lo regular nuestra vida, hacia zonas donde podremos
obtener experiencias distintas y signiicativas (Clausen y Velázquez
2011). Sin embargo, al mismo tiempo, el turismo tiene características económicas especíicas; primero, establece una forma particular
de relación con el espacio, pues a diferencia de otras mercancías,
las turísticas deben ser consumidas en el lugar; una playa no puede
ser transportada fácilmente. Segundo, el turismo origina una forma
nueva de relación entre dueños de producción y sus empleados, sobre
el trabajo y la propia cultura de los segundos (Ibid. 2010). Tercero, el turismo, en tanto economía de experiencia íntima, signiica la
esceniicación, cosiicación y mercantilización de objetos, lugares,
ceremonias, comidas y símbolos, que permiten a las personas sentir que recrean una experiencia memorable (Ibid. 2011). Finalmente,
como sucede con las actividades humanas hechas en asociación con
otros, los viajes para visitar un templo, una ciudad o un paisaje determinado ahora se realizan bajo las reglas y normas de intercambio
económico contemporáneo; así, los viajes turísticos se contratan con
empresas que ofrecen transportación de manera regular, el hospedaje
es en establecimientos (hoteles) que brindan diversos servicios re-
57
turismo e imAginArios
lacionados como la alimentación, la higiene, el descanso y la visita
también cuenta con una serie de servicios y venta de guías, folletos,
postales, objetos conmemorativos, etcétera. El turismo, que comenzó
como una actividad colectiva, que buscaba satisfacer la búsqueda de
ciertas experiencias religiosas, se ha institucionalizado en prácticas
económicas que regulan su funcionamiento.
La identidad nacional está compuesta por objetos materiales
(banderas, mapas, ediicios, monumentos) e inmateriales (festividades, canciones, lenguaje), que simbolizan la pertenencia a un grupo
(Anderson 1993). Por su parte, el turismo es una forma moderna de
interacción que ha desarrollado instituciones y prácticas particulares, donde elementos culturales toman valor de intercambio. Ambas
áreas de interacción social buscan generarles un sentido a los contactos que tienen los individuos entre sí, al relacionar y dar coherencia a
la convivencia de objetos, lugares y símbolos. Es en este punto donde
comienza el contacto entre las identidades (nacional y local) y la de
los turistas.
Si se analiza al turismo y a la identidad nacional como prácticas
culturales que institucionalizan cierto tipo de relaciones sociales, las
dos se caracterizan por resaltar, –entre otros–, una serie de artefactos
culturales que resultan “signiicativos”, y que por un lado permitían
la identiicación de un grupo con sus comunes (los miembros de una
misma nación), pero también les facilitaban a los demás reconocer
las características que los separaban (lo exótico o diferente) de esta
identidad nacional (los turistas o los ciudadanos de otro país). Tanto los promotores de las zonas turísticas como los Estados-nación
buscan generar un relato escrito, visual, simbólico y cristalizable
en objetos que contengan una coherencia interna que permita a sus
usuarios tener un sentido de pertenencia (Ibid.), y disfrute de una experiencia memorable en escenarios diseñados para ello. En este sentido, no resulta casual que sean los Estados modernos los principales
promotores del turismo, pues no sólo les permite generar formas de
desarrollo en zonas donde otro tipo de actividades no podrían hacerlo, sino que el turismo se ha convertido en un escenario importante
58
turismo y los sÍmbolos de lA identidAd mexicAnA
para presentar componentes de la identidad nacional, que se busca
resaltar con ines mercadológicos (Villalobos 2011).
Como creadores de instituciones, el turismo y la identidad nacional retoman arbitrariamente una serie de elementos (un ediicio, una
fecha, un personaje, una comida o una vestimenta, de acuerdo a la
ideología del grupo que ostente el poder político o económico), y los
integran a un relato coherente (el espíritu de la nación mexicana, la
estadounidense o cualquier otra) que coniere un sentido de pertenencia, de particularidad, de orgullo, etcétera, a un conjunto de símbolos
y representaciones sociales. Este esquema de funcionamiento de las
instituciones sociales resulta funcional con el tipo de uso que el turismo hace de factores materiales y simbólicos. Así, esta industria
que vende una serie de elementos, como la basílica de Guadalupe
o la pirámide de Teotihuacán, permite que las personas que acuden
ahí puedan experimentar la “esencia” de una identidad sintetizada en
un ediicio o ceremonia. Además, esta materia esencial de una identidad puede ser “adquirida” y conservada mediante un recuerdo o
representación simbólica (reproducción, fotografía, dibujo y un largo
etcétera), que se venden en estos sitios. Como dice Catherine Palmer,
las ceremonias y los símbolos de una nación proveen material interminable para generar una sensación de nacionalismo en los lugares
turísticos (1999).
Una de las críticas más comunes al turismo es la “explotación”, la
“mercantilización”, la “banalización” y la “pérdida de sentido”, que
genera cuando se desarrolla en lugares o involucra a ceremonias con
gran signiicado cultural. El turismo es visto como un acto “intrusivo”, que le hace perder signiicado simbólico a un evento, ediicio
o personaje histórico convirtiéndolos en mercancías, a fuerza de la
esceniicación, el número creciente de visitantes y a la fabricación
masiva de productos que los simpliican o trivializan. Tanto los investigadores como los miembros de grupos, que buscan preservar
el patrimonio cultural, suelen caer en el lugar común de adjudicar
la responsabilidad de esto al turismo como actividad y a los turistas
como individuos.
59
turismo e imAginArios
Estas opiniones sobre el turismo parecen provenir más de las falsas prenociones contra las que advertía Durkheim, desde sus estudios
pioneros en la sociología, donde demostró que algunos comportamientos sociales tienen efectos no visibles desde la percepción de lo
evidente. La religión (la religiosidad actual), por ejemplo, no es un
rezago de irracionalidad o una mera forma de control, sino una de
las instituciones fundamentales para la reconstrucción continua del
orden social.
De esta forma, el turismo no puede ser pensando, en su relación
con la identidad nacional, sólo en términos de una especie de “corruptor” o “destructor” de los valores “fundamentales” y “profundos”, que descansan en ciertos elementos. Por el contrario, puede
ser entendido como una de las instituciones sociales contemporáneas
fundamentales para deinir la identidad cultural, y hacerla visible
frente a los mismos miembros de un grupo social y los “otros” (Palmer 1999). El turismo es una institución en tanto contiene normas relativas al comportamiento de los actores relacionados, pero también
porque su desarrollo abarca una cantidad creciente de bienes culturales e identitarios, que se consumen como objetos de la experiencia
turística. La masividad y su carácter de elemento fundamental en los
ritmos de la vida actual le coniere al turismo este atributo primordial
en los ámbitos culturales.
economÍA de lA exPerienciA ÍntimA e identidAd nAcionAl
El turismo se puede concebir como una acción humana que busca
desarrollar cierto tipo de experiencias consideradas como signiicativas, deseables, memorables y, a in de cuentas, distintas a las de la
cotidianeidad (MacCannell 2004; Mantecón 2008). El caliicativo de
signiicativas y distintas se reiere a la alta valoración cultural, que
desde inales del siglo xix, comenzó a dársele a los viajes para conocer una iglesia, una ciudad, un paisaje u otras culturas (MacCannell
1973). La experiencia turística no puede ser considerada como un
60
turismo y los sÍmbolos de lA identidAd mexicAnA
acto particular, sino una concatenación de acciones, que en su conjunto le dan forma, como el acto de desplazarse (por algún medio de
transporte), llegar a un lugar no frecuentado en nuestra cotidianeidad
o nuevo, y también visitar, recorrer o simplemente admirar un espacio cargado con un gran signiicado por su belleza, historia o un
acontecimiento que tendrá lugar (Clausen y Velázquez 2010).
El turismo es una actividad económica y social que implica al menos tres actores: los turistas, los habitantes locales y los prestadores de
servicios relacionados con el turismo (Miller y Auyong 1991). Estos
grupos tienen una visión diferenciada sobre qué es el turismo, según
las relaciones, los costos y los beneicios que éste les proporciona. Las
posturas de los involucrados –turistas, locales y prestadores de servicio– tienen consecuencias directas para ellos mismos, y en la forma
en que el turismo se planea, desarrolla y repercute en cada localidad
(Torres y Momsen 2005). En este sentido, los lugares turísticos son
“construidos” socialmente, por la serie de signiicados que le conieren los actores que participan en su diseño y funcionamiento, pero
también por quienes se oponen o viven en la misma población (Pine y
Gilmore 1999; Ingram et al. 2007; Clausen y Velázquez 2011).
Con el paso del tiempo, las actividades, lugares y las experiencias
mismas que se podían considerar como turísticas se fueron transformando y ampliando. Así, aunque el turismo se relacionó, durante la
segunda parte del siglo xx, con playa, sol o al descanso cada vez aumentan más las experiencias memorables. Un subconjunto de ellas está
relacionado con las festividades particulares: el Carnaval de Río de Janeiro, Brasil; la Semana Santa en San Luis Potosí, México, o el Festival
de Octubre, en Alemania, y visitar ediicios o zonas urbanas: la torre
Eiffel o la ciudad de París, en Francia; las ruinas de Chi-Chen Itzá, en
México, o la estatua de la Libertad o Nueva York, en Estados Unidos.
Aquí se utiliza el concepto de “economía de la experiencia íntima” que hace referencia a que:
[el turismo es una] […] actividad productiva [que] busca brindar
una serie de vivencias asociadas con lugares considerados como
61
turismo e imAginArios
memorables. Es decir los lugares turísticos son espacios que han
sido cargados de signiicados sociales, históricos o culturales al
punto de que la mera presencia de la gente en ellos proporciona
una experiencia trascendente […] La economía de la experiencia
íntima son entonces las formas de institucionalización que tienen
los lugares, las prácticas, los símbolos y las relaciones que al reunirse producen lo que la mayoría de la gente considera como
vivencias auténticas, de descanso y confort relacionadas al turismo. Esta institucionalización pasa por la construcción social de
los escenarios o regiones donde ciertas experiencias pueden ser
vividas y otras no. Una de las formas de institucionalización más
signiicativas dentro de las zonas turísticas son las relaciones entre
los consumidores [visitantes] y los pobladores. Como dijimos, la
vida cotidiana de las habitantes se convierte en parte importante
de las relaciones económicas dentro de las zonas turísticas; la cultura misma de los pobladores se convierte en parte del producto
que se vende […] (Clausen y Velázquez 2011).
La economía de la experiencia íntima permite señalar que las personas adquieren, al realizar un viaje, el derecho para el uso temporal
de un espacio donde podrán disfrutar de un escenario (Pine y Gilmore1999); la representación de festividades patrias, religiosas o el hecho de adquirir algún objeto conmemorativo o estar en contacto con
la “atmósfera” (escenario) donde sucedió un hecho representativo
para un país (Ibid.). En otras palabras, los lugares turísticos institucionalizan prácticas –aun las vinculadas con una identidad nacional–,
que pueden ser comercializadas.
Con la deinición de la economía de la experiencia íntima (relacionada con una identidad nacional), nos interesa resaltar que a los
lugares turísticos aludidos se les ha cargado de signiicados sociales,
históricos o culturales –aines a algún tipo de identidad–, a tal punto
que la mera presencia de la gente en ellos les proporciona una experiencia trascendente relativa a ser “mexicano”, “parisino” o “estadounidense” (MacCannell 1973; 2004). Los lugares donde se desarro-
62
turismo y los sÍmbolos de lA identidAd mexicAnA
lla el turismo de la experiencia íntima de este tipo les permite a las
personas vivir por unos días una experiencia socialmente valorada,
como la representación de un ser nacional; al celebrar el 4 de julio
en Estados Unidos por medio de juegos artiiciales, consumir ciertas
comidas o seguir la trasmisión de un partido de futbol americano, las
personas pueden experimentar por unos momentos ser miembros de
esta otra colectividad (Anderson 1993).
Es necesario resaltar que los signiicados relacionados con el turismo de la experiencia íntima no son únicos, todo lo contrario, existen grupos que buscarán darles un sentido particular (Sant Cassia
1999). Esto, en especial, es relevante –aunque no exclusivo– de los
lugares relacionados con una identidad nacional, pues por lo general
existen interpretaciones diversas sobre el sentido que tuvo un sitio,
persona o símbolo en la conformación e historia de un país. Los usos
y signiicados sobre cada espacio social serán construidos por los
agentes que participan en el turismo (prestadores de servicios, turistas y población local), pero también por actores como el gobierno que busca generar –y utilizar– algún tipo de imagen (Gustavsen
2009). Por ejemplo, los gobiernos conservan o reconstruyen las plazas o los ediicios donde ocurrieron acontecimientos decisivos para
la constitución del relato actual sobre la historia nacional, al mismo
tiempo se trata de desaparecer los símbolos que podrían enaltecer
relatos distintos. Es aquí donde el término turismo de la experiencia
íntima colabora para reintroducir el poder a los estudios del turismo.
En este caso, por el interés de los grupos por participar y decidir en la
construcción (física y social) de lugares y el funcionamiento de ideas
socialmente institucionalizadas en el ámbito social, como las utopías.
Como ya se mencionó, el turismo de la experiencia íntima nos
recuerda que la gente ya no sólo busca descansar, broncearse, emborracharse o practicar algún deporte extremo, hay personas que desean
tener contacto con otras culturas e identidades; en parte, por tratarse de una práctica valorada socialmente, por ser un medio histórico
para ampliar el conocimiento (la experiencia), pero también como
una forma de reairmar el valor de la propia identidad (Kraftl 2007).
63
turismo e imAginArios
El estudio sobre la construcción, reconstrucción o uso de lugares
históricos como parte de la oferta turística no es nuevo, pero sí el
análisis de zonas donde existen conlictos vigentes y donde alguno
de los protagonistas de la disputa utiliza el turismo como una herramienta para lograr sus ines. Al respecto, la deinición de turismo de
la experiencia íntima implica que el espacio (turístico) es objeto de
una disputa entre los turistas, los (habitantes) locales y los prestadores de servicios relacionados con el turismo (Miller y Auyong 1991).
Algunos de estos actores –como los prestadores de servicios– pueden
buscar la perpetuación de ideas o imágenes, que son fuertes atractivos para el visitante, aunque ya estén desfasados de la identidad nacional o local; por ejemplo, los sombreros charros y los mariachis se
utilizan como atuendo del personal en algunos restaurantes u hoteles
mexicanos, para atraer a los estadounidenses, a pesar de que ya nadie
usa dicha indumentaria en México, e incluso no toda la gente podría
sentirse identiicada con este tipo de música. La identidad nacional
mexicana cambió, pero no en las zonas turísticas.
En América Latina, el turismo de la experiencia íntima, relacionado con identidades nacionales, tuvo en Cuba uno de sus destinos más
importantes el siglo pasado. Después de la revolución de 1959 esta
isla se convirtió en el principal destino turístico de la zona del Caribe (Spencer 2010). El régimen revolucionario hizo del turismo uno
de los motores principales de su modelo de desarrollo, generando
acuerdos con países “amigos” como la Unión Soviética y otras naciones dentro del llamado “bloque comunista”. En Cuba, la actividad
recreativa del turismo no estuvo exenta de un carácter político cuidadosamente diseñado por el Estado, que buscaba que los visitantes
fueran testigos de los beneicios del socialismo. Debido a las crecientes diicultades económicas que atravesaba la economía, el gobierno
tuvo que comenzar a elaborar mecanismos que le permitieran controlar al turismo y la movilidad de los paseantes con el in de evitar que
conocieran zonas que no se querían mostrar. Esta política de control
derivó en la separación de los visitantes del contacto con la población
en general; los cubanos tenían prohibido el acceso a los hoteles, restaurantes y playas donde se encontraban los turistas (Ibid.).
64
turismo y los sÍmbolos de lA identidAd mexicAnA
Entonces, la dimensión sociológica que nos interesa analizar con
el término de turismo de experiencias rebeldes son las instituciones.
En el caso de las vivencias turísticas y los signiicados mencionados,
nos referimos a las prácticas concretas que los grupos ofrecen como
“relevantes”, para que el visitante pueda “apropiarse” de la experiencia de ser parte de una identidad particular. Estas pueden ser tanto
ir a un ediicio, una iglesia o una plaza, pero también comprar cierto tipo de souvenirs, consumir algunas mercancías o presenciar una
representación o incluso ser parte de una protesta. Un ejemplo muy
claro de esto sucedió en la revuelta en Libia, donde un estudiante estadounidense de la Universidad de California en Los Ángeles decidió
unirse a los rebeldes porque buscaba una emoción “fuerte”: “[…] es
el in de las vacaciones de verano, así que pensé que sería divertido
unirme a los rebeldes. Esta es una de las pocas revoluciones reales
[…]” (Pijamasurf 2011). El interés aquí es analizar las actividades,
relaciones y productos que la gente consume, vende u ofrece en torno
a una identidad nacional en una zona turística.
el crecimiento del turismo en méxico:
el uso de lA identidAd nAcionAl
Aunque la intención de este trabajo no es escribir una historia acerca
del turismo en México, es necesario hacer un recuento breve sobre
su evolución, con el in de identiicar a algunos de los actores y las
deiniciones que lo han ido conformando, para mostrar que existen
actores y temas relacionados con la identidad mexicana que han sido
constantes en su deinición y desarrollo.
Como ya se dijo, en la era de la globalización hay procesos sociales generales que rebasan las viejas formas de soberanía de los
Estados-nación. Este es el caso del turismo en México, que comenzó
a desarrollarse, no como resultado de la planiicación gubernamental, sino debido a transformaciones del contexto internacional, más
especíico en Estados Unidos: a) la Enmienda xviii a la Constitución
65
turismo e imAginArios
de Estados Unidos, que dio origen a la Ley Volstead (la llamada ley
seca), que prohibió la venta de bebidas alcohólicas a partir del 19
de enero de 1919, fecha de su promulgación; b) la construcción de
un sistema nacional carretero en Estados Unidos; c) la masiicación
en el uso de medios de transporte novedosos, como el automóvil y
los aviones, que generó una nueva movilidad para la población. Uno
de los usos que se dio a esta capacidad de realizar viajes fue acudir
a las fronteras, en particular la mexicana, con el in de obtener los
productos que estaban prohibidos en el país: varios tipos de alcohol.
En Tijuana (pero también en otras ciudades fronterizas) comenzó a
construirse una gran cantidad de bares, cantinas y prostíbulos, convirtiéndola en el primer destino turístico internacional de México, lo
que tiene importancia histórica y cultural.
Esta región empezó a convertirse en uno de los imaginarios más
signiicativos y constantes a partir de los cuales los estadounidenses
construyen su idea sobre México: las imágenes de casas viejas de
adobe con techos de tejas rojas, los cactus, los sarapes, los sombreros, el tequila y las mujeres bonitas comienzan a ser parte de ella. De
1921 a 1928 se produjeron 75 películas estadounidenses donde se representó a la región fronteriza mexicana, sobre todo a Tijuana, como
un lugar peligroso, pero al mismo tiempo atractivo y donde todo es
posible (Velázquez 2008).
Ante la falta de una planeación gubernamental para la realización de este turismo, la constitución de la economía de la experiencia
íntima en Tijuana se construyó “libremente”. De tal manera que la
existencia de un grupo numeroso de turistas que buscaban consumir alcohol, visitar los bares y prostíbulos determinó el tipo de establecimientos que se abrían. De esta forma, la actividad de la zona
principal de la ciudad comenzó a especializarse en estos negocios, lo
que explica, en parte, el crecimiento que llegarían a tener las bandas
dedicadas a giros ilícitos en Tijuana, su expansión respondió a un
mercado creciente para sus productos o servicios, pero también al
abandono del gobierno para regular o prohibir la proliferación de
estos negocios. La no acción de la autoridad permitió, entre otras
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turismo y los sÍmbolos de lA identidAd mexicAnA
cosas, que los traicantes abrieran los establecimientos que atraían
a los turistas; se toleraba la criminalidad que creció alrededor de los
bares y los prostíbulos, y cualquier intento de cerrarlos era acallado.
A pesar de la tolerancia gubernamental al turismo, que proliferó
en Tijuana, no estaba acorde con la identidad nacional promovida
por los regímenes posrevolucionarios. Esto resulta un punto signiicativo, pues representaba la confrontación de distintas visiones sobre el mexicano. Por un lado, la de los estadounidenses que lo veían
como una persona loja, pendenciera, borracha y acostumbrada a la
parranda constante. Por otro, estaba la postura del gobierno, de que
el mexicano era una persona acostumbrada a superar adversidades,
mezcla de dos culturas, pero interesado en participar en el mundo
moderno. El imaginario nacionalista del gobierno mexicano olvidó
deliberadamente a Tijuana y, en general a la zona fronteriza, que fue
excluida de los primeros planes de promoción turística del país.
Un segundo lugar que comenzó a ser accesible a los visitantes
estadounidenses fue Acapulco. Durante la década de 1940, artistas
de Hollywood convirtieron a esta bahía en uno de sus principales
sitios de descanso, reconstruyendo así la deinición sobre el turismo
en México. Acapulco generaba una idea de país diferente a la de Tijuana, aunque completaba las imágenes que se formaban en Estados
Unidos sobre él: la playa, el sol, las palmeras eran parte de un lugar
“salvaje” todavía por civilizar, al igual que ese nuevo-viejo oeste que
era la frontera mexicana. Al igual que en el caso de la ciudad fronteriza, se comenzaron a ilmar en Acapulco una cantidad considerable
de películas estadounidenses, ya que no era un sitio peligroso sino
exótico, tropical, sensual y habitado por amables lugareños siempre
dispuestos a servir o ayudar a los extranjeros: una especie de paraíso
descubierto por los estadounidenses.
Acapulco no sólo era importante por ser el segundo destino turístico de los estadounidenses en México, sino que se convirtió en el
primero internacional, conectado por uno de los nuevos medios de
transporte, los aviones (Turner y Ash 1991). Los dos primeros destinos turísticos de México no surgieron como resultado de un plan gu-
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turismo e imAginArios
bernamental sino al contrario, al turismo no se le consideró como una
de las actividades productivas que impulsaría el desarrollo del país,
fue su crecimiento lo que comenzó a generar el interés del gobierno
mexicano, debido al claro potencial de un país rodeado por playas.
Esto se vio relejado en Acapulco, donde buscó impulsarlo, a diferencia de lo sucedido con Tijuana. Dicha postura en estos dos lugares
se puede entender, entre otras cosas, a partir de las imágenes que el
mismo gobierno posrevolucionario quería construir sobre la identidad nacional. Tijuana era una ciudad fronteriza que estaba creciendo
a partir del aumento en los bares y las cantinas, y Acapulco a partir
de la construcción de hoteles y casas “modernas”. Por otro lado, los
visitantes de cada ciudad también tenían una diferencia notable: en
Tijuana, la mayoría eran estadounidenses buscando emborracharse
o cometer actos que seguramente serían condenables en su lugar habitual de vida, en cambio los de Acapulco eran estrellas de cine y
paseantes que deseaban asolearse. Todo esto hacía que la playa de
Guerrero estuviera acorde con la imagen de modernización y desarrollo de México, que en la administración del entonces presidente
Miguel Alemán Valdez (1946-1952) quería proyectar en el mundo.
La presencia de extranjeros, pero también una cantidad cada vez
mayor de nacionales, no sólo implicaba una fuente importante de recursos y empleos, sino la presencia de un público “cautivo” frente al
cual el gobierno podría desplegar su propaganda nacional de desarrollo y modernización. Las inversiones federales en Acapulco empezaron a crecer, con el objetivo de mejorar la infraestructura urbana, sin
embargo, este gasto se concentró en la zona costera, donde estaban
los turistas. El gobierno comenzó a ser consciente de la importancia
de proyectar, a través del turismo, una imagen –por más idealizada o
falsa que esta fuera– del país hacia el exterior. Es necesario recordar
que la creciente población local de Acapulco (compuesta por locales
y gente que llegaba para trabajar en los servicios turísticos) no recibió un programa de construcción de viviendas, casas u hospitales.
En este sentido, del puerto es una gran fachada: la zona turística,
constituida por apenas un par de cuadras fuera de la línea costera, se
remozó y convirtió en una imagen sobre el desarrollo.
68
turismo y los sÍmbolos de lA identidAd mexicAnA
Un tercer elemento que los gobiernos mexicanos comenzaron a
explotar, para generar una imagen turística, fue el interés internacional por las zonas arqueológicas. El pasado prehispánico –que en gran
parte había permanecido semienterrado y olvidado– se convirtió en
un gran atractivo. Primero para expertos en estos temas, pero después
para quienes deseaban conocer las pirámides o esculturas (Villalobos
2011). La economía de la experiencia íntima del turismo en México
se empezó a conectar en gran medida con el uso de estos elementos
mitiicados de la identidad mexicana, los clasiicamos así porque los
descendientes directos de las culturas que construyeron dichas ediicaciones estaban muy marginados por el gobierno y por la población
en general. Sin embargo, las zonas arqueológicas y otros componentes relacionados como vestidos, iestas indígenas y artesanías se convirtieron en aspectos centrales de la identidad mexicana, pero también
de la oferta turística. Al turismo relacionado con los indígenas no le
interesa el desarrollo presente de estos grupos, sino la perpetuación
de elementos ijos que pudieran ser vendidos y consumidos.
A manera de síntesis, se puede decir que durante gran parte del
siglo xx el turismo en México se construyó alrededor de tres imaginarios: Tijuana, Acapulco y Teotihuacán. El gobierno mexicano
impulsó alrededor de los dos últimos el crecimiento del turismo nacional; el de sol y playa y la visita a zonas arqueológicas eran dos de
las atracciones principales para el internacional. Sin embargo, a ines
del siglo xx e inicios del xxi ha aumentado el énfasis en transformar
la identidad nacional retomando con más fuerza elementos de la herencia española, como se verá a continuación.
el ProgrAmA Pueblos mágicos.
nuevos elementos de lA identidAd nAcionAl en el turismo
El Programa Pueblos Mágicos es una política federal que comenzó
a operar en 2001 con 30 localidades en todo el país. En su primer
año de operación, el gobierno invirtió 187.11 millones de pesos, para
69
turismo e imAginArios
2011 sumaban 48 poblaciones, con 880 mil beneiciados, a inales de
2012 ya estaban integradas 83. Los recursos inancieros se utilizan
en la conservación del patrimonio histórico y arquitectónico de las
localidades, la mejora de la imagen urbana y la creación de servicios
relacionados con el turismo, como hoteles (Secretaría de Turismo,
sectur 2010).
Según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos, ocde (2012), el Programa Pueblos Mágicos es uno de los más
exitosos, porque ha logrado impulsar el crecimiento de comunidades
y pueblos rurales, además de fomentar la conservación de los paisajes naturales y las tradiciones culturales locales; el gobierno le ha
asignado más de 32 millones de dólares. El Programa Pueblos Mágicos no es una política aislada, sino parte de un conjunto innovador de
iniciativas para promover el turismo cultural en México, enmarcadas
en el Acuerdo Nacional por el Turismo, irmado entre el gobierno y
agentes turísticos en 2010 (sectur 2010). Las Rutas de México es un
programa paralelo al analizado, pero que lo contempla, y su objetivo
es sugerir recorridos que combinen algunas de las zonas turísticas ya
consolidas con otras emergentes. Son diez rutas que cubren los 32
estados de la república, y se señalan ciudades particulares de interés,
varias de ellas se encuentran dentro del Programa Pueblos Mágicos.
En el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012), hasta 2012 se había
destinado una inversión pública de 1 327 millones de dólares y una
privada de 16 222 (López y González 2012).
Centrar parte del desarrollo turístico en ciudades medias representa una transformación de las políticas públicas federales, no sólo
porque existe un cambio en el enfoque sobre el tamaño de localidad sino, sobre todo, porque se busca explotar un tipo de imaginario
nacional, que había permanecido parcialmente descuidado: las ciudades coloniales. Aunque en México existían festividades turísticas
exitosas relacionadas con estas poblaciones (Festival Cervantino, en
Guanajuato), estos lugares no se habían incorporado por completo al
imaginario que el gobierno mexicano presentaba en el exterior. Así
que éste realizó un diagnóstico que compartió con diversos grupos
70
turismo y los sÍmbolos de lA identidAd mexicAnA
sobre las potencialidades del turismo cultural en México: a) existen
37 bienes decretados Patrimonio de la Humanidad (27 de ellos culturales, 4 naturales y 7 inmateriales) y b) hay 174 áreas naturales protegidas, de las cuales 31 son reservas de la biosfera (Ibid.; sectur 2003).
Que estas localidades fueran incorporadas al imaginario turístico
se produjo durante un gobierno federal proveniente de un partido
diferente al que rigió al país desde el in de la Revolución. Este cambio es signiicativo, si se tiene en cuenta que dicho gobierno buscó
generar algunas diferencias en el discurso histórico, para dar peso
a épocas o personajes de la historia mexicana que fueron relegados
durante mucho tiempo. La herencia española era una parte de la
constitución de la identidad mexicana estigmatizada por el discurso
del Partido Revolucionario Institucional, y se revaloró por las administraciones federales de derecha del Partido Acción Nacional. Se
buscó convertir a las ciudades coloniales en una parte importante
del discurso identitario de México por sus lugares turísticos, mediante el Programa Pueblos Mágicos. Para que una localidad sea seleccionada y se incluya en él, requiere contar con atractivos turísticos
diferenciados, como elementos arquitectónicos, históricos, ediicios,
iestas, tradiciones, productos artesanales y cocina tradicional que se
encuentren dentro del “imaginario colectivo de la nación” (sectur
2012); dicho en nuestros términos, desarrollar la economía de la experiencia íntima relativa a los pueblos de México.
El Programa Pueblos Mágicos fue diseñado para promover el turismo cultural, y para impulsar la imagen urbana y las ciudades con
un patrimonio histórico y arquitectónico, independientemente de la
especialización turística de cada estado. En algunos casos este programa resultará un complemento a la oferta de los destinos de playa
y sol, en otros será el atractivo principal de ciudades medias o pequeñas, que buscan generar una oferta turística en sus localidades
(Ibid. 2010). Los requisitos para ingresar al programa para las localidades candidatas son: a) estar ubicadas cerca de centros turísticos
importantes; b) tener un destino turístico de soporte, en un radio de
inluencia no mayor a una hora de distancia-tiempo (200 km); c) con-
71
turismo e imAginArios
siderar al turismo como prioridad en los instrumentos de planeación
municipal; d) tener un plan urbano turístico o el compromiso de elaborarlo y e) contar con una Agenda 21 y una población base de 20
mil habitantes (Ibid.). La participación popular y la institucional de
las 14 dependencias federales que irman el convenio de colaboración se consideran características fundamentales para la operación
de este programa.
Los objetivos del Programa Pueblos Mágicos (Ibid. 2012), que
representan la institucionalización de la economía de la experiencia
íntima en estas localidades son: a) estructurar una oferta turística
complementaria y diversiicada en todo el país, basada en los atributos histórico–culturales; b) aprovechar la singularidad de los lugares,
para generar productos turísticos sobre las expresiones de la cultura
local: artesanías, festividades, gastronomía y tradiciones, entre otras;
c) utilizar la peculiaridad de las poblaciones, para ofrecer opciones
como la aventura y el deporte extremo, el ecoturismo, la pesca deportiva y otros; d) fomentar lujos turísticos que generen mayor gasto en beneicio de la comunidad receptora (artesanías, gastronomía,
amenidades y el comercio en general) y la creación o modernización
de los negocios turísticos locales; e) constituir al turismo local como
una herramienta del desarrollo sustentable de las localidades incorporadas al programa, así como en uno de apoyo a la gestión municipal y f) beneiciar a los habitantes con el turismo como actividad
redituable como opción de negocio, de trabajo y de forma de vida.
Aunque el Banco Interamericano de Desarrollo, bid (2006) consideró al Programa Pueblos Mágicos uno de los principales instrumentos para el crecimiento del mercado turístico interno, existen problemáticas relativas a su funcionamiento: a) su efectividad se ve limitada por el bajo número de poblados considerados y su dispersión
geográica y b) hay pocos recursos inancieros para su operación.
Así, aunque se exige contar con metas medioambientales especíicas,
los recursos para la infraestructura y los servicios públicos básicos
son escasos (Ibid. 2006) y c) las localidades donde opera el Programa Pueblos Mágicos tienen un índice de marginación (carencias en
72
turismo y los sÍmbolos de lA identidAd mexicAnA
infraestructura básica) mayor, si se les compara con los municipios
turísticos costeros (Ibid.; sectur 2012).
La incorporación de ciudades pequeñas y medianas a los programas federales para el desarrollo del turismo signiicó la ampliación
de los elementos de la identidad nacional, que buscaban ser promocionados y consumidos como parte del turismo en México. A la playa, el sol y las zonas arqueológicas se sumaron las iglesias y casas
coloniales y las festividades parroquiales. Ahora, con esta acción gubernamental es revalorada la era colonial, momento histórico relegado en el discurso predominante de los gobiernos posrevolucionarios.
Esto no constituye un tema menor, si recordamos que existían dos
componentes fundamentales promovidos como parte de la identidad
nacional mexicana experimentable en las zonas turísticas: las playas
y las ruinas arqueológicas. Las dos administraciones panistas (20002006 y 2006-2012), con un origen ideológico y político distinto al
que rigió México desde el in de la Revolución, buscaban incorporar
sus propias ideas sobre la identidad mexicana. Para dichos regímenes
de derecha, que se nutrieron en sus inicios de grupos conservadores
y religiosos del centro del país, las ciudades de origen colonial tenían
una importancia histórica no valorada lo suiciente en la narrativa
gubernamental. Hecho relacionado con el lugar “oscuro” que se le
había dado a la herencia española en la historiografía oicial; la era
colonial y sus ciudades, que fue un periodo de control de una potencia extranjera sobre el país. La nueva soberanía del Estado mexicano
no podía desarrollarse a partir de elementos creados por su conquistador, sino por rasgos provenientes de su pasado anterior (las culturas
prehispánicas) y el futuro (los herederos de la Revolución).
La economía de la experiencia íntima implica la institucionalización de prácticas. La incorporación de las ciudades medias a la
planeación turística federal representa la oicialización, otra vez, de
procesos de crecimiento en la oferta turística que no fueron planiicados por el gobierno, sino que se desarrollaron según su propia
lógica. Así, los festivales culturales realizados en estas ciudades (el
caso más signiicativo es sin duda el Cervantino, aunque también son
73
turismo e imAginArios
representativos el Festival Internacional de Cine de Morelia, las celebraciones de Semana Santa en San Luis Potosí y Puebla y la iesta del
Tepozteco en Tepoztlán) comenzaban a ser focos de atracción importantes. La política pública de Pueblos Mágicos es un intento por
ordenar y extender el turismo a ciudades medias. Sin embargo, como
hemos tratado de demostrar, destaca la inalidad de la promoción turística gubernamental, que no sólo es la económica, sino la proyección de una imagen especíica sobre los elementos que constituyen la
identidad de una nación. México ya no es más un país que sólo tiene
un pasado indígena y áreas naturales, sino que existen notables zonas
urbanas coloniales en donde, en muchos de los casos, hay iglesias
diseñadas y adornadas bellamente. La reintroducción de la religión,
al menos en forma de ediicios y festividades, al relato sobre la identidad nacional no es menor para un gobierno con claras inclinaciones
cristianas, como el del Partido Acción Nacional.
conclusiones
Los lugares turísticos son una forma de construir los discursos y iguras de la identidad nacional de un país. En México, los regímenes
posrevolucionarios fueron conscientes de ello, y utilizaron el desarrollo de zonas turísticas como escenarios para ilustrar distintas partes del relato sobre la identidad mexicana que querían sostener. Ésta,
por supuesto, se basaba en una selección intencionada de pasajes,
lugares y símbolos de la historia de México, desde antes de la llegada
de los españoles hasta nuestros días. La narración sobre la identidad
mexicana buscaba generar una impresión de continuidad, pero también sobre la serie de elementos que sustentaban como necesaria y
culminante la etapa de la gestión panista.
Los gobiernos priistas escogieron dos escenarios como fundamentales para crear la imagen e identidad de México: las playas y
las zonas arqueológicas. El primero les permitía mostrar su “futuro”
y “presente”, es decir, los grandes complejos turísticos como una
74
turismo y los sÍmbolos de lA identidAd mexicAnA
imagen del desarrollo y crecimiento de México. Aunque existían
rasgos de lo mexicano (cierto tipo de comida, bebidas, vestidos), lo
principal en estos sitios era la modernidad de las instalaciones y, por
supuesto, la belleza de los paisajes. Acapulco es uno de los lugares
donde se inició el turismo internacional.
Por otro lado, las ruinas arqueológicas, la construcción y promoción de un pasado “mítico”, era congruente con la narrativa posrevolucionaria, que buscaba encontrar en estos pueblos justiicaciones
de la lucha continua contra las invasiones sufridas por México. Pero
también como una fuente de símbolos, valores y objetos vendibles,
que le permitiría generar una imagen particular dentro de la naciente
industria turística.
Frente a estas dos narrativas, centrales en la época posrevolucionaria, parece que no fue coincidencia que los gobiernos panistas impulsaran de una manera tan contundente el turismo en poblaciones
con rasgos coloniales. Después de todo, el panismo se ha identiicado
siempre con esa parte “oscurecida” de la identidad y la historia mexicana, que es la herencia española. Las ciudades coloniales no sólo
son un vestigio de una época de México, sino un elemento cultural
relacionado con uno de los enemigos imaginarios de la historiografía
revolucionaria, los extranjeros y, en especíico, los españoles como
invasores. Uno de los núcleos territoriales del panismo está en las
ciudades del Bajío (donde muchas de ellas son coloniales), lo que
podría indicar que esta imagen de ciudad es un referente sobre el tipo
de identidad nacional que ellos imaginan.
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78
lA leyendA y lA trAvesÍA:
el imAginArio eurocéntrico y el viAje
Adolfo Benito Narváez Tijerina*
Un gran relato penetra profundamente en el pensamiento, y permea
a las mentes que nunca habían oído sus susurros; parece construir la
ligazón que da sentido a las cosas que nos rodean que, a pesar de su
materialidad y permanencia palpable, se encuentran supeditadas a él
por lazos invisibles. Un gran relato supone una construcción colectiva que paradójicamente se ofrece a quien lo experimenta, como el
más personal de los recursos para ver al mundo; atrapa a la mente,
haciéndole ver lo que puede a través de él, mediante sus poderosas
construcciones, que son como metáforas de algo más profundo e inefable. Un gran relato escapa fugitivo penetrando en la niebla del
tiempo, desdibujando sus orígenes.
Los grandes relatos constituyen acaso la reconocible luz, que
emerge de las sombras de lo que se ha dado en llamar lo imaginario,
pero han muerto para la civilización posmoderna (Lyotard 1994), híper conectada y materialista, que desde hace tiempo ha perdido el
asombro, tras contemplar el horror que proyectó en todas las mentes
y corazones el exterminio sistemático, desencadenado por la guerra
y la tortura. Ya no funciona, como antes, la reunión para trasmitir la
zaga de unos padres primordiales y antiquísimos, que prestaron su
vida para darnos un mundo de luz perfecta y protegido; acaso por
la perversión institucional que cambió los muros que cobijan, por la
*
Profesor-investigador de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Correo electrónico:
[email protected]
79
turismo e imAginArios
vigilancia panóptica del encierro. Acaso porque en nuestras construcciones se acabaron los grandes relatos, por independizarse de
sus creadores, y se convirtieron en el Golem vengador1 que persigue
y mata, o en la tecnología que, disfrazada de una madre salvadora,
arrasa a lo viviente,2 sustituyéndolo por una mascarada de perfección
en un corrupto jardín redivivo de las delicias. De ser así, el relato ya
no requeriría de la reunión para trasmitirse como un fuego viviente;
existiría como un ser independiente, hecho autónomo en el marasmo
de cosas que hemos dejado a la deriva con el tiempo, y surgiría un
orden que ahora constituye la materia dúctil e invisible que organiza
nuestras ideas, cataliza nuestros deseos y habilita a nuestras miradas.
Para hablar de los imaginarios del turismo es necesario entender
qué y cuáles son, cuáles son sus raíces profundas y sobre qué relatos se ediican. Este texto pretende explicar los imaginarios de una
experiencia social particular como es el turismo, a través de la investigación sobre el mito eurocéntrico, uno de los grandes relatos
fundacionales de Occidente. Esta exploración no sólo se adentrará en
el sentido profundo de la travesía, sino en otras actividades como la
urbanización y los hábitos de consumo, que dan sentido a la visión
de mundo como una actitud vital total, y difícil de fragmentar. En
la última parte de este trabajo se analizará el mito del ascenso del
héroe, uno de los componentes del mito, que quizá expliquen mejor
la travesía.
La exploración que se pretende llevar a cabo en este ensayo supone el intento de “codiicar” lo imaginario, a través de las representaciones, sus restos fragmentarios más evidentes, para con ello
avanzar en la comprensión del elusivo fantasma. La importancia de
los grandes relatos ahora se vuelve insoslayable, a la luz de su inluencia en el pensamiento que, hay que decirlo, se diferencia según
la profundidad de sus raíces en el ser. Aquí se explorará uno de los
1
2
Película Der Golem, wie er in die Welt kam, dirigida por C. Boese, P. Wegener, en
1920.
Película Metrópolis, dirigida por F. Lang, en 1927.
80
el imAginArio eurocéntrico y el viAje
grandes relatos del mundo contemporáneo, que los especialistas denominan “eurocentrismo”,3 y que tiene en el viaje uno de sus centros
más poderosos, cuyos orígenes se podrían remontar a los 7 mil años
de antigüedad, y que ahora constituye uno de los que mejor pueden
mostrar al mundo en el que vive la mayor parte de la humanidad. Es
ahí donde la idea de la travesía resulta interesante, pues explica la
profunda necesidad de mudanza que experimentamos los prisioneros
de esa gran visión.
En este ensayo se pretende explorar primero los componentes del
imaginario, que ha sido posible codiicar a través de las representaciones del eurocentrismo, como una vía para encontrar una respuesta
profunda sobre nuestros deseos y modos de vida, para luego hacer
hincapié en las imágenes de viajes y viajeros y tratar de buscar sus
resonancias y signiicados.
elementos y rePresentAciones de occidente
y los occidentAles sobre sÍ mismos
Aunque se reconoce, a través del mito eurocéntrico, a las antiguas
civilizaciones del Mediterráneo como los orígenes de lo europeo,4 la
3
4
El imaginario eurocéntrico y su desarrollo, a través de la historia de Occidente, ha
sido la preocupación de algunos de los pensadores más inluyentes de nuestro tiempo, entre los que destaca Braudel (1984), Samir Amin (1988; 2006), Blaut (1993),
Hosbawm (1998), Appleby et al. (1998); Allatson et al. (2002); Peet (2005); Marks
(2006); Pachón Soto (2008); Grosfoguel (2008); Panayotopoulos (2009); Nieto
Olarte (2009); Kallinen (2010); Kayaoglu (2010); Amini (2010); Alcadipani y Reis
Rosa (2010); Bhambra (2010); Hall (2011) e Ibáñez (2011), entre otros.
Marks adelanta una deinición muy certera del mito, en la cual alega que “algunos
críticos sostienen que la visión eurocéntrica del mundo ve en Europa el único agente
activo de la historia del mundo, su único ‘manantial’. Europa es activa; el resto del
mundo, pasivo. Europa hace la historia; el resto del mundo no tiene historia hasta
que entra en contacto con Europa. Europa es el centro y el resto del mundo, su periferia. Sólo los europeos son capaces de iniciar cambios y promover la modernización; el resto del mundo es incapaz.” (2006, 24). El autor sostiene que este mito permea ahora la visión, acciones y los proyectos políticos de los países desarrollados,
81
turismo e imAginArios
construcción de los Estados de la Europa renovada por la época de
la Ilustración y del Romanticismo fundaría su visión en lo medieval.
Así, el ideal rescatado por los folcloristas e historiadores sobre esta
“edad dorada” se volvería un ejemplo vivo; sobre todo visible en el
ámbito británico, una parte de la obra urbanística de inspiración en
el arte romántico durante este tiempo recuperaría la aldea medieval,
como la idea para abordar la producción de las villas suburbanas.
Por su parte, los estadounidenses fundarían su visión de futuro en la
luminosa reminiscencia del pasado clásico, expuesta en los proyectos de sus grandes ciudades y de la capital federal, pero los poblados
pequeños seguirían adoptando una estructura y un sentido estético
inspirados en la tradición heredada de los colonizadores ingleses y
de ahí hundirían sus raíces –por la vía de un arte importado y luego
vuelto propio durante el siglo xix– en la mítica Edad Media revisitada por el Romanticismo.
Un acento persistente en la nostalgia de un pasado campesino impregnaría una época, en la que los cottages serían un ideal edilicio a
seguir por la burguesía emergente de los países más industrializados
aincados en las grandes ciudades. Esta idea, que muy bien puede
situarse como originada directamente en la pintura romántica y en un
paisajismo pastoral, adoptado por la aristocracia y la alta burguesía,
originaría una búsqueda general por la recuperación de la naturaleza
y su incorporación a lo urbano, que tendría luego efectos importantes
sobre la planeación territorial alrededor de áreas para el rescate de
una naturaleza no humanizada en los parques nacionales.
En torno a estos hechos, el desarrollo de actividades turísticas,
ligadas a la exploración de restos de naturaleza prístina e intocada,
jugaría un papel para la difusión de las imágenes, que alimentarían el
deseo por estar en los bosques vírgenes, y de acercarlas a la ciudad.
De nuevo, los urbanistas ingleses y estadounidenses desempeñarían
lo que hace pensar que dicho imaginario lejos de haber muerto con la modernidad,
que fue la condición histórica para su mayor impulso y difusión, ahora está más vivo
que nunca.
82
el imAginArio eurocéntrico y el viAje
un rol preponderante en la producción de proyectos de grandes parques urbanos que atraerían, a través de su diseño, fundamentalmente
la idea de contar con pedazos de ese suelo evocador del bosque primitivo, un componente fundamental de la construcción de la imagen
de lo medieval en la visión romántica del siglo xix5 en el corazón de
las grandes metrópolis de Occidente, como Londres y Nueva York.
La difusión de estos modelos o sus derivados más industrializados
por Estados Unidos en el medio agrario y en las nuevas planiicaciones urbanas inglesas no deja de sorprender; llama la atención que
perduren en los nuevos suburbios de Estados Unidos y en el centro de
Europa, sobre todo su grado de aceptación y persistencia, adaptados
a los tiempos modernos.
Otro componente importante de este imaginario está en el cristianismo. Es difícil separar la idea que en la actualidad se ha fabricado
de lo medieval, de la idea de un mundo cristiano (lo que de manera
tangencial niega la presencia e inluencia de lo musulmán y lo mongol en la construcción de lo medieval europeo). En las mitologías en
torno a lo medieval, la aldea cristiana, prácticamente autogobernada
y constituida como una democracia cristiana primitiva, se convertiría
en una imagen idílica a seguir por los fundamentalismos cristianos
reformistas.
En la formación de las comunidades utópicas cristianas, esta imagen se relejaría en ideas de autogobierno muy cercanas en su forma
a los ideales anarquistas, en el aislamiento y el agrarismo que caracterizaría su forma ideal de vida, en el conservadurismo fundado en
una visión religiosa rígida y de una moral inquebrantable basada en
el esfuerzo, el trabajo manual y una sexualidad y vida familiar restringidas por preceptos tomados directamente de las interpretaciones
de diversas versiones protestantes de la Biblia; lo que quizá alimentó
la formación de expresiones urbanas, arquitectónicas y de diseño de
5
Como referencia clave de esta corriente del paisajismo urbano romántico del siglo
se puede mencionar la obra de John O. Nash, del parque y ediicios de Regents
Park en Londres, en 1820.
xix
83
turismo e imAginArios
artefactos basados en una gran austeridad expresiva y un apego amoroso a la naturaleza, tanto por el uso de abstracciones de sus formas,
como por el de los materiales naturales como la apariencia inal de
las cosas.6 A lo que se agrega, en contradicción, un sentimiento profundo de desprecio por los habitantes rurales, a quienes sus compatriotas del rico este de Estados Unidos llaman rednecks, de manera
despectiva, en alusión a las duras labores campesinas que realizan a
pleno sol, y que tuestan su cuello, como una evidencia visible de su
estúpida ignorancia; esta expresión del imaginario está impregnada
por una curiosa mezcla de amor y odio.
