función cultural consiste precr
identificar tal metadescripción
-cuya de lo que en lo.profundo del
riordenamiento
el
riguroso
en
esDesor adouirid una excesira indefinición- éon el tejido real de la
.ri*i" como tal. El crítico ácribe sobre cómo debría marchar el proceso literario. Boileau establece nornas precisamente porque el-proce'
ro *rr.lr" de otra manera y se violan lal normas (de otro modo esos
escritos perderían todo sentido), mien[as que el historiador supone
procesó re1l.o, por.lo menos, de
t". Át'eire halla la descripción del de
ü aoa¡iencia dominante. Oel hec¡o hs repetidas prohibiciones de
solo hislos *bomos por el gobiemo de la Rusia del siglo xf,
"iun
que
los sode
toriador de la vida .ótidi".r, iurídica saca la conclusión
la
vida
eT
foÁot a.oparecieron, sino iodo lo conüario: suPone gye
de
el
historiador
estaban'ampliamente extendidos. Sin embargo,
presque
las
suponer
que
de
está en el derecho
la literatura .orriid.r"
cripciones de los teóricór .r"r, cumplidas de una manera -más-rigurosa
poi lor escrirores que las leyes del iódigo.penal por los funcionarios.
i¿, *.t"d.rcripciones de ú cultura poi ella misma, no son, para ella
Áir-", un esqüeleto ,una armazón que sirve de base, sino uno de los
son una solufotor átt*.to¿.t; para el historiadór, en cambio, no
de la
mecanismos
de
los
uno
de
estudio,
iiórr lirtr, sino un material
ella.
de
mecanismos
con
otros
ludra
en
constante
."tár", q.r. r. halla
,,o;¿
á
La semiótica de la cultura y el concepto de texto*
En la dinámica del desarrollo de la semiótica durante los últimos
quince años se pueden aprehender dos tendencias. Una está orientada
a precisar los conceptos de partida y a determinar los procedimientos
de generación. La aspiración a una modelización exacta conduce a la
creación de la metasemiótica: devienen objeto de investigación no los
textos como tales, sino los modelos de los textos, los modelos de los
modelos, y así sucesivamente. La segunda tendencia concentra su
atención en el funcionamiento semiótico del texto real. Mientras que
desde la primera posición la contradicción, la inconsecuencia estructural, la conjunción de textos diversamente estructurados dentro de
los límites de una sola formación textual y la indefinición del sentido
son rasgos casuales y "no funcionantes», suprimibles en el metanivel
de la modelizacióndel texto, desde la segunda posición son objeto de
especid atención. Aprovechando la terminología saussureana, podríamos deci¡ que en el primer caso el habla le interesa al investigador
como materiahzación de las leyes estructurales de la lengua, y en el segundo, pasan a ser objeto de la atención precisamente aquellos aspectos semióticos que divergen de la estructura de la lengua.
Así como la primera tendencia obtiene su realización en la metasemiótica, la segunda genera de manera natural la semiótica de la cultura.
o
"Semiotik¿ kul'tury i pon&tie telsta», en SemeiotiW, Trufu po znakot2n siskmam,
núm. 12, Tarn¡, Tartu Riikliku Ulikooli Toimetised, 1981, págs. 3-7. Reproducido en
I. M. L., Izbranrye sat'i, Tallin, Alexandra, 1992, t. I, págs. 729-132. [N. d¿lf.]
76
77
que
La conformación de la semiótica de la cultura
-disciplina
examina la interacción de sistemas semióticos diversamente estructurados,la no uniformi&d intema del espacio semiótico, la necesidad
del poliglotismo cultu¡al y semiótico- cambió en considerable medida las ideas semióticas tradicionales. El concepto de texto fue objeto
de una transformación sustancial. Los conceptos iniciales del texto,
que subrayaban su naturaleza unitaria de señal, o la unidad indivisible
de sus funciones en cierto contexto cultural, o cualesquiera otras cualidades, suponían implícita o explícitamente que el texto es un enunciado en an lengaaje cualquiera. La primera brecl¡a en esta idea que
parecía obvia, fue abierta precisamente cuando se examinó el concepto de texto en el plano de la semiótica de la cultura. Se descubrió que,
para que un mensaje dado pueda ser definido como «textor, debe esar codificado, como mínimo, dos veces. Así, por ejemplo, el mensaje definible como oley" se distingue de la descripción de cierto caso
criminal por el hecho de que pertenece alavez al lenguaje natural y
al jurídico, constituyendo en el primer caso una cadena de signos con
diversos significados, y en el segundo, cierto signo complejo con un
único significado. Lo mismo se puede decir sobre los textos del tipo
ds l¿ uplegari¿» y otrosl.
El curso del desanollo del pensamiento científico, en este caso, al
igual que en muclos otros, repetía la lógica del desanollo histórico
del propio objeto. Como se puede suponer, históricamente el enunciado en una lengua natural fue primario, después siguió la conver-
I
Pueden darse casos de reducción de los sigrrificados de la primera serie (del len-
guaje natural): la plegaria, el conjuro, la fórmula ritual, pueden estfi en una lengua olvidada o, también, tender a la glosolalia. Esto no suprime, sino que subraya la necesi
dad de tomar conciencia del texto como un mensaje en cierto lenguaje primario
-desconocido o secreto. La definición que aqul d¿mos del texto en el plano de la semiótica
de la cultura, sólo a primera vista contradice la adoptada en la lingüística, porque t.rm.
bién en esta última el texto, de hecho, está codificado dos veces: en una lengua natural
y en el metalenguaje de la descripción gramatical de la lengua natu¡al dada. El mensaje
que satisface solamente la primera exigencia, no era considerado como texto. Así, por
ejemplo, mient¡as la lengua hablada no devino objeto de una atención lingüística indeuincorrecta, de la lengua
pendiente, era tratada sólo como una forma
"incompleta, o
escrita, aun siendo un hecho indiscutible de la lengua natural, no era considerada como
texto. Es paradójico, pero la conocida fórmula de Hjelmslev que definió el texto
como «todo lo que se puede decir en la lengua danesa", de hecho era entendida como
"todo lo que se puede escribir en corecta lengua danesa". Pero la introducción de la
lengua hablada en el círculo de los textos lingüísticos suponla la creación de un metalenguaie que correspondiera especialmente a ella. Desde este punto de vista, el concepto de texto en el contexto linguosemiótico
neral de hecho.
78
es
comparable con el concepto científico
ge-
sión del mismo en una formula ldiwalizada, codificada también mediante algun lenguaje secundario, o sea, en un texto' La siguiente etapa fue la unión de tales o cuales formulas de modo que formaran un
iexto de segundo orden. Adquirieron un especial sentido estructural
aquellos caios en que se unían textos en lenguajes esencialm€nte dife'
rát.r; por ejempló, una ñÍnula verbal y un.gesto ¡i¡ual' FJ.texto de
segund; orden que se obtenía como resultado encerraba, dispuestos
en-un solo nivel jirárquico, subtextos en lenguaies diversos y no deducibles uno del otro. El surgimiento de textos del tipo del oritual', la
«ceremonia», la urepresentación dramática, fdtisruof, conducía a la
combinación de tipos esencialmente diferentes de semiosis Y-;-como
resultado- al surgimiento de complejos problemas de recodificación,
equivalencia, cambios en los puntos de vista y combinación de diferentes «voce$) en un único tódo textual. El paso siguiente desde el
punto de vista heurístico es la aparición de los textos artísticos. Al ser
i.expuerto en el lenguaje de un arté dado, el material multivocal adquiere una unidad cómplementaria. Así, la conversión del ritual en un
b.llet r. acompaña de-la traducción de todos los subtextos diversamente estructrrados al lenguaje dela danza. Mediante el lenguaje de
la danza se transmiten gestos, actos, palabras y gritos, y las propias
danzas, que, cuando esto ocurre, se oduplican, semióúcamente. La
mulüestructuralidad se conserva' pero está como empaquetada en la
envoltura multiestructural del mensaje en el lenguaje del arte dado.
Esto es particularmente visible en la especificidad genér,rca de la novemensaje en una lengua natural- oculta una
la, cuyJenvoltura
controversia extraordina¡iamente compleja y contradictoria de diferentes mundos semióticos.
La ulterior dinámica de los textos artísticos está orientada, por una
parte, a aumentar la unidad intema y la clausura inmanente de los
rnir*or, a subrayar la importancia de las fronteras del texto, y, Por
otra, a incrementar la heterogeneidad, la contradictoriedad semiótica
intema de la obra, el desanollo, dentro de ésta, de subtextos estructuralmente contrastantes que tienden a una autonomía cadaYez mayor.
La vacilación en el campo "homogeneidad semiótica e» heterogenei
dad semiótica» constitute uno de los factores formadores de la evolu'
ción histórico-lite¡aria. De los otros factores importantes de esta última debemos subrayar la tensión entre la tendencia a la integración
conversión del contelfto en texto (se forman textos como el ociclo lírico", la ocreación de toda la üda como una sola obra", etc.)'- y
conversión del texto en contexto
la tendencia a la desintegración
(la novela se desintegra en nm)ellt,las partes devienen unidades estéti-
-un
-la
-la
79
cas independientes). En este proceso las posiciones del lector y del autor pueden no coincidir: allí donde el autor ve un texto único que posee unidad intema, ellector puede ver una colección de nwelb y novelas (cfr. la obra de Éaulkner), y viceversa (así, Nadezhdin interpretaba en gran medida "El conde Nulin" como una obra ultrarromántica,
porque el poema había aparecido en un mismo libro junto con uEl
baile, de Baratynski y ambos poemas fueron percibidos por el crítico
como ,ffi soln texo). En la historia de la literatura se conocen casos en
que la percepción de tal o cual obra por los lectores fue determinada
por la reputación de la edición en que fue publicada, y casos en que
esta circunstancia no tuvo ninguna importancia para el lector.
Las complejas colisiones histórico-culturales activan una u otra
tendencia. Sin embargo, potencialmente en cada texto artístico ambas
están presentes en compleja tensión entre sí.
La creación de la obra artística indica una etapa cualitativamente
nueva en la complicación de la estructura del texto. El texto de mucrhos estratos y semióticamente heterogéneo, capaz de entrar en complejas relaciones tanto con el contexto cultu¡al circundante como con
el público lector, deja de ser un mensaje elemental dirigido del
destinador latruanfl al destinatario. Mostrando la capacidad de conden¡ar información, ad4uiere memoria. Al mismo tiempo muestra la
cualidad que Heráclito definió como ulogos que crece pór sl mismol.
En tal estadio de complicación estructural el texto muestra propiedades de un dispositivo intelectual: no sólo transmite la infornacién depositada en él desde afuera, sino que también transforma mensajes y
produce nuevos mensajes.
En estas condiciones la función socio-comunicativa del texto
se
complica considerablemente. La podemos reducir a los siguientes procesos:
1. El trato entre el destinador
y el destinatario. El texto cumple la
función de un mensaje dirigido del portador de la información-a un
auditorio.
2. El tato entre el auditorio y la tradición cultural. El texto cumple la función de memoria cultural colectiva. Como tal, muestra, por
una parte, la capacidad de enriquecerse inintemrmpidamente, y, por
otra, la capacidad de actualizar unos aspectos de la información depositada en él y de olvidar otros temporalmente o por completo.
3. El trato del lector consigo mismo. El texto
és particular-
-esto
2 Heráclito de Efeso, Fragnnyt Citado segri'n
I arccopllrciót Antichnjtefbsofi. Saidettl\nafragnmtl, teksty,Kev, 1955, pág. 27.
80
mente esencid en lo que respecta a lós textos tradicionales, antiguos,
que se distinguen por un alto grado de canonicidad- actualiza determinados aspectos de la personalidad del propio destinatario. En el
curso de ese trato del receptor de la información consigo mismo, el
texto interviene en el papel de mediador que ayuda a la reestructuración de la personalidad del lector, al cambio de la autoorientación estructur¿l de la misma y del grado de su vínculo con las construcciones
metaculturales.
4. El trato del lector con el texto. Al manifestar propiedades intelectuales, el texto altamente organizado deja de ser un mero mediador
en el acto de la comunicación. Deviene un interlocutor de igrrales derechos que posee un alto grado de autonomía. Tanto para el autor (el
destinador) como para el lector (el destinatario), puede actuar como
una formación intelectual independiente que desempeña un papel activo e independiente en el diálogo. Resulta que desde este punto de
vista la antigua metáfora uplaticar con el libro" está llena de profundo
sentido.
5. El trato entre el telfto y el contqrto cultural. En este caso el texto no interviene como un agente del acto comunicativo, sino en cdidad de un participante en éste con plenos derechos, como una fuente
o un receptor de información. l¿s relaciones del toco con el contorto
cultural pueden tener un carácter metaforico, cuando el te¡rto es perci
bido como sustituto de todo el contorto, al cual él desde determinado
punto de vista es equivalente, o también un carácter metonímico,
cuando el texto representa el contexto como una parte representa el
todo3. Además, puesto que el contexto cultu¡al es un fenómeno complejo y heterogéneo, un mismo texto puede entrar en diversas ¡elaciones con las diversas estmcturas de los distintos niveles del mismo. Por
último, los tortos, como formaciones más estables y delimitadas, tienden a pasar de un contorto a oüo, como ocure por lo común con las
obras de a¡te relativamente longevas: al traslada¡se a otro contexto cultural, se comportan como un informante trasladado a una nueva situación comunicativa: actualizan aspectos antes ocultos de su sistema co3 Relaciones análogas sugen, por ejemplo, ent¡e el texto artlstico y su título. Por
una parte, éstos pueden considera¡se como dos textos independientes dispuestos en diversos niveles de la jerarquía «te:úo
metatexto,. Por otra, pueden considerarse como
dos subtextos de un único texto, El título puede referi¡se al texto que él designa con
aneglo al principio de la metáfora o al de Ia metonimia. Puede estar realizado con a¡rda de palabras del lengrraje primario, elevadas al rango de met¿texto, o con ayuda de palabras de un metalenguaje, etc. Como resultado, entre el título y el texto que él desigrra
surgen complejas corrientes de sentido que generan tn naruo mensqje.
