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Comunicación
número 34
Enero - junio
2016 | pp. 23-38
Fotografía amateur:
la construcción cultural
de un rol
Amateur photography: cultural construction of a role
Adriana Marcela
Moreno Acosta
Becaria del Programa de
Becas Posdoctorales de
la Universidad Nacional
Autónoma de México,
UNAM, en el Centro
Resumen
Este artículo explora posibles variaciones y continuidades para el proceso
de popularización de la fotografía amateur en dos momentos históricos: el
de la fotografía analógica y el de la fotografía digital. En la primera parte
del texto se presentará un recorrido a través de la genealogía del término
amateur, luego se describirán características de la fotografía analógica
amateur, estableciendo algunos paralelos en relación con el proceso más
reciente de popularización de la fotografía digital amateur. Se argumenta
que la aparición de una nueva herramienta tecnológica, en este caso la
cámara fotográica, genera procesos a través de los cuales las personas
aprenden a usar los aparatos y se familiarizan con la técnica; sin embargo, la
tecnología en sí misma no hace todo el trabajo y los discursos que afectan
y transforman los contextos de uso y apropiación deben ser tomados en
cuenta. Este tipo de enfoques permiten airmar que procesos económicos
y sociales modelan usos y estilos dominantes para cada tecnología,
propiciando diversas renegociaciones de estos usos y estilos una vez que
dicha tecnología se hace masiva o cambia. Este texto hace parte de los
avances de una investigación posdoctoral en curso, que tiene como gran
área de interés el estudio de la producción visual y audiovisual amateur.
Abstract
This article explores possible variations and continuities in the process
of popularizing of amateur photography in two historical moments: the
analogue photography and digital photography. The irst part of the text
present a journey through the term amateur genealogy, characteristics of
amateur ilm photography is then described, establishing some parallels
in relation to the most recent process of popularization of amateur digital
photography. It is argued that the emergence of a new technological
tool, in this case the photography camera of photos generates processes
de Investigaciones
Interdisciplinarias en
Ciencias y Humanidades
CEIICH, Programa de
Investigación Estudios
Visuales y Culturales. Doctora
en Comunicación por la
Universidad Nacional de La
Plata, Argentina. Magíster
en Estudios Culturales
y realizadora de cine y
televisión por la Universidad
Nacional de Colombia.
Correo electrónico:
[email protected]
Palabras clave
Amateur, fotografía
digital, historia, Internet,
tecnología.
Keywords
Amateur, digital
photography, history,
Internet, technology.
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through which people learn to use the devices and become familiar with
the technique; however, the technology itself does not do all the work and
discourses that affect and transform the contexts of use and appropriation
must be taken into account. This type of approach, support the conclusion
that economic and social contexts, shape the uses and dominant styles
for each technology, propitiating various renegotiations of these uses and
styles once this technology becomes massive or changes. This text is part of
the progress of an ongoing post-doctoral research, which has as its major
area of interest to study the visual and audiovisual amateur production.
Introducción
Para entender el presente, es necesario conocer el pasado; en este
caso, la manera en que se ha transformado históricamente el concepto
amateur y cómo estos cambios están relacionados estrechamente con
las formas en las cuáles circula el conocimiento en una época especíica,
lo que permitirá explorar e indagar acerca de tensiones históricas poco
estudiadas y que recientemente han ganado protagonismo, como la
del conocimiento experto versus el conocimiento amateur. La creación
audiovisual amateur: variaciones en la era digital es el título del proyecto
de investigación posdoctoral que se desarrolla actualmente gracias
a una beca, en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El
proyecto posdoctoral parte del trabajo previo acerca del audiovisual en
Internet, con el cual se identiicó la importancia de lo audiovisual como
vector necesario para entender los cambios generados en la producción
y la circulación de la información en la era digital, pero también pudo
vislumbrarse una relación entre los procesos tecno-culturales del presente
y los del pasado. La propuesta posdoctoral, por lo tanto, busca establecer
cruces teóricos entre los estudios visuales, la sociología de la tecnología,
la comunicación y la historia cultural, teniendo como gran área de interés
el estudio de la producción visual y audiovisual no profesional o amateur
en cuatro momentos históricos que se consideran como “giros técnicos”
(Mitchell, 1994) y que están directamente relacionados con la introducción
y popularización de una nueva tecnología para producir imágenes; para
el caso de esta investigación: la cámara de fotografía, la cámara de cine,
la cámara de video y las cámaras incorporadas en dispositivos móviles. El
proyecto propone una relexión teórica, que incluye la búsqueda, la revisión
y el análisis, para profundizar en dos aspectos especíicos -previamente
identiicados- de la creación audiovisual no profesional. El primero de
ellos requirió la construcción de una genealogía del concepto mismo de lo
amateur y su uso en relación con distintas formas de producción audiovisual
anteriores a Internet. Aunque el proyecto original aborda el audiovisual
amateur estudiado a partir de las cuatro tecnologías mencionadas en el
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momento histórico de su popularización asumido como un “giro técnico”,
en este artículo se presentarán únicamente relexiones realizadas hasta el
momento en torno al proceso especíico de popularización de la fotografía
amateur, teniendo en cuenta los inicios de la fotografía analógica y algunos
aspectos de la fotografía digital.
