INFORME
del Observatorio Latinoamericano de Pobreza
2010
Análisis de la arquitectura de las
heterogeneidades sociales, los riesgos sociales
y las políticas públicas
aplicadas en 9 países de América Latina
Asociación de Universidades Confiadas a la
Compañía de Jesús en América Latina
José Morales Orozco SJ
PRESIDENTE
Susana Di Trolio
SECRETARIA EJECUTIVA
RECTORES DE UNIVERSIDADES:
Dr. Juan Luis Orozco, SJ
RECTOR DEL INSTITUTO TECNOLÓGICO Y DE ESTUDIOS SUPERIORES DE OCCIDENTE
Dr. Marcelo Fernandes de Aquino, SJ
Mtro. Gerardo Valenzuela Rodríguez, SJ
RECTOR DE LA UNIVERSIDADE DO VALE DO RIO DOS SINOS-UNISINOS
RECTOR DE LA UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA LEÓN
Dr. Joaquin Sánchez, S J
Dr. Felipe Portocarrero Suárez
RECTOR DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA BOGOTA
RECTOR DE LA UNIVERSIDAD DEL PACÍFICO
Lic. Fernando Montes, SJ
Lic. Pablo Mella, SJ
RECTOR DE LA UNIVERSIDAD ALBERTO HURTADO
DIRECTOR INTERINO DEL INSTITUTO FILOSÓFICO PEDRO FRANCISCO BONÓ
Dr. Manuel Corrales Pascual, SJ
Dr. Eduardo Casarotti, SJ
RECTOR DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL ECUADOR
RECTOR DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL URUGUAY
Dr. José Morales Orozco, SJ
Dr. José Virtuoso, SJ
RECTOR DE LA UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA CIUDAD DE MÉXICO
RECTOR DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA ANDRÉS BELLO
Mtro. David Fernández Dávalos, SJ
Dr .Arturo Sosa, SJ
RECTOR DE LA UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA PUEBLA
RECTOR DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL TÁCHIRA
MIGUEL SANTIAGO REYES HERNÁNDEZ
COORDINADOR DE LA RED DE HOMÓLOGOS DE POBREZA DE AUSJAL
Informe del Observatorio Latinoamericano de
Pobreza 2010”
Análisis de la arquitectura de las heterogeneidades sociales, los riesgos
sociales y las políticas públicsas aplicadas en 9 países de América Latina
Diseño editorial y portadas:
Julio Parra M. / Paola Galeazzi Z.
Material gráfico e ilustrativo:
Ana Cepeda / Pedro Bouret
Mayahuel Morales Pascacio
Edición:
Marc de Ramón C.
Coordinación y Seguimiento Editorial:
Eduardo Gómez Gómez
Primera edición, Agosto de 2011
978-607-7901-13-6
D.R. © UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA PUEBLA
ISBN:
Impreso y hecho en México • Printed and made in Mexico
ÍNDICE│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
9
AGRADECIMIENTOS
15
RESUMEN EJECUTIVO
16
MARCO CONCEPTUAL
25
27
28
28
29
29
29
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32
32
32
33
I. EL ANÁLISIS DEL DÉFICIT SOCIAL Y DE LA POLÍTICA SOCIAL
II. RIESGOS SOCIALES
Riesgos n
ontinente
e un in enestar
c s bi
El iesgo n r a iencia
e l ocial
c
s
Nociones
riesgo”
de “
Fuentes
oducción
de pr
iesgosde r
III. LAS HETEROGENEIDADES SOCIALES EN AMÉRICA LATINA
IV. EL ESTUDIO DE LAS HETEROGENEIDADES
Tratamiento
as terogeneidades
de l he
Conceptos clave para la operacionalización del concepto de heterogeneidades
El oncepto c onglomerados
de c
ECUADOR: ESTRUCTURA DE RIESGOS SOCIALES Y RESPUESTA DE POLÍTICAS PÚBLICAS
INTRODUCCIÓN
I. LA DIMENSIÓN ECONÓMICA DE LOS RIESGOS ASOCIADOS A LAS CONDICIONES DE VIDA DE LA POBLACIÓN
1.1. Contexto macroeconómico en que se inscriben los riesgos sociales
II. ANÁLISIS DE LAS HETEROGENEIDADES SOCIALES: LOS FACTORES TRAS LAS INEQUIDADES
2.1. Contexto macro social, los indicadores tradicionales de pobreza
2.2. Caracterización de las heterogeneidades en Ecuador
2.3. Identificación y descripción de los bloques intranacionales
III. DETERMINACIÓN DE LA ESTRUCTURA DE RIESGOS NACIONAL
3.1. rincipales
P
llazgosha
IV. LA POLÍTICA SOCIAL APLICADA COMO RESPUESTA A LOS RIESGOS SOCIALES
4.1. Estructura básica del sistema de protección social
4.2. a nversión
L i ocial s
4.3. strategias
E
ntervención
de i
V. REFLEXIÓN CRÍTICA SOBRE LOS HALLAZGOS DE LA INVESTIGACIÓN
5.1. Reflexiones en relación con la estructura de riesgos sociales y sus heterogeneidades
5.2. Reflexiones en torno a las políticas aplicadas en función de los elementos productores de inequidades
5.3. Reflexión prospectiva: posibles tendencias, sostenibilidad de las políticas vigentes y advertencias
VI. RECOMENDACIONES DE POLÍTICA ORIENTADAS A CORREGIR LAS INEQUIDADES
DESIGUALDAD DE OPORTUNIDADES, VULNERABILIDADES Y POLÍTICA SOCIAL EN COLOMBIA
INTRODUCCIÓN
I. LOS RIESGOS SOCIALES ASOCIADOS A LAS CONDICIONES DE VIDA EN COLOMBIA
1.1. El empleo y las vulnerabilidades de la fuerza laboral
1.2. La condiciones de vida de los hogares colombianos
II. DESIGUALDAD DE OPORTUNIDADES Y HETEROGENEIDADES SOCIALES
2.1. Desigualdad en la distribución del ingreso y la riqueza
2.2. recha B
bana ur
ural y
r
2.3. Heterogeneidades sociales y bloques intranacionales
III. CARACTERIZACIÓN DE LA POLÍTICA SOCIAL
3.1. El Sistema de Protección Social de Colombia
3.2 Política pública de Atención a la Población Desplazada en Colombia
3.3 Magnitud y asignación del gasto público social
IV. LOS ACTORES Y LAS RELACIONES DE PODER EN EL BIENESTAR SOCIAL
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ÍNDICE│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
4.1 El rol de los gobiernos nacionales en la definición de la política social
4.2 La población desplazada y los jueces de la Corte Constitucional
V. R EFLEXIÓN GLOBAL
5.1. Balance de la política social en Colombia
5.2. Política social e inclusión de grupos marginados
5.3. La “cascada” de programas sociales focalizados
5.4 ecomendaciones
R
URUGUAY: ESTRUCTURA DE RIESGOS SOCIALES Y RESPUESTA DE POLÍTICAS PÚBLICAS
INTRODUCCIÓN
I. LA DIMENSIÓN ECONÓMICA DE LOS RIESGOS ASOCIADOS A LAS CONDICIONES DE VIDA DE LA POBLACIÓN
1.1. Contexto macroeconómico en que se inscriben los riesgos sociales
1.2. Breve descripción del contexto macro político
II. ANÁLISIS DE LAS HETEROGENEIDADES SOCIALES: LOS FACTORES TRAS LAS INEQUIDADES
2.1. Contexto macrosocial, breve análisis a partir de los indicadores sociales tradicionales
2.2. Caracterización de las heterogeneidades en Uruguay
III. DETERMINACIÓN DE LA ESTRUCTURA DE RIESGOS NACIONAL
IV. LA POLÍTICA SOCIAL APLICADA COMO RESPUESTA A LOS RIESGOS SOCIALES
4.1. Las políticas sociales sectoriales: una etapa de reformas dispares
4.2. Inversión social: el gasto social en Uruguay
4.3. Estrategias de intervención: la creación del MIDES
4.4. l ANESE P
V. R EFLEXIÓN CRÍTICA SOBRE LOS HALLAZGOS DE LA INVESTIGACIÓN
5.1. Reflexión rítica obre
c os s llazgos
l ha
5.2. Políticas aplicadas ante los factores de las inequidades
VI. RECOMENDACIONES DE POLÍTICA ORIENTADAS A CORREGIR LAS INEQUIDADES
CHILE: ESTRUCTURA DE RIESGOS SOCIALES Y RESPUESTA DE POLÍTICAS PÚBLICAS
INTRODUCCIÓN
I. LA DIMENSIÓN ECONÓMICA DE LOS RIESGOS ASOCIADOS A LAS CONDICIONES DE VIDA DE LA POBLACIÓN
1.1. Contexto macroeconómico en que se inscriben los riesgos sociales
1.2. Breve descripción del contexto macro político
II. ANÁLISIS DE LAS HETEROGENEIDADES SOCIALES: LOS FACTORES TRAS LAS INEQUIDADES
2.1. Contexto macrosocial, breve análisis a partir de los indicadores sociales tradicionales
2.2. Caracterización de las heterogeneidades en Chile
III. LA POLÍTICA SOCIAL DE CARA A LOS RIESGOS SOCIALES
3.1. Caracterización de la política social actual
IV. REFLEXIÓN CRÍTICA SOBRE LOS HALLAZGOS DE LA INVESTIGACIÓN
V. R ECOMENDACIONES DE POLÍTICA
PERÚ: ESTRUCTURA DE RIESGOS SOCIALES Y RESPUESTA DE POLÍTICAS PÚBLICAS
I. LA DIMENSIÓN ECONÓMICA DE LOS RIESGOS ASOCIADOS A LAS CONDICIONES DE VIDA DE LA POBLACIÓN
1.1. Contexto macroeconómico en que se inscriben los riesgos sociales
1.2. Breve descripción del contexto macropolítico
II. ANÁLISIS DE LAS HETEROGENEIDADES SOCIALES: LOS FACTORES TRAS LAS INEQUIDADES
2.1. ontexto C acrosocial
m
2.2. Caracterización de las heterogeneidades en Perú
III. DETERMINACIÓN DE LA ESTRUCTURA DE RIESGOS DE PERÚ
3.1. rincipales
P
llazgosha
IV. LA POLÍTICA SOCIAL APLICADA COMO RESPUESTA A LOS RIESGOS SOCIALES
4.1. La gestión de las políticas sociales en Perú
4.2. rincipales
P ogramaspr ociales s
V. R ECOMENDACIONES DE POLÍTICA ORIENTADAS A CORREGIR LAS INEQUIDADES
5.1. a eforma
L r l stadode E
5.2. ejorando
M os ogramas
l pr ociales s
RECONSTRUCCIÓN DE LA POLÍTICA SOCIAL EN MÉXICO
I. LA DIMENSIÓN ECONÓMICA DE LOS RIEGOS SOCIALES
1.1. Evolución del PIB y sus principales componentes
1.2. Colapso de la inversión bruta fija, el financiamiento privado y de la banca de desarrollo
1.3. El papel declinante de la banca de desarrollo
1.4. mpleo, E sempleo
de nformalidad
ei
1.5. Retos y políticas públicas frente a la Informalidad
1.6. Política fiscal
│6│
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106
106
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111
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175
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176
176
178
179
ÍNDICE│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
1.7. l sto E ga
ico públ
1.8. Evolución y distribución reciente del gasto social
1.9. Evolución del gasto para la superación de la pobreza
II. ANÁLISIS DE LAS HETEROGENEIDADES SOCIALES: LOS FACTORES QUE GENERAN LAS INEQUIDADES EN MÉXICO
2.1. ntroducción
I
2.2. Estudios sobre pobreza y desigualdad en el país
2.3 Heterogeneidades sociales: los factores tras las inequidades
III. DETERMINACIÓN DE LA ESTRUCTURA NACIONAL DE RIESGOS SOCIALES
IV. CARACTERIZACIÓN DE LA POLÍTICA SOCIAL ACTUAL
V. CONCLUSIONES
5.1. Articulación de las políticas económica y social, con base en la nueva concepción operativa del bienestar social
5.2. El enfoque de derechos en el bienestar social
5.3. Repensar las matrices básicas de la actual política social frente a nuevas ideas emergentes
5.4. La política social federal y su articulación con los distintos niveles de gobierno
5.5. La política de las políticas sociales
LAS HETEROGENEIDADES SOCIALES EN VENEZUELA
I. INTRODUCCIÓN
II. CONTEXTO DE LA POLÍTICA SOCIAL VENEZOLANA
2.1 El proyecto de la Revolución Bolivariana y las reformas institucionales
III. PANORÁMICA DE LOS ESTUDIOS SOBRE ESTRATIFICACIÓN Y POBREZA EN EL PAÍS
IV. BALANCE DE LOS INDICADORES SOCIALES TRADICIONALES EN EL PAÍS
4.1 obreza P
4.2 ducaciónE
4.3 nserciónI aboral l sempleo
y
de
V. ANÁLISIS Y PROCESAMIENTO DE LOS DATOS
VI. EL MODELO RESULTANTE
VII. DESCRIPCIÓN DE LA ECONOMÍA VENEZOLANA CON BASE EN SU SECTOR PÚBLICO
7.1 Antes
de 1999
7.2 Balanza de pagos, reservas internacionales y tipo de cambio
7.3 El sector público y el crecimiento económico
7.4 Los gastos del gobierno general
7.5 Ingresos y gastos del gobierno central presupuestario, y su relación con el sector público restringido
7.6 Dinero, inflación y remuneraciones a los asalariados
7.7 onclusiones
C
VIII. LA DINÁMICA DEL EMPLEO
8.1 La oferta de mano de obra
8.2 a structura
L e l mpleo
de e
8.3 esempleo
D
8.4 Las condiciones de la ocupación
8.5 olítica aboral
P
l
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REPÚBLICA DOMINICANA:
ESTRUCTURA DE RIESGOS SOCIALES Y RESPUESTA DE POLÍTICAS PÚBLICAS
INTRODUCCIÓN
I. LA DIMENSIÓN ECONÓMICA DE LOS RIESGOS ASOCIADOS A LAS CONDICIONES DE VIDA DE LA POBLACIÓN
1.1. Contexto macroeconómico en que se inscriben los riesgos sociales
1.2. Breve descripción del contexto macropolítico
II. ANÁLISIS DE LAS HETEROGENEIDADES SOCIALES: LOS FACTORES TRAS LAS INEQUIDADES
2.1. Contexto macro social, breve análisis a partir de los indicadores sociales tradicionales
2.2. Estudios de pobreza en República Dominicana
2.3. Caracterización de las heterogeneidades en República Dominicana
III. DETERMINACIÓN DE LA ESTRUCTURA DE RIESGOS NACIONAL
3.1. rincipales
P llazgosha
3.2. Implicaciones de política derivadas de la estructura de riesgos sociales y sus heterogeneidades
IV. LA POLÍTICA SOCIAL APLICADA COMO RESPUESTA A LOS RIESGOS SOCIALES
4.1. Estructura básica del actual sistema de protección social
4.2. Arquitectura institucional para las políticas sociales vigentes
4.3. a nversión
L i ocial s
4.4. Estrategias de intervención: modalidades de entrega, cobertura del sistema y modelo de financiamiento
4.5. rincipales
P ogramaspr ociales s
V. REFLEXIÓN CRÍTICA SOBRE LOS HALLAZGOS DE LA INVESTIGACIÓN
5.1. Reflexiones en relación con la estructura de riesgos sociales y sus heterogeneidades
5.2. Reflexiones de las políticas aplicadas, en relación con los factores productores de inequidades
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295
297
ÍNDICE│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
VI. RECOMENDACIONES DE POLÍTICA ORIENTADAS A CORREGIR LAS INEQUIDADES
A. ortalecimiento
F
a nstitucionalidad
de l i
B. Fortalecimiento de la esperanza: la vuelta a lo público
C. conomíaE olidaria:s
lternativa
una a
D. Declaración de los ámbitos geosociales y los estratos extremos en estado de emergencia
RECONSTRUCCIÓN DE LA POLÍTICA SOCIAL DO BRASIL
INTRODUÇÃO
I. LA DIMENSIÓN ECONÓMICA DE LOS RIESGOS ASOCIADOS A LAS CONDICIONES DE VIDA
1.1. Conflitos de interpretação: o economicismo e a confluência política e cultural
1.2. O contexto macroeconômico dos riscos sociais
1.3. O contexto macro político dos riscos sociais
II. ANÁLISIS DE LAS HETEROGENEIDADES: LOS FACTORES DE LAS INEQUIDADES
2.1. Contexto macro social: análise de indicadores sociais tradicionais
2.2. Caracterizassem de lãs heterogeneidades brasileiras
III. DETERMINACIÓN DE LA ESTRUCTURA DE RIESGOS NACIONAL
3.1. rincipales
P llazgosha
3.2. Implicaciones de política de la estructura de riesgos sociales y sus heterogeneidades
IV. LA POLÍTICA SOCIAL APLICADA COMO RESPUESTA A LOS RIESGOS SOCIALES
4.1. Estructura básica del actual sistema de protección social
4.2. La inversión social em políticas públicas brasileiras
4.3. Estrategias de intervención: modalidades de entrega, cobertura del Sistema, y modelo de financiamiento
4.4. Programas sociais (Projetos emblema): Programa Bolsa Família
V. R EFLEXIÓN CRÍTICA SOBRE LOS HALLAZGOS DE LA INVESTIGACIÓN
5.1. Reflexiones en relación con la estructura de riesgos sociales y sus heterogeneidades
5.2. Reflexiones de las políticas aplicadas, en función de los elementos productores de inequidades
5.3. Reflexión prospectiva: posibles tendencias, sostenibilidad de las políticas vigentes, advertencias
VI. RECOMENDACIONES DE POLÍTICA ORIENTADAS A CORREGIR LAS INEQUIDADES
REFLEXIONES FINALES
EL PANORAMA GENERAL
LAS ENSEÑANZAS PRINCIPALES
1. El piso duro de la desigualdad
2. La necesaria revisión holística del régimen de bienestar: el empleo y el financiamiento al desarrollo
3. El Estado y las instituciones de tendencia universal en educación y salud
4. Las estrategias y los programas focalizados
5. os esafíos
L D
NOTAS
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300
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350
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ECUADOR
COLOMBIA
URUGUAY
CHILE
PERÚ
MÉXICO
VENEZUELA
REPÚBLICA DOMINICANA
BRASIL
BIBLIOGRAFÍA
355
GLOSARIO DE SIGLAS
369
ANEXOS
373
│8│
INTRODUCCIÓN│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
INTRODUCCIÓN
A
mérica Latina y el Caribe es una de las regiones más desiguales del mundo; más aún,
la inequidad social y económica ha sido una
característica permanente a lo largo de su propio desarrollo. Por ello, la comprensión de este fenómeno y las
acciones encaminadas a tratarlo son inevitablemente de
interés público y eventualmente éstas abonarán al proceso de desarrollo social de los países de la región.
Abundantes investigaciones concretas a lo largo del
continente tienen por objeto el estudio de la desigualdad
y de sus implicaciones; sin embargo, soportan perspectivas diferentes sobre las acciones a seguir, siendo en la
mayoría de los casos hasta contradictorias.
Además, aunque entre los científicos sociales
no existe consenso sobre cómo definir desarrollo, es
innegable que una sociedad más desigual no puede considerarse como una sociedad desarrollada.
Un país como Chile —que ha tenido en los últimos años avances significativos en diversos aspectos
de índole económica— sigue registrando una alta concentración del ingreso. Sus indicadores de desigualdad
(coeficiente de Gini) hacen que, pese a que el onud lo
ubique en el lugar 45 mundial en el Índice de Desarrollo
Humano (IDH), se encuentre ubicado en el lugar 126 en
materia de desigualdad en la distribución del ingreso.
Situación parecida es la de Brasil, país de profundos
contrastes y que es en el que mayor impacto tuvo la
concentración del ingreso en su idh, sólo superado por
Colombia en América Latina.
La pérdida porcentual en el idh, dada la desigualdad, reafirma cómo la inequidad en la distribución del
ingreso tiene un impacto negativo en el desarrollo. Al
igual que en Chile, Colombia y México, el impacto
sería menor si en otras dimensiones significativas para
el desarrollo humano, como la educación y la salud,
existiera una menor inequidad. Una mayor equidad en
las condiciones educativas y de salud dará lugar, aún en
condiciones de distribución inequitativa del ingreso, a
condiciones de vida menos heterogéneas entre la población de un país o región.
El acceso a condiciones de vida menos heterogéneas
en diversas dimensiones o materias dependerá de la eficacia y eficiencia de políticas públicas de largo plazo y
alcance, las cuales presumiblemente deben orientarse a
atender los riesgos sociales derivados de las condiciones
de heterogeneidad social.
En los últimos años, los países de América Latina
han establecido diversas acciones en materia de política
económica y social que indican una mejora o empeoramiento en cuanto a la heterogeneidad en las condiciones
de vida de su población. De hecho, el que los estratos
de hogares ubicados en la parte más baja de la distribución de la riqueza social mejoren sus condiciones de
vida, estará en función no sólo de si esta riqueza social
se repartió bien, sino también de que haya crecido, esto
es, de que la economía haya presentado crecimiento
económico permanente. A manera de ejemplo, México,
además de ser un país con casi 30 años de crecimiento
bajo, fue el país de América Latina que tuvo la caída
en su PIB más profunda en la reciente crisis mundial de
2008 que —dada la estabilidad en la esperanza de vida
y el relativo y marginal aumento en el acceso a la educación— generó una caída en su idh, bajando dos lugares
en el ranking mundial. Situación opuesta se presentó en
Perú, Venezuela y Colombia, dado que la caída en sus
tasas de crecimiento fue más moderada.
En ese sentido, el Observatorio Latinoamericano
de Pobreza de AUSJAL, con el apoyo de la Fundación
Konrad Adenauer, realizó estudios en 10 países de
América Latina en los que se encuentran Instituciones
de Educación Superior de la Compañía de Jesús: Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, México, Perú,
República Dominicana, Uruguay y Venezuela. A través
de sus equipos nacionales de investigación, el Observatorio desarrolló informes sobre el estado y condiciones
de vida heterogéneas de la población de los países estudiados, los factores que las generan, los riesgos sociales
que se derivan de tal estructura de heterogeneidades, y la
respuesta gubernamental en materia de política pública
que se ha aplicado, considerando en este último caso, si
la política social nacional ha respondido adecuadamente
a los riesgos sociales originados por tales heterogeneidades sociales. El caso argentino, no obstante, no estaba
listo al momento de la publicación.
LA CONFORMACIÓN DE LOS CASOS NACIONALES
La elaboración de cada informe nacional se basó en la
identificación de las heterogeneidades y riesgos sociales
existentes al interior de cada país, con énfasis en las
capacidades y estructuras de oportunidades que generan estas diferencias (infraestructura y vivienda, salud,
educación, empleo). Con base en los datos disponibles
de grandes encuestas y censos nacionales, se construyen y delimitan los conglomerados que representan
la diversidad de las condiciones de vida y estructura de
oportunidades, en virtud de las cuales resulta pertinente
elaborar recomendaciones concretas de política pública.
Aunque existen especificidades en cada país por su
estructura económica y social, así como por otro tipo
de condicionantes propios de su desarrollo histórico,
hay factores comunes que en estos países han generado
disparidad de condiciones de vida entre los hogares en
situación de supervivencia y con múltiples carencias y
los hogares favorecidos por la dinámica de la formación
económico social de su país. Características asociadas
│9│
INTRODUCCIÓN│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
con las condiciones estructurales de la vivienda (materiales de construcción y tipo de vivienda), acceso a los
servicios (agua potable, drenaje, alcantarillado), escolaridad (promedio, del jefe del hogar y de las personas con
más de 15 años), cobertura de servicios de salud (asegurados permanentes en el sistema de salud, número
de consultorios y médicos), tipo de ocupación (asalariado, patrón, empleado gubernamental) y posesión de
ciertos activos básicos del hogar (televisión, licuadora,
lavadora, refrigerador o nevera) están presentes en gran
parte de los resultados de los casos nacionales abordados por el Observatorio.
De manera adicional, se encontraron situaciones o
factores que dan lugar a las condiciones disimiles de vida
de la población particulares o específicos. Uruguay por
ejemplo, encontró que los hogares con jefes de hogar más
jóvenes son quienes además de ubicarse con mayores niveles de pobreza monetaria, son quienes de acuerdo con
sus condiciones estructurales de vivienda, escolaridad y
ocupación, se encuentran en peores condiciones de vida;
para Colombia, son las mujeres jefas de hogar en sectores
rurales quienes ocupan ese espacio; para México, son los
hogares cuyos jefes de hogar son indígenas.
ALCANCES Y LIMITACIONES
Sin embargo, es necesario aclarar que los resultados obtenidos entre un país y otro, así como para futuros ejercicios
de análisis de la estructura de heterogeneidades y riesgos sociales en un mismo país no son comparables en
términos estadísticos, pero sí conceptuales. El ejercicio
estadístico de análisis multivariado (componentes principales no categóricos) para un país capta un impacto
relativo de cada dimensión respecto a las demás y en ese
momento en el tiempo, lo que hace que la realización
del mismo ejercicio para otro país en el mismo período
o para el mismo país, pero en otro tiempo, agrupen los
pesos de cada dimensión en relación a la realidad de ese
momento. Esta condición limita la investigación en los
planos de tiempo y espacio. Particularmente, en el caso del
primero, presenta un escenario estático de la arquitectura
de heterogeneidades sociales, haciendo incomparables
los resultados estadísticos de un momento de análisis con
el del periodo siguiente, pues lo que obtenemos no son
las características particulares de individuos, estratos o
grupos sociales, como convencionalmente se ha utilizado
en las investigaciones sociales, sino a través de conglomerados sociales que se encuentran en condiciones de
vida particulares (y por tanto similares), y que los hacen
diferentes de otros conglomerados existentes dentro de
un mismo momento histórico.
La comparabilidad, para el equipo del Observatorio, tiene más sentido en cuanto conceptualmente se
entienden las heterogeneidades y riesgos sociales como
una descripción de estructuras de inequidad social que
en el tiempo pueden o no haberse modificado. Esto es, si
las dimensiones que dan lugar a la estructura de heterogeneidades en los hogares generan fenómenos sociales
distintos en sustancia y no sólo estadísticamente. Por
ejemplo, si producto de su estructura social inequitativa,
en México o Brasil se generan fenómenos como la informalidad o la precariedad laboral en un momento del
tiempo específico, lo importante sería notar si en otro
momento y como producto de alguna política pública
la estructura de heterogeneidades y riesgos sociales reproducen el fenómeno de la informalidad o precariedad
laboral o estamos en presencia de nuevos fenómenos
derivados de la condición anterior. Lo mismo puede
aplicarse cuando se trata de comparar resultados entre
países en un mismo período.
Además, cabe plantear lo que a toda investigación
de este tipo resulta: la formación de las variables también tiende a diferir de un país a otro. Por un lado, porque
cada país tiene dimensiones que el equipo nacional de
investigación consideró como de mayor peso para la
construcción de heterogeneidades sociales, por otro, por
la limitación de las estadísticas oficiales proporcionadas
en cada país. En ese sentido, la aportación de este estudio al respecto es una interpretación particular orientada
a ponderar en cada país el impacto específico de cada
dimensión en las condiciones de desigualdad social, con
lo cual se configura una arquitectura concreta de heterogeneidades en el escenario nacional.
Trascender esa configuración en representar la estructura de los riesgos sociales es un trabajo inacabado
de este primer ejercicio conceptual-metodológico. Ni
desde el marco conceptual-metodológico, ni obviamente
desde cada uno de los casos nacionales, pudo resolverse
completamente la contradicción (tensión) que representa
la obtención de heterogeneidades sociales a partir de un
enfoque individualista de capacidades-titularidades (A.
Sen) y la generación de los riesgos sociales construidos
desde un enfoque de derechos. Al equipo de investigación AUSJAL del Observatorio, ello le queda como tarea
para un siguiente informe. En ese sentido, pese a reconocer las limitaciones existentes ya señaladas, tenemos la
certeza de que la determinación de las heterogeneidades
sociales es una premisa fundamental para comprender
los factores que subyacen a las inequidades sociales y
que, por ende, es necesario obtener su arquitectura para
poder atender de manera eficaz la estructura de riesgos
sociales inherente de cada país.
Así, la estructura de riesgos sociales no puede derivarse sólo bajo una dinámica evolutiva (que suponga
que gradualmente se eliminará el riesgo) o constrictiva
(que parta de la existencia permanente del riesgo), sino
que debe sustentarse en las condiciones existentes en
momentos históricos específicos que permitan determinar la efectividad de las políticas públicas aplicadas para
atender y resolver o aminorar el impacto de variables
concretas en las condiciones de heterogeneidad social.
En los últimos años, las políticas focalizadas de
transferencias condicionadas se han presentado como
emblema de la política social en casi toda América
Latina, dejando de lado o promoviendo la anulación
de políticas sociales de corte universal que atiendan
de manera más adecuada esa estructura de heterogeneidades-riesgos. Aunque se conoce la existencia de
estudios que muestran mejora en ciertas condiciones de
vida como la estatura o asistencia escolar, es innegable
que esa estrategia no tiene los mejores resultados para
cuando se habla no sólo de bienestar desde un enfoque
individualista, sino del bienestar y los derechos sociales de una nación. Asimismo, la evidencia histórica
muestra que la aplicación de una política social de focalización, en conjunto con una política económica de
liberalización económica, si bien puede reducir de manera temporal la pobreza monetaria, no necesariamente
│10│
INTRODUCCIÓN│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
tendrá un impacto permanente sobre las condiciones de
vida de estos hogares.
Adicionalmente, deben considerarse casos especiales de aplicación de políticas sociales heterodoxas como
los de Brasil, Ecuador y Venezuela. En Ecuador, con la
ejecución de la política social se esperan importantes
progresos en materia de equidad social, aunque después
de tres años los resultados están aún por reflejarse. Por
su parte, en Venezuela, la política social ha adoptado
a las misiones como su medio de ejecución, poniendo
en marcha operativos masivos para la prestación de
estas funciones directamente vinculadas a la Presidencia del país. Brasil, por su parte, ha incrementado
significativamente su gasto social con las repercusiones
presupuestales y fiscales correspondientes.
El punto, por tanto, no es simplemente descalificar de entrada tales políticas, sino registrar el hecho
irrefutable de la incapacidad de las mismas, bajo las
condiciones actuales de su instrumentación, para atender efectivamente y de forma integral los factores que
originan los riesgos sociales.
En este contexto, AUSJAL aspira a que el presente
informe de resultados complemente los reportes que
publican los organismos multilaterales o nacionales en
la medida en que refleja las diferentes realidades que
cohabitan en una misma nación o espacio geográfico
y, por otro lado, a que se puedan construir recomendaciones de política pública más específicas y ajustadas a
las realidades nacionales, dado que tienen como base
el reconocimiento y análisis de las heterogeneidades
sociales existentes al interior de los países latinoamericanos considerados en el estudio.
EL CONTEXTO ECONÓMICO
Aunque los autores de este estudio forman parte de la
Red de Homólogos de Pobreza de AUSJAL, el estudio no
centró sus objetivos en identificar las condiciones de
pobreza, sino en entender los factores que subyacen
a las inequidades sociales. Desde luego, permite identificar condiciones de vulnerabilidad y de carencias,
sin que la investigación se circunscriba a su análisis.
Cada caso nacional inicia con una descripción de
las principales variables macroeconómicas, las cuales
ilustran un contexto concreto de la realidad nacional de
los últimos años. Desde luego, no siempre se logró el
engarce adecuado entre la primera parte (económica)
y el resto de los contenidos del caso nacional (la determinación de la arquitectura de las heterogeneidades
sociales, de los riesgos sociales y el análisis de las políticas públicas aplicadas). No obstante, es inevitable
registrar como antecedente a la realidad social actual de
nuestra región el hecho de que, después de una crisis
que afectó a varios países latinoamericanos en los 80,
se puso en marcha en buena parte de ellos un modelo
económico que, si bien tenía como discurso el libre mercado, se asentaba en una realidad dominada en sectores
estratégicos por estructuras de competencia imperfecta
como monopolios y oligopolios.
El rompimiento del modelo estructuralista-cepalino
de sustitución de importaciones, aplicado hasta entonces
con sus particularidades en cada país, implicó la búsqueda del desarrollo vía la inversión extranjera directa
(e indirecta) en sectores de alta inversión en tecnología.
Las reformas económicas que siguió América Latina
durante esos años tuvieron un patrón muy similar: se
asentaron en países con profundas crisis económicas y
de deuda externa que dieron lugar a restricciones importantes en el tamaño del aparato gubernamental y de su
gasto, a través de la eliminación de subsidios a sectores
productivos antes favorecidos, así como a la desregulación de precios de productos primarios y a la eliminación
de todas las barreras arancelarias y no arancelarias.
El contexto mundial para las reformas económicas
fue más que propicio a partir de la caída del bloque
socialista y del aparente triunfo del capitalismo comandado por los Estados Unidos. El resultado de esas
reformas, en buena parte de los países, fue una mayor
precarización laboral y la pérdida del poder adquisitivo.
Finalmente, la llegada al poder en el Cono Sur de
gobiernos de corte estructuralista-cepalino como el
de Brasil o del llamado Socialismo del Siglo XXI en
Venezuela con Chávez dio lugar a nuevos cambios estructurales en las condiciones macroeconómicas de los
países de la región. El desarrollo económico venezolano
a partir de la aparente ampliación del aparato estatal y
la petrolización de su economía, así como del aumento
en la capacidad de producción nacional, no es el modelo
seguido por Brasil, donde el paradigma económico denominado neoliberal, aplicado por Fernando H. Cardoso
años antes, no ha sido modificado en sus fundamentos,
dando lugar a un crecimiento económico sostenido,
pero con condiciones de desigualdad aún latentes. El
caso de México, que no se ha apartado del paradigma
neoliberal, ha dado lugar a lo que algunos especialistas
denominan como un período de estancamiento estabilizador con exclusión social.
En ese sentido, reconociendo las particularidades
específicas de cada país, este primer informe del Observatorio, que ha estudiado la conformación de riesgos
sociales específicos asociados con las heterogeneidades
sociales en la segunda mitad del primer decenio del siglo XXI en diferentes escenarios nacionales, es un primer
paso en la búsqueda también de nuevas políticas sociales que, vinculadas con las políticas económicas de los
países de la región, logren reducir las brechas sociales
generadas por la disparidad en oportunidades para el
desarrollo humano.
Al respecto, aunque cada uno de los informes de
caso nacional del Observatorio Latinoamericano de
Pobreza ofrecerá una serie de propuestas específicas,
se requiere de nuevos consensos sociales, que permitan
la elaboración, diseño y ejecución de políticas públicas
que establezcan condiciones para el desarrollo económico y social de los países de la región y que habiliten
a cada uno de los países de la región a adoptar medidas
concretas encaminadas a mejorar las condiciones de
vida de la población de los países latinoamericanos.
Miguel S. Reyes Hernández
Coordinador
Red de Homólogos de Pobreza de AUSJAL
Agosto de 2011
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INTRODUCCIÓN│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
L
a presente investigación es resultado de
la iniciativa de la Red de Homólogos de
Pobreza de AUSJAL (Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en
América Latina): “Observatorio sobre Pobreza de
América Latina”. El proyecto en su fase inicial
tuvo dos componentes (de los que posteriormente
se elaboraron los casos nacionales): Monitor Social Latinoamericano y Política Social.
En el primer componente, bajo la dirección
de Tito Lacruz, fueron elaborados 9 análisis de
reconocimiento de las heterogeneidades en condiciones de vida que coexisten dentro de los 9 países
latinoamericanos estudiados, agrupando estos
bloques en grupos más homogéneos (bloques intranacionales) e identificando las diferencias entre
bloques a partir de los factores que dan lugar a
ellas: infraestructura, vivienda, educación, salud
y empleo, entre otras.
En el segundo componente, de política social,
coordinado por David Martínez, se elaboraron
9 análisis de políticas sociales nacionales, utilizando como insumos los resultados obtenidos
por el primer componente, donde las heterogeneidades en condiciones de vida dieron lugar a los
riegos sociales de cada país y, con base en ello,
fue analizada la eficacia de la política social como
respuesta ante tales riesgos.
A partir de abril de 2010, con los resultados
de cada componente, fueron elaborados bajo la
coordinación de la Red de Homólogos de Pobreza
de AUSJAL, a cargo de Miguel S. Reyes, los 9 casos
nacionales que dan cuenta de la estructura de políticas sociales y la respuesta de políticas públicas
en cada uno de ellos: Brasil, Chile, Colombia,
Ecuador, México, Perú, República Dominicana,
Uruguay y Venezuela.
Por las características de los casos nacionales
y la distribución de los investigadores a lo largo de
las Universidades Jesuitas de América Latina, el
trabajo de coordinación contó con los invaluables
apoyos de los responsables de cada caso nacional:
Martín Maldonado (Argentina), Aloísio Ruschensky
(Brasil), Esteban Nina (Colombia), Francisca Gallegos (Chile), Mariana Naranjo (Ecuador), Mario
Iván Patiño Rodríguez Malpica (México), Mónica
Muñoz-Najar (Perú), Jenny Torres (República
Dominicana), Sergio Lijtenstein (Uruguay) y Tito
Lacruz (Venezuela), los cuales mantuvieron un
activo trabajo en el desarrollo de la investigación
y en los resultados alcanzados. Las instituciones
que asignaron investigadores para la realización
de este informe fueron: Universidad Católica de
Córdoba (Argentina), Universidade do Vale do Rio
dos Sinos (Brasil), Universidad Alberto Hurtado
(Chile), Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá (Colombia), Pontificia Universidad Católica
del Ecuador (Ecuador), ITESO (México), Universidad Iberoamericana DF (México), Universidad
Iberoamericana León (México), Universidad Iberoamericana Puebla (México), Instituto Filosófico
Pedro Francisco Bonó (República Dominicana),
Universidad del Pacífico (Perú), Universidad
Católica del Uruguay (Uruguay) y Universidad
Católica Andrés Bello (Venezuela). También se
contó con el respaldo y estímulo de la Universidad Católica del Táchira (Venezuela) a través de
la Dra. Rina Mazuera Arias, quien coadyuvó activamente en la gestión del proyecto.
El marco conceptual-metodológico fue editado por Federico Rodríguez y Sergio Lijtenstein
del Instituto de Investigación sobre Integración,
Pobreza y Exclusión Social de la Universidad
Católica de Uruguay (IPES), sobre la base de documentos elaborados por Fernando Errandonea
(IPES), Tito Lacruz (UCAB) y David Martínez (UIALeón). Adicionalmente, se incorpora una nota
metodológica que da cuenta de la construcción
de heterogeneidades sociales, elaborada por el
equipo nacional de Venezuela: Tito Lacruz y María Gabriela Ponce.
La propuesta de estructura para el Informe
Final integrado de los casos nacionales fue
elaborada y revisada en común por Mariana
Naranjo ( PUCE ), Tito Lacruz ( UCAB ) y Martín
Maldonado ( UCC ).
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INTRODUCCIÓN│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
El caso argentino no aparece en esta publicación; no obstante, en su elaboración participaron
los investigadores de la Universidad Católica de
Córdoba: Martín Maldonado y Teodelina Zuviría.
La coordinación del caso nacional de Brasil
estuvo a cargo de Aloísio Ruscheinsky, quien
contó con el apoyo de Mariana O. Madruga, Mateus H. J. Nascimento y Jéssica Zipperer Muller,
de la UNISINOS.
El caso nacional de Colombia fue realizado
por los investigadores de la Pontificia Universidad Javeriana, Esteban Nina Baltazar, Director
del grupo de investigación “Gobierno, Políticas
Públicas y Pobreza”, Sara Lucia Pérez Perdomo,
Alfredo Sarmiento Gómez y Sandra Liliana Álvarez Toro.
La elaboración del caso nacional de Chile
fue realizada por María Jesús Montero P., Jonathan Serracino M., y Francisca Gallegos J. bajo
la coordinación de Juan Cristóbal Prieto S., todos ellos investigadores del Observatorio Social
de la Universidad Alberto Hurtado de Chile.
Mariana Naranjo, del Instituto de Investigaciones Económicas de la PUCE, con base en dos
informes preliminares del proyecto: Informe del
Componente 1, preparado por Verónica Poveda
y Jorge Jaramillo, y del Informe del Componente
2, preparado por ella misma, realizó la integración del caso nacional de Ecuador, para el cual
Eduardo Valencia retroalimentó y aportó con sus
comentarios y sugerencias.
El informe de México, tiene en la base el
trabajo sobre heterogeneidades elaborado por
Miguel S. Reyes Hernández, Israel Martínez y
Aniel Altamirano de la UIA Puebla. El segundo
componente fue producido en su dimensión económica por Mauricio de Maria y Campos de la
UIA DF. David Martínez Mendizábal elaboró la
reconstrucción de la política social, la estructura
de riesgos nacional y las conclusiones del caso
México; estos manuscritos fueron complementados por Mario Iván Patiño Rodríguez Malpica,
Francisco Javier Sentíes Laborde Oscar, de la
León y Alfonso Martínez Martínez, de la UIA
Ciudad de México. En este trabajo también es
necesario señalar la participación de Georgina
Caire Martínez y Sandra Robles Saldivar de la
UIA de México.
La contribución de Perú fue desarrollada por
Mónica Muñoz-Najar de la Universidad del Pacífico, con la colaboración y aportes de diversos
estudios previos relacionados con la situación de
las políticas sociales y los factores de riesgo de
Ricardo Montero, Cynthia Sanborn, Janice Seinfeld y Enrique Vázquez.
La investigación correspondiente a República Dominicana fue realizada por Jenny
Torres, Juan Luis Corporán y Gilda Solano,
investigadores del Instituto Filosófico Pedro
Francisco Bonó.
El caso nacional de Uruguay fue realizado
por Pablo Alegre, Juan Bogliaccini, Sergio Lijtenstein, Federico Rodríguez y Cecilia Rossel,
con la asistencia de Claudia Raffaniello, investigadores del IPES de la Universidad Católica
del Uruguay.
La investigación para el caso venezolano
fue realizada por María Gabriela Ponce, Genny
Zúñiga, Ronald Balza y Tito Lacruz, investigadores del Instituto de Investigaciones Económicas
y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello, Caracas, Venezuela, los cuales contaron con
el apoyo del Centro de Investigaciones Sociales
(CISOR) y del Profesor Alberto Grusón, quienes
contribuyeron en el análisis de las heterogeneidades en las condiciones de vida.
La realización de las reflexiones finales estuvo a cargo de David Martínez de la UIA León
y de Francisca Gallegos de la Universidad Alberto Hurtado.
Finalmente, el Resumen Ejecutivo de la presente publicación fue elaborado por Mariana Naranjo
Bonilla de la Pontificia Universidad Católica del
Ecuador, con aportes y retroalimentación de varios
miembros de la Red y la edición del mismo, por
parte de Joaquín Osorio de ITESO.
UIA
│13│
AGRADECIMIENTOS│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
AGRADECIMIENTOS
L
a elaboración del Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010 fue posible
gracias al apoyo y colaboración de muchas instituciones y personas.
El equipo investigador del documento, miembros
de la Red de Homólogos de Pobreza de AUSJAL, agradece el invaluable apoyo que recibió de las siguientes
instituciones: Fundación Konrad Adenauer, Asociación
de Universidades confiadas a la Compañía de Jesús en
América Latina (AUSJAL), Universidad Católica de Córdoba, Universidade do Vale do Rio dos Sinos (UNISINOS),
Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Universidad
Alberto Hurtado, Pontificia Universidad Católica del
Ecuador, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), Universidad Iberoamericana
Ciudad de México, Universidad Iberoamericana Puebla, Universidad Iberoamericana León, Universidad
del Pacífico, Instituto Filosófico Pedro Francisco Bonó,
Universidad Católica del Uruguay, Universidad Católica
del Táchira, Universidad Católica Andrés Bello y Universidad del Desarrollo del Estado de Puebla (UNIDES).
Desde AUSJAL, el P. José Morales Orozco, S. J., y
Susana Ditrolio depositaron toda su confianza, respaldo
y apoyo en el equipo investigador de la Red de Homólogos de Pobreza. En AUSJAL, el equipo investigador contó
siempre con el apoyo de Jesús Azcargorta, Alexander
Guerrero e Isabel Campo.
Agradecemos de manera especial a los rectores de
las Universidades de la Compañía de Jesús en América
Latina participantes en el proyecto, por el apoyo invaluable en términos de tiempo y recursos disponibles para
el equipo investigador: Arturo Sosa, S. J.; David Fernández Dávalos, S. J.; Eduardo Casarotti, S. J.; Felipe
Portocarrero Suárez; Fernando Montes, S. J.; Gerardo
Valenzuela Rodríguez, S. J.; Héctor Acuña Nogueira, S.
J.; Joaquín Sánchez, S. J.; José Morales Orozco, S. J.;
José Virtuoso, S. J.; Juan Luis Orozco, S. J.; Luis Rafael
Velasco, S. J.; Manuel Corrales Pascual, S. J.; Marcelo
Fernandes de Aquino, S. J.; y Pablo Mella, S. J.
A todos los académicos, investigadores, consultores y especialistas en materia de pobreza e inequidad
social, agradecemos los comentarios y sugerencias que
con visión crítica, agudeza e interés aportaron para la
realización de esta investigación. De manera particular,
a los planteados durante los seminarios de preparación
y conferencias presenciales y virtuales, siendo el más
importante de ellos, el Seminario Latinoamericano de
Pobreza y Política Social, realizado en junio de 2011
en la Ibero Puebla: Alfredo Sarmiento Gómez, Ana
Sojo, Aniel Altamirano, Edgar Ramírez, Edgar Salinas, Fernando Cortés, Fernando Filgueira, Graciela
Teruel, Humberto Morales, Isidro Soloaga, Joao Pedro
Azevedo, Joaquín Osorio, Jorge David Cortes, José
Ojeda, Juan Carlos Feres, Juan Carlos Moreno, Julio
Boltvinik, Luis Beccaria, Miriam Arabian Couttolenc,
Nora Lustig, Rina Mazuera, Rodolfo de la Torre y Simone Cecchini.
Nuestro agradecimiento también a todas las personas e instituciones que, de alguna manera, colaboraron
en la construcción de esta investigación.
Los resultados de este Informe son responsabilidad única y exclusiva del equipo de investigación de la
Red de Homólogos de Pobreza de AUSJAL participantes
en el proyecto Observatorio de Pobreza en América
Latina, auspiciado por la Fundación Konrad AdenauerStiftung y por Instituciones de Educación Superior de
la Compañía de Jesús en América Latina, algunas de
las cuales, como es el caso de la Universidad del Pacífico, asumieron los costos derivados de la elaboración
de su caso nacional.
│15│
RESUMEN EJECUTIVO│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
RESUMEN EJECUTIVO
ESTRUCTURA DE RIESGOS SOCIALES Y POLÍTICAS PÚBLICAS
EN 9 PAÍSES DE AMÉRICA LATINA
L
os estudios de caso desarrollados dentro del
marco de la investigación conjunta de la Red
de Homólogos de Pobreza de la Asociación
de Universidades confiadas a la Compañía de Jesús,
en América Latina (AUSJAL) describen las diferentes
formas de vida de la población latinoamericana, haciendo uso de metodologías factoriales sobre datos
de índole social y económica de las encuestas de hogares de los países de la región; en la mayoría de los
estudios se construyeron series de conglomerados de
hogares —o de clúster— en torno a las variables que
en cada país eran las más pertinentes para establecer
dicha estratificación.
Por tanto, más que un estudio de pobreza, el
trabajo en su conjunto constituye un análisis de
las formas de segmentación o estratificación social de la población. Se trata entonces de establecer
conglomerados poblacionales cualitativamente representativos de las disparidades en las condiciones
de vida de cada país, que en definitiva representa
un modo distinto de analizar la desigualdad presente
a partir del análisis y segmentación de las heterogeneidades que coexisten en una misma realidad
nacional. Ello se realiza a través de la creación de la
estratificación social y su representación en ámbitos geosociales, que muestran el nivel de desarrollo
urbano-regional que finalmente constituye la estructura diferencial de las oportunidades a las que las
personas tienen acceso.
Si bien no es un estudio de pobreza, en el cual
se establece una línea a partir de la cual se clasifican
a los hogares en pobres y no pobres, dicha estratificación permite identificar tipos de hogares que se
ordenan de forma jerárquica de acuerdo con el grado
de precariedad relativa o no de las variables asociadas con las condiciones de vida en los ámbitos de:
vivienda y servicios conexos, acceso al patrimonio
físico, a la educación, la inserción laboral y el nivel
de ingreso.
Cabe destacar que los estudios de caso —que se
presentan más adelante en extenso— contienen un
análisis de contexto económico y social en el que
se inscriben los riesgos sociales de cada país, además de un amplio análisis de las políticas sociales
aplicadas en los 9 países investigados para enfrentar
dichos riesgos; es decir, los informes en extenso, rebasan los aspectos que destacamos en este resumen
ejecutivo, el cual enfatiza muy brevemente sólo en
los principales hallazgos relacionados con la estratificación, por ser el aporte más novedoso del trabajo,
y por razones de espacio, que no permiten recoger
más ampliamente los diversos aspectos tratados en la
investigación conjunta.
El contexto latinoamericano
Los resultados del estudio que se presentan en adelante
se inscriben en el contexto económico y social que a
continuación se expone.
Al comienzo del nuevo milenio, los escenarios esperados en América Latina eran poco optimistas. Hoy
día, al inicio de la segunda década del siglo XXI, la
perspectiva es bastante más positiva, a pesar de la crisis
internacional del 2008-2009. Además, gracias a una década de mejoría económica y social en la región como
un todo, y a la recuperación del dinamismo en 2010,
también el apoyo a la democracia ha crecido.
Los programas de combate a la pobreza, a la desnutrición, a las carencias de salud y educación, en el marco
de los Objetivos del Milenio y de los propios programas
nacionales de gobierno de los países de la región, han tenido al menos ligeros impactos positivos. Sin embargo,
Latinoamérica sigue enfrentando, hoy como ayer, una
serie de viejos y nuevos retos que pueden agravarse en
la década que se inicia.
El crecimiento económico es frágil, y el ahorro interno y la inversión son insuficientes para generar los
empleos que demanda una creciente población y la participación eficaz en la sociedad mundial del conocimiento.
Romper el círculo vicioso de la pobreza exige un crecimiento sostenido a tasas de 6 o 7% anual durante toda la
próxima década. El crecimiento reciente de la región se ha
debido a una mayor demanda de materias primas agropecuarias, energéticas y minerales por parte de China, India
y otras naciones emergentes y las consecuentes alzas en
sus precios internacionales; no a una mayor expansión o
competitividad de las manufacturas y servicios de mayor
valor agregado y contenido tecnológico.
Tras de una mejora en los primeros 8 años de la década, en 2009 la incidencia de la pobreza alcanzó todavía
a 33% de la población, incluido un 13.3% en condiciones de pobreza extrema o indigencia. Ello significó 183
millones de pobres y 74 millones de indigentes. Si bien
la crisis no afectó a la región tan severamente como en
ocasiones pasadas gracias a las políticas contra-cíclicas
emprendidas por la mayoría de los gobiernos de la región, el número de pobres y de indigentes aumentó en 3
millones de personas.
América Latina y el Caribe sigue siendo la región
más desigual del planeta. Si bien en los últimos años se
ha presentado una ligera tendencia hacia una menor concentración, en términos generales, los ingresos captados
por los cuatro deciles más pobres son, en promedio,
menos de 15% del ingreso total, mientras que el decil
más rico capta alrededor de un tercio del ingreso total
de los países. No obstante, igualdad social y dinamismo
económico no están reñidos entre sí y el gran desafío es
encontrar las sinergias entre ambos.
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RESUMEN EJECUTIVO│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
1. EL CASO NACIONAL DE BRASIL
El estudio constató las condiciones propias de áreas
urbanas segregadas, caracterizadas por tener elevada
concentración de personas en la misma condición socioeconómica, los rasgos que conforman la segregación
de esta población comprenden: 1) el valor del mercado
inmobiliario, que delimita el acceso o lo segmenta jerárquicamente; 2) el costo elevado de la vivienda en
proporción a la renta, que impacta la disponibilidad de
acceso al consumo; 3) los riesgos para la salud, que todavía se suman e impactan la capacidad de trabajo y
rendimiento en el desarrollo de las capacidades intelectuales; 4) la usual distancia en el acceso al mercado
de trabajo, como reflejo de un transporte colectivo deficitario; y 5) el performance del déficit escolar, que es
expresión de la descalificación de los trabajadores para
ingresar al mercado de trabajo, el cual incluye ya elevados requisitos en cuanto al manejo de nuevas tecnologías.
En Brasil, el déficit de vivienda —en las últimas dos
décadas— se calcula en aproximadamente 11 millones
de viviendas. En cuanto al beneficio del agua potable, la
dinámica social permite acceso a 98% de la población
brasileña. El saneamiento básico y la recolección de los
residuos domésticos solamente atienden cerca de 20%
de los residuos domésticos líquidos, destinados a la red
recolectora específica y tratados de forma adecuada.
La investigación evidencia las difíciles condiciones
de pobreza en que viven cerca de 40 millones de personas, y refleja la complejidad de la realidad brasileña
y el distanciamiento de la esfera gubernamental en el
objetivo de superar la pobreza a través de sus proyectos
históricos y sus respectivas políticas sociales.
El estudio también resalta la emergencia de la temática de la pobreza como una cuestión social y las
desigualdades como una problemática relevante. En
este sentido, el estudio señala que es sumamente importante investigar y analizar las fuentes de generación
de las brechas sociales y las formas de atención a grupos heterogéneos.
2. EL CASO NACIONAL DE COLOMBIA
El informe del estudio de caso de Colombia titulado
Desigualdad de oportunidades, vulnerabilidad y política social presenta una caracterización de la estructura
de riesgos y las vulnerabilidades de la población colombiana que deben tenerse en cuenta para analizar y
evaluar los resultados de políticas sociales de los gobiernos colombianos en la última década.
Entre los principales hallazgos de la aplicación de
la metodología de análisis factorial, para medir las heterogeneidades al interior de la sociedad colombiana,
se encuentra la identificación de siete estratos o bloques intranacionales.
Como conclusión general del análisis factorial e
identificación de heterogeneidades intranacionales aplicado para Colombia, los autores afirman que aunque la
cobertura de los servicios sociales de educación, salud
y servicios básicos domiciliarios (saneamiento básico,
alcantarillado y acueducto, y energía eléctrica) ha
avanzado en los últimos 20 años —a partir de la nueva
Constitución Política de 1991, en la que el Estado Social
de Derecho se volvió el garante de los derechos sociales,
económicos y culturales—, siguen existiendo muchos
municipios y ciudades pequeñas que no alcanzan a
disfrutar o beneficiarse de los servicios sociales gubernamentales ni de las condiciones mínimas de vida
digna y, por otro lado, hay una desigualdad elevada
entre los grupos sociales o bloques intranacionales ricos y pobres.
El bloque o segmento de la sociedad con el mayor nivel de condiciones de vida está integrado por los
sectores ricos de las principales ciudades de Colombia:
Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla y Bucaramanga,
las cuales concentran 22% de los hogares. En cambio los
tres bloques más pobres que agrupan el mayor número
de municipios y ciudades pequeñas casi concentran
23% del total de hogares. Las diferencias entre el bloque
de mayor nivel de vida y el bloque de pobreza extrema
son claras: mientras las condiciones de vida promedio
de los municipios en extrema pobreza proyectadas en
un índice es de 22.3 sobre 100 en promedio, el de los
municipios más ricos, llega a 91.3. En medio de estos
bloques significativamente desiguales se encuentran
tres bloques intermedios, en los cuales hay un puntaje
en el índice medio superior a 59 y menor a 86 sobre 100.
Los bloques con mayor nivel de vida, a los cuales
se les denomina bloques 7 y 6, están distribuidos en la
ciudad de Bogotá, también en las 23 ciudades con una
población superior a 100 mil habitantes. Esto equivale a
la población que vive en las mejores áreas de las zonas
urbanas de las grandes urbes y de las ciudades intermedias, con las mejores condiciones de vida, definidas
por la calidad de su vivienda —en su mayoría son apartamentos—, un entorno de vivienda con una dotación
o equipamiento de infraestructura de servicios públicos
y privados de la más alta calidad; adicionalmente los
miembros de estos hogares cuentan con un nivel educativo de postgrado y con empleos e ingresos altos.
Otros bloques predominantes en las zonas urbanas
son los bloques 5 y 4, aunque están igualmente distribuidos en toda Colombia. En el extremo opuesto, los
bloques 1 y 2, con los menores niveles de vida o en
mayor condición de pobreza extrema, están ubicados
predominantemente en las zonas rurales dispersas de
las regiones del Pacífico y Atlántico colombiano, donde
habitan poblaciones afro descendientes e indígenas.
En relación con las características de la población
hay también diferencias importantes: en los 200 municipios de las zonas rurales más pobres y dispersas,
la mayoría de los jefes de hogar son analfabetos o no
concluyeron la educación primaria. Esto contrasta
con los grupos más ricos de las cuatro ciudades más
importantes de Colombia (Bogotá, Cali, Medellín y
Barranquilla). Igualmente hay diferencias a nivel de
vivienda; en cuanto al acceso a servicios públicos la
desigualdad es fuerte: los habitantes de los municipios
de los bloques 1 y 2, de pobreza extrema, no conocen
o no tienen acceso al acueducto, no alcanzan a tener
ni siquiera una letrina para la eliminación de excretas y cocinan con leña; su vivienda es de materiales
precarios y el indicador de hacinamiento muestra que
en este grupo de municipios es común encontrar más
de 5 personas por habitación. En cambio, en el bloque
de mayor nivel de vida, la situación es opuesta: se ha
logrado una cobertura de 100% de los servicios públicos de acueducto, alcantarillado y energía eléctrica o
│17│
RESUMEN EJECUTIVO│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
encuentra mejor posicionado es en la conectividad
a los servicios básicos.
3. Hogares con capital laboral del jefe del hogar. Se caracterizan por presentar un alto puntaje
en empleo del jefe de hogar; sin embargo, tanto en
el trabajo del mismo como en el del resto del hogar
presenta valores disminuidos y también menor que
los otros grupos en cuanto a bienes y materialidad
de la vivienda. Podría destacarse que estos hogares
presentan un puntaje levemente mayor en la conectividad a los servicios básicos.
4. Hogar con trabajo como activo generalizado.
Este tipo de hogares destaca por el alto puntaje en
el empleo de los miembros del hogar; sin embargo,
en cuanto a tenencia de bienes, empleo y educación
del jefe del hogar y de sus padres se ubica en una
posición intermedia. Mientras que en cuanto a materialidad y conectividad de la vivienda, presentan
valores bajos.
5. Hogar con buena situación general. Este conglomerado se destaca por presentarse con valores
altos en cuanto al empleo del jefe de hogar, tenencia
de bienes y materialidad de la vivienda, a su vez
presenta considerables puntajes en educación del
jefe del hogar y de sus padres. Sin embargo, obtiene
puntuaciones intermedias en cuanto a características laborales del resto de los integrantes del hogar
y bajo nivel en conectividad a los servicios básicos.
De todos modos, este grupo es el que a modo general presenta la mejor situación.
gas para cocinar, y las viviendas están, en promedio,
construidas en materiales adecuados y de lujo.
Sintetizando, bajo este contexto de desigualdad
de condiciones de vida entre bloques intranacionales, en Colombia las políticas sociales encaminadas a
promover el desarrollo social y los derechos sociales
presentan resultados insuficientes y exiguos, configurando grupos poblacionales cada vez más pobres,
excluidos, contravenidos en lo que se refiere a la validación de sus derechos, limitados en sus posibilidades
socioeconómicas y en el acceso a servicios sociales,
desposeídos y desprotegidos, perpetuando así sus condiciones de vulnerabilidad.
Esta situación es particularmente aguda para la
población en situación de desplazamiento forzado por
el conflicto armado interno. Para los grupos desplazados, la política social, los programas y los proyectos
desarrollados para atender a la población en pobreza
extrema y desempleo, muestran sus limitaciones y la
incapacidad del Estado para atenderlos en forma adecuada, oportuna y suficiente, y el incremento de los
riesgos asociados con las crisis climáticas e inundaciones agudiza el problema.
3. EL CASO NACIONAL DE CHILE
Chile ha demostrado avances importantes en diferentes
aspectos del desarrollo; sin embargo, este diagnóstico
se pone en cuestionamiento cuando en el estudio aquí
desarrollado —con base en datos de corte longitudinal
a través de las encuestas Casen 1996, 2001 y2006— se
afirma que alrededor de 40% de la población ha estado
en algún momento bajo de la línea de pobreza. También
debido a que la desigualdad se ha mantenido estable entre 1990 y 2009, dando como resultado un coeficiente
de Gini de 0.5, o un índice 10/10 que indica que el 10%
más rico de la población gana 46 veces más que el 10%
más pobre de la población (Mideplan, 2010).
En consideración con estos elementos, el estudio de
caso chileno presenta una aproximación a un sistema de
estratificación social a partir de las características observadas entre los diferentes tipos de hogares presentes en
Chile. Se identificaron cinco tipos de hogares, el tipo de
hogares con una menor proporción corresponde a aquellos con una buena situación en general (13%). Luego
le siguen hogares con capital educativo (17%) y hogares
con el trabajo como el activo generalizado (18%). Ahora,
es posible observar que la mitad restante de la población
se divide entre hogares con capital laboral del jefe de
hogar y aquellos con mala situación en general, correspondiéndoles 26% del total de los hogares a cada uno.
Una de las principales conclusiones de este caso refiere que la característica principal de la población chilena,
más que su pobreza, es su condición de vulnerabilidad en
el sentido propuesto por el enfoque AVEO. Esto es, por un
lado, en términos de una baja dotación de activos que les
impiden acceder a la estructura de oportunidades y, por
otro lado, de un conjunto de nuevas barreras del mercado
que alejan a los hogares de dicha estructura.
4. EL CASO NACIONAL DE ECUADOR
Para el caso ecuatoriano, los resultados de la aplicación
de la técnica estadística multivariante de análisis de
conglomerados jerárquicos y correspondencias múltiples identificaron seis tipos de hogares:
1. Hogares con capital educativo. Destacan por
presentar un alto nivel educacional tanto del jefe del
hogar como de sus padres, mientras que en relación
con el empleo, la tenencia de bienes, la materialidad
y la conectividad de la vivienda se mantienen en
una posición intermedia.
2. Hogares con mala situación general. Resalta
en ellos el bajo nivel educacional del jefe del hogar
y de sus padres, y también registra bajos valores en
empleo del jefe y de los integrantes del hogar, así
como en bienes y en materialidad de la vivienda.
En el único aspecto en que este tipo de hogares se
│18│
1. Hogares tipo 1, en condiciones de alta precariedad. A este tipo pertenecían 253 mil 728
hogares ecuatorianos (7.4% del total de hogares
encuestados: 3 millones 447 mil 092 personas).
Se caracterizaban por vivir con carencias extremas:
cerca de 80% de los jefes del hogar no tenían ningún
nivel de instrucción, variable altamente diferencial
con respecto al resto de los estratos.
Adicionalmente, 90% de los jefes del hogar
tenían una ocupación por cuenta propia o eran
jornaleros y participaban principalmente en la agricultura. El promedio de ingresos mensual de este
tipo de hogares era 118 dólares, y en su mayoría se
encontraban subempleados. El origen de 54.7% de
estos hogares era mestizo y en 36.3% era indígena.
Esta variable no constituía un discriminante de la
tipología de hogares.
RESUMEN EJECUTIVO│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
Estos resultados reflejan el nivel de exclusión
extremo en que vivían estos hogares, pues han
sido marginados de los principales servicios que
promueven niveles mínimos de bienestar. Por ello,
podríamos clasificar a este tipo como de pobreza
multidimensional severa.
