Guía para
prevenir el
acoso escolar.
Conecta con la realidad
de tu hijo.
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Imagen de portada
Mohamed Abdelgaffar from Pexels
Esta guía está especialmente dirigida al colectivo de
padres y madres de hijos en edad escolar. El texto se
centra en el colegio y la familia, ámbitos educativos
esenciales para la protección de la infancia y la
adolescencia, por ser sus principales lugares de
convivencia, relación y actividad diaria.
La reciente Ley Orgánica de Protección de la
Infancia y Adolescencia frente a la Violencia
(LOPIVI 8/2021) establece medidas para que los
lugares cotidianos para niños y niñas -entre ellos,
la familia y la escuela-, sean entornos seguros y
protectores. Por este motivo, el entorno escolar
debe adoptar medidas para prevenir situaciones
de abusos y violencia, identificar situaciones de
riesgo y fomentar la autoprotección de niños, niñas
y adolescentes. Todo ello en colaboración con los
padres, madres y tutores, para trabajar con ellos de
manera constante y cercana.
Para elaborarla nos hemos basado en las siguientes
publicaciones:
Cuaderno de Protección. Guía de educación en derechos y ciudadanía global.
Comité Español de UNICEF, Universidad de Lleida, 2017.
Los niños y niñas de la brecha digital en España EU KIDS ONLINE.
UNICEF España, Universidad del País Vasco, 2018.
Ver para proteger. Claves para comprender la violencia contra niños, niñas y
adolescentes y para desarrollar medidas de protección eficaces.
F. Javier Romeo Biedma y Pepa Horno Goicoechea (Espirales Consultoría de Infancia) para UNICEF España, 2021.
Impacto de la Tecnología en la Adolescencia: Relaciones, riesgos y oportunidades. UNICEF España. Andrade, B., Guadix, I., Rial, A., y Suarez, F. (2021).
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Cuatro
claves para
anticiparse
al acoso
escolar y el
ciberacoso.
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01. Entender.
02. Conectar.
Ver a través de sus ojos. Solo poniéndonos en su piel podremos entenderles. Es fundamental que nos comuniquemos con ellos, y les invitemos a
participar en todo lo que ocurre en la
familia.
Conectar con ellos de forma natural. Participar en su realidad como
espectadores dinámicos, jugando un
papel tan activo como ellos quieran,
y entrando hasta donde nos inviten.
Al final es cuestión de tratarles con el
mismo respeto que a un adulto.
03. Prevenir.
04. Actuar.
Advertir y estar pendiente de las señales, saber detectarlas. Esta guía te
dará claves importantes; verás que,
paso a paso, el camino es más fácil.
Sin prisa, pero sin pausa; sin alarmarse, pero buscando soluciones eficaces. Y, sobre todo, poniéndonos en
manos de profesionales y personas
expertas en la materia, empezando
por el profesorado y el personal del
colegio.
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01
Entender
la realidad
de nuestras
hijas e hijos.
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La brecha digital,
¿fuente de conflicto?
Como padres y madres, muchas veces nos irritamos cuando
vemos a nuestros hijos pegados a un teléfono móvil, a una tableta
o un ordenador. No entendemos su comportamiento y es fácil
que nos frustremos.
Pero entender la realidad de nuestras hijas e hijos pasa por
pararse a pensar que han nacido y crecido con la presencia de
internet y las redes sociales; para ellos es lo habitual, es su manera
de relacionarse con el mundo.
POR ESO, EN VEZ DE ENFADARNOS ES IMPORTANTE…
Contemplar la tecnología como medio, más que como fin;
como vehículo de acercamiento.
Tratar de educar a nuestros hijos en un uso equilibrado y saludable de la tecnología: supervisión, acompañamiento y orientación.
Decidir el momento adecuado para darles su primer móvil.
Formarse e informarse previamente.
Hablar con ellos, y establecer las normas de uso.
Explicar la importancia de la privacidad de datos, y el respeto a
la intimidad de los demás.
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Acoso, ciberacoso, bullying y ciberbullying:
¿qué es todo esto?
Tanto el acoso como el ciberacoso lo ejercen principalmente compañeros de clase y en muchos casos no se llega a conocer por el
entorno del adulto. Ambos están muy relacionados con algunas
conductas de riesgo online, como el sexting (envío por medios digitales de contenidos personales de carácter erótico o sexual) o el
contacto con desconocidos, lo cual refleja la importancia de estar
atentos a la prevención de este tipo de conductas.
