Historia documentada
del pueblo Guna, 1501-1728
Historia
documentada
del pueblo Guna,
1501-1728
Luis Carlos Arenas
¡Vivir en libertad!
Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Luis Carlos Arenas
Primera edición: Bogotá, D.C. 2024
ISBN: 979-8-218-44328-3
Prólogo de James Howe
Diseño gráfico y preparación editorial:
Ángel David Reyes Durán
Cubierta: Precolombi EU,
con detalles del óleo “La chicha está madura,”
del maestro Guna Achu León Kantule.
Impresión: Precolombi EU
Prohibida la reproducción total o parcial, por cualquier medio
o método sin autorización escrita del autor.
Contenido
Prólogo
13
James Howe
Prefacio y agradecimientos
Introducción
Lo que cubre este trabajo
Capítulo 1. Los indígenas de Urabá y Darién al momento
del contacto
15
21
27
35
Introducción
35
Descubrimiento y primeros contactos en Urabá y Darién
37
La fundación de Santa María la Antigua del Darién
53
El Darién y Urabá a partir de la llegada de la armada
de Pedrarias Dávila, 1514
63
Conclusión
94
Capítulo 2. Españoles e indígenas en el Darién y Urabá,
entre la integración racial y la pureza de linaje (1510-1541)
Introducción
97
97
Las visiones opuestas de ciudad de Diego del Corral y Gonzalo
Fernández de Oviedo
100
Diego del Corral y sus propuestas y práctica de integración racial
103
Fernández de Oviedo y sus elitistas ideas de pureza de linaje
110
La disputa entre Oviedo y Corral por el supuesto complot
de los caciques para destruir Santa María
117
7
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Los viajes de Julián Gutiérrez a la culata del golfo de Urabá
140
La fundación de San Sebastián de Buenavista
y el despoblamiento de Acla
152
Conclusión
156
Capítulo 3. La etnogénesis del pueblo Guna,
su irrupción y primeras luchas
Introducción
159
159
El contexto de la etnogénesis de los Gunas
163
Los Talegra y Bugue-Bugue durante el último cuarto del siglo XVI
170
Las primeras incursiones de los Bugue-Bugue y sus aliados (1614-1617)
178
La excursión punitiva de Jerónimo Ferrón contra los Bugue-Bugue
188
Las primeras noticias documentales sobre los Tunucunas
192
Los intentos colonizadores de Marín, Tristancho y Maldonado (1618-1622) 200
El accionar de los Bugue-Bugue posterior a la derrota de
Maldonado de Saavedra (1623-1635)
206
Los Bugue-Bugue y los Páparos
209
De los Saracunas a los Carautas del rio León
210
Conclusión
219
Capítulo 4. Los indígenas que encontraron
los misioneros Jesuitas, Agustinos, Franciscanos
y Capuchinos en Urabá (1606-1649)
225
Introducción
225
La región de Urabá durante la segunda mitad del siglo XVI
227
El viaje a Urabá de los jesuitas Diego de Torres y Alonso de
Sandoval en 1606
233
Fray Alonso de la Cruz y las misiones Agustinas en Damaquiel,
Urabá (1626-1633)
243
La efímera misión Franciscana en San Sebastián de Urabá en 1627
257
Las misiones de los Capuchinos Andaluces en San Sebastián
de Urabá (1647-1649)
259
Conclusión
263
Capítulo 5. Los intentos de reducir a los Gunas
a través de las órdenes religiosas (1636-1681)
8
265
Introducción
265
La corta misión de los Padres Agustinos entre los Tunucunas (1636-1637)
268
Contenido |
El modelo misional del dúo Fray Adrián-Carrisoli y su estratégica
localización
271
La llegada al Darién de los misioneros capuchinos de Castilla
293
El levantamiento Guna de agosto de 1651
296
Los acuerdos de paz de mayo de 1652
310
Renacimiento y ocaso definitivo de las misiones dominicas
317
El frustrado intento de Julián Carrisoli para traer nuevamente
misioneros capuchinos
321
Información cultural sobre los Gunas aportada por los misioneros
325
Conclusión
329
Capítulo 6. Los Idibaes o Gorgonas: de la llegada de los
misioneros Franciscanos a su “desnaturalización” (1632-1678)
331
Introducción
331
Capucigra y Tamasagra
333
Caracterización de los Idibaes
341
La misión de los Franciscanos (1632-1646)
347
Otros grupos indígenas en el área de la Gorgona durante
las misiones Franciscanas
351
La corta misión de los Capuchinos (1651-1653)
354
El levantamiento de 1651 y las capitulaciones de 1652
358
El frustrado intento de “desnaturalizar” a los Gorgona
en la Isla del Rey (1673-1675)
363
La “desnaturalización” definitiva de los Gorgona
en el rio Chagres (1677-1678)
377
Conclusión
383
Capítulo 7. Los primeros desplazamientos
de comunidades Gunas a la mar del norte y las alianzas
con piratas y colonos escoceses
385
Introducción
385
El traslado de “indios Bayanos” al rio Terable (1677)
387
Los indígenas Gunas de Mataranati que aceptaron asentarse en Terable
392
Las incursiones piratas a Chepo en 1679 y 1680
402
La migración de comunidades del rio Sambú y el asalto al Real
de Santa María en 1680
404
Sombrero de Oro, o Lacenta
410
El pacto de paz de 1680 y las nuevas misiones del Darién
420
9
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Los Gunas de la costa norte en 1698 y la colonia escocesa
431
Las primeras interacciones con la población nativa y la firma
del acuerdo de amistad
432
Las disputas europeas por el Darién
442
Conclusión
453
Capítulo 8. Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato
durante el último cuarto del siglo XVII y comienzos del XVIII
457
Introducción
457
Los conflictos entre los misioneros Franciscanos y los Citaráes
462
La rebelión de 1684 y la resistencia del Capitán Gregorio Quirubidá
475
Las rivalidades entre Chocoes y Cunacunas
500
El renovado interés por el rio Atrato
512
Conclusión
523
Capítulo 9. Los “soldados étnicos” del Darién,
de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728)
527
Introducción
527
Los orígenes de los “soldados étnicos” del Darién
531
La efectividad relativa de los soldados étnicos de Luis Carrisoli
en la contención de la piratería
537
El Darién que dejó Luis Carrisoli
542
La temprana evacuación de las tropas españolas de la Caledonia
549
Reducciones del Darién del sur durante el primer cuarto del siglo XVIII
553
Los últimos Carrisoli con mando
557
El levantamiento liderado por Luis García en 1727
561
Los motivos del levantamiento y los intentos de reinstalar
a un Carrisoli
565
¿Quién era Tomas Carrisoli?
570
La estrategia de la primera ronda de ataques
573
La solicitud de perdón y la decisión colectiva de expulsar
a los españoles
El desenlace del levantamiento
579
Conclusión
582
Bibliografía
10
575
587
In Memoriam
De mi madre Teresa Monsalve de Arenas, de mi hermano Gerardo
Arenas, y de mi amigo Blas López, a quienes recordamos y extrañamos todos los días.
Prólogo
James Howe
Profesor Emérito Massachusetts Institute
of Technology (MIT)
El Darién, sede en 1510 de la primera colonia española en el continente
americano, fue a partir de entonces un campo de conflicto y complejidad
étnica, agitado por la minería de oro, los cimarrones, los misioneros, los
piratas y, no menos importante, por la presunción de los pueblos nativos
de que tenían el derecho a gobernarse a sí mismos.
La compleja y tumultuosa historia de la región ha atraído la atención
de una larga serie de historiadores, algunos de ellos destacados académicos.1 Sus trabajos, sin embargo, han dejado bastantes episodios en la
oscuridad y una serie de cuestiones historiográficas clave sin resolver o
en disputa. Entre los errores y confusiones, quizás el más trascendental y
pernicioso haya sido la afirmación, presentada por la historiadora colombiana-estadounidense Kathleen Romoli (1953, 1987), de que el istmo del
Darién del período de contacto estaba enteramente poblado por un pueblo
llamado Cueva, y que los antepasados de los Guna, que vivían al Oriente,
ni siquiera se acercaron al Istmo hasta mucho más tarde. Este supuesto
1
Incluídos, entre otros: Severino de Santa Teresa (1956); Carl Ortwin Sauer (1966); Reina
Torres de Arauz (1975), Mary Helms (1979); Kathleen Romoli (1987); Patricia Vargas (1993),
Jorge Morales Gómez (1995); Carl Henrik Langebaeck (1991), Alfredo Castillero Calvo (1995),
y Bernal Castillo (2023).
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¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
hecho se ha utilizado para retratar a los Guna como intrusos o invasores,
negando así a sus descendientes el estatus de indígenas panameños.
Estos errores y confusiones, afortunadamente, han sido aclarados
por el destacado estudio que aquí ofrece Carlos Arenas, que se centra
en particular en la historia y la identidad de los pueblos indígenas de la
región en los siglos XVI y XVII. No es una narrativa de estancamiento ni
de invasiones masivas, sino más bien de complejidad, flujo, conflicto,
movimiento incesante y profusión de nombres étnicos.
En cuanto al período de contacto inicial analizado por Romoli, Arenas
muestra que junto con las poblaciones cueva, había hablantes guna en el
istmo, especialmente en el cacicazgo de Comogre. Plantea la posibilidad,
además, de que la lengua cueva fuera una lengua franca que vinculara a
pueblos lingüística y culturalmente dispares en toda la región. Muestra sin
lugar a duda que la población de Comogre, lejos de invadir hacia el oeste,
fue reubicada hacia el este y, más fundamentalmente, que la cuenca del
bajo Atrato y el istmo oriental formaban una sola región, atravesada en
todas direcciones por conexiones políticas y movimientos de población.
La mayor parte del libro aborda de forma magistral las poblaciones
indígenas posteriores al primer contacto, durante los siglos XVI y XVII. Los
lectores podrán encontrar especial interés en el Capítulo 3, “La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas”; Capítulo 7, “Los
primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte y
las alianzas con piratas y colonos escoceses”; Capítulo 8, “Chocoes y
Cunacunas en el bajo y medio Atrato durante el último cuarto del siglo XVII
y comienzos del XVIII”; y Capítulo 9, “Los ‘soldados étnicos’ del Darién,
de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728).” Pero son todos los capítulos,
en su conjunto, los que mejor transmiten las transformaciones sociales
y políticas de la región del Darién a lo largo de estos años. Los lectores,
agradecidos por la meticulosa investigación y la visión histórica integral
de Arenas, esperarán con impaciencia la siguiente etapa de su trabajo,
mientras se enfrenta al tumultuoso siglo XVIII.
14
Prefacio y agradecimientos
A comienzos de 2014 tuve la oportunidad de viajar por primera vez a
Gunayala y entrar en contacto con los indígenas Gunas de Panamá, en
representación de la ONG internacional Displacement Solutions. Mi tarea
original era recolectar información para elaborar un informe sobre el
estado del proceso de reubicación a tierra firme de la comunidad isleña
de Gardi Sugdub, como consecuencia del aumento del nivel del mar producto del cambio climático. La buena acogida del informe producto de
dicho viaje (Displacement Solutions 2014) y su extenso cubrimiento en
los medios de comunicación panameños, derivó en viajes adicionales a
la región en los años subsiguientes, uno de ellos en compañía del antropólogo Anthony Oliver-Smith, para continuar recopilando información
y realizar talleres con las comunidades Gunas y con funcionarios de
entidades gubernamentales sobre las complejidades de los procesos de
reasentamiento, de los cuales también se publicaron varios informes de
seguimiento (Displacement Solutions 2015, Displacement Solutions 2016).
Debo confesar que nunca me imaginé que dicha experiencia iba a
derivar, más adelante, en una investigación de carácter histórico enfocada
principalmente en los dos primeros siglos de la conquista y colonización
española y su resistencia por parte de los pueblos indígenas del área del
Darién, Urabá y el río Atrato. Varios factores influyeron en la decisión de
embarcarme en esta aventura de investigación.
En primer lugar, el descubrir con sorpresa que la falta de claridad
sobre la historia y el origen de los indígenas Gunas aún hoy tiene un
peso importante sobre sus reclamos territoriales. Así, por ejemplo, en el
2014 el Ministro de Gobierno de Panamá de la época se preguntaba en un
15
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
programa noticioso de televisión el por qué los indígenas Gunas reclaman
derechos territoriales sobre la actual Comarca de Gunayala si, según el
ministro, ellos no eran de allí sino que habían emigrado de Colombia.
La sorpresa e indignación que me produjo el escuchar un argumento
de esta naturaleza de la persona que estaba en ese momento a cargo de
la política indígena en Panamá fue una de las razones que me han motivado a realizar esta investigación. Sin embargo, mi pretensión inicial fue
solamente conocer más sobre la historia del traslado de la mayor parte
de las comunidades de Gunayala a vivir en las islas, hacia mediados del
siglo XIX. Para mi sorpresa, lo primero que encontré fue que no había
mucha producción historiográfica sobre los Gunas durante el siglo XIX,
a pesar de que existen buenos trabajos sobre los Gunas durante el siglo
XVIII, y muy poco sobre los siglos anteriores.
Durante dicho proceso inicial de indagación sobre el siglo XIX, me
encontré por casualidad con una referencia que me llevó a descubrir una
serie de documentos sobre el hasta ese momento desconocido rol que
tuvo el pueblo Guna en apoyo a la guerra de independencia de España
y las promesas de “amistad eterna” que les hizo el ejército bolivariano
a los Gunas. Con dicho material escribí y publiqué un pequeño artículo
sobre el tema (Arenas 2016), que fue recibido con mucho agrado por mis
amigos Gunas de Panamá. Uno de ellos, Blas López, líder comunitario de
Gardi Sugdub recientemente fallecido, un día me comentaba con tristeza
que entre muchos de los jóvenes Gunas de hoy día pareciera que su propia historia se limitara a la revolución Tule de 1925, cuando los Gunas
expulsaron a la policía panameña y proclamaron una autonomía territorial que todavía se mantiene. Esta historia, por fortuna, sigue viva y es
celebrada y recreada con orgullo por las comunidades Gunas todos los
años, además de haber sido adecuadamente investigada y documentada
por el antropólogo James Howe (1998).
El comentario de Blas me hizo entender que al investigar sobre la
historia del pueblo Guna existía una interesante mezcla de una necesidad
política de apoyo a la lucha contemporánea por los derechos territoriales,
lo mismo que una necesidad práctica de divulgar la rica historia de los
Gunas hacia dentro de las mismas comunidades, lo que motivo aún más
mi interés por seguir indagando sobre la historia de los Gunas.
Confieso, sin embargo, que la idea de sumergirme en la historia de
los siglos XVI y XVII me intimidaba, y era algo que inicialmente rechacé.
16
Prefacio y agradecimientos |
Mi intención inicial fue la de continuar enfocándome en el siglo XIX,
donde ya había logrado hacer un pequeño aporte a la historiografía de
los Gunas. Sin embargo, luego de leer la obra del padre Severino de Santa
Teresa (1956, 2015) tuve la intuición de que si exploraba sobre la historia
de la región de Urabá quizás podría encontrar el camino para descifrar
la historia de los Gunas, así que comencé a investigar sobre el tema,
buscando primero información documental ya publicada, comenzando
por las invaluables, y aún subutilizadas, recopilaciones documentales de
Juan Friede (1955b, 1955c, 1960). Mi plan inicial era que, si mis intuiciones
resultaban equivocadas, por lo menos podría producir un artículo sobre
los indígenas de Urabá durante los primeros años de la conquista española. La lectura de los documentos sobre los viajes de Julián Gutiérrez a
la culata del golfo de Urabá en 1532 me produjo un profundo impacto y
me convenció de que había una historia por descubrir y por contar y que
debía comenzar mi indagación por allí.
Sin embargo, mi investigación solamente comenzó a tomar forma
cuando pude acceder a una serie de documentos inéditos, principalmente
del Archivo General de Indias de Sevilla que facilitaron mi tarea. A cada
paso de esta investigación me he preguntado por qué no se ha prestado
suficiente atención a la historia de las comunidades indígenas desde el
momento del primer contacto con los españoles y su desarrollo posterior. Mi impresión es que el problema no es tanto de falta de información
documental, sino quizás en gran medida es un problema metodológico,
en el sentido de que a veces hay temas que terminan cerrándose a la
investigación por la percepción de que se ha llegado a puntos muertos
donde no es posible avanzar, o decir algo más sobre un tema.
Una de mis premisas en cualquier proceso de investigación ha sido
la de siempre mirar con cautela lo que otros autores han escrito sobre
un tema histórico, por más reconocida autoridad intelectual que dicho
autor tenga sobre una materia. Mi escepticismo siempre me ha llevado a
aceptar como cierto lo dicho por algún autor solamente si la información
documental presentada me permite confirmarlo. Si no lo hace, en mi
opinión cualquier afirmación no suficientemente documentada no pasa
de ser una hipótesis. Me parece que esta obsesión por tener siempre las
fuentes documentales como norte y referente, y el escepticismo de mi
método, me ha permitido evitar caer en repetir lo que otros autores ya han
dicho, y explorar por mí mismo y con mirada fresca los temas analizados.
17
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
En el mismo sentido, no me parece convincente que un historiador
mezcle y le dé el mismo peso a la información documental y a la historia
oral. Sin embargo, también estoy convencido de que la historia oral tiene
su propio lugar y su propia riqueza. La historia oral de los pueblos indígenas no tiene necesariamente una cronología lineal, dado que muchas
veces se mezclan hechos del pasado remoto con el pasado más inmediato,
y muchas veces con hechos míticos, derivando en que la mayoría de las
veces no es posible distinguir lo uno de lo otro. Creo que es más útil apoyarnos en la historia oral y en los mitos para desarrollar, complementar,
o reafirmar lo que hayamos encontrado en otras fuentes documentales.
Igualmente, reconozco que hay también maneras innovadoras de utilizar la
historia oral, para tratar de extraer de ellas el entendimiento de un grupo
étnico sobre distintos aspectos de su cultura y para utilizarlo como una
herramienta para entender su historia.
El título de este libro se origina de una cita documental del año 1641,
cuando los españoles recriminaban a los Gunas respecto a sus costumbres funerarias, a lo cual los indígenas les respondían, “que no tenían
obligación a los cristianos más de ser sus amigos y darles entradas en
su tierra para hacer rescates, que en cuanto a lo demás ellos habían de
vivir en su libertad como siempre habían vivido y criado.” Igualmente,
resaltaban que, aunque algunos líderes habían dado la paz, no los obligaba a todos, “porque ellos no tenían cabeza ni la querían sino cada uno
ser dueño de su voluntad.”1 Ese espíritu de vivir en libertad es lo que ha
movido al pueblo Guna a ser independiente, autónomo y libre hasta hoy
día. Espero que este libro contribuya a que las nuevas generaciones Gunas
nunca olviden ese rico pasado.
Con el deseo de que el material de este libro pueda ser, en lo posible,
de fácil lectura he decidido modernizar la ortografía de muchos documentos originales, pero tratando de no modificar la gramática. Como
era de esperarse, solo he mantenido la ortografía original cuando cito
de documentos de archivo que ya han sido publicados.
***
1
18
Archivo General de Indias (AGI), Panamá, 65.N.1.
Prefacio y agradecimientos |
Quiero agradecer a las comunidades indígenas Gunas, especialmente a las
autoridades tradicionales y a los comuneros de la isla de Gardi Sugdub,
ahora en proceso de traslado a Isberyala, por su hospitalidad y amistad a
través de los años y por haberme enseñado tantas cosas sobre su cultura
y forma de pensar y de vivir. Entre ellos, a los ya desaparecidos sailas Luis
Murphy y Pablo Preciado, al argar Abelardo Galindo y al líder comunitario
y mi gran amigo Blas López. Igualmente agradezco al saila José Davies,
a Evelio López, Guillermo Archibold, Elliot Brown, Augusto Boyd, Jesús
Alemancia, Aresio Valiente, Geodisio Castillo, Marbelina Oller, Bernal
Castillo, Simion Brown, Atencio López, Atilio Martínez, Francisco González, Diomedes Fábrega, Dailys Morris, Ansberto Ehrman, Nadia Ehrman,
Albertino Davies y Magdalena Martínez. Gracias a la Asociación Gardi
Sugdub por su colaboración en la publicación de este libro, en especial
a su presidente Evelio López.
También quiero agradecer a James Howe, profesor emérito del Massachusetts Institute of Technology (MIT), quien a lo largo de los cerca de
ocho años que me ha tomado investigar y escribir este trabajo siembre
ha sido una fuente constante de inspiración y apoyo. Su profundo conocimiento de la cultura Guna, incluyendo su lengua y su historia, y su enorme
generosidad para leer diversas versiones preliminares del manuscrito y
compartir conmigo sus valiosos comentarios y sugerencias, lo mismo que
fuentes documentales y todo tipo de información que me pudiera servir
para mejorar el producto final. Obviamente, cualquier error e incoherencia que aún pueda haber en el texto es solo mi responsabilidad. Gracias
Jim también por aceptar la invitación a escribir el prólogo de este libro.
El personal de la biblioteca de la Universidad de Wisconsin-Madison a
través de estos años me brindaron innumerables servicios para encontrar
materiales en dicha biblioteca o para adquirirlo de otras, por lo cual estoy
muy agradecido. Igualmente, agradezco a Gregory Pass, director del Vatican Library at Saint Louis University Library, in Saint Louis, Missouri, por
su enorme generosidad para ayudarme a encontrar algunos manuscritos
de comienzos del siglo XVII. Finalmente, agradezco la ayuda del personal
del Archivo General de Indias en Sevilla, del Archivo Histórico Nacional de
Madrid, y de la Biblioteca Ambrosiana de Milán, que muy eficientemente
localizaron y enviaron el material que les solicité.
19
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Gracias al maestro Guna Achu León Kantule por permitirme utilizar
una de sus obras en la portada. Gracias también a Ángel David Reyes
Durán y al equipo de Precolombi EU por el diseño de la portada y la preparación editorial.
Mis agradecimientos más profundos son para mi esposa Amanda y
para mis hijos Julián y Gabriel, los amores de mi vida, por su incondicional
apoyo a pesar de haberles robado incontables horas de estar juntos para
poder investigar y escribir este trabajo.
20
Introducción
Por muchos años se asumió que los grupos indígenas que habitaban
la región del Darién a la llegada de los españoles, específicamente los
llamados Cueva, eran los antepasados de los actuales indígenas Gunas
(Stout 1947: 49; Sauer 1966: 238). Un buen ejemplo de ello es esta afirmación del antropólogo Henry Wassén (1944: 324): “Como es sabido,
debemos considerar a los kunas descendientes directos de los kuevas o
muy estrechamente relacionados con ellos.” Sin embargo, Romoli (1953)
planteó dudas sobre dicha relación y luego Wassén cambió de parecer
(Holmer y Wassén, 1958).1 Siguiendo a Romoli, a partir de los años setenta
Torres de Arauz (1999: 59-65)2 también expresó su desacuerdo con dicha
relación. Sin embargo, no fue sino a partir de la publicación póstuma del
libro de Kathleen Romoli (1989) sobre los indígenas Cueva que se presentó de manera más categórica la tesis de que dicho grupo no eran los
actuales Gunas,3 y que éstos migraron de la región de Urabá, tesis que
hasta ahora ha predominado.
1
Holmer y Wassén (1958: 30) llegaron a dicha conclusión a partir de una frase recogida por
Requejo Salcedo, que analizaré en detalle en un capítulo posterior, de que los Gunas y los
Cuevas eran enemigos.
2
Torres de Arauz (1999: 63-65) llega a la misma conclusión a partir de la misma frase de
Requejo Salcedo y una referencia aún más débil y dudosa del navegante italiano Girolamo
Benzoni (1857: 116), quien a mediados del siglo XVI habría visitado Acla y escuchado de
los indígenas del área la palabra “Guacci”, para denominar a los cristianos, que a Torres
de Araúz le suena parecida al actual “waga” que utilizan los actuales indígenas Gunas
para identificar a los no indígenas.
3
El detalle respecto a que el libro de Romoli fue publicado póstumamente es importante
porque la autora nunca lo terminó. La decisión de publicarlo y la versión final de la obra
21
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Sin embargo, la tesis de Romoli llevó el debate al otro extremo de la
discusión al rechazar de manera categóricamente cualquier tipo de relación o afinidad entre los dos grupos indígenas. El prestigio académico de
Romoli en Colombia, sumado a su nivel de documentación han dificultado
en la práctica el abordaje y desarrollo del tema dado que la confirmación
o refutación de sus tesis solo resulta posible a partir de un análisis documental tanto o más exhaustivo que el suyo. Específicamente, su trabajo
documental sobre las poblaciones indígenas del Darién y el Chocó en la
época del primer contacto entre españoles e indígenas. Por esta razón,
en este trabajo intento hacer una revisión documental exhaustiva, no
solo de la región del Darién, sino de las regiones vecinas de Urabá y de
la cuenca del rio Atrato donde han hecho presencia los indígenas Gunas
en algún momento de su historia, para tratar de identificar a los grupos
indígenas que lo habitaban, el lugar de los Gunas en dicho espacio, sus
interacciones y el orden cronológico de su movilización a cada una de
dichas regiones.
Una dificultad mayor que se presenta al tratar de estudiar sobre el
origen y expansión de los indígenas Gunas está no solo en el hecho de la
extensión geográfica del territorio donde estuvieron localizados durante
los dos siglos principalmente abordados en este trabajo, sino especialmente en el hecho de que dicho territorio en realidad representa una
multiplicidad de fronteras. En efecto, a los indígenas Gunas hay que buscarlos en por lo menos cuatro regiones de frontera: el Darién, el Urabá, el
bajo Atrato, y el occidente del Sinú, y durante gran parte del siglo XVIII en
todas ellas al mismo tiempo. Esta sumatoria o yuxtaposición de fronteras,
varias de ellas con distintos centros de poder político y administrativo, ha
hecho supremamente complejo el poder abordar sistemáticamente cada
una de ellas, y aún más el poder analizarlas en conjunto. Adicionalmente,
algunas de estas regiones aún hoy siguen siendo territorios de frontera y
su conocimiento geográfico e histórico aún sigue siendo limitado.
Uno de los vacíos más evidentes del trabajo de Romoli está en que
al rechazar el origen de los Gunas en el actual Darién panameño, y al
remitir dicho origen a la región baja del rio Atrato en el actual territorio
colombiano, no sustenta dicha teoría documentalmente. Por esta razón,
fue el trabajo de algunos de sus antiguos compañeros del Instituto Colombiano de Antropología e Historia.
22
Introducción |
en este trabajo trato de hacer una revisión documental de dicha región
para sopesar la evidencia histórica. No es mi pretensión el poder encontrar
una respuesta definitiva a los interrogantes sobre el origen de las comunidades indígenas Gunas, ni mucho menos agotar el tema. Mi objetivo es
mucho más modesto, y lo concibo como un primer paso en este proceso,
en un momento en que hay un claro renacer del interés académico por el
estudio de dicho tema. Si con este trabajo se hace menos complejo en
el futuro el poder abordar el estudio de los pueblos indígenas de dichas
regiones abre logrado mi objetivo.
Adicionalmente, en las regiones objeto de este trabajo habitaban
comunidades indígenas de las que conocemos aún menos que lo que
sabemos sobre los mismos Gunas. Este es el caso por ejemplo de las
comunidades indígenas descendientes de los Zenues, y grupos tan
importantes como los Urabaes, y otras tan misteriosos como los llamados Gorgona/Idibaes. Espero que con este trabajo conozcamos un poco
más sobre algunos de dichos grupos y también se despierte el interés
en profundizar su estudio.
Como Neil Whitehead lo ha planteado para el caso de los Caribes
de Venezuela y Guyana (1988: 3), la historia del pueblo Guna no puede
igualarse a la de los modernos indígenas Gunas, a pesar de que es uno
de los grupos indígenas con una de las identidades más fuertes en América Latina. A pesar de las continuidades que seguramente habrá, es de
suponer también una serie de adaptaciones, evoluciones y desarrollo de
la cultura y de las instituciones de los indígenas Gunas a través de los
siglos. Lo que no quiere decir que la etnografía de los modernos Gunas
no sea importante para entender su evolución histórica. Sin embargo, hay
que reconocer que la etnografía de los modernos Gunas tiene sus límites
en el proceso de comprender su historia inicial, a pesar de su riquísima
tradición oral. Igualmente, los patrones de poblamiento y hábitat de
muchas comunidades Gunas han cambiado radicalmente por lo menos
desde mediados del siglo XIX. En efecto, la mayoría de los grupos que
habitaban las montañas cercanas al mar caribe se fueron a vivir a las
pequeñas islas cercanas a la costa, y de indígenas de montaña pasaron
a convertirse lenta y exitosamente en indígenas de mar. Actualmente
enfrentan el enorme reto de hacer el proceso inverso, pasar de las islas
a la costa.
23
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
El tratar de buscar al moderno Guna en los textos históricos, especialmente del siglo XVII y de la primera mitad del siglo XVIII, ha llevado
a algunos autores contemporáneos a no solo no encontrar mucho parecido entre ellos, sino también a identificar en dichas descripciones más
parecidos con otros grupos étnicos, como los Chocoes.
El primer esfuerzo de sistematización y de recolección de la historia
y la cultura Guna fue fruto de la alianza intercultural entre el antropólogo
sueco Nordenskiöld y el gran líder Guna, Nele Kantule en los años 1930s.
Como parte de dicha alianza, el secretario personal de Nele Kantule, el
intelectual Guna Rubén Pérez Kantule, viajó por seis meses a Suecia a trabajar con el equipo de Nordenskiöld. Según le relató Rubén Pérez Kantule
al antropólogo Henry Wassén (1949: 26), los Gunas serían originarios del
área del rio Tuira (o Tuile), que desemboca en el rio Chucunaque cerca de
su desembocadura. 4 El nombre cuna del Tuira seria Tuilewala o Tuilehuala
(Huala significa rio).5 Según Pérez Kantule:
“Había un río donde vivía el primer Cuna, un río que era grande
y encantador para nuestros abuelos, un río donde nacieron los
hombres Cuna importantes y donde bajaron los sabios Cuna; los
teólogos, los historiadores, los moralistas, los arqueólogos, etc.,
que representan la perfección de la raza Cuna. A lo largo del río
había varios asentamientos y dialectos. El río se llamaba Tuile.
Aquí el Cuna primero amó, sin conocimiento de la naturaleza y de
lo que la madre naturaleza implica en su desarrollo y gestación.
Sólo sabían cómo amarse unos a otros. Se ayudaron mutuamente
trabajando en el campo. Sembraron lo que querían y cosecharon
sus cosechas por una acción instintiva”.6
La conclusión de los Gunas que trabajaron con Nordenskiöld fue que eran
originarios de la cuenca del rio Tuira, en el Darién panameño. Sin embargo,
durante las últimas décadas algunos Gunas han terminado por aceptar
4
24
El nombre dado por los españoles al rio Chucunaque en los tiempos iniciales de la conquista fue rio de las Balsas, el cual no debe confundirse con el rio Balsas que después se
identifica en el Darién del sur.
5
Nordenskiöld (1927: 137); Wassén (1938: 13).
6
Wassen (1938: 126). El texto original de Pérez Kantule en español nunca ha sido publicado;
la “re-traducción” del inglés al español es mía.
Introducción |
la tesis de que son originarios de la región baja del rio Atrato, a partir
de lo que ha dicho Romoli (1989). Curiosamente, la creencia del origen
de los Gunas en la cuenca del rio Atrato se funda en la premisa de un
supuesto fuerte significado geográfico de la palabra Cuna (Kuna, Guna).
Rubén Pérez Kantule le relató a Nordenskiöld (1932: 146), que en lengua
Tulegaya, Cuna significa llanuras: “Antes ellos vivían en grandes llanuras
se llaman cuna, nos llamamos llanuras, ahora hasta hoy nos llamaremos
Nabcuanatule o sea Kungilele tule, quiero decir que nosotros se habitan
un lugar de bajas o sea llanos en aquellos tiempos que las gentes que
viven en planos o en llanuras (…)”.7
Según esta versión, el origen de los indígenas Gunas tuvo que haber
sido una región plana, y de allí se dirigieron a la montaña Tacarcuna
donde surgieron sus mitos fundantes. Mientras Pérez Kantule afirmaba
claramente que dicha región plana correspondía al rio Tuira, Romoli afirmó
categóricamente que eran las llanuras del rio Atrato y que los Gunas
supuestamente se movieron hacia Panamá a comienzos del siglo XVII,
cerca de setenta años después de la aparente desaparición de los Cueva.
Muchos autores contemporáneos no han disputado hasta el momento la
creencia de que dichas llanuras corresponden a la cuenca del rio Atrato,
aunque el antropólogo James Howe (1973) desde hace cerca de cincuenta
años había expresado mucho escepticismo respecto a dicha teoría.
Según Romoli, los Gunas salieron de la cuenca del Atrato por la presión de los conquistadores, se constituyeron culturalmente como grupo en
el cerro Tucarkuna y hacia comienzos del siglo XVII iniciaron una “invasión”
violenta de Panamá. Esta misma caracterización, la de una “invasión” a
Panamá es usada por la antropóloga panameña, Reina Torres de Araúz
(1999). Esta expresión desafortunada de “invasión violenta”, que no se
corresponde con la realidad de sus movimientos territoriales ha tenido y
continúan teniendo consecuencias políticas en el imaginario de algunos
sectores de la población panameña y de muchos de sus políticos, dificultando la aceptación social de los derechos territoriales de los indígenas
Gunas contemporáneos.
Curiosamente, ningún autor ha aportado información respecto al nombre que los Gunas le daban al rio Atrato. Issacson (1975) ha demostrado
7
Aquí el texto citado es del español.
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¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
documentalmente que el nombre Atrato es de origen Chocó, y originalmente solo tenía dicho nombre en su nacimiento, pero se fue extendiendo
con el tiempo a medida que los Chocoes ocuparon las partes medias y
bajas del rio hasta encontrarse con los Guna.
En la cordillera que actualmente divide a Colombia y Panamá está
localizado el cerro Tucarcuna, sitio que los indígenas Gunas reclaman
como su lugar mitológico de origen. No está completamente claro documentalmente si los Gunas llegaron a dicho lugar antes o después de la
llegada de los españoles al continente americano. Sin embargo, como
lo demostraré en este trabajo, hay fuertes indicios documentales de la
presencia de algunos de sus antecesores inmediatos en dicho lugar a
comienzos del siglo XVI. Es a partir de información detallada en la obra del
cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, de su tiempo como gobernante en
Santa María la Antigua del Darién, donde encontramos dicha información.
De otro lado, si analizamos la presencia de los Guna en el costado
oriental del golfo de Urabá tenemos el mismo tipo de dificultades. Hacia
finales de los años 1920s, Nordenskiöld fue el primer antropólogo a quien
le pareció extraña la presencia de indígenas Gunas en la cuenca de un solo
rio de la costa oriental de Urabá, el rio Caimán Nuevo. 8 Posteriormente,
hacia finales de los años 1940s, su colega Henry Wassén (1949), profundizó los estudios sobre el tema con trabajo de campo entre los Gunas de
Caimán Nuevo, y con una revisión de fuentes documentales. Para Wassén
(1949: 30) resultaba claro que los Gunas de Caimán Nuevo reclaman un
origen mítico común en el cerro Takarcuna, al igual que los Gunas que
habitan en el interior del Darién y en la región de San Blas o Gunayala.
Sin embargo, la información documental parcial que Nordenskiöld y
Wassén pudieron recolectar sobre el tema fue básicamente de comienzos
del siglo XVIII, y en mi opinión no ayudan a explicar el origen de dichas
comunidades. A falta de una respuesta satisfactoria en las fuentes orales
y documentales consultadas, Wassén (1949: 30) propuso la hipótesis de
que, “hay una posibilidad de que la migración hacia el oriente tuvo lugar
a comienzos del siglo XVI a causa de las actividades de colonización
española en el Darién.” Esta hipótesis ha servido para cimentar la creencia
de que los llamados Urabaes son los mismos Gunas, o que los Gunas son
8
26
Wassén (1949: 28).
Introducción |
descendientes de los Urabaes. En este trabajo demostraré que dichos
grupos eran distintos, aunque relacionados, y que las primeras comunidades Gunas se trasladaron al Urabá en las primeras décadas del siglo
XVII cuando se estableció una primera misión religiosa entre los Urabaes.
En otro trabajo (Arenas 2023) me concentré en los desplazamientos de
la población indígena del Urabá a la región del rio Sinú entre finales del
siglo XVII y comienzos del siglo XVIII, que confirman que la población
Guna en dicha región era muy escasa.
Lo que cubre este trabajo
La presente investigación tiene como propósito general hacer un seguimiento documental sistemático a las comunidades indígenas que habitaban en regiones donde históricamente han vivido los indígenas Gunas.
Mi objetivo específico es poder identificar, a partir de dichas fuentes
documentales, cuáles podrían ser los orígenes de las comunidades indígenas Gunas. Por tal razón, indagaré en regiones como el Darién, el golfo
de Urabá, la parte baja y media del rio Atrato. El periodo comprendido
por esta investigación comienza a partir de los primeros contactos de
los españoles con grupos indígenas de Urabá en 1501, y termina con la
muerte del líder Guna Luis García en 1728, después de un levantamiento
que sacudió a la región sur del Darién. Una parte importante de los documentos que usaré en este trabajo son inéditos, la mayoría de ellos del
Archivo General de Indias de Sevilla y otros de diversas fuentes, algunos
no muy conocidos.
El capítulo 1 nos sumerge en los detalles documentales de los primeros contactos entre indígenas y españoles en la región del Darién y
Urabá, a partir de 1501. Tres momentos se resaltan en dicho proceso.
Primero, los viajes de Rodrigo de Bastidas y Juan de la Cosa entre 15011506, que crean el mito entre los españoles de la supuesta abundancia
de oro en dichas regiones. El segundo, a partir de la llegada de colonos
españoles al poblado de Darién en 1510 para fundar la ciudad de Santa
María la Antigua del Darién y para iniciar su acción colonizadora del área
inmediata. El tercer momento lo constituye la llegada de Pedrarias Dávila
con su armada en 1514 y la expansión de la empresa colonizadora, hasta
cambiar el eje de la acción a la ciudad de Panamá en 1519. A partir de un
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¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
análisis detallado de la documentación en este capítulo elaboro una serie
de hipótesis relacionadas con la suerte de dos cacicazgos de la región.
La primera hipótesis argumenta que el cacicazgo de Careta no habría
sido completamente eliminado, sino que parte de dicho grupo habría
huido hacia la región de Urabá al comienzo de la colonización española.
El segundo, el hecho de que en el istmo oriental de Panamá había varias
culturas indígenas, no solo de los indígenas Cueva, y por lo tanto se
hablaban varias lenguas, entre ellas la lengua del cacicazgo de Comogre,
además de la lengua franca de los Cueva. Igualmente, que no hay evidencia documental que indique que el cacicazgo de Comogre hubiera sido
completamente eliminado, sino que lo más probable es que remanentes
importantes hubieran huido bajando por el actual rio Chucunaque hacia
la región del golfo de San Miguel y posteriormente expandiéndose por
las montañas limítrofes entre la actual Colombia y Panamá y las áreas
bajas del río Atrato. Este grupo podría tener una relación de parentesco
con los actuales indígenas Guna.
El capítulo 2 da cuenta de la efímera centralidad de Santa María la
Antigua del Darién, la primera ciudad fundada en la América continental
en 1510, y el rol central que tuvo el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo
en su destino. En poco tiempo Acla se convirtió en el refugio de los pocos
españoles de Santa María que se querían mantener en la región y también
vino a representar un último esfuerzo de implementación del proyecto de
ciudad y de integración racial que promovió el bachiller Diego del Corral,
continuado por su servidor Julián Gutiérrez. A partir de un detallado
análisis de los viajes Gutiérrez a la culata del golfo de Urabá planteo que
quizás estamos ante un esfuerzo utópico que se hizo en un momento
todavía inicial del período del descubrimiento y conquista, que intentó
plantear un nuevo tipo de colonización del nuevo mundo. Las acciones
de Diego del Corral y de Julián Gutiérrez quizás también abonaron el
terreno para posibles nuevas alianzas entre diversos grupos indígenas
de toda la región.
El capítulo 3 se enfoca en la etnogénesis del pueblo Guna, o su distinción como grupo, partiendo de la tesis de Fried (1975) de que las tribus
indígenas del nuevo mundo son el resultado directo e indirecto de las
presiones ejercidas durante la conquista por el estado colonial. En este
capítulo pretendo demostrar documentalmente que los Guna emergieron como una consecuencia directa del contacto con los conquistadores
28
Introducción |
españoles, o más exactamente en respuesta a las condiciones que se
derivaron de dicha conquista, específicamente la importación de esclavos
africanos y las rebeliones que protagonizaron en el siglo XVI. Mi hipótesis
es que los Gunas se constituyeron como grupo en algún momento entre
1535 y 1606. También pretendo mostrar que en la zona alrededor del golfo
de Urabá hubo una combinación de factores que vinieron a representar las
condiciones que permitieron el surgimiento de un grupo como los Gunas,
con una capacidad de agenciamiento político que no tuvieron otros grupos.
El capítulo 4 se centra en los grupos indígenas existentes en el área
oriental del golfo de Urabá, desde la costa hasta el rio Sinú. La información
documental proviene principalmente de los misioneros de varias órdenes
religiosas que visitaron o estuvieron por un tiempo en la región con el
propósito de establecer misiones, comenzando con los Jesuitas que visitaron Caribaná en 1606, seguido por lo documentado por los Agustinos
que llegaron al Urabá en 1626 y la breve presencia de los Franciscanos
en 1627, y posteriormente los Capuchinos en 1647.
En este capítulo demuestro que los indígenas Gunas no llegaron a
habitar el costado oriental del golfo de Urabá sino hasta el año 1634,
cuando un pequeño grupo de Tunucunas se trasladaron de las inmediaciones del cerro Tacarcuna, cerca del costado occidental del golfo de
Urabá a vivir cerca del poblado de San Sebastián de Urabá. Es a partir
de este momento que los Tunucunas comenzaron a tener una presencia
permanente en la margen derecha del golfo de Urabá, la cual aún hoy se
mantiene, a pesar de que a comienzos del siglo XVIII tuvieron que desplazarse por un tiempo hasta el rio Sinú escapando de los ataques de los
indígenas Chocoes (Arenas 2023).
El capítulo 5 detalla cómo los esfuerzos de la corona por reducir a los
indígenas Gunas en el área del Darién a través del trabajo de misioneros
de órdenes religiosas sólo se materializa después del rotundo fracaso por
someterlos militarmente. Efectivamente, en 1622 los Tunucunas derrotaron a la armada colonizadora de Francisco Maldonado de Saavedra,
y los llamados Páparos, uno de los grupos de la familia cercana de los
Gunas, rechazaron con éxito a las tropas del Capitán Gerónimo Ferrón.
Igualmente, en este capítulo detallaré cómo la reducción del Darién por
medio de las misiones se pudo materializar luego de la aparición del joven
español Julián Carrisoli, criado desde niño entre los Gunas. El modelo de
reducción que se creó se basaba en la combinación del trabajo misionero
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¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
del dominico Fray Adrián de Santo Tomás y las relaciones personales y el
conocimiento cultural de los Gunas y de su territorio por parte de Julián
Carrisoli.
Después de un comienzo exitoso y prometedor, dicho modelo rápidamente mostró sus límites y se erosionó lentamente. En 1648 hacen su
entrada al Darién los misioneros Capuchinos de Castilla, encabezados por
Fray Antonio de Oviedo. De un optimismo inicial los Capuchinos pronto
pasaron al pesimismo, la dispersión y al abandono del Darién por el aún
más complejo escenario de la región de la Gorgona. Aunque las acciones
de Fray Adrián y Julián Carrisoli lograron minar profundamente el sistema
de organización política de los Gunas, no lo lograron derribarlo. Sin
embargo, la evangelización del Darién del sur creó una identidad política
y cultural diferente entre los Gunas de dicha región, en comparación a la
de los grupos Gunas más autónomos del llamado Darién del norte y del
golfo de Urabá.
En el capítulo 6 me concentro en uno de los grupos indígenas más
enigmáticos y poco estudiados de los que habitaron la costa pacífica de
Tierra Firme durante parte de los siglos XVI y XVII, que en la documentación
consultada son referidos como Idibaes, o “Gorgonas,” pero que Isacsson
(1979) también refiere con nombres tan disímiles de Tatabes, Oromiras,
Burumias, Bromeas y Poromeas. Su territorio se llegó a extender desde
la desembocadura del río Bojayá, en la parte media del rio Atrato, hasta
el océano Pacífico, en la costa conocida como las Anegadas, o Gorgona.
Sostengo que dicho grupo es una especie de eslabón perdido para poder
explicar un importante número de desarrollos históricos en la región de
Urabá, la cuenca del rio Atrato, el norte de la Costa Pacífica de la actual
Colombia y el Darién. Igualmente, presento la hipótesis de que este grupo
probablemente corresponde a los “originales” Urabáes que se movilizaron hacia el sur por el Atrato a inicios de la conquista. Este grupo fue
finalmente “desnaturalizado” o traslado por los españoles al área del
rio Chagres en 1679, luego de haber sido golpeado significativamente
por diversas epidemias. Pocas décadas más tarde se habrían extinguido
completamente en su nuevo hábitat.
El capítulo 7 resalta que, aunque la segunda mitad del siglo XVII en
Panamá estuvo marcada por la actividad de piratas ingleses y franceses
en sus costas, otros sucesos igualmente importantes, pero menos visibles sucedieron en el trasfondo de las confrontaciones entre piratas y
30
Introducción |
españoles. Específicamente, las primeras olas migratorias que se dieron
de comunidades indígenas Gunas para el poblamiento de la costa de
la actual Gunayala. Dicho proceso comenzó con el desplazamiento de
comunidades del área de Mataranati después del levantamiento armado
de 1651 y fue consolidado con el reasentamiento negociado de algunas
comunidades que se habían asentado en las cabeceras del rio Bayano, y
que fueron trasladadas por los españoles al rio Terable, cerca de Chepo.
La principal acción de los piratas en el istmo de Panamá durante todo
el siglo XVII, fue la toma y saqueo de ciudad de Panamá en 1671 por el
pirata inglés Morgan, evento en el que no participaron los Gunas, o que
solo lo hicieron al lado de los españoles con Luis Carrisoli a la cabeza. Es
de suponer que este hecho demostrativo marcó a algunas comunidades
Gunas y a sus lideres, quienes apostaron a la expulsión de los españoles
de Panamá a partir de la alianza con los piratas. Finalmente, el fin del
siglo XVII refleja las activas disputas europeas por tomar un pedazo del
imperio español, mientras se daba el proceso de sucesión de la corona
española. En este marco se produjo la aventura de la colonia escocesa,
que aporta invaluable información documental sobre el pueblo Guna, que
nos permite tener una mirada bastante detallada de los liderazgos de las
comunidades Gunas que hasta ese momento se habían trasladado desde
el sur hacia la costa del mar del norte.
El capítulo 8 parte de la premisa de que no es posible entender en su
totalidad la historia del pueblo Guna sin tratar de entender la historia de
los Chocoes durante el siglo XVII. La conquista de los indígenas Chocoes
fue una empresa tardía, que solamente se logró durante la segunda mitad
del siglo XVII. Sin embargo, fue una conquista sui generis, dado que no
representó una derrota militar completa para los indígenas, sino más bien
una serie de armisticios que permitieron la negociación de los términos
de su reducción en poblados. Sin embargo, fueron los Noanamas, a partir
de su fortaleza militar los que hacia 1640 negociaron unos términos de
su reducción aún mejores, convirtiéndose a partir de entonces en los
aliados principales de los españoles para el sometimiento de los demás
grupos indígenas de la región.
La resistencia de los Chocoes, liderada principalmente por los Citaraes, se manifestó primero en un conflicto surgido con los misioneros
franciscanos en 1680 y cinco años más tarde en el violento levantamiento
de 1685, eventos que dieron surgimiento a la práctica de los Chocoes de
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¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
retirarse masivamente de los poblados y su huida al “cimarronaje.” En
este capítulo argumento que fue la salida del grupo indígena que controlaba el Atrato medio, los llamados Idibaes o Gorgona lo que permitió
el éxito de dicha estrategia de los Chocoes al poder diluirse en un área
muy extensa y de difícil acceso para los españoles. El impacto inmediato
de la expansión de los Chocoes fue enorme, al inaugurar espacios de
autonomía lejos del control de los españoles, lo mismo que al llevarlos
a los enfrentamientos directo con los Cunacunas y hasta ocasionar los
desplazamientos de los indígenas de la región de Urabá hacia el río Sinú,
alterando para siempre la composición de dichas regiones (Arenas 2023).
El capítulo 9 se enfoca en los dos modelos de “soldados étnicos”
Gunas, el primero del último cuarto del siglo XVII y el segundo del primer
cuarto del siglo XVIII. En la primera parte me centro en las acciones de Luis
Carrisoli, creador de los “soldados étnicos” Gunas y prototipo del éxito del
modelo. En la segunda parte en las acciones del líder Guna Luis García,
quien de ser un fiel soldado étnico al servicio de la corona se reveló y en
un conjunto de efímeras acciones lideró el primer esfuerzo colectivo de
los indígenas Gunas por expulsar a los españoles del Darién sin la ayuda
externa. Anteriormente, los Gunas se habían apoyado en los piratas para
dicho objetivo, como lo hicieron en 1680 cuando soñaron con expulsar
a los españoles de Panamá. A partir de este momento vemos a lideres
Gunas al mando de tropas y haciendo uso de toda la riqueza de memoria
de lucha de varios siglos de resistencia a la dominación española y en
busca de la libertad.
El levantamiento de 1727 dejó un devastador balance para españoles
y Gunas. Por lo menos veinte españoles murieron en el levantamiento, y
la corona perdió la gran mayoría de los pueblos en los que habían avanzado en evangelización y sometimiento a la autoridad real. Los indígenas
no solo perdieron a su principal líder militar, sino que además la casi
totalidad de los capitanes del sur que intervinieron en el levantamiento
fueron arrestados, procesados y condenados a la horca, aunque al final
se les conmutó la pena con el destierro.
Soy el primero en reconocer que la lectura de todo el material es dispendiosa y compleja, como lo es la historia que narra, en especial los dos
primeros capítulos donde cito extensamente documentos ya publicados,
en español antiguo sin modernizar su ortografía. Sin embargo, aunque
todos los capítulos se complementan entre sí unos a otros, cada uno
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Introducción |
puede ser leído de manera independiente. Así, si un lector no puede esperar para conocer sobre la etnogénesis del pueblo Guna puede comenzar
directamente por el capítulo 3; pero si quiere conocer importantes detalles de los primeros contactos entre españoles e indígenas en el Darién
y Urabá en cualquier momento puede volver al comienzo. Igualmente, el
capítulo 8 puede ser de especial interés para el pueblo Emberá y para los
estudiosos de su historia.
Si algo evidencia esta investigación es que no hay respuestas sencillas y simples para asuntos históricos tan complejos como los orígenes
del pueblo Guna. Espero que este trabajo ofrezca nuevas luces sobre
el tema y despierte el interés de las nuevas generaciones de Gunas por
profundizarla, a partir de la certeza de que su historia como pueblo es
una de las más ricas de las Américas. La centenaria revolución Tule de
1925 fue, sin duda, el pináculo de un anhelo histórico por vivir en libertad y autónomamente. Su celebración debe también servirnos como una
oportunidad para ubicar esa lucha dentro de un marco histórico mayor,
que recupere la memoria de los personajes, los lugares, las acciones y
las luchas de sus abuelos y abuelas de los siglos XVI al XIX.
33
Capítulo 1
Los indígenas de Urabá
y Darién al momento
del contacto
Introducción
Una historia documentada del pueblo Guna necesariamente debe iniciar
desde el mismo momento en que los pueblos indígenas de las regiones
del Darién y Urabá comenzaron a ser objeto de registro escrito por parte
del conquistador español. Para esta tarea me centraré en tres grandes
momentos principales. El primero, los primeros viajes y contactos entre
Rodrigo de Bastidas y Juan de la Cosa con la población indígena de Urabá
y Darién entre 1501 y 1506. El segundo, la llegada de los colonos españoles
al poblado indígena de Darién en 1510, su toma por la fuerza y la fundación
de Santa María la Antigua del Darién. A partir de ese momento comienzan
las primeras exploraciones del istmo de Panamá y del área de la desembocadura del actual rio Atrato, ambas lideradas por Balboa. El tercer
momento lo representa la llegada de la armada de Pedrarias Dávila en
1514 y las acciones colonizadoras que siguieron en los mismos territorios.
Al revisar los primeros contactos entre españoles e indígenas de la
región de Urabá, Darién y parte del Istmo oriental de Panamá mostraré
que por el lado español dichos primeros contactos derivaron en un
extraordinario beneficio económico por el oro, perlas y otros productos
obtenidos, que además permitieron un conocimiento general de la geografía del litoral de Tierra Firme y de sus diversos grupos indígenas. Por
el lado indígena, dichos primeros contactos tuvieron un impacto profundo
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¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
en su percepción y expectativas frente a los españoles. De esta manera,
de un primer momento de encuentro amistoso, se pasó a uno de recelo,
desconfianza y resistencia, por los abusos que recibieron de parte de los
primeros conquistadores.
La tesis que desarrollaré en esta primera sección es que los contactos iniciales, especialmente los dos viajes de Rodrigo de Bastidas y Juan
de la Cosa, el primero entre 1501-1502, y el segundo entre 1504-1506,
son fundamentales para entender el imaginario creado por parte de los
españoles en los comienzos de la colonización sobre la región de Urabá
y Darién. Dicho imaginario se basada en dos aspectos principales. En
primer lugar, la identificación de las regiones de Urabá y Darién, como
regiones infinitamente ricas en oro.1 La segunda, la caracterización de
los indígenas de todo el litoral de la actual Colombia como Canibales o
Caribes, a partir de las primeras resistencias que montaron los indígenas
de Calamari (Cartagena), y los habitantes de las islas de dicho litoral
(San Bernardo, Barú y Fuerte) y en la llamada punta de Caribaná. A su
regreso de su primer viaje Bastidas y La Cosa promovieron activamente
el que dichos indígenas fuesen catalogados como caníbales o caribes,
y por lo tanto merecedores de ser esclavizados, como efectivamente lo
determinó la Reina en 1503.
Los abusos cometidos por los españoles durante estos primeros
contactos con la población indígena de Tierra Firme, que incluyó la toma
de esclavos, desvanecieron rápidamente entre los indígenas cualquier
esperanza de una coexistencia amistosa. A partir de ese momento, las actitudes de los grupos indígenas variaron dependiendo de la capacidad de
resistencia armada de cada uno de ellos y del cálculo de sus posibilidades
de éxito. Algunos adoptaron una postura de activo rechazo y confrontación; otros tuvieron una actitud de cautela, desconfianza y huida. Quizás
la mayoría, buscaron acomodarse al nuevo orden que se les imponía.
En la segunda sección me centraré en el momento del arribo, para
quedarse, de los colonos españoles al costado occidental del golfo de
Urabá y la fundación de la ciudad de Santa María del Darién en el mismo
lugar donde los indígenas tenían su asentamiento. Resaltaré que cuando
1
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Curiosamente, las afirmaciones de Colón sobre las inmensas riquezas de Veraguas hicieron que cuando se organizaron las armadas colonizadoras de Alonso de Ojeda y Diego de
Nicuesa en 1509, a Nicuesa se le asignó la capitulación de Veraguas, que era considerada
en ese momento el premio mayor de dicha empresa colonizadora.
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
la armada colonizadora de Alonso de Ojeda, Juan de la Cosa y Diego
de Nicuesa llegó a Urabá en 1510 ya había una historia, o memoria, de
actuaciones pasadas por parte de los españoles que habían visitado
dichas regiones. Dicha memoria fue precisamente lo que contribuyó a la
sobrevivencia de ambos bandos. Las tropas originales de Ojeda, ahora al
mando provisional de Francisco Pizarro, y reforzadas con las del bachiller
Martín de Enciso, que incluían al polizón Vasco Núñez de Balboa, pudieron
sobrevivir al recordar este último que en un viaje anterior en 1501 habían
conocido que los indígenas del costado occidental del golfo de Urabá no
poseían flechas envenenadas. Por su parte los indígenas del cacicazgo
del Darién, aunque dicho cacique había sido substituido por Cémaco, ya
sabían qué esperar de los visitantes, por lo cual salieron a enfrentarlos.
Igualmente, a partir de la descripción de los primeros viajes a la parte
baja y media del rio grande del Darién (actual Atrato) haré un inventario
de los cacicazgos encontrados para tratar de identificar elementos culturales que nos den pistas sobre dichos grupos.
En la tercera sección me concentro en el área del Darién y Urabá a
partir de la llegada de la armada de Pedrarias en 1514. Comenzaré por una
descripción de los cacicazgos encontrados en la primera travesía entre
Santa María y el mar del sur a través de la cordillera del Darién.
Finalmente, también mostraré dos aspectos del proceso de conquista
del Istmo oriental de Panamá que han pasado hasta ahora desapercibidos. El primero, a partir de un análisis documental detallado, plantearé la
hipótesis de que hacia 1514-1515 sobrevivientes del cacicazgo de Careta
huyeron hacia la región de Urabá. En segundo lugar, elaboraré sobre el
hecho de que la lengua Cueva no era la única que se hablaba en la región
oriental del istmo de Panamá. A partir de diversas fuentes mostraré
que los indígenas de Comogre tenían su propia lengua y características
culturales propias. De esta manera, se confirma que, aunque la lengua
universal del istmo era la lengua de Cueva, existían otras lenguas locales
también en uso.
Descubrimiento y primeros contactos en Urabá y Darién
Esta primera sección detallará los primeros contactos documentados en el
área de Urabá, Darién y regiones aledañas entre los años de 1501 y 1509. El
primero es el viaje de Rodrigo de Bastidas y Juan de la Cosa en 1501-1502.
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¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
El segundo, es el viaje de Bastidas y la Cosa en 1504-1506. Finalmente,
el viaje de Ojeda, La Cosa y Nicuesa en 1509, que sería el primer intento
de establecer colonias con carácter permanente en Tierra Firme.
El primer viaje de Rodrigo de Bastidas
y Juan de la Cosa, 1501-1502
El Capitán Rodrigo de Bastidas y el piloto Juan de la Cosa, fueron los primeros españoles que navegaron la costa de Tierra Firme, desde el Cabo
de la Vela, o provincia de Coquibacoa, hasta el golfo de Urabá. Este viaje
se apoyó en los descubrimientos y conocimientos obtenidos por Alonso
de Ojeda y Juan de la Cosa, en su viaje de 1498, de oriente a occidente
por las costas de la actual Venezuela, desde la región de Paria hasta el
golfo de Coquibacoa.
Bastidas explícitamente reconoce que se apoyó en la experiencia
de Juan la Cosa, quien además había viajado con Colón y Ojeda en su
segundo viaje de descubrimiento. Según Bastidas, “al tienpo que fue
a descubrir (...) en aquellas partes [Urabá y Darién], como dicho tiene,
trabajó de aver un piloto de los que avyan navegado por estas partes con
el dicho almyrante [Colón], que se llamava Juan de la Cosa, e que lo llevo
consygo para hazer e hizo con el dicho viaje”.2
Oviedo agrega que en dicho viaje Bastidas y La Cosa no encontraron
la boca del rio San Juan o Darién (actual Atrato), por más de que la buscaron.3 Sin embargo, el área descubierta en el golfo de Urabá, incluyó
la provincia de Urabá propiamente dicha, y las originalmente llamadas
provincias de Darién y Coyba. Esto queda claro de la versión del testigo
Juan de Salcedo, quien en testimonio judicial recogido en 1512 afirmó:
“que save que Rodrigo de Bastidas e Juan de la Cosa descubrieron
en la tierra firme el golfo que llaman de Uravá hasta la tierra que
dizen de Cuyva, que se llama agora puerto de Misas e ysla de Piñas,
que lo save porque como dicho tiene al tiempo que volvyeron del
dicho viaje estava este testigo en esta ysla [Santo Domingo] y lo
38
2
“Primera probanza del Almirante sobre lo del Darién”, fechada el 16 de junio de 1512.
Colección de documentos inéditos relativos al descubrimiento (1892, T. VII: 187).
3
Oviedo (1852, T. II: 335).
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
supo, y porque despues fue con Juan de la Cosa este dicho viaje,
e que le mostró todo”. 4
Oviedo asegura que el viaje de Bastidas y La Cosa tuvo lugar en 1502.
Sin embargo, el asiento con Bastidas está fechado el 5 de junio del año
1500,5 con la excepción de que no fueran de las ya descubiertas por Colón
o Cristóbal Guerra, ni del Rey de Portugal.6 La capitulación estipulaba la
repartición de las ganancias obtenidas de todas las cosas obtenidas de
valor, una cuarta parte para la corona y el resto para Bastidas.7 Aunque
la capitulación solamente mencionaba dos embarcaciones, en realidad
fueron tres las utilizadas. Estas incluían la nao Santa María de Gracia,
la carabela San Antón y un bergantín.8 El piloto Juan Rodríguez, quien
viajó en compañía de Bastidas y La Cosa, confirmó que, “vido quel dicho
Bastidas e Juan de la Cosa descubrieron desde la parte sur de Beava
[Urabá] hasta el Darién, que es al poniente, e que no lo descubrió otras
personas, ni el Almirante, salvo los dichos Rodrigo Bastidas e Juan de la
Cosa e sus compañia”.9
Según Oviedo, “En aquel golpho estuvieron estos armadores algunos
dias, é como los navios estaban ya muy bromados, é facian mucha agua,
acordaron de dar la vuelta (...)”.10 Durante este viaje, se tuvo el primer
contacto con los habitantes de las costas de Santa Marta, Cartagena,
desembocadura del rio Sinú, Urabá, Darién, el archipiélago de San Blas,
4
Este testimonio es de un marinero que debió haber acompañado a Juan de la Cosa al
segundo viaje que hizo al golfo de Urabá en 1504-1506. “Probanza hecha á petición del
Fiscal, de que el descubrimiento del Darién fué debido á varios pilotos y no á D. Cristóbal
Colón”. Santo Domingo, diciembre 7, 1512. Colección de documentos inéditos relativos al
descubrimiento (1892, T. VII: 213). Según relata Oviedo (1852, T. II: 424-425) fue Nicuesa
quien en 1509, y poco después de la muerte de Juan de la Cosa desembarcó en dicho puerto
y lo bautizó Puerto de Misas.
5
Bastidas, Rodrigo (1882, T. XXXVIII: 434-435).
6
Bastidas, Rodrigo (1882, T. XXXVIII: 434-435).
7
Bastidas, Rodrigo (1882, T. XXXVIII: 434-435).
8
Real Díaz (1961: 24).
9
Ballesteros Beretta (1954: 260). La cita la toma de la Colección de documentos inéditos
relativos al descubrimiento (1892, T. VII: 206). Sin embargo, en esta versión en lugar de
Beava dice Brava. Aunque tiene sentido la corrección que hace Ballesteros Beretta, dicho
autor no explica de dónde llegó a la conclusión de que era Beava.
10
Oviedo (1851, T. I: 77)
39
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
hasta Nombre de Dios. Es claro que Bastidas “rescató”11 profusamente
con los indígenas de dichas regiones. La información más importante
la provee el bachiller Andrés Bernáldez, quien recogió testimonios de
algunos de los tripulantes a quienes entrevistó a su regreso a España,
que participaron en dicha expedición relacionado con un contacto que
hicieron en el litoral:
“En el dicho año [1502] en el mes de Setiembre vino a Cádiz Bastida,
Marinero de Triana, Capitán e Maestre de su Nao, el qual havía ido
con cierta Armada por la mar para descubrir con licencia de S.S.
A.A., e havía 23 meses que havía partido de acá, el qual descubrió
por la vía que miraba al Norte, por la mano derecha de la Joana,
que es la tierra firme, muchas islas dexando siempre la tierra firme
sobre mano izquierda, e la gran Mar Océano a la mano derecha; e
falló muchas e grandes poblaciones, e todas de paxas e maderas,
como lo descubierto, e falló una gran ciudad donde salió a tierra, e
fué convidado del Cacique de ella: e allí havía Gallinas que comieron, e alli resgataron e vieron cosas de latón e cobre, e de lo que
llevaban por oro, e pasado el trueque, antes que el dicho Bastida
saliese del puerto, que era un rio que pasaba no muy caudaloso,
los indios se arrepintieron e demandaron su oro, e volvieron las
alhajas e cosas recibidas, e Bastida porque no se escandalizasen
les dió su oro, e volvieron lo que les havía dado; e desque de allí
salió prendió ciertos indios, que resgató en la tierra de que ovo
mucho oro que truxo, el qual de aquella tierra desque es oro bajo,
como de Florines, e hay infinito de ello.
En todo lo que descubrieron habia mucho Algodon, e todas las cosas de
aquellos que descubrió; e las gentes son poco mas ó menos como lo otro
descubierto que descubrió el Almirante; en todo lo que descubrió no hay
fierro ni cosa que faga de él, ni lana, ni hilo, salvo algodon: ni hay texa,
ni ladrillo, ni hombre que sepa letras, salvo toda la gente vestial sin ley e
sin escriptura. Ovieron en el viage fortuna como les labró malos Navios,
11
40
Entre las definiciones de rescatar, La Real Academia Española aún contiene la siguiente:
“Cambiar o trocar oro u otros objetos preciosos por mercancías ordinarias”.
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
e ovo harto que facer en escapar e venir á la Española con un Navio, o
dos el dicho Bastida, e los de la dicha Armada”.12
Bernaldez claramente refiere que Bastidas “prendió ciertos indios”,
pero no puede especificar cuantos. Lo que es claro es que llevó a la isla
Española por lo menos seis indígenas de Urabá, para utilizarlos en futuros
viajes como traductores o lenguas. Las Casas dice que vio algunos de
ellos caminar desnudos por las calles de Santo Domingo.13 Hay una versión documental que acusa a Bastidas de supuestamente haber tomado
por la fuerza unos 500 indígenas de Urabá,14 pero esta acusación mayor,
no parece respaldada en otras pruebas documentales. Sin embargo, no
debe descartarse su veracidad dado que, según Oviedo, fue algo que
Bastidas supuestamente hizo años más tarde en Cartagena.15 Lo cierto es
que Bastidas tuvo un regreso accidentado de su viaje de Urabá y Darién,
dado que sus barcos fueron afectados por lo que los españoles llamaron
la “broma”, moluscos que se comían la madera de los barcos de manera
acelerada. Al llegar a La Española, Bastidas tuvo problemas legales con
las autoridades de la isla, y fue apresado y llevado en dicha calidad a
12
Bernaldez, Andrés (1856, T. II: 102-103).
13
“Trujo consigo ciertos indios, no sé si tomados por fuerza ó vinieron con él de su grado,
los cuales andaban por la ciudad de Sancto Domingo, en cueros vivos, como en su tierra
lo usaban, y por paños menores traian sus partes vergonzosas metidas dentro de unos
canutos de fino oro, de hechira de embudos, que no se les parecia nada”. Las Casas (1875,
T. III: 11).
14
Mena Garcia (2012: 402) sospecha que el denunciante era un Fraile Franciscano.
15
Curiosamente, Las Casas (1875, T. III: 10) tenía un muy buen concepto de Bastidas, de
quien no solo dice que era un “hombre honrado y bien entendido que debia tener hacienda”.
Comentando sobre el primer viaje de Bastidas a Urabá y Darién, Las Casas (1875, T. III: 11)
dice: “Tampoco sé si hizo en la tierra ó costa de mar, por donde Bastidas anduvo, algunos
daños y escándalos á los indios, vecinos della, como hicieron siempre todos los que por
aquella costa y en aquellos rescates y tratos andaban; pudiéralo bien saber entónces, y
despues, si en ello mirara, pero porque despuest tuve mucha conversacion y amistad con
el dicho Rodrigo de Bastidas, y siempre le cognoscí ser para con los indios piadoso, y que
de los que les hacian agravios blasfemaba, tuve concepto dél que, cerca dello, andando por
allí en aquellos tiempos y tractos, sería moderado”. Sin embargo, es claro que uno de los
negocios de Bastidas una vez se instaló en Santo Domingo fue el de organizar armadas para
capturar y esclavizar indígenas Caribes. Varios de los testigos que Bastidas presentó para
su probanza de 1522, en La Española, mencionaron dicho negocio; por ejemplo, Gaspar de
Astudillo señaló que, “ha visto hazer ciertas armadas al dicho Rodrigo de Bastidas contra
los caribes que comen carne humana, en las cuales armadas ha hecho mucho gasto de
navíos é gente é mantenimientos; é que en ello ha hecho mucho provecho á esta Isla, por la
gente que ha traido á ella”. Colección de Documentos Inéditos relativos al descubrimiento
(1864, T. II: 416-417).
41
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
España, donde le tomaría un par de años superarlos. Según Oviedo, la
acusación fue el resultado de haber rescatado con los indígenas de la
isla La Española sin tener autorización para ello16.
Igualmente, se puede ver una relación directa entre las noticias que
trajo Bastidas y La Cosa de su viaje a la actual costa caribe colombiana, y
la declaratoria por parte de la corona del carácter caribe de sus habitantes,
y como tales susceptibles de ser esclavizados y vendidos.17 Aunque es
claro que en el Consejo de Indias ya se debatía respecto a qué hacer con
los indígenas que algunos navegantes habían acusado de comer carne
humana, lo cierto es que el viaje de Bastidas y La Cosa ofreció nuevas
“evidencias” al respecto.
Es probable que hubiera un cálculo económico en el señalamiento tan
específico que Bastidas y La Cosa hicieron contra los indígenas del puerto
de Cartagena, o más específicamente de la isla de Codego (hoy Tierra
Bomba), y las islas de Barú, San Bernardo y Fuerte. Bastidas y La Cosa
habrían llegado a la conclusión de que en el golfo de Urabá comenzaba la
ruta de comercio de oro y otros productos que dominaban los indígenas
Caribes, los cuales eran grandes navegantes. Ojeda y La Cosa ya habían
descubierto que dicha ruta comercial llegaba por lo menos hasta Paria,
pero no habían llegado aún a donde estarían localizadas las minas de
oro.18 Controlar a los indígenas comerciantes por medio de la autorización
de esclavizarlos podría buscar que el oro no saliera de Urabá, región que
aspiraban a obtener para sí, de tal manera que no tuvieran que ir a buscarlo por toda la región y quitárselo a distintos grupos. Como bien lo ha
señalado Sauer, a partir de ese momento, “Hostiles, Caníbales y Caribes
eran términos intercambiables”.19
42
16
Según Oviedo, “La causa porque prendió a Bastidas fué porque viniendo por tierra á esta
cibdad [Santo Domingo] desde que salió de la mar, rescató algund oro por el camino con
los indios. E fué enviado con el almirante á España en un mismo navio (...) é diósse notiçia
á los Reyes Cathólicos é mandáronlo soltar é que se fuesse á su corte, que á la saçon estaba
en Alcalá de Henares”. (1852, T.II: 335).
17
“Provision para poder cautivar á los Canibales rebeldes”. Segovia, octubre 30, 1503.
Fernández de Navarrete (1859, T. II: 461-462).
18
Sauer (1966: 115).
19
Sauer (1966: 162). La traducción es mía. Según Oviedo (1852. T. II: 133), la punta de Caribana, a la entrada del golfo de Urabá, era el lugar de origen de los indígenas Caribes. “(...)
el capitan Rodrigo de Bastidas descubrió parte desta costa; y lo mas peligroso della fué lo
que él vido destos flecheros hasta el golpho de Urabá, á la entrada del qual está una punta
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
Lo que es cierto es que Bastidas llegó a La Española, y luego a España
cargado de oro.20 En la hoja de servicios que se hizo de Bastidas veinte
años después se afirmaba, “quel dicho Rodrigo de Bastidas descubrió,
llevó gran muestra é cantidad é presas de oro ricas de collares, canoas,
trompetas é ataballes, é muchas piezas de oro á los dichos católicos
Reyes”.21 De hecho, dado que los Reyes ordenaron que se exhibiera públicamente el oro por todo el reino, razón por la cual muchos testigos del
viaje de Bastidas mencionan haberlo visto. Así escribe Oviedo:
“E por sus letras reales proveyeron quel oro que llevaba deste
descubrimiento que avia hecho, le mostrasse en todas las cibdades é villas, por donde passase hasta llegar á la corte; é á los
corregidores é justiçias mandaron que en sus jurisdiçiones lo resçibiessen públicamente, porque fuesse á todos notorio é lo viessen.
Esto se haçia porque las cosas destas Indias aun no estaban en
fama de tanta riqueça que deseassen los hombres pasar á estas
partes: antes para traellos á ellas, avia de ser con mucho sueldo
é apremiados”. 22
Por esta razón, desde ese momento la región de Urabá obtuvo fama de
tener mucha riqueza, por lo que vendría a convertirse en el centro de la
colonización durante los años siguientes. El capitán Vicente Yañez Pinzón,
quien también vio el oro que Bastidas llevó a Sevilla, estimó su valor en
“ciento é cinquenta marcos de oro”.23 No es claro si esa cifra es correcta.
Existen registros de que Alonso de la Torre fue uno de los mercaderes
que compró cincuenta y seis marcos y dos onza y media octava de oro
que llaman Caribana, de donde se deriva este nombre caribe, como cabeça ó solar de los
caribes. Este nombre caribe no quiere deçir sino bravo ú ossado o esforzado (...) porque
quando uno come axi y quema mucho, ó sorbe algund caldo que quema mucho, dice: muy
caribe está”.
20
Las Casas (1875, T. III: 11), quien en ese momento vivía en Santo Domingo, escribió: “allí
los vide yo entónces y parte del oro que habian habido”.
21
“Información de los servicios del adelantado Rodrigo de Bastidas, conquistador y pacificador de Santa Marta”. Santo Domingo, junio 22, 1521. Colección de documentos inéditos
relativos al descubrimiento (1892, T. II: 369).
22
Oviedo (1852, T.II: 335).
23
Testimonio de Vicente Yañez Pinzón. “Probanza hecha a petición del Fiscal relativa á descubrimientos hechos en el tercero y cuarto viaje de D. Cristóbal Colón”. Sevilla, febrero
12, 1513. Colección de documentos inéditos relativos al descubrimiento (1892, T. VII: 268).
43
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
y lo pagó en maravedís, pero no sabemos si fue el único comprador 24 .
Igualmente, además del oro, Bastidas llevó otros productos, pero no
sabemos en cuanto fueron vendidos.
El segundo viaje de Bastidas y La Cosa, 1504-1506
En diciembre de 1503, la Reina autorizó a Juan de la Cosa a “rescatar”
y descubrir el golfo de Urabá”.25 Como la Corona ya había otorgado la
gobernación de Urabá a Ojeda, pero al mismo tiempo en abril de 1504
había extendido una autorización a Juan de la Cosa para descubrir y
contratar en el golfo de Urabá, la Reina le concedió el título de alguacil
mayor del gobernador de Urabá, dado que a Ojeda ya le habían otorgado
la gobernación.26
En preparación de los viajes de descubrimiento y rescate, los Reyes
dieron por mercedes a Rodrigo de Bastidas y Juan de la Cosa la suma de
50,000 maravedís anuales a cada uno, durante toda su vida como pago
de las rentas e intereses que se obtuvieran y de las cosas que se trajeran
a partir de ese momento del golfo de Urabá y del Zenú.27
El asiento y capitulación que los Reyes católicos tomaron con Juan
de la Cosa en 1504 muestra una vez más la centralidad que tenía en ese
momento el golfo de Urabá en los planes de descubrimiento y rescates.
Los Reyes autorizaban el viaje con dos o tres navíos a costa de Cosa,
para ir a, “las dichas tierras del dicho golfo de Urabá e en las otras yslas
44
24
“Alonso de la Torre mercader mucho vos rrogamos que de los maravedis que en vuestro poder
estan de los çinquenta e seis marcos e dos onças e media ochaua de oro que compraste e
vos mandamos entregar del oro que traxo Rodrigo de Bastidas deys e pagueys luego los
maravedis syguientes a las personas que aqui yran nombradas en la manera syguiente: A
Alonso de Morales thesorero del Rey e de la Reyna nuestros sennores ochenta e site mill y
seysçientos e çinquenta e quatro mrs. e medio que pertenesçieron a sus altesas segun la
capitulaçion se hiso con Rodrigo de Bastidas”. Real Díaz (1961: 28).
25
“Orden de informe sobre Juan de la Cosa”. Alcalá de Henares, diciembre 10, 1503. AGI,
Indiferente, 418,L.1,F.103r-103v. Ballesteros Beretta (1954: 300) también trascribe parte
este documento, pero la cita de la fuente no es correcta.
26
“Nombramiento de Juan de la Cosa como Alguacil Mayor”. Alcalá de Henares, Abril 3, 1504.
AGI, Indiferente, 418,L.1,F.94r. También en: Colección de documentos inéditos relativos al
descubrimiento (1879, T. XXXI: 129-131).
27
“Orden de asiento de mercedes de Juan de la Cosa”. Medina del Campo, febrero 14, 1504.
AGI, Indiferente, 418, L.1, F.127r. Al margen el documento señala: “Diose otra tal como ésta
de la misma quantía e forma para Juan de la Cosa, vecino del Puerto de Santa María, e con
la misma data”. También incluido en Leguina (1877: 193-194).
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
e tierra firme del Mar Oçéano descubiertas o por descubrir”, y rescatar en
ella todo lo que encontraren, a excepción de esclavos, “salvo los que por
nuestro mandado son pronunçiados por esclavos que son los que están
en las yslas de San Bernaldo e yslas Fuertes e en las puertos de Ca[rta]
jena e en las yslas de Baru que se dizen caníbales”.28
El cronista Gonzalo Fernández de Oviedo relata con bastantes detalles el viaje a Urabá que hizo Juan de la Cosa en 1504, en compañía de
Juan de Ledezma, en donde hicieron además una exitosa incursión en la
provincia del cacique Darién. La ruta seguida fue la tradicional en esta
época, de oriente a occidente, comenzando en las Canarias, pasando
por la isla de Guadalupe hasta llegar a la isla Margarita y las costas de
Cumaná, donde “ovieron por rescates algunas perlas, pero pocas”.29 De
ahí fueron a otras islas de lo que es hoy la costa venezolana, “donde
hallaron mucho brasil é muy bueno, de lo que cortaron é cargaron en los
navios ochoçientos quintales ó mas”.30
De allí salieron para Cartagena, donde se encontraron con las naves
de Cristóbal Guerra, a quién los indígenas recién habían dado muerte, y
su expedición había quedado al mando de su hermano Luis Guerra, quien
estaba enfermo y quería regresar a España porque además había pasado
mucha hambre. Uno de los aspectos significativos de dicho encuentro fue
que Cristóbal Guerra aspiró a que Juan de la Cosa lo acompañara en su
viaje, a lo cual éste no quiso aceptar. Acordaron que las naves de Guerra
llevaran el brasil y la mayor parte de los seiscientos indígenas “caribes” que habían capturado como esclavos en la isla de Codego (actual
Tierra Bomba), frente a Cartagena. De allí las naves de Juan de la Cosa
se dirigieron a la isla Fuerte, frente a la desembocadura del Sinú, pero
los indígenas del lugar huyeron. Luego intentaron tomar por sorpresa el
pueblo cercano a la desembocadura del mismo río, pero no pudieron,
así que salieron para el golfo de Urabá. Al llegar al poblado cercano a la
laguna de Urabá, en la posteriormente llamada punta de Caribana, los
28
“Asiento y Capitulación con Juan de la Cosa”. Medina del Campo, febrero 14, 1504. AGI,
Indiferente, 418,L.1,F.124r-126v. Ballesteros Beretta (1954: 308-312) también trascribe
parte de este documento.
29
Oviedo (1852, T. II: 413).
30
Oviedo (1852, T. II: 413-414). El brasil se refiere al líquido de color rojizo que brota cuando se
corta el árbol llamado Brasil (Caesalpinia echinata), que era usado por los indígenas como
colorante de telas, y que fue muy codiciado por los europeos al momento de la conquista.
45
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
indígenas intentaron impedir el desembarco, pero al no lograrlo huyeron.
Los españoles entraron al poblado y tomaron algún oro que encontraron.
Según Oviedo,
“E aquella noche un indio que allí se tomó, dixo quél enseñaria
dónde estaba el caçique de Urabá; é guió los chripstianos á unos
mahiçales quen estaban dentro de arcabucos ó entre boscajes,
é hallaron un buhio grande, el qual vieron al quarto del alba, é
velábanle los indios: é cómo sintieron á los chripstianos, huyeron y
desampararon la casa, é assí se tomó sin pelear con los contrarios.
Hallaron allí en una haba, ques çierta manera de çesta, atabales de
oro fino é seys máscaras, que pessó todo septenta y dos marcos
de oro largos (...) de allí de Urabá, por lenguas que tomaron de
algunos indios que prendieron, se informaron estos chripstianos
de la provinçia del Darien, que está çinco ó seys leguas frontera de
Urabá en la otra costa, donde les dixeron que allí avia mucho oro.
E pusieron en obra de atravessar é passar allá, é assi lo hiçieron,
é surgieron donde mejor les paresçio, y entraron por el rio arriba
del Darien con los bergantines é bateles de las naos una mañana
antes que amanesçiesse; é dieron en el pueblo de los indios, que
estaba çerca del rio de la otra parte, é allí tomaron algunos indios
é prendieron al caçique, el qual despues se les huyó. E tomaron
en pieças de oro labrado hasta quarenta marcos de oro. Y estando
esta gente dentro del mesmo pueblo de Darien é sus naos surtas
fuera del rio en la mar, çerca de tierra en la costa, llegó á las naos
un batel de una de las otras que dixeron de susso de Chripstóbal
Garçia [Cristobal Guerra], que avian quedado en el puerto de Cartagena, á quien essotras ovieron dado el brasil y los esclavos que
allí saltearon, para que lo llevassen todo a Castilla”.31
Esta reveladora cita nos muestra varias cosas. El Darién podría tener igual
o más oro acumulado entre sus habitantes que el que había en Urabá,
donde quizás la mayor riqueza estaba enterrada en antiguas tumbas. De
hecho, fueron los mismos indígenas de Urabá quienes le indicaron a los
31
46
Oviedo (1852, T. II:414-415). Varios autores han demostrado que Oviedo se equivoca aquí
con el nombre de Cristóbal Guerra. Ver, por ejemplo, Ballesteros Beretta (1945: 324).
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
españoles que el Darién era muy rico en oro. El oro del Darién es descrito
en el testimonio recogido por Oviedo como oro labrado, lo que puede ser
un indicio de que era un importante centro de orfebrería. La Cosa acudió
a la táctica de retener caciques y pedir por su liberación un rescate, que
ya había practicado Bastidas con éxito. Sin embargo, esta vez el cacique
del Darién se les escapó. La entrada en la provincia del Darién se tuvo que
suspender para ir a ayudar a los náufragos de la expedición de Cristóbal
Guerra que estaban en la costa de Urabá.
Cuando Juan de la Cosa acude a ayudar a Guerra, sus naves también
enfrentaron problemas, por lo que,
“acordaron de yr á encallar con ella á la lengua del golpho donde
estaba el pueblo de Urabá, que avian tomado pocos dias antes,
como se dixo de susso, con intençion de estar y poblar allí. E aunque
el camino, desde donde estaba la nao encallada hasta la laguna
é pueblo, no era sino poco, la mucha agua que la nao capitana
haçia, no dió lugar á que llegasse allá, é ovo de encallar donde
mejor pudieron guiarla, é salió la gente en tierra é començóse á
descargar”.32
De acuerdo con el relato de Oviedo, en total eran 200 hombres de La Cosa
y Guerra, quienes tuvieron que buscar refugio en la costa, pero pronto se
les agotaron las provisiones. Aunque buscaron desesperadamente por
comida y oro, no lo hallaban, “ni se ossaban meter mucho adentro, porque
topaban muchos indios é impedian su desseo, é no los dexaban yr adonde
querian”.33 En esta situación estuvieron por espacio de dieziocho meses,
muriendo cerca de la mitad de ellos. Finalmente pudieron reconstruir
unas naves y se fueron al puerto de Zamba, y al llegar a dicho lugar los
indígenas huyeron. Según Oviedo (T. II: 489-491), era tal el hambre que
algunos de los soldados practicaron el canibalismo y se comieron a un
indígena y a dos cristianos. Finalmente, las naves lograron partir hacia
Jamaica para luego llegar hasta Santo Domingo.
El viaje de Juan de la Cosa a Urabá y el Darién entre 1504 y 1506 fue
aún más rentable que el primero de Bastidas y La Cosa. Oviedo menciona
32
Oviedo (1852, T. II: 416).
33
Oviedo (1852, T. II: 416).
47
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
en su relato, que en el accidentado viaje de regreso de los hombres
de Juan de la Cosa y Cristóbal Guerra a Santo Domingo, vía la isla de
Jamaica, llevaban ciento treinta y cinco marcos de oro.34 Dicha cantidad
es comparable a los ciento cincuenta que obtuvo Bastidas en su viaje
de 1501 por toda la costa de la actual Colombia, que también incluyó el
Darién. Adicionalmente, La Cosa había enviado palo del brasil y cientos
de esclavos con los hombres de Cristóbal Guerra, lo que habría hecho la
diferencia económica entre las dos expediciones. Sin duda este segundo
viaje de Juan de la Cosa reafirmaba la riqueza de oro de las provincias
de Urabá y Darién.
Según la documentación de la Casa de Contratación de Sevilla, el
cuarto que recibió la corona por la ganancia total del accidentado viaje de
Juan de la Cosa entre 1504 y 1506 fue de 491.708 maravedís.35 Esto significa que lo obtenido en el viaje fueron casi dos millones de maravedís, y
la parte de La Cosa 1’475.124 maravedíes, de donde éste debía descontar
los gastos del viaje. Adicionalmente, La Cosa recibió los 50.000 maravedís que tenía derecho por la merced que le otorgó la corona de recibir
dicha cantidad anuales a perpetuidad.36 Según registros de la Casa de
Contratación, entre los objetos que De la Cosa y sus compañeros trajeron
estaban, “varias piezas y dos hachas de oro y un atabal y aljófar que Juan
de la Cosa capitan y otros armadores compañeros suyos truxeron del viaje
que fué á la costa y Golfo de Uraba con cuatro navios”.37
48
34
“E tornados á aquel lugar, aviendo llevado con indios çiento é treynta é çinco marcos de oro,
que tenian en una caxa”. Oviedo (1852, T. II: 418). Anteriormente Oviedo había detallado
que ciento doce marcos de oro los había obtenido en Urabá y Darién, por lo que puede
suponerse que el restante lo obtuvieron en Zamba.
35
Leguina (1877: 185); De la Puente y Olea (1900: 27). Según Ballesteros Beretta (1954: 343)
el asiento es de mayo 2, 1506.
36
“Que pago a Juan de la Cossa Capitan cinquenta mill mrs. que tiene por privilegio de merced
en lo procedido del Golfo de Uraba e segun los quales se le pagaron de los quatrocientos
e noventa e un mil setecientos e ocho maravedis que vinieron a su alteza del quinto del
provecho del oro é aljafar que se ovieron en el viaje de que fue el dicho Juan de la Cossa
por Capitan”. Leguina (1877: 187-188). Según Ballesteros Beretta (1954: 343) el asiento
es de mayo 11, 1506.
37
De la Puente y Olea (1900: 26). Atabal es un tambor pequeño; aljófar es un conjunto de
perlas pequeñas de forma irregular.
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
La armada de Ojeda, La Cosa y Nicuesa a Urabá y Veragua, 1509
En 1508 la Corona estableció una capitulación con Diego de Nicuesa y
Alonso de Ojeda para ir a Urabá y Veraguas38. Sin embargo, a Ojeda se
le puso la condición de que, “haya de llevar y lleve por su lugarteniente
de capitán a Juan de la Cosa para en las partes donde el no estuviere sea
nuestro capitán”. Tanto Nicuesa como Ojeda se obligaban a hacer dos
fortalezas, “dos en la tierra de Urabá hasta el golfo y las otras dos desde el
golfo hasta en fin de la tierra que llaman Veragua”. Nicuesa y Ojeda entendían por fortaleza unas edificaciones que tuvieran, “cimientos de piedra
y lo otro de tapia que sean de tal manera que se puedan bien defender de
la gente de la tierra las cuales vosotros decís que queréis fazer en esta
manera”. La Corona les estableció un plazo para dichas construcciones;
a Ojeda en Urabá año y medio, y a Nicuesa en Veragua dos años y medio.
La capitulación autorizaba tanto a Nicuesa como a Ojeda a tomar
por esclavos a los indígenas que cautivaran, “de los lugares que están
señalados por esclavos que son en el puerto de Cartagena, que llaman los
indios Calamari, e Codeo [sic], e las islas de Barú e de Sant Bernabe [sic], e
la isla Fuerte, e cargar dellos vuestros navíos y llevarlos a vender a la isla
Española”.39 Igualmente, les autorizaba llevar a la Española, cuatrocientos
indígenas, “de las islas comarcanas (...) para que vos podáis aprovechar
dellos en vuestras laborias e haciendas y ganado”. 40
En abril de 1509, la Corona también autorizó a Juan de la Cosa, en su
calidad de alguacil mayor de Urabá, y a Juan de Quiceno, veedor de fundiciones, y a Pedro Martínez, teniente de escribano mayor de las minas y
fundidor del oro, para que llevaran una carabela pequeña donde pudieran llevar bastimentos relacionados con sus labores como funcionarios
reales en dicha expedición. 41 Dicha autorización mostraría que Juan de
la Cosa tenía un doble papel en la expedición encabezada por Ojeda. Si
bien, se cree que era uno de los financiadores, a la vez era uno de los
representantes del Rey en la expedición, por lo que llevaba su propio
38
AGI, Indiferente, 415, L.1, F. 7v-12v: “Asiento con Diego de Nicuesa y Alonso de Ojeda”.
Burgos, junio 9, 1508.
39
AGI, Indiferente, 415, L.1, F. 7v-12v.
40
AGI, Indiferente, 415, L.1, F. 7v-12v.
41
AGI, Indiferente, 418, L.2, F. 145-14v: “Licencia de viaje a Juan de la Cosa y otros”; Valladolid,
abril 30, 1509.
49
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
navío, el cual estaba autorizado a moverse entre Urabá y la Española de
manera independiente del resto de la expedición.
Según Las Casas, Ojeda no tenía dinero para su empresa conquistadora por lo que terminó asociándose con Juan de la Cosa. “Todo el mundo
sabia que Hojeda, un real que pusiese, no tenia; en fin, con parecer de Juan
de la Cosa, se concertaron con que el rio grande del Darien, los dividiese,
que el uno tomase el Oriente, y el otro al Occidente”. 42
Oviedo (1852, T. II: 421-422) señala que la expedición de Ojeda y
Nicuesa salió de Santo Domingo en 1509, llegó a Cartagena que era
la gobernación de Ojeda, y al desembarcar se dirigieron a un pueblo
llamado de las ollas, cerca de la costa. El cacique y los indígenas se
refugiaron en un bohío grande, desde donde les tiraban a los españoles
“algunas patenas é otras pieças de oro labradas”, 43 como anzuelo para
que salieran a recogerlos y de esta manera poder flecharlos. Al final los
españoles prendieron fuego al bohío y muchos indígenas murieron en el
incendio y otros por la acción de las armas de los españoles, quedando
pocos sobrevivientes quienes fueron apresados. 44 De otro lado, Oviedo
resalta que en dicho lugar los españoles vieron mujeres muy diestras en
el arte de la guerra, “entre aquestos indios muchas mugeres se han visto
no menos bien exerçitadas é animosas en la guerra que los hombres”. 45
De acuerdo con el relato de Oviedo,
“tuvo notiçia Hojeda de otro pueblo que estaba tres ó quatro leguas
de allí, que era del caçique Catacapa; tierra llana y en la misma
costa dentro del ancon de Cartagena, al qual otros llaman Matarap:
y envió al capitan Johan de la Cosa adelante con parte de la gente,
el qual llegado á aquel pueblo, lo saqueó. E tomáronse ocho ó
nueve mill castellanos de buen oro y hasta çient prissioneros, la
mayor parte mugeres; y el caçique y los indios de pelea escaparon
huyendo, sin poder llevar mas de sus arcos y flechas”. 46
50
42
Las Casas (1875, T. III: 265).
43
Oviedo (1852, T. II: 422).
44
Según Las Casas (1875, T. III: 291), Ojeda tomó allí 60 cautivos, los cuales envió a La
Española para venderlos por esclavos.
45
Oviedo (1852, T. II: 422).
46
Oviedo (1852, T. II: 422).
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
Según Oviedo, luego de la incursión armada las tropas se dedicaron
a descansar la siesta por lo que fueron sorprendidos por los indígenas,
quienes “mataron é hirieron hasta çiento dellos é cobraron todo el despojo;
é allí murió el capitan a Johan de la Cosa”. 47 Al llegar Nicuesa sus tropas
tomaron revancha del ataque de los indígenas y los mataron a todos, que
Oviedo calculó fueron cerca de quinientos. Las Casas comenta que Nicuesa
y Ojeda, “fueron los primeros que de toda la tierra firme hasta entónces
descubierta, de propósito saltaron en tierra con ejército á robar, y matar
y captivar los vecinos della”. 48 Sin embargo, como vimos anteriormente,
fueron Rodrigo de Bastidas y Juan de la Cosa quienes realmente iniciaron
dicha práctica.
Las tropas de Nicuesa solamente tuvieron tres personas heridas de
flecha, pero no murieron. Al día siguiente, Nicuesa salió en búsqueda
de su gobernación de Veragua, pero tuvo tantos inconvenientes en su
navegación que le tomó tres meses llegar hasta un puerto al que llamó
de Misas, que como mencioné anteriormente, estaba localizado en el
cacicazgo de Coyba, frente a la isla de Pinos. Esta versión de Oviedo
coincide con la de Mártir, quien dice que Nicuesa pasó primero a una
ensenada llamada Coiba, donde gobernaba un cacique (Chebín, en lengua
de Coiba) llamado Careta. 49
Ojeda, por su parte, decidió seguir adelante en dirección de Urabá,
pasando primero por la isla Fuerte, cerca de la desembocadura del rio
Sinú, y como también estaba habitada por indígenas “Caribes”, tomó
dos hombre y siete mujeres por prisioneros, mientras que los demás
escaparon.50 De acuerdo con la narración de Las Casas, Ojeda trató de
encontrar el rio del Darién pero al no poderlo localizar desembarcó en el
costado oriental del golfo:
“De allí entró en el golfo de Urabá, y por él buscó el rio del Darién,
que entre los indios era celebrado de riqueza de oro y de gente belicosa, pero no lo hallando, buscó por allí cierto lugar y desembarcó
la gente, y sobre unos cerros asentó un pueblo, al cual llamó la
47
Oviedo (1852, T. II: 422).
48
Las Casas (1875, T. III: 297).
49
Mártir, 1944: 123.
50
Mártir, 1944: 122.
51
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
villa de Sant Sebastian, tomándolo por abogado contra las flechas
con hierba mortífera, que por allí se tiraban y tiraron hartas”.51
La versión de Oviedo es que Ojeda salió del área de Cartagena en dirección de occidente,
“e passó adelante de la punta de Caribana (...) y entró en el golpho
de Urabá, e hizo su assiento en la costa queste golpho tiene al
Oriente, y estuvo allí çiertos meses, donde él é su gente passaron muchas é grandes nesçesidades. E como todo aquelllo es de
flecheros é gente áspera (...) no se atrevia ni era bastante con los
que le quedaron á entrar la tierra dentro”.52
En otro pasaje de su obra, la versión de Oviedo de la llegada de Ojeda a
Urabá ofrece unos detalles adicionales:
“fueronse al golpho de Urabá é surgieron çerca de la costa delante
de la laguna de Urabá. E aunque los indios se pusieron en les
resistir que no saltassen en tierra, no dexó de haçer por esso, y
desampararon el pueblo; y entrados los españoles en él, hallaron
algund oro, que era trás o que prinçipalmente andaban. E aquella
noche un indio que allí se tomó, dixo quél enseñaría dónde estaba
el caçique de Urabá; e guió a los chripstianos á unos mahiçales que
estaban dentro de arcabucos ó entre boscajes, é hallaron un buhio
grande, el qual vieron al quarto del alba, é velábanle los indios:
é como sintieron á los chripstianos, huyeron y desampararon la
casa, é assí se tomó sin pelear con los contrarios. Hallaron allí una
haba, ques çierta manera de çesta, atabales de oro fino é seys
máscaras, que pessó todo septenta y dos marcos de oro largo”.53
Mártir menciona que Ojeda conoció de la existencia cinco pueblos muy
numerosos en dicha región. El principal de ellos Urabá, que al parecer
52
51
Las Casas (1875, T. III: 298).
52
Oviedo (1852, T. II: 425).
53
Oviedo (1853, T. II: 414).
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
en el pasado fue la capital de la región, y los pueblos de Futeraca, Feti,
Zerema (Zeremoe) y Soraché (Sorachi).54
“Estos pueblos los encontraron los nuestros llenos de gente que
se dedica á la caza de hombres, y si les faltan enemigos con quien
guerrear vuelven contra sí mismo su crueldad, y se destruyen ó se
ponen en fuga. De ahí provino plaga tan grande sobre los miserables habitantes del continente y de las islas”.55
Ojeda intentó una incursión a un pueblo llamado Tirufi (Tirusi), a doce
millas en el interior, que según algunos indígenas que tenía cautivos era
famoso por sus minas de oro.56 La incursión sin embargo fracasó al ser
rechazada por los indígenas. En un ataque a otro poblado Ojeda resultó
herido en la cadera o el muslo.57 Ante los fracasos y sus propias heridas,
Ojeda decidió ir a La Española en busca de provisiones y de su compañero
Martín Fernández de Enciso,58 prometiendo volver en cincuenta días, y
dejando el asentamiento amurallado con solamente 70 sobrevivientes al
mando de Francisco Pizarro. Sin embargo, Ojeda nunca regresó.
La fundación de Santa María la Antigua del Darién
Las circunstancias de la fundación de Santa María fueron extremadamente
dramáticas para el grupo de españoles al mando de Enciso y Pizarro.
Después de esperar por más de cincuenta días en el fuerte que habían
construido en San Sebastián de Urabá sin tener noticias de Ojeda, Francisco Pizarro decidió emprender el regreso a La Española. Sin embargo,
54
Martyr (1912: 400); Mártir (1944: 291). La obra de Mártir se publicó originalmente en latín
en 1530. En este trabajo y en la bibliografía cito el nombre de Pedro Mártir de Anglería,
como se ha traducido al español, y el de Peter Martyr D’Anghera, como se ha traducido
al inglés. Los nombres entre paréntesis son de la traducción del latín al inglés, los que
no están en paréntesis son de la versión traducida del latín al español o aparecen de la
misma manera en ambas traducciones.
55
Mártir (1944: 291). Tanto Mártir como Oviedo mencionan que el área oriental de Urabá,
llamada Caribana, es el lugar de origen de los indígenas “Caribes”, que los españoles
acusaban de ser caníbales.
56
Martyr (1912: 193); Mártir (1944: 122-123).
57
Mártir (1944: 123)
58
Mártir y alguna de la documentación de la época lo denominan Anciso o Ansiso.
53
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
cuando apenas iba cerca a la Isla Fuerte uno de los dos bergantines en
que viajaban se fue a pique, y los indígenas del lugar rechazaron el otro
bergantín, por lo que tuvo que seguir su camino sin poder detenerse.
Después de pasar Cartagena la nave de Pizarro se encontró con el de
Enciso que iba en dirección de Urabá, quien le ordenó regresar con él.
Al llegar a la costa de Caribaná el barco de Enciso se encalló en los
bajos de dicha costa, hundiéndose y perdiendo todas las provisiones que
traía.59 Adicionalmente, al desembarcar en Urabá encontraron que los indígenas habían destruido el fuerte y quemado las treinta casas que habían
construido. Respecto a los indígenas del golfo de Urabá, Enciso escribió:
“la tierra desta costa es algo montuosa; la gente es mala, que son todos
caníbales que comen carne humana; usan arcos y flechas herboladas”.60
Al no tener un abrigo seguro en Urabá, las tropas de Enciso decidieron
dividirse para inspeccionar el extremo occidental del golfo, entre otras
cosas porque unos indígenas que cautivaron les habrían dicho que en la
otra costa del golfo había mucho oro.61 Según Oviedo,
“E pusieron en obra de atravessar é passar allá, é assi lo hiçieron,
é surgieron donde mejor les pareçió, y entraron por el rio arriba
del Darien con los bergantines é barcos de las naos una mañana
antes que amanesçiesse; e dieron en el pueblo de los indios, que
estaba çerca del rio de la otra parte, e allí tomaron algunos indios
é prendieron al cacique, el qual despues se le huyó”.62
59
54
Mártir (1944: 127)
60
Enciso (1974: 272).
61
Tres años más tarde, Vasco Núñez de Balboa le reportaba al Rey cuan salvaje eran los indios
de Caribana: “…estos indios del Caribaná tienen bien merecido la muerte, porque es muy
mala gente y han muerto en otras veces muchos cristianos y algunos de los nuestros á la
pasada cuando perdimos allí la nao, y no digo darlos por esclavos segund es mala casta,
mas aun mandarlos quemar á todos chicos y grandes, porque no quedarse memoria de tan
mala gente”. En dicha carta Balboa también le pidió al rey que se pudieran traer indígenas
de Veraguas al golfo de Urabá, “desde un golfo que se dice S. Blas”. Igualmente, Balboa
(1829a: 370-371) sugirió, “que los pueden llevar á las islas de Cuba y Jamaica y á otras islas
pobladas de cristianos á trocar por otras naborías indios que ansimismo hay en las otras
islas pobladas de cristianos muchos dellos bravos, y que los cristianos no se pueden bien
servir dellos, y de esta manera mandando los bravos á donde esten fuera de su natural, los
de estas partes servirán bien en las islas y los de las islas acá”.
62
Oviedo (1853, Tomo II: 415).
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
Sin embargo, los hechos al parecer fueron más complicados. Efectivamente, al llegar a la costa occidental del golfo de Urabá los españoles
encontraron inicialmente resistencia de parte de unos quinientos indígenas del lugar, liderados ahora por el cacique Cémaco.63 Dado que los
indígenas no tenían flechas envenenadas los españoles los derrotaron
fácilmente, por lo que huyeron del lugar. Una vez los españoles tomaron
control de las riveras del rio Darién hicieron venir a sus compañeros que
estaban en el costado oriental del golfo de Urabá. Las Casas escribe que
al llegar al poblado de Cémaco, los españoles:
“Entraron en el pueblo, y halláronlo todo, como lo habian menester,
lleno de comida; otro dia entraron por la tierra y los montes que por
ella habia, y hallaron algunos barrios ó casas vacías de gente, por
haber todas huido, pero llenas de vasos, y otras alhajas de casa
para el cuotidiano servicio, y de cosas hechas de algodon, como
naguas para las mujeres, que son como medias faldillas, donde
hobieron mucho algodon hilado y con pelo, y (...) muchas piezas
de oro, que se ponian en los pechos y en las orejas, y en otras
partes, joyas de diversas hechuras, que hasta 10,000 castellanos
de oro fino pesarian”.64
Las Casas, también afirma que Balboa envió a Francisco Pizarro con seis
hombres a descubrir la tierra,
“salidos por el rio [Darien] arriba, tres leguas, salieron 400 indios
con su señor Cemaco, escarmentados de la guerra que les habia
hecho Anciso [Enciso], cuando Vasco Nuñez dió el aviso de hallar
aquel rio y pueblo de aquel señor (...) y dan en Francisco Pizarro y
en sus seis compañeros, con muchas flechas y piedras, de manera
63
No es claro que pasó con el cacique Darién; es probable que hubiera muerto entre la visita
anterior de Rodrigo de Bastidas y Juan de la Cosa en 1501 y el momento de la llegada de
Enciso y sus hombres en 1509. Oviedo (1853, T. II: 134) comenta sobre Cémaco lo siguiente:
“y en la culata ó fin deste golpho al Sur entra el rio grande que llaman de la Cuenta [sic] del
golpho de Urabá, por siete bocas o braços, que cada uno es poderoso rio, cuyas corrientes
tornan dulçes todas aquellas diez é ocho leguas del golpho de Urabá. Y en la otra costa al
Occidente está el Darien y la provinçia fértil de Cemaco”. En este contexto “cuenta” parece
significar porción, como queriendo significar una porción, o una de las varias bocas del rio.
64
Las Casas (1875, T. III: 320). Quien estaba al mando en ese momento era Balboa, dado que
Enciso ya había sido forzado a salir de Santa María.
55
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
que á todos descalabraron y hirieron. Mas como las flechas no
tenian hierba, porque por allí no hacian ó no sabian hacella, no les
hicieron daño; los españoles arremeten contra los 400, y desbarrigan con las espadas, dellos 150, sin muchos otros que hirieron”.65
Las Casas, quien se apoyó en testimonios escritos de quienes estuvieron
presentes, dice además que Cémaco después de su primera derrota aceptó
a los españoles, pero luego logró huir:
“conviene á saber, que el cacique Cemaco, señor de aquella tierra,
luégo se aplacó y rescibió de paz los españoles, y les dió graciosos,
de su voluntad, entendiendo lo que buscaban 8 ó 10,000 pesos de
oro, pero que le preguntaron donde se cogia de aquello, y respondió
que les venia del cielo; forzándolo que dijese la verdad, dijo, que
las piezas grandes las cogian de 25 leguas de allí, y lo menudo,
de unos rios de por allí cerca. Dijéronle que fuese á mostrallos,
respondió que le placia, pero que queria ir primero á llamar unos
indios suyos, que fuesen con él; notificó á los indios, lo que los
españoles pretendian, respondiéronle los indios que no lo descubriese, porque nunca saldrian de aquella tierra, por lo cual el Cacique se fué á esconder á un pueblo ó tierra de un vasallo suyo”.66
Luego de huir Cémaco nunca regresó ni fue capturado.67 Con el tiempo,
Cémaco probaría ser un duro rival para los españoles al dirigirse a los
cacicazgos vecinos a organizar la resistencia, y a tratar de construir
alianzas y diseñar planes para enfrentar a los españoles. Cémaco buscó
refugio y atrajo seguidores y apoyo entre las gentes de Abrayme.
Dado que Cémaco huyó con su gente las crónicas españolas no ofrecen
detalles sobre su cacicazgo, ni sobre su lengua. Sin embargo, hay varios
indicios que parecen indicar que los caciques Darién y su sucesor Cémaco
no eran Cueva, pero era cercanos a ellos como cacicazgo de frontera. Ya
mencioné anteriormente que los hombres de Cémaco usaban flechas, a
diferencia de los Cuevas que no las usaban, aunque no eran envenenadas,
65
56
Las Casas (1876, T. IV: 69).
66
Las Casas (1875, T. III: 319-320).
67
Después del fallido intento de Cémaco para matar a Balboa y el castigo que éste impuso a
sus seguidores y apoyos por dicha acción, las crónicas españolas no refieren más sobre él.
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
a diferencia de sus vecinos Caribana. Hay por lo menos dos indicios
que parecieran abrir la posibilidad a que el cacicazgo del Darién tuviera
cierta relación con los actuales Gunas. En el Sumario, Oviedo (1950: 225)
menciona el nombre de un rio cercano a la ciudad de Antigua, llamado
Cutí. Esta palabra es claramente Guna, y dicho rio aún hoy conserva su
nombre. Igualmente, está la interesante referencia de Las Casas en su
Apologética Historia de las Indias, donde hablando de las creencias de
los indígenas de Tierra Firme señala:
“Tenian conocimiento alguno de Dios verdadero, y que era uno que
moraba en el cielo, al cual, en la lengua de las gentes habitadoras
de la provincia del Darien, y creo que tambien de Veragua, llamaban
Chicuna, la media sílaba, si no me engaño, luenga; querian decir
por este nombre Chicuna, principio de todo”.68
Aunque no es completamente claro que esta palabra hubiera sido oída
de los indígenas del cacicazgo de Darién, existe la probabilidad que sí
lo fuera. Adicionalmente, Oviedo es claro al afirmar que los cacicazgos
Cueva comenzaban más adelante del Darién, es decir, en Careta:
“En estas dos costas del golpho de Urabá fueron fundados los
dos primeros pueblos que ovo de chripstianos en la Tierra-Firme:
el primero el de Urabá, y el segundo el de la Guardia, á par del rio
Darien; en la qual poblaçion se llamó despues Sancta Maria de la
Antigua, como se dirá adelante. En esta provinçia de Caribana se
acaba la gente de los flecheros de la hierba, la qual tura [sic] desde
ençima de la isla de la Trenidad, y algo mas al Oriente, y de la otra
parte del golpho de Urabá, en la costa del Poniente, dó es la Cuenta
y entrada de aquel poderoso rio de Sanct Johan. Y adelante es la
lengua que llaman de Cueva, y no usan los indios flechas (...)”.69
Los primeros refuerzos recibidos por los nuevos colonos del Darién fueron
conducidos por el Capitán Rodrigo Enrique Colmenares, quién siguió la
68
Las Casas (1909: 333). Wassén (1940: 118-119) asegura que varios lingüistas han señalado
la posibilidad de un error de interpretación por parte de Las Casas respecto al significado
de la palabra Chicuna.
69
Oviedo (1853, T. II: 134). El subrayado es mío.
57
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
ruta tradicional hasta ese momento para llegar desde España a Tierra
Firme pasando primero por las islas Canarias. Así, primero llegó a Santa
Marta con el propósito de descubrir la provincia de la Sierra Nevada,70
pero fue atacado por los indígenas del lugar en las riberas del rio Gaira,
perdiendo a cerca de 54 de sus soldados.71 Después de este percance,
Colmenares siguió a la costa oriental de Urabá, donde al no encontrar a
los colonos que debía auxiliar hizo una hoguera y disparó sus cañones. Al
escuchar los cañones y ver las hogueras sus compañeros en el otro lado
del golfo, también hicieron una hoguera para que se pasara a dicho lugar.
Colmenares fue recibido con gran alegría por las provisiones y refuerzos que traía, pero pronto se le encargó viajar en busca de Nicuesa, de
quien se creía se había perdido en su búsqueda de Veraguas. Al ir en su
búsqueda, Colmenares lo encontró en un estado lamentable; de los 580
hombres que inicialmente llevaba solamente 200 estaban vivos, los demás
habrían muerto de hambre.72 Colmenares llevó a Nicuesa de regreso a
Santa María, pero allí fue rechazado, en gran parte por la animadversión
y insubordinación que había promovido Balboa, y así fue forzado a viajar
de regreso a España con 17 o 18 de sus hombres.73 Se cree que su frágil
y averiada nave naufragó.
Al acabarse las provisiones llevadas por Colmenares, y dada el hambre
que reinaba, se decidió organizar expediciones a distintos lugares vecinos.
Balboa se fue con Colmenares y unos 130 soldados a la región que inicialmente habían denominado de Coiba, del cacique Careta,74 que siempre
había sido amigable no solo con los viajeros que habían pasado por allí,
sino que además había acogido a tres soldados españoles del grupo de
Nicuesa, quienes para entonces ya habrían aprendido la lengua de los
indígenas. Al no encontrar su apoyo para alimentar a los hambrientos de
Santa María, Balboa decidió llevarse preso a Careta y a su familia.75 Sin
58
70
Colmenares (1829: 388).
71
Mártir (1944: 136).
72
Colmenares (1829: 390).
73
Colmenares, (1829: 391).
74
Mártir (1944: 256) se refiere a Careta como el “príncipe de la región Coiba”. Las Casas
(1875, T. III: 69) dice que Balboa salió, “con cien hombres al campo, y anduvo ciertas leguas
hácia la provincia de Cueba, cuyo Rey tenia por nombre Careta”.
75
Mártir (1944: 141). Mártir menciona que Careta fue “huésped” de los españoles por tres
días en Santa María.
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
embargo, al poco tiempo Balboa soltó a Careta con el acuerdo de que a
cambio de apoyo los españoles le ayudarían en su guerra contra su enemigo vecino, el cacique Poncha,76 lo cual hicieron. Poncha huyó en lugar
de enfrentar a los atacantes.77 Luego, se fueron a derrotar a otro enemigo
de Careta, llamado Comogre, “en el opuesto estribadero de las montañas
vecinas, en magníficas llanuras de doce leguas”.78
Un dato importante mencionado por los primeros cronistas, que
podría indicar las pocas diferencias entre los cacicazgos de la región y
la probable fluides entre ellos, incluido entre cacicazgos con abiertas
enemistades, es que uno de los parientes de Careta y persona principal
de su cacicazgo, después de disgustarse con él se pasó al cacicazgo de
Comogre. Este principal, habría evitado la guerra entre Careta y los españoles contra Comogre al conciliar a las partes.79 Según Balboa, Comogre
y Pocorosa vivían a unas cuarenta leguas de Santa María, entrando en
tierra unas doce leguas. Al respecto Balboa comentó, “están tan cerca
de la mar el uno como el otro; tienen mucha guerra unos con los otras, en
toda la tierra tiene cada uno dellos un pueblo y dos á la costa de este mar,
de donde se mantienen de pescado la tierra adentro”.80
La vivienda de Comogre tenía características muy particulares, su
tamaño fue calculado en ciento cincuenta pasos de largo por ochenta de
ancho, y era “de construcción fuerte y maravillosa, de largas vigas unidas
entre sí, y además defendida con muros de piedra”.81 La casa contaba con
techos y pisos labrados, y una despensa llena de bebidas y mucha comida.
Según Balboa, en Comogre se fundía el oro que traían los indígenas
de minas localizadas en el otro mar, facilitado porque se puede ir por ríos
entre una costa y la otra. Balboa escribió, “el rescate que les dan por el
oro es ropa de algodón y indios é indias hermosas: no los comen como
la gente de hácia el rio grande: dicen que es muy buena gente, de buena
conversación la de la otra costa”.82
76
Mártir (1944: 142).
77
Mártir (1944: 256)
78
Mártir (1944: 143).
79
Mártir (1944: 143).
80
Balboa (1829a: 366).
81
Mártir (1944: 143).
82
Balboa (1829a: 367).
59
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Según los testimonios recogidos por Mártir, el hijo mayor de Comogre
impresionó a los españoles con un vehemente discurso al ver que éstos
se peleaban por el oro que su padre les había obsequiado. Igualmente
les hizo una tentadora propuesta al prometer mostrarles una región
muy rica en oro, llamada Dabaibe. Sin embargo, también les señaló que
necesitarían unas mil personas más, “juntamente con los guerreros de mi
padre Comogro, que pelearán a nuestro estilo”,83 para poder derrotar al
cacique Tumanama, quien además tendría mucho oro, y a los Caribes que
ocupaban las montañas que hay en medio, que supuestamente comían
carne humana. También les mencionó que había otro mar, “donde hay
naves no menores que las vuestras (y señalaba las carabelas); aunque también ellos van desnudos como nosotros, usan de las velas y los remos”.84
Finalmente, les habría explicado los mutuos beneficios de la propuesta:
“Esto os proporcionará la abundancia de oro que deseáis, y á nosotros,
en premio de guiaros y de la ayuda que os damos, nos libraréis de las
injurias y perpetuo miedo de nuestros enemigos, con el cual no vivimos
tranquilos”.85 Más adelante volveré a referirme a Comogre para resaltar
algunos aspectos que han pasado desapercibidos.
Las primeras exploraciones del rio grande del Darién
Al regresar a Santa María de su viaje de descubrimiento del mar del
sur, Balboa se dedicó a explorar la culata del golfo de Urabá, y con cien
hombres en un bergantín y varias canoas subió treinta millas por el rio
San Juan (actual Atrato),86 hasta encontrar unos indígenas del cacique
Dabaiba. Al llegar se enteraron de que Cémaco, el cacique del Darién, se
encontraba refugiado allí pero Dabaiba había huido (Mártir, 1944: 149).
Según Mártir, a unas 40 millas de la desembocadura del rio San Juan
(Atrato) Balboa y Colmenares encontraron una aldea a orillas del rio, cuyo
60
83
Mártir (1944: 146)
84
Mártir (1944: 145).
85
Mártir (1944: 146).
86
Oviedo (1853, T. III: 8) dice que Balboa le puso el nombre de rio San Juan el 24 de junio de
1510, que fue el primer día que lo vio.
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
cacique se llamaba Turuí.87 Balboa también llegó hasta allí, donde el río
forma una isla,
“y viendo en ella árboles que crían la caña canela le pusieron ese
nombre. Encontraron en ella sesenta pueblecillos, que tenían diez
casas agrupadas. Por el lado derecho de la isla corre otro río navegable para los botes del país y para los bergantines: llamáronle
el río Negro. A quince millas de pasos de la desembocadura de
este río encontraron una aldea que constaba de quinientas casas
diseminadas, cuyo Cheví ó reyezuelo dicen que se llamaba Abenamacheio”. 88
Los indígenas intentaron huir, pero al verse perseguidos se lanzaron sobre
los españoles. Sus armas eran solo espadas de madera, palos y lanzas,
pero no flechas, por lo que fueron fácilmente vencidos. Al momento de
apresar al cacique, un soldado le atravesó el brazo con su espada.89 A
veinte leguas del rio Negro y la isla Canela, ingresaron por la boca de
un río donde vivía el cacique Abibeiba, en lo alto de un enorme árbol.
“Extendiendo vigas entre las ramas y engalabernándolas entre sí, forman
un conjunto seguro contra toda la fuerza de los vientos”.90 Abibeiba en
principio se negó a bajar de su árbol, pero decidió hacerlo cuando vio que
los españoles comenzaron a cortarlo. Abibeiba ratificó lo que les había
dicho por el hijo del cacique Comogre, en cuanto a las minas de oro en
las montañas y a los caníbales. Además, señaló que no tenia oro, que
nunca le había interesado pero que iría a las montañas a buscarlo, y con
ese compromiso se fue, pero nunca regresó.
Las versiones sobre lo que sucedió en tierras del cacique Abraiba
(Abrayba), en el rio Negro, son contradictorias. Según Mártir, unos soldados españoles, liderados por un tal Raía, exploraron el área cercana
en el rio Negro y llegaron a donde el cacique Abraiba, éste los mató. Sin
embargo, Las Casas dice que cuando Balboa emprendió su viaje por el rio
87
Mártir (1944: 150); Las Casas (1876, T. IV: 85) lo llama “Jurví, la i letra luenga”.
88
Mártir (1944: 150). Balboa lo llama Abanumaqué (1829: 363) y Las Casas (1876, T. IV: 86)
Abenemachéi.
89
Mártir (1944: 150).
90
Mártir (1944: 151).
61
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Darién arriba, “todas las poblaciones que topaban hallaban vacías”,91 y al
llegar al rio Negro a encontrarse con Colmenares supo que los indígenas
habían muerto a unos españoles, liderados por un cacique llamado Raya y
nueve caciques más. Al llegar donde el Cacique Abrayba, quien no estaba
en su casa, Balboa encontró y mató a Raya y a otros dos caciques, mientras que los demás escaparon.92 Según Las Casas, Balboa dejó treinta
soldados en el lugar, para que los indígenas no se pudieran reorganizar,
al mando del Cabo Bartolomé Hurtado. Dichos soldados luego arrestaron
a un grupo de veinticuatro indígenas y los enviaron al Darién con veintiún
soldados. Las canoas que los trasportaban fueron atacadas por gente del
cacique Cémaco, “y dieron en ella con sus lanzas tostadas y macanas, que
usaban en lugar de porras. Mataron parte dellos y los demas todos en el
rio, sino fueron dos sólos, se ahogaron”.93
Abraiba, quien era pariente de Abenamacheio, dispuesto a vengarse,
se alió con el fugitivo Abibeiba, el desterrado Cémaco, “despojado del pueblo que los nuestros habitaban”,94 quien “vivía a distancia de diez millas”,95
y Dabaiba,96 para atacar a los españoles en el poblado de Tichiri, pero
fueron descubiertos y derrotados, como consecuencia de las supuestas
denuncias de una mujer indígena amante de Balboa. Los caciques huyeron, pero cuatro de los principales (sacos) fueron ahorcado y los demás
cautivos fueron enviados al Darién a cultivar los campos.97 Según Mártir,
“Impuesta esta pena a los conjurados, infundió tanto miedo en toda la
provincia, que ya no hay uno que se atreva ni siquiera a levantar el dedo
contra el torrente de la ira de los nuestros. Viven ya tranquilos, inclinan la
cerviz con gusto los demás caciques, y ya no se castigó más á los otros”.98
62
91
Las Casas (1876, T. IV: 88).
92
Las Casas (1876, T. IV: 88).
93
Las Casas (1876, T. IV: 91).
94
Mártir (1944: 155).
95
Mártir (1944: 156).
96
Mártir (1944: 155) llama a Dabaiba, “señor de los pescadores del cabo de la ensenada que
dijimos se llama Culata”, y “régulo palustre de Culata”. (Mártir, 144: 156). Esta descripción
indicaría que originalmente Dabaibe podría haber vivido en la parte baja del actual rio
León, que desemboca en el golfo de Urabá, y que quizás posteriormente se movió hacia la
parte alta de dicho rio a medida que lo acosaban los españoles en busca de sus riquezas.
97
Mártir (1944: 156-157).
98
Mártir (1944: 157).
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
En su carta al rey de 1513, Balboa muestra que para dicha fecha ya
tenía una idea clara de donde provenía todo el oro de la región y de su
ciclo comercial. Según Balboa, entrando por el rio San Juan (actual Atrato),
treinta leguas arriba a mano derecha está la provincia de Abunumaqué, y
treinta leguas arriba de allí, a mano izquierda, hay un rio “muy hermoso y
grande” por el que se va a donde vive el cacique Dabaibe. Sin embargo,
desde allí se tarda todavía dos días para llegar a donde Dabaibe. El oro de
Dabeiba lo traía los indígenas de las montañas, a dos días de allí, donde
“hay una tierra muy hermosa en que hay una gente que es muy caribe y
mala, comen hombres cuantos pueden haber: esta es gente que está sin
señor, y no tiene á quien obedecer; es gente de guerra: cada uno vive sobre
sí, son señores de las minas”.99 Estos indígenas que Balboa llamó caribes
cogían el oro de los ríos después de una creciente, o luego de quemar
la yerba de las sierras. Este oro lo rescatan con el cacique Dabaibe, a
cambio de indígenas “mancebos y muchachos para comer, y indias para
que sirvan á sus mujeres; no las comen”.100 También lo intercambiaban
por puercos, pescado, ropa de algodón, sal y oro labrado. Según conoció
Balboa, Dabaibe “tiene grand fundicion de oro en su casa: tiene cient
hombres á la contina que labran oro”.101
Las Casas menciona que Balboa envió en 1514 a Bartolomé Hurtado,
al mando de 40 hombres, a la culata del golfo de Urabá y la parte baja y
media del rio del Darién (Atrato), en busca de los caciques Benamachéi
[Abenamacheio] y Abrayba.102 Hurtado mató a todos lo que se le opusieron y llevo por esclavos a cuantos pudo, además de tomarles todo el oro
y cosas de valor que tenían.103
El Darién y Urabá a partir de la llegada
de la armada de Pedrarias Dávila, 1514
Rodrigo de Colmenares cuenta que durante los tres años iniciales de Santa
María la Antigua del Darién solo llegó un bergantín con bastimentos, por
99
Balboa (1829a: 363-364).
100
Balboa (1829a: 365.
101
Balboa (1829a: 365).
102
Las Casas (1875, T. III: 133-134).
103
Las Casas (1875, T. III: 134).
63
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
lo que de 1.200 hombres que inicialmente habían llegado allí, solo sobrevivían 160.104 La situación llegó a ser tan desesperada que los habitantes
de Santa María escogieron al mismo Colmenares y a Juan de Caicedo para
viajar a la corte del Rey a pedir provisiones y los refuerzos necesarios para
ir en búsqueda de las riquezas del Dabeiba. Según Mártir, Colmenares y
Caicedo entraron a la corte del rey en mayo de 1513.105 Pedro Arias Dávila
(Pedrarias) fue escogido para la misión, acompañado de 1.200 soldados
pagados por el Rey, los cuales partieron hacia el nuevo mundo en abril
de 1514 con una flota compuesta por 17 naves.106
Conforme a la orden del rey, en camino al puerto de Cartagena, los
hombres de la armada de Pedrarias “devastaron algunas islas que hallaron
al paso, y eran nidos de feroces caníbales”.107 Andagoya especifica que la
isla que atacaron fue la de la Dominica108 y describe a los indígenas que
encontraron allí así, “Es gente belicosa; comen carne humana; andan desnudos ellos, y las mujeres en carnes sin ninguna vestidura”.109 Andagoya
también menciona que al llegar a Tierra Firme pararon primero en Santa
Marta y toda la armada desembarcó y se fueron a explorar la tierra adentro.
De los indígenas que encontraron en dicho lugar también comentó que eran,
“casi a la manera de los de la Dominica: son flecheros de yerba”.110 Luego la
armada al mando de Pedrarias pasó por la región de Caramaira (Cartagena)
sin detenerse, pero debido a una tempestad tuvieron que hacer una parada
en la isla Fuerte, cerca de la desembocadura del rio Sinú. “En aquella isla
encontraron en los tugurios de los bárbaros muchos canastos llenos de sal,
hechos de cañas marinas. Es aquella isla notable por sus excelentes salinas;
a cambio de sal, adquieren los indígenas las cosas de otras partes”.111
El 21 de junio de 1514 la armada de Pedrarias finalmente llegó a Santa
María la Antigua del Darién. Según relata Andagoya (1829: 394), “el pueblo
64
104
Colmenares (1829: 391).
105
Mártir (1892, T. II: 142).
106
Mártir (1892, T. II: 331); Mártir (1944: 170; 241); Pascual de Andagoya (1829: 392), quien
hizo parte de la expedición de Pedrarias, dice que eran 1.500 hombres en 19 naves.
107
Mártir (1944: 248).
108
Andagoya (1989: 83).
109
Andagoya (1989: 84).
110
Andagoya (1989: 84).
111
Mártir (1944: 251).
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
era pequeño, y tenía pocos mantenimientos de la tierra”. Andagoya (1829:
394) también resaltó, “la mala disposición de la tierra, que es montuosa
y anegadiza, poblada de muy pocos indios”. Las condiciones en Santa
María eran tan precarias que en el primer mes habrían muerto cerca de
700 personas de hambre y enfermedades (Andagoya, 1829: 396).
Según Mártir, la primera decisión que tomó la armada de Pedrarias
fue que debían levantarse fuertes en Comogro, Pocharrosa y Tubanama,
“á fin de que más adelante pudieran fundarse colonias”.112 Andagoya, sin
embargo, menciona que debido a lo caótico de la situación se comenzaron a enviar capitanes por toda la región, “y éstos no iban a poblar sino
a ranchear y traer los indios que pudiesen al Darién (…) y traían grandes
cabalgadas de gente presos en cadenas, y con todo el oro que podían
haber: y esta orden se tuvo cerca de tres años”.113
Para cuando Balboa escribe al rey en 1515, un año después de la llegada de la armada de Pedrarias, Careta era el único de los caciques del
área del Darién que permanecía en paz con los españoles, dado que hasta
ese momento no lo habían asaltado, “porque está cerca de aquí”.114 Es
probable que el alto nivel de violencia utilizado por los españoles hiciera
que la población indígena sobreviviente huyera en masa, la mayoría
posiblemente en dirección sur, siguiendo el curso de los ríos hacia el área
del golfo de San Miguel, o más remotamente hacia la región media del
rio Atrato. Como el Bachiller Diego del Corral señaló en misiva al Consejo
de Indias en el año 1527, las mismas condiciones de las viviendas, y la
adaptabilidad de la población a alimentarse de frutas y raíces hacía que
su huida fuera relativamente sencilla.115
Los primeros viajes entre Santa María y el mar
del sur a través de la cordillera del Darién
Las Casas menciona que en 1514 Balboa envió a Andrés Garavito, al mando
de 80 hombres, a buscar un camino entre Santa María y la mar del Sur,
112
Mártir (1944: 252).
113
Andagoya (1989: 86).
114
Balboa (1829a: 376).
115
“Bachiller Corral: gobierno secular y eclesiástico”, Darién, 1527. AGI, Patronato 193, R.13.
65
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
sin tener que ir por el occidente,116 es decir, sin tener que ir hasta Acla.
Según Las Casas, Balboa, “mandóles que de camino hiciesen cuantos
esclavos pudiesen de los pueblos que topasen”.117 Las tropas de Garavito
habrían salido de Santa María por el llamado rio de la Trepadera, “hasta
la cumbre de las sierras muy altas, que Balboa habia subido, aunque por
muy bajo”.118 Luego de cruzar la sierra Garavito descendió,
“por otro rio cuyas vertientes iban á parar á la dicha mar del Sur; en
las riberas del cual habia muchas poblaciones, las cuales á fuego
y á sangre acometia sin haberle hecho más que los otros por qué,
y prendió á los caciques Chaquina y Chauca, y mucha gente con
ellos, y á otro llamado Tamahe, que tenían su tierra y señorío más
hácia la mar del Sur”.119
Aunque Tamahe (Mahe) fue capturado, al poco tiempo logró escapar,
pero decidió entregarse porque muchos de sus familiares habían quedado en poder de los españoles. El cacique Tamahe no solo le trajo oro a
Garavito, sino que le ofreció su hija por esposa, por lo que los españoles
lo denominaron “el suegro”, y al río Tuyra, donde estaba localizado su
cacicazgo, como “el río del suegro”.120
De otro lado, Oviedo menciona de una expedición con 150 hombres,
al mando de Francisco Becerra enviada por Pedrarias en agosto de 1514
a explorar el golfo de San Miguel y la Isla de Perlas, que duró entre cinco
y seis meses. Las Casas agrega que Becerra, fue enviado a la mar del
sur después de haber desembarcado en el pueblo de Comogre, de donde
“fue guiado por un camino más breve, que se sabía de ántes, por el cual
se hallaron haber 26 leguas de mar á mar”.121 Según Oviedo, uno de los
resultados de esta expedición al mar del sur fue “la relaçion que primero se
tuvo del caçique é tierra llamada Perú este capitan la truxo”.122 En términos
116
66
Las Casas (1875, T. III: 133).
117
Las Casas (1875, T. III: 133).
118
Las Casas (1875, T. III: 133).
119
Las Casas (1875, T. III: 133-134).
120
Sin embargo, Oviedo dice: “(...) le llamaron el Suegro, mas su propio nombre era Mahe”.
(1853, T. III: 45).
121
Las Casas (1876, T. IV: 175).
122
Oviedo (1855, T. IV: 6).
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
de riqueza obtenida, la expedición “truxo seys mill é tantos pessos de
oro é algunas perlas é muchos indios é indias de buena ó mala graçia”.123
Una vez en el golfo de San Miguel, las tropas de Becerra siguieron
la siguiente ruta:
“(...) e llegó al rio é caçique de Chape, ques ya en el golpho de
Sanct Miguel, do está la dicha isla de las Perlas (...) Desde Chape
fué al rio de Tocogre (que otros llaman el caçique Quemado), é paso
al caçique Chameco é al rio del Suegro, ques el mas poderoso rio
de todos aquellos, en el qual entra el rio de caçique Queracha,
que otros llaman de la Camea [sic] Nueva, y el rio de Tutibra, y el
rio de Toto; y en el caçique Jumeto ovo notiçia de otros caçiques,
é peló é robó dellos lo que pudo, assi como de Tapicox, Porare é
Penaca. E adelante de Penaca está un rio que assimesmo entra
en el golpho de Sanct Miguel, que se diçe Jumeto, é ya es aquesto
en la costa que tiene dicho golpho á la parte del Levante: é allí
tuvo notiçia este capitan como çiertas jornadas adelante, la tierra
adentro, está el caçique é provinçia llamada Perú (...) é siguió
la costa adelante háçia el Sur, é llegó al caçique de Chiribuca, é
ovo notiçia de otros dos caçiques, llamados Topogre é Chucara,
á los quales assimesmo compuso, é de allí passó háçia la punta
de Canachine, que está en seys grados é un terçio desta parte de
la linia equinoçial, la qual agora llaman los chripstianos punta de
Piñas (...) El capitan Francisco Beçerra (...) se volvió desde la dicha
punta de Canachine por la mesma costa de tierra del dicho golpho
de Sanct Miguel hasta el rio que se dixo del Suegro, é de allí por
sus jornadas se fué al Darien”.124
Sin embargo, en otra parte de su obra Oviedo repite la misma información,
pero da a entender que el capitán Francisco Becerra venía bajando por
el rio Tuyra (el rio del Suegro), lo que significaría que venía desde Santa
María a través de la cordillera:
123
Oviedo (1855, T. IV: 6).
124
Oviedo (1855, T. IV: 6-7).
67
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
“Mas en su primera entrada la tierra adentro corrió por el rio del
cacique, que llaman del Suegro, é fué por él hasta entrar en el
golpho de Sanct Miguel en la mar del Sur. En aqueste rio se juntan
otros muchos, assi como el rio del caçique Tocagre, y el del caçique
Quemado: é mas adelante entra el rio del caçique Queracha, que
otros llaman de la Canoa Nueva; é más adelante entra el rio del
cacique Tutibra, é mas adelante entra el rio del caçique Toto, hijo
del caçique Ocra. En la tierra adentro, sobre la mano siniestra,
están en la sierra el caçique Tapicor, y el caçique Penaca, y el
cacique Porore: lo qual todo es tierra alta y muy poblada de sierras é montes, y hay en ella muchos rios é quebradas de oro (...)
Desde el caçique Penaca, volviendo á la mar del Sur, es tierra llana
é de hermosas cabañas é rios; é llegado este capitan é su gente
al golpho de Sanct Miguel, siguió la costa arriba al Oriente, y fué
al caçique Jumeto, que está en la ribera de un hermoso rio, que
entra en aquel golpho: é de alli passó al rio del cacique Chiribuca,
é subió por él arriba hasta otro caçique que se deçia Topogre, é á
otro que está mas arriba en la sierra, que se diçe el caçique Chucara. E de alli fué al caçique Canachine, donde se hace una punta
ó promontorio en aquel golpho, ques cosa muy señalada; y de alli
se via adelante una tierra alta, donde el caçique Jumeto dixo que
vivia çierta gente que eran negros (pero la verdad desto no se
supo, ni este capitan passó a la punta de Canachine) (...) Desde
Canachine tornó atrás este capitan hasta el caçique Toto, donde
avia estado primero; é de allí atravesó a la otra costa del golpho
de Sanct Miguel y se fué al rio del caçique Chape; é de alli por la
costa arriba del golpho fué al rio del caçique Tunaca; é de alli passó
al caçique é costa de Thamao, é vido la costa de Panamá, pero no
llegó a Panamá; y de allí de Thamao se tornó al Darién con el oro
é indios que tengo dicho”.125
Esta narración sobre el área del Darién donde por lo menos del
comienzo del siglo XVII se encontrará a los indígenas Gunas ha llevado
a algunos autores, principalmente Romoli, a afirmar categóricamente
125
68
Oviedo (1853, T. III: 44).
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
que todos esos cacicazgos nombrados eran Cueva, y que posteriormente
fueron eliminados por los Guna en su camino de entrada a la región. La
verdad es que con la limita información del aparente nombre del cacique
no es posible sacar conclusiones definitivas.
Tabla 1. Resumen de los caciques del área del rio Tuyra y otras
zonas cercanas en el golfo de San Miguel según Oviedo
Nombre del
Cacique
Posible ubicación y/o detalles
geográficos
Detalles
1. Tocogre
(Tocagre)
Afluente del rio Tuyra
Tocogre era llamado por los españoles el cacique Quemado
2. Chameco
Afluente del rio Tuyra
3. Mahe
Rio Tuyra, “el mas poderoso rio de
todos aquellos”
Mahe era llamado por los españoles
“el suegro”
4. Queracha
Afluente del rio Tuyra
Queracha era llamado por los españoles “canoa nueva”
5. Tutibra
6. Toto
Hijo del Cacique Ocra
7. Jumeto
“que está en la ribera de un hermoso
rio, que entra en aquel golpho”
8. Tapicox
(Tapicor)
La tierra adentro, “todo es tierra alta
y muy poblada de sierras é montes”
9. Porare
(Porore)
La tierra adentro, “todo es tierra alta
y muy poblada de sierras é montes”
10. Penaca
La tierra adentro, “todo es tierra alta
y muy poblada de sierras é montes”
11. Chiribuca
Cerca a la boca de un rio que desagua en el golfo de San Miguel
12. Topogre
El mismo rio del Cacique Chiribuca,
pero más arriba
13. Chucura
En la sierra, más arriba que Topogre
14. Canachiné
Punta de Canachiné
Jumeto dijo que adelante en una
tierra alta, “dixo que vivia çierta
gente que eran negros”. Esta gente
de piel oscura podrían ser de los
cacicazgos de Capucigra y Tamasagra, como detallaré en un capítulo
siguiente
69
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Los indígenas de la lengua de Cueva
Oviedo y Andagoya son los cronistas que más refieren y ofrecen detalles
sobre los indígenas de la llamada “lengua de Cueva”. Sin embargo, fue
Oviedo quien primero popularizó la expresión, al escribir en su Sumario:
“En Tierra-Firme el principal señor se llama en algunas partes
queví, y en otras cacique, y en otras tiva, y en otras guajiro, y en
otras de otra manera, porque hay muy diversas y apartadas lenguas
entre aquellas gentes. Pero en una gran provincia de Castilla de
Oro, que se llama Cueva, hablan y tienen mejor lengua mucho que
en otras partes, y en aquella es donde los cristianos están más
enseñoreados; y toda la dicha lengua de Cueva, o la mayor parte
la tienen sojuzgada”.126
De hecho, pareciera que la lengua Cueva y la asociación con la dominación española también se convirtió en una manera fácil de relatar una
situación compleja y cambiante en el terreno ¿Quiénes eran los indígenas
Cueva a que refieren Oviedo y Andagoya? ¿Qué tipo de sociedad tenían?
Estas preguntas aún están sin respuestas satisfactorias.
Partiré de la aguda obser vación de Howe (1973: 39), respecto a
los cacicazgos del istmo oriental de Panamá, según la cual, “(...) los
cacicazgos probablemente fluctuaban con bastante rapidez en tamaño y
fuerza política, conforme los caciques acumulaban seguidores, aliados,
subordinados, esclavos y tierras, sólo para volver a perderlos después. Los
dominios sin cacique es concebible que representen un extremo de esta
oscilación (...)” De esta manera, siguiendo a Howe, en los cacicazgos del
Darién podemos hablar de un continuum entre caciques grandes y poderosos y grupos de indígenas sin caciques, que los españoles denominaron
behetrías. La posición en dicho continuum era por naturaleza fluctuante
y en algunos casos efímero, dado que el grado de poder de los caciques
cambiaba regularmente. Quizás dicho mismo carácter móvil, pasajero,
es lo que los hace proyectar hacia afuera una imagen de caciques en una
búsqueda constante por el poder, como afirma Helms (1979).
Oviedo (1853: 129) también afirma que “El principio de la guerra mejor
fundamentado é sobre questas gentes riñen é vienen á batalla es sobre
126
70
Oviedo (1950: 116).
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
quál terná mas tierra é señorio, é también sobre otras diferencias (...)” Sin
embargo, si la causa principal de la guerra entre los cacicazgos hubiera
sido principalmente la búsqueda de poder a través de la concentración
de la tierra, quizás no se podría concebir la existencia misma de lugares
sin caciques, o behetrías.127 En efecto, las behetrías eran el eslabón
más frágil del continuum de los cacicazgos y como tal hubieran estado
permanentemente sometidos a unos y otros caciques más poderosos.
En ese sentido hubiera sido prácticamente imposible identificarlos en
un momento determinado como un grupo con características propias.
Así, el hecho de que cacicazgos más poderosos hubieran tenido una
convivencia aparentemente “pacífica” con indígenas en Behetrías cerca
de sus dominios es quizás un indicio de que, el motivo o fundamento de
las guerras era otro.
Helms (1976: 33) ha resaltado con razón que la relativa falta de diversidad de recursos ecológicos entre las regiones del istmo de Panamá hace
que dicho razonamiento de un apetito por nuevos territorios sea muy
relativo. La misma autora de una manera convincente presenta la tesis
de que quizás la forma de afirmar el estatus de los jefes hubiera sido el
intercambio efectivo y eficiente de “bienes valiosos de alto estatus, como
elaboradas piezas de oro, y la competencia entre los jefes por posiciones
ventajosas en las redes de intercambio”. Adicionalmente, habría también
una búsqueda de “contactos esotéricos con pueblos geográficamente
distantes”.128
De esta manera, comparto la tesis principal de Helms (1976: 3) de
que para el momento del contacto la mayoría de los grupos indígenas del
istmo oriental de Panamá parecían estar organizadas jerárquicamente,
en cacicazgos, que se caracterizaba por “(...) una intensa rivalidad de
estatus y competencia por el poder”.129 Sin embargo, comparto con Howe
(1973:39) que quizás la escala de la jerarquía hubiera sido menor de lo que
las crónicas parecen presentar, y que más bien es posible que hubieran
sido fueran sido, “sociedades mínima o moderadamente estratificadas”.
127
Andagoya (1986: 88) explica así el uso de la palabra behetría: “por no haber en ellas ningún
señor”.
128
Helms (1976: 3).
129
La traducción es mía.
71
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Oviedo (1983, T. III: 131) indica que los rangos de la élite de los Cueva
eran Queví, saco y cabra. Sin embargo, el mismo cronista levanta una
enorme sombra de duda al respecto, al dar a entender que la palabra
Queví no era una palabra original usadas por los indígenas de la lengua
Cueva, sino una palabra arábica:
“En las otras partes, donde los indios pueblan, por la mayor parte
es desparçidos en valles é laderas é costas de los rios é donde
les pareçe, é tambien en las sierras (...) pueblan como en barrios,
unas casas desviadas de otras; pero muchas dellas é grand territorio debaxo de la obediençia de un caçique ó tiba ó saco ó queví
ó señor principal, porque estos nombres como tengo dicho, usan
los señores en diferentes provinçias. Este nombre queví en arábigo
quiere deçir grande; é assi al que en la lengua de Cueva llaman
queví, es más señor é mas estado é gente quel tiba ni el saco”.130
No hay razón aparente para que Oviedo mencione que la palabra queví en
arábigo significa grande, a no ser que efectivamente queví no fuera una
palabra usada por los indígenas del istmo de Panamá sino una palabra
del idioma árabe.131 En otras palabras, la referencia no pareciera significar
que Oviedo nos está indicando que por coincidencia dicha palabra tenía
un mismo significado en el idioma de los Cueva y en el idioma arábigo, y
que en ambas significaba grande, en el sentido de más importante, más
grande señor.
Como mostraré en el capítulo siguiente, los grupos indígenas con los
que se reunió Julián Gutiérrez a partir de 1535 en la culata del golfo de
Urabá, en testimonios recogidos por un escribano real que viajaba con él
para documentar dichos encuentros, llaman al jefe indígena mayor Quevisagra y a los jefes individuales Queví. De esta manera, si queví no era
una palabra indígena Cueva sino árabe popularizada por los españoles
72
130
El subrayado es mío.
131
En la obra sobre el vocabulario arábico de Fray Pedro de Alcalá (1505), que una persona
erudita como Oviedo muy probablemente conoció, aparece traducida la palabra “Grande
cosa: Quibir. qbar”; y “Grande assi: Quibir”. En el vocabulario militar de Olalla Millet (1908:
24), aparece traducido el adjetivo “grande” como “Quebir” y “El grande” como “Quibir”.
En el diccionario digital para estudiantes de árabe Al-Qatra se puede consultar la pronunciación actual en árabe para “grande”, en sentido de importante, mayor, adulto: https://
www.um.es/alqatra/#/lexema/19561
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
entre ellos, quizás la palabra indígena para líder podría ser solamente
“sagra”.132
El posible uso de palabras árabes para llamar a diversos líderes indígenas es común en las crónicas españolas. El cronista Fray Pedro Simón
(1628), en un glosario de términos al final del primer libro, publicado por
primera vez en 1628, define cacique de la siguiente manera:
“Cazique, es el indio principal, señor de los vassallos, a quien los
subditos pagan tributos, como su señor, y le estan obedientes.
Este vocablo no es de ninguna destas Provincias, sino arabigo,
usado entre los alarbes de Africa, en el Reyno de Mazagan, con el
qual nombran al principal, y cabeça de los aduares, como tambien
le nombran Xeque, y como los Españoles, quando començaron a
descubir estas tierras, trayan sabido este nombre Cazique: y viendo
que la traçca de los indios y indias, y la de sus pueblos, moradas
y tratos (fuera de tener en lugar de tiendas de los Alarbes casas
pajiças) era muy semejante a la destros Alarbes, o Moros sin Rey.
Començaron a llamar a las cabeças de los pueblos, y parcialidades
Caziques si bien los indios aunque se nombran, y los nombran
assi, no saben ni entienden el fundamento de ello, como tampoco
saben, porque los llaman indios”.133
Fray Pedro Simón escribió más de un siglo después del primer uso de
la palabra cacique por parte de Colón, por lo que su afirmación hay que
tomarla con cautela hasta verdaderamente encontrar la posible palabra
equivalente en el lenguaje arábico. Aun así, lo importante es mencionar
el uso de palabras árabes para identificar los jefes indígenas parece
haber sido una práctica común usada por los españoles al comienzo de
la conquista.
132
Si eso es así, esta palabra parece muy cercana de la palabra “saila” o “sagla”, que significa
jefe en la lengua de los actuales indígenas Gunas.
133
Los varios volúmenes de la obra de Fray Pedro Simón publicados en el siglo XIX no incluyen
el glosario. Sin embargo, no he encontrado en ninguna parte referencia a esta palabra
como árabe. Mazagan era una colonia portuguesa en el actual Marruecos, así que habría
que verificar con los dialectos de la lengua árabe usada por alguna de las tribus beduinas.
Otra palabra que podría ser de origen árabe es Tequina, que según los cronistas era la
palabra Cueva para el líder religioso. En el diccionario de Fray Pedro de Alcalá (1505) la
palabra para “sacerdote” o “sacerdotissa de los ydolos” es “Quehina. Quehiner”.
73
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
El desplazamiento del cacicazgo de Careta a Urabá
La hipótesis que quiero elaborar en esta sección es que sobrevivientes
del originalmente llamado cacicazgo de Coyba/Acla, también conocido
como Careta, quizás con otros grupos sobrevivientes de la llamada lengua
Cueva, se mudaron a la región de Urabá. Dicho desplazamiento al parecer
comenzó desde los pocos meses posteriores a la llegada de la armada de
Pedrarias al Darién en 1514, antes de las peores acciones punitivas de los
españoles contra ellos. De hecho, en la carta de Balboa al rey, fechada el
primero de enero de 1515, ya se menciona que los indígenas del Cacique
Careta habían huido y habían dejado solo al Cacique en sus bohíos. Así
dice la versión de secretaría de la carta de Balboa: “y quel dicho cacique
Careta, aunque estaba seguro, todos sus indios se han ido á la sierra y él
está en su bohíos”.134 De esta manera, la hipótesis que pretendo demostrar
es que los indígenas de la llamada lengua de Cueva nunca desaparecieron
completamente, sino que varios de dichos cacicazgos sobrevivientes se
trasladaron a la región de Urabá.
En las instrucciones que en 1515 dio el obispo de Santa María la Antigua del Darién, Fray Juan de Quevedo, al Contramaestre Toribio Cintado
sobre las noticias que debía transmitir al Rey, además de un mapa que
le debía entregar con los nombres geográficos desde Cartagena hasta
el cabo Gracias a Dios, el cual desafortunadamente se perdió, era claro
que la culata de Urabá estaba todavía ocupada por tribus consideradas
Caribes, y por lo tanto enemigas y sujetas a esclavitud:
“Dareis a su Alteza la figura que llevais de toda esta tierra en que
va figurado i nombrado todo lo que hai desde Cartagena hasta
Uraba, que es hasta la vanda deste golfo al levante, i todo lo que
hai en la culata del golfo hasta el rio grande de San Juan: hasta
alli son todos enemigos i dados por esclavos, i desde este puerto
va señalada toda la costa al poniente hasta el cabo de Gracias a
Dios, i desde esta costa hasta la otra del mar del sur señalados
todos los rios i las vertientes de las aguas a este mar i al otro,
i todos los Caciques que estavan de paz quando venimos, ansi
134
74
Medina (1913: 217). Es probable que los españoles asumieron que los indígenas habían
huido a la sierra, en lugar de haber cruzado el golfo de Urabá, o que hubieran huido a
ambos lugares.
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
en la tierra nueva que su alteza mando llamar como en las otras
comarcanas”.135
Es obvio preguntarnos, ¿cómo es posible que el traslado de los indígenas
que estaban en el centro de la dominación española en ese momento de
la conquista hubiese pasado desapercibido, o no haya sido documentado
hasta el momento? Me parece que parte de la respuesta puede estar en
el hecho de que en 1514 el Rey ordenó expresamente a Pedrarias que
no se cambiasen los nombres originales de las provincias de Urabá y
Veraguas. Así ordenó el Rey: “deveys mandad de nuestra parte espresamente y solas penas que os pareçiere que nynguno sea osado de mudar
ni muden los nombres de lo descubierto hasta agora en la costa Uraba y
Veragua syno que los mismos nombres que le pusieron los descobridores
aquellos mismos tengan y asy se llamen y no de otra manera”.136 Es muy
probable que ésta hubiera sido la contundente respuesta del Rey cuando
se le comunicó el deseo de cambiar los nombres de los lugares a raíz de
los movimientos de los indígenas.
En la práctica, dicha determinación real habría derivado en que los
indígenas del cacicazgo Careta/Coyba que se habrían pasado a vivir a
Urabá pasaron a ser llamados de la misma manera que sus antiguos
habitantes, es decir Urabaes. Aunque no es completamente claro que
pasó con los originales Urabaes, tenemos la famosa mención de Cieza
de León, escrita veinte años más tarde, en 1535, quien dice que fueron
muertos por los nuevos ocupantes de dicha tierra. De hecho, Cieza de León
expresamente menciona que los habitantes de San Sebastián de Urabá,
ciudad fundada por uno de los hermanos Heredia en 1535 no eran de dicho
lugar y que se trasladaron allí después de la llegada de los españoles:
“Los cuales indios (según decían) no eran naturales de aquella
comarca, antes era su antigua patria la tierra que está junto al río
grande del Darién. Y deseando salir de la subjeción y mando que
sobre ellos los españoles tenían, por librarse de estar subjetos a
gentes que tan mal los trataba, salieron de su provincia con sus
armas, llevando consigo sus hijos y mujeres. Los cuales, llegados
135
Altolaguirre (1914: 107-108).
136
Altolaguirre (1914: 55).
75
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
a la Culata que dicen Urabá, se hubieron de tal manera con los
naturales de aquella tierra, que con gran crueldad los mataron a
todos y les robaron sus haciendas, y quedaron por señores de sus
campos y heredades”.137
Es claro que Cieza de León no fue testigo de dichos hechos, sino que
repite lo que decían los indígenas que vivían en el área de San Sebastián
de Urabá, que para ese entonces tenía muy pocos habitantes españoles.
Si tenemos en cuenta la diferencia clásica que los primeros conquistadores hacían de los indígenas de la costa oriental y occidental del golfo de
Urabá, basada en el tipo de armas usadas, al momento del contacto los
indígenas de la costa oriental tenían flechas con “hierba”, o veneno, y los
de la costa occidental (en Darién) tenían flechas sin veneno y los Cueva
inicialmente no tenían flechas. Por esta razón resulta difícil de creer que
los indígenas que no usaban flechas hubieran matado a todos los otros
indígenas que usaban flechas envenenadas, probablemente grupos de
los llamados Caribaná.
La hipótesis que planteo en este trabajo, que en cier ta manera
coincide con lo que relata Pascual de Andagoya, es que los indígenas
originales de Urabá después de haber dado muerte a los españoles de
una expedición liderada por Francisco Becerra probablemente decidieron desplazarse hacia el sur en busca de refugio, en lugar de esperar
una retaliación de parte los españoles. Este pudo haber sido el origen
del famoso desplazamiento de Capisagra y Tamasagra, de quien nos da
noticias Andagoya, quienes se esparcieron por el sur del Darién, llegando
hasta la costa pacífica a la altura del puerto de Piñas o Pinos.
Recordemos que la originalmente llamada por Nicuesa como la provincia de Coyba, estaba no solo cerca de la de Careta, sino que además
sabemos que había vínculos de parentesco entre los dos cacicazgos. Sin
embargo, muy temprano en la conquista la provincia de Coyba pasó a
ser llamada por los españoles Acla,138 por lo que indistintamente se les
refiere como Coyba o Acla.
76
137
Cieza de León (1922: 22-23). El otro cronista que lo menciona es Fray Pedro Simón, como
veremos más adelante.
138
Andagoya (1989: 87) también nos dice que en Careta y en Acla vivían dos hermanos que
se peleaban constantemente. Después de una batalla entre los dos que produjo muchos
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
Dado que estos probables desplazamientos pudieron haber sucedido
a partir la entrada del capitán Francisco Becerra al Caribaná en 1515,
procederé a describir lo que los cronistas nos dicen de dicha entrada.
Mártir (1955: 297) menciona, que Becerra y Vallejo intentaron visitar a los
indígenas del otro lado del golfo, ambos entrando por la desembocadura
del rio Dabaiba. Sin embargo, Becerra “tomó el principio de la Caribaná”,
mientras que Vallejo “el remate” del golfo.
“Cruzando Becerra con otros dos principales y ciento cincuenta
soldados muy bien pertrechados, por el ángulo de la ensenada y
la boca del rio Dabaiba, llevó la guerra a los caribes en la misma
Caribaná, hacia el pueblo de Turufy, de que otra vez hicimos mención cuando la llegada de Hojeda. También llevaron consigo instrumentos de guerra: tres bombardas, que tiran una bala de plomo
mayor que un huevo, y cuarenta arqueros; además veinticinco
escopeteros para que desde lejos puedan herir a los caribes, que
pelean con flechas envenenadas. No se menciona a donde fueron
ni lo que hicieron”.139
Existen por lo menos cuatro testimonios distintos del proyectado viaje de
Pedrarias a las provincias de Careta, Comogre y Pocorosa, a comienzos del
año 1516 y todos ellos mencionan haber encontrado indígenas de Coyba/
Acla en el costado oriental del golfo de Urabá. Tres de los relatos son de
testigos directos, y el cuarto recibió noticias directamente de Pedrarias.
El primer relato es el informe oficial de Pedrarias (en versión resumida
de extractos de secretaría), probablemente de autoría de su escribano.
El segundo es un testimonio contemporáneo de un soldado de la guardia
personal de Pedrarias, llamado Blas de Atienza. El tercero es la narración
de Pascual de Andagoya, quien también estuvo presente en la incursión,
pero que escribió sobre dichos sucesos en fecha posterior. Finalmente
está el relato, también contemporáneo, de Alonso de la Puente, tesorero
de Castilla de Oro (en versión de extracto de secretaría), quien, si bien no
muertos, quedaron tantos huesos en el lugar que se conoció después como Acla, “porque
Acla en la lengua de aquella tierra quiere decir huesos de hombre ó canillas de hombre”.
139
Martin (1944: 297). El relato de Mártir cuenta los hombres de Becerra y Vallejo, que sumaban
cerca de esa cantidad.
77
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
participó en la incursión, fue informado sobre ello por Pedrarias. Veamos
en detalle lo que dice cada uno de los testimonios, para luego resumirlos.
Primer testimonio: De acuerdo con el informe del escribano de Pedrarias, cuando éste tenía listo su viaje del Darién en dirección occidental,
con doscientos cincuenta hombres en tres carabelas y un bergantín, el
viento cambió de dirección, así que decidió pasar primero por Urabá, en
la costa oriental, aprovechando que tenían una gran armada. El motivo
principal del improvisado viaje de Pedrarias a la costa oriental fue el
de indagar por la suerte del Capitán Francisco Becerra y sus hombres,
de quienes no se tenía noticias desde hacia ocho meses cuando habían
partido en busca de las riquezas del Zenú. Pedrarias, según menciona el
informe de su escribano, “desenbarco en vn puerto que se dize el aguada
que esta dentro del golfo del darien y allegaron al puerto de acra y alli
hallo vn Rio de muy buen agua y tomaron las naos agua y pusole nombre
Arias”.140 Desde dicho puerto de Acra [Acla], en la costa oriental de Urabá
comenzaron a avanzar a pié bordeando el mar, “y entraron por la tierra
adentro y vieron vna poblaçion de yndios en vn cerro y allegaron a ella
con mucho trabajo y la gente muy conçertada (...) y puso nombre al dicho
pueblo el Aguila por su altura”.141
Después de una cor ta confrontación que dejó cuatro indígenas
muertos, las tropas de Pedrarias tomaron control del poblado ubicado
en el cerro del Águila e indagaron por la suerte del Capitán Becerra y
sus hombres. Los indígenas del lugar respondieron que los españoles
por los que indagaban estaban muertos, que los habían matado cuando
venían de regreso cargados de oro, después de que los hombres de
Becerra habían matado a todos los indígenas del lugar a donde había
incursionado. El relato también menciona que acto seguido los hombres
de Pedrarias quemaron el poblado del Águila, luego de supuestamente
haber notado que en sus ollas tenían pies de hombres, mezclados con
manos de tigres y leones.
De acuerdo con el escribano, de Urabá Pedrarias salió hacia su destino
original, las provincias de Careta y Acla:
78
140
Altolaguirre (1914: 108). Subrayado por fuera del original.
141
Altolaguirre (1914: 109).
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
“y que se enbarco y hizo la vela y anduvieron tres dias por la mar a
mucho peligro y al quarto dia refrescaron en vn puerto en la prouincia de Careta (...) el qual puerto esta veynte leguas del darien y
que hizo llamar a un indio principal del Caçique de la dicha Careta
que andava alçado y no queria obedeçer al caçique y enbio aver sy
por tierra avria camino por donde yr a cavallo hasta la prouinçia de
Acra donde estaba poblado el dicho caçique a (...) donde después
de llegado a una casa de vn Lope de Olano a quien tiene dado en
encomienda el dicho Caçique para conservalle en la amistas de
los cristianos y enbio a llamar al dicho Caçique y vino con algunos
de sus principales y asy mismo el dicho yndio principal que estava
alçado y los conçerto y hizo amigos y les hizo mucha honra y en
señal de quedar por verdaderos servidores y vasallos de V.a”.142
Al ser preguntados por la suerte del capitán Francisco Becerra, los caciques del Acla original respondieron que “todos los dichos capitanes e
gente heran bivos y estaban de asiento en la provinçia del Çenu de pazes
con el Caçique della y de las otras comarcanas y ricos de oro y en esto se
han afirmado syempre”.143 El relato termina mencionando “el buen caçique de Careta que murio que fue syempre muy amigo de los cristianos”.
Sin embargo, no se dan detalles sobre las circunstancias de la muerte
de dicho Cacique.
Del relato del viaje de Pedrarias, hecho por su escribano, es claro
que, en los dos lugares visitados, en las costas opuestas del Golfo de
Urabá, había indígenas de Acla y por eso usan el mismo nombre en ambas
costas, aunque la incursión armada que hicieron los españoles en la
costa oriental del golfo fue en un pueblo de indios, en el único cerro que
hay en dicha costa, que aún actualmente se llama el cerro del Águila.
Los indígenas que los hombres de Pedrarias confrontaron en el cerro
del Águila al parecer eran de los llamados Caribaná, como también se
puede inferir por las acusaciones que se hacen en el relato de que tenían
pedazos de cuerpos humanos en las ollas. Los españoles procedieron a
quemar el pueblo, dado que estaba permitido matar o hacer esclavos a
los indígenas considerados Caribes.
142
Altolaguirre (1914: 109).
143
Altolaguirre (1914: 110).
79
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Los hombres de Pedrarias buscaban averiguar en ambas costas sobre
la suerte del capitán Becerra, pero la respuesta que escucharon es los
dos lugares fue diferente. En la costa oriental la respuesta de los indígenas Caribaná fue que los hombres de Becerra estaban muertos. En la
costa occidental, la respuesta de los Cueva/Coyba fue que los españoles
estaban vivos y en paz en la provincia del Zenú.
Segundo testimonio: Veamos ahora el testimonio de uno de los soldados de Pedrarias, llamado Blas de Atienza, quien relata dichos sucesos
de esta manera:
“(...) viendo el dicho Pedro Arias de Avila y el dicho Licenciado
Espinosa que tardaban los dos capitanes Bajadoz é Alonso Becerra, determinaron dellos por sus personas, salir en busca dellos, y
este testigo se halló presente y entraron por un pueblo de la dicha
tierra de Caribana é lo tomaron é desbarataron, porque hallaron
poca defensa en él, porque los indios dellos estaban aguardando
á donde habían muerto al dicho capitán Becerra con toda su gente,
é hallamos en el dicho pueblo armas y ensinias de los cristianos
muertos, é de los indios é indias que tomaron, supieron verdaderamente la muerte de dicho capitán y su gente; é sabido esto,
tornaron á embarcarse en sus navíos para ir en busca del dicho
Gonzalo de Bajadoz, é iban entrambos á dos Pedro Arias de Avila
y el Licenciado Espinosa, y llegaron á una provincia que se dice
Coyba, que agora está poblada de cristianos, é allí enfermó Pedro
Arias de Avila é se quedó con veinte compañeros criados suyos, y
este testigo quedó con el dicho Pedro Arias, porque era sargento
de su guarda, y el Licenciado prosiguió el viaje con toda la más
gente (...)”.144
En el relato de Atienza se reafirma que Pedrarias y Espinosa fueron primero
a la costa oriental del golfo, donde tomaron un pueblo y lo destruyeron.
Luego cruzaron el golfo en dirección occidental y llegaron a la provincia
de Coyba, recién poblada de cristianos, es decir Acla que fue fundada en
1515, y allí Pedrarias se enfermó por lo que no puede acompañar a Espinosa en su viaje punitivo por varias provincias y en busca de Bajadoz.
144
80
Medina (1913: 376-377).
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
Este testimonio también reafirma que Careta y Acla estaban localizados
en la originalmente llamada provincia de Coyba.
Tercer testimonio: La versión de Pascual de Andagoya sobre el viaje
de Pedrarias a las dos costas de Urabá, como testigo que fue de dichos
hechos, es así:
“Este año [1516], seis meses después que este capitán [Gonzalo
de Bajadoz], se partió, salió Pedrarias del Darien con toda su
gente de guerra que tenía, y pasó a la otra costa de Cartagena,
abajo del Cemi,145 a saber de un capitán que se decía Becerra,
que había partido del Darien con ciento y setenta hombres, y no
se sabía de él. Y entrando por la tierra legua y media de la mar,
dimos en un cerro muy alto donde había un pueblo pequeño. Los
indios se defendieron con sus flechas é hirieron dos españoles,
y en fin se les tomó en lo alto; y de alguna gente que allí se tomó
se supo quel Becerra con toda su gente la habían muerto indios
a la pasada de un río. Y con esta nueva se volvió el gobernador á
la mar y se embarcó y vino a la provincia de Acla, donde agora es
el pueblo, y allí sintiéndose malo, se volvió al Darien, y envió al
Licenciado Gaspar de Espinosa, con toda la gente que allí tenía,
la vía del ueste. Y la primera provincia que topamos poblada fue
la de Comogre (...)”.146
El relato de Andagoya fue escrito posteriormente a los informes de Espinosa, del testigo Blas de Atienza y del tesorero de Castilla de Oro. Sin
embargo, los detalles son básicamente los mismos147 respecto el viaje de
Pedrarias desde el Darién a la costa oriental del golfo de Urabá, y luego a la
costa occidental en busca de la provincia de Acla. Allí Pedrarias enferma,
así que envía a Espinosa al frente de las tropas en el viaje al occidente
de Tierra Firme que tenían planeado en busca del capitán Bajadoz. Sin
145
Es interesante que Andagoya llame Cemi al Cenú. Los Cemi eran pequeñas ídolos tallados
en madera o piedra que usaban los caciques de la isla La Española y otras islas del Caribe.
Para la más antigua referencia etnográfica de los Cemi ver Pané (2001).
146
Andagoya (1986: 100).
147
Una diferencia menor es que Andagoya dice que Becerra hacía seis meses había salido
en busca de la provincia del Zenú, mientras que los demás testimonios hablan de ocho
meses.
81
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
embargo, lo que es claramente diferente de las dos versiones es la mención de la provincia de Coyba. En el escrito Andagoya, Pedrarias sale de
Urabá y llega a la provincia de Acla. Otro detalle importante del testimonio
de Andagoya es que entrando por Acla la primera provincia que hallaron
poblada fue Comogre, lo que ratifica que los indígenas del cacicazgo de
Careta/Coyba ya no estaban, porque la mayoría de su gente huido.
Cuarto testimonio: Finalmente, también existe el testimonio del
tesorero de Castilla de Oro, Alonso de la Puente, en versión resumen de
secretaría, fechado el 28 de enero de 1516:
“Quel dicho Pedrarias partió del Darién con cuatro navíos y con
doscientos sesenta hombres por el mes de Noviembre del año de
quinientos quince, y por saber del capitán Francisco Becerra, que
fué á descobrir, se apeó en Caribana, cerca del pueblo que tenía
poblado Hojada, por donde entró el dicho Becerra, y procuró de
tomar lengua dél, y tomó cuatro indios, los cuales afirman que
está el dicho capitán con toda la gente que llevaba, que son ciento
cuarenta hombres, ecebto dos, en un cacique que se llama Chinuto,
que es muy principal, donde hay mucha riqueza, y que allí dicen que
hay buenas minas y que los mismos indios les hicieron bohíos, en
que están los cristianos, y que no pelearon con ellos y que cree que
están de paz, y que ha nueve meses que fueron, que, cumplido un
año, enviarán á mucho recabdo á lo buscar. Y quel dicho Pedrarias,
siguiendo su viaje á la Mar del Sur, desembarcó en un puerto que
dicen de Aclá, y que les ha escripto que, por así por la bondad del
dicho puerto como porque hay disposición para pueblo y porque
se certifica quel camino de allí á la Mar del Sur es andable á pié
y caballo, y porque hay nueva de minas, determinó de hacer un
pueblo, y por su indispusición de salud y porque se hiciese mejor,
quedó allí entendiendo en ello y haciendo una manera de fuerza, y
envió la gente á las otras cosas que se habían de hacer en el dicho
viaje, donde iban con el alcalde mayor”.148
El testimonio de Alonso de la Puente es un poco confuso, porque a diferencia de los otros relatos no especifica que la versión que escucharon
148
82
Medina (1913: 241).
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
que aseguraba que Becerra y sus hombres estaban vivos sucedió en el
área del Acla original. Sin embargo, el aporte más importante de su relato
es la mención del cacique Chinuto, donde habría mucha riqueza, que
probablemente corresponde a un cacique del Zenú.
Oviedo (1853, T. III: 9) nos dice que el cacique Careta se llamaba
Chima: “Y el caçique de Careta se deçia Chima y llamaronle don Fernando,
y tenia hasta dos mill indios de guerra”.149 Viajando del Darién hacia el
occidente primero estaba Acla, un poco antes de Careta, y mucho más
adelante estaba Comogre. En el relato de Andagoya se menciona que al
salir de Acla la primera provincia que encontraron habitada fue Comogre,
lo que implícitamente pareciera significar también que Careta ya estaba
deshabitada, a pesar de que aún vivían en ella algunos caciques al parecer
sin la mayor parte de su gente.