-
81
dificante. Tal orecodificación de sí mismo» en cor€spondencia con la
situación pone al descubierto la analogía entre la conducta sígnica de
la persona y el texto. Así¡ues, el texto, por una parte, al volverse semejante a un macrocosmos-cultural, dwiene más importante que sí mismo y adquiere rasgos de un modelo de la cultura, y, por otra, tiende a
realizx una conducta independiente, aI volverse semejante a una persona autónoma.
Un caso particular será la cuestión del tráto entre el texto y el metatexto. Por una parte, tal o cual texto particular puede desempeñar con
respecto al contexto cultural el papel de mecanismo descriptor,
por
otra, puede, a su vez, entrar en relaciones de desciframiento y estructuración con alguna formación metalingüística. Por último, tal o cual
texto puede encerár en cdidad de subestructuras parciales tanto elementos textuales como elementos metatextuales, como es ca¡acterístico de Steme, de Eagueni Oneguin, de los textos marcados por la ironía
romántica, o de una serie de obras del siglo ;«. En este caso las corrientes comunicativas se mueven siguiendo la vertical.
A la luz de lo dicho, el texto se presenta ante nosotros no como la
realización de un mensaje en un solo lenguaje cualquiera, sino como
un complejo dispositivo que guarda va¡iados códigos, capaz de transformar los mensajes recibidos y de generar nuevos mensajes, un generador informacional que posee rasgos de una persona con un intelecto
altamente desanollado. En relación con esto cambia la idea que se tenía sobre la relación entre el consumidor y el texto. En vez de la formula uel consumidor descifra el texto', es posible una más exacta: .el
consumidor trata con el texto,. Entra en contactos con é1. El proceso
de desciframiento del texto se complica extraordinariamente, pierde
su carácter de acontecimiento finito que ocurre una sola vez, tomándose más parecido a los actos, que ya conocemos, de trato semiótico
de un ser humano con otre persona autónoma.
¡
El texto y el poliglotismo de la cultura*
.base_Dgsd-e el punto de üsta genético, la cultura se construye sobre Ia
de dos lenguajes primarios. Uno de ellos es Ia lengua natural, uti.
lizadapor el hombre en el trato cotidiano. Su papel en todas las construcciones secunda¡ias de la cultura es evidenie y no requiere aclaraciones. Es más: en el año 1969, Emile Benvenisle, en el^artículo *La
semiologla de la lengua», eu€ abrió programáticamente los primeros
números de la revista intemacional Semiotica,escribió: ,iloda semiología de un sistema no lingüístico debe servirse de la lengua como traductor y sólo puede existir con la ayuda de la semiologíá de la lenzua
y dentro de ésta,l. Sostenían la misma posición los participantes dé h
Escuela de Verano en Káariku (1964), que-adoptaron la fórmula de B. A. Uspenski para todo el complejo dt los sistemas semióticos supralingülsticos: «estructuras modelizantes secundarias,.
Menos evidente es la naturaleza del segundo lenguaje primario. Se
trata del modelo estructural del espacio. Toda actividad iel hombre
co.mo.homo sapiens está ligada a modelos clasificacionales del espacio,
.rraa la diüsión de éste en
"propie" y "ajeno, y a la traducción de los
riados vínculos sociales, religiosos, políticos, de parentesco, etc., al
lenguaie de las relaciones espaciales. La división del espacio en uculto,
e uinculto" (caóticQ, espacio de los vivos y espacio dJlos muertos, saprir_ner-a
I
E. Benveniste, uSémiologie de la langue (2)", Saniotica, 1969, vol.
l,
núm. 2,
pág. 130.
_. "Tekst
i poliglotizm kul'tury',, en I. M. L.,
sandra, 1992, págs. 142-147.
82
[N.
del
f.]
Izbranrrye
stat! tomo I, Tallin, Alek-
83
grado y profano, espacio sin peligro y-espacio que esconde. una ame
íur, y ü id., de que a cadiespacio le correspon{en sus habitantes
maligna o sus sinónimos culturales-,
-dioíes, hombres,-un a faerza
son una característica inalienable dela cultura. Sin embargo, eso todavía no basta. Para que tal o cud sistema resulte capaz de cumplir am'
plias funciones semióticas, debe poseer un mecanigmg.de duplicación
(más exactamente, de multiPlicación reiterada) del-objeto que.constiiry. tu sig¡rificado. El mundo de la lengua qaqlal forma una duplica-
cién del ñrundo-obieto y puede él mismo duplicarse en textos 1e{ales y lenguajes del arte vertal organizados d-e manera-más compleia.
'Las
lÉyendas antiguas señalaban la sombra, el reflejo en el agua.y
fuentes áe la duplicación que devino la fuente de los siseco
coáo
el
temas semióticos no verbales. Pero podemos señalar unaraízmás universal de éstos: todos los tipos de división del espacio forman construcciones homomórficas. La ciudad (: punto poblado) se opone a lo
que se halla más allá de sus muros (el bosque, la estepa-, la aldea, la Naiwalrza,el lugar donde habitan los enemigos), como lo propio,-lo cerrado, lo culto y lo seguro a lo aieno, lo abierto, lo inculto. Desde este
punto de vista, la ciudad es la parte del uni¡erso dotada de cultura.
^P.ro,
.n su estructura intema, ella copia todo eluniverso, teniendo su
espacio npropio" y su espacio «ajeno». Exactamente de la misma manára,.l támplo se relaciána.orri, ciudad como lo intemo con lo ortemo, pero, en su estructura inmanente, además, repite el -universo.
Lo mismo sucede en todas las otras construcciones. Pero cada espacio
¡
al trasladarse d.9 y1 espagig a
tiene sus correspondientes habitantes,
perdiera
su plena condición de idénotro, ocuffe como sl el hombre
dado' Al tiempo que
al
espacio
tico a si mismo, haciéndose semejante
se hace partigufenómeno
Este
otro.
se
vuelve
sigue siendo él mismo,
en ella
(aunque
también
cotidiana
la
vida
no
en
evidente,
lainente
de"manera
ritual
copia
El
espacio
rituales.
en
los
sino
presentQ,
está
al entrar en é1, el participante del ritual ora
hornomorfa tl universo,
se vuelve (al tiempo que sigue siendo él mismo) un espíritu del bosque, un tótem, un muerto, una divinidad Protectora, ora adquiere de
una esencia humana. Se extraña dé sí mismo, convirtiéndose
en una expresión cuyo contenido puede ser él mismo (cfr. las repre'
sentacionás de los muertos en los sarcófagos y los retratos ofunerarios,) o tal o cual ser sobrenatural. Gracias a la división del espacio, el
mundo se duplica en el ritual, de la misma manera que se duplica.en
la palabra. Cónsecuencia de esto son las representaciones rituales (las
*ás."r"s, la pintura sobre el cue{po, las danzas, las imágenes colocadas sobre la iumba, los sarcófagoi, etc.) ---orígenes de las artes plásti-
¡
nr*
84
cas. La representación del cuerpo sólo es posible después de que se
empieza a tomar conciencia del propio cuerpo en tales o cuales situaciones como representación de sí mismo. Sin una división primaria
del espacio en esferas que exigen conductas diferentes, Ias artes plásticas serían imposibles.
La duplicación del mundo en la palabra y la del hombre en el espacio forman el dualismo semiótico de partida.
La cultura, en corespondencia con el tipo de memoria inherente
a ella, selecciona en toda esa masa de comunicados lo que, desde su
punto de vista, son <<textoe), es decir, está sujeto a inclusión en la memoria colectiva.
Sin embargo, debemos prestar atención a otro asPecto de la cuestión: el texto que es examinado en la perspectiva de un solo sistema
lingüístico es la realización de un solo lenguaje. La cultura es en pin'
cipio poliglota, y sus textos siempre se realizan en el espacio de por lo
menos dos sistemas semióticos. La fusión delapalabray la música (el
canto), de la palabra y el gesto Qa danza), en un único texto ritual fue
señalada por el académico A. N. Veselovski como un nsincretismo Primitivo". Pero la idea de que, después de abandonar la época .primitiy¿r, la cultura comienza a crear textos de tipo monolingüe que reali
zan rigurosamente las leyes de un solo género según reglas rigurosamente unilineales, suscita objeciones. Incluso si dejamos a un lado el
señalamiento de que a todo lo largo de la historia de la cultura los textos que combinan sincréticamente en una única representación dramátiia todas las especies fundamentales de semiosis no desaparecen,
y no recordamos ni la liturgia, ni el camaval, ni el happening ni las
actuaciones de los conjuntos de rock, ni las festividades de la época de
la Gran Revolución Francesa, ni otros ejemplos de sincretismo, que
ora se repliegan a la periferia de la cultura, ora ocupan en ella una posición céntral, nos vemos obligados a decir que el estar cifrado con
muchos códigos es la ley para un número aplastante de textos de la
cultura. Auténticamente unilineales serán sólo los textos en lenguas artificiales o las ilustraciones de manual creadas especialmente para tales
o cuales colecciones de reglas teóricas. Así son, por ejemplo,los Ensa'
ys
de V. Briúsov.
Ya el hecho de que el texto en su sincronicidad pueda basarse, por
distintas partes, en recuerdos de profundidades temporales diferentes,
lo hace eita¡ cifrado de una manera no homogénea. Así,la mayoría de
los templos barrocos de la Europa Central conservan para el esPectador su base inicial gótica o hasta románica. La catedral de Siracusa,
transformada de témplo antiguo en basílica cristiana mediante una re'
85
construcción, conservó en la construcción interior las hileras de columnas antiguas en el estiloprstun, alas que se les agregó una parte de
altar románica, y todo esto fue unido mediante una magnífica fachada barroca. Se obtiene un texto uno, pero plurivocálico. En la capilla
palatina de Palermo, que Maupassant calificó de la más hermosa-y la
más asombrosa joya religiosa que hayan creado los sueños del hombre y el arte del artesano, la sala del palacio construido por los normandos en el siglo xr está adomada con mosaicos bizantinos y coronada por un techo de cedro de estilo típicamente árabe.
No sólo los elementos pertenecientes a diferentes tradiciones culturales históricas y étnicas, sino también los constantes diálogos intratextuales entre géneros y ordenamientos estructurales de diveisa orientación, forman ese juego intemo de recursos semióticos, que, manifestándose con Ia mayor claridad en los tortos artísticos, resulta, en
realidad, una propiedad de todo texto complejo. Precisamente esa
propiedad hace al texto un generador de sentido, y no sólo un reci
piente pasivo de sentidos colocados en él desde afuera. Esto permite
ver en el texto una formación que llena el lugar que se queda vácío entre la conciencia individual
semióiico geñerador de sen-mecanismo
tido que se basa en la asimetría
funcional de los grandes hemisferios
cerebrales- y el dispositivo poliestructural de la cultura como inteligencia colectiva.
Lo_dichohace posible introducir ciertas correcciones en el concepto tradicional de texto. Como tesis de partida se considera que, puesto que el texto siempqe es un texto en algun lenguaje, el lenguaje iiempre está dado *{esde el punto de vista lógico, pero a menudo plan-Esta
tean que también cronológicamente- antes que el texto.
convicción determinó durante largo tiempo la orientación de los intereses de los lingüistas. Se consideraba el texto como un material en el
gug se manifiestan las leyes de la lengua, como un género de mineral
del.que el lingüista , fundiéndolo, o(trae la estructura de la lengua. Seyejante idea explicaba bien la función comunicativa del lenguaje, la
función que se halla en la superficie y se aprehende ficilmentJcon los
más simples métodos de análisis. Por eso durante largo tiempo esa
función pareció la fundamental, y para algunos lingüistas, lj única
función del lenguaje. Desde el punto de vista de esta función, el utrabajo, del lenguaje consiste en transmitirle aI receptor precisamente el
mensaje que transmitió el emisor. Todo cambio en el téxto del mensaes una desfiguración, un uruidor: el resultado de un mal trabajo del
sistema. Si nos mantenemos en esta posición, entonces tendremos
que reconocer que la esffuctura de lenguaje óptima está representada
je
86
por los lenguajes artificiales y los metalenguajes, porque sólo ellos garantizan la integridad absoluta del sentido inicial. Precisamente esa
bien psicológica que científica- de la actitud
idea era la base
-más
condescendiente, extendida en los años 60, hacia los lenguajes de la
poesía (y del arte en general) como «no efectivos" y organizados de
manera no económica. Entretanto, se olvidaba que eminentísimos
lingüistas, como, por ejemplo, R. O.Jakobson, ya en los años 30 subrayaban penpicazmente que el dominio del lenguaje poético es la es'
fera en que se ponen de manifiesto las más importantes regularidades
de la lingüística en su totalidad.
Podemos distinguir otra función de los sistemas semióticos ]¡ conespondientemente, de los textos. Además de la función comunicati
va, el texto cumple también una función formadora de sentido, interviniendo en este caso no en calidad de embalaje pasivo de un sentido
dado de antemano, sino como genaador de sentidot A esto están ligados los heclos reales, bien conocidos por los historiadores de la cultura, en los que g9 es el lenguaje eI queprecede al texto, sino el texto el
que precede al lenguaje. En primer lugar, aquí debemos incluir un
muy amplio círculo de fenómenos que se relacionan con los fragmen'
tos de las culturas arcaicas que han llegardo hasta nosotros. Están
bastante extendidos los casos en que la arqueología dispone de un ob-
jeto 1: un texto) cuya función, al igual que el contexto cultural propio
de é1, nos es desconocida. Al poseer ya un texto (verbal, escultórico,
arquiiectónico), nos hallamos ante la tarea de reconstruir el código
por el texto. Al reconstruir el código hipotético, apelamos a un texto
real (o semejante a él), verificando en él el carácter fidedigno de la reconstrucción.