El agrarismo, producto de estas visiones religiosas alimentaría,
sobre todo en Estados Unidos, la formación de una imagen nacional
basada en el uso y ocupación sistemáticos de la tierra. Con la Land
Ordinance del Gobierno de Jefferson, de 1785, del que se derivaría
la subdivisión agraria y política impuesta por la retícula territorial
nacional, y del plan de Henry Clay, propuesto al Congreso en 1818,
para la construcción de infraestructuras para los territorios; se plantaban las semillas de una ocupación extensiva, lo que se convertiría en
las grandes autopistas y vías férreas que hoy articulan una retícula,
que soporta la tenue urbanización sobre las extensas praderas. Una
poderosa ciudad red que ilumina al este de Estados Unidos en las
noches claras del verano.
A un lado de este componente del mito se situaría lo que a todas
luces parecería una contradicción, con la visión desarrollada por las
comunidades inluyentes del cristianismo utópico protestante: una
conianza ciega en el progreso de la ciencia y de la técnica, hasta el
osado (y a veces ingenuo) optimismo por un progreso sin límites,
proyectado hasta los sueños más inverosímiles. El ascenso de Occidente se presentó junto con el desarrollo de su capacidad de producción y de la invención de artefactos para potenciar la fuerza, a través
6
Ciertas tendencias del diseño de objetos que prevalecen hasta ahora son fruto del
trabajo artesanal de estas comunidades. Cabe destacar, por la pureza de su expresión
y su elegancia, a las producciones de los Shakers del este de Estados Unidos.
84
el imAginArio eurocéntrico y el viAje
de la explotación de energéticos minerales que sustituían a la madera
y carbón de leña utilizados hasta ese momento. Esto conduciría rápidamente a Gran Bretaña y después a Estados Unidos, en paralelo con
otros países de Europa central, a adoptar una forma de producción
económica distante de la basada en lo que Marks (2006) reconoce
como el antiguo régimen biológico, es decir, donde casi toda la fuerza productiva y económica estaba basada y acotada por los límites
potenciales de los recursos biológicos y energéticos presentes en el
territorio.
A esta manera nueva de accionar de la potencia económica se sumaría la posibilidad de procesar materiales como el acero o el vidrio,
que cambiaron la base tecnológica de la producción. Huelga decir
que las mayores invenciones en torno a la construcción de la arquitectura y las ciudades, a partir del siglo xix, estarían relacionadas
con las portentosas obras de ingeniería basadas en el uso intensivo y
evidente del acero, que potenciaba las posibilidades estructurales de
ediicios e instalaciones urbanas hasta conines que los artíices de la
construcción en piedra del pasado hubieran considerado imposibles.
Situaciones similares ocurrirían en torno a los transportes marítimos
y terrestres. La mejora de la máquina de vapor en las últimas décadas del siglo xviii, en la que la hulla ya se utilizaba como combustible, permitiría la invención y mejoramiento de trenes sobre rieles de
acero y barcos que aumentaron de manera notable la velocidad de
desplazamiento, para mercancías y personas, amén de la capacidad
bélica de Inglaterra y luego de Estados Unidos y del resto de las naciones de Occidente.
Las repercusiones de la revolución industrial en el ámbito de la
producción urbana fueron profundas y de largo alcance. Fue muy
evidente que con la mejora de las infraestructuras para el transporte,
los ciudadanos podrían desplazarse desde sitios más lejanos, con lo
que los suburbios-dormitorio se convirtieron en una realidad funcional potencial. Ya para 1882, con la ciudad lineal de Arturo Soria y
Mata, se abrió la posibilidad de una ciudad súper extensa, basada
en un eje central de tranvía eléctrico y otras infraestructuras; lo que
85
turismo e imAginArios
sumado a los ensanches realizados en las urbes medievales, tras el
derribo de sus murallas,7 lanzarían a las apretadas ciudades hacia un
exterior abierto y extenso.
En el campo de las ideas, la producción de literatura de anticipación, durante el siglo xix, proyectaría la imaginación a mundos coniados en un gran bienestar humano, basado en la mejora de la técnica. Además de los trabajos de Julio Verne, al inal del siglo xix, el de
William Dean Howells (1894) A Traveler from Altruria, un retrato
visionario de un nuevo mundo nacido de la ruina inal de las ciudades, fue muy inluyente y provocador de la fantasía de las masas.
Tal conianza, depositada en el progreso tecnológico y cientíico,
no acabaría con este elemento clave del mito eurocéntrico, a pesar de
las catástrofes y las guerras mundiales que cortaron de tajo la conianza febril en la tecnología de los cientíicos e ingenieros del siglo
xix, y que abriría el camino hacia la elaboración de icciones cientíicas oscuras y pesimistas. En la actualidad aún es visible un discurso
que cambia de tiempo en tiempo, de la euforia a la cautela, sobre los
beneicios que las nuevas invenciones, descubrimientos y las mejoras
tecnológicas aportarán a la sociedad futura.
Si lo medieval se encuentra en el corazón de una vida dorada utópica, conectada al campo y a la prístina naturaleza del ideal suburbano, éste sólo puede atraer el bienestar prometido por el arribo de la
modernidad ilustrada, a través del uso de una técnica cada vez más
soisticada y ubicua. Pese a que en su expresión estos dos lados de
un ideal de vida, que renuncia de manera explícita a la ciudad tradicional, parecen extremos irreconciliables (que podrían remitir a lo
7
Entre las intervenciones más importantes sobre las que pudo basar su proyecto Soria
y Mata, vale mencionar el inluyente ensanche de Barcelona, España, de Ildefonso
Cerdá, de 1860, y el proyecto de urbanización de las tierras del Altstadt en Viena,
Austria, de Ludwig von Förster, realizado en 1858. La propia difusión de las ideas
sobre una ciudad lineal habrían tenido eco tanto en urbanistas alemanes y soviéticos
posteriores, como en el proyecto para la reforma de Magnitogorsk, para su conversión en una urbe industrial, propuesto por Ernst May durante la era de Stalin, en
la extinta Unión Soviética, o los trabajos de Nikolai Milyutin para un urbanismo
socialista en este mismo contexto y época.
86
el imAginArio eurocéntrico y el viAje
conservador-liberal de la historia política de la época moderna) en
la práctica se solapan y apoyan mutuamente, hasta encontrase en un
compendio curioso. La ciudad red parece ser así una buena síntesis
espacial de esta aparente tensión en las ideas y un buen vehículo para
la expresión del imaginario dominante, que está subsumido en el
mito eurocéntrico, apoyado tanto en la idea de un mundo tradicional,
anti-urbano, agrario, que rescatara la moral de un mítico medioevo;
como en la búsqueda de que la vida se apoyara en artefactos que
usaran la técnica más avanzada para conducir la vida urbana hacia un
escenario de existencia, que se ediicaría con la negación sistemática
de la ciudad tradicional.
El desarrollo de la técnica se ligó históricamente al del capitalismo como sistema económico dominante, y como respuesta a la
necesidad de liberar en forma paulatina al capital de su sujeción a la
tierra y a la servidumbre, que fueron los activos que contuvieron por
cientos de años a la riqueza en manos de las aristocracias dominantes. Amin (1989; 2006) Marks (2006) y Goody (2006), entre otros,
sostienen que uno de los apoyos más importantes del eurocentrismo
como idea sin duda lo constituye el propio desarrollo y empoderamiento del capitalismo, que a su vez habría tenido una gran expansión de la mano de la técnica. Si hay un factor contingente del ascenso de Occidente, que pueda ligarse a la capacidad del pensamiento,
es el desarrollo tecnológico. Asia, antes de 1750, representó para el
mundo el centro neurálgico de la actividad económica, una posición
que en el inicio del siglo xxi se avizora recuperada, tras un impasse
de al menos dos siglos. Sería la capacidad bélica de las naciones occidentales, con Inglaterra a la cabeza, seguida muy de cerca por los
poderosos países coloniales de Europa central y Estados Unidos, la
que en muy poco tiempo pondría de rodillas a la portentosa China.
Las razones sobran para airmar que fue a través de una armada provista con embarcaciones acorazadas la que lograría dar la vuelta a la
página de la historia.
A esto se sumaría la habilidad para intervenir, mediante agentes,
a los gobiernos locales de Asia, ya fuera con incursiones militares
87
turismo e imAginArios
abiertas, la instalación de regímenes títeres o la introducción de estupefacientes que mermaran las capacidades de grandes segmentos de
los pueblos volcados al vicio. Huelga decir que el empoderamiento
de Occidente sería el acicate para obtener dotaciones importantes de
recursos naturales y mano de obra empleada en condiciones de esclavitud, que garantizaran la expansión económica de las naciones
coloniales. Si estos recursos cumplieron como sostén de la máquina
económica occidental, otro tanto habíamos de pensar de los que –fundamentalmente en forma de metales preciosos, en esencia la plata,
que al menos desde el siglo xvi fue la unidad de tesoro adoptada por
el imperio Chino– que fueron trasegados de los tesoros de los países
asiáticos a través del comercio de drogas, sobre todo hacia los bancos
europeos y que fue, entre otras cosas, el acicate para la fundación de
los bancos nacionales –que comenzó con el de Inglaterra– y que sirvieron como parte del “capital semilla”, para la formación de la gran
industria del siglo xix.
Esto no es una novedad, se trata de hechos discutidos en numerosas fuentes históricas y no representan en sí originalidad alguna, pero
puestos en el camino de deinir al imaginario eurocéntrico, constituyen un componente que parece ser fundamental de éste, y hasta cierto
punto son contradictorios. En efecto, una de las exhibiciones más
poderosas de la fuerza de Occidente en la actualidad se encuentra
en su capacidad para la producción y reproducción de invenciones,
en el alarde de su portento intelectual relejado muy bien en el atrevimiento técnico llevado al límite –de lo que hablan sus grandiosos
rascacielos, puentes colgantes, presas, caminos– y en una creatividad
llevada siempre a sus expresiones más avanzadas. Si hay una imagen
de ello, que lo pueda sintetizar, sería la del héroe, que supera toda
expectativa y plan, que se sobrepone a toda adversidad y que en su
centro tiene al esfuerzo sobrehumano, que en sí representa a esta
pulsión por el dominio, a partir de la invención. Nietzsche (1893),
en Also sprach Zarathustra, dibujó con su potente y profética voz el
camino del ascenso del superhombre. Tomada en una literalidad burda, esta idea llevaría al programa de una reformulación de lo humano
88
el imAginArio eurocéntrico y el viAje
a través de la ciencia. Un camino que iría, de la eugenesia racista
de los nacionalismos enfebrecidos, hasta la investigación moderna
sobre el genoma humano (Baudrillard 2002), que promete hombres
diseñados a la medida.
Pero en esa conianza, por momentos ilusoria y en otros pueril y
en ocasiones perversa en la técnica, se esconde una poderosa contradicción, que tira hacia extremos distintos. Por una parte está la
amenaza patente al ideal de una vuelta a un pasado bucólico, que se
imagina dorado y perfecto. En sí, la técnica destruye toda posibilidad
de recuperar al “buen salvaje”, que plantea como imagen perfecta
del propio mito eurocéntrico, a través del cual se intuye que la híper tecniicación del presente aleja al occidental –y pretende arrastrar
tras de sí en su ecuménica borrachera al resto de los pueblos– de la
inocencia primera y prístina de una era previa a la suciedad de lo moderno. Pero es mediante la técnica, que el habitante de las atestadas y
compactas capitales medievales y del Renacimiento pudo al in recuperar su anhelada vida en los bosques. Esta contradicción se encuentra en el corazón mismo del imaginario eurocéntrico y su expresión
más acabada en las extensas ciudades que hoy parecen abarcar todas
las llanuras de Renania y Westfalia, o que se extienden por cientos de
kilómetros a lo largo de la costa este de Estados Unidos.
La otra contradicción tiene que ver con el papel que juega la ciencia y la técnica en el imaginario eurocéntrico en relación con el poder
en sí. Si hay una imagen dominante en torno a las ciencias occidentales es que son proveedoras de poder para sojuzgar y cambiar la
realidad que, cuando menos, se remite a la ilosofía utilitarista de F.
Bacon, que declaraba como imperativo la necesidad de contar con la
naturaleza tan sólo como un recurso de uso despojando así, por una
parte, de toda ánima a los antiguos bosques y animales, estableciendo
una división dura entre hombre y naturaleza, noción que persiste hasta hoy como uno de los núcleos más duros del imaginario occidental.
Esta imagen ha sido tan intensa, que ha atrapado a las mentes más
ilustres de nuestro tiempo, que intuyen un poder humano (occidental,
evidentemente) sin límites cuando se basa en el uso de la técnica.
89
turismo e imAginArios
Morín (2011, 71) advierte, desde muy dentro del utilitarismo-materialista-positivista occidental, que “el extremo desarrollo técnico
permite, a la vez, la génesis de la humanidad planetaria, es decir, esta
nueva edad de hierro, y su destrucción apocalíptica”. La ambivalencia de una técnica, que crea y destruye en forma potencial a todo lo
humano, se opone así a la otra que niega la vida antigua que echa
raíces en la tierra, o que hace posible la imagen de una vida bucólica
sólo sometiéndose a su imperio.
Son imágenes que en sí mismas albergan una violencia descomunal, de tal magnitud que puede acabar con la presencia del hombre
en la Tierra. Una imagen así es la de la declaración de un poder omnímodo, al mismo tiempo que la aceptación del horror que pende,
paranoico, sobre la cabeza como una espada de Damocles. Se trata
de aceptar que ya se ha perdido todo, que se es un despojado del pasado y de todos los antepasados, prostituido por una técnica que lo
corrompe todo, que lo vuelve corriente y sin abolengo, y lo único que
puede ofrecer es un parque temático o una franja de casinos llenos de
las imitaciones más burdas. Se trata de aceptar que se vive encerrado
en una sociedad que es puro espectáculo, y que es una cárcel.
Esta parte del imaginario, del mito que funda a Occidente es, por
un lado un gesto grotesco de poder sin límites –yo soy el centro de
todo y todo a mi alrededor es un vacío material para mi uso– y el
horror angustioso de la soledad y la muerte: “No sabemos si la agonía en la que hemos entrado es la del nacimiento o la de la muerte
de la humanidad” (Ibid., 70). El capitalismo, como una manera de
entender las relaciones de poder de unos sobre otros, transformado
en panóptico de una vigilancia estatal cuasi carcelaria, se presenta
como una consecuencia lógica de la historia; sí, pero antes ha de
hilvanarse como una manera violenta de producción que se engrana
perfectamente con esta visión de mundo. Otro corazón que palpita
fuerte en el imaginario eurocéntrico es una forma de relación entre
los hombres, basada en su sometimiento al “mercado”.
La desesperación colectiva que desatara primero la pérdida paulatina de los empleos, a partir de la automatización de las actividades
90
el imAginArio eurocéntrico y el viAje
productivas, y luego (o en paralelo, no existe consenso ni claridad alrededor de estos fenómenos) los procesos de externalización de grandes segmentos de ellas (Narváez 2008) harían evidente para la gran
masa de la población el estado carcelario que implica la sujeción de la
biografía personal a la laboral.
Esa sujeción forzosa al trabajo asalariado ha supuesto la instalación de imágenes de encierro y vigilancia. Es visible cómo, a través
del diseño de cárceles, escuelas, fábricas, hospitales o ediicios de la
burocracia estatal, la vigilancia de los cautivos sigue un patrón diseñado por J. Bentham desde 1790, y que diera a conocer como “panóptico”, de naturaleza tal, que todos los cautivos fueran vigilados
permanentemente por un supervisor situado en una posición central
y privilegiada. Desde cualquier punto de vista, tal diseño supone un
retrato de los ideales de la burocracia en la actualidad, que persiguen
de manera permanente la máxima eiciencia y calidad en los procesos,
el trabajo limpio y sin descanso, las muestras periódicas de pruebas
de que éste se realiza, la sujeción a un estricto y fragmentario lujo
del tiempo.
El desarrollo del ideal capitalista es al mismo tiempo el de la técnica, como una serpiente ouroboros, el capitalista le otorga recursos
al cientíico, para que rehaga su técnica, amplíe la planta productiva,
la haga más veloz, limpia, eiciente y ordenada, para así aumentar
su riqueza, para que la técnica siga creciendo y la serpiente continúe
mordiéndose la cola, devorándose, acabando con su propia energía,
buscando con desesperación más y más allá de su horizonte, en la medida en que los rendimientos de capital por unidad de inversión van
cediendo con la saturación del mercado, la disminución de costos y la
ampliación de la oferta de bienes y servicios que ofrece el desarrollo
técnico. Y de ahí la necesaria conquista del otro, del extranjero salvaje
que vive al margen de este sistema basado en un monstruo mercantil insaciable. Entonces, el destino del capitalismo es la búsqueda de
alimento nuevo para la bestia, o la muerte. La globalización de los
mercados es un destino que está escrito en el corazón del capitalismo.
¿Cómo puede entonces convivir esta forma de imaginar las relaciones
91
turismo e imAginArios
entre los hombres con la otra idea, la del Estado con la que el eurocentrismo surgiría feroz en el ascenso de Occidente?
Una serie de contradicciones poderosas parecen ser la fuerza según la cual el capitalismo se expande desenfrenado y salvaje, y que
hace que por necesidad el desarrollo de la técnica solape al crecimiento del capital y de la producción. La misma técnica que poco a
poco va llevando a la desaparición de puestos de trabajo y, con ello,
a la de consumidores, que son la base de ese sistema que pretende
abarcarlo todo (Rifkin 1994; Forrester 1997), y que hace crecer la
capacidad y la velocidad de la producción. Que al mismo tiempo va
formando una base asalariada con recursos cada vez más exiguos y
clases dominantes más ricas y poderosas, mismas que van haciéndose menos numerosas y más impermeables con respecto al resto del
ediicio social. En ese movimiento desenfrenado se va instalando una
sociedad radial, que se va pareciendo más a las medievales cerradas,
a los viejos castillos amurallados e inmóviles de los señores feudales,
en medio de lo que, paradójicamente, se concibe como un puro movimiento perpetuo de un capital que crece y crece, que se balancea
entre crisis inancieras en las que el dinero se acumula más y más en
menos manos y en las que desaparecen los ahorros y el esfuerzo de
las mayorías en el resumidero de la acumulación y empoderamiento
de los poderosos.
La otra contradicción evidente es la trampa de la libertad. Si la racionalidad ilustrada de la modernidad tuvo éxito político, fue debido
al cambio revolucionario del sentido mismo del poder, a través de
la invención del Estado. Las promesas de libertad e igualdad cristalizarían en el proyecto de los Estados-nación laicos y democráticos
que, después de las revoluciones americana y francesa, garantizaban
que todos los ciudadanos deberían sujetarse al imperio de la ley. La
fuerza subyacente a este proyecto es la mítica recuperación de las
repúblicas medievales cristianas primitivas, una mirada nostálgica
recubrió a este proyecto revolucionario de la modernidad, el de que
el papel del Estado, como regulador de todas las transacciones entre los individuos y sus instituciones y las poblaciones nacionales,
92
el imAginArio eurocéntrico y el viAje
tendría que pasar a través de leyes imparciales, que garantizarían a
futuro la abolición de todos los abusos. Rosseau se reirió al contrato
social como la garantía de cohesión entre los pueblos, y eso llevó a
una concepción del Estado ahora envuelto en una piel de leyes e instituciones despojadas de linaje.
No pasó mucho tiempo para que fuera evidente la pueril esperanza de la abolición de todo abuso entre los individuos. La sombra perversa del “dejar hacer” al mercado se extendió por las viejas capitales
europeas, en la época de la primera industrialización, en la forma de
barracas, jornadas laborales inhumanas, trabajo infantil, condiciones
sanitarias pobres, en polución y miseria. La inmigración de los campesinos desprotegidos debido a la liberación de la servidumbre hizo
que este problema alcanzara dimensiones nunca vistas, a lo que siguió la lucha por los derechos, por el acceso a un Estado de bienestar
consonante en grado mínimo con la promesa del mundo moderno.
La imaginación constituyó un recurso que tuvo una fuerza inusitada, tras la cadena de abusos a que fue sujeta la población más vulnerable, que arribaba a las viejas capitales. La utopía se instaló como la
vía imprescindible para avanzar hacia relaciones más justas entre los
hombres que, como se verá, evolucionó de una conianza ciega en la
técnica a la anti-utopía de que sería destructiva, coercitiva y carcelaria, para desembocar en el horror apocalíptico de la destrucción inal
de lo humano, a manos de sus propias creaciones artiiciales (Howells
1894); mientras que el bienestar y la libertad evolucionarían en otras
vertientes bien desde la búsqueda de la felicidad, a través del despojo
de todo lo que tuviera que ver con la confusa vida urbana moderna
(Thoreau 1854) en un ideal anárquico de auto liberación personal, o
a partir de la idea de cambiar ese estado de cosas imperante, con la
revolución socialista.
Las cuatro formas que adquiriría la utopía social-tecnológica tendrían una expresión posible en las ciudades, generando imágenes
poderosas y sugerentes con puntos en común y contradicciones importantes: a) las de un mundo híper tecnologizado, que no implicaba
la exclusión violenta del antiguo régimen de las inmundas capitales,
93
turismo e imAginArios
para recuperar un contacto con el campo prístino, pero sin perder las
comodidades del nuevo mundo urbano moderno; b) las de ciudades
de altísima tecnología, pero apretadas, injustas, con claros estamentos sociales inmóviles y excluyentes, súper contaminadas, y donde
las tecnologías se usaban para dominar a las masas, o bien como el
monstruo Golem, que se debatirían con voluntad propia en la aniquilación de sus creadores.
Habría concepciones para imaginar un mundo más justo, intentarían poner en consonancia el nuevo sistema basado en una pulsión
irrefrenable para producir, mediante métodos industriales modernos,
y la necesidad de que la gente viviera “confortablemente”, que disfrutara de salud y educación, que constituyera una comunidad perpetua de felicidad y trabajo alrededor de la fábrica. A estas propuestas,
que serían llevadas a la práctica por industriales socialistas como
Owen8 o Fourier (1843), conduciría la experimentación social por
el control de los trabajadores en las “ciudades fábrica”, de Pullman
(1885), o de Andrew Carnegie, el brutal industrial del acero estadounidense, que lejos de los ideales de justicia e igualdad, propuestos
por los socialistas utópicos ingleses y franceses, implantaron, con
sus modelos, el control de todos los momentos y eventos de las vidas
de sus trabajadores, después imitados en contextos bastante lejanos
de sus fuentes occidentales, como medidas por medio de las que el
mito de la justicia por el trabajo extendía al imaginario dominante
eurocéntrico más allá de sus orígenes europeos y estadounidenses.
Más allá de estas visiones de igualdad, justicia o de interpretaciones chapuceras de los industriales más brutales emergió un modelo urbanístico, que reunió a la ciudad y la fábrica como factores
8
Al tiempo que era proyectado por Nash Regent’s Park (1820), el industrial Robert
Owen hacía la propuesta de reforma y nuevas obras para la ciudad industrial de New
Lanark, en Inglaterra, que albergaría 3 000 personas. El plan se realizó siguiendo
ideales socialistas. En apariencia a contracorriente del aristocrático parque de Nash,
ambos proyectos plantean una tensión simbólica interesante que va de la visión romántica de un pasado glorioso y natural, a la esperanza por un futuro de fraternidad
y libertad. En 1825, Owen propondría un proyecto que nunca llegó a terminarse para
el pueblo New Harmony, en Indiana, Estados Unidos.
94
el imAginArio eurocéntrico y el viAje
que deberían estar contiguos, al amparo de un campo perfecto que
convertía a este ideal en sí mismo en una negación de las ciudades
históricas. Tony Garnier y su ciudad industrial remitiría a este ideal
de emparejar las ganancias de los industriales con un mayor bienestar
para los trabajadores. Aunque, en esencia, se trataba de imaginar ciudades para sociedades nuevas, lo que se buscaba era otro comienzo,
una tábula rasa de la historia, un impasse que permitiera concebir un
mundo nuevo, prístino e ideal mediante el abandono de las viejas y
malolientes capitales, como habría advertido Jefferson en sus escritos políticos, un siglo antes del proyecto de Garnier.
El ideal anarquista llevado al extremo implicó la renuncia a todo
lo urbano, la búsqueda de la pureza de un campo impoluto, en el
que el esfuerzo personal se volcara día con día en el trabajo, como
la expiación necesaria de la impureza arrastrada hacia ese escenario
salvaje, primitivo. El experimento de Thoreau, a las orillas del lago
Walden, sería el acicate para toda una mística desarrollada en pos
de la ocupación agraria, de la renuncia a la hostilidad urbana, de la
esperanza de una felicidad rediviva por los elementos en su estado
puro, lejos de lo sintético.
En el fondo de estos ideales tecno-socialistas y anarquistas, que
clamaron por fraternidad, libertad y justicia, yace un desprecio profundo por la ciudad. Bajo estas imágenes hay simbolismos religiosos
fundamentales para el imaginario occidental, el primero apunta hacia
la vindicación del débil que, aplastado por el poderoso, encuentra la
oportunidad de tomar su poder para ir a la gloria; el segundo, relacionado con la destrucción de todo el statu quo, a través de una vindicación inal suprema de los débiles, engendra en sí un hondo sentimiento
anti-urbano. De esta forma, lo urbano se concibe como injusto en sí
mismo y perpetuador del abuso y de un régimen no deseado. Por tanto,
la renuncia explícita a la ciudad y a la historia es uno de los componentes básicos del mito eurocéntrico, bajo lo que yacen deseos e imágenes
apocalípticas. La promesa socialista y anarquista era el surgimiento
de un mundo prístino, que emergería de las cenizas del viejo orden,
habría de sobrevenir tras la revolución radical, como el mítico Fénix.
95
turismo e imAginArios
Una visión de un purismo tal, que basó la esperanza en la violencia
brutal. Hay que ver en ello un indicio poderoso: uno de los ejes más
profundos del imaginario eurocéntrico es la guerra que, si bien ha jugado un papel fundamental en la expansión de las visiones e ideales de
los conquistadores sobre los conquistados a lo largo de la historia de la
humanidad, en el tiempo del ascenso de Occidente ha experimentado
una transformación radical, atada profundamente a la razón utilitaria
que fundara la posibilidad de explotar a la naturaleza como fuente de
los recursos para la multiplicación del capital, en un círculo irresoluto
a su vez ligado a la técnica con la que se renovaban de manera continua sus artefactos de violencia; ceñida a la pulsión de dominio, y de
extender allende los mares y las tierras más lejanas las ideas, visiones
y creencias de los europeos; la guerra jugaría un papel central en la
conversión del imaginario eurocéntrico en uno hegemónico.
De no haber sido por la armada acorazada inglesa de la segunda
mitad del siglo xviii y la primera del xix, la Gran Bretaña no habría
podido acceder a los tesoros de Asia con la velocidad y eiciencia que
lo hizo. De acuerdo con Marks (2006), en el océano Índico, centro
neurálgico de la actividad comercial y económica del mundo antes de
1800, se llevaba a cabo un intercambio comercial pacíico. Las lotas
de los países musulmanes, navegantes importantes de esta región, se
habrían encargado de erradicar la piratería de esos mares, con lo que
consiguieron un espacio de prosperidad comercial como no se había
visto en la historia.
La primera expansión portuguesa en la circunnavegación de África, de Vasco da Gama, y la vuelta al mundo de Magallanes, supondría la fundación de postas portuarias a lo largo de la ruta occidental
y oriental de África, que luego servirían como puntos para la trata de
esclavos africanos del imperio portugués, y la expansión comercial
ulterior de holandeses e ingleses alrededor del Índico. De acuerdo
con el historiador estadounidense, dicha expansión supuso forzar a
las poblaciones locales, por medio de la guerra y el terror, a aceptar
condiciones comerciales que sin ello hubieran resultado inadmisibles. Al mismo tiempo, una alianza de la guerra se relacionó con un
96
el imAginArio eurocéntrico y el viAje
aparato de leyes y tratados encaminados a establecer tasas impositivas hacia algunos productos (los textiles de la India, las manufacturas de porcelana de China) durante ciertos periodos, y a eliminar
los aranceles comerciales en otros, en un vaivén de apertura-liberalización-control-proteccionismo, que durante el siglo xix funcionaría
como un sistema de defensa de las economías europeas y de ataque a
las asiáticas, que poco a poco verían mermado su poder económico,
hasta caer en una situación miserable para inales del siglo xix.9
Desde este punto de vista, el empoderamiento económico y político de China y la India, de principios del presente siglo, no supondría
la emergencia de un cambio brutal en el rumbo del mundo, sino la
recuperación hacia las condiciones de hegemonía previas a la revolución industrial. Lo que aquí resulta interesante, en todo caso, no es
constatar esta recuperación del Índico, como el centro neurálgico de la
actividad política y económica del inicio del siglo xxi, y de seguir las
tendencias que a la fecha se avizoran, de presenciar el resurgimiento
de la hegemonía de China, sino que en las comunicaciones que circulan por Occidente eso parecería ser el resultado de una revolución
histórica sin paralelo ni precedente. Lo que de inmediato revela lo
profundamente enquistado del mito eurocéntrico en el corazón de las
interpretaciones de mayor alcance comunicativo, que llevan a suponer
que en el origen de todo modo de vida ahora conocido se encontraría
lo occidental, lo que en sí se revela como una ceguera imponente.
En una cadena mexicana, unos comentaristas políticos planteaban
cómo concebir al sistema político y económico de la moderna China;
sin duda en alusión a su pasado comunista, y al giro que en el presente
9
Dicho sistema de tratados comerciales se haría efectivo a través de enclaves urbanos
dispuestos geoestratégicamente en torno al Índico y al Pacíico, para ejercer un control efectivo sobre los lujos del comercio durante el siglo xix, por las naciones coloniales europeas y por Estados Unidos, así como por sus corporaciones y compañías
comerciales. La piratería que antecedió a esta instalación, a la luz de los datos del
presente, funcionaría como un arma estratégica de debilitamiento de las economías
locales de Asia. Una guerra de bloqueos comerciales estratégicos, como las que
se usan hoy en día, para poner de rodillas a los regímenes que no se alinean con el
establishment.
97
turismo e imAginArios
ha dado hacia formas de producción capitalista en ciertos sectores de
su sociedad. Una de las respuestas me puso a relexionar seriamente
sobre la realidad política internacional de la actualidad; pues se reirió a que lo que hoy hay en China es una dictadura bastante eiciente.
Los asuntos de la economía no pasan por las manos de poderes de
contrapeso del Poder Ejecutivo –lo que se intuye podría ser el aparato
legislativo en los modelos políticos occidentales– sino que son otorgados por el dictador a sus mandos inferiores, para ser ejecutados sin
discusión. Lo sorprendente del comentario es que empezó a quedar
en entredicho la infalibilidad del sistema político democrático, antes
considerado como una condición sine qua non del progreso libertario.
¿Accedemos a una era posdemocrática?; el futuro que se avizora para
el resto del siglo xxi ¿es el de la recuperación de los viejos imperios,
del empeño de las libertades individuales en pos de la grandeza y
fortaleza de las civilizaciones enfrentadas?, ¿estaremos presenciando
el declive del mito eurocéntrico y de todas sus condiciones inamovibles, a través de las que nos prometía una felicidad eterna?
La guerra moderna hace su aliada a una técnica cada vez más
soisticada, a las estrategias de ataque a las bases económicas locales
(guerra económica y de mercado) y a un intervencionismo estatal.
Con el tiempo, la guerra que antaño se libraba en los campos de batalla ha pasado al ciberespacio. En efecto, de acuerdo con Backes y
Robert (2003), en las últimas décadas del siglo xx pasamos de un
predominio de las transacciones bancarias en circulante a uno del
“dinero electrónico”; ahora las grandes transacciones entre instituciones circulan por el ciberespacio y son registradas por sociedades
de clearing, con sede en Bélgica y Luxemburgo. La apariencia de
esto en la economía actual es que cada vez se relaciona más con
activos simbólicos que materiales, con lo que en paralelo, una parte del dinero que circula en las economías del planeta ha dejado de
estar vinculado con activos del mundo material. Klein (2002) alude
a que de 1990 al año 2000 los activos físicos empresariales pasaron
de estar constituidos en su mayoría por terrenos, plantas industriales,
maquinaria, materiales, productos manufacturados en stock, etcétera,
98
el imAginArio eurocéntrico y el viAje
a ser mayormente simbólicos, como logos, atributos característicos
de marcas, diseño y know how, entre otros.
Además de que este proceso ha sido importante para organizar de
otras maneras a la producción y al trabajo, ha favorecido la externalización o la automatización de actividades que han disminuido su
valor inanciero, produciendo efectos laterales como una gran fragilidad laboral, así como de la ubicuidad y gran movilidad del capital
productivo, en especial, de sus activos más valiosos.
Entre los efectos más visibles y generalizados de esta desmaterialización del capital, sucedido de forma acelerada a partir del crack
bursátil de 1929 (Narváez 2006), están que la vida cotidiana se haya
empezado a desarrollar recientemente en el ámbito concreto, y en el
simbólico a la vez, que había sido dominio del lenguaje, de las imágenes y de los sonidos, pero que en el mundo contemporáneo se ha
materializado a través del espacio virtual, creando condiciones para
una fragmentación importante en el sentido de tiempo y lugar, y que
abarca áreas de la vida cotidiana que cada vez se diversiican más.
Una parte de las implicaciones de la virtualización de la vida
contemporánea se releja en la organización de ciertas actividades
y servicios, concernientes a los Estados y a empresas privadas, que
se relacionan con capacidades que puedan desarrollar tanto las instituciones como las personas. Desde hace tiempo, los servicios inancieros se mueven en un espacio ajeno al de la vida cotidiana, que
propicia el anonimato y el sigilo de un gran número de acciones, que
luego tienen repercusiones importantes en la forma que pueda adoptar el territorio humanizado, pero no es el único aspecto de la vida
actual que se ha virtualizado: ciertas zonas de la defensa y control
aéreo son gestionadas, casi por completo, desde el espacio virtual; el
control de regiones y a veces de la totalidad de las redes de servicios
eléctricos, hidráulicos, de transportes, de comunicaciones, etcétera,
ocurre en ese ámbito. Y el resultado es que hoy existan objetivos fundamentales en el ciberespacio para decidir el curso de las batallas en
el mundo real, y con la posibilidad de provocar grandes afectaciones
en las poblaciones civiles.
99
turismo e imAginArios
Esto se ha visto claramente desde el inicio del siglo xxi en el escenario de conlictos armados. Clarke y Knake (2011) se reieren a
la guerra más moderna como “ciberguerra”, y a sus soldados como
“ciberguerreros”. Se trata de una clase nueva de soldados que ya no
usan armas convencionales, sino que diseñan programas de ataque
y espionaje del ciberespacio enemigo, para destruir sus sistemas de
defensa e instituciones gubernamentales y económicas. Estos autores
estadounidenses narran los acontecimientos e implicaciones para la
guerra del futuro, señalando algunos ejemplos notables (y conocidos
por el público); en el primero se reieren a cómo los ataques dirigidos por los servicios de inteligencia israelí, en septiembre de 2007,
contribuyeron a establecer un bloqueo en los radares del sistema de
defensa sirio, el tiempo suiciente para que sus cazabombarderos destruyeran una supuesta instalación de fabricación de armas nucleares
en territorio de Siria, en apariencia construida por ingenieros y cientíicos de Corea del Norte.
En otros dos casos reseñados, el del ataque de Rusia a Estonia,
en 2007, y el de Rusia a Georgia, en 2008, fue más claro el éxito
inusitado que tuvo una combinación de guerra convencional y un
ciberataque a las comunicaciones, las instituciones de comercio, bancos, al corte del acceso de la población civil a su efectivo, a comprar en tiendas mediante dinero electrónico o al uso de servicios del
gobierno (sanidad pública, tesoro y pensiones, entre otros). Lo que
consiguieron con esta estrategia moderna fue aislar de tal forma a la
población civil que, en su incomunicación, los medios estonios y extranjeros no pudieron dar cuenta a la comunidad internacional de los
atroces ataques militares rusos, ni lo que ocasionaron al ejercer esta
clase de bloqueos en la población civil. La estrategia también forzó a
estas localidades a un grado tal de incomunicación interna y externa,
que para los habitantes fue imposible saber la naturaleza, extensión y
el grado de penetración militar que sufrían; no se pudieron defender.
Esta alianza siniestra con la tecnología, con el terrorismo y las
estrategias de bloqueo de las comunicaciones, del comercio, de los
mercados y del conjunto de la economía plantea una guerra total,
100
el imAginArio eurocéntrico y el viAje
vertiginosa y abierta al terror más profundo. Una guerra así supone
un alto grado de intervencionismo. En el imaginario eurocéntrico es
posible concebir a la guerra como algo semejante a la evangelización
religiosa. Situados en los extremos de un continuo, en apariencia estaríamos tratando con asuntos radicalmente opuestos, aunque no parece ser así, desde la perspectiva de su ser simbólico.
La guerra, planteada como un ejercicio violento del poder sobre
la vida, de los objetos deseados y cercanos, sobre las fuentes de supervivencia, las casas y las ciudades; como un evento que trastoca
todo lo conocido y cotidiano; vista como un ejercicio para pasear la
muerte frente a los enemigos y, a través del siniestro espectáculo,
someterlos a una hegemonía proveniente de fuera de todo lo que les
es familiar, podría verse en sí como una colonización de la vida cotidiana, como una irrupción violenta. La evangelización del salvaje
es otro ejercicio del poder, pero ejercido sobre la conciencia, la fe
profunda y las creencias.
Así, la luz y la oscuridad de la colonización se ven yuxtapuestas
como dos aspectos del mismo horror externo que trastoca toda la
vida. No es fortuito que en el ejercicio de ese poder sobre el otro,
que representa la guerra de colonización desembarcaran, junto con
los soldados, los misioneros con sus biblias y sus iglesias que, por
cierto, la modernidad empezó a hacer portátiles, industrializadas y de
ensamblaje rápido, como si se tratara de cuarteles.
¿Por qué esta yuxtaposición de la guerra y la evangelización en el
imaginario eurocéntrico? Acaso podría remitir a una pulsión esencial
de dominio, dirigido tanto al cuerpo material como al espíritu del
otro. La división en sí del dominio violento por la guerra-convencimiento “amoroso” por la conversión remite a una consideración paradigmática básica del propio imaginario fundador del pensamiento
occidental, que se basa en la división básica (¿platónica?) de un universo dual compuesto por lo ideal y lo material, en una complementariedad que hace a lo ideal el principio determinante de lo concreto,
que tomaría formas variadísimas, desde la concepción teológica de
reinos supraordinados, natural-preternatural-sobrenatural o hasta el
101
turismo e imAginArios
modelo psicoanalítico de la mente, concebida como el devenir dinámico de ello-yo-superyó, en una mente formada por estratos de
profundidad: inconsciente-preconsciente-consciente.
Este parece ser uno de los núcleos más “duros” del acuerdo que
constituye la visión de mundo occidental, expresa en su forma lo que
sus pensadores han concebido como el ser íntimo de la realidad en sí,
vista como escindida en dos mitades con naturalezas mutuamente excluyentes, pero encadenadas por la totalidad en sí, que de este modo
se presenta inalcanzable y por principio incognoscible, como el horizonte. Otras culturas que entraron en contacto con los colonizadores
presentaban maneras distintas de ver la naturaleza y la realidad. Los
indígenas americanos, por ejemplo, intuían una continuidad orgánica
esencial en la naturaleza, que hacía insustancial cualquier división
del tipo objetivo-subjetivo. La comprensión de una visión así para
el occidental se volvería una empresa muy difícil; la caliicación de
estos sistemas de pensamiento como superstición, animismo, primitivismo, etcétera, lo que ha revelado en suma es una incapacidad del
imaginario eurocéntrico para ver más allá de los límites de sus propias consideraciones instituidas como una vía única.
Desde esta perspectiva, la hermandad de la guerra y la conversión religiosa podría evidenciar una pulsión esencial por abarcar a
la persona entera en un afán de dominación que así se revela total.
Y esto puede verse como una de sus expresiones más importantes:
un afán de controlar todos los aspectos de la vida y del pensamiento del propio y del otro, que se traduce en el encierro, el panóptico
moderno de la vigilancia; a lo que subyace una pedagogía dirigida
hacia la reeducación del prisionero. Junto al control total, existe también, como expresión del imaginario, una voluntad intervencionista
transnacional. Pese a que la modernidad se aianzó como programa
político y como idea durante el siglo xix, a través de la fundación
de los Estados-nación, la virtud más grande y contradictoria con su
propio programa político de la modernidad consistió en plantear un
contrato social común, que convertía a los valores de la revolución de
las luces en derechos naturales de todos los individuos.
102
el imAginArio eurocéntrico y el viAje
Así, la igualdad ante las leyes y los tribunales, la libertad, el predominio del bien común sobre el individual, por ejemplo, fueron vistos como las búsquedas legítimas únicas de todo Estado moderno. Al
tiempo que las formas de gobierno o los códigos éticos, distintos a los
principios naturales de la modernidad, se consideraban muestras de
atraso, despotismo, villanía, como el mal en sí, encarnado en tradiciones injustas y salvajes. Cuando países occidentales se enfrentan en
suelo propio a ciertas prohibiciones tradicionales, como los eventos
que en fecha reciente confrontaron a la población musulmana y a los
galos, en Francia, sobre la costumbre de los primeros de cubrir el rostro de sus mujeres, la respuesta más común, la que generó un ánimo
de rechazo o críticas sutiles –dependiendo de las circunstancias, de la
evolución de los acontecimientos y del carácter propio de los medios
en que aparecieron estas noticias– estuvo casi por entero basado en la
imagen de costumbres salvajes y abusivas, insoportables en una tierra
de libertad, progreso, orden y modernidad.
Esta forma de intervencionismo, en ocasiones sutil y en otras contundente, cubre a la historia de Occidente desde su época de expansión hacia el resto del mundo. En su imaginario, la necesidad de llevar al otro a una forma única de pensamiento es parte de un programa
que se interioriza como una colaboración, como la necesidad de hacer que el otro cambie hacia lo occidental, como la vía que le conduzca a la felicidad. En otros casos, el intervencionismo, olvidándose de
toda sutileza, ha tomado la forma de invasiones violentas, de ataques
fraguados en pos del control de recursos naturales, del desplazamiento o exterminio de poblaciones enteras, siempre con el objetivo de
implantar un sistema de vida “objetivamente” mejor, progresista, que
hará evolucionar al mundo hacia un estado ideal de felicidad.
En el fondo de esta imagen parece vivir una mitología inalista,
la que describe la separación de los justos y los pecadores por un
Dios implacable, apoyada en imágenes de un estado último de paz y
felicidad, en un mundo perfecto con jardines de los que brota leche y
miel; se basa en la promesa de que la observancia de normas estrictas
guiará al observante hacia la salvación. La sombra de esta imagen es
103
turismo e imAginArios
el fuego eterno, el castigo, el dolor. Es difícil no advertir un paralelismo de este dualismo con el otro, que sitúa en las antípodas al salvaje
y al integrado; a la guerra y la evangelización.
Así, el intervencionismo, aun si se auxilia de una violencia genocida, es justiicado como vía de superación del estado primitivo.
Es así que el imaginario eurocéntrico tiene un carácter en esencia
universalista y mesiánico, a través de la inoculación de una verdad
única en la vida y los pensamientos del otro. El mito eurocéntrico
coloniza acaso los propios sueños. El resultado esperado de este sistema de creencias, de las imágenes que brotan de ese imaginario, es
un mundo único, ordenado merced a una imagen de perfección inal
e inalcanzable. Se trata de un mito dirigido compulsivamente hacia el
futuro, por lo tanto es insaciable, ansioso, perfeccionista, a la espera
de un estado en el que el planeta se convierta en una unidad en todos
los sentidos posibles de la vida y los deseos. Hay una compulsión paralela de control, que podría relacionarse con un afán siempre insatisfecho por el poder, de ahí su componente contradictorio de violencia
y caridad. Así, el imaginario eurocéntrico se convierte en el motor de
la fuerza brutal de la globalización.
Si el imaginario guía las compulsiones de progreso, poder y control, hasta cierto punto es explicable la ambivalencia violenta con que
cada aspecto de la vida puede convertirse en un instrumento de dominio, explotación e incorporación del otro. Es así que el comercio, la
actividad inanciera, la propia producción de objetos para el consumo
luego se convierten en armas que son usadas para “convencer” y “alinear” a los sujetos que no sueñan el sueño de Occidente.
lA trAvesÍA y el viAjero: el héroe en el centro
El camino se vuelve un componente fundamental del imaginario
eurocéntrico, parece resonar con la mudanza, con el cambio. En la literatura de viajes, un género tan antiguo quizá como la literatura misma, el trayecto del personaje, un escenario en mudanza constante, va
104
el imAginArio eurocéntrico y el viAje
revelando poco a poco su propósito. Además, la trama de estas obras
tiene que ver con el cambio interior que el personaje experimenta a
través del tiempo.
En el cine, las road movies reinterpretaron este género literario;
suelen caracterizarse por un personaje que al dejar su hogar se ve
envuelto en circunstancias que lo hacen ir más allá de lo que podría
hacer si no estuviera envuelto en lo extraordinario, así que estas cintas suelen terminar con un viaje que se extiende hacia el exilio, el
cambio radical del personaje o su muerte. Muy pocas veces estos ilmes constituyen el relato de una ida y una vuelta al hogar, y en cuyo
caso, el cambio experimentado por el personaje del ilme es tal, que
se deja sentir que él ya no encaja en la cotidianidad que lo vio partir.
Son muy interesantes los caminos que presentan estas películas, pues
en su mayoría se trata de lugares en la mitad de la nada; el camino
transcurre por el desierto abierto, en medio de ningún lugar.
La noción de aislamiento que estos ilmes suelen proyectar es tal
que, con mucha frecuencia, se ambienten en escenarios desérticos.
En las persecuciones, encuentros y desencuentros late el peligro propio de hallarse en el ámbito de lo salvaje y así, en el abandono de
toda civilización, suelen manifestarse comportamientos anómalos y
extraordinarios, sin tapujos ni frenos. El camino como símbolo en
estos relatos retrata de forma muy cercana el arquetipo del héroe,10 o
lo remite a través de su sombra: el caballero errante, que
sigue la fantasía, montado en el vehículo de sus emociones; vaga
y persigue al ánima con su eros, contemplando el deseo también
como algo sagrado […] pero el Caballero Errante es también un
marginado, un renegado que vagabundea como Caín y nunca es
capaz de regresar deinitivamente a las estructuras del literalismo,
10
“La importancia creadora del proceso de devenir consciente ha sido desde siempre
objeto del mito del héroe. Siempre se describe de nuevas maneras la lucha del héroe
con los poderes de las tinieblas que amenazan con aniquilarlo […] Mediante la liberación de la peligrosa vinculación con los padres, adquiere el tesoro difícil de alcanzar, a saber: el secreto de una nueva vida y de una nueva luz” (Frey-Rohn1991,120).
105
turismo e imAginArios
transparentando sus muros, sus deiniciones [y que es excluido
consiguientemente de sus normas]: como Belefronte, quien, tras
caer de su blanco caballo alado, recorrió cojeando la “llanura de
los errabundos”, pasando de ser héroe, a vagabundo y villano. El
Caballero Errante […] es en parte un pícaro del inframundo, la
sombra de un héroe […] es un mediador que está siempre entre
las cosas, sin hogar ni residencia ija; o su hogar como el de Eros,
se encuentra en el reino de los demonios, de la metaxy [la región
intermedia] ni en un sitio ni en otro (Hillman y Betancor 1999,
324 y 325).
