Manual de
Psicología
Educacional
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Manual de Psicología Educacional
Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
© Inscripción Nº 101.815
Derechos reservados
Diciembre 1997
I.S.B.N. 978-956-14-0466-3
Sexta edición ampliada: 1.500 ejs., marzo 2008
Diseño / Ilustración: Francisca Morales
Impresor: Salesianos Impresores S.A.
C.I.P. - Pontificia Universidad Católica de Chile
Arancibia, Violeta
Manual de Psicología Educacional/Violeta Arancibia C.
Incluye biografías.1.- Psicopedagogía-Manuales
2007
370.15 dc 21
RCA2
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Manual de
Psicología
Educacional
Violeta Arancibia C.
Paulina Herrera P.
Katherine Strasser S.
Sexta edición actualizada
Índice
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO I. PERSPECTIVA HISTÓRICA DE LA PSICOLOGÍA
EDUCACIONAL
INTRODUCCIÓN
TEMAS RELEVANTES
2.1 Raíces históricas de la psicología de la educación
2.1.1 Algunos precursores en Europa
2.1.2 Precursores en Estados Unidos
2.1.3 El periodo de comienzos del siglo XX: el nacimiento
2.1.4 El periodo de los años 20 y 30: Afianzamiento y desarrollo
2.1.5 El periodo de los años 40, 50 y 60
2.1.6 La psicología educacional de 1970 a 1987
2.1.7 El futuro de la psicología educacional
2.2 Problemática conceptual de la psicología educacional
2.2.1 El problema de la identidad
2.2.2 El problema del contenido de la psicología de la educación
2.2.3 El problema del status científico
2.2.4 El problema de la investigación educativa
2.2.5 El problema de la definición conceptual
2.3 Algunos temas actuales en psicología de la educación
2.3.1 La importancia del ciclo vital
2.3.2 Diseño instruccional
2.3.3 Ecología de la clase
CONCLUSIONES
RESUMEN
LÍNEA DE TIEMPO
PALABRAS CLAVE
EJERCITACIÓN
BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA
11
13
CAPÍTULO II. TEORÍAS PSICOLÓGICAS APLICADAS A LA EDUCACIÓN:
TEORÍAS CONDUCTUALES DEL APRENDIZAJE
INTRODUCCIÓN
CONCEPTOS BÁSICOS
2.1 Principios del conductismo
45
7
13
13
13
15
15
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41
42
42
43
45
46
46
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
2.2 Tipos de aprendizaje en la teoría conductual
2.2.1 Condicionamiento clásico
2.2.2 El conexionismo
2.2.3 Aprendizaje asociativo
2.2.4 Condicionamiento operante
2.2.5 El aprendizaje social
CONCLUSIONES: PROYECCIONES DE LA TEORÍA CONDUCTUAL AL
ÁMBITO EDUCATIVO
3.1 Aplicaciones: Algunos ejemplos
3.1.1 Manejo de contingencias
3.1.2 Reducción de ansiedad
3.2 Beneficios, limitaciones y problemas éticos del enfoque conductual
3.3 Contribuciones de la psicología conductual al estudio del comportamiento humano
RESUMEN
LÍNEA DE TIEMPO
PALABRAS CLAVE
EJERCITACIÓN
BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA
48
48
51
52
53
62
67
67
68
69
71
75
77
79
79
80
81
CAPÍTULO III. TEORÍAS PSICOLÓGICAS APLICADAS A LA EDUCACIÓN: TEORÍAS
83
COGNITIVAS DEL APRENDIZAJE
INTRODUCCIÓN
83
1.1 Los orígenes de la psicología cognitiva: la Psicología de la Gestalt
83
CONCEPTOS BÁSICOS
84
2.1 Teorías cognitivas del aprendizaje
84
2.1.1 Jean Piaget
84
2.1.2 Lev Vygotsky y la Zona de desarrollo próximo: Una nueva relación entre aprendizaje y desarrollo 91
2.1.3 Teoría del procesamiento de la información
93
2.1.4 Bruner y el aprendizaje por descubrimiento
95
2.1.5 David Ausubel y el aprendizaje significativo
102
2.1.6 Gagné y las condiciones de aprendizaje
111
RESUMEN
116
LÍNEA DE TIEMPO
119
PALABRAS CLAVE
120
PREGUNTAS Y EJERCICIOS
120
BIBLIOGRAFÍA
122
8
CAPÍTULO IV. TEORÍAS PSICOLÓGICAS APLICADAS A LA EDUCACIÓN:
APLICACIONES RECIENTES DE LA TEORÍA COGNITIVA A LA EDUCACIÓN
INTRODUCCIÓN: IMPORTANCIA DEL APRENDER A PENSAR EN EL MUNDO ACTUAL
CONCEPTOS BÁSICOS
2.1 ¿Qué son las estrategias cognitivas?
2.1.1 Algunos modelos de estrategias cognitivas
2.2 Estrategias metacognitivas
2.3 Entrenamiento en resolución de problemas
2.4 Creatividad
2.5 Algunas aplicaciones concretas
CONCLUSIONES: CONDICIONES NECESARIAS PARA DESARROLLAR HABILIDADES DE
PENSAMIENTO Y CREATIVIDAD EN LA SALA DE CLASES
RESUMEN
PALABRAS CLAVE
PREGUNTAS Y EJERCICIOS
BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA
CAPÍTULO V. TEORÍAS PSICOLÓGICAS APLICADAS A LA EDUCACIÓN:
TEORÍA HUMANISTA
INTRODUCCIÓN
CONCEPTOS BÁSICOS
2.1 Aprendizaje experiencial
2.2 La orientación no directiva
CONCLUSIONES: PROYECCIONES DE LA TEORÍA HUMANISTA EN EL
ÁMBITO EDUCATIVO
3.1 Consecuencias de su aplicación: necesidad de un cambio en el modo de percibir la enseñanza
3.2 Aplicación
3.3 Implicancias para el psicólogo educacional
3.4 Limitaciones y fortalezas de la aplicación de la teoría humanista en la educación
RESUMEN
LÍNEA DE TIEMPO
PALABRAS CLAVE
EJERCITACIÓN
BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA
CAPÍTULO VI. TEMAS RELEVANTES EN PSICOLOGÍA EDUCACIONAL:
LOS RECURSOS AFECTIVOS DEL EDUCANDO
INTRODUCCIÓN
CONCEPTOS BÁSICOS
9
125
125
127
128
128
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203
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205
205
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
2.1 Autoconcepto, autoestima y rendimiento escolar
2.2 Locus de control, autoeficiencia y rendimiento escolar
2.3 Motivación y rendimiento escolar
CONCLUSIONES
RESUMEN
PALABRAS CLAVE
PREGUNTAS Y EJERCICIOS
BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA
205
225
229
234
235
238
239
241
CAPÍTULO VII. TEMAS RELEVANTES EN PSICOLOGÍA EDUCACIONAL: EL PROFESOR
INTRODUCCIÓN
TEMAS RELEVANTES
2.1 Características de los profesores efectivos
2.2 Estilos de enseñanza
2.3 Autoestima de los profesores
2.4 Las expectativas sobre el éxito y fracaso de los alumnos
2.5 Perfeccionamiento y capacitación docente
CONCLUSIONES
RESUMEN
PALABRAS CLAVE
EJERCITACIÓN
BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA
245
245
246
246
254
263
268
273
281
282
283
283
284
CAPÍTULO VIII. TEMAS RELEVANTES EN PSICOLOGÍA EDUCACIONAL:
FAMILIA Y ESCUELA
INTRODUCCIÓN
TEMAS RELEVANTES
2.1 Influencia de las variables de la familia en el rendimiento y adaptación escolar del niño
2.2 Relación familia-escuela: Generando una relación colaborativa
DESAFÍOS: DESARROLLANDO LA CAPACIDAD MEDIADORA DE LOS PADRES
RESUMEN
PALABRAS CLAVE
EJERCITACIÓN
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA GENERAL
INDICE TEMÁTICO
289
10
289
290
290
307
316
318
319
320
320
323
331
Introducción
Han pasado cerca de 10 años desde que por primera vez se publicara el Manual de
Psicología Educacional. En estos años hemos visto con mucha satisfacción como este
Manual ha sido efectivamente un buen recurso pedagógico para profesores, académicos,
alumnos y en general personas interesadas en la Psicología Educacional. A la falta de
material de este tipo en español, se ha unido un creciente interés en encontrar fundamentos
e investigaciones de la Psicología Educacional, para encontrar respuestas a la presión que
existe en América Latina por mejorar la calidad de la Educación.
Hoy existe un consenso bastante amplio en relación a la importancia de conocer con
más detalle cómo se produce el aprendizaje en los estudiantes. Y efectivamente ese es
el eje de este libro. Desde una revisión de las teorías clásicas del aprendizaje hasta las
más modernas, para luego centrarse en las distintas variables que sabemos afectan el
aprendizaje de los niños y jóvenes.
En esta edición revisada se mantiene la misma estructura del texto. Sin embargo,
cada capítulo se ha revisado en profundidad, buscando nuevas investigaciones que
complementen lo que había hasta hace unos años atrás. Fue un poco sorprendente en
esta revisión no encontrar nuevos estudios que pusieran en cuestión lo anteriormente
reportado. En la mayoría de los casos la revisión bibliográfica ha contribuido a reforzar
los hallazgos anteriores.
Esta revisión fue posible gracias al aporte de Ediciones Universidad Católica de Chile y
muy especialmente por el trabajo riguroso de la psicóloga Bárbara Hanisch. A ella y a la
Universidad Católica mi especial reconocimiento.
Esperamos que este texto pueda seguir acompañando a miles de estudiantes motivados,
en Chile y en América Latina, para aprender un poco más sobre el proceso de aprendizaje
de los niños y los jóvenes. Con este conocimiento, cuando sean profesionales, podrán
hacer contribuciones importantes para mejorar la calidad de la educación que reciben
nuestros estudiantes y así mejorar la calidad de vida de nuestros pueblos.
En Santiago de Chile, 30 de Septiembre del 2007
Violeta Arancibia C.
11
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Capítulo 1, Perspertiva Histórica de la Psicología Educacional
Capítulo 1
PERSPECTIVA HISTÓRICA DE LA
PSICOLOGÍA EDUCACIONAL
I. INTRODUCCION
La Psicología Educacional ha seguido un largo camino en el proceso de convertirse en
una disciplina con identidad propia, la que aún está en construcción. En este proceso
son muchos los autores que han ido influyendo en su historia, problemática conceptual y
definición de su objeto de estudio. Estas influencias han provenido desde distintas áreas
del saber, especialmente la Filosofía, la Educación y la Psicología. Además, ha ido dando
respuestas a diferentes preguntas, influida por su historia y el contexto en el cual se ha
desarrollado.
Por lo tanto, para entender lo que es hoy la Psicología de la Educación, es importante
recorrer su historia y desde allí conocer sus precursores y raíces conceptuales. Esta misma
historia es la que ha influido en las dificultades que ha tenido esta disciplina para definir
su objeto de estudio y hacia dónde va. Resulta, entonces, vital reflexionar en torno a estas
problemáticas.
Este capítulo desarrollará ambos temas : la perspectiva histórica y la problemática
conceptual. Asimismo, se referirá a algunos temas actuales en esta disciplina, que
requieren seguir siendo investigados y que se han transformado en un aporte al quehacer
científico y aplicado actual.
II. TEMAS RELEVANTES
2.1 Raíces Históricas de la Psicología de la Educación
Las primeras interrogantes relacionadas con esta disciplina aparecen en los comienzos de
la filosofía griega, a partir de los planteamientos de Aristóteles y Platón. Estos autores
abordaron temas de tanta trascendencia como los fines de la educación, la naturaleza del
aprendizaje o la relación profesor-alumno. Ya en su filosofía se adivinan muchos de los
elementos de lo que más tarde será la psicología de las facultades o la misma psicología
cognitiva.
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Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Asimismo, los más calificados representantes de la filosofía moderna han influido en
el corpus de la psicología de la educación. De manera especial se han hecho presentes
Descartes, al defender el protagonismo de las ideas innatas como base del conocimiento,
y Locke que apela, por el contrario, a las impresiones sensoriales, es decir, a la experiencia
(Beltrán, 1987).
En el siglo XVI, por otra parte, aparecen libros de educación en que se enfatiza la forma
de hacer más efectiva la enseñanza a través de conceptos psicológicos. Entre ellos destaca
Juan Vives (1492-1540, en Glover y Ronning, 1987) quien señala la importancia de los
procesos de percepción y memoria en el proceso educativo.
Luego en los siglos XVIII y XIX aparecen otras dos figuras relevantes, quienes hicieron
aportes en la reformulación del sistema de enseñanza, estos son Pestalozzi y Herbart.
Johann Pestalozzi (1745-1827), influido por Rousseau, fundó numerosas escuelas,
especialmente orientadas hacia los más pobres e imprimió un rumbo nuevo a la función
de la educación como un proceso orientado hacia el niño como ente individual y
especial en sí mismo. Le preocupaba que los niños estuviesen siendo socializados para
el trabajo, siendo que según su parecer las escuelas debiesen estar “formando personas”,
cuyo conocimiento estuviese orientado por estándares morales (Palmer, 2003).Es así
que enfatizó el aprendizaje por observación y el aprendizaje experiencial, minimizando,
consiguientemente, el aprendizaje memorístico, lo que resultó revolucionario para su
época. Pestalozzi reconoció la importancia del desarrollo moral y de la relación entre
profesores y alumnos como aspectos críticos de la educación del niño (Downs, 1975,
citado en Glover y Ronning, 1987).
Johann Herbart (1776-1841), filósofo, psicólogo y pedagogo alemán, por su parte,
influido por Kant, plantea que el aprendizaje se potencia a través del interés, el cual
surge por autogeneración en el alumno y por intervención del profesor. Su teoría de la
percepción y de la masa(¿) perceptiva se convirtió en el paradigma educativo del siglo
XIX, renovando profundamente la metodología educativa al sugerir que dentro del
proceso instruccional deben presentarse los conocimientos nuevos de tal manera que sean
asimilados y lleguen a formar parte del contenido mental. Estas ideas tuvieron un amplio
eco en los círculos pedagógicos y parecen resonar todavía hoy en las teorías de autores
bien recientes, como el aprendizaje significativo de Ausubel o las corrientes psicológicas
que apelan a la noción de esquema.
Pese a las influencias de estos autores, los especialistas consideran (Genovard, 1981)
que no fue hasta el siglo pasado, en el período que va de 1880 a 1900, que se marca
14
Capítulo 1, Perspertiva Histórica de la Psicología Educacional
el comienzo de la Psicología de la Educación, dadas las aportaciones decisivas que se
producen por parte de una serie de autores cualificados que contribuyeron decisivamente
al nacimiento de esta disciplina, los cuales van a ser descritos a continuación.
2.1.1 Algunos precursores en Europa
Dos figuras que surgen en Gran Bretaña y que a través de sus aportes a la Psicología,
contribuyen también al ámbito educativo son:
Francis Galton (1822-1911), quien inventó los primeros test psicológicos para la medida
de la inteligencia, basados en la discriminación sensorial; fundó el primer laboratorio
experimental de Londres, construyó un test de asociación de palabras que luego usaría
Wundt y promovió el estudio de las diferencias individuales.
Wilhelm Wundt (1832-1920), quien fundó su famoso Laboratorio en Leipzig, en el cual
se utilizó por primera vez la medición en la experimentación psicológica. Su método
consistía en la introspección, una antigua modalidad de autoanálisis, que la modificó a
un enfoque experimental, preciso, en que se incluía la discriminación de respuestas, el
tiempo de reacción y la medición de respuestas emocionales (Glover y Ronning, 1987).
Alfred Binet (1857-1911), realiza, sin duda, una de las mayores contribuciones a
la psicología de la educación al desarrollar el primer test de inteligencia individual,
introduciendo así la objetividad en un campo que carecía de investigación claramente
definida. Para diagnosticar y suministrar un tratamiento adecuado a los sujetos sospechosos
de retraso mental, construyó una escala métrica, es decir, test con ítemes dispuestos en
orden de dificultad creciente y en relación con diferentes niveles mentales.
2.1.2 Precursores en Estados Unidos
En Estados Unidos, por su parte, Stanley Hall (1844-1924), alumno de Wundt y
primer organizador de la psicología americana, fundó el primer laboratorio americano
de psicología y varias revistas, llegando a ser el primer presidente de la Asociación
Americana de Psicología (APA) y verdadero pionero de la psicología de la educación.
En 1881 inauguró sus clásicas conferencias de los sábados a los profesores. En 1891
fundó el seminario pedagógico que se convirtió luego en la revista “Journal of Genetic
Psychology”, y en 1894 escribió su famoso libro “Adolescencia” (1904) que tuvo una
extraordinaria resonancia por destacar la importancia del estudio del niño y por la
orientación empírica elegida.
Hall se sentía fascinado por los niños y su desarrollo y consecuentemente por su educación.
Él describía su orientación como “centrada en la escuela” más que “pedocentrica”, en
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Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
el sentido que consideraba más importante trabajar y formar a los profesores para que
éstos a su vez formaran a los niños, que centrarse sólo en los niños. Esto genera un gran
cambio en la mirada sobre el rol del psicólogo en la escuela, pues en general, se le atribuía
importancia en el tratamiento de niños con problemas, y no en el trabajo con el equipo
encargado de dirigir el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Otro autor de importancia, fue James Cattell (1860-1944), también alumno de Wundt,
quien introdujo, junto a Hall, la psicología experimental en América y, aunque no cultivó
directamente los temas educativos, trató de aplicar la psicología a todos los campos,
incluido el de la educación, centrándose de forma especial en el estudio de las diferencias
individuales y de los test mentales (a él se debe la acuñación del término test en 1890).
William James (1842-1910), considerado honoríficamente Padre de la Psicología
Americana, aportó a la psicología desde su trabajo en educación y filosofía en la Universidad
de Harvard. Su principal publicación fue Principles of Psycology, la cual marcó a muchas
generaciones con sus propuestas psicopedagógicas. Propone una psicología funcionalista
en que enfatiza la interacción natural entre el cuerpo y la mente, donde los procesos
mentales son funcionales en la medida que ayuda a los individuos en sus intentos por
adaptarse a su mundo (Pajares, 2003). Defiende la idea de que la mente no es pasiva al
adaptarse a las circunstancias, sino que es activa, espontánea y selectiva. Esto supone
que los procesos no pueden ser estudiados de manera aislada, para lo que propone como
metodología de estudio la introspección (contrario a la metodología experimental que
Wundt estaría empleando en Europa).
James también es reconocido como el padre de la psicología pragmática. Describe la
pragmática como un método que determina si acaso existirá una diferencia práctica (o
útil) en la noción de verdad. Supone que no existe una verdad final, porque la verdad de
una idea está en sus consecuencias y en su utilidad para el sujeto (Halyar, 2007).
Su influencia en la psicología educacional se dio, específicamente, en una gran dedicación
a la formación de profesores, a través tanto de clases como de publicaciones escritas, pues
fue capaz de adaptar su sistema teórico a su aplicación en sala de clases. Si bien es sencillo
ver la influencia de sus ideas en sus inicios, especialmente como fuente de inspiración de
la reforma educacional de Dewey, la psicología experimental de Watson vino a dominar
durante las tres primeras décadas del siglo XX, quedando la influencia de James como
una inspiración más que como una teoría (Pajares, 2003).
En otro sentido, fue también de alta importancia la influencia del filósofo y pedagogo
norteamericano John Dewey (1859-1952). Éste estaba fuertemente influido por la idea
16
Capítulo 1, Perspertiva Histórica de la Psicología Educacional
de James que la conciencia constituía un factor causal en la vida y sobrevivencia biológica
y que se relacionaba con el ambiente de manera sensorial y motora. Es así que la adaptación
al ambiente fue la orientación y el interés psicológico de Dewey. Le preocupó mucho el
ajuste en los seres humanos: físico, mental y moral. Puede considerarse asimismo como
revolucionaria su interpretación del aprendizaje en términos de “by doing” (aprender
haciendo), que planteaba la importancia de utilizar técnicas de enseñanza centradas en
el niño y la defensa de la orientación escolar cooperativa. Dewey consideraba que los
intereses e impulsos de los niños deben ser el punto de partida del curriculum del colegio,
ya que si el niño no ve el propósito de la actividad a desarrollar, tendrá menor voluntad
para aprender (Mulcahy, 2007). Contrario a Thorndike quien planteaba que los alumnos
sólo podían aprender en respuesta a un estímulo, ya sea éste castigo o recompensa, Dewey
consideraba que el niño hace conexiones de una experiencia a otra, y que uno necesita
internalizar y construir el conocimiento.
Sus planteamientos más tarde dieron origen al movimiento progresista o de la educación
activa, cuyos principios, según Knight (Mulcahy, 2007), contemplan: a) El proceso de
educación encuentra su génesis y propósito en el niño; b) Los niños son activos, más
que pasivos; c) El rol del profesor es el de un guía más que de un director autoritario;
d) El colegio es un microcosmos de la sociedad; e). La actividad en al sala de clases debe
enfocarse en resolver problemas más que en el empleo de métodos artificiales segmentados
por asignaturas; f) La atmósfera social del colegio debe ser cooperativa y democrática. En
las discusiones contemporáneas se pueden observar estos principios en el constructivismo
e incluso en la pedagogía crítica.
Por otra parte, todavía se sigue invocando su propuesta de la psicología de la educación
como una ciencia-puente entre la ciencia de la conducta y la práctica educativa,
planteamiento que es considerado clave para resolver el status epistemológico de una
disciplina en búsqueda de identidad.
Fueron éstos, por tanto, los principales precursores de la psicología educacional en Estados
Unidos, los cuales a través de sus hallazgos y planteamientos van generando reflexión en
torno al fenómeno de enseñanza-aprendizaje, frente al cual se requiere de una nueva
disciplina que logre dar respuesta a sus múltiples interrogantes.
Adicionalmente conviene asimismo señalar otra serie de antecedentes de gran trascendencia
educativa que se producen por estos años como, por ejemplo, los cursos sobre el estudio
del niño impartidos en las universidades norteamericanas, que acaban por llamarse cursos
sobre psicología de la educación; la creación de las primeras cátedras y departamentos de
educación en las universidades americanas; los trabajos de Rice (1897) sobre la medida
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Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
objetiva del rendimiento escolar; los experimentos de Ebbinghauss (1885) para demostrar
la posibilidad del control y medida del aprendizaje a través de técnicas experimentales y
la publicación del primer libro que lleva el título de Psicología de la educación, escrito
por Hopkins con la pretensión de aplicar a la educación los hallazgos de la psicología
científica.
Al analizar todos estos aportes resalta cierta tendencia en los autores señalados en
investigar temas referidos a los test y diferencias individuales, a través de métodos que
aseguren la objetividad. Esto es relevante, pues pone de relieve las dos características
propias de este período de la psicología de la educación: el deseo de objetividad frente a
la mera acumulación de opiniones, y la convicción de que sólo a través de mediciones y
de la investigación cuantitativa podría progresar la psicología de la educación (Glover y
Ronning, 1987).
2.1.3 El periodo de comienzos del siglo XX : el nacimiento
Pese a estos aportes, el nacimiento de la psicología de la educación se suele situar dentro
del período comprendido entre 1900 y 1908, gracias al aporte de dos grandes de la
psicología, como fueron: Thorndike y Judd, los cuales desarrollaron dos importantes
temáticas: el aprendizaje y la lectura.
El norteamericano Edward Thorndike (1874-1949) fue el primero que mereció
el nombre de psicólogo de la educación, expresión utilizada en su nombramiento por
el Teacher College de Columbia, donde desplegó su trabajo durante más de cuarenta
años, dando un impulso definitivo al afianzamiento de la psicología de la educación
como disciplina científica. En este contexto publica dos grandes obras, como fueron,
Elements of Psychology (1905), que contiene sus experiencias sobre el aprendizaje y
las ya famosas leyes del efecto, del ejercicio y de asociación; y su obra más señalada,
Educational Psychology (1903) en la que expone los resultados de sus investigaciones y
se considera como el prototipo de un cierto modo –el modo clásico- de hacer psicología de
la educación. En esta obra propuso el método de la observación y medición objetiva por
sobre el cuestionario usado hasta entonces en la psicología infantil (Glover y Ronning,
1987).
Thorndike estudió la psicología desde el comportamiento animal, bajo la influencia de
James. Aplicó los principios del aprendizaje desarrollados en el laboratorio y las medidas
cuantitativas de las diferencias individuales para crear la psicología educacional. Tal como
Thorndike lo planteó, los animales más grandes, incluido el hombre, no manifiestan
comportamientos más allá de las expectativas de las leyes del instinto, del ejercicio y del
18
Capítulo 1, Perspertiva Histórica de la Psicología Educacional
efecto (Thorndike, 1911, citado en Palmer, 2003), lo que implica que el análisis de los
efectos de la recompensa, el castigo y la práctica en estudios con animales puede producir
leyes generales del aprendizaje tanto de animales como de humanos.
Posteriormente, en 1910 publica su artículo “The Contribution of Psychology to
Education”, en el primer número del Journal of Educational Psychology, el cual
junto a la publicación de su Manual Educational Psychology, Briefer Course (1921),
configuran definitivamente a la psicología de la educación alrededor de tres grandes
unidades temáticas, las cuales fueron: el papel del medio ambiente y de la herencia en el
comportamiento, el aprendizaje y las leyes que lo regulan y el estudio de las diferencias
individuales (Coll, 1988).
La aspiración de Thorndike era lograr una ciencia completa de la psicología, uniendo
definitivamente los mundos de la psicología y la educación; al igual que Dewey, quien
aspiraba a construir una ciencia puente entre la psicología y la práctica educativa. Es
así que la propuesta de Thorndike hubiera podido –de convertirse en realidad- abrir las
puertas del éxito a la nueva ciencia, pero desafortunadamente, la misma propuesta llevaba
en su seno la clave de su propia esterilidad, y lo que pudo ser una ciencia modélica con
status definido, asentada en el presente y orientada hacia el futuro, se quedó en una mera
aplicación de la ciencia de la conducta a los problemas educativos. Aún así, empleando el
análisis experimental del comportamiento, él sentó las bases metodológicas y filosóficas
de la psicología conductual de Watson y Skinner.
Charles Judd (1873-1946) es la otra gran figura, quién se forma en Leipzig bajo la
dirección de Wundt y pasa a ocupar posteriormente el cargo de director de la School of
Education de la Universidad de Chicago, donde ocupó una posición de liderazgo por más
de treinta años. Respecto a sus líneas de trabajo, hay que destacar cuatro grandes áreas:
el análisis de la lectura, la formalización y discusión de los problemas psicológicos que
surgen de la enseñanza, el trabajo experimental sobre el número, y la psicología social,
a la que considera como la plataforma de apoyo de toda verdadera educación (Glover y
Ronning, 1987).
A diferencia de Thorndike, Judd plantea que ni la experimentación con animales, ni el
interés por elaborar una teoría del aprendizaje, son tareas prioritarias para la psicología de
la educación, sino que la prioridad debe estar puesta en los grandes problemas educativos
que se oponen a la mejora en la escuela, por lo cual se preocupa de aspectos no investigados
antes como son el curriculum y la organización escolar.
19
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
El objeto de estudio de la psicología de la educación para Judd debiera ser entonces el
analizar los procesos mentales mediante los cuales el niño aprehende los sistemas de
experiencia social acumulada, cuyos procesos no son reducibles a una serie de estímulos
y respuestas, sino que implican la capacidad para organizar, sintetizar y transformar la
experiencia. Además, plantea la importancia de considerar el carácter social de la educación,
negando en forma radical toda viabilidad a la psicología individual, característica de los
planteamientos de Thorndike.
Thorndike y Judd representan dos modos disímiles de entender la psicología de la
educación, perspectivas que persisten hasta la actualidad y que aún no se integran del
todo (Coll, 1988).
Por otra parte, también hay que señalar en esta etapa los trabajos de Lewis Terman
(1960) sobre los superdotados y retrasados y, sobre todo, la publicación de su obra
monumental Measurement of Intelligence adaptando la escala de Binet, así como
las de Rice (1897) y Stone (1908) quienes publican los primeros test de rendimiento.
A pesar de las numerosas reacciones negativas iniciales, los test de rendimiento fueron
aceptándose en los círculos escolares, cobrando así la investigación educativa un aire
de rigor científico con dos características principales: la objetividad y la utilización de
la medición, que le otorgan un cariz especial a esta etapa de desarrollo de la Psicología
Educativa.
Por otra parte, y gracias a los aportes antes mencionados, la psicología de la educación va
mejorando sus posiciones con relación al número de publicaciones científicas, ocupando
en 1910 el tercer lugar de la tabla de publicaciones con un 10% del total de páginas
publicadas en las revistas de mayor difusión, frente a la baja posición de 1890. En esta
etapa es cuando aparece la prestigiosa revista “Journal of Educational Psychology”. Esta
revista aparece en 1910, y su editorial señalaba la necesidad de un hombre intermedio cuya
tarea debería ser mediar entre la ciencia de la psicología y el arte de la enseñanza, y planteaba
que se consideraría no sólo el campo de la psicología de la sensación, el instinto, la
atención, la memoria y el aprendizaje, sino también los problemas de desarrollo mental y
la psicología de los métodos especiales en algunas de las áreas de la enseñanza. Asimismo,
esta revista pretende estimular el estudio de los problemas escolares en la sala de clases
mediante el uso del método experimental (Willians, 1978, en Coll, 1988).
Estos aspectos planteados en la primera editorial de la revista muestran la gran diversidad
de temas que toca la psicología de la educación y por tanto su dificultad para alcanzar una
identidad propia y por tanto, para realizar el proceso de diferenciación y coordinación
con las restantes disciplinas psicológicas y educativas. Sin embargo, más allá de esta
20
Capítulo 1, Perspertiva Histórica de la Psicología Educacional
diversidad, en éste periodo continúan prevaleciendo como temas nucleares, el estudio
de las diferencias individuales y la elaboración de test y el análisis de los procesos de
aprendizaje.
(OSHULRGRGHORVDxRV\$ÀDQ]DPLHQWR\GHVDUUROOR
A partir de los avances logrados en la etapa anterior, la psicología de la educación va
logrando un mayor afianzamiento, el cual va de 1918 a 1941. La elección de 1918 como
punto de arranque a esta etapa obedece a los sucesos que se producen por entonces: la
aplicación de las pruebas psicológicas a los reclutas del ejército americano, que sirvió para
popularizar el interés por la medición de la inteligencia, la inauguración del “American
Council in Education” y la publicación, por los editores, de los primeros materiales de
test.
De este modo, la psicología educacional se perfila como una nueva disciplina científica,
con orientaciones teóricas, métodos y procedimientos, varias áreas de atención y trabajo
y un cuerpo acumulado de conocimientos. Las áreas de estudio predominantes son: el
aprendizaje, diferencias individuales, test y mediciones, desarrollo humano, clínica
infantil, estudio de niños excepcionales y en general el estudio científico del niño en la
escuela.
Respecto al estudio de las diferencias individuales toma gran impulso especialmente
el tema de la inteligencia. Las teorías al respecto influyen de manera importante al
desarrollo de la psicología educacional, especialmente relacionadas a la investigación en
torno a la discusión entre genética y ambiente como determinantes de la inteligencia. Al
mismo tiempo, comienza a desarrollarse el área estadística de manera de perfeccionar los
estudios en el tema. El análisis metodológico y la estadística constituyen los pilares de la
investigación en psicología educacional.
Además, a partir de la década de 1920, la psicología de la educación, configurada de
acuerdo con el paradigma conexionista de Thorndike, se va enriqueciendo a medida que
recibe la influencia de otros movimientos psicológicos que adquieren fuerza en este
periodo. Estos son: la psicología de la Guestalt y el Psicoanálisis.
La Psicología de la Gestalt se introdujo a través del libro de Ogden (1926) aportando
una visión integradora de la conducta humana, influencia que resultó potenciada por la
afinidad de este sistema psicológico con la educación progresiva y ejerciendo siempre una
función moderadora que corregía los extremos del conexionismo y del conductismo.
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Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Por su parte, el Psicoanálisis se proyectó, sobre todo, en la orientación dada a algunos
temas educativos centrales, como la importancia de los primeros años, la relevancia de los
factores inconscientes, la relación madre-hijo, la necesidad de afecto y actitudes permisivas,
así como el deseo de centrar la atención en la personalidad global y el desarrollo del niño,
más que en aspectos parciales como la inteligencia o la motivación (Beltrán, 1987).
Asimismo, a lo largo de esta etapa se realizan algunos avances en casi todas las áreas
de la psicología de la educación. Por ejemplo, los test de inteligencia experimentan
un auge notable a partir del trabajo realizado por Binet, se consagra el concepto de
inteligencia como indicador de la madurez intelectual del estudiante; se interpreta el
éxito de las actividades humanas como resultado de la combinación de unas cuantas
aptitudes primarias; aumenta el número de test de rendimiento y, lo que constituye
uno de los avances más resonantes, aparece el concepto de evaluación para reflejar la
medida del progreso del alumno, interpretándolo no en términos de simple rendimiento,
sino en relación con determinados objetivos sociales, sustituyendo con una escala de
valor una simple escala de medida. Al mismo tiempo, se comenzaron a investigar los
problemas educacionales como aspectos de una realidad multivariada, que requería de
diseños estadísticos cada vez más complejos.
Además, la psicología educacional comienza a diferenciarse de la psicología escolar, en
la manera de proveer buen material de test para establecer diferencias individuales y de
la psicología de la consejería, la cual nació a partir del movimiento de estudio del niño
y de la psicología humanista, con el fin de estimular y nutrir al niño. Ésta surgió, en
gran medida, de los movimientos de protesta y reforma social de principios de siglo, y se
nutrió de los trabajos de Pestalozzi, Herbart y Rousseau, buscando desarrollar métodos
educacionales que efectivamente nutrieran al niño.
La psicología educacional buscó diferenciarse de la consejería, pues en ésta sus métodos
tendieron a ser informales, contrastando con la metodología de estudio dominante en la
época y consecuentemente, requería de un mayor rigor científico, por lo que la disciplina
debió enfocarse hacia el estudio científico del desarrollo humano. Al mismo tiempo,
en la medida que creció la fuerza laboral, la industrialización y la división del trabajo,
la psicología de la conserjería se orientó hacia el estudio del ajuste vocacional post
educacional de mujeres y hombres jóvenes. Con ello se desarrollaron técnicas de estudio
del self y de mediciones de aptitudes e intereses, diferentes a los aspectos abordados por
la psicología de la educación.
Por otra parte, se desarrolló el movimiento por la salud mental, liderado por el
norteamericano Carl Rogers, quién desarrolló una línea terapéutica propia, lo cual llevó
22
Capítulo 1, Perspertiva Histórica de la Psicología Educacional
al surgimiento de la psicología de la conserjería como una disciplina independiente de la
psicología vocacional. Mientras la psicología vocacional se refería al desarrollo de carreras
e identidad laboral de las personas, la conserjería se aproximaba desde la perspectiva
existencial fenomenológica (Glover y Ronning, 1987).
2.1.5 El periodo de los años 40, 50 y 60
A partir de la década de los 40, se quebró el signo ascendente de la psicología de la
educación y, de estar bien asentada como División 15 de la APA, estuvo a punto de
desaparecer. Los motivos estaban bien fundados. En primer lugar, no parecía tener un
campo propio, ya que otras divisiones- como evaluación, personalidad o psicología
escolar - trataban los mismos temas. Por otra parte, los programas aparecían retrasados,
se producía muy poca investigación científica significativa en las revistas, el currículo era
ambiguo y difuso, sometido a las modas del momento. Es así que, varias veces, se pensó
en suprimir o reorganizar la psicología de la educación. Sin embargo, Gage, presidente
de la División, persistió en la necesidad de continuar trabajando en ella, aventurando que
ocuparía en la década de los 60-70 una posición privilegiada.
Así fue, en efecto, pues en 1966 era ya la tercera División en número de afiliados. Desde
entonces, ha empezado un poderoso despegue, ocupando todavía hoy una posición
avanzada en el cuadro de las ciencias, tanto por el auge que va cobrando el ejercicio de la
profesión, como por la categoría de los autores y la investigación realizada.
En el área de la psicología educacional los temas relevantes seguían siendo la medición,
las diferencias individuales, el aprendizaje y el desarrollo infantil. El aprendizaje, sin
embargo estaba siendo seriamente cuestionado, al menos en la forma en que había sido
conceptualizado hasta el momento, predominantemente según la teoría de Hull. El método
hipotético deductivo de Hull parecía especialmente inaplicable a los problemas de los
profesores que debían enfrentar al ayudar a sus alumnos a aprender. En ese contexto surgió
el interés por el trabajo de Skinner, lo cual sumado al deseo de éste por enfrentar problemas
educacionales, llevó a una verdadera revolución en relación al concepto de aprendizaje en
psicología educacional. El viejo mentalismo de la motivación, variables intervinientes y
constructos hipotéticos, fue directamente atacado desde la perspectiva de un conjunto
(presumiblemente) de eventos simples y directamente observables: estímulos, respuestas y
consecuencias de las respuestas. Rápidamente surgió una extensa literatura del manejo de
clases basada en este paradigma, y fue adoptada por la psicología educacional y escolar en la
aproximación a los problemas de aprendizaje en clases (Glover y Ronning, 1987).
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Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Es así que cuando se inicia la década de los 50, unos treinta años después de la fecha
en que se suele marcar su nacimiento como disciplina científica, el panorama de la
psicología educacional es bastante complejo. En primer lugar, y luego de su periodo de
crisis, resalta su alta valoración, pese a la falta de una definición conceptual clara. Se cree
que esto se debe a la necesidad surgida en este periodo de poseer una teoría científica de la
educación, necesidad que la psicología educacional hace suya, asumiendo como propia la
responsabilidad de tratar los contenidos y problemas relevantes del quehacer educativo.
Sin embargo, junto a esta ampliación de contenidos, sus límites se van desdibujando,
siendo cada vez más difícil clarificar su objeto de estudio, el cual abarca desde los procesos
de aprendizaje individual y grupal, hasta los criterios de organización de los contenidos
escolares, pasando por medidas de diferencias individuales, la elaboración de instrumentos
de evaluación y la comparación de métodos de enseñanza(Coll, 1988).
2.1.6 La psicología educacional de 1970 a 1987
A partir de los planteamientos de Skinner anteriormente mencionados y la influencia
de la demanda de técnicas que permitieran un entrenamiento eficiente de gran número
de individuos para las fuerzas armadas en el período de la Segunda Guerra Mundial,
adquiere gran fuerza el paradigma del diseño instruccional, el cual, al ir teniendo éxito al
lograr sus objetivos, creó la necesidad de considerar las demandas de entrenamiento más
intensamente.
El diseño instruccional se desarrolló de manera tal que en 1980, los diseñadores
instruccionales se ocupaban de planificar todo el sistema escolar, lo que incluía desde los
objetivos instruccionales, las evaluaciones de los programas, los costos de la instrucción
y los análisis de tareas objetivos operacionales.
Al mismo tiempo de desarrollarse el diseño instruccional, el trabajo de Skinner llevó al
análisis operante del comportamiento humano, lo que constituyó una herramienta eficaz
en la disminución de problemas individuales de aprendizaje. De esta manera, la psicología
de la conducta usó técnicas de condicionamiento operante para disponer contingencias
ambientales de modo de maximizar el cumplimiento de un objetivo de enseñanza. Así
con esta técnica, una vez claramente definidos los objetivos operacionales de un sistema,
se podrían llevar a cabo los pasos para lograr el éxito del programa.
Sin embargo, el excesivo foco en la conducta llevó a críticas y cuestionamientos por
parte de la psicología humanista y la psicología cognitiva. Por una parte, los humanistas
argumentaban que el comportamiento humano y la educación van más allá que el simple
arreglo de las contingencias. Los cognitivistas, por su parte, aducían que el enfoque
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Capítulo 1, Perspertiva Histórica de la Psicología Educacional
conductual no consideraba la importancia de los eventos internos, los cuales dan fuerza y
forma a los comportamientos complejos, tales como la resolución de problemas.
Es así que, la psicología humanista, a pesar de haber tenido poca fuerza como movimiento
dentro de la psicología educacional originalmente, tuvo gran impacto dentro de ésta en
relación a profundizar en otros temas, que los anteriores enfoques no habían priorizado
como la motivación, los afectos y la importancia de la naturaleza de la interacción
profesor-alumno para ofrecer un ambiente óptimo de aprendizaje. Últimamente, la
revisión de constructos como la autoestima, los valores y los afectos, constituyen un
aporte fundamental a la disciplina.
La psicología cognitiva, la cual surge a partir de la preocupación por la naturaleza del
pensamiento como una estructura cognoscitiva que no puede ser examinada por simple
observación del comportamiento, llamó la atención sobre la importancia del análisis
de contexto del que aprende, además del ambiente instruccional. Asimismo, destacó
la importancia de fenómenos como la memoria, el razonamiento, la percepción, la
resolución de problemas, la metacognición y la creatividad, como funciones mentales que
permiten el aprendizaje. Otras áreas de interés de esta área consisten en las estructuras
y organización de la memoria y los procesos de toma de decisiones. Tales estudios y
otros están desarrollándose actualmente y ofrecen un amplio y prometedor espectro de
intereses.
Por otra parte, debe considerarse que paralelamente a la evolución descrita en la década
de los 70, vuelven a arreciar las críticas al alcance real de los aportes de la Psicología de
la Educación. Esto se relaciona con la crisis económica que se produce a nivel mundial
a partir de 1975, y que genera restricciones en las ayudas en investigación y reformas
educativas, subrayándose con más insistencia el que los resultados empíricos acumulados
han tenido repercusiones prácticas limitadas. A partir de esto, se pone en duda la
capacidad de la psicología de la educación para fundamentar científicamente el “arte
de la enseñanza”. Esto abre un periodo de reflexión sobre la psicología educacional, sus
fundamentos y futuro (Coll, 1992).
Algunas miradas pesimistas plantean que después de cien años de investigación
sistemática en educación y psicología educacional, llegando a los noventa, aún no existe
acuerdo si la investigación puede influir en la práctica educacional, cómo lo hace y bajo
qué condiciones (Berliner, 2006). Si bien la investigación en educación ha cambiado, la
pregunta sobre cómo la ciencia actual puede contribuir a la solución de los problemas
prácticos es aún controversial.
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Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Sin embargo, también hay miradas optimistas respecto del camino que toma la
investigación en educación, lo que se hace patente el año 1981, año en que surgen cinco
publicaciones independientes (de Calfee, Shulman, Simon, Snow y Resnick) refiriéndose
al giro que estaría tomando la investigación llevada a cabo por psicólogos educacionales.
Según Resnick (1981, citado en Berliner, 2006), la psicología educacional estaría
considerando los problemas reales del mundo de la instrucción, en la medida que ha
sido ésta la que ha comenzado a guiar el desarrollo de la investigación, y no viceversa.
En general estos autores plantean que el conocimiento debe recorrer diversos caminos:
de la psicología educacional a la educación, y viceversa, siendo esta última una dirección
que con frecuencia ha sido olvidada; y además, debe ir de la práctica educativa a la teoría
así como durante años fue del laboratorio a la teoría en los tiempos de Thorndike. Snow
lo dijo muy claro, el trabajo del psicólogo educacional es “psicologizar” los problemas
educativos, y no simplemente llevar la psicología a la educación como si fuéramos
misioneros que llevamos la palabra de Dios.
Mirar la práctica como fuente de los problemas a estudiar es crucial, y es lo que diferencia la
mirada que se hace de la psicología educacional desde que Thorndike conquistó el terreno.
Esta nueva mirada que estaría en mente desde 1981 devuelve la dignidad a los educadores,
en la medida que es desde su trabajo de donde salen los temas a investigar. La aproximación
entre la práctica y la teoría otorga mayor relevancia a la investigación, aun cuando los
conocimientos sean menos generalizables que los adquiridos en el trabajo de laboratorio.
2.1.7 El futuro de la psicología educacional
A partir de los aportes de los autores y teorías anteriormente descritas, la psicología de la
educación fue configurando su campo de estudio, y sus temas a investigar, resaltando entre
ellos el tema de la evaluación y medición de las diferencias individuales, el tema de los
profesores y su influencia en la educación y -por sobre todo- el estudio del aprendizaje.
Es así que, actualmente se plantea que el futuro de esta área es continuar investigando y
definiendo su objeto de estudio, existiendo el consenso que es el proceso de enseñanzaaprendizaje el área fundamental donde debe dirigir todas sus fuerzas, considerando
las múltiples variables allí involucradas. Asimismo, se admite que las relaciones
entre la psicología y la educación han adoptado a menudo un carácter excesivamente
unidireccional, que han ignorado las características propias de los fenómenos educativos,
requiriéndose, por tanto, una mirada más amplia e integradora, que considere en su
globalidad al proceso de enseñanza-aprendizaje.
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Capítulo 1, Perspertiva Histórica de la Psicología Educacional
Asimismo, autores como Coll (1988), plantean que su futuro pasa por ampliar sus
posibilidades de acción tanto al campo teórico y conceptual, como aplicado, considerando
también la importancia de referirse a los procedimientos de ajuste que permiten el traspaso
de los hallazgos teóricos y propios de la investigación, al campo de la aplicación. A su
parecer, se requieren psicólogos educacionales que continúen investigando y generando
Ciencia a partir de ésta, pero que además sean capaces de generar un aporte concreto y
aplicado al quehacer educativo actual.
Pressley y Roehrig (2003) revisando diversas publicaciones, notaron que los principales
temas que están siendo investigados actualmente, tanto en Europa como en Estados
Unidos, se pueden agrupar en once tópicos: cognición, aprendizaje conductual,
perspectivas socioculturales, relaciones sociales y educación, desarrollo, motivación,
diferencias individuales, bases psicológicas del curriculum, enseñanza e instrucción,
medios educativos, y métodos de investigación. Dos tercios de los artículos de las
principales revistas en psicología contemplaban artículos referentes a motivación,
cognición y diferencias individuales. El principal cambio que ha habido en publicaciones
desde comienzos del siglo XX hasta finales de éste, es la notable reducción de artículos
sobre “aprendizaje conductual”, y un aumento en aquellos que refieren a “cognición”.
Aún se espera que ocurra un continuo impulso hacia la especialización dentro de la
psicología educacional. Tópicos como procesos de comprensión de lectura, efectividad
docente, manejo de salas de clases, medición, evaluación y resolución de problemas
sugieren un cuadro del futuro de la psicología educacional.
Es interesante notar que estos mismos temas ya han sido abordados a lo largo de la
historia de la psicología educacional. Y, si consideramos que la historia de la psicología
educacional está recién comenzando -recién se está educando la quinta generación de
psicólogos educacionales (considerando que la psicología educacional se inició en 1918,
y que cada generación aborda aproximadamente 20 años)-, aún nos faltan muchos temas
por abordar y en los cuales profundizar para avanzar en el desarrollo de esta ciencia.
2.2 Problemática Conceptual de la Psicología Educacional
Después de este breve recorrido histórico en torno a la psicología de la educación quedan
al descubierto los problemas que ha tenido la psicología educacional para edificarse
sólidamente como una ciencia con identidad propia, es por esto, que se considera
importante el analizar más profundamente cada uno de estos problemas. Para ello,
se tratarán los siguientes aspectos: el problema de la identidad de esta disciplina, el
problema de los contenidos, el problema de su status científico, el de la investigación y el
problema de la definición conceptual. Estos serán descritos a continuación.
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Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
2.2.1 El problema de la Identidad
En primer lugar, salta a la vista el enorme caudal de expectativas suministrado por
el nacimiento de esta disciplina, difícilmente comparable al producido por cualquier
otra, como puso de relieve Thorndike al asegurar que con la psicología de la educación
llegaríamos a ser dueños de nuestros espíritus, incluso podríamos conocer todos los
hechos sobre la conducta de cada uno, la causa de los cambios operados en la naturaleza
humana y los resultados que produce una determinada influencia educativa.
Pero ¿qué es la psicología educacional?, ¿qué es lo que tienen en común los llamados
psicólogos educacionales? La historia nos da cuenta de que no parecen ser ni teorías ni
métodos lo que tienen en común los psicólogos educacionales. Berliner (2006) plantea
que aquello que existiría en común es un interés por el aprendizaje y la enseñanza de seres
humanos con un énfasis particular en el estudio empírico de estos fenómenos.
Sin embargo, este núcleo en común es muy vago, y se hace manifiesta la falta de identidad
que caracteriza esta ciencia desde su nacimiento, tal como se desprende de la lectura
de sus más señalados representantes. Esta falta de identidad podría deberse, tal como
refleja su desarrollo histórico, a su dificultad para delimitar claramente sus límites como
disciplina autónoma, intentando dar respuestas a una gran cantidad de problemáticas
relacionadas con la educación, no diferenciando aquello que le compete como disciplina
psicológica, de lo propio de otras disciplinas afines, con las que podría haber trabajado en
conjunto, como son la sociología de la educación o la psicopedagogía.
Es así que, tal como se describió en la síntesis histórica, cuando se inicia la década de
los 50, unos treinta años después de la fecha en que se suele marcar su nacimiento como
disciplina científica, el panorama de la psicología educacional es bastante complejo, pues
es valorada como disciplina, pese a la falta de una definición conceptual clara.
Esta falta de identidad pudo hacerse aún más fuerte en este mismo periodo, pues son
tales las expectativas puestas en la psicología de la educación, que se le exige investigar
científicamente todo lo relacionado con el quehacer educativo, debiendo ofrecer respuestas
a todos sus problemas. Esto va generando que sus límites de desdibujen. Estos fenómenos
se refleja en planteamientos como los de Ausubel (1969, en Coll, 1992), quien llega
a preguntarse si existe realmente una disciplina llamada psicología de la educación y
Scandura (1978, en Coll, 1992), quien reconoce que esta disciplina no tiene, después de
casi un siglo de existencia, una imagen definida de sí misma.
Por consiguiente y como consecuencia de las características anteriores, va surgiendo en
torno a esta disciplina un sentimiento de insatisfacción, ante lo cual caben distintas
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Capítulo 1, Perspertiva Histórica de la Psicología Educacional
posturas. Una postura derrotista es abandonar el campo y concentrar los esfuerzos en
otras disciplinas con mejor futuro. Sin embargo, esto no soluciona nada, pues parece
evidente la necesidad de un tratamiento psicológico de los fenómenos educativos.
Ante esto, Jackson (1981), por ejemplo, plantea una postura distinta, que parte de la
necesidad de empezar de nuevo, remontarse a los orígenes, volver a las fuentes, examinar
las bases sobre las que se estableció inicialmente la psicología de la educación, descubrir
los males que le aquejan y sentar otras bases nuevas que le permitan cumplir los cometidos
para los cuales fue pensada.
En relación con esto, y volviendo a los orígenes, si Thorndike no acertó con el enfoque
adecuado -a pesar de concebir la psicología de la educación como una ciencia intermedia
entre la psicología y el arte de la enseñanza- fue porque optó por un reduccionismo
científico que situaba la psicología de la educación en el campo de principios inducidos
de los hallazgos descubiertos por la investigación experimental. Entonces pareciera que la
solución de la psicología de la educación pasa entonces por la renuncia al reduccionismo
radical originario y el reconocimiento de un pluralismo epistemológico natural.
Esto supone reconocer que la psicología de la educación aspira a descubrir leyes y causas
que rigen la conducta humana para poderla predecir y controlar, pero sin olvidar que la
conducta humana, además de su vertiente externa manifiesta -sometida a cuantificación,
predicción y medida- encierra otra vertiente interior que alberga significados, intenciones
y propósitos, más que causas, y exige una explicación o interpretación más que una
estrategia de control.
Además, la psicología de la educación debe prestar atención al contexto histórico y
natural en el que los hombres viven y aprenden, lo que determina la conducta humana
especialmente en el ámbito de la educación. En suma, pareciera que la salida de la psicología
de la educación debe comenzar por una verdadera liberación de los reduccionismos
esterilizantes del pasado y la aceptación de un pluralismo epistemológico acorde con la
naturaleza pluridimensional de su objeto propio de estudio.
2.2.2 El problema del contenido de la Psicología de la Educación
Relacionado con la dificultad para definir su identidad, la psicología de la educación
se enfrenta con una segunda dificultad, la cual es el problema del contenido. Este se
deriva del hecho de que la psicología de la educación se identifica con dos disciplinas que
constituyen dos campos de estudio diferentes: las ciencias psicológicas y las ciencias de las
educación. De esta forma, el contenido posible, legítimo, de la psicología de la educación
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Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
se extiende desde el estudio de cualquier fenómeno con dimensión educativa al contenido
del aprendizaje verbal escolar. Pero convendría precisar más cuál es el contenido específico
y propio de esta disciplina. Los autores más señalados destacan como tema central de
estudio el aprendizaje, si bien varían luego con respecto al enfoque y extensión adecuados
para su tratamiento. Algunos autores señalan, además del aprendizaje, los temas de las
aptitudes, las diferencias individuales y el desarrollo.
Con todo, existe una gran dispersión respecto a la temática abordada. No es pues extraño
que esto haya debilitado la imagen de esta disciplina, con el tiempo, e incluso haya hecho
peligrar la supervivencia de la enseñanza como ciencia y como actividad profesional.
Pero, también es verdad, que es una disciplina intermedia entre las ciencias psicológicas
y las ciencias de la educación y, como tal, ha padecido los vaivenes, inseguridades e
incertidumbres de estas dos ciencias que caminan todavía a la búsqueda de un paradigma
que les ofrezca la unidad y consistencia interna que hasta ahora no han podido conseguir
(Álvarez y Mayor, 1981).
Sin embargo, a pesar de estas dificultades, hay también algunos núcleos de acuerdo entre
los datos procedentes de los diversos autores. Así, por ejemplo, hay una coincidencia
generalizada en señalar como tema central de estudio el proceso de enseñanza-aprendizaje
y todo el contexto en el que este proceso se inscribe, lo que garantiza, de alguna manera, la
existencia de un objeto específico que identifica y define con propiedad esta disciplina.
Ahora bien, igualmente peligrosa podría ser la tendencia a ensanchar indefinidamente el
campo de estudio, provocando así una disolución de los límites temáticos del aprendizaje
o, lo que es aún peor, de un aprendizaje específico como puede ser el verbal escolar o
significativo. La mejor solución sería , entonces, aceptar una flexibilidad temática en torno
al núcleo esencial definitorio que es el proceso de enseñanza-aprendizaje, y alrededor de
éste concentrar los esfuerzos investigativos y aplicados, manteniendo el carácter empírico
del tratamiento de los contenidos de esta ciencia.
(OSUREOHPDGHOVWDWXVFLHQWtÀFR
La tercera gran dificultad guarda relación con la dificultad que ha tenido esta disciplina
para validarse como ciencia.
En relación con esto, todavía está abierta la discusión que se habría iniciado en 1981, sobre
el status de la psicología de la educación y, por tanto, la naturaleza de la investigación
que ha de realizar. Las diferencias se centran en torno a si la psicología de la educación
tiene como objetivo principal la aplicación de conocimientos psicológicos relevantes al
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Capítulo 1, Perspertiva Histórica de la Psicología Educacional
proceso educativo, centrando la inquietud investigadora en su vertiente aplicativa, o
si ha de ser una ciencia aplicada que desarrolle sus propios programas de investigación
y utilice técnicas y métodos adecuados de experimentación expresamente desarrollados
para abordar los problemas educativos.
Los especialistas en la materia se encuentran divididos. Hay partidarios encendidos
de la independencia y firmes defensores de una posición más suavizada, con diversos
matices, respecto al carácter de la investigación posible y eficaz en este campo complejo
de los fenómenos educativos. Gilly (1981), por ejemplo, afirma que la psicología de
la educación no debe reducirse a la aplicación de los datos científicos elaborados fuera
del contexto escolar, sino que debe partir de problemas planteados por las situaciones
educativas mismas. Su campo de trabajo es la interacción, describiendo las condiciones
adecuadas para la realización de los objetivos pedagógicos originados en una determinada
situación particular y estudiando los procesos interindividuales por los cuales se producen
cambios en los individuos.
Ausubel (1969), por su parte, la concibe como una ciencia aplicada señalando tres
direcciones posibles en la investigación: a) investigación pura; b) investigación extrapolada
de las ciencias básicas; y c) investigación aplicada. El plantea que la gran diferencia entre
la psicología y la psicología de la educación, radica en que la primera se preocupa de
estudiar las leyes generales del psiquismo humano, mientras que la segunda de las leyes
del psiquismo humano que rigen el aprendizaje escolar, por tanto se constituye en una
ciencia aplicada, pero no una psicología general aplicada a los problemas educativos,
así como, la ingeniería mecánica, por ejemplo, no es física general aplicada al diseño de
máquinas, sino que constituye una teoría separada de carácter aplicado que resulta tan
relevante como la teoría de las disciplinas básicas, pero que está enunciada en un nivel
inferior de generalidad y posee una relevancia más directa para los problemas aplicados
en sus respectivos campos.
Glaser (1978) aboga por un modelo interactivo; un continuo de ciencia y tecnología que
anude los dos extremos, la práctica y el conocimiento, mientras Anderson y Faust (1973)
se inclinan más por una versión tecnológica de la psicología de la educación, ya que ni la
investigación directa en contextos educativos ni la mera extrapolación de la investigación
psicológica han funcionado anteriormente.
Coll (1988), por su parte, plantea la psicología de la educación como una ciencia aplicada,
ya que no sólo busca conocimientos, sino también fines prácticos. Por lo mismo, no debe
limitarse a ser una mera psicología general aplicada a los problemas educativos, pero
tampoco una tecnología que se limite a traducir en términos operativos los principios
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Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
generales de la ciencia de la conducta, porque en este caso carecería de espacio propio
y específico en el mapa de las ciencias. Por el contrario, debe investigar problemas
educativos y en el nivel de complejidad en el que se plantean, es decir, será una ciencia
que estudia la conducta que se produce en situaciones educativas.
De todo lo dicho anteriormente, se deduce que la psicología de la educación es una rama de
la psicología, por eso el objeto propio de esta disciplina será la conducta, si bien el término
conducta no tiene el sentido reduccionista que ha tenido en algunas escuelas, sino que
abarca tanto la manifestación comportamental externa como la significación intencional.
Como ciencia aplicada, la psicología de la educación estudia un tipo especial de conducta,
la conducta que tiene lugar en situaciones educativas, o sea, la conducta que cambia, o el
cambio de conducta que se produce como resultado de la práctica instruccional, es decir,
el aprendizaje. Pero se trata de un aprendizaje en el contexto educativo, ligado, por tanto,
a unas condiciones específicas expresamente instrumentadas para estimular y optimizar
los resultados de acuerdo con unos objetivos educativos previamente programados, es
decir, el aprendizaje guiado, influido por estrategias instruccionales adecuadas, lo que se
llama procesos de enseñanza-aprendizaje.
Como señala acertadamente Secadas (1970), la psicología de la educación no se contenta
con observar el fluir espontáneo de la conducta, sino que trata de extraer las leyes que
aseguren una eficaz intervención sobre el curso de la conducta. Estudia los acontecimientos,
en cuanto, influibles.
El carácter especial de la psicología de la educación consiste, entonces, en la pretensión de
determinar los modos eficaces de influir sobre los hechos en orden a un fin, y las normas
para establecer esa distinta eficacia de intervención. Mientras la psicología general observa,
dentro de un determinado proceso el orden de los sucesos que lo regulan, la psicología
de la educación, en cambio, los somete a cambios y estudia las leyes de dicho cambio con
el fin de lograr un influjo eficaz. La psicología de la educación debe estructurarse, por
tanto, en torno al proceso de enseñanza-aprendizaje que, como hilo conductor, guía sus
contenidos y la define como sistema coherente y organizado de conocimientos.
2.2.4 El problema de la Investigación Educativa
Por último, es importante considerar que los resultados de la investigación educativa
no sólo no han alcanzado el nivel de satisfacción de otras disciplinas, sino que resultan,
por lo general, decepcionantes, sobre todo, teniendo en cuenta la desproporción entre
la cantidad de investigaciones y el valor de los resultados obtenidos. Esto tiene, desde
luego, numerosas explicaciones.
32
Capítulo 1, Perspertiva Histórica de la Psicología Educacional
Por una parte, la indiferencia de muchos especialistas que olvidan la investigación y
se dedican a la práctica, también la falta de un nivel de investigación aplicada como la
poseen otras disciplinas y, sobre todo, la complejidad de los fenómenos educativos en los
que intervienen numerosas variables independientes.
Ante este escenario, la Fundación Spencer, comenzó en 1997 (y sigue en proceso) una
investigación para estudiar las deficiencias de la preparación de los investigadores en
educación en Estados Unidos, de manera de poder hacer propuestas para implementar
mejoras en los años venideros.
Sin embargo, la investigación educativa ha mejorado en los últimos años, y muchas
de las innovaciones educativas actuales son, en parte, resultados de la investigación
como, por ejemplo, la creación de nuevos roles educativos, sistemas de agrupamiento,
actividades extracadémicas, enseñanza en equipo, nueva organización del currículo,
nuevas condiciones del ambiente de clase, nuevas configuraciones arquitectónicas, nuevas
tecnologías, técnicas de intervención y de prevención psicopedagógicas, etc.
Esta investigación educativa, por tanto, es altamente necesaria, ya que no se admite más
evidencia que la que proviene de las observaciones sistemáticas bajo condiciones controladas
y con medios objetivos. La investigación no es una panacea, pero es el único camino para
el progreso y el saber acumulativo. La investigación no se opone a la tradición sino que
constituye un mecanismo de refinamiento superpuesto a las acumulaciones valiosas -lo
que se retiene es lo que han aconsejado los buenos resultados- de la tradición y de la
práctica sensata (Beltrán, 1987), que requiere seguir desarrollándose y potenciándose.
(OSUREOHPDGHOD'HÀQLFLyQ&RQFHSWXDO
Cotidianamente la comunidad de psicólogos debe lidiar con el problema de la definición
conceptual, que de no hacerse conciente, puede llevar a grandes errores en las investigaciones
y, como no, en sus conclusiones. ¿Qué es la inteligencia? ¿Qué es el aprendizaje? ¿Qué es
la enseñanza? Estos conceptos nos son muy familiares, los ocupamos cotidianamente en
nuestro trabajo, quienes nos dedicamos a la educación, e incluso quienes no lo hacen. Sin
embargo, qué son, según quién. Cómo podríamos decir que en aquella escuela los niños
aprenden más que en esta otra, o que los profesores de allá enseñan mejor que acá.
El primer y último problema con que tienen que lidiar los psicólogos educacionales es
con las definiciones conceptuales. El problema está presente tanto al definir su objeto
de estudio, como al término de su investigación, cuando intentan sacar conclusiones.
Bredo (2006) identifica tres problemas conceptuales implicados en la investigación que
33
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
es fundamental que el psicólogo tenga en mente, de modo que no sean pasados por alto:
reconocer las confusiones conceptuales, la falacia del psicólogo y la concepción de las
funciones mentales como entidades.
Sin lugar a dudas es imprescindible, para el desarrollo de la psicología educacional como
ciencia, el que logremos ciertos consensos conceptuales. Pero antes que ello, es fundamental
que sepamos reconocerlos. Bredo (2006) dice que nos cuesta reconocer las confusiones
conceptuales porque éstas están invisibilizadas por la familiaridad y por el hábito con
que empleamos los conceptos. En algún momento aceptamos un concepto por algunos
motivos, sean estos políticos, modas, e incluso por simplemente irreflexión, y olvidamos
las limitaciones de éste, y lo seguimos empleando sin más. Así vamos quedando inmersos
en confusiones conceptuales que se van transmitiendo y, lo que es peor, se va dejando en
el olvido el criterio por el cual se seleccionó ese concepto y no otro. Lo complejo de esta
situación es que es muy difícil reconocer las confusiones conceptuales, porque no existe
manera de salirnos de nuestro universo conceptual para ver cómo éste se relaciona con la
realidad en sí misma.
El segundo problema es lo que William James llamó la “falacia del psicólogo”, que
refiere a cuando el psicólogo parte de la idea de que está investigando hechos mentales
de manera directa, o al desnudo, sin interpretación de por medio. La trampa está en
confundir su propio punto de vista con aquél sobre el cual está haciendo su informe
(James, 1890/1950, citado en Bredo, 2006).
Y por último, el tercer problema refiere a la concepción de las funciones mentales como
entidades, la confusión de los conceptos propiamente tales con los objetos. Como lo
sugiere John Stuart Mill, existiría una tendencia muy fuerte a creer que cualquier cosa
que recibe un nombre ha de ser una entidad o ser, teniendo una existencia independiente.
Por lo tanto, si una persona no encuentra aquello que ha sido nombrado, no creerá que no
existe, sino que imaginará que aquello es particularmente complejo y misterioso.
Sin lugar a dudas resolver estos asuntos no es sencillo. Volver a la epistemología para
resolver asuntos prácticos para algunos puede resultar irrelevante, pero no lo es cuando
de ello puede depender la validez de la conclusión de nuestras investigaciones y de las
propuestas que puedan hacerse para mejorar la educación.
2.3 Algunos Temas actuales en Psicología de la Educación
Luego de revisar las problemáticas conceptuales que ha debido ir sorteando la psicología
educacional, queda claramente explicitada la necesidad de centrar sus objetivos en el
34
Capítulo 1, Perspertiva Histórica de la Psicología Educacional
proceso de enseñanza-aprendizaje, lo que constituye por tanto, su objeto de estudio.
Respecto a este fenómeno, sin embargo, surgen innumerables temas a desarrollar, dentro
de estos, resaltan el tema del ciclo vital y la inclusión de las variables afectivas, el tema del
diseño instruccional y el de ecología de clases. Estos temas se transforman en ámbitos en
los cuales debe seguir desarrollándose la psicología educacional. Otros temas que también
aparecen como relevantes y que merecen especial atención futura, son : Resiliencia, Salud
Escolar, Prevención, Disciplina, Inteligencia Artificial, Reestructuración de Sistemas
Educativos, el aporte de la psicología educacional a la educación superior y formación de
profesores.
2.3.1 La importancia del ciclo vital
En los últimos años, se han producido importantes novedades en las distintas áreas en que
se manifiesta el desarrollo. Por lo que respecta al desarrollo cognitivo, la investigación
educativa ha seguido dos grandes paradigmas, el psicométrico que acentúa los cambios
cuantitativos, carece de estudios longitudinales y destaca la medida, la adquisición de
información y la continuidad, y el paradigma cognitivo que acentúa más los cambios
cualitativos que los cuantitativos. Ambos presentan deficiencias, por lo que han
comenzado a surgir nuevas orientaciones que pretenden corregir y superar los modelos
anteriores, como los modelos neopiagetanos, pero siguen olvidando la dimensión afectiva
del desarrollo.
Un contrapunto a este olvido es el interés de los psicólogos por estudiar la vertiente
emocional y social de la conducta, de ahí la fuerza actual de los estudios sobre el
conocimiento social, el altruismo y el desarrollo de los valores.
La psicología de la educación ha comenzado a interesarse, además, por la descripción y la
explicación del cambio conductual realizado con la edad, no sólo en las etapas infantiles
o adolescentes, sino a lo largo del ciclo total de la vida humana. La preocupación de la
psicología por este segmento de la vida adulta ha estallado en la década de los 70 y es una
consecuencia lógica del desarrollo de la sociedad post industrial, por lo que cabe pensar
que esta atención se acentuará en las próximas décadas a medida que en las sociedades
aumente el número de personas dedicadas al sector de servicios y disminuya el dedicado
al sector de producción.
Por lo tanto, uno de los grandes temas del que la psicología de la educación se ha
preocupado y aún continua haciéndolo es el problema del desarrollo y sus características.
En relación a este punto nuevas vertientes con las que ha aportado, son la importancia
dada al desarrollo emocional, social y moral y asimismo la necesidad de comprender los
35
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
procesos involucrados en el desarrollo de las personas adultas. Son estos dos ámbitos en
los que aún falta bastante por investigar.
2.3.2 Diseño instruccional
Por otra parte, las nuevas teorías del aprendizaje, especialmente las inspiradas en la
corriente de la psicología cognitiva, han puesto de relieve la participación activa del
sujeto centrándose, por lo mismo, en lo que hacen los sujetos cuando aprenden, es decir,
cómo manejan y transforman la información recibida y, sobre todo, cómo la relacionan
con las experiencias anteriormente incorporadas.
Este paradigma generó un cambio radical en las concepciones sobre el diseño
instruccional, pues facilitar el aprendizaje significa ayudar al estudiante a construir
sus propias representaciones mentales de la información que ha de ser aprendida y no
presentarles los contenidos en forma terminada y lineal, como planteaban las propuestas
más conductuales.
Evidentemente, este cambio de perspectivas sobre el aprendizaje trae consigo un cambio
de perspectivas sobre la concepción de la enseñanza y el papel que en ella desempeña el
profesor. La enseñanza se centra en el sujeto más que en el material y trata de facilitar la
construcción de significado del estudiante acentuando la interacción entre las estructuras
mentales del sujeto y la información recibida. Una tarea fundamental de la enseñanza
será, por tanto, adaptar los materiales informativos y los métodos instruccionales
correspondientes a las características particulares de cada uno. Esta es la razón por la que
han comenzado a surgir nuevas teorías y modelos de instrucción.
Es así que , en la actualidad, hay un doble paradigma en las teorías del diseño instruccional,
que ha evolucionado desde un paradigma conductista de dos elementos: instrucciónresultados de aprendizaje, resultante del enfoque E-R, a un paradigma cognitivo de
tres elementos: instrucción-estructura de memoria-resultados de aprendizaje, que
siguen los nuevos postulados de las teorías cognitivas.
Este es, por tanto, un segundo tema, en el cual la psicología de la educación ha comenzado
a explorar, quedando aún un gran futuro por seguir investigando.
2.3.3 Ecología de la clase
La ecología en el campo educativo representa más un punto de vista, una orientación, que
un contenido nuevo, destacando, por encima de todo, la influencia que el escenario ejerce
36
Capítulo 1, Perspertiva Histórica de la Psicología Educacional
sobre la conducta del sujeto. Por tanto, ha aportado con una visión más sistémica sobre
el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Asimismo, ha desencadenado en el estudio de contenidos, en alguna manera novedosos,
dentro del ambiente escolar, como las variables estrictamente ecológicas, los programas
educativos y el clima social de la clase. La investigación realizada en torno a estas
variables ha servido para roturar un campo de estudios verdaderamente prometedor,
como es el examen de las condiciones ambientales específicas en que se realiza el proceso
de enseñanza-aprendizaje, pues es de esperar que la estructura del escenario, el nivel de
ruido, o la organización espacial de la clase tengan influencia sobre el comportamiento
del estudiante.
En los últimos años se han investigado tres programas o estructuras de clase llamadas
cooperativa, competitiva e individualista. Evidentemente, en una clase ideal se utilizan
las tres estructuras y cada una de ellas promueve un tipo diferente de interacción entre
los estudiantes y se proyecta sobre el aprendizaje escolar.
Otras variables que también se han investigado es la influencia de los factores
interaccionales, ya sea entre alumnos y entre éstos y los profesores, llamando la atención
sobre la importancia de las variables interaccionales en el mejoramiento de los procesos
de enseñanza-aprendizaje. (Álvarez y Mayor, 1987).
Esto se enmarca en una orientación interpretativa o ecológica de la clase, pues se la
visualiza como un ambiente social naturalmente organizado en el que los participantes
contribuyen a la organización y definición de significados y se sienten comprometidos en
dar sentido al escenario, haciéndose preguntas sobre lo que está sucediendo en la clase o
sobre el significado que tienen esos sucesos para las personas allí presentes, profesores y
alumnos.
Por lo tanto, la incorporación de estas variables ha llamado la atención sobre la necesidad
de investigar en otros factores a los que tradicionalmente no se les asignaba importancia
y en los cuales pudiesen encontrarse las causas y, por tanto, los caminos de solución a
problemas en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
III. CONCLUSIONES
Aunque los límites de la disciplina no son claros, y aunque al parecer la psicología
educacional puede vagamente definirse como “...aquello que los psicólogos educacionales
37
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
hacen...”, a lo largo de su historia ésta ha definido áreas de interés e investigación
claramente delimitadas.
A partir de esto, puede decirse que la psicología educacional está hoy más cerca que
nunca de lograr las metas de contar con un sustancial acervo de conocimientos. Esta
acumulación no es simplemente el resultado de una mayor investigación, sino de la
profundización en áreas bien definidas. Además, para alcanzar esta riqueza, parece que la
especialización resulta inevitable.
Es así que el desafío de la psicología educacional en los próximos años es el de proveer
de una riqueza tanto en profundidad como en integración de las distintas perspectivas.
Esto último puede ser la fórmula para disminuir los problemas que surgen a partir de la
excesiva especialización.
Si esto se logra, los psicólogos educacionales del próximo siglo estarán profundamente
imbuidos de un área de especialización, siendo al mismo tiempo capaces de ver el impacto
en su área en conjunto con el resto de las especialidades para proveer un entendimiento
integrado de nuestros roles cognitivos, afectivos, sociales y comportamentales.
A lo largo de estas áreas de trabajo en las que está comprometida la psicología de la
educación se puede comprobar el inmenso esfuerzo realizado por ofrecer a los educadores
conocimientos psicológicos rigurosos extraídos de los ámbitos escolares, contribuyendo
de esta forma a la construcción de una ciencia puente entre la psicología y la práctica
educativa con resultados esperanzadores.
De hecho, la nueva visión de las diferencias individuales -interpretadas en términos
de procesos cognitivos que actúan como variables dentro del proceso instruccional-, la
producción de modelos de aprendizaje inspirados en la nueva corriente de la psicología
cognitiva y mucho más sensibles al suce-so humano que los extraídos de las experiencias
animales, el aumento de las investigaciones sobre el desarrollo del sujeto -que, en parte,
ha reabsorbido los estudios tradicionales del aprendizaje- y el reconocimiento de que éste
interactúa con el conocimiento ya existente en el sujeto, así como el deseo de elaborar
diseños instruccionales prescriptivos basados en datos empíricamente comprobables
sobre los procesos mentales de desarrollo y la reciente orientación ecológica que incorpora
la dimensión del escenario ambiental dentro del marco general educativo, constituyen
una clara superación de posiciones tradicionales, estériles y poco productivas, y una
demostración evidente de lo mucho que la psicología puede aportar a la educación cuando
se rompen los rígidos modelos reduccionistas y se abren vías nuevas de cooperación e
interdisciplinariedad.
38
Capítulo 1, Perspertiva Histórica de la Psicología Educacional
En consonancia con el nuevo tipo de variables estudiadas, la psicología de la educación
del futuro tiene que ofrecer no sólo modelos descriptivos de la realidad sino, sobre todo,
modelos prescriptivos capaces de recomendar, con base científica suficiente y en función
de los resultados obtenidos, la nueva conducta a seguir en el proceso de enseñanzaaprendizaje.
En conclusión, entonces, se entiende que la psicología de la educación tiene como objeto
propio y específico el proceso de instrucción-aprendizaje. En buena lógica, éste debe ser,
pues, el núcleo central en torno al cual deben girar los contenidos de esta disciplina,
de tal manera que todos los conocimientos relacionados con el proceso de instrucciónaprendizaje, tendrán cabida en una disciplina configurada por ese proceso y en el mismo
grado y medida en que se relacionen con él. Éste es por tanto el gran desafío que le espera
a esta disciplina aún en construcción.
¿ Cuál es entonces el objeto de estudio de la Psicología de la
Educación?
Es el proceso de enseñanza-aprendizaje y todas las variables
involucradas en este proceso.
IV. RESUMEN
CONCEPTOS BÁSICOS
En sus comienzos Pestalozzi (1745-1827) y Herbart (1776-1841), son centrales, el
primero, al visualizar la educación como un proceso orientado hacia el niño como
ente individual y especial en sí mismo y el segundo, al plantear que el aprendizaje
se potencia a través del interés, el cual surge por autogeneración en el alumno y
por intervención del profesor. Estas ideas tuvieron un amplio eco en los círculos
pedagógicos y parecen resonar todavía hoy en las teorías de autores bien recientes,
como el aprendizaje significativo de Ausubel o las corrientes psicológicas que
apelan a la noción de esquema.
Algunos precursores en Europa son: Galton (1822-1911), quién inventó los
primeros métodos psicológicos de test para la medida de la inteligencia y Wilhem
Wundt (1832-1920), quién fundó su famoso Laboratorio en Leipzig, en el cual se
utilizó por primera vez la medición en la experimentación psicológica.
39
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Algunos precursores en Estados Unidos son : Hall (1844-1924), quien genera un
gran cambio en la mirada sobre el rol del psicólogo en la escuela, pues en general,
se le atribuía importancia en el tratamiento de niños con problemas, y no en el
trabajo con el equipo encargado de dirigir el proceso de enseñanza-aprendizaje,
al cual él asigna gran importancia y Cattell (1860-1944), quien introdujo la
psicología experimental en América.
Asimismo, W. James (1842-1910), entrega abundantes sugerencias prácticas sobre
cuestiones psicopedagógicas, conductuales y metodológicas y Binet (1857-1911),
desarrolla el primer test de inteligencia individual, introduciendo así la objetividad
en un campo que carecía de investigación claramente definida.
Otro precursor de gran importancia fue Dewey (1859-1952), cuya concepción de
la psicología educacional como una ciencia-puente entre la ciencia de la conducta
y la práctica educativa, como la clave para resolver el status epistemológico de una
disciplina en búsqueda de identidad, aún se sigue utilizando.
El nacimiento de la psicología de la educación se suele situar dentro del período
comprendido entre 1900 y 1908 en el que destacan, sobre todo, dos figuras
de relieve: Thorndike y Judd y, consiguientemente, dos grandes temáticas: el
aprendizaje y la lectura.
El período de afianzamiento de la psicología de la educación va de 1918 a 1941,
debido a la aplicación de las pruebas psicológicas a los reclutas del ejército
americano, que sirvió para popularizar el interés por la medición de la inteligencia,
a la inauguración del "American Council in Education" y a la publicación de los
primeros materiales de test.
En el periodo de los años 40 comienza a decaer su influencia debido a que no
parecía tener un campo propio, se producía muy poca investigación científica y a
que los programas aparecían retrasados.
En los años 70 y 80 resurge el interés por esta disciplina, especialmente por sus
aportes al diseño instruccional y la influencia de la psicología conductual. Sin
embargo, la psicología humanista y cognitiva comienzan a criticar esta postura y
plantear sus propias ideas.
En 1981 nuevas discusiones hacen consciente la necesidad de que exista una
comunicación bidireccional entre la psicología y la educación para rescatar la
40
Capítulo 1, Perspertiva Histórica de la Psicología Educacional
relevancia de la investigación de la psicología educacional. Asimismo se destaca la
importancia de que el problema a investigar provenga de la practica.
A partir de los aportes de los autores y teorías anteriormente descritos la psicología
de la educación fue configurando su campo de estudio y sus temas a investigar,
resaltando entre ellos el tema de la evaluación y medición de las diferencias
individuales, el tema de los profesores y su influencia en educación y por sobre
todo el estudio del aprendizaje.
Sin embargo, presenta problemáticas conceptuales, especialmente relacionadas
con el problema de la identidad, el problema del contenido, el problema de su
status científico y el problema de la investigación educativa.
Más allá de estas problemáticas se plantea que la psicología de la educación debe
centrarse en torno al proceso de enseñanza-aprendizaje que, como hilo conductor,
guía sus contenidos y la define como sistema coherente.
Algunos temas relevantes actualmente en psicología de la educación son la temática
del ciclo vital, la del diseño instruccional y la importancia de considerar las
variables interaccionales y contextuales en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
V. LÍNEA DE TIEMPO
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Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
VI. PALABRAS CLAVE
Ciclo Vital
Consejería
Diferencias individuales
Disciplina puente
Diseño instruccional
Ecología de la clase
Enseñanza-aprendizaje
Identidad
Investigación Educativa
Medición Cognitiva
Orígenes
Precursores
Psicología Conductual
Psicología Cognitiva
Psicología del Desarrollo
Psicología Experimental
Psicología Humanista
Psicología Psicoanalítica
Status científico
VII. EJERCITACIÓN
¿Qué hitos históricos marcaron el nacimiento y desarrollo de la Psicología
Educacional ?
¿Qué desafíos le esperan a esta disciplina en construcción ?
¿Cuál es el rol que debe jugar un psicólogo educacional en la realidad actual? ¿Qué
habilidades nuevas debiera desarrollar ?
¿Qué herramientas fue desarrollando esta disciplina a lo largo de su historia, que
le ayudan a enfrentar los desafíos actuales?
42
Capítulo 1, Perspertiva Histórica de la Psicología Educacional
VIII. BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA
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Zimmerman & J. Schunk (Eds.) (2003) Educational psychology: a century of contributions. NJ: Erlbaum.
43
!
Capítulo 2, Teorías Conductuales del Aprendizaje
Capítulo 2
Teorías Psicológicas aplicadas a la educación
TEORÍAS CONDUCTUALES DEL
APRENDIZAJE
I. INTRODUCCIÓN
Los orígenes de la teoría conductual del aprendizaje se encuentran en los estudios de
Pavlov (1927) con animales. Durante los años 30, él y otros psicólogos estudiaron y
experimentaron la forma en que distintos estímulos se podían usar para obtener
respuestas de los animales. Estos experimentos permitieron descubrir muchos principios
del aprendizaje, principios de la relación entre estímulos y respuestas, que más tarde
fueron útiles para modificar el comportamiento humano. Luego, esta terminología fue
adoptada por Watson, Guthrie y Skinner -en los EEUU-, como base para su trabajo en
modificación conductual, el cual dio origen a la corriente que en psicología se conoce
como “conductismo”.
En los años 60, algunos psicólogos clínicos empezaron a aplicar técnicas conductuales con
alumnos y pacientes, especialmente en instituciones mentales, clínicas y en educación
especial. Hacia fines de la década de los 60, estas técnicas se hicieron comunes en las
salas de clases, y fueron usadas por profesores, terapeutas y padres. Ya en los 70, fue
ampliamente reconocido el valor preventivo de las técnicas conductuales y su efectividad
para corregir y tratar problemas conductuales, y para alcanzar algunos de los objetivos de
todo tipo de organizaciones (escuelas, industrias, etc.).
La aparición del conductismo en psicología representó un cambio desde el estudio de
la conciencia y el subjetivismo, hacia el materialismo y el objetivismo que permite el
estudio de la conducta observable. Esta corriente considera a la Psicología como una
ciencia que predice y controla la conducta, lo cual implica excluir los estados y eventos
mentales como objeto de estudio de la psicología.
A pesar del éxito obtenido por diversas técnicas conductistas, como la instrucción
programada (Skinner), objetivos conductuales (Mager), instrucción directa (Bereiter y
Engelmann) y refuerzo contingente (Becker, Madsen, Arnold y Thomas), se acumularon
45
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
muchas críticas en torno a los supuestos, métodos y efectos empíricos empleados por
la psicología conductual (Williams, 1999). Se condenó el conductismo con críticas
caricaturescas que lo caracterizaban como una “psicología de ratas” por su experimentación
con animales. Asimismo se le criticó duramente por no contemplar la volición humana
involucrada en el comportamiento de los individuos. Luego las críticas se dirigirían a la
imposibilidad de estudiar al ser humano sin considerar dimensiones de la experiencia
humana como son los pensamientos y los sentimientos (Kamii, 1980 citado en Williams,
1999). En general, las críticas afirman que aplicar el análisis conductista al comportamiento
humano, no hace sino aportar soluciones superficiales a problemas complejos.
A la suma de críticas específicas dirigidas al conductismo, muchos psicólogos y educadores
han declarado el fallecimiento de esta rama de la psicología (Cooper, 1993; Ertmer y
Newby, 1993; Gardner, 1985; Jonaseen, 1991; Wilson, 1993 citado en Williams, 1999).
Los psicólogos habrían identificado las limitaciones de la aproximación conductual y
habrían avanzado hacia modelos más prometedores.