De hecho, del primer caso no se distingue el segundo, en el cual
estamos no ante obras de arte viejas, sino ante las más nuevas: el autor crea un texto único, esto es, un texto en un lenguaje todavía no co
nocido, y el auditorio, para aceptar el texto, debe dominar el nuevo
lenguaje, creado ad hoc. Este mismo mecanismo actua también en el
tercer caso: en el aprendizaje de la lengua natal. El niño también reci
be textos antes que las reglas y reconstruye la estructura del lenguaje
por los terftos, y no los textos por la estructura.
En el proceso de desciframiento que transcurre de esa manera, en
primer lugar, tenemos solamente una corespondencia parcial y relati
va del lenguaje al texto. En segundo lugar, el texto mismo, siendo semióticamente no homogéneo, entra en juego con los códigos que lo
descifran y ejerce sobre ellos una influencia deformadora. Como resultado, en el proceso de avance del texto del destinador al destinata87
,
un cambio del sentido y ug crecimiento de éste. Por
rio
eso, a;sa función podemos llamarla readora. Si, en el primer caso,
todo cambio del sentido en el proceso de transmisión es un error y
se produce
una desfiguración, en el segundó se convierte en un mecanismo de generación?e nuevos sentidos. fuí, E. T. A. Hoffinann, habiendo uni'
apuntes del gato
do estrafalariamente dos textos heterogéneos
-los
Mun y la biografia del director de orquestaJohannes lkeisler-, convirtió, además-, las erratas en un Proceáimiento cómico, agregando en
el prélogo: niÁcaso no es verdad que a veces los autores le deben la
extravag-ancia de su estilo a los cajistas benevolentes, que contribuyen
a h insfirada afluencia de ideas con sus así llamadas enatas?/. Y Gó'
gol convirtió las erratas reales de la primera edición de "Anoc.:heceres
án un caserío cerca de Dikanka" en un pequeño ensayo cómico3. Po'
dríamos recordar la cafia del alcalde en El inspector, escrita en la cuenta de la tabema deJlestakov: .Me apresuro a Poner en tu conocimien'
to, alma mía, que mi estado era muy triste, pero, confiando en la mi
sericordia divina, por dos pepinos salados y media porción de caviar
un rublo veinúcinio kópels..."a o el telegrama en "Alma mía' de Chéjov ("jojorory» en vez de ,gojoronl» [funerales])' Pero 91 Ana Knríttina
se deiiribe .rn caso en que el "ruido" genera un sentido nuevo
cómico, sino serio-: mancrha hecha por los niños sobre el papel
ayuda al artista a hallar la posición de la figura que n-9 se le daba. El
.iroqrre de diversos tipos de codificación es el procedimiento fundamental de la ironía ei Eagumi Oneguin,y la Ajmátova habla de la uPalabra ajena, que «se fi16¿" porqus «yo en tu borrador escribo'. Todos
los casos de iñclusión ds lj"palabra ajena, en el texto que fueron exa'
minados por M. M. Bajtín y que después de él han sido sometidos a
estudio en más de una ocasión, se relacionan con el choque de subtex'
tos codificados de manera diferente y con los Procesos formadores de
sentido en la frontera del cambio de unos códigos por otros.
Así pues, desde el punto de vista de la primera función, es natural
r.prerentars. el texto óomo una manifestación de un solo lenguaie. En
.ri. .rro, el texto es homoestructural y homogéneo. Desde el punto
de vista de la segunda función, el texto es heterogéneo y heteroestructural, es una manifettación de varios lenguaies alavez. Las complejas
correlaciones dialógicas y lúdicras entre las variadas subestructuras del
li
-no
2 E. T. A. Hoffmaru,,,Krcisbriana. Zhiteiski¿wz.zrmiiakonMurra. Dneunibi,Moscí,
1972,pág.100.
3 N. V. Gógol, Poln. sobr. soú, a 14 tt., Moscú, 1940, t L,pág.317.
4 lhtdarrl,1951,
t.4, pá9.42.
texto que constituyen el poliglotismo intemo de éste, son mecanismos
---- dá formación de sentido.
extrePodemos representamos un eje-semiótico en uno de cuyos
todos
metalenguajes.y
f,.i,;;",i" iot lenguajes ,,ifi.i.I.t, los
que guÁA;n la univocidad de la comprensión; en el
io,
poli
..""", lrt lenguás nátur¿es, y en el otro extremo, los -sistemas ge{re(y
arte
del
poesía
la
.rt*.torrt.t aét tipo de los lenguajes de
:n
*";;.
*..*ii*os
trasladañ Por ese eje en dependencia de su dol. Además, la percepción de los lectores puede'
la dominante, desplazar el texto a una u otra.Pgte' .
trasladando
L, t r..r" función del-texto está ligada a la memoria de la cultura.
ü;,*ror r.r[,
;"0.
se
;í;;-;t*.*t
nr,
los textos constituy.ñ progr"mas mnemotécnicos reila capacidad que tienen distintos textos que.llegan hasta nodel oscuro pasado cultural, de reconstruir cah prán
.ti..tp.cto,
¡;;id*.
;;;;.
"¿iaráde restaurar il recuerdo, es demostr_ada P_atente;;;;;,*", ie ..rltora,
No sólo
il;"";;; t"d; i. hitroti, de la cultura de la humanidad'
con las semillas de
mltaiófJarri;"l poá¡"-os comparÍu los textos
i* ptr",^, ."pr.., de conservar y reproducir el recuerdo
de estructu-
;;;;;;¡¿"tÉs. En este senrido, ior t-otor tienden a la simbolización
una
, ,J.o"ui.n n en símbolos integrales. Los símbolos adquierencorel
en
sólo
no
."a;mía de sr contexto.ultu.aly funcionan
diacrónicas
verticales
L-ri*iá¡i" á. h.rrltur", sino también en las
d. ¿tt" (cfr. la importancia de la simbología antigua y.clstiana Para tode la cultura europea). En este caso, el símbolo s-ePara'
el cam'
do actua como un texto aislado qrr. r. traslada libremente en
de una
se
correlaciona
vez
de la cultura y ciue c.a{
de
ésta'
corñpleja con los cortes sincrónicos
.á h.orrrpr.nsión actual del texto, éste deja deser un
del sentido, y actúa como un fenómeno dinámico' ino"""áti
i.ÁÁ.ri,. lorrtrrA.to¡" arrro de los conceptos fundamentales de
;;;
ilñ.o'1;s
;;;;;;i¿d."
**.t"
*-ÁsiÑ;,
r.ti*
acfiral.
*la semiótica
"¡il-."rbñ;;i"
consideración del texto comogenerador de sentitexto
jerárquica ,,conciencia individual
¿or, of"¡én á ir
""d.r* ilterrogantes. Es evi{en1e que el texto Por
puede suscitar
,í,;1"-;;;,i.d. g.r.r* nada: de6e entrar en relaciones con un audi-sí
torio para que sJ realicen sus posibilidades generativas. Esto por
]iol*o,,,
-
puede
;;il";¿d. asombrar: '.ro todo sistema genérador dinámico
informa'
;J"i;; en condiciones de aislamiento dé los torrentes al.detexto (: la
áór, .*,..rros. Pero iqué significa esto en lo q,e respecta
cultura)? Para realizar una acúüdad gen_eradora de senttdo, el texto
á.L.
.ít* sumergido en 1a semiosferá. Y esto significa una situación
89
88
paradójica: debe obtener ,rala entrada" un contacto con otro(s) texto(s). De manera análoga podríamos decir que el contacto con otra
cultura desempeña el papel de un nmecanismo de aranque» que pone
en mardra procesos generativos. La memoria del hombre que entra en
contacto con el texto, puede ser considerada como un texto complejo, el contacto qon el cual conduce a cambios creadores en la cadena
informacionalión
paradójica de que ar texto debe precederlo un texto
(a la cultura, una cultura), halla un
pralelo
en las reacciones autocata-
liticas, en las cuales el resultado de la reacción debe estimular el inicio
de la misma.
La célebre pregunta de Prostakova: nEl sasffe aprendió de otro, el
otro de un tercero, y el primer sastre ide quién aprendi$|"5, pierde su
El texto en el texto*
sentido en un planteamiento científico, porque el concepto mismo de
«sastre» es el resultado de una prolongada historia del arte de la costu-
ra. Podríamos recordar cómo resolvió V. I. Vemadski una cuestión
análoga con respecto al origen de la vida: uEs preciso buscar, no huellas del inicio de la vida en nuestro planeta, sino las condiciones materiales y energeticas de manifestación de la vida planetaria,6. En general, la cuestión de oel primer sastre», en realidad, pertenece a la mitología y no se resuelve dentro de los marcos de la ciencia. En los
conocidos casos en que se ha producido la educación de niños clínicamente sanos en completo aislamiento de textos extemos (por ejemplo, en la compañía de animales exclusivamente), ello conduce a que
no se conecte el mecanismo sano de la conciencia.
Así pues, el mínimo generador textual operante no es un texto aislado, sino un texto en un contexto, un texto en interacción con otros
textos y con el medio semiótico.
5 D. I. Fonvizin, Sobr. socb. a 2 tt.,l*rttngrado, 1959, t. l, pág. 108.
6 V. I. Vemadsk¡,
Jinicbeskoe stroenie biosfery Zemü i eio okruzheniia, Moscú, 1965,
pás.344.
90
El concepto de utexto" se emplea de manera polisémica. Se podría
hacer una colección de los significados, a veces muy diferentes entre
que le confieren los distintos autores a esa palabra. Sin embargo, lo
sigrrificativo es otra cosa: en la actualidad .(texto» es, indiscutiblemen'
te, uno de los términos más empleados en las ciencias humanísticas.
En diversos momentos el desarrollo áe la ciencia arroia a la superficie
palabras así; el vertiginoso aumento de su frecuencia en los textos
científicos es acompañado por la pérdida de la necesaria monosemia.
Más que designar de manera terminológicamente exacta un concepto
científico, ellas lo que hacen es señalar la actualidad de un problema,
indicar un dominio en el que están naciendo nuevas ideas científicas.
La historia de tales palabras podría redactar un peculiar índice de la dinámica científica.
No entra en nuestra tarea fundamentar alguno de los modos existentes de entende¡ este término o proponer uno'nuevo. Desde el pun'
to de vista de la presente investigación, es más importante tratar de determinar su relación con algunos otros conceptos, en particular con el
concepto de lenguaje. Aquí se pueden distinguir dos enfoques. En el
primero el lenguaje es concebido como una esencia primaria que obtiene una existencia-otra linofutiel material, al materidizarse en el texsí,
-
dekst v telste,, e¡ SemeiotiV, Tra$ po znakmryn sistemam, Tar¡r, Tar¡r RiiHiku
Ülikooli Toimetised, 1981, núm. 14, págs. 3-18. Reproducido en I. M. L., Izbranrrye
stat'i, T alln, Alexandra, 1992, t. l, págs. 148- 1 60. [N. dd T.J
9l
.
tol. Con toda la varied.ad de aspectos y enfoques, aquí se destaca una
suposición común: el lenguaje precede al telrto, el iexto es generado
por-el lenguaje. Hasta en Io¡ gasos en que se subraya qu. prásam.nte el texto.constituye la realidad dada al lingüista y qúe tódo estudio
del lenguaje parte del texto, se trata de una ionsecutividad heurística,
y no ontológica: puesto que en el concepto mismo de texto está inl
cluida la cualidad de haber sido dotado áe sentido fosmltslcnnost], el
texto supone, por su naturaleza, un determinado caráctJr codificado.
Por consiguiente, la presencia de un código es considerada como algo
precedente.
A-esa suposición está ligada la idea del lenguaje como un sisrema
..o.r99.qu: es capez de generar una multitud aLierta de textos, que se
multip.lica infinitamente. Así_es, por ejemplo, la definiciór, qu. d.l
texto dio_Hjelmslev como todo Io que fue, es y será dicho en ün renguaje dado. De esto se deriva que el lenguaje és concebido como un
sistema pancrónico
y
cenadd,
y el texlo, como un
sistema que
se
hace crecer constantemente en el eje temporal.
.. El.segundo.enfoque es el más empleaáo en los trabajos cientificoliterarios y.las investigaciones culturológicas dedicados a la tipología
gengral de los tortos3. Aquí se pone de manifiesto que, a diferenciaáe
los lingüistas, los científi'cos liiera¡ios estudian poilo-regular no .ein
Text,, sino uder Text". La aspiración a aproximar el textoiomo objeto
de inv^estigación lingüístici y el texto Lomo objeto de investigación
cientificoliteraria determilg_."
l, etapa inicial del estudio el eñfoque
del que
I.I.
Rer"zin escribió lo siguiente:
Si se trata del anrálisis de la obra en su totalidad, los métodos estructurales resultan particularmente eficaces en ei estudio de las
t
Cfr. la definición de M. A._IlHalliday:.El "texro" es el lenguaje en acción, (Na.
, vol. YIII, Moscú, 1978, pág,. 142). Mí.rrt , que en la'formulación de Halliday se destaca la oposición gosibiiáad pótencial
rá*r".ián ¿inámicau, P
construcryartman y s. schmidt subrayan la áposición ueitructura ideal
ción materializada,. cfr. la formulación de p. Hitnan:
lenguaje se hace visible en
"EI
d:,!q9:, ghíden,pág.97).Paraun análisis detallado del lorrcepo de *rex;;
aoe u zarabezhnoi.lingtistik
-
f.*,
la actual lrySriístic,a del texto, véase el artículo de T.
M. Nikoláeva
-
y.l .Kr¿¡¡
en
.1orr,
-
teorii lingvistiki ¡sls¡¿», prepara!9 ngr.lla (ibtuten,págs.1g y ss., pígs. aZHiZl.
: .gfr" rT .T!999, la opinión de Vachek sobre el ca¡:ícter inóompletamente cerra-
.
dodellenguaje:J.vachek, vlznanhisnrickéhostudiajaqfuiprooedc*j'qiktadsouiattlch
)aUpú se 4tlli ntn zietelan k mamiáh ansielzttu, W§I, i fS'e, pág. 6í .
3 Ambas tendencias
el tJ,to como realización'dJun sistema y estudiar-estudiar
lo como la destrucción de
un sistema- se pusieron de manifiesto y".t, lo, áuo* a.
la escuela formal.