El héroe, invertido como su propia sombra durante el viaje, es el
que trasgrede las formas habituales. El viaje en sí puede asimilarse
como uno de transformación, en el que la persona suele encontrar
un sentido diferente, que ya presiona desde el fondo de su alma, en
la inquietud de salir de una realidad que ahoga, que atenaza de tal
forma al espíritu que no queda otra salida que huir o morir. Por otra
parte, el viaje en sí tiene un sentido de iniciación a otra realidad. Es
común a las diferentes tradiciones chamánicas del mundo ir en pos
de una visión, para ello, el que busca conocimiento se embarca en
un viaje que se lo brindará. Según algunas tradiciones de los pueblos
precolonizados, los espíritus guía y los adversarios se maniiestan al
que busca la visión durante el viaje, guiándolo hacia el conocimiento
verdadero.11 Y el que vuelve lo hace transformado, en lo sucesivo
ya no se enfrentará solo al mundo, ante éste mediarán los aliados,
ganados durante el viaje de transformación. Es así que a su vuelta el
chamán es un héroe que porta un conocimiento nuevo, otra forma de
ver y actuar en el mundo.
11
Downer (1999) sugiere, después de haber visto a un chamán recolectar plantas
medicinales en Madagascar, que en el sistema cognitivo de éste opera una
transformación que le permite ver más allá de la visión cotidiana, su informante
le sugirió que el chamán hablaba con las plantas, de modo que ellas mismas le
informaban qué efectos tendrían al administrarlas al enfermo.
106
el imAginArio eurocéntrico y el viAje
En el mito de Nietzsche (1893), el héroe Zarathustra va al desierto, y de ser un camello que carga con todo, que tiene una obligación
asumida mansamente, se deberá transformar en león, que toma lo que
quiere cuando lo desea, que rompe las normas, es libre, lucha contra
el dragón del “tú debes”, que representa todos los valores creados por
la civilización del pasado. Pero, a pesar de su lucha, el león, en su
naturaleza trasgresora y salvaje, es incapaz de crear valores nuevos.
Para eso es precisa otra transformación: que el león se convierta en
niño, un alma nueva, sin memoria, pero con una voluntad capaz de
crear otros valores, un alma que ve de nuevo en su soledad esencial:
un hombre nuevo. Tal es la transformación del espíritu que promete
Nietzsche a través del viaje al desierto; el arribo del superhombre.
Bajo el mito del viaje y de la transformación, que ocurre en medio de la nada, en la soledad, subyace el regalo de una humanidad
nueva. Es una de las promesas y de las búsquedas de la modernidad
como idea doctrinaria de Occidente, como corazón del mito eurocéntrico con el que se nutre a esta civilización; Klein (2007) muestra
la idea de una pureza originaria, como una parte intrínseca del mito
estadounidense, presentada como una tábula rasa sobre la que fue
ediicado el nuevo mundo. La búsqueda de esa pureza, que devuelva
la potencia prístina original a lo americano, en ocasiones ha animado
a la aplicación de acciones y políticas brutales de “limpieza” y “reconstrucción”.
A partir de estas resonancias, aquí es posible plantear que la transformación territorial, es decir, la materialización del proyecto de la
modernidad tiene que ver con la apertura, con la conquista del desierto mediante un proyecto que irá en pos de civilizar a los bárbaros;12 el
hombre nuevo es quien tendrá tal misión. En los escritos políticos de
Jefferson, al hombre nuevo se le ve moralmente superior por el trabajo duro, consagrado a la tierra. Luego serían los pensadores anarquistas (Thoreau, Howard, Bellamy, etcétera) quienes darían forma a este
12
Paradójicamente, como advierte Morín (2006), a través de ser más bárbaro que el
bárbaro.
107
turismo e imAginArios
ser soñado, a través de la consagración de los esfuerzos individuales
a la ediicación de un orden en oposición a lo que tuviera que ver con
lo antiguo. Así, la travesía tiene un sentido de cambio, que conecta
directamente con el corazón del imaginario eurocéntrico, que se concibe sumergido en el lujo incesante de la evolución y, por lo tanto,
del tiempo; que instala en nosotros la noción del devenir como un
guardián inconmovible de nuestra realidad. Ese puede ser el fondo de
la travesía, de la necesidad imperiosa del viaje que nos hace viajeros
por el gran relato que nos ha atrapado.
conclusiones: lAs Pulsiones debAjo de lAs imágenes
Es posible echar una mirada al imaginario del eurocentrismo, a través de los componentes que se han podido revelar, por medio de la
revisión de sus representaciones, donde la naturaleza juega un papel
importante; se presenta mediante imágenes que, con elocuencia, remiten al bosque primitivo y misterioso, de ahí que las representaciones de lo urbano tiendan a remitir al par ciudad-naturaleza. Al ver las
imágenes utilizadas con la idea de que el uso es el único valor de la
naturaleza, es cuando emerge un símbolo de creación y destrucción,
pero no como las potencias primigenias de Eros y Tanatos, sino al
amparo de la razón utilitaria y la soberbia de la técnica, como una
capacidad humana, a partir de la época de las luces en el siglo xviii,
y durante la reacción conservadora y de amor profundo por la naturaleza, del acompañante antagónico de las ideas utilitaristas, durante
el Romanticismo del siglo xix. En el fondo de estas imágenes de la
modernidad se esconde una pulsión primaria de poder, misma que
parece estar relacionada con el desenvolvimiento del capitalismo,
que ha construido su eje primordial en el tomar, en la acumulación
oral, que deviene en una capacidad enorme para dar, que retrocede
alternativa y recurrentemente al egoísmo originario.
Las sociedades occidentales modernas se han constituido mediante una necesidad de control, que surge de la energía descontrolada
108
el imAginArio eurocéntrico y el viAje
que intenta domeñar. El encierro panóptico enmascara, asimismo,
a la pulsión básica de poder a través de símbolos del encierro y de
la libertad: para hacer, decidir y desarrollar una vida al amparo de
los propios impulsos y deseos; lo que por oposición encuentra a la
rigidez de los sistemas de trabajo, de ocio, estudio, curación y corrección, que son símbolos de opresión de los deseos; están de hecho
constituidos para la vigilancia, que es una exteriorización de la necesidad de controlar toda expresión de la libertad de los individuos.
Esa simbolización del impulso de dominio por la vigilancia, el
encierro, la auto liberación o por la liberación de los otros se mueve, asimismo, por una pulsión fundamental de poder, que anima la
guerra convirtiéndola en la expresión más brutal del control y de la
libertad, hasta el extremo del exterminio deinitivo. La guerra, como
la imagen más directa de la pulsión de poder de Occidente, se presenta ante la conciencia occidental como el desencadenante de la evolución o como una regresión a la barbarie más básica del asesinato,
perpetrado con el único in de borrar del mapa a todo lo humano.13
De ahí esa ambivalencia con que los occidentales viven la guerra:
se autocaliican como patriotas o paladines de los ideales más altos,
apoyan las matanzas de civiles, la destrucción de sus formas de vida
y civilizaciones, o bien se muestran horrorizados ante una destrucción que podría, en potencia, poner punto inal a toda la humanidad,
a través de la excesiva y sistemática violencia exhibida. Con esa ambivalencia se jugó con las emociones de los occidentales durante la
guerra fría. Incluso hoy, el habitante de las naciones desarrolladas
conserva la angustia profunda ante la posibilidad de desaparecer debido a un holocausto deinitivo, o de ser conquistado por las oscuras
fuerzas externas del terrorismo.
Y, al lado de esta expresión brutal, se encuentra la evangelización
que, por medio de símbolos de transformación, de eliminación de las
creencias originales y lo diverso, de uniicar, maniiesta la pulsión
13
“Igual que los Halcones de la guerra que claman para bombardear países ‘hasta
devolverlos a la Edad de Piedra’” (Klein 2007, 57).
109
turismo e imAginArios
primaria de poder dirigida hacia la parte trascendente del ser humano.
Como artefactos de esta misma pulsión, existen expresiones como el
dominio por medio del mercado y del aparato inanciero mundial, el
imperialismo y el intervencionismo transnacional, la globalización
omnímoda; que se basan en atributos como inteligencia-barbarie,
avaricia-caridad, controlar-dejar hacer, igualdad-diferenciación, fraternidad-odio, así como por la idea de que caminamos como movidos por un destino trascendente hacia la gran reunión humana, cuya
contraparte es un tribalismo creciente en el seno de las sociedades
contemporáneas, que luego mueve recurrentemente a sentimientos
profundos de xenofobia entre los occidentales hacia esas tribus de
“gente extraña”.
Expresiones como socialismo o anarquismo se mueven a partir
de formas que implican compartir-acaparar, o que remiten a símbolos de libertad-encierro, ambos relacionados a su vez con la pulsión
de poder. Es interesante que los símbolos que persiguen los ideales socialistas sean, en el fondo, tan parecidos a los del capitalismo, tan pregonados como antagónicos. Ciertas corrientes críticas de
la historia contemporánea sostienen que tal antagonismo es sólo la
fachada de movimientos ocultos tras de estas facciones que, entre
las sombras, pugnan por el dominio. El caso de la gran semejanza
de los programas de recuperación de la economía propuestos por el
Gobierno de F. D. Roosevelt o por el nacionalsocialista de Hitler, se
exhibe como prueba de una planiicación común, acaso cómplice de
dos regímenes enemigos durante la Segunda Guerra Mundial, aunque escasean las pruebas para airmarlo.
La conianza ciega en el progreso de la tecnología podría relacionarse con expresiones que remiten a la capacidad para hacer-capacidad para destruir. Y, en forma estricta, vincular esta conianza con
la pulsión de poder; pero en el mismo sentido, el ejercicio de esta
capacidad despliega tanto imágenes de una esperanza en que, con
el progreso de la técnica, se alcanzará un estado más evolucionado
de la sociedad, como las que exhiben en sí una luminosidad que
remite a expresiones que lindan muy de cerca con ideales de tipo
110
el imAginArio eurocéntrico y el viAje
religioso,14 y a expresiones de gran desesperanza, que conducen a
otras oscuras de un futuro incierto, contaminado, decadente y, en casos extremos, de un exterminio absoluto de lo humano. Lo que a su
vez linda con imágenes de la destrucción inal del mundo y del juicio
de Dios, con visiones religiosas proféticas. Así, las expresiones que
ponen en el centro a la técnica y a la ciencia guardarán relaciones muy
profundas y signiicativas con imágenes y expresiones religiosas.
Si el núcleo de la expresión de las civilizaciones por lo regular se
ubica en un eje religioso-ritual, las respuestas simbólicas y emocionales encontradas en la técnica pueden guiarnos a especular sobre la
gran relación de la ciencia en la modernidad con los comportamientos, pensamientos y emociones de tipo religioso del pasado. A partir
de ello se puede empezar a ver símbolos de trascendencia y regresión, atados a las manifestaciones cientíicas y técnicas de la modernidad. ¿Cuál es el motor profundo que está detrás de estos símbolos?
Al mismo tiempo que hay un progreso del saber, se solapa una especialización creciente que hace posible manejar informaciones cada
vez más raras, y desconectadas de otros conocimientos, y más fragmentarias. Paradójicamente, el aumento de la especialización técnico-cientíica es un incremento inconmensurable del conocimiento y
de la ignorancia. Junto a la pulsión de poder que caracteriza a la técnica y, sobre todo, en su relación con la guerra, estaría una pulsión de
vida (eros) y de muerte (tanatos), mezcladas con una sexual básica,
que acercaría a los sentimientos, expresiones, narraciones, imágenes
y conceptualizaciones sobre la tecnología, a los sentimientos religiosos; y junto a ellas estaría una pulsión de saber. Bajo estas tres fuerzas básicas del imaginario hay una ansiedad insaciable que catapulta
vertiginosamente hacia adelante a la técnica y la ciencia, situándolas
en un peligro latente y permanente, y en una duda constante que la-
14
La ciudad de Dios, la Jerusalén perfecta y divina adornada con joyas, que tanto es
una imagen inalista en el Apocalipsis de San Juan (21, 1-8) como en los escritos
de San Agustín en su De civitate Dei contra paganos, es una fuente probable de las
luminosas anticipaciones de la ciencia y la técnica modernas.
111
turismo e imAginArios
cera el cuerpo del propio imaginario hasta destruir su sustancia para
recrearla, en una carrera interminable y desgastante de las fuerzas
físicas y psíquicas. Se trata del movimiento puro: “Lo imaginario,
que asociábamos de buen grado a lo real como su sombra cómplice,
se desvanece al mismo tiempo […] Hemos investido así a la realidad
de todo nuestro imaginario, pero es este imaginario el que se está
desvaneciendo, porque ya no tenemos energía de creer en él” (Baudrillard 2008, 12 y 13).
Casi como si se tratara de una reacción ante esa técnica vertiginosa, que pretende veriicarlo y materializarlo todo, –real-izándolo–,
demandante de recursos, esclavizante y liberadora, que como una
bestia insaciable engulle todo a su paso; es visible como parte fundamental del mito eurocéntrico, una honda nostalgia por un pasado
dorado que se coloca en el medioevo cristiano, antes de esa técnica
que devora a lo metafísico; un recuerdo situado en medio del espíritu que, como una luminosa memoria de la infancia ida, asalta al
presente dejando el sabor agridulce de la felicidad y del dolor por la
pérdida. En medio de esa representación (que entra en juego desde
la trama de los cuentos de la niñez, las decoraciones que remiten a la
naturaleza y al pasado, las formas de autogobierno de las comunidades locales y religiosas, etcétera) está la nostalgia, que es recuerdo
vivo, una atadura a imágenes vividas o imaginadas de un paraíso
perdido y el olvido, el abandono en una realidad actual, desprovista
de la magia de esas imágenes, y como una contraparte en tensión de
ellas se presenta la utopía, otra expresión del mito eurocéntrico, que
cristaliza en la mayor parte de las representaciones, a través de imágenes urbanas, que tanto remiten a un futuro luminoso (en muchas
ocasiones anti-urbano) como desesperanzador (superpoblado, contaminado, decadente y opresivo).
Tanto la nostalgia por el paraíso perdido, como la esperanza por
un futuro irrealizado remiten a imágenes cristianas poderosas. Ambas expresiones calan hacia el jardín de las delicias, la casa originaria, la creación en una infancia dorada y protegida o hacia la perfecta
Jerusalén descendida de los cielos, nuestra morada anhelada. Si la
112
el imAginArio eurocéntrico y el viAje
resonancia simbólica más poderosa de las imágenes de la casa –y,
por multiplicación, de la ciudad– es la persona misma,15 el fondo pulsional a que parece remitir el Yo mismo es a ser. Y ello nos lleva al
superhombre, una de las manifestaciones más potentes del mito eurocéntrico, que por encima de la condición humana se eleva a un grado
de evolución, que es como el horizonte para nosotros, que deja atrás
los vicios propiamente humanos, para encaramarse en otra etapa, que
desprecia la condición de bestia de carga o de iera que lucha por su
libertad o por imponer su poder absoluto, para acceder a un estado de
conciencia tal que se encuentra al margen del esfuerzo del trabajo y
de la lucha guerrera (Nietzsche 1893).
El héroe sobrehumano representa una de las aspiraciones más caras del occidental. Su polaridad, su sombra; es el titán primordial, la
bestia prehumana, el monstruo, que en las mitologías más antiguas y
fundadoras del mito eurocéntrico adquiere forma serpentina (Tiamat,
en su lucha contra Marduk o Heracles enfrentado a la portentosa Hidra) por lo tanto acuática, primigenia, materna.
En las representaciones del héroe y el superhombre hay imágenes
relacionadas con la claridad del mundo superior, de lo aéreo, de evolución y progreso; mientras que en su sombra, en el titán primordial,
en el monstruo, existen imágenes de lo subterráneo, lo acuático y de
lo caótico-indiferenciado; por lo tanto, de todo lo regresivo. Estos
símbolos están atados al par luz-tinieblas, que también es diferenciado-indiferenciado, lo que los remite a una pulsión primordial de ver,
en un devenir, en un camino. La gesta del héroe puede ser el elemento más importante para explicarnos al deseo que enmascara al relato
de la travesía del viajero.
15
Bachelard explica cómo, en un juego de correspondencias y de oposiciones, podría
equipararse a la casa con la persona: “1) La casa es imaginada como un ser vertical.
Se eleva. Se diferencia en el sentido de su verticalidad. Es uno de los llamamientos
a nuestra conciencia de verticalidad; 2) La casa es imaginada como un ser concentrado. Nos llama a una conciencia de centralidad.” (1965, 51). Por extensión, a la
ciudad, como un agrupamiento de casas, es posible equipararla con el ser colectivo,
que subsumido en la idea de indiferenciación, conecta a la persona a una continuidad
esencial que es oceánica, del contacto primigenio con la madre.
113
turismo e imAginArios
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117
sitios con denominAción de PAtrimonio mundiAl
y Pueblo mágico: reAlidAdes de los hAbitAntes
y desArrollo locAl de lAs comunidAdes
Ana Lucía González Ibáñez*
En algunas poblaciones de México que cuentan tanto con la denominación de Patrimonio Mundial, de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (unesco, por
sus siglas en inglés), como con la de Pueblo Mágico, otorgada en
materia de turismo por el Programa Pueblos Mágicos, del Gobierno
de México existe, en principio, una relación desequilibrada entre el
signiicado de los nombramientos y la calidad de vida de los habitantes de los sitios que los ostentan, a pesar de que el objetivo de los
programas sea mejorarla. Por otro lado, se hace énfasis en lo mágico
o en el valor universal que poseen dichos lugares lo que, sin embargo, en muchas ocasiones tampoco tiene relación con los sentires y
signiicaciones de las personas sobre ellos. Estas denominaciones,
tan perseguidas por los Estados, se derivan de la Convención para la
Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Material de la unesco.
¿Cuál es la relación entre la declaratoria de Patrimonio Mundial
de un sitio, con la derrama económica? ¿Cuáles son los elementos y
signiicaciones que los habitantes de estos lugares consideran como
suyos? La denominación de Paisaje Agavero y las Antiguas Instalaciones Industriales de Tequila es el ejemplo que puede revelar algunos hechos, para contestar estas preguntas. En este artículo se pretende explorar con números y datos concretos el interés de los Estados
*
El Colegio de Sonora / Taller Patrimonio y Metrópoli. Correo electrónico: analuciagi3@
gmail.com
119
turismo e imAginArios
integrantes de la Convención por estar incluidos en la Lista de Patrimonio Mundial, y cómo su posicionamiento beneicia a los intereses
que van más allá de la declaración de Valor Universal Excepcional
y, por tanto ¿en qué medida les sirve a las comunidades dicha declaratoria, para mejorar su bienestar y desarrollo?, esta pregunta es la
que se pretende responder en el presente texto. Si la valoración del
patrimonio cultural de una localidad es externa, ajena a su percepción
y a los valores locales, entonces ¿en qué medida esta denominación
es importante para su desarrollo?; ¿cómo se la apropia y la sostiene?;
¿cómo se incorporan los ingresos a los indicadores de bienestar y
calidad de vida de los habitantes, así como al mantenimiento y fortalecimiento del recurso cultural como vehículo de desarrollo?
denominAciones de PAtrimonio mundiAl y Pueblo mágico
Hace 40 años se declaró la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural; en el marco de la Conferencia Mundial de la unesco, de 1972, cuya redacción se inspiró en e
hizo eco del movimiento internacional creado para rescatar el templo
de Abu Simbel, en Egipto, amenazado por una gran inundación, así
como de las campañas subsecuentes de la unesco, durante los años
sesenta, para conservar tesoros como la ciudad de Venecia, en Italia,
después de la gran inundación de 1966, entre otros. En dicha reunión
se deinieron las bases para clasiicar y declarar los sitios excepcionales por sus valores culturales, y se formuló la primera Lista de Patrimonio Mundial, que en 1979 sólo contaba con 49 sitios y hoy son
936, distribuidos en 153 países.
Uno de los puntos más importantes de la Convención fue deinir
los valores universales excepcionales de los bienes culturales, para
construir las herramientas para preservarlos. Se crearon sus directrices operativas, que constituyen las bases para la gestión y el manejo
de los sitios declarados, donde se deine el valor universal excepcional. A partir de esta declaratoria de valor, las propiedades culturales
120
sitios con denominAción de PAtrimonio mundiAl y Pueblo mágico
fueron inscritas, y la deinición del concepto ha sido objeto de numerosas reuniones y debates para revisar el signiicado del término,
y hoy en día, después de las celebradas en 2005 y 2008, se llegó a
una deinición común, que se incluyó en las directrices, y cuyo punto
principal es el reconocimiento de la diversidad cultural, pero aún está
sujeta a debate (unesco 2001); en su párrafo 49 dice: “Valor universal excepcional signiica una importancia cultural y/o natural tan
extraordinaria que trasciende las fronteras nacionales y cobra importancia para las generaciones presentes y venideras de toda la humanidad. Por lo tanto, la protección permanente de este patrimonio es de
capital importancia para el conjunto de la comunidad internacional.
El Comité deine los criterios de inscripción de los bienes en la Lista
del Patrimonio Mundial” (World Heritage Centre, whc unesco 2012).
La declaración de valor es un tema muy polémico y, sumado a ello,
los criterios que establecen las signiicaciones de obra maestra, valores e inluencias, testimonio de una época, tipología, el uso del territorio, asociaciones y la belleza natural son conceptos difíciles de deinir,
sin excluir la subjetividad de los comités evaluadores, aunque esté
muy detallado el procedimiento en las directrices operativas (Ibid.).
Es necesario detenerse en ese contexto, pues uno de los mayores
impactos que sufren las comunidades locales al recibir la denominación de Patrimonio Mundial, en particular las regiones rurales o
semirurales, tiene que ver con el del turismo y su aprovechamiento
económico. Las transformaciones experimentadas por los habitantes en el ámbito cotidiano, así como en la modiicación de la lógica
frente a su territorio, y de su sentido de pertenencia, ligado más bien
a cuestiones simbólicas, históricas e identitarias se traslada a una
lógica de mercado y de explotación de su propio territorio; puesto
que sus recursos culturales y naturales ahora son ponderados en su
dimensión mercantilista, lo cual propicia su agotamiento trastocando
el primer sentido de vínculo de las poblaciones con el territorio, que
fue el origen de la declaratoria del sitio.
Ligado a lo anterior, se concedió mucha importancia al concepto
de valoración, en las reuniones de la unesco, a principios del siglo
121
turismo e imAginArios
xxi,
para la aplicación de la Convención, y la inclusión de los valores
locales en la actualidad, lo que se plasmó en una reunión del Centro
de Patrimonio Mundial y el Ministerio de Educación y Cultura de
los Países Bajos, en 2003. El tema tratado fue la vinculación entre
los valores universales y locales, y el manejo de un futuro sostenible
para el patrimonio mundial (Ibid. 2003). Aquí se deinió y planteó
la importancia de enlazar los valores locales ante las declaratorias
universales reconociendo que el objetivo de la Convención para la
Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural es proteger
el valor universal excepcional de los bienes culturales y naturales,
pero los subraya a todos, incluso los locales, intangibles y espirituales, que deben comprenderse, respetarse y tomarse en cuenta en el
proceso de identiicación y de manejo sustentable, y de igual manera
enfatiza que los valores universales son parte de un continuo, no una
jerarquía, y no se deben separar. De hecho no es viable identiicar o
manejar el valor universal, sin el reconocimiento y la permanencia
del valor del lugar y de las comunidades locales:
Para una integración efectiva del patrimonio en la planeación del
desarrollo regional, es crucial que todos los tomadores de decisión
reconozcan el vínculo entre los valores universales y locales. De
hecho, el valor universal excepcional que justiica la inscripción
de la propiedad en la Lista de Patrimonio Mundial no coincide
necesariamente con los valores que sostienen los grupos locales
que tradicionalmente habitan o usan un sitio o su contexto. A esta
luz, para una aplicación óptima de la convención del patrimonio
mundial y de desarrollo sustentable económico y social de las comunidades locales, resulta imperativo que sus valores y prácticas
juntas en su sistema de manejo tradicional sean completamente entendidos, respetados y alentados así como adecuados en el marco
de la estrategias de manejo y desarrollo de los mismos (Ibid., 9).
A partir de esta reunión se marca un reconocimiento a los valores locales, sin embargo, aún están muy lejos de ser aterrizados al
122
sitios con denominAción de PAtrimonio mundiAl y Pueblo mágico
momento de la implementación de la coordinación de los sitios. El
documento mencionado es un referente interesante de las posturas de
los investigadores y gestores de sitios de patrimonio mundial que, en
su práctica, encuentran obstáculos para aplicar las recomendaciones
de la lista, no obstante logran incidir en ellas, por lo menos en teoría.
Celia Martínez, investigadora del Subprograma Estancias de Movilidad Postdoctoral en Centros Extranjeros, hace una relexión útil
para explicar lo que subyace en la lógica de las denominaciones;
“aunque estas sean deiniciones teóricas aceptadas en todo el mundo,
la aplicación real de las mismas a la hora de seleccionar los bienes
inscritos es un proceso extremadamente complejo en el que, a las
cuestiones meramente valorativas y patrimoniales, se añaden los intereses, económicos, culturales, turísticos, de prestigio y visibilidad
internacional de los Estados por incluir sus bienes patrimoniales en
la selecta lista” (2010, 5).
Aunque pareciera muy teórico el debate acerca de la deinición de
qué es el valor universal excepcional, en deinitiva es un punto medular para la relexión de lo que nos ocupa. Pues es a través de ella que
un sitio está in o out. Ello implica el acceso a los recursos tanto de
primera instancia como las repercusiones económicas y de mercado,
que la denominación tiene per se. Martínez lo explica así: “Además,
los términos universal y excepcional no son unívocos ni monolíticos
y el número de bienes inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial
ha crecido rápidamente, desembocando la conjunción de todos estos
factores en un serio cuestionamiento en torno a la credibilidad de la
lista como conjunto de aquellos bienes más representativos de todo
el patrimonio mundial” (Ibid.).
Para aterrizar estas relexiones se propone empezar por presentar
la Lista de Patrimonio Mundial, que se divide por regiones: a) Europa y América del Norte; b) América Latina y el Caribe; c) África;
d) Asia y el Pacíico y e) Estados Árabes. Se puede suponer que esta
división tiene que ver con zonas económicas, por su base geográica.
En la igura 1 se muestran las regiones privilegiadas con denominaciones.
123
turismo e imAginArios
Figura 1
Número de propiedades con la denominación
de Patrimonio Mundial, por región
36
32
28
Sitios
24
20
16
12
8
4
0
1978
1980
1982 1984
1986
1988
1990
1992
1994
1996
1998
2000 2002
2004
2006
2008
2010
Año
Europa y América del Norte
2012
Regiones
América latina y el Caribe
Asia y el Pacífico
Cultural Natural Mixto Total %
Estados Árabes
África
Estados miembro con
propiedades inscritas
África
45
33
4
82
9
30
Estados Árabes
64
4
2
70
7
16
Asia y el
Pacíico
Europa y América
del Norte
América Latina
y el Caribe
143
53
9
205 *22
31
384
58
10
452 *48
50
89
35
3
127 14
26
Total
725
183
28
936 100
153
La propiedad cuenca “Uvs Nuur” (Mongolia, Federación Rusa) es transregional,
ubicada en Europa, Asia y la zona del Pacíico. Aquí se cuenta en Asia y la región del
Pacíico.
*
124
sitios con denominAción de PAtrimonio mundiAl y Pueblo mágico
Figura 1 (continuación)
Número de propiedades con la denominación de Patrimonio Mundial,
inscritas por cada Estado miembro (153)
Propiedades
Propiedades
Estado miembro
Estado miembro
inscritas
inscritas
Afganistán
2
Argentina
8
Albania
2
Armenia
3
Algeria
7
Australia
19
Andorra
1
Fuente: whc unesco (2012).
La igura 1 se elaboró con datos de 2012, y muestra que Europa
y América del Norte cuentan con 48 por ciento de los bienes declarados, ello implica que la unesco les ayuda, en la parte técnica, con
la formulación de los programas de preservación y planes de gestión
de los sitios, que incluye la identiicación, planiicación y fortalecimiento del sector turismo y su derrama económica. También otorga
recursos inancieros para planeación urbana, desarrollo inmobiliario,
el marketing de las ciudades y su posicionamiento en el ranking de
competitividad; cincuenta son los Estados beneiciados.
La importancia económica que reviste la cultura como objeto de
consumo genera una serie de beneicios reales para los países en la
medición de los indicadores de consumo, empleos, producto interno
bruto, índices de especialización en comercio, industrias y servicios,
que sirven para medir los índices de competitividad de las ciudades.
En la igura 2, tomada del informe de la Lista de Patrimonio Mundial de 2011, aparecen los sitios inscritos por región y año a partir de
1978; más de 50 por ciento de los declarados en la lista se ubican en
Europa y América del Norte (Canadá y Estados Unidos). A América
Latina y el Caribe, en promedio anual, les corresponde 14 por ciento
de los sitios inscritos, lo cual muestra un desequilibrio, mismo que
fue tratado en las conferencias de la Asamblea General de la unesco y
del Centro de Patrimonio Mundial desde inales de los años noventa
125
turismo e imAginArios
Figura 2
Número de propiedades con la denominación de Patrimonio
Mundial inscritas por cada año y región
Número de
Europa y
Año propiedades América del
inscritas
Norte
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
Fuente:
12
45
27
26
24
29
22
30
29
41
27
7
16
22
20
33
29
29
37
46
30
48
61
31
9
24
34
24
18
22
27
13
21
25
whc unesco
7
25
10
11
3
18
10
14
17
17
12
3
8
8
12
16
15
18
25
25
21
22
34
19
4
8
16
11
5
9
12
6
5
7
Asia y el
Pacíico
0
5
3
5
5
4
3
5
5
11
5
1
4
9
6
10
7
6
5
10
5
10
11
3
2
8
11
5
3
7
8
4
12
7
(2012).
126
América
Latina y
el Caribe
2
2
3
3
4
5
2
4
2
9
4
0
3
3
1
6
4
5
3
6
3
12
12
4
2
3
2
4
3
1
3
1
3
3
Estados
Árabes
África
0
9
4
2
9
0
4
6
3
2
3
1
0
0
1
1
1
0
2
3
1
0
1
1
1
2
2
2
2
1
2
0
1
4
3
4
7
5
3
2
3
1
2
2
3
2
1
2
0
0
2
0
2
2
0
4
3
4
0
3
3
2
5
4
2
2
0
4
sitios con denominAción de PAtrimonio mundiAl y Pueblo mágico
y, de hecho, se invitó a los países que tenían una sobre representatividad a que limitaran sus postulaciones, para apoyar a los que contaban
con menos, y con una diversidad cultural notable. En la última década, el impulso a la región Asia y el Pacíico ha sido relevante, y suponemos que se relaciona con el apoyo a las economías emergentes.
De la igura 1 se deriva la información de la igura 3; se tomaron
los años en los que los sitios inscritos correspondieron a las regiones
de Europa y América del Norte y América Latina, y muestra que en
la primera hubo más de veinte.
Con periodicidad aleatoria, excepto en el año 2000, cuando se
hizo un corte a los cuatro años, y después cada dos hasta 2011, el cuadro ofrece múltiples lecturas; la más evidente es que hay años en que
la representatividad de regiones en la Lista de Patrimonio Mundial de
Europa y América del Norte es de 67.5 por ciento, como en 1996; de
Figura 3
Inscripciones en las Américas
Año
1979
1986
1987
1988
1993
1994
1996
1997
1999
2000
2004
2006
2008
2010
2011
Número de
Europa y
América
% Europa% América
sitios inscritos América del Norte Latina América del Norte
Latina
45
29
41
27
33
29
37
46
48
61
34
18
27
21
25
25
17
17
12
16
15
25
25
22
34
16
5
12
5
7
2
2
9
4
6
4
2
6
12
12
11
3
3
12
3
Fuente: elaboración propia.
127
55.56
58.62
41.47
37.1
48.49
51.73
67.5
54.35
45.84
55.74
47.06
27.78
44.45
23.87
28.00
4.45
6.9
21.96
14.82
18.19
13.8
5.41
13.5
25
19.68
32.36
16.67
11.12
41.67
12.00
turismo e imAginArios
58.62, en 1986 o de 55.54, en el año 2000. En contraparte, América
Latina alcanzó su mayor representatividad en 2010, con 41.67 por
ciento, y en 2004, con 32.36. En la igura 4 se presenta otra lectura,
referente a las posibilidades que brindan estos números, al cruzarlos
tanto con eventos políticos y económicos globales, como con los ingresos por turismo por región.
Figura 4
Ingreso por turismo internacional, según la Organización
Mundial del Turismo, omt
Ingreso por turismo
internacional
Monedas
Cuota
locales
Precios
constantes %
%
Dólares
americanos
Euro
Ingreso
Ingreso
(Millones de
dólares) por llegar
(Millones de
dólares) por llegar
08/07 09/08 10*/09 2010* 2009 2010* 2010* 2009 2010* 2010*
Mundo
1.7
Economías 1.8
avanzadas
Economías
emergentes 1.5
Europa
-0.9
Asia y el
4.6
Pacíico
Américas 4.9
América
del Norte 6.9
El Caribe -3.2
América
0.3
Central
América
3.1
del Sur
-5.6
4.7
100
851
919
980
610
693
740
-6.5
4.4
63.1
547
580
1 160
392
437
880
-3.8
5.1
36.9
304
339
770
218
256
580
-6.7
-0.4
44.2 410.9 406.2
294.6 306.4
640
-0.7
12.8
27.1 301.1 248.7 1 220 145.6 187.6
920
-9.9
5
19.8 166.2 182.2 1 220 119.1 137.4
920
-12.4
6.2
14.3 119.2 131.2 1 340
85.4
98.9
1.01
-5.3
2.1
2.6
22.6
23.6
1 118
16.2
17.8
890
-3.4
4.1
0.7
6.1
6.8
850
4.4
5.1
640
-0.3
1.2
2.2
18.3
20.6
880
13.1
15.5
660
850
África
-2.5
-4.1
4
3.4
28.8
31.6
640
20.6
23.9
480
Oriente
Medio
5.5
0.8
14.4
5.5
42
50.3
830
30.1
37.9
630
Fuente: omt (2011).
128
sitios con denominAción de PAtrimonio mundiAl y Pueblo mágico
En 2010, los ingresos, en millones de dólares, sumados de Europa
y de las Américas (406.2 mil más 182.2 mil) fueron de 588.4 mil,
mientras que los de América Latina de 111.6 mil. El desequilibrio
es signiicativo, y si se relaciona con las inscripciones a la Lista de
Patrimonio Mundial se podría encontrar cierta lógica a primera vista,
sin embargo, es necesario investigar a profundidad y con más fuentes, para obtener datos. En otras palabras, esto implica que el turismo
internacional contribuyó con cerca de tres mil millones de dólares al
día a los ingresos mundiales de exportación, como se puede apreciar
en la igura 5.
El Programa Pueblos Mágicos nació en 2001 en México, en el
marco del Programa Nacional de Turismo de México 2001-2005,
como estrategia para apoyar el crecimiento del turismo municipal,
estatal y regional; fomentar la oferta turística; propiciar el desarrollo
sustentable, así como favorecer la dotación de infraestructura para el
turismo. Se constituyó como un programa de turismo integral, para
localidades con desarrollo diferenciado, en las cuales dicha actividad
Figura 5
Muestra de ingresos por país en América del Norte
Principales
destinos
Llegadas de turista internacionales
1000
2008
2009
Variación (%)
2010
Ingreso de turismo
internacional
(Millones de dólares
americanos)
2009-2008 2010-2009 2008 2009
Américas 147.953 140.722 149.765 -4.9
6.4
189.097
166.186
2010
182.168
Canadá
17.142 15.737 16.095
-8.2
2.3
15.668
13.707 15.787
Estados
Unidos
57.937 54.962 59.745
-5.1
8.7
110.423
94.191 103.505
México
22.637 21.454 22.395
-5.2
4.4
13.289
11.275 11.872
Fuente: omt (2011).
129
turismo e imAginArios
pudiera contribuir a “elevar los niveles de bienestar, mantener y acrecentar el empleo, hacer rentable la inversión y fortalecer y optimizar
el aprovechamiento racional de los recursos y atractivos naturales y
culturales” (Secretaría de Turismo, sectur 2012). La fortaleza del
programa es “lo mágico de los pueblos es decir sus tradiciones, costumbres, su simbolismo e imaginarios, (elementos de valor patrimonial), señala que su objetivo se dirige hacia el desarrollo y beneicio
de esas comunidades al reconocimiento a quienes habitan esos hermosos lugares, y han sabido guardar para todos la riqueza cultural e
histórica que encierran” (Ibid.).
Las reglas de operación del programa señalan que “contribuye
a revalorar a un conjunto de poblaciones del país que siempre han
estado en el imaginario colectivo de la nación en su conjunto, y que
representan alternativas frescas y diferentes para los visitantes nacionales y extranjeros” (Ibid.). Además, deinen que un pueblo mágico es “[…] una localidad que tiene atributos simbólicos, leyendas,
historia, hechos trascendentes, cotidianidad, en in mAgiA que emana
en cada una de sus manifestaciones socio-culturales y que signiican
hoy día una gran oportunidad para el aprovechamiento turístico, para
lo cual serán consideradas aquellas localidades que cuenten con una
población base de 20 000 habitantes” (Ibid.). Hay alrededor de 83
pueblos mágicos, y el discurso oicial respecto al turismo y en este
caso del programa se enfoca en ocho puntos que conformarán los requisitos para solicitar tal denominación: a) involucramiento de la sociedad y de las autoridades locales; b) instrumentos de planeación y
regulación; c) impulso al desarrollo municipal; d) oferta de atractivos
y servicios; e) valor singular, magia de la localidad; f) valoración por
parte de la Dirección General de Desarrollo de Productos Turísticos;
g) condiciones y espacios territoriales (accesibilidad terrestre, factibilidad para la comercialización y producto turístico); h) impacto del
turismo en la localidad y área de inluencia y, por último, i) desarrollo de capacidades locales.
Todo lo anterior se traduce en cuatro objetivos, que se centran en
darle valor o consolidar y reforzar los atractivos de las localidades
130
sitios con denominAción de PAtrimonio mundiAl y Pueblo mágico
que poseen este nombramiento: a) mayor gasto en beneicio de la
comunidad receptora; b) creación y modernización de los negocios
turísticos locales; c) constitución del turismo local en una herramienta del desarrollo sustentable de las poblaciones inscritas en el
programa y e) apoyo a la gestión municipal, y que todo redunde en
creación de empleos y negocios.
Sin embargo, existen diicultades para que estos objetivos se
cumplan. En el caso de los municipios del paisaje agavero, hay
datos duros que lo conirman: Tequila, Jalisco, tenía 36 371 habitantes en 2010, con 57.1 por ciento de pobreza; de esta población,
28 por ciento tiene por lo menos tres carencias (Consejo Nacional
de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, conevAl 2010).
En el caso de Magdalena, con 24 646 habitantes, de ellos 54.2 por
ciento están en pobreza, según el mismo organismo; El Arenal, con
51.4; Amatitán, con 46.1, y Teuchitlán, con 46.3. Es decir, a pesar
de contar con la declaratoria de la unesco, desde hace seis años,
esta red de municipios no se ha visto beneiciada como se esperaba. Además, el nombramiento de Pueblo Mágico sólo se le otorgó
al municipio de Tequila, desde 2003 y, al parecer, el efecto de los
programas y las acciones sobre él tampoco se ven relejados en la
disminución de la pobreza, ni en la mejoría de alguno de los indicadores de bienestar para la comunidad, como lo señalan los objetivos. Si bien es cierto que existe el programa la Ruta del Tequila, y
que uno de sus propósitos es establecer pequeños negocios, y capacitar a los pobladores de la zona, para contribuir al desarrollo local
y sustentable, hasta hoy aún no se ven resultados, según los datos
que ofrece el conevAl.
el Pueblo mágico de tequilA y el PAisAje AgAvero:
los niños y sus vAlores
Un ejercicio realizado en 2010, en las comunidades localizadas en
el polígono que obtuvo la denominación de Patrimonio Mundial de
131
turismo e imAginArios
Paisaje Agavero y las Antiguas Instalaciones Industriales de Tequila, en 2006, para revelar sus valores, arrojó resultados interesantes
que no sólo ampliaron el espectro de los declarados por la unesco,
sino que la sistematización de ellos dio luz respecto a la realidad que
viven estos pueblos y su dimensión en el llamado desarrollo local.
Este ejercicio, como ejemplo para evaluar otros sitios con la misma
denominación, permite visualizar las oportunidades de desarrollo local integral que presenta esta lectura; genera otras posibilidades para
medir de manera integral la pobreza y marginación, con sus necesidades socioculturales y humanas.
El proyecto de vinculación con la comunidad: la Ruta del Tequila
en el Paisaje Agavero y el producto, un libro de los niños para los niños: La ruta de los niños en el Paisaje Agavero, fue coordinado entre
el Consejo Regulador del Tequila y la Secretaría de Cultura, y inanciado por la Fundación Cuervo y el Banco Interamericano de Desarrollo. Fue un proyecto de educación-vinculación y de conservación
del patrimonio, en el que participaron 1 280 niños que, a través de
talleres de dibujo, pintura, crónica, video, fotografía y gastronomía
permitió revelar tanto los valores locales del territorio como los universales. Se llevó a cabo en Arenal, Amatitán, Tequila, Teuchitlán,
Magdalena, Etzatlán y Ahualulco de Mercado. Estos dos últimos
municipios forman parte de la Ruta del Tequila, y de la denominada
ruta arqueológica, de los programas estratégicos de la Dirección de
Patrimonio Artístico e Histórico de la Secretaría de Cultura de Jalisco. El objetivo principal fue rescatar y dar a conocer un conjunto de
percepciones de los pobladores en torno a los valores y signiicaciones que para ellos tiene el patrimonio cultural. Asimismo, demostrar
la importancia de realizar un proyecto de dimensiones económicas y
culturales tendiente a lograr un desarrollo integral en beneicio de las
comunidades que conforman el paisaje agavero.
La convocatoria para los talleres se orientó a una temática general,
que permitiera recuperar los discursos sobre el patrimonio y las valoraciones de los componentes tangibles e intangibles; se generó un
espacio de identiicación grupal de los valores sociales, económicos,
132
sitios con denominAción de PAtrimonio mundiAl y Pueblo mágico
artísticos o religiosos que los habitantes y usuarios relacionan con
determinados atributos del patrimonio.
La sistematización de la información obtenida en los talleres se
tradujo en “mapas de patrimonio”, donde se registraron las recurrencias de los dibujos, y se clasiicaron por categoría, que correspondieron a los conceptos de patrimonio cultural y natural; tangible e intangible. Los dibujos mostraron, además de los valores del patrimonio,
la carencia de bienes, servicios, infraestructura e incluso modiicación en hábitos alimenticios, puesto que se dibujó como “tesoros” a
las pizzas, los refrescos y la comida no saludable. La intención del
proyecto fue aplicar el ejercicio en los sitios con la doble nominación
para hacer evidente, a través de una herramienta muy sencilla, la realidad comunitaria, por medio de los niños, con base en los dibujos y
su interpretación; también, el costo-beneicio actual y su realidad en
la perspectiva del desarrollo, en un marco más amplio.
Aquí, como en otros sitios con la denominación de Patrimonio
Mundial, se trata de proteger y conservar esos bienes culturales y
naturales tangibles e intangibles detectados, que requieren un tratamiento diferenciado. De ahí la relevancia de que el proyecto para
la identiicación participativa de un plan de manejo logre identiicar
los valores y criterios, para su conservación y manejo. Los mapas
de patrimonio revelaron, entre otros elementos, los valores locales
aún muy enclavados en la región; las iestas religiosas y paganas: al
Sagrado Corazón, a la Virgen, los tangaixtes; oicios como los opaleros, jimadores, cargadores y los arrieros de mulas en la barranca; las
plazas-calles, los paseos del río, las haciendas y casas, patios, los platillos locales y de las iestas, la música de los habitantes, los caminos
y carreteras y los árboles frutales, las cañas, el volcán y los mezcales.
La visión es integral, es decir, no tiene un sentido único, ni es
monolítica. El tema del agave, sin dejar de ser central, es parte de
un sistema, de una visión del mundo que permite explorar otras posibilidades, para la conformación de programas y proyectos a favor
de que disminuya la pobreza en las comunidades declaradas como
Patrimonio Mundial y Pueblo Mágico.
133
turismo e imAginArios
Figura 6
Programa Multianual de Inversiones
Fuente: Fondo Nacional del Fomento al Turismo: www.fonatur.gob.mx
A partir de estos resultados podrían instrumentarse proyectos de
rescate y conservación de infraestructura, caminos tanto de arriero,
entre las comunidades, como las rutas turístico-rurales. Asimismo, se
incluyen otros de economía local, para reconocer a las tabernas; apoyo a quienes elaboran tequila de manera artesanal; reconocimiento,
fomento y preservación de los oicios tradicionales. También está la
recuperación de la cocina tradicional, de recetarios y red de fondas y
comedores turísticos locales.
Existen presiones sobre el sitio, a partir de la declaratoria de Patrimonio Mundial, que vale la pena enumerar, pues es determinante
tomarlas en consideración para implementar proyectos productivos y
estrategias de conservación del patrimonio, como: a) desconocimiento entre los habitantes de la región respecto a la declaratoria; b) turis-
134
sitios con denominAción de PAtrimonio mundiAl y Pueblo mágico
mo cultural incipiente, que requiere atención; c) escasos satisfactores
de calidad; d) incremento en la demanda de suelo urbano y rural, para
usos distintos a los tradicionales; e) un proceso de modiicación de
la imagen urbana tradicional; f) riesgo de transformación negativa de
las tabernas y las instalaciones productoras de tequila, provocada por
la expansión creciente en la demanda; g) plantación de agave sobre
los sitios arqueológicos de la tradición Teuchitlán, conocidos como
Guachimontones, aún no estudiados y dispersos por todo el polígono
delimitado por la unesco.
El patrimonio es un concepto vivo, no es algo que se reiera a un
pasado estático, sino al contrario, está muy vivo, y nos dice quiénes
somos y a dónde vamos; se va transformando en la historia, lo vamos
generando con el quehacer cotidiano, en el transcurso del tiempo. Y
trasmitir lo que signiica para cada grupo de trabajo, y transformarlo
en un recurso de desarrollo es un objetivo ambicioso, muestra de lo
que existe y punto de partida para detonar muchos proyectos que promuevan la generación de la abundancia y la calidad de vida.
lAs cArtAs internAcionAles, los buenos deseos
y lAs reAlidAdes locAles
En este texto se toman como referencia dos documentos de la unesco:
Culture and Development, de 2010, y Papers N° 13; Linking Universal and Local Values, de 2003, para ejempliicar la importancia que
han tenido los temas de la cultura y el patrimonio cultural como vías
potenciales de desarrollo, además de las cartas como la de México
(1972) y de Nairobi (1976), que lo abordaron, así como de la relevancia de la población como el elemento principal de toda política
de desarrollo integral. Ambos documentos externan la necesidad de
tomar en consideración los conocimientos, las formas de organización y manejo locales para la gestión del patrimonio cultural y su
consecuente derrama de bienestar en las comunidades. Hacer énfasis
en que los valores universales son parte de un continuo, no una jerar-
135
turismo e imAginArios
quía, y no deben ser separados de los locales. De hecho, no es viable
identiicar o manejar el valor universal sin el reconocimiento y la
permanencia de los del lugar y de las comunidades locales.
Sin embargo, a pesar de todos los estudios e incluso las conclusiones recientes para elaborar una batería de indicadores para demostrar la relevancia de la cultura en el producto interno bruto, no ha
sido posible alcanzar un acercamiento entre la derrama económica
para un cierto sector de los sitios con la denominación de Patrimonio
Mundial de la unesco o la de Pueblo Mágico.
