UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO
FACULTAD DE HUMANIDADES
Poética de protesta: entre encuentros y desencuentros
(Un acercamiento sociocrítico a El canto del gallo. Poelectrones de
Jesús Arellano)
TESIS QUE PARA OBTENER EL GRADO DE
DOCTORA EN HUMANIDADES: ESTUDIOS LITERARIOS
PRESENTA:
Blanca Aurora Mondragón Espinoza
Dr. Luis Quintana Tejera
Director de tesis
Dra. Carmen Álvarez Lobato
Co-directora de tesis
Dr. Gustavo Garduño Oropeza
Co-director de Tesis
Agosto, 2019
Para Samuel Gordon Listokin (1945-2018,
in memoriam), con el cariño y respeto que se le
tiene a un maestro, a un mentor, a un amigo…
Para Gabycha Aguilar, quien vio nacer esta
investigación en la Universidad
Iberoamericana.
Mis abrazos amorosos.
Para mis hijas Indri e Itzel, quienes siempre me
han visto estudiar, desde la infancia hasta su
joven adultez. Con mi amor incondicional.
Para Regina Victoria y Renata Valentina, mis
nietas, cuya mente de niñas ya está llena de
Literatura. Luces de mi vida y sonrisas al
amanecer.
Por supuesto, a mi comité tutorial:
Dr. Luis Quintana Tejera
Dra. Carmen Álvarez Lobato
Dr. Gustavo Garduño Oropeza,
por el tiempo de trabajo compartido.
Comunismo
Marx puso un huevito
Engels prendió la estufa
Lenin lo cocinó
Trotsky le puso sal
y Stalin se lo comió
Roberto Fernández Iglesias
(1941-2019)
Índice
Introducción
8
Capítulo I. Nociones teórico-metodológicas
23
1.1. Sociología y Sociocrítica de la Literatura
23
1.2. Un acercamiento a la metodología
31
1.3. Poesía visual y concreta: propuesta estética
de Jesús Arellano en los Poelectrones
39
1.3.1. Poesía visual
40
1.3.2. Poesía concreta
48
1.4. Pase para abordar el análisis
53
Capítulo II. Génesis de los Poelectrones
55
2.1.
2.2.
Recorrido bio-bibliográfico de Jesús Arellano
55
2.1.1. En la vida
56
2.1.2. Como editor
56
2.1.3. Como poeta, narrador y antólogo
60
2.1.4. En la muerte
62
Panorama socio-histórico del México del siglo XX
y su relación con los Poelectrones
64
2.2.1. El México antes de los Poelectrones
67
2.2.2. El México de la génesis de los Poelectrones
70
2.2.3. El México de los Poelectrones: los setenta
73
Capítulo III. Poética de protesta: entre encuentros y desencuentros.
Escritura libertaria: análisis desde el Arte poética de Jesús
Arellano
76
3.1. En el principio: los porqués
89
3.2. Arte poética: en el principio fue el verbo
92
3.2.1 Lo que sí y lo que no
101
3.2.2. Las palabras ¿para qué?
103
3.2.3. Palabras, logos, tatolli, verbum
106
3.2.4. La dignificación de la palabra
107
3.2.5. La voz del pueblo es la voz de la poesía
108
3.3. Poética de encuentros, entre la crítica social y el amor:
análisis desde los encuentros humanos
3.3.1. Relaciones amorosas
3.3.1.1. La exaltación
111
111
111
3.3.1.2. El reposo
115
3.3.1.3. Amor proletario y la luna
117
3.3.1.4. Una mujer y el horizonte
119
3.3.1.5. Conciencia de la muerte
121
3.3.2. Entre amigos y el sol
3.3.2.1. Ideal proletario
125
125
3.3.2.2. Que la democracia y
el sol nos alumbren
127
3.4. Poética de desencuentros, crítica social y “una inquietud de
amanecer”: análisis desde los desencuentros políticos
131
3.4.1. Visión de mundo marxista-leninista, pensamiento de
izquierda y poesía de protesta
3.4.2. Un vistazo a dos revoluciones en Latinoamérica
131
137
3.4.2.1. Becqueriano
138
3.4.2.2. De puro Chile
142
3.4.3. De la Historia de México
146
3.4.3.1. Padre Juárez. La Reforma
146
3.4.3.2. Geográfico. La Revolución
150
3.4.3.3. Tribilín: un modelo del presidencialismo
mexicano. La ruptura de México 1968
3.4.3.4. Al presidencialismo corrupto (1940-2018)
153
161
Conclusiones
164
Fuentes
167
Anexos: Presupuestos teóricos y metodológicos
1. Recorrido teórico y metodológico de Sociología y
Sociocrítica de la Literatura.
2. Recorrido histórico por la poesía visual y concreta
2.1. Recorrido histórico por la Poesía Visual
184
202
203
2.1.1. Poesía visual en el contexto mundial: los inicios 207
2.1.2. Poesía visual en el contexto mundial:
su creación programática en la modernidad
208
2.3.
2.1.3. Una tradición española
2.1.4. Poesía visual en Hispanoamérica
215
219
2.1.5. Poesía visual en México
221
2.1.6. Poesía visual en el México del siglo XX
222
Recorrido histórico por las vanguardias: Concretismo
230
Poética de protesta: entre encuentros y desencuentros
(Un acercamiento sociocrítico a El canto del gallo. Poelectrones de Jesús Arellano)
Toda obra literaria es el resultado, a un nivel de conciencia muy elevado, de las
tendencias propias de la conciencia de tal o cual grupo, conciencia que es preciso
concebir como una realidad dinámica, orientada hacia un cierto estado de equilibrio.
Lucien Goldman (1971: 27).
El arte y la vida no son lo mismo, pero deben convertirse en mí
en algo unitario, dentro de la unidad de mi responsabilidad.
Mijaíl Bajtín (2003: 11-12).
Introducción
En la poesía mexicana del siglo XX, principalmente desde las vanguardias
hasta tiempos recientes, se han manifestado fenómenos poéticos
experimentales y/o de ruptura que tienen que ver con el cambio de
paradigmas en la literatura, así como con las transformaciones sociales en
el mundo.
El uso de la tecnología ha marcado también una importante
evolución en el modo de expresión literaria y ha permitido manifestaciones
tales como Caligramas, Grafismos, Poesía Visual o Experimental, cuyo paso
por el mundo tiene un largo recorrido y una tradición poética que, a su
vez,
ha
marcado
rupturas
con
improntas
veladas
o
evidentes,
dependiendo de época o autor. Es el caso Jesús Arellano (19231-1979), quien
nació en Ayo el Chico, Jalisco2
y El canto del gallo3, poemario que propone una
La mayoría de las fuentes plantea como año de nacimiento del poeta el 1923; sin
embargo, el Diccionario de escritores mexicanos: siglo XX. Desde las generaciones del
Ateneo y Novelistas de la Revolución hasta nuestros días (1988). Tomo I (A-CH), p. 64-67,
México, UNAM, propone 1919 como fecha de nacimiento: “Arellano, Jesús (15 de
septiembre de 1919-02 de diciembre de 1979†)”.
2 Para más datos bio-bibliográficos, ver Diccionario de escritores mexicanos: siglo XX,
(2004: 67 y ss.), así como el capítulo II de esta tesis.
3
El canto del gallo, Poelectrones fue publicado por Metáfora en 1972, casa editora que
Jesús Arellano dirigía. La segunda edición es de la Universidad Nacional Autónoma de
México, [Col. Poemas y ensayos], 1975. Es importante destacar que, dada la vigencia
literaria, política y social de esta obra, en 2018 se hizo una nueva edición, con
8
1
variante poética: los Poelectrones, cuya diagramación fue realizada desde
los avances técnico-tipográficos de los años setenta; poeta y poemario
alrededor de los que realizo la presente investigación.
Cito a Samuel Gordon en “Estética de la brevedad”:
A medida que la tipografía “en frío” de las máquinas de composición
electrónica fueron sustituyendo las viejas técnicas “en caliente” sobre
antimonio producidas por linotipos u otros similares, sobre todo,
multiplicaron las posibilidades de estructuración espacial, proliferaron y se
diversificaron las búsquedas. Cuando el poeta es, a su vez, tipógrafo
conocedor de las artes gráficas, sus propuestas resultan sin duda más
sofisticadas y atractivas visualmente (Gordon, 2005b: 184).
En la cita, el investigador nos remonta a los grafismos de Jesús
Arellano diagramados en la IBM MT 72 Composer4, durante su estancia en
la imprenta Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México.
La observación cuidadosa de El canto del gallo, Poelectrones, de
Jesús Arellano me impulsó a continuar con los intereses académicos
siguientes: visibilizar parte de su obra en el contexto de su tradición e
innovación; ponderar al poeta en la historia y crítica de la literatura
mexicana de la segunda mitad del siglo XX, con base en el análisis de su
literatura, puesto que, tanto autor como obra son prácticamente
desconocidos en los ámbitos académicos universitarios, en nuestras áreas
de confluencia.
introducción de Heriberto Yépez, en la Colección Archivo Negro de la Poesía Mexicana,
en Malpaís Ediciones.
4 Dice Jorge Sergio Martí (compilador) (1999-2006: s/p) que “De la ‘IBM 72’ se diseñó un
modelo que se llamó ‘IBM MT 72 Composer’, una máquina específica para artes gráficas,
que por un sistema de colores y números ubicados en el monoelemento, en una ventanilla
en el frente de la máquina y un sistema que permitía visualizar los colores y números
resultantes, sobre el lado derecho del teclado, podía compensar los textos que se
escribían, obviamente se tenían que escribir dos veces, una para tomar la lectura de
colores y numerales y otra para el texto en sí totalmente compensado y justificado, eran
ideales para la composición de libros y revistas”.
9
Por otro lado es importante poner sobre la mesa la postura teórica de
Sociología
y
Sociocrítica
de
la
literatura
–tampoco
ampliamente
perceptible en los estudios literarios a nuestro alrededor—, cuyos
postulados son de gran pertinencia para el análisis, dado el enfoque social
que se percibe desde el momento de observar esta manifestación poética
que, como dice Samuel Gordon (2011: 13-51), es “Poesía para ver, antes
que leer”.
A partir del estudio de los Poelectrones desde la Sociología y la
Sociocrítica de la Literatura, surge la necesidad de conducirme con ellos
en los caminos de la Poesía de Protesta, configurada como Visual y
Concreta5, y delimitar el campo de acción en las décadas de los
cincuenta, sesenta y setenta, debido a la temporalidad que manifiestan.
Con el desarrollo de lo anterior, considero que se realizará una
aportación significativa a la academia en las áreas de Literatura, Teoría y
Crítica, así como a los estudios de Jesús Arellano.
Por
último,
el
estudio
de
la
obra
literaria,
la
teoría,
la
conceptualización y referencialidad seleccionadas, motores de esta
investigación, tienen relación con el interés personal de que el virtual lector
conozca una poética posiblemente transformadora a través de la cual
pueda introducirse y, eventualmente, interesarse por la correlación del arte
–particularmente la literatura— y los hechos sociohistóricos, que tienen que
ver con aspectos económicos y de poderes hegemónicos, además de
resignificar los asuntos vigentes de la agenda nacional; es decir, provocar
la reflexión en torno al México del siglo XXI y la herencia política del XX, con
el fin utópico de mover a una conciencia social; como afirmaba Cros,
5
Más adelante se conceptualizan estas manifestaciones poéticas.
10
haciendo alusión al marxista Lucien Goldmann, quien dejó aportes
importantes para la sociocrítica6:
La visión de mundo es el máximo de conciencia posible de un grupo social, y
puede encontrarse integrada en la obra de determinados individuos
excepcionales, filósofos que la expresan en el plano conceptual, o escritores
que la expresan en el plano imaginativo (Negrín, 1993:169-177)7.
En ese sentido, entonces, tenemos que Arellano con los Poelectrones
impulsa al lector a adentrarse en el sustrato de crítica político-social y hasta
identificarse con su posición ideológica, procesos que no son sencillos
puesto que implican el conocimiento de la Historia de México y
Latinoamérica, con respecto de aquellos hechos histórico-sociales que
cambiaron el rumbo –de una u otra manera— de esa Historia, en el devenir
del país, y provocaron el tipo de pensamiento propuesto en cada
Poelectrón.
Aludo al primer interés académico de este trabajo, en cuanto a
visibilizar la obra de Jesús Arellano, para recalcar que tal ausencia en la
historia literaria mexicana de la segunda mitad del siglo XX —pese a tener
una obra extensa—8 sea probablemente por su inclinación política de
izquierda, su intención de no pertenecer a grupos o capillas literarias y su
Los aportes conceptuales y operativos de Goldmann son el Sujeto transindividual como
el hecho de “otorgar sentido al individuo en función de su existencia social”, el Noconsciente (que nada tiene qué ver con el inconsciente sino más bien con la ignorancia
social de las clases bajas y la falta de conciencia social de las clases medias ilustradas) y
la Visión de mundo, principalmente (Ver Gómez Redondo, 1996: 121-124) y Edmond Cros,
“Sociología de la literatura”, en Historia y literatura, UAM, México, 1994, 212-213.
6
En el mismo sentido Cros comenta que la conciencia posible se refleja en un grupo social
en circunstancias históricas determinadas, de tal manera que se relaciona con la
concepción de visión de mundo materializada en una obra literaria, puesto que debe
reunir los sentimientos, aspiraciones y pensamientos de los miembros de una clase
determinada.
7
Ver el apartado de bio-bibliografía. Su obra consiste en más de 10 poemarios, además
de su trabajo como editor y antólogo de poetas jóvenes de entonces.
8
11
posición crítica en torno a escritores y poderes hegemónicos9, incluso hubo
autoridades dentro y fuera del campo literario que se refieren a él
peyorativamente como persona, no como poeta. Dice Marco Antonio
Campos en la revista Proceso de diciembre de 1979:
Me he enterado, más de una semana después, de la muerte del amigo y
poeta Jesús Arellano. Si la muerte es de cualquier forma una injuria, tratándose
de un amigo es doble menospreciado, combatido, Arellano era consciente
de eso y lo asumía como siempre: con cierta amargura, pero sin irritación,
alguna vez me dijo más o menos esto: “¿Qué me importa ya lo que digan
sobre mí? El 90 por ciento me ha ninguneado; los otros, son mis amigos”.
[…]
Podrá tachársele de muchas cosas, no de falto de valentía o de honestidad.
Todavía al último, cuando ciertas autoridades universitarias le hicieron la vida
imposible y fue despedido (“renunciado”) con irrisoria indemnización, externó
públicamente su indignación, aunque su salida fue un golpe definitivo del que
ya no se repondría nunca (Campos, 1979: s/p).
Ya en la actualidad, 40 años después, y con estudios recientes e
investigadores cuya visión tiene el peso literario y crítico, apoyan mi versión
acerca de la omisión deliberada de Jesús Arellano; tal es el caso de
Heriberto Yépez10 quien recalca: “Se requirió una persistente labor de
invisibilización para conseguir borrarlo de la historia literaria mexicana”,
asunto que se logró en ese entonces y se reflejó en las antologías, historias
de la literatura y reconocimiento; sin embargo, diversos estudiosos
actualmente lo han incluido en algunos diccionarios11 y, como se ha dicho,
se ha aludido a él en pocos artículos de corte académico.
Para mayor información al respecto, véase las 18 ediciones de la revista Metáfora, de
cuyas páginas fue editor y en las que escribía el “Colofón”, al final, por supuesto, en lugar
de la página editorial. En este apartado sostenía sus posturas críticas tanto literarias como
políticas.
10 Heriberto Yépez es escritor, ensayista, novelista, poeta y traductor. Estudió Filosofía en la
Universidad Autónoma de Baja California, en donde se ha desempeñado como profesor
de teoría crítica en la Escuela de Artes y la de Humanidades, campus Tijuana, desde 2001.
Traductor de Jerome Rothenberg.
11 Tales como el Diccionario de escritores mexicanos: siglo XX. Desde las generaciones del
Ateneo y Novelistas de la Revolución hasta nuestros días (1988). Tomo I (A-CH), Fundación
para
las
letras
mexicanas/Secretaría
de
Cultura,
encontrado
en
http://www.elem.mx/obra/datos/4557, y el Diccionario de literatura mexicana, Siglo XX,
12
9
Apunta Yépez como sustento a esta postura:
En 1972 apareció un libro atípico en la literatura mexicana: El canto del gallo.
Poelectrones (Metáfora, 1972) de Jesús Arellano (1923-1979), un editor,
ensayista y poeta marginado. El canto del gallo era un poemario visual
caligramático, urbano, político y metadiscursivo. Al contrario de los libros
objetuales de poesía visual de Paz de ese mismo periodo, El canto del gallo se
convirtió en (otra) referencia perdida de los años setenta. Quizá haber sido
una obra tipográfica-visual de combate político-cultural fue la razón de que
hacia finales del siglo XX, la poesía visual de Arellano ya más bien había
quedado sepultada en México12 (Yépez, 2017:s/p).
En ese sentido, la personalidad y pluma polémica de Jesús Arellano lo
lleva a tener enemigos de mucho peso en el campo cultural,
particularmente Alfonso Reyes y Octavio Paz, quienes lo mantuvieron al
margen del campo literario13, pero también grandes amigos. Continúa
Heriberto Yépez (2017, nota 2):
La Imprenta Universitaria (UNAM) era dirigida por Rubén Bonifaz Nuño. La
edición del libro de Arellano estuvo cuidada por él y Augusto Monterroso. Este
coordinación de Armando Pereira. Colaboración de Claudia Albarrán, Juan Antonio
Rosado, Angélica Tornero, (2ª ed. Corregida y aumentada. México, D.F., Universidad
Nacional Autónoma de México/Instituto de Investigaciones Filológicas/Centro de Estudios
Literarios/Ediciones Coyoacán [Filosofía y Cultura Contemporánea;19], 2004), disponible
en http://www.elem.mx/institucion/datos/1845
12 Las cursivas son nuestras. Es fundamental mencionar la relevancia que actualmente ha
cobrado Jesús Arellano con sus Poelectrones; tan es así que en abril de 2018 ha salido a la
luz una nueva edición de El canto del gallo, por Malpaís Ediciones, en su colección
Archivo Negro de la Poesía Mexicana, con una extensa y crítica introducción de Heriberto
Yépez, escritor que hemos citado.
Por otro lado, esta especie de resurgimiento alienta la exploración por los medios
electrónicos, así encontramos un interesante video de divulgación del libro, realizado por
Blodgett Castellanos, Licenciado en Letras Hispánicas por la UNAM, en la siguiente liga:
https://www.youtube.com/watch?v=SUmHe30XVNE, consultado en enero de 2018.
13 Pierre Bourdieu (2003: 239-241), quien es conocido por sus estudios acerca del campo
cultural y las relaciones de poder, centra su investigación en las “homologías que se
establecen entre las estructuras jerárquicas de los diversos campos (cultural, literario, de
poder) y sus relaciones que determinan su dinámica interna, sobre todo de control de los
mecanismos de legitimación o no, por quienes tienen el capital cultural y económico y,
consecuentemente, el poder”.
Bourdieu propone una cierta autonomía del campo
literario, respecto a una historia de mecenazgo y sumisión; este espacio autónomo
debería regirse con leyes independientes a los asuntos económicos y de poder; sin
embargo esto no es necesariamente un hecho y debe comprenderse cómo se ejercen las
determinaciones sociales, económicas y políticas, en este caso del campo literario
hegemónico contra Jesús Arellano.
13
dato (consignado en el colofón) nos da idea de la buena posición que tenía
Arellano en el medio universitario intelectual. Se requirió una persistente labor
de invisibilización para conseguir borrarlo de la historia literaria mexicana.
El reconocimiento le llegó a Arellano mucho tiempo después de su
muerte; no fue sino a partir de la publicación de La poesía visual en
México, en agosto de 2011, cuyo compilador, responsable del estudio
introductorio y editor Samuel Gordon Listokin14
(en ese momento SNI III
adscrito a la Universidad Iberoamericana y especialista en materia),
cuando su obra empezó a dejarse ver, sobre todo en el tema de poesía
visual. Desde entonces (hasta el término de la investigación documental),
si bien no han proliferado artículos alrededor de nuestro poeta, sí ha
causado inquietudes y han salido a la luz algunos, accesibles también en la
Internet, en diversos formatos; tenemos a Ilana Marek Broid, Juana
Meléndez y María Andrea Giovine, según consta en la bibliografía.
El material impreso (y electrónico) referido cobra cabal importancia
puesto que, además del estudio introductorio, obsequia 3 apartados que
se titulan “aspectos teóricos”, “aspectos historiográficos” y “estudios
monográficos”; dentro de estos últimos se encuentra el capítulo de Ilana
Marek Broid: “A la luz del tiempo. Un acercamiento a la poesía visual de
Jesús Arellano”, artículo que me proporcionó una primera visión de cómo
14 Escritor, editor e investigador mexicano. Doctor en Letras Mexicanas por la Universidad
de Pittsburgh en Pennsylvania. Fue Investigador Nacional de Máximo Nivel (III) por el
Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
Miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York y titular de Letras Mexicanas en la
Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, en cuyo Departamento de Letras
coordinó la línea de investigación de dicha materia, así como de Poesía Mexicana en el
siglo XX.
Publicó aproximadamente 23 libros como autor y 19 como coautor, así como más
de ciento veinte estudios, artículos, notas, bibliografías y reseñas en distintas revistas
internacionales de reconocido prestigio. Gordon compiló el resultado de amplias y
profundas investigaciones de connotados especialistas, de diferentes universidades, y lo
publicó en un libro básico para nuestra ocupación, en términos de información
actualizada y como muestra de interpretación de la obra literaria: La poesía visual en
México, en la Universidad Autónoma del Estado de México, Col. Arte-Literatura Toluca,
México, 2011. En 560 páginas reúne importantes aportaciones colectivas al tema.
14
se estaba abordando la obra y me dio la seguridad de ahondar en la
fundamentación
teórico-metodológica
y
explorar
sus
múltiples
posibilidades de análisis, a la luz de los materiales bibliográficos
encontrados y realizar aportaciones al respecto.
Con el fin de continuar en el camino, a partir de los referentes
anotados, es preciso recordar el marco teórico que delimita esta
investigación: a saber, esta particular expresión poética se presta para
diversas vetas que pretendo abordar a través de la Sociología y
Sociocrítica de la Literatura15: poesía visual y concreta, en el marco de la
poesía contestataria o de protesta, puesto que con esta mixtura Arellano
hace que su poesía tenga voz propia y recree sus mundos poéticos y sus
representaciones sociales.
Desde este panorama Jesús Arellano, poeta, editor y humanista,
sensible a la situación social del país, sobre todo de los más desprotegidos,
plasmó su denuncia poética fundamentalmente en El canto del gallo.
Poelectrones, en la que, además de la evidente propuesta social y postura
política, engrana la poesía y el lenguaje con la edición del texto, de tal
manera que consigue dar forma gráfica al tema (contenido ideológico)
de los poemas, lo cual transfigura y enriquece la polisemia16.
En la sección de anexos se podrá apreciar información desde los clásicos marxistas y
neomarxistas: Marx (en cuyo honor se denominan de ese modo a quienes, de un modo y
otro, compartieron sus teorías, las continuaron o discutieron y complementaron; se sabe,
entonces, que él no fue propiamente “marxista”, sino generador de tal visión), Lenin,
Engels, Goldmann, Althusser, los integrantes de la Escuela de Frankfurt (Horkeimer, Adorno,
Benjamin); concepciones del Círulo de Bajtín y de la Escuela de Tartu, con Yuri Lotman,
hasta Edith Negrín, Francoise Pérus, Edmond Cros, Pierrette Malcuzinsky, Juan Ignacio
Ferreras, entre otros.
15
La primera riqueza estética que observé en los Poelectrones, tomando como
presupuesto el poemario como obra artística, es su naturaleza particular, puesto que inicia
del poema pre-figurado (es importante anotar que los poemas están primero plasmados
de manera textual, no gráfica, antes de ser configurados en la máquina IBM MT 72
Composer, y posteriormente convertidos en grafismos o poesía visual); digo de manera
textual, pero nunca “tradicional”, puesto que está construido en verso libre y con una
gran cantidad de transformaciones en el lenguaje, por ejemplo verbalización de
15
16
Jesús Arellano en El canto del gallo se enfoca principalmente en los
hechos socio-históricos de México; sin embargo alude también a países
como Cuba o Chile, cuyos sucesos revolucionarios impactaron a la
América Latina de entonces y siguen resonando en los oídos de los
interesados en la historia y en la sociología, en comunión con la poesía.
Los Poelectrones que dan foco a esos países son: “De puro Chile”, en
referencia a Salvador Allende y el llamado “Pinochetazo”, ocurrido en
1973, y “Becqueriano”, que habla del Che Guevara; los demás ocurren en
México y están en relación con sucesos históricos sobresalientes como la
Reforma y Juárez (“Padre Juárez”), la Independencia y la situación
precaria de la población entre 1910 y 1973 (“Geográfico”), que perdura
hasta nuestros días y, sobre todo, abundan Poelectrones que hacen
hincapié en la influencia de las concepciones marxistas en el país
(“Dialéctico”, “Proletario”, “Oligarca”, “Marxista” y “Leninista”) sin dejar de
lado la masacre de estudiantes en 1968 (“Tribilín”).
Es importante estudiar y resaltar el Poelectrón “Quiquiriquí”, que da
título al poemario; el primero sin título y sin página que hace las veces de
prólogo o epígrafe dirigido hacia el lector, impulsándolo sutilmente a la
conciencia crítica, y “El canto del gallo”, colofón del libro (aunque
aparece en trozos en distintas páginas) y contiene un cuestionador
mensaje.
Los
Poelectrones
mencionados
son
ejemplo
de
la
herencia
contestataria, de combate político-cultural como apuntó Yépez; sin
embargo, es importante destacar que nada hay de obvio en ellos, puesto
que el tratamiento de la temática y la estructura de los poemas son
desfamiliarizantes, como podrá evidenciarse en el análisis.
sustantivos, creación de palabras a partir de la experimentación y combinación de varias,
contraposición de imágenes aparentemente sin relación, sintaxis alterada, neologismos,
etc.