Las Casas menciona que, en 1515, cuando se le encargó a Balboa
la construcción de los dos navíos ya no había más indígenas en Careta.
Según su interpretación, los indígenas se habían extinguidos por los
asaltos por parte de los españoles. Así dice Las Casas:
“Invió Pedrarias a Vasco Nuñez á que asentase vela en Acla é
procurase de fascer algunos bergantines en la Mar del Sur para
descobrir por ellas las riquezas grandes que haber por aquellas
tierras tenia concebido; llegado á Acla, porque los indios de aquella
tierra eran acabados é non había ya qué ir á saltear, mandó que
cada uno con los esclavos que tenía, que non andaban sin muncho
dellos, é con sus mesmas manos fiscieran sus sementeras para
tener comidas; en esto él era el primero, porque era hombre de
muchas fuerzas, é sería entonces de cuarenta años, é siempre en
todos los trabajos llevaba la delantera”.150
El hecho de que tanto los indígenas sobrevivientes de la originalmente
llamada provincia de Coyba, es decir tanto Acla como Careta, se hubiesen
trasladado a la costa oriental del golfo de Urabá, fue quizás lo que permitió
149
Pero no debe confundirse con el cacique Chiman, localizado en el mar del sur, del que
Oviedo (1950: 207) también nos cuenta en el Sumario que él tuvo 200 indígenas de dicho
cacicazgo en encomienda.
150
Medina (1914: 542).
83
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
que Pedrarias argumentara hábilmente ante el rey que la provincia de
Coyba, que Vasco Nuñez reclamaba como suya, no existía:
“panama es vnas pesquerias en la costa del mar del Sur e por pescadores dizen los yndios panama la provinçia que dizen de Coyba
no la ay tal provinçia en esta tierra porque asymismo los yndios
del nombre de Dios donde Diego de Nicuesa poblo y los del puerto
belo que estan alli junto tienen por vocablo que dezir coyba en su
lengua quiere dezir lexos tierra o lexos caminos”.151
Finalmente, tenemos lo escrito por el cronista Fray Pedro Simón, ya a
comienzos del siglo XVII, quien nos dice: “los Urabáes decían que los principios de sus mayores habían sido de la otra parte del gran río Darién, sin
saber otro origen ni tener habilidad para investigarlo”.152 Como detallaré
en el próximo capítulo, durante la visita de Julián Gutiérrez a Urabá, en
1535, encontramos mencionado un cacicazgo llamado Coyba/Queyba en
el costado oriental del golfo de Urabá.
Como mencioné anteriormente, el desplazamiento de los señores
Capusigra y Tamasagra, que mi hipótesis de trabajo es que probablemente
correspondía a los Urabáes originales, pudo haber sido el resultado de
los ataques y temor de represalias de los españoles a los indígenas de
Urabá por la muerte del capitán Becerra y más de cien de sus hombres.
Andagoya dice que viajó a la región del golfo de San Miguel y la provincia de Chochama y Birú o Pirú, en 1522, donde conoció del avance que
venían haciendo a dicha región de estos dos señores flecheros que no
eran naturales de dicha provincia. Así dice Andagoya:
“Confinan con esta provincia de Biru, la costa adelante, dos señores extranjeros en aquella tierra, que habían venido conquistando
de hacia las espaldas del Darien y ganaron aquella provincia; estos
son caribes y flecheros de muy mala yerba: dícense Capusigra
y Tamasagra, ricos de oro. Para la resistencia de estos y de sus
flechas, los del Biru habían hecho paveses que ninguna flecha
84
151
Altolaguirre (1914: 95). Desafortunadamente este importante documento de Pedrarias no
tiene fecha ni lugar de expedición.
152
Simón (1882, Partes II y III: 366).
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
los pasaba; pero todavía, en decir que comían carne humana, los
temían infinito”.153
Mi hipótesis es que estos Capusigra y Tamasagra probablemente venían
del Urabá, por lo que el espacio habría quedado abierto para el asentamiento de los remanentes del cacicazgo de Coyba, provenientes de Acla
en la costa oriental del golfo, como lo he tratado de demostrarlo más
arriba. Como ampliaré en el capítulo 3, estos cacicazgos de Capisigra y
Tamasagra tenían algún parentesco con los actuales Gunas, y podrían
corresponder a los grupos que más adelante se conocerán como los
Bugue-Bugue y los llamados Páparos.
Una de las evidencias de esta relación se encuentra en la obra
de Pedro Mártir, el primer cronista de indias, quien tuvo acceso a los
testimonios oficiales de los descubrimientos, además de entrevistar a
muchos de sus protagonistas cuando éstos regresaban a España. Martir
menciona dos palabras que aún se usan en la lengua Guna, las cuales
explícitamente refiere que eran usadas por los indígenas de Urabá, a lo
que yo añadiría que específicamente durante los primeros años de la
conquista. La primera palabra es “hobba” para el maíz (“oba” o “opa”
en el Guna moderno). Mártir (1944: 148) dice, “Eran aquellas siembras de
pan, de la clase de grano que en la Española llaman maíz y los de Urabá
dicen hobba”. La segunda palabra es “uru” para un tipo de canoa (“ulu”
en el Guna moderno). Así dice Martir (1944: 149) narrando una entrada
que hizo Balboa por la boca del rio León en el golfo de Urabá dice que,
“Vasco tomó el cabo con cien hombres, llevándolos por la bahía en un
bergantín y algunos monoxilas del país, que dijimos llaman canoas los
isleños de la Española y urú los de Urabá”.
En este punto discrepo de la interpretación que hace Howe (1973:
36) respecto que la referencia a los indígenas de Urabá se debe entender
como “que se refería a los indígenas de las inmediaciones de la colonia
española de Santa María la Antigua, en la parte occidental del Golfo de
Urabá”. En mi opinión, la referencia es específica a los indígenas que había
hasta ese momento en Urabá, algunos de los cuales luego se trasladaron
hacia la costa pacífica de la actual Colombia y Panamá. Lo cual no quiere
153
Andagoya (1989: 113).
85
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
decir que los indígenas del original cacicazgo del Darién y quizás otros
no usaran dichas palabras, incluido el cacique Dabaiba. En efecto, Mártir
(144: 149) también menciona que al llegar al sitio donde vivía Dabaiba,
treinta millas arriba por el rio grande del Darién (actual Atrato) Balboa
encontró el lugar abandonado, procediendo a tomar el oro que encontraron
y “llevándose también dos urús de la provincia o sea lanchas”.
Los indígenas de la lengua de Comogre
Hay dos testimonios documentales conocidos de personas que estuvieron en tierras del cacique de Comogre. El primero, es de Balboa en
1513, cuando visitó a los caciques de las áreas cercanas al Darién, donde
recibió noticias sobre el camino para ir a la mar del sur. El segundo, es el
testimonio del licenciado Gaspar de Espinosa de su viaje punitivo en 1516
a las provincias de Comogre,154 Pocorosa, Nata, Paris, entre otras. Hay
también comentarios sobre dicha provincia en la carta de instrucciones
del obispo Quevedo y los relatos de Oviedo sobre el tema.
Un detalle importante que ha pasado desapercibido en los estudios
sobre los primeros años de la conquista en Tierra Firme es el hecho de que
hay referencias documentales que muestran claramente que el cacicazgo
de Comogre hablaba una lengua distinta a la de Cueva. Lo que no quiere
decir necesariamente que el Cacicazgo de Comogre no usara también
la lengua de Cueva. Como he mencionado anteriormente, la lengua de
Cueva al parecer era la lengua común, o lingua franca del istmo, dado el
dominio cultural de los Cueva en la mayor parte de la región. La referencia
más clara a la lengua de Comogre se encuentra en el extenso relato del
Licenciado Gaspar de Espinosa sobre su incursión en una amplia parte del
Istmo. Estando en territorio del Cacique Paris, Espinosa (1864, T. II: 497)
comenta lo siguiente: “(...) trayamos hasta cien gandules155 de la lengua
86
154
Espinosa (1864, T.II) la llama en su relación “Comagre”. Por consistencia lo continuaré
llamando Comogre, a excepción de cuando en una cita lo encontremos referido de otra
manera. Las Casas (1876, T. IV: 77) dice que la provincia se llamaba “Comogra” y el cacique
Comogre.
155
En el contexto del texto, la palabra gandules tendría dos significados de acuerdo con el
diccionario de la Real Academia Española. El primero, “individuo de cierta milicia antigua
de los moros de África y Granada”. El segundo, “Individuos de ciertos pueblos de indios
salvajes”. En ambos casos corresponde a hombres guerreros, de milicia. El historiador
colombiano Ernesto Restrepo Tirado (1892: 73), escribiendo a finales del siglo XIX, señaló
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
de Comagre, que estoy por dezir que los queríamos é nos aprovechaban
tanto, como algunos cristianos, que cierto ver con el esfuerzo que peleaban
con los otros indios, é la enemistad que se tienen unos con otros es mayor
que la nuestra con ellos”.156
En este relato se pueden resaltar varios aspectos. En primer lugar,
que había entre los indígenas de Comogre un grupo de buenos guerreros,
al punto que los hombres de Espinosa decidieron llevarlos en su incursión al interior del Istmo. Segundo, el nivel de rivalidad y animadversión
entre los indígenas de Comogre y otros cacicazgos. Espinosa incluso se
maravillaba de lo dedicados que eran en la lucha contra otros grupos
indígenas, y de que odiaban a sus rivales más que a los mismos españoles. En tercer lugar, la estrecha relación que llegaron a establecer los
españoles con los guerreros de Comogre, al punto de llegar a confesar el
mismo Espinosa, alguien de demostrada crueldad hacia los indígenas,
que “los queriamos”.
Si trabajamos con la hipótesis de que el cacicazgo de Comogre probablemente no era un cacicazgo Cueva, podemos comenzar a resaltar ciertos
hechos importantes y detalles culturales que los cronistas mencionan de
dicho cacicazgo, para ir construyendo poco a poco un bosquejo de sus
particularidades. Comencemos por señalar que Espinosa menciona el
supuesto nombre nativo de la provincia de Comogre: “llegando que llegué
á vista de la provincia de Comagre (...) en la dicha provincia que diz que
se dezia Brebanrebe”.157
Al parecer la única palabra documentada de la lengua de Comogre
sea Jurá, para llamar a los indígenas “principales”. Las Casas refiere que
el “principal” que medió entre Careta, Comogre y los españoles, cuando
Balboa los visitó la primera vez, era un Jurá.158 Oviedo, por su parte, nos
erróneamente que los gandules era una palabra chibcha, para designar a los soldados
voluntarios.
156
También en Altolaguirre (1914: 135).
157
Espinosa (1864, T. II: 469); Altolaguirre (1914: 118).
158
Las Casas (1876, T. IV: 77) nos dice: “el más vecino de Careta era un gran señor de la provincia llamada Comogra, y el Rey, que tenia Comogre por nombre, tenia su asiento al pié de
una muy alta sierra en un llano o campiña muy graciosa de 12 leguas. Un deudo del cacique
Careta, y principal señor en aquella tierra y casa, que á los tales llamaban en aquella lengua
Jurá, la última sílaba aguda, éste fué medianero que atrajo en amor y amistad de los cristianos á aquel gran señor llamado Comogre, y así el Comogre los deseaba ver y cognoscer
y tener su amistad”. De hecho, esta palabra podría ser un indicio de algún tipo de vínculo
87
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
relata que Balboa estuvo descansando cuatro días en el bohío de “don
Carlos”, el hijo del cacique de Comogre, quien había muerto. Así relata
Oviedo el viaje de regreso de Balboa desde Pocarosa a la ciudad de Santa
María:
“y en el camino llegó al buhío del caçique don Cárlos, hijo del
caçique de Comogre, que era muerto. Y estuvo allí desde el dia
año nuevo, primero de enero de mill é quinientos y catorçe años,
descansando hasta quatro dias adelante; y allí le dió çierto oro
de presente este caçique don Cárlos, el qual caçique estaba ya
de antes de paz y muy amigo de los christianos, porque quando
por allí avian passado, viviendo su padre, se baptiçaron ambos é
quedaron de paçes”.159
La fecha que indica Oviedo, primeros días del año 1514, es importante.
Si Balboa estuvo cinco meses en dicho viaje, debió haber pasado por
primera vez por las tierras del cacique de Comogre aproximadamente en
agosto de 1513. De esta manera, a su regreso del viaje tuvo noticia que
hacía muy poco había muerto dicho cacique. En dicho encuentro con
Balboa el cacique de Comogre y su hijo se bautizaron, por lo que el hijo
de Comogre es llamado por Oviedo y Las Casas como “don Carlos”.160
Del texto se puede inferir también que el cacique de Comogre no murió a
manos de los españoles sino por cualquier otra causa.
En otro lugar de su obra Oviedo nos presenta más detalles del cacique
de Comogre, pero refiriéndose al hijo: “el cacique de Comogre era mayor
señor [mayor que el cacique de Careta], y su propio nombre era Ponquiaco,
y en el bautismo le llamaron don Cárlos: tenía mas de tres mil hombres de
guerra, y era señor de mas de diez mill personas”.161 Según esto, cerca del
treinta por ciento de los miembros del cacicazgo eran guerreros, lo que
entre Comogre y uno de los grupos que posteriormente se conocerían como los Gunas. En
efecto, en la tradición Emberá, los actuales Gunas eran llamados antiguamente los Jura,
y aún hoy existe un rio en la costa pacífica colombiana llamado Juradó, el rio de los Jura,
cerca de la actual frontera de Colombia y Panamá.
88
159
Oviedo (1853, T. III: 19-20).
160
“Por el amor del Emperador, que por aquel tiempo era príncipe de España”. Las Casas
(1876, T. IV: 81).
161
Oviedo (1853, T. III: 9).
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
indicaría que prácticamente la totalidad de los hombres adultos tenían
capacidades militares.
Las relaciones entre los españoles y el nuevo cacique de Comogre
cambiaron muy pronto, por el tipo de relacionamiento utilizado por los
capitanes de Pedrarias. En 1515, tan solo dos años después de la primera visita de Balboa, Fray Juan de Quevedo, obispo de Antigua, al dar
instrucciones al Contramaestre Toribio Cintado para ser trasmitidas al
Rey sobre los abusos cometidos por el Capitán Juan de Ayora en dicho
cacicazgo señala:
“i teniendo preso a un Cacique de Comogre, que es el mas principal
de todas estas tierras, el qual havia venido a traelle dos mil pesos
de oro, huyo con otro hermano del Cacique de Careta, i solto los
perros en pos dellos i mataron al hermano de Careta, i el Cacique
de Comogre que se llamava Ponquillaco por huir de los perros
entro por tierra de un su enemigo y mataronle: esto todo fue en
una provincia que se llama Pocorosa”.162
Si analizamos en detalle este pasaje podemos encontrar una vez mas
la referencia que el Cacique de Comogre era el más importante de toda
la región hasta ahora descubierta. Igualmente, la noticia menciona una
vez más la rivalidad que había entre el cacicazgo de Comogre y el de su
vecino Pocorosa. Cuando el cacique de Comogre, que el Obispo llama Ponquillaco,163 trató de huir en compañía del hermano del cacique de Careta
entraron a los dominios de Pocorosa. Ambos encontraron la muerte en
dicho lugar, aunque de manera distinta. Al hermano del cacique de Careta
lo alcanzan los perros del capitán Ayora y lo destrozaron. Al cacique de
Comogre lo mataron sus rivales, los indígenas de Pocorosa.164
162
Altolaguirre (1914: 100).
163
Al parecer Ponquiaco y Ponquillaco son la misma persona. Martyr llama Ponquiaco, al hijo
del cacique de Comogre y quien fue el que primero le mencionó a Balboa sobre el mar del
sur. En el relato de Martyr también se menciona que Ponquiaco impresionó a los españoles
por sus capacidades oratorias y por haberlos cuestionado por su obsesión por el oro.
164
Andagoya (1829: 398) dice: “En la tierra de un señor que se llama Pocorosa, en la provincia
de Cueva, pobló un pueblo que se decía Santa Cruz un capitán de Pedrarias, que se decia
Meneses, y por allí entrando en aquella provincia de Cueva por parte de la gente que tenía,
por los indios fue desbaratado y muerta parte de la gente”.
89
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Según Oviedo, a pesar de los abusos recibidos los indígenas de Comogre no se rebelaron mientras Ayora estuvo en sus tierras. Solamente lo
hicieron hasta que Ayora pasó nuevamente por allí de regreso al Darién:
“quando el teniente Johan de Ayora passó por el puerto de Sancta
Cruz, ques en la provinçia de Comogre, dexo allí un pueblo con
hasta ochenta hombres debaxo de la capitania de un alcalde, llamado Hurtado, el qual y los demás en el tiempo que allí estuvieron
tractaron muy mal á los indios, tomándoles quento tenían, y las
mugeres é hijos, é haçiéndoles otras muchas vexaçiones. E los
indios sufrian todo, porque los christianos que avian entrado con
Johan de Ayora la tierra adentro avian de volver por allí al Darién,
é no osaron aquellos indios de Comogre alterarse para vengar sus
injurias hasta que vieron que Johan de Ayora é los otros capitanes
é gente eran tornados al Darién. Entonces los indios de Comogre
no dexaron á vida á hombre chico ni grande de todos aquellos del
asiento del puerto de Sancta Cruz, para lo cual se juntó tambien
el caçique de Pocorosa: en pena de lo qual el gobernador hiço
haçer grande castigo en los indios destos dos caciques, é fueron
pronunciados por esclavos”.165
Uno de los detalles más relevantes de este relato es el hecho de que
los indígenas de Comogre y de Pocorosa se unieron para atacar a los
españoles en el puerto de Santa Cruz, que habían fundado en tierras de
Comogre. El ataque fue contundente y las 80 personas que allí residían
perecieron. La alianza de estos dos cacicazgos rivales es especialmente
sorprendente porque hacía poco tiempo que la gente de Pocorosa había
dado muerte a Ponquiaco, el cacique de Comogre. Este evento nos evidencia la complejidad de las rivalidades entre los cacicazgos, donde
a veces se creaban enemistades por asuntos superfluos, y en otros se
producían reconciliaciones inesperadas, a pesar de haber acaecido entre
ellos hechos extraordinarios como el haber dado muerte al cacique.166
90
165
Oviedo (1853, T. III: 46).
166
Por regla general al analizar los cacicazgos se debe tener presente que los polos opuestos amigo-enemigo no significan necesariamente la existencia o no de una relación de
parentesco. En otras palabras, el parentesco o la falta de parentesco no son indicativos
de relación de amistad o enemistad.
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
Cuando Gaspar de Espinosa arribó a la provincia de Comogre a
comienzos de 1516, en su expedición punitiva de estas y otras provincias, dice que lo hizo, “sobre el primero Cacique Hibágra de Comagre”.167
Luego, cuenta Espinosa, “vino de pazes un principal, qué se dezia Chiarna,
el cual dixo que era cacique de la dicha provincia de Comagre, diziendo
quel que era ántes era muerto”.168 Espinosa entonces le pide a Chiarna
que llame a los principales, pero éste le dice que todos tenían miedo y
estaban abaris, huidos. Espinosa le insiste que los fuesen a buscar, en
“especial á uno que se dezia Poquina”.169
Como Poquina (Poquinia) nunca atendió el llamado, Espinosa fue en
su búsqueda, llegando en horas del día hasta donde vivía, al parecer para
permitirle que huyera, dado que por el momento no quería “castigarlos”
físicamente, más procedió a quemar sus bohíos. Espinosa aclara que al
lograr en ese momento la paz con la gente de Comogre no les hizo daño
sino hasta su regreso del viaje punitivo que había emprendido por varias
provincias: “A este dicho Cacique de Comagre é á todos los principales é
indios de la dicha provincia no se les hizo otro mal ni daño alguno, fasta que
volvimos de Paris, porquel dicho Chiarna iba é venia siempre de pazes”.170
Son varias las conexiones que se mencionan en la documentación
entre los cacicazgos de Comogre y el de Careta. Uno de los más significativos, al que ya me referí, es el caso de un principal de Careta quien
se habría pasado al cacicazgo de Comogre, quien intermedió para evitar
un enfrentamiento entre la gente de Comogre, la gente de Careta y los
españoles al mando de Balboa. Este hecho es un buen indicio del hecho
de que a pesar de que eran cacicazgos distintos, sus líneas divisorias y
hasta el grado de sus rivalidades, no solo no eran muy rígidas, sino que
no eran necesariamente infranqueables, y se podían presentar este tipo
de movilidad entre uno y otro cacicazgo.
Lo mismo parece haber sido el caso en materia de reconciliaciones
entre cacicazgos rivales. Así, por ejemplo, como mencione anteriormente,
cuando Juan de Ayora persiguió al cacique de Comogre éste huyó en compañía de un hermano del cacique de Careta. Sin embargo, también está
167
Espinosa (1864, T. II: 469). Altolaguirre lo transcribe como Hibraga (1914: 118).
168
Espinosa (1864, T. II: 470); Altolaguirre (1914: 118-119).
169
Espinosa (1864, T. II: 470); Altolaguirre lo transcribe como Poquinia (1914: 119).
170
Espinosa (1864, T. II: 471); Altolaguirre (1914: 119).
91
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
documentada la rivalidad que existía entre los cacicazgos de Comogre y
Careta. Cuando Espinosa regresó de su largo viaje punitivo que lo llevó
hasta las tierras de los caciques Natá y Paris, encontró que los indígenas
de Comogre estaban “alzados”, y que Pedrarias había enviado al capitán
Cristóbal Serrano para castigarlos. Espinosa también se encontró con
la noticia de que los indígenas de Comogre habían matado al grupo de
indígenas de Careta que él había enviado adelante con las cargas que
traía de su expedición. Espinosa entonces ordenó hacerles la guerra a
los indígenas de Comogre:
“De allí [de Pocorosa] nos fuimos á las provincias de Pucheribuca
é Comagre, las cuales habia dexado de pazes á la ida, como lo
escribí á VV. SS. é mercedes. Hallé en el dicho cacique otro capitan,
que se dize Cristóbal Serrano, con hasta ochenta hombres poco
más ó menos, que habian enviado VV. SS. é mercedes a castigar
é reformar las dichas provincias, por la muerte que nuevamente
habian fecho de los indios que yo envié desde la dicha provincia
Cureta [sic], que fueron los que nos traxieron las cargas; los cuales,
segun paresció por la informacion, habian muerto á traicion é quedando conmigo de pazes, como quedaron, é porque servian á los
cristianos. Hallamos a los dichos caciques de guerra é alzados, é
aunque los envie á requerir que viniesen, nunca lo quisieron hazer;
é á esta cabsa, envié cierta gente á hazerles guerra”.171
Después de este episodio prácticamente no volvemos a tener noticia
de la gente de Comogre. Sin embargo, entre las pocas referencias que
encontramos, hay un testimonio sin fecha de un frayle dominico quien
acusa al cronista Oviedo de haber comprado unos ochenta indígenas
esclavizados, la mitad de ellos entre la gente de Comogre. Así testificó
el Frayle: “conpro el bedor Gonzalo Fernandez de Obiedo para su hijo
quarenta yndios en Comogre de Juan portugues negro e despues por los
mesmos yndios aver dexado conpro otros quarenta yndios en el Cazique
del Suegro por otros quarenta pesos”.172
92
171
Espinosa (1864, T. II: 520-521); Altolaguirre (1914: 149).
172
Altolaguirre (1914: 207). El cacique del suegro, llamado Mahe, vivía en el río Tuyra, como
mencioné anteriormente.
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
Mi hipótesis es que es muy probable que grupos del cacicazgo de
Comogre hubieran sobrevivido por medio de su desplazamiento hacia
el sur del Darién. Son varias las razones que apoyan esta hipótesis. En
primer lugar, es de suponer que hubo grupos sobrevivientes en parte
dado el tamaño mismo del cacicazgo, calculado en unas 10 mil personas.
En segundo lugar, eran el cacicazgo con mayor número de hombres de
armas, cerca de tres mil de ellos. Como mencioné atrás, dichos guerreros
acompañaron a Espinosa en su recorrido punitivo de cerca de dos años,
por lo que también podemos suponer que conocieron muy de cerca el
actuar militar de los españoles, y fueron testigos tanto de sus tácticas de
guerra como de la de otros cacicazgos, y cuáles de ellas eran efectivas o
inefectivas. En tercer lugar, aunque la documentación menciona que los
españoles enviaron tropas a castigarlos por haber dado muerte a algunas
gentes de Careta, no parece que el objetivo hubiera sido su exterminio
total, y aún si ese hubiera sido el propósito es improbable que hubieran
logrado dada su experiencia militar y el conocimiento de las capacidades
de los españoles. En cuarto lugar, la ubicación del cacicazgo de Comogre
le permitía una rápida movilización hacia el golfo de San Miguel, a través
del actual rio Chucunaque, por donde posiblemente se desplazaron para
refugiarse en áreas del sur del Darién.
Finalmente, es importante mencionar que en 1522 Pedrarias hizo
repartimientos de por lo menos 24 cacicazgos del istmo de Panamá,
que sumaron cerca de nueve mil ochocientas personas. Al parecer no
todos los cacicazgos repartidos estaban sometidos o esclavizados, pero
al menos sobre el papel estaban disponibles para ser repartidos entre
los españoles.173 De dicho listado sobresale que no se menciona que se
hubieran hecho repartimientos de indígenas de los cacicazgos de Careta
ni de Comogre, lo que refuerza la hipótesis que he manejado en este
capítulo, que dichos cacicazgos probablemente habían escapado por
lo menos desde 1518. Parte de la urgencia de Pedrarias por hacer repartimientos se explicaría, en parte, por el propósito de impedir que otros
cacicazgos huyeran. Sin embargo, Pedrarias sí repartió los indígenas
del cacicazgo de Pocorosa, que claramente fue el cacicazgo más numeroso entre los cacicazgos repartidos, con cerca de 1.580 personas. Solo
173
Medina (1913: 446).
93
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
otros cuatro cacicazgos en ese momento tenían más de 1.000 personas
para ser repartidas, entre ellos los de Chochama (1.100), Chima (1.060)
y Tubanamá (1.001).174
Conclusión
A partir de una lectura detallada de la información documental disponible
sobre los primeros años del contacto entre españoles e indígenas, he querido demostrar que existen indicios y pruebas documentales suficientes
para ilustrar tres aspectos principales:
Primero, el contacto inicial en la región de Urabá y Darién se dio en
1501, con el viaje de Rodrigo de Bastidas y Juan de la Cosa. Dicho contacto
se repitió en 1504 con otro viaje de Juan de la Cosa a dichas regiones. Las
dos experiencias dejaron una ingrata memoria entre los indígenas por el
abuso y rapiña de los visitantes.
Segundo, aproximadamente hacia el año 1514 se presentó un desplazamiento del cacicazgo de Careta/Coyba a la región de Urabá escapando
a los abusos de los españoles. Este movimiento territorial lo considero
como un hecho histórico con suficiente base documental, como lo demostré en este capítulo. En los capítulos siguientes continuaré mostrando
como la movilización de indígenas de Coyba a Urabá ayuda a dar sentido
respecto a la información que posteriormente tendremos de las comunidades indígenas que se encontraban en la costa oriental del golfo de
Urabá, y su culata.
Tercero, y relacionado con el anterior, el desplazamiento de grupos
de indígenas de la región de Urabá hacia el actual rio Atrato y la actual
costa pacífica de Panamá y Colombia, a los pocos años del arribo de los
españoles a la región. Es probable que la cruenta batalla con las tropas
españolas del capitán Francisco Becerra, hubiera provocado el éxodo
hacia el sur. Esto correspondería con la información de Pascual de Andagoya respecto a los movimientos territoriales de los caciques Capisagra
y Tamasagra a la costa pacífica, al parecer provenientes del Urabá.
Finalmente, tenemos el tema de los indígenas de la lengua de Cueva.
En este capítulo he mostrado que, aunque no está documentado en
174
94
Mena Garcia (1990).
Los indígenas de Urabá y Darién al momento del contacto | Capítulo 1
detalle, existe suficiente evidencia documental para plantear la hipótesis
de que los indígenas de Comogre tenían una lengua distinta a los Cueva,
así hablaran también su idioma. Teniendo en cuenta que este grupo era
el grupo más numeroso y militarmente más fuerte a la llegada de los
españoles no hay razón para pensar que se extinguieron durante los primeros años de conquista. De hecho, no hay ningún registro de campañas
en su contra que los hubieran podido haber eliminado. Adicionalmente,
la geografía del área les permitía un desplazamiento fácil hacia regiones
más remotas. Mi hipótesis es por lo tanto que remanentes del cacicazgo
de Comogre se desplazaron hacia el sur, primero al golfo de San Miguel
y posteriormente hacia la actual zona limítrofe entre Colombia y Panamá.
Con el tiempo podrían haber sido parte de los grupos que posteriormente
conformaron los actuales indígenas Gunas, como veremos en los capítulos siguientes.
95
Capítulo 2
Españoles e indígenas
en el Darién y Urabá,
entre la integración
racial y la pureza de
linaje (1510-1541)
Introducción
Santa María la Antigua del Darién, fundada en 1510, tuvo una efímera centralidad en la colonización del nuevo mundo, que duró solamente nueve
años. La posterior fundación de las ciudades de Panamá y Nombre de Dios
en 1519 hizo que Santa María no solo perdiera rápidamente su importancia
como ciudad, sino que derivó en su abandono y destrucción. Por lo menos
tres razones principales ayudan a explicar la rápida decadencia de Santa
María. En primer lugar, porque gran parte de sus vecinos se trasladaron
a Panamá motivados por los incentivos que les ofreció el gobernador
Pedrarias Dávila. A partir de la fundación de la Ciudad de Panamá ésta se
convirtió inmediatamente en el nuevo centro de la colonización de Castilla
del Oro. En segundo lugar, porque al dejar de ser centro administrativo
y silla episcopal, el único atractivo de Santa María eran las haciendas y
minas de oro cercanas, ubicadas en el área de Pito. Tercero, por la “naturaleza suicida” (Egío 2016: 39) de la administración que ejerció el cronista
Gonzalo Fernández de Oviedo en 1522, quien con su fundamentalismo
religioso y político no solo expulsó a los indígenas de la ciudad, persiguió
97
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
y mató a los caciques de quien sospechaba eran traidores, hasta llegar
a perseguir los “amancebamientos” de españoles y mujeres indígenas.
La disminución paulatina de la población de Santa María, sumada
a la enemistad que Oviedo creó con los indígenas de sus alrededores,
comprometió la seguridad de la ciudad al dejarla vulnerable a los ataques
vengativos de los indígenas. Es claro que los indígenas que vivían en el
bajo Atrato, en la culata del golfo de Urabá, y los que estaban pasando
la cordillera del Darién, se habían constituido en una amenaza cada día
mayor para la sobrevivencia de la ciudad y de sus pocos pobladores.
De esta manera, en poco tiempo Acla se convirtió en un lugar más
seguro para los españoles, dado que no había indígenas sin someter en sus
alrededores, los cuales hacía varios años se habían trasladado al Urabá,
al área del golfo de San Miguel en el pacífico, y al bajo Atrato, o habían
sido esclavizados y llevados por mar a otros lugares, o habían muerto.
Sin embargo, Acla también vino a representar un último esfuerzo de
implementación del proyecto de ciudad y de integración racial que promovió el bachiller del Corral y que continuó Julián Gutiérrez, uno de sus
servidores. Así, las acciones de Gutiérrez estuvieron íntimamente ligadas
a dos personajes que fueron protagonistas de primer orden en la corta
vida de la ciudad de Santa María: Diego del Corral y Gonzalo Fernández de
Oviedo. En efecto, no se puede comprender el profundo significado de los
viajes de Julián Gutiérrez a la culata del golfo de Urabá si no conocemos y
analizamos a profundidad las historias, visiones opuestas y la enemistad
personal entre el licenciado Diego del Corral, uno de los primeros pobladores y encomenderos de Santa María, y de Gonzalo Fernández de Oviedo,
funcionario, encomendero, conquistador y futuro cronista real de indias.
Julián Gutiérrez produjo un extenso acervo documental durante las
primeras décadas de la colonización de Tierra Firme. De hecho, cronistas
como Fray Pedro de Aguado y Fray Pedro Simón, le dedicaron varios capítulos en sus obras. Sin embargo, llama la atención el silencio de Fernández de Oviedo sobre los famosos viajes de Gutiérrez al golfo de Urabá, a
pesar de que no solo lo conoció personalmente, sino que también tuvo
fuertes conflictos con él y con su patrón, el bachiller Diego del Corral.1
1
98
Sin embargo, en su obra Oviedo (1853, T. III: 90-91) menciona a Julián Gutiérrez para acusarlo que intentó matarlo en compañía de Simón Bernal. Oviedo (1853, T. III: 167) también
refiere a Gutiérrez sin nombrarlo, en un pasaje donde es evidente su animadversión al
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
Los motivos que llevaron a Gutiérrez a realizar dichos viajes y la amistad
que entabló con los caciques del golfo ha sido materia de sospecha y
debate, aunque en las últimas décadas ha resurgido el interés por su
papel en los eventos que protagonizó.
Sin embargo, si analizamos en detalle los viajes iniciales de Gutiérrez, y su historia personal y la de su patrón y mentor, Diego del Corral,
se puede apreciar algo significativamente más profundo y complejo.
Quizás estamos ante un esfuerzo utópico que se hizo en un momento
todavía inicial del período del descubrimiento y conquista, que intentó
plantear un nuevo tipo de colonización del nuevo mundo. El nuevo tipo
de relacionamiento que practicó Julián Gutiérrez con las comunidades
indígenas de la Culata del golfo de Urabá con las que se relacionó, con
el conocimiento y bendición de parte de la corona, partía del respeto
hacia ellas. Así, Gutiérrez emprendió la quijotesca tarea de intentar un
nuevo comienzo de la relación entre españoles e indígenas, rechazando
la violencia y el pillaje, para remplazarla por el interés mutuo de realizar
intercambios comerciales beneficiosos para ambas partes, así en últimas
estos continuaran siendo intercambios desiguales.
El motivo más obvio del relacionamiento que buscaba Gutiérrez con
los indígenas era el intercambio o “rescate”. Sin embargo, lo sorprendente
es que Gutiérrez realizó intervenciones inéditas en varias áreas, no solamente para poder hacer dicho intercambio, sino quizás también por su
propia convicción personal. Me refiero concretamente a dos áreas principales de intervención. En primer lugar, la búsqueda activa de mecanismos
para la protección de dichas comunidades. En segundo lugar, y ahí radica
lo más sorprendente de su actuación, su activo esfuerzo para lograr que
los indígenas de varios grupos distintos se unieran y dejaran atrás sus
disputas y mantuvieran relaciones pacíficas entre sí que contribuyeran
bachiller del Corral, y su moralismo religioso. “El capitan é bachiller Diego de Corral no
quiero repetir en su caso mas de lo que la historia ha dicho, sino que estando casado con
una pobre é honesta é virtuosa dueña, llamada Johana de Gijon, hijadalgo, la olvidó en
Castilla por respecto de una india, en quien tuvo çiertos hijos, é assi como fueron avidos con
mal titulo, assi fué el goço que ovo dellos y de sus bienes. Y conforme á sus letras, volvió á
España, despues que sus diferençias é mias se acabaron, y buscando otras y su desasosiego,
murió en Sevilla, sin tener allá un real que gastar; y un su criado, á quien encomendó en el
Darien la haçienda y casa y mançeba, se hiço rico á la sombra de los desatinos é inquietud
de su amo: el qual fué émulo y cuchillo del adelantado Vasco Nuñez é sus consortes, con
los quales tenia otras cuentas y litigios para donde estan él y ellos”.
99
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
a asegurar su supervivencia. Finalmente, en por lo menos una ocasión
Gutiérrez proporcionó alimentos a los indígenas de la culata para que
pudieran sobrevivir luego de una incursión del factor Juan de Taviera les
destruyó las cosechas y amenazó su supervivencia física. El intercambio
de bienes entre Julián Gutiérrez y los indígenas de la culata del golfo fue
la primera acción de este tipo en el nuevo mundo, que vendrá a ser la
política de la Corona casi cien años después (Williams, 2005).
En este capítulo también pretendo mostrar que la documentación
producida durante los siete viajes de Julián Gutiérrez a la culata del golfo
de Urabá, y de modo especial durante los tres primeros, que están mejor
documentados, nos ofrece la más importante ventana para conocer las
sociedades indígenas que encontraron los españoles en la región de la
culata del golfo de Urabá en la tercera década del descubrimiento y conquista de Tierra Firme. Igualmente, la rica producción documental alrededor de dichos eventos nos permite tener una mirada complementaria y
alternativa a la que nos presentan las bien escritas, pero muchas veces
sesgadas, crónicas de Fernández de Oviedo y de Pascual de Andagoya
sobre los indígenas de la región.
Finalmente, argumentaré que solo podemos entender la evolución de
los futuros sucesos en la región de Urabá si tenemos presente los nombres
de algunos de los cacicazgos indígenas que se reunieron con Gutiérrez.
Como veremos a lo largo de este trabajo, algunos de ellos los veremos
continuamente hasta su traslado a la región del rio Sinú entre finales del
siglo XVII y comienzos del siglo XVIII (Arenas, 2023). Sin embargo, a pesar
de esta riqueza documental, resulta sorprendente la escasa atención que
hasta hace poco se le había dado y los pocos estudios detallados que se
han realizado sobre la documentación de los viajes de Julián Gutiérrez.2
Las visiones opuestas de ciudad de Diego
del Corral y Gonzalo Fernández de Oviedo
En las últimas décadas ha habido un interés creciente por profundizar en
la comprensión del proceso de fundación de ciudades en el nuevo mundo.
2
100
Algunos pocos autores han trabajado, con variado nivel de detalle, dicho material: Matilla
(1945), Tovar (1997), Ibarra (1998), Sarcina (2017; 2019), Díaz Ceballos (2020). El trabajo de
Matilla es sin duda el más documentado y completo. Tovar e Ibarra se centran en el aspecto
económico de los intercambios. El trabajo de Díaz Ceballos es el teóricamente más elaborado.
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
Actualmente hay un renovado interés por profundizar en diversos aspectos
de la corta historia de Santa María la Antigua del Darién, la primera ciudad
fundada en Tierra Firme, en el año 1510. Dicho interés va desde revisitar
y repensar las dinámicas que se presentaron entre sus protagonistas
(Aram 2008), pasando por el modelo especial de relacionamiento que los
vecinos de Santa María desarrollaron con la corona (Díaz Ceballos 2020),
hasta su redescubrimiento arqueológico (Sarcina 2017; 2019).
Díaz Ceballos (2020) es quien ha hecho el más elaborado esfuerzo
para la teorización de las repúblicas urbanas que se vislumbraron en
Castilla de Oro en el período de 1508 y 1573. Sin embargo, su esfuerzo
teórico no resiste la tentación de llegar a conclusiones que de manera
elegante y erudita terminan por idealizar la empresa de conquista, a la
vez que minimizan e invisibilizan el omnipresente rol de la violencia en
las relaciones asimétricas de poder que efectivamente existieron entre
conquistadores e indígenas. Según Diaz Ceballos (2020: 231-233),
“En Castilla de Oro, durante la primera mitad del siglo XVI, no se
planteó la separación de los indígenas de los castellanos, sino que
se aconsejó y escenificó su incorporación al tejido comunitario
castellano. En ese sentido, desde el comienzo de la ocupación
del espacio de Castilla de Oro por los castellanos se produjo una
adaptación de las normas y los principios teóricos tradicionales
a las nuevas circunstancias, orientados ahora a la ‘pacificación’ y
‘conversión’ de los indígenas -a su incorporación a la policía (…) El
concepto de conversación, central para la definición de la ciudad
europea, quedó adaptado para incorporar a los indígenas en la
ecuación y convertir la civitas castellana en una civitas que, por
fuerza, debía abrirse para incorporar —no excluir— a ‘los otros’
(….) La conversación intercultural y política que se planteaba como
principio fundamental para lograr la conversación de los indígenas, llevaba asociada la protección contra la violencia potencial
y se articulaba también en términos de amistad e incluso amor”.
En contraposición a la lectura de Díaz Ceballos, comparto el planteamiento
de José Luís Egío, respecto a que en Santa María hubo una confrontación de dos “proyectos de urbe” (Egío 2016: 36). De un lado estaba la
propuesta de “ciudad mestiza” (Egío 2016: 37) del bachiller Diego del
101
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Corral; del otro lado estaba la propuesta de “ciudad hidalga” de Gonzalo
Fernández de Oviedo, “dos de los modelos o posibilidades abiertas para
futuros desarrollos del modelo de ciudad colonial en América”.3 Desafortunadamente, la propuesta de ciudad hidalga de Oviedo fue la que
terminó imponiéndose, aunque no necesariamente en su versión más
extravagante. Adicionalmente, dicha propuesta llegó a ser legitimada
para la posteridad gracias al hecho de ser Oviedo, sin lugar a duda, el
más brillante cronista de la empresa de conquista. Sin embargo, el hecho
de que hubo en Santa María y Acla un esfuerzo inicial, aunque efímero,
de establecer unas relaciones distintas entre conquistadores e indígenas
no significa que el proyecto de “ciudad mestiza” fue el proyecto principal
ni el que se implementó posteriormente. Su existencia, mucho menos,
puede servir de excusa para lavar la cara del violento y racista proyecto
de conquista que efectivamente existió.
La importancia de los dos proyectos, a pesar de haberse originado
en el reducido espacio de las dos primeras ciudades continentales del
nuevo mundo, Santa María y Acla, quizás se explica por la confluencia de
por lo menos cuatro elementos únicos. En primer lugar, los dos proyectos
contaron con una construcción teórica propia, por parte de Corral y Oviedo,
presentada a manera de recomendaciones de política. En segundo lugar,
fueron propuestas hechas por personajes con acceso directo y capacidad
de influencia en las Cortes de Castilla. En tercer lugar, y quizás el elemento
que les dio más fuerza, fue que ambas llegaron a ser implementadas en el
terreno, así hubiera sido por corto tiempo. Mientras Corral vivió en Santa
María, pudo implementar una práctica de acercamiento e integración
cultural con los indígenas, estableciendo una convivencia con ellos en la
ciudad. Cuando llegó Oviedo a hacerse cargo de la ciudad, también pudo
implementar su proyecto teológico-político, persiguiendo y matando a los
caciques, y expulsando al resto de los indígenas de la ciudad. De esta
manera, una propuesta terminó por imponerse rotundamente sobre la
otra. La propuesta de Oviedo reversó la “primavera” que quiso construir
Corral en Santa María, y aunque luego la misma disputa se trasladó a Acla,
esta vez sin sus protagonistas principales, sino por medio de algunos de
3
102
Egío (2016: 36).
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
sus allegados o seguidores, como Julián Gutiérrez, y el gobernador de
Cartagena, Pedro de Heredia. Al final el desenlace fue el mismo.
No debe ignorarse que ambas ciudades no solamente fueron finalmente destruidas por los indígenas del área al poco tiempo de su despoblamiento. Quizás más importante, nunca hasta hoy día los indígenas
de la región han permitido que se reconstruyan dichas, u otras, ciudades
en el área.
Diego del Corral fue nombrado regidor perpetuo de Santa María del
Darién en 1519, según cédula real del 6 de agosto de dicho año. 4 Oviedo
recibió el mismo título y en 1521 fue nombrado por Pedrarias como gobernador del Darién. Sin embargo, Oviedo menciona que cuando regresó de
castigar al cacique de Guaturo, encontró que Corral había escrito a Pedrarias con muchas acusaciones contra él, por lo que Pedrarias ordenaba
su destitución y el nombramiento de Corral.5 Sin embargo, Pedrarias no
sabía que para entonces Corral ya no estaba en Santa María por haber
sido expulsado por Oviedo a España.
Diego del Corral y sus propuestas
y práctica de integración racial
Diego del Corral fue uno de los personajes más importantes e influyentes en la primera colonia española de Santa María la Antigua del Darién.
Corral fue uno de los primeros pobladores de Santa María, y de sus
principales protagonistas,6 a quien la Corona respetaba y escuchaba.7
Sin embargo, la compleja figura de Corral fue satanizada por Oviedo en
4
Egío (2016: 31) ha aclarado que en dicha cédula se le llama Bartolomé del Corral, pero es
claro que se refiere a Diego del Corral.
5
“Pero quando torné de Guaturo, halle en la cibdad çiertas castas quel gobernador Pedrarias
respondia á la ciudad (…) y él creyendo que el bachiller estaba allí, é no sabiendo que yo
lo avia enviado á España (…) é revocaba el poder que yo tenia suyo, é dábale al bachiller
Corral”. Oviedo (1853, T. III: 81).
6
Según Oviedo (1853, T. III: 41), “Este bachiller fué uno de los mensageros que por parte
del Darien fueron á llamar al gobernador Diego de Nicuesa, para que gobernasse aquella
tierra, é despues no le quisieron resçebir”.
7
Según Mena García (2015: 1586), Corral era una de las ocho “personas hábiles del Darién”
recomendadas por Rodrigo de Colmenares al Rey en un memorial de 1516. Los otros eran
Francisco Pizarro, Gonzalo de Bajadoz, Pablo Mexía, Diego Albítez, Pedro de Gámez,
Cristóbal Serrano y Gerónimo de Valenzuela.
103
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
su obra, dado que llegó a ser uno de sus principales contradictores por
las diferencias de visiones respecto a la conquista y la forma de poblar
las ciudades del Nuevo Mundo. Oviedo resaltó en sus escritos solamente
una faceta de la figura de Corral, al pintarlo únicamente como cómplice
de los abusos de los tenientes de Pedrarias contra los indígenas, “queste
letrado determinaba acá los proçesos, que de algunos capitanes se le
remitian, quando volvian de las entradas, en que los daba por libres,
aunque muchos indios oviesen muerto y trazessen pressos contra raçon
y justiçia”.8 Sin embargo, en retribución por sus servicios la Corona le
asignó a Corral naborías y repartimiento indígenas, que sumaron por lo
menos entre 24 y 26 indígenas.
Como sucedió con unos pocos conquistadores y funcionarios españoles, Corral tuvo una epifanía, o momento de cambio radical de sus
posturas frente a los indígenas, al parecer derivado del hecho de haber
engendrado una hija, Ana del Corral, con una mujer indígena principal
llamada Elvira. De esta manera, de cómplice de abusos cometidos por
los españoles contra los indígenas, con el tiempo Corral llegó a ser una
de las personas que abogó de manera más coherente y efectiva por su
protección y por el establecimiento de unas relaciones distintas con ellos,
basadas en la integración racial. Aprovechando su acceso a las cortes
españolas y su prestigio y posición en Santa María, durante los últimos
años de vida Corral fue muy activo escribiendo propuestas y recomendaciones a la Corona en ese sentido.
Quizás el principal documento donde dejó plasmada su visión para
la gobernanza de Santa María fue un escrito al parecer en el año 1525. En
dicho documento Corral hace una serie de recomendaciones relacionadas
con el gobierno de los indígenas, que resultaron claramente opuestas a
las propuestas de Oviedo, y que vendría a tener repercusiones personales
para Corral y para los indígenas de Santa María y sus alrededores. Dada
la importancia de dicho escrito lo analizaré en detalle. Los comentarios
y propuestas de Corral los divido en tres tipos distintos: las propuestas
radicales, las reformistas y las pragmáticas.
Corral le propuso a la corona dos propuestas radicales para el
momento en que se encontraba la empresa de la conquista en 1525. La
8
104
Oviedo (1853, T. III: 167).
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
primera propuesta, y sin duda la más radical, era que el gobernador y el
obispo de Santa María promovieran activamente la integración racial en
Tierra Firme, y protegieran los matrimonios de las hijas de los caciques
e indígenas principales con cristianos, como un medio para pacificar la
tierra y crear una nueva generación de pobladores. Corral explicaba su
propuesta de esta manera:
“porque algunos caciques e indios principales, señores de la tierra,
han dicho e dicen que quieren casar a sus hijas con cristianos y
darles del oro que tienen, y es de creer que si estos casamientos se
hiciesen y las mujeres indias fuesen bien tratadas de sus maridos,
y trabajando que los cristianos a quien diesen las dichas hijas de
caciques fuesen personas en quien cupiese poderles encomendar
los dichos caciques, sería manera con la generación de allí procedida para pacificarse mucho más la tierra y conversarse con más
confianza y amor, y hacerse los indios con los cristianos”.9
Igualmente, Corral consideraba que las mujeres indígenas de Castilla
de Oro, “son muy más virtuosa conversación y castas, y limpias de sus
personas que no las de todas las otras islas hasta ahora descubiertas”.10
Aparte de la virtud moral de las indígenas del área, sobresale el considerar
que las mujeres indígenas del área poseían el atributo de la “virtuosa
conversación”. Como lo ha señalado Díaz Ceballos (2016: 26), la conversación en este contexto hace relación a la “conversación intercultural,”
que desde el lado español tenía como objetivo final la conversión religiosa
de los indígenas. De esta manera, al reconocer Corral en las mujeres de
Castilla de Oro esta virtud de la conversación a la vez está reconociendo
a las mujeres como sujetos de transmisión cultural y como interlocutoras
legítimas en un dialogo intercultural.11
La segunda propuesta radical de Corral era hacer cumplir las leyes
protectoras de los indígenas y crear la figura de los visitadores de indios,
pero con poderes suficientes para hacer cumplir las ordenanzas. Corral
9
AGI, Patronato, 193, R.13. El resaltado es mío.
10
AGI, Patronato, 193, R.13. El resaltado es mío.
11
Dada la recurrente falta de visibilidad de las mujeres en la documentación de la conquista,
volveré más adelante sobre este punto, cuando analice el caso del cacique Guaturo, dado
que Oviedo detalla una interacción donde la protagonista es una mujer.
105
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
resaltaba la justeza de las instrucciones y ordenanzas reales relacionadas con el buen tratamiento que se debía dar a los indígenas. Por tal
razón, era de la opinión de que “si fuesen bien y enteramente guardadas
y reformadas, según y [en] cada tiempo conviniese (…) los dichos indios
estarían muy bien tratados y multiplicados”.12 En esta materia, la propuesta
concreta era enunciada por Corral de esta manera:
“Que vuestra majestad mande que las dichas ordenanzas sean
guardadas, so graves penas, y para ello, si necesario es, mande
señalar personas de muy buena conciencia para que sean visitadores y reformadores, y ejecutores de las dichas ordenanzas, porque
en esto nuestro señor será muy servido y vuestra majestad saneará
su real conciencia, y la tierra será muy aumentada y aprovechada”.13
De otro lado, las propuestas de Diego del Corral que considero reformistas
tienen que ver con una reglamentación de los repartimientos, las encomiendas y las naborías de indios. En primer lugar, que ninguna persona
con autoridad civil o religiosa tuviera repartimientos de indios. Según
Corral, uno de los aspectos que causaba grave perjuicio a los indígenas
era la asignación de repartimientos a autoridades civiles (gobernadores,
oficiales, alcaldes mayores, tenientes) y eclesiásticas (clérigos).
La razón que justificaba la propuesta era que las personas que se
asignaban para visitar a los indígenas con el fin de hacer cumplir las
ordenanzas respecto a su buen tratamiento no se atrevían a visitar a los
indígenas que estaban en manos de dichas autoridades, “ni desagobiarles
de los daños que se les hace, y a esta causa tampoco desagobiar los otros
indios de los otros particulares”.14 Igualmente, Corral solicitaba que no
se hicieran repartimientos a personas ausentes.
En segundo lugar, Corral proponía que a ninguna persona de estrato
económico bajo se le asignaran repartimientos de indígenas sino “a personas de bien e de conciencia”.15 En su opinión, los indígenas recibían
“muchos daños y maltratamientos”, cuando eran encomendadas “a
106
12
AGI, Patronato, 193, R.13.
13
AGI, Patronato, 193, R.13.
14
AGI, Patronato, 193, R.13.
15
AGI, Patronato, 193, R.13.
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
personas bajas y de poca autoridad, mozos, soldados que no saben ni
tienen orden para saber ni poder mantener casa”.16 Igualmente, argumentaba que a los indígenas nos les gustaba que se les cambiara de
encomendero, por lo que solicitaba, que dicha práctica se convirtiera en
delito, con una pena “que merezca perder los bienes”.17
En tercer lugar, Corral abogaba por la creación de reglas especiales
para las naborías de indios. Según su argumentación, los indígenas que
estaban en naborías habían sido obtenidos bajo distintas circunstancias,
unos en guerra, otros dados por algunos caciques, otros que voluntariamente se habían ido con los cristianos, y otros lo eran por contratos.
Según Corral, algunos cristianos trataban a dichos indígenas como hijos,
“confiando de ellos sus casas y personas y haciendas”, y cuando morían
les traspasaban sus propiedades, “por el amor que les tienen”. Corral
era uno de los cristianos que habían traspasado propiedades a sus hijos
mestizos. Sin embargo, quizás exagera cuando señala que otros cristianos
que han tenido hijos con indias “dejan las hacienda a los dichos hijos”, y
en sus testamentos “mandan que a las dichas indias les dé mantenimientos
necesarios y las tengan con los dichos sus hijos, y les hagan tratamiento
como a madres”.18
Según Corral, dado que el gobernador tenía poder para repartir como
quisiera las naborías de personas difuntas, “encomienda a otros los dichos
indios e indias, y a sus hijos, que son de los dichos cristianos difuntos,
muchos de estos se van a los montes, y se mueren de verse enajenados y
divididos”.19 La propuesta de Corral era entonces que el Rey,
“mande que los dichos indios así habidos no los puedan encomendar el gobernador a madre que le sirvan, salvo que queden encomendados a la persona en que sucediere en lugar del dicho difunto
en los dichos bienes y hacienda, porque ellos no reciban pena ni
daño de la mudanza y los dichos difuntos no reciban agravio”. 20
16
AGI, Patronato, 193, R.13.
17
AGI, Patronato, 193, R.13.
18
AGI, Patronato, 193, R.13.
19
AGI, Patronato, 193, R.13.
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AGI, Patronato, 193, R.13.
107
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
En una petición fechada en 1529, Corral insistiría sobre este punto:
“El licenciado Corral por parte de los pobladores de Tierra Firme
dice que los dichos pobladores tiene algunos indios naborías que
se han habido y en[comen]dados [en] repartimiento salvo que el
tiempo que se pacificaba la tierra los caciques los daban a los
españoles para que los tuviesen a los pueblos y los administrasen,
y se sirviesen de ellos, y otros se venían y vienen de su propia
voluntad por el buen tratamiento que les hacen después que los
han tenido, y tienen muy bien tratados y mansos y domésticos, que
ellos amansan y pacifican los otros que vienen de nuevo, principalmente estos son los que descubren los secretos de la tierra y
de quien mejor se pueden confiar los españoles porque de estos,
después que están hechos con aquellos que los tienen, por el buen
tratamiento que les hacen no se quieren volver a sus tierras ni a
sus caciques, aunque les den lugar a ello cuando éstos que los
tienen fallecen toman estas naborías el gobernador y divídelas, y
encomiéndalas en partes y en personas extrañas y fuera de toda
voluntad de los indios, porque los apartan de las casas y haciendas
donde están habituados y criados, y descontentos se mueren o se
van, de que se sigue mucho inconveniente a la tierra; y lo mismo
es en los indios encomendados por repartimiento. Suplico a vuestra majestad mande que los tales indios y na[borías] sucedan en
los herederos y sucesores de aquellos que primero los tenían en
las casas y haciendas en que está habitados y el gobernador no
pueda entremeterse en hacer de ello repartimiento en personas
extrañas”. 21
En cuarto lugar, Corral pide la eliminación de los requerimientos y de
los cobros del quinto de indios para los indígenas libres. En cuanto al
requerimiento que se debía hacer a los llamados indios de guerra, Corral
menciona que un problema práctico que resultaba de actuar de esta
manera era que, “cuando se les envía hacer los dichos requerimientos
ellos se ausentan y vienen a las sierras e montañas, a do[sic] por paz ni
21
108
AGI, Patronato, 192, N.1, R.10.
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
por guerra no pueden ser habidos, y por esto se ha tomado por remedio
de tomarlos salteados sin hacer con ellos diligencia ninguna”.22
Sin embargo, dado que cuando se actuaba de esa manera, “no se
les puede tomar ni toma nada de sus haciendas”. De la misma manera,
algunos caciques daban indígenas de servicio a los cristianos para que
les sirvan, los cuales son libres, “y los dueños no pudiendo disponer de
ellos ni haber otro provecho”. La propuesta de Corral era entonces, que
el Rey mandara “que de los dichos indios que así son libres no se pueda
llevar quinto ni otro derecho alguno, pues que los cristianos de todo el
trabajo y costa que hacen en la dicha guerra no llevan ni se les sigue otro
provecho”.23
El tercer grupo de propuestas hechas por Corral, a las que llamo sus
propuestas pragmáticas, eran mucho más específicas de la realidad local
de los colonos de Santa María, dado que buscaban limitar los rescates
con los indígenas de Urabá. Corral abogaba por que solo se permitiera
hacer rescates en el área de Urabá a los vecinos de Santa María. Según
él, un hecho que causaba molestia a los indígenas, y daño a los pobladores de Santa María era que el gobernador Pedro de los Ríos, a diferencia de Pedrarias Davila, “algunas veces da licencia a algunas personas
tratantes que van a vender sus mercaderías y hacer sus haciendas, y no
avecindarse ni ser poblados en la tierra”.24 La propuesta del licenciado
Corral era entonces,
“Que vuestra majestad mande que no se dé licencia para poder
rescatar con los indios a ningunas personas que no sean vecinos,
y tales de quien se puedan encomendar los dichos indios, y que,
en los caciques e indios encomendados a unos, otros no se dé
lugar que rescaten”. 25
Igualmente, Corral solicitaba que solo se permitiesen los rescates en la
costa de Caribaná a los vecinos de Santa María. Según Corral, indígenas
de la costa de Caribaná hasta Zamba, un poco más allá de Cartagena,
22
AGI, Patronato, 193, R.13.
23
AGI, Patronato, 193, R.13.
24
AGI, Patronato, 193, R.13.
25
AGI, Patronato, 193, R.13.
109
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
“son todos o lo más de ellos, caribes que comen carne humana y
de guerra con armas de arcos y flechas, y yerba muy ofensivas, y
los cristianos no se podían al presente aprovechar de su conversación, salvo de alguna manera de contratación de rescates como
ahora hacen los vecinos de la dicha ciudad”. 26
Dado que los vecinos de Santa María habían establecido pactos con los
dichos indígenas de Caribaná para hacer rescates, Corral consideraba que
era importante impedir que personas de otros lugares entraran a la región
con la intención de esclavizar a dichos indígenas. Por seguridad, los vecinos de Santa María, “tomaron por remedio con los indios para tornarlos a
pacificar y asegurar que los navíos que del Darién fuesen lleven cierta seña
porque sepan que aquellos son de paz y le han de guardar verdad”.27 Esta
práctica también la llevo a cabo Julián Gutiérrez, subordinado de Corral,
en sus famosos viajes a la culata del golfo, como veremos más adelante.
Fernández de Oviedo y sus elitistas
ideas de pureza de linaje
En contraposición a Corral, Oviedo impulsó ante la corona, desde muy
temprano una visión elitista de cómo debía llevarse a cabo el proceso
de poblamiento del nuevo mundo. En efecto, en 1519, solo cuatro años
después de haber arribado al nuevo mundo y tres años antes de ser
designado como teniente gobernador de Santa María del Darién, y como
tal encargado de los destinos de la ciudad, Oviedo tuvo la oportunidad
de tener una audiencia colectiva con el rey, en la que fue una de las tres
personas que presentaron propuestas para obtener gobernaciones en el
nuevo mundo. Oviedo relata dicha experiencia en uno de los pasajes más
enigmáticos y reveladores de su Historia General y Natural de las Indias.
La descripción que hace Oviedo de su audiencia ante el rey es importante
conocerla en su totalidad:
“(…) digo que me hallé en la córte del Emperador Rey, nuestro señor,
á tiempo que fué electo rey de Romanos é futuro Esperador, el año
110
26
AGI, Patronato, 193, R.13.
27
AGI, Patronato, 193, R.13.
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
de mill é quinientos é diez y nueve en la cibdad de Barçelona, que
avia ydo destas partes á dar relaçion á Su Magestad de cosas que
convenian á su Real serviçio, en nombre de la cibdad de Saucta Maria
del Darien, cabeça de Castilla del Oro; y ví a que tres hombres que
en estas partes querian servir á Sus Magestades en estos cargos de
capitanes, pidieron tres gobernaçiones. El uno demandó á Sancta
Marta y conçediósele; pero al tiempo de capitular, entre otras cosas,
suplicó que se le conçediesen çient hábitos de Sanctiago para çient
hombres hijosdalgos, en quien concurriessen la limpieça del linaje
é las otras calidades, con que se suele admitir este hábito militar á
quien Su Magestad quiere honrar y haçer merçed: é conçediósele
quanto pidió, exçepto esta órden de caballeros que pedia, porque
á algunos del Consejo de Su Magestad les paresçio que era inconveniente (…) Pero acuérdome que, preguntado al que esto pedia la
causa por qué demandaba estos habitos, dixo que porque le paresçia
único remedio é manera mejor que todas para ser gobernada é
poblada la tierra, y en mas breve tiempo, y los indios mejor tractados
y antes convertidos é bien industriados que por otra vías alguna de
quantas se avian intentado por otros gobernadores; y que penssaba
tener esta forma en ellos. Que los indios que se enmendassen fuessen caçiques, señalados con su tierra por encomienda de un comendador caballero de la Orden, é por los dias de su vida; é que muerto
aquel caballero, el comendador mayor deste convento los proveyesse
á otros: é que estos comendadores estuviessen debaxo de la gobernaçion é administraçion de este comendador mayor é gobernador, é
que este superior no tuviese encomienda de indios mas del habito,
é su encomienda fuesse el salario que Su Magestad diesse á los
gobernadores, é quel Emperador, nuestro señor, proveyesse como
administrador perpétuo, quendo vacasse la tal encomienda mayor é
offiçio de gobernaçion á quien fuesse servido (…) Siguiérase de esto
que los indios fueran muy bien tractados é convertidos á la fée, y la
tierra bien poblada de hombres de honra é de buena casta, que con
esperança de estos hábitos é benefiçios fueran á vivir en aquella provinçia (…) De manera que negándose esta Orden militar los hábitos
al que lo pidió, no quiso entender mas en ello (…).
Otro pedia la isla de la Trinidad, de quien se tractado en el
libro preçedente, é dixose una vez que se la avían conçedido; pero
111
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
porque era persona sospechosa é que dubdó que pudiesse cumplir
lo que prometia, le echaron por vano.
El tercero no queria sino labradores simples, é haçerlos caballeros é darles habitos de unas cruçes que en algo querian paresçer
á las de la Orden de Calatrava; y este dixo mas fábulas y prometió
mas cosas, é hallo mas favor, y salió con la merçed que pidió, é
hizo gastar muchos dineros á Su Magestad. Pero no cumplió cosa
alguna de quanto ofresçio de haçer, y éste ya se dixo quién era,
quando se tractó de la isla de Cubagua en el libro XIX de la primera
parte destas historias”28 .
Lo que hace extraño la narración de los sucesos ante la corte del Rey es
el uso de la tercera persona y el rompecabezas que arma, en que pone al
lector a descubrir las distintas piezas para poder saber los nombres de
dichos personajes.29 Rodrigo de Bastidas fue quién pidió la gobernación
de la isla de Trinidad.30 Refiriéndose de Bastidas, Oviedo dice:
“Despues, el año de mill é quinientos é veynte, el Emperador,
nuestro señor, le hizo merçed de la conquista de la isla de la Trinidad, con título de adelantado é capitan general é gobernador
della: é sabido por el almirante don Diego Colom, se opuso á ello
(…) é assi por esto como porque el capitan Rodrigo de Bastidas era
muy servidor, no curó de insistir en la empresa, por no le enojar”.31
112
28
Oviedo (1852, T. II: 333-334).
29
En efecto, aún hoy en día resulta difícil descifrar el acertijo. Vanina Teglia (2012: 4), quien
ha escrito un excelente artículo sobre este pasaje, confiesa que no supo descifrar quien
era el segundo personaje. “Desconocemos al que pide la isla de la Trinidad, pero, el que
quería labradores simples para hacerlos caballeros de Calatrava y que, con esto, luego ‘hace
perder muchos dineros’ a la Corona será su mayor contrincante, el fraile dominico Bartolomé
de las Casas. El que demanda la gobernación de Santa Marta junto con los hábitos de la
Orden de Santiago es el mismo autor de la crónica, Fernández de Oviedo”.
30
Real Díaz (1961: 36) reproduce la capitulación que la corona realizó con Bastidas para
poblar la isla de Trinidad, fechada el 15 de diciembre de 1521.
31
Oviedo (1852, T. II: 335-336). Sin embargo, dado que Oviedo editó su manuscrito hasta por
lo menos 1548, es posible encontrar algunas contradicciones. Por ejemplo, esta mención
de Bastidas no está en un capítulo precedente sino posterior. La relación persona que
Oviedo tuvo con Bastidas parece que varió con el tiempo, y en unas partes sus comentarios
son positivos y en otros negativos. Cuando habla de la persona a quien se le concedió la
isla de Trinidad dice que era una persona sospechosa, que Oviedo dudaba que pudiera
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
El que pidió una gobernación para un experimento con labradores
simples, y se le concedió, fue Fray Bartolomé de las Casas, el principal
contradictor intelectual que tuvo Oviedo, con quien mantenía fuertes
debates en las Cortes del Rey, y sobre la historia de las indias. Refiriéndose a las Casas, Oviedo escribe:
“El año de mill é quientos é diez é nueve, á la saçon que en Barçelona llegó la nueva de la elecçion de rey de romanos é futuro
Emperador á la Çesárea Magestad del Emperador Rey, nuestro
señor, don Cárlos, semper augusto, yo me hallé en su córte sobre
algunos negoçios de la Tierra-Firme (de Castilla del Oro); é andaba
alli un padre reverendo, clérigo presbítero, llamado el liçençiado
Bartolomé de las Casas, procurando con Su Magestad é con los
señores de su Consejo de las Indias, la gobernaçion de Cumaná,
y parte de la costa de la Tierra-Firme (…) y porque este padre prometia grandes cosas y mucho interese y acresçentamiento en las
rentas reales, é sobre todo deçia que por la órden é aviso que él
daba, se convertirian á nuestra sancta fé cathólica todas aquellas
gentes perdidas é indios ydólatras, y paresçia que su fin é intento
era sancto (…) é assi passó á la Tierra Firme con hasta … [sic]
hombres é personas chicas y grandes, labradores, á los quales
todos dieron buenos navíos y bastimentos, y todo lo nesçesario,
y rescates para la contractaçion de los indios”.32
Dos capítulos más adelante del enigmático relato ante la corte del Rey,
Oviedo confiesa que él fue quien pidió al rey la Gobernación de Santa
Marta, la cual le fue concedida, pero que no hizo nada porque no le aceptaron su propuesta de los hombres hidalgos:
“En el capítulo primero se dixo quel año de mill é quinientos é diez
y nueve se pidieron al Emperador en Barçelona tres gobernaçiones
y quel que pidió la de Sancta Marta, demandó çient hábitos de
Sanctiago para çient hombres hijosdalgos y de limpia sangre, y que
por no se conçeder estos hábitos, aunque otras muchas cosas se
cumplir y que le echaron por vano. Sin embargo, Oviedo mismo explica en otro lugar que
Bastidas no cumplió para no entrar en disputas con Diego Colón.
32
Oviedo (1851, T. I: 559-600).
113
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
le conçedieron, çesso esto. Diçe el coronista que aqueste era él,
é que lo dexó de porfiar, porque no se le dieron aquellas cruçes é
orden para el efecto que tiene dicho”.33
La propuesta de Oviedo muestra claramente las ideas elitistas y racistas,
y su cruzada por la pureza de linaje; es decir, no solo que los caballeros
de una orden religiosa-militar debían ser los encargados de las decisiones más importantes en las ciudades y gobernaciones del nuevo mundo.
Dichos caballeros no debían ser de otras razas, ni mucho menos conversos
de otras religiones o creencias, como judíos o musulmanes. La exclusión
en base a la pureza de linaje incluía el que no se permitiera el viaje al
nuevo mundo de conversos al catolicismo, ni de miembros de labores
innobles como comerciantes y agricultores.
José Luis Egío (2016) ha señalado que el pasado de Oviedo antes de
embarcarse para el nuevo mundo ayuda a explica el extremismo de sus
propuestas y de su visión del nuevo mundo. En España, Oviedo fue secretario de la inquisición, y como tal un activo miembro de las campañas de
dicha institución contra los judíos de la península española. Egío (2016:
35) concluye con razón, “Oviedo fue el hombre de acción que arrastró
‘viejas’ y traumáticas formas de eliminación de la complejidad social desde
Castilla a la remota región del Golfo de Urabá,” lo que vino a contribuir
al desastroso desenlace de la ciudad de Santa María. En ese sentido, el
Oviedo cronista está lejos de ser un narrador neutral, y quizás por ello
también contribuyó a crear una leyenda negra contra personajes como
el gobernador Pedrarias Dávila (Aram, 2008), que se explica en parte en
el hecho de que era descendiente de una familia de judíos conversos.
La destacada pluma de Oviedo, y la admiración que despertó desde
el mismo momento en que se publicó su primera obra sobre la conquista,
el Sumario, ha derivado en que pocos autores hayan estado interesados
en indagar sobre el conjunto de sus acciones en el nuevo mundo, más
allá de su papel de cronista. Hasta hace unos pocos años, uno de los
aspectos menos estudiados de la vida de Oviedo era precisamente su rol
como funcionario, conquistador y gobernante de Santa María.
Oviedo tuvo varios cargos como funcionario. Primero, fue el encargado
de leer por primera vez en voz alta a los indígenas el famoso requerimiento,
33
114
Oviedo (1852, T. II: 337).
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
sin traducción, para que se sometieran a la corona. Si los españoles no
obtenían respuesta de los indígenas podían atacarlos. Su segundo cargo
fue el de veedor de fundiciones en la colonia de Santa María, encargado
de recibir y documentar el oro que era obtenido en las “entradas”, o
de la explotación de las minas, el cual era luego fundido. Dicho rol le
permitió tener acceso a mucha información sobre las entradas, y sobre
el oro tomado de los indígenas, lo que sin duda le facilitó construir una
documentación muy rica para sus crónicas.
El tercer cargo que tuvo Oviedo, que vagamente menciona en su obra,
fue de “marcador”, o “herrero” de los indígenas. En otras palabras, Oviedo
estaba encargado de marcar con un hierro ardiente el muslo de los indígenas de naborías. En un requerimiento hecho en 1514, Oviedo se presenta
de esta manera: “Yo, Gonzalo Fernández de Oviedo, Lugar-teniente de
fundidor é marcador de estos reinos de Castilla de Oro”.34 Adicionalmente
en un acuerdo entre Pedrarias, el Obispo y otros funcionarios del gobierno
de Castilla de Oro, entre 1514-1515, se propone lo siguiente:
“é que la forma que se ha de tener en ello sea que todas las personas que tuvieren naborías ó esclavos de los que truxieron de la
entrada donde fué el teniente Juan de Ayora, é los que se hubieren
de aquí adelante, los hierren, como Su Alteza manda, en el muslo,
é los hierre el veedor Gonzalo Hernández [sic] de Oviedo, que tiene
cargo dello por el señor secretario Lope Conchillos, é que los indios
de servicio que se dicen naborías, éstos se hierren, poniendo el
hierro en el muslo, al través, é que está es la diferencia”.35
Durante sus días de conquistador a Oviedo le fue otorgada primero la
gobernación de Cartagena, pero nunca llegó a hacer nada, por lo que
perdió su derecho y consecuentemente se le otorgó a Pedro de Heredia.
Oviedo asegura en su obra que él fue el primero en “rescatar” con los
indígenas Caribes del área de Cartagena, razón por la cual solicitó y se
le otorgó dicha gobernación. En su Historia General y Natural, Oviedo
señala que no hizo uso de su gobernación de Cartagena porque Rodrigo
de Bastidas había asaltado la isla de Condega, en frente de la bahía y
34
Medina (1913: 499).
35
Medina (1913: 494).
115
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
puerto de Cartagena, y había tomado al Cacique Carex y a unos quinientos indígenas como esclavos para venderlos en otras islas.36 Por esta
razón, Oviedo pidió la gobernación de Santa Marta, la cual también le
fue otorgada, como mencioné atrás. Sobre este asunto Oviedo escribió:
“pedí la gobernaçion de Santa Marta para mí, como era verdad, é me fué
concedida”;37 pero por su inacción también la perdió poco tiempo después,
la cual curiosamente le fue asignada a Rodrigo de Bastidas.
Como detallaré más adelante, Oviedo también tuvo a su cargo el
gobierno de Santa María del Darién por un corto periodo de tiempo en
el año 1522, cuando la ciudad ya había iniciado su inescapable proceso
de decadencia. Oviedo salió de Tierra Firme en 1532 para residenciarse
en la isla de Santo Domingo. Antes de ello había peticionado a la Corona
para que se le nombrara cronista real de indias, cargo que estaba vacío
desde la muerte de Pedro Martir en 1526.38 La recomendación que hizo
el Consejo de Indias al Rey fue la siguiente:
“Gonzalo Hernández de Oviedo vecino de la isla española ha
tenido cuidado e inclinación de escribir las cosas de las indias y
hace ofrecido aquí que siendo Vuestra Majestad servido recogerá
todo lo que en este tiene escrito y más escribirá todo lo que queda
poniendo particularmente las propiedades de cada tierra e isla y
extrañezas que en ella ha habido y hubiere y las condiciones de
los moradores y animales de ellas. Mandándole Vuestra Majestad
hacer merced de algún salario para el gasto y trabajo que en ello
ha de tener (…) Al Consejo, muy poderoso señor, parece que sería
cosa conveniente que hubiese memoria del tiempo en que las indias
se descubrieron y desde aquel principio acá todo lo que en ellas
había y ha pasado, para que se ponga en la crónica de España, y
no se pierda la memoria. Y también nos parece que Oviedo tiene
más habilidad y experiencia que otro ninguno de los que allá están
para ello, siendo Vuestra Majestad servido. Al Consejo parece
que a este se le mandase que juntase todo lo que tiene escrito y
discurriese por aquellas tierras donde no ha andado para ver lo
116
36
Oviedo (1852, T. II: 339).
37
Oviedo (1853, T. III: 67).
38
Myers (2007: 18).
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
que no tiene visto, y de todo hiciese memoriales y los enviase a
esta Consejo para que aquí se ordenase y se pusiese en la crónica
y que Vuestra Majestad hiciese merced a Oviedo de alguna ayuda
de costa cada año por el trabajo que en ello ha de poner y para
ayuda de un escribiente que consigo ha de traer”.39
De esta manera, Oviedo comenzó oficialmente a escribir su Historia
General y Natural de las Indias en 1532, cuando Santa María ya había sido
abandonada y Diego del Corral había muerto. De hecho, muy pronto le fue
requerido para que publicara una versión resumida de su manuscrito, el
que se ha conocido como el Sumario, que le dio en vida el prestigio que
siempre buscó. El primer tomo de La Historia General y Natural de las
Indias también fue publicado en vida del autor, pero la obra completa
solo se vino a publicar hasta mediados del siglo XIX.
La disputa entre Oviedo y Corral por el supuesto
complot de los caciques para destruir Santa María
Oviedo relata que trató de evitar la decadencia económica de Santa María
comprando y administrando casas y tierras de quienes abandonaban la
ciudad, lo que sin embargo le originó conflictos posteriores con algunos
de ellos. Igualmente, Oviedo culpaba parte de la decadencia de Santa
María a laxitud moral de la ciudad, por lo que se dedicó a restablecer
las buenas costumbres a la fuerza, persiguiendo a quienes estuviesen
“amancebados”, principalmente con mujeres indígenas. Diego del Corral
era precisamente uno de quienes vivía en amancebamiento. Igualmente,
Oviedo estaba convencido que los indígenas del área atacarían Santa
María del Darién, por lo que también fue muy proactivo para conjurar un
supuesto complot de varios caciques del área estarían fraguando, según
él con la ayuda y hostigamiento de parte del licenciado Corral.
Oviedo nos presenta toda esta información en su obra, y obviamente
se presenta él mismo como un funcionario eficiente, justo, preocupado
por el bien común y por aplicar una justicia ejemplarizante. Sin embargo,
39
“Consulta del Consejo de Indias”. Medina del Campo, mayo 27, 1532. AGI, Indiferente, 737,
N.24.
117
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
como gobernante, Oviedo fue especialmente cruel con los indígenas,
colgando a varios, y ordenando quemar a por lo menos uno de ellos.
Los tres cacicazgos mencionados por Oviedo en el supuesto complot
contra la ciudad de Santa María eran Guaturo, 40 Bea y Corobari. El cacique Guaturo estaba localizado en la zona montañosa no muy distante
de la ciudad, como detallaré más tarde. El cacique Bea habitaba en una
zona cenagosa también cercana a Santa María, desde donde se veían los
cerros del área y de Corobari también vivía cerca de Santa María. Oviedo
dice de Corobari,
“que era notorio enemigo de los chripstianos (é muy varon) que se
llamaba Corobari é alçado andaba dias avia, é tenia dentro en la
cibdad, en casa del bachiller Corral (al qual estaba encomendado
por repartimiento) la madre é la muger é los hijos, é era cercano
pariente de una india quel bachiller tenia por mançeba, en la qual
tenia hijos: y deste Corobari, como de ladron de casa, teniamos
grand reçelo, porque estaban dentro en el pueblo parte de sus
indios, y cada día le podian avisar de la poca gente é veçindad
que ya éramos”. 41
Las sospechas de Oviedo contra Diego del Corral se originaron en 1515
a partir de un viaje a la región de lo que es actualmente el bajo Atrato,
ordenado por Pedrarias. Oviedo dice que mientras Pedrarias se había
ido para Panamá, “avia salido del Darien el bachiller Diego del Corral por
capitan con çierta gente, por mandado del gobernador, á paçificar é visitar
la comarca á la parte del Abrayme é Çaranura é otras provinçias”. 42 Existe
118
40
Como veremos más adelante, en otras partes de su obra Oviedo deja claro que Guaturo
era el nombre de la provincia, no del cacique de dicho lugar.
41
Oviedo (1853, T. III: 73).
42
Oviedo (1853, T. III:69). Como detallaremos en el capítulo siguiente, Çaranura al parecer
es el nombre original de la posteriormente llamada provincia de Caracuna o Saracuna
(Medina, 1913:234). Hay otro documento de 1515 que habla de la entrada que hizo el capitán
Carrillo a la provincia de Abrayme y otras: “En Santa María de la Antigua del Darién, en
30 de Enero, en la Casa de la Fundición, estando presentes el contador Diego Márquez y el
veedor Gonzalo Fernández de Oviedo, se metieron a fundir 1,135 pesos y 6 tomines de oro
de la cabalgada y entrada que hizo el capitán [Luis] Carrillo en la provincia de Abrayme é
de otros caciques comarcanos”. Medina (1913:398). También hay referencia a otra entrada
en el mismo documento del año 1515 que dice: “En Santa María de la Antigua del Darién,
en 10 de Febrero, en la Casa de la Fundición, en presencia de los dichos contador y veedor,
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
un extracto de secretaria de 1515 en la que se habla del envío de dos
capitanes a la provincia de “Caranaca”, que es la provincia denominada
por Oviedo como “Çaranura.
“Dicen que enviaron á dos capitanes con cierta gente á descubrir
de la provincia de Caranaca, y porque, conforme á los mandamientos de Vuestra Alteza, hasta agora se ha demandado á los
indios que den gente para servir y reciben grande alteración, han
encargado á los dichos capitanes que los traten bien, y que, conforme al requerimiento de Vuestra Alteza, los requieran y que al
presente no les pidan mas del servicio quellos hicieren, porque
destos indios que no han visto cristianos creen que desta manera
se alcanzará la paz”. 43
De este testimonio queda claro que Corral tenía instrucciones de Pedrarias para tratar bien a los indígenas y no imponerles por el momento los
repartimientos de las encomiendas. Sin embargo, lo que Corral hizo para
cumplir las órdenes de Pedrarias luego fue usado por Oviedo en su contra.
Aunque Oviedo no menciona la fecha, por otros documentos sabemos de
una visita del licenciado Corral a Abrayme en 1515. Aparentemente uno
de los caciques que Corral visitó fue Bea, quien se rebeló años después
de su visita. Según Oviedo, posteriormente,
“un vecino del Darien, llamado el capitán Martín de Murga, vizcaino era visitador de los indios, por Pedrarias, de la provinçia y
repartimiento del Darien, el qual me pidió liçencia para yr a visitar
el cacique de Bea, que le estaba encomendado a él, é vivia en las
lagunas, çerca del rio Grande; y yo no se la quise dar, é le dixe que
no fuese allá, porque me avian dicho que aquel caçique é todos los
de la tierra estaban alçados, desde quel bachiller Corral é Martin
Estete, so color de visitar la comarca, la avían levantado”. 44
se metieron a fundir 43 pesos y 2 tomines de oro que traxo el capitán Esteban Barrantes de la
entrada que hizo en la provincia del cacique de Beas é otros valedores del cacique Cemaco”.
Medina (1913:398). En este contexto, “valedores” significa protectores.
43
Medina (1913:234).
44
Oviedo (1853, T. III:73).
119
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Nuevamente, en dicho pasaje Oviedo no menciona fechas. Sin embargo,
si Murga le pidió licencia a Oviedo para visitar al Cacique Bea era porque Oviedo ya estaba a cargo del gobierno de la ciudad de Santa María,
es decir en 1522, siete años después de la primera visita de Diego del
Corral a dicho cacique. Sin embargo, la forma como Oviedo relata dicha
historia da la impresión de que éstos hubieran sucedido en un marco
de tiempo muchísimo más corto. El desenlace de los eventos es trágico.
Los indígenas del cacique Bea dieron muerte a Murga, como Oviedo lo
temía, pero es difícil ver una relación directa entre ese trágico hecho y la
visita o visitas que hizo Corral a dicho cacique en esos siete años. Adicionalmente, hay evidencia documental de 1520 en la que el cacique de
Bea envió regalos al Rey. En las cuentas del tesorero Alonso de la Puente
se menciona: “en 15 de junio (…) metió a fundir 21 pesos y 6 tomines de
oro, labrado por los indios, que había recibido de dos indios del cacique
de Bea que vinieron á esta ciudad y dijeron que el dicho cacique lo envió
de servicio para Su Magestad”. 45 Esta información podría revelar que en
su momento el mismo Bea enviaba oro al rey, el cual al parecer no fue
suficiente para las ambiciones de su encomendero.
Oviedo ofrece unos detalles interesantes de la región donde estaba
localizado el cacique de Bea:
“Aquella gente de Bea está metida en unas lagunas, çerca del rio
Grande, llamado Sanct Johan, que entra en el golpho de Urabá;
y es tal el assiento del caçique é de sus indios, que en algunos
tiempos del año es muy peligrosa la entrada, y en especial en el
tiempo de las aguas; y es çerca del Darien”. 46
Igualmente, Oviedo menciona detalles importantes de cómo el capitán
Martin de Murga abordó al cacique Bea:
“E llevó camisas é hachas é otras cosas, para dar al caçique é á
sus mugeres é indios (…) Llegado este capitán Murga é los que he
dicho á Bea, fueron muy bien resçebidos, é abraçólos á todos el
cacique; y el capitan le dió gentiles camisas á él é á sus mugeres
120
45
Medina (1913: 406).
46
Oviedo (1853, T. III: 74). El llamado rio San Juan en los comienzos de la colonización española es el actual Atrato.
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
é algunos de sus indios prinçipales, é les dió hachas vizcaynas y
otras cosas”. 47
El capitán Murga tenía una doble condición y por lo tanto su viaje tenía
un doble y contradictorio propósito. Murga tenía el cargo de “protector
de indios”, pero a la vez era encomendero de los indígenas del cacique
Bea. 48 Bea recibió bien a Murga y a su gente y luego mientras comían
los mató. Posteriormente los indígenas habrían arrastrado su cadáver.
Según Oviedo:
“Por donde le llevaron rastreando, yban muchos indios é indias
é muchachos, con mucho plaçer e risa, cantando su areyto; é el
cacique, de quando en quando, con una macana guanesçida de
oro, le dada un golpe en la boca, é deçia: ‘Chica oro, chica oro’,
que quiere decir: “come oro, come oro”. 49
Oviedo enseguida señala que decidió enviar hombres a apresar al Cacique
Bea, “é los mas indios, que pudiesen averse de los culpados”.50 Según su
relato, el bachiller Corral se opuso a dicha acción, lo que Oviedo interpretó
como una prueba de que Corral era cómplice del cacique Bea:
“pessándole mucho al bachiller Diego del Corral que aquesta gente
fuese, porque se avía de saber enteramente la culpa quél tenia de
la rebelion é alçamiento de la tierra, por donde él avía andado,
só color de visitar; é porque aquel cacique Bea era pariente de la
47
Oviedo (1853, T. III: 74).
48
Sin embargo, éste no era el primer viaje de Martín de Murga a visitar al cacique de Bea, como
pareciera concluirse del relato de Oviedo. En documento fechado en 1520 (Medina 1913:
419) se dice que, “se cobró de Martín de Murga y de la gente que con él se envió a visitar
á los caciques de Bea, Teruy y otros comarcanos, 13,500 maravedís, que se le prestaron
de la hacienda de S. M. para las cosas necesarias para el dicho viaje”. En otro documento
(Medina 1913: 415) fechado el mismo año se dice que, “se cobró de ciertas personas 51,820
maravedís, que deben á sus Altezas del quinto de los indios que hubieron en el viaje que hizo
el capitán Martín de Murga á visitar los caciques de Bea, Guarabiza, Micana y Zaramirta”.
Viendo la información documental en su conjunto, no hay duda de que Martín de Murga
se dirigió a visitar cacicazgos que se le habían encomendado.
49
Oviedo (1853, T. III: 74). Resulta interesante en el relato que al parecer los indígenas de
Bea no tenían una palabra propia para el oro. Igualmente, la palabra Cueva para el oro era
“yrabra” (Oviedo 1853, T. III: 140).
50
Oviedo (1853, T. III: 75).
121
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
india Elvira, su mançeba, é de los hijos que en ella tenia, començó
a poner grandes inconvinientes a la yda e aquella gente, é deçia
publicamente que yban á mucho peligro, y á esse propósito otras
palabras escandalosas, atemoriçando los que estaban nombrados
é apercidos para el viage”.51
A pesar de que Murga entró a la región con regalos y en busca de rescates, también iba a ejercer derechos sobre los indígenas del cacique de
Bea que se le habían de encomendado. Sin embargo, en otro pasaje de
su obra, Oviedo nos cuenta sobre los profundos resentimientos que los
indígenas tenían contra Murga:
“El Capitan Martin de Murga, que en diversas partes é tiempo avia
muerto hartos indios, indios le mataron á él é á otros tres españoles, que estando seguros é çenando en casa del caçique de Bea,
que le servia (…) é fué mucha causa de se rebelar aquel caçique
é otros, imitando al de Bea, porque este capitan cobdiçioso le
fatigaba, porque le diesse oro”.52
En un testimonio dado por Oviedo sobre los méritos y servicios del clérigo
Lorenzo Martín, canónico de Santa María, nuevamente deja claro la fecha
de la muerte del Capitán Martín de Murga:
“(…) é que sabe que el año que pasó de quinientos é veinte é dos
años, mataron los indios de Bea al capitán Martín de Mayorga,
é queste testigo era á la sazón Teniente de gobernador en esta
cibdad, é mandó ir cierta gente por tierra fasta el cerro de Buena
Vista y por ver si se podría recoger algund crisptiano de los que se
perdieron con el dicho Mayorga; é que también envió por mar en
una canoa á ciertos hombres para el mismo efeto, é que el dicho
Lorenzo Martín, canónico, luego fué de muy buena voluntad (…)”.53
122
51
Oviedo (1853, T. III: 75).
52
Oviedo (1853, T. III: 463).
53
Medina (1913: 332-333). En el documento citado el nombre del capitán Martín de Murga
aparece como Martín de Mayorga, pero es claro que el testimonio se está refiriendo a la
misma persona y a los mismos hechos.
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
En el mismo testimonio Oviedo cuenta el importante detalle de que
él se fue para España en 1515 y regresó a Santa María en 1520,54 por lo
que es claro que no fue testigo de algunas de las actuaciones por las que
acusó a Corral. Otro importante detalle mencionado en dicho testimonio
es que el canónico Lorenzo Martín fue el único sacerdote que en 1520 se
había quedado en Santa María, dado que todos los demás, incluyendo
miembros de la jerarquía eclesiástica, se fueron para Panamá contribuyendo a la ruina de la ciudad.
Según lo señalado por Oviedo, los caciques Corobari y Bea tenían un
vínculo de parentesco, dado que dice que ambos eran parientes de Elvira,
la mujer indígena con quien vivía Diego del Corral, y con la cual sabemos
que tenía por lo menos una hija.55 Oviedo dice que Diego del Corral tenía
una esposa legítima en España llamada Isabel Álvarez de Guijón, con
quien no tuvo hijos.56
Acto seguido Oviedo acusa a Corral de haber levantado a los indios
de la región, y lo manda preso a España. Una vez en España, Diego del
Corral no solamente logró liberarse de las acusaciones de Oviedo, sino
que también obtuvo una autorización de la Corona para poder regresar
al Nuevo Mundo. Adicionalmente, la Corona se comprometió a limpiar
su nombre y otorgarle concesiones especiales en reconocimiento por
sus servicios en Santa María desde los comienzos de la colonización
de Tierra Firme. A finales de 1525 Diego del Corral logró que el Rey le
54
Medina (1913: 333).
55
Curiosamente, Oviedo no menciona a Ana a pesar de que disputo legalmente su encomienda para que se le entregara a su hijo, solamente menciona que Corral tenía un hijo
llamado Perico. En un pasaje Oviedo (1853, T. III: 76) relata un supuesto reclamo público
que le hizo a Corral, donde entre otras cosas le habría dicho: “(…) y aun el mesmo Bea
ternia mucha causa para venir á quemar nuestras casas é nuestras personas con otros sus
confederados, porque sabe que en vuestra casa están los tiçones, do tiene sus espias é
debdos en vuestro hijo Perico y en vuestra Elvira, de quien lo ovistes, que es su prima de
Bea”. De otro lado, no es claro porqué Corral aparentemente solo solicita autorización
para que su hija Ana, de madre indígena, pueda heredar. Podrían señalarse por lo menos
dos hipótesis. La primera, que al momento de hacer la petición a la corona su hijo Perico
ya hubiera muerto. La segunda podría ser que entre los indígenas del cacicazgo de donde
su consorte Elvira provenía era las mujeres las que heredaban.
56
Sin embargo, en otra parte de su obre Oviedo (1853, T. III:167) la llama “Johana de Gijon”.
Igualmente, en otra parte de su obra Oviedo (1853, T. III: 96) dice que Corral solo tuvo un
hijo con: “su manceba Elvira, en quien tenia un hijo”.
123
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
asegurara la asignación de nuevos terrenos en caso de que Santa María
se despoblase.57
Cuatro meses más tarde, el Rey actuó nuevamente en favor de
Diego del Corral, liberándolo de la cárcel por un pleito interpuesto por
los herederos de un tal García de Isla, sobre un caso en el que Corral
actuó cuando estaba en Santa María. El Rey objetó que dicha corte local
tuviese jurisdicción sobre eventos sucedidos en el nuevo mundo, por lo
que ordenó que el proceso fuera trasladado a la Casa de Contratación y
al Consejo de Indias.58 Como si fuera poco, el Rey le extendió otras dos
certificaciones a Corral, la primera fechada el 14 de abril de 1526, para
que las usara una vez regresara a Santa María:
“El Rey.–Licenciado Diego de Corral, vecino é regidor de la cibdad
de Santa María del Antigua del Darién, que es en Tierra Firme
llamada Castilla de Oro. Yo soy informado cómo vos habeis sido
de los primeros pobladores de aquella tierra y de lo que en ella
habeis trabajado y nos habeis servido, é cuand provechosa ha
seído vuestra persona en las cosas della, y que con el deseo que
teneis de nos servir y permanecer en la dicha tierra, os volveis á
ella, de que yo me tengo por servido, por la confianza que tengo
de vuestra persona, y ansí vos mando y encargo lo continues y
hagais de aquí adelante, teniendo por cier to que yo mandaré
mirar é favorecer vuestra persona y hacer merced en todo lo que
hobiere lugar. -De Sevilla, á catorce días del mes de Abril de mill
é quinientos é veinte é seis años. -YO EL REY”.59
La segunda certificación real en favor de Diego del Corral está fechada
el 28 de abril de 1526, y dice así:
“El Rey.–El Consejo, Justicias, regidores, caballeros, escuderos,
oficiales é homes buenos de todas las cibdades é villas é lugares
de la Tierra Firme, llamada Castilla de Oro. El licenciado Diego del
Corral, vecino é regidor de la cibdad de Santa María del Antigua
124
57
Medina (1913: 102-103).
58
Medina (1913: 103-104).
59
Medina (1913: 103).
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
del Darién, llevador desta, ha entendido acá de las cosas desas
par tes con la diligencia é cuidado que como buen solicitador
debía é podía hacer, informándonos larga é particularmente de
las cosas desa tierra é de loque para el bien é acrecentamiento é
población della debíamos mandar proveer, de que me he tenido por
servido, é agora se vuelve á esa tierra; por ende, yo vos mando y
encargo que le hagais todo buen tratamiento é acogimiento, y en
todo lo que le tocare, le ayudeis é favorezcais, como su persona
lo merece, que en ello me hareis placer é servicio. De Sevilla, á
veinte é ocho días del mes de Abril de mill é quinientos é veinte é
seis años. YO EL REY”.60
Finalmente, en junio de 1526 el Rey también ordenó al alcalde mayor y juez
de residencia de Tierra Firme, el licenciado Salmerón, que hiciera cumplir
una condena monetaria contra Oviedo decretada por el Consejo de Indias,
por los daños sufridos por Diego del Corral al haber sido desterrado del
nuevo mundo.61 Oviedo refiere dichos eventos de esta manera:
“aquel bachiller Corral que yo avia enviado presso (…) se quexaba
de mi, diçiendo que no le debiera enviar ni sacar de la tierra (…)
Finalmente, fuy condenado en çien mill maravedis de costas (que
le pague en España) y en que le pagasse los daños que por mi
causa oviesse resçibido en su haçienda, para la cual averiguaçion
fuymos remitidos a la Tierra Firme”.62
Sin embargo, la rivalidad entre Oviedo y Corral no terminó allí. Según
Oviedo, a pesar de que en el viaje de regreso a Tierra Firme los dos viajaron en el mismo barco, y supuestamente acordaron que ambos se unirían
contra Pedrarias que estaba despoblando Santa María, al desembarcar
Corral lo demandó nuevamente, esta vez por los perjuicios civiles de haber
sido desterrado. Adicionalmente, Corral tomó la representación legal
de la madre de una mujer española que había sido víctima de la justicia
moralista de Oviedo en Santa María, a quién había ordenado le arrancaran
60
Medina (1913: 104).
61
Medina (1913: 105).
62
Oviedo (1853, T. III: 94).
125
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
los dientes. Sin embargo, Oviedo no tuvo reparos en contar la historia,
dado que le parecía lo más natural el castigo que impuso a dicha mujer:
“é como saltamos en tierra en el Nombre de Dios, luego desde á
çinco o seys dias me puso una demanda de ocho mill pessos ante
un juez de residençia, diciendo que por le aver presso y enviado á
España avia perdido su hacienda: e demas desto incitaba é ayudaba
a una muger (madre de la que yo mandé açotar é sacas los dientes
porque acusó á su marido falsamente)”.63
A comienzos de 1529 Corral viajó nuevamente a España a entrevistarse
con el Rey, pero según Mena García (2015: 1581), al llegar a Sevilla, en
compañía de Francisco Pizarro y Pedro de Candia los tres fueron detenidos y sus bienes embargados por acusaciones hechas contra ellos por el
bachiller Martín Fernández de Enciso por los sucesos que originaron su
expulsión de Santa María a comienzos de la colonización de Tierra Firme.
El 6 de febrero del mismo año, Corral, Pizarro y Candia fueron liberados
por orden del emperador, pero sus bienes continuaron embargados.
En agosto de 1529, como parte de las promesas hechas por la Corona
a Corral por sus servicios brindados, aceptó su petición para que su hija
Ana pudiese ser su heredera, como ya lo habían autorizado previamente
los gobernadores de Castilla de Oro, Pedrarias de Ávila y Pedro de los Ríos.
De esta manera, quizás por primera vez en el nuevo mundo, una hija de
español e indígena llegaba a convertirse en heredera de una encomienda
de indios, con autorización expresa de dos sucesivos gobernadores y de
la misma corona.64 Así señalaba la Cédula Real:
126
63
Oviedo (1853, T. III: 95).
64
Isabel Álvarez de Guijón, la esposa legítima de Diego del Corral, al parecer nunca visitó el
Nuevo Mundo, pero disputó legalmente desde España sus derechos sobre los bienes de
su difunto marido. En Cédula Real fechada el 13 de septiembre de 1533, el Rey le notifica al
gobernador de Tierra Firme, Francisco de Barrionuevo, hacer recibido petición de la viuda
del bachiller del Corral: “por parte de ysabel de guijon, viuda, muger que fue del licenciado Corral me hizo relacion que ella quedo por heredera umbersal del dicho liçençiado,
su marido, y como tal y por razon del dote que ella llevo a su poder ha de ser preferido de
qualesquier acreedores que del hoviesen quedado, e por su parte me fue suplicado vos
mandase que no complliesedes ni mandasedes cumplir cosa alguna de lo contenido en el
testamento que el dicho su marido havia dexado hasta tanto que ella fuese entregada en
su dote, pues segun derecho lo havia de serlo”. AGI, Panamá, 234, L.5, F.128r.
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
“Por cuanto vos el Licenciado Diego del Corral, vecino de Tierra
Firme, llamada Castilla de Oro, me hiciste relación de que sois uno
de los primeros conquistadores y pobladores de la dicha tierra,
donde nos habeis servido y pasado muchos trabajos, peligros y
necesidades, por lo cual vos fueron y están encomendados ciertos
indios en la dicha tierra, y que, habiendo respeto á los susodicho,
Pedro Arias de Avila, nuestro gobernador que fué de dicha tierra,
puede haber cinco años, poco más o menos, que estando vos
para venir á estos reinos á Nos informar algunas cosas de nuestro
servicio é entender y procurar el bien de la dicha tierra, en vuestro
nombre os concedió que, si falleciésedes en el dicho viaje ó en estos
nuestros reinos, que los indios que vos así teneis encomendados
quedasen, é los encomendó de nuevo, á Ana Corral, vuestra hija,
que hobistes en la dicha tierra en una mujer natural della, la cual
habemos legitimado, por no tener vos hijos legítimos (…) é por la
presente confirmo y apruebo y he por buena la encomienda hecha
de los dichos indios en la dicha Ana Corral, vuestra hija, por los
dichos Pedrarias de Avila y Pedro de los Rios, y de nuevo se los
encomiendo, para que después de los días de vuestra vida los
pueda tener y tenga y goce y se aproveche dellos, segund y de la
manera que vos los teneis é gozais y debeis gozar (…) queremos y
es nuestra intención que por esta confirmación y nueva concesión
que de la encomienda de los dichos indios hacemos á vos y á la
dicha Ana Corral, vuestra hija, no haya ni tenga más indios de los
que á vos y á ella os deban caber, cuando por nuestro mandado se
haga la reformación, atentos vuestros servicios y á las calidades
de vuestra persona; é mandamos á la justicia de la dicha tierra que
después de vuestros días tenga especial cuidado si la dicha Ana de
Corral, vuestra hija, fuese de edad que haya de ser proveída de tutor
o curador, sea de persona que convenga para el buen tratamiento de
los dichos indios é su conversión á nuestra sancta fée católica”.65
Como he mencionado atrás, en el mismo año de 1529, estando en Toledo,
Diego del Corral presenta un memorial buscando que las naborías no se
dividieran, y para que las encomiendas no se repartieran como se venía
65
Medina (1913: 114-115). El original se encuentra en AGI, Panamá, 234, L.4, F.20v-22v.
127
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
haciendo, sino que fuesen hereditarias. Entre los testigos que Corral
logró reclutar en respaldo de dicha petición estaban Francisco Pizarro y
Diego de Ordaz, quienes por esos días también se encontraban en dicha
ciudad, y que años más tarde llegarían a ser afamados conquistadores.
El propósito de la petición era evitar la división de las familias y de las
comunidades que hacían parte de una naboría o de una encomienda.
Adicionalmente, en dicho documento Corral nos ofrece una interesante descripción etnográfica de los indígenas de la región circundante
a Santa María la Antigua del Darién, desde su conocimiento como una
de las personas que estuvo allí desde su fundación y quien visitó a los
indígenas de toda el área. Corral menciona por primera vez un elemento
que un siglo después escucharemos recurrentemente de los misioneros
entre los Gunas, el hecho de que los indígenas estaban esparcidos geográficamente y que se mudaban constantemente, lo que para el caso de
los funcionarios reales dificultaba el establecimiento de un sistema de
administración, tributación y vasallaje, y para los religiosos su conversión. Así escribe Corral:
“digo que los indios de aquella tierra no tienen ni viven en pueblos formados ni tienen asiento ninguno, ni viven juntos más de
en caserías divididas por los campos que cada día las mudan, ni
tienen cosa propia más de sendas hamacas en que se echan y unas
cestas en que tienen sus cuentas, y ovillos de algodón que llevan
consigo a doquiera que se van y con unas redecitas con que pescan, y una ollillas [sic] para cocer yerbas y otras frutas del campo,
y algún maíz que siembran por donde quiera que andan, porque
hay algunos que vienen a cuarenta días y cincuenta a comerse de
qué se mantienen, y así se andan alárabes hechos por manera que
de ellos no se puede haber ningún difunto para que se puedan
decir que acudan con algún tributo o vasallaje a su majestad e con
algún socorro a los cristianos que los hubieren de administrar, ni
los mismos cristianos los pueden sojuzgar porque andan como
animales silvestres, y lo que peor es que como conocen ya pocos
cristianos en la tierra júntanse y matan a todos los indios que están
de paces con los cristianos”.66
66
128
AGI, Patronato, 192, N.1, R.10. En este contexto, “Cuenta”, podría significar lo que el
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
No es claro si Corral regresó a Tierra Firme. Existe por lo menos un
testimonio documental fechado en 1531, que lo ubica en Sevilla,67 donde
murió hacia finales de 1532. Oviedo, rencoroso hasta el final, no perdió
la oportunidad para comentar en su obra que su rival Diego del Corral,
“murió en Sevilla, sin tener allá ni un real que gastar”.68 Aparentemente
Ana del Corral, heredera de la encomienda de su padre, murió poco
tiempo después.
En diciembre de 1532 el gobernador Antonio de la Gama le escribía al
Rey señalándole que debido a la muerte de Diego del Corral había asignado dos de los tres repartimientos que tenía asignados, que sumaban
16 personas, a dos de los vecinos más antiguos de la ciudad. Respecto
al tercer repartimiento el gobernador informaba que decidió asignarlo a
Julián Gutiérrez, quien los administraba aproximadamente desde 1517.
Dentro los indígenas incluidos estaban los que hacían parte del cacique
Corobari.69 Escribiendo desde Acla, el gobernador de la Gama reportaba
al Rey lo siguiente:
“Porque por la relación que se envía del repartimiento que vuestra
majestad mandó se hiciese acá mandará ver lo que se ha hecho y
porque nos hallamos aquí juntos visitando este pueblo nos pareció
bien avisar a vuestra majestad de lo sucedido después acá que
eso se hizo, y es que como murió el licenciado Corral se dieron los
indios que tenía que eran tres repartimientos, que los dos tenían
XVI personas e el otro ocho o diez, y aquellos dos de más cantidad
se dieron a dos vecinos de aquí casados e antiguos en la tierra que
diccionario de la Real Academia Española define como “cada una de las piezas ensartadas
o taladradas para collar”. “Ovillo” es definido por el mismo diccionario así: “Bola o lío que
se forma devanando hilo de lino, algodón, seda, lana, etc”. “Alabares”, significa, como
los árabes, en el sentido de ser nómadas.
67
Medina (1913: 347-348). En dicha probanza Diego Corral menciona que tenía 50 años.
68
Oviedo (1853, T. III: 167). Oviedo también culpa a Corral del despoblamiento de Santa María,
señalando que muchos de sus habitantes se habían ido, “por el notorio peligro é veçindad
de su casa del bachiller, é avian perdido sus haçiendas, é yo la mia, que era mucho mayor
é mejor que la suya”. Oviedo (1853, T. III:96).
69
Oviedo (1853, T. III: 79) dice: “Corobari, enemigo de nuestra cibdad, cómo aquel caçique
estaba en una sierra, siete u ocho leguas del Darien”. Oviedo emprendió una excursión
punitiva para capturar a Corobari. Una vez lo logró decidió ahorcarlo primero antes de
quemarlo. Y dice. “Esta muerte se le dió porque los indios temen mucho el fuego, é todas
las otras formas de morir no las temen” (Oviedo,1853, T. III: 80).
129
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
tenían harta necesidad de ser ayudados, y el otro de menos gente
que se dice de Çoroban [sic] se dio a Julián Gutiérrez, vecino. Así
mismo de aquí, por los haber tenido y tratado, quince años ha que
los tiene a su cargo y por le gratificar algo de lo mucho que merece
en haber asentado paces y amistades <con> los caciques e indios de
la Culata e golfo de Urabá de esta costa, para con ellos le ayudar
en algo mientras vuestra majestad le manda hacer más mercedes,
pues las merece muy bien, y como ha tratado y tenido estos indios
tanto tiempo están muy a su contento con él; y porque por acá se
ha dicho que vuestra majestad ha mandado hacer merced de todos
los indios que eran del dicho licenciado Corral a cierta persona y
porque sería muy gran daño e inconveniente quitarlos a los que se
han dado e tan justamente, nos pareció debíamos avisar de ello a
vuestra majestad para que sea servido mandar que no se renuevan,
porque sería grande daño y perjuicio, y dende [sic] hay aquí pocos
vecinos abría menos porque estos casados que los tienen ahora
quitándoselos no podrán hacer otra cosa sino irse a otras partes
porque aún con ellos apenas se pueden mantener.
Y en lo de los indios que decimos se dieron al dicho Julián
Gutiérrez por lo que hemos dicho nos parece que, sin embargo que
en el dicho repartimiento se habían acordado otra cosa, vuestra
majestad se los debe mandar confirmar porque, además de los
merecer muy bien y mucho más por la buena obra que en estas
paces ha hecho, está claro que quitándoselos recibirían mucho
descontento y alteración los dichos indios e sería gran daño para
los de estas paces, ansí por estar con él muy conocidos los dichos
caciques e indios con quien se asentaron como porque los causa
de algunos de estos que decimos se le dieron, que el llevó consigo,
se asentaron las dichas paces y amistades, y mudándoles otro
era borrarlo todo e destruirlo, porque estos indios poca causa les
basta para sé tornar a alzar y sería muy peor que de antes, y no es
cosa que por ninguna vía convenía por lo que acá sabemos e hemos
visto e vemos por vista de ojos; y así nos parece debe vuestra
majestad mandarlo proveer como hemos dicho y bien creemos, que
si estuviéramos juntos todos los demás a quien vuestra majestad
envió a mandar entendiésemos en lo de este repartimiento que lo
mismo que decimos les parecería, y por estar ausentes y que con
130
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
brevedad vuestra majestad lo mande así proveer, y no se dé causa
que esto se dañe como tenemos dicho, acordamos de lo escribir y
avisar a vuestra majestad por descargo de nuestras conciencias
y del juramento que en ello tenemos hecho”.70
La respuesta de la Corona fue la siguiente:
“En los indios del licenciado Corral que habíase encomendado a
cuatro vecinos de Acla he mandado despachar la cedula que con
esta vos mando enviar entenderéis en el cumplimiento y ejecución
de ella.
Y en es de las naborías que eran del licenciado Corral que vos
encomendaste a Julián Gutiérrez decís os han pedido no les sean
quitados ni removidos pues se casó con una principal de ellas,
vos mando que no hagáis novedad alguna no queriendo ellas vivir
con otra persona”.71
En efecto, Julián Gutiérrez vivía con una de las indígenas que estaban bajo
su cargo llamada Isabel del Corral, quien era pariente del cacique Corobari.
Isabel aparentemente vivió con Gutiérrez desde que era adolescente y
más tarde se casó con él. Sin embargo, algunas versiones documentales
también mencionan que el casamiento fue resultado de la insistencia del
juez de residencia de Panamá, Antonio de la Gama.
Oviedo disputó el que Gutiérrez quedara a cargo de una de las encomiendas de Diego del Corral, con la esperanza de que la Corona le diera la
encomienda a su hijo Francisco de Valdés.72 Sin embargo, el gobernador
decidió mantener la encomienda en manos de Gutiérrez y revocó las otras
dos asignaciones de encomiendas dadas a antiguos pobladores para
asignarlos al hijo de Oviedo. No sería extraño que esta rivalidad por la
asignación de las encomiendas de Diego del Corral fuera una razón adicional por la cual Oviedo no mencionara nada en su obra respecto a los viajes
70
“De la Gama y otro: repartimiento del licenciado Corral”. Acla, diciembre 4, 1532. AGI,
Patronato, 194, R.7.
71
“Respuesta al licenciado de la Gama”. Toledo, febrero 28, 1534. AGI, Panamá, 234, L.5,
F.146r.
72
“Encomienda a Francisco Valdés”. Julio 11, 1532. AGI, Panamá,234,L.5.F.43v-44v.
131
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
de Gutiérrez a la Culata del golfo de Urabá.73 Antonio Matilla (1945: 181)
ha mencionado una posible razón adicional, el hecho de que Oviedo tuvo
una capitulación para “contratar” con los indios “Caribes” de Cartagena,74
que nunca utilizó, mientras que Gutiérrez logró un acuerdo amistoso con
los indios de la culata de Urabá en tan solo unos pocos meses.
Las acciones punitivas de Oviedo contra
los indígenas de Guaturo
El cacique Guaturo se encuentra en el centro de las acciones punitivas
de Gonzalo Fernández de Oviedo en su papel de gobernador del Darién.
Curiosamente, la información documental sobre dicho cacique es relativamente amplia dado que en varias partes de su obra Oviedo menciona
sobre su expedición punitiva en su búsqueda y nos detalla importantes
elementos culturales sobre dicha provincia. Oviedo dice que Guaturo
estaba a diez y ocho leguas del Darién.75 Considerando que las montañas
cercanas a la ciudad de Santa María es el sitio donde ochenta años después encontramos evidencia documental inequívoca sobre la presencia
de los indígenas Tunugunas (Tunagunas), uno de los grupos directamente
132
73
Oviedo, sin embargo, refiere a Gutiérrez sin nombrarlo al señalar: “y un su criado [de Diego
del Corral] á quien encomendó en el Darien la haçienda y casa y mançeba, se hizo rico a
sombra de los destinos e inquietud de su amo”. Oviedo (1853, T. III:167). La única mención
con nombre de Julián Gutiérrez es para acusarlo de que supuestamente fue cómplice de
Simón Bernal, en un intento fallido para asesinarlo. Oviedo (1853, T. III:90).
74
Según la Cédula Real, en su petición Oviedo dijo a la Corona que en enero de 1522 envió
una carabela al puerto de Cartagena que rescató con los indios hasta 270 pesos de oro,
y aunque no se entendían, por señas se hicieron amigos y quedaron de volver a rescatar
en 30 días. Sin embargo, según Oviedo, había algunos “armadores” en aquella costa que
trataban mal a los indios, por lo cual pidió a la Corona que se le dieran facultades para
hacer una fortaleza en la isla de Condega, o en el puerto de Cartagena, y “que llegardes a
la dicha ysla de Codego ninguno pueda rrescatar con quinze leguas alrrededor de la dicha
Cartagena ni en las Yslas de Baru é Sant Bernardo, sino vos el dicho Gonzalo Hernandez”.
Igualmente, el rey autorizó a Oviedo “para que si vos pareçiere que combiene podays hazer
un pueblo dentro de los dichos limites”. Hasta ese momento Cartagena era solamente
un puerto de paso en camino a Tierra Firme, pero aún no se había fundado una ciudad.
“Capitulación con Gonzalo Fernández de Oviedo”. Madrid, marzo 18 de 1525. AGI, Indiferente, 415, L.1. F.62v-63v. También incluida en Colección de documentos inéditos relativos
al descubrimiento, Tomo XXII (1874:95), aunque con algunos errores y bastantes cambios
respecto al original. En su Historia General y Natural de las Indias, Oviedo menciona este
viaje para ir a contratar con los indios en Cartagena.
75
Oviedo (1853, T. III: 80).
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
ligado a los actuales Gunas, es importante mirar en detalle la información
que nos proporciona Oviedo sobre este cacique.
El mismo Oviedo nos informa respecto a la fecha de su incursión, al
decir: “yo prendí al Cacique de Guaturo el año de 1522”.76 Adicionalmente,
Oviedo señala muy claramente que Guaturo vivía en la cordillera cercana
de Antigua. Por ejemplo, en el Sumario, nos dice que el árbol más grande
que vio en el nuevo mundo fue en las sierras de Guaturo.
“El mayor árbol que yo he visto en aquellas partes no en otras,
fué en la provincia de Guaturo; el cacique de la cual, estando
rebelado de la obediencia y servicio de vuestra majestad, yo fuí
a buscarle y le prendí; y pasando, con la gente que conmigo iba,
por una sierra muy alta y muy llena de árboles, en lo alto de ella
topamos un árbol, entre otros, que tenía tres raíces o partes de él
en triángulo, a manera de trébedes”.77
Oviedo también nos cuenta varios detalles culturales que observó en la
provincia de Guaturo. El más importante, sin duda, es el relacionado con
las tumbas que vio en la casa del cacique. Al preguntar por la razón de
las tumbas, el cacique de Guaturo le explicó que cuando su padre murió
muchos de sus servidores se quitaron la vida y fueron sepultaron con él.
Sospechando que en dichas tumbas podía haber oro, Oviedo ordenó abrirlas.78 Al encontrar que las cosas que habían sido enterrado con el cacique
para su uso después de la muerte aún estaban allí, Oviedo cuestionó al
cacique respecto a sus creencias. Específicamente, Oviedo les dijo que
su deidad, Tuyra, los tenía engañados. Así dice el relato:
“Dejando esto, y tornando a continuar en las costumbres y errores
de los indios, es de saber que en muchas partes de la Tierra-Firme,
cuando algún cacique o señor principal se muere, todos los más
familiares y domésticos criados y mujeres de su casa que continuo
le servían, se matan; porque tienen por opinión, y así se lo tiene
dado a entender el tuyra, que el que se mata cuando el cacique
76
Oviedo (1950: 227).
77
Oviedo (1950: 226).
78
El relato de Oviedo no especifica si encontró oro en la sepultura del padre de cacique,
como sospechaba.
133
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
muere, que va con él al cielo, y allá le sirve de darle de comer o
a beber, o está allá arriba para siempre ejercitando aquel mismo
oficio que acá, viviendo, tenía en casa del tal cacique y que el
que aquesto no hace, que cuando muere por otra causa o de su
muerte natural, que también muere su ánima como su cuerpo; y
que todos los otros indios y vasallos del dicho cacique, cuando se
mueren, que también, según es dicho, mueren sus ánimas con el
cuerpo; y así, se acaban y convierten en aire, y o en no ser alguna
cosa, como el puerco, o el ave, o el pescado, o otra cualquier cosa
animada; y que aquesta preeminencia tienen y gozan solamente
los criados y familiares que servían al señor y cacique principal en
su casa o en algún servicio; y de aquesta falsa opinión viene que
también los que entendían en le sembrar el pan y cogerlo, que por
gozar de aquella prerrogrativa se matan, y hacen enterrar consigo
un poco de maíz y una macana pequeña; y dicen los indios que
aquello se lleva para que si en el cielo faltare simiente, que no
le falte aquello poco para principio de su ejercicio, hasta que el
tuyra, que todas estas maldades les da a entender, los proveyese
de más cantidad de simiente. Esto experimenté yo bien, porque
encima de las sierras de Guaturo, teniendo preso al cacique de
aquella provincia, que se había revelado del servicio de vuestra
majestad, le pregunté que ciertas sepulturas que estaban dentro de
una casa suya, cúyas eran; y dijo que de unos indios que se habían
muerto cuando el cacique su padre murió; y porque muchas veces
suelen enterrarse con mucha cantidad de oro labrado, hice abrir
dos sepulturas, y hallóse dentro de ellas el maíz y macana que de
suso se dijo; y preguntada la causa, el dicho cacique y otros sus
indios dijeron que aquellos que allí habían sido enterrados eran
labradores, personas que sabían sembrar y coger muy bien el pan,
y eran sus criados y de su padre, y que porque no muriesen sus
ánimas con los cuerpos, se habían muerto cuando murió su padre,
y tenían aquel maíz y macanas para lo sembrar en el cielo, etc. A
lo cual yo repliqué que mirase cómo el tuyra los engañaba, y todo
lo que les daba a entender era mentira, pues que a cabo de mucho
tiempo que aquéllos eran muertos nunca habían llevado el maíz
ni la macana, y se estaba allí podrido, y que ya no valía nada, no
habían sembrado nada en el cielo. A esto dijo el Cacique que si
134
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
no lo habían llevado sería porque, por haber hallado mucho en el
cielo, no habría sido necesario aquello. A este error se le dijeron
muchas cosas, las cuales aprovechan poco para sacarlos de sus
errores, en especial cuando ya son hombres de edad, según el
diablo los tiene ya enlazados; al cual, así como les suele aparecer
cuando les habla, de aquella manera lo pintan, de colores y de
muchas maneras; asimismo lo hacen de oro de relieve y entallado
en madera, y muy espantable siempre y feo, y tan diverso (…)”.79
En su Historia General y Natural de las Indias, Oviedo nos ofrece varios
detalles adicionales sobre Guaturo. En primer lugar, señala que el cacique
de Guaturo servía al bachiller Diego del Corral, dando a entender que éste
era su encomendero y lo protegía. Igualmente, Oviedo relata en detalle
como capturó a Guaturo y a uno de sus capitanes llamado Gonzalo. Su
relato sobre su expedición punitiva a las montañas de Guaturo también
nos da luces en cuanto a las conexiones de parentesco entre los caciques
de Guaturo y el cacique Cémaco, descendiente del original cacique Darién.
“E tomaronse hasta quarenta personas de su gente [de Guaturo],
é pressos confesaron su rebelion, é ser amigos é naturales de
Cemaco, que fué un caçique señor del Darien (el qual é su gente é
valedores é amigos estaban dados por esclavos por el Rey Cathólico); y confessó que yba á juntarse con el caçique de Bea para
venir con él á dar una noche en nosotros, é pegar fuego é la cibdad
é matar los chripstianos”. 80
Con visible orgullo, Oviedo también detalla la manera como mató al
cacique de Guaturo:
“Y en el camino, volviendo de Guaturo, ençima del cerro de Buenavista, ques á siete leguas del Darien, y ençima de las lagunas
de Bea, donde avian muerto al capitan Murga, se hiço una horca
mas alta que una lança de armas, é alli fué ahorcado el capitan
Gonçalo, para que los indios de Bea lo pudiessen ver desde las
79
Oviedo (1950: 128-130). Este pasaje del Sumario, con solamente unos pocos cambios de
estilo se repite en La Historia General y Natural de las Indias. Oviedo (1853, T. III: 154).
80
Oviedo (1853, T. III: 80).
135
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
lagunas, que están debaxo de aquel çerro bien legua y media ó
dos. E desde allí, ydo al Darien, assi como entré de camino como
yba, quedó ahorcado en la plaça el cacique de Guaturo: con lo qual
é con la justiçia que se avia hecho pocos días antes del caçique
Corobari, quedó aquella cibdad é provinçia muy segura”.81
No hay duda de que la provincia de Guaturo corresponde al área cercana
al cerro que desde comienzos del siglo XVII la documentación nos dice era
denominado el cerro Tacarcuna. De esta manera, la gente sobreviviente
del cacique de Guaturo serían uno de los grupos indígenas que vendrían
a conformar décadas más tarde a los actuales indígenas Gunas, como
profundizaré en el capítulo 3. Adicionalmente, en el Sumario, Oviedo
menciona un rio cercano a la ciudad de Santa María llamado Cutí. Cutí
es una palabra Guna, y dicho río aún hoy conserva su nombre, lo que
mostraría la presencia de antepasados de los actuales Gunas en el área.
La mención del rio Cutí nos la ofrece Oviedo hablando de los árboles
grandes, las ceibas, que él había visto en la región donde vivió:
“Digo que a una legua del Darien, o ciudad de Santa María del
Antigua, pasa un río harto ancho y muy hondo, que se llama el Cuti,
y los indios tenían un árbol grueso, atravesado de parte a parte,
que tomaba todo el dicho rio, por el cual pasaron muchas veces
algunos que en aquellas partes han estado, que ahora están en
esta corte, y yo asimismo”. 82
Finalmente, quiero resaltar el importante pasaje en el que la mujer del
capitán Gonzalo, principal guerrero del cacique de Guaturo, confronta
a Oviedo en el momento más álgido de su acción punitiva contra dicho
cacicazgo. Es de los pocos pasajes de las crónicas de la conquista en las
que se detallan las acciones de una mujer indígena. Así escribe Oviedo:
“Este caçique de Guaturo tenía un capitan que se llamaba Gonçalo,
y era baptiçado (…); pero era muy valiente, é el caçique no haçia
mas ni su gente toda de lo queste capitan Gonçalo queria é mandaba. Y cómo yo tuve notiçia de su rebelion, salí á buscarlos (…) Y
136
81
Oviedo (1853, T. III: 80-81).
82
Oviedo (1853, T. III: 225).
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
díme tal recabdo, que los prendí con parte de su gente en una sierra
muy áspera donde estaban alçados; é en un monte que llaman el
çerro de Buena-vista, fué ahorcado aquel capitan Gonçalo, porque
era en un paso é çerca de las lagunas de Vea [sic], donde avian
muerto al capitan Martin de Murga é otros españoles, que con él
padesçieron. Y al tiempo que se estaba fijando la horca, la mujer de
aquel capitan Gonçalo, con muchas lágrimas, me estuvo rogando
que ahorcasse á ella y perdonasse á su marido. Y desque vido que
yo negué su petiçion é la justiçia se executó en él, començo á rogar
é importunar mucho, é dixo que, pues no avia querido haçer lo que
me avia pedido, que á lo menos le conçediesse que en la misma
horca quedasse ella con su marido ahorcada de la una parte, é
que de la otra pussiessen dos hijos que tenian muchachos de
ocho hasta diez años, é que á par della se pussiesse colgada una
niña de çinco ó seys años, su hija. E cómo vido que yo respondí
que no se avia de hacer, é que ella ni sus hijos no tenian culpa ni
avian fecho por qué muriessen (y en la verdad, yo quiera que este
indio fuera tal, que se pensára que avria enmienda en él; pero los
españoles que alli se hallaron, todos deçian que con la muerte de
aquel se aseguraba la tierra), assi como la lengua ó intérprete le
dio á entender lo que yo deçia, é que no queria que esta muger
ni sus hijos muriessen como ella deçia, ni les fuesse fecho mal,
cessaron sus lágrimas é limpiósse los ojos é dixo: ‘Capitan, sábete
que yo consejé á mi marido que hiçiesse rebelar al caçique y que
matasse á todos los chripstianos, y que yo tengo mas culpa que
todos, é mi marido en todo se consejaba conmigo é no haçia mas
de lo que yo deçia.’ Y cómo su deseo era morir é no querer vida sin
su marido, é conosçi que ella se levantaba aquello por complir su
desseo é dar al diablo su ánima, no quise venir en aquellos partidos, é proseguí mi camino dando la vuelta para el Darien, donde
se hiço la misma justicia del caçique, con lo qual se aseguró la
provinçia. Pero es de notar que, despues que aquella muger vido
que no pudo conseguir sus petiçiones, tornó á sus lágrimas primeras; é visto que los indios de aquella entrada yo los mandé repartir
entre los españoles que en esto se hallaron, cómo se dió cargo á
dos hidalgos que hiciessen el repartimiento, cupo la india é su
hija á un compañero, é los muchachos sus hijos á otros, entonces
137
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
la madre, dando gritos, vino á mi é me dixo estas palabras: ‘Tú,
señor, no me dixiste que yo ni mis hijos no teniamos culpa? Pues
si eso es assi, por qué me quitas mis hijos é los das á otros, é los
apartas de mi?’ Entonçes yo tuve forma cómo ella é sus hijos é hija
quedassen con un dueño y en un buen veçino de aquella cibdad,
porque fuessen bien tractados. Grande amor fue el que mostró
tener esta mujer á su marido; y como ella lo dixo muchas veçes,
el que tenia á sus hijos no era por averlos parido ni ser su madre,
sino por averlos engendrado su marido, á quien ella tanto amó”. 83
Aunque Oviedo interpreta las acciones de la mujer del capitán Gonzalo
solamente como una demostración del mucho amor que le tenía, que
sin duda puede ser parte de la explicación, el pasaje sin duda revela
otros elementos culturales importantes presentes en el cacicazgo de
Guaturo. Primero, el rol de consejeras que desempeñaban las mujeres,
incluso para la determinación de las acciones militares y políticas del
cacicazgo. Segundo, la valentía de dicha mujer, expresada de varias
maneras, comenzando por el confrontar y discutir con el conquistador en
misión punitiva, sin importar las consecuencias, y el hacerle reclamos y
peticiones a pesar de la desigual situación de poder. Tercera, el sentido
de honor, al pedir se le castigara a ella a la horca en lugar de su marido,
por ser más responsable que él al haber instigado las acciones contra
los españoles. Cuarto, la muerte como acto colectivo de los seres con
los que se vive, se aman y se relacionan, al pedir que ahorque a toda su
familia, incluyendo hijos pequeños. Quinto, el abanico de emociones
expresadas por la mujer en las interacciones con Oviedo. Primero es el
llanto para hacer una súplica en su favor, aunque de resultado fatal para
ella, la conmutación de la muerte para ella en lugar de su marido. Luego
es la serenidad, para reconocer su rol de consejera en los ataques a los
cristianos y afrontar las consecuencias. Finalmente, los gritos para protestar por el reparto de su familia entre varios españoles. En conjunto,
la mujer del capitán Gonzalo, ayuda a entender porque el bachiller del
Corral no exageraba cuando decía que las mujeres de Castilla de Oro eran
sujetos con quienes se podía desarrollar conversación.
83
138
Oviedo (1851, T. I: 232-233).
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
El despoblamiento final y destrucción de Santa María
El despoblamiento de Santa María la Antigua del Darién puede catalogarse
como un retiro ordenado y hasta cierto punto reglado de su población.
Efectivamente, desde la fundación de ciudad de Panamá en 1519 y la disminución paulatina de la población de Santa María, algunos de los vecinos
se prepararon para el escenario de su abandono pidiendo a la Corona la
expedición de varias cédulas garantizando algunos de sus derechos, lo
mismo que el traspaso a Acla de varias de sus prerrogativas como ciudad.
Según Oviedo (1851, T. III: 115), los últimos días de Santa María
estuvieron precedidos de una visita del gobernador Pedrarias, en la que
convenció a los últimos habitantes que se trasladaran a Panamá o Acla,
“(…) diçiendo que allí estaban perdidos é que no avia allí indios que
les puediesse dar, é que en las otras poblaçiones los avia, é todos
estaban ricos, é quél los enriquesçeria más; é volviese á Panamá
él y el obispo. Desde á dos ó tres meses adelante se despoblo el
Darien por el mes de septiembre del año de mill é quinientos é
veynte y quatro».
Solo una familia de vecinos no emigró, una pareja con sus dos hijos
pequeños, y otros cuatro enfermos, los cual habrían sido muertos por
los indígenas, quienes, al decir de Oviedo, “quemaron la mayor parte de
aquella cibdad, y entre las casas la mia”.84 No resulta sorprendente que al
final el cronista culpe de la ruina de Santa María al gobernador Pedrarias
y a Diego de Corral, sus principales enemigos:
“Todo lo que á mí me toda y he dicho de mis trabaxos é diferençias
con Pedrarias, é con aquel liçençiado Diego de Corral, fue la causa
prinçipal por dó se despobló el Darien; porque en la verdad aquella
cibdad se sostuviera, si yo no fuera primero destruydo é perseguido
por la forma como está dicho. De manera que aquella poblaçion
turo [sic] desde el año de mill é quinientos y nueve hasta el de mill
é quinientos é veynte y quatro; é no fué menos deserviçio á Dios
é al Rey dexarla perder Pedrarias, de quanto fué muy señalado é
grande averla ganado Ençiso é los que con él se hallaron; ni menos
84
Oviedo (1851, T. III: 115).
139
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
bien restaurarla é reedificarla, por la fertilidad é riqueça de sus
assiento é comarcas”. 85
Los viajes de Julián Gutiérrez a la culata del golfo de Urabá
Los españoles llamaban la culata del golfo de Urabá al área alrededor
de la desembocadura del actual rio Atrato. Oviedo escribió en el Sumario: “digo que el río que los cristianos llaman San Juan, en Tierra-Firme,
entra en el golfo de Urabá, donde llaman la Culata, por siete bocas”.86
Curiosamente, el rio Atrato desemboca por el costado occidental del
golfo, no por el sur. La culata del golfo de Urabá se volvió famosa por las
referencias que se hacen de ella durante los viajes de Julián Gutiérrez
entre 1532 y 1535. Sin embargo, en dicha documentación la culata del
golfo parece también incluir también todo su costado oriental, hasta la
punta de Caribaná donde comenzaba el territorio de un grupo indígena
con características Caribes. De esta manera, la mayoría de las comunidades indígenas con las que Gutiérrez se reunió se encontraban en el
sur y suroriente del golfo, aunque comunidades más lejanas enviaron
representantes a reunirse con él.
Cuando Julián Gutiérrez inició sus visitas a la región en 1532, el área
donde estuvo localizada Santa María la Antigua del Darién ya estaba
completamente deshabitada, y posteriormente a su abandono había
sido quemada por los indígenas del área, por lo que solo quedaban sus
ruinas. Es evidente en la documentación que el área donde estuvo localizada la ciudad de Santa María era una zona de frontera entre grupos
indígenas rivales. Los grupos indígenas que vivían cruzando la cordillera,
a lo mejor los posteriormente llamados Tunucunas, esporádicamente la
frecuentaban, al igual que algunos pocos negros cimarrones que había en
el área, aunque ninguno de ellos tenía en la zona costera asentamientos
permanentes. Los indígenas de la parte sur y oriental del golfo evitaban
frecuentar el área de la antigua Santa María por la presencia de dichos
indígenas rivales y quizás también por las visitas esporádicas por parte
de algunos españoles con intereses comerciales en el área de Pito.
140
85
Oviedo (1851, T. III: 115).
86
Oviedo (1950: 111).
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
El abandono de Santa María la Antigua del Darién convirtió a Acla en
el poblado más importante del área, y Pito pasó a ser la nueva frontera
con los indígenas del área. El desinterés en que cayó la región de la culata
del golfo de Urabá ante los nuevos y más atractivos frentes de colonización vino a representar una pausa importante para que las comunidades
indígenas de la región pudieran iniciar un proceso de reconstitución, y
en algunos casos de consolidación y fortalecimiento. Sin embargo, los
indígenas de Urabá siguieron siendo objeto de esporádicos ataques de
los españoles con la intención de robarlos, pero sin ningún interés, o
mejor sin capacidad para en ese momento establecer nuevos proyectos
de colonización permanente.
Julián Gutiérrez, siguiendo las enseñanzas de su patrón Diego del
Corral, promovió el mantenimiento de la paz entre los diversos grupos
indígenas de la culata del golfo, y personalmente intervino para que
algunos de los caciques de dicha región que estaban enemistados entre
sí se reconciliaran entre sí. Igualmente, Gutiérrez y varios de los caciques
diseñaron novedosos mecanismos para la protección de las comunidades
indígenas del área, como por ejemplo el tener cartas escritas por los españoles, a manera de certificaciones, y señales de la cruz en sitios visibles,
que indicaban a quienes llegaban a sus costas que dichos indios tenían
contacto con cristianos y que éstos los protegían.87 En sus tres primeros
viajes Gutiérrez se reunió con diez caciques de la costa oriental del golfo
de Urabá, de su culata y con los representantes de tres caciques de la
región del Dabaibe.
Si tomamos al cacique Everaba como eje de los grupos indígenas de
la región, pareciera que además del grupo de Everaba y sus parientes
(Tiritiriavaqui Aboru y Tape), que serían el núcleo de los Cueva/Urabaes,
Gutiérrez se reunió con representantes de por lo menos tres grupos indígenas que tenían distinto tipo de relacionamiento con el cacique de Urabá.
Primero, los tres representantes de los poderosos caciques del Dabaibe
(Emobo Uru, Aquibara y Emiroboraca). Segundo, el grupo de caciques con
quienes Everaba tenía cierta enemistad (Chichirubi, Queiva, Amorocay),
que Gutiérrez trata de arreglar, pero que es no claro en la documentación
87
Es interesante que en la región de Urabá la cruz, como símbolo protector, no fue introducida
por religiosos, sino por un particular como Gutiérrez, quien logró desarrollar una buena
relación con los indígenas.
141
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
si lo consigue. Tercero, un cacique Aboru que vivía cerca al Cenú. Finalmente, hay un grupo de tres caciques, Surasupare, Ocurome y Quiqura,
de los cuales no es claro en la documentación que tipo de relacionamiento
tenían con Everaba al momento de la visita.
La siguiente tabla resume lo que la documentación consultada nos
dice de cada uno de dichos caciques.
Tabla 1. Caciques con los que se reunió o tuvo noticia Julián Gutiérrez durante
sus tres primeros viajes a la llamada “Culata del golfo” de Urabá en 1532
Nombre del
Cacique 88
1. Everaba,
(Ebecaba, Evecaba 89) y un su
hijo Tiriavaqui
142
Lo que se menciona en los documentos sobre el cacicazgo y la interacción con
Gutiérrez
– Localizado “a la boca del rio Urabá” (Friede, 1955, T. II: 299); “llegó el dicho
Julián Gutiérrez a la dicha culata y costa de Urabá, al dicho rio de Huravá,
que es donde tiene su asiento el cacique Everaba” (Friede, 1955, T. II: 334).
– “El cacique de Urabá, que es el Everaba” (Friede, 1955, T. II: 310).
– En el segundo viaje a la culata Gutiérrez le regresó “una india muchacha
suya”, y le entregó “una silla de cadera torceada” que le envió el gobernador
de la Gama.
– “Y asimismo vinieron dos hermanas de la dicha Isabel, lengua, mujer del
cacique Everaba” (Friede, 1955, T. II: 304).
– “quedando solo el dicho Everaba, el dicho Julián Gutiérrez le habló largo al
dicho cacique por la dicha Isabel, lengua, el bien que se les podría seguir a él
y a los otros caciques teniendo paz y amistad con los cristianos haciéndoles
saber cómo el Emperador era señor de todos los cristianos y de toda Tierra
Firme, y de todos cuantos indios hay en todas las tierras de las Indias, y cómo
él enviaba acá a este otro tiba grande, que era gobernador de Tierra Firme,
y que no les hiciesen mal los cristianos, y a los que le hiciesen mal que los
castigase y que no consintiese que les tomasen las mujeres ni hijos, ni les
quemasen sus pueblos, y que al capitán que vino y les tomó los indios que ya
él lo había castigado y había ahorcado y echado de la tierra a los cristianos
que le hicieron mal” (Friede, 1955, T. II: 305).
– Everaba le dijo a Gutiérrez que ellos eran mareas (buenos) y “que querían
ser amigo de los cristianos” (Friede, 1955, T. II: 305).
– Everaba le confesó a Gutiérrez que “la fundición de toda aquella comarca
y de todo el Golfo y la Culata se hace allí en el Uraba donde el dicho Eberaba
está y tiene sus asientos” (Friede, 1955, T. II: 306).
– Everaba envió con Gutiérrez dos sacos (principales) y cuatro gandules
(guerreros) para ir a Acla a visitar al gobernador Antonio de la Gama.
– Durante el tercer viaje Gutiérrez viaja con Everaba y varios de sus indios
hasta el rio Darién, donde tuvo asiento Santa María la Antigua del Darién,
en busca de un grupo de afrodescendientes e indígenas que los hombres
de Gutiérrez habían visto anteriormente.
88
Primero incluyo los nombres de los caciques como se encuentran en la trascripción de
Friede (1955). Entre paréntesis incluyo los nombres como los transcribe Jopling (1994).
89
Friede lo transcribe como Everaba; Jopling como Ebecaba y Matilla como Evecaba.
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
Nombre del
Cacique 88
Lo que se menciona en los documentos sobre el cacicazgo y la interacción con
Gutiérrez
2. Tiritiriabaqui
(Tiritiriavaque)
Aboru; algunas
veces referido
solo como
Aboru90
– Amigo de Everaba (Friede, 1955, T. II: 306).
– “Aboru, primo de la dicha Isabel lengua” (Friede, 1955, T. II: 306).
– Tiritiriabaque Aboru estaba con Everaba cuando éste le dijo a Gutiérrez
que ellos eran mareas (buenos) y que quería ser amigos de los cristianos.
… Envió con Gutiérrez un par de indígenas a Acla a visitar al gobernador
Antonio de la Gama.
3. Tape (Trape)
– Primo de Everaba (Friede, 1955, T. II: 306).
– “el que dió la guazavara a los cristianos yendo por capitán Esteban Milanés”
(Friede, 1955, T. II: 301), cuando entró con el factor Miguel Juan de Ribas.
– Se reunió con Gutiérrez durante el segundo y tercer viaje. Es mencionado
en el tercer viaje como el “de la guaçavara”.
4. Surasupare
(Secasupare)
– Se reunió con Gutiérrez durante el segundo y tercer viaje.
5. Ocurome
– Se reunió con Gutiérrez durante el segundo viaje.
6. Quiqura
(Cucuca)
– Se reunió con Gutiérrez durante el segundo viaje.
7. Chichirubi
– “un cacique con mucha gente” (Friede, 1955, T. II: 303).
– En su segundo viaje Gutiérrez le regresó dos indígenas (un hombre y una
mujer).
– “Gutiérrez dijo al dicho cacique Chichirubi que tuviese paz y amistad con
todos y otros caciques amigos de Everaba, porque le haría mucho placer al
tiba de los cristianos, y se holgaría de ello. El cual dicho cacique dijo que él
era amigo de todos porque estaban todos juntos”. (Friede, 1955, T. II: 304).
– Chichirubi invitó a Gutiérrez a su casa, luego, “el dicho cacique Chichirubi
dijo que se queria ir a su casa y que fuese allá el dicho Julián Gutiérrez, y
que enviaría a llamar a otros caciques para que vivieran a rescatar con él”.
(Friede, 1955, T. II: 304).
– Gutiérrez “le dijo [a Everaba] que queria venir al Pueblo Grande a hablar y
hacerlo amigo con el cacique que iba [Chichirubi]. Y el dicho Everaba le dijo
que no fuese allá, que era bellaco y que le tiraría con las flechas, porque ellos
ambos estaban muy reñidos” (Friede, 1955, T. II: 308).
– “Allegó otro cacique principal que se dice Chichirubi y era amigo de Huraba
y de ellos [Queiba y Amorocay] y entendieron también en las amistades y se
concertaron muy de acuerdo y de voluntad de todos. Y el dicho Chichirubi
envió luego a su casa a mandar moler para hacer mucha chicha y bollos y a
motear y a pescar para aderezar muy bien de comer y traer a su casa al dicho
Huraba y a los otros caciques para que de allí saliesen todos muy conformes
y amigos”. (Friede, 1955, T. II: 311).
– Envió un sobrino suyo y otro indígenas para reunirse con el gobernador
Antonio de la Gama en Acla: “el dicho caciques Chichirubi le dijo que pues
que los otros caciques enviaban principales e indios para ver al tiba de los
cristianos que él también quería enviar un principal sobrino suyo, y a otro
90
No confundir con el cacique Aboru que se menciona en el tercer viaje y que se dice vivía
cerca al Cenú.
143
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Nombre del
Cacique 88
Lo que se menciona en los documentos sobre el cacicazgo y la interacción con
Gutiérrez
indio, para que viesen al tiba (…) Y el dicho cacique dijo al dicho Julián Gutiérrez que allí enviaba un sobrino suyo que lo quería mucho, que lo hiciera tratar
muy bien y les hiciera mucha honra” (Friede, 1955, T. II: 313).
– Durante el tercer viaje de Gutiérrez, Chichirubi le pide al cacique Paracaba
que se quería ver con él: “Y el dicho cacique [Paracaba] le dijo al dicho Julián
Gutiérrez que el cacique del Pueblo Grande le había enviado a decir que quería
venir allí a ver al dicho Julián Gutiérrez y a holgarse con él, que esperase allí
(…) Y al otro día vino el dicho cacique [Chichirubi] con dos mujeres suyas y
cierta gente, y las traía para que viesen al dicho Julián Gutiérrez, y el dicho
dijo que holgaba mucho dello, y dió a las dichas espaves [mujeres principales]
sendas camisas de holanda e hilos y peines y agujas” (Friede, 1955, T. II: 337).
8. Representante del cacique Emibo Uru
(Emiboquro)
- “que es un cacique grande” (Friede, T. II: 306), “que venían del Rio Grande
del Dabaive” (Ibid), y que “están todos juntos y amigos y son muy grandes
caciques”. (Idem).
- Evecaba le había dicho saber de la segunda visita de Gutierrez “porque
eran sus amigos”.
- “los dichos caciques del Dabeiba enviaron aquella canoa e indios para saber
si vendría a fundir tan aína”.91
- “Y vinieron a sazón los dichos indios en la dicha canoa que no[s] hallaron en
mucho regocijo y placer cantando y bailando delante del dicho Ebecaba de que
los dichos indios parecía que estaban espantados” (Friede, 1955, T.II: 142).
- Según Evecaba “por lo menos están diez días en llegar allá”, y “había
menester buena canoa”, que el no tenia por lo que pidió a Gutiérrez que le
enviara una (Friede, 1955, T. II: 142).
9. Representante del cacique Aquibara
- También venía del Rio Grade del Dabaive y se le aplica a dicho cacique la
afirmación de que “están todos juntos y amigos y son muy grandes caciques”.
10. Representante del cacique Emiboraca
(Emirobuque)
- También venía del Rio Grande del Dabaive y también se le aplica a dicho
cacique la afirmación de que “están todos juntos y amigos y son muy grandes caciques”.
11. Queiva
(Quiva)
- “Julián Gutiérrez habló a los dichos caciques Queiva y Amorocay, que son
caciques principales y muy señores, con quien tenía las diferencias y enemistades que antes atrás están dichas el cacique de Urabá, que es el Ebecaba y
les dijo que porque estaban enemigos que no lo estuviesen sino que fuesen
amigos”. (Friede, 1955, T. II: 310).
12. Amorocay
(Amorcari, Amorocari)
- Como se señaló anteriormente se menciona que es cacique muy principal
y muy señor, y que tenía diferencias y enemistades con Evecaba, el cacique
de Urabá.
91
144
Según el Diccionario de la Real Academia Española, “Aína” significa “pronto”.
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
Nombre del
Cacique 88
Lo que se menciona en los documentos sobre el cacicazgo y la interacción con
Gutiérrez
13. Paracaba
(Paracava)
- Se reunió con Gutiérrez en el tercer viaje cuando éste fue a visitar a Chichirubi: “el dicho Julián Gutiérrez se despidió de los dichos caciques de
Hurava para ir a otro pueblo Adelante la costa abajo a un cacique que se
dice Paracaba” (Friede, 1955, T. II:336). Gutiérrez le obsequió unos puñales.
- Envió dos indígenas a Acla con Julián Gutierrez para visitar al gobernador
Antonio de la Gama: “salimos de Huraba y fuimos al pueblo de Paracaba a
verlo y llevarle dos indios suyos que el viaje pasado [segundo viaje] habia
traído para que viesen al dicho señor gobernador” (Friede, 1955, T. II: 336).
14. Aboru
- Mencionado por el cacique Paracaba a Gutiérrez durante su tercer viaje a
la Culata “y que otro cacique que se dice Aboru, que está cerca del Cenu, que
ellos le han enviado a decir que venga a ser amigo del dicho Julián Gutiérrez
y de los cristianos, y que no quería, y que le contaban las buenas obras que
recibirían de los cristianos y todo lo que les daban. Y el dicho Aboru les respondía que todo lo hacían los cristianos por tomarles las mujeres, porque
una mujer que él tenia se lo decía todo” (Friede, 1955, T. II: 337).
El conjunto de la documentación sobre las visitas de Julián Gutiérrez
constituye, en mi opinión, una ventana excepcional para ver momentos de
la interrelación entre españoles e indígenas, y así sea brevemente algunos aspectos de las sociedades indígenas del área visitada. Además, la
documentación nos muestra pequeños destellos del drama humano que
sufrían los indígenas, ejemplificado en la petición que una indígena de
Acla le hace a Gutiérrez para que en su viaje a la culata del golfo indague
por el destino de dos indígenas que se creía estaban allí. Hay otros dos
episodios sobre los que también quiero ahondar un poco. Uno de ellos
es la visita de Gutiérrez y el cacique Everaba a las ruinas de Santa María
la Antigua del Darién. El otro es y la visita de una delegación de indígena
de la culata del golfo a la ciudad de Acla.
La documentación sobre las visitas de Julián Gutiérrez tiene además
una particularidad adicional. Muchos de los textos fueron escritos por un
escribano real enviado por el gobernador de Tierra Firme para llevar una
memoria de los intercambios entre Gutiérrez y los indígenas de la Culata.
De esta manera, algunos de los relatos son bastante más detallados que
los tradicionales informes oficiales, y en general podemos decir que son
también un poco más “independientes”, al haber sido escritos por una
tercera persona, y no por el mismo protagonista de los eventos.
145
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
La indagación sobre el cacique Guevera y la indígena Yarafuí
Al momento de salir Julián Gutiérrez de Acla en uno de los viajes a la
culata del golfo una indígena originaria de dicha región le pidió el favor
de averiguar por su hermana, llamada Yarafuí (Yacafur),92 y por su esposo
Guevera, que según ella era un cacique muy respetado. Cuando Gutiérrez
preguntó a los caciques del golfo por estas dos personas, los caciques
respondieron inmediatamente que Yarafuí estaba muerta, y dijeron que
no conocían a ningún cacique llamado Guevera.
Sin embargo, Isabel, la esposa y traductora de Gutiérrez intervino y
les dijo que su hermana, la esposa del cacique Everaba, le había contado
que Guevera está allí. “Y estando platicando en ello, la india lengua que
el dicho Julián Gutierrez llevaba, que se dice Isabel, comenzó a preguntar
a ciertos parientes que allí tenia, que cómo era posible que no estaba allí
Guevera, porque aquella hermana suya se lo dijo que estaba allí ”.93 En ese
momento los caciques reconocieron a la persona por la que se indagaba,
no sin antes estallar en risas. Según los caciques de la culata del golfo,
Guevera no era un cacique, sino un indígena viejo que servía a un cacique:
“Y entonces cayeron los indios en el negocio y dijeron que aquel
por quien preguntaba la dicha Isabel, lengua, que no era cacique
ni nada, y se comenzaron a reír y a hacer burla el cacique y todos
los indios, y dijeron que no era sino un indio muy viejo que servía al
cacique y allí lo enseñaron y dijeron: ‘cátalo aquí al indio Guevera,
que es el indio más viejo de cuantos había allí’”.94
Es importante recordar que los indígenas que vivían en Acla procedían
de varios lugares, dado que muchos habían sido tomados prisioneros en
distintas partes del istmo de Panamá, y en la región de Urabá, y llevados
a la fuerza a dicha ciudad. Si tenemos en cuenta además que los Cueva/
Urabaes eran una sociedad jerarquizada, con caciques y principales,
es muy difícil de creer que hubiera confusión sobre el estatus social de
una persona. Por tal razón es probable que Guevera fuese un cacique de
algún grupo rival, y que estuviera en la región de Urabá en calidad de
146
92
Friede la transcribe como Yarafuí y Matilla (1945: 196) como Yacafur.
93
Friede, (1955, T. II: 314).
94
Friede, (1955, T. II: 314). “Cátalo aquí” quiere decir míralo aquí.
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
esclavo, sirviendo a los caciques de dicha región. Desafortunadamente
la documentación no nos ofrece más información para lograr descifrar
esta situación.
Por otro lado, la indagatoria sobre la suerte de Yarafuí revela que
dicha mujer fue tomada por los españoles en la famosa Isla Fuerte, cerca
de la desembocadura del río Sinú. Cuando Gutiérrez pregunta cómo es
posible que la hubieran tomado en la Isla Fuerte siendo ella originaria
de dicha comunidad, los caciques le dan a entender entre risas que ella
era una prostituta y que había sido capturada en dicho lugar porque se
había ido para allá a ofrecer sus servicios. “Y el dicho cacique dijo, riendo
todos ellos, que aquélla era una mujer que andaba a ganar dineros como
las que lo ganan a la putería, y que se había ido allá a echar con indios,
y que por eso la habían tomado allí ”.95 Esta historia muestra las originales conexiones comerciales de algunas de las tribus indígenas del área
del golfo de Urabá con los indígenas caribes de la Isla Fuerte, que era
un importante centro de producción de sal en la región. Como muestra
que los circuitos de intercambio se habían alterado radicalmente, Julián
Gutiérrez también les llevó sal a los indígenas de la culata de Urabá.
El viaje a las ruinas de Santa María la Antigua del Darién
En uno de los viajes de Gutiérrez a la culata, éste se detiene primero en
el puerto de Pito, donde se aprovisiona. Luego sigue y se detiene en el
puerto del Darién. Algunos de sus hombres, y de los pocos indígenas Urabaes que viajaban con él, suben hasta el antiguo pueblo de Santa María
la Antigua del Darién y encuentran unos rastros, que creen ser de algunos
afrodescendientes cimarrones y también de indígenas. Sin embargo, al
ser informado Gutiérrez de dicha situación les dice a sus hombres, “que
no nos ocupásemos ahora de aquello, que a la vuelta nos vendríamos
por allí y que le demandaría al cacique [Everaba] una docena de indios
para que si fuesen indios o negros no se nos fuesen ninguno, porque los
cristianos, que eramos pocos, y con este acuerdo nos fuimos a Hurabá”.96
95
Friede, (1955, T. II: 314). Según el diccionario de la Real Academia Española, “putería”
significa “prostitución”.
96
Friede (1955, T. II: 334).
147
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Mas adelante Everaba le menciona a Gutiérrez que sus hombres le
habían dicho que habían visto muchos rastros en el Darién. Gutiérrez le
pregunta entonces a Everaba si quería ir con él hasta allá, “Y el dicho
cacique dijo que si quería; y el dicho Julián Gutiérrez le dijo que aderezase
lo que hubiera menester mientras iba a los otros caciques, y que aderezase
algunas flechas con yerba para si fuesen menester”.97 Más tarde, mientras
visitaba a otros caciques de la culata, Gutiérrez les menciona que tiene
planeado ir con Everaba al Darién a “a holgar con él y a pescar y ayudarle a
tomar unos negros e indios”.98 Los caciques que le escuchaban le dijeron
que también querían ir, a lo que Gutiérrez se excusó por no tener espacio
en su nave, y prometió, “que a otro viaje los traería a ellos al Darién a
holgar y a pescar y a tomar más indios si los hubiese”.99
Es claro en la documentación que el área donde estuvo localiza Santa
María era una zona de fronteriza entre los Urabaes y otro grupo indígena
no identificado en la documentación, en donde además también había
presencia esporádica de afrodescendientes cimarrones. No parece que
los Urabaes fueran regularmente hasta Santa María a pesar de la cercanía, por lo que aprovecharon el viaje de Gutiérrez y su protección para
ir con él. También llama la atención que Gutiérrez le recuerde al cacique
Everaba que prepare y lleve la hierba a su viaje a la antigua ciudad de
Santa María. Pareciera que el uso de la “yerba” por los Urabaes era una
práctica relativamente nueva, adoptada de sus vecinos caribes de la
región conocida como Caribaná, de tal manera que no siempre llevaban
flechas envenenadas con ellos, por lo que a Gutiérrez le parece importante
recordarle a Everaba que “aderece” unas flechas para llevarlas.
Por el lado de los españoles es evidente que una vez abandonada
la ciudad de Santa María su nueva frontera con los indígenas del golfo
es el sitio de Pito, un poco más al norte, un poco antes de la ciudad de
Acla. Es evidente que Pito no es un poblado, pero es un lugar donde se
recogen y comercializan los productos agrícolas que se producen en las
haciendas del área. Pito además era el sitio donde estaban localizadas las
principales minas de oro de la región en los primeros años de la conquista.
97
148
Friede (1955, T. II: 336).
98
Friede (1955, T. II: 338).
99
Friede (1955, T. II: 338). En este contexto “holgar”, según el diccionario de la Real Academia
Española significa “descansar”.
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
La visita de una delegación indígena a la ciudad de Acla
Julián Gutiérrez invitó al cacique Everaba y a otros caciques de la culata para
que enviaran una delegación de indígenas a la ciudad de Acla, lo cual aceptaron. El viaje a Acla tenía un triple propósito. En primer lugar, que los indígenas de la culata y golfo de Urabá se reunieran con el gobernador Antonio
de la Gama que había ido de visita a dicha ciudad y quien era un entusiasta
promotor del nuevo tipo de relacionamiento con los indígenas de la región.
En segundo lugar, y a manera de hipótesis, planteo que parte de la
razón de la visita a Acla se explica porque quizás los indígenas Cueva/
Urabaes estaban visitando sus antiguas tierras. Como planteé en el capítulo anterior, es probable que los Cueva/Urabaes fueran originarios del
área de Acla y habrían escapado por los abusos de los españoles al poco
tiempo de su llegada. Como parte de la visita de la delegación indígena
a Acla se incluyó un viaje a la cercana Isla de Pinos.
En tercer lugar, el viaje buscaba acercar a indígenas y españoles,
por medio de la conversación y la demostración de sus costumbres y sus
rutinas diarias, cimentando las relaciones de confianza entre ellos. Este
acercamiento también nos permite apreciar la reacción que tuvieron los
indígenas cuando vieron de cerca los castigos corporales dados por los
españoles a sus esclavos, que en cierta manera dice mucho respecto
a cómo debían tratar los indígenas a sus cautivos. Según el relato del
escribano, al llegar a la cárcel vieron que había tres afrodescendientes
y un español presos en el cepo con grillos y cadenas, lo cual les produjo
un fuerte impacto. Les explicaron que los tenían allí presos porque eran
unos “bellacos”. Los indígenas,
“se espantaron mucho y tenían temor de verlos presos así que se
lo mostraban bien en si ellos. Y dijeron al dicho Julian Gutierrez por
las dichas lenguas que dijese al dicho señor gobernador que los
mandase quitar de allí a los dichos presos porque si así estaban
se morirían y se les respondió que no osarían decirselo porque los
tenían allí porque eran bellacos. Y los dichos principales se salieron
de la carcel y dijeron que querian ir al dicho señor gobernador a
pedirle que los mandase soltar porque en velos allí tenían mucha
tristeza. Y asi vinieron luego y hallaron al dicho señor gobernador
en la plaza en la puerta de su posada y le comenzaron a suplicar y
rogar con las dichas lenguas Isabel que mandase soltar aquellos
149
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
presos y quitarles los hierros porque se morirían y que ellos tenían
mucha tristeza en verlos allí”.100
El gobernador les explicó el motivo por el cual esas personas estaban
presas, y las razones por las cuales no las podía soltar. Adicionalmente,
preguntó a los indígenas, “si en su tierra tenían así presos y dijeron que no
y tornaron a importunar al dicho señor gobernador que soltase los dichos
presos y se acuitaban mucho sobre ello que se les conocía y veía el pesar
que tenían de verlos así ”.101 El gobernador finalmente aceptó, ordenando
que “soltasen los dichos presos delante de ellos y les hiciesen entender
como por amor a ellos y por hacerles placer los había mandado soltar”.
Los indígenas quedaron muy complacidos con el gobernador por haber
liberado a los presos.
El envío de alimentos a las comunidades indígenas del golfo
En la mayor parte de la documentación de las primeras décadas de la conquista es común ver a los españoles robando o destruyendo los alimentos
de los indígenas, principalmente el maíz. Cuando Julián Gutiérrez se enteró
que el factor Juan de Rivas había incursionado y destruido la cosecha de
maíz de los indígenas del área, inmediatamente se comprometió no solo
a castigar a Rivas sino también a reparar el daño hecho. Por esta razón
Gutiérrez ofreció al cacique Everaba el envío de treinta fanegas de maíz
desde Pito, además de otros productos, lo cual efectivamente cumplió.
Este tipo de acción es bastante excepcional por parte de los españoles
hacia los indígenas en los comienzos de la conquista, la cual no hay duda
produjo un impacto en los indígenas del área.
El envío de alimentos se realizó por mandato del mismo gobernador
Antonio de la Gama, en señal de gratitud por haber enviado los caciques
de la culata del golfo una delegación a visitarlo en Acla. Las instrucciones
que tenía Gutiérrez del gobernado decían:
“Que llegado allá con la bendición de Dios les entregueis a los
caciques a los dichos principales e indios que así enviaron a me
ver y que se les haga entender cuanto de su venida me holgue y
150
100
Jopling (1994: 138).
101
Jopling (1994: 138).
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
que los les digan el buen tratamiento que se les hizo y todo muy
largamente y darles ies [sic] las cisas que llevais que les envió y
las treinta fanegas de maíz que llevais y decirles han que esos sus
principales e indios me dijeron que tenían necesidad de comida
les envió ese maíz para que comen y que si más hubiere menester
que me avisen de ellos que se los mandaré llevar”.102
Los vocablos de los indígenas visitados por Julián Gutiérrez
Hay nueve vocablos indígenas mencionados en la documentación de
los viajes de Gutiérrez. De dichos vocablos, cinco están transcritos de
manera distinta por Friede (1955, T. III) y Jopling (1994), lo cual refleja
la dificultad de este tipo de trabajo y el cuidado que hay que tener para
evitar sacar conclusiones categóricas solamente apoyados en estas
palabras. Hay dos vocablos que no aparecen en otra documentación ya
conocida. El primero de ellos es merlas o mereas, que significaría buenos.
El segundo, quizás el vocablo más importante de esta documentación es
“Quibisara” o “Quivisagra”, que sería una categoría de cacique mayor
que el Quevi, el cual se creía era el “cacique supremo” (Romoli 1987: 73).
Como Howe (1973: 38) advirtió hace muchos años, quizás las estructuras
de las sociedades indígenas en Tierra Firme al momento del contacto no
eran tan estratificadas como pareciera, y los aparentes estratos sociales
definidos solamente pudieran representan “honores, posiciones o títulos
dentro de los estratos sociales”.103
Tabla 2. Vocablos citados en la documentación de los viajes
de Julián Gutiérrez a la culata del golfo de Urabá en 1535
Vocablos citados
Jopling (1994)
Friede, (1955, T. III)
1. Bija (bixa)
No la define, pero se refiere al tinte con
el que se pintaban los indígenas cuando
iban a la guerra (Pág. 145)
(T. III: 315)
2. Espabes
(espaves)
Por el contexto se refiere a las mujeres
del cacique. “Y luego otro día vino el
dicho cacique [del pueblo grande] con
“Y otro día por la mañana vino el
dicho cacique con dos mujeres
suyas y cierta gente, y las traía para
102
Jopling (1994: 145).
103
Subrayado en el documento citado.
151
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Vocablos citados
Jopling (1994)
Friede, (1955, T. III)
cierta gente y dos mujeres suyas para
que viesen al dicho Julian Gutierrez
[que] dijo que holgaba mucho y dió a
las dichas espabes sendas camisas de
holanda y cuchillos y peines y agujas”.
(Pág. 147).
que viesen al dicho Julián Gutiérrez,
y el dicho dijo que holgaba mucho
dello, y dio a las dichas espaves,
sendas camisas de holanda e hilos
y peines y agujas”. (T. III: 337).
3. Estinga
No la def inen, pero por el contexto
refiere a la silla del gobernante. “y le
dijo que aquella era estinga en que se
sentaba el tiba que es el dicho señor
gobernador y porque eran buenos y
amigos de los cristianos se la enviaba
para que se sentase él”. (Pág. 140).
“y le dijo que aquella era estinga,
en que se sentaba el tiba, que es el
dicho señor gobernador, y porque
eran buenos cristianos se la enviaba
para que se asentase él”. (T. III: 396)
4. Guazabara
(guaçavara)
Por el contexto refiere a pelea, batalla
(Pág. 147).
(T. III: 338).
5. Merlas
(mereas)
Buenos. “(…) dijeron en su lengua que
ellos eran merlas que en su lengua
quiere decir buenos”. (Pág. 142)
“(…) dijeron en su lengua que ellos
eran mereas, que en su lengua
quiere decir buenos”. (T. III: 305)
6. Quivi (Quibi)
Cacique principal (Pág. 140).
(T.III: 400).
7. Quivisacra
(Quibisara)
Cacique mayor de todos. “(…) llaman los
dichos indios en su lengua a todos los
caciques a cada uno Quivi y al cacique
principal y mayor de todos le llaman
Quivisacra”. (Pág. 140).
“Llaman los dichos indios en su lengua a todos los caciques a cada uno
quibi, y al cacique principal y mayor
de todos le llaman quibisara”. (T.
III: 400).
8. Saco
Principal. “Ebecaba dijo que le placía
y que le quería dar dos sacos que en
su lengua son principales”. (Pág. 142).
(T. III: 305)
9. Tiba
Equivalente al gobernador (Pág. 140)
(T.III: 396)
La fundación de San Sebastián de Buenavista
y el despoblamiento de Acla
Los exitosos viajes de Julián Gutiérrez y de su mujer Isabel del Corral a
la región de Urabá abrieron otro capítulo del proceso de conquista. Al
comenzar los hermanos Pedro y Alonso de Heredia el proceso de conquista de la gobernación de Cartagena pronto entró en confrontación
con Gutiérrez, dado los publicitados éxitos de sus viajes y la especial
relación que había logrado tener con los indígenas de Urabá, gracias al
vínculo de parentesco de Isabel con algunos de los caciques del Urabá.
Alonso de Heredia había centrado su interés en el área que iba entre la
152
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
villa de Tolú y Cartagena. Durante dicho proceso de exploración pronto
descubre las enormes riquezas de las sepulturas del Zenú, y la presencia
de Gutiérrez en el área cercana comienza a incomodarle.
A comienzos de mayo de 1535 los hermanos Heredia decidieron juntar
doscientos hombres para ir por mar al Urabá y fundar la ciudad de San
Sebastián de Urabá (Simón 1892. T. IV: 65), en un lugar cercano donde
estuvo efímeramente el primer intento de colonización española en la
región en 1514, que tuvo el mismo nombre. Al conocer Gutiérrez de dicha
acción, también intentó fundar un poblado cuatro leguas al sur, a orillas
del rio Caimán (Simón 1892. T. IV: 66; 72). Sin embargo, el gobernador
Heredia pronto se presentó en dicho lugar y luego de unas escaramuzas entre ambos bandos logró detener a Gutiérrez y a Isabel y los llevó
presos a Cartagena, los cuales solo fueron liberados luego del viaje del
gobernador de Panamá a Cartagena, en donde éste finalmente aceptó que
Urabá pertenecía a la gobernación de Cartagena (Simón 1892. T. IV: 78).
Fray Pedro de Aguado menciona que, hacia 1538, Gutiérrez estuvo
preparando una jornada, junto con Alonso López de Ayala y Martín Niañez
Tafur, “para salir con jente por el rrio del Darien para por tierra en descubrimiento del Dabaybe y Aurumira, que otros llaman Orominor”.104 Sin
embargo, sus planes se arruinaron cuando el licenciado Vadillo decidió
salir a comienzos de ese mismo año en dirección de la ciudad de Cali,
para escapar del juicio de residencia que se le iba a hacer,105 tomando
la gente que Gutiérrez y sus compañeros tenían lista para dicha jornada.
Uno de los últimos registros que tenemos sobre la ciudad de Acla se
debe a probablemente el último visitante “ilustre” que tuvo, el Obispo
Tomás de Berlanga. En 1541 el obispo Berlanga tuvo una trágica experiencia durante su visita, al naufragar en frente a sus costas, estando
en compañía de Julián Gutiérrez. En dicho naufragio el Obispo Berlanga
perdió a varios de sus familiares, además de esclavos de su propiedad
y varias de sus pertenencias. Como si esto fuera poco, durante su corta
estadía en Acla otras dos naves también naufragaron frente a sus costas,
104
Aguado (1919: 110). Es interesante que el nombre de los indígenas llamados Oromira, como
se les conoció comúnmente, parece ser una combinación del probable nombre original de
este grupo indígena (Auromira), y de la forma como inicialmente lo llamaban los españoles
(Orominor).
105
Aguado (1919: 110).
153
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
de tal manera que súbitamente cerca de trescientas personas tuvieron
que refugiarse en dicha ciudad, cuando solamente quedaban diez vecinos.
Esta cadena de tragedias motivó al Obispo a escribirle al Rey en nombre
de los vecinos de Acla, diciendo:
“vuestra majestad puede tener por cierto que no hay pueblo más
necesario en todas las Indias que éste, ni hay pueblo más perdido
ni de que menos cuidado se tenga, y a esta causa están estos
diez vecinos para dejarlo e irse, unos al Nombre de Dios y otros a
Panamá y otros a Urabá, y viendo cuánta falta haría yo les he certificado que vuestra majestad les mandará favorecer y que, hasta
que vuestra majestad en ello provea, que no hagan mudanza y que,
si fuere menester, yo me estaré aquí con ellos hasta que vuestra
majestad provea el remedio de este pueblo, y así lo entiendo de
hacer si viere que es menester”.106
A diferencia del despoblamiento de Santa María, el de Acla representó
un retiro lento y silencioso de sus habitantes, quienes fueron dejados a
su suerte y sin alternativas. Dado que el éxito de la ciudad llegó a estar
ligado al éxito de los relacionamientos de Julián Gutiérrez y su esposa
Elvira con los indígenas de Urabá, su derrota también significó la ruina
definitiva de la ciudad. Es muy poco lo que se sabe de Julián Gutiérrez
después de 1541; al parecer primero se fue a vivir a San Sebastián de
Buena Vista, en el Urabá, como aparentemente también hicieron algunos
de sus habitantes. Gutiérrez aparece como uno de los dos tenientes del
gobierno provincial del licenciado Juan de Santa Cruz en la región de
Urabá, a quienes hacia finales de la década de 1540 se le iba a hacer juicio
de residencia.107 Santa Cruz actuaba en ese momento como Gobernador
de la Provincia de Cartagena después de haber hecho juicio de residencia
a Pedro de Heredia, a quien envió preso a España.