2. Hogares tipo 2, en condiciones de precariedad
media. A este tipo pertenecían 15.2% de los núcleos
familiares del Ecuador en 2008 (523 mil 325 hogares). Este grupo presentaba dimensiones graves de
privación aunque en menor magnitud que los hogares del tipo 1. La mayor parte de los jefes de hogar
de este tipo tenía apenas educación primaria (75%) y
14.6% de ellos no tenía ningún nivel de instrucción.
Dentro de este estrato, los jefes de hogar se
ocupaban principalmente en actividades agrícolas
por cuenta propia —más de 67% de los trabajadores— y como jornaleros o peones asalariados.
El salario promedio era de 155 dólares mensuales,
equivalente a 1.3 veces el salario promedio de los
hogares tipo 1.
Por lo tanto, si bien los hogares tipo 2 se encontraban en mejor situación que los hogares del
tipo 1, todavía mantenían importantes privaciones,
por tanto este estrato incluía a hogares en situación
de vulnerabilidad.
3. Hogares tipo 3, en condiciones de precariedad.
Este tipo estaba integrado por 767 mil 785 hogares (22%) en 2008, y presentaba un mayor nivel
de desarrollo personal que los del tipo 2. Un 80%
de los jefes del hogar tenía instrucción primaria y
20% secundaria.
Estos jefes del hogar trabajaban en actividades
por cuenta propia (38%), como jornaleros u obreros
privados (28% y 25%, respectivamente) y participaban en actividades agrícolas (32.5%), construcción
(13.7%) y comercio (14%). En este caso, los jefes
del hogar representaban mano de obra calificada y
percibían ingresos promedios de 202 mensuales.
4. Hogares tipo 4, en condiciones aceptables. En
2008, en este tipo se ubicaban 32% de las unidades
familiares del país (1 millón 102 mil 970 hogares). La mitad de los jefes del hogar (49%) tenía
instrucción secundaria y la otra mitad únicamente
educación primaria (47%). Esta variable marca la
diferencia frente al comportamiento de los hogares
tipo 2 y 3, en los cuales cerca de 80% de los jefes
del hogar sólo tenían educación primaria; y con el
tipo 1, en el cual 80% de los jefes de hogar no tenían
ninguna instrucción.
Estos jefes de hogar se ocupaban como empleados del sector privado y en actividades por
cuenta propia relacionadas principalmente con el
comercio, la manufactura, el transporte y otros; esta
variable también diferenciaba el comportamiento
de los hogares tipo 1 y 2, en los cuales la mayor
parte de sus jefes de hogar trabajaba en actividades
agrícolas por cuenta propia o como peones.
5. Hogares tipo 5, en condiciones de comodidad
mínimas. Para 2008, 17% de los hogares del país se
ubicaban en esta división (569 mil 608 familias).
Más de la mitad de los jefes del hogar registraba
educación superior (56%) y un porcentaje elevado
(30.4%) reportó educación secundaria; en los tipos
anteriores, los hogares con educación superior no
representaban ni 4%. Estos hogares se ocupaban
en su mayoría como empleados del sector privado
(37.2%), en actividades por cuenta propia (26%) o
eran patrones (22%).
En este estrato, los jefes de hogar participaban
principalmente en los sectores de comercio, manufactura y otros, pero no en el sector de agricultura
característico de los hogares tipo 1, 2 y 3. Adicionalmente, el ingreso promedio de estos jefes de hogar
era de 840 mensuales. El nivel de instrucción marca
un comportamiento diferencial de este estrato frente
al resto de hogares, así como también la categoría
de ocupación y la rama de actividad en que se ocupa
el jefe del hogar.
6. Hogares tipo 6, en condiciones óptimas de habitabilidad. Este tipo de hogares representaba 6.7%
de las unidades familiares del país en 2008 (229
mil 676). Este segmento de la población presentaba
los mejores comportamientos en las variables analizadas, entre sus características destacan que sus
jefes de hogar tenían mayoritariamente educación
superior (70%), y en su mayoría se dedicaban a
actividades de gobierno o administración pública
(96%) y del sector privado (3%). Vivían en casas o
departamentos con dotación completa de servicios,
el piso de la vivienda en este estrato es de duela
u otros materiales de calidad superior, en general
disponen de todos los servicios y comodidades, y el
ingreso promedio de los jefes del hogar era de 871
dólares mensuales.
El comportamiento de las variables líderes o
que marcan un comportamiento diferente es similar
a los descritos para los hogares tipo 5; sin embargo,
se registraron diferencias sustanciales en la categoría de ocupación y la rama de actividad de este
grupo frente a los del tipo 5 y los demás hogares,
pues los de este estrato trabajaban fundamentalmente en actividades gubernamentales (96%).
Al examinar la tendencia de la estratificación
de 2006 a 2008, encontramos que las características
de cada tipología empeoraron en cuatro estratos y
en los dos estratos restantes se mantuvieron. Del
estudio se desprende que se mantenían importantes
desafíos para cerca de la mitad de los hogares de
Ecuador (45%).
Por otro lado, al determinar los ámbitos geo-sociales se identificaron 6 regiones: rural dispersa, rural,
urbana media, urbana menor, urbana mayor y urbana,
cuyos niveles de carencias o bienestar estaban altamente
relacionados con el tipo y nivel de actividad económica
y con el encadenamiento de dichas actividades dentro de
cada región. Al respecto, el bloque regional 4 (El Oro)
constituyó una referencia en la que el encadenamiento
de las actividades productivas ha permitido promover
mayor bienestar para la población.
La investigación realizada para el caso ecuatoriano
muestra que su población enfrentaba dos riesgos fundamentales —entre otros— íntimamente relacionados: I)
el bajo nivel educativo, y II) la baja calidad del empleo
(reflejado en la categoría ocupacional según rama de actividad). En este sentido, en 2009, tenemos que 93.3%
de la población había completado la primaria; 51.3%
│19│
RESUMEN EJECUTIVO│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
la secundaria, y sólo 17.5% la educación superior;
además, entre 1995 y los primeros años de este siglo
se había observado cierto estancamiento en las tasas de
matriculación primaria y secundaria.
No obstante, al comparar 2006 con 2009, los indicadores de cobertura desagregados por autodeterminación
étnica indicaban que —a nivel general— la inequidad se
ha reducido, pues los diferentes grupos étnicos —y de
manera especial los indígenas y afro-ecuatorianos— han
incrementado su tasa de matrícula de educación básica.
Por su parte, los datos de subempleo refuerzan el
hallazgo en el sentido de resaltar este factor como un
riesgo social importante; los datos indicaban que una
proporción mayoritaria de la PEA está subempleada
(58.1% en 2008), en el sector rural el porcentaje es
significativamente mayor pues alcanza 77%, lo cual es
indicativo de que, en general, no se ha logrado mejorar
la calidad del empleo.
mortalidad infantil que coexisten con graves problemas
como la desigualdad y la pobreza. Al menos durante la
última década, se ha mantenido casi intacta la estructura
de riesgos del país, que continúa anclando a la mayor
parte de la población a una forma de vida precaria y
sin posibilidades de cambio, ya que los mecanismos de
concentración de la riqueza no se han modificado.
Los riesgos de clase relacionados con la trayectoria
vital y condición física no hacen más que reproducir y
potenciar las dificultades para que los hogares y los ciudadanos carezcan de posibilidades reales de ampliar sus
opciones de vida. En ese sentido, el esquema de política
social fundado en las transferencias monetarias condicionadas ha mostrado no sólo ser ineficaz, sino que ha
reproducido y potenciado los riesgos sociales existentes
o latentes en el país.
5. EL CASO NACIONAL DE MÉXICO
La publicación del estudio de caso de Perú, si bien no
responde a la metodología del Observatorio Latinoamericano de Pobreza, tiene un interés natural en cuanto a
las condiciones de vulnerabilidad de ese país. Los principales hallazgos del caso peruano se resumen en los
siguientes aspectos:
Siguiendo la metodología del proyecto AUSJAL, para el
caso mexicano se construyó una serie de estratos de hogares, agrupados en torno a cuatro tipos de riesgos que
permiten un mejor entendimiento de la situación social
de los grupos excluidos en México, desde un enfoque
universalista y ciudadano del Estado social. Los riesgos
identificados son:
6. EL CASO NACIONAL DE PERÚ
1. En todos los indicadores, el área rural se encuentra en peores condiciones que el área urbana y
la brecha es amplia: el porcentaje de hogares cuyo
jefe sólo ha completado la primaria es más del doble
en zonas rurales que en las urbanas, el subempleo
por ingresos es tres veces mayor en las primeras y
el porcentaje que habita viviendas de piso de tierra
es casi cinco veces mayor en el área rural que en el
área urbana.
2. La zona que está en mejores condiciones es la
ciudad capital, Lima Metropolitana; le siguen las
regiones de la costa (especialmente la costa sur)
y con mayor rezago se encuentran las regiones de
la sierra y la selva. Las brechas resultan amplias
cuando se comparan con Lima las distintas regiones, especialmente la sierra.
1. Riesgos de clase y etnia. Caracterizados por
la escasez de trabajo y las condiciones de precariedad laboral, la pertenencia a grupos indígenas,
la segregación espacial por zonas geográficas, la
precariedad en servicios de educación y salud,
incluyendo la salud mental, la migración y la
brecha tecnológica.
2. Los riesgos de trayectoria vital y condición
física. Incluyen la vulnerabilidad infantil, la vulnerabilidad juvenil, la vulnerabilidad de adultos
mayores y la vulnerabilidad por discapacidad.
3. Los riesgos transversales. Caracterizados por
las desigualdades de género, en ingresos, decisiones
políticas, salud sexual y reproductiva, y violencia.
4. Los riegos globales. A ellos puede estar expuesta
toda la población del país, caracterizados por la inseguridad, la violencia social, los riesgos socio-ambientales,
un marco jurídico desarticulado e inadecuado y la corrupción e impunidad pública y privada.
Luego de analizar la situación de los indicadores
sociales tradicionales y las desiguales condiciones de
vida entre distintos grupos de la sociedad peruana, se
bosqueja una estructura de los principales factores de
riesgo sociales para el Perú:
Los cuatro grupos de riesgos de clase se cruzan
generando problemáticas específicas, para diferentes
hogares y estratos, multiplicando las limitaciones para
superar la pobreza, de acuerdo con las condiciones de
vida de los hogares y los individuos.
De las 35 variables consideradas para la estratificación de las condiciones de vida, 8 de ellas explican más
de una tercera parte de este impacto y 13 explican más de
50% de las heterogeneidades. Las heterogeneidades en
las condiciones de vida de los hogares de México se explican fundamentalmente por la pertenencia a los pueblos
indígenas, la tasa de dependencia y la segregación espacial, la cual limita el acceso a centros escolares y de salud.
El estudio de caso mexicano da cuenta del aumento
de las tasas de matriculación y la disminución de la
1. Desnutrición en la infancia, la cual se presenta
como el riesgo que probablemente genera mayores
costos sociales y económicos por su gravedad.
2. Baja calidad en la educación básica, la cual
indica que el incremento de la cobertura educativa
no se ha reflejado en la reducción de la pobreza,
sino que más bien ha producido un deterioro en la
movilidad social.
3. Bajo acceso a los servicios de salud (materna
y en general), pues la atención recibida en el momento del parto tiene un efecto importante sobre la
reducción de la tasa de mortalidad materna.
4. Falta de empleo adecuado, pues un individuo
subempleado no sólo gana menos de lo que le permitiría cubrir una canasta básica de consumo, sino
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RESUMEN EJECUTIVO│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
que en la mayoría de los casos se trata de empleados informales.
5. Falta de viviendas adecuadas, acompañadas
además de la falta de acceso a servicios públicos
como alumbrado, desagüe y agua potable, así como
también las viviendas no construidas con material
socialmente aceptable.
7. EL CASO NACIONAL DE URUGUAY
Una primera mirada a los principales resultados del
caso uruguayo sugiere que, en términos de condiciones de vida, al interior de los clústeres se verificaron
situaciones de diversidad significativas. No obstante,
la segmentación obtenida mediante los conglomerados
presentó igualmente datos de interés que permiten analizar la incidencia de los riesgos sociales.
Las diferencias en términos de edades de los(as)
jefes(as) de hogar se asocian de modo inverso con los
niveles educativos alcanzados. Esto se refiere particularmente al clúster 2, que registró a jefes(as) de mayor
edad (más de 74 años en promedio). Este fenómeno es
consistente con la expansión que en los últimos 30 años
ha tenido el acceso a niveles secundarios y terciarios de
educación, por lo que las generaciones más jóvenes presentaron, en promedio, un mayor nivel educativo.
Lo mencionado anteriormente no impidió que el
clúster 2 mostrara menor proporción de hogares en situación de pobreza, lo que cabe asociar a su vez con el
elevado grupo de jefes(as) jubilados(as) o pensionistas.
Esto, junto con el fenómeno que mostró el dato sobre
perceptores del total de integrantes del hogar, explica la
baja incidencia de la pobreza sobre este grupo (6.7%).
En un sentido inverso, el hecho de que la tasa de
perceptores sobre el total de integrantes del hogar del
clúster 3 fuera la más baja, contribuyó a que fuera el que
presentara la mayor incidencia de pobreza (29.7%), lo
que significó que los hogares con jefes(as) más jóvenes
fueran los que mostraran un mayor tamaño promedio
de integrantes (3.4 frente a un promedio general de
2.9) Esto contribuyó además a una mayor presencia de
menores, como por ejemplo en el clúster 3, que mostró
un promedio de 1.25, que dobla al general y multiplica
por más de 10 veces el nivel promedio alcanzado por el
clúster 2 (0.11).
Los diferentes clústeres se manifestaron no sólo
en sus protecciones de ingreso y trabajo y en cómo se
accedía a bienes y servicios, sino que también se diferenciaron en los comportamientos reproductivos y en
materia de emancipación y autonomía que presentaron
los jóvenes. En otras palabras, como ya se ha planteado
desde el Instituto de Investigación sobre Integración
Pobreza y Exclusión Social (IPES), aportaron en forma
diferencial a la reproducción biológica y a la renovación generacional del país. En este sentido resulta claro
que es el Uruguay vulnerado el que carga con la reproducción biológica. Como se observa en el documento
amplio, las mujeres en edad fecunda postergan muy
poco el inicio de la reproducción y tienden a procrear
un número de hijos superior a los otros estratos sociales
del Uruguay.
En suma: mercado laboral, acceso a bienes y servicios, fecundidad y emancipación diferencian niveles de
vulnerabilidad en forma marcada y lo hacen generando
tres efectos negativos para el bienestar agregado de un
Uruguay social que se pretende integrado, sustentable y
funcional al desarrollo económico.
A modo de resumen, cabe señalar que se ha producido en Uruguay un creciente desacoplamiento entre
la cantidad, calidad y distribución del riesgo social y la
respuesta estatal plasmada en su arquitectura de protección y bienestar social. Los riesgos sociales en Uruguay
muestran una fuerte vinculación con las etapas del ciclo vital. Esto ha llevado a un intento de revertir este
fenómeno; intento que debe confrontar no sólo con los
nuevos riesgos sociales, sino con los corporativismos
sectoriales existentes, que no renuncian a mantener sus
beneficios y resisten la lógica universalista que guía las
reformas desde el Poder Ejecutivo.
A pesar de los esfuerzos que algunas de las políticas
implementadas realizan al atacar la fuerte vulnerabilidad
de la infancia y el binomio madres-hijos, la matriz de
protección social sigue mostrando un fuerte desbalance
generacional. Asimismo, la persistencia del acceso a
servicios y prestaciones a partir de la inserción laboral
formal del(la) jefe(a) de hogar, mantiene en algunas
de las reformas la exclusión de beneficios de aquellos
sectores más vulnerables. Por otra parte, el peso de la
población de la tercera edad y la amplia cobertura de
seguridad social en este sector, hace que buena parte
de los esfuerzos fiscales, así como los mecanismos de
incorporación sucesiva de colectivos a las nuevas prestaciones reproduzcan —cuando no incrementan— el
desbalance generacional del gasto público.
En el capítulo dedicado al caso de Uruguay se analizan
pormenorizadamente las características de las reformas emprendidas, así como sus alcances e insuficiencias.
8. EL CASO NACIONAL DE REPÚBLICA DOMINICANA
Único país del Caribe presente en la investigación conjunta
de AUSJAL, la República Dominicana se caracteriza por un
retraso histórico en los procesos que han sido comunes a los
diversos países que componen la región latinoamericana.
En el estudio, se identificó la determinación de estratos sociales diversos, inscritos en diferentes ámbitos
geosociales que potencian o coartan las capacidades de
las personas y que pueden marcar la diferencia entre
el tipo de vida que llevan las personas. En República
Dominicana, nacer en un ámbito rural, lejano, de una
provincia pequeña, sugiere de entrada que el futuro de
esa persona estará asociado con no estudiar, trabajar en
ventas al por menor y vivir en el riesgo extremo durante
toda su existencia. Sin embargo, el nacer en la capital
potencia las posibilidades de estudio, acceso a trabajos
de mejor calidad y a superar los riesgos con los cuales
se pudiese nacer.
Es un azar que el estudio pretende contribuir a superar, a partir de la potenciación de diseños que ayuden
a superar los riesgos propios del territorio, colocando a
las familias en un estado digno y robusto, libre de riesgo
sin importar el ámbito en el que se nace.
Los resultados de los ámbitos geosociales desnudan la existencia de espacios geográficos prácticamente
inexistentes para las políticas públicas aplicadas en la
República Dominicana. Así identificamos cuatro ámbitos o regiones con estas características: 1) mediana,
alejada, muy rural; 2) remota, pequeña, rural baja; 3)
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RESUMEN EJECUTIVO│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
pequeña, remota, rural baja; 4) rural muy alta, alejada
y pequeña, todas las cuales coinciden en que agrupan
provincias con poca población y alejadas de las ciudades centrales.
Las provincias que se encuentran en estos ámbitos
corresponden a las tradicionalmente identificadas como
las más pobres. Sin embargo, la determinación de los estratos promueve la existencia de una situación de riesgo
extremo en los cuatro ámbitos, que coloca a las familias
siempre en un borde, fruto de los riesgos simultáneos
que poseen.
El desarraigo, la invisibilidad, la carga de estigmas
que quiebran la concepción de ciudadanía son riesgos que
sufren los dominicanos y que no son observados en los análisis estadísticos, pero que necesariamente deben ser parte
del diagnóstico que sirva de base a la implementación de
políticas diferenciadas a partir de los riesgos asociados con
las características específicas de los hogares y a los que se
encuentran presentes en los territorios.
La presencia de tanta divergencia entre las posesiones materiales y en general del disfrute de la vida,
perfila a República Dominicana como un país productor
de inequidades y con una errada orientación en la implementación de políticas públicas, que se han desarraigado
de las necesidades propias del territorio y han olvidado
aspectos culturales en los procesos de intervención.
La ubicación de los estratos robustos se ubica en
las ciudades centrales, que concentran la inversión de
los gobiernos, estableciendo una relación directa entre
cantidad de votos y cantidad de inversión. Esta lógica
ha primado durante los últimos 40 años, acorde con lo
establecido en la lógica desarrollada en la implementación de las políticas sociales, que se detallan en extenso
en el acápite correspondiente.
9. EL CASO NACIONAL DE VENEZUELA
El caso venezolano es una muestra de la dificultad que
se presenta al analizar las condiciones deficitarias de
vida y la desigualdad a partir de indicadores unidimensionales como la línea de pobreza. Venezuela, por su
característica de nación petrolera, presentó importantes
logros en materia de ingresos que se reflejan en el indicador de línea de pobreza para el periodo 2004-2007;
ello no se corresponde con mejoras significativas en
aspectos estructurales de las condiciones de vida de la
población, que se reflejan en otros indicadores de pobreza
como los de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), lo
que hace previsible la poca sustentabilidad de las mejoras alcanzadas en materia de ingresos, dado que éstas no
están basadas en un aumento de las capacidades y oportunidades, sino que responden en buena medida a un boom
petrolero, historia ya registrada y conocida en el país.
La pobreza de ingresos registrada en Venezuela
muestra cómo ésta aumenta considerablemente en épocas
de contracción económica, pero su reducción se produce
de forma más lenta o gradual cuando se presentan los
períodos de crecimiento o estabilidad económica, en relación directa con el tema de los ingresos petroleros.
Haciendo uso de los datos de la Encuesta de Hogares,
por muestreo y mediante la aplicación de metodologías
de análisis multifactorial, se realizó una clasificación de
los hogares de acuerdo con variables asociadas con las
condiciones de vida en los ámbitos de vivienda y ser-
vicios conexos, patrimonio físico, educación, inserción
laboral, ingreso y características de los hogares. Esta
clasificación dio como resultado 6 tipos de hogar que se
ordenaron de forma jerárquica de acuerdo con el grado
de precariedad relativa o no de las variables analizadas.
Las tipologías resultantes, al ser comparadas entre los
ámbitos geosociales, aluden a que existían diferencias
significativas en las condiciones generales y de desarrollo del entorno que condicionaban tanto la probabilidad
de que un hogar, y en consecuencia sus miembros, fuera
pobre, así como sus capacidades y posibilidades para
superar dicha situación.
Este contraste, entre los tipos de hogar en términos
de sus condiciones diferenciales de vida y configuración
por ámbitos geosociales, pone nuevamente en relieve
las profundas desigualdades existentes en el país,
además de resaltar la importancia del entorno en la conformación del mismo, determinado por las deficiencias
y limitaciones existentes en el nivel de consolidación
de los servicios públicos, de infraestructura, salud,
educación y de las condiciones sociales en general. En
términos más amplios, el entorno forma parte de la estructura de oportunidades que permiten u obstaculizan
las posibilidades de desarrollo de los individuos.
10. HALLAZGOS COMPARATIVOS Y PARTICULARES
Tal y como podemos observar, aunque existen especificidades en cada país por su estructura económica y
social, así como por otro tipo de condicionantes propios
de su desarrollo histórico, hay factores comunes que en
estos países han generado disparidad de condiciones de
vida entre los hogares en situación de supervivencia y
con múltiples carencias y los hogares favorecidos por
la dinámica de la formación económico social del país.
Características asociadas con las condiciones estructurales de la vivienda (materiales de construcción y tipo
de vivienda), acceso a los servicios (agua potable, drenaje, alcantarillado), escolaridad (promedio, del jefe del
hogar y de las personas con más de 15 años), cobertura
de servicios de salud (asegurados permanentes en el sistema de salud, número de consultorios y de médicos),
tipo de ocupación (asalariado, patrón o empleado gubernamental) y posesión de ciertos activos básicos del
hogar (televisión, licuadora, lavadora, refrigerador o
nevera) están presentes en gran parte de los resultados
de los casos nacionales abordados por el Observatorio.
A manera de ejemplo:
│22│
1.En México, Venezuela, Perú y Colombia las
condiciones estructurales de la vivienda, el acceso
a los servicios conexos a ella y ciertos activos del
hogar que indican un cierto grado de acceso al desarrollo económico vía la urbanización, son factores
importantes en la generación de divergencias en las
condiciones de vida de los hogares. En el estrato de
hogares más rico en Colombia, “62% viven en apartamentos y 37% en casas. Casi la totalidad, 98%,
tiene como paredes bloque, ladrillo y madera pulida.
Los pisos son 72% de baldosa, vinilo, tableta; 10%
de alfombra o tapete y 8% de material de mármol.
El 99% tiene acceso a redes de acueducto dentro de
la vivienda, con servicio de agua permanente las 24
horas de los siete días, lo mismo en conexión del
RESUMEN EJECUTIVO│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
sanitario a redes de alcantarillado, varios baños o
sanitarios dentro de la vivienda. También, 98% de
los hogares cuentan con servicio de energía eléctrica”. En el otro extremo, el del estrato de hogares
en condiciones de supervivencia: “55% de estas viviendas tienen pisos de tierra o arena. Con paredes
con madera burda y tablón, 39.9%. No tienen acceso a energía eléctrica, 53%; tampoco cuentan con
redes de acueducto, 84%; y con la fuente de agua
fuera de la vivienda están 58%, los cuales utilizan
el rio, la quebrada, el nacimiento o el manantial. No
tienen acceso a redes de alcantarillado 99% de los
hogares, en 54% de los cuales el sanitario está por
fuera de la vivienda. El sitio de cocina está ubicado
en un patio o al aire libre en 30%, y el material para
cocinar predominantemente es leña, madera y carbón de lecha en 94.4%” 1.
2. En Ecuador, Venezuela, México y Colombia,
el nivel de instrucción o educativo alcanzado por
los jefes del hogar, así como su ocupación son
factores generadores de inequidades sociales. Por
ejemplo, en los hogares más pobres de Ecuador,
80% de los jefes del hogar no tienen ninguna instrucción; mientras que en el estrato de hogares más
rico, 65% cuentan con educación superior. Para el
caso de México, en los dos estratos de hogares más
pobres (47% de la población), más de la mitad de
su población mayor de 15 años no culminó su educación básica (educación secundaria), en tanto esa
cifra para el estrato de hogares más alto, se ubica
en cerca de 30% de su población (jefes de hogar
mayores de 15 años). Adicionalmente, las personas
que estudian alguna licenciatura o posgrado, están
concentradas en 6% de los hogares más ricos del
país: 37% de los jefes de hogar de este estrato tienen
maestría o doctorado, en tanto, ese porcentaje sólo
es de 4% en el estrato más bajo de los hogares. En
Colombia, las personas que viven en el estrato de
hogares más pobre tienen como jefe de hogar a una
persona que tiene un nivel educativo analfabeta y de
primaria incompleta, 42% y 45% respectivamente,
mientras que en el estrato más alto los jefes de hogar han superado en 80% la secundaria completa,
“37% están en el nivel superior y 12% con postgrados (maestrías y doctorados). El clima educacional
o escolaridad promedio de estos hogares en 54% es
superior a 15 años de escolaridad” 2. Si este indicador educativo es cruzado con la ocupación del jefe
del hogar, se explica la divergencia en condiciones
de vida producto del acceso a la educación: en
Ecuador, el jefe de hogar del estrato más alto —que
representa apenas 7% a nivel nacional—, con alto
nivel educativo, se dedica a actividades gubernamentales o es dueño de su propio negocio, registra
los mayores niveles de ingreso; mientras que los
jefes de los hogares más pobres, dedicados a actividades de cuenta propia en el sector agrícola o
como jornaleros, son quienes tienen el menor nivel
de instrucción y perciben los menores ingresos. 3
1 Véase el Caso Nacional de Colombia.
2 Véase el Caso Nacional de Colombia.
3 Véase el Caso Nacional de Ecuador.
De manera adicional, se encontraron situaciones
o factores que dan lugar a las condiciones disimiles de
vida de la población particulares o específicos:
1. El Caso Nacional de Uruguay encontró que los
hogares con jefes de hogar más jóvenes son quienes
además de encontrarse con mayores niveles de pobreza monetaria, son quienes —de acuerdo con sus
condiciones estructurales de vivienda, escolaridad
y ocupación— se encuentran en peores condiciones
de vida.4
2. El Caso Nacional de Colombia encontró evidencia de que son las mujeres jefas de hogar en
sectores rurales quienes ocupan ese espacio.5
3. En México, ese lugar lo ocupan los hogares cuyos jefes son indígenas. En ese sentido, la mayor
parte de los jefes de hogar indígenas están ubicados
en el 47% de los hogares más pobres del país: con
menores niveles de escolaridad, menor acceso a los
servicios de salud y viviendas sin servicios, entre
otros; este factor explica 5.5% de las heterogeneidades en las condiciones de vida.
Todas estas situaciones originaron riesgos
sociales: “toda situación o acontecimiento que compromete la capacidad de grupos y personas para
asegurar una vida autosustentada en sociedad”.6
Ante ello, el trabajo del Observatorio se orientó en
un apartado de cada caso nacional a considerar tanto
la dimensión económica de los riesgos sociales —
que no eran alcanzables del todo mediante los datos
de las encuestas de hogares— como a la caracterización general de las políticas sociales en función de
si su diseño, cobertura, objetivos, estrategias, etc.,
estaban centrados en identificar y actuar en un sentido más amplio que sólo el combate focalizado a
la pobreza, sino más bien en un sentido integral de
identificación de los factores que producen las heterogeneidades sociales. Ello, con el fin de considerar
el marco más general, pero también el más integral,
para analizar su funcionamiento y sus logros.
En general, los resultados derivados de este accionar en política social no han sido alentadores, pues
si bien eventualmente puede observarse una leve disminución en las condiciones de pobreza de algunos
estratos sociales, con el devenir de nuevas condiciones
de crisis, el avance se convierte en franco retroceso.
Ya hemos visto, incluso, que en el caso de México
esta política ni siquiera ha permitido conservar la po4 Según el Caso Nacional de Uruguay, “la evidencia señala
que los riesgos sociales en Uruguay han mostrado fuertes desplazamientos en perjuicio de las personas de edades más jóvenes, los niños y las mujeres jóvenes, especialmente aquellas
con hijos”.
5 Según resultados del Caso Nacional de Colombia “la vulnerabilidad de las mujeres, especialmente de las jefes de hogar, reside en la inequidad que enfrentan en el mercado laboral
(particularmente las menos calificadas), y en la inequidad en el
acceso a oportunidades de acumulación de capital humano del
Estado, que se intensifica cuando se suma su condición de ser
mujeres cabeza de familia, desplazadas, y en su participación
en actividades socioeconómicas en condiciones precarias de las
zonas rurales”.
6 Véase el Caso Nacional de México.
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RESUMEN EJECUTIVO│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
sición internacional que el país registraba hasta hace
algunos años, ahondando las desigualdades sociales,
las heterogeneidades en las condiciones de vida y la
exacerbación de riesgos sociales que han colocado al
país en una situación de inestabilidad resultado del
accionar de los grupos de narcotraficantes que se han
beneficiado de la descomposición social en las zonas
de mayor marginación.7
Por otro lado, están los casos de Ecuador y Venezuela que, además de conservar en política social las
directrices establecidas por la política económica de
liberalización comercial, emprendieron otras acciones
orientadas a mejorar las condiciones de vida de la población más vulnerable. En Ecuador, con “la ejecución
de estas políticas se esperan importantes progresos en
materia de equidad social; aunque después de tres años
los resultados están aún por reflejarse”. Por su parte, en
Venezuela la política social ha adoptado a las misiones
como su medio de ejecución; algunas misiones “lo que
hicieron fue identificar los déficit de algunas funciones
públicas y, en lugar de emprender reformas burocráticas costosas económica y políticamente, pusieron en
marchas operativos masivos para la prestación de estas
funciones”; aunque éstas aparecen directamente vinculadas a la Presidencia del país.8
Brasil, por su parte, ha incrementado significativamente su gasto social con las repercusiones presupuestales
y fiscales correspondientes.
A MANERA DE CONCLUSIÓN
Tomando como base los diferentes casos nacionales y
sus peculiaridades, no podemos dejar de subrayar que
en América Latina las condiciones de deterioro económico y vulnerabilidad están fuertemente asociadas
con procesos de precarización del empleo, y con la
necesidad de incrementar los años de escolaridad en
la población, la calidad de la educación y la seguridad
social que ahora se ofrecen. Con todo, este binomio no
servirá de mucho mientras no se precisen políticas adecuadas para que mayor y mejor escolaridad encuentren
una ventana de oportunidad en la estructura de empleo
de cada uno de nuestros países.
En nuestros países, un elemento persistente ha
sido la vinculación de otros servicios —como salud,
vivienda y pensiones, entre otros— con las condiciones de empleo que básicamente dependían de la
política económica impulsada por el Estado. De esta
manera, las carencias se agudizan en la medida en que
la estructura y las oportunidades de empleo se restringen y precarizan.
A la par, la dotación de servicios públicos e infraestructura y los incentivos necesarios para promover
inversiones —que corren por cuenta del Estado— podrían consolidar o potenciar las oportunidades de las
sociedades nacionales y particularmente de ciertas regiones al interior de cada país; sin embargo, el análisis de los
diversos casos nacionales pone en evidencia las enormes
desigualdades regionales que existen al interior de nuestros países. Los estudios de Colombia, Ecuador, Perú,
República Dominicana y Venezuela, entre otros, presentan de manera muy clara estas asimetrías regionales, así
como las ventajas que tienen los grandes conglomerados
urbanos frente a las poblaciones más distantes o regiones
con predominio de población rural o indígena y condiciones orográficas más accidentadas.
Las diferencias de etnia, género y edad son elementos
apenas explorados en algunos de los estudios, pero abren
una importante veta para profundizar tanto en la estructura
de riesgos de los distintos países, como en el análisis de las
políticas específicas que los gobiernos han establecido para
la atención focalizada de estos segmentos de población con
altos índices de vulnerabilidad o rezago.
Finalmente, en lo relativo a los hallazgos sobre las
políticas sociales de los países investigados, los estudios
de caso coinciden en señalar que las políticas aplicadas
resultaron insuficientes para solucionar las causas estructurales de la pobreza y la desigualdad que caracteriza a la
mayoría de la población latinoamericana.
Se encontró como hallazgo común que hay un problema derivado del enfoque que le otorgan nuestros
gobiernos a la política social, a partir de modelos de
protección asistencialistas ligados a prácticas clientelares
que resultan insuficientes en la solución de las causas
estructurales que determinan la vulnerabilidad y desigualdad que experimentan nuestras sociedades.
Denominador común en nuestros países han sido
los innumerables planes de desarrollo fallidos, los planes estratégicos desarticulados, las incontables leyes
aprobadas sin cumplirse, los cambios constantes de
visión, la creación de comisiones, la duplicación de instituciones del Estado que repinten sus acciones, entre
otros intentos malogrados, evidencias tangibles todas
ellas de que los países investigados —en estos últimos
años— han jugado el rol de laboratorio retrasado de las
mal llamadas reformas estructurales: han pesado más
las acciones de corto plazo, de carácter asistencial, que
las políticas universales.
El detalle pormenorizado de los estudios de caso de
cada país, con su respectivo análisis sobre las políticas
sociales aplicadas para enfrentar los riesgos sociales, se
presenta a continuación.
7 En el caso de México, la política de focalización de combate
a la pobreza, que tiene como principal programa el denominado
Oportunidades, antes Progresa, ha recibido numerosas evaluaciones realizadas por organismos nacionales e internacionales,
así como instancias académicas, que reconocen avances en indicadores como talla o estatura de los niños y asistencia escolar,
entre otras. Este Observatorio, sin embargo, consideró para la
revisión de literatura de su Caso Nacional no las evaluaciones
sobre un indicador, sino a aquéllas que buscaban la evaluación
de una política social como respuesta a los riesgos sociales derivados de las condiciones heterogéneas de vida de los hogares.
8 Véanse respectivamente los informes de Caso Nacional de
Venezuela y Ecuador.
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€ MARCO CONCEPTUAL
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MARCO CONCEPTUAL│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
I. EL ANÁLISIS DEL DÉFICIT SOCIAL
Y DE LA POLÍTICA SOCIAL
C
uando se habla de “desarrollo social”, “riesgo”,
“Estado de bienestar”, “integración social con
equidad”, “cohesión social” o “ciudadanía”, entre otros conceptos ya de uso común, se está haciendo
mención a cuestiones menos “empíricas” que normativas, que deben ser conceptualizadas desde marcos de
análisis que comprendan y articulen este amplio conjunto de referencias. Puede decirse que los objetos de
estudio se sitúan en un espacio amplio de debate de
paradigmas que combinan el desarrollo, la integración
con equidad y la ciudadanía.
En materia de objetos sociales a investigar, el proyecto de investigación ha colocado el énfasis en dos
aspectos que son finalmente complementarios. Mirados
en conjunto pretenden dar cuenta de: a) la producción
de las heterogeneidades (que deriva en desocupación,
pobreza, desigualdad, segmentación, déficit y privación
social); y b) la producción de formas estatales para
gestionar y combatir el riesgo social (que deriva, entre
otras, en políticas públicas sociales y económicas).
En esta perspectiva, el énfasis del estudio debe recaer en aspectos relacionados con la estructura social,
por un lado, y con la política pública, por otro. De ahí
que en los documentos desarrollados en relación con
cada país estudiado se coloca el énfasis en construir
un monitor social (en las diversas manifestaciones del
déficit social: vulnerabilidades, pobreza, indigencia,
marginalidad, segmentación residencial y desigualdad),
y en estudiar el conjunto de riesgos sociales a nivel
nacional y comparado (parcialmente solapado con el
primero), así como en los modelos de política social que
existen en América Latina para dar cuenta de aquellos.
El análisis del desarrollo y del desarrollo social ha
cambiado notoriamente en los últimos 20 años. Hoy se
habla de pobreza medida no sólo a través de ingresos,
sino de manera integrada (línea de pobreza y necesidad
básicas, por ejemplo) y multidimensional, así como de
conceptos como riesgo, vulnerabilidad, marginalidad,
exclusión social y desafiliación institucional, los cuales
pueblan ya los análisis e informes.
De la información sobre pobreza basada en frecuencias
simples y porcentajes, se ha pasado a los mapas de vulnerabilidad y pobreza, donde el territorio es recuperado
como espacio y aun clave de análisis, permitiendo la
emergencia de los estudios sobre la segmentación y la
segregación residencial. (Filgueira F., 2005)
En este contexto de ampliación del debate sobre el
desarrollo social es que se inscriben también los avances
de la CEPAL y el ONUD, que sacan mayor provecho de algunas nociones dejadas de lado por el economicismo de
los 80 y 90 (la desigualdad, por ejemplo), al tiempo que
crean e incorporan algunos de los conceptos que académicos de primera línea han desarrollado. Paralelamente,
estudios de instituciones independientes comienzan a
integrar mayor complejidad al análisis. Así, los conceptos de “capacidades” y “funcionalidades” de Amartya
K. Sen han enriquecido fuertemente algunos estudios y
análisis de la pobreza. También economistas latinoamericanos como Rubén Lo Vuolo (CIEPP) han avanzado en
resemantizar y profundizar nociones como la “vulnera-
bilidad” (franja intermedia entre la integración social
y la marginalidad) y la han conectado con el concepto
de “integración social”, de raíz durkheimiana. Además,
todo esto ha sido al menos parcialmente recogido por
una nueva generación de estudiosos y cientistas.
En América Latina, enfoques como el de Activos,
Vulnerabilidad y Estructura de Oportunidades (AVEO)
han integrado diversas tradiciones y disciplinas (antropología, economía, economía política y sociología) en
un mismo paradigma interpretativo para la medición
de la privación social, provocando un auténtico cambio en la forma de concebir el tema. Expondremos
brevemente algunos de sus aportes centrales. En primer lugar, el planteo de AVEO ayudó a “estructuralizar”
la demografía al conectar el estudio de la familia, el
ciclo de vida de las personas y la transición demográfica con la estructura de oportunidades de las personas
y hogares, es decir, con el conjunto de instituciones
que brindan recursos para la subsistencia en sociedad, a saber: la familia, la comunidad, el mercado y
el Estado. Es obvio que al estructuralizar la demografía, con el enfoque de AVEO también se “demografiza”
la estructura social al incluir en el análisis la llamada
“ventana de oportunidades demográfica”, la “primera
(y segunda) transición demográfica” y el “ciclo vital”,
entre otros conceptos. Asimismo, la perspectiva de
AVEO extiende los estudios que colocan el acento en el
ingreso (y el consumo) al amplio campo de los “activos”, que comprenden desde aquellos que tienen la
forma más concreta y líquida (cuentas bancarias) a los
que asumen formas más abstractas (capital humano y
capital social).
En tercer lugar, incorpora la “vulnerabilidad” a
la pobreza y a la exclusión social, brindando cuerpo
conceptual y entorno paradigmático a un término
que antes existía menos como concepto que como
indicador. Por último, el paradigma también ayuda a
abrir la “caja negra” de la familia al poner al descubierto las estrategias de sus miembros y del colectivo
hogareño. Al articular la manera familiar (no sólo
individual) de movilizar los recursos (no sólo el
ingreso) con las fuentes de producción de estos recursos (mercado, Estado y familia), el planteamiento de
AVEO tiende un puente entre “agencia” y “estructura
social”, produciendo la noción de “capacidad” para
movilizar recursos o aprovecharse de la estructura de
oportunidades. Una “capacidad” que debe entenderse
de manera parcialmente semejante al concepto de capabilities, aunque desacoplada de la carga individualista
que lleva implícita en el planteo de Sen.
No sólo en los estudios sobre riesgos y privación
social se ha avanzado mucho en los últimos 20 años,
también en materia de políticas sociales se ha sofisticado el conjunto de herramientas heurísticas, tipologías,
conceptos, dimensiones, indicadores e instrumentos.
Basta pensar, entre otros, en los trabajos seminales de
Fernando Filgueira (1998), de Rubén Lo Vuolo (1995)
y Lo Vuolo y Barbeito (1993 y 1998), y la reciente investigación de Juliana Martínez (2007) para ilustrarlo.
Antes de ellos sólo se hablaba de políticas sociales o, a
lo sumo, se discriminaba dualísticamente entre seguridad social y asistencia. Gracias en gran parte a ellos se
ha endosado al análisis una densidad teórica, conceptual
y metodológica en la que debe repararse.
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Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
II. RIESGOS SOCIALES
Riesgos en un continente sin bienestar
Hoy, como ayer, América Latina carece de un sistema
de protección social adaptado al conjunto de riesgos
que aquejan a personas y familias. En la región hay,
al menos, tres clases de desajustes entre el Estado
social y los riesgos.
Primero, existe un conjunto de riesgos que siguen
estando parcial o totalmente desatendidos. Sólo seis países de la región tienen seguro de desempleo, y ahí donde
existe no cubre más allá de un porcentaje menor de los
desocupados (20%).
Segundo, existe otro conjunto de riesgos de la población pobre e indigente, cubierta sólo parcialmente
por políticas de transferencia condicionada de ingresos
y que en su conjunto no suman más de 1% del PIB del
país. Si bien estas políticas “asisten”, no generan protección ni bienestar mínimo, sino variantes de la mera
reproducción al montarse sobre “líneas de pobreza”
cuyo objetivo es político (atenuar artificialmente el
número de pobres), cuyo contenido omite elementos
civilizatorios básicos y cuyo alcance se limita a cubrir
necesidades de indigencia (Boltvinik, 2007). Por lo
tanto, el tema de la ciudadanía permanece intacto en
contextos de políticas sociales que no reparan en la integración social con un mínimo de equidad.
Tercero, existe un conjunto de riesgos de la tercera
edad atendidos a través de formas neomercantilizadas de seguridad social que no solucionaron, sino que
tendieron a agravar los problemas clásicos del sistema
de pensiones en América Latina: cobertura, relación
activos-pasivos y desigualdad en la distribución del
ingreso, entre otros. Las fuentes del desajuste derivan
tanto de la matriz histórica “corporativa-conservadora”
como de la reforma neoliberal a la seguridad social. Por
lo tanto, deriva del diseño de la política social, de la
nueva y de la anterior.
Pablo Alegre apunta que en algunos casos la reforma realiza una especie de sumatoria de los déficits
de ambas formas de protección. Recuerda los casos
de reformas parciales de los sistemas en los cuales se
transfiere al mercado la prestación de jubilaciones y
pensiones administradas por el Estado al tiempo que
se “encapsulan” las cajas paraestatales, manteniendo
su auto-regulación parcial gracias a subsidios y transferencias de rentas generales (Alegre, 2008).
Además, Alegre agrega una cuarta forma de riesgo,
dada por el deterioro y la dispersión en la acumulación
de capital humano, básicamente debido a los problemas
de cobertura de la educación secundaria y terciaria, así
como al aumento de las brechas de calidad al interior del
sector público o entre éste y un sector privado reducido.
El principal dilema registrado es que la reforma
social no sólo no ha regulado los problemas tradicionales de manera activa —por ejemplo, la pobreza—,
sino que ha diseñado políticas cuya orientación programática en ocasiones aumenta el divorcio entre la
protección y los riesgos. La orientación programática dada a la política pública deriva no sólo de un
“espíritu de época”, sino de fuertes condicionamientos materiales asociados con un nuevo modelo de
acumulación y desarrollo, con una nueva gobernanza
global promotora de una agenda neoclásica, y con el
cambio integral de la estructura de oportunidades: de
la familia, del mercado y del Estado.
La implantación en América Latina de un modelo
de acumulación neomercantil (privatización de empresas
públicas, formación de un mercado de empleo sin rigideces, liberalización comercial y financiera, desregulación
del mercado de bienes y conversión de la seguridad social en un instrumento de la política económica, entre
otras acciones) otorgó al mercado nacional, y sobre todo
al global, la posibilidad de ejercer una violencia estructural considerablemente mayor sobre las trayectorias
individuales, los hogares, las categorías ocupacionales,
los grupos y los países.
Este Nuevo Modelo Económico (NME), al exponer
a los países a las reglas de competitividad del mercado
exterior en tiempos acelerados y sin la alternativa de
montar en ese lapso amortiguadores sociales eficaces,
genera —interactuando con otros factores de tipo tecnológico, demográfico y familiar— un nuevo conjunto
de riesgos: inestabilidad en el crecimiento del PIB, del
empleo y de los salarios; mayor segmentación laboral,
mayor desocupación y mayor precarización en el mercado laboral; mayor desigualdad vertical (entre ricos
y pobres) y horizontal (por ejemplo, entre mujeres y
hombres, o entre adultos y menores de edad); mayor
vulnerabilidad de ciertos grupos como los niños, los
jóvenes y las mujeres; y mayor marginalidad y exclusión social.
Dos problemas adicionales que disparan los riesgos sociales en la región son: la menor preparación
relativa de los países latinoamericanos para afrontar
un modelo de apertura y la normativa diferenciada con
que los países deben asumir la “competitividad”. En
primer lugar, la globalización pone en competencia
“jugadores” que son distintos en términos de su posición en la división del trabajo, de poder internacional y
de oportunidad para integrarse a las reglas de la economía global; generalmente, los países postindustriales
y poderosos (los “países globalizadores”) han tenido
suficiente tiempo de preparación para exponerse a los
riesgos provenientes de la competencia internacional.
En segundo lugar, los países no sólo son distintos en sí
mismos, sino que también son distintos por el tipo de
reglas que deben obedecer en esta economía global:
hay jugadores poderosos para los cuales aplican reglas
más benévolas, mientras que a los actores periféricos y
de menor poder relativo les aplican reglas mucho más
exigentes. Los “países centrales” consiguen imponer
reglas exigentes en el comercio con terceros países,
mientras que logran subsidios para sus productores nacionales, contradiciendo los presupuestos liberales que
a su vez impulsan fuera de sus fronteras.
Frente a este universo del riesgo, muy pocos de
los países latinoamericanos ostentan formatos estatales de protección social más o menos universales
y acordes con umbrales de bienestar básico. Por lo
tanto, estudiar los “riesgos sociales” es estudiar, en
cierto sentido, realidades socialmente graves (porque
se carece de un Estado de bienestar que pueda atenuarlos) y también agravadas por un contexto nuevo
(la globalización) y un NME que introduce coacciones
de mercado menos contestables (que antes) desde las
instituciones nacionales, sean éstas bancos centrales,
parlamentos o ciudadanía.
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MARCO CONCEPTUAL│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
El riesgo en la ciencia social
Vivir implica atravesar por múltiples riesgos, y también
intentar acorralarlos, reducirlos y, en una sociedad orgánicamente solidaria, también redistribuirlos de manera
progresiva. Dadas las diversas regiones del mundo, tipos
de arreglos parentales, clases sociales, modelo demográfico, rasgos epidemiológicos de la población, grupos de
edad, rasgos del vecindario y tiempo histórico, cambian
los riesgos que el ser humano debe afrontar. Hay algunos riesgos “constantes” que tienen lugar en todas las
sociedades, independientemente del tiempo histórico: el
riesgo de un menor de edad que depende de su familia, o
el riesgo de un anciano cuyas facultades emocionales y físicas se retraen, entre otros (Filgueira F. 2006). Hay otros
riesgos que son de alguna manera “riesgos variables”
porque cambian de acuerdo con el momento histórico.
La modernidad introduce riesgos nuevos que están
presentes en los textos de los clásicos. Marx, por ejemplo, registró en el pasaje del feudalismo al capitalismo
el surgimiento de riesgos sin precedentes; en efecto, la
separación de la fuerza de trabajo respecto de sus medios
de producción dejaba al hombre bajo un estatuto de libertad jurídica al precio de la intemperie social: sin tierras,
sin instrumentos de labranza, pero también sin gremios,
sin cofradías, sin guildas, sin fueros municipales: en pocas palabras, sin sociabilidad protectora. En su modelo
dicotómico de pasaje de la “comunidad” a la “sociedad”,
Tönnies también identificó la emergencia de la inseguridad económica y la progresiva impersonalidad afectiva
como riesgos del avance de la sociedad contractual y
anónima. Durkheim encontró en la anomia un signo de
la inseguridad que introducía el mundo moderno en las
relaciones sociales.
Nociones de “riesgo”
Ahora bien, ¿qué es propiamente un riesgo social? Sin
entrar en un cóctel de definiciones, “riesgo social” puede
definirse como un acontecimiento que compromete la
capacidad de los individuos para asegurar la vida autosustentada en sociedad (Castel, 2004). También, al
mismo tiempo, constituyen riesgos los comportamientos
de las personas y de sus familias, los resultados de su
propia acción. En este sentido se ha dicho que riesgos
son un conjunto de situaciones y comportamientos que
tienen la posibilidad de frenar la acumulación de activos
para una razonable integración a la sociedad y un adecuado goce compartido de la “herencia social” (Kaztman
y Filgueira F., 2001). Acá aparece la noción de “integración social” y de “herencia social” de Marshall, que tiene
similitud con la noción de “sociedad de semejantes” que
introduce Castel a partir de un giro de Léon Bourgeois
(Castel, 2004). Una “sociedad de semejantes” es una
sociedad estratificada y desigual, pero en la cual todos
los miembros disponen de un núcleo prescriptivo de
derechos y recursos (materiales y simbólicos) comunes
considerados indispensables para convivir con otros. En
una “sociedad de semejantes” los individuos comparten
una “herencia social” común que los pone al resguardo
de los riesgos básicos y los hace próximos.
Si los riesgos no se cubren adecuadamente por parte
de la familia, el mercado y/o el Estado, pueden surgir
“vulnerabilidades” en la estructura social o reafirmarse
las ya existentes. Según el paradigma AVEO, las vulnerabilidades no sólo se registran entre individuos y hogares
pobres, sino que pueden recaer sobre diversas categorías
de población no pobre. En ese caso, la vulnerabilidad se
traduce en un conjunto de atributos que predisponen a
descender en términos de ingreso, estatus y poder, aun
cuando se pertenezca a un hogar no pobre y con necesidades básicas satisfechas (NBS) (Filgueira C. H., 1999).
En el caso de que la vulnerabilidad sea sufrida por un
hogar o persona pobre, entonces se traduce en la imposibilidad de escapar a un círculo vicioso de privación y
déficit social (Filgueira C. H., 1999). El planteamiento
de AVEO refiere “vulnerabilidad” no sólo a la movilidad
social, sino también a la integración social, y en ese caso
se resume en una zona intermedia entre integración y
exclusión social (Lo Vuolo, 2000).
Hasta la consolidación del Estado de bienestar
durante la segunda posguerra en la mayoría de los
países desarrollados, ningún aparato central de toma
de decisiones se ocupó conscientemente de gestionar,
redistribuir, compensar o combatir de manera más o
menos metódica los riesgos y vulnerabilidades sociales
de las personas, hogares y sectores considerados socialmente más débiles. La manera de definir el riesgo difirió
de acuerdo con la sociedad y conforme a la correlación
de las fuerzas políticas y sociales (Esping-Andersen,
1999). Hubo sociedades que definieron el riesgo de manera generosa, como en los países nórdicos en que la
cobertura se extiende a todos los riesgos y comprende
toda la población durante la totalidad del ciclo vital.
Otros países, sin embargo, definieron “riesgo” de manera restringida en cuyos casos el Estado sólo interviene
en defecto del mercado, de manera residual, y cubre los
riesgos de los segmentos de población que cayeron por
debajo de un mínimo. También hubo sociedades que
definieron el riesgo de manera laboral, “corporativa” o
“industrial”: riesgo es el que sufre el trabajador y su familia a lo largo de su ciclo vital. Éste es el viejo modelo
de seguro social de Bismarck, en el cual las prestaciones
sociales eran resultado de una contribución directa del
trabajador a lo largo de su vida laboral. En la posguerra,
los países europeos continentales extendieron a la casi
totalidad de la población este modelo corporativo. Fue
así que las diversas variantes de Estado de bienestar de
los países desarrollados, conjuntamente con las otras
fuentes de protección social, se constituyeron en las
primeras modalidades de protección de la historia de la
humanidad en cubrir parcial o totalmente la estructura
de riesgos sociales de manera más o menos sistemática
y con horizontes de bienestar para la mayoría, mediadas
en ocasiones por amplios pactos o coaliciones sociopolíticas, y sobre la base de dos pilares sociales: la familia
nuclear y el virtual pleno empleo formal (Esping-Andersen, 1999; Huber, 2006).
Fuentes de producción de riesgos
La producción del riesgo social (que deriva en desocupación, pobreza, desigualdad, segmentación, déficit y
privación social) tiene su origen en muchas fuentes de
diversa índole (el ciclo vital, los modelos demográficos,
las transiciones epidemiológicas, etc.), aunque es resultado de cuatro instituciones: el mercado (de bienes y
servicios, capitales y empleo), la familia, la comunidad
vecinal, y el Estado (el Estado fiscal, el Estado social, el
Estado regulador). En una economía global se agregan
otras fuentes de riesgos: las políticas de las instituciones
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MARCO CONCEPTUAL│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
financieras internacionales y de ciertos países poderosos
destacan como las centrales.
Asimismo, estas fuentes institucionales de riesgo
funcionan también como agencias institucionales de
distribución desigual y combinada de bienestar a individuos, grupos de estatus y clases sociales. O sea, en
la misma medida que la “estructura de oportunidades”,
concebida como un conjunto de instancias públicas y
privadas, nacionales e internacionales, genera bienestar
de manera estratificada y desigual, esa misma estructura también distribuye riesgos de manera igualmente
asimétrica, generando en los extremos auténticas sociedades fracturadas en torno a clase, poder, estatus,
norma y territorio, o, por el contrario, sociedades cohesivas sobre bases materiales, normativas y simbólicas
comunes (de ahí que el concepto “estructura de oportunidades” contenga habilitaciones al mismo tiempo que
restricciones para el agente).
El balance entre restricciones y habilitaciones, entre riesgos y bienestar, varía de sociedad en sociedad y
registra mayor o menor desigualdad, mayor o menor privación social, en función del grado de maduración que
esas sociedades hayan mostrado en construir mercados
(y no monopolios, monopsonios y mafias), comunidades
abiertas (y no círculos cerrados acaparadores de prebendas, estatus y poder), familias robustamente constituidas,
y Estados que se hagan cargo de redistribuir progresivamente ingreso, estatus, poder y riesgo, y construir
integración social y ciudadanía. Y también varía en
función del locus que la sociedad tenga en la división
internacional del trabajo y por la mayor, menor o nula
influencia que presente en la global governance. Tanto
los sistemas políticos como la cuestión normativa, emanada —entre otras— de la economía política de actores y
los consensos morales resultantes, tienen su importancia
en la construcción de mercados competitivos, comunidades robustas y permeables, y en Estados solidarios con la
sociedad en su conjunto, pero el estudio de estos obviamente excede el propósito del presente trabajo.
Por tanto, los riesgos sociales provienen entre otros
de los modelos demográficos y epidemiológicos, de los
mercados, de las clases sociales, de las comunidades y
de las familias en que los individuos están insertos (Esping-Andersen, 1999; Filgueira C. H., 1999; Kaztman y
Filgueira F., 1999), pero su evolución y comportamiento
dependerá fuertemente del tratamiento que reciban en
cada unidad política por parte del Estado, y este tratamiento dependerá de la correlación interna de fuerzas,
la calidad del sistema político, los legados históricos, la
influencia internacional y la voluntad política (Filgueira
F, 1998). Abordemos a continuación brevemente algunas de las fuentes de riesgo.
En primer lugar, los mercados producen riesgos
por competencia imperfecta (prácticas cartelizadas que
distorsionan los precios, por ejemplo), por fallos en
las operaciones mercantiles (“riesgos malos” captados
por deteriorados servicios estatales y “riesgos buenos”
gestionados por empresas privadas, por ejemplo) e
información incompleta o desigualmente distribuida
(Esping-Andersen, 1999); también por no estar suficientemente penetrados por la ley o por estar excluidos de
regulación por parte del Estado de derecho.
No obstante, es obvio que así como hay sociedades que como consecuencia de diversos factores
—coaliciones de negocios con mayor poder relativo que
coaliciones distributivas, o presencia de un “Estado depredador” (Evans, 1989), entre otros— tienden a dejar
intacto este conjunto de riesgos provenientes de los
mercados y otras propenden incluso a agravarlos hasta
el límite del absurdo, hay otras sociedades en que los
Estados tratan y logran sancionar, combatir, reducir o
extinguir la competencia imperfecta en aras, por ejemplo, de mercados competitivos y regulados; que logran
limitar o evitar la distribución perversa de riesgos a
través de mecanismos de solidaridad entre individuos
y categorías; que tratan de ofrecer información compensatoria a aquellos grupos menos poderosos y menos
conectados con el mainstream a efectos de obtener
una sociedad menos desigual; que tratan de eliminar
a las mafias y otras estructuras ajenas al mercado
típico-ideal; que tratan de brindar estructura de oportunidades a los más débiles. Los riesgos varían entre los
mercados de empleo, por ejemplo, en función del tipo,
naturaleza, alcances y profundidad de la intervención
estatal. Los mercados de empleo generan un conjunto
menor de riesgos si están regulados de acuerdo con criterios de equidad y responsabilidad fiscal y económica
por instancias centrales y públicas de negociación de
condiciones laborales, que si estas condiciones se negocian por empresa, de manera descentralizada y sin
intervención del Estado.
En segundo lugar, las clases sociales también generan riesgos sociales diferenciales para individuos y
familias: son los llamados “riesgos de clase”. Las personas con menor capital físico, humano y social son más
vulnerables a la pobreza y la exclusión social que las
personas con cuentas bancarias, propiedad inmobiliaria,
títulos terciarios u ocupaciones de estatus alto, entre
otros factores. Sin embargo, las primeras podrán tener
más oportunidades de vivir una vida digna en sociedades con una ingeniería de redistribución del ingreso, de
la propiedad, del estatus y del poder favorable a compensar y fortalecer a los más débiles que en sociedades
“tolerantes” a la desigualad o a la extrema diferenciación social o racial.
En tercer lugar, los barrios y comunidades también
generan riesgos sociales desigualmente distribuidos.
Los barrios con eficiencia normativa, confianza recíproca entre los vecinos y prestadores de modelos de
rol legítimos generan menos riesgos que los barrios sin
eficiencia normativa, sin confianza entre los vecinos,
que exhiben comportamientos desviados y que obligan a sus moradores a congelar activos para conservar
pertenencias básicas (Kaztman, 2001). Asimismo,
ciudades cuyas autoridades sean consecuentes en establecer durante un tiempo prolongado un conjunto de
incentivos y premios al mantenimiento y configuración
de barrios con perfiles socioeconómicos heterogéneos
o bien disuasión y/o castigo a la segregación residencial, probablemente registren menores riesgos en
“inseguridad ciudadana” que aquellas en que reina la
desarticulación residencial y el apartheid social. En
este contexto, resulta clave el Estado como agencia
centralizada de gestión de riesgos. Un Estado indiferente a las decisiones de segregación residencial que
a nivel microscópico toman los hogares puede alentar
indirectamente el crecimiento de la violencia anómica,
mientras que un Estado preocupado en la educación
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Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
pública y la integración social estará en mejores condiciones para cooperar en la reducción de los delitos.
En cuarto lugar, el mundo de las familias también
resulta fundamental para diseñar políticas que disminuyan los riesgos que actualmente producen los fenómenos
y comportamientos asociados a la “revolución oculta”
de la familia y la segunda transición demográfica, en
particular el aumento de la monoparentalidad por deserción del varón de sus obligaciones paterno-filiales, la
mayor inestabilidad de las parejas y el incremento de las
familias reconstituidas (Filgueira C. H., 1998; Kaztman
y Filgueira F., 1999; Kaztman y Filgueira, 2001).
En quinto lugar, el Estado como gestor central de
riesgos es clave. A diferencia de las demás agencias,
actúa centralizadamente. Por eso es que un Estado que
se interese por la cohesión social con equidad, que desmercantilice, desestratifique y desfamilice sobre la base
de género, atenuará muchos de los riesgos que dejará
intactos un Estado que se abstenga de realizar estas
acciones. El Estado de bienestar que imperó en Suecia
en los últimos 60 años (Stephens, 2005) y el “Estado
depredador” de Mobutu Sese Seko en Zaire (Evans,
1989) son dos ejemplos empíricos de estados ubicados
en las antípodas, el primero en el polo de la mayor seguridad y desmercantilización realmente existente, y
el último en el polo de la máxima inseguridad y de la
mayor mercantilización.
III. LAS HETEROGENEIDADES SOCIALES
EN AMÉRICA LATINA
Los estudios sobre la pobreza y los problemas del desarrollo en América Latina han presentado debates
interesantes que reflejan las perspectivas sobre el tema.
Empezando hace varias décadas con un enfoque orientado al problema de la distribución de ingresos, que
colocaba al desarrollo y a la pobreza como un efecto
colateral de las deficiencias del mercado, hasta las perspectivas más recientes como los enfoques de derechos
que consideran a las injusticias que impiden el ejercicio
pleno de los derechos humanos. Las perspectivas han
ido evolucionando en tanto que han considerado las deficiencias o limitaciones de las anteriores, como también
en la medida en que han incorporado elementos de otras
disciplinas, particularmente de la ética y la filosofía.
Si bien los tópicos abordados para tratar estos
problemas han sido numerosos, normalmente se han
centrado en el nulo o limitado acceso al bienestar social
que deberían proveer las sociedades modernas con el fin
de cubrir las necesidades de su población. La discusión
sobre el conjunto social dentro del cual se producen
las exclusiones suele realizarse dentro del campo de la
estratificación social: las desigualdades estructurales
dentro de una sociedad conllevan a diferentes condiciones generales de vida de la población. La idea de estratos
sociales implica de manera inmediata la noción de un
mapa dentro del cual pueden identificarse posiciones,
pero también distancias y posibilidades de movilidad.
Por tanto, la idea de estratificación es producto de un
esquema de relaciones sociales (de producción, de distribución, de poder, simbólicas, etc.) que, entre otras
cosas, tiene por efecto influir en la manera cómo algunas personas disponen de su vida. Las heterogeneidades
dentro de una sociedad pasan a ser indicadores de ex-
clusión social en la medida en que reflejan aquellos
factores que están en el origen de dichas desigualdades.
Sin embargo, el entendimiento de la estratificación
y de las heterogeneidades que produce es un primer momento del vasto campo teórico acerca de la pobreza y el
desarrollo. Existe un segundo momento que se orienta
a considerar las respuestas públicas a estas situaciones
que se consideran “injustas”: las políticas sociales. Sobre ello, la literatura ha sido abundante y ha corrido de
manera paralela en relación con el tema de la exclusión
social. La persistencia de los problemas de exclusión
en la región son señal de la escasa respuesta que dichas
políticas han podido brindar para saldar esas brechas sociales. Ciertamente, desde una mirada más amplia, el fin
de las políticas sociales no es solamente la reducción de
la exclusión social, sino la producción de bienestar social
y el aumento de las capacidades de la población.
