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El Elefante en la sala. Prólogo e Introducción

2021, El elefante en la sala. Neoliberalismo e historiografía revisionista del porfiriato

Abstract

Presento el prólogo y la introducción de este libro. Uno políticamente incorrecto e incómodo, porque muestra el contenido político e ideológico de algunas de las investigaciones más celebradas por el establishment académico. Es una lectura a contrapelo de la historiografía del Porfiriato, que resulta ser una narrativa política configurada por los intelectuales y políticos porfiristas, y reciclada por el revisionismo neoporfirista, como parte de la racionalidad neoliberal predominante hoy en día. Se trata de un "elefante en la sala", del que no se quiere reconocer su presencia porque hacerlo sería aceptar sus aristas problemáticas. El libro es una invitación a salir de la jaula de la comodidad historiográfica, y a no dejarse llevar por la tendencia que naturaliza el orden dominante desde una narrativa conservadora-neoliberal

COLECCIÓN INVESTIGACIONES El ElEfaNtE EN la sala. NEolibEralismo E historiografía rEvisioNista dEl Porfiriato JosE alfrEdo raNgEl silva 972.09 r1965e rangel silva, Jose alfredo Un elefante en la sala. Neoliberalismo e historiografía revisionista del Porfiriato, / Jose alfredo rangel silva. — 1ª edición. — san luis Potosí, san luis Potosí : El Colegio de san luis, a.C., 2021. 344 páginas : ilustraciones ; 20 cm.-- (Colección investigaciones) incluye bibliografía (páginas 311-342) isbN: 978-607-8794-64-5 1.- Porfiriato (1877-1911) 2.- historiografía mexicana 3.- Neoliberalismo 4.- revisionismo i.- t. ii. s. Esta obra fue dictaminada por evaluadores externos a El Colegio de san luis por el método de doble ciego Primera edición: 2021 diseño de la portada: Natalia rojas Nieto © Jose alfredo rangel silva d.r. © El Colegio de san luis Parque de macul 155 fracc. Colinas del Parque san luis Potosí, s.l.P., 78294 isbN: 978-607-8794-64-5 impreso y hecho en méxico agradECimiENtos Este libro fue posible gracias al periodo sabático que me otorgó El Colegio de san luis, en 2019. Un tiempo que, entre otras cosas, me permitió leer, reflexionar y organizar mis perspectivas con calma y detenimiento; en consecuencia, tuve el ánimo de escribir un libro sobre los detalles y problemas que, de tiempo atrás, había percibido respecto de cierta historiografía dedicada al Porfiriato. he finalizado este texto en octubre de 2021. así que agradezco a las autoridades del Colsan por su apoyo. igualmente agradezco a los dictaminadores anónimos que le dieron el visto bueno, así como a quienes rechazaron de forma destemplada las primeras versiones de mis balances historiográficos. sin esas críticas y rechazos, no habría tenido el estímulo para escribir el texto, aunque también es cierto que, sin las críticas positivas de los dictaminadores, no habría salido a la luz. Por supuesto, agradezco a todo el equipo del departamento editorial del Colsan por su apoyo para que esta obra sea una realidad. finalmente, dedico este libro a alejandra y a daniel, cuyas conversaciones y sugerencias me ayudaron y, sobre todo, me inspiraron. 5 íNdiCE Prólogo .................................................................................................... 11 introducción ........................................................................................... 15 Capítulo 1. desglosar la metáfora ............................................................ 29 1.1. sobre la sala ............................................................................... 29 1.1.1. revisionismo .......................................................................... 35 1.1.2. El revisionismo del Porfiriato .................................................. 38 1.2. acerca del elefante ..................................................................... 48 1.3. Una nota epistemológica ............................................................ 67 Capítulo 2. antiguas y repetidas interpretaciones .................................... 87 2.1. viejos argumentos ..................................................................... 88 2.2. historiografías críticas, alternas y de viejo cuño ......................... 96 2.2.1. Nemesio garcía Naranjo y la nostalgia por el héroe ................ 98 2.2.2. El Porfirismo de José C. valadés ..............................................105 2.3. daniel Cosío villegas y la Historia moderna de México ..............116 2.4. otros análisis ............................................................................126 2.5. ralph roeder y el méxico moderno de díaz .............................134 Capítulo 3. revisionismo desde los extremos ..........................................149 3.1. arnaldo Córdova: las continuidades entre Porfiriato y revolución ...........................................................149 3.2. françois-Xavier guerra: para exculpar a don Porfirio ................157 3.3. alan Knight: la relación entre el Porfiriato y la revolución mexicana .................................................................180 3.4. la generosidad mística de Enrique Krauze ................................187 3.5. la interpretación marxista de adolfo gilly ................................191 7 Capítulo 4. orden y exceso historiográfico .............................................197 4.1. la nueva historiografía política .................................................206 4.2. Excesos revisionistas ..................................................................236 Capítulo 5. Progreso revisionista .............................................................255 