Según Fray Pedro Simón, Gutiérrez viajó luego al Perú, como lo
hicieron varios de los habitantes de San Sebastián de Buena Vista.108
154
106
Fray Tomás de Berlanga: viaje y segunda visita a Tierra Firme; Acla, febrero 4, 1541. AGI,
Patronato, 194, R.60.
107
Aguado (1919: 101).
108
Simón (1892. T. IV: 78).
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
Es probable entonces, que siguiendo el ejemplo del licenciado Vadillo y
otros, Gutiérrez también haya preferido salir de Urabá hacia el Perú antes
de que se le hiciera un juicio de residencia por haber formado parte de
los oficiales de Santa Cruz.
En 1541 Pedro de Heredia regresó a Cartagena y retomó las riendas
de su gobernación. No resulta extraño que, sin la presencia de Julián
Gutiérrez en Urabá, Heredia hubiera procedido a hacer un repartimiento
de ocho poblados indígenas cercanos a San Sebastián de Buena Vista.
Sin embargo, dichos repartimientos fueron más nominales que reales,
y tenían como propósito el garantizar en unos pocos encomenderos el
monopolio del comercio con dichos pueblos. Lo cierto es que casi todos
los poblados de Urabá permanecerían sin conquistar hasta su traslado
“voluntario” a la zona del rio Sinú entre finales del siglo XVII y comienzos
del XVIII (Arenas 2023).
Tabla 3. Repartimientos efectuados por el gobernador Pedro de
Heredia en San Sebastián de Buenavista, Marzo 30, 1542
Nombre del pueblo indígena
Nombre del Encomendero
Deber de los indios con el
encomendero
1. Guatacúa (Guacagua)
Hernán (Hernando) Díaz
Dar comida, rescatar con él
2. Zapuchuey (Capichuey)
Hernán (Hernando) Díaz
Dar comida, rescatar con él
3. Chichurubí (Chuchyraly)
Gonzalo Videro
Dar comida, rescatar con él
4. Queiba (Queyva)
Francisco Griego (Girego)
Dar comida, rescatar con él
5. Tuerto (De Tuerto)
Alonso de Torres
Dar comida, rescatar con él
6. Endito
Alonso de Torres
Dar comida, rescatar con él
7. Catate (Carcate)
Pedro de Croces (Rozas)
Dar comida, rescatar con él
8. Olla (De Olla)
Gerónimo de Vergara
Dar comida, rescatar con él
Fuente: Gómez Pérez (1985: 395); También publicado en Boletín Historial, con el
título, “’Encomiendas de los Indios de Urabá”. Año 1, No. 4. agosto 1915. El nombre
del grupo indígena y del encomendero está primero señalado como lo transcribe
Gómez Pérez, y entre paréntesis como aparece publicado en el Boletín Historial.
Sin embargo, si vemos en detalle el deber de los indígenas con el encomendero, que era de dar comida y rescatar con él, no era nuevo. Al parecer era
parte del arreglo que se tenía en los años finales que Gutiérrez estuvo en
la región de Urabá. Según Matilla, un cacique llamado “Julián Gutiérrez,
155
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
el bueno”, frecuentaba ir a San Sebastián de Buena Vista a llevar comida
y contratar con los españoles. Cuando Vadillo estuvo en San Sebastián
le pidió oro a dicho cacique, y éste le dio unos cien pesos en oro. Como
a Vadillo le pareció poco, lo arrestó, lo que ocasionó que los indígenas
de Urabá volvieran a la guerra con los españoles.109
Una vez que se agotaron los descubrimientos de oro en las sepulturas
en la región del Zenú, San Sebastián de Buenavista se despobló rápidamente, dado que muchos de sus habitantes se fueron con los que iban a
la conquista de los tesoros del Perú. La población indígena de sus alrededores continuó siendo hostil y no se pudo reducir completamente, en
parte por el uso de flechas con “hierba”, que tanto temían los españoles.
En carta al Rey, fechada en Cartagena el 13 de octubre de 1551, Pedro
de Heredia deja entrever que había seguido manteniendo a San Sebastián de Buenavista, a pesar de su alto costo, con la esperanza de que el
rey resolviera en su favor la disputa que sobre Antioquia mantenía con
Sebastián de Benalcázar, gobernador de la provincia de Popayán. De
hecho, la noticia de la muerte de Benalcázar fue lo que motivó a Heredia
a escribirle al Rey.110
Conclusión
Santa María la Antigua del Darién y Acla fueron las dos primeras ciudades
fundadas por los españoles en Tierra Firme. La suerte final de ambas ciudades estuvo ligada al tipo de relaciones que establecieron los españoles
con los indígenas del área. Las visiones, propuestas políticas, pero sobre
todo las prácticas tanto del cronista Gonzalo Fernández de Oviedo y del
bachiller Diego del Corral durante los años finales de Santa María vinieron
a definir su destino. Oviedo propuso un modelo de ciudad excluyente,
basada en la limpieza de linaje. A pesar de que la corona rechazó sus
propuestas, Oviedo tuvo la oportunidad de ejercer una práctica política
excluyente durante su tiempo como gobernador de Santa María donde
prevaleció la sospecha hacia los indígenas y la separación espacial. Corral
por su parte, durante la última etapa de su vida planteó la necesidad
156
109
Matilla (1945: 244). La hipótesis de Matilla es que el cacique “Julián Gutiérrez, el bueno”,
pudo haber sido el nombre cristiano que adoptó Everaba.
110
Friede (1975, T. I: 166).
Españoles e indígenas en el Darién y Urabá | Capítulo 2
de una integración racial entre españoles e indígenas, y practicó un
acercamiento hacia ellos, facilitado por el hecho de que Elvira, su mujer
indígena, tenía vínculos de parentesco que la ligaban al cacicazgo original
de Darién y de sus sucesores Cémaco y Corobari.
Sorprendentemente, el modelo de relacionamiento distinto con los
indígenas y de integración racial propuesto por Corral no desapareció
con su muerte y la de su hija Ana. En efecto, dicho modelo apoyado en
su momento por la corona tuvo continuidad en Acla a través de su criado
Julián Gutiérrez. Gutiérrez, quien vivía con una indígena de la encomienda
de Diego del Corral llamada Isabel, quien a la vez era pariente del cacique
principal de Urabá. Gutiérrez e Isabel del Corral, en su papel de lengua,
lograron desarrollar una relación especial y quizás única con las comunidades indígenas del golfo de Urabá y más allá.
Julián Gutiérrez ha sido un personaje polémico desde el momento
mismo que emprendió sus viajes a la culata del golfo de Urabá. Existe un
conjunto de testimonios documentales en su contra, que tratan de demostrar una intención personal velada en sus visitas al golfo, o sirviendo las
ambiciones del gobernador Antonio de la Gama. No podemos descartar
por completo que un interés personal hubiera podido jugar un rol importante en sus acciones, haciendo de él un personaje contradictorio, como
Steve Sterns (1993) nos recuerda de los personajes que tuvieron que
vivir la época del primer contacto entre españoles e indígenas durante
la conquista del nuevo mundo.
Sin embargo, si lo miramos desde la perspectiva de los indígenas, no
hay duda de que Gutiérrez fue un aliado que sistemáticamente demostró
ser confiable, independientemente de las razones que lo llevaron a establecer dicha alianza. No hay duda de que las comunidades indígenas del
golfo lograron sobrevivir el periodo de conquista en gran parte gracias a
las acciones de Gutiérrez. Igualmente, las acciones de Diego del Corral y
Julián Gutiérrez quizás abonaron el terreno para posibles nuevas alianzas
entre diversos grupos indígenas de toda la región, para recomponerse
después de la hecatombe vivida durante el periodo inicial de la conquista
en Tierra Firme. Por esta razón, no resulta entonces extraño que en esa
misma área aparecieran años después grupos con nuevas identidades,
como los Tunucunas, que aparecen en el área del cerro Tacarcuna, de los
que tenemos noticias documentales inequívocas a partir de 1606, tema
que detallaré en el siguiente capítulo.
157
Capítulo 3
La etnogénesis del
pueblo Guna, su irrupción
y primeras luchas
Introducción
En el clásico texto, “The Notion of Tribe”, Morton H. Fried (1975: 44) avanzó
la tesis de que, “La mayoría de las tribus, llamadas así en la literatura
etnográfica, son producto de presiones políticas y económicas específicas
provenientes de sociedades organizadas como estados ya existentes”.1 En
otras palabras, para el caso de las tribus indígenas del nuevo mundo,
éstas son el resultado directo e indirecto de las presiones ejercidas
durante la conquista por el estado colonial.
Las implicaciones prácticas de este planteamiento son profundas y
nos deben llevar a un cambio radical de perspectiva en nuestra búsqueda
histórica sobre los orígenes de los indígenas Gunas. De hecho, este reconocimiento nos lleva a la conclusión práctica de que en estricto sentido
no se puede hablar de los Gunas antes del contacto con los españoles.
Adicionalmente, el reconocimiento del surgimiento de los Gunas como un
producto del post-contacto, también le imprime un sentido histórico a la
tradición oral de los mismos Gunas, quienes señalan un sitio específico,
el cerro Tacarcuna, en la actual frontera entre Panamá y Colombia, donde
1
La traducción es mía. El original dice: “Most tribes so called in the ethnographic literature
are the product of specific political and economic pressures emanating from already existing
state-organized societies”.
159
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
se constituyeron como grupo. Howe (1973: 41) denomina este consenso
de la tradición oral, como “el dogma de Paya”. Una de las preguntas
que quiero contestar en este capítulo es, ¿cuáles fueron las condiciones
específicas que permitieron el surgimiento de los Gunas como grupo con
características propias?
Neil Whitehead (1998: 134), ha cualificado la tesis de Fried (1975) al
proponer la siguiente tipología para el caso específico de la formación de
los grupos indígenas del nororiente suramericano. Primero, las tribus que
emergieron como una consecuencia directa del contacto con los europeos,
como el caso de los Caribe. Segundo, los grupos aborígenes que eran
poderosos al momento del contacto, pero que, (a) fallaron negociando las
nuevas condiciones de la ocupación inicial europea y fueron reducidas
a un estatus tribal por medio de campañas militares, como los Warao;
(b) los que hicieron una transición exitosa después del contacto, pero
sin embargo fueron tribalizados como consecuencia de su dependencia
política y económica de los europeos, como los Lokono, Kalinago y Palikur.
Tercero, los grupos que se crearon como una consecuencia indirecta de
la presencia europea, pero que muchas veces permanecieron sin ningún
contacto directo hasta el siglo XIX.
Siguiendo la tipología propuesta por Whitehead (1998), en este trabajo pretendo demostrar documentalmente que los Guna, al igual que los
Caribe, emergieron como una consecuencia directa del contacto con los
conquistadores españoles, o más exactamente en respuesta a las condiciones que se derivaron de dicha conquista, incluida la importación de
esclavos africanos. La hipótesis que presento en esta investigación, es
que los Gunas se constituyeron como grupo en algún momento entre 1535
y 1606. También pretendo mostrar que en la zona alrededor del golfo de
Urabá hubo una combinación de factores que vinieron a representar las
condiciones que permitieron el surgimiento de un grupo como los Gunas,
quienes, a diferencia de los Caribe, no constituyeron solamente un grupo
de oposición armada, sino que también demostraron una capacidad de
agenciamiento político que no tuvieron los Caribe.
En esta reflexión utilizo la sencilla definición de etnogénesis propuesta por Sturtevant (1971: 92), quien señala que es “el establecimiento
160
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
de distinción grupal”. 2 Sin embargo, considero que los procesos de
etnogénesis se mueven dentro de un complejo espectro, que iría desde
lo que denomino la etnogénesis orgánica, donde dicha distinción nace a
partir del impulso de uno o varios grupos, y la intervención de un Estado
moderno en expansión no es determinante del proceso. En el otro extremo
del espectro estaría lo que Ferguson & Whitehead (1992) llaman “tribalización”, donde la intervención del Estado en la creación de una tribu o nuevo
grupo étnico es el factor determinante. Obviamente, también podemos
encontrar procesos de etnogénesis intermedios entre dichos extremos.
La etnogénesis de los Gunas la considero orgánica, no porque haya
estado ausente de presiones externas, sino porque dicha presión provino
principalmente de actores no estatales, aunque con pretensiones de crear
una nueva organización social, política y religiosa. Como mostraré en este
capítulo, esos actores no estatales fueron los esclavos africanos fugitivos
o cimarrones, comenzado por el llamado rey Bayano, y el complejo proceso de organización que establecieron en el istmo oriental de Panamá.
Los procesos de etnogénesis no surgen por generación espontánea,
sino que requieren de un actor que, como Sattler (1996: 42) ha señalado,
ofrezca un “ímpetu primario” 3 a dicho proceso. Considero que los actuales
Gunas recibieron dicho ímpetu primario de parte de los llamados Tunucunas (o Tunacunas), ubicados en la región circundante al cerro Tacarcuna,
como su misma historia oral Guna señala como el sitio de su nacimiento
como grupo4 .
En este capítulo detallaré la lenta y un poco tardía aparición de los
Tunucunas en la documentación española, a partir de 1606. Pero antes
de eso, mencionaré algunos de los Grupos relacionados con los Gunas,
como los Talegra y los llamados Bugue-Bugue, quienes tuvieron una
entrada más temprana en la documentación española. En el próximo
capítulo, detallaré el ingreso de las misiones de los Dominicos Fray Adrián
de Santo Tomás y Fray Martín de Valencia, quienes nos permitirán conocer en detalles nombres, costumbres y sobre todo relaciones entre los
2
En el original: “the establishment of group distinctiveness”.
3
“primary impetus”. Sattler utiliza esta expresión al explicar el proceso de etnogénesis de
los Seminoles.
4
La historia oral Guna no nos brinda detalles temporales de cuándo pudo haber ocurrido
dicho proceso, concretamente; si fue antes o después de la llegada de los españoles.
161
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Tunucunas y otros grupos Gunas, como los Tilacunas, también llamados
Bugue-Bugue o Páparos.
En el capítulo anterior he mostrado cómo a partir de la tercera década
del siglo XVI, en la región cercana a donde estuvo ubicada Santa María la
Antigua del Darién, comenzaron a confluir una serie de condiciones que
fueron conducentes para la creación de alianzas entre algunos de los cacicazgos diversos que allí confluyeron. En primer lugar, estaba la tradición
de resistencia a los españoles que había desarrollado Cémaco, el descendiente del mismo Cacique Darién, a quien contactaron los españoles
durante el primer viaje de Rodrigo de Bastidas y Juan de la Cosa en 1501.
La resistencia de Cémaco se apoyaba en una política de alianzas
militares entre distintos cacicazgos de diferentes grupos étnicos del
área cercana al bajo rio Atrato, para resistir al invasor. Esta tradición de
resistencia multiétnica había comenzado a demostrar sus frutos con la
victoria que representó para los grupos de la región el abandono por parte
de los españoles de la ciudad de Santa María la Antigua del Darién, hacia
1528, y su sucesora, la ciudad de Acla, cerca de 1548.
En segundo lugar, estaba la política de unidad entre los indígenas
promovida activamente por el español Julián Gutiérrez, junto a su esposa
indígena, Isabel del Corral, a partir de sus viajes a la culata del golfo de
Urabá a partir de 1535. Dicha propuesta de dejar atrás las rivalidades
entre cacicazgos indígenas, y a la vez el corto y utópico esfuerzo de crear
un nuevo tipo de relación entre españoles e indígenas se basaba a su vez
en las propuestas hechas por el licenciado Diego del Corral, durante la
etapa final de su vida, como expliqué en el capítulo anterior.
En este capítulo también expondré acerca del contexto de la etnogénesis de los indígenas Gunas. Sostengo que las rebeliones de esclavos
africanos en Panamá durante la segunda mitad del siglo XVI representaron un retroceso para los indígenas del istmo oriental de Panamá. En
efecto, el espacio al que buscaban regresar, o llegar por primera vez,
estaba nuevamente copado y en guerra. De esta manera, los africanos
cimarrones fueron vistos por los Gunas como invasores, al igual que los
españoles5 . Esta compleja situación habría incentivado el retiro por varios
5
162
De hecho, dicha rivalidad histórica entre Gunas y afrodescendientes, de la que las guerras
del Bayano solo fueron el comienzo, aún hoy en día encuentra algunas manifestaciones
visibles. Las profundas raíces históricas de esta compleja relación han sido frecuentemente
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
años, quizás décadas, de varios cacicazgos vecinos al cerro Tacarcuna,
para salir de allí recreados como Tunucunas.
El contexto de la etnogénesis de los Gunas
La primera mitad del siglo XVI representó una hecatombe para todos los
indígenas de Tierra Firme por la guerra, esclavitud, traslados forzados y
enfermedades a que los sometieron los primeros conquistadores españoles, que eliminaron a la mayor parte de la población de la región. Diversos
cacicazgos sobrevivientes se refugiaron al sur, en la región entre los ríos
Tuyra y el bajo y medio Atrato, incluyendo toda la costa del mar del sur
desde Puerto de Pinos hasta el puerto de Buenaventura.
La segunda mitad del siglo XVI no fue menos trágica. Luego de que
el Darién comenzó a despoblarse de españoles debido a la fundación de
Panamá y al atractivo de las riquezas del Perú, el miedo a los indígenas
había logrado que los españoles abandonaran primero Santa María la
Antigua del Darién, la ciudad que consecuentemente sería destruida por
los indígenas. Algo semejante sucedió con Acla pocos años después, que
se fue despoblando de españoles por el miedo a los afrodescendientes
esclavos que trabajaban en las minas cercanas.
El abandono forzado de los españoles del istmo oriental de Panamá
parecía prometedor para el retorno de los indígenas sobrevivientes que se
habían refugiado en la actual zona limítrofe entre Panamá y Colombia. Ante
este escenario algunos grupos se aventuraron al regreso. Sin embargo,
la zona oriental del istmo de Panamá pronto enfrentó tres consecutivas
rebeliones de esclavos africanos, de distinta magnitud: Felipillo (15491551), el rey Bayano (1554-1555) y los reyes Luis Mozambique y Domingo
Congo (1570-1585), quienes se hicieron fuertes en varias áreas del Darién,
impidiendo el regreso de los indígenas. En la Tabla No. 1, se resumen
dichos levantamientos.
Al parecer hubo un abanico de actitudes de los indígenas del istmo
oriental de Panamá hacia los africanos cimarrones, que iban desde
actitudes antagónicas, de guerra abierta, hasta actitudes de simpatía y
malinterpretadas por algunos autores, que la han visto como una simple actitud de racismo
de los Gunas hacia las personas de raza negra.
163
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
colaboración. Sin embargo, también hubo grupos que prefirieron aislarse
y mantener distancia de los cimarrones.
La debacle demográfica de los indígenas del oriente de Panamá,
además de los que se consideraban de guerra en la zona del rio Darién,
hoy Atrato, se puede apreciar en la solicitud hecha por el General Pedro
Ortega Valencia, encargado de la guerra contra el rey Bayano, de traer
indígenas tributarios de Cartagena y Tolú. Los pocos indígenas disponibles
en el oriente de Panamá en ese momento eran los de Chepo:
“Ha de mandar V.M. que algunos de los indios que hay en Cartagena
y Tolú en la Real Corona vayan a ayudar a hacer el presidio de Acla
a los soldados y los horro negros 6 , que pareciere ser menester
para donde se metan [?]. Y que se haga iglesia y un bohío grande
para hospital donde se curan los enfermos, para que los dichos
indios ayuden a talar los platanales, que es la comida que los
cimarrones tienen.
Y el dicho presidio de Acla podría ser proveído de maíz, tasajos
de vaca y algunos puercos y gallinas para los enfermos, de lo que
los indios que así están en la corona real de V.M. en Cartagena
y Tolú crían y cogen, y lo que dieren se lo han de descontar los
oficiales del tributo que pagan a V.M., y cuando no lo tengan los
dichos indios lo ha de comprar el Gobernador y oficiales de la
dicha Cartagena (...).
Conviene, así mismo, que los indios del pueblo de Chepo
desde que se de principio a la Guerra o desde el día que el General
lo demandare, den cada mes por cuatro meses, diez indios del
dicho pueblo que serán por todos cuarenta para que sirvan de
rastreros y de adales 7 porque saben y están muy prácticos de la
tierra con que pasen de la cordillera de la mar del sur a la del norte
y no se les eche carga ninguna sino que acompañen como amigos,
con sus armas, los cuales ayudarán a talar algunos platanales
de los negros y otras cosas que importan a mucho para el buen
suceso de la Guerra.
164
6
El diccionario de la Real Academia Española define “horro” de esta manera: “Dicho de una
personas: que habiendo sido esclava, alcanza la libertad”.
7
Probablemente se refiere a la palabra de origen árabe, “Adalid”, o líder de un grupo.
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
De todo lo que está dicho parece que conviene que de los
pueblos de indios que están en la Corona Real de la Provincia
de Cartagena se saquen de todos ellos cincuenta indios por dos
meses, y otros cincuenta por otros dos, después que los primeros
hubieren cumplido y habiéndose servido cada cuadrilla dos meses
no vayan más porque se habrá hecho el efecto que el haber ayudado
a talar a los soldados los muchos platanales que los cimarrones
tienen en la montaña, con lo cual se les quitará la comida y andarán
divididos buscándola de unas partes a otras que será mucha parte
para que se acaben y vengan a poder del General y soldados”. 8
La información del General Ortega Valencia también nos muestra que el
plátano era la comida principal de los africanos cimarrones, como posteriormente lo vendría a ser de los Gunas. Es probable que los cimarrones
contribuyeron activamente al cultivo del plátano por toda la región del
Darién que les permitió contar con dicho alimento por donde se desplazaran, facilitando su estrategia de movilidad ante posibles ataques
del enemigo. De esta manera, cuando los Gunas ingresaron al Darién,
terminaron adoptando el plátano como uno de los productos principales
de su dieta.
En el área del Darién, los Caricua fueron uno de los grupos indígenas
que sabemos por Fray Pedro de Aguado (1919) quedaron en medio de
este nuevo escenario de guerra, y que hacia 1555 fueron víctimas de los
africanos cimarrones del rey Bayano:
“Había junto a donde estaban fortificados [los cimarrones del Rey
Bayano] un pueblo de indios llamado Caricua, cuyos moradores
habían sujetado y puesto debajo de su servidumbre con rigurosa
violencia, quitándoles las hijas y mujeres y mezclándose y envolviéndose ellos con ellas, donde se engendraba otra diferente
mixtura de gente, en el color no semejante a la del padre ni a la
de la madre, los cuales aunque son llamados mulatos y por esta
mixtura lo son, tienen muy poca similitud a los hijos de negras y
de blancos, y así, por oprobio, los que actualmente son mulatos
8
“Traslado de ciertos capítulos de un memorial que presentó en el Consejo Real de Indias,
Pedro de Ortega Valencia”. AGI, Panamá, 229, L.1.f.57r-58r.
165
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
llaman a los que son de esta mezcla que dicho de negros e indias,
zambahigos, como a gente que no merece gozar de su honroso
nombre de mulatos9”.
Mi hipótesis es que los Gunas surgen en medio de este particular contexto
de la guerra entre españoles y africanos cimarrones, en algún momento de
la segunda mitad del siglo XVI. Los Gunas aparecen en una amplia franja
que iba desde las costas donde estuvo localizado Santa María la Antigua
del Darién y la zona aledaña al cerro Tacarcuna hasta la costa Pacífica
a la altura del Puerto de Piñas. Era claro que durante la segunda mitad
del siglo XVI la frontera de guerra entre españoles e indígenas estaba
precisamente en dicha región. Alfonso Criado de Castilla escribía al rey en
1582 señalándole cómo los “indios de guerra son en aquel paraje moradores”, y habían logrado construir una especie de muralla que impedía
la conquista de dicha región:
“Mas puesto que estos reinos sean expiados de un mal tan importuno y trabajoso es necesario se formen dos pueblos en ambas
costas de la mar del norte y sur porque el enemigo hallando aquella
tierra desembarazada no la ocupe siendo como he referido muy dispuesta para poblar y muy amplia, que tiene en longitud doscientas
leguas y más, y en latitud a ochenta y a ciento y por dos menos se
dilata y estrecha entre ambos mares veinticinco leguas. Confina por
la parte más remota a la banda del mar del norte con el río caudalisimo del Darién, que en aquel océano por cinco muy espaciosos
brazos en somejando [?] su corriente desemboca sin perder seis
leguas adentro su dulzor. Y a la del sur le hacen espaldas y muralla
los indios de guerra que son en aquel paraje moradores. Mucho
convendría los pobladores en V.M. mandase enviar de allá fuesen
labradores y gente llana que bien serían recibidos de la tierra y ellos
hallados con la copia de ríos, campos y montañas de grande hermosura que aquella provincia en si contiene en tanto en V.M. provea
lo que fuese servido entonces estarán aquellas costas amparadas
con custodia de sendos presidios que exploren la tierra”10.
166
9
Aguado (1919: 205).
10
Carta del oidor Alonso Criado de Castilla, abril 20, 1582. AGI, Panamá,13. R.21, N.136.
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
Jean-Pierre Tardieu (2009) nos ha proporcionado recientemente el
mejor estudio sobre el cimarronaje en Panamá durante el siglo XVI. Tardieu
habla de dos guerras del Bayano. La “primera guerra de Bayano”, en la
que el protagonista principal fue un africano cimarrón al que llamaban
el Rey del Bayano, ocurrida por los años 1554-1555. En ese momento lo
que se conoció como la región del Bayano era principalmente los nacimientos de los ríos Chepo, que desde entonces se ha conocido como el
rio Bayano, y el actual Chucunaque, y por lo tanto su desembocadura en
el golfo de San Miguel.
La “segunda guerra del Bayano” comprendería los levantamientos
cimarrones, algunos de ellos en alianza con piratas ingleses, como el
famoso Francis Drake, que sucedieron en el periodo 1570-1581, que pusieron
en jaque el dominio español en Panamá. En esta segunda guerra el liderazgo fue más regional, por parcialidades, en la región del Bayano, donde
operaron el rey Domingo Congo y el capitán Antón Mandinga. La documentación de este periodo menciona de manera genérica la región del Bayano,
o las montañas del Bayano, para referir a prácticamente la mayor parte de
las regiones donde operaban los cimarrones, incluidas áreas donde aparentemente nunca operó el original rey Bayano. Me refiero especialmente
a la región donde desembocan los ríos de la parte oriental del golfo de
San Miguel, como el Churuca (Sambú), Tuyra, Balsas, y otros, todas ellas
regiones que durante el siglo XVII estarían bajo el control de los Gunas.
De hecho, al parecer los cimarrones tuvieron su centro de operaciones, el palenque de Rinconcholo, en el área del rio de Piñas (o Pinos), que
desemboca en el puerto de Piñas, lugar donde en 1572 por primera vez
se tienen noticias documentales de los indígenas Bugue-Bugue, como
detallaré enseguida. Así, el capitán Diego de Frías informaba al Rey el
20 de agosto de 1577:
“Yo venía determinado de con la mitad de la gente subir por el río
de Indios al pueblo de Catalina, que es donde llegó Pedro de Ortega
cerca del rio de Piñas donde los negros Zapes tienen su asiento, y
que el maestre de campo fuese con la otra parte de la gente por el
otro río al Real de San Miguel y allí saltase en tierra y fuese a ocupar
a Rinconcholon, que es un asiento en toda la fuerza del Ballano
y el mayor lugar que los negros tenían de donde escribo esto”.11
11
Citado en Hidalgo Pérez (2018: 84-85).
167
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
De esta manera, es innegable que los Gunas no solo fueron testigos, sino
también actores, de primera línea de los levantamientos cimarrones, e
incluso es posible que hubieran aprendido de ellos a apoyarse de los
corsarios en su lucha contra la corona española, como efectivamente lo
harán un siglo después.
Tabla 1. Principales levantamientos cimarrones en
Panamá en el siglo XVI (1549-1585)
168
Nombre como
se conoce el
levantamiento y
líderes cimarrones
Años
en que
estuvieron
levantados
Áreas geográficas donde
posiblemente
operaron
1. La rebelión de
Felipillo.
Líder: Felipillo
1549-1551
2. La Primera
Guerra del
Bayano
Líder: el rey
Bayano
3. La Segunda
Guerra del
Bayano
Número
aproximado de
seguidores
Descripción de
levantamiento y
principales acciones
Formó un palenque en algún
lugar del golfo
de San Miguel
30 personas
entre negros e
indígenas
– Felipillo era un
esclavo que trabajaba en la pesca de
perlas en las islas
del rey.
– Huyó con un grupo
de esclavos negros
e indígenas
– Capturado
por el Capitán
Francisco
Carreño en
1551
1554-1555
– Montañas del
Rio Chepo
– Golfo de San
Miguel
– Nombre de
Dios
– Inicialmente
500
– El palenque
de Bayano
tenía más de
300 personas
– El barco en que
venía con 500 esclavos se encalló en las
costas de Panamá y
huyeron. Bayano se
hizo su líder.
– Se les prometió la libertad a cambio
de reducirse,
pero fueron
apresados.
– El rey
Bayano fue
capturado
y enviado
primero al
Perú y luego a
España
1571-1585
Varias regiones
del oriente de
Panamá
Se calculaba
para 1574
entre 2.500
y 3.000
cimarrones en
todo Panamá.
La ciudad de
Panamá tenía
500 habitantes y Nombre
de Dios 50.
Ver detalles por
parcialidad
Ver detalles
por parcialidad
Desenlace del
levantamiento
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
Nombre como
se conoce el
levantamiento y
líderes cimarrones
Años
en que
estuvieron
levantados
Áreas geográficas donde
posiblemente
operaron
3. 1. Parcialidad
de Portobelo:
– Líder: El rey
Luis de Mozambique
– Antón Biafara
y Antón Mazanga
Congo
– Venta de
Chagres
– Ciudades de
Nombre de Dios
y Portobelo
3.2. Parcialidad
de Bayano:
– Líder: El rey
Domingo Congo
– Capitán Antón
Mandinga
– Golfo de San
Miguel
– Rio de Indios
(Posiblemente
el rio Tuyra)
– Rio de Balsas
(al parecer el
actual, no el Rio
de Balsas de
Balboa que era
el actual Chucunaque)
– Rio de Piñas
– Rio de Chepo
– Acla
– Rio de Manta
(?)
3.3. Parcialidad
de Cerro de
Cabra:
– Capitán Francisco Bervesí
– Cerro de
Cabra, cerca
de la ciudad de
Panamá
Número
aproximado de
seguidores
Descripción de
levantamiento y
principales acciones
Desenlace del
levantamiento
– Negociaciones llevaron
al reconocimiento de
la libertad y
fundación de
la villa
– En 1572-1573
corsarios ingleses
ayudados por los
cimarrones atravesaron el istmo
después del ataque
de Drake a Nombre
de Dios.
– En 1577 el corsario
inglés John Oxenham atravesó el
istmo por Acla al
golfo de San Miguel,
pero la mayoría de
sus hombres fueron
apresados y ejecutados. Oxenham fue
enviado al Perú.
– 1577 el General
Pedro de Ortega
Valencia llegó hasta
el palenque de
Ronconcholon, el
principal palenque
de los cimarrones
del Bayano, y lo
destruye.
– Negociación
y reconocimiento de
la libertad y
fundación de
villa
– Negociación
y reconocimiento de
la libertad
y establecimiento en
la ciudad de
Panamá
Fuentes: Tardieu (2007); Hidalgo Pérez (2018); Aguado (1919).
169
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Los Talegra y Bugue-Bugue12 durante
el último cuarto del siglo XVI
En 1572, Fray Cristóbal Suarez tuvo a su cargo la reducción de dos grupos
distintos de indígenas, los de Churuca y los de Talegra, quienes fueron
descubiertos en la región cercana a la Punta de Garachiné durante operaciones de los españoles en busca de africanos cimarrones y corsarios
ingleses. Los indígenas de Churuca y Talegra se enfrentaban entre sí antes
de su reducción, pero por la acción del religioso acordaron reducirse en
un mismo poblado en la boca del rio Caracoles, con la iglesia en el medio
separando a cada uno de los grupos.
Sin embargo, estos dos grupos indígenas no fueron los únicos que
se lograron identificar en dichas jornadas contra los cimarrones. Fray
Cristóbal también reportó al Gobernador de Panamá, Diego de Vera, la
presencia de los indígenas Buque-Buque (Bugue-Bugue):
“De los de Talegra vinieron a Churuca doce de ellos a verme, y a ver
qué cosa es el bautismo, y quedaron muy enamorados. Los cuales
están en el brazo del Rio Balsas a la vía del este estará de Churuca
doce leguas. Son diferente lengua y muy diferente en amarse,
porque se han tenido entre ellos guerra aunque bestial porque
ni peleaban por sus dioses ni por sus leyes ni por sus reyes, será
Dios servido que con el bautismo se amen, pues se van tratando
con amor y quieren tener su asiento en la boca del Río Caracoine
a orilla de la mar (…) Dícenme que serán estos más de sesenta
vecinos y que serán como cien piezas sin otros muchos que están
en la sierra (…) También los indios de Churuca han tenido guerra
con otros indios que están en Buque Buque es hacia Puerto de
Pinos. Es tierra muy fragosa y trabajosa para ir allá, a los cuales
han tomado el oro que tenían (…) y dicen que tienen mucho y no
hace caso de ello (…) Los de Talegra no tienen sino capitanes que
se precian de gente belicosa (…) el cristianismo lo reciben con
mucho amor, porque es gente más despierta”13 .
170
12
En la documentación la mención más común es Buque-Buque o Bugue-Bugue. En un
documento fechado en 1622 se les menciona como “Huges Huges”; Carta de don Gaspar
de Aybar, Panamá, 1637. AGI, Panamá, 30, N.87.
13
Subrayado por fuera del original. Aunque he consultado el texto original, localizado en el
AGI, Panamá 13, R13. N46, C, aquí cito la transcripción proporcionada por Jopling (1994:
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
De la carta de Fray Cristóbal, y a partir de mapas de la época, se
puede concluir que los Churuca estarían localizados sobre el rio que poco
después se ha conocido como Sambú. Los Talegra, por su parte, estarían
localizados en el rio del mismo nombre, en un brazo del rio Balsas14 , y
acordaron con el religioso poblarse junto a los Churuca en la boca del rio
Caracoine (Caracoles), que estaría sobre la bahía, o puerto, del mismo
nombre sobre la costa Pacífica. Ver mapa No. 2. Como el mismo Fray
Cristóbal detalla, los dos lugares estaban separados doce leguas uno del
otro, por lo que se puede inferir que fueron los Talegra quienes fueron a
hacerle guerra a los Churuca.
Igualmente, la carta de Fray Cristóbal nos ofrece la primera mención
documental de los indígenas Buque-Buque y de su localización en dicho
momento en la región cercana del rio y Puerto de Pinos (o de Piñas). De
esta manera, la mención documental de los Bugue-Bugue en el año 1572
claramente sitúa desde el mismo siglo XVI, en lo que hoy es el Darién
panameño, a uno de los grupos sobre los que no existe duda de que
eran parte de los actuales Gunas15 . Al parecer el proceso de reducción
250-251), la cual me parece correcta. Esta carta ha sido citada regularmente por algunos
autores. Sin embargo, la parte subrayada fue omitida por Fray Severino de Santa Teresa en
su conocida obra, de tal manera que quienes lo han usado como fuente, como Romoli, han
ignorado que Fray Cristóbal Suarez también menciona a los indígenas Bugue-Bugue. Curiosamente Carmen Mena García (1984: 364-365), quien aparentemente consultó el documento
original de Fray Cristóbal, tampoco menciona en su trabajo la referencia a los Bugue-Bugue.
Respecto a los indígenas encontrados por Fray Cristóbal Suárez, Romoli escribió: “En 1572,
el misionero franciscano Fray Cristóbal Suárez informó al presidente de la Audiencia de
Panamá que en el río de Churruca (más tarde llamado Sambú) había unos indios ‘que dicen
de Churuca por el nombre del río’; y que tenía noticias de indígenas de otras costumbres y
de lengua distinta, que vivían en Talegra, sobre el brazo del río Balzas y en la serranía más
allá. Estos a diferencia de los dóciles Chucuranos, no obedecían a caciques: ‘no tienen sino
capitanes que se precian de gente belicosa’. Fr. Severino de Santa Teresa, al citar la carta del
misionero, dice que se trata de indios chocóes y ‘ostios’ (?)”. Romoli (1989: 95-96).
14
Un mapa del Rio Tuyra, fechado en 1700, localiza un “Rio Talegua” desembocando en el rio
Tuyra, casi al mismo tiempo que el Rio Balsas, y formando una isla en su desembocadura.
AGNC, “Rio Tuyra en la provincia de Santo Domingo del Darién”. AGN.SMP.6, REF. 116.
15
De esta manera, no es correcta la siguiente afirmación de Romoli (1989: 50): “Los antepasados de los actuales Cuna (o los únicos antepasados de los cuales se tienen noticias ciertas)
no aparecen en la historia sino después de 1611. Estaban asentados en la hoya del rio Tuira,
a donde habían llegado desde el sur, empujados por sus enemigos los Emberá-Catío”. Sin
duda Romoli se refiere a los Bugue-Bugue cuando hace referencia a los antepasados de
los Gunas que supuestamente aparecen solamente hasta 1611. De otro lado, la fuente que
cita Romoli para esta última afirmación de que los Gunas venían empujados del sur por
los Emberá-Catíos no es documental, sino que se basa en los mitos de los Embera-Catíos,
como los relata el misionero claretiano Fray Severino de Santa Teresa (1959).
171
172
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Mapa 1. Costa Pacífica de Panamá al sur de la Punta de Garachiné y el Puerto de Piñas
Fuente: Ruiz de Campos (1631: 58). Los nombres en rojo han sido agregados al mapa original para resaltar los lugares mencionados.
Fuente: AGNC, SMP.6, “Río de Tuyra en la provincia de Santo Domingo del Darién”. Año 1700?
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
Mapa 2. Detalle del Rio Tuyra hacia 1700, con sus dos últimos tributarios: el rio Balsas y el “Talegua”
173
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
de Churucas y Talegras fracasó, y los indígenas se levantaron, aunque
no conocemos la razón.
Refiriéndose a los indígenas Talegra, Romoli señaló que, “su origen
Cueva parece geográfica y lingüísticamente comprobado”16. Sin embargo,
dicha autora no ofreció detalles de cómo llegó a dicha conclusión. Al
mismo tiempo, Romoli también tuvo sospechas de que los Talegra tenían
alguna relación con los Gunas, por lo que escribió: “Parece probable,
sin embargo, que los Talegra eran una avanzada de los Tunacunas”17.
De esta manera, la contradictoria conclusión de Romoli en la práctica
parece implicar que los Talegra eran una especie de eslabón entre los
Cueva y los Gunas.
Curiosamente, la hipótesis de Romoli de una posible relación entre
los Cueva-Talegra y los Gunas pareciera comprobarse con lo señalado
por el Licenciado Juan López de Cepeda, presidente de la Audiencia de
Panamá, en carta al Rey fechada el 26 de febrero de 1581. En esa carta,
el presidente de Panamá informa del hallazgos de dos grupos indígenas.
El primer hallazgo, era de unos indígenas que estaban “huidos por los
montes”, los cuales fueron llevados por el capitán Diego de Sotomayor
al Real de San Miguel. Igualmente, el presidente de la Audiencia también
informa que los indígenas Cueva eran llamados en algunos lugares Taregra
(o Talegra), como se comprobó con el hallazgo en 1581 de cerca de setenta
miembros de dicha tribu en las montañas del Bayano, en la cordillera que
divide los dos mares. Dichos indígenas vivían en tres viviendas defensivas, llamadas “caneys o balcones”, para protegerse de los ataques de
los afrodescencientes:
“La que en este pliego envío a Vuestra Majestad hoy día de la fecha
de esta llegó al puerto de Panamá el navío que por mi carta digo
haber enviado por los indios que estaban unidos en los montes y
así el capitán que fue a recogerlos, los deja en el Real de San Miguel
entregados a Pedro de Ortega Valencia (…) aquella gente para que
disponga en lo que toca al lugar y sitio adonde han de poblar y hacer
sus sementeras, son el número que va en esta Relación firmada
de Diego de Sotomayor a quien di el cargo para que los recogiese
174
16
Romoli (1989: 67-68).
17
Romoli (1989: 95-96).
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
y llevase como lo ha hecho, demás de esto con el mismo capitán
Sotomayor, me envió Pedro de Ortega un soldado con crédito suyo
y llamado Joan de Magan que dice como en la altura de los montes
de Vallano en que andan los negros cimarrones y los divide una
cordillera y ríos que salen de ella, de los cuales vierten unos en
la mar del norte y otros en la mar del sur, y que junto a la misma
cordillera hacia la mar del norte hallaron los soldados que hacen
guerra a los negros un pueblo de indios salvajes, en que tenían tres
caneys/o balcones que ellos llaman que son casas en que viven
juntos para mejor defenderse por la continua guerra que tienen con
los negros, y como los españoles, les dieron a entender que iban a
matar los negros y defenderlos a ellos se vinieron con muestra de
muy buena voluntad setenta y dos, cuarenta varones hombres de
guerra que pelean con arcos, y flechas y una porras que acá llaman
macanas, los demás son mujeres y niños, esta nación de indios
tiene por nombre y apellido Cuebas y por otro se llaman Taregras,
y por la capital enemistad tienen con los negros muestran buena
voluntad a nuestra compañía y deseo de ayudarnos a disiparlos
como tengo entendido que por tan buenos medios lo conseguiré”18.
El tipo de vivienda mencionada de “caneys o balcones” pareciera referir
a un tipo de vivienda también conocida en otras regiones como “barbacoas”, las cuales eran comunes en la costa Pacífica, en la zona llamada
las Anegadas o Gorgona, donde había guerras permanentes entre los
populosos grupos de dicha región. En la relación mencionada por el Presidente en su carta, Diego de Sotomayor certificó que el presidente de la
Real Audiencia de Panamá lo mandó en un barco,
“a la provincia de Puerto de Piñas y Churuca, que es sesenta leguas
de esta ciudad a conquistar y buscar y el reducir al servicio de Dios
y de Su Majestad los indios que estaban alzados en el Puerto de
Piñas y en Churuca, y este que declara fue con la dicha gente a
la dicha provincia y sacó de ella cuarenta y seis piezas de indios
varones y hembras los cuales por orden del dicho señor presidente
18
Carta del Licenciado Juan López de Cepeda, presidente de la Audiencia de Panamá, fechada
el 26 de febrero de 1581. AGI, Panamá, 13, R. 20, N.123. Subrayado por fuera del original.
175
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
llevó a la provincia de Vallano y allí los entregó al general en presencia de todos los capitanes y soldados de su cargo”.19
Igualmente, el mismo General Pedro Ortega Valencia, quien fue el responsable militar de la operación reportó: “Se han tomado diez y seis indios
e indias a los dichos negros que tenían en su servicio y por sus cautivas
que están en el real. Se han sacado otros sesenta y dos indios e indias que
estaban en un punto en la montaña los cuales se sacaron de paz y están
poblados en el real de San Miguel”20.
De otro lado, en marzo de 1581, el oidor de la Audiencia de Panamá,
Alfonso Criado de Castilla, le escribía al rey lo siguiente:
“A esta pacificación han sido de provecho los indios que en el
monte se descubrieron de paz andando en pos de los negros, los
cuales que serán más de sesenta, ayudaron a la guerra y también
se poblaron con los negros reducidos cerca de su asiento, un rio
en medio, que por haber venido juntos con ellos gustaron de esto;
aunque si más les agradare vivir en compañía de otros indios de
los poblados en este reino podrán aumentarse con ellos y así
son ahora idos a ver un pueblo comarcano a esta ciudad que se
dice Chepo que son indios de la misma nación para que si no les
agradare aquella tierra vuelvan a su población, y si les diera gusto
aumenten la de Chepo”21 .
176
19
Certificación de Diego de Sotomayor, fechada en Panamá el 26 de febrero de 1581. AGI,
Panamá, 13, R. 20, N.123. En la relación de méritos y servicios de Diego de Sotomayor se
señala: “dicho Diego de Sotomayor fue a lo que este testigo entiende por mandado de esta
real audiencia a Choruca y Talegre y toda aquella montaña a recoger los indios que allí
estaban silvestres, y los recogió y trajo consigo y pobló en la isla de perlas, que dicen del
Rey donde al presente están adoctrinados”. “Méritos y servicios: Diego de Sotomayor”.
Marzo 30, 1584. AGI, Patronato, 152, N.6, R.1. Folios 608r-608v.
20
“Copia y lista de los negros cimarrones, así hombres como mujeres, chicos y grandes, que
hay de guerra en el Bayano, firmada por el general Pedro de Ortega Valencia”, fechada el
20 de mayo de 1581. AGI, Panama,13, R.20, N.126. Folio 147v.
21
Carta de los oidores Alonso Criado de Castilla y Gonzalo Núñez de la Cerda. Panamá,
abril 20, 1582. Panamá, 13, R.21, N.137. No es claro si dichos indígenas se sumaron a
los que vivían en Chepo o no, que según Criado de Castilla eran de la misma nación. Un
año después, el fiscal de la Audiencia de Panamá, Diego de Villanueva, después de su
visita a varios pueblos de indios, incluidos la villa de Veracruz (donde juntó los de Ola y
Penenomé), Parita y el de Chepo, señalaba, “todos los vecinos que hay en estos pueblos
ni llegarán a trescientos indios, gente ruin y vil, aunque harto entendidos en malicia; no
tributan ni pueden aun sustentar a los sacerdotes. Demas de éstos hay gente de guerra.
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
Pareciera que Criado de Castilla se refiere a un grupo de indígenas
distinto a los encontrados por el general Ortega Valencia, aunque es por
la misma fecha. Lo que es confuso de este reporte en comparación a los
anteriores es que menciona que “los más de sesenta indios ayudaron a
la guerra, pero se poblaron cerca de donde se poblaron los negros, con
un rio separándolos”. Igualmente da a entender que los indígenas y los
afrodescendientes se hicieron amigos al venirse juntos.
Las evidencias documentales presentadas en esta sección también
dejan sin sustento la afirmación de Romoli de que los indígenas Cueva
desaparecieron antes de 1534. De hecho, el problema es que Romoli
toma literalmente las afirmaciones de Las Casas de que para esa fecha
los Cuevas habían desaparecido. No obstante, aunque es probable que
para la fecha la mayor parte de ellos hubieran muerto como resultado
de la conquista y las enfermedades, existe evidencia documental de que
algunos de ellos lograron huir a diversos lugares remotos, como se menciona de los indígenas que trató de reducir Cristóbal Suárez en 1572, y el
grupo encontrado por el general Ortega Valencia en 1581, y no hay que
descartar que otros sobrevivientes se hubiesen trasladado y escondido
en otros lugares. De hecho, como muestro en otro capítulo, un importante
número de indígenas Cuevas del área de Acla se fue a vivir al costado
oriental del golfo de Urabá a pocos años de la llegada de los españoles.
La presencia documentada de indígenas Cueva-Talegra y de Bugue-Bugues en la región de Puerto de Piñas en 1581, en medio de la guerra contra
los negros africanos cimarrones, también deja sin sustento las afirmaciones de Castillero Calvo, de que en las campañas contra los cimarrones
los españoles no encontraron a ningún indígena Guna. Según Castillero
En Trota y Filipina y otras partes donde son pocos, malos e indómitos y de esto algunos
sirven, y para ellos y su buen tratamiento he enviado provisiones a las partes que conviene
para su gobierno. Hacen a sus amos sementeras de maíz. Tienen los encomenderos a diez
indios, otros a seis, otros a doce o veinte, que todo es gran miseria”. Carta del fiscal de la
Audiencia de Panamá, Diego de Villanueva Zapata. Panamá, abril 22, 1583. Panamá,13,
R.22, N.147. En 1607, Antonio, el obispo de Panamá señalaba: “en este Reino de Tierra
Firme hay cinco pueblos de indios fundados muchos años ha, que los naturales de ellos
son indios de mucha razón para indios, y que no saben hablar otra lengua sino la nuestra,
que están situados: el uno ocho leguas de esta ciudad, que se llama Chepo; y en el término
de la ciudad de Natá están dos: el uno se llama Penonomé y el otro Ola; y en San Pedro del
Montijo otro, que se llama la Atalaya; y en el término de la villas de los Santos otro, que se
llama Parita”. (Fernández, 1886, T. V: 143-144).
177
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Calvo, los Gunas entraron a la región del Bayano desde el cerro Tacarcuna
solamente después de que se acabó el cimarronaje en 158122.
De hecho, Jean-Pierre Tardieu ha demostrado que aun hasta por lo
menos 1585, los españoles continuaban reduciendo grupos de negros
cimarrones en el área del golfo de San Miguel. Aún más sorprendente,
en dicho año se encontró que había entre ellos cuarenta y un “indios
chúcaros”. Tardieu ha especulado que, “eran posiblemente los indios
Kunas, del Darién”.23 En realidad es difícil señalar con certeza si lo eran
o no, dado que también puede argumentarse que podrían ser algunos de
los últimos sobrevivientes de un cacicazgo llamado Chucara, mencionado
en la obra de Oviedo24 .
Las primeras incursiones de los Bugue-Bugue
y sus aliados (1614-1617)
Hacia 1609 la Audiencia de Panamá remitió una relación al Consejo de
Indias sobre diferentes aspectos relativos al gobierno, la sociedad, la
hacienda real, lo militar y eclesiástico de Panamá. Allí se afirmaba categóricamente: “No hay guerra ofensiva ni defensiva ordinaria en el Reino de
Panamá, ni de presente hay guerra alguna”.25 La situación cambiaría radicalmente pocos años después cuando en 1614 los indígenas Buque-Buque
178
22
Según Castillero Calvo (1995: 173): “En 1581 el cimarronaje quedó sofocado en el Darién. En
las distintas campañas que hicieron los españoles se encontraron, como vimos, algunos
palenques de negros tan lejos como el valle del Chucunaque -después uno de los sitios
de residencia preferido de los cunas-; sin embargo, la tropa no encontró a ningún cuna.
Tampoco entre los cunas, hasta donde se sabe, ha quedado ninguna tradición que sugiera
haber tenido relaciones con los cimarrones. La retirada de los cimarrones, por un lado,
y por otro, el desinterés de la colonia por este territorio, al que virtualmente abandonó
a su propia suerte hasta el primer tercio del siglo XVIII, dejó un vacío que le abrió a los
cunas de par en par las puertas del Darién. Puede especularse que poco después de 1581,
encontrándose con un territorio totalmente despoblado y sin ninguna resistencia humana
que les impidiera avanzar, el pueblo cuna empezó, primero lentamente, luego de manera
cada vez más rápida, a ocupar las tierras que serían después su residencia definitiva”.
23
Tardieu (2009: 208).
24
Oviedo (1853: 45).
25
“Descripción de Panamá y su provincia, sacada de la relación que por mandado del Consejo
hizo y envió aquella audiencia”. Descripción de Indias, Tomo I (Manuscrito). Biblioteca
Nacional de España. Sin fecha. Mss/3064. Folio 76r.
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
y sus aliados iniciaron sus incursiones armadas en la región de Chepo26.
Dos años más tarde, el Cabildo de Panamá informaba así de los ataques:
“Por principios del año de 1614 en los montes donde estuvo el
presidio de Vallano, tenían algunos vecinos de esta ciudad sus
estancias con hatos de ganado vacuno, y cuadrillas de negros
sacando madera y tablazón para las fábricas de las casas de esta
ciudad y haciendo navíos para la navegación de esta mar del sur,
y como supieron los indios de la población del rio que llaman
Bugue-Bugue, que están cerca de aquellas montañas, que ya no
había presidio de gente de guerra, se desvergonzaron a venir allí
a matar algunos negros, para castigo de lo cual el Presidente Don
Francisco Balverdi de Mercado envió una escuadra de 25 soldados
del presidio de esta ciudad y más de 40 indios cargueros y negros
mogollones, rastreros, y por no ser práctico en guerras de indios
el Capitán los indios le mataron una madrugada en rancho, con la
mayor parte de su gente, que de todos no escaparon más que dos
españoles y trece indios”. 27
El capitán enviado en 1614 a enfrentar a los Bugue-Bugue fue Don Francisco Narváez, el cual fue derrotado por los indígenas. Aunque el citado
informe del Cabildo menciona que dicho Capitán no era “práctico en guerra
de indios”, pocos años antes la Audiencia de Panamá resaltaba que él era
uno de solamente dos personas con experiencia de guerra en Panamá 28.
26
Vázquez de Espinosa (1948: 287) menciona que en 1611 se retiró un presidio que facilitó
los ataques de los “indios de guerra”. Este autor, quien publicó su obra hacia 1630 también menciona el interesante dato de que para ese momento los indígenas de Chepo,
“han perdido su lengua natural y hablan la nuestra”. De otro lado, quiero resaltar que en
la documentación sobre las incursiones de los Bugue-Bugue mencionan varias veces que
este grupo actuaba en colaboración de otros indígenas aliados, los cuales sin embargo
nunca son nombrados. Aunque los ataques de los Bugue-Bugue son frecuentemente mencionados por los autores que recuentan la historia de los indígenas Gunas, sobresalen la
falta de estudios específicos sobre el tema, a excepción de un artículo reciente de Vives
i Via (2018).
27
Carta del Cabildo secular de Panamá al Rey. Panamá, 6 de abril de 1616. AGI, Panamá, 30,
N.68.
28
La otra persona mencionada era el Capitán Lope de Estrada. “Descripción de Panamá
y su provincia, sacada de la relación que por mandado del Consejo hizo y envió aquella
audiencia”. Descripción de Indias, Tomo I (Manuscrito). Biblioteca Nacional de España. Sin
fecha. Mss/3064. Folio 77v.
179
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Sin embargo, la muerte del presidente de la Audiencia de Panamá impidió que se organizara una segunda jornada contra los Bugue-Bugue, en
represalia por haber acabado las tropas de Narváez, por lo que el Cabildo
de Panamá indicaba que por tal razón los indígenas,
“han perdido el miedo, y han llegado al sitio del dicho presidio de
Vallano, donde han muerto algunos negros esclavos y carpinteros,
y pasando adelante hasta los montes de Chima diez y ocho leguas
de esta ciudad y en una estancia mataron un vecino y otros siete
negros, con que se han retirado las cuadrillas de negros a esta
ciudad, y quedado todo despoblado y los indios señores de ello,
y últimamente han llegado al rio de la Maestra diez leguas de esta
ciudad, y en una estancia que allí está de otro vecino mataron
otros ocho negros”.29
En el año 1617, un grupo de pobladores de la región de Chepo elaboraron un “memorial y relación de los daños que han hecho los indios de
Bugue-Bugue y otros que con ellos se entiende que se han juntado desde
el mes de marzo del año mil y seiscientos y catorce”30. El documento fue
remitido al presidente y a la Real Audiencia de Panamá, para que también fuese enviado a la Corona para que se conocieran los detalles de lo
sucedido hasta el momento y se valorara la gravedad de la situación en
que se encontraba la región.
El citado documento menciona que el área afectada era de más de cincuenta leguas, que iba desde cinco o seis leguas de la ciudad de Panamá,
por los ríos Lagartos, Chimán y Congo, Punta Patiño, golfo de Bayano, o San
Miguel, Garachiné, y Puerto de Piñas. El área del rio Congo era el sitio de
donde se sacaba la madera para la fabricación de navíos reales y privados.
180
29
Carta del Cabildo secular de Panamá al Rey. Panamá, 6 de abril de 1616. AGI, Panamá, 30,
N.68. Según escribió la Audiencia hacia 1609, el presidio del Bayano se había construido
en 1578, “por ocasión de haber pasado los ingleses con favor de los negros cimarrones por
los ríos que por aquí entran en el mar del sur. No es fortaleza sino solo una casa edificada
en una sabana en que se hace cuerpo de guardia. Alrededor de ella están los bohíos en
que viven los soldados”. “Descripción de Panamá y su provincia, sacada de la relación que
por mandado del Consejo hizo y envió aquella audiencia”. Descripción de Indias, Tomo I
(Manuscrito). Biblioteca Nacional de España. Sin fecha. Mss/3064. Folio 77v.
30
Si no se indica lo contrario, las referencias documentales de esta sección se basan en AGI,
Panamá, 65, N.15. “Informaciones: El Cabildo secular de Panamá”, fechada en 1645, pero
con documentación desde 1617.
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
El primer incidente mencionado en el memorial es un ataque, en 1614,
a una embarcación de seis afrodescendientes que estaban empleados en
los aserraderos de propiedad del oidor Tomás de Quiñones. La embarcación en que se transportaban los afrodescendientes apareció en tierra,
“sin clavazón”, y éstos desaparecieron. El gobernador de Panamá, Francisco Valverde de Mercado, envió en su búsqueda a un veterano capitán
de la guerra del Bayano, llamado, Pedro Jiménez, al mando de veinticuatro soldados y sesenta personas más entre indios de Cocleé y Parita, y
afrodescendientes, para averiguar quién había cometido dicha acción.
Después de diez días de búsqueda y haber hallado rastros de los “indios
de guerra”, fueron atacados por sorpresa en una madrugada, causando
la muerte a cincuenta y cuatro personas. Los atacantes “se quedaron con
las armas y herramientas”.
En el año de 1615 los Bugue-Bugue atacaron los astilleros del Real
de San Miguel del Bayano, mataron cinco personas, algunos de ellos oficiales, y se apoderaron de un hato propiedad de un señor llamado Pedro
de Rivera, que tenía más de dos mil reses. Ese mismo año mataron siete
afrodescendientes propiedad del tesorero Andrés Cortés, quienes estaban cortando madera en Chimán. El ataque produjo el abandono de siete
estancias dedicadas a la agricultura y que tenían aserraderos de madera.
Al año siguiente, 1616, los indígenas llegaron hasta el rio de la Maestra
y mataron catorce afrodescendientes de la estancia de Diego de Herrera,
“y quemaron los bohíos y tomaron las herramientas y destruyeron las
cementeras y platanales”, por lo que los demás vecinos se trasladaron
a vivir a Panamá. Luego pasaron a la estancia San Pedro, propiedad de
Bartolomé Tristán y allí mataron siete afrodescendientes; en la propiedad
de Lorenzo Enriques “tomaron las herramientas que hallaron” y mataron
gran cantidad de yeguas y caballos. En el mismo año 1616 los indígenas
emboscaron y mataron al capitán Zambrano y a un soldado de apellido
Obando, que habían sido enviados para contenerlos. El presidente de
Panamá, don Diego Fernández de Velasco, escribía en dicho año respecto
al número de indígenas que hacían estas incursiones que, “según dicen
personas que los han visto serán más de quinientos”, los cuales “pelean
con arcos y flechas y lanzas arrojadizas”.31
31
Carta del presidente de Panamá, Diego Fernández de Velasco. Panamá, abril 6, 1616. AGI,
Panamá, 16, R.8, N.95.
181
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
En 1617 los indígenas regresaron al sitio llamado Corozal, a seis leguas
de Panamá y una de Chepo, y las tropas que se enviaron a perseguirlos, al
mando del capitán Andrés Juárez de Villamil solamente lograron matar a
uno de los agresores, y su cabeza fue llevada a la ciudad de Panamá. La
persecución que se hizo por mar y por tierra no dio ningún resultado, aunque se hallaron rastros de su huida. Sin embargo, dos semanas después
los Bugue-Bugue regresaron y llegaron hasta los alrededores de Chepo,
pero los naturales del lugar los descubrieron antes de llegar al poblado
por lo que se dio una confrontación en la que murieron cinco personas,
entre blancos, afrodescendientes e indígenas de Chepo. Los cincuenta
soldados que salieron en persecución de los “indios de guerra” tampoco
lograron alcanzarlos. Sin embargo, antes de huir los Bugue-Bugue lograron
quemar las estancias y hatos de ganado del capitán Lorenzo de Roa y del
secretario don Pedro Rangel.
Como resultado de todas estas incursiones en 1617 las cerca de
cuarenta estancias que había entre Puerto de Piñas y el sitio de Corozal,
cerca de Chepo fueron abandonadas, por lo que la fabricación de fragatas y navíos se vio severamente afectada, lo mismo que propiedades
que producían más de seis mil fanegadas de maíz al año, gran cantidad
de arroz, frijoles grandes, platanares, muchas frutas y vegetales, cría
de ganado, cerdos, gallinas y pollos. Uno de los testigos calculaba que
había cerca de mil afrodescendientes esclavos que trabajaban en dichas
unidades productivas, y que unas veinte mil cabezas de ganado vacuno
y caballar había quedado abandonado porque sus dueños no se atrevían
a ir a sacarlos de la región por miedo a los indígenas.32
Ante la situación tan delicada, el capitán Lorenzo de Roa pedía a la
Corona,
“que a los dichos indios se le haga guerra y sean seguidos de una
vez hasta sus propias tierras y rancherías y castigados respecto
de que sin que de nuestra parte se les haya hecho ningún daño
ni perjuicio nos han venido a inquietar y usurpar la mejor y más
abundante tierra y sitios que hay en todo este Reino, de tan grande
32
182
Testimonio del capitán Lorenzo de Roa; Panamá, mayo 9, 1617. AGI, Panamá, 65, N.15.
Folio 45r.
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
fruto y aprovechamiento como es notorio que con esto se acabarán
de una vez de castigar tan crueles enemigos”.33
El presidente de Panamá, don Diego Fernández de Velasco, reconocía que
el problema para buscar una solución definitiva a dichos ataques era el
costo, que estimaba entre ocho y diez mil pesos. Escribiendo en 1618
mencionaba que los ataques de los indígenas llevaban ya diez años, lo que
querría decir que comenzaron aproximadamente en 1608. Sin embargo,
la información documental y los testimonios de testigos no apoyan esta
afirmación, dado que no solamente todos mencionan marzo de 1614 como
el inicio de los ataques, sino porque como vimos, una relación de cerca
de 1609 señalaba que no había ninguna guerra ofensiva ni defensiva. Es
probable que, al reportar de esta manera a la Corona, el presidente de
Panamá pretendía evadir su responsabilidad por la falta de solución al
problema. Así escribía Fernández de Velasco:
“Los indios barbaros de las montañas del Vallano acostumbrados a
hacer daños y muertes, de diez años a esta parte en los españoles y
esclavos de los aserradores y estancias que allí tienen particulares
vecinos, se han desvergonzado tanto, que ya se llegan cerca de
esta ciudad cosa de seis leguas, a hacer insultos y bellaquerías,
como no ven el castigo. Este ha de ser irlos a buscar a su propia
tierra, haciendo formada de propósito para ello, que estará como
de cuarenta o cincuenta leguas de esta ciudad y quemarles sus
rancherías y poblaciones, y obligarlos de esta manera, o, a que
se alejen más de esta tierra o a que se reduzcan con este mal
tratamiento, a ser nuestros amigos y no hacer más daños de aquí
adelante. Porque los que hacen cada día son muy grandes, y como
para castigarlos en la forma dicha es necesario gastar ocho o diez
mil pesos de la hacienda de su Majestad. Confieso que no me he
atrevido a hacerlo sin orden particular”34 .
33
Testimonio del capitán Lorenzo de Roa; Panamá, mayo 9, 1617. AGI, Panamá, 65, N.15.
Folio 48v.
34
Carta del presidente de Panamá, Diego Fernández de Velasco. Panamá, Julio 20, 1618. AGI,
Panama,16, R.8, N.115.
183
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
En la siguiente tabla resumo los ataques mencionados en la documentación de los Bugue-Bugue y sus aliados en el periodo 1614-1617.
Tabla 2. Resumen de los ataques documentados
de los indios Bugue-Bugue y aliados, entre 1614-1617
Sitio y detalles
de los ataques
184
Víctimas
humanas
Ataque a astillero propiedad
del oidor Tomás
Quiñonez en
San Miguel de
Bayano
5 afrodescendientes desaparecidos
Ataque a las
tropas del
capitán Pedro
Jiménez, quien
había ido en
busca de los
afrodescendientes de don
Tomas Quiñonez
54 personas
murieron,
del grupo de
24 soldados
españoles y
60 indígenas
(de Coclée
y Parita) y
“negros mogollones” que
componían el
grupo
Ataque a los
astilleros del
Real de San
Miguel del
Bayano
5 personas
(entre oficiales
y algunos
civiles)
Ataque en
Chimán (a
veinte leguas
de la Ciudad
de Panamá) a
una estancia y
aserradero de
propiedad del
tesorero Andrés
Cortés
7 esclavos
afrodescendientes
Ataque a
propiedades
inmuebles
Ataques a
animales
La barca
en que se
transportaban fue
destruida
Los bohíos
fueron quemados
Ataques a
cultivos
Robo de
herramientas,
armas y otros
objetos de
hierro
La barca
apareció en
tierra, quemada y “sin
clavazón”
Se apoderaron de hato de
Pedro Rivera
con 2 mil
reses, aunque
las fuentes
no detallan si
hubo ataques
a los animales.
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
Ataque a
propiedades
inmuebles
Sitio y detalles
de los ataques
Víctimas
humanas
Ataque a estancia de Diego
de Herrera
en el rio de la
maestra
14 afrodescendientes
Ataque a
estancia “San
Pedro”, de Bartolomé Tristán
en Corozal (a
una legua de
Chepo)
7 esclavos
afrodescencientes
Ataque a estancia de Lorenzo
Enríquez en el
sitio el Corozal
1 negro y 2
españoles
(Capitán Zambrano y soldado Obando)
que salieron a
enfrentarlos
Asedio al sitio
de Corozal
1 indígenas de
los atacantes
murió
Asedio a Chepo
5 afrodescendientes y 1
indígena de
Chepo
Los bohíos
de la estancia fueron
quemados
N/A
Ataques a
cultivos
Destruyeron sementeras y
platanales
Robo de
herramientas,
armas y otros
objetos de
hierro
Tomaron las
herramientas
Tomaron las
herramientas
Flecharon
y mataron
gran cantidad
de yeguas y
caballos
Ataque a
estancia del
capitán Lorenzo
de Roa en los
alrededores de
Chepo
Quema de
la estancia
Ataque a estancia del secretario don Pedro
Rangel en los
alrededores de
Chepo
Quema de
la estancia
Total
Ataques a
animales
Robaron
todas las
herramientas
97 (incluyendo
uno de los
atacantes)
Fuente: AGI, Panamá, 65, N.15.
185
186
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Mapa 3. Costa Pacífica de Panamá a comienzos del siglo XVII, desde la Punta de Garachiné hasta la ciudad de Panamá
Fuente: Ruiz de Campos (1631: 57)
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
La documentación no permite determinar con exactitud cuáles fueron
los motivos de los ataques. Sin embargo, como hipótesis, propongo las
siguientes razones:
–
–
35
Primero, el intento de una recuperación territorial, comenzando
por la recuperación de la zona del golfo de San Miguel, clave para
la movilidad hacia prácticamente todos los puntos cardinales de
la región. El siguiente paso en la recuperación territorial lo constituyó el llegar hasta la región de Chimán. Igualmente, había un
claro interés en llegar hasta Chepo, su límite al occidente, para
desde allí ir rio arriba a la zona montañosa donde nace el actual
rio Bayano, lo mismo que para llegar por ahí hasta la costa del
golfo e isletas de San Blas.
Segundo, había un claro deseo de venganza contra españoles,
afrodescendientes, e incluso contra algún tipo de animales. Dado
que dichas propiedades en la mayoría de los casos no estaban
habitadas por sus dueños españoles sino por afrodescendientes
libres y esclavos, éstos fueron las víctimas principales 35 . Sin
embargo, los Bugue-Bugue y sus aliados no solo querían vengarse
de los españoles, sino también de los afrodescendientes quienes
habían ocupado sus tierras durante la segunda mitad del siglo
XVI, impidiendo un regreso más temprano. Llama la atención el
ataque contra animales, como caballos y yeguas, a quienes flecharon en por lo menos uno de los ataques. Era posiblemente la
primera oportunidad que tenían de vengarse de ellos. Igualmente,
la destrucción de cultivos posiblemente permitía imitar el accionar de los primeros conquistadores contra sus antepasados. Sin
embargo, a partir de otros ejemplos similares sucedidos en otros
lugares del continente durante el siglo XVIII, el historiador David
Weber (2005: 77) señala que algunos grupos indígenas transformados y en posición ofensiva, simplemente rehusaban reconocer
la propiedad de los españoles sobre ganados y cultivos que se
El censo de 1607 encontró que en la ciudad de Panamá había 548 vecinos (495 españoles
y 53 extranjeros) y en toda la Provincia de Panamá un total de 3,721 esclavos. “Descripción de Panamá y su provincia, sacada de la relación que por mandado del Consejo hizo y
envió aquella audiencia”. Descripción de Indias, Tomo I (Manuscrito). Biblioteca Nacional
de España. Sin fecha. Mss/3064. Folio 63r.
187
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
–
–
encontraban en tierras que consideraban de su propiedad, y que
habían sido robadas a sus ancestros.
La tercera, un claro deseo de conseguir herramientas y armas. En
cuatro de los ataques documentados hubo robo de herramientas.
Incluso en el primero de ellos, los indígenas se tomaron el trabajo de sacar los clavos de hierro de las embarcaciones, lo que
podría revelar tanto el nivel de escases que había en ese preciso
momento, así como el enorme deseo de acceder a él.
La cuarta, un rechazo del modelo de ocupación y uso de la tierra
y los recursos naturales por parte de los españoles, quienes
tenían una intensa explotación forestal en toda la región, para
la construcción de navíos y viviendas, no solo en Panamá, sino
también para llevar al Perú. Igualmente, los españoles habían
implementado grandes hatos ganaderos (Aram, 2018) con hasta
por lo menos mil doscientas reses, lo mismo que cría extensiva
de otros animales, incluyendo cerdos y gallinas36. Es importante
mencionar que aún hoy en día los Gunas no permiten ganado
vacuno en sus tierras.
La excursión punitiva de Jerónimo
Ferrón contra los Bugue-Bugue
En 1621 se le asignó al capitán Jerónimo Ferrón la misión de hacerse cargo
de un fuerte sobre el rio Ballano, para prevenir ataques de los indígenas
Bugue-Bugue. En carta al Rey, Ferrón dejó un inusual relato en el que
detalla los pormenores de su incursión. De esta manera, sabemos que
a comienzos de 1622 cinco indígenas Bugue-Bugue fueron detectados
36
188
Mena García (1984: 127-131) ha dado a conocer un informe de la Audiencia fechado en 1609,
en el que se señala que había 69 hatos con 88.000 reses en la Audiencia de Panamá. Una
relación, que probablemente era parte del mismo informe de 1609, señalaba que solamente
en jurisdicción de la ciudad de Panamá había 52 hatos de ganado con 53.600 cabezas.
La distribución territorial de los hatos era así: 27 en la ciudad de Panamá, 21 en Chepo,
6 en Chame, 4 en Caimito, 2 en Peruquete, 1 en Capira y otro en sitio no especificado.
Esto también permite inferir que entre 1609 y 1614, cuando empezaron los ataques de
los Bugue-Bugue, hubo una agresiva expansión de los hatos, estancias y aserradores en
toda la región entre ciudad de Panamá y Puerto de Piñas, lo que quizás fue considerado
por los Bugue-Bugue y sus aliados como un ataque a su territorio al que era necesario
repeler. “Descripción de Panamá y su provincia, sacada de la relación que por mandado
del Consejo hizo y envió aquella audiencia”. Descripción de Indias, Tomo I (Manuscrito).
Biblioteca Nacional de España. Sin fecha. Mss/3064. Folio 65r.
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
realizando espionaje cerca a Chepo, y al verse descubiertos por un grupo
de afrodescendientes huyeron, no sin antes enfrentarlos, teniendo como
resultado la muerte de dos indígenas. Los afrodescendientes regresaron
a dar cuenta de la situación y se despachó al capitán Pedro Méndez con
un grupo de soldados, que les siguieron el rastro, pero no los pudieron
alcanzar. Igualmente se ordenó que se enviaran por mar treinta soldados
al mando del alférez Juan Lorenzo, “fuesen a Chiman que es hacia las
montañas del Vallano a tomar el paso a los enemigos”.37 Los hombres
de Lorenzo dieron con el pequeño grupo de indígenas, “los dos de ellos
pelearon valientemente haciendo cara a los españoles y el otro se huyó”.38
Los españoles decidieron salir a castigar a los Bugue-Bugue, para
lo cual se trajeron treinta indígenas Coclées y veinticinco de Penonomé,
y dos compañías de españoles, una al mando del Capitán Luis de Alfaro
y Mendoza con cuarenta y cinco hombres y otra a cargo del alférez Juan
Lorenzo con cincuenta y cinco. Adicionalmente se envió una compañía
de “morenos libres” con cuarenta hombres, al mando del Alférez Agustín
Caballero. Como cabeza de todo el destacamento se nombró al Capitán
Jerónimo Ferrón, quien afirmó que su misión era la de ir, “hasta sus mismas
casas y que les talase los bastimentos y población que topase le diese el
castigo que por tantos robos y muertes merecían y que después de hecho
el dicho castigo me volviese a Ballano y me fortificase en él y quedase de
presidio con los 50 soldados que V. Majestad mandaba”.39
De esta manera Ferrón salió de Panamá el 14 de marzo de 1622, en
dos fragatas y dos chinchorros, “y fui mi viaje vía recta a la boca del río del
Vallano y pasando adelante entré a la boca de Bugue-Bugue, y entrando
por él cosa de doce leguas rio arriba hasta donde las fragatas pudieron
llegar con las mareas” 40. Ferrón y sus hombres saltaron a tierra el día
veintitrés de marzo, luego pasaron al rio de indios, posiblemente el rio
37
Carta del Capitán Jerónimo Ferrón; Panamá, junio 20 de 1622. AGI, Panamá, 30, N.87.
38
Carta del Capitán Jerónimo Ferrón; Panamá, junio 20 de 1622. AGI, Panamá, 30, N.87.
39
Carta del Capitán Jerónimo Ferrón; Panamá, junio 20 de 1622. AGI, Panamá, 30, N.87.
40
Car ta del Capitán Jerónimo Fer rón; Panamá, junio 20 de 1622. AGI, Panamá, 30,
N. 87. Gracias a las labores de inteligencia, las instrucciones dadas por el presidente Viveros
a Ferrón le indican el camino a seguir: “Desde aquí [Panamá] saldréis derecho hasta poneros
en la boca del rio que llaman de Indios, y por él iréis navegando arriba del rio de Muriel y
quebrada de Joan Çape, donde se mataron aquellos españoles (...) Habiendo pasado de la
quebrada de Joan Çape y llegado al rio de Bugue-Bugue desde donde se entiende que a dos
jornadas se dará con los indios saltareis en tierra con todos los soldados y gente de guerra”.
189
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Tuyra. Allí, Ferrón le pidió a los indígenas Coclées que lo acompañaban
que se subieran a un árbol a ver qué podían divisar. Los indígenas vieron humo hacia la mar del norte, por lo que las tropas se movilizaron en
dicha dirección, y al poco tiempo dieron con un rastro y unas rancherías,
“donde estaban dos caseríos de indios, la una apartada de la otra un tiro
de mosquete en un valle cercado de mucha montaña”. 41
Las tropas de Ferrón cercaron el caserío, pero fueron sentidos por cuatro indígenas gandules, o guerreros, quienes los enfrentaron, muriendo
dos, capturado uno y el otro huyó. Enseguida las tropas capturaron a un
grupo de once personas, incluyendo dos mujeres con recién nacidos, y
niños y adolescentes. Luego Ferrón ordenó al Capitán Lorenzo que fuera
con veinte indígenas Coclées y uno de los cautivos a buscar la ranchería
del cacique. Al llegar las tropas del Capitán Lorenzo a la ranchería del
cacique, “visto que no había más de un buhío grande y otros dos pequeños
haciendo dos mangas de la grande”, 42 las tropas lo asaltaron, pero no
hallaron a nadie en él. Igualmente encontraron “gran cantidad de maíz que
tenían recogido para su año y otra cantidad de comidas”, por lo que pasaron a recoger todo ello para llevar al Real, y luego procedieron a talarles
las plantaciones y sementeras, y le prendieron fuego al bohío principal.
Según el relato de Ferrón, todo el tiempo de su entrada en las tierras
de los Bugue-Bugue estuvo lloviendo, por lo que la pólvora estaba mojada
y los arcabuces no funcionaban bien por la humedad. Sintiendo que los
indígenas los cercaban, Ferrón decidió iniciar la retirada, llevando las
mujeres y niños cautivos como escudos humanos en caso de ser atacados.
A medida que los dos bebes lloraban la ansiedad de Ferrón aumentaba,
al punto de afirmar que “las indias presas pellizcaban las criaturas a fin
de incitar a los enemigos con sus gritos”. 43
Ferrón igualmente menciona un detalle importante de la estrategia de
guerra de los Bugue-Bugue, al señalar que, “como es costumbre en ellos
acometen a las alboradas”. 44 Ferrón se atrincheró con su tropa y temprano
en la mañana fue atacado fuertemente por los indígenas. Ferrón relata
vivamente que éstos,
190
41
Carta del Capitán Jerónimo Ferrón; Panamá, junio 20 de 1622. AGI, Panamá, 30, N.87.
42
Carta del Capitán Jerónimo Ferrón; Panamá, junio 20 de 1622. AGI, Panamá, 30, N.87.
43
Carta del Capitán Jerónimo Ferrón; Panamá, junio 20 de 1622. AGI, Panamá, 30, N.87.
44
Carta del Capitán Jerónimo Ferrón; Panamá, junio 20 de 1622. AGI, Panamá, 30, N.87.
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
“no haciendo ellos caso de la arcabucería y de los muertos que
veían caer, me sustentaron la batalla media hora larga, cosa que
jamás se vio en bárbaros sufrir tanta carga de arcabucería, hasta
que después de ver muerto su cacique y los demás capitanes que
los gobernaban y viéndose la mayor parte de ellos muertos y heridos huyeron a lo espeso de la montaña”. 45
De esta manera, la diferencia en armamento hizo que los españoles causaran la muerte de entre ochenta y cien indígenas, incluidos su cacique
y capitanes. Ante el temor de más ataques, y considerando que no tenía
provisiones suficientes, con cinco muertos (un español, dos afrodescendientes y dos indígenas aliados) y setenta y dos heridos entre sus
filas, entre blancos y afrodescendientes, incluyendo al mismo Ferrón,
aceleró su retirada. Sin embargo, antes de salir, Ferrón ordenó pasar por
cuchillo las cinco criaturas que llevaba presos. Igualmente, respecto al
armamento que le habían disparado, que según él consistía de, “más de
dos mil y quinientas flechas de hierro y de madera de pexibay fortísimas
y gran cantidad de arcos, lanzas con los hierros hechos de machetes y
cuchillos de los que habían quitado a los nuestros en otros asaltos (...)”. 46
Igualmente, los hombres de Ferrón recogieron treinta macanas “de la
altura de un hombre que pesaban a más de arroba”. Al llegar de regreso
a rio Buguen-Bugue cinco de los heridos que llevaban murieron. Ferrón
cerraba su carta al Rey de esta manera: “Lo que certifico a V. Majestad es
que por lo que he visto en estos bárbaros es gente muy belicosa, corpulenta y de muy grandes ánimos y que conviene al servicio de V. Majestad
que esta gente se consuma (...)”. 47
Considerando la situación de la tropa, además de la adversidad del
clima, Ferrón decidió no quedarse para establecer el Real del Bayano
como se le había ordenado inicialmente, sino regresar a Panamá, decisión
que le costaría su carrera militar. El presidente de Panamá le resaltaba al
Rey dos errores que cometió Ferrón en su entrada. El primero el no haber
permitido a uno de sus capitanes salir en persecución de los indígenas
mientras huían. El segundo,
45
Carta del Capitán Jerónimo Ferrón; Panamá, junio 20 de 1622. AGI, Panamá, 30, N.87.
46
Carta del Capitán Jerónimo Ferrón; Panamá, junio 20 de 1622. AGI, Panamá, 30, N.87.
47
Carta del Capitán Jerónimo Ferrón; Panamá, junio 20 de 1622. AGI, Panamá, 30, N.87.
191
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
“que fue degollar las doce piezas de mujeres y niños y hombres en
que expresamente fue contra uno de los capítulos de su instrucción, y cerró la puerta a las esperanzas que yo pudiera tener de
traer por este medio de paz a estos indios vino luego disculpándose
con que tenía poca cuerda y bastimento48 pero aunque yo celebre
la victoria por ser la mayor que se ha alcanzado de esta gente y
rendí a Dios gracias por ella le he tenido y tengo preso por haber
quebrantado mis órdenes”. 49
Es importante resaltar que tanto los indígenas como los españoles estuvieron comunicados entre sí respecto a dichos ataques simultáneos en
los dos extremos del Darién. Los Buque-Buque/Páparos y los Tunucunas
conocieron del ataque de Ferrón, pero cuando los Tunucunas llegaron a
apoyarlos, los españoles ya habían salido de las montañas de la región.
Por su parte, mientras Francisco Maldonado intentaba colonizar a los
Tunucunas en 1622 estuvo comunicado con el capitán Jerónimo Ferrón,
quien hacía su entrada a la zona montañosa del Bayano en busca de los
Buque-Buque. Así dice Ferrón: “De don Francisco Maldonado tuve carta
de tres de febrero en que me acusa entrada a seis del dicho en el Darién,
diciendo que me avisaría de sus sucesos y hasta hoy día de la fecha no he
sabido más de él, cosa que me ha puesto en harta confusión”.50
Las primeras noticias documentales
sobre los Tunucunas
Como hemos visto, la región donde se fundó Santa María la Antigua del
Darién estaba habitada por indígenas de un grupo que ha sido difícil de
determinar si eran culturalmente Gunas, o eran Cueva, con los cacicazgos de Darién y Cébaco51 . En uno de los viajes de Julián Gutiérrez a la
192
48
Los bastimentos son las provisiones.
49
Carta del presidente de Panamá, Rodrigo de Viveros; Panamá, diciembre 30, 1622. AGI,
Panamá, 30, N.87. En el mismo documento el Presidente Viveros también hace el interesante
comentario sobre los indígenas Bugue-Bugue, “de su valentía no se debe dudar pues no
los del Chile ni los de las Chichimecas, donde yo serví a V. Majestad algunos años, no se
sabe que cara a cara hayan peleado contra escuadrón de arcabuceros como estos”.
50
Carta del Capitán Jerónimo Ferrón; Panamá, junio 20 de 1622. AGI, Panamá,30, N.87.
51
Sin embargo, Fray Adrián de Santo Tomás relata en carta fechada en 1638 que de acuerdo
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
culata del golfo, éste visitó las ruinas del antiguo poblado en compañía
del cacique Evecaba. El propósito de la visita era la búsqueda de unos
afrodescendientes cimarrones y unos indígenas que habían sido vistos
por Gutiérrez cuando iba para la culata. Al regreso, Gutiérrez y Evecaba
localizan un par de afrodescendientes y los matan. También se menciona
que dichos afrodescendientes habían dado muerte al Cacique Bea. La
documentación disponible no nos aclara qué grupo indígena rival hacía
presencia esporádica en dicha región cuando la visitó Julián Gutiérrez.
De esta manera, en 1535 ya había afrodescendientes cimarrones en
la región donde estuvo localizada Santa María la Antigua del Darién. Si
bien los años de fuerte guerra abierta con los afrodescendientes cimarrones fueron entre 1549 y 158252, hubo cimarrones desde mucho antes, y
como amenaza al poderío español hasta por lo menos 1608. Como señal
visible del fin de la amenaza del cimarronaje comienza el desmonte del
presidio del Bayano en 1611, que representaba una carga insostenible
para la Corona, lo que efectivamente permitió a los indígenas Tunucunas
movilizarse para ocupar primero las montañas del Bayano, y la antigua
zona de Careta y Acla. Según Vila Vilar, “A partir de este momento las
noticias de Cimarrones en Panamá se pierden prácticamente”.53
Como he señalado más arriba, no es pues una coincidencia que en
esos años distintos grupos Gunas comiencen a hacer su aparición por
distintos frentes. La razón de la presencia visible de grupos Gunas en
el oriente de Panamá no es solamente porque el espacio estaba vacío,
sino principalmente porque por fin estaba en paz al haberse acabado la
violenta guerra contra los afrodescendientes cimarrones que comandaron
Bayano, Congo y Mozambique.
con la historia oral de los indígenas Gunas, ellos habitaban cerca de donde los españoles
fundaron la ciudad de Santa María la Antigua del Darién. Según cuenta Fray Adrián, “Cuando
los españoles vinieron a esta tierra y poblaron la ciudad de la Antigua, hallaron, según ellos
dicen, por cacique a un descendiente de éste [se refieren al primer cacique Guna, que según
el relato era albino], el cual les dio mucho oro del que tenía de sus padres y mucha gente
para que les hiciesen sus casas, y como quedó solo vinieron los cuevas y lo mataron. Sabido
por los nuestros, hicieron gran mortandad en los cuevas en venganza de la muerte de su
cacique y el día de hoy tienen con los descendientes de estos muy grande enemiga y casi los
han consumido de suerte que les ha obligado a dejar sus tierras e irse muy lejos huyendo
de su rigor. Los pocos que han quedado dicen que ahora están retirados arriba en los altos
de Chepo y sin embargo todos los años van en busca de ellos”. Castillero Calvo (1995: 477).
52
Vila Vilar (1987: 80).
53
Vila Vilar (1987: 85).
193
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Algunas de las preguntas centrales del debate histórico es la siguiente:
¿la entrada de grupos de la familia extensa Guna al Darién representó
una invasión de indígenas provenientes de otros lugares, como lo sostiene Castillero Calvo, Torres de Arauz y Romoli?; o será que finalmente
¿los indígenas con vínculos históricos con dicha área estaban pudiendo
regresar a algunas de sus zonas de origen de las que tuvieron que huir
cerca de ochenta años atrás?
La primera mención documental que he encontrado de los indígenas
Tunucunas es del año 1608, sobre eventos sucedidos en 1606. En testimonio de un vecino de la ciudad de Cartago y antiguo gobernador del
Chocó, llamado Melchor de Salazar, se señala que,
“(…) en las riberas del río Darién, que nace en las provincias del
Chocó y corre y entra en la ensenada de Aclá en la mar del Norte,
a la banda y costa del océano, entre Cartagena y Porto Belo, hay
la provincia de los indios que llaman tunicanaes gente vista por
el capitán Jaramillo, vecino de Antiochia, y otros españoles que
entraron en aquella provincia por la ciudad de Antiochia (…) en
tres de julio del año pasado de seiscientos y seis”54 .
El nombre completo del capitán Jaramillo mencionado por Melchor de
Salazar es Rodrigo Alonso Jaramillo, quien incursionó al territorio de los
Tunucuna en 1606, llevando indígenas Carautas,55 como veremos más
adelante en los testimonios de algunos miembros de dicho grupo indígena.
Es importante resaltar que el testimonio de Mechor de Salazar resalta
que el capitán Rodrigo Alonso Jaramillo solamente vio a los indígenas
Tunucunas, pero nada parece indicar que hubiera contacto directo entre
españoles e indígenas.
194
54
Ortega Ricaurte (1954: 98).
55
En estudio reciente sobre la nobleza de Extremadura se señala que Rodrigo Alonso Jaramillo,
“Probablemente llegó con su hermano Diego hacia el año 1595 a Santafé, dándole en 1605
‘títulos en forma para hacer la entrada al descubrimiento de la provincia de Tunucuna y
otras a ellas circunvecinas’. Después de la campaña se le otorgaron las tierras de Ogorco”.
Barredo de Valenzuela y Arrojo & Alonso de Cadenas y López (1999: 68). Posteriormente,
en carta al Rey el gobernador de Antioquia, Bartolomé de Alarcón, del 12 de junio de
1611, menciona, “he empezado a proponer a la vecindad de esta gobernación la jornada y
poblamiento de las provincias del Guasuse, Urabá, Darién y Tunucuna de la demarcación y
términos de este gobierno que mediante Dios pretendo hacer”. AGI, Santa Fe, 51, R.1, N.12.
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
A la misma conclusión se puede llegar a partir de los comentarios
de dos acompañantes del capitán Rodrigo Alonso Jaramillo. Comentando
sobre las riquezas auríferas del rio León, por donde pasó durante la
entrada al Tunucuna, el encomendero y minero Melchor Márquez señaló
que, “al tiempo y cuando este testigo fue al Tunucuna en compañía y del
capitán Rodrigo Alonso vido muchas labores de naturales la tierra adentro
en las barrancas del dicho río de León..”.56 Francisco de Arce Guzmán, otro
testigo de dicha entrada, dio un testimonio similar, señalando que en el
río León, “cateó en la entrada que hizo el capitán Rodrigo Alonso, cuando
fueron a la provincia del Tunucuna..”.57 Finalmente, otro testigo señaló:
“sabe este testigo que junto a las dichas provincias del río de León
hay algunas provincias de indios retirados, así de las encomiendas de esta dicha ciudad como otros, que son los tunucunaes,
merrustaraes y los botocos, de todo lo cual ha tenido este testigo
razón de sus encomenderos que en otros tiempos corrían la dicha
tierra hasta el Darién”.58
De otro lado, en otro evento importante acaecido también en 1606, un
grupo de indígenas desconocido se apoderó de un barco portugués que
transportaba ciento ochenta esclavos procedentes de Angola que se encalló frente a las costas en la ensenada de Acla.59 Dado que los españoles
no tenían noticias de un grupo indígena en dicho lugar, la presunción fue
que eran “los indios de Urabá que confinan con Ballano”.60 Así, dado que
hasta ese momento no se tenían noticias de los indígenas Tunucunas,
los reportes de los españoles hablan genéricamente de los indígenas de
Urabá. En este caso específico es claro en la documentación que no fueron los indígenas Urabáes, localizados en el costado oriental del golfo,
56
Testimonio de Melchor Márquez. Santa Fe de Antioquia, noviembre 29, 1611. AGI, Santa
Fe, 65, N.12. F.4v-5r.
57
Testimonio de Francisco de Arce Guzmán, alcalde ordinario. Santa Fe de Antioquia, noviembre 29, 1611. AGI, Santa Fe, 65, N.12. F.3v.
58
Testimonio de Francisco de Zavala, encomendero y vecino de Santa Fe de Antioquia. Santa
Fe de Antioquia, noviembre 29, 1611. AGI, Santa Fe, 65, N.12. F.8v.
59
Carta del Presidente de la Audiencia de Panamá Francisco Valverde de Mercado al Rey, 10
de mayo de 1607. AGI, Panamá, 16, R.1.N.6.
60
Carta del Presidente de la Audiencia de Panamá Francisco Valverde de Mercado al Rey, 23
de abril de 1609. AGI, Panama,16, R.1, N.6.
195
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
sino los Tunucunas quienes se llevaron los esclavos angoleños, como
demostraré más adelante.
El presidente de la Audiencia de Panamá, Francisco Valverde de Mercado era de la opinión de dar un castigo ejemplarizante a los indígenas
que participaron en dichos eventos:
“Por de muy gran importancia tengo saber si los negros que se
llevaron los indios del Urabá que confinan con Ballano están vivos
y si los españoles que iban con ellos lo están así mismo para que
si lo estuvieren se pueda dar traza de sacarlos que podría ser que
hubiese algún vecino que se alentase a ello, puestas escuadras
juntas o toda la compañía en verano lo podrían hacer con muy
poca costa. Los indios hace muchos años que no ven español ni
pelean con él, que esto promete mucha facilidad, suplico a V. M.
me mande lo que fuere servido”.61
En 1608 Valverde de Mercado, reportaba lo que se pudo averiguar sobre
la desaparición del barco portugués con ciento ochenta esclavos a bordo.
Todo comenzó a raíz de otra operación que tuvo lugar en 1607 en busca de
afrodescendientes cimarrones, con treinta soldados y treinta indígenas
ladinos de Nata y la Villa de los Santos, quienes iban como cargueros.
La tropa estaba a cargo del Cabo Pedro Méndez, “y atravesando de la
cordillera de Ballano a la mar del norte arrimándose lo más que fue posible a la ensenada de Acla y indios de Urabá del río Darién”, encontraron
un rastro muy cerca de la mar del norte, donde había un poblado de
afrodescendientes cimarrones, el cual, sin embargo, no pudieron tomar
durante dicha incursión. Enseguida se lanzó una nueva operación contra
dicho grupo cimarrón que vino a dar con el rastro de los indígenas que se
habían llevado a los esclavos africanos dos años atrás. Una vez más la
documentación no los identifica, sino que se asume que son indígenas
de Urabá.
“(...) y siguiendo los rastros de la gente al cabo de dos días toparon rancherías de indios, llenas de ollas y otras cosas en que en
verano bajan a hacer sal y hallaron camino muy trillado de la tierra
61
196
Carta del presidente de la Audiencia de Panamá, Francisco Valverde de Mercado, al Rey,
10 de mayo de 1607. AGI, Panamá, 16, R.1. N.6.
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
a donde estos indios viven que es a las espaldas del rio Darién y
a las de Vallano y gobernación de Antioquia. Siguieron dos o tres
días el rastro toparon algunos cuerpos muertos dos con heridas y
hallaron dos negras y dos negros que se habían quedado escondidos de modo apartados los unos de los otros y sin comunicarse
con la lengua aunque corta supieron qué cantidad de indios habían
salido a ellos y habían muerto al contramaestre y a otro que llevaban dos arcabuces porque los demás no llevaban armas y dan
a entender que cuando arremetieron los indios el contramaestre
de un arcabuzazo mató a un indio y que a él le mataron y llevaron
la gente toda por delante mucha cantidad de indios y que no les
vieron hacer otro mal. Con esto se retiraron a su fragata y para
tomar lengua de si había quien tratase y contratarse con aquellos
indios fueron a Tolú donde tuvieron noticias que con los indios del
rio Darién que viven a la parte de Cartagena había un indio diez
leguas de allí que trataba con aquellos porque viven en su vecindad
y confines, y que aquel venía algunas veces a Tolú. Tomaron una
guía y dos soldados fueron por él y venido dijo que con aquellos
indios los que están a la banda de Cartagena y del este de ella no
trata ni con los otros ni saben de ellos ni tienen noticia ninguna.
En este estado queda esta pérdida sin haber podido tener más
claridad (...)”.62
Sin embargo, es a partir de 1617 cuando comenzamos a tener referencias
documentales inequívocas de la presencia de los Tunucunas en la margen
izquierda del golfo de Urabá, en la región cercana al delta del rio Atrato.
Según un detallado relato de Fray Pedro Simón, en dicho año, un genovés
llamado Bartolomé Marín, quien se dedicaba al comercio de tortugas
entre Cartagena y Portobelo, en uno de sus viajes por dichas costas se
encontró en la ensenada de Acla con un pequeño grupo de indígenas, y
tomó uno de ellos a la fuerza y lo llevó ante el gobernador de Cartagena,
Diego de Acuña. El gobernador recomendó que el indígena fuese bien
tratado y que Marín lo regresara al sitio donde lo encontró para ganarse la
confianza de los indígenas e iniciar una relación con ellos. El gobernador
62
Carta del presidente de la Audiencia de Panamá, Francisco Valverde de Mercado, al Rey;
Julio 15 de 1608. AGI, Panamá, 15, R.9.N.95.
197
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
de Cartagena reportó al Rey el descubrimiento de indígenas blancos que,
según él, nunca habían tenido contacto con los españoles:
“En el Rio del Darién cuatro días de navegación de este puerto se
han descubierto unos indios blancos 63 y bien dispuestos. Nunca
tuvieron comunicación con españoles. Es gente sin policía, dieron
en aquella parte unos negros de un navío que se perdió en la ensenada de Acla que entrando buscarles se fucieron [sic] los demás en
si en la lengua como en el reconocimiento de la tierra, y habiendo
apostado allí un barquillo que va a las provincias de Urabá estuvo
con los indios, a los cuales dio hachas machetes y cuchillos y los
indios le dieron algún oro viniéndose con él. A raíz, Bartolomé Marín
dueño del dicho barquillo, tres indios y una india y cuarto negros
los cuales me han dado noticia de ser tierra de mucho oro en tanta
cantidad que lo sacan con estacas de palo por falta de herramientas, yo los vestí y regalé en mi casa y les hice volver a la suya con
el mismo arráez64 y estoy esperando segunda vez la vuelta para
con más información del caso ir en persona a reconocer la tierra
y siendo cosa que se pueda prometer buen suceso en servicio de
V.M. le emprenderé. También dicen que ese rio tiene comunicación
con el mar del sur cuyo descubrimiento ha muchos años que se
intentó que ahora se podrá reconocer de nuevo su camino cuando
se fuere al descubrimiento de la tierra de los indios”.65
Después de que Marín regresó al indígenas a las costas cercanas de Acla,
de donde lo había tomado, éste rehusó desembarcar solo, considerando
que su poblado estaba a cuatro o seis días de camino de la costa y el
área estaba infestada de animales feroces. Marín entonces lo envió en
compañía de un indígena de su propiedad, originario de la región de Santa
Marta. Al llegar al poblado los dos indígena conversaron con un cacique,
198
63
Esta podría ser la primera mención documental del albinismo entre los indios Tunacunas,
en 1617.
64
Según el diccionario de la Real Academia Española, “arráez” significa “capitán de embarcación árabe o morisca”.
65
Carta del Gobernador de Cartagena, Diego de Acuña, al Rey, agosto 2, 1617. AGI, Santa Fe,
38, R.5, N.144.
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
“que llamaban Tunuguna”66. El cacique Tunuguna envió a un cuñado suyo
y a uno de sus capitanes, lo mismo que a dos afrodescendientes esclavos
que tenía, uno llamado Domingo y el otro Manuel67, para que fuesen hasta
la costa a verse con Marín.
Uno de los indígenas que se había relacionado bastante con Marín
enfermó “de un fuerte catarro”, y cuenta Simón que solo aceptó como
medicina, “plátanos maduros desleídos y molidos con agua”68 . A los
pocos días el enfermo murió, por lo que un grupo de indígenas acusó a
Marín de ser el culpable de su muerte y lo trataron de matar, pero éste
fue protegido por el cacique y un hermano del muerto. Simón agrega un
importante detalle cultural:
“Creció la amistad de este indio hermano del muerto tanto con
el Marín, que aficionado a su trato, le prometió una hija suya, de
buen parecer, para que se casase con ella, con que le diese en dote
(usanza de aquellos indios dar la dote al padre) algunas herramientas y negros horreros para que fuesen sus esclavos, y que, si le prometía dar esto, embarcase luego a su hija y la llevase a Cartagena”.69
Marín aceptó la condición e hizo la promesa y viajó de regreso a Cartagena
con su futura esposa, a quien bautizaron y llamaron Magdalena, y una
66
Simón (1892, T. V:326). En la narración Simón primero menciona que el nombre del cacique
era Tunuguna, pero luego extiende el nombre a la provincia de Tunuguna y llama a los
indios Tunugunaes.
67
La mención de Fray Pedro Simón de cómo y dónde el cacique Tunuguna había adquirido los
dos esclavos nos aporta importante información adicional. Domingo había sido capturado
en 1614 junto a otros afrodescendientes en un astillero de Panamá llamado el Guayano,
de propiedad de su amo, Tomás de Quiñonez. Los captores originales al parecer fueron
los Buque-Buque, quienes fueron los que atacaron la propiedad de Tomás de Quiñonez.
Según Fray Pedro Simón (1892, T. V: 326-327), Manuel, el otro esclavo, “era de una carabela
que había dado allí a la costa y habiendo muerto a los portugueses, señores y marineros,
se quedaron estos indios con toda la armazón de los negros, de que sólo era vivo éste”.
Como mencioné anteriormente dicho evento sucedió en 1606, así que el esclavo Manuel
debía llevar unos once años viviendo con los indígenas, aunque solamente tres con los
Tunuguna. El esclavo afrodescendiente, Domingo, también señaló que su amo, el Cacique
Tunuguna, lo había ‘rescatado’, “por un cataure de clavos, y que los habían traído hasta el
pueblo del Cacique, tapados los ojos porque no viesen la disposición de la tierra”. Simón
(1892, T. V: 327). Según el diccionario de la Real Academia Española, un “catuaro” es una
especie de cesto para transportar cosas.
68
Simón (1892, T. V: 328).
69
Simón (1892, T. V: 328).
199
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
prima suya a quien llamaron Esperanza, además de los dos afrodescendientes, Domingo y Manuel. Al regreso al territorio Tunuguna, “le estaban
aguardando muchos indios, que le recibieron con muy gran gusto, haciéndose presentes de una parte a otra los indios, de frutas y carnes de monte
de la tierra, y los nuestros de hachas, machetes y otras herramientas, y
algunas bujerías de Castilla”.70
El Cacique Tunuguna y dos capitanes decidieron que querían viajar a
Cartagena con Marín. El gobernador Acuña los recibió con mucha honra
y atenciones y les explicó su deseo de fundar un pueblo de españoles en
un lugar conveniente en el territorio Tunuguna para su conquista. Según
Simón, una de las razones que mencionó el cacique Tunuguna para aceptar
la fundación de un pueblo de españoles en sus tierras era el “haberles
de ayudar los nuestros contra ciertos pueblos enemigos fronterizos que
él tenía”.71
Los intentos colonizadores de Marín,
Tristancho y Maldonado (1618-1622)
En el año 1618, a los cuatro meses del contacto que hizo Bartolomé Marín
con los Tunucunas, el gobernador de Cartagena decidió hacer un asiento
con Francisco Maldonado de Saavedra para la conquista de dicha región
y le nombró Teniente General y Justicia Mayor. Maldonado salió al mando
de ciento cincuenta soldados a cumplir la misión que le había encargado
el gobernador. Sin embargo, al poco tiempo tuvo que regresarse a atender
un llamamiento judicial en Santa Marta, dejando las tropas al mando de
Sebastián Sánchez de Tristancho, quien había sido el principal financiador del viaje, y Bartolomé Marín, quien había hecho el primer contacto
con los indígenas, y quien había creado una relación de confianza con
ellos. Los Tunucunas al parecer creían que era Marín quien iba a estar al
mando de las tropas.
Antes de dirigirse a su destino final en la zona costera cercana a la
desembocadura del actual rio Atrato, la expedición pasó primero por la
villa de Tolú y luego por San Sebastián de Buenavista, en el Urabá. Los
200
70
Simón (1892, T. V: 329).
71
Simón (1892, T. V: 329). Desafortunadamente Simón no menciona cuál pueblo fronterizo
era el enemigo que le preocupaba. Podemos inferir que se refería a los Idibáes o Gorgonas.
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
expedicionarios se detuvieron en este último poblado para recoger a
un grupo de indígenas Urabáes quienes se habrían comprometido con
Marín a ir con ellos a conquistar a los Tunucunas. Sin embargo, cuando
los españoles llegaron la mayor parte de los Urabáes no estaban en el
poblado, sino que se habían ido a sus labranzas. Por esta razón, nos dice
Fray Pedro Simón, “solo salieron quince con sus armas, que son flechas
de veneno, de los más valientes, que ellos llaman Manicatos”72. Al llegar
al territorio de los Tunucunas cerca de una de las desembocaduras del
Atrato, Marín se dirigió primero,
“al puerto de la Encadenada a hablar con los indios, que, hallándolos en la playa, saltó en tierra, y diciéndoles cómo ya traía la
gente para la conquista y ayudarles contra sus enemigos, y que
iría por ella si gustaba que llegaran a sus tierras, porque se habían
quedado en San Sebastián de Urabá (...), le respondió el Cacique
con los demás, que los trajera, porque de ello estaban muy contentos sus corazones”.73
A los pocos días Maldonado se unió a Tristancho y a Marín, y entre los
tres hicieron evidente ante los nativos sus disputas por el mando, lo que
indispuso a los indígenas, especialmente contra Tristancho quien era el
más abusivo. Finalmente, en medio de una discusión, Tristancho demostró
ante las tropas que él tenía más títulos que Maldonado, y lo expulsó a
Cartagena. Al ver los conflictos entre los españoles, los Urabáes también
decidieron devolverse, no sin antes advertir a los españoles, que “no
se fiasen en aquellos indios Tunuganaes [sic], porque eran traidores”74 .
El grupo de españoles decidió dividirse para explorar lo que Simón
denominó como “la Provincia de Aclá ó Tunuguna”75 , e ir en búsqueda de
los poblados indígenas en las montañas; unos se fueron a pie y otros en
las embarcaciones por el rio. Tristancho y Marín se desplazaron por tierra,
pero los Tunucunas les tenían preparada una emboscada, la cual activaron
72
Simón (1892, T. V: 331). Al parecer los Urabáes aún utilizaban flechas envenenadas, práctica
que tenían desde cuando Julián Gutiérrez los visitó en la culata de golfo en 1535.
73
Simón (1892, T. V: 331).
74
Simón (1892, T. V: 333).
75
Simón (1892, T. V: 334).
201
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
al sonido de “ciertos pitos que ellos usan que suenan mucho”, saliendo
cerca de seiscientos indígenas y matando a todo el grupo de españoles.
Sin embargo, al enterarse de lo sucedido el grupo de españoles que iba
por el rio, al mando del Capitán Juan de Rada, logró escapar y salir hacia
Cartagena. Todos estos sucesos los reportó a la corona el gobernador de
Cartagena de esta manera:
“Habiendo dado principio al descubrimiento del río del Darién
de que di aviso a Vuestra Majestad el año pasado y enviando por
cabeza principal a don Francisco Maldonado con ciento y cincuenta
hombres que fueron recibidos de los indios con grandes muestras
de amor y amistad, tratando con los soldados y proveyéndoles
de muchos regalos que los tienen por la fertilidad de la tierra y
riqueza de minas de oro como Vuestra Majestad mandara ver por
la información que de ello envío. (...) Pues como faltase la cabeza
principal y de los que quedaron cada uno pretendía serlo, y antes
de poderlo remediar, sin haberse sabido puntualmente la causa
por que dieron los indios en los españoles dicen que han muerto
algunos. Yo he enviado un capitán con gente a saber la verdad de
este suceso que no podrán saberse antes de partir la armada y así
se reserva para otra ocasión”.76
El fracaso del intento colonizador de 1618 no desanimó a Francisco Maldonado de Saavedra. Por el contrario, Maldonado regresó a España y
en 1620 tramitó ante las Cortes la asignación del título de Gobernador y
Capitán General de la provincia del Darién. El Consejo de Indias le explicaba al Rey, en carta del 12 de mayo de 1620, la razón por la que había
actuado de esa manera, en parte porque la Audiencia de Tierra Firme
había escrito varias veces,
“que los indios de guerra comarcanos hacen tan grandes daños
en aquella tierra y se han avecindado y llegado tan cerca de la
ciudad de Panamá que la han puesto y tienen en perpetuo cuidado
porque les roban sus estancias, ganados y sementeras y les llevan
sus esclavos y los indios de paz sin tener cosa segura y habiendo
76
202
Carta del Gobernador de Cartagena, Diego de Acuña al Rey, agosto 17, 1618. AGI, Santa Fe,
38, R. 5, N.146.
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
el Consejo conferido y platicado con el cuidado y atención que la
importancia del caso requiere en el remedio que se podría poner
para atajar daños tan peligrosos, ha parecido que en cierto puesto
que llaman el Vallano donde antes hubo un fuerte y presidio contra
los negros alzados que fueron muchos y hicieron grandes daños
en aquella provincia y es el puesto más importante para resistir la
ferocidad de esta gente se vuelva a reedificar y poner en defensa
y un cabo con cincuenta soldados del presidio de aquella tierra
porque nos da creciente gasto para que oponiéndoseles por aquella
parte se les impidan sus injurias pero porque esta necesidad pide
mayor remedio. Y justamente con ponerles freno por aquella parte
se puede acudir a la conversión de los indios se ha tomado asiento
con Don Francisco Maldonado de Saavedra porque entrando por la
provincia del Darién, que es de la otra parte, con gente que lleva a
su costa pacifique aquellos indios haciendo poblaciones de españoles entre ellos y procurando reducirlos a nuestra santa fe; que
por haber entrado en aquella provincia y tener mucha noticia de
los puestos donde convenga poblar y ser avecindado haciendo y
con mucha mano en las provincias, comarcas se espera conseguir
el efecto que se desea y conviene y descubrir minas de oro de gran
riqueza que se tiene noticia y certidumbre de muchos que entrado
por cuya causa se mueve la gente de buena gana a esta jornada”77.
Para su empresa conquistadora Maldonado se comprometía a ingresar al
Darién con cuatrocientas personas, doscientos cincuenta de ellos españoles, incluyendo cincuenta casados y con familia, y ciento cincuenta
criollos. La poderosa armada que logró ensamblar Maldonado salió de
España a comienzos de mayo de 1621, llegando primero a Santa Marta;
en septiembre de ese mismo año salieron hacia Tolú donde estuvieron
otros cuatro meses78. Finalmente, el 7 de febrero de 1622 la armada salió
hacia su destino final al mando de seis fragatas, con trescientos siete
77
Asiento con Francisco Maldonado. Madrid, abril 12, 1620. AGI, Panamá, 1, N.321.
78
Maldonado estuvo todo ese tiempo en Tolú dado que impuso una querella contra el teniente
gobernador de Santa Marta, capitán Andrés Méndez de Montalvo, y otros oficiales de dicha
gobernación por no solamente no haberle colaborado con su expedición, sino haberla obstaculizado. De esta manera, una vez Maldonado logró salir de Santa Marta con su armada
se detuvo en Tolú para poner la queja y presentar los testigos requeridos. El proceso se
203
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
hombres de guerra, más ciento cinco acompañantes, entre quienes había
mujeres españolas, indígenas, afrodescendientes de ambos géneros,
“de servicio y de mina”, totalizando cuatrocientas doce personas79. Sin
embargo, antes de ir a la desembocadura del actual rio Atrato, decidieron
hacer una parada adicional en San Sebastián de Urabá. Según el detallado
relato de Fray Pedro Simón,
“anclándose aquí ahora, salieron los indios como suelen, a rescatar
gallinas de las nuestras, de que abundan, y otros frutos de la tierra,
por machetes y hachas que les dieron los navíos, de que, engolosinados los indios, volvieron otro día más, y con más rescates,
y por su caudillo un indio, hermano del Cacique, llamado Andrés
(...) Era este indio Andrés prudente y de otras buenas partes, por
las cuales y por su nobleza lo respetaban los indios”80.
Cuando la nave en que se desplazaba Maldonado arribó a San Sebastián
éste ordenó que se tomaran por la fuerza a los indígenas que estaban en
los barcos rescatando desde hacía varios días con sus soldados, incluyendo a Andrés, el hermano del cacique del lugar. Igualmente, ordenó a
una compañía de unos ochenta soldados, al mando del capitán Juan de
Rada, “a dar sobre un pueblo de indios de guerra llamado Chichurubí,
tres leguas apartado del de San Sebastián (...) y llevando por guía al indio
Andrés y algunos otros cuatro indios, y habiendo desembarcado donde
más convino, viéndose Andrés en su tierra, tomó la vuelta de su pueblo
San Sebastián” 81 . Al estar sin guía, y ante el clamor de Fray Melchor
Maldonado, cura Agustino hijo de Francisco Maldonado, los soldados
decidieron devolverse.
encuentra en AGNC, Caciques e Indios, 16, D.17. F.925-964, titulada “Darién: conquista y
pacificación”.
204
79
AGNC, Caciques e Indios, 16. F.943. Maldonado incluso estuvo buscando a tres Tunucunas
que Marín había llevado a Cartagena, incluyendo a Magdalena, quien le había sido dada
como esposa, su prima Esperanza y Miguel, padre de Magdalena, Lo mismo que al afrodescendiente Domingo y a su mujer, todos mencionados anteriormente, quienes habían
quedado “en depósito” del anterior gobernador de Cartagena, Diego de Acuña. El Rey le
expidió una cédula real para que se buscaran a todos ellos y se los dieran a Maldonado.
Sin embargo, al parecer nunca se supo de ellos. “Entrega de negros e indios a Francisco
Maldonado de Saavedra”. Madrid, junio 19, 1620. AGI, Panamá, 243, L.1, F.48r.
80
Simón (1892, T. V:350).
81
Simón (1892, T. V:351).
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
Al llegar las tropas a las bocas del actual rio Atrato no encontraron
un lugar apropiado para asentarse, ni indígenas en quien apoyarse, por lo
que decidieron establecerse en una de las islas de la desembocadura del
río. Los primeros soldados que fueron enviados a explorar las montañas
vecinas nunca regresaron al ser emboscados por los Tunucunas. Pronto
las enfermedades “de pestilentes calenturas y otras”82, al decir de Simón,
hicieron mella en los soldados, quienes comenzaron a morir.
La moral de la tropa pronto comenzó a disminuir. Algunos soldados
desertaron debido a la falta de comida y regresaron a Cartagena. El resentimiento contra Maldonado también fue creciendo debido a las extremas
sanciones que les imponía a sus hombres, incluyendo la pena de muerte.
Adicionalmente, sus erráticas decisiones militares, como dejar sin suficiente protección el Real de San Bartolomé que habían establecido, le
costarían la vida a parte de sus tropas. En efecto, al verlo sin suficiente
protección los Tunucunas atacaron el Real de San Bartolomé y dieron
muerte a cerca de una docena de españoles. Según Simón, los Tunucunas
tuvieron por lo menos dieciocho muertos y muchos más heridos. Simón
menciona el uso de flechas envenenadas en el ataque, lo que podría ser
un indicio de que los Tunucunas tuvieron apoyo por parte de los Urabáes,
quienes eran los que habían aprendido de los Caribaná a preparar y usar
el veneno.
De acuerdo al relato de Simón, los indígenas se retiraron solo después de haber caído alguno de sus líderes, a quien retiraron tocando,
“con ciertas flautas que sonaban mucho, hechas de huesos de espinillas
de hombre, de que dejaron allí una, porque se le debió caer a algún indio
con la prisa de la huida”. 83 Una vez retirados los indígenas, y ante la
insistencia de los soldados, las tropas de Maldonado decidieron regresar
a Tolú, poniendo fin al último esfuerzo colonizador armado en la región
durante el siglo XVII.
82
Simón (1892, T. V:355).
83
Simón (1892, T. V:359). La mención de las flautas, o kamo en lengua Guna, es otra pista
cultural importante, dado que significa que los Kantule, los encargados de la ceremonia
de la pubertad, ya habían llegado.
205
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
El accionar de los Bugue-Bugue posterior a la
derrota de Maldonado de Saavedra (1623-1635)
Al parecer no hubo ataques de los Bugue-Bugue entre 1623 y 1632, quizás
derivados de las bajas que les produjo la entrada de Ferrón a su territorio en 1622. En 1636 el Cabildo de Panamá hizo un balance de los daños
hechos por los Bugue-Bugue en sus ataques, “pues hasta hoy son más de
trescientas personas las que han muerto así españoles como negros”84 . El
Cabildo indicaba que en el mes de abril de 1635 los Bugue-Bugue atacaron
Chepo y mataron a trece personas, entre ellos al alcalde y al gobernador
de los indios del lugar, “y como conocen por experiencia que nunca se les
da el castigo que merecen cada día se ensoberbecen y cobran mayores
atrevimientos, con que la misma Ciudad de Panamá no está segura ni sus
vecinos se atienen a salir de ella a sus estancias y labores sin manifiesto
peligro”.85
El procurador general de la ciudad, don Alonso de Coronado, igualmente indicaba, “que es notorio de veinte y cinco años a esta parte los indios
Bugue Bugues que están poblados cerca del río del Ballano han hecho y
caso todos los años por el tiempo de la semana santa cuando la gente está
ocupada en sus devociones hacen tantos daños en este Reino que son más
de trecientas personas las que en diferentes ocasiones han muerto”.86 Sin
embargo, este cálculo parece exagerado. De las muertes que he logrado
documentar entre 1614 y 1636 no llegan siquiera a la mitad de ese número.
La mayoría de las víctimas fueron afrodescendientes esclavos.
Al llegar a Panamá en 1636, el nuevo presidente de Panamá, don
Enrique Enríquez de Sotomayor, reportaba a la corona sobre los BugueBugue de esta manera: “Hay en este reino ciertas naciones de indios que
empezando sus poblaciones desde el rio del Vallano, cuarenta leguas de
aquí, y continuándose por las riveras del Darién abajo llegan a confinar
con los indios de Urabá, cerca de Cartagena. De estos que empiezan en el
Vallano llaman en esta tierra Bugue-Bugue (...)”.87 Dos años después, el
206
84
Cartas del Cabildo de Panamá; febrero 9, 1636. AGI, Panamá, 31, N.32.
85
Cartas del Cabildo de Panamá; febrero 9, 1636. AGI, Panamá, 31, N.32.
86
Cartas del Cabildo de Panamá; febrero 9, 1636. AGI, Panamá, 31, N.32.
87
Carta del presidente Enrique Enríquez de Sotomayor; Portobelo, julio 18, 1636. AGI, Panamá,
19, R.3, N.37.
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
mismo presidente aclaraba que había que nombrarlos, “no Bugue Bugues
como, aunque vulgarmente son llamados, sino del Darién de donde ellos
son según que se ha averiguado y conocido”.88
El año 1636 fue el punto de quiebre para terminar las incursiones
armadas de los Bugue-Bugue. A raíz de la colocación de un presidio en
Chepo con soldados, dicho año los indígenas una vez más llegaron hasta
Chepo pero al observar el presidio se retiraron sin atacar. El Capitán Justo
Lorenzo los persiguió hasta Chimán, donde dieron muerte a dos de ellos,
pero los demás huyeron89. Los planes iniciales que tenía el nuevo presidente Enrique Enríquez era trasladar indígenas Coclés y de Penonomé a
dicho presidio, “para que junto con los infantes defiendan las invasiones
de los indios y hagan entradas en sus tierras como las harán de muy
buena gana estos Coclees por ser muy belicosos y enemigos también de
los bugue bugues”90.
Sin embargo, como veremos en detalle en el siguiente capítulo, fueron los casuales acercamientos de los Tunucunas, a partir del contacto
que hizo un joven llamado Julián Carrisoli91 con pescadores de tortugas
de la jurisdicción de la gobernación de Cartagena, lo que permitió el
inicio de un proceso de reducción de los indígenas a través de la labor
de misioneros. Como también veremos, el capitán Justo Lorenzo será un
protagonista de primera línea en todo este proceso. Por el momento, baste
mencionar que el presidente de Panamá le señalaba al Rey la conveniencia
de esa opción, dado el costo y el riesgo de acciones armadas contra los
indígenas del Darién, “por ser muchos y sobre valientes atrevidos con las
victorias obtenidas de don Francisco Maldonado, de Marín, de Fer[r]on,
y de Chepo (...)”.92
88
Carta del presidente Enrique Enríquez de Sotomayor; Julio 15, 1638. AGI, Panamá, 19, R.5,
N.52.
89
Carta del presidente Enrique Enríquez de Sotomayor; Portobelo, julio 18, 1636. AGI, Panamá,
19, R.3, N.37.
90
Carta del presidente Enrique Enríquez de Sotomayor; Portobelo, julio 18, 1636. AGI, Panamá,
19, R.3, N.37.
91
El apellido de Julián aparece en la documentación como Carrisolio y Carrisoli. Por consistencia en este trabajo utilizaremos Carrisoli, a excepción de que en alguna cita se escriba
de manera distinta.
92
Carta del presidente Enrique Enríquez de Sotomayor; Julio 15, 1638. AGI, Panamá,19, R.5,
N.52.
207
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
El presidente de Panamá también le informó al Rey que los indígenas del Darién habían rechazado las ofertas de arreglos con los piratas
holandeses, a pesar “de cuantas diligencias y regalos les han hecho para
conseguirla por la mar del norte”93 . Desafortunadamente no tenemos más
detalles de porqué los Tunucunas, rechazaron los acercamientos de los
holandeses. Por esos mismos años, se rumoró que un grupo no identificado de europeos habían hecho contacto con los indígenas Oromiras
(Burgumias, Idibaes o Gorgonas), de la margen derecha del rio Atrato
(Isacsson, 1975b), pertenecientes a la familia extensa Guna.
Tabla 3. Resumen de los ataques documentados
de los indios Bugue-Bugue, entre 1623-1635
Año
Sitio y detalles de
los ataques
Víctimas humanas
16231632
Al parecer no hay
ataques documentados en estos
años
1633
Ataque al trapiche del Capitán
Julio García y a
haciendas de Julio
de Rivera
18 afrodescendientes, muertos a
lanzadas y flechazos, y muchos
más heridos
1633
Ataque a propiedad del Capitán
Pedro de Rivera
2 afrodescendientes muertos a
lanzadas
1635
Ataque al pueblo
de Chepo
11 personas muertas (el alcalde
(español), el gobernador de los
naturales (español), 2 mestizos,
6 indígenas de Chepo y una
morena), y 10 heridas. De los
Bugue-Bugue hubo tres muertos.
Total
Ataque a
propiedades
inmuebles
Robo de
herramientas,
armas y otros
objetos de
hierro
Se llevaron
muchas
herramientas y plata
labrada
Incendio
de algunas
viviendas
34 muertes, (incluyendo 3
Bugue-Bugue) y más de 10
heridos
Fuentes: AGI, Panamá,31, N.32; AGI, Panamá, 19, R.2, N.27.
93
208
Carta del presidente Enrique Enríquez de Sotomayor; Julio 15, 1638. AGI, Panamá,19, R.5,
N.52.
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
Los Bugue-Bugue y los Páparos
Quiero plantear la hipótesis de que los Bugue-Bugue serían los mismos
indígenas conocidos como Páparos94 . Cuando la audiencia de Panamá
decidió enviar al misionero dominico Fray Adrián de Santo Tomas al
Darién, su objetivo primordial era reducir a los indígenas Bugue-Bugue.
Así se desprende del mismo acuerdo de hacienda de 1637, firmado por el
presidente de la Audiencia, don Enrique Enríquez, en el que, “su señoría
propuso y dijo que el padre Fray Adrián de Santo Thomas de la orden de
Predicadores cuya persona ha hecho elección para enviarle a la reducción
de los indios bugue buques del Vallano”95 . Además, cuando Fray Adrián se
refiere a la relación que existe entre los indios del Darién y los llamados
indios Páparos, dice de estos últimos: “son los que hicieron resistencia a
nuestros españoles cuando hizo la entrada Ferrón en esta provincia, que
entonces estos [los Tunucunas] estaban ocupados en la resistencia de
don Francisco Maldonado que a ese mismo tiempo había entrado por la
mar del norte y cuando algunos de éstos llegaron al socorro ya se había
retirado Ferrón”96. Wassén también resaltó que Fray Adrián trabajó entre
los llamados indios Páparos97.
Sin embargo, Fray Adrián también encontró a los Páparos en la provincia de Sate (Sato), al sur del Darién, y los asentó allí en el pueblo de San
Sebastián de Capetín en 1643. Fray Adrián también menciona la historia
de que los Páparos se habían retirado por treinta años a las montañas de
Capetín (Capetí), donde se habían dedicado a reproducirse como grupo
hasta llegar a tener unas seiscientas personas. Esta historia muestra
claramente que este grupo estuvo al borde de la extinción, quizás por la
94
Páparos es un nombre despectivo puesto por los españoles, quizás por el hecho que los
indígenas Tunucunas, de quienes estaban emparentados, se burlaban de ellos. Es probable
que Bugue-Bugue fuera la manera como ellos se autodenominaban. Sin embargo, ni en las
cartas ni en los testimonios documentales relacionados con Fray Adrián de Santo Tomás
y de Julián Carrisoli se menciona el nombre de Bugue-Bugue.
95
Informaciones: Adrián de Santo Tomás, 1645. AGI, Panamá, 65, N.12.
96
Castillero Calvo (1995: 473).
97
Wassén (1962: 6); sin embargo, no comparto la afirmación de Wássen de que todos los
indígenas de la provincia de Sate eran Páparos. El hecho de que todos los indígenas de la
provincia de Sate hubieran decidido poblarse en un sitio llamado Pinogana, a una legua
del rio Capetí, donde se iba a donde vivían los Páparos, es explicado en la documentación
por ser un sitio equidistante para todos los indígenas de la provincia.
209
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
guerra de conquista y por la guerra contra los esclavos afrodescendientes liderados por Bayano, lo que en parte explica su deseo de aislarse y
dedicarse a reconstituirse.
Fray Adrián no menciona fechas de cuando ocurrió dicho retiro, pero
de su relato no quedan dudas de que dicho evento sucedió antes del
enfrentamiento con el capitán Ferrón. Si asumimos como cierta la hipótesis de que los Buque-Buque son los mismos Páparos, y si tenemos en
cuenta que estos iniciaron su actividad visible con cruentos ataques al
área de Chepó en 1614, podría estimarse que los Páparos se fueron a su
aislamiento de treinta años cerca de 1584, o antes. Es decir, los Páparos
se debieron haber retirado por treinta años en algún momento del tormentoso siglo XVI, después de los primeros contactos con los conquistadores
españoles.
Igualmente, esta historia podría también ser indicativa de un proceso
de reconstrucción que siguieron otros grupos, incluyendo los Gunas. Sin
embargo, probablemente en el caso de los Gunas pudo haber agrupado
a remanentes de diversos grupos. De esta manera, la etnogénesis podría
haber sido el resultado de este proceso de retiro de varias décadas para
recomponerse social y culturalmente. En el caso de los Gunas habría
tenido lugar en el cerro Tacarcuna.
Fray Adrián y varios testigos mencionan que en el año 1643 el poblado
de San Sebastián de Capetín estaba compuesto de unas setenta a ochenta
personas. Sin embargo, Fray Adrián también menciona en 1638 que los
Páparos eran en ese momento unas quinientas a seiscientas personas,
de las cuales él calculaba que para esa fecha había solamente, “como
doscientas personas de guerra”98.
De los Saracunas a los Carautas del rio León
Uno de los interrogantes históricos importantes respecto al origen de
los Gunas, es saber si al momento de la conquista habitaban la zona que
está al sur de la culata del golfo de Urabá, sobre el río León, o río de las
Redes como lo llamó Balboa. Documentos del siglo XVI mencionan una
localidad y/o provincia llamada Çaracuna, Çeracona, Çeracaná o Çeracuna,
98
210
Castillero Calvo (1995:473). De hecho, al parecer los Páparos se extinguieron como grupo
a comienzos del siglo XVIII; Wassén (1962:9).
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
sobre el actual río León. La última referencia documental que tenemos
de dichos nombres es de mediados del siglo XVII, cuando se mencionan
los nombres Saracunas y Funucuna. Estas menciones han llevado a concluir, prácticamente por todos los estudiosos del tema, que se trata de
los indígenas Gunas99.
En esta sección voy a rastrear las menciones documentales de la
provincia de Ceracuna, y con base en ello, poder evaluar si hay méritos
suficientes para considerarlos como antepasados de los actuales Gunas.
Comencemos señalando que Balboa en su famosa carta al Rey en 1513,
narra su viaje por el rio Atrato, y no menciona las palabras Ceracona o
Ceracuna. Balboa menciona la provincia de Abunumaqué treinta leguas
arriba, en la margen derecha del rio San Juan (Atrato)100. Igualmente menciona que treinta leguas arriba, “sobre la mano izquierda entra un rio muy
hermoso y grande, yendo dos días por él arriba estaba un cacique que se
dice Davaive: es muy grande señor y muy grande tierra y muy poblada de
gente, tiene oro en mucha cantidad en su casa”101 .
El cronista Gonzalo Fernández de Oviedo tampoco menciona Ceracona/Ceracuna. Sin embargo, menciona un lugar llamado Çaranura, cerca
de Abrayme (Abraybe). Así dice Oviedo: “Poco tiempo antes de esto había
salido del Darién el bachiller Diego del Corral por capitán con cierta gente,
por mandado del gobernador, a pacificar y visitar la comarca a la parte
del Abrayme é Çaranura y otras provincias”102.
99
Por ejemplo, dice Romoli en su libro clásico sobre Vasco Núñez de Balboa, “De aquí [la
margen derecha del golfo de Urabá] Balboa pasó a Ceracana, una provincia Cuna, cuyo
jefe, Abraibe, vivía a cerca de veinticinco millas del golfo en el río llamado León. Ceracana
parece haberse extendido desde el Atrato hacia el este hasta la base de la Sierra de Abibe y
hacia el sur hasta el Río Sucio. Una región miásmica empapada, en su mayor parte bastante
inhabitable, su principal producto el pescado. Sin embargo, no era tan indigente como
se podría imaginar. Los españoles encontraron el pueblo capital desierto (gracias a una
oportuna advertencia de Cemaco, aún no reconciliado), pero al escarbar a través de las
casas encontraron siete mil pesos de guaninas, que se apropiaron junto con algunas de las
grandes canoas llamadas uru y una cantidad de canastas y redes de pesca. Estas últimas
eran particularmente bien hechas y había tantas de ellas que Balboa lo nombró el Río de
las Redes”. Romoli (1953:124). La traducción es mía. Subrayado por fuera del original.
100
Patricia Vargas (1993) también afirma categóricamente que los caciques del bajo Atrato:
Abraime, Abumaque y Abibeiba eran caciques Gunas. Sin embargo, Vargas no aporta
ninguna prueba documental específica para demostrar su afirmación, sino que se basa
en los mitos Emberas.
101
Fernández de Navarrete (1829:363).
102
Fernández de Oviedo (1853, T. III:69). Subrayado por fuera del original.
211
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Por su parte, Las Casas menciona Ceracaná, al relatar una entrada
de Luis Carrillo, hacia 1515,
“el Luis Carrillo, por esforzar los vecinos a que no desmayasen,
y darles algún contentamiento, acordó de salir, con los que más
sanos y dispuestos estaban, a capturar indios de lo que por sus
obras y de los demás andaba ahuyentados, y otros que estaban en
sus pueblos con temor cada día esperándolos. Fuese por la tierra
de Abrayba a la provincia nombrada Ceracaná, la última luenga,
que vivian en las barbacoas o casas sobre los árboles que estaban
en el agua, los cuales, sintiendo los españoles, se defendieron
con sus varas un buen rato, pero no les aprovechó porque los
españoles, combatidas siete de aquellas casas altas, prendieron
al cabo más de 400 ánimas”.103
El tesorero de Santa María la Antigua del Darién, Alfonso de la Puente,
en mayo de 1520 relaciona el llamado “quinto de indios” que pagaron los
capitanes Martín de Murga, Juan de Escaray, Juan Vásquez de Contreras
y Hernando Sirgado de los indígenas tomados como esclavos cuando
fueron a las tierras de los caciques Bea, Guarabica, Micana, y Zaranura104 .
Hacia 1535, el Gobernador de Cartagena, Pedro de Heredia, realizó
una expedición que salió de San Sebastián de Urabá en busca de las
riquezas del Dabaibe. El relato de una de las personas que participó en
dicha expedición, quien testimonia contra el gobernador por su maltrato
a los indígenas, dice:
“(…) llegados a un pueblo que llaman Caracuna, el dicho gobernador con la dicha gente estuvo allí ciertos días (…) y de allí los
tornó atrás a unos bohíos que llaman Cuquey, y de allí los llevó a
un rio que estaba una jornada de allí al pie de las sierras (…) Y que
como el dicho Pedro de Heredia hubo quemado al dicho indio, con
la dicha gente fue a un rio que dicen el río de León y allí vio que
el dicho Pedro de Heredia hizo tomar otro indio de los otros que
212
103
Las Casas (1876, T. IV: 181).
104
Gongora (1962:117). Sin embargo, Aram (2008: 122) en lugar de “Zaranura” lo transcribe
como “Cazamurta”.
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
Mapa 4. Localización aproximada de los indígenas Çeracuna o Seracuna
allí venían, y el dicho gobernador Pedro de Heredia le mandó dar
e hizo dar tormento (…)”105 .
Joan de Vadillo menciona a Ceracona en su viaje entre San Sebastián de
Urabá y Cali en el año 1539, en el siguiente relato:
“martes cinco de febrero fuimos a otro lugar despoblado que se
llama Enquey y allí hallamos que había leones y dantas (…) porque
adelante está otro que se dice el rio de León. El 6 de febrero nos
fuimos a aposentar a otro río grande. El 7 de febrero fuimos a otro
río pequeño. En 8 de febrero que fue viernes fuimos a Ceracona y
pasamos un río grande y nos aposentamos en un arcabuco junto a
él (…) sábado domingo lunes anduvimos hasta llegar a un río que
se decía entre unas cerreceta [?]. Martes 17 de febrero llegamos a
una provincia que se dice Abibe (…)”106.
105
Friede (1960. T.III: 22-23).
106
Saldarriaga (2012:46). Subrayado por fuera del original.
213
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
El capitán Jorge Robledo menciona la Provincia de Ceracuna en su relación
del viaje que realizó de Cali a San Sebastián de Urabá en 1543, encabezando el primer grupo de conquistadores que viajaron en dicha dirección.
Así dice su relato:
“(…) a cabo de ciertos días que habíamos caminado, dimos con
cortes antiguos hechos en los árboles por españoles de las armadas de Cartagena, por donde conocimos ser aquel el camino. Y a
veces perdiéndonos por él diez o doce días, y sin hacer ningún
sentimiento pasamos por la Provincia de Ceracuna, que solía
estar poblada y ya no hay sino monte donde solía haber casas,
con harto temor (…)”107.
Por el relato de Robledo podemos concluir que la provincia de Ceracuna se
despobló por las repetidas incursiones de los españoles en busca de los
tesoros del Dabaibe. Es posible entonces que algunos de sus pobladores,
se hubieran reubicado en una región cercana, en la culata del golfo. Fray
Pedro Simón, refiriéndose a hechos de finales del siglo XVI, menciona
que Pedro Martín Dávila le pidió al gobernador de Antioquia, Gaspar de
Rodas, que le permitiera hacer la conquista de las provincias que él no
había atendido, incluyendo una provincia llamada Funucuna, que sin duda
es la misma que después se conocería como Tunucuna.
“(…) siendo del que eran las de Nitana, Caribana, Panzanú, Maritué,
Guazuze, Tuango, Urabá y Urabaibe. Que acudiendo a su petición
el Gobernador, con ciertos asientos y capitulaciones que entre los
dos hubo para las pacificaciones y fundaciones, le dio título de
su Teniente General de todas aquellas provincias, fuera de la de
Antiochia, el año de 1595, y licencia para poblar en ellas, a su costa
y por su persona, y más conducta de Capitán en particular para la
entrada y conquista del río Darién, provincias de Funucuna y casa
del Dabaibe, no obstante que estaba en litis en aquella sazón, si
la conquista del Darién, Urabá y Urabaibe caía en la demarcación
de aquel gobierno de Antiochia o del de Cartagena (…)”.108
214
107
Sardilla (1892:431).
108
Simón (1892, T. V: 162). Subrayado por fuera del original.
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
Llama la atención la mención hacia finales del siglo XVI de una provincia
llamada Urabaibe, que pareciera indicar algún tipo de relación entre los
grupos Urabaes y los Dabaibes. Sin embargo, su mención es efímera. Fray
Pedro Simón siempre menciona Funucuna (Tunucuna) y Dabaibe juntos,
al parecer dando a entender que eran contiguos. Así, hablando de los
indígenas de Urabá señala: “No hay en todas sus tierras, ni se ha hallado
hasta hoy, oro de minas, ni corrido, pero con todo eso, son muy ricos en
joyas y oro fundido, que lo han en rescates de los indios del río arriba del
Darién, y aun de los riquísimos pueblos de Funucuna y Dabaibe, de donde
desde muy antiguo hubo grandes riquezas”109. Una de las últimas menciones documentales a los Saracunas proviene de Fray Adrián de Santo
Tomás, quien en 1640 menciona la provincia de los Saracunas al nombrar
las ocho provincias circundantes al Darién, desde donde escribía:
“Las provincias de nueva tierra son las de Urabá, que tiene quince
pueblos; la segunda de los Maritrus, tres; de los quimas, cuatro;
de los saracunas, cinco; de los oromeras, seis; de los camicuas,
siete; de los quinocotas, ocho; de los paparos, que son parientes
de éstos y tienen su amistad, y solos los de la provincia del Darién
andan vestidos con camisetas de algodón, señal de gente de más
capacidad, de vergüenza y alentada”.110
Varios autores han mal interpretado este texto de Fray Adrián al señalar
que las provincias mencionadas por el padre dominico eran todas territorios de población Guna111 . Es claro que en el texto citado Fray Adrián
solamente relaciona explícitamente un lazo de parentesco entre los indígenas del Darién y los páparos, como información documental posterior
lo corrobora. Igualmente, podemos deducir del relato de Fray Adrián, de
la existencia de los otros grupos mencionados, incluyendo los Saracuna.
Mi hipótesis es que los indígenas Çaranura/Caracunas (con sus
variantes Ceracona, Ceracuna, Saracuna) son los mismos indígenas del
rio León que posteriormente son referidos como los Carautas112. Esta
109
Simón (1892, T. V: 172).
110
Requejo (1908: 117).
111
Torres de Arauz (1999); Vargas Sarmiento (1993:169).
112
En 1671 el presbítero Antonio de Guzmán escribía, “por esta [tierra] de estos indios Carautas
215
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
relación se puede comprobar documentalmente con los testimonios de
varios indígenas Carautas recogidos durante la visita a Antioquia del oidor
Francisco Herrera Campuzano en 1614. Los relatos de los Carautas señalan
que varios de ellos fueron obligados a ir con los soldados a la guerra con
el Tunucuna. Un indígena Carauta llamado Domingo, por ejemplo, ofreció
el siguiente testimonio:
“(...) estando poblados cerca de Zaracuna en la cabecera de Turru,
yendo Rodrigo Alonso por capitán para entrar en el Tunucuna con
soldados pasaron por aquella tierra y por Uta, y a los indios que
estaban en Uta les hicieron daño (...) quitaban a los dichos indios,
como fueron al cacique Diego, y a Lorenzo y a Pedro les quitaron las
gallinas que tenían, que serían a cada uno cinco o seis y al dicho
cacique Diego el dicho Francisco de Arce le quitó tres envueltos de
algodón (...) y al dicho Lorenzo el dicho Francisco de Arce lo colgó
(...) con una cabuya porque dijera donde estaba el hilo y algodón
(...), y lo dijo y sacaron cuatro ovillos de hilo que tenía cada uno
libra y media y se lo tomaron sin pagárselos (...) y tenían amarrados
todos los indios y este testigo fue con orden del dicho governador
a que no hiciesen daño a los indios, y dio noticia al dicho Rodrigo
Alonso de todas las cosas, el cual dijo a este testigo que no lo
había sabido y mando soltar todos los indios y les mando pagar
para que fuesen con los soldados a Tunucuna, y a los que fueron
les pagaron su trabajo y nunca pagaron cosa ninguna de lo que
les quitaron y después de vuelto del Tunucuna acabo de más de un
año se volvieron a retirar todos y hasta ahora no han parecido”.113
pasa el río de León”. Ortega Ricaurte (1954:123). Entre los estudios sobre los Carautas
sobresalen Vargas Sarmiento (1993); Montoya Guzmán (2008); Chía Góngora (2017).
113
216
Penco y Carauta: diligencias de visita, 1615-1616”. AGNC, Sección Colonia, Visitas–Antioquia. 62,1, D.2. f. 195r-195v. Montoya Guzmán & González Jaramillo (2010: 176-177) han
publicado una trascripción de este relato. Sin embargo, curiosamente los editores de
la versión transcrita incluyen varias indicaciones de supuestos errores (marcados con
la abreviatura -[sic]-) en los testimonios de los Carautas respecto a la mención de los
Caracuna y Tunucuna. Por ejemplo, trascriben de esta manera: “(...) estando poblados
cerca de Caracuna [sic] (...) yendo Rrodrigo Alonso por capitán para entrar en el Tunucana
[sic]”. Por lo que he demostrado en este trabajo, son obviamente correctas las referencias
documentales de los testimonios de los indígenas.
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
Este testimonio nos ofrece una pista muy interesante sobre el posible
origen del nombre Carauta. Domingo menciona dos asentamientos distintos, Caracuna y Uta. Al parecer, las poblaciones de ambos lugares fueron
unidas, derivando en la denominación de sus habitantes como Carautas.
Como señalé anteriormente, el nombre completo del capitán mencionado
en los testimonios de los Carautas, quien los “contrató” para acompañarlo en su incursión al territorio Tunucuna es Rodrigo Alonso Jaramillo, y
dichos eventos tuvieron lugar en el año 1606. Sin embargo, al parecer los
indígenas Carautas que se llevaron a la conquista del Tunucuna fueron
usados para prestar servicios y no como soldados, y como Domingo lo
testimonia, se les pagó por dichos servicios.
Igualmente, el testimonio del indígena ladino “que dijo llamarse
Melchor y ser de Carauta” es aún más revelador, dado que menciona los
nombres Saracuna y Carauta, y da a entender que eran dos sitios diferentes, pero del mismo grupo:
“(...) dijo este testigo que su natural era en Saracuna y allí nació y
siendo niño le sacaron unos indios Guaracues de Juanes de Sabala
el cual dio este testigo a un Fraile de Santo Domingo que se llamaba
Fray Antonio Manrique, al cual sirvió en la ciudad de Santa Fe del
Nuevo Reyno de Granada donde se crio e hizo hombre, y estándolo
se vino a esta ciudad a su natural y en busca de su encomendero y
que cuando llegó a esta ciudad halló sus deudos y parientes en el
dicho sitio de Saracuna donde era su natural y que al presente los
que han quedado de los dichos sus deudos tienen sus poblaciones
en Penco por abajo de Ucati y que las casas no están en poblazón
juntos sino divididos a media legua unos de otros por causa de
sus rosas y labores, y los demás de Penco están en la Loma de la
Fragua y Remango divididos unos de otros, que de esta ciudad
a donde está el sitio de los Carautas habrá tres días de camino,
poco menos, y de aquí a la Fragua donde están los demás Pencos
habrá día y medio de camino, y se vinieron ellos propios llegando
a esta ciudad por ser tan lejos la tierra de Carauta donde estaban
respecto a que para acudir al trabajo era muy lejos”.114
114
“Penco y Carauta: diligencias de visita, 1615-1616”. AGNC, Sección Colonia, Visitas–
Antioquia. 62,1, D.2. f. 199v-200v. Gómez Gómez (2019: 79) erróneamente señala que en
217
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Melchor también relata los abusos que se cometieron contra ellos y cómo
su traslado produjo una gran mortandad entre los indígenas.
(...) “El dicho capitán Manuel López había venídose delante y
llegado que le alcanzó el dicho Agustín Banegas el dicho capitán
Manuel López se enojó mucho con él porque había ahorcado a los
dichos indios y llegado a esta ciudad vio este testigo que el dicho
Agustín Banegas lo prendió el dicho gobernador por la muerte de
los indios y se huyó de la cárcel sin castigo, y los dichos indios
que así se trajeron los poblaron en la Quebrada Seca en el hato
del capitán Machado por arriba del dicho hato y dentro de una
quebrada diferente temple y tierra que la suya, a donde se murieron
todos, que no quedaron de más de cien ánimas chicas y grandes del
dicho personal que son los que ahora sirven que llaman Carautas
y todos los que murieron en el dicho sitio así grandes como chicos
murieron sin confesión ni bautismo como animales, y unos a otros
se enterraban sin que fuese allá sacerdote ni el encomendero lo
enviase (...)”.115
Finalmente, Melchor también refiere a los hechos mencionados en el
anterior testimonio respecto a haber sido obligados los Carautas a ir a la
conquista del Tunucuna con el Capitán Rodrigo Alonso Jaramillo.
“(...) y que al tiempo que el capitán Rodrigo Alonso fue al Tunucuna
oyó este testigo decir a Domingo y a su hermano Alonso que Francisco de Arce había amarrado a un indio que este testigo entiende
dijo Lorenzo para que le dijera donde tenía el hilo y las tutumas y
que le habían quitado algodón para sayos de armas y otros gallinas
y saíno el dicho Francisco de Arce, Francisco de Guzmán y su hijo,
Francisco de Guzmán, y Juan de Guzmán, su hermano, que ya es
difunto (...)”.116
su testimonio el indígena Melchor dice haber nacido en Tunucuna, cuando es claro en el
documento original que dice Saracuna.
218
115
“Penco y Carauta: diligencias de visita, 1615-1616”. AGNC, Sección Colonia, Visitas–Antioquia. 62,1, D.2. f. 203r.
116
“Penco y Carauta: diligencias de visita, 1615-1616”. AGNC, Sección Colonia, Visitas–Antioquia. 62,1, D.2. f. 203r-203v.
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
En resumen, el nombre Ceracuna no es un nombre que aparece originalmente en la documentación. Primero se menciona Ceranura, luego
Ceracana y finalmente Seracuna. Además del sufijo cuna no hay ningún
otro indicio documental de que se traten de antepasados de los indígenas Gunas. Lo que es claro es que cuando aparecen documentalmente
los indígenas Tunucunas a comienzos del siglo XVII, remanentes de los
Seracunas y un grupo llamado Carautas, ahora bajo la servidumbre de
la encomienda, son alistados por los españoles para ir en su conquista.
Lo más importante para los propósitos de esta investigación quizás es
el hecho de que nada parece indicar una centralidad de los Ceracunas en
la formación de los actuales Gunas.
Conclusión
Es durante los oscuros años de la segunda mitad del siglo XVI que surgen
lentamente los indígenas Gunas, como un grupo étnico con unas características culturales particulares, con semejanzas y diferencias a las de
los grupos que los precedieron. A partir de lo presentado en este capítulo
concluyo que los actuales indígenas Gunas tienen un origen plural. Como
he señalado anteriormente mi hipótesis es que en la etnogénesis de los
Gunas hubo un “ímpetu primario”, por parte de los Tunucunas, grupo que
probablemente surgió de la fusión cultural, política y religiosa de varios
cacicazgos, como los de Guaturo, Bea y quizás otros117.
Sin embargo, éstos no son los únicos grupos que vinieron a conformar a los actuales indígenas Gunas. Hay otros grupos que de una u otra
manera estaban relacionados con ellos, ya sea por compartir una lengua
y algunas costumbres comunes, como es el caso de los Tilacunas, referidos comúnmente en la documentación como Bugue-Bugues o Páparos.
Denomino a este tipo de grupos como parte de la “familia cercana” de
los Gunas. Habría otros grupos como los Cueva-Talegra (Taregra), al
parecer culturalmente más cercanos a los Cuevas, quienes, sin embargo,
vinieron a establecer algún tipo de integración con los nacientes Gunas.
117
Como hemos detallado en un capítulo anterior, al cacique de Guaturo lo mandó matar el
cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, y al de Bea, afrodescendientes cimarrones, como
se menciona en la documentación de los viajes de Julián Gutiérrez a la culata del golfo de
Urabá.
219
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Denomino a este tipo de grupos como parte de la “familia adoptiva” de
los Gunas. Están también otros grupos, como los llamados Oromiras,
Idibaes o Gorgonas, quienes al parecer compartían una lengua común con
los Gunas, pero que nunca llegaron a integrarse culturalmente con ellos,
y con el tiempo fueron incluso rechazados, aparentemente por su extrema
belicosidad, lo que derivó en su trágica desnaturalización y exterminio
hacia comienzos del siglo XVIII, como lo detallaré en un capítulo posterior.
A estos últimos grupos los denomino en este trabajo como parte de “la
familia extensa” Guna.
Los grupos de “la familia extensa” Guna giraban en torno a ellos, sin
integrarse, ni ser completamente amigos, ni verdaderamente enemigos.
El caso más claro es el de los Cueva-Urabáes, quienes, aunque culturalmente distintos y con rivalidades con los Tunucunas, permanecieron
varios siglos cercanos a su órbita, con alguna integración de familias,
pero sin que nunca se diera una fusión completa de los dos grupos. Los
Cueva-Urabaes sin embargo, jugaron un papel fundamental en la sobrevivencia de los Gunas, hasta que dicho grupo se mezcló con otros después
de su traslado a las riberas del rio Sinú a comienzos del siglo XVIII, proceso
que detallaré en el capítulo final. Aunque los Cueva-Urabáes rivalizaban
permanentemente con los Gunas, cuando fue necesario actuaron a su lado,
como cuando en 1622 Francisco Maldonado de Saavedra emprendió el
último gran intento de conquista de los Gunas con una ostentosa armada.
Lo más probable es que hubiera más grupos entre los que conformaron a los actuales Gunas, pero la documentación sigue siendo opaca al
respecto. El proceso se podría graficar de esta manera.
De esta manera, la hipótesis que propongo para resolver el dilema
de la relación entre Cueva y Guna es que inicialmente eran grupos con
características culturales diversas, aunque algunos de ellos probablemente compartían vínculos de parentesco, y dada la vecindad en algunos casos, cierta afinidad o sincretismo cultural. De esta manera, sería
correcta la afirmación de autores como Romoli y Torres de Aráuz (1999:
61) de que eran grupos originalmente distintos. Los trabajos de estas dos
autoras han contribuido a forzarnos e indagar más profundamente sobre
ambos grupos y su relación. Sin embargo, el hecho de que fueran grupos
diferentes no significaba que algunos de ellos no fueran cercanos o que
hubiera la posibilidad de mezclas en ambas direcciones. Por esta razón,
considero que es un error sobrevalorar la famosa cita de Fray Adrián de
220
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
Nucleo e impetu primario: Cacicazgos Guaturo y Bea
Familia cercana: Tilacunas (Bugue-Bugue o Páparos)
Familia adoptiva: Cueva-Talegras
Familia extensa: Oromiras, Idibaes o Gorgonas; Ceracunas?
Grupo de la órbita Guna: Cueva-Urabaes
Gráfica 1. Niveles de relación entre los grupos étnicos que conformaron
los indígenas Tunucunas (los actuales Gunas)
Santo Tomás de que los Gunas señalaban que los Cueva eran “gente su
enemiga”118. En el contexto de disputas entre cacicazgos, los polos amigo-enemigo no eran necesariamente polos opuesto e irreconciliables,
y podían cambiar súbitamente, como muchas veces lo evidenciaron los
españoles119.
Igualmente, creo que también es correcto lo que algunos autores
han señalado desde hace décadas, respecto al hecho de que los Gunas
y Cuevas eran grupos muy relacionados entre sí. Lo que no es correcto es
pensar mecánicamente que los Gunas sean descendientes de los Cuevas.
Tomemos el ejemplo de los Cueva-Talegra y los Cueva-Urabáes, que he
documentado en este capítulo. Mientras los Cueva-Talegra al parecer se
integraron a los Gunas, no es correcto señalar que los Gunas descendieron
de los grupos Cuevas, como los Talegra. Estoy convencido que el tipo de
integración que se dio entre los Cueva-Talegra no fue el único, aunque no
puedo demostrarlo documentalmente. En lugar de hablar de descendencia
118
De hecho, creo que el análisis de Romoli está influenciado por cierta obsesión con dichas
palabras.
119
En un capítulo octavo, mostraré un ejemplo concreto entre los chocoes, de cómo dicha
creencia en la dicotomía amigo-enemigo fue fatal para los españoles en algunas de sus
entradas en dicha región a mediados del siglo XVII.
221
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
me parece más correcto verlo como un proceso de adopción, por lo que
los considero como parte de “la familia adoptiva” de los Gunas.
En el caso de los Cueva-Urabáes la relación con los Gunas es mucho
más compleja y extensa en el tiempo, porque nunca se integraron completamente a los Gunas, o para ser coherentes con el lenguaje propuesto,
nunca dieron el paso para ser considerados como parte de la familia
adoptiva de los Gunas, como veremos en detalle en los capítulos posteriores. Para describir la larga relación de los Cueva-Urabáes y los Gunas,
me parece que es más exacto decir que eran grupos de la órbita Guna,
que se movían alrededor de ellos como una familia extensa, sin nunca
dar el paso completamente de la adopción.
Este reconocimiento de los Gunas y Cuevas como grupos muy relacionados no descarta el hecho de que por razones particulares haya habido
cacicazgos de los dos grupos que hubieran sido rivales irreconciliables,
como parece ser el caso mencionado por la tradición Guna que conoció
Fray Adrián de Santo Tomas, del grupo de Cuevas que eran perseguidos
por los Gunas todos los años hasta las montañas de Chepo, hasta su
extinción definitiva, de quienes desafortunadamente no tenemos más
información.
En resumen, la relación Gunas y Cueva nos mostraría la existencia
de por lo menos tres escenarios, todos demostrables documentalmente,
pero que no permiten generalizaciones en una sola dirección. En primer
lugar, los grupos Cuevas que se integraron a los nuevos Tunucunas
(Gunas), como los Cueva-Talegra. Segundo, los grupos Cueva que nunca
se integraron, pero permanecieron muy relacionados con los Gunas, como
los Cueva-Urabáes. Finalmente, estarían los grupos Cuevas que fueron
rivales irreconciliables de los Gunas y que se mataban entre sí, como
los grupos Cueva de los que oyó Fray Adrián de Santo Tomás, que fueron
perseguidos hasta las montañas de Chepo.
222
La etnogénesis del pueblo Guna, su irrupción y primeras luchas | Capítulo 3
Mapa 5. Localización de grupos del universo de la familia Guna y años
de su primera mención en la documentación española conocida
Nota: El mapa presenta el límite actual de Colombia y Panamá para una mejor
comprensión de la localización aproximada de cada uno de los grupos.
223
Capítulo 4
Los indígenas que
encontraron los
misioneros Jesuitas,
Agustinos, Franciscanos
y Capuchinos en
Urabá (1606-1649)
Introducción
La región de Urabá se había salido completamente por fuera del control de
los españoles desde mediados del siglo XVI. San Sebastián de Buenavista
ya no existía como poblado de españoles, sino que estaba bajo completo
control de los indígenas Cueva/Urabáes. Al parecer tres grupos principales dominaban la región oriental del golfo. En la parte norte del golfo
de Urabá se encontraban varios asentamientos de indígenas conocidos
como los Caribaná. La hipótesis de este capítulo, a partir de la evidencia
documental disponible, es que al parecer los llamados Caribaná eran parte
de los originales Urabáes que encontraron los españoles al momento
del contacto, o por lo menos estaban muy relacionados con ellos. Como
lo detallaré en un capítulo posterior, los indígenas de Caribaná tenían
muchas semejanzas con los llamados Gorgona o Idibaes, que hacia el siglo
XVII vivían entre la orilla occidental del rio Atrato y el océano Pacífico.
225
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
En la parte media y baja del golfo, también referida durante parte
del siglo XVI como la culata del golfo, estaban grupos sobrevivientes de
los indígenas Cueva, o como mínimo con características culturales muy
similares a ellos, que he denominado en este trabajo como los nuevo
Urabáes, que se habrían desplazado del área de Acla en el Istmo de
Panamá. Los “nuevos Urabáes” vivían principalmente en la zona costera
del costado oriental del golfo, especialmente en los dos poblados de
San Sebastián, el fundado inicialmente por Alonso de Heredia, y el que
posteriormente fundó Julián Gutiérrez con el mismo nombre, ubicado
muy cerca del primero.
Un tercer grupo, ubicado en la región montañosa de la parte sur oriental de la provincia de Urabá, llamados por los españoles como Guacacies,
posiblemente descendientes de los Zenúes. A ellos se sumaban algunos
grupos más pequeños, que podrían ser remanentes de otros cacicazgos, o
grupos independientes, algunos originarios del área y otros que llegaron
allí huyendo de la conquista.
En esta sección voy a enfocarme en tratar de identificar, con el mayor
nivel de detalle posible a partir de la documentación encontrada, a estos
grupos indígenas existentes en el área oriental del golfo de Urabá, desde
la costa hasta el rio Sinú. La llegada de misioneros de varias órdenes
religiosas a la región, comenzando por la corta visita en 1606 de dos
sacerdotes Jesuitas a los llamados Caribaná, y continuando luego con los
misioneros Agustinos que llegaron en 1626. Igualmente, los Franciscanos
que se asentaron brevemente en San Sebastián en 1627, y luego los Capuchinos en 1647. Como se detallará en otro capítulo de este trabajo, entre
la visita de los Jesuitas de 1606 y la llegada de misiones más permanentes
a partir de 1625, la región estuvo visitada por la armada colonizadora de
Francisco Maldonado de Saavedra, en su fracasado intento por colonizar
a los Tunucunas. Es precisamente dicho fracaso militar el que abrió las
puertas a los esfuerzos de reducir a los indígenas por medio del trabajo
de las órdenes religiosas.
En este capítulo me voy a apoyar en la rica información proporcionada por los misioneros de estas órdenes religiosas que mencioné. De
dicha información me interesa especialmente extraer las observaciones
y comentarios de los misioneros sobre los grupos indígenas que encontraron, sus características, tradiciones y costumbres. No pretendo ofrecer necesariamente una historia de las misiones en la región, por lo que
226
Los indígenas que encontraron los misioneros Jesuitas, Agustinos, Franciscanos y Capuchinos | Capítulo 4
únicamente elaboraremos al respecto en la medida en que sea necesario
para entender la ubicación, el accionar y la lógica de los distintos grupos
misioneros que trabajaron en dicha región.
La región de Urabá durante la segunda mitad del siglo XVI
Hacia 1560 los Caribaná y los Urabáes dominaban completamente las
costas y el interior de la región conocida como Urabá. Según los testimonios de varios testigos, los indígenas de ambos grupos atacaban a
cualquier español que llegaba a sus tierras, no importaba si lo hacían
accidentalmente, o porque se aventuraban a buscar “rescates” con los
indígenas del área. Como sucedió desde la llegada de los primeros barcos
españoles, los bajos existentes en las costas de la región facilitaban el
accionar defensivo de los indígenas. Según el testimonio de un cacique
llamado el Viento, del poblado del mismo nombre, ubicado cerca a la
desembocadura del rio Sinú, su comunidad limitaba con los Caribaná y
había sido testigo de dichos ataques:1
“(…) apareció el dicho Diego Maldonado y presentó por testigos
para la información que se le manda dar a un indio que dijo de
llamarse El Viento y que es cacique del pueblo que también se
llama El Viento, encomendado en Hernando de Lipar, vecino de
esta dicha villa (…)
Dijo que este testigo tiene en su pueblo en la costa de la mar
que es más cercano a los indios de Carivana y que sabe que los
dichos indios de Carivana son muy bellacos y perjudiciales en la
dicha costa de la mar y en aquella tierra porque de allí han salido
y salen ordinariamente a matar los cristianos españoles que navegan por la dicha costa, y que la mar, con tiempos que hace, los
echa por aquellas partes y otros con necesidad de agua y comida
van por allí, o por ensenarse en la ensenada, y como los dichos
indios de Carivana están, en la dicha costa y los ven apellidarse
unos a otros imitan los dichos españoles, y otras veces los aseguran diciéndoles que van por comida y cuando vuelven vienen
1
Del nombre de este cacique probablemente se deriva el nombre de la actual población de
San Bernardo del Viento, que por muchos años durante la época colonial se conoció como
San Bernardo Abad.
227
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
apercibidos y armados, y con yerba, y dan en ellos hasta que los
matan; y así este testigo ha entendido que lo que hicieron, había
cinco y seis meses que se ensenó un navío en el golfo de Urabá
que traía mucha gente, y viniendo por tierra por la dicha costa de
la mar salieron a los cristianos que venían y ellos les dijeron a los
dichos indios que les diesen bollos y batatas, y comida, y que les
darían machetes y cuchillos; y que los dichos indios dijeron que
los esperasen allí un día, que ellos traerían comida, y estuvieron
esperando y vinieron muchos indios y los flecharon, y mataron
cinco cristianos y flecharon otros, y les tomaron la ropa que traían
y que también mataron muchos días a otros cristianos de otros
navíos que salen a tomar agua en la costa; y que estos indios son
de tres pueblos, que un cacique se llama Diego y otro cacique de
otro pueblo se llama Zárate, y el cacique de otro pueblo se llama
Cayba; y que más adelante la costa había en Urabá hay también
indios muy bellacos que han muerto muchos cristianos y que allí
ha estado poblado pueblo mucho tiempo y que los indios mataron
muchos cristianos, echaron de allí los otros que habían quedado y
despoblaron el pueblo; y que también mataron poco tiempo a un
cristiano que se llamaba Gerónimo Martín y que también mataron a
su mujer y un niño hijo suyo, y a otros cristianos que habían vuelto
a poblar a Urabá; y que cuando el dicho Gerónimo Martín iba a
poblar el dicho pueblo de Urabá estuvo en su pueblo este testigo
y este testigo le dijo que no fuese allí porque aquellos indios eran
bellacos y que le matarían, y que el dicho Gerónimo Martín le dijo
que ya eran buenos y que llevaba muchos machetes y sartas de
corales, un cofre de ellos para dar a los indios porque le sirviesen,
y que todavía fue el dicho Gerónimo Martín y le mataron como dicho
tiene a él y a su mujer e hijo, y a sus compañeros; y que cuando los
cristianos que ahora cinco o seis meses vinieron eran compañeros
de los que mataron los dichos indios y llegaron a su pueblo de este
testigo y venían heridos e con mucha hambre, y les dio de comer y
les dijo que por qué habían venido por tierra porque aquellos indios
eran bellacos y que se habían de venir porque no los matasen, y
ellos dijeron que no los conocían ni sabían que fuesen bellacos
porque pensaron que eran buenos, y que les querían dar por su
228
Los indígenas que encontraron los misioneros Jesuitas, Agustinos, Franciscanos y Capuchinos | Capítulo 4
rescate comida; y esto dijo y declaró el dicho indio de su propia
lengua por ser ladino como dicho es, y dijo que es la verdad”. 2
En su testimonio, el Cacique El Viento menciona a los indígenas de Caribaná, pero su relato es un poco confuso porque al ofrecer detalles sólo se
refiere con nombre específico a caciques de tres pueblos que al parecer
son Cueva/Urabáes, y que al menos uno de ellos, Diego, tenía nombre
cristiano. Igualmente, los mencionados caciques Zárate (Carate) y Cayba
aparecen entre los poblados que Pedro Heredia encomendó en 1534. Otro
testigo señaló que “un capitán indio que se dice Acurí”, que vivía, “en un
pueblo junto al pueblo del dicho cacique Diego”,3 robó oro y mató a varios
españoles. Como consecuencia de la situación de inseguridad para los
españoles, para 1561 el antiguo camino que había abierto el licenciado
Xoan de Vadillo, desde Popayán a Cartagena, pasando por San Sebastián
de Buenavista, había sido abandonado. Otro testigo señaló:
“(…) que sabe que los indios de Carivana son muy perjudiciales,
en especial un cacique que se llama Diego, que es cacique de la
provincia de Urabá y contrata con los dichos indios de Carivana,
y así mismo, otro cacique que le oyó Damaquiel, los cuales están
poblados cerca de la costa de la mar y tienen impedidos los caminos
que son de esta villa a los de Antioquía, porque están de guerra los
dichos indios de Carivana y los demás caciques que han dicho”. 4
El encomendero Francisco Marmolejo agregó el siguiente testimonio entre
las quejas contra los indígenas de Caribaná:
“(…) que de quince años a esta parte, poco más o menos, que
habrá que este testigo reside y está en esta dicha villa, siempre ha
2
“Indios de Urabá: conquista y reducción”, 1560. AGNC, Caciques e Indios, 16, D,8. Folios
685-697. Transcripción paleográfica realizada por la empresa española Escritura y Documentos. Hasta donde conozco, solamente Parsons (1967) había mencionado la existencia
de este documento, aunque sin analizar su contenido, quizás por la enorme barrera que
representa el poder leer el español del siglo XVI.
3
“Indios de Urabá: conquista y reducción”, 1560. AGNC, Caciques e Indios, 16, D,8. Folios
685-697.
4
“Indios de Urabá: conquista y reducción”, 1560. AGNC, Caciques e Indios, 16, D,8. Folios
685-697.
229
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
oído que los indios contenidos en la dicha petición han sido y son
perjudiciales y que han muerto a muchos españoles que han dado
en la dicha costa, y que podría haber siete u ocho años, poco más
o menos, que los dichos indios vinieron al río del Çena de noche y
dieron en un pueblo que se decía [Pinarpa], que estaba en la real
corona, y mataron al cacique y a otros indios del dicho pueblo, y
se llevaron a otros indios e indias, entre los cuales se llevaron dos
indias lenguas5 que estaban por lenguas del dicho pueblo, y desde
entonces se despobló dicho pueblo; y otro que este testigo tenía
a él encomendado también se despobló de miedo de los dichos
indios, por lo cual, han venido en diminución muy grande”.6
Estos testimonios documentales sobre la situación en la región de Urabá
al parecer fueron el resultado de un esfuerzo de los encomenderos y
autoridades locales de Tolú y Cartagena, para dar a conocer a la corona
la gravedad de la situación, y para que interviniera directamente en su
solución. Así resumían los encomenderos y autoridades regionales la
situación, y lo que pedían:
“(…) digo que el licenciado Melchor Pérez de Arteaga, vuestro oidor
e visitador general de aquella gobernación, entendiendo cuando en
ella estaba el daño, muertes y robos que los indios de la provincia
de Caribana hacían, así en indios que eran de paz en servicio de
vuestra alteza como a españoles, que suelen ocurrir con navíos
en aquella costa perdidos, hizo información de todo lo susodicho,
lo cual está en poder de su escribano y por ella constará ser así,
lo cual es justo vuestra alteza mande obviar y remediar para que
cesen los dichos daños y muertes, y para que esto mejor y más
fácilmente se haga.
Suplico a vuestra alteza mande dar vuestra provisión real para
que el cabildo de la dicha ciudad envíe una persona en vuestro real
nombre con vara de vuestra justicia y con gente, y armas y lo que
más necesario fuere, y vaya a la dicha provincia de Caribana y a
230
5
Es decir traductoras.
6
“Indios de Urabá: conquista y reducción”, 1560. AGNC, Caciques e Indios, 16, D,8. Folios
685-697.
Los indígenas que encontraron los misioneros Jesuitas, Agustinos, Franciscanos y Capuchinos | Capítulo 4
los demás indios comarcanos a ella, y castigue a los indios que en
lo susodicho y por otros cualesquier delitos se hallaren culpados,
y para que cesen los dichos robos y muertes, pueda reedificar los
pueblos que en vuestro real nombre en aquellas provincias fueron
proveídos que por la aspereza de los dichos naturales se despoblaron y, habiendo minas de oro o plata, queda proballas [sic]”.7
Sin embargo, a pesar de las denuncias de los encomenderos no hubo
cambios significativos en la región. Es más, la situación continuó empeorando para los españoles, dada la aparente presencia de piratas en la
región. En efecto, hacia 1580 también hubo piratas franceses entre los
indígenas de Caribaná. En efecto, un grupo de piratas franceses realizaron un grabado de un indio de la Sierra Nevada de Santa Marta y de un
Caribaná, al que denominaron “indio de Caribara”. La hipótesis es que
dicho grabado corresponde efectivamente a un Caribaná de la región de
Urabá (figura 1).
La calidad de los detalles del dibujo del indio de Caribaná permite
resaltar varios aspectos. Primero, como los testimonios documentales
posteriores lo resaltan, los indígenas de Caribaná sobresalían por su
belleza física, y por ser generalmente más altos que la mayoría de los indígenas que habían encontrado los españoles en Tierra Firme. Segundo, el
pelo rizado y el color de piel más oscuro también es resaltado por algunos
de los testimonios. Tercero, el uso de “yerba”, o veneno en sus flechas.