92
"formas pequeñas, relativamente simples que se repiten, como las
chastachki*, las adivinanza s, las b.ilirgtoo, los cuentos fantásticos folclóricos y los mitos, o de una producción masiva como las narraciones policiales (cfr. Revzin, 1964)4,las novelas triviales fbalbaryrcl,
las novelaspanfletos, etc., pero entonces ya no se trata de la obra artística en el auténtico sentido de la palabras,
Sin embargo, las investigaciones de la obra artística
"en el auténtico sentido de la palabra», así como de otras de las formas más complejas de la vida cultural, eran dictadas por consideraciones demasiádo
numerosas e importantes para que fuera posible renunciar a ellas. Pero
ese trabajo investigativo origía
otro enfoque del texto6.
Desde el punto de vista del segundo enfoque se concibe el texto
como una formación finita delimitada, cerrada en sí misma. Uno de
sus rasgos distintivos fundamentdes es la presencia de una esffuctura
inmanente específica, lo que trae consigo la gran importancia de la categoría de frontera (grincipio",
"fi¡», "6¡1dilejas,, o¡¡¿¡'se,, npedestal,,
nbastidores,, etc.). Si en el primer caso un rasgo distintivo eséncial del
te:fto es su e:rtensión en el tiempo natural, en el segundo el texto o tiende a la pancronicidad (por ejemplo, los to<tos icónicos de la pintura o
la escultura), o forma su propio tiempo intemo aparte, cuyi relación
con el tiempo natural es capaz de generar variados efectos de sentido.
[¿ conelación entre el torto y el código (el lenguaje) cambia. Al tomar
conciencia de algun objeto como texto, con ello estamos suponiendo
que está codificado de alguna manera; la suposición del carácter codificado entra en el concepto de texto. Sin embargo, ese código mismo
nos es desconocido: todavía tendremos que reconstruirlo basándonos
en el texto que nos es dado.
a Se refiere al siguiente trabajo: L L Revzin,
"Ksemioticheskomu analizu detekivov
(na primere romanov Agaty Iftisti)", en hogranma i teziy doklalmt a l,etnei shholz po atoichryn modtliruiusbr.bim sisterflan , Tartu, 1964.
5 I. I. Revzin, Sauralcnnaia struktumaia linguistika. hobbry i mendl,
Moscú, 1977,
pág.210.
6.
Véase un panorama de la literatura actual sobre el problema de la semiótica del
texto en el artículo de P. Torop,
"Problema inteksta,, SeneiotiV. Tru$ po znalotym sist¿ntarr,Tarlor,l98l, núm, 14, págs. 3344. [N. d¿lT.J
* Chastadtka: género de la poesía folcló¡ica rusa que, por su construcción, es un dístico con dos periodos tactométricos, cada uno de los cuales suele contener 16 sílabas.
Su temática aba¡ca los más va¡iados dominios de la vida. [N. d¿lf.]
_** Byünaz género del epos popular ruso, canción-leyenda sobre bogatira, héroes populares y acontecimientos históricos de la Rusia antigua. [N, d¿l f.]
93
Da lo mismo si estamos ante un texto en una lengua que no coun pedazo conservado casualmente de una cultura
nocemos
-ante
perdida para nosotros- o ante una obra artística calculada para que
sea una innovación que le provoque un shock al auditorio: el que el
texto esté previamente codificado no cambia el hecho de que, para el
auditorio, precisamente el texto es algo primario, y el lenguaje, una
abstracción secundaria. Es más: puesto que el receptor de la informa'
ción nunca puede estar seguro de que sobre la base del texto dado ha
Iogrado reconstruir por completo el lenguaje como es en sí mismo, el
lenguaje se presenta sólo como relativamente cerrado. En relación con
el texto inmanentemente organizado y cerrado se activará el rasgo dis'
tintivo de su carácter inconduso y abierto. Esto será especialmente
evidente en los casos en que el sistema codificador está organizado je'
rárquicamente y la reconstrucción de uno de sus niveles no garantiza
la comprensión en otros. En los casos *como, por ejemplo, en el
arte- en que el texto admite en principio una multitud abierta de inte¡pretaciones, el dispositivo que lo codifica, aunque es concebido
como cerrado en distintos niveles, tiene, en su totalidad, un carácter
fundamentalmente abierto. Así pues, también desde este punto de vis
ta el texto y el lenguaje están colocados cada uno en el lugar que ocupaba el otro. El texto es dado al colectivo antes que el lenguaje, y el
lenguaje oes calculado» a partir del texto.
La base de esta doble orientación investigativa es la dualidad funcional de los tefios en el sistema de la cultura.
En el sistema general de la cultura los textos cumplen por lo me
nos dos funciones básicas: la transmisión adecuada de los significados
y la generación de nuevos sentidos. La primera función se cumple de
la mejor manera en el caso de la más completa coincidencia de los códigos del que habla y el que escucha, y, por consiguiente, en el caso
de la máxima monosemia del texto. El mecanismo extremo ideal para
esa operación será un lenguaje artificial y un texto en un lenguaje artificial. La tendencia a la estandarización, que genera lenguajes artificiales, y la tendencia a la autodescripción, que crea construcciones metalingüísticas, no son extrínsecas con respecto al mecanismo lingüístico
y cultural. Ninguna cultura puede funcionar sin metatextos y sin textos en lenguajes artificiales. Puesto que es precisamente este aspecto
del texto el que más fácilmente se modeliza con ayuda de los recursos
que están a nuestra disposición, resultó el más destacado. Devino objeto de estudio, y a veces fue identificado con el texto como tal y arrojó un velo sobre otros aspectos.
El mecanismo de la identificación, de la abolición de las diferen94
cias, y de la elevación del texto a estándar,
no desempeña únicamente
un principio que garuntiza el carácter adecuado de la recepción del mensaje en el sistema de la comunicación: no menos importante es su función de garantizar la memoria común de la colectividad, de convertir la colectiüdad, de mucledumbre desordenada, en
personne ttoral¿,,, según la expresión de Rousseau. Esta función es
"Une
especialmente importante en las culturas ágrafas y en las culturas en
el papel de
que domina una conciencia mitológica, pero, como tendencia, se manifiesta con uno u otro grado de evidencia en toda cultura.
Un rasgo característico de la cultura de orientación mitológica es
el surgimiento de un eslabón intermedio entre el lenguaje y los textos:
el texwcódigo. Se puede tomar conciencia de este texto como modelo
ideal y ponerlo de manifiesto como tal (cfr., por ejemplo, el papel de
la breida de Virgilio parala literatura del Renacimiento y del Clasicismo), o ese texto puede quedarse en el dominio de los mecanismos
subjetivos inconscientes que no obtienen una expresión directaT, sino
que se rcalizan en forma de variantes en textos de un nivel más bajo
en la jerarquía dela cultura. Esto no cambia lo fundamental: el textocódigo es precisamente un texto. No es una colección abstracta de reglas para la construcción del torto, sino un todo construido sintagmáticamente, una estructura organizada de signos. Debemos subrayar
que en el curso del funcionamiento cultural
el proceso de forma-en
ción del texto o en la metadescripción del investigadorcada signo
del texto-código puede presentarse ante nosotros en forma de paradigma. Sin embargo, upara sí mismo,, desde la posición de su propio nivel, se presenta como algo dotado no sólo de unidad de expresión,
sino también de unidad de contenido. Sea difuso, ambivalente o polivalente, sea que se desintegre ora en un paradigma de significados
equivalentes pero diferentes, ora en un sistema de oposiciones antinómicas para el observador extemo, ..para sí mismo, es monolítico,
compacto, monosémico. Entrando en vínculos estructurales con los
elementos de su nivel, forma un tofto dotado de todos los rasgos distintivos de la realidad tortual, aunque no esté revelado en ninguna
parte y sólo exista, sin que se tenga conciencia de é1, en la cabeza de
un recitador de cuentos fantásticos folclóricos, de un improvisador
popular, organizando la memoria de éste y dictándole los límites de la
variación posible del texto. Precisamente una realidad así es la que
describe el modelo del cuento maravilloso folclórico de hadas de
7 Hasta ahora no han sido objeto
ie
una reconstrucción científica.
95
r
Propp o el modelo de la novela policial de Revzin. Es esencial subrayar que estos modelos investigativos no describen la estructura del obl
ieto (ésta sólo se deduce indirectamente a partir de esas descripciones),
sino un objeto textual real, aunque no revelado, que se halla tras esa
estructura8.
A este tipo de objetos pertenece el "texto peterburgué5», revelado
por V N. Toporov en el material de las obras de Dostoievskie. Obser'
vaciones reaTizadassobre los to<tos de Dostoievski convencieron al investigador de que una de las capas de la conciencia creadora del autor
de Crirnen I ca.itigo se distingue por un profundo arcaísmo y está en
contacto directo con la tradición mitológica. V. N. Toporov muestra
la existencia, en la conciencia artística de Dostoievski, de un determi'
nado torto estable que, en numerosas variaciones, se manifiesta en sus
obras y que puede ser reconstruido por el inv.estigador. El vínculo con
esquemas arcaicos, pero también el hecho de que la investigación se
basa en las obras de un solo autor, les garanizan a los elementos dis'
tinguidos por V. N. Toporov la necesaria referibilidad a un solo nivel
y a un único texto.
La segunda función del texto es la generación de nuevos sentidos.
En este aspecto el texto deja de ser un eslabón pasivo de la transmi
sión de alguna información constante entre la entrada (el remitente) y
la salida (el receptor). Si en el primer caso la diferencia entre el mensaje a la entraday ala salida de la cadena informacional sólo es posible
como resultado de interferencias en el canal de enlace y debe ser remi'
tida a la cuenta de las imperfecciones técnicas del sistema, en el segun'
do constituye la esencia misma del trabaio del to<to como "dispositi'
vo pensanter. Lo que desde el primer punto de vista es un defecto,
desde el segundo es una norrna, y viceversa. Es natural que en este
caso el mecanismo del texto deba estar organizado de otra manera.
El rasgo distintivo básico del texto en esta segunda función es su
carencia de homogeneidad intema. El texto representa un dispositivo
formado como un sistema de espacios semióticos heterogéneos en
cuyo continuum circula algún mensaje inicial. No se presenta ante ne
sotros como una manifestación de un solo lenguaie: pera su forma'
ción se necesitan como mínimo dos lenguajes. Ningun texto de esta
E Este objeto
lo denominamos texto'código y lo distinguimos del metatexto que lo
describe, como el de Propp y otros.
e Véase V. N. Toporov, nO strukure romana Dostoevskogo v sviazi s arjaichnymi
sjemami mifologuicheskogo myshleniia", en Stntcture of texts and saniotia of cubure,l-a
Haya-París, L973.
96
especie puede ser descrito adecuadamente en la perspectiva de un único lenguaje. Podemos enconüamos con una codificación completa
mediante un doble código, y, entonces, en las diferentes perspectivas
de los lectores se divisa ora una organbación, ora otra; o con una
combinación de una codificación general mediante algun código do-
minante y codificaciones locales de segundo grado, de tercer grado,
etc. En esta situación, una codificación de fondo que tiene carácter inconsciente y gue, por ende, es comúnmente imperceptible, se introduce en la esfera de la conciencia estructural y adquiere una importancia consciente (cfr. el ejemplo de Tolstoi con la limpieza del agua, que
se hace perceptible a causa de las basuritas y astillitas caídas en el vaso:
las basuritas son las inclusiones textuales adicionales que sacan el có*limpiezan de la esfera de lo estructural
digo de fondo básico
-la
juego
inconscientQ. El
de sentido que surge entonces en el texto, el
deslizamiento entre los ordenamientos estructurales de diverso género, le confiere al texto posibiüdadts dt sentido ,nE)ores que aquellas de
que dispone cualquier lenguaje tomado por separado. Por ende, en su
segunda función el texto'no es un recipiente pasivo, el portador de un
contenido depositado en él desde afuera, sino un generador. Perdla
esencia del proceso de generación no es?á solamente en el despliegue
de las estructuras, sino también, en considerable medida, en su interacción. La interacción de las estructuas en el mundo cerrado del texto deüene un factor activo de la cultura como sistema semiótico que
funciona. El texto de este tipo siempre es más rico que cualquier lenguaje aislado y no puede ser calculado automáticamente a partir de
éste. El texto es un espacio semiótico en el que interactuan, se interfieren y se autoorganizan jerárquicamente los lenguajes.
Si la metódica de Propp está orientada a calcular, a partir de diferentes textos
de haberlos presentado como un haz de variantes de un -después
solo texto-, ese único texto-código en que se basan, la
metódica de Bajtín, a partir de Elmmxisruoy kfilosofia ddbnguaje, es
la opuesta: en un único texto se aíslan subtextos no sólo diversos, sino
que es particularmente esencial- intraducibles el uno al otro. Se
-lo
revela en el torto su conflictividad intema. En la descripción de
Propp, el texto tiende a un carácter equilibrado pancrónico: precisamente por el hecho de que se examinan textos narrativos, es particularmente perceptible que, en realidad, no hay moümiento: sólo hay
una oscilación alrededor de alguna norma homeostática (equilibrio
violación del equilibrio
restablecirniento del equilibrio). En el análisis de Bajtín,la inevitabilidad del movimiento, del cambio, de la destrucción, está latente hasta en la estática del texto. Por eso, éste tiene
97
sujethasta en los casos en que,parecería estar muy lejos de los problemas del sujet.La.-esfera-layy7lpara el texto viene a ser, según propp,
el cuento maravilloso folclórico \tkazkal,y según Bajtín, la noveh
drama.
!.ii
El problema del texto está orgánicamente ünculado al aspecto
pragmático. La pragmática del texto a menudo es identificada inionscientemente por los investigadores con la categorla de lo subjetivo en
la filosofia clásica. Esto condiciona una actitúd hacia la prágmática
como hacia algo gxtemo y extraño que puede apartar al inveJtigador
de la estructura objetiva del texto.
