Revista de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones - 2004
Volumen 20, n.º 1 - Págs. 77-93
Experiencia
Afrontamiento del estrés en las organizaciones: un programa
de manejo a nivel individual/grupal
Coping with stress in organizations: a stress management
program both at individual and at group level
ALBERTO AMUTIO KAREAGA*
Fecha de recepción: 12-02-2004 y 16-07-2004
Fecha de Aceptación: 19-07-2004
RESUMEN
El objetivo de este trabajo es destacar la necesidad de desarrollar programas de manejo del
estrés a nivel personal dentro de las organizaciones. Estas intervenciones tienen como objetivo prioritario la mejora del estado de salud física y psicológica de los trabajadores, lo que
redundará en un mayor bienestar psicológico y productividad, y en una disminución de los
riesgos laborales y costes sociales.
Muchas intervenciones organizacionales para reducir el estrés laboral tienen como objetivo el aumento del control percibido por parte del trabajador. Sin embargo, las últimas investigaciones concluyen que para que estas intervenciones tengan éxito han de ir acompañadas de
un entrenamiento en estrategias de afrontamiento del estrés a nivel personal (individual y/o
grupal). En el ámbito de la prevención y manejo del estrés personal destacan cuatro estrategias básicas: relajación, reestructuración cognitiva, ensayo de habilidades y resolución de
problemas. En este artículo presentamos un programa de manejo del estrés para su aplicación
en el ámbito laboral. Subrayamos el papel central de la relajación en el afrontamiento a través
de la experiencia de estados emocionales positivos y del desarrollo de estructuras cognitivas
que conducen al sujeto a una reevaluación de la situación estresante y de los recursos personales que dispone para afrontarla.
ABSTRACT
This paper emphasizes the need to develop stress management programs at individual
level within organizations. The main purpose of these interventions is to improve employee
* Departamento de Psicología Social y Metodología de las Ciencias del Comportamiento. Facultad de Psicología.
Universidad del País Vasco.
[email protected]
REVISTA DE PSICOLOGÍA DEL TRABAJO Y DE LAS ORGANIZACIONES
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Afrontamiento del estrés en las organizaciones: un programa de manejo a nivel individual/grupal
physical and psychological health, which in its turn will increase psychological well-being
and productivity and reduce work risks and social costs.
Many organizational interventions to reduce job stress focus on worker’s perceived control. Nonetheless, recent research claims that in order to be successful, these interventions
need to be supplemented by stress coping training, both at individual and at group level.
There are four basic strategies concerning individual prevention and stress management: relaxation, cognitive re-structuring, skills rehearsal and problem solving. In this paper, a stress
management program is presented to be used in the workplace. We emphasize the key role
played by relaxation in stress coping through the experience in positive emotional conditions
and the development of cognitive structures leading the individual to a re-appraisal of the
stressful situation and personal resources available to cope with it.
PALABRAS CLAVE
Estrés laboral, Afrontamiento, Manejo del estrés, Relajación.
KEY WORDS
Job Stress, Stress Coping, Stress Management, Relaxation.
INTRODUCCIÓN
El número de empleados que experimentan problemas psicológicos asociados
al estrés laboral ha aumentado rápidamente
en los países occidentales. Según la Comisión Europea (1999) 41 millones de trabajadores- 28% de empleados- de la UE
sufren estrés laboral cada año. Las causas
78
más comunes incluyen la falta de seguridad y control laboral, la sobrecarga de trabajo, y la competitividad (Stege y Lochmann, 2001). Las consecuencias negativas
del estrés laboral se manifiestan principalmente en forma de enfermedades cardiovasculares, dolores musculares, y problemas psicológicos de ansiedad y depresión,
así como falta de atención y concentración
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A. Amutio Kareaga
(Buendía, 1998; Peiró y Salvador, 1993).
Los costes económicos producidos principalmente por el absentismo laboral y la
pérdida de productividad se elevan, según
datos de la Comisión Europea, a 20.000
millones de euros anuales.
En consecuencia, se hace cada vez más
necesaria una evaluación de las variables
asociadas al estrés (estresores, significado
atribuido por el sujeto, variables moderadoras, etc.), así como la creación de programas preventivos de manejo del estrés a
nivel individual y grupal dentro de las
organizaciones. Esta actuación preventiva
posibilitará que el trabajador desarrolle
todos sus recursos de afrontamiento y
manejo, y evitará la aparición de procesos
degenerativos psicosomáticos, incluido el
llamado burnout o síndrome del “profesional quemado”. Todo ello redundará en una
mejora de la calidad de vida laboral, el
rendimiento y la productividad.
Entre las poblaciones con mayor riesgo
de experimentar el síndrome del estrés
laboral se encuentran las profesiones o
actividades orientadas a los servicios
humanos (docentes, profesionales de la
salud, servicios sociales, etc), así como los
directivos y mandos intermedios (Guerrero
y Vicente, 2001; Martínez de la Casa, Del
castillo, Magaña, Bru, Franco, y Segura,
2003; Sharpley, Bond y Gardner, 2001).