Los Caribaná parece fueron los inventores de dicho veneno, que por cerca
de doscientos años logró mantener a raya a los españoles. Al parecer los
Cueva/Urabáes también llegaron a usar “yerba” en sus flechas, cuando
los visitó Julián Gutiérrez en 1535, pero es probable que la adquirieran
directamente de los Caribaná.
El conjunto de indígenas de la provincia de Urabá, Caribaná, Cueva/
Urabáes y posiblemente otros, tenían claro que querían relacionarse con
los españoles bajo sus propios términos. No estaban dispuestos a aceptar
encomenderos, pero estaban interesados en intercambiar sus productos,
principalmente totumas y gallinas, por los cuchillos, hachas, machetes
y chaquiras de los españoles. Además, una vez finalizada la esclavitud
7
“Indios de Urabá: conquista y reducción”, 1560. AGNC, Caciques e Indios, 16, D,8. Folios
685-697.
231
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Imagen 1. Este grabado está acompañado del siguiente texto: “Para probar si
su veneno es eficaz, apuntan sus flechas a un árbol y luego las retraen.
Cuando el veneno es eficaz, el árbol deja caer sus hojas y muere en menos
de medio día. Para hacer su veneno, mezclan la hoja de un árbol llamado
mensenille, la sangre de un sapo, y la carne de un ciempiés, triturándolo
todo, lo ponen en una pequeña olla de barro, la cubren cuidadosamente
y la ponen en el suelo por seis “limes”, que es aproximadamente seis
meses. Cuando pasa el tiempo, prueban las flechas como se ve aquí”. 8
de indígenas por parte de la Corona desde comienzos del siglo XVII
comenzaron a viajar a Cartagena para comerciar, y en algunos momentos hicieron conocer que estaban abiertos a recibir misioneros en sus
territorios. Como ha mostrado en otro trabajo (Arenas 2023), aunque en
términos culturales y de población estaban diezmados, el conjunto de
los indígenas de Urabá logró su cometido de decidir por sí mismos las
condiciones de su reducción al moverse a la región del rio Sinú a finales
del siglo XVII, lo que en últimas evitó su extinción física completa.
8
232
Histoire Naturelle des Indes. Illustrated manuscript, circa 1586. Folios 88v-89r. The Morgan
Library & Museum, New York. Traducción del autor de la versión del texto en inglés.
Los indígenas que encontraron los misioneros Jesuitas, Agustinos, Franciscanos y Capuchinos | Capítulo 4
El viaje a Urabá de los jesuitas Diego de Torres
y Alonso de Sandoval en 1606
Los sacerdotes jesuitas Alonso de Sandoval y Diego de Torres Bollo
visitaron la región de Urabá en 1606 con la intención de explorar la posibilidad de fundar una misión de su congregación. Para ese momento el
Padre Diego de Torres ya gozaba de un cierto prestigio en los círculos
académicos, religiosos y políticos tanto en España como en América.9 Su
interés por la evangelización de los indígenas no era nuevo; de hecho, ya
tenía una larga experiencia con los indígenas del Perú y había expresado
a los religiosos de su orden en el Colegio de Cartagena sobre su interés
de llevar el evangelio a la provincia de Urabá.
Según Sandoval, el Padre Torres, “empezó a tratar con los de la
casa, de cuanto servicio seria de nuestro señor si se abriese puerta a la
conversión que de la provincia de Urabá y otras tenía noticias”.10 En la
Nueva Granada, el Padre Torres se había destacado por su interés en la
evangelización de los pueblos indígenas Muiscas, y especialmente por
su insistencia en que los misioneros debían aprender la lengua nativa y
catequizarlos en su lengua,11 cosa que no se había intentado hasta ese
momento como política oficial.
En la relación que escribió Sandoval sobre su viaje llama a los indígenas que visitó “Nupu”, y al poblado que visitaron Damaquiel, que
como hemos visto, y como veremos más adelante, era un poblado de los
llamados Caribaná, claramente diferente de los Urabáes (Cueva). En este
capítulo planteo la hipótesis de que los llamados Nupu o Caribaná eran
parte de los originales Urabáes.
En su obra clásica “Noticias Historiales”, escrita a comienzos del siglo
XVII, Fray Pedro Simón hace el siguiente comentario sobre unos indígenas
9
Justo (2018); Beers (1997); Frias (2003). El prestigio de los dos religioso ha llegado hasta
nuestros días. Con el auge en las últimas dos décadas de los estudios sobre la historia
de la esclavitud en las Américas, el interés por la obra de Alonso de Sandoval (1956), De
Instauranda Aethiopum Salute, ha derivado en una proliferación de estudios sobre su
figura. Sin embargo, los documentos que presento en este capítulo sobre el viaje a Urabá,
aunque han sido mencionados brevemente por algunos autores, son inéditos y nos brindan
una nueva dimensión del trabajo de los dos religiosos.
10
ARSI Novi Regni et Quit. 14. fols. 57r-57v. Documento localizado en St. Louis University,
Microfilm Roll 149 (1529-1673).
11
Lozano (1754:686).
233
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
de la región de Urabá, que pareciera reflejar lo que se rumoraba sobre
los Caribaná:
“hombres y mujeres de muy buen cuerpo y rostro, todos desnudos; honestas las partes de la puridad, ellos a medio tapar con
unos canutillos atados de una cuerda a la cintura, y ellas con una
pampanilla.12 Son los varones valientes, robustos, bien dispuestos
e industriosos; pintan con un betún muy hermosas totumas, que
traen con muchas gallinas de las nuestras a vender a la ciudad de
Cartagena, donde entran y salen con una mala paz; usan en las
guerras armas de palo que hemos dicho de otras naciones; son tan
caribes y voraces de carne humana, que de cuatro y seis días de
enterrados, sacan los cuerpos de los españoles y asados en una
barbacoa se los comen; tienen templos donde adoran al demonio,
que habla a sus hechiceros y adivinos; viven en pueblos hechos
de los vasallos de cada Cacique”.13
Es interesante confrontar la percepción que tenían los españoles a
comienzos del siglo XVII sobre los indígenas de Caribaná, y sus supuestas prácticas antropofágicas, con lo que encontraron los Padres Torres
y Sandoval cuando los visitaron. La relación de Sandoval es la primera
información documental que se conoce sobre los “Caribaná” ubicados
en la cuenca del rio Damaquiel, hoy rio Mulatos.
La historia del viaje de los Jesuitas a Urabá comenzó por el hecho de
que un comerciante que “rescataba” con los Caribaná, llevó a la ciudad de
Cartagena a dos de sus caciques que querían se les enviara sacerdotes,
porque según decían querían ser cristianos. Estando en Cartagena, los
dos caciques fueron invitados a un evento en el Colegio de los Jesuitas,
donde su viceprovincial en la Nueva Granada, el Padre Diego de Torres,
sellaba con éxito una mediación que había hecho entre dos oficiales
locales que tenían disputas personales. Al evento también asistieron
el gobernador y el obispo de Cartagena. Cuando el viceprovincial de los
jesuitas escuchó el deseo de los caciques Caribaná de recibir sacerdotes,
234
12
El Diccionario de la Academia Española de la Lengua define “pampanilla” como, “taparrabo
de tela, o de cualquier otra cosa”.
13
Simón (1892, T. V:172).
Los indígenas que encontraron los misioneros Jesuitas, Agustinos, Franciscanos y Capuchinos | Capítulo 4
le expresó al gobernador y al obispo el deseo de su comunidad de hacerse
cargo de dicha tarea. Tanto el gobernador como el obispo aceptaron gustosamente la oferta.
Consciente del peligro que existía de viajar a la región de Urabá, el
mismo Padre Diego de Torres se ofreció a ir personalmente, y buscó un
voluntario entre sus compañeros, a lo cual el padre Alonso de Sandoval
se ofreció. El propósito de la visita era exploratorio, como lo explicaba
Sandoval en carta a su provincial:
“(…) determinó el dicho padre viceprovincial que los caciques,
aunque estaban tan de prisa, no se volviesen solos, más que
fuesen con ellos algunos de los nuestros, solo para aficionarlos
a ser cristianos, y en particular a la Compañía por ser la que de
esta gloriosa empresa se había de propósito de encargar a su
tiempo cuando nuestro señor nos diese obreros, y también para
conocerlos, notar su vida, sus costumbres y ceremonias, y ritos y
lo que con ellos en lo de adelante se podía hacer, y entablar según
la disposición de la tierra para su mayor bien; y pareciéndole al
padre viceprovincial que a ninguno de los que de la Compañía nos
hallábamos en esta casa corría más obligación que a su reverencia.
Se determinó ir en persona como lo hizo”.14
El destino del viaje de los dos jesuitas fue el poblado de “Damaquiel”,
al que encontraron a “siete mortales leguas” de la costa, el cual estaba
habitado por unos cien indígenas. Llama la atención que describa el clima
de la provincia de Urabá como más frio que caluroso, lo cual puede ser
porque cuando los Padres Torres y Sandoval la visitaron estaba cubierta
de una espesa vegetación.
“Conocimos su vida y naturales y disposición de la tierra, la cual
es toda montuosa, llena de ríos y quebradas, muchos pantanos
y pocas llanuras, los caminos cerrados y cruzados de muy poca
gente, las rancherías o poblaciones están las más en alto y en
cada una habitarán a ciento cincuenta y a sesenta indios. Éstas
serán quince, que en circuito tendrán ochenta leguas y en latitud
14
ARSI Novi Regni et Quit. 14. Roll 149, fols. 57r-57v. Vatican Library St. Louis University.
Transcripción paleográfica de la empresa española “Escritura y Documentos”.
235
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
dieciocho, y todos poco más o menos serán ochocientos los de
esta provincia, la cual es más fría que calurosa, de ningún regalo
porque nada, sino yucas y batatas y plátanos malos. Y crían gallinas
y alguna carne de monte, la cual dan a trueque de rescate (…) No
tienen género de oro o plata, ni por ella se les da nada de otras
provincias que confinan con estos”.15
Sobre el conjunto de indígenas de la región de Urabá y de sus alrededores
el padre Sandoval escribió:
“Tomamos la noticia siguiente, a las espaldas de Urabá y del río del
Senú o Nitano está poblada la provincia de Mantueque y se comunican con la de Faragoa, indios de la provincia de Urabá donde debe
de haber mil quinientos naturales. Arriba de los Mantucos hay otra
nación y provincia llamada [Guacasiei], de donde ha habido noticia
de gran riqueza y sepulturas. Entre estos Guacasieis y el río de Darién
hay otra nación cuyo nombre no supieron decir. Por la parte del río
de Darién está la provincia de los Afiges que también se corresponde
con la de Urabá y más arriba de estos Afiges hay otra nación llamada
Jafa[efis] que tienen correspondencia con los Moscos indios también
de la provincia de Urabá. Fuera de todas estas provincias y naciones hay otra nación que llaman los de Oromira donde los naturales
dicen hay mucha cantidad de gente. De modo que para traer tantas
naciones al yugo de la fe es fuerza sean cristianos los de Yrabá, pues
casi todos comunican con ellos, que, aunque son pocos es mucho
el fruto que con su conversación pueden hacer”.16
De este rico testimonio documental del Padre Sandoval podemos resaltar
varias cosas. En primer lugar, el nombre “Nitano” para el rio Sinú. Esta
236
15
ARSI Novi Regni et Quit. 14. Roll 149, fols. 57r-62v. Este es el único pasaje que se había
publicado hasta ahora de la carta del Padre Sandoval. La versión modernizada del pasaje
fue publicada de esta manera: “La tierra es toda montañosa, llena de ríos y quebradas,
muchos pantanos, pocas llanuras; los caminos cerrados y cursados de muy poca gente. Las
rancherías o poblaciones están las más en alto, y cada una habitarán seiscientos cincuenta y
a sesenta indios”. Salvatierra, Angel (1956: xii). Sin embargo, el padre Salvatierra cometió
un error respecto al número de indígenas mencionados en el texto, ya que el original dice:
“y en cada una habitarán a ciento cincuenta y a sesenta indios”. ARSI Novi Regni et Quit.
14. Roll 149, fols. 60r.
16
ARSI Novi Regni et Quit. 14. Roll 149. fols. 57r-62v.
Los indígenas que encontraron los misioneros Jesuitas, Agustinos, Franciscanos y Capuchinos | Capítulo 4
referencia confirma lo ya mencionado por Fray Pedro Simón en uno de
sus pasajes, donde refiere al “rio de Nitana ó Zenú”, que podría ser el
nombre original del rio Sinú.17 En segundo lugar, Sandoval nos presenta
una visión de conjunto de los grupos indígenas de la región. Los “Mantueque” o “Mantucos”, podrían ser los llamados Malibues, que vivían en
la región baja del rio Magdalena. Los “Guacasieis” que podrían ser los
Zenúes, dado que Sandoval dice que es, “donde ha habido noticia de gran
riqueza y sepulturas”. Los “Faragoa” parece corresponder a los indígenas
que habitaban el área del rio León, cerca de la serranía de Abibe, los cuales
también se les conocía como los Saracunas, como vimos anteriormente.
Sandoval también señala que los indígenas de la provincia de Urabá eran
unos ochocientos. Sin embargo, los testimonios recogidos por Sandoval
dejan claro que los Oromiras son sin duda la tribu más numerosa en las
regiones vecinas. De los “Afiges” y los “Moscos” (Mosios?) encontramos
alguna mención en otros documentos posteriores, pero no así de los
“Jafa[efis]”. Finalmente, se menciona una tribu que no les fue posible
conocer su nombre, que habitaba entre el Sinú y el Darién, que podrían
ser precisamente los Cueva/Urabáes. El Padre Sandoval claramente señala
que todos los grupos del área tienen relación con los de Urabá, por lo
que plantea la importancia de enfocar la conversión de dicha provincia,
aunque sean menos numerosos que otras provincias.
Específicamente, refiriéndose a los indígenas “Nupu” que conoció
en Damaquiel, Sandoval dice:
“Esta es la disposición de la tierra del natural de los indios nupu.
De tomar noticia vine de los que vi que fueron los de Urabá, los
cuales hablan todos una lengua al parecer no muy difícil. No tienen a lo que pudimos entender ninguna adoración, aunque tienen
algunas muchachas que les curan los enfermos y dicen hablan con
los demonios. Concertase lo común con una mujer y pienso que es
por tener pocas y, aunque beben de ordinario y mucho, hay pocos
17
Simón (1892, T. V:165). Adicionalmente, Fray Pedro Simón hace referencia a la provincia
de Nituana en un pasaje donde menciona que Pedro Martín Dávila le pidió permiso al
gobernador de Antioquia para la conquista de provincias de su gobernación, “a quien él
no había dado vista desde que comenzó su gobierno, siendo del que eran las de Nitana,
Caribana, Panzenú, Maritué, Guazuze, Tuango, Urabá y Urabaibe”. Simón (1892, T. V:161162. Es posible también que al igual que el rio Atrato el rio Sinú hubiera tenido varios
nombres, uno en su parte alta (Nitano) y otro en su parte media y baja (Sinú).
237
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
borrachos, aunque muchos borrachos [sic] por ser la chicha muy
simple. Son de naturales alegres y muy regocijados y dispuestos,
hermosos. Andan los hombres desnudos con calabazas que en ciertas partes se usan que son más perjudiciales que andar sin ellos.
Las mujeres andan todas vestidas, cuyo recogimiento y modestia
es muy particular. Ocúpanse todas en el servicio de sus maridos.
Son muy limpios en sus personas y casas, y comen y duermen en
alto. La cama es una hamaca que son de las mantas de los mismos
indios con unos cordeles al cabo para atarlas en los árboles y
siempre ponen cerca de sí alguna lumbre que dura toda la noche
porque es muy frío este modo de dormir. Son muy celosos. No se
ocupan en nada o más pocas veces que hacen […] casas o van a
pescar o cazar. Cuando van camino van con sus arcos y flechas
muy envixados,18 que es pintados de varios colores que de lejos
parecen vestidos. Unas veces se pintan como armados y otras con
traje de españoles [medio] azul colorado, y las mujeres suelen de
la cintura arriba pintarse también, aunque traen de ordinario unas
cobijas de manta y otros del medio cuerpo abajo. El arma más fuerte
que tienen es una yerba, la cual es remediable, aunque saque una
sola gota de sangre. Con esta [ilegible] las flechas y se defienden
de los enemigos ofendiéndoles. Dicen lo hacen con todas cuantas
cosas ponzoñosas y venenosas saben y pueden haber, las cuales
con ciertas yerbas por iguales partes echan en una olla grande y
en lugar apartado le dan fuego, y son tan malignos los vapores que
de ella salen que muere la que está meneando y dando fuego, y la
regla y cuenta para saber la yerba está en su punto; es después
de haber muerto la que sucesivamente la han estado dando fuego
y procuran entonces sean tres, los más viejos, diciendo que así
como así les faltará poco y que mueran haciéndoles aquel beneficio. A los muertos los queman y las cenizas echadas en una olla
con solemnidad de borrachera la entierran. Acostumbran predicar
entre sí y es en voz en cuello y con muy buenos tonos.
Está el predicador sentado en su banqueta, en la una mano
su arco y flechas y junto a ellas encima el brazo una gran totuma
que son unos vasos muy hermosos que ellos tienen para beber de
18
238
La bija era el nombre de la pintura que usaban para adornar sus cuerpos.
Los indígenas que encontraron los misioneros Jesuitas, Agustinos, Franciscanos y Capuchinos | Capítulo 4
chicha y en la otra, otra menor, y aseguro que [ilegible] sino en la
cabeza y boca. Predica media hora y más todos los oyentes están
de la misma manera. Se [marchan] acabado el sermón [ilegible] la
borrachera, algazara y risas”.19
La visita de los Jesuitas en la provincia de Urabá despertó muchas expectativas entre las autoridades provinciales. El gobernador de Cartagena,
Diego Fernández de Velasco le reportaba al rey lo siguiente:
“Por otra cédula de V.M. fecha en 30 de enero de 1607 se me manda
que los indios que se fuesen reduciendo a nuestra santa fe católica
por solo la predicación del Evangelio no se cobre tributo de ellos
por tiempo de 10 años ni se encomienden a nadie y que tenga muy
gran cuidado sean bien tratados y asista con mucha puntualidad a
los religiosos que se ocupasen en su conversión lo que haré como
se me manda. Cerca de esta ciudad 20 leguas hay una Provincia
llamada Urabá en la que viven cosa de 800 indios en su gentilidad
tratan de convertirse y reducirse a nuestra santa fe católica y a
la obediencia de V.M. y así gozarán de esta mira y beneficio han
tomado la mano de esta conversión los padres de la compañía del
nombre de Jesús que lo sabrán muy bien hacer porque después
que estaban en esta ciudad siempre se han ocupado con mucho
cuidado en semejantes ministerios doctrinando españoles y negros
y cuando en mucha virtud y letras a la juventud y si ellos no se
ocuparan en leer una cátedra de latinidad no sé si pudiera hacer
ministros bastante por las almas en esta provincia”. 20
Sin embargo, los padres jesuitas no estaban en condiciones para comenzar
una empresa misionera en la región de Urabá, principalmente por la falta
de “obreros” (misioneros). Así lo señaló años después el mismo padre
Sandoval, refiriéndose al padre Torres:
“Al fin, habiendo tomado su Rev. la bastante noticia, que se requería, se salió, y dejó orden en Cartagena volviese yo, y otro Padre
19
ARSI Novi Regni et Quit. 14. Roll 149. fols. 60v-61r.
20
Carta del gobernador de Cartagena, Diego Fernández de Velasco al Rey, 12 de julio de 1607.
AGI, Santa Fe, 38, R.4, N.82.
239
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
a esta reducción, que no tuvo el efecto deseado, porque el otro
Padre no pudo venir, y a mí me debía de querer el Señor para otros
efectos. Al fin se quedó esto hasta ahora con lágrimas de dolor
del santo Padre, que es sin duda, que si el gobernara la Provincia,
hubiera ahora allí gran Cristiandad”. 21
En efecto, a los pocos días de regresar de Urabá el padre viceprovincial
Diego de Torres fue llamado por sus superiores para ir a fundar la provincia
de los Jesuitas en el Paraguay, y lo que llegarían a ser las famosas misiones
en dicha tierra. Igualmente, Sandoval decide entonces dedicar su vida a
trabajar con los esclavos negros en Cartagena, llegando a convertirse en
uno de los activistas y escritores pioneros contra la esclavitud, y maestro
de quien llegaría a ser el más conocido defensor de los esclavos en el
nuevo mundo, Fray Pedro Claver.
Así le escribía el padre Diego de Torres al Cardenal de Milán, Federico
Borromeo, dando cuenta de su viaje a Urabá. Reproduzco los aspectos
más importantes de esta carta inédita, fechada el 20 de mayo de 1607,
que se conserva en la Biblioteca Ambrosiana de Milán:
“Estando yo en Cartagena, ciudad y puerto principal de estas Indias
occidentales, entendí de cómo había llegado un hombre español
con unos indios infieles, y jefes, que llegaban de una nación novísimamente descubierta pidiendo que se les bautizaran, y también
Padres, que fuesen allá para predicar el Santo Evangelio de Nuestra
Fe; después de haber encomendado el asunto a Nuestro Señor,
decidí ir yo en persona. Enseguida pareció que todo el mundo se me
oponía: porque tantas y tan grandes fueron las dificultades que me
presentaron, que si el Señor no me hubiera otorgado oportunidad
y gracia muy particular, dudo que me habría quedado atrás. Unos
me oponían las dificultades del viaje; otros el peligro de la vida por
ser la gente barbarísima; otros la tanta penuria de todas las cosas;
otros, al final, seiscientas cosas similares, las cuales todas para mí
eran incentivos y motivaciones para que todo fuese como lo hice.
21
240
Carta del Padre Alonso de Sandoval al padre Juan Pastor, fechada el 7 de julio de 1632.
Lozano (1754:698).
Los indígenas que encontraron los misioneros Jesuitas, Agustinos, Franciscanos y Capuchinos | Capítulo 4
Partí con un compañero y los demás indios, y llevé conmigo
unas cositas para regalar a esos pobres. Como camisetas, sandalias, cornetas, agujas, y otras cosas que ellos estiman mucho.
El camino fue tan fatigoso, aunque no muy largo, que sólo para
caminar 30 leguas que se hacen cómodamente en tres días, tardamos 10. Y fueron tan rabiosas y peligrosas las tempestades,
que nos detuvimos en el pequeño trecho de mar, que diez o doce
veces nos reconciliamos dando nuestra vida perdida y al final fue
hecha la voluntad de Nuestro Señor si llegamos a tierra. Entre
estas tempestades se perdió un batel pequeño donde estaban los
buenos indios sobredichos, por lo cual sentí un grandísimo dolor
no sabiendo si estaban vivos; o más bien, teniendo por cierto que
estaban muertos: pero fue hecha la voluntad de Nuestro Señor si,
estando nosotros ya al seguro y afligidos y tristes, descubrimos de
lejos nuestro batel con los Indios todos, lo que fue para nosotros
causa de increíble alegría y la fiesta de todos fue tanto que bien
parecía que habíamos pasado lo que pasamos.
Llegados por lo tanto todos empezamos nuestro camino por
tierra, y si el trecho del mar fue lleno de sufrimientos y peligros
mucho más lo fue este porque casi todo fue caminar por lugares
palúdicos, donde entrábamos en el barro hasta el cinturón; y
cuando no había barro (que fue en los montes y colinas) era necesario ir como gatos, con pies y manos, ayudándose con las ramas
y raíces de los árboles por ser la subida muy empinada y difícil.
Entre todos estos sufrimientos y el refrigerio que teníamos, había
el vernos además faltos de provisión necesaria para el sustento
de nuestra vida; puesto que no nos habíamos provisto para más
de 4 o 5 días. Pues fue tanta la alegría y el júbilo interior que Nuestro Señor nos dio que apenas sentíamos la penuria y las demás
necesidades.
En fin llegamos al término y final de nuestra peregrinación, y
vinieron a recibirnos, los indios naturales de aquella habitación.
Vinieron en gran número, casi todos desnudos y sus cuerpos pintados de varios colores; de buena estatura; y las mujeres de grandísima belleza y muy recatadas y virtuosas. Sus entretenimientos son
cazar cerdos salvajes, pescar, o trabajar la tierra. Son muy amigos
de la limpieza, en sus casas, y con grande exactitud observan sus
241
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
ritos. Sus armas son arcos y flechas en las cuales son hábiles de
maravilla. Beben mucho de un licor, que llaman chicha, hecho de
granos de maíz parecido a lo que nace allí en Italia. Nos quedamos
unos días en esos lugares, en los cuales recibimos noticia de todas
las tierras circunvecinas, que son muchas, y todas populosas de
innumerables ánimas; y como en aquel tiempo no pudimos socorrerlos a todos así como quisiéramos, diferimos a mejor ocasión el
penetrar adentro; y en este tiempo les enseñamos unos principios
universales de nuestra santa fe, por lo cual ellos se quedaron tan
animosos y aliviados que no querían de ningún modo dejar que
nos marcháramos. Pero, como mejor pudimos volvimos a casa, y
por tener el viento favorable llegamos en diez días y medio.
Certifico a V. S. Ill.ma que jamás tuve más grandes placeres
y consolaciones espirituales como los tuve en esta ocasión en el
medio de esos peligros, y sufrimientos, y estoy cierto de que me
valió el probar en persona el gran bien que es sufrir para el bien de
los pobres indios, porque me he quedado tan encariñado a ellos
que no hay para mí ninguna cosa tan difícil que por el bien de estas
ánimas no hiciera con gran placer y Jubilo”. 22
Entre el viaje de los Jesuitas y la llegada de los Padres Agustinos en
1626 solo conocemos que en 1618 un grupo de indígenas de la región
de Urabá, aunque no sabemos con exactitud a que grupo pertenecían,
fueron a Cartagena a pedir sacerdotes. Así lo reportó al Rey el gobernador de Cartagena: “Los indios de la Provincia de Urabá que es en esta
han venido a dar la paz y piden sacerdote que los bautice por que dicen
quieren ser cristianos, aunque no tienen oro tienen labranza y frutos que
podrían ser de importancia para el aumento de esta tierra de que envío a
Vuestra Majestad testimonio”.23
242
22
Veneranda Biblioteca Ambrosiana. Códice G., 196 inf., ff. 108r-109r. Traducción del italiano
por Manuela Francavilla, Universidad de Wisconsin-Madison. Sobre otras cartas intercambiadas entre el Padre Diego de Torres y el Cardenal Federico Borromeo, ver Vargas Ugarte
(1934).
23
Carta del Gobernador de Cartagena, Diego de Acuña al Rey, agosto 17, 1618. AGI, Santa Fe,
38, R.5, N.146.
Los indígenas que encontraron los misioneros Jesuitas, Agustinos, Franciscanos y Capuchinos | Capítulo 4
Fray Alonso de la Cruz y las misiones Agustinas
en Damaquiel, Urabá (1626-1633)
En 1626, veinte años después de la visita de los jesuitas, un grupo de
misioneros Agustinos liderados por Fray Alonso de la Cruz comenzaron
una misión en Urabá, y se establecieron inicialmente también en la cuenca
del rio Damaquiel, hoy rio Mulatos.24 Los indígenas de dicha área mantenían rivalidades con los llamados “Matamoros”25 y con los Tunucunas del
Darién. Dichas rivalidades al parecer explican por qué los indígenas Caribaná buscaron la presencia de los misioneros Agustinos, como una manera
de construir alianzas con los españoles para conquistar a sus rivales.26
Según escriben sus compañeros Agustinos, Alonso García de Paredes
era el nombre original de Fray Alonso, y desde temprana edad se caracterizó
por ser una persona con una profunda inclinación religiosa y una personalidad excéntrica, amante de la soledad y de los ayunos. Había viajado a la
Nueva Granada como parte de sus inquietudes y en busca de su vocación
religiosa. Por una razón no muy clara, al llegar al nuevo mundo estuvo
primero recorriendo varios lugares de la costa de la Nueva Granada, incluyendo las sabanas de Tolú, la ciudad de Mompox y el rio Magdalena. De
allí subió hasta Tunja, y luego fue al páramo de Iguaque, cerca de Villa de
Leyva, en busca de un ermitaño llamado Juan Pescador, con quien estuvo un
tiempo. Luego pasó a la ciudad de Santa Fe donde se hizo monje Agustino
en 1604. Dos años más tarde, cuando los Agustinos calzados crearon el
grupo de Recoletos descalzos se pasó a dicha rama y comenzó a llamarse
Alonso de la Cruz y se fue a vivir al nuevo Convento que se había fundado
en el desierto de la Candelaria, también cerca a Villa de Leyva.
Posteriormente Fray Alonso fue a Cartagena, donde fundó el Convento
de la Popa. Desde allí salió a iniciar una misión en Urabá. A partir del éxito
24
Fray Alonso se dividió el territorio con el Franciscano Fray Diego de Villarrubia, con quien
arribó a la región de Urabá. Como veremos en detalle más adelante, Villarrubia se ubicó
en San Sebastián mientras que Fray Alonso en el área de Damaquiel. Sin embargo, dado
que la misión de Villarrubia duró muy poco tiempo, los Agustinos extendieron luego su
misión para albergar el área de San Sebastián.
25
Es muy probable que el cacicazgo Matamoros sea descendiente del cacicazgo Amorocoy,
quienes mantenían una rivalidad histórica con el cacicazgo Urabá desde la época de Julián
Gutierrez (hacia 1530s). En este contexto puede ser que a los indígenas Urabáes los de
Caribaná genéricamente los llamen Matamoros.
26
Anónimo (circa 1630:58).
243
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
logrado en los dos primeros años, proyectó extender la misión por gran
parte de la Costa Caribe, como se comprueba de las autorizaciones que
buscó y obtuvo del Gobernador y Obispo de Cartagena, y aún más importante de la Congregación de Propaganda Fide en Roma. El Gobernador de
Cartagena, Diego de Escobar apoyó el proyecto de Fray Alonso en Urabá al
notar que dado que, “importaba la reducción de los dichos indios, así por
ser rebeldes, como por confinar con los indios de Andarien, se la dio”.27
Según su primer biógrafo, Fray Luis de Jesús, el misionero Fray Alonso
de la Cruz entró por Damaquiel, “con una Cruz en la mano, sin lengua, ni
interprete”28 , acompañado solamente de un indígena. “Díjonos el Siervo
de Dios, que le recibieron bien los Naturales, y le edificaron iglesia, en
que dijese Misa”. 29 Si tenemos en cuenta cómo llegaron los Jesuitas
Sandoval y Torres a dicho lugar veinte años atrás, por invitación de los
mismos indígenas que viajaron hasta Cartagena en busca de religiosos,
lo más probable es que esta vez hubiera sucedido algo parecido, para
que el misionero se hubiera aventurado a llegar donde los indígenas sin
ningún tipo de invitación. También es de suponer que el indígena que lo
acompañaba era de Caribaná.
En una relación probablemente escrita en 1628, Fray Alonso de la Cruz
resumía así sus dos primeros años de trabajo en la región de Urabá:30
“Jesús, María. Digo yo fray Alonso de la Cruz, Religioso Descalzo
de mi padre San Agustín, del Convento de Santa Cruz de la Popa
de la galera en Cartagena de las Indias, que, habiéndome dado mis
Prelados licencia para ir a predicar el Santo Evangelio a la Provincia de Urabá y el Darién, con licencia del Cabildo y Sede vacante,
y del Señor Obispo cuando vino de España, que confirmó la que
me dio el Cabildo para poder administrar los Santos Sacramentos
a los indios infieles de aquellas Provincias. Entre el año de mil
seiscientos veintiséis, y he continuado dos años entre los dichos
indios, bautizando algunas criaturas, y un Cacique o Capitán, el
244
27
Anónimo (circa 1630:59).
28
de Jesús (1681:222).
29
de Jesús (1681:222).
30
Las referencias documentales sobre los indígenas del conjunto de la región de Urabá
deben leerse con cautela dado que describen grupos con lenguas y costumbres distintas,
no siempre aclarando a qué grupo se están refiriendo.
Los indígenas que encontraron los misioneros Jesuitas, Agustinos, Franciscanos y Capuchinos | Capítulo 4
más estimado entre ellos, que por todos serán sesenta poco más
o menos, y de estas se han muerto ocho, o nueve. Pudiera haber
bautizado muchos más que me lo pedían, no lo he hecho, por no
poder asistir con ellos, ni tener ayuda de Sacerdote ni de nadie,
sino de Dios, porque entré solo con un indio que me ayudaba a
misa, y aunque me recibieron bien en mi entrada, y me hicieron
Iglesia a donde decía misa todos los días; después de esto que se
divulgó mi asistencia en la Provincia, vinieron de toda ella indios a
verme. Hicieron sus juntas y borracheras, y trataron de echarme de
su tierra, o matarme; y proveyó Dios que los Capitanes o Caciques
tomaron mi causa, o la de Dios y dijeron, que había de estar en
su tierra y que habían de ser cristianos. Con todo esto comencé a
enseñar a rezar a los niños: tomaban muy bien nuestra lengua, y
en pocos días rezaban cantadas las cuatro oraciones. Los padres
muy contentos de oírlos me tomaron afición, y me regalaban con
sus comidas. Vine a Cartagena a dar cuenta de lo que había pasado,
traje siete indios Caciques, y Capitanes: vistiólos el Señor gobernador Diego de Escobar. Recibiólos muy bien, y a mí me ayudó mientras le duró la vida. Fue Dios servido de llevarle, y así paró todo,
por haber escrito el dicho y yo al Consejo, y no haber respondido.
Digo, que sin que su majestad gaste nada, siguiendo lo que
yo había tratado con el señor Gobernador difunto, con el favor de
Dios, y con el beneplácito de su Majestad, no solo se ganará esta
provincia, sino las demás conjuntas, que son siete por todas, de
mucha gente, muy ricas de metales, y fructíferas de todo lo que se
planta. De lo que yo vi, y de lo que informé de los indios, pudiera
decir mucho y diré poco, por el riesgo que corre el escribir, y hablar
de los que no son conocidos, ni hay mucha noticia de lo que no
está poblado de cristianos. Solo digo que son tierras muy dobladas
de montañas: también hay cabañas muy grandes para ganado,
buenos temples, muchas aguas muy buenas, los indios muy bien
proporcionados, y valientes flecheros, algunos de ellos blancos
entre los Darieles. Otros comen carne humana, tienen diferentes
ritos y lenguas, contratan unos con otros con poca seguridad, y
se cautivan; tienen Mohanes, hombres y mujeres, que tratan con
el demonio; algunos le ofrecen sus sacrificios, otros no. No tienen
noticia de gloria, ni de infierno, más de que en muriendo se van a
245
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
una sierra a holgar con Guaca, que así llaman al demonio. Queman
los cuerpos cuando mueren, tienen muchas supersticiones.
De buena gana dejo lo que pudiera decir: y así digo que si
hay Sacerdotes tales cuales conviene a tal obra, y poniéndose
por ejecución lo que yo he dicho, se reducirán a ser cristianos y
vasallos de su Majestad: para lo cual conviene se dé el trato, y
puerto de rescate con los indios a una persona de caudal, que se
obligue por seis u ocho años a llevarles lo que yo he tratado con
ellos, y a hacer Iglesia con nombre de Convento, y que sea fuerte
para la defensa, si fuere necesario, y meta ganados, y negros que
hagan labranzas de maíz, y saquen madera de cedro para navíos,
y la asierren en el puerto, que hay mucha, y con esto se fortifica y
puebla la tierra, y acuda al sustento de cuatro Sacerdotes que me
han pedido para principio de la conversión; y estos no han de ser
los que quisieran ir, sino los que fueren tales, que aprovechen, y no
dañen: desinteresados de lo temporal, codiciosos de lo celestial,
no regalados, sino fuertes y trabajadores en la viña del Señor. Con
estas prevenciones, y otras que enseñara la experiencia con el
tiempo, confío en Dios tendrá buen fin, poniendo los medios, y se
ganarán estas almas para Dios, y las tierras para el Rey, sin mucha
costa de haciendas y vidas, más con buenos consejos, y mejores
obras se vencen dificultades, y se alcanzan bienes celestiales. Fray
Alonso de la Cruz, siervo de los siervos de Dios”.31
En la relación, Fray Alonso menciona que son siete provincias vecinas,
pero no las nombra. Sin embargo, estas aparecen en los documentos
que tramitó ante la Congregación de Propaganda Fide. Allí podemos ver
que estas eran: Urabá, Darién, Matamoros, Maritudes, Cataquinues,
Caribana y Taironas. Al incluir a los Taironas en la lista es claro que Fray
Alonso se estaba refiriendo a una gran parte de lo que es actualmente la
Costa Norte de Colombia, entre el golfo de Urabá hasta la Sierra Nevada
de Santa Marta, que era el territorio al que aspiraba evangelizar por
medio de su orden Agustina. De las siete, cuatro provincias están bien
31
246
Anónimo (1630: 58-59). También incluido en Ganuza (1920: 71-72) y en Santa Teresa (2015:
382-383), quien lo copió de Ganuza. Es importante anotar que la edición del texto de Santa
Teresa del 2015 contiene muchos errores, incluyendo la cita de este documento.
Los indígenas que encontraron los misioneros Jesuitas, Agustinos, Franciscanos y Capuchinos | Capítulo 4
identificadas y no se prestan para equívocos: Urabá, Darién, Caribaná,
y Tairona. Las tres restantes serían “Maritudes”, que corresponderían
a lo en otros documentos se conocen como Malibues, en la región baja
del rio Magdalena.32 Es muy probable que “Matamoros” sea el antiguo
cacicazgo Amorocoy, que se menciona en las visitas de Julián Gutiérrez,
y que como veremos en uno de los capítulos finales, hacia fines del siglo
XVII deriva en el nombre Mocary cuando emigran a la región del rio Sinú.33
Los Cataquinues,34 Cathachinues, o Chirachicaes podrían ser los mismos
Zenúes, también llamados por los españoles como Guacacies, por las
sepulturas encontradas entre ellos. Es probable que a este grupo sea el
que llamaba Guaca a su divinidad.
A pesar de llevar viviendo dos años en la región, Fray Alonso era
consciente de una diversidad de grupos y de lenguas, y de la dificultad de
hablar sobre ellos sin haberlos visto y conocido a todos. Desafortunadamente Fray Alonso no intenta explicitar a qué grupo pertenecen algunas
de las costumbres y características que menciona. Sin embargo, hay unas
que no dejan campo para la duda. Es claro en su relación que algunos de
los Darieles (también llamados en otros documentos de la época como
Tunucunas) son albinos.35 Algunos de los grupos del interior de la región
32
Sobre los Malibues ver Friede (1968) y Rivet (1946).
33
No sería extraño que el hecho de tener la palabra moro en el nombre, hizo que los Amorocoy
fueran llamados Matamoros por los españoles.
34
Es probable que sean los mismos Quinocotas que menciona Fray Adrián de Santo Tomás
unos años más tarde, como veremos en otro capítulo.
35
Este pasaje ha sido malinterpretado por Frances Stier (1979: 67), quien lo usa como
supuesta prueba que los indígenas de la misión de los Agustinos en Damaquiel eran
Gunas. Desafortunadamente, Stier cae en la trampa de las confusas citas de Fray Severino
de Santa Teresa. En su relato de las misiones Agustinas en Urabá, Fray Severino copió
textualmente lo escrito en 1920 por el padre Marcelino Ganuza, quien no siempre indica
qué parte es de su autoría y qué parte es cita de documentos originales. El padre Ganuza
agrega comentarios que no están en un texto anónimo originalmente publicado en 1630, y
más tarde publicado nuevamente en 1681 por Fray Andrés de San Nicolás, del que Ganuza
basó la mayor parte de su relato. En otras ocasiones Ganuza incluye pasajes escritos por el
padre Pedro Fabo (1914). Basándose en la información de Santa Teresa, Stier señala como
prueba adicional para creer que los indígenas de Damaquiel eran Gunas la mención del
religioso de que los curanderos de los indígenas de Damaquiel los llamaban “leles”. Así
dice Santa Teresa (2015: 373): “A poco tiempo enfermó gravemente el cacique de Cartaya,
el que había ordenado el destierro del padre misionero. Los curanderos o ‘leres’ no se dieron tregua ni reposo, sino que agotaron toda su magia en la aplicación de sus menjurjes
para sanar a su venerado reyezuelo”. El problema es que la palabra “leles” tampoco está
mencionada en los textos de 1630,1681, ni en los otros documentos originales citados,
247
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
eran señalados como Caribes, y como tales acusados de tener prácticas
antropofágicas. Es probable que al grupo que acusa de tener prácticas
antropófagas sean los que llama “Maritueses”, que estarían ubicados en
la región baja del rio Magdalena. Como he mencionado, Fray Alonso centró
su misión en la provincia de Caribaná, entre los indígenas que vivían en
la cuenca del rio Damaquiel. Estos eran los que tenían la costumbre de
quemar los cuerpos al morir, costumbre que como veremos más adelante
compartían con los llamados Gorgona o Idibaes, que habitaban en la
región occidental del Chocó. Sin embargo, llama la atención que en la
documentación ya no se les acusa de ser antropófagos, lo que probaría
una vez más que este tipo de acusaciones tienden a hacerse de observaciones externas de algunas prácticas culturales de grupos no conocidos.
El intercambio entre grupos indígenas rivales lo hacían con poca seguridad porque se tomaban rehenes entre por lo menos cuatro grupos, los
“Caribaná”, los Matamoros o Amorocay, los Cataquinues y los Tunucunas.
El Agustino Fray Andrés de San Nicolás nos cuenta el sofisticado sistema
que todos los grupos tenían para comerciar, a pesar de las diferencias y
enemistades.
“Continuamente son arrastrados por el ardor de las guerras; y, con
el fin de evitar dificultades en el comercio, tienen señalada una
sede en los límites de cada provincia, a donde a su debido tiempo
en el año, acuden los mercaderes de cierta provincia, dejan las
mercancías, les señalan el precio, y por el mismo camino regresan.
Después, así mismo en la época fijada llegan los mercaderes de
la provincia vecina, reciben la mercancía, depositan el precio con
gran fidelidad, y tornan a casa, para que nuevamente vengan los
que llevaron las mercancías primero y se lleven lo que es suyo. De
esta manera evitan litigios, y los pueblos que antes se odiaban,
hacen sus negocios y obtienen ganancias”.36
Esta descripción de las relaciones comerciales entre grupos con rivalidades coincide sorprendentemente con lo dicho por el licenciado Xoan de
sino que es adicionada por Ganuza, y por el Padre Fabo. Más recientemente, al seguir a
Stier, este error es reproducido por Martínez Mauri (2011: 38).
36
248
Briceño Jauregui (1983: 432).
Los indígenas que encontraron los misioneros Jesuitas, Agustinos, Franciscanos y Capuchinos | Capítulo 4
Vadillo en 1537, quien informó que los indígenas de la región del Urabá
y Sinú tenían un sistema para el intercambio seguro de productos, llamado Mocly: “Los indios del Cenu decían que para fallar el oro habían
de ir a Mocly; los cristianos tenían que Mocly debía ser alguna Provincia
rica donde salía el oro, y por lo que César y los que con él vinieron dicen,
parece que Mocly es lugar donde vienen a contratar unos con otros, y no
es provincia, sino mercado; y a cada uno de estos lugares donde contratan
llaman Mocly”.37
Volviendo a los detalles de la llegada de Fray Alonso de la Cruz a
Damaquiel, en su relato menciona que después de una junta que hicieron
los indígenas, lo quisieron matar y le ordenaron que se fuera, pero los
Caciques y Capitanes lo defendieron. Fray Luis de Jesús por su parte agrega
una serie de detalles a la historia, que no sabemos con certeza hasta qué
punto sean ciertos, o hayan sido parte de la construcción del mito de Fray
Alonso como el primer mártir de los Agustinos en la Nueva Granada. Según
esta narración, el jefe de los indígenas, llamado Cartaya, le habría ordenado que se volviera a Cartagena. Al poco tiempo Cartaya cayó enfermo y
un Agustino Recoleto se le apareció en sueños ordenándole que revocara
la decisión de expulsar a Fray Alonso. Al día siguiente, Cartaya no solo
permitió que Fray Alonso se quedara, sino que además decidió bautizarse,
lo cual imitaron otros caciques y muchas otras personas.
Aunque estos detalles obviamente encajan muy bien con las típicas
narraciones religiosas de conversión de “indios infieles”, no sería extraño
37
Vadillo (1884: 406). Es importante mencionar que las cartas de Xoan de Vadillo sobre sus
visitas al Zenú en 1537 no mencionan los nombres de las provincias en que estarían divididos los Zenúes, es decir, Finzenú, Panzenú y Cenufana. Hasta ahora se ha asumido que
estos nombres son originales, dado que aparecen primero en los escritos de Fray Pedro
de Aguado (1919: 42-43), quien escribió sus crónicas hacia 1580. Sin embargo, también
hay razones para ser un poco cautelosos. Cabe la posibilidad de que los nombres Finzenú,
Panzenú y Zenufana hubieran sido creados por los españoles quizás en un esfuerzo por
racionalizar la organización del territorio, para determinar dónde concentrar sus esfuerzos en la búsqueda del oro de las tumbas. Aunque no me atrevo afirmar que haya sido de
esta manera, me llama mucho la atención la similitud del significado en español de los
prefijos y el sufijo de los nombres de las regiones de los zenúes. Aunque reconozco que
puede ser una coincidencia, se podría argumentar que los nombres del territorio Zenú
parecieran haber seguido una lógica bastante simple. El prefijo “Fin” corresponde al centro
funerario. El prefijo “Pan” corresponde al centro productor de alimentos. El sufijo “Fana”
es el centro político. Este último es el menos obvio; sin embargo, según el diccionario de
la Real Academia Española, uno de los significados de la palabra “Fana” es: “cada uno
de los grandes faroles que, colocados en la popa de los buques, servía como insignia de
mando”. En otras palabras, “Fana” podría corresponder a centro de mando.
249
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
que haya algunos elementos verídicos. Específicamente, hay testimonios
de que estos indígenas Caribaná tenían una tendencia a creer en sueños
reveladores, rasgo que compartían con los Idibaes o Gorgonas, como
veremos en otro capítulo sobre ellos. De esta manera, es probable que
Cartaya efectivamente le hubiera manifestado a Fray Alonso que había
tenido un sueño que le decía que se debía quedar, situación que el religioso interpretó como un milagro.
Fray Luis de Jesús también nos cuenta que el misionero viajó a Cartagena hacia finales de 1627 y le pidió al gobernador Diego de Escobar
que le ayudase con un intérprete, por lo que el gobernador le envió al
soldado Diego de Saca, quien conocía la lengua, probablemente por
haber comerciado con dichos indígenas por un tiempo suficiente para
haber aprendido su lengua.38 En dicha ocasión Fray Alonso también logró
que el gobernador ordenara la prohibición de cualquier tipo de comercio
entre particulares de Cartagena y los indígenas de la región de Urabá, a
no ser que tuvieran autorización del misionero.
Uno de los testigos del trabajo de Fray Alonso de la Cruz señaló que
los indígenas estaban muy gustosos de ser cristianos y de asistir a oír
misa, “y a lo demás que les mandaba el dicho Padre, en que mostraban
mucho amor y tener mucho contento y gusto con el dicho Padre; y decían
que el Rey era su Señor, y que fuesen allí cristianos, que con ellos acudirían
a conquistar la provincia del Darién y Matamoros, provincias cercanas
de ellos”.39 Este testimonio nos ayuda a explicar por qué los indígenas
de Caribaná tenían deseos de ser cristianos, como una manera de ganar
poder en la región frente a los grupos rivales.
Este mismo testigo, señalaba que estuvo con el padre Fray Alonso
veintiséis días cobrando el tributo para el Rey, en gallinas y totumas, el
cual pagaban los indígenas con mucho gusto. 40 Fue el gobernador de
Cartagena quien negoció el pago de dicho tributo cuando varios caciques
250
38
Aquí Fray Luis de Jesús nos proporciona copia del decreto del gobernador, fechada el 6 de
noviembre de 1627. de Jesús (1681:224-225).
39
Testimonio del cabo de escuadra Juan Verdejo. Cartagena, octubre 16, 1628; Anónimo
(1630:62). Este testimonio está también incluido en el trabajo de Fray Marcelino Ganuza
(1920: 68).
40
Testimonio del cabo de escuadra Juan Verdejo. Cartagena, octubre 16, 1628.; Anónimo
(1630:62).
Los indígenas que encontraron los misioneros Jesuitas, Agustinos, Franciscanos y Capuchinos | Capítulo 4
de la región lo visitaron41 . El mismo Rey menciona que los indígenas,
“aceptaron pagarme en reconocimiento como a su Rey y señor una gallina
cada uno, que con mucho gusto han comenzado a pagar”. 42 Otro de los
testigos también da cuenta de los acelerados cambios que vivía la región
gracias al creciente comercio con la ciudad de Cartagena, por lo que, “tres
barcos de la dicha ciudad de Cartagena van y vienen a la dicha Provincia
por gallinas, madera, y otras cosas de los dichos indios”. 43
De hecho, en la relación de Fray Alonso de la Cruz mencionada, se
puede observar claramente que el misionero veía su proyecto misional
acompañado de un proyecto económico de explotación de los recursos
de la región, como la madera. Igualmente quería meter ganado y traer
negros esclavos para las labores. De allí su interés de tener un puerto y
allí construir un fuerte-convento para seguridad de los misioneros y todos
los españoles involucrados en este proyecto.
En carta al Rey, el gobernador de Cartagena Diego de Escobar, confirma que Fray Alonso lo visitó en dicha ciudad en compañía de un grupo
de Caciques del área de Damaquiel:
“vino aquí [Fray Alonso] con el capitán mayor y seis caciques de
siete lugares a tratar conmigo que en nombre de V.M. los recibiese
debajo de su amparo y que yo cumpliese con ellos lo que me pedían
y que ellos cumplirán conmigo lo que acordasen (…) Estos siete
lugares tendrán de tres mil quinientas a cuatro mil personas chicos
y grandes según la relación del padre Fray Alonso de la Cruz y de
la lengua que vino con ellos (…). 44
Sin embargo, a los pocos días de dicha reunión el gobernador Escobar
murió repentinamente, por lo que Fray Alonso quedó sin su principal
benefactor. De esta manera, decidió quedarse en Cartagena hasta recibir
respuesta del Rey, del Consejo de la ciudad y del mismo Vaticano, ante
41
Testimonio de Don Antonio de Lara Mogrovejo, La Habana, enero 4, 1629; Anónimo
(1630:64).
42
Cédula Real, Madrid, mayo 5, 1629; Anónimo (1630:65).
43
Testimonio de Don Antonio de Lara Mogrovejo. La Habana, enero 4, 1629; Anónimo
(1630:64).
44
AGI, Santa Fe,39, R.2, N.17. Esta carta también se encuentra en Barquero y Vidal (2004:
98-101).
251
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
quienes había acudido para tener las autorizaciones requeridas que
garantizaran el futuro de la misión. Aunque el Consejo nunca le contestó,
tanto el Rey como la Congregación de Propaganda Fide le otorgaron todas
las autorizaciones solicitadas. El Rey envió una cédula real fechada el
5 de mayo de 1629, y la Congregación de Propaganda Fide lo hizo el 17
de agosto del mismo año. No hay duda de que los Agustinos exageraron
los logros de Fray Alonso, al afirmar ante Propaganda Fide que habían
bautizado ocho mil indígenas, lo cual no pudo haber sido posible. 45
Otro Agustino, Fray Luis de Jesús, nos ofrece información más detallada de los poblados indígenas de la margen derecha del golfo de Urabá
y de su población, los cuales he agrupado en la siguiente tabla. 46
Tabla 1. Grupos indígenas de la margen derecha del golfo de
Urabá hacia 1632, según los misioneros Agustinos
Nombre del
asentamiento
252
Localización
Población
1. Puerto de
Santa Ana
Boca Rio Damaquiel
N/A
2. Damaquiel
(Damaquel)
Rio Damaquiel, cuatro
leguas arriba de Santa Ana
700
3. Chicarachica 47
Dos leguas arriba de Damaquiel
500
Información adicional
Aquí vivían los padres agustinos, tenían la iglesia principal y
habían construido un puerto, con
la idea de que algunos indígenas
se pasaran a vivir a dicho sitio. El
gobernador de Cartagena había
enviado algunas personas para
ayudar a poblarla. Fray Alonso de
la Cruz tenía la intención de fundar
allí un convento que fuese a la
vez un fuerte, como protección en
caso de ataques de los indígenas.
45
de Jesús (1681:229).
46
Este trabajo al parecer fue escrito por Fray Andrés de San Nicolás, quien no estuvo en las
misiones en la región de Urabá, pero es considerado uno de los grandes biógrafos de la
orden Agustina. Fue prior del convento de Santa Cruz de la Popa en Cartagena en 1663, el
más importante de la orden en aquel tiempo, por lo que puede pensarse que fue allí donde
tuvo acceso a los documentos sobre las misiones de Urabá y Damaquiel. Fabo (1918:46).
Sin embargo, para no causar confusión, citaremos al autor que aparece en el documento.
47
En 1589 el fiscal del rey en lo relacionado con las encomiendas de la provincia de Cartagena, desarrolló un proceso para despojar a Manuel Gonzalez, vecino de la villa de Tolú,
Los indígenas que encontraron los misioneros Jesuitas, Agustinos, Franciscanos y Capuchinos | Capítulo 4
Nombre del
asentamiento
Localización
Población
Información adicional
4. Misiachica
Dos leguas arriba de Chicarachica
600
5. Alfatichica
Una legua arriba de Misiachica
400
6. Matamoros
Dos leguas arriba de Alfatichica
600
7. Tiquitusa
Dos leguas arriba de Matamoros
200
8. Farabay
Más arriba del poblado
Tiquitusa
500
“tierra templada”
9. Mosio
Tres leguas arriba de Farabay; último de la provincia
de Urabá; “corre hacia el
Sur, por parte de la Provincia de Maritudes, y otras
muchas de gente Caribe”.
300
“es gente pacífica”.
10. Mugirica
(Mojirica)
“está cuatro leguas de
Damaquiel, la costa del
mar, hacia Dariel”
600
“es Gente más dócil”
11. Nacarino
Cinco leguas adelante de
Mugirica, “por la misma
costa”
300
12. Numiarán
Una legua más adelante de
Nacarino
200
13. San
Sebastián
Tres leguas adelante de
Numiarán, pegado a la
Ensenada. Hay tres leguas
de travesía en la ensenada
para llegar a Dariel
800
14. Chichirubi
El documento de los
Agustinos no especifica la
localización. Sin embargo,
Fray Pedro Simón comentando hechos sucedidos en
1620 menciona, “Chichurubí, tres leguas apartado
de San Sebastián”48 .
200
“es la mejor gente de la provincia”.
del título que poseía sobre las encomiendas de los indígenas de Chicarachica y Mojirica,
entre otras cosas porque dichos indígenas aún estaban por conquistar. “Usufructo de
encomiendas de Chicarachica y Mojirica”. AGNC, Miscelanea: SC.29, D.51. Fs. 972-1007.
48
Simón (1892, T. V:351).
253
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Nombre del
asentamiento
15. Urabá
TOTAL
Localización
En la cabeza de la ensenada
Población
300
Información adicional
“También se llama Gauri”. Limita
con Dariel y otras provincias.
6.200
Fuente: de Jesús (1681:232-233).
Es muy probable que las cifras de indígenas dadas por los Agustinos no
sean correctas. Como señalé anteriormente, los jesuitas habían encontrado cerca de cien personas en Damaquiel, y calcularon en unos ochocientos entre sus parciales. 49 Es prácticamente imposible que hacia 1632
los indígenas del conjunto de la región de Urabá sumaran en total 6.200
personas. Para poner esta cifra en contexto es preciso recordar que para
1610 se calculaba que la población indígena del resto de la provincia de
Cartagena era de solamente 6.866.50
Sin embargo, la riqueza del texto es la información del nombre de los
poblados, la cual se corresponde con menciones anteriores de algunos
de ellos. Igualmente muestra que a pesar de ser tan pocos conservan
costumbres muy diversas, lo que podría indicar que los grupos indígenas
de la región eran una mezcla de sobrevivientes de distintas culturas,
algunas relacionadas entre sí.
Adicionalmente, el documento de Fray Luis de Jesús, probablemente
con información de los archivos de los Padres Agustinos, debe usarse
con cautela porque su autor agrega muchos prejuicios y falsos rumores
que existían sobre los indígenas de la región. Por ejemplo, en uno de sus
apartes señala, sin especificar ningún grupo en particular: “Es tanta su
barbaridad, que buscan Mujeres en Tierras de sus Enemigos, y trayéndolas
a sus Casas, usan de ellas como de propias, y los hijos que en ellas tienen,
254
49
En los repartimientos realizados por Pedro de Heredia en 1542 en San Sebastián, los cacicazgos de Urabá y Chichirubi aparecían formalmente encomendados, aunque es dudoso
que sus encomenderos hubieran tenido la capacidad real de ejercer poder sobre ellos;
Borrero Pla (1983:123).
50
Para el año 1610 la población indígena por distritos en la Provincia de Cartagena era la
siguiente: Distrito de Cartagena, 3.191; Distrito de Tolú, 2.525, y Distrito de Mompox,
1.150. La región de Urabá era parte de la Provincia de Cartagena, pero era un territorio de
frontera por conquistar; Ruiz Rivera (1996:76).
Los indígenas que encontraron los misioneros Jesuitas, Agustinos, Franciscanos y Capuchinos | Capítulo 4
los crían con mucho regalo; y en llegando a edad de doce años, o trece,
se los comen, como sazonadísimo plato”.51
Sin embargo, hay algunos detalles sobre los cuales existen otras referencias que confirman su veracidad. Por ejemplo, respecto al veneno que
ponían los indígenas de Caribaná a sus flechas, Fray Luis comenta: “Es este
veneno tan pestífero, que a la Esclava más desechada se le manda coser,
y de solo olor muere”.52 Este inusual detalle también es mencionado por
los jesuitas Sandoval y Torres en su viaje de 1606 que mencionamos más
arriba. La misma complejidad del proceso de hacer el veneno ayudaría a
explicar por qué otros grupos indígenas no lo usaban siendo la única arma
que los españoles temían. Como mencionamos anteriormente, algunos
grupos Cueva/Urabáes cuando los visitó Julián Gutiérrez en 1535 en la
culata del golfo lo comenzaban a usar, pero más adelante no se menciona
que dichos grupos hubieran continuado con esta difícil práctica.
Fray Luis de Jesús comenta que los indígenas de San Sebastián
(Urabáes) y los Darieles (Gunas), “suelen de una y otra parte matarse
muchos”.53 Igualmente agrega que los Darieles, “Es gente traidora, y por
eso no los comunican los de San Sebastián”.54 Para cuando Fray Alonso
escribe su relación, en 1627, y otros documentos a los que tuvo acceso Fray
Luis de Jesús, era claro que los llamados Darieles o Tunucunas estaban
localizados únicamente en el costado izquierdo del golfo de Urabá, a solo
tres leguas de San Sebastián cruzando el golfo, y todavía no vivían en su
margen derecha. En otras palabras, en 1627 no había indígenas Gunas en
la costa oriental del golfo de Urabá, su movilización ocurriría solo unos
pocos años después como veremos más adelante.
Fray Andrés de San Nicolás nos ofrece más detalles de las costumbres
y tradiciones de los “gentiles de la provincia de Urabá”. Algunas de las
costumbres que menciona son difíciles de identificar como pertenecientes
a un grupo en particular, dada la falta de detalles. Como cuando dice:
“Sus habitantes son guerreros, de muy diversas costumbres o ritos;
no todos comen carne humana, ni todos ofrecen sacrificios a los
51
de Jesús (1681:221).
52
de Jesús (1681:221).
53
de Jesús (1681:233).
54
de Jesús (1681:232).
255
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
demonios. No tienen ellos noticia alguna de la pena o de la gloria
eterna; lo único que creen es que, después de la muerte, van a
cierto monte muy alto donde van a gozar en alguna forma. El ‘sacerdocio’ lo ejercen mujeres que no se casan sino con los más nobles,
los cuales acostumbran a tener dos o tres esposas. Entre estas el
primado del matrimonio lo tiene quien fue conseguida primero,
y los hijos de ésta son los que suceden por derecho hereditario.
El arte principal en el cual todos se instruyen es el manejo de las
flechas con el fin de prepararse para la guerra (…) Los hechiceros
por su parte, emplean augurios, sortilegios y diálogos frecuentes
con el diablo, del cual reciben toda clase de oráculos”.55
Sin embargo, en otros de sus comentarios es claro que se refiere a los
indígenas de la región de Caribaná:
“No entierran ningún cadáver, sino que lo queman; sólo conservan
las cenizas de los caciques, las cuales, después de un año, y hecha
una consulta general, mezclan con cierta bebida fabricada de trigo
de las Indias; luego, aquellos infelices la beben desmesuradamente
teniendo por cierto que de ese modo muestran su amor, y que eso
les aprovecha no poco y se les aumentan las fuerzas”.56
256
55
Briceño Jauregui (1983:432). Esta carta es una traducción del latín hecha por Fray Rubén
Buitrago O.R.S.A., de un texto originalmente titulado, Proventus Messis Dominicae Fratrum
Excalceatorum Ordinis Eremitarum Sancti Agustini, Congregationis Hispaniae Percentus ad
Sanctissimum D. N. Alexandrum VII per Andream de Sancto Nocolao Eiusdem Congregationis
Excalceatorum Alumnum. Rome, Apud Hearedes Colinii, 1656. Manipulus X.
56
Briceño Jauregui (1983:432). Es claro que a comienzos del siglo XVIII, Fray Sebastián del
Portillo y Aguilar se basó en este relato para escribir lo siguiente sobre la epopeya de Fray
Alonso de la Cruz: “(…) entró intrépidamente por la Provincia, y Reino de Urabá, que está
poblada de gente belicosa, diestra en las armas, feroz, cruel, indómita, y que gran parte
de ella se sustenta de carne humana (…) es gente ciega, que no tiene noticia alguna de que
hay gloria, ó pena eterna. Hacen oficio de Sacerdotisas las mujeres de los nobles, y estos
pueden tener dos, y tres a su alvedrio, si bien tienen por principal, la que se casó primero,
y los hijos de ella heredan la hacienda. Usan los hombres de sortilegios, hechizos, y agueros: tienen frecuente comunicación con el demonio, y escuchan sus oráculos: queman los
cadáveres humanos, y guardan las cenizas de los nobles, para otro año, las cuales echan
en cierta cerveza hecha del maíz de aquella tierra, y en una Congregación general se las
beben, satisfaciendo con ello a la obligación, y amor, que les tuvieron: creyendo tambien
los miserables, que aquellas cenizas son buenas para aumentar las fuerzas, y cobrar nuevos
bríos, y coraje: son gente belicosa, cuyo principal ejercicio es el de tirar flechas, y saetas”.
Del Portillo y Aguilar (1731:352-353).
Los indígenas que encontraron los misioneros Jesuitas, Agustinos, Franciscanos y Capuchinos | Capítulo 4
La misión de los padres Agustinos terminó trágicamente en 1633 con
la muerte violenta de Fray Alonso de la Cruz, otros dos de sus compañeros,
Fray Bartolomé de los Ángeles y Fray Miguel de la Magdalena, y cuatro
españoles más, a manos de los indígenas de Damaquiel.57 El motivo dado
por los Agustinos fue el intento de Fray Alonso de imponer por la fuerza
la prohibición de las prácticas polígamas entre los indígenas.
Posteriormente, en 1635, los Agustinos intentaron reestablecer la
misión, esta vez en cabeza de Fray Andrés de Jesús,58 pero dicha empresa
solamente duró un año, dado que los misioneros debieron salir de la región
cuando aparentemente los indígenas se quisieron vengar con ellos de los
abusos cometidos por varios comerciantes españoles.59 La documentación
afirma que Fray Andrés de Jesús alcanzó a elaborar catecismos en lengua
de los indígenas de la cuenca del rio Damaquiel antes de regresarse a
Cartagena, en febrero de 163660.
La efímera misión Franciscana
en San Sebastián de Urabá en 1627
Como hemos mencionado, en San Sebastián habitaban indígenas Urabáes,
y los visitaban algunas veces los Tunucunas, o Darienes. La visita de los
Darienes a San Sebastián se puede confirmar con la carta del misionero
Franciscano, Fray Diego de Villarrubia, quien, como hemos mencionado,
arribó a la región en 1627. Al llegar a San Sebastián, Villarrubia envió una
carta al Gobernador diciendo: “De los Darienes no digo al presente nada
porque no los he visto; suelen venir a los Urabáes, según dicen. Venidos
que sean procuraré verme con ellos y si no procuraré saber el camino, que
según dicen, ha de ser por la mar”.61
57
Carta de D. Francisco de Murga, Gobernador de Cartagena al Presidente de la Audiencia
de Panamá. Septiembre 10, 1633. AGI, Santa Fe,39, R.5, N.75.
58
Fray Andrés de Jesús ya había visitado Damaquiel anteriormente en 1634, dado que fue
la persona encargada de ir a buscar los restos de sus compañeros mártires y llevarlos de
regreso a Cartagena. de Jesús (1681:237).
59
de San Francisco (1756:117).
60
de San Francisco (1756:118). Fray Andrés también elaboró catecismos en lengua de los
indígenas Chocó, donde estuvo de misionero en 1638. Dichos documentos no se han
encontrado hasta ahora.
61
“Carta del Padre Fray Diego de Villarrubia a don Diego de Escobar, Gobernador de Cartagena,
257
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
El gobernador de Cartagena, Diego de Escobar, en carta al Rey menciona que el padre Franciscano Diego de Villarrubia, le escribió sobre su
misión, contando,
“lo bien que les va y las buenas esperanzas que tienen de reducir esta gente y como le han hecho iglesia y que lo que les tiene
amedrentados es los malos tratamientos que los encomenderos
de Tolú hacen a sus indios por cuya causa los que aquí estuvieron
del pueblo de Damaquiel donde asiste el padre Fray Alonso de la
Cruz dicen que de ninguna manera quieren encomenderos ni mayordomos sino lo ser de V.M. y dar la obediencia y reconocimiento al
gobernador de esta ciudad en su nombre”.62
Las acusaciones contra los encomenderos de Tolú son especificadas en la
carta del gobernador, al asegurar que según Fray Diego de Villarubia, el
encomendero Diego de Mesa mató dos indígenas a azotes.63 Finalmente,
el gobernador Escobar agrega: “Tengo por cierto que los de San Sebastián
vendrán aquí con el padre Fray Diego de Villarrubia dentro de poco tiempo
(…) y de lo que yo he alcanzado a entender de esta gente y de la del Dariel
es que para haber de traerlos y reducirlos no hay otro camino mejor que
el que hoy está abierto de estos santos religiosos (…)”.64
Fray Diego de Villarrubia hace la siguiente descripción de los indígenas que encontró en San Sebastián, en lo que llamó el “sitio de Andrés,
término de San Sebastián de Urabá”,65 y de los relatos que le hicieron de
abusos recibidos de los españoles:
“esta gente es desnuda, aunque las mujeres andan con unas
mantas desde la cintura hasta la rodilla poco más o menos, son
de buen corazón todos como se ve, pues luego de que supieron de
nuestra venida en el puerto que fue el 18 de abril de 1627 nos fueron
en la cual informa sobre la índole de los naturales de Urabá y las vejaciones que les han
hecho los españoles. San Sebastián de Urabá, 27 de abril de 1627”. Mantilla (1980:113).
258
62
AGI, Santa Fe,39, R.2, N.17.
63
Posiblemente los indígenas asesinados eran Urabáes. AGI, Santa Fe,39, R.2, N.17.
64
AGI, Santa Fe,39, R.2, N.17.
65
Mantilla (1980:113). No hay duda que Andrés es el cacique del lugar. Es muy probable que
sea el mismo Andrés mencionado en una historia detallada por Fray Pedro Simón sobre
hechos ocurridos en 1622. Andrés era hermano del cacique del lugar. Simón (1892, T. V: 350).
Los indígenas que encontraron los misioneros Jesuitas, Agustinos, Franciscanos y Capuchinos | Capítulo 4
a llevar con muchas demostraciones de placer a los pueblos y cargaron toda la ropa y aún a mí que me cansé demasiado por picar
el sol y ser tres leguas largas desde el puerto hasta sus ranchos;
me cargaron a trechos con mucha voluntad. Justamente con esto
están recelosos de los españoles por las malas obras que ellos
han recibido, y luego como llegamos vimos rastros de ellas en un
viejo desnarigado por N. Martin, y hay otros en esta provincia”.66
La misión de los Franciscanos en San Sebastián tuvo una vida muy corta.
Fray Luis Carlos Mantilla, uno de los biógrafos de las misiones Franciscanas en Colombia cree que pudo haber sido porque el padre Villarrubia
falleció, aunque no se sabe cuándo y en qué circunstancias, y al parecer
los otros dos misioneros que andaban con él enfermaron y tuvieron que
abandonar la región.67 Esta apreciación de Mantilla coincide con lo que
nos cuenta Fray Andrés de San Nicolas, quien, refiriéndose a la entrada
de Fray Alonso de la Cruz a Urabá en 1627, comenta:
“y pudiendo entrar por el Puerto de San Sebastián de Buena Vista,
que es seguro para la Ensenada, y confina con los Darieles, que
es el rumbo que han tomado en otras Conquistas, y Conversiones
de aquella Provincia; dejo este camino a los Padres Franciscos
Descalzos, para quienes negocio esta Misión, como la hicieron el
año siguiente; si bien no pasaron adelante, por haber enfermado
dos de los que entraron, y muerto uno”.68
Lo importante a resaltar en este trabajo es que los Tunucunas aún no
vivían en el costado oriental del golfo de Urabá, aunque solían visitar San
Sebastián de Urabá. Su llegada se producirá a los pocos años.
Las misiones de los Capuchinos Andaluces
en San Sebastián de Urabá (1647-1649)
En 1647, cerca de once años después de la salida de los Franciscanos de
Urabá, el turno fue para los misioneros Capuchinos de Andalucía, quienes
66
Mantilla (1980:111-112).
67
Mantilla (1987:324).
68
de San Nicolás (1681:221-222).
259
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
entraron por el puerto de San Sebastián, y según reportaron, fueron
bien recibidos por los indígenas, encabezados por un Cacique llamado
Andrés69. Como dato interesante, los Capuchinos Andaluces encontraron
dos poblados llamados San Sebastián, separados dos leguas y media
uno del otro. Sin embargo, lo más curioso fue que entre uno y otro lugar
había presencia de los Tunucunas.
El padre Guadalcanar ejerciendo como notario dejó el siguiente testimonio oficial de posesión de su terreno misional:
“In nomine Domini. Amen. -Notorio sea a los que el presente y
público instrumento de posesión de lugar de Obispado vieren,
como en las poblaciones llamadas San Sebastián en el partido
de Urabá, en la nueva conquista espiritual, de la Misión de Frailes Menores Capuchinos de N. P. S. Francisco de la Provincia de
Andalucía en España, (…) Estando en la cabeza de dichas poblaciones llamadas todas San Sebastián, el P. Fr. Luis de Priego
Misionero Apostólico de la sobredicha Misión; y yo el presente
Notario, y también Misionero, con autoridad de Su Señoría Ill.ma
y de nuestro Superior especialmente constituidos, de que doy fe
en presencia del Capitán Diego de Ochoa y Alonso de Ribadeneira
vecinos de la Ciudad de Cartagena de las Indias, tomo posesión de
dichas poblaciones circunvecinas llamadas todas San Sebastián,
quieta y pacíficamente, asignándolas todas como las asigno a
el Obispado sobredicho de Cartagena de las Indias; y para ello
fueron presentes el Capitán Andrés, cabeza y Superior de dichas
poblaciones, y a quien todos los naturales, y vecinos, y moradores
de ella reconocen por tal; y Diego, y Alonso, y otros indios todos
infieles, aunque tienen nombres de cristianos, los cuales prestaron su consentimiento; y en confirmación de la estimación, que
de dicha posesión, y del bien espiritual, que de ellas resultaría,
comenzaron luego a hacer la Iglesia, dedicada a N.P.S. Francisco,
con vivienda para los Religiosos, y se ofrecieron a sustentarlos: y
sobre sus hombros trajeron hombres y mujeres desde la Marina a
69
260
Valencina, Fray Ambrosio (1908). Como vimos, cuando los misioneros Franciscanos arribaron
a San Sebastián en 1627, referían a San Sebastián como “el sitio de Andrés”. Es muy probable entonces que el cacique Andrés que encontraron los misioneros Capuchinos de Andalucía en 1647 sea el mismo que conocieron los misioneros Franciscanos veinte años antes.
Los indígenas que encontraron los misioneros Jesuitas, Agustinos, Franciscanos y Capuchinos | Capítulo 4
la población principal, que dista más de dos leguas de muy agrio
camino de sierras, y espeso monte, la ropa y ornamentos de la
Iglesia; y se dispuso dicho día cuatro de Octubre para poder decir
la primera Misa, y se dijo, y dedicó la Iglesia a N.P. San Francisco,
por ser su día. Y en señal de la dicha posesión, y asignación se fijó
una Cruz delante de dicha Iglesia. Todo lo cual pasó dicho mes,
día y año ut supra. -Fray Luis de Priego -Lugar del sello +.–Diego
de Ochoa–Alonso Ribadeneira.–Fr. Diego de Guadalcanal Notario
y Misionero”.70
Aparte de la anterior certificación notarial, el único testimonio que
tenemos de uno de los misioneros Capuchinos Andaluces que fue a Urabá
es el siguiente, en carta a su provincial:
“Embarcámonos cuar to dentro de pocos días, en un barco, y
habiendo padecido una gran borrasca que duró dieciséis horas,
con que rompió el timón y estuvimos para irnos a pique. Tomamos
puerto dentro de catorce días en Urabá, y cuatro leguas de San
Sebastián donde se tomó la primera iglesia, hicimos otra en una
población que se llama Tunucuna, con nombre de Todos los Santos.
Los indios mostraron grande afecto, y que gustaban mucho de tener
Padres que los doctrinasen. Al cabo de algún tiempo que estuve
allí con sumo consuelo mío, pareció conveniente a los religiosos,
que yo me partiese a Cartagena, para informar mejor, y con mayor
conocimiento, y experiencia de las cosas. Llegué en ocasión que
hallé allí a los padres que de esa santa Provincia iban al Dariel;
hólgueme sobre manera de verlos, cumplidos ya sus santos deseos.
Pocos días antes habían llegado unos indios de Damaquiel, población distante dieciocho leguas de San Sebastián a pedir Padres.
Trató el Padre Fray Gaspar de enviarme allá con otro Religioso, y
estando ya para embarcarnos dentro de cuatro días, se enfermó el
compañero, que no se espera qué quede de provecho (…)
La Provincia de Urabá, según entendí de los indios, y españoles, que han visto parte de ella, muy poblada de gentes, que viven
unos en poblaciones, otros en bohíos esparcidos por los montes.
70
Cordubensi (1889:92-93).
261
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Hay muchos indios Caribes la tierra adentro. Los más cercanos a
la marina por espacio de sesenta leguas, son humanos, apacibles,
y bien partidos. La tierra es montuosísima y abundante de oro,
aunque más fama tiene la del Dariel. No tiene ningún género de
ganado mayor ni menor, de tigres, leones y otros animales fieros
hay muchos, y sobre todo de culebras, víboras y otras sabandijas
muy ponzoñosas (…) El sustento son plátanos y raíces de yuca,
ñame, y maíz tostado. Cogen con las flechas algunos zaínos,
que son como jabalíes, pero muy pequeños. Religión no tienen
alguna, ni ídolos, solo en las enfermedades dicen que diablo
mucho moinar 71 y matar indio si son de muerte. Andan desnudos
los hombres todo el cuerpo, menos parte de las naturales [roto]
traen un casquillo muy labrado. Las mujeres traen un paño de la
cintura hasta la media pierna, y algunas veces se ponen otro con
que cubren los pechos. Son muy honestas a lo que hemos podido
colegir de lo que hemos visto”.72
En carta al Rey, fechada el 10 de febrero de 1648, firmada por diez benefactores piden al Rey que permita que los misioneros Capuchinos de
Andalucía y de Castilla operen coordinadamente y se puedan apoyar unos
a otros en las misiones de Urabá y el Darién:
“(…) en las primeras poblaciones que llegaron en la ensenada del
Dariel llamadas San Sebastián y son cinco juntas a corta distancia
unas de otras, fueron bien recibidos y luego los indios les hicieron
dos iglesias. Una en la principal de estas dedicada al señor San
Francisco en su día y otra en Tunucuna, tres leguas apartada, a fin
de agregar muchos indios que por los montes estaban esparcidos y
le repartieron los religiosos dos en cada una y los instruyeron en la
doctrina y misterios de nuestra santa fe. Y por manifestar el gusto
con que ellos estaban vinieron cuatro indios los más principales y
volvieron más contentos con el agasajo que se les hizo procedió de
la moción común que causaron en cosa tan deseada y tan importante al servicio de Dios y de Nuestra Majestad, y no intentada
262
71
Dormir.
72
Biblioteca Nacional de España. Misiones de Capuchinos en el Congo y Cumaná. Mss. 3818, f.
32-33. Posiblemente el autor de esta carta es el hermano lego Capuchino Alonso de Velez.
Los indígenas que encontraron los misioneros Jesuitas, Agustinos, Franciscanos y Capuchinos | Capítulo 4
hasta este día a cuyo ejemplo se movieron de otras poblaciones
que llaman [Da]maquiel en la referida cordillera de Urabá vecina
al Dariel y venir cinco indios poco después de los primeros a pedir
religiosos de la misma profesión (…).73
La misión de los Capuchinos andaluces sufrió un revés muy grande con
la muerte de su prefecto, Fray Luis de Priego en 1648, y la enfermedad de
otros misioneros. No cabe duda que las enfermedades fueron una de las
causas por la que los Capuchinos andaluces decidieron abandonar Urabá
en abril de 1649, un poco menos de dos años después de su arribo. Sin
embargo, no hay que descartar que la muerte violenta de dos misioneros de
otras congregaciones en su territorio misional hubiera influido fuertemente
en la decisión de salida de los misioneros andaluces. En efecto, el Franciscano Fray Matías Abad y el miembro de la Orden de San Juan de Dios,74
Fray Miguel Romero, murieron a manos de indios Urabáes el 30 de enero
de 1649, después de haber desembarcado en la costa oriental de Urabá,
luego de haber sido quizás los primeros españoles que bajaron por el rio
Atrato desde su nacimiento hasta su desembocadura en el golfo de Urabá.75
Conclusión
Considerando el propósito central de este trabajo, la información presentada
en este capítulo demuestra de manera inequívoca que los indígenas Gunas
no habitaron el costado oriental del golfo de Urabá al momento de la llegada
de los españoles, ni durante el siglo siguiente. En efecto, un pequeño grupo
73
Biblioteca Nacional de España. Misiones de Capuchinos en el Congo y Cumaná. Mss. 3818,
f. 10-12. Se puede inferir por el texto que la carta fue enviada desde Cartagena, pero no es
claro en la copia que se conserva. Entre las firmas que son legibles en dicha carta están
las de Don Antonio del Castillo, Marcos Gutierrez y Don Domingo Quadrado.
74
No he encontrado información que explique las razones de la presencia de un miembro
de la orden hospitalaria en una travesía por el rio Atrato. Los miembros de la orden de
San Juan de Dios, o “Juaninos”, llegaron a Cartagena en 1595 y a Panamá en 1620, cuando
comenzaron a administrar el hospital de Portobelo (Larios Larios, 2009:140-141).
75
AGI, Santa Fe, 42, R.3, N.41. “Carta de don Pedro de Zapata al rey, sobre la pacificación del
Chocó”. El texto completo de dicha carta se encuentra también en Herraez S. de Escariche
(1946:489-492). Dado que hasta el momento se había creído que existía una identidad entre
los Tunucunas y los Urabáes, es común que algunos autores atribuyan la muerte de los
dos misioneros a los Gunas. Sin embargo, como hemos mostrado en este capítulo, los dos
grupos eran distintos e independientes, y aunque eran aliados, a menudo rivalizaban entre
sí. En el capítulo tercero denominé a los Urabaes como parte de la familia extensa Guna.
263
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
de Tunucunas comenzaron a trasladarse a dicho lugar, cerca del poblado
de San Sebastián de Urabá en algún momento entre 1634, después de la
salida de los misioneros Franciscanos de la región de Urabá, y antes de la
llegada de los Capuchinos andaluces a dicho lugar en el año 1647.
Es a partir de este momento que los Tunucunas comenzaron a tener
una presencia permanente en la margen derecha del golfo de Urabá,76 la
cual aún hoy día se mantiene, a pesar de que, como veremos más adelante,
a comienzos del siglo XVIII tuvieron que moverse por un corto periodo de
tiempo hasta el rio Sinú.
Tabla 2. Resumen de las provincias y/o grupos indígenas
mencionados por los misioneros en el área de Urabá y sus
alrededores (1606-1647) y sus posibles correspondencias
Jesuitas (1606)
1.
Nupu
2.
Franciscanos (1627)
Caribaná
Damaquiel
Damaquiel
Darieles
Darienes
Tunucunas / Darien
Urabáes
Urabá
3.
Urabá
Urabá
4.
Mantuques /Mantuco
Maritudes
5.
Guacacies
Cathaquinues /
Cathachinues
6.
Faragoas
7.
Afiges
8.
Jafa[efes]
9.
Moscos
10.
Oromiras
11.
76
264
Agustinos (1627-1633)
Capuchinos (1647)
Caribes
Matamoros
El Capuchino Fray Ambrocio de Valencina, escribiendo a comienzos del siglo XX, hace una
incorrecta interpretación de los sucedido en Urabá en esos años, con significativos errores
fácticos. Así dice Valencina (1908:115): “(…) en aquel tiempo los caribes del Dariel que eran
antropófagos, hicieron guerra a los de Urabá, entrando en aquella provincia, matando y
comiéndose a sus habitantes, los primitivos misioneros se ausentaron y dejaron a los que
habían bautizado con nombres cristianos”. Es claro que los llamados “indios del Dariel” tenían
rivalidades con los Urabáes, así que no resultaría extraño que su incursión en dicha región de
Urabá, y el establecimiento de un poblado Tunucuna cerca de San Sebastian, hubiera incluido
acciones de fuerza. Sin embargo, está fuera de duda el hecho que los Tunucunas o Darienes
no eran antropófagos, ni siquiera los llamados Caribaná. Los Tunucunas establecieron un
poblado cerca de San Sebastián, pero eso tampoco derivó en la extinción de los Urabáes.
Capítulo 5
Los intentos de
reducir a los Gunas a
través de las órdenes
religiosas (1636-1681)
Introducción
La opción de la reducción de los indígenas Gunas a través del trabajo de
misioneros de órdenes religiosas se abre en el Darién después del rotundo
fracaso de las opciones militares. Los Tunacunas habían derrotado militarmente la ostentosa armada colonizadora de Francisco Maldonado de
Saavedra, y los Páparos habían logrado rechazar a las tropas del Capitán
Gerónimo Ferrón en 1622, aunque a un altísimo costo en pérdidas de
vidas indígenas.
En este capítulo describiré primero algunos detalles no muy conocidos
relacionados con la aparición de Julián Carrisol,1 su visita al gobernador
de Cartagena en compañía de algunos caciques Tunucunas, y el inicio de
la misión de los Padres Agustinos. Posteriormente, al reclamar jurisdicción sobre los indígenas del Darién, el presidente de la Real Audiencia
de Panamá, don Enrique Enríquez de Sotomayor, asume el proyecto
1
La documentación no es consistente en cuando al apellido de Julián Carrisoli y su clan, al
que muchas veces aparece como Carrisolio. Por simplicidad y consistencia en este documento referiré a Carrisoli.
265
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
misional de reducción y los caciques Tunucunas también visitan Panamá
para sellar la alianza.
Dicho modelo de reducción desde Panamá se basó en dos ejes. El
primer eje era un liderazgo experimentado, que mezclaba la experiencia
misional exitosa de Fray Adrián de Santo Tomás y las relaciones personales
y el conocimiento cultural de los indígenas Gunas y de su territorio, por
parte de Julián Carrisoli de Alfarez, quien se había criado entre ellos. El
segundo eje lo constituía la localización estratégica de las misiones en
el Darién, priorizando los lugares donde estaban asentados los indígenas Bugue-Bugue, que por más de veinte años habían venido atacando
periódicamente los asentamientos españoles desde el golfo de San Miguel
hasta Chepo. Después de un comienzo exitoso y prometedor, el modelo
Fray Adrián-Carrisoli rápidamente mostró sus límites y se fue erosionando
lentamente. Igualmente, los celos de protagonismo de Fray Adrián, y al
parecer sus intereses económicos personales, lo enfrentaron con otros
misioneros, como Fray Martín de Valencia.
En 1648 hacen su entrada al Darién los misioneros Capuchinos de
Castilla, encabezados por Fray Antonio de Oviedo. Los Capuchinos de
Castilla llegaron a Panamá con enormes conexiones políticas en Madrid
y Roma, debido a que uno de sus miembros, Fray Francisco de Pamplona,
antes de incorporarse a la orden, había sido un aristócrata conocido como
Tiburcio de Redín. Sin embargo, los Capuchinos de Castilla no tenían
experiencia misional en las Indias, y el equipo de misioneros tenía fuertes contradicciones internas. Así, el optimismo inicial dio pronto paso
al pesimismo, a la dispersión y al abandono del Darién por el aún más
complejo escenario de la región de la Gorgona.
Finalmente, los esfuerzos misionales de Dominicos y Capuchinos
se vieron enfrentados a las nuevas realidades políticas de su territorio
misional, y a las políticas de la Corona y de los presidentes de la Audiencia
de Panamá, que intentaron militarizar el Darién y la región de la Gorgona,
para hacer frente a la creciente amenaza de los piratas franceses e ingleses, que derivaron en un levantamiento casi simultáneo de los indígenas
de las dos regiones. A pesar de que unas prontas negociaciones llevaron
al retiro de los “presidios” del Darién, localizados en Santa María de las
dos bocas, y en la Gorgona, en la Bahía del Santo Francisco Solano, y a la
reanudación de las misiones de los Dominicos, éstas ya nunca tuvieron los
ambiciosos propósitos iniciales. En el caso de los capuchinos de Castilla,
266
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
el desencanto de Fray Antonio de Oviedo con los indígenas Gorgona lo
llevó a aventurarse en busca de los Bugutas, desapareciendo en dicho
intento. La muerte de Fray Antonio representó el final de las misiones de
los capuchinos de Castilla en Tierra Firme.
En este capítulo mostraré que, debido principalmente a limitaciones documentales, hasta el momento hemos tenido una visión bastante
parcial de las complejidades de los esfuerzos misionales de Agustinos,
Dominicos y Capuchinos en el Darién, en la primera mitad del siglo XVII.
Nuevos materiales nos permiten no solo agregar hechos desconocidos,
sino al mismo tiempo revaluar la información e interpretación de los que
ya conocíamos. Resalta el hecho de que no se han analizado en detalle
las duras rivalidades que existieron entre las órdenes religiosas y sus
esfuerzos misionales en el siglo XVII, que marcaron profundamente la
forma como interactuaron en el terreno que pretendían evangelizar. Igualmente, la larga tradición medieval de dichas órdenes religiosas de narrar
sus esfuerzos de evangelización como actos de heroísmo individual de los
religiosos, marcó en muchos de ellos un afán de prestigio personal y de
reconocimiento de la Corona y de Roma, que atentó contra sus objetivos
evangelizadores.
De esta manera, para el caso del Darién, la forma como la orden dominica publicitó los esfuerzos misionales de un personaje como Fray Adrián
de Santo Tomás, derivó en un intento intencional de ocultar una realidad
muchísimo más compleja y de unos religiosos con vanidades e intereses
muy mundanos. En dichos esfuerzos de los dominicos por proteger a Fray
Adrián de Santo Tomas, quien al llegar a reducir a los indígenas Gunas
ya tenía un enorme prestigio por su éxito con los indígenas Guaymies,
derivó en que las quejas contra él y el rol protagónico de otro de sus
misioneros, especialmente Fray Martín de Valencia, terminaron siendo
callados e invisibilizados.
Lo que es claro es que el modelo de reducción Fray Adrián-Carrisoli
aunque tuvo un comienzo prometedor, poco tiempo después fue un
rotundo fracaso por tres razones principales que se combinaron con el
tiempo. En primer lugar, por la complejidad de trabajar con una tribu indígena como los Guna, que no tenía una estructura de mando jerárquica, sino
completamente descentralizada. En segundo lugar, porque los esfuerzos
misionales en el Darién se vieron enfrentados al cambiante contexto político, derivado en primer lugar de una extrema rotación en la presidencia
267
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
de la Audiencia de Panamá, como de un cambiante contexto geopolítico
con la amenaza de piratas ingleses, franceses y holandeses, que vieron
un enorme potencial en disputar la hegemonía política de los españoles
en el Darién a través de la creación de alianzas con sus grupos indígenas.
Finalmente, ante las dificultades de evangelizar a los indígenas, Fray
Adrián no pudo resistir la tentación de hacer negocios en el Darién para
beneficio propio, lo que terminó desfigurando su labor misional.2
La corta misión de los Padres Agustinos
entre los Tunucunas (1636-1637)
Un hecho casual dio inicio a un nuevo periodo de las relaciones entre
los indígenas Tunucunas y los españoles. En 1636, Martín Domínguez,
un marinero de Cartagena quien había ido a pescar tortugas a las costas
cercanas al rio del Darién se encontró con un joven con atuendo de indígena, quien lo llamó y le dijo que era cristiano y español, y que se llamaba
Julián Carrisoli de Alfaraz. Carrisoli le relató que hacia 1623, cuando tenía
unos doce años, unos vecinos de Cartagena le invitaron a un viaje en
barco a la ciudad de Portabelo. Después de que partieron, los dueños del
barco le confesaron que iban a la provincia del Darién a rescatar 3 con los
indígenas. Al llegar a una playa del Darién los indígenas los atacaron y
268
2
Fray Antonio de Oviedo le escribía así a su provincial en 1647: “Aquí topamos un dominico, que sabiendo nuestra ida, no le hizo buen estómago y habló algo más, diciendo que
veníamos con nuestras manos atadas a llevar la gloria de lo que ellos tenían trabajado, y
que el Dariel estaba convertido. Pero no faltó alguno que sabía la verdad y que le dijo que
nosotros habíamos de dar cuenta al Rey de lo que hubiese, no obstante que ya su Majestad
lo sabía, como lo daba a entender en su cédula real, con que se retractó y vino a confesar
que lo que todos dicen, que hay mucho interés en el que esta allí, y poco provecho en las
almas. Y esto nos dijo un hombre de bien en Cartagena, y que conoció la persona con quien
dicho padre tenía trato, y a quien remitía el otro [sic], y que vivía allí en Cartagena”. Carta
de Fray Antonio de Oviedo, diciembre 27, 1647. Documentos referentes a las misiones de
los Capuchinos en el Congo, Cumaná y en la Provincia del Darién, a mediados del siglo
XVII. Biblioteca Nacional de España. Mss/3818. Folio 21r. Pareciera que Fray Antonio de
Oviedo se refería a una persona a quien supuestamente Fray Adrián le remitía el oro, pero
el manuscrito dice “otro”, lo cual es extraño en el contexto de la frase.
3
La definición de “rescatar” del diccionario de la Real Academia Española es la siguiente:
“Cambiar o trocar oro u otros objetos preciosos por mercancías ordinarias”. En otras
palabras, el comercio desigual que solían hacer los españoles con los indígenas durante
el período de conquista y parte de la colonia.
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
mataron a todos, menos a Carrisoli, quien permaneció viviendo con los
indígenas por espacio de catorce años. 4
Después del encuentro con Carrisoli, y dado que los indígenas le
manifestaron que querían ofrecer la paz y ser cristianos, Domínguez viajó
de regreso a Cartagena en su compañía y con cuatro caciques Tunucunas,
con la intención de visitar al gobernador de Cartagena, Francisco de Murga.
Así reportó al Rey el gobernador Murga:
“De la provincia del Darién llegaron a esta ciudad cuatro indios
y en su compañía un español que de edad pequeña se ha criado
entre ellos. Es la primera vez que se manifiestan y dejan comunicar
de extraños siendo muy belicosos pidieron la paz y con significaciones de deseos de servir a V.M. y que se les de sacerdotes para
que los doctrinen con relaciones de la riqueza de la tierra y de
muchas minas de oro. Helos agasajado y regalado con algunas
cosas que codician y he pedido al superior de los frailes descalzos
de San Agustín, dos religiosos que los acompañen que con mucha
voluntad ofrecieron los dichos indios deseo el buen efecto y juzgo
de conseguir lo que V.M. tanto desea para el servicio de nuestro
señor. De lo que resultare daré aviso a V.M.”.5
Como hemos visto, no era la primera vez que los Tunucunas viajaban a
Cartagena a conversar con sus autoridades, pero es posible que fuera la
primera vez que lo hacían varios indígenas principales.6 Los misioneros
enviados a cristianizar a los Tunucunas fueron los padres Agustinos,
específicamente el hermano lego Fray Andrés de Jesús, veterano de la
frustrada misión de los Agustinos en Urabá,7 y el padre Fray Juan de Sahagún. Las crónicas de los Agustinos mencionan que arribaron a un lugar
cercano a San Sebastián de Buenavista en el Urabá, pero es probable que
4
Testimonio del capitán Juan Lorenzo. Panamá, septiembre 3, 1645. AGI, Panamá, 65.N.14.
5
Carta al Rey del Gobernador de Cartagena, Francisco de Murga. Agosto 5, 1636. AGI, Santa
Fe, 40, R.2, N.30.
6
Este hecho es un reflejo de la falta de una memoria institucional en las gobernaciones, no
solo producto de la falta de una burocracia interna sino de la alta rotación de gobernantes.
7
De San Francisco (1756: 118).
269
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
ese fuera solamente el puerto de llegada, para de allí pasar al costado
occidental del golfo de Urabá.8
Sin embargo, la repentina muer te del gobernador Francisco de
Murga, pocos días después del encuentro con los líderes Tunucunas,
vino a impactar el futuro de dicho experimento de reducción religiosa. El
Sargento Mayor Alfonso Maldonado de Tejeda, quien se hizo cargo temporalmente de los destinos de la gobernación, prosiguió por un tiempo
las acciones iniciadas por el difunto gobernador. De esta manera, el
gobierno de Cartagena viendo el potencial que representaba Carrisoli
para la reducción de los Gunas, le asignó desde el comienzo un activo
papel al nombrarlo en 1637 como protector de dichos naturales y a la vez
Justicia Mayor.9 Igualmente, el gobierno de Cartagena le dio facultades a
Carrisoli para fundar poblaciones de indios en los lugares que escogiere,
y autoridad para impedir que ningún español entrara a dicha provincia a
rescatar con los nativos.10
En la patente otorgada por la gobernación de Cartagena a Carrisoli
se resaltaba su aparente diligencia y efectividad, dado que “con su trabajo y cuidado los comunica amablemente y parece que por su industria y
maña ha de tener efecto lo que de tantos años a esta parte se ha deseado y
desea”.11 Sin embargo, en los pocos meses que estuvieron los Agustinos
entre los Tunucunas no pudieron avanzar mucho en su esfuerzo misional.12 Según Requejo Salcedo, los dos religiosos Agustinos, “estuvieron
270
8
“A estas selvas, pues, de intrincadas malezas entraron estos Varones Apostólicos, por
la parte contigua a la ensenada de San Sebastián y, atropellando riesgos, comenzaron a
desmontarla (…)”. De San Francisco (1756: 118).
9
En 1638, el dominico Fray Adrián de Santo Tomás menciona que los Tunacunas se alegraron
mucho de que Julián Carrisoli hubiese sido nombrado como su justicia mayor: “Ellos se
holgaron mucho y dijeron que por no haber hecho esto en Cartagena con Bartolomé Marín
y por haber nombrado otro no habían ya muchos años sido amigos de los españoles”;
Castillero Calvo (1995: 465). Esta referencia a Bartolomé Marín, deja claro que se refieren
al viaje a Cartagena en 1617, como vimos anteriormente. Marín era el dueño del barco que
los llevó a Cartagena y regresó por lo menos un par de veces.
10
Patente de don Antonio Maldonado de Texada, sargento mayor de Cartagena, enero 4 de
1637. Informaciones: Julián Carrisoli de Alfarez, 1645. AGI, Panamá, 65.N.14.
11
Patente de don Antonio Maldonado de Texada, sargento mayor de Cartagena, enero 4,
1637. AGI, Panamá, 65.N.14.
12
Fray Adrián se refiere críticamente a uno de los Agustinos en una de sus cartas de marzo
de 1638: “[A Carrisoli] le pareció que yo me había de contentar como el otro padre agustino
en estarme mano sobre mano retirado en un rincón y llevando el salario de su majestad”;
Castillero Calvo (1995: 469).
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
en la ranchería del amo de Julián por más de diez meses, sin poder a estos
indios agregarlos para ser doctrinados”.13 Adicionalmente, ante petición
del presidente de la Audiencia de Panamá para hacerse cargo de dicha
reducción, dado que el sitio donde inicialmente estaba ubicada pertenecía
a dicho gobierno. En la memoria institucional de los padres Agustinos,
nunca quedó claro el motivo de la terminación de la misión.14
El modelo misional del dúo Fray AdriánCarrisoli y su estratégica localización
Requejo Salcedo menciona que el presidente de la Audiencia de Panamá,
don Enrique Enríquez, persuadió a los indígenas a “que viniesen a tratar
con él la paz a Panamá, y por su mano escribió también a Julián, dándole el
orden que habían de tener”.15 Un testigo de excepción de dichos eventos
fue el capitán Justo Lorenzo, quien en febrero de 1637 estuvo encargado
de llevar a los indígenas y a Carrisoli a la ciudad de Panamá y luego
regresarlos a sus tierras.16
Al reunirse con el presidente de Panamá, Carrisoli, “fue descalzo de
pie y pierna y sin sombrero a la usanza de los indios”.17 Entre los líderes
Tunucunas que asistieron a la reunión con el presidente Enrique Enríquez
en Panamá estaban el Cacique Gueteguete y otro llamado Solpotreca. El
presidente Enríquez, “los redujo a recibir nuestra santa Fe Católica; y, de
hecho, se bautizaron y a Gueteguete puso por nombre don Enrique, y a
Solpotraca, Juan Bautista”.18 Carrisoli y los líderes Tunucunas estuvieron
13
Requejo Salcedo (1908: 118).
14
Fray Pedro de San Francisco, historiador de las misiones Agustinas, dice: “se hubieron de
retirar los Operarios a Cartagena, por una orden del Gobernador, que no dejaba lugar a
súplica, ignorándose hasta ahora los motivos, que pudieron inducirlo a despacharla”. De
San Francisco (1756: 118).
15
Requejo Salcedo (1908: 118-119).
16
El Capitán Justo Lorenzo, referido en algunos documentos como Juan Lorenzo, es un personaje central en los eventos sucedidos en el Darién y la Gorgona, por lo menos entre los
años 1637 y 1650.
17
Testimonio del Mayor Martín de Vergara, septiembre 4, 1645. AGI, Panamá,65. N.14.
18
Serrano de Haro (1984:126). Este importante documento, fechado en 1642, ofrece la única
referencia que he encontrado que menciona el nombre original del cacique Tunucuna,
Gueteguete, que también es referido en algunos documentos como don Enrique, don
Enrique Enríquez, o “el amo de Julián”. El nombre de Solpotraca si está mencionado en
otro documento, precisamente en una de las famosas cartas de Fray Adrián fechadas en
271
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
en Panamá nueve días, “y el dicho señor presidente los proveyó de herramientas y vistió al cacique y a los demás; y al dicho don Julián le prometió
en nombre de su majestad muchas honras y favores y le confirmó un título
de Justicia Mayor que tenía del gobernador de Cartagena”.19 Una vez de
regreso a la región del Darién, entrando por uno de los ríos que desembocan en el golfo de San Miguel, Carrisoli les señaló a los indígenas el
sitio donde podría fundarse el pueblo, como le había ordenado el presidente. En dicho viaje estuvieron acompañados de un religioso llamado
Fray Ignacio, de la orden de San José, quien después de dicho viaje no
continuó trabajando en la región.
El presidente Enríquez le escribía al Rey que la conversión de los
indígenas y la pacificación de la región no eran las únicas razones que
motivaban sus esfuerzos por reducir a los Bugue-Bugue,
“y por demás de la conversión de estas almas y quietud de este
reino puede ser no menos considerable el tiempo andando las
minas de oro tan ricas que entre dichos indios me escribe que
se han hallado; un minero de Zaragoza que allí sirve con los dos
padres recoletos envió a Vuestra Majestad el capítulo de su carta
para que viéndole se sirva de mandar alentar esto cuanto se pueda
por los muchos provechos que de ello se esperan, honrando con
cualquiera merced a Julián [Carrisoli] y a Pedro Tristán y al Capitán
Juan Lorenzo como a las cabezas principales de esto”. 20
Al verse sin sacerdote al poco tiempo de querer iniciar la reducción, Carrisoli regresó a la ciudad de Panamá a pedirle al presidente que le diera uno
que reemplazara a Fray Ignacio. El presidente Enríquez primero confirmó
1638 y publicadas por Castillero Calvo (1995: 469): “El Solpotraca (¿lere?) estuvo muy al
cabo y decía que el demonio le tenía pronosticada su muerte y que sin duda había de morir.
Yo le consolé mucho y le dije que tuviese confianza en dios nuestro señor que él le había
de dar salud para que fuese cristiano y ayudase con su consejo a los demás y solamente
con evangelios y agua del cáliz fue su divina majestad servido de darle salud. Ha estado
cuatro leguas de aquí convaleciendo y habiendo sabido que en su ausencia le habíamos
electo por uno de los alcaldes ordinarios vino luego a recibir la vara”. El signo de pregunta
sobre si Solpotreca era lere parece una adición de Castillero Calvo al texto original, pero
considerando la forma como dicho autor lo incluyó en el texto no es completamente claro.
272
19
Testimonio del Capitán Juan Lorenzo, septiembre 3, 1645. AGI, Panamá, 65.N.14.
20
Carta del presidente Enrique Enríquez de Sotomayor; Panamá, julio 15, 1637. AGI, Panamá,
19. R.4, N.43.
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
la patente de Carrisoli en agosto de 1637.21 Al mes siguiente, la Audiencia
de Panamá expidió el decreto en el que se detallaban los planes iniciales
de la reducción de los Gunas, mediante la combinación de la experiencia
de Fray Adrián de Santo Tomás, y el conocimiento de los indígenas y la
región por parte de Julián Carrisoli.
El presidente Enríquez explicaba que había escogido a Fray Adrián,
“por la entera satisfacción que tengo de su persona como tan práctico en
las dichas reducciones”.22 El rol protagónico que el gobernador Enríquez
le asignaba a Fray Adrián ponía a Carrisoli en una posición subordinada
frente al religioso, a diferencia de lo que éste había inicialmente negociado con la gobernación de Cartagena. Según el gobernador Enríquez,
Fray Adrián y Carrisoli debían concertar juntos, “todo lo que se hubiere
disponer en materia de la dicha reducción y administración de justicia
de manera que el dicho Julián Carrisolio esté advertido que lo ha de ser,
poner y gobernar a las acciones del dicho Padre con su parecer, porque
no se yerre en nada”.23
El plan inicial de la Audiencia de Panamá era el darles continuidad
a los planes que el gobierno de Cartagena había trazado para la reducción de los indígenas en la zona cercana del rio del Darién (o San Juan,
hoy Atrato), que era donde habitaba Carrisoli, y donde se encontraba el
principal cacique regional, Gueteguete.
“(...) de presente se desea que los dichos indios naturales se
pueblen en el Rio de San Juan como lo va habiendo y que vayan
admitiendo personas Religiosas (...) que los vayan instruyendo
en nuestra santa fe y Religión católica por la cual en nombre de
su Majestad y en virtud de la facultad que para ello tengo le nombro y elijo por Justicia Mayor de la dicha Provincia de Darién (...)
y por cuanto confiando del celo santo del Padre Presentado Fray
Adrián de Santo Thomas predicador general de la orden de Predicadores y reducidor de la Provincia del Guaymi le tengo dadas mis
21
Confirmación de patente por el presidente de Panamá, don Enrique Enríquez, agosto 7,
1637. Informaciones: Julián Carrisoli de Alfarez, 1645. AGI, Panamá, 65.N.14.
22
Instrucciones del presidente de la Audiencia de Panamá, don Enrique Enríquez, noviembre
20 de 1637. AGI, Panamá, 65.N.14.
23
Instrucciones del presidente de la Audiencia de Panamá, don Enrique Enríquez, noviembre
20 de 1637. AGI, Panamá, 65.N.14.
273
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
instrucciones para que en compañía del dicho Julián Carrisoli vaya
a la dicha reducción a la Provincia del Darién”. 24
A los pocos meses de comenzada la reducción, los Tunucunas dieron
muerte a tres españoles en las minas de Cuquén. Las víctimas fueron
Pedro Tristán, el Capitán Pallares y Domingo Martin, algunos de quienes
en 1618 habían hecho los primeros contactos entre los Tunucunas y el
gobierno de Cartagena.25 Según Fray Adrián, los indígenas los acusaron
de ser los responsables de haber llevado una enfermedad que los afectó.26 Este sangriento hecho en territorio de los Tunucunas representó la
oportunidad para que el gobierno de Panamá cambiara completamente el
plan de reducción, para ajustarlo a sus intereses específicos, centrados
en la contención de los ataques de los Buque-Buque de la región del rio
274
24
Decreto del presidente de la Audiencia de Panamá, don Enrique Enríquez, noviembre 20 de
1637. AGI, Panamá, 65.N.14. Dicho nombramiento fue ratificado por don Iñigo de la Mota,
sucesor de don Enrique Enríquez: “en caso de que sea menester de nuevo le nombro por
Capitán de los naturales y vecinos que tomaren armas para defender la dicha Provincia por
su Majestad y por Justicia Mayor de los justicias de los indios congregados en poblaciones
(...) teniendo entendido en todas las resoluciones de guerra y de justicia en lo que permite su
profesión ha de tomar en cuanto hubiere lugar consejo y parecer con el Reverendo Presentado
Fray Adrián de Santo Thomas”. Decreto de don Iñigo de la Mota Sarmiento, presidente de
la Audiencia de Panamá, febrero 9 de 1642. AGI, Panamá, 65.N.14. Posteriormente, el 3 de
diciembre de 1644, Carrisoli fue nombrado por don Juan de la Vega Bazán como, “alcalde
mayor y capitán a guerra de las dichas provincias del Darién (...) para que como tal alcalde
mayor administre justicia a todos los españoles y naturales y demás personas que asistieren
en la dicha Provincia su término y jurisdicción y así mismo le nombro por Capitán a guerra
de la dicha Provincia para que a su orden esté toda la gente de guerra que allí hubiere así
españoles como naturales y de más personas de dicha provincia”. AGI, Panamá, 65.N.14.
25
Relación de Gonzalo de León al presidente Bitrán. Carta del Presidente Juan Bitrián de
Biamonte y Navarra al Rey. Agosto 21, 1650. AGI, Panamá, 21, R4, N.30. En una inusual referencia de la memoria histórica de los indígenas, en los famosos “Comentos”, el gobernador
Andrés de Ariza (1886: 401), escrito en 1774, menciona lo que le contaron unos indígenas
Gunas originarios de Cuquen sobre estos hechos, sucedidos cerca de 136 años atrás: «El
indio Diego Matola, actual alcalde del pueblo de Pinogana, asegura, con apoyo del Cacique Estrada y el intérprete Simancas, que en el río de Cuque sobre las bocas de Atrato, en
donde él y dicho Cacique han nacido, hay un arroyo o quebrada copiosísima de oro que se
manifiesta sobre la tierra a manera de laja, refiriendo asimismo que el mestizo don Juan
Carrisola [sic], hombre acomodado que tenía honores de Mariscal de Campo, pasó desde
esta provincia con sus esclavos a dicho paraje de sus compatriotas, y habiendo empezado
a sacarlo, los vecinos se le opusieron haciéndolo retirar con muerte de algunos de dichos
domésticos”.
26
Requejo Salcedo (1908: 119). Relación de Gonzalo de León al presidente Bitrán. Carta del
presidente Juan Bitrián de Biamonte y Navarra al Rey. Agosto 21, 1650. AGI, Panamá, 21,
R4, N.30.
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
Tuyra. De esta manera, aunque los contactos y arreglos iniciales habían
sido con los Tunucunas en la costa contigua al golfo de Urabá, ahora el
propósito era establecer poblaciones en el interior del Darién.27
De esta manera, Fray Adrián y Carrisoli fundaron poblaciones en las
cuencas de tres ríos, que podrían corresponder a grupos distintos de lo
que en este trabajo he llamado la “familia cercana Guna”. Primero, los de
la provincia de Pucro, localizados en la cuenca del rio Tuyra. Segundo, los
de la provincia de Sate (Sato) localizados en la cuenca del rio Yavisa.28
Finalmente, los que lideraban el proceso, los Tunucuna, localizados a
mayor distancia, en los alrededores del rio y Cerro “Tacaracuna”.
El primer sitio a donde llegaron Carrisoli y Fray Adrián fue al área
del rio Yavisa, ahí convocaron a los habitantes de los ríos y quebradas,
“Capetín, Mirasate, Cupe, Yabi, Pueru, Toroquí, Tuquesa y Yavissa, Quirloquia, Tupissa, Purcu y Tesca”, tomaron posesión y dieron nombre a la
provincia de Santo Domingo del Darién. Sin embargo, los indígenas de
las quebradas y ríos Demura, Cupe, Cue, Pucru, Toroqui, Capessi, Arussa,
Satepaye dijeron “que ellos vivían por las vegas y nacimientos de las
dichas quebradas donde tenían sus comidas y estaban muy lejanas de
este asiento del rio de Yabissa y que ellos querían poblarse por el rio de
Tuyra arriba en una quebrada nombrada Cupetin”.29
Los indígenas de la cuenca del rio Tuyra argumentaron que era forzoso
hacer dos pueblos, y que ellos querían ser los primeros en tener pueblo
mientras que los del área del rio Yavisa se decidían. Carrisoli y Fray
Adrián aceptaron la idea al saber que dicha región tenía mayor número de
indígenas, y debido a que “por aquella llegan casi hasta la gorgona”. Al
trasladarse al lugar, llegaron, “a este sitio de Pinugana abriendo camino
27
En la documentación sobre el levantamiento del indio Luis García en 1727, que trataremos
en detalle en un capítulo posterior, en una inusual referencia al pasado se confirma dicho
movimiento de las montañas cercanas a la costa del golfo de Urabá a lo que posteriormente
se conocería como el Darién del sur. Según relata Tomás Carrisoli, el indio líder Luis García
le dijo: “tus antepasados, o a tu bisabuelo, lo cogimos chiquito y lo criamos entre nosotros
y luego habiendo pasado al Sur lo hicieron Maestre de Campo y así lo serás”. Archivo Histórico Nacional (AHN), Consejos, 20647. Folios 386v-387r.
28
A manera de hipótesis planteo que el rio Yavisa sería el que posteriormente se ha conocido
como Chucunaque. El Yavisa actual, sería entonces el llamado rio Yavi. La primera mención
documental del nombre del rio Chucunaque que he encontrado es del año 1727, a propósito
del levantamiento del indígenas Luis García, como veremos en el capítulo final.
29
Informaciones: Julián Carrisoli de Alfarez, 1645. AGI, Panamá, 65, N.14.
275
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
de una legua por tierra donde hallamos tres rancherías de indios vecinos
con sus familias”, donde los indígenas provisionalmente querían asentarse hasta que encontraran uno mejor cerca al rio, por la facilidad para el
comercio con los españoles. Allí, se fundó San Enrique de Pinugana el 10
de marzo de 1638, en presencia de unos doscientos cincuenta indígenas,
no sin antes pronunciarles discursos para convencerlos de las ventajas de
tener pueblos. Luego se procedió a nombrar como cacique a Don Enrique
Agustín, “hombre muy principal entre ellos”.
El segundo pueblo fundado fue San Jerónimo de Yavisa, el 8 de septiembre de 1638. Según Carrisoli, “ocho de los indios más principales
de esta Provincia y rio de Yabisa fueron al pueblo de San Enrique y con
mucha perseverancia pidieron les fuéramos a poblar pues en su rio fue
donde se tomó posesión la primera vez en nombre de su Majestad”. Fray
Adrián y Carrisoli repitieron el ritual de fundación que habían empleado
en San Enrique.
Posteriormente, en el año 1643, Carrisoli y Fray Adrián quisieron
reducir a los Tilacunas o Páparos.30 Al respecto, Carrisoli escribió:
“que por cuanto yo y el reverendo Padre Presentado hemos tratado
muchas y diversas veces con los indios naturales de la provincia
de los Paparos acerca de su reducción y conversión y aunque tan
rudos y poco políticos en su trato son alentados y teniéndolos tan
cerca de este pueblo de San Enrique sin reducirlos a la obediencia
de Nuestra Santa Fe Católica y Real Majestad no hay seguridad
ninguna de ellos porque como infieles no hagan muchas traiciones a nuestros españoles que andan en este trato de esta dicha
Provincia y por cuanto será muy del servicio de Dios el que estos
barbaros se salven y muy contra su servicio y contra la mente de
su Majestad el que dejen por ser tan rústicos de hacerse las diligencias necesarias para conseguir este fin (...) mandó al capitán
Don Andrés Enríquez vecino de este pueblo de San Enrique que
como persona conocida que es de los dichos naturales de la dicha
Provincia vaya con las personas más a propósito que viene convenir
y hable con los dichos indios con agasajo y amor y les dé un recaudo
30
276
Julián Carrisoli refiere a “la población de los naturales de la Provincia de Tilacuna por otro
nombre Paparos”. Informaciones: Julián Carrisoli de Alfarez, 1645. AGI, Panamá, 65, N.14.
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
de nuestra parte en que yo y el dicho Padre Presentado llamamos
a los más principales de su Provincia y que les convidamos para
que asistan el día de Corpus en este pueblo”.31
El 6 de junio de 1643 diez indígenas principales de la provincia de los
Paparos llegaron al pueblo de San Enrique y asistieron a la fiesta del
Corpus. Fray Adrián y Carrisoli les hablaron y los indígenas manifestaron
su deseo de poblarse. La propuesta que se les hizo fue que dejaran sus
tierras y fueran a poblarse a dos leguas arriba del poblado San Enrique,
sobre el mismo rio Capetí. Una de las razones que les mencionaron para
ello era que, “con la vecindad de los vecinos de él y con su trato podría
ser fuesen perdiendo su rusticidad”. En el sitio había “treinta indios gandules con veinte mujeres y quince niños y niñas”. Fray Adrián y Carrisoli
llamaron San Sebastián de Capetín al nuevo poblado de indios páparos.
Según el relato de Carrisoli acerca de los Paparos, “todos juntos me
pidieron a mí y al Padre Presentado les concediésemos por Cacique suyo
al Capitán Don Andrés para que les enseñase lo que debían hacer por no
estar ellos corrientes y por haber sido el instrumento de que ellos tuviesen pueblo”.32 Fray Adrián y Carrisoli se comprometieron a sustentar a
los cerca de setenta indígenas que habían decidido poblarse hasta que
tuvieran sus comidas, “por cuanto están fuera de sus tierras”. Es claro,
entonces, que los Páparos no vivían originalmente en el rio Capetí, sino
que los poblaron allí por conveniencia para los españoles. Un indio ladino
testigo del poblamiento de los Páparos en San Sebastián de Capetí señaló:
“y que como sabe y ha conocido su cortedad y su poca comunicación aun
con los mismos de esta provincia, está espantado de verlos tan vivos y
que sepan hablar con los demás”.33
En general el modelo Fray Adrián-Carrisoli funcionó relativamente sin
mayores inconvenientes durante los primeros años. Sin embargo, al morir
un cacique llamado Agustín de Roxas, los indígenas se levantaron y Fray
Adrián temió por su vida, por lo que tuvo que establecer una guardia personal. No es completamente claro si el cacique Agustín de Roxas murió por
causas naturales, o si fue asesinado. Sin embargo, uno de los españoles
31
Informaciones: Julián Carrisoli de Alfarez; mayo 24, 1637. AGI, Panamá, 65.N.14.
32
Informaciones: Julián Carrisoli de Alfarez. AGI, Panamá, 65, N.14.
33
Testimonio del ladino Pedro Ramos, agosto 13, 1643. AGI, Panamá, 65, N.14.
277
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
que mejor llegó a conocer la región del Darién, y quien hablaba la lengua
de los Gunas, el práctico don Gonzalo de León, señalaba en 1650 que,
“es bastante causa para despoblar un pueblo sin que obste [sic]
la contradicción del doctrinero, el morir un indio principal, como
la experiencia lo ha mostrado, pues se ha mudado el pueblo de
San Enrique tres veces, sin más causa. Y por la muerte de un indio
nombrado Agustín de Roxas se vio casi toda la Provincia alzada
y constreñido el Padre Fray Adrián de Ufeldre a formar un cuerpo
de guardia de siete u ocho españoles que había para su defensa,
hasta que con dadivas atacó el daño”.34
La misión de los dominicos también se vio afectada por celos entre los
mismos misioneros. Según el testimonio del mismo Gonzalo de León, hacia
1640 el poblado de San Enrique de Pinogana, donde vivía Fray Adrián,
solamente tenía ocho familias viviendo allí de manera permanente en cerca
de treinta casas que se habían fabricado, las demás familias solo llegaban
cuando había ferias. Por el contrario, en el poblado de San Jerónimo de
Yavisa, a cargo de Fray Martin de Valencia, todas las cuarenta viviendas
construidas se encontraban habitadas. De acuerdo con León, por celos
del éxito de su compañero misionero, Fray Adrián decidió reemplazarlo,
razón por la cual todos los indígenas lo despoblaron.35
El conflicto entre los dos religiosos también derivó en que Fray Martín
de Valencia abandonara la orden dominica, pero sin dejar el sacerdocio
ni abandonar el Darién. En 1641, dos oidores de la Audiencia de Panamá
le ayudaron a levantar testimonios entre varias personas testigos de su
trabajo en el poblado de San Jerónimo de Yavisa, para pedir una merced
al rey en reconocimiento de su labor. Dicha información, obviamente
cargada a su favor, nos muestra un panorama mucho más complejo que
el presentado por los documentos y testimonios levantados por Fray
Adrián y Julián Carrisoli.
Hacia 1640 la misión en el poblado de San Jeronimo de Yavisa estaba
lejos de ser un caso exitoso de evangelización, dado que la mayoría de
278
34
Testimonio de Don Gonzalo de León; Portobelo, septiembre 2, 1650. AGI, Panamá, 21, R4,
N.30.
35
Testimonio de Don Gonzalo de León; Portobelo, septiembre 2, 1650. AGI, Panamá, 21, R4,
N.30.
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
las casas construidas estaban sin habitar, y los indígenas solo bajaban
al pueblo cuando llegaba el barco de Panamá, para hacer sus rescates.
Los testimonios recogidos para la información sobre Fray Martín permiten ver que sí hubo una fuerte resistencia cultural de los indígenas a las
costumbres que los religiosos les querían imponer, y las prohibiciones
con que los cargaban: como el no poder tener varias esposas, el no poder
realizar ritos de acuerdo a sus propias creencias, o continuar con sus
costumbres funerarias. Igualmente sobresale la enfática argumentación
de los Gunas de que ellos estaban acostumbrados a vivir en libertad y
querían continuar viviendo de esa manera. Por lo tanto, comienza a dibujarse una alternativa al sometimiento del dominio español, representado
en la amenaza que empiezan a hacer los indígenas de que si los tratan
mal o los obligan a hacer cosas que no quieren “le darían la paz” al pirata
inglés, que insistentemente y con regalos la venía pidiendo desde hace
algún tiempo. Al respecto Fray Martin escribía:
“al tiempo que tomé la posesión del curato hallé hasta cuarenta
casas de paja y en ellas a uno había doce vecinos porque los
demás estaban en la montaña la tierra adentro y solo acudían al
pueblo algunas veces al tiempo que sabían iba el barco con los
mantenimientos para los religiosos por hacer algunos rescates
y que todos los dichos indios estaban tan ajenos de sujetarse a
justicia ni reconocer cabeza, ni dejar sus idolatrías. Y mataron a
un español llamado Pedro Tristán y a otros cinco cristianos con
él y después quisieron alancear a otro porque no les rescataban
unos pollos, y otra vez quisieron matar a otros dos mozos que
estaban en la dicha doctrina porque les llamaban a rezar. Todo lo
cual ha sucedido después que salieron a esta ciudad a dar la paz.
Y queriéndoles ir a la mano a estos acezos decían que eran libres
y que no se habían de sujetar a nadie que los castigare, y que la
paz solo habían dado a efecto de gozar de los rescates y dádivas
de herramientas y chaquiras que los españoles les llevasen, y que
ellos habían de vivir en la libertad que de antes de sus conciencias
y enterrarse con sus ceremonias antiguas, con lo cual se excusaban de acudir a la doctrina y misa y hacer lo que se les mandaba
en nombre de su majestad. Y a su mismo algunos de ellos decían
279
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
habían prometido la paz al inglés y meterlo por la mar del norte
en sus tierras”.36
Un testigo relató que los españoles que asistían en San Jerónimo trataban
“de reducir los indios a policía y que tuviesen cabeza que los gobernase
a quien estuviesen sujetos, y se quitasen de sus idolatrías. Dichos indios
llevándolo mal decían que eran libres, que habían de vivir como quisieran,
y si no meterían al inglés por la mar del norte y le darían la paz”.37 Otro
testigo contó que en una ocasión Fray Martin les dijo que el presidente
de Panamá había ordenado que los indígenas fueran a la mar del norte a
ver si había navíos extranjeros, a lo que los indígenas contestaron, “que
no eran esclavos para mandarlos y que no querían ir, y se excusaban por
no dejar las mujeres que tienen a tres y cuatro”.38 Cuando los españoles
les recriminaban sus costumbres funerarias, los indígenas decían “que no
tenían obligación a los cristianos más de ser sus amigos y darles entradas
en su tierra para hacer rescates, que en cuanto a lo demás ellos habían
de vivir en su libertad como siempre habían vivido y criado”. Igualmente,
resaltaban que, aunque algunos líderes habían dado la paz, no los obligaba a todos, “porque ellos no tenían cabeza ni la querían sino cada uno
ser dueño de su voluntad”.39
Igualmente, los testigos mencionan que los indígenas resentían el
que los presionaran a ser cristianos, como cuando en una ocasión casi
matan a un español por presionarlos a que fueran a rezar: “y supo de
los indios que por que los apuraban a vivir como los cristianos habían de
matar los españoles como lo habían hecho otras veces y que habían de
darle paz al inglés que no les apuraría tanto y dejaría vivir en su ley y le
entrarían por la mar del norte”. 40
Como Fray Martin no estuvo en las reducciones desde el comienzo y
quería hacer contraste con su labor, los testigos que primero presentó nos
presentan un cuadro más realista, para enseguida indicar que, gracias a
su trabajo, los indígenas por fin entendían lo que significaba ser vasallos
280
36
Petición Fray Martin de Valencia; Panamá, marzo 9, 1641. AGI, Panamá, 65.N.1.
37
Testimonio de Gaspar Gonzales; Panamá, marzo 9, 1641. AGI, Panamá, 65.N.1.
38
Testimonio de Francisco de Rivera; Panamá, marzo 9, 1641. AGI, Panamá, 65.N.1.
39
AGI, Panamá, 65.N.1.
40
Testimonio de Domingo Rodríguez; Panamá, marzo 9, 1641. AGI, Panamá, 65.N.1.
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
del rey, y finalmente se habían decidido a poblarse, dejar sus idolatrías
y ser buenos cristianos. Por eso añade,
“de lo cual resultó que todos se movieron a abrazar nuestra santa
fe católica, dejar sus idolatrías y admitir la sujeción a las justicias
y el castigo de ellas y de los curas como lo han hecho sin fuerza ni
violencia, y salieron de las montañas con sus mujeres e hijos y se
han reducido a población y policía más de quinientas personas,
las cuales todos acuden a la doctrina, habiéndose bautizado por
mi mano trescientos y cincuenta y dos infieles como consta del
libro del Bautismo y están instruidos en las oraciones y doctrina
cristiana y viven con mucha perseverancia en todo lo que deben
hacer como cristianos, y se casan en haz de las santa madre iglesia
con solo una mujer”. 41
Un testigo también menciona que Fray Martin les quitó, “sus idolatrías
y juntas diabólicas que tenían que en muchas se halló este testigo con
el dicho padre”. 42 Otro testigo agregó que, “otras veces acudía de noche
con grandes tempestades a las partes donde hacían juntas y tenían sus
idolatrías y se entraba por las casas con una luz y se ponía de rodillas y
les pedía no hiciesen semejantes cosas pues eran para condenarse y los
dichos indios movidos de sus palabras arrojaban los ídolos y dejaron las
dichas juntas”. 43
Sin embargo, los problemas para el trabajo de los misioneros no terminaron allí. En 1641 los negros de las minas de Cuquen, propiedad del
Capitán Cristóbal Aguilar, Leonor Garavito de León y otros, acusaron a los
indígenas de Tacarcuna de mantenerlos intimidados y se trasladaron en
masa a San Enrique, y se pusieron bajo el cuidado de Carrisoli. Por este
motivo Carrisoli y Fray Adrián llamaron a los líderes Tunacunas para conversar sobre la situación y proponerles la fundación de un pueblo en sus
tierras. Así mencionó Carrisoli la llegada de los indígenas de Tucarcuna:
41
Petición de Fray Martin de Valencia; Panamá, marzo 9, 1641. AGI, Panamá, 65.N.1.
42
Testimonio de Miguel Rodríguez; Panamá, marzo 12, 1641. AGI, Panamá, 65.N.1.
43
Testimonio de Pablos López, indio Coclé; Panamá, marzo 12, 1641. AGI, Panamá, 65.N.1.
281
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
“digo que hoy día de la fecha de este auto llegaron de las cordilleras de la mar del norte Don Enrique, Cacique, y Juan Bautista, 44
Teniente, y Alonso Qualumasi, Capitán; y traen en su compañía a
los Uronias Nocacaraba, Sumarpichu, Lere Uru Uracuna, Esatala
Quiniti, Nocacole y otros particulares todos personas más nobles
de aquellas cordilleras y de más importancia”. 45
Respecto a las acusaciones de los negros de las minas de Cuquen, los
líderes principales de los indígenas del área de Tacarcuna contestaron,
“que como ellos eran muchos y vivían apartados unos de otros por
quebradas y en ellas mismas los ranchos no estaban cerca unos de
otros ni tampoco ellos jamás habían reconocido cabeza entre ellos
sino que cada uno se tenía por principal en su casa; no había que
espantar que algunos hiciesen lo que los negros decían, que como
se hiciese en aquella parte pueblos y justicias se irían reprimiendo
todos como lo han hecho los de este pueblo [San Enrique] y los de
San Jerónimo pues antes que tuviesen pueblo hacían y vivían de
la misma manera que ellos”. 46
Fray Adrián estaba convencido de la necesidad, y sobre todo la oportunidad, de fundar un pueblo entre los Tunacunas, por lo que envió una
282
44
Como mencionamos anteriormente, estos dos primeros son el Cacique Gueteguete y Solpetraca.
45
“Testimonio de como vinieron los indios Tacaracaes de las cordilleras a tratar de poblarse”.
San Enrique, mayo 2, 1641; AGI, Panamá, 65.N.14. Es importante aclarar que el original de
esta importante cita no tiene puntuación. Fray Adrián nos ayuda a aclarar que, por ejemplo,
Uru Uracuna era una región de la zona cercana al cerro Tacarcuna, y no un nombre de una
persona: “Las minas de Ququen pues está en parte cómoda por que avidan [sic] todos los
que viven en Tacaracura [sic], Uru Uracuna y Gueracuna donde está la fuerza de la gente”.
Petición Fray Adrián de Santo Tomas. San Enrique, mayo 2, 1641. AGI, Panamá, 65.N.14.
Igualmente, en el original de otro testimonio de Carrisoli al llegar a Tacarcuna si utiliza
puntuación, y dice: “llegamos a este dicho asiento a los quince juntamente con los Urunias
Nocacaraba, Sumar pichu, Lere Uru Urucuca [sic], Esatala Quinití, Nocacore y muchas otras
personas”. Certificación de posesión del pueblo de San Andrés de Cuquén. Julián Carrisoli
de Alfaraz, mayo 18, 1641. AGI, Panamá, 65.N.14. Finalmente, en un testimonio se menciona que fueron cinco los uronias que viajaron a San Enrique. Testimonio de Sebastián
Crespillo. San Andrés, agosto 24, 1641. AGI, Panamá, 65.N.14.
46
Informaciones: Julián Carrisoli de Alfarez, 1645. AGI, Panamá, 65.N.14.
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
petición a la Audiencia de Panamá, donde pidió autorización expresa
para hacer dicha fundación:
“a Vmd pido mande se haga la dicha población y a mí me dé avío
para ir a las parte del norte a hacerla y así mismo se disponga Vmd
ay [sic] allá para que mejor se consiga el intento y que lo dicho
sea luego con estos mismos indios que han venido pues son los
más principales de aquellas partes, que yo estoy muy resuelto y
apercibido de tomar este trabajo por cuanto del ha de resultar muy
gran servicio a entrambas majestades”. 47
Cuando finalmente Carrisoli y Fray Adrián viajan a la zona del Tacarcuna,
las líderes indígenas que los acompañan y con quienes se relacionan eran
todos Urunias, uno de los cuales era a la vez Lere. Así relata Carrisoli:
“habiendo salido a los diez de este presente mes y año del pueblo
de San Enrique llegamos a este dicho asiento [San Andrés] a los
quince juntamente con los Urunias Noca Caraba Sumar Pichu, Lere
Uru Urucuca, Esatala Quiniti Nocacore y muchas otras personas
que fueron saliendo a recibirnos así como llegamos a la jurisdicción de Tacaracuna que es la cordillera que divide la mar del sur
de la del norte y en particular el Urunia Queyacua indio de los más
temidos en la provincia y que fue general en el asalto que estos
dichos indios dieron a Francisco Maldonado en la costa norte”. 48
Al llegar a la zona de Tacarcuna, Fray Adrián y Carrisoli fundaron el pueblo de San Andrés, el 18 de mayo de 1641, siguiendo el mismo protocolo
usado en sus fundaciones anteriores. La fundación se hizo en la zona de
las minas de Cuquen. En agosto del mismo año Fray Adrián viajó a Panamá
para asuntos relacionados con dicha fundación, por lo que Carrisoli recogió
47
Petición Fray Adrián de Santo Tomas. San Enrique, mayo 2, 1641. AGI, Panamá, 65.N.14.
48
Informaciones: Fray Adrián de Santo Tomás, 1645. AGI, Panamá, 65, N.12. Las acciones
contra las tropas de Francisco Maldonado de Saavedra tuvieron lugar cerca de veinte años
atrás, en 1622, como he presentado en detalle en el capítulo 4. Esta información nos aporta
el nombre del principal guerrero Guna que derrotó a las tropas de Maldonado de Saavedra.
Es interesante que un mapa anónimo del siglo XVII, señala un rio del “cacique Cayequa”,
en lo que correspondería al Rio Tuyra. Sospecho que el rio de Cayequa correspondía al rio
del uronia Queyacua (Ver Mapa No.1).
283
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
unos testimonios que sirvieran de sustento a los esfuerzos del misionero
dominico, de donde se dejan ver varios problemas que tuvo dicha fundación. Uno de los testimonios menciona que uno de los aspectos importantes de dicha fundación es que los indígenas del lugar, “no se aúnen
con el enemigo flamenco que muchas veces suele venir a estas costas”. 49
Cambio de prioridades en la Audiencia de Panamá
Mientras los esfuerzos de Fray Adrián y Carrisoli avanzaban en el Darién,
en Madrid y en la ciudad de Panamá se manejaban otros planes para la
región. Hacia finales de 1641 la Audiencia de Panamá tuvo que decidir si
apoyaba o no una capitulación que se le había dado en España a Juan de
Rada para la conquista armada del Darién. Rada era un rico comerciante
de la ciudad de Cartagena de Indias, quien en 1640 ofreció a su costa
pacificar la región del Darién en cuatro años, entrando por la parte de
Cartagena.50
Sin embargo, desde el mismo momento en que se autorizó la capitulación, el Consejo de Indias se enteró por carta de la Audiencia de Panamá,
de los avances de la reducción que realizaban los religiosos dominicos,
“y que en aquella ciudad se habían bautizado tres o cuatro de los hijos
de los Caciques”.51
Don Andrés Garavito de León, en su calidad de oidor más antiguo envió
una carta al gobernador de Cartagena pidiéndole posponer la entrada de
Rada hasta que el Rey se pronunciara. Al mismo tiempo, varios oidores de
Panamá enviaron una carta al Rey enfatizando las virtudes y logros de los
misioneros hasta el momento y pidiendo la cancelación de la capitulación,
que no solo pondría en peligro la paz que se había alcanzado, sino que
hacía peligrar la vida de los mismos misioneros.52
284
49
Testimonio de Sebastián Crespillo. San Andrés de Cuquén, agosto 24, 1641. AGI, Panamá,
65.N.14.
50
Capitulación con Juan de Rada. Madrid, julio 11, 1640. AGI, Panamá, 2, N.69. Rada también había participado como capitán de un navío en la entrada de la armada de Francisco
Maldonado de Saavedra en 1622, como mencioné en el capítulo 4.
51
Capitulación con Juan de Rada. Madrid, julio 11, 1640. AGI, Panamá, 2, N.69.
52
Carta de la Audiencia de Panamá firmada por los oidores Andrés Garavito de León, Sebastián de Sandoval Guzmán y Juan de Salinas. Panamá, noviembre 23, 1641. AGI, Panamá,
19, R.8, N.78.
Fuente: Mapas de las costas de América en el mar del Sur. Biblioteca Nacional de España. Mss/2957. Folio 53.
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
Mapa 1. Mapa del Golfo de San Miguel, también llamado Golfo de Bayano (Siglo XVII)
285
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
La Real Audiencia se negó a cancelar la capitulación, pero respondió
que el Capitán Rada no podría hacer su entrada,
“por fuerza de Armas, ni los indios han de ser vejados ni molestados, sino por el camino y medio de la predicación evangélica y
con buenos ejemplos y doctrina, gobernándolo con toda la paz,
suavidad y blandura que fuere posible (...) que solo haya de poder
usar del rigor de las armas en casos que de ninguna manera lo
pueda excusar, y que para ello haya de preceder junta y consejo
de los religiosos y demás personas de importancia que llevare, y
también el del Presidente y oidores de la Audiencia de Panamá”.53
Finalmente, la Real Audiencia dejó en manos de la Audiencia de Panamá
el decidir sobre la conveniencia o no de autorizar la entrada del Capitán
Rada. A “la Audiencia de Panamá le está remitido lo que a esto toca para
que si conforme al estado de las cosas y al que tuviere la conversión de los
dichos indios vea si podrá alterarla o ser de algún estorbo la entrada que
ha de hacer Juan de Rada, y que no hallando inconveniente pase adelante,
y si la tuviere se excuse, no conveniente que en esto se haga”.54 Al final,
la anunciada entrada del Capitán Juan Rada al Darién no se llevó a cabo
dada su repentina muerte en España.55
De otro lado, como resultado de la presión de unos propietarios de
minas de oro en el Darién, y la intervención directa de la Corona en su
favor para determinar que el poblado de los Tunucunas estuviese localizado en las minas de Cuquén parece haber marcado un punto de quiebre
en el modelo de reducción que hasta ese momento habían llevado Fray
Adrián y Carrisoli con relativa autonomía. Adicionalmente, a diferencia
de la fundación de San Enrique de Pinogana, donde se hizo una votación entre los indígenas para elegir a las autoridades, en San Andrés de
Cuquén fueron Carrisoli y Fray Adrián quienes unilateralmente nombraron
al cacique, alcalde y justicias.56
286
53
Carta de la Real Audiencia. Madrid, abril 14, 1642. AGI, Panamá, 2, N.79.
54
Carta de la Real Audiencia. Madrid, abril 14, 1642. AGI, Panamá, 2, N.79.
55
AGI, Panamá, 2, N.107.
56
El título de justicia, usualmente denominado justicia mayor, era un cargo generalmente
con funciones judiciales y policiales.
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
Adicionalmente, el futuro del nuevo poblado no era claro dado que
no había “sustentos” en cinco leguas a la redonda,57 los cuales hasta
el siguiente verano había que traerlos de afuera para poder alimentar
a los indígenas y a los sesenta negros esclavos que trabajaban en las
minas. Como si estos problemas no fueran pocos, según el relato de un
testigo, los indígenas no estaban muy felices con la escogencia del sitio
de Cuquén para el poblado, y se resistieron a la idea de sacar oro de
las minas. Además, al parecer veían que poblarse en Tacaracuna tenía
varias ventajas, por ser más saludable y porque podían fácilmente ir a
San Enrique para abastecerse y para que el padre los adoctrinase. Esto
último parecía una indicación de que los Tunucunas no esperaban que el
misionero viviera entre ellos.58
Después de que Carrisoli y Fray Adrián habían impuesto su voluntad
sobre la de los Tunucunas para fundar su poblado en las minas, a pesar
de la oposición inicial de los indígenas, y cuando ya habían terminado la
iglesia y estaban bastante avanzados en la edificación de las viviendas,
les llegó la orden de Panamá de cambiar el sitio del poblado. El nuevo
presidente de la Audiencia de Panamá, don Iñigo de la Mota Sarmiento,
se opuso por razones militares a la localización del poblado en Cuquén y
ordenó que se hiciera cerca a la mar del norte, en Tarena. Adicionalmente,
el presidente de la Audiencia creía que desde allí los indígenas podían
contribuir con el abastecimiento de productos agrícolas a Portobelo. Así
certificó Carrisoli lo decidido por el presidente de la Audiencia:
“que la población que se había en las minas de Ququen con nombre
de San Andrés no se hiciese en aquel sitio sino abajo en el mar del
norte por muchas razones que su señoría dio para hacer la dicha
mudanza y en virtud de lo cual luego que vine a esta provincia por
el mes de febrero de cuarenta y dos fui en persona a la mar del
norte y en el pueblo principiado de Andrés junté la gente y les di el
dicho orden del señor Presidente con lo cual los dichos naturales
57
Testimonio de Andrés de Vargas Saldaña. San Andrés de Cuquen, agosto 24, 1641. AGI,
Panamá, 65.N.14.
58
Testimonio de Sebastián Crespillo; septiembre 10, 1643. AGI, Panamá, 65.N.14.
287
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
desampararon el dicho pueblo y se fueron a rozar en el sitio de
Larena [sic] donde este año tienen muchas comidas y para coger”.59
Fray Adrián testificó que el Gobernador Don Iñigo de La Mota Sarmiento,
“ordenó a este declarante y al dicho alcalde mayor que aquella población
no pasase adelante en aquel asiento sino que se pasase al mar del norte,
y que esto se acordó en consejo público en que intervinieron señores
oidores y oficiales reales y religiosos”.60 Obviamente, a los Tunucunas no
les agradó la idea de abandonar el lugar. Fray Adrián agregó que cuando
comunicaron la noticia a los indígenas,
“oyó decir este declarante lo habían sentido mucho los naturales
por haberla empezado a hacer en aquel sitio sus rozas y sementeras y una iglesia, casa de padre, y algunas casas, pero fueron tan
apretados los órdenes del dicho capitán [Carrisolio] que les obligó
a desamparar el sitio y dejar perdido todo lo que tenían hecho y
acabó con ellos que pues era verano hiciesen en la mar del norte
sus sementeras para que la cosecha el dicho alcalde mayor y este
declarante fuesen a poblarlos”.61
Según la versión de un testigo, “los indios reviraron mucho de hacerlo
porque alegaron de que ya tenían el medio trabajo hecho pues tenían hecha
iglesia y casas y comidas sembradas y que no era razón de perder todo
eso e ir a volver a trabajar de nuevo y padecer mientras sembraban hambres, incomodidades”.62 Según otro testimonio, “los naturales hicieron
gran sentimiento y con todo eso fueron con el dicho alcalde mayor y este
declarante en su compañía al sitio de Tarena que es medio día de camino
de la mar del norte y allí los mando rozar”.63
288
59
Certificación de Julián Carrisolio de Alfarez; San Enrique, julio 30 de 1642. AGI, Panamá,
65.N.14.
60
Testimonio Fray Adrián de Santo Tomás; San Enrique, julio 30 de 1642. AGI, Panamá,
65.N.14.
61
Testimonio Fray Adrián de Santo Tomás; San Enrique, julio 30 de 1642. AGI, Panamá,
65.N.14.
62
Testimonio de Andrés de Vargas Saldaña; Julio 10, 1642. San Enrique, AGI, Panamá, 65,
N.14.
63
Testimonio de Pedro Quintero; julio 10, 1642. AGI, Panamá, 65, N.12.
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
Como Fray Adrián y Carrisoli no tenían autorización expresa para hacer
un nuevo poblado en Tarena, el misionero viajó a Panamá para hablar con
la Audiencia y con el obispo, y así también poder traer un sacerdote para
el pueblo que se hubiera de fundar. Sin embargo, la Audiencia tampoco
autorizó dicha fundación ni mucho menos los recursos para un sacerdote.
Según Fray Adrián, “me dieron a entender que los dejase y no prosiguiese
con la dicha población”.64
Frustrado, el misionero confesaba, “el día de hoy me veo con grande
confusión, lo uno ver buen ánimo de estos indios y que dejándolos y
diciéndoles que no hay orden de poblarlos los eriterian [sic] de manera
que fuesen nuestros enemigos, y lo otro no poderlo hacer sin orden de los
superiores”.65 Finalmente, Fray Adrián decide entonces pagar el misionero con sus propios recursos, para que los doctrine sin hacer pueblo.
Carrisoli por su parte pidió a la Real Audiencia que la mitad de su sueldo
se destinara para el pago de los gastos del religioso, y ordenó al nuevo
misionero dominico lo siguiente:
“concedo al dicho hermano Fr. Luis Fernández para que vaya a la
banda del norte con el cacique que está presente y recoja la gente
de Tarena y los demás que andan y están derramados por las montañas de la banda del norte y los vaya recogiendo a una parte la
que más a ellos apeteciese y los vaya doctrinando y enseñando
las cosas de nuestra santa fe sin hacer pueblo ni otra cosa más
de enseñarles y darles buena esperanzas de que se les poblaran
con brevedad”.66
Los Tunucunas finalmente decidieron poblarse en la ribera del rio Tacarcuna, en la montaña del mismo nombre.67 Con esta decisión Carrisoli
oficialmente declaró:
64
Testimonio Fray Adrián de Santo Tomás. San Enrique; julio 30 de 1642. AGI, Panamá,
65.N.14.
65
Testimonio Fray Adrián de Santo Tomás. San Enrique; julio 30 de 1642. AGI, Panamá,
65.N.14.
66
Decreto de Julián de Carrisoli; abril 8, 1643. AGI, Panamá, 65.N.14.
67
Es interesante el dato que Carrisoli menciona, que dicho sitio estaba a unos cuatro días
de camino de la mar del norte y tres de la mar del sur.
289
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
“digo que habiendo considerado que los indios que andan por
las costas del norte por no tener pueblo ni sacerdote que cuide
de ellos se ocupan en robos y muertes como se ha visto estos
días pasados que en la costa del norte mataron tres hombres que
vinieron al puerto de San Bartolomé y que sería muy conveniente
el hacerles pueblo aunque por ahora no haya sacerdote que les
doctrine supuesto que hay ya tácita voluntad de la Real Audiencia
como consta por la carta del señor Juan de Salinas (...) y así llegamos habrá tres o cuatro días y habiendo juntado toda la gente
perteneciente a este pueblo y que está la mar cercana fueron
más de cien indios gandules les tratamos de su población y que
escogiesen sitio para poblarse (...) a lo cual nos respondieron
que el mejor sitio que hallaban para su salud era en el sitio de
Tacaracuna que es vertiente a la mar del sur, dos días de camino
del pueblo de San Enrique, y habiendo considerado que era mucho
mejor poblarlos de esta parte por quitarles la comunicación de los
enemigos que lo que deseaba el Presidente Don Yñigo que Dios
a ya en gloria, o cerca de la mar del norte o de esta banda del sur
(...) les concedimos la petición”.68
La decisión de los Tunacunas de aceptar su poblamiento no estuvo exenta
de presión. En efecto, según el relato de un testigo,
“cuando vinieron las justicias del norte de averiguar las muertes
sucedidas en uno de sus puertos habiéndose juntado en el pueblo
de San Enrique en casa del Padre Presentado y tratado del caso
les aconsejó el dicho Padre que hicieran su pueblo y fuesen cristianos y viviesen debajo de su sujeción y así pagaría solamente el
delincuente y no por lo que los demás no hacían les achacaban y
tenían por [ilegible] por estar todos sin obediencia”.69
El mismo testigo explicaba que la razón por la que los indígenas se resistían a poblarse era para evitar las enfermedades: “por haber por estos
290
68
“Auto en que concede a los indios hacer asiento en el sitio de Tacaracuna -por ahora-”.
Agosto 30, 1642. AGI, Panamá, 65.N.14.
69
Testimonio Pablo de Mendoza; San Juan de la Vega de Tacarcuna, septiembre 10, 1643.
AGI, Panamá, 65.N.14.
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
montes muchos indios derramados en bohíos de por si apartados unos de
otros por ser enemigos de vivir juntos porque dicen que viviendo juntos
les da pestilencia”.70
Posteriormente, el nuevo presidente de la Real Audiencia, don Juan
de la Vega Bazán autorizó la fundación del pueblo. De esta manera,
Carrisoli y Fray Adrián nuevamente hicieron una ceremonia de posesión
en nombre de la corona y de fundación del pueblo de San Juan de la Vega
de Tacaracuna el 10 de septiembre de 1643.71
A pesar de las dificultades, los esfuerzos de Fray Adrián y Carrisoli
en los primeros cinco años habían traído como fruto más evidente, paz y
tranquilidad en la región. De esta manera, los hatos, trapiches, astilleros
y aserraderos que habían sido abandonados por más de veinte años por
temor a los ataques de los Bugue-Bugue se habían reestablecido. Según
un testigo, durante el primer año y medio de la reducción habían salido
de la región veinticuatro “barcos, fragatas y chinchorros” cargados de
maderas, gallinas, perdices, mantas, oro, maíz y productos agrícolas.72
Lo que resalta de los testimonios de los dos asentamientos iniciales
es la facilidad con que aparentemente los indígenas asimilaron las enseñanzas de los españoles. A un testigo le pareció “la gente muy doméstica
y muy llana en su trato”.73 Otro testigo relató, “que ha visto por vista de
ojos cuán tratables y amigos se muestran los dichos indios con todos los
españoles que entran y salen en él, rescatando y comprando libremente
con ellos sin que de parte de los dichos indios haya habido ni sabido que
hay ningún inconveniente”.74
Varios testigos que visitaron los poblados de San Enrique y San Jerónimo durante una celebración de la semana santa dejaron ver que aun los
“capitanes” indígenas, estaban asimilando muy bien las enseñanzas de
70
Testimonio Pablo de Mendoza; San Juan de la Vega de Tacarcuna, septiembre 10, 1643.
AGI, Panamá, 65.N.14.
71
Decreto de Julián Carrisoli; San Juan de la Vega de Tacarcuna, septiembre 10, 1643. AGI,
Panamá, 65.N.14.
72
Testimonio del sargento Gonzalo de Noguera; San Enrique, abril 4 de 1643. AGI, Panamá,
65.N.14.
73
Testimonio del teniente Gaspar de Miranda; San Enrique, abril 3, 1643. AGI, Panamá, 65,
N.14.
74
Testimonio de Bartolomé Sánchez Prieto; San Enrique, abril 6, 1643. AGI, Panamá, 65,
N.14.
291
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
los misioneros. Así, un testigo señala que dio gracias a Dios por haber
visto durante la semana santa:
“toda la gente tan mansa y tan bien impuesta y política principalmente viéndolos tan compuestos, devotos y con tanto silencio en
las postas que hacían delante el santísimo sacramento que por
cuartos hicieron todo el tiempo que estuvo, encerrado seis capitanes cada uno con diferentes soldados y viéndolos tan ordenados
en dos procesiones que hicieron”.75
Otro testigo tuvo una impresión similar de los capitanes: “y con mucha
devoción a los oficios divinos y procesiones que se hicieron acudiendo
seis capitanes con sus soldados a hacer vela por sus cuartos delante del
santísimo sacramento con tanto silencio y devoción que le causó admiración”.76 Es más, un grupo de niños hijos de los indígenas principales,
estaba siendo adoctrinado en un colegio que Fray Adrián había creado.
Según un testigo: “oyó disputar unos niños que viven en un colegio de por
sí y apartados de los demás cerca de la iglesia, en sus celdas y modo de
convento disputar las cosas de la fe en preguntas y respuestas”.77
A finales del año 1645 el presidente de la Audiencia de Panamá, don
Juan de la Vega Bazán, le escribía al Rey lo siguiente sobre Julián Carrisoli:
“por su asistencia en ellas acompañada de su industria y buen celo
ha sido el único remedio para que se redujesen a Nuestra Santa Fe
católica y obediencia de V. Maj. y conociendo estos los Presidentes
que han sido de esta Audiencia le encargaron el gobierno inmediato de los naturales de la dicha Provincia en que se ha portado
también que por su cuerdo proceder y buena disposición ha ido
la reducción tan adelante que hay fundados tres pueblos donde
viven los naturales en política cristiana de que ha resultado cesar
de todo punto el daño que los vecinos de este Reino recibían en
292
75
Testimonio del sargento Gonzalo de Noguera; San Enrique, abril 3, 1643. AGI, Panamá, 65,
N.14.
76
Testimonio del piloto Andrés Alfonso Nieto; San Enrique, abril 3, 1643. AGI, Panamá, 65,
N.14.
77
Testimonio del teniente Gaspar de Miranda; San Enrique, septiembre 10, 1643. AGI, Panamá,
65, N.14.
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
las haciendas que estaban en sus confines y se espera han de
resultar otros buenos efectos en servicio y aumento de Vuestra
Real Corona por cuya causa se conserva hoy el dicho Don Julián en
el dicho gobierno sin que se le haya hecho otra merced, y es digno
de recibir premio competente a tan grande servicio”.78
La llegada al Darién de los misioneros
capuchinos de Castilla
Los capuchinos de Castilla llegaron a Panamá en 1647 con muchas conexiones políticas. Uno de sus misioneros, Fray Francisco de Pamplona,
había sido un influyente aristócrata en España cuando se llamaba Tiburcio
de Redin. Sus contactos se extendían hasta el mismo Vaticano, a donde
fue enviado por sus compañeros misioneros para lograr una autorización
para su trabajo en el Darién. Adicionalmente, el nuevo presidente de la
Audiencia de Panamá, Juan de Bitrán, era familiar suyo y “muy devoto”
de los capuchinos.
Como he mencionado, la llegada de misioneros capuchinos de distintas provincias españolas al territorio de los Gunas se hizo por dos
lugares distintos y nos ofrecen una visión alternativa a lo que Fray Adrián
y Julián Carrisoli nos presentan en la documentación que produjeron. Así,
al llegar al área de Tarena, vía Panamá, los Capuchinos de Castilla descubrieron que sus compañeros Capuchinos Andaluces que trabajaban en
Urabá, estaban muy cerca de ellos. De esta manera, la correspondencia
de los Capuchinos de Castilla, confirma el movimiento que hicieron los
Tunucunas a la región de Urabá en esos años. Fray Antonio de Oviedo,
prefecto de la misión de los Capuchinos de Castilla en el Darién, escribía
así a su provincial:
“Holgárame darle cuenta cómo iba en Darién, así como le doy de
nuestros viajes, pero será Dios servido que antes de mucho tiempo
se le dé muy gustosa, porque todos nos dan buenas esperanzas, y
del cariño que muestran los de la provincia de Urabá, que confina
con la del Darién por la parte de Cartagena a los padres andaluces,
78
Carta al rey del presidente de Panamá, Juan de la Vega Bazán; Panamá, septiembre 11,
1645. AGI, Panamá, 65, N.14.
293
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
y más siendo un lugar de lo que tienen de gente del Darién que
se fue a vivir allá. Se puede colegir lo que harán con nosotros. Es
gente tan dispuesta y entienden, y los niños agudos según nos
dijo el P. Francisco de Vallecas que estuvo en Tucumana, que así
se llama el lugar que fundaron los del Darién, tres leguas de otro
que se llama San Sebastián, que dista seis leguas del Darién y 66
de Cartagena”.79
La carta de Fray Antonio de Oviedo también menciona el interés de los
indígenas del área de Damaquiel por tener nuevamente misioneros,
posiblemente con la intención de construir alianzas con los españoles,
por su rivalidad con los Tunucunas, quienes ahora vivían cerca de ellos.
“Sabiéndolo otro pueblo que se llama Damaquiel, de la ida de los padres a
aquellos lugares, fueron 4 hombres; el uno yerno del cacique a Cartagena
a pedir también padre. Fueron bien recibidos y vestidos del gobernador,
que era muy devoto nuestro, pero ya Dios se lo llevó y nos hallamos en su
muerte y entierro”.80
Las primeras impresiones del padre Antonio Oviedo sobre los Tunacunas fueron las siguientes:
“Viven estos indios apartados unos de otros en sus estancias,
cada uno es señor de su casa (…) Andan de ordinario totalmente
desnudos, de cuando en cuando se visten un tunicón que les cubre
todo el cuerpo hasta casi los pies es de algodón. Las mujeres
de la cintura abajo andan cubiertas (…) Son los indios de esta
provincia belicosos mucho, pero no comen carne humana como
los maritueses que están aquí cerca, cosa de 20 días de camino.
Henos recibido con cariño (…)”. 81
Con el tiempo la relación entre Carrisoli y Fray Adrián se había deteriorado.
El presidente de la Audiencia de Panamá, Juan Bitrián, le escribía al Rey
en 1650: “Hasta ahora ha sido de embarazo el haber resultado siempre
294
79
Pena González (2004: 1016). Subrayado por fuera del original. Obviamente el nombre
Tucumana es un error de Fray Antonio de Oviedo. Existe suficiente evidencia documental,
incluso del mismo misionero, de que el lugar se llamaba Tunucuna o Tunacuna.
80
Pena González (2004: 1016).
81
Pena González (2004: 1024).
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
encontrados Don Julián y Fray Adrián, doctrinero, a quien he hecho amigos,
para que en toda conformidad para que nos ayuden como lo han ofrecido”.82 Al parecer el enfrentamiento se debía a la diferencia de visiones
que cada uno tenía respecto a cómo reducir a los indígenas. Fray Adrián
se contentaba con estar entre los Gunas sin obligarlos a hacer cambios
culturales radicales. Algunos incluso lo acusaban de obtener beneficios
económicos personales al “rescatar” o intercambiar con ellos. Por su
parte, Carrisoli era partidario de una intervención más radical que los
forzara a dejar algunas de sus tradiciones.
De otro lado, el presidente Bitrián llegó a tener grandes planes para
una reubicación de los Gunas a un lugar cercano al rio Chagres y para casar
a Carrisoli con la hija del principal cacique Guna. Así escribía Bitrián al Rey:
“he hecho diligencia para que el maestre de campo Don Julián
Carrisolio de Alfaraz se casare con la hija del cacique más principal y por este camino traerlos a mayor comunicación nuestra,
que el medio más a propósito es hacerlos tratables con nosotros
como se ha comenzado, pues, dos cuñados de dicho Don Julián y
más de 20 de los principales han venido a la Ciudad de Panamá a
escoger sitio dónde poblarse entre Chagre y Pequeni, que es en
el camino de aquí a Panamá, que importara mucho a este Reino el
conseguirlo y espero tendrá efecto”. 83
Julián Carrisoli efectivamente se casó con una hija del cacique Gueteguete,
llamada Isabel, y tuvieron dos hijos, Luis y Antonio Carrisoli.84 De hecho,
en su petición a la corona para ser miembro de una de las órdenes militares, Luis Carrisoli señaló que era hijo de una india noble. Al estudiar la
petición, el Consejo de Indias señalaba:
82
Carta del presidente Juan Bitrián, agosto 21, 1650. AGI, Panamá,21, R4, N.30.
83
Carta del presidente Juan Bitrián, agosto 21, 1650. AGI, Panamá,21, R4, N.30.
84
Uno de los cuñados de Julián Carrisoli se llamaba Sebastián Carrillo, y hacia 1665 era el
cacique de Tarena, quizás en reemplazo de su padre. Sin embargo, en la documentación no
se menciona que el cacique Carrillo hubiese heredado de su padre el ser considerado un
cacique regional, lo que mostraría que por lo menos desde esa época, si no antes, dicho
título no se heredaba, sino que se accedía a él por medio de una elección entre los líderes
de distintas parcialidades Gunas.
295
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
“Por lo que mira a las mercedes de hábito, si bien no se han concedido a Indios, reservando este honor a los españoles, parece por
los papeles de este expediente que los Carrisolis, no son Indios
por la Varonía, sino que Don Luis era hijo de India noble, y que por
tal razón le tenían tan gran atención los Indios y lograba el séquito
con que pudo conseguir hacer tan particulares servicios a V.M.”.85
El levantamiento Guna de agosto de 1651
En agosto de 1651 se presentó el mayor levantamiento de los Gunas de los
últimos catorce años. Nunca desde que entraron los misioneros Dominicos, encabezados por Fray Adrián de Santo Tomás se habían presentado
unas acciones de tal magnitud. Los indígenas no solo atacaron el “Real
de Santa María de las dos bocas”, que se había instalado un año antes en
el Golfo del Bayano (San Miguel), sino que también hicieron una violenta
incursión armada hasta las cercanías de Chepo, produciendo un poco
más de cien muertes, entre españoles, esclavos negros y otros indígenas.
Según relataban años más tarde los frailes dominicos,
“Por agosto del año 1651 se alborotaron los indios de la provincia
del Darién y haciendo ostesidad [sic] a las sabanas del Capitán
Pedro de Rivera y pueblo de Chepo mataron más de cien personas,
españoles y negros, y quemaron una fragata del hospital de esta
ciudad con veinte piezas de esclavos, azotando cuatro pueblos
con sus iglesias que en la dicha provincia estaban fundados a
diligencia y solicitud de la religión de Santo Domingo”. 86
En el informe que envió la Audiencia de Panamá al Rey reportando el
levantamiento pedía que se ejecutara lo que se había ordenado hacer en
1637, antes de la intervención de los misioneros dominicos; es decir, la
conquista de los indígenas a fuerza de las armas o su misma aniquilación:
296
85
“Apuntamiento para el expediente de don Luis Carrisoli”; Madrid, 20 de diciembre, 1702.
AGI, Panamá, 181. F. 1071r-1071v.
86
Carta al Rey de varios frailes dominicos, Panamá, mayo 21, 1658. AGI, Panamá, 22, R.3,
N.11.
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
“Por agosto de este presente año, sin más motivo ni fundamento
que su mal natural se levantaron a una todos los indios de la
provincia del Darién, hallándose muy agasajados y beneficiados
de los ministros de V. Mg. en su Real nombre. Efectos propios de
su poca fe y poca seguridad por ser hijos de la traición que se ha
reconocido bastantisimamente. En la experiencia general que con
esta gente se ha tenido cuyo interés es tan grande que a fuera de
dones y dádivas aun en lo espiritual sin que presto que es a lo
principal que se atiende se pueda esperar fruto. Según su obstinación y cuan abrazado tienen lo libre y depravado de su vida a
que ayuda mucho el no gobernarse por una cabeza sola sino por
muchas parecía era líderes que no es, a menos la conveniencia para
su reducción como se ha visto. En tanto tiempo que ha que se les
predica el evangelio con el cuidado y celo que es notorio así por los
Religiosos dominicos, como por los capuchinos que desconfiados
del buen suceso han ajustado por imposible el remedio de estos
naturales y en particular el de los grandes en quien por maravilla
se imprime la buena doctrina de los Religiosos y aunque en los de
corta edad está más dispuesta la materia en creciendo siguen a
sus mayores con facilidad y la libertad de sus costumbres, cuyo
ejemplo los pervierte sin reparo, siendo después el daño mayor.
(...) Los daños que al presente han hecho son muchos así en
vidas de españoles, negros, como en haciendas y aunque se ha
querido dar a entender que el levantarse ha resultado de la infantería que se ha puesto de presidio en la provincia no es ajustado
el discurso pues era de haberse hecho por las nuevas y ciertas que
tuvieron de que el enemigo intentaba pasar al tomar de ese por
ella. Es muy preciso el que allí le haya para freno de los mismos
naturales y poderlos reducir con mayor facilidad pues no todo
lo allanan los ministros evangélicos, y tal vez el temor hace más
efecto que lo suave de la doctrina, y más con gente de la calidad
de ésta a quien el bien ni le duce [sic] ni le obliga (...) Se halla
este Cabildo obligado a representar a V. Mg, lo que por lo menos
refiere en esta carta y aplicarle con el encarcelamiento que pide la
materia y la humildad, y reverencia que debe se sirva de mandar
que la cédula despachada el año de 1637 en que V.Mj. se sirve de
ordenar que se allane y conquiste la dicha provincia a fuerza de
297
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
armas se ejecute con precisión para que de una vez se concluya
con negocio de tanta importancia”. 87
Sin embargo, la versión de los hechos de los misioneros capuchinos y
dominicos, quienes fueron testigos de excepción de lo sucedido, muestran
un escenario mucho más complejo, en donde se puede apreciar que los
motivos que habían llevado a los indígenas a alzarse fueron varios. Los
indígenas se revelaron en principio en protesta por la instalación del Real
de Santa María de las dos bocas. Sin embargo, un grupo de indígenas que
ayudaron a algunos misioneros a resguardarse en el Real fueron muertos
dentro de dicha fortaleza, después de ser engañados por los soldados,
lo que derivó en unas acciones armadas por parte de los indígenas que
llegaron hasta Chepo.
Fray Basilio de Valdenuño cuenta que tres indígenas amigos le avisaron el 18 de agosto de 1651 que era más seguro que se fuera de Paya
al pueblo de San Enrique, a cinco leguas de dicho lugar, donde había un
sacerdote dominico. Los indígenas le ayudaron a conseguir una canoa y
algunos de ellos lo acompañaron. El día 20 de agosto, Fray Basilio llegó
a San Enrique, y el dominico lo recibió con mucha alegría. Sin embargo,
cuenta Fray Basilio,
“ya que en este tiempo tenían los indios trazado su levantamiento,
por muchas causas que les dieron para ello, y entre otras solo diré
de palabra (Real, Justo Lorenzo, amenazas de capitanes y otros,
etc.) Al 18 de agosto vinieron a mi tres o cuatro indios amigos y me
dijeron que en todo caso me fuese el día siguiente al Pueblo de
San Henrique que distaba 5 leguas para estar allí más seguro en
compañía de un [ilegible]. Este día pasamos nuestras angustias
temiendo la muerte por momentos, porque todo era ver tropas
de indios armados, los que iban a acometer el Real y acabar con
él y los soldados que había. Teniéndonos a nosotros engañados
diciendo que los soldados ya estaban muertos y que iban a castigar
a los indios que lo habían hecho, y que ellos eran muy amigos
nuestros”. 88
298
87
Carta de la Audiencia de Panamá al Rey; noviembre 20 de 1651. AGI, Panamá, 31, N56.
88
“Lo sucedido desde el año de 50 en el Dariel y Gorgona hasta el de 53 en que salimos de
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
El mismo presidente de la Audiencia, don Luis Lozada de Quiñonez,
sucesor interino luego de la muerte de Bitrian, reportaba a la corona que,
“Los indios rebeldes de la provincia del Darién se alzaron en tiempo que
gobernó este reino de tierra firme Don Juan Bitrian a causa, han afirmado,
de que les puso la tierra adentro un fuerte con ciento y cincuenta soldados
de presidio que les causaban muchos daños”.89 Como vimos en detalle
en otro capítulo, los indígenas Gorgonas también se levantaron por la
instalación de un Real en sus tierras. En una de sus cartas, Lozada de
Quiñones daba a entender que los Gorgona dependían de los Darienes
o Gunas”.90
En una de las Juntas de Guerra y Hacienda organizadas por el presidente Lozada de Quiñonez, es Fray Adrián de Santo Tomas quien nos ofrece
más detalles de lo que realmente sucedió, que derivó en el levantamiento
de los Gunas. Según el misionero dominico, los indígenas,
“están sobresaltados con el accidente que sucedió en las dos bocas
en haber llamado el cabo de aquel fuerte con engaño algunos indios
del pueblo de San Jerónimo enviándoles a decir habían venido ya
los padres de San Jerónimo y de Matarranatin para ir a sus pueblos,
y que viniesen por ellos; en virtud de lo cual posponiendo todo
miedo vinieron al Real y entrando dentro sin haberles prevenido
se confesasen pues eran cristianos y sin averiguación de si eran
culpados o no y sin atender a lo que el derecho nos enseña que fides
etran horti servanda est91 los mandó a lancear inmediatamente,
como si fueran algunos puercos de monte o saínos, en presencia
de otros que estaban presos y acababan de traer los religiosos,
criados y ornamentados que estaban en los pueblos con harto
peligro. Y en pago de tan grande bien se les hizo tan notable agravio pues los tuvo condenados a muerte y ellos previniéndose para
la Gorgona”. Fray Basilio de Baldenuño, circa 1653. Documentos referentes a las misiones
de los Capuchinos en el Congo, Cumaná y en la Provincia del Darién, a mediados del siglo
XVII. Biblioteca Nacional de España. Mss/3818. Folios 82r-86v.
89
Carta al Rey del presidente de la Audiencia de Panamá, Luis Lozada de Quiñonez. Portobelo,
enero 31, 1653. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
90
Carta de don Luis Lozada Quiñonez. Panamá, diciembre 29, 1651. AGI, Panamá, 22, R.3,
N.11.
91
“Fides servanda est”, es un principio clásico del derecho que significa, “la buena fe se
debe presumir”. Sin embargo, no es claro “etran orti”.
299
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
recibirla confesándose con el padre Fray Francisco de las Canarias,
a quienes dieron sus orejuelas de plata para que les dijesen misas
por sus almas. Y aunque no hubo ejecuciones el orden fuera mejor
lo tuviese. Y no haberlos dejado huir de la prisión porque con lo
primero no hubiera quien contare a los demás el modo del engaño
con que habían muerto a los unos y la satisfacción que habían
dado a los otros por haber traído a los religiosos a salvamento”.92
Sin embargo, este levantamiento no solo se dio en el Darién, sino también
en la región de la Gorgona, como detallaremos en otro capítulo de este
trabajo. En ambos lugares el motivo fue el mismo, el establecimiento
de puestos armados. El del Real de Santa María de las Dos Bocas, en el
Darién, con ciento cincuenta soldados, y el de la Bahía del Santo Solano,
en la Gorgona. Ambos fueron ordenados por el presidente Juan de Bitrián,
y en ellos tuvieron que ver los misioneros capuchinos recién llegados
al Darién.