Pero, en realidad, el aspecto pragmático es el aspecto del trab@o ful
teyo,yaque el me_canismo de trabajo del texto supóne cierta intróducción de atgo de afircra en é1. Sea eso ude afuera,, ótro te*to, o el lector
(que_también es «otro Mol),- o el contexto cultural, es neéesario para
que la posibilidad potencial de generar nuevos s.rrddor, encerrada en
la estructura inmanente del textó, se convierta en realidad. por eso, el
proceso d_e transformación del te:fto en la conciencia del lector (o del
investigador), al igual que el de transformación de la conciencia del
lector introducida en el texto (en realidad, tenemos dos textos en una
relación^de incorporados/enmarcantes; véase más adelante), no es
una desfiguración de la estrucrura objetiva de la que debaríós apartamos, sino la revelación de la esencia del mecamsmo en su proceso
de trabajo.
I.ar relaciones pragrnáticas son las relaciones entre el texto y el
.
hombre. Ambas formaciones se distinguen por un grado tar de cámplejidad, que siempre está presente la pósibilidad de-una activación de
tal o cual_aspecto de la estructura del texto y de una conversión, en el
proceso de funcionamiento pragmático, dé hs estructura, ,r.rá1."r.,
en perifericas, y. de las pel,ftricas en nuclea¡es. Así es como, por ejemplo, el lector orientado a la recepción de textos mitológicos ionsii.r,
la poesía.perte1e9igrye a una época que se caracteizaior un sentido
de la indiüdualidad fuertemenie desanollado, y orientáda a la originalidad como característica suprema del valor ardstico. Este lector n"o ve
un panorama de textos, cada uno de los cuales esté marcado ,.por la
expresión no común de una persona» (Baratynski), sino cierto texto
general, repetido en una serie de variaciones.- En esta situación tiene
Iugar una acentuación- de los parámetros que no eran percibidos
como.importantes por los contemporáneos mismos, y" qui eran automáticos o inconscientes, y lo gyclra notado en priáer término por
los. contemporáneos, es suprimiáo. Textos hetero§éneo, ,or, .orrrid.rados como homogéneos. El proceso contrario tiéne lugar cuando el
98
I
lector contemporáneo halla un npolifonismo" en los textos de épocas
que no conocieron el funcionamiento artísticamente consciente de
esa categoría, pero incluían de modo natural elementos de no homogeneidad de lenguaje, la cual en determinadas condiciones puede ser
leída de manera semejante.
Sería una simplificación ver en estos tratamientos meras *desfiguraciones" (cuando se practica tal enfoque, la secular historia de las interpretaciones de los más grandes monumentos de la cultura mundial
se presenta como una cadena de errores e interpretaciones equivocadas, en lugar de la cual uno u otro crítico o lector propone una nueva
interpretación que debe , por fin, establecer la verdad en última instancia). La reformulación de las bases de la estructura del texto testi-
monia que éste entró en interacción con una conciencia no
homogénea respecto a é1, y que en el curso de la generación de nuevos sentidos reorganizó su estructura inmanente. las posibilidades de
tales reestructuraciones son finitas, y eso pone un límite a la vida de
tal o cual te:rto en los siglos, y también üaza una línea entre la reestructuración de un monumento en el proceso de variación del context
to cultural y la imposición arbitraria al mismo de sentidos para cuya
expresión no tiene recursos. Los vínculos pragmáticos pueden actualizar estructuras perifericas o automáticas, pero no son capaces de introducir en el texto códigos esencialmente ausentes de é1. Sin embargo,
la destrucción de los textos y su conversión en material de la creación
de nuevos tqrtos de tipo secundario
la construcción de los
-desde
edificios medievales a partir de edificios antiguos destruidos hasta la
creación de piezas conlemporáneas .,sobre la-base de temas, de Shakespeare- también es parte del proceso de la cultura.
Pero el papel del principio pragmático no puede ser reducido a di
versos géneros de reinterpretaciones lpreosmysbniiaml del texto: ese
principio constituye el aspecto activo del funcionamiento del texto
como tal. El texto como generador del sentido, corno dispositivo pensante, necesita, para ser puesto en acción, de un interlocutor. En esto
se pone de manifiesto la naturaleza profundamente dialógica de la
conciencia como tal. Para trabajar, la conciencia tiene necesidad de
una conciencia; el torto, de un texto; la cultura, de una cultura. La introducción de un texto oüemo en el mundo inmanente de un texto
dado desempeña un enorme papel. Por una parte, en el campo estructural de sentido del texto, el texto extemo se transforma, formando un
nuevo mensaje. La complejidad y la multiplicidad de niveles de los
componentes participantes en la interacción textual conducen a cierta impredecibilidad de la transformación a que es sometido el texto
99
que se introduce. sin embargo, se transforma no sólo él: cambia toda la
situación semiótica dentro del mundo tortual en que es introducido. La
introducción de una semiosis extraña que se hallain estado de intraducibilidad al texto «madre», conduce .rte ultimo a un estado de excitación: el gbjeto de la atención se traslada del mensaje al lenguaje como
4,y r. descubre la evidente no homogeneidad de ios códi§os del propio texto ..madrer. En estas condiciones, los subtextor qr". ro constituyen pueden ernpezar a presentarse como ajenos los unós a los otros
y, transformándose según leyes extrañas para ellos, formar nuevos
mensajes. EI texto sacado del estado de equilibrio semiótico, resulta
capaz de un_autodesarollo. Las poderosas irrupciones textuales externas en la cultura considerada como un gran texto, no sólo conducen
ala adaptación de los mensajes .xtemoi y a la introducción de tstos
en la memoria de la cultura, sino que tam-bién sirven de estímulos del
autodesarrollo de la cultura, que da resultados impredecibles.
Podemos poner dos ejemplos de ese proceso.
El buen estado del aparató intelectual del niño en el estadio inicial
de su desarrollo todavíino garantbael funcionamiento normal de la
conciencia: le son indispensables los contactos, en el curso de los cuales recibe de afuera textós que desempeñan el papel de estimuhdáres
de su propio autodesarrollo intelectual. otro .iemplo está lie"Jo co,
el así llamado ndesarrollo acelerado, (G. Gáchevf de la cul]tura. Las
culturas arcaicas bien estabilizadas pueden estar áurante un tiempo
extraordinariamente largo en un estádo de enceramiento cíclico e inmovilidad balanceada. La imrpción de textos oftemos en su esfera
pone en moümiento los mecanismos de autodesarrollo. cuanto más
fuerte es la rupturq y, por consiguiente, cuanto mayor es la dificultad
con qu€ se descifran los textos que han imrmpido mediante los recursos de los códigos de la cordillera tortual omadre,, tanto más dináico resulta el estado en que se pone a Ia cultura en su totalidad. El estudio comparativo de diversoslasos de semejantes oexplosiones cultu-
rales" con que nos encontramos en la historia de^ la civilización
mundial, nos convence del simplismo de la concepción de la unidad
del camino de la Razón universáI, planteada por vóltaire en Ensiyo sohre las cgstrybrysl el-esphin de tos puebtos y por cond orcet (Bosqíejo
dt
cuadro hisaírin dtl progreso dt la razón hamana), v desanollada oor
ryn
He.gel. Desde. gl pgnlo de üsta de la cultu¡orofr, d. la Ilustración,
toda la diversidad de las culturas mundiales puede ser reducida o a la
diferencia en las etapas del devenir de un único patrón univeá ae
cultura, o a los «errores» que llevan la mente humana a un raberinto.
A la luz de tal concepción, parece natural la actitud d. lr,
100
.Jiri*
oavanzadas, hacia las oatrasadas" como culturas no cabales y la aspiración de las natrasadas, a alcanzar las navanzad¿5, y disolverse en éllas.
En esa perspectiva, el "desarrollo acelerado" está ligado a la disminución de la variedad del amplio contexto de la ciülización mundial ¡
por consiguiente, a una disminución de su informatividad como lbx-
to único, o sea, a una degradación informacional. Sin embargo, esa hipótesis no es confirmada por el material empírico: en el curso de las
uexplosiones culturales" en la historia de la civiüzación mundial no
ocure una nivelación de esta última: tienen lugar procesos diametralmente opuestos.
Al observar los estados dinámicos de los sistemas semióticos, podemos notar una curiosa particularidad: en el curso de un lento y gradual
desa:rollo el sistema incoqpora a sí mismo textos cercanos y ñcilmente traducibles a su lenguaje. En momentos de
"explosiones culturales
(o, en general, semióticas)r, son incorporados los textos que, desde el
punto de vista del sistema dado, son los más lejanos e intraducibles (o
sea, «i¡66¡¡prensiblesr). No siempre en este caso Ia cultura más compleja desempeñará el papel de estimuladorpara la más arcaica;también
es posible
la tendencia contraria. Así, en el siglo ror hemos devenido
testigos de la poderosa imrpción de to<tos de culturas arcaicas y de lo
primitivo en la ciülización europea, lo cual fue acompañado por la
puesta en estado de excitación dinámica de esa civilización. Precisa-
mente la diferencia de potencialidades culturales, la dificultad en el
desciframiento de textos mediante los recursos de los lenguajes de la
cultura existentes, resulta un factor operante esencial. Así, por ejemplo,
la adopción del cristianismo y la introducción de los textos ligados a él
fueron para los pueblos bárba¡os de Europa de principios de nuestra
era una incorporación a un mundo textual diffcilmente accesible en
virrud de su complejidad cultural. Pero, para las antiguas civilizaciones
del Meditenrineo, esos mismos textos eran diffcilmente accesibles en
virtud de su ca¡ácter primitivo. Sin embargo, eh ambos casos su efecto fue parecido: provocaron una potente explosión cultural que rompió la estática infantil y senil de ambos mundos y los puso en estado
de dinamismo.
Anteriormente hemos subrayado la diferencia tipológica entre los
tqrtos ontológicamente orientados a la identificación de toda una
multitud de textos con algún Texto, y aquellos en que el problema de
la diversidad de los códigos se traslada al interior de las fronteras del
texto y la estratificación del Texto en textos se convierte en una ley intema. Pero este mismo problema puede ser examinado también en el
aspecto pragmático. En cualquier civilización que conozcamos un
101
tanto detalladamente, tropezamos con textos de alta complejidad. En
un papel especial la disposición pragmática del auditorio, que puede activar en un mismo texto
estas condiciones empieza a desempeñar
el aspecto ,.proppiano" o el ubajtiniano".
Esta cuestión está estrechamente ligada
d problema de la relación
del texto con el contexto cultural. La cultura no es una acumulación
desordenada de textos, sino un sistema funcionante complejo, jerárquicamente organizado. Pero su complejidad respecto al eje
"homogeneidad
no homogeneidad" es tal, que todo texto se presenta ineütablemente por lo menos en dos perspectivas, como texto incluido en
dos tipos de contextos. Desde un punto de üsta se presenta como homogéneo respecto a otros textos, y desde ot o, como fuera de serie,
nextraño» e uincomprensible". En el primer caso, se instalará en el eje
sintagmático; en el segundo, en el eje retórico. La yuxtaposición del
texto con una serie que semióticamente no guarda homogeneidad
con é1, genera un efecto retórico. Los procesos formadores de sentido
transcurren tanto a cuenta de la interacción entre capas del texto semióticamente heterogéneas que se hallan en una relación de intradu-
-
cibilidad mutua, como a consecuencia de complejos conflictos de
sentido enffe el texto y el contexto extraño para é1. En la misma me
dida en que el texto artístico tiende hacia el poliglotismo, el contexto
artistico (y el cultural en general) no puede ser monolingüe. La compleja multiplicidad de factores y estructuras de cualquier contexto cultural conduce a que los textos que lo constituyen puedan ser examinados tanto en el eje sintagmático como en el retórico. Precisamente
este segundo tipo de yuxtaposiciones saca la estructura semiótica del
dominio de los mecanismos inconscientes a la esfera de la creación semiótica consciente. El problema de las diversas yuxtaposiciones de
textos heterogéneos, planteado tan agudamente en el arte y la cultura
del siglo )o{10, es, en realidad, de los más antiguos. Precisamente él
constituye la base del círculo de cuestiones ligadas al tema
"el texto en
el texto,. En
ese
mismo plano se halla el inte¡és por la neorretórica
que se ha intensificado en la ciencia actual.
nEl texto en el texto" es una construcción retórica específica en la
que la diferencia en la codificación de las distintas partes del te:$o se
hace un factor manifiesto de la construcción autoral del texto y de su
t0 Cfr. los trabajos de
euroPea.
r02
M. Drozda,
dedicados a los problemas de la vanguardia
recepción por el lector. El paso de un sistema de toma de conciencta
semiótica del texto a otro en alguna frontera estructural intema cons'
tituye en este caso la base de la generación del sentido. Esa construcción, ante todo, intensifica el elemento del juego en el texto: desde la
posición de otro modo de codificar, el texto adquiere rasgos de una
élevada convencionalidad, se acentúa su carácter lúdicro: su sentido
i¡ónico, paródico, teatralizado, etc. Al mismo tiempo, se acentua el
papel de las fronteras del texto, tanto las extemas, que lo separan del
no-texto, como las intemas, que separan los sectores de diferente codificación. La actualidad de las fronteras es subrayada precisamente
por su movilidad, por el hecho de que, al cambiar las orientaciones
hacia tal o cual código, cambia también la estrucrura de las fronteras.