El proyecto argumenta que la popularización de lo amateur en relación con la
producción audiovisual no profesional no es exclusiva de la era digital; más
bien puede verse como un proceso que se ha repetido en otros momentos
históricos en los cuales ciertos elementos abonan para que una técnica y/o
aparato para producir imágenes gane popularidad hasta llegar a ser usado
por un gran numero tanto de expertos como de aicionados. A continuación,
se presentará un recorrido a través de la genealogía del término amateur,
para luego abordar especíicamente el tema de la fotografía amateur en
sus inicios, estableciendo en paralelo algunos elementos que pueden
considerarse como variaciones y continuidades en relación con el proceso
de popularización de la fotografía digital amateur.
Amateur
La palabra amateur fue tomada tal cual del francés del siglo xv y proviene
a su vez de la palabra amaor, derivada del latín amator (el que ama). En
el siglo xviii se le da el sentido de “el que cultiva y ama una práctica, arte,
oicio, ciencia, sin ser profesional”. Por lo tanto, etimológicamente hablando
lo amateur no tiene relación con la idea de un pasatiempo, sino más bien
de personas que basan su actividad en la pasión y el amor. Históricamente,
los amateurs no necesariamente buscaron una titulación en términos de
lo institucional o el reconocimiento a su labor a través de la remuneración
económica. Para entender sus signiicados es necesario remontarse a las
revoluciones cientíicas que tuvieron lugar durante los siglos xvi y xvii y a
través de las cuales nuevas ideas y conocimientos transformaron lo que
se pensaba hasta ese momento acerca de la naturaleza y cuestionaron las
explicaciones dadas por la religión (Copérnico, Vesalio, Newton, Darwin,
etc.). Hacia inales del Renacimiento y en el siglo xviii, con el impulso de
la Ilustración, se sentaron las bases de muchas disciplinas de la ciencia
moderna como la física, la astronomía, la biología, la anatomía, la mecánica,
entre otras. Durante esta época se fundaron las primeras asociaciones de
ciencia y los cientíicos comenzaron a diferenciarse del resto de la población
en su calidad de expertos en un área. Uno de los usos más antiguos del
término proviene del campo del deporte, en el que la palabra amateur
comenzó a utilizarse en el siglo xix para hacer referencia a los competidores
no profesionales en ciertas ramas, quienes en algunos casos, como el del
ciclismo y el boxeo, tenían asociaciones y sus propios torneos; en ámbitos
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como el de la música y la astronomía también pueden encontrarse usos
bastante antiguos.
Tanto en Estados Unidos como en Europa, hacia el inal del siglo xix se
registra una activa participación de los aicionados en la ciencia; hombres
de las clases trabajadoras con ingresos pequeños gastaban su dinero en la
suscripción a sociedades y revistas cientíicas de amateurs; por su parte,
las sociedades cientíicas imponían cada vez más condiciones de entrada,
excluyendo a los aicionados, quienes por ejemplo, construían máquinas en
sus casas y salían a mostrarlas en las plazas públicas (Punt, 2000).
Hacia principios del siglo xx comienza a registrarse el trabajo de los
aicionados, pues muchas personas, tanto de manera individual como
también en el interior de las asociaciones, estudian las teorías existentes
y hacen sus propias relexiones y experimentaciones, es el caso de la
astronomía, la ornitología, la botánica, la etología, la zoología, entre otras
áreas (Charvolin, Micoud y Nyhart, 2007).
En los años setenta, el sociólogo Robert A. Stebbins desarrolló estudios
sobre los aicionados y el ocio. Enfocado en deinir sus características
durante el siglo xx, Stebbins (1977) plantea que es necesario llevar a cabo un
“serio estudio del ocio”, lo que se convierte en su propio proyecto de vida. El
autor propone el concepto de homo otiosus (leasure man), hombre ocioso/
con tiempo libre/libre. Asimismo, airma que los amateurs se dedican a
sus actividades como una vocación más que como una advocación, pues
no experimentan la presión social y económica del profesional y, además,
aprenden a partir de la experiencia directa. Stebbins (1992), airma que
no puede pensarse la relación profesional/amateur como totalmente
antagónica, ni desde miradas unidimensionales, pues justamente al entender
estos dos roles como parte de un sistema de relaciones interdependiente
es cómo podemos comprender y explicar mejor el concepto.