Siendo que los problemas de exclusión han demostrado ser de origen estructural, las políticas sociales de
corto alcance no han sido respuestas duraderas. Pareciera que tanto los problemas de exclusión como los de
articulación de políticas sociales efectivas compartieran
una debilidad común: la poca capacidad institucional
para vincular el desarrollo económico con el social. Más
allá de las discusiones sobre la eficiencia del uso de los
recursos en las políticas sociales, algunas discusiones
de mayor pertinencia son necesarias: ¿sobre qué hace
falta que las políticas sociales actúen y sobre qué están
actuando realmente? Un estudio de estratificación sobre
todo el conjunto social pudiera dar luces sobre esto. Sea
cual sea el enfoque que se asuma, siempre se parte de
que las políticas sociales se orientan de manera reactiva
a solventar una situación socialmente “injusta” o, de
manera preventiva, a conservar y reforzar los activos sociales (educación, salud, empleo y cultura, entre otros)
de la población. En todo caso, ambas orientaciones presuntamente pretenden dar respuesta a cómo hacer uso
de los recursos públicos para cerrar las brechas sociales
o evitar su apertura.
La producción de información sobre los temas
de exclusión y de políticas sociales en la región ha
sido ciertamente abundante en cantidad y amplia en
su cobertura temática. Esta información ha permitido
desarrollar en buena medida los diagnósticos sobre la
región y sobre ella también se han diseñado las políticas públicas llevadas adelante hasta el momento.
Dichos reportes se fundan en la medición de las condiciones de vida, haciendo uso de indicadores que suelen,
de una manera u otra, promediar dichas condiciones en
un solo índice nacional. De esta manera, la información
obtenida refiere siempre a una síntesis de “situaciones
locales”. Es el caso del reporte de ONUD, donde se aplica
el Índice de Desarrollo Humano que permite tener una
idea de los avances y retrocesos de estos indicadores y
de su comparación entre los países. En el caso de otros
reportes, se hace más uso de un conjunto de indicadores que permiten evaluar de manera más detallada los
avances y retrocesos en diferentes materias. Sin embargo, aunque los indicadores en estos reportes señalan
la existencia de estas desigualdades dentro de nuestros
países e insisten en ellas, existen pocos datos que exploren su naturaleza y sus características, en particular
sobre aquellas desigualdades que son fuente de privaciones sociales y materiales en la población.
│31│
MARCO CONCEPTUAL│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
Este trabajo es el resultado de un extenso proceso
de investigación realizado por la Red de Homólogos de
Pobreza de AUSJAL, a través del Observatorio Latinoamericano de Pobreza, en el cual se sintetizan analítica
y descriptivamente los dos componentes centrales
del proyecto inicial: la faz descriptiva de las heterogeneidades y el análisis de las estructuras de riesgos,
y las políticas que intentan ir a su encuentro. Uno de
los propósitos implicados en esta síntesis consiste en
articular adecuadamente los dos enfoques que orientan los respectivos componentes. Esta tarea permitió
enriquecer y fortalecer, desde el punto de vista teórico,
la potencia heurística del marco conceptual para los
sucesivos análisis.
de vida de una persona es, digamos, la ponderación de
estos “funcionamientos” que pueden incluir desde
lo más básico (alimentación, salud y vida) hasta lo
más abstracto y complejo (dignidad y felicidad, entre
muchos otros).
Por encima de los “funcionamientos” está la capacidad de la persona de combinarlos, es decir de
“hacerlos rendir”, lo cual refleja el grado de libertad
de una persona (Sen, 1999a:75). Tal como lo expresa
Nussbaum, el objetivo en términos políticos es la capacidad y no el funcionamiento:
Es perfectamente cierto que el funcionamiento, y no las
simples capacidades, es lo que hace que una vida sea plenamente humana, en el sentido de que si no hubiera un
funcionamiento de algún tipo en una vida, pudiéramos
difícilmente aplaudirlo, no importa las oportunidades
que ésta contenga. Sin embargo, a efecto de propósitos
políticos lo apropiado es que apuntemos a las capacidades, y sólo a ellas. Los ciudadanos deben estar libres
para determinar su propio curso, después de todo.
(Nussbaum, 2000:87)
IV. EL ESTUDIO DE LAS HETEROGENEIDADES
Tratamiento de las heterogeneidades
Considerando las perspectivas desarrolladas en el seno
de las ciencias sociales sobre el tema de las inequidades
sociales en los últimos años, parece pertinente partir
del enfoque de las capacidades desarrollado por Sen
y Nussbaum, dado que asume una perspectiva amplia
sobre la exclusión e inequidad, al tiempo que permite
adentrarse en la faz exploratoria sobre la conformación
de las heterogeneidades dentro de los países de la región.
Sin lugar a dudas existen diferencias entre las posturas de
estos autores; sin embargo, existe un acuerdo mínimo entre ellos para identificar los supuestos teóricos. De estos
partimos para establecer este “mínimo común teórico”.
Para el Observatorio, la tarea es tanto el reconocimiento de la privación como de aquellas heterogeneidades
que conducen a la privación, pero con el propósito de incidir en la esfera de la toma de decisiones para contribuir
a las transformaciones sociales esperadas.
Desde la primera perspectiva [descriptiva,] la identificación de la pobreza consiste en el reconocimiento de la
privación […] y el primer ejercicio consiste en decidir
quién sufre de privaciones tal como se juzgan estas cosas en la sociedad en cuestión. La segunda perspectiva
[política] identifi ca la pobreza como foco de medidas, a
saber, declara que la sociedad debería hacer algo al encontrarse con estos problemas. (Sen, 1999b:124)
Las sociedades latinoamericanas, como todas las sociedades, albergan diferentes formas de condiciones de vida,
producidas por patrones sociales que actúan de manera
desigual sobre el conjunto de la dinámica social. Incluso
en términos del ingreso, existen diferencias que permiten
explicar las variaciones dentro de la población como lo son
las heterogeneidades personales, la diversidad ambiental,
la variedad en el clima social, las diferencias relacionales
y la distribución intrafamiliar (Sen, 1999a:70-71). A pesar de ello, estas diferencias no implican necesariamente
que una persona se encuentre en estado de pobreza, ya
que también existen desigualdades dentro de la sociedad
en otras formas de capital (social, cultural, escolar).
La capacidad de una persona se refiere entonces a
“las combinaciones alternativas de funcionamiento que
son factibles de lograr” (Sen, 1999a:75). La libertad se
traduce por tanto en el nivel de opciones de combinación
de estos “funcionamientos” para traducirlos en bienestar,
lo cual es representado por las oportunidades que tiene un
individuo para desarrollar sus capacidades.
Esta libertad, que refleja las oportunidades de bienestar de una persona, debe ser valorada como mínimo
por razones instrumentales, por ejemplo, al juzgar qué
cartas ha repartido la sociedad a una persona. Pero,
además, tal y como hemos dicho ya, la libertad debe
considerarse como intrínsecamente importante para una
buena estructura social. Desde este punto de vista, una
buena sociedad es también una sociedad de libertad
(Sen, 1999b:55).
En este sentido, la libertad es un condicionante del
entorno social hacia la persona y sus “funcionamientos”,
a la vez que un valor social por sí misma. Es por ello
que el enfoque de las capacidades integra lo individual
(capacidades y valores) con lo social (oportunidades y
derechos). La pobreza es entendida entonces como la
restricción de las libertades de las personas para “hacer
rendir” sus funcionamientos con miras a dotarse de una
vida digna, es así una privación de sus capacidades. Esto
nos lleva a algunas consideraciones:
Conceptos clave para la operacionalización del concepto de heterogeneidades
En estos enfoques, el bienestar puede entenderse como
el producto de una serie de “funcionamientos” en la
vida de una persona, que convergen en lo que podemos
identificar como la realización de ésta. Así, la calidad
│32│
•
La discusión debe centrarse en las restricciones de
las oportunidades y los derechos individuales, y
no en los medios de satisfacción de las necesidades básicas desde una perspectiva de consumo.
• La pobreza es una condición socialmente producida y no una condición individualmente atribuida.
• Existe un aspecto valorativo en torno a lo que
cada sociedad considera una vida digna, lo cual
no implica la incomparabilidad entre países, pues
también es de suponer que existe un mínimo compartido de condiciones de vida digna.
• Siendo que la heterogeneidad social se funda en la
variedad de “funcionamientos” y de concepciones
individuales de una vida digna, las restricciones
o privaciones socialmente impuestas, por más
MARCO CONCEPTUAL│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
homogéneas que sean, producen situaciones diversas de pobreza.
Nos interesa partir de la existencia de estas restricciones sociales para detallar y analizar luego cómo éstas
producen situaciones heterogéneas de pobreza. En otras
palabras, tal como ha sido objeto de discusión en diversas reuniones sostenidas por los equipos nacionales
integrantes del Observatorio, nos interesa cómo la formación de unos bloques sociales identificados mediante
estadísticas nacionales nos permitiría abordar el tema de
la reproducción de la pobreza.
El concepto de conglomerados
Como se mencionaba, en las sociedades existen patrones o arreglos sociales que conducen a la existencia de
formas heterogéneas de convivencia social. Claro está
que la distribución de estos patrones sobre el conjunto
de la sociedad no es azarosa. La acción de estos patrones resulta en la conformación de unos conglomerados
dentro de cada país homogéneos en su interior, pero heterogéneos entre ellos, es decir, son grupos de personas
y familias que se asemejan en su estilo y condiciones de
vida por verse afectadas —para bien o para mal— de
manera más o menos homogénea por estos patrones y,
al mismo tiempo, dicha homogeneidad diferencia a este
grupo de los otros que existen dentro de la sociedad. La
otra cara del asunto es que, a su vez, la individualidad
propia de cada caso permite que exista cierta diversidad
dentro de cada grupo, considerando siempre que la similitud de los casos hace que estos estén dentro de un
conglomerado y no en otro.
Podemos decir entonces que cada uno de estos
conglomerados contiene una forma diferente de “hacer
rendir” sus capacidades puesto que 1) cada uno de ellos
está en una posición diferente dentro del cuadro relacional de la sociedad en general, lo que conlleva a una
distribución desigual de los recursos sociales, y 2) las
personas que componen cada conglomerado presentan
capacidades diferentes. Obviamente, la relación entre
ambas formas está en el hecho de que una parte de las
desigualdades en las capacidades es producto de las desigualdades en las relaciones de poder.
La pobreza en este escenario se replantea de nuevo
como una restricción, en tanto que dentro de estas
desigualdades existen conglomerados que no tienen la
opción de encontrar otros arreglos sociales que le permitan desarrollar mejor sus capacidades. Sen, refiriéndose
al tema de la relación entre la globalización económica
y la pobreza mundial, lo plantea de la siguiente manera:
La consideración en la que se concentraron muchos de
los debates sobre la globalización, a saber, si los pobres
también se benefi cian del orden económico establecido,
es un enfoque completamente inadecuado para evaluar
lo que hay que evaluar. Lo que se debe preguntar, en cambio, es si es factible que obtengan un arreglo mejor —y
más justo— con menos disparidades de las oportunidades económicas, sociales y políticas y, de ser así, a través
de qué nuevos acuerdos internacionales e internos esto
podría llevarse a cabo. Allí radica el verdadero compromiso. (Sen, 2007:183)
La realidad social se compone entonces de una constelación más o menos diversa de estos conglomerados. Cabe
señalar que la variedad de estos conglomerados ordenados
en torno a criterios de (in)equidad y pobreza no está en
relación con el tamaño de los países, sino en relación con
la profusión de patrones sociales disímiles que producen
dichas situaciones de privación. En consecuencia, lo que
se conoce como el estado, realidad o situación social de
un país sería el promedio de estos conglomerados. Como
todo promedio, primero, es un artificio matemático para
dar idea de dónde se encuentra el centro “ideal” (o fáctico) de una población y, segundo, el promedio en sí es un
dato incompleto si no se considera la dispersión, cuestión
relevante por lo comentado antes. En el caso que aquí nos
proponemos abordar, la pobreza, es ineludible considerar
que efectivamente por el tamaño de las desviaciones —
las cuales suelen llamarse brechas cuando se refieren a la
dispersión de las condiciones de vida— la idea de un promedio termina siendo una distorsión de la realidad.
Hasta aquí nos hemos referido a los conglomerados
como un resultado que combina los arreglos sociales
y las capacidades de las personas. Sin embargo, en una
situación de múltiples patrones que causan heterogeneidades, de los cuales sólo algunos producen privaciones,
nos queda entonces por saber cuáles de esos patrones son
los que convergen en situaciones de pobreza. No tiene
sentido hablar de conglomerados si no especificamos
en torno a qué se aglutinan estos. En otras palabras, la
idea de la constelación también nos lleva a identificar
cuáles son los ejes sobre los cuales se construyen estos
conglomerados que generan exclusión: en términos metodológicos, cuáles son las variables que intervienen en
el modelo y cómo lo hacen.
Pobreza y riqueza son nociones sintéticas y correlativas. Son correlativas porque, al indicar extremos,
señalan asimismo el eje que los relaciona y que pudiera
llamarse bienestar o calidad de vida; y a lo largo del eje
del bienestar se concibe que existan grados o niveles.
Son nociones sintéticas porque cualquier descripción de
su contenido remite a una multiplicidad de dimensiones
o componentes, como serían niveles de salud, de educación, de ingreso, de habitabilidad de la vivienda y del
entorno, de acceso a los bienes tangibles e intangibles
que se derivan de la convivencia social en sus aspectos
políticos, económicos y culturales (Gruson, 1993:1).
Desde el punto de vista del ejercicio metodológico
que aquí nos proponemos, la discusión en torno a la pobreza no se trata solamente de su cuantificación, sino de
la identificación de estas variables o ejes que determinan de manera diferencial las condiciones de privación
de una parte de la población. Por lo general, las cuantificaciones en torno a los niveles de pobreza suelen ser
de carácter lineal en tanto consideran un solo eje sobre
el cual se distribuye la población. No obstante, las situaciones de pobreza y exclusión responden también a
patrones estructurales y coyunturales diferenciadores.
Es decir, la pobreza no es producto de un patrón único
de privaciones; se puede llegar a la pobreza mediante
diferentes configuraciones de condiciones. Por tanto,
existen una variedad de situaciones a considerar dentro
de la constelación de conglomerados que puedan identificarse como situaciones de pobreza o de privación.
La idea de una constelación o mapa encierra una
noción de posiciones relativas de los conglomerados
con respecto a una posición ideal o real. Así como también el nivel de homogeneidad dentro de cada uno de
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MARCO CONCEPTUAL│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
los conglomerados; esto es, los diferentes puntos de la
constelación pueden relacionarse con un punto ideal
dentro de la nube de puntos (por ejemplo, un promedio
o un valor abstracto) o con un punto existente (por ejemplo, un valor real o un caso).
Algunos de estos patrones son productores de relaciones excluyentes dentro de las sociedades en la medida en
que, además de diferenciar la calidad de vida, se traducen
también en privaciones de las capacidades humanas para
sostener un nivel aceptable de vida. Aquí los conglomerados son producto entonces de una distribución
desigual de las oportunidades y capacidades para el
desarrollo. En esta situación, la heterogeneidad se convierte en un problema social en tanto que encierra un
riesgo, lesión o violación de derechos para la población. Esta problemática será diseccionada con base en
las premisas antes expuestas en los casos nacionales
que a continuación desarrollaremos.
│34│
Autores:
• Tito Iván Lacruz Rangel
• María Gabriela Ponce Zubillaga
• Genny Zuñiga Álvarez
• Ronald Balza Guanipa
€ VENEZUELA CASO NACIONAL
estructura de riesgos sociales y respuesta de políticas públicas202
Las heterogeneidades sociales en venezuela
│213│
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
I. INTRODUCCIÓN
E
l presente informe realiza un análisis sobre el desarrollo social, económico y laboral de Venezuela
en los últimos años, explorando sus diferentes
dimensiones y brindando información obtenida de
fuentes oficiales de la nación. La intención final de este
documento es analizar las diferentes dinámicas nacionales reflejando a su vez las heterogeneidades existentes
dentro del país.
Los cambios experimentados por el país en las últimas dos décadas han sido notorios, debidos en parte al
agotamiento de un modelo de desarrollo económico y
la consecuente alteración del modelo social y político,
como también a la puesta en marcha de un proyecto de
naturaleza radical en los últimos años. Ello también se
vincula a la fuerte dependencia que existe con la renta
petrolera y el impacto del mercado mundial en los ingresos nacionales. La suma de estos factores, entre otros,
ha llevado a fuertes procesos de confrontación política
en el marco de una economía volátil y de un estancamiento en la producción del bienestar social. En este
sentido, a pesar de estos cambios, y del aumento de la
renta petrolera producto de los aumentos de los precios
del barril en el mercado internacional, Venezuela no ha
logrado saldar su deuda social. Los indicadores apuntan
a la existencia de grandes brechas sociales, a limitaciones en la protección y estabilidad laboral, a deficiencias
en las políticas sociales y a desequilibrios en materia
económica. Todo ello ha configurado nuevas formas de
pobreza y de vulnerabilidad, además de profundizar en
las ya existentes.
El análisis gira en torno a cuatro temas claves de la
dinámica social venezolana. El primero de ellos es el
panorama de los cambios políticos e institucionales experimentados por el país en la última década, haciendo
especial énfasis en el campo de las políticas sociales y
el bienestar social. El segundo tema abordado está relacionado con las heterogeneidades existentes en las
condiciones de vida de la población. La economía venezolana, abordada desde la actividad del sector público,
constituye el tercer tema tratado. Finalmente, se explora
el tema de la dinámica laboral, en el cual se exponen
las características productivas de la mano de obra y la
estabilidad del empleo. A modo de cierre, se presentan
unas conclusiones sobre los avances del país en materia
de producción de bienestar social y disminución de las
vulnerabilidades de la población.
II. CONTEXTO DE LA POLÍTICA SOCIAL VENEZOLANA203
Las políticas sociales, en tanto que aquellas acciones del
Estado orientadas a la producción del bienestar social,
han tenido un desenvolvimiento bastante dinámico, pero
también desigual, a lo largo de la historia venezolana.
En cierto sentido, las políticas sociales se han movido en
diferentes tiempos históricos, pero también sociológicos. En un primer momento, si bien siempre ha existido
una noción mínima por parte del Estado venezolano de
responsabilidad hacia los grupos en situaciones más
precarias, esta noción no se convierte en política pública
hasta 1936, cuando se presenta el Programa de Febrero.
En ese momento, la política social se debatía entre una
visión elitista y una visión socialdemócrata, tensión que
estaría presente hasta la instalación de la democracia
representativa en la década de los 60. El horizonte que
predominaba en esos tiempos era la modernización de la
nación, la definición de un sistema productivo fundado
en la nueva renta petrolera, la integración social del territorio y la construcción de un modelo político alterno
al heredado del gomecismo. En un segundo momento,
hacia la década de los 70, la modernización conservó
—a efectos de políticas públicas— solamente su lado
económico, dejando de lado su dimensión social. Los
efectos de los ingresos petroleros hacían creer que el
cierre de las brechas sociales era cuestión de tiempo y
un resultado inmediato del crecimiento económico. La
ruptura social de los 80 y las políticas aplicadas a lo
largo de esta década, así como la acumulación de errores
de décadas anteriores, llevaron a un incremento de los
niveles de pobreza que ya se venía anunciando como
un rezago de la acelerada modernización del país. En
el marco de estas crisis, la política social “compensatoria” ocupó la primera escena en la década de los 90
como una respuesta de ajuste a las descompensaciones
económicas y financieras. La crisis política expresada
en el retiro del apoyo de la población a los partidos políticos tradicionales; la crisis económica producto del
agotamiento del modelo rentista, la caída de los precios
del petróleo y de la crisis de la deuda; y la crisis social
expresada en el aumento de los niveles de pobreza y exclusión se cruzan y se influyen mutuamente de manera
dramática a lo largo de la década de los 90, dando inicio
a una larga crisis cuyos signos aún se muestran.
Tal como se señala en varias fuentes bibliográficas,
la frustración social y el rechazo a los partidos políticos
tradicionales, cuyo trasfondo era la triple crisis mencionada, sirvieron de piso para ir quebrando el modelo
heredado del Pacto de Punto Fijo.
El marco de esta génesis es, por un lado, la fuerte
crisis de representación política sentida en el país desde
finales de los 80, que encontró parcialmente alguna salida en los candidatos presidenciales que venían fuera
del bipartidismo —Rafael Caldera204 y luego Hugo
Chávez—, con todo lo que le acompañaba como la crisis del rentismo petrolero, y, por otro lado, la existencia
de grupos radicales herederos en parte de las ideas de la
subversión de los años 60, que posteriormente se cruzaron con elementos militares y míticos205. En este sentido,
el proyecto planteado por el Movimiento Bolivariano
Revolucionario 200 (MBR200) —luego transformado
en el Movimiento V República (MVR) y posteriormente
en el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)—
encuentra un espacio en los vacíos de representación
política. Varios trabajos han explorado la transición del
régimen puntofijista al chavismo, entre ellos referimos
el libro compilado por Jennifer McCoy y David Myers
(McCoy, 2007) que recapitulan los diferentes factores políticos, económicos, institucionales, sociales y
culturales que coincidieron en dicho proceso. McCoy
resume claramente las razones de la victoria del MVR y
de Hugo Chávez:
│215│
Chávez representó la primera alternativa creíble, con sufi ciente atractivo popular para llevar a cabo un cambio
de regímenes políticos. El triunfo electoral de Caldera
en 1993 fue la primera vez que un candidato ganaba la
presidencia sin el apoyo de AD o Copei. La percepción de
que estos partidos podían ser derrotados fue importante
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
para establecer la viabilidad del desafío planteado por
Chávez. Como observó Przeworski […] los regímenes
cambian no cuando pierden legitimidad, sino cuando
aparece una alternativa viable y preferible. El modelo
de democracia puntofi jista perdió legitimidad desde los
años ochenta, pero su colapso puede decirse que se produjo en el momento exacto que apareció como opción
preferible Hugo Chávez con su Revolución Bolivariana
(McCoy, 2007:306; notas suprimidas).
Una bandera fundamental al momento de entrar en el
juego electoral en 1998 fue la convocatoria de un proceso
constituyente, la cual era la propuesta más concreta del
MVR y de Hugo Chávez en tanto que se requería, para las
transformaciones propuestas, de un nuevo marco legal.
Cuando una situación llega a tal grado de descomposición, nace entonces del propio seno del pueblo una
fuerza legítima indetenible, capaz de impulsar la transformación de ese marco institucional. Esa fuerza es el
Poder Constituyente. Poder éste que se ha activado en
Venezuela, generando un proceso transformador verdaderamente democrático y revolucionario: el Proceso
Constituyente, el cual se desarrolla en varias fases,
siendo algunas de ellas la convocatoria y la realización
de la Asamblea Nacional Constituyente, instancia político-jurídica que originará un nuevo marco institucional
para la refundación de la República, la reestructuración
del Estado y el establecimiento de un nuevo consenso
político y social. (Chávez, 1998)
La pretensión de un cambio constitucional no era
nueva en la escena política venezolana, pues ya desde
hacía algunos años venía sonando la posibilidad de,
por lo menos, reformar la Constitución de 1961. Así, la
primera acción del nuevo gobierno fue la convocatoria
para elegir una Asamblea Constituyente, la cual fue dominada ampliamente por personas que formaban parte
de los partidos que apoyan el proceso bolivariano: el
sector que con el tiempo se conocería como el oficialismo. Con este apoyo, la Constitución propuesta para
ser aprobada mediante el voto popular era casi la misma
que venía promoviendo el Presidente Chávez y sus colaboradores. Esta Constitución sería luego aprobada por
el voto popular en diciembre de 1999. Junto a esta nueva
Constitución, se realizarían toda una serie de reformas
dentro de los aparatos de gobierno que afectarían también la ejecución de las políticas sociales.
A partir de los lineamientos de la nueva Constitución de 1999 se diseñan y se ponen en marcha los
nuevos mecanismos institucionales dentro de los cuales
se realizará la reforma del Estado durante los primeros
años. Uno de ellos es la reestructuración de las instituciones encargadas de lo social, como fue el caso del
antiguo Ministerio de la Familia que fue unido al de Salud para crear el Ministerio de Salud y Desarrollo Social
(MSDS). En materia constitucional, a la participación y la
corresponsabilidad se le dan un espacio importante dentro de los nuevos lineamientos.
Una de las características fundamentales de este
cambio constitucional es la idea de participación protagónica del nuevo modelo político que consagra la
refundación de la república para establecer una sociedad
democrática, participativa y protagónica. Pese a existir
dudas sobre la capacidad económica del Estado para responder por la satisfacción de los derechos sociales, no
sólo se mantuvo su concepción universalista, sino que
estos fueron ampliados, por lo que pudiera interpretarse
que una vía para descargar al Estado de sus deberes es la
corresponsabilidad que tiene el ciudadano en la garantía
de los derechos sociales (Delgado y Gómez, 2001).
En este sentido, el Capítulo V de la nueva Constitución se dedica ampliamente a los derechos sociales
y de las familias, con un total de 22 artículos. En ellos,
así como en capítulos subsecuentes, se reconoce el
deber del Estado en la promoción de dichos derechos
mediante la puesta en marcha de políticas destinadas a la dotación de bienes y servicios que garanticen
la asistencia y protección de las familias. Por tanto, se
reconoce la universalidad de los derechos sociales y el
reconocimiento de una ciudadanía social como un medio
para lograr la equidad social. El rol de la participación
protagónica se limitó a algunos esquemas refrendarios
sin llegar a tener una presencia real dentro de las políticas sociales. La idea del equilibrio social expresada en
el Plan de la Nación —que apuntalaba la importancia
capital de la participación social con el fin de reconstituir
el espacio público y el poder ciudadano— tuvo poca expresión en los nuevos programas sociales.
Dentro de los cambios cabe mencionar varias cosas
(Delgado y Gómez: 2001). Esta Constitución delinea una
nueva concepción de ciudadanía social con el concepto
de corresponsabilidad entre el Estado y los ciudadanos.
El Estado venezolano es declarado por primera vez
como un Estado democrático y social de derecho y de
justicia. A pesar de la coyuntura económica que significó la crisis del rentismo petrolero y su impacto en la
capacidad de respuesta del Estado hacia las demandas
sociales, se conserva la concepción del universalismo
de manera más amplia, siempre en corresponsabilidad
con la ciudadanía. Las orientaciones que se presentan en
la Constitución bolivariana pueden recibir dos lecturas:
La primera, relativa a la infl uencia de la coyuntura
sociopolítica actual, que conduce a un modelo programático de ciudadanía social que contradice las tendencias
predominantes, sobre todo en lo que se refi ere a volver
a poner la responsabilidad fundamental de los derechos
sociales en hombros del Estado. La segunda, que la
Constitución vigente no deberá ser vista como un retroceso sino como una contratendencia; no se trataría
de un regreso al pasado sino de ubicarse a la vanguardia, en una reacción contra el neoliberalismo que
invade todas las esferas sociales y política (Delgado
y Gómez, 2001:96).
El reconocimiento de estos derechos sociales va
relacionado directamente con el reconocimiento de un
derecho político: la participación ciudadana (Regnaud,
2002). Este elemento de la Constitución es señalado
como uno de los cambios más importantes, encerrando
incluso la denominación de una democracia participativa y protagónica —más no representativa—. La
Constitución bolivariana amplia enormemente los espacios de participación ciudadana dentro de la toma
de decisiones, son marcos constitucionales que tendrán
un gran impacto en la coyuntura política, pues uno de
esos mecanismos de participación —en este caso de
tipo refrendaria— es la convocatoria de un referéndum
contra un funcionario público —en este caso, el propio
Presidente—. Como parte de la afirmación de la parti-
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CASO VENEZUELA│
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cipación, se reconoce también constitucionalmente a la
sociedad civil (sociedad o comunidad organizada, sectores de la sociedad u ONGs son algunos de los nombres
que se usan en la Constitución bolivariana), la cual tiene
poder para, por ejemplo, postular miembros al Consejo
Nacional Electoral (CNE).
Tal como lo advierte Salamanca (2002), los espacios de participación de la sociedad civil se venían
creando desde antes de 1999 y, en cierto sentido, los
cambios que en esta materia se dan para la nueva
Constitución son producto de estas tendencias participativas. El establecimiento de la participación en la
nueva Constitución se realiza bajo un supuesto cambio
de paradigmas políticos en la sociedad venezolana:
de la democracia representativa a la democracia participativa. Esta propuesta parte como una crítica de la
inercia política que caracterizó a la sociedad política
frente al resto de la población cuando el decline de
la democracia populista. Sin embargo, el nuevo paradigma de la democracia participativa no criticaba el
mal ejercicio de la democracia representativa, sino a
ésta en sí misma: el ejercicio de los partidos políticos
es considerado como un monopolio de lo político.
Esta participación es contemplada por la Constitución de 1999 con las siguientes características:
•
La participación en los asuntos públicos va más
allá de los procesos electorales y llega a una intervención directa de la sociedad en asuntos de gestión
pública.
• La participación puede ser consultiva —como es el
caso de varios mecanismos refrendarios contemplados en la constitución—, pero también se consideran
otros medios que actúan directamente en la gestión
pública como es el caso de las asambleas de ciudadanos, el cabildo abierto y las iniciativas legislativas.
• Existen otros medios de participación como lo
son la transferencia de servicios, la participación
en procesos económicos a través de la economía
social o de servicios comunales.
De manera contradictoria, a pesar de propugnar una
profundización de la participación ciudadana, la Constitución de 1999 y el ejercicio del gobierno de Chávez
establecieron fuertes restricciones a la descentralización.
El argumento es similar al que se usó con los partidos
políticos: las gobernaciones y las alcaldías, algunas de
ellas llevadas por partidos de oposición, se caracterizaban por su poca disciplina y fuentes de corrupción.
La tensión era, por un lado, entre un nuevo poder que
surgía en el gobierno central contra el poder “viejo”, que
se encontraba en los gobiernos locales, y, por otro lado,
de un poder central con profunda vocación hegemónica.
La Constitución de 1999 reitera el carácter federal
de la república e incluye formalmente algunos de los
avances en esta materia que se venían dando desde
1999. Desde la perspectiva política, a pesar de algunas
señales desde la época de la Asamblea Constituyente
en contra de los gobiernos locales, realmente era muy
cuesta arriba desconocer los logros constitucionales y
políticos de una década de descentralización. Una de
las novedades de esta Constitución es la creación de
un Consejo Federal de Gobierno, presidido por el Vicepresidente, como un mecanismo de coordinación y de
negociación intergubernamental. No obstante, esta figura
no ha sido convocada a lo largo del gobierno de Chávez.
Luego de la aprobación de la nueva Constitución
se inició un proceso de rediseño institucional del país
que tomaría buena parte de los meses siguientes. Se
dieron nuevas elecciones presidenciales y legislativas,
se procedió a designar a los representantes del poder
ciudadano y del electoral. Igualmente tuvieron que
crearse una serie de leyes que respondieran a los marcos constitucionales. Con estos cambios institucionales,
y apoyándose en la alta popularidad del Presidente, el
oficialismo logró controlar casi la totalidad de las instituciones del Estado.
Dentro de todo este rediseño de la administración
pública, las instituciones del sector social del gobierno
también fueron afectadas. Dentro de los ajustes en el
Ejecutivo, el antiguo Ministerio de la Familia pasó a
fusionarse con el Ministerio de Salud para dar lugar
al MSDS. La supeditación de lo social junto a la salud
no debe leerse, desde las orientaciones del oficialismo,
como una subordinación de lo social, todo lo contrario.
Lo social atraviesa como una línea de acción a todos
los sectores del Ejecutivo de tal manera que no existe
propiamente un ministerio de lo social, pues esto es
un asunto de la acción pública de todos los órganos
del Estado. De esta manera, no sólo el MSDS y los otros
ministerios sociales tienen programas o enfoques en
esta materia: desde el Ministerio de Defensa hasta el de
Minas presentan estas líneas de acción. Un ejemplo de
esta perspectiva es la ejecución de las misiones sociales
—de las cuales hablaremos más adelante— que comprometen la acción de órganos como el Ministerio de
Energía y Minas, Petróleos de Venezuela (PDVSA) o el
Ministerio de Defensa.
En tanto a la red institucional del Estado para el
sector social, el MSDS asumió aquellos programas sociales compensatorios que se venían ejecutando para el
enfrentamiento a la pobreza, mientras el nuevo gobierno
—luego de los cambios institucionales— pusiera en marcha su nueva política social. Igualmente se crearon, a lo
largo del periodo de gobierno, un conjunto de instituciones destinadas a prestar apoyo financiero a la actividad
social como lo son el Fondo Único Social (FUS), el
Banco del Pueblo, el Banco de la Mujer y el Banco de
Desarrollo Social. Gran parte de los programas sociales
compensatorios que venían de los gobiernos fueron congelados o estaban a la expectativa. Dentro de la nueva
lógica que pregonaba el gobierno, estos programas no
tenían sentido pues, primero, deberían ser universales
y no focalizados y, segundo, estaban fuertemente asociados a los programas de ajustes macroeconómicos del
ensayo neoliberal. La mayoría de estos cambios institucionales se realizarían dentro de los primeros dos años
de gobierno de Chávez. Si bien existían tensiones con la
oposición, estos cambios se realizaron en un ambiente
relativamente tranquilo, sin las tensiones radicales que se
iniciaron al final de 2001 y apoyado por la alta popularidad del Presidente.
Siendo que las políticas sociales compensatorias de
los 90 son vistas como un derivado de las políticas de
ajuste macroeconómico y presentan un carácter de atención segmentada hacia la población, éstas no eran bien
recibidas por el nuevo gobierno, el cual anunció —desde
la visión de la transformación total de la sociedad— que
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las nuevas políticas serán para toda la población en tanto
que el Estado es garante de los derechos sociales de todos
los venezolanos. Los programas del actual gobierno van
junto con la idea de inclusión y de reconocimiento a los
pobres como parte de la sociedad, independientemente
de que sigan siendo pobres. La atención segmentada de
las políticas compensatorias se entiende como una forma
de exclusión. Ciertamente, no se trata de un universalismo igual al desarrollado por la democracia populista
en Venezuela que apuntaba a un universalismo en el cual
todas las políticas sociales —educación, salud, vivienda,
seguridad social y participación— consistían en reformas
estructurales y coyunturales con el fin de masificar la
cobertura. En el caso de la Revolución, el universalismo
reviste algunas formas tácitas de focalización, como por
ejemplo la territorial.
La acción pública universalista del gobierno de
Chávez no se trata, pues, de una reforma integral de los
sistemas de atención social pública, siendo que, por lo
demás, continúan presentando los mismos problemas
de cobertura y calidad que han tenido en los últimos
20 años. Algunos cambios que se plantearon en estos
campos —tal es el caso de las escuelas bolivarianas—
se concibieron como agregados al sistema y no como
una reforma de éste. Las políticas sociales universales
del gobierno de Chávez en sus inicios son un conjunto
de programas sociales destinados a prestar servicios o
comercializar bienes a precios solidarios en zonas populares o rurales pobres; existen otras políticas que revisten
el carácter de promoción de la organización popular.
Se desecha la idea de la focalización, pero esta es suplantada por lo que podríamos llamar un universalismo
localizado. Los programas sociales compensatorios fueron criticados por la nueva gestión:
Presidente, la existencia de unas políticas sociales sectoriales resultaba corta. Para ello, la transformación de las
condiciones sociales de vida de la población venezolana
requería, además de un nuevo marco constitucional, una
nueva manera de distribuir las responsabilidades ejecutivas orientadas a la producción de la equidad social.
Por tanto, lo social como tarea no fue una responsabilidad única de un ministerio, sino fue parte de las tareas
de varios ministerios. Si bien se habían heredado de
manera temporal algunos programas de las políticas
compensatorias, los nuevos programas sociales asumidos en el marco del Plan de Desarrollo Económico y
Social (PDES) de la Nación 2001-2007 se presentaban
con nuevos rasgos.
Las respuestas ejecutadas por el gobierno en ese
momento se orientaban a prestar servicios a la población
o a la simple comercialización de productos a precios
asequibles en zonas populares, como era el caso del Plan
Bolívar 2000. En el caso de los bancos y los fondos sociales, su impacto fue bajo en materia de equidad social,
principalmente por las fallas en el proceso de otorgación
de capitales, pero también por las tempranas denuncias
de corrupción. Tenían poca capacidad de transformación
estructural y no generaban el cambio dentro de las relaciones sociales desiguales tal como se anunciaba.
Estos planteamientos se reflejan en el PDES de la Nación 2001-2007, cuyos objetivos son los siguientes:
Estas políticas plantean el supuesto objetivo de superar
la pobreza, a través de medidas falsamente equitativas
—focalizadas o de corte compensatorio— de entrada a
circuitos de bienes y servicios para pobres que profundizan su segregación, desvalorización como seres humanos
y como ciudadanos de segunda categoría —que buscan
remediar las fallas de un sistema económico y social en
sí mismo injusto y excluyente, que reproduce y acentúa
históricamente las brechas de inequidad entre grupos
humanos y territorios (MPD-SISOV 2002).
De esta manera, se orientan políticas sociales con
el fin de restablecer los equilibrios sociales dentro de
la sociedad, reincorporando a las clases que material y
socialmente habían estado excluidas del acceso al bienestar y a la riqueza. Son políticas que buscan garantizar
el acceso pleno y equitativo a un nivel de vida adecuado
para toda la población, fundándose en el reconocimiento
integral de los derechos sociales, económicos y políticos de toda la población. Es así como la universalidad se
entiende como la garantía de todos los derechos sociales
establecidos en la Constitución bolivariana para todos
y todas, mediante la aplicación de políticas progresivas
orientadas al disfrute pleno y efectivo de los mismos.
En el marco de estos cambios institucionales, el
mundo de las políticas sociales tuvo también sus propias transformaciones, además de la fusión ministerial
y del cuadro constitucional. Uno de ellos es el carácter
transversal de las políticas sociales. Considerando las
aspiraciones de cambio planteadas por el MVR y el nuevo
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• Garantizar el disfrute de los derechos sociales de
forma universal y equitativa. Dentro de este objetivo se contempla, en materia de educación, el
acceso para todos, la permanencia y la prosecución escolar. En materia de salud, la promoción de
la calidad de vida, el desarrollo de intervenciones
que orienten la transformación de los determinantes y causalidades que influyen en la salud.
En seguridad social, se aspira que ésta cubra las
necesidades de toda la población y no sólo de la
población trabajadora. En vivienda, la promoción
de nuevas políticas habitacionales con participación de la comunidad. En seguridad ciudadana,
la superación de las situaciones de amenaza, vulnerabilidad o riesgo para la vida de las personas.
También se plantean metas en temas como la cultura, la recreación, la información y el deporte. Se
establecen objetivos para la población en pobreza
extrema como parte de la necesidad de romper las
inequidades existentes.
• Mejorar la distribución del ingreso y la riqueza.
Se aspira a resolver el conflicto distributivo que
existe entre el capital y el trabajo, satisfaciendo
las necesidades y los intereses de los asalariados y
de los sectores laborales. Los elementos dentro de
este objetivo son el fortalecimiento de la economía
social, la democratización de la propiedad de la
tierra, la generación de empleos productivos y la
reestructuración del régimen de remuneraciones.
• Fortalecer la participación social y generar poder
ciudadano, en espacios públicos de decisión. Este
objetivo es la materialización de la democracia
participativa y protagónica planteada en la Constitución de 1999 fundando una nueva relación entre
el Estado y la sociedad donde lo público es asumido por los ciudadanos y el Estado.
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Bajo estas orientaciones, los lineamientos de las
políticas sociales corresponden a los siguientes criterios (Gómez y Alarcón, 2003): 1) la integración social
a través de la participación de la población en la formulación, ejecución y seguimiento de la política social; 2)
la corresponsabilidad como una nueva forma de descentralización para desarrollar procesos autogestionarios y
cogestionarios; 3) la cohesión social de una pluralidad de
actores e interlocutores para generar una cultura política
compartida; 4) la participación social orientada hacia la
consolidación de espacios de intercambio y de transferencia de decisiones; 5) la ciudadanización, que supone
la legitimación de la persona a través del ejercicio de sus
derechos; 6) la progresividad en la implantación de las
políticas sociales; 7) la intersectorialidad en la participación de los órganos públicos; 8) la familia como objeto
de estos procesos sociales; y 9) el desarrollo humano
integral como la pauta filosófica del desarrollo social.
El PDES no propone en sus líneas los programas que
se originan propiamente de dichos objetivos. De hecho,
la acción social del gobierno de Chávez ha tendido a ser
variable y, en ciertas ocasiones, improvisada. En efecto,
este plan data de septiembre de 2001. El hecho de que
se haya retrasado se debe fundamentalmente a que todas
las reformas institucionales (Asamblea Constituyente y
Constitución, reforma de ministerios y procesos electorales) consumieron más del primer año de gobierno. A lo
largo de este tiempo, algunos de los programas compensatorios, a pesar de las críticas, se mantuvieron con un
bajo perfil y funcionando más por la inercia que por el
apoyo del gobierno. Algunos de estos programas fueron:
Hogares y Multihogares de Cuidado Diario, la Merienda
Escolar, el Alimentario Materno-Infantil, el Alimentario
Escolar y la Atención Integral al Anciano. La razón por
la cual se mantuvieron fue fundamentalmente porque no
existían propuestas en esta materia y, al final, desmantelar estos programas hubiera implicado un costo social
considerable. Con el tiempo, algunos de estos programas
fueron ligeramente modificados y adoptaron el apelativo
de “bolivarianos”.
Las tensiones políticas que se iniciaron en 2001
—con el decreto 1011 que creaba la figura de los Supervisores Itinerantes Nacionales para los procesos
educativos— se fueron agudizando hasta la aprobación
de una Ley Habilitante en 2002 que, entre otras cosas,
dio origen al paro del 9 de abril de 2002, cuyo desenlace llevó a los sucesos del 11 de abril. A pesar de la
restitución del Presidente, las tensiones continuaron a
lo largo del año hasta el paro petrolero de diciembre de
2002. Estas tensiones obligaron al gobierno a centrar su
agenda en la confrontación política, dejando de lado en
gran medida las tareas propias de gobierno. La aparición
en el escenario de un posible referéndum presidencial y
la caída de los niveles de popularidad del Presidente le
obligaron a replantear sus programas sociales, pero con
un elemento a considerar: la subida de los precios del
petróleo. Es en este contexto que nacen las misiones sociales.
La lógica consistía en, primero, identificar los nichos de acción social (salud, educación y alimentación)
y, segundo, diseñar programas cuya puesta en marcha
fuera rápida y con impacto inmediato. Las experiencias
más o menos exitosas e innovadoras de Barrio Adentro,
un programa de atención primaria en salud ejecutado
por la Alcaldía del Municipio Libertador con apoyo de
personal cubano, y de Mercados de Alimentos (MERCAL),
la solución creada para los problemas de abastecimiento
durante el paro petrolero, fueron parte de estas misiones.
A ellas se agregaron las misiones educativas (Robinson,
Sucre y Ribas) y la misión Identidad. Posteriormente,
y aún hasta la fecha, se continuaron agregando misiones sociales de carácter diverso y balance diferente,
llegando más o menos a la treintena de misiones. Algunas de ellas incorporaron esquemas participativos bajo
diversas figuras como los comités de salud de Barrio
Adentro, como también se crearon las mesas técnicas de
agua y los comités de tierra urbana.
Si bien las misiones sociales jugaron un papel importante en sostener la popularidad del Presidente al
momento del referéndum de agosto de 2004 y también
gozaron de un nivel de aceptación bastante considerable,
e incluso se reconoció en algunos medios no gubernamentales su carácter innovador, tenían poco impacto en
la producción de equidad social y en la creación de la
participación social para el reforzamiento de los espacios públicos. Básicamente, se pueden argumentar dos
razones: 1) el carácter político de las misiones en tanto
que se creó una especie de focalización selectiva en la
medida en que algunas de ellas fomentaban el clientelismo político; y 2) las misiones más emblemáticas, y
con mayor carga presupuestaria, funcionaron por mucho
tiempo bajo un esquema paralelo al mundo ministerial.
Barrio Adentro no estuvo adscrita al ministerio de salud
hasta hace poco, las misiones educativas dependían de
PDVSA. Otras misiones, como la del hábitat, se encontraron con fuerte problemas estructurales y de diseño para
dar resultados eficientes.
2.1 El proyecto de la Revolución Bolivariana y las
reformas institucionales
El FUS
En septiembre de 1999 se crea el FUS como un ente
presupuestario dependiente del MSDS con el objetivo de
concentrar la captación y administración de recursos
para lograr la optimización de las políticas, planes y
regulación de los programas sociales destinados a fortalecer la salud integral, la educación y el impulso de
la economía popular competitiva, con énfasis en la promoción y desarrollo de microempresas y cooperativas.
Una de las intenciones explícitas de este fondo era garantizar la movilidad de los recursos financieros para los
programas sociales aumentando así la eficiencia en la
ejecución de dichos programas. Esto viene porque una
de las debilidades identificadas de la red pública para la
atención social era el estancamiento de los recursos en
la burocracia del Estado y la dispersión de los fondos
sociales. Ya desde el gobierno de Caldera se habían ensayado algunas fórmulas para solventar este problema
como lo fue la Fundación Programa de Fortalecimiento
Social, que manejaba los fondos de inversión social
como el FONVIS, FUNDACOMUN, FONCOFIN y FEDE (D’Elia).
Luego, con los sucesos de Vargas en diciembre de
1999, el FUS tomaría otro rumbo en la medida en que
este organismo asumiría un rol coordinador en las acciones posteriores a la tragedia, como la atención a los
refugiados y su traslado a nivel nacional, tarea que lo
ocuparía todo 2000. En noviembre de 2001, el FUS es
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adscrito al Ministerio de la Secretaría de la Presidencia,
asumiendo entonces el objetivo de concentrar y coordinar
eficientemente los procesos de captación, administración
e inversión de recursos con la finalidad de optimizar el
desarrollo y ejecución de las políticas, planes y programas destinados a favorecer y fortalecer con una respuesta
oportuna y eficaz el desarrollo social, la salud integral y
la educación. Asimismo, compete al referido fondo impulsar la economía popular, promover la creación y el
desarrollo de microempresas y cooperativas como formas
de participación popular, en la actividad económica y en
la capacitación laboral de jóvenes y adultos.
A diferencia de los programas sociales compensatorios de Pérez y de Caldera, los programas impulsados
por el FUS no eran financiados por fuentes externas,
sino por recursos ordinarios y por la colocación de bonos de la deuda pública en el mercado interno (Gómez
y Alarcón, 2003), lo cual —como efecto negativo—
implicó algunos retrasos en la entrega de fondos a los
programas sociales. El FUS pasaría luego a ser uno de
los emblemas de los casos de corrupción del gobierno
de Chávez, siendo blanco de numerosas acusaciones
de irregularidades administrativas, trato de influencias
y nepotismo, algunas de las cuales datan de la tragedia de Vargas. Estas denuncias, algunas desde la misma
Asamblea Nacional, llevarían a que se abrieran averiguaciones en la Fiscalía y en la Contraloría, llevando a
que el presidente del FUS se viera en la obligación de
renunciar. Incluso desde sectores del oficialismo, se reconoció la existencia de irregularidades que debían ser
corregidas en el manejo del FUS.
El Plan Bolívar 2000
La política social ha estado muy ligada en su dirección
al Presidente Chávez. El mismo hecho de que la política
social careciera de una dirección central, dado que ésta
se consideraba una tarea intersectorial, fortaleció el rol
del Presidente como guía principal de la política social.
Al inicio de su gobierno, las expectativas en esta materia
eran altas, sobre todo desde los sectores populares que
ampliamente lo apoyaron. Sin embargo, la ausencia de
un plan social y de un equipo de trabajo serían obstáculos importantes en la ejecución de programas sociales.
En febrero de 1999, diez años luego del Caracazo, el
Presidente Chávez lanza el Plan Bolívar 2000. La fecha es ciertamente simbólica, pero representa —más
que para redimir a las Fuerzas Armadas con la sociedad— una idea que en su momento fue presentada por
Ceresole: el triángulo entre el caudillo, el ejército y el
pueblo. La intención de este plan es activar y orientar la
recuperación y fortalecimiento de Venezuela y atender
las necesidades sociales del país. Se presenta como un
plan para atender las emergencias sociales que acosan a
la población pobre de Venezuela. El mismo Presidente
Chávez lo presenta como un plan contra el hambre: “Vayan (los militares) casa por casa a peinar el terreno, el
enemigo: ¿cuál es?, el hambre” (Harnecker). En principio, el proyecto está dividido en tres etapas: primero,
el Proyecto País (Propaís) que proporcionaría asistencia
urgente a la población más necesitada y en máxima exclusión social; segundo, el Proyecto Patria (Propatria)
para incorporar a empleados públicos y desempleados
a las actividades de atención a la sociedad y organizar
a las comunidades para el trabajo productivo; y tercero,
el Proyecto Nación (PRONACIÓN) fase durante la cual se
desarrollarían proyectos estructurales, como las industrias petroquímica, del gas y agrícola, así como el de una
educación masiva.
En cuanto a la coordinación del proyecto, éste
demuestra, primero, el carácter intersectorial de las políticas sociales de la Revolución Bolivariana y, segundo,
también su carácter presidencialista:
En virtud de que la dispersión de esfuerzos ha sido uno
de los errores más grandes de las últimas décadas, y
uno de los objetivos estratégicos del Proyecto Bolívar es
alcanzar altos niveles de coordinación e integración, es
el Presidente de la República el encargado de coordinar
la ejecución del proyecto, enlazando con los Ministerios
de la Defensa, Sanidad y Asistencia Social, Educación,
Familia y Trabajo, Hacienda e Infraestructura, así como
Cordiplan, la Ofi cina Central de Información, Iglesia,
Juntas de Vecinos y Comunidad Organizada (MPD, http://
www.mpd.gov.ve/prog-gob/proyb2000.htm).
Con este plan, se inicia una nueva etapa asistencialista de las políticas sociales del Estado con la novedad,
en este caso, de la participación militar. Una de las críticas más comunes a este plan fue la pretendida alianza
cívico-militar que terminó siendo una tarea asistencial
de los militares hacia la población, dado que aquellos
carecen de la experticia necesaria para manejar eficientemente un programa social:
Aparentemente, el sector castrense que ha sido designado en el manejo de algunos programas sociales
y/o instituciones no tiene suficiente formación para
gerenciar esta política pública (la social), o quizás su
capacidad está siendo subestimada o subutilizada al
anteponerse otro tipo de intereses en el manejo de la política social. Lo cierto es que la participación de dicho
sector se ha limitado a reproducir el esquema de ayuda
social de carácter asistencialista-paliativa (Gómez y
Alarcón, 2003:30).
La participación de los militares también generó algunos descontentos entre los funcionarios civiles, dado
su estilo de mando. Este hecho también se reflejó en la
militarización del lenguaje de los programas sociales
—obviamente ejemplificado desde la misma Presidencia—. Así se hablaba de Teatro de Operaciones Sociales
y Estado Mayor Social. Dentro de los cuarteles, también
se hicieron algunas críticas, menos públicas, que señalaban que no era bueno que los militares se apartaran
de sus roles tradicionales. Finalmente, al igual que el
FUS, prontamente el Plan Bolívar 2000 se vio señalado
de presuntas irregularidades administrativas y hechos de
corrupción. Supuestamente, la entrada de los militares
dentro de los programas sociales buscaba darle más eficiencia a la ejecución de las tareas, lo cual resultó a la
inversa: la ausencia de criterios y personal técnico-administrativo capacitado para la ejecución de programas
sociales dejó como resultado que el Plan Bolívar 2000
no pasara de un simple operativo asistencialista. La
entrada del sector castrense desplazó la acción de otros
cuerpos sociales, especialmente las ONGs, que desde la
perspectiva de la nueva Constitución bolivariana, estaban llamadas a participar en los planes sociales, lo cual
es reforzado por el excesivo rol del Presidente en la conducción de estos programas.
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Los programas sociales tradicionales
A pesar de las críticas formuladas a los programas sociales heredados de los gobiernos de Pérez y Caldera, estos
no fueron retirados, pero sí pasaron a tener un bajo perfil
dentro de las prioridades del gobierno. Por otro lado, con
los cambios institucionales, algunos de estos programas
fueron reubicados. No obstante, desde el punto de vista
institucional, el mayor cambio fue la dispersión de órganos que pasaron a relacionarse con estos programas
compensatorios que, en su época, estaban coordinados
desde el Ministerio de Familia. Con la transformación
de éste en el MDSD y la primacía de los programas
sociales bolivarianos como el Plan Bolívar 2000, los
programas sociales fueron debilitados financiera y
programáticamente. Mientras los nuevos programas recibían mayor apoyo desde el Ejecutivo, los programas
sociales compensatorios acusaron una baja de recursos y,
en consecuencia, una reducción en su cobertura.
El trabajo realizado por Lacruz y Parra (2002), evaluando el programa de Multihogares de Cuidado Diario,
recopila algunas observaciones sobre el funcionamiento
de este programa compensatorio en el gobierno de
Chávez. Una de las observaciones realizadas en este
trabajo es la existencia de dos lógicas o modelos en
torno a las políticas sociales del gobierno de Chávez.
Por un lado, los programas de corte inmediatista, como
el Plan Bolívar 2000, buscan atender necesidades de
manera rápida para solventar carencias de las personas
y en los cuales el rol central y público del Presidente
como “dador” de estas ayudas es notorio, forman parte
de una política social que se usa como propaganda de
los resultados y logros del gobierno; sin embargo, a
pesar del carácter asistencialista, estas políticas fueron
presentadas como la punta innovadora en la acción social del gobierno. Por otro lado, la otra lógica de acción
social se centró justamente sobre las políticas sociales
compensatorias y el Viceministerio de Desarrollo Social, en ellos se origina el Plan Estratégico Social (PES).
Este plan revela los esfuerzos de esta oficina para afinar
y mejorar, dentro de las nuevas orientaciones planteadas
por el PDES y el PES, las políticas sociales compensatorias. Sin embargo, estos trabajos empiezan casi tres años
después del inicio del gobierno, justamente por todos
los cambios institucionales que le precedieron. Pero estos son programas que capturan poca atención dentro de
las prioridades del gobierno de Chávez.
Tensiones políticas y agenda social
El periodo que va desde 2002 hasta 2004 se caracteriza por una profundización de las tensiones políticas
entre el gobierno y la oposición, que obligó al primero a
centrar su agenda en la lucha política. Además, las convulsiones de esos años significaron rupturas profundas
en el hilo histórico de la sociedad venezolana. Hacia
finales de este periodo, el gobierno pone en marcha un
conjunto de programas sociales identificados como las
“misiones”, que consisten en varios programas de naturaleza y origen diverso que se adoptan luego del paro de
diciembre de 2002 y enero 2003 y, con más fuerza, con
la cercanía del referéndum presidencial de agosto 2004.
En este sentido, las misiones —particularmente las que
alcanzan al momento un mayor grado de notoriedad,
como Barrio Adentro, Robinson, Sucre y Ribas— fueron usadas para movilizar a las personas con el fin de dar
su aprobación refrendaria al Presidente. Más aún, con
pancartas como “Defiende tus Misiones” y las movilizaciones de éstas, el uso clientelar de la atención social
fue evidente.
Más allá del carácter utilitario que tuvieron estas
misiones durante los momentos electorales de 2004,
éstas se presentan como la política social en vigencia
del gobierno de Chávez a tal punto que programas que
existían antes de las misiones, como MERCAL, fueron incorporados a este sistema. Algunas de estas misiones,
como la Misión Identidad, lo que hicieron fue identificar
los déficit de algunas funciones públicas y, en lugar de
emprender reformas burocráticas costosas económica y
políticamente, pusieron en marcha operativos masivos
para la prestación de estas funciones.
En cierta medida, la arquitectura que rodea a las
misiones sociales resulta novedosa e interesante. La figura central es sin duda el Presidente Chávez, quien se
presenta como el promotor principal. En este sentido,
las misiones adquieren cierta característica de vaso
comunicante directo entre el Presidente y sus bases.
Para muchos, esto no es más que una reedición del uso
clientelar de la política social. Tal es la centralidad de la
figura del Presidente, que en sus inicios las misiones no
fueron asociadas directamente a los ministerios. Esto se
debe en parte a que, efectivamente, los ministerios son
dejados de lado en la marcha de las misiones, siendo
el caso más notorio el de Barrio Adentro y su nula relación con el MSDS; en parte, también se debe a la poca
existencia simbólica de los ministerios en las misiones,
asociados estos a la corrupción y la ineficiencia. Una
segunda figura importante es la Misión Cubana, que sustenta mediante apoyos con recursos técnicos, pero sobre
todo humanos, a misiones como Barrio Adentro y Robinson. Esta relación permitió un fortalecimiento de los
vínculos de cooperación entre el gobierno venezolano y
el cubano. La tercera figura es PDVSA, la cual, luego del
paro petrolero de 2002, fue intervenida directamente por
el gobierno. PDVSA se convirtió en el financista principal
de muchas misiones. El resultado de la presencia de estos actores fue el escaso monitoreo y seguimiento de las
misiones en términos de conocer su impacto y la poca
vigilancia sobre el uso de los recursos destinados a ellas.
Así, si bien las misiones son muy publicitadas, poco se
conoce de su impacto real como programas sociales.
Los orígenes de las misiones sociales
Las misiones sociales nacen en un momento caracterizado por los enfrentamientos políticos y de fuerza
entre la oposición y el gobierno, cuyos momentos más
álgidos se vivieron entre 2002 y 2003. No es un secreto
que las misiones se formularon con fines electorales:
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“Ustedes deben recordar que, producto del golpe y todo
el desgaste aquel, la ingobernabilidad que llegó a un
grado alto, la crisis económica, nuestros propios errores,
hubo un momento en el cual nosotros estuvimos parejitos,
o cuidado si por debajo. Hay una encuestadora internacional recomendada por un amigo que vino a mitad del
2003, pasó como 2 meses aquí y fueron a Palacio y me
dieron la noticia bomba: ‘Presidente, si el referéndum
fuera ahorita usted lo perdería.’ Yo recuerdo que aquella
noche para mí fue una bomba aquello, porque ustedes
saben que mucha gente no le dice a uno las cosas, sino
que se las matizan […] ‘No, estamos bien, estamos so-
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Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
brados.’ Entonces fue cuando empezamos a trabajar con
las misiones, diseñamos aquí la primera y empecé a pedirle apoyo a Fidel.”206
En este sentido, las misiones nacen más con la
impronta de una necesidad política y electoral frente
a un momento de debilitamiento de la figura presidencial en cuanto a su popularidad. La puesta en juego del
avance del gobierno, dada la posibilidad real de una
convocatoria a un referéndum, lleva a que éste busque
soporte electoral en los sectores populares, los cuales
siempre habían sido el centro de atención del proyecto
bolivariano y eran los que más resentían las necesidades sociales. Perder ese apoyo, dada la ineficacia de las
políticas sociales que existían hasta el momento, era
perder el gobierno. Es por ello que en los primeros momentos de funcionamiento de las misiones, éstas están
fuertemente ligadas a la figura del Presidente. Como estrategia electoral, las misiones deben entenderse más en
ese contexto que dentro del contexto de las necesidades
sociales. En este sentido, las misiones fueron un éxito,
pues lograron convocar apoyos hacia el Presidente en el
referéndum de 2004 y tuvieron muy buena receptividad
dentro de los sectores populares, tal como lo recogen
algunos testimonios en el trabajo de D’Elia (2006), en
particular con la Misión Barrio Adentro.
Por otro lado, como explica España (2010), las misiones responden a la fórmula de identificar un déficit
social que a su vez hiciera juego con una necesidad real
y sentida en las familias populares venezolanas. Posteriormente, se realizaba un despliegue mediático sobre
la acción o las acciones gubernamentales orientadas de
manera inmediata a la solución del problema. Soluciones que por lo general eran de alcance cortoplacista.
Estas acciones eran acompañadas de la identificación
de un segmento poblacional que era el recipiendario
de la misión. Algunas misiones siguieron caminos de
crecimiento, otras se estancaron y algunas simplemente
desaparecieron o cambiaron de nombre. Los trabajos
realizados y recopilados por el ILDIS, y reseñados en
este trabajo, presentan un balance interesante de las misiones sociales. En el Cuadro 1 se presenta un listado
de las misiones sociales vigentes.
Cuadro 1: Misiones sociales en funcionamiento
Nombre de la Misión
Fecha de creación
Área de impacto
13 de abril
abril-08
Comunas socialistas
Alimentación (Mercal)
diciembre-03
Alimentación
Árbol
junio-06
Ecológico
Barrio Adentro
diciembre-03
Salud
Ciencia
febrero-06
Ciencia y tecnología
Cristo
---
Lucha contra la pobreza, es considerada la Misión
de las misiones
Cultura
octubre-04
Cultura
Guaicaipuro
octubre-03
Población indígena
Identidad
agosto-04
Cedulación
José Gregorio Hernández
marzo-08
Personas con discapacidad
Madres del Barrio
marzo-06
Madres y amas de casa
Milagro
julio-04
Salud
Miranda
octubre-03
Reserva de las faN
Música
diciembre-07
Enseñanza de música
Negra Hipólita
enero-06
Población en pobreza extrema y situación de indigencia
Niños y niñas del Barrio
junio-08
Infancia en situación de extrema vulnerabilidad
Niño Jesús
diciembre-09
Atención materno-infantil
Piar
octubre-03
Minería
Revolución Energética
noviembre-06
Energía
Justicia
febrero-05
Justicia
Ribas
octubre-03
Educación
Barrio Adentro Deportivo
diciembre-04
Deporte
Robinson I y II
junio-03
Educación
Alma Mater
septiembre-07
Educación superior (en revisión)
Sonrisa
noviembre-06
Salud
Sucre
septiembre-03
Educación
Villanueva
septiembre-06
Distribución espacial de la población
Hábitat (Vivienda y Hábitat)
Julio 2004
Vivienda y ordenamiento urbano
Ché Guevara (Vuelvan Caras)
marzo-04
Desarrollo
Zamora
enero-05
Tierras
http://www.gobiernoenlinea.ve/miscelaneas/misiones.html; http://www.misionesbolivarianas.gob.
ve/; D’Elia, 2006; El Nacional, “La Misión Cristo”, Domingo 28 de octubre 2007, pp.3.
│222│
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
De acuerdo con los datos presentados por D’Elia
(2010), aproximadamente 61% de la población venezolana se ha beneficiado, por lo menos, de una misión
social. Las misiones con mayores coberturas han sido
Barrio Adentro y Mercal. En este sentido, si bien la
cifra de cobertura resulta impresionante en un primer
momento, cabe recordar que ciertamente el diseño de
las misiones está pensado para la atención masiva de
la población. Sin embargo, al observar las coberturas
por deciles, siguiendo los mismos datos presentados
por D’Elia, se nota que la cobertura no está del todo
de acuerdo con el principio de atención a las poblaciones más necesitadas. Por ejemplo, la población de los
deciles del 1 al 5, que representan los ingresos familiares más bajos, reconoce que entre 61% y 53% han
sido beneficiados por alguna misión; mientras que entre
los deciles 6 al 10, las familias con más altos ingresos,
reconocen entre 52% y 15% también se han beneficiado
de alguna misión.
A manera de conclusión sobre las misiones sociales, se debe reconocer que éstas representaron una
novedad en materia de atención social, logrando de manera inmediata impactos importantes en la cobertura de
la población y en la prestación de servicios. En buena
medida, esto fue posible gracias al diseño improvisado
de las misiones: no rendían cuentas, sino al Presidente,
disponían de una cantidad arbitraria de recursos, no
eran controladas por ninguna burocracia y los servicios
prestados requerían poca infraestructura. Otro elemento
clave en este éxito de las misiones fue efectivamente el
apuntar a poblaciones que tradicionalmente estaban excluidas de los sistemas de atención, siendo el caso más
notorio el de Barrio Adentro, cuyo principal impacto fue
la presencia directa en las zonas pobres de las ciudades.
Sin embargo, dichas flexibilidades con el tiempo
se convirtieron en su debilidad. Como todo programa
social masivo, las misiones sociales rápidamente empezaron a hacerse más complejas en su desarrollo, tanto
por el aumento de la cobertura como por la necesidad de
cubrir otras necesidades sociales. El hecho de haberlas
diseñado como una estructura paralela a la burocracia
oficial las hizo carecer de un piso sólido para su desarrollo. Al momento de adscribirlas a la burocracia pública,
en 2007, se generaron problemas en la incorporación de
una estructura como la de las misiones, que ya no era
pequeña, en una más rígida como la de los ministerios.