Si bien esta rama puede ser blanco de muchas críticas, y puede tener muchas limitaciones,
también es fuente de muchos conocimientos que empleamos teórica y prácticamente en
nuestra vida cotidiana. Es por ello que hemos de revisar sus aportes, y sus contribuciones
al desarrollo de la psicología educacional en general, así como más adelante revisaremos
los aportes de aproximaciones alternativas como el cognitivismo y el humanismo.
II. CONCEPTOS BÁSICOS
2.1 Principios del conductismo
Los principios fundamentales a que adhieren las teorías conductuales pueden resumirse
de la siguiente forma:
a.
La conducta está regida por leyes y sujeta a las variables ambientales: las
personas responden a las variables de su ambiente. Las fuerzas externas estimulan
a los individuos a actuar de ciertas maneras, ya sea realizando una conducta o
evitándola. Desde este punto de vista, se considera al psicólogo como un “ingeniero
conductual”, que maneja variables ambientales; también como un “investigador”,
que estudia el tipo de variables ambientales que afectan la conducta.
Muchos conductistas creen que las personas nacen como una “tabula rasa”, es decir,
sin ninguna tendencia innata a comportarse ni de una manera ni de otra. Con el
46
Capítulo 2, Teorías Conductuales del Aprendizaje
pasar de los años el ambiente va moldeando, o condicionando, al individuo con
características y modos de comportarse únicos (Ormrod, 2000).
En educación, esto puede implicar desarrollar un ambiente en la sala de clases que
promueva comportamientos deseables en los alumnos.
b.
El aprendizaje como un cambio conductual. Desde una perspectiva conductual, el
aprendizaje en sí mismo debe ser definido como algo que puede ser observado y
documentado, es decir, hay aprendizaje cuando existe un cambio conductual.
En términos educacionales esto quiere decir que los profesores podrán determinar
si sus alumnos han comprendido la materia cuando pueden mostrar cambios, por
ejemplo, en los resultados de sus exámenes. Los profesores no sabrán si sus alumnos
han aprendido si no tienen evidencia concreta.
c.
La conducta es un fenómeno observable e identificable. Las respuestas internas
están mediadas por la conducta observable y ésta puede ser modificada. El
aprendizaje puede ser descrito en términos de la relación entre eventos observables,
esto es, la relación entre estímulo y respuesta. Los psicólogos conductistas creen
que los procesos internos (pensamientos, creencias, actitudes, etc.) no pueden
ser observados, y por lo tanto no pueden ser estudiados científicamente. Muchos
conductistas describen a las personas como “cajas negras” (Ormrod, 2000).
d.
Las conductas maladaptativas son adquiridas a través del aprendizaje y pueden ser
modificadas por los principios del aprendizaje. Hay evidencia empírica de cambios
efectivos al manipular las condiciones de estímulo en el medio o sustituyendo
la respuesta conductual. Al cambiar la conducta se reportan cambios en los
sentimientos y en las actitudes.
e.
Las metas conductuales han de ser específicas, discretas e individualizadas. Se
requiere que los problemas sean descritos en términos concretos y observables.
Es necesario considerar que dos respuestas externas semejantes no provienen
necesariamente del mismo estímulo y, que un mismo estímulo no produce la
misma respuesta en dos personas.
f.
La teoría conductual se focaliza en el aquí y en el ahora. Lo crucial es determinar las
relaciones funcionales que en el momento están operando en producir o mantener
la conducta.
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Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
El aprendizaje tenderá a ocurrir cuando el estímulo y la respuesta se presentan
cerca en el tiempo. Para que se desarrolle la relación estímulo – respuesta, ciertos
eventos deben ocurrir en conjunto con otros eventos. Cuando dos eventos ocurren
en más o menos el mismo tiempo, decimos que hay contigüidad entre ellos.
2.2 Tipos de aprendizaje en la teoría conductual
En general, el aprendizaje dentro de la teoría conductual se define como un cambio
relativamente permanente en el comportamiento, que refleja una adquisición de
conocimientos o habilidades a través de la experiencia. Es decir, se excluye cualquier
cambio obtenido por simple maduración. Estos cambios en el comportamiento deben ser
razonablemente objetivos y, por lo tanto, deben poder ser medidos (Papalia y Wendkos,
1987).
Dentro de la teoría conductual, existen cuatro procesos que pueden explicar este
aprendizaje: condicionamiento clásico, asociación por contigüidad, condicionamiento
operante y observación e imitación.
2.2.1 Condicionamiento Clásico
El condicionamiento clásico es el proceso a través del cual se logra que un comportamiento
-respuesta- que antes ocurría tras un evento determinado -estímulo- ocurra tras otro
evento distinto. El condicionamiento clásico fue descrito por el fisiólogo ruso Ivan
Pavlov (1849-1936) a partir de sus estudios con animales; en sus investigaciones, asoció
el ruido de una campanilla (estímulo neutro) a la comida (estímulo incondicionado) de
un perro, y logró que el perro salivara al escuchar la campanilla (que se transformó en un
estímulo condicionado). La figura 2.1 describe las etapas del condicionamiento clásico.
1. Estímulo incondicionado
(ej: comida)
Respuesta incondicionada
(salivación)
2. Estímulo Incondicionado
(comida)
+
Estímulos condicionado
(campanilla)
Respuesta que se está modificando
3. Estímulo condicionado
(campanilla)
Figura 2.1.
Respuesta condicionada (salivación)
Esquema de condicionamiento clásico
48
Capítulo 2, Teorías Conductuales del Aprendizaje
El condicionamiento clásico describe, de esta forma, el aprendizaje por asociación entre
dos estímulos: se condiciona a las personas o los animales a responder de una forma
nueva a estímulos que antes no evocaban tales respuestas. Este proceso es típicamente
inconsciente, ya que el que aprende no requiere estar consciente de la relación entre
el estímulo condicionado y el incondicionado, para responder al primero (Lefrancoise,
1988).
Más adelante, John Watson (1879-1958), considerado el “padre de la psicología
conductual”, aplicó estos principios al estudio de ciertas conductas humanas para
determinar si algunos de los hasta entonces llamados “instintos” eran aprendidos o
innatos.
Watson estudió las conductas de temor en bebés y niños pequeños, y encontró que los niños
muy pequeños casi no tenían temores (por ejemplo a ratas, gatos, etc.), mientras que, al
avanzar la edad, el número de temores que presentaban los niños era considerablemente
mayor. Este autor sugirió que esto se debía a que los niños aprendían estos temores del
ambiente social, y no a que fueran temores instintivos, como se afirmaba antes. En un
experimento clásico, Watson usó técnicas de condicionamiento con un niño pequeño
sano, Albert B., y logró que éste mostrara temor a una rata blanca que antes no le producía
miedo alguno. Watson presentó la rata, que originalmente no producía temor, asociada a
un ruido muy fuerte. Luego de algunos ensayos, el niño desarrolló temor a la rata, temor
que luego se generalizó a otros objetos peludos. De esta forma, Watson mostró cómo
los niños pueden desarrollar miedos al generalizar una reacción emocional condicionada
adquirida en conexión con un sólo estímulo, a otros estímulos similares. Usando estos
mismos principios, el autor desarrolló un método para producir la respuesta contraria
en niños, es decir, para eliminar ciertos temores. Con sus estudios, Watson mostró que
no todos los “instintos” humanos conocidos hasta entonces, lo eran realmente, sino que
algunos de ellos consistían sólo en respuestas emocionales aprendidas. Así, este autor
llegó a plantear que era posible, mediante un condicionamiento planeado y adecuado,
transformar a un niño ‘normal’ en cualquier tipo de persona que se desease.
2.2.1.1 Procesos en el Aprendizaje por Condicionamiento Clásico
El proceso mediante el cual aumenta la respuesta condicionada por sucesivos
emparejamientos del estímulo incondicionado con el condicionado es llamado adquisición.
La extinción, en cambio, se refiere a la pérdida gradual de la respuesta condicionada que ocurre
cuando el estímulo condicionado es presentado sin el estímulo incondicionado (Darley y
cols., 1988). De esta forma, es posible aprender conductas o “desaprenderlas” a través del
proceso de condicionamiento clásico. Otro concepto relativo al condicionamiento clásico
49
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
es el de generalización de estímulo, la tendencia a emitir la respuesta condicionada ante
un estímulo similar, aunque no idéntico al que fue originalmente asociado al estímulo
incondicionado. Por ejemplo, una persona que ha aprendido a tenerle miedo al perro
que la mordió, puede generalizar su aprendizaje y temer a todos los perros, incluso a los
inofensivos. Por el contrario, existe otro proceso, el de discriminación, donde la persona
aprende a responder sólo al estímulo condicionado, logrando diferenciarlo de los demás
estímulos; así, aprende a no responder a estímulo parecidos al estímulo condicionado.
Usando el mismo ejemplo anterior, la persona puede aprender a no temerle a otros perros,
discriminando entre el perro peligroso y los inofensivos, a pesar de ser todos perros.
2.2.1.2 Algunas Aplicaciones del Condicionamiento Clásico en Educación
El tener en cuenta los procesos de condicionamiento que hay a la base de todo aprendizaje
ayudará al educador no sólo a comprender ciertas conductas y actitudes de los alumnos
frente al proceso de enseñanza-aprendizaje, sino a moldearlas de manera que permitan un
aprendizaje más efectivo.
Lefrancois (1988, p. 22) plantea que “la importancia del condicionamiento clásico para
los profesores recae en que es a través de estos procesos inconscientes que los alumnos
aprenden a gustar o no gustar del colegio, las materias, los profesores, y los estímulos
que se relacionan con ellos. El condicionamiento clásico ocurre en todos las situaciones
de aprendizaje, en casi todo momento, independientemente de cualquier otro tipo de
aprendizaje que está ocurriendo al mismo tiempo”.
Así por ejemplo, una materia nueva en la situación de aprendizaje puede ser un estímulo
neutro para el alumno, que no le provoca una respuesta emocional importante. El profesor,
la sala o el ambiente que rodea al alumno, son estímulos incondicionados, que pueden ser
agradables o desagradables: escritorio cómodo o incómodo, profesor amistoso o distante,
etc. Si el alumno asocia la materia nueva con los estímulos agradables, probablemente
presentará una respuesta condicionada de agrado frente a esa materia. Por el contrario, si
asocia la materia con estímulos desagradables, probablemente responderá con desagrado
a la materia.
Otro ejemplo del condicionamiento clásico en la sala de clases consiste en el aprendizaje
de un idioma extranjero a través de la asociación de una palabra en castellano con una en
inglés (asociación de dos estímulos); después de un tiempo, la palabra en inglés podría
llegar a evocar la misma respuesta que antes evocaba la palabra en castellano.
El condicionamiento clásico sirve asimismo para explicar la existencia de ciertas actitudes,
así como para modificarlas. Por ejemplo, una niña puede temer a la oficina del director de
50
Capítulo 2, Teorías Conductuales del Aprendizaje
su nuevo colegio porque la asocia a los retos, ridiculizaciones y castigos que recibió en la
oficina del director de su antiguo colegio. Para cambiar esto, se puede tratar de que asocie
la oficina a los niños que están siempre riendo y jugando a su alrededor.
Las actitudes relativas a los compañeros también son posibles de explicar y por ende
modificar en base al principio del condicionamiento clásico. Por ejemplo, Litchner y
Jacobson (1969, en Lefrancois, 1988) reportan la existencia de un programa que trató
de cambiar prejuicios raciales en niños blancos de segundo grado. Se hizo que los niños
leyeran historias de libros que tenían dibujos de niños blancos y negros; los niños que
leían de libros multiraciales eran menos racistas que los que leían los mismos libros
sólo con dibujos de niños blancos. Se piensa que la observación de los dibujos de niños
negros haciendo cosas que acostumbran hacer los niños blancos de clase media tuvo un
efecto positivo en la reducción de prejuicios. Asociaron actividades de clase media (que
producirían respuestas positivas) con niños de raza negra (que producirían respuestas
negativas), y así lograron el cambio.
El aprendizaje es un proceso a través del cual se logra que un
comportamiento -respuesta- que antes ocurría tras un evento
determinado -estímulo- ocurra tras otro evento distinto
2.2.2 El Conexionismo
El conexionismo fue propuesto por Edward Thorndike (1874-1949), quien plantea
que la forma más característica de aprendizaje, tanto en animales inferiores, como en
hombres, se produce por ensayo y error, o por selección y conexión, como lo llamó más
tarde. Sus principales experimentos fueron con gatos. Por ejemplo, el poner un gato
hambriento encerrado en una caja con un mecanismo oculto que se mueve por medio de
una palanca. Si el gato manipula correctamente la palanca la puerta se abre y el animal
alcanza la comida que está afuera. Los primeros ensayos se caracterizan por arañazos,
mordidas y gran cantidad de movimientos antes de mover la palanca, por lo cual la
puntuación medida en función del tiempo transcurrido es elevada. En posteriores ensayos
esta puntuación va disminuyendo en forma paulatina. Es este carácter gradual lo que hizo
pensar a Thorndike que el gato no entiende realmente la manera de escapar, sino que
aprende grabándose respuestas correctas y borrando respuestas incorrectas
51
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
A partir de estos experimentos Thorndike formuló leyes de aprendizaje, que son: la de
asociación, ejercicio y efecto. En relación a la primera de estas, ley de asociación, él postula
que la asociación es una importante condición del aprendizaje porque la satisfacción o
frustración depende de un estado individual de asociación. En uno de sus estudios más
importantes, realizado con Robert Woodworth en 1901, Thorndike demostró que el
grado de transferencia entre dos experiencias de aprendizaje dependería de la similaridad
de las dos situaciones (Palmer, 2003).
En cuanto a la ley de ejercicio, por su parte, plantea que toda conexión es proporcional a
la cantidad de tiempo en que tarda en realizarse la conexión y al vigor y duración de esta
conexión, lo cual puede mejorarse mediante la ejercitación. Finalmente, en cuanto a la ley
del efecto, la cual ha tenido mayor difusión, postula que la respuesta que se acompaña de
satisfacción se transforma en la más firmemente conectada con la situación a aprender y a
la inversa, aquellas respuestas acompañadas de displacer generan conexiones débiles.
Estas conexiones, que Thorndike caracterizó como conexionismo, entre el comportamiento
animal, la respuesta ambiental, y los efectos de esa respuesta en el animal, evolucionarían
hacia una teoría más compleja y sofisticada desarrollada por B. F. Skinner en su teoría
del condicionamiento operante (Horn, 2007). Particularmente, la ley del efecto fue la
que tuvo mayor impacto, pues fue un primer paso en el concepto de refuerzo positivo
(Travers, Elliot y Katrochwill, 1993).
2.2.3 Aprendizaje Asociativo
Otra forma de aprendizaje descrita por la teoría conductual consiste en el Aprendizaje
Asociativo o por contigüidad, propuesto por el americano Edwin Guthrie (18861959), el cual se desprende de los postulados de Thorndike y Pavlov. Este autor explica
la asociación de dos estímulos -en ausencia de respuesta o estímulo incondicionado- por
medio del principio de contigüidad.
Este principio establece que cuando dos sensaciones ocurren juntas en forma repetida,
acaban por asociarse, de manera que posteriormente cuando ocurre sólo una de estas
sensaciones (estímulo), la otra sensación también es evocada (respuesta). Es así como la
combinación de estímulos que ha ocupado a un movimiento, al volver a presentarse,
tenderá a ir seguido por este movimiento. “Una estructura de estímulo alcanza toda su
fuerza asociativa con ocasión de su primer apareamiento con las respuestas” (Hilgard,
1978, pp. 95). Aunque la mayor parte de los aprendizaje son complejos y no pueden
ser explicados exclusivamente por este principio, la asociación por contigüidad sí ayuda
a entender algunos aprendizajes más simples, como por ejemplo la memorización. Si
52
Capítulo 2, Teorías Conductuales del Aprendizaje
los alumnos repetidamente leen la frase “la capital de la X Región es Puerto Montt”,
después de un tiempo asociarán la respuesta correcta al enfrentarse a la frase “la capital de
la X Región es __________”. Es en este punto donde radica la importancia de Guthrie
dentro de las Teorías Conductuales del aprendizaje. Además sus postulados, junto a los
de Thorndike se transformaron en la base en la cual posteriormente Skinner sustentó sus
planteamientos.
2.2.4 Condicionamiento Operante
El condicionamiento operante o instrumental, descrito por Edward Thorndike (1874 – 1949)
y B. Frederic Skinner (1904 – 1990), es el proceso a través del cual se fortalece un
comportamiento que es seguido de un resultado favorable (refuerzo), con lo cual aumentan
las probabilidades de que ese comportamiento vuelva a ocurrir. El condicionamiento
operante sostiene, de esta forma, que se aprende aquello que es reforzado. Esta postura,
como puede verse, se basa en la idea de que el comportamiento está determinado por el
ambiente, y que son las condiciones externas -el ambiente y la historia de vida- las que
explican la conducta del ser humano (Strom y Bernard, 1982).
Skinner presenta un análisis funcional del comportamiento, considerando a la conducta
como una variable dependiente de sus consecuencias (refuerzo) –a diferencia del
condicionamiento clásico en que la conducta depende de los estímulos que la anteceden-.
Presenta un modelo de contingencia de tres términos en que un estímulo discriminativo
(influencia ambiental antecedente) permite la aparición de una respuesta que es seguida
de un estímulo que refuerza (consecuencia), es decir, que aumenta la probabilidad de que
la respuesta se produzca en el futuro (el castigo disminuye esa probabilidad) (Schunk,
1997).
Antecedentes ---> Comportamiento ---> Consecuencias
El comportamiento puede ser modificado cambiando o controlando tanto los antecedentes
como las consecuencias de la conducta, o bien ambos. Pese a esto, la teoría se ha centrado
más en describir el efecto de las consecuencias de la conducta que en la modificación de
ésta.
Tanto el condicionamiento clásico como el operante utilizan los componentes básicos
-estímulos y respuestas- para explicar el aprendizaje, pero difieren en su ordenamiento.
Mientras en el condicionamiento clásico la atención se centra en el estímulo que causa
la respuesta, en el condicionamiento operante, la atención está puesta en la consecuencia
que sigue a una respuesta determinada y en el efecto que ésta tiene sobre la probabilidad
de emisión de la respuesta en el futuro.
53
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
De esto surge lo que los conductistas llaman el análisis ABC, es un análisis de la conducta
(B de Behavior) y su contexto, o más específicamente de sus antecedentes (A) y sus
consecuencias (C). En el modelo conductual de Skinner este tipo de análisis pone su acento
en las consecuencias (C), siendo tanto así que los antecedentes (A) que se consideran para
el análisis, son aquellos que adquieren su influencia de las consecuencias de la conducta
(Williams,1999). Por ejemplo, si el comentario de un estudiante es considerado sólo cuando
el profesor le ha dado la palabra, el alumno eventualmente aprenderá a comentar sólo cuando
el profesor le de la palabra. Si bien del análisis ABC podrían inferirse causas y efectos, de
hecho lo que nos facilita no es eso, sino que sólo nos permite describir la secuencia de
eventos. Pero por eso mismo nos puede permitir ver si existen o no cambios en la conducta
si introducimos alteraciones ya sea en los antecedentes y/o en las consecuencias.
ALGO MÁS SOBRE SKINNER
B. F. Skinner se doctoró en Psicología en la Universidad de Harvard en 1931, y
luego pasó cinco años realizando investigaciones básicas. Posteriormente, emprendió
una labor de investigación y enseñanza, a partir de la cual obtuvo grandes éxitos,
ocupando puestos en la universidad de Minessota y la de Indiana, regresando luego a
Harvard. En esta extensa carrera académica ha realizado importante aportes al campo
de la Psicología, entre los que se encuentran el concepto de aprendizaje programado
y el de condicionamiento operante. Además, su novela Walden II, fue leída
masivamente en el mundo entero. A partir de estos trabajados ha sido distinguido
con el Distinguished Scientific Award, otorgado por la American Psychological
Association y además posee la Presidents Medal of Science (Evans, 1987).
Por otra parte, respecto a la relación estímulo-organismo-respuesta, fuente de
controversia entre las teorías conductuales y cognitivas, Skinner plantea: “ Si la O
representa al organismo y S-R representa el estímulo y la respuesta, se plantea la
siguiente pregunta : ¿ Cuál es la importancia del O? ...A mi juicio la psicología
consiste en establecer relaciones entre la conducta de un organismo y las fuerzas que
actúan sobre él, pero, claro, tiene que haber un organismo...Yo no creo realmente
en el organismo vacío, esta frase no es mía. Espero que esto pueda investigarse los
antes posible, pero tampoco pediré apoyo a la fisiología cuando se venga abajo mi
formulación. Si no puedo dar una explicación clara de la relación entre la conducta
y las variables antecedentes, de nada me servirá lucubrar acerca de algo que existe
en el interior del organismo y que llenaría la laguna. En lo que a mí respecta, el
organismo carece de importancia, tanto como sede de los procesos fisiológicos como
cuanto sede de las actividades mentales. Nuestro organismo comienza siendo un
54
Capítulo 2, Teorías Conductuales del Aprendizaje
proceso genético, rápidamente va cobrando historia, y nosotros, como estudiosos
de la conducta que somos, debemos estudiarlo como un organismo con historia”
(Skinner, en Evans, 1987, pp. 111).
2.2.4.1 Refuerzo y Castigo
Las consecuencias de un comportamiento pueden aumentar la probabilidad de ocurrencia
de la respuesta (refuerzo) o disminuir la probabilidad de que se repita (castigo).
a. Refuerzo
Un refuerzo se define como un evento que, presentado inmediatamente después de la
ocurrencia de una conducta, aumenta la probabilidad de ocurrencia de dicha conducta.
Existen distintos tipos de refuerzos. Aquellas consecuencias que al ser presentadas
aumentan la probabilidad de que ocurra una respuesta son refuerzos positivos; por ejemplo,
si se le da una buena nota a un niño cuando éste ha estudiado, tenderá a repetir su conducta
de estudio; si los compañeros se ríen y celebran los chistes del payaso del curso, éste
probablemente mantendrá comportándose como tal. En cambio, aquellas consecuencias
que al ser retiradas de la situación aumentan la probabilidad de que la respuesta vuelva a
ocurrir son llamadas refuerzos negativos.
Estos refuerzos funcionan como un alivio; si a un niño que se porta mal en clase, porque
le produce ansiedad estar sentado escuchando a la profesora, se le echa para afuera, se
le está reforzando negativamente, pues se le está retirando el estímulo provocador de
ansiedad, y aumentan las probabilidades de que siga portándose mal.
Los refuerzos, además, pueden clasificarse en primarios y secundarios. Los refuerzos
primarios son aquellos que se relacionan con la satisfacción de necesidades biológicas, tales
como comida o bebida. En cambio los refuerzos secundarios son aprendidos por asociación
con los primarios, e incluyen el dinero, las calificaciones escolares o el elogio, por ejemplo
(Papalia y Wendkos, 1987).
Es importante notar que lo que es reforzante para una persona no necesariamente lo es para
otra, por lo cual hay que tomar en cuenta el contexto y las características personales cuando
se quiere enseñar una conducta a través del condicionamiento operante. Además, para que
el refuerzo sea efectivo, éste debe ser contingente con la conducta que se desea reforzar, es
decir, debe ser administrado lo antes posible después de ejecutada la conducta.
55
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
b. Castigo
Además de controlar las consecuencias de una conducta con el objeto de aumentar la
probabilidad de que ésta vuelva a ocurrir, es posible manipular las consecuencias para producir
una disminución en la conducta. Una consecuencia que, inmediatamente después de una
conducta, hace que disminuya la probabilidad de que la conducta se vuelva a repetir es un
castigo. Existen dos tipos de castigo: el castigo positivo consiste en la aparición de un evento
displacentero o doloroso, mientras que el castigo negativo consiste en la desaparición de un
evento “bueno” o placentero. Por ejemplo, una profesora que hace que su curso copie una frase
del pizarrón 30 veces está aplicando un castigo positivo, mientras que un profesor que deja a
su curso sin recreo, está utilizando un castigo negativo.
Para que un castigo o refuerzo sea efectivo, debe cumplir con ciertas condiciones. La
primera, es la contingencia temporal, que significa que el castigo será más efectivo mientras
menor sea el intervalo de tiempo que transcurra entre el comportamiento indeseado y
el castigo. La segunda se refiere a la constancia; esto implica que el castigo será efectivo
cuanto más constante sea; no basta con castigar una conducta a veces: debe castigarse
cada vez que se presente para que efectivamente disminuya su aparición. Finalmente,
la eficacia depende de la medida en que se refuercen conductas alternativas. No basta con
señalarle a la persona qué conducta no debe emitir, sino que además hay que señalarle qué
es lo que debe hacer en cambio (Papalia y Wendkos, 1987).
2.2.4.2 Estímulo Discriminativo
Como se mencionó anteriormente, el comportamiento puede ser modificado manejando
tanto las consecuencias como los antecedentes de ésta. Una forma de manejar los
antecedentes es dando claves o señales que entreguen información acerca de cuáles son
los comportamientos que son apropiados en la situación, es decir, qué comportamientos
llevarán a consecuencias positivas y cuáles a consecuencias negativas; o bien señales que
indiquen cuándo debe producirse una conducta y cuándo no. A estos estímulos se les
llama estímulos discriminativos. Por ejemplo, el inspector parado en el pasillo a la salida
de clases, es un estímulos discriminativo para la emisión de la conducta de no correr,
empujarse ni gritar por parte de los alumnos.
2.2.4.3 Procesos en el Aprendizaje por Condicionamiento Operante
Además de los procesos de generalización y discriminación, que fueron descritos para el
caso del condicionamiento clásico, el aprendizaje mediante condicionamiento operante
incluye otros cinco procesos que merecen ser descritos aquí. Ellos son el priming, el
shaping o moldeamiento, el encadenamiento, el contracondicionamiento y la extinción.
56
Capítulo 2, Teorías Conductuales del Aprendizaje
a. Priming
Es el proceso por medio del cual se provoca el comportamiento deseado -o algo parecido
a él- de manera deliberada, para que éste pueda ser reforzado. Se usa cuando se quiere
reforzar una conducta que nunca, o casi nunca, ha sido exhibida por la persona (en cuyo
caso sería muy difícil esperar a que ocurra la conducta para reforzarla). Por ejemplo,
enseñarle a un niño que siempre da portazos, a cerrar silenciosamente la puerta; si el
profesor espera a que el niño muestre la conducta, puede demorarse mucho, ya que el
niño no tiene por qué empezar a hacerlo, y así, no tiene cómo reforzar la conducta deseada.
Para que la conducta empiece a aparecer, puede recurrir a elementos externos que ayuden
al niño a dar tal respuesta, como por ejemplo, apretar la bisagra de la puerta para que
cueste dar portazos, o poner un borrador que amortigüe el golpe y por lo tanto reduzca el
ruido. El niño se ve obligado a emitir la conducta, de manera que puede ser reforzada.
b. Shaping o Moldeamiento
Es un proceso que se usa para enseñar conductas muy complejas, que no se puede esperar
que ocurran correctamente las primeras veces que se llevan a cabo. El moldeamiento
mediante aproximaciones sucesivas es un proceso en que se da un refuerzo cuando la persona
muestra un comportamiento que se parece o aproxima al comportamiento deseado; cada
comportamiento reforzado debe ser una mejor aproximación a lo deseado. Por ejemplo,
enseñar a escribir a máquina. El alumno comete 15 errores en el primer intento, 13 en
el segundo, 17 en el tercero, 14 en el cuarto y 10 en el quinto. El profesor refuerza al
alumno en el primer intento, y en el segundo y el quinto; no refuerza en los otros, ya que
el tercero fue peor que los demás, y el cuarto fue mejor, pero no mucho mejor.
c. Encadenamiento
Este proceso se relaciona con la aproximación sucesiva y requiere de un programa de
reforzamiento que vaya paso a paso; es el reforzamiento de componentes parciales o
de ciertas partes de un comportamiento más complejo. Se refuerzan secuencialmente
distintas partes del comportamiento con la expectativa de que se aprenda también el
comportamiento total.
Hay dos tipos de “encadenamiento”: hacia delante y hacia atrás. En el primero se refuerza
cada paso del comportamiento en el orden en que ocurren. En el segundo, se refuerzan
primero los pasos finales, y después los primeros pasos del acto complejo.
57
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
UÊÊ
i«Ê `iÊ iV>`i>iÌÊ >V>Ê >`i>Ìi: profesora que enseña a coser refuerza
primero las conductas de cortar telas, marcar patrones; luego refuerza costuras
derechas; luego refuerza tipos de costura más complejos; finalmente, se refuerza el
producto completo.
UÊ
i«Ê`iÊiV>`i>iÌÊ >V>Ê>ÌÀ?Ã: Esto se usa especialmente en tareas en que
los primeros pasos son más difíciles que los últimos. Una profesora enseña a hacer
figuras de greda en un torno. Como las primeras fases del trabajo son muy difíciles,
ella los hace y deja que sus alumnos terminen el trabajo y saquen la figura del
torno; cuando hacen eso bien, los refuerza. De a poco, va dejando más tareas por
hacer, empezando solamente el trabajo, y finalmente, deja que los alumnos hagan
todo. Este tipo de encadenamiento también se aplica con frecuencia cuando los
primeros pasos de una tarea son más peligrosos que los finales. Tal es el caso de
una madre que enseña a su hijo a hacer un huevo revuelto. Primero le enseñará a
revolver el huevo, más adelante le enseñará a quebrar un huevo, y por último le
enseñará a prender el gas de la cocina.
d. Contracondicionamiento
Es el proceso a través del cual un comportamiento indeseado es eliminado o removido
al mismo tiempo que es sustituido por un comportamiento deseable a través del
reforzamiento. Los dos comportamiento son incompatibles, por lo cual el establecimiento
de la conducta deseado implica necesariamente la eliminación de la indeseada. Por
ejemplo, si un niño molesta en clase por sacarle punta a sus lápices haciendo mucho ruido,
la profesora querrá eliminar esa conducta, para ello lo reforzará cuando llega a clases con
sus lápices ya con punta. Otro ejemplo (Nordquist y Bradley, 1973) lo encontramos en
el niño que no participaba con sus compañeros y se mantiene alejado en los recreos. La
profesora, preocupada, se acerca a él, pero este acercamiento parecía reforzar su conducta
de alejamiento de sus compañeros. Se le aconseja a la profesora que ignore al niño cuando
éste esté solo, y en cambio, lo refuerce cuando se mezcle con los demás.
e. Extinción
Es el proceso que explica la pérdida de patrones de comportamiento que han sido
previamente reforzados. Se produce cuando se elimina el refuerzo a una conducta. Para
eliminar o extinguir una conducta, es necesario en primer lugar identificar los refuerzos
que están ligados a ella, para luego retirarlos. Por ejemplo, si cuando el profesor reta a un
niño, las risas que éste reto producen los compañeros refuerzan la mala conducta del niño,
el profesor puede eliminar sus retos, eliminando así el reforzador.
58
Capítulo 2, Teorías Conductuales del Aprendizaje
2.2.4.4 Programas de refuerzo
El concepto Programas de Reforzamiento se refiere a la pauta con la cual se aplica el refuerzo.
En términos generales, el reforzamiento puede ser continuo o parcial.
a. Refuerzo Continuo
Se refiere al reforzamiento de cada una de las respuestas correctas. Es el tipo de
reforzamiento más rápido para aprender una conducta.
b. Refuerzo Parcial o intermitente
Este es aquel que se entrega de manera frecuente, pero no continuada, es decir, sólo se
entrega frente a algunas emisiones de la conducta. Este tipo de reforzamiento demora
más en producir el aprendizaje de una respuesta, pero produce un comportamiento más
resistente a la extinción. El criterio para administrar o no el refuerzo puede ser de intervalo
(fijo o variable) o bien de razón (fija o variable).
c. Programas de intervalo
Aquí, los refuerzos se administran cada cierto tiempo determinado. En el intervalo fijo,
este período de tiempo es siempre el mismo, lo cual lo hace sumamente predecible y por
lo cual tiende a disminuir la conducta inmediatamente después de entregado el refuerzo.
Por ejemplo, si un curso sabe que la profesora pasará a revisar su trabajo cada quince
minutos, es probable que los niños jueguen y conversen durante los primeros minutos,
poniéndose a trabajar poco antes de que se cumplan los quince minutos y después que
se haya ido la profesora sabrán que vuelven a tener un buen rato para conversar y jugar
antes que ella vuelva. En cambio, en el intervalo variable el tiempo que transcurre entre
un refuerzo y el próximo va cambiando, de manera que es difícil de predecir su aparición,
pero la conducta se hace uniforme, estable y difícil de extinguir.
d. Programas de razón
En el reforzamiento de razón lo que importa es el número de respuestas ejecutadas y
no el tiempo que pase entre cada refuerzo. En un programa de razón fija, el refuerzo es
entregado cada cierto número de respuestas. Los programas de razón variable, por otro
lado, refuerzan al individuo después de un número variable de respuestas, que oscilan
alrededor de un promedio determinado. Este último programa hace que la conducta
reforzada sea más resistente a la extinción. En el primer caso, por ejemplo, se reforzaría al
alumno con un premio después de que resuelva correctamente 5 ejercicios de aritmética;
59
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
en el segundo, en cambio, se reforzaría a veces después de 2 ejercicios correctos, a veces
después de 4, 5 ó 6, por ejemplo.
Tipo de
Reforzamiento
Descripción del
Programa
Efecto del
Programa en el
Comportamiento
Término del
Programa
(Extinción)
Razón-Continuo
El refuerzo es dado
después de un número
fijo de respuestas.
Gran cantidad de
respuestas.
Respuesta irregular.
IntervaloContinuo
El refuerzo es dado
después de la primera
respuesta que ocurre
luego de un cierto
número de minutos.
La respuesta para luego
del reforzamiento, y
comienza a aumentar
justo antes del próximo
refuerzo.
Gradual
decrecimiento en la
respuesta.
RazónIntermitente
El refuerzo es dado
luego de un número
variable de respuestas,
que oscila alrededor
de un promedio
determinado.
Gran cantidad de
respuestas, por lo
cual se logra un gran
rendimiento.
Muy resistente
a la extinción.
Gran cantidad
de respuestas que
persisten luego
del término del
programa.
IntervaloIntermitente
El refuerzo es dado
luego de un número
variable de minutos,
que oscila alrededor
de un promedio
determinado.
Cantidad continua de
respuestas.
Muy resistente a la
extinción. Máximo
tiempo de extinción.
Figura 2.2 Cuadro Resumen de los tipos de programas de reforzamiento intermitente.
2.2.4.5 Aplicación del Condicionamiento Operante en Educación
Tal como se ha visto, el principal potencial del condicionamiento operante al ser aplicado
a la educación consiste en su capacidad para instaurar, modificar y eliminar conductas
indeseables y para instaurar otras deseables. Así, los principales usos que se le han dado a
esta técnica en la educación han consistido en crear un ambiente conductual apropiado a
la situación de aprendizaje, mediante un adecuado uso del refuerzo, castigo y estímulos
discriminativos. Según Ervin y Ehrhardt (2000, citados en Ervin, Erhhardt y Poling,
60
Capítulo 2, Teorías Conductuales del Aprendizaje
2001) la mayor influencia del análisis funcional propuesto por Skinner a la psicología
escolar, son las reglas de un modelo general de disciplina.
Es así como Skinner ( Tuckman, 1992; Travers, Elliot y Kratochwill, 1993), plantea que
el profesor debe seguir las siguientes indicaciones para lograr poner en práctica estos
principios:
Ê
UÊ -i}ÕÀÊ iÊ `iÃi«iÊ `iÊ Õ>Ê ÀiëÕiÃÌ>Ê VÀÀiVÌ>Ê VÊ VÃiVÕiV>ÃÊ «ÃÌÛ>Ã]Ê
ignorando las respuestas incorrectas.
Ê
UÊ *ÀÛiiÀÊ«Ì>ÃÊVÌ}iV>ÃÊ`iÊÀivÀâ>iÌÊ«ÀÊÀiëÕiÃÌ>ÃÊVÀÀiVÌ>Ã]Ê>ÃÊVÕ>iÃÊ
deben ser positivas, inmediatas y frecuentes. Inicialmente deben ser continuas y
luego intermitentes.
Ê
UÊ >Ýâ>ÀÊ>ÊiiVÕVÊ`iÊÀiëÕiÃÌ>ÃÊVÀÀiVÌ>ÃÊÞÊâ>ÀÊÃÊiÀÀÀiÃ]ÊÕÌâ>`Ê
el moldeamiento o shaping, mediante el uso de pequeños pasos instruccionales.
Ê
UÊ ÛÌ>ÀÊÕÌâ>ÀÊiÊVÌÀÊ>ÛiÀÃÛ°
Ê
UÊ ,ivÀâ>ÀÊ>ÊV`ÕVÌ>ÊiÝ>VÌ>ʵÕiÊÃiʵÕiÀiÊiÃi>À°
Ê
UÊ «V>ÀÊ iÊ ÀivÀâ>iÌ]Ê Ê ?ÃÊ iëiVwV>iÌiÊ «ÃLi]Ê iÛÌ>`Ê ÃiÀÊ Û>}°Ê -iÊ
requiere que el aprendiz entienda claramente cúal es el comportamiento que está
siendo reforzado.
Ê
UÊ ÃÌ>ÀÊ>ÌiÌÊ>Ê>Ê>ÌÕÀ>iâ>ÊÞÊÌ}Ê`iÊÃÊÀivÀâ>iÌÃÊ>ÊÕÌâ>À]Ê`iÌwV>`Ê
aquellos pertinentes a cada aprendiz en particular.
Por la especificidad de las recomendaciones que se puede realizar a la educación desde
el condicionamiento operante, es que los procesos implicados en el análisis funcional,
están siendo reconocidos como la primerísima intervención a realizar con niños con
necesidades educativas especiales por el congreso de Estados Unidos en el “Individuals
with Disabilities Education Act” (IDEA, 1999, citado en Ervin, Ehrhardt y Poling,
2001).
Ya se han visto algunos ejemplos de sugerencias en la sala de clases, y también veremos
al final del capítulo otros aportes a nivel de sala de clases y algunos aportes que el
conductismo realiza a la psicología educacional y su desarrollo como ciencia.
61
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Mientras en el condicionamiento clásico la atención se centra en el
estímulo que causa la repuesta, en el condicionamiento operante, la
atención está puesta en la consecuencia que sigue a una respuesta
determinada y en el efecto que ésta tiene sobre la probabilidad de
emisión de la respuesta en el futuro.
2.2.5 El aprendizaje social
2.2.5.1 Bases de una perspectiva innovadora dentro del Conductismo
Los tipos de aprendizaje señalados anteriormente tienen dos características comunes:
UÊ
Ê>«Ài`â>iÊVÕÀÀiÊ}À>`Õ>iÌiÊiÊ>Êi``>ÊiʵÕiÊÃiÊ>ÃV>ÊiÃÌÕÃÊVÊ
respuestas o acciones con consecuencias.
UÊ
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no observables de la persona, como los pensamientos o sentimientos (Woolfolk y
McCune, 1980).
Los teóricos del aprendizaje social, conocidos, sobre todo, por la obra del canadiense
Albert Bandura, (1969), si bien validan los mecanismos de aprendizaje anteriormente
planteados, sugieren que existe además otro tipo de aprendizaje de vital importancia
para el desarrollo de la personalidad, el cual es: El Aprendizaje por Observación o
Vicario.
Esta teoría plantea que si bien la mayoría de la conducta es controlada por fuerzas
ambientales, más que internas, tal como planteaban los conductistas más clásicos, existen
mecanismos internos de representación de la información, que son centrales para que se
genere el aprendizaje. Por consiguiente, esta teoría, a pesar de que rescata los aportes
del conductismo, agrega el estudio del procesamiento de la información implicado en el
aprendizaje, el cual se realiza mediante procedimientos de tipo cognitivo.
Los supuestos que forman parte de esta teoría son:
UÊ
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fuerzas internas, por lo tanto el refuerzo positivo, es decir, la modificación de la
62
Capítulo 2, Teorías Conductuales del Aprendizaje
conducta mediante la alteración de sus consecuencias recompensatorias, constituye
un procedimiento importante en el aprendizaje conductual.
UÊ
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respuesta, es decir, son las imágenes de hechos, las que determinan el aprendizaje.
En consecuencia, si bien los mecanismos de los aprendizajes son conductistas por
su forma, el contenido del aprendizaje es cognitivo.
UÊ
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capacidad de previsión, capacidad vicaria y capacidad de autorregulación
y autorreflexión. Esto le otorga un rol activo al ser humano en el proceso del
aprendizaje. El aprendiz es visto como un predictor activo de las señales del medio,
y no un mero autómata que genera asociaciones. Aprende expectativas y no sólo
respuestas. Estas expectativas son aprendidas gracias a su capacidad de atribuir un
valor predictivo a las señales del medio.
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de aprendizaje es llamado también condicionamiento vicario o “modeling”, ya que
quien aprende lo está haciendo a través de la experiencia de otros.
Este aprendizaje vicario ocurre a través de cuatro etapas:
1.
Lo primero que debe ocurrir es que el sujeto preste atención y observe al modelo.
El sujeto va a prestar atención a este modelo en función de los refuerzos que ha
recibido anteriormente y de los refuerzos que recibe el modelo.
2.
Lo segundo que debe ocurrir es que el sujeto codifique bajo formas de memoria la
conducta modelada (retención).
3.
El tercer componente es la reproducción motora de la conducta observada.
4.
Finalmente, el último proceso es la incentivación o motivación. El refuerzo determina
aquello que se modela, aquello que se ensaya, y cuál es la conducta que se emite.
Aunque Bandura no considera el refuerzo como una variable directa del aprendizaje,
estima que la expectativa de recompensa (o la evitación de consecuencias adversas)
es necesaria para la emisión de la conducta. En consecuencia, el refuerzo posee
importantes propiedades de información para el aprendizaje y efectos directos
sobre el desempeño.
63
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
2.2.5.2 Aprendizaje y Motivación
Otro de los grandes aportes de Bandura es su planteamiento acerca de que el aprendizaje
vicario está determinado por los procesos de motivación, los cuales determinan el proceso
de modelamiento. Esta motivación puede provenir desde tres grandes tipos de incentivos,
los cuales son, los directos, los vicarios y los autoproducidos.
Los Incentivos Directos son los que se obtienen a través de la propia experiencia de logro
al realizar una conducta determinada. Las consecuencias de las conductas modeladas
transmiten información acerca de su valor funcional. Los individuos se esforzarán por
aprender los actos que creen que necesitarán realizar (Schunk, 1997). Las metas de los
individuos actúan como un incentivo. Las metas son normas u objetivos que determinamos
para impulsar nuestros actos. Las metas mejoran el aprendizaje y desempeño por sus
efectos en mecanismos cognoscitivos y motivacionales como la percepción del progreso,
la autoeficacia y las reacciones de evaluación personal (Schunk, 1997). Por otro lado,
cuando vemos que una persona obtiene una recompensa al realizar una determinada
conducta tendemos a imitarla, en este caso se habla de Incentivo Vicario. Por ejemplo,
Bandura y Barab (1971, en Coll, 1992), demostraron que cuando se exponía a un grupo
de niños a patrones de conducta mostrados por distintos modelos, imitaban la conductas
que proporcionaban recompensa y rehusaban imitar las que carecían de ellas. Así también
se demostró que la similitud de atributos o de competencias entre el sujeto y el modelo
indican conveniencia y fortalecen la motivación (Schunk, 1997). También es importante
el prestigio y competencia del modelo. Los observadores prestan más atención a los
modelos competentes y con prestigio.
Sin embargo, las recompensas no siempre tenían que ser proporcionadas por otros, podían
ser también autogeneradas. Es así, que Bandura, le otorga un papel determinante a la
evaluación que hacen los alumnos de sus propias conductas. Los criterios de autoevaluación
y sentimientos de autoeficacia condicionan el grado de atención y esfuerzo de codificación
invertidos en el aprendizaje vicario.
Estos incentivos estarían asociados tanto a la autoeficacia como a las expectativas. La
autoeficacia se refiere a la percepción de nuestra capacidad para producir acciones, son los
juicios personales sobre las capacidades propias para organizar y poner en práctica las
acciones necesarias con el fin de alcanzar el grado propuesto de rendimiento, es lo que
creemos que podemos hacer (Schunk, 1997). Las expectativas son nuestras creencias acerca
de los posibles resultados de esas acciones. Las expectativas son las opiniones personales
acerca de los posibles resultados de los actos, basados en la propia experiencia (Schunk,
1997).
64
Capítulo 2, Teorías Conductuales del Aprendizaje
Estos criterios se obtienen en gran parte gracias al proceso de modelado, pues los modelos
transmiten criterios evaluativos de gran influencia en los criterios a ser utilizados por los
observadores al evaluar su propia conducta. También se obtienen a través de la propia
experiencia de logro o fracaso, la persuasión verbal de otros y la información otorgada
por la excitación emocional del que está aprendiendo, pues, si ésta es adversa, limitará el
aprendizaje de la conducta.
Por otro lado, la fuerza motivadora de la autoinducción a realizar cierta conducta varía
según el nivel de discrepancia entre los criterios de evaluación y la competencia, por lo
cual metas relativamente fáciles no son suficientemente desafiantes para provocar interés,
en contraposición a las que son moderadamente difíciles, que logran mantener un esfuerzo
elevado y producen satisfacción. Finalmente, metas muy difíciles producen sentimientos
desalentadores y de fracaso, y disminuyen las expectativas de autoeficacia.
ALGO MÁS SOBRE BANDURA
Albert Bandura se graduó en la Universidad de Columbia Británica en 1949 y
se doctoró en la Universidad de Iowa en 1952. Fue presidente de la American
Psychological Association (1974) y profesor de la Universidad de Stanford desde
1953. Sus aportes han marcado un hito en la historia de la psicología, pues ha
dado lugar a un enfoque más social dentro de los planteamientos conductuales, a
lo cual el llama teoría del aprendizaje social. Su trabajo sobre agresión ilustra con
claridad estos conceptos. (Evans, 1987)
Respecto a estos aportes, Bandura plantea que no puede negarse la importancia de
la cognición, tal como lo hizo Skinner, él dice “La cognición desempeña también
un papel muy importante como transmisora de los efectos de las consecuencias,
cuando la creencia colisiona contra las consecuencias reales. La sensibilidad puede
variar mucho según varíen las creencias, pero los efectos objetivos para la acción
serán los mismos. La amplitud de la gama de las consecuencias que afectan a la
conducta humana añade complejidad al proceso influenciador... Las personas no
actúan como personas aisladas, sino como seres sociales que ven las consecuencias
de las acciones en los demás... Cuando analizamos la manera como las consecuencias
regulan la conducta, tenemos que tener en cuenta la compleja interrelación entre
las consecuencias experimentadas directamente, las consecuencia indirectas u
observadas y las consecuencias autogeneradas”. (Bandura, en Evans, 1987, pp.
291-192).
65
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
2.2.5.3 Aplicación del Aprendizaje Vicario a la Educación
En cuanto a sus aplicaciones educacionales, se puede decir que el aprendizaje vicario
ocurre constantemente en el proceso educativo: los niños observan a sus profesores, los
imitan, son reforzados por ello, y continúan haciéndolo. Bandura, Ross y Ross (1961,
en Darley y cols., 1988), encontraron que los niños que observaban modelos adultos
agresivos tendían a imitar ese tipo de comportamiento, mientras que los niños que
observaban modelos adultos tranquilos, se comportaban también en forma tranquila.
Algunas modalidades de utilización en la sala de clases pueden ser, por ejemplo, el hacer
a los niños ver un video e identificar las conductas de los distintos personajes y sus
consecuencias, o filmar las presentaciones de distintos temas de los alumnos en clases y
mostrárselos luego, para que identifiquen falencias y aspectos positivos de los desempeños
de cada uno.
Sin embargo, más allá de la utilización de estos recursos, es el profesor con su
comportamiento diario y estilo de relación, el principal modelo por el cual los niños van
aprendiendo en la sala de clases.
Además, no debe olvidarse, que este profesor además de proporcionar modelos de conducta
y actitudes, establece un medio sobre el que trabajan los mecanismos predictivos de sus
alumnos. Por ejemplo, tal como menciona Coll (1992), un profesor que pone tareas a
sus alumnos, pero no se preocupa de controlar su realización, generará que los alumnos
aprendan a no hacer estas tareas. Por otra parte, si el profesor enfadado, pide las tareas
en voz alta y con tono amenazante, enseñará a realizar sólo las tareas que se piden en este
tono.
Por lo tanto, Bandura abre una nueva perspectiva en educación, en la cual el rol de los
educadores es central. Ya no son meros transmisores de información, sino que modelos a
seguir, con un papel activo en los mensajes aprendidos por sus alumnos y las predicciones
que ellos hacen de sus propias habilidades de autoeficacia, las cuales determinarán sus
aprendizajes futuros. Estas habilidades de autoeficacia, a su vez, funcionan como filtros
que condicionan la realización o no de las conductas aprendidas por observación de
modelos y el grado de atención y esfuerzo invertidos en este aprendizaje observacional.
Para Bandura los seres humanos generan representaciones internas
de las asociaciones estímulo-respuesta, por lo tanto, son las
imágenes de hechos las que determinan el aprendizaje.
66
Capítulo 2, Teorías Conductuales del Aprendizaje
Entonces, si bien los mecanismos de los aprendizajes son
conductistas por su forma, el contenido del aprendizaje es cognitivo
III. CONCLUSIONES : PROYECCIONES DE LA TEORÍA
CONDUCTUAL AL ÁMBITO EDUCATIVO.
3.1 Aplicaciones : Algunos ejemplos
Como se ha visto, existen numerosas aplicaciones de la teoría conductual al proceso
educativo; la asociación de estímulos, el condicionamiento, la observación y la imitación
ocurren constantemente aun sin conciencia por parte de los profesores y los alumnos. Para
optimizar y aprovechar estos procesos, existen programas educativos que explícitamente
se basan en los postulados de la teoría conductual, usando los principios conductistas
para favorecer el aprendizaje dentro de la sala de clases.
Joyce y Weil (1980) describen una serie de programas basados en los principios del
condicionamiento operante, tales como programas de manejo de contingencias usados tanto para reducir comportamientos indeseados, como para desarrollar nuevas
conductas-, modelos de instrucción programada, estrategias de autocontrol y modelos
de entrenamiento; también describen programas educacionales basados en el proceso del
contracondicionamiento, tales como los procedimientos para reducir el estrés, programas
de desensibilización para sustituir la ansiedad por la relajación (por ejemplo, ansiedad
ante un examen), y programas de entrenamiento para la asertividad y la expresión honesta
y directa de las emociones.
Otras aplicaciones de la teoría conductual a la sala de clases, descritas por Woolfolk
y McCune (1980), incluyen el uso del refuerzo a través de la atención del profesor, el
refuerzo de conductas más deseadas, el uso del refuerzo vicario, la selección de refuerzos
efectivos, el uso de señales o claves, moldeamiento de nuevas conductas, aproximación
sucesiva, el uso de refuerzo negativo, el castigo, la asignación de responsabilidades
grupales, programas de economía de fichas, y programas de manejo de las contingencias
y de autocontrol.
A continuación se verán con mayor profundidad algunos de los programas mencionados
anteriormente, que son de especial utilidad dentro de la sala de clases.
67
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
3.1.1 Manejo de contingencias
El manejo de contingencias es una de las aplicaciones de la teoría conductual al proceso
educativo (Joyce y Weil, 1980). El manejo de contingencias se refiere al control sistemático
de los refuerzos, de manera que éstos son presentados en determinadas situaciones y
en determinados momentos, y sólo después de que se ha dado la respuesta deseada. Es
un procedimiento usado tanto para reducir comportamientos no deseados (ej: agresión),
como para desarrollar nuevas conductas (ej: habilidades sociales) o mantener y fortalecer
comportamientos deseables que ya existen.
Una forma de utilizarlo es a través de una técnica llamada economía de fichas (token
economy). La economía de fichas es un proceso a través del cual se usan “fichas” como
refuerzos para desarrollar comportamientos deseados; estas fichas pueden después ser
cambiadas o intercambiadas por cosas que tengan un valor real para la persona (Clifford,
1981). Las fichas ayudan a solucionar el problema de que lo que es reforzante para uno
puede no serlo para otro; con este sistema, cada persona elige entre varios refuerzos.
El sistema de economía de fichas dentro de la sala de clases, puede ser implementado
de manera que los alumnos ganen fichas tanto por su trabajo académico, como por su
comportamiento. Como fichas se pueden usar sistemas de puntajes, dinero de mentira,
estrellitas o cualquier otra cosa. Periódicamente, se le permite a los alumnos canjear sus
fichas o puntos por un premio deseable.
Existe evidencia (por ejemplo, O’Leary y Drabman, 1971, en Woolfolk y McCune,
1980) de la efectividad de este tipo de programas tanto para reducir comportamientos
disruptivos como para mejorar el rendimiento académico en la sala de clases.
Este manejo de contingencias se desarrolla, generalmente, a través de cinco pasos
fundamentales:
UÊ
Primer paso: Especificar el desempeño final o el comportamiento deseado.
Es importante identificar y definir cuál es el comportamiento que se desea cambiar,
o cuál es la conducta que se quiere enseñar o desarrollar, especificando los resultados
que se desea lograr. Asimismo, se deben desarrollar formas de medir y registrar el
comportamiento. Hay varias formas de medir y registrar el comportamiento; por
ejemplo, se puede registrar la cantidad de veces que el niño actúa de determinada
forma cada día, y graficarlo o anotarlo en una tabla.
68
Capítulo 2, Teorías Conductuales del Aprendizaje
UÊ
Segundo paso: Evaluar o medir el comportamiento.
Durante esta fase se lleva a cabo la medición y el registro del comportamiento. Al
evaluar el comportamiento, se establece una línea base con la cual se puede más tarde
comparar el desempeño de la persona, al mismo tiempo que se recoge información
valiosa acerca de la naturaleza de la conducta y del contexto en que se da.
UÊ
Tercer paso: Formular las contingencias.
Durante esta fase se estructura la situación o el ambiente en que se desarrollará el
programa, se eligen los refuerzos y el programa de reforzamiento que se usarán,
y se completa un plan de moldeamiento de la conducta. Esto último se refiere al
proceso gradual de reforzar conductas que se parecen cada vez más a la conducta
deseada.
UÊ
Cuarto paso: Instituir el programa.
Esto implica arreglar el ambiente, informar al alumno y mantener el programa de
reforzamiento y de moldeamiento de la conducta. No siempre es necesario darle
a conocer al alumno cuál es el comportamiento deseado y cuáles son los refuerzos:
esto depende del tipo de conducta y del tipo de refuerzo. Pero sí es necesario que
en esta fase el profesor refuerce las conductas del alumno siguiendo el programa
que se ha fijado.
UÊ
Quinto paso: Evaluar el programa.
En esta fase se mide el comportamiento deseado, para ver si resultó el programa.
A veces, los profesores dejan de reforzar a los alumnos por un tiempo, y evalúan
si el comportamiento se sigue dando; luego vuelven a implementar el refuerzo y a
medir la conducta.
3.1.2 Reducción de Ansiedad
En base al proceso de Contracondicionamiento, descrito anteriormente, Wolpe (1977),
diseñó un procedimiento para sustituir la ansiedad y la tensión por patrones de relajación,
basándose en que, ya que la contracción muscular se asocia a la tensión y a la ansiedad, el
aprender a relajar los músculos debería ser una de las claves para controlar la ansiedad.
Se cree que el estrés es un fenómeno presente a todas las edades, y que puede darse a
menudo en la situación educativa (ej: presión para rendir bien académicamente, ser
evaluado y comparado con otros, compartir con gente con la cual uno no se lleva bien,
recibir notas, manejar a un grupo de niños que se portan mal, etc.). El modelo que se
presenta a continuación sirve para ayudar a los alumnos a manejar: (1) la ansiedad ante
69
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
las pruebas y el desempeño, (2) el estrés general que produce el rol de estudiante, (3)
emociones negativas como rabia, ansiedad o preocupación, que inevitablemente ocurren
en la sala de clases, (4) estados subjetivos negativos, tales como temor o depresión, y (5)
la habilidad de contactarse con la parte creativa que cada uno tiene dentro de sí.
El modelo consiste en 5 fases:
1.
Establecer el “escenario”: Ubicar a la gente, que cada uno pueda encontrar una
posición cómoda y en lo posible cerrar los ojos.
2.
Instrucciones y transición: Dar orientación general acerca de qué es lo que se
va a hacer antes de iniciar realmente la relajación; dar instrucciones generales;
establecer una atmósfera relajada a través del tono de voz suave y el “tempo”
lento.
3.
Relajación con cambio de foco: Darle las instrucciones a los alumnos para que
relajen las distintas partes del cuerpo de los pies a la cara (primero pies, luego
muslos, caderas, cintura, abdomen, pulmones y músculos de la respiración, cuello,
brazos, manos, músculos faciales, boca, lengua). Es importante mantener un ritmo
lento y pausado, y estar atento a las respuestas de los alumnos.
4.
Cierre: Los alumnos deben notar si todavía tienen alguna tensión en el cuerpo,
y relajarla o usar el método de tensión-relajación (apretar esa parte del cuerpo y
luego soltarla); descansar. Luego, lentamente, “despertar” de la relajación y del
estado meditativo.
5.
Transferencia: Obtener retroalimentación de los participantes respecto a sus reacciones
y sensaciones -que ellos compartan lo que sintieron- y responder preguntas, muchas
veces para asegurarles que lo que sintieron es normal. También es útil discutir con
los alumnos qué usos posibles le ven al método y en qué momentos puede usarse:
que puedan aplicarlo fuera de la hora de clases. Así, se ayuda a que transfieran el
aprendizaje de la técnica a otras situaciones de la vida cotidiana.
Rol del psicólogo en el modelo
Este modelo es relativamente estructurado, en el sentido de que es el psicólogo el que
lleva el ritmo de los ejercicios de relajación. Se espera que los pasos progresivamente
pasen al autocontrol del alumno, a su propia iniciativa. Es importante que se logre
establecer y mantener un ambiente calmado, lento, relajado. Uno de los roles principales
70
Capítulo 2, Teorías Conductuales del Aprendizaje
del instructor es notar las claves no verbales que van entregando los alumnos, tales como
respiración, movimiento, etc., y ajustar los comentarios y las instrucciones de acuerdo
a lo que los propios alumnos necesitan; se puede reforzar a los alumnos cuando logran
una adecuada relajación. También el psicólogo debe bajar la velocidad y tono de sus
comentarios, para acomodarse al estado de los alumnos.
No se requieren materiales especiales, aunque sí ayuda que el ambiente sea lo
suficientemente grande como para que los niños se relajen, que las sillas sean cómodas,
etc. Lo más importante, probablemente, es que el psicólogo educacional logre hablar en
un tono de voz suave, lento, pausado, armónico.
Este modelo de reducción del estrés puede aplicarse a diversas situaciones dentro y fuera de
la sala de clases: antes de las pruebas, presentaciones, etc.; como un método de salud mental
general que incluya una relajación diaria de aprox. 20 minutos; cuando alguien llega tarde
o cuando está enojado. Es importante que los alumnos puedan incorporar estas técnicas y
usarlas ellos solos, aprendiendo a identificar qué situaciones les causan estrés.
Este modelo promueve la armonía y relajación física, mental y emocional; reduce la
ansiedad, incrementa la sensación de controlabilidad y poder que tienen las personas y por
lo tanto, la autoestima; si logran aprender a usar el método por sí solos, probablemente
aumentarán su conciencia de sí mismos.
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Conductual
Según Schunk (1997), los aspectos más beneficiosos de la perspectiva conductual son:
1.
La teoría conductual asume que sus principios son generales y se aplican a
animales y seres humanos, a las conductas complejas y simples, y al aprendizaje y
la motivación.
2.
Los métodos del condicionamiento operante son relativamente fáciles de
implantar.
3.
Los procedimientos funcionan bien en medios en los que ya se encuentran
contingencias de recompensa. Por ejemplo, la educación tiene reforzadores
naturales como la aprobación de cursos, privilegios y honores.
4.
Las técnicas del condicionamiento operante son eficaces: la gente se esfuerza por
obtener recompensas y evitar castigos.
71
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Las principales limitaciones o desventajas de la teoría conductual, dentro del contexto del
proceso educativo y del aprendizaje, son las siguientes:
1.
La teoría desestima la función del entendimiento humano. Si bien contempla que
la conducta puede estar acompañada de pensamientos y emociones, no contempla
en sus análisis la influencia de estas en la conducta.
2.
Skinner no distingue entre aprendizaje y desempeño, más bien analiza el
aprendizaje, la motivación y el desempeño bajo el rubro de la conducta. Sin
embargo, no podemos observar directamente el aprendizaje, sino sólo el desempeño
(Schunk, 1997). Por su parte, Bandura si identificó la diferencia entre aprendizaje
y desempeño.
3.
El condicionamiento operante considera que no puede existir aprendizaje sin
refuerzo. Sin embargo Bandura demuestra lo contrario: el aprendizaje puede ocurrir
con ausencia de un refuerzo (Schunk, 1997). Por ejemplo, la retroalimentación
verbal por buen desempeño, como “bien hecho”, te puede reforzar.
4.
Existe el temor de que, al reforzar el aprendizaje, los alumnos pierdan interés en el
aprendizaje por sí mismo, preocupándose más bien por las recompensas que éste
les aporta (Lepper, Green y Nisbett, 1973 y Lepper y Green, 1978, en Woolfolk y
McCune, 1980).
5.
Otro problema que puede surgir es que darle atención especial a un niño, o utilizar
un programa de refuerzo, puede tener un efecto negativo sobre los otros niños en
la sala de clases. Surge así la pregunta ¿aprenderán los demás niños a portarse mal
para ser parte del programa de reforzamiento destinado a los niños-problema?
Algunas investigaciones, sin embargo, han mostrado que esto, en general, no
tiende a ocurrir (Woolfolk y McCune, 1980).
6.
Clifford (1981) sostiene que el condicionamiento es efectivo, pero sólo bajo
circunstancias limitadas, y que no siempre funcionan: “Puedes guiar a un caballo
hacia el agua, pero ningún tipo ni cantidad de condicionamiento le va a enseñar
a hablar” (Seligman y Hager, 1972, en Clifford, 1981, p. 251). De esta forma,
los autores ilustran cómo no es posible condicionar a las personas o animales para
hacer cualquier cosa, ya que hay muchas limitaciones.
72
Capítulo 2, Teorías Conductuales del Aprendizaje
Problemas éticos
Además de las limitaciones antes descritas, se han planteado una serie de discusiones
éticas en torno al tema del condicionamiento, el manejo del comportamiento y la teoría
conductual en general. Aunque todas las culturas, permisivas o autoritarias, tratan de
modelar a sus niños y jóvenes, la modificación conductual -una técnica educacional
particularmente efectiva-, no es tan bien aceptada como la mayoría de estas prácticas
culturales, ya que propone ciertos cuestionamientos éticos: deben considerarse los
beneficios y también los riesgos que implica para los sujetos; deben definirse cuáles son
los comportamientos deseados, y es peligroso cuando los profesores, individualmente,
toman esta decisión; y, fundamentalmente, debe tomarse la decisión respecto de quién
tiene el derecho de controlar qué en los otros. Las principales ideas planteadas en torno a
esta discusión son las siguientes:
1.
Un potencial mal uso de las estrategias basadas en esta teoría podría ser el usarlas
solamente para modificar la conducta en la sala de clases, y no como un instrumento
para mejorar el aprendizaje (Woolfolk y McCune, 1980).
2.
Otro problema potencial surge cuando los profesores, basados en la teoría,
privilegian el uso de estrategias conductuales que traen consigo efectos secundarios
no deseables o nocivos -como el castigo-, en vez de privilegiar otras más positivas,
como el refuerzo.
3.
Algunos críticos sostienen que es poco ético que la teoría promueva el control,
manejo y cambio del comportamientos, coartando de esa forma la libertad y los
derechos individuales. Sin embargo, los defensores de la teoría hacen notar que
el condicionamiento y el manejo del comportamiento ocurre constantemente,
universalmente y es imposible de evitar. Por ejemplo, desde los comienzos de
la historia las madres les sonríen a sus hijos y los cocineros reciben alabanzas
por su comida, y en ambos casos se está usando el refuerzo para condicionar.
Clifford (1981) sugiere que lo que cabe hacer no es eliminar las técnicas de manejo
conductual, sino preguntarse críticamente qué técnicas usar, cuándo, con quién y
cómo.
4.
Skinner plantea que el condicionamiento es una técnica que debe usarse para enseñar
conductas deseables. Sin embargo, los críticos preguntan quién determina cuáles
son estos comportamientos deseables. Si todas las personas fueran condicionadas
para responder de forma “deseable”, no existirían genios como Einstein o Miguel
73
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Ángel en el futuro, ya que las personas estarían programadas para no salirse de los
comportamientos convencionales, esperados y reforzados (Strom y Bernard, 1982).
5.
Si bien la teoría conductual es muy eficiente, existe el peligro ético de que
quienes controlan las contingencias, tengan valores negativos que puedan acarrear
consecuencias desastrosas para la humanidad (Strom y Bernard, 1982).
6.
Muy relacionado con lo anterior, Strom y Bernard (1982) proponen que, ya que
esta teoría abre las posibilidades para modificar o manipular el comportamiento,
es necesario definir quién tiene el derecho de controlar qué cosas en los demás.
7.
Finalmente, Carrison (1973, en Strom y Bernard, 1982) plantea que el conductismo
ignora uno de los puntos más importantes de la salud mental: buscar las causas de
los problemas conductuales. También plantea que dentro de esta teoría se corre el
riesgo de aplicar técnicas conductuales sin tomar en consideración las necesidades
y motivos individuales de los alumnos.
Lindsey y Cunningham (1973), por su parte, citan doce razones por las cuales hay que
cuidarse de las técnicas de modificación conductual:
1.
Hace que la disciplina sea un asunto de refuerzos o recompensas.
2.
Prepara a los alumnos para un mundo inexistente, en que los comportamientos
negativos o inapropiados son ignorados.
3.
Subestima la motivación intrínseca y la auto-determinación.
4.
Es injusto para aquellos alumnos que hacen las cosas (deberes, tareas, etc.) porque
tienen un sentido de compromiso, o una motivación de logro.
5.
Refuerza motivos mercenarios.
6.
Limita la expresión de descontento.
7.
Sustituye el razonamiento y la elección con las consecuencias de la conducta.
8.
Pone la responsabilidad del aprendizaje en el profesor (el reforzador) en vez del
alumno.
74
Capítulo 2, Teorías Conductuales del Aprendizaje
9.
Incentiva a los alumnos a actuar como si estuvieran aprendiendo la tarea, cuando
en verdad sólo están siguiendo el juego.
10.
Enfatiza motivos y rendimientos a corto plazo más que a largo plazo.
11.
Hace que los alumnos asuman un rol pasivo en el proceso educativo e inhibe la
creatividad y la autorrealización.
12.
Es una aproximación totalitaria y autoritaria del aprendizaje y la vida.
Tracy (1973), en cambio, sostiene que la modificación conductual no es significativamente
distinta de la educación tradicional, y que esta última además tiene elementos de castigo.
Cree que gran parte de las críticas al modelo vienen de un malentendido semántico.
Finalmente, Nolan (1974) plantea que la modificación conductual solamente extiende el
sistema de refuerzos que ya existe alrededor del niño. Por ejemplo, los niños de clase media
son reforzados en sus hogares por la lectura y el interés en el mundo de las ideas; ¿qué hay
de malo en reforzar lo mismo en los colegios, a los niños de nivel socioeconómico bajo? La
modificación conductual remueve la técnica punitiva del castigo que es tan prevalente en
la educación, y la sustituye por refuerzos potentes de conductas productivas. Lo único que
hace este modelo es sistematizar lo que se ha estado haciendo siempre. Así, al contrario
de lo que suele afirmarse, esta técnica enfatiza la libertad, en cuanto la persona aprende
porque quiere lograr ciertos objetivos.
3.3. Contribuciones de la Psicología Conductual al estudio del
comportamiento humano.
En su artículo “The Behavioral Perspective in Contemporary Education”, Robert Williams
(1999) identifica tres grandes áreas en las cuales la psicología conductual ha realizado
importantes contribuciones para el futuro desarrollo de la psicología educacional como
ciencia. Se refiere fundamentalmente a discusiones sobre la metodología y paradigmas
científicos usados en educación, y cómo el conductismo contribuye a comprender las
descripciones que se realizan del desempeño del estudiante, su explicación y la evaluación
de las intervenciones educativas.
Descripción del desempeño del estudiante: Según Williams (1999) el aprendizaje indudablemente
involucra cambios en los afectos y la cognición de las persona -contrario a cómo lo pensarían
conducistas más radicales-, sin embargo, sí concuerda con ellos en que la conducta es el único
medio para evaluar el aprendizaje, y a su parecer, la conducta es la única ventana para acceder
a aquello que está encubierto, como son los afectos y los pensamientos. Si no es a través de la
conducta, ¿cómo podría saber un profesor qué siente un alumno, qué está pensando, o qué
75
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
significado ha estado construyendo en su proceso de aprendizaje? Asimismo cabe preguntarse,
si no es a través del estudio de la conducta, ¿cómo podrían resolverse las interrogantes de la
psicología humanista, cognitiva y constructivista? Si bien los cognitivistas apelan que aquello
que a ellos les interesa no sólo es lo que las personas hacen, sino lo que las personas saben, los
conductistas creen que no se puede saber lo que las personas saben si no es a través de lo que
las personas hacen.
Desde este punto de vista, Williams nos quiere transmitir que para acceder a las
emociones, los pensamientos y las construcciones de significado, preocupaciones de
las ramas de la psicología alternativas a la psicología conductual, se deben emplear las
herramientas fundamentales del conductismo: la observación y descripción sistemática
de la conducta de las personas. Luego vendrán las inferencias propias de los distintos
paradigmas psicológicos.
Explicación del desempeño del estudiante: Si bien debemos poner atención a la descripción
de las conductas, eso no es exclusivamente lo que los profesores quieren. Los profesores
quieren más que simples descripciones de las conductas; ellos quieren saber qué ocurre
con esas conductas. Por qué a Miguel le cuestan más las matemáticas que a Pedro. Qué
puede hacer el profesor con un alumno que no parece motivado. Asimismo hay quienes
se preguntan, si un alumno no aprende, de quién es la responsabilidad: ¿del niño o del
profesor? ¿Acaso depende el aprendizaje de la voluntad de las partes? Algunos psicólogos
conductuales opinan que fallas en el desempeño de los alumnos dependen con frecuencia
de eventos ambientales inapropiados (Lentz y Shapiro, 1985 citados en Ervin, Ehrhardt
y Poling, 2001) más que de los niños mismos. Si es así, el adecuado remedio para
los problemas de conducta sería, entonces, asegurar que los eventos ambientales sean
adecuados. Pero tal vez, en lugar de preguntarnos qué influencias son responsables de
qué conducta –pregunta que no tiene respuesta-, deberíamos preguntarnos cómo puede
el ambiente influir de la mejor manera posible la conducta.
Con esta mirada Williams nos permite releer el conductismo, y detenernos a pensar
qué aspectos podemos rescatar del conductismo antes de declararlo como una ciencia
muerta como algunos ya lo hicieron. Quizá el conductismo no nos permitirá encontrar
explicaciones a la conducta de las personas en distintos ambientes, pero sí nos otorga
herramientas para al menos saber si la conducta de una persona ha cambiado de un
escenario a otro, y así intentar identificar que antecedente o consecuente podría haber
evocado ese cambio conductual, y como podemos emplearlo para el bien de esa persona
y de quienes le rodean.
76
Capítulo 2, Teorías Conductuales del Aprendizaje
Evaluación de las intervenciones educativas: La psicología conductual emplea métodos
científicos para evaluar el efecto de intervenciones del ambiente en el aprendizaje.
Todas las intervenciones y las variables que se espera que cambien son definidas
operacionalmente y evaluadas confiablemente. Algunas variables resultantes son
evaluadas con técnicas cualitativas (asertividad en respuestas, por ejemplo), pero la
mayoría se evalúan cuantitativamente (como aumento de respuestas, por ejemplo). El
tema no es si la técnica es cualitativa o cuantitativa, sino que el tema es si los resultados
de cada estudio son replicables. Sin evaluaciones y procedimientos confiables y resultados
replicables, la información obtenida sobre el manejo conductual en la sala de clases no
será generalizable.
El conductismo nos advierte que sin datos confiables y observables, será difícil implementar
cambios en la sala de clases, ya que si no somos capaces de ver los resultados, o no
confiamos en los cambios que estamos introduciendo, sería raro que nos esforzásemos por
lograrlos.
IV. RESUMEN
CONCEPTOS BÁSICOS
La conducta está regida por leyes y sujeta a las variables ambientales.
La conducta es un fenómeno observable e identificable. Las respuestas internas
están mediadas por la conducta observable y ésta puede ser modificada.
Las conductas maladaptativas son adquiridas a través del aprendizaje y pueden ser
modificadas por los principios del aprendizaje.
La teoría conductual se focaliza en el aquí y ahora, lo crucial es determinar las
relaciones funcionales que en el momento están operando en producir o mantener
la conducta.
El aprendizaje es visualizado como un cambio relativamente permanente en el
comportamiento, que se adquiere a través de la experiencia. Estos cambios deben
poder ser medidos.
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Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Existen cinco procesos que pueden explicar este aprendizaje: el condicionamiento
clásico, el conexionismo, el principio de contigüidad, el condicionamiento operante
y la observación e imitación.
1. Condicionamiento Clásico: Es el proceso por el cual se logra que la respuesta
que antes ocurría tras un estímulo determinado, ocurra tras otro evento
distinto.
2. Conexionismo: Se basa en la ley del efecto, la cual plantea que la respuesta
que se acompaña de satisfacción se transforma en la más firmemente conectada
con la situación a aprender y a la inversa, aquellas respuestas acompañadas
de displacer generan conexiones débiles, tuvo gran impacto, pues fue un
primer paso en el concepto de refuerzo positivo, posteriormente utilizado por
Skinner.
3. Guthrie y el aprendizaje por contigüidad: Los principios del conexionismo
ayudan a entender algunos aprendizajes más simples, como por ejemplo la
memorización. Además sus postulados, junto a los de Thorndike se transforman
en la base en la cual posteriormente Skinner sustentó sus planteamientos.
4. Condicionamiento Operante: se refiere a las respuestas que se emiten y
aprenden porque llevan consecuencias positivas. Llama la atención sobre como
las personas aprenden a operar en su ambiente y ganar refuerzos.
5. Aprendizaje Social u observacional.: El aprendizaje observacional recalcó la
importancia de considerar la influencia de los procesos cognitivos implicados
en la observación e imitación, para explicar el comportamiento.
FORTALEZAS
Estas teorías llaman la atención sobre la importancia de considerar las variables
ambientales en el aprendizaje.
Realizan un aporte al manejo de los niños en la sala de clases.
Permiten conocer el mecanismo por el cual se pueden modificar conductas
indeseadas en la sala de clases e instaurar conductas más adaptativas.
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Capítulo 2, Teorías Conductuales del Aprendizaje
La teoría del aprendizaje social resalta la importancia del rol del profesor como un
modelo de aprendizaje.
DEBILIDADES
Sus implicancias éticas debido a que sus planteamientos pueden conllevar a un
control o manejo del comportamiento de los individuos, coartando su libertad o
autonomía.
Sus efectos suelen tener un mayor impacto más a corto que a largo plazo.
Sus planteamientos teóricos no permiten explicar fenómenos psicológicos más
complejos, que involucran tanto aspectos afectivos y/o cognitivos.
Visualiza al aprendiz como un ser pasivo, no haciéndolo responsable por el proceso
de su aprendizaje. Es así como pone la responsabilidad del aprendizaje en el
profesor en vez del alumno.
V. LÍNEA DE TIEMPO
VI. PALABRAS CLAVE
Aprendizaje social
Asertividad
Condicionamiento clásico
Condicionamiento operante
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Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Conexionisno
Contiguedad
Desensibilización.
Discriminación
Extinción
Generalización
Moldeamiento
Programas de reforzamiento
Reflejo condicionado
Reflejo incondicionado
Reforzamiento
Refuerzo negativo
Refuerzo positivo
VII. EJERCITACIÓN
¿Cuáles son las diferencias entre el aprendizaje obtenido a través de un
condicionamiento clásico, respecto al obtenido a través de un condicionamiento
operante?.
Explique los procedimientos mediante los cuales el refuerzo opera para generar un
aprendizaje.
¿Cuáles fueron los grandes aportes de la Teoría del Aprendizaje Social respecto a
las otras teorías conductuales imperantes en la época?.
¿Cómo pueden ser aplicados los planteamientos del condicionamiento clásico,
operante y el aprendizaje social al ámbito educativo?.
Si se les encomendara la tarea de realizar un programa de modificación conductual,
¿cómo lo harían? y ¿qué conceptos de las teorías conductuales utilizarían para
hacerlo?.
¿Qué opinión le merecen las teorías conductuales?, ¿qué aportes visualizan y cuáles
debilidades?.
80
Capítulo 2, Teorías Conductuales del Aprendizaje
VIII. BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA
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81
!
Capítulo 3, Teorías Cognitivas del Aprendizaje
Capítulo 3
Teorías Psicológicas aplicadas a la educación
TEORÍAS COGNITIVAS DEL APRENDIZAJE
I. INTRODUCCIÓN
Durante la primera mitad del presente siglo floreció la investigación sobre el aprendizaje
principalmente dentro de la teoría conductista, y las teorías del aprendizaje ejercieron
una fuerte influencia en la investigación y en la práctica de muchas y diferentes esferas de
la psicología y la educación.
Sin embargo, a partir de los años 70, el foco de la psicología comenzó a cambiar de una
orientación conductista a una orientación cognitiva. La preocupación por la mente y la
forma en que funciona volvió a ser de interés para la psicología científica. Esta orientación
cognitiva centró su estudio en una variedad de actividades mentales y procesos cognitivos
básicos, tales como la percepción, el pensamiento, la representación del conocimiento y la
memoria. El énfasis se desplazó desde la conducta misma a las estructuras de conocimiento
y los procesos mentales que pueden ser inferidos de los índices conductuales, y que son
responsables de varios tipos de conducta humana. En otras palabras, las teorías cognitivas
intentan explicar los procesos de pensamiento y las actividades mentales que mediatizan
la relación entre el estímulo y la respuesta.
1.1 Los orígenes de la psicología cognitiva: la Psicología de la Gestalt
Aunque la psicología cognitiva, como cualquier otra disciplina, encuentra sus raíces
en diversos campos, podemos decir que uno de sus precursores más importantes fue la
Psicología de la Gestalt, surgida en Alemania y que tuvo su mayor influencia entre los
años 1920 y 1930. Los gestaltistas -quienes toman su nombre del término alemán gestalt
(forma)- estaban convencidos de que el conductismo no podía explicar el amplio rango
de la conducta humana. Más bien, estos estudiosos plantearon que el aprendizaje -y la
conducta subsecuente- ocurren gracias a un proceso de organización y reorganización
cognitiva del campo perceptual, proceso en el cual el individuo juega un rol activo. Este
planteamiento implica que, durante el procesamiento de los estímulos, los sujetos agregan
algo a la simple percepción, la organizan de determinada forma, para poder percibir una
unidad o totalidad.
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Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Es así que la concepción del ser humano como un procesador activo de los estímulos tuvo
importantes repercusiones en el estudio de los procesos de aprendizaje y en la educación.
Se comenzó a poner mayor énfasis en la forma en que los seres humanos procesan la
información y de esta preocupación surgieron diversas teorías que hicieron importantes
aportes a la psicología de la educación.
II. CONCEPTOS BÁSICOS
¿Qué es la psicología cognitiva? En general, puede decirse que la psicología cognitiva es
aquella disciplina que se dedica a estudiar procesos tales como la percepción, memoria,
atención, lenguaje, razonamiento y resolución de problemas. Es decir, los procesos
involucrados en el manejo de la información por parte del sujeto. El interés en estos
procesos, aplicado al estudio de cómo aprende al ser humano, dio origen a varias e
importantes teorías cognitivas del aprendizaje.
A partir de éstas, el cognitivismo está presente hoy con gran fuerza en la psicología de la
educación, especialmente a través de conceptos tales como la importancia de los aprendizajes
previos, el aprendizaje significativo, el rol activo del sujeto como constructor de su
conocimiento y el desarrollo y la estimulación de estrategias cognitivas y metacognitivas.
Por lo tanto, en este capítulo se conocerán algunos autores que contribuyeron al aporte
de esta corriente en la educación, sus teorías y principales aportes.
Asimismo, en el siguiente capítulo, se abordarán, algunas nuevas tendencias educativas
surgidas desde esta rama de la psicología, las cuales están logrando una gran influencia
en lo que ocurre en las salas de clases.
2.1. Teorías cognitivas del aprendizaje
2.1.1 Jean Piaget
El biólogo y psicólogo sueco Jean Piaget (1896 – 1980) estudió los mecanismos básicos
del desarrollo cognitivo llegando a plantear la llamada Teoría Genética, la cual, a partir de
los principios constructivistas plantea que el conocimiento no se adquiere solamente por
interiorización del entorno social, sino que predomina la construcción realizada por parte
del sujeto (Kamil, 1985). Piaget creía que los niños creaban su conocimiento cuando
sus predisposiciones biológicas interactúan con su experiencia, siendo la construcción
entonces, un mecanismo de interacción entre la herencia y la experiencia que produce
84
Capítulo 3, Teorías Cognitivas del Aprendizaje
conocimiento (Inheler y Sinclair, 1969, en Brainerd, 2003). Esta teoría y principios son
los que subyacen su famosa y rememorada Teoría del Desarrollo Cognitivo.
Si bien Piaget desarrolló sus trabajos desde la década de 1920, no fue hasta 1960 que
estos adquirieron real importancia y popularidad (Kessen, 1996 en Brainerd, 2003). Sus
ideas sobre la teoría de desarrollo intelectual generaron una revolución en la educación.
Fue una teoría psicológica con un fuerte impacto en la práctica educativa, generando
la modificación y revisión del currículum en muchos sistemas educativos (Brainerd,
2003).
2.1.1.1 Mecanismos básicos del desarrollo cognitivo
a. Adaptación e Inteligencia
Según Piaget (1956), la inteligencia consistiría en la capacidad de mantener una constante
adaptación de los esquemas del sujeto al mundo en que se desenvuelve. Él entiende los
esquemas como aquellas unidades fundamentales de la cognición humana, que consisten
en representaciones del mundo que rodea al sujeto, construidos por éste. El esquema es
una unidad indivisible entre el sujeto y el objeto (Coll, 1998).
Esta visión de la inteligencia como adaptabilidad no alude, al contrario de como suele
entenderse la inteligencia, a un conocimiento específico o general. Por el contrario, se
trata de una capacidad común a los seres humanos de mantener una concordancia entre
el mundo y los esquemas cognitivos del sujeto, lo cual le permitirá al sujeto funcionar
en él. La adaptación, a su vez, es el proceso que explica el desarrollo y aprendizaje. Ésta se
produce por medio de dos procesos complementarios: asimilación y acomodación.
UÊÃ>V
Este proceso consiste en incorporar nueva información en un esquema preexistente,
adecuado para integrarla (comprenderla). Esto significa que, cuando un sujeto se enfrenta
con una situación nueva, él tratará de manejarla de acuerdo a los esquemas que ya posee
y que parezcan apropiados para esa situación. Como resultado de esto, el esquema no
sufre un cambio sustancial en su naturaleza, sino que se amplía para aplicarse a nuevas
situaciones.
