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ASTRONOMÍA
DIGITAL
Número 12, 30 de diciembre de 2018
www.astro-digital.com
ESPECIAL 20 AÑOS
Los grandes avances en astronomía y
exploración espacial de las últimas dos décadas
Imagen: Juan Carlos Muñoz Mateos · @astro_jcm
Número 12 , 30 de diciembre de 2018
http://www.astro-digital.com/
Índice
20 años de exploración espacial | Daniel Marín Arcones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
4
Las décadas prodigiosas de la astronomía | Víctor R. Ruiz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Veinte años de agua en Marte | David Galadí . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
9
24
En busca de los límites | Víctor Manchado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
27
Nuevos sentidos para la astronomía | Luis Salas López . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
33
La advertencia de Sagan | Pedro J. Hernández . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Marte, el planeta soñado | Paco Bellido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
41
Eventos astronómicos que cambiaron la historia | Jesús Gerardo Rodríguez Flores . . . . . . . . .
Necesitamos la interrupción de la noche | Martin Pawley . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
52
Revelando la oscuridad | Marina Prol . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
66
47
58
Guía para los autores
Instrucciones generales
Los artículos han de contener, al menos, las siguientes secciones: título, resumen, desarrollo y conclusión. Otras secciones posibles
son las de referencias bibliográficas y direcciones de interés (e.j. páginas web). El texto debe estar corregido ortográficamente y
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punto (1.25) y los miles con un espacio no separable (1 500 000).
Los formatos para enviar artículos son LibreOffice y texto en Unicode (UTF-8). Las imágenes deben enviarse aparte en formato
PNG o JPG, con una resolución de 300 ppp. En el artículo debe indicar una nota explicativa para cada una de las imágenes (ej.
«Figura 1, venus.jpg. Venus al amanecer con cámara fotográfica de 50 mm, 20 segundos de exposición. Fuente: Juan Nadie»).
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Astronomía Digital es una iniciativa de Infoastro con la colaboración del Planetario de Pamplona. Coordinación: Víctor R.
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[email protected]). Editores: Jesús Gerardo Rodríguez Flores (
[email protected]), Redacción: Luis Salas López
(
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La redacción no se hace responsable de las opiniones vertidas por los autores y colaboradores.
2 | Astronomía Digital 12
Editorial | 7426
A comienzos de año, Jesús Gerardo Rodríguez me sorprendió con esta entrada en Facebook:
Lo deja a uno sin aliento como las cosas ocurren. Sucede que el ciclo escolar pasado
a mi hijo le encargaron una tarea donde deben detectar las caracteristicas de un
articulo científico. Estaba supervisando su tarea y me quede sorprendido cuando
veo que el ejempo de revista que venía en el libro de español de primaria era
Astronomía Digital.
Me tocó ser uno de los padres que dieron nacimiento a esa revista hace muchos
años en una colaboración y bajo el liderazgo de mi amigo Víctor R. Ruiz del portal Info.Astro y Radio Skylab (Canarias). En aquellos tiempos en que el Internet
estaba en auge publicamos una revista, la primera sobre astronomía en Internet,
en español y totalmente gratuita. Por sus varios ejemplares desfilaron numerosos
divulgadores y astrónomos escribiendo fascinantes articulos. Y para máximo orgullo personal, Víctor consintió que fuera el único articulista que pubicara en todos
y cada uno de los numeros de la revista, lo cual ayudó a que mis articulos fueran
posteriormente solicitados por otras revistas de divulgación sudamericanas.
Ver una muestra de nuestro trabajo como ejemplo de lo que debe ser una revista de
divulgación científica en el libro de texto de primaria de mi hijo fue una satisfacción
emocionante como autor y como papá.
Casualidades del destino, en 2018 se cumplían 20 años del lanzamiento del primer número. En 1998 el formato PDF no estaba extendido y la revista se distribuyó en PostScript.
Tampoco existían las licencias Creative Commons, pero se animaba a distribuir la revista libremente sin ánimo de lucro. Internet permitió que colaborásenos sin importar las
distancias. Lo mejor fue, sin duda, compartir entre todos una pasión común, la astronomía.
No hemos querido dejar pasar la ocasión del 20o aniversario de Astronomía Digital para
volver a reunir los colaboradores antiguos. Incluído Jesús, que continuará siendo el único
autor que no ha faltado a ninguna cita. También se han sumado colaboradores nuevos. Ha
sido y es un honor contar con el aprecio de todos ellos. Gracias por aceptar la oferta de
escribir para este especial.
Los avances tecnológicos que hicieron posible la aparición de la revista han continuado
transformando a la ciencia y la sociedad. En este número, echamos una mirada hacia atrás
con la mente puesta en el futuro. La astronomía es una actividad que ayuda a desarrollar
en nuestras mentes, como ninunga otra, la habilidad para pensar a lo grande. Echamos una
mirada hacia atrás a la historia para re-descubrir la importancia de la observación del cielo,
analizamos los avances más importantes en la exploración del espacio y reflexionamos sobre
algunos de los desafíos que afronta nuestra civilización. Esta extraordinaria perspectiva
universal que presentan los artículos de este especial es, sin duda, contagiosa y hará expandir
la mente del lector. Que es en última instancia la razón de ser cualquier revista como ésta.
Gracias. Gracias por leernos. Antes y ahora.
Buenas noches... de observación, naturalmente.
Víctor R. Ruiz
Astronomía Digital 12 | 3
20 años de exploración espacial
Daniel Marín Arcones | Naukas, Radio Skylab
De la ISS a los cohetes reutilizables de SpaceX pasando por los planes de China, la exploración espacial
ha visto aparecer nuevos actores.
ISS, la primera estación espacial de la
humanidad
Hace casi veinte años despegaba desde el cosmódromo
de Baikonur el módulo Zaryá, el primer elemento de la
Estación Espacial Internacional, también conocida como
ISS por sus siglas oficiales en inglés (o MKS en ruso). El
proyecto de la ISS era la culminación del acercamiento
entre dos antiguos rivales, Rusia y Estados Unidos, que
había comenzado incluso antes de la caída de la Unión
Soviética en 1991. La ISS nació como la fusión de dos
proyectos, la estación espacial Freedom estadounidense
y la Mir 2 rusa. Los dos países carecían a principios de
los años 90 de los recursos económicos —en el caso de
Rusia— o políticos para sacar adelante sus propias estaciones espaciales y la unión de ambos programas parecía
ser la única salida. La ISS estaba destinada a ser el proyecto espacial más costoso, más complejo y, sobre todo,
más longevo de la historia de la exploración del espacio.
En 1998 el panorama espacial estaba dominado por la
construcción de la ISS. Dos décadas más tarde la estación, ya prácticamente completa desde que en 2011 se
le añadió el último módulo presurizado, sigue en órbita
funcionando rutinariamente y es el principal referente de
los programas tripulados de Estados Unidos, Rusia, Ja4 | Astronomía Digital 12
pón, Canadá y la Agencia Espacial Europea (ESA). Y
así seguirá al menos hasta 2024, que es cuando finaliza
el acuerdo actual entre los socios del proyecto. La ISS
ha estado permanentemente habitada desde que la primera tripulación fue lanzada en noviembre de 2000. Se
trata de un récord histórico, aunque previamente la estación Mir rusa estuvo tripulada permanentemente a lo
largo de casi diez años. En 1998 la Mir seguía operativa y,
de hecho, solo las presiones de Estados Unidos para que
Rusia se centrase en la ISS lograron que fuese abandonada en 2001. A pesar de varios accidentes de naves de
carga Progress, Dragon y Cygnus, así como un despegue
tripulado fallido, nadie ha resultado herido o muerto en
la construcción de la ISS, todo un logro del proyecto.
Nuevos lanzadores
Hace veinte años el programa espacial estadounidense
se basaba firmemente en el transbordador espacial, pero
la pérdida del Columbia y sus siete tripulantes en 2003
lo cambió todo. Después de la tragedia del Columbia la
administración Bush propuso el programa Constelación
para volver a la Luna, que sería cancelado por la administración Obama en 2010. Desde entonces la NASA ha
estado desarrollando el cohete SLS y la nave Orión, pero
no se espera que realice su primer vuelo tripulado alrededor de la Luna hasta 2024 aproximadamente. El SLS
no es lo suficientemente potente como para llevar a cabo misiones tripuladas a la Luna directamente, así que la
esperanza de la NASA pasa por ensamblar primero la estación Lunar Orbital Platform en órbita lunar con ayuda
de otros países. El transbordador fue retirado en 2011 sin
ninguna nave espacial que lo sustituyese. Desde entonces
la NASA ha pagado sumas de dinero cada vez más altas
a Rusia para llevar a sus astronautas a la ISS a bordo de
naves Soyuz.
Antes de la cancelación del programa Constelación, el
gobierno estadounidense decidió subvencionar a la industria privada para desarrollar naves de carga a la ISS que
redujesen parcialmente la dependencia de Rusia. Como
Figura 1: La desintegración del Columbia durante la reentrada en 2003 cambió el programa espacial estadounidense.
Fuente: NASA.
Figura 2: Futuro cohete SLS. Fuente: NASA.
resultado nacieron las naves de carga Dragon de SpaceX
y Cygnus de Orbital. Sin duda SpaceX ha sido la gran
sorpresa de estas últimas décadas. Esta empresa fundada
por el millonario Elon Musk ha logrado revolucionar el
panorama internacional de lanzadores con su apuesta por
la reutilización de las primeras etapas de su cohete Falcon 9. En 2018 SpaceX lanzó con éxito el Falcon Heavy, el
cohete más potente construido desde el Energía soviético
de los años 80. El año que viene debe debutar la nave
tripulada Dragon 2 de SpaceX, que junto a la CST-100
Starliner de Boeing devolverán a Estados Unidos la capacidad para enviar seres humanos a la órbita baja después
de un parón de casi una década.
Logros del programa espacial de la NASA
El programa científico de la NASA ha sido el líder indiscutible a nivel mundial de los últimos veinte años. En
1999 se puso en órbita el telescopio de rayos X Chandra, el último de los grandes observatorios de la NASA,
algunos de los cuales, como el Hubble, han continuado
ofreciéndonos maravillosos descubrimientos hasta hoy. El
telescopio infrarrojo James Webb se ha retrasado en numerosas ocasiones y todavía no ha alcanzado el espacio,
pero a cambio otras misiones astronómicas han revolucionado nuestro conocimiento del Universo. Entre ellos
tenemos al telescopio espacial Kepler, gracias al cual la
humanidad ha descubierto miles de exoplanetas alrededor
de otras estrellas, algunos de ellos potencialmente habitables. En el sistema solar las misiones de la NASA también
han sido protagonistas. Especialmente a la hora de explorar Marte. Pese a los fracasos iniciales del programa de
exploración de Marte —la pérdida de las misiones Mars
Polar Lander y Mars Climate Orbiter—, en estas dos décadas la NASA ha enviado tres todoterrenos al planeta
rojo —Spirit, Opportunity y Curiosity—, dos sondas de
superficie y tres orbitadores. Esta flota de naves ha logrado descubrir que Marte tuvo en el pasado lejano agua
líquida sobre su superficie de forma estable.
En el Sistema Solar exterior la sonda Cassini-Huygens
nos mostró las maravillas de Saturno y sus lunas. Ahora
Figura 3: Las dos etapas laterales del Falcon Heavy aterrizan
en Cabo Cañaveral tras el lanzamiento. Fuente: SpaceX.
Astronomía Digital 12 | 5
Figura 4: El rover Curiosity en el cráter Gale. Fuente: NASA.
Figura 6: Una nave Soyuz acoplada a la ISS. Fuente: NASA.
Figura 5: Saturno visto por la sonda Cassini. Fuente: NASA.
sabemos que Titán es el único mundo del sistema solar
con lagos, mares, lluvia y ríos, aunque de metano en vez
de agua. También sabemos que Encélado posee un océano
global bajo su corteza de hielo con fuentes hidrotermales,
un océano que podemos estudiar directamente sin necesidad de aterrizar gracias a los géiseres que emiten hielo
y partículas desde el polo sur de esta pequeña luna. Podemos decir que la exploración inicial del sistema solar
finalizó en 2015 con el sobrevuelo de Plutón y sus cinco
lunas por parte de la sonda New Horizons. Además, en estos años la NASA ha enviado sondas a la Luna, Mercurio,
asteroides —incluidos Ceres y Vesta—, cometas, Júpiter
y el Sol. No sabemos cómo serán los próximos veinte años,
pero no cabe duda de que estas últimas décadas han supuesto una verdadera edad de oro en la exploración del
sistema solar.
Claroscuros de la astronáutica rusa
A lo largo de estas dos décadas el programa espacial
tripulado ruso se ha centrado en la ISS. Después de una
época dramática a principios del siglo XXI, el programa espacial ruso pudo repuntar gracias a la mejora de
la situación económica del país. Esta mejora permitió la
renovación de instalaciones y la puesta en marcha de nuevos proyectos. El sistema de navegación GLONASS, que
se había dejado morir a lo largo de los 90, resucitó para
volver a estar operativo a partir de 2010. Sin embargo,
el programa de satélites científicos y, especialmente, el de
6 | Astronomía Digital 12
sondas espaciales ha languidecido hasta casi desaparecer.
El fracaso de la misión Fobos-Grunt en 2011 supuso la
cancelación y retraso del resto de sondas espaciales rusas. En dos décadas Rusia no ha enviado ninguna sonda
espacial propia, aunque sí ha colaborado activamente en
varias misiones de otros países con instrumentos o aportando el lanzador. Solo el lanzamiento de alguna misión,
como el radiotelescopio espacial Spektr-R, ha permitido
que el país siga teniendo un programa espacial científico
relevante.
Si hace dos décadas los lanzadores rusos dominaban el
mercado gracias a la combinación de fiabilidad y bajos
precios, actualmente la situación ha cambiado de forma
radical tras la irrupción de SpaceX. El nuevo cohete pesado ruso, el Angará A5, no ha recibido el apoyo adecuado
del Kremlin, más preocupado en construir una copia rusa
del Zenit. Este lanzador, construido junto con Ucrania,
dispone del cohete de combustible líquido más potente
del mundo, el RD-171, fabricado en Rusia por NPO Energomash (empresa que también suministra motores a los
lanzadores estadounidenses Antares y Atlas V). Tras el
conflicto con Ucrania en 2014, Rusia cortó los lazos comerciales con el país vecino, lo que incluía el Zenit. Pero
Rusia desea mantener viva la tecnología del RD-171, así
que quiere construir el lanzador Soyuz 5 para reemplazar
al Zenit, un cohete que, de paso, también servirá para
poner en órbita a mediados de la próxima década la futura nave tripulada rusa Federatsia, sustituta de las Soyuz.
La inauguración del nuevo cosmódromo de Vostochni en
2016 alivió temporalmente la actual crisis del sector espacial ruso, que se ha visto agravada por las sanciones
internacionales a raíz del conflicto ucraniano.
La ESA aumenta su presencia en el Espacio
Durante estas dos décadas Europa ha colaborado en
la ISS con el módulo Columbus, acoplado en 2008, y ha
mandado cinco naves de carga ATV. Varios astronautas
europeos han vivido en la ISS, como por ejemplo el español Pedro Duque en 2003. Precisamente, la tecnología del
ATV se usará en el módulo de servicio de la nave Orión de
China también crece en el espacio
Figura 7: Un cohete Soyuz 2 despega desde el cosmódromo
de Vostochni. Fuente: Roscosmos.
la NASA, que estará a cargo de la ESA. El programa científico de la ESA se ha posicionado como el segundo más
importante a nivel mundial después del estadounidense.
En estos veinte años la ESA ha lanzado desde misiones
astrofísicas como XMM-Newton, Herschel o Planck, hasta sondas espaciales a Mercurio, Venus y Marte, pasando
por la exitosa misión de la sonda Rosetta en el cometa 67P. El programa ExoMars en colaboración con Rusia
logró enviar a Marte la sonda TGO en 2016 y aspira a
poner en la superficie un rover en 2020. Por otro lado, el
venerable Ariane 5 será sustituido por el Ariane 6 a partir
de 2020, un cohete muy similar en prestaciones, pero más
barato, aunque deberá competir con la estrategia arrolladora de SpaceX en el mercado internacional. Tampoco
podemos olvidar la puesta en marcha de la constelación
europea de satélites de posicionamiento Galileo.
Figura 8: El cometa 67P visto por la sonda europea Rosetta.
Fuente: ESA.
Llama la atención la ausencia de China en el proyecto de la ISS, una potencia espacial que tiene prohibido
participar debido al veto directo de Estados Unidos. Precisamente el programa espacial chino es sin duda el que
más ha crecido en estos veinte años, en consonancia con
la economía del país. De poseer una modesta flota de lanzadores y una serie de proyectos poco ambiciosos, China
se convirtió en 2003 en la tercera nación en enviar un ser
humano al espacio por sus propios medios gracias a la
misión Shenzhou 5. Aunque desde entonces solo ha lanzado otras cinco naves tripuladas, en estos años ha puesto
en órbita dos pequeñas estaciones espaciales Tiangong y
ha probado con éxito el carguero automático Tianzhou.
Las naves Shenzhou y Tianzhou servirán para abastecer
la gran estación china de sesenta toneladas que estará
habitada permanentemente durante la próxima década.
Los módulos de esta estación serán lanzados mediante
el Larga Marcha CZ-5, el cohete más potente que China tiene en servicio —debutó en 2016— y el principal
miembro de la familia de lanzadores a base de queroseno y oxígeno líquido que sustituye a los Larga Marcha
más antiguos que emplean propergoles hipergólicos, menos eficientes y más peligrosos. Junto con el CZ-5, China
ha lanzado el CZ-6 y el CZ-7, dos cohetes basados en la
tecnología del CZ-5, así como una pléyade de nuevos vectores de pequeño tamaño para poner en órbita micro y
nanosatélites. El programa espacial científico chino también ha experimentado un enorme salto adelante. Hace
veinte años China no tenía ninguna sonda para explorar
el sistema solar. En este tiempo ha mandado más de cinco
naves a la Luna, ha visitado un asteroide y planea aterrizar en la cara oculta de nuestro satélite y traer muestras
del mismo dentro de poco. Por si fuera poco, también
quiere lanzar varias misiones muy ambiciosas a Marte a
partir de 2020. Al mismo tiempo ha lanzado varios satélites científicos, incluyendo un observatorio de rayos X y el
satélite Mozi para estudiar las aplicaciones de la mecánica cuántica en las comunicaciones. A estos proyectos hay
que añadir un gran número de satélites de observación
de la Tierra —algunos de uso militar— y la constelación
Beidou de posicionamiento global, entre otros.
Figura 9: Liu Yang se convirtió en la primera mujer astronauta china en 2012. Fuente: Xinhua.
Astronomía Digital 12 | 7
Figura 10: La Tierra y la Luna vistas por la sonda japonesa
Kaguya. Fuente: JAXA.
Figura 12: Diseño de la estación espacial Lunar Orbital Platform. Fuente: NASA.
y la futura estación espacial china. A medio plazo los intereses de las agencias espaciales apuntan hacia la Luna,
aunque está por ver si estos planes logran hacerse realidad. Una misión tripulada a Marte sigue estando, como
viene siendo habitual desde los años 60, a dos décadas en
el futuro. Ω
Daniel Marín Arcones
[email protected]
Blog Eureka, Naukas, Radio Skylab
Figura 11: La sonda Chang’e 3 en la superficie lunar. Fuente:
Xinhua.
Las otras agencias: Japón e India
Japón e India han mantenido sendos programas espaciales relativamente modestos, pero con resultados muy
satisfactorios. Japón participa en la Estación Espacial Internacional con el módulo Kibo. La sonda japonesa Hayabusa se convirtió en 2010 en la primera sonda en traer
muestras de un asteroide a la Tierra, mientras que India
lanzó con éxito en 2013 la sonda de bajo coste Mangalyaan a Marte. Ambos países también han enviado sondas
alrededor de la Luna, como Kaguya y Chandrayaan, que
han ayudado a confirmar la presencia de hielo en el fondo
de los cráteres polares junto con otras misiones.
¿Y el futuro?
En el frente no tripulado la Luna seguirá siendo la protagonista de numerosas misiones, seguida de Marte. La
comunidad científica considera que la prioridad absoluta
es traer muestras del planeta rojo, así que durante la próxima década veremos varias misiones de este tipo. También seremos testigos del regreso de naves con muestras
de la Luna, asteroides y cometas. En el sistema solar exterior la misión Europa Clipper de la NASA comprobará
si el océano subterráneo de Europa es real y, por tanto,
si este mundo es tan interesante como promete. Y, con
suerte, Venus recibirá la atención que se merece. A corto
plazo la exploración tripulada del espacio pasa por la ISS
8 | Astronomía Digital 12
Las décadas prodigiosas de la astronomía
Víctor R. Ruiz | Astronomía Digital
Un repaso imposible a los descubrimientos astronómicos más destacados de los últimos 20 años
Este artículo tiene una meta imposible de cumplir: repasar los descubrimientos astronómicos más importantes
desde el primer número de Astronomía Digital hasta hoy.
Es fruto del optimismo ingenuo de quien les escribe, este
humilde divulgador, que pensó que podría reunir en pocas
páginas los avances en el conocimiento más relevantes de
estas dos décadas. Hay un cierto fracaso en dicha meta. A
pesar de la extensión del artículo, han quedado omitidos
muchos otros descubrimientos relevantes, dignos de futuros Premios Nobel. Sin embargo, se ha reunido un número
notable de los hallazgos más recientes, y sorprendentes,
realizados por la Humanidad, producto del monumental
trabajo realizado por científicos e ingenieros de todo el
planeta Tierra. Sirva este artículo como un modesto reconocimiento a dicha labor colectiva.
Exploración del Sistema Solar
El estudio del Sistema Solar solía ser una actividad exclusivamente astronómica, de esas de mirar toda la noche
por el telescopio. Y así fue hasta el comienzo de la era
espacial. En estos últimos 20 años hemos vivido una época dorada de la exploración del Sistema Solar. También
desde tierra pero, sobre todo, con sondas.
Astronomía Digital 12 | 9
Riesgo de impacto en la Tierra
En el año 1998 se estrenaban las películas Deep Impact
y Armagedón, que introdujeron en el imaginario colectivo la posibilidad de que la humanidad se enfrente al
impacto de un asteroide. Dicha posibilidad es real. En estas dos décadas la NASA y otras agencias espaciales han
financiado proyectos de búsqueda y seguimiento de objetos cercanos a la Tierra (en inglés, Near Earth Objects o
NEOs). Otrora campo fértil para los astrónomos aficionados, los programas automatizados como LINEAR (Lincoln Near-Earth Asteroid Research), Catalina Sky Survey
y Pan-STARRS han acaparado el descubrimiento de las
rocas espaciales potencialmente peligrosas. Si en 1998 se
descubrían 200 objetos cercanos al año, ahora la cifra se
acerca a los 2000 anuales. Actualmente hay catalogados
20 000 NEOs.
Tras el de Tunguska en 1908, el meteoro
de Cheliábinsk es el segundo objeto más
grande que ha impactado con la Tierra
El 6 de octubre de 2008, Richard Kowalski (Universidad de Arizona) descubrió un asteroide mediante el Catalina Sky Survey. Los cálculos de la trayectoria produjeron
un resultado totalmente inesperado: por primera vez en la
historia se predecía el impacto de un asteroide con la Tierra. Se produciría en las siguientes 24 horas, sin tiempo
para reaccionar. Por fortuna, el asteroide 2008 TC3 sólo
tenía 4 metros de diámetro y 80 toneladas de masa. Se
zambulló en la atmósfera terrestre en la noche del 7 de octubre sobre Sudán, donde explotó a unos 37 km de altura
según pudo registrar el satélite Meteosat 8. Una expedición al desierto de Nubia liderada por Peter Jenniskens
(Instituto SETI Institute) y Muawia Shaddad (Universidad de Khartoum) recuperaron más de 600 meteoritos
del asteroide.
No es el único susto que hemos tenido. El 15 de febrero
de 2013, un asteroide sobrevoló la región rusa de Che-
Figura 1: Efectos del meteorito de Cheliábinsk en el Teatro
Drama. Fuente: Nikita Plekhanov (CC BY-SA).
10 | Astronomía Digital 12
liábinsk Oblast. Esta vez se trataba de un objeto de 20
metros de diámetro, con una velocidad de 70 000 km/h
y una masa de 13 000 toneladas. Su destello en el cielo fue más brillante que el Sol y fue grabado por cientos
de personas en los alrededores de la ciudad de Cheliábinsk. Explotó a 30 km de altura y liberó una energía
equivalente a 30 veces la bomba de Hiroshima. La onda
expansiva rompió las ventanas en miles de edificios de la
ciudad, hiriendo a 1500 personas que requirieron atención
médica. Para añadir más confusión al asunto, los astrónomos estaban siguiendo ese día el sobrevuelo del asteroide
2012 DA14 , descubierto por el Observatorio Astronómico de Mallorca. Pasaba 16 horas después a 27 000 km
sobre la superficie terrestre, aunque ambos objetos no tenían relación. Tras el de Tunguska en 1908, el meteoro de
Cheliábinsk es el segundo objeto más grande que ha impactado con la Tierra, superando al meteoro de las Islas
del Príncipe Eduardo en 1963.
Afortunadamente, la mayor parte de asteroides de más
de 1 km de diámetro, los que suponen un riesgo para la supervivencia de la humanidad en caso de impacto, fueron
descubiertos entre 1998 y 2003. Ahora sólo se detectan
cinco NEOs grandes por año. Y más de cien años después
del evento de Tunguska, se pueden hacer algunas estadísticas sobre su probabilidad, aunque la incertidumbre da
valores que van de un evento cada 400 a los 2000 años.
Misiones espaciales a cuerpos menores
Las agencias espaciales han lanzado en estos 20 años
varias misiones con el objetivo de estudiar in situ tanto
a los asteroides como a los cometas. Esto nos ha provisto de imágenes e información de primerísima mano que
ha revolucionado nuestra comprensión. La primera sonda en posarse sobre un asteroide fue la NEAR Shoemaker (NASA) en el asteroide del cinturón principal (433)
Eros. Otras sondas han estado visitado asteroides, pero
la misión japonesa Hayabusa (JAXA) fue la primera en
retornar muestras del asteroide (25143) Itokawa. Lanzada en 2003, regresó a la Tierra en 2010, pero la cápsula
se rompió durante la reentrada atmosférica. Por fortuna, se pudo recuperar material del asteroide y analizarlo
en laboratorios. Le ha sucedido la misión Hayabusa 2,
que llegó recientemente al asteroide (162173) Ryugu y
que nuevamente intentará recolectar muestras. Otra sonda recolectora es OSIRIS-REx (NASA), lanzada en 2016
y que acaba de llegar al asteroide (101955) Bennu. Tendrá
tiempo hasta 2021 para recoger muestras, que se enviarán
a la Tierra en 2023.
Otra misión espectacular enviada a asteroides es la sonda Dawn (NASA). En lugar de cuerpos pequeños, ha visitado dos de los objetos más grandes del Cinturón de
Asteroides, (4) Vesta y (1) Ceres, de cientos de km de
diámetro. Lanzada en 2007, Dawn llegó primero a Vesta,
un asteroide de 525 km de diámetro con forma de papa
gigante. Allí estudió un enorme cráter de 500 km, Rheasilvia, que se cree es el progenitor de la familia de Vesta,
compuesta por 15 000 asteroides de similar composición
y órbita. También confirmó que este mismo cráter de im-
Figura 2: Destello del Sol en la superficie del asteroide Ryugu. Imagen de la sonda Minerva II-1, parte de la misión
Hayabusa 2 (JAXA). Fuente: JAXA.
pacto es el origen de los meteoritos de tipo HED (howarditas, eucritas y diogenitas) encontrados en la Tierra.
Estos meteoritos, arrancados a diferentes profundidades
de Vesta, demuestran que el asteroide posee un interior
diferenciado con núcleo de hierro, un manto de silicatos y
una corteza ígnea. Dawn observó además algunos cauces
creados, quizás, por algún tipo de fluido.
En 2012 Dawn abandona Vesta y se dirige a Ceres, donde llega en 2015. Ceres es una esfera de casi 1000 km de
diámetro, más parecido a un gran sátelite como la Luna
que a un asteroide como Itokawa. Ceres acapara un tercio de la masa de todo el Cinturón de Asteroides. Uno
de los descubrimientos más sorprendentes de Dawn ha sido las manchas brillantes situadas en diversos cráteres de
Ceres. Tras analizar su composición, se cree que las manchas son áreas ricas en carbonato sódico y otras sales, y
apuntan a algún proceso de liberación de fluidos desde el
interior, quizás salmuera. Otro descubrimiento sorprendente es Ahuna Mons, la montaña más alta de Ceres. Su
morfología es peculiar y se sospecha que es un criovolcán,
el más cercano al Sol. La corteza de Ceres, analizada por
Dawn, está compuesta por una mezcla de hielo, sales y
materiales hidratados. Éstos podrían ser evidencias de la
existencia de un océano líquido primigenio, donde el agua
y el amoniaco interactuaron con los silicatos. Con el tiempo, el océano quedó congelado en la corteza y las sales y
otros minerales quedaron acumulados en depósitos, algunos de los cuales están ahora expuestos en la superficie
de Ceres.
Ahuna Mons, la montaña más alta de
Ceres, podría ser un criovolcán
En cuanto a cometas, Deep Impact (NASA) fue lanzada en 2005 y se dirigió a 9P/Tempel. La sonda estudió la
composición de este cometa de corto periodo disparando
contra el núcleo una subsonda impactadora. No contenía
explosivos ni cabezas nucleares. No se trataba de destruir
Figura 3: Imagen del lóbulo meor del cometa
67P/Churyumov-Gerasimenko,
capturada en 2014 por Rosetta a 8 km de altitud.