Así, por ejemplo, sobre el fondo de una uadición ya formada que incluye el pedestal o el marco del cuadro en el dominio del no-texto, el
arte de lá época del barroco los introduce en el texto (por ejemplo,
convirtiendo el pedestal en una roca y ünculándola mediante el sujet
a la figura en una única composición). El aspecto lúdicro se intensifica no sólo porque en una perspectiva estos elementos resultan inclui
dos en el texto, y en la otra, excluidos de é1, sino también porque en
ambos casos el grado de convencionalidad de los mismos es distinto
del que es inherente d to<to básico: cuando las figuras de una escultura dél barroco trepan al pedestal o bajan de él de un salto, o cuando,
en la pintura, se salen de los marcos, con eso no se borra, sino que se
subraya el hecho de que algunas de ell¿s poseen réalidad material, y
otras, realidad artística. Este mismo juego con las sensaciones de diversos géneros de realidad que experimenta el espectadoS tiene lugar
también cuando la representación teatral baja de la escena y se traslada al espacio de la sala, cuya realidad es la de la vida cotidiana.
convencional» es ProPio de
El juego con la oposición oreal
cualquier situación de "texto en el texto". El caso más simple es la inclusión en el texto de un sector codificado con el mismo código que
todo el restánte espacio de la obra, pero duplicado. Esto será el cuadro
en el cuadro, el teatro en el teatro, el filme en el filme, o la novela en
la novela. El ca¡ácter doblemente codificado de determinados sectores
del torto, identificable con la convencionalidad artística, conduce a
que el espacio básico del texto sea percibido como "real". Así, por
ejemplo, en Ham.bttenemos ante nosotros no sólo un «texto en el tex¡6», sino también a Haml¿t en Hamltt:lapiezarepresentada por iniciativa de Hamlet, repite de una manera mircadamente convenciond la
pieza compuesta por Shakespeare (al principio la pantomima, después
la marcada convencionalidad de los monólogos rimados, intemrmpi.
-
103
dos porlas réplicas en prosa de los espectadores: Hamlet,
el rey. la
na
rei
y ofelia). La convencionalidad de la primera ,"nrry".t-árr¿.,.,
real.de la segundall. Para acentuar este sintimiento
.íior-t.oor.r,
shakespeare int¡oduce en el texto elementos metatextualer,
,rt. rlrotrgs,.en la escena, se realiza la dirección de ra pieza.
Co-"-ri
pándose a I 1/2 de Fellini, Hamret Ies da a ros áctores,
delante-deipri.
blico, indicaciones de cómo deben actuar. §t
*Ia escena, sino, Io que es aún más
::1i
oe Ia escena.
*,i.i-
rt.rp.*.;;.'r;;;
dp";;i;:;l;;;;y"
i^"::!
L?duplicación es laforma más simple de sacar ra organización
de
los códigos.ala esfera de la construccón estructrr¡
.J"r.i."t
. No
por casualidad están vincurados. precisamente , t, áopri.r.iár1",
tos sob¡e el origen del arte: Ia rima como fenóm..ro
.rg.rrái"¿o oo,
el eco' Ia pmtura como sombra contomeada con
carbóñ sobre la oiedra, etc. Entre los recursos de la creació; ¡.
b.ilr".ont.rdupücada en las artes representatiüs, ocupa un puesto
ry:q*
esencialcl motivo del espejo en la pintura y la cinemaü grafri.
r,l mguvo det espero lo encontramos ampliamente en
las más di
terentes-obras (véanse Lavenus dtrespq'o de veiázquez
, Retran futiatrimonio Arnofrni de V¿nEyck, y ,rru.há, otras).
Sin .rntrrgo, ."rl*i¿,
tropezamos con el hecho g:.gu. Ia duplicaóió,
.or, ,yu?á a.i.!p.;"
yT rrpgl. repetición: caqbii el eje .,derechó irqui.iá.,,
111.i::
o' Io que es todavia más.fiecuente, ar plano del lienzo
o de la pantaflá
t._.fl.g, un eje perpendicular al mismo, que crea profundi-dálou.
punto.de usta que se halla fuera del planó. Asi
en .l cuaáro
de velázquez, al punto de vista de los espectaáores, quá
rr.n , V.nu,
oe.esp?IdÍrs, se¿grega un punto de vista desde
Ia profundidad del es_
pero: eI ¡ostro de venus. En el retrato de van
Eyd< ll efecto es aún más
complicado:.el espejo-qae cuelga de Ia pareie" i;;-r"fu;iJra^ia
cuaoro, re.ttela d¡ espaldas las figuras de Amolfini yiu
esposa (en el
Irenzo están vueltos enface) los visitantes que ellos
réciben,tue
.
*i
*bi;;,
r
-
inigl,
qer
,.oo de los espectadores. Así pues, de
ra
;t *
profundidad dei espejo se
Hamlase co-mportan como si transfirieran el carácte¡ escénico
v se convirtie¡an ellos mismos en un púbüco ot ..r.¿rri.o. s.áo.
plica.tanto su p,rso a la prosa, ..*;il;ü;;.;;;J
marcadamente indecentes de
Hamlet, que recuerdan tas rEftcas der púbri; áe h
elá." a. srrJ.rp.*.. ó.i..r,",
su¡ge no sólo un «teatro en éI teatro", iino también
rin gúblico en el público,. para
transmitir de manera adecuada ese eficto al .sp.ctraoi
alir.ri-'i."í*;rJ#.mente seria necesa¡io que, al,dar sus répücas deüe .l p,tbñ,-ü;;;"*4i;:í
#;"
mento se quitaran el maqüllaje y se sentaran en ra
saia, cediéndoies h .;;;;;il;.-
,^lt--t:t q:"?naies
- los comedrantes
a
de
mediantes que interpretan la «ratonera».
t04
lanzauna mirada perpendicular al lienzo (al encuentro de la mirada
de los espectadores) que traspasa los límites del espacio propio del
cuadro. De hecho, el espejo desempeñó ese mismo papel en los interiores del barroco, abriendo el espacio propiamente arquitectónico
para la creación de una infinitud ilusoria (el reflejo del espejo en el espejo), la duplicación del espacio artístico mediante el reflejo de cuadros en el espejol2, o la ruptura de la frontera «interno
- oftemo» mediante el reflejo de ventanas en los espejos.
Sin embargo, el espejo también puede desempeñar otro papel: al
duplicar, desfigura, y con esa desfiguración pone al descubierto que la
representación, que parece ,.natural,\ es una proyección que lleva dentro de sí un determinado lenguaje de modelización. Así, en el retrato
de Van EycJ< el espejo es convexo (cfr. el retrato de Hans Burgkmayr
con su esposa, pintado por Lucas Furtenagel, en el qrre la mujer sostiene un espejo conve:(o casi en ángulo recto con el plano del lienzo, lo
que produce una violenta deformación de los reflejos): las figuras están dadas no sólo por delante y por detrás, sino también en una proyección sobre una superficie plana y sobre una esferica. En Lapasión
de Visconti, la figura de la heroína, intenciondmente impasible y petrificada, está contrapuesta a su reflejo din¡ímico en el espejo. Cfr. también el emocionante efecto del reflejo en el espejo roto en La cnmeja
de J. A. Cluzot, o el espejo roto en Cotnienza el día de Camé.
Podríamos comparÍu con esto la vasta mitología litera¡ia de los reflejos en el espejo y del otro lado del espejo lzazrkal'iaf, cuyas raíces se
remontan a las ideas arcaicas sobre el espejo como ventana al mundo
del más allá.
Un equivalente literario del motivo del espejo es el tema del doble. Así como lo que está del otro lado del espejo es un modelo exüaño del mundo corriente, el doble es un reflejo extraño del personaje.
Al cambiar la imagen del personaje según las leyes del reflejo especular (del enantiomorfismo), el doble representa. una combinación de
rasgos que permiten ver su base invariante, y de cambios (a sustitución de la simetría de derecho
izquierdo puede recibi¡ una interpretación extraordina¡iamente amplia de la más diversa naturaleza: el
-
12
Cfr. en Derzhavin:
Los cuadros en los espejos respiraban,
El cristal de color, el mármol y la porcelana...
(G. D. Derzhavin, Stijonormiia,
Leningrado, 19 57, pág. 213).
105
iuerto es el doble del vivo; el inexistente, del existente; el feo, del
fr*oro; el criminal, del santo; el insignificante, del gande; etc.), lo
¡al crea un campo de amplias posibilidades para la modelización
[ística.
I La naturale za sígnicadel torto artístico es dual en su base: por una
fte, el texto finge
ser la realidad misma, simula tener una existencia
autol simula ser una cosa entre
mundo real; por otra, recuerda constantemente que es
ra creación de alguien y {ue srgnifica algo. Bajo esta doble ilurninafig6i$¡», que
in surge el juego en el campo semántico "realidad
- desharé
shkin expresó con estas palabras: uPor una ficción me
en lámas". La unión retórica de las "cosas, y los «signos O. 1"r .o5¿s" (cogr) en una única totalidad textual genera un doble efecto, subrayan',alavez la convencionalidad de lo convencional y su absoluta aurticidad. En función de «cosas» (objetos reales tomados del mundo
:erio¡ y no creados por la mano del autor del texto) pueden interve' documentos: textos cuya autenticidad en el contexto cultural
Co no es puesta en duda. Un ejemplo de esto es la inse¡ción de cuadependiente, que no depende del
; cosas del
de crónicas en una cinta cinematográfrcaartística (c{r. Elupejo de
Tarkovski), o el procedimiento empleado por Pushkin al insertar en
>s
tbroaski
un amplio proceso judicial auténtico del siglo rflIl, cam-
rndo solamente los nombres propios. Más complejos son los casos
que el atributo de la uautenticidad" no se deriva de la propia natueza del subtexto o incluso la contradice, y, a pesar de eso, en la toidad retórica del texto se le atribuye precisamente a ese subtexto la
rción de realidad auténtica.
Examinemos desde ese punto de vista la novela El Maestrol Maria deM. Bulgrikov. La novela está construida como una entre§e
ra de dos textos independientes: uno cuenta sobre acontecimientos
e se desarrollan en el Moscú de la época del autor; el otro, en la anuaJerusalén. El texto de Moscú posee atributos de urealidad": tiene
ácter de vida cotidiana, está recargado de detalles verosímiles, cocidos para el lector, y se presenta como una prolongación directa
la actualidad conocida por el lector. En la novela es presentado
mo un texto primario de nivel neutral. A diferencia de é1, la nana,n sobreJerusalén tiene, todo el tiempo, el carácter de un
"texto en
:exto". Mientras que el primer texto es una creación de Bulgákov, el
;undo lo crean los héroes de la novela. La inealidad del segundo
to es subrayada por el hecho de que lo precede una discusión me
extual acerca de cómo se debe escribirlo; cfr.: Jesús nen realidad
nca estuyo entre los vivos. Precisamente en eso hay que hacer el
6
principal hincapié,l3. Así pues, mientras que respecto al primer subiexto ie .os qri.t hacer creer que tiene denotados reales, respecto al
segundo s. n-or persuade demoitrativamente de que no existen tales
dáotados. Esto se logra, tanto subrayando constantemente la naturaleza textual de los capítulos sobreJerusalén (al principio, el cuento de
Voland; después, la novela del Maestro), comopresentando.lo-s capí
tulos de Móscú como una realidad que se puede ver, y los de Jerusalén, como un cuento que se escucha o se lee. Los capítul,os de Jerusalén son introducidos invariablemente por los finales de los capítulos
de Moscú, que se convierten en principios de los primeros, subrayando su segunianaftraleza: nEmPezó a hablar en voz baja, y su acento
desapare-ció por alguna razón:-Todo es sencillo: Con una TP-" bl"n'
....., ¡fin dál primer capítulo, principio del segundo - I. L.] "Con
u." .rp, blania de fono color sangre, arrastrando l9l pi.t en su an^dar
sdió el procurador deJudea, Poncio Pilatos» (pág. a3»'
H áapítulá frtuhdo nla ejecución, és introd.ucido como un sueño de
Ivánú: n...y empezó a soñar que el sol ya descendía sobre el Monte
Calvario y éste istaba cercado por un doble cordón.-." [fin-del capítuI. L.] .El sol yadescendía sobre el
lo 15, principio del capítulo 16
Monie Calvario y ésti estaba cercado por un doble cordón"-(Píq'
nas 587-588). Mái adelante, el texto sobre Jerusalén es introdr:r,cido
como una obra del Maestro: n...hasta el mismo amanecer podía Margarita hacer susurar las hoias de los cuademos, examinl¡las y besar y
de jinete (...)
oscuridad, venida del mar Mediterráneo, cuSí, la oscuridad...'- [fin del
venida
25
del
carído
capítulo 24, principio
-L I1.1 "La oscuridad,
procuradon'
por
el
ciudad
odiada
la
cubrió
del mar Meáiterr,lneo,
ieleer las palabras:
-La
brió la ciüdad odiada por el procurador...
.
(pás.7u).
-
-Si".*brtgo,
tan Pronto se establece esa inercia de la distribución
lolneal, impieza el juego con el lector a cuenta de la redistribución de las.fronieras entrelsas esferas. En primer lugar, el
de lo real y
mundo moscovita (.realD
t3
se llena de los acontecimientos más fantás'
1973, pág,426, Las restantes ¡eferencias a esta
dan en el texto.
la El sueño, al igual que las nwelh intercaladas, es un procedimie¡to tradicional
para introducir textolr, un texto. Se distinguen Por su mayor complejidad obras como
i,El sueño, @n el calor de mediodía, en un valle de Daguestán...) de Lérmontov,.en la
que el heroe moribundo ve en sueños a la herolna, que en sueños ve al héroe moribun'
do. La repetición de las estrofas primera y ultima crea un espacio-que podríamos rep_re'
sentar en la forma de un anillo áe Moebius, una de cuyas superficies designa el sueño,
Miaíl Bulgákov, Roma,r\,Moscú,
edición
se
y la otra, la realidad.
r07
ticos, mientras que el mundo uinventado" de la novela del Maestro
está subordinado a las rigurosas leyes de la verosimilitud de la vida cotidiana. En el nivel del encadenamiento de los elementos del sajet,la
distribución de "lo real" ), nlo irreal" es diametralmente opuesta. Ade
más, elementos de nar¡ación metatextual son introducidos también
en la línea "moscovita" (cierto es que muy raras veces), creando el si
guiente esquema: el autor cuenta acerca de sus héroes, y sus héroes
cuentan la historia deJesús y Pilatos: "iSígueme, lector! iQrién te dijo
que no hay en el mundo un amor verdadero, fiel, etemo?" {pág. 632).