¿Cómo disminuir esa brecha entre lo local y lo global?, es el planteamiento que se tendría que modiicar. Para ello se podría tomar
como ejemplo a Bután, pequeño país budista que ha declarado e instrumentado a la felicidad como indicador para la medición del bienestar de su población; hace más de veinte años se constituyó el Ministerio de Felicidad Interna Bruta. El concepto y la gestión de esta
perspectiva está sostenida en cuatro pilares de desarrollo: a) buena
gestión de los asuntos públicos; b) desarrollo económico equilibrado
(modernización desde la identidad local; c) conservación del medio
ambiente y d) preservación y fomento a la cultura.
En el último informe de 2011, el índice de felicidad interna bruta
se midió de acuerdo con ocho indicadores: a) bienestar psicológico;
b) estándar de vida y felicidad; c) buena gobernanza y felicidad interna bruta; d) salud; e) educación; f) vida comunitaria; g) diversidad
cultural y resiliencia y h) uso del tiempo y felicidad. Es necesario
poner en contexto estos valores, ya que en los territorios occidentales
son totalmente distintos.
Bután es un país budista, religioso; su vida cotidiana está regida
por los principios de observación y vigilancia interna, ya que las visiones crean los pensamientos y éstos las acciones, las que a su vez
crean la vida misma. También es importante mencionar que este país
ha sido el último del planeta al que ha llegado la televisión y un año
después internet; lo que en deinitiva ha comenzado a repercutir en
la vida cotidiana y la ha vulnerado, sobre todo en las áreas urbanas;
ha aumentado el consumo de alcohol y drogas y, por lo tanto, de
136
sitios con denominAción de PAtrimonio mundiAl y Pueblo mágico
violencia, sin embargo se sigue sosteniendo como el país más feliz
del mundo.
El 2 de abril de 2012 se reunieron expertos en la Organización
de las Naciones Unidas, en Nueva York; en la sesión se trató sobre
felicidad y desarrollo, con el objetivo de buscar los indicadores y
lineamientos para establecer otros criterios para el bienestar de la
población en el mundo, más allá de las categorías económicas, siguiendo el ejemplo de Bután.
Lo que es importante señalar aquí es que esta discusión es un
ejemplo de la aplicación de los valores locales para la determinación de las políticas públicas, para el desarrollo del bienestar de los
habitantes. Al comparar los indicadores mencionados con los de la
Agenda Hábitat de Naciones Unidas encargada, entre otras cosas, de
medir el bienestar de la población en el mundo están: a) derecho a
la vivienda; b) desarrollo social y erradicación de la pobreza (acceso
equitativo a oportunidades para una vida segura y saludable, integración de grupos marginados, equidad de género); d) manejo sostenible
del medio ambiente; e) desarrollo económico y f) gobernanza.
Para medir los índices de bienestar y el desarrollo, en el Plan Nacional de Desarrollo de México, de 2012, fueron cinco los ejes rectores: a) Estado de derecho y seguridad; b) economía competitiva y generación de empleos; c) igualdad de oportunidades; d) sostenibilidad
ambiental y e) democracia efectiva y política exterior responsable.
Ello traducido en el impulso al desarrollo humano sustentable.
Según el conevAl (2010), la evaluación del desarrollo en México
entre 2008 y 2010 tuvo un balance negativo; la pobreza se incrementó en 4.2 millones de personas. A partir de lo expuesto, y para
retomar el caso concreto que nos ocupa, el combate a la pobreza en
el polígono del paisaje agavero es muy inferior a las expectativas
potenciales que generaría la reproducción de la los valores culturales
universales que han sido declarados para la región.
En la igura 7 se muestra cómo la pobreza, tanto desde la perspectiva del desarrollo económico, como desde la más humana relejan
claramente la situación de pobreza de Jalisco, aunque no hay datos
137
turismo e imAginArios
Figura 7
Medición de la pobreza, Jalisco, 2010
Incidencia, número de personas y carencias promedio en los indicadores
de pobreza, 2008-2010
Miles de
Carencias
Porcentaje
personas
promedio
Indicadores
2008 2010 2008
2010 2008 2010
Pobreza
Población en situación de pobreza
36.9 36.9 2 646.8 2 718.3 2.3
2.2
Población en situación
32.5
32 2 327.4
2356 2.1
2
de pobreza moderada
Población en situación
4.5
4.9 3 19.4
362.2 3.6
3.6
de pobreza extrema
Población vulnerable
36.9 34.3 2 648.3 2 529.7 1.9
2
por carencias sociales
Población vulnerable por ingresos
5.1
6.1 3 66.1
452.7 0.0
0
Población no pobre y no vulnerable 21.1 22.7
1510 1 672.6 0.0
0
Privación social
Población con al menos
73.8 71.2 5 295.1 5 247.9 2.1
2.1
una carencia social
Población con al menos
21.5 19.4 1 432.1 1 432.1 3.4
3.4
tres carencias sociales
Indicadores de carencia social
Rezago educativo
21.6 20.2 1 492.2 1 492.2 2.7
2.7
Carencia por acceso
37.2 35.2
2 592
2 592 2.6
2.6
a los servicios de salud
Carencia por acceso
58 54.8 4 039.3 4 039.3 2.3
2.3
a la seguridad social
Carencia por calidad
9.8
6.7
492.9
492.9
3
3.4
y espacios de vivienda
Carencia por acceso
9.8
9.5
702.8
702.8 2.8
2.9
a los servicios básicos
Carencia por acceso
17.9 22.1 1 627.9 1 627.9 2.8
2.7
a la alimentación
Bienestar
Población con un ingreso inferior
9.6 14.4 1 964.4 1 064.4 2.5
2.2
a la línea de bienestar mínimo
Población con un ingreso
42
43 3 171.0 3 171.0
2
1.9
inferior a la línea de bienestar
Fuente: conevAl, (2010).
138
sitios con denominAción de PAtrimonio mundiAl y Pueblo mágico
especíicos sobre el pueblo de Tequila o los municipios que conforman el paisaje agavero. A pesar de la denominación de la unesco,
la inversión federal y estatal en Jalisco no se ha enfocado en la generación de condiciones de bienestar para la población o el fortalecimiento de sus capacidades para generar, desde sus propias formas
de organización y sus saberes, los proyectos para producir la riqueza
material e inmaterial que esas comunidades requieren.
El recurso de inversión del estado y la federación para el proyecto
estratégico Paisaje Agavero se ha destinado a obras menores de infraestructura: construcción de miradores, señalización, remozamiento de calles, plazas, construcción de paseos, proyectos de imagen
urbana. Por su lado, la inversión privada del Consejo Regulador del
Tequila, a través de la Ruta del Tequila, ha elaborado planes de desarrollo para fomentar empresas locales aprovechando el conocimiento
y los pequeños negocios instalados. El proyecto de vinculación con
la comunidad: La ruta de los niños en el Paisaje Agavero permitió generar un cúmulo de información muy importante pero, por desgracia,
no se le ha dado seguimiento, ni se ha instrumentado algún proyecto
de los que surgieron durante el ejercicio. Se ha quedado en buenas
intenciones y en estudios novedosos, pero sin resultados a favor de
los pobladores que habitan la región.
conclusiones
Según lo expuesto, y en respuesta a la pregunta de ¿qué relación tiene
la denominación de Patrimonio Mundial para un sitio, con su derrama económica?, vemos que es horizontal y de importancia potencial,
según la región donde se ubique el bien cultural; por lo general es
benéico si pertenece a las de Europa o América del Norte. Para darle
a algún sitio la denominación de Patrimonio Mundial o Pueblo Mágico se apela a sus valores culturales, naturales tangibles e intangibles,
determinados y decididos desde un corpus de criterios establecidos
por las instancias que las otorgan; en el primer caso, por las direc-
139
turismo e imAginArios
trices operativas de la Convención de Patrimonio Mundial, en el segundo por el Programa Pueblos Mágicos y sus reglas de operación.
En ambos, para asignar las distinciones, en la práctica no se toman
en cuenta los valores locales ni la implementación de los programas,
aunque se mencionan en el discurso.
Los valores locales, aunque no son “universalmente excepcionales”, sino cotidianos y próximos desde y para la población, se ven
trastocados por estas denominaciones, al exigírseles el cumplimiento
de las normas y criterios establecidos por las reglas de operación de
los programas, y alteran el sentido auténtico e íntegro que tienen las
comunidades sobre sus propios valores.
La relación entre las denominaciones mencionadas, el bienestar y
el combate a la pobreza es desequilibrada, para los habitantes de las
localidades portadoras de ellas; no les resuelve la problemática que
viven y sienten, porque los parámetros de bienestar, calidad de vida
y riqueza son medidos desde indicadores que tienen poca conexión
con sus necesidades y problemáticas. El ejemplo del ejercicio sobre
el paisaje agavero pretendió ser una muestra de cómo se revela esta
realidad y cómo existen caminos alternativos, que combinan la sistematización de los datos empíricos con los cuantitativos, para medir
esta relación. No sólo desde el orden económico, sino desde la identiicación de valores, en este caso de los de su patrimonio cultural.
En términos generales, es una realidad el hecho de que los valores
locales, en el contexto de las denominaciones de Patrimonio Mundial
o del Programa Pueblos Mágicos, forman parte de un discurso oicial, y no de una realidad concreta. El reto sería concretar la forma
en que estas otras perspectivas se interiorizan verdaderamente en las
acciones de quienes toman decisiones y se convierten a corto plazo
en políticas públicas, a favor de lograr un equilibrio entre los indicadores de bienestar oiciales y los que revelan las comunidades.
A pesar de plantear propuestas desde los ámbitos económico, sociológico y cultural, los resultados hasta hoy siguen arrojando cifras
desalentadoras en cuanto al rezago que sufren las poblaciones en materia de combate a la pobreza, acceso al bienestar y a la calidad de
140
sitios con denominAción de PAtrimonio mundiAl y Pueblo mágico
vida, como las señaladas en esta artículo. Tal vez es conveniente ir
más allá de lo establecido, y “dar un salto al vacío” y proponer otros
caminos tal vez empíricos, para abordar y encontrar otras alternativas para resolver el desequilibrio económico que genera pobreza, en
relación con los programas abordados en este texto.
Una alternativa que conduzca a estrategias más adecuadas para
que cada comunidad combata los desequilibrios generados puede ser
el fortalecimiento de los saberes locales: modos e instrumentos de
producción, distribución y comercialización, cuyo hilo conductor tiene que ver más bien con las formas culturales de hacer las cosas, al
revelar y recuperar los signiicados que tiene para cada comunidad el
trabajo, y su in.
El tema de “globalizar” los estándares de bienestar es, a la luz de
los ejemplos expuestos, un desacierto, que conduce a los desequilibrios señalados; es entrar en lógicas de desarrollo que no corresponden a las comunidades, ni a su autenticidad e integridad. Los conlictos internos que surjan de las formas de organización de los habitantes y residentes de los sitios declarados, para hacer de sus recursos
culturales una fuente de riqueza, tendrían que ver más con las formas
de organización interna, y menos con las lógicas internacionales del
mercado; Bután, como se mostró, es un ejemplo de ello.
En el ejercicio sobre el paisaje agavero se revelaron los elementos simbólicos más importantes en cada localidad, por ejemplo, la
gastronomía constituyó un tema revelador en la región, lo cual abre
un abanico amplio de posibilidades para proyectos productivos de
pequeña y gran escala aprovechando que la actividad ha sido denominada Patrimonio Mundial. Otros ejemplos son las leyendas, los
paseos colectivos y su imaginería en torno al volcán de Tequila, los
campos de caña y maíz, temas que revelaron la riqueza y diversidad
de los valores de la región, más allá de los campos de agave objeto
de la denominación por la unesco.
De aquí que los elementos señalados se conviertan en recursos de
desarrollo humano-económico-colectivo-integral, desde una dimensión local, en una perspectiva apropiada, porque la población es la
141
turismo e imAginArios
que produce y reproduce estos elementos que le dan el carácter de
valor universal excepcional al territorio. Frente a las estrategias de
City Marketing o Inner Cities (Monge 1994) entre otras, que están
más vinculadas con la satisfacción de las necesidades de las personas y con el aprovechamiento de los recursos culturales, territoriales,
humanos, de conocimientos y sociales a favor de ellas, y constituyen
alternativas para mirar estas relaciones desequilibradas con su desarrollo local integral de los sitios con la denominación de Patrimonio
Mundial o Pueblo Mágico.
En el terreno de la valorización del patrimonio cultural y su complejo entramado, no resta más que seguir trabajando para que las
experiencias locales de la protección y potenciación de la cultura,
como vehículo de desarrollo, se conviertan en una realidad, para que
los gobiernos y administradores locales las traduzcan en una política
pública, cuyos programas, proyectos, estrategias y acciones incorporen los nuevos indicadores, construidos desde el trabajo comunitario
empírico, para que en manos cientíicas se conviertan en indicadores
cualitativos-cuantitativos –como binomio, no como componentes separados– y enfocadas en las comunidades productoras y reproductoras de ese patrimonio, objeto de tantas distinciones y denominaciones.
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144
imAginArios sociAles del turismo en dos ciudAdes
del noroeste de méxico: Puerto PeñAsco
y PlAyAs de rosArito
Jesús Ángel Enríquez Acosta*
Las ciudades de Puerto Peñasco y Playas de Rosarito tienen algunas
cosas en común: a) son fronterizas con Estados Unidos, de donde
procede la mayor parte del turismo; b) los capitales hoteleros y, sobre todo, de segundas residencias han ocupado sus costas en forma
masiva y acelerada; c) en el ámbito urbano, los lugares turísticos se
encuentran separados de las ciudades; d) el paisaje costero natural
se modiicó de manera progresiva, y fue sustituido por ediicaciones
turísticas; e) un proceso de inmigración intenso las hizo crecer muy
rápido y f) las actividades económicas tradicionales se encuentran
en decadencia debido a la proliferación de las turísticas, entre otras.
Ambas ciudades son relativamente nuevas y están integradas a
la realidad fronteriza, dominada por la economía estadounidense,
pero deinida en forma dramática por la marginalización y precarización de las condiciones de vida de parte importante de su población inmigrante. La historia de Puerto Peñasco y Playas de Rosarito,
como asentamientos humanos en el noroeste de México, es reciente,
de mediados del siglo xx. Hay diferencias en sus condiciones naturales; la primera se ubica en Sonora, en una de las zonas desérticas más secas y extremas de América del Norte, todavía con vocación económica orientada a la pesca; en cambio, la segunda tiene
*
Profesor-investigador de la Universidad de Sonora. Correo electrónico: jesusenriquez@
sociales.uson.mx
145
turismo e imAginArios
mejor clima y recursos naturales, además sobresale su contigüidad
con Tijuana, una de las urbes de crecimiento más rápido en México,
y asiento de la industria maquiladora fronteriza.
Estas semejanzas y diferencias constituyen un mundo objetivo
constituido por elementos materiales, naturales, arquitectónicos, urbanos y económicos, entre otros, que se articulan con la dimensión
subjetiva de las relaciones sociales dominantes y subordinadas y con
los procesos de socialización, donde se aprende e interioriza el mundo simbólico y las experiencias de vida, que permiten la apropiación
y resigniicación de componentes simbólicos, considerados propios
o ajenos, y que se enlazan para dar sentido a las prácticas cotidianas.
Las dimensiones objetiva y subjetiva de las ciudades marcan las especiicidades de las representaciones, imaginarios y percepciones de
los habitantes con respecto a ellas, la experiencia de habitar y, sobre
todo, del turismo como una actividad que atraviesa el tejido social y
urbano.
El objetivo del presente trabajo es conocer los imaginarios que
tienen visitantes y residentes acerca del turismo en Puerto Peñasco
y Playas de Rosarito. Se hará énfasis en contrastar los imaginarios
sociales de ambas, a partir del análisis de tres aspectos: signiicados,
causas y consecuencias del turismo. En las percepciones de los sujetos están presentes las representaciones del cambio y la transformación social posibilitada por la actividad turística. Las imágenes de las
ciudades son subjetivadas acorde a las experiencias y prácticas individuales y colectivas, le dan sentido a las expresiones de identidad o
desarraigo con los lugares. Es interesante que las percepciones de los
sujetos son representadas o signiicadas de acuerdo el lugar que ellos
ocupan en el espacio social, dando pie al reconocimiento de las diferencias y distinciones que conforman el entramado social y turístico,
por supuesto a la representación de los problemas sociales y urbanos
creados por la turistiicación.
La investigación se realizó de 2009 a 2011, y el trabajo de campo
está basado en la observación y entrevistas semiestructuradas hechas
a habitantes locales y turistas, cuyas imágenes y percepciones están
146
imAginArios sociAles del turismo
contenidas en los relatos obtenidos durante el mismo,1 los cuales se
pueden referir a: a) los signiicados atribuidos al lugar turístico,2 en
términos de las características naturales del enclave, la historia y la
identidad local, las cualidades de la gente y la ciudad; b) las causas
del fenómeno turístico en cuanto a un proceso de transición y cambio
social, cultural y urbano de las localidades y c) las consecuencias de
la actividad turística en el tejido social, urbano, natural y cultural.
El texto es una interpretación cualitativa de entrevistas semiestructuradas, a partir de un guión y la observación participante en las
ciudades, cuyo interés fue conocer los imaginarios de turistas y residentes acerca de los procesos de transición y cambio ocurridos en
Puerto Peñasco y Playas de Rosarito, la identiicación con los lugares, las representaciones del turismo y de los problemas generados
por la actividad, entre otros, para lo que se entrevistó3 a 65 personas,
entre turistas, residentes nacidos en ellas o bien inmigrantes.
En una primera parte se exponen algunos elementos conceptuales
en torno a los imaginarios, y también se incluye un apartado para
contextualizar a Puerto Peñasco y Playas de Rosarito en su historia,
ámbito urbano, dimensión social y económica, entre otros. Y, en una
segunda, se analizan los relatos de las entrevistas realizadas en dichas
ciudades, para conocer los imaginarios sociales de turistas y residentes, con base en las signiicaciones, causas y consecuencias que los
sujetos le atribuyen al turismo.
1
2
3
Este texto es parte del trabajo de investigación “Segregación y fragmentación urbana en las nuevas ciudades del turismo. Caso Puerto Peñasco, Sonora”, inanciada
por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (conAcyt), y conducida por Jesús
Enríquez. Y también del de “Ciudades del turismo. Estudios de las transformaciones, desafíos y soluciones ante la turistiicación local (1990-2007)”, inanciado por
conAcyt y conducido por Eloy Méndez.
Por lugar turístico se entiende lo deinido por Méndez (2012, 28) como “sitio de
encuentro. Es espacio público […] el lugar es elemento de identidad al localizar el
arraigo del individuo”.
El equipo de entrevistadores estuvo conformado por estudiantes de licenciatura,
maestría y doctorado inscritos en diversas instituciones de educación superior y también por investigadores de El Colegio de Sonora, la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad de Sonora. Las entrevistas se realizaron entre 2009 y 2011, en
diversos viajes de trabajo de campo a Puerto Peñasco y Playas de Rosarito.
147
turismo e imAginArios
lo imAginArio
El concepto de imaginario se deine como “el conjunto de creencias,
imágenes y valoraciones que se deinen en torno a una actividad, un
espacio, un periodo o una persona [o sociedad] en un momento dado.
La representación que el imaginario elabora de un proceso, es construida a partir de imágenes reales o poéticas [inmersas en el campo
de la fantasía]. Variable y distendido, el imaginario es una construcción social –al mismo tiempo individual y colectiva– en permanente
remodelación […] el imaginario ofrece una construcción cambiante,
tejida en parte a partir de las interpretaciones fantasiosas que expresa el individuo sobre el tema imaginado” (Hiernaux et al. 2002, 8).
De ese modo, el imaginario forma parte de una representación en
imágenes, creencias y valoraciones de determinadas actividades o
espacios. En el presente caso, el imaginario del turismo se reiere a
las representaciones que hacen los habitantes de dos ciudades sobre
su actividad turística en espacios, imágenes o discursos.
En la construcción de imaginarios se relacionan las dimensiones
objetiva y subjetiva. Al respecto, es necesario precisar lo siguiente:
“[la objetiva] […] son elementos que se desprenden de la estructura
en que el actor establece sus prácticas vitales. Constituyen los elementos objetivos o condiciones materiales ya que son externos y no
controlables por los individuos […] Los subjetivos se construyen a
partir de las aspiraciones, expectativas y valoraciones de este grupo
humano” (Goicoechea Rodríguez 2003, 9). El imaginario está constituido por elementos objetivos y subjetivos, presentes en las prácticas
sociales donde es posible distinguir las marcas, registros y procesos
subjetivos individuales y colectivos. El imaginario y las prácticas
sociales permiten establecer “los mecanismos de identidad y pertenencia urbana, pero además de la alteridad también se reproducen la
diferenciación, la distinción y la segregación social. De esta manera
la ciudad es cargada subjetivamente de signiicaciones, de sentimientos […]” (Nieto 1998, 125).
Por tanto, las ciudades turísticas no son sólo medios físicos y materiales, sino representaciones surgidas de las signiicaciones e inter-
148
imAginArios sociAles del turismo
pretaciones que realizan los individuos, entre ellas la identiicación
con la ciudad, la experiencia de habitarla, sus atributos y cualidades
y las imágenes urbanas construidas, entre otras, que conforman el
sentido de lugar, del que Fuentes Gómez dice que “no está dado por
el propio lugar sino por las representaciones que le atribuyen los pobladores a los sitios, es decir, por las imágenes y los imaginarios que
elaboran sobre lugares con atributos y signiicados particulares, que
siempre son históricos y determinados por la cultura” (2000, 7).
Un componente del imaginario es la imagen, en este caso, los imaginarios de turistas y residentes se conforman de imágenes, creencias
y valoraciones construidas y representadas sobre el sitio turístico, que
les permite reconocer sus procesos de cambio, así como valorar sus
cualidades reales o imaginadas, apreciar los problemas y las consecuencias no deseadas y distinguir la otredad y la exclusión. La imagen es símbolo y, como tal, se encuentra en proceso de resigniicación
permanente, así como en lucha por su apropiación. Según Lacarrieu,
las imágenes urbanas “son construcciones espaciales, culturales y sociales producto de campos de lucha simbólica. Son construcciones
parciales, simpliicadas y distorsionadas. Las imágenes no son la realidad, sino la representación de esa realidad […]” (2007, 51).
Si se considera a las ciudades turísticas y sus imaginarios como
procesos surgidos de las interpretaciones de los individuos y grupos,
conviene precisar qué se entiende por lugar turístico y cómo se liga al
imaginario social. Se parte del supuesto de que éstos están integrados
al espacio de los lujos globales y que en ese sentido reproducen las
tendencias urbanas contemporáneas que fragmentan el espacio y la
diversidad social y reproducen la segregación social. De acuerdo con
Borja y Castells (1988), el espacio de los lugares que constituyen una
“forma territorial de la cotidianidad y experiencia de la mayoría de
la gente, está localmente fragmentado”. Los lujos globales tensan y
alteran constantemente a la ciudad turística, el sentido de pertenencia
de la comunidad y el lugar como principio de identidad. Sin embargo, aquí se debe entender el lugar turístico como representación
construida por las experiencias de las personas, pleno de signiica-
149
turismo e imAginArios
dos valorizados por la cercanía entre el sujeto y espacios concretos;
como escenario de la interacción cotidiana, con una carga simbólica
y afectiva especial y como constructor de identidad social y territorial
(Tuan 1990). El lugar se liga al imaginario, como representación de
procesos subjetivos construidos por los individuos y grupos sociales.
breve reseñA de Puerto PeñAsco
Puerto Peñasco es una ciudad relativamente nueva, surgió a ines de
la segunda década del siglo xx, como asentamiento de pescadores.
Entre los acontecimientos históricos que permanecen en la memoria
de sus primeros habitantes están: a) la supuesta estancia del gánster
estadounidense Al Capone durante unos días; b) la construcción del
ferrocarril a través del desierto, que unió al país con la península de
Baja California y que este pequeño poblado de pescadores habitado
por 187 personas, en 1941, era su punto de aprovisionamiento; c) la
construcción de la carretera que la unió con Estados Unidos durante
la Segunda Guerra Mundial y d) la declaratoria como municipio en
1952, entre otros.
La ciudad ubicada en el noroeste de Sonora, colinda con Estados
Unidos, y al norte con el golfo de California o mar de Cortés; se
encuentra en el desierto de Sonora, una de las regiones más secas
y extremosas de América del Norte. También es importante decir
que está situada entre dos amplias zonas de reserva ambiental: El
Pinacate, en el desierto, y Alto Golfo de California y Delta del Río
Colorado, en el mar, las cuales condicionan y limitan las actividades
productivas, a la vez que la acción humana somete y amenaza su
frágil ambiente natural.
En años recientes el turismo se constituyó en una actividad relevante que transformó a la localidad y a la economía dedicada a la
pesca, para constituirse en una de las de más rápido crecimiento en
el noroeste de México. Las políticas públicas nacionales y estatales
y la inversión privada en materia de turismo se orientaron a convertir
150
imAginArios sociAles del turismo
a Puerto Peñasco en un enclave dirigido, sobre todo, a personas del
suroeste de Estados Unidos.
El desarrollo turístico de Puerto Peñasco empezó con el declive
de la pesca, debido a problemas con el precio del camarón, el in
del cooperativismo pesquero y los cambios neoliberales ocurridos
en México en la década de 1990, que modiicaron la relación corporativa entre las organizaciones de productores, las instituciones políticas y los gobiernos. Durante décadas, la base económica y social
para la ciudad y sus habitantes fue la pesca, proceso que comenzó
a cambiar tras la crisis económica de México en los años ochenta;
en los noventa, el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y
Canadá impulsó el acceso de capital extranjero y nacional interesado
en aprovechar las condiciones turísticas particulares del desierto de
Altar y la tranquilidad del mar de Cortés. Y, a partir de ese momento
la historia del puerto tomó un rumbo distinto.
La actividad turística en Puerto Peñasco en los años noventa se
circunscribía a las estancias de in de semana de los llamados Spring
breakers en las zonas de playa y de grupos de jubilados (conocidos
como “pájaros de la nieve”), provenientes del norte de Estados Unidos, y que llegaban a pasar los inviernos. La infraestructura hotelera
era incipiente y el turismo empezó a ser importante cuando aparecieron las primeras cadenas hoteleras, a mediados de la década, y las escuelas de educación media superior, especializadas en la formación
de personal para prestar los servicios.
El boom turístico permitió que Puerto Peñasco se constituyera en
poco tiempo en un enclave atractivo para los estadounidenses y para
la nueva población de residentes de todo el país. Las corrientes de inmigración, atraídas por las nuevas construcciones y la posibilidad de
empleos, ligados a los servicios turísticos, posibilitaron que la ciudad
creciera a tasas que cuadriplicaban el índice nacional y estatal. Esto
modiicó irremediablemente su estructura en poco tiempo, y hoy se
observa un marcado proceso de transformación física del territorio y
del paisaje, donde se destaca en primer lugar que en la zona costera se estableció una cortina de hoteles y condominios de playa, con
151
turismo e imAginArios
servicios y equipamiento urbanos superiores, infraestructura para el
entretenimiento y campos de golf, dirigida en especíico al público
estadounidense. Como resultado, el litoral vive una transformación
drástica del paisaje, conformado por dunas de arena, lora desértica,
mangles y humedales, y en su lugar se han construido paisajes artiiciales y exóticos. Pero también la alta densidad de los complejos
hoteleros y las torres de condominios sobre el litoral condujeron al
cierre de las playas o establecieron restricciones de acceso para la
población en general, de hecho las privatizaron.
En segundo lugar, Puerto Peñasco observa un proceso de crecimiento acelerado y de precarización en las condiciones de vida de
sus habitantes; las diferencias son notorias, en cuanto a la provisión
de servicios e infraestructura urbana, que es inferior con respecto a
la de la zona hotelera. El comercio y los servicios relacionados con
el turismo están revalorando el viejo casco urbano; predominan los
establecimientos de venta de artesanías y de comida y los locales de
diversión nocturna. Es baja la urbanización del sector contiguo al
centro, hacia el norte y este, que es donde residen quienes laboran
en el comercio y los servicios. Los sectores recientes, creados por
las corrientes de inmigrantes, empleados en la construcción y los
servicios turísticos (ubicados en la periferia, lejos del litoral, hacia
el noreste y noroeste) contrastan con respecto al litoral hotelero.
La precariedad y la marginación social son comunes, así como las
carencias de agua potable, energía eléctrica y drenaje. Las colonias
conforman un hábitat deinido por las penurias materiales y sociales.
Puerto Peñasco contaba con 44 875 habitantes en 2005, para
2010 ya eran 57 342. La tasa de crecimiento poblacional previa a
la intensiicación del turismo fue de 0.4 por ciento, de 1990 a 1995,
cifra contrastante con la de 7.34 del año 2000 a 2005, periodo en el
cual se constituyó en un polo de atracción poblacional signiicativo
en el noroeste de México. Sin embargo, de 2005 a 2010 la ciudad
creció a una tasa cercana a 5 por ciento anual, a pesar del contexto
de la crisis económica mexicana y de la desaceleración del desarrollo turístico.
152
imAginArios sociAles del turismo
En consecuencia, de forma paralela, hubo incremento en la demanda de espacios para el turismo, carencia de vivienda, servicios
públicos deicientes e infraestructura urbana insuiciente, aunados a
un déicit en la oferta y calidad de los mismos. La importancia del
turismo en la economía y en la sociedad local contribuyó a formar
una estructura urbana dual, es decir, el alto crecimiento poblacional
y urbano, junto a un desarrollo signiicativo del turismo, que facilitó
la competencia desigual por servicios, equipamientos e infraestructuras, entre otros. De ese modo, Puerto Peñasco adquirió una imagen
de desigualdad, rezago y pobreza de amplios sectores urbanos y sociales, en paralelo con un litoral costero que concentra la mejor cara
para el turismo, y desvinculada del contexto urbano, con el que más
bien se inhibe la continuidad, la accesibilidad y la movilidad. Se trata
de un nuevo centro urbano, que tiene a la ciudad como su periferia.
PAisAjes rotos
En Puerto Peñasco, el espacio turístico se encuentra fragmentado y
separado del conjunto urbano, el paisaje costero se transformó muy
rápido por las ediicaciones hoteleras y de segunda residencia, la ciudad creció de forma acelerada y los problemas sociales se intensiicaron. Estos son algunos de los procesos que deinen su isonomía,
de la que los turistas, residentes y promotores turísticos tienen una
percepción y un imaginario en particular, de acuerdo al lugar que
ocupan en el espacio social.
En el proceso de construcción de los imaginarios, contenidos en
los relatos de los turistas avecindados en La Cholla, Las Conchas y en
los trailer parks de Sandy Beach, sobresale la playa, la gente, el clima
y la “lexibilidad” de las leyes como las imágenes más signiicativas
y atractivas de Puerto Peñasco. El turista estadounidense hace de los
elementos naturales, la cercanía con la frontera, la percepción hacia
los mexicanos y su cultura y elasticidad de las normas sociales los
elementos ideales para vivir en la ciudad, en su carácter de jubilados.
153
turismo e imAginArios
Esto se releja en fragmentos de las entrevistas que se hicieron a algunos de ellos, donde explican sus motivos para vivir ahí:
[…] me gusta la gente mexicana y su forma de vida, ellos viven
la vida, ¿cómo se dice?, se toman la vida más tranquila y son más
amigables con todo el mundo, tienen una cultura cálida (jubilada,
con residencia temporal).
[…] primero el clima, eso es lo primero. Vengo de un lugar donde el clima es muy frío, las montañas del norte de Arizona y aquí
es más caliente y amo el clima caluroso […] la música, porque
esas son las dos primeras cosas. Creo que la primera vez que vine
y vi, una vez que me bajé del carro en Puerto Peñasco, siempre
escuchas música y por supuesto es mucho más cálido. Supe que
me gustaba la gente mexicana y su manera de vivir y realmente
no había pensado en retirarme en México pero estaba pensando
sobre dónde me iba a retirar porque no me iba a retirar en las
montañas de Arizona con toda esa nieve. Y di un paso debajo de
mi carro y supe que me retiraría aquí (jubilado, con residencia
temporal).
Las playas por más […] Están limpias las playas, las mantienen
mejor […] las playas son la […] ¡haa!, donde yo vivo aquí en Peñasco, donde yo tengo mi tráiler hay demasiada piedra pero hay
playas que directamente son pura arena que salen directo al mar
y están limpias. Las playas están bonitas aquí en Puerto Peñasco
(jubilado, y avecindado en Puerto Peñasco).
La búsqueda de tranquilidad y disfrute de los atractivos naturales
implican la adquisición o construcción de vivienda, tal es el caso del
turismo de segunda residencia predominante en Puerto Peñasco, que
por tradición es sitio de residencia para estadounidenses jubilados. A
inales de la década de 1990 se intensiicó el fenómeno de la segunda
residencia en la ciudad, en particular, en el sector de Sandy Beach y
154
imAginArios sociAles del turismo
Las Conchas, sobre todo de jubilados y pensionados que adquieren
un condominio o construyen una casa. Implica el imaginario de sol
y playa como lugar seguro y agradable, lejos de los disturbios y los
problemas de la ciudad.
La arquitectura utilizada por el turismo residencial retoma la tradición, para propiciar los diseños apropiados. El mensaje arquitectónico alude a la comunidad, utiliza materiales y colores para recrear
ambientes de pueblo, las fachadas incorporan decorados y molduras
que dan la apariencia pretendida de lo mexicano, la vista se antepone
a la función para seducir con el mensaje. El estilo arquitectónico articula el discurso con el material para recrear imágenes tradicionales,
indaga en la memoria colectiva la nostalgia por la pequeña comunidad perdida, para trasladarlos al diseño de las casas y del conjunto.
La forma se adapta a la función para expresar comunidad, tradición,
nostalgia, pasado, aunque sin historia, sólo escenografía.
Mi casa es, creo es un poco más local, un poco más mexicana, menos americana es más con azulejos y más colorida, más mexicana.
Muchos americanos nombran sus casas. Muchas veces la gente
las nombra después de ciertos eventos signiicativos en sus vidas,
pero las hace más hogar y más personal y la gente que vive en un
vecindario ordinario probablemente no nombre sus casas, pero la
gente que tiene casas especiales, ellos las nombran para hacerlas
más de ellos, como una irma […] no todos, pero es como las familias que tienen haciendas en México, ellos nombran sus casas
(jubilada y residente en Puerto Peñasco).
Pero las imágenes que implican la idealización de Peñasco para
el turista tienen su lado poco amable o negativo. El estadounidense
percibe una realidad más allá del “sueño” placentero y armonioso
con la cual se imaginaron la casa, la playa, el clima y los mexicanos;
el avecindado en la ciudad suele recorrer y experimentar la realidad
exterior a la frágil burbuja del condominio o del resort que lo protege, no puede soslayar la otredad.
155
turismo e imAginArios
¡Oh!, no es muy placentero, es amigable, es cálido, algunas veces
es triste porque hay mucha pobreza en Puerto Peñasco. Pero diciendo eso, incluso la gente pobre es amigable y cálida (jubilada
y residente).
Puerto Peñasco es muy lindo y es una lástima que la gente, la misma ciudadanía de Puerto Peñasco, no cuidan el tesoro que tienen
aquí. Tiran basura en sus calles, no cuidan a sus calles. Hay muchos perros, animales que corren sueltos, que se están muriendo
de hambre y se ve que se están muriendo de hambre y necesitan
limpiar esa situación y hacer un poco más esfuerzo para mantener
limpio lo que tienen aquí (jubilado, con residencia temporal).
Bueno la pobreza no me gusta nada, eso es lo principal que me
molesta a mí. Personalmente no me gusta ver gente pobre y hay
métodos, pero el gobierno tiene que interactuar con la población,
tiene que tener una doble responsabilidad […] hay mucha pobreza
en Peñasco que no debería de existir (jubilado y avecindado)
Puerto Peñasco tiene sus momentos, ahora es un tiempo triste,
porque la economía norteamericana desgraciadamente directamente afecta a la economía mexicana, en todo México y Puerto
Peñasco no está fuera de eso. A Puerto Peñasco le afecta mucho y
hay mucha gente aquí sin trabajo, más perdiendo el trabajo cada
día y directamente la gente se está muriendo de hambre aquí en
Peñasco, ahora lo veo triste, pero en tiempos atrás era muy alegre
(jubilado y avecindado).
El imaginario de confort y placer del resort y de la vivienda de segunda residencia en Puerto Peñasco, que es el del turismo dominante,
se organiza sobre una franja de hoteles y condominios, en la zona
costera y destinada al visitante de Estados Unidos. Este imaginario
hace del paisaje de arena, sol y mar un producto vendible y rentable,
organiza el espacio en términos de la cercanía con los atractivos na-
156
imAginArios sociAles del turismo
turales y excluye la presencia social indeseable de la ciudad, refuerza
la imagen construida del imaginario de quien llega buscando sol y
mar, y además encuentra un lugar semejante al de origen. La oferta
turística cada vez se vuelve más uniforme, sin importar el país, si es
turismo de playa o urbano, identiica a los lugares en el mundo como
si fueran el mismo. El turista requiere de la conirmación de un mundo homogéneo, la seguridad del ambiente tematizado y previsible. La
autenticidad y originalidad del turismo en Puerto Peñasco consiste
en replicar el escenario de las semejanzas globales, el estereotipo y
la imitación del confort y el placer como producto para el consumo
masivo. Sin embargo, no todos buscan esto; tres de los entrevistados
expresaron así su frustración con el resort:
[…] mucho de Puerto Peñasco es arreglado al estilo nuestro, debería ser al revés, debe estar arreglado al estilo mexicano porque
por eso venimos, si yo quiero Phoenix, Arizona, me quedo en
Phoenix, Arizona, yo vengo a México es para ver México no para
ver Phoenix, si él quiere ver Bisbee se quedara en Bisbee, vine
a México para ver México. Yo no vengo aquí para comer bifes,
si quiero bife los como en Phoenix, vengo aquí a comer tamales,
enchiladas […] (jubilado y avecindado).
Los más desagradables, bueno, para mi es Sandy Beach, los condominios tan grandes porque bueno, es horrible y más agradables,
aquí, yo creo, el mar, las playas, los esteros tan bonitos (estudiante
inglesa con residencia temporal).
Pues he escuchado que quieren hacerlo como la nueva Cancún y
con todo ese desarrollo, la verdad, ¿sabes ojalá no pase?, porque
si eso pasa van a destruir toda la naturaleza y espero que Puerto
Peñasco pueda quedarse como un lugar de naturaleza bonita, de
los pescadores y que no está completamente llena de turistas, que
todos hablan inglés y pagan con sus dólares, ni dicen hola ni gracias, todo eso (residente temporal, menor de 30 años).
157
turismo e imAginArios
El imaginario del turismo dominante en Puerto Peñasco precisa de
la exclusión y la fragmentación para reairmarse. La franja de hoteles
y complejos de condominios se mantiene cuidadosamente separada
de la ciudad, la distancia no sólo es física sino social. El turismo ha
conformado un espacio prohibitorio para los no turistas, nuevas insularidades junto al mar. Torres de condominios y hoteles exclusivos,
protegidos por sistemas de seguridad, aíslan y protegen el confort y
el placer del imaginario conocido por el visitante, quien percibe la
transformación vivida en la zona de playas, y más la exclusión de los
no turistas, así lo dice con disgusto uno de los entrevistados:
Sandy Beach deinitivamente, te rompe el corazón lo que ha pasado con los condominios, nosotros solíamos ir a la playa ahí y
ahora no podemos por todos los condominios, pero por ley dice
que debes tener acceso a la playa y debe haber acceso y los cerraron esos accesos. Y si tú eres mexicano ellos no te dejan pasar,
ellos me dejan porque si me ven voy a visitar a amigos pero si tú
eres mexicano no te dejan entrar y los mismos guardias mexicanos, pero ellos tienen que proteger su trabajo (estudiante inglesa,
residente temporal).
El turismo de segunda residencia signiica una forma nueva de organizar el espacio urbano. Las secciones conformadas por viviendas
unifamiliares, a lo largo del litoral, constituyen una fórmula urbanística separada de la ciudad, sin posibilidad de integración a ella por
parte de sus residentes, en su mayoría estadounidenses. Los sectores
que aglutinan al turismo residencial, en Puerto Peñasco, están escasamente conectados con la ciudad tanto en el ámbito social como urbano; representan un modelo que tiende a la dispersión y a la fragmentación del territorio, como son los casos de La Choya y Las Conchas,
comunidades pequeñas y aisladas, y poco articuladas con la ciudad:
Pues aquí en Las Conchas está completamente llena de gringos,
ahora todos son extranjeros, no hay mexicanos viviendo aquí, eso
158
imAginArios sociAles del turismo
está mal porque yo vine a México porque quiero aprender de la
naturaleza y aprender español pero también cómo compartir mi
vida con gente de México, que hablan español y aquí no hay nada,
no hay nada de eso, tengo que salir de todas Las Conchas y voy
al sur, es como un fraccionamiento […] (turista estadounidense
jubilada, con residencia temporal).
La otra imagen construida para Puerto Peñasco es la del Spring
breaker, turismo de in de semana con diversión y consumo de alcohol
sin límites. La calle 13 y el malecón son emblemáticos por encarnar el
turismo fronterizo permisible y laxo de in de semana. El carácter lúdico y hedonista del corredor turístico expresa una imagen más líquida y transitoria que sólida. Los sitios de diversión y entretenimiento,
así como los de comida mexicana forman un escenario ediicado de
manera vertiginosa, como el mismo desarrollo turístico de la ciudad,
la única legibilidad es la del desorden y el caos urbano. Un jubilado,
avecindado en Puerto Peñasco, piensa así de sus conciudadanos:
Ay no sé, la verdad no sé si piensan en eso [conocer la ciudad],
yo creo que nada más la mayoría vienen aquí para tomar ‘chelas’
y sentarse en la playa, por ejemplo en Spring break todos vienen aquí y están por todos lados, super-desordenado porque no
pueden estar en Estados Unidos, entonces vienen nada más para
alborotarse, ¿es esa la palabra?, eso, porque no pueden hacerlo en
Estados Unidos y la verdad no sé si piensen en mucho más.
Los imaginarios de los residentes de Puerto Peñasco en relación
con el turismo son construcciones sociales elaboradas, con base en la
experiencia de habitar la ciudad y la información recibida de acuerdo
a la ubicación en el espacio social. De ese modo, las imágenes del
turismo, por parte del residente, y sus percepciones acerca de los
procesos de cambio social operados en la ciudad se pueden analizar a
partir de la interpretación de la realidad, elaborada por los habitantes
y su posición social como sujetos, que puede ser subjetiva en térmi-
159
turismo e imAginArios
nos de un antes y un después, valorizada como negativa o positiva
en atributos o cualidades, criticada en términos de las desigualdades
expresadas o de las oportunidades insatisfechas, entre otros.
Los residentes tienen una percepción positiva de los elementos
naturales que distinguen a su ciudad e hicieron posible el desarrollo
del turismo. La playa, el mar, los atardeceres y el desierto forman
parte de la imagen de postal internalizada por los pobladores. Son los
elementos que conforman un conjunto paisajístico que dota de sentido a las ensoñaciones acerca de la belleza y las cualidades del lugar,
como se puede apreciar en los fragmentos siguientes:
Los paisajes más atractivos […] pues si nos vamos por acá por la
salida de Sonoyta: el desierto, el volcán, el Pinacate. Si nos vamos
por Caborca vamos viendo mar, todo un buen pedazo vas viendo
mar. Ahora que hicieron la carretera nueva al Golfo y Mexicali
igual vas viendo mar, entonces pues por donde quiera que se vaya
uno va viendo paisaje bonito, sí (ama de casa, 35 años).
Pues yo creo que la distingue el contraste del desierto con mar
porque hay muchas otras playas pero no con ese contraste y que
tenemos aquí […] que se deben de explotar para in de ecoturismo
(promotora de ventas).
[…] yo creo que a la zona geográica donde está Puerto Peñasco,
las playas tan bonitas que hay aquí, fue que pusieron sus ojos sobre Peñasco, por lo bonito de sus playas y la frontera verdad que
está cerca de Estados Unidos y pues hay muchos factores, más
bien la situación geográica donde está Peñasco que es desértico,
que hay mar, que es un contraste […] (ingeniero, 40 años).
En la construcción de imaginarios existe un antes y un después, desde el cual se marca la transición y la transformación operada en la ciudad. El antes se reiere a una imagen distintiva de pueblo chico y tranquilo, con relaciones sociales estrechas entre la población residente.
160
imAginArios sociAles del turismo
Era un pueblo chico pues, en desarrollo, todo mundo se conocía y
todo mundo pues convivía. Si yo ponía música en mi casa pues es
fulano de tal nomás y ya y ahora ya no, las cosas están cambiando con este boom que se vino pues ya necesitamos respetar a los
demás, ya no es como antes. Una ciudad chica, un pueblo chico,
muy tranquilo, la gente muy servicial, muy solícita, muy atenta, te
ayuda cuando llegas, te recibe muy bien. Últimamente se ha vuelto más, un poquito violenta –vamos a decirle así– yo se lo achaco
al desempleo, a la migración también, hay mucha migración lotante aquí, a eso más que nada (maestra).
Pero el antes no está exento de drama y diicultad. Los primeros
habitantes de Puerto Peñasco tienen una imagen muy cruda y difícil
del tiempo que les tocó vivir:
[…] si ahorita no hay suicientes servicios, entonces [antes], parte
de las enfermedades endémicas nos diezmaron, la difteria, como
no había agua corriente de tubería, tomábamos de tambos. Las
letrinas eran en hoyos. Había muchos insectos, muchos zancudos.
Caía la tarde y teníamos una nube de zancudos. Se usaban mucho
los repelentes, quemábamos llantas y basura. El calor. No había
refrigeración, ni abanicos, no había mucho donde escapar. Todos los pueblos alrededor estaban igual, nos tocó vivir la primera
planta de luz, de agua, las primeras pavimentaciones, de drenaje,
todo eso nos tocó vivir (pescador jubilado, 65 años).
Sin embargo, la imagen nostálgica del antes cambia en el momento
de valorar cuánto se ha transformado la ciudad y la comunidad. Se convierte en una tensionada atribuida a los que vienen de afuera. El sentido
de la otredad se construye a partir de ver al extraño, al desconocido y
se siembra la desconianza:
No […] cálida, es un poquito menos que antes porque, como te
digo, ahora ya hay mucha más gente de fuera, se ven más cosas
161
turismo e imAginArios
entonces como que la gente confía menos ahora que antes. Antes era
mucho más amable, daba más conianza. Ahora ya no sale uno tan
seguro, tan fácil como antes […] por lo mismo que ha crecido mucho, ha llegado mucha gente de afuera […] (ama de casa, 55 años).
Todavía más, el extraño, el “fuereño”, encarna la imagen del aprovechado, los locales son víctimas y desplazados de las oportunidades. La imagen de la exclusión la representa el inmigrante del sur
del país, más aún cuando presiona al mercado de trabajo o bien se
le achaca la inseguridad. El imaginario social busca culpables de las
vicisitudes y los problemas cotidianos, a pesar de que Puerto Peñasco
ha sido históricamente una ciudad de inmigrantes; 53 por ciento de su
población actual no es nativa.
Yo pienso que el grueso de la población de Puerto Peñasco no se
está beneiciando como debería por el progreso del turismo, porque están trayendo mano de obra barata de otras partes, todas las
personas de aquí no tienen trabajo, nos están ganando los trabajos
pues (ex pescador, 60 años).
[…] están trayendo gente del sur del país. Me comentaba alguien
que los traen en camión. Para el primer día pierden a la mitad de la
gente que viene, porque se van a la frontera y a la primera semana
pierde otra vez a la mitad, entonces les queda una cuarta parte después de una semana. Entonces qué pasa, cuando ellos regresan de
Estados Unidos o si los devuelven, se empieza a generar una ola de
crimen, se empieza a generar una ola de pobreza, en las periferias
se empiezan a formar estas cadenas, o cinturones que les llaman de
pobreza y ya lo estamos viendo aquí, y empieza a aumentar sobre
todo el crimen, el crimen yo creo que es algo que ya se empieza a
notar de manera importante (promotor turístico, de unos 60 años).
