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ROSTROS Y RASTROS
DE UN LÍDER
•
HUGOCHAVEZ
MEMORIA DE UN PUEBLO
1
l
Fidel Sarbaríto
Ministro del Podi1n PDpulM p ua la Cultura
GastOn Fortie SUva
VE81DJllllatio paro el Fomento je la Econonua Cultural
Né.stor Vllor1a
V'lcemJnlstro de Cultum (lllra et Dcsarrolo Humano
OmarVaelma
Vlcerldntstro de ldenUd.od y Dtversldad Cultural
Luls Follpo PoWcor
Pres1dmtG l.El dcl c~ntro
N'acwnal de Htstolia
Ducctor del AichJvo Gon01n.J de la Nación
Simón Andrés SAnchez
Du"' tr11 d1• l.1'111 1 N 1 lror l 1t 'U! torla
1
CENTRO NACIONAL DE HISTORIA, ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, i!Ol'I
ROSTROS Y RASTROS DE UN LIDER. HUGO CHAVEZ: MEMORIA DE UN PUEBLO
Coordlnttc10n edllonlll Eduardo Cobas
Prod111:i.:1fll\ 111htc11111I
Elleen Bolivar
A•;cso11a fflhtorl il: Marlanela Tovar
Equipo da 1c:onng1ofl 1e u1v1• ~l•':J·i
Ion Willmar Roclriguez, Osmon Keméndez,.. Romer Carrascal, Noelis Moreno Pafia
Otseno de portada y di il dt•macuJn: Ideograf
Imagen de portal Marcha de tojuramentación det PfflSidento Hugo Chóvez Frias (10 de Enero 2013)
Fotogiafia de Juon Carlos la Cruz. Cortesía de AVN
CouecdOn Césor Ruaotnn
Luy:Jt do 1mpr8$10rr CaraCfts, RepUbhca Bolivariana de Veneiuela
OopóQto IAO"I lf228é'OJ'l320'173
l tsn:1 978-BB0-72'18·97·6_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __ _ __ __
ROSTROS Y RASTROS
,
DEUNLIDER
HUGOCHÁVEZ
MEMORIA DE UN PUEBLO
ARCH I VO
GE NERA L
DE LA NACIÓN
CENT RO
NACIONAL
DE HISTORIA
JLPRESENTACIÓN
PÁG.9
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HUGO CHÁVEZ. ROSTRO DE UN PUEBLO
OTRA CARA DE LA IDSTORIA
LA
PAG.10_,1 l 1\. C \J ADIU ~ A.1'\Rl"~LAS CAMPAÑAS DE CHÁVEZ:
PUEBLO, IDSTORIA, LLANO, SOCIALISMO Y JUVENTUD USSB-2012)
PAG.34J[OSMAN Hl:J \NANDEZ
PAG.54]
LOS OJOS DE CHÁVEZ
[ RODRICO NAVARRETF
MEfy'IORIA VISUAL EN LA PISTA ARTES Y CULTURAS URBANAS
POIJTICAS DE CARACAS USSB-2013)
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PÁG.76 ] Jr ;;iJ UDNARIJO bUAGLú
PÁG.114]
PAGJ.40]
[
J {)
"EL QUE TENGA OJOS QUE VEA"
EL AUDIOVISUAL EN LOS TIEMPOS DE CHÁVEZ
GIULl./\NO SALVATOREY MARí: Vl! .1.A
FOTOGRAFIAR A UN L1DER
TRES TESTIMONIOS
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lSVTf>.c'7AIEZY~
~
MAnnuufü<AJEZ
-
PRESENfACIÓN
E
l gobierno revolucionario de la República Bolivariana de Venezuela a través del Ministerio del Poder
Popular para la Cultura creó, en 2007, la Fundación Centro Nacional de Historia (CNH), una institución
que tiene la misión de garantizar la socializació n de la memoria a partir de la formación, la investigación
y la difusión de los procesos históricos que dan cuenta de la construcción colectiva de la nación venezolana.