El ciberacoso o ciberbullying es la variante del acoso que se
produce a través de internet: plataformas virtuales, mensajes de
texto, chats, redes sociales, videojuegos…
Este ciberacoso tiene unas características particulares:
Los contenidos se hacen virales y permanecen.
Los agresores pueden tener sensación de anonimato y un falso
sentimiento de impunidad.
Las consecuencias en las víctimas son más difíciles de evaluar.
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Pueden tener un impacto más profundo.
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¿Qué tipos de acoso y ciberacoso podemos
encontrar?
EL BULLYING PUEDE PRESENTARSE
DE VARIAS MANERAS Y EN
DISTINTOS GRADOS:
Las agresiones físicas, que dañan y
atemorizan a la víctima de manera
directa: golpes, lesiones con objetos, etc. Indirectamente también
podemos encontrar extorsiones,
robos, desaparición o destrozo de
sus pertenencias, etc.
Las agresiones verbales. Son más
habituales y disminuyen la autoestima de la víctima, al humillarla en
público. De manera más indirecta,
también lo son las difamaciones o
la creación de rumores en torno a
ella.
ENTRE LOS TIPOS DE
CIBERBULLYING, PODREMOS VER:
La persecución u hostigamiento
en las redes: amenazas, insultos,
grabaciones con el móvil y publicación en redes sociales, publicación
de datos personales, uso de software
espías y virus…
La exclusión a través de mensajes
insultantes, bulos y rumores que
humillan y menosprecian a la
víctima.
La manipulación, que consiste en la
modificación y difusión de contenidos web: material trucado, conversaciones manipuladas, comunicaciones alteradas, etc.
La exclusión social, que margina a
la víctima y la impide participar en el
grupo o comunicarse.
Por último, el acoso sexual, que
pone en riesgo la seguridad y la autoestima de la víctima.
Todas estas formas de agresión pueden producir daño emocional y psicológico a quien lo sufre y hacen que
aumente su miedo al agresor.
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El acoso, un
asunto de
todos.
El acoso empieza
entre dos personas.
En primer lugar, lo
sufre la víctima.
“Por mi físico”, “por ser
diferente”, “porque me
tienen manía” o “porque
era una broma”. Estos son
algunos de los motivos de
acoso. Y aunque a cada
persona pueda afectarle de
una manera diferente, a la
larga toda la sociedad sufre
sus consecuencias.
Puede disminuir su
rendimiento escolar y tener
miedo de ir al colegio.
También puede bajar su
autoestima, aumentar
su ansiedad y cambiar
su ánimo. Es bastante
común que se aísle, o que
incluso presente conductas
autodestructivas.
A nivel social, puede llegar
a sentir desconfianza, evitar
participar en actividades
con otros compañeros,
o el contacto con otras
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personas. Y lo que es peor:
normalizar su papel de
víctima.
1 de cada 3 adolescentes en
España podría estar siendo
víctima de acoso escolar, y
2 de cada 10 de ciberacoso.
Sin embargo, solo un 3,3%
y 2,2% respectivamente,
es capaz de identificarlo.
Es fundamental avanzar
en la concienciación de
los propios adolescentes
para evitar caer en la
normalización de la
violencia.
Los testigos del acoso
y su entorno también
pueden sufrir las
consecuencias.
Disminuyendo su
rendimiento escolar y
sintiendo culpabilidad e
impotencia. Con el tiempo
se mostrarán insolidarios
con el sufrimiento ajeno,
y manifestarán egoísmo
y pérdida de valores.
Además, también verán la
discriminación como algo
normal e identificarán la
agresividad y la violencia
con el éxito social.
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Conectar
con ellos
de forma
natural.
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Te damos algunas pistas para
conectar con tus hijas e hijos:
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Habla con ellos sobre
temas no relacionados con la escuela. Es
importante que vean
que no solo sus estudios
cuentan para ti.
Déjales que te sorprendan con sus intereses.
Hablar sobre sus gustos
y preferencias y escucharles te acercará más
a ellos.
Recuerda cosas sobre
sus vidas. Seguramente
crearéis momentos de
cercanía y complicidad.
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Comparte tus propias
vivencias. Ábreles tu
mundo y déjales entrar;
les gustará ser partícipes.
Haz cosas con ellos,
comparte actividades.
Nunca se sabe dónde
pueden surgir vínculos
y aficiones comunes.
Cuéntales historias
graciosas, incluso ridículas. Muéstrate tal y
como eres; ¡les gustará
esa parte de ti!