Los habitantes marcan al momento posterior o al de después como
una imagen de transformación completa y rápida de la ciudad provo-
162
imAginArios sociAles del turismo
cada por el turismo. El paisaje costero se modiicó de manera vertiginosa, con la presencia de visitantes en la vida cotidiana de Puerto
Peñasco empezaron algunos problemas en las playas, asociados con
ellos, con el desorden y el cambio, pero también se relajaron las prácticas sociales locales por las introducidas por los turistas.
[…] a comparación de hace diez años atrás, está muy diferente.
No había tantos hoteles, ha crecido mucho. En tan poquito tiempo
creció mucho pero hay muchos problemas, por ejemplo en las playas se hace mucho cochinero, no se respeta eso, el no tirar basura
pero pues está bonito, a mí me gusta, antes era mucho más tranquilo que ahora, no se oían tantas cosas feas […] nos damos cuenta cómo ha ido cambiando, no, porque, antes era un lugar de pura
pesca y a raíz de que empezaron los americanos, eso ha sido lo
que más ha llamado la atención, que vienen y que hacen su show
con las motos y con su desastre (empleado de comercio, 45 años).
Pues Sandy Beach ha cambiado mucho, muchísimo ha cambiado,
Las Conchas también han cambiado mucho. La ciudad ha cambiado mucho, por ejemplo, Sandy Beach ya parece un Cancún
chiquito, por tantos condominios y hoteles que tiene, la entrada de
Las Conchas también porque ya están haciendo muchos condominios y la ciudad ha cambiado porque ha crecido, mucho ha crecido
[…] (promotor turístico, 45 años).
A la par de la turistiicación de Puerto Peñasco, se construye un
paisaje urbano roto por la dualidad del esplendor y la penuria. La
contigüidad de la diferencia social está bien marcada; la percepción
de los habitantes acerca de las posibilidades promisorias del turismo
contiene su contraparte, sentida como pesar: a la par del cambio en
el paisaje del litoral, también lo hicieron las prácticas sociales por
inluencia del turismo, y aumentaron las carencias y la segregación.
Las aspiraciones suscitadas por el turismo en el imaginario social
parecen desvanecerse ante la cruda realidad.
163
turismo e imAginArios
¿Cómo es que se haya venido el desarrollo?, estoy contento pero
estoy triste. Por todo lo que está pasando, es lo mismo, si ya lo
habíamos visto en otras regiones del país, por qué no se previó.
Deberían de darse una vuelta, en un carro, para ver las condiciones en las que vive la gente esa, se ha venido mucha gente chiquita, de esa de Oaxaca, Chiapas, buscando la vida, son mexicanos y
luchan a brazo partido, trabajando y buscando la comida y viven
en condiciones infrahumanas, yo no sé quién puede aguantar el
calor de agosto aquí, la semana pasada […] la semana pasada que
bárbaro, era la muerte esto (promotor turístico de unos 60 años).
El Peñasco del centro y dos o tres colonias cercanas al centro. Y
el Peñasco de la periferia, de las colonias. Es increíble. Yo le voy
a decir una cosa, es increíble, que si usted se sitúa por ejemplo en
Sonoran Spa o en Sonoran Sea, o en el Sonoran que sea, de los que
están ahí en la playa de Sandy Beach. A menos de mil metros, se
encuentra usted una zona de casas de cartón y de casas de, bueno,
ya muchas ni de cartón. Y, este, la pobreza y la indigencia total.
Son gentes que están llegando o que han llegado a Peñasco, pero
pues, son mexicanos, y que buscan exactamente lo mismo que
los que están trabajando o los que son dueños, los que viven en el
primer mundo (cronista de Puerto Peñasco).
[…] no es que sea desagradable, sino que sientes una, ¿cómo te
diré?, no sé, algún sentimiento especial. Porque vas a las orillas y
ves casas de cartón o de madera, con familias completas que no
tienen ningún servicio, ni agua, ni luz, ni nada y salen caminando,
caminan quinientos o mil metros para agarrar un transporte urbano. Esa es la parte que no me gusta de Puerto Peñasco. Porque
estamos creciendo muy aceleradamente, pero sin ningún orden
(promotor turístico).
Junto con la transformación social y urbana, presentada en Puerto
Peñasco en los últimos diez años, el imaginario construyó etiquetas
164
imAginArios sociAles del turismo
y estigmas para marcar al turismo y al turista. Las imágenes no son
del todo positivas. El desencanto, el caos y el desorden se asocian,
sobre todo, a la primera oleada de visitantes que llegaron: los famosos Spring breakers.
En el Spring break por lo regular son puros chavalos. Si, puro
americano joven y a quebrar botellas y a ponerse bien locos […]
hacen aquí lo que no pueden hacer allá. Lo que no pueden hacer
en Estados Unidos: tomar en los carros, andar tomando en las
calles hacer […], exactamente hacen lo que no pueden hacer allá.
Andarse luciendo, desnudarse. En las mujeres eso es muy común.
Las mujeres van en los carros […] se suben la playera […] o se
bajan el calzón en la calle. Es lo que hacen […] gritar como locos,
es lo que hacen las muchachas van en la carretera y es lo que hacen en el Spring break (policía, 50 años).
Así como el Spring breaker es etiquetado por el imaginario social,
también lo son los espacios utilizados para la diversión y el entretenimiento. La población piensa que los de la Calle 13 son desagradables, el imaginario los representa como Sodoma y Gomorra locales,
y donde impera lo efímero.
Los más desagradable para mí es que hayan permitido que una
calle tan importante para todos los habitantes de Puerto Peñasco
se poblara de, como la calle 13 por ejemplo, se poblara de tanto
antro de vicio, tan descuidado y tan feo que se ve por esa calle ahí,
eso para mí es lo más desagradable (ama de casa, 50 años).
Hay muchos centros de prostitución, mucha gente, lugares de masajes eróticos, bailables […] cuando digo prostitución es de los
dos lados femenino y masculino. Sí, y bares corrientes y comida
pero no buena, no creo que haya mucha seguridad en esos lugares,
para mí es un lugar que turísticamente debe de cambiar totalmente, debe de cambiar todo ahí, todo lo que esté mal y que haya algo
mejor, no sé (profesora, 45 años).
165
turismo e imAginArios
[…] el turista a eso viene, el turista viene a relajarse, buscan cerveza, buscan droga, todo, y pues al turista lo tienen como un niño
chipilón, lo cuidan, lo dejan hacer todo lo que quiere, entonces
ese es el lado negro del asunto, la drogadicción va en aumento
(profesor, 50 años).
Pero el resort, los conjuntos condominales y las viviendas de segunda residencia establecidas a lo largo de la costa de Puerto Peñasco
no están exentos de una imagen positiva o benévola. La comunidad
piensa que el turismo los ha despojado de algo valioso, el agravio se
acrecienta con la inaccesibilidad a la zona de playas, que cada vez es
mayor. El ciudadano tiene la imagen de la playa como un espacio primero arrebatado, luego prohibido y después invisible, por la exclusión
social y material practicada por el capital inmobiliario. Los relatos de
los entrevistados no dejan lugar a duda, la playa es un espacio restricto:
Pues las playas se están haciendo inaccesibles, los inversionistas
no quieren que los ciudadanos usen las playas que tienen enfrente.
Tapan los accesos y las autoridades se hacen de la vista gorda. Tenemos que entender que el inversionista americano es muy voraz.
Ese acceso lo han peleado ciudadanos de aquí del puerto, porque
el inversionista por lo regular tiene el poder del dinero, y ese cerco malamente está ahí, ya han tapado ese acceso. El inversionista
quiere toda la playa, la quiere para uso exclusivo de ellos, para mí
que hubo una mala planeación, porque debieron haber hecho un
malecón primero. El mar, un malecón y los ediicios atrás (cronista de Puerto Peñasco).
Muy bonitas playas, nada más que ahorita están en […] las están
construyendo nada más para los turistas, el pueblo ahorita no tiene
playas (ama de casa, 45 años).
Pues no mucho. Hay una playa, hay un acceso, pero como antes
que uno entraba como perro por su casa no, ya no, ya están, ya hay
166
imAginArios sociAles del turismo
límites, los hoteles que están alrededor de la playa ya es privado
(ama de casa, 35 años).
Es la playa de ellos pues. Peñasco es la playa de Arizona, la playa
de Colorado, la playa de Nuevo México. Ellos no tienen playa,
esta es la playa de ellos (cronista de Puerto Peñasco, 60 años).
[…] intenten pasar a la playa pues, inténtenlo, díganle al señor
que está ahí en una casita ahí: ‘vamos a la playa’, les va a decir
que no. ‘Voy a ir a la playa porque es de los mexicanos’, y te va a
decir que no, que no puedes pasar (profesor, 50 años).
Un entrevistado recurrió al monumento de la igura de un pescador, ubicado en el malecón, para representar y resumir de la mejor
forma cómo el turismo y los inversionistas se vienen apropiando de
la ciudad:
Aquí hay un monumento a un pescador que ya lo invadieron prácticamente, tiene un remo y un pescado y ya le falta la mitad del
remo, porque lo quieren invadir y es él el que se ha defendido
prácticamente, eso ha pasado, me preguntan qué lugares bonitos
hay que ver, pues eso era un lugar bonito, lo echaron a perder (escritor y promotor cultural).
La realidad observada por la comunidad con respecto al turismo y
la ciudad dual construida resulta ser devastadora; se encuentra rota.
El imaginario social contenido en los relatos de los residentes advierte la gravedad de la situación, como una imagen conformada de
colores de alerta:
[…] recuerdo que cuando todavía unos pocos trienios atrás pudiera haberlo visto de un color azul, con mucha esperanza, ahora para
mí yo lo veo de color rojo, de un color rojo alerta, de un color rojo
peligro para los vecinos de Puerto Peñasco. Porque yo antes de ser
167
turismo e imAginArios
maestra soy madre de familia y la verdad no me gusta mucho el
ambiente que hay en Puerto Peñasco, ni me gusta mucho que no
haya opciones para la juventud (maestra).
Aunque para una inmigrante del sur del país, que llegó a la ciudad
en búsqueda de oportunidades, el color puede ser diferente. El imaginario es diverso y tiene que ver con la ubicación en el espacio social:
Para mí es negro, porque yo todo lo miro en negro porque mucha
gente lo pinta de color blanco, color rosa y para mí no es eso. Y
todos semos mucha gente que venimos del sur y todos batallamos
lo mismo (vendedora ambulante, 40 años).
Puerto Peñasco es una comunidad vibrante. Los imaginarios no
sólo se nutren de las condiciones materiales o reales de vida, sino de
las valoraciones realizadas por los sujetos; entre ellas hay algunas
referentes a las imágenes de fantasía, en torno al lugar para expresar
identidad, arraigo, sentido de pertenencia, de comunidad, a inal de
cuentas, como los mitos de Al Capone y las ballenas que cruzan por
la península de Baja California.
Se dice de un hotel que está cerca de la zona del malecón, construido con pura piedra, se dice que es un centro donde fue refugio
del delincuente número uno en los años veintes en Estados Unidos: Al Capone. No, pero no hay una constancia fehaciente de que
haya sido así, hay una suposición de que fue eso, sin embargo al
hotel se le conoce como precisamente la guarida de Al Capone, es
el hotel de piedra […] (cronista de la ciudad, 60 años).
Allá de arriba de la casa del Capitán, me dice Cristina la dueña,
dice que se ven las ballenas así, se ven, arriba si se ven porque se
ve clarito de arriba el mar, entonces dice que se ven así las ballenas. ‘Nosotros las vemos de aquí’ dice, ‘que andan ahí’, porque
una vez contamos como unas quince ballenas y estábamos locos
168
imAginArios sociAles del turismo
aquí, ‘mira aquella echó un chorro’ o sea las contábamos por los
chorros que echaban por el sifón que tienen ahí. Si es muy raro
[…] pues no sé, cuentan los pescadores de aquí que hay una abertura, que se cruzan de allá del Pacíico de acá por abajo, dicen
ellos, son leyendas que sacan ellos ¿verdad?, pero probablemente
que sea, porque de aquí a que den la vueltota pues […] pero en
Mazatlán no se han visto ballenas, en Tepic sí se han visto, pero
en Mazatlán no y aquí sí, ¿entonces? (encargada de restaurante,
50 años).
breve reseñA de PlAyAs de rosArito
En esta investigación, Playas de Rosarito tiene un papel importante,
porque ofrece un escenario posible, de lo que puede ser a futuro,
Puerto Peñasco, sugerido por los paralelismos de ambas ciudades en
cuanto a las características físicas y políticas del territorio, así como
su condición fronteriza. Estos son de los pocos casos que permiten
observar ese doble efecto turístico y fronterizo, de gran interés para
examinar la turistiicación como causa de sus paisajes singulares. Entre sus similitudes está su origen común, en los años veinte, relejado
en la cinematografía estadounidense en torno a la época de la prohibición, desde el contrabando de alcohol a los mundos sociales y de
vidas peculiares de maiosos y famosos.
Existen registros de la llegada de personas provenientes de San
Diego a Playas de Rosarito y Ensenada, desde ines del siglo xix, para
realizar actividades ligadas a la pesca y la caza, que desencadenaron
el establecimiento de los primeros hoteles, restaurantes y empresas
dedicadas a la transportación de turistas. La aluencia de visitantes de
entonces estaba relacionada con la vigencia de ley seca en Estados
Unidos. En 1924 se construyó en Rosarito el Hotel Beach Resort
(Rene´s) y entre 1927 y 1930 el Rosarito Beach Hotel, con casino,
y el Hotel Casino Playa (Riviera). Asimismo, en Ensenada hubo iniciativas estadounidenses que detonaron la zona; en 1924 se ediicó el
169
turismo e imAginArios
club privado La Grulla, con pista para aviones pequeños. El primer
hotel de Puerto Peñasco es de estas mismas fechas –propiedad de un
estadounidense–, con algunas dotaciones e infraestructuras, como la
captación y depósito de agua o la conexión, por aeródromo, con el
exterior.
Además, al igual que Puerto Peñasco, el principal sustento económico de los primeros pobladores mexicanos establecidos en la región era la pesca, y los estadounidenses eran sus mayores clientes. La
pesca originó el poblamiento de Puerto Nuevo, un lugar que hoy es
tradicional por la venta y consumo de langosta. Las expulsiones realizadas por Estados Unidos en la década de 1930 trajeron a la primera
oleada de mexicanos que se establecieron en Playas de Rosarito, y la
dotación de tierras ejidales del Gobierno de Lázaro Cárdenas a los
mexicanos deportados impulsó su poblamiento (Acevedo 2001).
Playas de Rosarito se constituyó en municipio en 1995, con 46
596 habitantes. En 2005, según el Instituto Nacional de Estadística,
Geografía e Informática (inegi 2005) había 73 305 pobladores, con
un crecimiento a una tasa anual de 8.29 por ciento, el doble del promedio estatal. Para 2010 ya había 90 868, y la tasa de crecimiento
era de 4.9 por ciento anual; en 15 años se duplicó la población, y de
continuar así se estima que para 2030 habrá 180 mil habitantes.
En la actualidad, Playas de Rosarito está orientada al turismo, es
uno de los destinos más importantes para los turistas del suroeste de
Estados Unidos; nueve de cada diez visitantes son extranjeros. Se estima que la población lotante, representada por los turistas alojados
en los hoteles y los extranjeros que viven en los fraccionamientos
condominales de playa, es más de 35 por ciento de los residentes. En
1993 se estimó que 992 mil personas visitaron la ciudad; en el año
2000 fueron un millón 423 mil, con un lujo semanal de 28 mil. La
oferta hotelera disponible es de 2 213 habitaciones, existen 22 trailer
parks con 710 espacios (Gobierno de Baja California 2008).
Durante la primera década del presente siglo ha habido acontecimientos que han inluido en el declive, que todavía no termina,
de la vocación turística de Playas de Rosarito; entre ellos destaca
170
imAginArios sociAles del turismo
la creciente percepción de inseguridad y miedo que sobre México
tiene el estadounidense, debido a la guerra librada por el gobierno
contra el narcotráico y la lucha de los cárteles de la droga por la
plaza de Tijuana. También es importante referir la corrupción, que
parece imperar en las diversas corporaciones policiacas; otro hecho
signiicativo son las medidas de seguridad implementadas por el Gobierno de Estados Unidos desde los atentados del 11 de septiembre
de 2001, que restringieron e hicieron más lento los cruces fronterizos
por carretera. Y, en fecha más reciente la crisis económica, inanciera
e inmobiliaria, que golpeó a la sociedad estadounidense, y profundizó aún más los problemas para la actividad turística y la aluencia de
visitantes en Playas de Rosarito. Diversos proyectos de desarrollo
turístico inmobiliario se vinieron abajo o quedaron abandonados a lo
largo del corredor Tijuana-Ensenada. De acuerdo al periódico electrónico El Vigía, del 10 de agosto de 2010, se estima que en 2008 las
operaciones de compraventa inmobiliaria cayeron en 11.5 por ciento,
con respecto a 2007, y para 2009 la caída fue de 23.
La actividad turística es muy signiicativa para la ciudad, de
acuerdo con el inegi (2000), 55.12 por ciento de la población económicamente activa (PeA) del sector terciario laboraba en ramos ligados
al turismo como restaurantes, comercios y hoteles. Sin embargo, el
sector secundario tiene una presencia importante, con 37 por ciento
de la PeA empleada, sobre todo, en la industria maquiladora (Sistema
Nacional de Información Municipal 2007). En Playas de Rosarito
existen maquiladoras de capital estadounidense y japonés principalmente, establecidas en dos parques industriales. La ciudad se ubica
en el corredor Tijuana-Ensenada, en la denominada carretera escénica por donde circula un promedio de 12 millones y medio de vehículos al año. A lo largo del corredor costero existen alrededor de 60 urbanizaciones cerradas, la mayoría de tipo condominal, destinadas al
público de Estados Unidos, que según Davis (2006) signiican cerca
de 11 mil casas, con un valor cercano a los 3 mil millones de dólares.
Algunas de las características relevantes del desarrollo urbano
de Playas de Rosarito son: a) alto crecimiento poblacional, con se-
171
turismo e imAginArios
rios rezagos en infraestructura y equipamiento urbano; imagen poco
consolidada, debido a las extensas zonas baldías no urbanizadas; b)
playas conurbadas con Tijuana, incluidas en el Programa de Ordenamiento Urbano de la Zona Metropolitana Tijuana-Tecate-Rosarito;
c) proceso de invasión de suelo urbano, debido al crecimiento poblacional provocado por los nuevos habitantes que llegan. La ciudad
mantiene cerca de 36 mil predios irregulares. Además, el municipio
carece de zonas de reserva y en las que están aptas para la vivienda
no es factible urbanizarlas o introducir los servicios públicos, por
problemas en la tenencia irregular del suelo; d) la oferta turística
orientada, sobre todo, al mercado de Estados Unidos, se basa en la
oferta de casas en condominio provistas de seguridad privada, hoteles de tres a cinco estrellas para los visitantes de in se semana y de
Spring break, trailer parks, ecoturismo y gastronomía marina. La
cercanía con Estados Unidos, los atractivos naturales y las facilidades de compra de casas, a través de ideicomisos, son factores que inluyen en el desarrollo del turismo; e) la vocación turística se expresa
como segregación espacial. Las zonas residenciales cuentan con mejor equipamiento y mayor infraestructura urbana, a diferencia de las
urbanas precarias; f) los hoteles y condominios de playa se extienden
en la costa privatizando el espacio público, limitando el acceso a la
playa y alterando sin remedio el ecosistema local. Además, indican
un patrón de ocupación que fomenta la dispersión y la autonomía del
conjunto turístico, frente a la precariedad social y económica de las
zonas habitacionales de la mancha urbana; g) los complejos turísticos
no pretenden integrarse a la región, cuentan con todos los servicios,
estan a lo largo de la costa y son exclusivos para los estadounidenses.
De forma paralela o cercana a éstos se establecen los trabajadores
y empleados de los hoteles y del servicio doméstico de las casas,
muchas veces invadiendo suelo ejidal, difícil de urbanizar y h) el
alto desarrollo turístico, el crecimiento poblacional y los precarios
procesos de urbanización dañan la ecología costera de la región; las
descargas al mar de aguas negras sin tratar contaminan tanto a las
playas como a la pesca.
172
imAginArios sociAles del turismo
lA crisis y lA inseguridAd en lAs PercePciones
de los hAbitAntes de PlAyAs de rosArito
En términos históricos, como buena parte de las ciudades fronterizas,
Playas de Rosarito es relativamente nueva; su expansión urbana está
ligada a Tijuana, y constituye, junto con Tecate, la zona metropolitana de más rápido crecimiento demográico y urbano en México
(Carmona y Correa 2008), y se ubica en el corredor costero que va
de Tijuana a Ensenada, al noroeste de Baja California. En los últimos
30 años la actividad turística de sol y playa dirigida, sobre todo, a estadounidenses, se ha constituido en su mejor emblema distintivo, y el
turismo de segunda residencia en su principal modelo de desarrollo
urbano y, desde hace 20 años, se ha observado un aumento rápido de
su mancha urbana y de la población. La franja costera se ha modiicado con paisajes desarticulados del entramado urbano, lo que ha
fragmentado a la ciudad en dos; por un lado, el turismo residencial
y hotelero, ligado a los servicios de entretenimiento y ocio frente al
mar y, por otro, la ciudad y su dinámica particular, ligada a Tijuana.
El imaginario de la población es que la ciudad se transformó muy
rápido y, en ese sentido valoran el cambio, representado por la expansión de la mancha urbana, el incremento de ediicaciones hoteleras y
equipamientos urbanos, la llegada de personas, la transformación del
litoral por la actividad turística, entre otros, con la mirada del vértigo
por la rapidez de las transformaciones.
[…] yo tengo 40 años aquí y he visto crecer todo esto a pasos
gigantes [señala parte de la ciudad]. A veces no me gusta mucho el crecimiento que ha tenido, porque antes he sentido que
andábamos más libres, se podía entrar a muchas partes y no había
tantos cobros, en los lugares […] era un lugar turístico al que entrábamos así libre. A los arroyos, por ejemplo ahora, pues todo
cobran y antes nadie nos cobraba ni un cinco y yo llevó 40 años,
te estoy hablando de cuando esto era un solo carril, uno para allá
y otro para acá [señala al bulevar principal de Rosarito]. Y tengo
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turismo e imAginArios
muchos años aquí, todo esto era puro polvo, calles empedradas y
ahorita pues ya se hizo todo una ciudad, pero para mí, sigue siendo un rancho, para mí sigue siendo un rancho grande, porque todo
está muy tranquilo (ama de casa, 60 años).
[…] ahora ves ediicios por todos lados. Antes no, no los mirabas,
de nueve años hacia acá que yo llegué aquí, había uno o dos ediicios, ahora hay bastantes. Si te vas por toda la playa vas a ver el
cambio, la vista hacia la playa cambió, también aquí la ciudad se
modiicó (ama de casa, 34 años).
El imaginario social de Playas de Rosarito está ligado por completo al turismo, la historia del lugar se explica por dicha actividad,
de ahí que sus consecuencias negativas o positivas en el presente
repercutan en mayor medida en el entramado social. Con el trasfondo
del turismo se cargan o valorizan las percepciones acerca de la transformación social, o bien se aceptan o rechazan los cambios al confrontar la realidad frente a lo imaginado. En ese sentido, algunos testimonios reieren que Playas de Rosarito sólo es un buen lugar para
ciertas prácticas vinculadas con el turismo fronterizo tradicional de
in de semana, realizado por el estadounidense; su imagen como ciudad fronteriza es la de la mítica leyenda negra ligada al consumo de
alcohol y a la permisividad de las normas mexicanas para el turista
de Estados Unidos.
El turismo viene aquí a Rosarito porque tiene un poco más de
libertad que en otros estados o en otros ciudades, como la ciudad
de Tijuana […] [En otras ciudades] no tienen las mismas libertades que la ciudad de Rosarito para las bebidas alcohólicas de la
juventud. Aquí vienen y andan a media calle tomando bebidas
alcohólicas y nadie les dice nada; si pasan de la calle turística,
para afuera, los levanta la policía, pero si no, no les dicen nada.
Aquí hay mucho lugar para que se diviertan, es una de las atracciones de aquí de Rosarito. Nada más. Porque no creo que tenga
174
imAginArios sociAles del turismo
los mejores hoteles o los mejores lugares, yo pienso que es porque
estamos cerca de Estados Unidos, porque aquí viene más juventud
que mayores. Más chavalos vienen y cotorrean aquí en los hoteles
pero para afuera no va nadie, no tiene zona turística, es lo único
que tienen aquí en Rosarito. Aquí nada más el turismo viene por
el alcohol (pescador, 65 años).
[…] está muy very good, si les gusta, lo que pasa es que a ellos les
gusta el convivio, eso es lo que les gusta, venir y que no los molesten, que anden tomando en la calle, les gusta que los atiendan,
que les den la libertad que les dan. A mí me ha tocado, llevarme
algún que otro gabacho por allá, y aunque yo no hablo inglés,
ellos hablan poquito español (taxista, 55 años).
El turismo ligado al consumo de alcohol y al entretenimiento lúdico son los principales referentes del imaginario social de los habitantes de Playas de Rosarito. A los Spring breakers y jóvenes estadounidenses, que cruzan la frontera los ines de semana, se les percibe
como algo necesario para dinamizar la economía local, pero también
como un fenómeno estacional circunscrito a la época de calor y de
vacaciones. Para el resto del año se piensa en un turismo diferente,
con otro público y de temporada baja.
Mira, es, tenemos dos tipos de turismo, el turismo que generalmente en semana santa y verano, que es turismo de menor edad,
los Spring breakers, esos son los que viene a visitar los bares,
tenemos varios bares aquí, donde se hacen conciertos, torneos de
surf, se hacen torneos de voleibol, se hacen muchas actividades
para turismo joven. Pero lo que es verano, tenemos un poquito de
familias con niños, como salen los niños de vacaciones, que no
es un fenómeno que se da en Spring break, sino principalmente
en verano. El resto del año para nosotros es invierno; comienza
la temporada baja con el último in de semana festivo de Estados Unidos, que es el Labor Day weekend, después tenemos un
175
turismo e imAginArios
turismo ya más adulto, más de parejas, más de adultos retirados,
entonces empieza la etapa tranquila para nosotros (promotor turístico, 65 años).
Aparte del turismo de in de semana, representado por los Spring
breakers, también en el imaginario social están presentes los elementos naturales y paisajísticos relacionados con la playa y la orografía
accidentada frente al mar. De igual modo, la población considera que
las artesanías presuntamente mexicanas para el consumo estadounidense, la gastronomía basada en los productos del mar y la calidez de
la gente son atractivos que se ofrecen a los visitantes.
El turismo se debe al tipo de ciudad, lo que los atrae son las artesanías, las comidas, las playas, los precios, no sé, los paseos (ama
de casa, 34 años).
Pues tenemos playas, tenemos una variedad de galerías. Es un
atractivo muy grande para el turismo, se ha convertido en un lugar
artístico, hay muy buenos restaurantes de langosta, tenemos unas
vistas preciosas hacia el mar, con balcones y casas de renta a la
orilla del mar, hoteles y todo de primera calidad (pintor, 50 años).
La presencia de los estadounidenses en la ciudad es tradicional
y habitual. La vida cotidiana de las personas, la economía de servicios y el carácter fronterizo de Playas de Rosarito los tienen como
referentes que organizan el mundo social, económico y cultural. El
inglés y el dólar son de uso común para la población y son presencias
contantes en el imaginario colectivo.
Si tú vas a los restaurantes, a las tiendas de curios el precio está
en dólares, no nada más en negocios turísticos. Vas a fonditas o
a restaurantes y también vas a encontrar precios en dólares y los
platillos en inglés, porque tenemos ahora, siempre hemos tenido
lujo de turistas, pero tenemos también un porcentaje de la pobla-
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imAginArios sociAles del turismo
ción norteamericana que es residente y eso lo tenemos desde hace
mucho. Entonces los rosaritences estamos acostumbrados a los
americanos y ahorita nos toca que el americano, el baby boomer
viene buscando condominios, pero los gringos viejitos y retirados
se van a vivir a las colonias y se van a convivir con los mexicanos,
entonces por allá por las colonias te encuentras de repente una
casa de un americano por aquí a un americano por allá, entonces llegamos a esa convivencia diaria y al americano le encanta
México, valora mucho lo que son nuestras costumbres mexicanas
(promotor turístico, 65 años).
Se podría decir que tenemos nosotros esa convivencia diaria, la
mayor parte de los americanos no hablan español, porque los residentes locales hablamos inglés y hablamos inglés gracias a ellos
(empleada de farmacia, 35 años).
En la memoria colectiva hay registro de los lugares considerados
emblemáticos que, desde luego, tienen que ver con la historia particular del lugar, ligada al turismo. El sentido de lugar expresa las
representaciones que a éste le conieren los habitantes de forma signiicativa, y que se constituyen en marcas en la memoria, que evocan
momentos fundacionales, espacios que reieren experiencias gratas,
y cuyo pasado está ligado a la construcción de la identidad local.
Los más importantes, pues el Hotel Rosarito es uno de los más importantes, tenemos donde está el Century Fox que es donde hacen
las películas, es uno de los lugares más atractivos de aquí, y que
otro lugar, pues puede ser Puerto Nuevo (pintor, 50 años).
Pues sería Puerto Nuevo, toda la zona centro, que sería la playa,
bueno toda la playa, incluye todo el sector inmobiliario, hay muy
buenos condominios, un muy buen lugar para vivir, y qué otro
puede ser, la zona rural, esos atractivos que incluye campamento,
excursiones. Y toda la zona costera (comerciante, 50 años).
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turismo e imAginArios
[…] los tres lugares más importantes, uno deinitivamente es
Puerto Nuevo, el otro es el área del bulevar Popotla, porque está
la concentración de todas las tiendas de curios y fábricas de muebles y otra parte, yo creo que debería ser la parte del centro, que es
donde se concentra los hoteles, los restaurantes y tiendas turísticas
(administrador de hotel, 45 años).
Tenemos aquí cerquita la villa langostera que es Puerto Nuevo,
donde tenemos más de 30 restaurantes, donde todos te venden la
langosta con frijoles, sopa de arroz y tortilla de harina. Cuando tú
hablas de langosta, en Estados Unidos es un platillo, en Europa es
un platillo exquisito, muy delicado y aquí te la comes con frijoles
y tortilla y con la mano, a mí me encanta, entonces creo que es
eso, sólo aquí se ve (promotor turístico, 40 años).
Sin embargo, en la memoria colectiva están presentes también los
sitios considerados desagradables. Las valoraciones negativas del
lugar por parte de los habitantes expresan un imaginario en el que
se advierten las repercusiones de procesos sociales recientes. Por un
lado, hay un tipo de turismo estigmatizado por la población, y relacionado con los denominados Spring breakers; también está el de
segunda residencia, cuyos efectos son la privatización de las playas
por los condominios a pie de mar, que restringen el uso del espacio
público haciéndolo inaccesible.
¿Los más desagradables?, [piensa y luego responde] No te sabría
decir, serían los bares de esos que hay aquí, muy ruidosos como
los que están aquí el Papas&Beer, donde va mucha gente joven y
pueden hacer desastres ahí, esos son los más desagradables (empleada de farmacia, 35 años).
Pues no debería de haber, pero sí si hay, sí hay porque aquí hay playas privadas, o sea tienes que entrar con permiso o de algún dueño
que tenga una casa ahí a la orilla del mar, hay vigilancia absoluta
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imAginArios sociAles del turismo
y no dejan pasar así a cualquier gente, para cuidar las casas y a los
americanos que están ahí, a los residentes (ama de casa, 34 años).
[…] a mí me gusta nadar ahí [las playas]. Por los cerros y por
todas partes cobran un dineral, digo para entrar a los arroyos, a
las playas. Ya no halla uno qué hacer y luego llega uno a ciertas
partes donde le ponchan el carro o le bajan el aire a las llantas,
porque aquí dice que no te estaciones, aquí es privado y les digo:
es que queremos ir a la playa (ama de casa, 60 años).
Por otro lado, el crecimiento rápido de la ciudad, en buena medida
atribuido al turismo, ha tenido costos sociales importantes. En los
relatos de los habitantes aparece como una ciudad dual, que conjunta
esplendor y penuria, modelada por el turismo, con una parte frontal
moderna y lúdica, dedicada a éste, y otra trasera, compuesta por la
ciudad fragmentada, insegura y pobre.
Las áreas más desagradables podrían ser consideradas las áreas
más pobres de la ciudad, como el ejido Mauro Guzmán, que es un
área muy pobre donde los niños todavía tienen que caminar una
hora para ir a la escuela, el área de Los Ramos, que también está
un poquito desconectada de la ciudad, está en la parte norte, al
este, muy al este (ama de casa, 34 años).
Para mí son muy desagradables las colonias del este, porque ves
gente que vive en extrema pobreza y hay muchas carencias de
todo, hay muchas carencias de educación, de trabajo, hay carencias físicas para la gente en sus casas, para mí eso sería lo más
desagradable (guardia de seguridad, 45 años)
No me vayas a decir que soy muy criticón pero yo trabajo aquí,
yo trabajo en el bulevar Juárez y el bulevar Guerrero, el único que
arreglan es el bulevar Juárez. No hay otra calle que arreglen, más
que la Juárez, pero si te ijas del otro lado de la ciudad en las colonias tenemos todo hecho pedazos, no le meten nada, tienen dos
179
turismo e imAginArios
o tres años que no le meten nada. El presidente nomás se avoca al
centro, donde vienen los turistas (taxista, 55 años).
Los imaginarios construidos por los habitantes sobre Playas de
Rosarito están relacionados con la forma de caracterizarla según el
color que le atribuyen. Las percepciones acerca del color evocan, sin
duda, un estado de ánimo referido a las condiciones materiales de
vida, al rol social desempeñado y, por supuesto, a las expectativas
del sujeto con respecto al lugar. De ese modo, es posible que un entrevistado caracterice a su ciudad de acuerdo con las circunstancias
sociales que atraviese en el momento, como la crisis económica y su
repercusión en el turismo, a la forma de identiicarse con ella o a la
imagen surgida de la comparación con otras cercanas.
¿De qué color? […] negro. Bueno ahorita. Antes no, estaba bien
[la ciudad] porque había […] la gente era alegre, había música,
había negocios, había un poquito de todo […] era más alegre, por
lo menos colorada. Pero […] ahorita, bueno, es negro su color
(pintor, 50 años).
Rosita porque está bonito, vives tranquilo. Como se dice: hay un
mundo de color de rosa. Rosa porque está tranquilo, llegan a Tijuana y allá no es tranquilo, allá es negro (ama de casa, 34 años).
Es un arco iris, es un arco iris, ah ¡que bonito! ¿Por qué? Pues es
que tiene muchas cosas, tiene un área donde está la artesanía; otra
donde está la gastronomía; otro lugar que se llama Puerto Nuevo,
donde es típico ir a comer langosta, está más hacia el sur; está un
lugar donde están los balnearios que se llama cañón Rosarito, están dispersos más hacia el sur; el clima es increíble. Por eso para
mí es un arco iris esta ciudad (ama de casa, 60 años).
La forma de evocar la ciudad por sus olores también es un elemento de identiicación y de exaltación de los problemas cotidianos.
180
imAginArios sociAles del turismo
Para un habitante, el olor de Playas de Rosarito resulta desagradable,
debido a la crisis económica y la paralización de la actividad turística
observada en fecha reciente.
Ahorita huele a panteón, está muerto Rosarito. Huele a panteón,
está muerto, con eso te digo todo (taxista, 55 años).
En el imaginario social se representa a Playas de Rosarito desde un
antes y un después, donde el turismo ocupa un sitio central. En la primera parte, los habitantes reconstruyen su ciudad a partir de las cosas,
espacios y prácticas desaparecidas. El pasado es pensado en función
del cambio y es signiicado en la vida cotidiana en función de lo añorado o perdido con el paso del tiempo. Eso es más valorado en el presente, en tanto hay una realidad que abruma y provoca incertidumbre.
Falta alegría al lugar, porque ahorita parece cementerio de media
noche. Antes era diferente, andaba la gente en la calle, había mucha gente los ines de semana, entre semana, había mucha gente
aquí, y ahorita no hay nadie. A las horas de la noche yo camino, a
veces voy al Ortegas y me vengo caminando hasta acá […] solo, y
digo ¿qué pasa aquí? Me acostumbré a que siempre había gente,
siempre había carros y gente, música por todos lados y ahorita ya
está todo cerrado (ama de casa, 60 años).
Los habitantes atribuyen el ambiente de pesadumbre al declive
del turismo, su principal sostén económico, en cuyo trasfondo están
los acontecimientos ligados al miedo producido en la sociedad estadounidense a raíz del 11 de septiembre de 2001, la crisis económica
mundial y la inseguridad que azota a la frontera.
Bueno, ahora ya no hay turismo. Como hace diez años, desde que
sucedió lo de las torres gemelas. Desde esa fecha, hasta hoy se
están cayendo las ventas, no es como hace quince años, doce años
(comerciante, 50 años).
181
turismo e imAginArios
Yo pienso que hoteles hay en cantidad, hoteles ya hay muchos y
de toda clase, de todo tipo, hay casas. Lo que faltan son turistas.
Hay casas, para renta, hay miles ahora de casas, pero no, no […]
no hay gente. Y mejor turismo, antes era mejor turismo, ahora ya
es de baja calidad, esa es la verdad (ama de casa, 60 años).
[…] tenemos de hace cuatro o cinco años para acá lidiando con la
crisis y hace dos años nos pegó muy duro, sobre todo la crisis a
nivel mundial nos pegó a nosotros. Muchos de los problemas de
inseguridad en México, en todo lo relacionado con Tijuana, nosotros no lo sufrimos aquí, pero la gente tiene que pasar por Tijuana
para poder venir para acá, entonces decreció considerablemente la
aluencia turística y por ende, hubo escasez de empleo, cerraron
muchos negocios, sobre todo en la zona turística […] la gente dejó
de tener dinero, dejó de tener empleo y eso afectó también en los
negocios indirectamente relacionados con el turismo, por ejemplo
las tiendas de abarrotes, las tiendas de ropa. La gente que no tiene
dinero porque no tiene empleo pues ya no van a comprar cosas.
Entonces se convirtió, en una bola de nieve que nos afectó a todos,
creo que le problema más grande que tenemos es ese (promotor
turístico, 40 años).
El pesar que permea el imaginario de la población, con respecto
al turismo, se expresa en una proyección pesimista de la ciudad y de
las posibilidades de realización.
Aquí dependemos del turismo, se está muriendo de hambre Rosarito, esa es la palabra correcta. Porque se está sujeto a una economía estacionaria del turismo, turismo que no viene. Aquí le apostamos a la inversión de economía extranjera, inversión en condominios que están muertos, son nidos de pájaro, apostamos a eso y
perdimos. ¿Por qué no viene turismo? no hay venta inmobiliaria,
hoy 80 por ciento de los negocios están cerrados y la economía
está derruida y no hay nada que diga uno esperanzador (administrador de hotel, 45 años).
182
imAginArios sociAles del turismo
[…] el turismo es el que nos revive aquí, la verdad. El turismo en
primer lugar, por él estamos aquí. Estamos esperanzados en vender, pero ¿a quién? ¡Mira! No hay nadie, llevamos dos años así.
Hace tres años era muy diferente, ¿por qué?, porque había más
turismo, ahora no (empleado de comercio, 30 años).
Los acontecimientos recientes en la ciudad, ligados a la crisis
económica y sus efectos, contribuyeron a crear un ambiente social
cargado de pesimismo. No se considera que el turismo pueda ayudar
a contrarrestar los problemas económicos, incluso se reniega de las
actividades lúdicas que durante mucho tiempo caracterizaron y dieron atractivo a la ciudad para el estadounidense:
Nada, nada, tiene unos cuantos lugares ahí atractivos que son las
terrazas, los llaman table dance, cosas de esas, pero no es una economía irme, dependen de vender licores. Querían a toda fuerza
hacer una economía vacacional. Pero nada, una cosa que atraiga,
que el turismo venga nada más por eso, no hay. La gente ya nada
más está tomando Rosarito como un punto de llegar un rato y
luego se van a Ensenada. Vienen aquí a la pesca deportiva, se
les atiende. La pesca está muy limitada, pocas personas nos dedicamos a pescar, agricultura no tenemos, ganadería no tenemos,
industria, comercio, no tenemos nada (pescador, 65 años).
Otros testimonios son todavía más críticos, porque cuestionan la
forma cómo el turismo permeó la vida y la historia de la ciudad. Se
piensa en la gran dependencia del visitante de Estados Unidos y el
tipo de oferta turística ofrecida:
El turismo aquí en México, no es mexicano, es internacional. Es
hacia los norteamericanos. Lo que queremos hacer aquí es parecernos a ellos, con el supuesto de que si nos parecemos a ellos,
van a estar a gusto aquí y no, para estar a gusto, se quedan allá.
Tiene que ser algo diferente a lo de ellos y no lo tenemos, dife-
183
turismo e imAginArios
rente a lo de ellos, que los atraiga, que esté accesible para ellos,
pero no, hacemos los mismos hoteles, los mismos condominios
(comerciante, 50 años).
Otros habitantes consideran que el turismo de in de semana y el
de segundas residencias agotaron sus posibilidades de desarrollo en
la comunidad. Se observa a la economía de enclave, que signiica el
turismo, como una amenaza para el futuro:
El turismo es decadente, la inmobiliaria llegó a su tope turístico
también, ya no se tiene nada que pueda promover el turismo, que
es de lo que se pretende vivir. El futuro de Rosarito yo lo vería si
se crea un abanico de oportunidades, que no sea sólo de turismo
(pintor, 50 años).
El rápido crecimiento demográico y urbano es un rasgo de Playas
de Rosarito. El turismo y la cercanía con Tijuana posibilitaron el lujo
constante de inmigrantes; la proveniencia de los nuevos habitantes es
diversa, así como sus referentes culturales. Algunos residentes sienten esta particularidad como un indicativo de desarraigo o de falta de
identidad cultural, también como un problema social fuerte.
[…] yo creo que el problema que tenemos con los migrantes es la
falta de arraigo, porque mucha de esa gente sólo duerme en Rosarito, trabajan en Tijuana, se van tempranito a Tijuana y llegan
en la noche. Entonces no hay mucha convivencia y no hay mucho
apego a la ciudad, no hay mucho amor a la ciudad y eso es algo
que hace que la ciudad no prospere, porque cuando los ciudadanos
estamos preocupados por nuestra ciudad, la queremos ver bonita,
la queremos ver limpia, queremos que se hagan cosas por la ciudad, trabajamos, nos damos tiempo. Pero el migrante no se siente
que pertenezca, no siente empatía, no se siente parte. Entonces
eso hace que si tenemos un alto porcentaje de migrantes, entonces
tenemos un alto porcentaje de gente que a lo mejor no va hacer un
esfuerzo por trabajar por su ciudad (promotor turístico, 35 años).
184
imAginArios sociAles del turismo
Incluso subsiste una diferenciación social marcada entre los originarios de Playas de Rosarito y los inmigrantes, aunque es una ciudad
eminentemente de inmigrantes, la paradoja estriba en la representación de éstos como una fuente de problemas, entre ellos la inseguridad.
[…] la gente que vivimos aquí y nacimos aquí somos amables, sí
lo somos, pero desgraciadamente la gente que está de fuera, de
otros estados y que quieren cruzar a Estados Unidos y lamentablemente no los pueden cruzar y se establecen en Rosarito o en
Tijuana, y no tienen un domicilio ijo y, entonces, por la misma
situación a lo mejor no tienen un trabajo y empiezan a robar a las
demás personas, pero en sí, la gente de aquí somos gente amable
(ama de casa, 65 años).
Está muy difícil la situación y no hay empleos, en primer lugar
se han cerrado tantos negocios y pues se ha quedado la gente a la
deriva. Luego la gente que viene emigrando de otros lados, que
viene aquí, nomás roban (comerciante, 50 años).
La velocidad del crecimiento demográico y urbano propicia problemas en la identidad de la comunidad con respecto a su ciudad.
El motivo principal para inmigrar es la búsqueda de empleo o de un
lugar que asegure mejores condiciones de vida, esa particularidad
genera desarraigo o desapego. La identidad es importante porque
deine el carácter del lugar, imprime su sello en la isonomía del
espacio urbano y dota de orgullo al habitante. Los testimonios de la
población se reieren a esa situación pretendiendo construir un sentido de lugar y una identidad propia.
Algo que le falta a Rosarito yo creo, es una conceptualización
de ciudad, ahorita no tenemos una identidad. Hay hoteles que se
fueron formando, hoteles que se hicieron aquí y allá, de repente
hay una casa y de repente hay un negocio y no tenemos un con-
185
turismo e imAginArios
cepto. Hace muchos años había una americana que traía la idea
de convertir Rosarito en la ciudad de las rosas, por el nombre de
Rosarito, de plantar rosales en todo el bulevar, que toda la gente
tuviera rosales en sus jardines, poner muchos rosales en los negocios y entonces se convirtiera en la ciudad de la rosa, pero no
prosperó la idea (promotor turístico, 65 años).
Los años posteriores al 11 de septiembre marcaron un giro en la
pujante actividad turística, debido a las medidas restrictivas de seguridad instrumentadas por el Gobierno de Estados Unidos al tránsito
fronterizo, que inhibieron las visitas de sus ciudadanos a México.
Además estaban los problemas de inseguridad, que azolaron a Tijuana a mediados de la primera década del presente siglo, y que provocaron una marcada disminución en las visitas de estadounidenses
a Playas de Rosarito. La reciente crisis económica en Estados Unidos, con serias consecuencias para México, signiicó un duro golpe
para el mercado inmobiliario, uno de los sectores económicos más
importantes de Playas de Rosarito, lo que prácticamente paralizó al
denominado turismo residencial. En el imaginario social, la inseguridad es una de las razones principales del declive del turismo en años
recientes, atribuida, en gran parte, a la guerra librada entre los grupos de narcotraicantes de la frontera norte y el gobierno mexicano
que intentaba combatirlos. Los testimonios obtenidos en el trabajo de
campo muestran un tejido social afectado por la crisis económica, la
inseguridad y la dependencia del turismo estadounidense:
No pues la delincuencia siempre ha existido, nada más que lo que
pasa es que ahora hay una guerra entre el gobierno y los narcos,
porque no los dejan trabajar y porque ha habido ese tipo de problemas entre ellos. Entonces ahorita los narcos están atacando
más, digamos al gobierno lo están debilitando y con eso afectan
la economía de todos los comerciantes, se aleja el turismo, es general, no nomás aquí en Rosarito, está pasando en todo México
(comerciante, 50 años).
186
imAginArios sociAles del turismo
Aunque según los entrevistados la inseguridad es ajena, viene de
Tijuana, donde se esceniican los principales problemas relacionados
con el narcotráico y las muertes violentas. A Playas de Rosarito le
toca recibir el eco de la inseguridad, debido a su cercanía con Tijuana, aunque la percepción del miedo también está contenida en el
imaginario y propicia algunas prácticas de protección por parte de la
ciudadanía.
Ahorita la inseguridad nos pegó demasiado, ya llevamos dos años
así. Por la inseguridad cuando uno habla con ellos [los turistas]
dicen que ya no quieren venir. Llegan las noticias allá y ¡nombre!
Que están matando y así se oye en Tijuana, digo no es en la ciudad, ni en el centro, es en su alrededor. El turismo cuando piensa
en Tijuana, piensa que aquí se está haciendo la cosa. Por eso estamos así, mira hoy es lunes y no hay clientes, no hay turismo.
Este in de semana tuvimos algo de turismo porque hicieron unos
eventos en la playa, de la bicicleta el sábado y ayer hicieron de
suring. Pero eso es nacional, no es turismo gabacho (empleada de
farmacia, 35 años).
