12/2/2016
Perspectivas económicas para 2016
Perspectivas económicas para 2016
Rafael Pampillón (Consejo asesor)
Expansión, 19 de octubre de 2015
El FMI anticipa, en sus últimas previsiones, una ralentización del crecimiento en los mercados
emergentes, provocada por el frenazo de China y la caída de los precios de las materias primas.
Estados Unidos y Europa, en cambio, mejoran sus perspectivas para el próximo año.
El FMI publicó hace unos días la edición de octubre del World Economic Outlook, donde
desgraciadamente se revisa a la baja las previsiones de crecimiento económico mundial que el propio
Fondo había hecho en el mes de julio. Una señal de que la economía mundial está sufriendo un
deterioro cuyas causas hay que buscarlas en primer lugar, en la transformación económica de China
dirigida a aumentar la producción de bienes de consumo y del sector servicios con el fin de satisfacer
más adecuadamente las necesidades de sus ciudadanos. Un cambio que está teniendo dificultades ya
que el consumo y el sector servicios no son lo suficientemente potentes como para tomar el relevo de
las exportaciones y la inversión. El resultado es un menor crecimiento económico de China.
En segundo lugar, este frenazo en el crecimiento económico de China ha provocado una caída brutal de
sus importaciones y como consecuencia una caída en los precios de las materias primas. Desde abril de
2011, los precios mundiales de las materias primas han disminuido más de un 40%. Una situación que
beneficia a los países importadores de materias primas, como España, pero que, en cambio, debilita
las perspectivas de crecimiento para los países exportadores como es el caso de la mayor parte de los
países de América Latina.
Tercero, este menor crecimiento de los países exportadores de materias primas y la expectativa de un
aumento de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal están contribuyendo a que se
produzca una fuga de capitales desde los países emergentes hacia Estados Unidos. Lo que, unido a la
apreciación del dólar, está dificultando la devolución de la deuda pública nominada en dólares y la
financiación de economías como Ucrania, Turquía, Rusia, Argentina, Brasil, Colombia o Perú.
Este año, América Latina y el Caribe sufrirá una contracción económica (0,3%), consecuencia de la
caída de precios de las materias primas, las menores exportaciones hacia China, la contracción de
Brasil que es la mayor economía de la región y la fuga de capitales hacia Estados Unidos.
Sin embargo, para el año que viene el FMI es relativamente optimista la región tendrá un crecimiento
ligeramente positivo (0,8%). Pero esta mejora no será homogénea. Algunos países tendrán en 2016
crecimientos económicos muy positivos como es el caso de Panamá (6,5%), Republica Dominicana (6%),
Perú (4,8%), Colombia (3,9%), Chile (3,7%) o México (3%) mientras que otros continuarán estancados
como es el caso de Argentina o con crecimiento negativo: Brasil (1%) y Venezuela (5%).
Venezuela y Brasil están sufriendo graves problemas económicos y políticos que desgraciadamente se
han ido deteriorando en los últimos meses. En el caso de Venezuela a las malas políticas económicas y
a la inseguridad jurídica se ha unido la caída de los precios del petróleo. La consecuencia es que la
capacidad productiva se está reduciendo drásticamente. Esta contracción de la oferta junto al elevado
déficit público está colapsando la economía y ha provocado una hiperinflación del 70%, que parece que
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seguirá aumentando en 2016 hasta alcanzar niveles de tres dígitos.
La economía de Brasil también se encuentra inmersa en una situación complicada. Sus exportaciones
se están reduciendo por el deterioro de la economía de sus principales socios comerciales, así como
por la caída del precio de las materias primas. Además, la inversión extranjera también se ha visto
reducida por la pérdida de confianza en el país provocada por el escándalo de corrupción de Petrobras:
el mayor de la historia del país. Como consecuencia la agencia de calificación Fitch ha rebajado la
solvencia de la deuda pública de Brasil dejándola en un escalón por encima de la categoría de bono
basura.