El presidente Bitrián había encargado a don Gonzalo de León, un
“práctico” de la región del Darién, para que evaluara la situación de la
región, incluyendo el trabajo misional de los dominicos. Don Gonzalo
de León produjo un documento visionario sobre el potencial peligro que
existía de una alianza entre indígenas y piratas para atravesar el Istmo
del Darién, lo que efectivamente sucedió veinte años después. A raíz de
su análisis el presidente Bitrián decidió enviar ciento veinte soldados
al sitio de las dos bocas, sobre el rio Tuyra o Santa María, que desde
entonces pasó a llamarse el Real de Santa María de las Dos Bocas. Un
oficial recordaba que “el pretexto principal de la fundación del Real del
Dariel fue recelar que el enemigo francés y otros no pasasen a la mar del
sur mediante el favor y amparo de los indios de la tierra”.93
El establecimiento del Real de Santa María de las Dos Bocas había
dividido las opiniones de los españoles. Algunos oficiales, como el
Capitán Pedro de Segura, no veían ningún fundamento a la creación del
Real, con el argumento de que dado que los españoles después de tantos
300
92
Intervención del misionero dominico, Fray Adrián de Santo Tomás. Panamá, 30 de diciembre,
1651. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
93
Intervención del Capitán Pedro de Segura, Junta de Guerra y Hacienda. Panamá, 30 de
diciembre, 1651. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
años de estar en contacto con los Gunas, y aunque “han sido regalados
y agasajados y beneficiados a poder de dádivas solo a fin de asegurarlos
en nuestra amistad y hacerlos fieles amigos y no se ha podido conseguir,
como lo dicen las muchas traiciones que nos han hecho. No se debe presumir que han de ser fieles al enemigo que tan de tarde en tarde llega a
sus costas”.94
Quizás en preparación del castigo que se esperaba recibieran los
indígenas, Julián Carrisoli expidió una certificación a los misioneros
Capuchinos sobre la necesidad de conquistar primero a los indígenas
para poder doctrinarlos:
“Digo yo Don Julián Carrisoli de Alfaraz, Maestre de Campo, y
gobernador de esta provincia de Dariel que por experiencia que
tengo de más de veinte y cinco años que ha estoy entre estos
indios, hallo que en trece años que ha entraron aquí los Padres
Dominicos; y los tres que ha entraron los Padres Capuchinos, aunque se han bautizado muchas almas, se están el día de hoy en sus
errores, perversas costumbres, y supersticiones como el primer
día, y aún peores. Y así juzgo y tengo por cierto no se sacará de
ellos cosa buena, pues los Padres han trabajado lo que han podido
y no serán buenos cristianos, mientras con violencia y poder no
fueren conquistados, y sacados de sus tierras para otras donde
estén sujetos. Y ahora últimamente he descubierto cómo algunos
de ellos intentan quitarnos las vidas a los Padres y a mí para vivir
con más libertad, y por ser esto así verdad lo firmo de mi nombre.
A los 18 de octubre del año 1650”.95
A pesar de que la Audiencia de Panamá estaba decidida a reprimir por la
fuerza el levantamiento, hasta el punto de eliminar completamente a los
Gunas, una serie de tragedias limitaron la realización de una campaña
militar. En efecto, Panamá fue víctima de una peste, que cobró la vida
de muchas personas, incluyendo la del presidente de la Audiencia, don
94
Intervención del Capitán Pedro de Segura, Junta de Guerra y Hacienda. Panamá, 30 de
diciembre, 1651. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
95
Documentos referentes a las misiones de los Capuchinos en el Congo, Cumaná y en la
Provincia del Darién, a mediados del siglo XVII. Biblioteca Nacional de España. Mss/3818.
Folio 88r.
301
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Juan de Bitrián. De esta manera, a los pocos meses del levantamiento,
los Gunas dieron señales de querer una solución negociada, el nuevo
presidente interino de la Audiencia Luis de Lozada Quiñonez, quien era
el oidor más antiguo, aceptó de manera entusiasta.
Sin embargo, Lozada de Quiñonez no quería tomar la decisión por
sí solo, así que organizó un proceso amplio de consulta, que incluyó la
realización de por lo menos tres juntas de Hacienda y de Guerra. Lozada
Quiñones propuso los siguientes puntos centrales para discutir en las juntas. En primer lugar, determinar lo que se necesitaba para salir a castigar
a los indígenas del Darién. Segundo, decidir si ese gasto debía salir de la
Real Hacienda. Tercero, si había alguna otra alternativa menos costosa,
como entrar a castigar a los indígenas. Cuarto, si convenía dejar el real
del Darién donde estaba ubicado o mudarlo a un sitio más apropiado.
Quinto, “si conviene conservar la gente enviada a la gorgona a costa de
su majestad siendo aquel territorio de otra provincia y no perteneciente a
este distrito”. Sexto, “si conviene admitir los tratos de paz que Don Julian
Carrisoli propone por los indios del Dariel”.
El presidente encargado presentó a la junta un estimado de lo que se
necesitaría para una campaña militar: seiscientos hombres españoles,
mulatos y negros, trescientos de ellos con arcabuces. Adicionalmente se
necesitaban seiscientos indígenas entre cargueros y otros “para ir sueltos”. Dado que era evidente la imposibilidad económica de emprender
una campaña militar de esa envergadura, la discusión se centró en buscar
alternativas de castigo menos onerosas. El Capitán Luis de Guzmán era
partidario de “enviar este año algún trozo de gente a inquietar y mover
a estos indios”, con el objetivo de “no dejarlos coger las cosechas para
obligarlos el año que bien a padecer necesidad”. Sin embargo, él mismo
concluía que ya era muy tarde porque las cosechas, “hace más de un mes
que las han cogido”.96
Entre los asistentes a dicha junta también estaba Fray Adrián de Santo
Tomás, quien hizo un profundo análisis de la situación y de las opciones.
En su opinión, hacerles la guerra a los Gunas sería muy costoso y difícil,
por dos razones principales. La primera, por su dispersión territorial:
96
302
Inter vención del Capitán Luis de Guzmán, Junta de Guerra y Hacienda. Panamá, 30 de
diciembre, 1651. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
“estos naturales no viven en pueblos ni juntos sino apartados
unos de otros sin tener asiento siendo donde asistir. Antes, como
alarbes,97 mudan a cada paso los ranchos y como tienen poca ropa
se pasan de una parte a otra con facilidad. Y el día de hoy con el
temor de la guerra se habían metido en arcabucos muy escondidos donde comiendo raíces y frutas de monte se pasaran todo el
tiempo que quisiesen, como lo saben hacer aun sin necesidad. Yo
sé será muy dificultoso el hallarles para castigarlos, que es el fin
que se pretende.
Y así mismo no tienen impedimento ninguno para irse retirando
cada día más la tierra adentro porque tienen muchas leguas desocupadas para poderlo hacer sin que ningún enemigo se lo impida
porque desde el Dariel hasta Pasto y Popayán han consumido y
muerto muchas naciones de indios como se ve por los muchos
esclavos que tienen de diversas naciones”.98
Una segunda razón que daba Fray Adrián se refería a la estrategia de guerra de los Gunas, de no pelear de frente contra un ejército, sino el hacer
una multitud de pequeñas acciones contra ellos. Sin embargo, como era
costumbre entre los españoles, dicho accionar de los indígenas en lugar
de ser interpretado como una estrategia de guerra bastante efectiva,
era presentado como una muestra de su cobardía. Así decía Fray Adrián:
“Y así mismo estos indios aunque de suyo son algunos altivos y
soberbios, son muy cobardes y así no acometerán ni acometen cara
a cara porque saben un español solo es suficiente para tenerse
con veinte de ellos (...) lo que juzgo de que no pelearán los indios
con nuestro ejército sino muy a su salud porque todos los que se
pueden juntar a pelear no pasan de mil y seiscientos hombres
en toda la provincia, número pequeño para acometer a nuestros
españoles pero muy grande para correr nuestras tierras y hacernos
mil invasiones”.99
97
Árabes.
98
Intervención del misionero dominico, Fray Adrián de Santo Tomás. Panamá, 30 de diciembre,
1651. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
99
Intervención del misionero dominico, Fray Adrián de Santo Tomás. Panamá, 30 de diciembre,
1651. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
303
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Sin embargo, Fray Adrián consideraba muy importante castigarlos,
porque de lo contrario,
“viendo los dichos indios libres sus tierras y que se quedan sin
castigo han de estar muy soberbios y orgullosos. Y en escuadras
de cuarenta y cincuenta y más han de salir a saltear a los caminos
y ventas de Puertovelo y no han de dejar trapiche ni hato que no
roben y destruyan”.100
Para Fray Adrián era muy importante que los indígenas siempre temieran
a los españoles, por lo que era importante tener estrategias defensivas.
Por eso enfatizaba que, “será necesario tenerlos siempre en temor para
que no se desmanden o si será necesario hacer la conquista. Y si conviniese
hacerla es necesario dejar guarnición de soldados en Chepo y en otras
partes de esos caminos donde puedan hacer mal”.101
Finalmente, Fray Adrián proponía una medida intermedia entre la guerra total y el no salir a castigarlos. La propuesta era el realizar un castigo
selectivo de los culpables del levantamiento, dirigido especialmente a los
indígenas de San Jerónimo y Mataranati que fueron los agresores, y no a
los que no participaron, ni a algunos que protegieron a los misioneros y
a Julián Carrisoli. Así explicaba su propuesta:
“Que es que ni todo fuere paz ni todo guerra, sino tomar un poco
de uno y otro poco de otro haciendo por ahora un ejército mediano
y moderado de gente vaquiana y montaraz de la gobernación y
tierra firme con el cual podrá un cabo diligente, experimentado y
que corriese toda la tierra de San Jerónimo y Mataranatin entrando
por las sabanas y que a todos los indios que hallasen ser culpados
por la inteligencia del [ilegible] que lo averiguase, haciéndolos
sabedores de su delito, los castigasen ejemplarmente en presencia
de los que no fuesen culpables, sin agraviar a las criaturas e inocentes que todas las más son cristianas que viendo este ejemplar
y nuestra justificación no dudo sino que los demás indios de San
304
100
Intervención del misionero dominico, Fray Adrián de Santo Tomás. Panamá, 30 de diciembre,
1651. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
101
Intervención del misionero dominico, Fray Adrián de Santo Tomás. Panamá, 30 de diciembre,
1651. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
Enrique y de los demás pueblos temen y se inclinen a pedir la paz
con toda humildad porque siempre éstos se han descargado y han
echado la culpa a los de San Jerónimo y Mataranatin y en prueba
de ésto ampararon a los sacerdotes y los trajeron a las dos bocas
y a cinco negras y criaturas y todos los ornamentos de las iglesias,
y defendieron al Maestro de Campo Don Julián y a su gente que
quedó en Tarena y a los que vinieron con él”.102
En la primera junta que se realizó, don Luis Lozada Quiñonez dio cuenta
de una carta recibida de Fray Martín de Valencia, quien en ese momento
era capellán del Real de Santa María, “en que avisa que los indios del pueblo de San Enrique piden que no se entienda con ellos la guerra, respecto
de que dicen han sido y son nuestros amigos y que no se hallaron en los
tumultos pasados y alevosías que hicieron los del pueblo de Matanarati
y sus coligados y ofrecen asistirnos contra ellos”.103
En un detallado relato, Fray Martín de Valencia cuenta los pormenores de sus gestiones para contactar a los Gunas y llegar a una posible
capitulación. Según el religioso, él envió cartas a seis principales de la
provincia del Darién para proponerles una reunión en el Real de Santa
María de las dos Bocas, y les señaló un plazo para que decidieran venir
de paz, o de lo contrario el presidente enviaría soldados a combatirlos. El
día que se cumplió el plazo llegó al Real un indio con una bandera de paz,
quien informó que el Capitán Cortés y los principales que había enviado
llamar venían a hablar, pero que saliese al rio porque en el Real no estarían
seguros de los soldados. El gobernador Loayza inicialmente se opuso a
la idea de autorizar a Fray Martin a salir en una canoa a encontrarse con
los indígenas. Al final accedió si lo acompañaban seis soldados. Al poco
tiempo llegó el Capitán Cortés y los otros principales que el religioso
había mandado llamar, todos desarmados.
“y llegando a mi hincaron las rodillas en tierra y me entregaron
cada cual su carta. Yo los recibí en mis brazos y puesto en pie
sobre la canoa con una imagen de cristo crucificado en la mano
102
Intervención del misionero dominico, Fray Adrián de Santo Tomás. Panamá, 30 de diciembre,
1651. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
103
Intervención del oidor más antiguo de la Audiencia de Panamá, Luis Lozada Quiñonez, en
junta de guerra. Panamá, marzo 12, 1652. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
305
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
les reprehendí con severidad su delito y se lo acriminé y les di a
entender la ofensa que habían hecho a Dios y al Rey Nuestro Señor
(...) y que yo por haberlos criado y quererlos mucho por haberlos
hecho cristianos me había adelantado por hablarles y saber si
querían sujetarla a la obediencia de su majestad y conservar perpetuamente paz con todos los españoles y cristianos, y que si así
lo prometieran y obligaran a guardarla y cumplir todo lo que se les
ordenare en nombre de su majestad yo rogaria al señor presidente
de Panamá los admitiese y perdonase, y que si no querían sujetarse
ni ser buenos cristianos volvería a Panamá y los soldados luego
que yo llegare y dijese que eran proterios104 y que perseveraban en
su error entrarían a castigarlos por mar y tierra, y que a todos les
quitarían las vidas a fuego y sangre, que Dios así lo quería resuelto.
De esta plática que comenzaron todos a clamorear diciendo
que ni los dejase ni fuese a Panamá, que ellos eran cristianos y que
no habían muerto a ningún cristiano, y que querían tener paz con
los españoles y que la guardarían y sustentarían perpetuamente,
que obedecían a su majestad y le conocían por grande señor
muy valiente y poderoso, y que en señal de la paz se recogerían
todos y volverían a poblarse, y que a vista de todo esto al señor
Presidente y lo desenojare y a todos los españoles, que entrasen
luego a poblarlos y gobernarlos que todos harían mi gusto porque
conocían mi buen corazón y que les quería bien pues les había
hablado tan claro. Nómbreles por cacique al capitán Cortés porque
siempre este indio se mostró por los cristianos y fue el primero que
ofreció la paz y convocó a todos los que viajaron con él para que
la diesen y guardaren con los españoles. Hice a todos los indios
le obedecieran y reconocieran por cacique y que así lo diesen a
entender a todos los de la provincia.
Embarqué a Cortés en mi canoa y a otros tres principales y
trájelos al Real para que hablasen al gobernador, a los demás
indios hice se quedasen en el puesto de la barranca donde habían
aparecido hasta tanto que el Cacique Cortés volviese y que las
104
306
Quizás se refiere a Proterios de Alejandría, un obispo que en el primer milenio de la cristiandad fue el centro de una fuerte división entre grupos cristianos, y a quien uno de los
bandos acusaba de no reconocer sus errores.
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
canoas se quedasen con ellos y así lo hicieron. Llegué a este Real
con los cuatro que hablaron con el gobernador y se ratificaron en
la paz y obediencia que prometieron en el rio y que la guardarían
y cumplirían; pidieron licencia para que llegasen a este Real tres
canoas que trajeron de frutos de la tierra para el refresco de los
soldados y el gobernador se lo concedió. Llevelos a la iglesia de
este Real con la infantería e hicimos oración dando gracias a nuestro señor por haber vuelto estas ovejas a su rebaño y pedimos su
perseverancia. Díjeles que hablasen con Dios con todo su corazón
y le pidiesen perdón de sus muchos pecados porque lo tenían muy
enojado que se humillaran y echaran por tierra. Al punto se postraron los cuatro y unieron la boca con la tierra en tanto que les
acabé de platicar. Y después les hice alzar y les puse ceniza en la
frente y les llevé algunos del gobernador. Y habiéndoles oído les
dijo avisaría al señor Presidente y que en el entretanto se volviesen
a sus casas y se quedasen. Yo les dije hablasen a los dos los de la
provincia, se recogiesen a sus pueblos, sembrasen sus rozas de
maíz que yo iría con sacerdotes a doctrinarlos con la respuesta y
orden del señor presidente a quien escribiría en la razón de la paz.
Después han venido en diferentes tiempos tres canoas con
refresco de frutas y a saber si había venido barco de Panamá y la
respuesta de Vmd. hemos sabido que está recibida en los pueblos de San Enrique, Taparisa y Paya por bien de la paz (...) Hoy
sábado veinte y tres del corriente llegó a este Real el gobernador
Luis Gutiérrez de Rivera con orden de VMd, para admitir la paz
que esta provincia ha ofrecido (...) pues no era justo señor que
por sesenta indios bárbaros que alzaron la paz perecieren más
de ocho mil almas que podrían ser vueltas a la paz y obediencia
(...) Habiéndolo hecho y asentado todo volveré con orden de VMd.
con ellos a la provincia a poblarlos y agasajarlos para lo cual será
necesario que VMd. mande se me socorra luego en este barco con
hachas, machetes, cuchillos y unas azadas y unas chaquiras para
la redificación de los pueblos que espero en nuestro señor tenerlos
poblados dentro de cuatro meses y será necesario que VMd. pida al
307
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
padre vicario provincial me envíe tres religiosos para los pueblos
y que quede uno en este Real por falta que yo puedo hacer”.105
El papel protagónico que logró Fray Martín de Valencia se hizo evidente
cuando el presidente de la Audiencia envió a la región al gobernador
del Darién, Luis Gutiérrez de Rivera, en compañía de Julián Carrisoli y el
Capuchino Basilio de Valdenuño a negociar y firmar las capitulaciones.
El presidente ordenó al gobernador, “que luego que llegue al dicho Real
de Santa María comunique al Padre Predicador Fray Martin de Valencia
por el buen celo que se ha reconocido en su paternidad del servicio de
Dios y del Rey nuestro señor para el mejor acierto en los dichos de la paz
y lo demás que le parezca conviene y en todo se informe e instruya del
dicho padre”.106
La orden del presidente Lozada Quiñonez deja claro que Julián Carrisoli había pasado a un rol secundario, aunque estaba lejos de no ser
considerado útil. Por esta razón al gobernador Luis Gutiérrez de Rivera
le ordenan, “que lleve en su compañía al Maestre de Campo Don Julián
Carrisoli, el cual asista al dicho gobernador y este a sus órdenes sin exceder
de ellas en manera alguna”.107 Es más, el presidente aceptó incluso que
como parte de la negociación Julián Carrisoli saliera de la región, como
al parecer pedían algunos indígenas:
“Llevan a V.P harina, aunque mala porque no la hay buena, vino y
cera, y no llevan hachas, machetes, ni chaquiras porque no parece
conveniente por ahora regalar a esos bárbaros que debían venir
ofreciendo muchos tributos porque se le admitiesen los medios
de paz que han ofrecido (...) Y tenga P.P. [Padre Predicador] entendido que en todo procurare servirle y conformarme con su parecer,
como ahora lo hago en cuanto a que se retire y venga don Julián
Carrisoli”.108
105
308
Carta de Fray Martín de Valencia, a don Luis de Losada Quiñonez, presidente de la Real
Audiencia de Panamá. Real de Santa María, marzo 23, 1652. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
106
AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
107
Auto del presidente de Panamá Don Luis Lozada Quiñonez. Panamá, mayo 5, 1652. AGI,
Panamá, 22, R.3, N.11.
108
Carta del presidente Luis Lozada de Quiñonez a Fray Martin de Valencia. Panamá, abril 13
de 1652. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
La preminencia que tuvo Fray Martin de Valencia para solucionar una
de las peores crisis en la región develó el mito que se había construido
alrededor de la figura de Fray Adrián de Santo Tomás y de don Julián
Carrisoli como los únicos conocedores del Darién y de sus indígenas, y
con ello se puso fin a todo un ciclo en la región.
El gobernador Luis Gutiérrez de Linera reportaba al presidente de la
Audiencia al día siguiente de su llegada, el 24 de mayo de 1652, lo que
encontró en el Real de Santa María:
“Señor llegué a este Real a las cinco de la mañana veinte y tres del
corriente y hallé al Cacique Cortés con dos hijos suyos (...), el cual
está muy en las paces y bien en todo lo que se le propone. El padre
predicador se determina a subir arriba y el Maestre de Campo Don
Julián y que le aguarde veinte días mientras comunica en Taparisa
y en Tarena las paces y él quedó en rehenes para asegurarlos. Todo
lo pone muy fácil, no le faltare a la asistencia aunque se tarden
muchos meses para lo cual me pidió cuatro naturales y un soldado
español que sirve de interprete. Para lo cual hice juntar al gobernador Nicolas de Loayza y a los soldados más expertos y les propuse
lo que pedía el padre y las dificultades que se ofrecían no dejando
rehenes y arriesgándose los referidos parecióles a todos bien”.109
En otra carta al presidente de Panamá, el Gobernador Gutiérrez señala:
“Van en esta ocasión cuatro caciques los más principales y llevan
por rehenes que han de quedar allá a sus mismos hijos. VMd. se
sirva de mandar se les agasaje todo lo posible y que se les honre
porque yo me quedo despachando a la gorgona a retirar la gente
de aquel real en conformidad de su orden de Vmd para que se
ahorre a su majestad lo mucho que allí se gasta inútilmente”.110
Julián Carrisoli también le reportaba al presidente de Panamá el éxito del
viaje que hizo con Fray Mártir de Valencia a los pueblos Gunas a explicar
109
Carta del gobernador Luis Gutiérrez de Rivera al presidente de la Audiencia de Panamá.
Marzo 24 de 1652. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
110
Carta del gobernador Luis Gutiérrez de Rivera al presidente de la Audiencia de Panamá.
Abril 18 de 1652. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
309
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
las capitulaciones. Según Carrisoli, “hallamos todos los pueblos desbaratados que es menester edificarlos de nuevo”.111 Igualmente, recibieron
los poblados que tenían los Capuchinos quienes decidieron retirarse e
irse a buscar suerte en la región de la Gorgona. Durante el viaje, Carrisoli
pudo convencer a Fray Martin de la importancia de sus servicios. Carrisoli
agregó:
“bajaron en nuestra compañía el Cacique Cortés y el Cacique Don
Enrique y otros caciques principales (...) también llevaron en su
compañía cuatro hijos de los que fueron para que se queden en esa
ciudad y que vean sus padres como los visten y el agasajo que se
le hace para se animen otros a enviar sus hijos a esa ciudad para
que los enseñen y agasajen. Y en cuanto a lo de esta parcialidad
de Mataranati y San Jerónimo despachamos unos embajadores y
hasta ahora no han bajado con la respuesta con que en esta ocasión
no puedo avisar en el estado que queda eso. El muy Reverendo
Padre predicador general Fray Martin de Valencia en la junta que
hicimos en el pueblo de Taparisa les ofreció en nombre de VMd.
de traerles todos los indios prisioneros que estaban en esa ciudad
entregando ellos primero todos los cautivos cristianos que tenían
acá y ellos anduvieron puntuales que entregaron sin los que van
remitidos fuera de dos mis esclavos y que se han mostrado ser
amigos para siempre y que están deseosos de ver a sus parientes
cautivos VMd, se sirva de remitirlos para su consuelo”.112
Los acuerdos de paz de mayo de 1652113
Gracias a la mediación de Fray Martín de Valencia, el 15 de abril de 1652
se negociaron y firmaron las “capitulaciones”, “ordenanzas” y “aranceles” con la mayoría de los indígenas Gunas. Sin embargo, los indígenas
firmantes dejaron claro que el acuerdo no cubría a los de Mataranati,
310
111
Carta de Julián Carrisoli de Alfares al presidente de la Audiencia de Panamá. Abril 18 de
1652. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
112
Carta de Julián Carrisoli de Alfares al presidente de la Audiencia de Panamá. Abril 18 de
1652. AGI, Panamá,22, R.3, N.11.
113
Si no se indica una fuente distinta, las citas de esta sección provienen de las Capitulaciones con los indios de la Provincia del Darién. Real de Santa María de las Dos Bocas, abril
15, 1652. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
“por no haber habido lugar de haber ido a Mataranatin donde fue
el levantamiento no ofrecen la paz por no habérsela comunicado
y que en saliendo de aquí se ofrecen a ir a tratarles la paz y que
no viniendo en ella les harán dejar la provincia o los prenderán y
los llevarán a Panamá para que el señor Presidente haga lo que
más convenga”.
Este es uno de los primeros acuerdos escritos celebrados entre la corona
española y un grupo indígena. El primero que se tiene noticia es con los
Mapuches de Chile, en 1641.114 Las dos peticiones principales de los
Gunas eran que se demoliera el Real de Santa María de las dos Bocas y
que saliera la infantería española de la región, a lo cual aceptó el gobernador, quien consideró que tenía un poder general para ello de parte
del presidente de la Audiencia de Panamá. Las peticiones de los Gunas
quedaron plasmadas en la capitulación de esta manera:
“pedían se demoliera el Real y se llevara la infantería a la ciudad
de Panamá porque para defender esto del flamenco [Holandés] u
otra cualquiera nación ellos lo harían como leales vasallos y que
si por fuerza de armas los vencieran avisaran luego al instante al
señor Presidente para que le enviara gente para que les ayudaran
a rechazar a el enemigo y que haciendo esto estaba la provincia
de paz, quieta y pacífica y obedecerían todas las capitulaciones,
ordenanzas y aranceles que se les impusieran”.
En contraprestación, para que los españoles aceptaran dicha petición,
los indígenas tuvieron que aceptar una larga lista de peticiones de las
autoridades españolas, que pueden resumirse en diez temas distintos:
–
114
Primero, la aceptación de una nueva estructura de autoridad,
donde estaba primero la autoridad española sobre la de los
caciques: “Han de estar a las órdenes del gobernador y capitán
general de la ciudad de Panamá y la que se le fuere dada por su
gobernador, cacique y demás ministros de justicia y guerra”.
Weber, 2005:208.
311
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
–
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–
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–
–
–
312
Igualmente, el castigo de los delitos deberá seguir lo que, “es
usanza en los demás pueblos de su Majestad”.
Segundo, una aceptación a reducirse y formar pueblos siguiendo
las instrucciones dadas y sin excepciones a las mismas. Igualmente, que todos los domingos y días de fiesta debían acudir al
pueblo para ir a misa y a la doctrina. Igualmente, los que hayan
de venir a poblarse deberán, “asistir a hacer la iglesia, casa del
padre, y del común, y la del gobernador”, sin exigir ningún tipo
de pago por dicho trabajo. Igualmente se estipula que el primer
pueblo que se poblara se llamaría “San Luis de la Cruz de Rivera
y se haya de hacer fiesta cada un año con toda solemnidad”.
Tercero, la obligación de rechazar a los ingleses. Si el inglés aparece en sus costas, “no les hayan de recibir, no dejar desembarcar,
ni puedan tratar ni contratar ninguna persona que lo hiciere le
hayan de ahorcar por traidor (...) y los gobernadores, caciques y
demás ministros que esto no ejecutaren hayan de ser privados de
los oficios y desterrados de la provincia”.
Cuarto, la aceptación de una garantía personal del acuerdo, “en
el caso que esto llegue a tener buen efecto para su conservación
hayan de estar en la ciudad de Panamá por rehenes algunos hijos
de los indios más principales para la seguridad de las personas
que les gobernaren y enseñaren la fe católica”. En principio se
acordó que fueran diez personas, pero la cantidad definitiva se
dejó a futura decisión del presidente de la Audiencia.
Quinto, la estipulación que los gobernadores, caciques ni demás
ministros, no podrán admitir que ningún indígena alegue que los
acuerdos no lo cubren a él por no haber asistido a las capitulaciones.
Sexto, la obligación que tienen los indígenas de comerciar con
todo tipo de gentes en la provincia del Darién, “sin que se les haga
daño ninguno, antes se les hará mucho agasajo y buen pasaje”.
Séptimo, el pago de tributos a la corona y a la iglesia. Todas las
personas entre los dieciocho y los cincuenta años debían pagar
como tributo al rey una fanegada de maíz, o su valor equivalente,
al año. A la iglesia se debían pagar anualmente “los diezmos y
primicias de todos los frutos de la tierra”.
Octavo, la estipulación de que se les pagaría por sus servicios en
caso de guerra, cuando sean llamados a ella, ya sea en fábricas
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
–
–
o “demás ejercicios de la guerra”. Se estipula que no se les dará
más sueldo ni interés del que se paga a los indígenas de Penonome y Capira. Igualmente, que el sueldo se comenzará a contar
“desde el día que salieren de las dos bocas hasta el día que se les
rematase y pagase en tabla y mano”. Finalmente, se agrega que si
al servicio que se pide de ellos tienen que ir por tierra, no se les
pagará más sueldos que el anteriormente señalado. Igualmente,
se estipula que los indígenas deberán de pagar fletes en la carga
de los barcos como los demás vasallos.
Noveno, el establecimiento de unas restricciones a dos prácticas
culturales. Una de ellas está relacionada con las ceremonias de
entierro: “Que se les ha de quitar que cuando uno muera no han
de hacer los ritos y ceremonias que hacen matando a los esclavos y animales que tienen para enterrarlos con los demás bienes
que poseen sino que los hayan de poseer sus hijos, herederos, o
a quien les viniere y hacer bien por sus almas”. La otra práctica
cultural era la aparente falta de una estructura jerárquica al interior de la familia, por lo que se manda al gobernador, caciques
y demás ministros a que vigilen mucho, “que los hijos hayan de
estar obedientes a sus padres porque está muy desordenado el
ejecutar los hijos contra los padres”.
Décimo, los castigos que impondrían a los que se levanten, a los
que delinquen e intenten alborotar la provincia. Los que se levanten, así sea por primera vez, “no se les ha de admitir disculpa ni
hacer paces si no los que cogiesen hayan de vender por esclavos
y los que se resistiesen se hayan de matar y seguir hasta asolar la
provincia a satisfacción del capitán general”. A los que delinquían
e intentaran alborotar la provincia, los castigos consistían en
destierro a Panamá, los azotes y cualquier otro castigo, incluida
la horca.
En cuanto a las ordenanzas estipuladas en el acuerdo, fueron ocho, que
pueden resumirse en estos seis asuntos principales:
–
Primero, las autoridades que habrían de nombrarse en cada pueblo: dos alcaldes ordinarios, un procurador general, regidores
313
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
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–
–
(“para que hagan cumplir las ordenanzas, y aranceles”), alguaciles
(“para la asistencia del gobernador y demás ministros de justicia”),
fiscales (“para que acudan en casa del cura para el hacer acudir
a la doctrina, misa y limpieza de la iglesia, y los demás que se
ofreciere en estos casos”).
Segundo, las personas que habrían de prestar servicios domésticos al religioso que asistiere en los pueblos.
Tercero, para el control de armas en los pueblos se establecía,
“Que no hayan de andar en el pueblo ni entrar en la iglesia con
lanza, ni demás armas ni en otra cosa ninguna, pena que los
alcaldes y demás ministros se los puedan quitar”.
Cuarto, las obligaciones en materia religiosa que se esperaban
de los indígenas reducidos: “Que el cacique y demás ministros
hayan de hacer acudir a misa y doctrina los domingos y fiestas
y el que faltare los justicias hayan de saber cuáles para hacerles
acudir, y no queriéndolo hacer los traigan presos”.
Quinto, el control a los movimientos de los indígenas en los pueblos, y publicidad en la realización de festejos: “Que el cacique y
alcaldes hayan de hacer saber al gobernador y cura de cualquiera
indio que salga del pueblo para que sepa donde han ido y cuando
han de volver”. En relación a los festejos, “Que cualquiera vez que
hayan de tener cualquier festejo con sus venidas hayan de avisar
a sus superiores para que sepan el día que se hacen para hacer
acudir a que no tengan disgusto ninguno”.
Sexto, los controles que se establecían a los curas en su relación
con los indígenas. “Que los curas no puedan tratar ni contratar en
género ninguno sino fuere en lo que necesitaren para su comida,
lo cual han de comprar con Reales y no con otra cosa y si les faltare
algo avisaran al gobernador y demás ministros para que le hagan
traer de lo que necesitaren”.
Las capitulaciones, ordenanzas y aranceles se acordaron en el Real de
Santa María, y luego una delegación de caciques y “curacas” fueron a
Panamá para ratificarla en la Real Audiencia. Uno de los documentos
menciona a los indígenas presentes en tan importante ceremonia. Resalta
que don Enrique Enríquez, cacique de toda la provincia, se menciona como
uno más de los que ofrecieron la paz, junto a otros caciques locales, y
314
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
quien también asistió a la ceremonia. Esta es la última referencia que
tenemos de dicho cacique, de tal manera que se puede asegurar que el
cacique Gueteguete fue el líder regional de los Gunas por lo menos entre
1636, cuando apareció Julián Carrisoli, y 1652 cuando se acordaron las
capitulaciones. Así dice el documento referido:
“se mandó al dicho interprete preguntarle a los dichos caciques
quiénes eran los que en nombre de la provincia habían ofrecido
la paz y habiéndolo preguntado en lengua respondieron que los
siguientes: el cacique Juan Cortés de Taparisa, el teniente Alonso
Ronquillo de Taparisa, el maestro de campo Andrés de Hermosillo
de Taparisa, el Teniente Yanoro Cua de Taparisa, el capitán Pablos
de Cupe, el cacique Don Enrique Enríquez, el cacique de toda la
provincia, el cacique de Paya llamado Francisco, el sargento mayor
Alonso de Taparisa, el capitán Lorenço de Taparisa, el capitán
Francisco de Taparisa, el capitán Saguti de Taparisa, el capitán Esapatanequa de Taparisa, dos hermanos del cacique Cortés, ambos
llamados Pedro de Paya, el alcalde de Paya yerno del cacique de
Paya que se llama Cacoria”.115
Por el lado español, asistieron “el gobernador Luis Gutiérrez de Rivera (...)
el padre predicador general Fray Martin de Valencia de orden de predicadores, y el padre Fray Basilio de Valdenuño, capuchino y el gobernador don
Nicolas de Loayza, y el Maestro de Campo Don Julián Carrisolio de Alfaraz,
y el sargento Nicolas Gómez Carrasco, y el cabo de escuadra Fructuosso
de Acuña, y el cabo de escuadra Francisco Martin, y Andrés Serrano que
hace oficio de escribano”.116
El presidente de Panamá relataba y celebraba así lo que siguió después de firmadas las capitulaciones:
“vinieron con el mismo Fray Martin de Valencia a Panamá los indios
caciques más principales a traer sus hijos en rehenes y a darme
a mí personalmente la obediencia en nombre de V. Majestad, y
ratificar las capitulaciones echas y yo les recibí con todo agasajo
115
Panamá, mayo 4, 1652. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
116
Panamá, mayo 4, 1652. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
315
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
y juntamente los rehenes y los envié agradecidos y hoy está toda
paz y tranquilidad y este reino muy fuera de los temores y recelos
que antes padecía (...) y con tanto ahorro de tanta suma de pesos
como se gastaban en estos presidios que excedía de noventa mil
pesos cada año”.117
Tabla 1. Cuencas y provincias Gunas donde dominicos y
capuchinos desarrollaron su trabajo misional (1638-1650)
Cuenca del rio Tuyra
316
Cuenca del
rio Yavissa (al
parecer el actual
Chucunaque)
Rios del cerro
Tacaracuna, y vertiente
de la mar del norte y sur
Nombre de la
provincia(s)
Pucro
Sate (Sato)
Tunucuna (Tunacuna)
Ríos y quebradas con
asentamientos
Gunas dentro
de la cuenca
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
1. Mirasate
2. Yavi
3. Tuquesa
(Yuqueza)
4. Quirloquia
5. Tupisa
6. Porcu (Purco)
7. Tesca
1.
2.
3.
4.
5.
Poblados fundados por Fray
Adrián de Santo
Tomás-Julián
Carrisoli
1. San Enrique de Pinogana
(marzo 10, 1638), ubicado
a una legua del rio
Capetí. Requejo Salcedo
menciona en 1640 que
estaba localizado “en las
vegas del rio Aliva”118 .
También menciona que
“lo pasaron más cerca de
Panamá, donde mejor se
pudiesen comunicar con
nosotros”.119 Sin embargo,
para 1643 ya se había
trasladado a la vega del
rio Capetí.
2. San Sebastián de Capetín
(junio 26, 1643), sobre el
1. San Jerónimo
de Yavissa
(septiembre
7, 1638).
Requejo Salcedo lo llama
“San Jerónimo
de Porcu”120 ,
quizás porque
se había
trasladado a
dicho rio.
1. San Andrés de
Cuqué (mayo 18,
1641), distante cuatro días de camino
de San Enrique y
San Jerónimo. Sin
embargo, pocos
meses después se
despobló por orden
del presidente de
Panamá, Iñigo de
Mota, quien ordenó
pasarlo cerca a la
mar del norte. En
1642 provisionalmente se asentó en
el sitio de Tarena
Cupe
Cue
Pucro
Toroquí
Capetí
Aruga
Aserpeya (Satepaye)/
Paya
Tacaracuna
Uru Urucuna
Gueracuna
Taparisa
Cuque
117
Carta al Rey del Presidente de la Audiencia de Panamá, Luis Lozada de Quiñonez. Portobelo,
enero 31, 1653. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
118
Requejo Salcedo (1908: 116).
119
Requejo Salcedo 1908: 124).
120
Requejo Salcedo (1908: 12).
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
Cuenca del rio Tuyra
rio Capetí, a dos leguas
de San Enrique, en la provincia de los Tilacunas.
Allí asentó a un pequeño
grupo de indígenas llamados peyorativamente
Páparos.
Poblados
fundados por
los misioneros
capuchinos de
Castilla
1. Paya (Paye) (1649)
Cuenca del
rio Yavissa (al
parecer el actual
Chucunaque)
Rios del cerro
Tacaracuna, y vertiente
de la mar del norte y sur
por poco tiempo,
pero nunca se autorizó su fundación.
2. San Juan de la Vega
de Tacaracuna (septiembre 2, 1643).
1. San Buenaventura
de Tarena (1649)
2. Nuestra señora de
Taparisa (1649)
Renacimiento y ocaso definitivo de las misiones dominicas
Después de las capitulaciones, los padres dominicos reconstruyeron los
tres poblados destruidos y fundaron uno nuevo. Para 1658 los religiosos
estaban asignados de esta manera: Fray Pedro Palomino en San Enrique,
Fray Sebastián Crespillo121 en San Jerónimo, Fray Alonso de Sandoval en
San Juan, y el Padre Diego García en Santa Cruz de la Paz. Para dicho
año, el presidente de la Audiencia de Panamá, Pedro Carrillo de Guzmán,
reportaba que la reducción a cargo de los religiosos dominicos avanzaba
sin problemas: “si antes del alzamiento tenían tres pueblos fundados y
reducidos hoy tienen cuatro, y ha sido esta segunda reducción casi milagrosa y de tan poco costo a la Real hacienda de V.M. que solo tiene cada
cura de estos cuatro pueblos trescientos pesos designado”.122
Ese mismo año, los frailes dominicos reportaban que el presidente
Don Pedro Carrillo de Guzmán, “ha puesto todos los medios necesarios
para que se reedifiquen los dichos cuatro pueblos y con su ayuda se han
reedificado con templos muy decentes y se ha conseguido la paz y tranquilidad necesarias para ir instruyendo aquella gente en servir de Dios
121
Fray Sebastián Crespillo había aprendido la lengua de los Gunas, y al parecer había escrito
un libro de catecismo en dicha lengua.
122
Carta al Rey del Presidente de la Audiencia de Panamá, Pedro Carrillo de Guzmán. Panamá,
mayo 27, 1658. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
317
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
y de VM”.123 Un testigo afirmaba “que habrán ocho o diez mil almas en
dichos pueblos, chicos y grandes”, pero también deja claro que “al tiempo
del alzamiento había más gente que hoy hay”.124
En 1658 los dominicos daban un parte de paz y tranquilidad, “conque
hoy está la provincia del Darién muy quieta, los indios doctrinados con
obediencia a su Majestad, admitiendo y abrazando con mucho amor y
voluntad el santo evangelio y doctrina cristiana”.125 Después de la muerte
de Fray Adrián de Santo Tomás y Fray Martin de Valencia, ambas sucedidas
entre 1651 y 1658, el liderazgo de las misiones del Darién habían pasado
a manos de Fray Sebastián Crespillo, discípulo de Fray Adrián desde que
tenía doce años. Este religioso contaba con una ventaja sobre sus predecesores, dado que había aprendido la lengua de los Gunas.
No son muchas las noticias que tenemos sobre el estado de las
misiones en el Darién entre 1658 y 1675. Sin embargo, hay información
documental que indica que hubo por lo menos dos factores que golpearon
fatalmente el esfuerzo misional de los Dominicos. El primero, una “peste”
de viruela en los poblados del Darién, hacia finales de la década de 1660.
En segundo lugar, la discrepancia de la jerarquía católica en Panamá con
los métodos de evangelización de los Dominicos en el Darién. En efecto,
en 1670 la corona pedía información sobre los ochocientos pesos que se
gastaron para adquirir ornamentos para el culto, lo mismo que, “algunos
géneros para acariciar los naturales de ella y reducirlos a que viviesen
en los pueblos de donde se ausentaron por la peste que hubo de viruela
como constaba del testimonio que remitían”.126
Por su parte, el obispo de Panamá Antonio de León, envió una queja
al rey en 1675 sobre la labor de los dominicos en el Darién señalando que,
“los cuatro doctrineros de la Provincia del Darién, Religiosos dominicos
bautizaban a los indios adultos sin instrucción en la fe, dejándolos volver a
la montaña, en perseverancia de su infidelidad”. Para solucionar el primer
problema, el Obispo ordenó,
318
123
Carta al Rey de varios frailes dominicos, Panamá, mayo 21, 1658. AGI, Panamá, 22, R.3,
N.11.
124
Testimonio Agustín de Estrada, Panamá, mayo 17, 1658. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
125
Información Fray Antonio González, Panamá, mayo 17, 1658. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
126
Petición de informe sobre ciertos gastos en las iglesias del Darién. Madrid, octubre 20,
1670. AGI, Panamá, 230, L.6.F.271r-271v.
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
“que ningún doctrinero de cualquier estado y calidad que sea de
aquí en adelante bautice a adulto alguno sin que primero esté
instruido en la fe, según el ritual romano, y que sepa ha de vivir
en sociedad cristiana y con obligación de oír misa los domingos
y fiestas de guardar y acudir a doctrina donde sean enseñados
de esto y lo demás perteneciente a la buena y total ley de Dios y
fe católica. Y que al que en esto faltaren han de ser compelidos y
castigados como todos los demás fieles católicos. Así mismo no
han de bautizar criatura alguna que no sea hija de los que de esta
manera estuvieron ya reducidos, y si es de otros con calidad que
no se la han de volver a llevar sino que han de dejar para poder
educarla y enseñarla como ha de guardar lo que profesó en el santo
bautismo sin riesgo de prevaricación. Sino es que esté moribunda
la tal criatura o adulto, de tal manera que no tenga esperanza de
la vida; que en tal caso podrán bautizarlos porque se salven a
aquellas almas, pero advirtiendo a los padres que si vivieren se
les ha de quitar para instruirles en la fe”.127
Como hemos visto, el vicario provincial de los dominicos, Fray Juan
Meléndez, conoció a profundidad el caso de Fray Adrián y las acusaciones que en varios momentos se hicieron contra él. Igualmente, tuvo que
contestar ante la corona respecto a las acusaciones que hizo el obispo
de Panamá, Antonio de León, contra las misiones de los dominicos en el
Darién. En una cédula real se da cuenta de haber recibido un informe de
Fray Juan Meléndez respecto a la labor de los religiosos de su orden. La
citada cédula comenta que,
“dice el dicho Provincial había tenido informes de que aquellos
indios son tan bárbaros que nunca se han sujetado al yugo del
evangelio, más de mi Corona, y que eran inconquistables por naturaleza y que no pagan tributo como vasallos míos ni les alumbra
la ley natural para conocer que hay Dios pues no tienen ninguno,
obrando cada uno lo que le dicta su apetito. Y representa la causa
porque no admiten en aquella provincia otros religiosos que los
127
Cédula Real al obispo de Panamá sobre las doctrinas del Darién. Madrid, septiembre 28,
1678. AGI, Panamá, 231, L.8.F.13R-15V.
319
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Dominicos. Y la forma en que estos se portan y mantienen y tratan
y contratan con ellos y los trabajos, incomodidades que padecen
por reducirlos a la fe, vida política y obediencia a mi Corona”.128
En su famoso libro de memorias de famosos religiosos dominicos, publicado en 1682, titulado Verdaderos Tesoros de las Yndias, Fray Juan Meléndez, defendió la labor de Fray Adrián hasta el final, y obviamente la de los
misioneros que lo sucedieron, ante los ataques del obispo de Panamá:
“desde que el Padre Fray Adrián entró en aquella Provincia del
Darién hasta estos tiempos se han conservado en él cuatro pueblos que fundó, en que han asistido siempre Frailes de la Religión,
ocupados en la doctrina de aquella gente salvaje, haciendo fruto,
aunque poco, por su mucha barbaridad, porque la disposición de
su natural inclinado a la embriaguez, y a otros infinitos vicios, los
tienen como cautivos para no darse del todo al cuidado de sus
almas, ni poder los Religiosos obrar en ellas, lo que desean su celo,
y obligación. Algunos piensan que es falta de los Predicadores (y
todo puede ser, porque son hombres) y han dado quejas al Rey,
afirmando que se pierden aquellas almas por su omisión, pidiendo
que se saquen de esta Provincia los Frailes, y se envíen a ella clérigos seculares, como si éstos más que aquellos hubiesen dado
fianzas de hacerlo mejor, o no fuesen tan hombres, como ellos”.129
Sin embargo, los argumentos de los dominicos no pudieron convencer a
la corona, por lo que ésta finalmente ordenó, “remover y quitar los religiosos doctrineros de la dicha Provincia del Darién y poner otros en su
lugar, y que estéis a la mira para ver cómo obran y el fruto que hacen en
la conversión y doctrina de los indios, y si tienen algún trato y granjería
con ellos”.130 Esta orden real, sin duda influyó para que a partir de ese
momento el nuevo obispo de Panamá, Lucas Fernández de Piedrahita,
terminara encargándose de manera personal del éxito de las misiones del
320
128
Cédula Real al obispo de Panamá sobre los doctrineros Dominicos del Darién. Madrid,
agosto 23, 1681. AGI, Panamá, 231, L.8.F.230V-232R.
129
Meléndez (1682: 683).
130
Cédula Real al obispo de Panamá sobre los doctrineros Dominicos del Darién. Madrid,
agosto 23, 1681. AGI, Panamá, 231, L.8.F.230V-232R.
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
Darién, en un contexto extremadamente difícil por el acecho de la amenaza de los piratas sobre Panamá, como veremos en el próximo capítulo.
El frustrado intento de Julián Carrisoli para
traer nuevamente misioneros capuchinos
Hacia 1665, Julián Carrisoli intentó que los misioneros capuchinos regresaran nuevamente al Darién, concretamente a Tarena, cerca de la desembocadura del rio Atrato y de donde estuvo localizado Santa María la
Antigua del Darién. Por la documentación producida con tal fin sabemos
que después de las capitulaciones de 1652, Carrisoli se dirigió al área
de Tarena donde había vivido de adolescente bajo la tutela del cacique
Gueteguete. Para lograr su propósito de traer nuevamente misioneros
capuchinos, Carrisoli acudió al obispo de Car tagena, Antonio Sanz
Lozano, a quien envió varias cartas con dicha solicitud. El obispo por su
parte comunicó el contenido de dichas cartas a Fray Bernardo de Sevilla,
misionero capuchino de la provincia de Caracas, quien de casualidad se
encontraba en dicha ciudad compareciendo de una enfermedad de gota
y en espera de su próximo proyecto misional. Fray Bernardo reportaba de
esta manera sus intentos de establecer una misión en el Darién:
“me requirió el obispo de esta ciudad para que fuese al Dariel a
la reducción de aquellos indios, de donde había tenido diferentes
cartas del Maestre de Campo Don Julián pidiendo padres espirituales y para mayor fomento de ello envío a esta ciudad al cacique
Don Sebastián, su cuñado, acompañado de otros tres indios, todos
ladinos, y habiéndoles tomado sus declaraciones el dicho obispo
dijeron venían por padres espirituales, como más largamente
consta por dichos autos que acompañan a esta”.131
En una de las cartas de respuesta al obispo de Cartagena Julián Carrisoli,
aprobando la idea de la presencia de Fray Bernardo, le decía:
“estos naturales no han tenido caciques ni cabeza que los gobernara que desde que los comuniqué he puesto personas a mi
131
Carta Fray Bernardo de Sevilla; Cartagena, marzo 12 de 1666. AGI, Santa Fe, 255.
321
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
satisfacción de los mismos naturales para que los gobierne y con
mi agasajo, industria y buen celo tengo fundados cuatro pueblos
en esta costa del sur en que cada uno de ellos asiste un religioso
de nuestro Padre Santo Domingo por curas y así fio en la virtud del
Padre Fray Bernardo de Sevilla que ha de venir que con su agasajo
y buen celo ha de granjear las voluntades de los naturales con que
fío en su divina Majestad que ha de ser gran fruto”.132
En respuesta al obispo, quien había mencionado la importancia de que el
cacique don Sebastián fuera hasta Cartagena a recoger a Fray Bernardo,
Carrisoli le explicaba las dificultades de enviar al Cacique hasta Cartagena
dada su avanzada edad. Carrisoli creía que era importante reservar, “al
cacique don Sebastián por ser viejo y achacoso y puede ser que del viaje le
resulte algún accidente y se muera y después nos haga falta”.133 Igualmente,
Carrisoli mencionaba el temor de los Gunas de viajar hasta Cartagena
dado que había piratas holandeses en los alrededores. Por eso señalaba
que, “los indios tienen miedo de ir a Cartagena por temor de los flamencos
enemigos porque según dicen ha cogido a un natural de estos y ha vuelto
a la provincia y ha dicho el mal trato que los flamencos les hace”.134
El poblado de Tarena no existía como tal, por lo tanto, en una de sus
cartas al obispo, Carrisoli señala que,
“envío orden al Cacique Don Sebastián para que desde luego recoja
toda la gente y hagan una casa en la mar para que se desembarque
el padre en ella y otra en Tarena a donde se ha de hacer el pueblo
para que en este verano pueda o los naturales hacer sus rozas a
donde ha de ser el pueblo que viendo al padre que ha venido y les
asiste se animaran a trabajar así todos los que están alrededor
de Tarena como muchos que bajarán de la tierra adentro (...)”.135
322
132
Carta de Julián Carrisoli de Alfaras al obispo de Cartagena. Real de Santa María, septiembre
7, 1665. AGI, Santa Fe, 225.
133
Carta de Julián Carrisoli de Alfaras al obispo de Cartagena. Real de Santa María, septiembre
7, 1665. AGI, Santa Fe, 225.
134
Carta de Julián Carrisoli de Alfaras al obispo de Cartagena. Real de Santa María, septiembre
7, 1665. AGI, Santa Fe, 225.
135
Carta de Julián Carrisoli de Alfaras. Real de Santa María, septiembre 7, 1665. AGI, Santa
Fe, 225.
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
Sin embargo, la voluntad del obispo de Cartagena terminó por imponerse,
por lo que el cacique Sebastián Carrillo, quien dijo “ser cacique de la
población y sitio nombrado Santa Cruz”, estuvo en Cartagena en los preparativos para el viaje del misionero Capuchino. Allí el obispo de Cartagena
le recogió el siguiente testimonio, fechado el 3 de diciembre de 1665:
“Dijo que venía a llevar al padre Capuchino que su señoría ilustrísima había avisado por cartas tenía buscado mediante los ruegos
y pedidos que aurados [sic] ha hecho este declarante y Don Julián
de Alfaras, Caballero del orden del señor Santiago, Maestro de
Campo y Justicia mayor del Darién, su cuñado que está casado
con su hermana”.136
Al preguntársele al Cacique Sebastián Carrillo si en su distrito había indígenas cristianos respondió: “Dijo que hay muy pocos y que los que hay
no saben la doctrina cristiana, por habérseles olvidado y que todos los
indios de su jurisdicción están muy gustosos y deseosos de ser cristianos
y pidieron a este declarante viniese por el dicho padre espiritual y están
aguardando todos los dichos indios a la lengua del agua para recibirle”.137
El obispo también recogió el testimonio de “tres indios que los dos
dijeron ser cristianos y el otro gentil y llamarse Gaspar y Domingo y Antonio”. Al ser preguntados a qué habían ido a Cartagena,
“dijeron los dos cristianos que se le entiende lo que hablan por
haber estado en la Ciudad de Panamá que vienen en compañía de
Don Sebastián Carrillo su tío y suegro, cacique del sitio nombrado
Santa Cruz, que vino a esta dicha ciudad a buscar un religioso
para que los bautice y enseñe los misterios de nuestra santa fe
católica, porque aunque en el distrito hay algunos cristianos no
saben los dichos misterios y todos los dichos indios del dicho
distrito que dijeron haber muchos en el dicho distrito y ser como
hormigas, dando a entender mucho número de indios, y que todos
desean ser cristianos y que les enseñen los misterios de nuestra
santa fe católica”.138
136
AGI, Santa Fe, 225.
137
AGI, Santa Fe, 225.
138
AGI, Santa Fe, 225.
323
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Enseguida el obispo le tomó testimonio al español Francisco Gaspar, quien
era el contacto entre Julián Carrisoli y el obispo de Cartagena,
“Dijo que habrá que va y viene a la costa del Dariel donde asiste
el Maestro de Campo don Julián de Alfaras de más de catorce años
a esta parte y habrá dos años que el cacique don Sebastián y el
dicho Don Julián le encargaron a este declarante buscase en esta
ciudad algunos religiosos que fuesen a la dicha costa que querían
ser los indios de ella cristianos y para ello trajo cartas del dicho don
Julián y las dio a su señoría ilustrísima, y al señor gobernador don
Diego de Portugal, caballero del orden de Alcántara y este testigo
habla en los conventos de santo Domingo y San Francisco y todos
dieron buenas esperanzas que se buscarían y se enviarían. Y en
la última ocasión y viaje que habrá tres meses trajo otras cartas
y su señoría ilustrísima respondió que ya tenía un religioso para
enviar a la dicha provincia del Dariel y luego que el dicho Cacique
don Sebastián lo supo se partió de la dicha costa a esta ciudad en
una canoa en compañía de tres indios para llevar al dicho padre
religioso y sabe que todos los dichos indios de la costa tienen
mucho deseo de ser cristianos, y algunos lo son, y están olvidando
de los misterios de nuestra santa fe católica y de ir el dicho padre
religioso a la dicha costa del Dariel será de mucha importancia
así por el fruto que sacara del pasto espiritual como de guardar
aquellas costas que no se apodere de ellas el enemigo, o enemigos
de la corona de Castilla”.139
El obispo también recogió el testimonio de una persona llamada Andrés
Moreno, vecino de Cartagena, quien dijo:
“que de un año a esta parte ha hecho algunos viajes a la costa
del Dariel y llegando algunas poblaciones que están a la legua de
la mar algunos indios de las dichas poblaciones que entienden y
hablan algunas cosas en nuestros lenguaje castellano le significaron a este testigo como tenían muchos deseo de ser cristianos todos
los indios de aquella provincia, y que para ello habían enviado a
buscar padres espirituales a esta ciudad”.
139
324
AGI, Santa Fe, 225.
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
Otro residente de Cartagena, llamado Antonio Pacheco, declaró:
“que en el dicho tiempo de seis años ha hecho once viajes a las
costas del Dariel y asistido en algunas poblaciones que están a
orillas de la mar por algunos meses y entre los indios de dichas
poblaciones hay indios que entienden y hablan en nuestra lengua
castellana y le decían a este testigo que todos los indios de aquella
provincia tenían deseo de ser cristianos y para ello habían enviado
a pedir padres espirituales a esta ciudad y a la de Panamá para
que los bautizase e instruyese en nuestra santa fe católica (...) que
los dichos indios de todo corazón piden y quieren ser cristianos,
porque en llegando a los puertos los dichos indios llegaban a este
testigo y a los demás que iban en su compañía que les enseñase
el padre nuestros y el ave maría y les pedían los rosarios para
rezar”.140
Fray Bernardo de Sevilla, certificó que, “está presto de cumplir y obedecer el dicho auto (...) y habiéndosele dado la noticia que en dicho auto se
manda al señor gobernador y capitán general de esta ciudad está presto de
salir luego prontamente”.141 Sin embargo, Fray Bernardo decidió primero
hacer unas consultas con otras órdenes religiosas con presencia en Cartagena respecto a si tenía jurisdicción para ir de misionero al Darién. La
consulta derivó en una larga y compleja discusión de expertos en derecho
eclesiástico. Al final, Fray Bernardo de Sevilla nunca salió a prestar sus
servicios como misionero en el Darién. Sin embargo, como veremos en el
capítulo siguiente, al parecer unos pocos misioneros capuchinos acompañarían los esfuerzos misionales liderados por el obispo de Panamá,
Lucas Fernández de Piedrahita a partir de 1678.
Información cultural sobre los Gunas
aportada por los misioneros
En una de sus cartas Fray Antonio de Oviedo menciona lo que a su entender son tres divinidades entre los Tunacunas: Sobo, Topo, y Camo ipe,
140
AGI, Santa Fe, 225.
141
AGI, Santa Fe, 225.
325
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
“La tierra en que estamos es sin Dios, sin ley y sin rey, y gente
que hemos de hacerlos primero hombres que cristianos, porque
son unas bestias (…) Examinándolos yo y conviniéndoles con que
el demonio los tenía engañado[s], y que todo lo que sus antepasados y sus leres o mojanes les habían enseñado era mentira,
prorrumpieron consintiendo otros muchos en decir que yo mentía
y que [lo que] sus antepasados les habían dicho era verdad, y lo
peor de todo que sacrílegamente blasfemaron de Nuestro Señor
Dios, diciendo que el Dios que yo les predicaba no los había hecho
a ellos sino el Sobo, que es un demonio llamado así por ellos, el
cual dicen que anda vestido con camiseta como ellos y que este
es su señor. Diablo es éste, que muchos no lo han oído nombrar,
sólo los viejos lo conocen porque como los moros, tienen más
vivo el ingenio, no les descubren todos sus embustes porque o se
rían de ellos y hasta que ya son mayores no se los enseñan todos,
sino aquellos que son más aparentes. A este disparate añadieron
uno diciendo que el Topo había hecho la tierra y que es señor de
ella. A otro diablo quieren también mucho, porque les enseñó a
tocar unas flautas que parecen música infernal, por su tristeza y
melancolía, a quien ellos llaman camo ipe. A este diablo ofrecen
ellos sacrificios en sus borracheras, en que usan de estos bailes y
música quemando cacao y bebiendo su humo, y de que este cacao
usan sus mojanes, y de tabaco para las curas de los enfermos,
invocando al demonio y en estos bailes y música profesan ellos
todos los embustes que les enseñó el demonio, porque diciendo
los casnutures que así llaman ellos a los tocadores de las flautas,
son verdaderas estas cosas? Responden todos los que andan en
la danza, que suelen ser todos hombres y mujeres; claro está que
lo son (…)”.142
No es claro si Sobo y Topo sean divinidades como creía Fray Oviedo. De
hecho, parece que Camo ipe no era una divinidad sino un héroe cultural.
En su estudio sobre la música entre los Gunas, Carmona encontró que
en algunas regiones Gunas en Panamá al héroe cultural Ipelele/Ibeorgun
142
326
Pena González (2004: 1042-1043).
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
se le conoce como Kammipe.143 Mi hipótesis es que el Camo ipe, que
menciona Fray Antonio de Oviedo, puede ser el mismo Kammipe al que
se refiere Carmona.144
Fray Basilio de Baldenuño aporta una mención a una reunión presidida
por los leres, que él refiere como Itogues,
“Para reducir a esta gente, se junten y hagan poblaciones es
menester trabajar mucho y es poco lo que se consigue. Es gente
que no conoce ni adora a Dios, o ídolo alguno. Tienen muchísimas
supersticiones y embustes con que el demonio y sus leres, que
son sus sacerdotes, los traen engañados. Hombres viciosísimos,
hechiceros y que en sus itogues invocan al demonio, y suelen estar
casados, o mejor decir amancebados con tres o cuatro mujeres,
primas, sobrinas, y a veces sus hijas. Y están todos pendientes
de los embustes de estos leres que es muy difícil persuadirles lo
contrario de lo que ellos enseñan”.145
Dentro de los aspectos culturales que Fray Antonio de Oviedo menciona
en su correspondencia, está “la fiesta de la chicha, que es una borrachera”.146 Igualmente, en lo que parece ser la versión antigua de la ceremonia
de la pubertad, dice: “Tienen éstos una costumbre, que es que cuando
las mujeres llegan a ser para casarse, las encierran en una jaula hecha
de cañas y muy oscuras, de suerte que sólo tienen una ventanilla, y allí
las tienen un año encerradas hasta casarlas”.147
143
Según Carmona, “se tiene noticia de dos escuelas diferenciadas, como ‘escuela de Kammipe’
y ‘escuela de Ipelele’, para la formación de Kantules; al indagar sobre Kammipe, artífice de
los instrumentos musicales, en la zona norte de la comarca San Blas, la respuesta inmediata
de los informantes era que se estaba preguntando por Ipelele; el caso contrario ocurría en
la zona sur, especialmente en los asentamientos continentales en Colombia y Panamá”.
Carmona (1989: 209-210).
144
El historiador Guna, Simión Brown, considera que Fray Oviedo se refiere a Gammu Ibed,
la persona que oficia la ceremonia de la chicha fuerte. Comunicación personal.
145
Carta de Fray Basilio de Baldenuño, fechada en San Buenaventura de Tarena, enero 15,
1650. Documentos referentes a las misiones de los Capuchinos en el Congo, Cumaná y en la
Provincia del Darién, a mediados del siglo XVII. Biblioteca Nacional de España. Mss/3818.
Folios 96r-97v.
146
Pena González (2004: 1017).
147
Pena González (2004: 1017).
327
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Finalmente, Fray Oviedo menciona:
“Las cabalgaduras no las conocen, ni las hay, ni hay otros animales
domésticos que perros que les sirven para sus cazas, que es la
carne que comen. Gallinas crían, pero aún no las comen muchos.
Su ajuar es lo que la naturaleza no puede excusar, que es una
hamaca de algodón o hierba para dormir, arco y flechas y lanza, y
unas ollas que hacen las mujeres para cocinar, y cuentas de abalorios son su tesoro. No estiman oro ni plata, sólo unas pasenas
[sic] que traen en las narices los hombres, y un arquillo de hilo de
plata u oro con que se engalanan”.148
Respecto a la lengua, Fray Oviedo menciona que además del Darién, hay
otras dos provincias que tienen la lengua Tunacuna, aunque no especifica
cuales.149 También menciona en sus escritos que hizo un par de catecismos en lengua Tunacuna.
“Yo hice catecismo en preguntas y respuestas en su lengua, ayudado del intérprete, y otro hice magistral. Y es tanto lo que de oírme
se alegran que me abrazan y dicen que soy padre Tunacuna, que
esta es su nación y lengua. Poco entiendo de ella, pero con todo
alcanzo más que los demás (…) Es lengua sin arte y así es bárbara
y dificultosa. Con todo confío en el Señor. Tengo de saberla presto
y sabiéndola me servirá para otras dos provincias que la tienen,
aunque tienen lengua distinta, porque ésta fue algún tiempo como
cabeza de otras, y en ésta estuvo la primera fundación que los
españoles tuvieron en estas partes (…)”.150
Desafortunadamente, Fray Antonio sufrió un naufragio en una canoa y se
le perdieron todos sus escritos. De hecho, algunos de sus compañeros
328
148
Pena González (2004: 1029).
149
Considerando que los capuchinos habían entrado al territorio Tunacuna por el Darién, de
la mano de Julián Carrisoli, y se reunieron con Fray Adrián de Santo Tomás antes de viajar
a Tarena, es muy probable que se estén refiriendo a las dos provincias mencionadas en
el texto de Requejo, es decir las provincias de Porcu y Sate. No creo que se refiera a la
provincia de Urabá, dado que aun cuando Fray Antonio de Oviedo arribó a Tarena, ya
había un poblado Tunacuna en la margen oriental del golfo de Urabá, y como he mostrado
documentalmente en este trabajo, dicha presencia era bastante reciente.
150
Pena González (2004: 1029-1030).
Los intentos de reducir a los Gunas a través de las órdenes religiosas (1636-1681) | Capítulo 5
dicen que después de esta experiencia se cansó del Darién y decidió irse
hacia la Gorgona.
Conclusión
Gallup-Díaz (2001) ha señalado que a partir de la labor de Fray Adrián de
Santo Tomás y Julián Carrisoli, los españoles trataron de “tribalizar” el
Darién. Según dicho autor, este proceso se llevó a cabo por medio de la
creación de líderes supremos, extraños a la tradición cultural de los Gunas
a comienzos del siglo XVII, para que de esta manera pudieran negociar
y tratar con los españoles a nombre de todos los indígenas de la región.
La persona inicialmente elegida para tal rol fue Gueteguete,151 o don
Agustín, también llamado don Enrique, “el amo de Julián”, quien siendo
un respetado líder regional del área del cerro Tacarcuna, Fray Adrián y
Carrisoli le ofrecieron ser el cacique elegido por indígenas representantes
de otras provincias, a quien se le debía obediencia. Aunque incrédulo al
comienzo que los demás indígenas lo fuesen a aceptar, don Enrique fue
elegido por unanimidad.
Sin embargo, aunque las acciones de Fray Adrián y Carrisoli minaron
profundamente el sistema de organización política de los Gunas, no lo
lograron derribarlo. En este capítulo he demostrado las resistencias que
dichas políticas produjeron, que la documentación celebratoria producida alrededor de la obra de Fray Adrián, lo mismo que los testimonios
producidos por él mismo y por Carrisoli, ocultan o no permiten apreciar
en su complejidad. Lo que sí es claro es que la evangelización del Darién
del sur creó una identidad política, y en cierta medida también cultural,
en los Gunas de dicha región, que fue distinta de los grupos Gunas más
autónomos del llamado Darién del norte y del golfo de Urabá.
Como veremos en un capítulo posterior, será Luis Carrisoli, con su
modelo de “soldado étnico” al servicio de la corona, quién llevó más lejos
la centralización del poder político y militar que se quiso imponer a los
Gunas. Sin embargo, dicho modelo finalmente colapsó como resultado del
levantamiento regional liderado por el líder indígena Luis García en 1728,
que puso fin para siempre al experimento de los soldados étnicos Gunas.
151
Debo aclarar que Gallup-Díaz (2001) no menciona a Gueteguete.
329
Capítulo 6
Los Idibaes o Gorgonas:
de la llegada de los
misioneros Franciscanos
a su “desnaturalización”
(1632-1678)
Introducción
Los Idibaes, o “Gorgonas” son uno de los más enigmáticos y poco estudiados grupos indígenas que habitaron la costa pacífica de Tierra Firme
durante parte de los siglos XVI y XVII. Los Idibaes son una especie de
eslabón perdido para poder explicar un importante número de desarrollos
históricos en la región de Urabá, la cuenca del rio Atrato, el norte de la
Costa Pacífica de la actual Colombia y el Darién.
Antonio de Alcedo en su diccionario histórico-geográfico, publicado
en 1789, definía así a los Idibaes: “Nación bárbara de Indios del Reino de
Tierra Firme y Gobierno de Panamá, son confinantes con los Chocoes y los
Tatabes; hay en los montes que habitan ricas minas de oro; el año de 1632
se intentó su reducción, pero sin fruto, porque son traidores, inconstantes
y falsos”.1 Alcedo conoció de los intentos de reducción del año 1632, y
de su fracaso, pero desconoció sobre el destino posterior de esta tribu,
1
Alcedo (1789: 413).
331
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
como su traslado al rio Chagres en 1678 y su extinción hacia comienzos
del siglo XVIII, y asumió que todavía existían a finales de dicho siglo;
esto indica la falta de información y la enorme confusión que ha reinado
sobre este grupo indígena.2
Hasta el momento únicamente John Howland Rowe (1950) y Sven-Erik
Isacsson (1979) han publicado artículos específicamente enfocados en los
Idibaes.3 Issacson hizo un enorme aporte al entendimiento de las tribus
que habitan una amplia zona de la actual región del pacífico colombiano
al plantear la tesis, basada en una rigurosa revisión documental, de que
las llamadas provincias de Tatabe, Oromira y Burumiá eran la misma.
Por lo tanto, que los indígenas llamados con nombres tan diversos como
Tatabes, Oromiras, Burumias, Bromeas, Poromeas, Idibaes o Gorgona
eran el mismo grupo. 4 No solo comparto la tesis de Isacsson, sino que
pienso que la información documental que presento en este trabajo
contribuye a confirmarla. De esta manera, el territorio de los Idibaes en
algún momento se llegó a extender desde el rio Atrato, específicamente
a la altura del rio Bojayá, hasta el océano Pacífico, en la costa conocida
como las Anegadas, o Gorgona.
Igualmente, en este trabajo presento evidencias documentales para
mostrar que los Urabáes que se movilizaron hacia el sur por el Atrato, y
se asentaron en la región que iba desde la desembocadura del rio Bojayá,
rio arriba hasta el océano Pacífico, en la entonces llamada costa de las
Anegadas, son los conocidos como los “Idibaes” o “Gorgonas”. Como he
planteado en un capítulo anterior, los Cueva, que migraron a la costa oriental del golfo de Urabá, pasaron a ser los “nuevos Urabáes”. A la llegada
de los “nuevos Urabáes”, los Caribaná quedaron compartiendo la región
de Urabá con éstos y otros diversos grupos pequeños, y hacia 1630 con
332
2
Sorprende que autores como Castillero Calvo (1995: 186), se equivoquen en la identificación
de la llamada región de la Gorgona. Según dicho autor, “Los gorgonas habitaban la zona
situada frente a las islas Gorgona y Gorgonilla, de ahí su gentilicio, que queda entre Tumaco
y Buenaventura, en el frente Pacífico de Nueva Granada”. Además, este autor reproduce
acríticamente la creencia de que los Idibaes eran antropófagos, al denominarlos como
los “indios idabáes antropófagos del distante sur de Nueva Granada”. Castillero Calvo
(1995: 184).
3
Patricia Vargas (1993) en su trabajo sobre los Emberas y los Cunas, no hace referencia a
la información documental que ya se conocía sobre los Idibaes, más allá de una mención
en un pie de página.
4
Isacsson (1980: 220).
Los Idibaes o Gorgonas: de la llegada de los misioneros Franciscanos | Capítulo 6
los Tunucunas. Sin embargo, siguiendo el buen consejo de Nordenskiöld,5
para evitar confusiones adicionales, no pretendo “corregir” el nombre de
las tribus indígenas, que por circunstancias históricas se les asignó un
nombre con el que se les ha conocido desde entonces.
Según Córdova y Salinas, la llamada región de la Gorgona “comienza
desde la punta de Garachine, hacia Popayán, con la costa de Tierra Firme”.6
Existen por lo menos tres fuentes documentales distintas, de distintos
momentos durante el siglo XVII, que identifican con bastante detalle la
costa que va desde la Punta de Garachiné hasta el rio de los Noanamas,
el actual rio San Juan. Uno de ellos es la “Relación verdadera y cierta de
todo lo que hay en esta mar del Sur”, elaborada por Diego Ruiz de Campos en 1631 a petición del presidente de la Audiencia de Panamá 7. Otro
documento, sin autor ni fecha exacta, pero publicado en algún momento
del siglo XVII, titulado, “Derroteros de las costas del Pacífico desde California hasta el estrecho de Magallanes”.8 Finalmente, están los trabajos
cartográficos de Ringrose elaborados durante el último cuarto del siglo
XVII (Howse y Thrower, 1992).
Capucigra y Tamasagra
Los detalles sobre el descubrimiento, por parte de los españoles, de la
costa Pacífica entre Panamá y Colombia están pobremente documentados.
En términos generales sabemos que, en 1524 Francisco Pizarro, Diego de
Almagro y el clérigo Hernando de Luque crearon una sociedad para ir a
conquistar la llamada provincia del Perú, a partir de reportes que habían
recogido los españoles en el área sur del golfo de San Miguel. Uno de
los primeros registros documentales, recogido en 1526, es un testimonio
de lo hecho hasta el momento como parte de la solicitud de mercedes
que Pizarro y Almagro le hicieron al rey, dado que su inversión hasta el
momento no había generado riquezas económicas, más sí en conocimiento
de la geografía de la costa. El testimonio menciona que Pizarro,
5
Nordenskiöld citado en Wassén (1935: 38).
6
Córdova y Salinas (1957: 245).
7
Ruiz de Campos (1631); también incluido en Cuervo (1892).
8
Queirós, et all (1699?).
333
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
“ (...) corriendo la costa [al margen: “la vía de Levante”] llegó a un
pueblo por haber plática con los indios. Huyeron desde luego, más
volvieron sobre los cristianos, mataron algunos, e hirieron al capitán de muchas heridas (...) Fue tras él Almagro con el otro navío,
y siguiendo la costa halló aquel pueblo y en él echo un palenque
muy fuerte donde salieron a pelear los indios; pero se les ganó el
pueblo, se mató y prendió algunos de ellos, y a Almagro hirieron
y quebraron el un uno [sic] (Como hoy lo tiene) [al margen: “Está
ahora tuerto de un ojo”]”.9
Otros testimonios recogidos en 1531 entre algunos de los testigos del
viaje de Pizarro y Almagro por la costa pacífica de la actual Panamá y
Colombia, también detallan este episodio del ataque de unos indígenas
a las tropas de Pizarro, matando algunos de sus soldados e hiriéndolo a
él. Igualmente, se menciona la posterior entrada de Almagro para “castigarlos” y cómo en dicha confrontación éste pierde un ojo:
“Pizarro sin llegar a la buena tierra desde el pueblo quemado donde
le desbarataron, e hirieron y maltrataron, y mataron muchos de los
que llevaba, se volvió a curar y reformar al cacique de Chochama,
que es en la gobernación de Tierra-firme cerca la isla de las Perlas
(...) Siguió Almagro con 40-50 hombres y llegado al puerto quemado
intentaron echarle los naturales; pero fueron por él desbaratados
y echados del puerto, y tomada la fortaleza y palenque que tenían.
Detúvose allí curando a los compañeros y así que salió con muchas
heridas y quebrado el ojo derecho (...) Aunque gastados muchos
bastimentos, y heridos la mayor parte, continuó descubriendo la
costa, donde halló muchos pueblos en que se vio gran riqueza:
trató paces con varios caciques: así descubrió 150 leguas en tiempo
de 5 meses”.10
334
9
“Información hecha en Panamá a 14 de diciembre de 1526 por mandado del gobernador de
Castilla del Oro Pedro de los Ríos a pedimento del capitán Diego de Almagro, para informar a S. M. de los servicios del capitán Francisco Pizarro y suyos, y pedir mercedes (...)”.
Colección de documentos inéditos para la historia de España (1855, T. XXVI: 256-259).
10
“Información hecha en Panamá a pedimento del capitán Diego de Almagro por mandado de
Juan de Panes, alcalde ordinario. Escribano Juan de Simancas, en 13 abril 1531”. Colección
de documentos inéditos para la historia de España (1855, T. XXVI: 265-274).
Los Idibaes o Gorgonas: de la llegada de los misioneros Franciscanos | Capítulo 6
Una de las primeras narraciones publicadas sobre la conquista del
Perú fue la escrita por el escribano real Agustín de Zarate (1555). El paso
de las tropas de Pizarro y Almagro por la actual costa pacífica colombiana
en vía hacia el Perú, lo relata Zarate de esta manera:
“y pasando adelante halló otra tierra, que los Españoles llamaron,
el Pueblo quemado, donde los Indios le daban tan continua guerra,
y le mataron tanta gente, que le fue forzado volverse mal herido a
la tierra de Chinchama [Chochama], que era cerca de Panamá: y en
este medio tiempo don Diego de Almagro que allí había quedado,
hizo otro navío, y en él se embarcó con setenta Españoles, y fue en
busca de don Francisco Pizarro, por la costa hasta el rio, que llamo
de Sant Juan, que era a cien leguas de Panamá, y como no le halló,
le tornó buscando hasta que el rastro conoció haber estado en el
Pueblo quemado, donde desembarcó, y como los Indios quedaron
victoriosos por haber echado de la tierra a don Francisco Pizarro
se le defendían animosamente y aún le hacían harto daño, hasta
que un día los Indios le entraron un fuerte, donde se defendían,
por descuido de aquellos, a quien tocaba la defensa por aquella
parte, y desbarataron los Españoles, y a don Diego le quebraron un
ojo, y le trajeron a términos, que le fue forzado acogerse a la mar,
y se volvió costeando hacia tierra firme, y llegando a Chinchama,
halló allí a don Francisco Pizarro, y se vio con él, y juntando los
ejércitos, y enviando por más gente se rehicieron de hasta doscientos Españoles, y tornaron a navegar la costa arriba [en dirección
sur] en los dos navíos, y en tres canoas que habían hecho, en la
cual navegación pasaron muchos y muy grandes trabajos, porque
toda la costa es anegada de los esteros de muchos ríos, que en
ella entran a la mar (...) y así mismo padecían mucha hambre, porque no hallaban comida, sino la fruta de unos árboles llamados
Mangles (...) pero la necesidad les hacía, que se sustentasen con
ella, y con algún pescado que tomaban, y con marisco y cangrejos,
porque en toda aquella costa no se cría maíz (...)”.11
11
Zárate (1554: Folios 1v-3r). Existe un relato similar, sin fecha, de Fray Pedro Ruiz Navarro,
con la diferencia de que menciona que Almagro perdió el ojo en pelea con los indios del
rio San Juan. “Relación de los hechos de los españoles en el Perú desde su descubrimiento
hasta la muerte del marqués Francisco Pizarro. Por el padre fray Pedro Ruiz Naharro del
335
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
El primer testigo que nos ofrece detalles sobre los nombres de los
indígenas de la región del pacífico es Pascual de Andagoya, quien en
su famoso relato menciona a unos caciques que venían conquistando la
región del Birú. Así dice Andagoya:
“Confinan con esta provincia de Birú la costa adelante dos señores
extranjeros en aquella tierra, que habían venido conquistando de
hacia las espaldas del Darién y ganaron aquella provincia: estos
son caribes y flecheros de muy mala yerba: dícense Capucigra
y Tamasagra, ricos de oro: para la resistencia de estos y de sus
flechas los del Birú habían hecho escudos que ninguna flecha
les pasaba; pero todavía en decir que comían carne humana los
temían infinito”.12
La evidencia más contundente de los nombres y posible localización de
Capucigra y Tamasagra la presentan los cartógrafos de Pizarro, en un
mapa creado alrededor de 1526, que Oviedo incluyó en una de las primeras
ediciones de su Historia General y Natural de las Indias.
El cartógrafo Alonso de Chávez en su famoso tratado sobre la navegación en el nuevo mundo, titulado Espejo de Navegantes, publicado
en 1537, ubica al rio de Pinas (Piñas) en cuatro grados y medio, “está al
norte de cabo Quemado, dista de él veinte y seis leguas”. Chávez llama
Camazagra a Tamasagra, como también lo hace el mapa de los pilotos
de Pizarro, y ubica el “Rio de Camazagra” en cuatro grados y un cuarto,
veintidós leguas al norte de Cabo Quemado. “Este rio es pequeño y bajo y
entra en la mar por dos bocas y toda esta costa por aquí son unos bajos”.13
Igualmente, Chávez llama Capisagra a Capucigra, y dice que, “Capisagra
en la costa del Perú es la costa que va del rio de Camazagra hasta cabo
Quemado y es playa baja”.14 Oviedo, siguiendo una carta de navegación
órden de la Merced”. Colección de documentos inéditos para la historia de España (1855,
T. XXVI: 233-234).
336
12
Andagoya (1829: 422).
13
Chávez (1537, Capítulo XVI, Folio 47v). Hay que ser cautelosos con los grados mencionados
por Chávez dado que están calculados a partir de la línea equinoccial, y esta era una de
las primeras veces que se calculaba, por lo que pareciera que hay un desfase de unos tres
y medio grados.
14
Chávez (1537, Capítulo XVI, Folio 47v).
Los Idibaes o Gorgonas: de la llegada de los misioneros Franciscanos | Capítulo 6
Mapa 1. Mapa de la Costa de Panamá hacia el Perú (circa 1526)
Fuente: Recreación del mapa original de los pilotos de Pizarro, tomado de Herrera Ángel
(2016: portada). Una copia del mapa publicado por Oviedo, que luce exactamente
igual a éste, se puede encontrar en Myers (2007: 261). Aquí, sin embargo, lo
presentamos al revés porque en el original el sur aparece arriba y el norte abajo.
337
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
diseñada por el mismo cosmógrafo, dice: “Veinte leguas más acá del
Cabo Quemado está el rio Copisagra, y más acá está otro que se dice rio
de Camazagra y punta de Piñas”.15
En resumen, el rio de Tamasagra estaba entre dos o cuatro leguas al
sur de Puerto de Piñas, en lo que podría corresponder al actual rio Jaqué.
La costa de Capisagra era un largo estrecho de unas veintidós leguas,
entre el rio de Tamasagra y el Cabo Quemado, conocido posteriormente
como Morro Quemado (Ver Mapa 2).
En este trabajo he sostenido la hipótesis de que, dado que los Cueva
habían pasado a dominar parte del bajo Atrato y la región costera oriental
del golfo de Urabá, las tribus desplazadas fueron algunos de los Urabáes
originales, que serían grupos de posible origen Caribe, como Capucigra y
Tamasagra, quienes probablemente hablaban la lengua, o algún dialecto
cercano al de los Gunas y tendrían una relación de parentesco con ellos.
Los grupos de Capucigra y Tamasagra serían, sin embargo, dos grupos
relacionados que tuvieron una evolución histórica distinta. Los Tamasagra serían los que después se conocieron como Bugue-Bugue o Páparos,
localizados desde mediados del siglo XVI en el área cercana al puerto
de Piñas, y quienes se integraron completamente a los nacientes Guna.
Los Capucigra serían parte de los llamados Idibaes o Gorgonas, quienes
terminarían enfrentados a los Gunas como mostraré en este capítulo.
Como parte de los grupos de la familia cercana a los Guna, este desplazamiento podría explicar su llegada desde el Atrato por los lados del
Chocó, y el asentamiento posterior de los Bugue Bugue en la región del
rio Sambú. Como veremos en este capítulo, los Idibaes o Gorgonas se
movían en una amplia zona que iba hasta Cabo Corrientes (Ver Mapa 3).
Es probable que ambos grupos también tuvieran una afinidad cultural
de algún tipo con algunos de los grupos de las familias en que estaban
divididos los indígenas chocóes.
15
338
Oviedo (1855, T. IV: 8). Pareciera que la carta de navegación de Alonso de Chávez, que
cita Oviedo, tiene un ajuste de lo señalado por el mismo cartógrafo en el libro Espejo de
Navegantes, dado que Capisagra está ahora a veinte leguas norte del cabo Quemado, en
lugar de veintidós, y el rio de Camasagra está prácticamente a la altura de Puerto de Piñas.
Fuente: Queirós, et al (1699?).
Los Idibaes o Gorgonas: de la llegada de los misioneros Franciscanos | Capítulo 6
Mapa 2. Mapa de la costa que corre desde la punta de Garachiné hasta Morro Quemado
339
340
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Mapa 3. Mapa de la costa que corre desde Morro Quemado hasta Cabo Corrientes
Fuente: Queirós, et al (1699?).
Los Idibaes o Gorgonas: de la llegada de los misioneros Franciscanos | Capítulo 6
Caracterización de los Idibaes
En las primeras referencias documentales sobre los indígenas encontrados
en dicha costa se les denomina Yribaes, pero posteriormente se vuelve
común el uso de Idibaes, además del apodo Gorgonas. Fray Matías de
San Francisco describía así a los Idibaes o Gorgonas:
“La calidad de esta gente es de los más particulares que se conoce
en cuantas naciones ha habido. No tienen rey, cacique, gobernador
ni capitán, a quien reconocer por superior. A nadie dan obediencia (…) No tienen poblazón, ciudad o república. Su vivir es a fuer
de alarbes,16 en el campo y montañas, veinte o treinta juntos en
unas chozas pajizas. Su dormir y descansar en hamacas y cerca
de hogueras de fuego en tierra caliente.
No conocen Dios ni ídolo ni huacas, ajenos a sus ceremonias.
Niegan la inmortalidad y confiesan acabarse todo con la vida.
Beben y tienen borracheras, pero no caen, por no ser por ventura
tan fuerte el brebaje como el vino o chicha. Todos andan desnudos,
hombres y mujeres, lávanse dos veces al día en los ríos y en la mar.
Comen de caza y pesca, monos, aves, pavas y pescado de la mar,
donde entran a pescar (…)
Unos y otros se regalan y brindan, más no entran de las puertas
adentro, en que tienen gran cuidado.
Tienen dos o más mujeres, y aquel es más poderoso, no quien
es más valiente o noble o rico, sino que tiene más mujeres, más
hijos y familia (…) Sus armas ordinarias son flechas, que confeccionan con veneno mortífero. Es su lengua más fácil que otras, por
finalizar siempre en vocales (…)
Son supersticiosos y agoreros, creyendo en sueños determinantemente y achacando sus muertes o desgracias a los sopladores, que llaman indios hechiceros; porque tal culebra o pájaro les
habló o llegó a su cabeza. Cuando mueren queman el difunto en
16
Según la Real Academia Española, “A fuer de” significa “por ser, o como consecuencia
de ser”. “Alarbes” quiere decir “Arabes”, o “hombre inculto o brutal”. Entonces, “a fur de
alarbes” podría traducirse como, “como los Arabes”. Itálica por fuera del original.
341
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
hogueras de fuego, guardan los huesos y cenizas, para beberlos
después los parientes más cercanos”.17
Fray Juan Meléndez, quien accidentalmente visitó a los misioneros Franciscanos de la Gorgona cuando iba en busca de los indígenas Noanamas, dice
que conoció algunas malas costumbres de los Idibaes, “principalmente
la de comer carne humana, y la que más me desconsoló, fue no hablarse,
los de una casa, con los de la otra, así los hombres, como las mujeres,
y niños, cosa de gran dificultad, para enseñarles la doctrina, que sin la
comunicación, no se puede aprovechar nada”.18
Se puede inferir de los relatos de Fray Mateo de San Francisco y de Fray
Juan Meléndez el hecho de que los Idiabaes tenían estrictas reglas entre
el grupo de personas que habitaba cada casa comunal, que de acuerdo
a varias referencias podrían ir de cuarenta a setenta y cinco personas
viviendo bajo un mismo techo. Fray Mateo de San Francisco comenta el
importante detalle de que los Idibaes “no entran de las puertas adentro, en
que tienen gran cuidado”, y Fray Juan Meléndez, le sorprendió el hecho de
“no hablarse, los de una casa, con los de la otra”, lo que muestra una clara
y radical separación entre los distintos grupos que componían la tribu.
Ya he mencionado en otro capítulo de este trabajo la visita en 1606 de
los padres Jesuitas, Alonso de Sandoval y Diego de Torres, a Damaquiel
en el Urabá, y la de los misioneros Agustinos liderados por Fray Alonso
de la Cruz, quienes en 1627 establecieron una misión permanente en las
tierras de los Caribaná. En la Tabla No. 1 hago una comparación entre los
dos grupos, para sobresaltar las similitudes en la forma de dormir (en
hamacas y junto al fuego), la disposición de los cadáveres de los caciques
(los queman y beben las cenizas), el uso de flechas envenenadas, el hacer
una bebida no muy fuerte que hace que no se emborrachen fácilmente, y
el tener una lengua aparentemente fácil de aprender.
Hay, sin embargo, una discrepancia en los reportes sobre la desnudez
de las mujeres. El Jesuita Alonso de Sandoval es el único que menciona
que “las mujeres andan todas vestidas”. Es muy extraño que hubiera sido
así, y pudiera pensarse que fue una “mentira piadosa” para ocultar a sus
342
17
De Córdova Salinas (1957: 247-248).
18
Meléndez (1682, T. III: 380).
Los Idibaes o Gorgonas: de la llegada de los misioneros Franciscanos | Capítulo 6
superiores en España el hecho de que las mujeres andaban desnudas, y
así quizás evitar que eso fuera un obstáculo para el envío de misioneros.
Como mencioné anteriormente, el Padre Diego de Torres, en carta personal al Cardenal Borromeo, por su parte decía: “casi todos desnudos y
sus cuerpos pintados de varios colores”. El comentario que hace el Padre
Torres de las mujeres no menciona que estuvieran vestidas, sino que dice,
“las mujeres de grandísima belleza y muy recatadas y virtuosas”.
Tabla 1. Comparación de las descripciones de misioneros Jesuitas, Franciscanos,
Agustinos y Capuchinos sobre los indígenas “Caribaná” y los Idibaes o Gorgonas
Indígenas Gorgona o Idibaes,
localizados en la costa
occidental del Chocó, entre
el Atrato (a la altura del rio
Bojayá) y el Mar Pacífico
Indígenas “Caribaná”, localizados en el poblado
Damaquiel, en la región de Urabá 19
Según testimonio de misioneros Franciscanos (1632-1646) y
Capuchinos (1650-1653)
Según testimonio de los Jesuitas
Alonso de Sandoval y Diego de
Torres (1606)
Manera de
dormir
– “Su dormir y descansar
en hamacas y cerca de
hogueras de fuego en tierra caliente” (Fray Matias
de San Francisco).
– “ tienen las hamacas en
que durmiesen, y encendieron mucha lumbre
para que se calentasen
y enjugasen la ropa que
iban mojados” (Fray Xines
de Dueñas).
“La cama es una hamaca que
son de las mantas de los mismos
indios con unos cordeles al cabo
para atarlas en los árboles y
siempre ponen cerca de sí alguna
lumbre que dura toda la noche
porque es muy frío este modo de
dormir”. (Alonso de Sandoval).
Costumbres
– “Son supersticiosos y
agoreros, creyendo en
sueños determinantes y
achacando sus muertes o
desgracias a los sopladores, que llaman indios
hechiceros” (Fray Matias
de San Francisco).
– “No entran de las puertas
adentro en que tienen
– “No tienen a lo que pudimos
entender ninguna adoración, aunque tienen algunas
muchachas que les curan los
enfermos y dicen hablan con
los demonios”. (Alonso de
Sandoval).
– “Concértanse lo común con una
mujer y pienso que es por tener
pocas” (Alonso de Sandoval).
Características
19
Según testimonios de los
misioneros Agustinos
(1627)
En hamacas
Es importante aclarar que en los documentos de los Padres Jesuítas Alonso de Sandoval
y Diego de Torres, nunca utilizan la palabra Caribaná, sino que refieren estar entre los
“Nupu”, en la provincia de Urabá.
343
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Indígenas Gorgona o Idibaes,
localizados en la costa
occidental del Chocó, entre
el Atrato (a la altura del rio
Bojayá) y el Mar Pacífico
Características
344
Según testimonio de misioneros Franciscanos (1632-1646) y
Capuchinos (1650-1653)
Indígenas “Caribaná”, localizados en el poblado
Damaquiel, en la región de Urabá 19
Según testimonio de los Jesuitas
Alonso de Sandoval y Diego de
Torres (1606)
mucho cuidado” (Fray
Matias de San Francisco).
– “Acostumbran predicar entre
sí y es en voz en cuello y con
muy buenos [to]nos. Está el
predicador sentado en su banqueta, en la una mano su arco
y flechas y junto a ellas encima
el brazo una gran totuma que
son unos vasos muy hermosos
que ellos tienen para beber de
chicha” (Alonso de Sandoval)
Vestido
– “Todos andan desnudos,
hombres y mujeres” (Fray
Matias de San Francisco).
– “hombres y mujeres
andan siempre como su
madre los parió” (Fray
Basilio de Baldenuño).
– “Andan los hombres desnudos
con calabazas que en ciertas
partes se usan que son más
perjudiciales que andar sin
ellos. Las mujeres andan todas
vestidas, cuyo recogimiento y
modestia es muy particular”
(Alonso de Sandoval).
– “casi todos desnudos y sus
cuerpos pintados de varios
colores (...); y las mujeres
de grandísima belleza y muy
recatadas y virtuosas” (Diego
de Torres).
Liderazgo o
autoridad
“Quien tiene más mujeres,
hijos, familia” (Fray Matías
de San Francisco).
Disposición
de los cadáveres
“Cuando mueren queman
el difunto en hogueras de
fuego, guardan los huesos
y cenizas, para beberlos
después los parientes más
cercanos” (Fray Matías de
San Francisco).
“A los muertos los queman y las
cenizas echadas en una olla con
solemnidad de borrachera la
entierran”. Alonso de Sandoval)
Según testimonios de los
misioneros Agustinos
(1627)
“No entierran ningún
cadáver sino que lo
queman; solo conservan las cenizas de los
caciques, las cuales
después de un año,
y hecha una consulta
general, mezclan con
cierta bebida fabricada
de trigo de las indias;
luego, aquellos infelices la beben desmesuradamente teniendo por
Los Idibaes o Gorgonas: de la llegada de los misioneros Franciscanos | Capítulo 6
Indígenas Gorgona o Idibaes,
localizados en la costa
occidental del Chocó, entre
el Atrato (a la altura del rio
Bojayá) y el Mar Pacífico
Características
Según testimonio de misioneros Franciscanos (1632-1646) y
Capuchinos (1650-1653)
Indígenas “Caribaná”, localizados en el poblado
Damaquiel, en la región de Urabá 19
Según testimonio de los Jesuitas
Alonso de Sandoval y Diego de
Torres (1606)
Según testimonios de los
misioneros Agustinos
(1627)
cierto que de este modo
muestran su amor, y
que eso les aprovecha
no poco y se les aumentan las fuerzas” (Fray
Andrés de San Nicolás).
Características de las
armas
“Sus armas ordinarias son
flechas, que confeccionan
con veneno mortífero” (Fray
Matías de San Francisco).
“El arma más fuerte que tienen es
una yerba, la cual es remediable,
aunque saque una sola gota de
sangre” (Alonso de Sandoval)
Característica de la
bebida
“Beben y tienen borracheras, pero no caen, por no ser
ventura tan fuerte el brebaje
como el vino o chicha” (Fray
Matias de San Francisco).
“aunque beben de ordinario y
mucho, hay pocos borrachos,
aunque muchos borrachos por
ser la chicha muy simple” (Alonso
de Sandoval)
Características de la
lengua
“Es su lengua más fácil que
otras, por finalizar siempre
en vocales” (Fray Matias de
San Francisco).
“hablan todos una lengua al
parecer no muy difícil” (Alonso
de Sandoval)
Vocabulario
Tubete (curandero) (Fray
Matias de San Francisco).
Características físicas
– “Son estos de un color
tostado y comúnmente de
buenas facciones, y hay
algunos de muy buenos
naturales, en quien se
hiciera fruto si no anduvieran mezclados con los
demás”. (Fray Basilio de
Baldenuño).
“Es este veneno tan
pestífero, que a la
Esclava más desechada
se le manda coser, y de
solo olor muere”. (Fray
Luis de Jesús)
– “Son de naturales alegres y
muy regocijados y dispuestos, hermosos”. (Alonso de
Sandoval).
– ”de buena estatura” (Diego de
Torres).
Fuentes: De Córdova Salinas (1957); de Jesús (1681); Briceño Jauregui (1983); ARSI Novi Regni
et Quit. 14. Roll 149; Veneranda Biblioteca Ambrosiana. Códice G., 196 inf., ff. 108r-109r.
Como se puede apreciar hay muchas similitudes entre los dos grupos. Sin
embargo, en mi opinión, la característica que muestra que los indígenas
Idibaes y los Caribaná pudieron haber sido parte de un mismo grupo
345
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
étnico, es la forma como disponían de los cadáveres, quemándolos,
y bebiendo las cenizas de sus caciques. Esta particular característica
hacía que fueran temidos por las tribus vecinas, con quienes estaban
permanentemente en guerras, y quienes creían que los Idibaes se comían
los cadáveres.
Como mencioné anteriormente, de los testimonios de los misioneros
Franciscanos también se desprende que los españoles no misioneros que
había en la región se habían aliado con los Idibaes, con quienes “rescataban’ y a veces unían fuerzas en confrontaciones con sus enemigos. Un
testigo relató haber sido invitado por los Idibaes, a acompañarlos para
atacar a los indígenas Bugue-Bugue, al sur del Darién. El testigo aceptó
la invitación. Este testimonio demuestra además que los Idibaes tenían
la capacidad de hacer extensas travesías para atacar a sus enemigos. El
relato no explicita si la movilización desde la zona de la Anegadas hasta
el Darién fue por mar, o por río; solo menciona que el viaje duró diez días
y al llegar fueron rio arriba hasta llegar al sitio del ataque.
“(...) y sabe así mismo que los dichos indios confinan con los
bugue bugues que han hecho muy gran daño a este Reino y con
ellos los dichos indios de las dichas anegadas tienen guerras y
hacen salidas a una de las cuales los dichos indios convidaron a
este testigo para que con armas de fuego fuese con ellos y para
que no entendiesen que tenía ningún temor fue en compañía de
los susodichos y habiendo navegado en canoas ocho días al cabo
de ellos dieron en una tierra áspera y siguiendo un río arriba
dieron con los dichos indios y se tiraron unos a otros de los de
las canoas y los indios de la dicha tierra porque los que iban con
este testigo ya habían reconocido el paraje a donde estaban y se
habían emboscado y dado con los contrarios. Se emboscaron según
dicho es y entonces también este testigo tiró un arcabuzazo de
que derribó un indio y habiendo visto y entendido los susodichos
huyeron los contrarios aunque de ellos murieron cuatro y aunque
en otras ocasiones han traído algunas piezas que hoy están en el
dicho sitio (...)”. 20
20
346
“Informaciones: Gines de Dueñas”. AGI, Panamá, 64B, N.19.
Los Idibaes o Gorgonas: de la llegada de los misioneros Franciscanos | Capítulo 6
Finalmente, quiero mencionar que también es probable que los Idibaes, como “Urabáes originales”, hubieran decidido abandonar en grupo
la región de Urabá a raíz de una superstición, como la que los hizo mover
súbitamente a la costa para irse a vivir donde los misioneros, que relataré
enseguida. En todo caso, resulta dudoso que los Cueva hubieran tenido
el poder de sacarlos por la fuerza, sobre todo por el hecho de tener los
Urabáes la ventaja del uso de flechas envenenadas. Claro está que los
Cueva que se pasaron a Urabá también se adaptaron a la utilización de
flechas envenenadas, como se demuestra en la información que vimos
sobre la visita de Julián Gutiérrez a la culata del golfo en 1535.
La misión de los Franciscanos (1632-1646)21
La historia de la colonización de la región de las Anegadas, o Gorgona, y
del establecimiento de una misión Franciscana en dicha región, comenzó
en 1632 cuando un comerciante de Panamá de apellido Méndez22, que tenía
una isla cerca de la Isla del Rey, deseoso de plantar un tipo de árboles en
su isla, de los que había escuchado se veían en la región de la Gorgona,
fue con su barco hasta dicho sitio y al encontrar a los indígenas en actitud
de paz, les dio lo que llevaba y con señas les indicó lo que buscaba, “y
los dichos indios por las mismas señas le señalaron que hacia la parte
de arriba los había, y hizo su hacienda y volvió a esta ciudad”. Es claro,
entonces, que la primera interacción de este español con los Idibaes fue
enteramente comercial, un “rescate”, como lo llamaban los españoles.
Méndez llevó la noticia de los indígenas que había encontrado al
Guardián de los Franciscanos en Panamá, Fray Ginés de Dueñas, quien le
rogó a Méndez, “que por amor de dios le llevase que quería ir a verse con
los dichos indios llevando consigo otros religiosos y que si los indios se
daban de paz dejarían Religiosos que aprendieran la lengua y fundaran
y harían iglesia y conquista espiritual acudiendo a la reducción de las
21
Esta sección se basa, además del conocido texto de Fray Diego de Córdova Salinas (1957),
en documentos originales del Padre Ginés de Dueñas y sus compañeros; AGI, Panamá, 18,
R.7, N.95; AGI, Panamá, 19,R.7,N.76 y AGI, Panamá, 64B,N.19.
22
En la versión de Córdova y Salinas, (1957: 245), aparece que se llamaba Francisco Martín.
La versión en la que aquí me apoyo es un testimonio del mismo Méndez. “Testimonio Fray
Gines de Dueñas, 14 de julio, 1635”. AGI, Panamá, 64B, N.19.
347
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
almas”.23 Méndez aceptó la petición y se embarcó con el padre Dueñas
y otros cuatro Franciscanos, además de seis españoles y un número no
específico de indígenas cristianos.
Al llegar a la costa de la Bahía Solano, el 13 de marzo de 1632, un
grupo de indígenas salieron en canoas y los acompañaron a desembarcar.24 Luego fueron a otra bahía localizada a ocho leguas de allí, a la que
nombraron Bahía de San Antonio, posiblemente en la actual bahía Cupica.
Al parecer no hubo ningún desembarco durante este primer viaje. Después de este contacto inicial exitoso, los religiosos decidieron regresar
a Panamá en busca de una autorización por parte de la Audiencia para
el establecimiento oficial de una misión.
Luego de obtener la autorización de la Audiencia y el permiso del
Obispo de Panamá, Fray Ginés regresó a la bahía Solano el 25 de abril de
1632 donde había sucedido el primer encuentro, en compañía de otros
cuatro Franciscanos. Luego de permanecer dos días allí fueron a la Bahía
de San Antonio donde veinte canoas salieron a recibir al barco con los
religiosos. Los Frailes Fray Gerónimo de Figueroa y Fray Matías de San
Francisco fueron recibidos, “por un indio principal que le llaman Cabague”, quien los llevó a su casa, “que está algo desviada del puerto”. Hubo
una solemne celebración de misa, y al ofrecer Fray Ginés de Dueñas un
cristo que tenía en sus manos para que fuese besado por los españoles,
los indígenas los imitaron, a lo que los españoles interpretaron el hecho
como un gesto milagroso de aceptación de la fe cristiana. Fray Gerónimo
de Figueroa y Fray Matías de San Francisco se quedaron en la Bahía de
San Antonio para dar comienzo a la misión, mientras que Fray Ginés de
Dueñas regresó a Panamá con algunos indígenas principales. El presidente
de la Audiencia de Panamá reportó el suceso así:
“El guardián de San Francisco (...) con licencia del gobierno fue
personalmente con otros religiosos y se dio tan buena maña que
dejó con gusto de los indios dos casas con forma de Doctrina y
348
23
AGI, Panamá, 64B, N.19.
24
A diferencia de la versión de Córdova y Salinas, en su testimonio Méndez no menciona que
el Padre Dueñas hubiese tomado posesión solemne de la tierra y le hubiese bautizado con
el nombre del Santo Francisco Solano. En el relato de Méndez es claro que desde hacía
algún tiempo los viajeros ya llamaban dicha bahía con ese nombre, porque allí se decía
había sufrido un naufragio el padre Solano, al cual sobrevivió.
Los Idibaes o Gorgonas: de la llegada de los misioneros Franciscanos | Capítulo 6
trajo consigo cuatro caciques que tratados aquí bien volvieron
agradados. Parece tierra muy rica de oro, y el camino mejor para
reducir el bayano”. 25
Además del interés de volver cristianos a los indígenas de la región, había
obviamente un fuerte interés de los españoles por el oro que poseían y
las minas de donde lo extraían. Igualmente, era importante el acceso a
la llamada región del Bayano, conocida posteriormente como Darién del
sur, para cerrarle el paso a los indígenas de los distintos grupos Gunas
que vivían en dicha área, que cuando se les intentaba someter se replegaban hacia el sur.
Cuatro años más tarde, en 1636, los Franciscanos estaban empeñados en persuadir a los indígenas para que se trasladaran a vivir al Cabo
Corrientes o a Puerto Claro, un poco al norte de Bahía Solano, donde
según ellos había más espacio para poblarlos y poderse sustentar. Según
cuenta Fray Matías de San Francisco, los Idibaes se resistían a la idea
del traslado a Cabo Corrientes por temor a los indígenas Ogonies, que
vivían cerca a dicho lugar. El temor no era infundado, Cabegue, uno de
los principales que decidió a trasladarse a dicho lugar, fue atacado dos
veces por los Ogonies.
Al parecer hubo varios traslados, algunos de ellos fracasados, y
los indígenas terminaban regresando a sus lugares originales. Los Idibaes finalmente se localizaron en los ríos Pobo,26 Poto y Pitauca. Según
comentaba Fray Matías, en el rio Pobo los indígenas, “nos edificaron casa
e iglesia muy a propósito y para muchos años”.
Según cuenta Fray Córdoba Salina, en 1640 sucedió un evento extraordinario, cuando cerca de ocho mil indígenas llegaron súbitamente a donde
estaba la misión, de regiones tan lejanas como treinta leguas. Según los
misioneros, la razón para el masivo desplazamiento fue el temor colectivo
que tuvieron de que si no iban a donde estaban los misioneros se iban
25
Carta del presidente de la Audiencia de Panamá, Álvaro de Quiñonez Osorio. Panamá, 22
de diciembre de 1632. AGI, Panamá, 18, R.7, N.95.
26
Es probable que el rio Pobo no sea un nombre original. Hay una pequeña localidad en
España llamada el Pobo de Dueñas. Puede ser una simple coincidencia, o que Fray Gines
de Dueñas tuviera una relación con dicho lugar.
349
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
a morir todos.27 El relato de los misioneros da a entender que fueron las
creencias de los indígenas lo que los llevó a trasladarse súbitamente. Sin
embargo, la movilización masiva también coincide con la entrada punitiva
hecha por el capitán Gregorio Céspedes de Guzmán, quien, entrando por
Antioquia, llegó al territorio de los Chocoes, donde a su paso encontró
casi todos los asentamientos indígenas abandonados. La gente de Céspedes de Guzmán incluso reportó haber tenido encuentros armados con
los “Promea” (Idibaes), cuando estos iban en busca de los chocoes.28
Los misioneros trataron de organizar a los indígenas desplazados
en cuatro sitios distintos. Acomodaron cerca de dos mil personas en
cada localidad, donde tuvieran terrenos donde pudieran sembrar maíz
y plátano para su manutención. Con tanta gente congregada en un solo
sitio, las epidemias no se hicieron esperar, y en la peor de ellas, según la
versión de los Franciscanos, entre dos o tres mil Idibaes murieron. En 1642
incluso Fray Matías de San Francisco cayó enfermo y murió. Fray Juan de
San Antonio también enfermó, pero regresó a Panamá para recuperarse,
abandonando la misión.
En 1644 los misioneros Franciscanos regresaron a revivir la misión,
encabezados por Fray Juan de San Antonio y Fray Diego de San Marcos. Al
llegar, los misioneros encontraron que el poblado de indígenas que habían
dejado en la Bahía Solano dos años antes con cerca de cuatrocientas
personas estaba abandonado, como consecuencia de los ataques de los
indígenas vecinos. Para su seguridad, los Idibaes habían decidido trasladarse a las orillas de los ríos Pobo y Paria. Los misioneros trasladaron la
misión a orillas del rio Paria y permanecieron en el lugar por dos años más,
hasta que en 1646 una nueva ola de pestes produjo una nueva mortandad
entre los indígenas. El tubete, o curandero entre los Idibaes, acusó a los
misioneros de ser causantes de la enfermedad, por lo que un indio llamado
Hujuoba procedió a matar a Fray Juan de San Antonio. También atacaron
a Fray Diego de San Marcos, pero logró huir, y tras una persecución logró
ser rescatado por los españoles que permanecían en el área.
350
27
De Córdova Salinas (1957: 248-249).
28
Según uno de los autos, el Capitán Gregorio Cepeda de Guzmán, “entró primero en abril
[1640] y corrió toda la tierra peleando con los indios chocoes, citaraes y según la noticia se
tiene peleó con los Promeas que venían en busca de los dichos chocoes y volvió a salir el
dicho capitán Gregorio de Guzmán en tres de junio sin perder ninguna de su gente”. AGNC,
Caciques e Indios, 68. Folio 798v.
Los Idibaes o Gorgonas: de la llegada de los misioneros Franciscanos | Capítulo 6
Tras la muerte de Fray Juan de San Antonio, los misioneros Franciscanos abandonaron definitivamente la misión que habían comenzado
catorce años atrás. Sin embargo, resulta claro que desde un primer
momento los Franciscanos estuvieron acompañados por un pequeño
grupo de comerciantes, y posteriormente, por algunos soldados. Cuando
Fray Juan Meléndez visitó la misión de los Franciscanos en la Gorgona, al
comienzo de la misión, comentó: “Hallé que tenían en su compañía diez
o doce hombres, que en mi sentir, fue lo peor, que llevaron, por los tales,
no van, sino por su rescates, e intereses, y a poner a los Religiosos, en mil
riesgos, y peligros por su causa”.29
De esta manera, desde el primer contacto con los indígenas en
1632, los españoles lograron establecer un pequeño enclave comercial
en Bahía Corrientes, desde donde “rescataban” con los indígenas, y se
relacionaban con ellos para beneficio propio, pero no hacían parte de
ningún plan formal de conquista o colonización. Esta situación se hace
más evidente cuando los Capuchinos, decepcionados de sus pocos logros
en el Darién con los Tunucunas, se fueron a probar suerte en la región de
la Gorgona. Al parecer la decisión de irse a la Gorgona respondió más al
capricho personal del prefecto de la misión, Fray Antonio de Oviedo, que
a un plan colectivo más elaborado. Como veremos más adelante, dicha
presencia incluso se mantuvo después de 1653 cuando Fray Antonio de
Oviedo desapareció en territorio de los indígenas Bugutas.
Otros grupos indígenas en el área de la Gorgona
durante las misiones Franciscanas
Además de los Idibaes, los misioneros Franciscanos mencionan siete
grupos distintos en el área de las Gorgonas, o las Anegadas, y en sus
áreas circunvecinas: los Ogonies, Poos, Bugutas, Manimos, Tabacos o
Mibocanas, y los Tatubas. La tabla siguiente resume la información que
conocemos sobre dichos grupos, la mayoría no mencionados en la documentación que se conoce sobre el área del actual departamento del Chocó,
la cual típicamente utilizó informantes de grupos indígenas de la familia
Emberá (Tatamaes/Chocoes, Citaraes, Noanamaes). En esta información
29
Melendez (1682, T. III: 379).
351
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
de los Franciscanos los informantes son principalmente indígenas Idibaes
y Poos, con quienes los misioneros tenían contacto directo.
Tabla 2. Otras tribus del Pacífico, según testimonio
de los Misioneros Franciscanos
Nombre(s) del grupo
indígena según los
Franciscanos (1636)
352
Información en la documentación de
los Franciscanos (1632-1644)
Comentarios
Caturos
“Los Caturus son una cuadrilla
reducida a ese estado por los Ogonies, y ahora sus aliados”.
– Serían los también llamados
Catrues, quienes en el mapa
de 1610 aparecen ubicados en
una extensa región, que iría
del Puerto de Piñas, muchas
leguas hacia el interior.
– Los Caturos/Catrues, podrían
ser los mismos Camicuas que
menciona Requejo Salcedo/
Fray Adrian de Santo Tomas.
Ogonies
(Hugonias)
“Los Ogonies se entiende no son
muchos porque guerrean a todas
las otras naciones, y los nuestros
les hicieron mucho daño el año
pasado cuando pelearon con ellos
en favor de los Ydivaes; son arriesgados y valientes y comen carne
humana” (Fray Juan de Merlo).
– “los Ogonies, cercanos a aquel
cabo [Corrientes]” (Fray Matías
de San Francisco}.
– “Los Ogonies se circucidan”
(Capuchino).
– Fray Matías de San Francisco
menciona en 1636 que los
Ibidaes no se querían trasladar
a Cabo Corrientes por el temor
que tenían de los Ogonies,
quienes habitaban cerca.
– Un capuchino menciona que
hay indicios de que los Ogonias son descendientes de los
judíos, porque además “de su
dureza”, se circuncidan.
Tabacos
(Tabaquaes) o
Mibocanas
– “Los Tabacos que allí llaman
Mibocanas tienen ocho casas
cerca de los Poos que son como
frontera por otra parte confinan
con los Tatubas como mirar a
Popayán” (Fray Juan de Merlo).
– “Pegado a cabo de corrientes
está un cerro que dicen los indios
le llaman el cerro de los Tabaquae a donde hay infinidad de
oro”.
– Tienen guerra con los Tatubas,
quienes parece son una tribu
numerosa.
– Parece que los Franciscanos
sabían que vivían cerca, pero
no hay indicios de que los
hubieran contactado.
– Según Isacsson, los Mibocanas son los mismos Surucos.
Vargas considera a los Soruco
como parte de la familia Guna.
Los Idibaes o Gorgonas: de la llegada de los misioneros Franciscanos | Capítulo 6
Nombre(s) del grupo
indígena según los
Franciscanos (1636)
Información en la documentación de
los Franciscanos (1632-1644)
Comentarios
Poos
– “son enemigos de las demás
naciones con que están reducidos
a menor número”.
– Se alimentan “de maíz que comen
tostado y beben molido”.
– Su cacique se llamaba Tengoo
– El poblado de Poos que fundaron los Franciscanos se llamaba
Bidoro.
– En la actualidad hay un rio y
una localidad un poco al sur
del Cabo Corrientes llamada
Vidoró.
– Son los mismos Poyas, y eran
parte de la familia extensa
Chocó.
Bugutas
– El poblado de Bugutas que
fundaron los Franciscanos se
llamaba Sumugua (Sumuqua).
– “ Levantaron en Sumuqua una
casa a su usanza alta”.
– Su cacique se llamaba Chicua
– El oro, “tráenlo los Bugutas en
orejas, narices y boca”.
– “son gente más constante que los
Poos y más valientes”.
– Es claro que los Franciscanos
tuvieron contacto directo con
ellos.
– Según Romoli, los Botabirá
eran los mismos “Bogobaes o
Bogotaes”30.
– El rio de los Bugutas (Bogotas)
era el rio Baune, o Baudó,
según los mapas de Ringrose y
de Ruiz de Campos (1631).
Manimos
– “Los Manimos vecinos de los
Bugutas y sus enemigos; dicen
estos que son muchos y es creíble
pues persiguen a los Bugutas
que no son pocos; también se
entiende tienen mucho oro”.
– “se acercan a las minas de Toro”.
– Parece ser como los Idibaes
se referían a los Moriramas o
Noanamas.
– Parte de la familia extensa
Chocó.
Tatubas
– “parece ser mucha gente pues
hace daño a los Tabacos y a los
Ydivaes que están muy apartados ayudarse de españoles que
andan sin sacerdotes y así más
parecen ladrones que cristianos”
– Podrían ser los Tatamas o
chocoes. Quizás sean los que
antiguamente se les llamaba
Tatabes.
Fuentes: AGI, Panamá, 64B,N.19; AGI, Panamá, 18,R.7,N.95; AGI, Panamá, 19,R.7,N.76.
Una característica común entre los Ydibaes, los Poos, y los Bugutas, es
que vivían en casas muy grandes, de hasta ciento cincuenta personas
cada una entre los Bugutas, y de entre treinta y setenta entre los Idibaes.
La localización del rio de los Bugutas o Bogotas, según los mapas del
siglo diecisiete, no dejan duda que es el actual rio Baudó.
30
Romoli (1976: 65).
353
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
La corta misión de los Capuchinos (1651-1653)
Como vimos anteriormente, el trabajo misional del Capuchino Fray Antonio de Oviedo estuvo centrado inicialmente cerca a la desembocadura
del rio Atrato, con los indios Tunucunas. Sin embargo, desde que Fray
Antonio llegó al territorio Tunucuna siempre estuvo muy interesado en ir
a predicar entre los indígenas Gorgona, al parecer porque hablaban un
dialecto parecido al Guna.31 En una carta escrita desde Nuestra Señora
de Taparisa, fechada el 18 de mayo de 1650 decía:
“Cerca de aquí tengo noticia hay grandes poblaciones sin sacerdote
y tierra muy rica, que pienso que si fuéramos allá se haría mucho
fruto, porque ya está la gente junta, y no es menester sacarlos de
los montes como a estos; y si hubiera tenido salud, ya hubiera
ido a verla este mes de enero pasado, pero pienso hacerlo presto,
luego de la Navidad, si Dios [me] da salud y si esta tierra que digo
se amansa, además del servicio de Dios, será de provecho para el
Rey y para los españoles, porque por el río grande del Darién podrá
correr la embarcación hasta cerca de Quito, desde Cartagena que
les cuesta mucho trabajo por donde van”.32
Cuando Fray Antonio de Oviedo escribió esta carta, los Franciscanos ya
habían dejado de trabajar por lo menos desde hacía unos cuatro años
entre los Gorgona, por lo que era correcto el hecho de que no tenían sacerdotes, dado que dichos indígenas habían matado y perseguido a varios
frailes en 1646. Se puede inferir también que los grupos que dificultaban
la navegación por el Atrato no eran los Tunucuna sino los Gorgona.
Antes de proseguir, quizás sea importante demostrar por qué resulta
evidente que los indígenas Idibaes y los Gorgona eran los mismos, considerando que había una pluralidad de grupos indígenas en la llamada región
354
31
El Capitán Justiniani Chavarri señalaba que uno de los capuchinos que trabajaban en la
Gorgona, tenía como intérprete uno de los indios Gunas del Darién, que sin embargo, no
hablaba español. “En Paria está el padre Fray Françisco de las Canarias el cual me dijo que
padecía mucho por no tener buen intérprete y que se valía de la lengua del Dariel para que
el intérprete entendiese por qué la española no la sabía”. Intervención del Capitán Vicencio
Justiniani Chavarri, Junta de Guerra y Hacienda. Panamá, 12 de marzo, 1652. AGI, Panamá,
22, R.3, N.11.
32
Pena González (2004: 1045).
Los Idibaes o Gorgonas: de la llegada de los misioneros Franciscanos | Capítulo 6
de la Gorgona33. El testimonio del Capitán Juan Vicencio Justiniano Chavarri,
Comisario de la Caballería del Reino de Tierra Firme nos proporciona la
evidencia que lo confirma, al señalar que uno de los indios naturales de
Penonomé, llamado el Capitán Domingo Martin, quien hace parte de las
fuerzas llevadas por los españoles al presidio de la Gorgona fue quien,
“mató al indio que mató al padre Fray Juan de San Antonio, de la orden
de San Francisco en Paria, cuando se revelaron el año de mil seiscientos y
cuarenta y cuatro”.34 Dado que el hermano de dicho indio asesinado por
el Capitán Domingo Martin estaba aún en Paria, dicho Capitán “teme la
muerte, con que en haciendo miedo no se hace facción buena”.35
En 1651, frustrado por los pocos progresos con los Tunucunas, Fray
Antonio de Oviedo decide probar suerte con los Idibaes/Gorgonas. El corto
tiempo que los Capuchinos estuvieron en la Gorgona coincidió con una
época de mucha agitación en toda la región de la Gorgona y en el Darién,
donde todavía estaban los Capuchinos en algunas de las poblaciones.
El hecho que prendió la alarma entre los Gorgonas fue la decisión
del presidente de la Audiencia de Panamá de instalar un presidio en la
región de la Gorgona con cincuenta soldados, para evitar la entrada de
corsarios a la región. Estos hechos coincidieron con los que ya relaté que
sucedieron en el Darién en 1651.
El presidio que hizo levantar a los Gorgonas se instaló en Cabo
Corrientes, y estuvo a cargo del Capitán Francisco de la Cueva Benavides,
más conocido como el capitán Benavides, un español que conocía muy
bien la región, dado que había estado colonizándola y haciendo negocios
con los indígenas Idibaes/Gorgona desde la llegada de los Franciscanos
al territorio en 1632. El Capitán Benavidez también era parte del grupo
de españoles que, como parte de sus negocios en la región, se habían
aliado con los Gorgonas para atacar y debilitar a otras tribus de la zona,
incluidas las tribus de la familia cercana Guna, como los Bugue-Bugue,
enemistándolos con todas ellas.
33
Dado que la documentación a partir de este momento no refiere a los Idibaes sino a los
Gorgona, para evitar confusiones utilizaré de aquí en adelante dicho nombre.
34
Intervención del Capitán Vicencio Justiniani Chavarri, Junta de Guerra y Hacienda. Panamá,
12 de marzo, 1652. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
35
Intervención del Capitán Vicencio Justiniani Chavarri, Junta de Guerra y Hacienda. Panamá,
12 de marzo, 1652. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
355
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Escribiendo desde la “Baia del Santo Solano”, en 1651, Fray Antonio
de Oviedo le pide al presidente de la Audiencia de Panamá que saque la
milicia de la región de la Gorgona,
“La necesidad y el librar mi conciencia de escrúpulos no cansará
a Vuestra Señoría porque estoy muy malo y habrá seis días recibí
los santos sacramentos (...) La cuenta mía señor es que si a V.S. le
parece saque de aquí esta milicia porque juego en conciencia que
no sirve de más de para gastar al Rey su hacienda sin provecho
y de poner en peor estado como lo han hecho las cosas de la fe
porque lo primero no se les ha enseñado cosas que sea de hombres
y así yo y mis compañeros fabricamos por el tejado trabajando de
hacerlos cristianos antes que hombres y esta misión y reducción
no he tenido más parte en el gobierno que si jamás el capitán y
soldados hubieran venido conmigo ni VS. se lo hubiera ordenado
y así dicen que hay muchos que mandan y ellos solo mandan y
hacen”.36
Fray Antonio de Oviedo también deja entrever las complejas relaciones
que había entre soldados, indígenas y misioneros. Fray Antonio resalta
el hecho de que los Gorgona se burlaban de la autoridad de soldados y
religiosos, sabiendo que, aunque los podían forzar hasta cierto punto,
si se empeñaban en resistir las órdenes, las consecuencias no iban a ser
tan extremas como en el pasado. En otras palabras, que la desobediencia
no les costaría la vida:
“A VS. le echan la culpa de que no haya algún temor en los indios
porque dicen que ha ordenado que los lleven por cariño y es tal el
cariño que habiéndosele ido uno al mismo capitán y vuelto contra
él lo dejó pasar sin castigo. A otros que les han mandado otras
cosas no le han obedecido, antes han hecho buena burla de él,
y hoy día unos ocho indios, de los cuales los dos son viejos que
no se pueden menear, habiéndose huido al monte viven cerca de
aquí. Se están haciendo burla del capitán y soldados y dicen que
vayan por ellos y verá lo que pasa; siendo así que un solo soldado
36
356
Carta Fray Antonio de Oviedo. Bahía Solano, 1651. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
Los Idibaes o Gorgonas: de la llegada de los misioneros Franciscanos | Capítulo 6
los puede rendir al fin no se ha ido por ellos. Los demás están en
el monte, aquí no han sembrado ni un plátano. Las casas y traza
del pueblo el comisario lo dirá”.37
Igualmente, para Fray Antonio de Oviedo existe el mismo problema para
forzar el cumplimiento de los preceptos de la religión católica, y recrimina
a los soldados por no hacerlo,
“Aquí hay indios uno casado o amancebado con su propia hija,
otros con sus hermanas y primas hermanas. De que estén con
muchas mujeres no digo nada y aunque le he pedido una y muchas
veces que ponga remedio no ha hecho nada y lo mismo ha sido en
otras cosas. Antes los indios de la compañía de los soldados han
aprendido vicios que no tenían y ninguna virtud. El teniente y todos
los demás del gobierno y en particular el capitán de los naturales
traen al viejo al redontero [sic] con que en siete meses no se ha
hecho cosa más de estar los soldados como dueños en estrado!”.38
Igualmente, es claro que el asentamiento de Bahía Solano y el presidio que
se había establecido allí, estaban también amenazados por las tribus que
los acechaban, y vivían escondidas en las montañas de la región. Aunque
Fray Antonio de Oviedo no detalla quiénes son estos los indígenas, al
parecer se trataba principalmente de los Ogonias (Hugonias),
“No pienso que todos tienen la culpa de los indios que están de la
otra parte de la cordillera. No ha salido ninguno y cierto señor que
con veinte hombres los pudieran sujetar a todos sin quitar la vida
a ninguno. No hace el capitán otra cosa que traerme en palabra y
promesa a VS que una sola no me ha cumplido. Todo es mentiras,
todo es miedos y temores muchos, y mucho de codicia porque el
capitán de los naturales si algún oro había en la provincia él se lo ha
recogido porque como sabe que para eso la lengua todos acuden a
él de más que ha procurado hacer sus casas para ver si hay minas.
Y por tenerlo todo a su aluo [sic] en algún tiempo vuelve por los
37
Carta Fray Antonio de Oviedo. Bahía Solano, 1651. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
38
Carta Fray Antonio de Oviedo. Bahía Solano, 1651. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
357
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
indios con todas veras y sin cuidado de la asistencia militar se va
a parar y dormir entre los indios a los montes. Esto señor lo digo
para que VS juzgue y mire cuánto será mi dolor. Responden que no
ha hecho tiempo para la pólvora y que nosotros lo queremos todo
hecho en dos días. En lo que toca al tiempo mucho a hecho malo
y mucho bueno, y sin reparar en el tiempo malo envió el capitán
ocho soldados en compañía de los indios para que fuesen seguros
a montear por ser allí el peligro grandísimo de los enemigos y era
en tiempo de grandísimos aguaceros y se les ordenó al cabo de
los españoles que fuesen sujetos a las órdenes del capitán Diego
Martin y se le advirtió que los indios que iban siendo los mejores
eran unas gallinas y que al punto que viesen al enemigo los habían
de dejar solos y que así anduviesen siempre juntos para que conocer a VS el marcaje de las cosas y cuán poco cumplió el capitán
Benavides con lo que prometió a VS y a mí. Por tanto señor mío si
fuere cosa conveniente sacar la milicia, si habré de hacerlo que
el mayor peligro es que a mí y a mis compañeros nos quiten las
vidas y este es chico pleito. Solo advierto a VS que de la suerte
que hoy están estos dentro de poco tiempo han de ser peores que
los del Dariel no obstante que si se hubiera procedido conforme
al intento de VS se podrá hacer grande fruto. Todas las almas que
hay en los dos pueblos no llegan a quinientas, y esto es y todo lo
hecho es la verdad”.39
El levantamiento de 1651 y las capitulaciones de 1652
En 1651 los Gorgonas protestaron contra el presidio que se había construido siete meses atrás en Bahía Solano, y que estaba al mando del
Capitán Benavides. No es claro en qué consistieron las protestas, pero a
diferencia del violento levantamiento del Darién, casi al mismo tiempo,
en la documentación sobre las protestas de los Gorgonas, no se hace
mención de acciones violentas específicas. En todo caso, la discusión
sobre el futuro de los presidios de la Gorgona y el del Darién se discutió al
mismo tiempo en la Audiencia de Panamá. Las opiniones de las personas
consultadas estaban divididas. Resalta, que diversos conocedores del
39
358
Carta Fray Antonio de Oviedo. Bahía Solano, 1651. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
Los Idibaes o Gorgonas: de la llegada de los misioneros Franciscanos | Capítulo 6
tema mencionaron que los indígenas Gorgonas estaban en ese momento
del lado de los españoles y se habían convertido en un importante aliado
contra los Gunas.
Por ejemplo, el Capitán Juan Lorenzo era del parecer que se conservara el presidio que se había establecido en Cabo Corrientes, “porque
aquellos indios tienen puesto freno a los del Dariel”. 40 Por su parte, el
Capitán Luis de Guzmán creía que era importante conservar la infantería
en la Gorgona, dado que para “la conquista del Dariel es muy a propósito
conservar aquel puesto para hacer entrada con los españoles y naturales
de aquella provincia, por ser aquellos indios contrarios a estos hoy”. 41
Había, sin embargo, otras voces que resaltaban que el presidio era un
gasto innecesario. Don Francisco Dávila Muñoz opinaba, “que se venga
la gente de la Gorgona por el gran gasto que se hace a la Real Hacienda
y no ser de esta jurisdicción”. 42 El factor Don Antonio de Mohedas era de
la opinión “en lo de la Gorgona que por medios de paz se conserve y no
con gente de guerra en manera alguna”. 43
Los Gorgona enviaron una delegación de ocho personas a Panamá
para ofrecer la paz, los cuales regresaron a su tierra en el mismo barco
con el Gobernador del Darién Luis Gutiérrez de Rivera, y en compañía de
Julián Carrisoli, el padre capuchino Basilio de Baldenuño, entre otros,
quienes fueron primero al Real de Santa María para luego proceder al
territorio de los Gorgonas. 44 Entre las instrucciones que el presidente
Luis Lozada Quiñones le señalaba al Gobernador Gutiérrez de Rivera era
que, en la Gorgona,
“se informara del padre Antonio de Oviedo prefecto de los padres
capuchinos descalzos religiosos de conocida virtud y ajustamiento,
y al retirar la gente de aquel real le dejara dos soldados los que el
40
Intervención del Capitán Juan Lorenzo, Junta de Guerra y Hacienda. Panamá, 30 de diciembre, 1651. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
41
Inter vención del Capitán Luis de Guzmán, Junta de Guerra y Hacienda. Panamá, 30 de
diciembre, 1651. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
42
Intervención de Don Francisco Dávila Muñoz, Junta de Guerra y Hacienda. Panamá, 30 de
diciembre, 1651. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
43
Intervención del Factor Don Antonio de Mohedas, Junta de Guerra y Hacienda. Panamá, 30
de diciembre, 1651. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
44
AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
359
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
dicho padre escogiere y señale para que asistan a su paternidad y
a los demás religiosos y estén a su orden y les sirvan de consuelo
y alivio, y entregara a su paternidad los dichos ocho indios y los
bastimentos que se les remiten”. 45
El doce de mayo de 1652 se firmaron las capitulaciones con los indígenas
de la Gorgona, evento al cual asistieron cerca de cien de ellos. El contenido
del documento es el siguiente:
“1. Que hayan de acudir a la doctrina por la mañana y por la tarde
así que se toque la campana sin que hagan aguardar a los que
llegan primero y no aguarden a que el fiscal y demás ministros les
vayan a llamar porque con eso acabarán breve la doctrina y podrán
acudir a sus labranzas y tengan muchas obediencia al fiscal que
ha sido los vaya a llamar y el que no lo cumpliere lo traigan ante
el padre para que lo haga castigar.
2. Que rocen para sembrar cerca del pueblo pues hay comodidad así para las rozas como para los platanares y demás hortalizas
porque con eso excusarán el ir a dormitar dos noches fuera del
pueblo que convendría muchos a las poblaciones.
3. Que se cubran con lo que por ahora se les diere y si no les
alcanza saquen cáscaras de palo y se podrán cubrir con él e hilen
algodón pues da tan abundante en esta tierra.
4. Que si fuesen a montear hayan de guardar lo que trajesen
para que lo coman con moderación con su mujer e hijos y no se
coma todo en una noche.
5. Que los que están en la montaña les hagan salir a poblar
pues han quedado de hacerlo y de esto cuidara el cacique y demás
ministros que convendrá mucho.
6. Que ninguno cuando vaya a rozar lleve a sus mujeres ni
hijos porque hacen falta para la doctrina.
7. Que se tenga cuidado de limpiar la iglesia y si se le cayere
algún madero lo vuelvan a poner y lo mismo harán en la casa del
padre y en las suyas alindándoles los parajes para que los religiosos puedan ir a visitarlos cuando sea menester.
45
360
AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
Los Idibaes o Gorgonas: de la llegada de los misioneros Franciscanos | Capítulo 6
8. Que los hijos tengan mucha obediencia a sus padres de lo
cual cuidará el cacique y demás alcaldes y el que delinquiere en
esto le castigarán en la doctrina en público para que los demás
lo vean.
9. Que en muriéndose alguno hayan de dar parte luego al
punto al padre porque no tengan lugar de hacer sus ritos con el
difunto. Que han de obedecer al cacique y demás ministros porque
así conviene para la buena conservación de los pueblos.
10. Que si por algún accidente fuere forzoso el despachar a
Panamá hayan de ir en una canoa los que fueren menester que el
señor Presidente lo pagará.
11. Que han de obedecer al padre en todo lo que les mandare
sin exceder un punto de ello y todas las veces que fueren a alguna
parte habiendo de faltar a la doctrina han de pedir licencia declarándole el tiempo que han de estar fuera para que sepan dónde
han ido y cuándo han de volver y no se entienda que con licencia
del uno se vayan los otros y en esto y en lo demás hayan de tratarle
mucha verdad al padre sin engañarle.
12. Que todas las veces que hubiere de salir un religioso para
el otro pueblo u otra parte cualquiera hayan de darle los indios
que fueren menester para le acompañen y lleven las cargas y lo
demás que se ofreciere sin que por eso se les haya de pedir interés
ninguno, y el cacique y demás ministros acudirán a estos despachos con gran cuidado que haciéndolo así serán premiados y su
majestad se dará por bien servido.
13. Que todas las veces que se trajeren cualquiera pez, que rio
o montería o otra cosa de comer les hayan de traer a los religiosos
sin que aguarden a que se lo pidan y no les hayan de pedir interés
ninguno y el que no acudiera con eso les hayan de castigar.
14. Que hayan de trabajar los indios y no las mujeres ni dejarlas
cargar ni cortar leña porque muchos malparen con el mucho peso
y se les mueren las criaturas porque se le hinchan los pechos y es
forzoso no ser buena la leche para el sustento de las criaturas”. 46
46
AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
361
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
A los cuatro meses de la capitulación, Fray Antonio de Oviedo ya
estaba desencantado con la falta de progreso en la conversión de los
Gorgonas, así que decidió salir a contactar otros grupos indígenas. Su
desaparición se produjo aproximadamente en el mes de septiembre de
1652 en el rio de los indígenas Buguta al intentar entrar en su territorio,
en compañía de otras cuatro personas. 47
La versión que se ha hecho famosa sobre la muerte de Fray Antonio
de Oviedo ha sido la que popularizó Fray Mateo de Anguiano. Según esta
versión, publicada a comienzos del siglo XVIII, Fray Antonio de Oviedo
tenía intención de ir en busca de los Chocóes, pero decidió pasar primero
a donde los indígenas Bugutas, pero cuando iba rio arriba en busca de
ellos fue muerto por los Gorgona. Así es el relato, en un típico estilo
barroco de la época:
“Prevínose con los Santos Sacramentos, y dio orden a los compañeros para que le esperasen en cierto sitio seguro: luego se despidió
de ellos, y entrando en una Canoa con un español, y cinco indios,
dos naturales de Panamá y tres de los que él había bautizado, se
encaminó a los Chocoes.
Prosiguió su navegación, y queriendo pasar a explorar los
ánimos de los Bugutas, le dejaron los que le acompañaban; y desde
la entrada del Rio, que va a esta Nación, se volvieron. Echáronle en
tierra, y fue Rio arriba; pero brevemente cayó en manos de unos
indios Gorgonas, a quienes predicó: y ellos le quitaron la vida a
saetazos, y lanzadas; y no contentos con haberle dado muerte
tan cruel, le cortaron el casco de la cabeza, e hicieron taza de él
para beber”. 48
Sin embargo, en la correspondencia de los compañeros de Fray Antonio,
hasta ahora inédita, se ofrecen varios detalles que dejan ver lo que realmente sucedió. Después de que Fray Antonio de Oviedo llegara a la conclusión de que tampoco sacaría ningún fruto entre los Gorgona, decidió
ir a donde los Bugutas. Al parecer su interés inicial era ir donde los Chocó
362
47
Fray Antonio de Oviedo salió de Bahía Solano en Agosto de 1652 a un viaje que duró veinte
días en canoa hasta llegar al rio de los Bugutas, hoy Baudó. Castillero-Calvo (1995: 187)
erróneamente menciona que su muerte fue en septiembre de 1651.
48
Anguiano (1704: 298).
Los Idibaes o Gorgonas: de la llegada de los misioneros Franciscanos | Capítulo 6
o los Noanamá, pero tuvo noticias de que no había condiciones. Como
no había barco para ir hasta donde los Bugutas, decidió ir en Canoa. No
obstante, como sus compañeros le insistieron, era un plan temerario
dado la distancia para viajar por mar en canoa desde Cabo Corrientes
hasta el rio Baudó.
Fray Antonio partió con cinco indígenas, dos de ellos al parecer
Coclés, y tres Gorgonas, que posiblemente eran los que manejaban la
canoa, más un soldado español. Al llegar al rio de los Bugutas los tres
Gorgonas decidieron dejarlos allí y regresar por temor a ser muertos por
los Bugutas, que eran sus enemigos 49. Nunca se supo cuál fue la suerte
de Fray Antonio y sus tres acompañantes. Las circunstancias de que
los tres Gorgonas se hubieran regresado despertaron sospechas entre
los Capuchinos, que los acusaron de haberlo matado para robarlo. Sin
embargo, tampoco hay evidencia de ello. Mucho menos que le hubieran
cortado la tapa de la cabeza y hubieran hecho taza para beber. Lo que
es evidente es que Fray Antonio de Oviedo estaba buscando su propio
sacrificio, hasta que finalmente lo logró.
El frustrado intento de “desnaturalizar”
a los Gorgona en la Isla del Rey (1673-1675)
La idea de “desnaturalizar”, trasladar, o “trasplantar” forzosamente a
los indígenas de la región del Darién no era nueva. Por ejemplo, a raíz de
la muerte del franciscano Matías Abad en 1649 a manos de los Urabáes
(Isacsson, 1974a), don Pedro Zapata, gobernador de Cartagena y Antioquia, le escribía al rey:
“Hay un Religioso Dominico en un pueblo grande y un mozo llamado
Don Julián que desde niño se ha criado allí, este religioso a lo que
estoy informado ha llegado su codicia a estado que no se huelga
de que entren españoles y conspira con los indios para que no los
reciban. El Don Julián tiene además el obedecer al religioso. Pero
todo esto tiene un muy fácil remedio que V.M. se sirva del mandar
a su Presidente de Panamá que con estratagema los lleve, y ellos
49
Biblioteca Nacional de España (BN). Misiones de Capuchinos en el Congo y Cumaná. Mss.
3818, f. 96-97.
363
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
muchas veces vienen a hacer sus compras, y que los trasplante
con todo secreto a esta ciudad o a Lima, de modo que estos indios
no se puedan irritar.
Esta conquista de todas estas Provincias a mi ver no es dificultosa porque los indios, parte de ellos, no están muy rebeldes y
siempre tienen grande temor a las armas de fuego. La disposición
solo puede tener alguna dificultad respecto de que es negocio
de muchas cabezas porque para hacerse bien esto era menester
comunicarse el Presidente de Panamá, el Gobernador de Cartagena,
el Gobernador de Antioquia y el de Popayán, y orden al Presidente
del Reino para algunas asistencias y a mí me parece que si V.M. lo
encargase al Gobernador de Cartagena dando orden al de Popayán y al de Antioquia que le obedezcan en este caso particular la
correspondencia entre el de Panamá y Cartagena sería más fácil”.50
Específicamente en el caso de los Idibaes, la idea de su traslado fue mencionada al capuchino Fray Antonio de Oviedo cuando estuvo catequizando
entre ellos. Así escribía Fray Antonio en 1652:
“El Gobernador Luis Franco me propuso si sería bueno sacar estos
indios de aquí y llevarlos junto a Panamá, cosa ardua es y que si
ellos no llegan a olerlo se podrá ejecutar, pero será menester gasto
en esta materia y de disposición. Mejor saben los soldados veteranos lo que se ha de hacer que yo. Y solo digo que sería grande
servicio de Dios, y del Rey y de buena gana les daría sacerdote
porque estando junto a Panamá me prometo una buena cristiandad lo cual aquí es dificultoso de hacer por estar entre montes y
sin sujeción”.51
Para mediados de 1670, cerca de veinte años después de la salida de
los misioneros Capuchinos, los Idibaes estaban en una situación desesperada. Su número se había reducido significativamente debido a las
epidemias, y dada su enemistad con al menos tres tribus vecinas, se
364
50
AGI, Santa Fe, 42, R.3, N.9.
51
Carta de Fray Antonio de Oviedo al presidente de Panamá, Luis Lozada de Quiñónez. Bahía
Solano, mayo 12, 1652. AGI, Panamá, 22, R.3, N.11.
Los Idibaes o Gorgonas: de la llegada de los misioneros Franciscanos | Capítulo 6
encontraban en alto grado de vulnerabilidad. Es así como las autoridades
españolas comienzan activamente a intentar su traslado al rio Chagres.
No es suficientemente claro cómo se retomó el esfuerzo de desnaturalización. Lo cierto es que, en una Cédula Real fechada en noviembre 16
de 1672, el Rey encargaba personalmente la conversión de los Gorgona
al obispo de Panamá, Don Antonio Fernández de Córdova. El obispo
Fernández de Córdova ocupó temporalmente el cargo de presidente de
Panamá hasta la llegada de don Alonso Mercado y Villacorta. La Cédula
Real no menciona nada respecto a desnaturalizar a los indígenas. Así
escribía el Rey:
“en razón de la reducción de estos indios escribe Don Antonio
de Córdova y rogaros y encargaros (como lo hago) que teniendo
presente el bien de estas almas y el beneficio que recibirán en
reducirlas al gremio de la Iglesia toméis por vuestra cuenta la
conquista espiritual de los dichos indios por medio de la predicación del santo Evangelio como cosa tan propia de vuestro oficio
y ministerio pastoral aplicando los medios más proporcionados y
decentes para que se consiga este fin y espero por vuestra virtud
obrareis en esto como en cosa tan del servicio de Dios y mío y con
aquel celo que pide materia tan piadosa y de tanta gravedad y a
Don Antonio de Córdova se le ordena os dé todo el favor y ayuda
que la pidiéredes y hubiéredes menester para tan santa obra”.52
Un primer intento de desnaturalización se realizó en 1675, gracias a
los oficios del Obispo de Panamá. Cuando el nuevo presidente de la
Audiencia, don Alonso de Mercado y Villacorta tomó su cargo, el proceso
estaba bastante adelantado, por lo que inicialmente decidió continuarlo
sin mayores modificaciones. El gobernador Mercado y Villacorta había
llegado a Panamá luego de prestar servicios a la Corona en la provincia
de Tucumán, donde había adquirido experiencia en la “desnaturalización”
de la tribu indígena Calchaquí53 . Esta experiencia era reconocida por la
52
Cédula Real, noviembre 16, 1672. AGI, Panamá, 25, R.4, N25. También se incluyen las mismas palabras en carta de la reina al obispo de Panamá, Antonio Fernández de Cordoba,
fechada el 26 de noviembre de 1672. AGI, Panamá, 231, L.7, F.24v-25v.
53
Funes (1856). Ver especialmente capítulos V, VI y VII, libro Tercero; Giudicelli (2013);
Boixadós (2011).
365
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Audiencia de Panamá, donde se mencionaba, “la experiencia con que
dicho Señor Presidente se halla de la reducción que hizo en su tiempo de
los indios bárbaros Calchaquies, gobernando la provincia de Tucuman”.54
Dado que el esfuerzo de reducción y traslado de los Gorgona iba a ser
financiado con fondos de la corona, entre junio de 1674 y enero de 1675
se realizaron tres juntas de la Real Hacienda en las que se trató el tema.
En la primera junta, celebrada el 6 de junio de 1674 en el palacio obispal,
estuvieron presentes el presidente y los oidores de la audiencia, los oficiales de la Real Hacienda, y se llamaron como personas expertas en el
tema a los Maestres de Campo Luis y Antonio de Carrisoli, “gobernadores
del Darién y Rio Congo” y Fray Francisco de Arce, cura doctrinero de Rio
Congo55 . La idea original del Obispo Antonio de Córdova era poblar a los
indígenas Gorgona en el rio Chagres, dado que “de hacer una población
cerca del castillo de Chagre se conseguirá el tener aquella guarnición el
alivio de un pueblo vecino que le socorra en los frutos de la tierra que
cualquiera cosa fuera de mucho consuelo para la soledad que pasa y se
tendría en número de gente en aquel rio para oponerse a las invasiones
del enemigo”.56 En dicha junta se pidió a los hermanos Carrisoli y al padre
Arze que visitaran a los Gorgona, y se informaran “de vista” de la situación.
Fray Francisco de Arze, cura doctrinero de Rio Congo, nos detalla cómo
comenzaron los problemas entre Darienes (Gunas) y Gorgonas:
“Viendo que los indios de la provincia del Darién estaban amotinados contra los indios Gorgonas y con determinación de irlos a
matar pues para ello tenían el matalotaje necesario, después de
enviar a llamar al Maestre de Campo Don Luis Carrisoli para obrar
esta determinación de los indios y habiendo venido con él y su
hermano Don Antonio Carrisolio el gobernador determine no fuesen
los indios a darles guerra a los Gorgonas por causa de que VS Hma.
me lo había encargado mucho y a VS Hma. se los había encargado
su Majestad con que con los medios mejores que pudimos les
embarazamos su determinación a los indios con que fueron, con
366
54
Segunda Junta de Hacienda para la reducción de los indios Gorgonas. Panamá, octubre 8,
1674. Panamá, 25, R.4, N25.
55
Memorial de Luis y Antonio Carrisoli. Portobelo, junio 6, 1674. Panamá, 25, R.4, N25.
56
Carta de oficiales de la Real Hacienda. Portobelo, octubre 3, 1675. Panamá, 25, R.4, N25.
Los Idibaes o Gorgonas: de la llegada de los misioneros Franciscanos | Capítulo 6
que viendo hoy con embarcaciones suficientes determinamos ir a
la Gorgona a hablar a los indios Gorgonas y estando en esto me
sobrevinieron unas calenturas cuya causa fueron para no poder
ir yo mismo en persona”.57
Refiriéndose a los grupos que están en guerra contra los Gorgona, Fray
Francisco de Arze señala que, “la causa que ello para que con facilidad
salgan es el verse acosados de cuatro castas de indios que actualmente
les están dando guerra y les matan mucha gente”.58 Es claro que, aunque
por alguna razón los Darienes (Gunas) querían castigar a los Gorgona,
estos dos grupos no eran enemigos irreconciliables. Por el contrario,
tanto Gunas como Gorgonas tenían usualmente relaciones estrechas, y
había algunos Gorgonas que visitaban frecuentemente los asentamientos
Gunas en Rio Congo, razón por la cual Fray Francisco mencionaba que,
“yo a todos los tengo agasajados en varias ocasiones que han venido a
mi pueblo y todos me conocen”.59
Es más, en las diligencias lideradas por los hermanos Carrisoli, en las
que fueron hasta la Gorgona para traer a un grupo de cuarenta personas
que visitara los posibles sitios donde el grupo se pudiera reubicar, antes
de regresarlos los llevaron al poblado en Rio Congo. Por eso Fray Francisco
señalaba: “Los indios que han venido son cuarenta entre hombres y criaturas y así mismo me han dicho se quieren poblar en las islas del Rey por
estar hechos al marisco que es su ordinario sustento y aquietan con algún
cuidado de estos indios del Darién no les hagan alguna molestia”.60 Esta
característica de los Gorgonas de comer mariscos al parecer era debida
a que la región donde vivían no permitía el desarrollo de la agricultura.61
Fray Francisco también menciona que el gobernador Luis Carrisoli
quiso llevar a los Gorgonas a Panamá, pero que él lo convenció de que
no era buena idea, y que a pesar de era bueno apartar a los dos grupos,
lo mejor era llevarlos al Rio Congo. Curiosamente, la razón principal
57
Carta de Fray Francisco de Arce; Rio Congo, abril 12, 1674. Panamá, 25, R.4, N25.
58
Carta de Fray Francisco de Arce; Rio Congo, abril 12, 1674. Panamá, 25, R.4, N25.
59
Carta de Fray Francisco de Arce; Rio Congo, abril 12, 1674. Panamá, 25, R.4, N25.
60
Carta de Fray Francisco de Arce; Rio Congo, abril 12, 1674. Panamá, 25, R.4, N25.
61
De hecho, cuando el conquistador Francisco Pizarro estuvo por dicha región, pasó mucha
hambre porque no había bastimentos, sino solamente pescado; Zarate (1554: Folios 1v-3r).
367
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
para separarlos no era la seguridad de los Gorgona, sino el riesgo de
que aprendieran algunas malas costumbres de los Gunas en relación a
la resistencia a la aceptación de algunos elementos o rituales católicos.
Por eso dice, “bien es que fuera bueno el apartarlos de la comunicación
de estos indios por causa de que con el tiempo se hacen a las costumbres
de ellos no acudiendo a oír misa ni menos a rezar como lo experimentado
por otros que he tenido aquí”.62 Este último detalle también es importante, dado que reconoce las dificultades que enfrenta el religioso para
catequizar a los Gunas.
Don Luis Carrisoli nos ofrece más detalles de su visita a los Gorgonas:
“Conociendo la alteración de la provincia la cual intentaba vengativa
a ir contra los Gorgonas procure obrarla determine lo más presto
que pude ir a la Gorgona a ver estos indios si determinaban de salir
para poblarse donde VS Hma. mandare por habérmelo comunicado el muy Rdo. Padre Predicador Fray Francisco de Arze cura del
pueblo de Ntra. Sra. de la Pura y Limpia Concepción de Rio Congo
ser gusto de VS Hma. y en cargo de su Majestad. Y atento a esto
fui a la Gorgona en compañía de mi hermano y el sargento mayor
Antonio de Lara y otros españoles y los hablé y hállelos con muy
buena disposición para salir por causa de hallarse en la presente
ocasión muy acosados de cuatro naciones que les dan guerra con
que determinaron que les enviasen embarcaciones para sacarlos
que estaban muy prontos para hacerlo y por avivarlos más a que
saliesen les dije que si no salían no hallarían nunca amparo en los
españoles pues por ellos no los habían ya consumido, con que quedaron muy contentos pidiendo que de muy buena gana se poblaran
en la isla del Rey por estar hechos al mar y sus mariscos y por verdad
de aguerto [sic] y que tenían gana de salir se vinieron en nuestra
compañía toda la gente que pudo caber en las embarcaciones que
serían hasta cuarenta por más entre hombres, mujeres y niños,
los cuales quedaron en el pueblo de Rio Congo en compañía del
padre vicario Fray Francisco de Arze y el gobernador Don Antonio,
mi hermano, esperando el orden que VS Hma, diese para ello”.63
368
62
Carta de Fray Francisco de Arce. Rio Congo, abril 12, 1674. Panamá, 25, R.4, N25.
63
Carta de Luis Carrisolio de Alfaraz. Rio Congo, abril 10, 1674. Panamá, 25, R.4, N25.
Los Idibaes o Gorgonas: de la llegada de los misioneros Franciscanos | Capítulo 6
Por su parte, don Antonio Carrisoli, aporta detalles adicionales de dicho
viaje a la Gorgona:
“(...) determiné ir a la Gorgona en compañía de mi hermano Don Luis
y del sargento mayor Antonio de Lara y otros españoles a hablar a
los indios solicitándoles el que saliesen a poblar donde gustase
VS Hma. los cuales los hallé muy dispuestos para ello cuya causa
le motivan el hallarse en la presente ocasión molestados de otras
parcialidades de indios que de continuo les daban guerra con que
se hallaban muy apurados y así estaban muy dispuestos a salir
como les llevasen embarcaciones las cuales esperaban dentro de
tres o cuatro meses para con la cual habrán dejado de rozar para
su sustento pues se hallaban prontos a salir y en conformidad de
esta verdad traje en mi compañía algunas cuarenta almas que
fueron las que pudieron caber en las embarcaciones que a poder
caber más hubiesen venido mayor cantidad con que por este conocimiento hallo estas muy prontos para salir a que los pueblen en
las islas del Rey por ser sitio de marisco cuyo sustento es el suyo,
y así aviso a VS Hma. para que como tan celoso de Dios y de su
Majestad disponga lo que más conviniese al servicio de ambas
majestades (...)”.64
Además de las cartas de los hermanos Carrisoli sobre los viajes a la
Gorgona, también existe un memorial que resume el testimonio sobre su
viaje presentado ante la Junta de Hacienda:
“El Maestre de Campo Don Luis Carrisoli de Alfaraz, justicia mayor
de la provincia del Darién y Don Antonio Carrisoli, su hermano,
gobernador de la jurisdicción de Rio Congo, dicen que llevados del
servicio de Dios y del Rey hicieron viaje a la Gorgona a apaciguar
las guerras e inquietudes que los naturales de su provincia tenían
con aquella y habiendo llegado y asentado las paces y amistades de unos y otros con signio [sic] justamente el que salieron
a poblar más de quinientos indios grandes, pequeños entre los
españoles y que querían tener su trato y amistad y ser cristianos
64
Carta de Antonio Carrisolio de Alfaraz. Abril 10, 1674. Panamá,25, R.4, N25.
369
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
y esto asentado con los principales de la tierra y pareciendo del
servicio de ambas majestades trajeron cuarenta de los naturales
hasta el rio Congo, y de allá a esta fueron siete para tratar con
su Sria. Hma. así como precedente y pastor de estas ovejas el
designio que les movía y de razón para su satisfacción un español
en rehenes y palabra que por el mes de agosto se volvería con la
respuesta representan a VS Hma. que lo que piden es lo siguiente
por que se les deje poblar en las islas del Rey por ser parte más
adecuada a su natural por estar criados en costas de mar y tener
allí bastantes tierras a donde sembrar sus comidas y hacer rosas
para su maíz. Que les ha de dar cuatro barcos grandes y que vayan
por dicho tiempo a traer sus familias. Que se les ha de poner por
gobernadores a los dichos Don Luis y Don Antonio Carrisoli por la
amistad que tienen con ellos por experiencia de muchos años. Que
les ha de ponerlos sacerdotes que fueren necesarios para que los
enseñen y eduquen en la fe. Esto es lo que piden y los dichos Don
Antonio y Don Luis de Carrosoli suplican a VS Hma. se atienda a
la cédula de su Majestad que despacho en esta razón por informe
del señor Don Antonio de Córdova (que Dios haya) presidente que
fue de este Reino y se les responda lo que sea de hacer con los
dichos naturales Gorgonas porque se les cumpla la palabra que
se le dio en nombre de su majestad”.65
Los presentes en dicha junta también aprovecharon para hacer preguntas
a los hermanos Carrisoli. Una pregunta fue si era posible trasladarlos al
rio Chagres. Los hermanos Carrisoli respondieron:
“los dichos indios solo saldrán de buena gana y ofrecen salir para
la isla grande el Rey por ser toda ella circundada del mar casi de un
mismo temple que su patria, donde tendrán abundancia de pesca
y montería, y muchos platanales de los asientos [ilegible] maíz
y a los de los negros fugitivos que llaman cimarrones que con la
entrada de estos indios se han de ausentar de esta estancia y que
el [ilegible] de pasar desde luego a Chagre caso que fuese posible
y de la elección de los dichos indios habrá de costar a su majestad
65
370
Copia del Memorial, fechada en Panamá, agosto 17, 1675. AGI, Panamá, 25, R.4, N25.
Los Idibaes o Gorgonas: de la llegada de los misioneros Franciscanos | Capítulo 6
cantidad de hacienda el sustentarlos un año y el fabricarles habitaciones y que teniéndolos ya fuera de su tierra a [ilegible] a los
españoles y reducidos a Ntra. Santa fe Católica será muy fácil el
irlos traspasando a Chagre pues ellos menos divididos por familias podrán ir proviniendo sementeras y habitaciones con que se
ejecutasen esta obra con blandura, tiempo y sin costa”.
Los asistentes a la junta también preguntaron sobre el mismo tema a otros
testigos. Al Capitán Diego de Ybarra, quien era dueño de un bergantín
dedicado a la pesquería de perlas si había inconvenientes para poblarlos
en la Isla del Rey, respondió que no veía inconvenientes sino razones para
hacerlo, como el hecho de que los indígenas cimarrones ya no se esconderían en dicho lugar. A Fray francisco de Arze y a los capitanes Antonio
del Real y Juan Flores les preguntaron si resultaba posible que estando
en dicha isla se regresaren a su lugar de origen, a lo cual respondieron
que no, dado que la isla está a ciento cincuenta leguas de su tierra. Adicionalmente, señalaron que así tuvieran embarcaciones los Gorgonas no
eran marineros. Al final, el memorial de la Junta de Hacienda concluyó:
“unánimes y conformes resolvieron que los dichos indios se saquen
por ahora de la Gorgona y se trasplanten y funden en las islas del
Rey y para ello se envíen las embarcaciones que fueren necesarias
al tiempo y cuando parezca conveniente y que este gasto se haga
de la Real Hacienda según y como lo dispone y ordena el Presidente
Gobernador y Capitán General de este Reyno para que fundados
allí catequizados y doctrinados por los ministerios evangélicos
y nombrare el Hmo. Sr. Obispo se pueda después con el tiempo
hacer nueva fundación en las vegas del rio de Chagre o a donde
pareciese más conveniente”.66
En segunda junta de miembros de la Audiencia de Panamá y otros funcionarios reales, volvieron a revisar el tema del financiamiento del traslado.
Para ello se trajeron a la discusión dos cédulas reales, una relativa a la
66
Copia del Memorial, fechada en Panamá, agosto 17, 1675. AGI, Panamá, 25, R.4, N25. Sin
embargo, la fecha es de la copia y no de cuando se escribió el memorial, que probablemente
también fue escrito en 1674.
371
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
reducción de indígenas del área de la Gorgona, y la otra a la de los del
Chocó. La primera cédula mandaba al obispo de Panamá, a cargo en ese
momento del gobierno, la reducción de los Gorgonas. Una segunda cédula
mandaba la reducción de “los indios Chocó y circunvecinos”, por medio
de misioneros, y pedía a los gobiernos de las provincias de Panamá,
Popayán, Cartagena y Antioquia que contribuyeren en ello. Una de las
estipulaciones más importantes de dicha cédula era que prohibía que los
indígenas fuesen encomendados. En su lugar, los indígenas reducidos
pasaban a estar bajo protección de la Corona. La historiadora Caroline
Williams67 ha señalado que el gobernador de Popayán, Gabriel Díaz de
la Cuesta, ignorando las cédulas reales, autorizó una capitulación a su
sobrino, quien hizo una entrada violenta a la región de los Citaraes. No
hay duda de que las presiones armadas a los indígenas Chocó, significaban, en la práctica, una presión adicional sobre los debilitados Gorgonas.
La Junta de Hacienda al final determinó aprobar los gastos del traslado
de los Gorgonas a costa de la Hacienda Real, a pesar de la oposición del
contador real. El costo de la operación se calculó en cuatro mil trescientos
pesos. En cuanto a las razones para hacer el poblamiento en las islas del
Rey en la Junta se señaló que,
“aunque el intento del Señor Don Antonio [Fernández de Córdova]
fue de poblarlos en Chagre y esto no se ejecuta así sino en la isla
del Rey fue porque habiendo llamado diferentes personas prácticas experimentadas en la tierra y políticas (...) se consideraron
estos inconvenientes, que era necesario sustentarlos tiempo de
un año porque estando como están incultas sus riveras no tenían
alimentos mientras sembraban sus comidas y producía fruto el
trabajo y esta costa no podía dejar de ser de mucha consideración.
Que los soldados del Castillo, que están a la boca del rio y en la
vecindad que es notoria teniendo ocasión de salir al pueblo en que
estuviesen les causarían algunos daños que estorbarían el fin de
su conversión con la inquietud que les darían y siendo unas plantas
nuevas que empezarían a cultivarse para que produjesen fruto en
Nuestra Santa fe cualquier cosa sería embarazo muy considerable.
Que saliendo con sus canoas por el rio a la mar afuera a pesar lo
67
372
Williams (2005: 83-86).
Los Idibaes o Gorgonas: de la llegada de los misioneros Franciscanos | Capítulo 6
cual no es fácil estorbárselo ya de malicia ya accidentalmente
prisioneros y forzados podrían servir de noticias a los enemigos
que tan continuamente andan en aquellas costas de la mar del
norte y causar algún perjuicio grave. Lo último y más preciso que
resistiéndose de ir al Chagre pidiendo expresamente se les poblase
en la isla del Rey no habían dejado lugar a ello ni elección para
ponerlos en otra parte”.68
En la tercera junta de Hacienda, celebrada el 10 de enero de 1675 se dio
cuenta de la frustrada operación de traslado a la isla del Rey:
“habiendo llegado a la Gorgona quisieron antes explorar la Isla
del Rey, que hicieron por medio de cuatro caciques y otros muchos
indios que vinieron a ello quedándose para su seguridad en rehenes uno de los sacerdotes y algunos soldados. Y que habiendo
reconocido dicha isla se desagradaron de ella por no tener las
cosas necesarias para el sustento de la humana vida y pidieron
se les encaminase como se hizo al rio de Chiman que habiéndolo
reconocido han vuelto diciendo han hallado en el rio de Maje todo
lo que han menester para su sustento con mucha pesca en el rio
y mar y caza en el monte, materiales para fabricar sus viviendas
y maderas para conducir en comisión de esta ciudad de cuyos
procedidos podrán sustentarse, en lo de adelante sin costa de la
Real Hacienda”.69
Al final, esta tercera Junta de Hacienda oficialmente aprobó el pedido
de traspaso al rio Chimán. Sin embargo, en palabras del Presidente
Mercado y Villacorta, el intento de desnaturalización no funcionó, “por
haber fallado este gentío a los requerimientos de su palabra con la desconveniencia y gastos que puse en ella en insinuación”.70 La conclusión
de los oficiales de la Real Hacienda fue de esta manera: “(...) no tuvo el
efecto que se deseaba porque como bárbaros engañados del demonio
68
Segunda Junta de Hacienda para la reducción de los indios Gorgonas. Panamá, octubre 8,
1674. Panamá, 25, R.4, N25.
69
Tercera Junta de Hacienda para la reducción de los indios Gorgonas. Panamá, enero 10,
1675. Panamá, 25, R.4, N25.
70
Jopling (1994: 548).
373
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
estos indios continúan su infidelidad faltando a la promesa de reducirse al
Santo Evangelio por cuya causa ha cesado la continuación de estos autos
de que damos cuenta a su Majestad”.71
Según Mercado y Villacorta,
“En conformidad de la proposición que hizo mi antecesor Don Antonio Fernández de Córdova sobre la reducción de los indios infieles
Gorgonas confinantes con esta provincia por la costa del mar del sur
y de la real cédula y orden en que se le dispuso la ejecución hallé
empezadas las diligencias y señalado tiempo y sitio a los indios
para venir a poblarse con sus familias, como también hallé puesto
en disposición por acuerdo de hacienda Real lo perteneciente a este
gasto y tocándome como me tocó proseguir la materia y habiendo
al llegar el plazo venido sus indios principales con otros tantos
de su [ilegible] a solicitar lo capitulado con muestras al parecer
de segura intención, fue preciso el disponernos por nuestra parte
previendo proporcionadas embarcaciones, bastimentos y medios
para el transpor te de estas familias, diligencia que tuvo a su
cargo el Maestre de Campo Don Luis Carriçoli, Gobernador de los
naturales de la provincia del Darién por cuya mano tuvo principio
(...) saliendo a la cual de este puerto volvió a él después de dos
meses de viaje conduciendo solos cuarenta indios principales al
reconocimiento del sitio el cual manifestado y no agradados de
él se les mostraron los que pidieron acogiendo sobre la [ilegible]
firme el que dieron a entender que tenían por más conveniente y
de mejores comodidades de su población y sustento, luego que
las embarcaciones no trajeron las familias de este gentío se hizo
manifiesta la dificultad del segundo viaje y la contingencia de que
faltasen estos bárbaros indios a la palabra que ofrecieron, y así
discurrido en acuerdo de hacienda el particular aunque tuvo (por
lo que tocaba a los gastos) la desunión de dos pareceres se halló
el sentir conforme en la presidencia al necesitar de volver a sus
tierras estos cuarenta indios y el traer y sacar de entre ellos un
sacerdote y dos españoles que quedaron en rehenes mayormente
Carta de oficiales de la Real Hacienda. Portobelo, octubre 3, 1675. Panamá, 25, R.4, N25.
Jopling (1994: 538).
71
374
Los Idibaes o Gorgonas: de la llegada de los misioneros Franciscanos | Capítulo 6
siendo lo que se procuraba de la reducción cristiana de este
gentío tan encargado y advertido de cédulas Reales, lo cual se
puso en ejecución con las mismas embarcaciones y medios quienes habiendo vuelto de este viaje dieron por razón y respuesta
haberse convocado en la playa y boca del rio en que dieron fondo
un numeroso cuerpo de indios armados que recibiendo con poco
agrado a nuestros españoles y gente les pusieron en justo temor
de sus vidas creciendo este riesgo por las juntas y borracheras
que continuaban y por la imposibilidad que mostraron cogidos
los pasos el poderse volver a bordo lo que estaban en tierra hasta
que conseguido el intento se vieron todos con el sacerdote y los
dos españoles rehenes libres de tan cuidadoso accidente, en tal
forma (de que contara por los autos que se remiten los oficiales
Reales en esta ocasión) se hizo el empeño de la reducción de estos
infieles y se dispusieron y malograron las diligencias de que doy
razón por mi parte”.72
El sacerdote que quedó como rehén de los Gorgona, Pedro Canceles,
durante el viaje de los caciques a visitar los sitios de su posible traslado,
nos ofrece alguna información adicional, con base en certificaciones
escritas por el mismo Luis Carrisoli, quien según sus propias palabras
actuaba como “cabo de dicha conquista”. Los Gorgonas habían acordado
que Carrisoli los recogería en el pueblo de San Francisco Solano para llevarlos a conocer las Islas del Rey, dejando como rehenes a dos españoles
y al sacerdote Panameño Pedro Cancelen, a quien los indígenas conocían
por haber estado anteriormente en dicho lugar. Carrisoli salió con cerca
de cincuenta indígenas el 24 de noviembre de 1674, y regresó a Bahía
Solano el primero de febrero de 1675.73
En una primera certificación dada al sacerdote Cancelen al salir de
la Bahía Solano, Luis Carrisoli escribió:
“Por cuanto habiendo hecho Junta con los Capitanes y demás indios
Gorgonas sobre el sacarlos del Puerto de San Francisco Solano y
72
Carta del presidente de Panamá, Alonso Mercado y Villacorta. Panamá, Julio 27, 1675.
Panamá, 25, R.4, N25.
73
“Méritos: Pedro Cancelen Fernández de Guevara”, mayo 21, 1691. AGI, Indiferente, 132,
N.127.
375
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
llevarlos a poblar a las islas del Rey según y como se me tienen
mandado por el señor Don Alonso Mercado Villacorta (...) pidieron
que en rehenes de los capitanes e indios que van a mi compañía
en las dos embarcaciones que vinieron a mi cargo a reconocer las
dichas islas se quedase un padre capellán y que fuese el Licenciado
Don Pedro Cancelen, persona que había estado en este puerto otra
vez y ser necesario el quedarse por convenir al servicio de Dios
nuestro señor y el del Rey. Le encargo se quede en dicho puerto en
rehenes hasta que vuelva personalmente por las demás personas
que quedan para llevarlas a dicha isla”.74
En una segunda certificación, Carrisoli señaló:
‘Ajustado con los caciques que traje aquel viaje la tierra a donde
habían de venir a poblar, volví segunda vez a sacar los dichos indios
y traerlos al paraje de Chiman, que les había parecido a propósito.
Y hallé al dicho Don Pedro Cerçelen en la dicha Provincia. Y según
lo que entendí de los indios habían estado gustosos con su quedada y conversación, que por medios suaves los había acariciado
y trabajado para reducirlos a la santa fe católica y vi que muchos
de ellos sabían ya rezar el Padre Nuestro, Ave María y Credo, y que
se entendían algo del sentido de las palabras de estas oraciones.