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Comparte momentos
de inspiración que hayas vivido en tu vida.
Quizá pueda servir de
estímulo para ellos.
Haz un poco el tonto.
Relájate con ellos y déjales ver otras facetas de
su padre o madre.
Introduce sus intereses en tu tiempo libre.
Contar con ellos en tu
tiempo de ocio les hará
sentirse queridos y apreciados.
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Discúlpate cuando metas la pata. Por supuesto nadie es perfecto…, ni
tampoco su padre o su
madre.
Ayúdales a encontrar
formas de resolver pacíficamente conflictos.
Plantéales una situación
y pregúntales su opinión.
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Ayúdales a identificar situaciones de
violencia, para que no asuman como normales conductas negativas como burlas,
apodos hirientes o faltas de respeto.
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¿Quiénes
intervienen en el acoso?
Interviene quien acosa y quien sufre el acoso. Pero
también quien lo ve y quien lo consiente; quien siendo
testigo actúa, o no actúa. Intervienen los amigos, los
padres y madres, los profesores…
En realidad, en el acoso intervienen todos.
Existe además un solapamiento de víctimas y
agresores: En el caso del acoso escolar, el 45,8% de las
víctimas también son agresoras. En el ciberacoso, dicho
porcentaje asciende al 54,4%.
En definitiva, aproximadamente la mitad de los
adolescentes que sufren acoso escolar o ciberacoso
también lo ejercen.
01. La víctima. ¿Cómo podemos reconocerla?
La víctima es la persona que sufre el acoso. La elección de las víctimas puede
tener distintos criterios. Pueden ser víctimas niños, niñas y adolescentes con
cualquier rasgo diferencial. Quienes agreden utilizan el poder que tienen en
esa relación y dentro del grupo para transformar esas diferencias en desigualdad y explotarlas. Pero también hay casos que comienzan a partir de un conflicto mal resuelto dentro de una relación de amistad.
La víctima suele ser rechazada por el resto del grupo; puede naturalizar su indefensión y afrontar su rol sumiso. En el caso del ciberbullying, además suele
contar con poco apoyo en las redes sociales, y acabar siendo víctima de alianzas dentro de los grupos.
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Su reacción puede ser:
Pasiva, si tiene un carácter sumiso, pocas habilidades comunicativas y tiende
a aislarse, alejándose de sus amigos.
Provocadora, si manifiesta comportamientos inapropiados y se relaciona con
los demás mediante la provocación, irritando al resto de alumnos.
Acosadora, si es víctima de acoso y, a la vez, acosadora con los más indefensos del grupo.
Los propios adolescentes señalan como potenciales desencadenantes de acoso:
la orientación sexual, la obesidad o sufrir algún tipo de discapacidad.
El aislamiento es siempre un indicador de que algo no marcha bien en la vida
de un niño, niña o adolescente.
02. El agresor. ¿Cómo se comporta?
El agresor es quien ejerce el acoso. Suele actuar impulsivamente, necesita
dominar al grupo y busca reconocimiento y aceptación. Curiosamente puede
ser inseguro, aunque intente no parecerlo. Tiende a construir relaciones basadas
en la exclusión y el menosprecio. Manipula, se comporta de forma agresiva y
tiene una baja tolerancia a la frustración.
El ciberagresor puede comportarse de manera normal en el plano físico, y a
la vez mostrar su lado agresivo en las redes, aprovechando el anonimato que
estas le proporcionan, y donde además puede ser más seguido y apoyado.
IMPORTANTE: Se considera ciberagresor todo el que
produce los contenidos, los sube a la web, los ve o los
comparte.
En la mayoría de los casos, el acoso es ejercido cara a cara y por adolescentes de
la misma clase.
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03. El observador.
¿Observa? ¿Consiente? ¿Denuncia?
El observador es testigo del acoso. No participa directamente en él ni lo apoya,
pero es cómplice y consciente de la situación.
Puede comportarse de forma:
Pasiva, si no interviene directamente en la agresión.
Activa-espectadora, si apoya la agresión.
Activa-defensora, si a veces ayuda a la víctima.
En el caso del ciberbullying, los observadores se multiplican, ya que lo son
todos los que ven el contenido y se mantienen al margen; los que lo ven y lo
comparten como agresores directos; pero también son observadores los que
defienden a la víctima.
04. Los adultos –familias y educadores–
¿Cuál es su papel?
Tanto si son familia de la víctima, del agresor o del observador, suelen estar al
margen de la situación y muchas veces no perciben las señales de alarma.