Las actividades del amateur, entrado el siglo xx, se relacionaron con el tiempo
libre, incluso con un ámbito más de lo personal que de lo público. Así, la
incorporación a la vida social de ideas relacionadas con aprovechar el tiempo
o aprender en casa a realizar ciertas actividades (la costura, la jardinería,
la mecánica, etc.), permitió introducir la ideología del DIY (Do It Yourself),
popularizándola a través de revistas, cursos por correspondencia, audios,
videos, hasta llegar a los programas de televisión, que buscaban acercar a
personas “comunes” conocimientos especializados (el concepto de DIY, se
retomaría después para referirse a la producción de contenidos en Internet).
Por otra parte, también durante el siglo xx, la idea de la profesionalización
de muchas actividades hizo que los conocimientos fueran codiicados y
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regulados a través de organizaciones jerárquicas y sistemas formales para
su acreditación. Este aspecto es particularmente interesante para pensar en
la historia del audiovisual, puesto que antes por cuestiones de tamaño de
los equipos, logística y costos económicos, pocas personas tenían acceso
a la infraestructura y a aparatos como las cámaras de fotografía o de cine.
Pero justamente gracias a los avances tecnológicos para la simpliicación
de estas máquinas, que en muchos casos se hicieron portátiles, fue posible
para más personas tener acceso a actividades en un principio destinadas
solo a los profesionales. Este proceso de reducción de costos y tamaños,
que permite el uso de los aparatos para producir imágenes por un mayor
número de personas, puede rastrearse claramente en la historia de la
fotografía y la producción de la fotografía digital.
Durante el siglo xxi los amateurs -en gran medida gracias a la digitalización
de innumerables procesos- crearon sus propios modelos organizativos,
distribuidos, innovadores, adaptables y a bajo costo. Leadbeater y Miller
(2004) retoman el término proam (que ya había sido usado por Stebbins)
para hacer referencia a lo que sucede en el siglo xxi con las producciones no
profesionales de todo tipo como una revolución de nuestro tiempo. Desde
el cambio de siglo y hasta la actualidad, los estudiosos de estos fenómenos
han librado batallas argumentativas en su intención por nombrarlos
adecuadamente: prosumers (Tofler, 1980), yousers (Van Dijck, 2007),
netslaves (Terranova, 2000) son solo algunas de las propuestas que buscan
describir en una palabra y acentuando ciertas características, lo que hacen
estos nuevos usuarios que producen, comparten y distribuyen contenidos
propios (textuales, visuales, sonoros) en Internet. El término proam se
usa actualmente para describir a aicionados que trabajan para conseguir
estándares profesionales. Para el caso especíico de Internet, los proams
son deinidos como usuarios avanzados que se organizan con estructuras de
trabajo coordinadas, constituyéndose en colectivos, que generan sus propios
sistemas de estímulos y recompensas, pues se asume que “trabajan” para
un bien común especíico (Felber, Lessig, Benkler, entre otros). Sabiendo que
existen diferencias importantes en cuanto a la dedicación y, por lo tanto,
las habilidades y conocimientos desarrollados por los amateurs, el trabajo
de campo previo a esta relexión teórica, demostró que la “avalancha” de
producciones audio-visuales propias que tienen lugar en Internet está
cargada de ecos del pasado, reminiscencias de procesos que sucedieron
con la popularización de otras técnicas y aparatos (ver Moreno, 2015).
Se rastrean a continuación indicios acerca del momento en el que un
aparato para producir imágenes, en este caso la cámara fotográica, es
fabricado industrialmente y distribuido comercialmente, de tal forma que
gana popularidad y se convierte en accesible para un amplio número de
personas, lo que desemboca, tanto para los inicios de la fotografía, como
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para la imagen digital, en un gran impulso y una expansión de la producción
amateur. Por supuesto, no existe una forma única de visión o de producción
de imágenes, profesionales ni amateurs, para una época especíica, por lo
que aquí no se busca la generalización, ni existen pretensiones de exponer
verdades categóricas, o de elaborar una detallada historia. Más bien, se trata
de tirar de algunos hilos, que permitan tejer un panorama para entender
cómo se construyó la idea de lo fotográico amateur.
Fotografía amateur: los inicios
Aunque existen numerosos trabajos académicos sobre la historia de la
fotografía, no son muchos los que exploran los cambios en la práctica
fotográica que involucran la igura del amateur en relación con la
construcción del papel social de la fotografía (Jenkins, 1975). En el estudio de
la fotografía también ha existido la tendencia mayoritaria a privilegiar a los
“maestros” o el análisis de la fotografía ligada y estudiada bajo los cánones
del arte, lo que ha tenido como consecuencia una escasa proporción de
textos que analicen la fotografía no profesional, la fotografía doméstica o la
fotografía de familia; este último rubro, es en el que quizás hay más aportes
hechos (Cobley y Haeffner, 2009).