En este sentido, a un año de la muerte física de Hugo Rafael Chávez Frías, hemos querido brindar a las
venezolanas y venezolanos Rostros y rastros de un lfder. Hugo Chávez: memoría de un pueblo, que recoge una
selección representativa de la iconografía realizada desde y sobre la revolución bolivariana, lo que involucra
singularmente a su máximo guía.
Así, este libro es el resultado de una investigación que ha indagado en la amplia memoria visual de un proceso
rico. complejo, por el cual aún transitamos. Este incluye imágenes elocuentes de las diversas formas como
Chávez, irreversiblemente, se fue consustanciando con su pueblo, en un ciclo vital donde se instaura. a su vez,
la refundación de la nueva república. En este ciclo se hizo decisiva la lucha política, ideológica, propagandística.
en las victoriosas campañas presidenciales, la expresión popular en los muros de ciudades y pueblos, la prolija
avanzada de los renovados medios audiovisuales para enfrentar los discursos arraigados y tradicionalistas, o el
testimonio de los fotógrafos que retrataron al Comandante en Venezuela y el mundo.
Si de algún modo Rostros y rostros de un lfder... contribuye a revisar mejor el pasado reciente estaremos,
aunque sea mfnimamente, siguiendo el legado de Chávez, quien señalaba en el fragor de la lucha: «Estamos
haciendo historia, estamos escribiendo páginas que no se borrarán más nunca de la historia venezolana,
quedarán eternamente selladas en las páginas de nuestra historia».
ARCHIVO
G EN ER A l
DE LA NACIÓN
C E N T R O
NACIONAL
DE HISTORIA
f
LOS
RODRIGO NAVARRETE
L
os ojos son el espejo del alma. ¿Suena como cli-
ché? Por supuesto que sí. ¿Será verdad? Al menos
nuestra tradición occidental parece entenderlo
así. Aunque todos los sentidos tienen un papel determinante en nuestra percepción del mundo como individuos
en sociedad, una historia cultural de Occídente no puede
obviar la primacía que le hemos otorgado a la vista como
contacto sensorial. simbólico y emocional con el mundo
material y en las relaciones intersubjetivas. A través de
los ojos se conoce lo que suponemos la realidad externa
y concreta, pero pocas veces nos preguntamos qué es lo
5t1
ROSTROS V RASTROS DF. UN tmER. HUGO C:KAV'E%: Mr\ltlk!.\ !:t" !lll l'!!FfW
que se conoce, quién lo conoce y desde dónde se cono·
ce. Y esto no escapa a la política. De hecho, ahora parece
que los ojos de Chávez reflejan y devuelven su imagen
de la nación venezolana hacia dentro y fuera de cada actor social que la porta. Una de las acertadas campañas
visuales de las fuerzas políticas de la V República desde
los inicios de su producción gráfica ha sido la de los ojos
de Chávez impresa sobre franelas rojas y/o multicolores
- y otros soportes-. Su poder semiótico, en términos de
significación ideológica y emocional multirreferencial
y polisémica, ha disparado diversas interpretaciones y
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emociones a partir de una imagen, en principio sencilla,
pero que acarrea en la historia simbólica de nuestra so·
ciedad occidental periférica una serie de connotaciones
caleidoscópicas.
Recorriendo el itinerario que Foucault ofrece en su texto
¿Qué es un autor?, podríamos suponer que Chávez nos
mira desde la imagen como una autoridad que le otorgamos ética y moralmente, ya que tiene autorización
consensual por un amplio sector de la sociedad que lo
respalda porque tiene una innegable autoría sobre el
proceso político venezolano del siglo XXI y se reconoce
como el autor principal de este inusitado avance político
en Venezuela y América Latina, así como el principal ador
que ha motorizado estos revolucionarios cambios y, por
tanto. es un protagonista. Requiere y merece, entonces,
porque nosotros lo necesitamos, mi rarnos desde cada
rincón del entorno urbano o rural que habitamos. Chávez,
así, es un ser social, un hombre que se dedicó y sacrificó
por et bien de su pueblo y su nación, por el de todos aquellos subordinados.