Y respecto de que por las contradicciones de la mayor parte de
los indios, instigados del demonio, no tuvo efecto sacarlos de su
naturaleza ni el fin de este viaje. Nos volvimos todos a esta ciudad
con las embarcaciones y demás gente que había ido a la función”.75
En Cédula Real, fechada el 28 de septiembre de 1678, el rey le decía al
presidente de Panamá, Alonso Mercado y Villacorta, que no se preocupara,
que la Corona había aprobado dicho gasto:
“en carta de veinte y siete de julio del año pasado de mil y seiscientos y setenta y cinco refiere que en conformidad de lo que estaba
376
74
Certificación de Luis Carrisolio de Alfaras, noviembre 24, 1674. “Informaciones: Pedro
Cancelen Fernández de Guevara”. AGI, Panamá, 67, N.17.
75
Certificación de Luis Carrisolio de Alfaras, febrero 1, 1675. “Informaciones: Pedro Cancelen
Fernández de Guevara”. AGI, Panamá, 67, N.17.
Los Idibaes o Gorgonas: de la llegada de los misioneros Franciscanos | Capítulo 6
ordenado sobre la reducción de los indios Gorgonas, hallasteis
empezadas las diligencias, y señalado tiempo y sitio para que
viniesen a poblar, y dispuesto lo perteneciente a este gasto, y que
habiendo intentado proseguir en esto, y prevenido proporcionadas
embarcaciones, bastimentos y medios para el transporte de sus
familias faltaron los indios por su parte al ofrecimiento que hicieron como todo constaría por los autos que remitían los oficiales
de mi Real Hacienda de esa ciudad, y habiéndose visto en mi consejo de las Indias, con lo que cerca de lo referido escribieron los
dichos oficiales en carta de tres de octubre de mil y seiscientos y
setenta y cinco, y tres testimonios que con ella enviaron, tocantes
a la materia, y lo que sobre todo dijo y pidió mi fiscal en el dicho
Consejo, ha parecido aprobar (como por la presente apruebo) los
gastos que se hicieron en las prevenciones y diligencias para la
reducción de los dichos indios, y por lo que conviene al servicio
de Dios y mío que esto tenga efecto os mando lo solicitéis para
los medios más suaves y mañosos que sean posibles, de suerte
que se consiga”.76
Lo irónico es que dicha Cédula Real arribó cuando ya se había realizado
un segundo intento de traslado al rio Chagres, esta vez exitoso, como
veremos enseguida.
La “desnaturalización” definitiva de
los Gorgona en el rio Chagres (1677-1678)
En 1677 se reanudó el proceso de traslado de los Gorgona, esta vez a
partir de una iniciativa privada. En conversación con dos oficiales españoles que visitaron el territorio de los Gorgona, el teniente gobernador de
la provincia del Darién, Antonio Bravo de Laguna y el alférez Gabriel de
Urriola, los indios les manifestaron una vez más su deseo de trasladarse,
“por el aprieto en que se hallan acosados con guerras de cuatro naciones
76
Real Cédula a Alonso de Mercado Villacorta, gobernador y capitán general de Tierra Firme
y presidente de la Audiencia de Panama. Madrid, septiembre 28, 1678. AGI, Panamá, 231,
L.8, 33r-33v.
377
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
enemigas”.77 Bravo de Laguna y Urriola llevaron la noticia al presidente
Alonso Mercado y Villacorta, y se ofrecieron llevar a cabo dicha empresa
con su propio dinero. El presidente gustosamente aceptó la oferta y los
autorizó realizarla.
Durante el primer viaje, al llegar los españoles a la Gorgona, no encontraron a los indígenas en el puerto de la Bahía Solano como se había convenido, así que liderados por el Maestre de Campo Luis Carrisoli, fueron
a buscarlos para sacarlos. Después de caminar tres días encontraron un
primer grupo. Luego prosiguieron el viaje un día más hasta un poblado
llamado Puerto de Paria.78 De allí mandaron a llamar a los indígenas de
otro poblado, los cuales vinieron. Según los testimonios, el total de indígenas entre los tres pueblos era de cuatrocientos cincuenta personas.
Los indígenas aparentemente aceptaron voluntariamente embarcarse.
Dado que solo había un barco que había sido fletado para el traslado, fue
necesario hacer varios viajes. En este primer viaje se llevaron ochenta y
tres indígenas Gorgonas. Para seguridad de que volverían por los demás,
los españoles dejaron como “rehenes” cuatro hombres mestizos armados y cuatro indígenas que habían llevado. Para el segundo viaje, Bravo
de Laguna y Urriola fletaron dos fragatas y un barco de cubierta para
el traslado de los trescientos treinta y dos Gorgonas restantes, para un
total de cuatrocientas quince personas que “voluntariamente” decidieron
trasladarse, y quienes fueron asentadas en las riveras del rio Chagres,
en un sitio que oficialmente se llamó “Nuestra Señora de Buen Suceso y
San Cayetano”, en un lugar que aún hoy, se conoce como la Gorgona.79
Los indígenas solo llevaron, “sus piedras, trastes y semillas”.80
378
77
Jopling (1994: 538).
78
Como vimos anteriormente, los Capuchinos durante las capitulaciones de 1652 nombran
dicho poblado como Paya, y en los testimonios del traslado, algunos testigos lo llaman
Palla. Sin embargo, debe ser Paria, que es el nombre que se menciona desde los tiempos
de las misiones de los Franciscanos en 1632.
79
Castillero Calvo ha afirmado de manera errónea que los indios Gorgona podrían ser indios
Emberás o Wuanana y que habían sido traídos desde las islas Gorgona y Gorgonilla, situadas entre Tumaco y Buenaventura. Castillero Calvo (2008: 40). Desde que el conquistador
Francisco Pizarro las visitó en su camino al Perú se sabe que dichas islas no estaban
habitadas por ningún grupo indígena.
80
Jopling (1994: 556). Desafortunadamente, en la documentación consultada no se brinda
ningún detalle sobre dichas piedras, pero podría ser un equivalente a las piedras sagradas
de los indios de la Isla Española, llamadas Cemi, como lo relató Fray Ramón Pané (2001)
en 1498. Las Casas (1909: 323) también cuenta que había trés propósitos de las piedras
Los Idibaes o Gorgonas: de la llegada de los misioneros Franciscanos | Capítulo 6
Según el presidente, la llegada de los indígenas a Panamá despertó
mucho interés y emoción, por lo que “vestidas las familias y bautizados
los pequeños se llevaron al rio Chagres”. 81 Bravo de Laguna y Urriola
eran conscientes de la importancia estratégica de la reubicación de los
Gorgona, por lo que señalaron que “se puede esperar que prosiguiendo
en dichas reducciones se pueda abrir comercio por tierra desde Panamá
a Cartagena y darse la mano estas dos provincias”.82
El costo del traslado y sustentación de los Gorgona fue de quince mil
seiscientos setenta y cuatro reales.83 Por sus servicios en la reducción,
el Rey premió a Bravo de Laguna y a Gabriel de Urriola “por sus dos vidas
con el salario que fuere competente la alcaldía mayor del sitio de Cruzes, o
uno de los oficios de mi Real Hacienda de esa ciudad, y la vara de alguacil
mayor de ella por las mismas dos vidas con el sustento y honores que
tienen”.84 El Rey, sin embargo, les pidió a los dos,
“intentar la reducción de los indios Ocones, confinantes a las
tierras despobladas de los Gorgona, una de las naciones de la
Provincia del Chocó cuya pacificación se halla tan encargada por
repetidas cédulas y se han visto en mi Consejo de las Indias con
una carta del obispo de la iglesia catedral de esa ciudad, de veinte
de diciembre del año mil y seiscientos y setenta y ocho tocante a la
materia y un memorial dado por parte de los dichos Antonio Bravo
de Laguna y Gabriel de Urriola”. 85
usadas por los indios de la isla Española: “Otros ídolos o imágines tenian de piedra, las
cuales hacian entender al pueblo aquellos sacerdotes y médicos que las sacaban de los
cuerpos de los enfermos, y estas piedras eran de tres maneras; la forma de ellas nunca la
vi, pero cada una estimaban tener su virtud; la de la una era que favorecia sus sementeras;
la de la segunda, para que las mujeres tuviesen buena dicha en parir; la virtud de la tercera,
para que tuviesen agua y buenos temporales cuando los habian menester”.
81
Jopling (1994: 538).
82
Jopling (1994: 539).
83
Cédula Real sobre las mercedes concedidas a Antonio Bravo de Laguna y Gabriel de Urriola.
Madrid, 13 de septiembre, 1680. AGI, Panamá, 231, L.8, F.132r-134r.
84
Cédula Real sobre las mercedes concedidas a Antonio Bravo de Laguna y Gabriel de Urriola.
Madrid, 13 de septiembre, 1680. AGI, Panamá, 231, L.8, F.132r-134r.
85
Cédula Real sobre las mercedes concedidas a Antonio Bravo de Laguna y Gabriel de Urriola.
Madrid, 13 de septiembre, 1680. AGI, Panamá, 231, L.8, F.132r-134r. Los indios Ocones
que menciona esta Cédula Real podría corresponder a los indios Ogones u Ogonies, que
identificaron los misioneros franciscanos en años anteriores.
379
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Con su desnaturalización, la suerte de los Gorgona parecía irreversible.
En poco menos de un año, cuando se hizo el padrón para fundar la nueva
población, solamente quedaban trescientos cuarenta personas, dado que
setenta y tres habían muerto a causa de enfermedades,86 y dos más habían
muerto por ataques de los cerdos de monte. En el empadronamiento se
listan trescientas quince personas, dado que veinticinco personas no estaban al momento de la visita de los oficiales. De esas trescientas quince
personas, ciento setenta y tres eran hombres (55%) y ciento cuarenta y dos
eran mujeres (45%), de todas las edades.87 El desbalance de género era
claramente un problema para el futuro del grupo, pero era especialmente
grave en una sociedad como la de los Gorgona donde la autoridad en algún
momento se basó en quien tuviera más mujeres e hijos. De hecho, de los
cincuenta y cinco varones que aparecen como casados, solamente cuatro
reportaron tener dos mujeres, sin duda una indicación de la escases de
mujeres que tenía el grupo. Entre las personas casadas, el desbalance
de género era aún más grande, dado que de cuarenta y nueve hijos que
reportaron, cuarenta eran varones y solamente nueve eran mujeres.
El 7 de noviembre de 1678 tomó posesión Gaspar Milán y Peñaloza
como cura doctrinero del pueblo de Nuestra Señora del Buen Suceso y
San Cayetano. Un escribano que llegó de Panamá expresamente para
dejar memoria del evento describió así la ceremonia:
“Y a son de dos campanillas tañidas por un indio llamado el fiscal
y otro muchacho fueron tocadas y dentro del breve rato acudieron
todos los indios hombres y mujeres, muchachos y muchachas de
todas edades, y conforme iban entrando por la puerta de dicha
santa iglesia algunos con sus rosarios en los hombros, pero en
lo que toca a mujeres y muchachos todos los más le tenían y iban
tomando agua bendita de un lebrillo de barro pintado blanco y
negro que servía de pila y estaba en la dicha puerta y se echaban
el agua que sacaban en la cara y se santiguaban como podían, y
hacían reverencia de la imagen de Cristo nuestro señor y su madre
santísima, que estaban puestos en dicho altar. Y estando todos
380
86
Las enfermedades fueron descritas como, “dolor de costado, con cámara de sangre, y
resfriado, y pechuguera, de manera que se les cerraba el pecho”. Jopling (1994: 565).
87
Jopling (1994: 550-555).
Los Idibaes o Gorgonas: de la llegada de los misioneros Franciscanos | Capítulo 6
lo que cupieron dentro de dicha santa iglesia fueron sentados al
lado del evangelio el dicho señor alcalde, los dos conquistadores
[Antonio Bravo de Laguna y Gabriel de Urriola], con el ingeniero
militar, y yo el presente escribano, y del otro lado hicieron frente en
un banco largo raso el gobernador de dichos indios, y diez indios
más con unos bordones en sus manos que dijeron eran capitanes
y todos los demás indios estuvieron de por si en unos palos redondos que servían de bancos y sus mujeres, y viudas y muchachas y
muchachos varones grandes y chicos estuvieron aparte sentados
en dichos bancos de palos y tablas, y estando todos en silencio y
con toda atención y reverencia salió revestido el licenciado Don
Gaspar Milán de Peñalosa Presbítero cura doctrinero nombrado por
su señoría el Presidente, y aprobado por el ilustrísimo Don Lucas
Fernández de Piedrahita del Consejo de su Majestad, obispo de
este Reino de Tierra Firme y Provincia de Veragua, para celebrar
el santo sacrificio de la misa (...) Y acabado de celebrar el santo
sacrificio salieron tres muchachos indios y se pusieron de rodillas
con las manos puestas, en la peana88 del dicho altar y en voz alta
dijeron alabado sea el santísimo sacramento del altar, y la inmaculada concepción de la Virgen María Nuestra Señora concebida
sin mancha, ni deuda de pecado original, amen”. 89
En una solicitud de mercedes del año 1682, el mismo cura Milán y Peñaloza señalaba que había logrado imponer la conversión de los indígenas,
a pesar de que lo intentaron matar al comienzo de su labor:
“me hallo al presente con el aprovechamiento espiritual de dichos
naturales que es notorio, habiendo dispuesto su población en el
sitio que hoy lo están, fabricando iglesia de madera y paja, y hecho
muchas alhajas a mi costa para el adorno de ella, además de las
que ha dado vuestra majestad, disponiendo a los dichos naturales de forma que están los más de ellos casados según orden de
nuestra santa madre iglesia, y todos bautizados y catequizados, de
88
El diccionario de la Real Academia Española define “peana” así: “Tarima que hay delante
del altar, arrimada a él”.
89
AGI, Panamá,27, R.2, N.12.
381
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
manera que se confiesan, y acuden a cumplir con las obligaciones
de cristianos. Habiendo tenido en este ministerio por lo inculto y
áspero del sitio sumos trabajos, y padecido extremas necesidades
por estar la tierra de la fundación meramente bosque y montaña,
sin cosa alguna para el sustento de la vida humana, haciendo esto
mayor por la dificultad, retardación, y trabajo de la subida del rio,
y conducción de bastimentos, causas que me han ocasionado
muchas enfermedades, de que he estado a peligro manifiesto de
la vida, como también lo tuve por la confederación que hicieron de
quitarme la vida los dichos indios al principio de su fundación”.90
Una de las primeras acciones en las que se utilizó a un grupo de indígenas Gorgonas para detener la acción de los piratas fue el ataque al
Real de Santa María en 1681. El Obispo de Panamá, Lucas Fernández de
Piedrahita, menciona que un grupo de treinta Gorgonas participaron en
la frustrada defensa del Real, pero al parecer la mayoría perecieron (Bialuschewski, 2022: 91). Según Isacsson, en los años posteriores, cuarenta
y tres indígenas Gorgonas más murieron en enfrentamientos con piratas,
de tal manera que “en 1696 sólo quedaron 143 personas. Poco después,
se incorporaron indígenas cunas al pueblo y los últimos gorgonas desaparecieron imperceptiblemente a comienzos del siglo siguiente”.91 Parece
que esta referencia que hace Isacsson de la incorporación de indígenas
Gunas a dicho poblamiento, es la misma que hemos mencionado en otro
capítulo de este trabajo de un tal Pedro Méndez, quien redujo un grupo
de los llamados indios del Darién y los trasladó al rio Chagres.
El derrumbe demográfico de los Gorgona y la “desnaturalización”
de la mayoría de sus sobrevivientes implicó una profunda alteración en
el dominio territorial de un amplio territorio, que iba desde la margen
izquierda del bajo Atrato hasta la costa Pacífica. Los grupos que más se
beneficiaron de dicha situación fueron los Chocó (Emberá) y los Tunucunas, quienes comenzaron desde entonces una fuerte disputa por el
nuevo territorio, que a largo plazo terminó beneficiando a los primeros.
382
90
AGI, Panamá, 27, R.2, N.12.
91
Isacsson (1980: 210-211). Ese mismo año, 1696, el Rey otorgó una ayuda a Antonio Bravo
de Laguna en razón “del celo con que me ha servido en la reducción de dichos indios, en
que ha gastado todo su caudal como en otras funciones militares”. AGI, Panamá, 241, L.24,
F.175v.
Los Idibaes o Gorgonas: de la llegada de los misioneros Franciscanos | Capítulo 6
Conclusión
He sostenido al comienzo de este trabajo la hipótesis de que, a partir de
la localización ofrecida por el cartógrafo real, Alonso de Chávez (1537), los
caciques Tamasagra (Camazagra), y Capisagra (Capucigra) mencionados
por Pascual de Andagoya arribando a la región sur del Birú, señalamos
que es probable que correspondan a dos grupos de la familia cercana a
los Gunas. Los Capisagra, que Chávez ubica en una amplia franja de lo
que hoy es la costa pacífica colombiana, entre el rio de Tamasagra hasta
el puerto Quemado, serían los mismos Idibaes o Gorgonas. Los Tamasagra serían los que después se conocieron como Bugue Bugue o Páparos,
localizados en el área cercana al puerto de Piñas, y quienes se integraron
culturalmente a los nacientes Guna, hasta su completa extinción como
etnia con características propias, en algún momento del siglo XVIII.
La evidencia arqueológica que levantaron Gerardo y Alicia Reichel-Dolmatoff (1961) en el sitio Cupica, en la cosa pacífica colombiana, concuerda
con la tesis que he documentado en este capítulo, de una migración de
un grupo indígena del área de Urabá o bajo Atrato a la costa pacífica,
al momento del contacto con los españoles. El material recopilado por
Reichel-Domatoff, y posteriormente revisitado por Cook (1998), no deja
dudas que las tribus del área de Cupica, en la costa chocoana colombiana,
tenían una correspondencia cultural con las tribus de la región baja del
rio Atrato y la cuenca del rio Sinú, en lugar de las tribus vecinas del sur
de Colombia, como Tumaco-Tolita y Calima.
383
Capítulo 7
Los primeros
desplazamientos de
comunidades Gunas
a la mar del norte y
las alianzas con piratas
y colonos escoceses
Introducción
La segunda mitad del siglo XVII en Panamá estuvo marcada por la constante y visible actividad de piratas ingleses y franceses en sus costas. Sin
embargo, otros sucesos igualmente importantes, pero menos visibles,
estaban sucediendo en el trasfondo de las confrontaciones armadas
entre piratas y españoles. Específicamente me refiero a las primeras
olas migratorias que se dieron de comunidades indígenas Gunas para el
poblamiento de la costa del entonces llamado mar del norte. Este es el
tema central de este capítulo.
Dicho proceso comenzó con el desplazamiento de comunidades del
área de Mataranati después del levantamiento armado de 1651, detallado
en el Capítulo 5. Dicho proceso fue solidificado con el reasentamiento
negociado de algunas de dichas comunidades que se habían asentado
en las montañas donde nace el rio Bayano, y que fueron trasladadas por
los españoles al rio Terable, cerca de Chepo. Este proceso de desplazamiento de comunidades Gunas del sur al norte durante la segunda mitad
385
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
del siglo XVII, hasta el momento no había sido descrito en detalle por la
historiografía sobre Panamá.
La principal acción de los piratas en el istmo de Panamá durante todo
el siglo XVII, fue la toma y saqueo de ciudad de Panamá en 1671 por el
pirata inglés Morgan. La ruta escogida por Morgan fue el rio Chagres, y
está claro en la documentación que no hubo participación de los indígenas
Gunas en la acción, quienes no habitaban dicha parte del Istmo. De hecho,
Morgan arribó a Panamá con un contingente militar tan grande que no
necesitaba ningún tipo de ayuda, dado que contaba con cerca de dos
mil hombres y treinta y cinco barcos. Sin embargo, este hecho sin duda
marcó a algunas comunidades Gunas y a sus líderes, quienes apostaron
a la expulsión de los españoles de Panamá a partir de la alianza con los
piratas.
La mayor acción de los piratas durante el último cuarto del siglo XVII
fue el asalto al Real de Santa María en 1680, que según algunos reportes
produjo la muerte a cerca de trescientos españoles.1 En este capítulo
también trataré de descifrar la estructura de mando de los indígenas
provenientes del Darién del sur, específicamente del rio Sambú, que se
habían asentado en el área donde anteriormente estuvo ubicada la ciudad
de Aclá. Para ello me apoyaré principalmente en los ricos y detallados
relatos de los piratas William Dampier, Basil Ringrose, Bartolomé Sharp,
John Coxon, y Lionel Wafer.
Igualmente, en este capítulo también me apoyo en algunas fuentes
literarias, como el poema épico Alteraciones del Dariel, del sacerdote Juan
Francisco Páramo y Cepeda, manuscrito terminado en 1697 y solamente
publicado en 1994 por Orjuela. El extenso poema barroco de Páramo y
Cepeda tiene como telón de fondo eventos históricos sucedidos en el
Darién principalmente entre 1675 y 1685.2 Sin embargo, muchos de los
personajes del poema, tanto españoles como indígenas, son reales y son
386
1
Esta es sin duda una cifra exagerada, considerando que Coxon dice en su diario que los
piratas tuvieron solamente tres heridos, pero no supieron el número de bajas entre los
españoles. “Voyages and Travels: Journal of J. Cox’s travels into the South Seas: 1680-1681”.
The British Museum. Sloane MS 49.f.6. Coxon aparece en la documentación como Cox.
2
Alteraciones del Dariel mezcla una trama imaginaria de amor desarrollada en un contexto
histórico real, aunque acompañada con extensas y fatigantes referencias a la literatura
clásica de griegos y romanos.
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
presentados como tales.3 Páramo y Cepeda fue un testigo excepcional de
muchos de dichos eventos y conoció a los indígenas Gunas como pocos
de sus contemporáneos, dado que estuvo un tiempo entre ellos apoyando
al obispo de Panamá, Lucas Fernández de Piedrahita, en su esfuerzo
misional después del pacto de paz de 1680.
Finalmente, el fin del siglo XVII refleja las activas disputas europeas
por tomar un pedazo del imperio español, mientras sucedía el proceso de
sucesión de la corona española (Bialuschewski, 2022). En este marco se
produjo la aventura de la colonia escocesa, que aporta invaluable información documental que nos permite tener una mirada bastante detallada
de los liderazgos de las comunidades Gunas que se habían trasladado
desde el sur a la costa del mar del norte, huyendo de la férrea mano de
Luis Carrisoli, como lo detallaré en el capítulo final de este trabajo.
El traslado de “indios Bayanos” al rio Terable (1677)
En 1679 el presidente de la Audiencia de Panamá, Alonso de Mercado y
Villacorta, reportó a la corona que una tribu de “indígenas del Darién”
había sido trasladada a las riberas del rio Terable, cerca de Chepo. La
mayoría de la documentación existente sobre dicho evento presenta dicha
reducción como el trabajo solitario de un sacerdote, don Pedro López,
cura del Castillo de Chagres. No hay duda de que quien trabajó más fuertemente para lograr dicho traslado fue el sacerdote López. Sin embargo,
su acción lejos de ser un acto personal e improvisado, como parte de
la documentación pretende presentarlo, obedeció a un plan arreglado
entre el sacerdote López, el obispo Lucas Fernández de Piedrahita y el
presidente de Panamá, Mercado y Villacorta.
En efecto, el obispo de Panamá aprobó que el cura Pedro López utilizara recursos de la catedral del Castillo de Chagres para pagar los gastos
de la empresa del traslado. Así lo testimonió el mismo gobernador del
nuevo poblado, Gerónimo Flórez:
“Certifico en bastante forma cómo por el mes de marzo, del año
pasado de mil y seiscientos y setenta y siete, llegó a este dicho
3
El poema contiene un glosario de nombres de personas y lugares geográficos de gran valor
histórico. Dado que Orjuela modernizó la ortografía del poema, no deja de ser útil cotejar
el glosario con la trascripción más literal de Mejía Sánchez (1970).
387
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
pueblo el licenciado don Pedro López (...) con orden del dicho
señor Presidente, y el ilustrísimo R. doctor Don Lucas Fernández
de Piedrahita (...) para entrar a la reducción de los indios Darieles
bárbaros que avistan sin sujeción cristiana ni política, en los nacimientos del rio Ballano, y en Playón, y Cordilleras del Norte, el cual
lo hizo con mucho fervor y celo haciendo muchas entradas a dichos
parajes sin llevar en su compañía más de un lenguaraz y algunos
indios de los mismos, con alto riesgo de su vida, de que redujo y
pobló más de cuatrocientas personas en este paraje de Terable”. 4
Gerónimo Flórez es mencionado en la hoja de servicios de Luis Carrisoli
como uno de sus más cercanos colaboradores en su ejército de indígenas
Gunas.5 Como se puede ver en su testimonio, las comunidades Gunas
trasladadas vivían en una amplia zona, que iba de los nacimientos del rio
Bayano hasta el área conocida como Playón, actualmente Playón Grande.
Dichas comunidades habitaban sitios apartados en las montañas, pero
estaban lejos de estar aislados, dado que mantenían relaciones fluidas
con los piratas que frecuentaban el área, y con algunos españoles, e
incluso esporádicamente viajaban a Chepo a comerciar.
Al dar noticias sobre dicha reducción Mercado y Villacorta señaló:
“[Q]ue en los parajes de la costa del Mar del Norte que corresponden a las espaldas de la provincia del Darién (...) se ha conservado
con muchos años a esta parte un numeroso cuerpo de familias que
sin reconocer espiritual ni temporal sujeción. Y estando separado
de la unión de la dicha Provincia del Darién con una cordillera
de aspereza y altura grande era dañoso en la cercanía al mar y
comunicación con las embarcaciones de enemigos corsarios que
frecuentan aquellos sitios para rehacerse en ellos en gran perjuicio de las navegaciones y parajes de Cartagena a Portobelo. Y
que a la reducción de estas familias se dispuso el licenciado don
Pedro López, clérigo presbítero, natural de estos reinos y capellán
del Castillo de Chagre por hallarse con alguna comodidad (...)
388
4
Certificación del gobernador Gerónimo Flórez; La Concepción de Terable, febrero 13, 1680.
AGI, Panamá, 27, R.2. N.10.
5
Relación de Servicios del Maestro de Campo Don Luis Carrisoli de Alfaraz. AGI, Panamá,
181, F.813r.
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
valiéndose de este medio para los gastos precisos de su persona
y de la compra de chaquiras, herramientas y géneros con que se
granjea la voluntad de los indios. Y habiéndose dado las ordenes
necesarias para ello dio principio a la dicha reducción por marzo
del año pasado de mil seiscientos y setenta y siete con gran trabajo subió en discurrir los parajes de ríos y montes donde estos
indios estaban situados hasta que facilitados algunos al intento
de reducirse los fue conduciendo con sus familias a la parte de
que se hizo elección que fue sobre el Rio de Terable, tres leguas
de la población española de Chepo (…)”.6
El Sargento Mayor, Don Alonso de Alcaudete, certificó las acciones del
Padre López de esta manera:
“el año pasado de setenta y siete salió del dicho castillo a la
reducción de los indios del Dariel que se hallaban poblados en los
sitios que llaman los playones en la parte del mar del norte, cuya
entrada ejecutó con mucho acierto, sacando muchas familias de
dichos indios de que se compuso el pueblo a que se dio el nombre
de Ntra. Señora de la Concepción de Terable el cual vi y reconocí de
orden del señor Don Alonso de Mercado y Villacorta, Presidente,
Gobernador y Capitán General que fue de este Reino”.7
Según la relación de servicios del padre López, éste, “entró en la montaña
desde la parte que mira al sur, penetrándola con incesante desvelo hasta
las playas del Mar de Norte donde halló diferentes parcialidades de indios
faltos de conocimiento de la fe católica”.8 Sin embargo, dichos indígenas no
solo ya habían estado expuestos a la doctrina católica, sino que precisamente venían huyendo de ella, pero sobre todo de la autoridad que había
impuesto Luis Carrisoli en las reducciones dominicas del Darién del sur.
Gracias a los regalos que les hizo el Padre López los indígenas aceptaron trasladarse a las riberas del rio Terable. En noviembre de 1678,
6
“Al Presidente de la Audiencia de Panamá sobre que dé las gracias al Licenciado Don Pedro
López (...)”. Madrid, septiembre 13, 1680. AGI, Panamá, 131, L.8.F.134-136v. Una versión
similar de esta carta se encuentra en Jopling (1994: 568-569).
7
Certificación del Sargento Mayor Don Alonso de Alcaudete, Panamá, enero 28, 1681. AGI,
Panamá, 27, R.2. N.10.
8
“Relación de don Pedro López, clérigo”, fechada en 1679; Jopling (1994: 569).
389
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Mercado y Villacorta ordenó al alcalde de Chepo, en compañía del escribano real, que “reconozca y visite el dicho pueblo poniendo relación de
su plante, viviendas e iglesia y lo demás que estuviere fabricado y haga
padrón de todas las familias de dichos indios con distinción de sexos y
edades y haga en su presencia a dicho Don Pedro López manifieste el
estado en que tiene el catecismo y doctrina de dichos indios”.9
Al parecer, los indígenas trasladados se asentaron primero en las riberas del rio Bayano, donde se hizo el padrón, y luego fueron convencidos de
moverse a las riberas del rio Terable. Por esta razón el empadronamiento
comienza así: “En el pueblo de la concepción del Rio de Ballano en diez
días del mes de noviembre de mil y seiscientos y setenta y ocho años hice
juntar ante mí y en presencia del gobernador de dichos indios Gerónimo
Flores, todos los indios Darienes que a dicho pueblo están reducidos y
poblados de los que se hizo padrón (...)”.10
El padrón mostró la presencia de doscientos ochenta y siete indígenas
Gunas, un indígena ladino del Perú, Gerónimo Florez, de padre español y
madre indígena, quién había sido nombrado Gobernador de la reducción
por el Presidente Mercado y Villacorta,11 y cuatro indígenas esclavos de
“castas Gorgones”,12 para un total de doscientos noventa y un personas. De los indígenas Gunas, ciento veintinueve eran hombres y ciento
cincuenta y ocho eran mujeres13 . Sin embargo, el padre López menciona
en una de sus certificaciones que los indígenas reducidos eran inicialmente trescientos y luego aumentaron a cuatrocientos14 . Según Mercado
390
9
Decreto fechado el 25 de noviembre de 1678. AGI, Panamá,27, R.2. N.10. El empadronamiento ya ha sido publicado por Jopling (1994: 559 y siguientes), aunque tomado del folio
Panamá, 84.
10
Decreto del alcalde ordinario de Chepo, don Phelipe de Mohedas, noviembre 10, 1678.
AGI, Panamá, 27, R.2. N.10.
11
Certificación del gobernador Gerónimo Flórez, La Concepción de Terable, febrero 13, 1680.
AGI, Panamá, 27, R.2. N.10.
12
Como argumenté en el capítulo 6, es probable que los indígenas Idibaes o Gorgonas fueran
parte de la familia extensa Guna, pero que por sus diferencias culturales éstos últimos los
consideraban inferiores, les hacían la guerra y hasta los tomaban como esclavos. Padrón
indios de la Concepción del rio Bayano, noviembre 10, 1678. AGI, Panamá, 27, R.2. N.10.
Curiosamente, esta mención no fue incluida en la recopilación de Jopling (1994: 559), al
parecer por descuido al tratar de resumir la lista de indígenas para ahorrar espacio.
13
AGI, Panamá, 27, R.2. N.10. También publicado en Jopling (1994: 559).
14
Petición del Licenciado don Pedro López; Panamá, diciembre 1, 1681. AGI, Panamá, 27,
R.2. N.10.
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
y Villacorta, los españoles los apoyaban, “sustentándoles y dándoles lo
necesario hasta que tuvieran cosechas propias y no consintiendo que se
ocupasen en ningún servicio personal contra la voluntad ni fuesen maltratados de ninguna persona”.15
Dos años más tarde, el gobernador y alcalde de Chepo, Manuel Álvarez
de la Barrera, certificaba que los indígenas asentados en Terable, “han
asistido a la doctrina del licenciado Don Pedro López, (...) donde han estado
poblado más de dos años reconociendo la sujeción y admitiendo doctrina
cristiana y política”.16 Sin embargo, después de haberse expedido dicha
certificación un grupo de indígenas se regresó a vivir en las montañas, y
más adelante la mayoría se retiraron del poblado de Terable.
El obispo de Panamá, Lucas Fernández de Piedrahita, confirmó que
en 1680 los indígenas habían abandonado el poblado de la Concepción de
Terable.17 El mismo Padre López reconocía dicha situación, al señalar que:
“hasta que con ocasión de algunas muertes que sucedieron en
la costa del norte se perturbaron con esta ocasión y ausentaron,
ocultamente los más de ellos, quedando solo los que pude con
esta noticia detener; de que aun hoy se conservan más de cien
personas en un sitio cercano al referido por haberse desecho dicha
población por el accidente referido”.18
En resumen, esta reducción duró solamente cerca de tres años, y de los
cuatrocientos indígenas que llegó a tener, cerca de trescientos huyeron,
y los cien restantes fueron forzados a quedarse. De esta manera resulta
irónica la apresurada afirmación de Castillero Calvo respecto al supuesto
15
Cuestionario del Gobernador Alonso de Mercado y Villacorta; Panamá, septiembre 13,
1689. AGI, Panamá, 27, R.2. N.10.
16
Testimonio del gobernador Manuel Álvarez de la Barrera; San Cristóbal de Chepo, septiembre 18 de 1679. AGI, Panamá, 27, R.2. N.10. Páramo y Cepeda (1994: 236) dice así del
alcalde de Chepo ante el ataque de piratas ingleses y franceses en compañía de los indígenas Gunas: “Gobernaba este pueblo, vigilante, // el bravo don Manuel de la Barrera, //
gallego de nación, a quien triunfante // Chepo entre sangre inglesa verlo espera; // aunque
presidio corto era bastante // contra indios de aquella cordillera // pues sin más baluarte,
ni más muro, // en ocios de la paz vivió seguro”.
17
Carta del Obispo de Panamá, Lucas Fernández de Piedrahita; Panamá, diciembre 15, 1681.
AGI, Panamá, 101, F.380r.
18
Petición del Licenciado don Pedro López; Panamá, diciembre 1, 1681. AGI, Panamá, 27,
R.2. N.10.
391
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
éxito de dicha reducción: “Pocos ejemplos tan acabados de una misión
exitosa”.19
Los indígenas Gunas de Mataranati
que aceptaron asentarse en Terable
Veamos ahora en detalle alguna información sobre quiénes eran los indígenas que se asentaron en el sitio de la Concepción de Terable, y quiénes
eran sus líderes.20 Los indígenas de la Concepción estaban liderados por
el cacique Don Blas Yasu21 y su hermano el cacique Jacinto.22 Había un
tercer hermano llamado Francisco, famoso porque lo “llevaron prisionero los ingleses ha veinte años y que habrá tres años que ha vuelto y se
halla al presente con dichos sus hermanos en dicho paraje del playón”.23
392
19
Castillero Calvo (1994: 194). Desafortunadamente la documentación recogida por Jopling
(1994) no permite una visión completa del traslado al no alcanzar a cubrir detalles relativos
a su fracaso final a solo tres años de su fundación.
20
Esto es posible gracias a un interesante interrogatorio ordenado por el gobernador Mercado
y Villacorta entre “las personas más antiguas y noticiosas que hubo en esta jurisdicción”, la
mayoría de Chepo, que por una y otra razón habían tenido algún contacto directo con ellos.
Sin embargo, todos los testigos que aparecen en dicha documentación eran españoles.
21
Desafortunadamente, en el poema épico Alteraciones del Darién, Páramo y Cepeda le da a
algunos líderes indígenas nombres tomados de la mitología griega, como Dinarco, a quien
hace uno de los protagonistas de la trama de amor, desdibujando el personaje histórico, lo
que impide extraer información confiable de esta fuente literaria. Sin embargo, Páramo y
Cepeda (1994: 236) nos dice: “Dinarco y los parciales conspirados // que ocupan la intricada
cordillera, // de sus cumbres valientes despeñados // en Chepo buscan la venganza fiera; //
al pueblo y sus vecinos abrasados // esperan ver en la mortal hoguera // que ha de encender cualquiera de su pecho // de fuego armado, de volcanes hecho”. Según Bialuschewski
(2022: 84) el apellido de estos hermanos era “de Peralta”.
22
Bialuschewski (2022: 91) señala que Jacinto es el mismo líder indígena Guna “Lacenta”,
quien se reunió con el cirujano pirata Lionel Wafer. Como detallaré más adelante, creo
que esta conclusión es incorrecta. Supongamos que Jacinto, el hermano de Francisco y
el Cacique Blas hubiera tenido solamente quince años en 1651, cuando se fueron a vivir
al área del rio Concepción. Para la fecha de los eventos en que participó Wafer, es decir
hacia 1681, Jacinto debía tener por lo menos unos cuarta y cinco años. Sin embargo, la
descripción que hace Wafer de Lacenta es claramente la de una persona mucho más joven,
quizás de unos veinte años. Como mencionaré más adelante, en los eventos de la entrada
de piratas al Darién en 1681, Páramo y Cepeda (1994) en su poema épico menciona a
unos hermanos Francisco y Jacinto Valiente, encarcelados por los españoles. Me parece
que Bialuschewski confunde estos personajes. No tengo duda de que Jacinto de Peralta y
Jacinto Valiente son personas distintas.
23
Cuestionario del Gobernador Alonso de Mercado y Villacorta; Panamá, septiembre 13,
1679. AGI, Panamá, 27, R.2. N.10.
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
La información recogida por Mercado y Villacorta indicaba que los indígenas asentados en la Concepción, “eran de las doctrinas del Darién sujetos
a su gobernador, Don Luis Carrisoli y a los Padres de Santo Domingo, que
cuidan de dichas doctrinas, y que habiéndose retirado a dicho paraje del
Playón, no obedecen a dicho Carrisoli ni a dichos Padres”.24
Las informaciones de los testigos señalan que dichos indígenas se
habían desplazado a las cabeceras del rio Bayano por el año de 1651, y
posteriormente al área del Playón entre 1667 y 1672. Varios testigos mencionaron que lo que originalmente motivó el desplazamiento de dicho
grupo fue el hecho de que hacia 1651 los caciques don Blas y su hermano
Jacinto habían causado unas treinta muertes en Mataranati, la localidad
donde vivían, escapando de las doctrinas de los misioneros dominicos y
del mando de los Carrisoli. De esta manera, podemos apreciar que este
desplazamiento fue uno de los resultados del levantamiento Guna de 1651,
al cual detallé en el capítulo 5. Igualmente, los testigos mencionan que fue
el mismo cacique Don Blas quien primero llegó a dicha región del Playón,
y posteriormente sus hermanos Jacinto y Francisco. Recordemos igualmente, como he detallado en el capítulo 4, que el acuerdo de paz de 1652
no incluyó a los indígenas de Mataranati, quienes no estaban presentes
a la hora de su firma, como lo aclararon los líderes firmantes del pacto.
Así, el teniente Gregorio de Ochoa testificó, “que conoce a los caciques
Don Blas y Jacinto y que en el año de cincuenta y uno hicieron en el rio de
Baiano muchas muertes en diferentes personas y que desde entonces se
retiraron a las marinas del norte y nacimientos de Baiano con sus familias”.25 El alférez Andrés Garrido dijo, “que sabe y se había hallado en
ello habrá más de veinte años que dicho cacique Jacinto con otros indios
debajo del seguro de amistad cometieron los insultos de treinta muertes
y muchos robos”.26
El capitán Domingo de Soto testificó, “que conoce al cacique Don
Blas y tiene noticia ha doce años que asiste en el Playón con su familia
24
Cuestionario del Gobernador Alonso de Mercado y Villacorta; Panamá, septiembre 13,
1679. AGI, Panamá, 27, R.2. N.10.
25
Testimonio del teniente Gregorio de Ochoa; Chepo, septiembre 19 de 1679. AGI, Panamá,
27, R.2. N.10.
26
Testimonio del alférez Andrés Garrido; Chepo, septiembre 19 de 1679. AGI, Panamá, 27,
R.2. N.10.
393
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
y al cacique Jacinto y a Francisco, sus hermanos” (...) Y dice (...) que el
cacique Jacinto asistía en el pueblo Matarnatin, jurisdicción del Darién, a
donde tuvo un reido [?] por cuya causa se retiró de dicho pueblo y se vino
a las cabeceras de este rio del Ballano (...)”.27
El líder indígena Francisco es quizás uno de los primeros Gunas que
viajó a Jamaica con los piratas ingleses, donde aprendió el idioma inglés
y luego se convirtió en un apoyo para sus entradas al Darién. Algunos
testimonios señalan que los ingleses lo regresaron en la isla de Pinos,
otros que fue en el Playón. Un vecino de Chepo, llamado Cristóbal Rodríguez, testificó:
“que conoce a los caciques Don Blas y Jacinto, y al otro hermano
Francisco de más de treinta años a esta parte, y que ha oído decir
de más de siete años a esta parte que asiste en el Playón el cacique
Don Blas con su familia y que sabe cuándo le trajeron a playón
los ingleses al indio Francisco y que se halla con sus hermanos
en dicho pueblo (...) que habrá veinte años que con un cacique ya
difunto vinieron algunos de los que asisten en estos parajes en
el seguro de Paz mataron número de gente (...) y sabe venía entre
ellos el cacique Don Blas y Jacinto”.28
Felipe Esteban, también vecino de Chepo, agregó detalles sobre las
señales que tenían acordadas con los piratas que arribaban a sus costas:
“le dijo un indio llamado Domingo que Don Jacinto tenía una bandera
dispuesta, que era la seña para que los enemigos acudieran al puerto
[del Playón] y que si no la habían estaban conformados a no llegar”.29
Finalmente, otro vecino de Chepo, Juan Fernández Alba testificó: “que
conoce al indio Francisco y habló con él en el pueblo de Chepo y le dijo ser
hermano de dichos caciques [Don Blas y Jacinto] y le dijo lo habían echado
los ingleses en la isla de Pinos”.30
394
27
Testimonio del capitán Domingo de Soto; Chepo, septiembre 18 de 1679. AGI, Panamá, 27,
R.2. N.10.
28
Testimonio de Cristóbal Rodríguez; Chepo, septiembre 18 de 1679. AGI, Panamá, 27, R.2.
N.10.
29
Testimonio de Felipe Esteban; Chepo, septiembre 18 de 1679. AGI, Panamá, 27, R.2. N.10.
30
Testimonio de Juan Fernández de Albarracín; Chepo, septiembre 19 de 1679. AGI, Panamá,
27, R.2. N.10.
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
Por su parte, las autoridades locales testificaron que los indígenas
del grupo de los caciques Don Blas y sus hermanos Jacinto y Francisco
venían de Mataranati, de donde se habían desplazado después del levantamiento de 1651, y que huían de la autoridad de don Luis Carrisoli y los
misioneros dominicos. El gobernador y alcalde de Chepo, Manuel Álvarez
de la Barrera, señaló:
“que conoce al cacique Don Blas y al cacique Jacinto su hermano de
más de tres años a esta parte viven en el Playón con sus familias y
que habrá dicho tiempo que conoce al indio Francisco, hermano de
los dichos Caciques y que asisten todos en el dicho Playón, marina
del norte y que sabe que el dicho Francisco ha estado muchos años
en compañía de los ingleses que asisten en estos parajes, y que
habrá tres años y medio que le echaron en aquella costa los dichos
ingleses, y le vio en el traje de ellos (...) dijo que oyó decir que los
dichos caciques con las demás familias han asistido en doctrinas
del Darién, debajo del gobierno de Don Luis Carrisoli y doctrinados
de los religiosos de nuestro Padre Santo Domingo y que así mismo
oyó decir que después que faltaron a dicha sujeción y doctrinas no
han vuelto a ellas, manteniéndose en el paraje del Playón y cabeceras de los ríos del mar del norte a donde los ha visto y hablado
en la ocasión que por orden del señor Presidente Don Alonso de
Mercado y Villacorta hizo este viaje a reconocer dichos parajes”.31
El teniente gobernador de Chepo, Juan Gómez de Cueto agregó:
“que el año de setenta y cinco fue con su gobernador Don Manuel
Álvarez de la Barrera a hacer el viaje al Playón por orden que de
ellos tubo el dicho gobernador del señor Presidente Don Alonso
Mercado y Villacorta y en él tuvo noticia de que una embarcación
de ingleses había echado al indio Francisco en aquel paraje, al
cual trajo el gobernador consigo junto con sus hermanos hasta
entregarlos y ponerlos en Panamá y que vio a dicho indio Francisco
hablar inglés y entender y ser entendido de dicha lengua”.32
31
Testimonio del gobernador Manuel Álvarez de la Barrera; Chepo, septiembre 18 de 1679.
AGI, Panamá, 27, R.2. N.10.
32
Testimonio del teniente gobernador, Juan Gómez de Cueto; Chepo, septiembre 18 de 1679.
395
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Como se puede ver en detalle en los testimonios anteriores, los
indígenas de la Concepción, o el Playón, tenían relaciones fluidas con
los vecinos y autoridades de Chepo. Al mismo tiempo, tenían un activo
comercio en la región, a donde llegaban a comerciar “con todas las canoas
de españoles, zambos, mulatos y negros que llegan allí, tanto de Portobelo como de Cartagena, y su costa, y que les venden negros, cimarrones
cogidos de los palenques y esclavos y otras cosas hurtadas continuándose
con esto la asistencia de dichas canoas”.33 También comerciaban, “con
las embarcaciones de extranjeros que llegan a ella, así de piratas como
de enemigos franceses, dándoles plátanos, maíz, y otros bastimentos a
trueque de géneros”.34
Igualmente, los indígenas comerciaban con los bienes que recuperaban de naves que viajaban entre Portobelo y Cartagena y que algunas
veces encallaban o naufragaban cerca a sus costas. Los españoles, por
su parte, decían que los indígenas se robaban dichas mercancías. Al
respecto, el gobernador Manuel Álvarez de la Barrera señalaba:
“que les ha oído decir a los dichos caciques asistían muy ordinariamente en aquel paraje, frente del rio de la Concepción embarcaciones enemigas y con ellos tenían comunicación, y les daban
mantenimientos por el cambio de algunos géneros (...) dijo que vio
en este paraje del Playón un rancho donde se abrigaban y recogían
personas que venían de Portobelo y Cartagena, y así mismo sabe
AGI, Panamá, 27, R.2. N.10. Páramo y Cepeda (1994: 238) lo llama Juan González Cueto.
Igualmente, Páramo y Cepeda (1994: 59) menciona en su poema a unos hermanos Jacinto
y Francisco Valiente. En el poema, pone en boca del indígena Gonzalo, “el de Zambú”, una
lista de quejas contra los españoles para justificar su levantamiento. Entre las quejas
está la detención de Francisco Valiente y las heridas a su hermano Jacinto cuando intentó
liberarlo. No parece que estos Francisco y Jacinto Valiente sean los mismos Francisco y
Jacinto, hermanos del cacique Blas Yasu, que como mencioné anteriormente, Bialuschewski
(2020: 84) asegura tenían como apellido “de Peralta”. “No olvidéis que soldados atrevidos
// probó en Jacinto cada cual su espada // cuando de Panamá sacó a su hermano // de la
opresión injusta del tirano. // Fue amistad detener el presidente // a Francisco Valiente en
sus distritos // corriendo por espía entre la gente // cómo la fama lo publica a gritos? //
Cómo desaires tales el ardiente // corazón no los tiene en bronce escritos // y porque vuestro
aliento no se corra // con sangre de españoles no los borra”.
396
33
Cuestionario del Gobernador Alonso de Mercado y Villacorta; Panamá, septiembre 13,
1679. AGI, Panamá, 27, R.2. N.10.
34
Cuestionario del Gobernador Alonso de Mercado y Villacorta; Panamá, septiembre 13,
1679. AGI, Panamá, 27, R.2. N.10.
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
tiene el cacique Don Blas una negrita que cogió en un palenque
con otros que dijeron los dichos caciques los habían llevado a
Portobelo a rescatar en trueque de herramientas (...) dijo que vio
muchos indios venir vestidos a su usanza de Bayeta de Castilla la
cual dijeron lo habían sacado de una chata que se perdió cargada
de ropa en ese paraje y había salido de Portobelo”.35
Cristóbal Rodríguez dijo, “que lo que sabía era que venían de Cartagena a
dicho paraje a matar tortugas”.36 Felipe Esteban agregó, “que había visto
un paraje donde se fabricaban canoas y preguntándole a los dichos indios
que de quién era aquel astillero, respondieron era gente de Cartagena”.37
El teniente Gregorio de Ochoa testificó: “que le había dicho el cacique
Don Blas que acudían al Playón que es donde asisten muchas canoas de
Cartagena y Portobelo y le traían todas las herramientas e instrumentos
que necesitan para su trabajo por la permuta de los géneros que él tiene”.38
El gobernador de Terable, Gerónimo Flórez agregó:
“que sabe y ha visto en dicho paraje del norte acuden de Cartagena y Portobelo gente de todo género, así blancos, mulatos y
zambos y negros a hacer canoas, tratar y contratar con dichos
indios trayéndoles todos los géneros que necesitan. Y así mismo
dice que sabe que los dichos caciques han entrado en palenques
y que de uno sacaron siete u ocho piezas y las rescataron39 gente
de Portobelo y Cartagena 40”.
Sebastián de la Vega dijo: “que sabía habían traído a vender al pueblo de
Chepo cantidad de acero el cual oyó decir era de una embarcación que salió
35
Testimonio del gobernador Manuel Álvarez de la Barrera; Chepo, septiembre 18 de 1679.
AGI, Panamá, 27, R.2. N.10.
36
Testimonio de Cristóbal Rodríguez; Chepo, septiembre 18 de 1679. AGI, Panamá, 27, R.2.
N.10.
37
Testimonio de Felipe Esteban; Chepo, septiembre 18 de 1679. AGI, Panamá, 27, R.2. N.10.
38
Testimonio del teniente Gregorio de Ochoa; Chepo, septiembre 19 de 1679. AGI, Panamá,
27, R.2. N.10.
39
Rescataron en sentido de las canjearon.
40
Testimonio del gobernador Gerónimo Flórez; Chepo, septiembre 20 de 1679. AGI, Panamá,
27, R.2. N.10.
397
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
de Puertobelo y se perdió a vista del Playón”. 41 El alférez Andrés Garrido
dijo: “que vio al dicho indio [Cacique Don Blas] cantidad de acero que trajeron a vender a este pueblo de Chepo y que les oyó decir lo habían sacado
de una embarcación que se perdió a la vista del Playón y había salido de
Puertobelo”. 42 Juan Fernández Alba dijo: “que ha oído decir a pasajeros
que vinieron para este paraje de Chepo naufragando por haberse perdido
en la mar que los caciques de dicho paraje se comunican con los vecinos
de Cartagena y Portobelo y que venían a dicho playón a hacer canoas y
proveerse de bastimentos que les daban dichos caciques”. 43
Los indígenas trasladados a Terable se quedaron allí por lo menos
dos años, y luego la mayoría decidieron abandonarlo y trasladarse al rio
Concepción. La gente del Cacique Blas y de Francisco fueron los primeros
en salir, dado que fueron acusados de dar muerte a tres de los españoles
“zambos, mulatos y negros” con quienes comerciaban. Mercado y Villacorta los acusaba de “haber cometido este delito debajo de resguardo de
amistad y de confianza”. 44 El temor a la represalia de los españoles por
esas muertes y la necesidad de ayudar con las armas para su defensa
motivó la salida del cacique Jacinto y su grupo, “proponiéndoles justamente la libertad y aprovechamientos y que tendrán en dicho paraje del
Playón”. 45
El Gobernador Gerónimo Flórez, fue de la opinión de:
“que la causa de haberse retirado de dicho pueblo y sujeción dichos
caciques Jacinto y familias de su parcialidad fue haberle enviado
recado el cacique Don Blas y el indio Francisco sus hermanos para
que se retirasen por las muertes que dicho indio Francisco y otros
sus secuaces cometieron en dicho Playón y así mismo exhortaron
dicho Don Blas y Francisco al dicho Jacinto que en la fuga que
398
41
Testimonio de Sebastián de la Vega; Chepo, septiembre 19 de 1679. AGI, Panamá, 27, R.2.
N.10.
42
Testimonio del alférez Andrés Garrido; Chepo, septiembre 19 de 1679. AGI, Panamá, 27,
R.2. N.10.
43
Testimonio de Juan Fernández de Albarracín; Chepo, septiembre 19 de 1679. AGI, Panamá,
27, R.2. N.10.
44
Cuestionario del Gobernador Alonso de Mercado y Villacorta; Panamá, septiembre 13,
1679. AGI, Panamá, 27, R.2. N.10.
45
Cuestionario del Gobernador Alonso de Mercado y Villacorta; Panamá, septiembre 13,
1679. AGI, Panamá, 27, R.2. N.10.
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
habían de hacer matasen a Gerónimo Flores y a todos aquellos
que no quisieran seguirlos”. 46
El gobernador Manuel Álvarez de la Barrera ratificó lo dicho por otros
testigos:
“dijo sabe que el cacique Jacinto y las familias de su parcialidad han
hecho fuga y faltado a la obediencia de dicho gobierno y doctrina y
que no sabe la causa ni motivo que a ello les ha obligado sino es la
notoriedad que entre dichos indios ha corrido se retiraban porque
tuvieron aviso del cacique Don Blas de la muertes tres dichas que
hizo el dicho indio Francisco con sus secuaces y temerosos de que
no fueran los españoles a tomar satisfacción, que es la causa que
dicen porque se retiraron”. 47
De esta manera ya tenemos un cuadro completo del grupo de indígenas
Gunas que hacia 1651 fueron los primeros que se rebelaron de las doctrinas de los Dominicos y el control político de los Carrisoli, que estaban
poblados en un sitio llamado Mataranati. Ahora quiero volver atrás para
ver si podemos reconstruir algunos elementos adicionales de la historia
de dicho sub-grupo Guna. Acudiré nuevamente al testimonio del práctico
don Gonzalo de León y de unos misioneros capuchinos que estaban en
Mataranati al momento del levantamiento de 1651.
Gonzalo de León mencionaba en su relato que en el año 1644 el presidente de Panamá, don Juan de la Vega Bazán, le había ordenado que
fuera con un grupo de infantes, “en orden a poblar los indios uronias
de Mataranatí”, con el propósito, “de que siendo poblados se atajaría el
daño de la comunicación que estos tienen con el enemigo por el mar del
norte. Y así mismo quedaban seguras las fronteras por ser dichos indios
nuestros fronterizos y siempre han hecho el daño en el pueblo de Chepo
y en aserraderos y trapiches de esta ciudad”.
Estas afirmaciones parecen indicar que los indígenas de Mataranati tenían relaciones con piratas por lo menos desde antes de 1644.
46
Testimonio del gobernador Gerónimo Flórez; Chepo, septiembre 20 de 1679. AGI, Panamá,
27, R.2. N.10.
47
Testimonio del gobernador Manuel Álvarez de la Barrera; Chepo, septiembre 18 de 1679.
AGI, Panamá, 27, R.2. N.10.
399
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Igualmente es un indicio de que pudieran ser los mismos, Bugue-Bugue, o
sus descendientes, los que como vimos en un capítulo tercero, a comienzos del siglo XVII realizaron los ataques a Chepo y a las propiedades de
dicha área. De otro lado, confirma que los llamados uronias eran el grupo
de indígenas más combativos, de los que Gonzalo de León comenta que,
“son los más graves y valientes indios”. 48 Es igualmente interesante que
este testigo también llame “Çapinarti”, 49 al rio que desde comienzos
del siglo XVIII se denomina rio Chucunaque. De esta manera, podemos
plantear la hipótesis de que a los descendientes de los Bugue-Bugue se
les conocería como Chucunas, y al trasladarse a la cabecera de dicho rio,
el nombre del rio cambió de Zapinarti al actual Chucunaque, que podría
significar rio de los Chucunas.
Don Gonzalo de León continuaba diciendo: “Y cumpliendo con dicha
orden los poblé en el rio de Tupisapen, con tanto trabajo y dificultad que
siempre dudé el efecto hasta haberlo conseguido, por los nuevos resabios
que habían adquirido, siendo estos en los principios los mejores”.50 Igualmente, señala que dichos indígenas estaban localizados en dos lugares
que presentaban características adecuadas para que los enemigos piratas
atravesaran el istmo. El uno era “Rancho Viejo o Puerto Viejo”, y el otro
“el rio Caleta”. Según su opinión, como baquiano de la región,
“De cualquiera de estos puertos, especial del de Caleta se viene
en un día a dormir de esta banda de la cordillera, que allí es muy
tratable al rio de Tubugati, en el cual y en Veruganati y Matanati,
Tuquesa y Tupisa, que es distancia de diez leguas, están divididos
dichos uronias. Todos estos ríos y otros muchos entran en el rio
de Çapinarti, el cual viene a ser capaz de poderse navegar desde
la boca del dicho Tubuganati. Desde este rio se viene en canoa en
dos días, y de verano en tres, al puerto donde llegan las fragatas
que van de esta ciudad que es en el dicho rio de Zapitati, y desde
este puerto a esta mar se baja en tres mareas, con que desde
400
48
Testimonio de don Gonzalo de León, en carta del presidente Juan Bitrián de Biamonte y
Navarra. Portobelo, agosto 21, 1650. AGI, Panamá, 21, R.4. N.30.
49
Aunque en el mismo texto lo escribe como “Zapitati”, o “Zapinauti”.
50
Testimonio de don Gonzalo de León, en carta del presidente Juan Bitrián de Biamonte y
Navarra. Portobelo, agosto 21, 1650. AGI, Panamá, 21, R.4. N.30.
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
cualquiera de los dos puertos del norte se puede pasar con ayuda
de los indios en cinco días a esta mar”.51
Don Gonzalo resaltaba tres razones por las cuales los indígenas les atraía
la amistad de los piratas. En primer lugar, el hecho de que los piratas les
ofrecían regalos que ellos apetecían, como herramientas y abalorios. En
segundo lugar, el hecho de respetarles sus creencias religiosas y no tratar
de cambiárselas. En tercer lugar, el hecho de respetarles sus costumbres,
como estar casados los hombres con varias mujeres al mismo tiempo. Un
elemento que don Gonzalo de León señalaba como una dificultad adicional si se intentaba tratar de dominarlos por la fuerza, era que además de
la aspereza y extensión del terreno donde los indígenas habitaban era
que tendrían, “la ayuda de los indios Urabaes y Marihçes, sus aliados”.52
Ese mismo año de 1644, don Gonzalo le sugirió a la corona tres posibles alternativas para enfrentar el potencial riesgo del enemigo pirata.
La primera, era hacer que los uronias matasen a algunos piratas, aunque
fueran pocos, cuando llegaran a los puertos mencionados, “y esto será
fácil de conseguir en virtud de la inclinación que tienen a matar”,53 con lo
que se crearía una desconfianza mutua entre ellos54 . La segunda, poblar
algunas familias de los uronias cerca de Panamá, como le habrían expresado los mismos indígenas a don Gonzalo era su deseo, junto con los
indígenas Penonomé, “porque le son afectos”.55 La tercera era introducir
la infantería en la provincia del Darién y crear una fortificación en el rio
Zapinati (Chucunaque). Al parecer la corona no tomó ninguna decisión
respecto a dichas sugerencias.
51
Testimonio de don Gonzalo de León, en carta del presidente Juan Bitrián de Biamonte y
Navarra. Portobelo, agosto 21, 1650. AGI, Panamá, 21, R.4. N.30.
52
Testimonio de don Gonzalo de León, en carta del presidente Juan Bitrián de Biamonte y
Navarra. Portobelo, agosto 21, 1650. AGI, Panamá, 21, R.4. N.30. Los indígenas “Marihces”
podrían ser los conocidos actualmente como Malibues, que habitaban regiones de la costa
Caribe de la actual Colombia.
53
Testimonio de don Gonzalo de León, en carta del presidente Juan Bitrián de Biamonte y
Navarra. Portobelo, agosto 21, 1650. AGI, Panamá, 21, R.4. N.30.
54
Como mencioné anteriormente, Dampier (1699: 182) señaló que muchos años antes de que
los piratas establecieran en 1670 un pacto con los indígenas Gunas, existía el interés en
dicha amistad, pero que los piratas temían su número y ferocidad.
55
Testimonio de don Gonzalo de León, en carta del presidente Juan Bitrián de Biamonte
y Navarra. Portobelo, agosto 21, 1650. AGI, Panamá, 21, R.4. N.30. No es claro cómo se
produjo la amistad entre estos dos grupos indígenas.
401
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Las incursiones piratas a Chepo en 1679 y 1680
Considero importante comenzar esta sección corrigiendo primero un error
que se repite frecuentemente en alguna de la historiografía panameña.
El primer ataque de piratas a Chepo sucedió en el mes de diciembre del
año 1679, no en el año 1675 como los historiadores Sosa y Arce (1911: 131)
erróneamente señalaron hace un siglo, y Castillero Calvo (2019, Vol. 1,
T.2: 797) aún repite. Hubo un segundo intento de toma pirata a Chepo a
finales de 1680, después del asalto al Real de Santa María. Sosa y Arce
(1911: 131) también han afirmado erróneamente que esta segunda acción
se realizó en 1678. De otro lado, en el poema épico Alternaciones del
Dariel, Páramo y Cepeda mezcla los dos eventos en uno solo, y aunque
nos ofrece algunas descripciones detalladas, es claro que el autor se da
algunas libertades literarias, como detallaré más adelante, que se alejan
de los eventos históricos.
No es claro quien lideró el primer asalto a Chepo, en diciembre de
1679. El famoso pirata Dampier (1699: 180) menciona que el capitán
francés La Sound (Lessone), con ingleses del grupo del Capitán Wright
e indígenas Darienes o Gunas, se había aventurado hasta el pueblo de
Chepo, pero fueron rechazados. Sin embargo, Bialuschewski (2022: 85) ha
señalado que la toma de Chepo fue liderada por el pirata francés Jean Bernanos. En la defensa de Chepo se destacó el mismo Padre Pedro López.56
Según el obispo de Panamá, Lucas Fernández de Piedrahita, después
del fracaso del poblamiento de Terable, el padre López se fue a vivir a
Chepo y allí estaba cuando sucedió el ataque de los piratas, y luego se
fue de capellán de la gente que llevó el sargento Alfonso de Alcaudete
a sofocar el levantamiento de los “indios del Darién”, donde según el
obispo, “padeció muchos trabajos”.57 En palabras del mismo padre López,
su papel en la defensa de Chepo fue el siguiente:
402
56
Páramo y Cepeda (1994: 247) refiere así a la actuación del padre López durante la toma
de Chepo: “Oh buen don Pedro López!, pues luciste // el oficio de cura y de soldado, // tu
iglesia y tu rebaño defendiste // del noble don Manuel [Alcaudete] acompañado; // señas
de tu valor bastante diste, // al parecer ajenas a tu estado, // más por la religión, la patria
y los reyes // se dispensan los fueros y las leyes”. Sin embargo, Alcaudete no estuvo presente en el primer ataque pirata a Chepo, más de casualidad se encontraba allí cuando la
asecharon los piratas por segunda vez.
57
Carta del Obispo de Panamá, Lucas Fernández de Piedrahita; Panamá, diciembre 15, 1681.
AGI, Panamá, 101, F.380r.
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
“y en la ocasión que entró allí [a Chepo] el enemigo el año pasado
de setenta y nueve, ayude a hacer las trincheras y defensa, saliendo
herido de un balazo en el muslo, y en la ocasión que por el año
pasado de ochenta entraron en este mar del sur hallándome en esta
ciudad por haber venido con el sargento mayor Don Alonso de Alcaudete en cuya compañía había ido a recorrer las montañas cuando
se fue al castigo de los indios hallándose a vista de esta ciudad los
piratas y con los recelos de que la invadiesen estuve continuamente
asistente a todo lo que se ofreció en ellas, y después volviendo al
dicho curato cuya iglesia se había quemado accidentalmente”.58
El Sargento Mayor, Don Alonso de Alcaudete, oficial que lideró el castigo
a los indígenas Gunas por la toma de Chepo de 1679, nos proporciona
algunos detalles del primer ataque y de la posterior operación que lideró:
“certifico que habiéndosele dado al dicho Lizdo. Don Pedro López el
curato del pueblo de Chepo y estándole sirviendo vinieron ochenta
y dos franceses piratas 59 acompañados de doscientos indios de
guerra a saquear dicho pueblo y se halló en él obrando en su
defensa con grandísimo valor (...) y habiendo resultado el gobierno
superior el que yo pasare a castigar a los indios del Dariel tanto
por haberse levantado como por haber introducido y acompañado
a los franceses piratas al dicho pueblo de Chepo, le lleve en mi
compañía a la montaña así por haber reconocido su valor como por
lo plático que estaba en ella y se consiguió el quemarles sus casas
y ponerlos en fuga con diferentes rencuentros que hubo, hasta
desalojarlos de los playones y obligarles se retirasen a la parte
de Rancho Viejo, en que obró el dicho Licenciado Don Pedro López
58
Petición del Padre Pedro López; Panamá, s.f. AGI, Panamá, 27, R.2. N.10. Páramo y Cepeda
(1994:260) presenta la quema de la iglesia de Chepo como un acto de guerra de los indígenas
Gunas, quienes supuestamente habrían usado flechas con fuego. Así dice uno de los versos:
“Pero no permitiéndose al sosiego // se valen de los indios y sus flechas, // que armadas
todas de luciente fuego // desde el arco de la iglesia van derechas; // pero acudiendo con
el agua luego // sus brasas al instante van derechas, // sin ver que pueda su ardimiento //
lograr salida que se lleva el viento”. No hay duda que este relato es una fantasía literaria.
59
Según Dampier (1699: 183), el capitán Le Sound dirigió un grupo de ciento veinte piratas,
“quienes hicieron el frustrado intento sobre Chepo, como he mencionado, haciendo uso de
la señal que habían aprendido para pasar el país de los indios, quienes en ese momento no
podían distinguir entre las varias naciones de los europeos, como pueden desde entonces”.
La traducción es mía.
403
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
con mucho valor, celo y caridad, con los que salieron heridos en
los reencuentros que cito; asistiendo con gran caridad y desvelo
a toda la infantería y de mucha gente de guerra”.60
De la certificación dada por Alcaudete se puede concluir que después de
la toma de Chepo los indígenas Gunas que vivían en el área del Playón,
fueron forzados, al menos por el momento, a retirarse a Rancho Viejo
como resultado de las acciones represivas de los españoles por la colaboración que habían prestado a los piratas franceses e ingleses en el
ataque a Chepo de 1679. Igualmente, el gobernador y alcalde de Chepo,
en certificación expedida al padre López, menciona la fecha del ataque de
piratas e indígenas Gunas, y detalla cómo sucedió el posterior incendio
accidental de la iglesia:
“El capitán Don Manuel Álvarez de la Barrera, Gobernador y capitán
a guerra de este pueblo de San Cristóbal de Chepo, certificó que
habiendo venido el señor Don Alonso de Mercado y Villa Corta (...)
a este pueblo por fines del mes de Diciembre del año pasado de
setenta y nueve a dar las gracias a los vecinos y demás infantería
que el día veinte y dos de dicho mes rechazaron a los franceses
piratas, indios Darieles que habían entrado a invadir dicho pueblo
(...) y el día veinte y siete de enero de ochenta entrando de guardia
un soldado disparó el arma de fuego que llevaba y el taco que disparó pegó en el techo de dicha iglesia y por ser de paja se encendió
de calidad que fuerzas humanas no lo pudieron apagar (...)”.61
Como he mencionado, en diciembre de 1680 los piratas nuevamente
asecharon a Chepo pero no llegaron a tomarla.
La migración de comunidades del rio Sambú
y el asalto al Real de Santa María en 1680
A comienzos de enero de 1680 un grupo de trescientos treinta piratas
comandados por el Capitán inglés John Coxon, arribaron a las costas del
404
60
Certificación del Sargento Mayor Don Alonso de Alcaudete; Panamá, enero 28, 1681. AGI,
Panamá, 27, R.2. N.10.
61
Cer tificación del capitán Manuel Álvarez de la Barrera; Chepo, agosto 24, 1681. AGI,
Panamá, 27, R.2. N.10.
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
Darién del norte, específicamente a la llamada Isla de Oro. Del grupo
también hacían parte los Capitanes Corneles Essex, Bartholomew Sharp,
Sawkins, Peter Harris, Edmundo Cooke, Robert Allison y Thomas Magott.
En varios escritos publicados, los piratas mencionan explícitamente el
hecho de que los indígenas que encontraron en el lugar habían llegado
allí desde el sur, empujados por los españoles,
“Cooke no se pudo detener en la Isla de Oro, pero fue arrastrado
hasta la bahía de Dueryan [Darién]; mientras tanto nuestro partido
se embarcó en piraguas y canoas, con el poderoso deseo de estar
allí antes de ser divisados. Y estando aquí, conocimos mucho a los
nativos de este país, que los españoles habían empujado a este
lado de la tierra desde el sur. Descubrimos que los indios tenían
una gran antipatía contra los españoles, pero no sabían cómo
vengarse. Entendiendo nuestros diseños, nos escoltaron a tierra
y nos van a mostrar donde están los pueblos españoles llenos de
oro y plata”.62
En la isla de Oro los indígenas le habrían mencionado a Coxon la posibilidad de atravesar el istmo por un sitio llamado «Toca Mora».63 Sin embargo,
los hombres de Coxon se dirigieron primero en dirección a Portobelo, y
en uno de los cayos de San Blas, llamado por los piratas “Springers”64 se
encontraron con un grupo de ochenta piratas franceses bajo el mando del
Capitán Lessone (La Sound), con quienes unieron fuerzas para el asalto.
En los relatos de los piratas no se menciona que los indígenas Gunas
los hubiesen acompañado al asalto a Portobelo. De allí los piratas se retiraron a la región de Bocas del Toro, donde después de varias semanas el
Capitán Coxon decidió regresar nuevamente a la Isla de Oro y atravesar el
Istmo. Según relatan los piratas, en una de las islas de San Blas,
“Los indios estando muy familiarizados con el cayo vinieron a
nuestros barcos, hombres, mujeres y niños. Nos informaron que
mientras estábamos en Portobelo, los españoles habían arribado
con cerca de ochenta soldados y habían caído sobre los indios
62
Jameson (1923: 87).
63
Jameson (1923: 91).
64
Probablemente una isla frente al río Concepción.
405
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
por haberse familiarizado con nosotros. Según su relación, los
españoles mataron a unos 20 indios, el resto de los indios tomaron
las montañas por su seguridad hasta que llegamos. Estos indios,
aunque son paganos, también tienen entre ellos a los que llaman
doctores, que pueden levantar al diablo a su placer. Sabían de
nuestra llegada y nos daban cuenta a qué hora debíamos estar
allí, y cuando nos vieron, fue una gran satisfacción para ellos.
Pusimos un letrero, que era un Jack blanco y no una insignia, luego
vinieron a bordo. Se ofrecieron a ir con nosotros para vengarse de
los españoles, a los que llaman con el nombre de walkers [wagas]
(...) Y el domingo, 4 días de abril, [1680] arreglamos nuestras provisiones para desembarcar a la mañana siguiente, lunes. Los barcos
franceses los dejamos en Samboles [San Blas]. Al día siguiente,
cerca de las 6 de la mañana, desembarcaron 332 hombres, siendo
pilotados por los indios, que parecían ser muy adelantados en su
asistencia, como lo demostrarían más adelante”.65
Existen varios relatos de los eventos que condujeron a los piratas a la
toma del Real de Santa María66 en 1680, entre las que sobresale la narración del capitán Bartholomew Sharp.67 Los líderes que encontraron los
piratas entre los indígenas del área fueron don Andrés, a quien llamaron
“el Emperador”, y “Golden-Cap” (Sombrero de Oro), a quien llamaron “el
rey”. Mas adelante ofreceré mi interpretación de estos eventos; por el
momento, sigamos los relatos de los piratas.
Según Sharp, al comenzar la marcha los piratas fueron guiados por
varios indígenas, “con nuestro emperador a la cabeza”;68 alternativamente
406
65
Jameson (1923: 91-92). La traducción es mía.
66
Sharp (1729: 45). Sin embargo, al parecer los piratas creían que el Real de Santa María era
el mismo Santa María la Antigua del Darién, por lo que tenían grandes expectativas de las
riquezas del lugar.
67
Sin embargo, existen por lo menos dos ediciones con variaciones significativas del relato
de Sharp, una publicada tan temprano como 1684 y la otra en 1729. En este trabajo me
referiré a ambas, resaltando las profundas diferencias entre las dos. El texto de Sharp
de 1684 al parecer es una combinación del diario de dicho capitán y el del capitán John
Coxon. En este trabajo también haré una comparación entre el texto de Sharp de 1684 y el
texto original de Coxon que se conserva en The British Library.
68
Sharp (1684: 4). La traducción es mía.
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
señala, “entre ellos estaba su mismo emperador, como lo llamábamos”.69
Al día siguiente, “temprano en la mañana continuamos nuestra marcha
a la corte del Rey Sombrero de Oro (...) y marchando más de una hora
llegamos al palacio del Rey donde estaba con su nobleza y hombres de la
mejor cualidad, y nos dio una amable recepción y entretenimiento”.70 La
versión de la edición de 1729 es más realista:
“El miércoles temprano en la mañana, salimos para la casa del rey
Sombrero de Oro (como los Bucaneros lo llamaban, por una corona
de oro que usualmente llevaba en su cabeza), como dignificaron a
Don Andrés con el título de Emperador (...) Continuamos nuestra
marcha por una hora adicional y luego arribamos a la casa del
Rey, cerca de donde estaban varios otros, donde nos instalamos,
siendo agasajados por el Rey mismo y toda su gente, con todo lo
que el país podía ofrecer”.71
En cuanto a la forma de vestir de Andrés y Sombrero de Oro, la edición
de 1684 del texto atribuido a Sharp dice:
“Nos levantamos con el día y nos embarcamos todos, también el
Emperador y el Rey con nosotros. El Emperador estaba envuelto
con una túnica suelta o manta de oro puro, que era extraordinariamente espléndida y rica. El rey vestía un abrigo de algodón blanco
con flecos en la parte inferior, un collar de dientes de tigre y un
sombrero de oro puro, con un anillo y un plato como una concha
de almeja de oro colgando en su nariz, que es la moda en este país
para la gente de calidad”.72
Veamos ahora lo que escribió Coxon en su diario:
“Esta mañana temprano, manejamos nuestras canoas con nuestro
Emperador indio, cuya vestimenta en ese momento era una manta
de oro aplanado, que juzgamos muy rica. El atuendo del Rey era un
69
Sharp (1729: 46). La traducción es mía.
70
Sharp (1684: 5).
71
Sharp (1729: 46).
72
Sharp (1684: 8-9). La versión de 1729 no incluye esta descripción.
407
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
largo abrigo de algodón blanco con flecos en la parte inferior; en
su cuello un collar de dientes de tigre, y en su cabeza un sombrero,
la mayor parte de oro aplanado, y en su nariz un anillo de oro con
un plato de lo mismo, muy parecido a una concha de almeja, que
es habitual entre dichas personas”.73
Quiero resaltar algunas diferencias entre las distintas versiones citadas.
La primera es que Coxon señala que las vestimentas que describe de
Andrés y Sombrero de Oro, eran las que llevaban “en ese momento”, por
lo que pareciera que eran parte de alguna ceremonia especial que había
ocurrido ese día y no la ropa habitual. La túnica de Andrés (el emperador)
en la versión de Sharp era de oro puro, en la de Coxon de oro aplanado,
al igual que el sombrero del rey (Sombrero de Oro).
Estos relatos son un buen ejemplo de las dificultades que enfrentaron
los piratas y sus editores para describir y comunicar lo que vieron entre los
líderes Gunas que conocieron mientras atravesaban el istmo de Panamá
en 1680. La descripción de Sombrero de Oro (a quien los piratas llamaron “el rey”), a pesar de lo extraña que pueda parecernos era bastante
correcta: una túnica de algodón blanco, un sombrero con una franja de
oro aplanado, un anillo (la “chaguala”) y una media luna de oro (como
una concha de almeja) en la nariz.
Sin embargo, como los piratas también habían llegado a la conclusión
de que el Capitán Andrés era una autoridad por encima de Sombrero de
Oro, lo llamaron “el Emperador”, de quien por consistencia debían mostrar
que tenía lujos mayores que el rey. Esto puede ayudar a explicar por qué
Sharp, o sus editores, acudieron al absurdo de señalar que el Capitán
Andrés vestía una túnica de oro puro. Sin embargo, el relato original
de Coxon nos deja ver que quizás había algo de cierto en el relato, que
podría haber vestido una túnica con láminas de oro aplanado sobre ella.
Quiero ahora tratar de reconstruir un poco más sobre los detalles del
grupo de indígenas Gunas que ayudó a los piratas en la toma del Real
de Santa María en 1680, que es claramente distinto del grupo del Playón
que detallé anteriormente. El grupo de indígenas Gunas que se asentó
en el área de Aclá, que para entonces los españoles llamaban “Rancho
73
408
Voyages and Travels: Journal of J. Cox’s travels into the South Seas: 1680-1681. The British
Museum. Sloane MS 49.f.6. La traducción es mía.
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
Viejo”, al parecer provenían de la cuenca del río Sambú, específicamente
del rio Yeye o Yeyes.74
En el glosario de palabras y nombres que el sacerdote Páramo y Cepeda
(1994: 631) incluye al final de su poema épico Alteraciones del Darién, define
“Yeyes”, así: “Apellido de Gonzalo y Gregorio, Pedro y Juan, hermanos”.
Como detallaré más adelante, una vez se firmó el pacto de paz de 1680, el
obispo Fernández de Piedrahita nombró al Franciscano Juan Varela para
que predicara en el rio Yeye, en la región del rio Sambú,75 por ser el principal lugar de origen de los indígenas que ayudaron a los piratas ese año.76
El padre de los hermanos Yeyes, o del rio Yeye, era el llamado Cacique
o Capitán Andrés de Ibarra. Además del odio compartido que tenían los
Gunas hacia los españoles, al parecer, Andrés y sus hijos tenían también
una razón mucho más personal para ayudar a los piratas para que atacaran el Real de Santa María. Según versión de algunos piratas, la hija del
Cacique Andrés había sido raptada y violada por los españoles y permanecía cautiva en el cuartel del Real de Santa María, y de allí la rescataron
los piratas. Así dice uno de los relatos: “Aquí encontramos y redimimos a
la hija mayor del Rey de Darién (...) Ella, como debió haber sucedido, fue
forzada lejos de la casa de sus padres por uno de la guarnición (por lo
que la violación lo había enfurecido enormemente contra los españoles)
y estaba encinta por él”.77
El sacerdote Páramo y Cepeda también nos ofrece detalles adicionales
del cacique Andrés de Ibarra: “Don Andrés, el cacique fue criado // entre
españoles fue y después rendido // de su bárbara sangre, ha despreciado
// la religión, la lengua y el vestido”.78 Por su parte, el pirata Bartholomew
74
No es claro el origen de la palabra Sambú, pero al parecer el río que los españoles denominaban de esa manera, los Gunas lo llamaban Yeye; o alternativamente, el rio Yeye puede
haber sido un afluente del Sambú.
75
AGI, Panamá, 181, F.904v-905v.
76
En el mapa mitológico del territorio Guna que Rubén Pérez Kantule elaboró para Nordeskiod, aparece mencionado un río Yeye, pero el intelectual Guna lo ubicó aproximadamente
en el área del rio Paya (Wassén, 1938:16). Mi hipótesis es que el rio Yeye posiblemente
es mencionado en algunos relatos de los Gunas, pero no existe entre ellos certeza de su
ubicación geográfica exacta. El conectar el rio Yeye con el rio Sambú, nos puede da una
idea más concreta de su posible ubicación.
77
Esquemeling (1893: 281). Claramente, aquí se refieren al Cacique Andrés como el Rey del
Darién. La traducción es mía.
78
Páramo y Cepeda (1994: 29).
409
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Sharp (1684: Prefacio), quien interactuó con el Cacique Andrés, también
menciona que éste había estado en la ciudad de Panamá en donde aprendió el español:
“este emperador de Darién había sido antiguamente sorprendido
por los españoles, y por ellos llevado a Panamá, donde aprendió indiferentemente el idioma español, y lo llamaban Señor
don Andrés: pero después de su escape, por este tipo de tratamiento, nunca ha dejado de hacerles la guerra, cayendo siempre
donde ve una buena oportunidad; y cuando parece que será vencido, se retira a sus colinas, bosques y ríos, de lo que su país está
muy bien proveído y así desconcierta la industriosa venganza de
sus enemigos”.79
Sombrero de Oro, o Lacenta
Uno de los personajes indígenas más enigmáticos mencionado en los
relatos de los piratas ingleses que entre 1680 y 1681 cruzaron Panamá,
es el jefe indígena al que llamaron “Golden Cap”. El poema histórico Alteraciones del Dariel nos confirma que efectivamente hubo un jefe de los
indígenas Gunas a quien llamaban “Golden Cap”, “Sombrero de Oro”, o
“Bonete de Oro”, como era llamado en español, porque por extraño que
parezca en ocasiones especiales efectivamente usaba un sombrero con
láminas de oro.80 En el índice de nombres del poema épico, Páramo y
Cepeda, define a Sombrero de Oro de la siguiente manera: “Indio principal
de los Darieles. Era conocido por Sombrero de Oro porque traía siempre
en la cabeza un birrete con planchas de oro”.81 En una de las estrofas del
poema, Páramo y Cepeda lo menciona de esta manera:
410
79
Sharp (1684: Prefacio). La traducción es mía.
80
La documentación también muestra que, durante gran parte del siglo XVIII, “Sombrero de
Oro” era una especie de título honorífico, y posteriormente se convirtió en un apellido de
una familia de caciques en la región del Darién del sur. La primera mención documental
que he encontrado, fechada en 1739, menciona a un cacique de “Morineca” de apellido
“sombrero de oro”. AGI, Panamá 204. folio 102r. También hay una amplia documentación
entre los años 1781 y 1795 que mencionan a varios caciques Gunas de los poblados de
Tichichi, Molineca y Pinogana, llamados “Germán del Castillo Sombrero de Oro”, “Marcelo
del Castillo Sombrero de Oro”, “Pablo del Castillo Sombrero de Oro”, y “Ángel del Castillo
Sombrero de Oro”. AGNC. Caciques e Indios, 37, F.740 y siguientes.
81
Páramo y Cepeda (1994: 631). Es probable que el sombrero de Lacenta fuera un sombrero
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
“Láminas de metal fino adornaban // el sombrero del indio presumido, // y así, Sombrero de Oro, lo llamaban, // no haciendo caso
a su apellido; // de los que siempre a su obediencia estaban // era
en todas sus órdenes tenido // si no por rey, por absoluto dueño
// para los lances de cualquier empeño”. 82
Una lectura detallada de la documentación disponible también lleva a la
conclusión inequívoca de que Sombrero de Oro es el mismo líder Guna que
encontró el pirata y cirujano Lionel Wafer durante los tres meses de 1681
que convivió con los indígenas. Sin embargo, Wafer no utiliza el nombre
“Golden Cap”, sino que simplemente llama a este jefe Lacenta. A diferencia de Gallup-Díaz (2001: 116), quien es de la opinión de que Lacenta
es solamente un personaje literario, la documentación que presento en
este capítulo me permitirá demostrar que, aunque el nombre Lacenta no
parece ser real, no hay duda de que el personaje sí lo es.
En cuanto al nombre Lacenta, mi hipótesis es que Wafer hizo un juego
de palabras con el nombre del instrumento médico que usó para hacer
el sangrado de una de las esposas de Lacenta que estaba enferma. El
nombre en inglés de dicho instrumento es Lancet, y en español se conoce
como lanceta,83 y tiene un lugar central en la aventura de Wafer entre los
Gunas, dado que el uso de dicho instrumento médico lo colocó en el limbo
entre la vida y la muerte, dependiendo de que la esposa de Lacenta se
recuperara o muriera. Sin embargo, como la intervención resultó exitosa
y la mujer se recuperó, el uso del Lancet84 le permitió a Wafer obtener
un estatus especial durante el tiempo en que vivió entre los indígenas.
ceremonial de plumas como los usados por los Kantule en las antiguas celebraciones de
la ceremonia de pubertad entre los Gunas, con la diferencia de incluir una lámina de oro.
Una imagen del sombrero tradicional Kantule durante el primer cuarto del siglo XX es
reproducida en Wassén (1938:32-33).
82
Páramo y Cepeda (1994: 536).
83
El Diccionario de la Real Academia Española define “Lanceta” así: “Instrumento provisto
de una hoja de acero de corte muy delgado por ambos lados y punta agudísima, que sirve
para sangrar abriendo una cisura en la vena y para abrir tumores y otras cosas”.
84
Este instrumento es simbólico para la profesión médica; muestra de ello es que en 1823
se fundó en Londres la revista médica The Lancet, que aún hoy se publica.
411
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Imagen 1. Grabado de Lacenta, su esposa y asistentes
hecho por John Savage (circa 1699)
Grabado incluido en Dampier (1699, T.II: 371), con la nota:
“Los indios marchando a una visita, o un festejo”.
De otro lado, el nombre español de Sombrero de Oro y su grado de parentesco con el Capitán Andrés también es confuso en los varios escritos de
los piratas. Algunos testimonios parecieran indicar que Sombrero de Oro
era también llamado Capitán Antonio, y en otros pareciera que el Capitán
Antonio y Sombrero de Oro fueran personajes distintos. En The Buccaners
of America se señala: “el rey mismo el Capitán Andrés, el Capitán Antonio,
el hijo del rey, llamado por los españoles Bonete de Oro, o el Rey Sombrero
de Oro”.85 Es claro también en el relato de Ringrose que los indígenas no
llamaban rey o cacique, a Antonio o a Andrés, sino Capitán86.
Walter Harris, quién hizo parte de la colonia escocesa, menciona
que existía una relación familiar entre Golden Cap (Sombrero de Oro) y
el Capitán Andrés. Según Harris, Sombrero de Oro era primo hermano
de Andrés, y pareciera implicar que era hijo del capitán Antonio, a quien
sucedió después de su muerte:
412
85
Esquemeling (1893: 287). La traducción es mía.
86
Según Ringrose, en un momento los indígenas, “comenzaron a gritar de alegría y gritaban,
capitán Antonio, capitán Andrés, los nombres de sus capitanes e indios líderes”. Esquemeling (1893: 297). La traducción es mía.
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
“Los corsarios de hecho le dieron el título de Rey Golden Cap al
hijo del capitán de los indios que mandó a estos cerca de la Isla de
Oro, 87 y él era primo hermano de este Andrés, pero fue asesinado
por los españoles después de que los corsarios abandonaran el
istmo, como pueden pasar ahora que entretuvieron a los escoceses
tan amablemente”. 88
Esta misma versión se encuentra en el manuscrito original de Dampier
donde detalla los sucesos del cirujano Wafer, copiados de su diario.
Lacenta se menciona por primera vez en el relato cuando dice: “porque
Antonio estaba muerto y Lacenta lo sucedió”.89 En mi opinión esta es una
prueba contundente de que Antonio y Lacenta (Sombrero de Oro) eran
personas distintas, y del hecho de que Lacenta sucedió a Antonio después su muerte, lo que pudo ser la causa de la confusión entre algunas
versiones de los piratas. Sin embargo, la relación familiar exacta entre
los tres es difícil de determinar con precisión.
Esquemeling (1893: 262) es el único de los piratas-cronistas que
claramente menciona un nombre para Sombrero de Oro, al decir que el
capitán Andrés, “Tenía también un hijo, cuyo nombre era Agustín, y a
quien nos atrevimos, entre nosotros, a dar el nombre de Rey Sombrero de
Oro, por cierto gorro o sombrero, de oro puro y macizo que tenía entonces
sobre su cabeza cuando lo vimos por primera vez”.90 Igualmente, al parecer
Sombrero de Oro tenía un hermano llamado Pedro Marunuque. Así dice
Páramo y Cepeda (1994: 631): “En este margen pues no descuidado // vive
Sombrero de Oro, presumido, // de Pedro Marunuque acompañado // por
87
Es decir, el Capitán Antonio.
88
Harris (1700a: 165). La traducción es mía.
89
The British Library, Sloane MS 3236. f.23v. “Voyages and Travels: Voyages of W. Dampier
through the South Seas: 1681-1691. ff.14-28v. Lionel Wafer, Surgeon: Observations during
a sojourn, in 1681, among the Indians: 17th cent”.. La traducción es mía. L. E. Elliot Joyce,
el mejor editor de la obra de Wafer, ya había resaltado que esa era la primera vez que se
mencionaba en el manuscrito el nombre de Lacenta (Wafer, 1933: 20).
90
La traducción es mía. Bialuschewski (2022: 91) especula erróneamente que el nombre de
Lacenta era Jacinto de Peralta. Sin embargo, como vimos al comienzo de este capítulo,
Jacinto, hermano del cacique Blas, fueron protagonistas de eventos en el área del rio
Concepción cerca treinta y cinco años antes. Es claro en los relatos de todos los piratas
que Sombrero de Oro era un personaje joven no una persona de más de cincuenta años.
413
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
su hermano mayor reconocido”.91 Y luego señala: “Sigue Sombrero de oro
el cavernoso // monte, de cañas a la luna opuesto // y Gregorio y Gonzalo
y Pedro, hermanos, // la senda de Zambú siguen ufanos”.92 Estos últimos
serían tres de los cuatro hijos del Cacique Andrés, los del rio Yeye, como
mencioné anteriormente.93
Las comunidades del rio Sambú al parecer se desplazaron hacia las
costas del mar del norte bajo el liderazgo del Capitán Andrés, el Capitán
Antonio, y de Sombrero de Oro (Lacenta). De hecho, cuando Wafer los
encontró en 1681, el Capitán Andrés ya tenía un asiento en la costa frente
a la Isla de Oro, y Lacenta estaría ubicado en el área del nacimiento del
rio Cañazas.94 Después del acuerdo de paz de 1680 el Capitán Andrés y
su grupo se quedarían a vivir de manera permanente en el área entre la
Isla de Oro y el rio de Pinos, y allí los encontraron los colonos escoceses
a su arribo en 1698, como detallaré más adelante.
El Cacique Andrés, el Capitán Antonio y su familia fueron el eje del
apoyo que tuvieron los piratas en su ataque al Real de Santa María. Así
se desprende del mismo testimonio de los piratas: “A este lugar nos llegó
otro indio, que era un comandante en jefe y un hombre de grandes talentos,
llamado Capitán Antonio. Este oficial indio nos animó mucho a emprender
el viaje a Santa María, y nos prometió ser nuestro líder, diciendo que nos
acompañaría ahora, pero que su hijo yacía muy enfermo”.95 Tanto el Capitán Antonio, como el Cacique Andrés y Sombrero de Oro acompañaron
a los trescientos veintisiete piratas ingleses y cincuenta indígenas que
sirvieron de guías en la travesía por tierra a través del istmo del Darién.96
414
91
Páramo y Cepeda (1994: 294).
92
Páramo y Cepeda (1994: 118). De Gregorio, Páramo y Cepeda (1994: 55) dice: “Gregorio
el de Zambú, aunque altivo y fuerte, // neutral hoy en su tierra, prevenido, // estadista y
político, la suerte // teme del alboroto introducido; // apenas la discordia cauto advierte
// las familias que el odio ha conducido // cuando esparcieron su fogosa llama // por sus
pechos en ira la derrama”.
93
Dado que los hombres casados en la tradición Guna generalmente se van a vivir con la
familia de la esposa, el suegro puede contar a sus yernos como hijos. Por esta razón,
Pedro, podría ser el yerno de Andrés, que se menciona en el relato de los escoceses, como
veremos más adelante, quien lo sucedió.
94
Si aceptamos por cierta la ruta que según Rubén Pérez Katule (Nordenskiöld, 1938: 123)
siguió Wafer en 1681, el asiento principal de Lacenta se encontraría entonces ubicado en
las cabeceras del rio Cañazas.
95
Esquemeling (1893: 279). La traducción es mía.
96
Esquemeling (1893: 284).
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
Una vez se produjo exitosamente la toma del Real de Santa María,
el Capitán Antonio y el Cacique Andrés animaron a los piratas para que
siguieran hasta la ciudad de Panamá y los acompañaron en su aventura.97
Cuando los piratas llegaron a la conclusión de que no tenían posibilidades
de tomarse la ciudad de Panamá, y por una división interna entre ellos
el capitán Coxon decidió regresar al mar del norte por el mismo camino
en que habían venido, el Capitán Antonio y el Cacique Andrés decidieron regresar con él, no sin antes animarlos a que les dieran duro a los
españoles.98
Al referirse al sitio donde Lacenta vivía, Wafer escribió:
“Sobre esta colina viven 50 hombres de los más principales del
país, todos bajo el comando de Lacenta, quien es como un Príncipe
sobre toda la parte sur del Istmo del Darién. Los indios, tanto los
de allí como los del lado norte, lo respetan mucho, pero el lado
sur es su país, y esta colina es su asiento o Palacio. Solo hay una
canoa que les pertenece, que sirve a Lacenta y al resto de ellos
para traspasar al otro lado”.99
Es importante resaltar varios elementos de dicha descripción. En primer
lugar, Wafer es correcto en cuanto a la diferencia de liderazgo existente
entre los indígenas del sur y los del norte. En segundo lugar, al llamar a
Lacenta “Príncipe” implícitamente nos indica que hay un “Rey”, o líder
principal por encima de él. Aunque Wafer no lo específica, como ya lo he
mencionado anteriormente, sabemos por Páramo y Cepeda, por Ringrose,
Coxon y Sharp, que era Andrés.
97
“Pero los indios que nos habían conducido, habiendo obtenido de nosotros los cuchillos,
tijeras, hachas, agujas y cuentas que pudieron, no se quedaron más, pero todos, o la mayor
parte de ellos, regresaron a sus hogares. Sin embargo, el rey mismo, el Capitán Andrés, el
Capitán Antonio, el hijo del rey, llamado por los españoles Bonete de Oro, o el Rey Sombrero
de Oro, como también su pariente, no se dejarían persuadir para que se fueran a dejarnos,
pero resolvieron ir a Panamá, por el deseo que tenían de ver ese lugar tomado y saqueado”.
Esquemeling (1893: 287). La traducción es mía.
98
“En su compañía también regresaron el Rey Indio, el Capitán Antonio, y Don Andrés, quien
siendo viejo, deseaba ser excusado de quedarse más tiempo con nosotros. Sin embargo, el
Rey deseaba que nosotros no fuéramos menos vigorosos en irritar al enemigo y al nuestro,
los españoles, como si él estuviera personalmente con nosotros”. Esquemeling (1893: 314315). La traducción es mía.
99
La traducción es mía. Ver la traducción de Restrepo (1888: 10).
415
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Sin duda que la escogencia que hicieron Wafer y los otros piratas de
algunas palabras para describir al liderazgo de los Gunas no fueron las
más apropiadas, como por ejemplo llamar “Palacio” al asiento donde
vivía Sombrero de Oro, sin tener dicho lugar las características suntuosas
típicamente asociadas con los palacios reales.100 Sin embargo, quizás
queriendo cualificar sus palabras, Wafer también hace referencia a la
modestia de recursos, al agregar que el “asiento o Palacio” solo cuenta
con una canoa, que todos tienen que utilizar para cruzar el río.
Según el poema épico de Páramo y Cepeda: “Era Sombrero de Oro respetado // por político, más que por valiente”.101 Es probable que Antonio,
Andrés y Sombrero de Oro hubiesen juntado algunos jefes indígenas del
sur que eran más independientes de los españoles, y que no compartían
las políticas en favor de la asimilación y la colaboración que impulsaba
Luis Carrisoli. De hecho, dado que Carrisoli era de madre indígena, en
algún momento se llegó a presentar como un cacique de los indios del
Darién, es probable que los indios de Sambú fueran los impulsores de
una resistencia de un sector de los indígenas Gunas a dicho liderazgo.
Wafer también relata detalles de su encuentro con cuarenta de los
principales del grupo de Lacenta. “Estaban todos ataviados con sus más
hermosos vestidos, los cuales consisten en largas batas blancas que bajan
hasta el tobillo, guarnecidas de franjas en su parte inferior. Llevaban, además, una pica corta en sus manos”.102 Esta descripción también coincide
con otras de la época, que he mencionado hacen referencia al uso de
batas blancas largas, especialmente para ocasiones especiales. Wafer
también tuvo la oportunidad de presenciar una ceremonia del adivino,
o sacerdote encargado de los conjuros, al que llamó Pawawer103 y a la
ceremonia Pawawing,104 en la que usaron piedras, conchas y una especie
416
100
En otra parte del texto Wafer (1934: 22) dice: “Así, partimos del vecindario del mar del sur,
donde Lacenta estaba cazando, a su asiento o Palacio”. La traducción es mía. Es claro que
Wafer quiere significar por Palacio al sitio principal donde vivía Lacenta.
101
Páramo y Cepeda (1994: 115).
102
Restrepo (1888: 14).
103
Wafer (1934: 24).
104
Wafer (1934: 99). Curiosamente, Eduardo Restrepo en su traducción no menciona que
en el texto original en inglés la palabra usada es “Pawawer” (Wafer, 1934: y 99). De
manera extraña, Restrepo (1888: 14) la traduce como “paguéveres”, sin explicar de donde
salió dicha palabra y porqué la escogió. No he encontrado esta palabra en ningún otro
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
de flautas hechas de bambú ahuecadas. Wafer menciona, además, que
la predicción que les hizo el Pawawer se cumplió en su totalidad.
El intelectual Guna Rubén Pérez Kantule plateó la hipótesis de que
Wafer probablemente se refería a Nele Pawa, un personaje muy importante
en la historia oral de los Gunas.105 La antropóloga Mary Helms (1979: 195)
compartió dicha opinión.106 Sin embargo, mi hipótesis es que lo más probable es que Wafer no supiera o no recordara el nombre, y hubiera tomado
prestada la palabra del libro pionero de Roger Williams sobre el lenguaje
de los indígenas de Nueva Inglaterra, publicado en 1643 en Londres, que
muy posiblemente Wafer conoció. Según relata Williams (1643: 119), la
palabra sacerdote entre los indios de Nueva Inglaterra es Powwaw.107
Esta hipótesis se puede comprobar con lo escrito por el misionero presbiteriano escocés Francis Borland, quien vivió en la colonia escocesa de
Calidonia, y viajó varios días por algunos de los poblados de indígenas
Gunas del área. Borland señaló en su trabajo publicado en 1714, que los
indígenas “tienen entre ellos hechiceros y conjuradores, que en algunas
partes de América se llaman Powowers”.108
Aparte de las viviendas de las familias indígenas, la única edificación
que Wafer (1934: 89) menciona la llama la “casa de guerra” (war-house) o
reuniones.109 La famosa ilustración de Lacenta, hecha por el artista John
documento, antiguo o moderno. Este error continúa hoy siendo reproducido por quienes
usan la versión en español traducida por Restrepo; ver, por ejemplo, Langebaek (2006: 35).
105
Wassén (1938 :72-76).
106
Helms (1979: 195).
107
Es importante tener presente que Wafer no pudo tomar notas cuando vivió con los indios
Gunas, por eso cuando escribió el relato de su aventura en Panamá se basó enteramente
en su memoria. Es posible que su editor hubiera agregado la palabra Pawawing, que ya
era conocido por el público inglés. En la segunda mitad del siglo XIX, el doctor Edward
Cullen (1868: 165) quien conoció bastante bien el Darién en su intento por promover la
construcción de un canal interoceánico, llamó pow-wow a la ceremonia de predicción hecha
por los leres, claramente siguiendo lo dicho por Williams y por Wafer.
108
Borland (1715: 14). Es claro que Borland se refiere a lo mencionado por Williams (1643:
119).
109
La referencia completa de Wafer (1934: 89) es: “Tienen plantaciones en los alrededores de
las viviendas, algunas cerca otras a gran distancia, y aún reservan un lugar para construir
la casa de guerra comunal (...) Varias viviendas en una aldea o vecindario tiene una casa de
guerra o fuerte común, la cual generalmente es de por los menos 120 o 130 pies de largo y
25 de ancho, la pared de cerca de 9 o 10 pies de altura; hasta el caballete cerca de 20 pies,
y cubiertos con hojas como en sus casas. Los materiales y el método de construcción son
similares a los de las otras casas, pero no hay particiones. Los lados y el fondo de la casa de
417
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Savage, quien probablemente pintó lo que Wafer le relató, nos muestra
una edificación rectangular con ventanas pequeñas en los lados (ver
imagen 2). El testimonio de Richard Long, durante su visita al Capitán
Diego en el golfo de Urabá en 1698, nos confirma que la descripción
de Wafer y el diseño de Savage es básicamente correcto. Long escribió:
“Logré que otros indios me condujeran a la casa del gobernador (...) Arribé
a su casa, que tiene portillas [“portholes”] y sirve de barracas para que
unos 150 hombres permanezcan y luchen”.110 En la misma dirección está
el relato del filibustero francés Raveneau de Lussan (1699: 39), quien
atravesó el istmo del Darién en 1685, y quien escribió: “dormimos en
Imagen 2. Detalle de grabado de la casa de guerra y
reunión de los indígenas de Lacenta
Incluido en Dampier (1699, T.II: 371).
guerra están llenos de huecos, cada uno como de un puño de ancho, pero construidos aquí
y allá de manera desordenada, sin ninguna figura regular u orden. A través de ellos pueden
ver al enemigo cuando se acerca, y disparar sus flechas. No tienen manera de flanquear un
enemigo (...) Usualmente una familia de indios vive en la casa de guerra, como guardianes,
y para mantenerlo limpio (...) La casa de guerra también les sirve para tener sus Consejos,
u otras reuniones generales”. La traducción es mía. Ver la traducción de Restrepo (1888:
63-64). El profesor James Howe considera que este tipo de edificación es claramente el
ancestro del Onmaggednega (Casa del Congreso) moderno de los Gunas. Comunicación
personal abril 26, 2024. Ver el trabajo de Howe (2002) sobre cómo se desarrolla la política
local dentro de la Casa del Congreso Guna actual.
110
418
The National Archives, “Letter of Richard Long to the Lord High Admiral of England”, 17 June
1700; ADM 1/2033. f.9-10. Los portholes son traducidos como portillas u ojos de buey, son
ventanas pequeñas que se usaban en los barcos antiguos para disparar un cañón.
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
un Carbet111 de indios, que es un alojamiento espacioso, parecido a un
granero, en el cual tienen la costumbre de reunirse”.112 En conclusión,
podemos decir que la edificación grande que se construía en cada comunidad tenía un doble propósito, el de ser lugar de reunión para Consejos
y asambleas, y lugar de refugio en tiempos de guerra, para desde allí
defenderse de los potenciales ataques de los enemigos.
Como mencioné anteriormente, luego de la sangrienta toma del Real
de Santa María, los piratas intentaron tomar la nueva ciudad de Panamá,
reubicada luego de la toma y saqueo de Morgan. Los españoles enviaron
un mensaje a los piratas con unos comerciantes, al cual el Capitán Sawkins
respondió no solo solicitando un botín para retirarse, sino que también
justificando su acción para proteger los intereses de los indígenas y
pidiendo que no los molestaran. Así decía la carta:
“Que vinimos para ayudar al Rey del Darién, que era el verdadero
Señor de Panamá y de todos los alrededores del país. Y que dado
que hemos llegado tan lejos, no había ninguna razón por la que
no debamos de tener cierta satisfacción. De modo que si desea
envíenos 500 piezas de ocho por cada hombre y 1.000 por cada
comandante. Y que no molesten más a los indios, sino que los dejen
usar su propio poder y libertad dado que se convirtieron en los verdaderos y naturales señores del país. Y que luego desistiremos de
cualquier hostilidad posterior y nos marcharemos pacíficamente;
de lo contrario, debemos quedarnos allí y obtener lo que podamos,
causándoles todo el daño posible”.113
Ante la imposibilidad de tomarse la nueva Ciudad de Panamá, los piratas decidieron atacar la ciudad de Remedios, donde el Capitán Sawkins
encontró la muerte, por lo cual su grupo decidió abandonar Panamá e
irse hacia las costas del sur del continente, regresando meses más tarde
a las costas de Nicaragua.
Pocos meses después de estos eventos, por medio de uno de los rehenes de una toma que hicieron en el golfo de Nicoya, los piratas tuvieron
111
“Carbet” es una palabra Caribe (Kalinago) que significa casa larga rectangular.
112
Raveneau de Lussan (1699:39). Traducción del francés de Laura Arenas Peralta.
113
Ringrose (s.f.: 315-316). La traducción es mía.
419
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
noticias del desenlace de los eventos en el Darién. Según escribió Ringrose (s.f.: 439), los “indios del Darién” habían sido engañados por una
estratagema de los españoles, en que se habían valido de un francés,
lo que derivó en que por lo menos cuarenta indígenas fueran tomados
prisioneros y llevados a la ciudad de Panamá. Esta versión se confirma
en carta del obispo de Panamá, Lucas Fernández de Piedrahita, quien
señaló que un francés que cambió de bando,
“entró en el puerto y fingiendo ser de Ingleses su barco con los
engaños que para este efecto obró el Francés que se nos había
pasado y llevaba en su compañía, apresó 46 de los más culpados
en la entrada del enemigo y muertes de los Españoles hasta que
recelosos los demás de ver que no salía del barco ninguno de los
que entraban se pusieron en huida (...)”.114
En realidad, la introducción de los piratas ingleses en 1680 provocó una
verdadera guerra civil en el Darién. De un lado estaban los grupos que
seguían al capitán Andrés y del otro lado estaba el ejército de indígenas,
o soldados étnicos, que había ensamblado Luis Carrisoli, como detallaré
en el Capítulo 8. En efecto, en la certificación de méritos y servicios de
Luis Carrisoli se menciona que durante los eventos de comienzos de
1680 éste, “pasó por el rio de Tuquesa, en seguimiento de los indios, en
cuya ocasión hizo prisioneros cuarenta y tres cabezas; y que aunque tuvo
diferentes emboscadas, ciñéndose a lo preciso de la orden, sacó libre su
gente”.115 Sin embargo, al parecer los indígenas que se le atribuyen a los
méritos de Carrisoli son los mismos que fueron detenidos gracias a la
ayuda del francés que los engañó.
El pacto de paz de 1680 y las nuevas misiones del Darién
Según la versión recogida por los piratas, los españoles habrían impuesto
un acuerdo de paz a los Gunas, como condición para liberar a los indígenas que habían sido tomados de rehenes. En opinión de los piratas dicho
420
114
Carta a la corona del Obispo de Panama, Lucas Fernández de Piedrahita; 14 de Julio 1680.
AGI, Panama, 95. N.18.
115
Relación de Servicios del Maestro de Campo Don Luis Carrisoli de Alfaraz. AGI, Panamá,
181, F.812v.
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
pacto habría sido desventajoso para los indígenas.116 En este trabajo
denominaré a dicho acuerdo promovido por el presidente de Panamá,
Alfonso Mercado y Villacorta, como “el pacto de paz de 1680”. Aunque
probablemente no se haya plasmado en un acuerdo escrito, esta interpretación es corroborada, en términos generales, por el poema épico de
Páramo y Cepeda:
“Y no olvidando la razón de estado // a cual tal vez con la razón no
acierta, // viendo ciudad y reino en tal estado // del Dariél procuró
cerrar la puerta; // y así con Carrisoli consultado // el grave daño
de tenerla abierta, // solicitó la paz con los darieles // perdonando
sus términos infieles.
Era a tiempo que ochenta prisioneros // en vínculo tenaz de
hierros duros, // seres injustos y caciques fieros // los tenía a su
arbitrio bien seguros; // con quienes como en todo los primeros
// creyendo asegurar daños futuros, // se propuso la paz que fue
admitida // de los que no esperaban tener vida.
Para obviar el castigo los ausentes, // que en el Dariel estaban
refugiados, // de los amigos, padres y parientes // admitieron la
paz necesitados; // hízolos la paz más insolentes y de nuestro
temor asegurados, // más protervos después, en su infidencia //
hicieron del delito conveniencia.
Fue impiedad la piedad ejecutada // del general Mercado en
los darieles, // y al riesgo de la sangre derramada // solo crecer
pudieran los laureles; // no se cura la parte cancerada si faltan
los remedios más crueles // y el cirujano, en caso tan penoso, //
cuando cruel parece, es más piadoso.
En tanto que las paces se ajustaban // con los bárbaros indios
prisioneros, // los piratas aleves registraban // desde Chame a
Zambú cayos y esteros; // las haciendas, ni vidas perdonaban, //
cebados como lobos carniceros // en la inocente gente descuidada
// que daba velas a la mar salada”.117
116
Ringrose (s.f.: 438).
117
Páramo y Cepeda (1994: 621-622).
421
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
La “cura de la parte cancerada”, o muerte de los indígenas sublevados, que pedía Páramo y Cepeda en su poema no se dio en este momento
de derrota de los Gunas por los cálculos económicos, políticos y militares
que hicieron los españoles. La razón principal al parecer fue que ese
mismo año de 1680, los españoles descubrieron minas de oro en el Darién,
incluida la mina de Caná. El poder explotar las minas dependía de una
mínima paz en la región, y salir a castigar a los indígenas o aniquilarlos en
ese momento introducía una incertidumbre mayor, al no saberse cuánto
tiempo podría tomar su pacificación, así que los españoles optaron por
un pacto de paz.
Bialuschewski (2022: 87) ha documentado que antes del asalto al
Real de Santa María los españoles habían introducido una gran cantidad
de esclavos de origen africano al Darién del sur, para explotar las recién
descubiertas y ricas minas de Caná, lo que habría generado una violenta
reacción por parte de los indígenas. Incluso, pudiera argumentarse que
el activo apoyo del líder indígena Andrés y su determinación de ayudar
a que los piratas pudieran llegar hasta la nueva ciudad de Panamá para
expulsar a los españoles podría haber sido motivado por el violento
conflicto que se generó a comienzos de 1680 en el que según el obispo
de Panamá, Lucas Fernández de Piedrahita, habrían muerto cerca de mil
trescientos indígenas (Bialuschewski, 2022: 162, nota18)
En Cédula Real fechada en 1681, el Rey advertía a Mercado y Villacorta
sobre los riesgos de explorar oro en el Darién:
“en carta de veinte y cinco de junio del año pasado de mil y seiscientos y ochenta dos, cuenta de que habiendo tenido noticia de
que en la Provincia del Darién había minerales y lavaderos de oro de
mucha riqueza los cuales, aunque nunca habían sido descubiertos
por la poca seguridad de aquellos indios lo había desfomentado
[sic], de suerte que se había empezado su beneficio con grande
esperanza de su riqueza como constaba del testimonio de autos
que remitíais. Y se han visto en mi Consejo de las Indias con lo que
dijo y pidió mi fiscal en él, ha parecido deciros que para conseguir
el fruto del oro que prometen las dichas minas y lavaderos es
necesario primero tratar únicamente de tener pacífica y poblada
aquella tierra lo cual por las inaccesibles montañas que hay en
ellas, como por llover continuamente ha sido siempre muy difícil
422
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
y no se podrá conseguir si no es con gran fuerza de gente, armas
y mucho gasto, y el entrar solo en aquella Provincia a sacar el oro
será irritar más a los dichos indios y que con más rigor y barbaridad ya poco riesgo suyo maten a los que sucesivamente fueren
entrando. A este efecto de que se os da aviso para que lo tengáis
entendido”.118
Al no recibir instrucciones precisas por parte de la Corona respecto a una
salida militar, el presidente Mercado y Villacorta se decidió por negociar
un pacto de paz con los Gunas. Como señalé anteriormente, aunque no
sabemos si el acuerdo se puso por escrito, varias referencias adicionales
nos permiten confirmar que dicho acuerdo efectivamente existió. De un
lado está lo que dice un documento referente a los méritos del sacerdote
Pedro Cancelen, quien participó activamente en dicho proceso de negociación entre españoles y Gunas:
“que el año de ochenta, se trató de hacer paces con los indios de
la Provincia del Darién, y Rio de Zámbu, y que se ordenó a dicho
Don Pedro Cancelen pasase a dicha Provincia a tratar dichas
paces, y que se quedase en Rehenes por los indios que habían de
salir a Panamá, y que con efecto fue, y mediante ello salieron los
indios y ajustaron, y juraron dichas paces, habiendo trabajado
mucho, y padecido riesgos y las incomodidades, y carencia de
bastimentos”.119
De otro lado, en la Certificación de méritos de Luis Carrisoli se señala lo
siguiente:
“El Obispo de Panamá Don Lucas Fernández de Piedrahita, certifica,
que en la visita, y entrada que hizo a la Provincia del Darién el año
de seiscientos y ochenta y uno a la confirmación, y firme asiento
de las paces, que con los indios de dicha Provincia se celebraron
después de la Guerra, e introducción, que hicieron en el Mar del
Sur los Enemigos Cosarios [sic], Ingleses, y Franceses, el Maestro
118
Cédula Real; Madrid, Julio 15, 1681. AGI, Panamá, 231, L.8, F.223v-224r.
119
“Méritos: Pedro Cancelen Fernández de Guevara”; mayo 21, 1691. AGI, Indiferente, 132,
N.127.
423
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
de Campo Don Luis Carrisoli, le asistió y acompañó en dicha visita,
y entrada, con la fineza de fiel vasallo de su Majestad”.120
Teniendo en cuenta el desarrollo de los eventos en los meses y años
posteriores propongo la hipótesis de que algunos de los posibles temas
generales que pudieron haber estado incluidos en el acuerdo serían los
siguientes: Primero, a cambio de perdonarles la vida a los indígenas
Gunas detenidos,121 pero muy especialmente los de la parcialidad de
Sambú, se obligaban a rechazar cualquier nueva alianza con los piratas,
los cuales debían ser considerados sus enemigos;122 Segundo, la probable
formalización de los liderazgos indígenas existentes en la costa del mar
del norte, con el nombramiento de capitanes, a cambio de la promesa
de lealtad al rey; Tercero, los indígenas admitirían a los españoles, y a
sus esclavos de origen africano, nuevamente en sus tierras del Darién
del sur, permitiéndoles la explotación de las minas de oro y de cualquier
otro producto de interés comercial que existiese en la región;123 Cuarto,
los españoles reconstruirían y mantendrían el Real de Santa María como
sitio militarmente estratégico, y como principal puerto y centro de la
actividad comercial de la región. Igualmente, los españoles establecerían un puesto de vigilancia, o “guarda”, en la isla de Oro, para avistar la
424
120
Relación de Servicios del Maestro de Campo Don Luis Carrisoli de Alfaraz. AGI, Panamá,
181, F.813r.
121
Como hemos señalado, según la versión escuchada por los piratas eran cuarenta los
prisioneros, y según Páramo y Cepeda el número llegaba a ochenta.
122
Cuando Dampier regresó a Panamá, en mayo de 1681, con un grupo de cuarenta piratas
ingleses, entre ellos el cirujano Lionel Wafer, desembarcaron en el área del rio Congo,
donde tomaron a tres prisioneros, quienes le informaron que los indígenas eran ahora sus
enemigos. “(...) nos dijeron que los indios de este lado del país eran nuestros enemigos,
que fue la peor noticia de todas”. Dampier (1699:6). La traducción es mía. Dampier y su
grupo tenían intención de cruzar el Darién para reencontrarse con los piratas franceses e
ingleses que vivían en una isla de San Blas, frente al rio Concepción, al mando del pirata
francés conocido como Lessone. Sin embargo, a pesar de la poca emoción inicial de los
indígenas con la presencia de los piratas, los regalos que les ofrecieron les hicieron cambiar
de opinión. Como ya mencioné, en su travesía a través del Darién, Wafer, quien se había
separado del grupo principal con un puñado de compañeros, conoció y fue asistido por
el líder indígena Sombrero de Oro (Lacenta), quien como se evidencia en el relato, estaba
escondiéndose de los españoles.
123
Según testimonio del obispo Fernández de Piedrahita (1970: 118-119) hacia fines de 1684
había en la región del Darién del sur cerca de mil personas trabajando en la minería, de
ellos por lo menos doscientos españoles y ochocientos negros esclavos, que hasta ese
momento habían extraído más de setecientos mil castellanos.
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
llegada de barcos piratas; Finalmente, los indígenas del sur admitirían
nuevamente misioneros en la región y aceptarían reducirse a poblados
según determinaran dichos misioneros.
El Obispo de Panamá, Lucas Fernández de Piedrahita, estuvo muy
involucrado en la negociación y en la implementación del acuerdo de
paz, razón por la cual viajó varias veces a lo profundo del Darién para
generar confianza entre los indígenas sobre la seriedad del pacto y para
asegurarse que el trabajo misional fuese adecuado. Para ello Fernández
de Piedrahita combinó misioneros de diversas órdenes religiosas con
curas doctrineros. El Franciscano Juan Varela fue asignado a la región del
rio Sambú, específicamente al rio Yeye. Cuatro misioneros Capuchinos
recién llegados de España reestablecieron la misión que cerca de treinta
años atrás habían tenido en Paya, y también fundaron un poblado en el
Tuira, que fue parte de la región donde evangelizaron Fray Adrián de Santo
Tomás y sus compañeros Dominicos.124
Tabla 1. Poblados fundados en el Darién por el obispo
de Panamá (1680-1684)
Nombre del poblado
y localización
Año aproximado
de la fundación
Religiosos
a cargo
Sambú, sobre el rio
de Yeye
1681
Fray Juan Valera
(Franciscano)
Por lo menos tres años
Concepción Purísima
de Tuira, a la ribera
del rio Tuira
1684
Religiosos
capuchinos
San José de Paya, a
la ribera del rio Paya
1684
Religiosos
capuchinos
A los pocos meses de constituidos ambos asentamientos se
despoblaron, “con voz de que
los españoles querían conquistarlos y de que los corsarios
entraban por el Playón con
intento de corsear en el Mar del
Sur y despoblar las minas del
Darién”. Fernández de Piedrahita (1970: 118-119).
Duración del poblamiento
Fuentes: Fernández de Piedrahita (1970: 118-119); Anguiano
(1704: 303-304); AGI, Panamá, 181, F.904v-905v.
124
Sabemos que los capuchinos venidos de España fueron Fray Bernardino de Madrid, y sus
compañeros Fray Agustín de Nava, Fray Matías de Zauza, Fray Baltasar de Toledo, Fray
Jerónimo de Piedrahita, Fray Agustín de Granada y Fray Gaspar de Salamanca. AGI, Contratación, 5444, N.51. Sin embargo, no es claro quiénes de ellos viajaron efectivamente
al Darién.
425
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Así resumieron los capuchinos las dificultades que encontraron en
el Darién para su labor de evangelización:
“Costóles sumo trabajo el poblarlos, y mientras hubo que darles
de los trastos y cosillas que ellos apetecen acudían puntuales a la
enseñanza; pero en faltando los abalorios, cascabeles, navajas, y
otras cosas de este género, luego se fueron transmontando a vivir
en su acostumbrada libertad, vagueando de unas en otras partes.
Por esta causa, por la de sus continuas hostilidades, y especialmente por las continuas influencias de los que llaman Leres es casi
imposible el reducir estas gentes a población, ni conseguir de ellas
fruto alguno si Dios con su poder no lo remedia”.125
Los Capuchinos describían a los Leres de esta manera:
“Leres llaman a sus sacerdotes, a los que los curan en sus enfermedades, y a los que ejercitan otros ministerios: todos son grandes
hechiceros, y tienen pacto explícito con el demonio. Para hablarle
hacen mil diabluras, y le sacrifican humo de cacao y de tabaco; algunos Leres dicen que hablan con las ánimas de los difuntos y dicen
les dan noticia de varios sucesos futuros, pero lo cierto es que quien
les habla es el demonio. Los oráculos de estos Leres los tienen por
verdades infalibles; y les hacen creer notables desatinos. Toda esta
nación conserva algunos vestigios judaicos de sus antiguos progenitores, y por tradición de padres a hijos tienen noticia bastante de
la creación del mundo, del diluvio general, y de la venida de cristo
nuestro señor al mundo; pero sus vicios y torpezas innumerables
los tienen sumergidos en el estado más infeliz que es creíble”.126
La falta de una autoridad central entre los indígenas volvió a ser el lamento
entre quienes trataban de reducirlos. El obispo Lucas Fernández de
426
125
Biblioteca Nacional de España. Chronica de los menores Capuchinos de ... San Francisco
desta Provincia de la Encarnación de las dos Castillas, Segunda Parte. Manuscrito anónimo
(circa 1701: 211r). Considerando que es evidente que algunos apartes del conocido libro de
Fray Mateo de Anguiano (1704) fueron tomados de este manuscrito, se puede considerar
con certeza que este documento es anterior a la fecha de publicación del libro de Anguiano.
126
Biblioteca Nacional de España. Chronica de los menores Capuchinos de ... San Francisco
desta Provincia de la Encarnación de las dos Castillas, Segunda Parte. Manuscrito anónimo
(circa 1701: 211r).
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
Piedrahita, por ejemplo, decía en carta de 1684, “si como esta Provincia
se halla tan dividida en cabezas reconociera una sola tuviera más esperanza de verla reducida antes de que me faltase la vida”.127 Sin embargo,
el mismo obispo reconocía que dicha realidad cultural tenía un lado positivo desde el punto de vista de los españoles, dado que los indígenas no
entrarían en guerra si no había consenso entre todos ellos: “me temo no
harán levantamientos por ser nación que si toda junta no concurre a la
conspiración jamás la ejecuta”.128
Toda la aparente tranquilidad de la región del Darién se terminó súbitamente cuatro años después del acuerdo de paz de 1680 con otro ataque
de piratas e indígenas al Real de Santa María, al parecer originado porque
un esclavo negro que trabajaba en las minas de oro había dado muerte a
un indígena129. El hecho provocó tanto temor entre todos los habitantes de
la región, ante una posible represalia por parte de los indígenas, que más
de doscientos españoles y hasta ochocientos negros salieron a resguardarse al Real de Santa María, “que es un pueblo de hasta diez casas”.130
A los pocos días cerca de cien piratas ingleses, “que del Mar del Norte
condujeron algunos indios de la parte del Playón, matando estos a cinco
españoles, y quince negros y cogiendo los ingleses hasta doce arrobas de
oro”.131 Igualmente, los piratas tomaron uno de los barcos de la guarda
de Panamá y en él se dirigieron a las islas del Rey donde apresaron dos
bergantines de perlas.
Al respecto, el presidente de Panamá don Pedro Ponte comentaba
que, “aunque estaban los naturales de aquella provincia al parecer muy
gustosos con los españoles, el día cinco del corriente al amanecer introdujeron los indios a los piratas con tanta cautela que hasta dar sobre
ellos no lo llegaron a entender”.132 Los barcos enviados desde Panamá en
persecución de los piratas, al mando del Capitán Juan de Auñón, lograron
causar bajas entre ellos, quienes finalmente huyeron, pero no sin antes
127
Fernández de Piedrahita (1970: 118).
128
Fernández de Piedrahita (1970: 119).
129
Carta del presidente de Panamá, Pedro Ponte; Panamá, julio 13 de 1684. AGI, Panamá, 27,
R.4, N.46.
130
Fernández de Piedrahita (1970: 120).
131
Fernández de Piedrahita (1970: 120).
132
Carta del presidente de Panamá, Pedro Ponte; Panamá, julio 13 de 1684. AGI, Panamá, 27,
R.4, N.46.
427
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
causar la muerte del Capitán Auñón y de otros veintiséis españoles, más
otros diez heridos.133
Pocos años antes del ataque pirata de 1684 las autoridades españolas continuaban preocupadas de las relaciones que los piratas habían
establecido con los indígenas del Playón, por lo que una cédula real de
1683 había instruido que se instalaran en Portabelo embarcaciones de
tamaño mediano y pequeñas, “que sean guarda costas del Playón, para
que los piratas no lleguen a comunicarse con facilidad con los indios de
este paraje, en cuando que les franquee en la entrada, como lo harán
siempre a no impedirlos esta necesarísima prevención en lo que pondréis
muy particular cuidado para que los enemigos no logren lo que desean”.134
Después del ataque de 1684, las autoridades españolas llegaron a la
conclusión de que las minas del Darién eran un imán que atraía la codicia
de los piratas, por lo que el Rey decidió cancelar su explotación.
“Con motivo de lo que últimamente escribió Don Pedro de Ponte,
Presidente de Panamá de lo que los piratas frecuentaban la unión
con los indios de guerra de la Provincia del Darién para pasar a
su calor desde el mar del norte al del sur, como ahora lo habían
ejecutado por los mismos ríos y pasos que en otras ocasiones lo
han conseguido y considerándose que el interés principal que
puede haber movido a los piratas a estas entradas ha sido el robo
y útil que han conseguido en las minas de oro que hay en aquellos
parajes y que de pocos años a esta parte se ha introducido su
labor, he resuelto por todo lo referido mandar a dicho Presidente
(entre otros puntos) haga deshacer y consumir luego del todo el
uso de aquellas fábricas pues demás de haberse considerado ser
muy cortísimo el beneficio que se sigue de ello a mi Real Hacienda
en los quintos parece se vendrá a quitar con esto a los piratas la
ocasión y estimulo de este cebo”.135
La realidad era que la Corona no estaba en condiciones de enfrentar a los
indígenas Gunas y mucho menos a los piratas. El mismo Rey reconocía
428
133
Carta del presidente de Panamá, Pedro Ponte; Panamá, julio 13 de 1684. AGI, Panamá, 27,
R.4, N.46.
134
Cédula Real; Madrid, junio 18, 1683. AGI, Panamá, 231, L.8, F.326r.
135
Cédula Real; Madrid, marzo 12, 1685. AGI, Panamá, 231, L.8, F.354r-354v.
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
la falta de recursos para entrar a conquistar a los Gunas por la fuerza,
adoptando por ello una estrategia de poner unos obstáculos mínimos a
los piratas por medio de la provisión de naves menores, gentes, armas y
municiones para los presidios de Portovelo y Panamá, y aumentando la
guarda en el sitio del escuchadero, en el golfo de San Miguel.136
Sin embargo, ante la presión de los mineros, del maestro de campo
Luis Carrisoli, e incluso del obispo de Panamá, la medida se suspendió.
La opinión de Carrisoli era que la medida causaría recelo y desconfianza
entre los indígenas, quienes creerían que los españoles habían decidido
conquistarlos a la fuerza, y con más razón se aliarían con los piratas,
“pues era evidente que los indios con el temor y recelo referido se
bajarían a las costas del norte así para solicitar su auxilio como
para proveerse de los géneros que necesitan de vestuario y herramientas, para sus asesores y sementeras y por consiguiente los
introducirían la tierra adentro para penetrar al Mar del Sur faltándonos a nosotros no solo la disposición y fuerzas para oponernos a
estos intentos, sino también los avisos de los piratas que se introdujesen por aquella, parte poniendo este Reino en evidente riesgo
de perderse y por consiguiente los del Perú y Nueva España”.137
Lo cierto es que por estos años el paso de piratas por el istmo se volvió
regular, lo mismo que el activo comercio que mantenían los indígenas
con ellos. Noticias de inteligencia recogidas en Europa por la corona trasmitidas a Panamá, señalaban que comerciantes holandeses e ingleses,
“sabían cómo los piratas que andan en las costas de las indias tenían
tratos y comercio muy abierto y libre con los indios del Darién y que por
allí se habían encaminado ya más de ochocientos hombres a la mar del
sur, y que teniendo el paso libre se juntarán tantos que podrán sustentar
alguna facción importante si no se remedia con brevedad”.138
Por su parte, el gobernador de Portabelo alertaba en 1685 haber
sido notificado del arribo de un grupo de piratas al Playón, y cómo los
indígenas del lugar los asistían en la fabricación de canoas:
136
Cédula Real; Madrid, marzo 12, 1685. AGI, Panamá, 231, L.8, F.355v-356v.
137
Cédula Real; Madrid, marzo 12, 1685. AGI, Panamá, 231, L.8, F.355v-356v.
138
Cédula Real; Madrid, junio 2, 1683. AGI, Panamá, 231, L.8, F.320r.
429
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
“también me participa dicho Presidente como habiendo despachado al Dariel una canoa para reconocer si habían entrado los
piratas que unos indios de aquella provincia habían participado
llegaron al Playón y quemaron embarcaciones y que iban marchando para salir a la mar del sur volvió con la noticia de quedar
380 fabricando canoas con los indios sus parciales para en ellas
entrar en la dicha mar del sur e incorporarse con los que estaban
en las islas del Rey y que ya tenían acabadas tres canoas y estaban
fabricando otras y según el tiempo pues fuera mediados del mes
pasado”.139
Hacia 1689, una vez más, la respuesta que se recomendaba para el
Darién era militar. Los capitanes Fernando Guzmán e Isidoro Martínez
reportaban que la mayoría de las familias del Darién no se relacionaban
con los españoles, sino una minoría localizada en el área donde estaba
el Real de Santa María. Según Guzmán y Martínez, dichos indígenas mantenían dichas relaciones, “por el interés que los españoles los compren
sus frutos, y tablones de madera que sacan, y comercian con ellos, dan a
entender siguen nuestra Ley; y aunque violentos, se dejan bautizar: pero
estos son muy corto número, porque el resto de toda la dicha Provincia
sigue lo demás”.140
De otro lado, la migración de los Gunas a la costa norte no estuvo
libre de reveses. En 1687 un español llamado Vicente Méndez, encontró y
trasladó un grupo de ochenta indígenas Gunas de la costa norte del Darién,
los cuales fueron asentados en un sitio sobre el rio Chagres conocido
como “la vuelta de Chagre”, muy posiblemente al asiento donde años
antes habían desnaturalizado a los indios Gorgona. Sin embargo, no es
claro cuál fue la suerte de este grupo de indígenas Gunas.
En retribución por su ser vicio, el presidente de la Audiencia de
Panamá nombró a Méndez con el título de Gobernador a perpetuidad del
poblado formado con dichos indígenas.141 Al año siguiente el Consejo de
139
430
Carta de Francisco de Castro, Gobernador de Portobelo; Portobelo, marzo 6, 1685. AGI,
Panamá 29, R.22, N.79.
140
“Relación de la Provincia del Darién”, 1689. AGNC, Caciques e Indios, 55, D,25, F.811v.
141
“Consulta de la Junta de Guerra de Indias sobre los méritos y servicios que concurren en
la persona del gobernador Vicente Méndez, de color Moreno”. Konetzke (1958: 799-801).
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
Indias recomendaba aumentar el salario anual de Méndez de quinientos
cuarenta pesos a mil pesos, como se había otorgado a Antonio Bravo de
Laguna, quien estuvo a cargo de la reducción de los indígenas Gorgonas
que detallé en el Capítulo 6. Igualmente, el Consejo de Indias, mencionaba
que Gabriel de Urriola recibía dos mil pesos, por lo que recomendaba
igualar los tres sueldos en mil pesos cada uno.
La razón de recomendar el aumento del sueldo a Méndez era la carestía de dicha región, y el hecho de que además el hacerlo sería un incentivo,
“para poder proseguir en el intento de reducir más indios que habitan
aquellas costas (...) en que es necesario hacer muchos gastos, así para
agasajarlos como para otras prevenciones”.142 Al final, la corona decidió
aumentar solamente doscientos pesos anuales al sueldo de Méndez, y
pidió a las autoridades locales que se informaran bien de los méritos de
dicho sujeto, de quien habían resaltado era “de color moreno”, antes de
hacerlo efectivo.143
Los Gunas de la costa norte en 1698 y la colonia escocesa
La colonia escocesa en el Darién ha sido recurrentemente estudiada con
bastante detalle desde la perspectiva escocesa, dado que representa
un hito muy importante en su historia nacional (Cundall, 1926; Insh,
1932; Gallup-Díaz, 2002; Orr, 2018). Mónica Martínez Mauri (2015: 125)
ha señalado con razón que hasta ahora no se ha intentado comprender
la historia de la colonia escocesa en el Darién desde la perspectiva de
la población indígena Guna. Quizás Gallup-Díaz (2001) es quien más se
ha aproximado a un acercamiento en dicha dirección, aunque al final su
investigación tiene como eje su vínculo con la historia Atlántica.
En esta sección no pretendo reconstruir la historia de la colonia
escocesa promovida por The Company of Scotland Trading to Africa and
the Indies (en adelante la compañía escocesa) en el Darién. Mi interés es
tratar de comprender cuáles eran las comunidades Gunas localizadas en
la mar del norte, sus liderazgos, intereses y conflictos, a la llegada de
142
“Aumento de sueldo a Vicente Méndez”. Madrid, marzo 10, 1688. AGI, Panamá, 231, L.9.
F171v.
143
“Aumento de sueldo a Vicente Méndez”. Aranjuez, mayo 3, 1688. AGI, Panamá, 231, L.9.
F181v-181r.
431
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
los colonos de la compañía escocesa a su territorio. Aunque no tenemos
documentación producida por los Gunas, sorprende el nivel de detalle que
se puede obtener al leer con atención y al confrontar las distintas fuentes
europeas (ingleses, escoceses, franceses y españoles) que interactuaron
con los Gunas y dejaron un registro documental de dichos eventos.
La idea de una colonia comercial en el Darién provino de su principal
promotor, el escoces William Paterson, quien entre 1673 y 1681 había
vivido en Port Royal, Jamaica, el principal asiento de piratas del Caribe.
Allí se presume que Peterson escuchó respecto a las noticias de las
incursiones piratas que atravesaron el istmo de Panamá y del apoyo que
recibieron de parte de los indígenas, como además lo relataron principalmente Wafer, Dampier, Sharp y Ringrose (Horton, 2009). Sin embargo,
Peterson era famoso en los circuitos financieros y comerciales ingleses no
por haber vivido en el Caribe sino por haber sido uno de los fundadores
del Banco de Inglaterra.
Una vez se constituyó la compañía escocesa en 1695 con la idea de
establecer colonias comerciales en África, Asia o América, ésta mantuvo
en secreto su proyecto de colonia en el Darién. Incluso cuando la primera
expedición salió de Escocia hacia el Darién, ni siquiera sus capitanes
conocían el destino final de la misma, el cual solamente fue revelado
cuando ya se encontraban en alta mar. Sin embargo, de otro lado, dicho
aspecto reflejaba el grado de improvisación de un proyecto de tal envergadura, que buscaba establecer una colonia en el Caribe, en el corazón
del imperio español. De hecho, el Darién no era la única alternativa, ni
siquiera quizás la primera alternativa en términos de viabilidad, pero era
posiblemente la opción más deseada. En efecto, las naves escocesas
fueron primero a la isla de St. Thomas, la cual recientemente había sido
colonizada por los daneses, aunque al parecer la Compañía escocesa no
tenía conocimiento de esta situación.
Las primeras interacciones con la población
nativa y la firma del acuerdo de amistad
Las primeras naves de la compañía escocesa arribaron a las costas
cercanas a la bahía de Careta, el 27 de octubre de 1698 y tan pronto lo
hicieron los indígenas del lugar, “quienes eran muy libres y para nada
432
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
tímidos”,144 abordaron los barcos con sus canoas y fueron amigables con
ellos, como lo acostumbraban a hacer desde hacía unas tres décadas con
los barcos visitantes que aparentaban no ser amenazantes.145 Los indígenas visitantes, quienes conocían algunas palabras de inglés y español,
les habrían dicho que desde hacía dos años los estaban esperando y les
dieron la bienvenida.
Este detalle es una indicación de que un Lere, o adivino Guna, había
pronosticado la llegada de los escoceses, de manera similar a la profecía de la que fue testigo Wafer en 1681. El testimonio del Dr. Wallace nos
ofrece más detalles: “Nos dijeron que éramos muy bienvenidos y que por
una predicción nos estaban esperando aquí estos dos años, para decir
que hace dos años fue pronosticado que una gente habría de venir y vivir
entre ellos, que los tratarían con civilidad, y les enseñarían buenas maneras”.146 Después de pasar la noche en el barco tomando, los escoceses
les regalaron sombreros, lentes y cuchillos al momento de abandonar el
barco, por lo cual los indígenas quedaron muy complacidos.
Al saltar a tierra un par de días después, los escoceses volvieron a
encontrarse a los mismos indígenas que habían estado a bordo, quienes
les indicaron que la isla de Oro que buscaban estaba unas cinco leguas
al occidente. El diario del capitán Pennycook indica que su barco ancló a
media milla de la isla de Oro el 1 de noviembre de 1698. Al llegar al fondo
de la bahía los escoceses vieron una bandera blanca ondeando y unos
veinte indígenas con arcos y lanzas, pero al acercarse un escoces a nado
los nativos bajaron sus arcos en señal de amistad. Los indígenas querían
144
Insh, (1924: 80).
145
Curiosamente, el Capitán inglés Richard Long, es la única fuente que he encontrado que
menciona que en 1677 fue rechazado por los indígenas del área de la isla de oro. Comparando su experiencia de finales de 1698, Long escribió: “Durante ese tiempo subió a bordo
un capitán o líder indio que vivía en Tierra Firme entre esta isla de Pinos y la isla de Oro,
que no están distantes más de 3 leguas, y en ese momento muchos más indios subieron a
bordo. Quedé admirado de la inusual confianza, porque cuando estuve en ese lugar antes,
en julio de 1677, no pude enviar un bote a la orilla por agua dulce ni pude ir a pescar cerca
de la orilla, [dado que] nos molestaron mucho con sus flechas desde detrás de los arbustos”.
The National Archives, “Letter of Richard Long to the Lord High Admiral of England”, 17
June 1700; ADM 1/2033. f.9. La traducción es mía. Aunque Long no especifica, podemos
suponer que su visita de 1677 la hizo como parte de algún grupo de piratas, quienes eran
quienes frecuentaban dicho lugar.
146
Dr. Wallace (1700: 538).
433
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
que los visitantes desembarcaran, pero los escoceses se negaron hasta
hablar primero con los líderes.
El dos de noviembre, los escoceses tuvieron su primera entrevista
con el anciano Capitán Andrés, líder de los Gunas del lugar, quien subió a
bordo del navío de los visitantes con cerca de diez personas más. Según
Pennycook, el Capitán Andrés, “Llevaba una chaqueta roja suelta con un
sombrero viejo y un par de pantalones, pero sin zapatos ni medias”.147
El Capitán Andrés les preguntó por la razón de la visita y los planes que
tenían. Según Pennycook, “Respondimos, nuestro plan era establecernos
entre ellos si les agradaba recibirnos como sus amigos”.148 Los escoses
les informaron que eran comerciantes y que les darían los productos que
ellos necesitaban a mejor precio que los españoles y cualquier otro.
El Capitán Andrés enseguida quiso saber si los nuevos visitantes
eran amigos de los españoles, a lo que los escoceses diplomáticamente
respondieron que ellos no estaban en guerra con ninguna nación, pero
que si los españoles los atacaban les harían la guerra. Los escoceses
escribieron en sus diarios que fue una respuesta que al parecer agradó
al Capitán Andrés y a los otros indígenas que lo acompañaban. Sin
embargo, los escoceses quedaron con la sensación que al final de esta
primera conversación el Capitán Andrés seguía creyendo que ellos eran
piratas y que su plan real era pasar a la mar del sur, como muchos otros
antes que ellos. Quizás por esta razón el capitán Andrés les contó de las
aventuras que habían tenido con los capitanes Swan y Davies en el mar
del sur casi veinte años atrás.
No obstante, Pennycook escribió en su diario su convicción de que
si los escoces podían demostrarle a Andrés que podían protegerlo, éste
gustosamente los apoyaría. Así escribió el Comodoro: “Sin embargo, el
amor al país de uno y a la libertad es tan natural que tenemos buenas
razones para creer que tan pronto como él vea (siendo un muy sensato
astuto compañero) que podemos protegerlo, se juntará de corazón a
nuestro interés”.149
Al día siguiente, el Capitán Andrés visitó nuevamente al Comodoro
Pennycook, como parte del proceso de conocimiento mutuo. Uno de los
434
147
Insh (1924: 81).
148
Insh (1924: 81); Rose (1829: 63).
149
Insh (1924: 85).
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
detalles personales que Pennycook menciona del Capitán Andrés es que
tenía cuatro esposas, y ese día estaba acompañado de su esposa de viajes.
El Capitán Andrés le hizo saber que el Capitán Pedro150 se había quedado
en tierra hasta tener convencimiento de la integridad de los escoceses,
dado que los ingleses se habían llevado en el pasado alguna de su gente
a la fuerza. Este detalle es interesante porque, aunque el Capitán Andrés
era el líder principal, era un anciano y claramente prefería arriesgar su
propia integridad física que exponer la de su sucesor, el Capitán Pedro de
Aglaseniqua. De otro lado, el Capitán Andrés le hizo saber a Pennycook
que algunos hombres franceses vivían entre los indígenas de la región
de San Blas, es decir a unas dieciséis leguas al occidente de donde planeaban establecer la colonia.
El segundo grupo de líderes Gunas que llegaron a conocer a los escoceses fue el grupo del Capitán Ambrosio, quien llegó en compañía del
Capitán Pedro de rio Coco. Estos líderes indígenas llegaron acompañados
de un francés y dos creoles de la isla Martinica. Según el diario de Pennycook los franceses llevaban viviendo desde hacía unos cuatro años con
los indígenas de San Blas, y uno de ellos hablaba la lengua de los Gunas
perfectamente. El francés fue un rico manantial de información sobre la
estructura de mando entre los Gunas (ver resumen en la Tabla No.3). En
primer lugar, el francés les aseguró que las historias que circulaban en
Europa sobre los líderes indígenas de la región eran fábulas. Específicamente se referían a un supuesto Emperador o Rey “Paico, Rose y Capa de
oro”.151 Los dos primeros nombres, “Paico” y “Rose” no sabemos de donde
salieron, pero “Capa de oro” era sin dura una referencia a la mención por
varios piratas de un líder quien vestía con una capa dorada, como detallé
en la sección anterior.
En segundo lugar, el informante francés e indígenas del grupo del
Capitán Ambrosio les explicaron a los escoceses que los Gunas no tenían
una estructura de mando jerárquica, aunque mencionaron un interesante
150
Hay dos líderes Gunas llamados Pedro en costas del mar del norte mencionados por escoceses e ingleses. El primero, el hermano o yerno del Capitán Andrés, del rio Acla el mayor,
como lo relató el misionero escocés Borland (1715:47); en lengua Guna, rio Aglaseniqua,
como comprobaron otros autores (Cullen, 1868). El segundo, el cuñado de Ambrosio, quien
vivía en el área del rio Coco. En aras de la claridad, llamaré al primero Pedro de Aglaseniqua
y al segundo Pedro de río Coco.
151
Insh (1924: 83).
435
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
dato que aún requiere de verificación documental, respecto a un supuesto
líder que cerca de cincuenta años antes habían nombrado como comandante en jefe por su valor y conducta frente a los españoles, quien posteriormente se habría hecho un tirano, matando arbitrariamente a sus
mejores capitanes y prohibiendo la poligamia, a excepción de él, por lo
cual lo habían asesinado. “Desde entonces no han permitido que nadie
sea más grande que sus seguidores. Solamente en tiempos de peligro el
más sabio y bravo entre ellos, entre todos sus varios distritos, es escogido
por su capitán por un tiempo”.152 Este último dato coincide con la tradición
Guna de mantener a sus jefes, o sailas, bajo control, como lo ha estudiado Howe (1978) a profundidad. De otro lado, el hecho de mencionar
la prohibición de la poligamia es un indicio de que posiblemente era un
líder influenciado por los misioneros católicos de las órdenes Dominicas
y Capuchinas en el Darién del sur, quienes eran obsesivos en este tema.
De acuerdo con el testimonio de Pennycook (Insh, 1924: 85) y Rose
(1829; 67), dos meses antes de la llegada de los escoceses, Ambrosio
habría forzado a las distintas fracciones Gunas, “a entrar en una Confederación común”. Este detalle es muy importante por varias razones. En
primer lugar, mostraría que a pesar de las diferencias entre los liderazgos
entre las comunidades Gunas, había un propósito mayor como grupo,
ante los crecientes retos de finales del siglo XVII. Igualmente, mostraría
que por lo menos desde 1698 los indígenas Gunas tendrían un liderazgo
confederado, precursor del actual Congreso General Guna.
Una de las pocas descripciones de los indígenas en la documentación
de los escoceses la ofrece el Dr. Wallace (1700: 540). De los hombres
escribió:
“son generalmente muy civiles y sagaces, tienen todos buenos
rostros, son de baja estatura, pero muy bien formados; son de color
cobrizo y tienen el pelo negro. Antes iban desnudos, pero ahora
están tan bien vestidos como nosotros. Llevan un plato de oro en
152
436
Insh (1924: 84). La traducción es mía.
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
la nariz153 y una gran cantidad de hileras de cuentas alrededor del
cuello y las muñecas (...)”.154
A Wallace las mujeres Gunas no le parecieron especialmente atractivas, y
agregó: “Su vestimenta difiere de la de los hombres, ya que normalmente
llevan un anillo en la nariz; tienen enaguas y un velo sobre el rostro”.155
Es interesante que el Dr. Wallace diga que los hombres ahora se vistan
como ellos, pero que antes andaban desnudos. Esto puede tener relación
con el hecho de que los escoceses transportaban mercancías, entre ellas
diversos tipos de ropa,156 y muy probablemente obsequiaron parte de ella
a los indígenas con quienes interactuaron.
En una reunión en el fuerte San Andrés, lugar donde se ubicó la colonia celebrada el 30 de noviembre de 1698, los escoceses confrontaron al
Capitán Andrés y le dijeron que el Capitán Ambrosio había dicho que él
era un capitán español, a lo cual Andrés les respondió:
“Que no podía negar que era un capitán español, y lo había sido
durante mucho tiempo; que la razón por la que mostró tan poco
apoyo a la Colonia [escocesa] se debía a que hace 16 o 17 años157
los ingleses y franceses desembarcaron en ese mismo sitio, siendo
mil doscientos o mil trescientos en número, y les hicieron creer que
habían llegado para liberarlos del yugo español, y a restaurar su
propio país. Sus amigos y relacionados se unieron y les ayudaron
en la toma de Santa María y de otros pueblos en el Mar del Sur, y
también sirvieron a bordo de sus barcos en sus expediciones por
el Mar del Sur, hasta que al final de dos años encontraron que todo
su plan era el saquear a los españoles, y habiendo obtenido eso,
les dejaron expuestos a la crueldad del español, que ha cortado158
153
Wallace (1700: 541) también menciona que “algunos indios tenían cien onzas de oro sobre
ellos”.
154
El Comodoro Pennycook (Insh, 1924: 87) dice en su diario que, “los ornamentos que visten
son coral alrededor del cuello y brazos, con un anillo de oro largo y macizo a través del
cartílago que dividen las fosas nasales”.
155
Wallace (1700: 540). La traducción es mía.
156
Horton (2009).
157
Es decir, hacia 1680.
158
En el sentido de acuchillado.
437
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
casi a la mayoría de los indios de la zona, y que durante varios
años se vieron obligados a vivir oscuramente en las montañas.
En cuanto a él y a sus amigos, se vieron obligados a aceptar los
términos del español. Sin embargo, al mismo tiempo, pensaba que
si la Colonia [escocesa] era sincera y que si su Nación [Escocia]
podía protegerlo a él ya a sus parientes, estaba listo para romper
con el español y unirse a ellos”.159
El diario del Codomoro Pennycook agrega que los escoceses le aseguraron que ellos habían llegado para quedarse y que los podrían proteger,
y le darían a Andrés una comisión y que él y su gente estarían bajo su
protección. Finalmente, que, si ellos le daban eso, “él debía darnos todos
los derechos sobre esta parte del país”.160 Andrés debía regresar con su
hermano, el Capitán Pedro de Aglaseniqua, el siguiente domingo, con
una respuesta a la oferta, como efectivamente sucedió. El día cuatro de
diciembre, el Consejo de la colonia aprobó la comisión para el capitán
Andrés, y le fue leída en español, a lo cual el líder indígena estuvo de
acuerdo. La comisión le fue entregada junto a un par de pistolas y Andrés
prometió defender a los escoceses “hasta la última gota de su sangre
contra todos nuestros enemigos”.161
Sin embargo, es Harris (1700a: 60) quien nos cuenta de la trágica
muerte de Andrés, sucedida solo unos días después de haber recibido la
comisión de parte de los escoceses. En efecto, según este testigo Andrés
y Ambrosio eran abiertos rivales, y durante la navidad fueron a bordo de
una de las naves de los escoceses, el St. Andrews, donde tuvieron un
altercado físico y debieron ser separados por los marineros. Al parecer
Ambrosio encaró a Andrés por su supuesta lealtad a los españoles. Esa
misma noche, Andrés cayó de la escotilla del barco hacia la bodega,
muriendo a los pocos días a causa de las heridas. Harris menciona que
nadie supo cómo se cayó, lo que le permitió especular que no se sabía si
fue un accidente o si alguien lo empujó.
Según Harris, el Capitán Pedro, a quien he llamado Pedro de Aglaseniqua, sucedió a Andrés, y los escoceses continuaron la relación por
438
159
Harris (1700a:58-59). La traducción es mía, y las palabras en corchete han sido añadidas
para darle claridad al texto.
160
Insh, (1924:91).
161
Insh, (1924:91).
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
el momento con él, quien se mostraba partidario de la colonia.162 Sin
embargo, la lectura del conjunto de eventos posteriores nos muestra
un panorama un poco distinto. Si bien el Capitán Pedro de Aglaseniqua
sucedió a Andrés a nivel local, no fue así a nivel general de la etnia. El
nuevo líder regional será el capitán Diego, de la región del golfo de Urabá,
razón por la cual es este líder quien firma el acuerdo de amistad con los
escoceses.
Aunque no hay testimonios que detallen ningún tipo de negociación,
sí hay referencias documentales respecto a la presencia del capitán Diego,
con los escoceses. En carta fechada el 6 de febrero de 1699, Montgomery
reportó al consejo que habían tenido noticias de que los españoles habían
llegado a la casa del Capitán Pedro de Aglaseniqua.163 Al llegar el grupo
comandado por Montgomery a la casa del Capitán Pedro de Aglaseniqua
encontraron que las noticias no eran ciertas, pero que un grupo de unos
veintiséis españoles, más un número indeterminado de negros e indígenas, estaban a unas pocas millas de allí. El Capitán Pedro de Aglaseniqua estaba en su casa en compañía del Capitán Diego y ambos estaban
muy preocupados que los españoles estuvieran tan cerca. Montgomery
resaltó que el Capitán Pedro de Aglaseniqua estaba muy complacido de
que los escoceses se hubieran preocupado por su suerte.164 Al atacar
escoceses y Gunas a los españoles, estos huyeron al escuchar los gritos
de lucha de los indígenas y después de una corta confrontación que dejó
dos escoceses muertos y doce heridos.165
Luego del primer choque armado, los escoceses enviaron una carta al
jefe de las tropas españolas más cercanas, reiterando “nuestras buenas
y pacificas intenciones”,166 con la idea de abrir un canal de comunicación
entre las partes para evitar más acciones de fuerza. En dicha carta también informan que habían capturado a una persona llamada Domingo
de Rada, e indagaban respecto a cómo regresarlo. El comandante de las
tropas españolas más cercanas era el Maestro de Campo Luis Carrisoli,
162
Harris (1700a: 145). El paginado del original en este punto salta de la página 60 a la 145.
163
The Darien Papers (1849: 85).
164
The Darien Papers (1849: 85).
165
The Darien Papers (1849: 86).
166
The Darien Papers (1849: 87). La carta escrita desde el Fuerte de San Andrés estaba fechada
el 15 de febrero de 1699.
439
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
quien desde Tubuganti respondió que pasaría la información al Capitán
General de Panamá, y suspendería sus acciones ofensivas hasta obtener
respuesta de sus superiores. Respecto al rehén, Carrisoli señaló que
dejaba ese asunto en manos de los escoceses, para que lo resolvieran
como quisieran.167
El 24 de febrero de 1699, a solo dieciocho días de esta acción armada,
se firmó el tratado de amistad, unión y confederación perpetua entre los
colonos escoceses y el liderazgo Guna, casi cuatro meses después de su
arribo. Según el texto del acuerdo la firma se realizó en el fuerte de San
Andrés, en el área que los escoceses habían denominado “Caledonia”.168
El texto del acuerdo es el siguiente:169
“Tratado de Amistad, Unión y Confederación perpetua, convenido y
suscrito entre el Muy Honorable Concejo de Caledonia y el excelente
Diego Tucuapantos y Estrara, Jefe y Líder Supremo de los Indígenas
Habitantes de las tierras y posesiones en y alrededor de los Ríos
de Darieno 170 y San Matolome.171
Dicho Diego habiendo manifestado su sincero deseo de
entablar una amistad total y una estrecha alianza con dicho Consejo y Colonia; Lo mismo se acuerda y concluye en los términos
siguientes, a saber.
1. El citado Consejo de Caledonia y dicho Diego, y la gente de
su respectiva obediencia, serán a partir de ahora amigos y aliados, y por la presente están obligados a defender mutuamente a
las personas, tierras, territorios, dependencias y propiedades de
cada uno por tierra y por mar.
2. El citado Consejo y dicho Diego, su pueblo y dependientes, a partir de ahora podrán pasar y volver a pasar libremente y
gozarán mutuamente de libertad de comercio, correspondencia, y
440
167
The Darien Papers (1849: 89. La carta escrita desde Tubuganti estaba fechada el 28 de
febrero de 1699.
168
Caledonia es el nombre que los romanos dieron al actual territorio de Escocia.
169
La versión original en inglés se incluye como apéndice de este capítulo.
170
Por Darién.
171
Probablemente por “Bartolomé”.
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
maniobra, posesión y goce de las tierras en los condados y lugares
de su respectiva obediencia en todo momento.
3. Si alguna de las personas sometidas a la obediencia de
dicho Consejo, o dicho Diego, llegare a agravarse o lesionarse
entre sí, la persona o personas lesionadas deberán presentar su
denuncia, y en tal caso las respectivas partes de este tratado, sus
Magistrados y su pueblo, velarán por que se haga justicia rápida
y exacta, y que cosas de esa naturaleza no se extiendan al debilitamiento de esta confederación perpetua.
4. Se acuerda igualmente que el Capitán Corbet del rio Concepción, el Capitán Ambrosio de Coco, el Capitán Nicola de Sept,172 el
Capitán Pansego de Carreta y el Capitán Pedro de la isla de Oro,173
y su gente, previa solicitud, serán admitidos en este tratado.
5. Si algo en este tratado necesitara posteriormente una
explicación de la ampliación, se hará de vez en cuando con el
consentimiento de las partes de esta confederación.
Dicho tratado, habiendo sido interpretado y explicado a dicho
Diego, dicho Consejo, para la Confirmación y la mayor solemnidad
del mismo, ha ordenado a su Secretario en su propia presencia
suscribir su nombre y estampar su sello al mismo; y dicho Diego
ha puesto su marca en el mismo, en el Fuerte de St. Andrés el 24
de febrero de 1699.
También se le entregó una copia en español”.174
No es claro si de no haber muerto el Capitán Andrés él hubiera sido el
firmante del tratado. De un lado, pareciera que de manera astuta y pragmática los escoceses hubieran escogido y logrado convencer al Capitán
Diego, líder del sector de la costa occidental del golfo de Urabá, quien
era el líder con más hombres en armas y nombrado al parecer como líder
principal de los Gunas, como la contraparte del tratado.
El artículo cuarto del acuerdo dejó abierta la posibilidad de que otros
líderes Gunas del Darién del Norte se pudieran sumar a él si lo deseaban.
172
No es claro que significa “Sept”. Sabemos por Pennycook y Rose que Nicola comandaba
entre el río Concepción y el territorio español. The Darien Papers (1849: 87-88).
173
El que yo llamo Pedro de Aglaseniqua.
174
The Darien Papers (1849: 87).
441
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
La importancia del tratado para los escoceses se centraba en el hecho
poder cubrir sus actuaciones con un manto legal, en caso de que en
algún momento fuese necesario demostrarlo ante otras naciones. Para el
caso de los Gunas, el acuerdo era importante en el proceso de construir
alianzas en su lucha permanente contra los españoles. Como prueba de
la importancia que el liderazgo Guna del norte le daba al acuerdo con
los escoceses se puede mencionar el hecho de que después de que un
grupo de indígenas del grupo del capitán Diego detuvo una embarcación
escocesa, éste decidió enviar un obsequio en oro para remediar la ofensa,
avaluado en trescientas libras esterlinas.175
Las disputas europeas por el Darién
Los escoceses actuaban con la presunción de que su colonia en el Darién
podría llegar a ser legal en el marco del naciente derecho de las naciones, si lograban el consentimiento de los nativos del lugar, además de
la formalización de un posible acuerdo en un documento escrito firmado
por las dos partes. Antes de viajar al Darién, la Compañía escocesa había
contratado dos consultores quienes habían estado en algún momento con
los indígenas del área. Uno de ellos era el cirujano Lionel Wafer, a quien
referimos extensamente en una sección anterior, quien sin embargo no
viajó con los colonizadores escoceses. El segundo era un enigmático
personaje llamado Isaac Blackwell, quien supuestamente había vivido
en Urabá y publicó uno de los documentos más desconcertantes e inservibles sobre los indígenas del Darién y Urabá, donde es prácticamente
imposible distinguir la realidad de la ficción (Blackwell, 1699).
La llegada de los escoceses a la costa del mar del norte creó una
rivalidad entre distintos actores europeos que frecuentaban la región
y/o quienes tenían intereses directos en el área, los cuales activamente
se opusieron a que la colonia echara raíces. Veamos con cierto detalle a
cada uno de ellos, dado que de una u otra manera tenían relaciones con
los nativos de la región.
Los primeros europeos en reaccionar ante la llegada de los colonos
escoceses al Darién fueron los ingleses, por intermedio del capitán Richard
175
442
Orr (2018: 51).
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
Long, quien había llegado un mes antes que ellos a la costa norte del
Darién. El Comodoro Pennycook menciona en su diario que los colonos
vieron por primera vez el barco del Capitán Long, llamado el Rupert Prize,
el 13 de noviembre de 1698, pero que habían oído de los indígenas que
venía de regreso del golfo de Urabá.176 Los oficiales escoceses lo invitaron
a cenar un par de días después para tratar de conocer mejor cual era el
motivo de la presencia de Long en esos lugares, que inicialmente habían
asumido no estaba bajo control de ningún poder europeo.
El propósito real del viaje de Long ha sido materia de debate entre
los historiadores. Long se presentó ante los escoces como alguien que
tenía una comisión de la corona inglesa para rescatar fortunas de barcos naufragados.177 Sin embargo, en documentos relacionados con una
petición hecha por Long al parlamento inglés, la Comisión de Trade and
Plantantions en 1708 detalla que el tipo de comisión que Long tenía por
parte de la corona era, “para hacer descubrimientos de minas de oro,
barcos hundidos, y otros tesoros en la costa de América”.178 Si bien ese
era el propósito público del viaje de Long, adicionalmente éste fue usado
por el secretario de estado inglés, Vernon, para obtener información de
primera mano respecto a si la colonia escocesa había logrado efectivamente constituirse o no.
De otro lado, a partir de su misma correspondencia es claro que Long
veía su rol de manera más amplia, y tenía el propósito personal de establecer
alianzas con los indígenas Gunas y así obtener una colonia para Inglaterra
176
Insh (1924:88).
177
Insh (1924: 88). El Comodoro Pennycook escribió en su diario que la comisión que tenía
Long era muy amplia y obligaba a todos los gobernadores de islas y capitanes de barcos
a ayudarle en caso de que encontrara algún barco hundido.
178
Treasury Papers, 1708-1714, Vol. CVII. Junio 2, 1708. Redington (1879: 41). El contrato hecho
con el tesoro inglés en 1697 estipulaba que la Corona recibiría 10.000 libras de la primera
ganancia, y un diez por ciento de cualquier ganancia posterior. Sin embargo, la Comisión
del Parlamento inglés encontró que la corona no había recibido ningún beneficio. Long
argumentó que el problema fue el temor a la Armada de Barlovento que se encontraba
en dichas costas. La Comisión concluyó: “los alegatos del peticionario [Long], de que él
había dejado los cimientos para comerciar con los indios del Darién no estaba bien fundamentado, dado que los habitantes de Jamaica, etc., tenían comercio con dichos indígenas
mucho antes de las acciones del peticionario. Habiendo el peticionario perdido su diario
de las transacciones con dichos Indígenas, relacionado a la información recibida de ellos
de las minas de oro de Cany [Caná], su Señoría no tienen otra prueba que el alegato del
peticionario. En cuanto a los desembolsos de regalos a los indígenas, esta Señoría fue de
la opinión de que nada adicional se le debía”. Redington (1879: 41). La traducción es mía.
443
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
en las bocas del rio Atrato. Long era de la opinión de que, si los franceses
habían logrado la posesión y dominio de un territorio en la isla española, que
con el tiempo la corona española terminó aceptando al acceder al establecimiento de una línea divisoria de la isla entre Francia y España, igual cosa
podría ocurrir en el Darién. En opinión de Long, en el caso del Darién había
mayores posibilidades de éxito dado que los nativos del lugar aceptaban
el asentamiento, cosa que no sucedió en el caso de La Española, donde los
indígenas estaban extintos desde hacía más de un siglo.179
Long también creía que su deber como inglés era el promover los
intereses de su rey, y lograr un acuerdo con los indígenas del Darién, en
cabeza de su máximo líder el capitán Diego para lograr un territorio para
Inglaterra en el golfo de Urabá. En efecto, Long supuestamente logró que
el capitán Diego le asignara un territorio específico, cerca de Tarena, del
cual tomó posesión a nombre de su rey (ver mapa). Sin embargo, dado que
Long no representaba oficialmente a la corona inglesa, su propuesta de
lograr una colonia inglesa donde estuvo ubicada Santa María la Antigua
del Darién, nunca fue considerada seriamente por sus autoridades porque
no coincidía con sus intereses en dichos momentos.
Como he mencionado anteriormente, los franceses tenían sus propias
alianzas con grupos Gunas por lo menos desde 1670. De hecho, había
franceses viviendo en algunas comunidades Gunas y tenían una relación
muy fuerte con los indígenas del grupo del Capitán Ambrosio, su cuñado
Pedro de rio Coco y el Capitán Corbet, quien incluso había participado
en el saqueo que hicieron los franceses en Cartagena en 1697. Cuando
el capitán Long visitó dichas comunidades en 1698 supo que algunos
bucaneros franceses estaban casados con mujeres indígenas y tenían
hijos con ellas.180
En este mismo documento, Long da a entender que hasta ese momento
estas eran las únicas comunidades Gunas que habían permitido los matrimonios europeos. Sin embargo, cuando Long visitó al Capitán Diego en
444
179
The National Archives, “Letter of Richard Long to the Lord High Admiral of England”, 17
June 1700; ADM 1/2033. f.2.
180
The National Archives, “Letter of Richard Long to the Lord High Admiral of England”, 17
June 1700; ADM 1/2033. f.2. En este mismo documento, Long da a entender que hasta ese
momento éstas eran las únicas comunidades Gunas que habían permitido los matrimonios con extranjeros. El único nombre de los franceses casados con indígenas que Long
menciona es un tal Silvestre.
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
el golfo de Urabá, éste le expresó que estaba abierto a la idea de matrimonios de mujeres de su grupo con ingleses, si estos se asentaban en
el área.181 Es claro que al hacer este tipo de ofrecimiento el líder Guna
Diego buscaba poder tener el apoyo de aliados europeos ante los retos
que enfrentaba, especialmente por los frecuentes y ascendentes ataques
de los indígenas chocóes a las comunidades del área del golfo de Urabá
y de la región de Urabá propiamente dicha. Como he detallado en otro
capítulo, este fue uno de los resultados de la reconfiguración de los grupos
indígenas que controlaban el rio Atrato a partir de la desnaturalización de
los llamados indios Gorgonas, que como también expliqué en el capítulo
tercero, al parecer eran parte de la familia extensa Guna.
Uno de los datos más interesantes que menciona Long en su correspondencia, tiene que ver con la relación entre los líderes Gunas Diego y
Ambrosio. Long nos dice que los dos habían estado en guerra, pero que
Diego en señal de querer tener paz con Ambrosio envió a su hijo con un
obsequio de seis libras de oro en granos y otros regalos para sellar el
pacto, el cual fue confirmado por Ambrosio el 17 de octubre de 1698, antes
de la llegada de los escoceses.182 Al parecer, lo que Diego pretendía era
establecer una alianza militar con Ambrosio, el capitán Guna con mayor
prestigio militar en ese momento, y por extensión con el capitán Pedro de
río Coco, el capitán Corbet y los franceses que estaban con ellos, como
medida de protección contra los chocóes y los españoles que querían
castigarlos por el asesinato de dos religiosos y otros españoles, eventos
también sucedidos ese año antes de la llegada de los escoceses. Esta
alianza pudo haber sido el origen de la posterior presencia de franceses
en la región del golfo de Urabá viviendo en las comunidades Gunas,
casándose con sus mujeres y teniendo hijos con ellas, situación que se
extendería por cerca de medio siglo.183
181
The National Archives, “Letter of Richard Long to the Lord High Admiral of England”, 17
June 1700; ADM 1/2033. f.10.
182
The National Archives, “Letter of Richard Long to the Lord High Admiral of England”, 17
June 1700; ADM 1/2033. fs.7-8.
183
Hasta ahora se había asumido que la presencia francesa entre los indígenas Gunas del
golfo de Urabá era anterior a 1698. Igualmente, el Comodoro Pennycook menciona que las
comunidades del Capitán Andrés, el Capitán Pedro de Careta y el Lere Pasigo no tenían
ninguna amistad ni contacto con los franceses. Insh, (1924:95).
445
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Mapa 1. Detalle de mapa inglés del asentamiento escoces en Caledonia, circa 1699
Fuente: New York Public Library. El mapa indica el sitio de vivienda de los
Capitanes Gunas Diego, Ambrosio y Corbet (agregado al mapa original en
color rojo). Igualmente, señala el sitio donde el Capitán Richard Long habría
reclamado para Inglaterra en el costado occidental del golfo de Urabá. El mapa
sin duda se creó a partir de la información recogida por Long en la región.
Como parte de los eventos sucedidos a la llegada de los escoces, a
mediados de 1698 un capitán francés llamado Duvivier Thomas, arribó
en Portobelo con el supuesto mandato de su gobierno para cazar a los
446
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
piratas franceses de la región.184 En diciembre de ese mismo año, el Capitán Thomas hizo su aparición en Caledonia, pidiendo asistencia porque
su barco, el Maurepas, estaba a punto de zozobrar a causa de infiltraciones de agua. Después de haber sido asistido desinteresadamente por
los escoceses, en la noche de navidad el capitán Thomas decidió salir
sin avisar a sus huéspedes y en estado de embriaguez, con tan mala
suerte que su barco chocó contra las rocas y naufragó. Los escoceses
ayudaron a rescatar a los náufragos del Maurepas, pero de cincuenta y
cuatro tripulantes, veinticuatro se ahogaron.185 William Peterson, uno de
los principales líderes de la colonia, escribió al directorio de la compañía
escocesa denunciando que el naufragio hizo evidente que el Capitán
Thomas llevaba consigo a los capitanes Pedro de río Coco y Nicola, con
la intención de denunciar en Francia el asentamiento de los escoces, y
presentar a estos dos indígenas como los supuestos líderes principales
de la región, como una manera de disputar en el escenario europeo la
legalidad de la colonia (tabla 3).186
En un lamento de los errores de los escoceses y de los esfuerzos
de algunos de los indígenas para que los escoceses actuaran contra
los españoles o les permitieran actuar en su nombre, Alexander Sheilds
escribió con amargura:
“Ningún intento de represalia contra los españoles, aunque todavía tienen muchos de nuestros prisioneros, y a quienes tomaron
desde que llegamos aquí, y el 15 de enero pasado, enviaron una
balandra a la desembocadura de nuestra bahía, para reconocer
nuestra postura y fuerza, por lo que algunos piensan que es una
señal de que intentan un ataque contra nosotros, y los indios dan
alarma frecuente de ello. Algunos de nosotros lo hemos propuesto
una y otra vez, y el capitán Ambrosio, Pedro 187 y Corber, indios,
han presionado para enviar una partida con sus hombres, no para
atacar ningún lugar de fuerza, sino para sorprender a Sta. María,
184
Gallup-Díaz (2001:178)
185
Insh, (1924:96).