Por otro lado, la inyección de fondos sin control207 empezó a generar suspicacias en la población en tanto que
los problemas de corrupción no tardaron en aparecer,
como en el caso de la Misión MERCAL.
Otro elemento es el diseño en sí de las misiones, el
cual —a pesar de todo— continuaba siendo altamente
asistencialista, con poca capitalización de los recursos de
los sectores más pobres. La ausencia de una planificación
a largo plazo y la suplantación de la gerencia por el asistencialismo y el voluntarismo ha llevado a que las misiones
continuamente sean suplantadas, modificadas o reajustadas
para poder dar respuesta, aun cortoplacista y/o asistencialista, a una materia tan compleja como la pobreza.
Las misiones sociales, en tanto que programas, se
plantean muchos objetivos, algunos de ellos tan complejos como el de la Misión Ché Guevara (generar un
mayor número de satisfacción social y transformar
del sistema socioeconómico capitalista en un modelo
económico socialista comunal) y otros responden a necesidades sociales básicas, como la consolidación de la
atención primaria en salud o la creación de soluciones
habitacionales. El desempeño de cada una de las treinta
misiones es muy diferente entre sí, dada su complejidad
y naturaleza, siendo que en algunos casos hay misiones bien establecidas como MERCAL o Barrio Adentro,
mientras que otras están en una etapa muy temprana de
implementación, como la Misión Niño Jesús o José Gregorio Hernández. Por tanto, resulta complicado generar
una visión integral de todas las misiones. Sin embargo,
y a pesar de estas diferencias, todas las misiones apuntan en principio a enfrentar las causas y consecuencias
de la pobreza y la exclusión.
A modo de balance, las misiones sociales —como
todos los programas sociales— no pueden plantearse
una transformación de la sociedad en tanto que actúen
de manera aislada a otras políticas, como la económica
y la laboral, que también tienen una incidencia en la
calidad de vida de la población y en la superación de
la exclusión social. Si bien han existido avances en materia de la reducción de la pobreza desde el punto de
vista de los ingresos208, los indicadores señalan que aún
la reducción de la pobreza es una tarea pendiente, en
tanto que aún existen grandes brechas sociales.
En este sentido, los siguientes apartados buscan profundizar la discusión, partiendo de indicadores y datos
oficiales, primero sobre los diagnósticos de las condiciones de vida de la población; segundo sobre el contexto
económico venezolano, dado el peso y la importancia del
gasto público, para entender el desempeño de las políticas
públicas, y finalmente, sobre las condiciones laborales de
la población, bajo el supuesto de que el trabajo es la principal fuente de generación de bienestar social.
III. PANORÁMICA DE LOS ESTUDIOS SOBRE
ESTRATIFICACIÓN Y POBREZA EN EL PAÍS209
En Venezuela, el Instituto Nacional de Estadística (INE)
ha venido publicando y trabajando los métodos de LP y
NBI, al menos desde los 70. Los programas de investigación censal y de la Encuesta de Hogares por Muestreo
han sido la fuente de información privilegiada para estos fines. También ha publicado la serie alcanzada por
el IDH, a nivel nacional, a partir de 1950, presentando
una propuesta de desagregación del indicador a nivel de
entidad federal210.
Otras instituciones, como el Centro de Análisis y
Documentación de los Trabajadores (CENDA), tienen un
largo trabajo en lo que respecta a las cifras de la pobreza en el país con la metodología de línea de pobreza
por ingresos. Si bien el CENDA trabaja con los datos
aportados por la Encuesta de Hogares por Muestreo,
sus cifras de pobreza difieren de las publicadas por el
organismo oficial, puesto que conforman la canasta alimentaria y la canasta básica de manera diferente al INE.
Adicionalmente esta organización actualiza el costo de
dichas canastas a partir de investigaciones propias211. En
general sus líneas de pobreza, definidas a partir de las
canastas de consumo alimentario y normativo, son superiores a las calculadas por el INE, por lo que las cifras
de pobreza de esta institución suelen ser más abultadas.
El proyecto Pobreza de la Universidad Católica
Andrés Bello (UCAB) también registra una trayectoria
│223│
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
en el seguimiento de las cifras de pobreza en el país,
fundamentalmente en lo que respecta a la pobreza de
ingresos212, cuyos resultados no coinciden en magnitud
con los publicados en las estadísticas oficiales. Hasta
finales de los 90, parte de las divergencias se ubicaban
en la aplicación diferencial de la inflación, puesto que
la UCAB aplicaba a la canasta alimentaria el índice correspondiente a alimentos y no el promedio de inflación
contemplado en el Índice de Precios al Consumidor
(IPC), como lo hace el INE. Otra fuente de diferencias
entre las cifras aportadas por ambas instituciones la
constituye el tratamiento de los hogares que no declaran
ingresos (Riutort y Orlando, 2001).
Además de los métodos tradicionales de medición
de la pobreza, se registran otras iniciativas en el país que
podemos ubicar en la línea de los métodos combinados
de medición que pasaremos a describir a continuación.
El método Graffar, y una versión adaptada (Graffar
modificado), constituye una herramienta frecuentemente utilizada por científicos sociales y analistas del
fenómeno en Venezuela. De hecho, en las bases de datos
de la Encuesta de Hogares por Muestreo, entre 1994 y
2002 se podía encontrar la variable “estrato”, referida
a la clasificación de los hogares de acuerdo con esta
metodología. Este método, desarrollado por el Doctor
Méndez Castellanos y la Fundación Centro de Estudios
sobre Crecimiento y Desarrollo de la Población Venezolana (FUNDACREDESA), resalta la importancia de ciertos
atributos de la familia para realizar la estratificación de
la población venezolana, utilizando las siguientes variables para la clasificación en cinco estratos: profesión del
jefe de familia, nivel de instrucción de la madre, principal fuente de ingreso y condiciones de alojamiento213.
El Proyecto Pobreza de la UCAB también desarrolló
un índice de estratificación social para sus estudios de
campo sobre los determinantes culturales de la pobreza
(Ugalde, 2004; y Suárez, 2005). De manera similar
al método Graffar, desarrollado para Venezuela por
FUNDACREDESA, este índice configura una clasificación
socioeconómica de los hogares y la población venezolana en cinco estratos. Su construcción se realiza a partir
de un índice sumatorio simple de un conjunto de ocho
variables que dan cuenta no sólo de los ingresos familiares, sino de los activos de los hogares, en términos tanto
del patrimonio físico como de capital humano, básicamente centrado en las variables educativas.
El Índice de Estratificación Social del Proyecto Pobreza contempla las siguientes dimensiones e indicadores:
• Activos físicos. Tipo de vivienda, servicios de la
vivienda, tenencia de la vivienda y puestos por
carro.
• Capital humano. Promedio de escolaridad de los
mayores de 20 años de edad, asistencia de niños
entre 3 y 14 años de edad a centros educativos.
• Ingreso y dependencia económica. Ingreso promedio per cápita y relación de dependencia
económica.
El Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales (CISOR) también presenta una larga trayectoria en
el estudio de las condiciones de vida de la población
venezolana. Desde la perspectiva de los enfoques de capacidades y desarrollo, expuestos por Amartya K. Sen, el
profesor Grusón ha presentado una propuesta de análisis
de la diversidad socioeconómica del país, el mapa de
posiciones geosociales, compuesta por dos macrovariables: la estructura de oportunidades —definida en los
ámbitos geosociales214— y la estratificación social —a
partir del tipo de inserción sociolaboral de los miembros que trabajan en el hogar—. El tipo de inserción
laboral se identifica a partir de cinco variables: el nivel educativo alcanzado, el tamaño de la empresa, la
condición de ocupación y el oficio, básicamente entre
trabajadores manuales y no manuales. En palabras del
propio autor de la propuesta:
[…] las posiciones geosociales resultan de cruzar dos
macrovariables, como son los ámbitos urbano-regionales
y la estratificación social; la primera refleja la estructura
diferencial de las oportunidades que caracteriza el país;
la segunda apunta hacia las confi guraciones de capacidades y visiones que se intuye van asociadas a los modos
de inserción de los ocupados en la economía nacional.
Estas macrovariables conforman, como las coordenadas del mapa de las condiciones generales de vida de la
población, condiciones típicas que demarcarían así los
contextos de la racionalidad estratégica de los hogares
(Grusón, 2008:14).
Cabe destacar que tanto el método Graffar-Méndez
Castellanos, como el Índice de Estratificación Social
del Proyecto Pobreza y el Mapa de Posiciones Geosociales de CISOR no constituyen directamente métodos de
medición de la pobreza. Todas estas metodologías e indicadores fueron creados para estudiar la segmentación
de la sociedad venezolana en lo que respecta a las condiciones diferenciales de vida que coexisten en el país;
no obstante, al dividir en grupos o estratos es posible
identificar aquellos en situación de privación relativa que
constituirían los sectores pobres.
Dentro de las metodologías cuyo objetivo central es
la identificación y medición de la pobreza encontramos
el Índice Sintético de Pobreza (ISP), propuesto por un
grupo de profesores de la Escuela de Estadística de la
Universidad Central de Venezuela, con el objeto de focalizar la selección de los beneficiarios de los programas
sociales en aquellos sectores más carenciados de la población (Vásquez, Camardiel y Ramírez, 2000, 2001-1
y 2001-2). Este índice se apoya en técnicas estadísticas
multivariables para su construcción, concretamente el
análisis de componentes principales, utilizando como
fuente de datos la Encuesta de Hogares por Muestreo. Para ello, se definieron siete dimensiones que, de
acuerdo con los autores, se consideraron determinantes
para establecer la condición de pobreza de los hogares.
Estas dimensiones son:
a) aspectos estructurales de la vivienda;
b) equipamiento;
c) acceso a los servicios;
d) ocupación de los miembros;
e) educación;
f) otros activos y
g)aspectos demográficos del hogar.
Tal como lo indican sus autores “El ISP desarrollado
incorpora el componente del ingreso del hogar, la satisfacción de necesidades de los hogares y la posesión de activos
│224│
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
tangibles e intangibles en el hogar y por sus miembros.”
(Vásquez, Camardiel y Ramírez, 2000).
Esta revisión permite identificar cómo en el caso
venezolano, a pesar de la vigencia de los métodos tradicionales de medición de la pobreza, también se ha
producido un importante desarrollo de los métodos
combinados en el reconocimiento de la necesidad de
ampliar la visión del fenómeno.
desempeño económico del país dan cuenta en buena
medida de la tendencia registrada por el indicador de LP.
En momentos de expansión y crecimiento económico,
la pobreza de ingresos disminuye mientras que en los
periodos de contracción y estancamiento, la incidencia
de la pobreza se eleva. Sin embargo, la asociación con
las variables de orden económico no implica que los
resultados en materia de pobreza de ingresos se produzcan de manera lineal conforme se producen variaciones
en este orden. La evolución del fenómeno analizado
muestra cómo la pobreza de ingresos aumenta considerablemente en épocas de contracción económica, pero
su reducción se produce de forma más lenta o gradual
cuando se presentan los periodos de crecimiento o estabilidad económica.
La volatilidad del indicador, sus altos niveles de
asociación con el desempeño económico del país y la
evolución en estos últimos diez años no permiten vislumbrar la sustentabilidad en el largo plazo de los logros
alcanzados entre 2005 y 2007 en materia de pobreza.
Siendo Venezuela un país, que desde el punto de vista
económico y social, es altamente dependiente de los
ingresos petroleros, entonces se producen importantes
fluctuaciones tanto en las remuneraciones al trabajo
como en los ingresos del capital, que en gran medida
no dependen del esfuerzo productivo, sino de la renta
petrolera. Por estas razones, las variaciones en los
ingresos de los hogares están más vinculadas al comportamiento cíclico de la economía petrolera que a la
continuidad y acumulación productiva.
Hemos resaltado cómo las mejoras en los porcentajes
de pobreza de ingresos no necesariamente se han visto
acompañados de una mayor participación de los ingresos por trabajo en el total de los ingresos del hogar. Es
precisamente una coyuntura favorable en términos del
mercado petrolero la responsable en buena medida de
los avances tanto en materia de crecimiento económico
como de la mejora en los niveles de ingreso del grueso
de la población del país en los últimos años analizados,
coyuntura que en el largo y mediano plazo no parece
ser tan favorable como la evidenciada para el periodo
2005-2007, por lo que es probable que nuevamente se
produzcan retrocesos en materia de pobreza, al igual que
los que se produjeron en el periodo 2002-2003, cuando
los logros en este aspecto se revirtieron en apenas 2 años.
IV. BALANCE DE LOS INDICADORES SOCIALES
TRADICIONALES EN EL PAÍS
4.1 Pobreza
En esta sección presentaremos los resultados de la aplicación a la realidad social venezolana de los métodos
tradicionales de medición de pobreza: LP y NBI para el
periodo 1997-2007, utilizando como fuente la Encuesta
de Hogares por Muestreo correspondiente al primer semestre de cada año, y que es resultado de un programa
de investigación continua que lleva más de cuatro décadas de levantamiento de información social relevante y
sistemática en el país. Además, esta fuente de información para 2007, va a constituir la base a partir de la cual
realizaremos los procesamientos que presentaremos en
apartados posteriores.
En la evolución del fenómeno de la pobreza para el
periodo 1997-2007 desde la perspectiva del método de
LP podríamos distinguir tres etapas: la primera, comprendida entre 1997 y 2001, en la que se observa una caída
gradual, pero sostenida, de los hogares y personas en
situación de pobreza; la segunda etapa podría ubicarse
entre 2002 y 2003, en la cual se revierten los logros alcanzados (en 2003 se registra el mayor incremento de
hogares cuyos ingresos resultan insuficientes para cubrir las necesidades básicas, los porcentajes de pobreza
y pobreza extrema se van a ubicar en niveles similares a
los de 1997); la tercera etapa estaría comprendida entre
2004 y 2007, y se caracteriza por un nuevo retroceso
en las magnitudes de pobreza en el país. Esta tendencia
decreciente se va a acentuar entre 2006 y 2007, cuando
se registran las cifras más bajas en términos de pobreza de ingresos a lo largo de los 10 años analizados.
(véase Gráfico 1)
El comportamiento de las variables económicas y
la influencia de las variables sociales y políticas en el
Gráfico 1: Hogares de Venezuela en condición de pobreza de acuerdo con distintos métodos, 1997-2007
70
60
Pobre extremo NBI
50
Pobre NBI
40
30
20
Pobre extremo
línea de pobreza
10
Pobre línea de pobreza
0
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
Encuesta de Hogares por Muestreo. I Semestre. Años 1997-2007 y cálculos propios.
│225│
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
Al comparar la pobreza medida desde la perspectiva de los ingresos con la pobreza que resulta de la
aplicación del método de NBI, contrasta la estabilidad del
indicador de pobreza que resulta de este último método.
Ello obedece a que en esta concepción de la pobreza y
su operacionalización prevalecen variables más estructurales, relativas a las condiciones de vida, aspectos que
no son susceptibles de modificar o variar abruptamente
en el corto plazo.
La tendencia de este indicador en el tiempo podría
agruparse en dos grandes etapas. La primera comprende
el periodo entre 1997 y 2002, cuando se observa el aumento gradual de la pobreza, a excepción de 2001. La
segunda puede ubicarse entre 2003 y 2007, cuando el
indicador de pobreza por NBI registra sistemáticamente
descensos año tras año, destacando la caída de más de
8 puntos porcentuales que se produce para 2006, año
en el cual tanto este método como el de LP registran el
descenso más elevado de la serie analizada de diez años.
A nivel de personas, tanto el método de LP como el
de NBI elevan los porcentajes de pobreza cuando calculamos su incidencia en la población del país, ello como
consecuencia de que —independientemente del método
de abordaje— los hogares pobres son más numerosos
en términos de la cantidad de miembros que conforman
el hogar. No obstante, la tendencia y comportamiento
del fenómeno cuando lo trasladamos a la población es
similar al descrito en el nivel de hogares.
Los componentes de los indicadores de pobreza
Pasaremos a una breve descripción de los componentes de los indicadores de pobreza, entre otras razones
porque el análisis de los mismos permite develar las dinámicas subyacentes al fenómeno captadas globalmente
por ambos métodos. Aunado a ello, algunas de estas variables van a tener relevancia en el resultado final de
nuestros procesamientos. Así, pasamos a describir las
fuentes de ingresos para el caso del método de LP y las
variables que componen el método de NBI.
De esta forma, dada la relevancia de los ingresos
para la construcción del indicador de LP, nos adentramos a la caracterización del origen de los ingresos del
hogar. En este aspecto, generalmente se distinguen
aquellos provenientes del trabajo de aquellos percibidos por otros conceptos. Se incluyen aquí las rentas, las
pensiones y las jubilaciones, los subsidios y las ayudas
tanto públicas como privadas, desde el nivel personal o
familiar al institucional.
Al revisar las fuentes de ingreso de los hogares
según su condición de pobreza (Cuadro 2) se constata
que en todas las condiciones de pobreza los ingresos del
hogar provienen fundamentalmente del trabajo de sus
miembros. Sin embargo, la participación de los ingresos
por trabajo en los hogares en pobreza extrema es considerablemente menor, en promedio, a su importancia en
los hogares no pobres y pobres no extremos que mantienen porcentajes relativamente similares.
La participación de los ingresos por trabajo en el
conjunto de los ingresos del hogar va a mostrar cierta
tendencia a la disminución a lo largo de estos diez años.
Los rangos más elevados se ubican a inicios del periodo,
entre 1997 y 2000, mientras que hacia finales de la serie
se observa una menor participación porcentual de los
ingresos por trabajo. Esta tendencia, con las diferencias
de nivel según condición de pobreza, se constata en todas las categorías, desde los hogares no pobres hasta los
pobres extremos215.
Los ingresos por conceptos distintos al trabajo
—generalmente denominados como “otros ingresos”—
tienen una mayor participación dentro del ingreso
promedio de los hogares en pobreza extrema que en el
resto de las categorías de condición de pobreza. Esta
participación porcentual de los ingresos por otros
conceptos en los hogares en situación de pobreza extrema, se encuentra entre 19% y 23% para el periodo
comprendido entre 1997 y 2004, y se eleva a más de
26% en los dos últimos años. Por su parte, los hogares en pobreza no extrema tienen una composición del
ingreso bastante similar a la de los hogares no pobres.
Así, podemos observar cómo en los últimos años
—que registran los menores porcentajes de pobreza por
este método— se identifica cierto detrimento de los ingresos por concepto de trabajo dentro del conjunto de
los ingresos del hogar. Esta proporción de los ingresos
cuya fuente es el trabajo se ubica incluso por debajo de
los niveles que se encontraba en los años más comprometidos en términos económicos y laborales, en el caso
de los sectores más desfavorecidos y en situación de
pobreza extrema.
En relación con las variables que configuran el método de NBI, el Cuadro 3 muestra su evolución para el
periodo 1997-2007.
En la primera etapa (1997-2002), los componentes
del método de NBI asociados con la vivienda y sus servicios conexos: condición estructural de la vivienda,
disposición de espacios para dormir (hacinamiento),
acceso a sistemas de agua potable y eliminación de excretas, van a mostrar un deterioro producto de la caída
en la efectividad de la construcción de nuevas viviendas,
aunado al déficit estructural y funcional que en el área
habitacional venía arrastrando el país. Por su parte, la
Cuadro 2. Fuentes de ingreso de los hogares según condición de pobreza por el método LP, 1997-2007
Concepto
Por Trabajo
Por otros ingresos
Total
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
No Pobre
92.2
90.5
88.9
88.4
85.3
85.8
84.5
84.8
91.5
85.5
85.3
Pobre No Extremo
90.3
90.5
89.2
88.3
87.1
87.3
86.3
87.3
92.3
85.4
84.8
Pobre Extremo
78.5
81.1
76.8
78.2
79.2
78.7
80.9
81.2
86.7
74.2
73.2
No Pobre
7.8
9.5
11.1
11.6
14.7
14.2
15.5
15.2
8.5
14.5
14.7
Pobre No Extremo
9.7
9.5
10.8
11.7
12.9
12.7
13.7
12.7
7.7
14.6
15.2
Pobre Extremo
21.5
18.9
23.2
21.8
20.8
21.3
19.1
18.8
13.3
25.8
26.8
Por Trabajo
87.8
88.2
86.7
86.6
84.8
84.9
84.0
84.5
90.8
84.0
84.1
Por otros ingresos
12.2
11.8
13.3
13.4
15.2
15.1
16.0
15.5
9.2
16.0
15.9
Encuestas de Hogares por Muestreo. I Semestre. 1997-2007 y cálculos propios.
│226│
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
Cuadro 3: Porcentaje de hogares de Venezuela con NBI según Componente, 1997-2007
Componentes NBI
Viviendas inadecuadas
Sin Servicios de Saneamiento Básico
Agua
Excretas
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
5.0
6.6
6.0
5.8
5.5
9.6
9.4
8.9
8.1
7.8
7.2
14.5
15.7
14.6
15.7
14.0
17.2
16.3
15.7
12.0
8.7
10.5
7.3
7.2
7.5
8.5
7.0
8.9
8.5
8.3
5.3
6.9
9.4
11.6
13.0
11.3
11.1
10.9
13.4
12.7
12.0
9.6
7.6
6.8
No asistencia escolar
1.8
1.8
1.7
1.7
1.8
1.8
1.9
1.5
1.4
1.1
0.9
Hacinamiento crítico
13.8
14.7
15.0
15.3
14.2
16.4
16.1
15.7
14.1
14.1
12.9
8.7
7.9
7.9
7.8
7.5
7.0
7.0
6.5
6.1
5.7
5.3
Alta dependencia económica
Jefe con 2do. Grado o menos
16.4
15.2
15.4
14.9
14.4
14.3
13.5
13.6
12.9
12.0
11.5
Más de 3 miembros por ocupado
24.6
22.7
23.0
24.5
23.0
21.9
23.6
21.8
21.1
32.1
31.0
Hogares en Pobreza
29.4
31.2
31.3
31.9
30.3
34.0
33.7
33.4
31.7
23.4
23.3
Hogares en Pobreza Extrema
10.2
11.8
10.8
11.1
10.3
14.2
14.0
13.6
11.8
9.0
8.4
Encuestas de Hogares por Muestreo. I Semestre. 1997-2007 y cálculos propios.
asistencia escolar va a permanecer estable. La única de
las variables que va a mostrar un descenso en este periodo
es la alta dependencia económica.
A partir de 2003, que marca el inicio de la segunda
etapa y hasta el final del periodo analizado, las variables que conforman el método de NBI tienden a mostrar
mejoría con el transcurso de los años. Sin embargo,
dos componentes del indicador de pobreza por NBI
van a mostrar incrementos hacia el cierre del periodo
y concretamente en los dos últimos años; estos son
el acceso a los servicios de saneamiento básico y la
dependencia económica.
En 2007 se presenta un aumento del porcentaje de
hogares que no disponen del servicio de agua potable,
lo que incrementa el indicador de no acceso a los servicios de saneamiento básico. Otro aumento sustantivo
se va a reflejar en uno de los componentes de la alta
dependencia económica, cuyo indicador de más de tres
miembros por ocupado se va a ubicar por encima de
30% de los hogares venezolanos entre 2006 y 2007, en
contraste con la proporción que venía registrándose en
los años previos en donde los hogares con más de tres
personas por ocupado oscilaba entre 21% y 25%. Este
aumento de los hogares con alta relación de dependencia económica sustenta la hipótesis —que hemos venido
hilvanando—de que los logros alcanzados en materia de
pobreza en estos últimos años del periodo estudiado se
encuentran menos asociados a la incorporación laboral
de los miembros del hogar en edades activas.
Cabe destacar que el crecimiento de la proporción
de miembros por ocupado que hemos destacado para los
dos últimos años del periodo, no va a afectar la variable alta dependencia económica, puesto que dentro de
la lógica de construcción del método NBI para que esta
necesidad se dé como insatisfecha deben cumplirse simultáneamente dos condiciones: que el hogar presente
una relación de más de 3 personas por ocupado y una
baja escolaridad del jefe de hogar, que como vimos viene
descendiendo sistemáticamente a lo largo de todo el periodo, alcanzado sus menores registros en estos años.
Por estas razones, a pesar del importante aumento en la
relación de dependencia económica, el índice global de
pobreza por NBI no se va a ver afectado, registrando en
contraposición importantes descensos en esos dos años.
Concretamente realizando el análisis por áreas, en
lo que respecta a la vivienda, vemos que las características de infraestructura de las viviendas (mala calidad
de sus materiales) es uno de los componentes que ha
experimentado crecimiento, alcanzado los mayores
porcentajes en los años 2002 y 2003, en los cuales
prácticamente el porcentaje de viviendas inadecuadas se duplica en relación con los primeros años de la
serie, para decrecer ligeramente en los últimos años
contemplados. No obstante, esta necesidad es la única,
de las cinco que conforman el indicador de pobreza por
NBI, que va a presentar registro porcentual mayor en el
último año (2007) al de los años de inicio.
El método de NBI se ve impactado directamente
por el déficit estructural, ya que éste corresponde a
viviendas con materiales de construcción inadecuados. El déficit funcional podría ser captado de manera
indirecta, e incluso tangencial, por el componente de
hacinamiento de este indicador de pobreza, que va a
presentar un comportamiento bastante similar al de las
condiciones estructurales de la vivienda, pero la tendencia a la disminución en el número de miembros de
los hogares en general, como las distintas formas de
acondicionar nuevos dormitorios en la vivienda diluyen estos impactos. Por ello vemos en la serie que el
porcentaje de hogares con hacinamiento crítico (más
de tres personas por cuarto para dormir) fluctúa en un
rango no mayor de 3 puntos porcentuales, entre 13% y
16%, registrando una disminución neta en toda la serie
presentada de apenas 1 punto porcentual.
Los servicios conexos a la vivienda (agua potable y
eliminación de excretas) responden en cierta medida al
comportamiento de la calidad estructural de la vivienda
ya que, por lo general, las viviendas precarias o de muy
reciente construcción (como en el caso de las invasiones) carecen de este tipo de servicios.
Concluyendo acerca de los indicadores de pobreza
en el país para esta última década, el análisis realizado muestra cómo la tendencia del fenómeno de la
pobreza a partir de los indicadores tradicionales de
medición —LP y NBI— podría generar interpretaciones
y conclusiones disímiles en torno al comportamiento
del fenómeno, al menos para el periodo que transcurre entre 1997 y 2004. A partir de 2005 y hasta 2007
ambos métodos van a coincidir en el descenso de la
incidencia de la pobreza, aunque con distintos niveles,
dadas las particularidades de cada forma de medición.
Cabe destacar que en estos últimos años ambos métodos sugieren una menor incidencia de las variables
relativas al empleo y al trabajo como mecanismo de
│227│
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
superación de la pobreza. Ello se observa tanto en el
peso de los ingresos por trabajo en la composición del
ingreso del hogar como en el aumento de las relaciones
de dependencia económica (relación de personas en el
hogar por miembros ocupados), a pesar de ser estos
los años de mayor avance en términos del porcentaje
de hogares y personas en situación de pobreza captado
globalmente por ambos métodos.
Por otra parte, al observar las magnitudes de pobreza al inicio y fin del periodo (1997 y 2007) si bien se
observan descensos en términos porcentuales de la pobreza captada por NBI, dado el crecimiento del número
de hogares y la población en el transcurso de los diez
años analizados, la cifra en términos absolutos crece
ligeramente, a diferencia de la pobreza de ingresos,
en la que el significativo descenso de la incidencia del
fenómeno se registra tanto en las magnitudes absolutas
como relativas. Esto revela de alguna manera el tipo de
dinámica que subyace a ambas perspectivas de análisis
para el caso venezolano. El importante descenso en los
niveles de pobreza de ingreso generado en los últimos
años no produjo necesariamente mejoras en las condiciones estructurales de vida de amplios sectores de la
población, que es lo que capta el método de NBI, dado
que la mayoría de éstas no sólo dependen de las iniciativas individuales producto de una elevación de los
ingresos reales. Así, a título de ejemplo, la mejora en
los ingresos de un hogar pueden posibilitar una mayor
y mejor cobertura de las necesidades de alimentación
de sus miembros, pero no pueden garantizar el acceso a
los servicios de agua potable por acueducto o servicios
de eliminación de excretas —una de las necesidades
contempladas en el método de NBI—, puesto que ello
depende en buena medida de la inversión en infraestructura social, cuya iniciativa depende del Estado.
4.2 Educación
Dentro del contexto de la política social venezolana,
las misiones educativas —implementadas a partir de
2003— fueron concebidas fundamentalmente para la
población que en el pasado se vio excluida del sistema
educativo. Cabe destacar entre ellas: las misiones Robinson I y II, la primera para la población analfabeta
y la segunda para la población que no había podido
completar su escolaridad en educación básica; la
Misión Ribas, destinada a aquellos que no hubiesen
podido completar el bachillerato, y la Misión Sucre y
la Universidad Bolivariana de Venezuela para el nivel
de educación superior. Tal como reseñan sus documentos y páginas electrónicas de información, se pretendía
—a partir de un sistema no tradicional de enseñanza—
incorporar a las personas excluidas del sistema formal
cubriendo todos los niveles de enseñanza, incluida la
educación superior.
La estadística oficial refleja la ocurrencia de aumentos significativos de la matrícula en todos los niveles
educativos entre los periodos académicos 2002-2003
y 2003-2004, en buena parte como consecuencia de la
incorporación de los beneficiarios de las misiones educativas. Estos incrementos se producen con mayor énfasis
en los niveles medio, diversificado y profesional (145%)
y en educación superior (44%), cuya tasa de crecimiento
se desacelera en forma pronunciada para el periodo académico 2004-2005 (véase Cuadro 4).
Este registro es consistente con los procesamientos
derivados de la Encuesta de Hogares por Muestreo (véase
Cuadro 5 y 6) que muestran un descenso para todos los grupos de edad en los años comprendidos entre 2003 y 2007.
Los porcentajes de no asistencia en el grupo de 7
a 14 años de edad muestran los altos niveles de masificación de la educación básica en el país. Asimismo,
al revisar las tasas brutas de escolaridad en el nivel
básico216, que correspondería a estos grupos de edad, observamos que éste se ubica entre 97% y 99% entre 2003
y 2007, mostrando un incremento interanual de menos
de un punto porcentual217. Ello permite entender la razón
por la cual no se observan cambios significativos en el
valor general.
La mayor variación la experimenta el grupo etario
comprendido entre 15 y 21 años de edad, el cual muestra una caída entre 2003 y 2007, de aproximadamente
14 puntos porcentuales. Coincidiendo con el registro
oficial en el registro de mayor descenso entre 2003 y
2004. Ello se produce posiblemente como consecuencia
del conjunto de misiones educativas, implementadas a
partir de 2003, que incluyen este grupo como parte de
su población objetivo.
Cuadro 4: Alumnos matriculados de Venezuela por nivel educativo,
2002-2003 y 2004-2005
2002-2003 2003-2004 2004-2005
Preescolar 1/
Básica de 1° a
9° grado 2/
Media, diversificada
y profesional 3/
882,095
984,224
1,053,790
4,786,445
6,286,525
6,310,322
512,371
1,259,981
1,383,075
1/ Incluye la matrícula no convencional. 2/ Para el periodo 2004-2005 se
incluyeron 1 millón 452 mil 542 alumnos correspondientes a la Misión
Robinson II. 3/ Para el periodo 2004-2005 se incluyeron 763 mil 177
personas correspondientes a la Misión Ribas. / MED.
Cuadro 5: Alumnos matriculados de Venezuela en educación superior,
2003-2006
2003
Educación
superior
997,662
2004 a/
2005
b/ (P)
2006
c/ (D)
1,441,239
1,597,519
1,637,166
Notas: (P) Cifras provisionales. (D) Cifras estimadas. a/ Se incluyeron
286 mil 915 triunfadores de la Misión Sucre. b/ Se incluyeron 348 mil 793
triunfadores de la Misión Sucre. c/ Se incluyeron 333 mil 178 triunfadores
de la Misión Sucre. Oficina de Planificación
del Sector Universitario (OPSU).
Cuadro 6: No asistencia escolar por grupos de edad de Venezuela,
2003-2007
Grupos de edad
Años
3-6
7-14
15-21
2003
37.6
5.2
47.9
2004
35.8
4.2
41.2
2005
35.0
4.3
39.4
2006
34.4
3.5
38.1
2007
30.4
3.0
34.7
Encuestas de Hogares por Muestreo. I Semestre. 1997-2007 y cálculos
propios.
│228│
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
A su vez, los procesamientos de la Encuesta de
Hogares por Muestreo muestran cómo la no asistencia
escolar descendió para todos los grupos de edad, pero
particularmente para el grupo etario comprendido entre
15 y 21 años de edad, cuya variación porcentual entre
2003 y 2007 muestra una caída de aproximadamente 14
puntos porcentuales.
La tendencia de los indicadores de acceso a la educación, reflejada tanto en la Encuesta de Hogares por
Muestreo como en las estadísticas oficiales referidas,
es consistente con el análisis de procesos que algunos
autores han realizado a las misiones. De acuerdo con
D’Elia y Cabezas (2008), el sistema de misiones experimenta un impulso importante en el periodo 2003-2004,
en el cual fueron creadas y se expanden significativamente en cuanto al número de beneficiarios. Ello ocurre
en un contexto de búsqueda de legitimidad política
frente a un proceso revocatorio presidencial. Ya para
2004-2005, pasado el proceso electoral, las misiones
se asientan en términos organizacionales, pero paralelamente se desacelera el ritmo de crecimiento de sus
rangos de cobertura, al centrarse en la ampliación de
servicios a personas que ya habían sido cubiertas por
el sistema, contexto del que —como vemos— no escaparon las misiones educativas, de allí la desaceleración
experimentada en el aumento de la asistencia escolar en
este grupo de edad para 2005 y los años subsiguientes.
No obstante, esta ampliación de las oportunidades
educativas —en términos del acceso a la escolaridad—
no se ven reflejadas en las variables de resultado que
trabajaremos: analfabetismo y años de escolaridad de
la población de 24 años y más. Mientras el analfabetismo muestra la exclusión del sistema, los años de
escolaridad constituirían una variable complementaria
en términos de los resultados alcanzados por aquellos
que han estado incorporados dentro del mismo. Para
ello, utilizamos como indicador los años promedio de
escolaridad de los mayores de 24 años de edad en el
hogar, el cual refleja tanto el logro educacional en términos cuantitativos como el capital educativo del hogar.
El basamento para tomar como intervalo de edad 24
años o más está fundamentado en el hecho de que ello
permitiría con cierta holgura completar la escolaridad a
nivel universitario. Esta variable ha sido ampliamente
utilizada en los diferentes estudios en los que el IIES ha
tenido que utilizar criterios de estratificación, y en todas
las pruebas y estudios ha funcionado muy bien como
variable discriminante. Un ejemplo de ello puede verse
en Ponce (2005). Por otra parte, en el estudio del IDH
modificado para los municipios de Venezuela, el INE ha
considerado una variable similar: Mediana de educación
de los mayores de 24 años (INE, 2004-1).
Así, el analfabetismo, cuya erradicación constituyó
el objetivo de una de las primeras misiones emblema de
la nueva política social del gobierno, prácticamente se
ha mantenido incólume entre 2002 y 2006 (véase Venezuela, Anexo; también véase Cuadro 7).
El 28 de octubre de 2005, Venezuela fue declarada
“Territorio Libre de Analfabetismo”. En el texto de esta
declaración se advierte que después de dos años de
aplicación, y gracias a la acción de la Misión Robinson
I, este logro había sido posible218 al ubicarse la tasa de
analfabetismo por debajo de 4% de la población mayor
de 15 años de edad, meta exigida por la UNESCO para
declarar un territorio libre de analfabetismo.
La Misión Robinson I fue una de las primeras misiones educativas, implementada en 2003, cuyo objetivo
central se ubicaba en la erradicación del analfabetismo.
Para diciembre de 2005 este programa reporta un total
de 1 millón 482 mil 543 alfabetizados219, cifra que representaría la casi total erradicación de este problema
social en Venezuela, al ubicarse la población que declara
no saber leer y escribir en un total cercano al millón y
medio de personas. Es este registro de beneficiarios el
que da origen a la declaración antes mencionada. No
obstante, la propia estadística oficial muestra que este
fenómeno no ha bajado en su incidencia, ubicándose la
misma en una proporción cercana a la tasa arrojada por
los procesamientos del Censo General de Población y
Vivienda 2001, ubicada en 6.4%.
Algo similar ocurre cuando analizamos los años promedio de escolaridad de la población de 24 años y más.
El indicador se mantiene rondando los 8 años promedio
de escolaridad para los años analizados (2003-2007),
por lo que a partir de estos datos no es posible concluir
que las misiones educativas han mostrado importantes
resultados en términos del acceso y cobertura, pero no
en términos de la escolaridad alcanzada, al menos hasta
2007 (véase Cuadro 8).
Cuadro 7: Porcentajes de analfabetismo y alfabetismo en Venezuela,
2002-2007
Cuadro 8: Promedio de años de escolaridad de la población mayor de 24
años de Venezuela, 2003-2007
2002
2003
2004
2005
2006
Tasa de analfabetismo (%)
6.38
6.40
6.40
6.40
6.40
Tasa de alfabetismo (%)
93.62
93.60
93.60
93.60
93.60
4.3 Inserción laboral y desempleo
En Venezuela, la participación laboral —reflejada en las
tasas de actividad económica— presentó un aumento
progresivo de 2000 a 2003, a partir de 2004 —en el
que comienza el proceso de recuperación económica
del país— se registra un descenso importante de la
tasa de actividad con el transcurso de los años. Este
comportamiento es diferencial entre hombres y mujeres, mostrando en éstas últimas una caída en las tasas
de actividad más pronunciada que en el caso del sexo
masculino. Los datos muestran que pareciese darse
un desplazamiento de personas hacia la condición de
inactividad en el transcurso de los años, aún cuando
en los hombres se presenta de forma menos pronunciada. Es posible que parte de este desplazamiento,
tanto en hombres como en mujeres, tenga relación
con el incremento en las tasas de asistencia escolar
para los mayores de 15 años de edad y el sistema de
Años
Promedio
INE
y SISOV.
2003
2004
7.9
7.8
2005
8
2006
2007
8.2
8.3
Encuestas de Hogares por Muestreo. I Semestre. 1997-2007 y cálculos
propios.
│229│
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
Gráfico 2: Tasas de actividad de la PEA de Venezuela, según sexo, 2000-2007
90
85
80
75
70
65
60
55
50
45
40
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
Tasa de actividad Hombres
64.5
82.94
65.3
81.25
68.3
82.98
69
82.80
68.8
82.70
66.4
80.68
65.63
79.99
64.7
79.5
Tasa de actividad Mujeres
47.24
49.31
53.63
55.19
54.90
51.31
50.35
50
Tasa de actividad Total
INE
y Encuestas de Hogares por Muestreo. I Semestre. 2000-2007.
misiones educativas, implementado masivamente a
partir de 2003 y que comentáramos en el apartado de
educación.(véase Gráfico 2)
Procesamientos directos de la Encuesta de Hogares
por Muestreo evidencian cómo el descenso de la tasa
de actividad muestra un comportamiento diferencial
cuando la discriminamos por condición de pobreza. En
el caso de la población femenina no pobre, además de
registrar la menor tasa de inactividad en relación con el
resto de las agrupaciones, también registra una diferencia poco significativa entre los años de referencia.
Estas diferencias en la actividad laboral entre las
distintas condiciones de pobreza para el sexo femenino
podrían interpretarse a partir de las razones para la incorporación al mercado de trabajo de las mujeres y el
logro educativo de acuerdo con la condición de pobreza.
Los datos evidencian que la variación de la situación
económica general en forma positiva no desestimula la
incorporación de la mujer no pobre al mercado laboral,
en contraposición a las que se encuentran en situación
de pobreza y particularmente de aquellas tipificaciones
vinculadas con la insuficiencia de ingresos, las cuales
muestran los mayores descensos de su tasa de actividad.
Podría hipotetizarse sobre las razones sociales y hasta
culturales de esta diferencia en la oferta de mano de
obra femenina entre las distintas condiciones de pobreza
aquí exploradas, entre ellas que las razones de la participación de la mujer en el ámbito laboral son distintas,
dependiendo de los niveles de calificación y escolaridad asociados con la condición o no de pobreza; en el
caso de la población no pobre, que presenta mayores
logros educativos, es posible que en la incorporación al
mercado de trabajo tengan más peso las razones de autonomía económica, estrechamente vinculadas al logro
educativo y los procesos de empoderamiento de la mujer
que se han venido desarrollando tanto a nivel mundial
como en el país, mientras que en el caso de las poblaciones más desfavorecidas la participación de la mujer
en el mercado laboral esté más vinculada a la necesidad
de aportar nuevas fuentes de ingreso para garantizar la
suficiencia económica, particularmente en escenarios de
mayor contracción económica.
Estamos manejando como posible explicación la
existencia de una doble vía de entrada de la mujer al
mercado de trabajo. Una de índole cultural, asociada con
las mujeres de ingresos medios y altos, y otra de índole
económica, más vinculada a las mujeres de menores
ingresos. En este último caso, las mujeres que se incorporan al trabajo no cuentan en general con niveles de
capacitación adecuados, desempeñando tareas de baja
remuneración y cobertura social. Así, el aumento de la
participación femenina podría ser el resultado de mecanismos que los hogares pobres utilizan para hacer frente
a las sacudidas negativas del desempleo masculino y/o
de la disminución de los salarios reales. Estudios de la
OIT sobre la incorporación laboral de la mujer en la década de los 90, así lo evidencian (Abramo, Valenzuela
y Pollak, 2000).
Así, la relación directa entre incorporación de
miembros del hogar al mercado laboral, particularmente
del sexo femenino, y descenso de las fuentes de pobreza por ingreso que tradicionalmente se aduce en la
literatura al respecto (CEPAL, UNIFEM, República de Italia,
2004), al menos a partir de la data analizada, no es consistente para este periodo en el caso venezolano. Esto
explica en buena medida el aumento en las relaciones
de dependencia económica que evidenciábamos dentro
de los componentes del método de NBI.
De la misma manera, después de un aumento significativo del desempleo en 2003, producto de la crisis
económica y los sucesos políticos de finales de 2002
y principios de 2003, se registran a partir de 2004 importantes descensos en la tasa de desocupación, siendo
sistemáticamente más alta la desocupación en el caso
femenino que en el masculino (véase Cuadro 9). El
problema en la interpretación de la caída en la tasa de
desocupación se corresponde con el hecho de que ello
se produce —en parte— como consecuencia de la relativamente menor oferta laboral que se evidenció en el
análisis de las tasas de actividad.
V. ANÁLISIS Y PROCESAMIENTO DE LOS DATOS
Para el proceso de extracción de los factores relativos a las condiciones de vida en la Encuesta de Hogares
2007 se realizó un ejercicio de escalamiento óptimo a
través de programa estadístico SPSS, a través del módulo
de CATPCA. Este modelo tiene la ventaja de trabajar datos
con distintas escalas (de razón, ordinales o nominales)
y —dado que el conjunto de variables seleccionados poseía variables a distintas escalas— se consideró el más
adecuado dentro del conjunto de modelos de análisis
│230│
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
Cuadro 9: Tasas de desocupación en Venezuela, según sexo, 2000-2007
Años
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
Hombres
14.6
13.7
15.5
19.2
16.6
13.2
10.5
8.6
Mujeres
15.0
15.0
17.0
22.0
16.0
13.0
11.0
10.2
Total
15.0
14.0
15.0
19.0
17.0
13.0
11.0
9.2
INE
y Encuestas de Hogares por Muestreo. I Semestre. 2000-2007.
factorial. Durante la realización de este procesamiento
se realizaron una serie de exploraciones que a continuación describiremos.
VI. EL MODELO RESULTANTE
En este último procesamiento igualmente se excluyeron las tres variables anteriormente nombradas,
quedando entonces 22 variables para 5 factores y se
realizaron todas las remodificaciones necesarias (véase
Venezuela, Anexo metodológico). El resumen del
mismo se presenta en el Cuadro 10.
Vemos así que el modelo resultante es capaz de
resumir 62% de la variación. No se continuaron las
pruebas de optimización del modelo debido a que las
diferencias en la variación explicada eran cada vez menos significativas.
Las variables que más contribuyeron al Factor 1
son, en orden de importancia:
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
2007
Tipo de piso
Tipo de vivienda
Tipo de paredes
Servicio de agua
Años de escolaridad
Tipo de techo
Hacinamiento de cuartos
Recolección de basura
Posesión de lavadora
Tipo de ocupación
Posesión de nevera
Posesión de horno de microondas
Posesión de teléfono fijo
Televisión por cable
Eliminación de excretas
Posesión de computadora
vivienda) y el acceso a los servicios conexos (agua, aseo
y eliminación de excretas), en orden de importancia, los
que en mayor medida contribuyen a la conformación del
factor; le siguen en orden de importancia el capital o
logro educativo del hogar, el hacinamiento en cuartos,
el tipo ocupación —el cual opone los oficios no manuales a los oficios manuales— y la existencia de ciertos
activos en el hogar: concretamente nos referimos a la
existencia de lavadora, nevera, microondas, televisión
por cable, carro y computador dentro del hogar. Las
variables dentro de este factor se ordenan de forma
sistemática, reflejando niveles de vida diferenciales.
Vemos así como en este factor concurren el patrimonio físico: la vivienda y los activos del hogar; el nivel
de desarrollo del entorno, reflejado por el acceso a los
servicios conexos; el patrimonio educativo, reflejado en
el indicador de capital educativo; y el tipo de inserción
socio-ocupacional.
En Venezuela existen estudios que documentan la
importancia de la vivienda como indicador de nivel de
vida (Gruson, 1992, y Ponce, 2005). Además, al analizar
los componentes del método de NBI, observamos cómo la
vivienda es la única NBI que muestra aumentos tanto en
cifras absolutas como relativas en el periodo 1997-2007.
El deterioro que se observa en el componente de
viviendas inadecuadas se combina con el problema de la
oferta habitacional, la cual afecta principalmente a sectores medios y bajos de la población. Al revisar el déficit
habitacional del país, calculado para 2006 en 1 millón
680 mil viviendas, y la forma como éste se ha venido
comportando a lo largo de los años, es comprensible el
registro evidenciado en este indicador.
[…] el déficit habitacional en 1986 era de 738,582 viviendas,
en 1990 era de 880,083 viviendas. En 1999 dicho déficit se
mantenía más o menos igual y se ubicaba en 900,000 viviendas. Para el año 2006, el déficit habitacional acumulado es
de 1.68 millones de viviendas. Ello representa un incremento
de 87% entre 1999 y 2006. En este déficit se diferencia,
primero: 1 millón de unidades (déficit funcional), que corresponden a familias que no poseen vivienda y que conviven en
casas de sus padres o familiares, o compartiendo con otros
En el Factor 1, que explica poco más de un cuarto
de la variación total (27%), encontramos que son las
características asociadas con la condición estructural
de las viviendas (materiales de construcción y tipo de
Cuadro 10: Resumen de resultados de evaluación por el método de CATPCA
Variance Accounted For
Total (Eigenvalue)
Dimensión
Cronbach’s Alpha
1
0.871
5.944
27.017
2
0.677
2.827
12.850
3
0.622
2.464
11.201
4
0.242
1.300
5.909
5
0.077
1.080
4.907
Total
0.971
13.615
61.884
Elaboración propia con base en la Encuesta de Hogares por Muestreo 2007.
│231│
% de la variación Total
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
grupos o núcleos familiares; estas familias son propensas a
ocupar otra vivienda cuando se presenten condiciones que
lo permitan; segundo: 680 mil unidades (déficit estructural)
corresponden a viviendas familiares ocupadas en cuya estructura predominan materiales como: caña, palma, cartón,
latones y similares, al igual que aquellas viviendas de “otra
clase” o sea: carpas, barracas, cuevas u otros albergues
(Grupo Social CESAP-CISOR, 2007:3).
Ese déficit obedece en parte al crecimiento de la
población, y a la disminución en el número de nuevas
soluciones habitacionales construidas (Pérez de Murzi,
2008). Así, mientras que en las décadas de los 80 y 90
el promedio de construcción de nuevas unidades de
vivienda se ubica en poco más de 65 mil soluciones
habitacionales anuales, de 2000 a 2005 este promedio
se ubica en menos de 20 mil viviendas por año220. Otro
fenómeno que contribuye a explicar este aumento de las
viviendas en deficientes condiciones estructurales tiene
que ver con el aumento de las invasiones en Venezuela,
que comienzan con la demarcación del terreno y el levantamiento de una infraestructura precaria. Tal como
lo expresa García de Hernández (2006):
En Venezuela, a partir de 1999 el proceso de invasión
de tierras se ha acelerado. Las noticias acerca de este
proceso formaban y aún forman parte del acontecer informativo de los diarios nacionales y locales. Suponemos
que esta oleada de invasiones es debida, principalmente,
a la postura asumida por el gobierno actual. Por su actitud y discurso político, se ha convertido en un factor
auspiciador de esta práctica. Sólo la cantidad de áreas
de parques invadida nos sirve de referencia. Entre los
años 1993 y finales de 2003 se habían invadido 141 hectáreas de zonas pertenecientes a parques nacionales y
618 hectáreas a parques de recreación.
Tanto la vivienda como los servicios conexos muestran los niveles de consolidación del entorno en el que
se reside, así el no acceso a servicios de agua potable,
eliminación de excretas, algún sistema de recolección
de basura y telefonía fija en el hogar en buena medida
aluden a los niveles de urbanismo existente. Estas insuficiencias se presentan tanto en la vivienda como en
los servicios que proveen las redes de infraestructura
básica, de allí la alta asociación reflejada en el factor
entre la vivienda y los servicios conexos, siendo ésta
la dimensión que en mayor medida las disparidades en
las condiciones de vida existentes en el país se reflejan.
A diferencia de la vivienda, los servicios conexos
y los activos en el hogar, las variables educativa y ocupacional que conforman este primer factor son más
fuentes de las desigualdades que reflejo de las mismas,
lo que evidencia la relación entre el capital físico y el
capital humano.
Las variables que en mayor medida intervinieron
para la conformación del Factor 2, en orden de importancia son las siguientes:
•
•
•
•
Dependencia
Hacinamiento de baños
Ingresoper cápita del hogar
Relación de menores de 18 años de edad con
miembros del hogar
• Hacinamiento de cuartos
El Factor 2, que resume aproximadamente 13%
de la variación total, está compuesto por variables de
tipo económico, como el ingreso per cápita y de composición del hogar como es la relación de dependencia,
también relacionada con aspectos económicos, la proporción de miembros menores de18 años de edad y
el hacinamiento tanto en cuartos como en baños. Este
factor relaciona los menores ingresos a la mayor dependencia económica, mayor proporción de miembros
menores de edad y menor disponibilidad de espacios
dentro de la vivienda.
Las variables que conformaron los siguientes tres
factores, de acuerdo con la mayor contribución en su
generación fueron las siguientes:
Factor 3
• Tipo de piso
• Dependencia
• Tipo de vivienda
• Hacinamiento de cuartos
• Tipo de paredes
Factor 4
• Eliminación de excretas
• Recolección de basura
Factor 5
• Porcentaje de ingreso por trabajo en relación
con el total del ingreso del hogar.
Vemos así cómo el Factor 3, que resume el 11% de
la variación, abre las características de condición estructural de las viviendas conjuntamente con el hacinamiento
y la dependencia económica, mientras que el Factor 4
está compuesto fundamentalmente de los servicios de
eliminación de excretas y recolección de basura. Finalmente, el Factor 5 expresa la proporción de los ingresos
del hogar por trabajo, contraponiendo aquellos hogares
cuyos ingresos por trabajo superan 90% de los ingresos
al resto. Estudios sobre otras fuentes de ingreso en el
hogar y su incidencia de acuerdo con la condición de
pobreza muestran cómo, en Venezuela, los ingresos por
trabajo en los hogares en condición de pobreza extrema
son menores al resto. Por lo que es posible que esto esté
influyendo en la configuración del Factor 5.
Al revisar las fuentes de ingreso de los hogares según
condición, de acuerdo con el método de línea de pobreza,
se constata que en todas las condiciones de pobreza los
ingresos del hogar provienen fundamentalmente del trabajo de sus miembros. Sin embargo, la participación
de los ingresos por trabajo en los hogares en pobreza
extrema es considerablemente menor, en promedio, a
su importancia en los hogares no pobres y pobres no
extremos que mantienen porcentajes relativamente similares (Ponce, 2009:40).
Así en el modelo de 5 factores resultante, las variables relativas a la condición estructural de las viviendas
son las que mayor peso aglutinan (15.4%), seguidas
en orden de importancia por los servicios conexos a la
vivienda y activos con porcentajes de 11.7% y 11.6%,
respectivamente; las variables relativas a los ingresos
del hogar (ingreso per cápita y proporción de los ingresos por trabajo) agrupan 6.6% de la variación total,
mientras que los indicadores de composición del hogar:
dependencia económica y relación de menores, así como
│232│
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
los de hacinamiento en la vivienda (en cuartos y baños),
resumen aproximadamente 5% de la variación cada uno.
Finalmente encontramos el capital educativo y el tipo de
inserción ocupacional con 2.7 y 2.0%, respectivamente.
En relación con los métodos tradicionales de medición de pobreza, hay algunas consideraciones en lo
que respecta a los indicadores que estas metodologías
toman para sintetizar las condiciones de vida que se ven
contrastadas con los resultados de este estudio. En el
estudio que aquí presentamos fue posible observar en
relación con el método de LP cómo, en efecto, el ingreso
es una variable importante para tipificar las condiciones de vida. No obstante, aun cuando presentó una alta
correlación positiva, no constituía la variable ni más
relevante ni con mayor poder de discriminación dentro
del conjunto de variables consideradas para expresar las
diferencias en las características socioeconómicas de
la población caraqueña. En otros términos, lo que aquí
queremos reflejar es que resumir a partir de un único
indicador como el ingreso las condiciones de vida de
un conjunto social puede constituir un comprometido
resumen de la situación221.
Respecto al método de NBI, de manera similar, este
estudio mostró que tanto el hacinamiento como la relación de dependencia se relacionan positivamente con
el resto de las variables consideradas; sin embargo, no
fueron las más significativas en el modelo resultante
para la clasificación.
Lo que este modelo en definitiva resalta es que lo
que revela en mayor medida los niveles diferenciales de
vida son los aspectos relativos a la vivienda, los servicios conexos a la misma y los activos fijos del hogar.
En otras palabras, son las diferencias en el patrimonio
físico las variables que en mayor medida explicitan las
diferencias entre los hogares.
Es significativo el hecho de la baja contribución de
algunas variables a la conformación del modelo. Tal es
el caso en la dimensión de la vivienda, la tenencia de la
vivienda y el número promedio de hogares por vivienda.
Contrariamente a algunas hipótesis, la poca relación
tiene que ver con el hecho de que estas variables no se
comportan de la misma manera que el resto. La propiedad del lugar de residencia no está asociada con mejores
viviendas, capital educativo, ingresos, etc.; por el contrario, esta característica tiene porcentajes elevados en
segmentos caracterizados por ranchos; una de las razones de este bajo nivel de asociación podría estar basada
en el hecho de que el relevamiento de información
censal no indaga sobre la propiedad formal y titularidad
jurídica del inmueble en el que residen las familias, sólo
pregunta al informante el tipo de tenencia del inmueble.
Por otra parte, el mayor número promedio de hogares
por vivienda no está asociado con condiciones de vida
más precarias en el contexto estudiado, el promedio general es de apenas 1.03 hogares por vivienda.
En la dimensión educativa, las variables de acceso
a la educación —reflejadas en la no asistencia escolar
en los grupos de edad 7-14 y 15-21— tampoco entraron
como variables constitutivas del modelo; no obstante,
éstas se comportan en el mismo sentido de los factores
construidos. Esta baja capacidad de diferenciación de
la condición de vida puede explicarse por dos razones:
en el caso de la no asistencia escolar del grupo de población de 7 a 12 años de edad, la masificación de la
educación venezolana, proceso que no es de reciente
data, ha hecho que la gran mayoría de los niños en estas
edades asistan a la escuela. Por tanto, ella no permite
discriminar el nivel de vida.
La no asistencia escolar en el grupo de edad de 15 a
21 años de edad es significativa, dado que poco más de
un tercio de la población en ese grupo de edad no asiste
actualmente a centros de enseñanza. Es posible hipotetizar que el bajo poder de explicación de esta variable
tenga que ver con el impacto en términos de acceso a
la educación que han tenido las misiones educativas,
dentro de las cuales este grupo de edad forma parte de
la población objetivo, aspecto que ya hemos comentado.
De manera similar, el analfabetismo tampoco tuvo
contribuciones importantes en la generación de factores.
Tal como se asentó en el apartado de educación, esta
variable se encuentra focalizada en hogares pobres de
entornos más rurales, en las cohortes de adultos mayores a los que no cubrió el proceso de la masificación de
la educación básica implantada en Venezuela, por estas
razones era esperable que esta variable entrara en el modelo. La razón que podríamos esbozar para que ello no
ocurriese probablemente tiene que ver con la baja ocurrencia de este fenómeno en los hogares. No obstante,
al igual que el resto de las variables de la dimensión
educativa que no entraron en el modelo, tiene un comportamiento consistente con los niveles diferenciales de
las condiciones de vida reflejadas en el Factor 1.
En cuanto a la dimensión económica, no entraron
en el modelo las variables de desempleo y trabajo dentro del sector formal-informal. La variable desempleo
no se comporta de la misma manera que el resto de las
variables, que reflejan un comportamiento escalar de las
condiciones de vida debido a que las peores condiciones de vida no necesariamente registran altos niveles de
desempleo dentro del hogar y viceversa, observándose
importantes concentraciones en los sectores medios.
En cuanto a la ocupación dentro de la dicotomía sector
formal-informal, la variable en términos generales se
comporta de la misma manera que el Factor 1; no obstante, no tiene contribuciones significativas al modelo.
Varios autores han resaltado la heterogeneidad del denominado sector informal para el caso venezolano —Freije
(2002), Veleda (2001), Osta (2007) y Orlando (2001)—,
resaltando que si bien en el sector informal existe un
grupo en condiciones laboralmente precarias, existe otro
componente más dinámico relacionado con la iniciativa
empresarial y la utilización productiva de las capacidades. No obstante, la prevalencia de personas en situación
de pobreza dentro de este sector de la economía genera la
tendencia a vincularlo con la pobreza, tal como reconoce
la OIT (2002:2): “No existe una relación directa entre el
trabajo informal y la pobreza, o entre el trabajo formal y
escapar de la pobreza. Sin embargo, es innegable que el
porcentaje de pobres que trabajan en el sector informal
es mucho más alto que el de los que trabajan en la economía formal”. Esto contribuye a entender las razones por
las que la variable se comporta de acuerdo con el resto de
las variables del modelo, pero tenga poca contribución a
la conformación de los factores.
Condiciones de vida y desarrollo urbano
Uno de los contextos fuertemente asociados con las
condiciones de vida de la población en general, y con
│233│
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
la pobreza en particular, es el relativo al grado de urbanización de la localidad en la que se reside. Ello porque
los niveles de urbanización están altamente asociados al
desarrollo y, en consecuencia, a entornos más favorables
en términos de inversión pública y servicios, así como
de oportunidades sociales (educación, salud, empleo,
etc.). Si consideramos que los tipos construidos a partir
de las metodologías multivariables reflejan ordinalidad
en términos de los niveles de vida, observamos cómo
los porcentajes de los grupos en condiciones más precarias ascienden considerablemente en la medida que
descendemos en el nivel de urbanización, alcanzando
rangos superiores en el medio rural y disperso. Por su
parte, en los ámbitos más desarrollados, los tipos que
detentan las mejores condiciones de vida obtienen los
mayores registros en los ámbitos más desarrollados.
(véase Cuadro 11)
Si agrupamos los tipos 1, 2 y 3 —que representan los
tipos más confortables y con cierto nivel de capacidades
(en orden de importancia)— y los contrastamos con los
hogares en los que descienden significativamente tanto
el nivel de vida como las capacidades (grupos 4, 5 y 6,
considerando que éste último representa las condiciones
de vida más extremas en el país), observamos de forma
clara la relación entre el entorno y las condiciones de
vida. Mientras en el extremo más desarrollado (Caracas)
encontramos que 80% de los hogares logran tener ciertos niveles de servicios y capacidades, este porcentaje
desciende a menos de la mitad en los entornos menos
desarrollados representados por las localidades rurales y
dispersas. En sentido inverso, los tipos más carenciados
representan más de 60% de los hogares en estos ámbi-
tos, mientras que a medida que avanzamos en el nivel de
urbanización este porcentaje desciende a menos de un
tercio (17%) en el caso extremo de Caracas que representa el entorno con mayores servicios y oportunidades.
(véase Gráfico 3)
Los datos muestran que el nivel de urbanización
es una variable asociada con la pobreza, constatación
que por lo demás no es específica del contexto venezolano. Si descendemos en los ámbitos desde el de
mayor nivel de consolidación urbana (Caracas) hacia
los niveles rurales, vemos cómo el porcentaje de pobreza va aumentando conforme nos movemos hacia
entornos menos urbanizados. Las alarmantes diferencias en la representación porcentual de los tipos de
hogar con mayores carencias entre los ámbitos rural
y urbano resaltan cuando comparamos los extremos.
Aun cuando —desde el punto de vista sociodemográfico— la proporción de población rural puede resultar
de baja significación, es posible observar cómo, en
términos relativos, los porcentajes de hogares en situación de carencia relativa en localidades rurales
se encuentra en más de 30 puntos porcentuales por
encima del promedio nacional y por encima de 40%
con respecto a los porcentajes en Caracas, que es el
ámbito del país de menor prevalencia del fenómeno,
develando las importantes desigualdades existentes en
el país (véase Gráfico 3).
Este comportamiento de las tipologías de condiciones de vida por ámbitos alude a que existen diferencias
significativas en las condiciones generales y de desarrollo del entorno que condicionan tanto la probabilidad de
que un hogar, y en consecuencia sus miembros, sea po-
Cuadro 11: Porcentaje de hogares de Venezuela por tipo, según ámbito geosocial, 2007
Tipos
4
5
6
Caracas
36.22
1
28.53
18.10
8.08
7.12
1.95
100.00
Ciudades mayores
24.33
27.17
19.63
13.94
9.08
5.85
100.00
Grandes y medianas
21.55
26.75
20.40
15.69
10.46
5.15
100.00
9.84
21.05
20.25
23.52
15.67
9.67
100.00
Rural disperso
10.35
13.80
14.41
23.31
20.93
17.20
100.00
Total
24.33
27.17
19.63
13.94
9.08
5.85
100.00
Urbano pequeño
INE.
2
3
Total
Encuesta de Hogares por Muestreo 2007; CISOR. Procesamientos especiales para la definición de ámbitos geosociales, y cálculos propios
Gráfico 3: Porcentaje de hogares de Venezuela por ámbito geosocial según tipologías agrupadas, 2007
90%
80%
Porcentajes
70%
Ámbito Geosocial
60%
Tipos Confortables
con Capacidades
50%
40%
Tipos Poco confortables con
Capacidades Reducidas
30%
20%
10%
0%
Caracas
INE.
Ciudades
Mayores
Grandes y
medianas
Rural
disperso
Urbano
pequeño
Encuesta de Hogares por Muestreo 2007; CISOR; procesamientos especiales para la definición de ámbitos geosociales; y cálculos propios.
│234│
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
bre como sus capacidades y posibilidades para superar
dicha situación.