El ciberbullying suele darse a escondidas del adulto, que puede no percibirlo
por usar en menor medida o de forma diferente las redes y la tecnología. Ante
este ciberacoso, el adulto puede minimizar las señales y vivirlas como un hecho
aislado, o sobreactuar, intentando controlar todas las relaciones de la víctima, lo
que genera en ella desconfianza y secretismo.
Por estas razones, debemos prestar atención
a las posibles señales y actuar a tiempo para evitar males
mayores.
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05. El centro escolar
como espacio seguro y protector.
Es evidente que las situaciones de violencia y desprotección que pueden sufrir
niños y niñas no son tolerables, y de que somos los adultos quienes tenemos
que prevenir e identificar estas situaciones. En los casos de acoso escolar, no se
puede seguir afirmando que “son cosas de niños”, pues el sufrimiento y los efectos que tiene en su desarrollo pueden condicionar su vida entera.
Por ello, tanto legisladores como administraciones públicas y centros educativos, están poniendo en marcha distintas medidas: planes de convivencia, protocolos, y figuras adultas para prevenir y tratar estas situaciones.
Algunas Comunidades Autónomas han regulado la figura del “Coordinador
de convivencia”, quien debe coordinar las actuaciones orientadas a mejorar el
clima escolar. Y desde el pasado curso escolar ya es obligatorio contar en cada
centro con un “Coordinador de bienestar y protección”, quien se ocupará de
coordinar todas las actuaciones necesarias para prevenir e identificar aquellas situaciones que indiquen un riesgo para el niño o niña, incluido el maltrato, abandono o malestar emocional.
No debemos olvidar que la función protectora corresponde a la escuela en su
conjunto. Por tanto, cada educador, profesional o voluntario tiene un rol diferente que está obligado a cumplir.
Os animamos a conocer la persona que está a cargo de la función protectora en
el centro educativo de vuestros hijos; los alumnos, padres y madres y el personal
del centro pueden acudir a ellos ante cualquier duda o sospecha sobre el bienestar y la protección de un alumno.
RECUERDA: Es imprescindible que todas y todos prestemos
atención a estas señales para poder actuar a tiempo y evitar
males mayores.
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03
Prevenir y estar
pendiente de
las señales,
saber
detectarlas.
18
Esta guía te dará algunas claves importantes;
Otra forma de prevenir: educar.
Como apuntábamos en el primer apartado, la realidad virtual y
la tecnología conforman el día a día de nuestros hijos. Por eso es
importante educarles en el buen uso y en el enfoque correcto;
sumergirnos con ellos en las redes y enseñarles a navegar con
un sentido crítico. Algunos contenidos que les muestra internet
no son válidos, ni correctos:
Los contenidos falsos
transmiten datos falsos o no contrastados para distorsionar o
llevar a error.
Los contenidos nocivos
son perjudiciales para ellos, aunque sean legales.
Los contenidos ilícitos
ni siquiera están autorizados legalmente.
¿Qué síntomas pueden ponernos en
guardia? ¿Qué síntomas pueden hacer
sonar las alertas?
Dentro de los signos escolares y sociales, podemos ver que
nuestro hijo o hija deja de asistir a clase, baja su rendimiento
o muestra desinterés por el colegio. Podemos ver también que
deja de participar en su grupo; que es objeto de murmullos y risas
entre sus compañeros.
En el plano personal, puede presentar baja autoestima y culpabilidad; puede dejar de quedar con sus amigos, o evitar estar
lejos de los adultos. Puede pedir dinero constantemente, sufrir
cambios bruscos en su humor, en su alimentación o en la manera de usar las redes sociales. Puede manifestar pánico, miedo a la
soledad, insomnio o pesadillas. Y a un nivel más externo, puede
mostrar lesiones físicas (moratones, rasguños, heridas), perder
sus cosas o llevarlas rotas (ropa, tecnología).
Estos síntomas personales, especialmente los psicológicos, son
difíciles de interpretar. Es importante que, si como padres nos
sentimos desconcertados o confundidos por su aparición, intentemos comunicarnos más con nuestros hijos o hijas y no dudemos en contar con el apoyo de profesionales, evitando sacar
conclusiones precipitadas y culpabilizarnos.
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¿Podemos prevenir el acoso?
Sí. Prevenir el acoso no es fácil… pero tampoco imposible.
Os hacemos algunas propuestas:
A
Afectividad y violencia.