5.1. la nueva historia económica .....................................................257 5.2. historia económica en auge ......................................................272 5.3. Colofón ....................................................................................295 Conclusiones. Cuando la solidez tangible se desvanece en el aire ......................................................................299 bibliografía .............................................................................................307 hemerografía .........................................................................................338 8 Los acontecimientos que rodean al historiador y en los que éste participa constituyen la base de su presentación, como un texto escrito con tinta invisible. Walter benjamin Hay que admitir con franqueza y alegría que el conocimiento histórico es parcial, el más parcial de todos los conocimientos, o lo que es lo mismo, que es un conocimiento basado en preferencias individuales y circunstanciales, en suma, que es un conocimiento producto de una selección, el conocimiento selecto por excelencia. Edmundo o’gorman Algunos, al considerar que los hechos más cercanos a nosotros son, por lo mismo, rebeldes a todo estudio realmente sereno, simplemente quieren evitar que la casta Clío tenga contactos demasiado ardientes […] la incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado. Pero quizá es igualmente vano esforzarse por comprender el pasado, si no se sabe nada del presente. marc bloch Pero ocurre que este libro no se ha escrito para exponer un progreso, sino para ayudar a desentrañar una crisis. Josep fontana Nada hay nuevo debajo del sol. Eclesiastés Prólogo Para un historiador es muy importante leer todo lo publicado sobre el tema de investigación en el que está concentrado; sin embargo, en estos tiempos eso es prácticamente imposible debido a la enorme cantidad de publicaciones que se añaden cada año al conjunto existente en español, inglés y otros idiomas. Cualquier investigador haría de émulo de sísifo si pretendiese leerlas y analizarlas en su totalidad. la historiografía sobre el Porfiriato es un ejemplo paradigmático de esa multiplicación de trabajos académicos en méxico en las últimas tres o cuatro décadas. Esto es testimonio de la profesionalización y de la expansión de la disciplina, y un tributo a la vitalidad de las instituciones dedicadas a la investigación y a la formación de investigadores. No obstante, este auge historiográfico tiene también sus problemas. al revisar con cuidado ciertos trabajos en áreas específicas, como la historia política y la historia económica enfocadas en el Porfiriato, es posible distinguir un tipo de contraseña discursiva que afirma que ahora prevalece una historiografía “matizada” o “equilibrada” que rectifica los errores de una “historiografía tradicional”. la contraseña aparece en textos que tienen como propósito, explícito o implícito, reevaluar y reconsiderar al general Porfirio díaz y a su régimen porque fueron objetos de distorsión o negación por el enfoque tradicional. la narrativa que comparten describe al Porfiriato como un periodo caracterizado por el orden político y social, es decir, un tiempo de paz y una etapa de progreso y desarrollo económico; ese orden y ese progreso se debieron a un líder carismático, señorial y paternal ¡admirado hasta por león tolstoi y por el zar Nicolás ii! Esta narrativa se dice nueva y, a decir de sus constructores, se ha convertido en una ortodoxia o verdad establecida. todo ello es repetido sin cuestionamiento no sólo por historiadores 11 profesionales, sino también por aficionados a la historia, así como por políticos y analistas de derecha. No pretendo ser “políticamente correcto” en el ámbito historiográfico, porque serlo neutraliza la capacidad de examinar a profundidad las cosas. aquí propongo un análisis crítico sobre los orígenes y los fundamentos de la “nueva historiografía” académica, para mostrar que responden sobre todo a los contextos políticos, económicos y socioculturales de nuestros días (con todo lo obvio y trivial que esto pueda parecer). Con ello cuestiono su pretensión de representar cambios en los procesos de investigación, debates en la academia, o la descripción verdadera del pasado tal cual. Este cuestionamiento del nuevo pretendiente a dogma es, sin duda, polémico y problemático, porque es ir contracorriente; lo que aquí planteo es “salir del huacal” como decían las abuelas. Planteo sacudir la normalidad historiográfica y académica, que invita a dejarse llevar por la tendencia que naturaliza el orden dominante desde una narrativa conservadora-neoliberal. En esa normalidad amplios sectores de la academia parecen deslumbrados con el supuesto carácter “científico” de la historia económica sobre el Porfiriato, tanto como con el elogio del exdictador y su régimen, otros están hipnotizados por los cantos de sirena posmodernos y otros más, diciéndose artesanos apolíticos, alegan no darse cuenta de lo que sucede ahora mismo. Una normalidad que ha sido la trampa de las izquierdas derrotistas, entregadas al orden dominante e incapaces de reinventarse en términos políticos adecuados para los tiempos que corren. Este libro comenzó como una serie de borradores de artículos sobre la historiografía del Porfiriato, a partir de los materiales consultados para mi anterior monografía. Cuando los propuse para su dictamen en ciertas publicaciones especializadas, fueron rechazados sin siquiera ser considerados para su evaluación y con argumentos endebles o inverosímiles (por ejemplo, una revista argumentó que ¡no