Aunque su abrumadora presenci a nos hace olvid ar
sus antecedentes. esta imagen deriva de una previa
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presentación similar de los ojos del Che, y también de
Bolívar que. aunque fueron menos abundantes y las te
nemos menos presentes en nuestra memoria colectiva,
formaron parte del Imaginario histórico y polfllco del venezolano por largo tiempo. Y no de cualquier Imaginario,
sino precisamente de aquellos sectores progresistas y de
Izquierda que hicieron de la distribución de estas imá·
genes símbolos de conciencia socialista, de revolución y
cambio. Asf, del Che a Bolívar, Chávez se toma en otro
ícono que penetra las emociones e ideales de cualquier
individuo e indaga en lo más profundo de su ser.
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El origen del dlJttlo de lo1 olos. la Idea SU1'8C en plena
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uno de tos lntcg1uotei; del Comando Caíclbobo. La utllliadón
de los ojos de Ch.\vcl fu~
un l!x.ito emblemático, ya que las
perc;ona5 se apropiaron dt- l.1 lm,1gen al coentitse identificados
con un líder quP lM rno~te1b,
et futuro dPI país bajo su
resguardo. Antto ~to.
t:I Ol'ft'f\o tuvo una reprodvccióo ac~lf!rd
en diver505 productos c.im6a:S., gorras., zarcil'°5.. afidi-es.
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<ltO<lt<'lb>tdl' 2012 Coti~
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EL OJO RELIGIOSO
Abordaremos ahora el contexto vivencial más primario,
directo e íntimo de los individuos: el hogar. Aunque no
necesariamente todas las familias pueden, deben o quie·
ren responder al hegemónico sentido de la familia nu·
clear-madre, padre, hijos y/o hijas-. nuestro reglamento de género supone su necesidad histórica y simbólica.
Así, ya sea a través de la figura de un padre biológico,
legal o simbólico. se supone que entre las funciones del
hombre de familia están las de proveer. vigilar y proteger.
Implica una fuerza que canaliza y ad1ninistra los medios
de subsistencia y convivencia en un contexto colectivo
que, aunque autárquico, debe establecer convenientes
relaciones con otras unidades similares para su eficaz
funcionamiento, así como regularse internamente. Sin
negar el sentido de autoridad y poder implícito en esta
noción -la cual no pretendemos naturalizar ni universali·
zar sino cuestionar como noción profundamente arraiga·
da a nuestras relaciones sociales-, esa figura protectora
también asume estos roles debido a la relación emociona! que mantiene con otros. Precisamente como Chávez,
porque te quiere. debe mantener control y una mirada
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vigilante y responsable sobre tas dinámicas internas y externas de ta familia, en nuestro caso la nación. El cuidado
de la soberanía, ta prevención de abusos, ta precaución
al elegir una opción y la sabiduría para llevar a cabo un
proyecto dependen en gran medida de sus decisiones y
se asumen al menos como su responsabilidad.
Obviamente, esta simbología se traduce a otros es·
pacios de poder. Uno de tos más obvios es el Estado el
cual, mediante ta tutela óptica y liderazgo del presidente, vigila y castiga a quienes entre todos los ciudadanos
amenazan ta estructura estatal por neglígencia, abuso de
60 ! ROSTROS Y RASTROS DE UN L!DER. HVOO CKÁVllZ> "L .>
autoridad, mal uso de los recur sos nacionales o enriquecimiento ilícito. Al igual, en et plano internacional. et presidente debe vigilar y defender tos intereses de ta nación
ante cualquier amena.za extranjera, en nuestro caso con
frecuencia imperialista. Por el bien público, una vez más,
los ojos de Chávez vigilan ta eficaz implementación de
las políticas del Estado necesarias para garantizar que se
respeten y mantengan las prácticas y discursos necesa·
rios para continuar con el proceso y los cambios.