Este contraste entre los tipos de hogar en términos
de sus condiciones diferenciales de vida y su configuración por ámbitos geosociales pone nuevamente de
relieve las profundas desigualdades existentes en el país,
además de resaltar la importancia del entorno en la conformación del mismo, determinado por las deficiencias
y limitaciones existentes en el nivel de consolidación de
los servicios públicos: de infraestructura, salud, educación y sociales en general. En términos más amplios, el
entorno forma parte de las estructuras de oportunidades
que permiten u obstaculizan las posibilidades de desarrollo de los individuos, tal como son mencionadas por
Amartya K. Sen (Sen, 2000). Esta obstaculización en las
posibilidades de desarrollo se devela de manera particular en los tipos más carenciados (5 y 6), en la medida
en que estas tipologías evidencian las deficiencias en el
acceso a los servicios, lo cual limita de manera importante las oportunidades para la población que reside en
los ámbitos menos desarrollados.
Las importantes diferencias que se observan en los
resultados por ámbito geosocial permiten aseverar que
las condiciones de vida, así como las oportunidades sociales, no son homogéneas en todo el territorio nacional
y, en tal sentido, las posibilidades de desarrollo de la
población dependerán en gran medida del lugar en el
que vive.
Las condiciones de vida en Venezuela, como quiera que
se las mida, obedecen en su diversidad, ante todo, a la
estructura urbano-regional del país [...] El sesgo urbano
es el indicador más directo del desarrollo desigual de los
países, en los que ser pobre en la ciudad mayor puede ser
hasta una situación envidiable para los pobres rurales
(Gruson, 2008:12).
El reconocimiento de esta diversidad de contextos
obliga a que cualquier política de superación de la pobreza
incorpore la dimensión de los niveles de consolidación
urbana y su desigual distribución, en términos de desarrollo económico y social, en su diseño y planteamientos.
VII. DESCRIPCIÓN
DE LA ECONOMÍA VENEZOLANA CON
BASE EN SU SECTOR PÚBLICO
Este trabajo se propone describir aspectos centrales de
la economía venezolana entre 1999 y 2009 a partir de
distintos componentes de su sector público, según definiciones y cifras oficiales divulgadas hasta septiembre
de 2010 por el Banco Central de Venezuela (BCV) y el
Ministerio de Planificación y Finanzas (MPD). La primera
sección introduce el periodo elegido, refiriendo trabajos
detallados sobre la historia fiscal de Venezuela entre
1974 y 1999. La segunda presenta —a grandes rasgos—
la orientación de las políticas económicas seguidas
desde 1999 por el gobierno del Presidente Chávez, a
partir de la balanza de pagos y otras series publicadas
por el BCV con respecto a las relaciones económicas de
Venezuela con el resto del mundo. La tercera recurre a
las cuentas nacionales del BCV (disponibles hasta 2006)
y a otras series del emisor para observar la participación
directa del sector público en la generación del Valor
Agregado Bruto (VAB) y el PIB de la economía venezolana, según ramas de actividad económica y sectores
institucionales. La cuarta examina la relación entre los
gastos totales del gobierno general y el VAB que genera.
La quinta presenta las cuentas de ingresos y gastos del
GCP y del Sector Público Restringido (SPR), utilizando la
clasificación del MPD. La sexta revisa la relación entre el
gasto interno de ingresos petroleros y la expansión de
la base monetaria, como explicación de la inflación y el
consiguiente impacto sobre el valor real de las remuneraciones de los asalariados.
Las definiciones utilizadas por el BCV y el MPD se
agregan según criterios diferentes. Según el BCV (1997),
el sector público está conformado por las sociedades
no financieras y financieras públicas y las unidades del
gobierno general. Son sociedades todas las empresas,
sociedades y cuasisociedades “dedicadas a la producción de bienes y servicios para el mercado, en el sentido
de que sus ventas son a precios económicamente significativos, a objeto de derivar beneficios”. En ellas “el
gobierno ejerce el control de su gestión, sea porque
tiene más de la mitad de las acciones o por efecto de
normativas legales particulares”. El gobierno general
está compuesto a su vez por el gobierno central (ministerios y demás órganos del Poder Ejecutivo, Legislativo
nacional y Judicial, y otros organismos de la administración centralizada), el gobierno estatal (gobernaciones
de estados y sus dependencias), el gobierno local (alcaldías en su ámbito municipal), las instituciones de la
seguridad social (fondos administrados por el gobierno
para suministrar prestaciones sociales mediante las contribuciones sociales que reciben) y las instituciones sin
fines de lucro gubernamentales (institutos dependientes
de los diferentes niveles del gobierno creados con el fin
principal de prestar servicios sociales o producir bienes
no de mercado). La recopilación estadística hecha por
el BCV fue de carácter censal para las empresas públicas,
gobierno central, gobierno regional y organismos de la
seguridad social; y de carácter muestral para el gobierno
municipal y las instituciones públicas sin fines de lucro.
El MPD consolida las cifras para dos categorías: una
el GCP (Asamblea Nacional, Presidencia de la República,
ministerios, Consejo Nacional Electoral, Tribunal Supremo de Justicia y demás órganos del Poder Judicial,
Procuraduría General de la República, Consejo Moral de
la República, Ministerio Público, Defensoría del Pueblo,
Contraloría General de la República y Superintendencia
de Auditoría Interna) y la otra el SPR (GCP, PDVSA, una
muestra de empresas públicas no financieras, Instituto
Venezolano de los Seguros Sociales [IVSS], Fondo de
Garantía de los Depósitos Bancarios [FOGADE] y Fondo
de Inversiones de Venezuela [FIV, hasta mayo de 2001]).
Aunque la clasificación del MPD no hace referencia a los
resultados financieros de gobiernos subnacionales y de
instituciones de seguridad social y sin fines de lucro, las
transferencias realizadas a organismos públicos por el
GCP y el SPR informan parcialmente sobre sus ingresos.
El examen de la información disponible ilustra la
vulnerabilidad de la economía venezolana, cuyos viejos
lazos con el petróleo parecen haberse atado con mayor
fuerza durante el último decenio.
7.1 Antes de 1999
La peligrosa relación entre los ingresos petroleros y la
economía venezolana fue muy discutida antes y durante
el primer boom petrolero de los 70; separados por 40
│235│
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
años, sirven de referencia los muy citados textos de Uslar Pietri (1936/1984) y Pérez Alfonzo (1976). Tras las
arriesgadas decisiones de gasto público, tomadas entre
1974 y 1978, financiadas con petróleo y deuda externa,
sobrevino la inestabilidad (Rodríguez, 1986). La caída de
los precios del petróleo y el incremento en las tasas de interés internacionales en 1982 encontraron las cuentas fiscales
y la balanza de pagos muy comprometidas: en febrero de
1983, el bolívar fue devaluado por primera vez en décadas.
Sin ahorros disponibles ni prestamistas extranjeros, el gobierno sólo podía recurrir a mayores impuestos internos,
a la reducción del gasto, al endeudamiento interno y a la
multiplicación de los recursos públicos en moneda nacional a través de sucesivas devaluaciones del tipo de cambio
(Palma,1985, y Zambrano et al., 1996).
También podía esperarse un golpe de suerte: un
nuevo y sostenido incremento en los precios del petróleo.
Esto no ocurrió sino 15 años después. Mientras tanto, algo
había que hacer. Entre 1984 y 1988 el gobierno intentó
racionar las divisas disponibles por medio de un control
de cambios múltiple. Procuró controlar los precios y las
tasas de interés, resistiendo las presiones que provocaban sobre ellos escasez, devaluaciones y expectativas.
Trató de renegociar la deuda externa y de recurrir al endeudamiento interno, incluso con organismos públicos.
También procuró estimular el crecimiento y el empleo
por medio del gasto público, a pesar de la merma en
los ingresos. Agotadas las reservas internacionales, en
déficit las cuentas del gobierno y corrompidos los controles de cambios y precios, en 1989 hubo un cambio
radical de política.
El nuevo programa eliminó controles de precios,
tipo de cambio y tasas de interés. Para aliviar las cuentas fiscales, propuso crear nuevos impuestos, privatizar
empresas públicas deficitarias, reorientar el gasto fiscal y
contratar un préstamo con el FMI, que abriría nuevamente el
crédito del resto del mundo. Para estimular la producción de
bienes transables en condiciones de competitividad internacional, redujo los aranceles e intentó contener la apreciación
real del tipo de cambio permitiendo su flotación, intervenida discretamente por el BCV (Naim, 1993).
Casi todas las medidas implicaban un menor poder
de compra para los consumidores y mayores costos para
las empresas privadas. La aplicación simultánea de la
eliminación de controles y del incremento en el precio
de la gasolina, fijado por el gobierno, implicó un súbito
empobrecimiento de la población y un violento rechazo
al programa de gobierno. Esto influyó, entre otras razones, en la no aprobación de nuevos impuestos hasta
1993, que por ser indispensables para su éxito quizás
debieron asegurarse primero.
Durante la primera mitad de la década de los 80, los
ingresos petroleros aportaban poco más de dos tercios
de los ingresos del sector público. Las principales fuentes de ingresos no petroleros eran el impuesto sobre la
renta (ISLR, varias veces modificado desde su creación
en 1942, pero aun débilmente defendido contra evasión
y elusión), las contribuciones a la seguridad social, los
demás impuestos a la nómina y los aranceles de aduana
(García et al., 1996). Depender del ingreso petrolero
creaba al menos dos problemas, claramente visibles durante la década de los 80: las implicaciones monetarias
de su gasto interno y la volatilidad de los precios del petróleo (BCV, 1980; Zambrano y Muñoz, 1988; y Riutort
y Zambrano, 1997). Introducir el IVA y el Impuesto a los
Activos Empresariales (IAE), propuestos por el Ejecutivo
desde 1989, habría contribuido a estabilizar las cuentas
fiscales y a reducir el impacto monetario de la expansión
del gasto interno que siguió a la guerra del Golfo Pérsico
entre 1990 y 1991. Una reforma fiscal que aportara nuevos impuestos habría facilitado la política monetaria, que
—en presencia de tasas de interés flexibles— se hizo muy
costosa y poco efectiva. En ausencia de una adecuada
supervisión bancaria (prevista en una Ley de Bancos de
aprobación postergada hasta 1992), la expansión fiscal y
el fallido esfuerzo de contracción monetaria crearon las
condiciones para la crisis financiera que estalló en 1994
(García et al., 1998; y Krivoy, 2002).
La debilidad política del gobierno (que enfrentó tres
días de saqueos callejeros en 1989 y dos golpes de Estado
en 1992) le hizo imposible lograr la aprobación de los nuevos impuestos. Tras la destitución del Presidente, su sucesor
provisional aprobó la creación del IVA y el IAE en 1993. El
nuevo Presidente electo sustituyó en 1994 el IVA por un
Impuesto al Consumo Suntuario y a las Ventas al Mayor
(ICVSM), introdujo de modo temporal un Impuesto al Débito Bancario (IDB), reformó la ley del ISLR y creó un nuevo
Servicio Autónomo Integrado de Administración Tributaria
(SENIAT), encargado de recaudar ingresos públicos. Los nuevos impuestos tenían importantes debilidades: con el ICVSM
la recaudación era menor y más difícil que con el IVA (por el
mayor número de exenciones y la colocación de sobretasas
al consumo de artículos de “lujo”), y con el IDB se introducían inoportunos incentivos a favor del efectivo en medio
de una crisis bancaria (Faust et al., 2001). Sin embargo, ambos impuestos permitieron hacer frente a la caída del ISLR
(consecuencia de la recesión) y al menor aporte de PDVSA,
empeñada en un plan de inversiones de gran envergadura a
pesar de los bajos precios del petróleo (García et al., 1996).
En 1996, luego de dos años de crisis bancaria e infructuosos controles de precios, tasas de interés y tipo de
cambio, el gobierno cambió su estrategia. Incrementó
la tasa del ahora llamado impuesto general a las ventas de 12.5% a 16.5% y el precio de la gasolina en más
de 500% en abril, así como las tarifas de los servicios
públicos y la contribución de PDVSA (aunque mantuvo
condiciones fiscales favorables para empresas petroleras que, como parte de la apertura petrolera, explotaran
pozos relativamente costosos, llamados “marginales”).
El gobierno adoptó un régimen de bandas cambiarias y
se comprometió a mantener la disciplina fiscal necesaria
para su estabilidad. Y, como parte del programa, firmó
una carta de intención con el FMI (Casas, 1999). Aunque,
una vez eliminados los controles, la tasa de inflación
alcanzó en 1996 su valor histórico más elevado, su posterior caída en 1997 y 1998 fue atribuida por el gobierno
a su disciplina fiscal. Una disciplina que fue asumida por
el gobierno central y no por los regionales, puesto que
1997 fue el año de un tardío (y aún así abrupto) avance
en la descentralización fiscal (Layrisse y Moreno, 2007;
y Layrisse, 2008). La necesidad de evitar el desorden
en el gasto público fue políticamente reconocida con
la creación del muchas veces recomendado Fondo de
Inversión para la Estabilización Macroeconómica (FIEM)
en 1998 (Crazut, 1980), puesto bajo la administración
del BCV, autónomo por ley desde 1992.
En 1998 fue elegido un nuevo gobierno que vería incrementarse continuamente el precio del petróleo desde
│236│
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
1999 hasta 2008, con una ligera interrupción en 2001.
La experiencia de los años pasados aconsejaba prudencia. Al intentar un balance de la situación de las finanzas
públicas en Venezuela entre 1970 y 1996, García et al.
(1997) destacaron cinco aspectos de cuidado: 1) tendencia al déficit fiscal, 2) elevado endeudamiento público,
3) introducción fiscal de volatilidad y prociclicidad en la
economía, 4) caída del gasto en áreas fundamentales del
sector público (por la necesidad de pagar intereses de
deuda o cubrir pérdidas de empresas públicas) y 5) baja
recaudación de ingresos públicos no petroleros. El Plan
de Transición de 1999-2000, formulado por el nuevo
gobierno, daba cuenta de dichos peligros y prometía no
pasarlos por alto (CORDIPLAN, 1999). La garantía de ello
parecía quedar establecida en la nueva Constitución de
1999, que consagraba la elaboración plurianual de los
presupuestos, la aprobación parlamentaria del gasto fiscal y el endeudamiento público, la creación de un fondo
de estabilización macroeconómica y otro de ahorro
intergeneracional, la autonomía del Banco Central y la
explícita prohibición al emisor de financiar al gobierno,
entre otras disposiciones económicas.
Sin embargo, aunque el régimen cambiario recibido
se mantuvo hasta febrero de 2002, y los controles de precios y de cambio no reaparecieron hasta un año después,
el nuevo gobierno comenzó a abandonar la prudencia
desde 2001, con la disciplina fiscal (Guerra, 2004).
año del paro petrolero. Entre 2003 y 2007 el precio del
petróleo aumentó 138.6%; y entre 2007 y 2008, 41%
más. Aunque el precio se redujo en 2009, lo hizo hasta
su nivel de 2006: un valor que aún duplicaba el de 2003.
A pesar de la abundancia relativa, la balanza de pagos
registró déficits en 2007 y 2009.
Por una parte, el déficit en el saldo de bienes no
petroleros se incrementó 794.6% entre 2003 y 2007.
Entre otras razones, ello se debió a la apreciación real
del bolívar (que abarató los bienes importados con respecto a los exportables) y a la creciente disponibilidad
de divisas durante dichos años. Por otra parte, el déficit
en la cuenta de capital y financiera se incrementó entre
ambos años 296.9%. Esto fue —en buena medida—
consecuencia de tres eventos ocurridos en 2007 y un
cuarto, sucedido en 2003. Los tres primeros fueron 1)
la acumulación de activos privados en el exterior (favorecida por la emisión de bonos liquidables en dólares
en el mercado secundario, por parte del gobierno y de
PDVSA), 2) la contabilización como activos externos del
gobierno de una parte de las reservas internacionales,
transferidas por el BCV al Fondo de Desarrollo Nacional
(FONDEN) y, por último, 3) el pago por la estatización de
las empresas eléctrica y telefónica. La cuarta fue la inutilización del Fondo de Estabilización creado en 1998.
El saldo negativo de la balanza de pagos en 2007 permite presentar a grandes rasgos importantes decisiones del
gobierno del Presidente Chávez, iniciado en 1999. El gobierno mantuvo el sistema de bandas cambiarias adoptado
en 1996 hasta febrero de 2002, cuando optó por un régimen de flotación. Dicho sistema, costosamente defendido
por el BCV, contribuyó a reducir la inflación desde 103.2%
en 1996 hasta 12.3% en 2001. Sin embargo, puesto que la
tasa de depreciación admitida dentro de la banda siempre
fue menor que la inflación registrada, el tipo de cambio se
apreció en términos reales durante dichos años. En febrero
de 2003 el gobierno estableció un control de cambios con
una tasa de Bs.F. 1.6 por dólar (equivalente a Bs. 1,600 por
dólar), que fue devaluada a Bs.F. 1.92 por dólar en febrero
2004 y a Bs.F. 2.15 por dólar en marzo de 2005. Teniendo
en cuenta que en diciembre de 1998 un dólar costaba Bs.F
0.5645, su precio oficial en diciembre de 2007 se había
multiplicado por 3.81. La política fiscal expansiva seguida
desde 2001 y la aparición de un mercado paralelo de divisas contribuyeron a multiplicar la tasa de inflación por 4.98
durante el mismo periodo.
7.2 Balanza de pagos, reservas internacionales
y tipo de cambio
Entre 1998 y 2008 el precio del petróleo ligero Tía Juana
se incrementó desde 12.3 hasta 95.7 dólares por barril,
retrocediendo únicamente en 2001 (de 28 a 22 dólares
por barril). Dicho incremento, a pesar de la caída registrada en el PIB real de la actividad petrolera entre 2001 y
2009 (con excepción de 2004 y 2008), explicó un incremento del saldo en bienes petroleros en cuenta corriente
(en dólares) de 694.3% entre 1998 y 2008, cuando alcanzó su máximo.
La diferencia entre exportaciones e importaciones petroleras fue la única fuente neta de divisas para
Venezuela entre 1997 y 2009, al nivel de agregación
presentado en el Gráfico 4. Dado su incremento sostenido desde 2001, es necesario destacar que el saldo de
la balanza de pagos no fue negativo únicamente en 1998
y 2001, años de caída del precio del petróleo, y 2002,
Gráfico 4: Saldo de balanza de pagos de Venezuela y precio del petróleo, 1998-2009
120
100000
80000
80
60000
100
40000
20000
0
-60000
│237│
Resto de la Cuenta Corriente
$VFOUBEFDBQJUBMZmOBODJFSB
Errores y omisiones
40
Saldo en cuentas corriente, de capital
ZmOBODJFSa
20
Promedio del precio (Spot FOB) del
petróleo Tia Juana (Us$/barril)
0
BCV.
Saldo en bienesa no petroleros
60
-20000
-40000
Saldo en bienes petroleros
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
Gráfico 5: Reservas internacionales en el BCV, ahorros en el FEM y tipo de cambio, 1997-2010
45000
4.5
40000
4
35000
3.5
30000
3
25000
2.5
20000
2
15000
1.5
10000
1
5000
BCV
BCV + FIEM / FEM
Tipo de Cambio Bs/US$
0.5
0
0
La apreciación real del tipo de cambio jugó en contra de exportadores y productores de bienes transables
y a favor de los importadores. Por otra parte, la existencia de un mercado de divisas paralelo creó diversas
oportunidades de arbitraje, que fueron aprovechadas,
entre otros, por el Ejecutivo nacional y PDVSA. Distintas emisiones de deuda —realizadas por ambos desde
2003— se hicieron de modo que sus tenedores pudiesen adquirirlas en bolívares y canjearlas en dólares, a
una tasa de cambio que al principio igualaba y luego
superaba la oficial, siempre manteniéndose por debajo
de la paralela (Guerra, 2006 y 2008). Este mecanismo
de obtención de dólares adicionales a los otorgados por
la Comisión de Administración de Divisas (CADIVI),
órgano encargado de su racionamiento, permitió la acumulación de activos privados en el exterior. También el
gobierno acumuló activos, recurriendo para ello a una
reforma de la Ley del BCV, que solicitó y obtuvo de la
Asamblea Nacional en 2005 (Varios, 2005). Con ella
obtuvo no sólo la transferencia directa de divisas desde
PDVSA hasta el FONDEN —sin ingresar a las reservas del
BCV—, sino también que el BCV transfiriera, sin contraprestación en bolívares, parte de las reservas bajo su
custodia al FONDEN (García et al., 2007). Al peso de estos
usos para las divisas provenientes del petróleo se sumó
el comienzo de una costosa política de estatización
de grandes empresas (Balza, 2008), lo que explica en
buena medida que durante el primer semestre de 2007,
mientras el precio del petróleo se incrementaba 26.9%,
las reservas internacionales cayeran 32.2%.
En 2009 el precio del petróleo se redujo 37.1% en
respecto con el año anterior, regresando a su nivel de
2006. A pesar de un recorte en el saldo de bienes no
petroleros de 20.7%, la balanza de pagos registró un déficit de 10 mil 262 millones de dólares, el mayor durante el
periodo considerado. Además de los factores previamente
considerados, el abandono del Fondo de Estabilización
creado en 1998 explica el resultado. A pesar de las modificaciones de su ley (en 1999 y 2001), el FIEM llegó a
acumular 7 mil 114 millones de dólares en diciembre de
2001, equivalente a 36.7% de las reservas internacionales
totales para la fecha. Aunque los recursos provenían de la
venta de divisas de las reservas del BCV al FIEM, se mantenían
bajo su administración como parte de las reservas totales
y no se les contabilizaba como activos del gobierno: sólo
podrían ser retirados del FIEM por el MPD y PDVSA (vendiéndolos al BCV) si los ingresos petroleros se hallaban bajo un
umbral fijado por ley. Tras la caída del precio del petróleo
ocurrida en 2001, comenzaron los retiros. La ley fue reformada tres veces antes de su derogatoria en noviembre de
2003, cuando fue creado el Fondo para la Estabilización
Macroeconómica (FEM). Para entonces se le transfirieron
contablemente los 700 millones de dólares, para entonces
3.3% de las reservas totales. Posteriores modificaciones de
la ley argumentaron en 2005, 2007 y 2008 la necesidad “de
proveer a la aplicación de las nuevas reglas y desarrollos
institucionales contemplados” como razón para no hacer
aportes al fondo. Al cierre de 2008, siendo el precio del
petróleo 3.38 veces el de 2003, la participación de los recursos del FEM en las reservas totales rondaba 2.1%: 828
millones de dólares, cuyo retiro no habría contribuido
significativamente a mejorar las cuentas externas, como
se observa en el Gráfico 5.
El tratamiento dado por el Ejecutivo y la Asamblea
Nacional al FEM como mecanismo de ahorro contrasta
notablemente con el recibido por el FONDEN, manejado
discrecionalmente por el Ejecutivo para cubrir gastos.
En 2009, a pesar de la caída en los precios del petróleo,
el FONDEN recibió del BCV 12 mil 999 millones 321 mil
946.75 dólares de las reservas internacionales, sin haberlos comprado. Una cantidad que ese año superó en
26.7% el déficit registrado en balanza de pagos.
De tal forma que 2010 comenzó con el anuncio
de una devaluación y la adopción de un sistema de
cambios múltiples. Además, con la promesa hecha
por el emisor de traspasar 7 mil millones de dólares
adicionales al FONDEN.
7.3 El sector público y el crecimiento económico
El PIB real se mantuvo creciendo (a una tasa decreciente)
entre 2003 y 2008, luego de dos años de contracción.
La participación del sector público en la obtención del
PIB real, que luego de alcanzar 32.4% en 1997, cayó a
30.2% en 2003, y a 26.1% en 2007. En parte por una
política de expropiaciones, en parte por la menor disponibilidad de divisas para importaciones, la participación
pública se incrementó nuevamente, alcanzando 30.2%
del total, en 2009.
Para examinar con mayor detalle la participación
del sector público en la generación del VAB, se dispone
de un conjunto de cuadros publicados por el BCV en sus
cuentas nacionales de 1997 a 2006. Es necesario advertir que algunas cifras sólo se han publicado en términos
nominales, y que con ellas la importancia relativa de la
│238│
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
VAB público/Total, PIB público / Total
Gráfico 6: Proporción del VAB nominal por rama de actividad económica y PIB real con respecto al total, 1997-2009
90%
Explotación de minas y canteras
80%
Suministro de electricidad, gas y agua
70%
Enseñanza
60%
Servicios sociales y de salud
Industrias manufactureras
50%
Intermediación mnanciera
40%
30%
Transporte, almacenamiento y
comunicaciones
20%
Otras actividades de servicios
comunitarios, sociales y personales
10%
VAB nominal público/VAB nominal total
PIB real público/PIB real total
0%
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
actividad petrolera (incluida en explotación de minas y
canteras y en las sociedades públicas) supera la calculada a precios constantes. A pesar de la caída registrada
en el VAB real de la actividad petrolera entre 2001 y 2009
(exceptuando 2004 y 2008), el incremento en el precio
del petróleo y la pérdida de valor del bolívar frente al
dólar hicieron crecer notablemente el aporte nominal
del sector público, invirtiendo incluso la declinación
observada en términos reales: entre 2003 y 2006, por
ejemplo, dicho sector habría incrementado (en lugar de
reducir) su importancia, pasando de aportar 35.6% a
38.9% del VAB total.
a. Por ramas de actividad económica
y sectores institucionales
Las ramas en las cuales la participación pública
fue menor a 2% del total, incluso nula, fueron las
de actividades inmobiliarias, comercio, reparación,
agricultura, ganadería, caza y silvicultura, hoteles y
restaurantes, construcción, pesca y servicio doméstico. Excluyendo éstas, y la rama Administración
pública, defensa y planes de seguridad social de afiliación obligatoria (que corresponde por definición
al sector público), en el Gráfico 6 se presentan las
restantes ramas de actividad.
Puede observarse que la actividad con mayor presencia pública fue la explotación de minas y canteras,
que incluye petróleo. Habiendo aportado 85.3% del total en 2000, cayó hasta 75.4% en 2005, el menor valor
de su serie. El incremento en la participación privada
fue consecuencia de los acuerdos del gobierno con la
Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP)
y de la vigencia de los contratos de apertura petrolera de
los 90 que, a pesar de nuevas leyes de hidrocarburos de
1999 y 2001, no fueron revisados hasta 2006 (Mommer,
2002; y Rodríguez, 2002). En términos reales, la actividad petrolera (pública y privada) fue la rama con mayor
contribución al PIB entre 1997 y 2004. A partir de 2005
la manufactura tomó el primer lugar, y aunque la actividad petrolera se mantuvo en el segundo hasta 2008, su
importancia relativa continuó decreciendo hasta aportar
11.6% del total en 2009.
A pesar de que electricidad y agua aportaron directamente entre 2.1% y 2.6% del PIB real entre 1997
y 2009, su actividad es claramente indispensable para
las demás. El sector público aportó entre 73% y 78%
del VAB total entre 1997 y 2005. En 2006, un año antes
2004
2005
2006
de la estatización de la electricidad de Caracas, el sector
público contribuía con 76.9% del VAB total.
El sector público también fue el principal productor
de enseñanza durante el periodo. Es notable que aunque
la participación pública en su provisión rondó 72% del
VAB total en 1997 y 2006, fue menor entre ambos años.
Luego de caer a 60.5% en 1999, se recuperó progresivamente hasta alcanzar su nivel inicial. La provisión de
servicios sociales y de salud fue, por el contrario, mayoritariamente privada. Aunque en 1999 el sector público
aportaba 47% del total, su contribución en 2006 había
caído a 34.7%. La actividad del sector en ambas ramas
forma parte de la producción de servicios del gobierno
general, que pasó de 10.8% a 11.8% del PIB real entre
1999 y 2009, alcanzando un máximo de 13.2% en 2003.
Esta partida, que fue la tercera de mayor importancia
dentro del PIB real entre 1999 y 2008, pasó al segundo
lugar en 2009.
La manufactura generó entre 16% y 17% del PIB
real entre 1999 y 2008, manteniéndose como la actividad con la segunda mayor contribución. En 2009, a
pesar de caer a 15.4%, pasó a ser la primera. Dentro
de la actividad se incluyen la refinación de petróleo, la
elaboración de productos metálicos y otros provenientes
de empresas públicas. La contribución del sector sobre
el VAB total registra dos importantes saltos entre 1997 y
2000, al caer de 22.6% en 1997 a 9.3% en 1998, para
luego incrementarse hasta 26.4%. Entre 2001 y 2006
dicha contribución promedió 16.6%, alcanzando 18.8%
en 2002 y 14.4% en 2004.
Del resto de las actividades económicas en las cuales
participaba el sector público, su contribución superó 10%
del VAB total en intermediación financiera en 1997, entre
2000 y 2002 y entre 2004 y 2006 (superando el nivel de
15% en 2005 y 2006) y en transporte en 1997 y entre
2000 y 2001 (no llegando a 13%). La mayor actividad pública en la intermediación podría explicar que dicha rama
más que duplicara su contribución al PIB real al pasar de
poco más de 2% entre 1999 y 2003 a valores entre 4.4%
y 4.9% entre 2006 y 2009. Transporte mantuvo su contribución al PIB real entre 3.2% y 3.8% del total.
La contribución del sector público en la generación
del VAB se realizó principalmente a través de las sociedades públicas no financieras y del gobierno general.
Mientras el gobierno general aportó entre 9% y 12% del
VAB nominal, las sociedades públicas pasaron de 13.2%
en 1998 a 28.9% en 2006. Las sociedades petroleras
│239│
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
Gráfico 7: Formación Bruta de Capital fijo real de Venezuela como
proporción del PIB, según sectores institucionales, 1997-2010
90%
80%
FBKpúb/PIBpúb
FBKpriv/PIBpriv
FBKTotal/PIBTotal
Gráfico 8: Ocupación en el sector público, proporción en el sector
formal y en el total de ocupados, 1998-2009
35.0%
70%
personas
Público
Público/Formal
Público/Total
40.0%
2,500,000
2,000,000
30.0%
FBK/PIB
60%
25.0%
1,500,000
50%
40%
20.0%
30%
15.0%
20%
10.0%
10%
5.0%
1,000,000
500,000
0%
0%
1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
Gráfico 9: Categorías de gasto del gobierno general de Venezuela
como proporción de sus gastos totales, siguiendo la CFAP, 1997-2006
0
1997 1998 1999 20002001 200220032004 20052006 200720082009
Gráfico 10: Categorías del gasto de consumo final del gobierno general (como
proporción del VAB nominal total y como proporción del PIB real) y gastos totales del gobierno general como proporción del VAB nominal total, 1997-2009
40.0%
60%
35.0%
50%
30.0%
25.0%
40%
20.0%
30%
15.0%
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2000
2001
1999
Asuntos económicos
1998
1997
Subvenciones
aportaron el 74.2% del total de sociedades públicas en
1998, y 89.3% en 2006. Las no petroleras productoras
de bienes y servicios vieron caer su contribución entre
ambos años; las de bienes de 22.2% a 9.0%; las de servicios de 3.5% a 1.7%.
Entre 1997 y 2006, el gobierno general hizo entre 40.8% y 48.4% de su contribución al VAB nominal
prestando servicios de educación. En servicios públicos
generales, salud, protección social, defensa y orden público aportó en promedio 15.0%, 10.8%, 7.8%, 6.8% y
6.2%, respectivamente. El VAB del gobierno general cons-
(BTUPSFBMEFDPOTVNPmOBM
público/PIB real
Gastos totales del gobierno
general/VAB otal nominal
5SBOTGFSFODJBT
EFDBQJUBM
Servicios de educación
1SFTUBDJPOFTTPDJBMFTEJTUJOUBT
EFMBTUSBOTGFSFODJBTTPDJBMFTFO
FTQFDJFZPUSBTUSBOTGFSFODJBT
Servicios de salud
'PSNBDJØO
CSVUBEFDBQJUBM
Servicios públicos generales
"DDJPOFT WBMPSFTEJTUJOUPT
EFBDDJPOFTZQSÏTUBNPT
Servicios de defensa
Renta
EFMBQSPQJFEBE
Servicios de orden público y
seguridad
Gasto de
DPOTVNPmOBM
Protección social
19971998 1999 200020012002 2003 2004 20052006
Protección del medio ambiente
0%
Servicios recreativos, culturales
y religiosos
Servicios comunitarios y de
la vivienda
5.0%
Observatorio Latinoamericano de Pobreza-Ministerio de
Desarrollo Social.
0%
10%
2009
10.0%
20%
tituyó 47.1% de sus gastos totales en 1999; para 2006 dicha proporción había caído a 28%.
b. Inversión pública y empleo
La Formación Bruta de Capital fijo del sector público
en términos reales cayó de 41.6% del total en 1997 a
31.3% en 2001. A partir de entonces comenzó a crecer
hasta alcanzar 67.9% en 2008 (con un ligero retroceso
en 2004 y 2005), descansando en más de un 90% en
edificaciones y otras construcciones y en maquinarias y
equipos distintos a los de transporte.
│240│
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
La formación bruta total de 2008 (cuando alcanzó
su máximo) fue 67%, superior a la de 2001, reflejando
un incremento de la pública en 262% y una caída de la
privada de 22%. Tal como se observa en el Gráfico 7, en
términos del PIB real del sector público, la formación pública había pasado de 26.9% en 2001 a 80.5% en 2007,
reduciéndose a 66.4% en 2009. La privada alcanzó a ser
equivalente a 30.1% del PIB real del sector privado en
2001, su mayor valor desde 1997. En 2009 representó
17.6% de dicho PIB.
Tal como se observa en el Gráfico 8, la proporción
de empleados públicos con respecto al total de ocupados
del sector formal pasó de 31.6% en 1998 a 35.3% en
2009. De 1 millón 395 mil 326 personas, el sector pasó
a emplear a 2 millones 364 mil 562, lo que implicó un
incremento de 69.5%.
7.4 Los gastos del gobierno general
Los gastos totales del gobierno general se incrementaron de 23.8% a 35.5% del VAB nominal de 1999 a 2006.
Puede observarse en el Gráfico 9 que —como porcentaje de los gastos totales— el gasto de consumo final del
gobierno general cayó de 56.3% a 35.9% entre ambos
años. También redujo su participación la renta de la
propiedad, que cayó de 12.6% a 8.3%. Las partidas que
incrementaron su participación fueron: acciones, valores distintos a acciones y préstamos —que pasó de 7.0%
a 23.9%—, y la de prestaciones sociales distintas de las
transferencias en especie y otras transferencias corrientes —que pasó de 14.2% a 21.5% del gasto total—. La
Formación Bruta de Capital se mantuvo ligeramente sobre 6%, mientras que las transferencias de capital y las
subvenciones rondaron cada una en 2%.
El gasto de consumo final del gobierno general se
dedica a la compra de bienes y servicios, a la creación
de VAB y a la entrega de prestaciones sociales en especie,
siempre que no generen ingresos por ventas. Entre 1999
y 2002, 17.4% de dicho gasto se utilizó en promedio
en la compra de bienes y servicios, 83.7% en la creación de VAB y 2% en las prestaciones. A partir de 2003
se registró un cambio en dicha composición, en parte
atribuido a la introducción de las misiones: la compra
se incrementó de 17.9% a 20.8% y el VAB se redujo de
82.5% a 79.3%. En 2005, el VAB había caído a 77.4% del
gasto final y las prestaciones habían alcanzado el nivel
de 5.3%, llegando este último valor a 7% en 2009. Estas
prestaciones, según el BCV (2010:99), son “transferencias
[de] bienes y servicios producidos por terceros que el go-
bierno entrega directamente a los hogares, entre las que
destacan: entrega de medicinas y prestación de servicios
de salud a través de la Misión Barrio Adentro y la Misión
Milagro, uniformes y útiles escolares, dotación de insumos a las casas de alimentación, donaciones de libros en
el marco de la Misión Cultura y bombillos ahorradores”.
El gasto de consumo final del gobierno general se
separa, a su vez, en gasto de consumo final colectivo
e individual. El primero se refiere al gasto en bienes y
servicios “que benefician a la comunidad en general,
como el alumbrado público y los gastos de defensa”. El
segundo, al realizado en bienes y servicios “que, en principio, van a los hogares o a sus miembros individuales”
(BCV, 2010:99). Según la Clasificación de Funciones de
la Administración Pública (CFAP), todas las categorías de
gasto incluyen gasto colectivo. Los servicios públicos
generales, los de defensa, los de orden público y seguridad, los asuntos económicos, los de protección al medio
ambiente y los servicios comunitarios y de la vivienda
implican un gasto considerado exclusivamente colectivo. La mayor parte del gasto en protección social se
considera colectiva. Por el contrario, la mayor parte de
los gastos en servicios de educación, salud, recreativos,
culturales y religiosos se califica de individual.
El gasto de consumo final del gobierno general real
cayó de 14.2% a 11.1% del PIB real entre 2001 y 2005.
Luego se incrementó hasta alcanzar 13.3% en 2009. Un
comportamiento similar se observa en términos nominales, cayendo el cociente de 15.3% a 12.0% de 2001
a 2005, antes de repuntar. Como se observa en el , en
2006 las cuatro mayores partidas de gasto se dedicaron
a servicios de educación, salud, generales y de defensa,
con montos que representaban 4.7%, 2.1%, 1.6% y
1.3% del PIB nominal. El gasto destinado al consumo
final individual fue de 48.5% y 51.5% al colectivo. El
orden de importancia de todas las partidas se mantuvo
entre 1997 y 2006, y la participación del gasto destinado
a consumo individual se ubicó entre 52.3% (en 2000) y
47.3% (en 1997) del gasto.
Dentro del gasto individual del gobierno central se
incluyen las prestaciones (o transferencias) sociales en
especie, que —sumadas al gasto de consumo final de los
hogares y a las transferencias de instituciones privadas
sin fines de lucro— determinan el consumo efectivo de
los hogares. La importancia relativa de dichas transferencias se observa en el Gráfico 11. En términos reales,
el aporte de dichas prestaciones al consumo efectivo de
los hogares se desvió menos de 1 punto porcentual de
Gráfico 11: Transferencias en especie del gobierno general de Venezuela con respecto al consumo efectivo de los hogares, 1997-2006
80%
80%
70%
Servicios de educación
Se
60%
Sa
Salud
50%
Recreación y cultura
Re
40%
A
Alimentos y bebidas no alcohólicas
30%
B
Bienes y servicios diversos
20%
Pr
Prendas de vestir y calzado
10%
Tr
Transporte
0%
To
Total
1997 1998 1999 2000 2001 2002
2003 2004 2005* 2006 (*)
│241│
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
7.5 Ingresos y gastos del gobierno central presupuestario, y su relación con el sector público restringido
Como porcentaje del PIB, los ingresos del GCP se incrementaron desde 17.4% en 1998 hasta 29.6% en 2006.
Luego de alcanzar este máximo, cayeron hasta 21.6%
del PIB en 2009. Los gastos totales y la concesión neta de
préstamos del GCP se incrementaron al pasar de menos
de 21.8% del PIB entre 1998 y 2000 a más de 25.8% entre 2002 y 2009, alcanzando un valor máximo de 29.6%
en 2006. Entre 2002 y 2009 el gasto corriente fue de 3
a 4 veces el gasto de capital, reduciéndose con respecto
a la relación de 5.5 a 1, registrada en 1999. Estas variaciones dan cuenta del resultado financiero del Gobierno
Central Presupuestario, ilustrado en el Gráfico 12.
10.9%, su promedio entre 1997 y 2006. Por otra parte,
73.5% del gasto efectivo de los hogares en servicios de
educación (en promedio) fue cubierto con prestaciones
en especie; igualmente, 40.0%% del gasto efectivo en
salud, 4.5% del gasto en recreación y cultura y 0.9% del
gasto en prendas de vestir y calzado. Un cambio interesante en la política del gobierno general se observa en
su contribución al gasto efectivo en alimentos y bebidas alcohólicas: de aportar 0.01% cada año entre 1999
y 2003, pasó en 2005 y 2006 a contribuir con 2.0% y
1.9%, respectivamente.
La relativa estabilidad en la participación de las
prestaciones dentro del gasto efectivo de los hogares no
refleja el cambio en la tasa de crecimiento real interanual
de las mismas desde 2004, año de la consolidación de
las misiones: entre 1997 y 2003 promedió 1.1%, con una
caída de 6.7% en 1999 y una recuperación de 5.9% al
año siguiente. Entre 2004 y 2006 la tasa interanual promedio fue de 11.4%, con un máximo de 13.4% en 2005.
Como se observa en el Gráfico 10, en 1997 el
gobierno central realizaba 38.7% del gasto real de consumo final del gobierno general, dirigiendo 35.9% de
dicho gasto a consumo individual. En 2006, siendo el
gasto real de consumo final del gobierno general 42.7%
mayor, la participación del gobierno central había aumentado a 53.4% y dedicaba 36.7% al gasto de consumo
individual. También incrementaron su participación las
instituciones de la seguridad social, de 6.3% a 8.7%,
dedicando en ambos años 80% de su aporte a consumo
individual. Por el contrario, la participación de las instituciones públicas sin fines de lucro cayó de 30.1% a
22.1%, la del gobierno regional de 17.2% a 10.4% y
la del gobierno municipal de 7.7% a 5.5%. En 2006
cada subsector dedicaba al gasto de consumo individual
75.0%, 48.9% y 5.0%, respectivamente
En la recomposición del gasto real de consumo
final a favor del gobierno central algunos años son
particularmente importantes: mientras en 2000, 2001
y 2004 caía el gasto real de los gobiernos regional y
municipal, el del gobierno central crecía 12.4%, 16.9%
y 29.2%. Excepto en 1998, 1999 y 2002, la tasa de
crecimiento del gasto real del gobierno central siempre
superó la de los demás niveles de gobierno. La tasa de
crecimiento del gasto de las Instituciones Privadas sin
Fines de Lucro (IPSFL), aunque positiva casi todos los
años, sólo superó la del gobierno central en 1999 y,
levemente, en 2002.
a. Ingresos petroleros
El GCP percibe únicamente ingresos corrientes, que pueden ser petroleros o no petroleros. La participación de
los ingresos petroleros nominales en el total se incrementó de 33.2% a 53.5% entre 1998 y 2006, para luego
regresar a 35.1% en 2009. En términos del PIB, el ingreso petrolero pasó de significar 5.8% en 1998 a 15.8%
en 2006, cayendo luego a 7.6% en 2009. Al menos tres
razones pueden sugerirse para explicar estos números.
Primero, el incremento sostenido del precio promedio
anual del petróleo entre 1999 y 2008, interrumpido
únicamente en 2001, y su posterior caída en 2009. Segundo, la depreciación nominal del bolívar durante la
mayor parte del periodo transcurrido entre 1999 y 2003,
y las dos devaluaciones sufridas por el tipo de cambio
oficial entre 2003 y 2005, primeros años de control de
cambios. En tercer lugar, el cambio en las obligaciones
tributarias y no tributarias establecidas en la Ley de Hidrocarburos de 2001 a las empresas petroleras, revisada
posteriormente en 2006.
Los ingresos petroleros tributarios durante el
periodo 1997-2009 provinieron exclusivamente del
ISLR. Los no tributarios de la regalía y los dividendos
de PDVSA. Entre 1998 y 2009 (excepto 1999 y 2000)
la contribución no tributaria superó el nivel de 72.1%
del ingreso petrolero total, alcanzando un máximo de
91.2% en 2002 y alrededor de 85% entre 2003 y 2004.
Entre 2005 y 2009 la participación de la regalía rondó
90% del ingreso petrolero no tributario.
En términos nominales, la volatilidad de los ingresos
tributarios fue mayor que la de los no tributarios (petroleros), observándose en ocasiones la compensación de las
Gráfico 12: Gasto real de consumo final del gobierno general por subsectores institucionales, 1997-2006
9000000
8000000
GCF
Gobierno Central
7000000
GCF
Gobierno Municipal
6000000
5000000
GCF Instituciones de
la Seguridad Social
4000000
3000000
GCF
Gobierno Regional
2000000
1000000
│242│
2006(*)
2005*
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
GCF IPSFL
1997
0
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
variaciones de las regalías en una dirección por variaciones
en dividendos en la otra. La contribución nominal del
ISLR tuvo sus mayores incrementos en 2000 y 2005,
cuando alcanzó 157.4% y 193.4% (con respecto al año
anterior), y estuvo cerca de duplicarse en 1999, 2003 y
2004. Por el contrario, se redujo en 2001, 2002, 2008 y
2009. La variación del aporte no tributario fue positiva
todos los años, excepto en 2009, alcanzando en 2000,
2002 y 2006 incrementos nominales de 75.6%, 68.1%
y 59.1%, respectivamente.
b. Ingresos no petroleros
A diferencia de los ingresos petroleros, los no petroleros
se han incrementado como proporción del PIB, pasando
10.1% en 2000 a 14.0% en 2009 (con una caída a 12.4%
en 2008). El principal aporte correspondió a los tributarios: entre 2000 y 2009 sus valores se encontraron
entre 81.8% y 87.1% del total de ingresos no petroleros (excepto en 2001, cuando aportó 78.1% del total).
Cuatro impuestos aportaron entre 1998 y 2009 de 84%
a 95% del total de ingresos tributarios no petroleros:
tres regulares y uno temporal. Los regulares fueron el
IVA (aportando entre 43% y 57%), el ISLR (entre 18% y
32%) y el impuesto sobre importación ordinaria (entre
7.2% y 14.9%). El complementario fue el impuesto a las
transacciones financieras (o IDB), aplicado entre 1999 y
2008, con excepción de 2001. Aportó cerca de 8% en
1999, 2004, 2005 y 2008, llegando a 13.9% y 15.0% en
2002 y 2003, respectivamente.
El crecimiento económico y el esfuerzo recaudador del SENIAT explican el incremento en la captación
del ISLR, que junto con los impuestos a sucesiones
y donaciones constituyen los impuestos directos.
Su participación dentro del total de ingresos tributarios rondó el nivel de 20% entre 1998 y 2005. En
2006 se incrementó a 26.2%, en 2007 y 2008 a 30%
y en 2009 a 32.2%. En estos resultados influyeron
la reducción de la alícuota del IVA de 14% a 9%
como parte de un fallido plan antiinflacionario (y
que como parte del programa anticrisis de abril de
2009 fue elevada hasta 12%), la finalización del periodo de aplicación del impuesto a las transacciones
financieras en diciembre de 2008 y la caída de las
importaciones en 2009, que afectaron la recaudación
de los tres impuestos indirectos más importantes. La
participación creciente de los impuestos directos
sobre los indirectos, resultado en parte de eventos
coyunturales, es presentada por el BCV como “evidencia una menor regresividad del sistema tributario
venezolano, dado que la tributación indirecta tiene
menos en cuenta la capacidad económica del contribuyente” (BCV, 2010:173).
La mayor participación de los ingresos no tributarios en el total de los no petroleros fue de 21.9%
en 2001. La contribución del cobro de tasas a este
renglón osciló en el rango de 9% a 21% entre 2001 y
2009, proviniendo entre 2000 y 2005 el mayor aporte
de las utilidades del BCV. Estas, que significaron
entre 80% y 85% de los ingresos no tributarios no
petroleros entre 2001 y 2003, perdieron importancia
relativa con el control de cambios iniciado en 2003.
A partir de 2006 otras fuentes no tributarias pasaron
a aportar 77.8% del total, contribución que se había
incrementado 10 puntos porcentuales en 2009.
c. Gastos corrientes
Dentro del gasto corriente, el único componente que
redujo su participación fue el pago de intereses, comisiones de deuda pública y pérdidas del BCV: pasó de 20.3%
de dicho gasto en 1999 a 6.5% en 2009. En términos del
PIB, se redujo de 3.3% a 1.3%. Ello se debió a la reducción de las tasas de interés a las que se contrató la deuda
interna, como consecuencia de la creciente liquidez que
el control de cambios y la expansión fiscal mantuvieron
en el sistema bancario. Los gastos de operación oscilaron entre 25% y 30% del gasto corriente entre 1998 y
2009, siendo la remuneración al trabajo la partida con
mayor peso en dicho componente (oscilando entre 3.4%
y 4.9% del PIB).
Más de la mitad del gasto corriente se dedicó a
transferencias entre 1998 y 2009, excepto en 2002 y
2003. La tendencia creciente del gasto en transferencias
como proporción del PIB, observada entre 1998 y 2001,
fue interrumpida en 2002, cuando significó 8.7% del PIB.
Retomada a partir de 2003, alcanzó 13% del PIB en 2009.
Cerca del total de las transferencias corrientes se reparten entre el sector privado nacional y los organismos
públicos. La participación del sector privado se redujo
de 1998 a 2002, cayendo de 15.4% de las transferencias
a 3.3%. Entre 2004 y 2009 la participación se recuperó,
rondando el nivel de 13% del total. En 2009, las transferencias corrientes al sector privado nacional alcanzaron
1.8% del PIB, su mayor valor relativo desde 1997.
Del examen de las transferencias corrientes a organismos públicos se observa que, entre 2000 y 2008, las
dirigidas a entidades administrativas superaron 40% del
total, llegando en 2004 y 2006 a 48% y 47.3%. Las realizadas a organismos que administran la seguridad social
tuvieron una participación creciente, pasando de 14.7%
del total en 1998 a 25.0% en 2009. Del mismo modo,
las transferencias a empresas no financieras pasaron de
2.7% del total en 2004 a 8.6% en 2009. Por el contrario,
la participación de las transferencias a entidades regionales y municipales se redujo, al caer de 42.5% en 1999
a 27.5% en 2004, cifra en torno a la cual se mantuvo los
cinco años siguientes. Debe resaltarse que, sin embargo,
en 1998 y 2009 dichas transferencias significaron 3%
del PIB, siendo 4% el mayor valor alcanzado entre ambos años y 2.5% el menor. La menor participación en
el gasto de transferencias a organismos públicos refleja
el notable incremento del resto de las partidas, que en
conjunto pasaron de representar 4.4% del PIB en 1998 a
8.2% en 2009.
d. Gastos de capital
El gasto de capital del GCP se destinó a la Formación
Bruta de Capital y a transferencias a organismos públicos. El gasto en Formación Bruta de Capital se redujo
de 13% del gasto de capital en 1998 a 1.1% en 2009, en
una tendencia que fue interrumpida entre 2001 y 2003,
cuando alcanzó el nivel de 31.3%. El creciente peso de
las transferencias se pone en evidencia al comparar la
composición del gasto de capital en términos del PIB en
2003 con la de 2009. En ambos años, el gasto de capital
significó 5.5% del PIB. Sin embargo, las transferencias
pasaron de 3.8% a 5.4% del PIB, respectivamente.
De las transferencias, cerca de 70% se destinó a las
entidades regionales entre 1998 y 2009, que recibieron
65.8% en 2000 y 78.6% en 2002. El resto, menos de
│243│
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
2% del PIB, se repartió entre instituciones financieras,
entidades administrativas y empresas no financieras.
e. Financiamiento
El GCP ha incurrido en déficit financiero nueve de los
12 años que van de 1998 a 2009. Los mayores, entre
4.0% y 5.1% del PIB, se registraron en 1998, entre 2001
y 2003, y en 2009. De 1998 a 2003 el financiamiento
interno fue positivo, descansando principalmente en la
colocación de bonos y préstamos bancarios en el sistema
financiero sin incluir al BCV, que alcanzó 10.4% del PIB
en 2003. Luego el ritmo dichas colocaciones se redujo
hasta 0.5% en 2008. Esta razón, junto con las amortizaciones, rescates y refinanciamientos de estos pasivos y
el incremento de depósitos en su cuenta de Tesorería en
el BCV, contribuyeron a hacer negativo el financiamiento
interno del GCP entre 2004 y 2008. El financiamiento externo se mantuvo por debajo de 2.6% del PIB (registrado
en 2004) entre 1997 y 2009, siendo incluso negativo en
1999, 2000 y 2007. Entre 1998 y 2008 los desembolsos
no superaron el nivel de 1.8% del PIB, excepto entre 2003
y 2005, cuando significaron 7.0%, 5.6% y 5.1% del PIB,
respectivamente. Es interesante mencionar que en 2000,
mientras el financiamiento interno representaba 4% del
PIB, los aportes al FIEM (-1.8% del PIB) y la amortización
de deuda externa (-1.6% del PIB) contribuían a obtener
un financiamiento negativo de -2.3% del PIB. Durante
los tres años siguientes las amortizaciones fueron parcialmente compensadas con retiros del FIEM, que dejó de
figurar en las cuentas del GCP desde 2004.
En 2009, el déficit financiero fue el mayor del periodo, alcanzando 5.1% del PIB. Entonces, 72.5% del
déficit fue cubierto con desembolsos provenientes del
sistema financiero distinto del BCV. El resto con bonos
colocados en el exterior, principalmente.
f. Relación con el SPR
La relación entre los ingresos del GCP y los del SPR se
incrementó desde 61.6% en 2000 a 87.0% en 2009.
Ello recoge el comportamiento del Superávit Operativo
de PDVSA, la partida de ingresos de mayor peso para el
SPR, y su relación con los ingresos tributarios que el GCP
recauda incluso de PDVSA y otras empresas que componen el SPR.
El superávit operativo de PDVSA se incrementó de
12.5% del PIB en 2001 a cerca de 17% entre 2003 y 2005,
cuando comenzó a caer, llegando a 4.4% del PIB en 2009.
Gracias a utilidades, dividendos, comisiones y otras
partidas, los ingresos no tributarios del SPR superaron el
nivel de 25% del PIB entre 2005 y 2006, cayendo rápidamente hasta 12.5% del PIB tres años después. En cambio,
los ingresos tributarios del GCP, siempre superiores a los
del SPR, crecieron desde 11.5% del PIB en 2002 hasta
16.1% en 2007, cayendo hasta 13.5% en 2009. La caída
de los ingresos no tributarios del SPR comenzó antes y
fue más rápida que la de los ingresos tributarios del GCP,
reduciéndose la diferencia entre ambos.
En relación con el gasto, tanto el SPR como el GCP
lo incrementaron entre 1999 y 2006, pasando de 26.1%
a 38.9% del PIB el del primero y de 19.8% a 29.6% del
PIB el del segundo. Luego, ambos pasaron hasta 26.7% y
33.0%, respectivamente. El gasto del GCP pasó de 74.4%
del gasto del SPR en 1998 a 86.3% en 2003, se redujo
hasta 72% en 2007 y volvió a incrementarse hasta 80.9%
en 2009. Es relevante mencionar que las transferencias
a organismos públicos (corrientes y de capital) tuvieron
una participación creciente dentro de ambos gastos entre 2002 y 2008, llegando la del GCP a 65.9% del total en
2007 y la del SPR a 55.5% en 2006. Las transferencias
corrientes del GCP a organismos públicos, que superaban
20% las hechas por el SPR en 2003, cayeron hasta casi
igualarlas entre 2004 y 2008. Las de capital se redujeron (en términos relativos) de 103.6% de las hechas por
el SPR en 2003 a 65.4% en 2006, recuperándose hasta
99.7% en 2009. Lo que no fue cubierto por el GCP, lo
fue —al menos parcialmente— utilizando el superávit
operativo de PDVSA. Casos semejantes correspondieron,
entre otras, a la Formación Bruta de Capital (que pasó
de 33.0% en 2003 a 1.2% en 2009), compra de bienes
y servicios (que cayó de 85.3% en 2002 a 53.1% en
2009) y transferencias corrientes al sector privado, que
aunque habían caído a 18.3% en 2002, se recuperaron
hasta 58.3% en 2006, cayendo nuevamente a 42.6% en
2009). El superávit operativo de PDVSA no fue suficiente,
sin embargo, para garantizar el superávit financiero al
SPR durante el periodo observado. Aunque sus resultados fueron mejores que los del GCP hasta 2006, logrando
superávits financieros entre 1999 y 2000 y entre 2003
y 2005, luego sus déficits fueron crecientes. En 2009
alcanzó 8.2% del PIB, con el que se financió en el interior
5.6% del PIB.
La contribución de PDVSA en el gasto del SPR merece
especial atención. En palabras del BCV (2008):
[…] en adición a las contribuciones que por ley debe realizar en forma de regalías, dividendos e impuesto sobre
la renta, PDVSA ha venido participando de forma activa y significativa desde 2004 en el desarrollo social
del país a través de aportes directos al gasto social
(misiones y comunidades) e indirectos mediante el
traspaso de recursos al FONDEN y la constitución de
fideicomisos con entidades financieras gubernamentales de acuerdo con los lineamientos y estrategias
establecidas por el Ejecutivo nacional.
Como puede observarse en el Gráfico 13, por estos
conceptos la petrolera estatal realizó un gasto adicional al del GCP, que pasó de 20% en 2005 a 24% en
2007, y que cayó en 2008 a 19%. En 2006, cuando el
gasto social de PDVSA alcanzó 6.5% del PIB, dedicó a
misiones 2.2% del PIB y traspasó al FONDEN un equivalente a 3.7% del PIB.
La gestión financiera del FONDEN, aun habiendo
recibido 46 mil 131.5 billones de dólares entre 2005 y
2008 (59.7% provenientes de PDVSA y 40.3% del BCV),
no se registra en las cuentas del SPR. El BCV (2009: 171)
reconoció que su “evaluación de la gestión fiscal es incompleta, por cuanto no toma en cuenta el gasto social
de PDVSA y el gasto de inversión ejecutado por FONDEN”.
7.6 Dinero, inflación y remuneraciones
a los asalariados
En Venezuela el gasto interno del ingreso petrolero
causa expansión de los agregados monetarios, puesto
que pone nuevos bolívares en circulación. Por ello, el
creciente gasto interno de PDVSA y el Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela (BANDES) pasaron a
tener una significativa incidencia monetaria desde 2003,
superando incluso la del gasto fiscal. La base monetaria
│244│
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
Gráfico 13: Resultado financiero del GCP de Venezuela como proporción del PIB, 1997-2009
30.0%
A. Total de ingresos
20.0%
B.Total gastos y concesión
neta de préstamos
C. Superávit o
EÏmDJUQSJNBSJP
10.0%
C. Superávit o
EÏmDJUDPSSJFOUF
(ahorro corriente)
0.0%
-10%
E. Superávit o
EÏmDJUOPQFUSPMFSP
F. Superávit o
EÏmDJUmOBODJFSP
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
-20.0%
Gráfico 14: Ingresos del GCP de Venezuela como proporción del PIB, 1998-2009
35.0%
30.0%
25.0%
Tributarios Petroleros
20.0%
No Tributarios No
Petroleros
15.0%
No tributarios
Petroleros
10.0%
Tributarios No
Petroleros
nominal se incrementó 777.2% entre 2003 y 2009, quedando en evidencia la debilidad del BCV para contener
su expansión. El único mecanismo contractivo efectivo
durante el periodo, como puede observarse en el Gráfico
14, fue la venta de divisas, que entre 2004 y 2008 (años de
la consolidación del control de cambios y el mayor precio
del petróleo, respectivamente) se incrementó 221.1%.
El crecimiento de los agregados monetarios fue
más rápido que el del PIB entre 2002 y 2009: la base
monetaria pasó de 8.4% a 14.1% del PIB, y la liquidez
monetaria (M2) de 23.0% a 33.6% del PIB. La caída en
las tasas de expansión de los agregados monetarios —
registrada desde el final de la crisis bancaria— se detuvo
en 2001. En 2003 y 2004 la base monetaria nominal se
incrementó 46.3%, llegando prácticamente a duplicarse
en 2006. Estos números contribuyen a explicar que las
tasas de inflación anuales se encontraran dentro de un
rango con mínimo de 14.4% y máximo de 31.9%, a
pesar del anclaje cambiario y los controles de precios
instrumentados para abatirlas entre 2003 y 2009.
La inflación tuvo, sin embargo, un efecto desigual
sobre los venezolanos. El IPC del Área Metropolitana de
Caracas se incrementó entre el año base de 1997 y julio
de 2010 en 1,395.6%, mientras que el correspondiente
al Estrato I se incrementó 1,580.9% a causa del mayor
peso de los alimentos en su canasta de bienes. Por otro
lado, la capacidad de resistir los aumentos de precios
no dependería únicamente de contar con la oportunidad
de comprar bonos del gobierno y dólares en el mercado
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
0%
1998
5.0%
negro: para los asalariados del sector público las remuneraciones mejoraron en términos reales entre 2003 y
2007, quizás reflejando los crecientes ingresos petroleros de esos años. Sin embargo, además de la caída en
los precios del crudo luego de la crisis de 2008, el poder de compra de las remuneraciones del gobierno se
redujo por la expansión del sector y por la creciente inflación. Para los asalariados del sector privado formal,
tal como se observa en el Gráfico 15, se deterioraron
(véase Gráfico 15).
Durante el segundo semestre de 2004 (II-04), el
valor real del índice de remuneraciones de asalariados
del sector privado (IREP) fue superado por el del sector
gobierno (IREG). El IREP había comenzado en 104 en el
I-98, y se mantuvo creciendo hasta llegar a 120.1 en el
III-01. Entre el I-99 y el II-01, el IREG había aumentado
de valor (más rápido que el privado), pasando de 74.9 a
115.6. Luego de acelerarse la inflación, la caída del IREP
fue menor que la del IREG: la primera paró en 84.2 en el
IV-04, y la segunda en 74.0 en el III-03. La recuperación
del IREP, sin embargo, fue la más lenta y sustancialmente
menor: mejoró hasta alcanzar 90.7 en el I-06, mientras
el IREG se incrementó hasta 115.0 en el IV-07. La caída
posterior de ambas, hasta el II-10, ha sido notoria: el
IREP llegó a 74.5, y el IREG a 91.0.
En el sector gobierno, algunas de las ocupaciones
peor remuneradas mejoraron su poder de compra más
que el promedio: trabajadores no calificados; técnicos
y profesionales de nivel medio; trabajadores de los ser-
│245│
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
Gráfico 15: Transferencias corrientes y de capital del GCP
como proporción del PIB, 1997-2009
menzó a caer hasta 81.6 en el II-10. Conviene insistir
en que estas comparaciones no son entre las remuneraciones en bolívares en ambos sectores: no se informa
en cuál las remuneraciones son mayores. Sólo sabemos
que el deterioro sufrido por los ingresos en el sector privado ha sido mayor que en el gobierno en, al menos, los
últimos dos años.
Con respecto a las remuneraciones del sector privado
puede decirse algo más. Únicamente los asalariados de la
construcción mantuvieron su poder de compra significativamente por encima del correspondiente a 1997: entre
el I-03 y el III-07 el índice pasó de 115.9 a 184.9. A pesar
de la posterior caída, en el II-10 fue de 123.5. Los asalariados en suministros de electricidad, gas y agua también
tuvieron poder de compra superior al de 1997 entre el
I-03 y el II-09, alcanzando el índice picos de 156.8 en
el III-03 y 172.6 en el I-06. El resto de las actividades
económicas han pagado remuneraciones con poder de
compra menor al de 1997 desde que Enseñanza, a partir
del IV-03, cayó por debajo del umbral.
30.0%
25.0%
20.0%
15.0%
10.0%
5%
Otras transferencias de
capital
T. Corr. a Empresas no
Financieras
T. Corr. al Sector Privado
T. Corr. a la Seguridad Social
T. Corr. a Entidades
Regionales y Muncipales
T. Cap. a Entidades
Regionales
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
0.0%
T. Corr. a Entidades
Administrativas
Total Gastos y
concesión Neta de
Préstamos
vicios; vendedores de comercios y oficiales; operarios
y artesanos de artes mecánicas y otros servicios. Éstas
fueron las únicas que aún se mantenían sobre el nivel
real de 1997 en el II-10. En el sector privado sólo las remuneraciones de oficiales, operarios y artesanos de artes
mecánicas y otros servicios se mantuvieron por encima
del nivel real de 1997. Aunque las remuneraciones de
trabajadores no calificados y empleados de oficina también mejoraron su poder de compra más que el resto de
las ocupaciones del sector privado, no lograron alcanzar
las del sector público. Los trabajadores no calificados
del sector gobierno, por ejemplo, tenían en el II-10 un
poder de compra 31.1% superior al de 1997, mientras
los del privado lo habían perdido en 7.2%. Conviene
aclarar que esto no necesariamente significa que los ingresos de estos trabajadores sean mayores en el sector
gobierno que en el privado. Sólo que los primeros mejoraron y los segundos se deterioraron con respecto a su
propio poder de compra de 1997.