publicaban balances historiográficos!). Eso me hizo pensar que mis textos necesitaban mucho trabajo, pero también que algo raro pasaba con quienes ni siquiera los consideraron para dictamen. además, entre más leí y examiné bibliografía, más evidentes se hicieron ciertos rasgos característicos en la producción historiográfica sobre el Porfiriato, por lo que valía la pena ampliar y profundizar el estudio. Entretanto, llamaron mi atención las 12 coincidencias entre la historiografía que ensalza a don Porfirio (con él las cosas iban realmente bien en méxico) y narrativas políticas contemporáneas: los insufribles políticos, los economistas, y los analistas en los medios de comunicación (“gente muy seria y responsable”) aseguraban que todo iba bien, que méxico iba por buen camino (por lo menos hasta 2018, ahora vociferan que todo va mal), mientras ensalzaban un sistema económico-político-social que produce una desigualdad extrema como su rasgo más destacado. sólo mediante una aproximación crítica se puede esclarecer de qué manera cierta historia académica mantiene una íntima relación con los intereses político-económicos dominantes del presente. Este libro es el resultado de esa aproximación, y es políticamente incorrecto porque cuestiona los argumentos y los discursos predominantes en historia política y en historia económica. sobre todo, es una invitación a repensar de forma crítica ciertas corrientes historiográficas como productos ideológicos que legitiman el orden vigente. 13 iNtrodUCCióN Para abordar el análisis de la historiografía sobre el Porfiriato, propongo una metáfora de uso común en el idioma inglés: el elefante en la sala (“the elephant in the living room”).1 Ese voluminoso paquidermo ocupa el centro y gran parte del espacio disponible; su presencia es un problema porque limita a los residentes y condiciona sus comportamientos e interacciones. El punto es que ellos parecen ignorar la presencia del elefante y no hablan de él; se han acomodado a su presencia y lo han incorporado a su particular visión del mundo. El animal se ha vuelto invisible e inexpresable para los residentes. Un no-residente puede ver al elefante, pero si lo menciona recibe un silencio indiferente; si insiste, descubre que aquellos se niegan a aceptar su existencia y, en algunos casos, reaccionan con abierta hostilidad. la negación y el silencio indican, además, un problema de comunicación. la metáfora generalmente describe situaciones donde existe un asunto problemático, sensible, que los involucrados eluden mencionar y prefieren no resolver. En este libro, la sala de la metáfora está constituida por la reciente historiografía sobre el Porfiriato, sobre todo por la denominada corriente revisionista en las áreas políticas y económicas. analizar esta historiografía requiere hablar del elefante, romper los silencios y expresar lo no-dicho. Pero, como suele suceder, las cosas son más complicadas de lo que parece. ¿Qué llevó al elefante al lugar preponderante que ahora ocupa?, ¿por qué difícilmente se le menciona, y cuando se menciona se le niega?, ¿por qué el tono de los discursos historiográficos se vuelve autoritario y/o agresivo en ocasiones?, ¿por qué 1 ¿Por qué una metáfora del idioma inglés? me parece que es adecuada en cuanto el revisionismo neoporfirista, en especial el que corresponde a la historia económica, se sustenta en enfoques teórico-metodológicos originados e impulsados desde los Estados Unidos. 15 se ha vuelto válido descalificar expresiones, ideas y textos que presentan cuestionamientos o desacuerdos? El elefante no es un ente inmóvil, oscuro y amorfo, se trata de un problema político-ideológico con varias partes interconectadas, la más importante de las cuales es la racionalidad neoliberal ubicada en el corazón de la historiografía, que rescata, recicla y da un nuevo sentido a la narrativa de orden y progreso para el Porfiriato.2 Esa racionalidad impone un lente economicista, con el que todos los aspectos de la sociedad y la vida humana se perciben desde la perspectiva del mercado; esta manera de entender el mundo, en las últimas décadas, ha alcanzado y reordenado a su favor las diferentes sociedades con las promesas de libertad individual y progreso económico, y bajo la amenaza de que no existen alternativas viables, sólo el atraso y la miseria. Pero es claro que el neoliberalismo favorece primordialmente a las elites políticas y a las elites económicas (en especial a las financieras) mientras acentúa la pobreza, la injusticia, la desigualdad, el hiperindividualismo y el caos.3 Puede decirse que se trata de una biopolítica que ahora “todo lo ordena con callado pie” (parafraseando un viejo dicho de historiadores).4 racionalidad como concepto indica un orden normativo de la razón que termina por enmarcar todo aspecto de la vida humana, por lo que incluye a la ideología como uno de sus elementos, véase Wendy brown, El pueblo sin atributos. La secreta revolución del neoliberalismo (barcelona: malpaso, 2016), 5-7. Entiendo ideología como el conjunto difuso de ideas y valores que predominan en un grupo social y le dan sentido como tal; ese predominio no es fortuito, sino producto de las condiciones sociales y de los intereses de los productores mismos, véase Pierre bourdieu, Intervenciones políticas. Un sociólogo en la barricada (buenos aires: siglo XXi, 2015), 103-109. la definición está en contraposición con la que maneja el neoliberalismo y en especial la teoría económica, que reduce ideología a un producto marxista, es decir, un conjunto de ideas falsas, anticientíficas y dogmáticas. Para el tema de la ideología puede revisarse el clásico de Karl mannheim, Ideología y utopía. Introducción a la sociología del conocimiento (méxico: fondo de Cultura Económica, 2019); primera edición en alemán en 1936. Una perspectiva reciente en terry Eagleton, Ideología (méxico: Paidós, 2021); primera edición en inglés en 1995. 