Fuente:
ESA/Rosetta/MPS
for
OSIRIS
Team
MPS/UPD/LAM/IAA/SSO/INTA/UPM/DASP/IDA.
el cometa al estilo Harry Stamper, pero sí de ver y evaluar los efectos producidos. Aún así, el impacto produjo
una pequeña explosión detectada mediante las cámaras
de Deep Impact y telescopios terrestres. La limitada calidad de las imágenes post-impacto animaron a la NASA a
realizar un segundo encuentro con la sonda Stardust (que
a su vez había visitado al cometa P/Wild 2 para recolectar muestras en 2004). De esta forma, el 15 de febrero de
2012, Stardust sobrevoló el Tempel 1 a una distancia de
200 km y pudo localizar el cráter de 150 m originado por
la colisión artificial.
La misión cometaria reina de estas dos
décadas ha sido Rosetta
La misión cometaria reina de estas dos décadas ha sido Rosetta (ESA), un proyecto de gran presupuesto que
cumplió con casi todos sus objetivos. Fue lanzada en 2004
y llegó al 67P/Churyumov-Gerasimenko en 2014. Durante dos años cartografió con detalle el núcleo y estudió su
evolución mientras el cometa se acercaba al Sol. Los datos
de Rosetta sugieren que éste se creó en el frío interestelar,
antes de la formación del Sol y los planetas, y que ha permanecido prácticamente intacto desde entonces. La sonda
también encontró grandes cantidades de oxígeno molecular en la coma. Algunos científicos creen que el agua de
la Tierra podría haber sido aportada por impactos de cometas durante la formación de nuestro planeta. Pero en
el agua del 67P hay una proporción tres veces mayor de
deuterio. El agua oceánica debe tener otro origen, quizás
otro tipo de cometas. La sonda también fotografió chorros emanando del núcleo así como la posterior nevada
Astronomía Digital 12 | 11
de compuestos. De Rosetta se desprendió una pequeña
subsonda llamada Philae para aterrizar en la superficie.
Debido a la baja masa del Chury, el cometa con forma
de pato de goma, Philae usó unos harpones para engancharse. El mecanismo falló y la sonda rebotó varias veces
hasta encallar en una ladera con mala iluminación. Philae
envió datos durante el descenso e imágenes espectaculares
desde la superficie del cometa hasta que se quedó sin batería. Detectó 16 compuestos orgánicos diferentes, cuatro
de ellos nuevos, incluyendo acetona, acetamida, isocianato de metilo y propanal.
En cambio, ha sido invadido por una flotilla internacional
de satélites y exploradores. Marte es ahora un planeta
habitado enteramente por robots. La gran pregunta que
se trata de responder es si Marte albergó (y en tal caso,
aún alberga) condiciones para la aparición de formas de
vida. En el pasado, se intentó contactar con los marcianos
a través de la radio. Hoy en día las expectativas son menos
ambiciosas.
Mercurio
Actualmente hay diez misiones en activo en Marte. En
su mayor parte son orbitadores lanzados en los últimos 15
años, como Mars Odyssey (NASA), Mars Express (ESA),
Mars Reconnaissance Orbiter (NASA), MAVEN (NASA), Mangalyaan (India) y ExoMars Trace Gas Orbiter
(ESA). La exploración desde órbita es menos emocionante que la de los todoterrenos, pero aportan una visión
global sobre la geología marciana de inestimable valor.
Por ejemplo, la Mars Express encontró grandes depósitos subterráneos de hielo de agua y vastas planicies compuestas de permafrost en el polo sur de Marte. Según sus
mediciones, los casquetes polares poseen suficiente agua
que, en estado líquido, crearían un océano de 11 metros de
profundidad. Los volcanes de Marte son diferentes a los de
la Tierra, puesto que permanecen activos durante cientos
de millones de años. Marte está activo geológicamente y
la región de Tharsis Montes parece haber tenido actividad
volcánica hace tan sólo 10 o 20 millones de años. La Mars
Express también encontró algunas trazas de metano en la
atmósfera marciana, compuesto que podría tener (o no)
origen biológico. El metano se destruye rápidamente en
la atmósfera debido a la radiación y su detección implica
necesariamente un mecanismo regenerador. El envío del
ExoMars Trace Gas Orbiter trata de arrojar más luz a
este enigma.
En cuanto a los grandes cuerpos del Sistema Solar, también ha habido misiones espaciales que nos han desvelado mundos parcial o completamente desconocidos. Es el
ejemplo de Mercurio, cuyo mapa estaba incompleto pues
sólo había sido sobrevolado por la Mariner 10 (NASA)
en 1975. La NASA lanzó en 2004 Messenger con destino
al planeta más cercano al Sol, algo que necesitó varias
asistencias gravitatorias. Finalmente, se puso en órbita a
Mercurio en 2011. La sonda realizó un cartografiado completo con mucha mejor resolución que la Mariner. En las
imágenes se han identificado antiguos volcanes y ríos de
lava. También se han encontrado fallas en la superficie
del planeta rocoso, que implican que el manto de Mercurio se enfrió y contrajo después de que se solidificara su
corteza. Los datos de Messenger apoyan la teoría de que
los cráteres polares, donde hay sombra perpetua, conserva grandes cantidades de hielo de agua. Pero además de
hielo, también parece haber material orgánico congelado.
Hacia Mercurio se dirige ahora la sonda BepiColombo
(ESA), una misión europea que completará los descubrimientos realizados por Messenger.
Marte
Marte es ahora un planeta habitado
enteramente por robots
El cuerpo más explorado del Sistema Solar, no siendo
la Tierra, es Marte. A pesar de que la conquista de del
planeta rojo está siempre 20 años en el futuro, estas dos
décadas no han visto a ningún humano pisar su superficie.
Figura 4: Autorretrato del róver Curiosity. Aeolis Mons,
agosto de 2015. Fuente: NASA/JPL-Caltech/MSSS.
12 | Astronomía Digital 12
Figura 5: Aterrizaje de la sonda Mars Curiosity a Marte.Imagen obtenida por el orbitador Mars Reconnaissance
Orbiter en 2012. Fuente: NASA/JPL-Caltech/Universidad
de Arizona.
No es el único orbitador que ha hecho contribuciones
destacables. El Mars Reconnaissance Orbiter (MRO) es
la misión espacial que mayor cantidad de datos ha enviado: 40 terabytes, más que el resto de misiones interplanetarias combinadas. La cámara HIRISE de la MRO
ha enviado 300 000 imágenes de la superficie con una resolución de sólo 30 cm. Gracias a estas imágenes se han
identificado cambios estacionales en laderas con alta inclinación. Más de mil cauces oscuros de entre 0.5 a 5 m de
anchura aparecen y crecen entre el final de la primavera y
verano, y luego se debilitan durante el invierno. En 2015
la NASA anunció con gran fanfarria que estos cauces eran la prueba irrefutable que el agua fluía actualmente
en Marte. Pero en 2017 apareció otro estudio que reinterpretaba las imágenes de las supuestas escorrentías como
cauces formados por la acción de la arena. Colin Dundas,
del Instituto Geológico Estadounidense: «Esta nueva interpretación [...] refuerza otras evidencias que apuntan a
que Marte hoy en día es muy seco».
Curiosity detectó material orgánico en
rocas sedimentarias
Las misiones marcianas que más interés público ha despertado son la de los todoterrenos. En estas dos décadas hemos disfrutado de las aventuras geológicas de los
simpáticos Spirit, Opportunity y Curiosity (NASA). Los
primeros en llegar fueron Spirit y Opportunity, en 2004.
Estos róvers de seis ruedas, alimentados por paneles solares, miden 1.5 x 2.3 x 1.6 m y tienen 180 kg de masa.
Construidos para durar tres meses, superaron con creces
la vida útil. Spirit logró sobrevivir hasta 2011 y Opportunity hasta este mismo año. En sus 14 años, Opportunity
ha recorrido algo más de una maratón, unos respetables
45 km y ostenta ahora la marca del vehículo espacial con
mayor kilometraje. Curiosity es mucho más moderno y
complejo que sus predecesores. Con seis ruedas de medio
metro de diámetro y 800 kg de masa, Curiosity transporta instrumental científico más sofisticado, incluyendo una
estación meteorológica construida y operada por el Centro de Astrobiología (CAB, España). Anunciado en 2018,
Figura 7: Campo de dunas en Noctis Labyrinthus. Capturada por la cámara HIRISE del orbitador Mars Reconnaissance
Orbiter. Fuente: NASA/JPL-Caltech.
uno de los descubrimientos más importantes de Curiosity
ha sido la detección de material orgánico en las rocas sedimentarias en el cráter Gale, un antiguo lago de Marte.
Además de los todoterrenos, se han enviado otras sondas sin movilidad como Mars Phoenix y Mars InSight
(NASA). Mars Phoenix aterrizó en 2008 en Vastitas Borealis a +68◦ de latitud. Esta es una región cercana al polo
norte abundante en permafrost. De hecho, Mars Phoenix
sólo tuvo que escarbar un poco en la superficie con su brazo robótico para exponer hielo de agua. Sin la protección
del polvo marciano, la radiación sublimó el hielo.
El resumen de todas las misiones de Marte, vista desde
el objetivo principal, es bastante simple y descorazonador:
ni rastro de vida. Por supuesto, se han encontrado rocas
que tuvieron que crearse bajo la acción del agua, apoyando la hipótesis de que hubo un océano en el pasado
remoto del planeta. Sin embargo, ninguna de las sondas
que ha aterrizado en el planeta vecino ha encontrado hasta ahora ninguna prueba directa de actividad biológica
presente, por simple que sea. Tampoco se ha identificado
ni un mísero fósil. La historia geológica de la Tierra de
los últimos miles de millones de años es imposible explicarla sin la actividad biológica. Cualquier extraterrestre
que analice nuestro planeta a una distancia prudencial
encontrará signos evidentes de vida, ya sea en forma de
la abundante vegetación superficial, o bien en la enorme
cantidad de oxígeno de nuestra atmósfera. Quizás, a pesar
de las similitudes con la Tierra, Marte no fue un lugar tan
fértil como suponíamos. O, como esperan muchos astrobiólogos, aún no hemos buscado en los lugares adecuados
con el instrumental apropiado.
Saturno
Figura 6: Imagen de Aelis Mons capturada por el róver Curiosity en 2015. Fuente: NASA/JPL-Caltech.
2003 fue el año del final de la misión Galileo (NASA).
Tras estudiar Júpiter y sus grandes lunas, se zambulló
en la atmósfera joviana para evitar la contaminación biológica de los satélites. El sucesor de Galileo fue CassiniAstronomía Digital 12 | 13
Cassini ha comprobado que la luna tiene un ciclo hidrólógico y estaciones. A las frías temperaturas de Titán, el
metano se evapora, se condensa en nubes, llueve y crea
lagos y ríos. De nuevo, Titán combina lo familiar con lo
alienígena.
Titán tiene un ciclo hidrólógico de
metano y estaciones
Figura 8: Imagen en color de la superficie de Titán, obtenida por la sonda Huygens en 2005. Fuente:
ESA/NASA/JPL/University de Arizona.
Huygens (NASA/ESA), la última gran misión de exploración del Sistema Solar. Cassini ha sido testigo y partícipe
de estas dos décadas prodigiosas. Se lanzó en 1997 y necesitó múltiples asistencias gravitatorias y siete años para
llegar a su destino, Saturno. Los objetivos principales de
la misión eran estudiar los satélites y los anillos de Saturno, así como los cambios estacionales en la atmósfera
del planeta gaseoso.
En enero de 2005, la pequeña Huygens (ESA) se separó de Cassini para aterrizar en Titán. Con 2500 km
de diámetro (más grande que la Luna), Titán es el único
satélite del Sistema Solar con atmósfera. Está compuesta
en su mayor parte por nitrógeno y tiene una presión 1.5
veces la terrestre. Por eso, ni la Voyager 1 (NASA) ni los
telescopios desde tierra habían podido ver la superficie
Titán. Por eso, las imágenes de Huygens desde la superficie de Titán eran tan preciadas. Y superaron con creces
las expectativas. Las fotografías del descenso desvelaron
un Titán con afluentes, lagos y cantos rodados de hielo.
La sonda midió -180◦ C y una presión de 1467.6 mbar. La
gran aventura de Huygens fue breve. Sólo pudo transmitir
datos durante dos horas y media.
Por fortuna, Cassini continuó enviando imágenes de
Titán, gracias a los 45 sobrevuelos al satélite más grande
de Saturno. En 2006, la NASA informó que los radares
de Cassini revelaban lagos de 1 a 100 km de largo, compuestos de hidrocarburos líquidos (metano o etano), en
latitudes boreales. El uso de filtros infrarrojos, en longitudes de onda transparentes a la atmósfera de Titán,
permitieron obtener imágenes directas de la superficie y
componer finalmente una cartografía. En ella apenas aparecen cráteres de impacto. Algún mecanismo rejuvenece
la superficie de esta luna. En una de las fotografías más
bellas, a la vez familiar y alienígena, se ve luz solar reflejada en los lagos de Titán. Aunque ya se había teorizado,
14 | Astronomía Digital 12
Si bien Marte y Titán son dos lugares de gran interés astrobiológico, uno de los descubrimientos de Cassini
provino de un lugar no del todo inesperado. Los anillos
de Saturno, debido a la fuerza de la gravedad que ejercen
los satélites, se dividen en pistas como las de un disco de
vinilo. Se sospechaba que la luna Encélado, de 500 km
de diámetro, era la fuente de material del anillo E a través de erupciones de criovolcanes. En 2005, durante un
sobrevuelo de Cassini, se descubrieron grandes reservas
de agua líquida. Ésta provendría de un océano interior.
La sonda envió imágenes espectaculares de decenas de
géiseres de vapor, situadas en el polo sur. Las partículas
más pesadas lanzadas por los géiseres son retenidas por
la gravedad de Encélado y caen de nuevo a la superficie,
pero las más ligeras escapan al espacio y pasan a formar
parte del anillo E. Lo interesante es que posteriores investigaciones apoyan la tesis de que Encélado posee una
corteza de hielo. Bajo ésta debe existir un océano global
de agua salada de unos 25 km de profundidad (el lugar
más profundo del terrestre tiene sólo 11 km).
Las sorpresas no terminaron ahí. En 2017 la NASA
anunció que los instrumentos de Cassini detectaron mo-
Figura 9: La luz solar reflejada en mar más grande de Titán, Kraken Mare. Imagen obtenida por el Visual and Infrared Mapping Spectrometer (VIMS) de la sonda Cassini
en 2014. Fuente: NASA/JPL-Caltech/Universidad de Arizona/Universidad de Idaho.
léculas orgánicas en los chorros de Encélado. Éstas se podrían haber formado en fuentes hidrotermales en el fondo
oceánico. En la Tierra, las fumarolas submarinas son muy
ricas en actividad biológica y su ecosistema no depende directamente de la luz solar. Encélado y su probable
océano interior de agua líquida con actividad hidrotermal
se han convertido en objetivo prioritario para la búsqueda
de vida extraterrestre. Hay otros mundos océano en el Sistema Solar, como Europa en Júpiter, pero los géiseres de
Encélado son una oportunidad única de explorar estos
océanos desde el espacio. Sólo tenemos que enviar una
sonda que los sobrevuele y analice su composición. En
las próximas décadas es muy probable que veamos una
misión específica para esta luna.
La sonda Cassini detectó moléculas
orgánicas en los géiseres de Encélado
Titán y Encélado son la punta del iceberg de la larga
lista de descubrimientos de Cassini. Esta misión colosal
encontró un hueco en la agenda para realizar un hermoso retrato de nuestro planeta: un lejano punto brillante
atravesando los majestuosos anillos de Saturno. A finales
de 2017, tal como hiciera como Galileo, Cassini, terminó
sus días inmolándose en las nubes de Saturno.
Mundos transneptunianos
En estas décadas de frenética actividad ha quedado superada la vieja idea de que el Sistema Solar es básicamente una estrella y diez planetas a su alrededor.
Lo que nos lleva a hablar de Plutón. Y para hablar de
él, primero debemos comentar los grandes avances en la
catalogación de cuerpos más allá de Neptuno. Anteriormente terra incognita, los telescopios han ido identificando a los habitantes de esta vasta zona del Sistema Solar.
Hasta 1992, sólo conocíamos a Plutón más allá de las 30
Figura 10: Chorros vapor de agua cerca del polo sur de
Encélado. Imagen obtenida por la sonda Cassini en 2014.
Fuente: NASA/JPL/Space Science Institute.
Figura 11: Cadena montañosa, de hasta 3500 metros de
altura, en Plutón. Imagen obtenida a contraluz cuando la
sonda New Horizons se encontraba a 18 000 km de distancia.
Fuente: NASA/Johns Hopkins University Applied Physics
Laboratory/Southwest Research Institute.
unidades astronómicas (UA) de Neptuno. Actualmente
hay identificados más de 2000 objetos transneptunianos.
Por su órbita, se clasifican como objetos del Cinturón de
Kuiper (entre 30 y 55 UA) y objetos dispersos del disco
(más allá de las 55 UA). Algunos de los cuerpos descubiertos están bien lejos del Sol. Sedna, por ejemplo, se
aleja hasta las 1000 UA. Si bien no se ha hallado aún
ningún planeta como Marte o la Tierra, algunos de estos
cuerpos tienen unas dimensiones considerables.
En 2005 se anunció el descubrimiento de 2003 UB313 ,
realizado desde el Observatorio Palomar por un equipo
liderado por Mike Brown. La estimación de su tamaño,
a partir del brillo y la distancia, supusieron una revolución inmediata en la comunidad astronómica. Este objeto
parecía ser algo mayor que Plutón. ¿Cómo debía clasificarse? ¿Era un cuerpo menor o un planeta? ¿Estábamos
ante una avalancha de nuevos planetas? La Unión Astronómica Internacional se puso manos a la obra. En la
asamblea de 2006, tras un intenso debate, creó una definición para los planetas del Sistema Solar que excluía los
cuerpos similares a Plutón. A modo de premio de consolación se creó una nueva categoría, la de planetas menores,
que sí incluía a Plutón, además de a Ceres y Eris (el nombre oficial de 2003 UB313 ). Irónicamente, ahora sabemos
que Eris es algo más pequeño que Plutón aunque un 30 %
más masivo. A la lista de planetas menores se han añadido Makemake y Haumea, éste último descubierto en 2003
por José Luis Ortiz desde el Observatorio de Sierra Nevada (España). Ortiz anunció en 2017 que este cuerpo posee
un sistema de anillos.
Volvamos a Plutón. Cuando en enero de 2006 se lanzó
la sonda New Horizons su objetivo era visitar el último
planeta desconocido del Sistema Solar. El tiempo apremiaba, porque se estaba alejando del Sol y su atmósfera
se enfría y contrae. Pero meses después del lanzamiento,
Astronomía Digital 12 | 15
jetos transneptunianos. Los cuerpos parecen haber sido
pastoreados a un lado del Sistema Solar. Chad Trujillo y
Scott Sheppard fueron los primeros en reconocer la anomalía. Propusieron la existencia de un planeta desconocido que perturba las órbitas de los objetos observados. De
no ser un sesgo muestral, debería tener unas diez veces
la masa de la Tierra. Mike Brown lo ha bautizado como
Planeta Nueve (el anterior título de Plutón). Si de verdad
está ahí, sería el mayor hallazgo realizado en el Sistema
Solar desde la antigüedad.
Más allá
Figura 12: Cielo azul de Plutón. Imagen obtenida por la
Ralph/Multispectral Visible Imaging Camera (MVIC) de la
sonda New Horizons, en 2015. Fuente: NASA/Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory/Southwest Research Institute.
la relevancia política de la sonda quedó desmerecida por
la reclasificación de la UAI a planeta enano. Por supuesto,
el científico principal de la misión, Alan Stern, no admite la nueva clasificación y continúa refiriéndose a Plutón
como planeta. Tras una asistencia gravitatoria en Júpiter
y una década de viaje, New Horizons sólo dispuso de 24
horas para estudiar minuciosamente Plutón y su enorme
luna Caronte. Las imágenes que se transmitieron casi en
tiempo real cambiaron para siempre nuestra percepción
de este mundo frío y distante.
Ultima Thule es el primer objeto
transneptuniano en ser visitado por una
sonda.
Lejos de lo que se podía esperar, Plutón no es un lugar
aburrido. Posee un enorme glaciar de nitrógeno, Sputnik Planum, de color oscuro y forma de corazón, el más
grande del Sistema Solar. Esta planicie no tiene apenas
cráteres, por lo que es geológicamente joven (10 millones
de años o menos). Plutón muestra una gran diversidad
en la composición de su superficie, desde compuestos ricos en nitrógeno, a metano y hielo de agua. Las imágenes
de New Horizons de su tenue atmósfera (1 νbar) revelan
múltiples capas de neblina y un bello color azul, captado
a contraluz cuando la sonda se alejaba. La siguiente parada de New Horizons es Ultima Thule, el primer objeto
transneptuniano en ser visitado por una sonda.
Una de las hipótesis que actualmente mantiene ocupados a los astrónomos que investigan el exterior del Sistema
Solar es un patrón anómalo en las órbitas de varios ob16 | Astronomía Digital 12
Las sondas Voyager (NASA), lanzadas en 1977, continúan su periplo por el exterior del Sistema Solar. En
2012, la Voyager 1 sobrepasó la heliopausa y en 2018 la
Voyager 2 también parece estar atravesándola. En esta
región las partículas del viento estelar y del interestelar
están en equilibrio. Pero no es el final del reinado del Sol,
ya que más allá su gravedad retiene a los objetos de la
Nube de Oort. La Voyager 1 tardará 300 años en llegar
hasta allí y para entonces sus instrumentos estarán en
un eterno y merecido descanso. La existencia de la Nube
de Oort es, hasta ahora, teórica. De momento, no se ha
aprobado ninguna misión espacial para su estudio.
’Oumuamua es el primer visitante
extranjero identificado que visita el
Sistema Solar
La tecnología espacial ha mejorado mucho, pero no tanto como se esperaba en los años de la carrera espacial.
Ninguna sonda es capaz de viajar a la velocidad de la luz,
y nuestras esperanzas de visitar pronto otras estrellas son
nulas. Por eso, el descubrimiento en 2017 de ’Oumuamua
ha sido tan emocionante. Robert Weryk (Universidad de
Hawaii), descubrió un objeto peculiar en imágenes del telescopio Pan-STARRS. Se encontraba a 0.22 UA de la
Tierra y había pasado 40 días antes por el punto más
cercano al Sol. Lo inusual es que se movía muy rápido,
endiabladamente rápido, con suficiente energía como para
escapar del Sol. Y una vez calculada su órbita no quedó
duda: ’Oumuamua es el primer extranjero identificado en
visitar el Sistema Solar. Debido a su velocidad y brillo,
los telescopios terrestres sólo pudieron analizarlo durante
unas semanas. No hemos podido extraer de él la cantidad de información que nos gustaría. Se podría tratar de
un cometa o de un asteroide, porque no mostró actividad
cometaria pero su trayectoria fue perturbada como si hubiera emitido chorros. Además, la curva de luz mostró
grandes variaciones, sugiriendo que tiene forma alargada.
¿Cuál es su composición interior? ¿De dónde proviene?
¿Los asteroides o cometas de otras estrellas son diferentes a los del Sistema Solar? ¿Contiene material orgánico?
¿Cuánto tiempo ha estado viajando por la Vía Láctea?
Quizás en el futuro podamos enviar una sonda al encuentro de estos enigmáticos visitantes.
Exploración del espacio profundo
Planetas extrasolares
La definición de planeta acuñada por la Unión Astronómica Internacional sólo incluye a los objetos del Sistema
Solar. No existe una definición oficial de qué es un planeta
extrasolar, en parte porque esta especialidad aún está en
su infancia. Mientras la humanidad lleva milenios observando y estudiando el movimiento de los planetas visibles
del Sistema Solar, hace 20 años sólo se conocían cinco planetas extrasolares. Actualmente están catalogados cuatro
mil planetas extrasolares, cifra que se multiplicará pronto.
No hay duda alguna del enorme interés científico de los
exoplanetas, más allá del conocimiento puro sobre el origen de los sistemas planetarios. Buscamos lugares donde
la vida haya podido surgir y evolucionar. ¿Es la Tierra un
planeta corriente? ¿Podemos detectar signos de actividad
biológica en los planetas extrasolares?
Actualmente están catalogados cuatro mil
planetas extrasolares, cifra que se
multiplicará pronto
La misión más prolífica en la búsqueda de exoplanetas
se lanzó al espacio en 2009. El telescopio espacial Kepler (NASA) es un proyecto de bajo coste, situado en
una órbita heliocéntrica similar a la de la Tierra. Observó durante tres años una región entre las constelaciones
del Cisne, Lira y Dragón y luego otras regiones dispersas por la eclíptica durante otros seis años. Sus 42 cámaras digitales ofrecen una resolución de 95 megapíxeles.
Las imágenes se comprimen con pérdida de datos para
limitar el ancho de banda en las comunicaciones con la
Tierra. Kepler medía varias veces por minuto el brillo de
Figura 13: Caracterización de las propiedades de los 4000
candidatos a planetas extrasolares observados por Kepler.
Fuente: NASA/Ames Research Center/Wendy Stenzel
Figura 14: Imagen del cielo alrededor de la estrella doble α
Centauri. Fuente: Digitized Sky Survey 2/ESO.
las 200 000 estrellas de secuencia principal, en busca de
pequeños eclipses producidos por el tránsito de planetas
extrasolares. La calidad de las observaciones realizadas
sin interferencias atmosféricas dio sus frutos. El catálogo
de candidatos de Kepler suma hoy 4000 planetas extrasolares. De éstos, solo 50 orbitan las zonas habitables de
sus estrellas y poseen el tamaño de la Tierra.
Debido al sesgo de la técnica, la mayor parte de planetas extrasolares descubiertos por Kepler tienen cortos
periodos de traslación, entre 1 y 100 días. Tendríamos
que observar el mismo campo durante muchos más años
para detectar cuerpos con órbitas más amplias. Con el
catálogo de Kepler en la mano, ni los planetas gigantes
como Júpiter ni los planetas rocosos como la Tierra son
los más comunes. Los más populares de la galaxia, según
Kepler, son las super-tierras rocosas y los mini-neptunos,
mundos océano y gigantes de hielo. En 2018 se lanzó abordo de un cohete Falcon 9 la misión sucesora de Kepler,
el Transiting Exoplanet Survey Satellite (NASA). TESS
espera multiplicar por cinco la cifra de planetas extrasolares conocidos y centrará la búsqueda en las estrellas
más brillantes y cercanas.
En 2001, un equipo dirigido por David Charbonneau,
utilizó el Telescopio Espacial Hubble para distinguir el
espectro de un planeta extrasolar que transita delante
de su estrella anfitriona. Esta técnica, sorprendente por
haber conseguido lo que parecía imposible, es la clave
para determinar la composición química de las atmósferas
planetarias. O lo que es lo mismo: para encontrar señales
de actividad biológica. Desde entonces se ha anunciado
la detección de sodio, agua, CO, CO2 y metano en varios
exoplanetas.
Más cerca de casa, un equipo de astrónomos europeos,
liderados por Xavier Dumusque (Observatorio de GénoAstronomía Digital 12 | 17
va), anunció en 2012 el descubrimiento de un planeta extrasolar en α Centauri B. La técnica utilizada fue el método de velocidad radial. Pero un análisis posterior por
otro equipo identificó un problema en el análisis matemático utilizado para procesar los datos y el espectacular
descubrimiento se desvaneció en el ruido.
En 2016 se anunció el descubrimiento de
un planeta extrasolar en la zona de
habitabilidad de Proxima Centauri, la
estrella más cercana al Sistema Solar
α Centauri es un sistema triple: α Centauri A, α Centauri B y Proxima Centauri. Próxima es, de las tres, la
más cercana al Sistema Solar. Es una enana roja, con un
décimo de la masa solar, bastante pequeña y débil. En
2016, un equipo liderado por el español Guillem Anglada
(Universidad Queen Mary de Londres) anunció el descubrimiento de un planeta extrasolar en la zona de habitabilidad de Proxima Centauri. Las enanas rojas son muy
activas y violentas, de ahí la dificultad para detectar en
ellas planetas extrasolares. Las enanas rojas son las estrellas más abundantes de la galaxia, y de larga longevidad.
Si no fuera por las fulguraciones periódicas, capaces de
acabar con la atmósfera de un planeta, serían un entorno
ideal para la vida. Estando Próxima tan cerca, es tentador imaginar que en el futuro seremos capaces de lanzar
una sonda que la visite y envíe imágenes de este exoplaneta, cuya historia ha sido completamente diferente a los
del Sistema Solar. Pero para eso necesitamos tecnologías
de las que carecemos en estos momentos.
La Vía Láctea en 3D
El proyecto más ambicioso de estudio de la Vía Láctea
es otra misión espacial. La ESA lanzó en 2013 el telescopio espacial Gaia, que orbitará el punto L2 Sol-Tierra y
estará operativo al menos hasta 2022. Su sistema óptico
está compuesto por un juego de diez espejos, dispuestos
de forma inusual. El sistema óptico posee una matriz de
106 cámaras digitales que generan una imagen de 1 gigapíxel. La meta es realizar la más completa cartografía
de estrellas jamás creada. Con Gaia conoceremos con increíble precisión la posición tridimensional, luminosidad
y temperatura efectiva de al menos mil millones de estrellas, el 1 % de nuestra galaxia. Para ello utiliza el método
de triangulación: observa las estrellas en puntos opuestos
de la órbita terrestre y compara las diferencias de posición.