Durante inales del siglo xix y principios del siglo xx la fotografía como hobby
era un lujo de las clases adineradas, demasiado costoso para las clases
populares (Jenkins, 1975). A comienzos del siglo xx proliferaron los estudios
de fotografía y al incorporarse el proceso del colodión húmedo, se dio un
gran impulso a la fotografía al aire libre. Es decir, que la cuestión de la
portabilidad del aparato, propició un mayor acceso y, por lo tanto, permitió
que más personas conocieran la técnica. George C. Rockwood (1832-1911) fue
un importante fotógrafo estadounidense en el siglo xix y a principios del xx,
que escribió un texto publicado en 1887, poco antes de que Kodak lanzara al
mercado sus primeras cámaras “portátiles”, en el cual se describen detalles
de la primera exposición de fotografía amateur de la que se tienen registros.
El avance en la simpliicación del proceso de revelado y la posibilidad
de hacer reproducciones de las fotografías en tamaños más pequeños,
hicieron posible la distribución de múltiples copias de un mismo original;
imágenes de la realeza, famosos de la época y hasta los delincuentes más
buscados, eran puestos en fotografías de pequeño formato que se vendían
en las calles (Morrison-Low, 2015). La Carte de visite tenía el tamaño de una
tarjeta de presentación y fue patentada por Eugene Disderi en 1854. Por
su tamaño, este tipo de fotografía era más barata, pues se podían hacer
ocho fotos en una misma placa, así que una vez más, al bajar los costos de
producción y reproducción, bajaron también los costos de venta al público,
lo que hizo que más personas pudieran tomarse en un estudio fotos para
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tener en casa, o retratos para repartir entre familiares y amigos; aquí, como
en otros momentos históricos con otras tecnologías, como el video, o la
fotografía digital, el bajo costo de la producción y la reproducción (copias)
está directamente relacionado con la popularización de la técnica.
Las diferencias entre los estudios de fotografía profesionales y los fotógrafos
amateurs, radicaban principalmente en la cantidad de equipos (luces,
reposacabezas, trípodes, cámaras) y decorados (muebles, objetos, telones
con paisajes, tapetes) que podían ofrecer a sus clientes; así mismo, se
hicieron populares acabados como el coloreado a mano de las fotografías o
los marcos con pedrería para exhibirlas y resaltar así su calidad, evidenciando
que procedían de un estudio profesional y, sobre todo, que se trataba de
objetos costosos. Por su parte, la fotografía itinerante, practicada por los
fotógrafos que trabajaban al aire libre, y la fotografía como hobby, practicada
por miembros de las elites, son lo que podemos deinir como fotografía
amateur de la época: imágenes de la vida cotidiana, la intimidad familiar, el
trabajo, los oicios.
El tren a vapor hizo que más personas pudieran ir a la playa, lo que propició
el surgimiento y la proliferación de los fotógrafos itinerantes, más cercanos
al aicionado que al profesional. Gracias a la tecnología del ferrotipo
fue posible dar paso a la popularización de este tipo de fotografías que
podrían caliicarse como “instantáneas”. Los fotógrafos amateurs de este
periodo, ensayaron y experimentaron con los temas, las poses y también
con cuestiones técnicas como el fuera de foco o la doble exposición;
estos últimos eran considerados por la fotografía de estudio como errores
que hacían descartables las fotografías. Es importante destacar cómo
fueron justamente los aicionados los que exploraron otras posibilidades
técnicas, pues para el caso de quienes tenían la fotografía como hobby, la
experimentación y el error estaban permitidos. Estos fotógrafos, tampoco
estaban necesariamente interesados en capturar semejanzas con los
modelos o la naturaleza, como la fotografía comercial del momento, muy
cercana todavía a los valores de la pintura y centrada principalmente en los
retratos. Justamente, imitando los parámetros establecidos por la pintura,
para los fotógrafos de estudio (profesionales), la igura del autor era muy
importante, por lo que irmaban todas sus fotografías con la intención
de dar prestigio y publicidad, tanto al estudio como a su nombre. Por su
parte, los fotógrafos itinerantes (amateurs), raras veces identiicaban sus
producciones, por lo que la gran mayoría de estas fotografías son anónimas.
Del lado de los profesionales, comienzan también a darse los primeros
alegatos acerca de los derechos de autor de las imágenes (Morrison-Low,
2015), todo esto relacionado con la reproducción de un gran número de
imágenes y con la imposibilidad de tener una única obra con su autor, como
hasta ahora ocurría en la pintura1.
1 Actualmente, prácticas como
el remix o el mashup, con las
que la información visual y
audiovisual puede ser tomada y
re-versionada, para compartirse
con un nuevo signiicado,
reivindican también la poca
relevancia que dan muchos de
los productores no profesionales
contemporáneos a la idea del
autor único y su obra.