Este hecho nos permite comprender el
papel determinante que juegan las relaciones interpersonales en la experiencia del
estrés y en la importancia de la adquisición
de habilidades emocionales y sociales para
su prevención y manejo.
Una definición general del estrés sería la
de un estado emocional negativo (fundamentalmente ansiedad, depresión y hostili-
dad), acompañado de cambios fisiológicos,
y producido por la percepción por parte del
sujeto de que las demandas del medio (en
este caso el trabajo) le desbordan o son amenazantes para su yo o para su bienestar y de
que carece de las habilidades o recursos para
manejarlas (percepción de incontrolabilidad), con el consiguiente desajuste adaptativo (Buceta y Bueno, 1995; Lazarus, 2000).
Otras veces, aunque el individuo posea las
capacidades para afrontar las exigencias y
situaciones del medio laboral se produce una
incongruencia entre éstas y lo que el sujeto
realmente desea (falta de motivación).
Aunque gran parte del estrés surge del
contexto en que nos movemos, la percepción subjetiva del ambiente laboral y la
falta de habilidades de afrontamiento (o la
percepción por parte del trabajador) son
determinantes en la experiencia de estrés.
Este aspecto de percepción subjetiva es
importante ya que no todas las demandas,
exigencias, y circunstancias por muy altas
o negativas que sean constituyen estresores
laborales para todas las personas. Además,
también puede ocurrir lo contrario (ej.
hacer un problema de algo nimio). En este
sentido, las puntuaciones en demandas y
control del trabajo, y las reacciones emocionales a éste reflejan de una forma
importante la experiencia subjetiva del
empleado (Duch, Ruiz de Porras, Gimeno
y Iglesias, 1999; Van Yperen y Snijders,
2000). Al mismo tiempo, esta evaluación
subjetiva que hace el trabajador del
ambiente laboral, y su grado de satisfacción en el trabajo, están directamente relacionadas con su bienestar subjetivo (Diener, Suh, Lucas y Smith., 1999; Wright y
Cropanzano, 2000). En consecuencia,
resulta importante evaluar el significado
afectivo que esas demandas o condiciones
laborales tienen para los trabajadores y las
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Afrontamiento del estrés en las organizaciones: un programa de manejo a nivel individual/grupal
reacciones emocionales derivadas ( insatisfacción, desmotivación, estrés, etc.).
Las intervenciones dirigidas al empleado (a nivel individual y/o grupal) son fundamentales para el tratamiento del estrés
laboral, sobre todo en trabajos con un gran
desgaste físico y mental. Además, en trabajos que implican una gran capacidad de
decisión las intervenciones cognitivo-conductuales, incluida la relajación, resultan
ser muy efectivas, ya que pueden producir
variaciones en la percepción y uso de las
habilidades de afrontamiento y un mayor
control percibido de las situaciones. Sin
embargo, en los trabajos con un bajo poder
de decisión, en donde hay un bajo control
objetivo de los estresores asociados a la
situación, deben prevalecer las intervenciones organizacionales dirigidas a incrementar el control real sobre el trabajo
(Van der Klink, Blonk, Schene y van Dijk,
2001). El mayor control del trabajo amortigua las demandas percibidas, lo que regula
las reacciones estresantes (Fredrickson,
Tugade, Waugh y Larkin, 2003; Jacobsson, Pousette y Thylefords, 2001).
En el caso del estrés laboral, hay que
desarrollar y evaluar intervenciones que
combinen un enfoque individual y organizacional, e incluso social, ya que se trata
de un fenómeno multicausal (Flórez, 2003;
Manzano y Fernández, 2002; Martínez de
la Casa et al., 2003). La combinación de
intervenciones organizacionales e individuales parece ser efectiva, pero está inexplorada.
BIENESTAR PSICOLOGICO,
AFRONTAMIENTO Y RENDIMIENTO
Un número cada vez mayor de investi80
gadores en el área de la psicología de las
organizaciones están estudiando el papel
que juega el bienestar psicológico en la
predicción del rendimiento (Cropanzano y
wright, 2001; Diener et al., 1999; Wright y
Cropanzano, 2000; Wright, Cropanzano,
Denney y Moline, 2002) con resultados
positivos. Los resultados de estas investigaciones apoyan la hipótesis de que los
trabajadores “felices” a menudo tienen un
rendimiento mayor y que esta emoción ha
de ser operazionalizada como bienestar
psicológico. El bienestar psicológico se
conceptualiza como la efectividad en el
funcionamiento psico-social del individuo
global e incluye estados emocionales positivos, en una dimensión alta y baja (felicidad vs. tristeza o depresión). Gozar de un
alto bienestar psicológico supone puntuar
alto en emociones positivas y bajo en negativas (Diener et al., 1999; Wright et al.,
2002). Otro de los factores o componentes
del bienestar psicológico es la satisfacción
con los aspectos centrales de nuestra vida
como, por ejemplo, el trabajo (Diener et
al., 1999; Diener, 2000).