186
The Darien Papers (1849: 99)
187
Por el contexto, parece referirse a Pedro, el cuñado de Ambrosio, lo que mostraría que
estos tres líderes Gunas fueron los más cercanos a los escoceses.
447
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
o apoderarse de algún sacerdote español. Sin embargo, todo esto
no fue considerado, sino rechazado en ridículo”.188
Tabla 3. Resumen de los liderazgos Gunas en el mar del norte en 1698
Líder(es)
448
Ubicación/área
de influencia
Comentarios
1. Capitán
Diego
Desde el golfo
de Urabá
hasta la Bahía
de Carreto
Según los diarios del Comodoro Pennycook (Insh, 1924: 84)
y de Rose (1849: 66), “el Capitán Diego tiene cerca de 3.000
hombres bajo su mando. Es estimado como el más poderoso
entre ellos; ha estado en guerra con los españoles desde hace
cerca de 12 meses”. De acuerdo con esta versión, los indígenas habían descubierto tres minas de oro en su territorio y
consultaron con los españoles respecto a qué hacer con ellas,
con la expectativa de compartir la ganancia de su explotación,
pero los españoles los expulsaron de las minas y los amenazaron de exterminarlos, por lo que “un poco tiempo después, los
indios tomaron 20 españoles y tres sacerdotes, y los cortaron en
pedazos”189 .
* Según Wallace (1700: 541), Diego no había visitado a los escoceses al momento de su llegada porque tenía gota.
2.Capitán
Paussigo
(Pacigo,
(Pansego)
De la Bahía de
Carreto a la
Isla de Oro
Según Pennycook (Insh, 1924: 84) y Rose (1849: 66), Pacigo
o Paussigo “es uno de los sacerdotes indígenas y comanda la
parte de la costa que va entre la bahía de Carreta y la Isla de
Oro, pero es un capitán pequeño y cuñado de Andrés. La península que poseemos y que encontramos deshabitada, está entre
él y el Capitán Andrés”. Es claro que Pacigo o Paussigo era un
Lere.
3. Capitanes
Andrés y
Pedro
De la isla de
Oro hasta el
rio de Pinos.
Según Harris (1700a: 54), “La plantación del capitán Andrés
se encontraba entre las montañas, a unas 4 millas de nuestro
puerto; la extensión de su gobierno era de Carrit-bay [Bahía
de Careta] a unas 8 o 9 millas en un lado de nosotros, y Golden
Island a unas 5 millas en el otro lado”.
188
Letters from Darien (1859). Carta de Alexander Sheilds, Bahía de Caledonia, febrero 2,
1700. La traducción es mía.
189
La información que recibió el Presidente de Panamá don Pedro Luis Henríquez, Conde
de Canillas, del Maestre de Campo Luis Carrisoli, y que transmitió a la Corona fue, “de
haber ahorcado los indios de Tarena a los tres religiosos doctrineros de nuestro Padre San
Francisco que los asistían y cinco españoles que con ellos estaban, habiendo sublevado
asimismo los indios chocoes y estar intentando el levantamiento de los de la Provincia del
Darién, habiendo sido quince los muertos hasta el día en que me avisó, ejecutadas las
atrocidades en diferentes parajes de aquella Provincia, y por los indios de unas y otras
naciones, y quedaban intentando hacer entrada en el asiento de Caná”. Panamá, 22 de
septiembre de 1698. AGI, Panamá, 181. F.934r-934v.
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
Líder(es)
Ubicación/área
de influencia
Comentarios
* Según Pennycook (Insh, 1924: 84) y Rose (1849; 66), Andrés y
Pedro son hermanos, “ellos son más grandes que Pacigo, pero
no tan poderosos como Diego”. Pennycook (Insh, 1924: 85) y
Rose (1829; 67) agregan que Andrés y Pedro habían permitido
que unos españoles vivieran entre ellos, “para dar cuentas a
Panamá por tierra periódicamente quien ha visitado la costa”.
* Según Pennycook (Insh, 1924: 85) y Rose (1849; 66), Andrés
había estado varias veces en Panamá y el mar del sur. Los
españoles lo hicieron capitán y le dieron un bastón de mando
de plata que Andrés valora mucho.
* El misionero escoces Francis Borland relata que visitó el sitio
donde vivía el Capitán Pedro, en las orillas del “rio Aclá el
mayor” (Borland, 1715: 47).
4. Capitán
Ambrosio
Área de los
ríos Bananas,
Mango, Coco
y San Blas.
Según Harris
(1700a: 55),
“su plantación
y su gobierno
están a unos
80 kilómetros
en dirección
de sotavento
de la colonia, y cerca
de mitad de
camino entre
las islas de
Samballa [San
Blas]”.
* Según el Capitán Richard Long, quien visitó la región en
1698, unos pocos días antes de la llegada de los escoceses,
Ambrosio vivía en el rio Coco. De acuerdo con la información
que recogió Long entre los habitantes del lugar, Ambrosio era
el principal jefe de los indios de San Blas, y dicho lugar fue el
principal lugar de reunión de los bucaneros franceses190.
* Según Pennycook (Insh, 1924: 85) y Rose (1849; 67), Ambrosio, “es un hombre mayor de 60 años, pero fuerte y vigoroso,
un enemigo mortal de los españoles con quienes ha tenido una
larga guerra. Es estimado como el más valiente y el más exitoso
de sus comandantes”.
* Según Pennycook (Insh, 1924: 85) y Rose (1829; 67), Ambrosio tenía un yerno llamado Pedro, a quien estimaba mucho al
igual que toda su gente, quien “habla buen español, habiendo
sido tomado por esclavo en Panamá por varios años, quien no
puede olvidar ni perdonar cómo lo usaron allí. Igualmente habla
muy buen francés, habiendo vivido por algún tiempo en Petit
Guavas”. Wallace (1700: 540) dice que Pedro era su sobrino y
cuñado. Según Pennycook (Insh, 1924:86), Pedro también tiene
como esposas a dos hijas de su esposa. Ambrosio y Pedro les
insistieron mucho a los escoceses que fueran a vivir con ellos
y que juntos podrían hacer la guerra a los españoles, “para
sacarlos no solo de todas las minas que hay a 3 días de camino
de nosotros, pero aún fuera de la misma Panamá”. Ambrosio y
Pedro ofrecieron 2.000 indígenas si los escoceses aportaban
100 hombres armados, y armas para ellos.
Continúa
190
The National Archives, “Letter of Richard Long to the Lord High Admiral of England”, 17 June
1700; ADM 1/2033. f.4. La afirmación de Long respecto a que Ambrosio era el principal
jefe de los indios de San Blas solo es correcta si aquí se entiende “San Blas” en sentido
restringido; es decir, el área de la costa norte del Darién, entre el rio Coco y la punta de San
Blas. De hecho, esta es la forma como Long entendió el territorio Guna de la costa norte.
Long, por ejemplo, refiere que Ambrosio vivía en el costado más oriental de San Blas. Esto
indicaría también que ya existía una subdivisión de las comunidades Gunas localizadas
en el mar del norte. El primer subgrupo iría entre la desembocadura del rio Atrato y la
bahía de Careta (Carreto), liderado por Diego. Un segundo subgrupo comprendería entre
449
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Líder(es)
Ubicación/área
de influencia
Comentarios
* Según Pennycook (Insh, 1924: 85) y Rose (1829; 67), dos meses
antes de la llegada de los escoceses, Ambrosio habría forzado a
las distintas fracciones Gunas, “a entrar en una Confederación
común”, y era el segundo en comando después de Andrés.
* Según Harris, (1700a: 55), “El capitán Ambrosio vino desde el
oeste hacia nosotros, con un Periaga [piragua]191 lleno de indios,
hasta el número de 30, incluidos hombres, mujeres y niños (porque cuando viajan llevan consigo a todas sus familias) y al llegar
a media milla de nuestros barcos levantaron una bandera de tregua y se echaron sobre sus remos hasta que nuestras pinazas192
salieron y les aseguraron que estarían a salvo. Este Ambrosio es
uno de sus mejores capitanes, y en la actualidad es un forajido,
o por así decirlo, en guerra con el español, que asesinó a 10 de
ellos en la Isla de los Pinos hace algún tiempo”.193 Esta descripción es interesante porque no hay muchos pasajes donde se
mencione que los indios Gunas viajaban con toda su familia.
Este detalle, podría hacer pensar que sea una comunidad originaria de Urabá. Cuando Julián Gutiérrez visitó la culata de Urabá
en 1532, varias comunidades salieron a recibirlo en compañía de
toda su familia, incluyendo niños.
Careta y el río Coco, liderado por Andrés y luego de su muerte por su hermano Pedro. El
tercer grupo sería el de Ambrosio, entre río Coco y el territorio español, es decir el área
límite con Portobelo. De esta manera, es probable que la subdivisión que actualmente
existe en la costa de Gunayala en tres sectores, con algunos ajustes por la migración de
comunidades Gunas de Colombia a Panamá durante los dos últimos siglos, tenga más de
trescientos veinticinco años de existencia.
450
191
Al parecer la palabra periaga es una corrupción de la palabra indígena piragua, y era de
uso común entre los piratas de habla inglesa.
192
Según Wikipedia, “Embarcación de vela y remo, con tres palos, que es larga, estrecha,
ligera y tiene la quilla plana y la popa cuadrada; actualmente y dotada de motor, se utiliza
en el norte de España y en el sur de la Gironda francesa”.
193
La muerte de españoles en isla de Pinos ocurrió en agosto de 1693. Sin embargo, según
información de las autoridades españolas no fueron diez sino dos. De acuerdo con el
reporte del Marques de Canales al Marques de Mina, el Maestro de Campo Luis Carrisoli
le había reportado que una fragata de piratas había desembarcado en la Isla de Pinos,
“con el designio de ajustar amistad con los indios que asisten en aquellas márgenes y que
estos los auxiliaran y diesen entrada por la montaña de este mar del sur (...) y estos por
asegurarse enteramente de lo que aquellos naturales les ofrecían, les pidieron por muestra
de su amistad y firmeza la cabeza de uno de los españoles de los que asisten en la Provincia,
cuya determinación ejecutaron los indios viniendo al Rancho Viejo en ocasión que hallándose solo el cabo de la villa que asiste en aquella parte con otros hombres los degollaron,
y llevaron las cabezas al corsario, quien recibió a los indios y con mucho agasajo, dándoles
algunas dádivas en agradecimiento de este servicio”. El informe agrega que los hombres
del Maestro de Campo Luis Carrisoli desalojaron a los indígenas que habían cometido
los asesinatos, “y matando a uno de ellos que habiéndole cortado las orejas las tienen
ahumadas para traérmelas en prueba de su fidelidad”. AGI, Panamá, 28, R.7, N.62.
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
Líder(es)
Ubicación/área
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Comentarios
* Harris (1700a: 55), menciona que Ambrosio: “nos dijo que no
estábamos seguros en las tierras del Capitán Andrés porque él
era un capitán español, y muy español en su corazón, y aunque
parecía estar bastante satisfecho con nuestro desembarco
en su tierra, sin embargo, no se podía confiar en él, sino que
vino puramente con el propósito de espiarnos”. Harris (1700a:
56), agrega: “La siguiente vez que llegó el capitán Ambrosio
insistió en la misma historia, y quería persuadirnos a que nos
retiráramos de ese lugar y nos acercáramos más a él, donde no
necesitábamos temer ninguna traición de su parte por causa del
asesinato de estos 10 españoles en la Isla de los Pinos, y tomar
la Periaga [piragua] con un Pitterara [?] de bronce nunca podría
ser perdonado por ellos». Harris (1700a: 57), señala que visitó
la tierra de Ambrosio, y que al llegar fue guiado por su yerno
(aunque Harris dice que era su hijo) el Capitán Pedro. “Cuando
llegamos al pequeño río o arroyo de Ambrosio, desembarcamos
y fuimos guiados por su hijo, el capitán Pedro, a la plantación,
que es a una legua del mar, y es tan astuto y oscuro, que sin una
guía es imposible que un hombre encuentre el camino. Atravesamos un río once veces, vadeando hasta la mitad, y creo que
podríamos haber ido más cerca si lo hubieran querido, pero lo
hacen de manera para que el camino o ruta no pueda ser descubierto por los españoles”.
Harris (1700a: 57), menciona también detalles del sitio de
Ambrosio. “tenía un vestido de algodón blanco con flecos
en la parte inferior, y su corte o clan detrás de él (todos ellos
reunidos en esta ocasión) en el número de treinta hombres
además de mujeres y niños; estaban en vestidos como los de
Ambrosio, y tenían lanzas cortas en sus manos; nos llevó a su
Wigwam [casa], y sus esposas nos dieron a cada uno su bebida
de plátano y calabaza (que está hecha de maíz indio, y como
Flummery 194 sin hervir)”.
* Harris (1700a: 57) menciona otros detalles: “esa noche colgamos en Hamacas en la wigwam [casa] de Ambrosio entre las
esposas de él y de su hijo Pedro, y nuestros hombres se acostaron alrededor de un gran fuego que se hizo para ellos”.
Igualmente, Harris (1700a: 57-58) menciona la expectativa
de los Gunas de intercambio de regalos: “su hijo, el Capitán
Pedro, que nos había vuelto a llevar a la orilla del mar, pidió al
lingüista que le dijera al Capitán Pennycook, que su padre y él
esperaban un regalo por el entretenimiento. No habíamos traído
nada con nosotros en ese momento; le dije que la próxima vez
que su Padre viniera a la Colonia, el Consejo se lo agradecería y
le daría algo que luego fueron dos botellas de whisky, tela, dos
esclusas de fuego y un poco de pólvora, con unos pocos disparos, con lo que estaba sumamente satisfecho”.
194
Según Wikipedia, “Flummery es un pudín de postre dulce, suave y a base de almidón que
se sabe fue popular en Gran Bretaña e Irlanda desde el siglo XVII hasta el XIX”.
451
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
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de influencia
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5. Capitán
Corbet
(Corbelo;
Cornet,
Cornete;
Corber).
Del rio San
Blas al rio
Concepción
* Según Pennycook (Insh, 1924: 86) y (Rose, 1829: 68) hacia
1681 habiendo muchos piratas franceses en San Blas, Corbet hizo amistad con ellos, a quien convencieron de ir a Petit
Guavas (Haití ), pero el barco en el que viajaba fue tomado por
los ingleses y Corbet fue capturado y vendido como esclavo en
Jamaica, donde estuvo por siete meses, hasta que el gobernador Du Cass intervino para que lo soltaran y regresara a San
Blas. Más tarde se unió al pirata Du Ponti para atacar Cartagena (1696). Dado que su parte del botín de 2.000 coronas le
era inservible el gobernador y Du Ponti le dieron una comisión
“como general de todas las fuerzas francesas e Indias sobre la
costa del Darién, para tomar, hundir y destruir a los españoles
o cualquier otro enemigo”. Sin embargo, los franceses y otros
indígenas dudaban de su “capacidad, coraje y constancia”, y
que tenía una correspondencia secreta con los españoles.
* Según William Paterson (The Darien Papers, 1849:99), en
carta enviada por el gobernador Du Cass a Corbet, al parecer
los franceses consideraban que la ruta que ellos preferían para
llegar a la mar del sur era por el rio Concepción, área donde
estaba ubicada la comunidad de Corbet.
* Según Long, el suegro de Corbet se llamaba Martín 195 .
* El gobernador Díaz Pimiento (1932:659) de Cartagena dice
en su diario que se reunió con “Cornete” [sic], en compañía de
otros indios, lo visitó en su barco, y que era afecto a los españoles, mandé los regalasen a todos” (entrada marzo 10, 1700).
6. Capitán
Nicola
Desde el rio
Concepción
hasta “el
territorio
español” (que
podría ser
hasta cerca
de Portobelo)
* Según Pennycook (Insh, 1924: 86) y Rose (1849: 69), Nicola
“habla español tan bien como cualquier español nativo,
habiendo sido criado por cerca de doce años de su juventud
entre ellos; igualmente lee y escribe perfectamente, y entiende
los asuntos de Europa muy bien, lo que ningún otro tiene noción
al respecto. Se dice que es sabio y valiente, extremadamente
amado por su gente por su justicia y buena naturaleza”. Pennycook y Rose agregan que Nicola estaba en buenos términos
con los españoles hasta hace 12 meses, cuando los españoles
le quitaron un mosquete que le habían regalado los franceses,
que apreciaba mucho.
Fuentes: Pennycook (Insh, 1924); Rose (1849); Harris (1700a); (Borland, 1715);
Díaz Pimiento (1932); The Darien Papers (1849); The National Archives, “Letter of
Richard Long to the Lord High Admiral of England”, 17 June 1700; ADM 1/2033
La salida de los escoceses de Caledonia fue dramática. El final de la
aventura de la colonia escocesa quedó plasmado en unas capitulaciones
que recogieron las condiciones para su partida. Para ese momento, los
195
452
The National Archives, “Letter of Richard Long to the Lord High Admiral of England”, 17
June 1700; ADM 1/2033. f.5.
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
escoces que quedaban en Caledonia no tenían siquiera un traductor al
español que les pudiera ayudar a negociar los detalles de su salida con
los españoles. Las capitulaciones solo contenían ocho artículos. Uno de
ellos refería a la protección que buscaban los escoceses de los indígenas,
pero los españoles al parecer se negaron a aprobarla. Específicamente, el
artículo séptimo señalaba “Que de ninguna manera se les haga daño a los
indios que han estado y tratado con nosotros”. Al margen del documento
los españoles escribieron, “no se les admite”.196
Conclusión
Sin descartar previas migraciones individuales o de pequeños grupos,
la evidencia documental nos muestra que la primera ola migratoria de
comunidades Gunas hacia la región costera norte se llevó a cabo después
del levantamiento de 1650 y fue el resultado de por lo menos dos fuerzas
principales; una que los atraía a las costas del Darién del norte y otra que
los expulsaba de sus territorios en el Darién del sur. La fuerza que expulsaba a los Gunas del Darién del sur era tanto el temor de los indígenas
de Matarranati a las represalias de los españoles por el levantamiento
de 1650, y más tarde las presiones de Luis Carrisoli y su grupo contra las
comunidades de la cuenca de los ríos Tuquesa y Sambú, antes y después
de la toma del Real de Santa María de 1680.
La fuerza que atraía a los Gunas a la costa norte era el interés de
algunos líderes y comunidades de ofrecer sus servicios y comerciar con
los piratas ingleses y franceses que habían establecido bases transitorias
y/o permanentes en varios puntos distintos de la costa de San Blas y del
golfo de Urabá, especialmente en la llamada “isla de La Sonda” frente al
rio Concepción, en la isla de Oro y en el área del golfo de Urabá.
En este capítulo he mostrado documentalmente que ha habido una
presencia permanente de comunidades Gunas en la costa nororiental de
Panamá, en la actual comarca de Gunayala, por lo menos desde el año
1650. Aunque hubo oleadas de migración adicionales a las costas del
196
AGI, Panamá, 181. F. 742v. El documento original de las capitulaciones fue escrito en inglés.
La copia citada es la traducción oficial que el gobernador Pimiento solicitó al Colegio de
los Jesuitas de Cartagena. Aunque no es claro si la nota al margen fue aceptada por los
escoceses al momento de la firma, la realidad es que no tenían ningún margen de maniobra
para negociar.
453
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
actual Gunayala hasta comienzos del siglo XX, es claro que dicha región ha
sido territorio permanente del pueblo Guna por lo menos desde mediados
del siglo XVII. A la llegada de los escoceses en 1698, y la efímera fundación de su colonia en Caledonia, la costa del actual Gunayala estaba ya
completamente habitada por pequeñas comunidades Gunas, las cuales
han tenido una presencia ininterrumpida desde entonces.
En cuanto a la colonia escocesa, su fracaso se debió a lo menos
cuatro tipos distintos de acciones que se debieron haber tomado, o que
si se tomaron se quedaron cortas:
En primer lugar, unas acciones sanitarias suficientemente planificadas para tratar de mantener sanos al mayor número posible de colonos
durante el trascurso del viaje por mar, y al llegar a un ambiente tropical
desconocido. Si hubo un factor que haya sobresalido sobre otros en el
fracaso de la colonia escocesa del Darién, fue precisamente el aspecto
sanitario. La mayor parte de los colonos escoceses murieron por enfermedades durante los viajes transatlánticos, y en el mismo Caribe, y durante
el corto tiempo que duró la colonia en Caledonia. Aunque la medicina a
finales del siglo XVII no estaba tan desarrollada, la experiencia de los
piratas del Caribe nos muestra que era posible mantener grandes contingentes de personas con suficiente salud durante los viajes transatlánticos
y en el trópico.
De un total de dos mil ochocientos colonos (mil doscientos de la primera expedición, mil trescientos de la segunda, y trescientos del grupo
de ayuda) que viajaron a Caledonia, cerca de mil quinientos veintidós
murieron, o sea el cincuenta y cuatro por ciento de ellos. De entre los
muertos, cerca de la mitad murió en el Darién (setecientos sesenta), en su
inmensa mayoría por enfermedades. Los restantes murieron en el camino
de regreso a Escocia (trescientos cincuenta), también en su mayoría por
enfermedades, unos ciento doce por naufragio y otros trescientos no son
claras las circunstancias (Horton, 2009:131).
En segundo lugar, unas acciones encaminadas a la creación de una
identidad y un propósito común entre los colonos. Aunque la mayoría de
los colonos eran escoceses, el grupo era bastante internacional. Quizás
el hecho de que los colonos actuaban bajo una estructura empresarial
privada, que era jerárquica en su manejo y que tenía como fin último una
ganancia privada, dificultó la creación de una identidad y un propósito
454
Los primeros desplazamientos de comunidades Gunas a la mar del norte | Capítulo 7
común entre los colonos, quienes no estaban fundando una ciudad sino
un puesto comercial. De esta manera, uno de los elementos que más sorprende en la documentación sobre la colonia escocesa es la cantidad de
deserciones de los colonos. Algunos de ellos incluso preferían arriesgarse
a morir en la selva que quedarse pasivamente en la colonia a morir allí.
En tercer lugar, unas acciones diplomáticas suficientemente creativas
dirigidas a la población nativa y a la variedad de actores europeos que
interactuaban en el Caribe. Las acciones diplomáticas de acercamiento y
creación de alianzas con los indígenas Gunas tuvieron un buen comienzo,
y fueron bastante efectivas, al punto de llegar a firmar un acuerdo especial. Sin embargo, cuando la colonia se vio asediada militarmente por los
españoles, las contradicciones de la misma estructura de la operación
vinieron a mostrarle a los nativos que los escoceses no iban a luchar
hasta el final para sostener su colonia, y mucho menos para protegerlos.
Finalmente, unas acciones militares suficientemente decisivas y
efectivas para defender la colonia de los intentos de recuperación del
territorio por parte de los españoles, o de cualquier otro posible rival si la
diplomacia fracasaba. No sorprende por lo tanto que la colonia escocesa
se hubiese desvanecido en el aire tan rápidamente.
455
Capítulo 8
Chocoes y Cunacunas
en el bajo y medio
Atrato durante el último
cuarto del siglo XVII y
comienzos del XVIII
Introducción
A pesar de que diversos conquistadores españoles entraron a la región
del Chocó desde comienzos del siglo XVI, su población indígena exitosamente rechazó los intentos de los europeos de establecer asentamientos
permanentes. Es solamente hasta el comienzo de la década de 1630 que
los españoles logran asentarse entre los Noanamás, dando inicio a un
proceso de ocupación y conquista gradual de las distintas provincias
de la región, la cual a partir de la década de 1660s se comenzó a llamar
genéricamente como la provincia del Chocó y a sus indígenas como los
chocoes, los mismos que hoy conocemos como Emberá. Hacia 1670s parecía que los españoles habían logrado finalmente consolidar la conquista
de la provincia del Chocó. Sin embargo, en 1684 se produjo un violento
alzamiento de los indígenas de las distintas provincias del Chocó, encabezado por los llamados Citaraes, que en su mayor parte fue controlado en
corto tiempo. Sorprendentemente, un grupo de los indígenas levantados,
liderado por el cacique Gregorio Quirubidá, resistió hasta finales de 1687,
457
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
cuando una vez que se quedó sin seguidores fue abatido en combate
cuerpo a cuerpo por el General Carlos Alcedo y Sotomayor.
Uno de los aspectos que ha sorprendido a historiadores y antropólogos es el hecho de que siendo las tribus del Choco tan buenos guerreros,
en particular los Noanamas y Citaraes, su conquista y pacificación, aunque
tomó tiempo, fue finalmente lograda sin una clara derrota militar.
En este capítulo resumiré los eventos que llevaron a las protestas
de 1680 y al levantamiento de 1684, pero me centraré en la resistencia
liderada por Quirubirá, y en la campaña de pacificación encabeza por
Alcedo y Sotomayor, dado que dichos eventos no han sido detallados
hasta el momento. Para ello me apoyaré en la rica documentación expedida durante la campaña de pacificación de 1687, que hasta el momento
ha permanecido inédita. Alcedo y Sotomayor fue más que un simple
pacificador militar, aunque al final personalmente fue en busca de Quirubidá y lo derrotó. Las acciones de Alcedo y Sotomayor incluyeron una
planificación del territorio y de sus gentes, que lo llevó a refundar y trazar
físicamente los nuevos poblados, empadronando a su población conservando muchos de sus nombres tradicionales, detallando las diferencias
entre las distintas provincias del Chocó, incluso acudiendo a la pintura
de estampas de sus gentes y nuevos poblados.
El análisis detallado de esta documentación nos permite comprender
varios aspectos importantes en la historia del Chocó y de sus pueblos
indígenas. En primer lugar, las razones de las protestas de 1680 y el
levantamiento de 1684. En segundo lugar, las razones de la resistencia
y detalles de su líder principal, Gregorio Quirubidá. En tercer lugar, el
desplazamiento geográfico o “retiro” de los levantados, que vendrán a
marcar la expansión de los actuales indígenas Emberá por el rio Atrato.
La hipótesis que expondré, con base en la amplia evidencia documental recolectada en este trabajo, es que las primeras menciones de los
Cunacunas, en contraposición a Tunucunas o Tunacunas, provienen de
la región del bajo rio Atrato hacia 1669. Es a partir de esos años que las
comunidades de la cuenca del rio Atrato que desde muchos años antes
de la conquista española al parecer compartían una lengua común, pero
quizás no mucho más que eso, comienzan a identificarse con la propuesta
cultural promovida inicialmente por los Tunucunas de la región circundante
458
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
al cerro Tacarcuna. Dichos grupos van a denominarse Cunacunas, como
pareciendo reafirmar elementos culturales ya presentes.
Es interesante mencionar también que dicha propuesta de identificación cultural como Cunacunas se presenta justo en el momento del
mayor declive demográfico y probablemente también cultural de los indígenas Idibaes/Gorgonas, que eran el grupo más numeroso entre quienes
probablemente hablaban la actualmente llamada lengua Dulegaya, y
que terminaría en su desnaturalización y lenta extinción solo unos años
más tarde. No sería extraño entonces que bajo el nombre de Cunacunas
hubiese también recogido grupos aislados de Idibaes/Gorgonas que no
quisieron trasladarse fuera de la región y que se abrieron a la propuesta
de transformación cultural de los Tunucunas. Probablemente otros grupos
que también pudieron hacer parte de la familia extensa Guna, como los
Membocana y los Soruco, en algún momento del último cuarto del siglo
XVII también pudieron haberse acogido bajo la denominación Cunacuna.
En 1650 Fray Matías Abad fue el primer español que viajó y documentó
su travesía entre la ciudad de Antioquia hasta la desembocadura del Atrato
(Isacsson 1974a). Abad murió luego a manos de los indígenas Urabaes, en
un confuso altercado entre los Chocoes (Citaraes) que lo acompañaban
y los Urabaes de San Sebastián de Buenavista.1 Los sucesos alrededor
del viaje de Fray Matías están bien documentados, por medio de cartas
que él mismo escribió al gobernador y a sus superiores, lo mismo que
por un diario que llevó durante dicho viaje por el Atrato, así como por los
diversos reportes generados por el gobernador de Cartagena, y por los
superiores de su orden, a propósito de su muerte.
Dicha documentación también evidencia que dicho viaje también fue
la primera vez que los Citaraes viajaron hasta la desembocadura del rio
Atrato y visitaron el territorio de los Urabaes. De hecho, dicha situación
fue en últimas el motivo por el cual los Urabaes dieron muerte a Fray
Matías Abad y al otro religioso que lo acompañaba. Según relato de su
superior, Fray Matías Abad,
“Llego al puerto de Urabá donde teniendo noticia de que estaban
allá catequizando sus indios otros dos religiosos capuchinos
1
Como he detallado en otro capítulo, se ha acusado erróneamente a los Gunas de dicha
muerte; ver por ejemplo Vargas Sarmiento (1993: 166).
459
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
desembarcó por verlos, con los veinte y dos indios que del chocó
traía y viendon [sic] con ellos acercando al pueblo de San Sebastián de Urabá en donde estaban dichos religiosos (…) ocurrieron
muchos indios y mostrándose irritados de que dicho Fray Mathias
les hubiese traído aquellos a su tierra que pudiesen con el conocimiento en adelante apoderarse de ella que a aquellos solemnemente justifican haber sido los primeros que por allí han bajado
(…) y iendo prosiguiendo su camino ya media legua del pueblo le
salieron tantos juntos que unos a otros se irritaron y uno de ello
puso con una lanza el cuerpo del religioso”. 2
De otro lado, la “descripción del rio Atrato y de sus afluentes, por el
bachiller y presbítero Antonio de Guzmán y Céspedes”,3 fechada el 23 de
julio de 1669 nos muestra cual era la frontera entre Tunucunas y Citaraes
a esa fecha. La descripción del religioso es importante porque nos presenta una radiografía de los grupos indígenas que habitaban el Atrato
justo antes de la desnaturalización de los indígenas Idibaes. Después
de nombrar todos los ríos que tributan al rio Atrato, Guzmán menciona,
“(…) Perafuerando, este es el último y remate de los ríos, porque
está luego el mar. En el rio de Bojayá habita el Poromea, y en el de
Perefuenando [sic] la del Tunucuna, indios belicosos; sus armas,
flechas. Así estas dos provincias, como la de el Suruco, tienen guerra con la del Chocó. Y estos indios chocoes tienen indios esclavos
de cada provincia de éstas habidos en guerras”. 4
El llamado por los informantes del presbítero Guzmán como el rio
Perafuerandó o Perafuenandó puede ser el actual rio Perancho, que forma
una confluencia con el rio Cararica. Esta descripción es muy importante
porque quizás refiere a tres provincias distintas de la familia extensa
Guna. En primer lugar, los Poromeas; en segundo lugar, los Tunucunas,
y en tercer lugar, los Surucos.
2
460
Carta al Rey de Fray Juan Ortiz Nieto, provincial de los Franciscanos. Junio 6 de 1649. AGI,
Santa Fe, 42,R.3,N.41.
3
Ortega Ricaurte (1954: 101-105).
4
Ortega Ricaurte (1954: 104). Subrayado por fuera del original. En el texto aparece escrito de
dos maneras distintas el rio donde habitaban los Tunacuna: Perafuerandó y Perefuenandó.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
En su relación de 1671, Antonio de Guzmán también nos ofrece quizás
la última descripción de los grupos que habitaban la región del Atrato,
justo antes de la desnaturalización de los indígenas Poromeas en 1679,
que serían los mismos Gorgona/Idibaes. Según Guzmán, el indígena ladino
Pedro Daza, de los Chocoes, le relató las naciones que habitan el rio del
Atrato, de norte a sur. Primero estaban los indígenas Suruco,
“la que se sigue está fundada en un rio llamado Bojaga, llamada
Poromea muy crecida en número, indios de rio y tan grandes
canoas, que cabe en ella dentro una cama de viento, tejen mantas
blancas de hilo de algodón y hacen hamacas (…) La que se sigue
está fundada en un rio llamado Perafuerandó, que es el Tunacuna
y al paso que crecida, belicosa, indios de rio y grandes canoas”.5
Es claro de esta descripción que los Surucos y los Tunacunas estaban
separados por los Poromea. De otro lado, la primera referencia que he
encontrado al nombre Cunacuna, en lugar de Tunucuna o Tunacuna, está
en una carta del gobernador de Popayán, Gabriel Díaz de la Cuesta,
fechada en 1669:
“En lo que toca a la reducción de los Chorucos es de mucha consideración el que se haga, tanto por adquirirlos con el divertimiento
de esta guerra no se puede labrar en estos lo que se consiguiera
si estuvieran sin esta perturbación y aunque la suerte de pacificar
esta Provincia del Choruco antes de dos años, y si pudiere la del
Cunacuna para cuyo efecto tengo ya despachadas algunas municiones con que vayan dándome principio a esta, reconociéndome los
puertos más convenientes para entrar en ellos (…) que conseguida
esta conquista intentaré personalmente [Antonio Maldonado de
Mendoza] y a su costa la de la Provincia del Choruco y si la consigue será fácil la del Dariel por confinar con ella con que toda la
gobernación de Popayán y demás territorios se podrán dar la mano
con Panamá por tierra firme abriendo camino para ello”.6
5
Ortega Ricaurte (1954: 124).
6
Carta de Gabriel Díaz de la Cuesta, gobernador de Popayán, a Gabriel Bernardo de Quirós,
secretario del Consejo de Indias; octubre 6, 1669. AGI, Quito, 16, R.19, N.82.
461
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Los conflictos entre los misioneros
Franciscanos y los Citaráes
En una decisión pragmática, a comienzos de 1670s, los indígenas Citaraes
aceptaron su reducción y poblamiento dado que se les había ofrecido
el no pagar tributos por diez años. Sin embargo, desde el comienzo fue
claro que su entendimiento de la reducción era distinto del que tenían los
españoles. Por esta razón, el gobernador de Popayán, Miguel García, le
escribía al rey en 1674 diciendo: “Vuestra Majestad manda que éstos no
sean encomendados hasta que pasen diez años de su reducción; y ellos
tienen capitulado no serlo nunca”.7 Por esta misma razón un documento
fechado en 1679 urgía que, “(...) se les dé a entender a los indios para
que con menos repugnancia se inclinen a su reducción y ley evangélica
persuadidos a que solo el interés de ellos y no los temporales es lo que
apetece su Majestad y conviene a la causa pública”.8
Los padres misioneros Franciscanos habían recibido cédula real el
30 de octubre de 1661 para la conversión de las provincias “del Chocó,
Darién y Dorado”. La orden real, sin embargo, no resolvió los conflictos
jurisdiccionales de larga data que se daban en la región del Chocó,
sino que por el contrario los exacerbó. Así, aunque la autoridad de las
misiones del Chocó recaía en el presidente del Nuevo Reino de Granada,
se autorizaba a los gobernadores de Popayán, Antioquia y Cartagena a
hacer entradas y reducciones en el Choco, determinando que las que se
hicieren corresponderían a su jurisdicción.9
Con el tiempo se hizo claro que las reducciones marchaban al ritmo
de la expansión territorial de los Citaraes a medida que se abrían los territorios al sur del rio Atrato. De esta manera, los misioneros franciscanos
entraron primero al alto Chocó y con el paso del tiempo fueron bajando
poco a poco hacia la parte media del rio Atrato. El método de trabajo de los
Franciscanos se basó en la creación forzada de pequeños asentamientos
462
7
Estado de las provincias de Chocó; noviembre 22, 1674. AGI, Quito, 16, R.20, N.92. f.981r.
8
Auto de Francisco Fernandez de Madrigal; Junio 18, 1679. AGNB, Curas y Obispos, 21, D.51.
1680. f. 759r.
9
Auto del presidente, Gobernador y Capitán General del Nuevo Reino de Granada, Don
Francisco de Castillo de la Concha; Santa Fe, noviembre 23, 1680. AGNB, Curas y Obispos,
1, D.51. ff.702r-703r.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
indígenas, en un esfuerzo colonizador y misionero armado, dado que los
religiosos iban acompañados y protegidos por soldados españoles.
El conflicto de 1680
Desde 1679 los misioneros franciscanos Fray Pablo Ruiz y Fray Cristóbal
de Arteaga se habían localizado en el pueblo de Nuestra Señora de Lloró,
y Fray Joseph de Córdova en Neguá.10 Sin embargo, pronto se produjo un
fuerte conflicto entre los españoles mineros y los misioneros, en el que
cada grupo trató de atraer el apoyo de los indígenas. En el trasfondo
también había un conflicto regional de jurisdicciones, dado que tanto
el teniente de Neguá, Lope de Cárdenas, como el de Noanamá, Santiago
de Arce Camargo, habían sido nombrados por el gobernador de Popayán,
mientras que los mineros eran más cercanos a la gobernación de Antioquia. Los religiosos por su parte también provenían de la gobernación
de Popayán.
Desde la llegada de los religiosos al Citará se produjeron una serie
de roses entre éstos y los mineros, lo mismo que entre los misioneros y
los indígenas, que con el tiempo se fueron intensificando. El problema
principal era la conflictividad que creaban los negocios paralelos del padre
Córdova entre mineros e indígenas, además de ser un obstáculo para su
labor religiosa. En efecto, el padre Córdova llegó a ser propietario de por
lo menos seis esclavos, al parecer usurpados a los mineros, a quienes
empleaba en las minas de oro para su beneficio personal.11 Adicionalmente, se le acusaba de que comerciaba ilegalmente con mercancías,
especulando con los precios en una región caracterizada por la escasez,
12 y de utilizar a los niños indígenas para realizar los cobros.
10
Por consistencia de aquí en adelante escribiré el nombre de Fray Joseph de Córdova, a
pesar de que algunas veces aparece como Córdoba en el original.
11
Auto del Presidente, Gobernador y Capitán General del Nuevo Reino de Granada, Don
Francisco de Castillo de la Concha; Santa Fe, noviembre 23, 1680. AGNB, Curas y Obispos,
21, D.51. Folios 704r-704v.
12
El testigo Jacinto Roque Espinoza, mencionó que el padre Córdova era conocido por “los
rescates de mantenimientos y ropa que metía por su cuenta (...) y que por conservarnos
en su agrado admitíamos los géneros que nos repartía por los precios que ponía”. Carta
al Rey de Jacinto Roque Espinosa; Antioquia, el 26 de septiembre de 1680. AGNB, Curas y
Obispos, 21, D.51. Folios 742v-743r.
463
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Por su parte los indígenas inicialmente se quejaban de que los religiosos eran muy bravos, los maltrataban y utilizaban perros para castigarlos.13 Posteriormente, la conflictividad aumentó cuando los misioneros
pretendieron cobrarles estipendios a pesar de estar exonerados por diez
años, y por “haberlos querido obligar con violencia a la asistencia de un
pueblo a lo alto del rio de Atrato sacándolos de los pueblos y iglesias en
que los pobló el Presbítero Antonio de Guzmán”,14 por lo que los indígenas
argumentaron que de cambiar de sitio no podrían sustentar sus familias
y que perderían sus sembrados y estancias. Ante la negativa de los indígenas de trasladarse de poblado el padre Córdova “maltrató a palos (...)
a los indios capitanes y estuvo en riesgo de perderse la reducción”.15 Los
indígenas habrían ido por lo menos tres veces a la ciudad de Antioquia
a quejarse contra los religiosos, pidiendo la salida de Fray Joseph de
Córdova.
Igualmente, el teniente Lope de Cárdenas también era acusado de ser
muy abusivo con los indígenas y por lo menos en una ocasión dio garrotes
a un indígena, por lo que estos estaban resueltos a matarlo, a pesar de
los ruegos y advertencias de otros españoles para que no lo hicieran.
De acuerdo con un testigo, dado que el padre Córdova decía que iba a
ahorcar a los capitanes indígenas, éstos
“tomaron resolución y convocaron toda la provincia con fuerza de
armas y nos sacaron a los españoles de nuestras minas y (...) y nos
obligaron a que fuéremos a advertirle que no entrase en la provincia, ni el dicho teniente, que no querían hacerles mal porque son
amigos del español y sujetos a su majestad pero que si entraba lo
habían de matar porque ya sabían las amenazas que les hacían”.16
464
13
Testimonio del Capitán Joan Mitigre; Antioquia, octubre 14, 1680. AGNB, Curas y Obispos,
21, D.51. Folio 798r.
14
Carta al Rey de Jacinto Roque Espinosa; Antioquia, septiembre 26, 1680. AGNB, Curas y
Obispos, 21, D.51. Folios 742r-744v. Williams (2004: 47) identifica dicha comunidad como
los pequeños asentamientos de Taita y Guebara.
15
Carta al Rey de Jacinto Roque Espinosa; Antioquia, septiembre 26, 1680. AGNB, Curas y
Obispos, 21, D.51. Folios 742r-744v.
16
Carta al Rey de Jacinto Roque Espinosa; Antioquia, septiembre 26, 1680. AGNB, Curas y
Obispos, 21, D.51. Folios 742r-744v.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
Así, el conflicto en Neguá llegó a un punto de no retorno cuando un
grupo de españoles dueños de esclavos abordaron al teniente y justicia
mayor de la provincia del Citará, Don Lope de Cárdenas, le quitaron el
bastón de mando y lo amenazaron con matarlo a garrotazos.17 Luego,
dicho grupo abordó al Padre Joseph de Córdova en el poblado de San
Francisco de Atrato, cuando venía de regreso de un viaje a la ciudad de
Anserma, diciéndole que no podía regresar a Neguá porque los indígenas
lo iban a matar.
Los españoles dueños de esclavos testimoniaron que fue el Capitán
Citará don Rodrigo Pivi quien les habría notificado que los indígenas
habían dado orden de matar a los padres y que dicho Capitán les había
pedido no dejarlo regresar a Neguá porque así lo habían decidido en
asamblea.18 El padre Córdova interpretó la advertencia de los mineros
como una amenaza contra su vida, por lo que huyó precipitadamente
al poblado de Tadó, al que llegó casi desnudo por haberse volteado su
canoa en el rio.19
Roque de Espinosa señaló que los indígenas se habrían apaciguado
cuando les dijeron que “ya el padre se iba de su tierra”, y que ya “envió
por seis esclavos que tenía en las minas y por su cocinera y bienes”.20 Sin
embargo, el padre Córdova a su vez ordenó a sus dos compañeros misioneros que saliesen con él de la provincia, “con pena de obediencia y de
excomunión mayor”. Los indígenas le manifestaron “que no querían que
saliesen los otros padres, sino que se fuese solo con el dicho teniente”.21
Los indígenas negaron cualquier tipo de amenazas, pero fueron los
caciques ladinos quienes le aconsejaron que lo mejor era que el padre
17
Testimonio de Salvador de Medina; 1680. AGNB, Curas y Obispos, 21, D.51. Folios 723v. El
título completo de don Lope de Cárdenas era de “teniente de gobernador, justicia mayor,
corregidor de naturales, alcalde mayor de minas y capitán a guerra en esta provincia del
Citara”. Auto de don Lope de Cárdenas; San Sebastián de Neguá, septiembre 12, 1680.
AGNB, Curas y Obispos, 21, D.51. Folios 727r.
18
Testimonio del Sargento Sebastián García y otros; mayo 18, 1680. AGNB, Curas y Obispos,
21, D.51. Folios 732r-732v.
19
Testimonio de Fernando de Rivera. Sin lugar ni fecha. AGNB, Curas y Obispos, 21, D.51.
Folios 723r.
20
Carta al Rey de Jacinto Roque Espinosa; Antioquia, septiembre 26, 1680. AGNB, Curas y
Obispos, 21, D.51. Folios 742r-744v.
21
Carta al Rey de Jacinto Roque Espinosa; Antioquia, septiembre 26, 1680. AGNB, Curas y
Obispos, 21, D.51. Folios 742r-744v.
465
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Córdova saliera de la provincia. Los indígenas se retiraron a los montes en
un movimiento preventivo ante el inminente inicio de un conflicto armado
una vez que hubiesen matado al padre Córdova y a todos los españoles.
Al parecer los indígenas no hicieron amenazas directas a los religiosos. El mismo padre Córdova señalaba que los indígenas no lo amenazaron.22 Un testigo señaló: “lo que oyó decir fue en casa del indio Pibi
a Juan de Dios que decían los indios que querían matar al dicho padre
comisario”.23 Otro testigo agregó que “oyó decir que los indios querían ir
a matar al padre y que a los indios no oyó tal”.24 Un testigo adicional dijo,
“que a quien oyó decir que los indios querían matar al padre comisario Fray
Joseph de Córdova fue a Christobal de Biñola, quien le dijo a este testigo
que dichos indios lo decían y que no oyó a los dichos indios ninguno”.25
Este mismo testigo agregó que, “después de que le dijeron los dichos
hombres al dicho padre que se volviese su paternidad les dijo a los indios
que si lo querían matar que allí estaba que le matasen; a lo cual vió este
testigo que ellos no lo querían matar respondiéndole así dichos indios”.26
Sorpresivamente, el padre Córdova volvió a Neguá acompañados
del teniente del Noanama, Santiago de Arce Camargo27 con un grupo
de unas cuarenta personas, “armados de arcabuces, escopetas y lanzas
466
22
El padre Córdova ofreció la siguiente versión de los hechos: “Habiendo salido yo a la ciudad
de Anserma, como comisario de estas provincias, a negocios tocantes a esta misión parece
que algunos de los que las habitan con estrépito depusieron al teniente de ella de su propia
autoridad, quitándole el título de su oficio y mandándolo que no le usase, y hecho esto con
noticia que tuvieron de mi entrada a continuar mi misión salieron a estorbar mi entrada a
convocando los indios y mandándoles que si no me volvía me matasen, sobre que estuvo
esta provincia con notable peligro de perderse, con cuya diligencia consiguieron su intento
echándome a mí ya los demás religiosos misioneros, con toda violencia y arrojo de ella”.
Carta de Fray Joseph de Córdova, Neguá, septiembre 17, 1680. AGNB, Curas y Obispos, 21,
D.51. Folio 714r-714v.
23
Testimonio del teniente Lope de Cárdenas. AGNB, Curas y Obispos, 21, D.51. Folios 735r-735v.
24
Testimonio del sargento Pedro Escandón Jaramillo. AGNB, Curas y Obispos, 21, D.51. Folios
736r.
25
Testimonio de Joseph Henriquez. AGNB, Curas y Obispos, 21, D.51. Folios 738r.
26
Testimonio de Joseph Henriquez. AGNB, Curas y Obispos, 21, D.51. Folios 738r.
27
Al momento de su salida hacia el Citará, Arce Camargo escribió: “remito en esta la carta
del Reverendo Padre Comisario Fray Joseph de Córdova me escribe querelloso de lo mal
que le han tratado en Citará, y el teniente Don Lope le depusieron del puesto usando mil
maldades cuatro o seis hombres de mal hacer le quitaron el titulo y bastón que su señoría
le despacho, y todos sus bienes, tratando con mucha ignominia (...) se retiró al Real de
Mongarra por escapar la vida pero con mucho daño y perdida de sus bienes (...) Llevo al
Padre Antonio Marzal [segundo apellido ilegible] conmigo para lo que se pueda ofrecer”.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
y llegaron al pueblo de Nigua [sic]”, 28 y según testigos, por orden del
teniente Cárdenas mataron de un balazo a Diego Diaz en su mina, luego
de haberlo apaleado.29
Jacinto Roque Espinoza, vecino de la ciudad de Anserma, señaló que
a mediados de agosto de 1680 él había salido de Neguá donde tenía su
mina y sus esclavos en busca de maíz para sus gentes y se encontró con
un indígena quien le dio un recado de Don Rodrigo Pivi según el cual
había regresado el Padre Córdova con dicho Santiago de Arce teniente
del Noanama, y con tropa y que habían cogido en su casa de Neguá al
español Diego Díaz, “le habían dado garrote y luego lo colgaron ahorcándolo y dándole balazos y así mismo tenían preso al Alférez Joan Nuño, y así
mismo al Capitán Don Pedro de Bolívar que es de los de dicha provincia
indio principal y estaban en herraduras (...)”.30 Igualmente añadió que
en el rio de Bebará halló a muchos indígenas avisados de Don Rodrigo
Pivi, quienes le manifestaron su intención de matar a Santiago de Arce
Camargo, al Padre Córdova y a los demás.31 Francisco González de Valdez,
testimonió que al español Diego Diaz “le dieron garrote y lo colgaron en
una horca y abalearon y a otro mozo que no sabe el nombre ahorcaron
en Quipurdu, y prendieron a Joan Nuño y a Don Pedro de Bolívar, indio
Capitán en dicha provincia, y a este declarante buscaron y con el ruido y
alboroto que sintieron en Nigua donde estaba se escondió”.32
Para mostrar la importancia y la urgencia de resolver la situación
causada por los eventos armados protagonizados por los tenientes
Arce Camargo y Lope de Cárdenas, en compañía del padre Córdova, se
Carta del teniente Santiago Arce de Camargo; San José de Noanamá, agosto 11, 1680.
AGNB, Curas y Obispos, 21, D.51. Folio 713r-713v.
28
Testimonio de Manuel de Burgos, de casta mestizo; Antioquia, octubre 3, 1680. AGNB,
Curas y Obispos, 21, D.51. Folio 782v. El nombre del poblado es Neguá, pero en algunos
documentos aparece como “Nigua”. De aquí en adelante, cuando cito un documento
transcribo el nombre textualmente como aparece.
29
Testimonio de Manuel de Burgos, de casta mestizo; Antioquia, octubre 3, 1680. AGNB,
Curas y Obispos, 21, D.51. Folio 782v.
30
Testimonio de Jacinto Roque de Espinoza; Antioquia, septiembre 15, 1680. AGNB, Curas y
Obispos, 21, D.51. Folios 754v-755r.
31
Testimonio de Jacinto Roque de Espinoza; Antioquia, septiembre 15, 1680. AGNB, Curas y
Obispos, 21, D.51. Folios 754v-755r.
32
Testimonio de Francisco González de Valdés; Antioquia, septiembre 16, 1680. AGNB, Curas
y Obispos, 21, D.51. Folios 755r-755v.
467
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
argumentó que habían obstaculizado la paz y reducción que se estaba
negociando en ese momento con la nación Soruco. Por ejemplo, Jacinto
Roque de Espinosa afirmaba que el Soruco, “es una provincia que se
tiene por más numerosa en gente que la del Choco”.33 El Capitán Manuel
Quintero señalaba en su testimonio que de no atenderse a lo que pedían
los indígenas, “se perderá la reducción y la del Soruco que esta negociada
y conseguida por la dicha provincia del Choco y que vio este declarante
hasta veinte gandules Sorucos entre los chocoes (...) y le dijeron a este
declarante Don Joan Cheri y Don Rodrigo Pivi, capitanes, que ya estaban
por salir a esta ciudad con los Sorucos y que los embarazó la entrada del
teniente del Noanama”.34 Otro testigo señaló haber visto hasta quince gandules, “y que habló con ellos por interprete y supo que estaban resignados
a la voluntad y disposición de los chocoes con deseo de ser cristianos y
de salir a esta ciudad a dar la obediencia y que los embarazo a los unos
y a los otros el alboroto y entrada ruidosa del dicho teniente Don Lope y
Padre Fr. Joseph de Córdova”.35
La efectividad del argumento se demuestra por el hecho que fue
recogido por el mismo presidente de la Nueva Granada, Francisco de
Castillo de la Cocha, quien señalaba la necesidad de, “recuperar lo perdido, sosiego de la inquietud y desconfianza de los indios, y traerlos de
su retiro, y sacar otros, y en especial los de la nación Sorucos, que venían
voluntarios a Antioquia de paz, y se volvieron por ver lo sucedido”.36
Las quejas de los indígenas ante la gobernación de Antioquia
Por lo menos dos líderes indígenas fueron enviados a la ciudad de Antioquia a quejarse con el gobernador por la violenta entrada hecha por el
teniente Santiago de Arce Camargo a Neguá el 28 de agosto de 1680.
468
33
Carta al Rey de Jacinto Roque Espinosa; Antioquia, septiembre 26, 1680. AGNB, Curas y
Obispos, 21, D.51. Folios 742r-744v.
34
Testimonio del Capitán Manuel Quintero; Antioquia, octubre 16, 1680. AGNB, Curas y
Obispos, 21, D.51. Folios 803v-804r.
35
Testimonio de Don Alfonso Vaca; Antioquia, octubre 16, 1680. AGNB, Curas y Obispos, 21,
D.51. Folios 804v-805r.
36
Auto de don Francisco de Castillo de la Concha, Presidente, Gobernador y Capitán General
del Nuevo Reino de Granada; Santa Fe, noviembre 23, 1680. AGNB, Curas y Obispos, 21,
D. 51. Folio 702v.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
Primero fue el capitán indígenas Juan Mitiguirre37 y casi enseguida el
indígena Juan Legarda, sobrino del capitán Pivi. Con la ayuda del intérprete Agustín, un esclavo afrodescendiente, Mitiguirre testificó que lo
habían enviado los capitanes de Neguá don Rodrigo Pivi, don Julio Chigri
y don Pedro de Bolívar para denunciar, además de los ataques de los dos
tenientes contra los españoles,
“que toda la gente de la provincia está huida y retirada de miedo. Y
que con el ruido y estruendo que entraron se les quedaron muchachos perdidos en el monte pereciendo de hambre, y que una india
murió de miedo del español y armas. Y que estos dos tenientes les
comieron sus trojas de maíz y han consumido sus rosas y platanares, y las gallinas y los puercos, y que están pereciendo los indios
y sus hijos en el monte, y que estos capitanes y este que informa
solos sin su gente están asistiendo al dicho pueblo de San Joan de
Nigua haciendo alto a sus platanales y diciéndole al dicho Padre y
al dicho Don Lope que se vayan de su tierra. Y que, aunque se fue el
dicho Santiago de Arce Camargo y sus soldados, no se han querido
ir el dicho Don Lope y el Padre Córdova, y que están muy de espacio
sacando oro con los negros de los españoles. Y que este capitán
viene a pedir a su Merced dicho señor Gobernador que envíe gente
a que los eche de su tierra y que envíen también doctrineros y para
que vea que ellos son vasallos del Rey nuestro señor. Que envíe
un teniente que como sea persona de esta ciudad de Antiochia
y harán lo que les mandare. Y que todos y él piden a su Merced
y ruegan que con toda prisa despache por el dicho teniente Don
Lope, y que lo traigan a esta ciudad para que les pague lo que les
ha quitado, y porque no quieren teniente de Popayán porque ellos
son de Antioquia y quieren mucho a los españoles de esta tierra.
Y que le mandaron que volviese a toda prisa a su tierra porque si
su Merced dicho señor Gobernador no los favorece se quieren ir a
la Provincia del Soruco y retirarse, porque tienen hecho paces con
los de dicha nación de los cuales están en la provincia del Choco
algunos Sorucos, capitanes y gandules que dicen vendrán todos
a poblarse a la del Choco, y saldrán a esta ciudad a ver al señor
37
En este documento aparece mencionado como Joan Mitigre.
469
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Gobernador y a dar obediencia amparándolos. Y que estos Sorucos
y la gente del Choco están muy espantados de haber visto que la
gente de Popayán y el teniente Cárdenas quitasen la vida a aquel
hombre y pusiesen a sus compañeros en prisiones”.38
Mitiguirre finalizó su testimonio dejando en claro, “que quieren Padres
Doctrineros que enseñen Doctrina a ellos y a los muchachos, y que no
quieren Padres bravos que traigan armas y perros porque los espantan”.39
El mensaje que la gobernación de Antioquia envió a los capitanes de
Neguá con el Capitán Mitiguirre fue que el Presidente de la Real Audiencia de Santa Fe ya había despachado otros padres misioneros, que ya
estaban en la ciudad de Anserma, con orden para que el padre Córdova
y los otros misioneros salieran de la provincia, lo mismo que el teniente
Cárdenas. Igualmente le advirtieron que comunicara a los capitanes que
si se retiraban a la provincia del Soruco el rey se enojaría y el gobernador
los castigaría. 40
Adicionalmente, el gobernador de Antioquia, Diego Radillo de Arce,
le dio una carta a Mitiguirre para que se la llevara al Capitán español
don Bartolomé de Borja, quien estaba en Neguá. Sin embargo, Mitiguirre
le manifestó, “que no quiere llevarles carta alguna porque no sirven de
nada”. 41 Para convencerlo de que llevara la carta el gobernador la leyó en
voz alta para que el intérprete se la tradujera. En la carta el gobernador
pedía al capitán Borja que “en lo posible se de satisfacción a esos indios
capitanes y caciques, haciendo se conserven en quietud y paz, sin dar
lugar a que dejen la provincia, ni que como bárbaros lleguen a perder el
respecto que [a] dichos muy Reverendos Padres ni a otra persona alguna”.
42 El gobernador también señaló que era claro que Mitiguirre quisiera que
se saliera a perseguir a la tropa del Noanama, pero que él consideraba
no era oportuno hacerlo.
470
38
Testimonio del Capitán Joan Mitigre; Antioquia, octubre 14, 1680. AGNB, Curas y Obispos,
21, D.51. Folio 796v.
39
“Testimonio del Capitán Joan Mitigre; Antioquia, octubre 14, 1680. AGNB, Curas y Obispos,
21, D.51. Folio 798r.
40
Auto; octubre 14, 1680. AGNB, Curas y Obispos, 21, D.51. Folio 797r-797v.
41
Auto; Antioquia, octubre 15, 1680. AGNB, Curas y Obispos, 21, D.51. Folio 798v.
42
Carta del gobernador de Antioquia, Diego Radillo de Arce, al Capitán Bartolomé Borja;
Antioquia, octubre 15, 1680. AGNB, Curas y Obispos, 21, D.51. Folio 799v.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
Cuando el capitán Mitiguirre estaba por regresar, llegó a Antioquia
el indígena Don Antonio de Legarda, cuñado del Cacique Don Rodrigo
Pive, enviado por su cuñado, don Juan Chigri y don Pedro Bolívar, y por
Dequia y otros tres capitanes de la provincia del Chocó. En el testimonio
de Lagarda sobresalen tres mensajes que los indígenas querían transmitir
al gobernador. Primero, “que ellos querían mucho a los españoles pero
que no querían a los de Anserma, ni a los de Popayán ni Cali, que se fuesen estos a labrar minas al Noanama y Novita, que a quien ellos querían
era al Gobernador Joan Bueso y a los demás españoles de Antioquia (...)
Y que si no iba el Don Juan Bueso que habían de quemar sus casas”. 43 El
segundo mensaje era respecto a lo sucedido en la provincia, a lo cual
Lagarda reportó, “que tienen quemado el pueblo de Lloro, y que el Cacique
Don Pedro Teque les dijo a los demás indios que querían quemar la iglesia de sus pueblos y irse al monte. Y que el dicho Legarda y Don Rodrigo
Pivi le dijeron que no los hiciese, que ellos vendrían a esta ciudad y irían
a la de Santa Fe como lo habían hecho otra vez”. 44 Finalmente, la queja
contra el padre Córdova, incluyendo la aseveración de que, “sus hijos no
sabían rezar porque los padres se ocupaban en andar cobrando la ropa
que vendían”. 45
El retiro de los Citaraes
Los hechos armados protagonizados por el teniente Santiago de Arce
Camargo produjeron una oleada de desplazamientos o retiros de los Citaraes hacia el norte, bajando el rio Atrato. Dichos retiros fueron descritos
por uno de sus testigos de esta manera:
“y topo desde la boca de Bevará para arriba muchas canoas de
indios que iban bajando retirados desde el pueblo de San Joan de
Nigua, a donde estaban los españoles y los padres misioneros,
y que llevaban sus mujeres, hijos y trastos de sus casas, y que
43
Testimonio de Don Antonio de Lagarda; Antioquia, octubre 16, 1680. AGNB, Curas y Obispos, 21, D.51. Folio 801r-801v.
44
Testimonio de Don Antonio de Lagarda; Antioquia, octubre 16, 1680. AGNB, Curas y Obispos, 21, D.51. Folio 801r-801v.
45
Testimonio de Don Antonio de Lagarda; Antioquia, octubre 16, 1680. AGNB, Curas y Obispos, 21, D.51. Folio 801r-801v.
471
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
le dijeron iban a ponerlas en partes retiradas para volver ellos a
ver si se iba el dicho Padre Fr. Joseph de Córdova y los soldados.
Y que allí entonces les dio recado y pregunto por el Cacique Pivi
y por los españoles presos y lo demás que había sucedido. Y que
le dijeron que habían ahorcado a muchos, y que el Capitán Pivi
estaba con su mujer en el pueblo de Nigua para que si hacían mal
a los españoles presos quitárselos”. 46
El testigo Onofre Francisco de la Peña declaró que algunos españoles,
como Sebastián García y Nicolas de Murcia, se fueron con los indígenas
huyendo de los soldados que acompañaban a Fray Joseph de Córdova.
Dicho testigo habría tenido la oportunidad de hablar con García y con
Murcia, quienes le habrían manifestado que si no iba gente a echar fuera
al padre Córdova y al teniente Cárdenas los indígenas no saldrían de sus
retiros, “y le dijeron se habían apartado de dichos indios estos días por
no meterse en los retiros, donde han vuelto sus mujeres y chusma, y que
quedaron y ofrecieron que volverían a toparse con ellos para aquietarlos
y decirles que esperan la orden del señor Gobernador hasta que vuelva
allá este declarante”.47 El testigo Manuel de Burgos ratificó que Sebastián
García y Nicolas Murcia se habían retirado “al amparo de los indios de
Beberá”. 48 El mismo Burgos añadió que el padre Córdova habría llamado
varias veces a los indígenas pero que estos,
“no han querido volver, ni asistir en dicho pueblo de Nigua. Y que
saldrían si fuesen dicho teniente Don Lope, el dicho Padre y la soldadesca que había entrado. Y que solo había vuelto y quedaba en
Nigua el Cacique Capitán Don Rodrigo Pivi, el cual, aunque el dicho
padre Fray Joseph de Córdova le quiso agasajar estando presente
este testigo en la casa donde estaban los presentes le dijo que se
472
46
Testimonio de Onofre Francisco de Peña; Antioquia, septiembre 30, 1680. AGNB, Curas y
Obispos, 21, D.51. Folio 768v.
47
Testimonio de Onofre Francisco de Peña; Antioquia, septiembre 30, 1680. AGNB, Curas y
Obispos, 21, D.51. Folio 769v.
48
Testimonio de Manuel de Burgos; Antioquia, octubre 3, 1680. AGNB, Curas y Obispos, 21,
D.51. Folio 771r.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
fuese de su tierra. Y que él había venido y estaba allá para ver lo
que hacían y porque no le cogiesen su maíz”. 49
Para evitar la entrada de refuerzos desde Popayan los indígenas también
procedieron a cerrar las vías fluviales por medio del derribamiento de
árboles, como era su costumbre. Un testigo señalaba: “que el Cacique
Don Pedro Teque y otros quedaban cerrando las quebradas, ríos y entradas de caminos de la parte de Anserma y Popayán porque dicen que no
quieren españoles, padres ni juez de aquel Gobierno porque ellos son de
Antioquia y lo quieren ser, y buenos vasallos del Rey Nuestro Señor”.50 El
capitán Manuel Quintero agregó que “que ha entendido que trataban de
cerrar los caminos y quebradas a la parte de Anserma y Popayán y que el
camino principal que llaman del Cacique Teque con efecto sabe quedaba
cerrado cuando este declarante salió de dicha provincia”.51
La intervención de Juan Bueso de Valdés
El exgobernador del Chocó Juan Bueso de Valdez fue enviado a resolver
los problemas entre los indígenas, los misioneros y los españoles dueños
de minas. Bueso de Valdés iba con el título de juez superintendente, e
interpretaba su misión diciendo que tenía orden de apaciguar a los indígenas por medios pacíficos, reduciéndolos a sus pueblos. En cuanto a los
misioneros señaló que “yo les propondré con toda reverencia y modestia,
el que salgan de dicha Provincia proponiéndoles los riesgos de la vida que
padecen en ella y los grandes perjuicios que se siguen y pueden seguir a su
majestad y las almas de aquellos naturales”.52 El gobernador de Antioquia
igualmente le pidió al comisario de los Franciscanos que sacase al padre
Córdova de la misión del Chocó dado,
49
Testimonio de Manuel de Burgos; Antioquia, octubre 3, 1680. AGNB, Curas y Obispos, 21,
D.51. Folio 772r.
50
Testimonio del alférez Joan Nuño de Sotomayor; Antioquia, octubre 16, 1680. AGNB, Curas
y Obispos, 21, D.51. Folio 802v.
51
Testimonio del Capitán Manuel Quintero; Antioquia, octubre 16, 1680. AGNB, Curas y
Obispos, 21, D.51. Folios 803v-804r.
52
Auto de Don Juan Bueso de Valdés; Antioquia, octubre 18, 1680. AGNB, Curas y Obispos,
21, D.51. Folio 810r-810v.
473
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
“lo arriesgado que esta aquella provincia en medio de tantos
disturbios fatales y ruidosos como dicen han ocasionado en ella
los procedimientos arrojados del Rdo. Padre Fr. Joseph de Córdova
y un teniente o juez que allí ha tenido (...) por el aborrecimiento
y adverción [sic] que le tienen aquellos naturales que clamando
aseguran se retiraran con los Soruco poniendo fuego a cuantos
pueblos e iglesias tienen de no salir dicho padre y teniente (...)”53
En cuanto al teniente Lope de Cárdenas, Bueso de Valdés tenía ordenes
de contenerlo sin hacer mucho ruido, asegurando que resarciera los
daños hechos a los naturales y devolviera los bienes tomados de los
españoles. Para cumplir su misión Bueso de Valdés estimaba que era
necesario entrar al Chocó con, “cuando menos veinte hombres todos con
armas de fuego, dos libras de pólvora, para cada uno la cuerda y balas
correspondientes, los cargueros y bastimentos necesarios hasta el puerto
y darles [ilegible] para que se sustenten en el tiempo que estuvieren en el
Choco”.54 Sin embargo, el gobernador de Antioquia le envió solamente
nueve españoles y quince indígenas cargueros.55
El balance de daños que habían causado los indígenas en sus protestas, según Bueso de Valdés, era “haber cerrado los caminos, quemado el
pueblo de Lloro, y querer quemar los otros; están retirados en los montes
los indios y quererlo hacer a la provincia del Soruco”.56
El 25 de noviembre de 1680, Bueso de Valdés reportó que los dos
españoles que habían salido de Neguá con los indígenas cuando se desplazaron habían sido asesinados por el teniente Lope de Cárdenas. Según
Bueso de Valdés, “me encontraron dos indios chocoes despachados por
el cacique Don Rodrigo Pivi con la noticia de haber Don Lope de Cárdenas
muerto a balazos a Nicolás de Murcia y preso a Sebastián González, a quien
474
53
Auto del gobernador de Antioquia Diego Radillo de Arce; Antioquia, octubre 23, 1680.
AGNB, Curas y Obispos, 21, D.51. Folio 816r-816v.
54
Auto de Don Juan Bueso de Valdés; Antioquia, octubre 18, 1680. AGNB, Curas y Obispos,
21, D.51. Folio 811r. Caroline Williams (2005: 137) señala que Bueso de Valdés solicitó 50
hombres.
55
AGNB, Curas y Obispos, 21, D.51. Folio 820v.
56
Auto de Don Juan Bueso de Valdés; Antioquia, octubre 18, 1680. AGNB, Curas y Obispos,
21, D.51. Folio 810r.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
arcabuceó, y a ambos los descuartizo sin que ninguno se confesase”.57 Ante
esta situación, Bueso de Valdés procedió a arrestar a Lope de Cárdenas
y lo llevó a Neguá (Williams 2004: 51).
En noviembre de 1680 los franciscanos enviaron tres nuevos misioneros, Fray Dionicio Palomino,58 el hermano lego Fray Joseph Flores, y
Fray Esteban Alvares de Avilés, para reemplazar a Córdova y sus compañeros y con la misión de reconstruir los pueblos y volver a reducir a
los indígenas. A los pocos días de llegar a Anserma, el padre Álvarez de
Avilés escribía al gobernador de Antioquia que, “he estado ocupado en
negocios pertenecientes al sosiego de aquellas provincias y pacificación
de los indios y corrección también de los religiosos delincuentes”.59 La
entrada de Bueso de Valdés, el cambio de los religiosos, lo mismo que
la detención de Lope de Cárdenas trajo sosiego a los indígenas quienes
regresaron a sus asentamientos.
Los indígenas igualmente lograron con sus reclamos que el Presidente, Gobernador y Capitán General del Nuevo Reino de Granada asignara la jurisdicción del Chocó a la gobernación de Antioquia de manera
exclusiva, dado “que es la más cercana y de mayor conexión de la del
Choco, y tener los indios inclinación y afecto a ella, y aborrecimiento a la
de Popayán, por decir los violentan, maltratan y piden contribuciones. Y
por convenir que por solo un sujeto corra lo de la provincia del Chocó sin
estorbo de oposiciones y competencias.60
La rebelión de 1684 y la resistencia
del Capitán Gregorio Quirubidá
La rebelión de los indígenas Citaraes en 1684 fue motivada por un
incidente aislado, pero sin duda tenía un trasfondo más profundo. Al
57
Carta de Don Juan Bueso de Valdés; Chaquinindó, diciembre 1, 1680. AGNB, Curas y Obispos, 21, D.51. Folio 825r.
58
Al parecer a este religioso se le conocerá años más tarde como Fray Dionicio del Camino.
Williams (2004: 51); Santa Teresa (2015: 419).
59
Carta del padre Fray Esteban Alvares de Avilés; Anserma, noviembre 8, 1680. AGNB, Curas
y Obispos, 21, D.51. Folio 824r.
60
Auto de don Francisco de Castillo de la Concha, Presidente, Gobernador y Capitán General
del Nuevo Reino de Granada; Santa Fe, noviembre 23 de 1680. AGNB, Curas y Obispos, 21,
D. 51. Folio 702v.
475
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
parecer, todo comenzó cuando unos indígenas Surucos dieron muerte a
un indígena Citará, por lo que salió un cacique a vengarse y dio muerte a
muchos Surucos, y tomó cautivos a doce de ellos.61 Sin embargo, como
los Surucos estaban en proceso de reducirse desde cuando había entrado
Juan Bueso de Valdés en 1680 éste había dejado al teniente Domingo de
Veytia entre ellos. Dicho teniente se opuso a que los Citaraes se llevaran
los Sorucos cautivos, y al parecer amenazó con matar a los capitanes
Citaraes (Williams 2004: 53), por lo cual los Citaraes atacaron y mataron
al teniente Veytia y tomando varios rehenes españoles y esclavos que allí
había, “con cuya novedad se alborotaron todas las provincias del Chocó”.62
Los indígenas, encabezados por el cacique don Rodrigo Quirubirá,
mataron a los religiosos y a españoles y esclavos que había en la provincia, en total más de cien personas, 54 de ellas españolas (Williams 2004:
53). Solo se salvaron ochenta personas que se fortificaron en el fuerte de
Naurita donde permanecieron sitiados por espacio de seis meses hasta
que los rescataron, tiempo en el cual fueron asistidos solamente por el
cacique Rodrigo Pivi y el capitán Juan Mitiguirre.
La rebelión de los Citaraes tuvo una fecha inicial y final. Se inició
el 15 de enero de 1684, fecha en que se hicieron las primeras matanzas
de españoles en Neguá y finalizó el 31 de agosto de 1687, cuando se dio
muerte a Quirubirá y se le cortó la cabeza en el rio Bojayá. Sin embargo,
durante los 45 meses en que duró el levantamiento no se produjeron
acciones continuas de guerra o enfrentamientos entre los dos bandos. De
parte de los indígenas, los primeros seis meses fueron los más activos,
en los que realizaron acciones ofensivas, hasta la liberación de fuerte
de Naurita. Sin embargo, el tiempo que duró rescatar a los sitiados y en
general para derrotar a los Citaraes fue más el reflejo de tres factores
principales.
El primer factor lo constituyó las dificultades y retos de operar en
la región como la del Chocó, en donde era necesario juntar un número
importante de hombres, armas y todos los pertrechos necesarios para una
476
61
Real Cédula por la cual se ordena al gobernador de Popayán la pacificación de los indios
del Citará. Buen Retiro, noviembre 16, 1685. AGNB, Real Audiencia -Cundinamarca, 12,
D.17. Folio 337r-337v.
62
Real Cédula por la cual se ordena al gobernador de Popayán la pacificación de los indios
del Citará. Buen Retiro, noviembre 16 de 1685. AGNB, Real Audiencia -Cundinamarca, 12,
D.17. Folio 337r-337v.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
entrada de una expedición militar punitiva. Igualmente, y por las mismas
razones, dichas entradas por lo general tenían un tiempo de duración que
generalmente no pasaba de cinco o seis meses.
El segundo factor fueron los viejos conflictos jurisdiccionales entre
las gobernaciones de Antioquia y Popayán respecto a quien tenía mayor
jurisdicción sobre la región del Chocó también ayudan a explicar por
qué tomó tanto tiempo derrotar a los Citaraes. En efecto, durante todo
el tiempo que duró el levantamiento no se pudieron resolver dicho conflicto, al punto que aún hasta el día en que se dio muerte a Quirubirá los
reclamos administrativos y judiciales entre Juan Bueso de Valdés, por
parte de la gobernación de Antioquia, y Gerónimo Berrio, gobernador de
la provincia de Popayán.
El tercer factor lo constituyó el proceso de aprendizaje por el que
tuvieron que pasar los españoles para poder entender cómo era posible
resolver el conflicto con los Citaraes. Solamente hasta el momento en que
Alcedo y Sotomayor entendió que la victoria militar sobre los Citaraes era
imposible, fue que pudo idear los mecanismos para encontrar una salida
al conflicto e incluso para poder matar a Quirubirá, su principal lider.
Una vez conocida la noticia de la masacre de la población española
junto a sus esclavos, fue la gobernación de Popayán la que primero
reaccionó y envió la primera expedición armada. Igualmente importante,
el gobernador de Popayán, Gerónimo de Berrio, rápidamente escribió
al rey sobre lo sucedido y de cómo había reaccionado enviando cien
hombres al mando del maestre de campo Juan de Caicedo y el sargento
mayor Bartolomé de Borja para reestablecer el orden en la provincia. En
su respuesta, recibida mucho después, el Rey proveyó al gobernador de
Popayán la autorización escrita que éste necesitaba para hacerse cargo
de la pacificación del Chocó. Para su entrada a la provincia del Citará el
maestro de campo Juan de Caicedo había reclutado adicionalmente doscientos indígenas flecheros de la provincia del Noanama. Estas fuerzas
combinadas habrían liberado a todos los españoles y esclavos que habían
sido tomados como prisioneros por parte de los más de ochocientos
indígenas Citaraes que se decía estaban levantados.
La persecución inicial a los indígenas rebeldes dio como resultado
la captura de más de veinte capitanes y caciques involucrados en el
levantamiento original. Después de procesarlos, Juan de Caicedo “les dio
garrote y los mandó empalar, como se hizo en los caminos y ríos de mayor
477
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
trajín de las dichas provincias”.63 Entre otras medidas punitivas utilizadas
por Caicedo contra los indígenas que participaron en el levantamiento,
y sus familiares, estaban la de “quitar a cada indio un hijo en pena de su
levantamiento”,64 lo mismo que quitarle los esclavos adquiridos en sus
guerras.
Caicedo pobló a los indígenas que capturó en dos pueblos, la Concepción de Lloró y San Sebastián de Neguá. Luego de estos sucesos entró de
Antioquia el gobernador Juan Bueso de Valdés con veinte hombres para
restaurar sus negocios y minas y cuando Juan de Caicedo le pidió ayuda
con hombres y canoas, solamente le brindó lo mínimo.65 Según se quejaba
Berrio al rey, dado que Bueso de Valdés era cuñado de su sargento mayor
Bartolomé de Borja lo convenció que se fuera con él a hacer correrías,
dejando al castigo de los levantados a Juan de Caicedo. Berrio también
acusaba a Bueso de Valdés y a Bartolomé de Borja de haber cogido a más
de cien de los indígenas levantados, que llevaban oro y otras pertenencias
de los españoles muertos, y los cogieron para sí.
Cuando el maestro de campo Juan de Caicedo iba en auxilio de los
soldados del fuerte de Naurita, el primero en llegar hasta los situados
fue el cacique Mitiguirre, quien les llevó pólvora y balas. A la llegada
de Caicedo los soldados que se encontraban sitiados fueron sacados al
pueblo de Lloró.66 Un testigo señala que un soldado del gobernador Juan
Bueso de Valdés también llegó al fuerte el mismo día, trayendo también
balas y pólvora. Sin embargo, Bueso de Valdés y el maestro de Campo
Juan Caicedo no se encontrarían sino dos meses más tarde, y desde un
comienzo fue claro que ninguno de los dos estaba interesado en colaborar
con el otro, argumentando cada uno que el gobierno del Chocó no podía
tener dos cabezas.
Después de estas primeras acciones durante los primeros seis meses
del levantamiento, la confrontación se limitó a la persecución de Quirubirá
478
63
Testimonio del gobernador de Popayán, Gerónimo de Berrio; Popayán, abril 17, 1686. AGI,
Escribanía, 651c. F.3v.
64
Carta del gobernador Juan Bueso de Valdés al rey; Anserma, noviembre 11, 1686. AGNB,
Caciques e Indios, 23, D. 67. Folio 859r.
65
Carta del gobernador de Popayán, Gerónimo de Berrio al rey; Santiago de Cali, noviembre
26, 1686. AGNB, Caciques e Indios, 23, D. 67. Folio 865r.
66
Testimonio de Santiago del Posso; Anserma, octubre 29, 1686. AGNB, Caciques e Indios,
23, D. 67. Folio 852r.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
y sus hombres, y a la captura de todos los indígenas que habían huido,
apartándose de los sitios donde estaban localizados los poblados de
Neguá y Lloró. De esta manera, las acusaciones mutuas entre las dos
gobernaciones se dan durante todo este tiempo, sin un marco temporal
claro. De esta manera, el gobernador Berrio acusaba a Bueso de Valdés
de decirle a los indígenas que “se retirasen y no se poblasen, que él los
perdonaría a todos y que Caicedo sólo sabía ahorcar”.67 También decía
Berrio que Bueso de Valdés les quitaba el oro y el maíz a los indígenas
para llevarlo a sus esclavos afrodescendientes de las minas. Como si
todo esto no fuera suficiente, también lo acusaba de reportar falsamente
haber reducido más de mil doscientos indígenas, “sin haber sacado ninguno”.68 El gobernador Berrio también había iniciado una causa criminal
en Anserma contra Bueso de Valdés y su antiguo teniente Bartolomé de
Borja, “por las sediciones y estorbos que hicieron a mis maestros de campo
para la reducción, castigo y población de aquellas partes”.69 Debido a las
acusaciones el Gobernador Berrio llegó hasta a apresar a Bueso de Valdés
y Borja en Anserma por dos semanas, “para que lo viesen los indígenas
chocoes” que estaban de paso por dicha ciudad.70
Un hecho mayor ocurrido en las batallas de persecución contra Quirubirá, que detallaré más adelante, fue la muerte misma del maestro de
campo Juan de Caicedo Salazar, que vino a dejar un vacío militar y jurisdiccional, a pesar de que rápidamente el gobernador Berrio nombró al
cabo Miguel de Piña como su reemplazo. Una de las primeras “noticias”
(rumores?) reportadas por el cabo Piña, decía que en el sitio de Taitá, dos
días antes de Chaquimindó, se hallaban reunidos más de ciento cincuenta
indígenas y que tendrían una casa llena de armas, además de muchas
sementeras de maíz, “y ya Quirubirá, quien dicen salió a la ciudad de
Antioquia y el señor Gobernador de ella le dio título de capitán y que le
67
Carta del gobernador de Popayán, Gerónimo de Berrio al rey; Santiago de Cali, noviembre
26, 1686. AGNB, Caciques e Indios, 23, D. 67. Folio 866r.
68
Carta del gobernador de Popayán, Gerónimo de Berrio al rey; Santiago de Cali, noviembre
26, 1686. AGNB, Caciques e Indios, 23, D. 67. Folio 867v.
69
Carta del gobernador de Popayán, Gerónimo de Berrio; Anserma, diciembre 30, 1686.
AGNB, Caciques e Indios, 23, D. 67. Folio 877r.
70
Carta del abogado de la Real Audiencia don Antonio de la Lana; Santa Fe, agosto 1, 1687.
AGNB, Caciques e Indios, 23, D. 67. Folio 898v.
479
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
mando hacer las dichas sementeras”.71 Por tal razón, el cabo Piña había
enviado en secreto al cacique Rodrigo Pivi para que averiguara detalles,
y mencionaba que los Citaraes que huían se sentían seguros por que los
Noanamas y Cunacunas, “no son tampoco baquianos de aquellas partes”.72
Piña también acusaba a Bueso de Valdés de haber metido tropas en
el Citará al mando al capitán Francisco de Lezcano aprovechando el vacío
de autoridad después de la muerte del maestro de campo Juan Caicedo,
el cual no solo embargó los bienes del difunto capitán sino que además
estaba cobrando estipendios a los indígenas además de maltratarlos,
“prendiéndolos en herraduras, azotando algunos y cortándoles el pelo”.73
El nuevo cura nombrado para trabajar en los pueblos refundados le escribía al gobernador que el cabo Piña no tenía las cualidades para hacerse
al cargo del mando, “porque lo manda con los pies los de Antioquia, quien
tiene hoy el gobierno y administración de esta provincia”.74 Igualmente, el
cura reportaba el interesante dato de que los indígenas Noanamas trataban
de convencer a algunos Citaraes que se fueran a vivir en su provincia que
allá estarán más seguros, “y los mismos Noanamas se los van llevando”.75
Finalmente, el gobernador Berrio envió al maestro de campo Cristobal
Caicedo Salazar, hermando del difunto Juan Caicedo y en su reemplazo,
con cerca de cuatrocientos hombres, doscientos españoles y doscientos
indígenas, para reestablecer la persecución a Quirubirá. Ante el nivel de
disputas y rivalidades entre las autoridades de Antioquia y Popayán, el
480
71
Carta del cabo Miguel de Piña; Lloró, diciembre 12, 1686. AGNB, Caciques e Indios, 23, D.
67. Folio 882r.
72
Carta del cabo Miguel de Piña; Lloró, diciembre 12, 1686. AGNB, Caciques e Indios, 23, D.
67. Folio 882r. En el mismo documento, folio 884r, Piña también hace el interesante comentario de que un cabo se fue, “al rio de Napipi, provincia que fue de la nación Burgumia, más
abajo del rio de Bojayá, con pretexto de buscar maíces (...)” Esta referencia confirma una
vez más lo que he mencionado muchas veces en este trabajo respecto a la salida de los
indígenas Idibaes/Gorgonas, también conocidos como Burgumia, en eventos ocurridos en
1679. Al salir estos indígenas que dominaban el Atrato medio y al expandirse los Citaraes
por medio de sus huidas al norte, bajando por el rio Atrato, entraron en confrontación
directa con los Cunacunas.
73
Carta del cabo Miguel de Piña; Lloró, diciembre 12, 1686. AGNB, Caciques e Indios, 23, D.
67. Folio 882v.
74
Carta del cura Sebastián Núñez de Rojas; Lloró, noviembre 10, 1686. AGNB, Caciques e
Indios, 23, D. 67. Folio 885r.
75
Carta del cura Sebastián Núñez de Rojas; Lloró, noviembre 10, 1686. AGNB, Caciques e
Indios, 23, D. 67. Folio 886r.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
juez relator de la Real Audiencia de Santa Fe, don Antonio La Lana, quien
había sido enviado a Anserma para recoger testimonios de las dos partes
enfrentadas y poder decidir quien tenía la razón, escribía desmoralizado
a sus superiores, “Yo me hallo señor sin salud y fuerzas para poder rectificar tanta historia como se ofrece sobre los particulares y dependencias
que se ofrecen entre el maestre de campo don Cristóbal de Caicedo y el
gobernador Juan Bueso de Valdés, que como cada uno de ellos tiene sus
parciales en la provincia cada uno escribe al gusto de su paladar y según
el afecto que tienen”.76
Los líderes Citaraes leales a los españoles
Desde un comienzo del levantamiento, los caciques Juan Pivi y Juan Mitiguirre no solo permanecieron leales a los españoles, sino que jugaron un
activo papel para derrotar a los rebeldes. Sin embargo, aunque también
obedecían a las autoridades de la gobernación de Popayán, al igual que
durante los sucesos de 1680, los indígenas leales no ocultaban su preferencia por las autoridades de Antioquia.
Un soldado que entró a la pacificación del Chocó con el maestro de
campo don Cristóbal Caicedo testificó respecto al cacique Rodrigo Pivi,
diciendo que “siempre vio al cacique Pivi muy obediente a todas las órdenes que se le daban militares y que según lo referido le parece a este testigo
guardaba el secreto y que está consistente en nuestra santa fe católica”.77
Respecto al capitán Mitiguirre señaló que “sabe este testigo está muy
seguro y a las órdenes de sus superiores”.78 Otro soldado del maestro de
campo Cristóbal Caicedo testificó que, “vio que estaba el dicho cacique
[Pivi] muy fiel y que asistió a dicho maestro de campo, y que habiendo
cogido un indio de los rebeldes el dicho Pivi lo llevó y entregó (...) y que
así mismo supo que los que estaban en el fuerte metidos el dicho cacique
Pivi les llevaba socorro (...) y que en esta conformidad tiene por cierto
76
Carta del juez don Antonio de la Lana; Anserma, diciembre 30, 1686. AGNB, Caciques e
Indios, 23, D. 67. Folio 879r.
77
Testimonio del alférez Pedro Blandón Jaramillo; Anserma, octubre 8, 1686. AGNB, Caciques
e Indios, 23, D. 67. Folio 855v.
78
Testimonio del alférez Pedro Blandón Jaramillo; Anserma, octubre 8, 1686. AGNB, Caciques
e Indios, 23, D. 67. Folio 855v.
481
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
asistía y ejercitaba las órdenes que se le daban”.79 Del capitán Mitiguirre
señaló que “lo reconoció este testigo muy fiel y bien indio, asistiendo así
mismo a lo que se ofreciera a los españoles”.80
El mestizo Santiago del Posso, añadió:
“que este testigo como quien se halló en el fuerte sitiado más
de seis meses vio que el dicho cacique don Rodrigo Pivi y Juan
Mitiguirre, capitán, llegaban a dicho fuerte llevándoles a los que
estaban en él los bastimentos de maíz, plátanos, harina y demás
frutos de la tierra para su sustento. Y que si no hubiera sido por
dichos socorros que les hacía dicho cacique hubieran perecido, y
que esto lo hizo todo el tiempo que estuvieron en el fuerte (...) Y lo
ha visto ha estado sujeto y muy obediente a las ordenes que se le
han dado, así por los tenientes de campo don Juan y don Cristóbal
Caicedo, como por el gobernador Juan Bueso. Y así mismo sabe
este testigo no tan solamente guardaba sigilo en dicha conquista,
sino que le consta este testigo solicitaba dicho Pivi, donde asistía
el dicho Quirubidá para dar cuentas a sus superiores. Y que así
mismo sabe este testigo, por haberlo oído decir a todos los indios,
no se halló dicho Pivi y el capitán Mitiguirre en las muertes”. 81
Otro testigo mencionó que el capitán Mitiguirre salió al Real de San Agustín, en la provincia del Noanama, a recibir al maestro de campo Juan de
Caicedo Salazar, enviado por el cacique Pivi, cuando venía entrando a
pacificar el Citará, y le ofreció guiarlo “por camino seguro”.82 Igualmente,
Mitiguirre le entregó las cartas que le enviaban los españoles que se
habían retraído al fuerte de Naurita. El mismo testigo señaló que vio que
el cacique don Rodrigo Pivi, en compañía del soldado Santiago Posso y
Francisco Onofre detuvieron “a un indio de los peores, de los rebelados,
llamado Guaxipua, que había hecho tres muertes y lo entregó al dicho
482
79
Testimonio del alférez Francisco de Herrera Gaitán; Anserma, octubre 29, 1686. AGNB,
Caciques e Indios, 23, D. 67. Folio 855v.
80
Testimonio del alférez Francisco de Herrera Gaitán; Anserma, octubre 29, 1686. AGNB,
Caciques e Indios, 23, D. 67. Folio 855v.
81
Testimonio de Santiago del Posso; Anserma, octubre 29, 1686. AGNB, Caciques e Indios,
23, D. 67. Folio 856r.
82
Testimonio del capitán y sargento mayor Bartolomé de Borja; Anserma, octubre 29, 1686.
AGNB, Caciques e Indios, 23, D. 67. Folio 856v.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
maestro de campo, siendo como fue el primer indio que se cogió en dicha
provincia”.83 Por todo lo anterior, el testigo categóricamente afirmó que
“Don Rodrigo Pivi y don Juan Mitiguirre son los indios más seguros que
hay en dicha provincia y que han cumplido y cumplen con la obligación
de leales vasallos de su majestad”.84 Igualmente, Pivi y Mitiguirre participaron personalmente en la persecución “del capitán Guaguirri y sus
secuaces en compañía de este testigo”.85 Finalmente, su conclusión era
que, “se le debe al dicho don Rodrigo Pivi y a su lealtad mucha parte de
sus buenos sucesos por haber sido siempre la guía del español y el que ha
mantenido la paz y el que mantuvo a los españoles retirados en el dicho
fuerte de Naurita”.86
El gobernador de Antioquia, Juan Bueso de Valdés, testificó lo
siguiente:
“Que el cacique don Rodrigo Pivi ha estado y está con toda seguridad y ha asistido así a los cercados en el palenque, dándoles
advitrios [sic]87 para defenderse de los enemigos como los avisos
de las disposiciones que tenía Quirubidá y sus parciales, teniendo
de ordinario espías entre ellos para saber sus disposiciones, de las
cuales daba noticia a los sitiados para que estuviesen recogidos
para atacarlos en el dicho fuerte. Y que mediante los socorros que
les dio de bastimentos, sin interés ninguno, pudieron conservarse.
Y pidió a los españoles diferentes veces cartas para el gobernador
de la provincia de Antioquia y para este testigo, para que entrasen
a socorrerlos, por cuyo medio se tuvieron los primeros avisos de
que había quedado gente viva en la provincia del Chocó (...) Y que
lo demás referido consta de información que este testigo hizo, con
83
Testimonio del capitán y sargento mayor Bartolomé de Borja; Anserma, octubre 29, 1686.
AGNB, Caciques e Indios, 23, D. 67. Folio 856v.
84
Testimonio del capitán y sargento mayor Bartolomé de Borja; Anserma, octubre 29, 1686.
AGNB, Caciques e Indios, 23, D. 67. Folio 856v.
85
Testimonio del capitán y sargento mayor Bartolomé de Borja; Anserma, octubre 29, 1686.
AGNB, Caciques e Indios, 23, D. 67. Folio 856v.
86
Testimonio del capitán y sargento mayor Bartolomé de Borja; Anserma, octubre 29, 1686.
AGNB, Caciques e Indios, 23, D. 67. Folio 856v.
87
Probablemente la palabra correcta es “arbitrios”, dado que según el Diccionario de Real
Academia Española uno de sus significados es: “Medio extraordinario que se propone
para el logro de algún fin”. https://dle.rae.es/arbitrio
483
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
los mismos sitiados, en que concluye llamándole Padre, generalmente todos al dicho Pivi (...) Y que ha experimentado en el dicho
Pivi mucha fidelidad y obediencia a todos los españoles, jueces y
cabos, y gran secreto en lo que se le ha comunicado, dando noticias de los retirados y sitios donde se ocultaban. Y que es llano,
constante y público que el dicho cacique, ni don Juan Mitiguirre,
no concurrieron a las muertes de don Gaspar de Prado, ni sus
compañeros, porque quedaron enemigos declarados desde que
pelearon, con este testigo, con el dicho Quirubidá y sus parciales,
retándose los unos a los otros y hiriéndose (...) Y que el dicho Pivi
no ha tenido más delito que haberse ido a Antioquia, llamado de
su gobernador, y no haber ido a Popayán, por cuyo celo le tuvieron
preso muchos días (...) En diferentes ocasiones dio orden al dicho
Pivi y a don Juan Mitiguirre para que despachasen a Bojayá al indio
Cachubida, con recados de este testigo, para Quirubidá. Y en otra
ocasión con recados solo de los dichos caciques y capitanes, en
orden a persuadir a dicho Quirubidá se entregase”. 88
Las campañas de 1686 y 1687
A pesar de los iniciales éxitos militares por parte de los españoles, la
población indígena del Citará no logró ser reducida en su totalidad dado
que cientos de ellos permanecieron retirados a lo largo del rio Atrato y
muchos de sus afluentes. La campaña de 1686 contra los rebeldes de
Quirubirá, encabezada por el Maestre de Campo Juan de Caicedo Salazar,
que se extendió por cinco meses, tuvo una de las batallas más importantes
en el rio Bojayá, donde éste salió gravemente herido, muriendo pocos
meses más tarde, “por haberle derribado los montes de sus orillas sobre
las cabezas”.89 El gobernador Berrio le reportaba al rey que Caicedo tuvo
allí con Quirubirá, “(...) el mayor encuentro que jamás se ha visto, en que
dos días hubo peleando y rechazando millares de flechas y árboles que les
echaron encima de si y sus soldados y canoas, se resistió con tanto valor
484
88
Testimonio del gobernador Juan Bueso de Valdés; Anserma, octubre 31, 1686. AGNB,
Caciques e Indios, 23, D. 67. Folios 857v-858r
89
Testimonio del capitán Cristóbal de Caicedo Salazar; Cali, julio 1, 1686. AGI, Escribanía,
651c.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
que hizo huir al enemigo matándole muchos indios y cogiéndole muchas
provisiones (...)”.90
La muerte del mismo maestro de campo Juan de Caicedo hizo replantear las estrategias de guerra empleadas hasta el momento. El gobernador de Popayán deploraba lo que los españoles llamaban las traiciones
que empleaba Quirubirá, que no era otra cosa que una antigua y exitosa
tácticas de guerra que empleaban los Citaraes y otros pueblos indígenas
del Chocó.
Las medidas draconianas tomadas contra los líderes indígenas del
levantamiento no produjeron el efecto esperado, como el mismo gobernador de Popayán lo reconoció más tarde. En efecto, dos años después del
inicio del levantamiento un número importante de indígenas permanecían
fugitivos, en particular los seguidores de Quirubirá, a pesar de que se le
siguió insistentemente, se le hirió en un brazo con un mosquete y se le
mató mucha de su gente.
Berrio culpaba a Juan Bueso de Valdés de los conflictos entre la
gobernación de Popayán y Antioquia, y lo acusaba de ser el causante del
levantamiento de los indígenas, por lo que ordenó su detención si llegaba
a presentarse en la provincia de Popayán. Berrio aseveraba que Bueso de
Valdés, “es el principal motor de los recelos y neutralidades y huidas de
los indios intitulándose verdadero amo y aterrorizándolos y mandándolos
retirar a los montes y alzar la obediencia dada, aun a los ya pacificados”.91
El gobernador Berrio no ocultaba su frustración por lo difícil del
esfuerzo de pacificación de la región, dado que a pesar de que la mayoría
de los indígenas se habían reducido y poblado los pueblos, aún había
muchos “retirados en los montes (...) sin que el trabajo de casi tres años
que ha que dura la pacificación se haya conseguido la segura obediencia”.92 Ante esta situación Berrio decidió hacer un cambio de estrategia
ordenando que la pacificación de los Citará debía hacerse, “con buenos y
suaves medios sin usar de las armas sin es que precisamente sea necesario
90
Carta del gobernador de Popayán, Gerónimo de Berrio al rey; Santiago de Cali, noviembre
26, 1686. AGNB, Caciques e Indios, 23, D. 67. Folio 866r-866v.
91
Testimonio del gobernador de Popayán, Gerónimo de Berrio; Cali, noviembre 14, 1686.
AGI, Escribanía, 651c.
92
Testimonio del gobernador de Popayán, Gerónimo de Berrio; Cali, noviembre 10, 1686.
AGI, Escribanía, 651c.
485
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
para defenderse de ellos, y que los tengan con la custodia necesaria (...)
para que se vayan poblando y pierdan el recelo que se presume tienen”.93
Berrio decidió él mismo entrar al Chocó, “por las tierras de las naciones de Carrapa, Chamí, Tatamá, San Juan y Quibdó”, que hacía cerca de
veinte años el cacique Munia había dado la paz que, “desde cuyo tiempo
han estado de media paz y viviendo como antes en los retiros y sierras
sin población ni forma política, y gozando de la inmunidad y excepción
de tributos, porque aunque han hecho algunos reconocimientos han sido
muy tenuos”.94
Sin embargo, al llegar a la provincia de Carrapa, en diciembre de
1686, Berrio fue informado de ataques piratas a varias ciudades costeras
de la provincia de Barbacoas, incluyendo Timbiquí, y de la inquietud que
dichas acciones habían causado en el puerto de Buenaventura y la ciudad
de Cali. Con esta noticia Berrio decidió cambiar sus planes y dirigirse
personalmente a hacer frente a esta nueva amenaza. Como reemplazo
para las tareas de pacificación de la provincia del Citará, Berrío nombró
al capitán Carlos de Alcedo y Sotomayor, a quien le otorgó el título de
general de las provincias del Chocó, y le entregó un tercio de la infantería
que llevaba, “por concurrir en él todas las calidades de nobleza, entrega,
capacidad y pericia en tal caso se requieran”,95 lo mismo que sus servicios a la gobernación de Popayán en varios cargos, incluyendo los más
recientes de proveedor y pagador, y de capitán de conducta.
La jurisdicción de Alcedo y Sotomayor incluyó, “las provincias del
Chamí, Tatamá, Tadó y Chocó, Citará, Noanamá, Raposo y las demás
adyacentes que en esta ocasión se conquistaren, se entregaren o descubriesen”.96 Una de las primeras acciones del general Alcedo y Sotomayor
fue la de prohibir que los soldados se metieran en las rancherías de los
486
93
Testimonio del gobernador de Popayán, Gerónimo de Berrio; Cali, noviembre 14, 1686.
AGI, Escribanía, 651c.
94
Auto del gobernador de Popayán, Gerónimo de Berrio; Anserma, marzo 8, 1687. AGI, Escribanía, 651c.
95
“Nombramiento y comisión de la gobernación para la prosecución de la pacificación de
estas provincias a Don Carlos de Alcedo Sotomayor; Arquía, provincia de Carrapa, marzo
23, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F.64r.
96
“Nombramiento y comisión de la gobernación para la prosecución de la pacificación de
estas provincias a Don Carlos de Alcedo Sotomayor; Arquía, provincia de Carrapa, marzo
23, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F.65r-65v.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
indígenas y con sus pertenencias y si lo hacían de noche los centinelas
estaban autorizarlos a dispararles.97
La persistencia de los retiros y los perdones
El primer acto realizado por Alcedo y Sotomayor en el fuerte de la Concepción de Lloró fue ofrecer perdón a los indígenas sublevados que se
habían entregado, y aún a los que no lo habían hecho y se encontraban
todavía “retirados”, con la excepción de su líder don Gregorio Quirubidá.
Así decía el documento de perdón redactado por Alcedo y Sotomayor:
“reconociendo que los dichos naturales que hoy están pacíficos
se hallan recelosos y temerosos del castigo, y con poca confianza
del perdón, de que ha resultado la perpetuación de la guerra (...)
y el que no siembren, ni se hayan entablado como de antes, y también el que los retirados, y especialmente el cacique don Gregorio
Querubida, que se intitula en su idioma: saygone, rey, o señor de
la tierra, y los capitanes y séquito que le sigue se vayan alejando
y haciendo mayores prevenciones de armas, juntas de gentes y
tablones para resistir la obediencia y darnos guerra, de que sin
duda resulta malograr todo lo hecho, por haberse reconocido
que están los pacíficos naturales y que de cualquier innovación
se retiran y volvieran a buscar el dicho cabeza. Y porque éste y
todos los demás se reduzcan y los unos y otros vuelvan a sujetarse
conociendo que por lo valeroso, astucias y fragosidad de la tierra
es imposible que sin pérdida de muchos españoles y de grandes
gastos se reduzcan, deseando medios suaves y benignos, con que
es muy factible que se entreguen en conformidad de los ejemplares
que han acaecido en el Reino de Chile, y otros en estos casos (...)
Perdona en nombre del Rey nuestro señor a todos los naturales
de esta dicha provincia, así lo que se están poblando como todos
aquellos retirados en los montes, ríos y sierras que acompañan y
están sujetos al dicho Don Gregorio Quirubidá, exceptuando a éste
97
“Orden del General Don Carlos de Sotomayor para que ningún soldado se entrometa en
manera alguna con los indios, ni sus cosas, con penas; Real cuartel de la provincia de
Carrapa, marzo 24, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F.73r-73v.
487
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
(...) y que solo Don Gregorio se le debe imputar el mayor delito por
haber hecho cabeza y haber ido causa de tanto estrago”.98
La complejidad de la relación entre los indígenas sublevados y los que
no lo hicieron se puede apreciar en el mismo edicto de perdón, donde
Alcedo y Sotomayor señalaba que los retirados tenían frecuente comunicación con los capitanes Rodrigo Pivi, Pedro Tegue y Juan Mitiguirre y
para su reducción era necesario, “la sagacidad, prudencia y astucia”99
dado que era prácticamente imposible hacerlo con las armas. Alcedo y
Sotomayor daba mucha importancia a tener a dichos caciques de su lado
por medio de regalos y promesas, para que ellos persuadieran a Quirubirá
y sus seguidores, “para que ellos en persona salgan a los dichos retiros a
persuadir a los retirados, y particularmente al dicho cabeza, salgan y se
entreguen y que les den a entender el perdón, sobre que han prometido
salir y sacarlos y traerlos debajo de la palabra que les tiene dada”.100
Según Alcedo y Sotomayor, el principal motivo del levantamiento de
1684 y su persistencia habría sido la falta de respeto por la separación
de los distintos grupos indígenas. En sus propias palabras, el hecho de
“hacer innovaciones, inducciones y sumas entre los indios haciéndoles
prevaricar en la obediencia de sus corregidores (...), cuyas circunstancias
han sido el principal motivo para el alzamiento general y actos que cometieron”.101 Igualmente, una de las razones para la extensión temporal del
levantamiento de los indígenas, fue el hecho de esclavizar a los que eran
tomados prisioneros, por lo cual en el mismo edicto de perdón, Alcedo
y Sotomayor eliminó dicha práctica y declaró “que todos lo que con este
título los tienen se quitaran y enviaran a traer como con efecto se viene
de hacer y otras conforma a justicia, de que han quedado al parecer gustosos”.102 Para hacer frente a este problema, Alcedo y Sotomayor publicó
un edicto al respecto:
98
488
Perdón; La Concepción de Lloró, abril 12, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F.92v-93r.
99
Perdón; La Concepción de Lloró, abril 12, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F.93v-94r.
100
Perdón; La Concepción de Lloró, abril 12, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F.93v-94r.
101
Nombramiento de superintendente; Neguá, octubre 29, 1687. AGI, Escribanía, 651c. Folio
226r.
102
Perdón; La Concepción de Lloró, abril 12, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F.94r.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
“Por cuanto se ha introducido en esta provincia desde el tiempo
que dura su pacificación el haber dado muchos indios, mujeres y
muchachos por esclavos y sujetos a servidumbre (...), por decir
que son apóstatas, levantados y habidos en guerra justa, sobre
que se han cometido gravísimos yerros y excesos, cambiándolos,
vendiéndolos y enajenándolos y sacándolos a la gobernación
de Antioquia y a la de Popayán, y a otras partes (...) Mando que
ninguna persona de cualquier calidad y condición que sea que
estuviere en ella y en las demás del Chocó, ahora no en ningún
tiempo con ocasión de la guerra ni fuera de ella pueda tener, ocupar, vender ni cambiar por esclavo a ningún indio, ni tenerle por
tal, con título de que no son sino sirvientes o para doctrinarlos,
por haberse usado este color y pretexto, o por haberlos habido
en guerra justa y como soldados y en premio del trabajo o sueldo
que habían de haber y granjear, ni por compra, trueque, cambio
ni otra cualquier causa ni razón, aunque sean de los indios que
los mismos naturales tenían o tuvieren entre ellos por esclavos, a
los cuales desde luego los restituyo y libro de la cautividad y uso
servil, y los pongo en su natural bienestar”.103
Al parecer el abuso de los soldados con las mujeres indígenas casadas y
solteras fue otro de los motivos de la persistencia del levantamiento de
1684. Así se da a entender en una de las medidas adoptadas por Alcedo y
Sotomayor, donde dice: “y porque este motivo y el de quitarles sus comidas
y entrarse a sus casas como propias fueron los que tuvieron para tantos
daños como se han seguido en el levantamiento y después de él”.104
Posteriormente, Alcedo y Sotomayor trató varios asuntos relacionados con los poblamientos de comunidades Citaraes, afectadas por el
alzamiento de 1684. El del cacique don Pedro Tegue indicó que antes del
alzamiento estaba poblado “en el rio Atrato que se llama San Francisco”,105
103
Sobre la libertad de los indios y que no sean privados de ella por ninguna causa ni razón;
Fuerte de San Sebastián de Neguá, abril 14, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F.97v.
104
Prohíbe la comunicación de los indios; La Concepción de Lloró, abril 21, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F.108r.
105
Autos sobre las poblaciones de dos caciques y sus sujetos y agregación de otros asuntos;
La Concepción de Lloró, abril 12, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F.94v.
489
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
lugar que fue quemado durante el dicho alzamiento, y que allí quería
reedificarlo, porque el sitio donde ahora estaba, de la Concepción de
Lloró, era donde antes estaba poblado el Cacique Quirubidá y su gente,
por lo que previendo que con el perdón pudiera ser que saliese y quisiese
volver a reedificar, echándole de dicho lugar. El gobernador Don Rodrigo
Pivi, por su parte, señaló que quería poblarse en río Ychó, porque en el
de Neguá donde estaba antes del alzamiento y en donde están las minas,
y que no teniendo la mitad de la gente de la que tienen otros caciques
por ser muy pequeña su parcialidad, no quería en adelante acudir a las
minas o al ser vicio de bogas y otros ejercicios, además tenía miedo
porque allí mataron muchos españoles, incluido al padre.106 Alcedo y
Sotomayor aceptó el pedido de don Pedro Tegue de suprimir el pueblo
de San Francisco de Atrato, pero en cuanto al don Rodrigo Pivi decidió
agregar a su parcialidad la de don Gregorio Quirubidá, “así los que están
en estas reducciones, como los que saliesen y se apresaren para que acuda
al servicio de las minas, poblándose con todos donde antes del dicho
alzamiento estaban, sin más replicar, pena de que serán castigados”.107
Finalmente, Alcedo y Sotomayor dejó claro que la provincia tendría dos
pueblos, Lloró y Neguá, los cuales quedaban “a la sujeción de estos dos
sujetos, por leales, porque así conviene al servicio del Rey”.108
Enseguida se procedió a publicar el auto de perdón, en donde se les
emplazaba para que saliesen dentro de los treinta días siguientes, “y os
presentes en estas nuevas poblaciones, y en los fuertes de ellas, ante mí
con vuestras mujeres, hijos y familias, que los que así os presentareis y
saliereis os perdonaré, como desde luego os perdono en nombre del Rey
nuestro señor”.109 Al momento de la publicación del edicto se entregaron
dos indígenas retirados, por lo que el sargento mayor Antonio de Veloiz
ordenó que se pusiesen de rodillas y les puso la bandera por encima, “en
señal de obediencia, perdón y amparo, en cuya acción quedaron al parecer
490
106
Autos sobre las poblaciones de dos caciques y sus sujetos y agregación de otros asuntos;
La Concepción de Lloró, abril 12, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F.94v.
107
Autos sobre las poblaciones de dos caciques y sus sujetos y agregación de otros asuntos;
La Concepción de Lloró, abril 12, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F.94v95r.
108
Autos sobre las poblaciones de dos caciques y sus sujetos y agregación de otros asuntos;
La Concepción de Lloró, abril 12, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F.94v95r.
109
Edicto del perdón; La Concepción de Lloró, abril 12, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F.95v.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
todos los circundantes persuadidos del dicho perdón”.110 Días después se
realizó otra ceremonia con treinta y tres indígenas gandules, o guerreros,
que se habían entregado en donde se siguió el mismo ritual. Sin embargo,
al final, “y en señal de paz y fidelidad abrazaron dichos indios al señor
General Don Carlos de Sotomayor”.111
Adicionalmente a los actos públicos de liberación de indígenas
esclavos112 y del edicto de perdón a los sublevados, Alcedo y Sotomayor
también envió a los retiros de Beberá y Bojayá a tres líderes indígenas,
el cacique Rodrigo Pivi, al gobernador Juan Mitiguirre y al capitán Sebagogo y a otros seis indígenas para que fuesen a contactar a Gregorio
Quirubirá, con un plazo de treinta días para su entrega.113 Ante la falta de
resultados, Alcedo y Sotomayor extendió la oferta de perdón por quince
días adicionales, enviando también a los capitanes indígenas Tabacho y
Anugama, quienes habían sido perdonados.
El cacique Noanama, Pedro Corbo, se ofreció ir con toda su gente en
persecución de Quirubidá y para ello comenzó a movilizarse hacia Lloró,
pero Alcedo y Sotomayor lo hizo regresar, convencido como estaba de
que podía atraerlos con promesas de perdón y paz, de lo contrario, “os
pondré la dicha guerra a fuego y sangre y solo reservaré de ella a los niños
de entrambos sexos que no pasaren de doce años (...) y que vuelvan a salir
el capitán Sebagogo, Tamare y el capitán Tachama a los dichos retiros a
persuadir a los dichos naturales”.114
110
Publicación del perdón y lo que en señal de él se hizo con dos indios; La Concepción de
Lloró, abril 12, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F.96r.
111
Publicación del edicto y presentación de 33 indios de Neguá; Neguá, abril 14, 1687. AGI,
Escribanía, 651c. F.97r.
112
El mismo gobernador de Popayán, Gerónimo de Berrio, regresó 51 indígenas que habían
sido sacados de la provincia, 48 de los cuales fueron entregados al cacique Rodrigo Pivi
para que vivieran en Neguá. Auto para que las piezas que remitió el señor Gobernador se
entregasen al Cacique; Neguá, julio 11, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F.140v.
113
Despacho de dos indios cabezas y otros sus sujetos a sacar a Don Rodrigo Quirubidá;
Neguá, abril 16, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F.100v.
114
Prorrogación del perdón por 15 días más, por algunos fundamentos; La Concepción de
Lloró, mayo 15, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F.118v-119r.
491
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
El primer encuentro entre Quirubidá y Alcedo y Sotomayor
Mientras los líderes indígenas Citaraes estaban en sus tareas de contacto
con Quirubidá, llegaron a oídos de los españoles informaciones de que el
cacique Pivi se habría aliado con éste para hace una emboscada y matar
a los soldados.115 La información señalaba igualmente que después de
una acción de ese tipo contra los españoles los indígenas se retirarían
al Darien, “y dejar por el todo esa tierra”.116 Mientras se debatía el grado
de veracidad de dicha información el cacique Pivi regresó con noticias
de Quirubidá y dijo que lo había encontrado, “como cien leguas de estos
pueblos, que venía huyendo de la nación Cunacuna, de quien habían
experimentado algunas hostilidades”.117 Superados las prevenciones y
recelos habían logrado conversar y lo habría persuadido a que saliese y
se viniera con él, a lo cual en principio aceptó, “con lo cual le puso en un
dedo una esmeralda en señal de amistad, que para este efecto le había
enviado el señor General”.118 Sin embargo, al llegar a la boca del río de
Bojayá un hijo y dos mujeres de Quirubidá murieron, por lo cual decidió
detenerse allí, a unas cincuenta leguas de Lloró, y luego señaló que se
hallaba temeroso de los soldados “por cuya razón fuese solo el dicho señor
General con otro compañero a verse con él, avisándole primero para que
tuviese prevenida su gente y que se encontrasen en el camino, porque de
otra suerte no se atrevía”.119
Al día siguiente de recibir la noticia, Alcedo y Sotomayor tomó la
decisión de ir al encuentro con el cacique Quirubidá, en compañia del
sargento mayor Don Antonio Joaquín Veroiz, a quien, en su opinión, “le
492
115
Papel escrito de Don Esteban Guajerna, indio, al Capitán Don Thomas Gil del Valle, avisándole de una conjuración del indio D. Rodrigo Pivi y Quirubidá; San Francisco de Sipi,
abril 17, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F.128r.
116
Papel escrito al Sargento Mayor Don Antonio de Veroiz dándole más noticias que contiene
el papel de Don Thomas Gil sobre la conjuración; Tajuato, abril 26, 1687. AGI, Escribanía,
651c. F.129r.
117
Segundo reto que trajo D. Rodrigo Pivi, del tirano Quirubidá para que saliese el General a
toparse solo; Lloró, mayo 25, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F.131r.
118
Segundo reto que trajo D. Rodrigo Pivi, del tirano Quirubidá para que saliese el General a
toparse solo; Lloró, mayo 25, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F.131r.
119
Segundo reto que trajo D. Rodrigo Pivi, del tirano Quirubidá para que saliese el General a
toparse solo; Lloró, mayo 25, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F.131r.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
asisten las partes de nobleza, experiencia y gran valor”.120 Igualmente,
determinó mantener en secreto su decisión y cubrir su salida de Lloró
pretendiendo que iba a Neguá. Igualmente, dejó orden cerrada a su
Maestro de Campo para que la abriera el día siguiente, nombrándolo por
sucesor y pidiéndole que en caso de que tuviera noticias de haber perdido
la vida no se fuera a buscar su cadáver ni a vengarlos sin la compañía
de los Noanamá, y que no dejasen los fuertes y pueblos desamparados.
Quirubidá se entregó en el rio Murrí, con ciento ocho de sus seguidores,
“capitulando el que le perdonasen como a los demás. Y que habiéndoselo
prometido y trayéndolos a los pueblos en treinta y tres canoas, al cabo
de quince días que caminaron con su merced [Alcedo y Sotomayor], y el
sargento mayor su compañero, se huyó con sesenta y ocho presas”.121 De
esta manera, Alcedo y Sotomayor y su sargento mayor Verois regresaron
a Neguá con cuarenta y cuatro, a los cuales perdonó a su llegada.
El testimonio del sargento mayor, Don Antonio Verois ofrece muchos
detalles de lo sucedido desde su salida de Neguá, con cuatro bogas y el
cacique mensajero Pivi:
“(...) en el río arriba de Murrí, estando acuartelados con noticia que
el dicho tirano tuvo de sus espías y centinelas de nuestra llegada,
salió acompañado de Sangua, uno de sus capitanes, en una canoa
ligera con sus flechas y dardos. Habiendo enviado a avisar con
otro indio el dicho señor General salió a la playa a recibirlo desarmado porque no tuviese recelo, solo con un cuchillo encubierto
amarrado en el brazo izquierdo, quedando yo por sus espaldas a la
mira con las armas, que eran cuatro escopetas y cuatro carabinas.
Y habiendo saltado a tierra les mandó por el dicho cacique [Pivi]
que con su merced estaban, que si querían paz arrimase las armas
y se echasen a los pies, como lo hizo el dicho tirano, quedando
por su espalda su capitán. Y habiéndose levantado del suelo y
reconocido que estaba desarmado arrimó las armas el dicho su
120
Resolución del general D. Carlos de Sotomayor de salir a buscar al tirano Quirubidá
acompañado solo del Sargento Mayor con secreto y la disposición que había de quedar
al Maestro de Campo para lo que acaeciera de la facción; Fuerte de Lloró, mayo 26, 1687.
AGI, Escribanía, 651c. F.131v-133v.
121
Lo que resultó de la jornada del general D. Carlos de Sotomayor y su compañero el sargento
mayor para que se ponga por diligencia; Fuerte de la Concepción de Lloró, julio 6, 1687.
AGI, Escribanía, 651c. F.135r-135v.
493
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
capitán y se le echó a los pies; a cuyo tiempo llegaron otros dos
capitanes, llamados Surubari y Evicua, que traía de escolta, y les
mandó el dicho tirano hiciesen lo mismo. Y habiéndose hecho
el primero, el dicho Evicua se mostró tan soberbio que no quiso
arrimar tres dardos ni llegarse hasta que, a persuasiones de su
merced, y diciendo que mirase que no tenía con qué ofenderlo se
llegó siempre en pie y sin soltarlos. Y le echó los brazos, a cuyo
tiempo llegaron otros dos llamados Sedeño y Aspuerco, quienes
hicieron la demostración que el dicho tirano, a quienes siguieron
otros que traía de resguardo. Y luego se fue con todos llegando
donde yo estaba y habiendo ganado las armas les mandó que me
abrazasen como lo fueron haciendo. Y habiendo hablado y persuadiéndolos a paz, y a que saliesen de los retiros y volviesen a los
reedificados pueblos, convinieron en ello, capitulando el perdón,
como se había hecho con los otros que habían salido. Y habiendo
prometido dijo el dicho tirano que entregaría toda la gente que
tenía y que volvía por ella como lo hizo, porque estábamos sobre
sus rancherías sin haberlo sabido. Y dentro de tres horas estuvo
de vuelta con toda su gente, que actualmente le asistía, que fueron
y se numeraron, ciento y ocho piezas de entrambos sexos, y de
todas edades, dando razón de que otros tantos había enviado a
comer maíz al mar, donde tenían rocerías. Y habiéndose puesto
en camino con treinta y tres canoas en que venía la gente para
estos pueblos, al cabo de quince días de navegación se retiró
una noche con sesenta y ocho piezas por haber soñado que lo
amarraban, según lo que dicen tres espías que después se le han
cogido y perdonado. Y solo pudimos resistir la huida a los que
cogimos por delante que fueron cuarenta y cuatro, con los cuales
entramos a este nuevo Pueblo, y se perdonaron el día primero de
julio, habiendo tardado treinta y un días”.122
A los pocos días, y por cuarta vez envió Alcedo y Sotomayor al cacique
Rodrigo Pivi para que fuera a convencer a Quirubidá de que se entregara,
122
494
Certificación del sargento don Antonio de Verois sobre lo sucedido en la dicha salida;
Neguá, julio 10, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F.136v-138r.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
o de lo contrario le haría la guerra.123 La respuesta de Quirubidá fue resumida por el escribano de esta manera:
“envía a decir el dicho tirano que los brujos y viejas, que son los falsos sacerdotes y sacerdotisas, no quieren que salga porque, aunque
no lo maten él se morirá, y que si salía con su merced era porque
había ido a buscarlo. Y porque viera que era valiente y que no quiere
salir, que se le da de que estén retirados, que el está en su tierra. Y
que le vuelvan su gente, porque sino había de salir a matarla. Y a los
españoles que lo amenazan con la guerra, que también es valiente
y General; y que ya sabe pelear con balas. Que no lo busquen y que
se vayan los españoles de su tierra a mandar a la suya”.124
Ante esta situación, Alcedo y Sotomayor decidió consultar a sus cabos
y capitanes respecto a cómo proceder. El capitán Domingo Meléndez
opinó que los rebeldes estaban persuadidos de sus brujos, por lo que
se debía, “hacerles guerra y pasarlos a cuchillo, especialmente la gente
de cuarenta años arriba, o a lo menos al dicho Quirubidá, Sangya, Aucabida, Chavi, Papara, Serego, Juan Chigre y Debanado, capitanes del dicho
Quirubidá”.125 El capitán Francisco Lescano también fue de la opinión de
salir a buscarlos y una vez capturados, “sean pasados a cuchillo de dieciséis años para arriba, para que haya enmienda en los que de presente
están de paz”.126 Igualmente aconsejó matar a las mujeres mayores de
cuarenta años, “por cuanto son las petuarias [sic] y las consejeras, por lo
fantástico que son en apercibir cosas depravadas en contra de la fe, con
que por esto deben ser buscados y castigados”.127 El Maestro de Campo
123
Auto para que el dicho cacique Pivi vuelva a salir con los espías a persuadir con la paz
al tirano, y que de no salir se le podría guerra a fuego y sangre; sin lugar ni fecha. AGI,
Escribanía, 651c. F.140v.
124
Ultimo reto del tirano Don Gregorio Quirubidá al General D, Carlos de Sotomayor, y el
parecer que pidió a los cabos sobre la resolución; Neguá, julio 24, 1687. AGI, Escribanía,
651c. F.144r.
125
Parecer que dio el Capitán Domingo Meléndez sobre si convenía hacer la guerra; sin lugar
ni fecha. AGI, Escribanía, 651c. F. 152v-153r.
126
Parecer sobre lo mismo del capitán Francisco Lescano Urnieta, cabo de Antioquia; San
Sebastián de Neguá, sin fecha. AGI, Escribanía, 651c. F. 153v.
127
Parecer sobre lo mismo del capitán Francisco Lescano Urnieta, cabo de Antioquia; San
Sebastián de Neguá, sin fecha. AGI, Escribanía, 651c. F. 153v.
495
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Jorge López García recomendó, “hacerles guerra y pasar a cuchillo toda la
gente que pasase de cuarenta años, aunque sean mujeres”.128 Finalmente,
el sargento mayor Antonio de Veroiz también fue de la opinión no solo de
hacerles guerra, “sino que se proceda a pasar a cuchillo a todos los indios
varones de más de treinta años, y los que quedaren vivos se pueblen en
forma política debida”.129
La muerte de Quirubidá
Alcedo y Sotomayor era consciente que Quirubidá tenía una amplia red
de espías en las regiones pacificadas. Sin embargo, el retorno de indígenas que habían sido esclavizados por los españoles y su entrega a los
caciques leales había hecho que el capique Pivi prometiera ir a capturar
a Quirubirá, lo mismo que muchos de los perdonados. Sin embargo, y
quizás más importante, Alcedo y Sotomayor aprendió a respetar a los
Citaraes y admirar su valentía, llegando al convencimiento de que no
podría derrotarlos sino por medio del ingenio o entendimiento:
“Importó tanto esta justa acción para con los dichos caciques
que los dos primeros [Pivi y Mitiguirre] me prometieron sacar al
capitán Quirubirá, que es el más principal, aunque con proposición
de salir solo a verlo a una playa seis leguas del fuerte; con cuya
aceptación se dice lo sacarán porque él uno de ellos se ha comunicado siempre con él, aunque ya no me he dado por entendido. Y
conseguida la vista de éste sé acabo esta pacificación. Salieron
estos dos indios el dicho día 16 [de agosto, 1687] con algunos de
los reconciliados por la parte de Neguá; y por la parte de este Lloró
el capitán Setagogo y todos los perdonados solicitaron licencia
para ir a sacar sus amigos. Y porque entre algunos de ellos la he
consentido en manera que se halla toda la tierra llena de correos.
Y el término del perdón es de 30 días, por experimentar lo que en
ellos se hace, aunque iré prorrogando si fuese necesario, así porque tanteado la tierra. Y conozco que es un laberinto confusísimo
496
128
Parecer del Maestro de Campo Jorge López en la misma razón; Sin lugar ni fecha. AGI,
Escribanía, 651c. F. 154r.
129
Parecer del sargento mayor Antonio de Veroiz en la misma razón; sin lugar ni fecha. AGI,
Escribanía, 651c. F. 156r.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
y dilatada y que las armas son infructuosas, y que la guerra ha de
ser de entendimiento, porque les reconozco muchas ventajas y la
mayor que son hijos de estas asperezas, ambiguos de tierra y agua,
sagaces, valerosos e invencibles y constantísimos en los trabajos,
de tal manera que lo hecho lo atribuyo a milagro. Y que quiera Dios
nuestro Señor que estos se sujeten a la santa fe de apostólica y
a la obediencia de Vuestra Alteza porque la fuerza humana no es
posible que conseguir buenos efectos”.130
Al momento de recibir Alcedo y Sotomayor por escrito la opinión de los
oficiales de acuchillar a los indígenas, varios integrantes del séquito de
Quirubidá se entregaron, por lo que, según los cálculos de Alcedo y Sotomayor, “no han quedado en su compañía veinte, y entre ellos el Capitán
Sangua”.131 Por lo cual, el General decidió, “el que sean buscados en el
retiro de Murrí, que distará de estos sitios ciento y cincuenta leguas, y que
sólo el dicho tirano y su capitán que le ha quedado los pasen a cuchillo,
y a otros que hicieren resistencia, pero que no se toque en las mujeres ni
en los demás, sino que sean aprisionados y reducidos a estos pueblos”.132
Sin embargo, el capitán Nicolás Serrano Dávila ideó un plan para ir junto
con Alcedo y Sotomayor en una canoa ligera, con dos bogas, y el cacique
Pivi a tratar de capturar o matar a Quirubidá y al capitán Sangua, a lo cual
el General aceptó.133
De esta manera, Alcedo y Sotomayor y el capitán Serrano Dávila
salieron en busca de Quirubidá y Sangua, los enfrentaron y mataron, “en
los mismos sus retiros”,134 procediendo luego a cortarles la cabeza y la
mano derecha, la cual posteriormente fue clavada en Inquipurdó, lugar
donde había matado al alférez Domingo de Veitía, teniente y corregidor
al momento del alzamiento. El Capitán Serrano Dávila relató que al llegar al refugio de Quirubirá saltaron a una playa en la que los invistieron
Quirubidá y Sangua con veinte flecheros, “y habiéndose defendido con
130
Carta del general Carlos Alcedo y Sotomayor. La Concepción de Lloró, agosto 20, 1687.
AGNB, Caciques e Indios, 23, D. 67. Folio 910r.
131
Auto; San Sebastián de Neguá, agosto 26, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F. 195r.
132
Auto; San Sebastián de Neguá, agosto 26, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F. 195r.
133
Ultima resolución; Neguea, agosto 26, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F. 196r.
134
Certificación del maestro de campo George López García. Inquipurdo, septiembre 8, 1687.
AGI, Escribanía, 651c. F. 196r.
497
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
sus flechas y dardos quiso Dios que los matásemos y les dividiésemos
las cabezas, y que los demás huyesen con alguna costa”.135 Un año más
tarde, Alcedo y Sotomayor, en petición al rey describió dichos eventos
de esta manera:
“Digo que he servido más tiempo de dos años y que Dios nuestro
Señor fue servido de que se consiguiese la dicha pacificación en
que puse todos los medios posibles, arriesgando mi vida muchas
veces (...) hasta arrojarme solo con uno de mis capitanes, ciento
y cincuenta leguas de mis soldados, por dos veces buscando al
tirano Don Gregorio Quirubidá a quien todos seguían. Hasta que la
segunda vez lo maté peleando cuerpo a cuerpo y le corté la cabeza
en su propio retiro, teniendo de guarda y defensa más de veinte
hombres, indios de mucha reputación que le guardaban la persona
en continua centinela y de ellos el dicho mi capitán compañero
mató también al capitán Sangua, y después en otra correría vencí
todos lo que habían quedado, en que murieron cuatro principales y
capitanes, con que vencidos y otros perdonados vinieron a quedar
reducidos y poblados del todo”. 136
La documentación menciona que los indígenas consideraban que Quirubidá era inmortal, y que él podría dar muerte a todos los españoles.
Alcedo y Sotomayor le habría arrancado a Quirubidá un sartal de unos
treinta dientes, “de indios de otras naciones, de ingleses y de cristianos
españoles que él había muerto por estilar estos indios a cada uno que
matan quitándole un diente y colgándoselo por trofeo”.137 Quirubidá
también llevaba una chaguala de oro en su nariz, como al parecer era
costumbre entre los Citaraes.
Al día siguiente, Alcedo y Sotomayor hizo convocar a todos los indígenas de Neguá y les mostró las cabezas de Quirubidá y Sangua, y los arengó
señalando que la tierra había quedado pacificada.138 Ambas cabezas
498
135
Certificación del capitán Nicolás Serrano Dávila; Lloró, septiembre 14, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F. 209r-210r.
136
Petición; Popayán, julio 20, 1688. AGI, Escribanía, 651c. F. 288r-288v.
137
Certificación de Diego García de Gálvis; Inquipurdo, septiembre 8, 1687. AGI, Escribanía,
651c. F. 198r-199r.
138
Auto; Lloró, septiembre 9, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F. 201v-202r.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
fueron clavadas en una escarpia y expuestas al público.139 Posteriormente
se hizo entrega de la calavera de Quirubidá, “con una nariguera de oro
unida a la ternilla, dentro de un cajón de media vara”140, la cual fue llevada a Cali y entregada al gobernador Don Gerónimo Berrio. Se agregó
también el arco y un dardo con el que peleó y fue vencido.
Epílogo de la pacificación de los Chocoes
Para finalizar la pacificación del Chocó, Alcedo y Sotomayor tomó medidas
contra un grupo de cerca de trescientos indígenas que aún permanecían
retirados, que aunque estaban comunicados con la gente del gobierno
de Antioquia, éstos los habían persuadidos para que no fueran a sus
antiguos pueblos sino que permanecieran en el sitio de Taitá, y que la
intención era “sacarlos de sus naturales por sus particulares fines”. 141
Alcedo y Sotomayor ordenó a sus oficiales ir a recogerlos y que si se
resistían, colgara a sus líderes. Más específicamente, ordenó que en los
ríos de Bebaramá y los demás que entran hasta Taitá, talar y derribar sus
cultivos, quemar sus rancherías, aprisionando a todos los indígenas que
no estuvieren enumerados.142
En cumplimiento de esta orden, se ejecutó en el río Arquía al líder
indígena Massi Itabugara, a quien una vez muerto lo colgaron de los
árboles.143 Otros capitanes españoles fueron enviados al río Murrí, donde
se habían divisado algunas familias retiradas, quienes apresaron veinte
indígenas, incluido su líder Montoya. Igualmente se dio muerte a dos
capitanes indígenas, Sesego y Adami, y se tomaron prisioneros otros
siete indígenas.144
139
Certificación del sargento mayor Don Antonio Joaquín de Verois; Lloró, septiembre 9,
1687. AGI, Escribanía, 651c. F. 203r. Según el diccionario de la Real Academia Española,
una escarpia es un, “clavo con cabeza acodillada, que sirve para sujetar bien lo que se
cuelga”.
140
Auto. Fuerte de la Concepción de Lloró, septiembre 11, 1687. AGI, Escribanía, 651c. F. 205v.
141
Orden del señor Don Carlos Alcedo y Sotomayor; Yquipandú, septiembre 8, 1687. AGI,
Escribanía, 651c. F. 202r.
142
Orden del señor Don Carlos Alcedo y Sotomayor; Yquipandú, septiembre 8, 1687. AGI,
Escribanía, 651c. F. 202r.
143
Auto; Río de Arquía, 14 septiembre 14, 1687. AGI, Escribanía, 651c. Folio 209v.
144
Auto; Taitá, septiembre 23, 1687. AGI, Escribanía, 651c. Folio 210r.
499
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
No obstante lo anterior, Alcedo y Sotomayor reconoció que aún quedaban unos cuarenta capitanes por capturar, incluidos Aucabida, Juan
Chiguerre y Chari.145 Sin embargo, agregó que en opinión del cacique
Pivi y el gobernador Mitiguirre esos rebeldes con el tiempo saldrían a
poblarse, y que ninguno de ellos era considerado de importancia, “y
que tratan solo de huir”.146 Respecto a la localización de dichos grupos
mencionó, “quedan algunos indios en número corto retirados y que los
andan siguiendo por la parte de la provincia del Noanama y tierras orillas
del mar del sur donde tienen huida”.147 Respecto a la razón para que estos
indígenas permanecía huidos dijo,
“por hallarse bien en los retiros y ser ellos naturalmente inclinados a ellos y a alejarse de los españoles para vivir en el ocio que
acostumbran y ejercitar sus ritos y abusos gentilicios, y por estas
razones los pacíficos y poblados también pueden algunos retirarse
y aunque no hagan daño a lo menos se atrasan en la reducción y
vida política sin que pueda bastar a estorbarlo el corregidor ni su
teniente, por ser gente ruda, idiota y soberbia que solo respetan
las armas”.148
Las rivalidades entre Chocoes y Cunacunas
La mitología de los actuales indígenas Emberá está llena de referencias a
una supuesta rivalidad inmemorial con los actuales Gunas (Santa Teresa
1959) y los celebra como los vencedores en dicha guerra a muerte, a pesar
de que según estos mismos relatos los Gunas eran muy diestros con las
flechas envenenadas. Al final, según los mitos, los Emberá hicieron que los
Gunas huyeran muy lejos y tomaron posesión de sus tierras en el rio Atrato.
Aunque no es posible encontrar en los mitos correspondencias exactas de eventos históricos, pueden ofrecer indicios de ciertas visiones o
interpretaciones de algunos de dichos eventos. Mi hipótesis es que esta
rivalidad histórica entre Emberás y Gunas solo se puede entender si
500
145
Auto; Neguá, 26 octubre 26, 1687. AGI, Escribanía, 651c. Folio 216v-217r.
146
Nombramiento; Neguá, 27 de octubre 27, 1687. AGI, Escribanía, 651c. Folio 217r.
147
Nombramiento de superintendente; Neguá, octubre 29, 1687. AGI, Escribanía, 651c. Folio 226r.
148
Nombramiento de superintendente; Neguá, octubre 29, 1687. AGI, Escribanía, 651c. Folio
226r.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
consideramos a las tribus indígenas que la tradición Emberá denomina
Burgumia, y como hemos visto en cierta documentación como los Idibaes
o Gorgona, como parte de la familia extensa Guna. Este grupo fue el que
dominó el Atrato medio hasta cerca de 1679 cuando la mayor parte de los
remanentes de dicho grupo salieron de la región para ser reasentados a
orillas del rio Chagres, como lo detallé en el capítulo 5. Documentalmente
está comprobado que uno de los grupos de antepasados de los actuales
Emberá, llamados en ese momento por los españoles como los Citaraes,
fueron efectivamente enemigos a muerte de los Idibaes/Gorgona (Burgumia), y al dejar éstos últimos de vivir en el Atrato, los Citaraes efectivamente se adueñaron de la mayor parte de su cuenca y continuaron dicha
rivalidad con los Gunas propiamente dichos, llamados para entonces
como los Cunacunas, en la cuenca baja del Atrato.
La primera mención documental que he encontrado de la guerra entre
Cunacunas y Chocoes proviene de un reporte del gobernador de Antioquia,
Juan Bueso de Valdés, fechado a comienzos de 1677, que señala que viajando en compañía de algunos indígenas Chocoes por el rio Atrato hasta
su desembocadura, sostuvo un enfrentamiento con los Cunacunas, en el
que capturó 27 de ellos.149 En los días posteriores, los contactos armados
entre los dos grupos continuaron. Cuando un misionero franciscano que
viajaba con el grupo pidió a los Cunacunas que se rindieran y permitieran
su evangelización, los indígenas les habrían contestado, “que querían
pelar”.150 El misionero aseguró en su reporte que al parecer los indígenas
le entendieron sus palabras, “porque diciéndoles Dios bueno, respondieron en nuestra lengua castellana, no bueno, no bueno”.151
Al referirse al área donde vivían los Cunacunas, Bueso de Valdés
escribió, “su comarca es anegables y de muchas grandes ciénagas”.152
Años más tarde, Juan Bueso de Valdés, en carta fechada en marzo de 1685,
señaló que un grupo de capitanes Citaraes no alcanzaron a participar
149
Montoya Guzmán (2014: 318). El autor refiere a los Cunacuna como los Cuna, que es una
denominación posterior, por lo que dudo que esa es la forma en como aparece en la documentación citada. Aunque sabemos que los Cunacunas y los Cunas son el mismo grupo,
en este trabajo he dado importancia a la forma como se denominaban en un momento
específico de tiempo.
150
Montoya Guzmán (2014: 318).
151
Montoya Guzmán (2014: 318).
152
Montoya Guzmán (2014: 318).
501
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
en la rebelión contra los españoles que estalló en 15 de enero de 1684
en toda su provincia por encontrarse ocupados en su guerra contra los
Cunacunas.153 Igualmente, el Obispo de Panamá, Lucas Fernández de
Piedrahita, menciona en una carta fechada en agosto de 1684 el temor
que “los indios del Darién” tenían de los indígenas Chocoes.154
Es relevante que la primera noticia documental que tenemos del
enfrentamiento entre Cunacunas y Citaraes se haya dado estando estos
últimos viajando junto a los españoles, cuando los Burgumia/Idibaes/
Gorgona no habían sido completamente desnaturalizados. La entrada de
Bueso de Valdés al territorio Cunacuna en 1677 nos recuerda la primera
entrada de indígenas Chocoes bajando el rio Atrato hasta llegar al Urabá,
en el año 1650, en compañía del religioso franciscano Fray Matías Abad.
La hipótesis que he desarrollado en este trabajo es que la desaparición de los Idibaes/Gorgonas/Burgumia del rio Atrato, ocurrida hacia 1679,
significó una completa redefinición de los límites entre los Cunacunas y
los Citaraes, quedando ahora de vecinos en una amplia zona del Chocó
y Darién.155 Se puede entonces afirmar que la rebelión de los Citaraes en
1684 fue posible en parte porque éstos habían expandido su territorio
al norte, a la zona media del rio Atrato, la cual pudieron lograr por la
desaparición de los Idibaes/Gorgonas o Burgumia. Como detallé en la
sección anterior, el líder principal de los Citaraes en la rebelión de 1684
fue Gregorio Quirubirá, quien estableció su base en el área del rio Bojayá,
que anteriormente había sido uno de los ríos claramente reconocidos
como parte del territorio de los Idibaes/Gorgona o Burgumia.
502
153
Williams (2005: 147).
154
Fernández de Piedrahita (1971: 119). Textualmente dice: “los chocoes, a quien ellos temen
tanto”. Es importante señalar que el Obispo Fernández de Piedrahita se refiere en su
carta genéricamente a los indígenas del Darién, o específicamente a los indígenas que
habitaban en los poblados que fundó, a quienes también llamó los Tuira y los Payas, por
los ríos donde estaban ubicados.
155
En la relación de servicios del Maestre de Campo Luis Carrisoli se menciona: “Con noticia
que tuvo dicho Don Luis, de que el presidente de Panamá Don Alonso de Mercado se hallaba
con Real orden para hacer reconocer los Indios Chocoes, que habitan muy distantes de la
Provincia del Darién, y gente Española, y reconocer aquella tierra, y todo lo demás que
condujese á la reducción de los Indios”. Relación de servicios del Maestro de Campo Don
Luis Carrisoli de Alfarez. AGI, Panamá 181, f. 812r. Gallup-Díaz (2001a: 105) se equivoca
al afirmar que los “Zitaraes” que Carrisoli contactó eran los indígenas Tules o Gunas.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
La mediación de Fray Joseph de Córdova en 1691
En 1691, el controvertido Franciscano Fray Joseph de Córdova vuelve a
aparecer en la documentación, esta vez subiendo por el rio Atrato. El
misionero mencionó en su reporte que existía una rivalidad “de tiempos
inmemoriales” entre los Cunacunas y Citaraes. Sin embargo, los Cunacunas aceptaron la propuesta de mediación y paz que les propuso el
religioso, que derivó en la visita del principal cacique Guna del momento,
el Cacique Don Diego, al poblado de Neguá para entrevistarse con el
principal cacique Citará, Don Rodrigo Pivi,156 que habría derivado en un
intercambio de prisioneros entre ambos grupos indígenas. Fray Joseph
de Córdova cuenta su viaje de esta manera:
“(...) y después de diez y siete días de embarcación en la costa,
habiendo pasado por la provincia del Urabá, llegué a la del Cuna
Cuna, provincia tan dilatada y numerosa que coge desde la boca
del Dariel hasta la mayor parte de este dicho rio del Atrato en esta
provincia del Citará. Halle los naturales de dicha provincia del
Cuna Cuna sobradamente alterados, por haber con poco acuerdo
y menos causa despachado el teniente de esta provincia del Citará
con algunos indios de ella, dos mozos de muy poca experiencia a
recorrer dicho rio. Y cuando había de ser solo la mira de usar bien
y suavemente con los indios que encontraron fueron al contrario.
Que habiendo encontrado algunos osaron, juntos con estos Citaraes, del rigor de las armas y mataron nueve o diez de aquellos.
De lo cual se hallaban tan ensangrentados que tuvimos muy a
peligro nuestras vidas, el Padre Predicador Fray Luis Cardozo y
yo. Mas pidiendo el socorro a Dios Nuestro Señor fue servido de
librarnos consolándonos tanto, que con las razones que su divina
majestad me alumbró. Que les dije quedaron tan sosegados que
156
Fray Joseph de Córdova escribió en una de sus carta de 1691: “yo tengo necesidad de que
se me reciba información de testigos de cómo traje a esta dicha provincia un Cacique y
un capitán, indios de la provincia del Cunacuna con quienes han tenido los de ésta sangrientas guerras de tiempo inmemorial. Y que conseguí con haberlos traído y juntado los
Caciques y indios más principales de esta dicha provincia el que celebrasen y asentasen
pases y amistades tan segura como le consta usted y a todos los españoles asistentes en
este pueblo se hicieron, de que resulto el que el Cacique Don Rodrigo Pivi les entregase a
aquellos los prisioneros que acá le tenían de su nación, quienes gustosos ofrecieron igual
correspondencia”. AGNB, Caciques e Indios 70, D.13. Folio 285r.
503
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
nos agasajaron mucho, proveyéndonos de muchas de sus comidas
y raíces, y habiendo ocurrido mucho número de ellos a vernos
quedaron tan aficionados a nuestra santa ley que me pidieron el
agua del bautismo, y tan enamorados a nuestro Rey Católico con
las cosas que les dije que prometieron obediencia y vasallaje a su
majestad. Pare quince días y en ellos bauticé muchos de los párvulos. Y adelantando Dios sus maravillas conseguí traer un cacique,
el más principal entre ellos, y un capitán vino. Concelebraron pases
y amistades entre estos y aquellos, cesando las guerras que de
tiempo inmemorial han tenido entre estas dos naciones, siendo
este el mayor estorbo para no poderse por el todo sujetar estos
indios. Espero en Dios que de hoy en adelante lo han de estar (…)
logrado después de lo referido informado de los dichos indios Cuna
Cunas de la inquietud y alboroto y que me dijeron había muchos
por las bocas de los ríos solicitando venganza del daño referido
y que si entraba por dicho río me podrían dar muerte a mí y a los
que me acompañaban, resolví hacer exhorto a un capitán que con
veinte hombres, por orden del Gobernador de Cartagena asiste
en el Dariel, en un sitio que llaman San Bartolomé, para que me
viniese convoyando con diez hombres, ofreciéndole la satisfacción
que hice cuando nuevos empeños dándole en esta provincia ciento
y cincuenta reales de a ocho (…) Siendo así que estos indios sin
violencia ninguna cuando dieron la obediencia primera y segunda
ves lo ofrecieron y pagaban como lo pagan las demás de estas
provincias, no siendo tan ricas como ésta del Citará (...)”157
Hay varios aspectos que se quiero resaltar de este relato. En primer lugar,
que los españoles mantenían un puesto en la boca del Atrato, en el sitio
conocido como San Bartolomé, y otro en el Citará. Los que estaban en
el Citará estaban en proceso de avanzar hacia la desembocadura del rio
Atrato, en compañía de los indígenas Citaraes, como efectivamente lo
hicieron días antes de la entrada de Fray Joseph de Córdova, matando a
unos diez indígenas Cunacunas. Igualmente, al comenzar su navegación
rio arriba, Fray Joseph de Córdova y el religioso que viajaba con él fueron
157
504
Carta de Fray Joseph de Córdova, septiembre 24, 1691. AGNB, Caciques e Indios 70, D13.
Folios 294r-295r.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
acompañados por un grupo de soldados españoles para su protección. En
segundo lugar, Fray Joseph de Córdova menciona que en la mayor parte del
rio Atrato hacían presencia los indígenas Cuna Cuna. Esta afirmación sin
embargo es algo confusa, pues como hemos visto a lo largo de este trabajo
los Tunucuna o Cunacuna vivían en la parte baja y en la desembocadura,
y quizás con la desnaturalización de los Idibaes/Gorgona los Tunucuna
también intentaron expandirse hacia el Atrato medio. En tercer lugar, es
claro que los Cunacunas estaban en una situación militar delicada por la
alianza de los Citaraes con los españoles, por lo que probablemente ese
aspecto pesó en el recibimiento que dieron a Fray Joseph de Córdova y
la aceptación de su propuesta de un tratado de paz con los Citaraes, e
incluso un intercambio de prisioneros.
Uno de los testigos de dichos eventos señaló que fueron Diego, el
Cacique Cuna-Cuna, y el de capitán Ignacio, quienes asistieron al acto de
paz y devolución de prisioneros, auspiciado por Fray Joseph de Córdova:
“El dicho R.P. Comisario trajo en su compañía dos indios principales, llamados Don Diego el uno, y el otro Ignacio, de la Provincia del
Dariel a quienes amistó con el Cacique y principales de ésta, lo cual
ha sido de mucha utilidad y bien, respecto de que antes eran muy
encontrados y enemigos, por cuya causa se hacían los unos a los
otros continuamente guerra, y con ella muchas muertes y estragos,
de todo lo cual ha cesado desde entonces por las amistades que
dicho lleva. Y para señal de ella, en presencia de este testigo y de
otras muchas personas de esta provincia se abrazaron los dichos
indios principales, entregaron los prisioneros que tenían de la
otra nación, ya que ellos hicieron lo mismo con otros que habían
traído. Y que después a la se han conservado de esta manera sin
más daños”.158
Sin embargo, la paz entre Chocoes y Cunacunas fue efímera. El capitán
inglés Richard Long, quien habría sido enviado por el rey de Inglaterra a
158
Testimonio del Capitán Felipe de Arce Camargo. San Sebastián de Neguá, febrero 4, 1694.
AGNB, Caciques e Indios 70, D13. Folio 308r. Este mismo testigo menciona que entre las
cosas que comerciaban las piraguas que venían de la boca del rio Atrato había, “mantas
del cuna cuna que llaman imantes [sic] pintados” AGNB, Caciques e Indios 70, D13. Folio
308v.
505
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
espiar a los escoceses que querían fundar una colonia en algún lugar del
Caribe o Tierra Firme, resultó siendo un testigo de excepción de varios de
los eventos que ocurrieron en la región en los meses de su visita al Darién
entre finales de 1698 y su regreso en algún momento de 1700. En primer
lugar, las percepciones de los líderes Gunas respecto a la presencia de
franceses entre ellos, principalmente en el occidente de las islas de San
Blas, en el rio Concepción. Long menciona los esfuerzos de los franceses,
específicamente de un francés llamado Sebastián y el líder Guna Corvet,
por conciliar a los Gunas y los Chocoes, entre otras cosas para asaltar el
Real de Minas de Caná. Este pudo ser el motivo por el que se asesinó a
los religiosos, pretendiendo hacerlo pasar por un levantamiento de todos
los indígenas de la región. En segundo lugar, la llegada de los colonos
escoceses al área de la antigua Acla. Tercero, la reanudación de la guerra
entre los Cunacunas y los chocoes o citaraes. Sin embargo, hubo eventos que estuvieron en el trasfondo de su viaje, que apenas menciona
tangencialmente, pero sobre los cuales no se interesó por profundizar.
Quizás el más importante de ellos fue el relacionado con la muerte de los
religiosos franciscanos. Long menciona que varios grupos Gunas estaban
frustrados con el grupo de Corvert por haber aceptado la presencia de
religiosos, por la presión que recibieron del gobernador de Jamaica, quien
era un aliado. Igualmente, Long menciona que se entrevistó con una mujer
mulata que los indígenas Cunacunas tenían cautiva luego del ataque en
que dieron muerte a los religiosos, quien había venido de la capital de la
Nueva Granada para trabajar como cocinera de los misioneros asesinados.
En carta fechada en febrero de 1699, Long presenta una descripción
única sobre la región de Urabá y el bajo Atrato.159 Long contactó inicialmente a los indígenas Darieles (Gunas) quienes lo relacionaron con los
Urabáes. Long afirma que el 2 de noviembre de 1698 mientras estaba en
casa del Cacique Diego, en un lugar del Atrato, veinte leguas arriba de
159
506
He consultado la carta original del capitán Long, que se encuentra actualmente en The
National Archives, en Londres. También he hecho una transcripción paleográfica de dicha
carta para su mejor comprensión. Hasta el momento la única versión que se ha publicado
de dicha carta es la de Cundall (1926). Torres de Arauz (1971: 99) publicó unos aportes
de la carta de Long, pero con una traducción no muy ceñida al original. Según Long, “en
el lado oriental del Golfo del Darién, habita una nación llamada indios Arrabha, mezclada
con unos pocos Dariénes, quienes me relacionaron con ellos. Yo entré ocho a diez millas
dentro de su territorio, y me recibieron muy amablemente. Ellos son actualmente enemigos
mortales de los españoles”.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
su desembocadura, que podría ser el lugar donde está localizado el rio
Cacarica, los indígenas Chocoes llegaron una noche a matar al Cacique
Diego y a su familia.160 Según Long los atacantes fueron rechazados por
los Cunacunas, con la ayuda del inglés y de un esclavo que lo acompañaba, quienes hicieron explotar la pólvora que tenían, lo que al parecer
asustó a los atacantes. Long no menciona más detalles del ataque, ni
especifica si hubo víctimas.
Sin embargo, el hecho de que los Chocoes hubieran llegado hasta la
casa de Diego, el jefe Cunucuna de toda la región es una muestra no solo
de la capacidad de los Citaraes para atacar a sus enemigos sino también
de un escalamiento de la guerra entre los dos grupos indígenas.
En otro documento Long menciona, “la más grande cosa que yo ví, en
la cual se deleitan los indios [Darienes] era en matar a los españoles y a
los indios Couccos [chocoes161] y tomando su piel y huesos de los brazos,
después que estaban secos los adornaban con plumas y luego haciendo
flautas con ellos, para música, con la cual cuando ellos van a la fiesta,
se la ponen atravesada sobre los hombros”.162
La muerte de los misioneros Franciscanos
entre los Cunacunas en 1698
Los primeros dos sitios donde los Franciscanos lograron asentar un
pueblo Cunacuna fue en Tarena y en Cacarica, fundados en 1698.163 Al
parecer, una vez salieron los misioneros Capuchinos en el año 1651, los
Tunucunas que habitaban el poblado de Tarena que habían fundado
dichos misioneros se dispersaron y cerca de cincuenta años después los
Franciscanos lograron revivir dicha localidad. El asentamiento que sí es
completamente nuevo es el de Cacarica.164
160
Cundall (1926: 105).
161
Sin duda que se refiere a los indígenas Chocoes (actuales Emberás), aunque el autor lo
escribe ahora diferente de su primera mención.
162
Torres de Aráuz (1968: 89).
163
Wassén (1941: 81) y Mantilla (1980: 90-91) señalan erróneamente que los hechos sucedieron
en 1701.
164
Long menciona en su carta de 1700 que fue visitado por indios Darienes del rio Cacarica.
Letter of Richard Long to the Lord High Admiral of England, 17 June 1700; Public Records
Office, Admiral Letters 1/2033. PRO Reference 3 CPY 4 (19).
507
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Sin embargo, la misión franciscana tuvo una corta existencia dado
que en el mismo año Fray Antonio Hernández y Fray Francisco Hernani,
quienes trabajaban entre los Tunucunas, fueron asesinados violentamente
en Tarena poco tiempo después de su fundación.165 Los autores, motivos
y circunstancias de dichas muertes habían permanecido confusos hasta
ahora. En 1740, cuarenta y tres años después de dichos eventos, Fray
Jerónimo del Camino culpó a los Citaraes y a los Darienes o Gunas de
dichas muertes al decir que, “una mañana de un domingo los degollaron
los indios Zitaráes junto con los Darienes, que es el Cunacuna, sin más
motivos que su traición”.166 Sin embargo, los sucesos que llevaron a la
muerte de los religiosos fueron al parecer mucho más complejos al haber
involucrado distintas naciones indígenas, como los Citaraes y Cunacunas,
quienes se habrían aliado para acometer la acción.
Como mencioné atrás, al parecer lo que motivó la alianza para el ataque contra los religiosos fue el deseo de piratas franceses por aparentar
un levantamiento entre los indígenas de la región, para distraer a los
funcionarios españoles mientras a la vez atacaban las minas de Caná.
La documentación española se queda corta en aclarar en su totalidad lo
sucedido debido a que las autoridades pronto tuvieron que enfrentar una
amenaza mayor con la llegada de los colonos escoceses pocas semanas
más tarde, que detallé en el capítulo 7. Correspondió al mismo maestre
de campo don Luis Carrisoli el dar aviso de la noticia de la muerte de los
religiosos al presidente de la Audiencia de Panamá, Pedro Luis Enríquez,
Conde de Canillas, quien comunicó,
“la noticia de haber ahorcado los Indios de Tarena a tres Religiosos
Doctrineros de la Orden de San Francisco que los asistían y cinco
españoles, que con ellos estaban, habiéndose solevado 167 así
mismo los Indios Chocoes, intentando el levantamiento de los de
508
165
Fray Jerónimo de Camino (1980: 91) escribiendo en 1740 sobre dicho suceso, señala erróneamente que la muerte de los religiosos ocurrió en 1701. Fray Diego de Acuña fue el tercer
misionero Franciscano entre los Cunacunas, quien sobrevivió por no estar presente cuando
los otros dos misioneros fueron asesinados. Acuña había salido de la región debido a una
emergencia médica.
166
De Camino (1980: 91). Werner Cantor (2000: 84), por su parte, ha transcrito de manera
inexacta el nombre del cacique Diego Pando, a quien denomina el cacique “Diego Pardo”.
167
Según el Diccionario de la Real Academia Española, solevar es sinónimo de sublevar.
https://dle.rae.es/solevar?m=form
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
la Provincia del Darién, en que murió mucha gente, ejecutándose
estas atrocidades en diferentes parajes de aquella Provincia,
por los Indios de una y otra Nación, y que quedaban intentando
la entrada en el asiento de Caná; para cuya oposición, y castigo
envió el señor Conde dos embarcaciones de su Majestad con ciento
veinte hombres de su dotación (…)”168
Por su parte, el Conde de Canillas, dio cuenta del ataquen a partir la
noticia que le hizo llegar Carrisoli, en estos términos:
“Hoy, veinte y dos de septiembre, a las ocho de la mañana, recibí
una canoa con pliegos del Maestro de Campo Don Luis Carrisoli,
que lo es de la Provincia del Darién, en que me da noticia de haber
ahorcado los indios en Tarena a los tres religiosos doctrineros
de Nuestro Padre San Francisco, y cinco españoles que con ellos
estaban, habiendo sublevado así mismo los indios chocoes y estar
intentando el levantamiento de los de la Provincia del Darién,
habiendo sido quince los muertos hasta el día en que avisó. Ejecutadas estas atrocidades en diferentes parajes de aquella Provincia
y por los indios de unas y otras naciones, y quedaban intentando
hacer entrada en el asiento de Caná para cuyo castigo, oposición
y remedio me ha enviado a pedir el dicho Maestre de Campo cien
escopetas que se le remiten con quinientas libras de pólvora y dos
mil balas, y así mismo cien lanzas y cien machetes y otra memoria
de diferentes géneros que llaman Paniquiris para repartir entre los
indios amigos”.169
El presidente de la Audiencia de Panamá reportó que un grupo de “Yvaraes” o “Ybaras”170, que habían detenido y castigado a los responsables
168
Relación de servicios del Maestro de Campo Don Luis Carrisoli de Alfarez. AGI, Panamá
181, f. 815r. Como he mencionado anteriormente, el tercer franciscano no estaba presente
al momento de las muertes de los religiosos, por lo que fueron dos, no tres, los misioneros
asesinados.
169
Carta del Conde de Canillas. Panamá, septiembre 22 de 1698. AGI, Panamá, 181. Folios
934r-934v.
170
Probablemente se refiera a los llamados Urabaes.
509
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
de la muerte de los dos religiosos.171 Por su parte, el testimonio del maestre de Campo don Luis de Acuña y Berrio, hermano de uno de los religiosos
que sobrevivió, entregado trece años más tarde sobre dichos eventos,
clarifica en gran parte lo sucedido. Así dice testimonio de Acuña y Berrio:
“Estando en este pueblo [de Quibdó] por el año de setecientos, a
lo que se quiere acordar, bajó el declarante con el Reverendo Padre
Comisario Fray Diego de Acuña, como su hermano, a la misión
que iba a hacer a la provincia del Cunacuna, y que habiendo compuesto dicho padre Comisario dos pueblos en que se congregaron
y bautizaron más de mil almas de los indios de dicha provincia, y
por haberle dado un accidente de peligro a dicho padre comisario
se vino a esta dicha provincia [del Citará], dejando entablados
los dichos dos pueblos, y en el uno que se intituló San Francisco
de Tarena, al padre Francisco Arnania [sic]172, de la orden de San
Francisco, para que como cura educase y administrase la doctrina
cristiana a dichos naturales. Y en el otro, que se intituló Nuestra
Señora de Cacarica, dejó para el mismo efecto a el Padre Fray
Antonio Hernández, de la dicha religión, y que así mismo por haber
demostrado con grandísima cautela don Diego Pando, indio principal y cacique de los dichos pueblos entablados, toda lealtad y
seguridad, diciendo en legua castellana, que la sabía por haber
andado en las costas de Cartagena, que quedaban dichos padres
seguros de todo peligro, y que sus naturales les serían domésticos
a dichos padres, que admitían la doctrina cristiana y era voluntad
educarse en ella y en el santo evangelio. Se vino el declarante
en esta buena fe, a la atención del achaque del dicho hermano,
dejando por escolta de dichos padres misioneros doce hombres
armados y por caudillo de ellos a don Diego de Elizalde, de por
hombre baquiano y versado entre dichos indios y provincias. Y
estando en este pueblo [de Quibdó] al cabo de dos meses poco más
o menos se apareció en él el dicho don Diego de Elizalde con noticia
que trajo de que una madrugada, como a las dos o tres de ella,
habiéndose convocado sigilosamente el dicho don Diego Pando con
510
171
Carta del Conde de Canillas. Panamá septiembre 1 de 1698. AGI, Panamá, 181. Folios 939r.
172
El nombre correcto es Francisco Hernani.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
los mandones de uno y otro pueblo referidos, a un mismo tiempo
dieron asalto, y que habiendo cogido descuidados a los dichos
hombres de escolta y a los dos religiosos referidos, los mataron
ignominiosamente, cortándoles las cabezas a dichos religiosos
para timbre de traición, y que pasaron a las iglesias apoderándose
de los ornamentos y vasos sagrados, los aplicaron lo uno para
parumas173 y vestuarios de las indias, y los vasos para brindar en
sus embriagueces, haciendo otros mayores escarnios y ultrajes
en dichos templos con los cuerpos de los dichos sacerdotes”.174
Acuña agregó que él se ofreció a ir “en el castigo y reducción de dichos
indios Cunacunas”, pero que el Maestro de Campo don Jacinto de Mosquera le respondió que no podía autorizarlo sin orden expresa de la Real
Audiencia en Santa Fe, la cual nunca llegó. Desmotivado por la falta de
respuesta y temeroso de un futuro ataque de los Cunacunas a Quibdó,
Acuña y otras familias españolas se trasladaron a Nóvita.
En la documentación también se menciona que algunas veces los
Citaraes decían que la enemistad entre las dos tribus se debía a que
los Cunacunas mataron a unos misioneros franciscanos que eran muy
apreciados por ellos.175 Algunos testigos señalaron que los indígenas
citaraes decían esto cuando los capturaban después de haberse ido a
vivir de cimarrones, y que solo era una excusa que usaban para irse a la
guerra con los Cunacunas y así escapar de los pueblos y doctrinas de los
curas españoles.176
Las incursiones de los Chocoes en Urabá
Una de las mayores alteraciones producidas por la expansión de los
Chocoes, principalmente Citaraes, a partir del levantamiento de 1685 lo
constituyeron sus incursiones a la región de Urabá, incluyendo lo que
173
Paruma es definido entre los Emberá como: “Pieza rectangular realizada en tela que se ata
alrededor de la cintura de la mujer con un nudo simple”. (Chasoy Agreda: 19).
174
AGNB, Conventos, 39. F. 535r-536v. Es interesante el dato que el nombre latino del cacique Cuna era Diego Pando, que habla bien el español y que había estado por los lados de
Cartagena, aunque no sabemos por qué razón.
175
AGNB, Conventos, 39. F.530v.
176
AGNB, Conventos, 39. F.489v.
511
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
antiguamente se conocía como el área de Caribaná, en la cuenca del rio
Damaquiel. Aunque no tenemos suficientes detalles de cómo se produjeron dichas incursiones, si existe abundante información documental
del impacto que produjeron dichos ataques, que derivaron en el desplazamiento a la región del rio Sinú de prácticamente todos los indígenas
Urabaes, Caribanaes y de los pocos Cunacunas que vivían junto a los
poblados de Urabaes.
En otro trabajo (Arenas 2023) he documentado y analizado dichos
desplazamientos por lo que no es necesario repetirlo aquí. Lo que si me
parece importante resaltar es que mi investigación me lleva a la conclusión de que los Cunacunas no eran originarios de la región de Urabá,
sino que unos pocos se establecieron allí por primera vez cuando los
primeros misioneros Capuchinos de Andalucía llegaron a la región en
1647, como mencioné en el capítulo 5. Sin embargo, es probable que los
Cunacunas hubieran tenido cierto parentesco lejano con los indígenas
Caribaná, aunque eran grupos claramente distintos, y es probable que los
pocos Caribanaes que no se trasladaron al Sinú, e incluso algunos que
se regresaron, pocas décadas más adelante hubieran hecho el tránsito
a formar parte de la familia de los indígenas Gunas, durante el primer
cuarto del siglo XVIII, lo que ayudaría a explicar la súbita presencia de
un grupo significativo de indígenas Gunas en dicha región, para luego
terminar concentrándose en la región de Urabá, donde aún hoy día permanece una sola comunidad.
Los Citaraes habían entrado al Urabá por primera vez en compañía
de españoles, específicamente en 1648, de la mano de Fray Matías Abad,
incursión que le costó la vida a manos de los Urabaes, quienes no lo
perdonaron el que hubiese mostrado a los Citaraes el camino de cómo
llegar hasta ellos por el rio Atrato (Isacsson, 1974a).
El renovado interés por el rio Atrato
Como detallé en el Capítulo 6, hasta cerca de 1678 el rio Atrato permaneció
cerrado para cualquier incursión armada por la presencia de los indígenas
Idibaes o Gorgona en su parte media. Una vez que las enfermedades y
las guerras con todos sus vecinos fueron disminuyendo a los Idibaes/
Gorgonas y los sobrevivientes fueron desnaturalizado y trasladado al
rio Chagres, se abrió un nuevo escenario de confrontación para algunos
512
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
grupos indígenas que comenzaron a disputarse el dominio territorial del
medio Atrato, lo mismo que abrió un nuevo frente de actividad para los
piratas.
La primera referencia documental que he encontrado de la presencia
de corsarios en el rio Atrato es del año 1645, cuando llegaron hasta las
autoridades españolas denuncias de una supuesta presencia de ingleses u holandeses en la región del Oromira.177 Sin embargo, durante la
investigación que realizó el gobernador de Cartagena, Pedro Zapata, no
se encontraron vestigios de asentamientos de piratas en el Atrato. Así,
en carta fechada el 23 de febrero del 1648, el gobernador reportó al rey
que los enemigos no habían establecido ningún asiento en la región, pero
habían entrado tres o cuatro veces a rescatar, “con los indios en la parte
del Dayriel [sic] que corresponde a Panamá”.178
Dampier, por su parte, menciona que en 1679 el capitán inglés Coxon
subió con sus hombres cerca de cien leguas por el rio Atrato antes de
encontrar un asentamiento de indios Chocoes o Citaraes.179 Los españoles
del lugar se sorpredieron mucho de que el pirata inglés hubiera llegado
tan arriba, porque,
“hay un tipo de indios que viven entre ese lugar y el mar, que son
muy pavorosos para los españoles, y no tienen ningún comercio
con ellos, ni con ninguna gente blanca. Ellos usan troncos de unos
8 pies de largo, de los cuales soplan dardos envenenados; y son
tan silenciosos en sus ataques a sus enemigos, y se retiran con
tanta agilidad, que los españoles nunca pueden encontrarlos (...)
Estos indios siempre han estado en guerra con nuestros indios
amigables de Darién, y viven a ambos lados de este gran río, 50 o
60 leguas del mar, pero no cerca de la desembocadura del río”.180
177
AGI, Santa Fe, 42, R.3, N.3.
178
AGI, Santa Fe, 42, R.3, N.9.
179
Dampier aclara que supo esta noticia de hombres que acompañaron al Capitán Coxon en
aquel descubrimiento, especialmente alguien llamado Mr. Cook. Dampier (1699:41). Sin
embargo, es posible que la fecha correcta haya sido 1681. Según el sargento mayor Antonio Veroiz, este año entraron por el rio Atrato “hasta el riñón de esta provincia” más de
cuatrocientos ingleses, deteniendo al alférez Francisco Quintero Príncipe, quien llevaba
muchas cartas para los oficiales y mineros del área; temiendo la existencia de un ejército
español se retiraron. AGI, Escribanía, 650c. f.156r.
180
Dampier (1699: 41).
513
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Este testimonio recogido por Dampier refleja varios aspectos importantes de resaltar. En primer lugar, el hecho mismo de que los piratas
hubieran podido subir cien leguas del rio Atrato sin obstáculo. Como he
detallado en el Capítulo 6, esto fue posible porque en 1678, un año ante
de los eventos relatados por Dampier, se terminó el proceso de desnaturalización de los Idibaes/Gorgonas, cuyos remanentes fueron reasentados
en el rio Chagres en Panamá. En segundo lugar, el relato refleja cómo
los mismos españoles que estaban ubicados en las partes altas del rio
Atrato no eran conscientes en ese momento de la suerte de los indígenas
Idibaes/Gorgonas, y estaban sorprendidos de que los piratas hubieran
podido subir sin obstáculo. Esto se explica por el hecho que el contacto
hecho por los Idibaes/Gorgonas con los españoles para abandonar la
región se realizó por las costas del mar pacífico y no por el Atrato y fue
hecho por parte del gobierno de Panamá, no el del Chocó o de Cartagena.
En tercer lugar, el testimonio menciona el tipo de armas que usaban
los indígenas que solían habitar la región del Atrato medio, que sin lugar a
duras eran los referidos en la documentación como los Idibaes/Gorgonas.