3 Para una breve evaluación de los resultados económicos del neoliberalismo en méxico, véase máximo Ernesto Jaramillo molina, “lo que el neoliberalismo nos dejó”, Nexos (11 de diciembre de 2018), https://economia.nexos.com.mx/?p=2034 (consultado el 5 de abril de 2019). balances similares para Estados Unidos, aunque más extensos, en los siguientes textos: Joseph E. stiglitz, El precio de la desigualdad. El 1 por ciento de la población tiene lo que el 99 por ciento necesita (méxico: Penguin random house, 2018); y Joseph E. stiglitz, Caída libre. El libre mercado y el hundimiento de la economía mundial (méxico: Penguin random house, 2018). 4 véase Enzo traverso, La historia como campo de batalla. Interpretar las violencias del siglo XX (méxico: fondo de Cultura Económica, 2017), 211-226. El concepto biopolítica en michel 2 16 otra parte del paquidermo es el perfil político de derechas del discurso académico. si bien las derechas han sido y son múltiples, y su conceptualización se presta a discusión y a confusión; conviene comenzar por identificar rasgos de la historiografía aquí examinada que expresan admiración y añoranza por el régimen de Porfirio díaz, derivados de la identificación con el orden elitista y el progreso material de aquella época; mientras se minimizan la desigualdad económica y la falta de democracia, o su simulación.5 El perfil derechista contiene diferentes tendencias, como el hispanismo, el catolicismo militante y el liberalismo; este último es clave para entender mejor de qué estoy hablando. El liberalismo político surgido en el siglo xix postulaba como ideales la libertad individual, la igualdad ante la ley y la democracia.6 sin embargo, foucault, Historia de la sexualidad. 1. La Voluntad de Saber (méxico: siglo XXi, 2007), 168176; primera edición en francés en 1976. Una interpretación reciente en brown, El pueblo sin atributos, 57-150. 5 izquierdas y derechas son conceptos que denotan un continuo de preferencias políticas que resulta rígido y limitado. ideas y prácticas políticas han sido y son múltiples y complejas. Cualquier persona puede ser conservadora en ciertos aspectos, y al mismo tiempo aceptar ideas más progresistas, de izquierda o alternativas, en otros. incluso grupos aparentemente antagónicos pueden coincidir en términos políticos pragmáticos (por ejemplo, el conglomerado pan-prd en 2018). sin embargo, en términos políticos, tanto derecha como izquierda todavía denotan posturas específicas y diferenciadas acerca de las características de un gobierno, la naturaleza de la administración de los asuntos públicos y los límites entre la esfera de gobierno y la de los intereses particulares. dos textos colectivos contribuyen a dar una idea de la compleja dinámica política de las derechas en la historia y en la historiografía: Erika Pani (ed.), Conservadurismo y derechas en la historia de México (méxico: fondo de Cultura Económica/Conaculta, 2009) [dos tomos]; y Ernesto bohoslavsky, david Jorge y Clara E. lida (eds.), Las derechas iberoamericanas desde el final de la Primera Guerra Mundial hasta la Gran Depresión (méxico: El Colegio de méxico, 2019). Para una idea de las derechas en España examínese Álvaro Castro sánchez, “Contribución para una sociología del pensamiento reaccionario español previo a la guerra Civil. sociogénesis del filósofo nacional-católico José Pemartín (1888-1954)”, Sociología Histórica 2 (2013): 181-210. 6 otros ideales incluían la tolerancia religiosa, la libertad de discusión, las elecciones libres, el gobierno constitucional con división de poderes, la defensa de la propiedad privada y la libertad de contratar, entre otros. véase marcello Carmagnani y riccardo forte, “introducción. Cultura política liberal y nuevo orden”, en Tradición y modernidad en la historia de la cultura política. España e Hispanoamérica, siglos XVI-XX, ed. riccardo forte y Natalia silva Prada (méxico: Juan Pablos / uam-iztapalapa, 2009), 147-158; también, José antonio aguilar rivera, “Presentación”, en La espada y la pluma. Libertad y liberalismo en México. 1821-2005, ed. José antonio aguilar rivera (méxico: fondo de Cultura Económica, 2011), 12-13. Para Europa véase andrew gold, Origins of Liberal Dominance. State, Church, and Party in Nineteenth-Century Europe (ann arbor: The University of michigan Press, 1999). 17 en la práctica, se convirtió en una doctrina elitista que expresaba fobias y temores por la plebe/las masas, que había que controlar y disciplinar, de manera que los gobiernos liberales derivaron hacia sistemas restringidos donde sólo unos cuantos se atribuían el derecho y la capacidad para elegir a los gobernantes y para gobernar.7 incluso algunos autores europeos les han denominado democracias “del pueblo de los señores”, esto es, regímenes de propietarios varones, generalmente blancos, en los cuales quedaban excluidos los obreros, los trabajadores del campo, los sirvientes, las mujeres, los indígenas, además de la chusma o plebe, es decir, todos aquellos considerados inferiores y destinados a obedecer.8 En el siglo xx y en lo que llevamos del xxi, el liberalismo político continúa siendo útil como bandera ideológica de las derechas para la defensa de la libertad y la democracia, y del individualismo.9 Por ello es importante recalcar el carácter elitista del liberalismo, que naturaliza las desigualdades de todo tipo: “Un estado liberal no es por