Para disfrutar de los datos de Gaia no hay que esperar a que finalice la misión. El equipo científico procesa
y publica de forma periódica los datos recibidos. En 2018
se presentó a la comunidad científica la segunda edición,
con la posición y brillo de 1600 millones de estrellas, y la
paralaje y movimiento propio de un subconjunto de 1300
millones. Los astrónomos corrieron raudos a sus PCs para descargar y analizar este tesoro en forma de tablas de
18 | Astronomía Digital 12
Figura 15: No es una fotografía, es una imagen sinténtica creada a partir de los datos de posición y color de
los 1600 millones de estrellas observadas por Gaia. Fuente: ESA/Gaia/DPAC.
datos. Uno de los primeros resultados ha sido el descubrimiento de una enorme galaxia difusa en la vecindad de la
Vía Láctea. Hasta ahora se habían identificado unas 40
galaxias enanas satélite. Pero Gabriel Torrealba (Academia Sinica) y su equipo encontraron en los datos a Antlia
2. Esta pequeña galaxia está a 424 000 años luz y tiene
unos 20 000 años luz de diámetro (frente a los 100 000 de
la Vía Láctea). A pesar de tener unas dimensiones comparables a la Gran Nube de Magallanes (visible a simple
vista desde el Hemisferio Sur), Antlia 2 es 4000 veces más
débil. La búsqueda de galaxias difusas, tanto en la Vía
Láctea como en otras galaxias, es un campo de creciente
interés por sus implicaciones cosmológicas.
Con Gaia conoceremos con increíble
precisión la posición tridimensional,
luminosidad y temperatura efectiva de al
menos 1000 millones de estrellas
Otro de los resultados inesperados de Gaia ha sido la
identificación de una veintena de estrellas hiperveloces,
realizado por el equipo de Elena Maria Rossi (Universidad de Leiden). En el centro de la Vía Láctea hay un
agujero negro supermasivo y las estrellas que pasan cerca
pueden recibir una asistencia gravitatoria tal que las expulse de la galaxia. Sin embargo, la mayoría de estrellas
hiperveloces vienen hacia a la Vía Láctea. Podrían provenir de otras galaxias, siendo una especie de ‘Oumuamuas
intergalácticas, lo cual las hace muy atractivas para su estudio. Cuando se tengan datos más completos de Gaia de
la velocidad y posición de las estrellas también se podrá
analizar la distribución de masa oscura en la Vía Láctea,
uno de los grandes enigmas de la astrofísica de las últimas
décadas.
Hablando del agujero negro supermasivo de la Vía Láctea, llamado Sagitario A*. En estos 20 años de funcionamiento del Very Large Telescope (ESO) se han capturado imágenes de las estrellas que pasan a su alrededor.
Figura 16: Impresión artística del periastro de la estrella
S2 por el agujero negro supermasivo del centro de la Vía
Láctea. Cuanto más cerca está la estrella, más rápido va
y el gran campo gravitatorio desplaza su color al rojo, un
efecto relativístico. Fuente: ESO/M. Kornmesser.
En 2018, el VLT realizó un seguimiento del periastro de
una estrella, llamada S2. En su punto de máximo acercamiento al agujero negro, a sólo 120 UA, S2 se movía a
la extraordinaria velocidad de 7700 km/s (27 millones de
km/h), un 2.6 % de la velocidad de la luz. El VLT pudo
detectar cómo el espectro de la estrella sufría un corrimiento al rojo, uno de los efectos relativísticos esperados
y que la mecánica de Newton no puede explicar. El equipo de Stefan Gillessen (Instituto Max Planck) aplicó las
leyes de Kepler a la órbita de las estrellas circundantes
y estimaron que Satigario A* tiene 4 millones de masas
solares. No existe ningún objeto celeste conocido que en
cien unidades astronómicas condense tal cantidad de masa, y menos aún que cumpla el resto de características
observadas. Parece que, de verdad, estamos ante un agujero negro supermasivo.
La esponja cósmica
Durante las últimas dos décadas nuestro conocimiento
sobre la estructura y composición del universo ha sufrido una completa revisión gracias al Telescopio Espacial
Hubble, los grandes observatorios terrestres y otros telescopios medianos avanzados.
El agujero negro supermasivo de la Vía
Láctea tiene una de 4 millones de masas
solares
La materia oscura
Uno de los resultados más reveladores fue la observación, en 2006, de una evidencia clara de la materia oscura.
Doug Clowe (Universidad de Arizona) y Maxim Markevitch utilizaron los telescopios espaciales Hubble y Chandra (NASA) para observar la colisión de dos cúmulos de
Figura 17: Superposición de tres imágenes: visible, rayos X y mapa de distribución de masa. Fuente: NASA/CXC/CfA/ M. Markevitch et al.; NASA/STScI; ESO
WFI; Magellan/U.Arizona/ D.Clowe et al. NASA/STScI;
Magellan/U.Arizona/D.Clowe et al.
galaxias. El Cúmulo Bala, como se conoce a ambos, está
situado a 4 000 millones de años luz en la constelación de
Carina. Se cruzaron hace 160 millones de años y se mueven en direcciones opuestas. Bala ofrece unas condiciones
idóneas para examinar qué ocurre con la materia visible
(las estrellas), el gas intergaláctico (que si está caliente
emite en rayos X) y la materia invisible (pero perceptible
a través de las lentes gravitatorias). Al cruzarse ambos cúmulos, las estrellas apenas interactuaron y sólo se vieron
frenadas. Por otra parte, el gas de ambos cúmulos interactuó, calentándose a altas temperaturas (de ahí que sea
detectable en rayos X) y frenándose. En cambio, la materia oscura de cada cúmulo se cruzó sin interacción alguna.
El Cúmulo Bala es una de las mejores evidencias hasta el
momento de las propiedades de la materia oscura, cuya
naturaleza última permanece aún incomprendida.
El Cúmulo Bala es una de las mejores
evidencias hasta el momento de las
propiedades de la materia oscura
La evolución de las galaxias
En 2004, el Telescopio Espacial publicó las imágenes
del Campo Ultra-Profundo del Hubble. En 3 segundos
de arco de una región de la constelación de Fornax se
apiñan 10 000 galaxias. Están distribuidas a diferentes
distancias, hasta los 13 000 millones de añoz luz. Ésta es
una de las imágenes más profundas realizadas del universo y contiene las galaxias más lejanas jamás observadas.
Cuando las comparamos con las más cercanas, comprobamos que las del Campo-Ultra Profundo tienen una alta
formación estelar, son más pequeñas y menos simétricas.
Éstas y otras observaciones demuestran que las galaxias
se fusionan y crean galaxias más grandes. David Martínez
Astronomía Digital 12 | 19
más grandes: el Gran Muro de Hércules-Corona Boreal,
de 10 000 millones de años luz de longitud; el Anillo Gigante de GRBs, de 5 600 millones de años luz; y el Gran
Grupo de Cuásares Huge, de 4 000 millones de años luz.
Los vacíos típicos poseen un diámetro de entre 30 y 300
millones de años luz, pero algunos son extremadamente grandes. El vacío KBC, anunciado en 2013 por Ryan
Keenan, Amy Barger y Lennox Cowie, tiene un diámetro de 2 000 millones de años luz. Las dimensiones de
estas estructuras desafían las predicciones cosmológicas,
que prevén un universo homogéneo a gran escala.
La observación de las oscilaciones
acústicas de bariones conecta la
cosmología con la cartografía galáctica
Cosmología observacional
Figura 18: Campo Ultra-Profundo del Hubble. Fuente: NASA, ESA, S. Beckwith (STScI) y el equipo HUDF.
Delgado (Universidad de Heidelberg) y un equipo de astrónomos aficionados han identificado en otras imágenes
profundas débiles corrientes de marea estelares alrededor
de galaxias cercanas. Las corrientes son regueros de estrellas que formaban parte de galaxias enanas, en proceso de
ser absorbidas por una mayor. El número de corrientes y
el número de galaxias enanas se usan para comprobar
las predicciones realizadas por los modelos de evolución
cosmológica.
Mapas del universo
En tierra son varios los proyectos dedicados al cartografiado de las galaxias. El más conocido es el Sloan Digital
Sky Survey (SDSS) que utiliza un telescopio de 2.5 m de
diámetro situado en Nuevo México (EEUU). La cámara
está compuesta por una matriz de 30 cámaras digitales
que crean imágenes de 120 megapíxeles. Cada campo se
observa en cinco filtros de diferentes longitudes de onda.
Los objetos de especial interés son también analizados
mediante espectroscopio. El SDSS, como Gaia, publica
periódicamente revisiones de los catálogos. En el más reciente ofrece información sobre la posición tridimencional, composición química, y otros muchos parámetros de
1 500 000 galaxias. En el Hemisferio Sur, el Two-Degree
Field Galaxy Redshift Survey (2dF) utilizó el Telescopio
Anglo-Australiano de 3.9 m y un espectrógrafo equipado
con 200 fibras ópticas para caracterizar 230 000 galaxias.
Los catálogos galácticos 2dF y SSDS nos muestran cómo las galaxias se agrupan en cúmulos, supercúmulos y
éstos en filamentos de materia, entre los que hay vacíos.
A gran escala, el universo tiene una textura de esponja. En 2003 se anunció el descubrimiento del Gran Muro
de Sloan, un filamento de 1380 millones de años luz de
longitud. Posteriormente se han descubierto estructuras
20 | Astronomía Digital 12
Uno de los descubrimientos recientes que también conecta la cosmología con la cartografía galáctica es la detección de oscilaciones acústicas de bariones, una predicción de los modelos de Gran Explosión. En las primeras
etapas del universo, con gran densidad de materia, deberían existir ondas que se propagaban como las del sonido.
En lugar de mover las moléculas del aire, las oscilaciones
acústicas movían la materia normal (bariónica). E, igual
que el sonido no se propaga en el vacío, cuando la densidad del universo disminuyó a una cantidad crítica debido
a la expansión, las ondas acústicas dejaron de propagarse.
Sin embargo, el rastro de las ondas debería haberse quedado en la disposición de la materia bariónica. Y ésto,
efectivamente, es lo que se observa. A intervalos regulares de unos 500 millones de años luz, se aprecia un incremento de densidad de galaxias, seguido de otro vacío.
Figura 19: Mapa del universo del SDSS. Cada punto es una
galaxia. Fuente: M. Blanton y SDSS.
Las oscilaciones acústicas se detectaron en el año 2005,
tanto en el catálogo 2dF como, independientemente, en
el SDSS.
Las predicciones cosmológicas se basan a su vez en mapas precisos del fondo cósmico de microondas, la radiación fósil del inicio del universo. Durante estas dos décadas, dos misiones espaciales han mejorado la resolución del mapa del Cosmic Background Explorer (NASA).
Publicado en 1992, hizo merecedores del Premio Nobel
de Física de 2005 a sus investigadores principales, George Smoot y John C. Mather. La Wilkinson Microwave
Anisotropy Probe (NASA) fue lanzada en 2001 y estuvo
operativa hasta el lanzamiento del observatorio espacial
europeo Planck (ESA), en 2009. Uno de los resultados
inesperados de WMAP fue la observación de una región
del cielo inusualmente grande y fría, al menos en comparación con el resto del fondo cósmico de microondas.
La temperatura media del fondo cósmico es de 2.7 grados
kelvin, con variaciones típicas de 18 µK. La temperatura
del llamado punto frío es 70 µK, cuatro veces la variación típica. Además, el punto tiene un diámetro angular
de 5◦ , diez veces el tamaño aparente de la Luna. Los modelos cosmológicos no prevén tales estructuras y no se ha
encontrado una explicación convincente.
El punto frío del fondo cósmico de
microoondas desafía los modelos
cosmológicos
Tampoco existen explicaciones a las discrepancias observadas en la medición de la constante de Hubble, H0 , la
velocidad de expansión del universo. Para calcularla hay
que medir distancias y cada escala necesita un método
diferente: es la escalera de distancias cósmicas. Para las
estrellas más próximas, primero Hipparcos (ESA) y ahora Gaia, determinan la paralaje con gran precisión. Para
las galaxias hay que recurrir a estrellas variables, como
las cefeidas. El Telescopio Espacial Hubble es capaz de
resolver estrellas individuales en galaxias cercanas, como Andrómeda. Pero para las lejanas hay que recurrir a
las energéticas explosiones de supernovas, particularmente las de tipo Ia. Para distancias aún mayores se utiliza
Figura 20: Mapa del fondo cósmico de microondas, realizado por el satélite Planck. Actualización de 2018. Fuente:
ESA/Planck Collaboration.
el corrimiento al rojo de los espectros. La calibración de
la escalera combina diferentes métodos, por ejemplo, observando una supernova en una galaxia cuya distancia se
ha estimado antes con cefeidas. El problema es que las
predicciones y las mediciones no concuerdan. A partir del
mapa de fondo cósmico de Planck, la constante de Hubble
debería ser ahora de 67 o 69 kilómetros por segundo por
megapársec (Mpc). Esto es: cada 3.26 millones de años
luz (1 Mpc), la velocidad de expansión aumenta en 67
km/s. Sin embargo, se observa que las galaxias se mueven a una velocidad mayor, a 73 km/s/Mpc. Aunque la
diferencia es pequeña, las medidas son lo suficientemente
precisas como para ignorarla.
La energía oscura
Hay que recordar que justamente hace 20 años se anunció la sorprendente detección de anomalías en las distancias de supernovas de tipo Ia, realizada por el High-Z
Supernova Search Team. Un año más tarde, el Supernova
Cosmology Project planteó que éstas demostraban la aceleración de ritmo de expansión del universo. La constante
de Hubble, en realidad, varía. El trabajo proporcionó el
Premio Nobel de Física de 2011 a Adam Riess, Saul Perlmutter y Brian P. Schmidt.
Las ondas acústicas de bariones han
proporcionado un método independiente
de comprobación de la aceleración del
universo
Desde entonces se han dedicado grandes esfuerzos a
tratar de desentrañar esta aparente contradicción: que el
universo no se expande (sólo) debido a una explosión inicial, sino que hay una fuerza adicional (no predicha) que
lo acelera. Una de las evidencias independientes de que el
universo se expande cada vez más deprisa se ha realizado
a través de las ondas acústicas de bariones. La existencia
de las ondas permite comprobar la velocidad de expansión
del universo sin utilizar las supernovas. Para ello, el equipo internacional liderado por Chris Blake (Universidad
Swinburne) utilizó el catálogo WiggleZ Dark Energy Survey del Telescopio Anglo-Australiano, capaz de observar
392 galaxias por hora. Sus 200 000 galaxias dan información sobre la distribución de materia bariónica desde la
Vía Láctea hasta una distancia de 8000 millones de años
luz. Los vacíos de la oscilación acústica, a intervalos regulares de 500 millones de años, se usaron los marcadores de
distancia en una carretera. A partir de los marcadores y
el corrimiento al rojo se dedujo la velocidad de expansión
del universo. El estudio, publicado en 2011, confirma que
el universo se expande aceleradamente.
Las estimaciones actuales indican que el 68 % de la
energía del universo es contribución de la energía oscura, y que empezó a ser la fuerza dominante hace 5000
millones de años. Según la hipótesis de la constante cosmológica, la energía oscura es una propiedad intrínseca
del propio espacio, aunque existen otras propuestas.
Astronomía Digital 12 | 21
Figura 22: Fuente de las ondas gravitatorias GW170817
observada por el Telescopio Espacial Hubble en la galaxia
NGC4993. Fuente: NASA y ESA.
Figura 21: Señales del GW150914 detectadas por los interferómetros de LIGO. Fuente: Caltech/MIT/LIGO Lab.
Astronomía invisible
La actividad astronómica y los telescopios, en sus diferentes encarnaciones, han estado estrechamente vinculados desde los tiempos de Galileo Galilei. En los últimos
años las miradas de los astrofísicos se han dirigido a otros
tipos de fenómenos, que han requerido el desarrollo de
nuevos instrumentos. El Observatorio de Neutrinos IceCube, situado en la Antártida, es un detector compuesto
por miles de sensores. En septiembre de 2017, el IceCube detectó un neutrino de altas energías procedente de
la constelación de Orión. El telescopio Fermi apuntó a
sus coordenadas de origen y pilló in fraganti una nueva explosión de rayos gamma y rayos X. Gracias a ello
se identificó la fuente de ambos eventos, el blázar TXS
0506+056. Esta galaxia activa, situada a 3700 millones
de años luz, posee unos chorros cuyo eje apunta hacia la
Tierra. En los chorros, los campos magnéticos calientan
la materia a altas temperaturas y aceleran las partículas
a velocidades relativísticas. Esta es la primera vez que se
observa un fenómeno astronómico tan lejano utilizando
tanto la luz como las partículas.
Pero la observación astronómica más portentosa de estas dos décadas, sin embargo, ha confirmado una predicción realizada hace más de cien años. En 2016, el proyecto Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory (LIGO) anunció la detección directa de las primeras ondas gravitatorias. El 14 septiembre de 2015, dos
interferómetros láser de 4 km de longitud y separados
3000 km, detectaron casi simultáneamente una contrac22 | Astronomía Digital 12
ción momentánea del espacio-tiempo. Los 4 km se acortaron la milésima parte del ancho de un protón. La onda
gravitatoria, denominada GW150914, se desplazaba a la
velocidad de la luz. La señal es compatible con la emitida
por la fusión en espiral de dos agujeros negros de 36 y
26 masas solares. Se estima que el par se encontraba a la
nada despreciable distancia de 1500 millones de años luz,
lo que da una idea de la inimaginable cantidad de energía
liberada durante la fusión.
La fusión de estrellas de neutrones
GW170817 fue observada
simultáneamente por interferómetros,
telescopios de rayos gamma, rayos X y
telescopios ópticos
Aún más sorprendente fue la observación de GW170817.
Esta onda gravitatoria fue observada simultáneamente
por los interferómetros de LIGO, en EEUU, y el europeo Virgo el 17 de agosto de 2017. La señal era la de
dos estrellas de neutrones que también se fusionaron en
espiral. La distribución geográfica de los detectores acotó la localización de la fuente en el cielo. De forma independiente, los observatorios espaciales Fermi (NASA)
e INTEGRAL (ESA) detectaron una explosión de rayos
gamma, 1.7 segundos después de la onda de LIGO y Virgo
y en la misma zona del cielo. 11 horas después, los telescopios ópticos en tierra encontraron una explosión en la
galaxia NGC 4993, en la misma dirección. El espectro de
la explosión observada por los telescopios descarta una
supernova y apunta al material creado tras la fusión de
dos estrellas de neutrones. Hay pocas dudas de que, por
vez primera en la historia, se observó el mismo evento astronómico tanto en ondas gravitatorias como en radiación
electromagnética.
Estamos ante una nueva era en la astronomía. Las ondas gravitatorias han abierto una ventana de observación
completamente nueva al universo. En 2017, Rainer Weiss,
Kip Thorne y Barry Barish recibieron el Premio Nobel de
Física por su trabajo en LIGO.
El futuro
La aventura del conocimiento humano es una actividad única, sólo comparable a la de la propia evolución
humana. Generación tras generación, miles de científicos
dedican sus vidas a acumular datos y comprobar teorías.
Las ideas más fértiles prosperan y crean nuevas ramas de
estudio, mientras que las hipótesis falsas, languidecen. A
veces, de todo ese esfuerzo emergen ideas que tienen una
gran repercusión social. En ocasiones permiten el desarrollo de nuevas tecnologías. En otras, modifican la percepción sobre el mundo y dan paso a cambios políticos.
Las próximas dos décadas pueden ser igual de prodigiosas que las relatadas en este artículo. Pero todo ello va a
depender de que no olvidemos las lecciones de la historia
y continuemos colaborando para hacer de éste un mundo
mejor. A pesar de todo lo descubierto, el único lugar en
el universo que es nuestro hogar es, y continuará siendo,
el planeta Tierra. Ω
Víctor R. Ruiz
[email protected]
twitter.com/vrruiz
Astronomía Digital, Radio Skylab
Astronomía Digital 12 | 23
Veinte años de agua en Marte
David Galadí | Centro Astronómico Hispano-Alemán de Calar Alto
O cómo una historia de comunicación de la ciencia retrata la sociedad más que la realidad física
Sentir que es un soplo la vida,
que veinte años no es nada,
que, febril, la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra...
– Carlos Gardel y Alfredo Le Pera
Volver
Celebramos los veinte años de Astronomía Digital y esta
efeméride nos brinda una excusa estupenda para echar la
vista atrás y comprobar cuánto ha cambiado la ciencia
del cielo a lo largo de estas dos décadas. Otras contribuciones a esta entrega de la revista dejan muy claros los
avances en multitud de campos, tanto en lo teórico como
en lo observacional, sin olvidar las trasformaciones radicales que han traído los cambios tecnológicos (internet,
avances en informática, mejoras en detectores y telescopios, astronáutica...) en astronomía profesional y no profesional. Los medios de investigación y comunicación de
que disponemos han cambiado para mejor, y los contenidos también lo han hecho en una gran medida. Hoy ya
no es lo mismo que hace veinte años ni lo que sabemos,
ni cómo hemos llegado a saberlo.
Gardel y Le Pera insistían en que, en el curso de la
vida humana, veinte años no es nada. Bien, la hipérbole
salta a la vista y el simple experimento de mirarse al
espejo demuestra la falsedad de la hipótesis si se toma
al pie de la letra. Ahora bien, en la corriente de cambio
tecnológico y conceptual de los últimos veinte años, ¿no
es cierto que, en el fondo, hay muchísimas cosas que han
cambiado poco o nada en nuestra ciencia? Por supuesto
24 | Astronomía Digital 12
que es así, no tanto en lo que respecta a procedimientos
y conceptos, sino en lo que se refiere a las actitudes, a la
sociología de la ciencia y de su comunicación.
Cada cual puede tener su fetiche favorito,
pero a mí me gusta especialmente el caso
del agua en Marte como ejemplo de
supuesta novedad continua que nos
describe
Es muy conocida una frase que Thomas Kuhn citaba
en su obra La estructura de las revoluciones científicas
atribuyéndola nada menos que a Max Planck, y que dice
que “Una nueva verdad científica no triunfa convenciendo
a sus oponentes y haciéndoles ver la luz, sino más bien
porque sus oponentes terminan por morir y crece una
nueva generación que está familiarizada con ella”. Bueno,
es bien sabido que Kuhn no iba a la zaga de Gardel y
Le Pera en cuanto a hipérbole y exageración, pero no cabe duda de que los cambios científicos más lentos son los
que corresponden a la sociología de la ciencia, porque en
ese ámbito sí se aplica, sin lugar a dudas, la frase (quizá apócrifa) de Max Planck. Si nos centramos no en los
contenidos científicos nuevos de estos veinte años, sino en
cómo encajan en el contexto general de la ciencia y, sobre
todo, de su comunicación, es posible que descubramos algo que retrate la comunidad científica, más que el mundo
físico real.
Cada cual puede tener su fetiche favorito, pero a mí
me gusta especialmente el caso del agua en Marte como
ejemplo de supuesta novedad continua que nos describe.
Cualquier búsqueda en internet revela la multitud de veces que se ha descubierto agua en Marte durante las últimas dos décadas. En estado sólido, líquido o gaseoso. En
la atmósfera, en la superficie o en el subsuelo. Pura, con
dióxido de carbono, en clatratos, dulce o salada, con o
sin barro. Y el hallazgo siempre se plantea como novedoso, como definitivo, como histórico, y se relaciona todas
y cada una de las veces con sus implicaciones astrobiológicas y para la expansión del ser humano en la última
frontera del espacio. Aparte de buscar en la red, se puede
acceder a un listado abrumador (a pesar de no ser para
nada exhaustivo) en un divertidísimo episodio de la serie
El astrónomo indignado (García y González, 2017).
En realidad se viene hablando de agua en Marte desde
que se descubrieron los casquetes polares del planeta, nada menos que en los albores de la era telescópica. Comas
Solà estaba seguro de que los casquetes polares marcianos
contenían agua y el resto de anuncios posteriores sobre este tema no son más que una nota al pie confirmando lo
que ya se esperaba. La detección de vapor de agua en
la atmósfera marciana es una historia de lo más controvertida (véase Schorn, 1971) que se remonta, al menos, a
comienzos del siglo XX, y desde entonces no se ha hecho
sino confirmar su escasez y variabilidad. Aun así, toda
una generación de especialistas ha centrado su programa
de investigación marciana en perseguir el agua.
Muchas veces el ser humano percibe solo
lo que anda buscando
Muchas veces el ser humano percibe solo lo que anda
buscando, y el contexto en el que se desarrolla la investigación marciana ha estado empapado de agua y de vida.
La existencia de agua en el Marte primitivo resulta indiscutible, y su importancia astrobiológica, en lo que se
refiere a la posibilidad de que existiera una biosfera antigua en ese planeta, no se puede poner en duda. Pero
el ansia hidrológica de la generación que llegó a Marte a
lomos de las novelas de H.G. Welles y el mito de los canales de P. Lowell admite un paralelismo casi exacto con la
obsesión por el oro que embriagó a las primeras oleadas
de europeos que protagonizaron la invasión de América.
Cada hallazgo de filones de metales preciosos en el nuevo mundo, más que confirmar el mito de El Dorado, en
realidad ratificaba lo errado de los prejuicios de quienes
se empecinaban en la búsqueda. De un modo parecido, la
generación que ha vivido las primeras oleadas de la exploración marciana se afana por celebrar el recuento de
cada molécula de H2 O sin darse cuenta, tal vez, de que en
realidad están escribiendo la historia de un fracaso. Porque cada vez queda más claro que en el Marte actual hay
agua, por supuesto, como hay oro en América, pero en
cantidades y estados muy por debajo de las expectativas
híper-optimistas de los tiempos heroicos.
Los indicios y las sospechas de la existencia de hielo de
agua sub-superficial han sido firmes y continuos, desde
la fotografía de los cráteres amurallados al descubrimiento de barro sub-superficial por la Mars Express en 2018,
pasando por los hallazgos directos de la misión Phoenix
en 2008. La existencia de agua helada en los casquetes
polares y su proporción respecto del hielo de dióxido de
carbono se han ido afinando desde su descubrimiento...
¡en el siglo XVII! Los rasgos que señalan la abundancia
de agua líquida superficial en el Marte primitivo no hacen
sino acentuar el contraste con su ausencia total y absoluta
en el Marte actual.
En el Marte actual hay agua, por
supuesto, como hay oro en América, pero
en cantidades y estados muy por debajo
de las expectativas híper-optimistas
Una mención aparte, en la historia de la búsqueda de lo
que queremos ver, la merecen los múltiples relatos sobre
los regueros en las laderas de ciertos cráteres, que se han
relacionado de manera insistente con los torrentes terrestres y que la geología planetaria de la generación actual
se empecina en interpretar como cursos de agua líquida a
cielo abierto. Un ejemplo muy claro de esta línea de pensamiento lo ofrece el capítulo que William K. Hartmann
dedica a este tema en su obra monumental Guía turística
de Marte (Hartmann, 2011). Otra interpretación clásica
puede encontrarse en Luque et al. (2009). En un mundo
en el que es conocida y manifiesta la imposibilidad termodinámica de que circule agua líquida, incluso las mentes
más cualificadas se empecinan en interpretar como cursos
de agua líquida rasgos que sin lugar a dudas se explican
antes y mejor en términos de flujo de áridos. Sobre todo si
se tiene en cuenta que en Marte lo que sobra es arena seca
en distintos estados granulares y de compactación. Pero
lo advirtieron Kuhn y Planck: tendrá que llegar una generación científica nueva para descubrir que en el secarral
marciano, repleto de polvo, fluye el polvo, y no el agua
que perseguimos en vano desde los tiempos de Lowell.
A los posibles sesgos implicados en qué buscamos se
Figura 1: Torrentes en Marte (2011). Mars Reconnaissance
Orbiter. Fuente: NASA/JPL-Caltech/Universidad de Arizona.
Astronomía Digital 12 | 25
Referencias
Comas Solà J. (1975), Astronomía. Editorial Ramón Sopena.
García E. y González M. (2017), El astrónomo indignado, “Agua líquida en Marte... otra vez”. IAA
Comunicación. https://www.youtube.com/watch?
v=IvFjQ6zkzxs
Hartmann W.K. (2011), Guía turística de Marte:
los misteriosos paisajes del planeta rojo. Trad. Dulcinea Otero-Piñeiro. Ediciones Akal.
Figura 2: Río seco en la región Libya Montes, Marte. Mars
Express (ESA). Fuente: ESA/DLR/FU Berlin (CC BY-SA
3.0 IGO)
superponen los usos sociales de la comunidad científica
del cambio del siglo, en el sentido de perseguir el máximo impacto de sus resultados y captar la atención del
público. Y es evidente que el público sigue siendo sensible a los argumentos relacionados con la posible vida
en Marte, un tema muy fácil de vincular con el hallazgo de indicios de agua... cada verano terrestre. El mismo
Hartmann (2001) antes mencionado se muestra muy crítico con esta tendencia, cuando afirma: “Aunque me gustó
que creciera el interés del público por Marte, no pude
evitar ciertos recelos serios ante la práctica cada vez más
habitual de organizar jolgorios de prensa con los descubrimientos científicos”. En efecto, que se descubra agua
en Marte durante cada verano boreal terrestre nos dice
algo sobre lo que pasa en nuestro mundo, más que sobre
lo que ocurre en el planeta rojo.
Tendrá que llegar una generación
científica nueva para descubrir que en el
secarral marciano, repleto de polvo, fluye
el polvo, y no el agua
Más de veinte años, lo cual no es nada, deberán pasar
para que la mirada febril de una nueva generación científica pase a contemplar Marte no como las sombras errantes
de lo que fuimos a buscar allí a finales del siglo XX (agua y
vida), sino como una realidad independiente de nuestros
deseos e interesante en sí misma y por derecho propio.