Andamos caminando y no vemos ni qué rollo aquí de plano, porque tiene miedo la gente de salir. Nosotros estábamos en grupos
antes, dejó la gente de ir a los bares y restaurantes porque empezaron las balaceras, les da miedo y luego en el otro lado hacen
una propaganda, de aquí horrible, como yo voy para allá, dicen
que aquí son las balaceras. Que esto y lo otro y no nada que ves
lo que dicen allá, allá espantan para que no vengan para acá (ama
de casa, 60 años).
A la percepción de la inseguridad, como proveniente de Tijuana,
se le agrega la denominada campaña negra realizada en los medios
de comunicación estadounidenses en relación con el narcotráico y
la violencia de los cárteles. Sin duda, en Estados Unidos la violencia
fronteriza de años recientes es noticia, y es atribuida al narcotráico.
187
turismo e imAginArios
Esto inluyó para que los visitantes se alejaran de México y de Playas
de Rosarito, cuyos habitantes consideran que no es ajena al problema, sin embargo, piensan que los medios lo han magniicado.
Son opiniones encontradas. Porque lo que es la prensa, televisión
o radio, la pintan muy fea, ‘que no salgan, que no vengan’. Me he
topado con gente que dice que eso es pura mentira, que aquí el que
realmente sufre algún atentado es porque está relacionado con esas
personas, ¿no? Porque a los turistas, como le comento, las personas
de aquí los tratamos bien, entonces yo creo que es muy mala información la que dan los medios (administrador de hotel, 45 años).
[…] es más mala publicidad en Estados Unidos, porque también
hay muy mala propaganda. Pasa una cosita aquí y de veras que la
hacen gigante allá en Estados Unidos, entonces la mayoría están
asustados porque el mismo gobierno de Estados Unidos les dice
que no vayan, que no vengan. Entonces hablan mucho de la inseguridad y de las muertes y de todo eso, y en otros lados pasa
lo mismo, pero no sé por qué aquí hacen más alarde (promotor
turístico, 35 años).
Pues deinitivamente no hay turismo, está solo, en la actualidad
está solo el pueblo. No hay turismo, hace falta motivarlos para
que ellos vengan, que se omitan noticias amarillistas de que hay
delincuencia, realmente no hay, no la ves, no la puedes palpar,
porque tú puedes andar en la noche en la madrugada caminando
y no corres ningún riesgo, nada más publicidad amarilla la que se
está haciendo (empleado de comercio, 30 años).
La corrupción de las policías mexicanas está ligada a la inseguridad, y la población considera importantes ambos elementos para explicar el alejamiento del turista y la decadencia económica posterior
de la actividad turística, así narra el problema una estadounidense
radicada en Playas de Rosarito:
188
imAginArios sociAles del turismo
[…] pero otra cosa que alejó, aparte la crisis y los narco, fue la corrupción, claro. La corrupción en serio, a mí me pararon también.
Tengo un carro completamente americano y me pararon el primer
año, me pararon, pero yo sabía lo que querían […] entonces yo les
hablaba en inglés, no entendían nada, entonces se cansaban y me
dejaban ir.
En el imaginario social existe la percepción de que las policías
son demasiado corruptas y responsables en parte de la crisis del turismo. La mayoría de los estadounidenses viajan a las ciudades fronterizas mexicanas en automóvil, esto es aprovechado por la policía para
realizar actos de corrupción con cualquier pretexto, para pedir dinero
a cambio de no infraccionar o imponer multas reales o icticias.
Pues yo pienso que para atraer el turismo necesita también la autoridad poner un poco de su parte, no acosar tanto al turismo porque es lo primero que hacen […] Nomás ven placas americanas y
luego se van sobre de ellos, ¿qué es lo que está pasando? ‘horita
de por sí está que la matazón aquí, que la matazón allá. Los que
vienen de Estados Unidos dicen: no, ya no voy a Rosarito porque
pasa esto y pasa esto otro. Entonces la gente no quiere venir por
lo mismo, por más que uno trata de protegerlos, de guiarlos, de
hacerles sentir que están bien, que están protegidos, que están en
conianza, la gente no va a venir si les piden dinero. Necesitamos
que venga el turismo porque de ellos son de lo que vivimos (ama
de casa, 34 años).
[…] sí abusa mucho del turismo la policía, más cuando es turismo
norteamericano. Los tratan mal, le quitan dinero, con la amenaza
de que le quitan el carro. Pasas el sábado, el domingo y el carro
ahí y eso no quieren. O si dejas que te detengan el carro, ya cuando vas ya no está como lo dejaste. Nosotros tenemos familiares
que vienen del otro lado, y han tenido esas experiencias (empleada de farmacia, 35 años).
189
turismo e imAginArios
La población considera que a la reciente crisis económica, la corrupción, la inseguridad y la violencia fronteriza se suman las trabas
establecidas por el gobierno mexicano para combatir el blanqueo de
dólares provenientes del narcotráico, como las restricciones a los
depósitos bancarios en dólares, compra y venta de moneda en casas
de cambio, la no recepción de dólares en los establecimientos comerciales y hoteleros, entre otras.
Además de las restricciones a la circulación del dólar están los
obstáculos del Gobierno de Estados Unidos para la salida y entrada
de vehículos en las aduanas, so pretexto de combatir al tráico de
drogas y a medidas contra el terrorismo. Estas diicultades se traducen en largas horas de espera en los puntos de cruce de Tijuana y, en
general, de toda la frontera. Todos estos elementos han inluido para
que el turismo se encuentre en crisis.
Uff, si sigue así, menos vienen y aparte con todas las reglas que
están haciendo […] el dinero no lo cambian, no cambian el dinero, no se puede poner dinero en el banco, no se puede hacer esto,
no se puede hacer lo otro. Dos horas pa’ venir ahora, antes por lo
menos al entrar no hacían cola, ahora hasta pa’ entrar y pa’ salir
[…] ¿para qué vienen? En un día, si uno quiere venir, no le alcanza, tiene que quedarse a dormir, si no, no vale la pena, porque en
un día que hace en llegar acá, ya es tiempo de irse otra vez […]
(guardia de seguridad, 45 años).
Es signiicativo que hoy en día la inseguridad y la violencia
sean problemas que representen una amenazan seria para la actividad turística, y propicien la salida de los avecindados en Playas de
Rosarito, ligada históricamente al turismo, donde la presencia del
estadounidense es habitual, el dólar y el inglés son comunes en la
vida cotidiana, las relaciones fronterizas establecidas entre naciones
y culturas son vigorosas, e incluso que la costa de Baja California
de manera paulatina se ha ido ocupando por el turismo de segundas
residencias.
190
imAginArios sociAles del turismo
[…] uno se siente mal, y no, uno no quiere irse […] después de
tantos problemas, preocupado por esto, lo otro. Uno no quiere eso,
no viene acá por eso, uno viene acá para estar tranquilo, porque
es bonita, porque yo venía aquí antes de vacaciones, yo vivía en
Estados Unidos, y me encantó y por eso me vine acá, pero ahora
estoy tan […] me quiero ir, sí la verdad, porque venir de vacaciones es una cosa, pero vivir es otra, y no tendría que ser así. Tendría
que ser la vida más fácil a la gente que quiere vivir acá porque son
entradas ijas que se quedan acá, turismo o no turismo pero si lo
tratan mal se van. La gente no quiere eso […] (estadounidense de
50 años, residente en Playas de Rosarito).
Está la otra cara, la paradoja entre los habitantes de Playas de Rosarito es que algunos perciben un futuro mejor, son optimistas, creen
que las cosas van a cambiar, y que los atractivos que la ciudad ofrece
ayudarán. En cambio, otros perciben un futuro nada halagüeño, con
más sombras que certezas.
Pues pensamos que va a cambiar porque este es un buen lugar
turístico, o sea tuvo un descarte muy fuerte en cuestión de turismo
y de repente bajó mucho por todo lo que está sucediendo ahorita
por la inseguridad. Pienso que si todo eso se normaliza otra vez,
pues ya vamos a empezar a atraer el turismo que teníamos antes,
eran camiones que venían todos los días a visitarnos, como están
muy cerca de la frontera, pues el mismo día pueden ir y venir,
venían cuatro, cinco camiones aquí y se desparramaban en el Hotel Rosarito, en la tiendas, en los restaurantes (administrador de
hotel, 45 años).
Rosarito no tiene mucho futuro, el futuro de Rosarito está muy
lejano, no tiene para hacer garitas para Estados Unidos, les queda muy lejos, ningún empresario invierte. Aquí hay unas fábricas
pero no le echan muchas ganas. Aquí lo único que tienen es el mar
y una buena playa pero se lo va a comer Tijuana y Tecate porque
están más cerca de Estados Unidos (taxista, 55 años).
191
turismo e imAginArios
conclusiones
El imaginario social dominante, que se desprende de los relatos de
turistas y habitantes de Puerto Peñasco y Playas de Rosarito, es que
los lugares tradicionales se transformaron irremediablemente después del boom turístico, debido a la turistiicación acelerada de los
últimos años. En los relatos están presentes las imágenes que identiican a las ciudades en términos del deterioro de las relaciones sociales, ocasionado por el proceso de turistiicación y, en fecha más
reciente, por los problemas económicos y la inseguridad. También
existe la representación que vincula al turismo con los cambios en las
condiciones de vida de las ciudades y al aumento de las diferencias
sociales, expresadas en mayor exclusión y otredad social.
Puerto Peñasco y Playas de Rosarito comparten problemas urbanos y sociales, en ambas sobresale que el modelo de turismo, representado básicamente por el de segunda residencia, ha tenido efectos
importantes en el tejido urbano. El urbanismo defensivo acrecienta
las diicultades de accesibilidad y legibilidad e inhibe la creación de
condiciones para la sustentabilidad, lo que favorece la segregación,
al establecer barreras físicas a las distancias sociales. En las ciudades
estudiadas se observa el caos urbano en la ordenación del territorio,
pues está desarticulado y disperso; están divididas en dos, por un
lado está la ciudad desarrollada del turismo y, por otro, la marginada;
particularidad que fue resaltada ampliamente por los entrevistados
de ambas.
A la ampliación incesante de la oferta tematizada de ambientes
hoteleros sobre el litoral y la estandarización defensiva de segundas residencias, que ocupan mucho territorio, le siguen los grandes
espacios vacíos, en apariencia abandonados, o en espera de mejores condiciones económicas. En años recientes se incrementaron los
proyectos inmobiliarios y hoteleros sobre el litoral, con ello creció la
oferta disponible de cuartos y segundas residencias, pero la recesión
y la crisis inmobiliaria de la economía estadounidense repercutieron
irremediablemente en el sector turístico, ya que su dependencia del
192
imAginArios sociAles del turismo
visitante de Estados Unidos ocasionó la paralización de los procesos
de construcción de hoteles y segundas residencias. Los testimonios
de los habitantes no dejan lugar a duda acerca del efecto de la crisis
económica.
El caos urbano se intensiica debido a la insuiciencia de recursos iscales, que permitan a las ciudades construir infraestructura y
equipamientos de calidad, esto obstaculiza la creación de una imagen atractiva para el turista. Y, como consecuencia, son comunes
los rezagos en materia de servicios urbanos y espacios públicos. Lo
paradójico es la creación de una ciudad fragmentada, por un lado
está el desarrollo inmobiliario incesante frente al litoral y, por otro,
una poco urbanizada. Puerto Peñasco y Playas de Rosarito se especializan en la actividad turística, pero con una imagen urbana poco
atractiva tanto para el visitante como para el residente.
El rápido crecimiento urbano y demográico de las dos localidades fronterizas lastimó el tejido social, y creó un panorama poco
optimista. Para las ciudades dedicadas al turismo, hacer comunidad
resulta una empresa difícil entre las carencias y la desconianza existente entre la población.
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hAbitAndo lAs ciudAdes del turismo: estudio de cAso
de dos ciudAdes del turismo de sol y PlAyA
A PArtir de los imAginArios
Glenda Bethina Yanes Ordiales*
En este trabajo se presentan las conclusiones del estudio de caso de
1
dos ciudades del turismo de sol y playa: Puerto Peñasco, Sonora, fundada hace menos de cien años, enclavada en el noroeste mexicano, y
Roses, asentamiento milenario, ubicado en la Costa Brava española.
Ante las aparentes diferencias, ambas comparten la condición fronteriza, y ofrecen sol y playa; son receptoras de inmigrantes en busca
de empleo en los servicios, comercio o industria de la construcción,
derivada de la actividad turística; en ellas también se coniguran amplias colonias de segundas residencias. En el texto se exponen, mediante el estudio de los imaginarios y de los itinerarios cotidianos, las
distintas formas de habitar estas localidades. Para develar a la ciudad
habitada fue imprescindible analizar a la ciudad imaginada: la que
provee sueños y expectativas, la que se asienta en la memoria y a la
que sus habitantes describen y dibujan. Los principales instrumentos
para lograrlo fueron la entrevista semiestructurada y el análisis de
croquis de recorridos.
Este artículo se compone de cuatro apartados; en el primero se
resumen los referentes teóricos y el método de aproximación al es*
1
Profesora de arquitectura y diseño en la Universidad del Valle de México, campus
Hermosillo. Correo electrónico:
[email protected]
Este documento recupera, de manera parcial, conclusiones de varios capítulos de la
tesis doctoral Imaginarios e itinerarios turísticos: un estudio de la morfogénesis y los
relatos arquitectónicos en Puerto Peñasco, Sonora y Roses, Girona (Yanes Ordiales
2011).
197
turismo e imAginArios
tudio, luego se exponen los dos casos analizados; en el tercero, denominado Entre el relato, el recuento y la construcción de la ciudad
simbólica, se sintetizan los tipos de ciudad y los atributos con los
cuales los residentes las han descrito y, por último, se presentan las
conclusiones generales.
mArco teórico y método de AProximAción Al estudio
Como punto de partida se deben señalar las condiciones generales
de la mayoría de las ciudades del turismo contemporáneo. En primer lugar, éstas se enfrentan a una serie de contradicciones y ambivalencias, y tienen que elegir entre: a) lo global y lo local; b) la
homogeneización y la conservación de la memoria colectiva; c) el
consumo y la cultura; d) la disyuntiva de cifrar todas las expectativas
de desarrollo económico en el sector de los servicios y la posibilidad
de una transformación productiva sostenible y e) la situación en la
cual la aluencia de turistas e inmigrantes prevalece en una misma
localidad (Augé 1998a; Montaner y Muxí 2011). Las consecuencias
son la dualización urbana y social (unos tienen derecho al ocio y al
turismo, otros a empleos precarios o estacionales); la conformación
de ínsulas de segundas residencias y de anillos de miseria en las periferias; el desplazamiento de la comunidad local, para dar lugar a
sitios de disfrute exclusivo para el turista; la tematización; la ocupación de zonas naturales protegidas; la sustitución de la arquitectura
local y adecuada al medio natural, por otra que responde al gusto del
promotor inmobiliario y del turista, entre otras más (Enríquez 2011;
Méndez 2007; Montaner y Muxí 2011, 143-155).
elementos teóricos PArA el Análisis
El marco teórico más general de este trabajo es el de los imaginarios, que funcionan como un marco de referencia, a través del cual
198
hAbitAndo lAs ciudAdes del turismo
las personas interpretan la cotidianidad. Los imaginarios subyacen a
las creencias, valoraciones, normas, expectativas y preiguraciones
sobre otras personas, sobre nosotros mismos, sobre un lugar, suceso
o época determinada. Su construcción conlleva un proceso multidimensional y constante, en el cual las personas aportan de manera
individual, a la vez que retoman del imaginario colectivo, que es común para un grupo social, y es la realidad interpretada (Colombo
1993; Castoriadis 1993) o el imaginario efectivo.
La construcción de los imaginarios implica entretejer signiicados de experiencias e imágenes para recrear una realidad y objetos
nuevos, es decir, como parte de este proceso constructivo se generan
visiones que representan lo “real posible” y que nos acercan a una
imagen de lo deseable o, como contrapunto, de lo indeseable, el prejuicio o el estereotipo (Rojas Mix 2006).
En este trabajo resulta útil una aproximación desde los imaginarios, en tanto ha permitido acceder a lo que Augé (1998b, 128) ha
denominado los tres polos del imaginario: el colectivo (los mitos); el
individual (los sueños y los deseos) y el de creación-icción (los objetos y las obras). De manera particular, en este trabajo interesa exponer las percepciones que los habitantes de dos ciudades del turismo
de sol y playa tienen sobre su habitar cotidiano. Aquí se preirió el
concepto de habitabilidad, más cercano al de calidad de vida en los
términos deinidos por Rueda (1996), y lejos de las interpretaciones
y estudios que abordan la habitabilidad del entorno urbano a partir de
indicadores cuantitativos como la calidad sanitaria (dimensión salud
y servicios esenciales), la calidad de la vivienda (dimensión habitacional), la movilidad urbana (dimensión accesibilidad), el nivel de
instrucción (dimensión educación), las necesidades básicas insatisfechas (dimensión pobreza), la higiene urbana y exposición a impactos
ambientales (dimensión ambiental) o bien, en función de los ingresos
de diversos grupos sociales, como se puede ver en Jordán y Martínez
(2009) y Zulaica y Celemín (2008). Es decir, que la percepción de lo
que es habitable o vividero (Montaner y Muxí 2011, 139) depende
de la concepción ideológica, de un sistema de valores y de experien-
199
turismo e imAginArios
cias de vida interpretadas por las personas, es decir, de uno o varios
imaginarios. La percepción sobre el habitar urbano es más una evaluación que provoca un sentimiento, una emoción y que depende de
“la calidad de la vivencia que de la vida tienen los sujetos” (Rueda
1996, 30).
Como medio para aprehender la vivencia, y relacionarla con el
espacio físico de la ciudad, se analizó el itinerario cotidiano experimentado por los residentes. La elección de éste, como instrumento,
nació de la noción de lugar, entendido como un sitio signiicativo,
cargado de simbolismo porque es histórico, relacional (construido
para y desde las personas) e identiicable, porque ha sido apropiado
y aprehendido desde la experiencia (Augé 2005 y 2007). El lugar es
entonces un sitio donde se establecen relaciones sociales, y que es
reconocido por quienes han tenido un vínculo vivencial con él. Es
por ello que el recorrido o el itinerario cotidiano fue el medio para
identiicar tanto lugares como intersticios. Esta última noción remite
a su vez a dos cuestiones; al espacio vacío entre lugares o áreas deterioradas, en las que no se establecen relaciones sociales (Méndez
2008); y al espacio entre dos tipos de montajes,2 idea extrapolada de
los análisis cinematográicos. El intersticio es el pliegue que permite
el desencadenamiento de imágenes mentales, es decir, el desenvolvimiento y el lujo de signiicados atribuidos a un objeto, una persona,
un suceso o época especíica (Amiel 2005, Deleuze 2004; Méndez
2008; Yanes Ordiales 2011). A la noción de intersticio se contrapone
la de meseta, que se reiere al espacio/objeto legible, que encadena (a
la vez que separa) distintas partes del montaje urbano (Deleuze 2004
y Méndez 2008).
2
Amiel (2005) señala que el montaje debiera llamarse desglose, ya que el armado de
secuencias responde a una articulación interna y no de un principio de fragmentación. Este autor identiica tres tipos de montajes: a) narrativo, cuando su arreglo contribuya “a contar historias”; b) discursivo, cuando establezca relaciones de sentido y
c) de correspondencias, cuando provoque emociones puntuales.
200
hAbitAndo lAs ciudAdes del turismo
métodos y técnicAs de recoPilAción de informAción3
Para obtener información acerca de las expectativas, deseos y percepciones de la ciudad, de los residentes y los turistas, es decir, para
conocer a la ciudad y a las personas imaginadas, se utilizaron los
métodos e instrumentos siguientes: a) entrevistas semiestructuradas
a residentes, algunos de los cuales eran turistas extranjeros con segundas residencias en la ciudad, a promotores inmobiliarios y funcionarios públicos y b) revisión de páginas electrónicas personales
de turistas o de asociaciones vecinales.
Para identiicar el recorrido o itinerario cotidiano, así como los lugares, emblemas o singularidades, mesetas e intersticios, se emplearon:
a) entrevistas semiestructuradas; b) análisis del croquis mental de recorridos de turistas y residentes; c) el instrumento Selección de la imagen
más representativa de la ciudad; d) revisión de relatos y fotografías en
páginas personales de turistas o de asociaciones vecinales y e) levantamiento fotográico de la ciudad turística (núcleo urbano de servicios,
franja costera, ínsulas urbanas y periferias).
Las pruebas piloto se llevaron a cabo en Puerto Peñasco en septiembre de 2007; se realizaron ocho entrevistas, que incluyeron informantes memoriosos (adultos mayores, historiadores o cronistas),
promotores (inmobiliarios o gestores públicos) y residentes (locales
y extranjeros). La aplicación del formato deinitivo se hizo en enero
de 2009, para Puerto Peñasco, y en noviembre de 2008 y junio de
2009, para Roses. Se procesaron 34 entrevistas, que se ajustaban al
formato deinitivo para Roses, y 31 para Puerto Peñasco. Se le solicitó al informante que dibujara su croquis de recorridos. Sin embargo,
puesto que la comunicación entre el aplicador y el entrevistado fue
verbal, muchos de estos croquis son demasiado sintéticos. Es decir,
suelen conformarse por líneas y puntos y, por lo regular, sólo pueden
3
En Yanes Ordiales (2011) se aplicaron varios instrumentos para el análisis del relato
y montaje urbano, así como para el de códigos y formas arquitectónicas. En este
artículo sólo se mencionan los que fueron útiles para exponer las percepciones y
maneras de habitar las ciudades de estudio.
201
turismo e imAginArios
interpretarse si de manera paralela se hace la lectura de la trascripción o se escucha la grabación de la entrevista.
En contraste, en los croquis de recorridos obtenidos, de las encuestas a niños y jóvenes, abundan los elementos que señalan las
singularidades del lugar. Aquí, el procedimiento consistió en proporcionar el formulario por escrito. Se abordó a los estudiantes en
el aula, previa solicitud y presentación por parte del profesor (en la
mayoría de los casos). El informante no interactuaría verbalmente
con el aplicador, salvo cuando tuviera alguna duda.
Tanto el cuestionario como el croquis de recorridos para seleccionar la imagen más representativa de Puerto Peñasco / Roses fueron
aplicados a los grupos de niños y jóvenes, de entre 11 y 22 años.
Las imágenes mostradas fueron postales adquiridas en comercios de
la localidad: diez para Puerto Peñasco y ocho para Roses, que respondieron a la búsqueda de diversidad de elementos representativos.
Algunos encuestados incluyeron un dibujo propio de lo que, a su
parecer, era la imagen más representativa de la ciudad.
dos ciudAdes del turismo de sol y PlAyA:
roses, gironA, y Puerto PeñAsco, sonorA
Roses
La región conocida como la Costa Brava española se extiende a lo
largo de 215 kilómetros de litoral, en la porción noreste del país.
Comprende el sector costero septentrional de Cataluña, en la frontera
franco-española, y ocupa las zonas marítimas de las comarcas del
Alto y del Bajo Ampurdán, así como de La Selva. Se trata de una
costa articulada por varios sistemas montañosos. El paisaje general
es de acantilados abruptos y de pequeñas bahías, a las que sólo se
puede acceder por vía marítima. El clima, la luminosidad y la transparencia visual, producto de la tramontana, sumados al contraste de
olivares y pinos, convirtieron a la Costa Brava en sitio frecuentado
202
hAbitAndo lAs ciudAdes del turismo
desde inales del siglo xix. Sin embargo, estas visitas estivales no
despuntaron en turismo de masas sino hasta la década de 1950, en
parte como consecuencia de los planes de desarrollo que promovían
la construcción de hoteles y de grandes urbanizaciones para segundas
residencias. En consecuencia, a mediados del siglo xx la zona se vio
inmersa en un primer periodo de turistiicación.
El segundo boom turístico tuvo lugar veinte años después y, a
partir de entonces, el territorio costero ha sido ocupado en forma
agresiva, con una tendencia a la urbanización desmesurada, aunque
frenada en la última década por los planes de ordenación territorial4
(Rodríguez Chumillas, 2008). En dicho lapso, Roses aumentó en dos
terceras partes su población, de 12 726 residentes en 2001, a 20 379,
en 2009,5 y en la actualidad crece hasta alcanzar cerca de los 100 mil
habitantes,6 en la época estival.
Tanto esta variación estacional, como el abrupto crecimiento de
la población ija han hecho sentir su efecto sobre el suelo urbano; así,
70.1 por ciento de las ediicaciones rosincas tienen carácter residencial, y tres cuartas partes de ellas son segundas casas, de las cuales,
a su vez, casi una tercera parte fueron construidas después del año
2000 (Ministerio de Fomento 2011). Por otro lado, se trata de una
localidad multicultural, donde 62.86 por ciento de los residentes son
españoles y el resto pertenecen a 81 nacionalidades distintas, aunque
la mayoría son marroquíes (11.86) y franceses (7.28). Este conjunto
de variables le otorgan a Roses la singularidad de contar con una base
de niños muy amplia (debido al índice de natalidad marroquí), a la
vez que la quinta parte de la población es mayor de 65 años (Instituto
Nacional de Estadística 2009).
4
5
6
El Plan Territorial del Ampurdán ha buscado detener la proliferación de las segundas residencias, promover el turismo rural y la revalorización del espacio natural.
Instituto Nacional de Estadística, 2002. http://www.ine.es/jaxi/tabla.do y censo
2009 (consultado en las oicinas del Ayuntamiento de Roses, en junio de 2009).
Dato mencionado por la alcaldesa Magdalenda Casamitjana, en entrevista realizada
en Roses, Girona, el 30 de enero de 2009.
203
turismo e imAginArios
Como contraparte, la demanda de educación básica, aunque proporcional al número de alumnos, afronta el reto de atender a una
gran cantidad de niños de habla francesa o árabe. Además, Roses,
como muchas otras ciudades turísticas, es receptora de migración
interna. Una buena parte del alumnado de la localidad proviene de
Andalucía o Extremadura; son hijos de trabajadores de la industria
de la construcción o comerciantes que sólo laboran en el verano, o
que recorren con sus familias las costas en busca de empleos temporales. Es lo que Juan, docente de instituto de educación primaria llama el “síndrome del yesero”: “Un yesero es una persona que coge,
se tira una semana aquí trabajando a destajo, dos semanas en otro
la’o, tres semanas en otro la’o, viene aquí tres semanas y se trae al
hijo […], son chavales que no están en ningún sitio arraigados, a lo
mejor miras en su expediente y vienen de ocho centros diferentes en
cuatro años” (Juan es un nombre icticio, entrevistado en Roses, en
enero de 2009).
En este transitar de puerto pesquero a ciudad turística, las opiniones son encontradas; hay quienes consideran complicado (vivir,
habitar ahí). Ana dijo: “Me gustaba más cuando era un pueblecito,
que ahora hemos pasado los veinte mil y somos una ciudad […] ahora hasta el invierno es más difícil. Ahora es muy difícil” (presidenta
de la comunidad extranjera francófona de Mas Fumats, entrevistada
en Roses en noviembre de 2008; Ana es un nombre icticio). O, los
comentarios de quienes ven transformaciones muy positivas, y que
de manera entusiasta y con orgullo destacan el nuevo puerto deportivo o la implementación de programas como el Plan de Barrios,
que comenzó en 2011. También son frecuentes las advertencias de
quienes, con asombro, han visto a su pueblo superado de tal modo,
que no reconocen a las urbanizaciones separadas del tejido urbano
compacto, como parte de su ciudad: “Y poco a poco me he ido cambiando el chip, me he dicho: ‘aquello también es Roses tú’, señaló
el regidor de servicios territoriales de Roses, al referirse a las “urbanizaciones que están fuera […] Mas Fumat, Mas Boscá, Santa Margarita”. Y concluyó: “Yo he nacido en el casco urbano, he vivido en
204
hAbitAndo lAs ciudAdes del turismo
el casco urbano y tengo más una visión de casco urbano que poco a
poco me la he tenido que ir corrigiendo para ver que el territorio de
Roses es inmenso”.
En la zona de montañas, que se extiende casi desde la bahía hasta
la parte posterior del casco viejo, se ubican los sectores de segundas
residencias. Estas urbanizaciones fueron promovidas durante las décadas de los años sesenta y setenta por turistas franceses, alemanes
y barceloneses, que deseaban un lugar asequible económicamente,
y alejado de la bulliciosa Santa Margarita. Vale comentar que ésta
sintetiza uno de los modelos de ocupación más agresivos de la costa
catalana. Desde inales de la década de 1950 sus kilómetros de canales artiiciales se abren paso sobre una antigua zona de marismas.
Esta urbanización, como cualquiera de las mencionadas, cuenta con
una asociación de vecinos, que participa activamente en las decisiones que pudieran tomarse sobre su entorno urbano. La asociación
cuenta con el sitio electrónico Empordà Digital, que funciona a modo
de foro y noticiero, donde se recuperan entradas desde 2002. El espacio se utiliza para convocar a reuniones, publicar noticias locales
o establecer acuerdos internos. Destacan las entradas de 2006, en las
que con tinte político, se citaba a la ex alcaldesa Magda Catsamijana
(2007-2011), quien comentaba que Santa Margarita se había visto
muy desfavorecida al quedarse sin áreas verdes, ni equipamientos,
que había reducido su vocación urbana, para convertirse en una de
segundas residencias.7
Muchas de las notas publicadas en este medio denotan inconformidad por parte de los avecindados, ya sea por la calidad o escasez de
los equipamientos, por la falta de mantenimiento de los canales, porque se ha aprobado un cobro por el uso de los amarres o bien porque
existe la posibilidad de que parte de los lotes sean afectados por la
Ley de Costas Española, la cual señala una afectación de seis metros
7
Nota recuperada del Diario de Girona, y reproducida en Empordá Digital del 12 de
diciembre de 2006. http://www.empordadigital.com/roses/santamargarita/default.as
p?pg=59&ia=castellano&men=menu1 (2 de agosto de 2011).
205
turismo e imAginArios
en el litoral de los canales.8 El discurso generalizado en estas publicaciones es doble: por un lado se espera mantener la propiedad y el
disfrute privado del canal, pero se reclama el escaso mantenimiento,
y se busca eludir la cuota por el uso de amarres. Doble también es
el discurso en el cual se exige que los equipamientos de la urbanización sean semejantes a los del centro rosinco, pero se espera que al
obtener equipamientos y áreas verdes de calidad ya no sea necesario
“desplazarse a Roses”.
En las entrevistas aplicadas, de 2007 a 2009, a residentes rosincos de distintos sectores urbanos, la mayoría coincidió en que Santa
Margarita está dentro de Roses. Sin embargo, al encontrarse fuera del
recorrido cotidiano, la urbanización se omite del mapa mental. Entre los muchachos de 15 y 17 años, que dibujaron un recorrido para
mostrar a un amigo que viene de visita, sólo cinco de 41 consideraron
al sitio en su croquis. Y de las ocho imágenes que se les mostraron,
para que escogieran la que mejor les representara a Roses, la postal
fotográica de Santa Margarita fue la única que no se eligió.
Lo mismo que en el caso rocaportense, en Roses la segregación
y la fractura urbanas responden a medidas para favorecer al turismo,
aunque en realidad se tomaron entre los años cincuenta y setenta. La
forma de la villa, ya desde inales del siglo xix por sí misma, respondía a una zoniicación de usos: la ciudadela y el barrio central o de
servicios, la del ensanche –por detrás de la ciudadela–, donde se llevaban a cabo las actividades agrícolas, y la zona del puerto y de casas
de pescadores (Parada 2005). Desde antes de la incursión turística a
Roses, la villa se organizó de manera un tanto segregada, pero aún
abarcable para casi cualquier residente. Las rieras, ahora en su mayoría cubiertas, favorecieron estas fracturas. Hoy en día las zonas de
la ciudadela y del casco viejo, parte del ensanche y el puerto, forman
el núcleo compacto y centro urbano de servicios rosinco. La parte
8
Según la Generalitat de Catalunya y la Ley de Costas Española (1969), tanto el agua
de los canales como una afectación de seis metros en los linderos de los mismos son
propiedad pública. De manera que a gran parte de los lotes en Santa Margarita les
perjudica esta disposición.
206
hAbitAndo lAs ciudAdes del turismo
posterior y oriental de las murallas de la ciudadela se ha convertido
en un intersticio urbano, que alberga a un grupo de inmigrantes magrebíes y de jóvenes desempleados atraídos hace un par de años por
el trabajo en la industria de la construcción o de servicios turísticos.
Los muros desvanecidos de la ciudadela se alzan sobre una meseta, es decir, favorecen la lectura de la ciudad-villa fragmentada.
La ruptura, el intersticio histórico de su perímetro, el cual separaba
por un lado la villa y por su parte posterior a los olivares y viñedos,
cobra valor para el residente, quien puede relacionarlo con sucesos
históricos asentados en la memoria colectiva, como el bombardeo de
El Canarias, mas no para el visitante de paso o esporádico.
La condición ambigua –de meseta para el residente, de vacío para
el visitante poco interesado en la historia local– se acentúa a través del
espacio degradado en los perímetros de la ciudadela. El intersticio es
evidente: a un costado, cerca de la oicina del correo, se concentra la
mayor población de inmigrantes magrebíes. Los pequeños callejones
y bloques de departamentos, con banquetas angostas y en mal estado,
favorecen la vida dentro de los hogares formando una pequeña isla en
la villa. Y, a pesar de que no existen señalamientos que prohíban el
ingreso a locales de la zona, es evidente que éstos no están destinados
a turistas, quizá ni siquiera a mujeres o niños. De manera general, la
zona es percibida como aislada o segregada por parte de los residentes:
Bueno, quiero decirte que en Roses, de entrada diría que no hay
guetos hee. Pero sí que hay quizá alguna zona diferenciada en
donde está la población […] sobrevivida, ésta inmigrante, ¿no?,
por ahí por el matadero. Quizás, pero poco hee, porque son gente
que se han integrado bien aquí hee. No un gueto y esto, no. Pero sí
que hay quizá esa zona del pueblo […] he, he hay más habitantes
[…] isolados (residente rosinco, Roses, noviembre de 2008).
Por otro lado, la alcaldesa señala que esta zona es la más desagradable de la ciudad, no por ser residencia de inmigrantes, sino porque
207
turismo e imAginArios
las calles estrechas y las plazoletas vacías sirven “de conglomerados
de personas jóvenes, de más de 16 años, que no tienen trabajo [... lo
que genera] sensación de ‘yo por aquí no paso’ […], haremos una
limpieza, pero esta gente se desplaza a otro sitio. Entonces, tienes un
pequeño núcleo ocupado por personas que no quieren hacer nada, es
cuando tienes miedo” (entrevistada en Roses, en enero de 2009).
Hay residentes que opinan algo similar con respecto a los lugares
por los que sería mejor no transitar; “por la zona de correos, podrías
verla aquí [se abre un mapa] sí, bueno, pues bueno, sí pues podría
ser esta zona de aquí, que bueno mmh, sí supongo que la gente, si se
puede evitar de pasar por aquí, pues se evita pasar” (residente memorioso, pescador rosinco, Roses, noviembre de 2008).
En resumidas cuentas, Roses enfrenta la bipolaridad de un pueblo
grande o de una ciudad pequeña, apenas suiciente en servicios e infraestructura durante los meses que rondan el invierno, pero que se
desborda en visitantes durante los meses cálidos. El centro urbano se
colapsa, se satura y entorpece el tránsito peatonal, sobre todo, el de
personas con diicultades de movilidad como los adultos mayores,9
muchos de los cuales preieren mantenerse a distancia del bullicio en
las urbanizaciones elevadas y alejadas del compacto tejido central.
El aumento de población en la época de estivo, tanto como de la lotante desocupada en los meses de invierno, acentúan en el residente
rosinco local la percepción de ciudad pequeña, pero no tan segura
como un pueblo.
Puerto Peñasco
El mar de Cortés destaca en el mundo por sus cualidades como sistema natural, como por su cercanía a la frontera con Estados Unidos, lo cual lo convierte en un punto estratégico para el desarrollo de
9
En Roses no existe un hospital general ni clínica de especialidades geriátricas. Estos
son los dos equipamientos que, según el sentir de los informantes rosincos, son los
más urgentes y necesarios.
208
hAbitAndo lAs ciudAdes del turismo
proyectos turísticos. Puerto Peñasco, con sus 110 km de litoral en el
desierto de Altar, se ubica en la porción noroeste de Sonora, a 100
km de la frontera; comparte con Roses la cualidad de ser una ciudad
donde la segregación física y social responde al diseño de una ciudad
hecha para el turismo. El origen de Puerto Peñasco es dual; por un
lado están las inmigraciones estacionales de pescadores provenientes
de otras regiones del Pacíico mexicano y, por otro, las visitas de estadounidenses atraídos por la pesca deportiva. Lo cierto es que entre
las primeras obras de infraestructura destacan la carretera a Sonoyta,
con miras a incentivar los traslados entre Rocky Point y la frontera
con Estados Unidos.
En la forma urbana fragmentada rocaportense se identiican: a)
el núcleo original y compacto alrededor del cerro La Ballena; b) la
ocupación litoral de segundas residencias, condominios y hoteles; c)
el centro urbano de servicios y d) la ocupación del estero La Pinta,
por el complejo La Jolla de Cortés (Mayan Palace Resorts). Salvo el
sector del núcleo original, en el cual se localiza la dársena pesquera,
el resto de los accesos al frente marítimo está ocupado por segundas
residencias y complejos destinados al alojamiento turístico. Incluso
el puerto pesquero fue “recortado”, para liberar espacio que ubicaría
a los amarres de yates de visitantes, como consecuencia la población
de pescadores fue desplazada.
Detrás de la franja de ocupación litoral se extiende un espacio
baldío, quizá en espera de que los terrenos aumenten su valor. Luego,
en las periferias del centro urbano de servicios se han creado asentamientos precarios –invasiones– carentes de la infraestructura básica
de agua, drenaje, energía eléctrica o pavimentación. Algunos de ellos
se ubican contiguos al depósito de desechos sólidos o de la laguna de
desecación, a donde desembocan las aguas negras de la ciudad. Por
último, los esteros –legalmente protegidos– se han puesto a la venta.
Sobre La Pinta se construye el resort La Jolla del Mar de Cortés,
conocido en la localidad como el Mayan. En síntesis, las soluciones
urbanas rocaportenses de las últimas dos décadas evidencian y acentúan la segregación social.
209
turismo e imAginArios
Además de la visible condición de segregación en ambos casos
estudiados, hay que diferenciar algunas de las soluciones urbanas y
arquitectónicas identiicadas. En Puerto Peñasco, la segregación social se acentúa de manera dramática ante las condiciones deplorables
en las que se ubican algunos de los asentamientos periféricos. En el
centro urbano de servicios y en las urbanizaciones costeras de segundas residencias es común el modelo de fraccionamiento cerrado,
con control de acceso y perímetro bardeado. Es probable que esta
solución remita al sentir generalizado de aumento de inseguridad, expresado por los residentes entrevistados. La gran mayoría señala con
facilidad zonas de la ciudad por las que no se atrevería a transitar, al
menos de noche. Para algunos, la barda y el control de acceso ofrece
la percepción de seguridad y dominio sobre su entorno inmediato.
Quizá, y esto sólo se puede mencionar a manera de suposición, también brinda seguridad la homogeneidad social que espera encontrarse
dentro de un fraccionamiento cerrado, pues varios entrevistados manifestaron que una peculiaridad de Puerto Peñasco es que “cualquiera” puede ser tu vecino. Y, entre las características de su casa ideal,
agregan que los vecinos limpien el frente de su propiedad, que no se
escuchen sus peleas y que puedan llevarse bien con ellos. Luego, uno
atinó a decir sobre el barrio donde le gustaría que estuviera su casa:
“Pues tranquilo si fuera cerrado, pues mejor ¿no?”
Pero la restricción de accesos se torna alarmante, cuando lo que se
limita a la población local es el disfrute de la playa. A pesar de que
en la Constitución de México las playas están consideradas como
propiedad federal, éstas se encuentran en algunos casos concesionadas a grupos hoteleros. Y, aun cuando no sea así, es común que la
única entrada sea a través de un hotel, un desarrollo condominal o un
fraccionamiento de segundas residencias. En la práctica, de manera
legal o no, las playas rocaportenses se han privatizado. Todos los
residentes entrevistados señalaron a la playa como una zona restringida en la ciudad. Para dos vendedoras ambulantes de artesanía, esto
representa un problema mayor, pues no se trata de una limitación a
sus actividades recreativas, sino a su lugar de trabajo.
210
hAbitAndo lAs ciudAdes del turismo
En Puerto Peñasco, la barda y el control de acceso –como en Sandy Beach– contrapuestos a las zonas urbanas degradadas –como los
cinturones de miseria en las periferias o los asentamientos a lo largo
de las vías del ferrocarril– generan un intersticio que desencadena
interpretaciones que van de la mano con la seguridad, la exclusión
y el estatus (no todos pueden acceder, ni siquiera visualmente a la
playa). No hace falta que el visitante conozca datos estadísticos sobre los índices de criminalidad, ni que se detenga a pensar si los
condominios están deshabitados la mayor parte del año, pues la yuxtaposición de imágenes evidencia una amplia brecha entre los que
poseen y los que no. Por si el montaje (visual) no fuera suiciente,
éste se corresponde y refuerza su sentido en los desplegados emitidos por agencias gubernamentales estadounidenses que les solicitan
constantemente a sus ciudadanos extremar precauciones durante sus
viajes a México.
En el caso rosinco, fuera de las limitaciones de accesibilidad por
las malas condiciones de banquetas, la topografía o las distancias excesivas para andar a pie, no son evidentes las restricciones para recorrer áreas urbanas o turísticas. Se pudo identiicar un par de ingresos
con caseta de control, pero estaba desocupada; uno fue a un bloque
de departamentos y el otro el que divide a los puertos deportivo y
pesquero, que tiene cámara de seguridad. En este sentido, a pesar de
que existe una zona relativamente degradada en la parte posterior
y oriental de la ciudadela, no es obvia la aprehensión de imágenes
antagónicas que remitan a la polarización social, como en el caso rocaportense. Los inmigrantes en condiciones menos favorables, que
aún no se integran en la actividad laboral a la comunidad rosinca,
se refugian en el casco viejo que, no está de más decir, se encuentra
en rehabilitación a través del Plan de Barrios de Roses. Además, los
grupos de inmigrantes mayoritarios, sean de origen francés, alemán
o magrebí, cuentan con asociaciones bien aianzadas en la comunidad local. De modo que los magrebíes o africanos, que son los que
suelen estar en condiciones más adversas, pueden echar mano del
capital social de estas asociaciones. Es paradójico que esta misma
211
turismo e imAginArios
cohesión social dentro de los grupos de inmigrantes rosincos haya
favorecido la segregación urbana.10
En contraste, en el caso rocaportense los inmigrantes en condiciones más desfavorables tienden a asentarse en áreas periféricas y
sin servicios básicos. La organización o la cohesión en estos grupos
no suele generarse desde dentro de ellos, sino que es común que alguien los ubique en terrenos privados, con la intención de que sean
expropiados, para obtener un beneicio económico:11 “Hay mucha
invasión. Hay muchos invasores, unos por costumbre, por mañosos,
porque se unen. Tienen uniones para hacer lo mismo y sabiendo que
son terrenos de propietarios van y los invaden y después piden que se
les regularice. Yo sueño con ver una ciudad plenamente legalizada
en la posesión, ¿verdad? y en la propiedad” (abogado residente de
Puerto Peñasco, entrevistado en enero de 2009).
La falta de cohesión dentro de estos grupos de inmigrantes supone
un perjuicio para su calidad de vida; les diiculta la gestión de servicios básicos, y debilita su seguridad ontológica. Juana es vendedora
ambulante, originaria de Oaxaca, hace muchos años que reside en
Puerto Peñasco, pero no mantiene una relación cercana con sus vecinos. A veces le ha dado miedo salir a trabajar o a pasear por el centro:
“No, yo de mi parte no he ido a ninguna parte. […] Yo he vivido aquí
porque me da miedo dejar mi casita sola, porque como tengo mis
10
11
En las entrevistas a regidores y a la alcaldesa de Roses se externó que en ocasiones
resultaba difícil trabajar con algunos grupos de inmigrantes, pues se mantenían
herméticos y poco participativos durante las reuniones convocadas por la alcaldía.
En contraste, otros aprovechaban su fuerte cohesión interna para organizar sus
demandas al municipio. En general, los inmigrantes de segundas residencias se
ubican en Santa Margarita, Mas Fumats, Mas Boscà o Mas Matas; mientras que
trabajadores, como los magrebíes, lo hacen en el casco viejo.
La ocupación ilegal de predios es una práctica común en Puerto Peñasco; representa
una problemática urbana y social seria. Este regidor rocaportense comenta: “En la
zona también donde hay problemas de agua, en esta zona de aquí, acá ni se diga, son
zonas que no tienen ningún servicio, Nuevo Peñasco, sí son zonas de invasiones, de
plano ¿no? Sí va a haber que implementar algún proyecto, de desaladora de agua y
del cuidado del agua también.” Entrevista a regidores, en la sala de Cabildo, Puerto
Peñasco, septiembre de 2007.
212
hAbitAndo lAs ciudAdes del turismo
cositas, y a mí me da miedo dejarlo porque este material, cualquier
persona me puede abrir y me pueden sacarme mis cositas que tengo
y por eso no puedo salir a ninguna parte y ojalá que el gobierno me
pueda apoyarme para algo y yo a lo mejor puedo salirme (entrevistada en Puerto Peñasco, en enero de 2009).
Así, la barda y el control de acceso rocaportense se ven justiicados por el sentir generalizado de aumento de criminalidad y por la
condición de carestía de los otros –los desempleados, los policías a
quienes no se les paga un buen suelo, los que viven en las invasiones–, que es percibida como un motivo para cometer actos delictivos.
Entonces, la venta de exclusión cobra sentido para el turista y para el
propio residente.
En el aspecto visual, el relato urbano de los sectores de segundas residencias rosincas se percibe homogéneo. No son evidentes las
imágenes para contrastar: existe la barda, pero no así una zona precaria o muy vandalizada. Al escuchar de viva voz de los residentes
la situación de “oportunidad” delictiva o de vulnerabilidad –adultos
mayores, viviendas desocupadas la mayor parte del año– es cuando la barda se asume como necesaria. Y, en este sentido, comparte
similitud con el caso rocaportense: el otro, que bien puede ser un
desempleado o un aprovechado de la situación, mina la seguridad
ontológica de los residentes de las urbanizaciones de segunda casa.
entre el relAto, el recuento y lA construcción
de lA ciudAd simbólicA
El caso del Bulli –elegido como uno de los mejores restaurantes del
mundo en 2009– es imaginado como un emblema para visitantes y
promotores de la ciudad turística, no así para los residentes rosincos,
que encuentra un paralelo con el del Mayan Palace, de Puerto Peñasco, que fue referencia constante en las entrevistas de promotores y
pocas veces en las de otras personas. Luego, en el ejercicio donde se
solicitó a 41 estudiantes de entre 14 y 15 años de edad que trazaran el
recorrido más interesante para mostrar a un turista, nunca se incluyó
213
turismo e imAginArios
al Mayan Palace. Y en la selección de imágenes representativas sólo
se eligió cuatro veces. Esto conduce a la noción de que la construcción de la ciudad imaginaria se hace, sobre todo, a partir de la experiencia y de la vida cotidiana. Por eso, tanto en el caso rosinco como
rocaportense, los recorridos se concentran en mostrar lugares dentro
de los límites de su ciudad habitada. No sólo se hace énfasis en señalar objetos o zonas emblemáticas de la ciudad turística (paseos,
playa, hoteles, ruinas, parques naturales y los puntos desde donde “se
hacen buenas fotos”), sino que se incluyen lugares de equipamiento
urbano (como plazas, escuelas, la biblioteca o la alberca municipal
de Roses) y otros como la casa propia o la del vecino, la ferretería del
amigo y hasta el centro de salud. En algunas ocasiones hasta se indicó si el recorrido debía realizarse en automóvil, a pie o en bicicleta.