El bienestar psicológico determina de
una forma significativa una evaluación
más positiva y optimista del ambiente laboral por parte del trabajador que viene asociada a unos menores niveles de estrés, una
mayor motivación y un mayor rendimiento
laboral (Diener et al., 1999; Wright y
Cropanzano, 2000; Wright et al., 2002). En
este sentido, la disposición o propensión a
experimentar emociones positivas como,
por ejemplo, el optimismo se asocia a un
mejor manejo del estrés (Mak y Mueller,
2000; Seligman y Csikszentmihalyi, 2000;
Smith, 1999). En la misma línea, Cigrang,
Todd y Carbone (2000) apuntan que la disposición al optimismo está asociada con
una respuesta activa de solución de proble-
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A. Amutio Kareaga
mas ante las dificultades, mientras que la
actitud pesimista conduce a no esforzarse.
Subrayan que intentar poner en marcha
una intervención con métodos de
afrontamiento activo puede tener poca eficacia en sujetos pesimistas acerca de sus
posibilidades de éxito.
Otras variables personales relacionadas
con el bienestar psicológico y el
afrontamiento activo de los problemas son
la alta autoestima, la autoeficacia, el locus
de control interno, y la personalidad
resistente asociada a la estabilidad emocional (DeNeve y Cooper, 1998; Manzano,
2000). Los individuos con puntuaciones
altas en estas variables y que experimentan
estados emocionales positivos a lo largo de
su vida diaria tienden a evaluar las situaciones contradictorias o estresantes de una
forma positiva y a sentir que pueden controlarlas, utilizando estrategias de
afrontamiento activas, tales como la resolución de problemas y/o la reevaluación
cognitiva (Fredrickson et al., 2003; Losiak,
2002; Manzano, 2000).
Por el contrario, el malestar psicológico
en forma de afectividad negativa
(ansiedad, neuroticismo, desequilibrio psicológico, etc.) está asociada de forma significativa al cansancio emocional, uno de
los componentes fundamentales del
burnout, así como a una menor motivación
y un menor rendimiento laboral, y debe ser
evaluada como una variable causal determinante (Burke, Brief y George, 1993;
Houkes, Janssen, Jonge y Bakker, 2003).
Así, las últimas investigaciones demuestran la existencia de una relación estrecha
entre el rasgo de ansiedad y el estrés laboral (Duch et al., 1999; Losiak, 2002). Los
sujetos ansiosos perciben un mayor grado
de amenaza, tienen una menor resistencia
al estrés y utilizan técnicas de afrontamiento evitativas y desadaptativas. A su vez, el
afrontamiento evitativo viene asociado a
un incremento del burnout. Esto nos indica
la necesidad que tienen los trabajadores
con altos niveles de ansiedad de aprender
técnicas de afrontamiento y manejo del
estrés.
Hasta la fecha, la mayoría de la investigación realizada en estrés laboral ha estado
limitado a un número pequeño de estados
afectivos negativos, tales como la insatisfacción laboral y la ansiedad, y se ha concedido una atención insuficiente a otros
estados emocionales positivos relacionados con el trabajo como, por ejemplo, la
felicidad o el bienestar. La investigación
en psicología está más ocupada en arreglar
lo negativo que en desarrollar lo positivo
(Seligman y Csikzentmihalyi, 2000), y se
ha centrado casi exclusivamente en el estudio de las emociones negativas (Fredrickson, 1998; Goleman, 2003).
En los últimos años, los investigadores
han comenzado a prestar una mayor atención al papel de las emociones positivas en
el bienestar psicológico, el afrontamiento
del estrés y el rendimiento laboral. Uno de
los conceptos que actualmente se está
comenzando a estudiar es el “engagement”
o compromiso. Es un concepto opuesto al
burnout y vinculado a la psicología positiva y que se compone de 3 dimensiones
motivacionales: vigor, dedicación y absorción (Manzano, 2002). Otro concepto fundamental es el de “inteligencia emocional”, la cual viene asociada a un mayor
bienestar personal y rendimiento laboral
(Goleman, 2003).
Katwsky, Spector, Fox y Kelloway
(2000) consideran que dada la estrecha
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Afrontamiento del estrés en las organizaciones: un programa de manejo a nivel individual/grupal
relación existente entre la percepción del
trabajador del ambiente laboral y sus reacciones emocionales al trabajo, resulta
necesario evaluar tanto las emociones negativas como las positivas. Elaboran el
JAWS Job-Related Affective Well-Being
Scale para medir las reacciones emocionales al trabajo, con unos índices de fiabilidad altos. Otro cuestionario disponible
es el Smith Work/School Dispositions
Inventory (Smith, 2001a) que mide las
emociones positivas y negativas experimentadas en el trabajo y en los estudios
durante las dos últimas semanas.