Por ejemplo, suponga que cae en sus manos un texto desconocido. Mientras Ud. lo lee,
nota ciertos aspectos que le recuerdan un cuento infantil: motivos simples, personajes
animales, un desenlace feliz. Entonces Ud. leerá el texto interpretándolo como un cuento
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Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
infantil y no como una novela, una noticia o una carta. Sin embargo, supongamos que el
lenguaje parece algo complejo para tratarse de un cuento para niños. En este caso, puede
suceder que Ud. use su esquema de cuento infantil para que se aplique también a textos
con un lenguaje algo más complejo a lo que estaba acostumbrado. No se ha creado un
nuevo esquema, sino que se ha usado uno anterior para comprender la información. Este
es un caso de asimilación.
UÊV`>V
Al contrario de la asimilación, la acomodación produce cambios esenciales en el esquema.
Este proceso ocurre cuando un esquema se modifica para poder incorporar información
nueva, que sería incomprensible con los esquemas anteriores. En el caso anterior, podría
suceder que Ud. desarrolle un nuevo esquema, por ejemplo, algo similar al concepto de
fábula (si no poseía antes ese esquema), para entender el texto, ya que no le satisface el
comprenderlo como un cuento infantil. En este caso, la acomodación de su cognición a la
situación ha generado un nuevo esquema.
Estos dos procesos permiten que los esquemas del sujeto se encuentren siempre adaptados
al ambiente, y permiten el continuo crecimiento. Cuando el sujeto aprende, lo hace
modificando activamente sus esquemas, a través de las experiencias, o bien transfiriendo
esquemas ya existentes a situaciones nuevas, por lo cual la naturaleza del aprendizaje va
a depender de lo que el sujeto ya posee. En este sentido, podemos decir que el aprendizaje
es lo que las personas hacen de los estímulos y no lo que éstos hacen con ellas.
UÊ µÕLÀ>V
Otro punto interesante de los planteamientos de Piaget con respecto al desarrollo y al
aprendizaje concierne al mecanismo que impulsa a éstos. El impulso para el crecimiento
y el aprendizaje no proviene, según Piaget, enteramente del medio ambiente, como
ocurre en el conductismo. Por el contrario, este impulso está dado por la equilibración, una
tendencia innata de los individuos a modificar sus esquemas de forma que les permitan
dar coherencia a su mundo percibido.
Por ello, este autor plantea que el aprendizaje, en tanto permite lograr esta coherencia,
es su propia recompensa. Al modificar una creencia que no le hace sentido, un niño se
siente recompensado por el hecho de satisfacer el principio de equilibración, y no debería
requerir de otros reforzadores.
86
Capítulo 3, Teorías Cognitivas del Aprendizaje
De todo lo anterior, se desprende el rol que el autor atribuye a la acción en el proceso
de crecimiento y aprendizaje. Piaget considera que la modificación y equilibración de
los esquemas de un sujeto se produce como resultado de su continua interacción con el
mundo -tanto físico como social-. Por esta razón, el autor enfatiza un tipo de educación
en la cual los individuos se involucran en el aprendizaje activo en materias de su interés.
El rol de la educación consistitiría así, en proveer las oportunidades y los materiales para
que los niños puedan aprender activamente y formar sus propias concepciones.
Finalmente, es importante destacar que Piaget atribuye a la acción un rol fundamental en
el aprendizaje: el niño aprende lo que hace, la experiencia y manipulación del niño de los
objetos le permitirá abstraer sus propiedades, cualidades y características.
El aprendizaje no es una manifestación espontánea de formas
aisladas, sino que es una actividad indivisible conformada por los
procesos de asimilación y acomodación, el equilibrio resultante le
permite a la persona adaptarse activamente a la realidad, lo cual
constituye el fin último del aprendizaje.
2.1.1.2 Teoría del Desarrollo Cognitivo
La teoría del desarrollo cognitivo o modelo de estadios del desarrollo intelectual de
Piaget es, probablemente, la fuente de mayor influencia en el estudio sobre el desarrollo
cognitivo del niño. Este modelo fue publicado por primera vez en 1947 en su libro La
Psicología de la Inteligencia, donde plantea la existencia de cuatro etapas cualitativamente
distintas del desarrollo cognitivo.
Las cuatro etapas corresponden a una etapa sensorio motriz (0 a 2 años), etapa preoperacional
(2 a 7 años), etapa operacional concreta (7 a 12 años) y una etapa llamada de las operaciones
formales (12 años en adelante).
Cada etapa está marcada por la posesión de estructuras lógicas de diferente y creciente
complejidad, en que cada una de ellas, permite la adquisición de habilidades para hacer
ciertas cosas y no otras, y para tratar de diferentes formas con la experiencia. El paso por
las etapas estaría definido por los intercambios sujeto-objeto, en la medida que cada vez
devienen más complejos y elaborados (Coll, 1998).
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Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
1.
Etapa Sensoriomotriz: durante esta etapa, la adquisición de esquemas se centra
fundamentalmente en el área sensoriomotora, lo cual se caracteriza por que el
lactante aprende y coordina una gran variedad de destrezas conductuales.
El objetivo central de este período es adquirir la capacidad de internalizar el
pensamiento. Como esta capacidad no se tiene desde el nacimiento, durante este
período la inteligencia es necesariamente externa y conductual (Brainerd, 2003).
2.
Etapa Preoperacional: el inicio de esta etapa está marcado por la presencia de
función simbólica (representación). Esta capacidad se puede apreciar a través del
juego simbólico, la imitación diferida y el lenguaje, que hacen su aparición en esta
etapa. Piaget califica el pensamiento preoperacional como intuitivo: ya que el niño
se centra más en los estados finales que en las transformaciones que los producen, no
es capaz de volver al punto de partida de una operación, compensando las acciones
realizadas con otras a la inversa. Se basa entonces, para predecir los resultados de
las acciones, en experiencias previas con los estados finales de esas acciones, y no
en un conocimiento de las transformaciones que median entre dichos estados.
El objetivo central del desarrollo de la inteligencia durante este período es hacer
la inteligencia menos egocéntrica y más socializada (Brainerd, 2003).
3.
Etapa de las Operaciones Concretas: se caracteriza por la habilidad para tratar
efectivamente con conceptos y operaciones. El niño puede compensar las
transformaciones con otras a la inversa, es decir, su pensamiento se torna reversible,
pues puede representarse las transformaciones y no solamente los estados finales
de las cosas. Sin embargo, las operaciones que domina son concretas, no abstractas.
Por ello durante esta etapa, la habilidad para generalizar el aprendizaje es
limitada, pues lo que se aprende en un contexto no es transferido fácilmente a otro
contexto.
El objetivo central de este período es guiar la inteligencia con las leyes de la
lógica y las matemáticas, una inteligencia operacional. En este período los niños
adquieren las habilidades de razonamiento como la propiedad de conservación, la
transitividad y la inclusión de clases (Brainerd, 2003).
4.
Etapa de las Operaciones Formales: consiste en el dominio de conceptos
y operaciones abstracta. En esta etapa es posible aplicar el razonamiento y las
habilidades para la resolución de problemas en contextos diferentes a aquellos en
los cuales fueron adquiridos. El objetivo cognitivo es extender el razonamiento
lógico y matemático adquirido en el estadio anterior, hacia un novel simbólico más
abstracto con la ayuda del lenguaje. El razonamiento ha de convertirse reflexivo y
analítico.
88
Capítulo 3, Teorías Cognitivas del Aprendizaje
Fuller (1980) sostiene que una diferencia esencial entre el pensador pre-formal y el
formal reside en la habilidad para generar posibilidades y repensar la realidad a la luz
de estas posibilidades. El pensador pre-formal, puede imaginar cómo las cosas pueden
ser diferentes de lo que son, pero tienden a percibir estas diferencias como no ortodoxas,
peculiares o desviadas. El pensador formal, por el contrario, puede construir una variedad
de posibilidades y evaluar la realidad con relación a ellas.
De igual manera, el pensador formal tiene una mejor comprensión que el pre-formal,
acerca de la diferencia entre la verdad empírica y la validez lógica. Puede seguir una
línea de razonamiento que comienza con una afirmación hipotética y hasta obviamente
falsas para ver hasta donde lleva. El pensador pre-formal tiene dificultad para aceptar una
afirmación que reconoce como falsa como punto de partida de una línea de pensamiento
a ser explorada. Finalmente, un pensador formal puede tratar con relaciones de segundo
orden, relaciones entre relaciones, más fácilmente que un pensador pre-formal. Duby
(1978) por su parte describe al pensador concreto en una persona que sólo ve relaciones
limitadas, inmediatas, y que tiene muy poca conciencia de ciertas relaciones mientras
que el pensador formal es más capaz de integrar generalizaciones, tener insights y ver el
interjuego de ideas y acciones. Lorvine (1980) agrega que el pensador concreto confía más
en los estereotipos que en las observaciones empíricas y en los experimentos como bases
para tomar decisiones, y que su aceptación o rechazo de información es probablemente
más fundamentada en su fuente que en una evaluación de sus méritos.
ALGO MÁS SOBRE PIAGET
Piaget ha sido elogiado en todo el mundo por sus planteamientos respecto al
desarrollo humano y las formas del aprendizaje humano. Este importante autor no
se desempeñó inicialmente en el ámbito psicológico, sino que partió doctorándose
en Ciencias Naturales en la Universidad de Neuchatel en 1918, para luego estudiar
Psicología y Psiquiatría en Zurich y trabajar en el laboratorio de Binet en París. En
su carrera académica, éste recibió importantes reconocimientos, como el American
Psychological Association Distinguished Scientific Contribution Award, premio
que por primera vez obtenía un europeo (Evans, 1987).
En relación a un importante aspecto, fuente de controversia, como es la relación
aprendizaje-desarrollo, Piaget planteaba: “...me parece que se plantean dos
preguntas fundamentales con respecto al problema del aprendizaje en relación con
el desarrollo. La primera es si el desarrollo es algo más que una serie de aprendizajes
o si el aprendizaje depende de eso que los embriólogos denominan competencia,
89
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
esto es, las posibilidades del organismo. Es decir, ¿qué es lo fundamental, el
aprendizaje o el desarrollo?. Bueno, pues éste es el problema que B. Inhelder
está estudiando ahora mismo, y pienso que ya tenemos todas las pruebas que
necesitamos de que el desarrollo es más importante que el aprendizaje. La misma
situación de aprendizaje produce distintos efectos según la etapa del desarrollo por
la que atraviesa el sujeto. La segunda pregunta es la siguiente: ¿es el aprendizaje
sencillamente una serie de asociaciones confirmadas por los reforzadores externos?
Los reforzadores externos desempeñan un papel, por supuesto, pero no los son
todo, ya que los internos también tienen su importancia. Todos los modelos
homoestáticos y de autorregulación ... demuestran que el reforzamiento externo,
por si sólo, es insuficiente” (Piaget, en Evans, 1987, pp. 64-65).
2.1.1.3 Algunas revisiones experimentales a la teoría de Piaget:
Según Brainerd (2003), luego de revisar los principios y estadios planteados por Piaget,
el desarrollo se puede resumir en 5 principios:
1.
El aprendizaje de los niños está limitado por las restricciones de cada etapa.
2.
La existencia de restricciones en cada etapa significa que los niños pueden aprender
conceptos relacionados con la edad, y este aprendizaje variará significativamente
en función del nivel cognitivo inicial del niño.
3.
La esencia del aprendizaje implica enseñar a los niños a aplicar nuevos contenidos
a las estructuras que ellos ya han desarrollado.
4.
Los niños no pueden aprender a la fuerza a aplicar estructuras cognitivas que aún
no tienen. La arquitectura cognitiva primero debe evolucionar por su cuenta.
5.
De estos principios se sigue que, intentar enseñar a los niños conceptos que están
más allá de su estadio de desarrollo cognitivo, es una pérdida de tiempo y esfuerzo
tanto para el profesor como para el alumno.
Sin embargo, Brainerd da cuenta de que muchos experimentos que se llevaron a cabo
en Estados Unidos en la década de los 80, no corroboran estos principios. De haber sido
ciertos, hubiese sido imposible entrenar a niños en el estadio pre-operacional conceptos
del estadio operacional concreto, como el principio de conservación, lo cual sí fue posible.
Es decir, la habilidad de los niños de aprender el principio de conservación no está
fuertemente limitado por el nivel de desarrollo cognitivo.
90
Capítulo 3, Teorías Cognitivas del Aprendizaje
Aun cuando algunos experimentos y revisiones de la teoría piagetana cuestionan algunos
de sus principios, la Teoría Genética y la de Desarrollo cognitivo siguen siendo fuente
importante de revisión para todos quienes trabajan en el área de la educación. Los
experimentos han indagado en las habilidades que han de esperarse para cada estadio, en
sus límites y la rigurosidad con que habrá o no de considerárselos, y no en los principios
por los que se rigen.
2.1.2 Lev Vygotsky y la Zona de Desarrollo Próximo: Una nueva relación entre
aprendizaje y desarrollo
Como se puede ver, la postura mencionada anteriormente se centran en describir las
características de los sujetos en distintos períodos del desarrollo cognitivo, ya sea en
términos de estructuras lógicas o bien de capacidades para procesar la información. Este
punto de vista postula una relación entre aprendizaje y desarrollo, donde es necesario
conocer las características del individuo a una determinada edad, para adaptar el
aprendizaje a ellas. Es decir, lo que el sujeto aprende estaría determinado por su nivel de
desarrollo.
Lev S. Vygotsky (1895-1934), un psicólogo soviético, que trabajó hacia mediados de
este siglo, propuso en cambio, una aproximación completamente diferente frente a la
relación existente entre aprendizaje y desarrollo, criticando la posición comúnmente
aceptada, según la cual el aprendizaje debería equipararse al nivel evolutivo del niño para
ser efectivo. Quienes sostienen esta posición consideran, por ejemplo, que la enseñanza de
la lectura, escritura y aritmética debe iniciarse en una etapa determinada. Sin embargo,
observa Vygotsky, no podemos limitarnos simplemente a determinar los niveles evolutivos
si queremos descubrir las relaciones reales del desarrollo con el aprendizaje.
El autor plantea una relación donde ambos se influyen mutuamente. Esta concepción se
basa en el constructo de Zona de Desarrollo Próximo propuesto por Vygotsky.
En su teoría sobre la zona de desarrollo próximo (ZDP), el autor postula la existencia
de dos niveles evolutivos: un primer nivel lo denomina nivel evolutivo real, es decir, el
nivel de desarrollo de las funciones mentales de un niño, que resulta de ciclos evolutivos
cumplidos a cabalidad. Es el nivel generalmente investigado cuando se mide, mediante
test, el nivel mental de los niños. Se parte del supuesto de que únicamente aquellas
actividades que ellos pueden realizar por sí solos, son indicadores de las capacidades
mentales.
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Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
El segundo nivel evolutivo se pone de manifiesto ante un problema que el niño no
puede solucionar por sí solo, pero que es capaz de resolver con ayuda de un adulto o un
compañero más capaz. Por ejemplo, si el maestro inicia la solución y el niño la completa,
o si resuelve el problema en colaboración con otros compañeros. Esta conducta del niño
no era considerada indicativa de su desarrollo mental. Ni siquiera los pensadores más
prestigiosos se plantearon la posibilidad de que aquello que los niños hacen con ayuda
de otro puede ser, en cierto sentido, más indicativo de su desarrollo mental que lo que
pueden hacer por sí solos.
Un ejemplo presentado por Vygotsky es el siguiente: Supóngase que estoy investigando
a dos niños que entran a la escuela, ambos tienen diez años en edad cronológica y ocho,
en términos de su desarrollo mental. ¿Puedo decir que tienen la misma edad mental?
Por supuesto que sí. Pero ¿qué es lo que significa esto? Significa que ambos son
capaces de resolver por sí solos, tareas cuyo grado de dificultad está situado en el nivel
correspondiente a los ocho años. Si me detuviera en este punto, daría pie a suponer que
el curso del desarrollo mental subsiguiente y del aprendizaje escolar, será el mismo para
ambos niños, porque depende de su intelecto. Ambos niños parecen capaces de manejar,
sin ayuda, un problema cuyo nivel se sitúa en los ocho años, pero no más allá de dicho
límite. Supongamos que les muestro diversas maneras de tratar el problema. Distintos
experimentadores emplearían distintos modos de demostración; unos realizarían
rápidamente toda la demostración y pedirían a los niños que la repitieran; otros iniciarían
la solución y pedirían a los pequeños que la terminaran; otros, les ofrecerían pistas. En
un caso u otro, se insta a los niños a que resuelvan el problema con ayuda. Bajo tales
circunstancias resulta que el primer niño es capaz de manejar el problema cuyo nivel
se sitúa en los doce años, mientras que el segundo llega únicamente a los nueve años. Y
ahora, ¿son estos niños mentalmente iguales?
La diferencia observada entre la edad mental (ocho años) y el nivel de desarrollo mental
para aprender con ayuda, presentado por los dos niños (doce y nueve años), pone en
evidencia que el curso futuro del aprendizaje variará, en ambos niños. Esta diferencia
es lo que Vygotsky denomina zona de desarrollo próximo, la cual consiste por tanto en
la distancia entre el nivel real de desarrollo, determinado por la capacidad de resolver
independientemente un problema y el nivel de desarrollo potencial, determinado a través
de la resolución de un problema, bajo la guía de un adulto o en colaboración con otro
compañero más capaz.
La ZDP define aquellas funciones que todavía no han madurado, pero que se hallan en
proceso de maduración, funciones que un mañana no lejano alcanzarán su madurez y
92
Capítulo 3, Teorías Cognitivas del Aprendizaje
que aún se encuentran en estado embrionario. Estas funciones, dice el autor, podrían
denominarse “capullos” o “flores” del desarrollo, en lugar de “frutos” del desarrollo.
El nivel de desarrollo real caracteriza el desarrollo mental retrospectivamente, diciendo lo
que el niño es ya capaz de hacer, mientras que la “zona de desarrollo próximo” caracteriza
el desarrollo mental prospectivamente, en términos de lo que el niño está próximo a
lograr, con una instrucción adecuada (Vygotsky, 1979).
Como se puede ver, la ZDP caracteriza de una nueva forma la relación entre aprendizaje
y desarrollo. El aprendizaje ya no queda limitado por los logros del desarrollo entendido
como maduración, pero tampoco ambos se identifican, planteando que aprendizaje y
desarrollo son una y la misma cosa. Por el contrario, lo que hay entre ambos es una
interacción, donde el aprendizaje potencia el desarrollo de ciertas funciones psicológicas.
Así, la planificación de la instrucción no debe hacerse sólo para respetar las restricciones
del desarrollo real del niño, sino también para sacar provecho de su desarrollo potencial,
es decir, enfatizando aquello que se haya en su ZDP (Tudge y Scrimsher, 2003).
El concepto de ZDP enfatiza que el aprendizaje es interpersonal, es un evento social de
carácter dialéctico, en que el aprendizaje depende tanto de las características individuales
como de las del contexto -los profesores o pares más competentes-. La relación de
colaboración que se establece entre el niño y el adulto, generan un plano intersubjetivo
en el cual el niño emplea signos que voluntariamente aún no puede ejercer, pero que,
gracias a la colaboración entre las partes, podrá internalizar pronto, apropiándose de
ellos (Baquero, 1997). El niño reconstruirá de manera interna una operación externa,
transformándola del plano interpersonal a uno intrapersonal que contendrá los significados
sociales adquiridos de su contexto sociocultural gracias al lenguaje que actúa como
herramienta mediadora (Rowe y Wertsch, 2002).
Según Vygotsky el aprendizaje constituye la base para el desarrollo y
“arrastra” a éste, en lugar de ir a la zaga como lo plantea Piaget.
2.1.3 Teoría del Procesamiento de la Información
La teoría del procesamiento de la información surge a fines de la década de los 40,
considerando a los sujetos como buscadores activos y procesadores de la información
con que se relacionan. Si bien son muchos los autores que investigan en esta corriente,
y se han planteado diversos modelos de procesamiento de la información (Halford,
2002), todos suponen que los sujetos seleccionan la información que habrán de procesar,
93
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
prestan atención al medio, transforman y repasan la información, la relacionan con los
conocimientos previos y organizan estos conocimientos para darles sentido.
Esta teoría contempla al ser humano, metafóricamente, como a una computadora. Se
adoptan los programas informáticos como analogía del funcionamiento cognitivo para
estudiar los procesamientos que ocurren desde que el sujeto recibe el estímulo hasta que
produce una respuesta. Para esta teoría, la información es una representación que proviene
de la estimulación externa y/o del procesamiento, con mira a influir elecciones entre
alternativas de creencias o acciones posibles; y el procesamiento de la información refiere a
cómo la información es modificada de manera tal que su cambio pueda ser observado.
Así, según Schunk (1997), nos encontramos fundamentalmente con tres modelos: el
modelo de Atkinson y Schiffrin de la memoria dual (o modelo de los dos almacenes), el
modelo de los niveles de procesamiento y el modelo de los niveles de activación.
El modelo de los dos almacenes de Atkinson y Schiffrin contempla el funcionamiento
cognitivo como el paso de la información por dos almacenes, la memoria a corto plazo y
la memoria a largo plazo. El procesamiento comienza cuando se percibe el estímulo en un
registro sensorial y se le otorga significado, o más bien, se compara la información que ha
entrado con la información conocida. Luego, la información se transfiere a la memoria a
corto plazo o memoria de trabajo, donde permanece la información de aquellos estímulos
a los que estamos atentos. Pero la capacidad de este almacén es limitada (7 chunks),
y mientras la información permanece en ella, se activa información de la memoria a
largo plazo que está relacionada con ella, para generar relaciones y permitir que la nueva
información transite al almacén de la memoria a largo plazo.
Los procesos fundamentales involucrados en este modelo son:
UÊ
Atención: que actúa como filtro del registro sensorial
UÊ
Percepción: función que da significado al estímulo comparando la información de
entrada con la conocida.
UÊ
Codificación: Proceso para que la información llegue a la memoria a largo plazo, ya
sea a través de la elaboración de la información, el sentido que se le otorga, o el
vínculo que establece con otra información.
UÊ
Almacenamiento: Éste se daría en los almacenes de corto y largo plazo.
94
Capítulo 3, Teorías Cognitivas del Aprendizaje
UÊ
Recuperación: Este proceso se llevaría a cabo gracias a la existencia de claves que
estuvieron presentes al momento de la codificación
El modelo de los niveles de procesamiento, en lugar de considerar la memoria como un lugar,
como una cadena de almacenes, se ocupa de la memoria según el tipo del proceso que
transforma a la información entrante. Supone que existen distintos modos de procesar la
información, uno es físico, otro acústico y el nivel más profundo es el semántico. No es
necesario procesar la información con todas las modalidades, sino que se procesa con lo
preciso para que el sujeto pueda recibir la información del estímulo. Moscovitch y Crack
proponen que entre más profundo sea el procesamiento durante el aprendizaje, mayores
serán las posibilidades de rendimiento de la memoria, pero que se concreten depende de
que las condiciones en la recuperación sean equivalentes a las del aprendizaje.
El modelo del nivel de activación supone que no existen estructuras diferenciables en la
memoria, sino que es una sola memoria con diferentes estados de activación. La
información puede estar en un estado activo, pudiendo accederse a ella con rapidez, o en
un estado inactivo. Este modelo contempla que el almacenamiento y recuperación de la
información de la memoria depende de la difusión de la activación, es decir, cuánto puede
una estructura activar a una adyacente según el grado de relación que existe entre ellas. El
nivel de activación depende de la fuerza de la ruta por la que se difunde, y de la cantidad
de rutas por las que se puede llegar al núcleo activado.
2.1.4 Bruner y el Aprendizaje por Descubrimiento
El psicólogo norteamericano Jerome Bruner (1915), también se dedicó al estudio
del desarrollo intelectual de los niños, surgiendo de este interés además una teoría del
aprendizaje.
Bruner también postula que el aprendizaje supone el procesamiento activo de la
información y que cada persona lo realiza a su manera. El individuo, para Bruner, atiende
selectivamente a la información y la procesa y organiza de forma particular. Las ideas
de Bruner sobre el aprendizaje son sintetizables en los siguientes enunciados (Good y
Brophy, 1983):
1.
El desarrollo se caracteriza por una creciente independencia de la reacción respecto
de la naturaleza del estímulo.
2.
El crecimiento se basa en la internalización de estímulos que se conservan en un
sistema de almacenamiento que corresponde al ambiente. Es decir, el niño comienza a
95
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
reaccionar frente a los estímulos que ha almacenado, de manera que no solo reacciona
frente a los estímulos del medio, sino que es capaz de predecirlos en cierta medida.
3.
El desarrollo intelectual consiste en una capacidad creciente de comunicarse con
uno mismo o con los demás, ya sea por medio de palabras o símbolos.
4.
El desarrollo intelectual se basa en una interacción sistemática y contingente entre
un maestro y un alumno.
5.
El lenguaje, facilita enormemente el aprendizaje, en tanto es un medio de
intercambio social y una herramienta para poner en orden el ambiente.
6.
El desarrollo intelectual se caracteriza por una capacidad cada vez mayor para
resolver simultáneamente varias alternativas, para atender a varias secuencias en
el mismo momento y para organizar el tiempo y la atención de manera apropiada
para esas exigencias múltiples.
Para Bruner (1966), más relevante que la información obtenida, son las estructuras que se
forman a través del proceso de aprendizaje. Bruner define el aprendizaje como el proceso
de “reordenar o transformar los datos de modo que permitan ir más allá de ellos, hacia
una comprensión o insight nuevos”.
A esto es lo que el autor ha llamado aprendizaje por descubrimiento. Los principios que rigen
este tipo de aprendizaje son los siguientes:
1.
Todo el conocimiento real es aprendido por uno mismo.
2.
El significado es producto exclusivo del descubrimiento creativo y no verbal.
3.
El conocimiento verbal es la clave de la transferencia.
4.
El método del descubrimiento es el principal para transmitir el contenido.
5.
La capacidad para resolver problemas es la meta principal de la educación.
6.
El entrenamiento en la Heurística del descubrimiento es más importante que la
enseñanza de la materia de estudio.
Cada niño es un pensador creativo y crítico.
7.
96
Capítulo 3, Teorías Cognitivas del Aprendizaje
8.
La enseñanza expositiva es autoritaria.
9.
El descubrimiento organiza de manera eficaz lo aprendido para emplearlo ulteriormente.
10.
El descubrimiento es el generador único de motivación y confianza en sí mismo.
11.
El descubrimiento es una fuente primaria de motivación intrínseca.
12.
El descubrimiento asegura la conservación del recuerdo.
De acuerdo a estos principios, Bruner propone una teoría de la instrucción que considera
cuatro aspectos fundamentales: la motivación a aprender, la estructura del conocimiento
a aprender, la secuencia de presentación, y el refuerzo al aprendizaje (Bruner, 1966). La
teoría propuesta por Bruner es una teoría prescriptiva o normativa, a diferencia de las
teorías del aprendizaje o del desarrollo, las cuales pueden ser llamadas descriptivas, ya
que describen lo que ocurre cuando los sujetos aprenden o crecen. Una teoría prescriptiva
de la instrucción, en cambio, establece los medios ideales para que ese aprendizaje o
crecimiento se produzca de la mejor manera posible.
Esta teoría de la instrucción de Bruner se basa en cuatro aspectos principales:
1. Predisposición a Aprender
En primer lugar, una teoría de la instrucción debe especificar las experiencias que tienen
la mayor probabilidad de lograr en el individuo una predisposición a aprender. Bruner
considera que el aprendizaje depende siempre de la exploración de alternativas. Por esta
razón, una teoría de la instrucción debe ser capaz de explicar la activación, mantenimiento
y dirección de esta conducta.
a. Activación
Este es el componente que explica la iniciación de la conducta de explorar alternativas.
Para Bruner, se basa principalmente en un grado adecuado de incertidumbre. Dice
Bruner: “La curiosidad (...) es una respuesta a la incertidumbre y la ambigüedad. Una
tarea rutinaria provoca escasa exploración; una que es demasiado incierta puede generar
confusión y ansiedad, con el efecto de reducir la exploración.” (Bruner, 1966, p.43).
b. Mantenimiento
Una vez establecida la conducta, es necesario que ésta se mantenga. Para ello es necesario
que los beneficios percibidos de explorar las alternativas sean mayores que los riesgos.
97
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Aprender algo con la ayuda de un instructor debería, si la instrucción es exitosa, ser
menos arriesgado que hacerlo sólo, es decir, que la exploración de alternativas erróneas
debería resultar menos grave.
c. Dirección
Finalmente, es importante que la exploración de alternativas no sea aleatoria, es decir, que
tenga una dirección determinada. Esta dirección depende de dos aspectos interactuantes:
un sentido de finalidad (meta) de la tarea y el conocimiento de la relevancia que tiene
la exploración de alternativas para la consecución de dicho objetivo. En resumen, para
que la exploración tenga dirección, es necesario conocer al menos en forma aproximada
el objetivo de la tarea y la resolución de las alternativas debe proporcionar alguna
información con respecto a dónde se encuentra el sujeto en relación a ese objetivo.
2. Estructura y Forma del Conocimiento
El segundo aspecto que considera la teoría de la instrucción es la forma en la cual se
representa el conocimiento. Este conocimiento debe ser representado de forma lo
suficientemente simple para que un alumno determinado pueda comprenderlo. La forma
adecuada del conocimiento depende de tres factores: modo de representación, economía y
poder. La adecuación de estas tres características del conocimiento va a depender de las
características del aprendiz tanto como del tipo de materia que se desee enseñar.
a. Modo de Representación
Cualquier dominio de conocimiento puede ser representado de tres formas. En primer
lugar, puede representarse como un conjunto de acciones apropiadas para conseguir un
resultado. A esto ha llamado Bruner representación enactiva. En segundo lugar, se puede
representar el conocimiento a través de un conjunto de imágenes o gráficos que explican
un concepto, sin necesidad de definirlo en forma precisa, a esto se llama representación
icónica. Finalmente, un conocimiento determinado puede ser representado en términos de
proposiciones lógicas o simbólicas, lo que se denomina representación simbólica.
La dificultad y utilidad de acciones, imágenes y símbolos, varían para diferentes personas
según sus edades, su historia o sus estilos particulares. Asimismo, la adecuación de los
modos de representación dependerá de la materia que se desee enseñar. Un problema
legal sería difícil de representar en imágenes; una tarea de geografía, en cambio, se presta
espléndidamente para la representación icónica.
b. Economía
Este aspecto se refiere a la cantidad de información necesaria para representar y procesar un
conocimiento o comprensión determinados. Por ejemplo, es más económico representar
98
Capítulo 3, Teorías Cognitivas del Aprendizaje
un fenómeno físico por medio de una fórmula general que poner en una tabla una serie
de números que resuman un vasto conjunto de observaciones de varios objetos de distinto
peso cayendo desde diferentes alturas en distintos campos gravitacionales.
La economía depende en gran medida de escoger el modo adecuado de representación del
conocimiento.
c. Poder Efectivo
Finalmente, el poder efectivo de un conocimiento se refiere al valor generativo que
éste pueda alcanzar. Por ejemplo, si a un niño se le enseña el siguiente conjunto de
proposiciones: “María es más alta que Ana, y Luisa es más pequeña que Ana” tendrán
dificultades en decir si María es o no más alta que Luisa. Aunque, en términos lógicos, el
poder generativo de las dos primeras proposiciones con respecto a esta última existe, no
es lo mismo en términos “psicológicos”.
Es necesario descubrir la forma de representar el conocimiento de tal manera que su
generatividad real (lógica) iguale a aquella psicológica: en términos del ejemplo, esto
implica lograr que el niño pueda desprender la tercera proposición de las dos primeras.
3. Secuencia de Presentación
La instrucción consiste en guiar al estudiante a través de una secuencia de afirmaciones
acerca de un problema o cuerpo de conocimiento, de manera de aumentar su habilidad para
comprender, transformar y transferir lo que está aprendiendo. Para Bruner, la secuencia
en la cual el aprendiz enfrenta los materiales dentro de un ámbito de conocimiento
afectará la dificultad que tendrá para adquirir el dominio de dicho conocimiento. Bruner
enfatiza que no hay una secuencia ideal para todos los alumnos. Lo óptimo dependerá
de varios aspectos, tales como el aprendizaje anterior del alumno, su etapa del desarrollo
intelectual, el carácter del material a enseñar y de otras diferencias individuales.
Ya que el desarrollo intelectual progresa de lo enactivo a lo simbólico, Bruner plantea
que generalmente es adecuado que la secuencia de aprendizaje replique esta progresión.
Plantea Bruner que, si el sistema simbólico del educando tiene un buen desarrollo, es
posible saltarse los dos primeros modos. Sin embargo, siempre existirá en este caso el
riesgo de que, en caso de fallar la representación simbólica del alumno para resolver algún
problema determinado (transformación, transferencia), éste carezca de la imaginería
(representación icónica) adecuada para ayudarlo a resolver la tarea.
Finalmente establece Bruner con respecto a la secuencia ideal de aprendizaje, que ésta
dependerá en gran medida de los criterios con que se juzgará el logro del aprendizaje.
Algunos de estos criterios pueden ser velocidad del aprendizaje, resistencia al olvido
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Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
transferencia a nuevos dominios, forma de representación en la cual debe expresarse el
aprendizaje; economía o poder efectivo. La secuencia óptima del aprendizaje varía en cada
uno de estos casos.
4. Forma y Frecuencia del Refuerzo
El aprendizaje depende en gran parte de que el alumno constate los resultados en un
momento y lugar que le permitan corregir su desempeño. La utilidad del refuerzo
(conocimiento de los resultados) depende de tres aspectos básicos:
a. Momento en que se entrega la información
La actividad de resolución de problemas puede entenderse como un ciclo compuesto por
varios pasos con sus sub objetivos. Bruner ilustra esto con el siguiente ejemplo: “tratamos
de cancelar los términos desconocidos en una ecuación para simplificar la expresión, para
resolver la ecuación, para aprobar el curso, para obtener el título, para obtener un trabajo
decente, para tener una buena vida” (Bruner, 1966, p.51). La constatación de cualquier
resultado intermedio debe llegar en el momento en que el aprendiz está comparando
los resultados de sus intentos con alguno de los criterios de lo que desea lograr. La
constatación de resultados antes de este punto podrían no ser comprendidos o bien causar
una carga extra e innecesaria en la memoria. Después de este momento, la información
acerca de los resultados puede ocurrir demasiado tarde como para permitir la elección de
una nueva hipótesis o intento.
Además, la información concerniente a los resultados deberá proporcionar información
no solamente con respecto al éxito del subobjetivo o tarea particular de que se trate,
sino que además debe indicar si este logro nos está conduciendo a través de la jerarquía
de objetivos que nos hemos fijado. El rol del instructor en este aspecto suele ser muy
importante, por cuanto el alumno puede ser capaz de darse cuenta de los resultados de
una tarea precisa, pero puede tener dificultad en integrar esta tarea dentro de un objetivo
más amplio para determinar si se está dirigiendo a su consecuencia o no.
b. Condiciones del alumno
La capacidad de los alumnos de utilizar la retroalimentación varía en función de sus
estados internos. Es sabido que la información es de escasa utilidad durante los estados
de fuerte ansiedad. Otro estado en el cual la información resulta poco útil es la llamada
“fijeza funcional”, estado en el cual el alumno utiliza la información para evaluar una
sola y rígida hipótesis que, además, es incorrecta. El ejemplo más común de este caso es
cuando se utiliza un objeto siempre para uso típico de éste, sin ser capaz de detectar otras
funciones que pudiera tener.
100
Capítulo 3, Teorías Cognitivas del Aprendizaje
c. Forma en que se entrega
Para que la información sea utilizada adecuadamente, es necesario que el alumno
pueda traducirla en su forma de enfrentar los problemas. Por ejemplo, si el alumno
está aprendiendo a realizar una tarea motriz, tal vez sea más apropiado hacerle una
demostración que decirle en palabras lo que hizo mal y cómo debe hacerlo bien. Otro
tipo de información que no sirve al alumno es la información negativa. Se ha observado
que, aunque en términos lógicos la información acerca de “qué no es” un concepto, es
útil para definir el concepto, en términos psicológicos esta información no es utilizada
por los sujetos. Finalmente, otro ejemplo de información mal entregada es aquella que se
proporciona en cantidad que excede las capacidades de procesamiento del sujeto.
Acerca del refuerzo se refiere también a la importancia de no administrar éste de manera que
induzca la dependencia en el alumno. La instrucción es un estado provisional cuyo objetivo
es hacer al alumno autosuficiente con respecto al problema que se enseña. Cualquier tipo de
corrección conlleva el riesgo de que el aprendiz se vuelva permanentemente dependiente de
la corrección del instructor. Por ello, el tutor debe corregir al aprendiz de tal manera que éste
adquiera la función correctiva por sí mismo. De otra forma, se podría llegar a que el dominio
del alumno se logre solamente bajo la mirada del tutor.
La teoría de Bruner enfatizó un aspecto muy importante acerca de la forma en que
aprendemos los seres humanos. El destacó la importancia de descubrir el conocimiento
para que éste resulte real y útil para el aprendiz. Sin embargo, Bruner no dice mucho
acerca de las condiciones que se requieren para que se produzca este descubrimiento.
No se puede negar que no siempre los alumnos, al ser sometidos a una experiencia o
un material de aprendizaje, logren realizar ese insight que describe el autor. Otro autor
de la corriente cognitiva, D. Ausubel, se preocupó por el tema de las condiciones que
se requieren para que un aprendiz logre realizar un descubrimiento significativo. Este
autor desarrolló una teoría que complementa en parte las nociones de Bruner, al destacar
la necesidad de que existieran elementos previos en la cognición del alumno, que le
permitieran interpretar y asimilar el nuevo conocimiento. A continuación revisaremos
en mayor detalle su teoría.
El aprendizaje para Bruner es el proceso de “reordenar o
transformar los datos de modo que permitan ir más allá de ellos, hacia
una comprensión o insight nuevos”
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Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
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El norteamericano David Ausubel (Ausubel, Novak y Henesian, 1978) propone una
explicación teórica del proceso de aprendizaje según el punto de vista cognoscitivo,
pero tomando en cuenta además factores afectivos tales como la motivación. Para él,
el aprendizaje significa la organización e integración de información en la estructura
cognoscitiva del individuo.
Al igual que otros teóricos, Ausubel (Ausubel, Novak y Henesian, 1978) parte de la
premisa de que existe una estructura en la cual se integra y procesa la información.
La estructura cognoscitiva es, pues, la forma como el individuo tiene organizado el
conocimiento previo a la instrucción. Es una estructura formada por sus creencias y
conceptos, los que deben ser tomados en consideración al planificar la instrucción, de
tal manera que puedan servir de anclaje para conocimientos nuevos -en el caso de ser
apropiados- o puedan ser modificados por un proceso de transición cognoscitiva o cambio
conceptual.
Ausubel centra su atención en el aprendizaje tal como ocurre en la sala de clases, día
a día, en la mayoría de las escuelas. Para él, la variable más importante que influye en
el aprendizaje es aquello que el alumno conoce (“...determínese lo que el alumno ya
sabe y enséñese en consecuencia...”). Nuevas informaciones e ideas pueden ser aprendidas
y retenidas en la medida en que existan conceptos claros e inclusivos en la estructura
cognoscitiva del aprendiz que sirvan para establecer una determinada relación con la que
se suministra.
Sus conceptos más importantes son :
a. Aprendizaje significativo
El concepto más importante de la teoría de Ausubel es el de aprendizaje significativo. Este
aprendizaje ocurre cuando la nueva información se enlaza con las ideas pertinentes de
afianzamiento (para esta información nueva) que ya existen en la estructura cognoscitiva
del que aprende.
Para Ausubel, el aprendizaje significativo es un proceso a través del cual una nueva
información se relaciona con un aspecto relevante de la estructura del conocimiento
del individuo. Este proceso involucra una interacción entre la información nueva (por
adquirir) y una estructura específica del conocimiento que posee el aprendiz, a la cual
Ausubel ha llamado concepto integrador (subsumer). El aprendizaje significativo, por tanto,
102
Capítulo 3, Teorías Cognitivas del Aprendizaje
ocurre cuando la nueva información se enlaza a los conceptos o proposiciones integradoras
que existen previamente en la estructura cognoscitiva del que aprende.
En este sentido, Ausubel ve el almacenamiento de información en el cerebro humano
como un proceso altamente organizado, en el cual se forma una jerarquía conceptual
donde los elementos más específicos del conocimiento se anclan a conocimientos más
generales e inclusivos (asimilación). La estructura cognoscitiva es, entonces, una estructura
jerárquica de conceptos, producto de la experiencia del individuo.
b. Tipos de aprendizaje significativo
Ausubel distingue tres tipos de aprendizajes significativos: representacional, de conceptos
y proposicional.
El aprendizaje representacional es el tipo básico de aprendizaje significativo, del cual
dependen los demás. En él se le asignan significados a determinados símbolos (típicamente,
palabras).
Es decir, se identifican los símbolos con sus referentes (objetos, eventos, conceptos) y los
símbolos pasan a significar para el individuo lo que significan sus referentes.
Los conceptos representan regularidades de eventos u objetos. El aprendizaje de conceptos
constituye, en cierta forma, un aprendizaje representacional ya que los conceptos son
representados también por símbolos particulares o categorías y representan abstracciones
de atributos esenciales de los referentes.
En el aprendizaje proposicional, al contrario del aprendizaje representacional, la tarea no es
aprender significativamente lo que representan las palabras aisladas o combinadas, sino
aprender lo que significan las ideas expresadas en una proposición las cuales, a su vez,
constituyen un concepto. Es decir, en este tipo de aprendizaje, la tarea no es aprender el
significado aislado de los diferentes conceptos que constituyen una proposición, sino el
significado de ella como un todo.
c. Asimilación
Es el proceso mediante el cual la nueva información se enlaza con los conceptos pertinentes
que existen en la estructura cognoscitiva del alumno, en un proceso dinámico en el cual,
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Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
tanto la nueva información como el concepto que existe en la estructura cognoscitiva,
resultan alterados de alguna forma.
Ausubel simboliza el proceso en la siguiente forma:
A
+
a
Concepto existente
modificado en la
estructura cognoscitiva
del aprendiz}
Información nueva
en la estructura
aprendida
=
A’a’
Concepto
que va a ser
cognoscitiva
Por lo tanto, la asimilación es un proceso que ocurre cuando un concepto o proposición a,
potencialmente significativo, es asimilado a una idea o concepto más inclusivo ya existente
en la estructura cognoscitiva del alumno, ya sea como un ejemplo, una extensión, una
elaboración o una calificación del mismo. Tal como se sugiere en el esquema, no sólo
se modifica la nueva información sino que también lo hace el concepto existente en la
estructura cognoscitiva.
Durante un cierto tiempo, la nueva información aprendida (a’) puede ser evocada casi
en su forma original, pero con el tiempo, ya no será disociable del concepto al cual
fue incluida. En este caso, se da la inclusión obliterativa, que no debe confundirse con el
olvido, como en el caso del aprendizaje memorístico. Cuando, luego del aprendizaje,
a` se hace menos disociable de A`, llegando a un nivel de disociabilidad cero, se dice
que las ideas nuevas a`, por incluirse en ideas más amplias (y estables), se olvidan en
su especificidad. Olvidar es así una continuación del mismo proceso asimilativo que
sustenta la disponibilidad de las ideas recién aprendidas (Ausubel, 1980).
El problema principal de adquirir contenidos de una disciplina académica está, por tanto,
en contrarrestar el proceso de asimilación obliterativa (como ocurre con la inclusión
obliterativa) que caracteriza a todo proceso de aprendizaje significativo, reteniendo
aprendizajes correlativos, supraordinados y combinatorios.
A medida que la nueva información se incluye en la estructura cognoscitiva del aprendiz,
ésta se modifica y, en consecuencia, está en permanente estado de cambio. Durante el
aprendizaje, la nueva información es asimilada a las ya existentes. El resultado de ello es
el fortalecimiento o la modificación de dichas ideas. Dependiendo de la experiencia del
individuo, las ideas de afianzamiento o conceptos integradores pueden ser relativamente
amplias y bien desarrolladas o pueden ser limitadas en la cantidad y variedad de los
elementos que la contienen.
104
Capítulo 3, Teorías Cognitivas del Aprendizaje
d. Aprendizaje subordinado, supraordinado y combinatorio
El proceso según el cual una nueva información adquiere significado a través de la
interacción con los conceptos integradores refleja una relación de subordinación del nuevo
material en relación con la estructura cognoscitiva previa. A este tipo de aprendizaje se
le llama subordinado.
Pero también es posible que la información nueva a ser aprendida, sea de mayor
exclusividad con conceptos integradores a1, a2, a3, ya establecidos en la estructura
cognoscitiva del individuo, y que al interactuar con ellos los asimila. Estas ideas son
identificadas como instancias específicas de una nueva idea supraordinada A, definida
por un nuevo conjunto de atributos esenciales que abarca ideas específicas. A este tipo de
aprendizaje se le llama supraordinado.
En el aprendizaje combinatorio, por su parte, existe una información nueva que es
potencialmente significativa para ser incorporada a la estructura cognoscitiva como un
todo y no con aspectos específicos de esa estructura.
En resumen, Ausubel mantiene que las nuevas ideas pueden ser totalmente aprendidas
sólo en la medida en que puedan relacionarse a conceptos existentes en la estructura
cognoscitiva, los cuales proporcionan enlaces adecuados. Si el nuevo material no puede
ser relacionado con dicha estructura por no existir conceptos integradores, entonces no
puede ser retenido ni aprendido. Para evitar esta circunstancia, el profesor debe organizar
la secuencia del conocimiento de tal manera que de no existir dichos conceptos, ellos
puedan ser “construidos”. Conjuntamente, el aprendiz debe tomar parte activa en este
proceso y tratar de buscar las ideas que existen en su mente donde pueda incluir la nueva
información. Pero también se puede dar el caso de que los conceptos existentes en la
estructura cognoscitiva del aprendiz sea, o bien una concepción errada -producto de la
instrucción- o una concepción intuitiva no cónsona con lo que ha sido aceptado por la
comunidad científica. Entonces la instrucción se debe organizar para que se produzca el
cambio conceptual, en el primero de los casos, o la transición cognoscitiva en el segundo
de ellos.
Contrastando con el aprendizaje significativo, Ausubel define el aprendizaje mecánico como
la incorporación de nueva información en la estructura cognoscitiva del que aprende sin
que establezca ninguna relación con los conceptos (o proposiciones) ya existentes en ella, en
cuyo caso, dicha información es almacenada de manera arbitraria sin que haya interacción
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Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
con aquella. Es decir, el conocimiento así adquirido se distribuye arbitrariamente en la
estructura cognoscitiva sin relacionarse con ningún concepto pertinente específico.
Para Ausubel, estos dos tipos de aprendizaje no representan una dicotomía sino más bien
un continuo y no deben ser confundidos con la distinción entre aprendizaje por recepción y
aprendizaje por descubrimiento. En el primer caso, el contenido es presentado al estudiante
en su forma final mientras que en el segundo, dicho contenido debe ser “descubierto”
por él. En ambos casos, la información debe ser incorporada de manera no arbitraria en la
estructura cognoscitiva del que aprende.
El aprendizaje por recepción, contrario a lo que frecuentemente se cree y a lo que Bruner
infiere, es un proceso activo, ya que involucra: un juicio implícito de pertinencia,
cierto grado de reconciliación, la reformulación de las ideas para ubicarlas en el marco
de referencia personal, o bien su reorganización para conciliar las ideas nuevas con las
antiguas, de ser necesario (Ausubel, 1980). Para reforzar que el aprendizaje por recepción
sea realmente significativo, es necesario alentar la autocrítica de los alumnos hacia la
adquisición de significados precisos e integrados.
Ausubel, a diferencia de Bruner, considera que las personas aprenden más por recepción
que por descubrimiento, por deducción activa que por inducción activa (Woolfolk, 1990).
El método de Ausubel comprende la búsqueda de ejemplos a partir de reglas. Bruner en
cambio busca generar reglas a partir de ejemplos.
e. Conceptos integradores
Los conceptos integradores o ideas pertinentes de afianzamiento son las entidades del
conocimiento específico que existen en la estructura cognoscitiva del que aprende y
a la(s) cual(es) se enlaza(n) los conocimientos nuevos siendo imprescindibles para que
se produzca el aprendizaje significativo. Pero, ¿de dónde provienen esos conceptos?,
¿cómo se forman?, ¿qué hacer cuando ellos no existen o bien cuando los que existen son
concepciones erradas?.
Las dos primeras preguntas tienen varias respuestas posibles. Una de ellas se basa en el
aprendizaje mecánico. Aquí se supone que este aprendizaje es siempre necesario cuando
un individuo adquiere informaciones por primera vez en un área del conocimiento
completamente nuevo para él. Esto es, el aprendizaje mecánico se produce hasta que
algunos elementos de conocimientos pertinentes a nuevas informaciones en esa misma
área existan en la estructura cognoscitiva y puedan servir de conceptos integradores
aunque sean poco elaborados. En ese momento el individuo empieza a relacionar los
conceptos aislados que había aprendido mecánicamente, enriqueciendo y desarrollando
106
Capítulo 3, Teorías Cognitivas del Aprendizaje
los conceptos integradores, los cuales servirán de enlace a nueva información. Entonces,
el aprendizaje a posteriori de la información relacionada es significativo.
Otra posible respuesta es que los niños pequeños adquieren conceptos básicos a través
de un proceso conocido con el nombre de formación de conceptos, el cual involucra
generalizaciones de instancias específicas. Al llegar a la edad escolar, posee un conjunto
adecuado de conceptos que permitirán la adquisición de nuevos conceptos por el proceso
de asimilación, diferenciación progresiva y reconciliación integradora.
Cuando un nuevo concepto o proposición es aprendido por subordinación, el concepto
integrador existente en la estructura cognoscitiva del aprendiz también se modifica.
La ocurrencia reiterada de este proceso lleva a la diferenciación progresiva del concepto
integrador, el cual siempre está presente en el aprendizaje subordinado. En el aprendizaje
supraordinado y en el combinatorio, las ideas establecidas en la estructura cognoscitiva
pueden, en el curso de nuevos aprendizajes, ser reconocidas y relacionadas. Así las
nuevas informaciones son adquiridas y las viejas pueden reorganizarse y adquirir nuevos
significados. Este proceso es lo que Ausubel ha llamado reconciliación integradora.
Cuando los conceptos integradores no existen en la estructura cognoscitiva del aprendiz,
Ausubel sugiere el uso de los puentes cognoscitivos u organizadores previos, como una
metodología para manipular deliberadamente dicha estructura. Ellos deben servir de
verdadero puente entre lo que el alumno ya conoce y el conocimiento que va a adquirir.
Son materiales introductorios, de mayor nivel de abstracción, generalidad e inclusividad,
que se presentan antes que el material a ser aprendido.
f. El papel de la estructura cognoscitiva preexistente
Obviamente, de acuerdo con el punto de vista ausubeliano, el factor cognoscitivo más
importante a ser considerado en el proceso instruccional es la estructura cognoscitiva
del aprendiz en el momento del aprendizaje. Es ella, tanto en términos del contenido
sustantivo como en términos de propiedades organizacionales en una determinada área
del conocimiento, el factor que más influye en el aprendizaje significativo y en la retención
del conocimiento en dicha área.
Si la estructura cognoscitiva es clara, estable y adecuadamente organizada, significados
precisos y no ambiguos emergen y tienden a ser retenidos. Si por el contrario, es ambigua,
inestable y desorganizada, se dificulta el aprendizaje significativo y la retención del
conocimiento, y se favorece el aprendizaje mecánico.
107
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Según Ausubel (Ausubel, Novak y Henesian, 1978), para facilitar el aprendizaje
significativo, las variables más importantes a ser consideradas en la estructura cognoscitiva
son:
1)
Existencia de ideas de anclaje pertinentes al área del conocimiento en consideración,
en un óptimo nivel de generalidad, inclusividad y abstracción.
2)
Grado en que esas ideas se puedan discriminar de los conceptos y principios
similares y diferentes (pero potencialmente confusos) que aparecen en el material
por aprender.
3)
Estabilidad y claridad de las ideas de anclaje.
Hacer que el aprendiz adquiera un cuerpo de conocimientos claros, estables y organizados
constituye el mayor objetivo a largo plazo de la actividad de aprendizaje en el aula, y
son ellos la principal variable dependiente o (criterio) a ser usado al evaluar el impacto de
los demás factores que influyen en el aprendizaje y la retención. Una vez establecida la
estructura cognoscitiva es, por derecho propio, la variable independiente más influyente en
la capacidad que tiene el aprendiz para adquirir nueva información en el mismo campo de
conocimiento.Ahora bien, ¿cómo se puede influir en el establecimiento de la estructura
cognoscitiva pertinente para una determinada área del saber? Según Ausubel, ello puede
hacerse de dos maneras:
1)
Sustantivamente, por la presentación de conceptos y principios unificadores
inclusivos, con mayor poder explicativo y propiedades integradoras, y
2)
Curricularmente, por dos vías que se superponen: a) métodos apropiados de
presentación y organización de los contenidos programáticos así como de la
evaluación del aprendizaje significativo de los mismos y b) manipulación adecuada
de las variables cognoscitivas, motivacionales, personales y sociales.
Para ello, entre el material dado a los alumnos, no debiesen estar las generalizaciones
significativas, ni conceptos o proposiciones verbales ajenas a la experiencia que haya
tenido el alumno. La enseñanza debe seleccionar, organizar, presentar y trasladar el
contenido de la materia de estudio de manera que se adecue a la etapa de desarrollo
de los alumnos (Ausubel, 1980). Los que estén en la etapa operacional concreta, han de
depender de experiencias empíricas concretas para entender proposiciones abstractas de
modo intuitivo (para ello habrá de emplearse material fáctico). Quienes estén en una
etapa de desarrollo cognoscitivo más abstracto (operaciones formales), han de trabajar con
108
Capítulo 3, Teorías Cognitivas del Aprendizaje
conceptos aprendiendo las proposiciones nuevas captando de manera directa las relaciones
en que se requieran comprensiones abstractas (empleo de material abstracto).
Por ejemplo, se puede contemplar que el aprendizaje por recepción es más pertinente y
factible para las personas que están en el período de las operaciones formales que las que
están en el período de operaciones concretas. El aprendizaje por recepción, en los niños
en operaciones concretas, está limitado por la falta de conceptos abstractos y por la falta
de términos de transacción para relacionar las ideas entre sí. En cambio, los alumnos
en la etapa de operaciones formales pueden acceder a un nivel mayor de comprensión
abstracta, por ello, incluso, puede ser vana la introducción de apoyos empíricos concretos
o prolongadas técnicas de descubrimiento (Ausubel, 1980).
g. Organización del contenido programático
La organización del contenido programático de una disciplina es una secuencia
instruccional, de acuerdo con la concepción ausubeliana implica una primera tarea, no
trivial, como es la identificación de los conceptos básicos que están explícitos o implícitos.
Una vez que ello ha sido resuelto, hay que prestar atención a la organización del material
de enseñanza en unidades secuenciadas, lo cual se logra a través de los siguientes
principios: diferenciación progresiva, reconciliación integradora, utilización de organizadores
previos y organización secuenciada, y consolidación.
La diferenciación progresiva, es un principio de organización programática de la materia
a enseñar según el cual las ideas más generales e inclusivas del contenido deben ser
presentadas al inicio de la instrucción, y diferenciadas progresivamente a nivel de detalles
y especificidad.
Ausubel (Ausubel, Novak y Henesian, 1978) se basa en dos hipótesis:
1)
Es menos difícil para los seres humanos captar aspectos diferenciados de un todo
más inclusivo previamente aprendido, que llegar a un todo a partir de sus partes
diferenciadas previamente aprendidas
2)
La organización del contenido de una cierta disciplina en la mente del individuo
es una estructura jerárquica en la cual las ideas más inclusivas están en el tope de
una jerarquía y progresivamente se incorporan proposiciones, conceptos y hechos
menos inclusivos y más diferenciados. Nada mejor, en consecuencia, que organizar
deliberadamente el contenido de la materia en forma similar para facilitar el
aprendizaje.
109
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Por otra parte, la organización instruccional del contenido debe no sólo proporcionar
los elementos necesarios para el aprendizaje significativo en base a la diferenciación
progresiva, sino que también debe explorar explícitamente las relaciones entre conceptos
y proposiciones; puntualizar sus diferencias y similitudes más importantes y reconciliar
las inconsistencias reales o aparentes. Todo ello para lograr la reconciliación integradora.
Otro de los principios utilizados en la organización instruccional de un contenido
programático es el uso de los organizadores previos. Estos son, a la vez, el elemento peor
comprendido de la teoría de aprendizaje de Ausubel. La característica predominante
que se le atribuye al organizador previo es que debe ser más general y abstracto que la
información a seguir y sirve de puente cognoscitivo entre la nueva información que se va
a aprender y los conceptos existentes en la estructura cognoscitiva del aprendiz.
Los organizadores previos pueden ser utilizados tanto para promover la diferenciación
progresiva como la reconciliación integradora. Para la primera se puede utilizar un
conjunto de organizadores previos jerarquizados en orden decreciente de inclusividad,
cada uno de ellos precediendo la respectiva unidad de estudio, la cual contiene el material
detallado y diferenciado.
Estas unidades de estudio deben, a su vez, estar organizadas de acuerdo con el principio de
diferenciación progresiva, es decir, jerarquizadas en orden descendiente de inclusividad.
Es decir, tanto el contenido de la unidad como la secuencia de unidades deben ser
progresivamente diferenciadas.
Los organizadores iniciales deben ser el anclaje global para todo el material subsiguiente,
mientras que todos los demás organizadores, en orden descendiente de inclusividad, van
sirviendo de “amarre” o “atadura” para materiales cada vez más diferenciados y detallados.
En realidad, las primeras unidades iniciales deben funcionar como organizadores previos
para todas las demás y deben ser planificadas de modo que cada una de ellas sirva de
organizador para la siguiente.
Por otra parte, los organizadores previos pueden ser también una ayuda en la reconciliación
integrativa, en la medida en que indiquen de qué manera las ideas relacionadas ya existentes
en la estructura cognoscitiva son similares o diferentes de aquellas que van a ser aprendidas.
En situaciones de aprendizaje, la dificultad del alumno puede estar en la discriminabilidad
o en la aparente contradicción entre los nuevos conceptos y proposiciones y aquellas ya
establecidas en la estructura cognoscitiva. Frente a esta dificultad, el alumno podrá
descartar una nueva proposición como válida o aislarla de la ya aprendida, o bien, buscar
una reconciliación integrativa bajo un concepto integrador más inclusivo.
110
Capítulo 3, Teorías Cognitivas del Aprendizaje
El aprendizaje es la organización e integración de información
en la estructura cognoscitiva del individuo.
2.1.6 Gagné y las condiciones del aprendizaje
El norteamericano Robert Gagné (1985) describe el aprendizaje como una secuencia
de fases o procesos, cada uno de los cuales requiere que se cumplan ciertas condiciones
para que el aprendizaje tenga lugar, basandose fundamentalmente en la Teoría del
Procesamiento de la Información (Ertmer, Driscoll y Wager, 2003).
Esta teoría, debido a que puede fácilmente ser aplicada a la planificación de la enseñanza,
es más bien una teoría de la instrucción que del aprendizaje. Esta teoría pone énfasis
en tres componentes: la importancia de los objetivos conductuales, la organización de
los contenidos de aprendizaje, y la necesidad de evaluar los resultados del aprendizaje
(Gagné, 1989 en Ertmer, Driscoll y Wager, 2003).
2.1.6.1 Los procesos del aprendizaje
Gagné intenta describir el proceso de aprendizaje desde la percepción de un estímulo,
hasta la acción resultante.
En primer lugar, para que el aprendizaje tenga lugar, es necesario que la estimulación
sea recibida, lo cual requiere que el sujeto atienda al estímulo. Los profesores reconocen
la necesidad de que los alumnos presten atención, lo cual se observa en su conducta de
llamar la atención de los alumnos hacia lo que está diciendo o escribiendo en la pizarra,
con frases como por ejemplo: “esto es importante, pongan atención” o bien “fíjense en lo
que he escrito en la pizarra” (Tuckman, 1992).
Un segundo proceso previo al aprendizaje es la motivación del sujeto. Usualmente, en
el aprendizaje académico, esta motivación proviene de una orientación al logro, es decir,
a desempeñarse de manera competente. Gagné propone que una forma de activar esta
motivación es dar a los alumnos una expectativa de lo que obtendrán como resultado
del aprendizaje. Por ejemplo, diciendo a los alumnos lo que serán capaces de hacer como
resultado de la instrucción (Gagné y Driscoll, 1988).
111
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Como resultado de la expectativa que los alumnos tienen del aprendizaje (el objetivo al
cual creen que está orientado), ellos percibirán selectivamente algunos rasgos de los
estímulos y no otros. Por ejemplo, al leer este texto, el lector se centra en el significado
de las palabras y no en otros rasgos como su tamaño, color, etc. En un nivel mayor, es
importante que el lector pueda determinar cuáles son los puntos principales del texto y
los menos importantes.
Una vez que esta percepción selectiva se ha llevado a cabo, la información es almacenada
en la memoria de corto plazo. Este almacenaje está limitado tanto en términos de
tiempo -aproximadamente 20 segundos- como de capacidad de información -alrededor de
siete itemes. Ambas limitaciones pueden superarse, sin embargo, recurriendo a técnicas
como la repetición o el agrupamiento de varios itemes en uno solo (chunking).
Una vez que la información ha sido así almacenada, deberá sufrir algunas transformaciones
para poder ser ingresada en la memoria de largo plazo, es decir, deberá ser organizada
de manera significativa para el aprendiz, proceso llamado de FRGLÀFDFLyQVHPiQWLFD.
Distintas formas de lograr esto es conectar las palabras para formar frases o generar
imágenes del significado de ellas.
Una vez que la información ha sido codificada de esta forma, puede ser almacenada en
la memoria de largo plazo. Sin embargo, también aquí corre el riesgo de desaparecer
luego de un período de tiempo o de ser interferida por nueva información entrante. La
revisión y la práctica ayudarán a que esto no suceda.
Una vez que la información ha sido almacenada, si la persona quiere utilizar alguna parte
de ésta, deberá recurrir a procesos de E~VTXHGD\UHFXSHUDFLyQ de esta información.
Una forma de ayudar al alumno a realizar esto es proporcionarle claves frente a una tarea,
que le indiquen qué información recuperar.
A continuación, Gagné introduce la ejecución como un proceso que permite verificar
si el aprendizaje ha ocurrido y, al mismo tiempo, proporcionar retroalimentación al
aprendiz. Con el objeto de verificar el aprendizaje, es probable que se requiera más de una
ejecución y por otra parte, será necesario que la situación de ejecución no sea la misma
que la de aprendizaje. Así, se puede verificar si el alumno ha realizado la transferencia del
aprendizaje desde una situación a otra donde también sea aplicable.
Finalmente, con el objeto de permitir al aprendiz determinar si su ejecución satisface los
requerimientos de una situación dada, debe llevarse a cabo el proceso de retroalimentación
112
Capítulo 3, Teorías Cognitivas del Aprendizaje
(feedback). Aunque este concepto se asemeja al concepto de refuerzo propuesto por el
conductismo, es necesario aclarar que, para Gagné, la retroalimentación tiene un valor
meramente informacional y no, como para Skinner, un valor de aumentar la probabilidad
de la conducta (Tuckman, 1992).
2.1.6.2 Los eventos de la instrucción
Para que cada uno de los nueve procesos anteriores tengan lugar exitosamente, Gagné
identifica una serie de eventos que deben ocurrir durante la instrucción. Esta parte de
la teoría es la que proporciona las mayores posibilidades de aplicación concreta a la
planificación de la instrucción.
Ganar la atención de los alumnos: En nuestra descripción del proceso de atención
dimos algunos ejemplos acerca de la forma en que los profesores pueden atraer la
atención de los alumnos sobre lo que están enseñando en un momento determinado.
Indicaciones verbales como “esto es importante” o “esto será evaluado” sirven a tal
propósito.
Informar al aprendiz acerca del objetivo del aprendizaje: Con el fin de producir la
motivación necesaria para el aprendizaje, es necesario que el alumno sepa qué resultados
obtendrá de dicho aprendizaje, en términos de la ejecución que deberá ser capaz de llevar
a cabo. Por otra parte, la relevancia de lo que será aprendido también puede ayudar al
alumno a aumentar su motivación por la instrucción.
Estimular el recuerdo de los aprendizajes previos: La tercera condición del
aprendizaje consiste en que el alumno ya haya adquirido las habilidades sobre las
cuales se construirá el nuevo aprendizaje. Para que estas habilidades permitan el nuevo
aprendizaje, el alumno debe haberlas aprendido, ser capaz de reconocer cuáles de ellas le
permitirán el nuevo aprendizaje, y recordarlas en el momento de la instrucción. Para ello,
el profesor puede indicar a los alumnos cuáles aprendizajes previos (prerequisitos) deberán
recordar, y realizar un breve repaso de ellos o reenseñarlos si han sido olvidados.
Presentación del estímulo: La cuarta condición del aprendizaje consiste en la forma
en que se presenta aquello que será aprendido. El estímulo presentado puede ser
una proposición (conocimiento declarativo) o una producción (reglas, conocimiento
procedural). La tarea del maestro será destacar las características distintivas del estímulo,
de manera que éste pueda ingresar a la memoria de corto plazo del estudiante.
113
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Guiar el aprendizaje: La quinta condición del aprendizaje consiste en combinar
todos los componentes del aprendizaje de la manera apropiada. Para que los alumnos
logren combinar adecuadamente la información antigua y la nueva, se pueden dar lo que
Gagné ha llamado instrucciones integradoras. Estas son indicaciones de cómo usar toda la
información relevante para desempeñar la tarea adecuadamente. Para ello pueden usarse
ejemplos, diagramas o instrucciones paso a paso.
Evocar la conducta (ejecución): La sexta condición del aprendizaje consiste en ejecutar
los componentes combinados de la tarea de aprendizaje. Los pasos anteriores nos aseguran
que el aprendizaje ha tenido lugar, que la información o habilidades relevantes han sido
codificadas en la memoria de largo plazo. Este paso permite a los estudiante completar
o realizar la tarea que han aprendido. Las tareas, guías de estudio, experimentos y otras
formas de práctica permiten completar este paso.
Proporcionar retroalimentación: La séptima condición del aprendizaje es la
oportunidad de descubrir cuán exitosa o exacta ha sido la ejecución. La retroalimentación
es información acerca de cómo se ha desempeñado el estudiante. Es deseable que, si esta
información indica que el estudiante necesita mejorar su ejecución, también se indique
cuáles aspectos es necesario mejorar. En este caso, debe proporcionarse al alumno una
nueva oportunidad de aprendizaje y práctica.
Evaluar la ejecución: La octava condición consiste en evaluar el desempeño, de manera
que se puedan tomar ciertas decisiones acerca del aprendizaje subsecuente. Es importante
que la situación de evaluación presente situaciones ligeramente diferentes a aquellas
en las que tuvo lugar el aprendizaje, de manera que los estudiantes puedan demostrar
que lo que ha ocurrido es aprendizaje y no simple memorización. Una vez evaluado el
aprendizaje, se puede decidir si seguir adelante con lo siguiente o no.
Mejorar la retención y la transferencia: Es importante que el aprendizaje pueda ser
aplicado en dominios diferentes de aquellos en los cuales fue aprendido. Para ello el
profesor debe asegurar que los alumnos practiquen las nuevas habilidades en diferentes
dominios.
Lo anteriormente expuesto constituye la secuencia de enseñanza/aprendizaje de acuerdo
con Gagné. Esta secuencia proporciona una guía muy útil para el diseño y planificación
de las situaciones de aprendizaje tanto a nivel micro como a nivel macro. A nivel micro,
permite el diseño y organización de los materiales instruccionales, de los libros, guías de
estudio y manuales. A nivel macro, guía el diseño y selección de contenidos curriculares,
así como el orden y establecimiento de jerarquías de importancia dentro de éste.
114
Capítulo 3, Teorías Cognitivas del Aprendizaje
2.1.6.3 Tipos de aprendizaje
Gagné también es conocido por su distinción entre distintos tipos de aprendizaje
y las condiciones que cada uno requiere. Según este autor, existen diferentes tipos de
aprendizaje. Cada uno de estos tipos requiere, para ser logrado con éxito, ciertas condiciones
específicas (Gagné, 1977). Esta distinción es importante para el educador debido a que
le permite, en primer lugar, definir qué tipo de aprendizaje espera de los alumnos y, en
segundo lugar, planificar la enseñanza de acuerdo a las condiciones requeridas por este
aprendizaje. Gagné describe algunos tipos de aprendizaje, aunque reconoce que pueden
existir más. Describe, entre otros, los siguientes tipos de aprendizaje:
a. Habilidades Intelectuales. Dentro de este tipo de aprendizaje se encuentran habilidades
tales como:
UÊ
Discriminar entre estímulos. Por ejemplo, aprender a discriminar la luz verde y roja
del semáforo y aprender las respuestas adecuadas frente a cada una. Las condiciones
necesarias para lograr la discriminación son, entre otras:
- Presencia de todos los estímulos a discriminar (luz roja y luz verde del semáforo).
- Aprendizaje de las respuestas correspondientes a cada estímulo (cruzar la calle o
esperar).
- Confirmación y repetición (esperar frente al rojo y recibir refuerzo por eso).
UÊÊ
Aprendizaje de reglas. Por ejemplo, las reglas para resolver un problema matemático.
Entre otras condiciones, el aprendizaje de reglas requiere una instrucción verbal
que resalte la relación entre los conceptos relevantes
UÊÊ
Formación de conceptos. Por ejemplo, comprender el concepto de ave. Una condición
importante para lograr la formación de conceptos es la presentación de numerosos
ejemplos del concepto.
b. Información verbal. Este tipo de aprendizaje requiere, para ser exitoso, que el alumno
disponga de organizadores avanzados y de contextos significativos. Por ejemplo,
comprender una frase como “el sol se encuentra a 8 minutos-luz de nuestro planeta”
requiere el conocimiento por el alumno de lo que significa un año-luz.
c. Actitudes. Para el aprendizaje exitoso de actitudes, es de fundamental importancia que
existan modelos que el alumno pueda imitar. Por ejemplo, para una actitud no sexista, es
115
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
necesario conocer y estar en contacto con personas que no sean sexistas. Otra condición
que facilita el aprendizaje de actitudes es el refuerzo ante las conductas que denoten la
actitud deseada. Por ejemplo, si se quiere que un niño tenga una actitud positiva hacia
las tareas de la casa, se le puede reforzar y elogiar cada vez que coopera en ellas.
4. Habilidades motrices. Las habilidades motrices requieren en la mayoría de los casos,
para ser aprendidas, de dos etapas: una de instrucciones verbales y demostración, y una
etapa de práctica. Por ejemplo, para aprender a conducir un auto es útil primero conocer
verbalmente los pasos que hay que seguir, así como ver a otra persona ejecutándolos. Pero
para desarrollar verdadera maestría, es necesaria una larga etapa de práctica.
El aprendizaje como una secuencia de fases o procesos, cada uno de
las cuales requiere que se cumplan ciertas condiciones para que el
aprendizaje tenga lugar.
III. RESUMEN
CONCEPTOS BÁSICOS
La psicología cognitiva concibe al sujeto como un procesador activo de los
estímulos. Es este procesamiento, y no los estímulos en forma directa, lo que
determina nuestro comportamiento.
La psicología cognitiva se preocupa del estudio de procesos tales como lenguaje,
percepción, memoria, razonamiento y resolución de problema.
Para Jean Piaget, los niños construyen activamente su mundo al interactuar
con él. Por eso, este autor pone énfasis en el rol de la acción en el proceso de
aprendizaje.
Para Jerome Bruner, el desarrollo intelectual se caracteriza por una creciente
independencia de los estímulos externos; una creciente capacidad para comunicarse
con otros y con el mundo mediante herramientas simbólicas y por una creciente
capacidad para atender a varios estímulos al mismo tiempo y para atender a
exigencias múltiples.
116
Capítulo 3, Teorías Cognitivas del Aprendizaje
El aprendizaje por descubrimiento es la capacidad de reorganizar los datos
ya obtenidos de maneras novedosas, de manera que permitan insights o
descubrimientos nuevos. Esto queda expresado en el principio de este autor: "Todo
conocimiento real es aprendido por uno mismo".
Bruner propone una teoría de la instrucción que considera cuatro aspectos
fundamentales: la motivación a aprender, la estructura del conocimiento a aprender,
la estructura o aprendizajes previos del individuo, y el refuerzo al aprendizaje.
David Ausubel propuso el término "Aprendizaje significativo" para designar el
proceso a través del cual la información nueva se relaciona con un aspecto relevante
de la estructura del conocimiento del individuo. A la estructura de conocimiento
previo que recibe los nuevos conocimientos, Ausubel da el nombre de "concepto
integrador".
El aprendizaje significativo se produce por medio de un proceso llamado
Asimilación. En este proceso, tanto la estructura que recibe el nuevo conocimiento,
como este nuevo conocimiento en sí, resultan alterados, dando origen a una nueva
estructura de conocimiento.
El Aprendizaje mecánico, en cambio, es la incorporación de nueva información en
la estructura cognoscitiva del que aprende sin que establezca ninguna relación con
los conceptos (o proposiciones) ya existentes en ella, en cuyo caso, dicha información
es almacenada de manera arbitraria sin que haya interacción con aquella.
La organización del contenido programático permite aumentar la probabilidad
de que se produzca un aprendizaje significativo. Para ello, se debe comenzar por
conceptos básicos que permitan integrar los conceptos que vendrán en forma
posterior.
Robert Gagné describe el aprendizaje como una secuencia de procesos. Gagné
especifica las condiciones que deben darse en cada una de estas fases para que el
aprendizaje tenga lugar. Estos elementos conforman su teoría de la instrucción.
Los procesos del aprendizaje descritos por Gagné son los siguientes: atención al
estímulo, motivación, percepción selectiva, almacenaje en la memoria de corto
plazo, codificación semántica, almacenaje en la memoria de largo plazo, búsqueda
y recuperación de la información, ejecución, retroalimentación.
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Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Las condiciones citadas por Gagné para que se produzca el aprendizaje en cada una
de las fases anteriores son: ganar la atención de los alumnos, informar al aprendiz
acerca del objetivo del aprendizaje, estimular el recuerdo de los aprendizajes previos,
presentación del estímulo, guiar el aprendizaje, elicitar la conducta (ejecución),
proporcionar retroalimentación, evaluar la ejecución, mejorar la retención y la
transferencia.
El estudio del desarrollo cognitivo representa un gran aporte a la educación, dado
que permite conocer las capacidades y restricciones de los niños en cada edad.
La teoría del desarrollo cognitivo de Jean Piaget es una de las más importantes.
Divide el desarrollo cognitivo en etapas caracterizadas por la posesión de estructuras
lógicas cualitativamente diferentes, que dan cuenta de ciertas capacidad e imponen
determinadas restricciones a los niños.
Los teóricos del procesamiento de la información critican la teoría del desarrollo
de Piaget, planteando que las etapas se diferencian no cualitativamente, sino por
capacidades crecientes de procesamiento y memoria.
Lev Vygotsky destacó la importancia de la interacción social en el desarrollo
cognitivo y postuló una nueva relación entre desarrollo y aprendizaje. Para este
autor, el desarrollo es gatillado por procesos que son en primer lugar aprendidos
mediante la interacción social. De esta forma, toda función psicológica superior es
en primer lugar externa y sólo posteriormente, externa.
FORTALEZAS
La psicología cognitiva da al estudiante un rol activo en el proceso de aprendizaje.
Gracias a esto, procesos tales como la motivación, la atención y el conocimiento
previo del sujeto pueden ser manipulados para lograr un aprendizaje más exitoso.
Además, al otorgar al estudiante un rol más importante, se logró desviar la
atención desde el aprendizaje memorístico y mecánico, hacia el significado de los
aprendizajes para el sujeto, y la forma en que éste los entiende y estructura.
Por otro lado, el estudio del desarrollo cognitivo permite graduar la instrucción
a las capacidades cognitivas del alumno, haciendo más efectivo el proceso de
aprendizaje.
118
Capítulo 3, Teorías Cognitivas del Aprendizaje
Ambos factores han conducido a que sea posible planear las situaciones de
instrucción con mayor eficacia, tanto en cuanto a la organización de los contenidos
programáticos como en cuanto a tomar en cuenta las características del sujeto que
aprende.
Por otra parte, el estudio de procesos cognitivos tales como razonamiento,
metacognición, resolución de problemas y creatividad han dado origen a prácticas
concretas orientadas a mejorar la capacidad de aprendizaje de los alumnos. Algunas
de estas estrategias serán ilustradas en el próximo capítulo.
DEBILIDADES
La psicología cognitiva aplicada a la educación se ha preocupado principalmente de
los procesos de aprendizaje que tienen lugar en cualquier situación de instrucción,
incluida la sala de clases. Sin embargo, la psicología educacional aplicada a la sala
de clases debe ocuparse además de factores tales como los procesos emocionales y
sociales que tienen lugar en la escuela. Así, a la hora de analizar los procesos que
ocurren en la sala de clases, es importante complementar los enfoques cognitivos
con otros que permitan tener una visión integral del alumno en situación escolar.
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Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
IV. LÍNEA DE TIEMPO
V. PALABRAS CLAVE
Adaptación
Acomodación
Aprendizaje por descubrimiento
Aprendizaje Significativo
Asimilación
Cognición
Conceptos integradores
Desarrollo cognitivo
Desarrollo potencial
Desarrollo real
Esquemas
Estructura cognoscitiva
Equilibración
Inteligencia
Motivación
Procesamiento de información
Psicología de la Guestalt
Representación mental
Zona Desarrollo Próximo
VI. PREGUNTAS Y EJERCICIOS
U
¿Qué significa la expresión "el ser humano es un procesador activo de los estímulos
del medio ambiente?. Ejemplifique.
U
De acuerdo con la concepción de ser humano como un procesador activo ¿que
importancia pueden tener la atención, la motivación y el conocimiento previo en
el aprendizaje?
120
Capítulo 3, Teorías Cognitivas del Aprendizaje
U
Busque en su historia personal alguna experiencia de "aprendizaje por
descubrimiento" y descríbala. Compárela con aprendizajes meramente de
transferencia verbal. ¿Qué efectos produjo cada uno en Ud.? (Recuerde, Bruner
define el aprendizaje por descubrimiento como "la reorganización de datos que ya
estaban presentes para generar nuevos descubrimientos).
U
Recuerde la noción de "Concepto Integrador" de Ausubel. Escoja un concepto a
enseñar y describa los conceptos integradores que serían necesarios previamente
para que un sujeto pudiera integrar lo enseñado en su estructura cognoscitiva, de
forma significativa.
U
Imagine que tiene que explicar a alguien que carece de conocimientos de psicología,
el condicionamiento clásico. ¿Qué explicaría Ud. primero y qué después? ¿Qué
evaluaría antes de comenzar, es decir, qué conocimientos verificaría que se
encuentran en la estructura cognitiva del sujeto? ¿Qué actividades realizaría para
ayudar a la comprensión? Apóyese en la organización del contenido programático
propuesta por Ausubel y las condiciones del aprendizaje prescritas por Gagné. ¿En
qué se asemejan y en qué se diferencian las teorías de ambos autores?
U
De acuerdo con las etapas descritas por Piaget, si Ud. tuviera que enseñarle
un concepto de física a niños preformales ¿utilizaría ejemplos abstractos o
demostraciones concretas en sala de clase ? Fundamente.
121
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
U
¿Qué aplicaciones cree Ud. que pueda tener el concepto de Zona de Desarrollo
Próximo en la sala de clases? Ejemplifique
VII. BIBLIOGRAFÍA
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Capítulo 4, Aplicaciones Recientes de la Teoría Cognitiva a la Educación
Capítulo 4
Teorías Psicológicas aplicadas a la educación
APLICACIONES RECIENTES DE LA TEORÍA
COGNITIVA A LA EDUCACIÓN
I. INTRODUCCIÓN: IMPORTANCIA DEL APRENDER A
PENSAR EN EL MUNDO ACTUAL
El estudio de los procesos que tienen lugar durante el aprendizaje condujo al interés por
identificar cuáles procesos básicos subyacen a una realización inteligente, como estrategia
para mejorar la calidad del aprendizaje de los sujetos. Se encontró que, basándose en
la descripción de los procesos que posibilitan una ejecución exitosa en distintos tipos
de tareas, era posible proponer estrategias para enseñar a los estudiantes a utilizar
más efectivamente su pensamiento en diferentes situaciones. Así fue como surgió un
desplazamiento desde el contenido del aprendizaje hacia la forma de éste, y la eficiencia y
rapidez en procesos tales como la retención, la resolución de problemas y el razonamiento
se convirtieron en un objetivo para algunos educadores.
La corriente tendiente a desarrollar en la sala de clase las habilidades para pensar y
aprender se ve apoyada por el hecho de que hoy en día las habilidades de pensamiento
son más críticas que nunca. Los desafíos de este tiempo requieren no sólo considerables
conocimientos sino además la habilidad para aplicarlos efectivamente. El cambio en el
mundo actual es cada vez más rápido y la necesidad de adaptarse a él es más apremiante
que en el pasado. Además si la reciente historia es de algún modo indicativa de las cosas
por venir, muchos de los cambios más significativos del futuro nos tomarán por sorpresa,
se requerirá la habilidad para adaptarse, para aprender nuevas habilidades rápidamente y
para aplicar el antiguo conocimiento de una nueva manera.
Entre los efectos más obvios que la tecnología ha tenido en nosotros como individuos está
el incremento de nuestro grado de libertad personal, ante la posibilidad de elegir entre
múltiples alternativas. Parece razonable esperar que esta libertad de elección continúe
ampliándose. Pero las opciones implican la carga de tomar decisiones y vivir con ellas,
y la habilidad de elegir sabiamente supone la habilidad de evaluar las alternativas de
manera razonable.
125
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Actualmente nos hallamos expuestos a argumentos y esfuerzos para persuadirnos de
todos lados. Estos argumentos toman muchas apariencias, vienen a través de muchos
medios y sirven a muchos propósitos. Ellos incluyen los esfuerzos para convencernos de
adquirir productos específicos, para votar por determinados candidatos políticos, para
apoyar posiciones filosóficas o éticas, para aceptar ciertas ideologías, para interpretar
determinados eventos de un modo sugerido. Claramente, el decidir en qué cosas creer,
en una amplia variedad de contextos, es un aspecto especialmente importante en la
vida moderna, y hacerlo de una manera racional requiere la habilidad para juzgar la
verosimilitud de afirmaciones específicas, sopesar la evidencia, evaluar la solidez lógica
de las inferencias, elaborar contraargumentos e hipótesis alternativas. En síntesis, pensar
críticamente (Nickerson y otros, 1984).
En relación a estos puntos existe consenso entre investigadores y educadores en el sentido
de la necesidad de nuevos avances en la educación en general, para lograr resolver la
necesidad de enseñar a pensar. Ellos sugieren que las antiguas perspectivas en educación
ya no sirven, lo que se necesita no es un cambio de grado sino de tipo, es decir un cambio
radical en las concepciones y prácticas que la educación ha mantenido durante siglos. En
cuanto a este aspecto, se plantea la necesidad de promulgar un aprendizaje innovador,
versus uno de mantenimiento.
a. Aprendizaje de Mantenimiento versus Aprendizaje Innovador
Botkin, Elmandjra y Maltza (1979) distinguen entre aprendizaje de mantenimiento,
sosteniendo que éste ha sido suficiente en el pasado, pero no lo será en el futuro, y
aprendizaje innovador que sería el que se requiere para una supervivencia a largo plazo.
El aprendizaje de mantenimiento se refiere a la adquisición de perspectivas, métodos y
reglas fijas para tratar con situaciones conocidas y recurrentes. Es el tipo de aprendizaje
diseñado para mantener un sistema ya existente o un modo de vida ya establecido. El
aprendizaje innovador cuestiona los supuestos, y busca nuevas perspectivas.