16
Dentro de la diversidad poelectrónica, destacan dos líneas temáticas
que unen a los poemas, la primera es, en general, la visión y reacción del
sujeto colectivo ante el desencanto y desencuentro de las promesas
posrevolucionarias no cumplidas.
Los sueños de vivir de manera justa e igualitaria, posterior a los años
veinte; de acudir a las tendencias comunistas como la posibilidad de una
sociedad sin clases, bajo el postulado del mayor bien para el mayor
número de personas y el máximo de conciencia social posible17 que
imperó en los años treinta y cuarenta.
Posteriormente,
con
la
buena
intención
de
progreso
y
perfeccionamiento de nuestras sociedades mexicanas, se lleva a cabo un
interesante proceso denominado “desarrollo estabilizador o “milagro
mexicano”, de los años cincuenta; de tal manera que para mediados del
siglo XX fuese una realidad un México verdaderamente justo, en los tres
niveles de la sociedad: infraestructura, estructura y superestructura18. Pero
no se dio, y eso influyó en Arellano y la manifestación de sus Poelectrones.
La otra línea temática es la vida personal, el amor de pareja y la
sexualidad entre personas con una ideología socialista-comunista, la
ternura que puede existir entre camaradas, dentro de una poética de
protesta ante la injusticia de la burguesía contra el proletariado, entre ricos
Cabe recordar que la Revolución Rusa (1917) abrió la posibilidad de ver plasmado, en
la que sería la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), el sueño igualitario, hasta
la muerte de Lenin en 1924 cuando inicia la contrarrevolución estalinista. Bajo el ensueño
comunista soviético floreció la obra de varios grandes poetas a nivel supranacional: Lorca,
Alberti, Hernández, Neruda, los hermanos Revueltas, Rivera, Siqueiros y muchos otros (por
supuesto Jesús Arellano) quienes, gracias a su talento y creatividad (cada cual en su
tiempo) sortearon con éxito los dictados del limitante realismo socialista, a pesar de su
ideología.
18 Es importante destacar que el “desarrollo estabilizador” fue un proyecto de
modernización capitalista, inspirado en el modelo keinesiano del llamado Wellfares que,
desde luego, carecía de influencias socialistas.
17
17
y pobres, reprimidos y represores, los de arriba y los de abajo; ante las
obscenas diferencias de clases.
Induce el poeta a resignificar el valor del amor, el dolor, el trabajo en
el contexto posrevolucionario mencionado antes; lleva al lector a una
visión de la pareja solidaria, que va de la mano y que de la mano también
se indigna, protesta y hace el amor como revolución; como dialéctica;
como si amarse fuera –planteamiento fundamental en los sesentas en los
movimientos sociales mundiales— la propia revolución. El rescate, el
encuentro del amor y las relaciones dentro de un mundo convulsionado,
que sigue convulsionándose hasta la fecha.
Dentro de esa doble temática el poeta lanza el grito poético en las
fechas en que pudo haber sido escrito y se publicó, de tal manera que el
lector lo resignifique en el momento de su encuentro (función, en su
diversidad social); de modo que Jesús Arellano funda con sus Poelectrones
lo que llamo “Poética de protesta: entre encuentros y desencuentros” 19,
aludiendo a la temática mencionada; la primera, los asuntos políticos
resueltos de manera no satisfactoria y que chocan con lo que
ideológicamente “debería ser” se ven reflejados en la poética de
desencuentros, y la segunda, el amor de pareja y las posiciones de
coherencia ideológica, así como el Arte Poética del autor, los analizaré
como poética de encuentros.
Aunque el primer tema es el predominante (26 Poelectrones, dentro
de los que existen seis de Arte poética y seis poemas concretos), también
Para distinguir la doble temática que conforma la “Poética de protesta: entre
encuentros y desencuentros”, de El canto del gallo, que está constituido por 33
poelectrones, se realizó una selección de los que estuvieran dirigidos hacia esa poética.
Cabe destacar que los poemas elegidos no están en el orden de aparición en la obra,
sino se tuvo que hacer varias lecturas cuidadosas con el fin de ubicarlos y poder dar paso
al análisis.
19
18
es importante resolver y revelar el asunto de las relaciones personales y la
actividad editorial y literaria del poeta (siete Poelectrones).
Durante la investigación bibliográfica hacia el análisis se plantearon
una diversidad de preguntas que devinieron primero en la siguiente
hipótesis: “El análisis de los Poelectrones de Jesús Arellano, basado en la
Sociología de la Literatura y la Sociocrítica, permitirá demostrar una visión
de mundo20 del pensamiento contestatario o de protesta, muy de época,
también llamado de izquierda, en el México de los años cincuenta, sesenta
y setenta”.
Esta hipótesis me lleva al objetivo general de este trabajo de
investigación: “Mostrar, a través de los Poelectrones, una visión de mundo
del pensamiento contestatario, de protesta o de izquierda en el México de
los años cincuenta, sesenta y setenta”.
Los objetivos particulares planteados son: 1) Analizar los Poelectrones
a la luz de la teoría sociológica y sociocrítica para visulmbrar una visión de
mundo contestatario, de protesta o de izquierda, 2) poner sobre la mesa la
tradición e innovación poética de Jesús Arellano en la obra objeto de
estudio; 3) dar a conocer parte de la obra literaria de Jesús Arellano; 4)
ponderar al poeta en la historia y crítica de la literatura mexicana de la
En esta investigación entenderemos la “visión de mundo contestataria o de protesta, a
la que también denominamos de izquierda” bajo el enfoque del pensamiento marxista
que, en su generalidad está basado en la eliminación de la lucha de clases, la propiedad
privada, así como la posesión de los medios de producción en manos de las clases
hegemónicas minoritarias, llamadas burguesía y la explotación de las clases trabajadoras
o proletariado. Se propone que en esta lucha de clases devendría en el triunfo de las
clases trabajadoras para manejar todos los aspectos de la vida social. Su objetivo general
es que se construya una sociedad igualitaria, justa y sin clases, y que sean los propios
trabajadores los que manejen los medios de producción para evitar que una minoría
acumule el capital y explote a la mayoría.
El marxismo es un sistema filosófico, político y económico (que se convierte en una
corriente de pensamiento, un modelo para explicarse la realidad humana);
fundamentalmente critica y rechaza el capitalismo y defiende la construcción de una
sociedad sin clases y sin estado, o sea, comunista, para lo que plantea un método de
análisis conocido como materialismo histórico. Este pensamiento influyó en movimientos
sociales y en sistemas económicos y políticos y ha servido como fundamento para el
materialismo histórico y dialéctico del comunismo y los socialismos.
19
20
segunda mitad del siglo XX, y 5) mostrar la vigencia política y social de la
propuesta poética, y 6) aportar a la academia un estudio teórico y crítico
desde la Sociología y la Sociocrítica de la Literatura acerca de la poesía
de protesta, manifestada en poesía visual y concreta.
Una vez esbozados los panoramas referencial y teórico, así como la
delimitación del objeto de estudio y los objetivos, me interesa precisar que
se toma como base la metodología que propone Juan Ignacio Ferreras
(1980)21, así como algunos puntos propuestos por diferentes investigadores,
y los propios, cuyas especificaciones se encuentran en el cuerpo de la
tesis.
Ferreras destaca la importancia de estudiar desde la “génesis” del
texto literario (tanto del texto en su tiempo socio-histórico, como del autor,
para evidenciar su probable procedencia y sus posibles porqués), pasando
por la estructura (cuya presencia permite situar el objeto de estudio en su
literariedad) y concluyendo en la “función” social actual (que tiene
relación
con
la
recepción
del
lector
en
un
tiempo
y
espacio
determinados); lo anterior sin soslayar, primeramente, que los poemas que
constituyen El canto del gallo tienen como base su calidad de obra
artística.
De hecho, la primera responsabilidad de quien investiga en torno a los
estudios literarios, cualquiera que sea su línea, consiste en observar
La decisión de basar la investigación en la metodología de Juan Ignacio Ferreras fue
porque, en primer lugar, no existe una sistematización tan clara y precisa como sus
Fundamentos de Sociología de la Literatura (1980); por otro lado, y de gran peso
académico es su diversidad de aportaciones como filólogo y escritor de literatura.
No encontré, tampoco, mucho material biográfico acerca del investigador; sin
embargo, podemos decir, gracias a la Internet, que nació en Tetuán, Marruecos (1929) y
murió en Madrid (2014), fue poeta, novelista, ensayista y profesor de literatura española y
Sociología de la literatura en Francia, España y Estados Unidos. Graduado por la Sorbona
de París (Doctor en Etudes Iberiques) y por la Universidad Complutense de Madrid (Doctor
en Filología Hispánica), es autor de libros sobre la novela española y la Sociología de la
literatura. Libre pensador y ateo, ha publicado numerosos artículos y libros sobre estos
temas. Consultado en http://juanignacioferreras.com/biograf%C3%ADa.html, octubre de
2017.
20
21
cuidadosamente el objeto de estudio con la finalidad de, primero, avalar
la literariedad del texto, su vocación estética, para, luego emprender el
diálogo con la teoría y crítica que se haya elegido para el análisis y la
interpretación. En este caso utilicé la conceptuación e historia de la poesía
visual y concreta, con el fin de ubicar los poemas en el transcurrir literario
como obra artística de naturaleza visual y concreta, además de estudiarlos
también frente a esas perspectivas.
Dicho lo anterior, el paso siguiente fue incluir el objeto de estudio en
el concierto teórico-metodológico para ponerlo en diálogo y llegar a
conclusiones que me permitan aportar a la academia el producto ya
especificado.
El resultado escrito de estas reflexiones y el análisis de los Poelectrones
elegidos con base en los presupuestos determinados es el siguiente:
El capítulo I plantea nociones de Sociología y Sociocrítica de la
Literatura hacia la poesía de protesta, así como de poesía visual y
concreta, con el fin de mostrar la filiación literaria del poemario en estudio
y ubicarlo en la tradición literaria supranacional.
En el capítulo II se realiza un recorrido bio-bibliográfico de Jesús
Arellano, seguido de un panorama socio-histórico del México del siglo XX y
su relación con los Poelectrones, para dar cuenta de su génesis. Estos dos
apartados nos aproximan a la comprensión del contexto socio-histórico en
que fueron escritos, lo cual permite detectar una visión de mundo
determinada que posibilite el diálogo con la propuesta estética.
El capítulo III propone, para entender parte de la función,
(evidenciada, en primera instancia, en quien esto escribe) el análisis e
interpretación del objeto de estudio, al abrigo de la información obtenida
en los capítulos anteriores, consistente en una selección de Poelectrones
representativos, para explorar en su génesis (visión socio-histórica),
estructura (visión poética) y función (visión interpretativa). Todo lo anterior
21
dará a luz a la “Poética de protesta: entre encuentros y desencuentros” de
Jesús Arellano y los Poelectrones, que muestran una visión de mundo del
México de los años cincuenta, sesenta y setenta. Al final se exponen las
conclusiones y la bibliografía.
En este momento es cuando inicia la aventura de lanzar los resultados
al lector especializado e, incluso, al solo interesado en el tema. Empiece,
pues, la discusión.
22
Capítulo I
Nociones teórico-metodológicas
1.1. Sociología y Sociocrítica de la Literatura
En el entendido de que el arte es –para esta postura teóricometodológica— “inmanentemente social” y que la palabra (la literatura)
se concibe como un fenómeno de comunicación cultural, “deja de ser
una cosa centrada en sí misma y ya no puede ser comprendida
independientemente de la situación social que la ha engendrado”
(Voloshinov, 1997: 109-110). Por lo tanto,
la ciencia literaria debe establecer un vínculo más estrecho con la historia de
la cultura. La literatura es una parte inalienable de la cultura y no puede ser
comprendida fuera del contexto de toda cultura de una época dada. Es
inadmisible separarla del resto de la cultura y, como se hace con frecuencia,
relacionarla directamente, por encima de la cultura, con los factores
socioeconómicos. Estos factores influyen en la cultura en su totalidad, y sólo a
través de la cultura y junto con ella en la literatura (Bajtín, 2003a: 247-248).
En ese sentido, este primer capítulo se desarrolla de acuerdo con los
objetivos planteados en materia de teoría, que consisten en realizar
recorridos breves respecto a la Sociología de la Literatura, que nace del
pensamiento marxista y neomarxista, y deviene en sociocrítica hacia los
sesenta, así como de la poesía visual y concreta en la modalidad de
poesía de protesta, para compartir un lenguaje común y suficiente entre
autor y lector, aportar a la academia un breve estudio teórico y crítico, y
efectuar el análisis literario con fundamentos adecuados, de acuerdo con
la obra.
La idea inicial de contribuir con un apartado de corte teórico surgió
debido a la falta de un corpus general y sistematizado respecto a
Sociología y Sociocrítica de la Literatura, que me fuera útil frente a la
investigación; de manera que me di a la tarea de reunir materiales de
23
distintos autores para armar un recorrido del que se encontrará mayor
información en la sección de anexos de este documento.
La información recabada y sistematizada me permitió sostener un
diálogo fluido con el objeto de estudio, puesto que es de corte social y
dada su naturaleza de poesía de protesta frente a determinados
fenómenos acontecidos en algunas décadas del México del siglo XX (de
los cincuentas a los setentas), y sendos poemas respecto a Cuba y Chile, el
primero a partir de la revolución cubana de 1959, y el segundo en 1973 en
el Chile Allendista y el golpe de Estado de Augusto Pinochet.
La teoría y metodología apropiada para esta investigación, como
comenté en la introducción, es la Sociología y Sociocrítica de la Literatura
porque, reflexiono con Enrique López Aguilar que:
Uno de los métodos críticos mejor dotados para acercarnos a los
conocimientos que proporciona el fenómeno literario es el de la sociología de
la literatura. En la medida en que este método puede iluminar mejor ciertas
relaciones entre la obra y su tiempo (ideología, sociedad, historia, etc.), me
parece el más idóneo para un posible vislumbramiento de otras
comprensiones de la realidad (2008: 26).
Con Juan Ignacio Ferreras (1980: 18) considero que la Sociología de la
Literatura es22
la ciencia que tiene por objeto la producción histórica y la materialización
social de las obras literarias en su génesis, estructura y funcionamiento, y en
relación con las visiones de mundo (conciencias, mentalidades, etc.) que las
comprenden y explican.
Tal producción histórica y materialización social representan la
estructura estructurante (EE) de la obra literaria (estructura estructurada,
Ee)23, que se entiende como la literatura misma, “y cuantos métodos
puedan ser aportados por la ciencia sociológica, han de ser empleados
En general la llamaremos “ciencia”, en cuanto ciencia de las llamadas humanas, lo
mismo que disciplina teórica, o solo disciplina.
22
23
Adelante se explica.
24
con este solo fin (la materialización de la obra literaria), y respetando
constantemente el objeto de nuestro estudio” (Ferreras, 1980: 29).
Para Antonio Sánchez Trigueros (1996: 8) en su Sociología de la
Literatura, dice que es:
…el conjunto de reflexiones más o menos sistemáticas y metódicas sobre las
relaciones entre literatura y sociedad, son productos de la lucha de clases, y
cada una de ellas desde sus respectivos comienzos se ha dividido en dos
grandes caminos: la dirección positivista y la dirección materialista histórica. La
primera, convencida de que la nueva sociedad burguesa e industrial
significaba el encuentro del hombre consigo mismo y el fin de la historia, sólo
pretendía alcanzar esa meta y el perfeccionamiento del modelo; la segunda
denunciaba el engaño de la unidad social pregonada por la burguesía y
constataba el nuevo e irresoluble conflicto de clases.
Esta concepción de Sánchez Trigueros es acertada puesto que
reconoce el origen de la disciplina en la lucha de clases y los caminos
antagonistas que se mostrarán en el análisis: el enfoque positivista que da
la razón a la sociedad burguesa e industrial que buscaba apuntalar su
modelo posmoderno y el materialismo dialéctico que denunciaba el abuso
del modelo pregonado por la burguesía sobre el proletariado, enfatizando
el “irresoluble” conflicto de clases que se observa en los Poelectrones, con
lo que apoya mi visión interpretativa (Ver capítulo III).
La Sociología de la Literatura parte de un presupuesto: la existencia
de sujetos colectivos en la obra literaria, y uno de sus fines es localizarlos y
describirlos, así como plantear sus relaciones, puesto que ellos son quienes
producen y materializan una visión determinada del mundo.
Muchas veces estos sujetos colectivos son antagonistas y se expresan
a través de las conciencias (explicitadas en el capítulo dos y utilizadas
como conceptos operativos en el capítulo III, en el análisis de los
Poelectrones)24,
tanto
general
generalizada
(CGG)
como
general
particularizada (CGP), en las que predomina la conciencia de clase que
las define y cada una defiende. “Ocurre que en la gran totalización social
24
Se desarrolla el tema de las conciencias en el capítulo II.
25
que llamamos sociedad, los sujetos colectivos se encuentran siempre en
lucha, contacto, etc., entre sí…” (Ferreras, 1980: 51); el reto de la SL y SCL es
descubrir y describir sus relaciones, dado que la disciplina es relacional.
Debemos estar conscientes que el trabajo sociológico frente a la
literatura es una relación sobre todo textual, con sus debidas estructuras,
mediaciones y homologaciones25, así como visiones de mundo, sujetos
líricos diversos (sujeto colectivo, transindividual e individual) y sus
respectivas consciencias: general generalizada, general particularizada e
individual. Y reafirmo con Pierrette Malcuzynsky (1997-1998:189):
En efecto, en relación con esta disciplina que tenía y, creo, continúa teniendo
por objeto particular y específico de estudio el o los “textos”, designar por
“sociocrítica” una crítica que sea “de textos” marca un viraje muy
pronunciado que toca a su propia razón de ser.
Es decir, en este punto se hace un llamado a quienes estudiamos esta
disciplina a no caer en el error de sólo hacer una sociologización del texto,
no podemos desatender del objeto de estudio o de “ponerlo entre
paréntesis mientras seguimos dilucidando sobre métodos y conceptos” e,
incluso, el sociólogo de la literatura tendrá que prescindir, también en este
caso, de su tabla de valores, digamos, profesionales; y deberá atender a la
estructura de la obra misma” (Ferreras, 1980:29-30), para poder valorar
estéticamente la obra literaria.26
Se considera que la Sociología y Sociocrítica de la Literatura son
disciplinas incluyentes y con un afán totalizador debido a que exceden los
límites de los estudios inmanentes; es decir, Ferreras también les denomina
Se extiende adelante en el apartado “Un acercamiento a la metodología”.
Vale la pena considerar la recomendación de Ferreras (1980: 22) de manera muy seria:
“El peligro para el sociólogo en el nivel de la estructura de la obra reside en la
sociologización del mismo, en la tentación de transformar toda estructura literaria en una
pura sustancia sociológica, en una pura sustancia social. Habrá, pues que tener en
cuenta la especificidad esencialmente literaria de la obra, la ‘resistencia’ estructural que
es una resistencia literaria del objeto que estudiamos”.
26
25
26
“trascendentes” pues se trata de un estudio completo, desde las tres aristas
que propone en sus Fundamentos… reitero: génesis, estructura y función de
la obra literaria que, de ninguna manera rechazan el inmanentismo, por el
contrario, se impulsa al crítico a estudiar la estructura de la obra literaria,
desde otras teorías o enfoques que quiera utilizar27, puesto que:
Naturalmente (…) no deben hacernos olvidar que entre la génesis social de la
obra y su función social existe, precisamente, algo que se llama objeto literario
o artístico, y que conviene desentrañar, analizar su estructura interna y su
funcionamiento interno (Ferreras, 1980:11).
Esto debe tenerse presente en todo enfoque teórico; en este caso la
Sociología y Sociocrítica de la Literatura impulsa a observar la relación, en
una primera instancia, luego las mediaciones y homologaciones que
guarda la obra y el contexto socio-histórico en que fue creada, por ello,
me interesó sobremanera estudiar la génesis de los Poelectrones, tal como
lo sugiere Juan Ignacio Ferreras28, e ir delineando los encuentros y
desencuentros tanto con los postulados como con la poética que fue
descubriéndose.
La génesis de los Poelectrones es fundamental para una primera
explicación, puesto que parte de dos vertientes: el origen del autor, su
visión de mundo, posición social, económica, política, nivel educativo,
Se considera que la SL y la SCL son incluyentes puesto que no se aparta el estudio de la
literatura sino se propone conseguir un sentido de completud en el estudio de la obra
literaria, puesto que permite la inclusión de otras ciencias humanas, tales como el
psicoanálisis, psicología, filosofía, antropología, etcétera, y sus derivados y afines, claro
está reconociendo las fronteras pero –lo más importante— “aceptar todos los auxilios y
ayudas posibles y de establecer también los límites, es decir, las diferencias” (Ferreras,
1980: 20).
27
“Vamos a partir de un punto de vista diferente; vamos a considerar que toda Sociología
de la Literatura ha de estudiar la génesis social de la obra, por una parte, y, por otra, la
función social de la misma, con la advertencia o con la condición ineludible de que estas
dos, digamos secciones, no pueden ser estudiadas separadamente, sino que, al contrario,
deben ser complementarias. El estudio de la función necesariamente social de una obra
artística o literaria ha de encontrar en el estudio de su génesis social una buena parte de
las razones, mediaciones mejor, que explican su funcionamiento o, si se quiere, su
vitalidad, su vida histórica”.
27
28
conjunción o no con grupos literarios hegemónicos, etcétera. La otra
manera de obtener información es a través de los hechos socio-históricos
que rodean la escritura de la obra literaria; esto es estudiar la posible
influencia espacio-temporal e histórica que pudo haber originado su
escritura.
Sé que la Sociología y Sociocrítica de la Literatura, al igual que
cualquier otra teoría o enfoque de análisis, no puede responder a todas las
preguntas que se le planteen al texto literario; esto sería una misión
imposible; creo, más bien, con Juan Ignacio Ferreras, que es una primera
puerta que se abre a otros caminos de interpretación:
Si la obra ha quedado ubicada en su situación histórica, se pueden entender
más completamente algunas funciones que pudieran ocurrir dentro de ella. Y,
después, otros análisis formales redondearían mejor la visión de la obra. Por eso
no deben realizarse solamente análisis sociológicos, sino que resulta imperativo
recurrir al aspecto formal en la medida que el texto literario no es sólo un
documento de una sociedad o de un tiempo determinados, sino que también
es eso, un texto literario (Ferreras, 1980:10).
También es importante destacar que la obra de Jesús Arellano en su
vertiente poelectrónica tampoco responde a todas las interrogantes ni
teóricas, literarias o socio-históricas que se pudieran plantear; su fin es más
modesto, como dije antes, una forma de entender la realidad de esas
décadas, desde un punto de vista dado, en este caso una visión de
mundo –como la hemos denominado— de protesta o las variantes que
establecidas. Como afirma López Aguilar (2008:25):
…aquí es donde se puede proponer una manera de acercamiento a la
literatura: o ésta es una clave de comprensión de la realidad (cualquier clase
de realidad), o la literatura se convierte en una actividad viciosa. No hay que
olvidar que la literatura es una de las maneras de interpretar el mundo.
Es cierto que, como dijera Claude Duchet, citado por Negrín
(1995:130), “‘una sociología de los textos es un modo de lectura del texto’.
Y hace notar que la disciplina tal vez ‘necesite menos conceptos nuevos
28
que justas aplicaciones’”, y reconoce otro punto en común: se “trabaja
con la materialidad del texto”, es decir, con su estructura:
Se interesa en ‘la organización interna de los textos, sus sistemas de
funcionamiento, sus redes de sentido, sus tensiones, el encuentro que haya
en ellos de saberes y de discursos heterogéneos’ (Negrín, 1995: 134)
De manera que la diferencia fundamental que puede observarse
entre Sociología y Sociocrítica de la Literatura, independientemente de la
cronología de su teorización, es que en la primera la obra literaria debería
responder a los postulados del Estado y del Partido (en su momento
comunistas, provenientes del pensamiento marxista), y cumplir con un afán
de adoctrinamiento para el cambio y guía de las estructuras sociales, aun
en detrimento de la obra literaria como pieza artística, y para la segunda
lo más importante es primero considerar a la obra literaria y, a partir de lo
que ella permita, hacer un análisis sociocrítico.
Además, a decir de Ilana Marek Broid (2011: 269), “vale recordar que
a raíz del marxismo, la consigna del arte era reflejar fielmente el entorno”, y
cita en su discurso a Zamorano y Cortés: “se plantea […] un arte
comprometido, solidario e inspirado en la realidad de los individuos; un arte
de realismo social, que también pudiera intervenir en esa realidad y cuyo
destinatario era, por tanto, la masa”29.
Por su parte, para la Sociocrítica de la Literatura, que es la
actualización o resignificación que se llevó a efecto a partir de los años
sesenta30, lo fundamental es observar primero el carácter estético del
objeto de estudio, de tal manera que sea catalizador de ideas sociales,
cualesquiera que éstas sean.
Es preciso puntualizar que estas afirmaciones son ciertas desde el punto de vista
estalinista, pues desde ahí se impuso el “realismo socialista” como el verdadero arte
proletario.
30 Mayor información en la sección de anexos.
29
29
Entonces, frente al “empirismo” inicial en el análisis de la obra literaria
y luego al exceso de teorización acerca de las funciones sociales e
históricas a las que debería obedecer el texto e, incluso, el propio escritor,
fue necesario romper paradigmas y hacer una matización que contemple
la obra a partir de su literariedad y de ahí pueda analizarse desde sus
mediaciones y homologías sociales, con categorías de ambas disciplinas,
que no son excluyentes.
Es por esto que debemos escuchar a Malcuzynsky (1997-1998:191)
cuando plantea que existen fronteras entre Sociología de la Literatura y
Sociocrítica, límites en los que convergen y se entrelazan de manera que
no caiga en los extremos del empirismo ni la teorización y sea posible un
análisis válido.