La experiencia de emociones positivas
es un predictor importante de los esfuerzos
de afrontamiento, la salud y la calidad de
vida (Lozano, Montalbán y Durán, 2002;
Smith, 2001a). Uno de los objetivos fundamentales de las intervenciones en el manejo del estrés laboral ha de ser la reducción
de las emociones negativas y la potenciación de las positivas. Los programas de
manejo del estrés han de tener en cuenta
las creencias, valores y compromisos personales, estimulando al individuo a reevaluar y a afrontar las situaciones estresantes
de una forma nueva.
Prevención y manejo del estrés
Cualquier programa de afrontamiento o
gestión del estrés ha de tener en cuenta
todas las variables implicadas en la experiencia del estrés, ya que se trata de un
fenómeno multidimensional: estresores, las
características de la personalidad del sujeto
(nivel de auto-estima, percepción de controlabilidad y autoeficacia, “dureza emocional”, etc.), las evaluaciones estresantes
y negativas (cogniciones) realizadas por el
sujeto, los déficits de estrategias de afron82
tamiento, la activación fisiológica y el
malestar emocional.
El afrontamiento efectivo del estrés a
nivel personal se sustenta en cuatro estrategias fundamentales: relajación, pensamiento realista y productivo (reestructuración
cognitiva), la resolución de problemas y el
ensayo de habilidades (Smith, 2002). Adicionalmente, disponemos de otra serie de
técnicas complementarias como, por ejemplo, el manejo efectivo del tiempo.
La relajación desempeña un papel esencial, tanto en sí misma, como en el funcionamiento y efectividad de las demás estrategias. Cientos de estudios han demostrado
el hecho de que la relajación tiene un efecto preventivo y terapéutico considerable
(Goleman, 2003; Lehrer, Carr, Sargunaraj
y Woolfolk R.L., 1994; Smith,1999).
Las técnicas de relajación pueden ser
clasificadas en seis técnicas formales (ver
tabla 1).
La eficacia de la relajación no se reduce
a una mera reducción de la activación
fisiológica, cognitiva y /o conductual.
Nuestras investigaciones han demostrado
que la relajación produce una serie de estados afectivos positivos y adaptativos a los
que hemos denominado Estados-R (Amutio, 1999, 2002a; Holmes, Ritchie y Allen,
2001; Smith, 1999, 2001a, b, 2002). Además, y contrariamente a la idea sostenida
hasta ahora, las técnicas de relajación tienen efectos distintos y funcionan de manera diferente en cada individuo (Amutio,
1998; Smith, Amutio, Anderson y Aria,
1996). Estas investigaciones implicaron
una muestra total de 1.964 sujetos que
practicaban una amplia gama de técnicas
formales e informales de relajación (relaja-
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A. Amutio Kareaga
TABLA 1. PRINCIPALES TÉCNICAS FORMALES DE RELAJACIÓN
RELAJACIÓN MUSCULAR PROGRESIVA
ENTRENAMIENTO AUTOGENO
RESPIRACIÓN
ESTIRAMIENTOS DE YOGA
VISUALIZACION
MEDITACIÓN
MEDITACIÓN SENSACIONES CORPORALES
MEDITACIÓN RESPIRATORIA
MEDITACIÓN MANTRA
MEDITACIÓN SENSORIAL
MEDITACIÓN IMAGEN INTERNA
MEDITACIÓN ATENCIONAL
ción muscular progresiva, entrenamiento
autógeno, respiración, masaje, estiramientos de yoga, imaginería, meditación, soñar
despierto, orar, ver una puesta de sol,
tomar un baño caliente, escuchar música,
etc.). Como resultado de estos estudios, se
identificaron 10 estados afectivos básicos
derivados de la práctica de la relajación
(tabla 2).
Algunos de los estados de relajación que
hemos identificado están asociados a un alivio inmediato y temporal de la tensión y el
estrés: Adormecimiento, Desconexión, Relajación Física y Relajación Mental. Posteriormente, y una vez que el nivel de estrés
inicial ha disminuido, la persona puede
experimentar otros estados más profundos
de relajación: Consciencia, Gozo, Silencio
Mental, Energía-Fortaleza, Amor y Agradecimiento y Devoción-Espiritualidad. Estos
estados emocionales positivos van a constituir una buena base para un afrontamiento y
manejo del estrés más efectivo y duradero
ejerciendo, como mínimo, un efecto amortiguador del estrés más efectivo y duradero
TABLA 2. ESTADOS AFECTIVOS ASOCIADOS A LA RELAJACIÓN
(ESTADOS-R)
ADORMECIMIENTO
DESCONEXIÓN
RELAJACIÓN FÍSICA
RELAJACIÓN MENTAL
SILENCIO MENTAL
ENERGÍA-FORTALEZA
CONCIENCIA
GOZO
AMOR Y AGRADECIMIENTO
DEVOCIÓN-ESPIRITUALIDAD
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Afrontamiento del estrés en las organizaciones: un programa de manejo a nivel individual/grupal
(2003) resaltan que el cultivo y la experiencia de emociones positivas en la relajación
contribuye al desarrollo de los recursos personales para afrontar las situaciones negativas. La relajación proporciona al sujeto una
percepción de control ya que éste se da
cuenta de que posee una forma de moderar
sus reacciones ante la experiencia de estrés.
