Suplemento cultural el tlacuache, núm. 1121, viernes 22 de marzo de 2024, es una publicación
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Morelos. Fecha de última modificación: 22 de marzo de 2024.
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Chichinautzin, hacia el Valle Cuernavaca-Tepoztlán.
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Cuernavaca
y sus paisajes
algunos elementos
sobre su origen
Eduardo Corona-M.
L
a vida cotidiana a veces nos dificulta
reflexionar sobre lo que encontramos a
nuestro paso. Los paisajes parecen inmutables, a lo más en los últimos meses
nos fijaremos en la columna de ceniza
del Popo contrastando con la mezcla naranja y azul
claro de una mañana. Tal vez, nos toque el trasfondo café-verde de los bosques del Sierra del Chichinautzin cuando nos dirigimos al norte de la ciudad.
Los cambios que percibimos son muy puntuales,
tal vez la mutación de colores en los árboles debido a la estacionalidad, el estallido de jacarandas,
pochotes, guayacanes o tabachines, por ejemplo,
marcando los inicios de la época cálida.
Pero… los paisajes además de ser escenarios
de las vidas cotidianas, son ventanas a un pasado,
que puede abarcar miles y millones de años, lo que
nos permite rastrear sus cambios y formular explicaciones sobre los eventos ocurridos.
Bosque templado, Lagunas de Zempoala. Fotografía: ECM.
CUERNAVACA Y SUS PAISAJES: ALGUNOS ELEMENTOS SOBRE SU ORIGEN
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Los paisajes son, entonces, producto de diferentes
eventos geológicos y biológicos, que se pueden observar
en sus ecosistemas, que en nuestro caso pueden ser los
bosques templados o la selva baja caducifolia, como dos
de sus principales representaciones, además de los ríos,
lagos, sierras y valles que han conformado el territorio,
que por razones político-culturales hemos reconocido
desde hace algunos siglos como un estado de la República, denominado Morelos debido al prócer de la Independencia, o como la ciudad de Cuernavaca, denominación
que surge en el período de la conquista española y consolidado durante la etapa colonial, de tal suerte que es
una de las ciudades con trazas y monumentos que nos
remiten al siglo XVI y posteriores, como se ha documentado en diversos escritos históricos y de los que otros
personajes han descrito mejor y con más detalles, por lo
que no abordaremos estos últimos períodos.
Entre los eventos con mayor influencia en este proceso de conformación del paisaje, se encuentran la tectónica de placas y el vulcanismo. El primero es muy relevante, ya que somo un país que se encuentra entre cuatro
grandes placas tectónicas: la Pacífica, la de Rivera, la de
Norteamérica y la del Caribe, y un caso específico que es
la zona de subducción de la Trinchera Mesoamericana,
además somos de los pocos países donde se presentan
los tres tipos de límites de las placas: convergente, divergente y transforme (Figura 1).
4
Cuando las placas tectónicas se
separan, chocan o se desplazan una al
lado de la otra, originan el relieve en la
superficie, dando lugar a las cadenas
montañosas, que pueden denominarse
orogénicas, ya que se originan por el
plegamiento de la corteza terrestre; las
montañas de bloque, que se originan por
el movimiento de las fallas, o bien, las
montañas de origen magmático, que provienen del apilamiento de lava y ceniza,
que pueden ser distinta magnitud.
Entonces los paisajes son de origen natural y son producto de una larga
historia que llega a ocupar millones de
años, donde las rocas y los organismos
que llegan a contener son evidencia de
ese pasado, por lo que la gran mayoría
de las veces cuesta trabajo separar estos de su delimitación territorial, pero
eso no impide dar un vistazo a los paisajes más relevantes que nos rodean en
Cuernavaca y el norte de la entidad.
Figura 1. Mapa con la representación del relieve actual de
México y la ubicación de las placas tectónicas. Integración
de datos: Elena Centeno García, Elaboración: Rodrigo
Castillo Bonner, 2021. Tomado de Corona-M. et al. 2021.
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¿Como sabemos de este pasado?