Me parece que la sociocrítica siempre ha tenido como logro, en el seno
mismo de la noción principal, texto, la indisolubilidad de un doble vector,
texto/discurso. Toda la postura sociocrítica consiste en trabajar la dinámica
interactiva interna mediante el aporte teórico que confirma la irreductibilidad
y la no sinonimia de los dos componentes. Esto es tanto como decir que no
hay sociocrítica sin análisis del discurso, lo que requiere, por supuesto, algunas
precisiones
Estas precisiones se refieren al hecho de que, partir de los años
sesenta-setenta, dice Malcuzynsky (1997-1998: 191), se definió la línea que
alimentaría la Sociología de la Literatura: el análisis del discurso en un
sentido amplio (no necesariamente desde el estructuralismo) y el
componente social:
La tarea sociocrítica se precisaba entonces como la articulación de lo que
constituye el texto, pero situándose resueltamente del lado de su espesor
(social) […] La perspectiva sociocrítica anunciaba un marco necesariamente
transdisciplinario […] y examina cómo en monitoring del discurso social es
materializado en y por el texto…
Para lograr esta convergencia y llegar a una interpretación crítica en
cuanto a literatura fue necesario establecer categorías y conceptos que
30
permitieran relacionar los hechos socio-históricos con la obra literaria,
categorías y conceptos que se han dejado ver tanto en el curso de la
investigación como en el análisis, así como en los pies de página y, a
continuación en el acercamiento a la metodología.
Tal categorización y conceptuación basada, por supuesto, en
autoridades de corte académico o literario, constituyen el fundamento
para un análisis general de la obra en estudio. Al realizar una lectura
profunda del poemario, primero en su unidad31, en su materialización
extensa compuesta por 33 Poelectrones que, con diferentes escenarios,
coinciden en una sola problemática ideológica: visión y pensamiento de
protesta, contestatario o de izquierda. Los Poelectrones siguen esa línea de
análisis puesto que el eje temático que los mueve y les da consistencia en
su totalidad es esa: es la razón de ser que lleva a un planteamiento
metodológico.
1.2. Un acercamiento a la metodología
Para dar inicio al análisis literario desde la teoría sociocrítica es
indispensable identificar, antes que nada, las estructuras que dan marco al
estudio; esto es, de acuerdo con Juan Ignacio Ferreras (1980: 52-53) se
parte de una Estructura Estructurante (EE), que tiene que ver con el
contexto socio-histórico extra textual y
se encuentra íntimamente ligada con un modo de hacer, de pensar, de sentir;
en una palabra, con una visión del mundo. Esta visión del mundo, de base
colectiva, engendra un sujeto colectivo que materializará la obra literaria […]
y se encuentra también íntimamente ligada con la visión del mundo de un
grupo social.
La unidad es entendida como la cierta autonomía de que goza la obra literaria y cuyo
análisis parte de sí misma y a ella misma va, es decir en su inmanencia; sin embargo es
bueno recalcar que en SL la obra ha de ser puesta en relación ya sea con otras y,
necesariamente con su génesis y con su vida histórico social, lo cual la fortalece, lejos de
vulnerarla.
31
31
En el nivel concreto de la estructura literaria la EE es su problemática, su razón
de ser.
Por otro lado la Ee es la “materialización concreta de la EE. Sin la
estructuración o materialización de la EE, no hay, pues, obra literaria; ni
siquiera en el nivel más abstracto, puede existir la estructura literaria”
(Ferreras, 2008: 53). Esta estructura, en sus homologías y mediaciones, es
receptora de la visión de mundo que existe y preexiste en la EE.
Sin embargo, al confrontar estas dos estructuras preciso establecer
que la Ee no es un mero reflejo de la EE, puesto que tiene sus propias
mediaciones
que,
según
diversos
autores
son
principalmente
las
instituciones y el lenguaje, y puede coincidir o no, dependiendo de la
visión de mundo de cada una.
Bourdieu (2003: 239) considera desde 196732 que un aspecto
fundamental para todo sociólogo de la literatura es el de “mediación”, “a
través de la cual se establece la relación entre la realidad socioeconómica
y el hecho propiamente literario”.
Zyma y Cros, entre otros, en el “Atisbo a la emergencia de la
sociocrítica” de Negrín (1995: 135-139), concuerdan en que es necesario
establecer algún tipo de mediaciones entre los hechos sociales y literarios,
los cuales son: el lenguaje y las instituciones (también llamadas “aparatos
ideológicos de Estado”, configurados como la familia, los sistemas
educativos, la iglesia, la administración pública, los medios masivos de
comunicación, los partidos políticos, el campo literario, etc.)33, ya no sólo la
visión de mundo sino una relación lingüística entre texto y contexto.
Bourdieu (2003: 239) propone la noción de “campo” como
“mediación específica, entre las determinaciones externas y la producción
Este artículo fue publicado antes en: Bourdieu, Pierre (1967), “Campo intelectual y
proyecto creador”, en Jean Pouillon et al., Problemas del estructuralismo, México: Siglo XXI,
pp. 135-182.
33 En los anexos encontraremos que la definición de “aparatos ideológicos de Estado” fue
propuesta por Althusser en la obra del mismo nombre.
32
32
cultural”; considera el campo como la “red de relaciones objetivas entre
posiciones objetivamente definidas”.34
Esta conceptuación de mediaciones, con excepción del concepto
de “campo” ya había sido tomada por Ferreras en sus clases, así como en
la investigación que dio pie a sus Fundamentos… (2008: 37-41) puesto que
son muy importantes para el análisis del poemario:
Una mediación, o una relación con efectividad virtual, es el concepto que
intenta salvar, para su posible explicación, la especificidad de los dos
elementos abstractos que constituyen toda relación. Así podemos decir que
“existen ciertas circunstancias mediadoras en tal obra”. Lo cual no quiere
decir que estas circunstancias determinaron la obra, sino que fueron recogidas
por la misma, quizá en oposición a las mismas,
Encontrar las mediaciones de una obra literaria o artística no significa, pues,
buscar la causalidad explicativa de la misma, sino establecer el mayor número
de relaciones posibles entre la obra delimitada para el análisis y las
circunstancias que la rodean y que, por tanto, median (Ferreras, 1980:37-38).
El investigador citado incluye para el análisis literario las mediaciones
institucionales y lingüísticas, al igual que Cros quien propone la creación de
un tipo de mediaciones que enlazara lenguaje e instituciones, que
funcionan
a
través
de
la
“práctica
social”,
que
es
“ideología
materializada”, generadora de un discurso y permea en los textos literarios
(Cros, 1994: 200-210). En cuanto a homologación u homología tenemos
que “Una primera acepción, significaría la igualdad, la unicidad entre el
sujeto colectivo de la obra y el sujeto colectivo de la sociedad (o uno de
ellos)” (Ferreras, 1980: 56).
Ahora, dentro de las estructuras, se deja ver la visión de mundo que,
según, Edmond Cros (1994: 212) es el
conjunto de aspiraciones, sentimientos e ideas que reúne a los miembros de
un grupo y los contrapone a los otros grupos) Este tipo de conciencia, que es
En el caso de Jesús Arellano esta “mediación” del campo, campo intelectual o campo
literario es fundamental porque, dice Bourdieu (2003: 240), “ofrece una amplia y profunda
explicación de la dinámica interna del campo intelectual, de sus conflictos y de los rasgos
distintivos de su autonomía”, sobre todo del “condicionamiento del proyecto creador por
parte de la estructura del campo intelectual y por la posición que allí ocupa el artista.”
33
34
una abstracción y coincide en gran parte con la noción marxista y no puede
ser definida más que mediante la extrapolación de una tendencia real en los
miembros de un grupo “que realizan, todos ellos, esta conciencia de clase de
manera más o menos consciente y coherente […]
Cros (1994: 188-221) también sostiene que aparte de mediaciones en
las EE y Ee se deben identificar las homologaciones u homologías35 que en
“una primera acepción, significaría la igualdad, la unicidad entre el sujeto
colectivo de la obra y el sujeto colectivo de la sociedad (o uno de ellos)”
(Ferreras, 1980: 56).
La homologación u homología es la red de relaciones que, junto con
la mediación de las instituciones, establece el texto con determinado
hecho social y viceversa; la homología permea la visión de mundo de un
momento histórico determinado.
La diferencia entre homología y mediación es que la primera recoge
vínculos similares entre el texto literario y el hecho social; por su parte la
mediación del lenguaje –a decir de investigadores diversos— que siguen a
Duchet:
Explica que en una sociedad dada, existen diversos lenguajes y discursos que
‘conocen’, de una manera diferenciada e incluso antagonista, “lo real”. Estos
discursos están siempre entre “el mundo real” y la literatura […] El escritor
puede tener la intención de asir lo extratextual, pero la literatura no se
relaciona en primera instancia con el mundo concreto sino con otros discursos
(Negrín, 1995: 136).
Esta concepción de mediaciones y homologías son relevantes para
el análisis de los Poelectrones, como podrá observarse en el capítulo III; las
homologías son las relaciones existentes entre el hecho sociohistórico y el
planteamiento poético, que puede apreciarse después de estudiar el
Para abundar en el tema de “mediación y homología” se puede consultar a Pierre
Bourdieu en “Campo intelectual y proyecto creador”, en Nara Araújo y Teresa Delgado
(selección y apuntes introductorios) Textos de teorías y crítica literarias (Del formalismo a
los estudios poscoloniales), Universidad de La Habana, Facultad de Artes y
Letras/Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, México, 2003, pp. 239286.
34
35
panorama bio-bibliográfico y el recorrido histórico del país en la época de
la temática de los textos.
Por otro lado, las mediaciones poelectrónicas permean a través de,
uno: el lenguaje de la poesía de protesta, convertido en una manifestación
de poesía visual y concreta, y dos: las instituciones que rodean la génesis,
fundamentalmente el aparato de Estado, expresado en la postura
antagónica de burgueses y proletarios, así como sus diferentes visiones de
mundo y formas de vida. Edith Negrín destaca al respecto:
dar cuenta de ello [del hecho sociohistórico], con el material que le es propio
y que no es lo real, sino las diversas formas en que lo real ya está tematizado,
representado, interpretado, semiotizado en discursos, lenguajes y símbolos. Sin
embargo, estos discursos son también parte de lo real (Negrín, 1995: 136).
Continúa Negrín que tal es la propuesta más fuerte de la sociocrítica:
la producción de sentido a través de “la mediación del lenguaje entre la
vida social y la literatura”; esta producción de sentido no pretende ser
monosémica sino un campo de contradicciones, de conflictos.
La realidad referencial (le denomina Cros), Estructura Estructurante
(Ferreras) al atravesar las mediaciones de las instituciones y el lenguaje
sufre una transformación semántica, hasta llegar a una construcción
formal, estructural (la obra literaria, Estructura estructurada, según Ferreras),
que posibilita su análisis y le da validez a diversas interpretaciones.
se trata, pues, de subrayar, una vez más, las mediaciones sociales, de señalar
que la sociedad es también un devenir social, […] pertenece a una visión del
mundo, pertenece a una época y a una sociedad determinada (Ferreras,
1980: 112).
A partir del análisis sociocrítico de la obra, surgió una categoría más
que la configura como poesía de protesta: el pensamiento de izquierda.
En primer lugar, la Sociología de la Literatura, teoría que da
fundamento a esta investigación, proviene de la ideología marxista, que
evoluciona hacia el neomarxismo, con los autores y posturas ideológicas
35
que se han expuesto en el marco teórico y en los anexos, de modo que no
se puede soslayar.
Por otro lado, el “pensamiento de izquierda” es también un término
de política histórica, que remite a la idea general de las posturas a favor o
en contra de los grupos hegemónicos en el poder o de las masas
trabajadoras. Es cierto que los términos de izquierda y derecha, dicen
Bobbio y Monsiváis, citados por Teresa Estrada y Patricia Cabrera (2015:
188): “Izquierda y derecha son términos de una geometría política que ha
sido cuestionada por su reduccionismo y por no corresponder, según
muchos, a la complejidad de la política actual”; sin embargo, para usos de
esta investigación siguen vigentes, puesto que nuestro objeto de estudio se
ubica temporalmente en las décadas de los cincuenta, sesenta y setenta,
como se ha reiterado.
Continúan las investigadoras de la Universidad Nacional Autónoma
de México, porque yo no podría decirlo mejor:
Los significados de izquierda e izquierdismo se han dilatado al grado de que
ya no se refieren al radicalismo revolucionario, sino a algo más cercano a una
postura ética o a la política de un Estado benefactor. Sin embargo,
empleamos la palabra porque no hallamos un término que condensara mejor
la conciencia política de una generación movida por un impulso de
transformación, animado a su vez por la búsqueda de justicia social, libertad,
igualdad e inclusión.
Los términos izquierda y derecha, en sentido político, tienen la marca de la
historia. Nacen en el contexto de la Revolución Francesa y remiten a los
lugares que ocupaban, con relación al presídium, los delegados a la
Asamblea Constituyente, divididos entre los partidarios de la monarquía y las
corrientes revolucionarias, a quienes el presidente de la asamblea convocaba
diciendo: “a la derecha quienes crean que prima el poder del rey, y a mi
izquierda quienes crean que lo que prima es la voluntad popular” (Tótoro,
2000: 12; Historia Universal Salvat, 1999, 3083). Por ello la terminología sigue
aludiendo hasta el presente, a la oposición entre los defensores del statu quo y
los propulsores del cambio (2015: 189).
Esta información queda relacionada también con los términos
“ideología” y “visión de mundo”. Entendemos, con Juan Ignacio Ferreras
que la visión de mundo se encuentra en el devenir de la historia, y se va
36
modificando en relación con los hechos sociohistóricos que marcan un
lugar específico en un tiempo determinado; cuando esta visión de mundo
se estatiza, institucionaliza y dogmatiza se convierte en “ideología”.
Patricia Cabrera toma el enfoque de Teun A. Van Dijk para la
conceptualización de ideología,
caracterizándola como un discurso cuyas funciones sociales son las de
coordinar las prácticas sociales dentro de un grupo y la interacción de éste
con otros grupos. En tal sentido las ideologías básicamente contienen
argumentaciones parta establecer la autoidentidad; la autoimagen; las
acciones y objetivos típicos; las normas y valores, y los métodos para
alcanzarlos; la posición respecto a otros grupos, y los recursos pertenecientes
al grupo, cuyas inquietudes o intereses particulares representan (2003: 526-27).
La ideología, así, dicta las formas de conducir y de conducirse ante
una situación determinada, en este caso, en la materialización del hecho
sociohistórico, proveniente de la Estructura Estructurante en la obra literaria,
conceptuada como Estructura estructurada.
De este conglomerado de ideas retomamos la materialización del
hecho sociohistórico y observamos que se convierte en poesía de protesta
o poesía de izquierda, a la manera de Cabrera, como también hemos
denominado a la propuesta de Jesús Arellano, entre otros muchos que
surgieron a partir de la posrevolución Mexicana.
La última razón por la que considero importante la relación entre
visión de mundo marxista, pensamiento de izquierda y la poesía de
protesta es la propia visión de mundo del autor de El canto del gallo que
ya se describirá en el apartado de génesis de la obra literaria, capítulo II;
así como la materialización evidente, las homologías y correlaciones entre
EE y Ee en el caso que nos ocupa.
Es cierto que:
Para los años sesenta una parte de la izquierda había abandonado la
ortodoxia predicada por la antigua Unión Soviética. Luego de 1968, al amparo
de ese signo ideológico terminaron mezclándose organizaciones
37
heterogéneas: marxistas-leninistas, trotskistas, maoístas, socialdemócratas,
movimientos urbanos, rurales o sindicales, cristianos seguidores de la teología
de la liberación, simpatizantes del anarquismo, yippies, guerrilleros, feministas
(Carr, 1996: 229-230).
Sin embargo, es posible seguir relacionando el pensamiento de
izquierda con sus raíces libertarias y de justicia social en los Poelectrones.
Esto podrá constatarse en el capítulo III, que expone la interpretación en su
función social con las visiones que ya he mencionado.
Una vez puestas en diálogo las estructuras, a través de mediaciones
y homologías en las que permea la visión de mundo que deviene en
ideologías, la Estructura Esctructurante quedará plasmada en el capítulo II
que denota la posible génesis del objeto de estudio que se profundizó en
el recorrido bio-bibliográfico de Jesús Arellano y en el panorama sociohistórico del México del siglo XX y su relación con los Poelectrones.
En este momento se debió establecer el modo en el que se
analizaría la estructura de la obra, una vez denominada “de protesta,
contestataria o de izquierda36”; fue entonces cuando se decidió la filiación
con la poesía visual y concreta, para darle a los Poelectrones su carácter
estético y de ahí destacar semejanzas y diferencias, así como las
particulares denotaciones políticas.
Entenderemos, con Eugenio Núñez Ang (2000: 81-82) por poesía de protesta o de
naturaleza contestataria lo siguiente: “En algunos textos predomina el compromiso con el
aquí y ahora manifestado; en otros, lo será con la literatura […] A este tipo de literatura
también se le denomina “social, de protesta, comprometida, de denuncia, militante,
testimonial, contestataria, necesaria, panfletaria, o como se le desee adjetivar, es un
hecho que ha existido y formó parte importante de todas las movilizaciones sociales de las
últimas décadas del siglo XX, aunque su existencia date desde hace mucho más”.
En el siglo XX mexicano, a partir de los sesenta “surge un descontento no sólo con
los movimientos literarios […] sino desde que la literatura surgió. Este descontento
encontrará en el terreno de lo estético campos delimitados de lo que ha permanecido al
margen. Lo estéticamente válido estaba dado por los criterios de una cultura burguesa,
patriarcal, nacionalista, heterosexual, judeocristiana, blanca, joven, capitalista o
comunista según las leyes del mercado; esto es, lo permitido según los parámetros
establecidos por el orden en el poder (gobierno, religión, escuela, sociedad, familia).
36
38
Realizada la investigación teórica al respecto, se pasó a la primera
etapa de la función, a través de la interpretación, con las bases ya
referidas, textuales y extra textuales, descubriendo así la aportación de una
“Poética de protesta: entre encuentros y desencuentros, que se desarrolla
en el capítulo tercero.
La “función”, según Ferreras, tiene que ver con la recepción de la
obra literaria en el virtual lector, quien la leerá de acuerdo con sus
horizontes de expectativas, su historia personal y lectora, y su visión de
mundo. En la función puede darse una buena comunicación (empatía)
entre la problemática de la obra y cómo el lector la conciba; es una
comprensión e interpretación lectora.
Una segunda etapa de la función, en el caso de este trabajo, se ha
realizado frente a los primeros lectores, quienes la recibieron con mayor o
menor empatía; la función tendrá un papel más relevante –una tercera
etapa— en cuanto esté en manos de otro lector, aficionado o especialista
en crítica literaria que esté interesado tanto por la obra de Jesús Arellano
como por la Sociología y la Sociocrítica en una de sus posibles
aplicaciones.
1.3. Poesía visual y concreta: propuesta estética de Jesús Arellano en los
Poelectrones
La teoría y metodología elegidas para conducir la presente investigación
permiten, en sus propuestas más recientes, el estudio de la obra literaria
tanto en su trascendencia (de manera extra textual) como en su
inmanencia, con los recursos formales que el investigador considere
convenientes,
independientemente
de
los
establecidos
por
tales
planteamientos.
39
Para lograr una interpretación lo más válida posible de los
Poelectrones, en su naturaleza eminentemente literaria, es preciso abordar
la estructura desde varios frentes que se detectan en el análisis.
En primer lugar ubicaré la producción de El canto del gallo como
heredera de una tradición de poesía visual, así como la innovación y la
propuesta de Jesús Arellano; también es importante, desde la historia de la
literatura vincular nuestro objeto de estudio con las vanguardias en
América Latina, particularmente del Concretismo, así como con la poesía
de protesta o crítica social.
Para ello, esbozaré una conceptualización especializada de poesía
visual y concreta, así como su relación con las vanguardias. Para un
recorrido histórico por estas vertientes se pueden visitar los anexos de este
documento.
1.3.1. Poesía Visual
Después de la segunda década del siglo XX, recién dejado el XIX,
Guillaume Apollinaire37 acuñó la palabra “caligrama” al unir las palabras
“caligrafía” e “ideograma”, términos que, actualmente, bajo la norma de
la Real Academia de la Lengua Española entendemos como: caligrafía:
arte de escribir con letra bella y correctamente formada, según diferentes
estilos, e ideograma: imagen convencional símbolo que representa un ser
o una idea, pero no palabras o frases fijas que los signifiquen.
Bajo tal concepto, Apollinaire38 publicó poemas que ya tenían el
carácter de rupturista, entre 1913 y 1916. De tal manera que esta
Wilhelm Albert Wladimir Alexandre Apollinaris de Kostrowitzky escritor nacido en Roma
en 1880 y muerto en París en 1918, se insertó en las letras francesas. Para formar el vocablo
Caligrama, Apollinaire cruzó las palabras caligrafía e ideograma, “designando con ella
una serie de poemas rupturistas de marcado carácter pictográfico que publicó bajo el
título de Calligrammes. Poèmes de la paix et de la guerre (1913-1916)” (Gordon, 2011: 14).
37
38
Es importante destacar que, pese a que se considera a Mallarmé y Apollinaire los
precursores de la poesía visual en la época moderna, Lewis Carrol ya había escrito un
40
manifestación de la poesía lírica no es nuevo, y debemos recalcar que ni
siquiera para él lo fue, puesto que, según los datos que se tienen fueron
Simias de Rodas y Teócrito de Siracusa los primeros autores de caligramas,
en occidente.
Actualmente, justo cien años después de Apollinaire, la poesía visual
(PV)39 se entiende también como “caligramas, grafismos, escritura en
libertad,
poesía
figurativa,
experimental,
visual
y
otras
tantas
denominaciones se le han dedicado a las diferentes vertientes de estas
manifestaciones poéticas que nos ocupan” y que, de cualquier manera
podemos considerar, con Samuel Gordon, “Poesía para ver antes que
leer”, puesto que es cierto que “suele seguir los más variados diseños para
representar objetos físicos o sugerir acciones, movimientos, estados de
ánimo o algún sentimiento en particular” (Gordon, 2011: 13).40
A este respecto puedo abonar que el poeta Marco Antonio Montes
de Oca (2015), en su poemario Lugares donde el espacio cicatriza Marco
para designar sus creaciones poéticas utilizó también poema visual,
juguete verbal, poema concreto o pictograma.
Alejandro Palma Castro, por su parte, aporta las reflexiones de Dick
Higgins41 en cuanto a la dificultad para definir la poesía visual, o figurativa,
como él la llama, antes del concretismo, nacido en Brasil ya en el siglo XX,
poema en forma de “cola de ratón”, que “aparece por primera vez en el manuscrito
de Las aventuras de Alicia en el subterráneo (1864), el volumen que Lewis Carroll entregó
a Alicia, donde plasmó la versión de la historia que había narrado a las tres hijas del
decano Liddell. La versión manuscrita es ésta” (mayor información en anexos); estos
hechos en Europa, sin embargo, en Latinoamérica eEs importante mencionar que poeta
creacionista chileno Vicente Huidobro incluyó su primer caligrama, "Triángulo armónico",
en su libro Canciones en la noche, también en 1913.
39 Cada vez que se enuncie PV me refiero a poesía visual e, incluso, a cualquiera de sus
nomenclaturas o variantes, a menos que se describa de otra manera en el cuerpo del
texto.
40 Este tipo de poesía tiene su origen lírico, sin embargo “ha devenido en no pocas
ocasiones en concreta y hasta autorreferencial como veremos con Jesús Arellano”
(Gordon, 2011: 14).
41 En Pattern Poetry. Guide to an Unknown Literature, Nueva York, SUNY, 1987.
41
puesto que su abundancia y variedad en la historia no permite establecer
un “patrón exacto”, de manera que Palma propone que la PV se entienda
también como poesía figurativa, poesía experimental, poemas objeto,
entre otros, siguiendo a Higgins, citado por Palma (2011: 167).
Continuando con la idea de Higgins podríamos considerar que en general el
término poesía visual es aplicable no solamente al tipo de poemas que
figurativamente hacen una mímesis de su contenido sino también a todas
aquellas formas alternas de poesía que enriquecen la escritura del poema en
general y donde, por supuesto, cabría en ocasiones considerar cierto tipo de
prosa.
En este sentido, la reflexión acerca de PV lleva a preguntarse si es
poesía visual o imagen poética. Es el caso de la investigadora de la
Universidad Autónoma de la Ciudad de México Yolanda Guerra Macías
quien plantea aspectos teóricos en “El acto de mirar” en la PV:
Mirar es fundir horizontes entre el yo poético y el tú espectador. Es acercarse a
la observación que tiene qué ver con el acto de celebrar algo, en un
momento creativo que se da a partir de que el mirar se activa mediante el
proceso de fusión de horizontes que permiten reconstruir y hacer emerger la
poética (Guerra Macías, 2011: 60).
De modo que ella plantea la PV como dilucidación y unión que
permite vislumbrar un abanico de posibilidades de interpretación o
hermeneusis en que “la expresión de lo visual permite acercarse al acto
poético de la palabra. Podría decirse que es una ventana a la
introspección de la obra de arte” (Guerra Macías: 60).
Por otro lado plantea el aspecto plástico de la PV, con dos
posibilidades: la relacionada con trabajos tipográficos y la referente a la
combinación entre caligrafía y medios visuales, que tiene una sutil
diferencia: los primeros se constituyen de poesía modelada con diversos
tipos de máquinas de escribir o computadoras, sin que intervenga el puño
y letra del escritor, y los segundos pueden ser escritos a mano, o dibujados
42
para, posteriormente modificarlos con máquinas y programas que
permitan su diseño.
Guerra Macías, en su calidad de maestra en Diseño Gráfico y Doctora
en Humanidades se pregunta si es “poesía visual o imagen poética”; en
ambos casos se concluye la validez e interrelación de términos puesto que:
La imagen interviene en la lectura de una manera fáctica, después viene el
intento por descubrir el poema que la imagen contiene. Es evidente que está
hecha para ser vista y leída, la musicalidad puede estar o no presente en este
juego experimental. Si en la poesía tradicional se busca el ritmo sonoro, en la
poesía visual se busca el ritmo icónico o cadencia visual (Guerra Macías, 2011:
89).