El reconocimiento de esta capacidad reduce
las reacciones de ansiedad anticipatorias
aumentando, al mismo tiempo, el sentido
de la propia eficacia (Amutio, 1998; 2002b;
Calvete y Villa, 1997).
ejerciendo, como mínimo, un efecto amortiguador del estrés (Amutio, 2002a ; Santed,
Sandín, Chorot, Olmedo y García-Campayo, 2001; Smith, 2001a).
Los Estados-R constituyen los mediadores observables de los potenciales efectos
benéficos de la relajación en la mejora de
la salud física, del funcionamiento psicológico y del bienestar en general (Smith,
1999). Entre las funciones que los Estados-R cumplen se encuentra la de constituir refuerzos positivos que mantienen la
práctica continuada de la relajación, facilitando así su generalización a la vida cotidiana. A un plazo más largo, estos estados
pueden convertirse en motivaciones que
impulsen a las personas a desear experimentarlos de una forma continuada, e
incluso en disposiciones estables de la personalidad. A un nivel práctico e inmediato,
los Estados-R van a contribuir a que la persona mantenga una actitud positiva y se
enfrente de una forma más efectiva a las
situaciones estresantes (tabla 3).
Los resultados de nuestros estudios están
en línea con las nuevas investigaciones que
apuntan al efecto de las emociones positivas
(gozo, confianza, amor, interés, energía,
etc.) en la potenciación de los recursos físicos, intelectuales y sociales de los individuos (Fredrickson, 1998; Goleman, 2003;
Seligman y Csikszentmihalyi, 2000). Además, las emociones positivas contrarrestan
los efectos de las emociones negativas asociados a problemas de salud física y mental,
y a un menor rendimiento laboral (Fredrickson, 1998; Goleman, 2003).
Fredrickson (1998) y Fredrickson et al.
TABLA 3. EFECTOS DE LA RELAJACIÓN
TECNICA DE RELAJACIÓN
‘
ESTADOS-R ⇔ CREENCIAS-R
‘
BIENESTAR PSICOLOGICO
‘
MOTIVACION
‘
MAYOR PRODUCTIVIDAD/ RENDIMIENTO
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A. Amutio Kareaga
En cuanto a la reestructuración cognitiva, ésta constituye uno de los objetivos y
componentes fundamentales del afrontamiento y manejo del estrés laboral, ya que
buena parte del estrés está creado por pensamientos negativos y preocupaciones.
Implica cambiar la forma en que evaluamos o valoramos una determinada situación. Así, y a la hora de medir las demandas del trabajo, no es suficiente con
evaluar los estresores laborales; resulta
fundamental medir los aspectos cognitivos
implicados en la evaluación que hacen los
empleados de la situación o entorno laboral (Gil-Monte y Peiró, 1997; Hurrell, Nelson y Simmons, 1998).
Por ejemplo, a un trabajador que sufre de
altos niveles de estrés al querer controlar
todos los aspectos de su vida laboral y que
durante la práctica de la relajación aprende
a aflojar el control, y experimenta los Estados-R de Relajación Mental y Silencio
Mental, puede resultarle más fácil enfrentarse a una determinada situación laboral
que le angustia, soltar el excesivo control y
desarrollar una filosofía (Creencia-R) de
aceptación. Además, puede descubrir que
la práctica de la relajación, lejos de ser una
pérdida de tiempo, le ayuda a rendir más y
mejor en su trabajo.
Las estructuras cognitivas conducentes
a la relajación han sido denominadas Creencias-R (Smith, 1999). Las Creencias-R que
se han identificado a través de diversos
análisis factoriales en una muestra de más
de 1000 sujetos, son: Optimismo, Aceptación, Honestidad, Tomarse las cosas con
Calma, Amor, Sabiduría interna, Dios, y
Profundidad (Mui, 2001).
Hay que distinguir las Creencias-R de
las creencias relacionadas con el afrontamiento activo. Las Creencias-R nos ayudan a relajarnos; las creencias relacionadas
con el afrontamiento activo (p.ej. “Puedo
enfrentarme paso a paso a los problemas”,”Creo en la necesidad de planificar
mi trabajo antes de ponerlo en marcha”,
“Quiero pensar de forma realista y productiva”, etc.) nos ayudan a manejar las
dificultades de la vida cotidiana.