El FMI señala a la eurozona, Estados Unidos y Gran Bretaña como las economías del mundo que
mantienen o mejoran las previsiones de crecimiento para este año 2015. En 2016, la economía
estadounidense volverá a ser uno de los motores del crecimiento mundial. Desde el año 2010 la
economía de EEUU ha alcanzado tasas de crecimiento cada vez mayores. Así, EEUU crecerá un 2,6%
este año (frente al 2,4% del año pasado) y un 2,8% en 2016. Este excelente comportamiento está
permitiendo que el mercado laboral estadounidense sea en la actualidad uno los que tiene mejor
comportamiento en el mundo: su tasa de paro es del 5%.
EUROZONA
También mejora la situación económica de los países de la zona del euro: sus ritmos de crecimiento
están muy cerca del potencial y las tasas de paro se están reduciendo. Este crecimiento obedece a la
disminución de los precios del petróleo, la depreciación del euro, la política monetaria expansiva del
Banco Central Europeo y la mejora de las condiciones financieras para las empresas, familias y
gobiernos.
En este contexto la economía española se ha convertido en la que más crece de la eurozona y es una
de las pocas economías que no sufren revisiones a la baja en las previsiones que el FMI hizo en el mes
de julio. En este sentido, el FMI destaca la consolidación de la recuperación española que está siendo
más intensa de lo que había previsto a comienzos de este año, y confirma la estimación de PIB que hizo
en julio, tanto para 2015 (3,1%) como para 2016 (2,5%). Previsiones que son inferiores a las del
Gobierno (3,3% y 3% respectivamente) y también a las del consenso de los economistas (3,2% y 2,8%).
Estos buenos resultados para España son la consecuencia de haber aplicado políticas económicas que
han permitido recapitalizar los bancos (muy penalizados por la crisis inmobiliaria), corregir el déficit
público (introduciendo duras medidas de austeridad), promover las exportaciones (gracias a la
reducción de los costes empresariales y a la moderación salarial), aumentar el parque empresarial
(dando facilidades a los emprendedores), reducir la deuda de las empresas (con los planes de pago a
proveedores) y atraer inversión extranjera. En resumen, España lleva más de dos años teniendo como
prioridad principal el crecimiento económico y la creación de empleo y los resultados están ahí. Por
ejemplo, el Índice de Producción Industrial (IPI) muestra que la economía sigue creciendo y que las
expectativas empresariales mejoran.
En el mes de agosto el IPI creció a un ritmo anual del 2,7%. El crecimiento acumulado en lo que va de
tercer trimestre (julio y agosto) es el más elevado de los últimos nueve años. Esta mejoría de la
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industria se apoyó en la mayor producción de bienes de consumo duradero (3,7%) pero sobre todo de
bienes de equipo (8,6%). Este incremento espectacular de la producción de bienes de equipo muestra
una mejora de las expectativas empresariales. Efectivamente, la inversión en bienes de equipo es un
factor clave del aumento de la capacidad productiva de una economía y una señal de que los
empresarios tienen buenas perspectivas de que la recuperación económica continuará. Una prueba es
que el Índice de Confianza Empresarial para este último trimestre del año, publicado esta semana por
el INE, sigue mejorando y marca un nuevo máximo histórico (131,4 puntos).
Así las cosas, parece que la dinámica del crecimiento mundial está cambiando. Los países emergentes
después de haber alcanzado la cumbre del ciclo económico han comenzado una fase de desaceleración,
mientras las principales economías desarrolladas están mejorando sus perspectivas económicas.
Aunque los países emergentes seguirán creciendo más que los países avanzados, sin embargo las tasas
de crecimiento de unos y de otros tienden a converger.
El FMI calcula que la economía mundial crecerá más el año que viene que este año. Un mayor
crecimiento que, sin duda, puede favorecer las exportaciones españolas y animar la actual fase de
recuperación de nuestra economía.
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