En la PV evidentemente existen los juegos de tipografía, color y
formas en las que “su dinamicidad radica en la forma en que el poema le
permite jugar con el texto”; el efecto visual debe participar en el sentido
poético dando y recreando los espacios pertinentes de la lectura a través
de la conducción que la misma imagen va aportando; es decir, que
participa e interviene en la generación de imágenes poéticas que
conducen a la interpretación, pues la imagen promueve el pliegue y
repliegue de la poesía.
Ahora, se anota que este tipo de poesía, de suyo experimental incluso
para nuestra época literaria, requiere esfuerzo lector pues “no es para ser
leída una sola vez, tampoco es para apresurar el tiempo, es y requiere
detenerse en ella, hacer una pausa y mirar una y otra vez cada palabra y
cada imagen” (Guerra Macías, 2011: 93).
Un ejemplo de ello es el uso de las diversas posibilidades tipográficas
que permiten al lector ubicar su aproximación o bien le hacen evidente el
juego que establecerá en la lectura o de una “lógica discursiva lírica
basada en la visualidad” –cita a Gordon.
43
Con las reflexiones anteriores podemos concluir que ambas, poesía
visual o imagen poética no dejarán de nombrarse siempre juntas e, incluso,
considerarse iguales. Decimos con Diego Lizarazo (2004: 37):
La imagen puede devenir poesía y la poesía puede hacerse imagen. En un
punto, en una historia, la imagen alcanza el estatuto de poética, pero la
imagen poética desborda la sustancia del lenguaje único. Estalla en palabras
(la palabra que, en la poesía, hace imágenes).
Podemos decir, entonces, que este tipo de poesía está pensado para
conducir de la forma al fondo e involucrar al virtual lector en una doble
dinámica: visualidad y contenido, y viceversa. Es decir, si bien la imagen le
da un sentido determinado al poema, sigue vigente la posibilidad de
explotar la polisemia y explorar variaciones en la interpretación.
Esto puede ser una ley circular en donde la palabra da sentido al poema y en
donde la imagen emerge de ello, y a su vez, ésta conduce a través de un sentido, a
la introspección de la palabra. Por lo tanto, podemos decir que la poesía visual es,
dependiendo del lado en que el lector se aproxime y en sus observaciones se
involucrarán los códigos que la expresión tiene en sí misma, también imagen
poética… (Guerra Macías, 2011: 90)
Guerra Macías también apunta que la PV rompe con el orden de
lectura convencional, de modo que esto ocasiona efectos múltiples,
depende por qué faceta inicie el lector, de tal manera que el poema
hable, una vez hecho esto, su función está cumplida.
Ya hacia 1974, Marco Antonio Montes de Oca42, al igual que Jesús
Arellano de los mejores y menos conocidos poetas mexicanos, en su libro
Lugares donde el espacio cicatriza, escribió en “Escritura Gratuita” (texto
En ese momento se conocen en México como poetas visuales a Octavio Paz con
Toponemas y Discos visuales (1968); Jesús Arellano con Poelectrones en El canto del gallo
(1972);
Ulises
Carrión
como
artista
experimental,
http://www.literatura.bellasartes.gob.mx/index.php?option=com_content&view=article&id
=4024:se-presentara-la-reedicion-de-lugares-donde-el-espacio-cicatriza-de-marcoantonio-montes-de-oca&catid=73:boletines&Itemid=89, consultado en enero de 2016. Y
no se puede dejar de mencionar a José Juan Tablada con Li Po y otros poemas. Ver
anexos.
42
44
introductorio) la concepción más lúcida y poética en torno a la poesía
visual en México:
En su sed de encarnación el poema visual busca cuerpo y sangre propios, un
espacio congénitamente suyo que lo siga a todas partes como una sombra
blanca. Movida por cierta complicidad radical, la escritura entonces
abandona su carácter neutro y participa: ya no es solamente un medio que
conduce significantes sino significado en sí mismo, azar domesticado,
escultura que ayuda a su escultor a darse vida y forma.
Feria de paradojas complementarias el poema gráfico captura al tiempo
fulminado. Fundación debida a la alquimia y al diseño introspectivo, semeja,
incluso, el esfuerzo de quien se obstina en embalsamar relámpagos o un texto
que se asombra de haber sido escrito. Tanto valdría, o casi, atribuir al poema
visual una conciencia autónoma, vida propia dotada del soplo hilozoísta que
los primitivos infunden a su concepción del mundo: todas las cosas respiran en
secreto. El lenguaje visual, por fecundación analógica, conspira a espaldas de
su autor y como Dios mismo, sólo se manifiesta a través de sus milagros
(Gordon, 2011: 37-38).
María Andrea Giovinne (2016: s/p) especifica el caso de Jesús Arellano
con los Poelectrones, 1972, dentro de la corriente de la poesía visual que se
enfocó a la crítica social, de la siguiente manera:
En sus “poelectrones”, Jesús Arellano enfatiza la función de la mancha
tipográfica y el uso de una especie de positivo y negativo del texto. Todos los
poelectrones se caracterizan por plantear una dura crítica al sistema político y
social. En este caso, vemos el rostro de Salvador Allende, pero también hay
poelectrones dedicados a Tribilín, a Benito Juárez o al Che Guevara. Los
primeros versos de este caligrama, a lo largo del cual prevalece un tono de
indignación por la muerte de Allende, dicen lo siguiente: “cómo nos quemó
que te asesinaran/nos tiznó hasta las madrigueras del ser/y un gran nudo de
pelos goriló las gargantas”.
45
Giovine termina el artículo puntualizando que el siglo XX fue de
transformación y revolución en el arte, cosa que es bien sabida en los
ámbitos académicos y, por supuesto, plantea que “la crisis de los lenguajes
artísticos ha dado lugar a una amplia hibridación de géneros (de lo cual es
prueba la poesía visual misma) y a un sinfín de propuestas innovadoras”.
Antes de Arellano, México tiene ya una tradición en PV; José Vicente
Anaya (2002-2003: 13-19) dice: “quien opine que en nuestro país es poca o
nula la experimentación en poesía y que no se han explorado las varias
formas que hoy denominamos poesía visual, estará mostrando ser un
ignorante sin remedio”.
Ya entrado el siglo XX, el mexicano José Juan Tablada reintrodujo esta
modalidad en Li-Po y otros poemas (Caracas, 1920), denominados por él
“poemas ideográficos”. Luego Diego Rivera promueve el movimiento
estridentista –encabezado por Manuel Maples Arce— con su poema
“Irradiador estridencial”43.
Considero que este poema visual es el antecedente “real” de los Poelectrones, dado su
contenido político y las innovaciones lingüísticas. Ver en anexos.
43
46
Una revisión somera de los Contemporáneos nos permite observar que
no incursionaron de manera significativa en la escritura caligramática.
Salvador Novo escribió los ideográficos “Jarrón y “Mariposa”.
Los estridentistas sí experimentaron con algunos signos de “+” o “=” en
sus textos literarios. Se rescatan algunos fragmentos de prosa, por ejemplo
de Arqueles Vela en La Señorita Etcétera (1922), que ilustran el caligrama
con el crucero de ferrocarril.
Ya hacia los 60 aparece el caligrama de Octavio Paz “Custodia”; le
precede su libro Toponemas (1968), que contiene seis grafismos “que se
cuentan entre los menos ingeniosos y atractivos de la tradición mexicana”
(Gordon, 2011:28). En Vuelta, aparecen las siguientes propuestas de Paz,
en la que destaca “Jorge Guillén en forma de pájaro”.
Dentro de esta corta usanza caligramática, y prácticamente
contemporáneo de Octavio Paz, plasma su obra Jesús Arellano (1923-1979)
con sus Poelectrones, que había publicado en diversas revistas periódicas
como Oposición, Revista de Bellas Artes, Revista Mexicana de Cultura y
otras.
La particularidad de nuestro poeta es su calidad de “tipógrafo
conocedor de las artes gráficas, [por lo que] sus propuestas resultan, sin
duda más sofisticadas y atractivas visualmente” (Gordon, 2011:28). “La
maestría tipográfica de Arellano, le permitió producir algunas de las
mejores propuestas visuales de esta poesía en toda la tradición mexicana”
(Gordon, 2011: 38).44
Para un recorrido histórico de la poesía visual supranacional y en México, ver anexos en
este documento y consultar la bibliografía.
44
47
1.3.2. Poesía concreta
En el apartado anterior se realizó una conceptuación de la poesía visual,
con similar procedimiento, en esta segunda parte lo hago respecto al
Concretismo o poesía concreta, como manifestación de una de las
vanguardias literarias y su relación con los Poelectrones.
Para iniciar este apartado, esbozo el origen, un concepto básico,
características principales y exponentes.
El Concretismo fue un movimiento de vanguardia en las artes
visuales, la música y la poesía. Incluso considerado como género literario,
la poesía concreta surge a mediados del siglo XX, con la constante
vanguardista de romper con la poesía tradicional, en la que temática, rima
y ritmo, por señalar algunos aspectos, estaban regidos por cánones
estrictos.
La poesía concreta, además, busca que los contenidos formen
figuras y se distribuyan de manera específica en la hoja en blanco, como
parte de su poética, de manera que el autor añade más elementos
visuales.
Continuaremos con la voz de Alejandro Palma Castro para relacionar
la poesía visual con las expresiones poéticas referidas, así como con las
vanguardias en América, de manera puntual el Concretismo, (poema
concreto) y continuamos con otros autores cercanos.
Ya habíamos mencionado, con el propio investigador, que en 1987
Dick Higgins publicó que
fue necesario que agregara al encabezado el subtítulo Guide to an Unknown
Lietrature, manifestando el desconocimiento general hacia una larga tradición
de poesía figurativa y visual […] A pesar de la insistencia horaciana del up
pictura poesis, la literatura occidental en general ha confiado demasiado en
su potencia verbal descuidando las ventajas de una dimensión figurada
(Palma Castro, 2011: 165).
48
Este proyecto de Higgins es el más exhaustivo del siglo XX y “surge en
parte debido al auge que a partir de la segunda década de ese siglo
cobra el poema concreto” (Palma Castro, 2011: 165), en cuyo prefacio el
autor hace notar que los poetas concretos se podían identificar con las
vanguardias históricas y no con una larga tradición en poesía visual, que
partió de la Grecia antigua, como lo referimos en el apartado de Poesía
Visual.
El término “concretismo” en primer lugar, como ha apuntado Severo
Sarduy, citado por Acosta de Arriba (1997):
[…] procede de las artes plásticas: composiciones no figurativas, geométricas
y racionales ante todo, en las que lo importante es la factura objetiva, la
imagen icónica, neta y sin residuos emocionales o subjetivos, y no el mensaje o
la captación de esa otra realidad que eventualmente hubieran podido
transmitir.
Sigue Acosta (1997):
En otras palabras, un pensamiento primario, pictografía y geometría a la vez,
surgió a la superficie entre las décadas de los 50 y los 60, y se impuso como
movimiento literario, como escuela. Quisiera puntualizar esta primera
conclusión: la poesía concreta brasileña fue un mirar hacia atrás, un regreso
que se pretendió un avance por el clásico efecto de acción-reacción. Como
audaz exploración del lenguaje, se pronunció hacia los primeros signos, al
trazo pictográfico de las cavernas, al dibujo primitivo hecho por los miembros
de la tribu, preñado de significaciones varias; hacia el ideograma genitor de
las primeras palabras. Al ir a los orígenes, trazó una parábola inmensa, una
experimentación universal de la palabra y el lenguaje, búsqueda que en su
dibujo geométrico representaba la historia del hombre, de su inteligencia y sus
culturas plurales.
En la revista Estudios Filológicos, el investigador chileno Breno Oneto
Muñoz (2004: 191-202) aporta una concepción de poesía concreta, y cita
a otros autores; me parece importante, por el momento, compartir de
manera textual:
Para introducir esta materia he querido mantener como hilo conductor el
peculiar empleo del lenguaje que hizo esta para algunos hasta ignorada
tendencia literaria; o en otros términos, quizá, destacar especialmente la
nueva concepción del lenguaje labrada por la poesía de los poetas
concretistas. Algo que se ha visto reflejado, de hecho, en esa nueva
49
tendencia alcanzada por cierta poesía desde los años 50, y en la que se
trataba, en lo medular, de subrayar el re-descubrimiento del carácter material
del lenguaje; asunto por el cual estos poetas no quedaron al margen de todo
interés literario, pues ya iban siendo apreciados como exponentes de un
movimiento que se iba insertando con celosa precisión en la Historia de la
Literatura Mundial.
El investigador hace alusión al diccionario de conceptos literarios de
Otto F. Best (1991: 270), en el que "concretismo" es:
una corriente de la lírica moderna que ajusta los elementos lingüísticos de sus
composiciones según apreciaciones de tipo óptico y auditivo, renunciando de ese
modo a copiar y comprender la realidad empírica y poniendo en cuestión, en su
lugar, a la palabra individual: la cual es tomada como forma de pensamiento,
haciéndose uso de ella en cada una de sus posibilidades concretas; en virtud de lo
cual surgen ideogramas y constelaciones, en los que el contenido de significación
y la estructura son idénticos; en que la realidad del texto por así decir reposa en la
estructura, en la función.
Siguiendo con el discurso, hace alusión a Heyns Gappmayr para
recalcar reflexiones entre lo real y lo concreto:
El paralelo de lo "concreto" con lo "real", en la significación del término, ha sido
utilizada por casi todos los poetas de esta tendencia; esto no significa empero
que la oposición entre "concreto" y "abstracto" responda a la distinción
metafísica entre sensación real o empírica y pensamiento; lo concreto (lo real) y
lo abstracto son aquí una unidad inmediata de signo y de conceptuación, que
se transforma en algo pensado, que tiene un sentido lógico e ideado; y que no
sólo transmite o comunica algo distinto, externo, sino lo dado mismo en forma
inmediata, y donde eso mismo está presente. En la poesía concreta aparece la
identidad y, al mismo tiempo, la diferencia entre signo y concepto.
En síntesis, la poesía concreta hace uso de composiciones visuales en
las que el espacio de la página es una herramienta expresiva; sobre ella el
poeta juega con la disposición del texto y tiene la posibilidad de introducir
otros elementos significantes no lingüísticos; no tiene gramática oracional,
por lo que tanto el autor como el lector aceptan los códigos de espacios,
colores y formas como una gramática que abarca el poema completo.
El término “concreto” se acuña por oposición a “abstracto”; es decir,
se trata de una poesía que, lejos de pensarse en extraer la esencia de
cosas, hechos, fenómenos, se piensa en “lo que es”, así que un arte
50
concreto es el que utiliza su material, en este caso el lenguaje, de manera
funcional en lugar de simbólica. Por lo tanto, la poesía concreta es
sintética, que lleva en sí todo lo necesario para englobar una idea
concreta: manifestaciones, referencias, relaciones internas y externas al
texto, etc.; es el uso de un mínimo de lenguaje con un máximo de
expresión.
El movimiento fue asumido con entusiasmo por escritores alrededor
del mundo entero; no obstante, el grupo Noigrandes, en Brasil, fue
enteramente responsable del acuñamiento del nombre y el primer
manifiesto.
Clemente Padín, uno de los teóricos más destacados del Concretismo
confirma que el Concretismo nació en Europa (1950) y se le debe al poeta
Eugen Gomringer (Cachuela Esperanza, Bolivia, 20 de enero de 1925), sin
embargo, formalmente lo hace en 1952 cuando se funda el grupo
Noigrandes en Sao Pablo, Brasil, por Décio Pignatari (poeta, ensayista y
traductor), Augusto de Campos (poeta, traductor, ensayista, crítico de
literatura y música), así como su hermano Haroldo de Campos45.
El movimiento se dio a conocer públicamente en la “Exposición
Nacional de Arte Concreto” en Sao Paolo, en diciembre de 1956 y luego
en febrero de 1957, en Río de Janeiro.
En el primer número de la revista Noigrandes, en 1953 aparece el
manifiesto “For Concrete Poetry” de Oyvind Flashtrom en Suecia y en ese
mismo año aparecen las “Constelaciones” (poemas) de Eugen Gomringer.
45
En 1965, Haroldo de Campos dice: “al mismo tiempo que los brasileños el poeta
boliviano-suizo Eugen Gomringer se encontraba contra los modos clásicos de escritura de
poesía. Sin consciencia del movimiento que se estaba llevando a cabo con simultaneidad
en Brasil, aunque inspirado en el arte concreto Gomringer empezó a escribir poemas que
él llamó "constelaciones" en 1952, para luego publicar un libro del mismo nombre en 1953.
Vale destacar que los concretistas Brasileros concebían a sus obras como "ideogramas"
textuales, en relación directa con la obra del poeta estadounidense Ezra Pound. En un
viaje a Europa, Decio Pignatari visitó a Gomringer en la ciudad de Ulm en 1955 y éste
decidió aceptar la denominación general de ‘poesía concreta’ a su obra poética”.
51
Los antecesores del concretismo poético, elegidos concreta y
conscientemente por los propios creadores son Stéphane Mallarmé con Un
coup de des, 1897; Ezra Pound con The Cantos, 1925; James Joyce con
Finnegan's Wake, 1939; Apollinaire con Calligrammes, 1918, y Edward E.
Cummings con 16 Poèmes Enfantin.
A continuación, comparto una imagen del manifiesto concretista
que además incluye dos poemas publicados en la revista Noigrandes de
1962: uno de Augusto de Campos y otro de Décio Pignatari (1965-1958),
para conocer sus postulados y ejemplos.
52
1.4. Pase para abordar el análisis
Hasta el momento histórico de nuestro poeta (1923-1979), y enfocada en
su expresión visual: los Poelectrones, la información obtenida es suficiente
para el análisis a la luz de esta vertiente que, si bien puede seguir una
tradición ancestral, al hacer este recorrido historiográfico, nos damos
cuenta que las manifestaciones de poesía visual en el contexto que
investigamos son diferentes a las plasmadas por Arellano en los siguientes
aspectos:
a) la relación intrínseca y directa entre el contenido del poema y la figura
siempre política y, por tanto, polémica del poelectrón, está basado en un
suceso histórico- social determinado y explícito,
53
b) el hecho de, por lógica lectora, primero haber construido el poema sin
imagen, esto es, plasmar el contenido de acuerdo con el aspecto estético
e ideológico y, posteriormente darse a la tarea de figurarlo con la
tecnología tipográfica con la que se contaba en ese momento (IBM,
composer MT2), esto es, darle forma; esto acentúa la polisemia, porque se
ha convenido que este tipo de poesía es para ver antes que leer, de modo
que fondo y forma, o contenido e imagen, puedan causar un impacto
doble a partir de la visualidad primero (que encamina al lector hacia una
inicial interpretación lectora de naturaleza socio-histórica, y
c) he aquí “la novedad informativa generada”, que propone Palma
Castro, “a través del rompimiento con el código del lenguaje” (2011, 168169), posteriormente de la lectura, y como corresponde a la poesía visual
el uso de blancos y negros tanto en tipografía como en fondo también
proporciona un lenguaje de contradicción, de dialéctica, propiciando con
ello la discusión o reflexión de su propia propuesta tanto poética como
política.
Es éste, pues, el marco teórico-referencial, en cuanto a poesía visual
y concreta, en el que nos desenvolveremos para el análisis del objeto de
estudio: El canto del gallo: Poelectrones.
54
Capítulo II
Génesis de los Poelectrones
2.1. Recorrido bio-bibliográfico de Jesús Arellano
Un aspecto básico en la investigación desde la Sociología y Sociocrítca de
la Literatura consiste en realizar un esbozo biográfico del escritor cuya obra
literaria se estudia, como parte de su génesis. Esta necesidad surge del
presupuesto de que el escritor es también un sujeto individual que trasmina
su visión de mundo y la de una época y un tiempo determinados, los que
le tocó presenciar; con ello se transforma en un sujeto transindividual que
suma una conciencia general generalizada (CGG), a través de la
conciencia general particularizada (CGP), a partir de su conciencia
individual (CI).
Por ello, en las páginas siguientes, se esboza vida, obra y muerte de
Jesús Arellano Meléndez46, información en la que coinciden diversos
autores. Es preciso destacar que ha sido difícil delinear este apartado
porque hay poco material escrito en los libros de Historia de la literatura y
otros textos. De hecho, se ha encontrado mayor información en periódicos
y revistas en las que se han publicado artículos acerca de otros escritores
como Jaime Sabines, Rosario Castellanos, Rubén Bonifaz, Efraín Huerta,
Enriqueta Ochoa, entre otros, en los que aparece la inevitable figura de
Arellano, como parte de generaciones sobresalientes.
Incluso Meléndrez. El segundo apellido por esta vez se puntualiza para distinguirlo del
también escritor y filósofo español Jesús Arellano Catalán con quien algunos
investigadores lo han confundido para mal, puesto que lo han consignado por escrito en
México en la Enciclopedia de escritores mexicanos, al atribuirle dos obras de manera
errónea.
Debo hacer notar que, salvo excepciones como la referida arriba, los datos de
enciclopedias y diccionarios son prácticamente textuales, habida cuenta que no existe
con qué confrontarlos. Las comillas me parecen innecesarias puesto que dificultarían la
lectura.
55
46
2.1.1. En la vida
Jesús Arellano nació en Ayo el Chico, Jalisco, el 5 de septiembre de 1923 y
murió en la ciudad de México el 2 de diciembre de 1979. Editor, ensayista,
narrador y poeta, inició sus estudios en Guadalajara, Jalisco; los continuó
en Montezuma, Arizona. Posteriormente estudió en las escuelas de
jurisprudencia y en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Fue editor de la firma Fuensanta, pliego de poesía y letras; Metáfora y de la
Dirección General de Publicaciones de la UNAM; corresponsal en México
del Centre International D’Etudes Poétiques de la Maison Internationales de
la Poésie, con sede en Bruselas, Bélgica; fundador, director y codirector de
El Ojo Literato, Letras de Ayer y Hoy, Litterae
y Metáfora. Inventor de los
Poelectrones (poemas diagramados en computadora). Colaboró en
Cuadernos del Cocodrilo, Cuadernos del Viento, El Caracol Marino, El Día, El Nacional,
Nivel, Novedades,
y Poesía y Letras. Premio Margot Valdés Peza 1950 con En
señal de la luz.47
2.1.2. Como editor
1. De la firma Fuensanta (Diccionario de Literatura Mexicana, 2004), que
inicia en 1948 y termina en 1954 en México, DF), de la que fue fundador:
“fue la concisa edición de un grupo de jóvenes entusiastas. Contó con una
sección permanente llamada "Brocal", en las páginas iniciales, dedicada a
informar sobre actividades literarias en general. En el primer número, la
sección "Brocal" presenta la nueva publicación. Jesús Arellano, director de
Esta sección bio-bibliográfica se basa en los diversos documentos que comprende la
Enciclopedia de la Literatura en México, Fundación para las letras mexicanas (flm),
Secretaría de cultura, Estados Unidos Mexicanos, tales como los del Instituto Nacional de
Bellas Artes y Literatura (INBA) y de la Coordinación Nacional de Literatura CNL (INBA),
actualizados en agosto de 2017: Catálogo biobibliográfico de la literatura en México, de
la
Coordinación
Nacional
de
Literatura
del
INBA,
disponible
en
http://www.literatura.bellasartes.gob.mx/acervos/index.php/catalogobiobibliografico/fechas-extremas/246-arellano-jesus?showall=1.
Se han consultado también otras fuentes tanto impresas como electrónicas que la
complementan pero no cambian en lo fundamental.
56
47
la revista, a propósito del título y la referencia inmediata al poeta jerezano
López Velarde, aclara que al ponerle este título no intentan apoderarse de
López Velarde, sino aprovechar la dimensión espiritual de su nombre.
La revista no tiene grandes pretensiones, según se lee en esta misma
presentación. Los jóvenes iniciadores de esta empresa creían no tener la
madurez para competir.
La revista tuvo tres épocas. En la primera aparecieron 17 números,
entre diciembre de 1948 y noviembre de 1950. Se publicaron poemas,
cuentos y ensayos breves. En esta etapa, la revista tuvo gran repercusión,
no sólo en el ámbito mexicano, sino también en el extranjero. Se enviaron
ejemplares, sobre todo a países de América Latina, desde donde se recibió
retroalimentación de apoyo y aliento.
En la segunda época sólo se logró un número de treinta y dos
páginas, publicado en agosto de 1952. Jesús Arellano siguió siendo el
director en esta época y lo sería también en la tercera. Fuensanta dejó de
ser "Pliego de poesía y letras" para convertirse en "Cuaderno de poesía,
letras y crítica". En la sección "Brocal" aparece la presentación de la
segunda época, donde se define el espíritu de la revista como un mundo
misterioso por nacer.
En la tercera y última época, de mayo a julio de 1954, se publicaron
tres números de ocho páginas en papel cartoncillo.
Para esta época, se cambiaron el formato y el diseño, pero al
parecer la revista no recuperó el lugar que tuvo durante su primer periodo.
Las tres épocas de Fuensanta mantuvieron sus dos secciones:
"Brocal" y "Aljibe", la primera con comentarios generales sobre literatura y la
segunda con reseñas literarias; en las tres etapas fue director el poeta Jesús
Arellano.
57
2. De Metáfora (Diccionario de Literatura Mexicana, 2004), que inicia el 1
de marzo de 1955 y concluye el 1 de febrero de 1958, México, DF, se
puede decir que “surge como iniciativa de un grupo independiente de
escritores mexicanos. Fue precedida por cuatro publicaciones que
involucraron a distintos miembros de su grupo fundador. Estas revistas
fueron: Dintel, Fuensanta, Espiral y Hierba.
Inicialmente, la revista fue auspiciada por personas físicas, como
María Luisa Ocampo, José López Bermúdez, Miguel Bustos, el doctor Mario
de la Cueva, Gabriel Echenique, el doctor Desiderio Macías, Wilberto
Cantón y Alejandro Fajardo.
Metáfora es una publicación media carta, austera, con pocas
viñetas. Salieron a la luz 18 números. El primero apareció en marzo-abril de
1955 y el último en enero-febrero de 1958. En el número 10 se mencionan
nuevos patrocinadores: Rodolfo González Guevara, Alfonso Noriega, Jorge
Eugenio Ortiz, Miguel Bustos Cerecedo y el Instituto Nacional de Bellas
Artes.