El fin del siglo XX asistió a la decadencia definitiva del
paradigma marciano de los canales lowellianos. Mi previsión, tras al menos dos décadas de hallazgos veraniegos
de agua en Marte, es que en breve surgirá una generación
que, a la vista de las fotografías de los regueros marcianos se preguntará cómo fuimos sus predecesores capaces
de no ver, como pronto se considerará más que obvio, que
en los desiertos más secos del Sistema Solar solo pueden
fluir torrentes de arena. Dejaremos de buscar y nombrar
la quimera del agua en Marte, como caducó la quimera
del oro en América. Pero vendrán como un soplo en la
vida otras modas y obsesiones, en investigación científica
y en comunicación social de la ciencia. Ω
26 | Astronomía Digital 12
Kuhn Th. (2017), La estructura de las revoluciones científicas. Trad. Carlos Solís Santos. Fondo de
Cultura Económica de España.
Luque B. et al. (2009), Astrobiología: un puente
entre el Big Bang y la vida. Ediciones Akal.
Schorn R.A. (1971), The Spectroscopic Search for
Water on Mars: a History, en Planetary Atmospheres, Proceedings from 40th IAU Symposium held in
Marfa, Texas, Oct. 26-31, 1969. Edited by Carl Sagan, Tobias C. Owen, and Harlan J. Smith. International Astronomical Union. Symposium no. 40,
Dordrecht, Reidel, p.223.
David Galadí
[email protected]
Centro Astronómico Hispano-Alemán de Calar Alto
En busca de los límites
Víctor Manchado | Pirulo Cósmico, Naukas, Radio Skylab
Los telescopios terrestres de nueva generación multiplican su tamaño y potencia.
El venerable telescopio Hale en el Monte Palomar tardó 20 años en construirse. El proyecto echó a andar hace
90 años, en 1928, cuando la Fundación Rockefeller invirtió 6 millones de dólares en el desarrollo de un telescopio
refractor de 5 metros de diámetro. El Hale vio su primera luz después de la II Guerra Mundial, en enero de
1949, cuando el Observatorio Palomar estaba bajo la dirección de Edwin Hubble. Los cinco metros de diámetro
lo convirtieron en el telescopio más grande del mundo y
su reinado duró más de tres décadas. No fue hasta 1976
que los soviéticos desbancaron al Hale con su BTA-6, un
telescopio de 6 metros de diámetro.
El objetivo de construir telescopios más grandes no sólo
se debe a una especie de carrera espacial. Por supuesto,
hay una cuestión de competitividad entre países e instituciones, pero lo que se busca es captar la mayor cantidad
de luz posible. Ojos gigantes para ver objetos cada vez
más débiles y lejanos. O bien, para ver objetos cada vez
más pequeños.
Entonces, ¿por qué el reinado del telescopio Hale duró
30 años? La construcción de grandes telescopios tiene una
gran barrera. Los espejos monolíticos (es decir, de una
única pieza) tienen un límite de tamaño de poco más
de 8 metros. A partir de ese diámetro el peso del espejo
es demasiado grande como para poder moverlo sin que
se produzcan deformaciones no deseadas y por lo tanto,
estropear la calidad de las imágenes.
Sin embargo, durante los años 90 los ingenieros probaron y encontraron soluciones ingeniosas para superar
esos límites. Por un lado, se fabricaron espejos de nuevos
materiales, más ligeros y resistentes. Y por otro, se las
ingeniaron para hacer trabajar muchos espejos pequeños
como uno solo.
Telescopios del pasado
Cuando Astronomía Digital comenzó su adandura, éstos
eran los grandes telescopios del momento.
Telescopios Keck (Mauna Kea, Hawaii). 10 m.
Astronomía Digital 12 | 27
Los primeros telescopios (gemelos) hechos con espejos
segmentados. Para estos telescopios se utilizaron 36 espejos hexagonales que conjuntamente forman un espejo
principal de aproximadamente 10 metros de diámetro.
Keck I entró en servicio en 1993, mientras que su gemelo Keck II lo hizo en 1996. En su día fueron los mayores
telescopios en servicio del mundo. Lideraron el ranking de
telescopios gigantes hasta 2009, fecha de entrada en servicio del GTC en La Palma. Desde su puesta en servicio y
hasta hoy, se les ha ido añadiendo nueva instrumentación
para mantenerlos actualizados y de ese modo, seguir estando en vanguardia de la observación del espacio desde
tierra.
No pocos descubrimientos se han hecho gracias a estos
magníficos telescopios, cabría destacar: descubrimiento de
agua en discos protoplanetarios, detección de metano en
Marte, primera detección de un tránsito de un planeta
extrasolar o triplicar el tamaño estimado de la galaxia de
Andrómeda.
Telescopio Hobby-Eberly (Texas, USA). 9.2 m.
Al igual que los Keck, su espejo principal está segmentado, pero en este caso está dividido en 91 espejos hexagonales. Entró en servicio en 1997.
Uno de los aspectos más curiosos de este telescopio es
que la inclinación de su base está fija a 55◦ de inclinación,
y tan sólo se mueve el eje de azimuth (aún así puede ver
hasta el 81 % de la bóveda celeste). Gracias a eso, los
costes de construcción han sido ridículamente bajos comparados con otros telescopios de dimensiones similares.
Su principal función es la espectroscopía, para ello monta 3 espectrógrafos de resolución alta, media y baja. No
Figura 2: Vista nocturna de los Keck, usando láseres para
proyectar una estrella virtual en el cielo y de ese modo, corregir los efectos de las turbulencias atmosféricas mediante
óptica adaptativa. Fuente: Keck.
Figura 3: Vista exterior del Hobby-Eberly Telescope. Fuente:
HET.
Figura 1: Keck I y Keck II, al atardecer. Fuente: Keck
28 | Astronomía Digital 12
Figura 4: Aspecto del espejo principal, con sus 91 espejos
segmentados. Fuente: HET.
Figura 7: Vista nocturna del SALT, con la Luna al fondo.
Fuente: SALT.
Figura 5: Bóveda de Antu, o VLT1. Fuente: ESO
en modo de interferometría. También operan individualmente.
Han sido diseñados para operar entre las bandas de
ultravioleta lejano (300 nm) y el infrarrojo (20 µm), pasando por la luz visible.
El impacto del VLT en la producción científica del Observatorio Europeo Austral es descomunal, ya que se trata del observatorio terrestre más productivo del mundo
(más de 1 artículo publicado al día en revistas científicas
de alto nivel). Entre sus muchos logros, caben destacar:
la primera imagen directa de un planeta extrasolar, seguimiento de estrellas individuales alrededor del agujero
negro de la Vía Láctea, la observación de la explosión de
rayos gamma más lejana hasta la fecha y el descubrimiento de un planeta en la zona de habitabilidad de Proxima
Centauri.
Telescopios del presente
Figura 6: La estructura de Antu con la bóveda abierta. Fuente: ESO
obstante, también se usa para una amplia variedad de estudios, en el Sistema Solar y para la detección de exoplanetas. También se ha usado para medir la velocidad de
rotación de galaxias e identificación de supernovas del tipo Ia para medir la aceleración del Universo.
VLT (Cerro Paranal, Chile). 8.2 m.
El primero de los cuatro telescopios que forman el Very
Large Array (Antu, que significa Sol en lengua mapuche)
vió su primera luz en 1998 y entró en servicio en abril
de 1999. Están ubicados en el desierto de Atacama, una
de las mejores localizaciones del mundo para observar el
cielo (junto con Hawaii y Canarias).
El VLT es un observatorio formado por 4 telescopios
de 8.2 metros y 4 telescopios auxiliares de 1.8 m. Ha sido diseñado para obtener una resolución equivalente a
un telescopio de 130 metros de diámetro, cuando opera
Dos décadas hacia adelante, el salto tecnológico ha sido
importante. La tecnología de espejos segmentados se ha
asentado y han ido apareciendo telescopios que están rompiendo las marcas pasadas. Sin embargo, probablemente
la mayor revolución actual esté al otro lado del telescopio:
en la instrumentación y la gestión de grandes volúmenes
de datos. Los nuevos detectores están dando vida nueva
a telescopios antiguos. La mejora de la eficiencia cuántica
de las cámaras digitales equivale en muchos campos a la
construcción de telescopios mucho más grandes. Equipados con grandes cámaras y espectrógrafos multi-objeto,
cada noche de observación genera terabytes de datos que
han de ser procesados y analizados, necesariamente, en
masa.
SALT (Southern African Large Telescope, Sudáfrica).
11 m de diámetro.
Con un diseño muy parecido al HET de Texas, el SALT
monta 91 espejos de 1 m para formar un espejo principal
de 11 m de diámetro. También su inclinación es fija (unos
Astronomía Digital 12 | 29
Figura 8: El Gran Telescopio de Canarias (GTC). Fuente:
Víctor Manchado
53◦ ) con lo que tiene a su alcance el 70 % de la bóveda
celeste.
SALT está situado a 400 km de Ciudad del Cabo, en
Sudáfrica. Está gestionado por un consorcio internacional
formado por Sudáfrica, EEUU, Alemania, Polonia, India,
Reino Unido y Nueva Zelanda. Entró en servicio en 2011.
GTC (Grantecan, La Palma, España). 10 m.
Sin duda alguna es la joya de la corona del Instituto de
Astrofísica de Canarias. Ubicado a más de 2400 metros
sobre el nivel del mar en la isla de La Palma, ofrece una
ventana al universo (en infrarrojo y visible) a astrónomos
de todo el mundo.
Similar en diseño a los Keck, está formado por 36 espejos hexagonales de Zerodur, un material con muy bajo
coeficiente de dilatación, lo que minimiza posibles alteraciones de las imágenes. La superficie útil colectora de luz
es de unos 73 m2 . Cada uno de estos espejos pesa unos
470 kg y tiene 8 cm de grosor. El pulido de los espejos
fue extraordinariamente exigente, el límite de error es de
tan sólo 15 nanómetros (millonésimas de milímetro).
El espejo secundario tiene unos 2 m de diámetro y su
estructura es de berilio, un material muy ligero y resistente (aunque extraordinariamente complicado de trabajar).
La estructura del telescopio pesa unas 400 toneladas, sin
embargo, su deformación máxima está por debajo de las
300 micras.
Estos son algunos de los instrumentos instalados en el
GTC:
OSIRIS: cámara y espectrógrafo, con capacidad de
fotometría (el más veterano, operativo desde 2009).
Canaricam: Cámara, espectrógrafo y polarímetro.
EMIR: Espectrógrafo multiobjeto para trabajar en
el infrarrojo.
MEGARA: Multiespectrógrafo de alta resolución en
la banda visible.
30 | Astronomía Digital 12
Figura 9: Estructura del telescopio. Fuente: H. Raab.
Hipercam: Cámara de alta velocidad multibanda,
comparte foco con la Canaricam.
Se ubican en las plataformas Nasmyth. El espejo terciario se encarga de dirigir el haz de luz a cada uno de los
instrumentos según las necesidades de los investigadores.
Actualmente se están desarrollando nuevos instrumentos
que irán entrando en servicio para potenciar las capacidades de este enorme telescopio, como HORuS, GTCAO+FRIDA o MIRADAS.
Los objetivos científicos son ambiciosos, como no podía
ser de otra manera. Se busca dar respuesta a las siguientes
cuestiones:
La naturaleza de los agujeros negros.
La historia de la formación de estrellas y galaxias
cuando el Universo era joven.
La física de planetas lejanos alrededor de otras estrellas.
Detección de exoplanetas.
La naturaleza de la materia oscura y la energía oscura en el universo.
Estudio del medio interestelar.
Estudio de las galaxias y su evolución.
LBT (Large Binocular Telescope). Arizona. 2 x 8.4 m.
Con sus 2 espejos gemelos de 8.4 m de diámetro, nos
encontramos sin duda frente a uno de los mejores telescopios del mundo, con una superficie recolectora que supera
los 110 m2 . Su primera luz fue en 2005 y entró finalmente
en servicio en 2008, con ambos espejos montados.
También este gigante está equipado con instrumentos
científicos de primer nivel. Éstos son los que tiene operativos actualmente y los que tiene previsto montar en un
futuro cercano:
LBC: Cámaras de infrarrojo hasta ultravioleta.
Figura 10: El imponente aspecto del LBT. Fuente: NASA
PEPSI: Espectrógrafo para los campos magnéticos
estelares.
MODS: Dos espectrógrafos ópticos.
LUCI: Dos espectrógrafos multiobjeto infrarrojo. LUCI1 y LUCI2. El nombre del instrumento fue cambiado oficialmente de LUCIFER a LUCI en 2012.
AGW: Seguimiento y para ciertas correcciones de
la distorsión atmosférica.
LINC-Nirvana: Cámara de gran campo.
LBT: Interferómetro.
FLAO: Óptica adaptativa para corregir la distorsión atmosférica.
Figura 11: Representación artística del E-ELT. Fuente:
ESO/L. Calçada.
TMT: Telescopio de Treinta Metros. 30 m
El conjunto de la estructura que sostendrá y moverá al
telescopio junto con los espejos e instrumentación superará las 1400 toneladas de peso. Es una cifra imponente
y necesaria para manejar un espejo de estas dimensiones
y peso. Esta enorme estructura se elevará hasta los 50 m
de altura y también albergará los instrumentos científicos
en 2 plataformas. Estas plataformas, llamadas Nasmyth,
se encuentran situadas a ambos lados del espejo terciario
a unos 16 m de altura y tienen capacidad para soportar
hasta 50 toneladas.
Nada menos que 492 espejos harán falta para constituir
el espejo primario de este gigantesco ojo, con lo que su
superficie alcanzará los 655 m2 (¡casi nada!). El peso total
del espejo principal será de más de 120 toneladas. En
2013 comenzó la fabricación de estos espejos en Japón y
se espera que en 72 meses estén terminados.
Telescopios del futuro
Actualmente están en fase de diseño o construcción algunos telescopios tan grandes que los que hemos visto
hasta ahora palidecen en comparación.
Telescopio Gigante Magallanes (Chile). 7 x 8.4 m
El GMT contará con 7 espejos de 8.4 metros de diámetro cada uno. Este diámetro es el máximo que se puede
alcanzar con un único espejo, ya que si fuera mayor se
deformaría y se rompería al moverse; cada espejo tendrá
un peso de entre 15 y 16.5 toneladas. La distribución que
tendrán estos 7 espejos equivalen a un telescopio con un
diámetro de 24.5 metros, con una superficie colectora de
unos 368 m2 , que no es poca cosa. La estructura del telescopio pesará unas 1100 toneladas y la cúpula alcanzará
los 68 m de altura.
A pesar de estar construyéndose en Chile, este telescopio no pertenece al Observatorio Austral Europeo sino a
un consorcio internacional formado por diversas universidades y centros de investigación de EEUU, Australia,
Corea del Sur y Brasil.
E-ELT: Telescopio Europeo Extremadamente Grande
(Chile). 39 m
Los números de esta magnífica obra de ingeniería son
apabullantes. Para construir el espejo primario de 39 metros de diámetro harán falta 798 espejos hexagonales de
1.4 metros de diámetro. Con ellos se conseguirá una superficie colectora de ¡980 m2 ! Captará 13 veces más luz
que el mayor telescopio actualmente en servicio, el GTC,
y le dará al E-ELT una capacidad de resolución que nos
permitirán descubrir muchos de los secretos que el universo nos tiene guardados hasta ahora.
Para albergar este telescopio la cúpula también es enorme ya que alcanzará una altura de 80 metros. Su construcción ya ha comenzado en el desierto de Atacama.
Más allá
La tecnología de espejos segmentados ha abierto una
nueva era cuyos límites aún están por explorar. El Observatorio Austral Europeo (ESO) se vio obligado a rebajar
Astronomía Digital 12 | 31
los objetivos y dejar en la mesa de diseño el Overwhelmingly Large Telescope, un telescopio de 100 metros que,
piensan, sería viable tecnológicamente. No así la inversión
necesaria.
No cabe duda que nos esperan tiempos muy interesantes en lo que a la exploración del Universo se refiere
(basada en observatorios terrestres). Con estos nuevos telescopios, con prestaciones muy superiores a los actuales,
podremos descubrir enigmas que aún hoy no somos capaces de imaginar. Ω
Referencias
E-ELT. Pirulo Cósmico.
TMT: Telescopio de Treinta Metros. Pirulo Cósmico.
Telescopio Gigante Magallanes. Pirulo Cósmico.
Víctor Manchado
[email protected]
Pirulo Cósmico, Naukas, Radio Skylab
32 | Astronomía Digital 12
Nuevos sentidos para la astronomía
Luis Salas López | Astronomía Digital
La astronomía de neutrinos es un sentido diferente al de la luz, con el que podemos captar procesos
inaccesibles a los telescopios convencionales
¿Qué sentirá alguien que siempre ha sido ciego al poder
ver por primera vez? ¿Cómo percibirá la experiencia de
poder observar una puesta de Sol, un bosque o el fluir de
un río? ¿Cómo será su entendimiento del mundo al poder
divisar la existencia de objetos silenciosos más allá de la
yema de sus dedos?
Los cinco sentidos humanos
Gracias a nuestros sentidos podemos percibir nuestro
entorno y sus características. La vista es el sentido que
nos permite captar la perturbación electromagnética que
emiten los objetos. ya sea porque la emiten ellos mismos
por estar muy calientes o bien porque esos objetos reflejan la perturbación electromagnética creada en otras
fuentes. Los ojos son el instrumento para captar la intensidad y dirección de procedencia de esa perturbación
y luego, nuestro portentoso cerebro, con sólo esa información es capaz de reconstruir y modelar la existencia,
distancia, forma, dimensiones y hasta la textura de esos
objetos, y por tanto, saber cuántos y como nos envuelven.
Ver colores o tener visión estereoscópica sólo son añadidos
marginales. La evolución, ante la escasez de luz, sacrifica
los colores: de noche todos los gatos son pardos. Y solo los
depredadores tienen los ojos en la parte frontal de la cara.
Durante decenas de años, las fotografías, la televisión y el
cine fueron sólo diferencias de grises en 2D y aun así, sin
colores ni profundidad, permitían recrear de forma creíble
y satisfactoria todo tipo de objetos y paisajes. En cuanto
a distancia operativa, la vista es, sin duda, el sentido que
aporta el radar de más largo alcance: podemos conocer la
existencia de árboles, montañas o valles tan lejanos que
es imposible que los detectemos con otros sentidos.
El oído capta las sutiles variaciones de presión del aire.
Astronomía Digital 12 | 33
Nuestro cerebro, procesando esa información o por comparación con experiencias anteriores, puede identificar el
origen, dirección y distancia aproximada de esa fuente de
sonido. Sin duda es un sentido muy útil, pero su distancia
de utilidad práctica es de unas decenas de metros. Sólo
nos sirve para percibir objetos cercanos y es inútil frente
a amenazas silenciosas.
¿No sería prodigioso que nuestros
sentidos fueran más capaces?
El olfato nos informa de la existencia y naturaleza de
moléculas extrañas en el aire. Por comparación, el cerebro
puede deducir qué objeto desprende ese olor. Aunque bastante atrofiado en los humanos, está muy desarrollado en
otros mamíferos, hasta el punto de que pueden hacer un
mapa mental de olores de un territorio como para orientarse o desplazarse, sin otra ayuda, por lugares ya conocidos. La distancia operativa es de unos metros, aunque
a veces, para olores muy débiles, debe reducirse sólo a
centímetros.
El gusto o el tacto sólo nos sirven para adquirir alguna información extra de objetos con los que entramos en
contacto. Es la última barrera de defensa, en la que ya
ponemos en peligro nuestro propio cuerpo: acidez, venenos, calor o frio extremos. La distancia de percepción es
cero.
Aunque tenemos algunos sentidos más (equilibrio, propiocepción, dolor interno, sed, etc.), sólo sirven para informarnos de condiciones sobre nuestro propio cuerpo. No
nos dan información del exterior. Podríamos aceptar que
trabajan en distancias negativas.
Otras posibilidades
¿No sería prodigioso que nuestros sentidos fueran más
capaces? Sabemos y tenemos muy asumido que nuestra
Figura 1: La luz descompuesta en colores mediante prisma.
Dwan Light Sanctuary (Nuevo México, EEUU). Fuente: secondhalftravels.com.
34 | Astronomía Digital 12
visión sólo capta una parte muy pequeña de todos esos
modos de perturbación electromagnética. Con nuestros
ojos no podemos captar la luz ultravioleta, aunque nuestra piel sí, y reacciona segregando melanina. Nuestros ojos
tampoco pueden percibir la luz infrarroja, aunque nuestra piel también la puede percibir, pero en forma de calor.
Sería estupendo tener algún órgano que pudiera percibir
las perturbaciones electromagnéticas en la zona de radio
o televisión. Mejor todavía si fuera en la zona de microondas y podríamos recibir una conversación sin necesitar
un teléfono móvil. También, y por supuesto, a todos nos
gustaría poder tener visión de rayos X como Superman.
Nuestro oído también está limitado. Todas las vibraciones del aire que sean más lentas de 20 variaciones por
segundo, las notamos como una sucesión de chasquidos
aislados o separados. Y todas las que sean más rápidas
de 20 000 variaciones por segundo, simplemente, no las
captamos. Como los ultrasonidos son más direccionales, si
pudiéramos oírles podríamos percibir con mayor precisión
la posición de la fuente.
Las palomas y otros animales sí perciben
el campo magnético
Pero todavía mejor: ¿no sería envidiable tener otros
sentidos con los que captar propiedades nuevas de nuestro entorno? Por ejemplo, sería maravilloso tener algún
órgano que detectara el campo magnético. Si en una mano
nos ponen un potente imán de neodimio y en la otra mano
nos ponen un trozo de metal con la misma forma, peso
y aspecto, es lamentable que nuestras manos no puedan
acertar al identificar en cual está el imán. Si acercamos
el imán y el metal a nuestra nariz, oído, codo o rodilla
no notaremos ninguna diferencia entre ellos. Si pudiéramos percibir el campo magnético, podríamos estar en un
sótano, cerrado y oscuro y percibir de alguna forma el
campo magnético terrestre y saber dónde está el norte.
Las palomas y otros animales si pueden hacerlo. Me pregunto cómo sería esa sensación de percibir las líneas de
campo magnético de la Tierra. Puede ser algo así como
sentir una tenue brisa en una cueva oscura. Podríamos
sentir la dirección en la que sopla el campo magnético,
e incluso si sopla más fuerte o más débil. Estuviéramos
donde estuviéramos, buceando, volando en un avión, o
en la mina más profunda, siempre sabríamos dónde está
el norte porque percibiríamos una suave brisa magnética
procedente de él.
También podemos imaginar tener el sentido de apreciar la radioactividad. Podríamos advertir como emana
del suelo, o percibir la posición del Sol tras una cortina
oscura. Al acercarnos al granito, el carbón o a un plátano apreciaríamos un cosquilleo que no notaríamos con
el yeso, calcita, mármol o una manzana. Acercarnos al reloj de agujas fosforescentes de la mesita de noche podría
producir una sensación agradable, mientras que acercarse a un kilogramo de plutonio sería desagradable, incluso
doloroso si lo tocáramos.
Figura 2: Nubes sobre Stonehenge. Fuente: rhavener
(Flickr).
Atmósfera opaca
Me pregunto cómo sería nuestra vida, nuestra ciencia
y nuestra concepción de la Tierra y nuestro papel en el
universo si la atmósfera fuera más densa y borrosa. Imagina que desde los albores de los tiempos, la humanidad
siempre hubiera visto un cielo turbio o con neblina. Más
o menos tan opaco como esos días algo grises cubiertos de
nubes, en los que, percibiendo claramente que es de día,
no pudiéramos localizar la posición del Sol. Una atmósfera así de densa también estabilizaría la temperatura de
la superficie. Si siempre hubiera sido así, sólo podríamos
conocer el ciclo día-noche. No tendríamos consciencia del
ciclo temporal del año, pues no distinguiríamos que en verano el Sol sale por el este un poco más al norte de lo que
sale en invierno. Incluso, si el cielo fuera lo bastante denso
y brumoso, en la noche llegaría algo de luz del hemisferio
iluminado por el Sol. No sabríamos que nuestro planeta tiene una luna, ya que no apreciaríamos la noche más
iluminada porque hubiera Luna llena, por lo que tampoco existiría ningún ciclo mensual. ¿Cómo mediríamos el
tiempo? ¿Tendríamos calendarios?
Nunca habríamos visto las estrellas. Ni los planetas. Ni
el fulgurante brillo de Venus como lucero del alba o del
ocaso. Ni los eclipses. No sabríamos nada de lo que hay
fuera. Es posible que ni siquiera nos lo preguntáramos.
Daríamos por hecho que más arriba de la atmósfera, sencillamente, habría... más atmósfera. ¿Por qué razón iba a
haber otra cosa?
Sin Sol ni estrellas, la orientación y el viajar sólo serían
posibles utilizando referencias geográficas. El concepto de
norte no tendría sentido. Incluso aunque se descubriera
la brújula puede que sólo fuera un juguete para niños y
que no se utilizase para la orientación, pues no existirían los conceptos de norte o puntos cardinales con los
que relacionar la pertinaz insistencia de la aguja de señalar siempre la misma dirección. Sencillamente, sería más
práctico seguir orientándose por referencias geográficas,
como siempre se había hecho. Por el mar y los océanos,
sólo sería posible la navegación costera. Por tanto, el descubrimiento de que la Tierra es redonda sufriría siglos de
retraso.
El movimiento del Sol, los ciclos lunares, las estaciones cambiantes a lo largo del año no solo nos han estimulado para la confección de calendarios. También han
sido poderosos incentivos para el desarrollo de los números. Matemáticas y astronomía han evolucionado juntas
en muchas culturas: india, egipcia, maya, mesopotámica,
azteca, etc.
El cielo estrellado ha sido el germen de conversaciones y especulaciones sobre su origen y naturaleza desde
que nuestros antepasados cavernícolas se reunían ante las
fogatas nocturnas, también de filósofos y poetas. Cuánta glucosa se habrá consumido en los cerebros pasados
para tratar de entender el porqué, de entre los miles de
estrellas que pueblan la noche, sólo cinco de ellas, además notablemente brillantes, se mueven entre las demás.
Y, si se mueven ¿por qué no se caen? Sin duda tenían
que ser dioses. ¿Tendríamos religiones con una atmósfera
opaca? Si las hubiera, claramente sus dioses serían más
mundanos que los actuales.
Si la atmósfera terrestre fuera opaca,
¿cómo mediríamos el tiempo?
¿Tendríamos calendarios?
¿Y qué decir de la ciencia? El logro de predecir las estaciones y los eclipses lo han conseguido muchas culturas
antiguas de forma independiente. Es una ciencia muy incipiente. Pero sólo en el Renacimiento europeo se resolvió
el mayor misterio de los cielos: predecir el movimiento de
esas cinco estrellas errantes, y sobre todo, su ocasional
y caprichoso movimiento retrógrado. Eso era ciencia con
mayúsculas.
Con una atmósfera borrosa, tupida, no habría Luna,
ni estrellas errantes que se muevan. Galileo nunca habría visto que cuatro lunas giraban alrededor de Júpiter.
Kepler no hubiera desarrollado sus leyes que predicen el
movimiento de esas estrellas errantes. Todo el movimiento
que percibiríamos sería en nuestro entorno terrestre. Sólo habría una fuerza de gravedad. Todos los objetos que
observáramos serían manzanas que se caían. Nunca nos
podríamos preguntar por qué la Luna no se cae y no tendríamos la ley de la gravitación universal. Newton sería
Astronomía Digital 12 | 35
menos Newton. Sin Galileo, Kepler y Newton ¿Habríamos
desarrollado el método científico?
La luz, el primer sentido astronómico
Podemos despertarnos de la pesadilla. Por suerte, somos los afortunados habitantes de un planeta con una
atmósfera transparente. A simple vista podemos ver que
ahí afuera, más allá, en la negrura de la noche, hay luces. La tarea de conocer y entender ese mundo exterior,
inalcanzable, comenzado hace miles de generaciones lo
abordamos con una disciplina llamada astronomía. ¿Qué
sentidos tiene la astronomía para investigar ese infinito
espacio exterior?
Sin duda, con la luz visible y a simple vista empezó
la astronomía en tiempos inmemoriales. Todas las culturas le ponen nombre al Sol a la Luna. Hace miles de años,
nuestra cultura ya nombraba estrellas, planetas, constelaciones y la Vía Láctea. Con el tiempo conocía, registraba
y estudiaba los eclipses, lluvias de estrellas, cometas y supernovas. Y más recientemente, postuló el heliocentrismo,
las órbitas elípticas y la gravitación. Todo ello se logró a
ojo desnudo.
En 1610, con Galileo comenzó la observación astronómica a través de telescopios. Su avance inicial fue lento
debido a múltiples dificultades: pulir las lentes, aberraciones cromáticas, aberraciones esféricas, etc. La innovación
rupturista llegó con el reflector de Newton en 1668 que
evitaba muchos de los problemas que surgen al utilizar
lentes. Desde entonces, la evolución de los telescopios y
su tamaño han ido a la par con los descubrimientos astronómicos: nuevos planetas, satélites, asteroides, cometas,
estrellas variables, novas y supernovas, nebulosas, galaxias, ley de Hubble, etc.