“¿Y dónde hospedarías al amigo que viene a visitarte?”, le preguntó uno de los muchachos rocaportenses a su compañero de clase,
“Pues en la casa”. Otro más contestó: “En el hotel donde trabaja mi
mamá”, y el compañero respondió: “¡No es cierto!, tú ni has entrado
ahí”. Y quizá sean pocos los muchachos de este grupo que conocen el
interior de los hoteles de Puerto Peñasco, pero todos han respondido
en el cuestionario que hospedarían al visitante en la zona hotelera, la
mayoría dio dos o tres opciones; el deseo –el imaginario individual–
se superpone a la experiencia.
La ciudad del turista y la del residente son diferentes. Ambas se
construyen a través de la experiencia, que va desde la vivida físicamente hasta el viaje imaginario emprendido a través de los relatos de
otros turistas, profesores, vecinos, promotores, etcétera. Es decir, en
la construcción de cada una de estas ciudades memoria se ven sobrepuestas la ciudad encuentro –donde te relacionas con los otros– y la
ciudad icción –la que provee deseos, expectativas e imágenes para
llevar– (Augé 1998b). De ahí que los lugares valorados por turistas y
residentes no necesariamente sean los mismos o, dicho de otra forma,
que las ciudades descritas por unos y otros no sean las mismas.
De manera especíica, la ciudad icción se ve inluida por los mitos, que pueden ser de origen, y dar pie a la formación de emblemas
214
hAbitAndo lAs ciudAdes del turismo
como la ciudadela, el puerto de Roses o la supuesta destilería clandestina de Al Capone, en Puerto Peñasco. O bien, puede tratarse de mitos
del futuro, es decir, los que reieren a la ciudad que se piensa será.
Cabe destacar que aún cuando el mito emerge del imaginario colectivo, la experiencia vivida repercute en el mito del futuro. Por eso
son tan comunes las expresiones: Puerto Peñasco “será como Cancún
o Los Cabos” o “un punto de nivel internacional”, cuando se les cuestiona a promotores, abogados, profesores y a todos los que consideran haberse beneiciado con el auge turístico o bien, que se sienten
seguros y estables económicamente. Mientras que para otros grupos
en condiciones desfavorables el futuro “va a ser mejor, pero para mí
yo siento que va a estar igual. Igual o peor. […] Nomás sueñas y no
hay nada en el futuro” (Carmen, vendedora ambulante, inmigrante
oaxaqueña, entrevistada en Puerto Peñasco, en enero de 2009), o bien,
“imagino que no haya violaciones, que no haya gentes malos […] me
imagino que me echara alguien la mano, que me apoyaran a tener
mi casita de materiales, ya ves que a veces vienen huracanes […]”
(Juana, vendedora ambulante, inmigrante oaxaqueña, entrevistada en
Puerto Peñasco, en enero de 2009). Ambos fragmentos pertenecen a
personas que experimentan una ciudad hostil, con transportes caros y
escasos, sin servicios públicos y con poco trabajo, pues no tienen acceso a las playas de los hoteles donde quisieran vender sus artesanías.
También la ciudad memoria del turista –en Roses o Puerto Peñasco– se construye a partir de la ciudad encuentro y de la ciudad
icción. En la ciudad encuentro es donde se hace frente al otro; “el
ricachón francés”, “las jóvenes dominicanas que trenzan el pelo”, los
danzantes lamencos o tahitianos, los habitantes de los shanty towns12
o de las invasiones,13 y el policía corrupto que le saca la argolla de
12
13
Así es como un visitante de Frankfort le llamó a Puerto Peñasco, en el sitio Trip
Advisor: http://www.tripadvisor.com/ShowUserReviews-g153981-d593032r8359734-Laos_Mar_Hotel-Puerto_Penasco_Northern_Mexico.html (6 de agosto
de 2007).
Así denominan los turistas estadounidenses entrevistados/encuestados a las zonas
periféricas y de asentamientos irregulares en Puerto Peñasco.
215
turismo e imAginArios
matrimonio. También sitio encuentro es donde se “descubren” a sí
mismos como enanos, al enfrentarse a la tramontana y a los acantilados del Cap de Creus.14
Luego, las ciudades icción son las que existen sólo para quien las
ha imaginado, como Miradorville,15 que condensa los deseos y las
formas de muchas urbes mexicanas. Otras ciudades icción se materializan en una real, como sucede en Ciutat de Vacances, la ciudad
real copia a la ciudad icción, esperando brindar al turista las formas
(y la experiencia, si fuera posible) más representativas de los puertos
catalanes. La ciudad icción habrá cumplido su cometido, si consigue
asentarse en la memoria del viajero para ser replicada.
En algunos casos, las ciudades alcanzan una condición emblemática, es decir, son presentadas y percibidas como representantes de
alguna condición particular. Cuando esto ocurre, la ciudad se convierte en ciudad simbólica, como la de Puerto Peñasco, que quizá
deba denominarse Puerto Peñasco Esperanza, pues si desde sus orígenes existe una condición con la cual la identiican sus habitantes,
promotores –y hasta algunos de sus visitantes–, es la esperanza. Por
eso, en sus orígenes, grupos de pescadores del Pacíico mexicano se
trasladaron a tierras inhóspitas tras la mítica totoaba.16 Quizá, hasta
14
15
16
Se reiere a la experiencia descrita por un viajero en el sitio Ciao, “El faro del in del
mudo”, en Ciao: http://www.ciao.es/Cap_de_Creus__695573 (2 de agosto de 2011).
Así es como El Gitano atinó a nombrar a su proyecto imaginado en el mirador de
Puerto Peñasco. En su sitio electrónico se lee que si él tuviera dinero, la pericia de
un desarrollador y el poder de un presidente haría un proyecto: “Consumado con un
hermoso zócalo mexicano (plaza de armas) [con] mil palmeras maduras y un vasto
arreglo de hermosas plantas coloridas, arriba y abajo por las que pronto serán calles
empedradas del Mirador, que también serían engalanadas en cada esquina con luminarias rústicas de luz tenue para el disfrute de diversión nocturna” (traducción propia). “Walking the Mirador”: http://rptides.blogspot.com/2009/04/walking-mirador.
html (7 de mayo de 2009).
La totoaba (Totoaba macdonaldi) es el pez más grande de la familia de las Sciaenidae, alcanza hasta dos metros de longitud. Es una especie endémica del mar de
Cortés, que requiere de las condiciones especíicas del alto golfo de California para
reproducirse. Su captura fue prohibida en 1975, cuando la población se hizo casi
216
hAbitAndo lAs ciudAdes del turismo
Al Capone se sintió atraído por ese punto desconocido, con la esperanza de operar inadvertidamente una destilería clandestina. Luego,
en el último lustro, la ciudad se ha convertido en el punto receptor de
miles de inmigrantes quienes, atraídos por la oferta de trabajo, buscan mejorar sus condiciones de vida. Los promotores, por su parte,
han apostado que Puerto Peñasco se convertirá en un destino internacional, dotándola de infraestructura como el nuevo aeropuerto y la
carretera costera. Ya antes de la construcción de estas obras habían
aumentado de manera exorbitante los precios de los terrenos. Puerto
Peñasco Esperanza lo es para los turistas que han invertido su jubilación en bienes raíces; pero también para quienes, a través de grupos
religiosos, encuentran ahí el espacio idóneo para llevar esperanza a
los más necesitados y convertirla en “la ciudad de Dios”.
En el proceso de construcción de las ciudades simbólicas es necesario homogeneizar lo que es evidentemente heterogéneo, fragmentado y hasta contradictorio o antagónico. Por eso, mientras exista
Puerto Peñasco Esperanza será preciso reconstruir y negar algunas de
sus partes. Por ejemplo, reducir el espacio del puerto pesquero para
que los turistas puedan anclar sus yates; reformar el malecón Fundadores, para recibir a los gobernadores de los estados fronterizos de
México con Estados Unidos o bien, construir un aeropuerto cuya comunicación carretera directa sea la frontera o el resort Mayan Palace
La Jolla de Cortés. Sin embargo, no debemos entender que la ciudad
simbólica se construye desde las instituciones o por quienes tienen
el poder para favorecer u omitir determinados sectores, sino desde la
experiencia cotidiana, y a partir de los imaginarios a los que cada persona tiene acceso. Participan e inluyen tanto los imaginarios de crea-
inexistente a razón de la pesca comercial y de la construcción de la presa Hoover, ya
que ésta alteró las condiciones del delta del río Colorado, donde se reproducía. En la
actualidad está catalogada en peligro de extinción por la nom-semArnAt-059-2001.
Asimismo, existe un proyecto de la Secretaría de Medio Ambiente y de Recursos
Naturales (semArnAt), para su recuperación (semArnAt, 2012; Nacional Oceanic and
Atmospheric Administration, noAA, 2012).
217
turismo e imAginArios
ción-icción (las obras: “La joya de la corona”,17 los colectivos (los
mitos: “El puerto estaba muy próspero […] había mucho trabajo”,18
como los individuales (los deseos: “Que no haya rateros”.19
Puerto Peñasco debe, en mucho, su origen a los primeros visitantes estadounidenses que practicaban pesca deportiva en la década de
1930. En cambio, Roses tiene una fundación antiquísima, antes de
ciudad del turismo fue muchas cosas más. Pero quizá sigue siendo un
emplazamiento cuyos habitantes una y otra vez han tenido que reformarse, para sobrellevar experiencias severas. Los mitos remiten con
constancia a eventos como las grandes heladas y la tramontana, a la
iloxera, a la época del estraperlo, al bombardeo de El Canarias. Aún
después de haberlo apostado casi todo al turismo de masas, durante
los años sesenta y setenta, los residentes se han visto obligados a
replantearse, ante la creación de los parques naturales que ahora limitan el crecimiento físico de Roses. Si estamos de acuerdo en que en la
construcción de la ciudad simbólica la experiencia cotidiana se suma
a los tres polos del imaginario, entonces se llamaría Roses-Fénix.
Ahora bien, Roses-Fénix responde a la homogeneización del relato contemporáneo de los distintos hacedores de esta ciudad heterogénea. Pero, de seguro, esta es sólo una de las ciudades simbólicas
rosincas que han existido. Por ejemplo, durante los años cincuenta,
sesenta y setenta, Roses se aianzó en la endeble dualidad de la modernidad y el turismo; el pueblo se disgregó físicamente (se ediicaron las urbanizaciones de Mas Matas, Mas Fumats y Mas Boscà); el
asentamiento de pescadores se formalizó y saneó (mediante el barrio
de pescadores); se construyó la carretera a Cadaqués y se continuó
la que iba al faro, también se urbanizaron el Puig Rom y la Alma-
17
18
19
Supuesta frase con la que caliicó el gobernador en turno, Eduardo Bours, a la carretera costera inaugurada el 17 de diciembre de 2007. Portal Visit Rocky Point: http://
www.visitrockypoint.com/caliica-bours-a-costera-como-la-joya-de-la-corona-delpais (8 de enero de 2009)
José, operador de maquinaria pesada, residente desde hace tres años en Puerto Peñasco, originario de Benjamín Hill, entrevistado en enero de 2009.
Margarita, ama de casa residente de Puerto Peñasco, entrevistada en enero de 2009.
218
hAbitAndo lAs ciudAdes del turismo
drava. El proyecto para la costa alta ampurdanesa incluía también al
aeropuerto internacional, y en la publicidad aparecían fotografías de
chicas rubias con bikini. Luego, las que no circulaban, pero existían,
eran las de los jeques árabes y altos mandatarios gubernamentales
visitando algunos pueblos de la costa. Tal vez Roses-Fénix ha existido por mucho tiempo, pero es evidente que también se han relatado
otras Roses simbólicas, ante todo, la ciudad simbólica se presenta a sí
misma como emblema de una situación o condición especíica.
Figura 1
La imagen del lugar. Dibujo de lo más representativo
de Puerto Peñasco, según un residente de 20 años de edad
Fuente: elaborado por un informante durante el trabajo de campo realizado en Puerto
Peñasco, en septiembre de 2007.
219
turismo e imAginArios
Figura 2
Croquis de recorrido de un estudiante rosinco
Fuente: elaborado por un informante de 15 años, durante el trabajo de campo realizado
en Roses, en enero de 2009.
La imagen muestra el recorrido que el informante mostraría a un
amigo que visitara Roses. Destacan en la imagen los ámbitos marinos y de la montaña, en el cual se hace referencia al “dolmen más
grande Catalunya”. De la franja litoral se aprecia el núcleo compacto
y la ciudadela. El informante eligió la propia escuela como punto de
inicio de su recorrido. No aparecen las urbanizaciones de segundas
residencias, ni siquiera Santa Margarita. Sin, embargo, sí se hace referencia a Cadaqués. En varios croquis los estudiantes mencionaron
localidades de fuera de la municipalidad de Roses.
220
hAbitAndo lAs ciudAdes del turismo
contrAstes y conclusiones generAles
1. Los diseñadores de la ciudad turística contemporánea se enfrentan
a la problemática de crear productos atractivos, que satisfagan las
expectativas de los visitantes, y que resulten lo suicientemente
memorables como para producir en ellos imágenes mentales, que
puedan ser replicadas y presentadas a otros posibles turistas. Desde el punto de vista de la promoción turística, a la ciudad cuya
imagen no se pueda replicar no se le augura un futuro próspero, al
menos no en la venta de sol y playa.
2. En el caso rocaportense, las soluciones se han decantado por importar formatos autorreferidos, copias de ciudades icción, deseadas y esperadas por los turistas. Cuando a esto se suma la negación
de la cultura y de la historia local, un gobierno débil y las redes
sociales incipientes, que podrían integrar a los inmigrantes, entonces se le da rienda suelta al promotor inmobiliario para que decida
qué hacer, cómo y hacia dónde hacer ciudad. El resultado es una
ciudad desarticulada físicamente y polarizada socialmente, poco
vividera e inaccesible para muchos de sus habitantes.
3. En Puerto Peñasco esta misma condición de polarización social
sirve como pretexto para negar y clausurar algunas partes. El muro
perimetral se justiica ante las carencias de los que son excluidos,
pues la necesidad es vista como motivo para delinquir.
4. La ciudad del turista y del residente rocaportense no es la misma. La del primero se extiende por todo el litoral, la del segundo
se adentra en las zonas ejidales, en los asentamientos periféricos
junto a la laguna de desecación, hasta el cerro del Pinacate, pero
no llega al Mayan Palace. Esta noción se aianzó al comprobar
que tanto en el caso rocaportense como rosinco, por encima de
la inluencia que los imaginarios externos puedan tener sobre sus
habitantes, la ciudad se aprehende y se comprende desde la experiencia cotidiana. Los límites mismos se perciben y demarcan
desde el tránsito cotidiano. En este sentido, el uso de croquis de
recorrido como instrumento de análisis resulta un recurso valioso
221
turismo e imAginArios
5.
6.
7.
8.
y muy explotable, y también es útil para recuperar elementos del
paisaje –natural o construido– destacados desde la óptica del residente.
Mientras que en Puerto Peñasco las formas arquitectónicas tienen
referentes del centro del país o del extranjero, en Roses se reieren
al contexto comarcal, que se reeditan y se mezclan para originar
un híbrido condensado, de lo que el turista puede identiicar como
característico de un pueblo del norte mediterráneo de España.
Los avecindados en urbanizaciones de segundas residencias en
Roses se han organizado en asociaciones vecinales, y han aprovechado redes sociales en sus países de origen para hacer frente a
situaciones que a su parecer demeritan el valor de su patrimonio o
calidad de vida. Estas asociaciones participan de manera activa al
plantear sus necesidades y expectativas, tanto a través de medios
electrónicos como en reuniones con el Ayuntamiento. Son, en resumidas cuentas, gestores a la vez que contrapeso para el gobierno
local.
Aun cuando el grupo de inmigrantes magrebíes se percibe como
hermético y poco participativo con el gobierno local, se pudo
identiicar la existencia de una red social bien estructurada que
permite la incorporación de los recién llegados. En el caso rocaportense no fue posible identiicar estas redes, pero una y otra vez
se señaló en entrevistas el hecho de que los asentamientos irregulares fueran en ocasiones promovidos y organizados por personas
externas, quienes buscaban un beneicio personal o político. También se pudieron identiicar grupos religiosos –todos extranjeros–,
que gestionan apoyos para personas necesitadas. Pareciera que las
redes sociales no se encuentran bien articuladas dentro de algunos
grupos, y que más bien son tejidas desde el exterior.
En las ciudades del turismo emergentes, la segregación responde a
una solución desde lo efímero de ella. En ninguno de los dos casos
abordados se pensó en la permanencia de los habitantes de las ínsulas, que se separaban del centro viejo y compacto; quizá por eso
tampoco se les dotó de equipamientos y espacios públicos sui-
222
hAbitAndo lAs ciudAdes del turismo
cientes. El embalaje histórico y el núcleo original fueron, de uno u
otro modo, despojados de su condición simbólica, para ajustarse a
proyectos gestados desde el exterior del territorio. Tanto en Puerto
Peñasco como en Roses, las calles, plazas y elementos urbanos,
que referían a la historia fundacional, perdieron sus nombres para
ajustarse a proyectos regionalistas, si no es que nacionalistas.
9. El reto para las ciudades del turismo contemporáneo aún estriba
en revalorizar el patrimonio local, para que pueda insertarse en el
ámbito de lo global. Es evidente que para hacer frente a este proceso los actores locales, en particular los grupos de residentes, deben
tomar parte activa en las decisiones sobre la coniguración urbana.
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225
reconstruyendo el sentido del lugAr.
contribuciones teóricAs PArA lA APlicAción de los
imAginArios sociAles en el estudio urbAno-turÍstico
Yanely Consuelo Estrada Santoyo*
Dar a conocer las oportunidades de aplicación teórica y práctica,
que presentan los imaginarios sociales en los estudios urbano-turísticos, es el objetivo principal del presente artículo. Para lograrlo,
el discurso se sustenta en los hallazgos de la tesis Construcción del
sentido de lugar. Experiencias del turismo de segunda residencia en
Bahía de Kino, Sonora, México (Estrada 2011). La sugerencia aquí
es analizar las dinámicas sociales actuales relejadas en el espacio
urbano, lo cual llevará a considerar la propuesta teórica de análisis y
de aplicación metodológica, en particular, para localidades con vocación turística. Se propone retomar la singularidad de los abordajes
actuales sobre el turismo, aplicados en Sonora, como una vía importante para la interpretación de las dinámicas sociales que permiten
dar sentido al lugar turístico.
Sin más preámbulo, nos introducimos en los imaginarios sociales
y sus exponentes principales como Charles Taylor (2006), con los
imaginarios modernos; Daniel Hiernaux (2002; 2009), con sus imaginarios sociales del turismo y Armando Silva (1992; 2006), a partir
de los imaginarios urbanos. Se toma en cuenta a los tres autores,
con la intensión de integrar un marco teórico-interpretativo, y brindar el soporte necesario para comprender la construcción del sentido
de lugar en localidades turísticas, a partir de los puntos siguientes:
felicidad, evasión, cultura local, paisaje, territorio, orden urbano y
representación.
*
Maestra en ciencias sociales por El Colegio de Sonora. Correo electrónico:
[email protected]
227
turismo e imAginArios
el turismo y su influenciA en lA ciudAd
Al relexionar sobre los procesos urbanos es necesario retomar las
principales inluencias sociales que, en la actualidad, inducen a la
transformación del espacio y el efecto de sus usos. Por ende, al cuestionar la condición de lo urbano debemos considerar su representación en la vida moderna, como un punto para observar los cambios
económicos, sociales y culturales.
Desde las contribuciones de la sociología clásica, George Simmel
(2005), en su trabajo de 1903 La metrópolis y la vida mental, permite
observar las consecuencias sociales de la vida urbana, a través de la
descripción del individualismo y el consumo emergentes, como representaciones de la creciente economía capitalista. Por consiguiente,
la ciudad se conformó en torno a una serie de procesos económicos
acordes a la “multiplicidad y concentración del intercambio” (Simmel
2005, 2), situación que vino a componer la estructura social con base
en nuevos signiicados para el individuo y su relación con el espacio.
Simmel ofrece un importante punto de partida para los estudios
urbanos; primero, con una orientación para identiicar los elementos
que intervienen en la coniguración urbana, es decir, señala la actividad económica y cultural como los factores sociales primordiales
que intervienen para particularizar cada modelo de ciudad. Segundo,
proporciona las bases teóricas para observar las relaciones sociales
desde sus principales efectos económicos (Ibid. 2002). En otras palabras, Simmel contribuye a reconocer las dinámicas urbanas en torno a
sus actores centrales y las consecuencias espaciales, producto de sus
interacciones sociales.
En este orden de ideas, tomando en cuenta la diversidad cultural y la capacidad humana para modiicar la actividad económica, de
acuerdo a las singularidades naturales de cada espacio geográico, se
puede considerar al turismo como una posibilidad latente para generar
desarrollo económico, por medio de la redimensión del paisaje. En
síntesis, el diseño urbano a favor del turismo ha creado infraestructura
para potenciar la panorámica natural, y satisfacer el insaciable deseo
del turista de conocer los atributos de cada región en el mundo.
228
reconstruyendo el sentido del lugAr
Por tal motivo, las dinámicas del turismo derivan de un largo proceso histórico, generado a partir de varios acontecimientos coyunturales, como el Estado de bienestar social alcanzado por los países del
Primer Mundo, la modernización de los medios de transporte y los
avances tecnológicos, los cuales en conjunto lograron mayor movilidad espacial a menor costo (Hernández 2008). De los sucesos mencionados se reconoce al turismo de masas o masivo como una etapa
histórica, donde la oferta turística se conceptualiza por medio de modelos o conceptos que inducen a la planeación urbana, que ha estado
en proceso continuo de diversiicación, de acuerdo a las propuestas
de la demanda comercial.
El turismo ha traído consigo varias revoluciones sociales, por lo que
se le ha considerado como un fenómeno; por ello su deinición está en
construcción constante, que se ajusta a las transformaciones que surgen de las inimaginables sugerencias humanas, con el in de satisfacer
el deseo y la búsqueda de libertad. Así apareció el ecoturismo, turismo
de aventura, deportivo, de diversión, cultural, histórico, religioso y de
salud, entre otros, que se siguen multiplicando con el tiempo.
No obstante, el turismo se puede deinir como la “[…] práctica
de actividades que permiten a los individuos desplazarse a diversos
lugares por un tiempo determinado con la inalidad desarrollar actividades lúdicas” (Organización Mundial del Turismo, omt 1991).
El turismo, como acción, está conformado por el movimiento y la
actividad, pero es el individuo, denominado turista, quien lo lleva a
la realidad; él rentabiliza su tiempo libre, con la inalidad de lograr
su satisfacción personal, mientras con su presencia estimula la explotación del ocio y el consumo de experiencias en diversas partes del
mundo (Lagunas 2006). Por eso, el turismo ha cobrado presencia, sobre todo, en el contexto urbano produciendo singulares interacciones
económicas, sociales y culturales, cuyo resultado ha sido la creación
de espacios turísticos destinados a satisfacer las necesidades de descanso, diversión y evasión.
Si se considera el turismo como alternativa para resolver la agenda económica de algunas localidades, es necesario plantear esquemas
229
turismo e imAginArios
de análisis que permitan reconocer los procesos de comercialización
de los recursos naturales, culturales e históricos que genera (Antón
1998). Y ver sus resultados adversos, que ocasionan problemas sociales, como la segregación y dualización económica.
En cuanto a las condiciones sociales conforme a las cuales se conigura la ciudad, se retoma como “[…] un escenario del lenguaje, de
evocaciones y sueños, de imágenes de variadas escrituras” (Silva 1992,
15). De igual manera, como una representación del imaginario social
moderno, que para cada espacio urbano presenta formas y signiicados
(Augé 2007), que con el tiempo integran las características de cada
sociedad, de acuerdo a su función y organización (Delgado 1999).
En suma, la propuesta es analizar la consolidación de localidades
turísticas conforme a los imaginarios sociales que imperan en la sociedad actual, lo cual da lugar al espacio turístico en diversas formas,
funciones y símbolos, que trasmiten un valor de uso personal y colectivo (Baiily 1989). Por ello, la urbanización en torno al turismo mantiene una vinculación inherente a los deseos de la humanidad, por eso
se denomina como una construcción social permanente y apegada a
las necesidades de la sociedad moderna.
turismo de segundA residenciA
A partir de las propuestas urbanas para hacer turismo, aquí se tomará como referencia el de segunda residencia, debido a su impacto
urbano y a la importante dinámica que ha tenido en México en los
últimos años. Daniel Hiernaux lo deine como “ […] aquel por el cual
las personas acuden a un destino o una localidad que no es forzosamente turística per se, donde tienen la posesión por compra, renta o
préstamo de un inmueble en el cual pernoctan y realizan actividades
de ocio y esparcimiento” (2004, 8).
Para comenzar la relexión sobre el tema, es imprescindible observar la intervención de diversos sectores sociales, como promotores
inmobiliarios, consumidores, urbanistas y habitantes locales. Pues de
230
reconstruyendo el sentido del lugAr
ellos surge, a su vez, el turismo residencial como “ […] la actividad
económica que se dedica a la urbanización, construcción y venta de
viviendas que conforman el sector extra hotelero, cuyos usuarios las
utilizan como alojamiento para veranear o residir, de forma permanente o semipermanente, fuera de sus lugares de residencia habitual,
y que responden a nuevas formas de movilidad y residencialidad de
las sociedades avanzadas” (Aledo et al. 2007, 188).
En ambas deiniciones hay una relación estrecha entre la consolidación de cualquier lugar turístico y cada actor que interviene en su
conformación, en particular, en cuanto a su estructura urbana, para
la cual resulta evidente considerar las motivaciones de tranquilidad,
paz y reposo (Hiernaux 2004), que guían a los individuos hacia los
destinos turísticos e impulsan la compra de una vivienda. Por otro
lado, aunadas a las motivaciones individuales, existen otras perspectivas que conducen a observar que en el ámbito urbano hay mucho
crecimiento para el sector turístico. Daniel Hiernaux (2002) describe
algunas de sus ventajas: a) prescindir de los servicios y estructuras
turísticas comerciales para la pernocta; b) aprovechar la estancia vacacional a partir de su propia estructura habitacional; c) evadir la vida
turística propia de los destinos y d) realizar actividades de ocio, de
acuerdo a los criterios personales.
Sin duda, estas condiciones han alargado las estadías del visitante
que posee una casa, y esto hace ambigua su connotación entre residente y turista. Así mismo, ha evidenciado su intervención en la
conformación del lugar, debido a su relación directa con el espacio
urbano, a través de actividades que van de lo cotidiano a lo turístico
consolidando un estilo de vida particular, a partir de la residencia que
han adquirido.
imAginArios sociAles
Partir a los imaginarios sociales, para interpretar a la sociedad actual
conlleva a la capacidad interpretativa que brindan a razón de los idea-
231
turismo e imAginArios
les modernos y del sistema económico capitalista: individualismo,
consumo y hedonismo, como algunos de los ejes organizadores de
la cultura actual. En relación con el turismo, dichos ejes están presentes transformando el territorio, de acuerdo a los estilos de vida
de los turistas. Según esta lógica, los imaginarios sociales permiten
reconstruir la práctica cotidiana en el orden dispuesto por el espacio
y tiempo, en un continuo al que llamamos realidad.
Por consiguiente, los imaginarios sociales son las imágenes, historias y leyendas compartidas por grupos sociales, que generarán
marcos de identiicación espacial y temporal (Taylor 2006). De manera simultánea, son “ [...] matrices de sentido o esquemas de representación, [...] a través de estos se conigura, percibe, explica e
interviene en lo que se considera realidad” (Coca et al. 2011, 9). Sin
duda, su función es dar sentido a la vida cotidiana mediante expresiones simbólicas y representaciones relejadas a partir de las narrativas,
imágenes y prácticas que conducen a los diversos signiicados de la
realidad social.
En efecto, la inluencia de los imaginarios sociales en la sociedad
se convierte en un agente activo para la cultura y sus representaciones, el cual permite conjuntar las formas de pensar por medio de
las prácticas sociales (Baeza 2011), que cohesionan a la sociedad
con la reproducción de contextos e identidades similares (Castoriadis 2007), que remiten a los deseos de cada momento de la historia
humana.
imAginArio sociAl contemPoráneo
Charles Taylor (2006) y David Chaney (1996) presentan un punto de
vista crítico de la modernidad, y plantean algunas de las vías de análisis para el estudio de los imaginarios sociales contemporáneos, de
los que a continuación se analizará la individualización, el consumo
y los estilos de vida, como sus características principales.
232
reconstruyendo el sentido del lugAr
Individualización
La individualización parte del deseo humano de tomar decisiones
personalizadas, de acuerdo a la libre elección de sus preferencias y
anhelos. Según este ideal o imaginario, el individuo coloca el primer
eslabón de una gran cadena de cambios para la sociedad moderna,
pues genera formas de interacción que dan lugar a estilos de vida
diferentes (Chaney 1996).
No obstante, debemos considerar que el individuo surge con el
sistema económico capitalista, el cual difunde las capacidades individualistas con la inalidad de explotar su potencial de elección, así
ofrece un sistema rentable en torno a la producción y la comercialización de deseos materializados, sujetos a la necesidad y distracción
de la humanidad (Baudrillard 2007). En consecuencia, el individuo
experimenta la libertad según los límites sociales del sistema económico, lo cual ha terminado por poner a prueba las estructuras sociales, con el in de dar margen a nuevas posibilidades personalizadas
de realización. Tal como señala Lipovestky: “El ideal moderno de
subordinación de lo individual a las reglas relacionales colectivas ha
sido pulverizado, el proceso de personalización promovido y encarnado masivamente un valor fundamental, el de la realización personal, el respeto a la singularidad subjetiva, a la personalidad incomparable sean cuales sean por lo demás las nuevas formas de control
y de homogeneización que se realizan simultáneamente” (2003, 7).
En suma, el énfasis en el individuo responde a la lógica dominante
del ser, el instante y el deseo. De ahí que el tiempo sea un recurso
invaluable, principal enemigo o aliado para hacer de la presencia humana una verdadera inversión. Así resulta razonable evidenciar la
cara del tiempo puntillista; relejo de los mejores instantes de la vida,
de las vivencias intensas, las cuales logran conformar un catálogo de
los momentos que vale la pena incorporar como plenos.
Estamos frente a una nueva dimensión del tiempo: “En los sueños, las imágenes penetran el inconsciente de forma individual, fuerzan, de alguna manera al individuo a pasarla ‘bárbaro’, es decir, a
233
turismo e imAginArios
salir de la temporalidad lineal y racional que caracterizan la actividad
diurna” (Maffesoli 2005, 63). Es el instante eterno una fractura en
la línea unidireccional de la modernidad, que da lugar a signiicados
nuevos del tiempo y, por ende, el pase libre hacia el placer. Entonces, el individuo es fundamental para intervenir en la realidad social,
mediante sus prácticas cotidianas apoyadas en su libre elección, la
cual propicia que el consumo sea el medio principal para potenciar
el tiempo libre.
Consumo
Al retomar la inluencia del sistema económico capitalista en la sociedad, resulta imprescindible abordar la división del trabajo y su
efecto en las relaciones sociales asentadas en la producción, el intercambio y la distribución de artículos de consumo. Dean MacCannell
señala al respecto: “La relación entre los objetos –su valor relativo, organización en jerarquías, desarrollo progresivo en procesos de
producción– se forma sobre la base de las relaciones sociales de la
sociedad humana” (2003, 27). En deinitiva, se ha conformado un
sistema social basado en el intercambio perpetuo, con el propósito
de asegurar la supervivencia.
Por tal motivo, el tiempo como tal en la modernidad ha recibido
un valor agregado; pues, mientras el tiempo laboral deja en claro la
postergación del ser, por el contrario el tiempo libre se maniiesta en
torno a la libertad y la realización personal (Baudrillard 2007). Por
consiguiente, el tiempo libre releja expectativas importantes para
el individuo, al vincularse con el consumo. Surge entonces la industria del entretenimiento, con la inalidad de brindar satisfacción
individualista, a través del enaltecimiento social de su exclusividad.
A su vez, se han establecido vínculos entre los individuos, mediados
por el consumo, y el sentimiento de pertenencia alcanzado al obtener ciertos artículos y experiencias altamente demandados por los
grupos sociales dominantes de cierto momento histórico (Bauman
2007).
234
reconstruyendo el sentido del lugAr
De este modo surgen formas culturales, que reconocen la importancia del tiempo libre, y generan espacios destinados al entretenimiento con diferentes ambientes, sensaciones y estilos, que brindan
la oportunidad de crear un mercado de consumidores (Chaney 1996),
donde el principal producto es la experiencia.
Dean MacCannell amplía la idea anterior: “Marx fue el primero
en descubrir el aspecto simbólico o fetichista del artículo de consumo: su capacidad para organizar el signiicado y para hacernos desear cosas por razones que exceden nuestras necesidades materiales
[...] En la actualidad, los demás aspectos de la fabricación están subordinados a la integración del estilo, la sensación, el ambiente. Cada
vez con mayor frecuencia la experiencia pura, que no deja rastro material, se está fabricando y vendiendo como un artículo de consumo”
(2005, 28-30).
En deinitiva, el individuo se ha transformado en consumidor, para
quien las condiciones especíicas para su existencia son mediadas por
el mercado y la probabilidad de seguir sus preceptos (Bauman 2007),
con la libertad capitalista de disponer de ciertos artículos o experiencias, que le permitan expresarse personalmente, y descubrir su estilo
de vida propio (Chaney 1996).
Estilos de vida
Detrás del consumo surge “[...] la preocupación endémica de la modernidad por la distinción, la identidad social y la diferencia [...]”
(Ibid., 16). En respuesta, los estilos de vida nacen con el in de exponer públicamente la elección individual mediante el consumo ofreciendo de manera simultánea identidad social y “[...] las formas de
utilizar las cosas más que de consumirlas [...]” (Ibid., 15).
Por consiguiente, la sociedad de consumo ha establecido signiicados y valores para los objetos y experiencias, y ello ha contribuido
a un orden social que evoca a la distinción mediante los estilos de
vida. David Chaney dice que: “[...] la importancia creciente de los
estilos de vida se deriva de una reevaluación de la cultura material,
235
turismo e imAginArios
que se separa del valor monetario inmediato de los objetos y apunta
a su valor social o cultural” (1996, 57). Así, los estilos de vida son
“[...] formas pautadas de investir de valor social y simbólico a ciertos
aspectos de la vida cotidiana [...]” (Ibid.), a través de la emergencia de estructuras que vuelven complejas las interacciones sociales
al sustentarse en el consumo, la ostentación y el prestigio como las
principales marcas personales frente a la sociedad. No obstante, su
variabilidad está sujeta a las condiciones culturales, por ello debemos
repensar los estilos de vida de acuerdo a las “ [...] encarnaciones de
las entidades y las comunidades [...]” (Ibid., 93).
Raquel Huete agrega: “El estilo de vida tiende a asociarse al modo
en el que las personas o los grupos coniguran su vida cotidiana (Polsky 1969). La comprensión del signiicado de la vida cotidiana –concepto estrechamente ligado al de estilo de vida– resulta un trabajo
muy complejo. La premisa de que los fundamentos de la vida cotidiana son construidos por las personas y convertidos en pilares de
un mundo coherente y lleno de sentido mediante sus pensamientos y
acciones, y a través de la interacción de un entramado de interpretaciones subjetivas sobre la realidad social” (2009, 85).
En suma, la relación subjetiva de los estilos de vida con la realidad
queda explícita al construir “[...] modelos de vida social novelados,
idealizados o exagerados que son de dominio público, a través del
cine, icción, retórica política, conversación trivial, tiras cómicas, exposiciones, etiqueta y espectáculos” (MacCannell 2003, 33). Por tanto, los estilos de vida generan un conjunto de signos que determinan
las formas de socialización, marcan las tendencias culturales y reconiguran a cada grupo social de acuerdo a sus expectativas de consumo.
imAginArios sociAles del turismo
El turismo permite conjuntar cada uno de los imaginarios sociales
contemporáneos al ejercer el individualismo, el consumo y los estilos de vida, a través de la actividad del turista y sus expectativas.
236
reconstruyendo el sentido del lugAr
En consecuencia, la conquista de la felicidad, el deseo de evasión,
el encuentro con el otro y el regreso a la naturaleza, de acuerdo con
Hiernaux (2004), son los imaginarios del turismo y, por ende, las
principales motivaciones para emprender el viaje. A continuación
analizaremos la inluencia del imaginario social contemporáneo en
cada uno de los imaginarios sociales del turismo.
Conquista de la felicidad
La felicidad para la sociedad moderna puede ser atribuida a agentes materiales. En la vida capitalista y el consumo desmesurado, los
momentos de la vida caliicados como felices se atribuyen a objetos y experiencias, los cuales adquieren valores simbólicos diversos
conforme la sociedad se transforma y adopta nuevos estilos de vida.
Hiernaux (2004) explica la felicidad en la sociedad occidental como
el ideal de una vida plena, donde la satisfacción se logra a través de
estereotipos como una vida sana, el regreso a lo natural, el acceso
a lo último en tecnología, el lujo y la ostentosidad. Sin embargo, el
valor atribuido a cada estereotipo de felicidad se adecua a cada cultura y sus valores, por tanto no existe un modelo único para ser feliz
en nuestra realidad social, sino al contrario, estamos en su búsqueda
constante, mediante manifestaciones diversas.
Entonces, en esta época la felicidad está asociada al consumo,
como un ritual establecido por la cultura moderna con la inalidad
de obtener la realización personal, la impresión de espontaneidad en
la vida y la conciencia de un placer inacabado. Estos ines son transformados por medio de la búsqueda del placer, y con el propósito de
hacer más tolerante la incertidumbre, la desconianza, el escepticismo, es decir, ese lado negativo de la vida en sociedad (Lipovetsky
2003). Por consiguiente, la búsqueda de la felicidad se relaciona con
el turismo a partir del consumo, que surge como un proyecto de “[...]
construcciones mentales en torno al sitio ideal para vivir; entre estas
construcciones mentales imaginarias podemos encontrar la vida de
un paraíso perdido [...]” (Hiernaux 2009, 29). Así, la combinación de
237
turismo e imAginArios
atributos naturales rodeados de un espacio de confort, tranquilidad
y evasión son las peculiaridades principales que preiguran el lugar
turístico como un objeto de consumo, que conduce a la tan anhelada
felicidad humana (Ibid. 2002).
Deseo de evasión
El deseo de evasión es la respuesta del individuo a las condiciones
laborales y adversidades económicas de la vida moderna. En consecuencia, la esencia humana busca un refugio o un punto de encuentro donde todos los sueños y deseos puedan ser realidad; un lugar
utópico con nuevos valores y signiicados para el uso del tiempo
(Ibid.). Así la evasión nace de “[...] la idea de que resulta demasiado complejo vivir en las metrópolis actuales; éstas generan estrés,
son inseguras y, por ende, es preferible huir de ellas para reponer
fuerzas y aislarse” (Ibid. 2010, 29) Por ello, el turismo funge como
un ritual moderno, que permite recargar energías por medio de la
movilidad hacia un espacio que rompa con lo rutinario y, con ello,
lograr la evasión. En este sentido, el deseo de viajar y la selección
del destino son las formas principales de hacer efectiva la evasión.
Por tal motivo, las aspiraciones del turista respecto a la evasión serán modeladas de acuerdo a la expectativa de un lugar innovador,
mientras la elección del destino se hará prácticamente de acuerdo
a las actividades que se desee realizar, lo demás será cuestión de
preferencias individuales.
El descubrimiento del otro
Conocer culturas ajenas a la propia es el motivo más añejo para emprender el viaje, por tanto, el descubrimiento del otro se relaciona
con el ideario etnográico del siglo xx, difundido en sociedades europeas burguesas, mediante los relatos de navegantes, excursionistas, viajeros, poetas y pintores que expresaban el contraste cultural
con la creciente sociedad moderna.
238
reconstruyendo el sentido del lugAr
Con el paso del tiempo y el advenimiento del turismo se abrieron
las puertas a la gran diversidad de agentes turísticos, que premiaban
lo exótico de las culturas como el atractivo primordial. Dean MacCannell (2003) recupera la forma en que surge la experiencia cultural
del viaje, a partir de la incorporación de un toque de exageración fantástica a los aspectos ordinarios de la vida, superando los límites de la
realidad cotidiana, y generando la fantasía de un nuevo orden social.
Entonces, el descubrimiento del otro está anclado a la imaginación del visitante, con el in de fortalecer la experiencia como oferta
turística (Hiernaux 2002). En la actualidad, “[...] todas las atracciones turísticas [son] una experiencia cultural [...]” (MacCannell 2003,
33), debido al espectáculo de la realidad humana y natural, con la
inalidad de generar consumidores. A partir de lo anterior, se puede
señalar que hoy en día conocer otras culturas no implica necesariamente ir a lugares inhóspitos y exóticos, antes el turismo simulaba
una travesía hacia lo desconocido, por el contrario ahora el contacto
con el otro ocurre en sitios cada vez más accesibles. Por ello, las
ciudades también son un aparador de la excentricidad cultural, representada en la arquitectura y el diseño urbanos.
Sin duda, la arquitectura ha jugado un papel preponderante al dar
forma al destino turístico, mediante la combinación de diversos ambientes; desde reconstruir sus antecedentes culturales, hasta reproducir los escenarios urbanos emblemáticos de otras ciudades. Por tanto,
entre la arquitectura y la urbanización se han abierto puertas nuevas
para jugar con el paisaje, con el in de generar ofertas turísticas de
acuerdo al toque singular de cada cultura.
Regreso a la naturaleza
La difusión del viaje vincula una suerte de descubrimiento de mundos ajenos, donde el turista busca frenéticamente lugares vinculados
a la naturaleza. Debido a las representaciones más visibles de la modernidad, como la ciudad y los avances en calidad de vida, surge la
239
turismo e imAginArios
necesidad de acudir al mundo de lo natural, en oposición a la rutina
de las experiencias urbanas (Ibid.).
De la misma forma, la representación de las sociedades no modernas conlleva al imaginario de una relación más cordial y libre con la
naturaleza, a su vez se presenta como una de las causas primordiales
para buscar algo divergente a lo urbano en el espacio turístico, con
el afán de valorar la vida desde una visión limpia y puriicada. Así,
la exploración del paisaje ha dado paso a la intervención humana a
partir de una extensión de la urbanización y, por consecuencia, al
acceso a lugares nuevos, parte del asentamiento humano, a través de
tipos diversos de infraestructura, como la turística. Por tal motivo, el
paisaje ha sido intervenido desde los imaginarios sociales contemporáneos, es decir, tocado por los ideales humanos en diferentes formas; se ha evolucionado y conigurado reiteradamente en un orden
ajeno al natural.
reconstruyendo el sentido de lugAr
Al retomar al turismo como punto de partida para la transformación
urbana, debemos considerar también la intervención humana en la
conformación de lugares (Tuan 1979) y la construcción del sentido
de lugar, los cuales conjuntan las experiencias de los individuos a
partir de la atribución de signiicados diversos a los espacios urbanos,
por lo tanto, los sitios turísticos constituyen una construcción social
y geográica simultánea (Ortiz 2004). De acuerdo con Marc Augé
(2000), el lugar mantiene tres rasgos comunes: identidad, relaciones sociales e historia. Fuentes agrega: “Se trata de espacios vividos,
defendidos; que relejan las huellas de la historia y de la memoria
colectiva, donde sus usuarios pueden reconocerse. Pero es necesario
aclarar, que aunque pueden estar inluidos por procesos sociales de
larga duración también se encuentran atravesados por transformaciones [...]” (2005, 44). Resulta claro entonces visualizar el factor
social al sobrepasar las barreras del tiempo, a través de la memoria,
240
reconstruyendo el sentido del lugAr
dejando para el presente las huellas del pasado en los individuos que
internalizan los lugares como propios.
Catrogiovanni también aporta: “El lugar es producto de las relaciones humanas, por lo tanto del diálogo entre los hombres, entre los
elementos de la naturaleza y entre los hombres. Este proceso se conoce como relaciones sociales que se materializan en las vivencias,
garantizando la construcción de una red de signiicados y sentidos, es
decir de comunicación” (2007, 16).
Sin duda, los elementos naturales mantienen una carga social importante al momento de construir un lugar para el turismo, produciendo un acercamiento instantáneo al visualizarlos y apropiarse de
ellos. Yi Fu Tuan (2003) explica cómo la generación del apego a los
lugares es esencial para el individuo, como una respuesta biológica
que le permite crear el sentido de lugar. Por ello, éste es construido
a partir de la experiencia de las personas al habitar un lugar, al ser
inluidos por factores naturales y sociales de acuerdo a cada espacio
y tiempo. Es como “todo ello guarda relación con la naturaleza del
mundo objetivo, con la calidad de las imágenes mentales y con la carga de subjetivismo que corresponde al sentido de lugar. Este sentido
varía en el espacio y en el tiempo, se modiica y cambia de unas personas a otras” (Salazar A. 2009, 2). Entonces, podemos decir que el
sentido de lugar mantiene correspondencia con las relaciones sociales establecidas en torno a un espacio urbano en un tiempo deinido.
En sí, para comprender el sentido de lugar es indispensable identiicar el arraigo colectivo a un territorio, mediante las experiencias
compartidas a lo largo del tiempo, pero también debemos considerar
la inluencia social que se ejerce en la transformación del espacio urbano, lo que lleva a repensar las dinámicas sociales, como un campo
de fuerzas cambiantes. De acuerdo con lo anterior, retomamos los
imaginarios sociales del turismo debido a la importancia que presentan en la evolución del espacio urbano y, por ende, del turístico. Porque el turismo se puede concebir como un “sistema dinámico de producción, distribución y consumo de imágenes, imaginarios y sueños”
(Pereiro y De León 2008), que ejerce fuerzas complejas en torno a
241
turismo e imAginArios
la construcción del sentido de lugar. Por tal motivo, éste es validado
a partir de la actividad de los turistas y residentes, quienes conforman sus territorios de acuerdo a los imaginarios sociales del turismo
que han preconcebido sobre el lugar conigurando el territorio con
base en las relaciones que han tejido hacia el ambiente (Lindón et
al. 2006), las cuales les permiten construir sentidos y signiicados
(Fuentes 2005), a través de las prácticas de residencia y turismo.
Para analizar el territorio se sugiere señalar ciertos valores simbólicos, que permiten vincular las relaciones del hombre en torno al
espacio y al tiempo (Lindón et al. 2006), como un medio de apropiación en un acto denominativo (Silva 1992). Es decir, la construcción
del sentido de lugar conlleva a la distribución territorial desde los
imaginarios sociales con los cuales se identiican turistas y residentes. En suma, el territorio adquiere un valor subjetivo y un sentido de
apropiación, de acuerdo a la visión de cada grupo sobre su ambiente.
siete elementos teóricos PArA el Análisis
de lA construcción del sentido de lugAr
Al tomar como referentes teóricos los presentados antes, contribuiremos a consolidar un marco conceptual integrado por los imaginarios:
los sociales contemporáneos, los sociales del turismo y los urbanos.
A continuación se proponen siete elementos para la construcción del
sentido del lugar, para el turismo de segunda residencia.
Felicidad
La búsqueda de la felicidad es un elemento del imaginario social
contemporáneo ligado a la calidad de vida, el consumo y la busca
individualista de plenitud. Para el turista, ser feliz se traduce en prácticas que intentan consolidar estilos de vida, con el in de renunciar
a la formalidad de la existencia moderna, y encuentran refugio en
el espacio turístico. Según lo anterior, sugerimos que la felicidad es
alcanzada conforme se realiza la experiencia del viaje. Entre el con-
242
reconstruyendo el sentido del lugAr
sumo desmesurado de servicios turísticos, el contacto con el espacio
sin límites y, de ser posible, lograr una estancia prolongada, mediante
la compra de una residencia. Por tal razón, la construcción del sentido del lugar en torno al turismo de segunda residencia estará sujeta a
las representaciones de un estilo de vida, marcado por las ventajas de
habitar en un destino turístico con todas las comodidades que brinda.