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Kodak: fotografía para todos
La primera cámara con intención de ser masiva fue la cámara de cien vistas
de Kodak, lanzada en 1888. Costaba 25 dólares y una vez tomadas las fotos,
debía enviarse por correo la cámara completa a la fábrica de Kodak en
Estados Unidos, en donde ellos, por 10 dólares, sacaban el rollo, revelaban
las fotos y las devolvían junto con la cámara, de nuevo cargada para otras
cien vistas. De esta forma, los usuarios se liberaban del “sucio” proceso
del laboratorio. Kodak lanzó su slogan: “Usted apriete el botón, nosotros
hacemos el resto”. Según Munir y Phillips (2005), los cuatro pilares del
negocio de Kodak fueron: enfocarse en el cliente, producir en masa a bajo
costo, tener distribución mundial y una publicidad amplia y agresiva; cuatro
pilares que hoy en día podríamos atribuir también a una empresa como
Google, propietaria de YouTube y por lo tanto, encargada de la distribución
de millones de contenidos audiovisuales en Internet.
Aunque antes de las pequeñas cámaras de Kodak ya había fotógrafos
amateur que produjeron un buen número de imágenes, como los fotógrafos
de playa, las damas victorianas o los expedicionarios, podemos identiicar
este momento como el de la primera gran popularización de una técnica
y un aparato para producir imágenes, al alcance de un mayor número de
personas. Para 1896 Kodak lanza su primera cámara de bolsillo, y siguiendo
con su política de expansión, llegan a fabricarse en sus laboratorios
trescientas cámaras al día (Munir y Phillips, 2005). El aparato se vuelve más
compacto, barato y portátil, lo que permite a más personas acceder a él.
Para 1900 Kodak lanza la cámara “Brownie” que cuesta solo un dólar. Hacia
1935 se lanza Kodachrome, la tecnología para la fotografía a color.
El dominio de Kodak en la industria de la fotografía se extendió a lo largo
del siglo xx, manteniéndose a la cabeza en ventas y proporcionando a
sus clientes diversas opciones para “guardar sus recuerdos”. Kodak logró
transformar la fotografía de una tecnología nueva en una actividad de la vida
cotidiana. Este proceso no puede verse solo en términos de lo que ofrece
la tecnología en cuestión, sino de cómo se introduce la idea de su uso y
su necesidad. Según Munir y Phillips (2005), históricamente las empresas
han creado estrategias discursivas que transforman los signiicados de
las tecnologías, mediante la producción de nuevos conceptos, objetos y
posiciones subjetivas. Dichas estrategias podrían rastrearse también en
nuestros días; en el caso de empresas como Apple, en cuanto al diseño de
los aparatos, y de Google, en cuanto a la distribución de los contenidos.
Las acciones discursivas de Kodak fueron capaces de inluir a favor de un
cambio en el signiicado social de un objeto tecnológico: la cámara de
rollo, que en principio fue vista por los fotógrafos profesionales como poco
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útil y con resultados de muy baja calidad. Así, Kodak estableció con éxito
un discurso generalizado acerca de la fotografía, que la transformó de un
posible fracaso comercial en un éxito perdurable (Munir y Phillips, 2005). Para
lograr posicionar la cámara fotográica como un objeto común y popular,
altamente valorado en la vida social de una época, debió introducirse la
nueva tecnología como algo “natural” y crear el rol del fotógrafo amateur,
lo que implicaría la inclusión de mujeres y niños como operadores
del aparato; también fue necesario instaurar nuevos conceptos, como
instantánea y álbum de fotos, e introducir el discurso de la importancia
de las imágenes en la vida cotidiana. A la par, las transformaciones en las
economías y la industrialización de la época, promovían una cultura del
consumo; por lo tanto, las estrategias discursivas adoptadas por Kodak para
darle un signiicado “especial” a la cámara fotográica y el tipo de fotos
que tomaba, incluyeron la adjudicación al proceso de tomar fotografías, de
ideas asociadas a la diversión, la facilidad y la accesibilidad, lo que facilitó
la aceptación general de las cámaras fotográicas y de las fotografías, como
objetos necesarios en la vida familiar.
Uno de los primeros discursos que incorporó Kodak en su publicidad, fue
el de las vacaciones; promover el espíritu de aventura y animar a la gente a
ir a lugares lejanos y traer de vuelta imágenes, fomentó el hecho de que la
posesión de fotografías propias en ciertos lugares, comenzara a ser parte
de la identidad personal y símbolo de estatus social (Munir y Phillips, 2005).