N
o es ociosa la pregunta sobre todo de estos
elementos tan antiguos. Gran parte de la información se debe a los estudios efectuados
por investigadores especializados en geología,
entre ellos destaca el que efectuó Carl Fries,
quién se propuso estudiar la región colindante al sur de la
Cuenca de México, determinando los accidentes tectónicos,
conocer el origen de dicha cuenca y en general establecer las
relaciones entre los diversos eventos observados. Otra motivación adicional fue que este material se publicaría como parte de los materiales de apoyo a las excursiones que se organizaron como parte de la realización del XX Congreso Geológico
Internacional a realizarse en 1956, en la ciudad de México. El
cuál se realizó, pero se estableció que eran notas preliminares,
el trabajo más acabado se publicó en 1960 Es de notar, que el
trabajo de campo e interpretación inició en 1950, cubriendo un
área de cerca de 4 mil km, que abarca gran parte de Morelos y
zonas de los estados de México y Guerrero. En otro momento
será importante detallar los pormenores de su obra, de este
investigador de origen norteamericano y que formó parte del
Instituto de Geología de la UNAM.
Pero de este punto de partida y del trabajo de Federico
Mooser con su Geología del Valle de México y otras regiones
del país, se han derivado diversas investigaciones, estudiando
las rocas, los restos volcánicos, los fósiles, delimitando áreas,
obteniendo dataciones, elaborando modelos diversos para entender como se formaron los paisajes que hoy vemos, y que en
algunos casos han derivado en proponer políticas de conservación y de protección civil frente a los efectos del vulcanismo.
Vista de los volcanes. Fotografía: ECM.
CUERNAVACA Y SUS PAISAJES: ALGUNOS ELEMENTOS SOBRE SU ORIGEN
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El centro del actual México, bajo el mar.
S
i bien los estudios sobre el sur de la
Cuenca de México tienen más de 60
años, estos tienen vigencia y se integran al conocimiento que se produce
actualmente sobre el tema, como son
los modelos para reconstruir los movimientos de
las placas tectónicas en diversos momentos que
abarcan años casi 4, 600 millones de años que se
conocen de nuestro planeta.
En Morelos, los vestigios más antiguos
registrados en las rocas se encuentran entre los
290 y los 90 millones de años (Ma), donde los
suelos formaron parte de fondos marinos, que se
pueden diferenciar por los espesores de las capas, sus consistencias y sus contenidos, como
son minerales, microfósiles y, en ciertos casos,
los macrofósiles, que son aquellos visibles a la
vista (Figura 2).
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En una secuencia de los modelos de reconstrucción basados en las teorías de la deriva
continental y la tectónica de placas, nos permiten
ubicar de forma aproximada donde se encontraba el territorio que actualmente ocupan la Ciudad
de México y Morelos, marcado por un punto rojo.
El primero marca 250 Ma y el segundo 150 Ma,
en ambos se observa todavía como se ocupan
partes costeras y se alcanzan a perfilar algunos
rasgos de la topografía del actual México, mientras que en el tercero que marcan los 90Ma, se
observa que, como parte de un largo proceso de
subsidencia, la corteza terrestre emerge.
Figura 2a. Modelos geográficos con la posible ubicación de
Cuernavaca/Centro de México a los 250 millones de años.
Mapa creados y actualizado por Ian Webster, basado en los
mapas de tectónica de placas y paleogeográficos de C.R.
Scotese, PALEOMAP Project.
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En esos casi 200 millones
de años bajo el mar tuvieron lugar diversos momentos evolutivos de la vida, donde la superficie
de la Tierra está dividida en pequeños continentes, y se representa la diversificación de animales con esqueletos externos (tipo
placas o conchas) hasta la evolución de especies con endoesqueletos, como son los vertebrados,
que llegan a tener estructuras
osificadas, hasta pasar de la vida
acuática a la terrestre, llegando
hasta el momento donde evolucionan los grandes reptiles y las
plantas relativamente modernas,
como las coníferas. Si bien este
es el escenario general, lo cierto
es que no todo se preservó, por lo
que las evidencias son microfósiles diversos y en algunos casos
moluscos univalvos o bivalvos,
como ostras, gasterópodos, o espondilos, además de los propios
suelos calizos, que con diversas
consistencias y matices se formaron por la degradación de moluscos y corales.
En otro momento, se abordará con más detalle, este tipo
de reconstrucciones, ya que estas son más evidentes al sur del
estado y hacia lo que es el actual
Guerrero. En el norte y una parte
del centro de Morelos, esta parte se encuentra cubierta por una
etapa más reciente, pero no menos interesante.