En el sector gobierno los asalariados que vieron
caer más el poder de compra de sus ingresos fueron
los miembros del personal directivo de las empresas.
Sus remuneraciones, quizás de las más altas en el país,
adquirían en el II-10 un 7.1% menos que en 1997. En
el sector privado, el peor lugar lo ocuparon los trabajadores de los servicios y vendedores de comercios, que
con ingresos mucho menores vieron caer su poder de
compra en 40.6%. Es interesante considerar la situación
de profesionales, científicos e intelectuales en ambos
sectores. En el sector privado su IRE real ha caído de
manera casi sostenida desde 101.3 en el I-03 hasta 68.3
en el II-10. En el gobierno el IRE real se elevó desde
73.1 en el IV-03 hasta 102.2 en el IV-07, cuando co-
7.7 Conclusiones
Al examinar las cifras del gasto social en Venezuela,
el BCV (2009:183-184) ofrece buenas y malas noticias.
Por un lado, celebra “la expresión básica de la intención
del Gobierno de atender las necesidades de la población,
en particular, la más desfavorecida y tradicionalmente
excluida”, no sólo continuando la inversión en salud e
infraestructura e incrementándola en educación y seguridad social, sino generando “un nuevo ordenamiento
institucional del sistema de prestación de los servicios
sociales, que ha permitido reestructurar el gasto público
desde 2003 con la ejecución de las denominadas ‘misiones sociales’, como una forma de complementar la
implementación de nuevos criterios para la promoción
del desarrollo económico y social”. Por el otro, advierte
que “la tendencia de crecimiento [del gasto social] sin
un correlacionado incremento por parte de los ingresos,
podría implicar la necesidad de un objetivo explícito
de gestión fiscal social, para evitar resultados adversos
sobre la promoción del crecimiento sostenible y la equidad” y recuerda que “todavía está pendiente el análisis
de equidad y eficiencia de los diferentes componentes
del gasto social”.
Aunque en 2008 la CEPAL hubiese colocado a Venezuela como el cuarto país en América Latina con
mayor gasto social en términos del PIB durante el bienio 2005-2006, con 12.5% detrás de Uruguay (20.9%),
Colombia (13.9%) y Brasil (13.4%), como informa el
BCV (2009), hay motivos de preocupación. Así como
el gasto social alcanzó, redondeando, 12% y 14% del
PIB en 2005 y 2006, el déficit petrolero del GCP (déficit
financiero menos ingresos petroleros) llegó a 12% y
16% del PIB, respectivamente.
La vulnerabilidad de la economía venezolana se
hizo evidente una vez más, cuando cayó el precio del
petróleo en 2009. No hubo sorpresas: la volatilidad del
precio del petróleo y las consecuencias cambiarias y
monetarias que derivan de su gasto interno fueron advertidas detalladamente antes de los últimos siete años
de precios crecientes. García et al. (1997) y Riutort
y Zambrano (1997), entre otros, hicieron oportunas
recomendaciones. No parecen mejores las que se fundamenten en la deliberada reducción del sector privado
│246│
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
y en la instauración de una economía centralmente
planificada, que fije sus cimientos sobre el gasto inmediato de los ingresos petroleros (Balza, 2009).
Es importante hacer una breve referencia a la
tendencia del aumento de la tasa de participación, la
cual resulta lógica si se toma en cuenta que ha habido
un crecimiento del volumen de población en edad de
trabajar como consecuencia del cambio demográfico
que vive el país y cuya inercia se mantendrá en los
años por venir. El país se encuentra en este momento
viviendo una coyuntura demográfica llamada “Bono
Demográfico”222, el cual puede convertirse bien en
una oportunidad o bien en una amenaza. Ello depende de que los encargados del diseño de políticas
públicas tomen o no en consideración dicha coyuntura demográfica y sus implicaciones.
En términos absolutos la población joven crece
hasta 2000 y mantiene el nivel hasta aproximadamente 2050 en alrededor de 8 millones de personas.
El crecimiento de los adultos mayores comienza a
evidenciarse a partir de 2010 y alcanzarán en 2050
los casi 7 millones. Por su parte, la población entre
15 y 64 años de edad tiene un fuerte incremento que
va de 4 millones en 1961 a 18 millones en 2010 y alcanzará los 26.7 millones en 2050 (véase Gráfico 17).
En términos de políticas públicas y, por supuesto,
de políticas de empleo esta información debería traducirse de inmediato en políticas del mercado de trabajo,
que apunten al aprovechamiento productivo de la oferta
de mano de obra disponible, lo cual a su vez permitirá el
financiamiento, primero, de los servicios de educación y
salud orientados a la población joven mejorando así las
capacidades de las generaciones futuras; y, segundo, la
conformación y mantenimiento de una infraestructura
que permita la adecuada atención del adulto mayor, en
vista del inexorable envejecimiento que la población
venezolana vivirá en un futuro cercano.
Uno de los elementos que determina el aprovechamiento de la oferta de mano de obra es su nivel
VIII LA DINÁMICA DEL EMPLEO
El empleo resulta vital como parte de la dinámica económica y social de un país. Velar por políticas que apunten
a que el trabajo se convierta en el puente que comunica
el bienestar social de la población y el crecimiento económico de un país, debería convertirse en uno de los
principales propósitos del Estado. En vista de ello, en
este apartado se aborda la subdimensión empleo, apuntando a tres aspectos fundamentales a considerar a la
hora del diseño de políticas: el primero es dar cuenta
del contingente de población al cual el mercado debe
dar respuesta con la generación de nuevos empleos; el
segundo, es dar a conocer las principales características
de la estructura productiva del país; el tercero y último,
es mostrar las condiciones laborales de los trabajadores,
en particular, aquellas que den cuenta de una estructura
productiva incapaz de proporcionar buenas condiciones
de vida a los trabajadores.
8.1 La oferta de mano de obra
En Venezuela, en las últimas décadas, el porcentaje de
personas mayores de 15 años de edad que están ocupadas o buscando empleo y que, por lo tanto, ejercen
presión sobre el mercado laboral, es mayor a 50% y ha
aumentado a más de 60% en los últimos 20 años. En
otras palabras, más de la mitad de la población de 15 y
más del país está trabajando o buscando empleo, lo que
da cuenta del caudal del recurso humano con el que ha
contado y cuenta actualmente el país. En términos absolutos, para 2009 este caudal asciende a 12.8 millones de
personas (véase Gráfico 16).
Gráfico 16: Tasa de participación de la población de 15 y más en la actividad económica por sexo, 1970-2009
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Total
Hombres
Mujeres
1970
1975 1980 1985
1990
1995 2004 2000
2005
2007 2008
2009
ine. Encuesta de Hogares por Muestreo. Primeros semestres de cada año, y cálculos de G. Zúñiga.
Gráfico 17: Peso relativo de la población joven (0 a 14 años), en edad laboral (15 a 64 años) y adulto mayor (65 y más),
respecto al total de población de Venezuela, 1961-2050
30,000,000
0 a 14
25,000,000
20,000,000
15 a 64
15,000,000
10,000,000
65 y más
5,000,000
0
1961
1970
1980
INE.
1990
2000
2010
2020
2030
2040
PROYECCIONES DE POBLACIÓN Y CÁLCULOS DE G. ZÚÑIGA.
│247│
2050
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
8.2 La estructura del empleo
Entre 1997 y 2008 el PIB ha sufrido variaciones, sin
embargo, a partir de 2003 ha mantenido el crecimiento.
Este incremento del PIB debería ser consecuencia del desarrollo de actividades económicas, que —para el caso
de Venezuela— se concentran de manera abundante en
el sector terciario de la economía.
En términos de población ocupada, el empleo en el
comercio y en los servicios personales resulta el más cuan-
tioso. Ambos sectores reúnen 55% del total de ocupados,
mientras que el sector manufacturero concentra solamente
a 12% y no muestra cambios sustanciales en los últimos 11
años. Según Vera (2009) desde 1984 hasta 2007 la participación de la manufactura en el empleo ha caído de manera
casi irreversible, lo que se traduce en un proceso de desindustrialización que viene ocurriendo desde hace 20 años
y ha tenido serias repercusiones sobre la competitividad,
la estabilidad económica y la inversión. En consecuencia,
existe una distribución poco eficiente del recurso humano
entre los sectores económicos del país (véase Gráfico 19).
En las economías productivas, el sector asalariado
privado debería tener predominio; sin embargo, en el
país los sectores no asalariados (trabajadores del sector informal y por cuenta propia) son la mayoría. Para
2008 el país cuenta con casi 5 millones de trabajadores informales, 600 mil trabajadores más que hace 11
años, cuyas condiciones laborales son predominantemente desfavorables. Por su parte, el sector asalariado
privado formal creció y se ubica en casi 3.5 millones
de trabajadores (30%). En Venezuela el sector público
vivió un incremento del número de ocupados y en la
actualidad reúne a más de 2 millones de trabajadores
(véase Cuadro 11).
Según el PDES 2007-2013, el modelo productivo del
país es “socialista” y a las empresas se les define como
“Empresas de Producción Social” (EPS) en las cuales no
existen jerarquías entre los trabajadores, y las tareas a
realizar se hacen bajo una planificación “participativa” y
“protagónica”. Bajo este esquema las EPS se conforman
bajo la forma de cooperativas. En 1997 existían 81 mil
trabajadores en cooperativas, en 2008 la cifra alcanza
casi los 180 mil trabajadores. Es necesario destacar que
en un momento de inestabilidad económica y jurídica
es común que se promueva la creación de trabajadores
bajo la modalidad de “socios cooperativos” que en la
forma son “asalariados”, pero que en la realidad tienen
condiciones laborales similares a las de un trabajador
informal: ausencia de protección social, de estabilidad y
bajas remuneraciones.
De cada 100 nuevos empleos generados en los últimos 11 años, 19 fueron en el sector público, 52 en el
Gráfico 18: Porcentaje de población entre 15 y 64 años por escolaridad mínima requerida para el trabajo, 1997-2008
Gráfico 19: Distribución porcentual de la población de 15 años y más
ocupada según ramas de actividad económica, 1997-2008
educativo. Haber alcanzado como mínimo la educación
media debería convertirse, teóricamente223, en un aval
para lograr obtener un empleo productivo y, en consecuencia, remunerado dignamente. Sin embargo, para
2008 solamente 41% de la población entre 15 y 64 años
de edad tiene al menos bachillerato como instrucción
mínima, lo que se traduce en que más de la mitad del recurso humano del país no alcanza la educación mínima
formal para el trabajo (véase Gráfico 18)
Esta realidad se explica a partir de las condiciones
del sistema educativo venezolano. En general, es posible
afirmar que se ha mejorado la cobertura; sin embargo, la
educación media diversificada presenta los niveles más
bajos de matrícula escolar. Según los datos del Ministerio del Poder Popular para la Educación, de cada 10
jóvenes entre 15 y 17 años de edad, escasamente 4 se
encuentran cursando este nivel224. De manera que resulta
imperiosa la necesidad de realizar una evaluación profunda y —con ello— una transformación inmediata del
sistema educativo con miras a tratar de garantizar que
el recurso humano que dispondrá el país en el futuro
cuente con las capacidades necesarias para insertarse en
los sectores productivos de la economía.
Otra de las características de la oferta de mano
de obra venezolana es el incremento de la presencia
de mujeres en general y específicamente, aquellas que
culminaron el bachillerato. De continuar la tendencia al
aumento, la disponibilidad de recurso humano dejará de
ser inminentemente masculina, lo que se traduce en la
necesidad de considerar esta realidad a la hora del diseño de políticas de empleo, por ejemplo, lo relacionado
con la conciliación entre vida laboral y vida familiar.
60
50
45.4
27.5
30.0
2008
32.0
20.0
15.0
20
10.0
10
5.0
-
INE:
Encuesta de hogares por muestreo. Primeros semestres de cada
año y cálculos de G. Zúñiga.
INE.
│248│
Construcción
Servicios
Estb.
Financieros
Transporte
Mujeres
Comercio
Agricultura
Hombres
Electricidad
2008
Manufactura
1997
Hidorcarburos
30
1997
25.0
37.5
40
35.0
Encuesta de hogares por muestreo. Primeros semestres de cada
año y cálculos de G. Zúñiga.
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
Cuadro 11: Características relativas y absolutas de la ocupación, 1997-2008.
Total de ocupados
Categoría ocupacional
1997
Distribución porcentual
2008
1997
2008
Asalariado sector público *
1,354,881
2,046,258
17.2
17.8
Asalariado sector privado *
1,573,403
3,475,568
19.9
30.2
561,277
888,537
7.1
7.7
4,321,030
4,965,936
54.7
43.1
89,312
149,751
1.1
1.3
7,899,903
11,526,050
100.0
100.0
Trabajadores por cuenta propia /1
Informales /2
Ayudantes familiares y no familiares n/r /3
Total /4
* Pertenecientes al sector formal. /1 Incluyen a los patronos, miembros de cooperativas y por cuenta propia formales. En 2008 se incluyen además
Sociedades de personas pertenecientes al sector formal. /2 Suma de todos los informales, sin incluir los ayudantes familiares y no familiares. /3 Sin
distinción entre formal e informal. /4 Quedan sin clasificación 178 mil 976 trabajadores en 1997 y 895 en el 2008. Fuente. INE. Encuesta de Hogares por
Muestreo. Primeros semestres de cada año y Cálculos de G. Zúñiga.
privado (básicamente en el comercio al detalle, restaurantes y hoteles y en menor medida en la construcción
y la manufactura), 9 trabajadores por cuenta propia y 18
en el sector informal. De manera que el país cuenta con
una oferta de mano de obra abundante y con una estructura económica que tiende a generar puestos de trabajo
en los sectores menos productivos.
8.3 DESEMPLEO
Entre 1977 y 1997 la tasa de desempleo pasó de 5%
a 12%. En los últimos 11 años la desocupación ha
disminuido y para 2009 el mercado de trabajo ha dejado a más de 975 mil personas de 15 años y más
sin ocupación (7.6%). Históricamente, los jóvenes
son los que padecen las mayores tasas de desempleo,
razón por la cual siempre son objeto de políticas que
ayuden a paliar su situación. En la última década
ha habido un incremento del desempleo entre los
mayores de 65 años, lo cual en materia de diseño
de políticas debería convertirse en un llamado de
atención (véase Gráfico 20). Se trata de un grupo de
población cuyas necesidades básicas no deben estar
cubiertas (por pensiones o por jubilación, por ejemplo) y que por lo tanto salen al mercado en busca
de un empleo que les permita suplir estas carencias.
Según los datos del IVSS, la población de 60 años y
más pensionada por vejez para 2007 era sólo 40%.
Las desigualdades que genera el desempleo se evidencian también según la condición de pobreza. Si bien
la tasa de desempleo ha tendido a disminuir, entre los
36
35
34
33
21.0
18.0
15.0
12
10
8
6
32
31
30
29
Inactivos
Desocupados
12.0
9.0
6.0
4
2
3.0
0.0
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
28
INE.
24.0
20
18
16
14
37
8.4 Las condiciones de la ocupación
Desde el enfoque poblacional, el cambio demográfico
obligará al mercado laboral a generar suficientes puestos de trabajo. Desde el enfoque de las capacidades, el
recurso humano disponible del país requiere una inverGráfico 21: Porcentaje de población de 15 años y más inactivos y tasa
de desocupación, 1997-2008
Gráfico 20: Tasa de desempleo por grupos de edad, 1977-2008
38
pobres este indicador alcanza casi 11% y si la pobreza
es extrema se sitúa en 19%, 12 puntos porcentuales por
encima del promedio nacional.
La disminución de la tasa de desempleo a nivel nacional experimentó una reducción importante a partir de
2004, mientras que el porcentaje de población declarada
como inactiva225 aumenta a partir de ese mismo año. Si
bien cada año aumenta, en promedio, el número de ocupados en 350 mil —lo cual contribuye a disminuir la oferta
de mano de obra y por lo tanto el desempleo— también es
posible observar que buena parte de esta oferta de recurso
humano —al no poder encontrar una ocupación— pasan
a declararse como inactivos. En conclusión, esta reducción de la desocupación no se debe exclusivamente a la
generación de nuevos empleos, sino a la disminución de
demandantes de puestos de trabajo (véase Gráfico 21).
Las categorías de la inactividad que han ganado
importancia en estos 11 años son: “Otra situación” que
pasó de 9.0% a 16.6% y “Estudiantes”, de 30.2 a 35.4%;
por su parte se reducen los oficios del hogar de 55% a
44%. Estos cambios en la inactividad ponen de manifiesto un grado importante de subutilización del recurso
humano disponible, lo que seguramente tiene repercusiones en los niveles de pobreza del país.
1977
15 a 24
Encuesta de Hogares por Muestreo. Primeros semestres de cada
año y cálculos de G. Zúñiga.
INE.
│249│
1987
25 a 54
1997
55 a 64
2007
2008
65 y más
Total
Encuesta de Hogares por Muestreo. Primeros semestres de cada
año y cálculos de G. Zúñiga.
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
Cuadro 12: Mediana del ingreso por trabajo de los ocupados con base en escolaridad y categoría ocupacional, 1997-2008
Mediana del ingreso 1997 /3
Categoría ocupacional
0 a 10 años
11 o más
Mediana del ingreso 2008
Total
0 a 10 años
11 o más
Total
Asalariado sector público
50
80
61
900
1199
1019
Asalariado sector privado *
68
80
70
800
960
874
110
70
80
750
1000
800
41
64
48
600
614
600
Trabajadores por cuenta propia /1
Informales /2
* Pertenecientes al sector formal. /1 Incluyen a los patronos, miembros de cooperativas y trabajadores por cuenta propia formales. En 2008 se incluye
además a los ocupados en Sociedades de personas pertenecientes al sector formal. /2 Suma de todos los trabajadores informales, sin incluir los ayudantes familiares y no familiares. /3 Expresados en bolívares fuertes. Fuente. INE. Encuesta de Hogares por Muestreo. Primeros semestres de cada año y
cálculos de G. Zúñiga.
Cuadro 13: Porcentaje de ocupados según características de ocupación y TCCOA, 2008
Características
Absoluto
Trabajan menos de 35 horas semanales /1
Porcentaje /2
249,741
2.2
Trabajan menos de 35 horas semanales con salarios menores a 1 SM
1,236,084
10.7
Trabajan más de 48 horas semanales con salarios entre 1 y 2 SM
1,145,698
9.9
Tasa de Condiciones Críticas de Ocupación Adaptada (TCCOA)
2,086,575
18.1
/1 Ocupados que trabajan menos de 35 horas y que en los últimos 12 meses hicieron alguna diligencia para buscar empleo o establecer un negocio solo
o asociado. /2 Porcentaje en relación con el total de ocupados mayores de 15 años de edad. Fuente. INE. Encuesta de Hogares por Muestreo. Primeros
semestres de cada año y cálculos de G. Zúñiga.
sión importante en materia educativa y de formación
para el empleo. Desde la perspectiva de la estructura
laboral, la actividad económica se concentra en sectores
que tienden a generar empleos de baja productividad
como consecuencia del proceso de desindustrialización
que vivió el país en los últimos años.
Esta estructura económica sugiere que el mercado
laboral no tiene las condiciones necesarias para proporcionar, por una parte, bienestar social y, por otra,
crecimiento económico. De manera que, además de la
presión demográfica y de las capacidades del recurso
humano, resulta imprescindible considerar las condiciones laborales de los trabajadores.
El ingreso por trabajo es uno de los primeros aspectos a considerar al tratar las condiciones laborales.
Algunos estudios realizados en el país (Riutort, 2009)
utilizan una metodología que permite desagregar el
ingreso laboral per cápita en función de variables socioeconómicas y demográficas. Estas metodologías
permiten además dar cuenta de los efectos distributivos
de las variables en juego. Los resultados apuntan a que
en el país sí hubo una mejora de los ingresos laborales de
los sectores más pobres, es decir, en los sectores de bajos ingresos, el ingreso per cápita promedio creció más
que el promedio. A este fenómeno que se le denomina
“crecimiento pro-pobre” lo que a su vez implica que se
redujo la desigualdad en 2001, 2004, 2006 y 2007.
Por una parte, estos datos muestran una mejora,
pero, por otra, la mediana del ingreso de los trabajadores da cuenta de brechas importantes según el nivel
educativo y la categoría ocupacional de los trabajadores.
Acumular al menos 11 años de escolaridad trae como
consecuencia un mayor ingreso, mucho más si los trabajadores se ubican en el sector privado formal o se
trata de empleados públicos. La mediana del ingreso
entre los trabajadores por cuenta propia da evidencia
de actividades que pueden estar generando mayores remuneraciones. Así, por ejemplo, un comerciante puede
obtener remuneraciones superiores a los que obtendría
si se desempeñara como un asalariado. Esto se explica
más aún cuando las economías sufren fuertes procesos
inflacionarios (véase Cuadro 12).
La Tasa de Condiciones Críticas de la Ocupación
(TCCO) incluye —como condiciones críticas— a todos
los ocupados que presenten al menos una de las siguientes situaciones: a) trabajar menos de 35 horas semanales
por razones de mercado; b) trabajar más de 48 horas
por semana y recibir entre uno y dos sueldos mínimos
mensuales; c) trabajar 35 horas o menos a la semana
con ingresos inferiores al sueldo mínimo. El cálculo de
este indicador para Venezuela lo denominamos Tasa
de Condiciones Críticas de la Ocupación Adaptada
(TCCOA), debido a que la Encuesta de Hogares por
Muestreo de Venezuela no cuenta con algunas preguntas claves para el cálculo.
La TCCOA indica que 18% del total de los ocupados
del país se encuentra en condiciones críticas de ocupación. Uno de cada 5 ocupados presenta una, dos o tres
de las características que contribuyen a que la inserción
no se traduzca en un trabajo productivo. Evaluando de
forma independiente cada situación de ocupación crítica
se tiene que 2% trabaja menos de 35 horas semanales;
10% tiene una jornada laboral superior al máximo establecido por la Ley Orgánica del Trabajo vigente y
además recibe un ingreso que no supera los 2 salarios
mínimos; casi el 11% tiene una jornada de trabajo parcial con ingresos inferiores a un sueldo mínimo (véase
Cuadro 13). En definitiva, casi una cuarta parte de la
fuerza laboral se encuentra subutilizada y con ingresos
inadecuados, lo que evidencia la necesidad de incorporar políticas laborales que apunten a mejorar las
condiciones del empleo en Venezuela.
Que los trabajadores gocen de beneficios laborales
es otro aspecto a considerar a la hora de evaluar las condiciones laborales. Adicionalmente, si los trabajadores
no reciben vacaciones, utilidades de fin de año, y pres-
│250│
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
Cuadro 14. Características de precariedad absoluta y relativa de los ocupados, 1997-2008.
1997
Nivel de precariedad/1
Absoluto
Valor promedio del Índice
2008
Porcentual
Absoluto
Porcentual
0.35
0.42
No precario
2,439,025
30.2
Bajo
1,120,267
13.9
2,138,388
18.6
Medio
2,806,363
34.7
3,658,335
31.8
Alto
1,712,504
21.2
3,703,002
32.2
Total
8,078,159
100.0
11,504,240
100.0
2,004,515
17.4
/1 Valores del Índice: 0: no precario; de 0.01 a 0.39: Bajo; de 0.40 a 0.59: Medio; 0.60 o más: Alto. / INE. Encuesta de Hogares por Muestreo. Primeros
semestres 1997 y 2008 y cálculos de G. Zúñiga.
Cuadro 15. Valor promedio del Índice de Precariedad Laboral y Características de precariedad
absoluta y relativa de los ocupados según ramas de actividad económica, 1997-2008
Valor promedio del índice
Rama de actividad **
Total de ocupados precarios
Porcentaje de ocupados precarios*
1997
2008
1997
2008
1997
2008
Agricultura
0.40
0.42
648,992
644,432
65.20
65.68
Hidrocarburos
0.22
0.24
31,268
36,533
35.90
36.94
Manufactura
0.32
0.44
556,676
952,284
53.90
69.21
Electricidad
0.29
0.28
31,013
19,764
50.82
41.17
Construcción
0.30
0.37
296,140
582,342
46.01
53.60
Comercio al mayor
0.33
0.37
45,938
69,970
53.35
52.76
Comercio al menor
0.39
0.50
982,288
1,595,280
62.17
75.15
Restaurantes y hoteles
0.35
0.50
129,170
324,185
53.15
72.48
Transporte
0.31
0.43
241,850
625,220
46.79
60.42
Est. financieros
0.29
0.36
227,578
323,390
48.23
52.90
Adm. pública y defensa
0.32
0.33
272,996
413,928
54.19
47.95
Servicios sociales
0.34
0.38
605,899
932,371
56.99
61.22
Servicios personales
0.38
0.48
442,094
836,600
57.20
71.26
Índice global/Total de precarios
0.35
0.42
4,511,902
7,356,299
55.90
64.00
* Calculado sobre el total de trabajadores pertenecientes a la misma rama de actividad económica. ** En este cuadro se obvió a los trabajadores de los
organismos internacionales, puesto que no alcanzan a representar siquiera 1% del total de ocupados. / INE. Encuestas de Hogares por Muestreo. Primeros
semestres de cada año y cálculos de G. Zúñiga.
taciones, significa que se trata de empleos que adolecen
de estabilidad laboral. En 2008, 21% de los empleados
(más de 2.4 millones de trabajadores) no reciben ninguno de los beneficios antes mencionados. Según Neffa
(2008), la inestabilidad laboral aumenta a medida que
crece el peso de las actividades de servicios y disminuye
la industria en el PIB.
Otra modalidad de condiciones laborales poco favorables ocurre cuando los trabajadores cuentan con
una calificación superior a las tareas que trae consigo
el empleo en el cual se desempeñan. Esta situación
representa una subutilización del recurso humano calificado con el que cuenta el país. Los datos indican que
21.4% de los trabajadores se encuentran subutilizados
por calificación.
Estos datos apuntan a la existencia de una baja
calidad de las ocupaciones, es decir, a la presencia de
ocupaciones precarias. La precariedad laboral se expresa
a través de deficiencias salariales, de ausencia de beneficios básicos establecidos por la ley, de subocupaciones o
de subutilización del recurso humano disponible.
Para dar cuenta empírica de esta definición existe
el Índice de Precariedad Laboral, el cual permite evidenciar dos aspectos: 1) el nivel de precariedad del
empleo y 2) el volumen de población que se encuentra
en dicha situación. En 1997 el nivel de precariedad de
las ocupaciones del país se ubicaba en 0.35, 11 años
después este valor pasó a 0.42, lo que significa que en
Venezuela el empleo se ha precarizado.
Por su parte, el porcentaje de trabajadores que en
1997 trabajaban en ocupaciones con condiciones de
alta precariedad era de 21%, es decir, 1.7 millones de
trabajadores; para 2008 esta cifra asciende a más de
3.7 millones de trabajadores, 32% del total de ocupados, es decir, 11 años después el país tiene casi 2
millones de trabajadores más en condición de precariedad (véase Cuadro 14).
En otras palabras, en Venezuela no sólo el empleo ha desmejorado tal como lo señala el valor del
índice, sino que el número de trabajadores que se
desempeñan bajo condiciones adversas también es
mayor. Esta realidad obliga a que el país de manera
urgente diseñe políticas sociales y económicas que
reviertan esta situación.
El trabajo precario está presente en casi todas las
ramas productivas a excepción del sector eléctrico
e hidrocarburos en los que el índice acusa valores
más bajos. La manufactura, por ejemplo, acusa un
incremento tanto en el valor promedio del índice entre 1997 y 2008, como del porcentaje de trabajadores
│251│
CASO VENEZUELA│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
que se encuentran en inserciones precarias. Benerdo
(2007) afirma que el empleo es de baja calidad
cuando éste se concentra en sectores de baja o escasa
capitalización. Los datos confirman esta afirmación,
el grueso de los trabajadores se concentra en el sector terciario de la economía y son justamente estos
los empleos más precarios (véase Cuadro 15).
En resumen, el país recibe y recibirá en los próximos
años presión para generar nuevos puestos de trabajo,
cuenta con una estructura productiva concentrada en el
sector terciario de menor productividad y buena parte de
sus trabajadores se ocupan en empleos precarios.
8.5 Política laboral
Bajo este contexto de falta de dinamismo de la economía y una estructura productiva limitada —junto a un
incremento de la población disponible para el trabajo—
no resulta exagerado afirmar que el país enfrentará en el
corto plazo graves problemas para no permitir que las
condiciones de vida de la población desmejoren.
Es por ello que se debe brindar especial atención
a las políticas públicas de mercado de trabajo y a
la capacitación del recurso humano. Ello con miras
tanto a mejorar la productividad de los trabajadores
venezolanos como a fortalecer la empleabilidad de
los que sufren los problemas de empleo, bien por escasez, bien por mala calidad.
En los últimos años, el Estado —a través de decretos presidenciales— ha puesto en práctica una política
de protección del empleo: la inamovilidad laboral.
De esta forma, los trabajadores no pueden ser despedidos ni se pueden desmejorar sus condiciones sin
que exista una causa justa que debe ser determinada
por un inspector del trabajo. Este tipo de controles
tiende a producir una distorsión en el movimiento que
normalmente debería tener la oferta y la demanda laboral y, por lo tanto, podría tener un impacto sobre la
disminución de la tasa de desempleo. Esta norma se
ha venido aplicando desde 2001 y se ha prorrogado
hasta el presente.
Asimismo, la Ley Orgánica del Trabajo se encuentra
en revisión a la luz de las directrices del PDES 2007-2013.
En él, el modelo productivo es el “socialista” y define a
las empresas como EPS, en las cuales “no existen privilegios en el trabajo asociados a la posición jerárquica, con
igualdad sustantiva entre sus integrantes, basadas en una
planificación participativa y protagónica.”
Presumimos que para afrontar los retos que enfrenta el
país en materia laboral, se requiere de una conjunción de
políticas que incluyen la económica, la social y la laboral.
En materia económica es imprescindible la apertura económica con un Estado facilitador y regulador,
promoción de sectores económicos productivos, con
alto sentido de bienestar social para la población. La
política social orientada al empleo debe concentrarse
en ampliar la cobertura educativa, pero sobre todo
mejorar la calidad de esta educación.
Por último, las políticas en materia laboral deben contemplar tanto la mejora de la productividad,
como la estabilidad laboral y la capacitación de los
trabajadores. En el contexto en el que hoy nos encontramos, es necesario prestar especial atención a
trabajadores en condiciones vulnerables con programas que atiendan a trabajadores insertos en sectores
de la actividad económica de baja productividad,
además de impulsar la capacitación y empleo a las
actividades informales para incorporarlas en sectores productivos. Para llevar a cabo estas políticas es
imprescindible combinar los esfuerzos del sector público y privado.
│252│
REFLEXIONES FINALES│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
REFLEXIONES FINALES
E
ste apartado intenta rescatar los aprendizajes globales a partir de las reflexiones sustantivas que
se encuentran en los casos nacionales. Existe
una diversidad de pistas en las experiencias nacionales
susceptibles de ser convertidas en claves de aprendizaje
no para una réplica mecánica hacia contextos distintos,
sino en la extracción de enseñanzas útiles para cada país,
desde su historia y condiciones particulares. También
hay datos relevantes para la imaginación y el diseño de
tareas supranacionaleas inherentes a esa aspiración universal al desarrollo, a la solidaridad y al encuentro de
soluciones comunes de América Latina.
EL PANORAMA GENERAL
Los reportes de investigación en Brasil, Chile, Colombia,
Ecuador, Perú, Uruguay, Venezuela, Dominicana y México
confirman que la forma de cómo cada país ha respondido a
los problemas de la desigualdad, la pobreza y la exclusión
sólo se comprende a la luz de un análisis que integre la dinámica particular de su régimen de bienestar.
El concepto de régimen de bienestar se refiere a la
“manera combinada e interdependiente como el bienestar es producido y asignado por el Estado, el mercado y
la familia” (Esping-Andersen 1999:34). Esta primigenia
definición habrá de completarse con la inserción de la
esfera social, también como dotador de bienestar. Esta
idea de entender el bienestar social como el resultado
de procesos estructurales complejos, remarca la noción
compartida en las discusiones y reportes nacionales de
que la concreción de los derechos sociales no es patrimonio exclusivo del tipo de política social aplicada.
Es verdad que la evolución del capitalismo durante
las dos últimas décadas ha impuesto condiciones específicas para que los países puedan ser exitosos —en
los términos de la visión dominante—; sin embargo, a
pesar de la extrema densidad de tales condiciones, las
respuestas construidas por las distintas naciones tienen
ciertos grados de libertad que les hacen poseer un margen de decisión determinado por la propia estructura de
poder y el proyecto de país que se encuentra inherente
a ella. Dentro de las decisiones que cada Estado-nación
ha tomado se encuentran con peso propio el paradigma
y los modelos de política social seguidos.
Si se considera a la década de los 80 como horizonte
histórico-temporal, las diferentes dimensiones que integran lo que se llama comúnmente niveles de vida en
la región analizada no han avanzado ni retrocedido
en bloque, como si fueran trozos de hielo que pueden
desplazarse al mismo tiempo. Los casos nacionales dan
cuenta de lo irregular de esas trayectorias. El bienestar
se parece más a una montaña rusa que a un camino recto
asfaltado, pues pasa por rutas accidentadas no lineales.
Se pueden constatar avances en algunos aspectos
del bienestar social. Es el caso de los avances en los
promedios generales de matriculación escolar, cobertura de servicios básicos y esperanza de vida. Los
resultados generales permiten observar que el planteamiento con miras al bienestar ha tenido un mayor
énfasis en mejorar las condiciones de vida de la población mediante un crecimiento económico, acompañado
de una fuerte orientación del gasto social. Todo ello a
una velocidad diferenciada y al parecer a un ritmo muy
lento, si se considera el tamaño del problema.
Pero a la par, los modos de desarrollo adoptados
hacen emerger retos particulares para cada país, que
quizá de modo muy apretado se pueda afirmar que giran alrededor de la ausencia de crecimiento sostenido.
Se ha confirmado en general, la existencia de una
incapacidad crónica para atender las demandas básicas
de inmensas franjas de la población en nuestros países,
pues cientos de millones de personas se encuentran por
debajo de un nivel de vida digno sin acceder al goce
de todos los derechos humanos que le son inherentes. Persisten la discriminación de indígenas, mujeres
y campesinos, la precarización del trabajo y un crecimiento desigual del PIB que no permite los niveles
de generación de riqueza deseados para un desarrollo
sostenido y justo. Como contraparte de esta realidad se
consolida una elite que acumula riqueza y poder.
Ahora, para enfrentar esta situación es relevante
plantear que aun cuando la perspectiva de los derechos
humanos se ha instalado extendidamente, esto ha sido a
un nivel declaratorio, traduciéndose en una orientación
poco específica para el desarrollo de políticas sociales. Esto deja una gran brecha entre el diseño de las
políticas sociales y la ejecución de éstas, permitiendo
cuestionar crecientemente si en la región es posible observar esfuerzos sistemáticos para su inclusión como
elemento para evaluar el bienestar.
El imaginario simbólico ha depositado en el
término Latinoamérica un conjunto de cualidades
difícilmente observables en la realidad fáctica de
los distintos países analizados que, sin embargo,
puede servir de marco inspirador para la solución
de los problemas sociales, tanto los comunes como
los singulares.
En ese sentido, es válido cuestionarse si el concepto de América Latina: ¿sigue siendo útil para fines
analíticos y políticos? Mayra Espino (2008) alude a este
problema epistemológico: “¿puede existir esta región
como escenario de relacionamiento conjunto, como totalidad, más allá de su condición de espacio geográfico,
de lugar-otro inventado y homogenizado en el proceso
colonizador?; desarrollo y democracia: ¿pueden aplicarse como instrumentos analíticos universales y de
│335│
REFLEXIONES FINALES│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
construcción de opciones emancipadoras, desmarcados
de su ubicación en un metadiscurso de dominación?”.
La misma académica cubana responde que se puede
comprender-construir a América Latina como unidad
analítica y de acción transformadora, si se reconocen adecuadamente los vínculos entre el todo y la parte, de forma
que se reconozca la legitimidad de una noción universal
de desarrollo “no como ley objetiva, cuasi natural, de progreso lineal, inexorablemente homogenizante, sino como
posibilidad, en un sentido ético-utópico, de proyecto de
humanidad solidaria, como proceso de despliegue creciente de las potencialidades de autocrecimiento, plurales
y singulares de las más diversas comunidades humanas,
donde lo genuinamente universal es la diversidad como
riqueza, (versus la diversidad como rémora) y la capacidad reflexiva y autotransformativa, que tienen todos los
actores sociales” (Espino, 2008).
La construcción de América Latina, posibilidad
siempre abierta en el horizonte ético-político, tiene
como base sustantiva el proyecto de cada país. En la
medida en que lo diverso de las expresiones nacionales
contenga pistas claras que requieran del concurso del
resto de los países del área, será posible la estructuración de bloques sólidos supranacionales propicios para
enfrentar el mundo global y establecer patrones internos y externos de relación económica más solidarios.
A continuación exploraremos algunas de estas pistas, considerando como punto de partida lo que cada
equipo nacional sostiene al respecto.
LAS ENSEÑANZAS PRINCIPALES
1. El piso duro de la desigualdad
En todos los casos reportados se ha experimentado un
viraje, que data en la gran mayoría de las décadas de
los 80 y los 90, caracterizado primero por un retiro
de la actividad estatal en la atención a los problemas
sociales, y después por una intervención correctiva
de tipo focalizada para la atención de los grupos empobrecidos. Se desplaza la actividad estatal de una
responsabilidad genérica para lograr el desarrollo social a otra en la que la preocupación fundamental es la
atención a la pobreza, en unos casos, y en otros sólo a
la pobreza extrema.
Ahora, cabe destacar que existe una instalación
hegemónica de la noción de la pobreza fundada desde
una perspectiva utilitarista. Las críticas a esta perspectiva se pueden resumir en dos, por un lado, la validez
del ingreso (o gasto) como único indicador evaluativo
del nivel de vida y, por otro, las limitaciones que conlleva en la consideración de aspectos de la vida social
que no se traducen en consumo.
El equipo de Colombia lo plantea de este modo:
De lo que se trata entonces es de un problema derivado del enfoque que se le está otorgando a la política
social, a partir de modelos de protección asistencialistas que resultan insuficientes en la solución de las
causas estructurales que determinan la vulnerabilidad que caracteriza hoy a la cuestión social, pues “lo
que ha existido en la región es un Estado de bienestar
parcelado que llega a una minoría de la población,
mientras que la mayoría de la población ha dependido
más de programas asistenciales fuertemente ligados a
prácticas clientelistas” […]
[…] los ciudadanos son considerados “beneficiarios”
de las ayudas del Estado y no acreedores de las mismas
por el derecho que les corresponde al ser ciudadanos.
Y República Dominicana señala:
Al igual que en la mayoría de los países de América
Latina, el gobierno de República Dominica se ha servido del discurso de la eficiencia del gasto social como
bandera para instaurar los programas de focalización
individual, a pesar de las múltiples críticas realizadas
sobre estos programas que se basan en estrategias para
llegar a los(as) más empobrecidos(as) a través de transferencias condicionadas.
En nuestro caso, las ayudas focalizadas articuladas al programa Solidaridad se han instaurado como la
política social del gobierno y se ha perdido la visión de
que el Estado tiene responsabilidad con toda la población, y que la atención especial a los grupos vulnerados
tiene que orientarse hacia garantizar que esa población
especial pueda alcanzar los servicios ofrecidos con carácter universal.
La valoración general que hacen los equipos sobre
el paradigma adoptado y aplicado tiene como horizonte
general la constatación de la insuficiencia de los logros alcanzados, inclusive en los propios términos del
paradigma: en la mayor parte de los países no se ha
conseguido un abatimiento significativo de la pobreza
y en ningún caso ha propiciado el acortamiento de las
brechas de desigualdad.
Dos casos considerados como tendencialmente
exitosos, los de Chile y Brasil, son aleccionadores
al respecto:
No obstante [… el relativo éxito en la disminución de la
pobreza], es posible identificar en Chile cierta debilidad
de la situación del país referida a la fragilidad de las
familias para enfrentar escenarios que atentan contra
su bienestar.
[… Existe una] mantención de la desigualdad en
Chile […] el Ministerio de Planificación indicó que la
desigualdad se mantiene. El aumento de los ingresos de
los hogares ubicados en el primer decil (grupo cuyos ingresos están en el 10% inferior del país) fue de 1% real,
mientras que en el décimo decil fue 9% real. Asimismo,
Chile se mantiene con un índice de Gini de 0.55 y un
indicador 10/10 que aumenta desde 2006 a 2009 de 31.3
a un 46.2; es decir, el ingreso autónomo de los hogares
con mayores ingresos es 46 veces más grande que el de
los hogares con menores ingresos.
En el caso de Brasil, se reporta que de seguir el
mismo ritmo de disminución en la desigualdad, será posible conseguir un nivel de equidad como el de Canadá en
22 años, siempre y cuando se sostenga una distribución
de la renta más justa, con reducción efectiva de heterogeneidades económicas, culturales y regionales y se agrega:
│336│
Más importante que acelerar el decrecimiento de las
desigualdades con programas sociales, lo es mantener la
perseverancia en las inversiones que aceleran el combate
a la pobreza de una manera ininterrumpida a la par de la
integración social por la vía del incremento a los niveles
de salud y educación. La historia reciente en América
Latina da cuenta de múltiples casos de reducciones de la
desigualdad poco durables.
REFLEXIONES FINALES│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
2. La necesaria revisión holística del régimen de bienestar: el empleo y el financiamiento al desarrollo
Existe una coincidencia plena en no exigirle a la política
social lo que es responsabilidad del resultado del buen funcionamiento de otros componentes del régimen de bienestar
adoptado, tales como la esfera económica. Sin afirmar la
independencia absoluta de las esferas económica y social,
o que la salud y la educación no impacten la productividad,
los diversos informes sostienen la incapacidad per se de
los programas sociales para sostener un desarrollo de largo
plazo sin que se articule adecuadamente con la dinámica del
empleo —con ejes consustanciales como el ingreso— y su
sustentabilidad económica.
El equipo de Venezuela confirma su preocupación por
esta característica central del modelo adoptado:
A modo de balance, las misiones sociales —como todos los
programas sociales— no pueden plantearse una transformación de la sociedad en tanto que actúen de manera aislada a
otras políticas, como la económica y la laboral, que también
tienen una incidencia en la calidad de vida de la población y
en la superación de la exclusión social. Si bien han existido
avances en materia de la reducción de la pobreza desde el
punto de vista de los ingresos, los indicadores señalan que
aún la reducción de la pobreza es una tarea pendiente en
tanto que aún existen grandes brechas sociales.
rato productivo, que genera escaso empleo y salarios
precarios junto con amplios contingentes de personas
sumidas en el desempleo y el subempleo.
Uno de los elementos que encuentran los equipos de
Brasil y de Ecuador, como ejes explicativos de la pobreza,
es el comportamiento del salario y la necesaria revisión de
sus respectivos salarios mínimos: “La utilización del salario como instrumento principal de política de ajuste —para
evitar la caída de la demanda de los hogares— requiere ser
revisada, pues está afectando la articulación laboral y la
estructura de empleo, esto considerando que dicho ajuste
salarial afecta a la mitad a la mitad de la PEA, pues más de
45% de la población está subempleada” (Ecuador), y “un
sendero exitoso de combate a la pobreza consta de una
política cuya estrategia incremente el valor real del salario
mínimo anualmente por encima de la inflación en el periodo” (Brasil).
En este sentido es representativo lo expuesto por el
equipo de México:
En una […] etapa, más reciente, se acepta la necesidad de
acciones enfocadas de manera directa hacia la informalidad; sin embargo, se trató en general de acciones dispersas
y experimentales. En esta etapa, la economía informal empieza a convertirse en la principal fuente de ocupación en
el país. Se consolida como un fenómeno persistente bajo
formas muy diversas vinculadas no sólo con las insuficiencias en la generación de empleo, sino con nuevas categorías,
producto de una globalización que se ha traducido en el deterioro creciente de las condiciones de una parte de la fuerza
de trabajo asalariada, que labora en el sector formal, pero
sin prestaciones laborales y seguridad social.
La aportación que al respecto hace México va en la
línea de considerar al desarrollo social como el eje de la
dinámica económica:
Se requiere una adecuada articulación entre política económica y social con base en una nueva concepción operativa
del bienestar social. Cuando se habla de articulación, conviene prevenir la idea de pensarla como si fuese un terreno
terso y sencillo. Si algo tiene el capitalismo es la inherente
dificultad de planificar las actividades económicas. Sin embargo, con esta expresión se quiere señalar que la sociedad
mexicana ha cambiado de tal modo que al trabajo y al ingreso no se les puede entender como se les comprendía en el
periodo de la posguerra, y que —por tanto— la atención a
los riesgos sociales debe estar ubicada en las nuevas coordenadas, dramáticas y reales, de un país que ha abandonado
en los hechos el ideal del empleo pleno.
Esto mismo provoca dificultades para que el Estado
posea un régimen contributivo a la altura de las necesidades
del desarrollo. El equipo de Brasil lo plantea con claridad:
“la dependencia de transferencias genera —a mediano
plazo— un problema tributario, con necesidad de más impuestos para más transferencias a los pobres”. Y Ecuador
lo confirma:
[…] los estudios disponibles sobre los impactos de las
políticas son escasos, y encuentran que los resultados
han sido modestos […]
De la actual coyuntura, llaman la atención dos elementos importantes: I) la falta de cristalización de resultados
visibles de las cuantiosas inversiones sociales realizadas
sobre el nivel de vida de la población, y II) la sostenibilidad
presupuestaria de las actuales intervenciones, su nivel se ha
magnificado sustantivamente sin seguridad en las fuentes de
financiamiento para el mediano y largo plazo, hecho preocupante de la actual práctica de la política social ecuatoriana.
El equipo de República Dominicana dice al respecto:
Sería una falacia afirmar que es posible incorporar a la
economía formal a casi 60% de los trabajadores(as) que pertenecen al sector informal, y una peor mentira sería pensar
que se logrará y se hará sostenible una cobertura universal
de protección social con acciones focalizadas y temporales
—de corte asistencialista—, dependientes del presupuesto
del Estado. Es indeseable y prácticamente insostenible que
un sistema de protección social, emergido en el modelo capitalista, pueda ser sostenible a mediano y largo plazo si el
Estado deberá cubrir alrededor de 70% y 80% de sus costos,
mientras la economía y la correlación de fuerzas no permite
elevar los ingresos fiscales a niveles comparables con Europa y Estados Unidos, es decir por encima de 40 o 50% de
los ingresos, y por encima de 20% del PIB.
En un círculo vicioso que habrá de romperse si de
verdad se quiere un desarrollo social de largo aliento,
el modelo económico actual —que prioriza la especulación financiera y no la actividad productiva
real— provoca una reestructuración continua del apa-
3. El Estado y las instituciones de tendencia universal en educación y salud
La excesiva concentración de la reflexión sobre los
efectos de las estrategias focalizadas para el combate
a la pobreza ha llevado a que se tenga una subdiscusión sobre los aspectos relevantes de la política social,
como el comportamiento de instituciones de tendencia
universal construidas en algunos países previamente a
la crisis de los 80, y que posteriormente disminuyeron
en calidad, cobertura y eficiencia en buena medida por
la explosión de la demanda, la masificación y la falta
de financiamiento.
│337│
REFLEXIONES FINALES│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
Enmarcados en propósitos más amplios —como es
el caso de la Reforma del Estado en Perú— para hacer al
mismo Estado “más eficiente y equitativo”, se han quedado al margen de la discusión aspectos como el encargo
constitucional para hacer universal el derecho a la salud
y a la educación, y las vías institucionales para lograrlo.
En Chile, por ejemplo, se habla de una nueva relación
con la iniciativa privada para el mejor logro del sistema
de salud, siempre asumida por la rectoría del Estado:
recomendable fortalecer los componentes no contributivos que permitan cubrir a sectores que no
alcanzaran los años de aporte requeridos. El actual
sistema de seguridad social privado también genera
problemas de cobertura futura que deberán ser solucionados por pilares básicos de protección.
c) Salud. La extensión de los pilares no contributivos de financiamiento del sistema apunta a
permitir desenganchar la integración al sistema del
aporte realizado en los hogares con miembros en el
mercado de trabajo formal. No obstante, el “calendario” previsto para la universalización del acceso
al sistema nacional integrado de salud, en particular
el importante costo que implica la integración de
los jubilados, genera un rezago difícil de salvar entre “los últimos de la fila”, entre quienes se ubican
aquellos sectores poblacionales que presentan condiciones de mayor riesgo: trabajadores informales e
hijos de estos y, en especial, mujeres pobres jefas de
hogar y sus hijos menores.
La masifi cación del sistema [de protección social] debe
ir acompañada de medidas que aseguren una efectiva
igualdad y equidad en el acceso, permanencia en el
sistema y egreso, además de una provisión de calidad
integral por parte de todas las instituciones. De otra
forma, la masificación, es decir, la incorporación de sectores hasta ahora excluidos, seguirá reproduciendo las
desigualdades en vez de apuntar a corregirlas.
Este sistema debe proveer un marco de existencia
que le dé un sentido público, que garantice la primacía
del bien común por sobre cualquier otro. Debe integrar
el rol y deber de las instituciones estatales, y el rol y relevancia de las instituciones privadas, pero regulando su
quehacer de tal manera que permita el funcionamiento
de instituciones privadas con rol público. Este sentido
público es fundamental, y sobrepasa las antiguas definiciones que distinguen entre la administración estatal
versus la privada; hablamos de sentido público por estar
alineado con objetivos comunes y públicos, por estar
dirigido a los intereses de todos los ciudadanos del país.
En Ecuador se propone una relación del Estado con
actores “no públicos”:
[…] Se requiere de un diseño ingenioso que logre un
equilibrio entre estabilidad y uso de las capacidades
estatales existentes, por un lado, y una renovación que
potencie la contribución de todos los actores no públicos
de la política social, por otro. Aunque los cambios deben
fortalecer el papel regulador y proveedor del Estado, no
parece pertinente reducir el rol coadyuvante del sector
privado y otros actores sólo por razones ideológicas.
La capacidad de gestión de buena parte de entidades descentralizadas, de ONGs y de agrupaciones comunitarias se
muestra efectiva. El éxito de las modalidades en la nueva
matriz de protección social dependerá de una adecuada
combinación entre regulación, entrega y financiación pública, con un desarrollo de las capacidades no públicas.
Las estrategias diferenciadas que se derivan de
entender al Estado como garante, al Estado como interventor o al Estado como facilitador, obedecen a la
propia conformación histórica del país, pero coinciden
en la necesaria intervención estatal para hacer universal
el derecho a la educación y a la salud. En general se
tienen sistemas, sobre todo en el área de la salud y la
seguridad social, fragmentados que les hacen aparecer
como pisos superpuestos, con deslizamientos a velocidades diversas y sin una lógica compartida. Los retos se
relacionan con la calidad del servicio, la cobertura, la
equidad y el financiamiento.
4. Las estrategias y los programas focalizados
En todos los casos analizados se reportan programas focalizados dirigidos a beneficiar a los grupos más pobres.
Hay sin embargo casos como el de Chile que intenta
superar el enfoque focalizador y se plantea un enfoque
de derechos, en el cual la política social no se dirija exclusivamente a los sectores precarizados; es, entonces,
una política centrada en derechos sociales, por tanto,
universales. Chile lo plantea así:
Para Uruguay, país que posee en términos generales de
los mejores niveles en ambos aspectos analizados, los problemas de cobertura y calidad siguen siendo retos vigentes:
a) Educación. En materia de política educativa,
las reformas se han concentrado en el último periodo en aspectos institucionales. Sin embargo, no
se perciben reformas que se concentren en problemas de impacto para mejorar la dotación de capital
humano en áreas en las que los problemas de cobertura y las brechas entre niveles de aprendizaje, así
como la deserción —sobre todo en el segundo nivel
de educación—, muestra tendencias preocupantes.
b) Seguridad social. Sigue siendo un modelo contributivo con límites para la cobertura de sectores
informales. Por más que aumentó la formalidad, los
niveles de cobertura tienen un techo, por lo que es
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El seguimiento hecho a las políticas de intervención social, efectuadas por los gobiernos de la Concertación,
ha arrojado como resultado la detección de un paso de
políticas sociales de tipo focalizado-subsidiario a unas
políticas de orden pretendidamente universal o, en otras
palabras, que aseguren un “piso básico” de derechos
sociales a la población. A usanza de lo que ocurre en los
países nórdicos, en Chile se ha comenzado a reconocer
la posibilidad de garantizar al conjunto de la población
una protección social que vele por ciertos derechos mínimos. Esta respuesta gubernamental puede ser explicada
en gran parte debido al alto riesgo de caer bajo la línea
de pobreza y que sustenta las líneas principales de acción
de la Red Protege.
La Red Protege incluye el trabajo coordinado de los
diversos ministerios relacionados con la protección social, y tiene como base un conjunto de nueve programas
y beneficios que cubren las principales necesidades de la
población a lo largo de todo su ciclo vital. La Red
Protege enfoca su tarea hacia los sectores con mayores necesidades y carencias, pero su público no se limita
REFLEXIONES FINALES│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
a las personas en situación de pobreza. Varios de los programas y beneficios de la Red Protege abarcan a grupos
mayoritarios de la población, incluyendo a las familias
de clase media.
Los planes, estrategias o programas dirigidos a la
población más pobre se han instaurado en los países en
periodos diversos —van desde fines de los 80 hasta la
actualidad— y se denominan Programa Bolsa Familia
en Brasil, Chile Solidario, Sistema de Protección Social
de Colombia, Programa de Apoyo Directo a los más Pobres (Juntos) en Perú, Plan de Atención Nacional a la
Emergencia Social (PANES) en Uruguay, misiones sociales en Venezuela, Solidaridad en República Dominicana
y Progresa-Oportunidades en México.
Aunque sería un error establecer comparaciones apresuradas de todos ellos, pues obedecen a escalas y lógicas
diferentes, todos poseen como componente principal las
transferencias monetarias condicionadas que buscan aumentar los niveles de educación, salud y alimentación.
La introducción de programas de subsidios monetarios
condicionados por supuesto que son un elemento importante en la vida de las y los pobres, pues significa un ingreso
complementario que antes no tenían; sin embargo, en términos del impacto en la disminución de la pobreza y de
la desigualdad son irrelevantes, pues se reducen a montos
poco significativos y requieren —como se ha dicho antes—
de políticas salariales, alimentarias, de dotación de servicios
públicos y de cobertura social complementarios.
Un paso cualitativamente significativo lo ha dado
Brasil al considerar a Bolsa Familia dentro de una estrategia más amplia de renta mínima, donde incluye el
subsidio monetario. Éste es un bueno reto que tienen
todos los países que no han integrado sistemas sólidos
como el de Chile o potencialmente el de Brasil, para
transitar de una estrategia denominada —quizá de
forma peyorativa— como asistencialista a otra en la
cual se incorpore el enfoque de derechos ciudadanos,
comenzando por un piso básico universal.
Todos los países reportan la necesidad de hacer ajustes a los propios programas de transferencias
monetarias. Los problemas a los que se enfrentan al
parecer son comunes: estigmatización de las personas
atendidas, cobertura incompleta, monto de las asignaciones insuficientes, dificultad en construir el padrón
de beneficiarios, propensión al uso electoral y clientelar de las familias, escaso impacto en el abatimiento de
la desigualdad, centralismo y falta de articulación con
mesoniveles de gobierno, escasos márgenes para la
participación social y en varios casos —como en el de
Dominicana— una débil institucionalidad.
Sin embargo, el problema fundamental, se reitera
de nueva cuenta, es la falta de sostenibilidad en el mediano y largo plazo de los programas de transferencias
monetarias condicionadas sin que exista una contraparte
adecuada en el empleo, el salario y en el acceso eficiente,
oportuno y de calidad a la educación, la salud y la alimentación y a los servicios básicos para la vivienda.
5. Los desafíos
Es evidente que cada país enfrenta retos particulares que
deben ser atendidos en congruencia con la propia dinámica histórica, la estructura de riesgos particular —por
ejemplo, la migración en México, los desplazados en
Colombia, la población indígena en el caso de Ecuador,
la desigualdad territorial en el Brasil, los tamaños de las
economías y los paradigmas propios de la coalición gobernante, entre otros fenómenos—. En este sentido, la
tarea tiene múltiples aristas que eliminan la posibilidad
de hacer propuestas comunes superficiales.
No obstante, en el presente trabajo de la Red de
Homólogos de Pobreza de AUSJAL se confirman ciertos
principios paradigmáticos, que representan líneas comunes orientadoras en los modelos de política social.
En efecto, se comparte:
a) Concebir un Estado social garante de los derechos sociales de toda la población, en una nueva
dinámica de relación horizontal con una sociedad
participativa e incluyente.
b) La necesidad de impulsar una reflexión crítica
sobre el papel del mercado en el problema del bienestar. Se coincide en la imposibilidad de encontrar
o suponer un mercado perfecto o de subordinar las
decisiones sociales a un criterio mercantilizante.
c) La concreción de los derechos sociales debe
ser el objetivo de un nuevo modelo de desarrollo
incluyente. La operación concreta del régimen de
bienestar alude a las distintas esferas intervinientes
para que el bienestar de la población sea posible.
Lograr mejores niveles de vida no puede ser tarea
exclusiva de los programas sociales.
d) La inconveniencia de que la política social
pueda estar direccionada exclusivamente al combate
de la pobreza. Sus objetivos profundos se encuentran en otras esferas: el logro de la restitución del
tejido social, la disminución de la desigualdad, el
aumento de capacidades de la población y la búsqueda de bienestar.
e) La atención a los sectores excluidos tiene su
fundamento último en un enfoque de derechos ciudadanos y no en la concesión asistencial y voluntarista
de los gobiernos.
f) Las formas de enfrentar los riegos sociales (objeto de la política social) son propios de cada país
y no existen formas simples de importar o exportar
esquemas sociales que no estén enraizados en la
propia historia local; sin embargo, no se elimina el
posible aprendizaje de los modelos en operación de
más larga data. Se deben observar con detenimiento
los logros y dificultades de los sistemas implantados
con más tiempo, de forma que ya se pueden realizar
evaluaciones del mediano plazo para confrontar los
objetivos contra los logros.
g) La observación intranacional da cuenta de
rasgos específicos al interior de los países. Así, se
debe considerar que la observación exclusivamente
agregada de indicadores de bienestar difumina la distribución desigual de los beneficios sociales, no sólo
en términos de algunos grupos de la población, sino
también referidos a algunas regiones específicas.
De este modo, la dimensión geográfica del análisis
de los riesgos sociales es fundamental para indicar
orientaciones a la acción, requiriendo considerarse
de manera pormenorizada el momento de su diseño.
A todo ellos habría de agregarse la transversalización de los “nuevos” enfoques generados en los últimos
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REFLEXIONES FINALES│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
años, tales como el enfoque de género y los problemas
medioambientales, como elementos constitutivos de
una buena política de desarrollo social.
En términos del diseño de una política social diferente, habría ciertas características clave: objetivos
compartidos con la esfera económica y división clara
de responsabilidades, enfoque de derechos, visión universalista (básico o progresivo), desmercantilización del
bienestar social, ampliación de objetivos en los que se
incorpore la cohesión social y la construcción de ciudadanía, la articulación plena con la estructura de riegos
del país y el diseño de una arquitectura institucional que
asuma la visión federalista.
Finalmente, es indispensable subrayar la relación
entre la ideología política de la coalición gobernante,
los modelos de desarrollo impulsados en cada país y los
bloques supranacionales de diversa índole que se han
generado en América Latina.
Y aún queda en el aire una pregunta clave: ¿quién
es el sujeto colectivo que va a gestionar los cambios?
A lo largo del estudio se reflexionó sobre la necesidad de observar a la política social como un proceso
que requiere de una reflexión sobre el poder y los grupos
—coalición política— que pudieran impulsar un paradigma social con enfoque de derechos.
La política social se encuentra inmersa en un campo
de conflictividad en el que participan, en mayor o menor
medida el Estado, los partidos políticos, los movimientos
sociales, los sindicatos y los organismos de la sociedad
civil. Existe una disputa conceptual, política y económica, y se contraponen distintas visiones sobre el papel
del Estado, los paradigmas de bienestar, la pobreza, la
desigualdad, el papel del mercado y la sociedad.
Se requiere de un arreglo institucional, legal y programático que demanda alianzas entre los actores participantes,
agrupados en un bloque histórico con ideas y proyectos
compartidos. Sólo así se continuará, en algunos casos y en
otros se iniciará, el posible planteamiento de un nuevo paradigma de desarrollo, preñado por principios básicos como la
justicia social y la vigencia de los derechos humanos.
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NOTAS FINALES│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
NOTAS
Ecuador
1 Documento integrado por Mariana Naranjo, del Instituto de
Investigaciones Económicas de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, con base en los dos informes preliminares
del Proyecto: Componente 1 (preparado por Verónica Poveda
y Jorge Jaramillo) y del Componente 2 (preparado por Mariana
Naranjo). Quito, 30 de agosto de 2010.
2 Por ejemplo, el esquema de política económica aplicado por
el actual Gobierno —que desestimula la inversión y a la empresa
privada—, o la política de gestión de la deuda externa que derivó
en problemas para el acceso al crédito en los mercados internacionales.
3 Dentro del marco metodológico del proyecto regional Observatorio AUSJAL sobre la pobreza en América Latina.
4 Principal instrumento de política en una economía dolarizada como la ecuatoriana.
5 Gobernados por: Gustavo Noboa (2000-2003), Lucio Gutiérrez (2003-2005) y Alfredo Palacio (2005-2006).
6 Gobernado por Rafael Correa, quien anunció un nuevo proyecto llamado “Revolución Ciudadana” basado en el “Socialismo
del Siglo XXI”.
7 Sólo en el último trimestre del 2008, los ingresos fiscales se
vieron afectados por la caída del precio del petróleo.
8
Entre 2007 y 2008 el Estado invirtió en obras públicas un
monto de aproximadamente de 928 millones de dólares.
9
Por ejemplo, se mantiene los subsidios a los derivados del
petróleo (gasolina, diesel y gas licuado), vigentes desde hace
más de 30 años.
10 Aprobado en la Asamblea Constituyente el primero de mayo
de 2008, el cual reformó la Ley de Tercerización Laboral vigente.
11 El cambio metodológico se dio en los siguientes aspectos:
1. La segmentación del mercado ahora es Sector Formal, Sector Moderno, Sector Informal y Servicio Doméstico; antes era:
Sector Moderno, Sector Informal, Actividades Agrícolas y Servicio Doméstico; es decir, el sector de las actividades agrícolas
ahora puede estar en el sector informal o en el formal; 2. Ahora la
medición del Sector Informal se realiza a través de la legalidad:
RUC y registros contables completos, antes no se lo hacía; 3. El
tamaño del establecimiento ahora es de hasta 10 trabajadores,
mientras que antes se consideraba hasta 5 trabajadores; 4. Se
actualizaron las definiciones; 5. Se construyó una nueva clasificación de las categorías de ocupación en la cual se aumenta una
subdivisión llamada Ocupados no Clasificados y se modifica la
subdivisión de Subempleados (antes era Subempleo Visible, Invisible e Informales y en la nueva es Subempleo por insuficiencia
de horas o visible y Otras formas de subempleo); 6. El periodo de
referencia para la búsqueda de empleo es de cuatro semanas,
anteriormente era de cinco; 7. Del cálculo del desempleo oculto
se excluyó la categoría “no busca trabajo por oposición familiar
o del cónyuge”. Tomado del inec: Nueva Metodología de la encuesta de empleo.