A través de estos nuevos discursos, se eliminó también la necesidad del
conocimiento experto, haciendo la fotografía posible para “cualquiera”. En
la época, muchos expertos estaban en contra de la “banalización” de lo
que consideraban una actividad artística y profundamente relexiva (como
sucedió luego con la popularización del video frente al cine o como sucede
hoy en día con la fotografía digital a partir de las cámaras incorporadas
en los teléfonos), así que comenzaron a diferenciar entre los “verdaderos
fotógrafos” y los “apretadores de botones”, esto en referencia a la publicidad
de Kodak (Zimmerman, 1995). En este proceso llevado a cabo a lo largo del
siglo xx, vemos también el surgimiento de distintas escalas de valoración
y reputación que, tal y como sucedió en otros momentos históricos y para
otras técnicas como el cine, desembocó en la institucionalización de la
enseñanza, que a su vez generó la profesionalización del oicio y, por lo
tanto, amplió en términos de reconocimiento social, las diferencias entre el
experto y el amateur.
Así, en el discurso introducido por Kodak, la fotografía ya no era técnica,
artística e intelectual, sino que pasó a ser una actividad que todos
deberíamos y podíamos practicar, “todos” podíamos ser fotógrafos. En su
publicidad, Kodak hizo mucho énfasis en incluir a las mujeres y promover en
ellas la fotografía como una actividad legítima y necesaria. Recordemos que
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las mujeres participaban en un número considerablemente menor que los
hombres en la fotografía profesional. Especialmente en la Primera Guerra
Mundial, cuando los hombres estaban lejos de casa, las mujeres eran
las encargadas de guardar en imágenes los momentos familiares para la
posteridad. En estos años Kodak realizó muchas campañas en este sentido:
tener un volumen importante de fotografías familiares y organizarlas como
una historia (West, 1999). También se instauró la idea de que estos álbumes
debían ser compartidos con otras familias, vistos en grupo y en ocasiones
especiales; en muchos anuncios, Kodak incluye imágenes de familias
reunidas alrededor del álbum de fotografías, convirtiendo el álbum en un
objeto necesario en la vida familiar.
La instantánea y el álbum familiar, elaborados sin recurrir al estudio
fotográico, tienen que ver con un naciente DIY para la fotografía, que irá
acentuándose hasta la actualidad. Buena parte de su signiicado permanece
incluso con la imagen digital, por ejemplo, la metáfora del álbum está
presente en sitios cuyo propósito principal es compartir imágenes, como
Flickr, Pinterest e Instagram o en opciones como los álbumes de fotos
de Facebook. Por otra parte, la idea de la instantánea se cristaliza con la
digitalización del proceso que elimina el revelado y la impresión en papel,
por lo que hoy en día, de manera literal, una foto se toma y puede subirse
a la red o compartirse con amigos “instantáneamente”.
Fotografía digital amateur: apuntes
Desde los inicios de la fotografía digital y a la par con los avances técnicos,
existieron también aicionados que, por gusto, amor o interés, pudieron
aprender a partir de su propia experiencia y, en algunos casos, experimentar
con la técnica. La digitalización de todo el proceso, desde la captura de la
imagen y su edición, hasta su distribución sin la necesidad de un soporte
material, dejó atrás la película y el papel y dio paso a la idea de una constante
circulación, transformación re-edición, remezcla y uso de las imágenes
digitales. Las cámaras digitales incorporadas en los teléfonos, generaron un
rápido crecimiento de los mercados para el consumo y la producción de
imágenes (Cobley y Haeffner, 2009). Hoy en día, la fotografía y el video digital
ya no son entendidos únicamente como representación, evidencia y registro,
sino como datos, que pueden ser modiicados, alterados y re-versionados
(McQuire, 2013). También podemos airmar que se ha perdido la idea de
la referencialidad y el valor probatorio de las imágenes, en virtud de su
fácil manipulación para muy diversos ines. Todo esto aportó a la sensación
de crisis de los profesionales frente a los amateurs; es decir, fue un sismo
que hizo mella en las deiniciones y características otorgadas a quienes se
dedican a estas actividades, tanto de manera profesional como amateur.
Fotografía amateur: la construcción cultural de un rol
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El proceso que inició cuando Kodak lanzó al mercado sus cámaras de rollo,
en un momento en el que la fotografía se había consolidado principalmente
como una actividad comercial y profesional, deja ver la introducción de
estrategias discursivas para transformar estas ideas y llevar la fotografía
a usos más cotidianos y personales. Este proceso toma un lugar muy
destacado en el panorama comunicativo actual, con la popularización de
la fotografía digital, al punto que hoy en día, tomar fotografías no se asocia
de manera principal con la idea de salvaguardar el patrimonio pictórico de
una familia, pues la fotografía se ha convertido cada vez más en un acto
comunicativo y en una herramienta para la construcción de la identidad
individual (Van Dijck, 2008).