Figura 2b. Modelos geográficos con la
posible ubicación de Cuernavaca/Centro de
México a los 150 y 90 millones de años (arriba
y abajo). Mapas creados y actualizados
por Ian Webster, basado en los mapas de
tectónica de placas y paleogeográficos de
C.R. Scotese, PALEOMAP Project.
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El Eje Neovolcánico
L
a también llamada Faja Volcánica Transmexicana,
es uno de los rasgos más importantes que definen el paisaje del centro del país. Es un cinturón
de montañas originadas por el ascenso de magma
a la superficie, es decir, son montañas de origen
magmático que han transformado los sistemas de drenaje
de las cuencas hidrológicas regionales y la configuración del
hábitat (Figura 3). La emisión de lava y ceniza ha sido muy
abundante, incluso mayor que la de otros arcos volcánicos
activos como el de los Andes, arrojando alrededor de 140 000
kilómetros cúbicos de lavas y cenizas que se han apilado durante los últimos 17 millones de años, y en los que el arco
volcánico ha mantenido prácticamente la posición actual. Se
le llama transmexicana porque corre transversal a la costa,
desde Colima hasta Veracruz. Entre los principales volcanes
destacan el Ceboruco con 2,280 metros sobre el nivel del mar
(msnm), el Nevado de Colima (4,260 msnm), el volcán de Fuego o de Colima (3,839 msnm), el Iztaccíhuatl (5,230 msnm) y
el Popocatépetl (5,426 msnm). El punto más elevado del país
corresponde a el Pico de Orizaba (5,636 msnm). Además de
estos grandes estratovolcanes que se elevan majestuosos,
dominando el paisaje, existen otros más pequeños como el
Chichonal, el Paricutín o el Xitle, que han tenido sus erupciones en tiempos históricos. En la Faja Volcánica Transmexicana se han contabilizado más de 2 000 volcanes, activos y
extintos, de diferentes tipos, aunque algunos autores consideran que existieron hasta 8 000 edificios volcánicos.
El origen de esta franja volcánica
se desarrolla en los últimos 23 millones
de años, primero con actividad a lo largo
de la Sierra Madre Occidental, mientras
que una franja que va de Puerto Vallarta, Jalisco a Veracruz queda afectada
por la subducción de las placas tectónicas y dando origen a los volcanes que
conforman el eje Neovolcánico.
Es interesante señalar que existe
una fuerte relación entre el origen de la
Faja Volcánica Transmexicana, el origen de la Cuenca de México y el paisaje
del norte de Morelos.
La cuenca de México paso de
ser un mar somero, se convirtió en una
planicie costera y finalmente debido al
vulcanismo se formó una cuenca lacustre sin salida a un río que la conecte al
océano, lo que se denomina endorreico,
por las diferentes profundidades y por
el tipo de ríos que la alimentaban, el
lago inicial se fue subdividiendo en un
sistema lacustre.
Figura 3 Representación de la Faja Volcánica Transmexicana y de la ubicación de las zonas neártica y neotropical.
Elaboración CNME-INAH para Museo Regional de los Pueblos de Morelos.
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La evidencia de la frontera Neártica-Neotrópico
L
a formación de la Faja Volcánica
Transmexicana estableció un área
variada que debido a las diversas
altitudes, climas específicos dieron pauta para una gran riqueza de
la diversidad biológica y donde se traslapan
ambientes donde se mezclan organismos con
afinidad neártica (ambientes templados y hacia el norte de la faja) y neotropical (ambientes
cálidos, al sur de la misma), lo que ha contribuido para que ésta sea una de las zonas con
mayor riqueza de especies y endemismos, es
decir organismos propios de ese lugar.
Figura 4. Parche de bosque de pino-encino con actividad agrícola.
Coajomulco, Morelos. Foto ECM. Elaboración CNME-INAH para
Museo Regional de los Pueblos de Morelos.
Un caso muy claro es el de los bosques templados, que son el segundo tipo de vegetación más
importante, constituido principalmente por encinos y
pinos, grupos en los que nuestro país ocupa el primer
lugar mundial por la diversidad de especies: alrededor del 50% de las 100 especies de pinos conocidas
y el 45% de las 350 especies de encinos, donde cerca
de 100 de ellas son endémicas de México (Figura 4).