Por último, en el sentido ideo-filosófico, esta profundización en el
"relato sobre el relato" no le parece a Bulgákov un alejamiento de la
realidad hacia'un mundo de jüego verbal (éomo tiene lugar, por ejemplo, en Manuscrito balkda en Zaragoza deJan Potocki), sino una ascensión que afianca de la burlona apariencia del mundo ilusoriamente
real hacia la auténtica esencia del misterio universal. Entre los dos
textos se establece una especularidad, pero lo que parece un objeto
real, interviene sólo como un reflejo desfigurado de lo que parecía un
reflejo.
Un recu¡so esencial y muy tradicional de la combinación retórica
de textos codificados de maneras diversas es el marco composicional.
La construcción
"normal" (o sea, neutral) está basada, en particular, en
que el enmarcamiento del texto (el marco del cuadro, la encuademación del libro o los anuncios publicitarios al final de éste, la tos del actor para aclararse lavoz antes del aira,la afinación de los instrumentos por la orquesta, las palabras niBien, escuchen!, en un relato oral,
etc.) no se introduce en el texto. Desempeña el papel de señal que advierte del principio del texto, pero él mismo se encuentra fuera de los
límites de éste. Basta con introducir el marco en el texto, para que el
centro de la atención del auditorio se desplace del mensaje al código.
Más complicado es el caso en que el texto y el enmarcamiento se entretejenls, de tal modo que cada uno es, desde determinado punto de
vista, tanto un texto enmarcante como un texto enmarcado.
También es posible una construcción en la que un texto sea dado
como níuración interrumpida y otros sean introducidos en él en una
fomra intencionalmente fragmentaria (citas, referencias, epígrafes,
etc.). Se supone que el lector desarrollará esos gérmenes de otras construcciones estructurales hasta convertirlos en textos. Semeiantes inclu-
15 Sobre las
figuras de entretejedura, véase A. V. Shúbnikov
Sinmetriiau naake i iskusstae, Moscu, 1972, págs. 17.18.
108
y V. A.
Koptsih
siones pueden leerse como homogéneas respecto_al texto que las rot'ambién, como heterogéneas respecto a é1. Cuanto más intensadea
manifiesta está la intáducibilidad de los códigos del texto-in-
¡
*.ít.
tucalaci¿" y del código básico, tanto más sensible es la especificidad
de cada uno de ellos.
semiótica
-_
ño menos multifuncionales son los casos de codificación doble o
mriltipl. de todo el torto. Nos ha tocado señala¡ casos en qrre.el tea-
.ááin*¡a la conducta de la vida de las personas, convirtiéndola
uhistóricar,
y la conducta nhistórica" era considerada un sujet naw'
en
pintural6.
ral paru la
^TambiÉn
en este caso el aspecto retórico-semiótico es el más acen'
se acercan códigos lejanos e intraducibles uno al otro.
cuando
tuado
fuí, Viscontien Lapnion (filme rodado en el año 1950, en el apogeo
¿.itri""fo del neorrealismo, después de que el mismo director realizara La tinra tierubta) hizo pasaráemostrativamente el filme a través
del códieo de la ópeia. Sobie el fondo de esa dualidad general de planor .., Jl t.tt ro d. los códigos, ofrece c-t'adros en los que hace un
montaje de un actor vivo (Franz) con un hesco renacentr§ta'
La'cultura en su totaliáad puede ser considerada como uir texto.
Pero es extraordinariamente importante subrayar que es un texto com-
tro
pleiamente organizado que se descompone en una jerarquia de «textos
'enios textos""y qrre forma complejas-entretejeduras. de. tortos' Puesto
oo. i" rrooi" r"táUr" «to(o» .rr.i.o" en su etimología el sigrrificado de
il;;,ó;&;;, pod.*ot decir que mediante esa interpretación le devol'
vemos al concipto «te)fto>¡ su iignificado inicial.
16
véase I. M. Lotrnan, sut'i po tipobgaii fuftary,Tattt, 1973; véase también Pierre
Francastel, La réatitlfiguratiae,Éd. Gonthier, 1965, págs. 2ll-238'
109
I
{
t
t
j
il
d
q
I
d
{
i
i
activamenful auütorio,v deque esta imagen del auditorio influye
nolrnaoor.
cÓdlgo
cierto
paraél
?.,obr. el auditorio réal, d.virri.ndo
y
*,T:l-:¡11i
auditorio
del
ñri. .o¿ie. ,. irnporr. á la conciencü
clel domlruo
norrn" de"su propia idea sobre sí mismo, trasladándose
cultural'
colectividad
la
de
¡eal
ú Irfri"
-.',[; ¿.i".onducta
una relación
constituve
se
auditorio
el
v
que.tiene naturaoue no se caractenz, po, um recepción pasiva' sino
solo P:'-1Tl
no
distingue
dialógico.se
É2" d. diálogo. El diicurso
s1n: t1":1t"
ytDÚaPu€stos'
enunciados
dos
de
munidad de-cOdigo
t" Dresencia áe determinada menoria mmún en el destrnaoor
sen
;;ñ;,
*'
ti;;;
El texto y la estructura del auditorio"
;i;;..
".t
condición hace indes'
irdr;;;;;;;;d"-""ti;i. i. ""tt"i" de esta
todo texto se ca#;b[.ii[,o. i".". sentido, podemos decir quesrno
tamblen Por
iirteir no sólo por un código y un-comunicado'
de la m*
(estructura
;;;;";;.iJtt r'¿.t t*itrdá tipo de memoria
moria y carácter de lo que la llena)'
. dos
t - - -t-^^ )^ --¡i
Desde este Punto i;-;tá P"dgmos.distingur;r
!rP{el t,Tlüvolumen
.
La idea de que cada comunicado está orientado a un determinado
auditorio y sólo en la conciencia de éste puede rgalilarse Plenamente,
,u ., ,ro.í". Cuentan un anecdótico suéeso de la biograffa del cono.iáo -rt.-ático p. L. Chebyshev. A una conferencia del científico,
á.¿i.r¿" a los aspectos matemáticos del corte de la ropa, acudió. un
auditorio no previsto: sastfes, grandes señoras vestidas a la moda y
misma del conferenciante, o§uque
humano tiene forma de esp"ra
cuerpo
el
iímplificat,
Donsamos.
sólo los matemáticos,
quédaron
ia
sala
En
i.¡¿,] los i,rto .^ fuga.
El texto "seasombroso.
comienzoÁadade
eá
td
quienes ,ró h"[.ro,
y
semejanza'
imagen
a
su
creándolo
auditorio,
para
sí
un
leccionó,
otros. Sin
.*L"rgo, la primera-frase
Parece'mucho más interesante Prestar etención a los mecanismos
concretos de las interrelaciones entre el texto y su destinatario. Es evi'
dente que, cuando no coinciden los cÉdigos del remitente y el desti'
natario'(v la coincidencia de éstos sólo es posible como suposición
i.Ori.r, áur,." realizable a plenitud absolutá en el trato práctico), el
texto del comunicado se de?orma en el proceso de su desciframiento
por el receptor. Sin embargo, en este caso quisiéramos llamar la aten'
,obr.'otro aspecto dá este proceso: sobre cómo el comunicado
ii*
influye en el destinatario, transfom-rando la fisonomía del mismo.
Este íenómeno está vinculado al hecho de que todo texto (en particular, todo texto artístico) contiene lo que preferiríamos llamar una iman ..Tekst
Tartrt'
en
I.
M. L.,
Reproducido
9,L977,págs.55-61.
núm.
Toimetised,
ülikooli
Tartu Riikliku
Izhanrrye stat"i,Tallin, Alexandra, L992, t.I, págs. 161-166 ' [N' drlT']
i
struktura auditorii,',
et
SemeiotiV.
Tru$ po znahmrym
sistemam,
dad discursiva.
uno
está
dirigido al deslinatario abstracto,
que transmite el comunicado
;;;t;;;oria es ';;;;;o[id" for elpártador
de lalengua dada' El
como el volumen pt"pi" át t"ttquier
a
el hablante
quien
a
;;".ü Jirü6 i- iit.rlocotor .or,.ieto, y ef volumen.cle
mecuya-ve,
ouien el que áscribe conoce personalmente'
conoce perfectamente el destinador. lal contfaPoslá. ,i¿uiJ.¿ discursiva no debe ser identificada
forma oral del discur'
."1f, *U"sis': uforma .r.,i " del discurso e+
aJ' Vachek a la
ejemplo'
por
id."dfi;i¿;
áori, individual
;id¡;;;.rf..i.r
;#.'il;i*,.
ádt"",
ñ;;ü;'J"tár.i.".tofonema/grafem"'?.:o*11t:{:^,:t1':r:Yaesta
Poslclon,
municad'o escrito, son de un mismo tipo. Desde
ion Saursure, sehalando la contradicción enresPecto
sobie la independencia de los hedros lingüísticos
ili;;;.nlole*i",
;;i;ü;
('s!'
signos y sus correlalos
de la substanti" *"ttiáát su expresión
uná expresión uniforciones fepresentan;rt"i;; valor, deben ricibir
en los sigrros es;;; .oiqui.t t"t ti"t --porconsiguiente' también
vlaclara diferencia estmctuffi;;;, ñ-;;ü á lot at?au¿ticos-') escritos
y orales ("como con'
,J; í; l"tur¡á de los comunicados
_**-oG.Révzinael.I.Revzin,"Semioticheskiielaperimentnastsene.Naru.
shenie postulat,
no*.l,riü'áLrrr.n.ri,
kak dramaturg,ic'heskii prüom", uch. Zap.
r ¡s, '. '.
J"".áz
iíznaknt¡'n
téÜ,
^";Vilr".I.ü"tr,.r.-"ñp'"ú'r-.á.ng-¡"¡"gáírytu":..r"]!b:-!.9:f:!{*"
sistemam,V, Tarru' 1971' pág§' 24-0
sa, Tra$'
tichukii tutzhok, Moscú,
I. A. Baudoin ¿. Co,rrt
burgo, 1912.
iarvk"' ibídm;
iiíiJ.'ói ü".ti.t, "t'is'mJn"¡ iazvk i pechamvi
iazlku, San Peters-
r,ri,
,i"iiri¡¡
isskogo
piima'kntiskomt
111
110
trapeso a esto, se ha de señalar la circunstancia de que los enunciados
escritos
lo menos en las colectividades
üngtiísticas
cultas-
mugftran-por
cierta independencia con respecto a los orá1es...")3.J. Vachek
explica lanaaralezade esta última autónomía de la siguientá manera:
«La tarea del enunciado oral consiste en reaccionar dá la manera más
inmediata posible a uno u otro hecho; en cambio, el enunciado escrito fija determinada actitud hacia una u otra situación por un periodo
más prolongado,l.
Sin embargo, el grafema y el texto (escrito o impreso) son fenómenos esencialmente diferentes. El primero pertenece al código linsüísti
co y es realmente indiferente a la naturali za de la encamáción -material. El segrrndo es un comunicado funcionalmente específico. pode-
mos mosüar que las propiedades que distinguen el comunicado
escrito del oral, están determinadas no tanto poila técnica de la explicación como por la relación con la oposición funcional uoficial e»lntimo". Esta propiedad no está determinada por la realidad materiar de
Ia e4presión-del-texto, sino por la relación dá éste con los textos opuestos por su función. Tdes oposiciones pueden ser: comunicado uoral
++ escrito", ono imp¡eso e+ impresor, ndecla¡ado ex catbedra++ confidencial". Todas estas oposicionés pueden ser reducidas a la oposición
"oficial: poseedor de autoridad ++ no oficial: carente di autoridad,. Es indicativo el hedro de que, al comparar las oposiciones ooral
+» escrito (manuscrito),, y ug5crit6 (manusirito) ++ impreso,, lo ma-
nuscrito en un caso interviene como funcionalmente igüal a lo impreso, y en el otro, a Io oral.
. No obstante, parece conveniente señdar la dependencia, en Ia
elección de esos grupos funcionales, respecto del caiácter del áestinatario que es construido por el propio texto. EI trato con el interlocutor sélo es posible cuando existe cierta mernoria en común con é1. sin
embargo, a este respecto, existen diferencias esenciales enüe el texto
dirigido a cualfiaier destinatario y el que tiene la mira puesta en cierta
persona concreta y_mnocidapersonalnmtepor el hablante. En el primer
caso, el volumen de la memoria del destinatario es construido .o*o
el volumen gblrgatollo para cual4uir hablante la lengua dada. Está
desprwisto de lo individual, es a6stracto y encierra sójo cierto mínimum irreducible. Es natural que cuanto más pobre es la memoria,
tanto más detallado, más extenso debe ser el comunicado, tanto mái
inadmisibles son las elipsis y las reticencias. El texto oficiá construye
3
J. V-achek, "K probleme pis'mennogo iazy[,a, pfu,. 252 .
a lbtulan, pág.528.
112
un intedocutor abstracto, portador e:<clusivamente de la memoria común, desprovisto de otperiencia personal e individual. Tal texto puede
estar dirigido a todos y cada uno. Se distingue por el carácte¡ detallado
de las orplicaciones, por la ausencia de sobreentendimientos, abreviaciones y alusiones, y por su aproximación a la conección normativa.
De un modo distinto se construye el texto dirigido a un destinatario conocido personalmente, a una persona designada Para nosotros
no por un pronombre, sino por un nombre propio. El volumen de su
memoria y el carácter de lo que la llena nos son conocidos e íntimamente afines. En este caso, no hay ninguna necesidad de recargar el
texto con detalles innecesarios que ya existen en la memoria del destinatario. Para actualiza¡los basta una alusión. Se desarrolla¡án construcciones elípticas, una semántica local que tiende a la formación de
un lexico "doméstico", .,íntimor. Se apreciará el texto no sólo por la
medida de comprensibilidad para un destinatario dado, sino también
por el grado de incomprensibilidad para otross. Así pues, la orientaiión a uno u otro tipo de memoria del destinatario hace recurrir, ora
na un lenguaje para otrosr, ora a «un lenguaje para sí": a una/e las dos
potencias estructurales contrarias ocultas en la lengua natural' De ese
modo, dominando cierto repertorio, relativamente incompleto, de códigos lingüísticos y culturales, se puede dilucidar, sobre la base del
anrálisis de un texto dado, si éste está orientado a usu" auditorio o a
uno .ajenor. Al reconstruir el carácter de la "memoria común, indispensable para la comprensión del texto, obtenemos la nimagen del auditorio, oculta en el texto. De esto se sigue que el texto contiene, en
forma compactada, el sistema de todos los eslabones de la cadena comunicativa, ¡ del mismo modo que extraemos de él la posición del
autor, basándonos en él podemos reconstruir también al lector ideal.