Entre otra de sus múltiples lecturas, una de las más
presentes en la historia cultural venezolana es ta reli-
M.&cl>t!<kip'T"~
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T
YOSOV
CHAVEi
•
giosa. Desde los orígenes de la religión judeocristiana
la figura del ojo de dios que te vigila desde el cielo ha
representado una constante. Todo lo malo y lo bueno lo
ve. desde una ética personal hasta una moral colectiva.
Sin embargo, no es solo ta religión cristiana la que sos·
tiene esta imagen como principio organizador del mun·
do. En la religión musulmana, aun cuando Alá no se
puede representar físicamente, siempre nos está vien#
do desde las alturas, y se representa en una serie de ac~
cesorios y artefactos que se colocan sobre el cuerpo o
en los espacios privados -casas. tiendas- pata que no~
~
acompañe, protei<.J y vigile. De la misma manera. dentro
de algunas prácticas espiritistas de origen africano en
América, llamadas santería en Venezuela, una figura
de un ojo en un lugar estratégico -por ejemplo, tras la
puerta principal de la casa- es un signo de advertencia
para quien llega. que es leído como: ¡ojo, te estoy vlen·
do! No es casual que el vínculo simbólico de Chávez con
las religiones fue en principio establecido por el mismo
al mantener consigo un rosario y por los recurrentes ru·
mores sobre su filiación con la iglesia evangélica, con
la religión santera venezolana y cubana y hasta con la
mu ~t
a por !íU Htrech;i relación con naciones de!
Med1 Oriente y la amplia partícipación en su gobier·
"º de dirigentes descendientes de inmigrantes sinos
o 1baneses- Con sus distintas versiones pareciera
que todos estos sistemas de creencias oran: •Chávez
~ueostr
q1..e estás en los e elos. santificado sea tu
cns se repartian estampitas con una foto muy 1nt1m1s1a
de (hóvez y el texto Hugo Chóvez Frías. Redentor de tos
pobres de Latinoamérica. idénticas a las rehg1osas y
que en su rever"io tiene una oración que reza.
o bre .•. Días despues de su muerte se realizaban
"er('mon1as religiosas de tas más diversas alrededor
del mundo. 1i11lf"S dE" per!>onas desfilaron por semanas
:.nt<' su fi'retro, 1€\nlrt~
su imagen se incorporaba a
los altarrs f'spirit1s1as dP Sorte y en el centro de Cara·
Creo en Cháve1.
Padre creador de futuro,
Hijo del puPblo de Bolívar.
De Manuela y de Zamora.
DefMsor y hacedor de la Patria Socialista.
Espíritu justiciero y libertario.
Creo fon Chtlvrz como et Cristo de tos pobres.
El guerrrro del amor.
Prócer de ta nueva independencia.
Ángt>l que baj6 a estas tierras.
A estos mares, a estos vientos.
Creo en Chávez en comunión
Con !odas las religiones
Creo en Chávez en comunión
Con todos'º' pueblos de Dios.
Creo en su mano milagrosa. amiga y socialista.
fn su verbo santo que cura los
Males de los pobres.
Creo en Cháve1 y el milagro
De ''uestra P;itria Grande.
Por su c;acrificio, hoy es viento sabanero
protector eterno.
Y nue~tro
Somos eon él. Todos somos Chávez.
Creo en Chavez como hermano.
tl ts m1 Comandante.
~
Yyo tamb1~n
soy Chávez.
Y tengo el pader de amor par la Palrra.
Por el pr6¡1mo.
Creo en (hávez. creo en el pueblo,
Creo en Dios Todopaderoso.
YRA!O RQSDl'UN1J
.HU60CKAVE%:
....