Otras especies propias de estos bosques son los madroños y los sauces, para los cuales también existe un
endemismo considerable.
Esta evidencia también se extiende a diversos
animales, como es el conejo de los volcanes, que vive
en los zacatonales de altitud y es una especie endémica característica (Figura 5).
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Figura 5. Conejito de los volcanes (Romerolagus diazi). Foto: ProtoplasmaKid, Licencia Creative Commons Attribution-Share Alike 4.0 International.
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La Sierra del Ajusco-Chichinautzin
H
asta hace un
millón de años
aproximadamente se conformó el sistema de lagos que comprenden
la Cuenca de México, a la par
se dieron etapas sucesivas de
vulcanismo que dieron lugar
al cierre del sur de la Cuenca.
Los fechamientos del inicio de
este proceso son variables, van
desde los 780 mil años, mientras que otros lo asocian hace
un millón de años, también hay
dataciones más conservadoras
que ubican el inicio hacia los
400 mil años.
Lo cierto es que la planicie donde ahora esta la Cuenca de
México estaba unido al sistema del Rio Balsas, de tal forma que al
formarse la Sierra de las Cruces se cierra el drenaje al suroeste, por
lo que los Ríos Cuernavaca, al poniente, y Cuautla, al oriente alimentan el Río Balsas (Figura 6) , pero el surgimiento de la Sierra del Ajusco Chichinautzin, obstruye este flujo también, provocando el estado
endorreico de la Cuenca de México, esto significó una intensa acumulación de sedimentos y un proceso donde los lagos se formaron
sobre depresiones, es decir, solo permanecían durante la época de
lluvia, pero en época de sequía se formaban zonas áridas (Figura 7).
Como la Sierra Chichinautzin formó una represa natural que obstaculizó el drenaje de la cuenca en la parte sur, ocasionando que el
agua se estancara, dando origen primero a pequeños cuerpos de agua
y después a grandes lagos, los que ahora se conocen como el sistema
compuesto por: Zumpango, Xaltocan, Texcoco, Xochimilco y Chalco.
Figura 6. El valle de México en el Plio-Pleistoceno (ca. 4 millones de años), de acuerdo con Mooser (1975).
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Figura 7. La Cuenca
de México en el
Cuaternario superior
(ca. 750 mil años),
de acuerdo con
Mooser (1975),
modificado por Jose
Juan Zamorano
Orozco.
Otro aspecto muy importante de esta sierra es que
cuenta con 221 estructuras volcánicas, una de las mayores
densidades por área, y que corresponden al menos a tres tipos:Los conos de escoria con coladas de lava, como son el
Xitle y el Chichinautzin que son el 91% de los registrados;
además de los volcanes escudo, como el Teuhtli y el Pelado,
así como los flujos de lava asociados a fisuras, entre ambos
representan el 9% restante. Por sus dimensiones, los conos
pueden tener alturas que varían entre 15 y 260 metros, y sus
diámetros van de 175 a 500 metros.
La palabra Chichinautzin es de
origen náhuatl y significa “Señor que
quema”, y que al parecer se origina en
la denominación del volcán del mismo
nombre. Se ha establecido como un
área natural protegida por la diversidad biológica que contiene (Figura 8).
Figura 8. Gráfico con
la diversidad biológica
registrada en el Area Natural
Protegida Sierra AjuscoChichinautzin. Elaborado con
datos de la ANP.
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El glacis de Buenavista
E
l glacis o piedemonte se refiere a un
elemento del relieve geográfico que
forma una pendiente suave por la deposición de las partículas finas de un
cono volcánico. Son formas planas
que están flanqueados por relieves montañosos
que actúan como área de captación de caudales
hídricos. El que tenemos en Cuernavaca se localiza en la parte noroeste de la entidad. Se forma
a partir de varios eventos de depósito y erosión
de materiales volcánicos que inician con el surgimiento de la Sierra del Chichinautzin y concluyen
en un proceso que va de los 5 mil a los 2 mil años
antes del presente.
El Glacís de Buenavista se extiende por
cerca de 200 km2, su mayoría abarca los municipios de Huitzilac, Cuernavaca, Temixco, Miacatlán y Xochitepec, y el resto se ubica en Ocuilán
de Arteaga, Estado de México. En los últimos 11
mil años ha sido afectado por los cambios climáticos, incluyendo rupturas de superficie por congelación o desplazamientos por la inclinación de
las pendientes. Así como por la intensa densidad
urbana (Figura 9).