Aunque el aprendizaje de mantenimiento ha sido y seguirá siendo indispensable, no será
suficiente. Se requiere del aprendizaje innovador si se acepta la idea de que un desafío
fundamental para la educación de hoy es preparar a la gente para anticipar el cambio de
dar forma al futuro. Para ello se hace evidente la necesidad de una mejor comprensión de
cómo enseñar habilidades para pensar.
Aunque la mayoría de los educadores reconocen la importancia de la enseñanza de las
habilidades para pensar, hasta hace poco, se había dado escasa atención a la posibilidad de
hacer de estas enseñanzas un objetivo educacional primario.
126
Capítulo 4, Aplicaciones Recientes de la Teoría Cognitiva a la Educación
b. Habilidades de pensamiento versus conocimiento
Los métodos tradicionales de la educación se han concentrado en la enseñanza del
“contenido de curso”. El énfasis se ha puesto en impartir el conocimiento actual. Por
comparación se ha dado relativamente poca atención a la enseñanza de habilidades para
pensar, o al menos a la enseñanza de las habilidades involucradas en actividades de alto
nivel como es el pensamiento razonador creador y la resolución de problemas.
Al concentrarse en las habilidades de pensamiento, no es necesario desconocer la importancia
de la adquisición de conocimiento. Más bien, se sostiene que son interdependientes. Por
una parte, el pensamiento es esencial para la adquisición del conocimiento, y por la otra,
el conocimiento es esencial para pensar.
El pensamiento hábil puede ser definido como la capacidad para aplicar el conocimiento
efectivamente. Sin embargo, reconocer la interdependencia del pensamiento y el
conocimiento no niega la realidad de la distinción. Por lo menos es concebible que
personas que poseen el mismo conocimiento puedan diferir significativamente en la
habilidad que tienen para aplicar lo que saben. Por lo tanto, lo importante es enfatizar
que la educación debería impartir conocimientos y habilidades para pensar.
Partiendo de las consideraciones anteriores, y sobre la base del supuesto de que la mayoría
de las personas tienen el potencial para desarrollar habilidades para pensar mucho más
efectivas que las que utilizan cotidianamente, muchos autores han creado modelos de
habilidades cognitivas y programas tendientes a incrementar la efectividad de estas
habilidades en los alumnos. A continuación se revisarán algunos de estos modelos, entre
los que se encuentran el de las estrategias cognitivas, el de las estrategias metacognitivas,
el modelo de resolución de problemas y el de la creatividad.
Asimismo, se presentarán los aportes de Feuerstein (1980), en relación a la enseñanza
de estrategias cognitivas y el de Gardner (1983), quien modifica el concepto de
inteligencia.
II. CONCEPTOS BÁSICOS
2.1 ¿Qué son las Estrategias Cognitivas?
Las estrategias cognitivas o habilidades de pensamiento son estrategias compuestas de
operaciones cognitivas sobre los procesos involucrados en la resolución de una tarea,
pudiendo estas organizarse en una secuencia de operaciones interdependientes (Pressley,
127
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Forrest-Pressley, Elliot-Faust y Miller, 1985, en Pressley y Harris, 2006). Persiguen
objetivos cognitivos como la comprensión y la resolución de problemas, y potencialmente
pueden ser concientes y controlables. Es un enfoque generalizado, que involucra una serie
de tácticas y procedimientos “libres de contenido” (Gagné y Briggs, 1979).
Distintas investigaciones han dado cuenta de que los adultos harían mayor uso de
estrategias cognitivas que los niños, y que estas se irían adquiriendo progresivamente
con el pasar de los años y el nivel educativo de las personas (Pressley y Harris, 2006).
Estas estrategias se irían adquiriendo por la experiencia, en la medida que nos vamos
enfrentando a distintas tareas, o bien a través de la instrucción dirigida concientemente a
ello. De cualquiera de las dos formas, hay evidencia de que existen situaciones que hacen
más adecuada la adquisición de estrategias cognitivas que otras según las características
individuales de las personas, y que el empleo efectivo de ellas dependerá de la práctica
del sujeto.
}Sternberg (1983), ha propuesto un modelo de estrategias cognitivas basado en una
concepción de la inteligencia como un conjunto de pensamiento y habilidades para
aprender que se utilizan en la resolución de problemas académicos, cotidianos y que
pueden enseñarse y diagnosticarse separadamente.
2.1.1 Algunos modelos de estrategias cognitivas
Modelo de Sternberg
Sternberg (1984) comprende la inteligencia no como una entidad fija como lo verían los
test de CI, sino como un conjunto de procesos y estrategias para combinar esos procesos.
Este autor supone que este modo de comprender la inteligencia permite mejorarla en
la medida que se considera modificable. Sugiere que se puede intervenir el nivel de los
procesos mentales y enseñar a los individuos qué procesos usar, cuándo usarlos, y cómo
combinarlos para que sean estrategias efectivas en la resolución de tareas.
¿Qué son estos procesos? Sternberg plantea la existencia de tres tipos de procesos, los
metacomponentes, que son los procesos de orden ejecutivo que empleamos para planear qué
vamos a hacer, monitorear lo que estamos haciendo y evaluar lo que hemos hecho; los
componentes de desempeño, que son los procesos que ejecutan la tarea que los metacomponentes
han planeado; y por último los procesos de adquisición de conocimientos, que son los que
empleamos para adquirir nueva información.
128
Capítulo 4, Aplicaciones Recientes de la Teoría Cognitiva a la Educación
Algunas de las habilidades que subyacen estos procesos son (Sternberg, 1983):
-
Identificación del problema
-
Selección del proceso: selección de los procesos que son apropiados para las tareas
que se tienen entre manos.
-
Selección de la representación: selección de las formas útiles de representar la
información pertinente a la tarea, tanto interna como externamente.
-
Selección de la estrategia: selección de las secuencias en las cuales se aplican los
procesos a la representación.
-
Distribución del procesamiento: la eficiente distribución del tiempo a los distintos
aspectos o componentes de la tarea.
-
Solución de control: Mantención de la pista de lo que se ha hecho, lo que falta por
hacer y si se está alcanzando un progreso satisfactorio.
-
Sensibilidad de retroalimentación: es necesaria si se desea mejorar el resultado.
-
Traducción de la retroalimentación: un plan de acción es necesario no sólo para
saber lo que se está haciendo incorrectamente, sino también para saber cómo
expresar ese conocimiento en un plan de acción correctiva.
-
Ejecución del plan de acción: un plan que no se pone en ejecución no es un buen
plan. De manera que los intentos para enseñar estrategias cognitivas son
bastante abstractos y generalizados. Para eliminar este problema, Bransford
(1986) sugiere que los profesores relacionen las estrategias cognitivas a áreastemas específicos y muestren a los estudiantes la importancia de estas técnicas
para resolver problemas en sus propias vidas.
Modelo de Weinstein y Mayer
Weinstein y Mayer (1986) describen ocho tipos de estrategias cognitivas para el
aprendizaje y el pensamiento:
1.-
Estrategias básicas de ensayo. Por ejemplo, simple repetición.
129
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
2.-
Estrategias complejas de ensayo: iluminar todos los puntos importantes en un
contexto.
3.-
Estrategias de elaboración básicas: formar imágenes mentales u otras
asociaciones.
4.-
Estrategias de elaboración complejas: formar analogías, parafrasear, resumir,
relacionar.
5.-
Estrategias básicas organizacionales: agrupar, clasificar, ordenar.
6.-
Complejas estrategias organizacionales: identificar las principales ideas,
desarrollar conceptos, tablas resúmenes.
7.-
Estrategias de comprensión y monitoreo: autocuestionamiento, establecer
metas y chequear progresos hacia esas metas.
8.-
Estrategias afectivas y motivacionales: ejercicios de relajación, pensamiento
positivo.
Las estrategias más útiles para enseñar a recuperar la información, a menudo enfatizan
la significación, la organización, la imaginería visual y el sobreaprendizaje del material a
aprender. Las teorías del olvido, por su parte, señalan que la información es olvidada porque
no es usada, es distorsionada, es suprimida o interferida porque los individuos tienen un
pobre sistema de recuperación de la información. Por otra parte, la transferencia positiva
y negativa puede ser respectivamente facilitada o inhibida iluminando las similitudes y
diferencias entre el aprendizaje nuevo y el viejo.
2.2 Estrategias metacognitivas
Existe una diferencia entre tener alguna información y ser capaz de acceder a ella cuando
se necesita; entre tener una habilidad y saber cuándo aplicarla; entre mejorar el resultado
en alguna tarea particular y darse cuenta de qué se ha hecho.
Es el reconocimiento de tales diferencias lo que ha llevado a la noción de metacognición.
La metacognición se ha definido de muchas maneras, pero las principales definiciones
parten de los componentes que se le adjudican: conocimiento, experiencias y habilidades
metacognitivas.
130
Capítulo 4, Aplicaciones Recientes de la Teoría Cognitiva a la Educación
El conocimiento metacognitivo es el conocimiento acerca del conocimiento y del saber,
incluyendo el conocimiento de las capacidades y limitaciones de los procesos del
pensamiento humano. Se refiere a cuánto entienden los alumnos sobre sus conocimientos
y sus formas de aprender. Según Paris et. al (1984, en Sperling, Howard, Staley y
DuBoir, 2004; Mateos, 2001), existirían tres tipos de conocimiento metacognitivo. El
conocimiento declarativo, sobre las habilidades generales que tenemos, el conocimiento
procedural, sobre qué tan efectivos somos en la resolución de problemas, y el conocimiento
condicional, sobre cuándo emplear estrategias específicas.
Las habilidades metacognitivas pueden pensarse como habilidades cognitivas que son
necesarias y útiles para la adquisición, uso y control del conocimiento y de otras
habilidades cognitivas. Ellas incluyen la habilidad para planificar y regular el uso efectivo
de nuestros propios recursos cognitivos (Brown, 1977). En otras palabras, las habilidades
metacognitivas permiten dirigir, monitorear, evaluar y modificar el aprendizaje y
pensamiento. Se refiere a cómo los alumnos pueden regular su memoria y su aprendizaje
(Brown, 1987, en Sperling, Howard, Staley y DuBoir, 2004).
De acuerdo con el modelo de Flavell, el control que puede ejercer una persona sobre su
propia actividad cognitiva depende de las acciones e interacciones entre el conocimiento
metacognitivo, las habilidades o estrategias metacognitivas y cognitivas, y las experiencias
metacognitivas (Mateos, 2001). Las experiencias metacognitivas, según la conceptualización
de Flavell (1993), son experiencias conscientes que están enfocadas en algún aspecto, o
aspectos, de nuestro propio rendimiento cognitivo. Son ideas, pensamientos, sensaciones o
sentimientos que acompañan la actividad cognitiva que pueden llegar a ser interpretadas
concientemente (Mateos, 2001). Por ejemplo, cuando tenemos la sensación de que ésta
materia ya la conocemos, o cuando sabemos el autor de un libro, y sin embargo no podemos
evocarlo. Las experiencias de “sentir que se sabe” (o sentir que no se sabe), que ha recibido
considerable atención de los investigadores en los últimos años, podría calificarse como
una experiencia metacognitiva, al igual que el sentimiento de que se es capaz (o incapaz)
de resolver un problema particular en el que se está trabajando. No existe una línea muy
clara entre conocimiento metacognitivo y experiencias metacognitivas.
Todas las investigaciones en esta área apuntan a destacar que los sujetos necesitan tener
no sólo conocimiento específico de un dominio para tener un rendimiento experto,
sino también conocimiento de cuándo y cómo aplicar ese conocimiento en contextos
específicos. Los expertos regularían estos procesos de manera automática hasta que se
encuentran con problemas, momento en el que la regulación pasa a ser ejercida de manera
conciente y deliberada (Mateos, 2001).
131
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
La noción de metacognición ha estado implícita en la literatura de aprendizaje por algún
tiempo. Una ilustración es la distinción entre aprender y “aprender a aprender”. Sin
embargo, los tipos de conocimiento y habilidades que ahora están siendo incluidos bajo
el rubro de metacognición eran rara vez, por no decir nunca, objetivos explícitos de
entrenamiento.
Brown (1978) identifica los siguientes ejemplos de habilidades metacognitivas:
revisar, planificar, formular, preguntar, autoadministrarse pruebas y controlar la propia
ejecución.
Otros ejemplos de Habilidades Metacognitivas son:
UÊ
*>wV>VÊiviVÌÛ>ÊÞÊvÀÕ>VÊ`iÊiÃÌÀ>Ìi}>Ã\
Varios investigadores han señalado que los expertos muestran una mayor tendencia
que los novicios a analizar un problema cualitativamente antes de intentar
representarlo en forma cuantitativa (Nickerson y otros, 1990).
UÊ
ÌÀÊÞÊiÛ>Õ>VÊ`iÊ«À«ÊVViÌÊÞÊiiVÕVÊÊÀi`iÌ®\
Por otra parte, trabajos recientes enfatizan la importancia del control de la
comprensión ya que en la medida que las habilidades de comprensión puedan ser
mejoradas a través del entrenamiento, será posible incrementar la habilidad para
adquirir conocimiento y el resultado intelectual en general. En particular, se ha
puesto énfasis en la habilidad para determinar lo que no se entiende en alguna
parte de lo que uno ha oído o leído, y el conocimiento de qué hacer al respecto.
Markman (1980), ha investigado sobre las señales de peligro que se debieran
controlar para una metacomprensión. Destaca las siguientes señales: una palabra
no familiar, una irregularidad sintáctica que dificulta determinar el sentido de una
oración; una afirmación que el texto asume ser verdadero y que el que lee tiene
alguna razón para creer que es falsa; una afirmación para la cual el que lee no logra
encontrar alguna interpretación.
También se han especificado heurísticas de metacomprensión sobre cómo corregir
las cosas. Por ejemplo:
- Si hay una palabra no familiar, espere y vea si se explica en la siguiente afirmación;
si no es así, pregunte por su significado o búsquela en el diccionario.
- Si una afirmación puede ser interpretada en más de un sentido, pregunte a
quien le habla para resolver la ambigüedad (si Ud. está leyendo, retenga ambas
132
Capítulo 4, Aplicaciones Recientes de la Teoría Cognitiva a la Educación
interpretaciones, trate de usar las siguientes afirmaciones para resolver la
ambigüedad).
UÊ
,iVViÌÊ`iÊ>ÊÕÌ`>`Ê`iÊÕ>Ê >L`>`\
Brown señaló que una razón para que las personas no mantengan una conducta
recientemente adquirida es que puede no estar prevenido de su valor. Es decir, puede
no apreciar que la conducta podría mejorar su rendimiento. Por lo tanto se debería
enseñar no sólo cómo hacer algo, sino también el valor que tiene el hacerlo.
U
Por otra parte, la accesibilidad como una habilidad metacognitiva se refiere a que
se necesita adquirir no sólo el conocimiento sino la habilidad para acceder a ese
conocimiento en el momento apropiado.
En síntesis, se puede señalar que la metacognición sólo recientemente ha venido a ser el
foco de la atención de la investigación. Todavía se sabe relativamente poco acerca de este
tipo de conocimiento y habilidades.
Lo que se está aprendiendo de la investigación en este campo es consistente con la opinión
de que los ejecutantes expertos tienden a diferir de los novicios no solamente en virtud de
su mayor conocimiento del campo específico de experticia sino también en las formas en
que ellos aplican ese conocimiento y estos métodos a tareas intelectualmente exigentes
en general. Más énfasis en la planificación y en las estrategias, mejor administración del
tiempo y los recursos, un control y evaluación más cuidadoso del progreso, parecen ser
las características del rendimiento del experto, y que son independientes del campo en
cuestión.
Uno de los temas que hoy en día se discute es si acaso las habilidades metacognitivas son
dependientes o independientes del contenido de las áreas que tratan, y qué implicancias
podrían tener estas consideraciones para las intervenciones en el campo educativo.
Según Mar Mateos (2001) ante este debate pueden identificarse tres posturas. Hay quienes
dicen que las habilidades metacongitivas son independientes del conocimiento que se posea
sobre el contenido específico al que se apliquen. Esto implica que bastaría con enseñar
directamente los procesos de control al margen de la instrucción en las áreas de contenido
concretas a las que tales procesos podrían aplicarse, bajo la creencia de que después el
alumno será capaz de generalizar su empleo a cualquier área específica de conocimiento. Sin
embargo, demostraciones de esta postura han mostrado ser poco efectivas.
133
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Por su parte hay quienes creen que los procesos cognitivos son dependientes del
contenido y del contexto en que se trabaja, y por lo tanto habría que enseñar los procesos
metacognitivos en relación con cada una de las diferentes áreas de contenido.
Y por último encontramos una posición intermedia que postula las habilidades
metacognitivas deben adquirirse en un área específica, pero que podrían extenderse a
otras áreas de estudio de acuerdo a la experiencia del sujeto, pudiendo incluso emerger
nuevas habilidades metacognitivas en este proceso. Las intervenciones educativas desde
esta postura supondrían la enseñanza de habilidades metacognitivas en distintas áreas
de dominio específico, apelando a que los profesores habrían de ayudar a sus alumnos a
extrapolar las habilidades enseñadas a otros campos de estudio.
Conocer el propio proceso de conocimiento implica poseer
las estrategias metacognitivas para ello.
2.3 Entrenamiento en Resolución de Problemas
El término resolución de problemas, como se usa en la literatura psicológica, generalmente
se refiere a la conducta y procesos de pensamiento dirigidos hacia la ejecución de algunas
tareas intelectualmente exigentes. Para Krulic (1993) es un proceso través del cual
un individuo usa información, habilidades o entendimientos previamente adquiridos,
para satisfacer las demandas de una situación desconocida o poco familiar. El proceso
comienza con la confrontación inicial y concluye con la respuesta obtenida. El alumno
debe sintetizar lo que ha aprendido y aplicarlo a la nueva situación.
2.3.1 ¿Qué es un problema?
Es una situación, cuantitativa o cualitativa, que confronta a un individuo o a un grupo,
que requiere de resolución, y para el cual no se conoce ningún camino hacia la respuesta.
Esto último es crucial. Se debe diferenciar entre: a) pregunta: situación que se puede
resolver a través del recuerdo-memoria, b) ejercicio: situación que implica ejercitación
y práctica, para reforzar habilidades o algoritmos previamente aprendidos y c) situación
que requiere pensamiento y síntesis de conocimiento previamente aprendido para su
resolución.
134
Capítulo 4, Aplicaciones Recientes de la Teoría Cognitiva a la Educación
El problema, además, debe ser percibido como tal por el alumno, independientemente
de la razón. Si el alumno no acepta el desafío, en ese momento no es un problema para el
alumno. Por lo tanto, el problema debe satisfacer los siguientes 3 criterios:
1.
Aceptación: El sujeto acepta el problema; hay un compromiso personal, debido a
cualquier motivo (motivación interna o externa, deseo de experimentar el agrado
de resolver un problema).
2.
Bloqueo: Los intentos iniciales del sujeto por resolver el problema son infructuosos;
sus respuestas o patrones de enfrentamiento habituales no funcionan.
3.
Exploración: El compromiso personal fuerza o mueve al sujeto a explorar nuevos
métodos de enfrentamiento.
La resolución de problemas, por su parte, ha sido definida como un proceso cognitivo
orientado a transformar una situación dada en una situación objetivo, cuando no se
encuentran métodos obvios de solución disponibles (Mayer, 1992, Lovett, 2002, en
Mayer y Wittrock, 2006). Destacándose que es un proceso, que es cognitivo, que tiene una
orientación deliberada y específica, y que es de carácter personal.
2.3.2 Heurísticas en la resolución de problemas
El estudio sobre resolución de problemas enfatiza las estrategias generales o heurísticas.
Estas estrategias destacan la importancia de representar efectivamente el problema y de
idear un plan de ataque y proponen numerosas heurísticas para representar y planificar.
La heurística no debe confundirse con el algoritmo; los algoritmos son esquemas que se
aplican a una serie de problemas; para cada tipo de problemas hay un algoritmo específico.
Si se elige el algoritmo apropiado y se aplica correctamente, se obtendrá el resultado
correcto. En cambio, la heurística es más general y aplicable a todo tipo de problemas.
Provee el tipo de direcciones que todos necesitan para aproximarse a los problemas,
comprenderlos, confrontarlos y resolverlos.
No existe un conjunto de heurísticos exclusivos o únicos para la resolución de problemas
y el razonamiento; varias personas han desarrollado modelos, y no importa cuál modelo
usan los alumnos, sino que los usen y aprendan a aplicar sistemáticamente. Se debe
enfatizar esta última parte de aplicación a cada parte del proceso.
135
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
A continuación se presenta un modelo o plan heurístico trabajable, para niños en edad
escolar, (Krulic y Rutnick, 1993) con sugerencias específicas y ayuda para que los profesores
lo apliquen en la instrucción. Se presenta un modelo del continuo de pensamiento que
toda persona debe vivir al enfrentarse a una situación que requiere solución. Las categorías
no son discretas, ya que las personas avanzan y retroceden entre ellas.
Modelo de resolución de problemas de Krulic y Rutnic:
FOCALIZAR
1. identificar
2. observar
3. clarificar
ANALIZAR
1. organizar
2. clasificar
3. recordar
4. formular vínculos
5. representar
6. conjeturar
RESOLVER
1. concluir
2. determinar
VALIDAR
1. probar
2. explicar
3. verbalizar
REFLEJAR
1. generar
2. sintetizar
3. aplicar
4. considerar enfoques alternativos
Una de las ventajas del método heurístico es que ayuda a clarificar qué es lo que se sabe
y qué es lo que no se sabe acerca de la resolución de problemas.
136
Capítulo 4, Aplicaciones Recientes de la Teoría Cognitiva a la Educación
Sin embargo, el ser eficiente en resolver problemas en algunos dominios no garantiza el
serlo en otros dominios. El resolver problemas requiere aprendizaje. Se aprende cuando
se está consciente de los procesos que se usan cuando se resuelve problemas exitosamente
y, se aplican a nuevas situaciones. Para esto se requiere evitar la tendencia de evadir los
problemas que no se pueden resolver fácilmente.
Por otra parte, Bransford y Stein (1984) presentan otro modelo para resolver problemas
en el que destacan 5 fases:
1)
Identificar los problemas potenciales
2)
Definirlos apropiadamente
3)
Explorar una variedad de posibles acercamientos
4)
Actuar las ideas
5)
Ver los efectos de las acciones.
Estos autores enfatizan que una de las formas más poderosas de aumentar la habilidad
de resolver problemas es adquirir nuevas herramientas conceptuales. En la medida que
los individuos exploran nuevos dominios o problemas, requieren recordar información,
aprender con comprensión, evaluar críticamente, formular alternativas creativas y
comunicarse efectivamente.
Por otra parte, estos autores enfatizan que el mayor obstáculo para la resolución de
problemas es la actitud negativa de las personas acerca de sus propias habilidades. La
desconfianza en la habilidad para resolver problemas se puede manifestar en una variedad
de maneras, por ejemplo, se puede reflejar en una falta de interés, unido a explorar nuevos
dominios o unido a la crítica. Estos sentimientos pueden interferir en la resolución de
problemas y hacen que los individuos eviten comprometerse en actividades que puedan
mejorar sus habilidades para la resolución de problemas.
Señalan los autores que es importante identificar las actitudes que inhiben el éxito y
definir sus causas; esto puede ser el comienzo para explorar estrategias que superen
fracasos tempranos. Además, al usar activamente las estrategias apropiadas, se desarrolla
autoconfianza al dar a los aprendices la oportunidad de obtener éxito.
137
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
2.3.3 ¿Qué conforma un buen problema?
Para enseñar bien las habilidades de resolución de problemas y razonamiento, los
profesores deben contar con un banco de problemas buenos. Un buen problema, para
propósitos de instrucción, tiene las siguientes características:
1.
2.
Es interesante y desafiante para los alumnos.
Requiere habilidades de análisis crítico y observación.
3.
Provee una oportunidad para discutir e interactuar.
4.
Implica la comprensión de conceptos y la aplicación de una habilidad.
5.
Debiera llevar a un principio y/o generalización.
6.
Se presta para una variedad de soluciones y, a veces, para múltiples respuestas.
2.3.4 Características de un buen “razonador” y “solucionador” de problemas
Aunque no se puede decir exactamente qué es lo que los hace exitosos, Krulik y Rutnick
(1993) señalan que los buenos razonadores y solucionadores de problemas, exhiben
algunas características comunes. Por ejemplo, tienen el deseo de resolver problemas;
les interesan los problemas y se sienten desafiados por ellos. Se estimula fácilmente su
curiosidad y disfrutan el perseguir una solución lógica. Son naturalmente inquisitivos; sus
pensamientos van más allá de lo obvio hacia el porqué de la respuesta. Son perseverantes
al solucionar problemas, no se desilusionan fácilmente, continuamente vuelven a tratar
nuevos métodos, tienen un gran repertorio de cosas que probar y se resisten a dejar de
probar. Son personas curiosas, con interés en investigar; su pensamiento es divergente, y
va más allá de encontrar la solución a un problema en particular. No temen especular,
conjeturar o adivinar; se arriesgan y no temen equivocarse o fracasar en un problema
dado. También tienen la habilidad de saltarse algunos pasos en el proceso de solución;
conectan cosas rápidamente, perciben cuáles son los detalles irrelevantes y pueden hacer
generalizaciones a partir de pocos ejemplos.
Se sugiere que los buenos razonadores y solucionadores de problemas son alumnos que
conversan con ellos mismos. Saben qué preguntas hacerse a sí mismos y qué hacer con la
respuesta a través del proceso de resolución. Más que nada, pueden focalizarse en la tarea
que tienen y seguir en esa dirección.
138
Capítulo 4, Aplicaciones Recientes de la Teoría Cognitiva a la Educación
¢3RUTXpHQVHxDUUHVROXFLyQGHSUREOHPDVGHVGHODHGXFDFLyQEiVLFD"
Los resultados de diversos estudios muestran que los jóvenes están egresando de su
educación sin tener los conocimientos y las habilidades de razonamiento matemático
y verbal necesarias para su desempeño cotidiano. Los resultados devastadores indican
que es una necesidad imperiosa mejorar el razonamiento y la resolución de problemas
de los alumnos. ¿Qué mejor lugar para empezar a enseñar estas habilidades que la
enseñanza básica? En general, la materia de matemáticas provee el contenido ideal para
este propósito, aunque los otros ramos también debieran preocuparse del desarrollo de
la resolución de problemas y de habilidades de razonamiento, como el foco principal del
currículum entero.
Investigaciones han demostrado que cuando las habilidades de pensamiento son enseñadas
directamente, el rendimiento académico mejora. El razonamiento y la resolución de
problemas son necesarios para la vida cotidiana, ya que proveen el eslabón entre los datos,
los algoritmos, y los problemas de la vida real que se enfrenta.
Aparte de la relaciones obvias entre las matemáticas de la sala de clases y los problemas
cuantitativos de la vida cotidiana, la mayor parte de los niños ve poca relación entre
lo que pasa en el colegio y lo que pasa en la vida real. Un énfasis en la resolución de
problemas y el razonamiento puede ayudar a reducir esa brecha, y así, lograr un ánimo
mejor en el colegio.
También sucede que en muchas clases, los niños no ven la relación entre diversos
contenidos aprendidos a lo largo del año; ven cada tópico como una unidad separada. La
resolución de problemas muestra la interrelación entre las ideas y materias, ya que los
problemas no se resuelven en un vacío, sino que se relacionan con los demás aprendizajes.
Así, los buenos problemas sirven para repasar contenidos ya pasados, y para presentar
nuevas ideas. La resolución de problemas es más interesante y desafiante para los niños
que la ejercitación tradicional.
2.3.6 ¿Cuándo enseñar resolución de problemas?
La resolución de problemas es una actividad que se desarrolla durante toda la vida, que
empieza prácticamente con el nacimiento. La enseñanza formal de esta habilidad empieza
cuando el niño entra al colegio y continúa a lo largo de su educación. El profesor de educación
básica tiene la responsabilidad de iniciar esta instrucción, construyendo la base sobre la cual
se desarrollará la capacidad del niño de manejar exitosamente sus futuros problemas.
139
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
La resolución de problemas es una habilidad enseñable. ¿Cuándo enseñarla?, ¿a qué
reemplaza?, ¿dónde cabe en el horario diario? Experiencias de resolución de problemas
están siempre a la mano, por lo que su enseñanza debe ser continua y constante, y lo
esencial. Esto no implica sustituir la ejercitación, ya que es necesario manejar bien las
operaciones básicas, sino darle mayor énfasis en el quehacer cotidiano de la enseñanza y
el aprendizaje.
Para finalizar este punto, he aquí algunas sugerencias para el profesor que quiera introducir
en su clase la instrucción en resolución de problemas:
a. Crear una atmósfera de éxito
Si los alumnos son exitosos en sus problemas introductorios, van a estar más dispuestos a
enfrentar problemas más difíciles. Por eso hay que elegir los problemas cuidadosamente,
usando primero los más simples, para asegurar un grado de éxito.
b. Incentivar a los alumnos a resolver problemas
Para llegar a ser exitosos en la resolución de problemas y el razonamiento, los alumnos
deben verse enfrentados a estos tipos de actividades constantemente. Para esto, la práctica
es necesaria: los alumnos deben resolver problemas. Los profesores deben elegir problemas
que sean de interés para los alumnos. Es interesante que los problemas puedan resolverse
de más de una manera, para fomentar soluciones creativas; los profesores deben incentivar
aproximaciones alternativas. Los profesores pueden dar la tarea a grupos pequeños para
buscar más de una solución; todo esto se debe discutir.
c. Introducir objetos manipulables y dibujos al proceso de solución
El uso de objetos manipulables y dibujos le permite al alumno “ver” lo que está pasando
y observar las relaciones que existen. Tales cosas debieran estar siempre disponibles para
los alumnos, ya que se usan para simular la actividad retratada en el problema. El profesor
debe ser un modelo para los alumnos, y debe adquirir práctica en dibujar a mano alzada,
etc.
d. Sugerir alternativas cuando los alumnos han sido frustrados en sus intentos de solución
Es frecuente que algunos alumnos, aún sin lograr el éxito, continúan con la misma
aproximación que no les otorga el resultado. Esta predisposición generalmente lleva a
volver al resultado equivocado, ya que bloquea todo tipo de comportamiento alternativo.
La aproximación debe ser cambiada si la persona no logra resolver exitosamente el
problema; el profesor puede ayudar mostrándole información que el alumno no tomó en
cuenta, etc.
140
Capítulo 4, Aplicaciones Recientes de la Teoría Cognitiva a la Educación
Si los alumnos están atascados en un problema, se les puede sugerir que miren atrás, y
vean cómo resolvieron otros problemas parecidos en el pasado. Se puede sugerir a los
alumnos que prueben una de las siguientes ideas:
1. Actuar el problema.
2. Usar objetos manipulables.
3. Hacer un dibujo.
4. Buscar un problema similar cuya solución ya conocen.
5. Adivinar y chequear.
6. Tratar de resolver una versión más simple del problema.
7. Hacer una tabla.
8. Usar una calculadora.
9. Trabajar hacia atrás, desde la respuesta.
10. Buscar un patrón.
11. Dividir el problema en partes y resolver cada una.
12. Usar pensamiento lógico.
e. Incentivar a los alumnos para que hagan conjeturas
Conjeturar es el acto de adivinar el resultado de una situación. Frecuentemente es un
proceso de brainstorming que produce predicciones que rápidamente pueden ser descartadas
o modificadas. El resultado debería llevar a una generalización probable. Se le debe dar
tiempo a los alumnos para analizar y organizar el material, inferir hasta que aparece una
idea, sin presionar con la solución correcta muy rápido.
f. Requerir a los alumnos la creación de sus propios problemas
Cuando los alumnos escriben sus propios problemas o se hacen preguntas significativas
acerca de su vida cotidiana, empiezan a verlos desde una nueva perspectiva; de esa manera,
se involucran más en los problemas, ya que los sienten más cercanos, etc.
141
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Además de las recomendaciones realizadas anteriormente, existen muchos estudios
orientados a investigar qué metodologías se pueden aplicar para que los estudiantes sean
cada vez mejores resolvedores de problemas. Así, Mayer y Wittrock (2006) lograron
identificar siete métodos de enseñanza de resolución de problemas -como el modelaje, el
descubrimiento guiado, los métodos de activación de esquemas, y el método de reducción
de carga, entre otros-, cada uno de los cuales está basado en una teoría cognitiva del
aprendizaje distinta. Sin embargo, concluyen los autores, todas estas metodologías
comparten tres principios fundamentales:
1.
En lugar de enseñar heurísticas de resolución de problemas, es mejor enseñar
a resolver problemas en dominios específicos, y luego determinar, junto con el
alumno, si acaso lo aprendido se puede transferir a otros dominios.
2.
En lugar de esperar que las habilidades de resolución de problemas se puedan
aplicar a una vasta gama de situaciones, más vale esperar que éstas se puedan
aplicar en las situaciones para las que resultarían el mecanismo más efectivo.
3.
En lugar de poner el foco en la enseñanza de hechos y procedimientos o de
conceptos y estrategias, más conviene integrar el aprendizaje de todos estos tipos
de conocimiento en tareas de resolución de problemas.
Un buen resolvedor de problemas es aquel capaz de utilizar
información, habilidades o entendimientos previamente adquiridos,
para satisfacer las demandas de una situación desconocida o poco
familiar, visualizando para ello la mayor cantidad de alternativas
posibles.
2.4 Creatividad
Otro de los focos actuales y de mayor interés que ha producido la aplicación de la
psicología cognitiva a la educación ha sido el de estimular la creatividad. Pese a que no
existe un consenso acerca de la definición de creatividad, existen algunos aspectos básicos
en los cuales coinciden la mayoría de los autores.
Morgan (1953, en Cropley, 1999) realizó una revisión sobre las distintas definiciones
que se sostenían sobre la creatividad, y notó que existía la novedad como característica
común a todas las definiciones. Sin embargo, no parece ser la novedad lo único que define
la creatividad. Según Heinelt (1974, en Cropley, 1999), la novedad sin un hecho que la
142
Capítulo 4, Aplicaciones Recientes de la Teoría Cognitiva a la Educación
haga efectiva no es creatividad, sino más bien podríamos pensar que se aproxima a lo que
se considera como una fantasía, o incluso un sueño.
Actualmente, se considera que la creatividad constituye una capacidad inherente a todo ser
humano, susceptible de ser estimulada y desarrollada y en cuya expresión intervienen una
gran cantidad de factores. Sikora (1979, en Arancibia 1990) analiza la creatividad desde
tres aspectos de ella: la persona que crea, el proceso creativo y el producto creativo.
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Se consideran en esta dimensión los aspectos relativos a la actitud, motivación y aptitudes
o habilidades cognitivas de las personas calificadas como creativas.
Actitud
Según Maslow (1982, en Arancibia, 1990), la actitud que destaca a una persona creativa
es la apertura a la experiencia y una disposición a experimentar diversas situaciones. Un
factor importante en esta actitud de apertura lo constituye la tolerancia a la ambigüedad,
al error y a la frustración. Esto implica que la persona creativa no se angustia por el
desorden y la incertidumbre sino que, por el contrario, los percibe como una posibilidad
y una invitación a una síntesis nueva y superior.
Motivación
Los autores señalan que los aspectos fundamentales de la motivación para la creatividad
son la curiosidad, el interés, el impulso a la expresión y la motivación para la solución de
problemas. También la fuerte motivación por el esfuerzo y la sensibilidad para captar la
falta de armonía existente en el ambiente se han considerado condiciones básicas para la
creatividad.
De hecho, Hennessey y Amabile (1987, en Fasko, 2001) proponen la existencia de una
motivación intrínseca como principio de la creatividad, lo que implica que la motivación
intrínseca conduce a la creatividad, en tanto la motivación extrínseca la aminora.
Habilidades cognitivas
Guilford (1950), en su modelo estructural de la inteligencia, propone que la creatividad
es un tipo de habilidad intelectual constituida por una serie de habilidades estrechamente
relacionadas entre sí, enmarcadas en lo que él denominó “pensamiento divergente”.
El pensamiento divergente se refiere a la capacidad de producir muchas ideas o soluciones
a un problema y es el que permite resolver las tareas que tienen múltiples soluciones. Se
143
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
contrapone así al pensamiento convergente, el cual se orienta a una respuesta determinada o
convencional y busca una única solución correcta.
Guilford propone la existencia de cuatro actividades cognitivas principales que estarían
relacionadas con la actividad creativa y que corresponderían a la operación del pensamiento
divergente. Dichas habilidades son:
1) Fluidez, que corresponde a la habilidad para generar gran cantidad de ideas; se refiere
a la cantidad, no a la calidad de las ideas generadas.
2) Flexibilidad, que es la habilidad para pasar de un campo conceptual a otro distinto, con
gran velocidad y frecuencia. Se refiere a los cambios en la dirección del pensamiento.
3) Originalidad, la habilidad para generar ideas novedosas, de baja frecuencia de aparición.
Se refiere a lo que se presenta en escasa proporción en una determinada población.
4) Elaboración, habilidad que se relaciona con la capacidad para planificar y llevar a la
práctica una idea o proyecto; se refiere a la cantidad de detalles agregados a una idea o
plan de acción.
Aún cuando las habilidades del pensamiento divergente están muy relacionadas con la
actividad creadora, no abarcan totalmente el campo de la creatividad, el cual incluye,
según Guilford (1950), habilidades propias de otras operaciones cognitivas tales
como la sensibilidad para los problemas (capacidad de advertir o detectar problemas,
imperfecciones o deficiencias) y la capacidad de redefinición (habilidad que permite
transformar algo en otra cosa, para asignar nuevas funciones a los objetos, cambiar el
sentido de lo que nos rodea y reacomodar ideas y conceptos a nuevos propósitos).
2.4.2 El proceso creativo
Los enfoques usados para analizar los procesos cognitivos que están a la base de la
creatividad son básicamente dos:
Enfoque descriptivo
Este enfoque se centra en describir las fases o etapas sucesivas del proceso creativo. Algunas
de las fases propuestas para describir el proceso creativo son las siguientes (Arancibia,
1990):
UÊ Percepción del problema. Se percibe que existe un problema y se investiga para
conocerlo mejor. Aquí es relevante sensibilizar la percepción.
144
Capítulo 4, Aplicaciones Recientes de la Teoría Cognitiva a la Educación
UÊFormulación del problema. Esta fase consiste en darse cuenta de cuál es el verdadero
problema, para luego definirlo y formularlo de una manera precisa.
UÊHallazgo de ideas. Se trata de buscar ideas para solucionar el problema y de buscar la
mayor cantidad de soluciones posibles. Lo principal es producir ideas, no evaluarlas.
UÊEvaluación de las ideas. En esta fase se critican y evalúan todas las ideas y se escoge la
que se considera mejor. Para ello, primero se elaboran criterios de evaluación y luego se
consideran las ventajas y desventajas de cada idea propuesta.
UÊRealización de las ideas. En esta fase se lleva a la práctica la idea elegida y se prueba su
efectividad.
Enfoque del funcionamiento interno del proceso creativo
Este enfoque, en cambio, se centra en el análisis de la adquisición y procesamiento de
la información que hace el individuo durante el proceso creativo. Los autores señalan
dos modalidades diferentes de pensamiento que dan cuenta del proceso creador. Así por
ejemplo, De Bono (1986, en Arancibia, 1990) distingue entre pensamiento lateral y vertical.
El primero se caracteriza por “moverse hacia los lados” en busca de nuevas formas y
alternativas. Su función es modificar las ideas y los conceptos, requiriendo de flexibilidad
para buscar información.
El pensamiento vertical en cambio se caracteriza por la utilización del análisis y de lo
lógico-secuencial, y su función principal es la del enjuiciamiento y valoración. Para De
Bono (1986), el proceso creativo sería producto del interjuego entre estos dos tipos de
pensamiento: el pensamiento lateral aporta nuevas ideas y conceptos, y el pensamiento
vertical se encarga del juicio y evaluación de éstos. Si bien ambos tipos de pensamiento
son necesarios en el proceso creativo, De Bono (1986) enfatiza la importancia del
pensamiento lateral, ya que éste es el responsable de la generación de nuevas ideas y
diferentes alternativas para enfocar las situaciones.
2.4.3 El producto creativo
La mayor cantidad de discusión relacionada con el tema de la creatividad dice relación
con la caracterización de lo que sería un producto creativo, ya que esta caracterización
esta dada por el contexto histórico, la persona que evalúa y la persona que crea.
145
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
En este contexto, Boden (1994), distingue entre un producto históricamente creativo
(h-creativo) y un producto o proceso personalmente creativo (p-creativo). Para Boden, el
proceso-producto creativo es aquel que genera un nuevo espacio conceptual, a través de
ignorar o negar algunas de las reglas del espacio conceptual original. Al romper o ignorar
las reglas del espacio conceptual, el proceso o producto se sale de él, creando otro espacio
conceptual.
En este contexto, Boden se refiere al surgimiento de un proceso-producto creativo como
lo imposible, en tanto tal proceso o producto que no pudo ser creado usando las reglas
generativas existentes. En este sentido, tal proceso o producto no se puede explicar dentro
de este espacio conceptual.
Sin embargo, la autora distingue entre lo que es imposible para un individuo, dada
su historia de vida y características personales, y lo que es imposible para cualquier
individuo, dadas las características del mundo en su globalidad.
En el primer caso, se trata de un producto p-creativo, en el segundo, se trata de un
producto h-creativo, algo completamente nuevo para la humanidad en su conjunto.
Esta visión es interesante, ya que insta a no evaluar la creatividad de un individuo
solamente por el producto generado, pues un alumno, por ejemplo, puede no generar
nada completamente nuevo, aún siendo muy p-creativo, pero generó productos que si
bien ya existían, no eran esperables dentro de su contexto personal.
2.4.4 Algunas estrategias para estimular la creatividad
Al analizar las estrategias y técnicas más efectivas para la estimulación de la creatividad,
se visualizan ciertos procedimientos generales a partir de los cuales se derivan estrategias
y técnicas más específicas.
Procedimientos generales:
1. El arte de preguntar: el antiguo arte de preguntar constituye una importante fuente de
estimulación del potencial creativo. La pregunta oportuna abre un mundo de posibilidades
de respuestas que enriquecen la búsqueda de soluciones creativas a los problemas (Moore
y otros, 1987, en Arancibia, 1990).
2. La síntesis creativa: esta capacidad implica tomar lo fundamental de diversas fuentes,
aunque aparezcan como inconexas, y organizarlas en un todo con sentido. Por definición,
la actividad de síntesis creativa estimula al ser humano a dar luz a algo nuevo.
146
Capítulo 4, Aplicaciones Recientes de la Teoría Cognitiva a la Educación
3. Recombinar elementos: este es un procedimiento general que permite obtener ideas
nuevas a partir de elementos que aparentemente no estaban relacionados. De esta manera
constituye una importante fuente de alternativas de solución a los problemas.
4. El juego: el uso del juego tiene una gran importancia para la estimulación de la
creatividad. Al realizar la actividad lúdica, el hombre se libera de reglas y presiones,
dejando fluir sus ideas y sentimientos, produciendo además una sensación de goce. El
juego abre un mundo de posibilidades generalmente adormecidas, y libera de bloqueos
permitiendo la emergencia del potencial creativo.
Estrategias específicas para estimular la capacidad creativa:
1. Brainstorming o lluvia de ideas.
Esta estrategia consiste en crear una reflexión de grupo, motivada por la búsqueda de
nuevas ideas, en la cual se suprime toda crítica, posponiendo la evaluación de las ideas.
Es decir, se acepta toda idea, por absurda que parezca, se busca la mayor cantidad de ideas
posible y se pospone su evaluación a una etapa posterior.
2. Lista de atributos
Esta estrategia se deriva del procedimiento general de recombinar elementos. Creada por
Zwicky en 1971, consiste en determinar los atributos esenciales del objeto de estudio,
para poder innovarlo. Se analizan las diferentes funciones que cumple el objeto y se las
jerarquiza desde lo esencial a lo secundario. Luego se analizan las posibilidades de cambio
de cada aspecto, y se intenta sustituirlos, combinándolos o relacionándolos con objetos de
campos diferentes al objeto de estudio.
3. Análisis morfológico
Esta estrategia consiste en establecer todas las relaciones posibles entre dos o más grupos
de elementos. Una vez que se obtienen todas las combinaciones posibles, se puede analizar
cuál de ellas parece tener mayor éxito.
4. Listas de preguntas
La estrategia general de preguntar puede concretizarse en determinados tipos de preguntas
que sirven a la función de mejorar un producto o crear uno nuevo. Por ejemplo, las
preguntas relacionadas con los siguientes aspectos: nuevos usos del objeto; adaptaciones,
modificaciones, variaciones de tamaño, sustituciones, reordenamientos, inversiones y
combinaciones.
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Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Otra estrategia basada en el procedimiento general de preguntar consiste en confeccionar
check-lists: a partir de un problema o pregunta particular, se crea una lista de preguntas
para conocer al máximo esa realidad.
5. Sinéctica
Creada por Gordon (en Sikura, 1979), esta estrategia se basa en la premisa de que los
procesos creadores tienen un carácter preconciente o subconciente. Por ello, este autor
enfatiza las estrategias basadas en el juego libre y en el arte y los momentos cargados de
emocionalidad, donde se permite la influencia de lo irracional. La estrategia se basa en
el uso de analogías y consiste básicamente en relacionar cosas diferentes haciendo de lo
familiar algo extraño y viceversa.
6. Pensamiento lateral
La estrategia de pensamiento lateral tiene por objetivo cambiar las estructuras mentales
establecidas en las personas. Para ello hace uso de diferentes técnicas que apuntan a la
reestructuración de la información. Algunas de estas técnicas son: desarrollo de alternativas,
duda de las hipótesis, hallazgo de la idea principal, descomposición, analogías, inversión,
uso del principio de causalidad.
La creatividad constituye una capacidad inherente a todo ser
humano, susceptible de ser estimulada y desarrollada y en cuya
expresión intervienen una gran cantidad de factores.
2.5. Algunas aplicaciones concretas
Por otra parte, y para finalizar este capítulo que trata sobre la aplicación de los
planteamientos cognitivos al ámbito de la educación, no se puede dejar de considerar
los aportes de dos grandes autores, quienes gracias a su teoría y aplicaciones prácticas
generaron un verdadero avance en el ámbito educativo y se transforman en un aporte del
que aún queda mucho por explotar. Estos son: Feuerstein y su programa de enriquecimiento
instrumental y Gardner y su teoría de las inteligencias múltiples.
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Instrumental de Reuven Feuerstein.
Una de las estrategias más importantes que Sternberg ha recomendado para mejorar
las habilidades que subyacen a los componentes metacognitivos y de desempeño son
las propuestas por Reuven Feuerstein (Sternberg, 1984), quien, trabajando con niños
148
Capítulo 4, Aplicaciones Recientes de la Teoría Cognitiva a la Educación
de bajo rendimiento escolar debido a una deprivación de estimulación sociocultural,
desarrolló una teoría basada en un sistema de creencias optimistas que postulan que los
procesos cognitivos humanos son altamente modificables y que la modificación posible
tiene un carácter estructural más que cuantitativo. Este autor enfatizó la importancia de
detectar qué procesos defectuosos subyacen al fracaso escolar de algunos sujetos, en lugar
de simplemente centrarse en si los niños “lo logran” o “no lo logran”. Para este autor
(1980), al poner énfasis en las funciones subyacentes en las que se basa el pensamiento
exitoso, es posible adoptar medidas correctivas adecuadas para cada alumno.
Feuerstein propone un nuevo concepto de inteligencia como “un set de habilidades y
procesos cognitivos que permite hacernos un sentido del mundo y usar la información
creativamente para enfrentar nuevos desafíos, es decir, la habilidad para aprender de la
experiencia” (Feuerstein, 1980, pág. 16). Si las habilidades mentales que se necesitan
para aprender efectivamente están ausentes, pueden ser instrumentalmente remediadas.
Se trata de ayudar a los niños a pensar más eficiente y efectivamente.
La idea central de Feuerstein es que aquellos niños que no son capaces de aprender
de la experiencia o de beneficiarse de la enseñanza, usualmente sufren de deficiencias
cognitivas, pues no han aprendido a pensar coherentemente. No tienen un aparato
con el cual organizar, guardar y rehusar la información masiva que los bombardea. En
vez de considerar nuevos problemas y pensarlos y aplicar lecciones pasadas, reaccionan
impulsivamente o bien inertes frente a la enseñanza, sin tener medios para resolver o
procesar.
El autor plantea que las habilidades de pensamiento son ganadas a través de la Experiencia
de aprendizaje mediado, proceso de culturalización que realizan los padres de los niños -o
quienes los crían y educan- al interpretar el mundo para ellos e instalar los medios para
la comprensión y apreciación de su propia cultura y para operar inteligentemente dentro
de ella. Este proceso de culturalización puede romperse y empobrecer las capacidades
intelectuales de los niños, proceso que ha recibido el nombre de deprivación cultural.
Al insistir en una explicación psicológica y social a los problemas educativos, más que en
una explicación genética fatalista, Feuerstein ha sido capaz de elaborar una aproximación
intervencionista y optimista, a través de su Programa de Enriquecimiento Instrumental
para niños severamente deprivados socialmente o inhabilitados por condiciones genéticas
u orgánicas. Son niños “víctimas de la información”. No han aprendido a manejar y usar
creativamente la información para el colegio o sus vidas. Frente a mucha información que
no pueden usar son impulsivos o bien, pasivos. Han fallado en aprender a cómo pensar.
149
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Sus conceptos más importantes son:
a. El Concepto de Mediación
Según Piaget las mentes infantiles responden al desarrollo en sus habilidades motoras
y sensoriales y luego, a nueva estimulación. Esto amplía y altera constantemente su
visión del mundo y su marco intelectual para que puedan asimilar nuevos niveles de
información.
A través de constantes interacciones con el mundo, el niño modifica su habilidad para
procesar nueva información. Se da, entonces una constante expansión hasta que puedan
enfrentar operaciones mentales altamente abstractas y formalizadas.
Se deduce de lo anteriormente dicho, que los niños deben estar expuestos a un máximo de
estimulación, ya que los niños deprivados de ella sufren. Esto constituye una explicación
mecánica y no responde a las siguientes preguntas:
-
¿Por qué si hay una progresión automática una gran parte de la humanidad no
alcanza el nivel más alto?
-
¿Por qué hay diferencias de receptividad a los estímulos en culturas y niveles
socioeconómicos distintos?
-
¿Por qué existe una inhabilidad de niños de ciertas culturas para aprender (aún
cuando son bombardeados por estímulos)?
En respuesta a estas preguntas, Feuerstein introduce la importancia de los mediadores
en la fórmula E-O-R, que moldean la percepción del niño. Estos mediadores (madres,
por ejemplo), no son un estímulo más entre muchos, sino que controlan el estímulo para
sus niños y les construyen un universo y así la cultura se transmite de generación en
generación.
Feuerstein transforma esta fórmula, al agregar la intervención humana, por lo que
ésta sería : es E - H - O - R, siendo la H la intervención humana. Es la mediación la
que produce estructuras mentales en un interjuego entre crianza, cultura, condiciones
sociales e historia del niño. No es un bombardeo de estímulos, sino que los mediadores
seleccionan, ordenan, enfatizan y explican algunos estímulos a expensas de otros.
Los padres, parientes y cuidadores de niños, en su rol de mediadores, construyen las
habilidades intelectuales básicas a través de lo que Feuerstein llama Experiencias de
Aprendizaje Mediado (Mediated Learning Experiences, M.L.E), para diferenciarlo de
estimulación pura o condicionamiento.
150
Capítulo 4, Aplicaciones Recientes de la Teoría Cognitiva a la Educación
Como dice Feuerstein (1980), “el niño está siendo investido con una serie de habilidades
de pensamiento, una estructura con la cual él puede percibir y hacerse una idea del
mundo. Organizando y eligiendo los estímulos, la madre está dando al niño un sentido
del tiempo y del espacio a través del cual la experiencia pueda ser organizada. Este
universo espacial y temporal construido, es un fenómeno cultural y aunque el contenido
preciso puede variar de cultura a cultura, es una creación humana universal, que no es un
producto de satisfacer necesidades básicas” (pág. 39).
La “modificabilidad” de la inteligencia humana a la que se hace referencia anteriormente,
puede ocurrir naturalmente como resultado del ambiente más que de una intervención
focalizada y deliberada. Ambas tienen en común que son Experiencias de Aprendizaje
Mediado.
b. La Experiencia de Aprendizaje Mediado
La experiencia de aprendizaje mediado (mediated learning experience, MLE) se refiere
a un tipo de experiencia particular que generalmente ha sido parte integral y familiar
del crecimiento de la mayoría de nosotros. En sus manifestaciones tempranas, la MLE
se refiere a cómo los padres, y luego profesores, enseñan a los niños y les transmiten
elementos culturales. Guiados por sus intenciones, la cultura y la emoción, los agentes
“mediadores” seleccionan y organizan el mundo de estimulación del niño, orientándolo
hacia determinados objetivos de conducta y actitud; como resultado de esto, los niños
adquieren los learning sets (sets de aprendizaje) y estructuras operacionales que necesitan
para organizar, procesar y actuar sobre la información que reciben de fuentes internas y
externas.
El MLE es el medio a través del cual los sets cognitivos elementales se transforman en bases para
un pensamiento efectivo. Consecuentemente, mientras más temprano y más frecuentemente
se incluya al niño en experiencias de aprendizaje mediado, mayor será su capacidad para
percibir, comprender y responder eficientemente a la información y estimulación de dentro
y fuera del colegio. Mientras menos mediación reciban los niños, tanto cuantitativa como
cualitativamente, menos preparados estarán para el colegio y la vida.
c. Factores importantes en la Experiencia de Aprendizaje Mediado:
Intencionalidad
Es la intención consciente con que la madre controla el acceso al estímulo. Produce
una orientación en el niño hacia una meta perseguida por el mediador. Se intensifica el
estímulo haciendo a la madre y al niño más atentos, creando un “estado de vigilancia”
hacia los estímulos, lo que aumenta la agudeza y focalización de la percepción.
151
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Trascendencia
Está vinculada a la intencionalidad. Se refiere en parte a la meta y en parte al carácter
de la interacción entre el niño y sus mediadores. Las M.L.E. producen, más que un
comportamiento requerido para una necesidad determinada, una idea o principio más
general. Hay una continua expansión de las necesidades de los niños más allá de los
requerimientos básicos de sustento y confort, que se traduce, por ejemplo, en el mecanismo
para conocer y entender que es la curiosidad.
Otros factores importantes en las M.L.E. es que pueden mediatizar sentimientos de
competencia, autoregulación y control del comportamiento, la conducta de compartir y el
sentido de la individualidad. También instalan la necesidad de desafíos, por la novedad y
complejidad y la necesidad psicológica de ponerse metas por uno mismo y alcanzarlas y una
percepción del cambio y el avance como deseable. Los padres consciente o inconscientemente
instalan en los niños una necesidad para organizar y planificar eventos. A través de este
proceso, los niños asocian eventos y les dan un orden y dirección, enseñándoles a planificar:
“calendarización mediatizada”. Esto les permite visualizar el futuro y abstraer.
Muchas veces también se les entrega una feliz representación del futuro, en la necesidad
de control en el presente, lo que constituye una Mediación de Anticipación
Positiva. Es importante también enseñar a los niños el autocontrol. Si no, responderán
impulsivamente a los estímulos, no serán capaces de controlar su conducta en un potencial
conflicto y no pensarán en posibles soluciones a los conflictos. Esto constituye la base del
comportamiento social.
Otra experiencia importante es la estimulación verbal de los niños, es decir, la Mediación
de la Estimulación Verbal. Hay una necesidad de inculcar en los niños precisión en la
manera en que asimilan información y la aplican y comunican, algo así como el “mira y
escucha atentamente”, lo que Feuerstein llama “Precisión Mediada”.
Según Feuerstein (1980), “la raíz de las deficiencias cognitivas radica en la calidad de la
relación de los niños con sus familias. Los padres que carecen absolutamente de rutina,
empujan a los niños a sus lados e imponen restricciones que no son explicadas o padres
que fallan en instalar el hábito de imaginarse el futuro o en la precisión en reunir y
expresar información, pueden impedir el desarrollo de habilidades de pensamiento en sus
niños” (pág. 73). El autor ve “la falla de los padres en no mediatizar efectivamente a los
niños como un proceso de quiebre cultural, como un hito en la transmisión de cultura de
una generación a otra” (pág. 74).
152
Capítulo 4, Aplicaciones Recientes de la Teoría Cognitiva a la Educación
d. El Programa de Enriquecimiento Instrumental (PEI)
de acuerdo a lo anterior, el autor crea un programa de rehabilitación, llamado Programa
de Enriquecimiento Instrumental, el cual constituye una estrategia para el mejoramiento
académico cognitivo.
El Enriquecimiento Instrumental (EI) es un programa que se focaliza en el proceso de
aprendizaje más que en habilidades o temas específicos. Consiste en un ataque directo y
focalizado sobre los procesos mentales que por su ausencia, fragilidad o ineficiencia son
culpables del bajo rendimiento intelectual o académico.
La base del programa de IE desarrollado por Feuerstein consta de una serie de tareas y
ejercicios de resolución de problemas agrupados en catorce áreas específicas de desarrollo
cognitivo. El programa tiene tres años de duración. Las tareas más bien se llaman
instrumentos -y no clases- porque son virtualmente libres de contenido específico; su
objetivo es servir de medio o vehículo para las interacciones entre profesores y alumnos,
orientadas hacia lo cognitivo. La meta de cada instrumento no es la adquisición de
información por parte del alumno, sino el desarrollo, mejoramiento y cristalización de
las funciones que son requisitos para el pensamiento efectivo.
Algunas de las funciones necesarias para el pensamiento efectivo, son: percepción
clara; exploración sistemática; tener referentes temporales y espaciales; conservación,
constancia y permanencia de objeto; usar dos fuentes de información; precisión; análisis
del desequilibrio o definición del problema; relevancia; interiorización; comportamiento
planificado; ampliar el campo mental; proyectar relaciones; comportamiento comparativo;
categorización; pensamiento hipotético; evidencia lógica; sobrepasar la comunicación
egocéntrica; sobrepasar el ensayo y error; restringir el comportamiento impulsivo;
sobrepasar el bloqueo.
En términos del comportamiento, el objetivo del IE es transformar el rendimiento de
aquellos niños atrasados (retardados) a través de la modificación de su característico
estilo cognitivo pasivo y dependiente, de manera de lograr pensadores más activos, automotivados e independientes.
Los 6 objetivos principales del IE son:
1.
Corregir debilidades y deficiencias en funciones cognitivas.
2.
Ayudar a alumnos a aprender y aplicar los conceptos básicos, las "etiquetas", el
vocabulario y las operaciones esenciales para el pensamiento efectivo.
153
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
3.
Producir hábitos de pensamiento espontáneos y adecuados, que lleven a una mayor
curiosidad, autoconfianza y motivación.
4.
Producir en los alumnos procesos de pensamiento crecientemente reflexivos y
conscientes.
5.
Motivar a los alumnos hacia objetivos abstractos orientados a la tarea, en vez de
hacia objetivos impulsivos orientados a la gratificación.
6.
Transformar a los alumnos con un aprendizaje pobre de receptores y reproductores
pasivos, a generadores activos de nueva información.
e.Evaluación Dinámica del Potencial de Aprendizaje
Consecuente con lo planteado por su teoría de la Modificabilidad Cognitiva Estructural,
Feuerstein plantea que las personas no pueden ser evaluadas por sus productos en un
momento dado, bajo ciertas circunstancias y que estas respuestas sean rotuladas como
medida de sus capacidades, sino que la evaluación debe ser dinámica y captar las
capacidades en potencia del sujeto. Es así que la evaluación en sí se transforma en un
proceso de aprendizaje para el niño, que a través de la experiencia mediatizada le permite
potenciar sus capacidades.
El desarrollo de este método se lleva a cabo asignándole al niño una función, una tarea,
enseñándole a desarrollarla y entregándole esta experiencia de aprendizaje mediante el
mediador que persigue su modificación. Se evalúa el cambio que se ha llevado a cabo en
la capacidad de aprender del niño (Fuentes, 1992).
Al poner énfasis en las funciones subyacentes en las que se basa el
pensamiento exitoso, es posible adoptar medidas correctivas adecuadas
para cada alumno y el mecanismo para lograrlo lo constituye la
mediación.
2.5.2. Nuevas perspectivas acerca de la Inteligencia: La teoría de las
Inteligencias Múltiples de Howard Gardner
Probablemente el término “Inteligencia” sea uno de los más usados en la literatura relativa
a educación, especialmente en el ámbito de la psicología educacional. ¿Por qué ocurre
esto? Probablemente debido a la firme y generalizada creencia de que la inteligencia y
el rendimiento escolar están fuertemente relacionados. Antes de cuestionar la fuente de
esta creencia, y si es verdadera o no, corresponde sin embargo preguntarse ¿qué es la
inteligencia?
154
Capítulo 4, Aplicaciones Recientes de la Teoría Cognitiva a la Educación
Las definiciones de inteligencia varían considerablemente de autor en autor, si bien todas
ellas contienen algunos puntos en común. Algunas de las definiciones más famosas de
este concepto son las siguientes:
-
“Inteligencia es aquello que miden los test” (Boring, 1923, p.35, en Sternberg,
1990), y según Eysenck y Fulker (1983), cualquier definición del concepto que se
aleje de esta consideración operativa no tiene sentido.
-
“La capacidad global y agregada de un individuo para pensar racionalmente
actuar intencionalmente y efectivamente con su medio” (Wechsler, 1958, p.7, en
Lefrancois, 1988).
-
“Inteligencia A: El potencial innato de desarrollo cognitivo; Inteligencia B: Un
nivel general o promedio de desarrollo en la habilidad de percibir, aprender,
resolver problemas, pensar, adaptarse” (Hebb, 1966 en Lefrancois, 1988).
-
“La capacidad de dar respuestas adecuadas desde el punto de vista de la verdad o
los hechos” (Thorndike, 1921, en Sternberg, 1990).
-
“La habilidad de llevar a cabo pensamiento abstracto” (Terman, 1921, en Sternberg,
1990).
-
“La capacidad de inhibir un ajuste instintivo, la capacidad de redefinir este ajuste
instintivo según ensayo y error experimentados en forma imaginaria y la capacidad
de poner en práctica el ajuste instintivo modificado en un comportamiento
abierto, para beneficio del individuo en tanto animal social” (Thurstone, 1921, en
Sternberg, 1990).
Pese a estas definiciones amplias de lo que la inteligencia significa, es otro panorama muy
distinto el que se presenta si se observa el tipo de habilidades que típicamente se evalúan
en los test tradicionales de inteligencia. Por lo general, los ítemes de dichos test se centran
en habilidades de pensamiento abstracto, reflejado en pruebas de razonamiento, tanto
deductivo como inductivo. Esto probablemente se deba a que la cultura occidental tiene
una larga tradición en que se considera que existe sólo un tipo de lógica, y por ende, una
sola forma de pensamiento. El peso de esta larga tradición (que empezó con Platón, y tiene
exponentes como Russell) no sólo se expresa en las preguntas de los test de inteligencia,
sino también en el rol predominante que se da en los colegios de hoy al pensamiento lógicomatemático. En general, los colegios buscan desarrollar la lógica matemática y los tipos de
lenguaje que conforman los argumentos proposicionales, y las pruebas utilizadas apuntan
155
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
a lo mismo. Esta tendencia pudo observarse claramente en todos los modelos de desarrollo
de habilidades cognitivas que se han revisado hasta aquí.
La discusión sobre qué es la inteligencia es de relevancia en psicología educacional, ya
que este concepto será probablemente el que guíe no sólo lo que se enseña, sino el cómo
se hace, además de determinar a quienes se consideran como alumnos exitosos y a quienes
no. Una visión restringida de la inteligencia sin duda deja a muchos alumnos fuera de
la posibilidad de sentirse competentes en el ámbito académico, por centrarse sólo en las
habilidades matemáticas y de razonamiento.
En contraste con esta visión, Howard Gardner cuestionó la existencia de una inteligencia,
criticó y cuestionó la inteligencia que se encontraría a la base del CI apelando a que ésta
sólo predice el éxito escolar y sólo refleja el conocimiento adquirido (Gardner, 1999;
Rosas, Boetto y Jordan, 1999). En este contexto, Gardner (1983) desarrolló una teoría
que postula la existencia de diferentes tipos de inteligencias. Según este autor, ya que
la utilidad del pensamiento lógico matemático es evidente en el trabajo del científico,
frecuentemente se usa como el paradigma de pensamiento para todos los dominios,
medios y sistemas simbólicos. En la perspectiva de Gardner, sin embargo, hay distintas
formas de razonamiento y pensamiento, que se asocian a distintos sistemas simbólicos
(ejemplo, lenguaje vs. dibujos), objetivos (ej, estéticos vs. científicos), o valores culturales
(ej, comprender o comprobar, demostrar o inspirar).
Este autor propone que todos los individuos no impedidos tienen la capacidad de
proponer preguntas y buscar soluciones, usando varias inteligencias. Cada una de estas
inteligencias tiene su forma característica de procesar la información y enfrentar las
posibilidades generadas por distintos tipos de problemas. Es decir, cada una tiene su
forma de pensar, son inteligencias independientes, y las destrezas de una no predicen
destrezas de otras inteligencias (Gardner, 1999; Rosas, Boetto y Jordan, 1999).
Estas formas de pensamiento son rigurosas, pero no tienen necesariamente afinidades
interesantes con la inducción y la deducción en forma numérica o proposicional. En cambio,
cada una presenta su propia lógica característica: una lógica que se deriva de la comprensión
de principios y aplicaciones de distintos sistemas simbólicos en la forma en que se usan
dentro de una cultura determinada. Se considera que estas variedades de pensamiento,
así como los contextos en que tienen probabilidad de expresarse o desarrollarse, deben ser
tomadas en cuenta en la discusión de la inteligencia, su educación y su medición.
Gardner sostiene que en realidad hay evidencia de que el pensamiento no es independiente
del contenido y que no es representado adecuadamente por una sola entidad.
156
Capítulo 4, Aplicaciones Recientes de la Teoría Cognitiva a la Educación
2.5.2.1. La Teoría de Las Inteligencias Múltiples
UÊ
ÃÊ >Ê À>âÊ `iÊ iÃÌ>Ê VVi«V]Ê µÕiÊ >À`iÀÊ «>Ìi>Ê ÃÕÊ Teoría de Las inteligencias
Múltiples. En vez de basarse en las intercorrelaciones de los test, decidió revisar la
información empírica que concierne a la cognición humana desde varias fuentes
distintas. Contemplando fuentes como (Gardner, 1998):
UÊ
ÃÌÕ`ÃÊ«ÃV}VÃ\Ê>ÊiÝÃÌiV>Ê`iÊÕ>ÊV>«>V`>`ʵÕiÊ >ÊÌi`ÊÕ>Ê ÃÌÀ>Ê
evolutiva distintiva; existencia de correlaciones (o ausencia de ellas) entre ciertas
capacidades; datos de resultados psicométricos; información de investigaciones
experimentales.
UÊ
>ÃÃÊ «>ÀÌVÕ>ÀiÃ\Ê "LÃiÀÛ>ViÃÊ `iÊ V>«>V`>`iÃÊ ÕÃÕ>iÃÊ iÊ >ÃÊ «iÀÃ>Ã]Ê
incluyendo personas talentosas, idiot savants o aquellas personas que sufren de
trastornos del aprendizaje.
UÊ
ÃÌÕ`ÃÊ>ÌÀ«}VÃ\Ê,i}ÃÌÀÃÊ`iÊVÊViÀÌ>ÃÊ >L`>`iÃÊÃiÊ >Ê`iÃ>ÀÀ>`]Ê
han sido ignoradas o se han priorizado en diferentes culturas.
UÊ
ÃÌÕ`ÃÊ L}VÃ\Ê Û`iV>Ê `iÊ µÕiÊ Õ>Ê V>«>V`>`Ê >Ê Ìi`Ê ÕÊ `iÃ>ÀÀÊ
distintivo y está representado en estructuras neurales particulares, sujeta a posible
aislamiento por daño cerebral.
Basado en una serie de investigaciones, Gardner formuló su teoría de las inteligencias
múltiples, que se discute en profundidad en el libro Estructuras de la Mente (Gardner,
1983), en el cual se plantea la existencia de siete áreas relativamente autónomas de la
cognición humana o “inteligencias”. La inteligencia se define como una habilidad, o un
conjunto de habilidades, que le permiten al individuo resolver problemas y proponer
productos apropiados a uno o más contextos culturales. La inteligencia no se conceptualiza
como una “cosa”, sino como una potencialidad cuya presencia permite al individuo tener
acceso a formas de pensamiento apropiadas a determinados contenidos.
Para que una habilidad califique como una inteligencia, debe tener por lo menos varias
de las siguientes condiciones (Gardner, 1998):
-
Posible aislación por daño cerebral.
-
Su presencia en ciertas poblaciones tales como “idiotas” o “prodigios”.
-
Su raíz en la historia evolutiva.
157
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
-
La existencia de una o más operaciones o mecanismos de procesamiento de la
información.
-
Evidencia de resultados psicométricos.
-
Evidencia de tareas de psicología experimental.
-
Un camino o desarrollo distintivo que incluya uno o más “estados terminales
expertos” definibles.
-
Suceptibilidad de codificación en un sistema de símbolos, y uso transcultural.
Usando esta definición y estos criterios, es posible identificar siete inteligencias diferentes:
lingüística, musical, lógico-matemática, espacial, kinestésica, intrapersonal e
interpersonal.
A pesar de que se describen separadamente, es difícil encontrar que funcionen en forma
aislada, excepto en casos de patología importantes. Es a través de la combinación de
estas inteligencias que se puede dar cuenta de las habilidades que manifiestan los seres
humanos. La lista de las siete inteligencias no es exclusiva ni exhaustiva, sino que da
cuenta de la evidencia encontrada hasta el momento.
La inteligencia linguística ha sido la más estudiada. Las operaciones de procesamiento
de la información que usa esta inteligencia incluyen las competencias semánticas,
fonológicas, sintácticas y pragmáticas. Todos los niños normales la desarrollan después
de corto tiempo, aunque el nivel de sofisticación varía ampliamente. Esta inteligencia se
ve en el trabajo, entre otros, de poetas, abogados y escritores.
La inteligencia musical opera fundamentalmente con tono, ritmo y timbre, y permite
al individuo derivar significado de la organización del sonido. Esta inteligencia no se
desarrolla mucho en las culturas occidentales sin instrucción directa. Juega un rol central
en el trabajo de cantantes, conductores, compositores, ingenieros en sonido o audio, en
personas que tocan instrumentos.
La inteligencia lógico-matemática comienza a desarrollarse en la exploración y el
ordenamiento de los objetos del mundo que rodean al niño, tal como describió Piaget
(1986). En sus niveles más elevados, la matemática y la lógica tienen poco que ver con
los objetos y los números. Exploran las cadenas de razonamiento y las relaciones entre
ellas a un nivel puramente abstracto. A diferencia de los lógicos y los matemáticos, los
158
Capítulo 4, Aplicaciones Recientes de la Teoría Cognitiva a la Educación
científicos, analistas financieros, contadores, ingenieros y programadores de computación
usan la inteligencia lógico-matemática como instrumento que eventualmente los
relaciona con la realidad física.
Las operaciones fundamentales de la inteligencia espacial incluyen percepciones precisas
de formas u objetos, habilidad para recrearlos sin referencia al estímulo físico, habilidad
para manipular o modificar tales imágenes en el espacio. Esta inteligencia se relaciona
fundamentalmente con habilidades artísticas, aunque hay que reconocer el rol fundamental
que juega en pilotos de avión, arquitectos, navegantes, ingenieros y cirujanos.
La inteligencia kinestésica-corporal es la habilidad para resolver problemas o elaborar
productos usando partes de o todo el cuerpo; las operaciones básicas incluyen el control
del propio cuerpo y de objetos del mundo, el movimiento. Estas habilidades son propias
de la gimnasia, el ballet (bailarines y coreógrafos), la construcción de máquinas, etc.
La inteligencia intrapersonal consiste en una capacidad básica del individuo de poder
acceder a sus propios sentimientos y a distinguir entre los distintos sentimientos que
percibe. Esto permite a las personas comprender sus deseos, metas, fortalezas y debilidades,
y hasta conocer su perfil de inteligencias, con lo cual puede usar su conocimiento más
efectivamente. Se puede ver en escritores que usan su introspección, como Marcel Proust
y Virginia Woolf.
Finalmente, la inteligencia interpersonal implica una capacidad para distinguir los
sentimientos, comportamientos, motivaciones y atributos de las demás personas. Los
buenos profesores y padres deben tener bien desarrollada esta habilidad, así como los
líderes políticos y religiosos.
Tanto la inteligencia interpersonal como la intrapersonal son inteligencias “personales”,
que se relacionan mucho con la vida cotidiana.
Últimamente también se ha contemplado la existencia de dos nuevas inteligencias
(Gardner, 1998). La inteligencia naturalista, que implica el reconocimiento y
categorización de objetos naturales. Inteligencias que tendrían biólogos como Rachel
Carson y James Audubon. Y la inteligencia existencial, que contempla la captura y la
ponderación de preguntas existenciales. Sin embargo, aún no se ha identificado evidencia
suficiente para decidir si acaso son o no inteligencias.
159
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
2.5.2.2 Educación y desarrollo de las inteligencias
Existen diferentes inteligencias, cada una con un desarrollo característico, con operaciones
y formas de pensar propias, y con asociaciones neurológicas particulares. Es posible que
estas inteligencias estén relacionadas estrechamente unas con otras; sin embargo, se ha
encontrado evidencia empírica que muestra algo distinto. Los estudios de desarrollo
más recientes muestran que los niños progresan a través de estadios de razonamiento
y que desarrollan su forma de emplear habilidades cognitiva, pero que este progreso o
desarrollo no es tan sincronizado como lo creía Piaget; por el contrario, varía entre las
distintas inteligencias (Gardner, 1983). La existencia de una fortaleza en una inteligencia
en particular no predice una fortaleza (o debilidad) comparable en otro dominio (Gardner,
1983). Mientras las habilidades lingüísticas se desarrollan bastante rápidamente en casi
todos los individuos normales, y las demandas de las interacciones sociales hacen que
las personas logren cierto nivel básico de inteligencia interpersonal, el grado en que las
personas pueden desarrollar sus otras inteligencias es más variable y depende en gran
medida del estudio, enseñanza y apoyos externos.
La medida en la cual existen tales apoyos externos refleja, por lo menos en parte, los
valores de la cultura y la presencia de estados adultos que requieran o fomenten el uso de
esa inteligencia (Feldman, 1980). Diferentes culturas enfatizan diferentes inteligencias
y combinaciones de éstas. A pesar de esto, uno todavía podría preguntarse ¿por qué
sería importante desarrollar aquellas inteligencias en que la cultura occidental pone poco
énfasis o demanda? ¿Por qué ampliar el rol que juegan en los colegios?.
Una de las razones que justifican ampliar el enfrentamiento a la inteligencia es que hay
muchos niños que nunca se “conectan” con el colegio. La educación fuertemente centrada
en habilidades lingüísticas y lógico-matemáticas ignora el hecho de que para muchos
alumnos las habilidades que esas inteligencias requieren son muy dificultosas. Al limitar
la educación a esas dos inteligencias, limitamos las oportunidades de que muchos niños
se involucren, de que desarrollen sus mentes y fomenten su rendimiento.
Otra razón por la cual los colegios debieran ampliar su visión es que las inteligencias
que se delinearon anteriormente no sólo reflejan contenidos particulares, sino formas
de pensar. Si se le da la oportunidad a los alumnos para que aprendan a través de
otros canales, se puede fomentar el aprendizaje en las disciplinas escolares más
tradicionales.
También es necesario considerar que la hegemonía que existe en occidente del pensamiento
lingüístico y lógico-matemático ha oscurecido o escondido el hecho real, es decir, que estas
dos formas de pensamiento, solas o en combinación una con otra, no logran dar cuenta de
160
Capítulo 4, Aplicaciones Recientes de la Teoría Cognitiva a la Educación
la variedad de tareas y demandas que enfrentan las personas hoy. Esto es especialmente
cierto para aquellos problemas que ocurren fuera del colegio (Gardner, 1990). De esta
forma, el énfasis en esta dupla de habilidades no sólo fracasa en su tarea de equipar a los
alumnos con las herramientas suficientes para el éxito académico, sino que tampoco logra
otra tarea importante del colegio: la “preparación para la vida”. Esta visión estrecha de la
educación no sólo entrega alumnos mediocres o desaventajados, sino que además puede
alinear a aquellos alumnos que se están preparando para carreras altamente académicas e
intelectuales (Jackson, 1968).
La visión que aquí se presenta sugiere que los pensadores críticos -cuando trabajan- usan
una amplia gama de habilidades de pensamiento distintas. Varias inteligencias combinadas
posibilitaron los logros individuales; también se puede ver cómo cada persona explotó
su inteligencia de manera distinta, en función de sus metas. También, estos ejemplos
ilustran cómo los alumnos -fuera del colegio- necesitan varias formas de pensamiento y
varias maneras de aplicarlas. Los autores consideran que las oportunidades diversas y la
flexibilidad deberían ser enseñadas en el colegio, tanto para afianzar la relación alumnocolegio, como para preparar al alumno para la vida real, fuera del colegio. El setting
descontextualizado en que se da la educación en general frustra estas oportunidades.
2.5.2.3 El pensamiento en contexto
Otra noción que introduce Gardner (1990), en su concepción del pensamiento
inteligente es su noción de lo que es el pensamiento inteligente es su noción de lo
que es el “pensamiento en contexto”. Antes de que ocurriera una masificación de la
educación formal, la mayor parte de los niños aprendía en settings o ambientes altamente
contextualizados. Frecuentemente eran aprendices de algún oficio que observaban; tenían
acceso a adultos expertos, aprendían paso a paso y en la práctica, recibían mucho feedback
en cuanto a su progreso, etc. Los autores consideran que estos aspecto son muy útiles,
y que debieran formar parte de la educación de todos los niños. Sin embargo, en la
actualidad, los vestigios de este método aparecen sólo en colegios progresistas, educación
vocacional y (paradojalmente) en educación de postgrado.
La situación de la educación de hoy es demasiado distinta de lo que era. Los colegios
modernos tienen como tarea principal presentar, a escala masiva, disciplinas que
derivan de aquellas que antes sólo eran para la élite. Estos contenidos están bastante
descontextualizados para la mayor parte de los alumnos de los colegios de hoy.
Los métodos de enseñanza también tienen problemas. Las discusiones en clases casi nunca
se parecen a la comunicación usada en el lenguaje cotidiano (Jackson, 1986); el ritmo
161
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
y la variedad de las clases expositivas casi ni se parecen a los otros medios que rodean
a los niños, como juegos en computadores, radio, TV (Sarason, 1983). Se usan pruebas
estandarizadas como “medidas objetivas” del rendimiento de los niños, sin que se haya
determinado qué beneficio tienen para el desarrollo de las habilidades de pensamiento
del niño (Burgess y Adams, 1985; Gardner, 1991).
Si se considera que los alumnos son como “vasijas vacías”, o como “productos”, se hace más
fácil defender el uso de la educación tradicional, uniforme, como de línea de montaje. En
estos colegios, a todos los niños se les enseña lo mismo, de la misma forma, en el mismo
momento, y se evalúa con el mismo método “bulldozer” (Gardner, 1987). Los primeros
niveles o cursos se tienden a centrar en el aprendizaje memorístico de la lectura, la escritura
y la aritmética, con énfasis en la repetición de la habilidad. La colaboración entre los alumnos
es escasa, así como las actividades en que se usan las manos; aunque existen oportunidades
para que los niños trabajen en arte, estas disminuyen mientras los niños crecen (Gardner,
1980; Gulbenkian Foundation, 1982). Incluso es frecuente que los primeros años se centren
en la memoria lingüística, y sólo de mayores se demande algún pensamiento lógicomatemático; casi nunca se desarrollan otras habilidades de pensamiento.
La educación tradicional generalmente genera resultados más parejos o uniformes,
pero inhibe la curiosidad y el interés, tanto en los alumnos que no tienen habilidades
especialmente desarrolladas en al área de la inteligencia lingüística y lógico-matemática,
como en niños con habilidades escolares tradicionales (Jackson, 1968). También inhibe
la posibilidad de que los alumnos apliquen a sus vidas aquellos aprendizajes escolares; la
transferencia del aprendizaje, que siempre es difícil, requiere la exposición a problemas
múltiples y variados (Perkins y Salomon, 1987).
Los colegios más progresistas (no cualquier tendencia laissez-faire) tienden a proveer
mejores contextos para el aprendizaje. En vez de repetición, los niños trabajan por
períodos más largos de tiempo en problemas que los intrigan; pueden trabajar solos o en
grupos; pueden determinar las tácticas que usarán, y cómo presentar los resultados; hay
más oportunidades para trabajar en el arte, y hay más encuentros tipo maestro-aprendiz
con modelos expertos.
Los niños de corta edad pueden desarrollar trabajos y proyectos muy buenos (Fraiberg,
1986), y no hay evidencia de que sea necesario pasar por un primer períodos de
memorización exclusiva. Debido a que los colegios progresistas les proveen una exposición
más variada y extensa de problemas a los alumnos, a que dan oportunidades de ver cómo
los expertos solucionan los problemas, a que permiten enfrentar los problemas desde
varias inteligencias, los alumnos tienen más probabilidad de transferir el aprendizaje de
162
Capítulo 4, Aplicaciones Recientes de la Teoría Cognitiva a la Educación
un proyecto a otro (Perkins y Salomon, 1987). Los resultados tienden a ser más disparejos,
pero los niños tienden a ser más imaginativos, toman iniciativa y están más interesados
en seguir aprendiendo a lo largo de sus vidas.
Los autores consideran que en EEUU, así como en otros países donde las poblaciones son
altamente heterogéneas, la educación progresista es mejor, ya que no se puede esperar
que todos los alumnos van a querer o van a ser capaces de aprender el mismo material, de
la misma forma y al mismo ritmo.
2.5.2.4 Currículum y evaluación para el Desarrollo de las Inteligencias
Una pregunta que surge a partir de esta teoría es cómo diseñar métodos de evaluación
acordes a ella. Los autores interesados en este tema han implementado una serie de
programas destinados a desarrollar y evaluar diferentes tipos de inteligencias (Blythe y
Gardner, 1990). Algunos de ellos se describen a continuación.
Project Zero
El Project Zero, dirigido por H. Gardner en la Universidad de Harvard ha empezado
a diseñar currículum y métodos de evaluación que sean “justos” con las diversas
inteligencias y usen contextos más ricos y reales (ver http://www.pz.harvard.edu/). Los
autores critican los test de inteligencia tradicionales por varias razones. Generalmente
éstos usan a un extraño que hace preguntas que generalmente se alejan de aquella cosas que
normalmente pensamos. Pueden medir algunos aspectos de las habilidades lingüísticas
y lógico-matemáticas, pero dicen casi nada acerca de otras áreas. Los test tradicionales
tampoco tienen “validez ecológica” (Gardner, 1990); no revelan el estilo cognitivo de la
persona: su grado de persistencia, aburrimiento o playfulness frente a distintos problemas;
tampoco evalúan cómo se enfrenta a problemas que conoce, que le interesan.
Esto hizo al Project Zero desarrollar pruebas más válidas para la enseñanza prescolar,
básica y media. A nivel prescolar, y en colaboración con David Feldman, se desarrolla el
Project Spectrum, en que se han elaborado materiales educativos que desarrollan varias
inteligencias. Se da el ejemplo de un juego con dinosaurios y dados, que sirve para que
los niños aprendan a contar, a mover piezas, a interactuar con otros, etc. Este proyecto ha
servido para que los investigadores observen a los niños y el desarrollo de sus inteligencias.