fuerza democrático: más aun, históricamente se realiza en sociedades en las cuales la participación en el gobierno está muy restringida, limitada a las clases pudientes.”10 Una porción más del elefante es la hostilidad manifiesta hacia las posturas diferentes, a los cuestionamientos, las dudas y los desacuerdos Para entender las coincidencias y afinidades del liberalismo decimonónico con el conservadurismo véase José antonio aguilar rivera, Ausentes del Universo. Reflexiones sobre el pensamiento político hispanoamericano en la era de la construcción nacional, 1821-1850 (méxico: fondo de Cultura Económica/cide, 2012), 276-319. breves reflexiones sobre el liberalismo decimonónico y la democracia en Norberto bobbio, Liberalismo y democracia (méxico: fondo de Cultura Económica, 2018), 7-10 y 54-60. Un ejemplo del elitismo liberal, en su expresión clasista y racista más refinada, en Emilio rabasa, La Constitución y la dictadura. Estudio sobre la organización política de México (méxico: Conaculta, 2015), 139-161. 8 véase traverso, La historia, 43-48; también brown, El pueblo sin atributos, 55. En méxico, el régimen de Porfirio díaz combinó la necesidad “doctrinal de elecciones libres con la desconfianza innata de las elites sobre el impacto desestabilizador del voto de las masas”, véase luis medina Peña, “El maderismo: la oportunidad perdida”, en El siglo del sufragio. De la no reelección a la alternancia, ed. luis medina Peña (méxico: fondo de Cultura Económica/Conaculta/ife, 2010), 31. 9 se dice que el liberalismo pone el énfasis en el individuo de pensamiento autónomo, idiosincrático, libre (véase aguilar, “Presentación”, 14). Pero considerar de manera aislada a un personaje, letrado o intelectual, sin sus vínculos con su grupo social, su formación, sus intereses personales y de grupo, su historia personal y sus acciones concretas, puede hacerlo parecer como un ejemplo peculiar o excéntrico de pensamiento libre. Parafraseando a marx, ese tipo de robinson Crusoe sólo puede existir en la mente de un literato. 10 bobbio, Liberalismo y democracia, 7. 7 18 que pudieran surgir sobre la nueva imagen del Porfiriato, por medio de un lenguaje cargado de fórmulas y adjetivos descalificativos expresados en tonos autoritarios y despectivos. además, se toman burdamente ciertos términos de la psicología y se mezclan en una jerga confusa como respaldo para etiquetar autores y textos fuera del consenso neoporfirista, como elementos irracionales y perjudiciales. así, en consonancia con la altanería del neoliberalismo que se asume vencedor en todos los ámbitos, este discurso historiográfico aprovecha cada oportunidad para denostar argumentos rivales.11 situación que contrasta con la descrita por Enrique florescano, en 1992, cuando la pluralidad de interpretaciones y la competencia entre enfoques habían “promovido la tolerancia, la aceptación de interpretaciones distintas a las que profesamos, y la confrontación intelectual –no personal– de los resultados.”12 En este nuevo siglo predomina un ambiente dividido y confrontado, que muestra cómo se han incorporado las prácticas de la política en el ámbito académico, algo ya observado en Europa por Karl mannheim desde mediados del siglo xx. la hostilidad y la descalificación de lo diferente, en conjunto con la jerga psicologizante, han dado lugar al dogmatismo y al conflicto de cariz político. ahora se busca demoler al adversario, o por lo menos sus teorías, su prestigio social y su confianza. todo ello es parte de la racionalidad dominante que pretende cerrar el universo político a las alternativas posibles.13 las expresiones hostiles restringen el diálogo (práctica que debiera ser normal en la academia), hasta convertirlo en algo extraño o ajeno a la investigación. la combinación de neoliberalismo, prácticas políticas y lenguajes intolerantes produce un extravagante y peligroso paquidermo. finalmente, los residentes de la sala son los historiadores profesionales. mientras algunos han reconocido en un principio la influencia neoliberal y la postura política como parte de los contextos de su trabajo, en general reducen su importancia; otros sencillamente no lo percitomo la frase “altanería del vencedor” de una crítica hecha al libro del historiador conservador françois furet en el que denuesta a la revolución francesa. véase traverso, La historia, 59-60. 12 Enrique florescano, “la nueva interpretación del pasado mexicano”, en El historiador frente a la historia, horacio Crespo et al. (méxico: unam, 1992), 17. 13 mannheim, Ideología y utopía, 69-72. véase brown, El pueblo, 85-86. 11 19 ben. Unos más niegan que los contextos extraacadémicos condicionen las narrativas sobre el pasado, prefieren hablar de procesos revisionistas propios de la disciplina, envueltos en la contraseña políticamente correcta de las interpretaciones matizadas o equilibradas. se dice que los historiadores nos encerramos en el archivo porque no nos gusta pensar, y preferimos alejarnos de la reflexión teórica y la epistemológica. lo cierto es que somos proclives a no dar importancia a los influjos de la cultura y de las condiciones sociales, de la política y de la economía sobre nuestro trabajo, por lo que no percibimos cómo es afectado por las circunstancias y preocupaciones de nuestra época.14 Pero para analizar la historiografía revisionista no basta con examinar sus interpretaciones o la relevancia de sus contribuciones, también hay que identificar las corrientes teóricas de las que abreva, y examinar los contextos extraacadémicos de su producción. visibilizar al elefante y cuestionarlo es asunto complejo, sobre todo cuando los involucrados niegan