Diversas investigaciones realizadas
resaltan el papel de la relajación en el
desarrollo de estructuras cognitivas relacionadas con el afrontamiento y la reducción de los niveles de estrés (Amutio,
1999; Amutio y Smith, 2001; Smith,
1999). Así, a medida que la persona profundiza en la relajación y en la experiencia
de los Estados-R, ésta va desarrollando
una serie de Creencias-R (actitudes, creencias, valores y compromisos) acerca de la
vida, el trabajo y el entorno social que le
rodea en consonancia con los estados
experimentados. Estas estructuras cognitivas van a tener un grado cada vez mayor
de abstracción, diferenciación, y aplicabilidad a la vida cotidiana (generalización).
La relajación puede modificar las alteraciones y sesgos cognitivos asociados al
estrés a través de su contribución en el
desarrollo de ambos tipos de creencias. En
primer lugar, produciendo un cambio en el
significado o valoración que la persona
realice del estresor (evaluación primaria) y
sobre sus propios recursos para hacer frente a dicha situación (evaluación secundaria). Así, una conducta de afrontamiento
(en este caso la relajación) produce una
percepción de controlabilidad de la situación estresante que le motiva al sujeto a
afrontarla de forma activa. Los profesionales del entrenamiento en el manejo del
estrés han de ayudar a los trabajadores a
desarrollar los dos tipos de creencias.
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Afrontamiento del estrés en las organizaciones: un programa de manejo a nivel individual/grupal
Ambas constituyen la base de un afrontamiento y de un manejo efectivos del estrés.
En definitiva, la relajación desempeña
un papel clave ya que sienta las bases para
que el afrontamiento se realice de forma
efectiva, tanto en lo que se refiere a la preparación para la puesta en marcha de estrategias dirigidas a modificar o a enfrentarse
a un entorno o situación estresante concreta (primero RELAJARSE, después
AFRONTAR), como a las reevaluaciones
cognitivas dirigidas al problema, en donde
el sujeto varía el nivel de sus aspiraciones
o expectativas con respecto a una situación
determinada, reduce la participación de su
yo, busca nuevos canales de gratificación,
etc. Finalmente, la relajación puede resultar muy útil como estrategia posterior al
afrontamiento. Hay que tener en cuenta el
hecho comprobado de que muchas veces
después del afrontamiento activo de una
situación estresante persisten las emociones negativas (Lazarus y Folkman, 1986;
Sonobe, 2001). La experiencia de los estados afectivos positivos asociados a la relajación puede incrementar la eficacia del
afrontamiento activo, potenciando la utilización de los recursos personales de los
individuos (autoeficacia, equilibrio y resistencia emocional, concentración, energía,
etc.) y minimizando las emociones negativas posteriores a éste.
Programa de entrenamiento
en el manejo del estrés
A continuación, describimos las líneas
generales de un programa-modelo de
manejo del estrés a nivel individual/grupal,
cuyo eje central es la práctica de las técnicas de relajación. El programa está basado
en los resultados obtenidos en nuestras
86
propias investigaciones sobre los estados
emocionales y creencias asociadas a las
distintas técnicas de relajación (Amutio,
1998, 1999, 2002a; Smith et al., 1996;
Smith, 1999, 2001a). Nuestro programa
básico se centrará en desarrollar habilidades de relajación e incluye la reestructuración cognitiva.
Existen diferencias entre las técnicas de
relajación en cuanto a los Estados-R que
provocan. Además, estas diferencias pueden
darse a un nivel personal (Amutio, 1999,
2002a,b; Smith, 1999, 2001a,b; 2002). En
consecuencia, el programa a desarrollar se
basa en la necesidad de adecuar las técnicas
de relajación, y otras técnicas de manejo del
estrés, a las características y objetivos de
cada empleado o grupo de trabajo. Investigadores como Bellarrosa y Chen (1997) y
Smith (1999, 2002) destacan la necesidad
de adecuar los programas de manejo del
estrés a las necesidades, metas y preferencias de los empleados y no presentar programas enlatados para todos; de lo contrario, la efectividad de estos programas se
verá seriamente limitada. En la misma
línea, Somerfield y Mc Crae (2000) apuntan
a que hay que considerar las diferencias
individuales y las circunstancias.
El sistema de entrenamiento en relajación que se propone puede ser aplicado a
nivel de grupo de trabajo y/o individualmente, y consta de una serie de pasos sucesivos:
1) Mostrar a los trabajadores o empleados una amplia gama de técnicas. Las técnicas principales son: relajación muscular
progresiva, entrenamiento autógeno, técnicas de respiración, imaginería, e incluso
técnicas orientales como los estiramientos
de yoga y la meditación.