La fotografía digital, al no implicar el uso y “desperdicio” de materiales
costosos, como papel, película, químicos de revelado, etc., permitió más
que nunca las múltiples tomas, el ensayo y error, desplazando la idea
de hacer imágenes solo en momentos especiales e introduciendo en lo
social, la concepción de la fotografía como una práctica más cercana a lo
inmediato, lo cotidiano y hasta lo banal; una práctica si se quiere más viva
en términos de la inmediatez, pero a la vez mucho más fugaz y transitoria
que la fotografía en película y papel (ver Murray, 2008). Las producciones
visuales y audiovisuales que muestran actos personales y privados de los
individuos, al ser compartidas más allá del ámbito de lo personal, del
círculo de familiares y amigos, se transforman también en una especie de
evidencia empírica de experiencias colectivas de cada época. La diferencia
con el momento actual no es solo una cuestión de volumen, sino que está
directamente relacionada con el giro hacia lo visual (Brea, 2005), con la
visibilidad y la visualidad como características fundamentales de nuestro
tiempo, en el cual las comunicaciones son cada vez más audio-visuales
(memes, gifs animados, emoticones, etc.), pues parece que actualmente
los signiicados se construyen a través del lenguaje visual y audiovisual de
manera mucho más pública y colectiva.
En este panorama mediático irrumpieron nuevos actores, como Sony, empresa
japonesa, que durante inales del siglo xx y principios del xxi se posicionó a la
vanguardia para la fabricación de diversos aparatos electrónicos, entre ellos
televisores, cámaras de fotografía y video; o Apple, empresa que diseña y
produce equipos y software que marcan la pauta en cuanto a estilo y el gusto
de los consumidores. Estos nuevos competidores lograron en poco tiempo
ganarle buena parte del mercado a Kodak, empresa que se había mantenido
como líder no solo en la fabricación sino en la eicaz introducción de los
discursos acerca del uso de los aparatos para producir imágenes en la vida
cotidiana. Utilizando justamente las estrategias que durante buena parte
del siglo xx fueron el arma de Kodak, los nuevos competidores propiciaron
un abandono progresivo de la fotografía asociada al proceso químico y a la
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impresión en papel por parte de los consumidores, y los llevaron hacia una
transición que implicaba ya no solo la toma de imágenes sino la edición y la
distribución de las mismas como una actividad común y nuevamente “para
todos”. Esta batalla discursiva que posicionó lo digital como la tecnología
de vanguardia, que permitía obtener mejores resultados con procesos más
sencillos, redeinió una vez más los signiicados de la producción audiovisual
e incluyó también la lucha de algunos por conservar aquellas ideas que la
asociaban al arte y a las valoraciones puramente estéticas bajo la igura de
autor y obra.
Para el caso de las noticias, por ejemplo, se ha impulsado la participación
de los ciudadanos como reporteros, transformando el concepto mismo de
periodista a través de estrategias discursivas que invitan a todas las personas
a sacar sus celulares y grabar los hechos; estos amateurs toman fotografías
o videos que luego son usados por medios de comunicación tradicionales,
como la televisión. Así, los que antes fueron meros espectadores, (o para
el caso de la fotografía, simples modelos) se convierten en testigos y
participantes de los sucesos noticiosos a diferentes niveles. Becker (2015)
analiza las reestructuraciones y renegociaciones entre lo público y lo privado,
lo profesional y lo amateur a través de ejemplos concretos de lo que ella
llama “eventos mediáticos”, argumentando que la fotografía amateur de
hechos noticiosos desestabiliza el discurso periodístico, primero como un
desafío a la “autoridad” del fotógrafo profesional y segundo como un gesto
que “comenta” los hechos de formas muy diversas, redeiniendo el propio
evento mediático y sus signiicados.
Con la aparición de la web 2.0, teóricos como Jenkins (2006) anunciaron
un cambio de paradigma deinitivo en la manera de producir y difundir
contenidos, pues vislumbraban una cultura participativa en la cual se
exigiría cada vez más espacio para los ciudadanos, quienes tendrían más
posibilidades para expresarse y distribuir sus creaciones, posibilidades
que hasta hace poco tiempo estaban reservadas únicamente a las grandes
corporaciones. Ideas muy parecidas, ya habían logrado generar un entusiasmo
con la popularización de formatos más económicos para hacer cine, como el
Super 8, o con la aparición en el mercado de cámaras de video de bajo costo
tipo handycam, pues se creyó que estas tecnologías en manos de la gente
común, constituirían una fuerza democratizadora (Newman, 2014). Una vez
más, la predicción de los alcances emancipadores de una tecnología para
producir imágenes no ha sido lograda del todo. Sin embargo, es innegable
que a pesar de las “brechas” y los problemas de acceso a las tecnologías
que tienen lugar hoy en día, algunos ejemplos especíicos relacionados
con causas concretas y procesos de participación ciudadana, nos muestran
interesantes desarrollos (ver McQuire, 2013). Por otro lado, es evidente
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que las estrategias de mercado para la normalización y la modulación que
establecen límites y estandarizan la participación, siguen operando.