El OJO DEL CORAZÓN
Afirmamos q ue más que verlos soto como expresiones
materiales de aparatos ideológicos de represión, su plas·
ticidad semiótica ha permitido -o al menos debería- tornar estos ojos hacia los significados que suponen identidad, intimidad, confianza y responsabilidad individual y
colectiva ante los nuevos valores parliclpativos y comunitarios que debemos defender con mirada serena pero
siempre reflexiva y autocrítica. co1no lo proclan1ó Hugo
Chávez. Por un lado, ya que la mayoria de la población
nacional comparte su visión -en el sentido de mir<ida
también-, debe ser protegida visiblemente por todos y
cada uno de nosotros. Sus oj os mandan y, en mí, son la
mirada atenta sobre las prácticas y d iscursos cotidianos
que propician el buen desarrollo y aplicación de las medi ·
das y organizaciones necesarias para garantizar la participación individual y comunitaria en el proyecto político.
Una nueva ética debe ser protegida y vigilada.
Aquí radica otro crucial mecanismo de su efectividad
simbólica. La representación de Chávez como l íder du·
ranle su gobierno. tanto a parti r de sus mismas actua·
ciones en el ramoso programa televi sivo Aló Presidente,
Micvet G.ln:1
cll(Xlf.'14> n'..<W'Nicl•bÓ"61>Jt;.«I~rMá
. Pt1Qi(do)f'~
tfS<>."'lzoOMCQ~J
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(O'"'O. lffl.C.01h1..:..Coh•Uili"lib<'IX
(lihlio!"'-l H~'1olni
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/ti~'
(iol~
""'°"'""¡,;¡·
~f'O),
...
MIERCOLES 8 DE
ABRIL DE 1992
A DOS MESES DEL 4 DE FEBRERO,
Y A TRES AÑOS DEL 27 .;.
Cl"lEEMOS EN
NUESTRO PUEBLO 8ATALLADOR. EN LA IRRESIS1'1Bl.E
FUERZA DE LA VERDAD Y EN LA (.."'01\'QUISTA OE UNA
TOTAi. Y PARTICIPATIVA Of;~10CRAI:
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rumbos.
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• Creo en la vinud de 1u vida, 11 ~r
.. Cid> en 1u A.$8.mbleu PopilarcJ q11e se vieocn hlletcn«> en tu $t.
no. pan impulw la& e<>nquistas de las JNyorfu eiemanlente n:le·
......
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ÓCSP'JéS de intensoi debate-$. hads resp:11 r 1us deds:io·
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nes. por encima de vtc.jos o auevot usrpadt
~ de tu poder mador.
mts que nunca, en la impon•l'.IC'ia de 1us cacerolas: en
• ~hoy
tu ronnas 01pt1iutivas ~
UUtM.S y en t11 protagonismo, tan lm.
po11ante en 11 hora lld\Lal.
¡ABAJO CUV TODOS LOS PODERES PUBLICOSI
¡EL PARO 1:'.$ A(.."TIVOl
¡VlVAN LAS ASAMBLEAS POPULARES!
HACIA LA ASAMBLEA NACIONAL POPVLU-
Croo tn la molucl6n. Este
rolleto muestra el credo de
la revolución después del 4
de febrero de 1992. A su vez,
lnc.orpora elementos rellglo.sos
pe re descrlbtr un proceso
revoluclonaric>, aspecto similar
a la oración c.reada para
Chlivez después de su muerte
pero resaltando su tmbaJo.
como por la propia interpretación de su papel como parte
del pueblo, lo convertían en un líder excepcional en cuyas
manos se colocaba gran parte de la responsabilidad del
éxito del idearlo del proceso revolucionario. Desde la<
más globales decisiones en el ámbito internacional hasta
las más inmediatas necesidades de una comunidad Pn
particular. el espíritu participativo y protagónico de su
gobierno promovía acciones e imágenes de contac.to di·
recto con el presidente para cualquier ciudadano, lo que
suponía una gran responsabilidad en sus manos. En este
sentido, la idea consistía en que el propio Chávez debía,
BB ! ROSTROS V RASTllOS DF. UN e.IDEA. HUGO OHJ1'1E2:, ""' fil<
"'"
e
y efectivamente así era, estar pendiente de todo lo que
concernía a la nación y a cada uno de sus c.iudadanos. Sus
ojos en el pecho de nosotros. en las paredes de la ciudad,
en tas vallas publicitari<Js, en los anuncios de prensa, en
los techos de los edificios, reiteran permanentemente
estc.l responsabilidad asumida por el líder y garantizan su
supervisión y vigilancia de las acciones cotidianas para
un buen socialismo. Ese <<ojo, te estoy viendo>>.