Los resultados muestran que a los tres años los niños ya tienen marcadas diferencias: son
fuertes en una inteligencia y débiles en otra. En vez de usar esta información para clasificar
a los niños, se usa para elaborar informes para los padres en que se describen las fortalezas
y debilidades de los niños, y se sugieren actividades extraescolares interesantes.
163
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Arts PROPEL
En la enseñanza básica y media, funciona el proyecto Educational Testing Service on
Arts PROPEL, junto con las Escuelas Públicas de Pittsburg, que fomenta la producción,
percepción y reflexión en las áreas de música, artes visuales y escritura creativa.
Los alumnos trabajan con “proyectos” y “portafolios”. El proyecto puede ser una tarea
que ayuda a los alumnos a desarrollar escritura creativa a través del diálogo: los alumnos
deben escribir en parejas un diálogo, someterlo a varias correcciones, actuarlo frente a los
compañeros, escuchar el diálogo de otros, etc. El portafolio consiste en una recopilación
de todos los borradores, las correcciones, los cuadernos, las notas, los comentarios de los
profesores, etc., que le permiten al alumno conocer su proceso, tomar conciencia de su
progreso y desarrollo, y servir de base para futuras reflexiones. También le proveen al
profesor una buena manera de evaluar el progreso del alumno.
PIFS
También hay un proyecto que fomenta habilidades de pensamiento: PIFS (Practical
Intelligence for Schools), que se desarrolla en la Universidad de Yale. Este proyecto
pretende usar la materia de clases como un “trampolín” para la adquisición de habilidades
de aprendizaje. No implanta un nuevo currículum, sino que incluye habilidades de
pensamiento en el currículum que ya existe.
Gardner propone que todos los individuos no impedidos tienen
la capacidad de proponer preguntas y buscar soluciones,
usando varias inteligencias. Cada una de estas inteligencias tiene
su forma característica de procesar la información y enfrentar las
posibilidades generadas por distintos tipos de problemas.
III. CONCLUSIONES : CONDICIONES NECESARIAS PARA
DESARROLLAR HABILIDADES DE PENSAMIENTO Y
CREATIVIDAD EN LA SALA DE CLASES
La enseñanza de habilidades y procesos como el razonamiento, la metacognición,
estrategias de aprendizaje, la resolución de problemas y la creatividad, dicta cambios en
el ambiente de la sala de clases, que incluye la constitución física, el rol del profesor, el
rol de los alumnos y su interacción. La sala de clases tradicional, con sus hileras o filas de
164
Capítulo 4, Aplicaciones Recientes de la Teoría Cognitiva a la Educación
bancos, con los alumnos mirando pasivamente cómo el profesor se desempeña al frente de
la sala (la sala “centrada en el profesor”) no ayuda a desarrollar el pensamiento.
La nueva sala debe incluir muebles movibles que permitan actividades en grupos
pequeños; estaciones de aprendizaje; centros tecnológicos; y centros de recursos con
materiales manipulables y de biblioteca. En este ambiente, el profesor es el coreógrafo
de las actividades que fomentan la comunicación entre alumnos y profesores y entre
alumnos y alumnos. El profesor hace preguntas que evocan pensamientos y que fuerzan
a los alumnos a reflexionar y responder con afirmaciones, pensamientos y preguntas de
ellos mismos.
La mayoría de los profesores no tienen demasiada experiencia en este tipo de actividades,
por lo que hay que ayudarles con programas instruccionales; deben aprender a utilizar las
respuestas de los alumnos para extender sus procesos de razonamiento.
A continuación se dan sugerencias para crear y operar en este nuevo tipo de sala de clases
(Krulik, et al, 1993).
1. Crear un ambiente no atemorizante
Es necesario que los alumnos se sientan libres para hacer sugerencias sin temor a ser rechazados,
criticados negativamente o ridiculizados; se debe fomentar su participación. Si los alumnos no
están acostumbrados a este tipo de sala, les tomará un tiempo acostumbrarse, y a veces pueden
hacer comentarios irrelevantes sólo para probar cuán lejos pueden llegar; esto desaparece
en la medida en que los niños se dan cuenta de que tienen libertad para participar en las
discusiones. Los profesores van aprendiendo a usar respuestas y preguntas de todo tipo para
iniciar discusiones que puede ser provechosas para todos.
Se dan ejemplos de problemas; también se sugiere una nueva forma de responder:
EN VEZ DE DECIR...
“Bien” o “correcto”
DIGA...
“¿Qué te llevó a esa conclusión?”
“Malo” o “estás equivocado”
“¿Cómo llegaste o lograste ese resultado?”
“Así se hace”
“¿Qué podríamos tratar de hacer?” o “¿Qué
creen Ustedes que pasaría si...?”
165
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
2. Hacer que los alumnos trabajen juntos en una variedad de grupos.
Se ha visto que el trabajo en pequeños grupos referidos a aprendizaje colaborativo o
cooperativo ayuda a desarrollar habilidades de comunicación y pensamiento. La interacción
entre los alumnos los ayuda a aprender a modificar el pensamiento de los demás y aclarar
el propio; a expresarse mejor, usar vocabulario más preciso, etc.
3. Plantear preguntas creativas, constructivas y provocadoras del pensamiento
Los profesores no deben guiar a los alumnos directamente a la solución de los problemas
mostrándoles la respuesta; en cambio, deben hacerles preguntas a los alumnos que los
guíen hacia una amplia gama de respuestas.
Deben darles tiempo para responder a las preguntas (una investigación muestra que los
profesores dan menos de tres segundos a los alumnos para contestar); como la resolución
de problemas y el razonamiento son complejos, se debe dar tiempo para reflexionar. Se
sugiere el uso de preguntas abiertas, tales como “qué pasaría si...”, “qué conclusiones
pueden sacar...”, “cuenten el número de...”, etc.
4. Fomentar la creatividad en el pensamiento y la imaginación
En una clase con un ambiente no amenazante, los alumnos deben tener libertad para
pensar; no se deben penalizar respuestas poco comunes o alejadas de lo correcto si reflejan
pensamiento y reflexión por parte del alumno. La creatividad sólo se desarrolla si el
alumno se siente libre para asumir riesgos sin temor a ser recriminado.
5. Usar la calculadora como una ayuda para el aprendizaje
No debe usarse la calculadora como un sustituto del aprendizaje de las operaciones
aritméticas básicas; sin embargo, una vez que ya conocen esos algoritmos, pueden usar
la calculadora cuando ellos sienten que es apropiado. La calculadora puede jugar un rol
importante en el desarrollo del razonamiento. Permite usar problemas con datos reales,
ya que ya no hay que arreglar los datos para que la parte cómputos sea más fácil u
ordenada. Hay que idear ejercicios entretenidos (ej: usando los dígitos 8, 7, 6, 5, y 4,
¿cuál es el producto más grande que puedes formar?).
6. Promover creatividad, imaginación y el uso de la mayor cantidad de recursos
Las matemáticas, la resolución de problemas y el razonamiento deben ir más allá de lo
que aparece en los textos.
7. Hacer que los alumnos reflexionen sobre sus propios procesos de pensamiento
Cuando se ha resuelto un problema y se ha llegado a la solución, la atención del alumno
debe centrarse en qué tipo de razonamiento se usó: qué hicieron, por qué lo hicieron, y
cómo lo hicieron. Deben pensar acerca de esto individualmente y luego compartirlo con
166
Capítulo 4, Aplicaciones Recientes de la Teoría Cognitiva a la Educación
la clase. Se deben discutir los pensamientos metacognitivos, ya que ellos forman la base
para buenos patrones de razonamiento futuro.
8. ¿Cómo evaluar las habilidades de pensar?
Las pruebas tradicionales han sido relativamente efectivas en la evaluación del rendimiento
de los alumnos en algoritmos o memorización de datos y procedimientos. Sin embargo,
ahora la tarea evaluativa es distinta, ya que los procesos son otros, y las pruebas tradicionales
de papel y lápiz, etc., ya no son suficiente. El profesor es el responsable de la evaluación y
el diagnóstico del progreso de los alumnos en esta área; sin embargo, se necesitan ciertos
instrumentos orientados a la medición de rendimiento o desempeño que puedan apoyar:
presentaciones orales y escritas, observaciones, pruebas escritas, etc.
a. Observaciones
Mientras los alumnos trabajan en grupos los problemas, los profesores pueden caminar
por la sala, simplemente observando la acción o focalizándose en algún aspecto; pueden
hacer preguntas informales a los alumnos, tales como “ cómo hiciste esto” o “qué hizo
que probaras esto”. Así se puede observar cómo los alumnos trabajan y razonan, haciendo
ciertas anotaciones mentales de lo que ocurre, que deben ser escritas inmediatamente
después de terminada la clase. Ej de preguntas: todos los niños tratan de resolver los
problemas, trabajan cooperativamente, etc.
Esta técnica evaluativa tiene la desventaja de que consume mucho tiempo; mantener las
anotaciones de todos los alumnos puede ser demasiado, y además, cuesta quedarse callado
cuando uno ve a los alumnos “irse por el camino equivocado”.
b. Bitácoras metacognitivas y párrafos resumen
La esencia de la metacognición es ayudar a los alumnos a pensar acerca de su propio
pensamiento y lograr cambios en cómo piensan; se quiere lograr que los alumnos cada
vez sean mejores pensadores.
En un tipo de bitácora metacognitiva, los alumnos trabajan en un problema en el lado
derecho de una hoja, mientras en el lado izquierdo, los alumnos escriben qué los hizo
hacer lo que hicieron en cada paso de la resolución del problema. Otro tipo de bitácora
(que estos autores prefieren) es muy parecido; los alumnos trabajan en un lado de la
hoja, y cuando terminan el problema, escriben en el otro lado, frente a cada paso y cada
solución, qué pensaron, qué procesos ocurrieron, etc. En la bitácora anterior se resuelve
y se piensa sobre el razonamiento al mismo tiempo; en el segundo, no se interrumpe el
proceso de resolución de problemas, sino que se analiza una vez terminado.
167
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
El párrafo resumen en básicamente lo mismo, pero es un sólo párrafo escrito al final de la
resolución, y no va paralelo a cada paso.
c. Pruebas
ÊÊÊÊÊUÊ *ÀÕiL>ÃÊ`iÊ>ÌiÀ>ÌÛ>Ã
Aunque en general las pruebas de alternativas no son muy buenas para medir
razonamiento, pueden llegar a servir siempre y cuando se escojan adecuadamente
los distractores y la formulación de preguntas sea cuidadosa.
ÊÊÊÊUÊÊ *ÀÕiL>ÃÊ`iÊ«Ài}ÕÌ>ÃÊ>LiÀÌ>Ã
Este tipo de pregunta requiere que el niño piense creativamente, de una respuesta
escrita, y permite al profesor examinar el proceso de pensamiento usado.
ÊÊÊÊÊUÊ *ÀÕiL>ÃÊ`iÊ`iÃi«i
Este tipo de prueba requiere que el alumno resuelva un problema completa y
correctamente. Este tipo de prueba debe ser evaluada de forma tal que se de parte
del puntaje por tener el razonamiento correcto o en la dirección correcta, y puntaje
total cuando se logra alcanzar la respuesta totalmente correcta.
Lo que queda claro es que no hay un sistema evaluativo que por sí mismo de cuenta de
todo el proceso ni que sea suficiente por sí solo. Para ser efectivos, los profesores deben
constantemente evaluar su enseñanza y el aprendizaje de los alumnos. La evaluación debe
ser un proceso continuo, una parte integral del proceso enseñanza-aprendizaje, y debe
haber conciencia de que es un proceso muy complejo, y de que no existe una forma
simple de llevarla a cabo.
En conclusión, es un desafío para los actuales psicólogos educacionales el buscar las
estrategias e investigar en relación a ellas, para que las estrategias de pensamiento y las
propias de la creatividad puedan ser llevadas al quehacer educativo, lo cual requiere un
cambio en las concepciones de educación y aprendizaje, que lleven a cambios en la sala
de clases.
Para esto, se pueden valer de las guías antes expuestas y los aportes de los autores
anteriormente mencionados, pero, sin duda, el primer paso es creer que el aprendizaje es
algo más que un cambio conductual, sino que involucra una serie de procesos cognitivos
168
Capítulo 4, Aplicaciones Recientes de la Teoría Cognitiva a la Educación
que deben ser considerados para tener una definición más integral de lo que significa el
aprender.
IV. RESUMEN
CONCEPTOS BÁSICOS
La velocidad del cambio y la gran cantidad de información que caracterizan el
mundo actual hacen necesario un nuevo tipo de aprendizaje, orientado no sólo a
transmitir contenidos, sino también a hacer más eficientes los procesos involucrados
en la resolución de problemas y toma de decisiones.
Las estrategias cognitivas o habilidades de pensamiento son procedimientos libres
de contenido que permiten aprender, resolver problemas y comprender. Algunas
de las habilidades que identifica Sternberg en la resolución de problemas son las
siguientes.: Identificación del problema a ser resuelto; selección del proceso a
utilizar; selección de las formas de representar la información pertinente a la tarea;
selección de la estrategia; selección de las secuencias en las cuales se aplican los
procesos a la representación; ejecución del plan de acción. Algunas de las habilidades
identificadas por Weinstein y Mayer (1986) en los procesos de aprendizaje son:
estrategias de ensayo; estrategias de elaboración básicas de organización; estrategias
de comprensión y monitoreo; estrategias afectivas y motivacionales.
Las habilidades metacognitivas son habilidades necesarias para la adquisición, uso
y control del conocimiento y de otras habilidades cognitivas. Permiten dirigir,
monitorear, evaluar y modificar nuestro aprendizaje y pensamiento. Algunos
ejemplos de Habilidades Metacognitivas son: planificación efectiva y formulación
de estrategias; control y evaluación del propio conocimiento y rendimiento;
reconocimiento de la utilidad de una habilidad.
Feuerstein (1980) propone un método de Enriquecimiento Instrumental basado en
la creencia de que es posible modificar y hacer más eficientes las estrategias de
pensamiento de los sujetos. Para este autor, el rendimiento defectuoso puede ser
producto de un déficit en las “experiencias de aprendizaje mediado”. Estas son
experiencias en las cuales un adulto organiza y selecciona los estímulos para que el
aprendiz pueda manejarlos y aprehenderlos de manera más eficiente.
169
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
El Enriquecimiento Instrumental (IE) consiste en un ataque directo y focalizado
sobre los procesos mentales que por su ausencia, fragilidad o ineficiencia son
culpables del bajo rendimiento. Algunas de las funciones que pueden ser defectuosas
y en las que se enfoca este programa son: percepción; exploración sistemática;
conservación, constancia y permanencia de objeto; precisión; definición del
problema; interiorización; comportamiento planificado; ampliar el campo mental;
proyectar relaciones; comportamiento comparativo; categorización; pensamiento
hipotético; evidencia lógica; sobrepasar la comunicación egocéntrica; sobrepasar el
ensayo y error; restringir el comportamiento impulsivo; sobrepasar el bloqueo.
El entrenamiento en resolución de problemas se refiere a la instrucción de conductas
y procesos de pensamiento dirigidos hacia la ejecución de tareas intelectualmente
exigentes. Es posible enseñar a los alumnos ciertas heurísticas para resolver
problemas. Una heurística es un procedimiento general y aplicable a varios tipos
de problemas. Existen distintas heurísticas para resolver problemas.
Para enseñar exitosamente las habilidades de resolución de problemas en clase,
es necesario utilizar buenos problemas, que sean interesantes para los alumnos;
que requieran habilidades de observación, análisis crítico y la comprensión de un
concepto o aplicación de una habilidad; que puedan tener más de una solución.
La resolución de problemas puede y debe ser enseñada en clase desde la enseñanza
básica, ya que es una actividad que dura toda la vida. La enseñanza de la resolución
de problemas no necesita reemplazar a ningún contenido programático: debe ser
continua y constante y atravesar todas las materias.
La visión de Inteligencia que es usada en los colegios occidentales se restringe a
las habilidades lógico-matemáticos y de razonamiento verbal. Howard Gardner
propone una teoría donde hay diferentes tipos de inteligencia. Según este autor la
escuela debe posibilitar el desarrollo de todas ellas.
La enseñanza de habilidades de pensamiento como las vistas en este capítulo
requiere de un ambiente especial en sala de clase, distinto del ambiente tradicional
centrado en el profesor. El cambio incluye dar mayor libertad de expresión a los
alumnos, mayor posibilidad de interacción entre alumnos y de éstos con el profesor,
ofrecer preguntas creativas y situaciones provocadoras del pensamiento, instar a
los alumnos a reflexionar sobre sus propios procesos de pensamiento, implementar
nuevos procedimientos evaluativos.
170
Capítulo 4, Aplicaciones Recientes de la Teoría Cognitiva a la Educación
DEBILIDADES
Durante largo tiempo la enseñanza estuvo centrada en la transmisión de
contenidos y materias. Sería incorrecto pensar que lo adecuado es desplazar ahora
completamente el énfasis hacia los procesos y habilidades de pensamiento, vaciando
la instrucción escolar de contenidos. Esta es una comprensión incorrecta del
enfoque de estrategias cognitivas. Por el contrario, la instrucción en habilidades de
pensamiento no debe desplazar a los contenidos, sino complementar este enfoque.
Así, lo que se debe buscar es formar individuos que no sólo posean conocimientos
útiles, sino que sean capaces de enfrentar nuevos problemas y situaciones de forma
crítica e innovadora, indispensables para adaptarse al mundo actual.
V. PALABRAS CLAVE
Cognición
Creatividad
Enriquecimiento Instrumental
Estrategias Cognitivas
Habilidades de pensamiento
Inteligencia
Mediación
Metacognición
Resolución de problemas
VI. PREGUNTAS Y EJERCICIOS
1.
¿Por qué se hace necesario un cambio en el tipo de educación impartida hasta
ahora? ¿Qué tipo de cambio es éste?
2.
Defina habilidades de pensamiento y dé un ejemplo.
3.
Nombre tres estrategias que faciliten el aprendizaje. Dé un ejemplo de cada una
de ellas.
4.
Busque en su experiencia personal una situación donde un mediador hay facilitado
su comprensión o aprendizaje de algún concepto o materia (puede ser una
experiencia de aprendizaje formal o informal).
171
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
5.
Diseñe una situación de instrucción de resolución de problemas para una clase de
matemáticas. Especifique los problemas que usaría, de qué manera los plantearía,
que estrategias de resolución enseñaría y la forma en que evaluaría el aprendizaje
de los alumnos.
6.
Recuerde cómo era su curso de 7º básico. ¿Diría Ud. que el ambiente físico, social
y emocional de la clase fomentaba el desarrollo de habilidades de pensamiento en
los alumnos? ¿Por qué?.
VII. BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA
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Weinstein, C., Mayer, R. The Teaching of learning strategie. New York: Macmillan.
173
!
Capítulo 5, Teoría Humanista
Capítulo 5
Teorías Psicológicas aplicadas a la educación
TEORÍA HUMANISTA
I. INTRODUCCIÓN
La Psicología Humanista, como una reacción a la mecanicista teoría psicológica conductual
y al determinismo del psicoanálisis, también ha tenido una considerable influencia en
el desarrollo de nuevas concepciones de aprendizaje. La teoría que está detrás de esta
psicología es la filosofía centrada en los estudios de Carl Rogers (1951, 1967, 1983) y el
trabajo del pragmático filósofo de la ciencia y la educación John Dewey (1916). Lo que
enfatiza la teoría humanista es fundamentalmente la experiencia subjetiva, la libertad de
elección y la relevancia del significado individual.
La teoría humanista nació como un movimiento de protesta. Abraham Maslow planteó
que los movimientos psicológicos estaban centrados en la enfermedad y la deficiencia, y
creía que la psicología se beneficiaría si se concentraba en el estudio de las personas sanas.
Maslow llamó a esta orientación la “tercera fuerza”, enfatizando que es una alternativa
frente al psicoanálisis freudiano y frente al conductismo, en los cuales valores como el
altruismo, la dignidad, la verdad y la belleza son insuficientemente estudiados. Este
enfoque se centra precisamente en esto, en lo que amamos y odiamos, en lo que valoramos,
en lo que nos alegra, deprime y angustia. Maslow afirma que esto es lo que le preocupa a
los educadores, independientemente de las teorías que hayan aprendido en sus cursos de
psicología educacional en la Universidad. La tercera fuerza, el humanismo, no es científica
en su sentido convencional, sin embargo es válida en el sentido de que estos aspectos no
medibles son parte innegable de la condición humana (Maslow 1968, 1971).
Uno de los conceptos más importantes de este enfoque es el rol activo del organismo. Según
éste, desde la infancia, los seres son únicos, tienen patrones de percepción individuales
y estilos de vida particulares. No sólo los padres influyen y forman a sus hijos; los niños
también influyen sobre el comportamiento de sus padres. El rol activo, que se ve desde
niño, es más visible aún cuando se logra el pensamiento lógico. Existe una brecha entre
estímulo y respuesta, en que la persona piensa, reflexiona, considera las implicancias del
comportamiento. Esto es muy importante para la teoría humanista, porque enfatiza que
los humanos crean su mundo.
175
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Este concepto de la psicología humanista tiene algunas aplicaciones interesantes para
la educación. Sugiere entre otras cosas, que los alumnos pueden ser aprendices activos
y entusiastas, más que entes pasivos a los cuales hay que forzar a aprender. Sugiere que
los profesores deben estar menos preocupados del nacimiento y pasado del alumno, y
más centrados en cómo se pueden beneficiar los alumnos de las circunstancias actuales.
Comprende que en el proceso de enseñanza-aprendizaje está involucrado el “self” tanto
de los alumnos como de los profesores, ya que ambos se encuentran en el mismo camino;
en un camino que se dirige a convertirse en personas más humanas (Volpe, 2007).
Es así como uno de los principios más importantes que rigen esta teoría, es su creencia
de que las personas son capaces de enfrentar adecuadamente los problemas de su propia
existencia, y que lo importante es llegar a descubrir y utilizar todas las capacidades en
su resolución.
II. CONCEPTOS BÁSICOS
2.1 Aprendizaje Experiencial
Uno de los principales conceptos que surgen como un aporte de los planteamientos
humanistas, es el de aprendizaje experiencial, cuya filosofía deriva, principalmente, de los
estudios de Carl Rogers (1951, 1967, 1983) y previamente en el trabajo del filósofo de
la ciencia y la educación, John Dewey (1916).
De sus trabajos se han derivado muchos estudios sobre el aprendizaje experiencial, o
también llamado aprendizaje de la experiencia, de los cuales unos pocos se han focalizado
en el estudio del proceso de aprendizaje, mientras que la mayoría lo ha hecho en el
estudio del propósito de este tipo de aprendizaje (Moon, 2004).
Muchos autores difieren en qué es el aprendizaje experiencial -lo cual es natural si
consideramos que el aprendizaje experiencial da un espacio a la subjetividad del
entendimiento de las realidades experimentadas por las distintas personas- considerándolo
como.
U
El insight que se alcanza de la internalización, sea ésta conciente o inconciente, de
nuestra propia experiencia o de aquella que observamos, y que se construye sobre
nuestras experiencias o conocimientos pasados (Beard y Wilson, 2002 en Moon,
2004).
176
Capítulo 5, Teoría Humanista
U
Un sinónimo del aprendizaje por descubrimiento-significativo, que según Boydell
es un proceso que involucra al aprendiz en una serie de reestructuraciones sobre la
percepción que tiene de aquello que está ocurriendo (1976 en Moon, 2004).
U
El aprendizaje enraizado en nuestro quehacer y nuestra experiencia. Es el aprendizaje
que ilumina nuestra experiencia y da dirección a nuestros juicios involucrados en
las elecciones y acciones (Hutton, 1989 en Moon, 2004).
U
El proceso en el cual las personas, individualmente y con otros, se comprometen
en un encuentro directo, en el cual, intencionalmente, validan, transforman, dan
un significado personal e intentan integrar sus conocimientos. De esta manera
el aprendizaje experiencial permite el descubrimiento de posibilidades a partir
de una experiencia que no hubiesen sido evidentes si el individuo la hubiese
experimentado por sí sólo (McGill y Warner Weil, 1989 en Moon, 2004).
Sin embargo, parece ser que todos concuerdan en que se debe diferenciar lo que es la
“experiencia” de lo que es el “aprendizaje de la experiencia”. La experiencia en sí misma
no tiene significado hasta que el individuo se lo atribuye, lo cual realiza, normalmente,
desde los significados construidos socialmente (Mason, 2000; Jarvis, 1987 en Moon
2004). El mismo Dewey lo presume al plantear que la experiencia en sí misma no es,
ni puede ser buena ni positiva para el aprendiz, sino que existen incluso experiencias
mal-educativas si es que detienen o distorsionan el crecimiento que el individuo puede
alcanzar por futuras experiencias.
Por su parte, Carl Rogers (1902-1987) no se preocupa de formular una teoría
del aprendizaje propiamente tal, pero sí caracteriza integralmente la “situación de
aprendizaje” y las condiciones inherentes para que se produzca un aprendizaje -en su
concepto- significativo y vital para el ser humano.
La orientación de Rogers gira en torno al desarrollo de la personalidad y a las condiciones
de su crecimiento existencial, basándose por tanto en los datos provenientes de la experiencia
del individuo, concebido como un ser que existe, deviene, surge y experimenta. En este
sentido, el enfoque de Rogers se opone a la consideración del aprendizaje estrictamente
objetivo, impersonal y basado racionalmente en el conocimiento del aprendizaje animal
y en datos experimentales, como es el caso del conductismo. Por lo tanto, la posición
rogeriana en psicología está enmarcada en un enfoque fenomenológico o existencial que
emplea como fuente de información las experiencias conscientes subjetivas del hombre.
177
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
2.1.1 Naturaleza del aprendizaje experiencial
Rogers maneja el concepto de aprendizaje “auténtico” que, para él, es mucho más
que la acumulación de conocimientos, es un aprendizaje que provoca un cambio en la
conducta del individuo, en las acciones que escoge para el futuro, en sus actitudes y
en su personalidad, todo esto a través de un conocimiento penetrante que no se limita
a una simple acumulación de saber, sino que se infiltra en cada parte de su existencia.
Para conseguir este tipo de aprendizaje es necesario permitir que el alumno tenga un
contacto real con los problemas que conciernen a su existencia, de manera que él pueda
elegir aquello que desea resolver, que desea aprender. Sólo así producirá un aprendizaje
experiencial fruto de un enfrentamiento existencial con un problema significativo. La
hipótesis es que los aprendices puestos en contacto efectivo con la vida desean aprender,
desean crecer y madurar y anhelan, sobre todo, crear.
Es así como Rogers (1969), propone algunos principios propios de este aprendizaje
experiencial:
U
El ser humano tiene una capacidad natural para el aprendizaje.
U
El aprendizaje significativo se realiza cuando el estudiante advierte que el material
a estudiar le servirá para alcanzar las metas que se ha fijado.
U
El aprendizaje exige un cambio en la organización del yo (o sea en la percepción de
sí mismo), por lo cual representa una amenaza y suele encontrar resistencia.
U
Por lo tanto, los aprendizajes que constituyen una amenaza para el yo, se captan y
se asimilan más fácilmente cuando el peligro externo es mínimo.
U
Gran parte del aprendizaje significativo se adquiere por medio de la práctica.
U
El aprendizaje se facilita cuando el estudiante participa responsablemente en el
proceso adquisitivo.
U
El aprendizaje emprendido espontáneamente, que engloba a la totalidad del sujeto
(tanto sus sentimientos como su inteligencia), es el más duradero y generalizable.
U
En el mundo moderno, el aprendizaje de mayor utilidad social, es el que se basa
en una apertura ininterrumpida a la experiencia y en la asimilación del cambio en
la propia personalidad.
178
Capítulo 5, Teoría Humanista
2.1.2 Bases epistemológicas del aprendizaje experiencial
Luego de conocer la naturaleza de este aprendizaje experiencial propuesto por Rogers,
cabe preguntarse sobre qué bases epistemológicas se sustentan estos principios. Ante esta
pregunta es importante considerar, tal como señalan Rogers (1986) y Burnard (1988),
que a la psicología humanista le ha sido difícil realizar una contribución significativa a
la psicología académica en Norteamérica y en Europa, siendo uno de sus problemas para
legitimarse y fundamentar sus métodos de aprendizaje experiencial, el hecho de no poseer
las suficientes bases teóricas en las cuales sostenerse. Pero, así como algunos han criticado
la teoría de vaga y sobresimplificada, hay quienes la admiran por sus simples y fuertes
contribuciones al entendimiento de la naturaleza humana (Volpe, 2007), realizando
importantes esfuerzos por clarificar, indagar e investigar en distintos aspectos de ésta.
Ante esta dificultad, Burnard (1988) acomete la tarea de delinear una teoría del
conocimiento que permita, de alguna manera, disminuir esta brecha. Es así como sus
propósitos son, por una parte, clarificar el concepto de aprendizaje experiencial y, por la
otra, ofrecer un fundamento en el cual puede estar basada la investigación del aprendizaje
experiencial. La teoría de Burnard (1988) es epistemológica, es decir, es una teoría sobre el
conocimiento. Basada en el análisis y clasificación de Heron (1981), describe tres amplios
tipos de conocimiento: el conocimiento proposicional, el conocimiento práctico y el
conocimiento experiencial. Ninguno de estos dominios o tipos de aprendizaje puede ser
reducidos al otro, pero están interrelacionados y se les puede considerar complementarios
entre sí.
El conocimiento proposicional es el que está contenido en las teorías o modelos. Puede
ser descrito como conocimiento de “libro de texto”. En el dominio del conocimiento
proposicional, una persona puede tener un considerable banco de datos, teorías e ideas
acerca de un tema, persona o cosa, sin necesariamente haber tenido una experiencia directa
con ellos. Por ejemplo, podemos desarrollar un considerable conocimiento proposicional
acerca de la mecánica de autos, sin necesariamente haber estado nunca cerca de un motor.
Este es un punto normativo; claramente a menudo es mejor tener un conocimiento
proposicional combinado con conocimiento práctico, pero no es una condición necesaria.
Obviamente, es posible tener conocimiento proposicional acerca de un gran número de
temas desde las matemáticas a la literatura o desde la crianza a la venta.
El conocimiento práctico, es el conocimiento desarrollado a través de la adquisición de
habilidades, a menudo, aunque no necesariamente, de tipo psicomotor. Por ejemplo,
conducir un auto demuestra conocimiento práctico, aunque también el uso de
habilidades interpersonales que incluyen el uso de conductas no verbales específicas en
intervenciones de ayuda. El conocimiento práctico es la sustancia del desempeño de una
179
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
habilidad práctica o interpersonal. Es importante notar, sin embargo, que una persona
puede desarrollar un considerable conocimiento práctico sin necesariamente desarrollar
un apropiado conocimiento proposicional.
Burnard afirma que la mayoría de la educación tradicional ha estado preocupada solamente
de estos dos dominios. Aún cuando educadores como Knowles (1978, 1980) y Rogers
(1983) han argumentado para que se incorpore la experiencia de la vida de la persona al
aprendizaje, y Heron (1982) ha delineado una educación “afectiva”, hay poca evidencia
de que la experiencia personal haya sido usada como base para el encuentro educacional.
El dominio del conocimiento experiencial es aquel alcanzado a través del encuentro personal
con un tema, persona o cosa. Es la naturaleza subjetiva y afectiva de este encuentro lo
que contribuye a este tipo de aprendizaje. El conocimiento experiencial es conocimiento
a través de la relación. Es a esto a lo que Rogers se refiere cuando dice “si es que puedo
proveer un cierto tipo de relación, el otro podrá descubrir por sí mismo, la capacidad
para usar esa relación para aprender, y de este modo ocurrirá el cambio y el desarrollo
personal” (Kramer, 1995 en Volpe, 2007). Este concepto de conocimiento es sinónimo
del concepto de conocimiento personal de Polanyi (1958).
Burnard señala que si se reflexiona por un momento se descubre que muchas de las
cosas que se conocen y que son importantes para nosotros, pertenecen a este dominio.
Ello lo lleva a afirmar que la mayoría de los encuentros con otros contienen las posibles
semillas del conocimiento experiencial. Solamente cuando estamos desconectados de los
otros y los tratamos como objetos, es que el aprendizaje experiencial no puede ocurrir.
El aprendizaje experiencial no tiene que ver exclusivamente con relacionarse con otras
personas, también se le puede desarrollar con objetos y lugares. Por ejemplo, podemos
desarrollar un extenso conocimiento proposicional acerca de un lugar y luego visitarlo.
Lo que sabemos ha sido modificado por nuestra experiencia o, en otras palabras se ha
desarrollado conocimiento experiencial acerca del lugar, conocimiento que no puede
necesariamente ser reducido a una serie de proposiciones. No es un conocimiento del
mismo tipo u orden que el proposicional o práctico, pero es sin duda un conocimiento
importante.
El conocimiento experiencial es necesariamente personal e idiosincrático y puede ser
difícil convertirlo en palabras para otra persona. Las palabras tienden a estar cargadas
de significado personal y así para comprender al otro necesitamos comprender el uso
que el otro da a las palabras. Sin embargo, el conocimiento experiencial es muchas veces
transmitido al otro a través de gestos, contacto de los ojos, tono de voz y todos los
otros aspectos no verbales y paralingüísticos de la comunicación. En efecto, puede haber
180
Capítulo 5, Teoría Humanista
conocimiento experiencial cuando dos personas llegan a estar muy involucradas una con
otra en una conversación, en un encuentro de aprendizaje o en psicoterapia.
El conocimiento experiencial es, entonces, un importante conocimiento personal. Lo
vamos construyendo a medida que vamos creciendo y se modifica en la medida que
nuestra vida se desarrolla y cambia. Lo que es interesante es que al intentar clasificarlo y
ponerlo en palabras, lo transformamos en conocimiento proposicional. De esta manera,
no puede haber conocimiento experiencial en libros de textos y no puede ser alcanzado
a través de lecturas. Es posible hablar sobre él en estos contextos, pero no es la cosa en sí
misma. En otras palabras, una descripción del conocimiento experiencial nunca puede ser
el conocimiento experiencial en sí mismo.
Lo anterior presenta un problema práctico. Si intentamos escribir sobre el conocimiento
experiencial lo reducimos a un conocimiento proposicional. Al hacerlo perdemos los
aspectos vitales que hacen que un conocimiento sea experiencial. Burnard señala que lo
que debemos aprender, es a reconocer que algo de nuestra experiencia puede ser útilmente
reducida a proposiciones y que el resto debe permanecer inexpresado. Es importante que
una parte del conocimiento experiencial sea convertido en conocimiento proposicional.
En esta forma modificamos nuestros puntos de vista y prácticas a la luz de nuestras
propias experiencias y la de los otros.
El punto importante, es que los individuos necesitan hacer esta reestructuración por ellos
mismos. Este no es un trabajo que pueda o deba ser hecho por un profesor o tutor. Cuando
se tiene experiencia personal, nosotros mismos somos los expertos. No se discute el rol del
profesor en el dominio del conocimiento proposicional y práctico, pero el conocimiento
experiencial no puede ser enseñado. Para Burnard, en el aprendizaje experiencial
aprendemos involucrándonos y aprendemos algo que es personal, mientras que en la
enseñanza (expositiva principalmente) somos más pasivos y, en lugar de involucrarnos,
adoptamos el conocimiento que es de dominio público (1991 en Moon, 2004).
De esta forma Burnard (1988) establece lo que él considera son las bases del aprendizaje.
El conocimiento experiencial ha sido descrito como un dominio de conocimiento
separado y distinto de los dominios de conocimiento práctico y proposicional; siendo el
conocimiento experiencial el encuentro directo con un tema, persona o cosa. Siguiendo
esta teoría epistemológica, es posible redefinir el aprendizaje experiencial como “cualquier
actividad de aprendizaje que facilite el desarrollo del conocimiento experiencial”.
Al trabajar en el dominio de la experiencia personal, Kitty (1983) y Burnard (1983)
señalan que al aprender a partir de la experiencia, los estudiantes son estimulados a
reflexionar sobre la experiencia personal pasada, como un medio de descubrir soluciones
181
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
a los problemas presentes a partir de situaciones pasadas. Si reflexionamos sobre lo que
hacemos, podemos modificar nuestras acciones en el futuro. La acción sin reflexión no
conduce a una conducta informada e intencional: acción seguida por reflexión puede
asegurar que cualquier cosa aprendida a partir de la acción puede ser llevada a la próxima
situación (Burnard, 1988).
En el 2000, Boud, Cohen y Walter (en Moon, 2004), expusieron lo que llamaron las 5
proposiciones del aprendizaje experiencial:
1.
La experiencia es la base y el estímulo de todo aprendizaje
2.
Los aprendices construyen activamente su propia experiencia
3.
El aprendizaje es un proceso holístico
4.
El aprendizaje se construye social y culturalmente
5.
El aprendizaje está influido por el ambiente socioemocional en el que ocurre.
Kolb (1984, en Arancibia, 1990) ha descrito el ciclo del aprendizaje experiencial, el
cual se relaciona con el proceso reflexivo descrito anteriormente.
Figura 5.1
El ciclo de aprendizaje experiencial según Kolb (1984, en Arancibia, 1990). En este
ciclo, a los estudiantes se les ofrece una experiencia (ejercicio, juego, simulación, etc.). Se
les estimula a reflexionar sobre la experiencia. A partir de esta experiencia los alumnos
desarrollan nuevas teorías o modelos, y luego son evaluados por la aplicación del nuevo
aprendizaje a la situación real. En este ciclo se combinan los conceptos de conocimiento
proposicional, experiencial y práctico cuando se requiere.
2.1.3 Implicancias de la teoría del aprendizaje experiencial.
Dada la naturaleza subjetiva e idiosincrática del conocimiento experiencial, cada
percepción de los estudiantes de la “experiencia” puede ser diferente y, por consiguiente,
distintas también sus reflexiones sobre esas experiencias. Esto conlleva entonces que el
182
Capítulo 5, Teoría Humanista
maestro o facilitador, como le llama Rogers, debe estimular a los estudiantes a explorar,
cuestionar, dudar y criticar sus propias percepciones y extraer sus propios significados de
estas experiencias. Esto le exige tener en mente dos principios:
1)
La unicidad de la experiencia personal del estudiante.
2)
La necesidad de extraer juntos algún tipo de realidad consensual para la aplicación
de nuevas ideas en otras situaciones.
De esta manera si el concepto de conocimiento experiencial es aceptado, entonces las
“múltiples realidades” son vistas como posibles. El que nuestro punto de vista sea único
hace posible las múltiples realidades. Sin embargo, igualmente se requiere el punto de
vista consensual. Si se da mucha importancia al conocimiento experiencial entonces los
estudiantes pueden caer en una mirada solipsística del mundo. Si, por otro lado, se da
mucho énfasis al conocimiento práctico y proposicional entonces la experiencia personal
no es tomada en cuenta y los estudiantes no aprenden a valorar sus propios sentimientos,
ideas y percepciones.
En síntesis, una combinación de conocimiento experiencial, proposicional y práctico,
ofrece bases particularmente útiles y comprensivas para el desarrollo de la práctica
educacional.
2.1.4 Condiciones para el aprendizaje experiencial
Para que este aprendizaje experiencial o significativo se logre en la práctica educativa, se
requieren de ciertas condiciones que lo propicien, refiriéndose éstas tanto al “especialista”
(terapeuta, profesor, monitor), como al “clima” en que se desarrolla el trabajo educativo.
&RQGLFLRQHVTXHKDGHFXPSOLUHOHVSHFLDOLVWD
a) Congruencia
El especialista ha de poseer una personalidad bien unificada, bien integrada, es decir,
congruente consigo misma. En una relación interpersonal concreta debe mostrarse
tal como es, jamás defensivo, nunca en pose; sus sentimientos deben estar asociados
exactamente a lo que expresa.
b) Consideración positiva incondicional
Prestar una atención cálida al aprendiz, pero no una atención posesiva ni una envoltura
afectiva; se trata de aceptar cualquier tipo de sentimiento sin ninguna intención
183
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
evaluativa. Se ha de permitir la expresión de los sentimientos de los alumnos cualquiera
que sean, pues están ligados a la evolución permanente de la persona.
Un conocimiento no puede ser adquirido con autenticidad sino cuando está relacionado
con situaciones percibidas como problemas personales, que atañen directamente al
individuo en sus sentimientos y/o en su acción. Al percibirse la clase o el curso como una
situación en la que es posible ventilar y resolver aspectos importantes para el alumno,
éste se sentirá aliviado de sus presiones internas y estará en condiciones de progresar en
la dirección que haya elegido.
c) Comprensión empática
Es esforzarse por sentir el mundo privado del otro, como si se le percibiese desde dentro (el
“como si” es básico para la empatía). Se trata de captar la escala de valores y de referencia
íntima del otro, sentir la cólera, el miedo y las confusiones como si fuesen las propias,
pero, sin embargo, los propios miedos y confusiones del especialista no han de afectar o
inhibir los del otro.
El maestro estará en actitud de disposición para entregar lo que se le pida o pregunte.
Tratará también de comprender los sentimientos del grupo. Su propio interés personal
por enseñar, debe ser propuesto a la consideración de los sentimientos y actitudes de cada
aprendiz.
d) Reflejo
El especialista debe tener la capacidad de comunicar a otro algo de lo que siente en relación
con la empatía; se le denomina “técnica del reflejo”; la cual consiste en la reexpresión de
los mensajes del aprendiz para indicar cómo ha captado las disposiciones íntimas y las
actitudes del interlocutor.
Por lo tanto, el especialista debe ser auténtico, coherente y congruente. Debe ser capaz
de coordinar la acción y el sentimiento, logrando que sus sentimientos estén al alcance
de su conciencia, para así poder comunicarlos convenientemente. Sólo cuando estas
condiciones son cumplidas cabalmente se produce con seguridad un proceso de cambio
en el aprendiz, mediante el cual las percepciones rígidas de sí mismo y de los demás que
pueda tener, se alivian, se sueltan y logra abrirse a la realidad, a ser más lo que siente,
llegando a ser una personalidad más fluida, en evolución, aprendiendo más.
(O´FOLPDµHVSHFtÀFR
Además de las características anteriormente descritas, el especialista debe crear las
condiciones bajo las cuales las capacidades de autodeterminación del ser humano puedan
actualizarse, tanto en el plano social como en el individual. Por tanto, su competencia
específica consiste en facilitar el desarrollo autónomo del individuo y para ello provocar un
184
Capítulo 5, Teoría Humanista
clima permisivo, ni hostil ni protector, en donde no habrá evaluación del comportamiento,
de las necesidades y de los fines, es decir, de la personalidad de los aprendices. Se ha de
subrayar la idea de que el aprendiz posee potencialmente la competencia necesaria para la
solución de sus problemas y para la adquisición de conocimientos.
El educador también necesita de un dominio metodológico que le facilite ajustarse a estas
actitudes, despojándose de prejuicios y de la proyección de valores conformistas sobre el
otro. En este clima permisivo cada cual podrá construir sus propios valores originales
y adquirir los conocimientos necesarios a sus propios requerimientos, para que éstos
lleguen a ser, realmente, consustanciales a su personalidad.
Por consiguiente, es más importante para el docente estar y sentirse presente en una
relación auténtica con el alumno que tratar el programa impuesto o utilizar los más
modernos métodos audiovisuales. Los materiales didácticos no tienen que ser dejados
de lado, sino utilizarse a disposición de los estudiantes, pero sin ser impuestos. Sin
embargo, no se debe identificar directividad con desestructuración, con un laissez-faire,
con disolución de situaciones precisas, sino con el ser capaz de generar un clima que
propicie, en la mayor medida posible, la autenticidad y autoactualización de cada alumno
en particular.
ALGO MÁS SOBRE CARL ROGERS
Carl Rogers nació en 1902, en Illinois, USA. A la edad de 12 años revela ya
interés por el estudio de la ciencia aplicada, en este caso relacionado con las tareas
agrícolas. Luego en su juventud se siente atraído por los estudios humanísticos,
como la historia, religión y psicología, por lo cual se inscribe en el Union
Theological Seminary de Nueva York, un instituto de estudios filosóficos y
religiosos. Abandona poco tiempo después el seminario, al descubrir que personas
sinceras y honestas podían creer en doctrinas religiosas muy diferentes, y que no
existía una respuesta única a sus preguntas existenciales.
Es así que decide asistir a los cursos de Psicología Clínica del Teachers College de
la Universidad de Columbia, en Nueva York.
Durante aquel periodo predominaban en la Psicología Norteamericana, el
Funcionalismo de Dewey, el Conductismo de Watson y el Psicoanálisis de Freud.
Cada una de esta escuelas influyó en el pensamiento de Rogers, pero el más importante
fue Dewey, con su acento en el aspecto libre y activo del aprendizaje.
Luego de terminar sus estudios se desempeña durante doce años como director en un
instituto psicopedagógico bastante aislado y poco compensado económicamente,
185
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
pero fue allí donde Rogers comenzó a gestar los planteamientos de su teoría. Ésta
surgió a partir de su trabajo como psicólogo clínico, en lo cual su labor entra en
conflicto con las teorías aprendidas y lo llevan a cuestionar su validez. Además,
rechaza someterse a las opiniones de las autoridades científicas del momento, por
considerarlas rígidas y reduccionistas.
Asimismo, por entonces conoce la terapia relacional de Rank, discípulo de Freud,
y comienzan a germinar en su mente dos polos conceptuales característicos de su
futura orientación psicoterapeútica, la importancia del tipo de relación terapéutica
y el criterio de que sólo el cliente sabe cuál es su problema.
Desde ahí comienza su amplia producción literaria, como fueron “Tratamiento
clínico del niño-problema”, “Psicoterapia centrada en el cliente” y “El proceso de
convertirse en persona”.
Sus fundamentos nacen de la experiencia concreta, más que de la especulación
teórica, pues él plantea “que la terapia está hecha de la esencia de la vida y es así
como debe ser comprendida”. Además, desde un principio destaca la incapacidad
del lenguaje verbal para expresar la significación de los procesos complejos de la
psicoterapia y la educación, “el significado real de una cosa es la cosa misma, no
puede ser comunicado por la palabra”. Sin embargo, pese a esta incapacidad relativa
de la ciencia, Rogers plantea: “aunque la ciencia es lenta y tosca, representa el mejor
camino que conocemos para llegar a la verdad, aún en áreas tan delicadamente
intrincadas como las de las relaciones humanas” (Lerner, 1974).
2.2 La Orientación no Directiva
2.2.1 Tendencia a la Autoactualización
2.2.1.1 Rogers y la tendencia actualizante
Como “fenomenólogo”, Rogers ha reconocido una disposición fundamental en el
hombre que, es la necesidad permanente de desarrollarse, de “crecer”. A esta tendencia la
denomina “tendencia actualizante”. Es una tendencia inherente a los seres humanos, la
tendencia a desarrollar todas sus potencialidades de manera de favorecer su conservación
y enriquecimiento. Él plantea que la naturaleza humana tiende por sí misma a la
autorealización, al desarrollo positivo y a la congruencia.
Es así como todo hombre crecerá positivamente si se le ofrece un mundo exento de
amenazas y hostilidad y en el cual el hombre adecuará su imagen del mundo a la realidad.
Sin embargo, este crecimiento se verá amenazado en la medida en que la visión del
mundo del individuo no sea congruente con la realidad. Es por esto importante ofrecerle
186
Capítulo 5, Teoría Humanista
a cada hombre la posibilidad de encontrarse con una realidad que permita actualizar esta
tendencia al desarrollo que todos llevamos.
Es en las relaciones interpersonales, como Rogers plantea, que podemos potenciar
y encontrar ese espacio existencial donde actualizar estos recursos. Es este encuentro
interpersonal el que hace central el rol de la educación en el proceso de crecimiento. La
educación trata fundamental y generalizadamente de una relación interpersonal (profesoralumno) y también es una toma de posición frente a la naturaleza del hombre. Rogers
nos proporciona su propia toma de posición, planteando que si se la adopta puede llevar
a favorecer el desarrollo integral y profundo del individuo siempre y cuando se cumplan
varias condiciones, las propias del logro de un aprendizaje experiencial, que son básicas
para que el proceso se lleve a cabo en buena forma.
El aprendizaje significativo es un aprendizaje penetrante que no
consiste en un simple aumento de conocimientos, sino que entreteje
cada aspecto de la existencia del individuo (Rogers, 1963).
2.2.1.2. Maslow y la necesidad de autoactualización
Abraham Maslow, por su parte, planteó una escala de necesidades humanas, cuyo
último peldaño es la necesidad de autoactualización. Él hace objeto de su preocupación el
estudio de las necesidades, capacidades y tendencias de las personas, manteniendo que un
desarrollo completamente sano y deseable ha dealcanzarle a través de un impulso natural
de crecimiento y cultivo de esas potencialidades. Es así como su concepto preponderante
es el de autorrealización (Martin, 1988).
Maslow plantea que el ser humano está motivado por cierto número de necesidades
básicas, es decir, urgencias aparentemente inmutables y por su origen, genéticas
o instintivas (Maslow, 1980). Hay también necesidades de índole psíquica, más que
puramente fisiológicas, que constituyen la naturaleza interior de la especie humana y
resultan fácilmente distorsionables por el aprendizaje erróneo, los hábitos o la tradición.
Es así que construye una pirámide de necesidades que va desde las fisiológicas hasta
las de seguridad, las de amor y pertenencia, la de aprecio y, finalmente, la necesidad
de actualización del yo. Según Maslow (1970), es desde las necesidades desde donde
parte la motivación. Las primeras necesidades que deben verse resueltas son las básicas.
Éstas son aquellas para las cuales existe un marcador somático asociado, como lo es, por
ejemplo, el hambre. Estas necesidades son las más prominentes y prioritarias, es decir,
187
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
si a una persona le falta comida, amor, seguridad, y estima, buscará primero cómo saciar
su hambre. Si el hombre no tiene ninguna necesidad satisfecha, el organismo se verá
dominado por las más básicas, y las otras necesidades simplemente pasarán a segundo
plano o bien dejarán de existir.
Algo de cierto tiene el dicho de que no sólo de pan vive el hombre. Porque, ¿qué ocurre
con sus motivaciones cuando tiene el estómago lleno? Otras necesidades emergen,
necesidades más altas; y cuando éstas son saciadas, otras más altas se activarán, y así
sucesivamente. Así, una vez resueltas las necesidades básicas, emergen las necesidades de
seguridad, estabilidad, dependencia, libertad del miedo, de la angustia, del caos, necesidad
de estructuración, de orden, leyes, límites, etc. Una vez resueltas éstas surgen las de amor
y pertenencia, y todo el ciclo descrito anteriormente se repite con este nuevo centro. La
persona sentirá la ausencia de un amigo, de una familia, y olvidará que alguna vez tuvo
hambre y también olvidará que cuando estuvo hambriento sentía el amor como irreal,
innecesario o poco importante. Ahora siente la soledad, la necesidad de pertenencia.
Una vez resuelta esta necesidad sentirá que necesita tener una evaluación de sí mismo
estable, firme, elevada, una autoestima elevada, así como respeto por sí y por otros. Son
dos tipos de necesidades, una en relación a la valoración que la persona hace de sí, como
el deseo de logro, la adecuación, la maestría y la competencia, y otra en relación a la
valoración que los otros hacen de uno, como el deseo de reputación, prestigio, estatus,
gloria, fama, reconocimiento, dignidad y aprecio.
Y luego, aunque todas estas necesidades estén resueltas, siempre está la necesidad de
autoactualización (a no ser que la persona esté haciendo aquello para lo que calza a
la perfección, para lo que siente que fue creada). Maslow plantea que la necesidad de
autoactualzación es la necesidad de responder lealmente a nuestra naturaleza, como él lo
plantea, “un hombre debe ser lo que puede ser” (Maslow, 1970, p. 46), es decir, las personas
tenemos la responsabilidad de ser lo que potencialmente podemos ser.
En un estudio basado en observaciones, Rogers logra identificar ciertas características
que describen a las personas que han logrado autoactualizarse (Maslow, 1970). Pudiendo
describirlas como personas:
U
espontáneas en su actuar, en sus pensamientos y sus impulsos;
U
con una percepción eficiente de la realidad, tanto de personas como de hechos;
U
con un alto grado de aceptación de los otros, de ellos mismos y de su naturaleza;
188
Capítulo 5, Teoría Humanista
U
centradas en problemas que sienten como propios, como una tarea que deben
resolver;
U
con la capacidad de desapegarse y con la necesidad de privacidad;
U
autónomas e independientes de la cultura y el ambiente;
U
con voluntad;
U
con continua capacidad de asombro y aprecio por lo conocido y lo desconocido;
U
con relaciones interpersonales profundas;
U
democráticas, pudiendo relacionarse y ser amables con cualquier persona, sin
importar su raza, clase, educación, creencias políticas, color, etc., como si no
tuviesen conciencia de esas diferencias que para otros son significativas;
U
con claridad sobre lo bueno y lo malo, sobre los medios y los fines;
U
con buen sentido del humor (siempre que éste no descalifique a nadie ni nada);
U
creativas, originales y con capacidad de invención;
U
que se resisten a la enculturación, no se apegan, sino que transcienden las culturas
de los pueblos en los que están inmersos.
U
como personas que no son perfectas, ni ideales, sino como personas que aceptan su
vida, la de los demás, y no con resignación, sino que con el desafío de vivirlas.
Son estas las cualidades a las que, tanto Maslow como Rogers, esperan que la escuela
contribuya. Ellos le otorgan a la educación un rol central en el propiciar que el niño
vaya logrando satisfacer estas necesidades, hasta llegar a satisfacer la necesidad de
autoactualización, que le permitiría transformarse en una persona completa. Para esto
se debe permitir la expresión de sus intereses y deseos, otorgándole la libertad para
conocerlos y expresarlos.
Por consiguiente, “la teoría psicológica de la tercera fuerza exige un nuevo tipo de
educación, aquella que da prioridad al desarrollo del potencial, en relación a lo que se refiere
a hacernos “hombres”, a comprendernos a nosotros mismos y a los demás, a relacionarnos
189
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
unos con otros eficazmente, a satisfacer las necesidades básicas y a desenvolvernos hacia la
autorrealización. Este tipo de educación ayudará al hombre “a ser la mejor versión de lo
que en sí representa” (Goble, 1980, pp. 83).
2.2.2 Aplicación a la sala de clases
Por lo tanto, si consideramos esta tendencia humana a la autoactualización y comprendemos
el importante rol de la educación en la expresión de esta tendencia, surge la pregunta
de cómo materializar estas ideas en la sala de clases. La respuesta pasa por establecer la
no-directividad como base del desarrollo de estas potencialidades, lo cual requiere, en
primer lugar ir en contra de los métodos tradicionales de enseñanza, los cuales se centran
más en el contenido a aprender que en el que aprende y no permiten, realmente, el
desarrollo de estos recursos. En este sentido Martin (1988) plantea que una educación
no-directiva debe evitar:
U
La fiscalización acompañada de falta de confianza en el alumno.
U
Los exámenes tradicionales, ni creativos, ni eficaces.
U
Los exámenes como principio y fin de la educación.
U
La creencia de que lo que se enseña es lo que se aprende.
U
Identificar la educación con la acumulación de conocimientos informativos.
U
Dar más importancia al procedimiento que a las conclusiones obtenidas.
U
La extracción de científicos creadores de los estudiantes pasivos.
Kirschenbaun (1978), por su parte, menciona cinco dimensiones en las cuales se mueven
las clases cuando los profesores intentan facilitar una educación no-directiva:
Libre elección o control del alumno sobre su aprendizaje, determinando sus propios
objetivos y tomando sus propias decisiones.
El currículum se centra en los intereses y preocupaciones de los alumnos.
Unificación de las destrezas cognoscitivas junto a las afectivas y sociales.
190
Capítulo 5, Teoría Humanista
Se hace hincapié en la autoevaluación de cada estudiante, quién va aprendiendo a
apreciar su propio progreso hacia la consecución de sus objetivos.
El profesor deja de ser un director del aprendizaje para convertirse en un facilitador
del aprendizaje de sus alumnos.
Por lo tanto los educadores reflejan el enfoque humanista de la siguiente forma:
U
Al diseñar currículos que son pertinentes a la vida de los alumnos (educación
sexual, relaciones interpersonales, abuso de drogas).
U
Al enfatizar las habilidades para la vida, tales como clarificación de valores,
relaciones humanas, identidad personal, motivación, responsabilidad.
U
Cuando permiten a sus alumnos perseguir objetivos humanistas e individuales:
salas de clase abiertas, profesores que actúan como facilitadores, innovación en la
evaluación.
U
Cuando anticipan la tarea (que dura toda la vida) de la toma de decisiones y elección,
permitiendo que los alumnos hagan elecciones dentro de su vida escolar.
U
Al enfatizar las preocupaciones personales e individuales de los alumnos.
U
Al enfatizar a la persona en su totalidad: agregar al interés en el desarrollo
cognitivo, un interés en el desarrollo afectivo, toma de decisiones, comunicación.
U
Al hacer un cambio, desde la evaluación por parte del profesor, hacia la
autoevaluación.
U
Haciendo un cambio desde los profesores como instructores, hacia los profesores
como alumnos también, que pueden ser compañeros en el proceso de la aventura
por aprender.
Patterson (1973), por su parte, menciona los siguientes cambios que es preciso introducir
en las escuelas para poder poner en práctica los principios humanistas :
U
Programas escolares de mayor apertura.
U
Dar prioridad al aprendizaje activo.
191
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
U
Insistir en la autonomía del alumno.
U
Dar mayor importancia a la creatividad.
U
Resaltar las actividades colaborativas.
U
Otorgar espacios para la evaluación interna.
U
Dedicar más tiempo a la integridad personal, el potencial no-académico y el
programa escolar interno.
Por consiguiente, los educadores deben centrarse en que sus alumnos obtengan
conocimientos operativos que provoquen cambios profundos en sus actos y en su
personalidad. Esto va en concordancia con la necesidad de generar aprendizajes
experienciales, para lo cual, tal como se vio anteriormente, es central tomar en
consideración las condiciones propias del especialista y del clima educativo.
III. CONCLUSIONES: PROYECCIONES DE LA TEORÍA
HUMANISTA EN EL ÁMBITO EDUCATIVO
3.1 Consecuencias de su aplicación: necesidad de un cambio en el
modo de percibir la enseñanza
Lamentablemente, tal como lo plantean Rogoff, Goodman y Bertlett (2001), la mayoría
de las escuelas no se han caracterizado por tener ambientes propicios para dar espacio
a este tipo de educación. Los sistemas educacionales imperantes en nuestros días se
caracterizan por:
U
Ser obligatorios para todos los niños.
U
Segregar a los niños de las actividades de los adultos.
U
Aislar a los niños en pequeños grupos con un solo adulto a cargo de su
instrucción.
U
Agrupar a los niños de acuerdo a sus edades para proveer educación a un mayor
número de niños con una modalidad paso-por-paso.
192
Capítulo 5, Teoría Humanista
U
Asilar las habilidades de su empleo integrado en actividades productivas.
U
Intentar motivar el aprendizaje de los niños calificando su aprendizaje.
Hoy en día las escuelas más parecen fábricas que comunidades de aprendizaje. Los
sistemas educacionales parecen sustentar sus modelos en los proceso productivos en que
lo que importa es el producto o conocimiento, la eficiencia y la producción en masa, más
que los niños que habrán de utilizar ese conocimiento, cómo lo habrán de utilizar, para
qué lo utilizarán, y para qué les servirá.
La aplicación generalizada de la teoría de Rogers en la enseñanza, partiendo desde esta
base, implicaría, sin duda alguna una serie de renuncias y consecuencias, tales como él
mismo las expone en una conferencia en Harvard en 1983:
1.- Esta experiencia implicaría renunciar a toda enseñanza, los que deseen aprender algo
se reunirán para hacerlo.
2.- Se abolirían los exámenes, pues sólo medirían conocimientos sin valor.
3.- Habría que abolir todos los diplomas y menciones porque éstos indican el fin o la
conclusión de algo, en cambio el que quiere aprender se interesa en un proceso continuo
de aprendizaje.
4.- Habría que renunciar a exponer conclusiones, pues es evidente que nadie adquiere
conocimientos válidos por medio de conclusiones.
Si el espíritu de independencia es importante de desarrollar en la persona y si no se quiere
incrementar el conformismo ante el saber, los valores y las actitudes imperantes, la teoría
de Rogers ofrece la posibilidad de favorecer la originalidad, la autonomía y la adquisición
personal del saber.
3.2 Aplicación
3.2.1 Clases Abiertas
En la educación básica se han implementado open classrooms (salas de clase abiertas) que
reflejan este modelo.
193
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
El colegio The OC, primer colegio con open classroom, está ubicado en Salt Lake City,
Utah, y ha implementado esta metodología desde hace más de 20 años (Rogoff,
Goodman y Bartlett, 2001). Sostienen que el colegio es una comunidad de aprendizaje
con responsabilidades y decisiones compartidas, en diferentes salas de clases. Contemplan
la “comunidad” como una cooperación entre profesores-apoderados-alumnos, donde los
padres deben contribuir con tres horas semanales de instrucción en la sala de clases. Si
bien no consideran que esto último sea una necesidad imperiosa para que se sustente su
filosofía de cooperación, para ellos ha resultado como una modalidad interesante para
incluir a los padres en el aprendizaje de sus niños y en el de ellos respecto de sus hijos y
los amigos de sus hijos. Sin embargo creen, y así lo han demostrado otras experiencias de
colegios con salas abiertas, que existen muchas ideas innovadoras para incluir a los padres
como miembros activos de la comunidad educativa en la que todos los involucrados son
agentes activos en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Estas salas de clase abiertas se caracterizan porque:
U
Sus objetivos son el desarrollo afectivo, de la autoestima y la determinación por
parte de los alumnos de sus necesidades de aprendizaje.
U
Sus métodos de enseñanza se orientan hacia la flexibilidad en el aprendizaje. La
principal técnica instruccional es el trabajo grupal orientado a la creatividad y al
autoconocimiento.
U
El rol del educador es de ser un facilitador o guía.
U
Los alumnos determinan qué es importante aprender. Son libres de elegir sus
objetivos educativos y los métodos para alcanzarlos.
U
La evaluación del avance consiste más en autoevaluaciones que en evaluaciones
externas hechas por los psicólogos educacionales. La evaluación es fundamentalmente
cualitativa, no cuantitativa.
3.2.2 El modelo Summerhill
Se ha procurado que la instrucción escolar este más acorde con las exigencias de cada
alumno, por ejemplo realizar el programa a su propio ritmo y escoger algunas de las
actividades.
Las clases abiertas, anteriormente descritas, son un ejemplo al respecto, éstas fueron
primeramente utilizadas con niños ingleses en escuelas primarias (Weber, 1971), y su objetivo
fue poner en práctica los principios humanistas en escuelas de Inglaterra y luego USA.
194
Capítulo 5, Teoría Humanista
Otro ejemplo al respecto fue Summerhill, fundado en 1921 por Neill en Suffolk,
Inglaterra. Los principios de ella - congruentes con el énfasis humanista - fueron:
El niño es inherentemente bueno, la agresión es fuente de una sociedad neurótica
que impone límites a sus tendencias naturales.
La educación propone objetivos y es importante que envuelva la vida del niño.
El niño debe ser confiado a saber cuáles son sus intereses y cuáles no.
La educación debe enfatizar el área emocional tanto como la intelectual,
considerando sus intereses espontáneos.
Los efectos beneficiosos de la disciplina son dudosos. El profesor debe ser un guía
y un facilitador, quien debe ayudar al niño a convertirse en su propio profesor.
No aceptan el castigo, pues no es una ayuda en el desarrollo de los niños.
La relación entre el niño y el adulto debe ser igualitaria.
La seguridad física es el único ámbito en el que la autoridad adulta puede ejercerse,
pues el adulto es capaz de percibir situaciones peligrosas que el niño, por su nivel
de desarrollo, no es capaz.
Esta tendencia educacional fue bastante criticada, pues podía transformarse en una
educación laissez-faire. Esto muestra que sus principios son difíciles de implementar, pues
su filosofía educativa difiere radicalmente de las imperantes en la época. Sin embargo,
estas ideas marcaron un hito, pues contribuyeron a una nueva mirada sobre la educación,
en oposición a la tradicional.
3.3 Implicancias para el Psicólogo Educacional
Vemos así que Rogers extendió su visión de la terapia como un modo de aprendizaje, y
lo aplicó a la educación en general.
En este sentido él visualizó el rol del psicólogo educacional en la enseñanza no directiva,
como un facilitador que tiene una relación personal con el alumno y que lo guía en su
desarrollo. En este rol, el psicólogo educacional ayuda al alumno a explorar nuevas ideas
acerca de su vida, su trabajo escolar y sus relaciones con otros. El modelo asume que
los alumnos están dispuestos a hacerse responsables de su propio aprendizaje, y que el
195
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
éxito de este aprendizaje depende de cuán dispuestos estén el psicólogo educacional y el
alumno a compartir abiertamente y a comunicarse honestamente el uno con el otro.
Este modelo se centra en facilitar el aprendizaje. El objetivo principal es ayudar a los
alumnos a lograr una integración personal, una afectividad y una auto-apreciación
realista. Para esto es necesario examinar los propios valores y las necesidades, y contar con
un ambiente que facilite este proceso de evaluación.
Este modelo no directivo se basa en la idea rogeriana de que el alumno (o cliente) tiene
la capacidad de manejar constructivamente su propia vida, y que esto debe ser respetado.
La enseñanza no directiva es “centrada en el alumno” porque el facilitador trata de ver el
mundo como el alumno lo ve. Así se crea un ambiente de comunicación empática donde
se puede desarrollar la capacidad de “auto-dirección” del alumno. Esto se hace a través de
un método en que el facilitador actúa como espejo de los pensamientos y sentimientos de
los alumnos. Reflejándole al alumno, el psicólogo educacional puede hacer que éste tome
conciencia de sus ideas y emociones, y así pueda clarificarlas.
La principal técnica para desarrollar relaciones facilitadoras es la entrevista no directiva:
encuentros cara a cara entre alumno y psicólogo educacional durante los cuales el
psicólogo educacional sirve de colaborador en el proceso de auto-exploración y resolución
de problemas del alumno. Esta entrevista, tomada prestada de la terapia, es distinta en el
setting educativo de cómo es en el setting clínico.
Dentro de la clase, la entrevista es usada como una experiencia de aprendizaje, pero su
contenido no se limita a los problemas personales -como en la clínica-, sino que puede
incluir temas como el progreso de una tarea o trabajo, evaluación del avance en el trabajo
individual, exploración de nuevos temas de interés, etc. Puede usarse con niños con
problemas o niños sin ellos, ya que sirve para fortalecer las auto-percepciones y evaluar el
avance y desarrollo personal.
El rol del facilitador deja el modelo tradicional autoritario de toma de decisiones, y se
centra en los sentimientos del alumno; tampoco actúa como un consejero. Más bien la
relación psicólogo educacional-alumno se transforma en un partnership. Si al alumno le
va mal en los estudios, el psicólogo educacional no le enseña inmediatamente hábitos
de estudio, sino que deja que el alumno explore y exprese sus sentimientos hacia el
estudio, colegio, etc., y luego decida qué cosas quiere cambiar y encuentre sus propias
soluciones.
196
Capítulo 5, Teoría Humanista
Para Rogers, la atmósfera de la entrevista debe tener 4 características:
1.
El psicólogo educacional debe mostrar calidez y responsividad, genuino interés y
aceptación hacia la persona.
2.
Hay permisividad en cuanto a la expresión de emociones; el psicólogo educacional
no juzga.
3.
El alumno tiene la libertad para expresar sus sentimientos simbólicamente, pero
no puede controlar al psicólogo educacional o llevar todos sus impulsos a la acción.
Hay limitaciones de tiempo, afecto, acción agresiva.
4.
La relación está libre de cualquier presión o coerción; el psicólogo educacional
evita mostrar sesgos o reaccionar en forma crítica.
Aunque el propio alumno tiene la responsabilidad principal de la discusión, el psicólogo
educacional puede ayudarlo en forma no directiva: ayudar a empezar la entrevista,
guiar en forma abierta (ej: “¿De qué hablaremos hoy? ¿Me puedes explicar más acerca
de...?, ¿cómo reaccionaste ante eso?”). Los comentarios del psicólogo educacional no
deben interpretar, evaluar u ofrecer consejos, sino que deben reflejar, clarificar y aceptar,
demostrar comprensión (ej: ya veo, es difícil estar solo). A veces puede ser necesario usar
una técnica semidirectiva, ya sea interpretación o aprobación. La interpretación puede
ayudar al alumno a entender su comportamiento, pero sólo debe usarse cuando sirve
como apertura para seguir la conversación, cuando el psicólogo educacional está seguro
de que el alumno aceptará la interpretación, y no se cerrará (ej: quizás sientes que no te va
a resultar, parece que lo haces porque...). La aprobación es una evaluación del alumno o
de su idea. Se usa poco, y sólo cuando realmente ha habido un avance real (ej: muy bien,
tienes razón, interesante tu idea de que ...). Sólo ocasionalmente se puede usar algunos
comentarios más directivos.
Este modelo requiere de un sistema social sin mucha estructura externa; el psicólogo
educacional debe actuar de facilitador y “reflector”. El alumno tiene responsabilidad de
la iniciación de la entrevista, y la autoridad es compartida. Las normas son de expresión
libre de sentimientos y de comportamiento y pensamiento autónomos. El psicólogo
educacional debe ser empático y no directivo. Se requiere de suficiente tiempo como para
no tener que apurarse y, a veces, de un espacio privado.
En síntesis, este modelo es aplicable a una serie de problemas distintos: personales,
sociales, académicos; sin embargo, el contenido de las entrevista es siempre personal -centrado
en los propios sentimientos e ideas-, más que centrado en lo externo. Se debe usar un
197
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
marco de referencia interno: percibir el mundo como lo percibe el alumno. Se enfatizan
los elementos emocionales de la situación, más que los intelectuales.
3.4 Limitaciones y Fortalezas de la Aplicación de la Teoría
Humanista a la Educación
3.4.1 Críticas Comunes a la teoría Humanista
Lo que se ha criticado al enfoque humanista y a la teoría rogeriana, en general, puede
sintetizarse en los siguientes puntos:
1.
Es demasiado vaga en el sentido que los términos que usa son ambiguos y sujetos
a una interpretación individual, si algo es auténtico para un sujeto no lo es para el
otro. ¿A quién le creemos?
2.
Se le critica por ser mero sentido común y no ciencia. Se le ve como derivativo de
una fenomenología ingenua.
3.
Está dirigida hacia lo “sentimental”: el poder del pensamiento positivo, la infinita
capacidad del ser humano de lograr lo bueno. Los críticos señalan que más bien
puede ser una fuente de inspiración, pero no una licencia para el pensamiento
vago. Se la considera una teoría soft.
3.4.2. Límites del aprendizaje experiencial
Una de las críticas que se ha hecho al enfoque humanista consiste en que el Aprendizaje
Experiencial tiene grandes ventajas para alcanzar ciertos fines pero para otros, en menor
grado. Cuando se trata, por ejemplo, de la adquisición de conocimientos propiamente tal,
las dificultades surgen -tal vez no tanto de la insuficiencia de la teoría de Rogers- sino por
la contradicción entre esta teoría y los sistemas de enseñanza-aprendizaje imperantes.
La imposibilidad de poner en contacto a los alumnos con problemas reales, los hábitos
de los maestros, la necesidad urgente de “pasar materia” sin considerar para nada las
vivencias de las personas con quienes se trabaja, son algunas de las dificultades que hacen
difícil la puesta en práctica de los principios de Rogers.
Otro problema surge en que el saber, el conocimiento, debería ser organizado en y por
el individuo y no para el aprendiz como ocurre desde siempre. Casi no se permite la
participación de los alumnos en la organización y planificación del saber -ni en otros
aspectos- porque no se confía en sus capacidades.
198
Capítulo 5, Teoría Humanista
3.4.3. Fortalezas de la Teoría Humanista
1.
El énfasis en la libertad individual de elegir y la responsabilidad.
2.
Se señala que su gran virtud es que responde a las impresiones intuitivas de las
personas sobre lo que es ser humano.
3.
Ofrece un marco de trabajo flexible en el cual se puede estudiar y observar la
conducta humana. Considera la totalidad de la persona, sus emociones, su
ambiente, las relaciones interpersonales que establece.
IV. RESUMEN
CONCEPTOS BÁSICOS
Las Metas de la educación según la teoría humanista son:
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UÊÞÕ`>ÀÊ>ÊÃÊ`Û`ÕÃÊ>ÊÀiVViÀÃiÊVÊÃiÀiÃÊÖVð
UÊÞÕ`>ÀÊ>ÊÃÊiÃÌÕ`>ÌiÃÊ>Ê>VÌÕ>â>ÀÊÃÕÃÊ«ÌiV>`>`ið
Las personas educadas son aquellas que se comportan de acuerdo a fuertes valores
personales. Es importante que la educación ayude a clarificar los valores de sus
alumnos.
Quien decide la naturaleza del cambio es el propio estudiante. La psicología
humanista señala que el proceso educacional debe enfatizar el ayudar a los
estudiantes a decidir por ellos mismos, quiénes son y quiénes quieren ser.
La psicología humanista señala que es necesario comprender a los estudiantes
desde sus propios puntos de vista, con el objeto de mejorar la efectividad de la
enseñanza.
Una buena enseñanza es aquella realizada a través del proceso de ayudar a los
estudiantes a explorar y comprender sus significados personales, que son inherentes
a todas sus experiencias.
La educación no debe sobreenfatizar el conocimiento de hechos. Debe tomar en
consideración valores, creencias, convicciones y dudas de los estudiantes.
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Ê
199
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
El objetivo del proceso de enseñanza-aprendizaje es comprender la conducta en
el contexto de la vida diaria a través de las percepciones, significados personales y
variables de relaciones.
Es de vital importancia la relación maestro-alumno. En un ambiente emocional
en el cual la información es conversada, las expectativas son comunicadas y los
sentimientos son transmitidos afecta la enseñanza del profesor y el aprendizaje
de los alumnos. Las relaciones profesor-alumno son recíprocas y mutuamente
influyentes.
Los estudiantes llegan a clases con su self total: no usan, ni interpretan, ni aprenden
ni sienten en la misma forma al terminar una experiencia.
Los profesores no sólo tienen que conocer su materia sino deberían conocerse a sí
mismos y hacer un sabio uso de su self en beneficio de la enseñanza. Deben poseer
condiciones de congruencia, consideración positiva incondicional y comprensión
empática, para lograr aprendizajes experienciales en sus educandos.
Sus principales exponentes fueron Carl Rogers y Abrahan Maslow, los cuales
plantean la necesidad de considerar las necesidades de autoactualización del ser
humano.
Se llama la atención sobre la importancia del aprendizaje experiencial, el cual exige
un cambio en la organización del yo, pues implica un enfrentamiento existencial
con un problema significativo.
Algunas aplicaciones de la Teoría Humanista, fueron las Escuelas Abiertas y
Summerhill, las cuales pretendían que la instrucción escolar fuera más acorde a las
exigencias de cada alumno.
DEBILIDADES
Su dificultad para concretizar y acotar los conceptos básicos que rigen su teoría.
Su dificultad para generar ciencia a partir de sus planteamientos, dada su vaguedad
y falta de operacionalización.
200
Capítulo 5, Teoría Humanista
Su dificultad para aplicar todos sus planteamientos en las sala de clases, dada las
condiciones actuales en muchas de ellas, como son: gran cantidad de alumnos
por profesor, problemas disciplinarios, necesidad de que se aprendan algunos
contenidos específicos, etc.
FORTALEZAS
Su confianza en la libertad y autoresponsabilidad del ser humano.
Llama la atención sobre la importancia de considerar los aspectos afectivos en la
educación.
Permite considerar al educando en todas sus dimensiones, desde una perspectiva
holista, que integra al niño y su rol activo en el aprendizaje.
Llama la atención sobre la importancia del profesor como facilitador de los procesos
de aprendizaje y crecimiento del alumno.
Permite visualizar al ser humano como un ser con potencialidades a desarrollar.
V. LÍNEA DE TIEMPO
VI. PALABRAS CLAVE
Aprendizaje Experiencial
Autoactualización
Congruencia
Conocimiento Experiencial
Conocimiento Práctico
201
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Conocimiento Proposicional
Comprensión Empática
Consideración positiva incondicional
Facilitación
Necesidades Básicas
No-directividad
Reflejo
Tendencia autoactualizante
Tercera Fuerza
VII. EJERCITACION
U
¿Qué significa la expresión Enseñanza Humanista?
U
¿Qué cambios deberían realizarse en el sistema educacional actual para poder
poner en práctica los planteamientos humanistas?
U
¿Estará preparado el sistema educacional para estos cambios?
U
Imagine que usted quiere incluir algunos principios de la Teoría Humanista
en el currículum de un establecimiento donde usted trabaja, ¿cómo lo haría?
¿qué aspectos incluiría?, ¿con qué problemas podría encontrarse? ¿cómo podría
neutralizar estas dificultades?.
U
¿Qué bases sustentan los planteamientos humanistas y quiénes son sus principales
exponentes?.
U
¿Cuál es el rol del Psicólogo Educacional según los planteamientos Humanistas?
U
¿Qué aspectos del proceso de enseñanza-aprendizaje son considerados por la Teoría
Humanista que las otras teorías no habían logrado abordar? ¿Qué aspectos quedan
aún sin abordar?
202
Capítulo 5, Teoría Humanista
VIII. BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA
Arancibia, V. (1990). Teorías del Aprendizaje: revisión de las corrientes actuales. Santiago: CIDE
Burnard, P. (1985). Learning Human skills. London: Heinemann.
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Goble, G. (1980). La Tercera Fuerza. México: Ed.Trillas.
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203
!
Capítulo 6, Los Recursos Afectivos del Educando
Capítulo 6
Temas relevantes en Psicología Educacional
LOS RECURSOS AFECTIVOS DEL
EDUCANDO
I. INTRODUCCIÓN
Hoy en día existe una gran cantidad de evidencia empírica concerniente al peso que
tienen las variables o recursos internos del niño sobre el rendimiento escolar. De hecho,
entre los numerosos estudios que investigan la relación de diversas variables con el
rendimiento académico, los que arrojan resultados más concluyentes son aquellos que
estudian aspectos tales como la autoestima, expectativas y motivación de los alumnos,
encontrando que aquellos niños que tienen un buen autoconcepto, expectativas positivas
respecto de su rendimiento y una motivación intrínseca por aprender, consistentemente
obtienen más logros en el colegio que aquellos que muestran una autoestima pobre, bajas
expectativas y una motivación por el estudio dominada por los refuerzos extrínsecos (ver
por ejemplo Arancibia, 1996). Esto es de particular importancia, ya que conduciría a
reorientar parte de los esfuerzos por elevar el rendimiento en las escuelas, dirigiéndolos
hacia la formación de padres y profesores con el fin de incentivar en sus hijos y alumnos
aquellos recursos que mejorarán su rendimiento. En este capítulo se estudiarán tres de
estos recursos internos y su relación con el logro en la escuela: la autoestima, el locus de
control y la motivación.
II. CONCEPTOS BÁSICOS
2.1 Autoconcepto, autoestima y rendimiento escolar
Uno de los recursos internos sobre los cuales existe mayor consenso en cuanto a su
relación con el rendimiento académico es la autoestima de los alumnos. La autoestima
ha sido definida, en general, como la valoración que las personas hacen de sí mismas
(Burns, 1990; Haeussler, y Milicic, 1995; Milicic, 2001), relacionada con el sentido
de autorespeto, identidad, seguridad y confianza, propósito y sentido de competencia
(Reasoner, 1990). Así, no es raro que exista una fuerte asociación entre esta variable y el
rendimiento escolar, si consideramos la importancia que pueden tener las experiencias
205
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
escolares en la autovaloración de un niño, y si tomamos en cuenta, por otro lado, que un
niño con una alta autoestima tendrá una sensación de competencia, la cual le permitirá
enfrentar los desafíos escolares con confianza y creatividad (Milicic, 1995, 2001).
2.1.1 Autoestima y autoconcepto
Cabe, en primer lugar, hacer una distinción entre lo que se entiende por autoestima y lo
que se entiende por autoconcepto. Catalán (1990) define el autoconcepto como "aquellas
cogniciones que el individuo tiene, conscientemente, acerca de sí mismo y que incluye
todos los atributos, rasgos y características de personalidad que estructuran y se incluyen
en lo que el individuo concibe como su yo." Hoge, et al. (1993) y Markus (1986, citado
en Milicic, 2001), por otro lado, definen el autoconcepto como la imagen que tenemos
de nosotros mismos en las dimensiones cognitiva, perceptual y afectiva.
De lo anterior se desprende que el autoconcepto, tal como su nombre lo indica, viene
a ser un concepto, una percepción que tienen los individuos de diversos aspectos de sí
mismos, o como lo dice Miras (2001), el autoconcepto es una representación, es una idea
del yo como objeto de conocimiento en sí mismo. La autoestima en cambio, se entiende
como la valoración positiva o negativa que el sujeto hace de su autoconcepto, incluyendo
las emociones que asocia a ellas y las actitudes que tiene respecto de sí mismo. Es decir,
que el autoconcepto vendría a ser el referente de la autoestima de un sujeto.
Según Milicic y Gorostegui (1993), Piers, uno de los autores de la Escala de Autoconcepto
para niños Piers-Harris, define el autoconcepto como un set relativamente estable de
actitudes hacia el sí mismo, tanto descriptivas como evaluativas (Milicic y Gorostegui
1993). Estas autopercepciones dan origen a autovaloraciones (cogniciones) y sentimientos
(afectos), que tienen efectos motivacionales sobre la conducta. El autoconcepto realiza una
función de organizador y motivador de la experiencia que es clave, al permitir mantener una
imagen consistente de quienes somos y cómo reaccionamos en diferentes circunstancias.
El juicio acerca de la consistencia de una conducta con la autoimagen, ayuda a configurar
nuevas experiencias conductuales (Marchago, 1991, citado en Villarroel, 2001). De esta
forma el concepto de sí mismo actuaría como un filtro que selecciona los estímulos e
informaciones provenientes del medio.
Si bien se han estudiado estos conceptos desde modelos uni y multidimensionales, hoy en
día parece existir consenso en que el autoconcepto sería un concepto multidimensional
(Zeleke, 2004), contemplando entre ellas la dimensión del autoconcepto académico;
mientras que la autoestima sería más bien unidimensional, en la medida que es la evaluación
afectiva que llevamos a cabo de nuestro autoconcepto en sus diferentes componentes
206
Capítulo 6, Los Recursos Afectivos del Educando
(Miras, 2001). En un estudio, Harter y Pike (1984 citado en Zeleke, 2004) demuestran
que todos los individuos, excepto los niños más pequeños, pueden hacer juicios globales
sobre su valor personal, al mismo tiempo que pueden proveer de evaluaciones personales
específicas en diversos dominios –académico, social, físico, etc.-.
Asimismo, hoy en día parece existir consenso sobre la idea de que el autoconcepto en
distintos dominios y la autoestima global son constructos diferentes, y que por lo tanto
pueden ser estudiados por separado (Zeleke, 2004), aun cuando parece no estar claro
qué es cada constructo. En oportunidades se puede observar cómo es que en algunos
estudios se intenta estudiar la relación entre ambos conceptos, mientras que en otros
directamente los consideran como sinónimos. En algunas investigaciones para evaluar la
relación de la autoestima con diversos conceptos como el género (Milicic & Gorostegui,
1993; Gorostegui & Dörr, 2003) se utiliza como instrumento de medición la escala de
autoconcepto para niños de Piers-Harris, lo cual por supuesto hace pensar en la estrecha
relación que parece existir entre ambos conceptos.