A manera de conclusión
Keightley y Pickering (2014) airman que al documentar los cambios en las
tecnologías y las comunicaciones, existe una tendencia a dar cierta fuerza
retórica y un desmesurado peso a la importancia del cambio en cuestión;
este énfasis en la novedad del desarrollo tecnológico, minimiza o ignora
cómo éste se relaciona con los que lo preceden, los cuales de un modo
u otro, han sentado las bases para su aparición. Una visión que, sin ser
determinista, debe tenerse en cuenta, si se quiere pensar por ejemplo, en
términos de lo que Bolter y Grusin (1999) han deinido como “remediación”.
Punt (2000), al establecer ciertos paralelos entre la historia del cine y
la de Internet, advierte que un mapeo de la historia de una tecnología,
comparado con la historia de otra, no puede entenderse únicamente como
una estrategia retórica que impone arbitrariamente patrones en el caos,
sino que deberá entenderse a partir de la necesidad de hacer el valioso
ejercicio de rastrear, reconstruir y ver de cerca, a partir de miradas más
críticas, que en el pasado quizás no estaban desarrolladas, lo que hemos
entendido, aprendido y enseñado como historia de las tecnologías. Para
el caso de este artículo en el cual se aborda especíicamente la fotografía
amateur, las similitudes en los procesos expuestos tanto en los inicios
como en lo digital, incluyendo el papel fundamental de las industrias para la
incorporación de discursos de uso, son sugerentes y se espera conformen,
una vez terminado todo el análisis, un corpus importante para avanzar hacia
la construcción de líneas de investigación en este sentido.
Teniendo en cuenta que lo que aquí se presenta es un fragmento de un
proyecto que incluye la revisión en términos de la historia cultural de otras
tecnologías de producción audiovisual, como el cine y el video, frente a
la producción audiovisual amateur en Internet, se debe resaltar que en
general, la aparición de una nueva herramienta genera nuevos procesos
cognitivos, a través de los cuales las personas aprenden a usar los aparatos
y se familiarizan con la técnica. Sin embargo, debemos entender que la
tecnología en sí misma no hace todo el trabajo y que los discursos que afectan
y transforman el contexto social de uso y apropiación son muy importantes.
Este proyecto argumenta que los signiicados de las tecnologías han sido
gestionados históricamente, para ser insertados en la vida cotidiana de los
consumidores potenciales; en este caso a través de la construcción de un
nuevo rol, el del fotógrafo amateur.
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Al mismo tiempo, se desarrollan procesos culturales a través de los cuales
una técnica especíica se instala en la vida social, muchas veces ayudada
por estrategias discursivas con intereses comerciales de por medio, en las
cuales se promueven valores sociales asociados a una tecnología y que, por
lo tanto, impulsan su adopción generalizada. Se trata de una microdinámica
que es indispensable en la actualidad para la institucionalización de las
nuevas tecnologías, pero que también ha estado presente a lo largo de la
historia de las mismas. Ideas socialmente construidas sobre los objetos,
en este caso objetos tecnológicos, y cómo estos discursos se crean, se
mantienen y propician la constante reacomodación de sujetos, objetos
y prácticas, deben seguir estudiándose para reunir evidencia que nos
permita airmar que procesos económicos y sociales modelan usos y estilos
dominantes para cada tecnología, propiciando diversas renegociaciones de
estos usos y estilos una vez que la tecnología se hace masiva o cambia.
Finalmente, se identiica un necesario nodo de relexión en el potencial que
para inducir una actitud más relexiva frente a las imágenes y los medios de
comunicación en general, pueda suscitar el estudio de su historia cultural,
así como el uso y la apropiación de las técnicas para producir y distribuir
imágenes propias, por ejemplo, re-pensar en la capacidad de autorelexividad latente en la fotografía doméstica (Cobley y Haeffner, 2009).
El costo de no avanzar desde la descripción y la exploración de los
fenómenos actuales de la cultura visual, hacia una relexión teórica, es
que sus posibilidades de interpretación pueden quedar limitadas y por
tanto su entendimiento puede no llegar a ser completo ni complejo. En
lo que concierne a este proyecto, se trata de entender que estas “otras”
producciones, constituyen un importante volumen del total de la información,
no solo de la que circula hoy en Internet, sino de los registros históricos de
tecnologías anteriores, como la fotografía, el cine y el video, que por lo
tanto, son relevantes para estudiarse como fenómenos sociales y culturales.
Es necesario entonces, indagar acerca de lo aparentemente cotidiano
y común, lo que hacemos en el tiempo de ocio, pues allí encontraremos
muchas claves para comprender las relaciones sociales, la construcción de
los discursos y la modulación de las prácticas; pues tanto en el pasado
como ahora, podremos rastrear interesantes luchas de poder.
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