su existencia. ... en tanto que la reconstrucción del pasado es una operación que se hace a partir del presente, los intereses de los hombres que deciden y gobiernan ese presente intervienen en la recuperación del pasado. Cada vez que un movimiento social triunfa e impone su dominio político sobre el resto de la sociedad, su triunfo se vuelve la medida de lo histórico: domina el presente, comienza a determinar el futuro, y reordena el pasado: define el qué recuperar del inmenso y variado pasado y el para qué de la recuperación. así, en todo tiempo y lugar la recuperación del pasado, antes que científica, ha sido primordialmente política: una incorporación intencionada y selectiva del pasado lejano e inmediato, adecuado a los intereses del presente para juntos modelarlo y obrar sobre el porvenir.15 identificar en los textos historiográficos la racionalidad neoliberal, además de contribuir a evaluar la situación contemporánea de la histovéase Thomas benjamin y marcial ocasio-meléndez, “organizing the memory of modern mexico: Porfirian historiography in Perspective, 1880s-1980s”, Hispanic American Historical Review 64, núm. 2 (1984): 323-364. 15 Enrique florescano, “de la memoria del poder a la historia como explicación”, en Historia ¿para qué?, Carlos Pereyra et al. (méxico: siglo XXi, 1986), 93-127; primera edición en 1980. 14 20 ria académica en méxico, es un asunto de la mayor actualidad pues el neoliberalismo, además de profundizar las desigualdades económicas y justificar la miseria de millones, también es capaz de reformular el pasado. identificar estos vínculos e influencias no quiere decir que yo proponga descartar las investigaciones aquí analizadas, o que se nieguen sus aportaciones; algunas son contribuciones de gran calidad y profundidad. de hecho, varios de estos trabajos me resultan útiles y gratos porque, además de su calidad y de ser muy informativos, invitan a la reflexión y a continuar por las sendas de la investigación. Con todo, la evaluación conlleva necesariamente hacer preguntas, cuestionar, criticar, e incluso plantear desacuerdos, operaciones que debieran ser normales en la discusión académica, pero que se han vuelto elementos extraños. hablar de lo no dicho requiere entender que los textos historiográficos son productos que comunican discursos derivados de condiciones e instituciones académicas, pero también de condiciones e instituciones sociales y políticas que definen lo correcto, que permiten y encauzan temas mientras silencian o marginan lo disonante y disimulan las influencias no académicas. luis Chávez orozco, historiador y funcionario mexicano de la primera mitad del siglo xx, advirtió cómo la historiografía sobre la revolución era vista por los escritores como un tema que les permitía “manifestar sus pasiones y exhibir sus posiciones políticas. las interpretaciones que hacen del pasado son convertidas en una arena de combate para el presente”.16 algo similar ocurrió a lo largo del siglo xix en varios países latinoamericanos, cuando la historia escrita fue un campo de batalla, un campo vivo donde se definen identidades y se reclaman derechos y obligaciones que generalmente abren el camino a la conducción del aparato estatal y al control de la sociedad que este organiza o trata de organizar. El relato es un arma con la que se reivindica un pasado que justifica las aspiraciones de determinados grupos o facciones, Citado en Thomas benjamin, La Revolución mexicana. Memoria, mito e historia (méxico: taurus, 2005), 192. 16 21 que descubren o inventan raíces, genealogías, y linajes que otorgan privilegios a unos y se los niegan a otros.17 aunque la investigación histórica en méxico se profesionalizó lentamente a partir de la década de 1940, lo cual ha proporcionado un nivel y un tono académico (o científico, si se prefiere) a las investigaciones, lo cierto es que la utilización de la historia como arma política y como escenario de conflicto entre posturas político-ideológicas continuó a lo largo del siglo xx.18 El siglo xxi no es la excepción, pues así “como el poder, el pasado es disputado en la política, la guerra y la revolución”.19 Y méxico no es la excepción, pues incluso el destacado historiador económico douglas North reconoció la importancia de las disputas ideológicas: las explicaciones alternativas tienden a poseer una fuerte carga ideológica. los marxistas escriben la historia económica como una historia de la lucha de clases; los ideólogos del mercado libre la escriben como el desarrollo de mercados eficientes. las controversias profundas en las discusiones sobre aspectos de la historia […] no son explicables como puros debates entre estudiosos. tienen sentido si las consideramos como una parte, una parcela de puntos de vista más amplios, en las que la historia es un campo de batalla de ideologías en conflicto.20 17 guillermo Palacios, “Presentación”, en La nación y su historia, independencias, relato historiográfico y debates sobre la nación. América Latina, siglo XIX, ed. guillermo Palacios (méxico: El Colegio de méxico, 2009), 9-15. 18 Por ejemplo, véase la descripción de las disputas por el pasado en los últimos años del siglo xx en Claudio lomnitz, La nación desdibujada. México en trece ensayos (barcelona: malpaso, 2017), 217-242. se ha dicho que, a partir de la profesionalización de la historia, las investigaciones carecen de objetivos políticos, lo que me parece una ingenuidad. véase Javier garciadiego, “daniel Cosío villegas y la modernización de la historiografía mexicana”, en Llamadas, de daniel Cosío villegas (méxico: El Colegio de méxico, 2001), 15. 19 benjamin, La Revolución, 40. 