De hecho. desde una percepción del cuerpo no solo
como fisiología individual sino como entidad social.
podríamos decir que su ubicación en una indumentaria
que se porta en el cuerpo nos convierte en transmisores
ambulantes de este mensaje desde una corporalidad re·
flexiva mente asumida, una suerte de in·corporación, es
decir, exhibir con intención sobre y dentro de la geogra·
rra corporal nues1ra posición ante el mundo. Más aún,
su ubicación sobre una zona sensiblemente visible de
nuestra anatomía y simbólicamente muy significativa,
como el pecho, receptáculo del corazón y pulmones
-aire y sangre vital- proclama que es necesario meterte
el pecho a la lucha y que el corazón de la patria está en
mi, está en Chávez.
~
O ai~8
CHÁVEZ
Ahora, al incorporar la mirada de Ch<ivez mediante las fra.
nelas sobre nuestro cuerpo físico y social se produce un
necesario movimiento identitario, ya que la ecuación de
ccyo soy yo» y mi aspecto y agregados externos definen
lo que quiero ser o cómo quiero ser visto en sociedad, en
este caso implica una figura pública con ta cual sentimos
una Identificación inmediata. Como en cualquier ecuación
lógica transitiva, la identidad en la circunstancia del uso
de dicha prenda de vestir enuncia que yo soy Chávez y,
M«>
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lhJ1.a. (,,""""1<1 ,w,,..1_,•., <Mlp• ot'l . ~
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•
en consecuencia, Chávez soy yo. De la misma manera, la
transmisión de los valores chavistas a nuestro cuerpo con·
dlclonan que si el líder tiene el poder, ahora yo también
tengo poder. Refiriéndonos a Foucault una vez más, el poder se diluye e interactúa desde las esferas de poder que
toman decisiones por el colectivo hasta el poder de actuar
y activar decisiones y mecanismos que pueden y deben te-
ner cada individuo y colectivo en una sociedad participati·
va. Yo puedo es empoderamiento.
Es así como no todos usan esa franela y no en todas las
oportunidades. Es bueno que te vean con ella como una
6 9 IROSTROS V HASTROS DE UN LIDER. HUGD CHÁVEZ'1 u ;•' "Wif
"ª '
declaración política, con un signo de confianza. como una
intemalización de aquella autoridad con ta que por prime~
ra vez has tenido una sensación de empatía. Sus ojos es·
tán en mf porque es mi padre, mi amigo, mi presidente,
aquel que defendió incansablemente mis derechos hasta
su muerte y seguirá siendo el icono del proyecto de sociedad justa de todos los vene1olanos.
En este sentido, como político, los ojos de Chávez tam-
bién representan su carácter de político visionarjo -y nó·
tese una vez más el énfasis en la poética visual-, como el
único líder que pudo concebir una serie de ideales, est r a~
:io'<;¡u..S0'<'Sd"1("1l"1folS/C. <'~IM1.",¡
111 d" .....,,,..,.,. .'M ~.
M~p
G~¡"tnibl
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Ol
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tegias, negociaciones, instituciones y normativas que permitieron abrir un camino hacia una Venezuela más justa e
igualitaria, más autónoma y antiimperialista, más solidaña
y guiada por el amor y el respeto. Estos ideales incluso tras·
tendieron los límites de nuestra nación y formaron una nue·
va identidad ética y política para la mayoría de los pueblos
suramericanos y gran parte del mundo. Visionario, enton·
ces, por la capacidad que tuvo para entender y abrir ante
los ojos del mundo una realidad que ocultaba el dominio
del sistema imperialista y develar, mediante esta visión, tas
estructuras dominantes para retanas con y para el pueblo.