Según Brinkmann, Segure y Solar (1989, citados en Marchant, Haeussler y Torretti,
2002), la autoestima se desarrolla a partir del autoconcepto, en la medida que se entiende
como la valoración positiva o negativa que hace el individuo respecto a sus características,
atributos y rasgos de personalidad, incluyendo las emociones que asocia a ellas y las
actitudes que tiene respecto de sí. De esta manera, según Branden (1989, citado en
Marchant, Haeussler y Torretti, 2002), se define la autoestima como el componente
evaluativo del autoconcepto, que incluye dos aspectos básicos: la autoeficacia (la convicción
de ser competente y valioso para otros) y la autovaloración (emociones, afectos, valores y
conductas respecto de sí mismo). Así, Marchant, Haeussler y Torretti (2002), autoras del
Test de Autoestima Escolar (TAE), sostienen que la importancia de la autoestima reside en
el hecho de que los sentimientos que la persona tenga acerca de sí, afectan a todas las áreas
de su vida, en tanto que los sentimietos de seguridad personal, ligados al autoconcepto
y la autoestima, influyen sobre la capacidad de responder a los acontecimientos, de
aceptarse a sí mismos y sobre la forma de relacionarse con los demás.
Autoconcepto académico
De particular importancia dentro de la investigación concerniente a la relación entre
autoestima y rendimiento es el estudio del autoconcepto académico. Este constructo se ha
definido como "la parte del sí mismo que se relaciona más directamente con el rendimiento
académico ... y que aparentemente sirve como un sistema de guía personal para dirigir
el comportamiento en la escuela y que juega un rol fundamental en la determinación del
rendimiento académico del estudiante" (Arancibia, Maltes y Álvarez, 1990, p.15).
207
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Dimensiones del autoconcepto académico
Distintos autores han identificado diferentes dimensiones en el autoconcepto académico.
Arancibia y otros (1990) distinguen -desde la perspectiva de las conductas presentadas
por el alumno- las siguientes dimensiones en el autoconcepto académico:
1. Relaciones con otros. Se refiere al nivel de confianza y aprecio del estudiante por
otras personas. En su nivel óptimo, implica un niño identificado con su contexto escolar,
amistoso, espontáneo y tolerante a la frustración y rabia.
2. Asertividad. Es el sentido de control que experimenta el niño sobre lo que ocurre en
la clase. Conductualmente se expresa en acciones donde el niño expresa honestamente los
propios sentimientos y usa sus derechos sin negar los de los demás. Incluye la habilidad de
expresar sentimientos positivos, afecto y amor. Una alta asertividad implica que el niño
está dispuesto a enfrentar la autoridad y hacerse escuchar, defiende su propia identidad
personal y exige reconocimiento.
3. Compromiso. Se refiere a la confianza en el propio potencial. Un alto compromiso
indica interés en la originalidad, creatividad y disposición al riesgo. Un niño con alto
compromiso requiere de escasos refuerzos extrínsecos, porque está interesado y motivado
y la actividad misma le resulta reforzante.
4. Enfrentamiento de situaciones escolares. Indica la confianza que tiene el niño en
las propias habilidades académicas. Una alta puntuación revela interés e involucramiento
por lo que ocurre en el aula, satisfacción con el propio trabajo y buen cumplimiento de
las metas académicas en general.
Otros autores identifican dimensiones del autoconcepto de acuerdo al tema, arguyendo
que el autoconcepto académico no es un constructo único, sino que resulta altamente
específico según la asignatura a la que se refiera. El modelo de autoconcepto académico
propuesto por Marsh y Shavelson (1985), por ejemplo, concibe el autoconcepto con una
estructura jerárquica, donde se distinguen dos áreas principales: verbal y matemática.
Las asignaturas específicas, tales como física, matemáticas, geografía, biología, etc, se ven
influenciadas en diversos grados por estas dos grandes áreas principales, dependiendo de
su naturaleza. Marsh (1990) puso a prueba este modelo empíricamente con 234 niños de
5º y 6º año, y 524 niños de 7º a 10º grado de una escuela católica de Sydney, Australia.
Mediante una análisis factorial encontró que, efectivamente, el autoconcepto académico
es altamente específico dependiendo de la asignatura, es decir, que existe relativa
independencia entre el autoconcepto en un área y el autoconcepto en otra. Sin embargo,
se encontró que las áreas verbal y matemática no eran capaces de predecir el autoconcepto
208
Capítulo 6, Los Recursos Afectivos del Educando
en todas las asignaturas, requiriéndose de otros factores para explicar el autoconcepto en
ramos tales como deportes y arte.
2.1.2 Relación entre autoconcepto académico y rendimiento escolar
Hoy en día existe gran cantidad de evidencia que indica una relación positiva entre
los niveles de autoestima y autoconcepto, y el rendimiento escolar. Aquellos niños con
mejor autoconcepto académico son quienes tienen también un mejor rendimiento. Así
por ejemplo, tenemos que, en un estado del arte realizado por Vélez (1993) sobre factores
asociados al buen rendimiento académico, la autoestima apareció con una relación
positiva significativa con rendimiento en 7 de los 14 estudios revisados. Sin embargo, los
múltiples estudios realizados al respecto se cuidan de señalar una dirección causal: aunque
es posible que un desarrollo afectivo bueno eleve el rendimiento de los escolares, también
es razonable pensar que un niño con buen rendimiento tendrá más probabilidades de
tener un autoconcepto elevado. Lo anterior ha dado origen a dos enfoques opuestos en el
estudio del autoconcepto académico (Helmke y van Aken, 1995).
Modelo de desarrollo de habilidades
Por una parte, se tiene el enfoque de desarrollo de habilidades (Helmke y Van Aken,
op.cit.)., que sostiene que los éxitos relacionados con el logro académico influencian el
autoconcepto a través de varios mecanismos, en particular a través de la evaluación por
parte de los otros significativos (por ejemplo, profesores y padres). Así, este enfoque
sostiene que el autoconcepto académico es fundamentalmente el resultado del rendimiento
pasado, más que causa del rendimiento posterior.
Modelo de Autopromoción
La posición opuesta a la anterior está representada por el modelo de autopromoción (selfenhancement model), que afirma que el logro académico no depende sólo del logro
académico anterior del alumno, sino que el autoconcepto académico contribuye
significativamente en su predicción. Por ejemplo, un concepto alto relativo a la propia
habilidad académica puede ser una precondición favorable para la iniciación y mantención
del esfuerzo en situaciones de aprendizaje y de desempeño (Helmke, 1992, citado en
Helmke y van Aken, 1995). En cambio, los estudiantes con un autoconcepto bajo pueden
evitar las situaciones de aprendizaje que podrían amenazar su autoconcepto, presentando
así un esfuerzo menor en la escuela. Esto es fuertemente apoyado por la evidencia
empírica proveniente de la teoría de la autoeficacia (Bandura, 1977), la cual plantea que los
esfuerzos que una persona haga para obtener un determinado logro se relacionan, entre
otras cosas, con la percepción que esa persona tiene de que podrá ejecutar las acciones
que la conducirán a un resultado deseado. Así, si un sujeto no se siente capaz en una
209
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
determinada situación, limitará sus esfuerzos a un mínimo, reduciendo su rendimiento
y probabilidades de éxito. Este tema será estudiado más adelante en este mismo capítulo
en relación con el locus de control y la autoeficacia.
La controversia entre ambos enfoques no tiene un mero interés teórico, sino que,
por el contrario, es de tremenda importancia práctica. La confianza en el modelo de
autopromoción ha conducido a múltiples iniciativas que tienden a mejorar la autoestima
de los niños en la escuela como un medio para elevar el rendimiento académico. Probar este
enfoque significaría que invertir en esta dirección promete buenos resultados. Refutarlo,
en cambio, implicaría que elevar el autoconcepto de los niños, si bien es beneficioso para
su desarrollo personal, no es una medida adecuada para elevar el rendimiento.
Evidencia a favor de ambos enfoques
La investigación empírica llevada a cabo con el fin de dirimir entre ambos enfoques es,
sin embargo, menos cuantiosa de lo que se podría esperar dada la relevancia del tema.
En una revisión de estudios longitudinales realizada por Helmke y van Aken (1995),
se reportan, entre 1983 y 1990, sólo ocho estudios de este tipo realizados con el fin de
esclarecer la dirección de la relación entre ambas variables. De estos ocho estudios, cuatro
encontraron una relación recíproca entre autoconcepto y rendimiento, dos encontraron
predominancia causal del autoconcepto sobre el rendimiento, uno encontró la relación
contraria y el último no encontró efectos significativos en ninguna dirección.
Esto último es apoyado por la tesis de Pottenbaum (1986), así como por la de Saffie
(2000), quienes sugieren que la alta correlación entre las dos variables no se debe a relación
causal alguna, sino que estaría siendo explicada por otras variables tales como locus de
control, expectativas de autoeficacia, habilidades sociales y equilibrio emocional, las que
actuarían de forma dialéctica para producir la correlación observada entre rendimiento y
autoconcepto académico.
Modelo de Arancibia y Maltes
Arancibia y Maltes aportan un nuevo enfoque a la controversia antes descrita, según los
resultados de un estudio realizado en Chile con 774 alumnos y 78 profesores (Arancibia
y Maltes, 1989). En este estudio se investigó la relación entre diversas variables del
profesor y del niño, encontrándose que las variables que mejor explicaban el rendimiento
eran las expectativas del profesor, tanto concernientes al rendimiento del niño como al
nivel educacional que éste alcanzaría. A su vez, la expectativa de rendimiento que los
profesores tienen de los niños mostró estar explicada en parte por el autoconcepto de los
niños y por su rendimiento. Así, el modelo sugiere que existe una relación donde ciertas
conductas de los alumnos -tales como su autoconcepto, sus conductas de trabajo y su
210
Capítulo 6, Los Recursos Afectivos del Educando
rendimiento- influencian las expectativas de los profesores, las que a su vez afectarán
el rendimiento nuevamente. Es importante destacar que este modelo muestra que, en
niveles socioeconómicos más bajos, las conductas de los niños que explican las expectativas
del profesor se relacionan menos con el rendimiento real, y más con características
conductuales. Esto es preocupante, ya que podría generar un círculo vicioso donde poco
importa que el alumno eleve de manera real su rendimiento, ya que no produciría un
cambio en las expectativas de rendimiento, impidiendo que dicho cambio se lograra
estabilizar.
Como vemos, este estudio aporta una nueva explicación para la posible influencia del
autoconcepto en el rendimiento escolar, a través de una vía que va del autoconcepto del
alumno, a las expectativas del profesor y desde allí en forma indirecta al rendimiento
de los niños. Una implicancia muy importante de esto es que una forma posible de
modificar el rendimiento es modificando las expectativas de los profesores.
En esta misma dirección es que Mariana Miras (2001) plantea que así como los alumnos
y profesores tienen representaciones de sí mismo, también las tienen de otros, de sus
capacidades, motivos e intenciones. Las primeras representaciones se ponen a prueba y
se confirman, matizan o refutan progresivamente a través de la observación en el aula
o en otros ámbitos del contexto escolar. Sin embargo, esta observación no es neutra,
sino que existen factores (percepción de rol, estereotipos, perfiles ideales, percepción de
representaciones mutuas) que intervienen en la selección, interpretación y organización
de la información capturada, condicionando las representaciones mutuas.
2.1.3 Contexto escolar y desarrollo de la autoestima
Hasta aquí se ha analizado la evidencia en favor y en contra de la hipótesis de que la
autoestima (autoconcepto académico, específicamente) afecta el rendimiento de los
escolares. Pero la autoestima y autoconcepto no sólo son importantes en la predicción del
rendimiento, sino que juegan un rol fundamental en la salud mental y buen desarrollo
afectivo de los escolares. Sin duda, la experiencia escolar será un factor determinante para
el desarrollo de la autoestima, dado el gran impacto de las experiencias de rendimiento
escolar tanto en el niño como en su familia. Según Milicic (1995), la experiencia escolar
determinará en forma importante el bienestar socioemocional de un niño y tendrá efectos
significativos durante la vida adulta de éste.
De aquí la importancia de evaluar cómo el contexto escolar afecta el desarrollo de una
autoestima positiva o negativa en los niños, analizando la cuestión de si las condiciones
actuales de los sistemas escolares fomentan o no una autovaloración positiva en los
211
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
niños. Para ello es útil analizar, en primer lugar, cuáles son los factores que inciden en el
autoconcepto a lo largo del desarrollo.
Desarrollo de la autoestima y autoconcepto
Aunque las investigaciones concernientes a la autoestima son numerosas, pocas de
ellas analizan la autoestima desde el punto de vista evolutivo. En su lugar, los estudios
evolutivos suelen centrarse más en el desarrollo del concepto de sí mismo que en el
desarrollo de las evaluaciones de sí mismos que hacen los sujetos. Sin embargo, estos
estudios proporcionan algunas luces interesantes respecto a qué aspectos son más
importantes en el juicio que los sujetos hacen de sí mismos en distintas edades.
Damon y Hart (1982) hacen una revisión de estudios sobre este tema, destacando diversas
dimensiones de la autopercepción que varían a lo largo de la infancia y adolescencia. Así
por ejemplo, estos autores señalan algunos estudios que indican que el concepto de sí
mismo se desplaza durante la infancia desde un locus físico hacia un locus psicológico
(Broughton, 1978, Selman, 1980, ambos en Damon y Hart, 1982). Así, durante los
primeros años escolares el aspecto y características físicas cobran principal importancia
en la evaluación que los niños hacen de sí mismos. Dentro de esta concepción fisicalista
del sí mismo caben incluso las acciones que son típicas del individuo. Por ejemplo,
un niño podría describirse a sí mismo haciendo una lista de las acciones que ejecuta
usualmente (como andar en bicicleta) (Selman, 1980, Secord y Peevers, 1974, Keller,
Ford y Meachum, 1978, todos citados en Damon y Hart, 1982).
Un descubrimiento especialmente interesante es el que señala que esta focalización en la
actividad como elemento de autoevaluación sufre un cambio de lo absoluto a lo relativo
hacia los 7 años (Secord y Peevers, 1974, citado en Damon y Hart, 1982; Ruble, 1983).
Así, a esta edad los niños se describen en relación a una comparación entre lo que hacen y
lo que hacen otros, por ejemplo, diciendo que ellos conducen mejor su bicicleta que otro
niño. Ruble interpreta esto como un cambio de foco desde las acciones habituales del sí
mismo, hacia la competencias del sí mismo.
Desplazamiento del foco del autoconcepto hacia la competencia en la edad escolar
Si se analiza desde este punto de vista lo que ocurre con un niño de 7 años, ya inserto en
el sistema escolar, el foco de su autopercepción se va desplazando gradualmente desde las
cosas que suele hacer hacia aquellas cosas en las que es bueno. Combínese este conocimiento
con el hecho de que las dos maneras principales de evaluar los niveles de competencia
en la escuela son a través de la evaluación del profesor y a través de la comparación
con otros niños, es decir, dos factores externos al propio niño. Así, con el ingreso a la
212
Capítulo 6, Los Recursos Afectivos del Educando
escuela el origen de la percepción de sí mismo se desplaza desde la propia percepción, a
la percepción que los demás tienen del sí mismo.
Esto es concordante con el análisis que hace Erik Erikson (1979) en su teoría del desarrollo
psicosocial, de la forma en que el ingreso a la escuela puede afectar la autopercepción del
niño. Según este autor, en la edad escolar se oponen en el niño las fuerzas de la industria y
la inferioridad. Por una parte, el niño se ve impulsado a poner en práctica las habilidades
adquiridas en la práctica escolar, pero siempre enfrentando el miedo de sentirse inferior
que el resto de sus compañeros. En esta edad es cuando el niño comienza a tener mayores
parámetros de comparación con niños de su edad, y esto puede provocar un efecto
determinante en su autoestima. El niño se pone constantemente en comparación con
sus semejantes, y va adquiriendo, en función de su desempeño dentro del grupo, un
sentimiento de competencia para enfrentar las tareas escolares, o bien un sentimiento de
inferioridad y de incapacidad para salir victorioso de la situación escolar. En este último
caso, lo que se producirá será una actitud de inercia, donde el niño va poniendo cada vez
menos interés en las tareas escolares, puesto que ha perdido la confianza en que será capaz
de salir victorioso de ellas.
Dificultades de Aprendizaje y Autoestima
Según algunos estudios esta actitud de inercia se ve con especial claridad en el caso de los
niños con dificultades de aprendizaje. Pearl, Bryan y Donahue (1980) afirman que los
niños con Trastornos del Aprendizaje presentan una autoestima disminuida por efecto
de las experiencias repetidas de fracaso. Asimismo, Ayres, et al (1990), encuentran que
los estudiantes con dificultades de aprendizaje difieren en autoconcepto, atribuciones
y persistencia. Según este autor, hay evidencia para sugerir que un bajo autoconcepto
puede llevar a atribuciones académicas desadaptadas: creencia en que el éxito es debido a
causas externas y los fracasos, debidos a la falta de habilidad. Se podría predecir, entonces,
que los niños incapacitados en el aprendizaje probablemente no persistirán al enfrentar
dificultades académicas.
Estas mismas conclusiones son las que expone Chapman (1988, citado en Bear, Minke
y Manning, 2002) en su metanálisis sobre los estudios que buscan la relación entre el
autoestima y el rendimiento académico.
Sin embargo, los nuevos avances metodológicos que han permitido nuevas aproximaciones
al tema, y han dado paso a metanálisis como el de Bear, Minke y Manning (2002), de
Elbaum (2002), y a los estudios de Zeleke (2004) y Gans, Kenny y Ghany (2003), los que
arrojan conclusiones como las siguientes:
213
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
U
Las diferencias entre alumnos con y sin trastornos de aprendizaje, en los dominios
social y conductual del autoconcepto, no son significativas, e incluso en algunos
casos no existen, pero sí existen diferencias significativas en el dominio académico
del autoconcepto (Bear, Minke y Manning, 2002; Zeleke, 2004; Elbaum, 2002;
Gans, Kenny y Ghany, 2003).
U
No existirían diferencias entre la autoestima de los niños con y sin trastornos de
aprendizaje (Bear, Minke y Manning, 2002; Gans, Kenny y Ghany, 2003).
Indagando más en la perspectiva de quienes consideran que la autoestima se ve afectada
por los trastornos de aprendizaje, Cunningham y Voelker (1990, citados en Haeussler
y Milicic, 1995) plantean la existencia de tres subgrupos clínicos entre los niños con
trastornos de aprendizaje, cuyas respuestas emocionales son diferentes en relación a la
autoestima: el primer grupo estaría compuesto por niños con trastornos de aprendizaje,
sin trastornos emocionales, los que no presentarían diferencias significativas en relación
a la autoestima, en comparación con sus compañeros que no presentan dificultades para
aprender. El segundo grupo de niños presentaría cuadros en la línea ansiosa-depresiva,
asociados a dificultades para aprender. Estos individuos presentan una tendencia a
internalizar los conflictos y dificultades, y por tener un autoconcepto cognitivo y social
más bajo que sus compañeros sin problemas de aprendizaje. El tercer grupo está compuesto
por niños que externalizan sus conflictos y se van involucrando en problemas de
conducta, comportamiento hostil y tendencias antisociales, presentando una autoestima
significativamente menor que sus pares sin trastornos de aprendizaje en el plano cognitivo
y social.
Bear, Minke y Manning (2002), plantean que por definición, los niños con trastornos
de aprendizaje experimentan dificultades en áreas específicas del funcionamiento
académico, pero sumado a ello muchos niños presentan déficit en sus habilidades sociales
o conductuales, experimentando, en muchas ocasiones, rechazo por parte de los pares
(Kuhne y Wiener, 2000, Ochoa y Olivares, Swason y Malone, 1992, citados en Bear,
Minke y Manning, 2002). Dados estos déficit en las áreas académica, social y conductual,
es comprensible ver que muchos niños con trastornos de aprendizaje se perciben a sí
mismos de manera menos favorable en estos tres dominios del autoconcepto, y ver
como muchos autores sostienen la relación positiva entre autoestima y trastornos del
aprendizaje. Pero según los estudios parece no ser tan claro que los niños con trastornos
del aprendizaje experimenten sentimientos de baja autoestima (Bear, Minke y Manning,
2002).
214
Capítulo 6, Los Recursos Afectivos del Educando
Por una parte, se podría predecir que los niños con trastornos de aprendizaje podrían
tener una baja autoestima basada en las condiciones desfavorables que tienen para
percibirse en los dominios académico, social y conductual. Pero, por otra parte, dado
que la relación entre la autoestima y la percepción que tienen los niños de sí mismos
en las áreas de competencia no es directa, sino que está mediada por otros factores,
los niños con trastornos de aprendizaje podrían mantener sentimientos favorables de
su autoestima a pesar de sus dificultades académica, social y conductual (Bear, Minke,
Griffin y Deemer, 1997 citados en Bear, Minke y Manning, 2002; Gans, Kenny y Ghany,
2003). La autoestima puede protegerse con el desarrollo de otras habilidades o talentos
(por ejemplo, deportivos o artísticos), con el apoyo social de padres, profesores, amigos
y compañeros (Harter, 1999; Jovunten y Bear, 1992; Kloomok y Cosden, 1994 citados
en Bear, Minke y Manning, 2002; Gans, Kenny y Ghany, 2003), o por percepciones de
competencia, sean éstas o no exageradas (Bear, Minke y Manning, 2002).
Es fundamental buscar estrategias para trabajar con la autoestima de los niños con
trastornos de aprendizaje, más aún considerando que se estima que entre el 2 y el 10% de
la población es afectado por este tipo de trastornos (Gans, Kenny y Ghany, 2003).
Habilidades interpersonales y autoconcepto
El aspecto social de la escuela no sólo influye la autoestima de los niños a través de la
comparación con otros, sino también, al poner en tela de juicio un nuevo conjunto de
habilidades que hasta entonces el niño había tenido poca oportunidad de evaluar: las
habilidades interpersonales o habilidades sociales. Bernstein (1980, en Damon y Hart, 1982)
y Rosenberg (1979, en Damon y Hart, op.cit.) afirman que, además de desplazarse de
lo físico a lo psicológico, las descripciones de sí mismo van variando su foco con la
edad desde aspectos conductuales, emocionales y situacionales, hacia características de la
personalidad social, tales como capacidad para hacer amigos o aceptación de las normas
sociales. Esto realza la importancia de que el niño tenga en la escuela oportunidades
efectivas para desarrollar buenas habilidades sociales y habilidades de interacción con
otros en general.
Actitud de los profesores y autoconcepto
Por otra parte, se tiene el efecto producido por las actitudes de los profesores. Diversas
investigaciones apoyan la idea de que el concepto de sí mismo es en un principio altamente
determinado por las percepciones de otros acerca del sí mismo, es decir, que el locus
de la autopercepción sufre un cambio de lo externo a lo interno (Rosenberg, op.cit.).
Así, cuando se le preguntaba a los sujetos de un experimento quién sabía mejor cuán
inteligentes eran, o quién sabía mejor cómo eran ellos, si su madre, su mejor amigo o
ellos mismos, los sujetos más pequeños tendían a responder que los otros, especialmente
215
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
los padres, sabían mejor cómo eran ellos, mientras que los adolescentes entre 15 y 20
años tendían a responder que ellos mismos. Este hallazgo es especialmente iluminador
para comprender cómo las experiencias de evaluación externa que se dan en la escuela
pueden influenciar fuertemente el autoconcepto de los escolares, ya que como dice Milicic
(2001),
El punto de partida de la valoración personal se encuentra en el
juicio de los otros, especialmente los otros significativos (p.7).
Una apreciación consistente -por parte del profesor y de otros significativos- relativa a
un pobre desempeño puede generar en un niño una percepción de sí mismo como poco
capaz, percepción que será en adelante muy difícil de modificar. Así, las percepciones
expresadas por los profesores acerca de sus alumnos son claramente determinantes en el
aprendizaje cognitivo y social de un niño.
La problemática de la profecía autocumplida es un ejemplo claro de lo que puede llegar
a suceder con las concepciones que los profesores transmiten a sus alumnos respecto
de lo que ellos son. En un famoso estudio por Rosenthal y Jacobson (Rosenthal y
Jacobson, 1968), se les dijo a los profesores que un grupo de niños (20% de la clase)
habían sido diagnosticados como estudiantes de “desarrollo tardío” y que tendrían un
aumento en su rendimiento durante el curso del año escolar. Efectivamente, al final del
año esos estudiantes, que en realidad habían sido escogidos al azar por los investigadores,
mostraron un aumento en sus puntuaciones de CI mayor que el que mostró el resto de los
niños. La explicación ofrecida por los autores radica en que los profesores interactuarían
de manera distinta con los alumnos según sus expectativas, afectando así el rendimiento
de éstos, tal vez a través de elevar el autoconcepto y confianza de los alumnos.
Respecto a la importancia de los adultos significativos en el rendimiento de los niños,
Hokoda y Fincham (1995) han observado que uno de los factores que permiten predecir
el comportamiento de los niños frente a una tarea difícil es la mediación que hacen
los adultos significativos de dichas tareas. Así, si los padres, por ejemplo, connotan las
experiencias de fracaso como oportunidades de aprendizaje en lugar de connotarlas como
oportunidades para evaluar al niño, es más probable que el niño muestre persistencia y
esfuerzo frente a las dificultades, en lugar de afecto depresivo y evitación de los desafíos.
Lo anterior conduce a una interesante reflexión acerca de las posibilidades que ofrece
el sistema escolar para el desarrollo de actitudes positivas y productivas frente a las
dificultades. Lo que surge de manera natural es insistir en la necesidad de connotar las
216
Capítulo 6, Los Recursos Afectivos del Educando
situaciones escolares como posibilidades de aprendizaje, en lugar de connotarlas, como
suele hacerse, como situaciones de evaluación.
Otro factor del contexto escolar que incidirá en el desarrollo del concepto de sí mismo
es la interacción del niño con su grupo de pares. Esta se ve influida, entre otros factores,
por el éxito o fracaso que exista dentro del grupo curso. Así, los alumnos más aventajados
tendrán un sitio especial respecto de la clase y los que han tenido reiterados fracasos,
serán relegados a segundo plano. Esto puede resultar especialmente conflictivo en las
primeras edades de los niños, cuando éstos suelen expresar sus ideas sin inhibiciones y a
mantenerlas gracias al apoyo del grupo de amigos.
La interiorización de éstas y otras ideas va a depender especialmente de la valoración que
el niño tenga de la(s) persona(s) que las expresen -qué tan significativas son esas personasy de la valoración que exista dentro de su contexto social acerca de las características que
se le adjudican. Por ejemplo, si el niño está convencido que es buen dibujante, ello le será
más valioso si en su medio se le otorga especial importancia a tener dichas habilidades.
Así, con el ingreso del niño al sistema escolar, se produce un cambio en los factores
que afectan el desarrollo de la autoestima y del concepto de sí mismo. Estos factores
pasan de ser exclusiva propiedad de la familia, a multiplicarse y a ser compartidas por
pares, profesores y toda la gama de experiencias que proporciona el colegio. Como afirma
Catalán (1990), el autoconcepto se formaría gradualmente a partir de las experiencias y
de las interacciones del individuo con su realidad, siendo la familia el principal agente
en la configuración de la autoimagen primaria, en aspectos físicos y psicológicos; ésta
se integraría posteriormente con una autoimagen secundaria, en la que los principales
agentes socializadores serían la familia extensa, los pares y la escuela (Catalán, op.cit.).
2.1.4 Desarrollo de la autoestima positiva en la escuela
En vista de la numerosa evidencia que señala a la escuela como uno de los factores
predominantes en la formación del autoconcepto y autoestima a partir de cierta edad, no
es bizarro plantear la necesidad de que la institución escolar asuma su responsabilidad en
fomentar una buena autoestima en los niños. Maris (1993), señala los siguientes aspectos
generales que debe tomar en cuenta la escuela a la hora de atender a la necesidad de
autoestima de sus alumnos:
U
Orientación hacia la progresiva construcción de una personalidad autónoma,
tomando conciencia de la importancia del desarrollo de un locus de control
interno.
217
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
U
U
U
Planificación de estrategias docentes que requieran de la participación activa de
los alumnos y a la vez que controlen el proceso de aprendizaje.
Proponerse como objetivos educativos la formación de hábitos relativos al trabajo
intelectual, hábitos que a la vez comprometen y exigen la esfera volitivo-valorativa,
íntimamente ligada a la toma de conciencia de los propios logros y dificultades
involucrados en el proceso de aprender.
Todo esto implicaría colocar en el centro del proceso educativo al sujeto, como
centro consciente y autónomo.
2.1.4.1 Programas de desarrollo de la autoestima en la escuela
Diversos autores han desarrollado programas destinados a orientar a los profesores acerca
de la forma en que es posible brindar a los alumnos experiencias útiles para el desarrollo
de una buena autoestima. A continuación revisaremos dos de ellos: el programa propuesto
por Reasoner (1990) y el programa de desarrollo de la autoestima propuesto por Haeussler
y Milicic (1995).
A. Programa de desarrollo de la Autoestima de Reasoner (1990)
Reasoner plantea que un ambiente positivo para la autoestima es aquél que genera
básicamente cinco tipos de sentimiento: un sentimiento de seguridad, un sentimiento de
identidad o autoconcepto, un sentimiento de pertenencia, un sentimiento de propósito
y un sentimiento de competencia personal. Para construir cada uno de éstos, el autor
propone ciertos roles o actitudes que el profesor debe asumir en la sala de clase.
a.
U
Sentimiento de Seguridad y Confianza
Establecer exigencias y límites realistas. Además de ser realista -posibles de ser logrados
por los niños- estas exigencias y límites deben ser claramente especificados desde un
principio. De lo contrario, los alumnos no podrán cumplirlas, el profesor se sentirá
decepcionado y los estudiantes, en consecuencia, frustrados y resentidos con él.
U
Establecimiento y aplicación consistente de las reglas. La aplicación inesperada o injusta
de un castigo o una recompensa causa confusión y desconcierto en los niños, así
como resentimiento hacia la autoridad. Por ello es importante que los profesores
(y adultos en general) establezcan con claridad en qué contexto se aplican las reglas
y en cuáles no.
U
Estimular el autorespeto y la responsabilidad. Al velar por el cumplimiento de las
leyes, es necesario hacerlo sin causar resentimiento en los niños. Una forma de
218
Capítulo 6, Los Recursos Afectivos del Educando
hacer esto es favorecer el autocontrol y la autodisciplina. Se puede lograr, por
ejemplo, mediante listas de responsabilidades que los niños puedan chequear por
sí mismos, o llamando la atención acerca de un comportamiento indebido antes
de aplicar la sanción, para dar al niño la oportunidad de corregirse. El uso de las
"consecuencias naturales" también es de utilidad para favorecer el cumplimiento
de reglas sin resentimiento. Esto consiste en dejar que los niños se percaten de las
consecuencias que siguen naturalmente a sus actos.
U
Estimular la confianza. Cumplir las promesas que se le hacen a los niños, apoyarlos
cuando lo necesitan, explicar claramente cuando no se puede cumplir lo prometido,
son todas formas de favorecer la confianza de lo pequeños en los adultos. Por otra
parte, darles la oportunidad de probar lo que son capaces de hacer por sí solos les
proporciona la sensación de que se confía en ellos y favorece su autoconfianza.
b.
U
Sentimiento de Identidad o Autoconcepto
Proporcionar retroalimentación. Un factor en la formación del autoconcepto la
constituye la reacción de los otros frente al niño y sus conductas. Para saber si ha
hecho algo correcto o bien, un niño depende en gran medida de la reacción de los
otros. La naturaleza de esta retroalimentación determinará en parte su sentimiento
de identidad.
U
Reconocer las fortalezas del niño. Repetidas expresiones acerca de como el niño "es" o
lo que "siempre hace" tendrán un efecto poderoso en su autoestima. Si a un niño
se lo tilda de "el problemático" o "lento" por ejemplo, se le dificulta percibirse
de otras formas, y se ignoran sus aspectos positivos. Las cualidades positivas de
los niños generalmente se dan por sentadas: no se las destaca ni premia porque se
supone que "así es como debe ser". Es necesario recordarle al niño que tiene estas
características buenas y que se le valora por ello.
U
Demostrar amor y aceptación. Los niños necesitan sentir que se los quiere y acepta
por lo que son, esto no implica aceptar todo lo que hagan y permitirles cualquier
conducta, implica demostrar que se los ama pese a sus "errores". En el ambiente de
la sala de clases, es necesario relacionarse con ellos como individuos, demostrándoles
respeto y cariño.
U
Ayudar a los estudiantes a evaluar sus fortalezas y debilidades. Es necesario ayudar al
niño a tener una imagen más realista de sus debilidades y fortalezas. No es bueno
ocultar o negar las debilidades del niño, pues esto mina su confianza en el adulto.
Más bien, hay que establecer con claridad qué es lo que implican esas debilidades
219
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
c.
U
(por ejemplo, que el bajo rendimiento no implica que seas "tonto") y dejar en claro
que se lo quiere pese a ellas.
Sentimiento de Pertenencia
Crear un ambiente apropiado. Un ambiente apropiado para obtener sentido de
pertenencia es aquel donde se aceptan y valoran diversos tipos de persona y de
características. Cuando se enfatiza y valora un sólo tipo de persona, los niños
que no calcen con esa imagen no se sentirán verdaderamente parte del grupo.
El profesor debe incentivar en sí mismo y los niños la mutua aceptación y la
valoración de diversos intereses, actividades y habilidades, así como destacar las
similitudes entre los niños pertenecientes al grupo.
U
Explorar las responsabilidades que conlleva la pertenencia a un grupo. Se debe ayudar a
los niños a funcionar como miembros de un grupo. Junto con aprender a valorarse
a sí mismos, los niños aprenden paulatinamente a respetar y valorar a los otros, y
descubren que formar parte de un grupo implica una cierta responsabilidad por
el bienestar de los demás miembros. Se debe favorecer el desarrollo del sentido de
justicia al interior de un grupo y enseñárle a los niños a equilibrar sus necesidades
con las de los demás.
U
Incentivar la aceptación e inclusión de los estudiantes en el grupo. El profesor puede lograr
esto estimulando la empatía en el grupo, para que comprendan cómo se sienten
los niños aislados, o bien, ayudando a estos últimos a destacar sus características
positivas frente al grupo. Además, la instrucción directa en ciertas habilidades
sociales puede ayudar en algunos casos.
d.
U
Sentido de propósito
Comunicar las expectativas. Los niños parecen rendir mejor cuando saben lo que
los adultos esperan de ellos. Sin embargo, estas expectativas deben comunicarse
con cuidado, o de lo contrario podrían producir angustia o frustración en los
niños, si perciben que van más allá de sus capacidades. Es mejor si se expresan las
expectativas en términos generales que si se exigen logros específicos, ya que en
este último caso hay mayor probabilidad de fracasar. Los desafíos y los contratos
son buenas formas de ayudar a los niños a fijar expectativas y cumplirlas.
U
Estimular la confianza. La comunicación de las expectativas da al niño la sensación
de que se confía en su capacidad para cumplirlas. Toda vez que se demuestre y
exprese al niño que se confía en él, se estará estimulando su autoconfianza.
220
Capítulo 6, Los Recursos Afectivos del Educando
U
Ayudar a los estudiantes a fijar objetivos. Los adultos pueden ayudar a los niños en esta
tarea asistiéndolos en definir las áreas de conocimiento que les gustaría dominar,
señalándoles cuáles objetivos parecen ser demasiado exigentes para sus capacidades
actuales y ayudándoles a modificarlos de manera que sean alcanzables.
e.
U
Sentimiento de competencia
Ayudar a los estudiantes a tomar decisiones y hacer elecciones. El adulto debe aprender a
no intervenir completamente en las decisiones del niño, a no tomarlas por él: esto
sólo aumentará la dependencia del pequeño. En cambio, el adulto debe asumir el
rol de señalarle al niño todas las alternativas disponibles, mostrarle las implicancias
de cada una y, cuando corresponda, alentar al niño a probar varias alternativas
antes de escoger una.
U
Alentar y apoyar durante la realización de tareas. El adulto puede apoyar al niño
ayudándole a evaluar y analizar el progreso que está realizando y, si tiene alguna
dificultad, ayudándole a identificarla y analizarla. La alabanza y el reconocimiento
de los progresos que se están logrando refuerzan el sentido de competencia del
niño.
U
Ayudar a los estudiantes a autoevaluarse. La retroalimentación de los adultos y de
los pares resulta valiosa para ayudar a que el niño aprenda a autoevaluarse. Sin
embargo, debe hacerse cuidadosamente. Cuando el niño ha tomado alguna decisión
que a ojos del adulto es equivocada, a veces es mejor dejar que enfrente sólo las
consecuencias naturales de esta decisión y se autocorrija, ya que esto fortalece su
sentido de competencia e independencia.
U
Reconocer y recompensar los logros. Aunque uno de los objetivos finales de la formación
de la autoestima es ayudar a los niños a ser individuos automotivados, algunos
niños pueden necesitar, durante el proceso recompensas extrínsecas que aumenten
su confianza y autovaloración. El profesor deberá proveerlas con cautela, cuidando
de no provocar dependencia en los niños del refuerzo externo, ya que el uso de
recompensas extrínsecas puede llegar a implicar que la tarea reforzada no tiene un
valor inherente (Williams, 1999).
B. Programa de desarrollo de la Autoestima de Haeussler y Milicic (1995)
Haeussler y Milicic plantean las siguientes actitudes del profesor como positivas para el
desarrollo de una buena autoestima (p.96):
221
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
U
Ser efusivo y claro al reconocer lo que los niños han hecho correctamente. Si no
han cumplido con lo que se esperaba, darles una nueva oportunidad explicando un
poco más lo que se espera de ellos.
U
Generar un clima que posibilite la creatividad.
U
Generar un clima emocional cálido, participativo, interactivo, donde el aporte
de cada uno pueda ser reconocido. Fomentar especialmente el trabajo en grupos
durante la clase.
U
Usar frecuentemente el refuerzo de los logros de los alumnos frente al grupo. Es
importante reconocer logros reales que sean sentidos como algo especial y único
por el alumno, permitiéndole así procesarlos como éxitos personales.
U
Mostrar confianza en las capacidades de los niños y en sus habilidades para enfrentar
y resolver sus problemas o dificultades en distintas materias o situaciones.
U
Motivar a los estudiantes a buscar soluciones y respuestas adecuadas y sabias a
los conflictos, más que a resolverlos en términos de bueno o malo, o de ganar o
perder.
U
Desarrollar el espíritu de observación y ayudarlos a buscar formas innovadoras
para adaptarse a la realidad.
U
Incentivar a los alumnos a asumir responsabilidades: esto les demostrará que se
confía en ellos. Las responsabilidades asignadas deben ser posibles de cumplir por
los niños.
U
Poner exigencias y metas al alcance de los niños, y que esas metas puedan ser
alcanzadas con un esfuerzo razonable. Evaluar el logro de las tareas solicitadas con
un criterio a nivel de los niños y no con exigencia de adulto.
Además de estas recomendaciones generales, las autoras proponen un programa de
desarrollo de la autoestima en la escuela que consta de 16 unidades, cada una de ellas
con un objetivo general y varias actividades propuestas para desarrollar ese objetivo. La
mayoría de las actividades están diseñadas para ser realizadas en forma grupal, tanto
fuera como dentro de la sala de clases. El programa cuenta con un texto para el profesor
222
Capítulo 6, Los Recursos Afectivos del Educando
y uno para el alumno, donde se encuentran los ejercicios y actividades. A continuación se
describe cada uno de los 16 objetivos, y una actividad como ejemplo para cada uno.
Objetivo
Ejemplo de Actividad
Contactarse con emociones positivas, provocar un
acercamiento entre los participantes y fomentar
el compartir.
Presentarse, diciendo dos cosas buenas de
sí mismo.
Comprender que las relaciones interpersonales
son recíprocas y se construyen a través de gestos
y palabras.
Unir con una flecha dibujos de caras
expresando la reacción ante diversas
acciones del alumno.
Ampliar el conocimiento de sí mismo y
desarrollar una actitud de aceptación y valoración
de sí mismo.
Dibujar o escribir dos o tres cosas para las
que cada niño se sienta realmente bueno.
Desarrollar el sentido del humor.
Contar chistes.
Desarrollar la identidad, solidaridad y el sentido
de pertenencia.
Trabajar en un collage o una maqueta que
represente a todo el curso.
Conectarse con situaciones que permiten
desarrollar la autoeficacia.
Pedir a los niños que recuerden una vez
en que algo les resultó bien. Recordar
qué sintieron, por qué creen que
resultó bien, si alguien reconoció lo que
hicieron, haciéndolos sentirse valiosos e
importantes.
Conectarse con los propios sentimientos.
Pedir a los niños que expresen en sus
rostros sentimientos de felicidad, pena,
preocupación, rabia, envidia, miedo.
Adivinar las expresiones de los otros.
Recordar situaciones donde hayan sentido
esas emociones.
223
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Conocerse a sí mismo. Plantearse metas que se
relacionen con los recursos con que se cuenta y
estrategias posibles para lograrlas.
Pedir a los niños que imaginen que son
una persona tal como les gustaría ser.
Luego, pedirles que la comparen con la
forma en que son ellos.
Objetivo
Ejemplo de Actividad
Enseñar a los niños algunas estrategias posibles
para acercarse a sus padres y facilitar la expresión
de afecto entre los miembros de la familia.
Cada alumno piensa en algo que encuentra
positivo de su vida familiar.
Desarrollar la capacidad de aceptar normas y Pensar con los niños cuáles son los
límites impuestos en un contexto de respeto principales límites y normas de la clase y
qué pasa si no se cumplen.
mutuo.
Pedir a los niños que reflexionen sobre las
cosas que son importantes para ellos y, en
Proyectarse a futuro en cuanto al desarrollo
base a eso, que se proyecten en el futuro en
personal y social.
cuanto a cómo serán, que harán y cómo se
sentirán al respecto.
Pedirles que recuerden a una persona que
Reflexionar sobre el papel que los modelos juegan admiran o admiraban. Analizar de qué
manera esa persona influyó o influye en su
en las personas y su importancia educativa.
vida.
Se imitan estatuas expresando estados de
Desarrollar lenguaje emocional y empatía con las ánimo. Los niños imaginan y cuentan qué
emociones de otros.
están sintiendo las estatuas, por qué y qué
les pasó.
Evocar y contactarse con emociones positivas Planear junto con los niños actividades
relacionadas con la situación escolar. Mejorar la gratas para realizar en el colegio con sus
profesores y compañeros.
relación profesor alumno.
Pedir a los niños que piensen qué cosas
Conectar a los niños con los sentimientos que suyas hacen que sea fácil vivir con ellos.
Invitarlos a reflexionar sobre qué cosas
provocan sus actitudes y conductas en otros.
harían que fuera más fácil vivir con ellos.
224
Capítulo 6, Los Recursos Afectivos del Educando
Pedir a los niños que completen un
Conocer la percepción positiva y la estima de los
conjunto de oraciones respecto de los
otros hacia uno y desarrollar la capacidad de dar
aspectos suyos que más agradan a los
retroalimentación positiva.
demás.
La autoestima ha sido definida, en general, como la valoración
que las personas hacen de sí mismas , relacionada con el sentido
de autorespeto, identidad, seguridad y confianza, propósito
y sentido de competencia).
En vista de la numerosa evidencia que señala a la escuela
como uno de los factores predominantes en la formación del
autoconcepto y autoestima a partir de cierta edad, no es
bizarro plantear la necesidad de que la institución escolar
asuma su responsabilidad en fomentar una buena
autoestima en los niños.
/RFXVGHFRQWURODXWRHÀFDFLD\UHQGLPLHQWRHVFRODU
Un segundo recurso interno que ha sido estudiado en relación con el rendimiento escolar
es la percepción que tiene el niño del grado de control que tiene sobre su ambiente.
Existen varios conceptos teóricos asociados a esta percepción. En esta sección estudiaremos
más en detalle la forma en que actúan el locus de control y la autoeficacia para influir en
el rendimiento.
2.2.1 Locus de control y rendimiento académico
El Locus de control de una persona, se define como una expectativa general de que sus
refuerzos sean controlados por fuerzas internas o externas (Rotter, 1966, en Santiago,
Crider, Goethals, Kavanaugh y Solomon, 1989). Así, la persona con predominancia
de un locus de control interno considera que gran parte de los eventos de su vida son
consecuencia de sus esfuerzos, perseverancia o habilidad, mientras que aquellas personas
en quienes predomina un locus de control externo atribuyen las cosas que les suceden
a la suerte o las oportunidades. En general, los autores concuerdan en que las personas
con predominancia de un locus de control interno tienden a tener más iniciativa propia,
a ser más persistentes y a tomar más acciones orientadas a obtener lo que desean (ver
225
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
por ejemplo Davis y Phares, 1967; Strickland, 1977 ambos citados en Santiago y otros,
1989).
Según Miras (2001), el locus de control (externo/interno) es, al igual que el grado de
control (controlable/incontrolable) y el grado de estabilidad (estable/variable), una de
las dimensiones de nuestro mecanismo de atribución causal, es decir del mecanismo que
empleamos para atribuir una causa a las cosas que nos suceden.
El locus de control, y este mecanismo en general, ha sido ampliamente estudiado en
relación con el rendimiento escolar, encontrándose mucha evidencia que muestra
una relación significativa entre el locus de control interno de los alumnos y un mejor
rendimiento académico (ver por ejemplo Pintrich & De Groot, 1990; Feijin, 1995; Chan,
1994; Skinner, 1990; Hortacsu, 1993; Newman & Stevenson, 1990; Pierson y Connell,
1992; Seegers, 1993; Broc, 1994). Asimismo, y además de su efecto directo sobre el
rendimiento, varios autores señalan que la forma en que el alumno percibe el control
que tiene sobre su propio rendimiento, es capaz de modular el efecto positivo que han
demostrado tener ciertas prácticas educativas, a tal extremo de incluso poder anular dicho
efecto (Perry y Tunna, 1988; Perry y Magnusson, 1989). Según estos autores, la efectividad
de un profesor expresivo, por ejemplo, versus uno no expresivo al dictar una clase, puede
resultar positiva para el rendimiento de los alumnos con locus de control interno, pero
podría no dar resultados en el caso de los alumnos con locus de control externo.
¿Cómo se puede explicar esta relación? En general, esto ha sido explicado planteando
que una mayor sensación de control sobre los refuerzos conduce a los niños a desarrollar
patrones de persistencia y mayor esfuerzo, en especial frente a las tareas difíciles, mientras
que la sensación de que los esfuerzos no conducirán a un mejor desempeño, conduce a
los niños a cesar en su persistencia. Una constante experiencia de no-contingencia entre
el compromiso con la tarea y los esfuerzos puestos en ella provoca en el alumno una
reacción de desesperanza aprendida, donde los sujetos abandonan todo intento de cambiar
la situación, porque no se sienten dueños de ella. Boekaerts (1988) señala que, cuando
los alumnos aumentan su compromiso, esfuerzo y motivación en una tarea, pero ello
no redunda en mejores resultados, (ya sea en términos de notas o de la aprobación del
evaluador o los pares), ellos corren el riesgo de percibir una vía no contingente o discrepancia
entre sus esfuerzos y sus logros.
Esto puede conducir a dos efectos negativos: 1) una visión inadecuada de la relación
entre las conductas de aprendizaje y sus efectos (por ejemplo, el compromiso emocional
y el esfuerzo por la tarea pueden verse como no instrumentales para el logro de un
buen rendimiento académico); 2) una asociación de las actividades de aprendizaje con
emociones negativas. Esta autora hace énfasis en la importancia de la contingencia entre
los esfuerzos del alumno y sus resultados.
226
Capítulo 6, Los Recursos Afectivos del Educando
2.2.2 Dos patrones en el enfrentamiento de tareas
Algunos autores (ver por ejemplo Klein y Dweck, 1995; Hokoda y Fincham,1995)
explican de forma un poco más compleja la reacción de desesperanza frente a las tareas
difíciles. Estos autores identifican dos patrones de conducta frente a estas situaciones:
El Patrón de desesperanza se manifiesta en que, frente al fracaso, estos niños cuestionan
rápidamente su habilidad. Esto va acompañado de afecto negativo y expectativas
negativas, así como persistencia reducida, disminución del rendimiento y evitación de
futuros desafíos.
Por el contrario, el Patrón de orientación al logro frente al fracaso, se manifiesta en que los
niños se centran en la estrategia, mientras que sus afectos y expectativas permanecen
positivas, la persistencia se mantiene o aumenta y el desempeño generalmente mejora.
Estos diferentes patrones se dan aún en presencia de habilidad equivalente en ambos
grupos de niños, aunque el patrón de desesperanza podría verse más en los alumnos
con dificultades de aprendizaje. Ayres et al (1990) plantean que los estudiantes menos
capacitados, producto de una interacción entre su autoconcepto, sus atribuciones y la
dificultad de las tareas, tenderían a realizar respuestas que podrían inhibir su desempeño.
Se muestran deprimidos, tristes y culpables y tienden a rehuir las situaciones que le
exigen rendimiento sistemático y activo, ante el temor de volver a vivir una experiencia
de fracaso se "retira" y rehuye competir. Este cese del esfuerzo genera un círculo vicioso,
ya que el niño se aleja de lo que le cuesta realizar, por lo cual tiene cada vez mayores
dificultades en esa área.
El modelo de Dweck y Leggett (1988), fue desarrollado para explicar los dos diferentes
patrones de respuesta frente a tareas difíciles. En general, el modelo plantea que la
forma en que un niño conceptualiza las experiencias de aprendizaje es determinante en
el enfrentamiento que tendrá con la tarea. Si un niño conceptualiza una tarea como un
“test” o una medida de su inteligencia o habilidad, enfrentará distinto la tarea que si
la conceptualiza como una oportunidad para aprender y para adquirir maestría en una
habilidad determinada. El modelo de Dweck y Legget (1988) se basa en los siguientes
aspectos:
1. Objetivos que los sujetos persiguen durante la tarea: los objetivos de desempeño (aquellos
relativos a los juicios acerca del rendimiento, a la evaluación externa que el sujeto percibe
en comparación con otros, hace que los sujetos se centren más en su ego que en la tarea
227
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
misma) crearían un contexto en el cual los resultados negativos se reflejarían en la propia
competencia; mientras que los objetivos de aprendizaje (donde los individuos buscan
aumentar su competencia centrándose en la tarea, concentrados en la evaluación interna,
aquélla en la que se comparan con sí mismos) crearían una actitud de búsqueda del desafío,
y crearían un contexto donde la información relativa al desempeño es interpretada como
retroalimentación para guiar el aprendizaje.
2. Autoconcepto: para este modelo, diferentes autoconceptos conducen a distintas
preocupaciones durante las situaciones de logro. En particular, la visión de la inteligencia
como una entidad fija se relacionan con la necesidad de obtener juicios favorables y evitar
los juicios negativos acerca de ella. Por el contrario, la visión de la inteligencia como
una entidad transformable, que puede ser aumentada, está asociada con preocupaciones
relativas a aumentar las propias habilidades y el conocimiento. En resumen, el
autoconcepto de los individuos afectaría los objetivos que éstos perciben durante las
tareas, lo cual a su vez afecta los patrones de respuesta frente al desempeño. Este modelo
ha demostrado ser predictivo en niños de los cursos intermedios y superiores de la
enseñanza primaria, y los menores de secundaria.
Cómo incentivar los patrones de persistencia y autoeficacia
Algunos autores han estudiado los estilos parentales que se relacionan con la presencia
de patrones de logro o de desesperanza en los niños. Aunque lo que es cierto acerca de
los efectos de la actitud de los padres no es necesariamente verdadero con respecto a
las conductas de los profesores, es posible extrapolar algunas recomendaciones para los
docentes en cuanto a cómo deben comportarse para fomentar en los niños una percepción
de control frente a las situaciones de la vida cotidiana. En un estudio con niños de tercer
grado de una escuela elemental del medio oeste de USA y sus madres, Hokoda y Fincham
(1995) encontraron que las madres de los niños que presentan un patrón de autoeficacia
por lo general:
U
Tendían a hacer más atribuciones positivas acerca de la habilidad de sus hijos, que
las madres de niños con desesperanza.
U
Tendían a hacer más verbalizaciones de afecto positivo durante la resolución de las
tareas.
U
Tendían más que las demás a incrementar sus conductas de enseñanza cuando
la tarea era más difícil, lo que, en cambio no hacían las madres de hijos no
persistentes.
228
Capítulo 6, Los Recursos Afectivos del Educando
U
Cuando los niños manifestaban conductas de desesperanza, estas madres tendían a
redirigir las creencias de desesperanza de sus niños, por ejemplo, contradiciendo a
los niños cuando expresan que no poseen habilidad o dirigiendo su atención hacia
otra cosa, o estableciendo metas de aprendizaje cuando los niños se centran en el
desempeño.
U
Cuando los niños pedían ayuda, las madres de niños persistentes tenían
mayor probabilidad de responder u ofrecer ayuda que las madres de niños con
desesperanza.
En resumen, estos autores concluyen que las conductas que más ayudan a los niños a
desarrollar patrones de persistencia y autoeficacia son las siguientes:
U
Redirigir la atención del niño desde la habilidad hacia el dominio de la tarea
concreta.
U
No sugerir renunciar cuando hay una creencia o conducta de desesperanza.
U
Establecer objetivos de desempeño, pero no usarlos como un criterio evaluativo.
U
Ignorar verbalizaciones y afectos negativos de los niños, respondiendo a ellos, en
lugar de con una confirmación, con una estrategia de ayuda o enseñanza, lo cual
también redirige la atención del niño desde su propia habilidad a la tarea.
Por otra parte, los estudios indican que existe relación significativa entre prácticas
paternas relacionadas con el estudio y las variables internas del niño, afectando en forma
indirecta al rendimiento escolar. Por ejemplo Grolnick (1991) plantea que el apoyo
materno a la autonomía y el compromiso escolar genera una mayor sensación de control
interno en el niño, una mayor percepción de competencia y mayor autonomía, las que a su
vez propiciarán un mejor rendimiento académico. Así se puede observar que la conducta
de los padres y otros adultos significativos tienen gran importancia en el enfrentamiento
que hará el niño de las tareas de aprendizaje.
Locus de Control de una persona, se define como una expectativa
general de que sus refuerzos sean controlados por fuerzas internas o
externas (Rotter, 1966, en Santiago, Crider, Goethals, Kavanaugh y
Solomon, 1989).
229
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
2.3 Motivación y rendimiento escolar
Como se ha visto en lo que va del capítulo, los afectos asociados a las situaciones de
aprendizaje parecen ser de gran relevancia para el desempeño de los estudiantes en dichas
situaciones. Como lo demuestran los estudios sobre autoestima y autoeficacia, los niños
con buen rendimiento muestran una actitud positiva y confiada frente a las tareas de
aprendizaje. Un tercer rasgo que los niños de buen rendimiento suelen exhibir es un alto
compromiso emocional -y conductual- con la tarea. Esto último se ha relacionado con
una alta motivación por el aprendizaje y es el tema que trataremos en esta sección.
Muchos autores han intentado comprender cómo es que la motivación afecta nuestras
conductas en todos los aspectos de nuestras vidas. Entre ellos, Murray (1938, citado en
Schunk y Zimmerman, 2006), en la misma linea de Maslow, plantea que la motivación
es el resultado del deseo de satisfacer nuestras necesidades; Atkinson (1957, 1966,
1974, citado en Schunk y Zimmerman, 2006), plantean que la conducta es resultado
de dos factores: uno que tiene que ver con las expectativas de alcanzar un resultado
contingente con las conductas desplegadas, y el otro, es el valor que nosotros ponemos
en ese resultado. La motivación resulta entonces de la creencia de que podemos alcanzar
un resultado valioso.
Así también hay otros quienes han intentado definir qué es la motivación, considerándo a
ésta como un estado o producto, y no como un proceso (Anderman y Wolters, 2006) como
se vio anteriormente. Desde esta perspectiva, la motivación sería definida como un deseo,
como una condición de activación o iniciativa. En momentos particulares, los alumnos
tienen un nivel de motivación específico que experimentan fenomenologicamente que
determinaría el comienzo y compromiso con una tarea.
Sin embargo, cualquiera sea la aproximación a la definición de la motivación, el compromiso
que adquiere el alumno con sus tareas cotidianas, claramente influencia el aprendizaje, el
desempeño y los logros de éste. Y es por ello que revisaremos a continuación la relación
existente entre la motivación y el rendimiento académico en particular.
Por ejemplo, entre quienes buscan comprender cómo es que la motivación afecta el
rendimiento académico, se encuentran Gage y Berliner (1988), quienes describen tres
maneras en que la motivación afecta el aprendizaje:
1.
La motivación define lo que constituye un refuerzo: según sus intereses y motivos,
distintas personas considerarán como valiosas distintas cosas, por lo tanto, lo que
constituye un buen “premio” o refuerzo depende de cada persona.
230
Capítulo 6, Los Recursos Afectivos del Educando
2.
La motivación explica la orientación a objetivos: cada secuencia de conductas está
dirigida a un fin. La motivación de una persona contribuye a explicarnos la razón
por la cual esa persona se involucra en dicha secuencia de conductas.
3.
La motivación determina la cantidad de tiempo que se invierte en diferentes
actividades: uno de los hallazgos más certeros en el estudio es la relación positiva
entre la motivación por un determinado tema y el tiempo invertido en el estudio
de ese tema. Como sabemos, el tiempo y esfuerzo invertido en una tarea es, a su
vez, uno de los predictores del desempeño en la tarea.
2.3.1 Motivación de logro
El tipo de motivación más ampliamente estudiado en relación con el logro escolar es la
llamada motivación de logro, definida como la motivación por tener éxito, por ser bueno
en algo (Gage y Berliner, op.cit). La necesidad de logro es importante para diversos
tipos de aprendizaje, y no dice relación únicamente con el desempeño académico, sino
con cualquier área en la que el sujeto desea destacar. En cuanto al desempeño escolar,
la motivación de logro se expresa en diversas conductas. En general, los niños con alta
motivación de logro en lo académico tienden a:
1.
2.
3.
4.
5.
escoger compañeros de trabajo de buen desempeño;
muestran mayor persistencia;
mantienen altos niveles de rendimiento sin vigilancia externa;
completar las tareas que han sido interrumpidas;
escoger tareas de dificultad moderada en lugar de fáciles.
Aunque la motivación de logro aparece como un constructo bastante claro en relación
al desempeño escolar, el panorama se complica por la intervención de dos factores que
parecen modular el efecto que puede tener la motivación en el logro: el factor social y las
atribuciones de éxito/fracaso.
Motivación de logro y autonomía
Durante los primeros años de la niñez, antes de que los niños ingresen a la escuela, la
motivación de logro se caracteriza por ser autónoma, es decir, orientada a una comparación
con estándares internos, donde el desempeño se compara con el logro previo. Sin
embargo, una vez que el niño ingresa a la escuela, es posible (pero no seguro) que la
motivación de logro cambie, orientándose hacia lo social, donde el logro es comparado
prioritariamente con el logro de los otros. Esto es propiciado particularmente por nuestro
sistema escolar, que se caracteriza por ser altamente competitivo. Este punto no es trivial,
231
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
ya que puede llegar a determinar la forma en que el estudiante se comporta frente al
aprendizaje. Boekaerts (1988) por ejemplo, señala que el mero conocimiento de que los
pares requieren menor esfuerzo para lograr un mismo resultado puede conducir a ciertos
niños a disminuir su percepción de competencia y aumentar sus afectos negativos hacia la
tarea. Se puede suponer que esto es cierto para los alumnos con una motivación de logro
predominantemente social en lugar de autónoma.
Motivación de logro y atribuciones de éxito
Un segundo factor que modula la influencia de la motivación de logro en el rendimiento
es la atribución que hace el estudiante de su éxito o fracaso. Boekaerts (1988) señala que
los hallazgos relacionados con el tiempo dedicado al estudio y la motivación, condujeron
a los educadores a pensar durante algún tiempo que al diseñar prácticas pedagógicas que
aumentaran la motivación de los niños, se elevaría directamente el rendimiento de éstos,
ya que los niños más motivados invertirían más tiempo y esfuerzos en estudiar. Este
aumento en la motivación se intentó lograr a través de la selección de materiales más
relevantes e interesantes y de técnicas de enseñanza más variadas y que estimularan la
participación y el compromiso emocional con la tarea. Sin embargo, la investigación ha
demostrado que al aumentar el compromiso de los estudiantes no hay una certeza de que
su rendimiento aumente en consecuencia (Anderma y Wolters, 2006). Aunque se puede
observar con gran probabilidad un aumento en los afectos positivos relacionados con el
aprendizaje, así como un mayor compromiso con el estudio, esto no siempre desencadena
un incremento en el logro escolar. El peligro está en que, como vimos en la sección sobre
Locus de control, cuando los niños aumentan su compromiso con el estudio, pero no
perciben resultados de ello (ya sea en términos de notas o de la aprobación del evaluador
o los pares), ello puede traer consecuencias negativas.
Los alumnos que enfrentan situaciones de no contingencia como ésta corren el riesgo
de generar una visión inadecuada de la relación entre las conductas de aprendizaje y sus
efectos, y de asociar las actividades de aprendizaje con emociones negativas. De aquí se
desprende que resulta imperativo que la perspectiva positiva derivada de las condiciones
motivadoras sea realista desde el punto de vista del aprendiz, es decir, que él o ella
perciban una relación contingente entre sus acciones y sus resultados.
Así, como se vio en la sección acerca del Locus de control y rendimiento, la contingencia
entre la cantidad de esfuerzo y tiempo invertido en una tarea, y el logro en ella, es
un factor fundamental en determinar si el niño continuará esforzándose o caerá en un
patrón de desesperanza y cesará en sus esfuerzos. Así, por fuerte que sea la motivación
de logro de un estudiante, ésta no incrementará sus esfuerzos si él o ella perciben que
sus esfuerzos no se relacionan con el logro. Sin embargo, esto podría tener una excepción
232
Capítulo 6, Los Recursos Afectivos del Educando
según cuál es el objetivo que persigue el alumno al enfrentar la situación de aprendizaje.
Para hacer esta aclaración nos valdremos de la distinción entre motivación extrínseca y
motivación intrínseca.
2.3.2 Motivación extrínseca y Motivación intrínseca
Se suele denominar intrínseca a aquella motivación que existe en ausencia de refuerzos
externos, mientras que se ha denominado motivación extrínseca a la motivación que
depende de recompensas observables. Generalmente se asume que la motivación
intrínseca es inherentemente mejor que la extrínseca. En cuanto al rendimiento escolar,
las investigaciones apoyan lo que el sentido común sugiere, ya que la evidencia indica
que una motivación intrínseca afecta positivamente el rendimiento, mientras que los
niños con motivación extrínseca (refuerzos, premios) tienden a mostrar un rendimiento
más pobre (ver por ejemplo Valas y Sovik, 1993; Eskeles, Fleming y Gottfried, 1994;
Elliott, Hufton, Willis y Illushin, 2005).
Esto es concordante con el modelo de autoeficacia de Dweck y Legget antes revisado,
ya que conduce a pensar que los niños que enfrentan las situaciones escolares como
una oportunidad pondrían más esfuerzo en sus deberes escolares que aquellos que sólo
perciben la escuela como una instancia de evaluación, dependiendo de la cual recibirán o
no una valoración positiva o un premio.
Prácticas parentales y motivación intrínseca.
Al igual que con los recursos internos antes mencionados, Eskeles (1994), Elliott,
Hufton, Willis y Illushin (2005), encontraron que la motivación intrínseca predice
significativa y positivamente el logro. A su vez, y tan importante como lo anterior, los
autores hallaron que las prácticas motivacionales de los padres tienen un efecto directo
en la motivación académica intrínseca. Así, las tareas que refuerzan esta motivación
intrínseca se correlacionan positivamente con ella, y las tareas extrínsecas se correlacionan
negativamente. Asimismo, Gage y Berliner (1988) señalan que los refuerzos extrínsecos
pueden disminuir la motivación intrínseca de los sujetos, especialmente cuando esta
última se debía a la novedad o complejidad de la tarea. Así por ejemplo, en un estudio
de Lepper y Greene (1975, en Gage y Berliner, 1988) se midió el interés de los niños por
una tarea determinada. Luego se les permitió continuar con la tarea. Se les dijo a algunos
niños que serían recompensados por sus esfuerzos, mientras que a los otros dos grupos
o bien no se les recompensó, o se les recompensó sin avisarles. Al medir nuevamente el
interés por la tarea, los niños que esperaban una recompensa mostraron una disminución
en su interés. La explicación que dan los autores de este fenómeno se relaciona con las
atribuciones que hacen los niños de su esfuerzo: en un caso, los niños perciben su esfuerzo
233
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
como orientado a recibir una recompensa, mientras que en el otro caso, los niños perciben
sus esfuerzos como producto de su propio interés en la tarea.
Sin embargo, parece haber una gradiente en cuanto a los refuerzos que más contribuyen
a disminuir la motivación intrínseca. Pittman, Boggiano y Ruble (1982) señalan que
las recompensas verbales como los elogios disminuyen menos la motivación intrínseca
por una tarea que las recompensas tangible, como las notas o los dulces. Sin embargo,
también al interior de las recompensas verbales se pueden hallar diferencias: los autores
señalan que las verbalizaciones que más disminuyen el interés intrínseco por una tarea
son aquellas relacionadas con control (te felicito, así es justo como yo lo quería), y las que
menos disminuyen el interés son las que proporcionan información acerca del desempeño
(Lo estás haciendo muy bien, eres rápido y cuidadoso). Esto probablemente se relacione
con que las afirmaciones relativas al control tienen que ver con una orientación externa,
mientras que las relativas al desempeño apuntan a una orientación interna.
La motivación genera un alto compromiso
emocional -y conductual- con la tarea y es este el que finalmente
impulsa al acto de aprender.
III. CONCLUSIONES
Los recursos internos de un estudiante son los factores más directamente relacionados
con su logro escolar. Estos recursos internos pueden ser características personales tales
como hábitos, percepciones y atribuciones acerca del estudio y acerca de sí mismo. Son
de índole tanto cognitiva como afectiva, y su origen se encuentra principalmente en la
familia y en los primeros años de escuela.
Un aspecto que destaca es la interrelación que existe entre todos estos factores. Como
vimos antes, todos ellos aparecen estrechamente vinculados entre sí. Así por ejemplo,
vemos que el efecto de la motivación en el rendimiento se encuentra modulado por
la percepción de los estudiantes acerca de cuánto control tienen sobre sus resultados
académicos. Así, un estudiante que siente que sus esfuerzos no se relacionan con su nivel
de logro, probablemente no desplegará grandes esfuerzos aunque tenga un alta motivación
de logro. En cambio, si la motivación del estudiante es intrínseca, y se relaciona con el
interés que presenta la tarea misma, más que con los resultados, se esforzará igual. Por
otro lado, la concepción que un niño tenga de las tareas de aprendizaje -como evaluaciones
234
Capítulo 6, Los Recursos Afectivos del Educando
o bien como oportunidades de aprendizaje- afectará tanto la motivación del alumno,
como su persistencia, y los afectos relacionados con la tarea, determinando si el alumno
enfrenta el estudio con afectos negativos o positivos.
Un aspecto fundamental en el estudio de la relación entre recursos internos del estudiante
y su logro, es el hecho de que estos recursos se pueden desarrollar de diferentes maneras
dependiendo de las actitudes y conductas que manifiesten padres y profesores. Si bien es
cierto que llegada una edad estas características se vuelven más estables en el individuo,
también es importante destacar que a temprana edad estas variables son posibles de
modificar, especialmente a través de un adecuado ambiente en la sala de clases y a través
de las actitudes adecuadas por parte de los educadores. La importancia de la incorporación
de variables afectivas en la educación no radica sólo en la evidencia de que éstas tienen el
potencial de elevar el rendimiento, sino también en el hecho de que ellas tienden a educar
individuos más confiados y seguros en sí mismos, más persistentes en sus esfuerzos, más
creativos y con un mejor desarrollo afectivo en general.
IV. RESUMEN
CONCEPTOS BÁSICOS
Los recursos afectivos internos del estudiante son algunas de las variables más
claramente relacionadas con el rendimiento escolar. Entre estos recursos se cuentan
la Autoestima, el Locus de Control Interno y la Motivación de Logro.
Existe una diferencia entre Autoestima y Autoconcepto. Mientras que la Autoestima
es la valoración que las personas hacen de sí mismas, el Autoconcepto se relaciona
con las cogniciones de un individuo acerca de sí mismo. El autoconcepto sería el
referente de la Autoestima.
El Autoconcepto académico se define como la parte de sí mismo que se relaciona
más directamente con el rendimiento académico. Éste guarda una estrecha relación
con el rendimiento escolar: los alumnos con mejor autoconcepto académico
muestran mejor rendimiento. Esta relación ha sido explicada de dos maneras
fundamentalmente:
235
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
El Modelo de desarrollo de habilidades sostiene que el logro académico influencia el
autoconcepto a través de varios mecanismos, en particular a través de la evaluación
por parte de los otros significativos (por ejemplo, profesores y padres).
El modelo de autopromoción (self-enhancement model), que afirma que el autoconcepto
académico contribuye significativamente en su predicción, ya que un concepto
alto relativo a la propia habilidad académica favorece la iniciación y mantención
del esfuerzo en situaciones de aprendizaje.
La evidencia empírica no ha sido clara para dirimir entre ambos modelos.
En un estudio con más de 700 escolares chilenos y cerca de 80 profesores, se observó
que la relación entre autoconcepto del alumno y rendimiento estaba mediada,
entre otras, por la variable expectativas del profesor, que a su vez es explicada por un
conjunto de variables del alumno.
Los estudios sobre desarrollo del autoconcepto señalan que éste sufre un
desplazamiento desde un locus físico a un locus psicológico durante el crecimiento.
Asimismo, el locus físico se desplaza, aproximadamente a los 7 años, desde un
concepto de sí mismo centrado en las actividades habituales, hacia un concepto de
sí mismo centrado en las competencias, probablemente debido a la evaluación de
capacidades que se produce con el ingreso a la escuela, a raíz de la comparación con
los pares.
La teoría del desarrollo psicosocial de Erikson plantea que, durante la edad escolar,
los niños deben resolver la crisis de Industria-Inferioridad, que se manifiesta en
la necesidad de rendir bien en las tareas impuestas por la cultura a través de
la escuela. El buen logro de esta crisis desarrolla en los niños un sentimiento
básico de competencia, mientras que un logro inadecuado producirá una actitud de
inercia, donde el niño cesa en sus esfuerzos por rendir. Esta actitud de inercia se
ve especialmente en los niños que experimentan reiterados fracasos académicos,
como puede suceder con los niños con trastornos del aprendizaje que han visto su
autoestima afectada.
La actitud de los profesores, al mediar en los alumnos un autoconcepto más bajo o
alto, también puede afectar en forma determinante el rendimiento.
Dada la importancia del contexto escolar en el desarrollo de la autoestima, se
han elaborado varios programas de desarrollo de la autoestima en la escuela.
236
Capítulo 6, Los Recursos Afectivos del Educando
Dos de ellos son el de Reasoner (1990) y el de Haeussler y Milicic (1995). En
general, estos programas apuntan al desarrollo de sentimientos de aceptación,
confianza, pertenencia y a la estimulación de las experiencias de afecto positivo en
la escuela.
El Locus de Control es una expectativa general de que los refuerzos de una persona
sean controlados por fuerzas internas o externas. Las personas con predominancia
de un locus de control interno tienden a tener más iniciativa propia, a ser más
persistentes y a tomar más acciones orientadas a obtener lo que desean, mientras
que aquellas en quienes predomina un locus de control externo tienden a mostrar
una reacción de desesperanza frente a las tareas, esforzándose menos y mostrando
menor persistencia.
Los escolares suelen mostrar dos patrones de respuesta frente a las tareas difíciles:
El Patrón de desesperanza se caracteriza por un cuestionamiento de la propia
habilidad, acompañado de afecto negativo, expectativas negativas, persistencia
reducida, disminución del rendimiento y evitación de futuros desafíos.
El Patrón de orientación al logro se manifiesta en que los niños se centran en la
estrategia, sus afectos y expectativas permanecen positivas, su persistencia se
mantiene o aumenta y el desempeño generalmente mejora.
Según Dweck y Leggett (1988) estos patrones se basan en la interacción de dos
factores: los objetivos que los sujetos persiguen durante la tarea (si son objetivos
de aprendizaje o de desempeño) y su autoconcepto (si tienen un autoconcepto fijo
e invariable o consideran que sus habilidades y desempeño pueden variar a lo largo
del tiempo).
Las conductas de padres y otros significativos afectan fuertemente el patrón con el
que los niños reaccionarán frente a los desafíos. Las madres de niños que muestran
patrones de logro tienden a hacer más atribuciones positivas acerca de la habilidad
de sus hijos y más verbalizaciones de afecto positivo durante la resolución de las
tareas; incrementan sus conductas de enseñanza cuando la tarea es más difícil y
redirigen las creencias de desesperanza de los niños hacia el aprendizaje más que
al desempeño. La aplicación de estas actitudes en la sala de clase por parte de
los profesores podría favorecer los patrones de eficacia por parte de los alumnos,
elevando el rendimiento.
237
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
La motivación es un aspecto que influye en el aprendizaje de diversas formas, entre
ellas, porque define lo que los alumnos consideran reforzante y porque determina
la cantidad de tiempo que ellos invierten en diferentes actividades.
La motivación de logro, se define como la motivación por tener éxito, por ser bueno en
algo. En general, los niños con alta motivación de logro en lo académico tienden a
escoger compañeros de trabajo de buen desempeño; muestran mayor persistencia;
mantienen altos niveles de rendimiento sin vigilancia externa; tienden a completar
las tareas que han sido interrumpidas; escogen tareas de dificultad moderada en
lugar de fáciles.
El efecto de la motivación de logro en el rendimiento puede estar mediado por un
factor social (dependiendo de si los niños quieren tener éxito por una motivación
propia o por quedar bien frente a los otros) y por el locus de control (dependiendo
de si los niños perciben que sus esfuerzos y motivación influyen realmente en su
rendimiento).
Se suele denominar intrínseca a aquella motivación que existe en ausencia de
refuerzos externos, mientras que se ha denominado motivación extrínseca a la
motivación que depende de recompensas observables. La evidencia indica que una
motivación intrínseca afecta positivamente el rendimiento, mientras que los niños
con motivación extrínseca tienden a mostrar un rendimiento más pobre.
Las conductas parentales pueden afectar la motivación extrínseca/intrínseca de
los niños. Los refuerzos extrínsecos pueden disminuir la motivación extrínseca de
los sujetos, probablemente porque los niños dejan de percibir sus esfuerzos como
producto de su propio interés y comienzan a percibirlos como orientados a recibir
una recompensa.
Los factores afectivos tales como autoestima, locus de control y motivación de
logro están estrechamente relacionados entre sí y todos muestran relación con el
rendimiento escolar. Todos estos factores pueden ser afectados por las prácticas al
interior de la sala de clases, así como por las prácticas de los padres en el hogar.
V. PALABRAS CLAVE
Cognición
Creatividad
Enriquecimiento Instrumental
238
Capítulo 6, Los Recursos Afectivos del Educando
Estrategias Cognitivas
Habilidades de pensamiento
Inteligencia
Mediación
Metacognición
Resolución de problemas
VI. PREGUNTAS Y EJERCICIOS
U
¿Cuál es la diferencia entre autoconcepto y autoestima? ¿Cuál cree Ud. Que puede
ser la importancia práctica de esta distinción?
U
¿Es el autoconcepto un constructo único? Fundamente.
U
Arancibia y otros plantean que las relaciones con otros formarían parte del
autoconcepto académico. ¿Está Ud. de acuerdo? Fundamente.
U
Describa los dos modelos opuestos que explican la relación entre autoconcepto y
rendimiento.
U
Proponga un diseño experimental que busque dilucidar la dirección causal entre
estas dos variables.
U
Pottenbaum y otros (1986) plantean que la relación entre autoconcepto y
rendimiento escolar es compleja y puede estar mediada por diversas variables.
según lo que ha leído, ¿cuáles cree Ud. que serían estas variables y de qué manera
se relacionarían?
U
¿Qué importancia atribuye Ud. al estudio del desarrollo del autoconcepto para
comprender al relación entre autoconcepto y rendimiento escolar?
U
¿Cuál es el foco principal del autoconcepto en la edad escolar, según Damon y
Hart? ¿Qué implicancia puede tener esto para la planificación de las actividades
escolares?
U
¿Qué relaciones existen entre autoconcepto, actitud de los profesores y rendimiento?
¿Cuál es la evidencia que apoya esta relación?
239
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
U
Proponga un programa con cinco objetivos generales y una actividad para cada
uno, orientado a desarrollar la autoestima en la escuela.
U
Tomando en cuenta todo lo que ha leído sobre autoestima en la escuela, analice
el contexto de la escuela básica donde Ud. estudió, e identifique los factores que
propiciaban y que no propiciaban el desarrollo de una buena autoestima en su
curso.
U
Defina locus de control y cite un ejemplo concreto.
U
¿Cuál es la relación que se ha observado entre locus de control y rendimiento
escolar? Proponga al menos dos modelos que expliquen de diferentes maneras esta
relación.
U
Describa los dos patrones de respuesta frente a tareas difíciles que se han observado
en escolares. ¿Qué factores han explicado estos dos patrones?
U
Ejemplifique una situación de resolución de tareas, describiendo las conductas
maternas que producirían un patrón de logro y uno de desesperanza.
U
De acuerdo a los hallazgos acerca de las conductas maternas que estimulan patrones
de logro en los escolares, ¿qué recomendaciones le haría Ud. a un educador que
desee aumentar los patrones de logro en sus alumnos?
U
Defina motivación de logro. ¿Se observa la motivación de logro sólo en relación al
rendimiento académico?
U
Al parecer, la motivación de logro no siempre asegura una alta persistencia en la
tarea. ¿Qué característica de un niño podría producir que, aun teniendo una alta
motivación de logro, no se esforzara mucho?
U
Busque en su experiencia personal alguna situación en que la motivación extrínseca
haya contribuido a disminuir su motivación intrínseca por algún tema o actividad.
¿Cómo explica Ud. esto?
U
Uno de los sistemas motivacionales más conocidos consiste en ofrecer premios por
el buen rendimiento de los alumnos. ¿Qué objeción podría poner Ud. al uso de
este sistema? ¿Qué sistema usaría Ud. para motivar a sus alumnos?
240
Capítulo 6, Los Recursos Afectivos del Educando
VII. BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA
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243
!
Capítulo 7, El Profesor
Capítulo 7
Temas relevantes en Psicología Educacional
EL PROFESOR
I. INTRODUCCIÓN
La calidad educacional, medida por el rendimiento de los alumnos, se ha visto que es, en
gran parte, una función de la calidad de los profesores. La calidad de los profesores, a su
vez, es función de la maestría que éste logre sobre las materias, el conocimiento que tenga
y el uso que haga de las técnicas educacionales adecuadas y el tener actitudes profesionales
adecuadas (Ávalos y Haddad, 1981; Fuller, 1986; Arancibia y Maltes, 1989; Arancibia
y Alvarez, 1991).
En un estudio norteamericano (Wang, Haertel y Walberg, 1993), se detectó que las
variables que más influían en el aprendizaje de los niños eran: las características
psicológicas del niño; el manejo de la clase que efectúa el profesor; la interacción
académica y social entre éste y el alumno; y, el ambiente familiar que rodea al niño. El
resto de las variables que midieron fueron consideradas aspectos menos relevantes en el
aprendizaje, dada a la menor influencia que ejercían en él. A su vez, estudios etnográficos
llevados a cabo en América Latina sugieren que lo que sucede dentro de la sala de clases
indica que el elemento central de la calidad de una determinada escuela tiene que ver con
el comportamiento del profesor (Assael, J., 1992; Assael y Soto 1992).
En Chile, investigaciones demuestran que el profesor es un agente que tiene incidencia
en el aprendizaje escolar de los niños. Los resultados de esta investigación entregan la
evidencia de que hay un cambio en el rendimiento académico en alumnos de ciertos
profesores, independientemente de los antecedentes familiares del niño y las características
de la institución escolar. Por lo tanto, concluyen que existe un campo de estudio especifico
en relación a las características personales y actitudinales y su relación con el aprendizaje
de los alumnos (Arancibia y Álvarez, 1994: Filp, Cardemil y Valdivieso, 1984).
Los resultados de estas investigaciones demuestran empíricamente el supuesto sobre la
importancia del profesor en el aprendizaje del niño en el sistema escolar actual, por lo que
parece ser que la manera más directa de mejorar la calidad de la educación es intervenir
a nivel de los profesores. De esto podemos inferir que el profesor debe estar presente y
245
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
ejercer un protagonismo en el proceso de cambio de la educación, dado su impacto en
ésta.
Es por esto, que se consideró central el considerar las variables propias de este importante
actor del proceso de enseñanza-aprendizaje. En relación a esto, en el presente capítulo se
incluirán cinco temas que aparecen como centrales: las características de los profesores
efectivos; los modos de enseñanza; la autoestima de los profesores y su incidencia en el
rendimiento de los alumnos; las expectativas de los profesores sobre el éxito o fracaso de
los alumnos; y el tema del perfeccionamiento y capacitación docente.
II. TEMAS RELEVANTES
2.1 Características de los profesores efectivos
Al hablar de profesores efectivos surge la pregunta acerca de qué se entiende bajo el
concepto de efectividad y cuáles son las características de estos profesores que dan cuenta
de esta efectividad.
La respuesta pasa por considerar que el gran objetivo de los procesos de enseñanzaaprendizaje es propiciar que cada uno de los educandos, independientemente de su clase
social o entorno familiar, logren los objetivos del aprendizaje. Cuando se logran estos
objetivos se puede hablar de efectividad en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Por lo
tanto, un profesor efectivo es aquel docente que presenta comportamientos positivos en
relación a promover el entendimiento académico para lograr que todos o casi todos los
alumnos logren este aprendizaje.
Entonces, dada la importancia de los profesores efectivos, se describirán cuáles son las
características que ellos poseen, a partir de las investigaciones que se han realizado en
torno a estas características.
En primer lugar, resulta importante diferenciar estas características de los profesores
efectivos, en factores indirectos y factores directos del profesor. Los factores indirectos se
relacionan con las características del profesor y los antecedentes del mismo. Por otra parte,
los factores directos serían todas aquellas acciones que realiza el profesor en la interacción
con sus alumnos en la sala de clases (Arancibia y Álvarez, 1994). Se revisarán con más
detención estos factores.
246
Capítulo 7, El Profesor
Además, se presentarán más específicamente los resultados obtenidos en una investigación
realizada por la UNESCO (Arancibia y Rosas, 1995) en siete países latinoamericanos, la
cual arrojó importante información sobre cuáles variables de los profesores sería importante
intervenir para generar un mejoramiento en los procesos de enseñanza-aprendizaje.
2.1.1 Factores indirectos
Dentro de los factores indirectos, aparecen como especialmente importantes la vocación;
los rasgos personales; y el dominio de los contenidos que se enseñan.
En primer lugar, la vocación (o compromiso profesional), característica de los profesores
efectivos, se evidencia a través del “entusiasmo” de enseñar. Esto es señalado por McKean
(1989) quien caracteriza a los profesores efectivos con vitalidad, y con la capacidad de
transmitir un contagioso entusiasmo por su materia; esto contribuiría a que los alumnos
trabajen. Por otra parte, se ha señalado que "un profesor con vocación da prioridad a los
aspectos formativos en su tarea educativa y proyecta las altas expectativas respecto a la
capacidad de logro de sus alumnos" (Rittershaussen et. cols., 1991).
Los rasgos personales, por otra parte, son las características individuales que tienen los
profesores, y que hacen más efectiva su labor educativa. Estos atributos serian propios
de la persona y difícilmente aprendibles. En este sentido, Tausch (1987) señala que un
maestro no puede despojarse de sus características personales sólo por el hecho de entrar
en una sala, sino que en la situación de enseñanza los atributos personales emergen,
incluso, con más fuerza. Tausch, sin embargo, menciona tres características personales del
profesor que influirían en el rendimiento de los alumnos: la comprensión, la preocupación
por el alumno, y la naturalidad.