A partir del número 7, de marzo-abril de 1986, la dirección fue
compartida entre Jesús Arellano y Antonio Silva Villalobos y el Consejo de
redacción se modificó. Sólo aparecen tres nombres: Salvador de la Cruz,
Antonio Galván y Sabás Cruz García. A partir del número 8 se incorpora
Carlos Ramos Gutiérrez.
Del grupo formado alrededor de Metáfora, destaca la célebre
polémica que se desató en torno de la crítica a la obra de Alfonso Reyes.
Jesús Arellano publicó notas que desmenuzaban el trabajo del escritor.
También la poesía del célebre mexicano fue analizada y se pusieron en
duda sus habilidades en ese género, así como en la narrativa. El grupo de
Metáfora fue acremente atacado por amigos y admiradores de Reyes.
Ya en el segundo número, el escritor de la sección “Colofón” se pregunta si la
obra de don Alfonso Reyes, que ha dado gran prestigio a México, “tendrá la
58
suficiente consistencia para resistir –por sí sola— los implacables ácidos del
tiempo”. Después, al ocuparse de la Obra poética de don Alfonso, A.
Villalobos, co-director con Jesús Arellano de Metáfora, empieza con esta frase:
“Alfonso Reyes, personaje ilustre de las letras mexicanas, no es el poeta de
cuya gloriosa fama hemos oído hablar. En su Obra poética, de cansada
lectura, podemos descubrir el anacronismo de su autor, no sólo por la
ausencia de la temática actual y su disgusto por la literatura reciente sino por
su confesada incongruencia con nuestra época (I, 5, pág. 6). Luego, en el
próximo número, Jesús Arellano (quien dice que no cabe duda de que Alfonso
Reyes “conoce con precisión los replegados secretos de la prosa) se permite
afirmar: 1) que la prosa de don Alfonso le “da la impresión de impotencia
mental para solucionar sus problemas, por lo que araña ideas de otros para
citarlas…”; 2) que hay otros muchos prosistas en México –entre ellos menciona
a Martín Luis Guzmán, José Vasconcelos, Mauricio Magdaleno, Ramón Rubín,
Juan José Arreola, etcétera –magníficos escritores todos que no se
destacaban debidamente por tener que vivir bajo la sombra de Alfonso
Reyes; 3) y por fin, afirma que la campaña desmedida del viejo clan de la
literatura mexicana “por imponer la dictadura literaria de Alfonso Reyes, ha
perjudicado y seguirá perjudicando el natural desarrollo de las letras,
impidiendo, al mismo tiempo, su espontáneo y lógico florecimiento” (Carter,
1962: 467-468).
La revista se dedicó principalmente a la publicación de cuento y
poesía, aunque incluyó también ensayo literario y reseñas de libros y
revistas.
La revista tuvo, a partir del número 5, de noviembre-diciembre de
1955, una sección fija llamada “Libros” y otra llamada “Revistas”. También
apareció “Colofón”, con comentarios filológicos, humorísticos y sobre
literatura en general. Esta sección tuvo gran éxito. Las secciones no
aparecen rubricadas.
Metáfora terminó con el número 18. Los anunciantes habían retirado
paulatinamente la publicidad y el grupo quebró. A decir de Silva Villalobos,
los enemigos de Metáfora propiciaron esta circunstancia desfavorable
para ellos. En un gran salón del Sindicato de Maestros —dice Silva
Villalobos— se realizó una fiesta por la muerte de Metáfora, lo cual es
muestra del agudo, ácido y negro humor de integrantes y simpatizantes.
Además de sus dieciocho números, Metáfora editó 23 títulos en sus
distintas colecciones: Colección Metáfora, Edición Metáfora, Plaquetas y
59
Moscos de Metáfora. Destaca la presencia de la poeta Enriqueta Ochoa
como fue parte del equipo de redacción, en los últimos tiempos.
2.1.3. Como poeta, narrador y antólogo
Respecto a su labor poética, fue escritor prolífico, las fuentes revelan las
siguientes obras publicadas:
En poesía:
1. En señal de la luz, México, Revista Fuensanta, 1950.
2. Poemas. Ahora y en la aurora, México, Revista Fuensanta, 1951.
3. Poemas de amarga posesión, México, Ediciones del GEAR, 1953.
4. Nuevo día, México, Metáfora, 1956.
5. Desatadura, México, Metáfora, 1958.
6. Diálogo, México, Metáfora, 1958 (o 1960)
7. Poémes Choisis. Bruselas, Profils Poetiques des Pays Latins, 1961.48
8. A golpes de palabra, Lisboa, Panorámica Poética (Luso–Hispánica),
1962.
9. Camino Libre. México, Cuadernos del Viento, 1962.
10. Limpia la madrugada. México, Metáfora, 1965.
11. Palabra de hombre, poemas 1956–1966, México, Universidad Nacional
Autónoma de México, 1966.
12. Manifiesto fulgor. México, Metáfora, 1967.
13. Poesía. La frente al frente y Manifiesto fulgor. México: Letras de Ayer y
Hoy, 1968.
14. Clamor. México, Finisterre, 1970.
Boyd Carter (1962), crítico y académico, aporta: “En 1961, nueve poemas de Arellano
con el título de Poémes Choisis (traducción al francés por Henri de Lescoët) se publicaron
en París en la Collection de Profils Poetiques des pays latins. Es el primer mexicano que
figura con una breve antología de su producción poética en esta ya célebre colección
de poetas hispanoamericanos”.
60
48
15. El canto del gallo. Poelectrones, México, Metáfora, 1972.
16. El canto del gallo Poelectrones, México, UNAM, 1975.
17. La existencia cosificada. Pamplona: EUNSA, 1981.
18. Poemas del hombre y de la tierra: antología poética (1955-1985).
Sevilla, Altair (Númenor, Cuadernos de Poesía), 1994.49
19. El canto del gallo. Poelectrones, México, Malpaís Ediciones, Colección
Archivo Negro de la poesía mexicana.50
En narrativa
1. Por un vaso de agua. México: s. e. r., 1950
Antologías
Antología de los 50 poetas contemporáneos de México.
Compilación de Jesús
Arellano. México: Alatorre, 1952.
Poetas jóvenes de México.
Compilación de Jesús Arellano. México: Libro-Mex
(Biblioteca Mínima Mexicana; 23), 1955.
Como hallazgo filológico se anota que las obras 17 y 18 son atribuidas por la
Enciclopedia de la Literatura en México (2018) a nuestro autor: Jesús Arellano Meléndez;
sin embargo es un error garrafal, ya que son de la autoría de Jesús Arellano Catalán,
español, de quien se dio cuenta.
50 Lo enlistamos en esta sección aunque es una edición muy reciente y, por supuesto,
póstuma, porque nos parece importante destacar la relevancia que ha cobrado el poeta
en el último año. Dice respecto a tal edición de Arellano: “es una de las obras más
relevantes para los contenidos políticos desde las estructuras visuales en la poesía
mexicana contemporánea. Fue pionero en la computación y no circuló en su momento
por una invisibilización mediática e institucional que ahora resuelven Malpaís ediciones y el
extraordinario estudio introductorio de Heriberto Yépez: ‘Extradición y tecnopoética en
Jesús
Arellano
(1950-1975)’”.
Ampliar
información
en
https://poesiamexicanacontemporanea.blogspot.com/2019/04/jesus-arellano-el-cantodel-gallo.html?showComment=1558030921186#c5096978063319306690, consultado en
abril de 2019.
49
61
2.1.4. En la muerte
En otro sentido, y siguiendo con su biografía, de Jesús Arellano, dijo su
amigo poeta Marco Antonio Campos: “fue enconado defensor de sus
amigos (Sabines, Efraín, Bonifaz)” (Revista Proceso, 1979: s/p) y de la
generación llamada “de Mascarones” o “del Medio Siglo”, incluido Rulfo51;
a decir de Huberto Bátis (1978: s/p) de varios de ellos fue editor en
Metáfora libros, foro en el que se podían publicar libros “fuera de tono”
como lo dijo el Cocodrilo Poeta Efraín Huerta de quien por cierto, escribió
un Poelectrón: “Cocodrialéctico”:
Entonces vino [un] Efraín Huerta comprometido de Estrella en alto (1956), que
rescataba viejos poemas de hacía veinte, quince años en un intento por
disfrazar sin conseguirlo el tono circunstancial y los “manifiestos líricos” que bien
supo sentir —porque lo anotó— que iban a ser considerados “fuera de tono”.
Este libro fue publicado por Metáfora, la revista maldecida en los años 50, que
a tantos nos inició52.
Arellano fue parte a la generación del Medio Siglo, Generación de
Mascarones o Generación Nueva (Meléndez, 1967: 8); sin embargo, él
nunca quiso pertenecer a capilla literaria alguna: eventualmente no lo
lograría, esto consta principalmente en artículos de revistas y periódicos
referentes a otros escritores, como Jaime Sabines, Rosario Castellanos,
Bonifaz Nuño, entre otros.
“El contenido de El llano en llamas recibió asimismo modificaciones después de la
edición de 1953. Rulfo incluyó en el volumen dos cuentos redactados posteriormente, “La
herencia de Matilde Arcángel”, que se publicó en Cuadernos Médicos, y “El día del
derrumbe”, que apareció en México en la Cultura, suplemento de Novedades, ambos en
1955. También ese año reapareció “La herencia de Matilde Arcángel”, en la revista
Metáfora, que dirigían Jesús Arellano y Antonio Silva Villalobos”, nota de Sergio López
Mena, Juan Rulfo. Toda la obra. Edición Crítica, Claude Fell (coordinador), 1ª reimpresión.
Madrid; París; México; Buenos Aires; Sao Paulo; Lima; Guatemala; San José de Costa Rica;
Santiago de Chile: Allca XX/Universidad de Costa Rica, 1997.
51
Humberto Batis, “Reflexiones”, en Confabulario. Un producto de El Universal, el diario de
México, disponible en http://confabulario.eluniversal.com.mx/antologia-poetica/,
recuperado en enero de 2017.
52
62
Sucede que Arellano, en los campos de la hegemonía literaria
mexicana, no era bien visto ni bienvenido, sobre todo por su actitud crítica
y análisis exhaustivo de obra de sus contemporáneos e, incluso, se dijo, del
gran Alfonso Reyes –continúa Batis en Confabulario— que
En el Prólogo [de la Antología de los 50 poetas contemporáneos de México
(Ediciones Alatorre, 1952)] afirmaba, quién sabe para qué, Chucho: “Díaz
Mirón, Othón, López Velarde, González Martínez, creemos… no han sido
superados”. Su Antología, partiendo de Contemporáneos, de Pellicer
exactamente, hasta Rosario Castellanos y Jaime Sabines, denunciaba (según
él), un “descenso” en la poesía mexicana, en el que destacaban acaso Efraín
Huerta y Octavio Paz. Los jóvenes poetas, sin crítica que orientara y
adoctrinara, investigaban en obras extranjeras que “no obstante ser
superiores, están hechas para temperamentos diferentes y, aunque no
negamos que el arte será universal, sí creemos que debería haber una estética
propia que alimentara la raíz de la poesía de México”. De esto hace un cuarto
de siglo; efectivamente brillaron Huerta y Paz por sobre todos, y son ahora
máximos poetas de México.
A la hora de su muerte no hubo pompa ni circunstancia, de hecho
pasó desapercibido, como no sucedió con los poetas mencionados, esto
puede deberse a lo temprano de su partida. Marco Antonio Campos
(1979) hace constar que, y es preciso repetir –y completar— como se
recordó en páginas anteriores:
Me he enterado, más de una semana después, de la muerte del amigo y
poeta Jesús Arellano. Si la muerte es de cualquier forma una injuria, tratándose
de un amigo es doble menospreciado, combatido, Arellano era consciente
de eso y lo asumía como siempre: con cierta amargura, pero sin irritación.
Alguna vez me dijo más o menos esto: “¿Qué me importa ya lo que digan
sobre mí? El 90 por ciento me ha ninguneado; los otros, son mis amigos” No
ocultaba ni detestaciones ni admiraciones Fue uno de los más furiosos
combatientes contra el Reyes poeta (jamás el prosista 53); fue enconado
defensor de sus amigos (Sabines, Efraín, Bonifaz); fue quizás —no juzgo
contenidos— el primer introductor de la electrónica en la poesía.
Podrá tachársele de muchas cosas, no de falto de valentía o de
honestidad. Todavía al último, cuando ciertas autoridades universitarias le
hicieron la vida imposible y fue despedido (“renunciado”) con irrisoria
indemnización, externó públicamente su indignación, aunque su salida fue un
golpe definitivo del que ya no se repondría nunca. Pero con sus amigos era
Aunque en la revista Metáfora, número 3, en “Colofón” se encuentra una ácida crítica
también a la prosa.
53
63
admirable, y yo, por ejemplo, sólo recibí atenciones de parte de él y de su
esposa Marcela. De él recuerdo, sobre todo, dos cosas: su vivo afecto y su
peculiar picardía. No me perdono no haber ido al hospital, sabiéndolo
enfermo, en sus últimos días; no creí que fuera tan grave. Descanse en paz
Jesús Arellano; no sus epigramas.
Con esta larga cita damos por concluido el encuentro con Arellano,
su vida y su obra, puesto que supone suficiente base para nuestros
estudios.
2.2. Panorama socio-histórico del México del siglo XX y su relación con
los Poelectrones
Esta segunda parte de la génesis de la obra literaria, sugiero este apartado
que ha de referirse al contexto socio-histórico que rodea tanto la vida
como la obra de Jesús Arellano, para dar otra visión fundamental y su
posibilidad de materialización en la obra literaria El canto del gallo.
Poelectrones. Es preciso recordar que,
Hoy día, incluso en los medios más reaccionarios universitarios, se admite la
necesidad de estudiar “socialmente” la literatura; se admite, aunque sea a
regañadientes, que la “historia, que las “circunstancias” han de ser tenidas en
cuenta porque, después de todo, la obra literaria es no solamente histórica sino
también social, que no solamente tiene un espacio y un tiempo delimitables y
estudiables, sino que es un producto social, por la sociedad producido (Ferreras,
1980: 17).
En este mismo sentido (génesis), es fundamental incluir el concepto de
campo literario propuesto por Pierre Bourdieu para delimitar un entorno
determinado en las sociedades modernas; actualizado por Patricia
Cabrera (2007: 41), investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de
México, quien retoma y resignifica la Sociología de la Literatura en su
investigación acerca de la literatura de izquierda de 1962 a 1987, dado,
además, que nuestro autor se inscribe en este campo.
64
Cito a Bourdieu, mencionado por Cabrera (2007: 41):
La característica de un campo es ser una estructura de relaciones objetivas y
de interacción, así como de composición heterogénea, con una gran
conciencia de su autonomía. Ésta codayuva a la ilusión de que el campo
literario sea “un mundo aparte” del resto de la sociedad. Aunque presenta
homologías estructurales con otros campos sociales (tiene dominantes y
dominados, conservadores y vanguardias, luchas subterráneas y mecanismos
de reproducción, correlación de fuerzas y luchas por mantener o transformar un
orden dado, sus agentes empeñan su capital en estrategias dependientes de
su posición en el campo, etc.), no es igual que ellos.
Es de esta manera que me permito estudiar la génesis de la obra
literaria puesta en función; es decir, en manos del investigador, crítico o
interesado que pretenda hacer una sistematización e interpretación
amplia al respecto, dado que el poeta se inscribe en un campo cultural
que no corresponde –como se ha mencionado— a lo políticamente
correcto en momento, por lo cual podría deducirse que se desenvolvió
fuera de los cánones literarios de entonces y actualmente está fuera del
foco de la historia literaria.
Lo anterior se justifica porque en los fundamentos en que me baso se
considera al escritor como un sujeto en el devenir social; es decir, un sujeto
individual, con características personales, formación, educación formal o
informal, trabajo, su estar en el mundo, sus relaciones personales en su
diversidad, así como las sociales que se manifiestan artísticamente, de
acuerdo con ese “todo” en el que se convirtió en el momento de publicar
la obra literaria.
El escritor –sujeto individual— suele tender una serie de mediaciones,
homologaciones y correlaciones sociedad-autor-obra (Ferreras, 1980: 127)
que, posteriormente, volverán a la sociedad cuando su manifestación
artística (obra literaria) sea puesta en manos de un lector, iniciando así una
función. De esta manera, el sujeto individual plantea una mediación como
sujeto colectivo, ya dentro del texto, cuyos planteamientos estéticos suelen
manifestar lo que se ha dado en nombrar “espíritu de época” o “visión de
65
mundo”, que Ferreras denomina “conciencia general generalizada”
(CGG) que “existe, preexiste y no está conceptualizada” (Ferreras, 1980:
129) por su amplitud y diversidad.
El sujeto colectivo, entonces, participa de esta CGG a la vez que ha
construido su visión de mundo de acuerdo con los antecedentes del
momento histórico-social que le tocó vivir y su propia biografía, tal y como
señalamos. Dados estos últimos elementos el escritor participa también en
una “conciencia general particularizada” (CGP) (Ferreras, 1980: 129) que
está materializada por un grupo, o conglomerados de diversos tipos,
menores a toda una sociedad.
Ahora bien, en tanto sujeto individual, el escritor posee una
“conciencia individual” (CI) que puede oponerse en algunos aspectos de
la CGP y/o de la CGG, de manera que, al generar otras ideas, posturas
estéticas, conceptos, innovaciones o rupturas que lleven de una etapa a
otra y que generen distintas corrientes literarias; éstas, a su vez, construyen
distintas CG particularizadas o generalizadas (que forman otros campos
literarios aparte y, sin embargo, relacionados con el primario). Y es aquí en
donde se manifiestan los cambios y las propuestas estéticas que definen al
escritor y a su obra.
En nuestro caso Jesús Arellano es un sujeto individual con una
relevancia exclusiva, sociológicamente hablando, puesto que, entre otros
aspectos, vivió una etapa posrevolucionaria, con todas las promesas de
bienestar nacional que ofrecía; fue una persona educada en instituciones
superiores, laboró en la academia y la edición en la Universidad Nacional
Autónoma de México, militó en el Partido Comunista, de manera que su
ideología fue marxista.
66
Con los antecedentes planteados, y según su biografía se mostró
“sensible a la situación social del país”54 de su época, sobre todo de los
más desprotegidos, asimismo plasmó su protesta poética principalmente
en la obra analizada, que evidencia la propuesta social y postura política,
engranando la poesía, el metalenguaje y la visualidad.
2.2.1. El México antes de los Poelectrones
Empezaré diciendo que en la historia general de un país, en este caso
México, en una etapa determinada (siglo XX para este estudio) están
contenidas una considerable cantidad de historias particulares (de la
ciencia, del arte, del deporte, de las instituciones, de la educación,
etcétera); para mí es importante destacar la Historia de la literatura tanto
para indagar la posible presencia del autor y obra en estudio, como para
proponer su ingreso, en caso de que el resultado de la investigación
compruebe que su aportación a la literatura tiene valor y relevancia
suficiente.
Al principio de la investigación –y ya revisada con suficiente
profundidad la obra— fue necesario estudiar material bibliográfico
referente a la Historia de México del siglo XX, con una visión desde el
materialismo histórico, para observar qué factores pudieron haber
detonado la producción de los Poelectrones, de acuerdo con las
características de naturaleza política (socio-histórica) que se observaron.
Para tal efecto tomo como primera referencia la colección de libros
(8 tomos) que conforman México, un pueblo en la historia, de diversos
historiadores de talla nacional e internacional, bajo la coordinación de
Enrique Semo, anotados en la bibliografía.
El transcurso de vida de nuestro autor se enmarca en los tomos 4, 5, 6
y 7, que comprenden desde 1921 [“Los frutos de la revolución (1921-1938)”]
54
“Contraportada” de El canto del gallo. Poelectrones, edición trabajada.
67
hasta 1978 [“Una década de crisis y luchas (1969-1978)”], gran etapa
posrevolucionaria que generó el estado de cosas que se viven
actualmente en nuestro país y que propició las inconformidades de las
masas democráticas y populares, deviniendo en movimientos sociales que
marcaron la historia de México y, en nuestro caso, la posición política, vital
y poética de Jesús Arellano.
Juana Meléndez (1967: 7) afirma lo siguiente:
Arellano nace en momentos en que la poesía de toda América Latina
emprendía la obsesionante aventura de la evasión. Se levantan las torres de
marfil de los estetas y comienza una poesía desgarradoramente subjetiva, de
ojos cerrados y de oídos sordos a todo lo que no fuera música interior.
Aparece el aislamiento contemplativo, el irracionalismo y son contados los
poetas a quienes interesa el mundo como circundancia.
En México se forma el brillante grupo de Contemporáneos (1928-1931);
viene luego la generación de Taller (1938-1940) y en seguida la de Tierra
Nueva (1940-1942). La mayoría de sus componentes fueron dueños de una
poesía de soledad desgarrada y de ámbito amoroso desentendida de la
realidad en torno, ya sea como objeto físico o como realidad social.
De Manuel Fernández en Enrique Semo (Tomo 5, 1982: 167), en el
capítulo “Nueva élite cultural” podemos extraer la siguiente información
del entorno socio-histórico de Jesús Arellano.
Agotados los entusiasmos que había despertado la revolución en importantes
grupos de artistas e intelectuales, desgastadas muchas de sus fórmulas y
banderas en gran parte por un sexenio que extremó las consignas y las redujo
a retórica y demagogia, los lineamientos culturales que partieron de 1940, o
que en ese año experimentaron un giro significativo, llevan una
correspondencia no inmediata ni mecánica pero sí constatable y distintiva
con los cambios producidos entonces.
Es bueno recordar que en el mandato de Lázaro Cárdenas como
presidente de la república, llegaron a México una ola de intelectuales
españoles exiliados por la dictadura de Francisco Franco, cuya influencia
en la cultura nacional es notable en la época y con repercusiones hasta la
actualidad cultural.
Haré un repaso de las “actividades culturales” entre 1940 y 1958,
años en los que transcurre la presidencia de Manuel Ávila Camacho,
68
Miguel Alemán y Ruiz Cortines. En 1940 se intenta terminar con el
nacionalismo revolucionario que había prometido la toma del poder por
proletarios y campesinos, la solución del problema racial indígena y el
nacimiento de un nuevo espíritu que configuraría un nuevo México,
integrado. Tal propuesta entra en crisis, pero su influencia permanece por
muchos años; en la literatura tenemos El llano en llamas de Rulfo, Balún
Canán de Rosario Castellanos, La muerte de Artemio Cruz de Carlos
Fuentes, por ejemplo.
En ese sentido, la promesa no fue cumplida, la teoría del optimismo
revolucionario, efervescente en los años treinta, apogeo del mandato
cardenista, que veía venir el nacimiento de un nuevo orden social,
expuesto en el muralismo de Rivera55 y Siqueiros, entre otros, se desarticuló
con la adopción de los modelos de institucionalidad y económicos que
iniciaron en la década siguiente en la que, iniciada con Manuel Ávila
Camacho como presidente de la República, en lugar de Francisco
Múgica, ”heredero natural” de la ideología socialista de Lázaro Cárdenas,
tomó su fuerza máxima con Miguel Alemán en la época llamada
“desarrollo estabilizador” o “el milagro mexicano”, dada la apariencia de
explosión económica y tendencia marcada hacia el capitalismo que
abanderan los llamados Estados Unidos de América.
Con lo anterior, el nacionalismo revolucionario –en vigencia pero un
tanto desdibujado— dio paso a otros modelos que llevaron al “ocaso de
los mitos” de la revolución mexicana. En esta coyuntura, ese nacionalismo
perdió “vinculación con las fuerzas de izquierda que lo prohijaron y lo
asimilaría, desmantelándolo, como mero estandarte de la unidad
nacional” (Fernández, 1989: 168); sin embargo, con el paso de los años la
Es imprescindible recordar que la influencia de Diego Rivera para la introducción del
comunismo en México fue crucial.
69
55
vida social y artística fueron reafirmando que aquella ideología dejaría su
impronta hasta nuestros días.
A partir de los 40’s, entonces, se empieza a vislumbrar otro modelo
de país y por supuesto, las respuestas culturales y artísticas empezaron a
florecer y a dejar atrás las manifestaciones de naturaleza revolucionaria,
rural e indígena, puesto que ya no correspondían a la época.
Tenemos como ejemplo las novelas de José Revueltas, iniciadas en el
período anterior, cuya ruptura se ve ya manifiesta en Los días terrenales
(1947)56; Juan Rulfo, cuya obra se publicó entre 1953 y 1955 puede tomarse
como la culminación de la literatura de asuntos rurales.
Otras importantes manifestaciones culturales, de entonces, también se
volvieron hacia cambios significativos:
Lo mismo sucede con el cine, que en el período de Ruiz Cortines entró en una
etapa de saturación y desgaste de sus géneros más prestigiosos y populares
(la comedia ranchera, el melodrama de ciudad, el cine de prostitutas), etapa
que se prolongó a lo largo de los años sesenta, excepción hecha del cine no
comercial, que no encontró las salidas tan esperadas y auspiciadas
oficialmente durante el gobierno de Luis Echeverría. Otro tanto ocurre con la
pintura, que en los años cincuenta se enfrenta a su crisis definitiva, de la que
se originará la poderosa y aún viva y variada corriente de pintura
contemporánea (Fernández, 1989: 169).
2.2.2. El México de la génesis de los Poelectrones
Siguiendo a Meléndez (1967) recordamos que tras el impacto de la guerra
civil española y la Segunda Guerra Mundial, la poesía mexicana no
termina de enfrentar el problema del “imperativo social”, así que, en la
década de los cincuenta empieza un furor creativo-estético apasionante.
Después de 1958 y ya entrando a los sesenta, los intelectuales
debieron generar nuevas respuestas y propuestas culturales ante los
reiterados fracasos del modelo de desarrollo económico y el desgaste total
Sin olvidar que Revueltas en El luto humano, y aun en Los días terrenales, dibuja
personajes en ámbitos rurales.