20 douglas C. North, Estructura y cambio en la historia económica (madrid: alianza Universidad, 1984), 68. Considérese lo sucedido en Estados Unidos, donde la interpretación de milton friedman, economista Premio Nobel que achacó las culpas de la gran depresión del siglo xx a los “fracasos” del gobierno estadounidense, contribuyó al auge de los postulados económicos neoliberales (stiglitz, El precio de la desigualdad, 215). 22 En este campo de disputas ideológicas, la historiografía revisionista del Porfiriato se caracteriza por su punto de vista neoliberal y de derecha, y por fundamentos epistémicos positivistas.21 Pero no es ninguna novedad; antes bien, se trata de una puesta al día (un reciclaje) de viejos temas e interpretaciones. Como presento en el capítulo 2, el historiador sinaloense José Cayetano valadés identificó, en 1944, una narrativa elaborada durante el régimen de díaz que mostraba como algo caótico y odioso todo lo sucedido durante los dos primeros tercios del siglo xix, y con ello realzar la obra y el gobierno del oaxaqueño. Unos años después, en 1963, el economista e historiador daniel Cosío villegas identificó una “leyenda positiva” del Porfiriato que buscaba destacar la “consolidación” de la nacionalidad, y de las instituciones, durante aquel periodo. aunque esa leyenda, más que señalar el carácter positivo que una obra de consolidación supone, pretende subrayar el carácter negativo, disgregador, de las épocas anteriores, sobre todo del trecho del siglo xix transcurrido antes del advenimiento del Porfiriato, es decir, de 1810 a 1876.22 Un argumento retórico en el que el caos y la miseria antes de díaz contrastan con el orden, la paz y el progreso de su régimen. Cosío villegas confirmó en 1972 que esta interpretación ya había alcanzado a la opinión pública mexicana, que veía con simpatía al Porfiriato mientras estaba en marcha “una nueva producción literaria tendiente a rehabilitarlo”. Poco después arnaldo Córdova llamó a esa narrativa un mito, una mercancía ideológica, y una imagen política del autócrata excepcional. Esa “mercancía ideológica” creada durante el Porfiriato ha llegado a nuestros días como la “nueva” narrativa neoporfirista, y ahora pretende ser hegemónica, en conflicto con cualquier interpretación diferente o alterna a las que busca inhabilitar mediante la descalificación abierta o suComo se verá en el primer capítulo, es llamativo que el revisionismo del Porfiriato se asemeja, epistemológica e ideológicamente, a otros revisionismos que se han identificado en la historiografía europea, véase Pier Paolo Poggio, Nazismo y revisionismo histórico (madrid: akal, 2006), 199-222. 22 daniel Cosío villegas, “El Porfiriato, era de consolidación”, Historia Mexicana Xiii, núm. 1 (1963): 76. 21 23 til, porque “la paulatina descalificación del adversario vacía de sentido su proyecto alternativo”.23 se ha dicho que la economía, la política y la historia están estrechamente relacionadas, y en la historiografía contemporánea esto es más cierto que nunca.24 Parafraseando a Clausewitz, la historiografía es un campo (académico y público) de disputa que resulta ser la continuación de la política contemporánea, y la validación de las doctrinas económicas, por medios discursivos. lo que está en juego no sólo es la definición de la narrativa correcta sobre el pasado, desde la izquierda o desde la derecha, la contienda es por la justificación de un proyecto de dominio económico-político, por la idea misma de la historia como representación institucionalizada neutra e imparcial, así como por la categoría de evidencia histórica (qué vale como prueba, como realidad y como verdad).25 Este libro es una crítica a la racionalidad neoliberal inserta en la historiografía, para ello me apoyo en argumentos y conceptos de autores ubicados en las diferentes izquierdas, si bien no me considero ni marxista ni de izquierda, porque estoy en contra de los extremos políticos de todo tipo. En consecuencia, no pretendo validar interpretaciones maniqueas de buenos versus malos, héroes versus villanos, patriotas versus traidores, ni de ciencia alternativa versus ciencia neoliberal, que sólo confunden las cosas y alejan el foco de atención de la dominación 23 durante los años inmediatamente posteriores a la fase armada de la revolución se produjo un ejemplo de la implementación de ataques personales y descalificaciones como parte de ciertas polémicas entre proyectos políticos e ideológicos, diferentes y opuestos, tuvo lugar durante los años inmediatamente posteriores a la fase armada de la revolución. véase víctor díaz arciniega, “Calles: el voluntarioso circunspecto”, Historia Mexicana 34, núm. 135 (1985): 460-505. 24 victor bulmer-Thomas, La historia económica de América Latina desde la Independencia (méxico: fondo de Cultura Económica, 2010), 34-36. véase también el planteamiento inicial de stephen haber, armando razo y Noel maurer, La política de los derechos de propiedad. Inestabilidad política, compromisos creíbles y crecimiento económico en México, 1876-1929 (méxico: instituto mora, 2015), 17-36. igualmente, vale la pena revisar el comentario inicial en leonardo lomelí vanegas, La política económica y el discurso de la reconstrucción nacional (1917-1925) (méxico: unam, 2016), 7-14. 25 Para una discusión actual sobre esos temas, aunque desde un punto de vista filosófico poscolonial, con el que no necesariamente estoy de acuerdo, véase Emanuela fornari, Líneas de frontera. Filosofía y poscolonialismo (méxico: gedisa, 2017). 