Figura 9. Mapa con la ubicación y extensión del Glacis de Buenavista.
Datos de ECM. Elaboración CNME-INAH para Museo Regional de los
Pueblos de Morelos.
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El salto de San Antón
A
l oeste de la ciudad
de Cuernavaca se
ubica el llamado
Salto de San Antón, es una caída
de agua con cerca de 40 metros
de altura, que impacta sobre una
cavidad de paredes verticales producto de la erosión de la misma
agua, el agua sigue su curso por
un cañón estrecho con una altura
de 50 metros.
14
Figura 10. Panorámica del Salto de San Antón, 2023.
Foto: Arantxa Ortiz Rodríguez.
Este se forma a partir de rocas duras como el basalto de origen
volcánico, y otras menos duras, como brechas y tobas andesíticas,
con diferentes espesores e inclinaciones. Una de las características
es que el basalto forma columnas, lo que indica un enfriamiento muy
lento de la lava volcánica. Aunque también presenta partes uniformes con ampulosidades en la parte superior, que indican un enfriamiento rápido. Este basalto baja desde los cerros de Huitzilac, por la
barranca del Tecolote, que termina uniéndose al Rio Apatlaco.
Este sitio se consideraba un sitio turístico de importancia desde el siglo 19, pero en las últimas fechas se ha intensificado su deterioro, debido a la creciente urbanización (Figura 9).
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¿El futuro?
L
os paisajes son por definición
dinámicos y en el presente son
producto de las interacciones
entre los procesos naturales,
sociales y culturales, para convertirse en territorios y símbolos donde
los individuos o las culturas interactúan
cotidianamente, y donde también los van
transformando. Por tanto, suscitan otra reflexión: el futuro cercano.
Los humanos hemos generado la
mayor transformación del planeta desde
1950, a esta época se le llama el Antropoceno, con la intensificación de fenómenos
como calentamiento global, desertificación, pérdida de bosques, así como la contaminación de aguas y de la atmósfera.
Los paisajes de Cuernavaca y de
Morelos son ventanas hacia pasados remotos: cuentan la historia de los cambios
en sus formas, sus climas y sus organismos. Nos permiten comprender nuestra
gran diversidad biológica y cultural. No
obstante, los cambios económicos, sociales y culturales hacen vulnerable a esta diversidad biológica y cultural y los paisajes
donde se ubican. Su conservación requiere
un esfuerzo no solo desde la ciencia, sino
también acciones decisivas por parte de
los sectores sociales y políticos, basadas
en un diálogo de saberes que haga uso de
las mejores prácticas del conocimiento
tradicional, así como del científico. También es necesario trabajar a la par con los
distintos niveles de gobierno, establecer
cambios en la estructura de nuestras prácticas económicas, de consumo y desecho,
tanto en lo individual como en el ámbito
social, para proteger el futuro de la diversidad biológica y cultural, que es patrimonio
de todas nuestras generaciones.
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Para leer más:
Corona-M. E., E. Centeno García, F.J. Aguilar
Arellano, C.I. Alvarado León. 2021. México, un paisaje
en transformación, pp: 39-57, en Prieto Hernández, D.
y Castilleja González, A. (Coords). México. Grandeza y
diversidad. INAH, FCE, IEPSA SA de CV y CONALITEG,
México.
Del Pozzo, A. M., Cordoba, C., & López, J. (1997).
Volcanic impact on the southern Basin of Mexico during
the Holocene. Quaternary International, 43, 181-190.
Fries, C. (1960). Geología del Estado de Morelos
y de partes adyacentes de México y Guerrero, región
central meridional de México. Univ. Nacional Autónoma
de México.
Mooser, F. (1975). Historia geológica de la
Cuenca de México. Memoria de las obras del sistema
de drenaje profundo del Distrito Federal: México, DF,
Departamento del Distrito Federal, 1, 7-38.
Martínez-Abarca, Rodrigo. 2023. Una breve
historia de la Cuenca de México. Ciencia 74(2):63-71.
¡AVISO!
Por ser día no laborable.
Nuestra publicación se
reanudará el viernes
5 de abril, 2024.
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