12 En la nueva metodología se actualizaron las definiciones
de Desempleo Abierto: es el grupo de personas de 10 años y
más sin empleo; es decir, no ocupado; Buscaron trabajo (búsqueda implica disponibilidad): hicieron gestiones concretas para
conseguir empleo o para establecer algún negocio en las cuatro
semanas anteriores (en el anterior eran las personas que se encuentran sin empleo asalariado o independiente en la semana
de referencia y presentan además alguna de las siguientes condiciones: Búsqueda activa de empleo durante las cinco semanas
anteriores a la fecha de la entrevista, Espera respuesta a una
gestión para empresa o negocio propios, Espera respuesta de
un empleador u otras gestiones para conseguir empleo, Espera
cosecha o temporada de trabajo y Están disponibles para trabajar), y Desempleo Oculto (en la anterior eran personas de 10
años y más que en la semana de referencia presentan simultáneamente las siguientes características: sin empleo, no ocupado
en la semana pasada, no buscaron trabajo durante las 5 semanas anteriores a la entrevista, tiene un trabajo esporádico u ocasional, piensa que no le darán trabajo o se cansó de buscar. No
cree poder encontrar y su cónyuge o su familia no le permiten, en
la nueva son lo mismo, pero ahora es que no buscaron trabajo
en las 4 semanas anteriores a la entrevista por las siguientes razones: Tiene un trabajo para empezar inmediatamente, Espera
respuesta a una gestión para empresa o negocio propio, Espera respuesta de un empleador u otras gestiones para conseguir
empleo, Espera cosecha o temporada de trabajo, Piensa que no
le darán trabajo o se cansó de buscar, No cree poder encontrar,
está Disponible para trabajar).
13 Esto pese al cambio de metodología en la medición de las
tasas de empleo, desempleo y subempleo.
14 Considerando que en 2000, por la dolarización, hubo un
incremento salarial con respecto al año 1999 de 682.3% (véase
Ecuador, Anexo 8).
15 La Ley Reformatoria a la Ley de Régimen Tributario Interno
y a la Ley Reformatoria para la Equidad Tributaria plantearon la
transformación del anticipo del IR en impuesto mínimo, el iva de
12% a la importación del papel que usan periódicos y revistas;
el impuesto a la salida de divisas sube a 2%, y se cambia la
metodología de cálculo para el tributo sobre cigarrillos, bebidas
alcohólicas y gaseosas, entre otras medidas que generan incertidumbre empresarial.
16 De acuerdo con el Artículo 5 del Reglamento para la aplicación de la Ley Orgánica del Régimen Tributario Interno se establece: “Para fines tributarios, se entenderá como grupo económico al conjunto de partes, conformado por personas naturales
y sociedades, tanto nacionales como extranjeras, donde una o
varias de ellas posean directa o indirectamente más del 50% de
la participación accionaria en otras sociedades”.
17 De acuerdo con el sri un Contribuyente Especial es todo
aquel contribuyente, persona natural o sociedad, calificado como
tal por la Administración Tributaria, sujeto a normas especiales
en relación con el cumplimiento de sus deberes formales y pago
de sus tributos.
18 Este capítulo ha sido elaborado tomando como insumo el
Informe preliminar del Componente 1 del proyecto del Observatorio Latinoamericano de Pobreza, a cargo de Verónica Poveda
y Jorge Jaramillo, investigadores del IIE-PUCE. Versión del 20 de
abril de 2010.
19 Pertinencia tanto en términos estadísticos como en términos
teórico-conceptuales. Más adelante se detalla dichas variables.
20 La migración a España, desde 1998 hasta 2003, movilizó a
unas 700 mil personas (ILDIS, 2004).
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NOTAS FINALES│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
21 Debido a que los datos no son estrictamente comparables,
pues las fuentes y los procedimientos de medición son diferentes.
22 Define como pobre a un hogar a aquel cuyo el ingreso es
inferior al costo de la canasta básica de bienes y servicios o línea
de pobreza, y como indigente a aquel cuyo ingreso es inferior al
costo de la canasta alimenticia. Utiliza como fuente las Encuestas Urbanas de Empleo y Desempleo.
23 Informe de Desarrollo Social 2007, Pobreza y Desigualdad, Secretaría Técnica del Ministerio de Coordinación de Desarrollo Social.
24 El cual, en un entorno de liberalización financiera propiciado
por la banca, gestó la semilla de una de las más grandes crisis financieras del país, pues germinó bajo prácticas dudosas y toma
de elevados niveles de riesgo del sector bancario, unido a una
deficiente supervisión del sector.
25 Definida como la diferencia entre el costo monetario de la
canasta básica de alimentos (con los requerimientos mínimos
nutricionales de 2,300 kilocalorías y 45 gr. de proteínas) y el gasto promedio de los hogares en alimentos.
26 Cuyos resultados se derivan de las encuestas de Condiciones de Vida e incorpora las definiciones de: Vivienda con
características físicas inadecuadas como paredes precarias o
piso de tierra; Viviendas con servicios inadecuados como falta
de sanitario y conexión a alcantarillado o pozo séptico; Hogares
de alta dependencia económica, es decir más de 3 miembros
por persona ocupada y el jefe del hogar con un máximo de 2
años de educación primaria; Hogares con niños que no asisten a
la escuela, y finalmente Hogares con hacinamiento crítico, más
de 3 personas/dormitorio.
27 La suma de los valores propios de esta estimación registró niveles significativos que garantizan la confiabilidad de los
resultados.
28 Se refiere a la acumulación de aguas negras o servidas en
un tanque, en el que se asientan los sólidos, y los líquidos se
filtran en el terreno.
29 Es decir, el nivel de instrucción, categoría de ubicación, tipo
de actividad, ingreso, tipo de vivienda, calidad de pisos y dotación de servicios básicos, entre otros.
30 Las inversiones para vivienda y saneamiento en el periodo registraron un incremento espectacular (casi se triplicaron):
pasaron de 132 millones en 2006 a 315 millones de dólares en
2009. Véase el análisis presupuestario en la Sección 4.2 de
este informe.
31 Por ejemplo, los métodos de consumo, ingresos, NBI y el de
Kaztman, los cuales utilizan la fijación de niveles referenciales o
benchmarks como: usd 2 de ingreso diario, kilocalorías mínimas
de consumo diario, etc.
32 Las inversiones del gobierno central en educación pasaron
de 2.6% del PIB en 2006 a 3.7% en 2009. Véanse detalles en el
análisis de la Sección 4.2 de este informe.
33 Como referencia la tasa nacional de subempleo urbana alcanza el nivel de 50.5%.
34 Esto está en contradicción con el objetivo de integración
social, tal como lo señala el estudio sobre protección social de
CEPAL: “una focalización prolongada puede reforzar la dependencia de los beneficiarios y oponerse al ejercicio efectivo de la ciudadanía” (CEPAL, 2006).
35 La única excepción la representa el Programa de Aseguramiento de Salud que empezó a operar en 2006 con modalidades
diferentes, y únicamente en 3 cantones: Quito y Cuenca (con el
Programa de Aseguramiento Universal de Salud, PAS), y en Guayaquil (con el Plan de Aseguramiento Popular de Salud, pap).
36 El análisis pormenorizado de cada uno de estos programas se
realizó en Ecuador: Reseña de los principales programas sociales
y lecciones aprendidas, periodo 2000-2006 (Naranjo, 2008).
37 En virtud de su reciente declaración, aún no puede efectuarse un análisis de los resultados de su aplicación; por el momento, se reconoce la intención gubernamental.
38 En los niveles: inicial, básico y bachillerato. Proyección de
población del inec hasta 2008.
39 Si bien el nivel de educación inicial comprende las edades
de 0-4 años, el Ministerio de Educación sólo atiende a la población entre 3 y 4 años de edad.
40 Anteriormente, los 10 años de educación básica se llamaban: Preescolar (1 año), Primaria (6 años), y Ciclo Básico (3
años). El ciclo básico formaba parte de la antigua concepción de
Educación media o Secundaria, que consistía en 3 años de ciclo
básico más los 3 años de especialidad (que completaban los 6
años de Bachillerato). Sistema modificado actualmente.
41 Últimos datos disponibles, pues la serie histórica del Sinec
fue suspendida en 2007, para dar paso al Censo Nacional de
Instituciones Educativas, cuya información dio lugar a la formación del AMIE, el cual se encuentra en proceso de actualización.
42 Pueden consultarse los artículos 26, 27, 28, 39, 47, 57, 343,
344, 345, 346, 347, 348, 349, 350, 351, 352, 353, 354, 355, 356,
357, y en cinco disposiciones transitorias (Décimo tercera, Décimo octava, Décimo Novena, Vigésima y Vigésima primera) de la
Constitución Política del Ecuador vigente.
43 Según los resultados de la ECV 2006, 21.4% de la población
estaba cubierta por algún sistema de seguro de salud (inec,
2006). Mientras que en 2004 la cobertura era de 23%.
44 Asamblea Constituyente, Constitución de la República del
Ecuador, Art. 32, septiembre de 2008.
45 El monto total de recursos asignado a este conjunto de iniciativas es de alrededor de 50 millones de dólares por año (entre
2007 y 2009).
46 Los datos de 2009 no corresponden a gasto ejecutado,
como los datos para el resto de la serie, sino a gasto programado; por ello, no adelantamos conclusiones al respecto.
47 Aplicando la metodología de CEPAL (2006) para efectos comparativos, las estimaciones se efectuaron utilizando la siguiente
ecuación: Log Gi = αLog Gi-1 + Log pibi + , donde G corresponde al gasto social (total o en programas específicos), y el
PIB en el mismo periodo i, ambas variables medidas en términos
constantes. Se muestran las elasticidades a largo plazo / (1- α).
48 En la relación, un valor superior a 1 significa que el gasto
social ha sido más procíclico que el gasto público total.
49 De los recursos ingresados al Fondo de Estabilización Petrolero, 70% se destinaron a la recompra de deuda y a la cancelación de pasivos con el IESS.
50 En julio de 2005 se reformó la LOREYTF, cambiando el destino
de los recursos del fondo de estabilización petrolera, transformando el FEIREP en la CEREPS, que destina 35% para programas
sociales (educación, salud, saneamiento y remediación ambiental). En la medida en que dichos recursos financian fundamentalmente los programas regulares de dichos sectores (salud y
saneamiento, principalmente), no significó un incremento sustantivo de recursos para lo social; por el contrario, se introdujo
mayor vulnerabilidad al gasto social, al financiar programas regulares con fuentes extraordinarias (CEREPS, que se alimenta con
recursos extraordinarios del excedente petrolero).
51 Comparación realizada con datos del periodo 2006-2007, para
el caso ecuatoriano los datos corresponden a 2006 (CEPAL, 2008).
52 Para 2006-2007, según el análisis de la CEPAL. Ecuador reporta usd 101 dólares (CEPAL, 2008:246).
53 GSA= Gastos del gobierno central + Gastos de las entidades
descentralizadas + Gasto en subsidios a través de empresas públicas (Petroecuador y empresas eléctricas). Equivalente a gasto
social del SPNF.
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NOTAS FINALES│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
54 El Programa Nuestros Niños (PNN), financiado por el BID, que
operó entre 2000 y 2005, utilizó usd 55 millones de dólares para la
atención al desarrollo infantil, bajo el mecanismo de subasta (usd
45 millones dentro del marco del Contrato con el BID y 10 millones
con recursos fiscales otorgados para la extensión del programa).
Living Standards Measurement Study (LSMS), tienen el objetivo
de proporcionar información estadística para el análisis de los
resultados e impacto de las políticas públicas sociales, adicionalmente permite realizar un seguimiento a la tendencia de las
variables estructurales.
55 A diferencia de Maternidad Gratuita, no está sujeto a un reembolso por prestación de servicios a personas efectivamente
atendidas. En las tres municipalidades el pago es por capitación,
aunque la modalidad de gestión de los recursos es diferente en
el caso del pap de Guayaquil (con proveedores privados).
72 En septiembre de 2009 con cifras de pobreza de 2008.
56 El gobierno central otorgó los recursos a partir de la suscripción de convenios en 2006 entre las municipalidades, el Presidente de la República y el MF.
57 Esta identificación se realiza por medio de la base de pagos
del BDH.
58 Cerca de 20% de los hogares consultados en la ECV 2006
declararon recibir simultáneamente: dos, tres y hasta cuatro programas sociales gubernamentales.
59 Sin independencia financiera; son instancias que para ejecutar los recursos, lo hacen bajo el esquema ordinario de uso de
fondos públicos.
73 El número de personas que se ubican por debajo de la línea
de la pobreza es de 21 millones 953 mil; de éstas, 13 millones
931 mil se localizan en las cabeceras municipales, y 8 millones
022 mil en los sectores rurales. Por otra parte, para 2005, había
6 millones 579 mil personas en situación de indigencia, de las
cuales 3 millones 340 mil se localizaban en los sectores urbanos,
y 3 millones 239 mil en el ámbito rural (DNP- DNP, 2007:56).
74 Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer-Observatorio de Asuntos de Género. Mujeres colombianas en la fuerza
laboral, Boletín 4, septiembre-octubre 2005, p. 6.
75 Ficha Estadística Básica de Inversión-EBI, Proyecto Asistencia Técnica a emprendimientos y microunidades productivas de
mujeres trabajadoras vulnerables en Colombia.
60 Pues gozan de independencia administrativa y financiera.
76 El porcentaje de mujeres cabeza de familia pasó de 56% en
1992 a 60% en 2001, incremento que también se reflejó en el
porcentaje de mujeres cabeza de familia de bajos recursos, cuyo
porcentaje pasó de 44% en 1992 a 51% en 2001 (MPS, 2008:2)
61 De reciente creación, en reemplazo de los programas de
mejoramiento de la educación básica a nivel urbano y rural
(PREAR, PROMECEB, etc.).
77 La CEPAL, junto con UNIFEM, sugiere algunos indicadores para
la medición de la pobreza con enfoque de género, los cuales están relacionados con la pobreza por ingresos (MDERPD, 2006:23)
62 Por lo cual, teóricamente, el sistema está diseñado para resguardar un uso racional de fondos públicos, en procura del bien
común y de evitar la malversación de fondos, pues está penado
legalmente su administración inapropiada.
78 Estadísticas del RUPD de Acción Social al 31 de julio de 2010.
Acceso en: www.accionsocial.gov.co/estadísticas
63 A diferencia de las unidades técnicas, éstas no ejecutan las
acciones previstas en el programa, no prestan los servicios directamente, sólo coordinan, pero si administran sus recursos.
64 Bajo este mecanismo, las unidades coordinadoras de los
programas no ejecutan las acciones previstas en el programa, no
prestan los servicios directamente, sólo coordinan y ejecutan los
recursos a través de subcontratistas (no administran recursos).
65 Cuyos ejecutores son las municipalidades del país, las cuales a su vez entregan las obras a través de contratistas privados.
66 Si bien la acción presupuestaria (gasto fiscal directo) es la
más visible de la política fiscal, éste no es el único mecanismo a
través del cual el Estado opera en la economía. La política fiscal
involucra acciones al margen del presupuesto del gobierno central, dentro de las cuales las preasignaciones son uno de los mecanismos más relevantes de la acción fiscal no-presupuestaria.
67 De ahí la importancia de una revisión del mecanismo para
racionalizarlo y perfeccionarlo. La actual Asamblea Constituyente, se encuentra preparando una propuesta para la eliminación
de las preasignaciones, pero aún no se dispone de ningún documento oficial al respecto.
79 Según las estadísticas del RUPD de Acción Social en 2006
había un registro de 285 mil 786 personas desplazadas. Véase
fuente de la cita anterior.
80 “La Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (codhes) es una entidad privada [...] creada el 15 de
febrero de 1992 por un grupos de personas de diversas disciplinas vinculadas desde la investigación y la academia al tema
de los derechos humanos, el derecho internacional humanitario y
la búsqueda de alternativas de paz para el país. [Su propósito es
incidir en] la definición de políticas de Estado que beneficien a toda
la población, con énfasis en personas y comunidades afectadas
por el conflicto armado interno”. Acceso en: http://www.codhes.org
81 El estimativo de COHDES se obtiene mediante la metodología
de fuentes contrastadas: una vez conocida una situación de desplazamiento forzado, se hace seguimiento a la información que
aparece en los medios de comunicación, la cual se contrasta
con visitas de campo e información reportada por organizaciones sociales, Red de Solidaridad, procuradurías, personerías,
defensorías, gobiernos locales, ACNUR, Comité Internacional de
la Cruz Roja, pastoral social e iglesias. (Caballero y Álvaro Suarez, 2007:143-144). Es importante tener en cuenta que las cifras
aquí presentadas se toman del boletín más reciente de codhes
(codhes Informa N° 75, 2009:2).
70 Elaborado por los investigadores Sara Lucía Pérez, Esteban
Nina, Alfredo Sarmiento y Sandra Alvarez de la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia.
82 El desplazamiento impone costos sustantivos sobre las familias afectadas debido a la dificultad para recuperar pérdidas
materiales e intangibles. Por un lado, los activos físicos, como la
tierra, son abandonados en la mayoría de los casos, ya que los
hogares no cuentan con tiempo suficiente para venderlos antes
de la migración y pocas veces poseen títulos de propiedad. De
otro lado, los miembros del hogar, capacitados por lo general
para trabajar en labores agrícolas, pierden el capital humano
específico a su oficio. Tercero, el acceso a servicios sociales —
como la salud y la educación— en el sitio de origen no se podrá
recuperar necesariamente una vez que se adapten al sitio receptor. Esto puede significar la pérdida de los costos fijos necesarios para acceder a los servicios sociales y, más grave aún, la
interrupción de la educación de los niños y jóvenes desplazados.
(Ibáñez y Moya, 2007:25).
71 A nivel mundial este tipo de encuestas del Banco Mundial,
denominadas de Estándares de Vida o por sus siglas en inglés
83 Es indispensable aclarar que, dentro de los fines del trabajo que se presenta, no se pretende desarrollar a profundidad la
68 No existe información oficial actualizada sobre la evolución
de indicadores clave para el periodo reciente, de ahí la limitación
para el análisis.
69 Se trata de un método de aproximación a los impactos de
dichos programas, toda vez que no mide los impactos de manera directa, se acerca a ellos utilizando técnicas alternativas de
aproximación indirecta.
Colombia
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NOTAS FINALES│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
crisis humanitaria en cuestión dentro de los parámetros del DIH.
Entonces, el documento no se extenderá más allá de la relación
que existe entre los derechos que según la Corte Constitucional
han sido violados y los aspectos tratados en las políticas y los
programas diseñados e implementados para atender a la población desplazada, en cuanto a la validación de la ciudadanía
política y social de dicho grupo poblacional.
figuración como en su ejecución. Así, el modelo de protección
social que se adopte va a moldear la política social y el gasto
público social, los cuales configuran componentes propios a la
gestión administrativa del Estado y que, por ende, recaen en la
sociedad, influyendo en la manera como el Estado responde a
las carencias de los ciudadanos en los diferentes ámbitos de la
cuestión social.
84 “[…] por la omisión reiterada de brindarle una protección
oportuna y efectiva por parte de las distintas autoridades encargadas de su atención, se han violado tanto a los actores en el
presente proceso, como a la población desplazada en general,
sus derechos a una vida digna, a la integridad personal, a la
igualdad, de petición, al trabajo, a la salud, a la seguridad social,
a la educación, al mínimo vital y a la protección especial debida
a las personas de la tercera edad, a la mujer cabeza de familia y a los niños….” (Honorable Corte Constitucional, Sentencia
T-025/2004:24)
93 Es importante no perder de vista que la caracterización de
los modelos es determinada por aquellos requerimientos establecidos en cada uno de estos para el acceso a los servicios sociales; es decir, por las condiciones de elegibilidad de acceso a
los derechos sociales. (Giraldo, 2007:59). De igual forma, no es
dable desconocer que cuando una política social se clasifica como
asistencial, corporativa o universal, no significa que no existan —al
interior de la misma— elementos característicos de los otros modelos, sino que se toma la generalidad que permita establecer una
tipificación. Así, las políticas sociales generalmente hacen referencia a más de un modelo, conformando sistemas alternativos que
responden a exigencias particulares y no a construcciones teóricas
de tipos puros. (Fleury Y Molina, 2000:1)
85 No sólo en cuanto a las condiciones físicas adecuadas para
vivir, sino también en cuanto a los riesgos de supervivencia a los
cuales se enfrentan las personas desplazadas.
86 Madres cabeza de familia, niños, adultos mayores y discapacitados, entre otros.
87 “En virtud de su condición de desplazamiento se ven expuestos a todas las violaciones de los derechos fundamentales
que se acaban de reseñar, y también a discriminación, y en no
pocas oportunidades, el hecho del desplazamiento se produce
por la pertenencia de la persona afectada a determinada agrupación o comunidad a la cual se le atribuye cierta orientación
respecto de los actores en el conflicto armado y por sus opiniones políticas, criterios todos proscritos como factores de diferenciación por el artículo 13 de la Carta.” (Corte Constitucional,
Sentencias T-227/1997, SU-1150/2000 y T-215/2002, citadas en
la Sentencia T-025/2004:35-39)
88 “Bajo el expediente T-653010, fueron acumulados [...] 108
expedientes, correspondientes a igual número de acciones de
tutela interpuestas por 1,150 núcleos familiares, todos pertenecientes a la población desplazada, con un promedio de 4 personas por núcleo, y compuestas principalmente por mujeres
cabezas de familia, personas de la tercera edad y menores,
así como algunos indígenas. La última acumulación se llevó a
cabo el 10 de noviembre de 2003, mediante Auto de esa misma
fecha, con el cual se acumuló el expediente T-775898 al expediente T-653010.” (Honorable Corte Constitucional, Sentencia
T-025/2004:1)
89 Si se requiere mayor información sobre el estado de pérdida de bienestar, se sugiere consultar los siguientes artículos:
1) Ibáñez, Ana María y Carlos Eduardo Vélez, Civil Conflict and
Forced Migration: The micro determinants and the welfare losses of displacement in Colombia, Documento COHDES 2005-35,
Universidad de los Andes, junio de 2005. 2) Ibáñez, Ana María
y Andrés Moya, ¿Cómo el desplazamiento forzado deteriora el
bienestar de los hogares desplazado?: Análisis y determinantes
del bienestar en los municipios receptores. Documento COHDES
2006-26, Universidad de los Andes, julio de 2006.
90 “La producción del riesgo [...] deriva en desocupación, pobreza, desigualdad, segmentación, déficit y privación social”.
Para ahondar sobre la configuración del riesgo social puede
consultarse el capítulo Marco conceptual de esta publicación.
91 Básicamente la adopción del término “cuestión social” surge
con la instauración del Estado moderno, y con la aceptación al
interior del mismo de un conjunto de problemas sociales nuevos
vinculados con las condiciones modernas de trabajo urbano, a
partir de las grandes transformaciones sociales, políticas y económicas generadas por la revolución industrial en la Europa del
siglo XIX, al interior de los cuales se comienza a reconocer la
pobreza. (Fleury y Molina, 2000:1)
92 Es importante entender que los modelos de protección social no comprenden unidades tangenciales, sino que se constituyen como modelos, es decir, como construcciones teóricas que
se presentan de manera incipiente, e influyen transversalmente
las políticas sociales y el gasto público social, tanto en su con-
94 Presuntamente, la tercerización de los servicios busca combatir la ineficiencia de las burocracias y las instituciones públicas.
Esto genera una tensión institucional que debilita los sistemas de
servicios sociales tradicionales (Giraldo, 2007).
95 Siguiendo a Molina de manera específica, el modelo de protección para pobres se basa en el establecimiento de atención,
por parte del Estado, de un segmento de la población que se
encuentra bajo las más extremas condiciones de pobreza. Este
sector se reconoce aplicando razonamientos técnicos y formales, lo que marca la diferencia entre el modelo residual clásico
y su versión moderna, ya que el primero de estos se basaba en
fundamentos circunstanciales. (Molina, 2003)
96 La crisis del modelo cepalino de desarrollo, el Estado de
bienestar, se manifestó en la década de los 70, por los problemas de implementación que éste presentaba, debido a la
insuficiencia fiscal para los procesos de inversión social y de
redistribución del capital, además del evidente tinte clientelista
que adquirió la gestión del gasto público; por lo que se vio la
necesidad de una nueva orientación de la noción de desarrollo
para la década siguiente. Los 80 se caracterizaron entonces por
el descrédito del rol del Estado, al concebir al mercado como el
ente legítimo solucionador de todos los problemas que encarnan
la vida en sociedad; orientándose precisamente esta última al
sector privado a partir de la apertura económica, la privatización
y la liberalización del mercado. El cambio en la concepción del
desarrollo se deriva de forma concreta de las medidas establecidas por el Consenso de Washington, con las cuales se pretendía
corregir los desequilibrios y desigualdades socioeconómicas en
América Latina y otras latitudes.
97 La política social, como toda política, tiene modalidades y
expresiones de diversa índole. Bien se puede hablar de las de
carácter estructural, como por ejemplo la provisión sostenida
de servicios sociales básicos, que permitan elevar permanentemente las condiciones de vida de todos los ciudadanos; también
existen las de carácter de emergencia, por ejemplo aquellas que
buscan mitigar momentáneamente las privaciones de algunos
ciudadanos, tal es el caso de las transferencias monetarias transitorias que buscan elevar los ingresos de algunos ciudadanos
en condiciones de pobreza. Las transferencias de ingreso, a diferencia de las de provisión de servicios, tienen carácter temporal y su efecto dura hasta tanto sean ofrecidas. Benefician a unos
pocos, aquellos que han sido seleccionados a través de los hoy
cada vez más sofisticados mecanismos de focalización (Molina,
2003:13).
98 La ciudadanía social implica el surgimiento de un nuevo tipo
de vínculo entre el Estado y los ciudadanos, en el que éste pasa
a proteger a la población y a suministrarle los bienes sociales y
la infraestructura básica de naturaleza colectiva, como medio de
consolidación y legitimación del sistema, representado los intereses de los ciudadanos frente a las incapacidades del mercado.
Así, el otorgamiento de los bienes sociales converge en los derechos sociales, que fundamentan esa nueva forma de concebir la
ciudadanía más allá de lo civil, lo político y lo territorial (Giraldo,
2007:53).
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Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
99 La última actualización legislativa sobre el sistema de protección social en Colombia se encuentra en la Ley 789 de 2003,
por la cual se dictan normas para apoyar el empleo y ampliar
la protección social y se modifican algunos artículos del Código
Sustantivo de Trabajo.
100 Existe otro tipo de asistencia al interior del componente de
aseguramiento, que está ligada al trabajo, y comprende la protección a la población trabajadora en casos de riesgo económico
como muerte, discapacidad, maternidad, enfermedad y desempleo (Espinosa y Núñez, 2008).
101 “Solamente ha habido en el país una experiencia de asistencia universal, que se ha venido redefiniendo hacia la asistencia
focalizada [...] —atención materno-infantil del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) ” (Giraldo, 2008).
102 Por la cual se dictan normas para apoyar el empleo y ampliar la protección social y se modifican algunos artículos del Código Sustantivo de Trabajo. (Ley 789, 2002:1)
103 Así mismo, el SPS debe fortalecer el monitoreo permanente
y oportuno del riesgo y de las vulnerabilidades de los diferentes
grupos, disponer de mecanismos ágiles y suficientes de financiamiento y de seguimiento sobre el impacto de las intervenciones.
Comentarios realizados por la Subdirección de Empleo y Seguridad Social, del Departamento Nacional de Planeación-DNP, al
Informe Sección Descripción de la Evaluación Ejecutiva del Proyecto de Asistencia Técnica a emprendimientos y microunidades
productivas de Mujeres Trabajadoras Vulnerables.
104 La atención estatal a la población desplazada, a partir de
la Ley 387 de 1997, gira en torno a la delimitación del concepto
mismo del individuo desplazado: es desplazado toda persona
que se ha visto forzada a migrar dentro del territorio nacional
abandonando su localidad de residencia o actividades económicas habituales, porque su vida, su integridad física, su seguridad o libertad personales han sido vulneradas o se encuentran
directamente amenazadas, con ocasión de cualquiera de las
siguientes situaciones: conflicto armado interno, disturbios y tensiones interiores, violencia generalizada, violaciones masivas de
los Derechos Humanos, infracciones al DIH u otras circunstancias
emanadas de las situaciones anteriores que puedan alterar o
alteren drásticamente el orden público. El concepto anterior se
adopta para los fines del presente documento.
105 El Plan Nacional aprobado mediante el Decreto 250 de 2005
modifica el anterior plan expedido por el Decreto 173 de 1998. El
plan está estructurado de forma sistémica e integral, de manera
tal que, mediante los principios orientadores y de intervención,
señala los parámetros filosóficos y la naturaleza jurídica de las
acciones institucionales, define los conceptos y competencias en
cada una de las fases de la prevención y atención al desplazamiento, establece los alcances de la cesación de la condición del
desplazado, regula los sistemas de información y seguimiento a
las acciones definidas y determina un esquema institucional de
respuesta integral. Acceso en: http://www.accionsocial.gov.co/
contenido/contenido.aspx?catID=295&conID=1933
106 La atención de urgencia o inmediata debe prestarse el mismo día en que la familia o persona se presenta a rendir su declaración ante el Ministerio Público, mediante remisión de las Unidades Territoriales de Acción Social o las Unidades de Atención
y Orientación (UAO) en cada uno de los municipios. Las entidades
responsables de la atención de urgencia son Acción Social, el
ICBF y las entidades territoriales en caso de desplazamiento individual (personal o familiar) y el Comité Internacional de la Cruz
Roja (CICR) en el Caso de los desplazamientos masivos.
tos) es la estrategia más importante liderada por el gobierno nacional, que une el esfuerzo de 17 entidades del Estado, alcaldías
y gobernaciones, y está comprometida con lograr que un millón y
medio de familias colombianas superen la pobreza extrema y el
desplazamiento. Así mismo, es el mecanismo fundamental para
lograr que Colombia pueda alcanzar los Objetivos de Desarrollo
del Milenio. La estrategia Juntos se desarrolla por medio de la
ejecución de tres componentes: 1) Acompañamiento Familiar y
Comunitarios, 2) Gestión de la Oferta y Acceso Preferente a los
Programas Sociales del Estado, 3) Fortalecimiento Institucional.
109 La afirmación anterior, según la cual la atención a los desplazados se ha restringido al principio de asistencia pública, no
pretende establecer que dicha población pueda o deba ser sometida a los servicios propios del aseguramiento, sino que dicha asistencia social se ha diseñado e implementado desde una
perspectiva residual, que además imposibilita el desarrollo de
servicios estructurados.
110 Se adopta la definición reducida del gasto público social establecida por Carlos Gerardo Molina: medida de dinero erogado
por el Estado, tanto del nivel central como del regional, en todas
las acciones emprendidas en los sectores sociales, a saber: educación, salud, seguridad social y vivienda (Molina, 2003:1).
111 La diferencia entre el gasto público social y el gasto en asistencia social radica en el enfoque y la orientación que se le da al
gasto público. Así, si el objetivo del gasto público es el de atender a los grupos sociales con mayores carencias, y si los programas de atención a dichos grupos poblacionales abarcan montos
muy pequeños del total del presupuesto asignado a los sectores
sociales, además de generar una marcada diferenciación entre
los servicios prestados a los ciudadanos que se encuentran en
situación de vulnerabilidad y los que no lo están, estamos hablando de un gasto en asistencia social. (Rey de Marulanda et
al., 2006:iii).
112 Si bien el enfoque de derechos hace parte de la teoría de
los tres enfoques de reforma de la política social, la aplicación
al caso colombiano se retoma del Balance de la Política Pública
de Atención Integral a la Población Desplazada por la Violencia
2004-2008 de ACNUR (pp. 24 y 25), en el cual se establece, por
un lado, que una de las limitantes que existen para la superación
del estado de cosas inconstitucional es la incipiente incorporación del enfoque de derechos en la formulación de la política
pública; y por otro, que las políticas públicas sobre las cuales se
estaría soportando la respuesta estructural de Estado colombiano en materia de desplazamiento no parten estrictamente de un
enfoque de derechos, ni están concebidas prioritariamente para
atender las necesidades específicas de la población desplazada.
113 Si bien el otorgamiento de asistencia pública a la población desplazada debe articularse en un esquema de programas
focalizados, en el entendido de que no todos los colombianos
son desplazados — razón por la cual no puede pretenderse la
aplicación de programas de corte universal—, la ayuda a la población en cuestión no puede limitarse únicamente a los grupos
desplazados que presenten las peores condiciones de vida, ni
puede desarrollarse a partir de programas segmentados por tipo
de necesidad que —además de ser momentáneos y contar con
escasos recursos— se alejan notoriamente de una estructura
estrictamente articulada por sectores que sea extensiva a toda
la población víctima de éste flagelo, que conforme una espiral de
atención por etapas, contemplando así las necesidades reales
del sujeto de política como acreedor de derechos sociales.
114 El concepto de estructura eslabonada o en espiral surgió en
el desarrollo de una discusión con Esteban Nina. Si bien estamos
seguros que la noción del concepto no es nueva, su aplicación a
la política de atención a la población desplazada en Colombia no
tiene un referente directo que sea de nuestro conocimiento.
107 El decreto 250 de 2007, define la Atención Humanitaria de
Emergencia como “el conjunto de acciones encaminadas a socorrer, asistir, y proteger a la población desplazada en el momento inmediatamente posterior al evento de desplazamiento y
a atender sus necesidades de alimentación, aseo personal, manejo de abastecimientos, utensilios de cocina, atención médica y
psicológica, trasporte de emergencia y alojamiento transitorio en
condiciones dignas”.
115 La afirmación anterior NO pretende establecer que dicha
población pueda o deba ser sometida a los servicios propios del
aseguramiento, sino que dicha asistencia social se ha diseñado e
implementado desde una perspectiva residual, que además imposibilita el desarrollo de servicios estructurados rigurosamente.
108 De acuerdo con el sitio web de Acción Social, la Red de Protección Social para la Superación de la Pobreza Extrema (Jun-
116 “Para la Corte resulta justificado que el Estado continúe
prestando la ayuda humanitaria que sea requerida hasta que la
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Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
situación de especial vulnerabilidad sea superada o haya finalizado [...] La entrega de la AHE debe ser analizada en cada caso
concreto, porque así como el Estado no puede suspender abruptamente la ayuda humanitaria de quienes no están en capacidad
de auto sostenerse, tampoco pueden las personas esperar que
vivirán indefinidamente de dicha ayuda”. (Sentencia T-496, 2007).
117 En términosoficiales, Acción Social debe realizar una evaluación de las condiciones reales de la accionante con el fin de
determinar si en el caso concreto se verifican las condiciones
necesarias para otorgar la prórroga de la ayuda humanitaria.
118 “[…] pese a la vulnerabilidad que se presenta en la población no desplazada que vive en zonas pobres [...], ésta es aun
más extrema en el caso de la población internamente desplazada” (ACNUR, 2002-2004:62).
119 Solamente en 2004, 73 mil 716 personas entre los 5 y los
17 años de edad se desplazaron, es decir, 61% del total de los
cupos creados hasta la fecha, que además ya habían sido otorgados. De igual forma, en 2007 84 mil 757 menores entre los 5
y los 17 años de edad fueron registrados por Acción Social, lo
que resulta equivalente a 39.7% de las 213 mil 726 matrículas
validadas ese año para el total acumulado de niños/as y jóvenes
desplazados hasta ese momento. Es importante resaltar aquí que
en los cálculos anteriores no se tiene en cuenta la población entre
los 18 y los 25 años de edad que representan la demanda en educación superior, hecho que de por si implica un desfase entre oferta
y demanda educacional en todo los niveles y rangos de edad.
120 Que según el informe de la codhes de enero de 2008, se
traduce en que 95.2% de los estudiantes entre 5 y 17 años de
edad asiste a un establecimiento oficial respecto al total de los
que asisten a algún establecimiento, mientras que el porcentaje
de niños(as) desplazados incluidos en el RUPD entre los 5 y los
17 años de edad que asisten a un establecimiento educativo es
de 80.3%. Los primeros datos corresponden a codhes Informa
(2008:5); mientras que los segundos son de la Comisión de Seguimiento a la Política Pública Sobre el Desplazamiento Forzado
(2008:85).
121 En el primer informe de la Comisión de Seguimiento a la
Política Pública Sobre el Desplazamiento Forzado (2008:77) se
establece que la Tasa Bruta de Escolarización mide la cantidad
de recursos efectivamente empleados en relación con la población a atender; esto es, la matrícula total en el nivel educativo
dado sobre la población total en el rango de edad estipulado
para ese nivel. La Tasa Neta de Escolarización mide la proporción de niños(as) en la edad normativa que pertenecen al
respectivo nivel educativo. Se calcula tomando la matrícula en
edad para el nivel dado sobre la población total en el rango de
edad estipulado para ese nivel. La Extra edad es la diferencia
entre la TBE y la TNE, lo que refleja la proporción de los niños(as)
atendidos(as) que están por fuera del rango para el nivel educativo correspondiente. Los estudiantes que están por debajo
del rango se consideran en extra edad temprana y los que se
encuentran por encima en extra edad tardía.
122 No es posible establecer un comparativo entre el número de
personas desplazadas entre los 5 y los 17 años de edad atendidas por el sistema educativo entre 2004 y 2007, frente al total
de personas desplazadas en esas edades en el mismo periodo
debido a que las estadísticas oficiales ya no desagregan la información del sipod por rangos de edad. DE acuerdo con el documento de la Comisión de Seguimiento a la Política Pública Sobre
Desplazamiento Forzado (2010:73) la información sobre tasas
de cobertura bruta y neta sobre matrícula, asistencia, eficiencia
u otros indicadores clásicos del sector educativo no están desagregados por poblaciones, de manera que no es posible profundizar en la situación educativa de la población desplazada,
más allá del reporte de cupos. Tampoco hay estadísticas sobre
el gasto en educación para esta población.
123 “Aquí es importante tener en cuenta como complemento de
lo anterior la teoría de la nueva economía institucional de Ronald
Coase y Douglas North, según la cual las reglas son importantes
en el condicionamiento de los resultados. [...] el éxito o fracaso
de cualquier esfuerzo por lograr una transición duradera sistemas orientados hacia el mercado depende del diseño y funcionamiento del marco institucional subyacente” (Sullivan, 2002:32)
124 “El mínimo de protección implica: 1) que en ningún caso se
puede amenazar el núcleo esencial de los derechos fundamentales constitucionales de las personas desplazadas; 2) la satisfacción por el Estado del mínimo prestacional de los derechos a
la vida, a la dignidad, a la integridad física, psicológica y moral,
a la unidad familiar, a la prestación del servicio de salud que sea
urgente y básico, a la protección frente a prácticas discriminatorias basadas en la condición de desplazamiento, y al derecho
a la educación hasta los 15 años [de edad] para el caso de los
niños en situación de desplazamiento; 3) la provisión de apoyo
para la estabilización socioeconómica de las personas en condiciones de desplazamiento, 4) la identificación, en forma precisa y
con la plena participación del interesado, [de] las circunstancias
específicas de su situación individual y familiar, su proveniencia
inmediata, y las alternativas de subsistencia digna a las que puede acceder, con miras a definir sus posibilidades concretas de
emprender un proyecto razonable de estabilización económica
individual, o de participar en forma productiva en un proyecto colectivo, con miras a generar ingresos que les permitan subsistir
autónomamente a él y sus familiares desplazados dependientes” (Sentencia T-025, 2004:25-26).
125 “[…] a la atención humanitaria de emergencia se tiene derecho por espacio máximo de tres meses, prorrogables excepcionalmente por otros tres más.”
126 “[…] el desplazado cooperará en el mejoramiento, restablecimiento, consolidación y estabilización de su situación.”
127 Para esto, la sentencia establece que Acción Social debe
realizar una evaluación de las condiciones reales de todos los
desplazados, con el fin de determinar si en el caso concreto se
verifican las condiciones necesarias para otorgar la prórroga de
la ayuda humanitaria.
128 Se hace imperativa la revisión y el rediseño de todas las políticas sociales en términos generales, toda vez que muchos de
los afectados con la crisis económica del país están acudiendo
a la suplantación de la condición de desplazamiento, dado que
identifican esto como la única alternativa por medio de la cual
pueden ver satisfechos sus derechos y de ésta forma perjudican
a esa población y varían el sistema de indicadores, impidiendo
así detectar las carencias y la implementación de acciones (Giraldo, 2007:231).
129 El concepto de cascada de programas sociales focalizados
surgió en el desarrollo de una discusión con Esteban Nina. Si
bien estamos seguros de que la noción del concepto no es nueva, su aplicación a la política de atención a la población desplazada en Colombia no tiene un referente directo que sea de
nuestro conocimiento.
130 Si bien la iniciativa existe (está estipulada en la ley y ha
sido desarrollada en algunas localidades del Distrito Capital),
la participación de la comunidad desplazada de la localidad del
Usme en la planeación de programas ha resultado inoperante,
pues se ha limitado a la fase de información y capacitación en
derechos humanos, lo que demuestra que realmente la inclusión
real de un enfoque de derechos es un proceso complejo que no
se soluciona con la implantación de soluciones coyunturales que
finalmente terminan por olvidar lo que implica la validación de un
derecho (puede obtenerse más información sobre la iniciativa de
la localidad de Usme en Palacios, 2007).
131 Así, por ejemplo, es importante ver como al interior de la
población que recibe subsidios no hay una sola concepción de
pobreza, ni ésta se percibe de la misma manera, presentándose
entonces una diversidad de pobrezas, a las cuales deben adaptarse las políticas sociales.
132 Según ACNUR (2004-2006:32), el enfoque diferencial es un
componente que tampoco se ha articulado de manera correcta
al interior de la política de atención a la población en situación de
desplazamiento. Los problemas que presenta básicamente hacen referencia a las inconsecuencias entre las respuestas dadas
por el Estado en las diferentes fases del desplazamiento, a la falta de acoplamiento entre las políticas sectoriales que pretende la
realización de derechos específicos, y la falta de conexión entre
todas las instituciones e instancias gubernamentales que se encargan de atender a los desplazados. En el informe se establece
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Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
de manera específica que una de las mayores dificultades del
enfoque diferencial en la política pública continua siendo el lento
avance hacia un proceso de identificación sistemático y continuo
de las necesidades diferenciales de protección de la población
desplazada y de sus desigualdades.
133 Una prueba fehaciente del postulado anterior se refleja
precisamente en la diversidad de resultados derivados del Consenso de Washington a nivel de los países de América Latina,
derivados de la diversidad de los mismos, que además se han
desarrollaron desde procesos distintos.
Uruguay
134 El Caso Nacional de Uruguay fue realizado por los investigadores Pablo Alegre, Juan Bogliaccini, Sergio Lijtenstein, Federico Rodríguez y Cecilia Rossel, con la asistencia de Claudia
Raffaniello, del Instituto de Investigación sobre Integración, Pobreza y Exclusión Social de la Universidad Católica de Uruguay
Damaso A. Larrañaga.
135 “La metodología 2002 actualiza el precio de la CBA por la
variación del Índice de Precios de Alimentos y Bebidas (IPAB) y
luego aplica un coeficiente de expansión determinado por el área
geográfica, el número de personas y de menores de 18 años en
el hogar. El precio de la CBA INE 1996 se actualiza mediante un
índice compuesto por la variación de los índices de los subrubros
de Alimentos y Bebidas, según la proporción de componentes
correspondientes a un estrato de referencia específico. La parte
no alimentaria de la línea de pobreza (LP) se actualiza por las
variaciones de los rubros correspondientes del IPC ponderadas
por la estructura de gas tos de u n es trato de referencia de la
población a partir de la Encuesta de Gastos e Ingresos de los
Hogares 1994-1995” (INE, 2009: 5).
136 Para una revisión exhaustiva de los estudios sobre pobreza
realizados en el país a partir de 1994 y una valoración crítica de
los mismos véase Vigorito (2004).
137 Para mayor detalle sobre la metodología de construcción,
véase Calvo (2000).
138 Con datos del último censo disponible de 1996.
139 Un aspecto que cabe advertir es que la base utilizada comprende a los hogares ubicados en localidades de 5 mil habitantes y más, quedando por lo tanto excluidos en este análisis la
población y los hogares de localidades menores y áreas rurales.
140 La denominación de los tipos de hogar refiere a la edad
de quien ejerce la jefatura del hogar. Esto por supuesto es en
promedio, dado que los tres conglomerados admiten diversidad
al respecto.
141 Los modelos configuracionales refieren a la constelación de
condiciones y variables que dan lugar a un efecto específico producto de la lógica combinatoria de dichos factores.
142 Otro tipo de componente del PANES es el programa “Trabajo
Por Uruguay”, el cual consiste en el acceso a puestos de trabajo
para jefas y jefas de hogar por un periodo de cuatro meses y
es acompañado de programas de capacitación en habilidades y
oficios de carácter manual. Adicionalmente, y como incentivo a la
participación en el programa, durante el tiempo que las personas
participan en el programa son perceptoras del equivalente a dos
“Ingresos Ciudadanos”. Sus receptores han sido seleccionados
por sorteo público. Otros programas refieren a programas de
educación ciudadana (“Rutas de salida”) y programas de apoyo
en vivienda (“Programa de apoyo a los sin techo”). La ejecución
de estos componentes se realiza de forma descentralizada por
la vía de la distintas ongs localizadas en distintas zonas del país
(Pérez Muñoz 2009).
143 Las instituciones gubernamentales más activas en esta
instancia son el Ministerio de Trabajo, Ministerio de Desarrollo
Social, Oficina de Planeamiento y Presupuesto y el Banco de
Previsión Social.
144 Básicamente el directorio de la
blica AFAP.
AFAP
del Estado, Repú-
Chile
145 El Caso Nacional de Chile fue realizado por los investigadores María Montero P., Jonathan Serracino M., y Ana Gallegos J.
bajo la coordinación de Juan Cristóbal Prieto S., del Observatorio social de la Universidad Alberto Hurtado de la República de
Chile.
146 Según los datos presentes para Chile, existe una baja tasa
de participación femenina en el mercado laboral, que va asociada con la mantención de las mujeres en el espacio reproductivo. No obstante, se agrega a esto que las mujeres una vez que
se integran en el mercado laboral lo hacen de manera precaria,
recibiendo —en algunos casos— un menor salario por la misma función.
147 Este bono es equivalente a 18 meses de cotizaciones sobre
el salario mínimo.
148 En este aspecto, se considera la necesidad de contar con
una asesoría financiera de la Dirección de Presupuesto que
construya proyecciones financieras-actuariales y pueda estimar
las responsabilidades fiscales del sistema.
149 Estos datos fueron obtenidos del informe de resultados de
la VI encuesta Nacional de Juventud realizada en 2009, con una
muestra representativa a nivel nacional (con error de 1.15%) y a
nivel regional (con un error de 5%) y un N= 7,570 casos.
150 Estos datos deben ser actualizados con la información disponible en el Informe de Desarrollo Humano 2010, cuyos datos
fueron divulgados el 4 de noviembre de 2010.
151 Para este caso se emplea la información disponible en la
última versión de la Encuesta de casen.
152 Esta caracterización fue construida a partir de un análisis
multivariado factorial, con los datos de la última versión de la
Encuesta casen.
Perú
153 La elaboración del caso nacional de Perú estuvo a cargo de
Mónica Muñoz-Najar de la Universidad del Pacífico, con la colaboración y aportes de diversos estudios previos relacionados
con la situación de las políticas sociales y los factores de riesgo
de Ricardo Montero, Cynthia Sanborn, Janice Seinfeld y Enrique Vázquez. Los fondos para el desarrollo de este producto
fueron aportados por la Universidad del Pacífico de Perú y la
metodología adoptada presenta algunas diferencias con la del
resto del estudio, como el proceso para la deterinación de las
heterogeneidades.
154 Banco Central de Reserva del Perú. Cuadros históricos
anuales.
155 Según lo establece la Ley Orgánica del Banco Central de
Reserva del Perú, Decreto Ley N° 26,123 en el Artículo 1.
156 El Perú es el país 96 de 107 países con inflación positiva,
los doce países restantes para los que se tiene información tienen inflación cero o deflación. CIA The World Factbook.
157 Moody’s Investor otorgó al Perú, a mediados de diciembre 2009, el grado de inversión al elevar la calificación de
riesgo crediticio al incrementar la calificación de la deuda
pública en moneda extranjera del país a Baa3 desde Ba1.
Dicha calificación, sumada a la previamente otorgada por
Standard & Poor’s (14 de julio 2008) y Fitch Ratings (2 de
abril 2008) convierten al Perú en el cuarto país en la región
latinoamericana en obtener el grado de inversión por parte
de las tres agencias clasificadoras más importantes. Pro Inversión (2010).
158 El CEPLAN, además de coordinar el proceso de planeamiento de los tres niveles de gobierno, debe liderar el sistema de
seguimiento y evaluación de la gestión estratégica del Estado,
para ayudar a cambiar la cultura de la administración pública de
una gestión tradicional a una gestión más informada y moderna
basada en resultados.
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NOTAS FINALES│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
160 El concepto de “Agua segura” es más amplio que el de agua
potable. En Banco Mundial (2000) el acceso a agua segura se
define como el porcentaje de la población con medios razonables
para conseguir agua segura: tanto agua de superficie tratada como
agua limpia de manantiales, fuentes o pozos protegidos.
173 El CONEVAL es un organismo que tiene por objeto normar y
coordinar la evaluación de las políticas y programas de desarrollo social que ejecuten las dependencias públicas, y establecer
los lineamientos y criterios para la definición, identificación y medición de la pobreza (Artículo 81, LGDS).
161 Es importante resaltar que la Encuesta Nacional de Hogares llevada a cabo anualmente por el INEI tiene definidas a las
Áreas de Empadronamiento Rural y a los conjuntos de población menores a 401 viviendas como rurales, esta información
se construyó con base en los resultados del Censo de Población de 1993.
174 La Ley General de Desarrollo Social (LGDS) fue publicada
el 20 de enero de 2004 en el Diario Oficial de la Federación. La
ley consta de cinco títulos (I. Disposiciones generales; II. Los
Derechos y obligaciones de los sujetos del desarrollo social; III.
Política nacional del desarrollo social; IV. Sistema Nacional del
Desarrollo Social y V. La evaluación de la política del desarrollo
social) y define al Sistema Nacional de Desarrollo Social como
un mecanismo permanente de concurrencia, colaboración, coordinación y concertación de los gobiernos federal, de las entidades federativas, y de los municipios, así como los sectores
social y privado. Su objetivo es la regulación de la política social,
los programas y las acciones públicas orientadas al desarrollo
social, indicando las obligaciones del gobierno, definiendo principios y lineamientos que rigen la política de desarrollo y determinando cuáles son las instituciones responsables (Diario Oficial
de la Federación, 2004).
162 Goñi, López y Servén señalan que, según el Banco Mundial
en su Reporte de Desarrollo de 2006, Latinoamérica es la segunda región más desigual del mundo, sólo después del África Subsahariana; asimismo, sostienen que altos niveles de desigualdad
disminuyen el impacto del crecimiento económico sobre la pobreza y ello es una fuente latente de conflictos sociales (Goñi et
al. 2008: 1)
163 Sin lugar a dudas, la porción mayoritaria de los ingresos de
las familias son los ingresos laborales; no obstante, la política
pública se preocupa poco por la inclusión laboral. Como es sabido los que reciben mayores ingresos son los trabajadores con
mano de obra calificada, los demás quedan fuera del crecimiento
económico por esta razón. Trabajando este componente podría
tener un impacto muy positivo en los ingresos de las familias
(Vásquez, 2010).
164 Chacaltana (2008) considera a la desarticulación, duplicación, ausencia de planificación, falta de información, pobre identificación de beneficiarios y exagerados gastos administrativos
como los principales problemas de los programas sociales.
165 La Estrategia Nacional CRECER se aprobó el 1 de julio de
2007, mediante el Decreto Supremo N° 055-2007-PCM.
166 Como parte de este componente, se evalúan los medios
con que cuentan los establecimientos de salud para realizar sesiones ilustrativas de higiene y nutrición a los padres de niños
menores de tres años de edad. Cada establecimiento seleccionado debe llenar un formato señalando los recursos físicos y
humanos con los que cuenta. Cuando la información es recolectada, se asignan los establecimientos capaces para realizar las
sesiones y los establecimientos deficientes empiezan una etapa
de implementación. Este es un proceso que está realizando actualmente el Ministerio de Salud.
175 En 2001 la Secretaría de Desarrollo Social creó el Comité Técnico para la Medición de la Pobreza, compuesto de siete académicos nacionales; representantes institucionales de la
Presidencia de la República y la SEDESOL, los cuales tendrían
derecho a voz, pero no a voto; el Consejo Nacional de Población (CONAPO) y el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e
Informática (INEGI), los cuales tendrían la tarea de desarrollar una
metodología oficial para la medición de la pobreza.
176 Los cálculos se realizaron utilizando el ingreso corriente total. El periodo del cálculo de pobreza según esta metodología es
de 1992 a 2008.
177 Un estudio reciente para México (Reyes, 2010b), calcula la
elasticidad crecimiento-pobreza en 1.35%, lo cual indica que si el
PIB per cápita se incrementa en un punto porcentual, en promedio, la pobreza alimentaria disminuye en 1.35%.
178 El MMIP tiene su origen en un planteamiento inicial de Beccaria y Minujin (1987). Boltvinik (1990) lo identifica como nuevo
método que el onud comienza a aplicar ampliamente en América
Latina, realizándole posteriormente mejoras buscando responder a las limitaciones de la versión original (Boltvinik, 1992).
179 También conocido como pobreza por ingresos del MMIP.
168 Este filtro es útil para aproximar la tendencia de la serie
en cuestión, mediante un método no lineal, que toca a la mayor
parte de las observaciones en promedio.
180 Las dimensiones consideradas por el NBI según este MMIP
mejorado son: inadecuación de la calidad y cantidad de la vivienda (calidad de muros, techos y piso), inadecuación de las
condiciones sanitarias (indicadores de agua, drenaje y agua), inadecuación de otros servicios (electricidad y teléfono), inadecuación del patrimonio básico (equipos domésticos asociados a las
necesidades de alimentación, higiene y recreación), rezago educativo (indicadores de alfabetismo, asistencia escolar y nivel de instrucción), exceso de tiempo de trabajo e inadecuación de acceso
a la atención a la salud y a la seguridad social. En el caso de estas
dos últimas dimensiones, además de ser consideradas en el NBI,
también lo son por el método de LP, por lo que son mixtas.
169 La primera estimación de informalidad en el país, realizada
en 1976 y que se circunscribió a las áreas urbanas, arrojó una
cifra de 38.2% de la población total ocupada en este medio.
181 Para una revisión sobre los enfoques conceptuales metodológicos de medición multidimensional, puede consultarse a
Reyes (2010a).
170 Enrique Dussel, Monitor de la Manufactura, CEPAL, con base
en cifras del Banco de México y del INEGI.
182 El enfoque es diferente en relación con el Enfoque del NBI,
donde tanto el ingreso corriente como los indicadores de CONEVAL
considerados en los derechos sociales son identificables como
fuentes del bienestar.
México
167 Elaborado por los investigadores Mauricio de Maria y
Campos y Oscar Alfonso Martínez Martínez, de la UIA Ciudad de México; Iván Patiño Rodríguez Malpica, Francisco
Javier Sentíes Laborde y David Martínez Mendizabal, de la
UIA León; Edgar Salinas Uribe, de la UIA Torreón y Miguel S.
Reyes Hernández, de la UIA Puebla.
171 El gobierno es necesario para promover la inversión y el
funcionamiento de la economía, y los impuestos son necesarios para el funcionamiento del Estado. Sin embargo, los impuestos generan distorsiones en las decisiones individuales de
inversión (efecto crowding-out), ahorro y ocio, principalmente.
Desde esta primera perspectiva, “menos es más”.
172 El rubro de Otros incluye de 1990 a 2002 el gasto en los
rubros Laboral y Desarrollo Regional y Urbano, y de 2003 a 2007
el gasto en los rubros de Urbanización, Vivienda y Desarrollo
Regional y Agua Potable y Alcantarillado.
183 En el caso de las dimensiones consideradas como derechos
sociales, éstos fueron considerados como inherentes, universales,
absolutos, inalienables, inviolables, imprescriptibles, indisolubles,
indivisibles, irreversibles y progresivos. Ello implica que desaparece, según este enfoque, el problema de los ponderadores.
184 Los umbrales mínimos en cada uno de los indicadores de
las dimensiones, no fueron definidos en función de criterios estadísticos o de manera exógena. Los umbrales mínimos para
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NOTAS FINALES│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
la dimensión del bienestar económico mediante el indicador del
ingreso, fueron construidos a partir de nuevos mínimos en consumo alimentario y no alimentario con las nuevas canastas en la
materia. En relación con los demás indicadores de las otras dimensiones, los umbrales fueron definidos mediante un enfoque
de derechos y en consulta con expertos en la materia. Para información metodológica con mayor detalle y profundidad, puede
consultarse el Documento Metodológico de CONEVAL (2009c).
185 El mismo razonamiento se aplica a otros indicadores como
el nivel secundario para la población de 16 a 25 años.
186 El Coeficiente de Gini, a diferencia de otras medidas de
desigualdad como el índice de Theil, es más sensible que
otros indicadores de desigualdad a cambios en la parte media
de la distribución.
188 Los autores se remiten para ello a la metodología de determinantes aproximados de la desigualdad de Barros et al. (2006).
Los factores considerados para su estudio fueron: proporción de
adultos en el hogar, proporción de adultos que laboran en relación con el número total de adultos del hogar, ingreso no salarial (incluyendo transferencias gubernamentales y remesas) por
adulto e ingresos salariales por adulto empleado.
189 Sin embargo, en un estudio reciente del CEAPE-UIA-P (2010),
se encontró que la brecha salarial entre trabajadores calificados
y no calificados aumentaba de 2002 a 2004. Esto es consistente
con el aumento del Gini por ingresos salariales que muestran
Lustig et al. (2010), pero no con el resultado a detalle de trabajo
calificado vs. no calificado del mismo estudio. Esto podría deberse entre otras razones, a que las fuentes de datos utilizadas
por el CEAPE-UIA Puebla para considerar trabajo calificado y no
calificado no fue —a diferencia del trabajo mencionado— la educación, sino la ocupación en el trabajo. Asimismo, y de acuerdo a
cálculos propios de este estudio, debería considerarse que en la
tendencia a la baja de la desigualdad, existe una desaceleración
en 2002, donde los deciles.
190 El método utilizado por Esquivel et al. (2010) es mediante la
estimación de la descomposición de la desigualdad utilizando el
Coeficiente de Gini. A diferencia del planteado por Barros et al.
(2006) este método es estático.
192 Véanse México, Anexos para una revisión detallada de las
variables utilizadas en el estudio.
193 La población total registrada por la ENIGH 2006 fue de 104
millones 823 mil 295 personas, y un total de 26 millones 541
mil 327 hogares en el país, con un promedio de 3.9 personas
por hogar.
194 Los modelos CAPTCA tienen la ventaja de utilizar datos con
distintas escalas (de razón, ordinales o nominales). Uno de los
requerimientos técnicos en términos de validez estadística es
que los factores elegidos expliquen más de 60% de la variación
total. El modelo elegido con 6 factores, explica 63% de la variación total de las variables. Para mayor detalle véase anexo
metodológico del Caso Nacional de México.
195 Según datos de la Secretaría de Salud (2006), la disponibilidad de médicos por cada mil habitantes en 2006 era de 1.4, situación muy por debajo de países como Cuba, Uruguay y Argentina, donde la relación era de 6.2, 3.9 y 3.2 respectivamente. El
umbral mínimo aceptable según la OMS (Organización Mundial
de la Salud) es de 1 médico por cada mil habitantes. Aunque el
promedio de México se encuentra por arriba del umbral, las diferencias regionales son abismales: mientras en el Distrito Federal
la tasa de de 3.1 médicos por cada mil, en entidades como Chiapas y el Estado de México, la relación es de 0.8. En relación con
el número de enfermeras, la disponibilidad es aún menor, ya que
en 2006 México tenía 2 enfermeras por cada mil habitantes, en
tanto que en Cuba la tasa era de 7.6. Un problema relacionado
con ello, es el de la alta mortalidad materna (CMMS, 2005), donde
Chiapas y Guerrero, presentan las tasas más altas.
196 El crónico crecimiento económico a tasas por debajo de las
necesidades reales del país y la crisis de 2008-2009 han demostrado la invalidez de este supuesto sobre el que se asienta la
actual política social.
197 El Fondo Nacional de Apoyo a Empresas en Solidaridad
(FONAES), destinado a otorgar créditos y apuntalar el crecimiento y elevar la competitividad de micro y pequeñas empresas
(MyPymeS) perdió cerca de 2 mil 900 millones de pesos debido a que financió proyectos que fracasaron y los beneficiarios
no reembolsaron el dinero al organismo, aseguró el coordinador del organismo, Ángel Sierra. En su momento se dijo que
era un programa exitoso porque la gente de menores ingresos
fue cumplidora en pagar los préstamos. Sierra Ramírez señaló
que, durante la administración foxista, 60% de los recursos para
financiamiento de FONAES se perdieron debido al alto índice de
mortandad de los proyectos que apoyaron (La Jornada, 29 de
mayo de 2007).
198 El programa Seguro Médico para una Nueva Generación,
que dota de servicios médicos gratuitos a niños y niñas nacidos
a 2008, y que se agrega a la actual política social, quizá sea de
los aspectos de innovación importantes.
199 El CONEVAL (2008: 103-116) formula, en el apartado 3.2,
sus recomendaciones para la atención del Ejecutivo Federal,
del Congreso de la Unión, de las entidades federativas y de los
municipios, las dependencias y entidades de la Administración
Pública Federal y a las siguientes instancias que integran el Sistema Nacional de Desarrollo Social: la Comisión Intersecretarial
de Desarrollo Social y la Comisión Nacional de Desarrollo Social.
Para ilustrar a lo que nos referimos, citamos textualmente sólo
las recomendaciones generales:
Atención especial del Ejecutivo Federal, estados y municipios:
1. Mejorar la calidad de los bienes y servicios públicos ofrecidos a la población, especialmente la de los servicios brindados para la población en pobreza.
2. Mejorar la cobertura del conjunto de las acciones de la
política social para acercarse al cumplimiento de los derechos sociales de la población.
3. Poner en práctica una estrategia global que mida los
avances en materia de calidad de los bienes y servicios
y cobertura. Entre otras acciones, esta estrategia debe
incluir: a. Medir con instrumentos adecuados el grado de
satisfacción de la población atendida por los programas
y acciones. b. Construir un padrón universal integral que
incluya información sobre la población atendida por todos
los programas y acciones de desarrollo social. c. Avanzar
hacia un mecanismo común que permita identificar simultáneamente a quienes deben ser incorporados a los diversos
programas de desarrollo social, cuando estos no sean de
carácter universal.
4. Promover una mejor planeación estratégica de la política
de desarrollo social, que permita el logro de los objetivos y
mejore la coordinación entre sectores y programas.
5. Medir resultados finales. a. Presentar sistemáticamente
indicadores que muestren que las políticas y programas de
desarrollo social están resolviendo el problema para el cual
fueron diseñados.
6. Continuar y fortalecer políticas para la igualdad de oportunidades de género y grupos vulnerables.
7. Derivar más recursos a la infraestructura de comunicación, transporte y otros servicios con el fin de facilitar
la inclusión social de los sectores sociales geográficamente marginados.
8. Tener una política clara para la reducción de la pobreza urbana.
200 El concepto de universalismo básico ha sido cuestionado por
los defensores del universalismo progresivo, pues puede parecer
una derivación de la focalización, como elemento sustantivo de la
política social de corte neoliberal. Consideramos que en la argumentación que se da en estas páginas queda resuelta esta diferencia. Corresponde a la esencia misma del universalismo básico:
“que la cobertura del conjunto de prestaciones esenciales que lo
definen sea universal y que alcance a categorías de población definidas a partir de atributos que todas las personas cumplan; que
el Estado garantice el acceso y usufructo de los bienes, rentas y
servicios de calidad homogénea; y que el universalismo básico
ofrezca un conjunto limitado de prestaciones llamadas esenciales.”
(Filgueira et al., en Molina (Coord.), 2006:40).
201 Esta discusión se retoma del artículo de Martínez y
Mora (2010).