56
70
del nacionalismo cultural. Sobre todo, se inclinaron en sus proyectos a
apegarse a esquemas distintos de los oficiales, ya anacrónicos en ese
momento. “El país ya es otro y su realidad cultural también” (Fernández,
1989: 169).
Meléndez (1967: 9) nos hace notar atinadamente que, en la época
de la posguerra las vanguardias, sobre todo el creacionismo y el
surrealismo, sientan precedente básico de la llamada generación última, a
la que pertenece nuestro poeta, puesto que colocaron, entre otras cosas
el verso y poema “al nivel de la vida conversacional del lenguaje”.
Esto va a ser aprovechado y a facilitar la sed de comunicación en la nueva
toma de conciencia de arte de la llamada generación última, que por
supuesto a estas fechas ya no lo es. En ella se agrupan poetas como Rubén
Bonifaz Nuño, Miguel Guardia, Rosario Castellanos, Jaime Sabines y Jesús
Arellano. Es una generación que resume una manera de sentir y comprender
la vida opuesta a la manera de la anterior… Está más cercana a los poetas de
Taller, como Efraín Huerta y Octavio Paz que, a raíz de la guerra civil de
España, viajan por Europa y toman partido.
Como es natural en la Historia general y, por supuesto, en la Historia de
la literatura, las generaciones “nuevas” suelen oponerse estilística y
temáticamente a la anterior, como una ley del péndulo o dialéctica; por
tanto, la generación última reaccionó contra el “subjetivismo e intimismo”
de la antecedente o las antecedentes debido, sobre todo, a los nuevos
problemas surgidos en el contexto mundial, que incluían a México y sus
consecuencias psicológicas y sociales; cuestiones que modificaron la visión
de mundo de los escritores ya en escena y madurando, quienes pensaban
que
tiempo era de atender al llamado colectivo de una transformación social por
la que está pasando este siglo nuestro dolidamente surcado de miseria: siglo
de las antítesis rotundas y de las nuevas construcciones vitales.
[…]
Todos estos poetas representan una saludable ampliación del horizonte
humano y, a la vez, una evolución de nuestra poesía. Son, además, poetas
que no tienen miedo a las palabras. Hondamente preocupados por la
71
realidad, en su lirismo expresan temas de actualidad palpitante como son la
solidaridad humana, la paz, la justicia, la libertad, el problema indígena y otros
más. De lo cual resulta una poesía centrada en su tiempo y en su medio
(Meléndez, 1967: 9-10).
En este entorno, y en 1955, surge una importante revista literaria:
Metáfora, editada por nuestro autor y en la que escriben relevantes poetas
de época, y en la que se empieza a delinear la propuesta estética que
devendría en los Poelectrones, a través de “Desatadura”, “Limpia la
madrugada” y “Padre Juárez”.
Al respecto de esta publicación apunta Boyd Carter (1962: 467-471):
La revista Metáfora*, que consta de 18 números, se publicó en México desde
marzo-abril de 1955 hasta enero-febrero de 1985. Si es cierto que tuvo corta
vida, no lo es menos que gozó de larga fama –o de larga infamia, según el
punto de vista del que la juzgue— mientras vivió […] Acaso nunca hasta esta
fecha había aparecido en los horizontes de la literatura periódica de México
un órgano literario que se permitiera con tanta franqueza decir sus cuatro
frescas a quien se les antojó decirlas.
De manera paulatina, Jesús Arellano se apropia de las consecuencias
sociales del modelo económico adoptado en el país en 1940 57, para
llevarlas a su demarcación poético-política: la crítica como catalizador de
los problemas sociales que hundieron a México en el neoliberalismo y
capitalismo
norteamericanos,
en
contra
de
las
expectativas
de
intelectuales mexicanos, a partir de los años 20, tales como Novo,
Gorostiza, Villaurrutia, Owen, Ortiz de Montellano y hasta Pellicer y Cuesta
(Fernández: 1989: 171-172) De manera que los Poelectrones, en efecto,
actúan como catalizador de un estado de cosas francamente insostenible.
57
“La generación literaria que quizá con mayor notoriedad experimenta las
consecuencias culturales de la época es la de los Contemporáneos. Al iniciarse la cuarta
década del siglo, todos sus proyectos estaban agotados, y los programas vanguardistas
ya no daban más de sí. La mayoría de ellos ha producido ya lo mejor de su obra y ha
entrado en un proceso de estabilización y renuncia a sus rebeldías. La burocracia, el éxito
económico, el ingreso a la institucionalidad, termina por absorberlos (casos extremos:
Jaime Torres Bodet y José Gorostiza)” (Fernández, 1989: 170).
72
Parte activa de una generación que también presenció y se indignó
ante los acontecimientos convulsionantes de un “México 1968”, a caballo
entre los Juegos Olímpicos y las agresiones a los estudiantes por parte del
Estado hegemónico, que devino en la matanza del 2 de octubre en
Tlatelolco; hechos distorsionados por el oficialismo burocrático.
Es así como los jóvenes poetas intentan una respuesta cultural ante
las afirmaciones y ocultamientos necios del Estado, a través de sus
manifestaciones poéticas que
conforman ya otra modalidad, otro rigor, otra forma de entender, despreciar,
vilipendiar al país construido por un específico grupo político en contubernio
con la burguesía. Quizá representan no la verdadera y última encarnación de
la conciencia nacional (como alguno pretendió), sino el conjunto de
reacciones y aspiraciones (principalmente políticas, fundamentalmente
culturales), de la clase media ilustrada. Su participación y apoyo al
movimiento de 1968 no sería, así, casual (Fernández, 1989: 170).
2.2.3. El México de los Poelectrones: los setenta
Eugenio Núñez Ang (2000: 7) plantea que la evolución de la literatura en
las primeras décadas del siglo XX ha sido muy notoria y relevante, respecto
a fenómenos socio-históricos:
El ambiente cultural y artístico de la época siguió la reacción iniciada por
aquellos que se manifestaron contra la moral utilitaria y antiheroica de la clase
burguesa, el positivismo, el racionalismo filosófico o el empeño de reducir al
arte a una pura reproducción de la realidad externa, afirmando a través de su
obra otros ideales de tipo espiritual y estético.
Este investigador también está de acuerdo en que la ruptura o
evolución literaria corresponde a manifestaciones de la realidad:
tiene su correspondencia en las propias manifestaciones de la realidad,
producto de los esquemas económicos y sociales creados por la revolución
industrial, la concentración del capital, la aparición de la masa trabajadora;
esto es el capitalismo decimonónico que se resquebraja brutalmente hasta la
gran crisis de 193958 (2000: 8).
58
Errata: es la gran crisis de 1929.
73
De modo que la ideología tradicional, reaccionaria en los aspectos
social, político, cultural, cotidiano; el propio progreso en los campos de la
ciencia y tecnología renuevan las formas de ver y pensar el mundo (visión
de mundo) de los grupos sociales. Por supuesto que estos factores
repercuten en el hecho y proceso artísticos, por tanto en la literatura y la
obra literaria que, como reacción natural, se transforma en sus
manifestaciones.
Si bien, como ya pudimos observar, la génesis de los Poelectrones
surge a fines de los cincuenta y durante la década de los sesenta, el
poemario El canto del gallo. Poelectrones fue editado en los setenta.
Esto es debido a que Jesús Arellano fue madurando su propuesta a
partir de los conflictos y repercusiones sociales en México, pero también en
Latinoamérica. De formación comunista, influyeron en él la Revolución
Cubana de 1959 y el llamado “Pinochetazo” en Chile, contra Salvador
Allende y la Unidad Popular en 1973, puesto que en la versión del 75 existen
Poelectrones
al
respecto,
así
que
también
se
apropió
de
estos
acontecimientos históricos.
Dentro de la ruptura poética de la generación última se han
manifestado fenómenos poéticos experimentales que tienen que ver con
el
cambio
de
paradigmas
en
la
literatura,
así
como
con
las
transformaciones sociales en el mundo.
Los años setenta también marcan un avance significativo en la
tecnología, de modo que Jesús Arellano es protagonista de la transición
de las máquinas mecánicas de escribir a las primitivas computadoras que
se introducen a México, reflejadas en la IBM MT 72 Composer, hecho que
lo impulsa a explorar otro tipo de experimentación poética, los
Poelectrones, debido a la conjunción de esos aspectos: poesía y
electrónica a los que –de manera fundamental— otorga un fuerte tinte
político y de crítica social.
74
Arellano, entonces, se diferencia de otros autores de poesía visual en
que da ese salto de la máquina de escribir o la caligrafía (escritura
autógrafa) a otra específica para las artes gráficas:
…su preocupación son los temas sociales y en su poema ˋPadre Juárezˊ,
delinea una actitud política; en su plaquete Desatadura, inicia reformas
técnicas que culminan en El canto del gallo; en este libro denomina a sus
poemas “poelectrones”, por estructurarse con base en información
computarizada, cuyas letras adoptan la figura del asunto abordado en ellos
(Diccionario de escritores mexicanos: siglo XX… Tomo I (A-CH), 1899: 64-67)
Arellano muere en 1979, sin embargo nos hereda propuesta poética
que nos permite visibilizar la situación socio-histórica del país en distintos
momentos y, también, muestra su vigencia (a través de la funciónrecepción) en el escenario político del México del siglo XXI.
75
Capítulo III
Poética de protesta: entre encuentros y desencuentros
Escritura libertaria: Análisis desde el Arte poética de Jesús Arellano
Escritura libertaria, literatura libertaria59 es la que surge cuando la historia
aprieta. En Latinoamérica, México en el caso que nos ocupa, el siglo XX y
sus revoluciones ha sido causa y motor de diversas manifestaciones
artísticas que dejan ver las problemáticas socio-políticas que han tenido
repercusión en el devenir histórico de nuestra América.
Este tipo de literatura causó gran revuelo en su tiempo y en los
subsecuentes, dados los movimientos de trabajadores ostensibles desde los
cincuenta, los cuales fueron génesis, a la manera de Juan Ignacio Ferreras
–pese a la represión de ellos tanto como de los escritores— de obras de
fundamental importancia para entender tanto la Historia de la literatura,
como la historia del país.
Digo en palabras de Núñez (2000:82)
Esta literatura libertaria se ha escrito a pesar de todo y de todos. Desde
siempre y para siempre. Ha sido y será la forma de impugnar las diversas
formas de injusticia, de gritar el hambre o el dolor, la discriminación, la
persecución, las mentiras, secretos y silencios alrededor de aquellos a los que
se les ha dado muerte civil, esto es a los que se ha silenciado y hasta
desaparecido.
Este tipo de literatura se caracteriza por estar en contra del
pensamiento burgués y apoyar a las clases trabajadoras y desprotegidas
por los sistemas de gobierno60; es importante recordar que, tras la
Recordemos que también llamamos de este modo a la “literatura social, de protesta,
comprometida, de denuncia, militante, testimonial, contestataria, necesaria, panfletaria,
o como se le desee adjetivar, es un hecho que ha existido y formó parte importante de
todas las movilizaciones sociales de las últimas décadas del siglo XX, aunque su existencia
date desde hace mucho más” (Núñez, 2000: 82).
60 Como se planteó en el marco teórico, la Sociología de la Literatura parte de un
presupuesto: la existencia de sujetos colectivos en la obra literaria, y uno de sus fines es
localizarlos y describirlos, así como plantear sus relaciones, puesto que ellos son quienes
producen y materializan una visión determinada del mundo. Muchas veces estos sujetos
76
59
Revolución Mexicana se realizó la repartición supuestamente igualitaria de
tierras para los trabajadores del campo y que, sin embargo, ésta no resultó
ser el auge agrícola que se pretendía; de tal manera, décadas después
con la industrialización del país se empezó a dar una paulatina migración
hacia las ciudades, ocasionando con esto un incremento de hombres y
mujeres en la población de las industrias en su sector obrero y en los niveles
más bajos de servidumbre.
Así se fue generando la clase proletaria mexicana constituida por
trabajadores del campo, obreros y servidores en general de las casas
(residencias) tanto de una naciente –y luego floreciente— clase media, así
como de los herederos de la burguesía porfiriana y posrevolucionaria.
El proletariado, como en toda sociedad así estructurada, fue sujeto
del maltrato y abuso por parte de la burguesía, con el consiguiente súper
empobrecimiento del primero, la consiguiente reacción por parte de
algunos grupos o personas conscientes de la problemática y el deseo de
cambio hacia la justicia e igualdad.
Como dije arriba, durante los cincuentas y luego la década de los
sesenta, se dieron los movimientos sociales que revolucionaron al país y
constituyen el parteaguas en la historia nacional, con los consabidos
resultados, unos más desalentadores que otros, históricamente hablando,
por el clima de represión que predominó en esos tiempos61.
Es importante recalcar que con base en los acontecimientos sociohistóricos de entonces, se acentuó una visión de mundo antagonista entre
colectivos son antagonistas y se expresan a través de las conciencias, tanto general
generalizada (CGG) como general particularizada (CGP), en las que predomina la
conciencia de clase que las define y cada una defiende. “Ocurre que en la gran
totalización social que llamamos sociedad, los sujetos colectivos se encuentran siempre en
lucha, contacto, etc., entre sí…” (Ferreras, 1980: 51); el reto de la SL es descubrir y describir
sus relaciones, dado que la disciplina es relacional.
61 Confrontar en el capítulo II en el apartado Panorama socio-histórico del México del siglo
XX y su relación con los Poelectrones.
77
las clases burguesa y la proletaria que repercute también en el hecho
artístico-literario, produciéndose obras como la que nos ocupa, puesto que
“la literatura posee la capacidad de generar ideas y pensamientos que
participen en los debates sociales de su tiempo”, y es en sí una forma de
participar en un debate, en una disputa de orden político pero
esgrimiendo la escritura como principal instrumento de lucha” (Estrada y
Cabrera, 2015: 187).
Con estos antecedentes, en los sesentas y setentas la literatura y
crítica de protesta se hizo patente en México, sobre todo en los escritores
cercanos a la política de izquierda o cercana al llamado socialismo real,
desde una posición de desencanto escéptico: ellos “construyen su
realidad también a la luz de la concepción materialista de la sociedad y la
historia”; esta realidad –ya sea en el mundo del ensayo o en el universo
ficcional— tiene qué ver con “la descomposición, la arbitrariedad y la
injusticia del sistema, así como de su miseria moral y la represión” que se
percibía en el entorno (Cabrera, 2007:30), ante la impasibilidad de las
mayorías proletarias de México. En este contexto, recordamos:
En 1972 apareció un libro atípico en la literatura mexicana: El canto del gallo.
Poelectrones (Metáfora, 1972) de Jesús Arellano (1923-1979), un editor,
ensayista y poeta marginado. El canto del gallo era un poemario visual
caligramático, urbano, político y metadiscursivo. Al contrario de los libros
objetuales de poesía visual de Paz de ese mismo periodo, El canto del gallo se
convirtió en (otra) referencia perdida de los años setenta. Quizá haber sido
una obra tipográfica-visual de combate político-cultural fue la razón de que
hacia finales del siglo XX, la poesía visual de Arellano ya más bien había
quedado sepultada en México62 (Yépez, 2017: s/p).
Esta visión de Heriberto Yépez otorga una descripción puntual del
poemario visual contestatario; de ahí que también apunta en la nota dos:
“Se requirió una persistente labor de invisibilización para conseguir borrarlo
Yépez, Heriberto. Poética electrónica polémica: el canto del gallo (1972) de Jesús
Arellano, https://borderdestroyer.com/2017/02/22/poetica-electronica-polemica-el-cantodel-gallo-1972-de-jesus-arellano/, publicado en febrero de 2017, recuperado en enero de
2018.
78
62
de la historia literaria mexicana”, asunto que se logró en ese entonces; sin
embargo, diversos estudiosos actualmente lo han incluido en algunos
diccionarios63 y, como se ha dicho, se ha aludido a él en pocos artículos de
corte académico.
El clima represivo en los aspectos políticos, sociales y culturales,
aclara el porqué de la temática –tan cercana a la problemática— de los
Poelectrones, y la ruptura estructural que siguió y que refleja el
pensamiento transgresor de Arellano, como ya apuntó Yépez.
En este sentido Arellano, como otros escritores64, se liberaron de las
formas y temas tradicionales; de hecho, en uno de los Poelectrones (p. 16)
analizados en el apartado “Arte poética”, algunos versos dicen:
“abajoelformalismo […] muera el soneto/abajolarima/ymásritmo/libertasi”,
pues considera que son formas represivas, que atan al verso, medievales,
burguesas y colonizantes.
Estas razones inclinan la balanza para analizar el objeto de estudio
desde la SL, disciplina relacional que, si bien toma en cuenta las estructuras
y la inmanencia, fundamentalmente coloca el hecho socio-histórico,
relacionado con la problemática social y la estructura estructurante (EE:
contexto
socio-histórico),
frente
al
hecho
literario,
tematizado
y
materializado en la obra y la estructura estructurada (Ee)65.
Es así, pues, que los Poelectrones, aun cuando ya se ha visto que
siguen una tradición milenaria, hacen una ruptura tanto temática como
formal respecto a la poesía que se escribía en su momento, haciendo uso
de la visualidad pero con mayor riesgo que, en general, le otorga una
Ver bibliografía.
José Revueltas, Vicente Rojo, Ulises Carrión, Jaime Sabines, Rosario Castellanos, Efraín
Huerta, Rubén Bonifaz, Concha Urquiza, Vicente Leñero… consultar una larga lista en Boyd
Carter, 1962, páginas 470 y 471.
65 Ver marco teórico, metodológico y anexos.
79
63
64
fuerza política. En cuanto a su estructura diremos que, dada las
condiciones anotadas, los
Elementos tradicionales como la rima y el metro tienden a desaparecer y
nuevos elementos rítmicos aparecen. La sintaxis se reduce a algunos enlaces
simples en los que los signos de puntuación o se elipsan o se sustituyen, así los
blancos, los guiones, diagonales o signos matemáticos, musicales o gráficos
adquirirán funciones que van más allá de lo convencionalmente acordado
para los puntos y comas de la sintaxis tradicional. Asimismo las palabras
adquieren autonomía, deberán poseer su propio peso y valor para manifestar
su carga poética a instancias del movimiento de la significación, de la
escritura que deja atrás el mensaje claro, coherente, unívoco. El valor
plurisignificativo del texto literario se abre así a otras posibilidades semánticas.
(Núñez, 2000: 8).
De este modo, la manifestación estética de los Poelectrones se
inclina hacia las características de la cita anterior, utilizando los recursos
que la poesía visual y concreta le ofrecen, el conocimiento de las primeras
computadoras llegadas a la Universidad Nacional Autónoma de México,
así como la libertad de expresión de que hace gala Jesús Arellano,
coherente con su pensar y sentir, ateniéndose a las consecuencias
polémicas que le trajo:
Arellano imagina a los escritores oficiales como una formación piramidal,
vertical, que sirve menos para hacer literatura o luchas sociales que para
trepar individualmente en una posición de prestigio. Arellano hizo poesía visual
polémica que en el contexto obviamente era una crítica no sólo al mundo
literario de Paz, sino a su poética visual misma, tan metafísica como
despolitizada.
El canto del gallo se revela como una poesía visual que nace contra la poesía
visual de Octavio Paz en un clima de represión política en México y
Latinoamérica. De este modo, podemos decir que la literatura electrónica en
México inició precisamente para oponerse a la literatura oficial y contra el
gobierno y sus intelectuales […] Arellano, sin embargo, ha agregado a su
tecnopoética un elemento distintivo: su programa político, ánimo de
polémica, con un carácter explícitamente anti-establishment. El canto del
gallo es una poética electrónica decisiva de la literatura posmoderna en
México (Yépez, 2017: s/p).
Desde la visión planteada, con la que coincido, también es
importante destacar que la metodología empleada para el análisis
80
propone categorías operativas que no han de soslayarse si se quiere llegar
a buen puerto, a la luz de la SL y SCL. En el curso de la investigación y el
análisis se hace alusión a algunas de esas categorías, tales como sujetos
colectivos, sujeto individual y transindividual, visión de mundo, conciencias
generales y particularizadas, así como conciencia de clase; por otro lado
se reitera en el uso y relación de la estructura estructurante con la
estructurada.
La conceptuación que sigue es fundamental para un análisis general
de la obra en estudio. Al realizar una lectura profunda del poemario,
primero en su unidad66, en su materialización extensa compuesta por 33
Poelectrones que, con diferentes escenarios, coinciden en una sola
problemática ideológica: la visión de mundo marxista y del pensamiento
de izquierda, que devienen en esta poesía de protesta.
Resulta lógico, entonces, que los Poelectrones sigan esa línea de
análisis puesto que el eje temático que los mueve y le da consistencia a la
obra en su totalidad es esa: es su razón de ser. Es cierto que, como
comenta Ferreras “a medida que vayamos avanzando en la investigación,
y siempre con excepciones, los resultados son más generales, más
explicativos para un mayor número de obras” (1980: 117)67; de aquí la gran
importancia que ha supuesto la elaboración de un marco teórico en las
diferentes vertientes en las que converge la manifestación poética que
La unidad es entendida como la cierta autonomía de que goza la obra literaria y cuyo
análisis parte de sí misma y a ella misma va, es decir en su inmanencia; sin embargo es
bueno recalcar que en SL la obra ha de ser puesta en relación ya sea con otras y,
necesariamente con su génesis y con su vida histórico social, lo cual la fortalece, lejos de
vulnerarla.
67 Es necesario aclarar que aquí se presenta un fenómeno: la reiteración que, cuando se
presenta insistentemente en una diversidad de textos, se le llama frecuencia; a su vez, la
repetición de frecuencias se vuelve una tendencia que no es más que la “repetición o
insistencia en ciertos temas, puesto que poseen la misma problemática” (Ferreras, 1980:
117). Lo importante es detectarlas y estructurar un discurso analítico que cohesione a los
textos.
66
81
estudiamos, pues de otra manera quedarían vacíos que impedirían la
comprensión del análisis.
Lo anterior da pie para puntualizar que se presentó la necesidad de
delimitar la obra; es decir, se han elegido distintos Poelectrones que
respondan claramente a dos puntos esenciales: uno, referente a la
marcada tendencia anotada arriba, y reitero: “la visión de mundo marxista
y el pensamiento de izquierda”, que dan pie a la literatura de protesta
(como se convino antes que también es denominada) y dos, a la temática
elegida para el análisis: el arte poética de Arellano y una poética de
protesta, dividida en “encuentros y desencuentros” políticos entre sujetos
individuales
y
colectivos,
con
sus
respectivas
conciencias,
sociológicamente hablando.
La poética de protesta de “desencuentros” políticos se manifiesta
como
conciencia general
generalizada
en las
mayorías:
obreros,
campesinos, trabajadores en general que, tras la Revolución mexicana,
quedaron sumidas en el silencio impotente del fracaso que para ellas
representó el movimiento, ocultos también tras las máscaras y el
sentimiento de inferioridad que posteriormente Octavio Paz asentara en
“Las máscaras” y “Los hijos de la Malinche”; sentimientos que serían
determinantes para aceptar la derrota con resignación exasperante.
Tras la euforia villista y zapatista, el sistema presidencialista que se
generó como resultado de la revolución representó cambios sustanciales
en el país; sin embargo, mucho menos para los más desprotegidos. No fue
sino hasta 1934, cuando Lázaro Cárdenas llegó a la presidencia, que
pareció que el devenir histórico de México iba a cambiar de rumbo y
beneficiar a las mayorías con la reforma agraria y la repartición de tierras,
bajo la consigna zapatista: “la tierra es de quien la trabaja”; las tendencias
acerca de una educación socialista y la expropiación petrolera que
movería el capital y lo derramaría hacia toda la población mexicana.
82
Sin embargo la utopía no duró mucho por la sucesión presidencial
que, lejos de apegarse a los postulados cardenistas, se adhirió a las
exigencias de la clase hegemónica y a las necesidades del mercado que,
poco a poco se fue volcando hacia el representante americano del
capitalismo: los Estados Unidos. Con ello volvió el desencanto y
desencuentro posrevolucionario, con la inminente sumisión del proletariado
mexicano y el consecuente retraimiento de las clases bajas (Aguirre y
Ávila, 1989:49-81).
Justo el año en que Cárdenas subió a la presidencia del país (1934),
Samuel Ramos, para entonces profesor de la Universidad Nacional
Autónoma de México, en El perfil del hombre y la cultura en México
consignó que:
a los mexicanos los gobernaba generalmente un sentimiento de inferioridad, el
cual, según la psicología de Alfred Adler, llevaba a las personas tanto a crear
una personalidad ficticia como a buscar el poder […] Pero hasta en los niveles
de la clase media y de la elite, la desconfianza general y el deseo de poder
conducían a un individualismo extremo y a un “malestar interior” (Brading,
2004: 15).
Así que ese malestar interior atravesó a las distintas clases sociales
imperantes en ese lapso, llevando a algunos a la adquisición del poder y a
muchos más a ocultarse tras las máscaras de las que se habló.
Ramos también creyó, como Paz, que esta desconfianza y
sentimiento
de
inferioridad
de
los
“sin
voz”,
provino
desde
la
Independencia68, época en la que gobernó una “minoría dinámica”,
cuyas ideas extranjerizantes no transformaron a un país “derrotado por un
campesinado indígena inerte, inmutable, pasivo”, cuya clase media era
“el eje de la historia nacional”, criolla en su origen (Brading, 2004: 16), y de
esa manera se manifestó desde los tiempos de la memoria hasta las
Paz también sostuvo que se generó desde la Conquista de México por los españoles, en
otros ensayos de El laberinto de la soledad.
68
83
generaciones que los sucedieron. Jesús Arellano lo evidencia en un
poelectrón concreto lleno de desencanto:
(p. 60)69
El sujeto colectivo no habla de manera personal, sino generacional:
ascendencia y descendencia del proletariado mexicano frente a quienes
tomaron el poder e incumplieron las promesas revolucionarias.