Me refiero a los dardos envenenados, disparados con lo que se conoce
por los indígenas Emberás como “cerbatana”, que los hacían muy temibles para sus enemigos. Igualmente ilustra sus estrategias de guerra, de
entrar a golpear al enemigo por sorpresa y retirarse. De tal manera que
esta estrategia de guerra ayuda a explicar por qué los Idibaes/Gorgonas
permanecieron siempre como un grupo enigmático, del cual nadie tenía
noticias ciertas. Finalmente, el testimonio también menciona la enemistad
entre los Gunas o Darieles y los Idibaes/Gorgona.
Un religioso llamado Fray Lucas Ordoñez de Lara relata en una carta
privada a otro religioso, fechada en diciembre de 1686, los rumores que
llegaron a Quito (Quibdó) de una incursión supuesta incursión de 100
piratas por el Atrato, los cuales habrían sido interceptados y muertos
todos. Igualmente se rumoraba que otro grupo de 250 más estaba en
camino para asaltar Quito.181
Información procedente de la provincia de Antioquia también dio
cuenta de otra incursión de piratas ingleses por el rio Atrato, acaecida en
1692. Esta vez los piratas ingleses entraron con el apoyo de los indígenas
Cunacunas. Concretamente, la noticia menciona la incursión de “una
181
514
AGI, Escribanía 651c. f. 69r.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
armada de piratas ingleses incorporados con los indios del Cunacuna que
son enemiga de los del Citará”.182 La denuncia señalaba que,
“se ha visto y reconocido que el enemigo pirata convoyado con la
nación de indios de la provincia del Cunacuna entra marchando a
la dicha provincia del Citará con dos barcos de guerra y ochenta
canoas o champanes a cara descubierta de que se deduce inferir
que no solo es la determinación el saltear y robar como tienen de
costumbre sino en fortificarse en dicha provincia y de ella pasar
al mar del sur reconociendo el corto transito que hay del dicho rio
de Atrato al de San Juan que desagua al dicho mar del sur cercano
al Puerto de la Buenaventura”.183
Otro testigo relató que se había encontrado en la provincia de Citará
con unos indígenas cimarrones, probablemente Citaraes, que se habían
retirado a la parte media del Atrato desde el levantamiento de Quirubirá
en 1685,
“que estaban retirados desde el alzamiento, y examinándolo este
testigo le dijo que venían huyendo a entregarse más aínas184 al
español que no al inglés, que venían rio arriba con dos barcos, y
por delante setenta canoas muy grandes incorporados los dichos
ingleses con la nación del Cunacuna, y que ya los dejaba, que
venían marchando por bajo de la boca del rio de Bogaya [Bojayá],
que fue donde mataron a Quiribira (...) el dicho indio le dijo a
este testigo que era tanta la gente que venía que las hojas de los
árboles eran pocas”.185
El vacío de poder de la corona en toda la costa norte de Panamá y parte
de la de Cartagena facilitó el que, a finales de 1702, corsarios ingleses
182
Carta del superintendente de Antioquia, don Francisco Hurtado de Aguilar; Popayán, junio
22, 1691. AGNB, Negocios Exteriores, 4, D.26. f.619v.
183
Carta Diego Manzano, Sitio de Santa Catarina, jurisdicción de Anserma. junio 10, 1691.
AGNB, Negocios Exteriores, 4, D.26. ff. 621r-621v.
184
Según el diccionario de la Real Academia Española, “Aína” significa por poco, pronto, o
fácilmente. Entonces en el contexto de la frase significaría más pronto, o más fácilmente.
185
Testigo Maestre de Campo Diego Manzano. Sitio de Santa Catarina, jurisdicción de Anserma.
junio 9, 1691. AGNB, Negocios Exteriores, 4, D.26. f. 622r.
515
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
procedentes de Jamaica, aliados con piratas franceses incursionaran
por el rio Atrato con el triple propósito de atacar las minas de Caná, las
minas sobre el rio Beberá en la cuenca del rio Atrato y la lejana ciudad
de Santafé de Antioquia. El ataque a las minas de Cana fue exitoso, pero
una vez hicieron incursión en las minas de Beberá los corsarios fueron
emboscados y derrotados por los españoles e indígenas Citaraes. Igualmente, el intento de otro grupo de corsarios de llegar hasta la ciudad
de Antioquia fue un fracaso aún mayor al no poder encontrar el camino
y ser aniquilados una vez más por la alianza militar entre los españoles
y los Citaraes. Considerando la importancia de dichos eventos y de que
están bien documentados, los detallaré en las dos secciones siguientes.
El exitoso ataque pirata a las minas de Caná
y el fracaso en Antioquia en 1702
Uno de los principales ataques piratas a las minas de Caná tuvo lugar en
1702, una alianza entre piratas ingleses, franceses e indígenas Gunas.
Los piratas ingleses que ejecutaron la acción salieron de Jamaica, después de recibir comisión del coronel Peter Beckford, teniente Gobernador
de dicha isla, para ir contra intereses españoles en las costas de Tierra
Firme. Los piratas totalizaban 222 hombres (Davis 2011: x) y viajaban en
cuatro embarcaciones, el Bastimento, comandada por el Capitán John
Rash; el Thomas y Elizabeth, ambas bajo el mando del Capitán Murray;
el Phenix, al mando del capitán Plowman; y el Blessing, comandada por
el Capitán Brown.
Después de hacer unos asaltos en las costas de Nicaragua, el grupo
arribó a la Isla de Oro, en las costas de Panamá, el 4 de agosto de 1702.
Allí se encontraron con un grupo de 800 piratas ingleses comerciando
algunos artículos con otros piratas franceses. Según el relato de Davis,
esos piratas franceses llevaban viviendo entre los indígenas Gunas unos
diez años, “la mayoría de ellos se han casado entre ellos, y han conseguido
considerables sumas de dinero”.
Davis señala que el “rey” de los indígenas del área era Don Pedro,
a quienes los piratas ingleses habían contactado por intermedio de los
piratas franceses, y le propusieron atacar a los españoles de las Minas de
Caná, lo cual aceptó rápidamente. Don Pedro propuso llevar 300 indígenas
516
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
con él para atravesar por pasaje boscoso. Los piratas franceses inicialmente acordaron ir en la misión y compartir el botín por mitad con los
ingleses, pero al final desistieron. Davis describe al líder indígena, Don
Pedro, como “un hombre muy sensato”, a quienes los franceses habían
llevado a Martinica, hablaba francés, español y hablaba y escribía un poco
de inglés, siendo el único de los indígenas que tenía dichas cualidades.
Don Pedro invitó a su casa a los capitanes piratas y otros miembros
del grupo y los atendió muy bien, ofreciéndoles Mushlaw, una bebida
hecha de plátanos, y chicha hecha de maíz. Davis describe a una de las
esposas de Don Pedro de esta manera, “estaba vestida de manera muy
rica, con corales y otras piedras, que ponían en cuerdas alrededor de sus
manos, brazos, piernas y cuello, de un gran valor”. Davis también dice
que Christian, un capitán pirata que llevaba vivido varios años entre los
indígenas le contó que Don Pedro tenía más esposas y que había tenido
un hijo con una de sus propias hijas, que según su relato, “es muy común
entre ellos”.
Aunque Davis no lo menciona explícitamente, es evidente que la
entrada que hicieron fue por una de las bocas del rio Atrato en el golfo de
Urabá, hasta llegar a unas lagunas y luego cruzar a pie la montaña para
bajar al rio Tuira, donde están localizadas las minas de Caná. El grupo lo
conformaban 482 piratas ingleses y unos 100 indígenas bajo guiados por
otro indígena llamado Pedro.186 Davis describió el pueblo de Caná como
de cerca de novecientas casas y una iglesia. Los piratas estuvieron en
dicho lugar por varios días, obligando a trabajar en la mina a los esclavos
afrodescendientes y algunos españoles hasta lograr sacar un botín que
consideraron apreciable.
Al regresar el grupo pasó por un poblado indígena que no especifica,
pero Davis se quejó que los indígenas del lugar les cobraron por todas
las provisiones unas diez veces más del valor, por lo que la escasez de
víveres comenzó a afectar al grupo.187 Aparentemente, la razón de la fría
receptividad fue la falta de cortesía de los ingleses con el líder Cunacuna
186
Aunque Davis no lo dice explícitamente, este Pedro es distinto de Don Pedro, dado que
siempre se refiere al anciano de manera formal. Esto coincide con la mención documental
de referiremos más adelante, de que Juan de Dios Carrisoli, había capturado y matado
brutalmente a un indígena llamado “Periquillo” (que es un diminutivo afectuoso de Pedro),
quien había guiado a los piratas. AGI, Panamá, 232, L.10, ff. 115v-116r.
187
Davis (2011: 164).
517
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
del lugar, el Capitán Robins. El Capitán Robins se habría enfadado con los
ingleses porque no fue invitado a comer con Don Pedro, un respetado líder
Cunacuna, por lo que prometió que mataría a los ingleses la próxima vez
que los viera.188 Este incidente de celos entre líderes Cunacunas probaría
ser después fatal para los piratas ingleses que posteriormente decidieron
subir el rio Atrato sin su asistencia para atacar la ciudad de Antioquia.
Adicionalmente, después de la exitosa alianza de franceses e ingleses
para el asalto a las minas de Caná, los barcos piratas se desbandaron unos
en dirección de Cartagena, otros de Portobelo y otros se quedaron en las
bocas del Atrato. La razón para que un grupo se quedara cerca de la boca
del Atrato era que dichas naves llevaban los esclavos afrodescendientes
que habían sido tomados cautivos en Caná. El renovado acuerdo entre los
piratas ingleses y franceses estipulaba que se reunirían un mes después
en las bocas del rio Atrato para subir todos juntos por dicho rio para atacar
Antioquia y algunas minas en el Chocó. Sin embargo, los piratas ingleses
que debían quedarse cerca de las bocas del Atrato mientras regresaban
sus compañeros decidieron no esperar a sus aliados y adelantaron el plan.
Aunque no conocemos los detalles, sabemos que Juan de Dios Carrisoli llegó hasta Caná con los soldados étnicos que había heredado de su
padre, y al parecer su papel fue castigar a los indígenas Gunas que habían
participado y ayudado a los ingleses. Por tal razón, a comienzos de 1703
el Rey le otorgó el mismo título que tuvo su abuelo Julián y su padre Luis,
“Alcalde, Justicia Mayor y Capitán de Guerra de la Provincia del Darién”.
Igualmente, al igual que a su abuelo, su padre Luis y su hermano Antonio
Carrisoli el Rey les otorgó tierras de Rio Congo.
Algunos de los detalles del rol jugado por Juan de Dios Carrisoli son
mencionados en la carta de agradecimientos enviada por el Rey, en la
que le decía:
“en virtud de ordenes de ese gobierno obrasteis en el castigo de los
indios rebeldes que franquearon la entrada al enemigo que saqueo
a Cana, y después en los parajes de Tugubanti por el delito que
intentaran cometer de ayudar al mismo enemigo para pasar por el
Mar del Sur a invadir la ciudad de Panamá a cuyo fin les estaban
fabricando canoas, apresando en esta ocasión al indio llamado
188
518
Davis (2011: 164).
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
Pancho Lere, que con otros parciales suyos fabricaban las dichas
canoas, y remitiéndole a dicha ciudad de Panamá en cuya cárcel
quedara preso”.189
Una de las noticias que más sorprende de dicha acción fue que “se supo
haber veinte ingleses casados con indias de Omequia, paraje que cae a
las playas del norte”.190 Juan de Dios Carrisoli aplicó un castigo brutal a
un indígena llamado Periquillo, quien habría guiado a los piratas, al no
solo ahorcó, sino que también lo descuartizó.191 Según reportó el mismo
Carrisoli, el indígena Periquillo habría confesado que los ingleses tenían
planes de volver con tres mil hombres por el paraje de Tugubanti.192 En
dicho lugar Carrisoli apresó a un indígena llamado Pancho Lere, “que en
su idioma es lo mismo que sacerdote”,193 a quien encontraron “fabricando
con otros indios rebeldes y amigos suyos canoas para que los enemigos
pudiesen pasar a esa ciudad por el Mar del Sur, atravesando por tierra
desde las costas del norte”.194
La carta de agradecimiento del Rey, deja ver cierta preocupación por
los métodos usados por Juan de Dios en el castigo de uno de los indígenas que colaboró con los piratas pero que no era un líder del grupo. Por
esto, el Rey dice:
“aprobándoos la muerte y castigo del indio llamado Periquillo,
y encargándoos la continuación de él con los demás rebeldes
principales, pero que esto sea atendiendo siempre a la suavidad
y recolección de los indios levantados menos principales y a la
reducción de ellos a pueblos, buena educación y enseñanza,
procurando cuanto menos sea posible ensangrentar las armas
en esos naturales, pues se hallan en sus territorios y es muy
189
AGI, Panamá, 232, L.10, ff. 112r-112v.
190
AGI, Panamá, 232, L.10, ff. 113v-114r.
191
De esta manera, las acciones violentas de los Carrisoli contra los indios no se limitaron a
los abusos que están documentados para el año 1727, que derivó en la muerte violenta de
Bernardo Carrisoli y de Gaspar Yañez Carrisoli, a manos de los indígenas, como veremos
en el capítulo 9.
192
AGI, Panamá, 232, L.10, ff. 113v-114r.
193
AGI, Panamá, 232, L.10, f. 114v.
194
AGI, Panamá, 232, L.10, f. 114v.
519
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
escrupulosa cualquiera ira que se les haga y siempre para con
los gloriosos Reyes mis predecesores se ha tenido por de grande
peso teniéndose por estatuto que la guerra de los indios sea la
del santo evangelio, predicación, reducción, enseñanza y buenos
tratamientos, en que espero aplicareis vuestro mayor cuidado por
las consideraciones que quedan tocadas”.195
Sin embargo, la misma misiva no tiene problema con que se aplique todo
tipo de castigos a los piratas, a quienes se les consideraba el motor de
los levantamientos de los indígenas.196
En la frustrada incursión de un grupo de piratas ingleses a Antioquia
en 1702 por el rio Atrato quiero resaltar los siguientes aspectos. Primero,
el supuesto rol de los indígenas Cunacunas en la incursión. Segundo,
las relaciones entre los españoles y los Citaraes al momento de hacer
frente a un ataque de esta naturaleza, y las diferencias en su visión de
la guerra, y de la estrategia. Tercero, la forma como se reportó el exitoso
evento para los españoles. Finalmente, las consecuencias de largo plazo
de esta incursión fallida de los piratas.
Este evento estuvo rodeado de una combinación de factores que
auguraban muy pocas posibilidades de éxito a la incursión, como efectivamente sucedió. En primer lugar, los piratas no contaban esta vez
con la aplastante fuerza militar que tuvieron durante el previo ataque a
Caná.197 En la incursión a Antioquia únicamente participaron cerca de 260
atacantes, de los cuales 201 eran ingleses y unos 60 esclavos afrodescendientes, muchos de ellos tomados prisioneros en Caná.198 El grupo
de piratas tampoco tenía una fuerza indígena que los guiara y apoyara
militarmente, dado que solo llevaba un indígena como guía, pero éste ni
520
195
AGI, Panamá, 232, L.10, ff. 115v-116r.
196
AGI, Panamá, 232, L.10, ff. 116r-116v.
197
Davis, sin embargo, no menciona el número de piratas franceses que participaron en el
asalto. Solamente comenta que había unos 800 piratas franceses en el área de San Blas
y el golfo de Urabá.
198
Los reportes españoles mencionan que, en el primer combate en el rio Bebará, participaron
105 piratas ingleses y algunos afrodescendientes de Jamaica, y en el combate en el rio
Arquía había 155 personas, entre piratas y afrodescendientes. Es importante mencionar
que este rio Arquía es un afluente del Atrato localizado en su margen derecha, un poco
más abajo del rio Bebará. Davis menciona que 201 ingleses se perdieron en la incursión
por el rio Atrato de 1702.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
siquiera era natural de la región. Como si todo esto fuera poco, los piratas
tampoco tenían las provisiones suficientes porque en el último poblado
Cunacuna en que estuvieron los indígenas no les quisieron colaborar.
Cuando los piratas ingleses comenzaron a subir por Atrato en busca
de la ciudad de Antioquia se encontraron de frente con un grupo de
indígenas Chocoes que bajaban en busca de indígenas cimarrones. Al
reaccionar los piratas mataron a tres Chocoes e hirieron a otros dos.199
Sin embargo, un capitán Citará que viajaba detrás de los indios atacados
alcanzó a reaccionar y persiguió y dio muerte a dos corsarios y apresó al
indígena guía que viajaba con ellos. En un primer momento se reportó
que el indígena detenido era un Cunacuna. Sin embargo, los reportes
posteriores demostraron que dicho indígena resultó llamase Bernardino
de Sarria y ser natural de Caloto, una localidad indígena cerca a Popayán.
Por alguna razón no especificada en la documentación Sarria se
hallaba en Caná cuando los corsarios atacaron la mina, y “tomó armas
con él y le indujo y persuadió a que entrase en las provincias del Choco
y saquease la ciudad de Antioquia sirviendo de guía para lo referido”.200
Sarria también fue acusado de proveer mapas y haber proporcionado a los
piratas los nombres de personas acaudaladas de la ciudad de Antioquia y
de la gobernación de Popayán. Por sus acciones Sarria fue ejecutado por
las tropas realistas el 7 de diciembre de 1702 en la boca del río Beberá.
Dado lo sorpresivo del ataque a la región, el Maestre de Campo Manuel
de Herrera se apoyó en la gente que tenía a mano, que eran en su inmensa
mayoría indígenas Citaraes. La documentación muestra también cómo a
pesar de que los caciques Citaraes habían retomado el control sobre la
población, su autoridad seguía siendo bastante limitada. Igualmente, es
interesante observar las visiones opuestas que los indígenas Citaraes
y el jefe militar español tenían sobre la guerra. Los indígenas, según el
cacique don Juan Mitiguirre, no querían enfrentar a los piratas porque
ellos eran numéricamente superiores, “y fuera de esto, que todos los
enemigos traían escopetas y pistolas y en las piraguas muchos pedreros,
y que el dicho Maestre de Campo apenas tenía diez y seis escopetas, y
199
Carta del Maestro de Campo don Manuel de Herrera; San Francisco de Quito; marzo 10,
1703. AGNB. Historia Civil, 9.D.8, f. 401v.
200
Petición de Maestro de Campo don Manuel de Herrera; Santafé, septiembre 3, 1703. AGNB.
Historia Civil, 9.D.8, f. 537r.
521
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
que las flechas de los indios no podían pelear con las escopetas de los
enemigos, cuya ventaja reconocieron”.201 Sin embargo, Herrera les señaló
que no quería obligarlos, pero les argumentó que el peligro no era tanto,
y aclaraba que no los estaba exponiendo para que los mataran, pero que
“importaba al servicio del Rey que peleasen a que estaban obligados como
buenos vasallos suyos”.202
Al final, los Citaraes sólo aceptaron pelear al lado de los españoles si
se usaban sus tácticas, para lo cual se valieron de su tradicional costumbre de derribar árboles grandes ubicados en las orillas de los ríos tanto
para hacerlos caer encima del enemigo a su paso, como para obstruir la
navegación de ciertos ríos. La primera táctica fue usada para derrotar al
primer grupo de corsarios sobre el rio Baberá, combate del cual no hubo
sobrevivientes. La segunda se usó para derrotar al segundo grupo que
regresaba de su frustrado intento de llegar hasta la ciudad de Antioquia.
En este combate segundo combate se entregaron cerca de 54 de los atacantes, 26 de ellos afrodescendientes, la mayoría procedentes de Jamaica.
En un comienzo el Maestre de Campo Manuel de Herrera reportó los
hechos de manera general, sin dar mucho detalle de lo sucedido. Finalmente, en uno de sus reportes señaló detalles más concretos, pero sin dar
crédito a los indígenas respecto a la estrategia que aseguró la victoria tan
aplastante sobre los piratas. Sin embargo, en opinión del gobernador de
Popayán la victoria se logró fundamentalmente por la acción de los indígenas más que de los españoles conducidos por Herrera. El gobernador
también acusó a Herrera de haber ordenado que los indígenas mataran
a los prisioneros ingleses. El testimonio de Robert Allen, uno de los tres
ingleses sobrevivientes así lo confirma:
“Me uní a ellos y prevalecí para que 60 indios nos acompañaran;
560 de nosotros salimos de la desembocadura del río Choco
[Atrato] y tomamos el pueblo y las minas de Caná y volvimos a las
chalupas en menos de un mes con buen botín. Después salimos
de nuevo 210 con un diseño para tomar la ciudad y las minas de
Antioquia y en nuestro camino tomamos las minas de Bevara
522
201
Testimonio del capitán Alonso Hernández Serrano; Cartago, junio 9, 1703. AGNB. Historia
Civil, 9.D.8, f. 461v.
202
Testimonio de Antonio Vaca; Cartago, junio 12, 1703. AGNB. Historia Civil, 9.D.8, f. 471v.
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
[Beberá]. Pero después de un mes de viaje y muchas dificultades,
varios encuentros y emboscadas nuestra compañía se redujo a
unos 150 y estando rodeado de españoles e indios y a falta de
todo lo necesario nos rendimos tras el compromiso de clemencia
y conducción segura a Cartagena. Pero a 5 días de nuestra rendición toda nuestra compañía excepto yo y dos más fueron después
asesinados por los españoles de la manera más inhumana”. 203
Una de las principales consecuencias de la entrada pirata de 1702 fue
el cierre definitivo del rio Atrato para la navegación, lo mismo que el fin
de este tipo de incursiones masivas por el rio Atrato. Por el lado de los
Citaraes representó una redefinición de sus relaciones con los españoles,
al haber demostrado su importancia para contribución para mantener la
seguridad de la provincia.
Conclusión
En este capítulo he hecho un obligatorio desvío del principal foco de este
trabajo, la historia del pueblo Guna. No es posible entender la historia
Guna sin tratar de entender la historia de los Chocoes durante el siglo
XVII. La conquista de los indígenas Chocoes fue una empresa tardía, que
solamente se logró durante la segunda mitad del siglo XVII. Sin embargo,
fue una conquista sui generis, dado que no representó una derrota militar
completa para los indígenas, sino más bien una serie de armisticios que
permitieron la negociación de los términos de su reducción en poblados,
con unos caciques aliados a los españoles que hacían cumplir dicha
reducción. Sin embargo, fueron los Noanamas, a partir de fortaleza militar
los que negociaron su reducción hacia 1640, mucho más temprano que
los otros grupos Chocoes, convirtiéndose a partir de entonces en los
“soldados étnicos” de los españoles para el sometimiento de los demás
grupos indígenas.
La resistencia de los Chocoes, liderada principalmente por los Citaraes, se manifestó primero en un conflicto surgido con los misioneros
franciscanos en 1680 y cinco años más tarde en el violente levantamiento
203
Alsop & Allen (1986: 199-200).
523
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
de 1685, eventos que dieron surgimiento a la práctica de los Chocoes
de retirarse masivamente de los poblados y su huida al “cimarronaje”,
en busca de espacios autónomos. Dicha estrategia de resistencia se
volvería recurrente entre los distintos grupos Chocoes durante el resto
del período colonial, y en cierta medida se puede afirmar que continuó
durante el periodo republicano con la permanente expansión territorial
de los actuales Emberás, que los ha hecho llegar tan lejos como el actual
alto Bayano y el rio Chagres en la actual República de Panamá.
En este capítulo he argumentado que fue la salida del grupo indígena que controlaba el Atrato medio, los llamados Idibaes/Gorgona o
Burumia, lo que permitió el éxito de dicha estrategia de los Chocoes al
poder diluirse en un área enorme y de difícil acceso para los españoles.
El impacto inmediato de la expansión de los Chocoes fue enorme, al
inaugurar espacios de autonomía lejos del control de los españoles, lo
mismo que al llevarlos a los enfrentamientos directo con los Cunacunas
y hasta generar los desplazamientos de los indígenas de la región de
Urabá hacia el rio Sinú, alternando para siempre la composición de dichas
regiones (Arenas 2023).
También he querido centrar mi atención en la resistencia del líder
Citará, don Gregorio Quirubidá, que no estaba suficientemente documentada hasta el momento. Igualmente, he prestado espacial atención a la
forma como los españoles combatieron a Quirubidá y restablecieron el
orden en la región a través de un complejo proceso de negociación, que
incluyó una serie de perdones y otra serie de concesiones que derivaron
en unos arreglos únicos, que demuestran que no nunca hubo una derrota
militar total de los Chocoes, sino más bien una continuación del conflicto
y la resistencia por otros medios, expresados en la huida y el cimarronaje.
524
Chocoes y Cunacunas en el bajo y medio Atrato | Capítulo 8
Mapa No. 1: La región del Chocó. Mapa elaborado por Gabriel Arenas
525
Capítulo 9
Los “soldados étnicos”
del Darién, de Luis
Carrisoli a Luis García
(1670-1728)
Introducción
Dos hechos sucedidos en la segunda mitad del siglo XVII marcaron gran
parte del futuro del Darién por los siguientes cincuenta años y hasta más
allá. El primero de ellos fue la relación establecida entre piratas ingleses,
a la cabeza del Capitán Wright y los “indios del Darién” (Dampier 1699:
181), ocurrida hacia 1670. El segundo hecho fue la creación de “soldados
étnicos” a partir de la relativamente exitosa experiencia de 1670 cuando
las autoridades españolas ordenaron al Maestre de Campo del Darién,
don Luis Carrisoli, acudir con cien indígenas Gunas armados a la defensa
de Portobelo y Panamá, que estaban siendo atacada por el pirata Morgan.
El cumplimiento de esta orden y sus resultados crearon las condiciones
para la posterior creación los “soldados étnicos” Gunas, como detallaré
en este capítulo.
El comienzo de la relación entre piratas e indígenas Gunas fue documentado de la siguiente manera por Dampier (1699: 181). Según su relato,
estando el Capitán Wright pescando tortugas en algunas de las islas de
San Blas en compañía de algunos indígenas Miskitos de las costas del
actual Honduras y Nicaragua, tomaron por la fuerza a un joven Guna que
527
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
iba navegando en su canoa y lo llevaron a su barco.1 Al parecer Wright
tenía la intención de quedarse con el joven, a quien le dio el nombre de
John Gret; sin embargo, los indígenas Miskitos lo convencieron de que
se lo dejaran a ellos.
Los Miskitos habrían enseñado a John Gret su lengua nativa y el
idioma inglés, y posteriormente éste se habría casado con una mujer de
dicha etnia.2 Pocos años después, hacia 1679, el Capitán Wright habría
tomado por la fuerza a un niño Guna, de 10 o 12 años, en las islas de San
Blas. Cuando Wright fue al territorio Miskito en compañía del niño Guna
recientemente cautivado, John Gret lo habría persuadido de que intentara
establecer una amistad con los jefes indígenas Gunas, aprovechando que
el niño retenido resultó ser hijo de uno de sus líderes. Dampier (1699:
182) comenta que entrar en amistad con los indígenas Gunas era algo
que los piratas habían deseado por largo tiempo, pero nunca lo habían
intentado, “teniendo una horrible aprehensión de su número y ferocidad”.
John Gret le habría ofrecido al Capitán Wright que él iría a negociar
el asunto con los jefes Gunas. De esta manera John Gret habría logrado
“convencer” a los líderes Gunas de que los ingleses no eran sus enemigos,
sino los españoles. Acto seguido, John Gret habría pactado la entrega del
niño Guna a su padre en el área de la isla de Oro. La entrega se habría
realizado en el barco del Capitán Wright, donde después de un intercambio de regalos el líder Guna habría sido objeto de atenciones especiales
para sellar la relación. Según Dampier (1969: 183), “inmediatamente se
llegó un acuerdo entre los ingleses y estos indios, quienes invitaron a los
ingleses a atravesar su país hasta la mar del sur”.3 Para ello se estableció
528
1
La estrecha relación entre los indígenas Miskitos y europeos no españoles comenzó casi
medio siglo antes, hacia 1630s (Galvin 1991: 140) cuando diversos comerciantes ingleses
establecieron lugares en tierra firme para explotación de maderas en varios puntos de las
costas de la Mosquitia. Poco tiempo después dichas bases fueron aprovechadas por piratas
ingleses para abastecerse de comida, refugio e información (Galvin 1991: 78). Para Galvin
(1991: 78), este hecho marcó el comienzo de una nueva raza de piratas, los bucaneros, en
contraposición a los corsarios que venían operando en el nuevo mundo desde el siglo XVI
y que tuvieron a en Francis Drake su máxima expresión. Aunque en este trabajo me referiré
extensamente a los piratas, mi interés no es hacer una historia de la piratería. Por conveniencia, en este trabajo llamaré piratas a todos los grupos de corsarios, bucaneros y demás.
2
El relato de Dampier da a entender que los Miskitos también entrenaron a John Gret en el
arte de cazar tortugas, que era una de las actividades comerciales a las que se dedicaban
algunos de los piratas.
3
La traducción es mía.
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
que los ingleses usarían una señal para indicar a los indígenas que los
dejaran atravesar su territorio.
Dampier (1699: 183) también nos dice que el Capitán francés La
Sound, uno de los hombres del Capitán Wright, también habría aprendido la señal, pero antes de que se usara por primera vez para la toma
de Chepo de 1679, La Sound estuvo en Petit-Goave (actual Haití), y allí
compartió dicha información con otros piratas franceses, por lo cual en
los años siguientes diversos piratas franceses e ingleses habrían usado
la misma señal acordada con los indígenas para poder atravesar el istmo
en ambas direcciones.
Para entonces, los piratas franceses ya estaban decididos a atravesar
el Darién para llegar a la mar del sur. En efecto, el obispo Lucas Fernández de Piedrahita en carta al Rey le denunciaba que, en 1677, siendo
obispo de la ciudad de Santa Marta en la Nueva Granada, fue tomado
prisionero por los piratas que atacaron dicha ciudad dicho año y llevado a
Jamaica. Estando en Jamaica, escribe el futuro obispo de Panamá, recibió
información de un católico alemán llamado Pedro Guadman, respecto a
que había estado en Jamaica un mestizo de la ciudad de Panamá, quien
habría también participado en la toma y destrucción de dicha ciudad en
1671. Según el obispo, dicho mestizo habría dicho en una reunión a la
que asistió Guadman,
“que desde la ciudad de Nuestra Señora la Antigua del Darién había
un camino hasta el mar del sur por una montaña en que se encontraba un monte desde el cual se divisaban ambos mares, y que por
el dicho camino sin que se sintiesen conduciría con facilidad un
ejercito de franceses si fuere necesario, y lo pondría en sitio del mar
del sur, donde con la mismo podría fortificarse y fabricar embarcaciones para corsear en el, y que para crédito de esto le remitiesen
con un bajel a comerciar con los indios del Darién, de quienes era
bien conocido, y reconocerían si era cierto lo que decía”. 4
Es importante poner en contexto las entradas de piratas por el istmo del
Darién con las acciones que estos desarrollaron en el mar del sur frente
4
“Noticias sobre designios de los franceses”. Madrid, abril 16 de 1678. AGI, Panamá, 23,
L.7, ff.358v-359r.
529
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
en las costas de Perú, Ecuador y Chile, y en ambas costas del istmo
centroamericano iniciadas durante el último cuarto del siglo XVII. Arne
Bialuschewski (2022: 4), uno de los pocos autores que ha explorado el
tema a profundidad en dicho periodo, ha resaltado con razón como, en
un sentido amplio, las poblaciones nativas en los dominios españoles
en las Américas en su conjunto fueron al mismo tiempo las beneficiarias
y las victimas de las acciones piráticas.
Es claro que es en el mar de sur donde sobresalen las dificultades
que tuvieron los piratas para lograr apoyo local, derivando en pillaje y
acciones sangrientas en contra de las comunidades locales indígenas y/o
afrodescendientes.5 Situaciones como esas al parecer nunca sucedieron
en la costa norte de Nicaragua y Honduras, o en el Darién, aún en los
pocos momentos en que “soldados étnicos” liderados por Luis Carrisoli
ocasionaron cuantiosas pérdidas a los piratas.
En el mar del norte de Centroamérica sobresale la especial relación
desarrollada por los piratas durante este periodo con los indígenas Miskitos y en menor medida con los Guajiros de la península de la Guajira,
en el territorio fronterizo de la actual Colombia y Venezuela. Sin embargo,
este tipo de relación nunca se dio en la costa sur de la misma Nicaragua.6
Hacia finales del siglo XVIII, en una segunda ola de prominencia de las
acciones piraticas en los dominios coloniales españoles, en éstas y otras
regiones de las Américas también se presentaron este tipo de alianzas
(Weber 2005). Sin embargo, Gunas y Miskitos fueron claramente los dos
grupos indígenas que lograron desarrollar a partir del último cuarto del
siglo XVII una relación sui generis de largo plazo con piratas europeos,
que llegó hasta el final del periodo colonial, pero que vino a representar
la excepción más que la regla.
De otro lado, si consideramos el impacto global de la relación con los
piratas al interior de las sociedades Gunas y Miskitas durante el conjunto
del periodo colonial, se evidencia que dicha relación tuvo un impacto más
profundo en la sociedad Miskita, mientras que la sociedad Guna logró
establecer lo que podríamos denominar una “relación administrada”, en
el sentido de que desde el comienzo estableció claros límites y nunca
perdió su autonomía política o económica frente a los piratas, a pesar de
530
5
Bialuschewski (2022: capítulo 7).
6
Bialuschewski (2022: capítulo 3).
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
que en momentos excepcionales un pequeño grupo de piratas franceses
se quedaron a vivir entre ellos y se casaron con sus mujeres.
Este experimento de “mestizaje en el país indígena” terminó de
manera violenta con la muerte de muchos de los colonos franceses y la
expulsión de los demás a manos de un sector radical de los Gunas, eventos
sucedidos hacia mediados del siglo XVIII en las costas de la actual Colombia. Como Bialuschewski (2022: 118) ha señalado con razón respecto a
los Miskitos, “las incursiones se convirtieron en una característica central
de la organización social y económica,” como se puede evidenciar por sus
ataques a otros grupos indígenas de Costa Rica y Panamá, incluyendo a
los mismos Gunas durante parte del siglo XVIII.
Este capítulo se divide en dos grandes partes, que giran alrededor de
dos modelos de “soldados étnicos” Gunas del último cuarto del siglo XVII
y primer cuarto del siglo XVIII. En la primero me centro en las acciones
de Luis Carrisoli, creador de los “soldados étnicos” Gunas y prototipo
del éxito del modelo. En la segunda parte me centro en las acciones del
líder Guna Luis García, quien de ser un fiel soldado étnico al servicio de
la corona se reveló y en un conjunto de efímeras acciones lideró el primer
esfuerzo colectivo de los indígenas Gunas por expulsar a los españoles
del Darién sin la ayuda externa.
Los orígenes de los “soldados étnicos” del Darién
Como vimos en el capítulo 5, el poder e influencia de Julián Carrisoli
sobre la corona y los indígenas Gunas, se derivaba de su red de vínculos,
alianzas y contactos con algunos de sus principales líderes. A diferencia
de su padre, Luis Carrisoli construyó y basó su poder y prestigio ante la
Corona en haber creado y comandado un pequeño ejército de indígenas
y españoles que operaban en la región del Darién. Al interior del mundo
indígena Guna, Luis había heredado los contactos y el prestigio de su
padre, pero sobre todo de haber nacido de madre Guna.
El pequeño ejército de Luis Carrisoli tenía un triple propósito. En primer lugar, sus hombres armados eran una fuerza de choque que se movía
por todo el istmo del Darién para neutralizar los ataques e incursiones de
piratas. Ese fue el motivo original de su creación desde el mismo momento
del asalto pirata más importante en todo el periodo colonial, el ataque
y destrucción de la ciudad de Panamá por el pirata Morgan en 1671. En
531
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
segundo lugar, el pequeño ejército de indígenas al mando de Carrisoli
garantizaba la paz armada en las reducciones que desde 1680 se hicieron
en la región del Darién, a impulso personal del obispo de Panamá, Lucas
Fernández de Piedrahita, por medio de la creación de pequeños poblados
con cura doctrinero. De esta manera se buscaba evitar lo que llevó al
fracaso a los primeros esfuerzos misionales de mediados del siglo XVII,
que detallé en el capítulo 4. En tercer lugar, el pequeño ejército de Luis
Carrisoli lo colocaba en una posición única para manejar relaciones interétnicas y ayudar en el manejo de otros grupos no reducidos del Chocó,
en especial de los díscolos Gorgona, como detallé en el capítulo 6.
El grupo armado de Luis Carrisoli y sus allegados, representa lo que
Neil Whitehead (1990) ha denominado como “ethnic soldiering”, es decir
“soldados étnicos” al servicio de un poder colonial. Para Whitehead (1990:
357), el propósito de tener soldados étnicos puede variar entre un abanico
de necesidades militares del poder colonial, que puede ir desde la asistencia para lograr el control de la población nativa, que puede ser la misma
de donde provienen los soldados étnicos, pero también puede incluir
alguna población étnica rival o simplemente distinta, como miembros de
otro grupo indígena, o negros africanos fugitivos. Según Whitehead (1990:
357), el grado de control del poder colonial sobre los soldados étnicos
también puede variar ampliamente, dado que puede ir desde una alianza
con una entidad política nativa autónoma, hasta un contrato solamente
con un líder local, o al otro extremo, una incorporación formal de dicha
estructura militar nativa en la estructura militar del poder colonial.
Como vimos en un capítulo anterior, cuando los españoles lograron
entrar a territorio de los indígenas Gunas con la misión de los padres
Dominicos, encabezados por Fray Adrián de Santo Tomás, lo hicieron
porque primero habían logrado encontrar un intérprete entre las dos
culturas, en la figura de Julián Carrisoli, quien creció entre los indígenas.
De esta manera, aunque la autonomía étnica de los Gunas no se perdió
completamente, los españoles lograron minarla y comprometerla parcialmente por cerca de noventa años que funcionó el clan Carrisoli entre los
Gunas (1638 a 1727).
Aunque a Julián Carrisoli desde el comienzo se le dio el título de
Maestro de Campo, su rol siempre fue más político que militar, no solo
porque no tenía la formación ni la experiencia militar española, sino también porque no ejercía ningún tipo de control directo sobre los indígenas,
532
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
aunque tenía un alto nivel de influencia en su accionar. Para la corona, la
utilidad de Julián Carrisoli se derivaba de su experiencia única de haber
crecido en dos mundos distintos, el de los españoles y el de los indígenas
Gunas. Su conocimiento de la cultura, la lengua, el territorio Guna, y su
relación con Gueteguete,7 el jefe regional más importante entre los Gunas,
eran sus activos más importantes. Por el contrario, como ya mencioné,
Luis Carrisoli construyó y basó su poder y prestigio en liderar un pequeño
ejército de indígenas que operaba en la región del Darién. De esta manera,
Luis Carrisoli vendrán a ser el prototipo y la máxima expresión del soldado
étnico creado por la corona entre los Gunas.
Siguiendo el modelo propuesto por Whitehead (1990: 359), podemos concluir que el caso del Darién añade otros posibles elementos que
pueden ser determinantes en los resultados de los soldados étnicos. En
primer lugar, el caso del Darién muestra que el grado de la autonomía
del grupo indígena con que el poder colonial realiza la alianza determina
el alcance de los soldados étnicos. En el caso de grupos con una fuerte
autonomía étnica, como los Gunas de finales del siglo XVII que estamos
analizando, a quienes el poder colonial no logra subordinar, dicho poder
entra en una alianza militar para un determinado fin. Eso nos mostraría
que, en el otro extremo, si dicha autonomía étnica por cualquier razón no
existe más, o nunca existió, es mucho más sencillo para el poder colonial
lograr la creación de soldados étnicos.
Nuevamente, dado que la autonomía étnica de los Gunas no se había
perdido, la creación de soldados étnicos siempre tuvo un propósito muy
específico y limitado. Así, Luis Carrisoli, como heredero de los títulos de
su padre, fue encargado de construir una pequeña unidad militar compuesta por indígenas y españoles, inicialmente entre su familia, amigos
y vecinos, que se convirtieron en los soldados étnicos de la corona en
el Darién. La documentación para el reconocimiento de sus méritos por
parte de la Corona los resume de esta manera:
“el infatigable celo y lealtad con que siempre ha procedido esta
familia, en cuantas ocasiones se han ofrecido, así en atajar los
tumultos y seducciones que con su natural inconstancia han
7
El profesor James Howe cree que el nombre Guna podría ser Gwedegwede. Comunicación
personal con el profesor James Howe, abril 13, 2024.
533
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
intentado los propios indios, como en dar avisos, y concurrir con
sus personas, parientes e indios de su sequito a impedir la introducción de los enemigos de Europa en aquellos parajes, y lo que
don Luis cooperó al desalojo de los Escoceses que poblaron en
Rancho Viejo, asistiendo personalmente (no obstante sus muchos
achaques, y el más penoso de la gota que padecía) con todos los
indios que por su dirección procuró atraer a este fin estimulado
de haber merecido que V.M. por su Real Cedula de 13 de mayo de
1699 le mandase asistir a aquella facción”. 8
Como muestra del ejército de familiares que construyó Luis Carrisoli,
tenemos el caso de su yerno Juan Bernal Pacheco, quien fue su teniente
general y lo acompañó por cerca de treinta años, hasta que su vista no
le permitió continuar con su trabajo, por lo que pidió a la Corona que en
premio por sus servicios uno de sus tres hijos pudiera heredar su título
y sueldo, lo cual le fue concedido.9 Bernal Pacheco tuvo a su cargo la
aplicación de la política de guerra a muerte que se decretó después de
las acciones conjuntas con los piratas en 1681, que en palabras de un
oficial español de la provincia del Chocó incluía, “el castigo que actualmente manda hacer a los indios Darieles, a quienes de catorce años para
arriba los pasa a cuchillo el Maestro de Campo Don fulano Pacheco”.10
Bernal Pacheco tuvo su mayor logro en 1685, cuando, “auxiliando y
asistiendo a los indios para que acometiesen a una partida de 46 ingleses
que iban a introducirse por aquella provincia al mar del sur, de cuyo número
mataron los 44 y los otros dos se los llevó el suplicante al presidente don
Pedro de Ponte, que a la sazón gobernaba aquel reino”.11
Sin embargo, el ataque pirata de 1684 fue uno de los acontecimientos que vendría a cambiar radicalmente el panorama de la región. El
ataque produjo pánico entre los mineros españoles quienes salieron en
534
8
AGI, Panamá, 181, ff. 1064r-1065r.
9
Carta de la Junta de Gobierno de Indias proponiendo las mercedes que se podían conceder al capitán Juan Bernal Pacheco por los méritos de sus 30 años de servicios. Madrid,
diciembre 31, 1699. AGI, Panamá, 3.N.254. Juan Bernal Pacheco estaba casado con Josefa
Carrisoli, hija de Luis Carrisoli, y tuvieron cinco hijos. AGI, Panama,181, f. 1063v.
10
Parecer del sargento mayor Antonio de Veroiz. AGI, Escribanía, 651c, ff. 156r-156v.
11
AGI, Panamá, 3. N.254.
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
estampida del Darién, y no todos alcanzaron a llevarse sus esclavos.12
Carrisoli señala que se hizo cargo de ellos,
“sustentándolos con los víveres necesarios de maíz, carne y otros
frutos de ellas, en lo que me fue posible, desde el día cinco de
julio que fue el de su entrada hasta el quince de agosto de dicho
año, tiempo que gasté en retirar los padres capuchinos de la tierra
adentro y de más curas de Santo Domingo por recelar el alzamiento
general en la provincia y despacharlos en barcos y canoas a todos
a esta ciudad”.13
El 12 de marzo de 1685 la Corona decidió una solución radical para tratar
de detener la entrada de piratas por el istmo del Darién y ordenó el cierre
de toda la actividad minera en la región con el argumento que era un
incentivo para los piratas. La cédula real señalaba que dada la frecuente
alianza de piratas y los indígenas de la provincia del Darién para pasar del
mar del norte al sur, y considerando que el principal interés de los piratas
era el robo de las minas de oro, el rey había dado la orden al Presidente
de la Audiencia de Panamá para que, “haga deshacer y consumir luego
del todo el uso de aquellas fabricas pues de más de haberse considerado
ser muy costosísimo el beneficio que se sigue de ello a mi Real Hacienda
en los quintos parece se vendrá a quitar con esto a los piratas la ocasión
y estimulo de este cebo”.14
Al mismo tiempo que la Corona tomaba esa radical solución, Luis
Carrisoli escribía a las autoridades españolas pidiéndoles un aumento de
su suelo. Dentro de las razones que daba para ello, además de sus éxitos
militares contra los piratas estaba el hecho de que él supuestamente
había descubierto las minas en la región, pero que no tenía esclavos para
participar de la explotación. Carrisoli señalaba que por,
12
Vives Via (2022: 49) señala que algunos esclavos quedaron en el Darién cerca de dos años,
hasta que sus dueños pudieron entrar a la región a recuperarlos. Si esto fue así, no sería
extraño que algunos hubieran llegado hasta las comunidades del norte, escapando de la
esclavitud. Esta situación podría ayudar a explicar por qué cerca de cuarenta años más
tarde aparecen líderes indígenas de raza negra entre los Gunas del norte, como el llamado
negro Tunchile, también conocido como Chani o Juan Sanni, como veremos en la sección
dedicada al levantamiento liderado por Luis García en 1727.
13
AGI, Panamá, 181, f .915.
14
AGI, Panama, 231, L.8, ff. 354r-354v.
535
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
“hallarme no solamente en suma pobreza sino empeñado en más
de diez mil pesos, e imposibilitado de poder dar satisfacción a mis
acreedores, pues es notorio a V.M. que por mi mucha pobreza, y
la de no poder dejar de asistir con mi persona en el Real de Santa
María, así para la administración de justicia como para el gobierno
de dicha provincia no he tenido intervención alguna en las minas
y lavanderos de oro de dicha provincia, habiendo sido quien las
descubrió, por no tener caudal alguno para comprar esclavos para
dicho beneficio”.15
En la misma carta Carrisoli igualmente pedía que se le diera algún dinero
para cubrir gastos que él estaba asumiendo, “para las vigías, espías
secretas y demás gente que necesito enviar al mar del norte para reconocer
a Rancho Viejo y toda la costa”.16
Vives Via (2022) ha develado un aspecto hasta ahora desconocido
de Luis Carrisoli, el uso corrupto de su poder militar y político para convertirse en el eje de la explotación del oro en el Darién, a partir de la
prohibición de 1685. Sin embargo, aún más sorprendente fue el hecho
de que quizás fue el mismo presidente de la Audiencia de Panamá, Pedro
Ponte, quien diseño ese esquema corrupto y Carrisoli fue el vehículo que
usó para lograrlo. Así, aunque la minería estaba prohibida formalmente,
continuó operando en el Darién, hasta con la pragmática aceptación del
obispo de Panamá, Lucas Fernández de Piedrahita.
Para poder implementar el esquema ilegal de explotación del oro,
Carrisoli llegó a ser dueño de un grupo significativo de esclavos, lo mismo
que algunas personas de su entorno, principalmente Bernal Pacheco.
De hecho, entre los dos, llegaron a tener por lo menos sesenta esclavos
(Vives Via, 2022: 51). Incluso, religiosos cercanos al obispo Fernández de
Piedrahita, también llegaron a ser dueños de esclavos, como es el caso
del famoso sacerdote Juan de Paramo y Cepeda, a quien me referí en
detalle en el capítulo 7. Este sacerdote poseía unos cinco esclavos y tenía
un especial interés en la pesca de perlas, llegando a ser dueño de una de
las más grandes encontradas en la región, que pesaba sesenta quilates.17
536
15
AGI, Panamá, 181. ff. 915v-916r.
16
AGI, Panamá, 181. ff. 917r.
17
Una cédula real lo menciona de esta manera: “Se ha visto y reconocido en mi Consejo de
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
La efectividad relativa de los soldados étnicos
de Luis Carrisoli en la contención de la piratería
He logrado identificar diecinueve incursiones de piratas que atacaron
y/o cruzaron el istmo del Darién entre 1670 y 1689 (Ver Tabla No. 1). Solo
sabemos de la ocurrencia de alguna de ellas por los relatos publicados por
algunos de los piratas, dado que no fueron detectados por los españoles
ni por los soldados étnicos de Carrisoli. Estas incluyen la travesía a través
del istmo de personajes como William Dampier, Lionel Wafer y Raveneau
De Lussan, quienes lograron publicar crónicas sobre sus experiencias.
Por esta razón, Dampier (1699: 197) no exagera cuando escribió en 1685,
que “el Itsmo del Darién se ha convertido en una ruta común para el paso
de los privateers del mar del Norte al Sur a su placer”.
Es necesario mirar el conjunto de las acciones piratas en el istmo
oriental de Panamá para tratar de darle cierto sentido y poder determinar
el rol de los indígenas Gunas y de Luis Carrisoli, en lugar de verlas como
acciones individuales y aisladas. De estas diecinueve acciones identificadas entre 1670 y 1679 los soldados étnicos de Luis Carrisoli al parecer
intervinieron militarmente en diez de ellas, para un promedio de un poco
más de la mitad (53%) del total de las entradas. Aún más sorprendente, las
diez acciones en que dichos soldados étnicos de Carrisoli intervinieron,
habrían producido la muerte de por lo menos unos 118 piratas, heridas
a 14 más y solamente reportaron dos prisioneros.
Evidentemente, la mayor acción pirata en el periodo comprendido
entre los años de 1670 y 1687 fue la toma y destrucción de la ciudad de
Panamá en 1671, cuando Morgan ensambló una fuerza de 1200 hombres
(Esquemeling 1893: 162). Sin embargo, la documentación demuestra
claramente que en esta acción no hubo ningún tipo de participaron de los
indígenas Gunas, quizás porque como Dampier mencionó, la amistad con
los piratas ingleses era muy reciente dado que habría sellado solamente
hacia 1670. Quien sí intervino en dicha acción en respaldo de la corona
fue Luis Carrisoli con sus nacientes “soldados étnicos” Gunas.
las Indias lo que había pasado en razón de la perla que tiene el Dr. Don Juan de Paramo y
Zepeda, presbítero y comisionado del santo oficio en esa ciudad, sacada en las Islas del
Rey por un negro buzo esclavo suyo y diligencias que después que el dueño os lo manifestó
e insinuó el ánimo que tenía de venir personalmente a ofrecerla a sus reales pies”. Real
cedula, Madrid, abril 23, 1695. AGI, Panamá, 231, L.9, f.315r.
537
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Las acciones de Carrisoli en el marco del ataque de Morgan resultaron
destacadas menos por su efectividad y más por la enorme incompetencia militar demostrada por parte de las tropas españoles. En efecto, los
militares españoles no solo no pudieron impedir la toma de la ciudad
de Panamá, sino que la ciudad terminó siendo incendiada por orden del
mismo gobernador Juan Pérez de Guzmán en su retirada (Castillero Calvo
2019b). Según la hoja de servicio de Carrisoli, éste acudió a hacer frente
a Morgan.
“Por orden del dicho Don Juan Pérez de Guzmán, dada en Panamá
en quince de Diciembre de mil seiscientos y setenta, consta, que
con noticia de que el enemigo Inglés de Jamaica, con fuerza superior de Inglaterra intentaba ganar a Portovelo, mandó al dicho Don
Luis Carrisoli, que él o su teniente general, luego que viesen dicha
orden, remitiesen a Panamá cien naturales de aquella Provincia
con sus flechas, para la conservación y defensa de aquel Reyno,
procurando disponerlo con su maña, de suerte, que no se inquietasen los demás”.18
En gratificación por sus servicios durante el ataque a la ciudad de Panamá,
en cédula fechada el 31 de diciembre de 1673, la Reina ordenó al presidente
Mercado y Villacorta, felicitar a Carrisoli, “por lo que ejecutó en la invasión
que hicieron los Piratas en Panamá y Chagre (...) expresando que teniendo
en Chagre el dicho D. Luis Carrisoli algunos españoles agregados, de los
que se retiraron de Panamá, de su parte, con indios de su facción haría lo
que se pudiese en orden a inquietar al enemigo”.19
En segundo lugar, hubo cuatro entradas de grupos de piratas ingleses
y franceses entre los meses de febrero y marzo de 1685, las cuales fueron
parte de un solo plan para asaltar la flota española que transportaba
plata del Perú a España, vía Panamá. En términos de hombres involucrados esta acción tuvo una dimensión bastante similar al asalto del grupo
de Morgan, al juntar a por lo menos 1.000 hombres, 20 incluidos los que
arribaron por el mar del sur, como Dampier y que hacían parte del mismo
538
18
AGI, Panamá, 181. f. 811v.
19
AGI, Panamá, 181. f. 811v.
20
Dampier (1699: 205).
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
plan. Sin embargo, desde el punto de vista de los resultados finales de la
acción fue un fracaso total.21 De acuerdo con tres fuentes distintas estas
acciones fueron en parte financiadas por el Príncipe de York y futuro rey
católico de Inglaterra, James II (1685-1690), en eventos que sucedieron
justo en el momento en que éste súbitamente accedió al trono.22 Sobre
esta entrada elaboraré un poco en la siguiente sección.
En tercer lugar, está la entrada de 1680, que fue un intento de tomar
la ciudad de Panamá y representó el punto más álgido y ambicioso de
la colaboración entre los piratas y los Gunas, en un intento de expulsar
a los españoles del istmo, que detallé en el capítulo 7 por lo que no es
necesario repetirlo aquí.
Las demás acciones piratas sobre el istmo de Panamá podemos agruparlas en dos grandes categorías. Primero, las acciones que terminaron
en una derrota para los piratas, donde sobresale una de septiembre de
1685, donde 44 piratas ingleses murieron a manos de los soldados étnicos de Carrisoli. Esta acción sucedió solamente seis meses después de
la gran intervención financiada por el duque de York, y vino a mostrar el
límite de las acciones piratas, lo que contribuiría al comienzo del fin de
acciones de gran envergadura a través de istmo de Panamá. El segundo
tipo de acciones fueron aquellas que fueron exitosas para los piratas,
en el sentido de que lograron cruzar el istmo sin ser detectados por las
autoridades españolas, pero que podríamos considerar aisladas o de
bajo impacto, tanto para los intereses piratas, como para los españoles
y los mismos indígenas.
La siguiente tabla resume las diecinueve incursiones piráticas identificadas entre 1670 y 1687.
21
De Lussan (1690).
22
El involucramiento del Duque de York en la operación no solo es mencionado en la confesión de uno de los testigos. El relato de Raveneau de Lussan (1690: 40) relaciona al Duque
de York con la operación pirata que llevaban a cabo. En su diario dice: “Me dijo uno de
los ingenieros que estaban a bordo, que era de S.A.R. Monseñor el Duque de York, y que,
con pretexto de venir a comerciar con los españoles, se enviaba sólo para tomar el plano, y
localización de las ciudades, y puertos de este mar”. Traducción de Laura Arenas. Dampier
(1699: 192) también lo menciona al señalar que el capitán Swan, con quien estaba en las
islas del rey, “Tenía una orden del Duke de York, de no ofender a los españoles, ni de recibir
ninguna afrenta de ellos”. La traducción es mía.
539
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Tabla 1. Acciones documentadas de entradas de piratas en
la región del Istmo del Darién entre 1670 y 1687
Fecha
Lugares mencionados
Diciembre 16701671
Portobelo; Panamá
Pirata inglés Morgan
Diciembre 167923
Chepo
Pirata Francés “La Sonda” (Lessone, La
Sound) en compañía de algunos ingleses
1680
Chepo
Pirata francés Bournano
Abril 1680
isla de Oro; Real de Santa
María; Rio de Balsas; Rio
Pirre
Piratas ingleses Richard Sawkings (Hawkins), John Coxon (Cox)
Mayo de 1680
Capitanes Coxon, Harris, Sharp.
Abril 1681
Rio de Santa Maria; Punta
Garachiné; Golfo San
Miguel; Rio Zambu; Rio
Concepción; Isla La Sonda
Dampier; Lionel Wafer
Julio 1684
Real de Santa María
Capitán Harris; Richard Arnold (uno de sus
hombres)
Noviembre, 1684
Costa caribe; istmo del
Darién
William Knight
Febrero 1685
Istmo del Darién; mar
del sur
Francis Townley (De Lussan lo escribe como
Touslé)
Febrero 1685
Istmo del Darién
Francois Grogniet (Gronet) y Jean Lescuyer
(Lequie)
Marzo 1685
Isla del Rey; Isla de Oro
Capitanes Rose, Picard y Desmarais
April 29, 1685
Rio Chepo; pueblo de
Chepo
Piratas ingleses del grupo del que hacía
parte William Dampier
1685
Mar del sur
N/A
Agosto, 1685
Corsarios Ingleses y franceses
Mayo 1686
Dariel; mar del sur; Sana
(Caná?)
No se especifica
Agosto 1686
Mar del sur; mar del norte
Piratas no identificados
23
540
Personaje(s) / nacionalidad(es) mencionado(s)
Arce y Sosa (1911: 131) señalan erróneamente que este asalto fue en 1675. Castillero Calvo
(2019a: 797) repite el error al señalar: “En 1675 el capitán La Sound con 120 filibusteros
ataca Chepo en compañía de indios cunas, pero fue rechazado enérgicamente por el sargento
mayor Alonso de Alcaudete, quien se destacó en la defensa de Panamá en 1671 y en varias
campañas contra los cunas”.
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
Fecha
Lugares mencionados
Personaje(s) / nacionalidad(es) mencionado(s)
Noviembre de
1686
Rancho Viejo; Mar del sur;
Tarena; San Bartolomé
Pirata Lorenzo o Lorencillo; franceses
Enero 1687
Rio Sambú
Ingleses
Septiembre 1687
Rancho Viejo
Ingleses
Fuentes: Relación de Servicios del Maestro de Campo Don Luis Carrisoli de Alfaraz.
AGI, Panamá, 181, ff. 811r-818v; Esquemeling (1893); Dampier (1699); De Lussan
(1693: 37-55); Vives Via (2022: 48); Bialuschewski, (2022); Sosa y Ace (1911).
Finalmente, mencionemos que Ravenau De Lussan (1690), otro de los
piratas que atravesó el Darién en marzo de 1685, también publicó los
detalles de su viaje atravesando el istmo y la asistencia recibida de
los indígenas Gunas. Entre los aspectos interesantes que menciona de
los Gunas está el acuerdo que hicieron con el jefe indígena para que les
proveyeran de maíz, papas y yuca a cambio de tela, navajas, hilo, agujas,
tijeras, peinillas, etc.
Sin embargo, también menciona que los indígenas esperaban un
beneficio del botín que lograran los piratas en su asalto a las naves españolas que transportaban la plata del Perú. De Lussan es claro que sin la
cooperación de los indígenas hubiera sido imposible cruzar el istmo. Sin
embargo, los europeos no se confiaban ciegamente de los indígenas, y
menciona que había habido casos en que pequeños grupos habían sido
entregados por los indígenas a los españoles. Respecto a las creencias
religiosas de los indígenas Gunas, De Lussan, al igual que muchos observadores europeos, no las pudo encontrar fácilmente, por lo que escribió,
“No tienen entre ellos ningún rasgo religioso ni ningún conocimiento de Dios. Creemos que tienen comunicación con el diablo y
efectivamente cuando quieren algo van a pasar la noche al bosque
para consultarlo, y nos han traído predicciones que enseguida se
han cumplido como ellos las habían predicho”. 24
Respecto a sus patrones de poblamiento de los Guna, resaltó su constante movilidad:
24
De Lussan (1690: 28). Traducción del francés por Laura Arenas.
541
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
“Llevan una vida errante y vagabunda, y no se establecen en ningún
lugar en particular. Construyen sus Ajoupas o chozas a lo largo de
un rio donde permanecen hasta que han consumido la comida que
encuentran, y cuando ya no hay más se van al borde de otro rio,
pasando así el curso de sus miserables vidas”. 25
En cuanto a su vestuario y otros elementos culturales mencionó lo
siguiente:
“Van desnudos, exceptuando una parte que cubren con un pedazo
de plata o de oro, que tiene la forma de un apagavelas, y si yo
no creyera que nunca han visto uno, estaría seguro de que de
ahí tomaron la idea. Cuando hacen festines u otras reuniones se
cubren con un vestido de algodón de una sola pieza y tienen por
costumbre llevar para el desfile un pedazo de oro o Caracolí en
forma de ovalo que cuelgan de sus narices perforadas, lo que los
hace sentir los más galanes del mundo. Y aunque no son cobardes,
no dan un solo paso sin sus flechas y sus lanzas. En cuanto a sus
mujeres, estas se cubren desde la cintura hasta los pies con una
tela hecha de hierba o de algodón que ellas mismas hacen, y para
parecer más bellas se pintan la cara con Roucou, que es un pequeño
grano que pinta de rojo pardo”. 26
El Darién que dejó Luis Carrisoli
Desde comienzos del siglo XVIII las autoridades españolas comenzaron
a identificar una clara diferencia entre los indígenas del llamado Darién
del norte y el Darién del sur. Así, en carta fechada en 1701 el Conde de
Canillas describía al rey que los indígenas del norte nunca han admitido
sujeción, a diferencia de los de sur que estaban asistiendo a doctrinas:
“He repetido la necesidad de poner alguna planta fija en la provincia del Darién y sus indios, pues sus alteraciones tienen causados
tantos gastos a la Real Hacienda, no solo con lo que se les regala a
los indios, sino es con las marchas de la infantería y despachos de
542
25
De Lussan (1690: 28).
26
De Lussan (1690: 29).
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
los barcos luengos que mandé fabricar en Panamá, que han estado
de mi orden varias veces en el Darién para el freno de los indios
y embarazar el que no condujesen como otras veces los piratas a
la mar del sur (...) Todo esto que represento a V.M. es por lo que
mira a los indios que habitan las vertientes de la cordillera de la
banda del sur, donde esta V.M. pagando el sínodo de cinco curas
de la religión de Santo Domingo con poca inteligencias (...). Por lo
que toca a los indios que habitan las vertientes a la cordillera de
la parte del norte nunca han admitido sujeción ni obediencia, y en
diferentes puertos y caletas que asisten y pueblan han admitido
siempre a todas las naciones de enemigos, asegurándoles en los
insultos que han hecho, y guiándoles a los piratas las veces que
han penetrado la provincia del Darién y navegado la mar del sur
(...) Si estos indios de la parte del norte se develaran y desarraigaran de aquellos sitios que habitan, con cuatro años que cesase la
comunicación del norte al sur por tierra que los indios tienen con
los de la banda del sur, crecieran tanto los árboles de la montaña
y cesaran los caminos como en lo antiguo lo estaban. No habiendo
indios en el norte que los descubriesen, volviendo a facilitar su
tráfico y quedara la provincia solo con los indios de la banda del
sur, más fácil la obediencia y la reducción, y sin tener donde hacer
fugas, faltándoles en las poblaciones del norte quien los amparase
y defendiese”.27
Sin embargo, la situación era evidentemente más compleja, dado que
no todas las comunidades Gunas del norte apoyaban las incursiones
piratas, ni todos los Gunas del sur vivían en reducciones. De hecho, en
el sur del Darién hacia la parte de la punta de Garachiné existían grupos
de indígenas Gunas que no estaban reducidos, aunque tenían o habían
tenido doctrinas, como los del rio Balsas.28
Vives Via (2022: 54) ha mostrado hacia el final del siglo XVII la minería de oro en el Darién se centraba en el área del rio Sábalos. En el año
27
Carta del Conde de Canillas al rey. Portobelo, junio 17, 1701. AGI, Panamá, 181, ff. 785r-786v.
28
Un testigo menciona que Antonio Carrisoli, hijo mayor de Luis Carrisoli, había sido gobernador del rio de Balsas. Testimonio del sargento Agustín Martínez; La pura limpia concepción
de los naturales del rio de Sábalos, abril 6, 1701. AGI, Panamá, 181, f. 847v.
543
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
1698 se reportó un levantamiento de los indígenas del rio Balsas, por
razones no suficientemente claras en la documentación consultada, pero
que al parecer estaba relacionada con la entrada que hizo un oficial de
la corona para tratar de reducirlos.29 Al pedir ayuda a las autoridades,
el presidente les contestó que debían protegerse ellos mismos por estar
la minería oficialmente prohibida (Vives Via, 2022: 55). Sin embargo,
el maestre de campo Luis Carrisoli autorizó al capitán Joseph de Silva
Leite, para que fuera con veinte hombres, dado que ofreció correr con
los gastos. Al acabarse la revuelta de los indígenas, dice Carrisoli, el
capitán Silva Leite, “concurrió a juntar los indios que quedaban en dicho
rio de balsas”,30 hasta que tuvo que salir para ayudar a alistar la gente
que debía enfrentar a la colonia escocesa que se había instalado en la
costa norte, a donde fue al lado de Carrisoli.
En mayo de 1700, el Capitán Joseph de Silva Leite, quien tenía por
oficio principal la minería de oro, reportó que había poblado, “en la boca
de Sábalos para arriba”,31 a un grupo de familias de indígenas Gunas que
vivían dispersos en los ríos Balsas, Sambú, Arquieti, Tayecua y alrededores. Un testigo mencionó que los indígenas intentaron irse a vivir al rio
Tuyra, pero el capitán Silva Leite envió al capitán Joseph de Acosta, quien
los obligó a regresarse a Sábalos.32 Este poblamiento se hizo siguiendo
los patrones de poblamiento de los indígenas, caracterizados por su dispersión espacial a lo largo de un río, aunque el poblado principal estaba
en la desembocadura del rio.33
En dicho lugar se construyó iglesia, casa para el cura, el cacique,
sargento mayor, cuatro capitanes y las demás viviendas. El cura Juan de
Balabarca, capellán de los asientos y minas de Arquiati, certificó que, “a
544
29
El conde de Canillas dice del capitán Silva de Leite que “habiendo salido con el dicho
capitán Pablo de Rivas a la que originó en dicha provincia la sublevación de los indios, en
que logró el desempeño de su obligación”. Certificación de órdenes del Conde de Canillas;
Panamá, Julio 21, 1699. AGI, Panamá, 181, f. 990v.
30
Certificación de Luis Carrisoli. Real de Santa María, abril 25, 1699. AGI, Panamá, 181, f.
988v.
31
AGI, Panamá, 181, f. 819r.
32
Testimonio de Juan Delgado. La pura limpia concepción de los naturales del rio de Sábalos,
abril 6, 1701. AGI, Panamá, 181, f. 833v.
33
Los asentamientos dispersos habían sido una característica del poblamiento del pueblo
Guna, pero los españoles buscaron la creación de asentamientos nucleados permanente
por lo menos desde el siglo XVIII.
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
tarde, mañana y parte de noche en dicho sitio de Sábalos se les enseña
las oraciones y doctrina cristiana en nuestro idioma y por el dicho capitán
don Joseph Silva Leite”.34 Otros testigos certificaron que el capitán Silva
Leite había hecho todo esto con sus propio caudal, y estaba manteniendo
a los indígenas en el nuevo poblado con su maíz y plátano hasta que ellos
mismo pudieran sustentarse por sí mismo. El padrón que se hizo el día
10 de abril de 1701 dio cuenta de 496 indígenas Gunas, como se detalla
en la siguiente tabla.
Tabla 2. Padrón de indígenas Gunas poblados en el rio Sábalos, 1701
Forma como está mencionada la familia en el padrón
34
Nro. de personas
1.
“La casa de la cacique y quince de su familia”
16
2.
“La casa del sargento mayor Gregorio y once de su familia”
12
3.
“La casa del capitán Antonio hermano del sargento mayor
y diecisiete de su familia”
18
4.
“La casa del capitán de la parcialidad de Balsas y quince de familia”
16
5.
“La casa del capitán Lorenzo y nueve de su familia”
10
6.
“La casa del capitán Julián Saguite y diez y ocho de su familia”
19
7.
“La casa del alférez del capitán del Balsas y diez y siete de familia”
18
8.
“La casa de Augustin hermano del sargento mayor y doce de familia”
13
9.
“La casa del fiscal de la parcialidad de Balsas y nueve de su familia”
10
10.
“La casa de Gregorio el de Balsas y diez y nueve de familia”
20
11.
“La casa del hermano del sargento de Balsas y ocho de familia”
9
12.
“La casa de Diego de los altos de Balsas y nueve de familia”
10
13.
“La casa de Julián el de Balsas y trece de familia”
14
14.
“La casa de Agustín cuñado del cacique Gonzalo y veinte y siete”
28
15.
“La casa de Nicolás el de Tuquiti y cinco de familia”
6
16.
“La casa de Jacinto y cuatros de familia”
5
17.
“La casa de Marielo y cinco de familia”
6
18.
“La casa de Luis y treinta de familia”
31
Certificación del cura Juan de Balabarca, capellán de los asientos y minas de Arquiati;
noviembre 3, 1700. AGI, Panamá, 181, f. 822r.
545
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Forma como está mencionada la familia en el padrón
Nro. de personas
19.
“La casa de Antonio, cuñado del flamenco y veinte de familia”
21
20.
“La casa del viejo de Balsas y diez y ocho de familia”
19
21.
“La casa de Antonio su cuñado y seis de familia”
7
22.
“La casa de Gregorio el de Sambu y nueve de familia”
10
23.
“La casa de Dominguillo el de Sambu y seis de familia”
7
24.
“La casa de su hermano y dos de familia”
3
25.
“La casa de Antonio el de Sambu y tres de familia, es el viejo”
4
26.
“La casa de Alonso hijo de Miguel el de Zambu y cuatro de familia”
5
27.
“La casa de Thomas el de Arquiati y nueve de familia”
10
28.
“La casa de Francisco Sambu y dos de familia”
3
29.
“La casa de Alonso hijo de Juan Lorenzo de Zambu y once de familia”
12
30.
“La casa de Thomas el de Zambu, yerno de Gonzalo y treinta y dos
de familia
33
31.
“La casa de Augustin de Savalos y doce de familia”
13
32.
“La casa del cuñado del sargento Augustin del Castillo y diez
y ocho”
19
33.
“La casa de Domingo el camuture y sus cuñadas de Sambu y veinte
y siete de familia”
28
34.
“La casa de Margarita de Sambu y treinta y tres de familia”
34
35.
“La casa del viejo ultimo de Balsas y seis de familia”
Total
7
496
Fuente: AGI, Panamá, 181, ff. 851r-853r.
Según el gobernador del Darién, Miguel Cordones, los indígenas principales trasladados al rio Sábalos le habían pedido misioneros Jesuitas o
Capuchinos en lugar del cura doctrinero que tenían. “Por dos veces me
reconvinieron los indios principales que disgustados se hallaban con el
padre Fray Pedro Vejete, y que deseaban un padre de la Compañía, y no se
cuál fue la influencia. Y de no haberle, un padre Capuchino”.35 Cordones
también señalaba que los doctrineros de la provincia no sabían la lengua
35
546
Carta del gobernador del Darién, Miguel Cordones, al presidente de Panamá el Conde de
Canillas. Real de Santa María, abril 15, 1701. AGI, Panamá, 181, ff. 855r-855v.
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
de los indígenas y decían que no era necesaria, pero que él veía cómo
era de efectiva la enseñanza que el mismo Capitán Silva Leite les hacía
en su propio idioma.
Las aspiraciones del capitán Silva Leita quedaron claras en una carta
que le escribió al rey para que lo concediera el título de “poblador y fundador” para continuar con la reducción de los indígenas del Darién, “para
que, sin impedimento de persona alguna de cualquier estado o condición
que sea, pueda proceder a la dicha reducción o a otra que de las entradas
en la montaña pueda conseguir”.36 Aunque la solicitud fue apoyada por la
Audiencia de Panamá, la crisis generada por la colonia escocesa ocupó
a las autoridades en asuntos más importantes y al parecer no hubo respuesta oficial a la petición.
Quien sí logró una respuesta de la corona poco antes de morir repentinamente en 1701 fue Luis Carrisoli. En recompensa por sus servicios de
más de treinta años, la Corona accedió a su petición para que uno de sus
hijos se le concediera las tierras que poseyó su padre, Julián Carrisoli, y
que la Corona habían prometido en el área del rio Congo. La petición que
había hecho Carrisoli incluía los siguientes linderos,
“desde rio Congo hasta el de Chamán, inclusive éste a la parte de
esta ciudad, y desde el mismo rio Congo hasta la punta de Garachiné, que es como lo poseyó el dicho mi padre, y por la parte de
la montaña adentro hasta los nacimientos del rio Congo, extendiéndose por los costados a igualar con lo que tiene de frente,
comprendiéndose los ríos, montañas y tierras que hay en todo
el dicho intermedio, hasta salir a la costa de este mar del sur”.37
La propuesta de Carrisoli a la Corona era llevar la colonización a un
nuevo nivel, con el fin de lograr un poblamiento de los indígenas, que
en lugar de juntarlos en pueblos alrededor de los ríos donde habitaban
se hiciera con un propósito de colonización dirigida. Carrisoli y sus descendientes tendrían derecho a remover los religiosos a su voluntad y
delegar la administración de justicia en tenientes que ellos escogieran.
36
Petición del capitán Joseph Silva Leite al rey. Panamá, mayo 20, 1701. AGI, Panamá, 181,
f. 858v.
37
AGI, Panamá, 181, ff. 791v-792r.
547
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
La Corona solo aceptó otorgar la concesión de las tierras a su hijo Juan de
Dios, “entendiéndose solo por dos vidas, y contarse desde la vuestra”.38
Según describía el Rey, el paraje donde estaban localizadas las tierras
que concedía a Juan de Dios Carrisoli, “es toda de montañas desiertas
y despobladas”,39 y el propósito declarado de la concesión era, “para
efecto de fundar a su costa el pueblo, o pueblos que pudiese poniendo
curas doctrineros para la reducción y aprovechamiento de los indios, y
sujeción de ellos a mi Corona”40.
Luis Carrisoli no era fácil de reemplazar, dado que, en palabras del
Consejo Real, era: “un vasallo honrado, aplicado a cuanto era de su obligación, y a quien tenían respeto los indios reducidos de aquella Provincia,
y le miraban con amor y obediencia, como a hijo de india natural de ella,
y tan inteligente en su lengua”. 41 Sin embargo, dada la creciente colonización del Darién del sur por parte de familias españolas, la jurisdicción
sobre dichas personas se había pasado de Luis Carrisoli al español
Miguel Cordones, quien fue nombrado gobernador del Darién, por lo que
el Consejo Real consultó con él respecto a cómo proceder para hacer la
sucesión de Carrisoli. Cordones fue de la opinión de que, “al hijo mayor
de don Luis Carrisoli se le conservase en el gobierno que tenía su padre,
con las limitaciones que llevase expresadas, por no mudar a los indios
a la obediencia entera de ningún español, que disgustados podrían volverse a alterar los reducidos”. 42 Así, el Consejo Real recomendó que se
le otorgaran a Juan de Dios Carrisoli los títulos que tuvo su padre, como
efectivamente hizo la Corona.
En el capítulo 6 he detallado el proceso de reducción de los indígenas Gorgona, y en él documenté el importante papel que jugó Luis
Carrisoli en dicho proceso, por lo que tampoco es necesario repetirlo en
esta sección. Curiosamente, en su hoja de servicio no se menciona dicha
intervención, quizás porque no reflejaba el rol principal que Carrisoli trataba de proyectar hacia la corona. En realidad, su rol en la reducción de
los Gorgona coincidía bastante con el papel jugado por su padre, Julián
548
38
AGI, Panamá, 241, L.24, f. 286r.
39
AGI, Panamá, 241, L.24, ff. 284v-285r.
40
AGI, Panamá, 241, L.24, ff. 284v-285r.
41
AGI, Panamá, 181, f. 1066v.
42
AGI, Panama, 181, ff. 1067r-1067v.
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
Carrisoli, mediando y acompañando procesos y relaciones interétnicas,
imagen que quizás no quería resaltar, pues le podría interesar más ser
visto como comandante de un pequeño ejército de base indígenas, pero
con participación de algunos españoles, al servicio del rey.
Sin embargo, la hoja de servicio de Luis Carrisoli sí menciona que en
el año 1679 también entró al área del Chocó para tratar asuntos relacionados con la reducción de los indígenas Citaráes. Desafortunadamente
no tenemos más información sobre dicha visita, pero el mismo Carrisoli
cuenta que escribió un informe a la corona sobre los indígenas de dicha
región. 43
La temprana evacuación de las tropas
españolas de la Caledonia
A finales del siglo XVII la costa norte de Panamá y el golfo de Urabá era
extremadamente vulnerable, no solo por la presencia de piratas sino de
representantes de distintas naciones europeas, como por ejemplo fue el
caso del capitán inglés Richard Long, quien declaró haber tomado posesión a nombre de la corona inglesa de un área cercana a la desembocadura del rio Atrato. Pocos meses después arribaron los miles de colonos
escoceses que se establecieron el área cercana a la antigua Acla, ahora
renombrada por los escoceses como Caledonia. Sin embargo, la corona
española movilizó efectivos al área para presionar a los colonos, los cuales abandonaron el área derrotados por las enfermedades y sus propias
contradicciones internas. La salida de los escoceses el 24 de abril de 1700
hizo que la presencia militar española aumentara momentáneamente en
el área de Caledonia.
Después del fracaso de la colonia escocesa en Caledonia y como
una manera de recuperar su poder en la región del norte, los españoles
43
Curiosamente, el excelente trabajo de Gallup-Díaz sobre la política indígena y la rivalidad
imperial en el Darién durante el período 1640-1750, (2001: 105) no toma en serio dicha
noticia, y nos dice de manera errónea que los Citaráes no eran sino los mismos indígenas
Tules o Gunas. “Aunque la expedición de Luis Carrisoli simplemente extendió su alcance más
hacia el este, en su informe de actividades se tomó el trabajo de resaltar que había hecho
contacto con los ‘indios del Choco’, y con una tribu que llamó los ‘Zitara’. Estos grupos de
indígenas eran, de hecho, Tules que vivían en el Golfo de Urabá”. La traducción es mía. En
su trabajo, Gallup-Díaz denomina a los indígenas Gunas como Tules, como históricamente
se han denominado los Gunas del actual territorio colombiano.
549
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
castigaron severamente a los indígenas que identificaron como cómplices de los frustrados colonos. Como resultado de estos procesos, se
comienza a consolidar una división aún más marcada entre los Gunas del
norte (de la costa y las montañas), los Gunas del sur y los Gunas del área
del golfo de Urabá. Los de las montañas del norte, eran considerados
los más rebeldes, que comerciaban y eran apoyados militarmente por
los piratas franceses e ingleses que continuaron manteniendo control
en ciertos puntos de la costa caribe panameña. Los del Gunas del sur,
eran los indígenas en los cuales había calado más el esfuerzo de las
reducciones misioneras, por lo que la corona aumentó sus esfuerzos por
crearles o mantener sus poblados y su cristianización a cargo de curas
doctrineros. En tiempos de paz, la labor de los soldados étnicos de los
Carrisoli era mantener el orden entre los indígenas reducidos y cuidarlos
de los ataques de los indígenas del norte.
De otro lado, los Gunas del área del golfo, que militarmente habían
sido los más fuertes, tuvieron un proceso un poco distinto por varias
razones. En primer lugar, los Gunas de esta región hacían parte de la
gobernación de Cartagena, y era una de sus zonas periféricas, mientras
que para la gobernación de Panamá el Darién era una zona muy importante
porque su inestabilidad ponía en peligro su colonización, lo mismo que
la misma existencia de Ciudad de Panamá. En segundo lugar, a comienzos del siglo XVIII la mayoría de los Gunas que habitaban en la costa
oriental del golfo de Urabá se movilizaron hacia el rio Sinú con todos los
otros grupos indígenas que estaban en retirada por los ataques de los
indígenas Chocoes, como he detallado en otro trabajo (Arenas 2023). En
tercer lugar, el grueso del grupo Guna del golfo intentó un acercamiento
con algunos de los grupos Chocoes que comenzaban a moverse a la zona
baja del rio Atrato. Producto de este proceso, los Cunacunas comienzan
a crear una delimitación más marcada de su territorio en el bajo Atrato,
como detallé en el capítulo 8.
Sorprendentemente, Caledonia únicamente permaneció en poder de
las autoridades españoles por quince meses. A finales de julio de 1701,
menos de un año de la evacuación de los escoceses, el presidio44 que se
44
550
El Diccionario de la Real Academia Española define presidio así: “Guarnición de soldados
que se ponía en las plazas, castillos y fortalezas para su custodia y defensa”. https://dle.
rae.es/presidio?m=form
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
había establecido en el lugar fue abandonada por las tropas que se habían
asignado para su defensa ante el permanente hostigamiento de piratas
ingleses. Luego de que soldados de la infantería española expresaron en
voz alta que preferían huir por las selvas que ser tomados cautivos por
los piratas 45 , los oficiales que estaban al mando llegaron a la conclusión
y firmaron una declaración el 10 de julio de 1701 señalando que Caledonia
era indefendible y que era mejor evacuarla para evitar que los piratas se
apoderaran del armamento. 46
Dentro de las razones que dieron los oficiales para llegar a tan radical
conclusión estaba el hecho de que los piratas habían logrado desembarcar en Caledonia la noche del cinco de mayo de ese año sin ser sentidos
ni vistos por los centinelas, pero una fuerte tormenta les impidió llevar
a cabo el ataque y tuvieron que retirarse. 47 Igualmente, el 26 de junio,
unos veintiséis piratas volvieron a entrar a Caledonia y se enfrentaron a
las tropas. 48 En el ataque los piratas mataron al comandante español y
a un número indeterminado de soldados. 49
El acta con las conclusiones de los oficiales de Caledonia fue enviada
vía marítima al gobernador de Cartagena, Juan Pimiento, de quien recibieron respuesta diez días más tarde. El gobernador Pimiento en lugar de
cuestionar la decisión de los oficiales y tratar de enviar primero refuerzos
para evitar la pérdida de un presidio tan estratégico, envió una respuesta
autorizando la evacuación.50
Los oficiales y soldados sobrevivientes evacuaron el lugar no sin
antes enviar otra carta al gobernador de Cartagena dando cuenta de lo
sucedido. Ante la falta de barcos, esta vez la vía por la que se envió dicha
45
Así recogieron los oficiales lo que sucedía en Caledonia: “que todos los soldados publicaban
que harían fuga y quemas, querían morir de necesidad en los montes que no a manos de
piratas sin tener defensa; y que por pocos que la ejecutasen de ninguna manera se podía
estorbar el que enemigo entrase e hiciera todo cuanto quisiese. Y en particular con la noticia
que han dado los indios de que se habían incorporado seis piraguas de piratas y que nos
amenazaban”. Junta. Caledonia, agosto 10, 1701. AGI, Panamá, 181, ff. 1011v-1012r
46
Junta. Caledonia, agosto 10, 1701. AGI, Panamá, 181, ff. 1009v-1015r
47
Junta. Caledonia, agosto 10, 1701. AGI, Panamá, 181, ff. 1009v.
48
Junta. Caledonia, agosto 10, 1701. AGI, Panamá, 181, ff. 1009v.
49
Testimonio del sargento Juan de Vargas. Portobelo, agosto 9, 1701. AGI, Panamá, 181,
f.1040r.
50
Testimonio del sargento Juan de Vargas. Portobelo, agosto 9, 1701. AGI, Panamá, 181,
f.1039v.
551
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
carta fue por conducto de un indígena, quien la llevó a un oficial español
en Tubuganti, la antigua base de Luis Carrisoli en el norte, para que la
hicieran llegar a Cartagena, pero sabiendo que dicha carta demoraría más
de dos meses en llegar. Antes de abandonar la plaza los oficiales a cargo
del presidio de Caledonia también procedieron a enviar a Portobelo todas
las armas que se habían depositado en dicho lugar para su defensa, a
excepción de varios cañones que enterraron.
La evacuación de la Caledonia se hizo a pesar de que en testimonios posteriores algunos oficiales reconocieron que tenían suficiente
armamento para defender el presidio por cerca de tres o cuatro meses y
provisiones para por lo menos un mes, a pesar de que alguna de la que
había enviado el gobernador de Cartagena estaban podridas.51
Uno de los oficiales testificó que el abandono de la plaza se hizo,
“por el recelo de los piratas, por no haber fortificación con qué repararse
y defenderse de los dichos piratas, y estar toda la más gente enferma”.52
No obstante, solamente ocho de los militares evacuados de la Caledonia
fueron atendidos en el hospital de Portobelo,53 de los setenta y cinco que
llegaron del presidio de Caledonia. El capitán Andrés de Zamora, que tuvo
a cargo la evacuación también murió, aunque la documentación consultada no detalla las circunstancias.54 El Conde de Canillas, presidente de
la Audiencia de Panamá, al notificar al rey la noticia menciona un gran
número muertes y fugas de soldados del presidio de Caledonia, sin ser
específico respecto a su número.55
Tan pronto salieron las tropas los piratas tomaron nuevamente la
Caledonia, por lo que la costa norte de Panamá volvió a salir de la órbita
de control de la corona, y por lo mismo, la desembocadura del rio Atrato
también quedó aún más desprotegida.
552
51
Testimonio del capitán Rosendo Fernández de Aguilar; Portobelo, julio 30, 1701. AGI,
Panamá, 181, f.1021v.
52
Testimonio del sargento Juan de Vargas; Portobelo, agosto 10, 1701. AGI, Panamá, 181,
f.1040v.
53
Certificación de Fray Juan de Villarreal, Prior del Convento Hospital de San Juan de Dios;
Portobelo, agosto 10, 1701. AGI, Panamá, 181, f.1049r.
54
Certificación del capitán Bartolomé de Villarán, contador oficial de la Real Hacienda;
Portobelo, agosto 10, 1701. AGI, Panamá, 181, f.1049v.
55
Carta del Conde de Canillas al Rey. Portobelo, agosto 15, 1701. AGI, Panamá, 181, f.998v.
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
Reducciones del Darién del sur durante
el primer cuarto del siglo XVIII
Las reducciones del Darién permanecieron prácticamente sin cambios
entre finales del siglo XVII y el primer cuarto del siglo XVIII, es decir desde
el esfuerzo liderado por el obispo Lucas Fernández de Piedrahita en 16831684, que combinó la labor de los misioneros dominicos, quienes primero
habían entrado a la región de la mano de Fray Adrián de Santo Tomás en
1638, con nuevos misioneros Franciscanos y Capuchinos. Los Capuchinos estaban de regreso al Darién por primera vez desde 1651, después
del fracaso y desaparición del prefecto de dicha misión, Fray Antonio
de Oviedo. Junto a los misioneros de organizaciones religiosas estaban
los curas doctrineros bajo la jurisdicción directa del obispo de Panamá.
En efecto, el obispo Fernández Piedrahita reportó en 1684 que la
misión de la Provincia de Sambú tenía buen suceso a manos del Franciscano Juan Varela y que había fundado dos poblaciones, Tuira y Paya.
Igualmente, describió a sus habitantes como, “indios bulliciosos y resabidos,56 de quienes siempre he confiado poco para el aprovechamiento
de sus almas,” pero que debido a la insistencia de Luis Carrisoli había
accedido a hacer dichas fundaciones.57 Para ese momento, el obispo
Piedrahita calculaba que cerca de mil personas no indígenas vivían en
el Darién del sur. Más tarde un testigo mencionó que, “los indios del
rio de Sambu fueron doctrinados por el padre Juan Varela, religioso de
nuestro padre San Francisco, y después entró en dicho ejercicio un clérigo
presbítero nombrado el padre Arana”.58 Como mencioné arriba, en 1699
fue el capitán Joseph Leite quien los asentó en la cuenca del rio Sábalo.
En 1689, los capitanes Fernando de Guzmán y Isidoro Joseph Martínez
Carrillo presentaron un balance bastante pesimista de los resultados de
las actividades de reducción y conversión de los indígenas. Según su
56
El Diccionario de la Real Academia Española define resabido como, “que se precia de
entendido”. https://dle.rae.es/resabido?m=form
57
Piedrahita, Lucas [1684](1971). “El Obispo de Panamá informa a V.M. sobre el estado que
tiene la Provincia del Darién y la entrada de los corsarios por ella”. Patrimonio Historico,
No.1. P. 117 Es probable que el interés de Luis Carrisoli porque se fundaran misiones en
Tuyra y Paya tuviera que ver con la posibilidad de explotar minas de oro en el área.
58
Testimonio de Francisco Hernández de Rivera, La pura limpia concepción de los naturales
del rio de Sábalos, abril 5, 1701. AGI, Panamá, 181, f. 832r.
553
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
visión, eran pocos el número de indígenas reducidos, y los que lo estaban habían sido inducidos a su reducción por un sistema de regalos, que
velaba la sinceridad de su conversión.
“Siguen diferentes opiniones y supersticiones en la ley, esto es en
lo general de dicha Provincia. Que algunas familias parciales, que
están en el Real de Santa María, río principal de ella, con quienes
comunicamos, tratamos, están sino en el todo en parte disuadidos
de esta secta, o por el interés de que los españoles les compren sus
frutos, y tablones de madera, que sacan, y comercian con ellos, dan
a entender siguen nuestra ley. Y aunque violentos, se dejan bautizar, pero éstos son muy corto número, porque el resto de toda la
dicha Provincia sigue lo demás (...) Y que admiten doctrineros (que
continuamente lo han tenido, y tiene su Majestad de la Religión de
Santo Domingo). Si quieren éstos que acudan a rezar y a oír misa,
quieren que se lo paguen; y en muchas ocasiones han muerto los
padres. Y levantándose, sin que les baste el continuo regalo de
géneros que ellos aprecian, como son, abalorios,59 bayeta,60 ruan,61
machetes, cuchillos y otras cosas, que dé cuenta de su Majestad
se les da cada año de su orden, para tenerlos propicios”.62
De esta manera las minas se tuvieron que abandonar. Será solamente
hasta 1699 cuando se echa para atrás la prohibición y se vuelve a incentivar la colonización minera del Darién. La urgencia de la corona es evidente, al señalar que por los menos cuarenta o cincuenta mineros debían
pasar a realizar dicha actividad, llevando con ellos de ocho a diez esclavos afrodescendientes armados, “pero que luego que lleguen se han de
recoger las armas en un almacén donde se han de tener con toda guardia
sin permitir que se saquen sino es en caso que se tenga noticias de que
554
59
El diccionario de la Real Academia Española define abalorio así: “objeto de adorno vistoso,
por lo general de poco valor”. https://dle.rae.es/abalorio?m=form
60
El diccionario de la Real Academia Española define bayeta así: “Tela de lana, floja y poco
tupida”. https://dle.rae.es/bayeta?m=form
61
El diccionario de la Real Academia Española define ruan así: “Tela de algodón estampada
en colores que se fabrica en Ruan, ciudad de Francia”. https://dle.rae.es/ruan?m=form
62
AGN, Caciques e Indios, 55, D.25, f. 811v.
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
vienen piratas a insultar aquella Provincia, y entonces se les entregaran
para que bajen a la defensa”.63
Hacia 1716 el Marques de Villa Rocha, gobernador y capitán general
de Panamá, comunicaba a la corona una vez más que los indígenas del
Darién estaban dispuestos a reducirse a poblaciones y convertirse a la
doctrina católica. Adicionalmente reportaba la sorprendente noticia de
que se habían ofrecido a ir a poblar al rio Chagres, y que cuatro caciques
habrían ido a su reconocimiento, y habrían informado que dicha tierra era
mejor que la que habitan. La corona resumía de esta manera las ofertas
hechas por el gobernador a los indígenas,
“Y que para más alentarlos les ofrecisteis hacer casas, darles
herramientas para cultivar, mantenerlos por seis meses, o un año,
y ponerles porción de ganado vacuno, con calidad de que el tercio
del usufructo fuese para ellos, ponderando lo que convendrá se
haga esta reducción por cuenta de esta Real Hacienda y que sino
hubiere caudal para ellos en las cajas reales y fuere de mi agrade
lo haríais a vuestra costa, concediéndoos el señorío y vasallaje
perpetuo de los pueblos de indios que se redujeren y fundareis
manteniéndolos en el privilegio de no pagar diezmos ni tributos,
como se hace con los Darién y lo que hay en el rio de Chagre”.64
Aunque el rey se alegraba con la noticia de la reducción, no le pareció
buena idea que les hubiese ofrecido casas, herramientas, ganado vacuno
y alimentos hasta por un año, dado los problemas que tenían las cajas
reales, “y que no se puede admitir ni es razón se admita que se haga esto
a vuestra costa, como intentáis”.65 Finalmente, la corona aceptó pagar
por la reducción siempre que se hiciera rápidamente y con el mínimo de
gastos.
El gobernador Villa Rocha también recomendaba que se organizara
una misión de religiosos de la Compañía de Jesús o Capuchinos, dado que
los indígenas del Darién recelaban de las otras órdenes religiosas. En su
respuesta el rey lo autorizaba a utilizar los recursos de la hacienda real
63
AGI, Panama, 232, L.10, ff. 10v-11r.
64
Cédula real, El Prado, 6 de agosto de 1717. AGI, Panamá, 242, L.1A. f. 13r-13v.
65
Cédula real, El Prado, 6 de agosto de 1717. AGI, Panamá, 242, L.1A. f. 14r.
555
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
que se necesitaren para tales reducciones y poblaciones.66 Sin embargo,
respecto al envío de los Jesuitas o Capuchinos, la corona era un poco
cauta para evitar males a los religiosos Dominicos que hasta el momento
habían estado a cargo de dichas misiones. Así decía el Rey, “de enviar
esta misión de religiosos de esta Compañía, o Capuchinos, pueden resultar
graves perjuicios y especialmente a los de la religión de Santo Domingo, y
a fin de evitarlos y dar las providencias que más convengan os encargo me
informéis lo que sobre este punto y sus circunstancias se os ofreciere”.67
Adicionalmente, el Marques de Villa Rocha también había propuesto
que se les exonerase a los indígenas reducidos el pago de diezmos y
tributos, “como se ha hecho con los ya convertidos del Darién y los que
están a poblados en el rio Chagres”, a lo que el Rey resolvió, “se observe
la costumbre de la provincia”.68
Dentro de las pocas noticias que existen sobre los desarrollos posteriores he encontrado una respecto a un conflicto de jurisdicción para
el nombramiento de religiosos por parte del gobernador y las autoridades eclesiásticas. El caso interesa menos por el tema del conflicto de
competencias; sin embargo, permite una mirada de los sitios poblados
en la región a partir de la actividad minera que se desarrollaba, que era
el eje que impulsaba la colonización. El conflicto de competencias tenía
que ver con la doctrina de San Enrique de Capetí, uno de los primeros
“pueblos de indios” fundado en el Darién por Fray Adrián de Santo Tomas
a mediados del siglo XVII.
Al gobernador se le habrían presentado tres candidatos para el cargo
de cura doctrinero de Capetí, el cual eligió uno y lo nombró para dicho
pueblo de Capetí y del Real de Santa María, a lo que el cabildo eclesiástico objetó que éste último no pertenecía a dicha doctrina por lo que el
nombramiento correspondía hacerlo a las autoridades eclesiásticas.
Por lo tanto, el cabildo eclesiástico alegaba que el gobernador se había
excedido en sus funciones, dado que el Real no era una “doctrina de
indios” y distaba más de media legua de Capetí, “sobre el paraje donde
desembarcan y asisten los españoles, mulatos, zambos, y negros, que
556
66
Cédula real, El Prado, 6 de agosto de 1717. AGI, Panamá, 242, L.1A. f. 13v.
67
Cédula real, El Prado, 6 de agosto de 1717. AGI, Panamá, 242, L.1A. f. 12v.
68
Cédula real, El Prado, 6 de agosto de 1717. AGI, Panamá, 242, L.1A. f. 13v.
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
pasan y van al trato de los asientos de las minas de oro que se labran en
los sitios de Caná, Tayegua y Arquiati”.69
También alegaba el cabildo eclesiástico que desde una visita que se
hizo en el año de 1706, por unos inconvenientes que se habían encontrado, se había aprobado que el cura doctrinero de Capetí, en ese tiempo
Fray Pedro Díaz Vejete, de la orden de Santo Domingo, administrase los
servicios religiosos desde el Real de Santa María, aunque en el dicho Real
en ese momento también prestaba sus servicios don Miguel de Góngora
Rico, clérigo presbítero, quien estaba a cargo de los servicios religiosos
a los no indígenas del lugar.
También esta documentación nos muestra que para 1717 en las
minas de Santa Cruz de Caná, Tayequa y Sábalos, “había clérigos por
curas capellanes, administrando sacramentos a las personas que asistían
en estos asientos que eran españoles, negros y mulatos, y concurrían al
beneficio de las minas”.70
Los últimos Carrisoli con mando
Desde la muerte de Luis Carrisoli en 1701 y su reemplazo por su hijo mayor
Juan de Dios, los abusos contra los indígenas por las nuevas generaciones
de la dinastía indígena-española de los Carrisoli al parecerse se volvió
algo rutinario. Sin embargo, la información sobre el tema es fragmentaria
durante el primer cuarto del siglo XVIII.71 Lo que sí está bien documentado
es que tres miembros de la dinastía Carrisoli fueron asesinados entre
septiembre de 1724 y marzo de 1727 en dos incidentes distintos como
resultado de haber ejercido el poder de manera abusiva y violenta.
69
Cédula real, Madrid, 25 de noviembre 1719. AGI, Panamá, 242, L.1A, ff. 84v-85v.
70
Cédula real, Madrid, 25 de noviembre 1719. AGI, Panamá, 242, L.1A, ff. 84v-85v.
71
Información de 1709 menciona a al Maestro de Campo Francisco Carrisoli, extendiéndole
el título de capitán a un indígena llamado Cristóbal Flórez, del rio Niquiati, en recompensa
por “lo afecto que siempre se ha mostrado a la nación española (...) y así mismo atendiendo al particular servicio que ha hecho a Su Majestad en la muerte de los dos ingleses
que mataron en el dicho rio Niquiati, le elijo y nombro por tal capitán y ordeno y mando a
todos los naturales de dichos partidos le hayan y tengan por tal dicho capitán, para que
le guarden y hagan guardar todas sus órdenes, franquezas, libertades e incomodidades
que por razón de dicho puesto debe haber y gozar”. Auto del Maestro de Campo Francisco
Carrisoli. Panamá, enero 20, 1709. AGNB, Conventos, 39. F. 543r-543v.
557
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Primero fue el maestre de campo Fernando Carrisoli, quien cayó
muer to en septiembre de 1724 72 junto a otros españoles en el sitio
conocido como el Playón, en confrontación con los indígenas Gunas del
norte.73 Por su parte Gaspar Yañez Carrisoli y Bernardo Carrisoli, quienes
vendrían a ser los últimos Carrisoli con autoridad, fueron asesinados en
el “pueblo de indios” de San Rafael de Terable en 1727 por un grupo de
sesenta y siete indígenas que bajaron a dicho poblado, liderados por el
capitán Lorenzo, de rio Cañazas.74
Lo que motivó sus muertes fue la venganza por los abusos que Gaspar Yañez Carrisoli y Bernardo Carrisoli rutinariamente cometían hacia
ellos. De hecho, la presencia masiva de indígenas de rio Cañazas también permitió la liberación de veinte indígenas de dicho rio que Gaspar
se había llevado a Terable por la fuerza, algunos de ellos amarrados. Sin
embargo, la gota que rebosó la copa fueron los vejámenes que Gaspar
Carrisoli propinó a dos venerados ancianos, Taparaqua (o Tapacaragua) y
Cortiquitis, a quienes, según el testimonio de Antonio de Laguna, Cacique
de Terable, Gaspar le “tiro los cabellos, y barbas y dijo a un indio que no
había de parar hasta no hacer cuartos a un perro de aquellos”.75
El indígena Diego de León, también conocido como Caimito, capitán
del pueblo de Terable, testimonió que los atacantes arribaron al pueblo
a las cuatro de la mañana y procedieron a matar a Gaspar, Bernardo y
a dos afrodescendientes que los acompañaban. Igualmente, el testigo
señaló que los victimarios de los Carrisoli estaban en comunicación con
una veintena de indígenas de Terable, los cuales una vez cometidas las
muertes se fueron con ellos. El testigo mencionó también que los cuerpos
de los Carrisoli fueron recogidos y llevados a Chepo por los cristianos
que se hallaban en el pueblo. Al poco tiempo habrían arribado treinta
personas en busca de los agresores, quince por mar y quince por tierra,
558
72
Una Cédula Real fechada el 7 de septiembre de 1725 menciona que la fecha que se conoció
por carta de la muerte de Carrisoli fue del 18 de septiembre de 1724. Archivo Histórico
Nacional de Madrid (de aquí en adelante AHNM). AHNM, Consejos, 20647. ff. 50v-53r.
73
Así lo anunció el presidente de la Audiencia de Panamá, don Manuel de Alderete, en un
“bando” fechado el 3 de enero de 1726. AHNM, Consejos, 20647. ff. 70r-71r.
74
AHNM, Consejos, 20647.F.24v. Los testimonios de testigos de las muertes fueron recogidos
primero en Chepo el 21 de marzo de 1727, y luego en San Rafael de Terable, el 27 de marzo
del mismo año.
75
AHNM, Consejos, 20647.F.24r.
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
pero éstos ya habían salido del poblado. El testigo también declaró que
los indígenas agresores le dijeron, “que si no tratan de quitar aquel pueblo de allí, han de volver y lo han de quemar y matar todos los indios y
cristianos que se hallaren en dicho sitio”.76
El cacique de Terable, Antonio Laguna, acusó a un mulato llamado
Manuel Felipe de haber incitado a los agresores a matar a los Carrisoli,
en lugar de llevárselos amarrados como según algunos testimonios era
su propósito inicial de los atacantes. Según Laguna, Gaspar tenía muchos
enemigos por querer monopolizar el comercio en Chepo. Respecto a la
muerte de los ancianos, Laguna certificó “que el indio Tapacaragua murió
de un pistoletazo que le dio Gaspar”.77
Las quejas contra los Carrisoli por parte de los indígenas de esta zona
de frontera incluían el hecho de que los extorsionaba para tener control
del comercio de la región. El cacique Laguna afirmó que “al dicho Gaspar
lo mataron dos indios, el uno nombrado Malpela y otro Bartolo de Maje,
motivados el duelo de estos de no quererlos dejar vender sus frutos a
otro que no fuese él”.78 Así lo ratificó el testimonió un intérprete llamado
Nicolás Galván, quien declaró que después de las muertes de los Carrisoli
conversó con algunos de los indígenas de uno de los ríos fronterizos con
el grupo del norte quienes le dijeron, “que dicho Gaspar no les dejaba
vender sus frutos ni maderas, sino solo quería se las vendiesen a él y que
el que no lo ejecutaba al pasar por el pueblo, los amarraba y castigaba, y
que por esta causa lo mataron”.79
Eugenio de Escarrena, español, quien vivía cerca de Terable, testificó
que unos indígenas que llegaron en canoas lo despertaron la mañana de
las muertes y le dijeron,
“que habían venido a amarrar al gobernador Gaspar García Yánez y
a don Bernardo Carrisoli, y a los indios del pueblo por el embarazo
que les hacia el dicho Gaspar en sus tratos y que solo querían le
76
AHNM, Consejos, 20647.F.5v.
77
AHNM, Consejos, 20647. ff.25r-25v.
78
AHNM, Consejos, 20647. ff.25r-25v. Según el Cacique del lugar, los Carrisoli tenían esposas
en dicho pueblo, quienes intentaron despertarlos, pero estaban muy dormidos porque
la noche anterior habían estado en una fiesta, al parecer con algunos de los agresores
infiltrados.
79
AHNM, Consejos, 20647.F.12v.
559
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
vendiesen a él sus frutos y los violentaba a ellos hasta llegar a
amarrar y vemejer [sic] y tirar las barbas y que les decía que a él
no le entraba lanza ni flecha (...) y que como a las siete del día
volvieron los indios todos para arriba con hasta treinta barquetas
y hasta más de ochenta indios y que entonces algunos de ellos
le dijeron habían hecho las muertes pero que no venían a hacer
daño a ningún cristiano y que les preguntaron al que declara y su
compadre si se pondría bravo el cacique por lo que habían ejecutado y que respondieron que no, viéndose pocos y sin armas.
Y que sabe que el dicho Gaspar no solo hacia las violencias con
indios de amarrarlos y castigarlos, sino que también lo hacía con
algunos cristianos”. 80
Otro testigo español, Joseph Evaristo Mayo, narró una historia similar,
respecto a la manera como se había encontrado a los agresores en el rio,
quienes se acercaron y le habrían dicho,
“que ellos no habían venido a hacer daño más que a Gaspar porque
éste les hacía perjuicio no dejándoles tratar ni contratar, y que solo
querían los tratos y cuanto tuviese que vender se lo vendiese a él;
y que sobre esto los iba a traer de por fuerza a sus casas a vivir al
pueblo, y a los que voluntariamente bajaban con sus géneros al
pueblo de Chepo a sus negociaciones los amarraba y castigaba y
maltrataba, tirándoles las barbas y haciéndoles otros perjuicios”.81
Lázaro de Estrada, otro de los testigos españoles que se encontraron a
los indígenas agresores en el rio Bayano, después de que habían matado
a los Carrisoli, señaló que éstos le dijeron,
“que no venían ellos a reñir, aunque eran muchos y ellos pocos
los cristianos, y así que solo venían a decirles eran todos amigos
y que ellos no querían riña con los Guacas 82 sino mucha amistad,
que las muertes que venían de hacer de Gaspar y Bernardo y sus
560
80
AHNM, Consejos, 20647.F.17v-18r.
81
AHNM, Consejos, 20647.F.38r-39r.
82
“Guacas” es la manera como los Gunas aún hoy refieren a los no indígenas.
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
negros eran motivadas de los graves perjuicios que de dicho Gaspar
recibían no permitiéndoles tratar no contratar sus frutos porque
quería que solo a él se los vendiesen y sobre esto los maltrataba y
amarraba y castigaba a los pocos que bajaron, y por lo mismo saco
los indios de Mage de sus casas amarrados los más y que los tenía
pereciendo en el pueblo y sus mujeres e hijos como hambre”. 83
Al parecer, las investigaciones sobre las muertes de los Carrisoli quedaron
inconclusas por los eventos que vendrían a partir de 1727.
El levantamiento liderado por Luis García en 1727
Lo que se conoce en la historiografía panameña como el alzamiento de
Luis García no fue solamente un ataque realizado por grupos de indígenas
Gunas a varias poblaciones del Darién, sino una serie de eventos militares
que comenzaron el cuatro de noviembre de 1727 y solo terminaron cerca
de dos meses más tarde, a comienzos de 1728, con la muerte en combate
de Luis García, su principal líder. De esta manera, durante el levantamiento de 1727-1728 hubo por lo menos dos olas de ataques distintos a
algunas de las poblaciones afectadas, como fue el caso de Yavisa y el
Real de Santa María, que eran los lugares donde se concentraba el mayor
número de españoles.84 Las acciones de los indígenas se caracterizaron
también por haber tratado de infligir la mayor humillación posible a las
autoridades españolas.
El levantamiento indígena liderado por Luis García vendría a tener
profundas repercusiones en el futuro del Darién hasta el final del periodo
colonial. Sin embargo, ha sido un evento pobremente estudiado, principalmente por la escasez de documentación disponible.85 Ante la falta de
83
AHNM, Consejos, 20647. ff.42v-40r.
84
Adicionalmente, García y Chani habrían facilitado el ingreso de un pirata llamado Carlos
Gante, quien aparentemente habría asaltado las minas de Caná a finales de 1727. AHNM,
Consejos, 20647. f. 88v. Sin embargo, la documentación consultada no ofrece más información al respecto.
85
En realidad, la documentación de comienzos del siglo XVIII en Panamá en general es escasa
y la poca que existe está dispersa, principalmente debido a las reformas administrativas
que hizo la Corona, eliminando la Audiencia de Panamá y pasando sus funciones al virreinato del Perú, con sede en Lima. Aunque dicho arreglo duró solamente veinte años, dejó
una importante marca en la falta de archivos sobre este periodo.
561
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
suficiente información documental, los eventos, motivos y significados
de la rebelión de 1727 han sido hasta ahora fuertemente influenciados
por la interpretación que hizo el oficial español Andrés de Ariza en 1774,
cincuenta años después de sucedidos los hechos.86 En efecto, hasta la
publicación de los trabajos del historiador Ignacio Gallup-Díaz (2021a;
2001b), las referencias a Luis García se apoyaban exclusivamente en los
escritos de Ariza. En este trabajo acudo a una extensa fuente documental
del Archivo Histórico Nacional de Madrid (AHNM), solamente utilizada
hasta ahora por Gallup-Díaz. Sin embargo, en este trabajo intento darle
un tratamiento más comprehensivo y con más detalles.
Desde la caracterización hecha por Ariza ha sido común entre los
historiadores el referirse a Luis García como “el mestizo”. Desde comienzos del siglo XX muchos historiadores, como los panameños Sosa y Arce
(1911: 154-155) y Castillero Calvo (2017: 247) se han referido a García
simplemente como “el mestizo,” a pesar de que en la primera referencia
que el mismo Ariza hace de García lo llama el “indio mestizo”. Algunos
han usado la mención del mestizo Luis García como una posible manera
para deslegitimar su causa, dado que supuestamente no era indígena.
Sin embargo, en la documentación del AHNM consultada siempre se
refiere a García como “el indio Luis García”, tanto en los testimonios de
indígenas como de españoles.87 De hecho, la documentación consultada
562
86
Hay varias versiones que se pueden consultar de los seis documentos que hacen parte
de los “Comentos” de Andrés de Ariza sobre el Darién. El que utilizo en este trabajo es:
Ariza, Andrés (1886). “Comentos de la rica y fertilísima provincia del Darién. Año de 1774”.
Anales de la Instrucción Pública en la República de Colombia. Tomo 5. Bogotá: Imprenta
de La Luz. También se puede consultar en versión manuscrita: AGNB, Caciques e Indios,
1, D.13. ff. 180r-197r. Igualmente, están recogidos en el libro: Barquero Montoya, Álvaro y
Vidal Ortega, Antonino (Compiladores). La gobernación del Darién a finales del siglo XVIII.
El informe de un funcionario ilustrado. Barranquilla: Ediciones Uninorte. Pp. 31-97. Sin
embargo, éste último libro tiene varios errores en la transcripción del documento original.
87
También en la memoria de los indígenas Gunas reducidos de la región del Darién del sur,
en décadas posteriores a dichos sucesos, encontramos reafirmación del carácter indígena
de Luis García. Así, escribiendo en 1759, treinta y dos años después de los hechos, Fray
Santiago de Jesús, cura del pueblo de Yaviza, señalaba que dicho pueblo: “fue invadido
la primera vez por los bárbaros joberos, quitaron la vida al cura que lo era Fray Ambrosio
Gómez, religioso dominicano y siguiendo rio abajo; fueron matando a cuantos encontraron
en sus ranchos y abrazándola, porque en ese tiempo estaba poblado este río de españoles,
y hoy por temor no hay más que el corto número de naturales que componen a Tichichi.
Fue el Canaquite o Zagala en su lengua, en [la] mía Capitán Luis García, indio bautizado
y criado en la misma provincia. He oído a los viejos, se confederó éste y los suyos con los
naturales del pueblo de Yaviza y con los del pueblo de Pirre, acometieron al Real, pero no
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
no menciona en ningún momento su supuesta condición de mestizo,
a diferencia por ejemplo de Tomas Carrisoli, quien algunas veces es
mencionado como el “indio genizaro”, para significar que era mezcla de
indígena y extranjero. Aunque es muy probable que García efectivamente
fuera mestizo, quizás hijo de padre español y madre indígena, el punto
que me interesa resaltar es que los testimonios recogidos dentro del
proceso judicial que adelantaron las autoridades españolas en mayo de
1728 sobre el levantamiento dejan claro su identidad como indígena, por
lo que no resulta legítimo cuestionarla posteriormente.
En la documentación del AHNM también se refiere a Luis García como
el “caudillo”. Ariza (1886: 388), por su parte, se refiere a él como “el tirano
García”,88 tratando de indicar de que su lucha era una lucha personal, en
la que imponía sus deseos y abusaba de su poder de manera extraordinaria. Por el contrario, en la documentación del AHN es claro que García
actuaba como parte de un grupo indígena, los Gunas del Darién del Norte,
con sus autoridades tradicionales, y algunos sublevados del Darién del
Sur, quienes durante todo el proceso tomaron decisiones colectivas.
Andrés de Ariza, como oficial de las fuerzas españolas estaba lejos
de ser un observador imparcial. De hecho, como muestra de su odio hacia
García por haber arruinado la “exitosa” colonización que estaba teniendo
lugar en el Darién del Sur en esos años, lo llama “arpía tan inhumana”, y
como muestra de su desprecio por su atrevimiento, a manera de insulto,
dice que lo mató un negro Mina.89 Luis García murió cuando trato de hacer
lograron sus intentos en esta ocasión”. Informe de Fray Santiago de Jesús, cura del Pueblo
de Yaviza. Panamá, octubre 24 de 1759. AGNB, Caciques e Indios, 27, D.12, f. 306v. En el
mismo documento, Fray Santiago de Jesús refiere que llamaban “joberos” a algunos indígenas Gunas del sur que padecían una especie de lepra. Es interesante que el religioso
use dos palabras indígenas, quizás no escritas correctamente, “Canaquite” y “Zagala”
para referir al liderazgo de García entre los indígenas. La palabra Zagala suena un poco
parecida a la actual palabra Guna “Saila” o “Sahila”, que significa jefe. El profesor James
Howe afirma que no hay duda que es la palabra Jefe, aunque no puede reconocer la palabra
“Canaquite”. Comunicación personal con el profesor James Howe, abril 13, 2024.
88
El diccionario de la Academia Española de la Lengua define tirano así: “Dicho de una
persona: Que abusa de su poder, superioridad o fuerza en cualquier concepto o materias,
o que, simplemente, del que impone ese poder y superioridad en grado extraordinario”.
https://dle.rae.es/tirano?m=form
89
“Con estas inquietudes puso Luis García en consternación, no tan solamente la provincia,
que entonces tenía más de 20.000 almas, sino también entró en cuidado el Gobierno de
Panamá, quien para libertarse de arpía tan inhumana, hizo expedición formal, para que,
vivo o muerto, le rindieran al tirano, como con efecto lo lograron, dándole muerte en las
563
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
una emboscada a las tropas del capitán Cabrejo que se dirigían a su pueblo
de Agra, pero la documentación no menciona nada de lo que dice Ariza.90
Sabemos que la violencia en el Darién en esos años venía en aumento
por múltiples motivos. Primero fue la muerte del maestre de campo Fernando Carrisoli a manos de los indígenas a finales de 1725, sobre la cual
no tenemos detalles. Luego la violencia interétnica entre indígenas y
afrodescendientes del poblado de Palenque, ese mismo año, que resultó
en la muerte de diez indígenas Gunas, quienes buscaban la manera de
vengarse.
Ante la falta de los medios militares suficientes para someter de una
vez por todas a los indígenas, el presidente de la Audiencia de Panamá,
Manuel de Alderete, decidió que la mejor manera de abordar el problema
era reuniéndose con los líderes Gunas del Darién del norte para tratar
de apaciguarlos y cooptarlos con regalos y títulos honoríficos. De esta
manera, en algún momento de 1726, Alderete organizó una reunión en Portobelo, que luego fue extendida a una visita de la ciudad de Panamá, con
los dos capitanes indígenas más importantes de los Gunas del norte del
momento, Luis García y el Capitán Chani o negro Tunchile.91 Sin embargo,
no sería la única reunión de Luis García con las autoridades españolas
en Ciudad de Panamá. Después de una visita a finales de octubre de
1727,92 Luis García regresó al Darién por el golfo de San Miguel, y en su
cabeceras del rio Chucunaque (...) con cuyo atrevimiento, haciendo frente con mucho número
de su gente, permitió la Divina Providencia su castigo, y que feneciera a manos de un negro
Mina de la Compañía del Capitán Pedro de Góndola”. (Ariza, 1886: 388).
564
90
AHNM, Consejos, 20647. ff.211v-212r.
91
“Hallándose su señoría en la ciudad de Portobelo solicitó por medios de don Gaspar García
Yánez y don Bernardo Carrisoli a traer los expresados indios para agasajarles y gratularlos
[sic], y con efecto consiguió su señoría fuesen a la dicha ciudad el expresado Luis García
y el Indio Negro Tunchile con algunos de sus parcialidades, a los que agasajó su señoría
alojándoles en las casas de su morada, dándoles diferentes dádivas y ropa para su vestuario, tratándoles con especial agasajo. Y que habiéndose restituido su señoría a esta
ciudad volvieron a ella los expresados indios a quien volvió nuevamente a festejar y regalar
en conformidad de las reales ordenes de su Majestad y leyes municipales de estos reinos,
despachándoles en nombre de su majestad como su Gobernador y Capitán General de este
Reino a los mandones de ellos títulos de capitanes gobernadores de sus parcialidades,
para que como tales y obedientes vasallos no consintiesen en las costas del norte y en sus
poblaciones piratas corsarios ni ningunas naciones enemigos ni amigos de la Real Corona”.
AHNM, Consejos, 20647. f. 84r.85v.
92
El capitán indígena Agustín dice en su testimonio judicial de mayo 20 de 1728, que regresando García de Panamá cerca de seis meses antes de esa fecha pasó por su pueblo y le
pidió que fuera al norte. El dato es importante, pero si el levantamiento se inició el 5 de
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
camino de regreso, como veremos en detalle en el siguiente apartado,
aprovechó para personalmente reclutar otros capitanes de la región para
un levantamiento general contra los españoles.
Los motivos del levantamiento y los intentos
de reinstalar a un Carrisoli
En la narrativa creada por Andrés de Ariza, lo que motivó el alzamiento de
Luis García fue que el presidente de Panamá supuestamente no lo había
premiado por haber apresado a un pirata de apellido Tibon, “y en despique
de este desaire, se hizo cabeza de la rebelión, y no perdonó pueblo que no
abrasara y crueldad que no cometiera”.93 Sin embargo, este argumento se
queda por el piso con la evidencia de que García, en compañía de Chani,
justo antes del levantamiento acababan de ser premiado por el presidente de Panamá.94 Adicionalmente, esta teoría de un supuesto acto de
venganza personal de parte de Luis García por un desaire del presidente
de la Audiencia de Panamá, don Manuel de Alderete, ignora los eventos
más complejos que he mencionado estaban sucediendo en el Darién.
Paradójicamente, es el mismo Ariza quien nos ofrece en sus escritos
suficientes detalles para develar los verdaderos motivos del alzamiento de
toda la provincia. No eran solo por los abusos de los curas, los alcaldes y
tenientes, quienes les obligaban a que, “no solamente les hicieren roza de
noviembre, se podría pensar que en realidad tuvieron que haber sido cerca de siete meses.
Así dice Agustín, “cuando pasó Luis García de esta ciudad [de Panamá] para el Norte, que
habrá seis meses, lo [sic] habló en su pueblo para que fuese con él a pelear con los indios
del Coco”. AHNM, Consejos, 20647. f. 177r. Sin embargo, es posible que Agustín esté en lo
correcto, porque dice que cuando llegó al norte los indígenas de Chepigana y sus capitanes
ya estaban allí listos para salir, así que puede ser que en realidad fueron a pocos días
del levantamiento. Agustín agrega: “habiendo pasado al norte, cuando llegó al río de Luis
García halló ya allí a los indios de Chepigana con sus capitanes, y que entonces le dijo Luis
García que con quien venían a reñir era con los españoles que se hallaban poblados en la
provincia del Darién”. AHNM, Consejos, 20647. f. 178r.
93
Ariza, Andrés (1883: 369). Esta es la frase favorita que citan la mayor parte de los historiadores que siguen el relato de Ariza.
94
Como hipótesis podría plantearse que ese pudo haber sido el motivo que hizo que Luis
García dejara de ser un soldado étnico al servicio de los españoles; sin embargo, esos
eventos del pirata Tibon alguna vez sucedieron, debieron haber ocurrido varios años antes
del levantamiento de 1727.
565
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
comunidad, para su sustento, sino también para vender y sacar su sueldo
y demás proventos95 con que aspiraban a hacerse ricos”.96 Ariza continúa,
“lo que más los afligía venía de que los dichos cabezas de su
Gobierno los apaleaban, pateaban y arrastraban por el suelo,
asiéndolos por el pelo con cruel ignominia, de cuyos vejámenes
no estaban libres ni aún los Caciques y otros sujetos condecorados de los pueblos: llegaron los referidos procedimientos a poner
los ánimos de estos miserables hombres en tal conformidad, que
los infelices tenían la materia dispuesta para cometer cualquier
atentado, como se verificó a pocas insinuaciones del mestizo Luis
García”.97
En efecto, parte de los abusos venían precisamente de las mismas estructuras que los españoles había creado para dominar a los indígenas del
Darién, concretamente de los descendientes del clan Carrisoli, quienes, a
pesar de tener sangre indígena, se habían convertido en crueles jefes de
los “soldados étnicos” del gobierno español. Sin embargo, el problema
para los indígenas no eran solo los Carrisoli; de hecho, ya se habían
librado de ellos varios meses antes del levantamiento. El problema
también estaba en la forma como se ejercía poder sobre ellos por parte
de personajes como el teniente Felipe Santiago Cabrejo, quien se había
hecho cargo del Darién, y la forma como los no indígenas, españoles o
criollos, copaban cada vez más su territorio.
De esta manera, la rebelión liderada por Luis García estuvo lejos de ser
solamente un esfuerzo vengativo personal. Tenía como propósito último
recuperar la libertad perdida por los indígenas a manos de los españoles
y criollos que se habían tomado la provincia atraídos principalmente por
la explotación del oro. Un propósito adicional era el deseo de unir a los
Gunas del norte y los del sur, y de ser posible expulsar a los españoles
de toda la región. Así lo refirió uno de los testigos, que “estando todo
despoblado de los españoles se juntarían todos los indios de Norte y Sur y
566
95
El diccionario de la Real Academia española define provento como: “Producto, renta”.
https://dle.rae.es/provento?m=form
96
Ariza, Andrés (1883: 386).
97
Ariza, Andrés (1883: 386).
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
se le escribiría al señor presidente para que hiciesen paces, y no queriendo
se mantendrían en la guerra”.98
En el norte había líderes indígenas dispuestos a luchar contra la dominación española, especialmente Chani, también conocido como el negro
Tunchile, quien muy probablemente contribuyó en la transformación de
García de un soldado étnico a un verdadero capitán indígena. Quizás el
hecho de que ambos fueran de Agra, o por lo menos vivieran en dicho sitio,
pudo haber facilitado para que Chani ejerciera una importante influencia
sobre García.99 De esta manera, durante el levantamiento de 1727 García
entró a aportar su reconocida capacidad de liderazgo, sus habilidades
militares, sus conexiones con otros líderes militares indígenas del sur,
y su piragua con pedrero100. Sin embargo, es claro que a pesar de todo
lo positivo que aportaba García a la lucha, no todo dependía de él, ni de
los Gunas del norte. Igualmente, los indígenas que se sumaron del sur no
estaban solamente siguiendo a un caudillo. Es claro en los testimonios
que hubo muchas reuniones, consultas y decisiones colectivas que se
tomaron para realizar acciones militares de gran envergadura.
Los testimonios dan a entender que el ataque de los afrodescendientes de Palenque en 1725, cerca de Portovelo, que produjo la muerte
a varios indígenas despertó un inusitado interés de parte de Luis García
en vengarlo. Dichas muertes pudieron haber contribuido en un proceso de
radicalización de García que al parecer recién comenzaba. Así, el alférez
Felipe Jiménez testimonió que los indígenas de Terable le mencionaron que
los indígenas del norte, encabezados por el negro Tunchile, el Jura Nuizoquiete y Luis García, “con los demás de sus familias, pasaban al camino
de Portovelo a solicitar matan [sic] la gente que pudiesen en recompensa
de nueve o diez muertes de indios de ellos que por el año pasado de veinte
y cinco hicieron los negros del palenque de Portovelo”.101
98
AHNM, Consejos, 20647. f.164v.
99
AHNM, Consejos, 20647. f. 264v. Para la siguiente década, Chani o el negro Tuchile vendrá
a ser uno de los más influyentes y aguerridos líderes Gunas, a quien la documentación
posteriormente refiere como Juan Sanni.
100
El diccionario de la Academia Española de la Lengua define el pedrero así: “Tipo de cañón
antiguo, especialmente destinado a disparar bolas de piedra”.
101
AHNM, Consejos, 20647. ff.9v-10r. Es interesante que en documentación de 1728 a uno de
los líderes indígenas lo llamen “Jura”, como se denominaban a algunos de los principales
durante los años de la conquista. Esta pudo haber sido una de las primeras actividades
567
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
En un interesante testimonio recogido durante el proceso por las
muertes de los Carrisoli, Marcelo, un líder principal de los indígenas del
sitio Pijibai, en el norte, quien había bajado de la montaña para aclarar
que a pesar de la muerte violenta de los Carrisoli, “todos deseaban la
paz y amistad y no harían movimiento y maldad, y venía a asegurarlo y ser
amigo”.102 Las cercanías que hasta ese momento había mantenido Luis
García con las autoridades españolas, como uno de sus “soldados étnicos” se evidencian en la respuesta de Marcelo a la pregunta de si sabía
que los indígenas del norte y Luis García estaban convocando para ir al
camino de Portobelo a vengar la muerte que habían hecho los afrodescendientes de Palenque. Marcelo respondió con incredulidad diciendo que,
“no podía ser porque Luis García era muy amigo del Cacique de Panamá
y de los Guacas”.103
No hay duda de que Luis García fue un personaje complejo. Dentro del
marco del levantamiento promovió a otro Carrisoli a una posición de liderazgo entre los indígenas, lo cual si bien refleja claramente el ascendiente
que dicha familia todavía tenía en la región, no deja de ser contradictorio
a pocos meses de que los indígenas acababan de matar a tres odiados
miembros de dicho clan. El tratar de reinsertar un Carrisoli puede también
leerse como una acción muy pragmática de parte de García. En primer
lugar, Carrisoli sabía leer y escribir, y podría ser un buen asistente del
liderazgo indígena. En segundo lugar, un Carrisoli controlado por los líderes indígenas podría llegar a ser no solo un posible mediador entre ellos y
las autoridades españolas para negociar en caso de que el levantamiento
apenas triunfara parcialmente. Finalmente, un Carrisoli también podría
parecer como el reemplazo ideal del teniente Felipe Santiago Cabrejo, a
quien García y muchos otros indígenas odiaban sobremanera.
En efecto, la queja más común de parte de Luis García se centraba en
el trato que Cabrejo daba a los indígenas que estaban bajo su mando en
el Darién. Ese era el argumento favorito que usaba García para reclutar
a líderes militares indígenas del sur. Según Marcelo, alcalde de Pirre,
“Luis García cuando pasó le dijo que se fuese al Norte, que porqué había
conjuntas entre Luis García y el negro Tunchile en representación de los Gunas del norte,
como veremos en detalle más adelante.
568
102
AHNM, Consejos, 20647. f.21r.
103
AHNM, Consejos, 20647. f.22r.
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
de estar tolerando al teniente general Don Felipe Santiago Cabrejo quien
los mandaba como si fuesen sus esclavos”.104 Agustín agrega que García
le habría dicho a Carrisoli, “que por qué razón había de estar sujeto el á
Cabrejo que era un mal hombre y quería sujetarlos, que pasase al Norte y
lo haría Maestre de Campo de toda la Provincia”.105 Una mujer española
también corroboró este tipo de argumento. Según esta testigo, cuando
pasó García por Chepigana le preguntó al Cacique Felipe, “qué hacían allí
sirviendo a Cabrejo, que no eran esclavos, que se pasaran al Norte, que
allí quien había de ir a sacarlos”.106
Cuando finalmente Tomas Carrisoli llegó al Norte del Darién, después
de la primera ronda de asaltos, se hizo una junta a la que asistieron el
cacique Felipe de Chepigana, el Capitán Diego, el alcalde Marcelo de
Pirre, Agustín, y muchos otros. Según Agustín, “lo que se resolvió fue que
lanzando y matando a todos los españoles que hubiesen en la Provincia
del Darién se le había de nombrar de Maestre de Campo a Tomas Carrisoli,
quien estaba presente en la junta, y que para esto se habían de hacer
distintos destacamentos”.107 El plan era, “que después de hecha toda la
función se había de hacer una Casa Grande en el Real en la que se había
de poner a Tomas Carrisoli por Maestre de Campo”.108 El testimonio de
Marcelo también confirma que en dicha junta, “se determinó el que se
hiciese guerra a los españoles hasta que allanada la provincia totalmente
entonces se nombrarse por Maestre de Campo a Tomas Carrisoli, quien
se hallaba en dicha junta y lo admitió, quedando ínterin se allanaba la
provincia de escribano de Luis García”.109
También está el interesante testimonio de una indígena ladina llamada María José Nunes, quien hablando sobre eventos sucedidos antes
del levantamiento señaló que, regresando Luis García de su último viaje a
Ciudad de Panamá, entró al Darién por el rio Yaviza y se detuvo en la casa
de Tomás Carrisoli, donde estaba la declarante con su marido y su padre,
104
AHNM, Consejos, 20647. f.203v.
105
AHNM, Consejos, 20647. f.185r.
106
AHNM, Consejos, 20647. ff.225r-225v.
107
AHNM, Consejos, 20647. ff.186v-187r.
108
AHNM, Consejos, 20647. f.182r.
109
AHNM, Consejos, 20647. f.204v.
569
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
“y que presentes todos y en voz de buen razonamiento comenzaron
dicho Carrisoli a hablar diciendo que de los Carrisolis solo había
quedado él. Y dicho García paso a decir que él tenía noticia que en
el tiempo que hubo Maestres de Campo Carrisoli eran los indios
atendidos pero que al presente el gobierno del teniente General
Felipe Santiago Cabrejo les era muy pesado porque dicho teniente
general era muy bravo. Y que así él cómo sus compañeros y secuaces querían que él fuese su Maestre de Campo, a cuyo efecto podía
irse con él al Norte. Y que a esto le respondió dicho Carrisoli que
por lo presente no podía hacer tal viaje porque no se hallaba con
reales. Y que a esto dijo dicho García que él tenía y le daría para
que fuese a hablar con el Rey, y que dicho Carrisoli replicó segunda
vez que por lo presente no podía dejar su casa, pero que a los
dos meses pasaría a la dicha costa del Norte. Con que determinó
el hablar con razones que los que estaban presentes oyesen. Y
que vio que dicho Luis García y dicho Carrisoli se entraron en un
aposento de dicha casa y se sentaron los dos en una hamaca y en
ella estuvieron hablando secretamente más de dos horas. Y que
pasadas salió dicho Luis García y dicho Carrisoli de dicho aposento y dicho García a embarcarse. Y que en esta ocasión dicho
García hablando con dicho Carrisoli dijo si de aquí a dos meses
quieres pasar al norte yo vendré a buscarte e iras conmigo, y antes
yo enviaré acá alguno familiar mío; él que para que lo conozcas,
traerá unas hachas a calzón. Y que sabe que después de acontecido
lo referido el dicho Carrisoli siempre estuvo firme en que había
de pasar a dicha costa. Y que esto lo llego a saber porque dicho
Carrisoli contrató con dicho Raimundo de los Reyes, marido de la
declarante, que él le había de cuidar la casa y de lo que en ella se
ofreciera en tanto que estuviese ausente”.110
¿Quién era Tomas Carrisoli?
Detengamos por un momento a mirar un poco más en profundidad lo que
la documentación nos dice sobre este Carrisoli. En su confesión, Carrisoli menciona que era natural del Real de Santa María, que no sabía qué
110
570
AHNM, Consejos, 20647. ff.355v-358r.
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
edad tenía, aunque le calculaban ser de 26 años.111 Sirvió al Rey un año
en el Presidio y uno en el Castillo de San Felipe de Austria de la Boca de
Portovelo112 y “el demás tiempo se ha ocupado en la agricultura en rosas
de maíces”.113 Tomás además menciona que los Carrisoli muertos por
los indígenas del norte eran sus primos.114 Al igual que Luis García, sus
contemporáneos en la documentación se refieren a Tomas Carrisoli como
indígena. Por ejemplo, el presidente de la Audiencia de Panamá, Manuel
Alderete, decía en un decreto:
“que por cuanto de la Provincia del Darién se trajo a la real cárcel de
esta ciudad a un indio nombrado Tomas Carrisoli, el cual habiendo
asistido como vasallo de su Majestad en los pueblos de los indios
reducidos de aquella Provincia, luego que se revelaron los indios
gentiles de dicha Provincia se retiró a ellos el dicho Tomas Carrisoli
haciendo guerra con los demás indios rebeldes contra las armas
de nuestro Rey y Señor, y para que se venga en conocimiento de
la deslealtad y traición de este indio”.115
Alderete también se refiere a él diciendo, “este indio o jenízaro Tomas
Carrisoli”.116 El capitán Basquez también utiliza este lenguaje, quizás
siguiendo el decreto de Alderete, cuando dice, “Tomas Carrisoli, Jenízaro
de esta Provincia”.117 Al parecer, Carrisoli no era muy diestro con las
armas de fuego, a juzgar por el hecho de que cuando salió de cacería
con los hermanos de Luis García, accidentalmente disparó el mosquete
que llevaba hiriendo a uno de ellos en la nariz. Por la falta de cuidado en
el manejo de las armas, Luis García le quitó el arma, por lo que durante
111
En otro testimonio, “dijo ser de edad de veinte y tres años”. AHNM, Consejos, 20647. f 238v.
112
AHNM, Consejos, 20647. f. 371r.
113
AHNM, Consejos, 20647. f. 371v.
114
AHNM, Consejos, 20647. f. 375r.
115
AHNM, Consejos, 20647. ff. 229v-230r.
116
Según el diccionario de la Real Academia Española, en la América colonial los jenízaros
eran aquellas personas, “nacida de indio y zamba, o de zambo e india”. Aunque también
tiene el significado más general de “hijo de padres de diversa nación”. https://dle.rae.es/
jen%C3%ADzaro
117
AHNM, Consejos, 20647. f. 231v.
571
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
el alzamiento la única arma a la que tuvo acceso fue una lanza, lo que le
produjo a Carrisoli mucho resentimiento contra García.
Después de la muerte de Luis García, Carrisoli, como casi todos los
líderes del levantamiento que fueron detenidos y juzgados, echaron toda
la culpa de todo lo sucedido a García, señalando que era muy violento y
que los había forzado a combatir a los españoles, lo cual no es muy creíble.
De hecho, Carrisoli, fue el primero que se entregó en el mismo momento
en que vio que García había caído en combate. Al ser interrogado por qué
había seguido a Luis García, Carrisoli respondió:
“que él no lo siguió voluntariamente, que lo que le motivo a dicho
seguimiento fue el deseo de vivir, porque yendo él de este Real
para la casa de su morada, que era en las orillas del rio de Yavisa,
tenía dicho caudillo en las orillas de dicho rio y más abajo de
dicha casa centinelas para que en viniendo no dejasen volver para
abajo. Y que al tiempo que el declarante llegó a dicha su morada
llegó a ella dicho Luis García y con violencia le hizo que le sirviera,
protestando que de no querer seguirle le mataría. Y diciéndole no
diese lugar a que lo ejecutase pues era su amigo y que lo quería
porque sabía escribir, para que lo hiciese cuando a dicho García
se le ofreciese”.118
Marcelo, alcalde de Pirre, también trató de justificar su rol en el levantamiento diciendo que había sido forzado por Luis García: “quien los amenazaba con la muerte si intentaban volverse, como lo ejecuto con cuatro
que se venían y salió siguiéndolos y habiéndolos alcanzado los mató
diciendo ejecutaría lo mismo con los demás que quisieran volverse”.119
Marcelo, agregó,
“que estando en el Real de Santa María lo envió el teniente General
don Felipe Santiago Cabrejo con otros quince indios armados con
sus fusiles y de cabo de ellos, el Capitán Diego Rodríguez, para el
castigo de los que mataron a Garpar García Yánez, Bernardo Carrisoli, y dos negros. Y que habiendo salido a su marcha encontraron
a Luis García en la boca del Yavisa donde los cogió y unió con
572
118
AHNM, Consejos, 20647. ff. 237v-238v.
119
AHNM, Consejos, 20647. ff.213r-213v.
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
doscientos hombres que traía armados, los sesenta de ellos con
escopetas y los demás con flechas, y que les dijo que venía a ganar
el Real y los cercó con sus canoas cogiéndoles en medio, y los hizo
venir hasta el Real trayendo al que declara sin voluntad suya”.120
Otro testigo, el indígena Agustín, indicó que Luis García los engaño dado
que les pidió que fueran al Norte a pelear con los indígenas de rio Coco
y al llegar allá éste les dijo, “que con quien venían a reñir eran con los
españoles que se hallaban poblados en la Provincia del Darién”.121
La estrategia de la primera ronda de ataques
Agustín testimonió que, para la primera ola de ataques, Luis García salió
de Agra con cerca de 80 indígenas, cuarenta con arma y los demás con
flecha, y por el camino logró juntar hasta 200 hombres. La jerarquía entre
los indígenas era con García a la cabeza, Tunchile el segundo, Felipe,
cacique de Chepigana el tercero, y de cuarto el capitán Jacinto, también
de Chepigana.122 Primero atacaron el pueblo de Uruganti, donde mataron
a Simón del Bosque, al alférez Macre y a su esclavo. Luego pasaron a
Tuquesa, donde mataron a un mestizo llamado Alejandro y a otra persona
de nombre desconocido. Luego pasaron a Tupisa, donde mataron a otro
desconocido, y luego a Yavisa, donde mataron diez personas, entre ellos
al cura misionero y a una mujer. Allí se les unió el capitán Diego de Pirre
con quince hombres, seis de ellos armados con escopetas. Por el camino
mataron un afrodescendiente que encontraron y luego pasaron a la casa
de Tomás Carrisoli en camino al ataque del Real.123
García habría enviado al Capitán Diego de Pirre para que trajera quince
hombres más y pasara al Real para que avisase a los españoles que venía
120
AHNM, Consejos, 20647. ff. 198r-198v.
121
AHNM, Consejos, 20647. f. 178r.
122
AHNM, Consejos, 20647. f. 178v.
123
Según el testimonio de Agustín, “cuando vino dicho Luis García con la gento lo halló armado
con su escopeta para ir al Real”. AHNM, Consejos, 20647. f. 184v. Sin embargo, más adelante
Agustín no está claro si Carrisoli estuvo en el ataque, “que no sabe si lo espero armado en
su casa para pasar al Real porque como era de noche se quedó el que declara en las canoas”.
AHNM, Consejos, 20647. f. 185r. A pesar de ello, Agustín dice haber visto a Carrisoli con
una escopeta después del ataque, y a su mujer, recibiendo parte de las cosas saqueadas
de las casas de los españoles.
573
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
a enfrentarlos. De esta manera, al momento de iniciar el ataque las tropas
indígenas sumaban cerca de doscientas treinta personas. Sin embargo,
el capitán Diego no tenía orden de iniciar el ataque sino de esperar al
resto de sus compañeros en un sitio llamado el barranco. Según Marcelo,
exalcalde de Pirre,124 el plan de García era que Diego entrara avisando
del ataque y luego dirigirse con los españoles que salieran a defender el
poblado a el sitio el barranco, para dispararle a las tropas españolas allí
reunidas. Cuando García llegó al Real encontró en el barranco a veinte
españoles con sus escopetas y les disparó los cuatro pedreros que llevaba
montado en su piragua, además del fuego de los fusiles.
Al final del ataque diez españoles habían perecido, entre ellos Melchor Castrejón y Miguel Palacios, mientras que los hombres del capitán
Diego dispararon sus armas dando muerte a dos personas más. Los demás
españoles habrían huido, a excepción de Bartolomé Cabello y su mujer
que se quedaron en su casa, a quienes posteriormente mataron por orden
del negro Tunchile.125 Los atacantes saquearon el poblado, se repartieron
entre todos lo robado y se quedaron el resto del día y la noche del cuatro
de noviembre en el Real. Al día siguiente quemaron el pueblo, incluida
la iglesia por orden de Tunchile, orden que habría sido ejecutada por un
mestizo, hijo de francés e indígena, quien estaba a su servicio. Los ornamentos sagrados de la iglesia también fueron repartidos entre todos.126
Según Marcelo, cuatro indígenas de Pirre recogieron los rehenes, la
ropa y ornamentos y enviaron treinta hombres a cercar su pueblo para
sacar al cacique y su familia por no haber apoyado a los rebeldes, pero al
llegar el cacique había huido al monte con el cura y el mestizo Francisco
de Estrada127 por lo que los rebeldes le prendieron fuego al pueblo, “Y el
negro Tunchile mando quemar la iglesia a un francesillo”.128 Luis García
se habría llevado la campana de la iglesia y la habría escondido en el
monte en Chuetí.
574
124
AHNM, Consejos, 20647. ff. 198v-199v.
125
Según el testimonio de Agustín, “a Cabello y a su mujer los mataron porque el negro Tunchile
dijo que a qué habían venido, ¿que si no habían venido a matar españoles? Que mataran a
aquellos”. AHNM, Consejos, 20647. f. 182v.
126
AHNM, Consejos, 20647. ff. 179r-195v.
127
AHNM, Consejos, 20647. ff. 200v-201r.
128
AHNM, Consejos, 20647. f. 201r.
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
El teniente español Felipe Santiago Cabrejo le escribió al presidente
Alderete, dando cuenta que estando en Chepigana, el día cinco de noviembre llegaron dos esclavos de propiedad de Gabriel de Ovalle, quienes le
dijeron verbalmente, “como el pueblo de Yavisa estaba perdido porque
habían muerto al padre y a los que vivían en dicho pueblo, y bajaban a
ganar el Real de Santa María, y que eran los indígenas del norte, con
ingleses y franceses”.129 Cabrejo salió con mucha cautela por no haber
recibido la noticia por escrito, pero al anochecer vio las llamas que salían
del Real. Finalmente, Cabrejo llegó al Real el día siete de noviembre al
medio día, “y lo hallé quemado y no hallando alma viviente”.130 En el lugar,
Cabrejo soló encontró a dos indígenas de los pocos que habían quedado
del pueblo de Pirre, quienes le relataron,
“que eran indios solos y por caudillo de ellos Luis García y el capitán
negro Tunchile, a quien su señoría le dio la gineta en Portobelo,
quienes vinieron convocando al pueblo de Ucuruganti, donde me
dicen que mataron a Simón del Bosque y a Francisco Macre y de
ahí bajaron al pueblo de Tuquesa donde mataron a el gobernador
Antonio de Arenas y a su hijo Alejandro, y a un hijo de Cádiz nombrado don Felipe. Y de ahí bajaron a otro pueblo nombrado Tupisa
donde mataron al sargento Teodoro Almanza. Y de ahí bajaron al
pueblo grande de Yavisa donde mataron al padre y otros nueve”.131
La solicitud de perdón y la decisión colectiva
de expulsar a los españoles
Luis García y el Capitán Chani o negro Tunchile, los dos líderes principales de la revuelta enviaron una carta al presidente de Panamá, Manuel
de Alderete, fechada el 25 de noviembre de 1727, en la que proponían
que si se perdonaba a todos los indígenas que se habían levantado todo
129
Carta de Felipe Santiago Cabrejo al presidente de la Audiencia de Panamá. Real de Santa
María, noviembre 10, 1727. AHNM, Consejos, 20647. f. 61v. Sin embargo, en los testimonios nadie menciona la participación de ingleses, solo se menciona un francés entre los
indígenas, quien además habría muerto durante los hechos.
130
AHNM, Consejos, 20647. f. 62v.
131
AHNM, Consejos, 20647. ff. 63r-63v.
575
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
volvería a la normalidad.132 La carta fue escrita por Tomás Carrisoli a
petición de los líderes del levantamiento. Alderete aceptó la propuesta y
emitió un perdón general.133 Sin embargo, en una reunión los indígenas
decidieron en conjunto que se expulsara a los españoles de la provincia
del Darién, por lo cual continuaron sus planes para lanzar una segunda
oleada de ataques.134
Una de las primeras tareas fue la de ensamblar una gran fuerza. De
esta manera, el 8 de diciembre de 1727 Luis García y el negro Tuchile, con
ciento veinte indígenas, se habrían llevado o reclutado a los indígenas
del poblado de Paya, por lo que los españoles enviaron tropas a Matumaganti y Tapaneca para evitar que sucediera lo mismo.135 Luis García viajó
por mar desde Agra hasta Tigra, en el área de la desembocadura del rio
Atrato para ganar el respaldo del cacique Caraipetí, el cual logró. Según
la declaración de Tomas Carrisoli, en dicha junta también se determinó
576
132
“Y aunque por carta de veinte y cinco de noviembre de este año han propuesto a su señoría
los dichos Luis García, Capitán Chane Negro Tunchile, que perdonándolos y componiéndose
estos se sosegarán y aquí estarán para ejecutar los contrarios. Y porque habiéndose publicado el bando ni los sublevados se han restituido a sus pueblos ni retiradose [sic] a los del
norte los dichos Luis García y Negro Tunchile con sus parcialidades, antes si en prosecución
de su mal ánimo y de sublevar de toda la provincia del Darién y hacer en los españoles los
estragos que pudieren conseguir, Luis García y el Negro Tunchile bajaron el día ocho de
este presente mes con ciento veinte indios de sus parciales al pueblo de Paya y se llevaron
todos los indios de dicho pueblo (...)” Proveimiento de la Junta de Guerra firmado por don
Manuel de Alderete y oidores de la Real Audiencia de Panamá; Ciudad de Panamá, 28 de
diciembre de 1727. AHNM, Consejos, 20647. ff. 88r-88v.
133
“Mando se publique por toda la provincia del Darién, sus lugares, pueblos y jurisdicciones,
y la de Chepo y su jurisdicción, donde se remitirá este bando. Que dentro de cuarenta días
contados desde el día de la publicación de este bando vuelvan, se restituyan, pueblen y
pacifiquen todos los indios que se han sublevado, volviéndose a los mismos parajes a
donde tenían sus poblaciones y habitaciones y vivían bajo del santo temor de Dios y como
obedientes vasallos de su majestad. Que si así lo hiciesen dentro del referido término de
los cuarenta días desde ahora les concedo perdón general”. AHNM, Consejos, 20647. ff.
74r-75r.
134
Sin embargo, al parecer García quería tener seguridad del perdón ofrecido y lo quería recibir
por escrito. Según testimonio de Carrisoli, “en el pueblo Matumaganti con la ocasión de
haberle encomendado una carta que el declarante escribió de parte de Luis García al señor
Capitán Don Luis Antonio Vasques, juez en esta causa, pidiendo que el perdón que les concedía el señor presidente Gobernador y Capitán General de este Reino se le remitiese por
escrito. Y porque otros indios dijeron a dicho Luis García no lo había de conseguir mando
dicho García matar al que había de ser portador de dicha carta, el cual era de color pardo”.
AHNM, Consejos, 20647. ff. 236v-237v.
135
Carta de Luis Antonio Bazquez, gobernador del Darién, al presidente de la Audiencia de
Panamá don Manuel Alderete. Real de Santa María, diciembre 20 de 1727. AHNM, Consejos,
20647. ff. 65v-66r.
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
que los dos grupos se encontraría, “en el paraje nombrado Pinogana”,136
a orillas del rio Tuyra, para pasar a invadir el Real.
Los indígenas habían planeado ensamblar cuatro destacamentos con
cerca de cuatrocientos sesenta combatientes en total, pero solamente
tenían fusiles para sesenta de ellos. El primer destacamento con ciento
sesenta hombres, veinte con fusiles137 y los demás con flechas, estaría
comandado por Luis García, seguido por Juan Pilugua y Juan Francisco.
Un segundo destacamento con ciento veinte hombres, veinte con fusiles, los demás con flechas, lo habría de comandar el Capitán Diego de
Pirre, seguido de Agustín y el Cacique Felipe de Chepigana. La estrategia
habría consistido en que estos dos destacamentos atacarían el Real de
Santa María. Un tercer destacamento con cientos veinte hombres estaría
comandado por el negro Tunchile, seguido del Lere Lucas, con veinte fusiles y los demás con flechas, quienes debían ir por el rio Sabana a salir a
Chepigana, y luego ir a recoger a los indígenas del Bayano para llevarlos
al Norte. Un cuarto destacamento de 160 hombres estaría al mando del
Capitán Caraipetí,138 quien saliendo por el rio Bayano debía oponerse a
la entrada de las tropas españolas de Caná.
Sin embargo, las cosas no salieron como se planearon. Según Marcelo, exalcalde de Pirre, efectivamente salieron los destacamentos de Luis
García y el del Capitán Diego, quienes habían acordado reunirse en la boca
del rio Tuyra, para entrar juntos al ataque del Real; sin embargo, al llegar
al Tuyra, Diego no encontró a Luis García, por lo que se fue a atacar Yavisa
donde “mataron un español que estaba en dicho pueblo y que así mismo
mataron otros cuatro españoles y cuatro indios que encontraron de noche
en el rio con ellos en unas canoítas”.139 Por su parte el Cacique Felipe, que
también hacia parte del segundo destacamento fue con quince hombres
hasta el sitio de “Molineque” donde al escuchar las cajas de guerra en el
Real le habría dado miedo y se habría regresado al Norte donde se encontró
con Luis García, quien había atacado el Real por cerca de una hora, pero
136
AHNM, Consejos, 20647. ff. 233r-234v.
137
Algunos testimonios mencionan que este destacamento tenía 60 fusiles.
138
El profesor James Howe afirma que el nombre Caraipeti significa “hombre fuerte”, aunque
literalmente sería “dueño de huesos”. Comunicación personal con el profesor James Howe,
abril 13, 2024.
139
AHNM, Consejos, 20647. ff. 206r-208v.
577
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
fue repelido, perdiendo tres hombres y con varios heridos al momento de
la retirada. Al parecer García tuvo noticia de que el teniente Felipe Santiago
Cabrejo se dirigía a Agra, por lo que al ser repelido en el ataque al Real,
se fue a intentar cortarle el camino a Cabrejo. Al alcanzarlo y enfrentar a
las tropas de Cabrejo, Luis García fue herido mortalmente.140
Finalmente, el negro Tunchile, cabeza del tercer destacamento, que
componía la mayoría de la tropa, nunca logró salir porque había enviado a
su segundo, el Lere Lucas, a hacer canoas141 para transportar a su gente, y
mientras estaban en esa tarea llegó un destacamento de españoles quienes los atacaron dando muerte a seis indígenas y destruyendo las canoas.
Igualmente, el capitán Caraipetí, cabeza del cuarto destacamento, tampoco
llegó a salir porque habrían llegado tropas españolas al lugar de donde
saldría y tuvo que enfrentarse a ellos,142 dando muerte al capitán Estrada,
pero perdiendo cuatro hombres y otros cuatro resultaron heridos.143
Durante el levantamiento los indígenas procedieron a tomar once
personas como rehenes. Una de las rehenes españolas del primer ataque
fue una testigo de excepción de los ambiciosos planes en caso de ser
exitoso un segundo ataque al Real. Cuando fue llevada al Norte dicha
testigo habría escuchado algunos de los planes de largo plazo que tenían
los indígenas con el alzamiento:
“que les oyó decir lo que habían de volver al Real de Santa María
y matar toda la gente y después tomada toda la Provincia pasar a
Cartagena por el rio del Sinú y tomarla, pasar al camino de Portovelo cortando las guardias y coger la ciudad, y después introducirse
a Panamá en la misma forma, por que los españoles eran flojos,
que se horrorizaban de los tiros. Y para esto Luis García vacilaba
de calidad que de noche no dormía levantándose cada instante,
llamando al Capitán Diego de Pirre que como lleva dicho vivía en su
578
140
AHNM, Consejos, 20647. ff.211v-212r.
141
Esta es la segunda vez que en la documentación de comienzos del siglo XVIII se menciona
a un Lere en el trabajo de hacer canoas; primero fue Pancho Lere en 1701 y ahora Lere
Lucas en 1727. Pudiera especularse que quizás el conocimiento respecto a la fabricación
de canoas era parte de los saberes de los Leres. Actualmente los Gunas llaman “cayucos”
(en Dulegaya, urgaggor) a las pequeñas canoas de mar y “piraguas” (ur swichigwa) a las
canoas de río. Comunicación personal con el profesor James Howe, abril 13, 2024.
142
AHNM, Consejos, 20647. ff. 206r-208v.
143
AHNM, Consejos, 20647. f. 191r.
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
casa y se ponían a estos discursos, lo que estaba oyendo la testigo
desde su cama, y que por lo pronto se habían de hacer algunos
armamentos contra los españoles que habitaban la Provincia. Y
que por lo que mira a las balandras se echarían de noche dos o tres
indios a nado para cada una e irían y cortarían los cabos para que
viniesen las embarcaciones a varar sobre los arrecifes y como se
rompiesen y saliesen los españoles, cogiéndolos indefensos los
matarían; que esto mismo habían ejecutado en la antigüedad, que
como entonces se logró también lo ejecutarían ahora”.144
El desenlace del levantamiento
Al llegar al norte el destacamento de Agustín, quien había heredado el
liderazgo tras la muerte Luis García, los indígenas encontraron una balandra española en Rancho Viejo. Agustín y otros líderes se subieron a ella en
busca de perdón, llevando para negociar varios rehenes en su poder, una
mujer y cuatro niños. Después de varios días de conversaciones la balandra
los llevó hasta Portobelo donde fueron arrestados.145 Según el testimonio
de Angela María Narváez, la mujer rehén, los indígenas que subieron a la
balandra lo hicieron con el fin de hacerlos desembarcar y así matarlos:
“dijo que cuando salieron del pueblo les oyó decir iban a ver si por
agasajo podrían hacerlos saltar en tierra, de paz, y en cogiéndolos
a medio camino con traición unos por delante y otros por detrás
matarlos, y que habiendo ido a bordo el Capitán don Juan Antonio,
de la rabia se hizo prenda de ellos hasta que le trajeran los prisioneros, y que habiéndolos traído hecho la Piragua a tierra a quitar
a Juan Antonio Cueto que había quedado en rehenes y luego que lo
consiguió a pesar de los indios que lo defendían se hizo a la vela”.146
Cuando se le pregunto a Ana María si los indígenas del Norte y del Sur
estaban dispuestos a dar la obediencia al Rey, señaló que “los indios
están en su pertinacia con el ánimo de mantener la guerra”.147
144
AHNM, Consejos, 20647. ff. 221v-222v.
145
AHNM, Consejos, 20647. f. 193r.
146
AHNM, Consejos, 20647.ff. 227v-228r.
147
AHNM, Consejos, 20647. f.227r.
579
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Para mayo de 1728 todos los detenidos estaban siendo interrogados como parte del proceso judicial que se les siguió, lo que permitió
la mayor parte de la información usada en este capítulo. Todos fueron
encontrados culpables y sentenciados a la pena de muerte. Sin embargo,
a último momento la sentencia de Tomás Carrisoli fue permutada por
la prisión perpetua y el destierro al Perú, gracias a la intervención de
algunos miembros de su familia. Sorpresivamente, la pena de muerte
también fue luego permutada a todos los demás indígenas que habían
sido condenados, quienes fueron desterrados al Perú.148
Tabla 3. Principales indígenas mencionados en la documentación con
roles protagónicos en el levantamiento liderado por Luis García
Nombre
580
Lugar de
residencia
Cargo u
ocupación
Comentarios
Desenlace de sus
acciones
Luis
García
Agra o
Rancho Viejo
Capitán
Principal líder del movimiento
Muerto en combate
Chani o
Negro
Tunchile
Agra o
Rancho Viejo
Capitán
* Segundo líder del movimiento después de García.
* Acusado de ordenar la muerte de
Cabello y su esposa.
* Acusado de ordenar la quema de la
iglesia del Real de Santa Maria
Huyó al norte 149
Diego
(Rodríguez)
Pirre (natural
de Paya)
Capitán de
Pirre
* Lo acusaban de haber matado a
cinco españoles, tres de ellos en la
boca de Uruti.
Detenido, procesado
y sentenciado a la
horca. Sin embargo,
luego se le conmutó la
pena por el destierro
perpetuo al Perú
Agustín
Ucuruganti
Capitán
* Acusado de haber matado a Patricio de Santillana y a un indígena
llamado Jacinto (polvorilla), de Chapigana, que iba de guía del capitán
Cabrejo.
* En el segundo ataque al Real actuó
como segundo del destacamento que
lideraba el capitán Diego de Pirre.
Detenido, procesado
y sentenciado a la
horca. Sin embargo,
luego se le conmutó la
pena por el destierro
perpetuo al Perú
148
Castillero Calvo (2017: 220) confunde a Luis García con Tomás Carrisoli, al señalar erróneamente lo siguiente: “García fue capturado y condenado a morir ahorcado en la plaza
de Santa Ana, en Panamá, aunque luego se le desterró de por vida al Perú”.
149
Chani aparecerá nuevamente en la documentación como Juan Sanni, uno de los principales líderes Gunas del Darién del sur durante los acuerdos realizados por el presidente de
Panamá, don Dionicio Martínez, a finales de 1730s. Gallup-Díaz, 2001. pp. 256-285.
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
Nombre
Lugar de
residencia
Cargo u
ocupación
Comentarios
Desenlace de sus
acciones
* A la muerte de Luis García y del
segundo al mando de su tropa, Juan
Pilucua, quedó al mando de los hombres que llevaba, en su calidad de
tercer cabo de ese destacamento.
* Agustín confesó haber matado en
defensa propia a un afrodescendiente que le habían pedido capturar, cuando éste le sacó un machete.
Felipe
Chepigana
Lere
Lucas
Caraipetí
Marcelo
* En el segundo ataque al Real actuó
de tercer cabo del destacamento
liderado por el capitán Diego de
Pirré.
Lere
Tiquila o
Tigra
Juan
Pilucua
Juan
Francisco
Cacique de
Chepigana
Capitán,
Cacique
No fue apresado
* Luis Garcia viajó de Agra a Tarena
en una piragua, un viaje de cuatro
días, y de allí caminó hasta Tigra
para convencer al cacique Caraipetí
de unirse al levantamiento.
* Caraipetí estuvo encargado de uno
de los cuatro destacamentos organizados por Luis García para expulsar a
los españoles de la provincia.
Segundo
cabo del destacamento
al mando de
Luis García
Ucuruganti
Ninguno
Ex-alcalde de
Pirre
No fue apresado
No fue apresado
Muerto en combate
* Acusado de matar al cura de Yavisa
y a Bartolomé Cabello y su esposa.
Sin embargo, otro testimonio señala
que a la esposa de Cabello la mató
un indígena de Socubuti.
Detenido, procesado
y sentenciado a la
horca. Sin embargo,
luego se le conmutó la
pena por el destierro
perpetuo al Perú
Detenido, procesado
y sentenciado a la
horca. Sin embargo,
luego se le conmutó la
pena por el destierro
perpetuo al Perú
Fuente: Elaboración propia con información del AHNM, Consejos, 20647.
581
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Tabla 4. Poblados atacados durante el levantamiento
de Luis García y eventos sucedidos
Nombre del
poblado
Tipo de poblado
Principales afectaciones
Muertes ocurridas durante
los ataques
Real de
Santa
María
Pueblo de
españoles
* El pueblo fue saqueado e Incendiado,
incluida la iglesia. Luis García y el capitán Diego Rodríguez, al parecer trataron
de impedirlo, pero el negro Tuchile
habría dicho que, “el no entendía de eso
y mando pegarle fuego”.150
* Once españoles fueron tomados
prisioneros. Cuatro regresaron en una
balandra, cuatro fueron muertos por
los hermanos de Luis García al conocer
de su muerte y tres se llevó el negro
Tunchile, incluyendo un niño.
* Bartolomé Cabello y su
esposa, instigados por
Tunchile.
* Un francés, casado con
una indígena, que estaba
entre los atacantes, también murió.
Yavisa
Pueblo de indios
* Los indígenas de Yavisa se retiraron
al norte, pero después de la derrota al
parecer querían regresarse.
* Según Juan Francisco once
españoles perdieron la vida
en el ataque a Yavisa, entre
ellos Fray Ambrosio Gómez
y el Capitán Mesina.
Pirre
Pueblo de indios
* Los indígenas de Pirre se retiraron
al norte, pero después de la derrota al
parecer querían regresarse, pero por el
camino se encontraron con el capitán
Diego Rodríguez, quien los habría hecho
regresar.
* El capitán Diego Rodríguez habría dado muerte
a tres españoles, Alberto,
Pascual del Monte y otro no
nombrado, con quienes se
encontró en un camino.
Tuquesa
(Tupesa)
Pueblo de indios
Ucuruganti
o Urganti
Pueblo de indios,
reducido a doctrina
Tupisa
(Tupise)
Pueblo de indios
* Simón del Bosque
Fuente: Elaboración propia con información del AHNM, Consejos, 20647.
Conclusión
Es claro que a pesar de que Luis Carrisoli fue un vasallo fiel, con muchos
logros para la corona, el modelo de “soldados étnicos” que creó tuvo un
marco temporal limitado. A pesar de su éxito relativo en la lucha contra
los piratas no dejó de tener detractores entre las autoridades coloniales.
La más obvia era que a medida que aumentaba la población española en
150
582
Testimonio del indígena Juan Francisco. AHNM, Consejos, 20647. f. 161r.
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
el Darién la autoridad máxima en la región no se quería dejar en manos
de personas que tenían un pie en el mundo indígena. De esta manera,
encontramos que, aunque la figura de los maestres de campo de la familia
Carrisoli continuó por casi tres décadas después de la muerte de Luis
Carrisoli, el rol de estos personajes fue mucho más limitado y su perfil
cada vez menos protagónicos.
Igualmente, desde muy temprano se presentó la paradoja de que los
herederos de la familia Carrisoli en el liderazgo político y militar sobre
los indígenas del Darién comenzaron a separarse cada vez más del
mundo indígena de donde provenían, llegando a convertirse en sus más
crueles verdugos, como el caso de Juan de Dios, que incluso recibió una
reprimenda de la Corona por haber decapitado a un indígena en castigo
por haber ayudado a un grupo de piratas que atacó exitosamente las
minas de Caná en 1702. Los últimos Carrisoli con mando llegaron a ser
tan abusivos y por lo tanto odiados por los Gunas que fueron eliminados
por los mismos indígenas.
El modelo que reemplazó a los soldados étnicos de la familia Carrisoli
se centró en trasladar la figura a manos de un nuevo funcionario real, el
gobernador del Darién. El primero de ellos fue un individuo denominado
Miguel Cordones y el último que utilizó soldados étnicos Gunas fue Felipe
Santiago Cabrejo. Es evidente que soldados étnicos de la talla de Luis
García, quien era un subalterno del gobernador Camejo, fue en muchos
sentidos una excepción dado que no hubo otras personas que hubieran
tenido su nivel de carisma, capacidad militar y arrojo.
Desafortunadamente, la documentación consultada no nos proporciona detalles de como fue el proceso de transformación o conversión
de Luis García, de un soldado étnico al servicio de la corona a un rebelde
al servicio de su etnia. Podemos sospechar y especular que quizás fue
el negro Tunchile quien ejerció una influencia muy importante en dicho
proceso. Una vez que Luis García rompe sus vínculos con la corona pasa a
atacarla no solo para destruir a sus antiguos jefes sino a la misma dominación española en el Darién. Esto último objetivo lo logró parcialmente,
pero le costó la vida.
Al final del levantamiento emergen nuevos liderazgos en el Darién
del sur, encabezados por Marcelo del Castillo Sobrero de Oro, cacique
de Canti (Gandi?) y el nuevo cacique de Pirre, Luis del Castillo. La dinastía de esta familia en el Darién del Sur llegará hasta el momento de la
583
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
independencia con España, en 1821, cuando por las contradicciones de
la corona, los remanentes de Gunas del sur deciden irse a vivir al norte,
liderados por un descendiente de esta familia de caciques.
El levantamiento de 1727 dejó un devastador balance para ambas
partes. Por lo menos veinte españoles murieron en el levantamiento,151 y la
corona perdió la gran mayoría de los pueblos en los que habían avanzado
en evangelización y sometimiento a la autoridad real. Los indígenas no
solo perdieron a su principal líder militar, sino que además la casi totalidad de los capitanes del sur que siguieron a Luis García e intervinieron
en el levantamiento fueron arrestados, procesados y condenados a la
horca. Sin embargo, por razones que no están completamente claras
al final ninguno perdió la vida por estas acciones, dado que todos los
condenados se les conmutó la pena con el destierro de por vida al Perú.
Sin embargo, la mayor parte de los líderes del norte sobrevivieron,
comenzando por Chani o Negro Tunchile, quien volverá a aparecer de
manera protagónica cerca de diez años más tarde negociando unos
acuerdos de paz con el presidente Dionicio Martínez (Gallup-Díaz, 2001a).
La misma suerte corrió Caraipetí y otros líderes mencionados en la documentación del levantamiento de 1727-1728, aunque algunos sin roles
protagónicos, como el cacique Carropisque.
El levantamiento de Luis García tiene una importancia adicional. Es
el primer levantamiento independiente de los Gunas contra los españoles
con la intención de expulsarlos de la provincia del Darién. Anteriormente,
los Gunas se habían apoyado en los piratas para dicho objetivo, como en
1680 cuando soñaron con expulsar a los españoles de Panamá. A partir de
este momento vemos líderes Gunas al mando de tropas, y haciendo uso
de toda la riqueza de memoria de lucha de varios siglos de resistencia a
la dominación española y en busca de la libertad.
Además de la riqueza documental de la historia sobre la rebelión de
Luis García, dichos documentos contienen una riqueza adicional en varios
aspectos. En primer lugar, en cuanto a nombres geográficos. En esta
documentación aparece por primera vez la mención del rio “Chucunaq”, o
Chucunaque. Igualmente, el antiguo poblado de Acla lo hemos encontrado
como Agra, como también lo mencionaron los escoceses en 1698, que
pudo haber sido su nombre original en la lengua indígena, y que podría
151
584
AHNM, Consejos, 20647. f. 202r.
Los “soldados étnicos” del Darién, de Luis Carrisoli a Luis García (1670-1728) | Capítulo 9
ser un indicio más de un cierto parentesco entre los actuales Guna con
algunas de las tribus que habitan dicho lugar a la llegada de los españoles.
En segundo lugar, las menciones de rutas y medios de comunicación
utilizadas por los indígenas. Esta documentación muestra que los indígenas viajaban por el mar desde Acla (Agra) hasta al rio Tigla (que posteriormente encontramos como Tigre), en la desembocadura del rio Atrato,
en el golfo de Urabá. La embarcación que utilizaban fue la piragua, que
durante el siglo XVIII será el principal medio de transporte en las batallas
entre indígenas y españoles. La navegación entre Acla y la desembocadura
del rio Atrato pudo haber sido una antigua ruta, de larga tradición entre
los indígenas, y mostraría que la emigración del cacicazgo de Careta,
desde Acla hacia el costado oriental del golfo de Urabá a comienzos de
la conquista era perfectamente viable hacerse por mar.
Mapa 1. Provincia del Darién
Fuente: AGI, MP-Panamá, 310. “Plano de la Provincia del Darién del Sur,
comunicado por su gobernador el teniente coronel don Andrés de Ariza.
585
586
¡Vivir en libertad! Historia documentada del pueblo Guna, 1501-1728
Mapa 2. Provincia del Darién
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