Por otra parte, Czerniack y Chiarelott (1990) señalan como rasgo importante de todo
profesor eficaz, la tendencia a tomar como una responsabilidad personal el aprendizaje
de sus alumnos. Los profesores con esta cualidad, al comprobar deficiencias en los
aprendizajes de sus alumnos no les atribuyen la falta a ellos, sino que a sus métodos
inapropiados de enseñanza. Gracias a esta característica, estos profesores son capaces
de modificar sus métodos para llegar mejor a sus alumnos y persisten en ayudar a los
alumnos que aprenden con mayor dificultad.
En este mismo sentido, Poggeler (1984) agrega una rasgo más del maestro efectivo: la
gran capacidad de éstos para hacer su materia entretenida e interesante. Esta autor señala
que el profesor no puede limitarse tan sólo a informar objetivamente y a transmitir un
saber elaborado por la ciencia ya que si sólo hace esto, muchos alumnos que no sienten
247
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
curiosidad en el tema lo olvidarán fácilmente. Es por ello que también es necesario que
el maestro despierte un gran entusiasmo por su tema, al hacer lo señalado vivenciable,
atractivo, con sentido, de manera que sus alumnos adopten lo enseñado de modo personal.
Esta postura sostenida por Poggeler, se relaciona con lo señalado por Olivares et. cols. (1993),
quien recalca la importancia que tiene la creatividad del profesor. El profesor, al usar tácticas
creativas permite la exploración, fomenta la curiosidad y estimula el conocimiento.
Otros rasgos personales que son señalados habitualmente en un profesor eficaz, son el
ser acogedores, cercanos y con llegada al mundo de sus alumnos, y al mismo tiempo
exigentes y estrictos con ellos; consecuentes con las normas planteadas, logrando con ello
la formación de hábitos y actitudes de estudio, además de un clima de orden, trabajo y
respeto mutuo; y, finalmente son percibidos por los alumnos como justos, responsables,
realistas y con sentido del humor.
A las características recién señaladas, se deben agregar aquellas encontradas en un estudio
comparativo de profesores efectivos (aquellos que sus alumnos tenían buen rendimiento,
medido por una prueba externa) y profesores inefectivos (aquellos que sus alumnos tenían
mal rendimiento), ambos profesores atendiendo a niños del mismo nivel socioeconómico.
Los resultados indican que los profesores efectivos evalúan positivamente sus condiciones
laborales en el colegio, presentan un alto nivel de compromiso profesional, presentan una
mayor habilidad verbal, se atribuyen el éxito o fracaso del aprendizaje de los alumnos, y
parecen estar conscientes de las implicaciones que tienen en el aprendizajes sus practicas
instruccionales (Arancibia y Álvarez, 1994).
Otro punto considerado importante por los investigadores es el dominio del contenido que
posea el profesor. Esto, ya que la seguridad con respecto a los contenidos que se enseñan,
influye de modo positivo en lo aprendido por los alumnos. Se recalca lo relevante que
resulta el que los profesores cuenten con un buen dominio de su asignatura. Éste les
permitiría realizar divisiones o parcelaciones en sub unidades según sea necesario;
establecer relaciones entre los contenidos estudiados, con la realidad y la vida cotidiana;
y establecer relaciones e integraciones dentro de su disciplina y disciplinas afines.
También Czerniack y Chiarelott (1990), afirman que la preparación intelectual del maestro
ejerce una clara influencia en los resultados de sus alumnos. Esto, ya que profesores con
una sólida formación exhiben actitudes y conductas asociadas con la enseñanza efectiva.
La preparación de los profesores y el grado de dominio que estos tienen de los contenidos,
se hallan relacionados con el grado de ansiedad que tienen. Así, profesores con un buen
grado de preparación y experiencia, muestran un escaso nivel de ansiedad lo que les
permite ser más eficientes.
248
Capítulo 7, El Profesor
Al buen dominio de los contenidos, Klesius et. al. (1990) agrega la trascendencia que
tiene la preparación del maestro en el ámbito del manejo de estrategias instruccionales, ya
que para una enseñanza efectiva no sólo es necesario que el profesor domine las materias,
sino que es fundamental que el maestro en su formación aprenda como entregar de modo
adecuado sus conocimientos.
2.1.2 Factores Directos
Entre los factores directos de los profesores efectivos, los que parecen más relevantes
son el clima grupal que se desarrolla en la sala de clases y el liderazgo académico.
Es característica de un profesor eficaz la creación de un cierto ambiente propicio, o clima
grupal, para el aprendizaje. Éste se caracterizaría por ser un ambiente de orden, con
reglas que son aprendidas y seguidas por los estudiantes, de manera que el aprendizaje
de los alumnos se vea ininterrumpido por distracciones. Sin embargo, dentro de este
ambiente de "orden" los profesores efectivos le darían la oportunidad de ser estudiantes
independientes.
Cuatro son los aspectos más importantes para la creación de un ambiente positivo en la
sala de clases: la creación de un ambiente de trabajo, la creación de un clima afectivo,
estimulación y refuerzo permanente a la participación, y un adecuado reconocimiento e
interpretación de los distintos patrones de comportamiento grupal. Para ello se consideran
importantes los siguientes aspectos: aspecto formal administrativo; preocupación por el
cumplimiento efectivo de las normas de convivencia grupal y académicas, generadas
participativamente y asumidas por todos; promoción constante de condiciones que
faciliten la atención y concentración; y la generación de un ambiente de libertad sin que
ello altere el ambiente de trabajo.
Por su parte, Rodriguez (1989) agrega tres hechos que resultan importantes para lograr
un ambiente de trabajo: la compenetración, es decir, que el profesor pueda permanecer
conciente de lo que está sucediendo en todas las partes de la sala de clases; la simultaneidad,
esto es, la capacidad del profesor para hacer más de una cosa a la vez, respondiendo a las
necesidades de los alumnos en forma individual sin perder por ello el control del curso;
y, finalmente, el desafío y la variedad de las tareas, es decir, que las tareas sean fáciles de
resolver con un esfuerzo razonable y lo suficientemente difíciles para hacerlas desafiantes,
logrando así mantener la atención de los alumnos.
Respecto de la creación de un clima afectivo, se señala que para estimularlo resulta
fundamental, primero, la mantención de un trato personal con los alumnos, estando
249
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
siempre atentos a sus reacciones; segundo, una interpelación cariñosa, cordial, y coloquial,
dirigiéndose a cada alumno por su nombre, expresándoles confianza y apoyándolos
positivamente; tercero, la capacidad de mantener la disciplina, haciéndose respetar por
su propia presencia, sin dejar de ser una persona cercana y cordial; cuarto, el respeto por
los alumnos, el reconocimiento de los propios errores; y, finalmente, la aceptación del
humor en los alumnos. Por otra parte, McKean (1989), considera que para llegar a formar
un adecuado clima afectivo es importante que el profesor conozca las características de la
etapa de crecimiento de sus alumnos, igual que sus motivos y necesidades, para así lograr
una comprensión más integral de sus comportamientos.
Respecto de la estimulación y refuerzo permanente a la participación, distintos autores
señalan que éste es un elemento fundamental para la mantención de un clima grupal
que propicie el aprendizaje efectivo. Para lograr un clima efectivo el profesor puede
estimular la participación, aceptar las expresiones de los alumnos, atender las consultas
individuales sin que ello lo desvincule del grupo total, respetar las normas establecidas,
reforzar los logros y respuestas correctas, distinguiendo entre los distintos grados de la
calidad de las mismas.
Finalmente, se señala que con el fin de lograr un clima positivo para la adquisición
de nuevos aprendizajes, resulta importante lograr el máximo de comunicación entre
profesor y alumno (Jourdan, 1984). Dentro de este marco, resulta de gran importancia
la generación de una buena relación porfesor-alumno, en gran parte fundada sobre la
capacidad del profesor para reconocer e interpretar de modo rápido y adecuado los
distintos comportamientos de sus alumnos, lo que permitiría la intervención específica y
oportuna ante comportamientos disruptivos.
El segundo factor directo del profesor efectivo es el liderazgo académico. Éste se refiere, en
general, a la capacidad del profesor para dirigirse en forma adecuada al interior de la sala
de clases. Es a lo que Slavin (1996) se refiere como instrucción efectiva, la cual no implica sólo
una buena enseñanza, sino que de manera fundamental contempla, además, la capacidad
de ajuste que tiene el profesor hacia las necesidades educativas de sus alumnos.
Algunos elementos centrales del liderazgo académico son: la orientación hacia metas
formativas el uso de estrategias adecuadas, la organización de instancias evaluativas, y
el buen uso del tiempo. Estos mismos elementos, aunque bajo otras etiquetas, son los
que Slavin ha considerado como fundamentales en el modelo de instrucción efectiva que
él describe como CAIT (Calidad de la instrucción, Niveles apropiados de instrucción,
Incentivo, Tiempo). Todos estos elementos son fundamentales para que la instrucción
250
Capítulo 7, El Profesor
sea efectiva. Ninguno puede quedar atrás cuando se planean intervenciones. Revisemos a
continuación cada uno de estos elementos.
Calidad de la instrucción: Este elemento se relaciona con el modo en que los profesores
realizan un esfuerzo permanente y orientándose hacia el logro de una mejor formación
en sus alumnos. Se ha observado que el profesor con liderazgo académico se esfuerza
por: desarrollar el pensamiento de sus alumnos, formarlos valóricamente, impulsar a un
estudio permanente, fomentar la adquisición de conocimientos relevantes, desarrollar
sus habilidades intelectuales y desarrollar habilidades instrumentales básicas en sus
alumnos.
Niveles apropiados de Instrucción: Respecto del uso de estrategias adecuadas, los profesores
efectivos utilizan sistemáticamente una secuencia lógica en la enseñanza. Estas prácticas
son sinérgicas, es decir, no importa cuan efectiva sea cada una de ellas, lo importante
es que se den como un todo. Gran influencia tiene en el desempeño de los alumnos la
habilidad del profesor para entregar refuerzo en forma contingente a conductas deseables.
Dentro de las formas de refuerzo efectivo, se mencionan el otorgar responsabilidades a
los alumnos. Además, Arancibia y Álvarez (1994), señalan dos conductas de manejo
instruccional propiamente tales, que serian propias de los profesores eficaces: la capacidad
de mantener la continuidad de la clase, y la capacidad de mantener al curso involucrado
en actividades instruccionales. Para ello el profesor debe tener la habilidad de preparar a
todos los alumnos para que puedan acceder a la nueva lección, presentándola de manera
tal que no resulte ni muy fácil ni muy difícil para ellos, sino que en un nivel adecuado
para desafiarlos.
Instancias de evaluación e Incentivos: Otro punto considerado relevante para el desempeño
del profesor, es su capacidad para lograr adecuadas instancias evaluativas. Con respecto
a este tema, se propone como importante: la generación de instancias evaluativas de
tipo informal; la creación de instancias evaluativas de tipo formal; la aplicación de
criterios de evaluación acordados previamente con el curso; y la retroalimentación
permanente de lo aprendido al comentar los resultados obtenidos en las pruebas. Estas
instancias de evaluación se pueden constituir como fuente importante de incentivos,
cuando la motivación proviene del interés por el valor intrínseco de aquello que se está
aprendiendo (la retroalimentación al esfuerzo invertido en una tarea puede constituirse
como un incentivo importante), e incluso cuando los incentivos son externos como las
calificaciones, estrellitas, etc.
Uso del tiempo: Respecto al uso del tiempo en la sala de clases, múltiples investigadores,
señalan que el tiempo dedicado por los profesores a actividades instruccionales ha
251
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
resultado ser un factor influyente en la cantidad y calidad de los aprendizajes logrados
por los alumnos. Basándonos en los hallazgos de distintas investigaciones, podemos
afirmar que cuanto más tiempo reciben los alumnos de parte de maestros comprensivos,
respetuosos, preocupados y naturales, mejores resultados obtienen. En particular, se indica
que los profesores efectivos dedican muy poco tiempo a actividades no instruccionales,
consiguiendo además comenzar la clase en menos tiempo que sus colegas menos efectivos.
Estos profesores también logran mantener al curso involucrado en las tareas que ellos
proponen, consiguiendo así que la mayoría de los niños en el curso trabajen.
Por último, Fend (1986), también identifica al uso del tiempo como un factor decisivo
en el rendimiento escolar. Este autor asegura que cuanto más tratan los maestros de
aprovechar de buena manera el tiempo disponible y cuanto más tiempo de enseñanza
ocupan, mayores son los éxitos de sus alumnos en el aprendizaje. En cambio "los maestros
que desperdician el tiempo, que se ocupan mucho de grupos individuales, sin hacer
intervenir a toda la clase en las actividades de aprendizajes, que enseñan con mucha
minuciosidad y que ofrecen poco, tienen menores éxitos de aprendizaje" (pag. 50).
En términos generales, entonces, podemos señalar que tanto los rasgos indirectos del
profesor como los directos actuan como un todo unitario y reflejan una coherencia entre
el ser, el saber y el saber hacer del profesor, que produce un efecto en los alumnos, razón por
la cual se lo cataloga como efectivo.
2.1.3 Investigación en Latinoamérica
El peso de los profesores en la eficiencia del proceso de enseñanza aprendizaje ha sido
reiteradamente comprobado, por lo cual la UNESCO en 1994 (Arancibia y Rosas,
1994), se planteó el desafío de investigar aquellas variables relacionadas con el proceso
de enseñanza-aprendizaje que pudieran influir en el rendimiento académico. Esta
investigación se realizó en el contexto de un estudio de la Calidad de la Educación en
América Latina en la cual participaron 7 países de la región: Argentina, Bolivia, Ecuador,
Costa Rica, República Dominicana, Venezuela yChile. La muestra en la cual se realizó
este estudio estuvo formada por 20.572 alumnos de primero a cuarto básico de ls países
mencionados y por 763 profesores. (Aproximadamente 100 profesores por país)
Se seleccionaron las siguientes variables propias del profesor :
Años de experiencia: se refiere a la cantidad de años que el profesor ejerce como profesor.
Los resultados indicaron que, la mayoría de los profesores de la muestra tenía 11 o más
años de experiencia en su labor docente (67,1%). El 14,1% de los profesores tenía, por
otra parte, entre 1 y 5 años de experiencia, mientras que el 18,7% de ellos tenía entre 6 y
252
Capítulo 7, El Profesor
10 años de experiencia. El análisis de la relación entre años de experiencia y rendimiento
de los alumnos, muestra que esta variable se encuentra indiscriminadamente en todos los
niveles de rendimiento. Esto se puede observar en el siguiente cuadro:
TABLA No 7.1
DISTRIBUCION DE RENDIMIENTO
SEGUN EXPERIENCIA DE LOS DOCENTES
(Porcentajes de logro)
Años de Experiencia 0 - 25 %logro 26 – 50%logro 51 - 75 %logro 76 - 100 %logro
16,0%
1 a 5 años
10,5%
12,4%
16,4%
18,1%
6 a 10 años
21,8%
20,4%
17,3%
65,9%
11 o más años
67,7%
67,2%
66.4%
100%
Total Porcentaje
100%
100%
100%
Los datos que aporta esta investigación en relación a los años de experiencia confirman otro resultados
similares en el sentido de que más años de experiencia de los docentes no se traduce en un efecto en el
rendimiento de los alumnos.
Función docente: se refiere al tipo de actividades a los cuales el docente dedicó la mayor
parte de su tiempo, durante el año anterior. Se obtiene así una estimación del grado en
que éste ocupó su tiempo en actividades que, a juicio de expertos, habría facilitado la
ocurrencia de procesos educativos de buena calidad en el aula, tales como: analizar y
aplicar nuevos metodos de enseñanza, enseñar las materias a los alumnos, corregir tareas
y/o pruebas a los alumnos, evaluar las actividades planificadas, apoyar a los alumnos
con problemas escolares, esforzase por incrporar a los padres a las tareas pedagógicas y
organizar actividades educativas especiales.
Los resultados indican que, entre los profesores de esta muestra, el 15,6% no realiza
ninguna actividad propia de la función docente; el 12,3% sólo una de ellas; el 24,3% sólo
dos; el 26,4% sólo tres; el 13,1% cuatro y el 8,4% cinco de las actividades anteriormente
mencionadas. En otras palabras, menos del 25% de los profesionales realiza las actividades
pedagógicas esperadas en su rol docente. Este resultado es congruente con los bajos
rendimientos alcanzados por los alumnos de estos países.
Atribución del éxito y del fracaso escolar: se refiere al tipo de factores al que el docente
atribuye el éxito y el fracaso escolar de los alumnos. Específicamente se trata del grado en
que éste atribuye el éxito y/o fracaso a factores que dependen del mismo v/s factores que
dependen de la familia o de los propios niños.
253
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
En relación a la atribución del éxito y del fracaso de los alumnos, los datos indican que el
47.9% de los profesores atribuyen el fracaso escolar de sus alumnos a las familias y nivel
socioeconomico de los alumnos. En otras palabras señalan que los estudiantes no aprenden
porque son de sectores de escasos recursos y que sus familias no se preocupan. Sólo el
3.7% cree que el fracaso se debe a razones como formación deficiente del profesorado,
poca motivación de los docentes, métodos pedagógicos inadecuados. En cambio en la
atribución de las razones por las que los alumnos aprenden, los profesores creen que el
éxito de los niños sí depende en cierta medida de la formación, motivación y métodos
pedagógicos de los profesores.
Estos resultados son concordantes con los bajos rendimientos de los alumnos, ya que las
investigaciones de colegios efectivos muestra que los profesores efectivos atribuyen tanto
el éxito como el fracaso de los alumnos a condiciones del profesor y no externos como la
familia y el nivel socioeconomico.
Un profesor efectivo es aquel docente que presenta comportamientos
positivos en relación a promover el entendimiento académico para
lograr que todos o casi todos los alumnos logren este aprendizaje.
2.2. Estilos de enseñanza
Los "estilos de enseñanza" conforman un tema complejo y poco definido aún. Esto se
debe en gran medida a que las definiciones existentes son muy parciales, o bien, cada
una de ellas toma elementos diferentes que no permiten delimitar de manera precisa
un concepto universalmente aceptado. Una definición que parece válida es considerar el
estilo de enseñanza como el sello más o menos personal y propio con que el profesor dirige
y configura los modos de educar y enseñar, de acuerdo con su concepción de los objetivos
pedagógicos y las características de los educandos (Detrish en Brundage, 1980).
Por lo tanto, el estilo de enseñanza se transforma en aquel modo particular que tiene el
profesor de estructurar y ejecutar el proceso de enseñanza-aprendizaje, de acuerdo con los
objetivos que se propone, sus propias características personales y las que percibe en los
educandos.
Brundage (1980) distingue tres estilos de enseñanza: el estilo directivo, el estilo facilitador,
y el estilo colaborador.
254
Capítulo 7, El Profesor
En el estilo directivo, la responsabilidad del aprendizaje esta centrada en el profesor,
quien organiza la situación de aprendizaje, presenta los objetivos, y trabaja con material
preescrito, listo para ser usado por los aprendices. Se dirige al logro del aprendizaje de
conocimientos y habilidades específicas en un período relativamente corto de tiempo,
entregando por esto, retroalimentación inmediata y refuerzo periódico.
Es un estilo no amenazante para quien dirige, ya que no requiere un alto nivel de
experticia en relación a los educandos, por el contrario, para los alumnos sí puede serlo
cuando los objetivos no satisfacen sus necesidades reales de aprendizaje, o bien, si se les
entrega retroalimentación que afecta negativamente su autoconcepto. Además, ofrece
pocas oportunidades de interacción entre profesor-alumno y entre pares.
Por esto, se ha visto, que este estilo, es más productivo cuando los aprendices ingresan a
un programa nuevo o se enfrentan a contenidos totalmente desconocidos, pues les entrega
las bases del conocimiento nuevo que van a adquirir. Sin embargo, en otros momentos o
situaciones del proceso se requiere recurrir a otros estilos de enseñanza, que generen un
espacio más participativo y permitan al educando ser más activo en su propio proceso de
aprendizaje.
El estilo facilitador, por otra parte, enfatiza que tanto el profesor (o facilitador) como los
aprendices, son responsables del proceso de aprendizaje, donde la estructura, los objetivos
y la dirección de las actividades propuestas por el profesor, son posibles de negociarEl
profesor ofrece distintos materiales y actividades simultáneamente, permitiendo que los
educandos puedan descubrir significados personales dentro del conocimiento, y nuevas
estrategias en la experiencia. Asimismo, se entrega retroalimentación mediante la
reflexión y el reflejo.
Este estilo parece funcionar mejor cuando hay pocas restricciones de tiempo en el proceso
de aprendizaje, ya que requiere construir un nivel de confianza entre ambos agentes.
Además, no resulta amenazante para el facilitador, ya que sólo involucra sus habilidades
de procedimiento y de facilitación, sin embargo, para los alumnos puede serlo, ya que
sus significados personales y su autoconcepto pueden verse afectados, pues, si no existe
el nivel de confianza adecuado, pueden sentirse amenazados por el hecho que se les exige
participar y compartir su experiencia.
Sin embargo, si esta confianza se logra, es un estilo especialmente útil en el aprendizaje
de habilidades, ya que propicia el aprovechamiento de los recursos de los educandos y los
hace más activos en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
255
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
El estilo colaborador, finalmente, centra la responsabilidad del aprendizaje tanto en los
alumnos como en el profesor (colaborador), quienes en conjunto, deben descubrir y crear
significados, valores, habilidades y estrategias. Esto requiere que el colaborador participe
con las mismas responsabilidades y derechos que los aprendices y con una pertenencia
total al grupo, y que los alumnos participen en el liderazgo tanto de la tareas como de las
relaciones interpersonales. Este estilo se caracteriza por la negociación del material y por
un trabajo constante en equipo.
Sin embargo, esta modalidad, requiere un alto nivel de confianza y de involucramiento,
pudiendo resultar amenazante tanto para el colaborador como para los alumnos, ya que
ambos son vulnerables dentro del proceso y deben invertir considerable tiempo y energía
en él.
Otra forma de clasificar los estilos de enseñanza es el de Tishman, Jay y Perkins (1993),
quienes distinguen el modelo de transmisión, por una parte, y el modelo de enculturación,
por otra.
En el modelo de transmisión, la instrucción o el estilo de enseñanza es convencional. La
esencia de este modelo radica en que el rol del profesor consiste en preparar y transmitir
información a los alumnos y, por otra parte, el rol de los alumnos es recibir, almacenar y
actuar sobre esta información. Siguiendo este modelo, es fácil comunicar reglas, retener
hechos y lograr que se ejecuten las tareas.
En el modelo de enculturación, por otra parte, el profesor busca un compromiso con los
contenidos y, para lograrlo, no sólo debe transmitir, sino además inspirar, mover,
convencer y comprometer al alumno. Se pone el énfasis en conseguir un ambiente que sea
plenamente educativo, creando una cultura que estimule por sobre todo el razonamiento.
La enculturación busca que el niño perciba como educativo todo el entorno, a través de
modelos culturales, interacciones culturales e instrucción directa en conocimientos y
actividades de la cultura que se genera.
Este modelo permite desarrollar "tendencias de razonamiento" tales como la tendencia
a explorar, a aplicar ideas en lo concreto, a ser reflexivo y crear estrategias; en resumen,
permite desarrollar el pensar creativa y críticamente. El modelo de transmisión, en
cambio, puede comunicar, pero no logra que se consoliden las tendencias que llevan a ser
un "buen razonador".
Es así que este autor plantea, que para lograr el compromiso con una acción se requiere,
no sólo transmitirla, sino también mover al alumno, se busca que éste, más que conocer
256
Capítulo 7, El Profesor
las reglas o condiciones en que se debe aplicar una tendencia, haya actuado en numerosas
ocasiones para que pueda reconocerlas y recordarlas.
El modelo de transmisión, sin embargo, no es rechazado por el de enculturación, sino que
más bien está incluido en él, y es muy útil en instancias donde se deben dar instrucciones
directas.
Finalmente, Brundage (1980) propone que la elección del profesor respecto al uso de un
determinado estilo, debiera realizarse en consideración del material que se dispone, de
las características de quienes aprenden y del contexto de las actividades de aprendizaje.
Por ejemplo, si se desea que los alumnos aprendan un conocimiento específico, del que
no conocen nada, parece más adecuado un estilo más directivo, aunque debieran también
considerarse, variables como la edad de los participantes, el lugar donde se realiza el
proceso, las expectativas, etc.
Lewin (1988 en Brundage, 1980), por otra parte, plantea que la funcionalidad de un
determinado estilo se relaciona significativamente con el contenido a enseñar, y Ausubel
(1980) enfatiza la importancia de considerar el tipo de aprendizaje que se quiere lograr
en el grupo de alumnos.
De esta manera, no se podría decir que un estilo es mejor que otro antes de observar
el desarrollo de las prácticas educativas ya que, un buen profesor debiera ser capaz de
utilizar los distintos estilos en diversas combinaciones, de acuerdo a la consideración de
los elementos nombrados con anterioridad.
Se ha observado, que las estrategias o métodos que estarían asociadas a un rendimiento
superior de los alumnos son aquellas que el profesor, a partir de su propia experiencia
como estudiante, utiliza para enfrentar las condiciones que se les presentan en la sala de
clases. La mayoría de estas prácticas no son enseñadas en cursos formales, sino que están
basadas en la capacidad del profesor para darse cuenta de qué forma sus alumnos pueden
aprender mejor, lo cual se lograría gracias a que el profesor es capaz de ponerse en el lugar
de sus estudiantes.
Entre otros elementos, los autores plantean, por una parte, que la variedad de las prácticas
educativas es central para reforzar el aprendizaje, ya que una práctica contribuye al
aprendizaje sólo hasta cierto punto, después del cual pierde su potencia. Es importante,
por lo tanto, considerar que incluso actividades que podrían parecer estériles, como copiar
un texto, pueden ser muy útiles para contribuir a la variedad.
257
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Por otro lado, se plantea que el aprendizaje es un fenómeno contextual, es decir, que
los profesores efectivos adaptan las prácticas educativas a las condiciones en las cuales
enseñan.
Como podemos observar entonces, el concepto de prácticas educativas abandona la visión
que postula una manera invariable de enseñanza por parte del profesor, cambiándola
por una concepción más flexible de los estilos de enseñanza, donde la variedad y la
contextualización parecen ser elementos claves para lograr aprendizajes efectivos.
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Es así que una nueva concepción acerca de la acción del profesor en la sala de clases,
debiera contemplar los siguientes elementos o variables: métodos, actividades, medios
y materiales de enseñanza; métodos disciplinarios; interacción profesor-alumno; grado
en que el profesor favorece la autonomía y responsabilidad del propio aprendizaje en el
alumno; y grado de reflexión y de cuestionamiento que genera en los alumnos.
Cada una de estas variables constituye un continuo de posibilidades, los cuales están
definidos por polos que no representan características opuestas sino que complementarias.
Dentro de cada continuo existe una amplia gama de prácticas educativas alternativas
entre las cuales elegir en base a la consideración, por parte del profesor, de los
siguientes elementos: materiales de trabajo, características de los educandos, contexto
de las actividades de aprendizaje, contenido a enseñar y el objetivo o propósito del
aprendizaje.
De tal manera se elijiría una combinación que conduzca a la optimización del proceso de
enseñanza-aprendizaje. Así, esta nueva conceptualización del estilo implicaría que cada
combinación elegida conformaría un estilo de enseñanza distinto adecuado a las distintas
condiciones que enfrentan los maestros (Bataglia, et al, 1995).
Esta concepción de estilo de enseñanza resulta mucho más flexible, dinámica y
situacional, y permite más que clasificar al profesor en un estilo, entregarle un abanico
de posibilidades alternativas que le permita aprovechar al máximo los recursos de
que dispone. A continuación, se describen cada uno de los continuos o variables ya
mencionadas.
1. Métodos, actividades, medios y materiales:
Los distintos métodos de enseñanza pueden representarse como un continuo que va
desde el polo de una modalidad expositiva por parte del profesor, hasta una modalidad
258
Capítulo 7, El Profesor
participativa, en la cual el profesor entrega los elementos necesarios para que los alumnos
asuman un rol activo y de investigación, con respecto a su aprendizaje. Las actividades,
por su parte, pueden variar desde el polo de lo individual a lo grupal, lo cual estaría
incidiendo en el tipo de relación que se genera entre los pares; ya que, en caso de ser
individuales favorecen un modo de interacción más competitivo entre pares y, en caso de
ser grupales, una relación preferentemente colaborativa entre los mismos. Finalmente,
los medios y materiales van desde la utilización de un número reducido de los mismos en
las actividades, hasta una gran cantidad de ellos.
Si se relacionan estos tres subcontinuos con las condiciones del mundo actual, se puede
ver que se requiere utilizar actividades tanto individuales como grupales con el fin de
educar, por una parte, personas capaces de trabajar en equipo de manera interdependiente,
y por otro lado, con capacidad de iniciativa individual. Además, se observa una creciente
especialización laboral, que exige ser capaz de trabajar individualmente de manera
competente en un dominio específico, pero a la vez, relacionarse e interactuar con el
trabajo de otros individuos en busca de interdisciplinariedad.
En cuanto a los métodos utilizados en sala de clases, es importante variar entre una
modalidad expositiva y una participativa, ya que las exigencias actuales hacen necesario,
por una parte, asimilar información para dominar áreas específicas de conocimiento y,
por otro lado, un repertorio más amplio de habilidades para abordar la gran cantidad
de información y utilizarla de manera efectiva. El primero de estos polos tiende a
favorecer, por ejemplo, el desarrollo de la capacidad de atención y escucha, y los
métodos más participativos, por su parte, permiten la reflexión, generación de hipótesis,
cuestionamiento, contrastación, etc.
Finalmente, con respecto a los materiales y medios, resulta central para las necesidades
del mundo moderno ser capaz de utilizar medios desconocidos y novedosos, ya que en
la actualidad los cambios tecnológicos se suceden con rapidez, y existe un énfasis en la
utilización de los multimedios para el aprendizaje. Por otra parte, podemos ver que la
realidad latinoamericana se enmarca con frecuencia en un contexto de escasez de medios
y materiales, donde se hace necesario que el profesor sea capaz de trabajar en profundidad
con un tipo de material y de aprovecharlo al máximo para el logro de los objetivos
educacionales.
2. Métodos disciplinarios:
La disciplina resulta un tema de gran importancia en lo que a aprendizaje se refiere. En
un estudio realizado por Rugh (1991), se encontró que los profesores efectivos mantienen
259
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
un ambiente de orden que se basa en un conjunto de reglas que los alumnos comprenden
y acatan, lo cual permite lograr un aprendizaje más efectivo.
Según Covaleskie (1992), las formas de disciplinas no deben ser juzgadas como efectivas
por sus resultados conductuales, sino que debe considerarse, más que el cumplimiento
de las reglas, el razonamiento que el niño es capaz de hacer sobre las acciones que son
deseables y sobre cómo decide actuar en esas formas deseables en un determinado
momento. Se debiera enseñar a ver por qué algo esta mal y por qué algo es correcto.
A lo que el sistema escolar debe aspirar es a enseñar a actuar moralmente, no por los
refuerzos o castigos, sino porque conocen que es lo correcto, quieren actuar así y lo hacen.
Es llegar a reconocer que lo que hago y lo que soy están relacionados íntimamente.
Es más lento y difícil, pero es necesario que el foco esté en la persona y que ésta actúe
responsablemente más que con una conducta externamente controlable .
Los métodos convencionales de disciplina enfatizan el control externo y utilizan
preferentemente la censura y el castigo. Por el contrario, una disciplina de tipo democrático
propone un grado mínimo de control externo, enfatizando el logro del autocontrol en los
estudiantes. Se centra en el respeto de la dignidad y valor de las personas, no utilizando
el castigo vigoroso ni el sarcasmo (Ausubel, 1980).
Se considera, entonces, que el continuo se extendería desde una disciplina centrada en el
cumplimiento de reglas, cuyo acatamiento es vigilado por un agente externo, hasta una
disciplina que enfatice la comprensión e internalización de las reglas, en la cual se otorga
al alumno la responsabilidad de su autorregulación.
Por lo tanto, se entiende el extremo del continuo que se refiere a la imposición de normas
externamente, no como algo negativo sino como una entrega de normas y reglas por parte
de agentes externos, como parte del proceso de internalización de reglas.
Según Vigotsky (en Carretero y Madruga, 1984), el proceso de internalización de las
funciones psicológicas superiores ocurre gracias a la interacción social y se define como
la reconstrucción interna de una operación externa; en este caso la función psicológica
superior corresponde al autocontrol y estaría dada en una primera instancia desde el
exterior, para luego constituirse en una función interna. Esto significa que ambos polos
no lo son en realidad, sino que constituyen dos elementos o componentes esenciales del
sistema disciplinario, ya que es importante que al niño se le entreguen límites de manera
tal que éste vaya comprendiendo el sentido de los mismos.
260
Capítulo 7, El Profesor
3. Interacción profesor-alumno:
La importancia de la interacción en la vida del ser humano resulta innegable ya que
somos seres sociales y a través de la interacción se satisfacen la mayoría de las necesidades
humanas. En el sistema educacional el niño aprende en relación con otros y la sala de
clases resulta un contexto adecuado para que el alumno desarrolle sus habilidades para
interactuar con otras personas.
Así, el continuo de esta variable se refiere a la relación profesor-alumno, y se mueve entre
los polos de una relación horizontal (democrática), en la cual ambas partes interactuan en
igualdad de condiciones, y una relación vertical (jerárquica), donde uno de los miembros
-el alumno- se encuentra subordinado al otro.
Al considerar esta variable como un continuo dentro del cual se deben variar las opciones,
implica que es necesario que el profesor favorezca distintos tipos de relación según el
contexto situacional en el que se da la relación de enseñanza-aprendizaje. Según este
punto de vista, el profesor negociará (relación democrática) los objetivos, actividades,
contenidos, etc., o bien, ejercerá su autoridad (relación jerárquica) para determinar lo
que debe hacerse, lo cual no significa que debe utilizar métodos coercitivos, sino que
puede tomar una decisión pero explicando las razones a los alumnos de manera tal que
comprendan el sentido de la misma.
4. Grado en que el profesor favorece la autonomía y la responsabilidad del propio aprendizaje en
el alumno:
Este continuo se extiende desde la estimulación de un aprendizaje dirigido, en que el
principal responsable es el profesor, hasta un aprendizaje autónomo, donde el alumno es
quien se responsabiliza por su proceso. Tanto el aprendizaje activo por parte del alumno,
como un proceso de aprendizaje más dirigido por el profesor constituyen alternativas
igualmente válidas, dependiendo de los objetivos educacionales que se pretenda lograr.
En la sociedad actual se requiere que las personas tengan inciativa y sean capaces de
lograr determinados objetivos de manera autónoma, es decir, personas en las que otros
puedan delegar responsabilidades y tareas. Asimismo, también es necesario ser capaz de
depender de otros en un contexto de trabajo interdisciplinario y de trabajo en equipo,
donde la interdependencia es un elemento fundamental. Aún en el ámbito laboral, las
personas se ven enfrentadas con frecuencia a diversas situaciones de aprendizaje, tanto
formales, donde deben delegar la responsabilidad de la enseñanza en un "experto" que
es el encargado de entregar determinados conocimientos, como informales en las cuales
el propio individuo debe adquirir los conocimientos que necesita, ya sea a través de la
experiencia como de la investigación personal.
261
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
5. Grado de reflexión y cuestionamiento que genera en los alumnos:
Este continuo podría contemplar alternativas desde la formulación de preguntas, cuyo
objetivo es la reproducción del contenido que ha sido aprendido, hasta la elaboración de
preguntas de relación y aplicación de los contenidos a la experiencia. La reproducción de
contenidos, por su parte, apunta a desarrollar capacidades preferentemente memorísticas
en los alumnos. Por otro lado, las preguntas de relación y aplicación, favorecen la
capacidad de relacionar diferentes contenidos entre sí, así como con aprendizajes previos;
además, estas últimas permiten lograr aprendizajes experienciales.
Debido a la rapidez de los cambios en el mundo actual, en que la información se vuelve
obsoleta con facilidad, es importante que los alumnos desarrollen la capacidad de generar
metaaprendizajes, es decir, que aprendan a aprender. Asimismo, es importante que sean
capaces de cuestionar sus aprendizajes y reflexionar sobre la información que reciben
para un análisis más profundo y efectivo de la misma; para favorecer la creatividad, la
resolución de problemas y la aplicación y generalización de los distintos aprendizajes a
la experiencia o a realidades diferentes. El favorecer diferentes tipos de cuestionamiento
permite buscar alternativas de respuesta o de solución, y desarrolla la capacidad de
concebir un problema o situación desde distintas perspectivas.
Gracias a los diversos cuestionamientos que componen el continuo, se le permite al
niño una exploración más amplia de las ideas, y tiene la posibilidad de equivocarse,
ya que se considera viable correr riesgos al tomar decisiones; asimismo, la reflexión
permite anticiparse a los hechos, decisiones y cambios. Lo anterior resulta esencial para
desenvolverse efectivamente en el mundo laboral y, en general, en la sociedad actual
(Bataglia et al, 1995).
En síntesis, este concepto de enseñanza flexible y dinámica constituye el producto
emergente de la manera en que se combinan las diversas prácticas educativas que
componen estas cinco variables.
El estilo de enseñanza es aquel sello más o menos personal y propio
con que el profesor dirige y configura los modos de educar y enseñar,
de acuerdo con su concepción de los objetivos pedagógicos y las
características de los educandos (Detrish en Brundage, 1980).
262
Capítulo 7, El Profesor
2.3 Autoestima de los profesores
Entre las investigaciones que han estudiado la relación entre las características de los
profesores y el comportamiento y desempeño de los alumnos, las variables a las que más
se les ha dedicado atención refieren al sentido de eficacia del profesor y a las creencias y
expectativas que éste tiene de sus alumnos.
Una de las características de los profesores que mayor incidencia tendría en el rendimiento
de los alumnos es el "sentido de eficacia" de los profesores. Ésta es una de las pocas
características del profesor relacionada consistentemente con el logro de los alumnos
(Tschannen-Moran, Woolfolk Hoy, Hoy, 1998 en Woolfolk Hoy, Davis, Pape, 2006).
El sentido de eficacia es la creencia que tiene el profesor en sus habilidades para organizar
y ejecutar los cursos de acción requeridos para cumplir satisfactoriamente con sus tareas
educativas en contextos específicos (Tschannen-Moran et al., 1998 en Woolfolk Hoy,
Davis, Pape, 2006); es la confianza en sus habilidades para afectar el aprendizaje de sus
alumnos en forma positiva (Ashton, 1982 en Woolfolk 1990).
La eficacia del docente se considera como el principal predictor del comportamiento del
profesor, el esfuerzo y persistencia que dedica en sus tareas de enseñanza, su compromiso
en actividades para apoyar el aprendizaje de los alumnos (Ross, 1998 en Woolfolk
Hoy, Davis, Pape, 2006), y un sólido indicador de la inversión que el profesor hará en
incorporar innovaciones a su rutina. Los maestros son más proclives a adoptar nuevas
estrategias en el aula si tienen confianza en su propia habilidad para controlarlas e influir
en el aprendizaje de los alumnos.
El sentido de eficacia implica por lo menos dos dimensiones: por una parte, la creencia
de que uno es competente para resolver problemas; y por otra, la creencia de que
personalmente uno puede influenciar los resultados del propio ambiente (Dean, 1992;
Tschannen-Moran, Woolfolk Hoy, Hoy, 1998 en Woolfolk Hoy, Davis y Pape, 2006).
Estas dos dimensiones se relacionan con la anticipación al fracaso, es decir, cómo uno
piensa anticipadamente que puede tener éxito o fracasar en la tarea de aprendizaje, es la
representación que se tiene de las propias habilidades en relación con la representación
que se tiene de las dificultades de la tarea. Por tanto, es necesario creer en las propias
posibilidades de logro, y en las habilidades de resolución de problemas, para así presentar
una autoestima suficiente y por ende ser un docente eficaz, capaz de influir positivamente
en el rendimiento de los alumnos.
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Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Es importante, entonces, dar una definición de lo que se entiende por autoestima y luego
mostrar de qué manera se relacionan una alta o baja autoestima en el profesor con el
rendimiento de los estudiantes y con su desarrollo como personas.
La autoestima surge desde el nacimiento, y se caracteriza por una toma de conciencia de
factores externos e internos, que se relacionan con procesos fisiológicos, valores y filosofía
personal de vida. Ésta está en relación a cómo las personas se perciben y valoran a sí
mismas y cómo están influenciadas por los demás. Corresponde, por tanto, a la imagen
personal, influida por la sensación interna de satisfacción o insatisfacción con uno mismo.
En otras palabras, la autoestima corresponde a la valoración positiva o negativa que el
sujeto tiene de los atributos, rasgos y características de personalidad que estructuran y se
incluyen en lo que el individuo concibe como su yo. Esto incluye, además, las emociones
que asocia a estas característiccas y las actitudes que tiene respecto de sí mismo.
La autoestima posee tres componentes: uno cognitivo, uno afectivo y otro conductual.
Existe una íntima correlación entre ellos, de manera que cualquier modificación en
uno significa una alteración en los otros. Si se aumenta el nivel afectivo y motivacional
se posibilita la apertura a un mejor conocimiento de sí mismo y a una decisión más
eficaz. De esta manera, una mejor comprensión y un conocimiento más cabal eleva
automáticamente el caudal afectivo y volitivo. Asimismo, una tendencia y empeño
en la conducta, refuerza la dimensión afectiva e intelectiva. Esta correlación también
se manifiesta en sentido inverso. Si se deteriora uno de estos componentes, afectará
negativamente a los restantes.
Ahora bien, existe una relación entre autoestima del profesor y rendimiento escolar que
es importante analizar. Desde el punto de vista de la autoestima en el profesor, se observa
que ésta influye en el alumno, tanto en su desarrollo personal como en el rendimiento
escolar.
Como revisamos en el capítulo anterior, los climas de aprendizaje, para ser adecuados para
el desarrollo de los alumnos, deben ser positivos, estimulantes, seguros. Este ambiente
socio-emocional de la clase se construye a partir de las relaciones que conforman al grupo:
profesor-alumno, profesor-curso, alumno-curso, alumno-alumno. En estas relaciones los
profesores juegan un rol importante, ya que cómo se sientan los profesores, sin lugar a
dudas, impactará en la calidad de la relación que éstos desarrollan con sus alumnos (Le
Cornu, 1999), ya que, como todos sabemos, las emociones afectan el comportamiento de
las personas, y por lo tanto, lo que el profesor pueda entregar a sus alumnos (Ashton y
Gregoire-Gill, 2003). El profesor es clave para crear un ambiente de apoyo y seguridad
para que el aprendizaje pueda ocurrir.
264
Capítulo 7, El Profesor
Así es como se puede observar que los profesores con alta autoestima adquieren actitudes
y comportamientos para construir un ambiente seguro de aprendizaje. En éste, las
relaciones que el profesor establece con el niño dejan entrever su aceptación y respeto a
la unicidad del alumno y una definición clara y reforzada de los límites a las conductas
aceptadas en este espacio de enseñanza-aprendizaje (Coopersmith, 1967 en Le Cornu,
1999). En cambio, los profesores con baja autoestima han demostrado tener una actitud
ante sus alumnos, curso y experiencias de enseñanza-aprendizaje de carácter más bien
defensivo, lo cual no parece ser un buen ingrediente cuando lo que buscamos es un
ambiente seguro y acogedor para aprender.
Un profesor seguro de sí y del ambiente educativo que ha construido es capaz de motivar
a sus alumnos a descubrir nuevas formas de aprender, nuevas estrategias para resolver
problemas, a buscar objetivos propios y de esta manera ser más independiente en su
aprendizaje.
Al momento de hacer clases, el profesor deberá tener en cuenta ciertas consideraciones
como: crear un ambiente de seguridad en sus alumnos, crear un clima de aceptación y
de mutuo respeto, reforzar a los alumnos, no exponer a los jóvenes a situaciones en las
cuales tengan que compartir información sobre sí mismos, a no ser que ellos se sientan
cómodos al hacerlo, crear una buena relación profesor-alumno lo cual posibilita un
buen desarrollo de las clases y una buena motivación por parte de los alumnos. Todo
lo mencionado anteriormente es posible sólo en la medida que el profesor posee un alto
nivel de autoestima, que le permita sentirse seguro en su ambiente y en sus relaciones.
Por el contrario, los profesores con baja autoestima, más que permitir que los alumnos
crezcan en forma cada vez más independiente, se centran en la crítica a sus opiniones
y a sus acciones, hablan con frecuencia de lo difícil que es disciplinar la clase, de la
necesidad de la obediencia, de la falta de normas y del hecho de ser engañado por sus
alumnos. La falta de seguridad en sí mismos los lleva a centrarse en el ejercicio de la
autoridad y el cumplimiento de normas externas en las cuales el alumno no ha tenido
participación. Encuentran difícil trabar lazos de amistad con sus alumnos por temor a
perder la autoridad. Se caracterizan por ser personas altamente defensiva: frente a una
crítica tienden a culpar a los alumnos y a justificarse más que a ser permeables y buscar lo
positivo de ella. Además, personas con baja autoestima tienen miedo a tomar decisiones
por el temor al fracaso y la preocupación por lo que los otros puedan pensar.
Por otra parte, la baja autoestima sería, en los alumnos, el elemento clave para que se
desencadenen comportamientos como la falta de motivación en los estudiantes, la baja
en el rendimiento, el abuso de las drogas, el alcohol y el alto nivel de ausentismo escolar.
265
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Asimismo, los profesores inseguros tienen mayor tendencia a criticar a sus alumnos,
les desagrada tener que preocuparse por la disciplina y tener que trabajar con alumnos
desmotivados. En general, evaden el problema de la autoestima de los alumnos y enfocan
su atención hacia el aprendizaje de contenidos más que a desarrollar una alta autoestima
en ellos. Como respuesta, los estudiantes están más a la defensiva, intentan evitar las
críticas y no utilizan sus energías para lograr metas; son alumnos que han desarrollado
conformidad y pasividad, en lugar de independencia y creatividad .
Otra aspecto fundamental, y en directa relación con el autoestima de los profesores, es el
estrés que estos experimentan con frecuencia ante las distintas presiones y exigencias que
perciben de diversos sectores sociales. El burnout, es un fenómeno que resulta cuando los
trabajadores se encuentran a sí mismos bajo mucha presión por ser exitosos en las tareas
encomendadas, lo que demanda de ellos, más de lo que perciben que pueden entregar
(Labone, 1994 en Le Cornu, 1999). Como resultado de éste se puede observar un alto
grado de desgaste emocional, así como una baja en la percepción de eficacia.
Es fundamental que los profesores, y todos aquellos que trabajan con niños o con personas
en riesgo, se cuiden del burnout, justamente para evitar el desgaste emocional, la baja
percepción de eficacia en el profesor, y todas aquellas influencias que hemos revisado éstas
emociones podrían podrían tener en las conductas del profesor, en su relación con los
niños y en su dedicación a las tareas educativas.
Una buena manera de enfrentar esto, además de pedir apoyo, es fomentar la reflexión
sobre las propias fortalezas y debilidades, para de esta manera enfrentar su labor educativa
de mejor manera, y estar mejor preparado para desarrollarse a sí mismo y ayudar en el
desarrollo de otros, especialmente de sus alumnos.
Una vía para estimular este autoconocimiento y la utilización de los propios recursos que
posee la persona es la aplicación de una modalidad llamada la de la intracreatividad.
2.3.1 La intracreatividad como un camino para mejorar la autoestima de los
profesores
La intracreatividad se define como "la aplicación de técnicas creativas al desarrollo de la
propia inteligencia, creatividad y persona como un todo (...) Es creatividad aplicada hacia
adentro" (CICES, 1994 pag. 1).
El objetivo de la intracreatividad es tomar como meta del esfuerzo creativo a nuestra
propia persona. Lograr que ésta sea más inteligente, más sensible, que descubra sus
266
Capítulo 7, El Profesor
fortalezas y debilidades, que conozca sus potencialidades; que combine de nuevas formas
sus recursos intelectuales y afectivos para obtener mejores resultados; que aprenda de
sus errores, que encuentre formas más eficientes de hacer las tareas; que descubra sus
inhibiciones, prejuicios, falsas creencias y bloqueos para superarlos.
Aplicar la creatividad en la propia persona es un juego recursivo que lograría estimular
la autoestima en el maestro. Ésto porque uno de los factores afectivos que componen la
creatividad es la autoestima positiva. Este elemento es facilitador y a la vez es resultado
de la creatividad.
Un ingrediente de la intracreatividad es la metacognición, que es aplicar la acción mental
a los propios procesos de la mente. Es un autoanálisis de la mente. Como tal, representa la
capacidad de identificar, comprender, evaluar y modificar procesos mentales, valoraciones
y, aún, motivaciones. Es una habilidad cognitiva de orden superior y un factor sine qua
non en un proceso de desarrollo creativo eficaz. Es la herramienta clave en la selección y
evaluación de estrategias creativas y en la creación de un estilo personal.
Es importante considerar además que la mente puede correr sucesivamente su límite
metacognitivo. Es decir, puede tomar progresivamente conciencia de sí misma. Pero,
intracreatividad y metacognición no son lo mismo. Autoconocerse no es lo mismo que
aplicar creatividad para mejorar.
La intracreatividad puede apoyarse en procedimientos sistemáticos que permiten optimizar
los recursos existentes en la persona y que son traídos a la situación de autodescubrimiento
a través de la metacognición. Estos pasos, en general, pueden ser bastante simples y
efectivos, estando el secreto del éxito más en la perseverancia, voluntad y esfuerzo que en
la sofisticación intrínseca de los procedimientos.
Algunas herramientas básicas de la intracreatividad son:
1. Identificar el objeto de análisis. Explorar cuáles son sus límites, hasta dónde
llega el problema, cuáles son los elementos que lo componen, etc.
2.
Entender de qué se trata el problema. Explicar sus posibles causas, ver sus
consecuencias, etc.
3.
Proyectar. Ver el problema desde afuera, observarlo como un objeto y proyectar
todas las estrategias posibles para enfrentarlo.
267
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
4.
Controlar. Analizar las estrategias propuestas y ver cuáles son las más plausibles
de realizar considerando todas las variables intervinientes.
5.
Diseñar un método para aumentar la eficacia de sus estrategias.
6.
Experimentar estrategias que le hayan sido útiles en otras situaciones o
con métodos que les hayan sido útiles a otras personas (el intercambio de
experiencias en este punto puede ser de gran utilidad).
7.
Evaluar. Preguntarse si las soluciones o estrategias son buenas, una vez que el
plan se ha llevado a cabo.
En términos generales, puede señalarse que, como se planteó anteriormente, un profesor
con alta autoestima logra mejores resultados con sus alumnos, y la intracreatividad como
forma de desarrollar o aumentar la autoestima positiva permitiría un aumento en la
calidad de la educación entregada por los profesores, lo que se manifestaría en los alumnos
y en sus rendimientos de manera positiva.
El término eficacia del docente se considera como el principal
predictor del comportamiento del maestro y un sólido indicador del
grado en el cual el maestro incorporara innovaciones a su rutina; los
maestros son más proclives a adoptar nuevas estrategias en el aula si
tienen confianza en su propia habilidad para controlarlas e influir
en el aprendizaje de los alumnos. El sentido de eficacia implica por
lo menos dos dimensiones: por una parte, la creencia de que uno
es competente para resolver problemas; y por otra, la creencia de
que personalmente uno puede influenciar los resultados del propio
ambiente (Dean, 1992).
2.4 Las expectativas sobre el éxito y fracaso de los alumnos
Las relaciones interpersonales que se dan entre los profesores y los alumnos no refieren
sólo a los comportamientos observables, sino que también, como ya hemos visto con
anterioridad, a las cogniciones subyacentes. En otras palabras, nuestras reacciones ante
otros están mediatizadas por la percepción y representación que tenemos de ellos.
Estas representaciones no sólo influirán en cómo nosotros interpretamos, valoramos,
reaccionamos ante otros, sino que puede incluso llegar a modificar el comportamiento
268
Capítulo 7, El Profesor
real del otro en la dirección de las expectativas que hemos asociado a esa representación
(Coll y Miras, 1990). Esto se aplica tanto para el profesor como para los alumnos.
Según Coll y Miras (1990), el origen de estas caracterizaciones o representaciones, es
decir, de la impresión inicial, tiene que ver con la información recibida previo el primer
encuentro, la observación mutua directa, y su continuidad. Estas fuentes otorgarán
información que será seleccionada y organizada por los diversos actores, de maneras
distintas (por ejemplo, según la historia personal de cada uno). Un elemento importante
en el proceso de selección y organización parece ser la concepción de rol que tiene tanto el
profesor de los alumnos como los alumnos del profesor, y cada uno de su propio rol.
El rol son las expectativas de comportamientos asociadas con el estatus, función o
posición que ocupa una persona en un sistema social determinado. Y las concepciones
que tiene uno u otro actor no son independientes, de manera que las características y
comportamientos serán seleccionados y organizados de acuerdo con las expectativas que
ambas concepciones de rol generan.
Las expectativas del profesor pueden definirse como las inferencias que hace éste sobre
el aprovechamiento actual y futuro de los alumnos y sobre la conducta escolar general.
Esto quiere decir que el profesor caracteriza a los alumnos de determinadas maneras, y
que guía su acción hacia ellos de acuerdo a esas características que el profesor atribuye a
los alumnos.
Hargreaves (1979), señala que una vez que el profesor ha categorizado a un alumno, es
frecuente que se resista a revisar o cambiar esta categorización. En este hecho pueden
influir distintos factores como: eximirse de la propia responsabilidad en el rendimiento
del alumno, factores sociales y culturales que sostengan una determinada visión de las
capacidades de los alumnos, y también la cultura, tradición y organización de la escuela.
Se han descrito dos mecanismo que están en la base del caracter permanente de las
expectativas. En primer lugar, los estereotipos pueden influir en el procesamiento de la
información de manera tal que ésta resulte coherente con la expectativa inicial que posea
el individuo, y, de este modo, la refuerza. En segundo lugar, las conductas del sujeto
que presenta el estereotipo y expectativa, pueden influir en la interacción, de tal manera
que eliciten en la persona con quien se interactúa comportamientos que finalmente sean
reforzantes de la expectativa inicial con que se partió. Los mecanismos descritos estarían
interfiriendo en la adaptación de la expectativas a la experiencia real.
269
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Pero, ¿cómo ven los profesores a sus alumnos? Gilli (1980 en Coll y Miras, 1990) y
Rogers (1987 en Coll y Miras, 1990) consideran relevante la influencia de los factores
normativos en la representación que tienen los profesores de sus alumnos, dado que la
representación estará definida, en parte, por la aproximación o lejanía del desempeño del
alumno a los objetivos de la escuela y el nivel escolar.
Esto se relaciona, con los planteamientos de Rosenthal y Jacobson (1978), quienes en
1968 efectuaron un experimento sobre la influencia de las expectativas de los profesores en
el rendimiento de los alumnos. Los datos obtenidos mostraron que las expectativas sobre
el rendimiento de los alumnos provocadas experimentalmente en el maestro repercutían
en las calificaciones de ellos. Los alumnos de los que se esperaban mejores resultados de
hecho los obtenían a pesar de que tal expectativa carecía de fundamento.
Este fenómeno fue calificado por los autores como el "Efecto Pigmalion" ya que pensaron
que las expectativas de los profesores influenciaron a que los estudiantes aumentaran
su inteligencia de la misma manera en que la esperanza del escultor mitológico griego
Pigmalion causó que su escultura tomase vida.
Este experimento da un buen ejemplo de la profecía autocumplida, concepto desarrollado
por Merton en 1957 (en Snyder y Swann, 1978), y que se refiere a la forma en que
ciertas cogniciones "fuerzan" la realidad (mediante la acción) de manera tal que llegan
a ser confirmadas. Los resultados de los datos del trabajo de Rosenthal y Jacobson se
pudieron replicar en un estudio realizado en Chile donde los investigadores han probado
que las expectativas del maestro funcionan como profecías que se cumplen por si mismas
(Arancibia y Maltes, 1989).
Podemos ver que, en general, la evidencia avala la idea de que las expectativas del profesor
inciden en el rendimiento de sus alumnos, y que el mecanismo que subyace esta relación
comprende lo siguiente (Espinola y cols., 1994):
a)
Las expectativas de los profesores se construyen sobre aspectos sociales y culturales
de los alumnos;
b)
Estas expectativas determinan conductas diferentes del profesor con los alumnos;
c)
El alumno responde, consecuentemente, a las diferentes expectativas y conductas
del profesor.
270
Capítulo 7, El Profesor
Good y Brophy (1983), por su parte, proponen otro modelo en el que además de incluir
los aspectos antes mencionados, incorporan la posibilidad de que los alumnos asuman un
rol activo en el proceso, en la forma de ofrecer resistencia a las expectativas que de ellos
tiene el profesor. El modelo consiste en los cinco puntos siguientes:
1.
El maestro espera que determinados alumnos realicen cierta conducta y muestren
cierto aprovechamiento de la experiencia educativa.
2.
Tales expectativas lo hacen asumir una actitud diferente ante sus alumnos.
3.
El trato que el maestro les da indica a cada alumno la conducta y el rendimiento
que espera de ellos, y esto, a su vez, influye en el autoconcepto, motivación para el
logro y nivel de aspiración del alumno.
4.
Si el trato del maestro no cambia con el tiempo y si el alumno no muestra resistencia al
cambio, tanto la conducta como el aprovechamiento de éste se modelarán conforme
a dicho trato. Los alumnos de quienes se espera mucho harán grandes logros,
mientras que el rendimiento de aquellos de quienes se espera poco disminuirá
considerablemente.
5.
Con el tiempo, el aprovechamiento y la conducta del estudiante se moldearán cada
vez más a los planeados en un principio.
Por otra parte, en relación a estas expectativas de los profesores, se han identificado los
siguientes aspectos de los educandos que influirían en su generación: apariencia física,
presentación personal, conducta en clases, responsabilidad en traer los útiles que se les
piden, familia "bien" o "mal" constituida, ambiente familiar, y el interés de los padres
por los asuntos del colegio.
Otros factores que influyen en la formación de expectativas concernientes a alumnos
individuales se basan en otro tipo de información oficial sobre él, como las calificaciones
conseguidas en años precedentes, los juicios emitidos por sus maestros anteriores y el
conocimiento de su familia.
Como se aprecia, por tanto, los profesores no basarían sus expectativas de rendimiento
tanto en evaluaciones objetivas de éste, como en impresiones formadas a partir de aspectos
externos del alumno y de su familia.
271
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Estas expectativas a su vez, inciden en el rendimiento de los educandos, pues tienen
directa relación con el aspecto conductual. Las expectativas se vierten en la interacción
con los alumnos, y se traducen en conductas concretas y éstas son conductas que ejercen
influencia en los resultados del rendimiento académico de los alumnos. Dentro de estas
conductas que desarrollan los maestros en función de sus expectativas, se incluyen las
siguientes:
1.
Dar menos tiempo a los alumnos de bajo rendimiento para que contesten.
2.
No ayudar a los alumnos de rendimiento bajo cuando se equivocan. Los maestros
se apresuran a ofrecerles la contestación correcta o interrogan a otro alumno.
3.
Criticar más a los alumnos lentos que a los brillantes. Tal actitud tiende a reducir
la iniciativa general y el asumir riesgos.
4.
Elogiar menos a los alumnos de bajo rendimiento cuando estos dan la respuesta
acertada.
5.
Abstenerse de proporcionar retroalimentación pública a los alumnos de bajo
rendimiento. El abstenerse de confirmar las respuestas produce un efecto negativo,
ya que estos alumnos suelen estar mucho más inseguros que los demás acerca de la
exactitud de sus respuestas.
6.
Prestar menor atención a los alumnos de bajo rendimiento. Se ha demostrado
en varios trabajos que algunos maestros prestan mayor atención a los alumnos
brillantes.
7.
Interrogar menos frecuentemente a los alumnos de bajo rendimiento.
8.
Diferir en el tipo de interacción con ambos tipos de alumnos.
9.
Exigir menos a los alumnos de bajo rendimiento. Por ejemplo, el profesor suele
someter a estos alumnos a tareas más fáciles (y hacérselo saber) o simplemente no
exigirles ningún trabajo académico.
10.
Dar menos oportunidades de aprender materias nuevas a los alumnos de bajo
rendimiento.
272
Capítulo 7, El Profesor
Lo mismo sucede en el sentido contrario, cuando los profesores tienen expectativas positivas
en lugar de negativas, se puede observar que ellos buscan la creación de un clima menos
negativo, por ejemplo, no comportándose de manera fría; manteniendo una distancia física
cercana; proveyendo más input, intentando enseñar más materia o materias más difíciles;
creando un clima socioemocional más cálido, esto es, actuar de manera cálida globalmente;
mostrando menos comportamientos no instruccionales; teniendo interacciones más largas;
interactuando más a menudo; preguntando más; alentando más; teniendo más contacto
visual; sonriendo más; y, finalmente, alabando más.
Por lo tanto, se hace indispensable tomar conciencia sobre la fuerza que estas expectativas
y creencias tienen sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje, pues sólo descubriéndolas
y transformando aquellas que resultan dañinas para algunos niños, especialmente con los
de más bajo rendimiento, se logrará romper con el círculo de la profecía autocumplida,
que no hace más que perpetuar ese bajo rendimiento en los niños, y acrecienta su baja
motivación de logro y baja sensación de autoeficacia.
Rosenthal y Jacobson (1978), quienes en 1968 efectuaron un
experimento sobre la influencia de las expectativas de los profesores en
el rendimiento de los alumnos, mostraron que las expectativas sobre
el rendimiento de los alumnos provocadas experimentalmente en el
maestro repercutían en las calificaciones de ellos. Los alumnos de los
que se esperaban mejores resultados de hecho los obtenían a pesar de
que tales expectativas carecían de fundamento.
2.5 Perfeccionamiento y capacitación docente
Luego de plantear la importancia de variables directas e indirectas que influyen en la
efectividad en la enseñanza y aprendizaje, la importancia de los estilos de enseñanza, la
autoestima y las expectativas y creencias, cabe preguntarse cuál pudiera ser un camino
para desarrollar estas habilidades y propiciar un mejoramiento en estos procesos.
En general, la respuesta pasa por considerar los procesos de perfeccionamiento y
capacitación docente, los cuales suelen definirse como aquellas actividades mediante las
cuales el personal en servicio en el sector educación, intenta incidir en la calidad del
desempeño de su rol como docente. Esto se logra tanto a través de mantener actualizada
la formación profesional como mediante la especialización en algún área de la educación
o la preparación para generar y/o implementar innovaciones educacionales.
273
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
La OCDE ha definido la formación de profesores en ejercicio como "actividad de formación
a la que se dedican los profesores tras su titulación inicial, esencial o exclusivamente con
el objeto de mejorar sus conocimientos, sus competencias y sus actividades profesionales
y de poder asegurar así más eficazmente la educación de los niños".
De este modo, todo perfeccionamiento lleva en forma explícita o implícita, los objetivos
de renovar y/o consolidar un determinado rol docente, por lo cual no es un hecho
novedoso que hoy se hable de la necesidad fundamental de capacitar a los profesores como
la principal alternativa de cambio frente a la problemática actual de la educación.
Si bien estas definiciones son amplias y contemplan diversos objetivos y actividades
posibles dentro de lo que se considera perfeccionamiento docente, cuando se trata de
definir que sería un real cambio cualitativo en el rol docente y mediante qué actividades
ello se podría lograr, se entra necesariamente en el terreno de las políticas o "lógicas de
perfeccionamiento" .
Es así que, si se asume que el perfeccionamiento docente actúa sobre la racionalidad del
profesor a base de su quehacer educacional, facilitando el acercamiento o distanciamiento
de su practica docente del rol asignado por las instituciones sociales pertinentes, se puede
concluir que los criterios con los cuales se enfoca dicho perfeccionamiento tienen particular
relevancia. Sin embargo, Vera y Pizarrón (1988) plantean que existe, en este sentido,
suficiente evidencia para afirmar que el perfeccionamiento docente de nuestro medio
sufre de serias carencias que son precisas superar ya que no propician el mejoramiento en
los procesos de enseñanza-aprendizaje.
Esto guarda relación con que, tradicionalmente, el perfeccionamiento de profesores se
caracteriza por estar dirigido al docente como individuo. Los objetivos son determinados
por la instancia que ofrece el perfeccionamiento y corresponde a la adquisición de
conocimientos teóricos o metodológicos que han sido desarrollados por investigadores
o "expertos educacionales". En este sentido, generalmente se desliga al profesor de
su contexto laboral específico, desarrollándose bajo la modalidad de cursos o grupos
de discusión integrados por maestros que provienen de diferentes establecimientos
educacionales. La metodología más frecuente es la exposición de contenidos, ya sea
teóricos o técnicos, matizados a veces con experiencias de simulación cuyo objetivo es el
entrenamiento en habilidades que han de ser aplicadas con posterioridad por el profesor
en su realidad concreta .
Esto presupone que lo que el profesor necesita para ser un mejor profesor es que otro le
muestre y le explique "qué hacer y cómo".
274
Capítulo 7, El Profesor
Una alternativa a esta manera de enfocar el perfeccionamiento docente son los Movimientos
de Renovación Pedagógica, los cuales plantean un sistema de perfeccionamiento que se
orienta, en uno de sus aspectos, a modificar el rol docente, asignado por el Estado como
técnico, convirtiéndolo en un rol profesional. Esta alternativa de perfeccionamiento busca
"crear las condiciones para que el docente pueda comprender los problemas presentados
en su práctica, de manera que pueda elaborar respuestas originales para cada una de las
situaciones en las cuales corresponde actuar" (Vera, 1989). Esta alternativa ha centrado
su trabajo en facilitar la reflexión de los profesores sobre su quehacer, para desde allí
promulgar el cambio e innovación en el quehacer educativo.
Sin embargo, en general las metodología de trabajo utilizadas en el perfeccionamiento
han buscado la transmisión de ciertas pautas teóricas o la reflexión de los profesores, pero
en forma muy escasa, se ha intentado facilitar, efectivamente, cambios en la conducta de
los profesores en la relación con sus alumnos.
En general, las distintas experiencias son bastantes diferentes tanto en el enfoque que
utilizan como en los contenidos que abordan y el tipo de metodologías que adoptan, por
lo cual resulta dificultoso llegar a una definición única de perfeccionamiento.
En cuanto a los contenidos abordados, las experiencias de capacitación docente suelen
centrarse en contenidos curriculares, contenidos centrados en la metodología de la
enseñanza, contenidos relacionados con el liderazgo y desarrollo personal de los profesores
y contenidos relacionados con el clima educacional o la relación profesor-alumno.
Por otro lado, si se toma en cuenta la metodología, se pueden encontrar programas de
perfeccionamiento clasificables en tres grupos: los que se adhieren al modelo conductual,
los modelos de orientación reflexiva y los modelos de desarrollo de habilidades.
Los programas de orientación conductual enfatizan la importancia que tiene que el
educador conozca y aplique los principios de la teoría del aprendizaje para lograr una
mejor comprensión de la conducta del niño. El objetivo principal de estos programas,
por lo tanto, es la enseñanza de los principios de condicionamiento y su aplicación a
circunstancias específicas, ya sea en la observación de la conducta del niño o la aplicación
de sistemas de refuerzo que modifiquen su comportamiento positivamente. En general,
usan diseños individuales de trabajo, donde el funcionamiento básico del grupo se
centra en la aplicación didáctica de la teoría del aprendizaje a las necesidades de cada
participante.
275
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Los programas de orientación reflexiva, si bien presentan muy diversas modalidades en
términos del número de sujetos que compongan un grupo, la homogeniedad de los
miembros, el número de sesiones de trabajo y el proceso grupal, tienen similitudes y
principios básicos que los definen como tales. Estos principios serían: crear un grupo de
trabajo donde se genere un clima de confianza y seguridad en el cual los participantes
puedan interactuar libre y espontáneamente y producir un intercambio de información
entre los miembros que les permita trabajar en base a sus inquietudes y problemas.
El énfasis se pone en la expresión de sentimientos, de modo que el educador logre
comprender las necesidades del niño y la importancia de la interacción con él .
Finalmente, los programas orientados al desarrollo de habilidades constituirían un modelo
intermedio a los dos anteriores, puesto que tienen características generales de los modelos
reflexivos, pero la estructuración en términos de objetivos y actividades del modelo
conductual. Los programas de desarrollo de habilidades conductuales específicas se llevan
a cabo a través de una práctica experiencial dirigida y estructurada durante sesiones
grupales de entrenamiento, en las que cada educador explora sus sentimientos e ideas con
respecto a lo aprendido y ejercita los conceptos subyacentes.
De las descripciones de estos tres modelos de perfeccionamiento docente se desprenden
varias discusiones que existen respecto al tema.
Una de estas discusiones plantea si el perfeccionamiento docente debiera ser una
capacitación individual, como suelen ser los programas de orden conductual, o si debieran
ser un desarrollo de un trabajo en equipo al interior de las escuelas.
La bibliografia sobre el tema plantea que existe una tendencia general a alentar y
priorizar la escuela como foco y lugar en que se debiera desarrollar el perfeccionamiento
docente. Así, Valle (1983) plantea que la escuela debe constituirse en el centro natural
de capacitación de los docentes; debiera convergir recursos de manera constante a las
escuelas para que la mayor parte de la capacitación la reciba el profesor en su mismo
lugar de trabajo. UNESCO-OREALC (1978), por su parte, plantea que los programas
de capacitación tendrían que dirigirse a grupos de trabajo, departamentos y escuelas,
más que a individuos. Finalmente, OEA-PREDE (1984) sugieren que se promuevan
encuentros entre diversos agentes educativos para la búsqueda de un acercamiento en
el diálogo y para una concentración del quehacer en beneficio del logro de los esfuerzos
comunitarios en la tarea educativa.
En relación con estos aspectos se plantea que el perfeccionamiento y capacitación, así como
la formación docente en general debiera encaminarse a desarrollar profesores pensantes,
276
Capítulo 7, El Profesor
profesores investigadores, tal como plantea Eleanor Duckworth (1987), quien plantea
una nueva forma de entender la enseñanza. Esta autora postula que hay que entender la
enseñanza como una investigación que hace el profesor sobre los sentidos que construyen
los estudiantes de su experiencia con los fenómenos que estudian.
2.5.1 El perfeccionamiento como una herramienta para formar profesores
investigadores
Duckworth (1987), considera que el profesor, a través de su práctica, está en una buena
posición como para perseguir preguntas sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje.
De esta manera, el profesor sería capaz de hacer que los alumnos construyan su propio
conocimiento, asimilando las nuevas experiencias de una manera en que tenga sentido
para ellos. El profesor, además, podría conocer este proceso de enseñanza-aprendizaje que
sus alumnos desarrollan.
Por lo tanto, el rol del profesor consiste en enganchar a los estudiantes con el fenómeno a
estudiar para que ellos mismos construyan su conocimiento. Éste sería el primer aspecto
de la enseñanza: el enganche con el fenómeno.
El segundo aspecto de la enseñanza, es la explicación que tienen que dar los estudiantes
sobre el sentido que están construyendo en relación a tal fenómeno. Los estudiantes
explican a sus compañeros y al profesor las ideas que les van surgiendo, y las van
relacionando unas con otras.
Es un investigador porque el profesor busca preguntas iguales a como las que buscaría un
investigador de la naturaleza del aprendizaje humano: qué piensas y por qué.
El desafío para el profesor, plantea Duckworth, es encontrar fenómenos que enganchen
a los distintos alumnos. Tienen que ser cosas simples, algo de lo que todos puedan tener
algo que decir, cercano a la experiencia cotidiana, no algo leído en libros, sino algo
familiar.
La explicación de los estudiantes del sentido que están construyendo en relación al tema
secundario se da en las clases a través de preguntarse entre todos una y otra vez: ¿qué
quieres decir con eso? ¿por qué piensas eso? Hablan también del sentido que tiene para
ellos esta experiencia en relación al tema primario: la enseñanza-aprendizaje. ¿Qué les
llama la atención de esta experiencia como aprendices y qué les sirve de ella?
277
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Los resultados de esta experiencia son muy favorables. En primer lugar, al tratar de hacer
claro para los otros sus propios pensamientos, los estudiantes adquieren mayor claridad
para si mismos. En segundo lugar, los estudiantes aprenden una enormidad de cada uno
de los otros "...las discusiones de clase ayudan mucho. Las ideas de otros dan pautas para
chequear las propias ideas, para reevaluar los propios registros y teorías..." (pag. 131).
En tercer lugar, son los estudiantes los que se determinan a si mismos qué es lo que quieren
entender. No sólo las explicaciones vienen de ellos, sino que también las preguntas.
En cuarto lugar, las personas se vuelven independientes de sí mismas. Son los estudiantes
los que enjuician qué saben y qué creen. Ellos saben por qué lo saben, qué preguntas
tienen todavía por responder, qué quieren saber próximamente sobre eso y cómo se
relaciona con lo que otra gente piensa.
En quinto lugar, los estudiantes reconocen la poderosa experiencia de haber tomado
seriamente sus ideas, más que meramente responder a lo que el profesor les pidió.
En relación a estos últimos puntos, Duckworth ha visto que la experiencia de desarrollar
ideas propias científicamente, es decir, con observación, reflexión y posterior explicación
a los otros, puede ser muy gratificante. Por otra parte, al enseñar, el profesor aprende
sobre enseñanza y aprendizaje, si atiende las explicaciones de sus alumnos sobre lo que
aprenden y cómo lo hacen.
En sexto lugar, los estudiantes, llegan a reconocer el conocimiento como una construcción
humana, ya que han construido su propio conocimiento y ellos mismos lo saben. Lo que
esta escrito en un libro es visto como la creación de algún otro, una creación tal como la
producida por ellos mismos.
Esto, plantea Duckworth, es contrario a lo que muchos estudiantes creen acerca del
conocimiento. Estos ven el conocimiento como algo absoluto, algo que alguien lo escoge.
Y ellos, los estudiantes, si son lo suficientemente inteligentes serán capaces de aprender
lo que otros han cogido.
Considerando todo lo anterior, esta autora plantea que las experiencias de formación y
perfeccionamiento deben encaminarse a generar en el profesor una actitud de observación
y reflexión, que sea capaz de desarrollar conocimiento, tomar buenas decisiones, y ser un
agente de cambio de la educación. Tanto dentro del aula, como en la escuela, y, por lo
tanto, en el sistema educativo en general.
278
Capítulo 7, El Profesor
Dentro de su trabajo como profesor debiera estar, entonces, el enseñar, el aprender a
enseñar cada vez mejor, y el aprender de otros profesores. Es un profesor que se junta con
otros para pensar sobre sus propios hallazgos y teorías sobre situaciones particulares de
enseñanza. Al escuchar los planteamientos de los otros y sus justificaciones, objetiviza
las ideas propias y adquiere conocimiento desarrollado por los otros profesores sobre la
enseñanza.
Al ser el profesor un profesional de la enseñanza, sus opiniones son escuchadas en los
niveles jerárquicos superiores, e integradas en la toma de decisiones porque tienen status
epistemológico, no son meras creencias personales. Por lo tanto, su conocimiento impacta
en el sistema educativo.
Sin embargo, el cambiar la actual identidad docente por la de un profesor investigador
como el aquí planteado, requiere cambiar la formación de éste. Esto significa fomentar la
observación, reflexión y desarrollo de conocimiento como parte del trabajo a enseñar.
Para esto, se debe integrar el aprender de la enseñanza como parte del trabajo a enseñar,
se debe fomentar una profundización del conocimiento y una posibilidad de comunicarlo
(Fieman-Nemser y Buchman, 1988).
Debe, por tanto, cambiarse el marco conceptual que manejan los centros de formación.
Es necesario proveer a los profesores de un marco conceptual de toma de decisiones
dentro del programa de formación del profesorado. Esto significaría que los estudiantes
en práctica usarían este esquema para describir, analizar y finalmente estructurar sus
experiencias; lo que aumentaría su conocimiento y comprensión del proceso de enseñanza
aprendizaje. También debería fomentarse que las evidencias de las investigaciones se
usaran por el profesor para examinar críticamente sus propias creencias sobre la enseñanza
y el aprendizaje. De esta manera, llenar el vacío entre la investigación y la practica con
evidencias y esquemas, y no con reglas, es decir, que las evidencias de las investigaciones
no se conviertan en dogma para el profesor, sino en un aporte para una enseñanza
profesional (Borko y Shavelson, 1988).
Los educadores de profesores deberían emplear principios instruccionales que fueran
consistentes con las recomendaciones que dan a sus estudiantes y deben practicar estos
modelos educacionales, más que simplemente proponer ideas teóricas. Roe y Stallman
(1994) hablan de prácticas viables, que pueden ser apropiadas para el setting escolar, y
así, los estudiantes no sólo exploran conceptos, sino que los experiencian.
279
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
En relación a esto, también se plantea que las prácticas elegidas por el educador de
profesores, así como las propuestas por el profesor de escuela, deberían tener una fuerte
base teórica. En relación a las experiencias prácticas, es necesario que en éstas haya una
adecuada supervisión. Por un lado, porque se debe indagar sobre el aprendizaje de los
niños, sobre la justificación para usar determinadas técnicas, aprender a identificar
variables responsables de las distintas situaciones, etc. Para esto, los autores plantean que
hay que establecer un mayor ajuste entre los propósitos de aprender a enseñar y los de la
vida en la sala. Esto requiere cambios estructurales y normativos en las escuelas (FeimanNemser y Buchman, 1988).
Por otro lado, porque es necesario que las prácticas sean mas largas y de mayor reflexión
y comprensión, para conectarlas con la teoría. Se debiera facilitar la transición del estudio
a la práctica profesional, asistiendo a los profesores que comienzan con supervisiones
capaces de lograr esto (Holdaway, Johnson, Ratsoy y Friesen, 1994). En un programa
aplicado siguiendo esta línea, en que se desarrolló un internado como el mencionado
anteriormente, resultó que los profesores desarrollaron más actitudes reflexivas, más
conciencia del contexto de la escuela y otros indicadores de mejoría de la calidad de la
enseñanza (como el perfeccionamiento de ciertas competencias pedagógicas). Plantean que
un desempeño efectivo en la enseñanza, como en otras profesiones, requieren apropiado
cuerpo de competencias, conocimientos, insight, reflexión y entendimiento de la tarea y
la situación.
Esta forma de enseñanza se transforma, entonces, en un desafío para los formadores de
profesores y para los profesores, para que desarrollen el pensamiento de sus alumnos. Ya
que se dan roles complementarios en la enseñanza: un profesor más reflexivo educará a un
alumno más reflexivo. Esto es importante en la calidad de la educación por el mundo en
constante cambio en que vivimos, y en que la cantidad de información no es entregable,
por lo tanto a lo que hay que enseñar es a pensar: enseñar a encontrar esa información y
a hacer algo con ella. Esto también se liga con la necesidad de estimular la creatividad
en el alumno. Un profesor investigador, que constantemente esta innovando, y que no se
mantiene con prácticas obsoletas, también fomenta la creatividad en sus alumnos.
En síntesis, debe considerarse que no existe un modelo único de perfeccionamiento,
pero que para que éste se transforme realmente en un instrumento para el mejoramiento
educativo, se requiere evaluar concretamente sus resultados en los aprendizajes de los
educandos, visualizándose si existió correspondencia entre lo aprendido en la capacitación
y la aplicación en la sala de clases.
280
Capítulo 7, El Profesor
También se ha visto que es más probable que un profesor incorpore nuevas estrategias si
tiene confianza en su propia habilidad de controlar esas estrategias en la sala de clases y si
se siente capaz de influenciar el aprendizaje de sus alumnos, por lo cual se puede concluir
que es muy importante trabajar tanto la autoestima como el autoconcepto y la sensación
de eficacia en los docentes antes de tratar que incorporen nuevas técnicas.
Asimismo, los profesores aprenden nuevas técnicas mejor cuando las pueden utilizar en
la sala de clases, cuando las pueden poner a prueba y recibir retroalimentación, cuando
las pueden discutir con colegas y cuando las pueden integrar a las rutinas ya existentes
en sus salas de clases. A partir de esto surge el coaching, el cual consiste en pequeños
grupos de profesores que trabajan juntos, se observan mutuamente, se dan sugerencias
y comparten su experiencia a diario. Esta comprobado que el cambio perdura mientras
exista retroalimentación y que cuando ésta desaparece, se vuelve lentamente al punto de
partida. Así, el coaching es la manera más efectiva de evitar que esto suceda.
Las experiencias de formación y perfeccionamiento deben
encaminarse a generar en el profesor una actitud de observación y
reflexión, que sea capaz de desarrollar conocimiento, tomar
buenas decisiones, y ser un agente de cambio de la educación.
Tanto dentro del aula, como en la escuela, y, por lo tanto, en el
sistema educativo en general.
III. CONCLUSIONES
A partir de los puntos tratados en el presente capítulo resalta la necesidad de repensar el
rol del profesor en el proceso de enseñanza-aprendizaje, logrando que se haga realmente
parte de las necesidades de modificar prácticas que se han mantenido durante siglos y que
no han propiciado un mejoramiento de los procesos de enseñanza-aprendizaje.
Esto requiere aprovechar la investigación en colegios efectivos, la que muestra la
importancia de la innovación en la práctica educativa, así como la relevancia de generar
profesores pensantes, capaces de evaluar su quehacer diario y generar modificaciones a su
labor, según sean las necesidades que se le van presentando.
281
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Es éste también el desafío del perfeccionamiento, el crear las condicione para que los
profesores puedan aprender de forma cooperativa a reflexionar sobre su quehacer e
investigar nuevas estrategias.
Asimismo, propiciar las condiciones para mejorar los niveles de autoestima de los
profesores, como primer paso para lograr mejores aprendizajes en sus alumnos. Además,
erradicar aquellas expectativas y creencias que no hacen más que perpetuar el círculo del
bajo rendimiento, baja autoestima y baja motivación de logro.
IV. RESUMEN
CONCEPTOS BÁSICOS
Un profesor efectivo es aquel que logra que sus alumnos, más allá de su clase social
o entorno social, logre los objetivos de aprendizaje.
En relación a esto hay factores directos, como son la vocación, los rasgos personales
y el dominio de los contenidos, que influyen en esta efectividad.
También hay factores indirectos, como son, el clima grupal y el liderazgo
académico, que influyen el quehacer del profesor.
En una investigación en Latinoamérica aparecieron como relevantes, la función
docente, la atribución de éxito y fracaso escolar y los años de experiencia.
En cuanto a los estilos de enseñanza se ha observado que no existe uno mejor
que otro, sino que esto depende de las condiciones del proceso de enseñanzaaprendizaje, entre las que se encuentra el objeto a aprender y las características
del alumno y educador. Algunos de los estilos de enseñanza más utilizados son el
directivo, el facilitador y el colaborador.
Un modelo más flexible sobre los estilos de enseñanza, considera un continuo que
depende de los métodos, actividades, medios y materiales de enseñanza, métodos
disciplinarios, interacción profesor-alumno, grado en que el profesor favorezca
la autonomía y responsabilidad por el aprendizaje del alumno y el grado de
reflexión y cuestionamiento que propicia en sus alumnos. Estas características son
complementarias y entre ellas, y el profesor debe saber escoger las más adecuadas
al momento de planificar sus proceso de enseñanza-aprendizaje.
282
Capítulo 7, El Profesor
Aparece como una variable especialmente relevante, la autoestima de los profesores,
la cual influye en el rendimiento académico de los niños y en la propia autoestima
de los niños.