Además
del
empobrecimiento
de
obreros,
campesinos
y
trabajadores, de la resignación también de la emergente clase media,
otro de los efectos de la Revolución mexicana fue la incipiente oligarquía70
y plutocracia71, así como el nepotismo72 y compadrazgo que, continúa
Ramos:
promovió a los jóvenes a los puestos directivos de la política, la cultura y la
sociedad y que en buena medida esas “minorías dirigentes” no hubieran
madurado; rechazaron la autocrítica y oscilaran entre la utopía y la
demagogia (Brading, 2004: 17).
Cuando me refiera al objeto de estudio El canto del gallo. Poelectrones, solo anotaré la
o las páginas correspondientes.
69
Forma de gobierno en la cual el poder político es ejercido por un grupo minoritario.
Situación en la que los ricos ejercen su preponderancia en el gobierno del Estado.
72 Desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o
empleos públicos.
84
70
71
Actualmente esta situación es evidente, con excepción de la utopía
que se ha perdido desde, por lo menos, los años setenta y se recrudeció
esa pérdida tras la caída del Muro de Berlín y el fracaso del llamado
socialismo real.
En este sentido, a inicios de la década de los cincuenta, en su
Laberinto de la soledad Octavio Paz afirma:
El carácter de los mexicanos es un producto de las circunstancias sociales
imperantes en nuestro país; la historia de México, que es la historia de esas
circunstancias, contiene la respuesta a todas las preguntas […] Nuestra historia
como nación independiente contribuiría también a perpetuar y hacer más
neta esta psicología servil, puesto que no hemos logrado suprimir la miseria
popular ni las exasperantes diferencias sociales, a pesar de siglo y medio de
luchas y experiencias constitucionales. El empleo de la violencia como recurso
dialéctico, los abusos de autoridad de los poderosos –vicio que no ha
desaparecido todavía— y finalmente el escepticismo y la resignación del
pueblo, hoy más visibles que nunca debido a las sucesivas desilusiones
posrevolucionarias, completarían esta explicación histórica (Paz, 2004: 78-79).
Actualmente son ya más de dos siglos y la situación histórico-social y
el carácter de la mayoría de mexicanos suena muy parecida; a la fecha, y
a pesar de la Reforma, el establecimiento de la República y la Revolución
Mexicana73, “no hemos logrado suprimir la miseria popular ni las
exasperantes diferencias sociales”; tampoco la violencia ni los abusos de
las clases hegemónicas sobre las mayorías populares.
Paz refiere, al final de la cita, a un tema con toda la vigencia en el
siglo XXI: el escepticismo y resignación del pueblo, por las “sucesivas
desilusiones
posrevolucionarias
[que]
completarían
esta
explicación
histórica”.
Han existido otros sucesos revolucionarios más recientes que este movimiento, por
ejemplo las guerrillas bien entrados los setenta y el del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN) en los noventas y hasta la fecha, que trataron de recuperar la dignidad y
poder del pueblo mexicano empobrecido; sin embargo, dado que el objeto de estudio
está signado en 1975 y es posible debido a la reflexión en torno a las consecuencias de la
revolución, principalmente, la delimitación histórica está ubicada en ese lapso. Por otro
lado tenemos también el 1973 en Chile, y entre Argentina, Cuba y Bolivia en los sesenta,
puesto que existen dos poemas al respecto.
73
85
Ante ese carácter servil, desilusión y resignación del pueblo
mexicano, que lo conduce y determina al silencio, surgen cierto tipo de
manifestaciones artísticas para ser el conducto tenaz; ser la voz que
demanda ante la injusticia, desigualdad, maltrato de las clases en el poder
contra el pueblo –vicio que persiste; esa voz es el sujeto transindividual o
colectivo que habla por todo un conglomerado social callado y servil: el
poeta trascendido; es el pararrayos que recibe el silencio cargado de
eléctrica protesta para transformarla en la voz que hace visible el
contenido del silencio. Insisto que la poesía del autor estudiado es la voz
que clama ante las obscenas brechas en la repartición de la riqueza y la
injusta distribución de la pobreza, con las consecuentes desmesuras entre
clases sociales.
La voz en El canto del gallo: Poelectrones permea en todo el
poemario a través del pararrayos: el poeta, sujeto individual convertido en
transindividual, que ha adquirido una conciencia social muy amplia a partir
del conocimiento de la historia del país, dada su condición de clase media
ilustrada –como el marxismo le llamó—, de haber nacido y sido actor
inopinado de las consecuencias de la revolución (1923-1979), y que
plasmó en este poelectrón, en negativo y positivo fotográfico o
fotomecánico, dando la idea –también— de la dialéctica histórica: el
blanco y el negro, la tesis y la antítesis, los contrarios, como en el siguiente
ejemplo:
86
(pp. 32-33)
en el que podemos observar, desde el poema gráfico, que también
funciona como concreto, la figura del pararrayos, elaborada con la
repetición fragmentada de un solo verso: “el último pararrayos de la justicia
soy”, recurso de corte vanguardista. Es notable que ambas versiones, en
negativo y positivo, no son iguales como prácticamente la mayoría de los
poelectrones, sino que el negativo tiene otro pararrayos dentro, lo que da
cuenta de la maestría tipográfica de Arellano y una posible síntesis de la
dialéctica.
Éste es el rumbo del poemario: la propuesta y protesta poéticopolíticas que es lanzada a través del sujeto transindividual hacia el virtual
lector, representante de la sociedad y otro sujeto individual que puede
convertirse en colectivo, si se hace portavoz, mediante la poesía visual y
concreta, que constituye la parte de función de la manifestación literaria.
Jesús Arellano, sujeto individual trascendido –dijimos— por un sujeto
colectivo inicia El canto… con un epígrafe en el que trata de sacudir al
pueblo, a la gente metida en su marasmo, escalonadamente hacia arriba
87
repite: despierta
despierta despierta
despierta despierta, despierta
posiblemente a una conciencia social de clase; luego lo incita a seguir:
sube sube sube, en empinada subida: sube sube sube sube, de izquierda a
derecha y de derecha a izquierda sube sube, como si dijera ¡lucha!… y
desde donde estés, pueblo, camina camina camina camina y ve hacia
otros horizontes, cambia tu rumbo, tu historia, camina hacia el triunfo que
debió ser la revolución. La voz, como un megáfono que grita: ¡despierta,
sube, camina!
(p. 5)
3.1. En el principio: los porqués
Es importante indagar, luego, en el título y su génesis, en El canto del gallo.
Poelectrones, lo que de entrada llama la atención es la palabra
compuesta poelectrones, que no es un neologismo puesto que no se
aplica a ningún otro caso poético ni hará eco en el léxico de la lengua
88
española, más bien está relacionada con la poesía y el electrón que,
sabemos, es una partícula subatómica que pu ede presentarse en el
núcleo del átomo o de manera libre.
El electrón es fundamental en fenómenos físicos como la
corriente eléctrica sin la cual es impensable estar en la vida
cotidiana, desde los tiempos del poemario. Por otro lado, cuando
un electrón se acelera, absorbe o irradia energía (fotones) que
puede mover hasta el infinito, según teorías de la física cuántica.
De esta manera, cuando dice el poeta “denme un poelectrón y
muevo el mundo” refiere al poder de la poesía que irradia electricidad o
energía
cuántica
para
contagiar
hacia
una
conciencia
general
generalizada la voz de crítica social y protesta a través de la palabra,
(p. 48)
En cuanto a la primera parte del título: El canto del gallo, es menos
obvio aún el mensaje que, antes de lectura y análisis, ofrece el poemario.
Me interesa destacar que en la revista Metáfora, de la que fue creador y
editor, Jesús Arellano acostumbraba escribir una página al
final,
denominada “Colofón”, en lugar de página editorial, en la que plasmó sus
89
puntos de vista acerca del campo literario de su tiempo, y no se detenía
para hacer ácida crítica de quien o quienes considerara oportuno, y/o de
su obra; hizo uso de esa libertad que asumió y lo caracterizaba; con esta
postura tanto vital como literaria ganó amigos y simpatizantes, tanto como
enemigos y detractores.
Conservando esta línea, el poelectrón que da nombre al libro está al
final, como colofón, y solamente la lectura atenta y persistente se percata
de ello.
(p. 120)
Como puede observarse en la figura, el colofón prácticamente solo
expone el título y el autor, de cresta a patas del gallo; sin embargo la
cabeza que, por otro lado, así, segmentada, aparece en dos páginas (12 y
74), contiene un poema concreto de trascendencia:
90
El poema, que únicamente consta de dos versos, utiliza la
onomatopeya del canto del gallo para lanzar al viento, a la mañana, al
mundo su protesta: “viva la libertad/cuál? cuál? cuál?”; el canto del gallo
hace eco del desencuentro con el ideal de libertad que prometen todas
las
revoluciones
y
cuestiona
a
toda
una
conciencia
general
particularizada, la del poder y la demagogia: ¿cuál libertad ofrece? La
respuesta la da el propio poelectrón: no hay libertad.
La onomatopeya continúa explícitamente en el título :“Quiquiriquí”
(pp. 26-27), pero nada es obvio en este poelectrón:
91
El corazón es el nido del gallo que canta en la madrugada a los
habitantes de la nación que escuchan su canto: “aborígenes luceros […]
perfil gentilicio”, para despertarlos a pedir la paz, a inseminar de paz a la
tierra, de otro modo, si no tiene eco, enrojurece y llama a la luna, pájaros y
rosas, los electrifica; se alza el gallo de colores para purificar los “pobres
sentimientos de paz, justicia y amor”; la petición de lo que, por derecho, el
pueblo merece es plasmado a través de ese canto: un canto del corazón.
El ritmo es una de las fortalezas de los poelectrones, además de las
palabras inventadas por el sujeto lírico; el ritmo es un recurso que se hará
notar en el transcurso de la lectura.
3.2. Arte poética: en el principio fue el verbo
Luego del título y el epígrafe, encontramos en diversos poemas el Arte
poética de Jesús Arellano, siempre de la mano con su posición ideológica,
de modo que también se convierten en una declaración de principios,
tanto literarios como políticos; el poeta da una muestra desde la propia
poesía visual (PV) para que el lector, atento a cada cambio de tono, se
percate desde el primer poelectrón “Mozart en FM e IBM” hacia dónde va
su grito de libertad, a través de su principal motor: la palabra y su primera
herramienta de trabajo: la máquina ‘IBM MT 72 Composer’74, cuya figura
expongo a continuación:
Recordemos que la ‘IBM MT 72 Composer’ fue una máquina específica para artes
gráficas, que por un sistema de colores y números ubicados en el monoelemento, en una
ventanilla en el frente de la máquina y un sistema que permitía visualizar los colores y
números resultantes, sobre el lado derecho del teclado, podía compensar los textos que
se escribían; obviamente se tenían que escribir dos o tres veces, después de creado el
poema: una para mecanografiarlo, otra para tomar la lectura de colores y numerales y
otra para el texto en sí, compensado y justificado. Y luego la recomposición y
correcciones, en cada caso.
74
92
(p. 7)
93
La comprensión de esta muestra de la poesía figurativa “Mozart en
FM e IBM” es fundamental para la lectura general del libro, puesto que se
explica el proceso de diagramación de los poemas previamente creados.
Para sus tiempos, la IBM MT72 composer fue el boom de las artes gráficas,
de modo que Jesús Arellano pudo conocerla y aprender a usarla porque
fue editor en jefe de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Se ha expuesto someramente el funcionamiento de la IBM MT 72
composer, innovación que realizó la marca a finales de los sesenta e inicios
de los setenta; hemos dicho que para la diagramación de la propuesta
poética se requiere una programación alfa-numérica para proporcionar el
diseño deseado al poema prefigurado; es por eso que constantemente
alude a letras y números que hicieron posibles los poelectrones.
Por otro lado la frecuencia modulada (FM) o modulación de
frecuencia es una técnica en telecomunicaciones a través de la cual se
puede transmitir información a través de una onda inicial, generalmente
para la transmisión instantánea, lo que ahora se denomina “en tiempo
real”; el título del poelectrón quiere informar al lector, de manera
inmediata, el mensaje que porta, ya se ha dicho, la protesta y la crítica
social, en este caso ejemplificada con la vida y muerte del músico
austriaco Wolfang Amadeus Mozart.
Y a él refiere también el sujeto lírico, quien al sentir en los dedos las
teclas,
muestra
la
exaltación
que
le
provoca:
“y
poelectronizo
consustanciada la emoción con los códigos jota eme 360 y coma estop”;
el sujeto lírico se siente transformado y transportado al siglo XVIII para pensar
en el genio de la música universal y –luego— hacer una analogía entre el
teclado de un piano y el de la máquina que requiere de tantos detalles y
maestría para figurar cada poelectronema, guardando
todas las
proporciones.
94
El poeta evidencia en ciertas partes del poema, momentos
específicos de la vida y muerte del músico –como veremos adelante—,
sobre todo recuerda su obra “Las campanas” para despertar a la gleba
con su onomatopeya, y radicalizar el propósito de protesta y crítica social;
además, por supuesto el poema tiene dos campanas en movimiento (el
movimiento se percibe porque una campana está hacia arriba y otra
hacia abajo), justo en donde dice “cubrámoslo todo de campanas panas
anas as campana mózart din don dan mózart campánula”.
La crítica social que hace Arellano proporciona una fuerte imagen
de la historia, y no sólo mexicana ni de estos tiempos, sino de la Europa que
iniciaba con la Ilustración, a través de la vida y muerte del músico y las
campanas; es decir, que la problemática del pueblo y los políticos,
clérigos, ignorantes banqueros y demás clases en el poder, cada cual en
su ámbito pero conformando un Estado demandante, agresor y represor.
Resulta muy interesante el entrecruce de estos elementos como
recursos literarios: Mozart, FM, IBM, crítica social histórica y poesía; denota
–como parte de la génesis de la propuesta— erudición en el sujeto
trascendido, en el poeta quien, según vimos párrafos arriba, también tenía
por lo menos nociones de química y física. La primera lectura del
poelectrón engancha por su ritmo, dijimos antes, por la cantidad de
palabras inventadas que le dan una fuerza contextual muy alta y alientan
la curiosidad lectora.
La orientación alfa-numérica destaca sobre todo en la primera parte
y da la certeza del conocimiento editorial del escritor; todo en el poema
está pensado detenidamente, no es un juego tipográfico sino un ejercicio
posterior a la creación poética que, pese a ser técnico causa emoción en
el avezado editor.
Me interesa mucho, en este caso, dar al lector la muestra del poema
antes de su prefiguración para que –juntos— transitemos por las tres partes
95
de análisis que propongo, además de corroborar tanto el ritmo, la
onomatopeya y los recursos técnicos que se convierten en literarios; éste es
un punto que no he visto en otras poéticas y que merece el tiempo
invertido en este poelectrón (pp. 6-8).
En el poema ya figurado en Poelectrón, la primera parte del análisis,
que corresponde al segmento superior de la pantalla de la IBM MT72, los 6
primeros versos lleva a la imagen de los dedos identificados íntimamente,
consustanciados con la emoción, programando entre el teclado y el
cuadro numérico que se vio antes a la derecha (en el poelectrón, p. 12 de
este trabajo): “poelectronizo consustanciada la emoción con los códigos
96
jota eme 360 y coma estop”; prosigue un buen ritmo con dos líneas
editorialmente ilustrativas y simpáticas para la lectura: “en caja tipográfica
30 cuadratines (
□, unidad de medida entre los cuadrados y los espacios
en la caja), el tipo y tamaño de letra.
En ese estado de tecleo y programación, el sujeto individual, a través
de una conciencia general particularizada75, enfatiza el tema de la
soberanía; su derecho de tener y ejercer la autoridad suprema e
independiente ahí donde está: con su letra y frente a su máquina; desde
donde puede proclamar la “soberanía de la niña de mis ojos contra las
hordas de represión”; soberanía de la voz, de las “letras sílabas palabras
frases líneas párrafos y espacios”; soberanía de los códigos para moverse
de un lado para otro de su papel y su pantalla: el acto escritural, el poema
como un espacio de libertad.
Y me pregunté ¿soberanía y libertad para qué? El poema responde:
“contra las hordas de represión”, a favor de que la voz (de la que se ha
hablado desde el principio), “la repercusión de mi electrónica voz entre la
ya inexplicable servidumbre popular”; he aquí la crítica a la propia
sociedad adormilada y servil a la que me referí en palabras de Ramos, Paz
y Arellano.
Aquella que se caracteriza, según Ferreras (1980: 127-129), por estar materializada en un
grupo determinado; forma parte de la conciencia general generalizada (CGG),
colectiva, que suele denominarse “espíritu de época” y que tiene qué ver con el
pensamiento generalizado de un conglomerado de personas en grupo, comunidad,
nación, etc. La conciencia general particularizada está entre la conciencia individual
propia de un sujeto individual también y la generalizada. En este caso, Arellano y los
75
Poelectrones provienen de la CGP puesto que son producto de una clase media
ilustrada, de amplia cultura, con pensamiento de izquierda y, por tanto, para ese
momento, con una posición crítica ante los problemas nacionales, sin dejar de expresarse
desde su visión, primeramente, y su derecho a ser soberano.
97
Libertad y soberanía para escribir lo que quiere y como quiere: su
arte poética, para lanzar la voz al viento con la esperanza de ser
escuchado, se observa en los versos “soberanía del electrón que moviliza
letras sílabas palabras frases líneas párrafos y espacios/para conmocionar
la expresión figurativamente hasta el poelectronema”; ésta es la licencia
que se toma para lanzar el electrón de su palabra dentro del líquido de
una poética tradicional y hacerla explotar, electrizarla, electrolizarla,
electrocutarla;
a
sabiendas
que
todo
alrededor
puede
explotar,
revolucionar, cambiar, esa es la idea tan apegada a la visión de mundo
de mitad del siglo XX: “denme un poelectrón y muevo el mundo”. La poesía
mueve al mundo. Y continúa con su libertad en movimiento.
La segunda parte del análisis deviene del movimiento anterior y da el
pie para referirse a Mozart: “para que el muchacho mózart se ponga
avispa entre las rocas/para que timpanice la electrólisis actual contra la
burguesía/consanguinice
con
ternura
la
conciencia
de
números
electrónicos/desenfeguezca las fiebres del nativo solar y moje y remoje los
campanuleríos de la gleba/ las campanas panas anas as…”
Observamos de nuevo el recurso vanguardista de hacer eco de una
palabra raíz y, en este caso, seguir programando alfa-numéricamente
“para que mózart se alegre y no se muera de hambre/ porque se nos
muere pero antes cubrámoslo todo de campanas panas anas as
campana mózart din don dan mózart campánula […] después de la
locura de sumar y restar unidades/ para hacer las campanas para impedir
que cubran a mózart los gusanos”…
Y aquí va la crítica histórica y a la vez tan actual: “los gusanos gordos
de los banqueros, los gordos e incultos de los políticos/los gusanos gordos y
tenebrosos de la clericalía”, que también demolieron la vida de Mozart, a
pesar de su genio artístico, que no lo comprendieron porque fue un
adelantado a su época y, además, rebelde y contestatario, que no
98
tomaba en serio ni la vida ni la corte, de la que entraba y salía según los
caprichos de quienes detentaban el poder.
La elección de este músico austriaco para el poelectrón, aparte del
interés personal del autor, debió ser porque se identificó con las
características arriba mencionadas. Nacido el 27 de enero de 1756 y
muerto el 5 de diciembre de 1791.
El compositor austriaco se hizo célebre no únicamente por sus extraordinarias
dotes como músico, sino también por su agitada biografía personal, marcada
por la rebeldía, las conspiraciones en su contra y su fallecimiento prematuro.
Personaje rebelde e impredecible, Mozart prefiguró la sensibilidad
romántica y fue, junto con Händel, uno de los primeros compositores que
intentaron vivir al margen del mecenazgo de nobles y religiosos, hecho que
ponía de relieve el paso a una mentalidad más libre respecto a las normas de
la época. Su carácter anárquico y ajeno a las convenciones le granjeó la
enemistad de sus competidores y le creó dificultades con sus patrones
(Enciclopedia en línea. Biografías y vidas, 2004-2017: s/p).
En su época, la vida giraba casi exclusivamente en torno a la figura
feudal del arzobispo, por lo tanto acendradamente católica; sin embargo
empezaban a surgir las “ideas ilustradas entre una naciente burguesía
urbana, todavía ajena a los centros sociales de prestigio y poder”; Mozart
se inclinó por estas ideas consideradas revolucionarias y rebeldes, aparte
de que la música fue su naturaleza, y su precoz incursión a las instituciones
de poder generó revuelo y rechazo también por su espíritu lúdico y burlón.
La salud de Mozart fue siempre delicada, aunada a ello, la precaria
condición económica a la que se vio sometido desde su juventud –pues no
era popular, no lo contrataban y le mal pagaban— lo minaban cada vez
más.
Con su música viajó por Italia, París, Viena… sin embargo debía
volver a Salzburgo, derrotado, no sin antes –con un dejo de orgullo—
presentar su carta de dimisión al arzobispo, quien la aceptó. Una vez
independiente de patrones, Mozart se quedó en Viena hasta su muerte.
99
Mozart prefiguraba así el artista moderno del romanticismo, muy en
consonancia con el espíritu rebelde del Sturm und Drang y la sensibilidad
wertheriana que conmocionaba a la juventud alemana de la época; un
artista que quería liberarse de la servidumbre feudal, que se resistía a insertarse
en las filas del funcionariado cultural, y pretendía sobrevivir a sus solas
expensas. Mozart habría de pagar muy cara su ejemplar osadía; pero, por el
momento, se sintió feliz y libre. Comenzó a dar lecciones de piano y a
componer sin descanso (Enciclopedia en línea. Biografías y vidas, 2004-2017:
s/p).
Por ello el poeta dice “pero se muere mózart se muere de hambre
anémico y genial”; como artista independiente la vida fue muy difícil y
decadente en economía y salud. Aún esto, Amadeus fue siempre
impecable, liberal y generoso.
Todo en Mozart era, por tanto, derroche: de facultades, de vitalismo, de
proyectos, de obras y de sentimientos. No se acercó a la francmasonería en
1784 en busca de una ayuda económica que nunca, por orgullo, solicitó de
sus amigos, sino por saciar un ansia de universal fraternidad y espiritualidad
que Mozart, como muchos católicos austriacos, sacerdotes incluidos, encontró
en los símbolos y los ritos masones antes que en la pompa clerical de la Iglesia.
(Enciclopedia en línea. Biografías y vidas, 2004-2017: s/p).
De ahí
que “lo asesinaron lo asaltaron y colgaron de la
muerte/mózart hizo la vida de la inteligencia se muere te mueres/nos
morimos […]”; la ficción dice que por las “maquinaciones de los músicos
vieneses, envidiosos no de su fortuna pero sí de su genio”, el ocaso llegó
muy pronto: a los 35 años y con una producción sorprendente, que fue
desde la primera infancia hasta el día de su muerte, en su lecho.
La última obra que compuso fue el Réquiem; se dice que el músico
tuvo la intuición, y acertó, que estaba escribiéndolo para él: “se muere te
mueres/nos morimos […]” Mucha tinta ha corrido especulando acerca de
la muerte de Mozart. La idea romántica del envenenamiento por Antonio
Salieri, artista mediocre que fue de los pocos en reconocer su originalísimo
genio, ha dado para la leyenda.
100
La biografía dice que
Es cierto, sin embargo, que nadie acompañó el cadáver al cementerio de San
Marx, donde fue enterrado sin ataúd. Pero éstas eran las normas dictadas por
el emperador José II en su curioso afán de “modernizar” la salubridad pública,
normas que, incluso después de ser abolidas, fueron respetadas por numerosos
librepensadores y francmasones (Enciclopedia en línea. Biografías y vidas,
2004-2017: s/p).
La tercera parte del análisis es la muerte; al momento de decir: “te
mueres/nos morimos, nos vamos a descansar […] el poelectrón empieza a
descender, a enterrarse, forma visualmente la idea del ser humano que
declina hacia la muerte. Entonces, Mozart, “nos morimos, nos vamos a
descansar/ bajo abajo debajo de la tierra/de la húmeda tierra negra/
tierra de los encinos/ húmeda y fresca/abrió el mundo para mí/para ti/tú,
yo/tuyo/tú y/ yo […]”, y se empiezan a extender “raíces” y emergen
entonces el poema y el canto: “y flor del poelectrón y el canto/única
soberanía que sí emana del pueblo”.
Así finaliza, enterrado, músico, Poelectrón e ideología; pero sólo para
renacer de las raíces que se extienden, de donde germinan de nuevo la
poesía y el canto en flor que salvan al mundo; la soberanía recobrada en
poesía y canto que emergen del pueblo y del anhelo humano de libertad;
esa soberanía que nada ni nadie les puede quitar.
3.2.1. Lo que sí y lo que no
Los siguientes poelectrones reflejan también su Arte poética. El siguiente,
de forma concreta es un manifiesto literario y, por supuesto evidencia su
imprescindible declaración de principios políticos, qué sí quiere de su
sociedad y su mundo, y qué no.
El poema se lee de izquierda a derecha, de arriba hacia abajo y de
abajo hacia arriba en los triángulos invertidos, y en el rombo, a partir de la
línea vertical media, de arriba hacia abajo y de ahí, conjuntando los dos
101
triángulos invertidos, irradia hacia derecha e izquierdo o izquierda a
derecha.
El arte poética plantea que está en contra de las formas
tradicionales de la poesía y una línea contra la teoría: “abajo la
rima/muera el soneto […] abajo el formalismo”; en contraposición a estas
posturas el sujeto dice “y más ritmo[…] libertasí”, libertad en el sentido
escritural y político. Respecto a los valores en todo sentido “medioevalismo
no […] muera el colonialismo” y, por supuesto: “balas no”. Ratifico: es un
manifiesto de corte concreto.
(p. 16)
102
3.2.2. Las palabras ¿para qué?
En otro sentido, pero siguiendo la ruta del Arte poética de Arellano,
estudiamos la estilizada A capitular que enmarca “Erótico”, cuyo título
refiere también a las figuras de un hombre y una mujer unidos que “se
hacen el amor”. Poema de desencuentro político, desazón porque tantas
veces, las palabras, ciertos discursos no corresponden con la realidad, en
ningún campo. Uno de los aciertos de este poelectrón es que sólo dedica
la línea final a dar la contundente conclusión: “las palabras son pura
palabra palabras y palabras”.