El texto, hasta tomado aisladamente (pero, Por suPuesto, en presencia
de determinadas informaciones resPecto a la estructura de la cultura
que lo creó), es una fuente importantísima de juicios resPecto a sus
propios vínculos pragmáticos.
5 La identificación del comunicado comprensible para todos, dirigido a todos a
con el comunicado oñcial y poseedor de autoridad, sólo es inhe¡ente a una
determinada orientación cultural. En las cultu¡as en las que los textos destinados al trato con Dios (que parten de Dios o estín dirigidos a él) reciben caracte¡izaciones de va'
lor superiores, la idea del carácter ilimitado de la memoria de uno de los ParticiPantes
de la comunicación puede volver completamente esotérico el texto. Una tercera perso'
na incorporada a tal acto comunicativo valora en el comunicado precisamente la inde su condición de admitido en ciertas esferas se'
comprensibilidad del mismo
-sigro
cretas. Aquí la incomprensibilidad es idéntica a la posesión de autoridad.
I
eada ano,
113
Esta cuestión se complica de una manera pecuriar y adquiere una
importancia especial cuando se trata de los textos artísücos.'
En el texto artístico la orientación a cierto tipo de memoria colecti;va ¡ por consiguiente, a una estructura del auditorio, dqrio.
,rr, .rrácter esencialmente distinto. Deja de estar automátióamüte implíci.
ta en el texto y deüene un elemento artístico significativo
t.r a..Ir, ri
bre),.que puede entrar en relaciones de juego con el texto.
llustraremos esto.con varios ejempros" de l, po.ri" rusa del si
glo xm y principios del siglo rur.
. En la.jerarquía de los géneros de la poesía del siglo xurr, era determmante la. rdea de que cuanto más valiosa es la poesía, tanto más
abstracto es el destinatario al que ella se dirige. La persona l" qr.
otá
dirigido el poema,. es .onsúuida como .t"port lior á. "
extremadamente abstracta
a todá h cultu¡a y ioarlr-nr.
ción6. Aun si se trata de un -común
" ,
destinatario compl.t"Á."tJ r.ri
do personalmente por. el poe?, l, .u¡uá.iá"
como texto poético exige que lo tratemos como si desiinatario
v el
,""--IÁo¡,
.""*r-
ü;;riü; áJi*,"
texto no artístico dirigibaia desde el punto de vista del prestigio, del
ffi.r,.rrár carácterísticos son los casos de las
ffi],"i]"o!;il;.¿.
Derzhavin compuso Poarala
abreviaciones en te:rtos;"fl;g;;' Cuandg
yace
de Suvórov la lapidaria inscripción "Aquí
Yuv?r?\el": ParhuDleran
ntual'
al
conforme
que,
,iá a. qo. todas las informaciones
comemoria
la
en
inscritas
est;ban
oodido
t*"r" ser escritas ." 1" Upia',y
a. r" nita;;, y del Esádo podían.ser omitidas'
del auditorio que realizan los
polo
**¡"
El
opuesto.r-ir-.*.áiación
lector'
Este, en el texto impreso.dingrdo a todo
alusió¡lo
una
omite consci.ntemenácomo conocido o sustituyJpor
pecirculornuy
solamente
conocido
Por^un
era
á,r. a ciencia cierta
textos
ie kshkin.
i;:r,i::n:'ffi ;,'fl f :;trHürffj",;wi%frÜilfjíii
20, págs' 365-367) contiene las
ii
éÁ
tWii**tn¡¡ Vestnik,l'i7,V,núm.
líneas:
Con palabras del profetico qo.tlt .
tamÉi¿n a mí miestá permitido decir:
il
autor dispusieran de una memoria común ,¿to .o-á--i.-uiár'¿.
una misma colectividad estatal y portadores de una
gl
destinatario concreto asciende por la escala a. l"r ,.1"i.r,-.."fi"i¿"dose en
"uno de todos,. {si.¡rcir ejemplo,- v
ma dirigido al conde Z. G.
ihemishev:
Temira, Dafne Y Lileta están,
*irr""l."*r.
Máik";;;i;;;".-
iOh, tú, héroe probado por los azares,
A quien veían como unlíd.,
las filas rusas
Y sabían cuán grande era tu alma
Cuando actuabas contra Federico!
peqny{, cuando ese monarca se volvió aliado nuestro,
Probó él mismo tu valentía e inteligenciaT.
Se supone que los hechos
{9la biogaffa de Chemfshev no están contenidos en la memoria de chemt'sÉev (puesto qué no están
en Ia memoria de los otros lectores), y en LI po.rir" dirigiio , & *ir"rálJr..ta debe. recorda¡ y explicar quién ei el tal ChJmÍrh;;. ó--iAl,í;r-
tornaclones conocidas tanlopo-r el_autor como por el destinatario,
es
imposible, ya que eso trasladiría el mensaje ,of.-". , t"
,.¡., á¿,
El lector contemporáneo nuestro' queriendo
;;i[.1leer
';bt.*
saber
en quién
se debe
apela al.comentario y esque se trata de Délvig y que se hace referencta a las slguentes
la orpresiá'froftticó pott""
líneas dásu poema "Fan)'':
Temira, Dafne Y Lileta
H".. ti.mpo, como un sueño, están olvidadas por mi
Y oara la memoria del Poeta
üs gu"td" sólo mi logrado versoro'
en el año 1922-se publicó
Sin embargo, no se debe olvidar que sólo
los
E¡
:H,ffioiá"J;,
este Doema.
1827
.ti'¡" ptiblic"do y no era conocido por
"o
pá*U"11!,oUr.."tl"de
la masa tundamental
tenía
los iñ;t r0 del siglo ru(-, Puesto que Délvig
á;-i;;É¿t s de-ri
los
iniciales,
ios.po.mar
hacia
i"r-*riirl*"r"r¿üri;;"t reüra
los
no
redrazado
había
que
y los
i*ptir.f" ¿. manera -"y *1ttti"a,
difundía en coPias manuscñtas'
t
Aqyí no se trata de la memoria real de la coleaividad de toda la nación,
sino de
la memoria común ideal de la totalidad nacio"al iJea!
re.onrt oibt. rou.. i.-¡"r. á. u,
teorías del siglo xun.
.
Como un sueñá, por mí olvidadas hace tiempoe'
7 Vasili Máikov,
Izbr. proizaefun¡h, Moscú-Leningrado, 1966, pág.276.
lt4
8 G. Derzhavin , Stijonormiia,{.rningrado),
19-47^'
pág' 202'
, P"rhñ:iarl: *ír.
vL L4'An§SSB' !^)l'ca,e lat
*'Dá,i;:' Ñid*n1e 'o'h.,t.
stijonorniia. Petersburgo' 1922' pág' 50'
115
los
lectores a un texto que a ciencia
***::*:Sl:.l"ol.a
ciertanoconocíen.¿ou¿;;;;I.J;ffi
iÉrffiT".r?;H;,1'.'.',1
tre ,#:iT'nor..",i^t,^d,ais,ioi-o;;ü';;;i^ffi
los lectores nórpñ;l-. )^ D-.^-.--.: n
ffi.idl.
ff
H,l:'"'"*::*ll:*::':':".;;;ú;l'.*il;:i.?':l?"?T;
:ii,f"'^$:::.*f .,TlI:d;iL;;;Gro5.#[;r,*.f; :Hfi :"j
;il*:l*po"ibr.m*t.,un.,-i."J-áü*i:::;ffi:*..ffi ljff :
conocido.
i;;:.:ffi :rLiceo,,.Enese.r;É,;r-p*;á"¿.#il1,s".,1,.1,1HÍ;
,
Así pues,
,.o"^j: puslkin, en primer lug*, prrtí" el
auditorio
en dos grupos: uro
para el cual el texto era
comprensibre e íntimamente
-.f:Trdrr";ry..:;igro,
conocido,
masa fundamentar de Ios
lectores, que sentían
podían descifrarla. Sin
comprensión
q*.
,n, posición de cono
del poeta,oUtigrU.
a imasnarse así mis:Tl.::.^,r:,r.o
mos
prec^amente en tal ¡elación
"io,l..torc
.o,
.ro,
*.ro1.
segunda acción del texto
lomo resultado,la
era que t
cadalectora
Ia posición
de amigo íntimo del autor,
páseedor
especial,
única
comuni
dad de memoria con ¿1,
lalectura, en una persona que conoce al autor en el grado.que el
autor desee indicar. Cónespondlentemente, el autor cambia el voludura
m.n de la memoria del lectór, puesto que, al recibir el texto de la obra,
auditorio, en virtr¡d de la coñstrucción de la memoria humafia, pue-
el
de remrdar lo qae dtsconocía.
Por una pntt , .l autor le impone al auditorio la naturaleza que
tendrá su memoria, y por otra, eltexto guarda dentro de sí la fisonoÁi. jA auditorior3. Élinvestigador atentó puede extraerla, analizando
el
texto.
fl"
."?i;;;;;id, i,#.".
i. .i,#"'.lrg.
:l!*t:,J,
rrhJJ*
á;;,
y-c-aíüñH,
* rli:tiñ;;;-jiü
Aquí el tector
el de llamar a un niño
nes.
.onll
dJ;licarsemediante
alusio.
contrario a uno como
es
oii.ií_¿
traslado
perso_
de
las
nas íntimamenre conocid*,
ü;;;i;i#'fL.ra, cual, (cfr.:
Sergueich!--diio er marido,toc,ínío]"
..r .r prb* debajo de ra"ilvá
barbilra.
Pero yo de nuevo t
Nadie, exceDto
"é.ápiá;;;;i;#b.rsr.ich.
yo, debía
poitrrgó
d.d;,,Fri';;
il;;;ffimirarlo
io#1.';cidrr,?-el'r,o;i,;*"i:r1jft *:rJIff :
nombre
.".r..t-"-ñi;#;i;
empreo de los ¡ecursos
(*i;;ilente:
Ia jerarquía nofi_
cialidad
intimidad').ú;;;';]"o];ffia estádedeterminado
por
la relación extralingüísíi;+#;".fiili*"
o er oyente. EI iex:: *:i:: hace qü¡.t rudito¡o.oiá#r' j"r,rtema de las posiciones
;;::ilil3',:;:J.,,.,ffrfi ,Í'ji*ñ,,j".#ffi
sin embareó.
de los lenguaiei oficiaro íntimo
l,r:l;:*$;tr
rl
13 A esto está vinculado el carácter esencialmente diferente de la destinación de los
por
textos ;rtístico y no artístico. El texto no artístico es leído (en la situación ngqnd)
,ár.t, o,ri.n átá dirisido. La lectura de caftas aienas o el entrar en conocimiento de
.JÁr"i.'.¿or destinadás a o$o, esán prohibidos desde el Punto de üsta ético. El tex'
,rtir,l.", por regla general, es percibido no por aque1. a quien está dirigido: el qoeTra
de amor ré.'ru.luJobJ.to de pu[licación impresa, el dia¡io íntimo o la prosa epistolar
,6l, p;;stas .r, .ono.í*i.rrto general. Podemos considerar como uno de los rasgos dis'
e. trabajo del texto ,¡üsti.o la divergencia entre el destinatario formal y el real.
r
;;;.t
Mient¡as el poema que contiene la declaraiión de amor es conocido exclusivamente
,f"i.i p.rroá que le inspiro ese sentimiento.al. autor, desde el punto.deista
'funcional el táto rro esü..n *áo como un texto artístico' Sin embargo, publicado en
un. Ñr,., r. *elve una obra de arte. B. V. Tomashevski formuló la suposición de que
pushkin le regaló a la Kem un poema posiblemente escrito ya hacía tiempo y nolara
p",
.*
n".rt áo turo lugar el proceso inrr.no, desde el punto de üsta funcional el texá.,rt n. reducido. un hé*ro biog*ífico (la pubficáción lo convirtió de nuevo en
.1f..
i"
arte; se ha de subrayar que lo que tiene una importancia decisiva no es.el. he'
casual de ú puÉficación, sino [a orientación a la utilización pública).
vista, el inspector de_ correspondencia que le-e cartas. aienas experi'
punto
de
ó..d. ert.
menta emociones r€motamente comparables con las estéticas. Cfr. en El inspeAor,el ra'
,á".*i."to de Shpekin: .,..iÉsta es úna lectura superinteresante! Algunas cartas las- lee
uno .on d.l.it . Se describen de tal manera diversos pasajes... y qué aleccionado¡...- iMe-
fr..fr" J.
.ho r.l"tiu"m.nte
Cfr. en el poema de pushkin, del
año lgl9, ,,A Shcherbinin,:
{1diré iunto a Ia puetta del sepulcro:
"iRecue¡das a Fann¡ qr.¡á, ñi"i""
y suavemente no,
son¡ei¡emo,
aor.
io, q.,. .r, 1", Gacetas de Moscú!, §. V' Gógol, Polzoe sobranie soibinatü t' IV, Izd' AN
rsSr, p¿g. l7). El "juego con el destinatario" es u¡* gqopiedad del texto artístico'
Si" .-U-g", pi.cis"-.nte áes textos, por así decir, dirigidos no a aquel qrre 5s s¡¡i/s
i*
(II, Iibro
semeinoescbast'e,sobranicsoehinniit,
,rr."ro1'.*'Tolstoí,
'SSSñ,
1, pág. 88)
l+itotaj,t. III,Moscu,
para el lector una escüeh de transformación, enseñándole la capaci
de punto de vista sobre un texto y de iugar con diversos tipos de me'
á. .[o., dáui.i.,.,
1951,
á"d J.
l"*birt
moria social.
11.6
tt7