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LOS OJOS POP
ficantes asociados a esta mirada directa. los ojos del re·
Por otro lado, en la historia del arte occidental la mirada
tratado te observan, te interrogan, te increpan, dialogan
directa desde el retrato ha sido una constante. Viéndolo
desde la perspectiva de las atribuciones de género, esta
interacción del personaje representado con el observador
ha sido especial mente un privilegio mascutino asociado
con la virilidad y la capacidad de actuar. Mientras, las
mujeres históricamente han tendido a representarse es·
quivando o bajando la mirada en situación de sumisión,
aceptación o vulnerabilidad ante un potencial hombre
observador. Pero, a su vez, debido a tos múltiples signi-
contigo en un constante intercambio de significados entre
el contexto del cuadro y el agente social que lo ve. Así, no
soto es que te ven sino que te invitan a reflexionar sobre tu
entorno y a co1npartir una visión del mundo. Aún más en
una idiosincrasia como la venezolana en la que el acto de
miramos directamente a tos ojos cuando hablamos supone confianza y transparencia y, con frecuencia, exigimos
mirarnos a los ojos para demostrar atención y seguimien
to: «¡Mírame a los ojos cuando te estoy hablando!».
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En otra de sus versiones. los ojos de Cháve1 son
representados en un mosaico que recuerda la estéti
ca de uno de los más influyentes artistas del arte pop
global, Andy Warhol, quien realizaba retratos seriados
de celebridades en múltiples combinaciones dP colo·
res. Esta idea luego se trasladó a las franelas que, a
pesar de mantener el predominio del blanco y negro
sobre rojo, dC'bido a las asociaciones políticas de estos
colores con la revolución, comenzó a ofre<N colores y
combinaciones para todos los gustos. unn suerte de
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pluralidad y multlvocalldad característica del proce·
so histórico vene1olano y. especialmente. el respeto
y hasta la promoción de la diferencia y la diversidad
como ideales revolucionarios.
Y ahora que Chávez ha desaparecido físicamente pareciera que nos viera desde cada mural en una pared, cada
franela en un ciudadano, cada calcomanía en un carro,
cada afiche en una oficina. Sus ojos están y seguirán
con nosotros, cuidándonos, vigilándonos y protegiéndonos desde su eterna Imagen. Un Chávez omnipresente y
omnipotente que nos sigue recordando nuestro compromiso con la Igualdad y la Justicia. Visionario. Autoridad.
Paternalismo. Protección. Dios. Identidad. Amor. Estado.
Trascendencia. Miies de significados parecen agolparse
progresivamente sobre un sencillo pero denso diseño.
Chávez, tu mirada no cambia, observa y refleja cada nue·
va circunstancia de la historia.
Tus reconfiguraciones han traspasado incluso los límites cronológicos y se han adaptado a nuevos contextos.
De hecho, pareces haber ya trascendido los límites del
recuerdo Inmediato y personal de eventos para imprimir·
te en La memoria colectiva y conformarte en un elemento
identitario que formará parte de una herencia cultural
más permanente y trascendente. Por ejemplo, en algunos
ámbitos, según una lectura Iconográfica muy preliminar y
quizás superficial, se ha querido afirmar que el nuevo rostro de Bolívar pareciera tener los ojos de Chávez. Por otro
lado, en la portada de un diario nacional, días después de
la contienda electoral de abril de 2013. se presentaban
dos imágenes idénticas de los ojos de Nicólas Maduro y
Henrique Capriles Radonski, como si se desafiaran mu~
tu amente con la mirada. La historia de la lucha continúa,
parece decirnos en Imágenes esta nueva versión.
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