William Herschel descubrió que el
termómetro se calentaba más allá del
color rojo
La astronomía infrarroja comenzó muy burdamente con
Herschel, cuando en 1800 puso termómetros en cada color
del arco iris que se forma al descomponer la luz blanca
con un prisma. Más allá del color rojo había luz no visible
que tenía más calor que los otros colores. Además comprobó que esta luz no visible era reflejada, trasmitida,
refractada y absorbida igual que la luz visible. Aunque
nuestra atmósfera absorbe la luz en casi todo el espectro
infrarrojo, hay algunas ventanas con las que se puede hacer astronomía infrarroja desde Tierra, sobre todo desde
lugares altos y secos, amén de los observatorios espaciales
en órbita. Así podemos observar objetos más fríos que las
estrellas como nuestro centro galáctico o regiones de formación estelar y ver objetos ocultos a través de nubes de
polvo cósmico que no dejan pasar la luz visible. Como el
universo está en expansión, los objetos distantes se alejan
mucho más rápido y parecen más rojos que la luz que en
realidad emitieron. Así que gran parte de la cosmología
tiene que hacerse en infrarrojo.
36 | Astronomía Digital 12
Figura 3: Radioantenas de Atacama Large Millimeter/submillimiter. Array. Fuente: ESO.
La radioastronomía comenzó en 1930 con los ingenieros
de Bell Telephone y su desarrollo posterior fue rápido y
espectacular. Los instrumentos, los radiotelescopios, son
enormes antenas parabólicas que se instalan en Tierra,
pues la atmósfera es bastante transparente en amplias
bandas a las ondas de radio. Gracias a la radioastronomía
hemos descubierto y podido estudiar nuevos objetos como
púlsares, quásares y galaxias activas. Es la única zona del
espectro electromagnético con la que se puede hacer interferometría fiable, rutinaria y a gran escala. Por tanto, es
el único medio que tenemos para conseguir imágenes con
alta resolución de los objetos astronómicos extrasolares.
La astronomía ultravioleta está muy limitada por nuestra atmósfera. Sólo el ultravioleta cercano puede atravesar
la capa de ozono. Por lo que su comienzo práctico comenzó en los años 1960 con los satélites espaciales. Con ella
se puede estudiar nuestro Sol y objetos o regiones muy
calientes del universo.
La astronomía de rayos X y gamma está totalmente impedida por nuestra atmósfera. Así pues, sus inicios se produjeron con los primeros satélites espaciales en los años
1960. Con rayos X y gamma se pueden estudiar los objetos y fenómenos más violentos del universo: hipernovas,
estrellas de neutrones, agujeros negros, etc.
De esta manera hemos desarrollado tecnología para
aprovechar todos los modos o frecuencias de la luz, y
así poder estudiar el universo. Cada zona del espectro
electromagnético aporta información diferente del mismo
objeto. Pero el sentido que explora ese inmenso universo
ha sido siempre el mismo: la luz. Sólo hemos desarrollado
otros ojos no biológicos para ver el cosmos en más colores
pero con el mismo sentido: el espectro electromagnético.
¿No sería asombroso que pudiéramos sentir el cosmos
de otras maneras, con otros sentidos nuevos y sorprendentes?
Astronomía de neutrinos
Como ya sabemos, la materia está formada básicamente por neutrones, protones y electrones. El electrón es el
más pequeño de los tres ya que la masa del electrón es
unas 2000 veces menor que la del protón o la del neutrón.
Si el electrón es pequeño, los neutrinos lo son mucho más.
Hay tres tipos de neutrinos: electrónico, muónico y tauónico. La existencia del neutrino electrónico se propuso en
1930, aunque se confirmó cuando se descubrió en 1956. El
neutrino muónico se teorizó a finales de los años 1940 y
se descubrió en 1962. El tauónico se postuló a mediados
de los años 1970 y se confirmó en el año 2000.
Los neutrinos son muy pequeños, no
tienen carga eléctrica y atraviesan la
materia ordinaria fácilmente
Los tres tipos de neutrinos comparten las mismas características: son muy pequeños. No tienen carga eléctrica, es decir, son neutros y por tanto no interactúan
con campos eléctricos, ni magnéticos, ni otras partículas
cargadas como protones o electrones, lo que les permite atravesar la materia ordinaria fácilmente. Se sabe que
tienen masa pero, aunque son desconocidas, con experimentos se ha demostrado que cualquiera de los tres tipos
de neutrinos tiene que tener una masa mucho menor de
1/10 000 de la masa del electrón. Debido a su poca masa
se mueven siempre a una velocidad muy cercana a la de
la luz. Al ser los neutrinos tan pequeños y además, ser
neutros, apenas interactúan con la materia. Con un billón de kilómetros de plomo sólo podríamos parar un 5 %
de los neutrinos.
La astronomía de neutrinos es otro sentido con el que
podemos apreciar el universo. Podemos producir neutrinos artificialmente en las centrales nucleares y en los aceleradores de partículas y así experimentar con ellos. De
forma natural, algunos neutrinos provienen de nuestro
planeta, ya sea de fuentes geológicas (de los isótopos radiactivos que todavía existen) o atmosféricas (debido a la
colisión de rayos cósmicos con núcleos de nuestra atmósfera). Pero el mayor flujo natural de neutrinos nos llega
Figura 4: Primera detección del neutrino en una cámara de
burbujas de hidrógeno. Fuente: Argonne National Laboratory.
de fuentes astronómicas: las estrellas, las explosiones de
supernovas y, sobre todo, del interior de nuestro Sol.
Durante su vida, las estrellas están continuamente produciendo neutrinos electrónicos. Las reacciones nucleares
que se producen en su interior comienzan uniendo dos
núcleos de hidrógeno (un protón con otro protón) para
formar un núcleo de Helio-2, un positrón y un neutrino
electrónico. El isótopo de Helio-2 es inestable y prosigue
con otras y muy diversas reacciones nucleares. Pero con
esa primera reacción nuclear, llamada protón-protón, la
que une dos protones formar Helio-2 y desprende un neutrino electrónico, ya es responsable del 85 % de los neutrinos producidos. El otro 15 % de neutrinos electrónicos
se produce en una reacción que transforma el Berilio-7 en
Litio-7. Cualquiera de estas dos reacciones nucleares sólo
crean los de tipo electrónico. Como ya vimos, los neutrinos apenas interaccionan con la materia con lo que salen
al exterior de la estrella en línea recta, sin desviaciones ni
colisiones.
Básicamente, cada vez que se une un protón con otro
protón en el interior de una estrella se crea un neutrino
electrónico que abandona la estrella. Nuestro Sol quema 4
millones de toneladas de hidrógeno por segundo. Un solo
gramo de hidrógeno tienenos 600 mil trillones de átomos
(número de Avogadro). Cada átomo de hidrógeno tiene
un protón. Por tanto, nuestro Sol produce cada segundo
varios sextillones de neutrinos electrónicos que se irradian
instantáneamente a casi la velocidad de la luz en todas las
direcciones. Viendo esa cantidad, no es de extrañar que
cada vez que miramos al Sol, cada centímetro cuadrado
de nuestra cara sea atravesado por 60 000 millones de
neutrinos por segundo. Pero ocurre algo curioso, 20 000
millones son neutrinos electrónicos, otros 20 000 millones
son neutrinos muónicos y los otros 20 000 millones son
tauónicos.
Nuestro Sol produce varios sextillones de
neutrinos electrónicos por segundo
¿Qué ha pasado? La física de partículas y la astronomía se retroalimentan en el campo de los neutrinos. Gracias a los neutrinos que proceden del Sol, se descubrió que
cualquier tipo de neutrino se puede convertir espontáneamente en cualquiera de los otros dos tipos de neutrinos.
Este proceso ha recibido el nombre de oscilación de los
neutrinos. Así, aunque el Sol sólo produce neutrinos electrónicos, durante su viaje (tanto saliendo del Sol como en
el vacío, hasta llegar a la Tierra) van oscilando de un tipo de neutrino a otro. Cuando llegan a nosotros, lo hacen
con una probabilidad de un 33 % para cada tipo.
Las supernovas son la otra gran fuente de neutrinos. Si
una estrella muy masiva llega al final de su vida es porque ya no le queda hidrógeno, por tanto, ya no produce
neutrinos con la reacción protón-protón. Entonces, ¿cómo
puede ser que emitan neutrinos? Porque hay otro mecanismo de tipo térmico para producir neutrinos, que sólo
funciona con las altísimas temperaturas y densidades de
las grandes estrellas moribundas. En estos casos la mayoría de la inmensa energía gravitatoria producida por el
Astronomía Digital 12 | 37
Figura 5: El Sol visto en rayos X de altas energías por el
observatorio espacial Solar Dynamics Observatory (SDO).
Fuente: NASA/JPL-Caltech/GSFC/JAXA.
colapso de la estrella se utiliza para crear neutrinos, esta
vez de los tres tipos, que salen en enormes cantidades de
la estrella más rápido que la explosión de la supernova.
En el año 1987, se detectaron neutrinos de la supernova
1987A varias horas antes de que llegara la luz indicando
la explosión de la estrella.
La astronomía de neutrinos es una forma enriquecedora de observar el universo. Es un sentido diferente al de
la luz con el que podemos captar procesos inaccesibles a
radiotelescopios o los telescopios convencionales ya estén
ubicados en Tierra o en el espacio. Además de ayudarnos a entender las supernovas, con los neutrinos podemos
tener acceso directo al núcleo solar. Los neutrinos que se
producen en el interior más profundo del Sol salen (casi) a
la velocidad de la luz y llegan a la Tierra sólo 8.5 minutos
después de haber sido creados. En cambio, la radiación
gamma o la energía que se produce en el interior del Sol se
va absorbiendo, reemitiendo e interactuando una y otra
vez con diferentes núcleos atómicos. Así se tarda miles de
años en llegar a la superficie del Sol. Si estas reacciones
nucleares se apagaran de golpe lo sabríamos minutos después por la falta de neutrinos solares. Sólo muchísimos
años después trascendería a la superficie brillante del Sol.
En 1968 dio comienzo la astronomía de neutrinos con
la detección de los primeros neutrinos solares. Desde entonces se crearon sensores que se instalaban siempre en el
fondo de lagos o a mucha profundidad bajo tierra, para
evitar los rayos cósmicos y las cascadas de partículas que
producen. Los primeros detectores eran muy rudimentarios y se basaban en cambios químicos. Por ejemplo, el
detector Homestake que funcionó desde 1970 a 1994 consistía en un depósito de 380 mil litros de tetracloroetileno a 1.5 km de profundidad, en una mina de Dakota
38 | Astronomía Digital 12
(EEUU). Si un neutrino con suficiente energía chocaba
con un núcleo de cloro, se transmutaba a argón que era
luego extraído y contabilizado. Otro ejemplo fue el detector SAGE, situado en Rusia a más de 2 km de profundidad, comenzó a funcionar en 1989 y tenía 50 toneladas
de galio líquido. Cuando un neutrino interactuaba con un
núcleo de galio, éste se convertía en un núcleo de germanio. Una vez al mes se separaba el germanio creado y se
contabilizaba. Los detectores químicos no permiten conocer la dirección de procedencia de los neutrinos. Y sólo
se puede saber que la energía de los neutrinos detectados
supera un umbral mínimo.
Hace 20 años, en 1998, ¿cómo era el estado de la astronomía de neutrinos? Los siguientes diseños siguieron otra
estrategia. Utilizan una gran masa de agua o de hielo lo
más transparente posible y en su interior, o rodeándola,
se instalan muchas cámaras fotográficas. Cuando uno de
los trillones de neutrinos que atraviesan la masa de agua
o hielo choca con un núcleo atómico produce una cascada
de partículas que, como resultado de la colisión, viajan
a una velocidad cercana a la de la luz. Pero cuando una
partícula viaja a una velocidad cercana a la de la luz en
el agua o en el hielo produce una luz azulada llamada radiación Cherenkov. Esa luz es captada por las cámaras, y
una vez procesada la información, se puede averiguar la
dirección y energía del neutrino.
Cuando uno de los trillones de neutrinos
que atraviesan esa masa de agua o hielo
choca con un núcleo atómico produce una
luz azulada llamada radiación Cherenkov
El detector de neutrinos más conocido e importante fue
el Super-Kamiokande en Japón. Comenzó a funcionar en
1996 y era una ampliación y mejora del Kamiokande 1 y
del Kamiokande 2. Super-Kamiokande es un enorme depósito de agua con forma de cilindro de unos 40 m de
diámetro y otros 40 m de altura. Con ese tamaño alberga
unas 50 000 toneladas de agua totalmente pura y transparente que hacen de masa detectora. Todas sus paredes
están cubiertas de cámaras fotográficas (tubos fotomultiplicadores) para captar esos ocasionales y débiles destellos azules que se producen cuando un neutrino choca
con algún núcleo atómico de las moléculas del agua. Para minimizar las posibilidades que le lleguen partículas
resultantes de colisiones de rayos cósmicos, esa enorme
caverna en forma de cilindro se excavó en el fondo de una
mina a un kilómetro de profundidad. Gracias los 11 000
tubos fotomultiplicadores que ocupan todas sus paredes,
puede determinar la dirección de los neutrinos con una
precisión de unos 26◦ .
Otro detector de neutrinos muy novedoso fue AMANDA (Antarctic Muon And Neutrino Detector Array). Comenzó a funcionar en 1996 y estaba instalado en la base
Amundsen-Scott situada en el mismísimo polo sur en la
Antártida. Tenía dos innovaciones. En vez de usar agua
como masa detectora usaba el hielo de la Antártida. Y
en vez de poner las cámaras fotográficas en el perímetro
de la masa detectora, las colocaba en su interior. Con
agua caliente perforaron en el hielo 19 pozos de 2 km de
profundidad, repartidos en un círculo de unos 200 metros de diámetro. En cada pozo descolgaron un cable de
unos 1900 m de largo, de forma que en los 400 metros
más profundos el cable tenía repartidos y encadenados
unas 30 esferas transparentes con una cámara fotográfica en su interior. Luego dejaron que el agua de los pozos se volviera a congelar. El funcionamiento es similar
al Super-Kamiokande: cuando un neutrino choca con un
núcleo atómico del hielo, produce el destello azul de la
radiación Cherenkov. Gracias a que el hielo a esa profundidad no tiene burbujas de aire, es muy transparente y
las cámaras pueden detectar esos destellos, aunque sea a
través de muchos metros de hielo. AMANDA detectaba
neutrinos atmosféricos, solares e incluso algunos extrasolares. Y podía determinar la dirección del neutrino con
una precisión de unos 2◦ .
ANITA es en un globo de helio que vuela
sobre la Antártida a 37 km de altura con
32 antenas de radio
¿Qué nuevos detectores se han construido en estos últimos 20 años? En 1999 comenzó a funcionar el SNO (Observatorio de Neutrinos de Sudbury) en Canadá. Ubicado
a 2 km de profundidad, consiste en una esfera de acrílico
de 12 metros de diámetro que alberga 1000 toneladas de
agua pesada. Está rodeada por 9600 cámaras fotográficas
(tubos fotomultiplicadores) para detectar esos destellos
luminosos reveladores del impacto de un neutrino.
ANITA (Antarctic Impulsive Transient Antenna) es un
detector muy original. Consiste en un globo de helio que
vuela sobre la Antártida a 37 km de altura con 32 antenas de radio. Está diseñado para estudiar neutrinos muy
energéticos: los neutrinos cósmicos de ultra-energía. Por
tanto, no detecta los emitidos por el Sol. Cuando un neutrino de muy alta energía atraviesa el hielo antártico pro-
duce unos pulsos de radio (efecto Askaryan, similar a la
radiación Cherenkov) que son detectados por las antenas
del globo. Cada lanzamiento dura aproximadamente un
mes, tras el cual la góndola con las antenas se desprende
del globo, cae en paracaídas y es recuperada para un nuevo vuelo. Ya se han producido 4 lanzamientos: ANITA-I
en el verano 2006, ANITA-II en 2008, ANITA-III en 2014
y ANITA-IV en 2016.
ANITA es en un globo de helio que vuela
sobre la Antártida a 37 km de altura con
32 antenas de radio
Y el detector más ambicioso es el IceCube. Es una continuación o ampliación de AMANDA siguiendo su misma
filosofía. Se terminó de construir en 2010 y está formado
por 5 000 esferas transparentes repartidas en el interior
de 1 kilómetro cúbico de hielo a una profundidad entre
1450 m y 2450 m. El sistema utilizado es el mismo que
con AMANDA: taladrar pozos en el hielo con agua caliente, descolgar cables con 60 esferas transparentes repartidas en último kilómetro más profundo y dejar que
el agua de los pozos se congele de nuevo. Debido a su
gran tamaño puede registrar neutrinos ultra energéticos.
En 2013 ya había detectado 28 con una energía superior
a los 30 Tera-electrón-voltios, de los cuales, dos de ellos
superaban los 1000 Tera-electrón-voltios, que indicaba un
origen exterior a nuestro Sistema Solar.
Rayos cósmicos
En el apartado anterior se ha desarrollado cómo es la
astronomía de neutrinos. Otro sentido con el que hacemos astronomía desde hace muchos años es observando
los rayos cósmicos. Su nombre es engañoso, pues no son
ningún tipo de rayos. Sólo son partículas que viajan a una
velocidad muy cercana a la de de la luz. Su naturaleza es
muy variada: protones, neutrones, núcleos de helio, etcétera. Su origen es toda una incógnita, pues de los rayos
cósmicos formados por partículas cargadas no podemos
determinar su origen, ya que los campos magnéticos de
la galaxia desvía sus trayectorias. Lo más destacable de
los rayos cósmicos es su increíble energía. En la Tierra no
somos capaces ni de soñar con conseguir que esas partículas tengan esas energías tan elevadas. Aunque los rayos
cósmicos se llevan estudiando desde hace muchos años, en
estos últimos 20 años ha aparecido un nuevo instrumento
para poder estudiarlos. Se trata de los telescopios de tipo
Cherenkov, como los MAGIC instalados en La Palma.
Ondas gravitatorias
Figura 6: El laboratorio IceCube Lab en el polo sur con
aurora. Fuente: NASA/JPL-Caltech/GSFC/JAXA.
En estos 20 años hemos tenido la suerte de desarrollar
un nuevo sentido astronómico fascinante y muy prometedor. El experimento LIGO tras muchos años de búsqueda infructuosa ha confirmado la detección de ondas
gravitacionales. Esta es una forma nueva y asombrosa de
Astronomía Digital 12 | 39
poder percibir el universo: captando las vibraciones en el
espacio-tiempo producido por objetos muy densos y lejanos como fusiones de estrellas de neutrones o agujeros
negros. Estos primeros instrumentos de los que disponemos aún son muy toscos, su sensibilidad es muy baja y la
precisión para determinar la dirección en la qué se producen la fusión de esas colosales masas es todavía muy
burda. Pero todo se andará.
Tras una existencia en la que hemos sido ciegos, acabamos de abrir los ojos y y las ondas gravitacionales impactan por primera vez en nuestra retina. Un nuevo sentido
para captar y percibir ese rico y extenso universo que nos
rodea. Ω
Luis Salas López
Astronomía Digital
[email protected]
40 | Astronomía Digital 12
La advertencia de Sagan
Pedro J. Hernández | Naukas
Una historia del efecto invernadero en Venus
En 2008, la sonda Venus Express se encontraba en órbita alrededor de nuestro vecino planetario cuando apuntó su cámara infrarroja VIRTIS hacia la Tierra. Nuestro planeta se aparecería como un punto casi azul y no
tan pálido en unos pocos píxeles. La propuesta de esta
inusual observación había sido realizada dos años antes
por el astrobiólogo David Grinspoon, un apasionado de
las ciencias planetarias desde su relación profesional y de
amistad, casi familiar, con Carl Sagan. Por supuesto, su
inspiración le llegó precisamente de este último con su icónica imagen conocida como Pale Blue Dot, tomada desde
la Voyager 1 en 1990 a seis mil millones de kilómetros.
La naturaleza de Venus
Pero hay una iniciativa mucho menos conocida de Sagan de 1993. En ella propuso utilizar los datos espectrales
tomadas por la sonda Galileo, durante sus dos sobrevuelos
Venus siempre despertó la imaginación de los científicos, que se preguntaron cómo serían sus paisajes, su clima
o sus habitantes.
a nuestro planeta en diciembre de 1990 y 1992, para estudiar los marcadores característicos de la vida. En otras
palabras, mirar a la Tierra como si se tratase de otro
mundo a explorar. Al igual que en aquella ocasión, la cámara VIRTIS buscaría desde la distancia indicadores de
vida en nuestro planeta (agua y ozono fundamentalmente). La idea, primero de Sagan y luego de Grinspoon, era
aprender aquello que nuestro planeta nos podía enseñar
a la hora de buscar indicadores de vida en otros mundos.
Astronomía Digital 12 | 41
El psiquiatra hebreo de origen ruso Immanuel Velikovsky, gran amigo de Albert Einstein, desarrolló durante
los años cuarenta del siglo XX una teoría de catástrofes
planetarias para justificar eventos de la historia bíblica.
Una de esas ideas convertía a Venus en un fragmento cometario expulsado de Júpiter alrededor del año 1500 a.C.
que habría provocado, presuntamente, el éxodo del pueblo de Israel.
Por supuesto, nadie en la academia tomó en serio sus especulaciones. Muy al contrario, fue recibida con una aca-
lorada oposición. Pero la propuesta de Velikovsky hacía
una predicción contraria a las hipótesis de la época, derivada de los cálculos de Svante Arrhenius, que dibujaban
un Venus parecido a una sauna bajo un manto perpetuo
de nubes en una versión tropical de nuestro planeta. Un
Venus, lleno de vida, que Claude Flammarion imaginaba
en 1884 con enormes planicies y montañas más altas que
el Himalaya poblado de unos habitantes sospechosamente
parecidos a los humanos.
Según la propuesta de Velikovsky, la superficie de Venus tenía que estar muy caliente al ser un planeta joven
con menos de 4000 años, como de hecho fue descubierto
en observaciones de radio a finales de los cincuenta, evidenciando una superficie por encima de los 400◦ C capaz
de fundir el plomo, un llamativo ejemplo de cómo la mala
ciencia puede hacer una predicción correcta.
Sagan y el efecto invernadero
Carl Sagan fue uno de los grandes críticos de las ideas
de Velikovsky. Y aunque suele atribuírsele la explicación
del efecto invernadero como mecanismo de la elevada temperatura de la superficie de Venus, lo cierto es que fue
el astrónomo germano-estadounidense Rupert Wildt en
1940 quien primero estimó una temperatura de la superficie bien por encima del punto de ebullición del agua.
Wildt utilizó un modelo básico de equilibrio radiativo
Figura 1: Vista infrarroja de la Tierra desde el instrumento
VIRTIS de la VEX. El planeta aparece casi completamente
iluminado en el infrarrojo sin diferencia de las regiones diurnas y nocturnas, mostrando la señal más fría de la Antártida.
Fuente: Space.com
Figura 2: Comportamiento cometario de la ionosfera de Venus frente al viento solar, medida por la Venus Express. La
imagen ha sido utilizada en muchos artículos sobre Velikovsky.
42 | Astronomía Digital 12
Figura 3: Les terres du ciel, Flammarion, Camille 1884.
Figura 5: Comparación de los flujos de radiación visible e
infrarroja en la Tierra y Venus. Fuente: Wiley.
Figura 4: Absorción de la banda principal de CO2 en Venus,
la Tierra y Marte. Sólo la Tierra presenta los marcadores de
habitabilidad del agua y el ozono atmosférico. Fuente: Mark
Elowitz.
provocado exclusivamente por una atmósfera de CO2 , representada en una sola capa a modo de manta semiopaca
sobre la superficie. La explicación era, desde todos los
puntos de vista, una aproximación muy burda. Se necesitaba un modelo más elaborado de transferencia radiativa
para explicar correctamente la elevada temperatura superficial de Venus.
Fue precisamente lo que hizo el joven estudiante de doctorado Carl Sagan en 1960. Sagan llegó al Observatorio de
Yerkes (Wisconsin) para comenzar su doctorado, guiado
por su pasión por la vida extraterrestre, cuando se encontró con el problema de la elevada temperatura superficial de Venus y sus consecuencias para la vida en nuestro
vecino planetario. Indagando en la biblioteca del observatorio, aprendió de manera autodidacta durante meses
cómo funcionaba la física de la absorción y emisión del
CO2 en el infrarrojo. Y su gran contribución a la ciencia
fue entender que el mismo efecto que actuaba en nuestro
planeta era perfectamente aplicable a otros mundos.
Sagan elaboró así un modelo radiativo que, aunque bastante mejor que el de Wildt, era, como él mismo lo puso,
“embarazosamente burdo”. Podemos hacernos una idea
sencilla del mecanismo básico sin profundizar demasiado
en los detalles.
El calor en Venus
La distancia de Venus al Sol es un 70 % la de la Tierra,
recibiendo muy aproximadamente el doble de radiación
solar. Sin embargo, debido a la presencia de su famosa
capa de nubes de ácido sulfúrico altamente reflectante,
Venus presenta un albedo del 76 % que, unido a la dispersión que produce su densa atmósfera de 92 bar, reduce la
cantidad de luz solar que alcanza su superficie a apenas
un 3 % de la incidente.
Si Venus careciese de efecto invernadero, su temperatura de equilibrio en superficie serían unos gélidos, casi
marcianos, -40◦ C. Contrariamente, la superficie es un auténtico infierno a 470◦ C. Podemos entender esta diferencia de la siguiente manera: La concentración de CO2 es
tan elevada que el grueso de la radiación que pretende
escapar al espacio sólo lo puede hacer desde capas muy
elevadas y muy frías. De esa manera, la energía solar se
acumula calentando la atmósfera hasta que la temperatura de la zona efectiva de emisión alcanza el equilibrio a
-40◦ C. A dicha temperatura efectiva, la atmósfera emite
exactamente la misma potencia superficial que la depositada en la atmósfera por la radiación, unos 160 W/m2 .
Si Venus careciese de efecto invernadero
su temperatura superficial sería de -40◦ C.
Contrariamente, la superficie es un
auténtico infierno a 470◦ C
Se puede así establecer una medida de la magnitud del
efecto invernadero como la proporción entre la energía
emitida por la superficie (unos 17000 W/m2 ) y la que
abandona la parte alta de la atmósfera (160 W/m2 ). Para la Tierra, esta misma cantidad es del orden de 1. La
atmósfera de Venus es así unas 100 veces más opaca al
infrarrojo que la terrestre.
Sagan no tuvo más remedio que introducir una cantidad de vapor de agua en la atmósfera de Venus para
explicar la magnitud de esta temperatura superficial. La
idea era que la líneas de absorción de la molécula de agua
bloquease las ventanas atmosféricas por dónde el CO2
aún permitía que la radiación infrarroja escapase al espacio.
Astronomía Digital 12 | 43
Teoría y realidad
La visita de las sondas soviéticas del programa Venera
y posteriormente la Pioneer Venus norteamericana durante los setenta, no encontraron precisamente mucho agua.
Las mediciones indicaban que las concentraciones de CO2
y vapor de agua estaban básicamente invertidas con respecto respecto de la atmósfera de la Tierra, con tan solo
unas 30 ppmv (partes por millón en volumen) de vapor
de agua, un ambiente extraordinariamente seco para los
estándares de nuestro planeta.
Cuando mejoró la comprensión de la física del efecto
invernadero de tipo desbocado que sufrió Venus se supo
que esa escasa cantidad de vapor de agua jugaba un papel
relevante, por lo que Sagan no iba especialmente desencaminado. En su obra Cosmos —que a muchos nos inspiró
el placer por la ciencia— advertía:
“La Tierra tiene, al igual que Venus, unas 90
atmósferas de dióxido de carbono, pero no en
la atmósfera sino incluido en la corteza en forma de rocas calizas y de otros carbonatos.
Bastaría con que la Tierra se trasladara un
poco más cerca del Sol, para que la temperatura aumentara ligeramente. El calor extraería algo de CO2 de las rocas superficiales, generando un efecto más intenso de invernadero
que a su vez calentaría de modo incremental
la superficie. Una superficie más caliente vaporizaría aún más los carbonatos y daría más
CO2 , con la posibilidad de que el efecto de
invernadero se disparara hasta temperaturas
muy altas”.
Esto es exactamente lo que pensamos que sucedió en
las primeras fases de la historia de Venus, debido a la
proximidad de Venus con el Sol.
Malos augurios
El medio ambiente de la superficie de Venus es una
advertencia: “algo desastroso puede ocurrirle a un planeta
bastante parecido al nuestro”. Recientemente, en 2009,
el conocido climatólogo de la Universidad de Columbia
James Hansen repetía la misma advertencia en su libro
Storms of My Grandchildren:
“Si quemamos todas las reservas de petróleo,
gas y carbón, existe una gran posibilidad de
que iniciemos el efecto invernadero desbocado. Si también quemamos las arenas bituminosas y la pizarra bituminosa, creo que el síndrome de Venus será una certeza absoluta”.
Hansen empezó a estudiar la física del efecto invernadero a principio de los setenta inspirado precisamente por
los cálculos de Sagan. Pero, ¿qué sabemos actualmente
de la advertencia original de Carl sobre la posibilidad de
convertir la superficie de nuestro hermoso mundo en el
infierno de Venus?
44 | Astronomía Digital 12
Figura 6: Superficie de Venus desde diferentes misiones Venera: 10, 14, 9 y 13. Fuente: Academia Rusa de Ciencias /
Ted Stryk / Sociedad Planetaria.
La historia que se suele contar nos lleva a un pasado
geológico en Venus con agua líquida donde el vulcanismo
iba acumulando CO2 a la atmósfera mientras la luminosidad solar aumentaba a lo largo de los eones. La cantidad
de vapor de agua en la atmósfera aumentó a la par hasta
que en algún momento todo el agua líquida de la superficie terminó en la atmósfera, creando el terrible efecto
invernadero que llevó al planeta a las condiciones actuales.