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Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
Venezuela
217 Información extraída del SISOV, disponible en: http://www.sisov.mpd.gob.ve/indicadores/ED0105800000000/
202 Elaborado por María Gabriela Ponce, Genny Zuñiga, Ronald Balza y Tito Lacruz, investigadores del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica
Andrés Bello, Caracas, Venezuela. Agradecemos el apoyo del
Centro de Investigaciones Sociales y del Profesor Alberto Grusón por la facilitación de los ámbitos sociales para el análisis de
las heterogeneidades en las condiciones de vida.
203 Parte de este apartado es producto de una adaptación y
revisión del trabajo de Lacruz (2006) y del capítulo escrito por
este autor en D’Elia (2006).
204 Cabe recordar el dato de que Caldera, como fundador de
COPEI, abandonó este partido para lanzarse en las elecciones de
1993 con su propio partido, CONVERGENCIA.
205 Referimos a lo mítico en el sentido de las evocaciones planteadas por las ideas del MBR200 de naturaleza patriótica, religiosa e histórica.
206 Intervención de Hugo Chávez en el Taller de Alto Nivel realizado el 12 y 13 de noviembre de 2004, en texto editado por Marta Harnecker y tomado del sitio web: http://www.urru.org/papers/
El_nuevo_mapa_estrategico.pdf
207 De acuerdo con un estimado de una publicación oficial, 61
mil 369 millones de dólares ha invertido PDVSA en el desarrollo social entre 2004 y 2010, de los cuales 10 mil 354 millones
de dólares han sido para Misión Alimentación, Barrio Adentro
y Ribas.
208 El texto de España (2010) argumenta que la reducción de
la pobreza en los últimos años es más producto de una redistribución del ingreso petrolero, gracias al aumento del precio del
crudo, que de una política social inclusiva.
209 Buena parte de los contenidos de los apartados siguientes
son extraídos del trabajo de Ponce (2009) y adaptados para
este informe.
210 La información se encuentra disponible en el sitio web institucional: http://www.ine.gob.ve/condiciones/calidadvida.asp
211 Ver información disponible en su página web: http://www.
cenda.org.ve
212 Al respecto ver los trabajos del Profesor Matías Riutort citados en la bibliografía.
213 Literatura y desarrollos posteriores, particularmente vinculados al área de nutrición y salud pueden ubicarse en el sitio web:
http://www.fundacredesa.com/
214 Estos ámbitos serán utilizados posteriormente para el desarrollo de los bloques intranacionales. Las pruebas realizadas
dentro del IIES-UCAB con esta clasificación del país han mostrado
las potencialidades de esta construcción, que traspasan la simple clasificación urbano-rural con base en el número de habitantes como variable de aproximación a los niveles diferenciales de
desarrollo a lo interno del país.
215 Cabe destacar que en 2005 presenta un registro que rompe con la tendencia descrita, al observase un significativo salto
ascendente en la participación de los ingresos por trabajo, respecto a las otras fuentes de ingresos, en la composición de los
ingresos del hogar. Aun en el caso de que este comportamiento
reflejase el aumento de las remuneraciones que efectivamente presentaron los ingresos para ese año, que redundó en una
importante disminución de los indicadores de pobreza, no se
mantiene para los años subsiguientes (2006 y 2007), a pesar
que para estos años persiste la tendencia descendente de la
incidencia de la pobreza de ingresos.
216 La tasa bruta de escolaridad es la relación porcentual entre
el Número de alumnos matriculados por nivel educativo (educación preescolar, básica, media diversificada y profesional y en
educación superior), expresado como porcentaje del total de la
población en edad escolar del nivel educativo correspondiente.
218 Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela. Acuerdo mediante el cual se declara a la República Bolivariana de Venezuela Territorio Libre de Analfabetismo con fecha
25 de octubre de 2008.
219 http://fegs.gerenciasocial.org.ve/paginas/Rmision_
robinson_i.html
220 El Boletín Venescopio dedica su número de enero de 2007
(Grupo Social CESAP-CISOR, 2007) al problema de la vivienda. Buena parte de los datos aquí reflejados provienen de esta fuente.
Además presenta una serie de nuevas unidades habitacionales
construidas desde 1978 hasta 2005.
221 Siempre el levantamiento de una variable como el ingreso
tiene muchísimos problemas. Sin embargo, entendemos que el
Censo 2001 registró mayores problemas aún, incluso como registro en la base de datos.
222 Se trata de un periodo en la transición demográfica, en el
cual los cambios de la fecundidad y de la mortalidad producen
una disminución del peso relativo de la población joven (0 a
14 años de edad) y de los adultos mayores (65 y más), junto
a un incremento poblacional de las edades laboralmente activas. Se produce así un escenario propicio para maximizar el
potencial productivo del país gracias al aumento de la oferta
de mano de obra.
223 Se sabe que haber culminado el Bachillerato es un requisito
para buena parte de los empleos ofertados. Sin embargo, debido
a las deficiencias de la calidad de la educación, haber alcanzado
este nivel no necesariamente se traduce en una adecuada capacitación para el trabajo.
224 Datos publicados en el
mpd.gob.ve
SISOV,
disponibles en: www.sisov.
225 Estudiantes, amas de casa, pensionados, jubilados, incapacitados y en “otra situación”.
República Dominicana
226 Elaborado por los investigadores Jenny Torres, Juan Luis
Corporán y Gilda Solano, investigadores del Instituto Filosófico
Pedro Francisco Bonó.
227 Durante el primer semestre de 2009; no obstante, en la segunda mitad de 2009, la actividad creció a una tasa de 5. 4%,
cerrando el año en 3. 5%, el mayor nivel de la región.
228 La inflación experimentó en 2009 una desaceleración, consistente con el enfriamiento de la actividad económica y el comportamiento a la baja de los principales precios internacionales
que afectan a la economía doméstica. Sin embargo, se han profundizado significativamente los niveles de la deuda tanto interna
como externa.
229 Por ejemplo, las empresas agrícolas casi nunca han pagado
impuestos y tampoco han sido obligadas a hacerlo.
230 El balance comercial de los bienes y servicios muestra un
déficit de 13% en 2008.
231 A partir de 2005 es el fin de los Acuerdos Multifibras que
facilitaban a las zonas francas el acceso al mercado de textiles
americano, y permite a China captar este mercado. Las zonas
francas dominicanas sufren desde entonces una reducción de
cerca de 24% de su actividad, a pesar de la diversificación hacia
otro tipo de producción.
232 Como son las pepeceras de la provincia de Dajabón, la Pulga
de San Pedro, los moto-conchos de San Cristóbal, los mercados
populares de Polo, los mercados fronterizos, los convites del Cacao, el movimiento mutualista y el sector transporte, entre otros.
233 Es importante señalar que el sector informal no incluye la
denominada economía subterránea ni actividades ilegales tales
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Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
como la evasión fiscal, la piratería, la producción y tráfico de
drogas, la usura, la reventa de taquilla, el comercio y transporte
de mercancías de contrabando o las intervenciones quirúrgicas
desautorizadas, entre otras.
bispo, estando ya Meriño en el cargo. “Billini se autopromovió
entre amigos y ex discípulos e hizo que llovieran las solicitudes
pidiendo que él gobernara la diócesis. De las cuales se colige
que utilizaba su tan llamativa piedad para ganar adeptos”.
234 Esto es 312.40 dólares mensuales aproximadamente (tasa
promedio cambio: 1:35.88 en 2009)
249 Promulgadas mediante Real Cédula el 18 de mayo de 1680.
235 Un sindicato sin capacidad de negociación, pues cuenta con
una población asalariada sindicada de sólo 6 a 7%, los sindicatos sólo representan 2.1% de la totalidad de la población activa.
236 Reconocemos para realizar estas afirmaciones las publicaciones de ENDESA Bateyes 2007, Entre lo Real y lo Establecido y
Costos; Beneficios de la población migrante haitiana; y Diagnóstico de la población migrante en Los Alcarrizos Circunscripción
Tres del Distrito Nacional y Boca Chica, las tres del Servicio Jesuita a Refugiados y Migrantes y la Encuesta Sobre Inmigrantes
Haitianos en la Republica Dominicana de FLACSO (2004).
237 La primera de las EFT se realizó en 1991 y durante la década
de los 90 se realizaron tanto en forma trimestral como mensual.
A partir de abril de 2000, los datos se levantan en forma semestral, en la primera semana de abril y octubre de cada año. El periodo de referencia para los indicadores laborales es la semana
anterior a la entrevista.
238 Hoy en día, la ONAPLAN ha sido sustituida por el Viceministerio de Planificación y desarrollo, perteneciente al MEPYD, creado
en 2006.
239 Reconocido antropólogo jesuita, que estuvo inserto por alrededor de 15 años en el barrio La Ciénaga, el más pobre de la ciudad capital, que se encuentra a orillas del río Ozama. Jorge Cela
desarrolló su tesis doctoral a partir de esta inserción, produciendo un material de referencia obligada para los(as) estudiosos(as)
de la pobreza marginal en República Dominicana, titulado La
otra Cara de La Pobreza.
240 Aunque es un término en inglés, la traducción de esta palabra al español no tiene el arraigo de la versión sajona. La traducción es “contrachapado” y carece de significado para la gente.
El término tal y como se pronuncia “pleibú” hace sentido para la
población dominicana y es comprensible para todos en general.
241 Calculados a la tasa de 36 pesos dominicanos por usd 1.
242 Las cinco provincias son Bahoruco, Elías Piña, El Seibo,
Independencia y Pedernales. La información ha sido obtenida a
partir de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de 2007, la
más reciente de esa índole realizada en nuestro país.
243 Promedio obtenido a partir del Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos 2007.
244 En un estudio realizado por el Centro Montalvo, Diagnóstico
Socioeconómico de Los Alcarrizos (2009), se demuestra estadísticamente como la probabilidad de que una persona obtenga
un ingreso laboral superior a los RD$10,000 teniendo nivel terciario es menos de 1%.
245 El Informe sobre las Políticas Nacionales de Educación:
República Dominicana plantea la existencia de un desequilibrio
basado en la producción de profesionales en exceso con una
orientación hacia las empresas con servicios en un contexto de
poca demanda de mano de obra en estos ámbitos.
246 Aportación de las finanzas de la monarquía española para
cubrir los salarios o sueldos de las guarniciones y de la burocracia coloniales en América en momentos de crisis. De acuerdo
con Sánchez Valverde, el situado que percibía La Española era
de 250 mil 000 por año.
247 En el 1916 ocurre la primera intervención de Estados Unidos con la finalidad de defender sus intereses en la isla, excusado por la inestabilidad política reinante.
248 Existen datos proporcionado por el historiador y sacerdote
jesuita José Luis Sáez, SJ, que dan cuenta de una considerable
cantidad de cartas solicitando al Vaticano que lo hiciera Arzo-
250 Es importante tener en cuenta el término beneficencia. El
uso de este término nos sugiere que la perspectiva de derecho
estuvo ausente desde el principio. Si bien es cierto que el concepto de derecho con un carácter universal surgió a partir del
1948, no es menos cierto que en nuestro territorio hubo siempre
una influencia europea en términos comerciales exclusivamente
que no dio cabida a que la Revolución francesa pudiera marcar
una herencia de derechos.
251 Peña Batlle fue —sin dudas— el pensador más sólido al
servicio de la dictadura. Desarrolló una teoría sobre la “legitimidad del logro”, según la cual la autoridad dimana de la deseabilidad del objetivo, incorporando así la ideología del progreso de los
positivistas, y de la capacidad para obtenerlo, sin importar los medios. El logro alcanzado (del progreso material) se convierte así en
argumento de la obediencia política al régimen. Al mismo tiempo,
elaboró en varias obras históricas una interpretación conservadora
de la nación dominicana, resolviendo en favor del régimen despótico los dos temas planteados por la intelectualidad hostosiana a
la que recusó por su pesimismo. Ambas teorías sobrevivieron a la
dictadura y todavía hoy siguen siendo objeto de reelaboraciones
por parte de la intelectualidad conservadora.
252 Toda discrepancia del régimen era un crimen, y el disidente
era acusado de comunista.
253 Decimos fracaso porque así lo narra la historia oficial, pero
entendemos que el modo bajo el cual se desarrolló su implementación, en momentos de tiranía, tuvo mucho que ver con los
escasos resultados obtenidos.
254 Se crea por medio a la Ley 5788, el 9 de enero de 1962.
Además, con la Ley 10 se había creado el Secretariado Técnico de la Presidencia y con la Ley 55 el Sistema de Planificación del Desarrollo.
255 Las principales justificaciones de la reforma de la seguridad social descansan en la ineficiencia del Estado dominicano para garantizar la seguridad social de nuestra
población; por lo que se consideraba necesario que intereses privados pudieran participar en la administración de
la misma. Se satisfacen así las demandas de los sectores
nacionales e internacionales deseosos de invertir en el área
de los servicios sociales de nuestro país.
256 Es una estructura similar al gabinete social que tenemos
hoy (2010). A ella pertenecen todas las secretarías y las organizaciones que hacen asistencia social. Crea además un Consejo
Consultivo de la Sociedad Civil. Crea un órgano rector comandado por el Secretario de Estado de la Presidencia y además
coloca personas concretas para ese equipo: Alba Cabral, viuda
de Peña Gómez (como vicepresidenta), y al Dr. Augusto Vargas
Peynado (como Director General). Se crea el Fondo de Desarrollo Social (FODES) para financiar las acciones. Se crea un
órgano administrativo que designa personas (Dr. Manuel Augusto Vargas, Director; Alejandro Abreu, Subdirector General, e Ing.
Felvio Rodríguez, subdirector de Operaciones).
257 Sin embargo, casi en paralelo, en febrero de 2001, el Presidente de la República anuncia un conjunto de medidas y acciones sociales denominadas “Paquetazo Social”, el cual tenía
como fines compensar los efectos sociales negativos de las
reformas económicas puestas en marcha a finales de 2000.
La problemática institucional esbozada, conjuntamente con la
caída de los ingresos públicos presupuestados para 2001, fueron factores obstaculizadores para que el gobierno ejecutara,
en una alta proporción, algunas de las medidas integradas al
paquetazo social.
258 En este decreto se vincula la nueva estructura a una Comisión Coordinadora para el seguimiento de las políticas sociales
por medio de reporte mensuales, creada un mes antes por el
Decreto 405-01.
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NOTAS FINALES│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
259 Ya el día anterior al Decreto 466-01 se había erogado el
Decreto 465-01, que aseguraba los cargos a personas de la
unidad ejecutiva.
260 Estos dos decretos en un mismo día permiten ver la desorganización y la falta de planificación del país.
261 El SPSS está formado por la Asociación La Nacional de Ahorros y Préstamos (ALNAP), la Asociación Popular de Ahorros y
Préstamos (APAP), la Asociación Cibao de Ahorros y Préstamos
(ACAP), y el Banco de Reservas (BR) de la República Dominicana,
este último de propiedad estatal.
262 Obsérvese que este programa toma el nombre de la tarjeta
Solidaridad, lo cual ha creando dificultades entre las diferentes
instituciones que manejan los programas.
263 Con la nueva Constitución aprobada en enero de 2010, se
cambian los nombres de las Secretarías por Ministerios. Este
ministerio tiene apenas alrededor de tres años
264 El IDSS (antiguo seguro de trabajadores) debe reestructurarse y sus prestadoras de salud deben articularse, formado una
red única con las prestadoras de la SESPAS y las privadas. De
igual forma, se transformará de una ARS para afiliar a las personas con capacidad contributiva libremente afiliada. Además, el
IDSS se conformará en la única ARL del sistema y se encargará
además del sistema de Estancias Infantiles.
265 Existe evidencia de que la igualas médicas rechazaban
personas con enfermedades preexistentes, mayores de edad
y limitaban cobertura a enfermedades catastróficas, entre otras
aberraciones del sistema.
266 Hasta este momento la inasistencia o deserción de la representación empresarial había provocado la paralización de los
reglamentos, resoluciones y mecanismos que pudieran permitir
la agilización de la implementación del sistema, entre ellos uno
de los más importantes de este tipo de sistema: la libre elección.
267 Acuerdo para el Inicio del Seguro Familiar de Salud del Régimen Contributivo. Este acuerdo se hace en una cumbre convocada por el Presidente de la República que conformó comisiones de trabajo que laboraron durante 3 meses y que permitieron
destaponar el proceso, culminando con una serie de condiciones
colocadas por las ARS para que pudiera arrancar el sistema. La
irrupción de una coalición realizada por sectores como Foro Ciudadano, Colegio Médico Dominicano, los gremios de salud y algunos sectores sindicales (que conllevaron manifestaciones en
las calles, cabildeo, posición técnica, presencia en los medios,
etc.) impulsó un cambio definitivo del letargo del RC y por tanto
un impulso al Subsidiado.
268 En diversas ocasiones se ha propuesto en el CNSS modificar
la ley para eliminar el RCS.
269 Una auditoría mandada por el CNSS y publicada por Edwin Ruiz
en Clave Digital decía “En el caso de la ARS líder del sistema, ARS
Humano, con el 30% de los afiliados, su rendimiento sobre el capital fue nada menos que de 154%. Pero en 2008, las palmas se las
llevó la ARS Colonial, con 2% de los afiliados. Su rendimiento sobre
el capital fue de 452%. La ARS Palic fue otra gran ganadora, al alcanzar un rendimiento de 436%, antes de impuesto. A diciembre
de 2009 esta ARS contaba con el 12% de los afiliados. La Universal,
otra ARS privada, también obtuvo un elevado rendimiento, aunque
menor que las anteriores. Con una participación de mercado de
11%, registró un rendimiento sobre el capital de 65%” (Ruiz, Las
“sacrificadas” ARS ganan hasta 452% de su capital, 2010).
270 Recordemos que en el esquema financiero solidario los
aportes y contribuciones de trabajadores y empleadores, así
como los recursos que agrega el Estado, constituyen un fondo
que se destina al pago de las pensiones correspondientes a los
trabajadores retirados, cubiertos por el programa a partir de una
serie de criterios.
271 El IDSS se creó en 1947. Adicionalmente, a fin de realizar el
manejo financiero, se creó la Caja Dominicana de Seguro Social
(CDSS) a cargo del Secretario de Estado de Previsión Social y,
como órgano asesor, la Junta Médica Dominicana.
272 Desde 1959, por medio a la Ley 5885, existía un sistema de
pensiones asistenciales destinadas a los empleados de la administración pública, con el único requisito de tener 25 años en
el servicio y 60 años de edad o más. Su aplicación fue prácticamente nula; luego se convierte en RC por la Ley 379-81.
273 En 1997, mientras que el IDSS tenía 26 mil 126 pensionados, de acuerdo con datos de la ONE (2000), el de la 379-81
tenía 29 mil 319.
274 Ese mismo año se fundan cuatro administradoras que
son la Administradora de Fondos de Pensiones Popular, la
Administradora Fiduciaria, la Administradora American Life y
la AFP Siembra.
275 Mesa Lagos se ha referido a este sistema como sustitutivo
porque se sustituye el sistema público por el privado. De igual
forma, clasifica otros dos: el paralelo y el mixto.
276 Informe actuarial y técnico sobre el Régimen Nacional de
Pensiones, determinación de los pasivos actuariales a cargo del
Estado y lineamientos de la reforma a la Ley 379 (Secretaria de
Estado de Finanzas, 2006).
277 El portafolio de la AFP es principalmente compuesto de títulos de deuda pública. No participan entonces del financiamiento
del sector privado.
278 Debido a una excepcional caída de la tasa de interés combinada con una tasa de inflación que la superó, lo que evidencia que el confinar la rentabilidad de los fondos sólo a estrategias financieras, y escasamente a la producción, no garantiza
la rentabilidad real del dinero, ni impacta positivamente en la
calidad de vida de la gente.
279 En la Región del Valle la tasa de analfabetismo es exagerado: 25.6.
280 El sistema educativo dominicano contempla sesiones en la
mañana, en la tarde, de noche y los fines de semana.
281 El currículo diseñado en el contexto del Plan Decenal y
aprobado mediante la Ordenanza 1’95 establece un horario de 5
horas por día en el Nivel Básico, 6 horas para el Nivel Medio y 7
horas diarias para la Modalidad Técnico Profesional. El Plan Decenal de Educación plantea que hay tres factores que explican
en parte el incumplimiento del horario escolar: la cultura educativa, el contrato del maestro y la falta de infraestructura.
282 En 1957, el INVI pasa al Banco Agrícola. En 1962 se crea
el Instituto de Auxilio y Vivienda y en ese mismo año el Banco
Nacional de la Vivienda.
283 La ACOPROVI abarca 16 organizaciones entre empresas constructoras y asociaciones de ahorros y créditos: http://acoprovi.
org/acoprovi.html, consultada el 19 de marzo de 2010.
284 Para 2001-2002, se aprobaron dos decretos (93-02 y 78402) en los que se establecía la dotación de títulos de propiedad
por parte de bienes nacionales; sin embargo, esta competencia
sólo la tiene el Tribunal Superior de Tierras. Según lo reportado
por el onud (2008), esta situación creó ilusión a personas de bajos ingresos; sin embargo, la misma no tenía base legal, ya que
no es de la competencia de esta entidad.
285 http://www.inavi.gob.do/sobre-inavi/text2
286 http://www.dgdc.gov.do/marco.htm
287 Aplicado, desde 2004, por la Secretaría de Estado de Interior y Policía, cuyo objetivo busca Garantizar el ejercicio de los
derechos ciudadanos, así como “Atacar integralmente las multicausales de la violencia y de la delincuencia”.
288 Con este decreto se sustituye la Tarjeta de Asistencia Familiar por la TAE y se responsabiliza a la Secretaría de Estado
de Educación del Programa.
289 En la ERP se propuso como nombre Sistema de Beneficiarios para programas sociales, pero conceptualmente se trata de
la misma propuesta.
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Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
290 La transferencia por concepto de Comer es primero al inicio
del programa era de RD$550.00.
291 Al inicio del programa los límites de las edades eran de 6 a
16 años.
292 En el estudio del Centro Montalvo antes citado, se obtuvieron testimonios de beneficiarios del programa que sentían las
acciones del programa como “ayuda del gobierno hacia ellos”,
“un regalo del Presidente”, además de comentar algunas frases
sugestivas de los(as) capacitadores(as) del programa que indicaban que la existencia del programa se debía al Presidente de
la República: “este programa lo puso el Presidente, si el Presidente pierde, el programa se termina”. Al momento de realizarse
el estudio (abril 2008), Dominicana se preparaba para las elecciones presidenciales.
293 La instauración de esta oficina, amparada legalmente por
un decreto, representa una concepción excluyente para las
mujeres para ocupar la Presidencia. Aun cuando fácilmente es
posible derogar un decreto, el imaginario estará influido por la
oficialización de un Presidente y una esposa.
Brasil
294 La elaboración de este informe estuvo a cargo de Aloísio
Ruscheinsky, quien contó con el apoyo de Mariana O. Madruga,
Mateus H. J. Nascimento y Jéssica Zipperer Muller, de la Universidade do Vale do Rio dos Sinos (UNISINOS).
295 A publicação Radar Social 2006 (IPEA-Instituto de Pesquisa Econômica Aplicada) enfatiza que a pobreza incide sobre
30.1%, totalizando 52.5 milhões da população brasileira em
2004, todavia o referido instituto de pesquisa informa que 9.5
milhões de pessoas saíram da indigência e de 18.4 milhões da
pobreza entre 2004 e 2008.
296 Uma discussão teórica sobre as razões e conveniências do
uso dos conceitos exclusão social, risco social e vulnerabilidade
encontram-se longamente detalhado em IPEA/MTE. Aspectos Conceituais da Vulnerabilidade Social. Convênio MTE/MTE/MTE; DIEESE,
Brasília, 2007, dis-ponível em http://www.mte.gov.br/observatorio/sumario_2009_TEXTOV1. pdf
297 Na história brasileira, segundo o presidente do IPEA, Márcio
Pochmann, este dado pouco mu-dou desde o século XIX, quando os 10% mais ricos concentravam 68% da riqueza no Rio de
Janeiro, capital do país.
298 Para a Comissão Econômica para a América Latina e o Caribe (CEPAL), em 1981, a região ti-nha cerca de 40.5% de sua
população em situação de pobreza e 18% em indigência. O relatório de 2006, portanto, 25 anos depois, sinaliza com a redução
global para 38.5% e a da indigência para 14.7%, dados incompatíveis frente aos objetivos do milênio.
299 Medimos a desigualdade usando uma medida chamada
de índice de Gini. Basicamente, ela vai de zero, que é a igualdade perfeita, inatingível, a um, que é a desigualdade perfeita,
também ina-tingível, além de ser indesejável. Existem algumas
controvérsias sobre o cálculo índice de Gini no Brasil, ou seja,
existem algumas variações quanto ao valor do índice de acordo
com as fontes e os autores consultados.
300 Constatação de Naomar de Almeida Filho, reitor da UFBA (Universidade Federal da Bahia) e membro do Observatório da Equidade do CDES (Conselho de Desenvolvimento Econômico e Social),
em artigo publicado pelo jornal Folha de S. Paulo, 2007-2010.
301 A urbanização ocorrida a partir de 1940 e reforçada ao longo do “milagre brasileiro” do início dos anos 70 produziu uma
concentração populacional em grandes cidades, formando metrópoles com suas extensas periferias e sem a devida provisão
de moradia para acomodar os trabalhadores e seus familiares,
e menos ainda de serviços de saneamento básico adequados.
A este propósito conferir Carlos Vainer, do Instituto de Pesquisa
e Planejamento Urbano e Regional da UFRJ, diz que as cidades
são “campo de disputa por recursos públicos”. Entrevista ‘’Cidade é arena para disputa de verba e poder’’, ao jornal Folha de S.
Paulo, 2003-2010.
302 Uma análise sumária ou preliminar dos dados sobre habitação realizada pelo IPEA e extraídos a partir da PNAD 2007 estão
disponíveis em http://www.ipea.gov. br/Destaques/livroradar/06.
moradia. pdf. Em outra publicação o tema central também contempla as condições externas à vida familiar. IPEA. Primeiras análises-Saneamento básico e habitação-PNAD 2007. Comunicado
da Presidência, nº 13, 2008, http://www.ipea.gov. br/default. jsp
303 De acordo com o Censo Demográfico, em 2000 havia cerca
de 1.7 milhão de domicílios localizados em favelas, abarcando
uma população de 6,6 milhões de pessoas, 53% das quais nos
estados de São Paulo e Rio de Janeiro, tidos como o coração da
arrancada para o desenvolvimento econômico.
304 Na avaliação do coordenador do relatório e diretor do Centro de Estudos e Monitoramentos das Cidades do Programa da
ONU para os Assentamentos Humanos (ONU-Habitat), o mexicano
Eduardo Lopez Moreno, existe vínculo direto entre desigualdade e criminalidade. “Estatisticamente, existe sim um vínculo. É
muito possível que a cidade mais desigual gere muito mais facilmente distúrbios e problemas sociais. As autoridades desses
países vão deslocar recursos que deveriam ir para investimentos
para conter esses movimentos sociais. O custo social acaba se
traduzindo em custo econômico”, afirmou Moreno. A reportagem
é de Alfredo Junqueira e publicada pelo jornal O Estado de S.
Paulo, 2003-2010.
305 De acordo com o IPEA as favelas são setores especiais de
aglomerados subnormais, que correspondem à informalidade
habitacional decorrente do nãoatendimento aos padrões construtivos e urbanísticos vigentes. O IBGE define como aglomerado
subnormal o “conjunto (favelas e assemelhados) constituído por
unidades habitacionais (barracos, casas etc.), ocupando ou tendo ocupado até periodo recente terreno de propriedade alheia
(pública ou particular), dispostas, em geral, de forma desordenada e densa e carente, em sua maioria, de serviços públicos essenciais”. Conferir, a esse respeito, IBGE. Metodologia do Censo
Demográfico 2000. Rio de Janeiro, IBGE, 2001.
306 Referencia ao trabalho de Celi Scalon & Maria A. de Oliveira
Desigualdades de Classe e Desigualdades Espaciais. Congresso da SBS, 29/05 a 01/06 de 2007, UFPE, Recife (PE).
307 . Em julho de 2010 ocorreu em São Paulo (Brasil) o 13º
congresso da Rede Mundial da Renda Básica ou Basic Income
Earth Network (Bien) sob o tema “pode uma renda básica incondicional, paga a todo cidadão, ser um instrumento de justiça e
paz?” com mais de 500 participantes de 30 países. A proposição
fundamental desta rede consiste em oferecer a todos os cidadãos de uma nação uma renda básica de cidadania. (http://www.
ihuonline.UNISINOS.br/uploads/edicoes/1276549854.9028pdf.pdf)
308 Giuseppe M. Cocco. Uma renda universal. Trabalho e vida
tendem a coincidir. Entrevista a IHU on-line, Unisinos, 4/9/2006.
http://www.ihu.UNISINOS.br/index.php?option=com_noticias&Itemi
d=18&task=detalhe&id=206
309 Professora da USP, reconhecidamente uma militante dos direitos humanos, em entrevis-ta a Agência Carta Maior, 13-10-2006.
310 Professora do Departamento de ciência política da Unicamp-São Paulo, em 2006 coordenou um III congresso latinoamericano de Ciência Política sobre “Democracia e Desigualdades”, promovido pela Associação LatinoAmericana de Ciência
Política (ALACIP).
311 Para exemplificar um caso atual. O secretário Charles
Roberto Pranke, da Secretaria Municipal de Assistência,
Cidadania e Inclusão Social da cidade de São Leopoldo,
sul do Brasil, relata a experiência de transferência de renda: o Programa de Auxílio Solidário, em São Leopoldo desde 2005. Em 2009 o programa atendia aproximadamente
1500 famílias, que recebem uma bolsa de R$ 117,00 por
mês, para as quais é oferecido um processo de formação.
Dois grupos de formação dentro dos Centros de Referência de Assistência Social (CRAS) como canais: um trata das
questões cotidianas, da realidade diária; e o outro atende a
questão motivacional, de estímulo a esta parcela da população que acabou excluída da sociedade. “Ajudamos nas
questões de documentação, no sentido da formação cidadã,
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Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
e tentamos recuperar a autoestima, fazendoos visualizar
que o amanhã pode ser um dia diferente. A grande maioria
não tem emprego, e bebem ou consomem drogas não porque querem, mas porque não conseguem visualizam nada
na frente, só importa o hoje. Por isso precisamos criar esse
mecanismo de motivação”.
312 Fagnani, Eduardo. Política social do Brasil (1964-2002):
entre a cidadania e a caridade. Campinas (SP): Instituto de
Economia, Unicamp, tese, 2005.
313 Francisco C. Weffort professor de Ciência Política
da USP, ex-ministro da Cultura, jornal Estado de S. Paulo,
01/10/2006.
314 Apresentamos a variação do dólar americano em relação ao real (moeda nacional) tendo como referencia o
mês de junho, assim sendo em 2000 = 1,808; 2002 = 2,714;
2004 = 3,129; 2006 = 2,248; 2008 = 1,619; 2010 = 1,807.
Esta amostra da variação das moedas parece suficiente
para atestar a temeridade de traduzir em cada momento o
valor em reais em dólares. Talvez o mais sensato seria tomar o valor do dólar somente numa determinada data para
realizar a equivalência.
315 De acordo com a 3ª edição do “Manual de Orientações
sobre o Bolsa Família na Saúde” (2009), o Programa Bolsafamília (PBF), instituído pela Lei o 10. 836, de 9 de janeiro
de 2004, e regulamentado pelo Decreto o 5. 209, de 17 de
setembro de 2004, criado com o intuito de apoiar os mais
pobres e garantir seus direitos aos serviços sociais básicos,
sendo então definido como um Programa de Renda mínima.
316 O PBF foi considerado pela revista inglesa The Economist, em reportagem intitulada “Nova abordagem sobre
um velho problema”, em setembro de 2005, como o maior
programa de transferência de renda da nova geração de
programas sociais da América Latina. O Banco Mundial considerou o PBF uma política exitosa no combate à pobreza e à
desigualdade e a recomenda a outros países.
317 Há um limite de ingresso pelo programa, ou seja, as
famílias não fazem muitos filhos para receber auxílio, como
tantos críticos pensam na sociedade. Ao receber o cartão
bancário do PBF, o beneficiário deverá cadastrar sua senha
e, a após ter feito isso, poderá sacar seu auxílio em qualquer um dos canais da rede de atendimento bancário (Caixa
Econômica Federal), mas existe um calendário classificando o dia de pagamento.
318 A assistência dada a cada família, segundo o “Manual
de Orientações sobre o Bolsa Família na Saúde” (2009),
deve ser realizada por uma Equipe de Saúde da Família ou
por uma Unidade Básica de Saúde, que deve orientar os beneficiários sobre o cumprimento de suas condicionalidades
do Programa Bolsa Família. O acompanhamento dessas
famílias acerca da saúde e nutrição deve partir do Sistema
Único de Saúde (SUS).
319 Mara Rosange A. de Medeiros. Condicionalidades nos programas de transferência de renda: tensão entre direitos e controle dos
pobres. Tese doutoramento, PPGSS, PUC-RS, Porto Alegre, 2008
320 O Seminário Crise, políticas públicas e transferência de renda,
foi realizado dia 13 de maio de 2009, na Unisinos, evento em parceria do Instituto Humanitas Unisinos-IHU, com o Curso de Serviço
Social, com o Conselho Regional de Serviço Social (CRESS) e a Secretaria Municipal de Assistência, Cidadania e Inclusão Social de
São Leopoldo (SACIS).
321 No Brasil, de acordo com o mesmo autor, se for mantido
o ritmo da década será possível conseguir chegar em 22
anos ao nível de equidade do Canadá, sendo o principal desafio manter o paradigma de uma distribuição de renda mais
justa, com redução efetiva das heterogeneidades econômicas e culturais. Outro desafio é a redução das fortes desigualdades regionais.
322 Frei Betto, foi assessor especial do presidente Lula (por
um determinado periodo) participou ativamente desde o início da formulação, do planejamento e do projeto do Programa Fome Zero, reconhece que no campo do combate
efetivo à pobreza existem discursos fáceis, porém soluções
complicadas (jornal Brasil de Fato, 13 a 20/09/2006).
323 Ao longo da década atual exitem duas PECs (Proposta da
Emenda Constitucional) em tramitação no Congresso Nacional brasileiro com o objetivo de incluir a alimentação nos direitos
sociais da Constituição Federal. A defesa e a aprovação da PEC
modificam o artigo 6º da Constituição e inclui a alimentação entre
os direitos sociais como uma prioridade no combate à pobreza.
Desta forma, esta iniciativa coloca a alimentação no campo dos
direitos fundamentais, como um direito permanente e reconhecido
por meio de uma norma jurídica.
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Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
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GLOSARIO DE SIGLAS
ACAP
Asociación Cibao de Ahorros y Préstamos, República Dominica
ARS
Aseguradoras de Riesgos de Salud, República Dominica
ACNUR
Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados
ASSE
Administración de Servicios Sanitarios del Estado, Uruguay
AUGE
Acceso Universal a Garantías Explícitas, Chile
ACOPROVI
Asociación Dominicana de Constructores y Promotores de Viviendas, República Dominica
Asociación Dominicana de Administradoras de
Fondos de Pensiones
AUSJAL
Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús
en América Latina
ADAFP
AVEO
Activos, Vulnerabilidad y Estructura de Oportunidades
ADESS
Administradora de Subsidios Sociales, República Dominica
BANDES
Banco de Desarrollo Económico y Social, Venezuela
AFAP
Administradora de Fondos de Ahorro Previsional, Uruguay
BC
Banco Central, Uruguay
AFP
Administradoras de Fondos de Pensiones
BCE
Banco Central del Ecuador
AHE
Atención Humanitaria de Emergencia, Colombia
BCRP
Banco Central de Reserva, Perú
AID
Agencia Internacional para el Desarrollo, República Dominica
BCV
Banco Central de Venezuela
AIOS
Asociación Internacional de Organismos de Supervisión de Fondos de Pensiones, República Dominica
BDH
Bono de Desarrollo Humano, Ecuador
BGC
Programa Bonogás para Choferes, República Dominica
BGH
Programa Bonogás para Hogares, República Dominica
BIE
Banco de Información Económica, México
BNV
Banco Nacional de la Vivienda, República Dominica
BPS
Banco de Previsión Social, Uruguay
BR
Banco de Reservas, República Dominica
CADIVI
Comisión de Administración de Divisas, Venezuela
CASEN
Encuesta de Caracterización Socioeconómica de la Población
ALNAP
AMET
Asociación La Nacional de Ahorros y Préstamos,
República Dominica
Autoridad Metropolitana de Transporte, República Dominica
AMIE
Archivo Maestro de Instituciones Educativas, Ecuador
ANEP
Administración Nacional de Educación Pública, Uruguay
APAP
Asociación Popular de Ahorros y Préstamos, República Dominica
APP
Alianza para el Progreso
APS
Aporte Previsional Solidario, Chile
│369│
GLOSARIO DE SIGLAS│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
CATPCA
Análisis de Componentes Principales Categórico
ENCV
Encuesta Nacional de Calidad de Vida, Colombia
CBA
Canasta básica de alimentos
END
Estrategia Nacional de Desarrollo, República Dominica
CBNA
Canastas básicas no alimentarias
ENDES
Encuesta Demográfica y de Salud Familiar, Perú
CCI
Cuentas de Capitalización Individual, República Dominica
ENDESA
Encuesta Nacional Demográfica y Salud, República Dominica
CCLP
Comando Conjunto de Lucha contra la Pobreza, Perú
ENFT
Encuesta Nacional de Fuerza de Trabajo, República Dominica
Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria, México
ENIGH
Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares, México
CEDRSSA
ENOE
Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, México
ENVIH
Encuesta Nacional sobre Niveles de Vida de los Hogares, México
EPE
Encuesta Permanente de Empleo, Perú
EPS
Empresas de Producción Social, Venezuela
ERP
Estrategia de Reducción de la Pobreza, República Dominica
FA
Frente Amplio, Uruguay
FAC
Fondo de Ahorro y Contingencia, Ecuador
FARC
Fuerzas Armadas de Liberación de Colombia
FEDE
Fundación de Edificaciones y Dotaciones Educativas, Venezuela
FEIREP
Fondo de Estabilización, Inversión Social y Productiva y Reducción del Endeudamiento Público, Ecuador
FEM
Fondo para la Estabilización Macroeconómica, Venezuela
FES
Fondo de Emergencia Social, República Dominica
FIEM
Fondo de Inversión para la Estabilización Macroeconómica, Venezuela
FISE
Fondo de Inversión Social para Emergencias, Ecuador
FIV
Fondo de Inversiones de Venezuela
FMI
Fondo Monetario Internacional
FOBAPROA
Fondo Bancario de Protección al Ahorro, México
FODI
Fondo de Desarrollo Infantil, Ecuador
FOGADE
Fondo de Garantía de los Depósitos Bancarios, Venezuela
FONART
Fondo Nacional Para El Fomento De Las Artesanias, México
FONASA
Fondo Nacional de la Salud
CELADE
Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía
CENDA
Centro de Análisis y Documentación de los Trabajadores, Venezuela
CEPAL
CEPLAN
Comisión Económica para América Latina y el Caribe
Centro Nacional de Planeamiento Estratégico, Perú
CFAP
Clasificación de las Funciones de la Administración Pública, Venezuela
CFT
Centro Formación Técnica, Chile
CGR
Contraloría General de la República, Perú
CIAS
Comisión Interministerial de Asuntos Sociales, Perú
CIEPP
Centro Interdisciplinario para el Estudio de Políticas Públicas
CISOR
Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales, Venezuela
CNAIPD
Consejo Nacional de Atención Integral para la Población Desplazada por la Violencia, Colombia
CNE
Consejo Nacional Electoral, Venezuela
CNPV
Censo Nacional de Población y Vivienda, República Dominica
CNS
Comité Nacional de Salarios, República Dominica
CNSS
Consejo Nacional de la Seguridad Social, República Dominica
CODHES
Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento,
Colombia
CODICEN
Consejo Directivo Central, Uruguay
CONANI
Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia, República
Dominica
CONAPO
Consejo Nacional de Población, México
FONCOFIN
Fondo de Cooperación y Financimiento de Empresas Asociativas,
Venezuela
CONARE
Comisión Nacional para la Reforma y Modernización del Estado,
República Dominica
FONDEN
Fondo de Desarrollo Nacional, Venezuela
CONASUPO
Compañía Nacional de Subsistencias Populares, México
FONHAPO
Fondo Nacional de Habitaciones Populares, México
FONVIS
Fondo de Inversión Social de Venezuela
CONEVAL
Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, México
FUNDACOMUN
CONPES
Consejo Nacional de Política Económica y Social, Colombia
Fundación para el Desarrollo de la Comunidad y Fomento Municipal, Venezuela
CTC
Centro Tecnológico Comunitario, República Dominica
DANE
Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Colombia
DAS
Departamento Administrativo de Seguridad, Colombia
DF
Distrito Federal, México
FUNDACREDESA
Fundación Centro de Estudios sobre Crecimiento y Desarrollo de
la Población Venezolana
GCP
Gobierno Central Presupuestario
GED
Goce Efectivo de los Derechos, Colombia
GEHI
Gran Encuesta Integrada de Hogares, Colombia
GES
Garantías Explícitas en Salud, Chile
Dirección General de Estadísticas y Censos, Uruguay
GLP
Gas licuado de petróleo
DGI
Dirección General Impositiva, Uruguay
IAE
Impuesto a los Activos Empresariales, Venezuela
Dirección de Información y Análisis de Estrategia de la Presidencia, República Dominica
ICBF
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar
DIAPE
ICSVM
DICONSA
Distribuidora CONASUPO, S. A. de C. V., México
Impuesto al Consumo Suntuario y a las Ventas al Mayor, Venezuela
Dirección de Información de Defensa a los Afiliados de la Seguridad Social, República Dominica
ICV
Índice de Calidad de Vida
DIDA
IDB
Impuesto al Débito Bancario, Venezuela
DGDC
DGEC
Dirección General de Desarrollo de la Comunidad, República
Dominica
DIGEPRES
Dirección General de Presupuesto, República Dominica
IDE
Impuesto sobre Depósitos en Efectivo, México
DIH
Derecho Internacional Humanitario
IDH
Índice de Desarrollo Humano
DIPRES
Dirección de Presupuestos, Chile
IDSS
Instituto Dominicano de Seguros Sociales
DNP
Departamento Nacional de Planeación, Colombia
IECON
Instituto de Economía, Universidad de la República, Uruguay
DPD
Despacho de la Primera Dama, República Dominica
IEPS
Impuesto Especial a Producción y Servicios, México
DR-CAFTA
Dominican Republic-Central America Free Trade Agreement
IES
Incentivo a la Educación Superior, República Dominica
ECE
Evaluación Censal de Estudiantes, Perú
IETU
Impuesto Empresarial de Tasa Única, México
ECH
Encuesta Continua de Hogares
IFADOMI
Asociación de Industrias Farmacéuticas Dominicanas
EDA
Enfermedad Diarreica Aguda
IGCB
Indicador general de carencias básicas, Uruguay
ELN
Ejército de Liberación Nacional, Colombia
IGED
Indicadores de Goce Efectivo de los Derechos, Colombia
EMRT
Estudios de Mercado de Trabajo Regional, Colombia
ILAE
Incentivo a la Asistencia Escolar, República Dominica
EN
Evaluación Nacional, Perú
Encuesta Nacional de Hogares, Perú
ILDIS
Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales, Venezuela
ENAHO
│370│
GLOSARIO DE SIGLAS│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
IMAE
Instituciones de Medicina Especializadas, Uruguay
MMM
Marco Macroeconómico Multianual, Perú
IMSS
Instituto Mexicano del Seguro Social
MPD
Ministerio de Planificación y Desarrollo, Venezuela
INABIMA
Instituto Nacional de Bienestar Magisterial, República Dominica
MPF
Ministerio de Planificación y Finanzas, Venezuela
INAPAM
Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores, México
MSDS
Ministerio de Salud y Desarrollo Social, Venezuela
INAVI
Instituto Nacional de Auxilio y Vivienda, República Dominica
MSP
Ministerio de Salud Pública, Ecuador y Uruguay
INCODER
Instituto Colombiano de Reforma Agraria
MTC
Ministerio de Transportes y Comunicaciones, Perú
INDESOL
Instituto Nacional de Desarrollo Social, México
MVCS
Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento, Perú
INE
Instituto Nacional de Estadística, Uruguay y Venezuela
MVR
Movimiento V República, Venezuela
INEC
Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de Ecuador
NAFINSA
Nacional Financiera, México
INEGI
Instituto Nacional de Estadística y Geografía, México
NBI
Necesidades Básicas Insatisfechas
INEI
Instituto Nacional de Estadística e Informática, Perú
NBS
Necesidades Básicas Satisfechas
INNFA
Instituto Nacional del Niño y la Familia, Ecuador
NME
Nuevo Modelo Económico
INVI
Instituto Nacional de la Vivienda, República Dominica
ODC
Oficina de Desarrollo de la Comunidad, República Dominica
IP
Instituto Profesional, Chile
OIT
Organización Internacional del Trabajo
IPC
Índice de Precios al Consumidor
ONAPLAN
Oficina Nacional de Planificación, República Dominica
ONG
Organización No Gubernamental
IPES
Instituto de Investigación sobre Integración, Pobreza y Exclusión
Social, Uruguay
OPD
Organismo Público Descentralizado
IPSFL
Instituciones Privadas sin Fines de Lucro
OPEP
Organización de Países Exportadores de Petróleo
IR
Impuesto a la Renta, Ecuador
OPS
Organización Panamericana de la Salud
IRA
Infección Respiratoria Aguda
OPSU
Oficina de Planificación del Sector Universitario, Venezuela
IREG
Índice de remuneraciones de asalariados del sector gobierno, Venezuela
ORI
Operación Rescate Infantil, Ecuador
OSUAH
Observatorio Social de la Universidad Alberto Hurtado, Chile
OTTT
Oficina Técnica de Transporte Terrestre, República Dominica
PAE
Programa de Alimentación Escolar, Ecuador
PAI
Programa Ampliado de Inmunizaciones, Ecuador
PANES
Plan de Atención Nacional a la Emergencia Social, Uruguay
PANN
Programa Nacional de Alimentación y Nutrición, Ecuador
PBS
Plan Básico de Salud, República Dominica
PCM
Presidencia del Consejo de Ministros, Perú
PDSS
Plan de Servicios de Salud, República Dominica
PDVSA
Petróleos de Venezuela, S. A.
IREP
ISI
ISLR
ISP
Índice de remuneraciones de asalariados del sector privado, Venezuela
Industrialización por Sustitución de Importaciones
Impuesto sobre la renta, Venezuela
Índice Sintético de Pobreza, Venezuela
ISR
Impuesto sobre la renta, México
ISSFAPOL
Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas y la Policía
Nacional, República Dominica
ITBIS
Impuesto a las Transferencias de Bienes Industrializados y Servicios, República Dominica
IVA
Impuesto al Valor Agregado
PEA
Población Económicamente Activa
IVSS
Instituto Venezolano del Seguro Social
PEAS
Plan Esencial de Aseguramiento, Perú
LAC
Línea de Atención de Campamentos, Chile
PEF
Presupuesto de Egresos de la Federación, México
LGDS
Ley General de Desarrollo Social, México
PES
Plan Estratégico Social, Venezuela
LICONSA
Leche Industrializada CONASUPO, S. A. de C. V., México
PIB
Producto Interno Bruto
LP
Línea de Pobreza
PIMAG
MBR200
Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, Venezuela
Programa Incentivo a los Alistados de la Marina de Guerra, República Dominica
MCDS
Ministerio Coordinador del Desarrollo Social, Ecuador
PIN
Programa Integral de Nutrición, Perú
ME
Ministerio de Educación, Ecuador
PIP
Proyectos de Inversión Pública, Perú
MEC
Ministerio de Educación y Cultura, Uruguay
PIPP
MED
Ministerio de Educación y Deportes, Venezuela
Programa de Incentivo a la Policía Preventiva, República Dominica
MEF
Ministerio de Economía y Finanzas, Perú
PISA
Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos, Uruguay
MEPYD
Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, República
Dominica
PLADES
Planes Nacionales de Desarrollo Socioeconómico, República
Dominica
MERCAL
Mercados de Alimentos, Venezuela
PLANAN
Plan Nacional de Alimentación y Nutrición, República Dominica
Misión para el Diseño de una Estrategia para la Reducción de la
Pobreza y la Desigualdad, Colombia
PLD
Partido de la Liberación Dominicana
DNP
PMA
Programa Mundial de Alimentos, Ecuador
MESEP
Misión de Expertos de las Series de Empleo y Pobreza, Colombia
PND
Plan Nacional de Desarrollo
Ministerio de Finanzas
PNDS
Plan Nacional de Desarrollo Social, República Dominica
MIDES
Ministerio de Desarrollo Social, Uruguay
PNN
Programa Nuestros Niños, Ecuador
MIDUVI
Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda, Ecuador
ONUD
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
MIES
Ministerio de Inclusión Económica y Social, Ecuador
PPPF
Programa de Protección del Patrimonio Familiar, Chile
MIMDES
Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social, Perú
PPR
Presupuesto por Resultados
MINAG
Ministerio de Agricultura, Perú
PRAGUAS
MINEDU
Ministerio de Educación, Perú
Programa de Agua y Saneamiento para Comunidades Rurales y
Pequeños Municipios, Ecuador
MINEM
Ministerio de Energía y Minas, Perú
PRD
Partido Revolucionario Dominicano
PROCOMUNIDAD
Fondo de Promoción a las Iniciativas Comunitarias, República
Dominica
PROGRESA
Programa de Educación, Salud y Alimentación, México
PROMESE
Programa de Medicamentos Esenciales, República Dominica
MF
MINERD
Ministerio de Educación, República Dominica
MINSA
Ministerio de Salud, Perú
MMDP
Miles de millones de pesos, México
MMIP
Método de Medición Integrado de Pobreza
│371│
GLOSARIO DE SIGLAS│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
PROMIPYME
Programa para la Promoción y Apoyo a la Micro, Pequeña y Mediana Empresa, República Dominica
SIPEN
Superintendencia de Pensiones, República Dominica
SIS
Seguro Integral de Salud, Perú
SISALRIL
Superintendencia de Salud y Riesgos Laborales, República Dominica
PRONAA
Programa Nacional de Atención Alimentaria, Perú
PRONACIÓN
Proyecto Nación, Venezuela
PRONAMA
Programa Nacional de Movilización por la Alfabetización, Perú
SISOV
Sistema de Indicadores Sociales de Venezuela
PRONAMACHS
Programa Nacional de Manejo de Cuencas Hidrográficas, Perú
SIUBEN
Sistema Único de Beneficiario, República Dominica
PRONASOL
Programa Nacional de Solidaridad, México
SNAIPD
Sistema Nacional de Atención Integral a la Población Desplazada,
Colombia
PROPAÍS
Proyecto País, Venezuela
PROPATRIA
Proyecto Patria, Venezuela
SODEM
Secretaría Nacional de los Objetivos del Milenio, Ecuador
Sector Público No Financiero
PROPESUR
Proyecto para Pequeños Productores de la Región Suroeste, República Dominica
SPNF
SPR
Sector Público Restringido
PRSC
Partido Reformista Social Cristiano, República Dominica
SPS
Sistema de Protección Social, Colombia
PSS
Prestadoras de Servicios de Salud, República Dominica
SPSS
Sistema de Pago de los Subsidios Sociales, República Dominica
PSUV
Partido Socialista Unido de Venezuela
SRI
Servicio de Rentas Internas, Ecuador
PUCE
Pontificia Universidad Católica del Ecuador
SRS
Servicios Regionales de Salud, República Dominica
PYMES
Pequeñas y medianas empresas
STD
Sistema Tributario Dominicano
RAS
Red de Apoyo Social, Colombia
STFS
Secretaría Técnica del Frente Social, Ecuador
RAS
Red de Abastecimiento Social, República Dominica
STYPS
Secretaría del Trabajo y Previsión Social, México
RC
Régimen Contributivo, República Dominica
TAE
Tarjeta de Asistencia Escolar, República Dominica
RCS
Régimen Contributivo Subsidiado, República Dominica
TCCO
Tasa de Condiciones Críticas de la Ocupación, Venezuela
REC
Red de Emisoras Comunitarias, República Dominica
TCCOA
RENIEC
Registro Nacional de Identidad y Estado Civil, Perú
Tasa de Condiciones Críticas de la Ocupación Adaptada, Venezuela
RN
Renovación Nacional, Chile
TCE
Transferencia condicionada de efectivo, Perú
RS
Régimen Subsidiado, República Dominica
TDA
Tasa de Desempleo Abierto
Registro Único de Población Desplazada, Colombia
TICS
Tecnologías de la Información y la Comunicación
Secretaría de Desarrollo Social, México
TLCAN
Tratado de Libre Comercio de América del Norte
Secretaría de Estado de Economía Planificación y Desarrollo, República Dominica
TMAC
Tasa media anual de crecimiento
TSS
Tesorería de la Seguridad Social, República Dominica
Secretaría de Estado de Educación Superior Ciencia y Tecnología,
República Dominica
TSSE
Transformación Sectorial de Salud del Ecuador
UASD
Universidad Autónoma de Santo Domingo, República Dominica
UCAB
Universidad Católica Andrés Bello, Venezuela
UCUDAL
Universidad Católica del Uruguay Dámaso Antonio Larrañaga,
Uruguay
UDELAR
Universidad de la República, Uruguay
UDI
Unión Democrática Independiente, Chile
UNIFEM
Fondo de las Naciones Unidas para la Mujer
RUPD
SEDESOL
SEEPYD
SEESCYT
SELBEN
Sistema de Selección de Beneficiarios, Ecuador
SENASA
Seguro Nacional de Salud, República Dominica
SENIAT
Servicio Autónomo Integrado de Administración Tributaria, Venezuela
SERNAM
Servicio Nacional de la Mujer, Chile
SESPAS
Secretaría de Salud Pública y Asistencia Social, República Dominica
SGSSS
Sistema General de Seguridad Social en Salud, Colombia
USD
Dólar estadounidense
SHCP
Secretaría de Hacienda y Crédito Público, México
VAB
Valor Agregado Bruto
SIMCE
Sistema de Medición de Calidad de la Enseñanza, Chile
│372│
ANEXOS│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
ANEXOS
ANEXO I
LA METODOLOGÍA EN EL ANÁLISIS
DE LAS HETEROGENEIDADES
1. El análisis de heterogeneidades sociales no fue
en sí un ejercicio de cuantificación de la pobreza de
los hogares, ni tampoco de causalidad sobre pobreza o
inequidad social. El objetivo del análisis de las heterogeneidades planteado en este estudio fue describir en su
amplitud las diferentes formas de vida de la población
de cada uno de los países de acuerdo con sus condiciones de vida, partiendo de las encuestas de hogares
respectivas o de fuentes de datos similares. Por tanto,
más que de un estudio de pobreza, se trata de un estudio
de formas de segmentación o estratificación social de la
población en general.
2. Haciendo uso de metodologías factoriales sobre
datos de índole social y económica (incluyendo en ambas lo laboral, lo familiar, lo material, etc. de acuerdo
con el caso de cada país y la disponibilidad de la data),
se identificaron una serie de factores que explicarían la
conformación heterogénea de la población en cuanto a
sus condiciones de vida. La descripción de dichos factores permitió identificar cuáles variables permitían una
diferenciación más clara de la población en cuanto a
condiciones de vida.
3. La metodología factorial permitió aglomerar
estas variables, o agregarlas, en torno a una variable estadísticamente sintética que se conoce como factor. Por
tanto, el factor es una suerte de macrovariable latente
que se hace explícita mediante el análisis factorial. La
interpretación de los datos y de su comportamiento, en
relación con dichas variables originarias y con el factor,
permite identificar el fenómeno que subyace en dichos
datos y que diferencia a la población (por ejemplo,
condiciones estructurales de la vivienda o formación y
empleabilidad de la mano de obra en el hogar).
4. La metodología también permitió identificar
de manera jerárquica los factores más importantes
(aquellos que mejor explican la diferenciación de la
población) y la contribución de las variables en cada
uno de los factores. Por tanto, los factores —mediante
una descripción de ejes polarizados— permitieron una
primera clasificación bipolar de la población. Cabe recordar que a efectos de la estadística, estos factores son
rectas en el espacio.
5. Es necesario tener en consideración que los factores son, a efectos estadísticos y matemáticos, unos
macrovectores que sintetizan el comportamiento estadístico de muchas variables en una población dada.
Estos macrovectores se tratan de líneas ‘no reales’ que
atraviesan a la distribución de la población en su es-
pacio de coordenadas. No son reales en tanto que no
corresponden a una variable medida realmente en la
recolección de datos, sino a una ‘síntesis’ de todas variables medidas (de hecho, en nuestro trabajo, reflejaron
varias síntesis, pues se calcularon varios factores).
6. A partir de estos factores o macrovariables, se
construyeron una serie de conglomerados o de clústeres
de hogares en torno a las variables que en cada caso eran
las más pertinentes para establecer dicha estratificación.
La pertinencia se determinó tanto en términos estadísticos como en términos teórico-conceptuales. De esta
manera, se superó la clasificación bipolar inicial del factor
para diseñar una clasificación más nominal de los casos.
7. La construcción y descripción de estos clústeres
nos dio lo que hemos llamado de manera informal los
bloques intranacionales, esto es: los diferentes segmentos o estratos en los cuales se agruparon la totalidad de
hogares de un país determinado y que reflejaron diferentes condiciones de vida. Por tanto, si bien éste no
es un estudio de pobreza en el cual se establecería una
línea a partir de la cual se clasificarían a los hogares en pobres y no pobres, dicha estratificación sí permitió identificar
situaciones que podemos catalogar de inaceptables o poco
aceptables en cuanto a las formas de vida de las familias.
8. No obstante, la metodología multivariable aplicada permitió identificar cuáles eran las variables que
estaban ‘jugando’ tras la clasificación de los hogares en
dichos estratos y su respectiva ponderación. En otras
palabras, mediante un análisis descriptivo podemos conocer cómo y por qué un hogar con tales características
se encontraba en un segmento o estrato y no en otro.
Estas variables pueden ser observadas en los factores
que se calcularon de manera previa a las clasificaciones
de los hogares.
9. Sobre estos macrovectores, que iban entre
valores mayores y menores al cero, se pudo ubicar espacialmente tanto a los individuos como a las dimensiones
de las variables medidas. Al observar los casos típicos
que se ubicaron en cada extremo de los factores, realmente estábamos viendo cuáles eran las variables cuyas
dimensiones caracterizaban a ese factor. Por ejemplo, si
observábamos que en el factor de un lado se ubicaron
los casos con vivienda en excelentes condiciones y en
el otro lado los casos con viviendas precarias, lo que
nos estaba indicando este factor era que las dimensiones
‘excelente’ - ‘precaria’ de la variable vivienda eran los
elementos que principalmente y de manera más característica polarizaban a la población.
10. Estas variables eran, por tanto, los elementos
que constituyeron o contribuyeron a la producción de
las heterogeneidades. Eran los factores —ya no estadísticos, sino genéricos— que actuaron de tal manera sobre
los casos estudiados que producían las heterogeneidades
│373│
ANEXOS│
Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza 2010
que, de acuerdo con nuestros casos, podían ser o no heterogeneidades inequitativas. Ya determinar qué era o
no era inequitativo corresponde a nuestro análisis conceptual y teórico que, cabe recordar, parte de las ideas
de Sen sobre la existencia de diferencias o desigualdades que catalogamos como no aceptables para cierto
estado de la sociedad.
11. Por tanto, se intentó lograr la aproximación a
las heterogeneidades que coexisten dentro de los países
latinoamericanos, agrupando éstas en bloques o grupos
más homogéneos a lo interno, para así dar cuenta de la
diversidad existente (todo ello dentro del contexto y la
variedad geosocial de cada país). Teniendo en mente
esta aproximación, se propuso hacer uso de la noción
de ámbitos geosociales como localidades socialmente
homogéneas a lo interno desde el punto de vista del desarrollo urbano-regional, pero bien diferenciadas entre
ellas. De esta manera, dichos ámbitos representarían la
diversidad del desarrollo urbano-regional y las estructuras de oportunidades para el desarrollo social que se les
asocian. De esta forma, junto a la estructura de oportunidades existentes en estos ámbitos, y a la configuración
de capacidades de la población para insertarse en ellas
a través de la clasificación en estratos socioeconómicos,
podíamos dar cuenta de la heterogeneidad existente
en el país. La conjugación de ambos elementos, oportunidades y capacidades, posibilitó el conocimiento y
seguimiento de las dinámicas concretas que se daban en
el marco de una realidad nacional.
12. Partiendo ya de este análisis, salimos de lo
estadístico para entrar en el análisis conceptual del fenómeno. Es decir, explicar propiamente el fenómeno que
se ‘escondía’ tras la producción de las inequidades. Aquí el
punto no era ‘enunciar’ lo que los datos nos habían revelado,
sino profundizar en el tipo de situaciones y condiciones que
polarizaban las condiciones de vida de la población.
13. Este tipo de análisis nos llevó a concluir sobre
la arquitectura de riesgos que hacen que una población
sea más vulnerable que otra. Recordando siempre que
estamos hablando de riesgos asociados con las condiciones de vida de la población y cuya distribución no es
azarosa, sino que responde a un esquema de relaciones o
situaciones que producen inequidades. En sentido ilustrativo, en este esquema era donde se encontraban los
factores que nos revelaron los datos.
14. Obviamente, los datos nos dieron solamente
información para revelar una parte de este esquema o
arquitectura de riesgos. Pero lo importante es que esta
parte podíamos medirla y seguirla de manera temporal
mediante las encuestas a efectos del Observatorio. Podíamos inferir el resto de las arquitecturas o apoyarnos
en estudios previos para poder completar un panorama
sobre la producción de las inequidades en cada uno de
los países estudiados.
15. En dichas arquitecturas se identificarían aquellos elementos que, dentro de las realidades de cada uno
de los países, estarían empíricamente más relacionados
con la producción de situaciones heterogéneas e inequitativas.
16. En una situación ideal, era de suponer que las
políticas sociales —que de manera general se orientan
a la ‘corrección’ de las inequidades— deberían estar
orientadas con base en esta arquitectura. Por un lado,
dichas políticas deberían actuar sobre los factores que
producían las inequidades injustas en el sentido de Sen;
por otro lado, las políticas sociales deberían cubrir a las
poblaciones que precisamente eran afectadas por estos
factores: los ‘clústeres’ que aparecían con condiciones de vida precaria, así como los ámbitos en los que
prevalecían, pudiendo generar una manera distinta de
explorar las desigualdades identificadas a través de la
configuración de bloques intranacionales que, eventualmente dieran lugar a políticas sociales más ajustadas a
la diversidad presente en el país.
17. El análisis de las políticas sociales se orientó,
por tanto, a considerar tanto la dimensión económica de
los riesgos sociales —que no eran alcanzables del todo
mediante los datos de las encuestas de hogares— como
a la caracterización general de las políticas sociales en
función de si su diseño, cobertura, objetivos, estrategias, etc., estaban centrados en identificar y actuar en
un sentido más amplio que sólo el combate focalizado
a la pobreza, sino más bien, en un sentido integral de
identificación de los factores que producen las heterogeneidades sociales. Ello, con el fin de considerar el marco
más general, pero también el más integral, para analizar
su funcionamiento y sus logros.
ANEXOS ADICIONALES
DE CADA CASO NACIONAL
ANEXO III
Los anexos correspondientes a cada uno de los casos
nacionales (por ejemplo, Ecuador, Anexo 1; Ecuador,
Anexo 5; México, Anexo 2, etc.) están disponibles en
los siguientes sitios web:
1. http://www.iberopuebla.edu.mx/microSitios/CEAPE/
en el apartado correspondiente a la Red de Homólogos
de Pobreza de AUSJAL.
2. http://www.ausjal.org/pobreza.php en el espacio asignado a Documentos y publicaciones
│374│