Asimismo, es especialmente relevante las expectativas sobre el éxito y fracaso de
los niños, las cuales determinan conductas diferentes en los profesores, y las cuales
a su vez determinan comportamientos en los alumnos, al responder estos a las
diferentes expectativas y conductas del profesor.
Se recalca la necesidad de mejorar los procesos de perfeccionamiento docente,
generado a partir de estos un espacio en que se desarrolle la capacidad investigativa
de los profesores, así como el aprendizaje colaborativo.
V. PALABRAS CLAVE
Autoestima
Coaching
Creencias
Enseñanza efectiva
Estilos de enseñanza
Expectativas
Factores directos
Factores indirectos
Intercreatividad
Perfeccionamiento
Prácticas pedagógicas
VI. EJERCITACIÓN
U
Si debes planificar un proceso de perfeccionamiento docente ¿qué variables
considerarías para hacer más efectivo este proceso?
U
¿Qué creencias y expectativas consideras que actualmente tienen los profesores,
que dificultan su capacidad para cambiar e innovar?
283
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
U
¿Qué características propias de la función docente marcan la diferencia entre un
profesor efectivo y uno que no lo es?
U
Refiérete a una definición más integrativa sobre el concepto de estilo de
enseñanza
U
¿Qué variables propias de su conducta y actitudes, debiera analizar un profesor
que tiene la intención de mejorar los aprendizajes de sus alumnos?
U
Si tuvieras que realizar un taller para profesores ¿qué temas incluirías? ¿por qué los
escogerías?
U
¿Qué es la intracreatividad?
U
¿Qué se entiende por un profesor investigador?
U
¿Cuáles son los desafíos actuales para los profesores?
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287
!
Capítulo 8, Familia y Escuela
Capítulo 8 :
Temas relevantes en Psicología Educacional
FAMILIA Y ESCUELA
I. INTRODUCCIÓN
La familia es el primer núcleo social del cual el hombre tiene conciencia y, durante
la historia, ha tenido distintas formas que han determinado su relación con el medio
educacional. Es así, por ejemplo, que anteriormente a la Revolución Industrial, la familia
extensa y tradicional era la más común. Como la madre permanecía en el hogar, era
ella quién cumplía las tareas de cuidado de los hijos, formación básica, entrenamiento,
orientación. La familia era responsable de la salud mental y física de sus hijos.
En los momentos actuales, en cambio, se han generalizado una serie de instituciones que han
suplido muchas de estas tareas de la familia, la cual ya no está capacitada para cumplirlas. Es
así que la educación ha pasado a manos de instituciones escolares, que satisfacen necesidades
que la familia ya no logra. Existen actualmente dos instituciones, familia y escuela, que se
ocupan del proceso educativo. La escuela se encarga de los procesos más colectivos, mientras
que la familia presta una atención más individual. Asimismo, no puede desestimarse la gran
fuerza que están teniendo los medios de comunicación de masas en el proceso educativo, los
cuales informan e influyen a través de sus canales comunicacionales.
Otras diferencia a la que se refieren Velazquez y Loscertales (1987), es que la familia
satisface predominantemente las necesidades emocionales de los niños. El núcleo familiar
le sirve al niño de punto de referencia, donde establece sus relaciones más íntimas. En
cambio, la escuela satisface también necesidades intelectuales, pues se espera que el
profesor, no sólo acepte a los niños y respete su emocionalidad, sino que también logre
enseñar, de manera que propicie el aprendizaje en sus alumnos.
Es importante considerar estas diferencias y no visualizarlas como tareas contrarias e
incompatibles, sino por el contrario visualizar la posibilidad de trabajar juntos para
satisfacer ambas necesidades en los niños. Es así que las instituciones escolares han
sentido la necesidad de organizar conferencias, jornadas de trabajos con los padres, etc.
Asimismo, invitarlos a participar en actividades de la escuela. Por otra parte, los padres,
también han sentido la necesidad de participar y han creado Centros de Padres, por
ejemplo.
289
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Por lo tanto, actualmente, cobra gran importancia el tema de la familia y su rol dentro
de la labor educativa. Esto guarda relación con la pregunta de si las escuelas deben
funcionar como organizaciones autónomas que no deben incorporar a la familia dentro de
su quehacer o si, por otra parte, resulta relevante incluir a los padres dentro de su labor,
generando una relación colaborativa que propicie la búsqueda de objetivos compartidos
y un trabajo conjunto en beneficio de los aprendizajes de sus hijos. Éste será uno de los
temas a ser a tratar en este capítulo, considerando los aportes de la Psicología Educacional
en relación a qué aspectos debieran considerarse para generar esta relación colaborativa y
cuál es su importancia en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Asimismo, este tema cobra más fuerza cuando se consideran los aportes de diversas
investigaciones que estudian la relación entre variables de la familia y el rendimiento de
los niños, pues sus resultados muestran la incidencia de variables de la familia, como la
intencionalidad pedagógica de los padres, sus actitudes ante la educación o su nivel de
escolaridad. Por esto, este tema también será abordado en este capítulo, pensando que la
consideración de estas variables puede ayudar a la labor de los educadores y aportar en la
generación de programas de mejoramiento educativo.
II. TEMAS RELEVANTES
,QÁXHQFLDGHYDULDEOHVGHODIDPLOLDHQHOUHQGLPLHQWR\
adaptación escolar del niño
,QÁXHQFLDGHOD(VWUXFWXUD)DPLOLDU
Hay diversas investigaciones que estudian la relación entre estructura familiar y
rendimiento escolar y adaptación escolar del niño. Se entiende por estructura familiar, la
composición de la familia, es decir si el niño vive con ambos padres o sólo con uno de ellos.
Es así como diferencian entre familias intactas (ambos padres), familias reconstituidas
(uno de los padres vuelve a formar pareja, luego de una separación o divorcio) y familias
uniparentales.
Entre estos estudios y autores, algunos de ellos (Blechman, 1982; Bernard y Nesbitt,
1981; Lowery y Settle, 1985; Stober, 1980; Berthold y Kelly, 1979; Lowenstein y
Koopman, 1978, Luepnitz, 1979; Atkinson y Ogston, 1974) plantean que el divorcio
y la separación de los padres no tiene efectos negativos sobre el desarrollo de los hijos y
su rendimiento. Otros estudios, sin embargo, plantean que el divorcio sí tiene efectos
290
Capítulo 8, Familia y Escuela
negativos sobre los hijos y su rendimiento (Lamb, 1977; Hodges y cols., 1983; LeCorgne
y Laosa, 1976; Delaney y cols., 1984; Hoffman, 1973; Santrock, 1975; Fry, 1983; Fry y
Grover, 1982; Guidubaldi y cols., 1986; Shinn, 1978; Entwisle, 1986; Amato y Keith,
1991, Downey, 1994, Entwisle y Alexander, 1995, Heiss, 1996 citados en Jacobs y
Harvey, 2005).
Estas investigaciones plantean que los niños de familias intactas rinden mejor
académicamente que los niños de familias uniparentales; pero a su vez los niños de familias
reconstituidas obtenían también mejores desempeños. Esto indicaba que las familias
reconstituidas (que tenían mejores rendimientos que las uniparentales) servían como un
ambiente "sanador" que ayudaba a rescatar a los niños de la disolución familiar. Por otra
parte, otras investigaciones mostraron que los niños de familias reconstituidas estaban
sometidos a un stress distintivo; así, el re-matrimonio funcionaría como un restaurador de
algunas áreas de pérdida, pero constituye también un sistema con problemas y desafíos
propios, al tener que adaptarse a un nuevo marco familiar (Zimiles y Lee, 1991).
Por ejemplo, la investigación de Featherstone (1992) analizó diferencias en el
comportamiento escolar y el rendimiento académico entre familias intactas, reconstituidas
y uniparental. Este autor evaluó niños entre sexto básico y primero medio (entre 11 y
17 años). Los resultados indicaron que los niños de familias intactas tuvieron mejores
evaluaciones, seguidos por los niños de familias reconstituidas y luego por las uniparentales.
Los niños de familias intactas tenían mejores promedios de nota que los otros, menos
ausencias y atrasos, eran mejor evaluados y eran considerados por los profesores como
niños con menos actitudes desinteresadas e influencias disruptivas. Así, pareciera ser que
el logro de los objetivos educativos se puede asociar a la estructura familiar. Este estudio
apoya la proposición teórica de que la presencia ininterrumpida de ambos padres marca
una ventaja para el desarrollo escolar.
Por otra parte, Zimiles y Lee (1991), quienes evaluaron una muestra de alumnos de
segundo medio, que provenían de tres tipos de familias -intactas, uniparentales y
reconstituidas- con respecto al rendimiento académico, las notas en las enseñanza media,
y la persistencia escolar (en oposición a la deserción escolar), encontraron diferencias
leves pero significativas entre los tres grupos con respecto al rendimiento académico y
a las notas. Asimismo, se encontraron diferencias mayores con respecto a los índices de
deserción escolar. Los alumnos de las familias intactas tienen menos probabilidad de
desertar que los de familias uniparentales y reconstituidas.
Más específicamente, se encontró que cuando los tres grupos contrastantes son comparados
con respecto a puntajes de rendimiento académico y notas escolares, las diferencias
291
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
atribuibles a la estructura familiar son estadísticamente significativas. Sin embargo,
mayores diferencias entre los grupos aparecen en relación a su deserción escolar. Los
alumnos de familias reconstituidas y uniparentales tienen tres veces más probabilidad de
dejar el colegio antes de la graduación que aquellos de familias intactas.
Se puede inferir entonces que los adolescentes que no viven con ambos padres naturales
tienen más riesgo de desertar. Asimismo se vio, que el riesgo es menor cuando el
adolescente vive con su apoderado del mismo sexo, y aumenta -especialmente en las
mujeres- cuando el apoderado del mismo sexo se vuelve a casar. Pero cuando el nuevo
matrimonio introduce a una figura parental (madrastra/padrastro) del mismo sexo, la
deserción disminuye.
A partir de estas investigaciones, puede verse entonces, que la variable de estructura
familiar, tiene algún grado de incidencia en el desempeño académico de los niños y
adolescentes y especialmente en su grado de adaptación al sistema escolar, lo cual se
refleja en los índices de deserción, por ejemplo. Por lo tanto, resulta relevante, en el
caso de las familias uniparentales, estudiar de qué manera revertir el fenómeno de la
separación y divorcio para que estos niños no se encuentren en desventaja en relación a
los otros niños y puedan obtener iguales resultados académicos. Esto tiene relación con
la importancia de apoyar a este tipo de familias y hacer que el fenómeno de separación y
divorcio sea lo menos traumático posible para los niños y adolescentes. Asimismo, resulta
importante considerar, como en algunos casos el hecho de que los padres vuelvan a casarse
se constituye en un fenómeno "reparador" para ellos, cuando el padrastro o madrastra
logra generar un vínculo significativo con ellos.
,QÁXHQFLDGHORVHVWLORVGHUHODFLyQIDPLOLDU
Otra variable que ha sido estudiada en su relación con el desempeño escolar de un niño y
su nivel de adaptación al sistema escolar son los estilos de relacion que existen al interior
de la familia. Es decir, la percepción que tiene el niño en relación al apoyo brindado
por sus padres y el grado de cercanía con cada uno de ellos, así como la existencia de un
ambiente grato, apoyador,en el que primen buenas relaciones interpersonales.
En relación con esto, desde la perspectiva de las teorías ecológicas y de sistemas, los
aspectos relacionales de los ambientes familiares y escolares son especialmente importantes
para el desarrollo (Moos, 1976; Sameroff, 1983). En el desarrollo social del niño, se
encontró que la calidad de las relaciones experimentadas en el hogar y en el colegio eran
un determinante importante (Moos, 1976). Es así como buenas relaciones entre padres
e hijos se han asociado con diversas medidas de desarrollo social, como bajos índices de
292
Capítulo 8, Familia y Escuela
delincuencia, buena adaptación y autoestima (Bretherton, 1985; Wachs y Gruen, 1982).
Asimismo, resultados de varios estudios muestran que a los niños que tienen una buena
relación con sus padres les tiende a ir mejor en el colegio (Dornbusch y cols., 1987;
Estrada y cols., 1987; Kurdeck y Sinclair, 1988; Rollins y Thomas, 1979).
Las experiencias familiares que se ha encontrado se asocian a la adaptación escolar han
incluyen la relación diádica y las interacciones del niño o adolescente con los miembros
de su familia. Es así que las evaluaciones que los niños hacen de las dimensiones positivas
o negativas de su relación con cada padre son predictores significativos de la adaptación
escolar (Biller, 1982; Forehand, et al, 1986; Hetherington y Clingempeel, 1992; Starkey,
1980; Steinberg, et al, 1991), como también lo son las percepciones que los jóvenes
tienen del grado en que reciben apoyo adecuado de parte de los miembros de su familia
(Dubow y Tisak, 1989; Rowlison y Felner, 1988).
Otros aspectos en relación a la dinámica familiar que han resultado significativos, han
sido, el grado en que el ambiente familiar se caracteriza por el orden y la rutina (Nelson,
1984), y el nivel relativo de autonomía y control que caracteriza las relaciones familiares
y los estilos parentales (Dornbusch y cols., 1987; Nelson, 1984).
Pulkinen (1982, en Crouter, 1990), por su parte, encontró que los padres más centrados
en sus hijos, que se comunicaban frecuentemente con ellos, que mostraban interés por
sus actividades diarias y que mostraban conocimiento de dónde estaban, tenían hijos más
responsables, socialmente competentes, cercanos a sus padres y orientados hacia el logro
y el rendimiento.
El análisis de estas variables ha sido escaso en la literatura, motivo por el cual Cheung
y Lau (1985) decidieron investigar al respecto. Ellos encontraron que, entre los muchos
factores familiares y escolares relacionados con la autoestima, por ejemplo, las buenas
relaciones con ambos padres se asociaban marcadamente con una autoestima más alta en
los adolescentes chinos.
El estudio examinó cómo las relaciones con los padres y con el colegio se relacionan con
el desarrollo psicosocial y cognitivo, el autoconcepto, la delincuencia y el rendimiento
académico de estudiantes chinos. Un total de 1668 alumnos de la secundaria fueron
estudiados, y los resultados muestran que las buenas relaciones con los padres se asocian
con mejores autoconceptos generales, académicos, de apariencia, social y de habilidades
físicas. En cambio, pobres relaciones con los padres se asociaron con mayores índices de
delincuencia autoreportada, así como con más récords escolares de mala conducta (Lau y
Leung, 1992).
293
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Por otra parte, en cuanto al desempeño académico, la relación con los padres se asoció
mínimamente a las notas escolares. Buenas relaciones con padres se relacionaron con
puntajes más altos en Inglés, sólo para las niñas. Es así que el estudio apoya la tesis de
que la relación padres-hijos tiene un efecto más próximo sobre el autoconcepto del niño
y los índices de delincuencia, que con el desempeño escolar.
Por otra parte, otro estudio (Dubois, Eitel y Felner, 1994), investigó la relación entre
experiencias familiares y ajuste o adaptación escolar a través de un estudio longitudinal
de 159 niños de cuarto y sexto básico. Las evaluaciones del área familiar incluyeron
medidas de la percepción del apoyo general recibido por los miembros de la familia,
varias dimensiones del ambiente familiar y relaciones con cada padre. Las medidas del
ajuste o de la adaptación escolar incluyeron notas, frecuencia de inasistencia y autoreporte
del autoconcepto académico. Los resultados mostraron que las relaciones padre-hijo y la
organización familiar se relacionaron significativamente con los índices de adaptación
escolar obtenidos en el seguimiento dos años más tarde.
Específicamente, las evaluaciones de relaciones familiares, organización y apoyo se
relacionaron con niveles más altos de autoconcepto académico, mientras que las
evaluaciones de rechazo por parte de los padres se asociaron a puntajes más bajos en las
medidas de adaptación escolar. A la vez estas variables se relacionaron con el rendimiento
académico.
Estas últimas medidas pueden indicar qué dimensiones de la experiencia familiar del joven
son especialmente importantes para la adaptación académica. Un nivel relativamente
alto de organización en la familia, por ejemplo, puede asociarse a variadas prácticas en el
hogar que directamente facilitan el rendimiento académico, tales como tener un horario
regular y un encuadre apropiado en donde hacer las tareas cada día. La organización en el
hogar también puede ayudar a reducir el stress en la vida del niño o adolescente fuera del
colegio, contribuyendo así al éxito académico.
Asimismo, las relaciones fuertes y de apoyo con los padres podrían asociarse a varios tipos
de interacciones padres-hijos que facilitan resultados académicos positivos (Maccoby y
Martin, 1983). Por ejemplo, relaciones positivas entre padres e hijos podrían proveer
una valiosa fuente de ayuda adulta en las tareas escolares para los niños. Un lazo fuerte
con los padres también puede facilitar el éxito en la escuela a través de otros mecanismos
menos directos, tales como servir de fuerza disuasiva contra la emergencia de patrones
de conductas delictuales (por ejemplo, faltar a clases sin permiso) que se asocian
estrechamente con dificultades académicas.
294
Capítulo 8, Familia y Escuela
Esto parece mostrar que el hecho de que un niño o adolescente perciba que la relación con
sus padres es más fluida y positiva, influye en el concepto de si mismo, pues esto le daría una
mayor seguridad y fortalecería su autoimagen. Sin embargo estas investigaciones aún no
arrojan suficiente información como para asegurar que estas mejores relaciones generarían
mejores rendimientos. Aún falta investigación al respecto.
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Educación
Una de las variables que mayormente ha sido estudiada en relación al rendimiento de
los niños y su adaptación, son las actitudes o conductas de los padres en relación a la
educación. Estas actitudes tienen que ver con la disposición y compromiso de los padres
en relación a la educación de sus hijos, sus expectativas en relación a su desarrollo escolar
y su disposición a otorgarle apoyo para un mejor rendimiento.
Un estado del arte realizado en la CEPAL (Arancibia, 1995), el cual revisó 47 estudios
que relacionan el rendimiento académico con distintas variables, tanto de la familia,
como del niño y la escuela, encontró que 30 de ellos estudian variables de la familia, de
los cuales resaltan los que se refieren a actitudes de los padres, es decir conductas que los
padres realizan en relación a sus hijos, que guardan estricta relación con su educación.
Estas variables van desde el apoyo dado por los padres, hasta el gasto en educación,
entrega de recursos educacionales en el hogar, etc.
Los resultados de estos estudios mostraron, que la variable apoyo dado por los padres a
las labores escolares resulta significativa en tres de los cinco estudios que la consideraban
(Reed y Wu,1994; Pitinuwat, 1994; Pitinuwat y Reed, 1994). Esto nos muestra una
tendencia en el sentido de que, al parecer, habría una influencia importante de la actitud
de los padres en relación a dar apoyo a sus hijos, especialmente en lo relacionado al
ámbito escolar. El acoger a los hijos, escucharlos, darles la sensación de protección y
sustento psicológico influiría en la seguridad con que los niños enfrentan la vida escolar
y, por ende, en su capacidad para enfrentar la tarea de rendir adecuadamente.
Otras variables que resultaron significativas fueron: la ayuda dada por los padres, la
presión para un buen desempeño escolar, el refuerzo dado a las notas y expectativas
de un buen rendimiento de su hijo (Pitinuwat y Reed, 1994; Reed y Uto, 1994). De
este grupo de variables los estudios revisados dan una cierta valoración a los procesos
afectivos intrafamiliares en relación al desempeño escolar. Las tendencias muestran que
las actitudes positivas de apoyo y ayuda colaboran a que los niños se desempeñen mejor
en la escuela.
295
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
La sensación de protección y confianza de parte de los padres entrega a los niños herramientas
para desenvolverse en un medio distinto del hogar, en donde el desempeño y el éxito es
sumamente valorado, es por ello que resulta interesante ver cuál es la influencia real de
estas actitudes en relación al rendimiento. Sin embargo, algo importante de considerar
es que la variable presión, tiende a correlacionarse en sentido negativo, es decir el otorgar
demasiada presión a un niño para que obtenga resultados académicos satisfactorios,
tiende a generarle tensión y provoca peores rendimientos.
En relación a esto pueden considerarse los resultados obtenidos en un estudio realizado
por la UNESCO (Arancibia y Rosas, 1994) en siete países latinoamericanos, en el
cual se observó que aquellas madres que asistían mayor cantidad de veces el colegio, o
supervisaban excesivamente las tareas y estudio de sus hijos, sus hijos obtenían peores
rendimientos en las áreas de lenguaje y matemáticas. Sin embargo, ésta es una variable
que merece mayor investigación, porque pudiera hipotetizarse que en el caso de estos
niños, son quizás sus peores rendimientos lo que lleva a una mayor presión de la familia,
lo que a su vez no mejora el rendimiento y así se mantiene el círculo vicioso de los bajos
rendimientos.
Por su parte, otra variable que merece especial atención es la referida a los recursos
educacionales en el hogar, la cual está estrechamente relacionada con el gasto en educación.
La importancia de esta variable está dada por la prioridad y valoración que se da al trabajo
intelectual asociado a la escuela, la presencia de libros y útiles escolares básicos, el proveer
de recursos educacionales y el gastar en educación privada (considerada tradicionalmente
de mejor calidad). Un ejemplo de esto es el estudio realizado en Colombia por
Psacharopoulos y otros (1991) quienes encontraron que el número de libros en el hogar
incide sobre el rendimiento.
Asimismo, la presencia de recursos educacionales en el hogar también está referido a
la entrega de recursos intelectuales por parte de los padres, Pitinuwat y Reed (1994)
encontraron que existía una correlación negativa en relación a padres que entregaban
abundantes recursos intelectuales, esto es interesante puesto que al parecer se ejercería
una cierta presión por parte de los padres al transmitir estos recursos. Una hipótesis
apunta a que los niños podrían tender a sobreestimar este aspecto al venir de sus padres,
quienes son sus modelos más directos. Sería interesante indagar qué imágenes tienen
los hijos de sus progenitores en este punto porque ello podría estar influyendo en estos
resultados.
Por último, otro resultado significativo encontrado en este estudio fue el dado por la
variable de expectativas y aspiraciones de los padres, respecto al nivel educacional de
296
Capítulo 8, Familia y Escuela
sus hijos (Himmel, 1984). Las expectativas se refieren al curso o nivel educacional que
creen los padres que alcanzarán los hijos y las aspiraciones refieren al nivel educacional
que les gustaría llegaran sus hijos. En ambas variables se encontraron coeficientes de
correlación bastante altos con el rendimiento académico de los alumnos, lo que podría ser
un principio explicativo a la influencia de las actitudes de los padres en el rendimiento
escolar. Asimismo, otras investigaciones encontraron que las expectativas educacionales
de los padres hacia sus hijos tienen una correlación significativa con el buen desempeño
escolar (Fejgin, 1995; Seginer, 1983, Alexander et al, 1997, Wright et al, 1997, Ma,
2001, citados en Jacobs y Harvey, 2005; Hung y Marjoriebanks, 2005), lo que confirmaría
lo planteado por Himmel en su estudio en Chile y corroborado por el estudio de la
UNESCO (Arancibia y Rosas,1994), en siete países latinoamericanos,
Por otra parte, existe una serie de estudios que han revisado la influencia de variables
familiares en la orientación motivacional de sus hijos, con el supuesto de que una
orientación motivacional intrínseca y un locus de control interno se convierte en un
mediador para el niño que le permite una mejor adaptación escolar y por ende un mejor
rendimiento académico.
El estudio de Ginsburg y Bronstein (1993), por ejemplo, encontró que una mayor
supervisión de las tareas de los niños, reacciones parentales a sus notas, poco
compromiso, refuerzos extrínsecos y estilos familiares sobre-controladores o demasiado
poco controladores, se relacionaron con una motivación extrínseca y bajo rendimiento
académico en los niños. Por el contrario, el incentivo parental frente a las notas recibidas
por los niños se asoció a la motivación intrínseca, y estilos familiares apoyadores de la
autonomía se asociaron a motivación intrínseca y desempeño académico alto.
Es así que investigaciones han demostrado la importancia de la orientación motivacional
a través de la asociación de la motivación intrínseca con el autoconcepto, locus de control
interno y baja ansiedad académica, así como con comportamientos competentes, tales
como, curiosidad, creatividad, exploración, persistencia en las tareas y preferencia por
los desafíos (Amabile, 1979; Boggiano, Main Y Katz, 1988; Deci, Nezlek y Sheinman,
1981; Harackiewicz, 1979; Harter y Connell, 1984; Ryan, Mims y Koestner, 1983, en
Ginsburg, 1993). Además, la orientación motivacional juega un rol importante en el
rendimiento académico, el aprendizaje, los sentimientos de competencia académica, y las
percepciones de causalidad para los éxitos y fracasos académicos (Dweck y Elliot, 1983;
Grolnick y Ryan, 1987; Harter y Connell, 1984, en Ginsburg, 1993).
Asimismo, los estudios han mostrado la importancia del ambiente en el desarrollo de esta
orientación motivacional de los niños. Deci y Ryan (1980, 1985, en Ginsburg, 1993)
297
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
han propuesto que los ambientes que proveen desafíos óptimos, una retroalimentación
que promueve las competencias, y un apoyo para el comportamiento autónomo, facilitan
el desarrollo de la motivación intrínseca. Por otro lado, ambientes con aspectos más
controladores, tales como uso de refuerzos (Greene, Sternberg y Lepper, 1976), fechas tope
(Amabile, DeJong y Lepper, 1976) o vigilancia (Lepper y Greene, 1975; Plant y Ryan,
1985) van a debilitar la motivación intrínseca y fomentar la motivación extrínseca.
Sin embargo, no existe demasiada investigación en torno a cómo los agentes socializadores,
como los padres, influyen en el desarrollo de la orientación motivacional. Baumrind
(1967, 1971) encontró que los padres con autoridad (que ejercen control firme sobre las
reglas y las malas conductas, fomentan la individualidad de sus niños y la comunicación
abierta, y son cálidos y cariñosos), tenían hijos preescolares más sociables y auto-motivados
que los padres autoritarios (enfatizan la obediencia, la conformidad y el respeto a la
autoridad, con poco apoyo y afecto) y los permisivos (hacen pocas demandas a los niños,
no confrontan las malas conductas ni ejercen control sobre las reglas, y son cálidos y
aceptadores). Asimismo, Dornbusch, Ritter, Leiderman, Roberts y Fraleigh (1987,
en Ginsburg, 1993) encontraron que los alumnos de enseñanza media con padres con
autoridad -donde se destaca la comunicación democrática- presentaban notas más altas
que los hijos adolescentes de padres autoritarios o permisivos.
Dornbusch, Elworth y Ritter (1988) encontraron que los adolescentes que reportaban que
sus padres respondían a las notas que se sacaban con refuerzos extrínsecos o castigos, o que
no se involucraban, ejercían menos esfuerzo en la escuela y tenían un promedio de notas
más bajo; por otro lado, el incentivo parental en relación a las notas, se correlacionaba
positivamente con el esfuerzo y el rendimiento académico de los adolescentes. Grolnick y
Ryan (1989) encontraron que el apoyo parental hacia la autonomía del niño (por ejemplo,
enfatizando independencia en vez de obediencia, usando razonamiento en oposición al
castigo e incluyendo a los niños en la toma de decisiones) se relacionaba positivamente
con la regulación auto-iniciada en la sala de clases, competencias percibidas y rendimiento
académico.
A partir de estos antecedentes Ginsburg y Bronstein (1993) examinan tres factores
parentales/familiares en relación a la orientación motivacional intrínseca/extrínseca en
la clase y rendimiento académico de alumnos de quinto básico: vigilancia parental de
las tareas escolares para la casa, reacción parental a las notas buenas y malas, y estilos
de interacción familiar que reflejan dimensiones particulares del comportamiento
parental.
298
Capítulo 8, Familia y Escuela
Sus resultados, fueron los siguientes:
1.
La vigilancia parental de las tareas se relaciona negativamente con la motivación
intrínseca y el desempeño escolar.
2.
Las reacciones parentales a las notas que incluyen control negativo -crítica,
castigo-, estar poco involucrado o comprometido, o refuerzo extrínseco, se
relaciona negativamente con la motivación intrínseca y el rendimiento académico;
el incentivo parental se asocia positivamente con las mismas variables.
3.
Estilos familiares apoyadores de la autonomía, se asocian positivamente con la
motivación intrínseca y el rendimiento académico, mientras que los estilos
familiares que son sobrecontroladores, o demasiado poco, controladores, se
relaciona negativamente con las mismas variables.
Es así como, mientras más involucrados estaban los padres en supervisar las tareas,
ayudarle a los niños en ellas, recordarles que las hagan, e insistir que las terminen, más
reportaban los niños depender de fuentes externas para guiar y evaluar su comportamiento
académico, y sus notas y puntajes de rendimiento eran más bajos. Además, estos niños
fueron evaluados por los profesores como con menos iniciativa, autonomía, persistencia y
satisfacción en sus trabajos escolares.
En este estudio, la vigilancia parental se conceptualizó como una comunicación
demasiado controladora; esto es importante, ya que hay evidencia de que el compromiso
parental -es decir, que estén involucrados con sus hijos-, en un sentido más amplio, tiene
implicancias positivas para los niños en términos de su desarrollo cognitivo, conductual
y psicológico. A raíz de los hallazgos de este estudio, se sugiere que se examine las formas
en que los padres se pueden involucrar en el trabajo escolar de sus hijos sin ser demasiado
controladores. Lo primero quizás sería determinar qué aproximaciones específicas usan
los padres y madres que están positivamente comprometidos e involucrados para motivar
a sus hijos. Tales aproximaciones podrían incluir invitar al niño a participar en la toma
de decisiones, alabar a los niños por sus capacidades (Bronstein y cols., 1992), plantear las
expectativas en una forma no desafiante y sugiriendo más que dirigiendo (Koestner y cols.,
1984), tomando en cuenta los sentimientos y las necesidades de los niños, ayudándolos
a expresar sentimientos negativos respecto a sus expectativas (Bronstein y cols., 1992;
Gnoff, 1959, citado en Koestner y cols., 1984) y otorgando la posibilidad de alternativas
y elecciones (Deci, 1975; Deci y Ryan, 1985).
Asimismo, los refuerzos extrínsecos, ofrecidos en respuesta a buenas o malas notas, se
asociaban a notas y puntajes de rendimiento académico más pobres. Mientras más se le daba
299
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
refuerzo, más recurrían los niños a criterios externos para guiar y evaluar su desempeño
escolar. Los profesores también evaluaron a los niños reforzados extrínsecamente como
menos motivados, menos contentos con su trabajo escolar y menos persistentes en las
tareas. Estos resultados son consistentes con los de Dornbusch y cols, (1988), quien
encontró una relación negativa entre refuerzo extrínseco y notas y esfuerzo escolar en
alumnos de enseñanza media.
Entonces, pareciera apropiado concluir que el refuerzo parental frente a las notas debilita
la capacidad de los niños de confiar en sus propias opiniones acerca de qué trabajos hacer,
la capacidad de juzgar su éxito o fracaso en situaciones académicas, y su desempeño
académico.
También parece que incentivar a los niños a través de elogios por su habilidad y trabajo
beneficiaría directamente el desarrollo de la motivación intrínseca en los niños. Más
específicamente, los niños que percibían que sus padres los incentivaban tendían a preferir
los desafíos a las tareas fáciles, eran curiosos, les interesaba aprender y les gustaba resolver
problemas por sí solos. Tales niños también confiaban en su propio juicio para evaluar
cuán bien les estaba resultando el trabajo escolar.
Además, los niños del presente estudio que provenían de familias que perciben que su
felicidad y su destino proviene de fuerzas externas o desconocidas, tendían a: (1) confiar
en fuerzas externas para juzgar su éxito/fracaso en el colegio, (2) preferir tareas fáciles
más que desafiantes, (3) trabajar para complacer al profesor, (4) ser menos curiosos
e interesados en las tareas escolares, y (5) depender más de la asistencia del profesor.
Además, estos niños fueron evaluados por los profesores como con menos motivación,
persistencia y satisfacción en el trabajo escolar. Finalmente, estos niños recibían notas y
puntajes de rendimiento más bajo.
Esto puede relacionarse con el hecho de que los padres con locus de control externo
fracasen en enseñarle a sus niños la relación entre el comportamiento y sus consecuencias,
o incluso pueden enseñarle que la conducta no se relaciona con los resultados; así se
fomentaría un locus de control externo que podrían llevar a la desesperanza aprendida.
En cuanto a otras variables del estilo familiar, los niños de familias laissez faire, con reglas
inconsistentes y poco claras, y los niños de familias autoritarias, tendían a ser evaluados
por los profesores como menos motivados, menos persistentes y menos satisfechos con el
trabajo escolar. Esto concuerda con otros estudios que muestran que los niños de familias
permisivas y autoritarias son menos independientes, socialmente menos responsables, y
rinden menos en el colegio que los niños de familias democráticas (Bronstein y cols., 1992;
300
Capítulo 8, Familia y Escuela
Donrbusch y cols., 1987; Grolnick y Ryan, 1989; Steinberg y cols., 1989; Baumrind,
1967, 1971).
Por otra parte, Grolnick y Slowiaczek (1994), llegan a resultados similares en su intento de
generar un modelo que considere algunas de estas variables, especialmente el compromiso
parental, en la generación de un determinado estilo motivacional en los niños.
Ellos sugieren una conceptualización del compromiso de los padres con la educación
escolar de sus hijos que integra constructos evolutivos y educacionales, y que incluye
tanto una definición general como dimensiones específicas. El compromiso parental,
dentro de este marco, se define como la dedicación de recursos por parte de los padres, a
los niños, dentro de un dominio dado. Esta definición reconoce que hay una diferencia
entre el compromiso general del padre con el niño, y el compromiso con la educación
del niño. Debido a los valores, compromisos de horarios y disponibilidad de recursos
de los padres, ellos pueden elegir, o verse forzados a, dedicar sus energías a los distintos
dominios en forma diferencial (por ejemplo, al colegio, a las actividades sociales, los
deportes).
La naturaleza del compromiso parental es multidimensional, ya que pueden considerarse
varios recursos. Los padres pueden demostrar su grado de compromiso, o el grado en que
están involucrados en la educación escolar de sus hijos, a través de tres dimensiones:
1.
Demostración del compromiso a través de la conducta, asistiendo al colegio,
participando en actividades, tales como reuniones con apoderados, etc. Si el niño
percibe experiencialmente este compromiso, el padre estaría modelándole al niño
la importancia del colegio; por lo demás, tal comportamiento le permitiría al
padre contar con información que le sirve para poder ayudar al niño, y al profesor
le causa una impresión que repercute en su acción (por ejemplo, puede prestarle
más atención a un niño cuyo padre está comprometido).
2.
Compromiso personal, que incluye la experiencia afectiva que tiene el niño de que
sus padres se preocupan por el colegio, y de que tiene y disfruta de las interacciones
con sus padres en relación al colegio. Tal percepción puede generar un sentimiento
positivo hacia el colegio y al niño.
3.
Compromiso cognitivo/intelectual, implica exponer al niño a actividades
cognitivamente estimulantes y a materiales tales como libros y eventos actuales.
Esto ayudaría a acercar la familia con el colegio en la medida que el niño puede
practicar habilidades útiles para la escuela.
301
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
En relación a este compromiso autores como, Epstein (1989), sugieren que el compromiso
de los padres puede mostrarle al niño la importancia de la educación, lo cual puede llevar
a que le niño tenga una conducta más responsable e independiente en el colegio. Otro
impacto posible puede ser a través de la actitud del niño hacia sí mismo. Por ejemplo, un
niño que percibe a su padre como comprometido puede también sentirse más competente.
El compromiso también puede tener efectos directos sobre el rendimiento a través de la
ayuda en los estudios y la estimulación de mayores competencias.
Grolnick y cols. (1991), sugieren, tal como se mencionó anteriormente, que el
comportamiento de los padres no afecta a los niños sólo a través de la construcción de
habilidades, como se ha asumido tradicionalmente, sino que a través del impacto sobre
las actitudes de los niños y sus motivaciones relacionadas con el colegio. Basándose en
esto, los autores relacionan el compromiso parental con el desempeño a través de las
cualidades motivacionales de los niños. Ellos identifican recursos motivacionales internos
cruciales para el comportamiento intencional y el éxito académico:
1.
Comprensión del control: entender cómo los resultados se relacionan con su
comportamiento (Skinner, Welborn y Connel, 1990).
2.
Competencias percibidas: el niño debe percibirse a sí mismo como competente,
para poder realizar ciertas actividades (Bandura, 1977; Hartley, 1982).
3.
Autorregulación: los niños deben percibir su comportamiento como autónomo o
elegido (Ryan y Connell, 1989).
Es así que se hipotetiza que el compromiso parental va a tener las relaciones más fuertes
con el desempeño escolar a través de la relación con los recursos internos del niño.
Grolnick y Sloawiaczek (1994), realizaron una investigación dentro del marco teórico
recién expuesto donde se evaluaron y relacionaron diversos factores del compromiso
parental (comportamiento, personal y cognitivo) con el desempeño escolar y la
motivación (autorregulación, competencias percibidas y comprensión del control
de sus hijos). Los resultados indicaron que los padres evaluados eran relativamente
comprometidos-involucrados, especialmente en términos de su comportamiento y de sus
recursos personales, y menos en actividades cognitivo-intelectuales. Las madres eran más
comprometidas que los padres, y había una relación entre el compromiso de la madre y
el padre, de manera que los niños que tenían madres más involucradas también tenían
padres más involucrados.
302
Capítulo 8, Familia y Escuela
Además, el patrón de correlaciones sugiere que efectivamente existen múltiples
dimensiones del compromiso parental, en vez de un constructo general único. Los tres
factores de compromiso de la madre y del padre se correlacionaron significativamente
con cada una de las medidas de motivación y desempeño, con la excepción de los recursos
personales y la comprensión del control para madres y padres.
Se encontraron asociaciones indirectas entre compromiso parental y desempeño a través de
los recursos motivacionales, aunque sólo para algunos tipos de recursos motivacionales y
algunos tipos de compromiso parental. El compromiso conductual y cognitivo predijeron
dos de los recursos motivacionales, competencias percibidas y comprensión del control,
que predijeron el desempeño escolar.
El hallazgo de que estos recursos motivacionales mediatizan la relación entre el ambiente
y los resultados apoya la literatura emergente, en que las actitudes y creencias que tienen
los niños acerca de sí mismos en el colegio son determinantes poderosos del éxito escolar
(por ejemplo, Grolnick, 1990).
Los autores especulan acerca de cómo el compromiso conductual y cognitivo/intelectual
se relacionan con la competencia percibida y la comprensión del control. Con respecto
al comportamiento, los padres que van al colegio y participan en actividades escolares
pueden estar modelando tanto la importancia del colegio como una forma de manejar
las situaciones -una forma que implica activamente averiguar cosas y confrontar los
problemas-. Tal comportamiento puede afectar la motivación en varias formas. Primero,
los niños cuyos padres se comportan como si el colegio fuera importante pueden sentir
que lo hacen porque ellos, los niños, son importantes. Segundo, el padre o la madre
puede estar comunicándole al hijo una estrategia para manejar el colegio -una estrategia
en que el individuo, en este caso el padre o la madre, tiene el poder para controlar los
resultados y crear cambios-. Cuando tal mensaje es comunicado al niño, éste puede ver
los resultados escolares como más controlables.
A su vez, la exposición de los niños a actividades intelectuales/cognitivas, y su participación
en ellas, pueden acercar al niño el colegio al hogar, y hacer que tales actividades parezcan
más conquistables. Se desprende que niños que tienen tales experiencias en la casa se
pueden sentir mejor capacitados para manejar y controlar actividades en el colegio. La
mayor estimulación cognitiva a la que están expuestos los niños de alto rendimiento en
sus casas, puede explicarse, entre otras cosas, por los niveles educacionales adquiridos
por sus padres, ya que estudios como el de Jacobs y Harvey (2005) han encontrado una
alta correlación positiva entre los altos niveles de escolaridad parental y el rendimiento
de sus hijos.
303
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Lo recién expuesto son explicaciones posibles que muestran el efecto de los padres sobre
los hijos; pero también es posible hacer especulaciones acerca de cómo los hijos influyen
sobre los padres. Dentro de ese contexto, se puede pensar que los niños que sienten que
controlan los resultados escolares pueden empujar a sus padres para que éstos se involucren
activamente en el colegio. No es inconcebible que los niños más motivados puedan sugerirle
a los padres que hagan actividades tales como ir a la biblioteca. También es posible que
la relación entre compromiso, motivación y rendimiento indique relaciones circulares,
en que la motivación alimenta el compromiso parental, y el compromiso alimenta la
motivación, que a su vez alimenta el desempeño. Otra explicación interesante para los
resultados es que, temprano en la enseñanza, el compromiso parental afecta la motivación,
y más tarde, tanto el compromiso parental como la motivación independientemente o
incluso interactivamente alimentan el rendimiento.
También se encontró una relación directa -significativa pero leve- entre el comportamiento
de las madres y el desempeño escolar de los niños. Esta asociación es consistente con otros
estudios que definen el compromiso parental en términos del nivel de actividad de la
madre en el colegio (por ejemplo, Stevenson y Baker, 1987). Epstein (1988) sugiere
que los padres que van al colegio, conocen y se juntan con los profesores, hace que sea
más probable que el colegio se interese en ayudar a los niños que aquellos que no van al
colegio. Los padres que conocen a los profesores también pueden tener una percepción
más realista acerca de los objetivos que el profesor tiene para el niño, y por lo tanto,
pueden estar mejor preparados para ayudar al niño. Una explicación alternativa es que el
efecto directo representa la respuesta de la madre al desempeño escolar del niño, en otras
palabras, las madres se comprometen e involucran más en la educación de sus hijos como
resultado de las buenas notas del niño. Esta retroalimentación sugiere un círculo en que
el apoyo parental mantiene el desempeño del niño y es consistente con la estabilidad
relativa del desempeño escolar de los niños.
Todos estos resultados parecen mostrarnos que la motivación intrínseca y el locus de
control son variables centrales para un mejor rendimiento del niño, pero sin embargo no
podemos dejar de considerarlas alejadas de lo que son las variables familiares, pues éstas
determinan la conformación de estos aspectos en el niño. Por lo tanto hay que actuar
también a nivel de la familia para estimular un locus de control interno en el niño y una
motivación intrínseca.
Congruente con estos resultados, aparece también que las variables familiares se relacionan
con una mejor autoestima, la cual resulta gatillante de mejores rendimientos (Grolnick,
1991).
304
Capítulo 8, Familia y Escuela
Por lo tanto estas variables se transformarían en herramientas internas del niño y las
actitudes de los padres en procesos mediadores para el desarrollo de estos recursos
internos, los cuales generarían a su vez mayores estándares de rendimiento.
,QÁXHQFLDGHOD(VFRODULGDGGHORV3DGUHV
Otra variable comúnmente asociada al rendimiento de los niños es la influencia de la
escolaridad de los padres, con el supuesto de que padres más educados, generarían un
ambiente familiar más orientado a lo educacional, tendrían una mayor valoración de las
oportunidades educacionales y poseerían mayores herramientas para ayudar a sus hijos
con las tareas escolares. Asimismo, estarían más capacitados para suministrarles recursos
educacionales y tendrían una mayor intencionalidad pedagógica.
En un estudio realizado por la CEPAL (Arancibia, 1995), que revisa cuarenta y uno
estudios que relacionan distintas variables con el rendimiento académico, encontraron
que trece de ellos lo relacionaban con la escolaridad de los padres.
En nueve de ellos se encontró relación entre la educación de los padres y el rendimiento
escolar. Entre los estudios que resultaron significativos está el de Palafox y otros (1994)
quienes encontraron que había relación entre la educación del padre y el rendimiento
en Español así como en el rendimiento en Matemática. Fejgin (1995), por su parte,
logró determinar que la educación de los padres tiene un fuerte efecto en los resultados
obtenidos por los alumnos en Matemática; lo mismo ocurre en el estudio realizado por
Prawda y Velez (1992), quienes vieron que la educación del padre y el rendimiento
en Español y Matemáticas serán significativos. Por su parte, Herán y Villarroel (1990)
indicaron que la educación de los padres se relacionaba de manera importante con el
rendimiento (dicha conclusión fue extraída del análisis porcentual del nivel educacional
alcanzado por los padres y el desempeño escolar de sus hijos). Del mismo modo McGinn
y otros (1992) encontraron que los estudiantes promovidos tienen más probabilidad de
que al menos uno de sus padres sepa leer y escribir. El promedio de años de escolaridad
tiende a ser mayor en padres de alumnos promovidos.
En este aspecto el estudio de Rama (1991) presenta interesantes reflexiones. Por una parte
establece la relación encontrada por los otros autores en cuanto a la relación existente
entre escolaridad de los padres y el desempeño escolar de los hijos, pero asigna mayor
importancia a la escolaridad de la madre. Mientras más bajo sea el nivel instruccional
de la madre peores son los resultados de sus hijos en pruebas de idioma español y
Matemática. Por ejemplo, los hijos de madres con primaria incompleta se encuentran en
un 34% en los peores puntajes en idioma español y en un 30,4% en los peores puntajes
305
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
en Matemática, en contraste con el 5% que alcanza puntajes altos en Español y un 6,9%
en Matemática, sólo considerando alumnos del mismo grupo de madres. Los resultados
alcanzados por Rama son interesantes en la medida que plantea, o más bien, replantea,
la revalorización del papel socializador de la madre, siendo la que, en los grupos más
desposeídos económicamente, se encarga del cuidado y educación de los hijos en sus
primeras etapas de desarrollo. Tanto el lenguaje, como otras nociones que posteriormente
serán utilizadas en el ámbito escolar, dependen del manejo que la madre tenga de ellos.
Esto fue ampliamente corroborado por el estudio de la UNESCO (Arancibia y Rosas,
1994). En efecto, de todas las variables que afectan el rendimiento escolar, ésta aparece
como el tercer factor más importante, después del gasto que cada país hace y el nivel
socioeconómico de la familia. En este estudio de siete países latinoamericanos, la
correlación entre escolaridad de la madre y rendimiento en Lenguaje fue de .37, en
Matemática .32 y con rendimiento total .37.
En forma global se puede apuntar a que la tendencia de los estudios establece que la
educación de los padres influye en el rendimiento escolar, o al menos alguna relación
presenta. Esto debido tal vez a la interacción que se produce en la familia desde los
primeros años de vida de los niños. Padres con altos niveles educacionales tienden a
entregar a sus hijos modelos de lectura, códigos elaborados a nivel lingüístico, mayor uso
de nociones y operaciones aritméticas, lo que se va constituyendo en un funcionamiento
cotidiano y conocido para sus hijos, y al momento de encontrarse con las tareas escolares
no tienen más que sistematizar los conocimientos ya adquiridos en el hogar. Esta forma
de plantearlo es en grandes líneas, y si bien es sabido que en el proceso de aprendizaje y
adquisición de estas habilidades hay múltiples factores que influyen, esta visión no parece
alejarse mucho de lo que realmente ocurre.
Por otra parte Himmel y otros (1984) establecen como variables condicionantes del
proceso educativo los niveles culturales que tengan los padres, rescatando que éstos son
procesos y aportes que los niños traen desde antes de ingresar a la escuela. En este punto
nos encontramos con otras variables que son las denominadas variables culturales, entre
las que se incluyen etnia y nivel cultural de los padres. Cabe destacar que Fejgin (1995)
encontró diferencias entre razas distintas, siendo los de mejores resultados los judíos
por sobre blancos, negros y asiáticos. Martínez y Corral (1991) encontraron una alta
relación entre rendimiento y padres lectores. Estos estudios vuelven a fijar su atención
en la importancia de la socialización de la familia y en los niveles educacionales de los
padres, que, sin ser determinantes, inciden de manera significativa.
306
Capítulo 8, Familia y Escuela
Por lo tanto, resulta vital generar instancias para mejorar los niveles educacionales de los
adultos, lo cual sería una prioridad central a nivel de políticas estatales cuyo objetivo sea
elevar los niveles de calidad educacional.
Sin embargo, es importante considerar, que Stevenson y Baker (1987, en Grolnick,
Sloawiaczek, 1994) encontraron que la relación entre la educación de los padres y el
desempeño escolar de los niños estaba mediada casi por completo por el nivel de compromiso
de los padres. Varios estudios han demostrado los efectos positivos del compromiso de
los padres con la educación de los niños, en una amplio rango de poblaciones y edades
(Epstein, 1983; Fehrmann, Keith, & Reimers, 1987; Reynolds, 1989). Por lo tanto,
sería importante estudiar que variables psicológicas están involucradas en el efecto de la
escolaridad de los padres, para intentar entender de mejor forma el proceso que acompaña
la influencia de esta variable.
2.2 Relación Familia-Escuela: Generando una Relación Colaborativa
,PSRUWDQFLDGHLQFRUSRUDUDODIDPLOLDDOTXHKDFHUHGXFDWLYR
“La familia parece ser el sistema más eficiente y económico para fomentar y sostener el
desarrollo del niño. Sin el involucramiento de la familia, la mayoría de los objetivos
de las intervenciones fracasan, y los pequeños logros que se podrían alcanzar tienden a
desaparecer una vez que se ha discontinuado la intervención” (Bronfrenbrenner, 1974 en
HFRP, 2006).
Este texto de Urie Bronfrenbrenner nos destaca que no puede dejar de considerarse que
detrás de un niño que va a la escuela hay una familia que facilita o dificulta su adaptación
escolar. Para esto podemos considerar el sin número de variables antes enunciadas, las
cuales muestran el gran impacto de la familia sobre los resultados educacionales de los
niños. Por lo tanto, no se puede subestimar su rol en la educación.
El que los padres se involucren en la educación de sus hijos se relaciona positivamente
con el progreso escolar del niño. Hay muchas razones para esto, tal como se describió
en el apartado anterior, por ejemplo, a través de su interés en el rendimiento escolar,
los padres le demuestran al niño la importancia que le dan a la educación y a ellos
mismos como personas con futuro. Tal interés parental frecuentemente va asociado con
ofrecerles ayuda en las tareas, ir a las reuniones de padres y estar involucrado con la
escuela. Conocen a los profesores de los niños, están más dispuestos a pedirles consejo, y
los profesores se benefician ya que conocen mejor el ambiente familiar del niño y pueden
discutir problemas en que los padres pueden ayudar ( Fontana, 1981).
307
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Ante esto, surge la pregunta de cómo incorporarlos dentro de la dinámica escolar, de
tal manera que su rol se transforme en un aporte y no en un obstaculizador de la labor
educativa. Ésta es una de las constantes interrogantes que se hace el profesor, el director o
el psicólogo educacional. La respuesta pasa por utilizar de la mejor forma las herramientas
con las que cuenta el sistema escolar, como son, las reuniones de padres, las posibilidades
de realizar talleres para padres, las tareas escolares, etc.
Asimismo, intentar descubrir cuáles son las causas de que los padres no estén participando
en las escuelas, no recurriendo a juicios como “no les preocupan sus hijos”, “no les interesa
la escuela”, sino preguntarse si acaso no será que los padres se sienten pasados a llevar por
los profesores, o se avergüenzan del rendimiento de sus hijos, o de su baja escolaridad,
o puede ser que la escuela no ha encontrado la forma de impresionar a los padres y
motivarlos a involucrarse en ella.
Por lo tanto, no debe olvidarse que más allá de la utilización de medios motivantes para
los padres, hay que considerar que lo que la familia necesita es sentirse parte de un sistema,
en el que en general no participó en su planificación, un sentirse parte que requiere
fortalecer su rol, valorarlo y devolverle su responsabilidad en el proceso de enseñanzaaprendizaje, diferenciando entre su rol y el propio de la escuela. Cada uno en lo suyo,
desde sus distintos roles socializadores, pueden contribuir a que un niño logre mejores
resultados y se comprometa en su propio proceso de aprendizaje. Éste es el desafío.
Por otra parte, Karen Mapp ha revisado cincuenta y uno estudios buscando la influencia
de la relación entre el nexo familia-escuela y el rendimiento de los alumnos. Tal como ya
lo hemos visto, se encontró una relación positiva entre tener una buena relación familiaescuela y el rendimiento de los alumnos (Mapp, 2006; Henderson y Mapp, 2002). Sin
embargo, lo que más preocupaba a estos autores era intentar identificar qué tipo de
actividades o interacción que se dan entre la familia y la escuela son las que sostienen
esta correlación positiva con el rendimiento. En otras palabras, se preguntaron qué tienen
las actividades de algunas intervenciones en la relación familia-escuela que las hacen
efectivas en su influencia en el rendimiento de los alumnos.
Según Mapp (2006) la clave para que los programas familia-escuela sean efectivos es que
todo aquello que planifiquen esté conectado con el aprendizaje de los alumnos. Por ejemplo,
que las actividades orientadas a padres de niños pequeños tengan que ver con cómo ayudar
a los niños en el desarrollo de sus habilidades de lecto-escritura. Si se está trabajando con
adolescentes, las preocupaciones de los padres pueden ir en dirección a cómo lograr una
comunicación efectiva con sus hijos, y trabajar sobre la comunicación efectiva es algo que la
escuela también quiere lograr. Todas aquellas actividades que responden a las necesidades
308
Capítulo 8, Familia y Escuela
de los padres, y que a la vez están alineadas con las metas y objetivos del colegio, pueden
ser efectivas para crear una alianza familia-escuela efectiva, y cuando éstas se centran en el
aprendizaje, ciertamente afectarán el rendimiento de los alumnos.
Cuando las actividades llevadas a cabo entre la familia y la escuela se centran en el
aprendizaje, se está propiciando que las familias también se hagan responsables por
el rendimiento de los alumnos, que es, según el Harvard Family Research Project
(2006), el factor más influyente en los resultados que el niño obtiene en el colegio. Y
justamente esto pretende evitar lo que autoras como Alcalay, Milicic y Torreti (2005),
han llamado “atribución cruzada de culpas”, donde el sistema familiar y la escuela se
culpan y desvalorizan mutuamente, familias que culpan a la escuela de no educar bien
a sus hijos y profesores que atribuyen los bajos resultados académicos de sus alumnos al
bajo compromiso de la familia (Aylwin, Muñoz, Flanagan y Ermter, 2005).
Una alianza familia-escuela efectiva es aquella en la que se percibe un sentido común, una
misión compartida por los miembros de la comunidad escolar, cuyo foco está puesto en
que todos los alumnos aprendan (Perez, Bellei, Raczynski y Muñoz, 2004). Cuando hay
una misión común, los espacios de relación entre la familia y la escuela se caracterizan
por ser espacios nutritivos (y no espacios de enfrentamiento como cuando hay atribución
cruzada de culpas) y colaborativos.
2.2.2 Medios para generar una Relación Colaborativa
En relación a esto, Clifford (1981), plantea que al hablar de profesores, generalmente uno
se refiere a educadores certificados que trabajan dentro de la sala de clases. Sin embargo,
hay extensiones que pueden involucrar a los padres; los padres son profesores de sus hijos,
ya que les enseñan un rango enorme de cosas, desde abrocharse los zapatos hasta creencias
políticas. Los profesores profesionales puede llegar a enriquecer la calidad y efectividad
de la educación parental a través de: (1) compartir información acerca del rendimiento
del niño con los padres; (2) pedirle ayuda a los padres en la enseñanza de los hijos; y (3)
ofrecerle instrucción informal a los padres.
En relación al comunicar el rendimiento y el comportamiento del alumno, es
común que los padres vayan al colegio un par de veces al año a informarse sobre el niño;
se desarrollan reuniones con apoderados y profesores, se discute sobre el colegio, etc; a
veces un profesor se comunica por teléfono con un padre. Dependiendo del contenido y
del contexto de estas tradicionales interacciones padres-profesores, el comportamiento
académico o social del niño puede o no verse afectado.
309
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Para sacar provecho de estas interacciones, los profesores debieran focalizarse en conductas
deseables y no deseables de los alumnos. Las comunicaciones que sólo se refieren a aspectos
negativos del niño pueden dañar el desempeño del niño y confundir a los padres. Si los
profesores le comunican a los padres las crisis de los niños para que éstos les puedan
brindar apoyo, entonces también debieran comunicar los logros, para que los padres
puedan darle a los niños el reconocimiento, el refuerzo y el premio que se merecen. Los
profesores pueden usar cartas estándar para comunicarse con los padres .
Por otra parte, en relación a elicitar la asistencia de los padres, muchos padres
comentan su preocupación por las dificultades escolares de los niños, diciendo que no
saben qué hacer al respecto. Los padres sí pueden contribuir al éxito educativo de los niños.
Una forma en que los profesores pueden fomentar la participación, y hacer que los padres
compartan la responsabilidad de educar a los niños, es hacerles sugerencias y peticiones
relacionadas al rendimiento del niño. Los contactos frecuentes entre profesores y padres
ayudan a lograr esto.
Asimismo, en relación a ofrecerle instrucción a los padres, éstos también pueden
compartir explicaciones y ejemplos de los principios del aprendizaje con los padres. Se
les puede mandar comunicaciones tituladas "Guías Educativas", "Ideas a considerar", etc.,
donde se formulen claramente y con ejemplos algunas ideas de interés para los padres:
disciplina, comunicación con los niños, desarrollo de buenos hábitos alimenticios en los
niños, refuerzo de conductas positivas, etc.
Siempre habrá padres que no responden a tales comunicaciones, pero no por eso los
profesores deben dejar de interactuar con los demás que están ansiosos de aprender a
ser mejores educadores, a relacionarse mejor con sus hijos, a mejorar la relación social
de su niño con los compañeros, etc. Mucho de lo que los profesores interpretan como
indiferencia o negación parental es en realidad frustración, confusión e inseguridad.
Si como profesores se les mantiene informados, se les dan sugerencias prácticas y
constructivas, las interacciones con los padres se hacen menos pesadas y la enseñanza más
gratificante.
Otros mecanismos para incorporar a los padres, tienen que ver con incluirlos en las tareas
de sus hijos, la importancia de las reuniones de apoderados y las llamadas “Escuelas para
padres”. Cada uno de estos temas será desarrollado por separado, dándose una especial
importancia a esta última, pues es en ellas donde tradicionalmente los psicólogos
educacionales han tenido un rol central. Sin embargo, no debe dejar de considerarse que
en relación a las otras estrategias el rol de los psicólogos educacionales puede ser central,
en su apoyo a la labor de los profesores y el fortalecimiento constante de la relación
escuela-familia.
310
Capítulo 8, Familia y Escuela
2.2.2.1 Los padres y las Tareas Escolares
La mayoría de los profesores están de acuerdo con que no hay suficiente tiempo en el
horario escolar para cumplir con los objetivos básicos que se les exige, por esto han
recurrido a las tareas escolares como una forma de aumentar el tiempo de ejercitación y
aprendizaje en los alumnos.
Sin embargo, además de estos fines académicos, algunos autores (Strom y Bernard, 1982)
plantean que éstas pueden ser una oportunidad para estrechar los lazos entre la escuela y
la familia, al considerar los siguientes aspectos :
U
Las tareas deben incluir aspectos propios de la vida cotidiana del niño, en la cual
puedan compartir los padres, por ejemplo, que los niños deban utilizar recursos
propios del hogar, como son diarios, experiencia parental, hobbies.
U
Las tareas deben ser flexibles e individuales y tomar en consideración la
situación familiar del niño (padres separados, por ejemplo), el espacio del
hogar (aglomeración, pieza sola), el tono emocional del niño (tensión). Los
profesores que se enfrentan a niños con cambios en sus vidas (separación de
los padres, por ejemplo), pueden ayudar modificando sus expectativas. No se
puede esperar que los niños bajo condiciones adversas rindan como si todo
fuera normal.
U
Las tareas deben ser lo suficientemente flexible, para asegurar que los niños no
se sientan sobrepasados por las condiciones escolares y hogareñas, se debe dejar
tiempo para la familia y el ocio.
U
El tema de las tareas debe ser incluido entre los temas a conversar con los padres,
pues, por ejemplo, algunos de ellos creen que mientras más tareas mejor será el
aprendizaje de los niños y los sobreexigen en este sentido, o apoyan las tareas porque
así evitan que los niños vean TV. Los profesores deben enseñar una perspectiva más
adecuada de las tareas.
U
Las tareas deben permitir que los niños las hagan por sí solos, pero que puedan
requerir el chequeo de los padres, que juntos revisen lo aprendido, llamando la
atención sobre la importancia del refuerzo de los padres.
U
Las tareas, más que pedir lo mismo que se hizo en la escuela, deben transformarse
en un oportunidad para que el niño haga cosas distintas, relacione lo aprendido
con lo que pasa en su casa y familia, y pueda conversar de lo aprendido con sus
311
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
padres, en un lenguaje entendible para todos, debiendo considerarse que en muchas
ocasiones la escolaridad de los padres es baja.
2.2.2.2 Las Reuniones de Apoderados
Sin duda, una de las más importantes instancias en las cuales tradicionalmente los padres
asisten a la escuela son las reuniones de apoderados, las cuales cumplen con el objetivo
de informar a los padres sobre la evolución académica y conductual de sus hijos. Por lo
general, los padres se sienten con la obligación de asistir a estas reuniones, pues en ellas
pueden saber si su hijo está rindiendo exitosamente o qué dificultades ha tenido.
Autores como Strom y Bernard (1982), plantean que debiera aprovecharse esta instancia
como un espacio de encuentro con los padres, y que con una buena planificación puede
ser algo más que una instancia informativa, transformándose en un espacio educativo,
compartido por profesores y padres, para un mejor desarrollo y rendimiento de sus
alumnos e hijos.
Se plantea como central el consultar a los padres sobre sus temas de interés, indagando en
sus motivaciones y necesidades, para esto se les debiera preguntar, qué problemas ven en
sus hijos, cómo la escuela y la familia podrían ayudarlos, qué aspectos les preocupan en
su rol de padres y otras. A partir de estas necesidades, se debieran planificar las reuniones,
resaltando el hecho de que los temas surgieron de ellos y que se pretende usar las reuniones
como una instancia de encuentro, para conversar de cosas importantes para los niños, en
que ambos como agentes socializadores, tienen un rol que cumplir.
Por lo tanto, se pueden usar las reuniones como una modalidad especial de “escuela para
padres”, aprovechando la asistencia de éstos y la necesidad de entregar información sobre
los rendimientos de los niños.
2.2.2.3 Las Escuelas para Padres
Las escuelas para padres surgen por la toma de conciencia de la familia y profesores de
que es preciso reunirse para estudiar juntos lo relativo a la educación de los hijos. Su
nacimiento y difusión se produjo conjuntamente con la evolución de las ideas morales y
de los conocimientos psicológicos.
Es así que en los últimos años, ha proliferado la cantidad de Escuelas para Padres, de las
más diversas orientaciones teóricas y filosóficas, que han pretendido influir en la forma
que ejercen su rol los padres y modificarla de acuerdo a los principios que sustentan. Sin
312
Capítulo 8, Familia y Escuela
embargo, sólo un puñado han sobrevivido y han resultado realmente significativas; entre
éstas se tienen:
Responsive Parent Training Program de M. C. Hall (1978), éste fue un programa
que siguió los principios de la Teoría Conductual, en el cual se busca ayudar a los padres
a adquirir conciencia de la importancia de algunos principios conductuales como la
introducción del refuerzo positivo.
Sin embargo, el programa basado en principios conductuales más conocido es el texto de
Enseñanza Programada de Patterson y Guillon (1968), que propone enseñar a los
padres cómo fomentar comportamientos deseables en los niños y eliminar gradualmente
los indeseables. Este método está basado en los principios del Aprendizaje Social.
Pese a esto, de acuerdo a Fine (1980, en Campero, 1987), el programa más exitoso y
con mayor popularidad es el de Parent Effectiveness Training de Gordon (1970),
que se inspira en la Teoría Humanista. Éste se basa en descubrir los obstáculos de la
comunicación que perturbarían la comunicación efectiva con los niños. Para contrarrestar
el efecto perjudicial de estos obstáculos, sugieren el uso de técnicas específicas, como lo
es la “escucha activa”.
Asimismo, Dreikurs (1964) ha tenido gran influencia, al plantear que la mala conducta
del niño se explica en función de la distorsión de las metas que le son propias, por lo cual
el sentido de la paternidad es ayudar a este niño a ser un ser humano que usa medios
constructivos para alcanzar su propio sentido de significación. Para esto propone utilizar
la llamadas consecuencias lógicas y naturales, evitar las luchas de poder y responder a
tiempo a las necesidades de los niños.
Finalmente, también se menciona el Systematic Training for Effective Parenting,
creado por Dinkemeyer en 1976. Éste se caracteriza por el eclecticismo en su construcción,
e integra aspectos de todos los modelos anteriores (Fine, 1980, en Campero, 1987).
Estos programas se constituyen en precursores de las Escuelas para Padres y como vemos
están fuertemente influidas por las teorías psicológicas preponderantes, las cuales le dan
un sello característico al programa. A partir de estos precursores y según las características
de las Escuelas para Padres, Velazquez y Loscertales (1987), plantean que existen tres
modelos preponderantes de Escuelas de Padres, que responden a objetivos distintos que
determinan sus marcos de acción. Estos son:
313
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
- El Modelo Informativo, el cual es el más difundido y antiguo, y se refiere a otorgar
infomación útil para la familia. En éste el educador o especialista transmite a los
apoderados conocimientos teóricos elaborados. Se plantea que en general este modelo
genera dependencia y pasividad en los padres, quienes solicitan recetas y consejos de los
especialistas.
- El Modelo Instructivo, en el cual los educadores o especialistas solicitan información
de los padres acerca de sus conductas educativas e intervienen combinando información y
respuesta a los intereses de los padres, mediante apoyo en la ansiedad de los padres, como
estrategia para mejorar su motivación y conducta con sus hijos y la eliminación de la
ansiedad al ir dándose cuenta de sus actos deficientes y cómo mejorarlos. Este estilo logra
un cambio de actitud en los padres, mediante el análisis crítico de sus actos.
-El Modelo Social, en el cual las Escuelas de Padres, son vistas como una marco que
favorece la participación de los padres en la vida de la escuela, logrando una mejor inserción
de ésta en la realidad que la circunda. Por esto, en este modelo la reflexión se realiza bajo
una metodología participativa y activa, en que el grupo produce activamente, lo cual
genera mayor autonomía en los padres, mayor flexibilidad y capacidad de comunicación,
comportamientos deseables en la dinámica familiar.
En general, se plantea que estos modelos pueden complementarse unos a otros según
las necesidades de los padres y la escuela y que en general todos responden a algunos
objetivos generales comunes que definen una Escuela para Padres, estos son:
U
Servir de cauce a la revisión y aprendizaje de los padres en temas relacionados con
la educación de los hijos.
U
Potenciar la comunicación sobre las situaciones que se viven en la familia.
U
Aumentar la integración de los padres en la escuela, ofreciéndoles campos concretos
de participación (Brunet y Negro, 1985).
Asimismo, estos mismos autores, plantean que es importante que los temas a escoger
sean elegidos por los padres, en un hilo conductor que le dé coherencia al modelo,
relacionando siempre los temas entre sí. Algunos temas pueden ser:
U
El niño y su Desarrollo
U
Ambiente Familiar y Educación
314
Capítulo 8, Familia y Escuela
U
Las Relaciones Sociales en la niñez y la adolescencia
U
Escuela y Valores
En relación a la metodología a utilizar en estos talleres, en general se realizan varias
sesiones, en las donde se realiza trabajo grupal, puesta en común, análisis de documentos,
dinámicas participativas, juegos, etc. Lo importante es que esta metodología responda a
objetivos claros y se realice en un lugar y tiempo apto, tanto para la escuela como para
los padres.
Es así que observamos que las Escuelas para Padres se transforman en una herramienta
que puede ser utilizada por la escuela para lograr una relación colaborativa con ellos y
dirigirse a objetivos compartidos en relación a la educación de sus hijos y alumnos.
Sin embargo, no hay que olvidar que para que la realización de estas escuelas realmente
sea una herramienta de mejoramiento de esta relación, debe siempre contemplar los
siguientes aspectos:
U
Debe tratar temas realmente motivantes para los padres.
U
Deben generarse en un ambiente cooperativo y motivante en el cual los padres
realmente se sientan incentivados a participar, siendo quizás éste uno de los
desafíos más importantes a lograr.
U
Deben ofrecer herramientas concretas que les sirvan a los padres en su desempeño.
U
Deben evaluarse y realizarse seguimientos para evaluar los resultados concretos de
estos, los cuales deben relacionarse con objetivos claros y operacionalizables.
U
Deben llamar la atención sobre la importancia de variables de la familia en la
educación de sus hijos, para lo cual pueden valerse de la extensa investigación en
esta línea.
315
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
III. DESAFÍOS: DESARROLLANDO LA CAPACIDAD
MEDIADORA DE LOS PADRES
A partir de los puntos tratados en este capítulo se puede ver la gran importancia de
variables de la familia en el rendimiento y adaptación escolar de los niños y adolescentes.
Por lo tanto cualquier programa de mejoramiento debe necesariamente contemplar
acciones a este nivel, ya sea en relación a la educación de los padres, o cómo propiciar
relaciones de ayuda en ellos.
Para esto, se requiere que los psicólogos educacionales sean capaces de generar
herramientas realmente útiles que propicien la incorporación de los padres a la labor
de la escuela y permitan generar una relación de ayuda mutua en beneficio de sus hijos
y alumnos. Este es uno de los desafíos más importantes, porque es allí donde se han
encontrado las principales falencias. Los miembros de la escuela sienten que los padres no
participan, que no se comprometen, que no apoyan la labor que ellos realizan, pero a la
vez los padres sienten que no se toman en cuenta sus opiniones, que no se los valora.
Ante este panorama, aún queda mucho por investigar en relación a qué actitudes asumir
y qué acciones seguir para lograr una real incorporación de las familias. Las estrategias a
las que nos referimos en el último punto no son más que acciones aisladas, que para su
efectividad requieren de un esfuerzo conjunto y coordinado que contemple una serie de
estrategias enfocadas a este fin.
A su vez, de acuerdo con Redding (2002), se debe contemplar el respaldo de políticas
que sustenten programas de fomento a la relación familia-escuela, pudiendo ser a nivel
de superintendencia, de modo que se regule la creación, implementación y resultados de
este tipo de iniciativas.
En relación con estos puntos, y en concordancia con la gran importancia que están teniendo
actualmente las teorías cognitivas de Vygotsky (1979) y Feuerstein (1988) (revisado en
los capítulos 3 y 4), otro gran desafío que surge es cómo propiciar en las madres y padres,
un rol mediador, que permita, a través de su contacto directo y cotidiano con los niños,
apoyar su desarrollo cognitivo y el acceso a las funciones psicológicas superiores. Cómo
propiciar que la madre realice acciones en su vida cotidiana que permitan que sus hijos
lleguen con mejores posibilidades de desarrollo cognitivo e intelectual a la situación
educativa, y por tanto, con más posibilidades de lograr un buen rendimiento, no repetir
de curso, no desertar de la escuela y alcanzar altos niveles de escolaridad y repetir este
círculo virtuoso en el futuro (Arancibia, 1995).
316
Capítulo 8, Familia y Escuela
En un trabajo realizado en el CEP ( Irarrazabal y otros 1995) encontró, entre las personas
más pobres de Chile, un grupo de familias que presentaban altos esfuerzoszos por surgir.
A esas familias se las llamó familias habilitadas. Estas familias manifestaban las conductas
antes enunciadas, así como una aptitud para establecer metas y desarrollar los pasos
para lograrlas, capacidad de organización y de asumir responsabilidades, estabilidad
emocional y la capacidad de comunicarse. Asimismo, en las madres de estas familias
encontró mayores niveles de escolaridad, así como mayores expectativas sobre sus hijos, y
mayores acciones de ayuda escolar, como son, apoyar a los niños en las tareas y participar
en actividades desarrolladas por la escuela.
A partir de estos hallazgos, surge la pregunta de cómo influyen estas variables (ya descritas
en el primer apartado de este capítulo) en el aprendizaje de los niños.
Según las teorías de Vygotsky y Feuerstein, pareciera que estas actitudes propias de la
madre se transforman en experiencias de aprendizaje mediatizado para sus hijos, que
le permiten al niño ir más allá de las necesidades inmediatas y conectar experiencias
del pasado y del presente con expectativas para el futuro (Feuerstein, et al, 1988). A
partir de este agente mediatizador el niño logrará seleccionar, organizar y desarrollar los
estímulos que provienen del medio, es decir, la mediación facilita el desarrollo de sus
proceso cognitivos para sacar más provecho de su exposición a los estímulos.
A partir del estudio antes enunciado, se hipotetiza que variables como la escolaridad,
actitudes de los padres y expectativas, actúan como variables que facilitan en la madre el
cumplimiento de este rol mediatizador (Arancibia, 1995), actuando éstos a través de los
mecanismos planteados en todo el capítulo, en el mejoramiento del rendimiento del niño.
De ahí surge una segunda pregunta ¿Cómo pueden las madres y padres llegar a desarrollar
experiencias de aprendizaje mediatizado?
Feuerstein (1998), plantea que puede lograrse cuando los padres dotan de significado
a los estímulos y desarrollan un comportamiento focalizado en el niño. Esto puede
hacerse, por ejemplo, mostrándole las dimensiones temporales, “no ahora, pero después
si”, relacionando estímulos con una dimensión espacial “no está aquí, mira, allá está”,
mostrándole nociones de clasificación y seriación, a través de estímulos diarios, por
ejemplo, “esta naranja es distinta a una manzana en ..., pero pertenecen a una misma
familia, porque las dos son fruta”. Es así que, debe enseñarse al niño a trascender las
necesidades inmediatas de gratificación, en favor de metas más remotas.
317
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
En suma, si se tiene en consideración que la principal educadora de los hijos es la familia,
es a ellos a quienes habría que instruir y apoyar para que lleguen a ser mediadores eficaces
para los aprendizajes de sus niños. Esto a través de instancias educadoras, que permitan
que las madres adquieran las experiencias mediatizadoras necesarias, para ser a su vez
mediatizadoras de sus hijos. Es quizás éste el desafío para las escuelas para padres y
organizaciones preocupadas de la calidad de la educación, confiando en que todo ser
humano, más allá de la situación de pobreza en que se encuentra, tiene un potencial que
es necesario revelar e incentivar para que pueda transformarse en constructor eficaz de su
propia vida (Arancibia, 1995).
La relación familia - escuela es un importante instrumento
que se debe seguir desarrollando y seguir investigando para lograr
que esta relación se fortifique y se transformen ambos agentes en
gestores activos y protagónicos de un aprendizaje de calidad en los
niños y jóvenes.
¿Será el propiciar actitudes mediatizadoras en los padres
un camino en el fortalecimiento de esta relación?
IV. RESUMEN
CONCEPTOS BÁSICOS
Algunas variables que han resultado significativas en relación al rendimiento y
adaptación escolar de los niños y adolescentes son :
La estructura familiar, Los relaciones familiares, Actitudes Familiares, Escolaridad
de los Padres.
En relación a la estructura familiar se ha visto que niños con familias intactas y
reconstituidas tienden a tener mejores rendimientos y menos deserción escolar a
que los de familias uniparentales.
En cuanto a los estilos de relación familiar, se ha visto que familias más
ordenadas, apoyadoras, cálidas y con mejores estrategias comunicacionales logran
niños más comprometidos con la labor escolar, con mejores rendimientos y mejor
autoestima.
318
Capítulo 8, Familia y Escuela
En relación a las actitudes familiares en relación a la educación, algunas variables
importantes son: el grado de apoyo y ayuda a las labores escolares, el otorgar
recursos educacionales, la intencionalidad pedagógica y expectativas de logro
educacional de sus hijos. Asimismo, el propiciar la motivación intrínseca y locus
de control interno en los niños, como mediadores para un mejor rendimiento.
En cuanto a la escolaridad de los padres, en general hijos de padres más educados
obtienen mejores rendimientos.
Algunas herramientas para establecer una relación colaborativa entre escuela y
familia son aprovechar instancias como las reuniones de apoderados y las tareas
mandadas para las casa.
Otra estrategia comúnmente utilizada son las Escuelas para Padres, las cuales
surgen como una alternativa para educar a los padres en relación a la dinámica
familiar y cómo propiciar un mayor desarrollo de sus hijos y lograr una mayor
participación de ellos en la escuela.
Las Escuelas para Padres siguen tres modelos básicos: el Informativo, el Instruccional
y el Social.
V. PALABRAS CLAVE
Actitudes familiares
Autoestima
Comunicación familiar
Escolaridad de los padres
Escuelas para padres
Estilos de relación familiar
Estructura familiar
Familia
Locus de control
Mediación
Motivación extrínseca
Motivación intrínseca
Rendimiento académico
Reuniones de apoderados
Tareas Escolares
319
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
VI . EJERCITACIÓN
U
Al planificar una escuela para padres ¿qué aspectos debieran considerarse?
U
¿Qué estrategias tiene el sistema educativo formal para incorporar a la familia al
quehacer educativo?, ¿Con qué dificultades puede encontrarse?
U
¿Qué rol tiene la familia en el quehacer educativo de una escuela?
U
¿Cuáles son las variables de la familia que resultan mayormente significativas para
explicar el aprendizaje de los niños?
U
¿Qué se entiende por madre mediadora? ¿Qué relevancia tiene este tema para las
actuales políticas educacionales?
VII . BIBLIOGRAFÍA
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Índice Temático
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ÍNDICE TEMÁTICO
A
Actitudes familiares
Adaptación
Aprendizaje Experiencial
Aprendizaje por descubrimiento
Aprendizaje Significativo
Aprendizaje Social
Asertividad
Asimilación
Ausubel
Autoactualización
Autoconcepto
Autoestima
Autopromoción
318-319
17, 85, 290-297, 307, 316
14, 176-183, 187, 198, 200
95-96, 106, 116, 177
14, 84, 102-109, 117-118, 178, 183, 187
62, 65, 78-79, 313
67, 208
85-87, 103-104, 107, 117
14, 28, 31, 39, 101-110, 117, 257
185-189, 200
205-219, 225, 227-228, 235-237, 255, 271, 281, 293-294, 297
25, 71, 188, 194, 205-219, 221-222, 225, 229, 235-238, 246,
263-268, 273, 281-283, 293, 304, 318
209-210, 236
B
Bandura
Binet
Bruner
Burnard
62-66, 72
15, 20, 22, 40, 89
95-101, 106, 116
179-181
C
Cattel
coaching
Comprensión empática
Conceptos integradores
condicionamiento clásico
condicionamiento operante
Conexionismo
Congruencia
Conocimiento experiencial
Conocimiento práctico
Conocimiento proposicional
Contigüidad
Creatividad
16, 40
281
184, 200
104-107
48-51, 53, 56, 62, 78
24, 48, 52-56, 60-62, 67, 71-72, 78
21, 51-52, 78
183, 186, 200
179-183
179-181, 183
179-182
48, 52, 77-78
75, 118, 127, 142-148, 164, 166, 168, 192, 194, 205, 208, 222,
248, 262, 266-268, 280, 297
331
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
47, 64-65, 94, 102, 149, 189, 199, 228, 237, 263, 267, 273, 279,
282, 303, 309
Creencias
D
Desarrollo cognitivo
Desarrollo potencial
Desensibilización
Dewey
Diferencias individuales
Discriminación
Diseño instruccional
35, 84-85, 87, 90-91, 117-118, 153, 155, 191, 299, 316
92-93
67
16-17, 19, 40, 175-177, 185
15-16, 18-19, 21-24, 26-27, 30, 38, 41, 99
15, 50, 56, 115
24, 35-36, 40-41
E
Ecología de la clase
Enseñanza efectiva
36
248-249
16-17, 26, 30, 32, 35, 37, 39-41, 50, 114, 168, 176, 194, 198,
200, 246-247, 252, 254-255, 258, 261, 265, 273-274, 277, 279,
281-282, 290
86-87
305, 307, 312, 318-319
312, 314
85-88, 135, 142, 279
254-256, 258, 273, 282
292, 318
48-50
48-49, 52
84, 127-129, 148, 169, 171
25, 102-111, 117
290-292, 318
18, 28, 63-65, 200, 205, 210-211, 216, 220, 227, 230, 236-237,
246-247, 257, 263, 268-273, 282-283, 295-299, 311, 317, 319
49, 56, 58-60
Enseñanza-aprendizaje
Equilibración
Escolaridad de los padres
Escuela para padres
Esquemas
Estilos de enseñanza
Estilos de relación familiar
Estimulo condicionado
Estímulo incondicionado
Estrategias cognitivas
Estructura cognoscitiva
Estructura familiar
Expectativas
Extinción
F
Factores directos
Factores indirectos
246, 249, 282
246-247, 282
33, 132, 134, 152, 188, 211, 217, 224, 234, 253-254, 271, 277,
289-319
127, 148-153, 316-317
Familia
Feuerstein
G
Gagné
Galton
Gardner
111-117
15, 39
127, 148, 154, 156-164, 170
332
Índice Temático
Guilford
Guthrie
143-144
45, 52-53, 78
H
Habilidades de pensamiento
Habilidades sociales
Hall
Herbart
125, 127, 139, 149, 151-152, 155, 161-164, 169, 170-171
210, 214-215, 220
15-18, 40, 313
14, 22, 39
I
13, 17, 20, 23, 27-29, 40-41, 191, 205, 208, 218-219, 223, 225,
279
15, 21-22, 33, 35, 39-40, 85-88, 127-128, 143, 148-151, 154-164,
170, 178, 227-228, 266, 270
20, 32-35, 41
Identidad
Inteligencia
Investigación educativa
J
James
Judd
K
Kolb
16-18, 34, 40
18-20, 40
182
L
Locus de control
205, 210, 217, 225-226, 229, 232, 235-238, 297, 300, 304, 319
M
Maslow
Mediación
Metacognición
Moldeamiento
143, 175, 187-189, 200, 230
150-154, 216, 317
25, 118, 130, 132-133, 164, 167, 267
56-57, 61, 67, 69
Motivación
22-23, 25, 27, 63-64, 71-74, 97, 102, 108, 111-113, 116-118, 130,
135, 143, 154, 159, 169, 187-188, 191, 205-206, 226, 229-238,
251, 254, 264-265, 267, 271, 273, 282, 297-304, 314, 319
Motivación de logro
Motivación extrínseca
Motivación intrínseca
74, 231-238, 273, 282
143, 232-233, 238, 297-298
74, 97, 143, 205, 232-234, 238, 297-300, 304, 319
N
Necesidad de autoactualización
Necesidades básicas
187-189
151, 187-188, 190
P
Pavlov
Perfeccionamiento
Pestalozzi
Piaget
45, 48, 52
273-283
14, 22, 39
84-93, 116-118, 150, 158, 160
333
Manual de Psicología Educacional / Violeta Arancibia C., Paulina Herrera P. y Katherine Strasser S.
Procesamiento de información
Programas de reforzamiento
Psicología Cognitiva
Psicología de la Gestalt
Psicología Experimental
Psicología Humanista
62, 93-94, 111, 118, 145, 158, 269
59-60
13, 24-25, 36, 38, 83-84, 116, 118, 142
21, 83
16, 40, 158
22, 24-25, 40, 76, 175, 176, 179, 199
R
Respuesta condicionada
Respuesta incondicionada
Reforzamiento
Refuerzo negativo
Refuerzo positivo
48-50
48
57-61, 69, 72, 90
67
52, 62, 78, 313
25, 27, 84, 88, 100, 118, 125, 127-128, 131, 134-142, 164,
166-167, 169-170, 196, 262-263
22, 175-180, 185-189, 193, 195, 197, 200
Resolución de problemas
Rogers
S
Skinner
Sternberg
19, 23-24, 45, 52-55, 61, 65, 72-73, 78, 112
128-129, 148, 169
T
Teoría conductual
Tercera fuerza
Thorndike
45, 47-48, 52, 67-68, 71-74, 77
175, 189
17-21, 26, 28-29, 40, 51-53, 78, 155
V
Vives
Vygotsky
14
91-93, 118, 260, 316-317
W
Watson
Wundt
16, 19, 45, 49, 185
15-16, 19, 39
Z
334