La evidencia que tenemos de la existencia de que ese
agua pudo estar ahí procede de la proporción de deuterio
respecto al hidrógeno, que resulta unas 100 veces mayor
que la terrestre. Asumiendo historias de formación similares para ambos planetas, eso apuntaría a la pérdida de
hidrógeno por fotólisis de las moléculas de agua provocada por la radiación ultravioleta en lo alto de la atmósfera, que tiende a producirse en mayor proporción para el
isótopo más ligero que escapa más fácilmente del campo
gravitatorio.
El medio ambiente de la superficie de
Venus es una advertencia: “algo
desastroso puede ocurrirle a un planeta
bastante parecido al nuestro”
¿Por qué no ocurrió lo mismo en la Tierra? El termostato que impide la acumulación de CO2 a largo plazo
(millones de años) en la atmósfera de nuestro planeta es
la erosión provocada por el agua junto a la la tectónica
de placas. El CO2 disuelto en la lluvia llega a los océanos formando rocas hidrocarbonadas como la caliza que
terminan en el manto por los movimiento de subducción
manejadas por el Panel Intergubernamental del Cambio
Climático (IPCC) estiman, en el escenario más pesimista
conocido como RCP8.5, una concentración de unas 1000
ppm. ¡Parece que de momento estamos a salvo de convertirnos en Venus!
Por supuesto, eso no nos librará de sufrir el mismo destino que Venus en el lejano futuro, debido al aumento de
luminosidad solar con el tiempo. Los modelos más recientes indican que, en la configuración actual de nuestro planeta, el efecto invernadero desbocado no aparecerá hasta
que la luminosidad solar no sea entre un 10 y un 20 %
más intensa que en la actualidad. Dicho límite se superará dentro de unos 1500 a 2000 millones de años. A partir
de ese momento, el planeta que conocemos podría perder
todo el agua de sus océanos por evaporación y finalmente por fotólisis y escape de hidrógeno al espacio en los
siguientes cien millones de años, y repetir de esa manera el destino de Venus. Demasiado tiempo para que la
advertencia de Sagan y Hansen nos parezca preocupante.
Figura 7: Representación artística del Venus en algún momento de los primeros dos eones de existencia, con océanos
y una estructura de tierras emergidas análoga a la utilizada en modelos climáticos para estudiar su pasado.Fuente:
NASA.
de las placas tectónicas terminando nuevamente en la atmósfera a través de las emisiones volcánicas. De hecho, se
ha especulado con un efecto invernadero desbocado similar al de Venus en la formación de nuestro planeta pocos
millones de años después del impacto de formación de La
Luna, cuando no actuaba este mecanismo.
Venus pudo así tener tectónica de placas hace 1-2 mil
millones de años y océanos en su pasado remoto. Se especula incluso con que un clima favorable a la vida con
agua líquida en superficie pudo mantenerse hasta hace
unos 700 millones de años. Pero también podría haber
sucumbido al efecto invernadero desde poco después de
su formación y jamás haber sido habitable. Lo cierto es
que no lo sabemos debido a la juventud de su superficie
(300 a 600 millones de años).
Pronóstico reservado
Los especialistas en física de la atmósfera son conscientes, sin embargo, que la historia no es tan simple. La
retroalimentación del efecto invernadero por evaporación
de agua tienen un límite debido a que, a medida que la
atmósfera se calienta, emite mayor cantidad de radiación
al espacio, actuando como un mecanismo de enfriamiento
compensatorio. Este es el caso de la Tierra en la actualidad. Mientras la atmósfera no acumule suficiente CO2
y se vuelva lo que se denomina ópticamente gruesa al
infrarrojo, dicho límite nos mantendrá en la zona habitable. Colin Goldblatt, de la Universidad Victoria en British Columbia, sugiere que esa concentración podría ser
tan alta como 30000 ppm. Las trayectorias de emisiones
El infierno perfecto
¿Cuál es la temperatura máxima posible alcanzable en
un efecto invernadero desbocado? Nadie se sorprenderá
que en el mundo real exista un límite a la temperatura
que puede alcanzar la atmósfera de un planeta por efecto invernadero. A medida que aumenta la temperatura, la
longitud de onda del máximo de emisión de una superficie
planetaria se hace menor y empiezan a aparecer nuevas
ventanas atmosférica por donde desalojar radiación más
cercana al visible (1-2 micras en el caso de Venus) reapareciendo el mecanismo de enfriamiento compensatorio. Se
estima la máxima temperatura teóricamente alcanzable
en unos 1300◦ C.
La Tierra no se librará de sufrir el mismo
destino que Venus en el lejano futuro
debido al aumento de luminosidad solar
con el tiempo
De hecho, Venus pudo estar a una temperatura superior a la actual (hasta unos 600 ◦ C de media) durante
centenares de millones de años de su historia debido a
la disminución de la capa de nubes. Venus es hoy mucho
más frío de lo que podría ser gracias a la pérdida del agua
sufrida en su pasado remoto y la espesa capa de nubes de
ácido sufúrico que refleja gran parte de la luz solar, alcanzando la superficie apenas un 3 % de la radiación solar
incidente.
Venus extrasolares
Toda esa caja negra de conocimientos que tenemos sobre su pasado geólogico podría iluminarse con la detección de planetas extrasolares similares a Venus. La observación de un número considerable de exoplanetas en la
Astronomía Digital 12 | 45
Le serviría para volvernos a advertir sobre el delicado balance que se establece en una atmósfera planetaria. Aunque nuestro mundo no se vaya a convertir en Venus en
escalas temporales que ahora mismo nos importen, sí que
hemos aprendido en estas últimas décadas que la estabilidad del clima del Holoceno, que nos vio nacer y desarrollarnos como civilización, depende de la firme voluntad de
sus miembros para “preservar y apreciar este punto azul
pálido, el único hogar que hemos conocido”. Ω
Pedro J. Hernández
[email protected]
Naukas
Figura 8: Imagen infrarroja en falso color del lado nocturno de Venus tomada por la cámara infrarroja de la sonda
Akatsuki en las bandas 1.74 µm y 2.26 µm donde empiezan
a abrirse ventanas espectrales que permiten observar hasta
20 km de la superficie (zonas más brillantes) y nubes situadas alrededor de unos 50 km (zonas más oscuras). Fuente:
Sociedad Planetaria.
Figura 9: Comparación de las propiedades de los miembros
del sistema planetario TRAPPIST-1 con el sistema solar.
Fuente: NASA.
zona de Venus, interior a la zona de habitabilidad, podría
proporcionarnos pistas sobre los estados por los que pasó a lo largo de su historia geológica. Incluso podríamos
tener ya unos cuantos candidatos en la zona de Venus, como el planeta B y C del sistema TRAPPIST-1 detectado
en 2017 alrededor de una enana roja ultrafría. Se estima
que TRAPPIST-1b posee una atmósfera muy espesa de
10 a 10000 bar con una elevada concentración de vapor
de agua y temperaturas superficiales de 500 a 1200◦ C,
lo que indican claramente un planeta rocoso que ha sido
víctima de un efecto invernadero desbocado pero que aún
conserva gran cantidad de vapor de agua en su atmósfera.
Carl Sagan hubiese adorado todas estas observaciones.
46 | Astronomía Digital 12
Marte, el planeta soñado
Paco Bellido | Naukas
Cómo los humanos han imaginado Marte a lo largo de la historia
¿Pero quién habitará en esos mundos si están
habitados?
¿Somos nosotros o ellos los señores del mundo?
¿Y cómo es, entonces, que las cosas han sido
creadas para el hombre?
– Johannes Kepler, cita de La Anatomía de la
Melancolía.
Marte en la Antigüedad
Desde la Antigüedad, Marte ha sido un planeta misterioso, un planeta que noche a noche avanzaba de oeste a
este para, de repente, cambiar su dirección durante unos
meses y luego volver a retomarla. Plinio el Viejo, el filósofo romano que murió en la erupción del Vesubio por
querer observar el fenómeno volcánico de primera mano,
llamaba a Marte inobservabile sidus, el astro que no se
puede observar, porque sus movimientos eran poco menos que impredecibles. De hecho, determinar su posición
en el cielo supuso quebraderos de cabeza –literalmente–
para algunos astrónomos. Se cuenta que Georg Joachim
Rheticus, uno de los discípulos de Copérnico, acabó por
darse de cabezazos contra la pared al verse incapaz de
calcular unas efemérides medianamente fiables.
La invención del telescopio supuso el nacimiento de la
areografía, el estudio geográfico de la superficie marciana.
Galileo fue el primero en aventurar que Marte, dada su
órbita más lejana al Sol que la Tierra, no debía mostrar
fases tan claras como Venus o Mercurio, sino un disco
Astronomía Digital 12 | 47
giboso. Y, de hecho, así se lo escribió el 30 de diciembre de
1610 a uno de sus discípulos, el padre Benedetto Castelli:
“...a menos que me esté engañando a mí mismo, creo que
he visto que no es perfectamente redondo”.
En esa época, Galileo había hecho otro gran descubrimiento que, como era su costumbre, anunció en forma de
anagrama: smaismrmilmepoetaleumibunenugttauiras. Kepler reordenó las letras para formar la frase “Salue umbistineum geminatum Martia proles” (Salve, compañeros
gemelos, hijos de Marte). Suponiendo erróneamente que
el mensaje de Galileo se refería a dos satélites marcianos,
aunque adelantándose varios siglos con asombrosa intuición al descubrimiento de Fobos y Deimos. En realidad,
el mensaje que Galileo había ocultado en el anagrama se
refería a Saturno: “Altissimum planetam tergeminum observavi”, o sea, “He observado el planeta más lejano y
tiene forma triple”.
Desvelando Marte
El primer dibujo de Marte del que tenemos noticia fue
obra de Francesco Fontana, abogado napolitano y astrónomo aficionado, además de constructor de telescopios.
En 1636 hace un dibujo en el que se observa una región
oscura, durante algún tiempo se pensó que pudiera corresponder a alguna región destacada de Marte, pero vio
lo mismo en Venus, así que con toda probabilidad Fontana se limitó a plasmar en papel las aberraciones ópticas
propias de su aparato.
Aunque los jesuitas Riccioli y Grimaldi observaron algunas manchas durante una de las oposiciones perihélicas
de Marte, fue el astrónomo neerlandés Christiaan Huyghens quien en 1659 consiguió calcular el período de rotación del planeta rojo observando el desplazamiento noche
a noche de Syrtis Major, una formación que asemeja a una
V oscura fácilmente reconocible en el disco marciano.
Figura 1: Dibujo del disco Marte, Franceso Fontana (1636).
La planete Mars et ses conditions d’habitabilité, Volumen 1,
Camille Flamarion.
planeta rojo. Fue el primero en estudiar los polos, descubrió que están desplazados respecto a los polos geográficos
y también registró la desaparición, a lo largo varios días
de algunas formaciones, fenómeno provocado probablemente por una tormenta de polvo, durante la oposición
de 1704. Esta fue la primera observación de una tormenta
marciana, adelantándose casi dos siglos al estudio de la
siguiente.
La fiebre marciana
Giacomo Filippo registró la desaparición,
a lo largo varios días de algunas
formaciones, la primera observación de
una tormenta marciana
En 1666, siete años después, el astrónomo franco-italiano Giandomenico Cassini descubrió de forma independiente el período de rotación de Marte gracias a los excelentes instrumentos creados por el fabricante romano
Giuseppe Campani. Cassini fue el fundador de una de
las familias astronómicas más importantes de la historia,
tanto él como su hijo (Jacques), su nieto (Cesar-François)
y su bisnieto (Jacques-Dominique) fueron directores del
Observatorio de París. Otro destacado miembro de la familia fue Giacomo Filippo Maraldi, sobrino del primer
Cassini, que realizó un notable estudio del planeta Marte
a lo largo de su vida. Desde 1672 observó cada oposición
marciana y realizó dibujos detallados de sus observaciones
en una época en que casi ningún astrónomo se dedicaba al
48 | Astronomía Digital 12
Tras estas observaciones preliminares de Marte es en
el siglo XIX cuando el estudio del planeta rojo irrumpe
con fuerza en casi todos los grandes observatorios, hasta
el punto de crear una fiebre marciana mundial. El primer
mapa detallado de Marte es obra de dos astrónomos aficionados alemanes, Wilhelm Beer y Johann Mädler, que
utilizaron un magnífico refractor acromático de 9,5 cm
salido del taller del prestigioso Joseph von Fraunhofer.
El jesuita italiano Angelo Secchi observó la oposición
marciana de 1858 con el refractor de 9.5 pulgadas (24
cm) del Collegio Romano. Observó una gran formación
triangular de color azul, sin duda Syrtis Major, aunque
él la bautizó con el nombre de Canale Atlantico. Es la
primera vez se hace referencia a un canal marciano, una
idea que hará correr ríos de tinta en todo el mundo.
La historia es bien conocida, durante la gran oposición
perihélica de 1877 el astrónomo del Observatorio de Brera Giovanni Schiaparelli, conocido por haber vinculado la
lluvia de estrellas de las Perseidas al cometa 109P/SwiftTuttle, volvió a recurrir al término canali para referirse a
unas formaciones naturales visibles en Marte, en la traducción al inglés canale se tradujo como canal (vía de
agua artificial), en lugar de channel (formación geológica natural), lo que dio pie a especular sobre la existencia
de los marcianos. Schiaparelli había observado cuidadosamente la gran oposición de 1877 con un magnífico refractor Merz de 8,6 pulgadas. Buena parte de los nombres
tan evocadores de la geografía marciana, tomados de la
Odisea, de los Argonautas o de la Biblia, son los nombres
con que Schiaparelli bautizó las regiones más reconocibles
al telescopio: Syrtis Major, Hellas Planitia, Arabia Terra,
Chryse Planitia, Ausonia...
Durante la oposición de 1877 también se descubrieron
los dos satélites de Marte, Fobos y Deimos, con unos días
de diferencia gracias al trabajo de Asaph Hall con el refractor de 66 cm, el telescopio más grande del mundo en
la época, del Observatorio Naval de los Estados Unidos
en Washington D.C.
Pero, sigamos con Schiaparelli y su legado. En toda la
historia de la Astronomía quizás no haya habido ningún
descubrimiento que haya hecho volar tanto la imaginación
del público como la afirmación de la existencia de canales en Marte. Su máximo defensor fue el norteamericano
Percival Lowell, un acaudalado astrónomo aficionado que,
tras leer La Planète Mars et ses Conditions d’Habitabilité
del gran divulgador francés Camille Flammarion, se convenció de que había una civilización en Marte que estaba
haciendo un esfuerzo colosal por llevar agua desde los polos hasta las regiones más secas del planeta. Desde su
observatorio de Flagstaff, en Arizona, Lowell fue capaz
de ver una enorme cantidad de canales que casi ningún
otro astrónomo conseguía distinguir.
Siendo justos, hay que reconocer que, si
bien es cierto que Lowell se dejó llevar por
la imaginación, tenía razones de peso para
hacerlo
La razón de que Lowell viera los canales no deja de
ser curiosa. A fin de corregir la aberración acromática
de su refractor de 24 pulgadas, Lowell redujo la abertura
a menos de 6 pulgadas. Esta reducción del diámetro del
objetivo transformó el telescopio en una especie de oftalmoscopio rudimentario con el que Lowell acabó por registrar los capilares de su propia retina proyectados sobre el
disco marciano. Los canales estaban ahí, no había duda
y eso solo podía significar una cosa. En su delirio, llegó
a apuntar que la ciudad capital de Marte se encontraba
en la región de Solis Lacus, por ser donde más canales se
cruzaban.
Siendo justos, hay que reconocer que, si bien es cierto
que Lowell se dejó llevar por la imaginación, tenía razones
de peso para hacerlo. No olvidemos que los canales estaban de moda en la época, el Canal de Suez, el de Corinto
y, posteriormente, el de Panamá, fueron grandes logros
de la ingeniería del momento y, por otra parte, la idea
de la pluralidad de los mundos habitados llevaba muchos
años en boga. En aquella época, uno de sus más firmes
defensores fue el astrónomo francés Camille Flammarion
citado anteriormente. La idea, a fin de cuentas, era que
Dios no se habría dado el trabajo de crear planetas si no
era para poblarlos con criaturas.
¿Aló, Marte?
Figura 2: Primer mapa detallado de Marte (1840). Willhem
Beer y Johann Mädler. La planete Mars et ses conditions
d’habitabilité, Volumen 1, Camille Flamarion.
A lo largo de la historia muchos pensadores han estado
convencidos de que Marte no era un planeta más, sino
otro mundo habitado. La existencia de vida en el planeta
rojo siempre ha sido una posibilidad sugerente. En los
años sesenta el mismo Carl Sagan o Gerard Kuiper, tras
el sobrevuelo de la sonda Mariner 4, apuntaban a que los
casquetes polares menguantes y el oscurecimiento de las
zonas circundantes a los polos podrían ser evidencia de
organismos similares a líquenes que se alimentaban del
vapor de agua procedente del deshielo.
En 1894 hubo otra oposición perihélica y el respetado
observador Edward Emerson Barnard, descubridor de la
Astronomía Digital 12 | 49
estrella que lleva su nombre y de la luna joviana Amaltea, no pudo observar ningún canal con el telescopio de
36 pulgadas del observatorio de Lick, ni siquiera con unas
muy buenas condiciones atmosféricas. No fue el primero
en apuntar a una ilusión óptica. El pintor y astrónomo
aficionado Nathaniel Green, que hizo un precioso mapa
a lápiz de Marte durante la oposición de 1877, ya sugirió
que los canales solo estaban en la imaginación de quienes
los veían. Finalmente los cuidadosos mapas marcianos del
observador de origen griego Eugène Antoniadi a principios del siglo XX hicieron que la historia de los canales
fuera cayendo en el olvido. Aún así, las ideas de Lowell
tuvieron eco en la literatura, recordemos La guerra de
los mundos de H.G. Wells o la serie de novelas marcianas de Edgar Rice Burroughs, también autor de Tarzán.
Pero la fiebre marciana no se limitó a la literatura, también hubo intentos de comunicación con los marcianos.
Algunos científicos, como Joseph Johann von Littrow, director del Observatorio de Viena, propusieron plantar en
Siberia una serie de árboles de forma que representaran
un triángulo rectángulo con un cuadrado en cada uno
de sus lados, la famosa demostración gráfica del teorema de Pitágoras. El triángulo sería visible desde Marte
con un telescopio y con una figura matemática tan clara,
los marcianos sabrían que en el tercer planeta había vida
inteligente.
Camille Flammarion había propuesto en 1891 el Premio Guzman, dotado con 100 000 francos, para la persona
que en el plazo de 10 años fuese capaz de comunicarse con
habitantes de otro planeta y recibir respuesta. Sin embar-
Figura 3: Percival Lowell observando Venus de día con con
el telescopio de 61 cm en Flagstaff, en 1914.
50 | Astronomía Digital 12
go, Marte quedaba específicamente excluido del premio.
La razón era que estaban casi seguros de que el planeta estaba habitado y sería demasiado fácil detectar una
señal. Se informó de la presencia de luces anómalas en
la superficie de Marte que se entendieron como intentos
marcianos de comunicarse con los terrícolas. A principios
del siglo XX se conjeturó acerca de la comunicación mediante señales de radio y numerosos científicos propusieron sistemas, entre ellos Tesla (1901) y Marconi (1919).
Durante la oposición marciana de 1926 se intentó establecer contacto por radio, algo de lo que se hizo eco la prensa
inglesa. El astrónomo David Todd y otros organizaron sesiones de escucha de ondas de radio durante la oposición
marciana. Los resultados fueron negativos, como era de
esperar. Ni que decir tiene que también hubo otros intentos de establecer contacto mucho más rocambolescos.
En toda Europa y en Estados Unidos hubo
médiums que afirmaban comunicarse con
habitantes de Marte mediante escritura
automática, viajes astrales o telepatía
En toda Europa y en Estados Unidos hubo médiums
que afirmaban comunicarse con habitantes de Marte mediante escritura automática, viajes astrales o telepatía.
Los médiums más famosos de finales del siglo XIX intentaron inaugurar las comunicaciones interplanetarias. En
Cádiz, una médium explicaba: “El Sol, los planetas y sus
satélites tienen sus propios habitantes, que tienen un destino complejo. Cada una de las humanidades que habita
estos globos tiene una doble existencia, visible e invisible...”. El obispo de la ciudad, Servando Arbolí, organizó
en 1857 una quema pública de los libros espiritistas. El
libro Luz y verdad del Espiritualismo supuso todo un escándalo en España a mediados del siglo XIX.
En otros países empiezan a aparecer libros de contactos. En The Soul of Things, William Denton (1823-83) y
su esposa describen los diversos viajes que han realizado
al planeta rojo en estado de trance. Describen varias especies más o menos humanas, pero bastante similares al
hombre. En Suiza, Hélène Smith, procedente de una respetable familia de Ginebra, afirma comunicarse con un ser
de Marte en sus sesiones espiritistas. Llegó hasta el punto
de crear un idioma marciano con escritura, sonidos y gramática que, tras un estudio a fondo, resultó ser ni más ni
menos que una versión modificada de su lengua nativa, el
francés. Théodore Flournoy, profesor de Psicología de la
Universidad de Ginebra, estudió su caso. Hélène consideró
que su escepticismo era una traición y dejó de colaborar
con él. Sara Weiss fue una autora americana que publicó
dos libros sobre sus viajes astrales al planeta rojo, Ento,
en lengua marciana: Journeys to the Planet Mars (1903) y
Decimon Huydas: A Romance of Mars (1906). Sus libros
describen los viajes realizados con la compañía de algunos guías espirituales, el principal un tal Carl De L’Ester,
pero también otros como Giordano Bruno o el mismísimo
Alexander von Humboldt. Los viajes tuvieron lugar entre
1893 y 94. En estos libros se cuenta lo que se especula en
Figura 4: Cartel del Aelita: Princesa de Marte. Película soviética de ciencia ficción dirigida por Yakov Protazanov en
1924.
la prensa del momento, que la civilización marciana está
llevando a cabo inmensos proyectos de irrigación del planeta con obras colosales de ingeniería. No cabe duda de
que la opinión de Lowell y Flammarion había calado hondo en el imaginario popular. Hugh Mansfield Robinson,
vidente y médium, declaró haber visitado una estación de
radio durante su primer viaje astral a Marte en 1918.
Aunque las ideas de un viaje astral interplanetario o
de reencarnación en otros planetas nos parezcan ridículas,
hay una larga tradición detrás. En Entretiens sur la pluralité des mondes (1686) Bernard de Fontenelle ya plantea
que los planetas creados por Dios tienen que albergar vida. La idea moderna de la comunicación con seres de otros
planetas nace de la mente del místico sueco Emanuel Swedenborg (1688–1772), en su obra describe conversaciones
con habitantes de todos los planetas conocidos. A diferencia de Percival Lowell, muy escéptico con el espiritismo,
el astrónomo francés Camille Flammarion plantea en sus
novelas Lumen y Urania la idea de la reencarnación en
otros planetas.
El período entre las dos guerras mundiales puso fin a
estas disquisiciones sobre la comunicación con Marte por
medios espiritistas, pero la esperanza de encontrar vida,
ahora reducida a formas primitivas microscópicas sigue
teniendo muchos defensores en pleno siglo XXI.
Marte ha seguido conservando protagonismo en la ciencia ficción de las últimas décadas, baste señalar la trilogía
Figura 5: Instrumental utilizado por hipotéticos exploradores en busca de agua en Pavonis Mons, un volcán en escudo situado en el ecuador de Marte. Fuente: Pat Rawlings/NASA.
marciana de Kim Stanley Robinson formada por los títulos Marte rojo (1992), Marte verde (1993) y Marte azul
(1996) o el best seller El marciano (2011) de Andy Weir.
Estas obras se anticipan a la llegada del ser humano al
planeta rojo, un anhelo largamente aplazado, y a la terraformación de un entorno hostil.
Hemos recorrido un largo camino, desde el momento en
que el hombre comenzó a observar sin comprenderla esa
luz de color rojo que se movía de forma caprichosa en el
cielo hasta la actualidad, una época donde las sondas espaciales analizan in situ las propiedades físicas de Marte.
Si nuestra civilización sigue el curso esperado llegará el
momento de que un ser humano pise Marte y entonces,
por fin, dejaremos de considerarlo un mundo soñado para
juzgarlo como una realidad física bajo nuestros pies. Ω
Paco Bellido
[email protected]
Otros Mundos, El beso en la Luna, Naukas
Astronomía Digital 12 | 51
Eventos astronómicos que cambiaron la
historia
Jesús Gerardo Rodríguez Flores | Grupo Astronómico Gómez Palacio, México
Nuestro destino no está escrito en las estrellas... pero sí han influído en los acontencimientos
Los átomos de los cuales estamos constituidos, se formaron hace millones de años en el interior de las estrellas.
Retomando las palabras de Carl Sagan en su obra Cosmos
(1980), somos hijos de las estrellas, pero también deberíamos agregar una advertencia para los aficionados a las
predestinaciones místicas: nuestro destino no está regido
por ellas. Al menos no al nivel de los horóscopos y las cartas astrales que tanto gustan los astrólogos por fomentar.
Lo cierto es que una serie de eventos de tipo físico sí han
influido en diversos acontecimientos de nuestra existencia
tanto como especie como civilización.
Desde el momento en que vivimos en un mundo ligado
gravitacionalmente a nuestro astro rey, no podemos evi52 | Astronomía Digital 12
tar su influencia física. La más evidente es la radiación
solar que recibimos, la cual nos proporciona temperaturas propicias para conservar agua líquida a temperatura
ambiente. Los seres vivos que inician las cadenas alimenticias de nuestra naturaleza son autótrofos, esto es, pueden
sintetizar su propia alimentación con tan solo ayuda de
la radiación solar. Esta característica de plantas y algas,
sustentan el inicio de la secuencia alimenticia de la cual
dependen todos los seres vivos del planeta.
La crónica de Herodoto
Existen dos eventos históricos de clásica mención en
cular que Tales hubiera deducido que los ciclos de eclipses
(denominados posteriormente como saros) se repetían cada 223 lunas (o meses sinódicos) dando lugar a un ciclo
de aproximadamente 18 años y 11 1/3 días. De tener acceso al registro de un eclipse del 18 de Mayo de 603 a.C.
en la porción norte del Mar Rojo, tal vez calculó que otro
eclipse debería ocurrir el 28 de mayo de 585 a.C. Pero
sería muy difícil que pudiera determinar dónde el eclipse
ocurriría, puesto que la rotación terrestre desplazaría el
lugar del eclipse casi un tercio de la circunferencia terrestre, siendo la conclusión de dicho eclipse en Asia Menor
(Littmann & Willcox, 1991). Sin embargo, el gran mérito
de Tales de Mileto sería haber aventajado a otros sabios
en la deducción de cuando ha de ocurrir un eclipse, sobre
todo porque el ciclo de Saros es atribuido al sabio Beroso,
casi doscientos años después.
Figura 1: Eclipse que finalizó sobre Asia Menor pronosticado
por Tales de Mileto.
los libros de astronomía que tuvieron una conclusión final influenciada por eventos astronómicos. El primero de
ellos es mencionado por el historiador griego Herodoto
de Halicarnaso en su clásica obra Los Nueve Libros de la
Historia, donde nos menciona como una guerra en Asia
Menor, entre Lydios y Medos tuvo conclusión por causa
de la fase de totalidad de un eclipse de Sol:
...se originó entre Lydios y bledos (medos) una
guerra que duró cinco años, en cuyo tiempo la
victoria se declaró alternativamente por unos
y otros. En las diferentes batallas que se dieron, hubo una nocturna en el año sexto de
la guerra que ambas naciones proseguían con
igual suceso, porque en medio de la batalla
misma se les convirtió el día repentinamente
en noche; mutación que Thales Milesio había
predicho a los Jonios, fijando el término de ella
en aquel año mismo en que sucedió. Entonces
Lydios y Medos, viendo el día convertido en
noche, no solo dejaron la batalla comenzada,
sino que tanto los unos como los otros se apresuraron a poner fin a sus discordias con un
tratado de paz (Herodoto).
Según continúa la crónica del Padre de la Historia, los
reyes Aliates y Ciaxares casaron a sus hijos para formalizar la alianza de paz. Dicho acontecimiento ocurrió el
28 de mayo del año 585 a.C (Asimov, 1982). El filósofo
a quien Herodoto atribuye descifrar que el oscurecimiento fue un eclipse de Sol es Tales de Mileto, considerado
el primero de los siete grandes sabios griegos. Se sabe
que Tales fue hijo de padres fenicios, y al ser de la ciudad jonia de Mileto, vivió en un entorno donde Egipto y
Babilonia eran grandes socios comerciales de dicha ciudad. Muy probablemente llegó a visitar Egipto, donde los
sacerdotes registraban con mucha devoción todo acontecimiento astronómico o meteorológico, o tuvo acceso a los
registros de Caldea (Babilonia) donde ya se registraban
en tablillas cuneiformes los eclipses. Es interesante espe-
El eclipse de Colón
El segundo evento clásico, muy extendido en los libros
de astronomía tuvo que ver con la difícil situación que
enfrentaron Cristóbal Colón y sus expedicionarios en tierras americanas durante su cuarto viaje hacia el año 1503
(Eslava Galán, 1992).
Pero antes de entrar al anecdotario vale relatar que
la historia no tendría un final feliz para los españoles si
no fuera por la inestimable aportación de un erudito alemán de nombre Johann Müller von Königsberg, también
conocido como Regiomontano (Regiomontanus en latín).