A TENER EN CUENTA…
ALGUNOS CONSEJOS:
La violencia entre niños y adolescentes comienza a menudo
entre ellos, para luego generalizarse a otros ámbitos más amplios.
Fomentemos los vínculos
afectivos y enseñémosles a
cuidar del otro y procurar su
bienestar.
Cuando se normalizan ciertos
comportamientos, los niños y
adolescentes pueden llegar a
establecer la violencia como una
forma de relación. Esta violencia,
al final, puede generalizarse y
repetirse en otros entornos.
B
Igualdad y no discriminación.
A TENER EN CUENTA…
El derecho a la igualdad es
uno de los pilares para prevenir
la violencia en la infancia y adolescencia. Hay que abordar las
diferencias sociales e individuales como algo positivo y enriquecedor para todas y todos.
ALGUNOS CONSEJOS:
Debemos no solo fomentar el
respeto y la diversidad dentro
de la comunidad, sino también
entender esta diversidad como
una oportunidad para aprender
y compartir.
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Enseñémosles a detectar las
relaciones tóxicas y las que no
se basan en la igualdad, sino en
el aislamiento y el abuso de poder; las que destruyen la autoestima y aíslan a la persona.
De esta manera, los niños,
niñas y adolescentes que forman parte de la comunidad,
entenderán la diversidad como
una fuente de riqueza, que les
permitirá relacionarse desde la
igualdad y no desde las diferencias (de género, física, económica, grupal etc.)
Es importante que ellos y ellas
entiendan que las diferencias
no son un fallo de nadie, muy
al contrario, son una oportunidad para aprender. Nadie tiene
que sentirse culpable o inferior.
Todos formamos parte de este
cambio.
C
Participación y corresponsabilidad.
SON FUNDAMENTALES EN LA PREVENCIÓN
POR DOS MOTIVOS:
El rol de testigo es fundamental en el acoso. El testigo se identifica con la víctima, pero no la defiende por miedo, o porque
piensa que no puede cambiar la situación.
Sin embargo, para la víctima es esencial sentir que cuenta con
el apoyo de otros compañeros y compañeras. La protección
debe venir de los adultos, pero la colaboración de los testigos
puede ayudar a alertar sobre la situación y frenarla.
Es importante que ayudemos a niños, niñas y adolescentes
a sentirse parte de la comunidad; sentir que lo que hacen es
importante para todos.
Debemos fomentar su participación en los espacios compartidos (escuelas, parques, polideportivos, ludotecas…), animándoles a opinar, proponer o incluso dirigir actividades dentro de su
entorno.
D
Uso de las redes sociales.
A TENER EN CUENTA…
Las nuevas tecnologías y redes sociales son una de las
formas de comunicación que
más utilizan niñas, niños y
adolescentes. Piensa en cualquier persona de esa edad:
¿cuántas veces le has visto hacer una llamada telefónica?, ¿y
cuántas escribir por whatsapp,
redes sociales, o hablar mientras juegan a videojuegos?
El uso seguro y responsable de
las tecnologías permite minimizar la presencia de actitudes
violentas entre ellos.
Que no sea una relación física
no significa que no sea real, y
el daño puede ser más profundo en el mundo virtual, donde
la agresión es grabada, difundida y utilizada en un contexto
más allá de lo imaginable.
ALGUNOS CONSEJOS:
Debemos enseñar a los menores a desenvolverse en las
redes sociales con sentido crítico, responsabilidad, seguridad
e información suficiente.
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04
…Y actuar.
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Como padres y madres, ¿cómo podemos
responder ante el bullying?
Si tu hijo o hija se ve involucrado en un incidente relacionado con
el acoso o ciberacoso, estas recomendaciones pueden resultarte
útiles:
Escúchale y habla con él sobre sus sentimientos y su día a día.
Potencia su confianza en sí mismo; no le hagas sentir culpable.
Ponte en marcha; si lo dejas pasar, podría empeorar.
Los centros educativos deben ser entornos seguros y protectores. Puedes contar con el coordinador de protección y
bienestar que esté designado en vuestro centro, contarle la
situación y buscar ayuda.
Valora la necesidad de asistencia sanitaria, física o psicológica.
Enséñale a anticipar y aconséjale a la hora de actuar
ante posibles situaciones de acoso.
Y NO DUDES EN PEDIR AYUDA PROFESIONAL.
Servicio de atención telefónica en casos de maltrato y acoso escolar
900 018 018.
Más información
https://www.educacionyfp.gob.es/mc/sgctie/acoso-escolar.html
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