24 neoliberal. tampoco comparto ninguna perspectiva posmoderna, pues aunque algunas de sus propuestas pueden ser útiles y relevantes, en general los posmodernismos resultan conjuntos confusos, oscuros, incluso conservadores, ejercicios escolásticos incapaces de autocrítica pero tan profundos que se pierden en lo insondable.26 lo que planteo es un análisis de los argumentos que conforman una narrativa historiográfica, para revelar la relación entre la racionalidad dominante y la escritura académica de la historia en las últimas décadas, y que provea elementos para cuestionarla y socavarla. Creo firmemente que los académicos tenemos la obligación de reflexionar de forma crítica para desmontar ideologías extremas y mostrar sus efectos perniciosos, como lo fue en su momento cierto marxismo dogmático, y como lo es ahora el fundamentalismo de mercado y la perspectiva de derecha que le acompaña. Para articular un efectivo análisis crítico se requiere poner atención al mundo circundante, a los discursos dominantes, los alternativos y los contrahegemónicos, también a sus propias articulaciones personales, intelectuales e institucionales; al mismo tiempo requiere estar atento a lo que están discutiendo economistas, filósofos, epistemólogos, geógrafos, politólogos y sociólogos, además de los mismos historiadores en méxico y en otras partes de este planeta. El mundo del historiador son los documentos y testimonios que puede encontrar y/o elegir, y los libros que lee y las teorías que adopta, las escuelas de pensamiento y las corrientes historiográficas en las que se inserta, y las bases de datos a las que tiene acceso, y la institución en la que se desempeña, y sus redes profesionales y políticas, redes de amistades y redes familiares, y los espacios y sociedades locales y nacionales a los que pertenece, y el conjunto de sus preferencias personales políticas e ideológicas. Es obvio, pero lo que no parece obvio es la necesidad de reflexionar sobre las Una buena crítica del posmodernismo y de la hermenéutica, en relación con la historia y con el materialismo histórico, en francisco Erice, En defensa de la razón. Contribución a la crítica del posmodernismo (madrid: siglo XXi España, 2020). sin embargo, difiero de su propuesta que sólo el materialismo histórico puede ser verdaderamente crítico en el estado actual de las cosas. 26 25 formas en que ese mundo incide en el proceso de investigación y en el de producción de textos.27 dedico el primer capítulo a desglosar los elementos constitutivos de la metáfora mediante una presentación de la historiografía revisionista, otra dedicada a identificar qué es el neoliberalismo como racionalidad rectora (desde sus orígenes en occidente y en méxico), y cierro con una breve discusión epistemológica, un ejercicio que me parece más necesario que nunca porque permite reconocer y recordar lo que otros han señalado sobre la naturaleza del conocimiento y las formas en que es construido en historia. En el segundo capítulo presento un repaso analítico de algunas investigaciones sobre el Porfiriato, publicadas entre 1930 y 1973, para identificar interpretaciones y argumentos presentados por historiadores de todas las tendencias políticas y que antecedieron al revisionismo neoporfirista; destaca la obra de daniel Cosío villegas. En el tercer capítulo reviso obras que contaron con perfiles más académicos y con sustentos teóricos más definidos, publicaciones entre 1973 y 1991. En esos años ya se hablaba abiertamente de revisionismo tanto desde la izquierda militante y académica como desde la derecha liberal. dedico los últimos dos capítulos al análisis de la historiografía política (capítulo 4), y la historiografía económica (capítulo 5), en algunas publicaciones presentadas a partir de 1990 y hasta 2018. En el capítulo 4 identifico los elementos que comparten los revisionistas, y analizo algunos de sus textos más populares, que denomino “piedras angulares” en cuanto son los más citados. En el capítulo 5 concentro el análisis en los argumentos ideológico-políticos de la historia económica, justo el tipo de asuntos que los especialistas del área niegan, o ignoran, o minimizan. Esos argumentos están presentes desde los inicios de la economía política como disciplina “científica” en el siglo xix. algunos de los temas y de los textos analizados se caracterizan por el uso de teorías, conceptos, esquemas, referencias y términos técnicos y/o especializados, que de entrada parecen difíciles de entender. suelen ser utilizados como artilugios discursivos que configuran una esfera críptica, compleja, fuera del alcance de los lectores legos o poco familiarizaEsto es, se requiere una historiografía crítica que haga un trabajo similar al de una sociología del conocimiento. 27 26 dos. al oscurecer la construcción y la comunicación de conocimientos, esos trucos crean una impresión de superioridad de los especialistas o expertos (esa gente muy seria) sobre los no iniciados, como si los primeros fueran sumos sacerdotes de conocimientos demasiado elevados a los que no se debe objetar nada, sólo admirarlos calladamente, creerles y obedecerlos.28 En contrapartida, he intentado utilizar un lenguaje sencillo y accesible, en lo posible, en la exposición de los temas y ejemplos de este libro, el lector disculpará si no lo conseguí. Creo sinceramente que la historia y la economía son muy importantes, al igual que la política, como para dejarlas sólo en manos de expertos, en especial si son neoliberales. 28 Una incisiva crítica a los discursos de los “expertos”, “sumos pontífices” del mercado, en Pierre bourdieu, Contrafuegos. Reflexiones para servir a la resistencia contra la invasión neoliberal (barcelona: anagrama, 2003), 64-72. véase también bourdieu, Intervenciones políticas, 135140. 27