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A. Amutio Kareaga
2) Realizar una auto-evaluación de los
resultados de la práctica de cada una de las
técnicas. Utilizando el Smith Relaxation
States Inventory (SRSI), disponible en castellano (Smith, 2001b). Los propios empleados evalúan los estados de relajación
experimentados en la práctica de las diferentes técnicas.
3) Determinar los estados de relajación
asociados a cada técnica y seleccionar las
técnicas a practicar. Se completa la denominada Hoja de Trabajo de la Relajación,
en donde el empleado registra los estados
asociados a cada técnica, y la Lista de
Ejercicios de Relajación, en donde se
seleccionan las técnicas a practicar (entre 2
y 4 técnicas combinadas) en función del
objetivo de la relajación y de los EstadosR experimentados (Amutio, 1999; Smith,
2001b). Entre los objetivos más comunes
de la práctica de la relajación en el ámbito
laboral destacamos los siguientes: incrementar el nivel de energía, aumentar la
concentración y la claridad mental, y
potenciar la motivación.
Los resultados de estos instrumentos
nos ayudarán a escoger aquellas técnicas
que incluiremos en el guión de práctica
individual (o grupal). Al final de la práctica de todas las técnicas de relajación cada
empleado (o grupo de trabajo) elegirá una
Creencia-R específica y personalizada para
incorporarlo a su guión.
El programa que se propone está basado
en técnicas de meditación. La razón fundamental es el hecho comprobado de que esta
técnica está asociada a un incremento de la
consciencia, la concentración y la energía
(Amutio, 1998, 2000; Smith et al., 1996).
Los resultados de las investigaciones que
hemos realizado nos indican que la práctica
de la meditación está asociada a los Estados-R de Consciencia, Energía-Fortaleza,
Silencio Mental, y otros estados afectivos
positivos y altamente motivantes (Amutio,
1999, 2002a,b; Smith, 1999, 2001a,b). La
meditación es consciencia del presente y
atención. Esta habilidad de mantener la
atención enfocada en el presente produce
estados emocionales positivos (bienestar
psicológico), una potenciación de nuestros
recursos internos, una mayor resistencia
psicológica, y un descenso significativo de
los niveles de estrés (Brown y Ryan, 2003;
Goleman, 2003; Logsdon-Conradsen,
2002). Todo esto se traduce en un aumento
de la calidad del trabajo.
Las técnicas de meditación forman parte
de la mayoría de los programas de manejo
del estrés a nivel personal que se ponen en
marcha en muchas grandes corporaciones
estadounidenses y japonesas. La utilidad
de esta técnica en la reducción del estrés
viene avalada por los resultados positivos
obtenidos en la reducción del estrés laboral, así como por los datos arrojados por
las diferentes investigaciones (Brown y
Ryan, 2003; Goleman, 2003; Smith, 2002).
DESARROLLO PROGRAMA
DE MANEJO DEL ESTRÉS
1ª Sesión: Orientación: Definición estrés,
consecuencias. Explicación del programa.
2ª Sesión: Práctica de la Relajación Muscular Progresiva y Entrenamiento
Autógeno.
3ª Sesión: Práctica de Estiramientos de
Yoga y Respiración.
4ª Sesión: Práctica de la Meditación I :
Sensaciones Corporales y Meditación
Respiratoria.
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Afrontamiento del estrés en las organizaciones: un programa de manejo a nivel individual/grupal
5ª Sesión: Práctica de la Meditación II:
Meditación Respiratoria y Mantra.
6ª Sesión: Práctica de la Meditación III:
Meditación Sensorial (estímulos externos).
7ª Sesión: Práctica de la Meditación IV:
Meditación Visual (imagen interna).
Ensayo
de
Habilidades
de
Afrontamiento aplicadas al entorno
laboral.
8ª Sesión: Práctica de la Meditación V:
Meditación de la Atención. Evaluación de los diferentes tipos de meditación y elección de 1-2 tipos.
9ª Sesión: Práctica de Meditación elegida.
10ª Sesión: Práctica de Meditación elegida.
11ª Sesión: Práctica de Meditación elegida.
12ª Sesión: Aplicación de las habilidades
de relajación y meditativas (atención,
concentración y energía) al trabajo.
Desarrollo de actitudes y valores positivos asociados al trabajo: reto, compromiso y control.
Es un programa fácil de implementar
y barato. No se necesita nada más que
una habitación silenciosa y un instructor
adecuado. Puede aplicarse de forma individual y grupal (hasta unos 30 participantes a la vez). Generalmente se entrena 1-2 veces a la semana durante un
máximo de 12 semanas. Cada sesión tendrá una duración de 90 minutos. Este
programa implica un compromiso a mantener la práctica diaria por parte del
empleado durante un mínimo de 20
minutos para facilitar el aprendizaje de
las técnicas y su generalización a la vida
cotidiana. Pueden encontrarse una descripción de cada una de las técnicas de
relajación, así como las instrucciones
para la realización de guiones prácticos
personalizados en Amutio (1998, 1999)
y Smith (2001b, 2002).