Evasión
El deseo de evasión corresponde a la búsqueda de espacios alternativos a los cotidianos, a los que podemos llamar refugios de la vida
moderna. Por otro lado, la accesibilidad a los destinos turísticos es
imprescindible, para brindar movilidad espacial a los individuos interesados en ejercer la evasión que, para el turismo de segunda residencia, se plantea conforme a la elección del destino, la cual determinará
el estilo de vida de los turistas residentes, mientras el lugar ofrecerá
la capacidad de movilidad espacial, fundamental para cumplir con
las actividades deseadas en torno a la residencia.
Cultura local
La cultura local conduce a observar la vinculación entre los turistas
residentes y la población receptora, que lleva implícito el descubrimiento del otro. En este punto se parte de dos perspectivas; la primera
hace relexionar en el lugar turístico de acuerdo a su toque distintivo,
es decir, las representaciones principales de la cultura local y, en la
segunda, se pueden observar algunas de las consecuencias positivas
y negativas provocadas por el turismo de segunda residencia en las
comunidades receptoras, sobre todo, relejadas en lo referente a su
conformación urbana y social.
PAisAje
El reencuentro con la naturaleza, sin duda, induce a pensar en el paisaje, como uno de los elementos fundamentales que inluyen en la
243
turismo e imAginArios
selección del lugar turístico, para la compra de una residencia, que
habrá de considerar otro elemento imprescindible, la búsqueda de
evasión de la vida cotidiana, lejos de la infraestructura urbana clásica.
Por tanto, tendrá que contar con un paisaje diferente al de la vivienda
ordinaria. Hasta este punto, el imaginario social contemporáneo se relacionó en conjunto con los imaginarios sociales del turismo, sin embargo, para lograr una identiicación clara del proceso de construcción
de sentido del lugar en el turismo de segunda residencia, se propone
incorporar los imaginarios urbanos como un punto de apoyo, para
explicar la construcción del sentido del lugar en torno al territorio.
Territorio
El territorio corresponde a las marcas de habitabilidad producidas
por los individuos a partir de imágenes y operaciones simbólicas,
que se materializan en contenidos o límites. De acuerdo con Armando Silva: “El territorio, en cuanto marca de habitación de persona o
grupo, que puede ser nombrado y recorrido física o mentalmente,
necesita, pues, de operaciones lingüísticas y visuales, entre sus principales apoyos” (2006, 50 y 51).
A la especiicación de los límites espaciales que genera el territorio, le surgirán las características culturales de cada grupo social en
torno al espacio, por ello los estilos de vida de los turistas residentes,
así como los de los habitantes locales, serán la guía para observar
la diferencia entre las expectativas y sus alcances de consumo. Por
consiguiente, el territorio será el observatorio más evidente en el cual
identiicar la construcción del sentido de lugar de cada grupo social
sobre el espacio, mediante la representación simbólica del diseño de
la vivienda y su ubicación.
Orden urbano
Armando Silva (2006) reitera que los límites territoriales son fundamentales en la construcción geográica del sentido del lugar, para el
244
reconstruyendo el sentido del lugAr
turismo de segunda residencia. Una vez establecidos, sólo corresponde indagar, por medio de los imaginarios sociales producidos por los
turistas residentes, cómo han logrado interpretar su asociación con
el espacio, mediante sus representaciones simbólicas y su cohesión
social en torno al espacio. Así, mientras se lleve a cabo el proceso de
identiicación por parte de los turistas residentes e interesados en invertir en la compra de una vivienda, el sentido del lugar expresará un
orden urbano, que llevará a construir la ciudad turística encaminada
a un modelo de turismo de segunda residencia.
Representación
Marcar el territorio equivale a representarlo de diversas formas, “[...]
desde el espacio físico reconstruido, hasta mil maneras de nombrarlo; desde el bautizo oicial de sus lugares y espacios, hasta la negación del pomposo nombre originario y su reemplazo por uno modesto pero afín a la comunidad” (Silva 2006, 54). Pero, más allá de
la relación entre el lugar y sus habitantes, retomamos la felicidad, la
evasión, la cultura local y el paisaje como los referentes principales
de inluencia en torno a la representación del turismo de segunda
residencia. Y planteamos tomar cada uno de estos elementos para
analizar al turismo de segunda residencia, y así lograr la construcción
del sentido del lugar, de acuerdo a los turistas residentes y habitantes
locales.
conclusiones
Los imaginarios sociales se presentan como una propuesta ilosóica
y teórica de análisis para el turismo de segunda residencia; su aportación permite observar cada elemento que conforma el sentido del lugar turístico, de acuerdo a los grupos principales (turistas residentes,
habitantes locales y promotores inmobiliarios) que intervienen en su
construcción social y territorial.
245
turismo e imAginArios
De la aplicación teórica de los imaginarios sociales a la tesis Construcción del sentido del lugar. Experiencias del turismo de segunda
residencia en Bahía de Kino, Sonora, México (Estrada 2009), se concluye la capacidad para adaptar cada componente al caso de estudio.
En Bahía de Kino se pudo recuperar la visión de sus turistas residentes, con las técnicas metodológicas de entrevista semiestructura, foto
entrevista y croquis urbanos, con las cuales se logró identiicar cómo
imaginaban, soñaban, preiguraban y deseaban el lugar turístico.
La aplicación de los imaginarios sociales brindó el soporte necesario para interpretar el sentido del lugar, y su construcción y, con
ello, la visión más genuina de los actores sociales principales con respecto al turismo de segunda residencia. Sin más, dejamos en manos
del lector la posibilidad de aplicarlos a cualquier modelo turístico, y
así continuar haciendo aportaciones nuevas al estudio del turismo de
segunda residencia, a través de la construcción del sentido de lugar.
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250
lugAres y flujos en lA modelAción
del escenArio turÍstico globAlizAdo.
AcercAmiento Al cAso de Puerto vAllArtA, méxico
José Alfonso Baños Francia*
introducción
Esta participación versa sobre el concepto de lugar, primero a par-
tir de un enfoque amplio, y después desde las manifestaciones en
la arquitectura y el contexto urbano. Para ello se analiza la relación
entre lugar y arquitectura, en tres sitios mesoamericanos, para luego
relexionar en la incidencia urbana.
Con estas consideraciones se observan las manifestaciones del lugar en los objetos construidos de las ciudades turísticas de litoral en
México, donde se establece una relación signiicativa entre el sitio,
la identidad nacional y las expresiones culturales, para conigurar un
imaginario turístico nacional. Se revisa el caso de Puerto Vallarta,
destino consolidado, que se posicionó gracias a las características
únicas de “pueblito” mexicano frente al mar. Sin embargo, la pérdida
de competitividad reciente alentó dinámicas de regeneración basadas
en la inserción de nuevos artiicios arquitectónicos desvinculados de
la identidad local, y en concordancia con manifestaciones homogeneizadoras del paisaje construido. Para concluir, el concepto tradicional de lugar entra en un proceso de reformulación ante la transformación súbita del mundo global, cuyas tecnologías de información
y comunicación favorecen el espacio de lujos, reconigurando lo
arquitectónico y desurbanizando la ciudad. Las conclusiones no son
deinitivas, y dejan abierto el debate sobre el lugar y su incidencia en
la sociedad y el territorio contemporáneos.
*
Profesor-investigador del Instituto Tecnológico Superior de Puerto Vallarta. Correo
electrónico:
[email protected]
251
turismo e imAginArios
APuntes sobre lA noción de “lugAr”
La Real Academia Española deine lugar como “el espacio ocupado
o que puede ser ocupado por un cuerpo cualquiera”. En esta deinición se privilegia la noción física del lugar dejando un tanto de lado
la relación entre el espacio tangible y los usuarios, quienes al vivirlo
establecen una que es dinámica. Así, el lugar no se reduce a su componente físico o como contenedor, sino constituye un diálogo en el
que el espacio trasmite a los individuos signiicados y valores elaborados socialmente y ellos interpretan y reelaboran, pero al mismo
tiempo se adueñan de él, ya sea mediante marcas espaciales, la transformación o la apropiación simbólica, en un proceso que enriquece a
ambas partes (Rojo, 2012).
El concepto de lugar ha sido un tema de interés desde tiempos
remotos. Aristóteles se refería a él en su acepción física, como contenedor de objetos, de cuerpos que lo deinen o, dicho de otra manera,
“el lugar es la primera envoltura interior, en reposo, que posee el
cuerpo envolvente”(Muntañola 2001, 25). Veintidós siglos después,
Hegel abordó al lugar apoyado en los avances ilosóicos insistiendo
en la relación simbiótica entre tiempo y espacio, en donde la interacción de ambos genera materia y movimiento. Con ello, el tiempo
y el espacio no existen separados, y gracias a la noción temporal se
puede construir y modelar este último. Por tanto, el lugar es tiempo
en espacio, es decir, una unión de ambos, en la que el espacio se
concreta en un ahora a la vez que el tiempo se concreta en un aquí.
Estas consideraciones resaltan al movimiento como el instrumento
de marcaje del paso del espacio al tiempo y viceversa y, por tanto,
como cambio de lugar.
A partir del siglo xx, con la expansión de las ciencias físicas y
matemáticas y sus aplicaciones tecnológicas, se reformuló la noción
de lugar con la incorporación al debate de disciplinas como la psicología, antropología y sociología, sugiriendo que el concepto también
se construye social y culturalmente. Para Lindón (2007), el lugar en
la sociedad contemporánea se estudia desde los aspectos materiales
252
escenArio turÍstico en Puerto vAllArtA
y tangibles en cuatro dimensiones: la construcción física de la ciudad
(urbanismo), la distribución de la población (demografía), la acción
colectiva de los grupos sociales (sociología) y la producción de riqueza por actividades económicas (economía); no se han considerado otras realidades asociadas con la subjetividad y los imaginarios.
De esta manera se subraya el interés por adentrarse en los procesos
de construcción social del lugar, no tanto en su ediicación física
sino desde la manufactura cultural. Esta visión se deriva del aporte
constructivista a la geografía, en especíico la humana, que replantea
el concepto del espacio geométrico por uno más vivencial, donde comienza la construcción social de la realidad. Por tanto, el espacio y el
territorio son objeto de elaboración subjetiva por parte del sujeto-habitante; un mismo lugar o fragmento territorial puede ser construido
de formas diferentes, en función de los puntos de vista individuales.
Cada sujeto modela los lugares cotidianamente y, por ello, éstos son
resultado de las acciones del sujeto sobre el mundo externo. En ese
sentido, no se procede a diseccionar la realidad en fragmentos, para
comprender la dinámica compleja de los lugares, sino a partir de la
conexión con múltiples dimensiones que la autora designa “hologramas espaciales”, que vinculan la construcción física y social del lugar
en la ciudad. La dialéctica entre espacio y tiempo ha conformado una
noción sociofísica del lugar, en donde el componente tangible y la
historia han estructurado lugares desde los cuales la humanidad se
representa a sí misma.
El “lugar” en la arquitectura
En la arquitectura parece imponerse la consideración material del lugar, donde el espacio se delimita con elementos constructivos que
envuelven al usuario, lo separan al tiempo que conectan a lugar y
usuario en una interrelación integrada por realidades tangibles, como
el terreno, la vegetación, el clima, la topografía (Tedeschi, 1980) y
otras rugosidades que dejan su impronta en el mundo material. Los
artiicios arquitectónicos pueden enriquecer al lugar y aportar nuevos
253
turismo e imAginArios
lenguajes, que dan sentido cultural al contexto construido, como es el
genius loci,1 retomado por Aldo Rossi con la idea de locus, es decir,
la relación singular y universal que existe entre cierta situación local
y las construcciones de un lugar especíico, cuya localización tenía
un valor preeminente en el mundo clásico.
En la historia de la arquitectura se maniiesta una relación continua entre el lugar y los objetos construidos. En las civilizaciones
del mundo antiguo la adecuación de los ediicios con el entorno físico fue constante; para sostener dicho supuesto, en este trabajo se
evaluarán tres sitios en los que el binomio espacio-tiempo logró una
alta soisticación simbólica, artística y arquitectónica. El primero es
Teotihuacán, asentamiento mesoamericano donde la composición
urbana obedece a la cosmovisión de sus creadores, conformada en
función de las condiciones topográicas y territoriales; así, la calzada
de los Muertos se articula como un eje integrador de los conjuntos
ediicados, y se vincula con elementos astronómicos (García 2009).
Además, el remate visual de la calzada es la pirámide de la Luna,
ubicada en la porción más elevada, cuyo peril se delinea con el contorno del cerro Gordo lográndose una integración soisticada entre
arquitectura y paisaje. Esta visión se enriquece gracias al diferencial
de niveles en el conjunto, ya que la calzada de los Muertos actúa
como una rampa gigantesca en la cual se incrementa la percepción
de los ediicios en el contexto de la ciudad. El poderoso atractivo que
genera el conjunto llevó a los aztecas a designarla, varios siglos después de su abandono, como la “Ciudad de los Dioses”.
Otro caso signiicativo es Palenque, asentamiento maya enclavado en la selva chiapaneca, donde los constructores insertaron con
maestría los objetos arquitectónicos estableciendo un lenguaje cargado de simbolismo y abundante en diálogos con el sitio. Uno de los
más destacados es el templo de las Inscripciones, la tumba-pirámide
1
El concepto de genius loci se remonta al imperio Romano identiicándose como el
espíritu protector de un lugar expresado en iconografía religiosa, como una cornucopia o serpiente
254
escenArio turÍstico en Puerto vAllArtA
del rey Pacal, que se posa envuelta en la formación vegetal y montañosa. Al continuar el recorrido se advierte el templo de la Cruz,
con una vinculación muy precisa entre arquitectura y paisaje; la estructura, las escalinatas de acceso y el templo ubicado en la parte
superior (De Anda, 2006). Por último, está el templo del Sol, que es
un resumen reinado de los elementos arquitectónicos mayas; materializa la belleza y perfección, que desafía el paso de los siglos y las
inclemencias del clima. La relación entre el espacio físico y tiempo
encuentran en Palenque un referente importante en donde se resaltan
las creencias y el entramado social de los constructores, quienes aspiraron a dejar una marca respetuosa y duradera que trascendiera las
características del lugar.
Un tercer caso lo constituye Tenochtitlan; aquí, el mito del pueblo
azteca encontró el lugar para cumplir con sus aspiraciones físicas y
simbólicas insertando el corazón de la ciudad en el lago de Texcoco,
adecuando al territorio lacustre a las necesidades de sus creadores.
Un referente fue el templo Mayor, ediicado en diversas capas coronadas con los templos dedicados a Tláloc y a Huitzilopochtli, que
integra así el imaginario dual de las culturas mesoamericanas. La
potencia de Tenochtitlan cautivó a sus residentes y visitantes, incluso a los conquistadores españoles, quienes a su llegada se quedaron
“mudos de hermosura” (Galeano 1984, 83 y 84), carentes de las claves para valorar el profundo signiicado de su arquitectura. Con la
destrucción de la capital azteca y la imposición de formas y técnicas
constructivas provenientes de Europa, el valle del Anáhuac transformó su expresión tangible y se consolidó como referente, de manera
tan intensa que a la fecha sigue conservando una fuerte carga en el
imaginario sociocultural de los mexicanos. Los procesos de excavación en la zona aledaña y el valor simbólico del Zócalo demuestran
su importancia en la vida nacional.
Con estas consideraciones se resalta la relación entre los componentes físicos de la arquitectura y el lugar, expresado en la delimitación con elementos construidos, cuya vinculación simbiótica
entra en una fase de reformulación, ya que la vivencia del espacio
255
turismo e imAginArios
físico adquiere otros matices generados por los profundos procesos
de transformación social, donde los nuevos instrumentos de información y comunicación diluyen el componente material al ubicar sus
instrumentos de interrelación en espacios virtuales o de localización
variable. Una manifestación de esta nueva relación se reiere a la
identidad y el carácter de las ediicaciones, que se han transformado
desde la concepción tradicional de expresión del lugar y las actividades realizadas, para sustituirlas por otras formas y geometrías que
parecen no manifestar, a primera vista, su vinculación con el sitio
y su contenido cultural. La arquitectura contemporánea parece más
interesada en mostrar formalmente los avances de la tecnología que
en adaptarse a las condiciones del lugar y su entorno (Muñoz, 2009).
Esto no signiica que la inserción de objetos construidos se de-construya de la realidad material, sino que adquiere otras modalidades de
expresión que rompen los esquemas habituales de comprensión de lo
arquitectónico en el lugar.
La noción del “lugar” en la ciudad
La interpretación del lugar se presenta de múltiples maneras y su
lectura se torna compleja en la escala de la ciudad. Una distinción
fundamental radica en la naturaleza del asentamiento humano, ya sea
temporal o deinitivo; en el primer caso, los pueblos nómadas han establecido lo que Leroi-Gourham (citado por Muntañola, 2001) denomina el espacio itinerante, es decir, la forma de vincular el tiempo y
el espacio físico, mientras que en los pueblos sedentarios se presenta
el espacio radiante, organizado artiicialmente en donde se construye
un lugar en el tiempo.
Lynch (1966) hace otra aportación al lugar urbano: la percepción
del espacio es parcial, fragmentada y diversa, por lo que los contenidos que la ciudad proyecta se detienen en las formas físicas, clasiicadas en cinco elementos: sendas, bordes, barrios, nodos y mojones.
En conjunto, cada concepto encuentra su raíz en la realidad tangible,
sin embargo, la variable mojones (o hitos) aporta mejores elementos
256
escenArio turÍstico en Puerto vAllArtA
al conocimiento de las particularidades del lugar. Esta consideración
tuvo una relevancia particular en la génesis de las ciudades del turismo en México, donde la relación entre el lugar físico y la arquitectura
sirvió como estrategia recurrente para la habilitación de los destinos,
a los que se dotó de la infraestructura necesaria y del montaje de la
escenografía para la actividad recreativa, sobre todo, de playa.
el lugar y lA ArquitecturA en lAs ciudAdes
turÍsticAs de litorAl en méxico
El fortalecimiento del turismo en destinos de playa en México se debió a la interacción de sus condiciones físicas, la presencia del litoral,
el clima atractivo y el paisaje natural. A Puerto Vallarta arribaron
visitantes desde 1924 (Montes de Oca 1982), mientras que en Acapulco a partir de 1940 se comenzó a recibir poco a poco a más turistas
(Alcaraz 2009). En la primera etapa del desarrollo del turismo en
México se buscó establecer una relación signiicativa con el lugar,
para lo que se recurrió a elementos de la identidad nacional, como un
vehículo de expresión cultural. Este binomio lugar-identidad fue un
recurso para proyectar la imagen de lo “mexicano” en los destinos,
tanto entre los incipientes viajeros nacionales como entre los extranjeros (Baños 2010).
El entorno construido se fue transformando para albergar las
instalaciones turísticas, principalmente con la ediicación de la infraestructura hotelera. En 1934, Ignacio Díaz Morales proyectó el
Hotel Playa de Cortés, cerca de Guaymas, Sonora, donde empleó un
lenguaje de arquitectura mediterránea, con un dominio sólido de los
espacios interiores y exteriores, vinculados con el paisaje marino circundante (González Gortázar 1994). Un estilo similar sería empleado
en el Hotel Tropical, uno de los primeros establecimientos formales
en Acapulco (Alcaraz 2009).
En el periodo de mayor expansión de la planta hotelera, entre
1940 y 1980, creció mucho la oferta de hospedaje en los destinos
257
turismo e imAginArios
recreativos de playa en México;2 pero destaca que el lenguaje arquitectónico en estos hoteles no responde formalmente a los postulados
de la pretendida identidad nacional, y más bien se emplean expresiones vinculadas al estilo funcionalista, que se adaptan a los principios
del movimiento moderno y resaltan las soluciones utilitarias de la
actividad. En 1934 se construyó el Hotel La Marina, en Acapulco
(véase igura 2) con una arquitectura que respondía a dicho estilo.
El ediicio guardaba una gran similitud con el El Paraíso, de Puerto
Vallarta (véase igura 3), erigido en 1948, y cuya presencia signiicó
una ruptura con el contexto serrano local, al manifestarse con una
geometría de líneas sencillas y austeras.
Con el fortalecimiento de la industria turística en México, el sentido del lugar en los destinos de playa se fue transformando, para
albergar a más visitantes. La expresión arquitectónica se modeló para
responder simbólica y funcionalmente a las necesidades planteadas,
en particular con el crecimiento de la planta hotelera y los equipamientos turísticos como aeropuertos, centros comerciales y espacios
recreativos. Para 1950, Acapulco “creció sobre todo hacia el noroeste
y oriente de la bahía, que comprende los fraccionamientos Magallanes, Costa Azul, Playa Guitarrón, Las Brisas y las colonias Progreso,
Hogar Moderno y López Mateos” en una supericie aproximada de
537 hectáreas (Ibid., 33). Para ello se contó con un decidido apoyo
gubernamental por medio de estímulos iscales, créditos preferenciales y el desarrollo de infraestructura urbana, lo cual atrajo cuantiosas inversiones, tanto de capital nacional como extranjero, para la
construcción de hoteles, fraccionamientos residenciales y comercios,
generando fuentes de empleo y el fortalecimiento de actividades turísticas.
El paisaje se transformó de manera paulatina con la presencia de
hoteles, cuya silueta contrastaba con el peril del mar y las montañas.
2
Al respecto, Osbelia Alcaraz (2009, 69) documenta que, en Acapulco, entre 1940 y
el in de 1980, se construyeron 256 hoteles; destacó el lapso de 1970 a 1979, en el
que la expansión fue mayor, con un incremento de 20 por ciento.
258
escenArio turÍstico en Puerto vAllArtA
De esta época destacan el Elcano; con 180 habitaciones y 12 niveles,
El Maris, con 84 cuartos, 14 pisos, y una forma funcional semiradial
y el Presidente de Acapulco, ubicado en la costera Miguel Alemán,
conformado por dos grandes volúmenes de 20 pisos cada uno. En
todos los casos, las soluciones formales de los ediicios no parecen
responder a la expresiones del lugar, y en su lenguaje se valida el
discurso de la modernidad en los destinos tradicionales.
La expansión del turismo continuó gracias a los avances en los
sistemas de transporte y la maduración de las empresas dedicadas
a los viajes, en la década de1960. En Acapulco se prolongó la ediicación masiva de hoteles, como el Fairway, de 14 niveles; Paraíso
Radisson Plaza Las Glorias, de 416 habitaciones, y La Jolla, en donde se dejaron grandes áreas para piscinas, asoleaderos, restaurantes,
terrazas, estacionamientos y otras amenidades, ajustándose a los postulados de la arquitectura moderna.
El fortalecimiento del imaginario turístico en Acapulco vinculó al lugar como un sitio reinado a escala nacional e internacional,
y atrajo a artistas, actores, deportistas, gente del jet set y millonarios. Muchas películas se ilmaron en el puerto, como Diversión en
Acapulco,3 protagonizada por Elvis Presley; también se llevó a cabo
la Reseña Mundial de Cine, entre otras actividades (Secretaría de
Turismo, sectur 2000).
En Puerto Vallarta, la década de 1960 signiicó el despegue de
la vocación turística local. En 1963 se ilmó La noche de la iguana,
3
La película se ilmó en 1963, por Paramount Films, signiicó la décima tercera participación de Elvis Presley en el mundo del cine. El cartel publicitario mostraba una
igura en primer plano de Elvis y al fondo paisajes naturales y construidos, como
Pie de la Cuesta y ediicios en la zona hotelera. En la trama, Presley personiica a
Mike Windgren, un cirquero que, al escapar de su pasado, se encontró a sí mismo en
Acapulco, donde es contratado como salvavidas en un hotel; por las noches entretenía a los visitantes cantando. El personaje se involucra con dos exóticas mujeres,
interpretadas por Ursula Andress (Margarita) y Elsa Cárdenas (Dolores). Al inal
de la cinta el personaje vence sus miedos, se arroja desde la Quebrada y decide pasar el resto de su vida con Margarita. http://www.elvispresley.com.au/elvis/presley/
fun_in_acapulco.shtml.
259
turismo e imAginArios
dirigida por John Houston y estelarizada por Richard Burton, Eva
Gardner, Deborah Kerr y Sue Lyon. La importancia mediática de este
evento se vio incrementada por la relación amorosa entre Burton y
la también actriz Elizabeth Taylor, quienes quedaron tan impactados
con la belleza del lugar, que adquirieron la casa Kimberly, en el conocido barrio Gringo Gulch. El rodaje inluyó en la difusión del destino
a escala internacional, y atrajo inversión para el Hotel Posada Vallarta, inaugurado en 1964 (Gómez 2008), de 84 habitaciones; se construyó en una supericie aproximada de 12 hectáreas, y fue proyectado
por el arquitecto Francisco Artigas. El inmueble se fue expandiendo,
primero a 124 cuartos, hasta llegar a tener más de 500, aunados a
salones de convención, plaza mexicana, centro comercial, cortijo, albercas y restaurantes. El estilo del conjunto incorpora elementos de la
arquitectura tradicional vallartense, pero adaptada a los nuevos usos;
el empleo de cúpulas, arcos de ladrillo aparente y cubiertas con teja
trasmiten la sensación de estar en un “pueblito tradicional”. En 1969
se abrió el Camino Real, el primero de cadena nacional, donde también se incorporaron las características de la arquitectura local, pero
se recurrió a otras soluciones y manifestaciones ajenas.
En la década de 1970 se registró el mayor crecimiento de los destinos de playa en México, tanto por la consolidación de Acapulco
y Puerto Vallarta como por la entrada de Cancún, que después se
convertiría en la estrella del irmamento turístico nacional. Se fortaleció la masiicación de las construcciones y la transformación de
una imagen menos nacionalista y funcionalista. Dentro de los ejemplos dignos de mención destacan, en Acapulco, los hoteles Fiesta
Americana Condesa, con 435 habitaciones; Calinda Beach, con 357;
Acapulco Plaza, con un peril peculiar, de forma circular, y con 596
unidades; Exelaris Hyatt Regency Acapulco, con 640; Romano Palace, con 252, y La Palapa, una torre alta, con 378 habitaciones.
En Puerto Vallarta se expropió una extensa porción de suelo ejidal
para el desarrollo turístico, con lo que se dotó de certeza en la tenencia de la tierra, y favoreció el crecimiento económico, turístico y urbano, a través de la estructuración de la zona hotelera norte, y la edi-
260
escenArio turÍstico en Puerto vAllArtA
icación de hoteles como Playa de Oro, Fiesta Americana y Holiday
Inn, lo que permitió aumentar las opciones de hospedaje. De acuerdo
con Munguía, “en 1973, la oferta de cuartos era de 1 760, y en 1981,
las habitaciones disponibles habían aumentado a 4 783” (1997, 217).
El modelo consistía en dotar de terrenos frente al mar a los hoteles,
dejar la circulación vehicular por la parte trasera, y limitar el acceso
público a las playas, con lo que se favoreció la privatización de los
recursos del litoral para los turistas y se fortaleció la percepción de
despojo de los residentes locales.
El surgimiento de Cancún fue resultado de “una decisión política del Estado, una estrategia de la geopolítica internacional que con
apoyo de Estados Unidos pretendió poblar la ribera del canal de Yucatán, que hasta esa época estaba controlada por los cubanos de Fidel
Castro” (César 2006, 92); fue uno de los primeros centros integralmente planeados, desarrollado por el Fondo Nacional de Fomento al
Turismo, con inanciamiento del Banco Interamericano de Desarrollo, cuyo plan maestro fue formulado por Agustín y Enrique Landa
Verdugo. Dentro de las manifestaciones de arquitectura turística se
menciona el Hotel Camino Real, de Ricardo Legorreta, con el que
reina y mejora su proyecto para un hotel horizontal. La interesante solución estructural en el ediicio de la zona de habitación
está resuelta con base en marcos que le permitieron inclinar una
de las fachadas, abriendo un espacio central ajardinado; los espacios públicos, las albercas y los jardines están también resueltos
con una extraordinaria calidad. El peril del conjunto del hotel y
su emplazamiento, entre el mar y una laguna, son un ejemplo de
adaptación a las características ambientales del Caribe Mexicano
(Toca 1994).
Entre 1980 y 1990 en Acapulco se construyeron 44 hoteles, destacan Do Brasil, con 118 habitaciones; Las Torres Gemelas, con 618,
y Playa Suites Acapulco, con 502 (Alcaraz 2009). Puerto Vallarta
pasó de 4 783 a 8 646 cuartos en el mismo periodo, casi el doble de
261
turismo e imAginArios
la oferta de hospedaje, debido a la apertura del Sheraton Buganvillas,
en 1980; Buenaventura, en 1987, y Qualton (Gómez 2008). En estos
ediicios se aspiró a representar una imagen de la arquitectura tradicional vallartense, con la asimilación del estilo serrano imperante
en el centro tradicional del poblado, donde se emplearon materiales
como azulejo, madera y tejas tradicionales, así como elementos constructivos como columnas, acabados rústicos, arcos y cúpulas.
A partir de 1990 y hasta el año 2000 disminuyó la ediicación de
hoteles en Acapulco y Puerto Vallarta; en el primero sólo se erigieron
32, mientras que en el segundo se añadieron 1 250 habitaciones, con
lo que se conirma el descenso de la actividad hotelera tradicional en
estos destinos.
Aunque en el modelo de turismo en México se buscó incorporar
los recursos del lugar y la identidad como atractivos añadidos, en la
práctica no se consiguieron estos objetivos y las repercusiones de
la masiicación en la actividad fueron profundas. De esta manera,
se acuñó la expresión acapulquización, en referencia al crecimiento
turístico sin control, y a que no se lograron los beneicios multiplicadores que el turismo debería generar en las comunidades de acogida
(César y Arnaiz 2002).
En la actualidad, el espacio turístico enfrenta procesos inéditos
con la adopción de los hoteles pequeños, conocidos como boutique,
donde se reutilizan viviendas grandes desde donde se promueve un
hospedaje de alto consumo, bajo impacto y enfocado a sectores especíicos como de tercera edad u homosexuales. Además, se va imponiendo el modelo de turismo residencial, que comenzó a principios
del siglo xxi, y tuvo un auge espectacular hasta el estallamiento de
la burbuja inmobiliaria global en 2008, cuya crisis inanciera e hipotecaria se presentó con mayor virulencia en Estados Unidos y los
principales países desarrollados.
De esta manera, el sentido del lugar en las ciudades turísticas
mexicanas de litoral se desliga de la esfera física y del concepto de
identidad modiicando su relación con el sitio que la cobija y en su
relación simbólica con los usuarios que la ocupan.
262
escenArio turÍstico en Puerto vAllArtA
el esPAcio de “flujos” y lA PrácticA del turismo globAl
Con la globalización se fortalece la expansión de las tecnologías de
la información y comunicación, y se mejoran las redes de transporte
mundial. El concepto de lugar toma nuevos matices, en particular,
desde la noción sociofísica, donde el espacio tangible se dispersa en
su dimensión geográica, y se adentra en la tesitura de lo “virtual”
con ubicaciones remotas y de localización variable, mientras que el
tiempo se acelera con “lujos” de información, personas y mercancías
modiicándose la percepción de la distancia, para expandirse ininitamente, y con ello el principio de vecindad planteado por Bachelard
(Muntañola 2001) adquiere otra lectura.
Un ejemplo lo constituyen los programas computacionales de interacción digital y otros dispositivos,4 que facilitan la comunicación
en tiempo real entre individuos ubicados en espacios tan diversos
como la conectividad a internet lo permita, y posibilita así la dispersión de las actividades. Es frecuente que desde la computadora se
realicen tareas laborales y, al mismo tiempo, se establezcan relaciones con otros usuarios a los que es posible ver y escuchar, gracias
a interfaces. Esta modalidad de comunicación es altamente selectiva, ya que sólo los contactos aceptados por ambos usuarios (o más)
pueden participar, en una forma renovada del concepto de espacio
público (Delgado 2013).
Esta interacción social transforma los usos en la ciudad contemporánea y tiene implicaciones territoriales, ya que se intercambian bienes, pero también circulan “lujos” de ideas, recursos e información,
expresándose en un deseo por estandarizar el paisaje arquitectónico y
urbano (Muñoz 2008). De esta manera, los nuevos procesos de urbanización se caracterizan por la homogeneización de la manufactura,
construida con la aspiración por conigurar paisajes uniformes, y acceder a un equilibrio entre las especiicidades propias del lugar y el
orden visual genérico (Koolhaas 2006). Con ello, la homogenización
del paisaje hace las veces de un sistema de señalización de los lugares,
4
Destacan las versiones de chats, como msn Messenger, de conversaciones a distancia como Skype y redes sociales como Facebook, Twitter y otras.
263
turismo e imAginArios
donde se renueva y transforma el espacio urbano subrayando que las
diferencias entre la expresión material de la ciudad no desaparecen, y
se asegura que dichos cambios no destaquen demasiado (Sassen 2009).
El paisaje, donde se aspira a la repetición, encuentra en las ciudades del turismo un campo fértil de experimentación, ya que el espacio recreativo se planiica para responder a los imaginarios del visitante separando los sitios comunes en el contexto local. Los enclaves
turísticos se consolidan como islas y espacios muy segregados, en un
entorno de simulacro, para asegurar la emoción, el espectáculo y el
ocio, en una escenografía diseñada cuidadosamente para inluir en el
comportamiento del visitante al alentar el deseo, favorecer el consumo, restringir su movimiento y regular el tiempo (Judd 2003), para
ofrecer un escape momentáneo de la realidad cotidiana.
Al respecto, Méndez (2008) propone una analogía entre los espacios del turismo y el tinglado de un escenario teatral, ambos ediicados
para la experiencia efímera, con actividades temporales y cambiantes.
Los enclaves turísticos han de cumplir con eicacia las expectativas
publicitarias conirmando a los visitantes la cristalización de sus sueños. La actuación debe realizarse en dos espacios con signos especíicos y diferenciados: el primero como región “frontal o delantera”,
donde el actor o el espacio asumen su caracterización, sostienen la
máscara y se presentan en el escenario; y, el segundo, separado y diferente del anterior, como región “posterior o trasera”, en donde el actor
deja provisionalmente el personaje, la máscara, disminuyendo la interacción con los demás actores, para conseguir el descanso y refugio.
Esta diferenciación ocurre con especial virulencia en los destinos
de litoral en México, donde hay una división profunda entre el espacio de los visitantes y el cotidiano de los residentes (Baños 2012).
En el enclave turístico se privatiza el espacio, se interponen cortinas de ediicios (hoteles y departamentos), se construyen marinas y
campos de golf, en procesos intensos de transformación, donde el
territorio local enfrenta problemáticas crecientes: fortalecimiento de
la segregación residencial, exclusión social y fragmentación del espacio (Gómez 2005).
264
escenArio turÍstico en Puerto vAllArtA
El montaje de la escenografía para el turismo parece encontrar similitudes con la expresión arquitectónica de los hoteles funcionalistas de mediados del siglo xx, que tampoco se adaptaron a su contexto
tradicional. Sin embargo, la diferencia radica no tanto en los objetos
construidos sino en la motivación que les dieron origen; en la experiencia funcionalista, el ediicio pretendía adecuarse a las necesidades utilitarias de hospedaje, y expresar un sentido de modernidad.
Por su parte, las instalaciones turísticas, producto de la globalización,
maniiestan una estandarización banal con el ánimo de repetir y replicar, con independencia del lugar, y generar paisajes homogéneos
y descontextualizados del territorio local.
El montaje escenográico en las ciudades contemporáneas se presenta inclusive en las que no cuentan con un patrimonio arquitectónico importante, como las europeas, donde se asiste a una inserción
constante de objetos genéricos y descontextualizados del tejido local;
un ejemplo reciente acontece en Sevilla, España, con la ediicación
de la Torre Cajasol, estructura que medirá 180 metros, cuya silueta
entra en competencia con la Giralda, el elemento más emblemático
de la ciudad. En Colonia, Alemania, se eleva la torre de oicinas Koln
Turf, de 150 metros, ubicada en las cercanías de la catedral y lo mismo sucede en Londres, con la torre The Shard, un rascacielos de 310
metros, el más alto de la Unión Europea.5
lugAres y flujos en un destino consolidAdo: Puerto vAllArtA
Puerto Vallarta es un destino turístico maduro, localizado en la costa
del Pacíico mexicano; en 2010 recibió más de tres millones de personas, más de la mitad eran nacionales y el resto extranjeras (Secretaría
de Turismo de Jalisco, setujAl 2011). Su vocación recreativa se fortaleció a partir de la segunda década del siglo xx, gracias a las condi-
5
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/04/120405_giralda_rascacielos_modernidad_unesco_fp.shtml (abril de 2012).
265
turismo e imAginArios
ciones de su contexto natural y las características edilicias generando
una expansión poblacional y territorial sostenida. En este proceso, la
arquitectura se expresó en diversas tipologías que materializan, con
elementos espaciales, los imaginarios de sus habitantes y, a su vez,
estas manifestaciones constituyeron un atractivo turístico y una ventaja competitiva importante, en relación con otros destinos de México.
La arquitectura serrana tradicional en Puerto Vallarta
La isonomía original en Puerto Vallarta se deriva de la arquitectura
serrana, debido a que los primeros habitantes provenían de poblados
cercanos, como San Sebastián del Oeste, Mascota y Talpa de Allende, quienes al establecerse trasladaron con naturalidad su tradición
constructiva. Esto le confería al poblado un aire de rústica simplicidad, con calles empedradas, muros encalados y cubiertas con teja de
barro, adaptándose a la topografía del terreno, con el predominio de
tres colores: gris para los empedrados, blanco para los muros y rojo
en las cubiertas. Además, la traza urbana se estructuraba con calles
entrecruzadas perpendicularmente, tanto en lo plano como en las zonas montuosas, por lo que subían y bajaban de acuerdo con los accidentes del terreno (Baños 2010). Estas características isonómicas
se dieron de manera natural y armónica, y se conservaron sin alteraciones por más de un siglo, lo que consolidó la imagen de “pueblito
típico” mexicano, elemento que constituyó el principal recurso para
la comercialización de Puerto Vallarta. Dicha particularidad es poco
frecuente, ya que la arquitectura se forjó con una identidad serrana,
pero insertada en un poblado costero y de clima tropical.
Rupturas con la arquitectura serrana tradicional
La adopción del turismo y la transformación gradual de la vocación
económica provocó una ruptura en la isonomía serrana tradicional,
y se adaptó el estilo funcionalista como el medio de expresión de la
modernidad en Puerto Vallarta. Los primeros hoteles, como el Ro-
266
escenArio turÍstico en Puerto vAllArtA
sita, Paraíso y Chula Vista, se ediicaron con un lenguaje austero y
eiciente para adaptarse a las necesidades de la industria turística, en
donde la geometría se modiicó para incorporar losas de concreto,
balcones y amplios ventanales horizontales, y destacar la simplicidad
de líneas.
Pero el funcionalismo no sería el único medio de transformación
arquitectónica; con la aportación de Fernando Romero se inauguró
un estilo nuevo, el Vallarta, donde se reformularon los valores constructivos tradicionales, se involucraron expresiones modernas pero
ancladas en la tradición e identidad vallartense (Arel 2013). La suma
de estas dos fuentes representó la materialización espacial de una
sociedad local, que había evolucionado y que se adaptaba a usos,
materiales, técnicas e imaginarios nuevos.
Con el devenir del tiempo, tanto el funcionalismo como el estilo Vallarta se consolidaron como tipologías propias, cuya presencia
forma parte del patrimonio arquitectónico de la localidad.
intervenciones recientes en Puerto vAllArtA
Las ciudades de playa en México mantienen altas tasas de expansión, y se van adaptando a las transformaciones del negocio del ocio
mundial. En Puerto Vallarta se han invertido cuantiosas sumas en
el mercado inmobiliario en la última década, enfocadas a conjuntos
habitacionales para turistas. Esto ha cambiado el modelo convencional de desarrollo turístico, más dirigido a la ediicación hotelera. El
vehículo de expresión formal se alinea con la dinámica de homogeneización del paisaje arquitectónico.
Expresiones arquitectónicas recientes en Puerto Vallarta
En Puerto Vallarta, las manifestaciones de la arquitectura reciente
responden más a una lógica económica que estética. Los ediicios
se han proyectado con el objetivo de asegurar la rentabilidad de los
267
turismo e imAginArios
inversionistas, y no como una aportación a la belleza y al tejido arquitectónico local. Las herramientas empleadas para asegurar la eiciencia suponen la violación a la normatividad urbana, la ediicación
en gran altura, la alteración del medio ambiente y del paisaje natural.
La construcción masiva de vivienda para residentes temporales ha
tenido efectos territoriales signiicativos, como el deseo por acceder
a una distinción, seguridad física y singularidad, con lo cual se presentan formas renovadas de segregación residencial.
Otra característica es el afán por incorporar la materialización de
las nuevas arquitecturas y expresiones, alejándose con desdén de la
identidad vallartense tradicional. Lo paradójico es que en el pasado
se buscó la adecuación a los elementos locales, y ahora se imponen
estilos que recurren a la transformación formal, donde se emplean
grandes ventanales de cristal, estructuras de acero expuestas, verticalidad pronunciada y densidad excesiva. Los principales ediicios
contemporáneos se localizan en el espacio turístico, sobre todo en el
litoral costero y en la zona de montaña, lo que propicia un territorio
fértil para la especulación inmobiliaria.
Los procesos de homogenización del paisaje construido han promovido la contratación de arquitectos de irma, con prestigio mundial, como parte de una estrategia de mercadotecnia turística. Así,
hay desarrollos entre los que destacan Icon Vallarta, proyectado por
el diseñador francés Phillipe Starck, en conjunto con Arquitectónica
(véase igura 4), o Enclave, obra de Michael Graves, así como Nima
Bay, de Central de Arquitectura, y la propuesta Museo del Tequila,
de Casa Cuervo, de Frank Gehry. Las expresiones formales de estos
autores aterrizan en la geografía vallartense con resultados mixtos,
sobresale la falta de adecuación a la realidad local, al paisaje y medio
ambiente, y resultan en proyectos emblemáticos que no se adaptan
al contexto propio. De esta manera, la arquitectura contemporánea
en Puerto Vallarta parece ignorar el sentido tradicional del lugar,
conformado a lo largo de los años, soslayando la tradición, con la
inserción de objetos construidos que siguen la lógica del mercado
global, antes que la identidad y valores que le dieron origen.
268
escenArio turÍstico en Puerto vAllArtA
Intervención en el espacio público: el caso del malecón
El malecón es un andador lineal como de un kilómetro de longitud,
paralelo al litoral, se extiende desde la calle 31 de Octubre hasta el
parque Aquiles Serdán, en el centro de Puerto Vallarta. Su construcción comenzó tras el ciclón del 24 de octubre de 1925, que arrasó
gran parte del antiguo poblado (Murguía 1997) y, con el tiempo, se
convirtió en el espacio público más importante para los residentes y
en uno de los atractivos turísticos.
En 2011, el gobierno local promovió la rehabilitación del malecón
con el objetivo de regenerar este importante pasaje urbano. Para ello
se retomó la idea de peatonalizar y favorecer el comercio público de
restaurantes, bares y terrazas. La propuesta consistió en una magna
intervención arquitectónica, cuyas principales acciones fueron cerrar
el paso al tránsito vehicular, reforzar el muro de contención en la
playa, modiicar el pavimento, transformar la forma del paseo, incluir una ciclovía, colocar arbolado, adecuar el mobiliario urbano y
mejorar la iluminación. Las obras se iniciaron en mayo de ese año, a
pesar del rechazo de un sector de la población y de las repercusiones
económicas que se tendrían en la franja turística del centro tradicional durante la construcción.
La expresión arquitectónica empleada en el “nuevo” malecón se
adecua a la tendencia contemporánea de intervención en el espacio
urbano, al incorporar bancas y elementos de mobiliario, fusionar el
nivel de la banqueta con el del paseo marítimo y modiicar la traza
original, rectilínea, por una ondulada con rampas para acceder a la
playa (véase igura 5). La principal crítica al proyecto es el parecido
iel al Paseo de la Playa de Poniente, de Benidorm, España, que proyectaron los arquitectos Carles Ferrater i Lambarri y Xavier Martí
Galí, entre 2005 y 2009.
El deseo por contar con un malecón digno, de “clase mundial”
y “europeo”, se tradujo en un proyecto que homogeneiza el paisaje
local, con las tendencias globales en la arquitectura y el urbanismo.
Pero, la debilidad principal radica en la ejecución deiciente de la
269
turismo e imAginArios
obra, donde la iluminación artiicial es escasa, el mobiliario se ha
deteriorado rápidamente, la vegetación es excesiva y la colocación
inadecuada de las esculturas genera un espacio desarticulado y carente de identidad local. Al respecto, los vallartenses le adjudicaron
el apodo de el “malechón”, en alusión a la mala calidad del proyecto
y de la obra concluida.
APuntes finAles: considerAciones renovAdAs del lugar
En el recorrido se expuso que la noción tradicional de lugar se reiere
al espacio tangible, como contenedor de objetos y al tiempo como
esfera de soporte (sociofísico). Sin embargo, otras consideraciones
se incorporan al debate de este concepto, entre ellas, las aportaciones
sobre el aspecto intangible con la construcción social del lugar por
parte de los usuarios, quienes conforman su propio imaginario.
La arquitectura ha tenido una relación fundamental con el lugar;
su materialización ocurre en un espacio y tiempo concretos. La inserción construida aporta y dota al lugar con un sentido nuevo; en
el caso de creaciones excelsas, lo enriquece y éste adquiere otros
matices. Para retroalimentar ambas realidades se revisaron tres sitios
mesoamericanos de gran belleza, en donde la interacción entre lugar
y arquitectura logró realidades excelsas. En cuanto a la ciudad, el
lugar también cobró una importancia relevante al integrar territorio,
tiempo y actores sociales.
Las ciudades turísticas de litoral en México se valieron del lugar
en su proceso de construcción, que en un primer momento se buscó
vincular con la identidad nacional, pero los primeros conjuntos hoteleros se expresaron con una arquitectura funcionalista diferente al
imaginario de dicha identidad, y en Acapulco y Puerto Vallarta hay
diversos ejemplos que dan muestra de ello.
En el mundo global contemporáneo se consolida el espacio de
lujos, impulsado por los avances tecnológicos de información y
270
escenArio turÍstico en Puerto vAllArtA
comunicación, que reformulan la noción tradicional de lugar extendiéndose en geografías variables, localizadas en espacios alejados y
veloces en el tiempo de ejecución. Estos procesos de alcance mundial reconiguran la práctica arquitectónica en destinos turísticos, que
destacan por la homogeneización del paisaje urbano.
Al revisar las intervenciones arquitectónicas y urbanas más recientes en Puerto Vallarta, se advierte que el sentido del lugar y la
identidad han dejado de ser un concepto recurrente en la modelación
del espacio construido, y que más bien se busca adoptar formas estandarizadas y genéricas, que aseguren un sitio entre la competencia
urbana mundial.
El debate sobre la modelación del espacio turístico en destinos
mexicanos de litoral seguirá abierto, así como las modalidades arquitectónicas y la presencia territorial de estos objetos emblemáticos
descontextualizados del paisaje natural.
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escenArio turÍstico en Puerto vAllArtA
Figura 1
Hotel Tropical, en Acapulco (1928, desaparecido)
Fuente: Osbelia Alcaraz (2009, 72).
Figura 2
Hotel La Marina, en Acapulco (1934, desaparecido)
Fuente: Osbelia Alcaraz (2009, 25).
275
turismo e imAginArios
Figura 3
Hotel Paraíso, en Puerto Vallarta
Fuente: Catalina Montes de Oca (1982).
Figura 4
Desarrollos de vivienda secundaria en Puerto Vallarta
Fuente: fotografía de José A. Baños.
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escenArio turÍstico en Puerto vAllArtA
Figura 5
Imagen de la propuesta de “rehabilitación” del malecón (2011)
Fuente: H. Ayuntamiento de Puerto Vallarta (2010-2012).
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Con un tiraje de 1 000 ejemplares,
este libro se terminó de imprimir
en el mes de septiembre de 2013,
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