Nacido en 1436 fue un niño prodigio de las matemáticas
que entró a la universidad de Leipzig a la edad de once
años. Sus trabajos astronómicos fueron extensos, pero uno
de sus decisiones más trascendentes fue emplear la recién
inventada imprenta de Gutenberg como un recurso para
divulgar información. Así fue como publicó varios textos
científicos, con diagramas muy precisos. Tal vez el más
famoso de todos fue su Kalendarium el cual cubría los
eventos a ocurrir del año 1475 al 1506 (BGC, 2012). Las
tablas astronómicas incluían detallada información sobre
el sol, la luna y los planetas, así como las más importantes estrellas y constelaciones con las cuales navegar. Por
Figura 2: Eclipse de Colón en el Calendario de Regiomontanus.
Astronomía Digital 12 | 53
ello se convirtieron en obras de suma importancia para cualquiera que se aventurara a mares desconocidos en
búsqueda de nuevas fronteras. Se dice que Cristóbal Colón y Américo Vespucio llevaban su propia copia de las
efemérides de Regiomontanus en sus viajes (Rao, 2008).
Y precisamente en ese cuarto y aciago viaje al nuevo
mundo, Colón buscaría el paso hacia el mar que llevara
a los españoles hacia las tierras de Oriente (empresa fallida, puesto que el descubrimiento del Océano Pacífico
no llegaría hasta diez años después por Vasco Núñez de
Balboa). Sin embargo, lo reducido del presupuesto y el
mal estado de las embarcaciones hizo que la exploración
tuviera que acortarse para buscar desesperadamente llegar a la isla La Española. Colón había partido con cuatro
embarcaciones, las carabelas la Capitana y la Santiago,
y dos naos, el Gallego y el Vizcaíno. Las naves se vieron afectadas por una especie de gusanos que pudrían la
madera hasta dejar a las embarcaciones en estado innavegable. Las tripulaciones tuvieron que trasladarse a las
otras dos embarcaciones. Llegó un momento en que a las
naves el agua casi les llegaba a cubierta. La tripulación
se turnaba día y noche para achicar el agua con las tres
bombas de abordo e innumerable cantidad de calderos.
Finalmente Colón tomó la decisión de embarrancar las
naves en la bahía de Santa Gloria de la isla de Jamaica
y apertrecharse para cualquier ataque de los indios del
lugar. Era el 25 de junio de 1503.
Aprovechando la proximidad del eclipse de
luna del 29 de febrero de 1504, Colón
convocó al líder cacique de los indígenas
Colón envió a tres marinos en una barca hacia la isla
La Española para pedir auxilio. Mientras, entabló amistad con los indios del lugar tratando de establecer un
trueque de baratijas por alimentos. Muy necesario porque
las reservas de la tripulación estaban agotadas, y las que
quedaban ya estaban en muy mal estado. Colón esperaba
que eso ayudara a darles tiempo mientras el Gobernador
Ovando de La Española mandaba un navío de rescate por
los náufragos. Sin embargo, Colón ya no era tan apreciado como en sus primeros viajes, y la expedición de rescate
tardaría un año en partir. Con tanto tiempo transcurrido,
a los españoles se les acabaron los cascabeles y cuentas de
vidrio con los cuales comerciar por granos, conejos o pan
que los indios les proveían. Además las relaciones con los
indios se complicaron cuando un grupo de marinos rebeldes se escaparon, y tras un fallido intento de hacerse a la
mar en canoas de los indígenas, terminaron sobreviviendo del pillaje a los indios. Ante estos hechos, y la falta de
mercancía para trueque, los indios dejaron de surtir de
alimentos al grupo de Colón.
En el momento más desesperado, el navegante genovés
se percató que en el calendario del Regiomontano señalaba un eclipse de luna para el 29 de febrero de ese año,
1504. Aprovechando dicho conocimiento, y con la fecha
próxima, convocó al líder cacique de los indígenas y le
recriminó a nombre de Dios el poco cuidado que tenían
54 | Astronomía Digital 12
Figura 3: El mapa de Vinlandia, siglo XV. Fuente: Yale University Press.
de surtirlos de alimentos. Le sentenció que Dios los castigaría con una grandísima hambre y peste, y que para
muestra de su enojo divino les mandaría al tercer día una
señal del cielo. Indicó a los indios que observaran dicha
noche la salida de la luna, llena de la ira de Dios.
Es de esperar que los indígenas regresaron con una mezcla de miedo e incredulidad con esa advertencia, pero sin
duda la semilla de la incertidumbre les quedó depositada en su subconsciente. Cuál sería su sorpresa cuando al
tercer día la luna salió por el horizonte, grande y con un
tono rojizo de intensa furia.
Relata Don Fernando Colón, hijo del Almirante, que
los indígenas regresaron dando alaridos y suplicándole a
Colón que intercediera por ellos ante su Dios para que
aplacara su furia y los perdonara. A cambio, gustosos
proveerían de alimentos a los náufragos españoles. Colón
aceptó interceder ante su Dios, e indicó que se retiraría
a sus aposentos por cincuenta minutos para hablar con
Dios. No obstante, lo que realmente hizo, fue medir con
un reloj de arena el tiempo que durarían las fases del
eclipse, según el almanaque del Regiomontano. Cuando
calculó que la fase de totalidad del eclipse empezaría a
ceder, Colón apareció nuevamente ante los indígenas para
decirles que Dios los había perdonado y que poco a poco
la Luna recuperaría su luminosidad habitual. De esa manera, Colón y los náufragos españoles lograron sobrevivir
con alimentos provistos por los indígenas hasta el arribo
de una carabela de rescate desde La Española, el 29 de
Junio de 1504.
Vinlandia
Aunque de inicio parecía que sólo era producto de tradiciones y leyendas, las investigaciones de diversos historiadores y arqueólogos nos han acercado a una historia
cada vez más veraz, de que quinientos años antes de Cristóbal Colón, ya hubo europeos explorando las costas del
continente americano. Y ese mérito correspondió a los
vikingos. El estereotipo que tenemos de los vikingos es
producto de quienes escribieron sobre ellos en su época.
Esos escritores eran principalmente los monjes escribas
víctimas de los despojos habituales de los hombres del
norte. Los vikingos eran una civilización hábil para navegar y para guerrear. Eran vistos por los cristianos como
bestias diabólicas que no respetaban la vida ni la propiedad ajena durante sus incursiones en las diversas costas
de Europa. Por lo regular, cuando atacaban para hacerse
con un botín, los normandos eran muy prácticos, y acostumbraban tomar por asalto aquellos asentamientos que
sabían estaban bien surtidos de provisiones, objetos preciosos y prácticamente sin ninguna medida defensiva que
les impidiera el despojo. Esos sitios eran habitualmente
los monasterios y las abadías, donde los monjes eran presa
fácil de los normandos. Siendo sus víctimas, de los pocos
cronistas de la época, es de entender que los retrataran
como salvajes endemoniados que no respetaban ni su vida consagrada ni sus símbolos sagrados (tal vez de allí el
cliché de representar a los vikingos con cascos de cuernos,
cosa que nunca usaron).
Erik el Rojo abandona Islandia para huir
de la justicia y en el año 981 descubre la
costa de Groenlandia
Lo cierto es que los vikingos eran bastante civilizados,
más que muchas comunidades que les temían. Estaban
regidos por leyes muy modernas donde la mujer tenía
igualdad de derechos, eran amantes de la poesía y mucho de su vocabulario fue adoptado por las lenguas del
norte de Europa. Pero sobre todo, eran fantásticos navegantes. Sus embarcaciones eran ligeras y navegaron desde
los mares del norte hasta toda la costa del Mediterráneo.
En aquel entonces, los navegantes europeos eran temerosos de navegar sin tener a vista la costa, pues era obvio
su temor a perderse en mares desconocidos y naufragar.
En cambio, los vikingos vencieron ese temor y navegaron los mares del norte a pesar de que el clima del norte
no dejaba muchas veces observar el sol y las estrellas.
Con el tiempo, los vikingos encontraron nuevos territorios como las Islas Feroe y posteriormente Islandia, que
fuera descubierta probablemente hacia el 860 de nuestra
era por Naddoddr. Posteriormente el legendario Erik el
Rojo abandona Islandia para huir de la justicia y en su
navegación hacia el poniente descubre en el año 981 la
costa de Groenlandia, la puerta de entrada al continente
americano. Posteriores viajes hacia el sur permitieron el
descubrimiento de nuevas tierras, en lo que ahora identificamos como la costa canadiense. Los relatos narran
la primicia del descubrimiento a Bjarni Herjolfsson en el
985 (Wilbur, 1997) y posteriormente al hijo de Erik, Leif
Eriksson hacia el año 1000 (Hubert H., 2003). Todo parece indicar que los vikingos lograron tener asentamientos
tanto en Groenlandia como en tierras americanas más al
sur durante algún tiempo.
Algunas de las suspicacias que estos relatos levantaron en los historiadores parecían justificadas. Los nombres dados a los nuevos territorios por los vikingos parecían más una estrategia para convencer que los territorios
eran propicios para la llegada de nuevos colonos. Por un
lado Groenlandia (Greenland) significa Tierra Verde, un
color poco evidente en un territorio cubierto de blancas
nieves. Y ni qué decir de Vinland (la tierra de la vid o
del vino). ¿Había referencias históricas ajenas a los vikingos que avalaran sus crónicas? ¿Cómo pudieron viajar
tan lejos sin el uso de tablas astronómicas que aparecerían en Europa hasta siglos después? ¿Y dónde estaban
las ruinas arqueológicas en América que demostraran la
presencia normanda?
Parte de las dudas sobre este tipo de asentamientos
quedó soportado por las investigaciones que posteriormente se efectuaron. Algunas de ellas, incluso en los archivos vaticanos donde había registros de la asignación
de un obispo para esas tierras en 1124 (los normandos
ya eran cristianos), así como la construcción de una catedral en Gardar (Garðar, Groelandia). También existían
registros sobre la construcción de doce iglesias, un monasterio agustino y un convento benedictino. La diócesis
de Gardar permaneció vigente hasta finales del siglo XVI
cuando los contactos con Europa disminuyeron hasta desaparecer. También en Norteamérica aparecieron algunos
documentos muy polémicos, como el presunto mapa que
mostraba a Vinlandia cuya autenticidad aún se debate.
Por otro lado en la Biblioteca Nacional de París está el
denominado Mapa de Caverio fechado en 1503-1505 que
ya muestra los territorios descubiertos por los vikingos.
Finalmente, la piedra angular del misterio quedó resuel-
Figura 4: Mapa que muestra la probable ruta de viaje desde
Groenlandia a Vinlandia. Fuente: Finn Bjøqrklid.
Astronomía Digital 12 | 55
Figura 5: Reconstrucción de casa nórdica en L’Anse aux
Meadows, Canadá. Fuente: D. Gordon E. Robertson.
to gracias al descubrimiento en 1960 de un asentamiento
vikingo en L’Anse aux Meadows, en Newfoundland (Terranova, Canadá). El descubrimiento se lo debemos a la
arqueóloga Anne Stine Ingstad y su esposo, el famoso
explorador noruego Helge Marcus Ingstad (Woo, 2001).
El asentamiento estaba formado por al menos ocho edificios (tres viviendas, una forja, un aserradero y tres almacenes). En las viviendas se encontraron centenares de
objetos, entre ellos utensilios de costura idénticos a sus
similares a los vikingos de dicha época, lo que además
de confirmar el origen de la colonia, indujo a pensar que
también había presencia de mujeres en el asentamiento
(Ingstad H. , 1972). Algunos investigadores sugieren que
L’Anse aux Meadows es Leifsbúðir, un asentamiento vinlandés descrito en las sagas nórdicas. Esto último se ve
soportado por el descubrimiento de leyendas de las tribus
amerindias conocidas como algonquinos, quienes al parecer llegaron a tener incluso enfrentamientos armados con
los normandos. En sus leyendas, hablan del Reino de Saguenay, un poblado de una raza de hombres rubios, ricos
en pieles y metales (Ingstad & Stine Ingstad, 2000).
Las piedras solares usadas por los vikingos
para navegar por climas adversos
probablemente eran cordierita
La ciencia también despejó la duda de cómo los vikingos pudieron navegar hasta territorios tan distantes de la
costa europea sin tablas astronómicas y con climas adversos que impedían observar la posición del Sol. Las crónicas
mencionaban que los navegantes nórdicos utilizaban para
guiarse una llamada piedra de sol, sin embargo, ningún
objeto de ese tipo había sido descubierto. Era de esperarse que eso pasara, puesto que los navegantes vikingos
acostumbraban que a su muerte su ritual funerario consistiera en que su cuerpo y pertenencias ardieran junto
a su embarcación. Pero investigaciones recientes llevadas
a cabo por el departamento de óptica de la Universidad
Eötvös Lorànd de Budapest, Hungría, han concluído que
las piedras solares usadas por los vikingos probablemente era cordierita, un silicato rico en hierro, magnesio y
aluminio que llega a ser confundido con el cuarzo. Dicha
56 | Astronomía Digital 12
cordierita en condiciones de neblina, al recibir los rayos
del Sol, crea un efecto de polarización que intensifica la
luz en dirección a donde se ubica el Astro Rey (Szaz,
Farkas, & Horvath, 2016).
A la astronomía le tocaría develar el último misterio de
la saga vikinga. ¿Qué hizo que los vikingos abandonaran
sus colonias en América y Groenlandia? Por los registros sabemos que la diócesis de Gardar en Groenlandia
fue abandonada a inicios del siglo XIV. La causa de ello
se refiere a que los mares empezaron a resultar intransitables por los témpanos de hielo, lo que ocasionó que
disminuyera la cantidad de barcos que hacían la travesía
de Islandia a los territorios más al poniente. Las tierras
americanas fueron las primeras en ser abandonadas, y las
groenlandesas fueron las que más resistieron, hasta que
las condiciones meteorológicas se impusieron.
La solución del enigma pasa por el estudio del Sol y
sus manchas solares. Las manchas solares son regiones
más frías de la superficie de nuestra estrella, las cuales
por contraste aparecen como manchas oscuras a nuestra
vista. Las manchas son ocasionadas por puntuales campos magnéticos. Sus temperaturas son de unos 4500◦ K,
a comparación de los 5800◦ K de la fotósfera. Con el registro de las variaciones de manchas sobre el disco solar,
se ha establecido la existencia de un ciclo de once años
que transita de un mínimo solar con casi la ausencia de
manchas solares, hasta un máximo donde éstas son muy
abundantes. A su vez, otros instrumentos de observación
han determinado que el Sol posee otro ciclo, éste de 22
años, donde invierte la polaridad de su campo magnético influido por estas variaciones en el ciclo de manchas.
Los precursores en la observación de las manchas solares
fueron Galileo Galilei, Christopher Scheiner y Johann Fabricius en el siglo XV. Su observación y registro continuó,
pero se perdió interés ante la misteriosa desaparición de
las mismas entre 1645 y 1715.
Aunado a los registros de las manchas solares, se descubrió una curiosa relación entre el comportamiento del
sol y algunas condiciones meteorológicas de larga dura-
Figura 6: Cristal de espato de Islandia. Fuente: ArniEin.
Figura 7: Variaciones del registro de 14 C, relacionadas con
en la actividad solar. Fuente: Leland McInnes.
ción en nuestro planeta. Después se descubriría que la
ausencia de manchas solares en el periodo de 1645 y 1715
coincidió con un periodo de muy bajas temperaturas en
Europa. En esa época ocurrió el denominado Mínimo de
Maunder (de su codescubridor, Walter Maunder, 1894),
donde las manchas solares se ausentaron de la superficie
del Sol y las temperaturas en Europa descendieron entre
1◦ y 2◦ C y afectaron sobre todo Norteamérica y el norte de Europa. Las crónicas relatan como el río Támesis
permaneció congelado y la gente pudo patinar en él. Las
cosechas se perdieron, y el astrónomo Jean Picard en el
Observatorio de París comentaba en su diario de 1671 de
su júbilo al descubrir una mancha sobre la superficie del
Sol pues tenía una década sin ver alguna (Uriarte, 2010).
Igual se descubrieron otros mínimos de manchas como
son el de Wolf (hacia 1300), Spoerer (hacia 1500) y Dalton (1800-1830) que coincidieron con disminución en la
temperatura en la Tierra.
¿Fue un mínimo así lo que influyó a las navegaciones
vikingas? El tiempo permitiría explicar la navegación y
colonizaje vikingo en un sentido radicalmente contrario,
y por ende el abandono posterior de las tierras americanas. Para ello primero había que conseguir registros de la
actividad solar entre los siglos IX y XIV.
El Periodo Cálido Medieval facilitó la
navegación de los vikingos en mares más
al norte y poniente
El problema para determinar la actividad solar previa a
los registros de manchas solares del siglo XV fue solucionado de manera ingeniosa. No sólo se acudió a registros
astronómicos chinos, sino que además se descubrió que
la evolución de las manchas solares y la actividad solar
se podían deducir con la concentración de carbono-14 en
la madera de los anillos de los árboles y del berilio-10
en los sondeos de los hielos. Así fue como se descubrió
que en el período entre 1100 y 1250 hubo un aumento
en la actividad que sería conocido como Máximo Solar
Medieval que provocó un aumento en la temperatura. Al
final se encontró que un periodo de altas temperaturas se
había extendido en un rango que abarcó desde los años
700 hasta el 1300, y el apogeo de esta etapa debió ocurrir
hacia 1100. Fue denominado Periodo Cálido Medieval, el
cual fue propicio para las cosechas en Europa pero también facilitó la navegación de los vikingos en mares más al
norte y poniente, las cuales quedaron libres de témpanos
de hielo.
Si esas condiciones hubieran prevalecido, la historia del
planeta hubiera sido muy diferente. La hegemonía nórdica
sobre mares y territorios tal vez hubiera dado lugar a un
vasto imperio cristiano muy diferente del surgido por las
colonias españolas y portuguesas posteriores al descubrimiento colombino. Sólo hay que imaginar una Norteamérica colonizada por normandos, que tal vez hasta nuestras
épocas actuales hablara danés en lugar de lengua anglosajona y franca. Pero las condiciones de actividad solar
impidieron que los asentamientos americanos vikingos pudieran prosperar. En el siglo XIV el clima cambió abruptamente para iniciar un nuevo periodo de temperaturas
bajas. El paso entre Islandia y Groenlandia se volvió muy
complicado y las embarcaciones terminaron por abandonarlo. Los colonos groelandeses regresaron a Islandia y
otros territorios, agobiados por el fracaso de las cosechas.
Sin duda otro factor fue el acoso de los indígenas Inuit
(esquimales) que también escapaban hacia el sur por el
intenso frío, al igual que lo hacían las focas, uno de sus
principales fuentes de alimento. Cualquier colono nórdico
que haya sobrevivido, seguramente terminó integrándose
a la sociedad esquimal.
Aviso a navegantes
También nuestra actual civilización puede sufrir un giro
de tuerca imprevisto producto de un evento astronómico.
Y no nos referimos a cuestiones de percepción de eventos
celestes, como sucedió en Asia Menor o con los isleños de
Jamaica ante Colón. Hemos continuado investigando la
actividad solar y sabemos que en ocasiones el Sol genera destellos de alta energía, corrientes de protones y flujos de masa coronal que al alcanzar nuestra magnetósfera
pueden causar perturbaciones electromagnéticas intensas,
capaces de inutilizar satélites artificiales e incluso causar
masivos apagones que pueden crear un caos en las actividades humanas. Somos una civilización que depende
para su progreso de la energía eléctrica y del funcionamiento de millones de dispositivos electrónicos. Y el Sol,
en cualquier momento nos puede dar una desconocida.
Suficiente razón para continuar poniendo nuestros ojos
en el cielo. Ω
Jesús Gerardo Rodríguez Flores
Grupo Astronómico Gómez Palacio, México
facebook.com/portalmegacosmos
megacosmos.blogspot.com
[email protected]
Astronomía Digital 12 | 57
Necesitamos la interrupción de la noche
Martin Pawley | Agrupación Astronómica Coruñesa Ío
No puede haber astrónomos sin estrellas.
El romanticismo de la noche
Permitidme que empiece contando una historia sobre
un muchacho y un telescopio.
El escenario de esta historia es Lawrence, Massachussets, Estados Unidos. El año es 1889. El muchacho se
llama Robert y es huérfano de padre; tiene quince años
y lee con avidez una revista a esa altura ya veterana,
Youth’s Companion. Una publicación que había nacido
en 1827 dirigida al público más joven con el ánimo de
promover “la virtud y la piedad y servir de aviso contra
toda forma de transgresión”. Con el paso de los años la
orientación cambió sensiblemente y hacia el final del siglo
la revista se abría a un público más diverso: sus páginas acogieron textos de autores legendarios como Mark
Twain, Jack London o Emily Dickinson.
58 | Astronomía Digital 12
Youth Companion destacó también por sus estrategias
de promoción. Invitaba a sus lectores a buscar suscriptores nuevos y a cambio les ofrecía regalos, entre los que
no eran infrecuentes los kits científicos. En aquel 1889 la
recompensa para los jóvenes más diligentes era un telescopio. Con la ayuda de su madre en la búsqueda de nuevos
compradores de la revista, Robert se hizo merecedor del
prometido telescopio refractor e hizo de uno de los cuartos de su casa su primer observatorio. Para familiarizarse
con el cielo devoró los libros disponibles en la Biblioteca
Pública de Lawrence. Leyó y releyó los atlas astronómicos
y se enamoró en especial de un libro, Our Place among
the Infinities, escrito por el astrónomo Richard Anthony
Proctor, autor de algunos mapas de Marte y fundador de
una revista de divulgación, Knowledge. En el desarrollo
de esta publicación contó, por cierto, con la ayuda de su
hija Mary Proctor que luego tendría una celebrada carrera como comunicadora científica: escribió infinidad de
artículos y dio cientos y cientos de charlas en diversos
países.
La maravilla del cielo chocaba con la pesada inercia
de la vida escolar. En diciembre de 1891 nuestro Robert
escribía, con inconfundible frustración adolescente, estas
frases en el periódico del instituto de Lawrence:
En el mismo poema un verso posterior reclama: “we
need the interruption of the night”. Necesitamos la interrupción de la noche2 .
Uno de los mejores poetas gallegos, Xosé María Díaz
Castro, escribió en el único libro que publicó en vida,
Nimbos (1961):
A noite é necesaria
pra que ti poidas ver
“La rutina de la vida escolar que se nutre enteramente de libros es increíblemente monótona, tan monótona, de hecho, que nos deprime
no tener la certeza de si un día sabremos o no
lo que aprendimos ayer; un poco de observación real sobresaldría entre toda esta negrura
igual que la Luna sobresale en la oscuridad
cuando la miramos a través de un telescopio;
hace que la oscuridad parezca agradable”.
Acabó el instituto, desempeñó diversos oficios, se casó,
fue a la universidad de Harvard, lo dejó y, finalmente,
gracias a su abuelo, se hizo con una granja en Derry, New
Hampshire. Allí vivió con su mujer Elinor durante varios
años. Por la mañana temprano, antes de ocuparse de las
labores del campo, se levantaba para escribir poesía. La
leyenda literaria de nuestro Robert brota de verdad a esta
altura. Porque nuestro Robert es Robert Frost, uno de
los grandes nombres de la poesía estadounidense, cuatro
veces ganador del Pulitzer, cifra récord para ese premio.
La exposición a la luz artificial agrede a la
naturaleza, a nuestra salud y acaba con el
patrimonio cultural del cielo nocturno
Robert Frost amaba el cielo nocturno. Observó el cielo
en su juventud, lo observó mientras vivió en el campo, lo
observó con seguridad durante los años, casi veinte, que
dio clases de inglés en el Amherst College de Massachussets, donde había un observatorio que tenía, cuando él
llegó en 1917, un telescopio de 18 pulgadas. Amaba el firmamento y el firmamento asoma en poemas suyos como
The Star-Splitter, Canis Major o Fireflies in the Garden.
En su poesía también está presente la desaparición de la
noche. A lo largo de su vida Robert Frost asistió a la electrificación de su país, a la domesticación incandescente de
tierras que antes eran salvajes. La luz artificial amenaza
la noche, como apunta con ironía el poema The Literate
Farmer and the Planet Venus:
The idea is no doubt to make one job
Of lighting the whole night with one big blob
Of electricity in bulk the way
The sun sets the example in the day 1 .
1 En atrevida traducción española: La idea es sin duda acometer
el trabajo / de alumbrar la noche con un gran trastajo / de tanta
electricidad que nos haría / creer que luce el Sol, como de día.
sobre o medo e o mal
as estrelas arder.
Necesitamos la interrupción de la noche. La noche es
necesaria.
Hoy sabemos que además de una verdad poética, estos
dos versos son también una verdad científica. Hoy conocemos el impacto de la contaminación luminosa en ámbitos
muy diferentes. Comprendemos cómo la exposición a la
luz artificial por la noche agrede la naturaleza y nuestra
salud, dilapida dinero y acaba con el patrimonio cultural
del cielo nocturno.
La noche y los ciclos biológicos
Desde que surgieron las primeras formas de vida en
la Tierra hace unos cuatro mil millones de años nuestro
planeta giró sobre sí mismo un billón de veces. Es una
gruesa aproximación, pero nos vale. Un billón de días con
su correspondiente billón de noches. La vida, en todas
sus formas, evolucionó acostumbrándose a esa alternancia
de luz y oscuridad, de horas bajo el dominio del Sol y
horas al relente de la noche. Una alternancia que además
es variable, a consecuencia del efecto combinado de los
movimientos de rotación y traslación de nuestro planeta.
A todas las especies les resulta útil prepararse para la
llegada del día o de la noche, en las que desarrollarán los
hábitos que correspondan a cada período, desde la alimentación y el apareamiento hasta el necesario descanso.
Les es igualmente útil anticiparse a los cambios estacionales, adivinando la proximidad del verano o del invierno
por el incremento o disminución de horas diarias de luz.
Pero para eso es imprescindible reconocer bien el día y la
noche y eso, en la actualidad, no resulta fácil.
Muchas especies de aves quedan
atrapadas por las manchas de luz de las
ciudades
La luz artificial, que se extiende a cientos de kilómetros
de las ciudades, distorsiona de forma decisiva las condiciones ambientales nocturnas: hace desaparecer la oscuridad
y eso deja indefensas a todas las especies que tienen en
ella su hábitat de vida. Niveles de luz con los cuales los
humanos no nos atrevemos a dar un paso pueden tener
2 We need the interruption of the night / To ease attention off
when overtight, / To break our logic in too long a flight, / And ask
us if our premises are right.
Astronomía Digital 12 | 59
lo. Fíjense en los árboles de hoja caduca que están cerca
de una farola: es frecuente que aquellas ramas que tienen
luz más cerca sigan verdes incluso después del solsticio de
invierno.
La disrupción del ciclo circadiano
Figura 1: La Península Ibérica de noche desde la Estación
Espacial Internacional.
un impacto gravísimo en muchos seres vivos. No hay semana que no aparezca un nuevo estudio sobre los efectos
negativos de la luz artificial por la noche sobre el medio
ambiente.
Hay ejemplos clásicos, como el de las tortugas marinas
que desovan en las playas. Cuando los huevos eclosionan
las crías deben salir corriendo hacia el mar, que de manera natural deberían reconocer porque refleja la luz del
firmamento, pero lo más probable ahora es que se desvíen
hacia territorio urbano, que es lo que más brilla.
Fascinante es el caso de las aves que se orientan por las
estrellas, para las cuales un cielo borrado supone quedarse sin mapa. Muchas especies de aves quedan atrapadas
por las manchas de luz de las ciudades y a menudo chocan
fatalmente contra los edificios (sólo en América del Norte se calcula que pueden morir por esa causa hasta mil
millones de ejemplares cada año3 ) o agotan los limitados
recursos con los que afrontan las migraciones.
El impacto de la luz sobre las poblaciones de insectos es
también muy conocido y eso pone en peligro su decisivo
papel como polinizadores4 .
La contaminación luminosa afecta incluso mar adentro,
como prueban estudios hechos con corales de la Gran Barrera de Arrecife en Australia5 sus ciclos reproductivos se
ven alterados cuando la luz artificial compite con la luz
de la luna como marcador de su ritmo biológico. Y no
sólo a la fauna, también afecta a los árboles y plantas. La
luz artificial puede favorecer el adelanto o retraso de algunos procesos vitales, con el efecto consiguiente para todo
el ecosistema. En las ciudades es muy fácil comprobar3 “Across North America, the estimated number of migrating
birds killed annually in collisions with buildings ranges from 100
million to 1 billion birds”. FLAP, Fatal Light Awareness Program
4 Insect declines and agroecosystems: does light pollution matter?, M. Grubisic, R.H.A. van Grunsven, C.C.M. Kyba, A. Manfrin,
F. Hölker.
5 Signaling cascades and the importance of moonlight in coral
broadcast mass spawning, Paulina Kaniewska, Shahar Alon, Sarit
Karako-Lampert, Ove Hoegh-Guldberg, Oren Lev.
60 | Astronomía Digital 12
Los seres humanos no nos quedamos al margen. Sabemos que a lo largo del día varían muchas de nuestras
variables fisiológicas, como la tensión arterial o la temperatura. Si nos ponemos el termómetro por la mañana
al levantarnos y después al atardecer, podremos comprobar como en condiciones normales el valor más alto lo
marcaremos en el segundo caso. Nuestro grado de lucidez
también es variable: no somos igual de capaces de resolver problemas complejos a las tres de la mañana que al
mediodía. Tampoco somos igual de hábiles al volante o en
el manejo de maquinaria sofisticada (el excepcional libro
Why We Sleep de Matthew Walker da datos espeluznantes sobre el papel del sueño como causa de accidentes o
errores fatales).