88
El programa se irá adecuando a las
características del individuo o grupo de
trabajo, pudiendo incluir otras técnicas
como la gestión y el manejo del tiempo, el
entrenamiento asertivo, el entrenamiento
en habilidades sociales, entrenamiento en
resolución de problemas, etc. Las técnicas
propuestas están basadas en las diferentes
formas de afrontamiento positivo existentes: afrontamiento centrado en el problema, reevaluación positiva y afrontamiento
centrado en la emoción. En una segunda
fase de esta investigación, el programa
propuesto será sometido a validación en
diferentes clases de organizaciones (centros de salud, universidades, empresas,
etc.) dentro del ámbito nacional.
La eficacia de este programa de manejo
del estrés se vería incrementada combinándolo con un programa de intervención a
nivel organizacional que incluyese un
incremento del nivel de participación y
control de los empleados sobre el trabajo
y/o cambios estructurales en la organización y en el diseño del trabajo, si fuese
necesario.
Conclusiones
Aunque gran parte del estrés laboral
surge del contexto en el que nos movemos,
su experiencia viene determinada, en gran
parte, por la ineficacia de las estrategias de
afrontamiento individuales para su prevención y control (Eriksen y Ursin, 1999;
Mimura y Griffiths, 2003). De ahí que una
intervención individual sea siempre necesaria, aun dentro de un marco organizacional más amplio.
Los investigadores están de acuerdo en
que la clave de la efectividad de las técni-
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A. Amutio Kareaga
cas de afrontamiento del estrés se encuentra en el hecho de que estimulan los recursos internos personales (físicos, emocionales, intelectuales y sociales) disponibles
asociados a sentimientos de autoeficacia y
competencia de forma que se desarrolla
una percepción de controlabilidad sobre
los sucesos estresantes y disminuye el
grado de vulnerabilidad al estrés. Cualquier estrategia que potencie la sensación
de control (relajación en general, verbalización de las emociones, ordenar las ideas,
planificar los pasos a seguir en una situación estresante o enfrentarse al problema,
buscar apoyo social, etc.) contribuirá a que
el sujeto realice una evaluación menos
amenazante y estresante de los estímulos
en relación a su yo.
Las investigaciones que hemos realizado en el ámbito de la relajación nos indican la necesidad que hay de trascender el
modelo fisiológico de la relajación y considerar aspectos psicosociales. En este
sentido, una gran cantidad de estudios
destacan el papel clave de la relajación en
la facilitación de los recursos internos
relacionados con la inteligencia emocional
(autoconciencia, autocontrol, estado de
ánimo positivo, habilidades sociales, etc.).
Estos recursos motivan a las personas a
afrontar los estresores de una forma activa, produciendo un efecto adaptativo positivo que propicia una buena salud mental
(Amutio, 1998; Bermúdez, 1997; Smith,
2002).
Todo lo expuesto nos lleva a la reconsideración del papel de la relajación como
estrategia de afrontamiento, siendo ésta la
habilidad básica y principal para el manejo
efectivo del estrés. Además, potencia la
efectividad de las demás estrategias de
afrontamiento. En este sentido, la relaja-
ción no se limita a ser una simple estrategia paliativa de afrontamiento centrada en
la emoción con una efectividad y ámbito
de aplicabilidad superficial, sino que constituye la primera línea de defensa contra
los sucesos y retos de la vida.
Desde un punto de vista preventivo, uno
de los objetivos fundamentales del entrenamiento en el manejo del estrés debería
ser el de potenciar el desarrollo de los
recursos personales mediante el aprendizaje y la generalización de la relajación a la
vida cotidiana (laboral y extra-laboral).
Bond y Bunce (2000) resaltan que una
dirección prometedora para la investigación futura es evaluar las intervenciones a
nivel personal (individual y grupal) en
combinación con las intervenciones organizacionales enfocadas en la resolución de
los problemas (modificación de las condiciones, métodos, procesos, procedimiento
y estructuras estresantes en el ámbito
laboral). Resaltamos la necesidad de una
integración multinivel e interdisciplinar de
las intervenciones en prevención y manejo
del estrés a nivel personal y organizacional.
Los programas de manejo del estrés son
baratos y altamente efectivos. Es posible
enseñar a algunos trabajadores a que los
pongan en marcha con un buen entrenamiento que incluya un protocolo detallado
(Majella de Jong y Emmelkamp, 2000;
Smith, 2002). Estos programas se enmarcan dentro de los programas para la mejora
de la calidad de la vida laboral. Resulta
altamente necesario que los departamentos
de recursos humanos en las organizaciones
incorporen las técnicas de manejo del
estrés como instrumento de gestión eficaz
del personal.
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Afrontamiento del estrés en las organizaciones: un programa de manejo a nivel individual/grupal
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