Hay una larga colección de patologías,
algunas muy graves, asociadas a las
disrupciones del ritmo circadiano
Hoy conocemos mucho mejor que hace veinte años –
pero aún estamos lejos de conocerlos bien– los procesos
que rigen esas variaciones diarias. O más bien casi diarias, circadianas. Nuestro ritmo propio no se ajusta exactamente al patrón de 24 horas dictado por la rotación
terrestre: el reloj biológico central tiende a desfasarse y
por eso cada día hay que ponerlo en hora, como un reloj al que haya que darle cuerda. Entre los estímulos que
facilitan ese ajuste diario el más importante es el ciclo
natural de luz.
Un equipo comandado por David Berson, neurocientífico de la Universidad de Brown, publicó en 20026 una
6 Phototransduction by retinal ganglion cells that set the circadian clock, Berson DM, Dunn FA, Takao M.
Figura 2: Efecto Farola. Crédito: Martin Pawley
investigación fabulosa en la que revelaba el papel fotorreceptor de unas células específicas en la retina. Además de
los conos y bastones, en nuestros ojos tenemos un tercer
tipo de células, las llamadas células ganglionares retinianas intrínsecamente fotosensitivas (ipRGC), cuya función
no tiene que ver con la visión sino con la detección del
nivel de luz: le indican de forma directa a una región del
cerebro cuánta luz hay para de esa forma saber si nos
acercamos al día o a la noche. Eso es fundamental para
nuestra puesta en hora y, en consecuencia, para lanzar los
procesos fisiológicos que correspondan a cada momento.
Por ejemplo, subir o bajar la presión arterial y la temperatura. Tener sueño o estar lúcido. Activar o inhibir la
producción de ciertas hormonas, como la melatonina.
El proyecto Cities at Night calculó en casi
mil millones de euros anuales el gasto en
energía para iluminar la noche en España
La exposición casi permanente a la luz manda un mensaje confuso al cerebro. Cae la noche, pero estamos rodeados de farolas y anuncios luminosos que parecen decirle a
nuestro cerebro que es de día. Antes de dormir pasamos
varias horas pegados a pantallas –televisiones, ordenadores o móviles– que producen luz con una componente azul
que activa las células ganglionares. No experimentamos el
suficiente contraste entre el día y la noche, mejor dicho,
entre la luz intensa el día y la oscuridad total de la noche.
Y eso no le sale gratis a nuestro cuerpo. Hay una larga
colección de patologías, algunas muy graves, asociadas a
estas disrupciones del ritmo circadiano.
Una cuestión, también, económica
La contaminación luminosa cuesta cara. No es sólo una
licencia poética relativa a su efecto sobre la naturaleza y
la salud, es literal: cuesta cientos de millones de euros.
El proyecto Cities at Night calculó en casi mil millones
de euros anuales el gasto en energía para iluminar la noche en España. Entre un 30 y un 50 % podría ahorrarse
sin demasiada dificultad simplemente aplicando criterios
más sensatos7 . Bastaría asumir que la luz artificial es un
agente contaminante y por lo tanto debe utilizarse sólo
dónde se necesita, o sea, hacia el suelo, y no proyectada hacia arriba o hacia la ventana de un vecino; sólo
cuando se necesita, no por igual a todas horas en todas
partes, sino teniendo en cuenta el tráfico de personas y
vehículos; con el nivel preciso, la intensidad requerida para realizar tareas pero nunca más de la necesaria; y
con el espectro adecuado, optando siempre por fuentes de color cálidas para horario nocturno y descartando
las lámparas que producen mucha luz azul, como sucede
7 El coste total de los quince años de la misión NASA New Horizons, que envió una sonda a Plutón, fue de 600 millones de euros.
Fuente: Forbes. Iluminar bien España podría generar cada dos años
(o incluso menos) el ahorro preciso para pagar una misión espacial
de ese nivel.
Figura 3: La Noche Estrellada sobre el Ródano. Vincent van
Gogh, 1888.
con los LED blanco-azulados que se han instalado masivamente en los últimos años y que en vez de corregir el
problema lo han multiplicado.
Un patrimonio cultural en peligro
Vincent van Gogh pintó el cuadro con el que abre este
artículo el 4 en junio de 1889 durante su internamiento, voluntario, en el asilo de lunáticos de Saint-Paul, en
Saint-Remy-de-Provence, Francia. Se titula La noche estrellada. A su hermano Theo le escribió unos meses antes
desde Arles: “Necesito una noche estrellada con cipreses,
o quizás sobre un campo de trigo maduro. Hay noches
realmente hermosas aquí”8 . . Ya desde el psiquiátrico, en
junio, le contaba: “Esta mañana vi el campo desde mi
ventana mucho tiempo antes del amanecer, sin nada más
que el lucero del alba, que parecía muy grande”9 . Venus
es, en efecto, el punto gordo al lado del ciprés. Obviamente distinguimos la Luna, pero el cielo de Van Gogh es
un cielo elaborado desde la memoria, una reconstrucción
alucinada de la noche, como nos recuerda Paul Bogard en
su imprescindible The End of Night.
En La Noche Estrellada sobre el Ródano reconocemos
el Carro de la Osa Mayor y nos fascina la idea de un
cielo estrellado al tiempo que se reflejan las luces de las
farolas de gas sobre el río. Nos fascina la idea de que
cohabite la luz artificial con la luz natural de las estrellas,
que las luces de las farolas no supriman las luces de la
noche. Una noche que maravillaba a Van Gogh y que ya
no pueden ver los millones de admiradores que peregrinan
cada año a diferentes museos para ver sus cuadros. Se ve
bien esto en otra célebre pintura, Terraza de café por la
noche, que pintó en efecto de noche y en ese café. Sobre
el café iluminado y sobre la ciudad toda se extiende la
noche estrellada. El local ahora se llama Café La Nuit
y preserva su imagen exterior para gozo de los turistas.
8 Carta
9 Carta
a Theo van Gogh, Arles, 9-04-1889
a Theo van Gogh, Saint-Rémy-de-Provence, 6-06-1889
Astronomía Digital 12 | 61
del cielo. Aprendimos a calcular las horas del día por la
posición del Sol y las de la noche por el movimiento de
las estrellas.
En las ciudades llamamos noche a ese momento en que
no pasan coches y no hay tanto barullo en las calles, pero
la noche de verdad es otra cosa. La noche es oscuridad y
perder la oscuridad es perder la noche. Llenar de luz artificial la noche, hacer de la noche día, es perder la noche. Y
perder la noche es perder a Van Gogh, a Robert Frost y a
Díaz Castro, a Walt Whitman o García Lorca. La música,
la literatura, las artes plásticas y el cine que encontraron
en el cielo nocturno su inspiración. Un conocimiento milenario, un patrimonio cultural transmitido generación tras
generación. Es perder, también, la ciencia que emana de
la noche, de la observación astronómica, la que nos hizo
entender nuestro lugar en el universo. La observación que
nos descubrió, de Galileo en adelante, que allá donde pongamos un telescopio las estrellas se multiplican y donde
parecía haber una realmente hay miles, luego millones.
Los millones de admiradores que
peregrinan cada año a diferentes museos
para ver sus cuadros ya no pueden ver la
noche que maravillaba a Van Gogh
Figura 4: Terraza de café por la noche. Vincent van Gogh,
1888.
Lo que ya no conserva es el cielo nocturno. Faltan las
estrellas del pintor del sombrero de malvas.
Los humanos actuales somos descendientes de los primeros Homo Sapiens que pisaron la Tierra hace doscientos mil años y a lo largo de ese tiempo nunca faltó una
noche al final de cada día y un día al final de cada noche, y lo mismo sucedió con todos los homínidos que los
precedieron. La noche nos hizo sentir miedo porque en
ella somos más vulnerables, más aún mientras dormimos,
pero también fue nuestra brújula, nuestra guía para movernos por el tiempo y por el espacio. Comprender las reglas de la noche sirvió para que pudiéramos orientarnos,
para localizar el punto en el norte (o en el sur) alrededor del cual da vueltas el cielo, para saber dónde nace
y donde se pone el Sol (y con él la Luna, los planetas,
las estrellas todas). Así aprendimos a desplazarnos por el
mundo y descubrir como eran otras tierras. Comprender
el cielo sirvió también para conocer el paso del tiempo,
para identificar los hechos que se repiten y ser capaces de
predecir fenómenos. Los rigores del invierno, la resurrección de la naturaleza en primavera, el calor del verano, el
recogimiento del otoño.
Si existe la agricultura es porque aprendimos a identificar los ritmos naturales y a hacerlos nuestros y para eso
tuvimos que reconocer el firmamento como espejo de esos
ritmos. Fue preciso contar el tiempo por lunas, o por la
salida o la puesta del Sol en ciertas posiciones, y luego,
con más detalle, por la aparición o no de ciertas estrellas.
Elaboramos calendarios gracias a nuestro conocimiento
62 | Astronomía Digital 12
Midiendo el infinito
Esta mítica fotografía (figura 5) nos recuerda a un grupo de mujeres fascinante, las calculadoras de Harvard,
cuyo trabajo laborioso ayudó a sentar las bases de la astrofísica y la cosmología del siglo XX. De pie, la admirable
Williamina Fleming, cuyo marido la abandonó, embarazada, al poco de llegar a Estados Unidos desde su Escocia
natal. Para sobrevivir buscó trabajo de cualquier cosa y lo
encontró como criada en una casa singular, la de Edward
Pickering, director del observatorio de Harvard. Pickering
Figura 5: Calculadoras de Harvard. Crédito: Universidad de
Harvard.
valores de distancia para todas las demás. En eso trabajó
Ejnar Hertzsprung.
Con ello se abrió un mundo nuevo para el cálculo de
distancias. O, literalmente, un universo nuevo. Hace cien
años todo el universo conocido cabía dentro de la Vía
Láctea. Fue en 1923 cuando Edwin Hubble constató en el
observatorio del Monte Wilson, en California, que la nebulosa de Andrómeda era de por sí una galaxia, diferente
de la nuestra, cargada a su vez de millones de objetos.
Lo consiguió estudiando variables cefeidas en Andrómeda hasta llegar a la conclusión de que estaban demasiado
lejos como para pertenecer a la Vía Láctea.
Figura 6: Planicie de Los Angeles vista desde el Monte
Wilson al atardecer (2002). Fuente: Geographer/Wikimedia
Commons.
tuvo la habilidad de reconocer el talento de Mina y no
tardó en proponerle cambiar su casa por el observatorio.
Acabó siendo la jefa de las calculadoras y la primera mujer que ostentó un cargo en el centro, como responsable
de la colección de placas fotográficas. Descubrió varias
novas, docenas de nebulosas –incluida la nebulosa de la
Cabeza de Caballo, una de las joyas del cielo profundo– y
cientos de estrellas variables. Pero antes de todo eso fue
una inmigrante en tierra extraña, entregada a su suerte, y
eso siempre me hace pensar en cuántas williaminas debe
haber hoy en el mundo a punto de echarse al mar o de
cruzar continentes enteros en busca de un porvenir menos
injusto.
El cielo de Monte Wilson ya no vale para
hacer ciencia puntera
Al grupo de las calculadoras se incorporó Henrietta
Swan Leavitt que nos dio las claves para calcular la distancia a las estrellas. Mientras estudiaba estrellas variables cefeidas en las nubes de Magallanes se percató de
una curiosa relación que hizo notar, en forma de frase
inocente, en un boletín de los anales del observatorio: “It
is worthy of notice that in table VI the brighter variables
have the longer periods”. Llama la atención que las variables más brillantes tienen los períodos más largos. El
brillo aparente de una estrella depende tanto de las características de esa estrella como de la distancia a que se
encuentra, y así una estrella en nuestro cielo puede brillar
mucho porque en efecto es muy luminosa o bien porque
aún no siéndolo tanto está relativamente cerca. Henrietta Leavitt entendió que el período de pulsación tenía que
ser una característica propia de la estrella, de modo que
encontrar una relación entre el brillo y el período de variación de brillo nos proporcionaba una información valiosa
real y no aparente sobre ese astro. En cuanto se tuviese
un valor fiable de distancia a alguna de esas variables cefeidas se podrían comparar unas con otras y extrapolar
El 80 % de la población mundial vive
bajos cielos afectados por la
contaminación luminosa
Las últimas estimaciones aseguran que en el universo
debe haber entre doscientos mil millones y dos billones de
galaxias y entre tantas la nuestra es sólo una más. El universo empezó a crecer en aquel 1923, sobre los hombros
de gigantes, en el observatorio de Monte Wilson. Hoy ese
observatorio ya no sirve para escrutar el espacio profundo. El cielo de Monte Wilson ya no vale para hacer ciencia
puntera porque no es suficientemente oscuro. Como casi
todos sus contemporáneos. No es casual que fuesen los
profesionales de los observatorios los primeros en lanzar
la voz de alarma. Ya en 1973 Merle Walker, del Observatorio Lick, analizó con rigor el empeoramiento notable de
la calidad del cielo en los centros de investigación de California y Arizona y lanzaba una premonitoria advertencia
final: “El futuro de la astronomía óptica terrestre depende de cuán exitosamente seamos capaces de resolver los
problemas paralelos de controlar la contaminación lumínica en nuestros observatorios existentes y de adquirir y
proteger adecuadamente los mejores sitios de cielo oscuro
que queden10 ”. 45 años después podemos decir que, tristemente, no hemos conseguido ninguna de las dos cosas.
Ir al encuentro de la verdadera oscuridad es ahora todo
un desafío.
Fabio Falchi, profesor del Istituto Statale di Istruzione Superiore Galileo Galilei en Mántova, Italia, investiga
en su tiempo libre en el Istituto di Scienza e Tecnologia
dell’Inquinamento Luminoso. En su tiempo libre, repito.
Fabio Falchi es un titán en la lucha por los cielos oscuros.
Su investigación y su impulso nos proporcionan una fabulosa herramienta para calibrar el estado real del desastre
que es la contaminación luminosa. El Atlas Mundial del
Brillo del Cielo, cuya segunda edición se publicó en junio
de 2016, nos dice que el 80 % de la población mundial vive
bajos cielos afectados por la contaminación luminosa. En
España, tres cuartas partes de la población no vemos ya
la Vía Láctea. La Vía Láctea que sí veía Díaz Castro en
10 “The future of ground-based optical astronomy hinges upon how
successfully we are able to solve the twin problems of controlling
light pollution at our existing observatories and of acquiring and
adequately protecting the best remaining dark-sky sites”, en LIGHT
POLLUTION IN CALIFORNIA AND ARIZONA, Merle Walker,
Pub. Astron. Soc. Pacific, Volumen 85, Octubre 1973.
Astronomía Digital 12 | 63
Debo insistir en la importancia del ensayo The End
of Night de Paul Bogard, sumamente inspirador por
su reflexión sobre la desaparición de la noche.
En gallego el excelente libro de divulgación E fixemos a luz! de Salvador Bará, editado por el servicio
de publicaciones de la Universidad de Santiago de
Compostela, incluye un conciso y a la vez completo
capítulo sobre contaminación luminosa.
Figura 7: Crédito: Riccardo Furgoni.
La IDA, International Dark-Sky Association, es la
principal entidad mundial en la lucha contra la contaminación luminosa. Su sitio web está lleno de muy
buena información divulgativa. Para quien desee saber (mucho) más, incluyen una base de datos actualizada de artículos científicos.
En España la asociación de referencia es Cel Fosc.
su juventud en la Terra Chá, en Galicia. Hoy tendría que
esforzarse bastante.
En un artículo para el semanario Sermos Galiza Marcos Pérez11 , director de los Museos Científicos Coruñeses,
escribió:
“Al igual que no hay marineros sin mar o naturalistas sin naturaleza, no puede haber astrónomos sin estrellas”.
Quizás tampoco haya poetas, cineastas, músicos, artistas plásticos, científicos y científicas de otras áreas cuya
curiosidad nació una oche mirando el cielo. Ω
Martin Pawley
[email protected]
Agrupación Astronómica Coruñesa Ío
Lecturas recomendadas
Las referencias a la pasión astronómica de Robert
Frost provienen de un artículo de Charles Laird Calia en la revista Sky & Telescope, “The Astronomy
of Robert Frost”, abril de 2005.
Sobre contaminación luminosa y salud es más que
recomendable el libro “Hicimos la luz... y perdimos
la noche” del catedrático de Fisiología de la Universidad de Cantabria Emilio Sánchez Barceló, editado
por el servicio de publicaciones de la propia universidad.
Sobre contaminación luminosa e impacto ambiental
hay abundantísima información disponible en Internet. Una buena introducción es “Artificial night
lighting and protected lands: ecological effects and
management approaches”, escrito por Travis Longcore y Catherine Rich.
Sobre las calculadoras de Harvard Dava Sobel escribió un libro impagable, editado en España por
Capitán Swing, El Universo de cristal.
64 | Astronomía Digital 12
Revelando la oscuridad
Marina Prol | Astrofotógrafa
La astrofotografía cuenta con un número cada vez mayor de apasionados
Astronomía Digital 12 | 65
En los últimos años parece que se ha puesto de moda
todo aquello relacionado con la astronomía, astronáutica
y ciencia en general. No sé en qué medida han influido
en ello tanto las redes sociales como la ficción televisiva
y cinematográfica. Probablemente la mezcla de ambos ha
hecho que el contenido antes reservado a las mentes más
inquietas, ahora esté al alcance de todos gracias al trabajo
de los divulgadores científicos.
Algo parecido ha pasado con la astrofotografía. En cuestión de unos pocos años ha aumentado muchísimo el número de fotógrafos que toman este tipo de imágenes. No
hay más que navegar un poco por la redes sociales, especialmente las dedicadas a fotografía, para encontrase
con miles de imágenes de esta temática, mal denominada
#astrofotografía (¡hasta le pongo la etiqueta!).
La fotografía del cielo nocturno tiene diferentes especializades. Las clasifico en: fotografía nocturna, astropaisaje y astrofotografía tradicional, cada una de ellas con
requisitos y niveles de dificultad diferentes.
Figura 1: Fotografía nocturna: Roque Nublo y Tenerife.
Fuente: Marina Prol.
La llamada de la noche
Siempre he tenido a las estrellas muy presentes. Ya
desde muy pequeña las disfrutaba en casa de mi abuela,
cuando pasaba los veranos enteros con ella. Recuerdo observar los cometas Hale-Bopp y el Hyakutake, pero nunca
con afán de fotografiarlos. ¡Ojalá pudiera volver atrás en
el tiempo!
Años después, en una noche de aburrimiento, quise probar a hacer alguna foto como esas que veía cada vez más
frecuentemente por Internet. Subí a la azotea de la casa
donde residía en aquel entonces. Se trataba de un cielo
suburbano y, tras la primera foto, para mi sorpresa apareció la Vía Láctea. Esa noche comenzó todo.
A día de hoy mi equipo se compone de dos cuerpos
de cámara (Nikon D610 y Sony A7s modificada), objetivos que cubren desde los 14 mm a los 600 mm de focal,
tres trípodes (aluminio y carbono) y dos monturas de seguimiento (Polarie Vixen y Star Adventurer de SkyWatcher). Si al principio realizaba principalmente fotografía
nocturna sin saber a qué tirar, me fui formando y hoy en
día tengo claro donde ubicar mi trabajo, ya que cada vez
hay menos paisaje y más cielo. Podría decirse que estoy
a medio camino entre el astropaisaje y la astrofotografía
tradicional.
Fotografía nocturna
La fotografía nocturna no precisa de cielos oscuros, ni
despejados siquiera. Son imágenes realizadas durante la
noche de paisajes donde el cielo no es el protagonista.
En la fotografía nocturna es común jugar con las luces
iluminando objetos o haciendo dibujos de luz con linternas, lana de acero, etc... Los paisajes nocturnos están generalmente iluminados por las luces de las ciudades, en
ocasiones por linternas o incluso la luz lunar (del Sol en
realidad ;-).
66 | Astronomía Digital 12
Figura 2: Fotografía nocturna: Roque Bentaiga. Fuente:
Marina Prol.
La fotografía nocturna no es fotografía astronómica.
Pero sí que ha conseguido que muchos practicantes se
fueran acercando poco a poco al astropaisaje.
Astropaisaje
La categoría de astropaisaje (astroscape) considero que
es la más extendida por tener menos dificultad técnica y
por ser más accesible en cuanto a equipamiento. Únicamente es necesario desplazarse a un lugar relativamente
oscuro, una cámara y un trípode. En los astropaisajes, se
trata de hacer imágenes donde el paisaje y el cielo son,
ambos, protagonistas.
Se pueden hacer fotografías de paisajes con un cielo
estrellado sin más. Pero también se pueden resaltar constelaciones, hacer rastros de estrellas, incluir a La Luna,
capturar conjunciones planetarias, mostrar la Vía Láctea
(tanto de verano, con el núcleo de nuestra galaxia, como
la de invierno), registrar lluvias de meteoros, u otros fenómenos como auroras boreales y arcos iris lunares y pasos
de satélites.
Para mi gusto personal, todo ello debe ser fiel a la realidad. Por otro lado está el astro-arte, que se trata de montajes de varios tipos como por ejemplo:
Figura 3: Astropaisaje: Trazas estelares. Fuente: Marina
Prol.
Figura 4: Astropaisaje: La Vía Láctea en el Observatorio del
Roque de los Muchachos. Fuente: Marina Prol.
Cielos de hemisferio opuesto al del paisaje en el que
se hace el montaje.
Soy bastante pesimista en cuanto a que realmente podamos conseguir algo en la lucha contra esta lacra de la
que muy poca gente es consciente. Incluso es objeto de
burla cuando se intenta informar y concienciar a familiares y amigos. Parece que cuesta mucho entender que
no se trata de apagar todas las luces, si no de iluminar
de manera responsable y eficiente. Lamentablemente los
factores económicos envueltos en segundo plano, hacen
que se me antoje harto complicado que podamos hacer
nada respecto a este asunto. Además, para empeorar las
cosas, han llegado los LED, contra los que ni los filtros
anti-contaminación luminosa pueden hacer nada.
Por todo ello, para hacer astropaisajes cada vez hay que
desplazarse más kilómetros para tener un cielo aceptable.
Hasta no hace mucho, en un cielo suburbano se podía
disfrutar de un cielo nocturno de calidad suficiente, tanto
para fotografia como para visual. Hoy por hoy, hay que
desplazarse a lugares casi aislados. Cabe destacar que a
mayor altitud, mejor calidad de cielo.
Páginas como https://www.lightpollutionmap.info nos
ayudan a encontrar lugares más adecuados, aunque hay
que tener en cuenta que las mediciones son a nivel del
mar.
Paisajes con nebulosas gigantes que ocupan toda la
imagen.
Imágenes donde cielo y tierra fueron tomadas en diferentes momentos y/o lugares y con distintas distancias focales, como por ejemplo: una cascada al
atardecer en invierno hecha con un gran angular,
junto a un cielo del núcleo de la Vía Láctea (de
verano) hecho con un teleobjetivo.
Por mi parte, aunque no sean mis imágenes preferidas,
no tengo ningún problema con ellas siempre y cuando
se explique que se trata de un fotomontaje. El motivo
por el que considero importante dejarlo claro, es evitar
desengaños y desilusiones en la gente que se acerca a la
fotografía y a la astronomía.
Lamentablemente, encontrar cielos oscuros es cada vez
más difícil. La contaminación lumínica o luminosa se encuentra en unos niveles alarmantes. Existen estudios que
demuestran el efecto nocivo del exceso de luz en flora y
fauna. Se empieza a documentar el efecto negativo en los
seres humanos, con algunas enfermedades generalmente
derivadas de trastornos del sueño por niveles irregulares
de melatonina.
Astrofotografía tradicional
Astronomía Digital 12 | 67
Figura 7: Astropaisaje: Meteoro sobre Mogán. Fuente: Marina Prol.
Figura 5: Astropaisaje: La Vía Láctea sobre La Palma. Fuente: Marina Prol.
Figura 6: Astropaisaje: Arco iris nocturno. Fuente: Marina
Prol.
La astrofotografía sólo busca realizar imágenes de objetos celestes. Esto incluye fotografía solar, lunar, planetaria y cielo profundo. Esta última es la más complicada,
tanto por el equipamiento como por los conocimientos de
lo objetos a fotografiar y el posterior procesado de las
imágenes.
En cuanto al instrumental, hablamos ya de telescopios,
cámaras (CCD, CMOS e incluso réflex), monturas con se68 | Astronomía Digital 12
Figura 8: Astropaisaje: Conjunción de planetas y la Estación
Espacial. Fuente: Marina Prol.
guimiento, ordenadores conectados a las monturas y generalmente un segundo tubo para el autoguiado, ya que
se realizan tomas de varios minutos de exposición con
equipos pesados. Sin duda, es la categoría más exigente
y requiere una gran inversión en instrumental y en experiencia.
Figura 9: Astropaisaje: Paso de Estación Espacial Internacional. Fuente: Marina Prol.
Material para astrofotografía
Para comenzar a realizar fotografía noctura, sólo necesitamos una cámara y un trípode. Otras especializades
necesitan más instrumental e inversión.
A pesar de que ya existen cámaras compactas e incluso
móviles que pueden tomar largas exposiciones, recomiendo el uso de cámaras réflex, con o sin espejo. Evidentemente cuanto mayor sea la calidad de la cámara, o mejor dicho, de su sensor, mejores resultados obtendremos.
Con la cámara, los objetivos de mayor diámetro posible,
también facilitarán el trabajo. Aunque no es indispensable, como se tratan de exposiciones relativamente largas,
el uso de un disparador remoto (o intervalómetro) nos
ayudará a evitar posibles trepidaciones ya que, una vez
encuadrada y enfocada la imagen, no se debe tocar la
cámara.
El trípode debe ser los más estable posible, incluso se
le puede agregar algo de peso en la columna central, si
dispusiera de ella. Hay que tener en cuenta que al agregar
peso, deberemos vigilar el viento porque si hubiera mucho,
el peso seria contraproducente.
Y aunque no son estrictamente necesarias, cada vez es
más frecuente el uso de monturas portátiles de seguimiento. Estas monturas, sobre el trípode, bien alineadas con
la estrella Polar (polo norte celeste), nos permiten dar
más tiempo de exposición a nuestras fotografías sin que
las estrellas salgan movidas. Es un buen accesorio cuando
no se disponen de objetivos muy luminosos ya que se pueden hacer exposiciones más largas y conseguir los mismos
resultados que con un objetivo más luminoso.
Técnicas
Fotografía sin seguimiento
En el star-trail, la huella de la rotación terrestre se
muestra en las trazas de las estrellas y en una imagen con
seguimiento, el movimiento se aprecia en la tierra. Éste
es precisamente el inconveniente principal de este tipo de
Figura 10: Trazas estelares: Cúpula del Gran Telescopio Canarias. Fuente: Marina Prol.
fotografías. Si bien en las trazas de estrellas lo que se
persigue es retratar el movimiento, en una imagen con
seguimiento se busca lo contrario; una imagen con más
tiempo de exposición, pero estética. Para conseguirlo, se
toman dos imágenes (como mínimo), una con seguimiento
y otra sin. Durante el procesado de las imágenes, se apilan
las tomas con y sin seguimiento.
Fotografía con seguimiento
Las monturas de seguimiento hacen girar nuestro equipo a la misma velocidad que la rotación terrestre, por lo
tanto el movimiento no se muestra en las estrellas, sino
en la tierra. Podría decirse que es lo opuesto a las trazas
de las estrellas.
Viendo más allá de lo visible
Recientemente envié mi cámara para realizar la modificación para astrofotografía (o como un buen amigo dice,
para realizar una amplificación). La modificación consiste en retirar el filtro infrarrojo que viene en las cámaras
normales y sustituirlo por un filtro de H-α (hidrógeno,
elemento más abundante en el Universo). Tras la modificación, el sensor es capaz de registrar muchísima más
Astronomía Digital 12 | 69
Figura 11: Con cámara astro-modificada. Sin procesar.
Fuente: Marina Prol.
Figura 12: Con cámara astro-modificada. Procesada. Fuente: Marina Prol.
nebulosidad y se abren muchas posibilidades en el astropaisaje como para cielo profundo.
Mujeres astrofotógrafas
La escasez de tiempo para los aficionados se agrava en
los casos de familias, sobre todo con niños y a ello atribuyo
el hecho de que no hayan tantas mujeres astrofotógrafas,
porque aunque a muchos aún les cueste reconocerlo, vivimos en una sociedad machista y no solo a la hora de
repartir los obligaciones familiares, sino también a la hora
de reconocimiento.
Aunque ellas ya son muy conocidas, me gustaría igualmente mencionar a algunas astrofotógrafas a las que admiro:
Maritxu Poyal Viúdez.
Sara Wager.
Figura 13: Maritxu Poyal Viúdez
Por mi parte espero poder llegar al nivel de estas grandes mujeres.
Kerry-Ann Lecky Hepburn.
Aprendizaje continuo
Tanja Schmitz.
Para convertirse en un buen astrofotógrafo es necesario
estar bien equipado, pero sobre todo tener tiempo y muchas ganas. Los que somos aficionados a menudo tenemos
Ana @toro_an.
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Figura 14: Sara Wager
Figura 17: Ana @toro_an
Mis próximos pasos me llevarán a la astrofotografía tradicional, iniciándome en la fotografía de cielo profundo y
el aprendizaje de procesado con PixInsight. Espero poder
adquirir mi primer telescopio, más pronto que tarde, con
la intención de usarlo para visual, pero principalmente
para astrofotografía.
Siempre que la calima, las nubes y la Luna lo permitan,
estaré con mi cámara, retratando el cielo nocturno. Ω
Marina Prol
www.marinaprol.com
Figura 15: Kerry-Ann Lecky Hepburn
Figura 16: Tanja Schmitz
que renunciar a otras actividades para que nos alcancen
las horas, por desplazamiento y por trabajo de procesado.
Se pasa sueño y frío también, pero los ratos de observación y los resultados bien merecen la pena.
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