(p. 58)
103
De hecho, hasta aquí el lector se pregunta ¿quiénes no sirven y a
quiénes se dirige en una forma, más que erótica, violenta? Es motivo para
seguir leyendo entre, se ha dicho, palabras compuestas y sí, eróticas, en
una mezcla que llena de intenso ritmo el poelectrón. Este verso se une de
manera circular con el primero: “si ya no sirven ¡ay! para nada” –cree el
sujeto individual, desde su CGP, con desaliento— “¿por qué no se hacen el
amor por qué no se cubren copulan aparean76 y se poseen entre sí?”.
Fusionar
expresiones
como
“libidinosamente
se
fecundezcan
inseminicen y envaginen/a bombardazos de óvulos a metrallería de
espermas se engolosen” es poco común, y más que se refieren a que una
diversidad de especies se unan: “bajo los árboles en celo en brama se
ayunten se trillen se madrenardezcan el grillo con la araña la hormiga y el
gusano el pétalo y la hoja/tú y yo maridos hasta el hijo hasta que a punta y
semen se oloricen de amor las primaveras”; constituyen un grito de
impotencia y desesperación para que las palabras hagan algo por el
mundo, pero a la vez de un pequeño aliento para esperar una primavera
olorosa de amor.
Las palabras serían, entonces, para desaparecer del mundo todas
las injusticias y potenciar el amor: “¿por qué no pulverizan todas las
injusticias/y cientoporcientecen el amor?” Y dice el sujeto, casi al final, que
nunca dejará de hacer notar la injusticia: “la injusticia es más larga que los
siglos/pero el índice rojo de mi instinto ahora y siempre la habrá de
señalar”.
Quizá en otro sentido, pero este poelectrón no puede dejar de
hacernos pensar en el poema de Octavio Paz, “Las palabras” (Paz, 1963:
59-60)
En el original dice “apadrean”; considero que es un error tipográfico; sin embargo cabe
tener en cuenta que dice “madrenardezcan”, así que las dos palabras pueden ser
posibles en el poema.
76
104
Las palabras
Dales la vuelta,
cógelas del rabo (chillen, putas),
azótalas,
dales azúcar en la boca a las rejegas,
ínflalas, globos, pínchalas,
sórbeles sangre y tuétanos,
sécalas,
cápalas,
písalas, gallo galante,
tuérceles el gaznate, cocinero,
desplúmalas,
destrípalas, toro,
buey, arrástralas,
hazlas, poeta,
haz que se traguen todas sus palabras.
Arellano creía en Paz como poeta, no como ideólogo oficialista; de
hecho, en el prólogo de la Antología de los 50 poetas contemporáneos de
México afirmó que la poesía de entonces había descendido mucho y que
“destacaban acaso Efraín Huerta y Octavio Paz” (Batis, 2017: s/p).
El acercamiento entre Paz y Arellano en estos poemas es que les dan
calidad antropomorfa, de tal modo que el poeta puede enfrentarse a ellas
y cuestionarlas, hacer que, en un acto de antropofagia, se consuman,
puesto que para nada sirven si son sólo palabras y palabras en un discurso
vacío.
105
3.2.3. Palabras, logos, tlatolli77, verbum
El discurso poético de Arellano continúa en el poema “Viril” el que, como
los anteriores, no lleva en el poemario una secuencia sino que, a través del
análisis encontré esta relación y, ahora en la página 62 encontramos este
poelectrón que, sin duda, asemeja a un rústico Tlamatini78, el hombre que
conoce y maneja la palabra, el sabio náhuatl quien trasciende la barrera
idiomática y continúa con la desazón de que la palabra, las palabras no
sirven a la justicia, a la igualdad y al amor; dicta la necesidad de ser fuertes
con la palabra, a través una sola palabra que, en un discurso muy de
época define el valor que hay que infundirle a las palabras: “intesticuliza
con exigencias de la justicia, con los ojos de la justicia, con la balanza de la
justicia y la vara del justicia”. De este modo, el poeta sigue defendiendo el
uso del decir para responder a las necesidades sociales y alzar la voz para
solucionarlas.
(p. 62)
https://openclipart.org/detail/225085/king-aztec-huey-tlatoani
Significa “palabra, razonamiento, lenguaje propio, razón o cuenta”, según el Gran
Diccionario Náhuatl (2012), Universidad Nacional Autónoma de México, México.
Disponible en http://www.gdn.unam.mx, consultado el 04 de junio de 2019.
78 “El leydo, que lee mucho, el letrado, el docto”, según el Gran Diccionario Náhuatl
(2012), Universidad Nacional Autónoma de México, México.
Disponible en
http://www.gdn.unam.mx, consultado el 04 de junio de 2019.
106
77
3.2.4. La dignificación de la palabra
El siguiente poelectrón es una afortunada continuación de “Un tiro de
dados” de Stephan Mallarmé (1842-1898), a quien hemos mencionado en
el recorrido histórico de la poesía visual, como iniciador de este género
poético.
Mallarmé, en su muestra caligramática describe la trayectoria que
seguirían los dados en una tirada; en este caso, Arellano realiza la figura de
los dados y da el título “De la suerte” para expresar hacia dónde quiso
dirigir su palabra, reavivarla para la felicidad del ser humano y que, sin
embargo, no tuvo la suerte de lanzar los dados hacia la precisión puesto
que la palabra –en su tiempo y en el nuestro— se juega entra violencia y
rapiña.
(pp. 82-83)
107
No obstante, la esperanza del sujeto lírico se enfoca a heredar la
palabra para ser usada por un virtual receptor que tenga “manos buenas
que insistan en justañetearle precisez/y encajonarle el nervio del inmenso
anhelo de igualitalería de igulitalitura de igualitaritez/dignifícala es tuya
que distribuya la riqueza por igual”.
Este poelectrón refleja a un sujeto lírico desesperanzado, en declive
debido al poco eco en la sociedad de la palabra poética, que no le
queda más que lanzarlo a un supuesto sujeto colectivo que la pueda
recobrar para darle un mejor uso.
3.2.5. La voz del pueblo es la voz de la poesía
En este sentido, el último poelectrón que elegí para retratar el arte poética
de Jesús Arellano, “Canino”, tiene un tono aún más desencantado, sin la
fuerza vital de los primeros analizados en este apartado; más aún, es un
poema de rabia por lo no conseguido, por el pueblo “enmiserabilizado”
por los que roban y engañan: “asesinos de la inocencia popular/vida de
perro del poema”.
A través de la figura de dos caninos entrechocando, el sujeto lírico
encarna un sujeto colectivo, aun cuando se plasme en primera persona:
“yo nazco, me sacio y satisfago en la ironía celular de la voz proletaria”; él
es toda la clase trabajadora desgarrada por la “voz que de instintiva me
descocuya el corazón por toda la incurable miseria de mi pueblo”.
A pesar de todo, sigue hablando de la palabra como sanadora,
aunque a veces, amarga: “la palabra es mi curandera/el poema mi calle
mi plaza mi familia mi cumbre mi fulgor y vinagre”. Y la esperanza se diluye,
moribunda lanza un último grito, muy a la manera de los años sesentas y
setentas, cuando el poeta asumía el compromiso social de hablar por los
otros: “la voz del pueblo es la voz de la poesía/y yo soy el pueblo,
108
cabrones/y murmuro y protesto y denuncio y descogoto a los que al robo y
engaño se holgan con el sudor de los pobres”.
Aún la esperanza moribunda se desea una patria nueva, fundada en
la igualdad de las conciencias y enraíce con justicia; sin embargo, para un
final poco glorioso de las letras y las palabras poelectrónicas, en este caso
–y dije arriba— en forma de dos caninos entrechocando, o bien, si lo
queremos ver, como una cruz de despedida dice: “asesinos de la
inocencia/vida de perro del poema”.
(pp. 118-119)
Es “Canino” un poema desestabilizador en su mensaje, pero
definitivo para concluir el planteamiento general del arte poética de Jesús
109
Arellano quien debido a la posición ideológica que mantuvo hasta su
muerte (1979) dio origen a esta expresión poética para gritar más allá de
cualquier foro político, sino acercar su pensamiento e intelecto al mundo
de la palabra literaria, en el cual tampoco sería tan escuchado en ese
tiempo; sin embargo, actualmente (2018) tiene una función muy activa y
una vigencia desbordante, dados los resultados políticos de más de 30
años de explotación al pueblo, a éste, nuestro México.
Es así como hace uso de un sujeto lírico que en esta parte representa
al sujeto individual que se dirige a uno colectivo, en busca de la
equilibración desde la estructura literaria para obtener, eventualmente,
una respuesta a su llamado.
En toda estructura literaria (y quizá en toda obra humana) se busca una
equilibración. Hay pues, una conciencia de desequilibrio y una voluntad de
equilibrio. La obra, el grupo, el sujeto colectivo opera por respuestas: responde
ante la realidad; pero esto quiere decir que la realidad no es percibida como
realidad armoniosa sino como realidad destotalizadora.
La destotalización de la realidad, la desarmonía del mundo media y hasta
determina las respuestas, siempre colectivas.
Puede ser que toda conciencia creativa sea una conciencia desgarrada,
infeliz; una conciencia que busca un equilibrio donde no existe. (De aquí toda
la literatura crítica sobre el mundo o la transparencia perdidos, etc.) (Ferreras,
1980: 53)
En busca de este equilibrio, el sujeto lírico, empapado de conciencia
general generalizada, se relaciona con la mediación de su autor para
materializar un ideal de sociedad en la que no existieran las clases sociales
que le dan sustento a una permanente lucha.
Con la mediación que, necesariamente, ejerce el autor en un sujeto
individual dentro de la Ee; a través del lenguaje muchas veces se impone
una visión de mundo del colectivo y va hacia el colectivo, para lograr la
función receptiva adecuada.
Es tal lo que ocurre en este poemario que recoge las voces
colectivas
desprendidas
de
la
problemática
de
la
lucha
clases
110
posrevolucionaria, para lanzarlas a otro colectivo que, sin embargo, no es
necesariamente el pueblo oprimido a quien llegan, sino a otro tipo de
conciencias de la llamada clase media intelectual o ilustrada e, incluso a
las clases en el poder
En este entendido, es justificable que el arte poética del autor, se ha
dicho, a la vez conforma una firme declaración de principios ideológicos,
tenga una tonalidad sí de fuerza, sí de protesta, sí de crítica, pero también
de desaliento. De cualquier manera, ha sido importante para esta labor de
investigación, mostrar y relacionar el encuentro con la génesis de sus
poelectrones.
3.3. Poética de encuentros, entre la crítica social y el amor: Análisis desde
los encuentros humanos
3.3.1. Relaciones amorosas
3.3.1.1. La exaltación
Posterior al análisis del arte poética de Jesús Arellano, en las primeras
páginas, 9 a 19, detecté en los poelectrones una tendencia: dentro del
pensamiento de izquierda marxista se vislumbra una intensa alusión a las
relaciones de amor de pareja en las que el sujeto individual toma posesión
de sí mismo para expresar afinidades, mundos propios dentro de una
conciencia general, pero a la vez olvidándose de ella.
Se establece un diálogo entre una mujer y un hombre, a través de
dos poelectrones que tienen tales formas; “Dialéctico” y “Cibernético”
culminan con un tercero titulado “Romántico”, lo que nos lleva a pensar en
un discurso que tiene que ver con una visión de mundo particularizada, la
de la pareja solidaria; el primero, “Dialéctico” es lo que una virtual “ella” le
diría en ciertos momentos a un “él”, en su singular forma de expresión:
111
(p. 10)
Ella,
en
una
posible
intimidad
le
dice
a
un
posterior
él:
“neologematicémosnos los labios aunque sea con lujuria”; el primer
vocablo, corresponde a un logos nuevo, o que pretendería en un discurso
público a renovar el pensamiento, animar a los demás a proporcionar una
razón distinta a la historia; se traslada a lo personal, a lo íntimo para, por lo
menos en ese ámbito, el de la lujuria, darle un giro a los hechos que,
posiblemente en una conciencia general generalizada no podría ser.
En los años sesenta y setenta, con su ambiente de ruptura y
transgresión, aparecieron frases que connotaban principios de vida y que
circularon por el mundo: “Haz el amor y no la guerra”, “Hacer el amor
también es la revolución”, o más precisamente “Entre más hago el amor,
112
más quiero hacer la revolución”; esto se deja ver en el verso “porque
hacerse el amor es más dialéctico dialéctico dialéctico dialéctico”/”que
[…]” perfilando la cintura de la mujer y lanzando hacia la falda, piernas y
pies la consigna contestataria, de rebeldía e impotencia, muy a tono con
los sucesos socio-históricos del país y que anuncié al inicio de este
apartado: “que dejar que empellejezcan al pobre campesino/y a las
masas hambrientas de las grandes ciudades/enmiserabilicen el juicio/la
fe/y el corazón”.
Estos versos son fundamentales en esta parte del poema y del
poemario en general, porque empobrecer al proletariado –como hasta la
actualidad— tiene que ver más allá del hecho físico, económico, sino que
también responde a cómo se le arrebata su capacidad de ser humano,
manifiesto en el juicio, la fe y el corazón.
Para la Sociología de la Literatura es importante hacer este tipo de
homologación79 entre los hechos socio-históricos y confrontarlos con los
literarios; en este caso, la obra en cuestión contiene isologismos que bien
pueden corresponderse con la visión de mundo de un grupo social:
Sociológicamente, esto significa que la visión del mundo de un grupo social,
sería la misma visión del mundo que se materializa en la obra literaria: los
modos de recordar, esperar, sufrir, comprender, razonar, etc., de un grupo, son
los mismos modos que se materializan en una obra literaria (Ferreras, 1980: 5657).
En este orden de ideas se presenta el siguiente poelectrón, en
diálogo, intensa respuesta de un “él” que se dirige al llamado de “ella”:
79 “Una primera acepción de la homología y siempre en cuanto a la génesis de la obra
literaria, significaría la igualdad, la unicidad entre el sujeto colectivo de la obra y el sujeto
colectivo de la sociedad (o uno de ellos)” (Ferreras, 1980: 56).
113
(p. 14)
Él. “Cibernético”, que tiene forma de un hombre80, se atiene al amor
físico, encendido, que se dirige a su esposa nombrándola “virginalífera
ignición”, preparándose para el encuentro de los cuerpos encendidos, con
“mi apetito sexual gañán de la palabra”; el hombre fuerte y rudo,
trabajador de la palabra no sólo alentado, sino obseso, tosco y
cibernético, en el sentido etimológico de la palabra que es, según el DRAE
el “arte de gobernar una nave”, pero también refiere la comunicación
Como la mayoría de los Poelectrones, éstos se encuentran expuestos en positivo y
negativo, señalando la dialéctica del pensamiento marxista, como se expuso en el marco
teórico.
80
114
tanto de los seres vivos como de las máquinas. En este caso, será la intensa
comunicación de los cuerpos.
En la cabeza del poema figurativo se encuentra la imagen poética
de la mujer encendida y el apetito sexual; todo su cuerpo está lleno de las
palabras que llenan sus obsesiones: “cibernético, electronizar el universo,
poelectronifiquémosnos”, repetidas múltiples veces, hasta colmar y
exceder su torso, para descender por sus pies y piernas, con el permiso que
le otorga el concretismo: pocas palabras directas para decir mucho:
poelectronifiquémosnos, “las emociones […]”, por un lado, y “de la
conciencia”, por el otro”.
Este choque entre los cuerpos de una joven esposa y un “tosco
barbajanerólogo” electronizará el universo; lo electrizará, lo entronizará,
enaltecerá a través de la electricidad o la obsesión cibernética en ese
puro encuentro carnal: “poelectronifiquémosnos” es el llamado al amor
entre la poesía y la electrónica, la electrólisis, la explosión de los elementos,
el “big bang”.
El sujeto lírico inmerso totalmente en su conciencia particular, con un
pequeño toque de conciencia general, expresa, en el mismo sentido del
poelectrón anterior, que hacer el amor es revolución, es hacer la protesta:
“con la protesta hirviente/de la conciencia de la poelectrólisis/mundial”.
3.3.1.2. El reposo
Posterior a la exaltación de los cuerpos, aparece un poelectrón de reposo
y esperanza: “Romántico”, el que se encuentra enmarcando de forma
romboide, con la reiteración de la palabra mundo, un ideal para la vida
de la gente, la utopía; sobre todo, representa el diálogo entre “él” y “ella”,
en un contexto de pensamiento revolucionario, pero en momentos de paz:
115
(p. 18)
(p. 19)
116
Se dijo: en un recuadro romboide se representa al mundo y se
percibe que el sujeto lírico dice, en forma de flecha que señalaría hacia
dónde se dirige: al ideal. Es la voz que advierte, concretamente, al ser
amado que si el mundo no dejara florecer el amor, no se desgarre, no
azote su cabeza, sino aromatice el corazón y no pierda la esperanza de
que la gleba, anunciada en el primer poelectrón de la obra, despierte, o
en el intento lo derrumben las estructuras de los sistemas: “hierros
encatapultecidos con cal y canto”, puesto que sólo así, aromatizando el
corazón y despiertos todos, la voz podrá “colgar/su ser del mundo”, gritar
con libertad, mostrarse ante todos, reír, llorar, ser plenamente parte del
mundo, tal como es, ¿malo?, ¿bueno?, no se dice, el sujeto lírico lo deja
abierto a la interpretación, como ésta sea, pero con la voz en su interior.
En “Romántico”, el sujeto individual piensa de nuevo en uno
colectivo, en una conciencia abstracta pero, finalmente, general,
permeada por esa voz que pide, exige que deje florecer el amor,
simplemente, con todo lo que esto signifique.
3.3.1.3. Amor proletario y la luna
¿Cuál es el límite entre una conciencia general y una individual? ¿Hasta
dónde llega el individuo por sí mismo cuando trata de llevar una coherente
visión de mundo en todos los aspectos de su vida? La línea es muy frágil, sin
embargo en el poelectrón “Proletario” puede percibirse una voz poética
que anuncia al individuo como ser humano más que ser social; más que
proletario, solo un hombre que evidencia impulsos eróticos que, al final, se
tiene a sí mismo y la visión de una mujer, su compañera y una luna de
nieve de limón; no luna de miel sino luna de nieve de limón, idea más real,
más aterrizada como representación de un amor mundano, no idealizado
ni burgués, y lo agridulce en la nieve de limón, analogía gustativa del
amor.
117
(pp. 30-31)
La imagen poética que refleja “la luna de nieve de limón”, luna con
alguna tonalidad especial o alguna nube que la cubre parcialmente,
anuncia que es de noche, está con ella y está contento. Se dirige
precisamente a la luna y tiene alusiones sexuales explícitas como, en el
caso femenino: “arbusto ese vientre si la hube la vivo y la bebo tiernita la
aguamiel de vírgenes impulsos”, él percibe “algarabía” al mirar ese arbusto
y vislumbra la posibilidad de beber el aguamiel “de vírgenes impulsos”:
como si fuera la primera vez: específico sexo oral.
“A fin de que sus labios inferiores se sacien… [con] mis ancestros de
joven grillo semental”; con ese fin, luna de nieve de limón81, mielinízale el
ser, hazla dulce… en este momento entra una voz colectiva que vuelve a
la protesta: “contra los que apavesan la llama inconforme y se enverijan
Se dijo arriba: no luna de miel sino luna de nieve de limón; verso transgresor puesto que
se refiere al acto sexual y al enamoramiento, pero se sale del canon convencional para
denominarlo.
81
118
con la muerte”; entonces vuelve una conciencia colectiva a decir “se
estrella mi cabeza deshilachada en gritos o engendra una progenie de
ideas inapagables contra cualquier oscurantismo”.
Dentro del acto sexual, de un acto que suele ser engendrador no
solo de hijos sino de ideas; ahí están sujeto individual y transindividual
luchando y envolviéndose entre sí, acordando que están para sí, pero
inconformes y comprometidos en todo momento.
Otra alusión sexual explícita, ahora masculina dice: “pues ya se me
alebresta entre las ingles hinchado y masculino indómito en su arraigo”/”un
definido par de corazones que a la palabra encumbre”/”sin condición
alguna perpetúa”; es decir que ese par de corazones sabe y debe
mantener la palabra, su palabra, su condición de protesta: debe
perpetuar la palabra empeñada, sin concesiones y sin condición.
Estas imágenes revelan al lector el compromiso del pensamiento
proletario en cada momento de su vida, incluso en el más íntimo. Es cierto
que resulta extraño pensar que una situación de intimidad pueda generar
ideas de compromiso social; sin embargo, no debemos olvidar que el
poema es la materialización de hechos externos, sociales y, por tanto, en la
vida cotidiana pueden diluirse o reafirmarse. En este caso se reafirman.
A fin de cuentas el poelectrón anuncia la posibilidad del acto sexual,
no el momento en que ocurre; da la imagen de la preparación, la
sinestesia que suele producirse ante tal posibilidad.
3.3.1.4. Una mujer y el horizonte
En el sentido que he planteado antes, en el cual el sujeto individual tiene
mayor peso que el transindividual, y la conciencia colectiva suele
perturbarse por la conciencia particular, el poelectrón “Empírico” es la
figura de perfil de una mujer que ofrece sus manos juntas para recibir al ser
amado, quien manifiesta su ideología en un exabrupto en contra quienes
119
hacen miserable a la patria, a través del robo voraz que desgarra el pecho
y hace agachar la cabeza del pueblo ante la afrenta pública: “maldita la
miserabilez/la
voracería
de
los
rapaces
de
la
patria/pecho
en
descoyontura y cerviz de la ignominia”: enojo, frustración, conciencia
social en juego; voz de la humillación que hace perder la dignidad, el
sujeto colectivo en explosión iracunda.
Sin embargo, llega a los brazos de la amante y no puede sino decir
“pero tú eres tan hermosamente excitante y tan hembra/ tan plácida tan
sedosa desideratriz a cualquier hora que/olorifera la lluvia entre tus muslos
especifícamente/pezones del rocío”.
(p. 46)
120
(p. 47)
El discurso cambia totalmente, como si regresara de un mundo
caótico y ennegrecido por el pensamiento y recuerdo de explotadores y
explotados, enriquecidos y empobrecidos y, de pronto, entrara a una
puerta a través de la cual se limpia y purifica por la presencia de una mujer
que, debido a la palabra compuesta “desideratriz”, seguida de “a
cualquier hora”, puede interpretarse como una mezcla de una mujer
dispuesta (meretriz) y desiderata (que se echa de menos y se desea)…
Una mujer que a cualquier hora puede dar ese aliento para
enfrentar ese empírico horizonte que enceguece con azufre y azafrán,
pero que a la vez encamina “en la cálida lujuria de las tierras/que nos
enejendrizaron
(palabra
distorsionada
para
decir
‘dieron
vida´,
engendraron’) para el amor”.
3.3.1.5. Conciencia de la muerte
Los dos siguientes poelectrones: “Oniromántico” y “De augurio” son difíciles
de analizar porque, tanto los poemas prefigurados como los figurados,
proporcionan pocos indicios acerca de su posible génesis y visión de
mundo. La estructura estructurada no es un hecho social, sino más bien
121
una concepción de la vida y la muerte, que puede reflejar el espíritu de la
época, tanto como la conciencia individual del sujeto lírico.
El título de “Oniromántico”82 se relaciona con el primer verso:
“despierta compañera”; no es aquel “despierta” al sujeto colectivo sino a
otra individualidad en descanso y sueño del ser amado.
La estructura del primero es más clara que la del segundo: anuncia
una mano de más dedos que una normal, lo que me lleva a pensar en la
relación que tiene con el número 50. Ahora, si pensamos que Arellano
nació en 1919-1923 y la primera edición de El canto del gallo fue en 1972,
más el tiempo de escritura (que sólo se supone), podríamos inferir que
rondaba los cincuenta años. De esa manera tendrían sentido los dos
Poelectrones.
(pp. 38-39)
Considero que esta palabra es un error por la letra “r” entre vocales; sin embargo, en el
contexto de los Poelectrones puede ser válida.
82
122
El poema no anuncia que la compañera despierte de entre sus
sueños; más bien es un monólogo cariñoso, una manifestación de
sentimientos amorosos, a la manera de este tipo de pensamiento. Quizá la
está
mirando
desde
sus
cincuenta
años:
“despierta
compañera/
“encímate (arriba) de mis cincuenta hombros”/”y apoya en la mollera de
mis cincuenta pies”/”tu asomo hacia la muerte”: el estado de sueño, a fin
de cuentas, es un real “asomo hacia la muerte”; estado en el que el ser
humano se encuentra en la indefensión y a la deriva del mundo exterior.
Esta conciencia de la muerte se verá reflejada en el poema siguiente “De
augurio”.
“Calabaza con dulce de canela”, verso de “Oniromántico”: es
arriesgado decir que es un platillo típico mexicano que se acostumbra en
días de Todos Santos y de muertos; es arriesgado, pero hay que decir que
la función-recepción que el texto sugiere en un posible lector de este
entorno, y le da sentido al verso que sigue: “sapidécela con mis cincuenta
olfatos”, tomando en consideración que sápido es adjetivo para alguna
sustancia que tiene algún sabor. Aquí entra la sinestesia: el gusto del dulce
y el olfato; sabemos que lo que sabe, huele.
A la sinestesia se suma el tacto: “y tembleque de azul” (el
sujeto)/”desespina sus pasos”: es decir hazle el camino más sencillo, sin
espinas con “las cincuenta manos de mis cincuenta dedos”. El sujeto lírico
pide que los pasos de la amada sean azules y se haga uso de sus manos y
sus dedos, en colectivo, puesto que son cincuenta, para quitar las espinas
de ella.
“De augurio” es secuencia de “Oniromántico”, puesto que dice:
“destimpana su oír”/”con las postrimerías de mis cincuenta lenguas”, que
refiere a un grito a una voz en alto que asegure ser escuchado; las
cincuenta lenguas refieren al habla, a la experiencia de cincuenta años,
gran parte de ellos en medio de una ideología de lucha social; aun así el
123
sujeto lírico desea con su mirada limpiarle las asperezas “con las cincuenta
luces de mis cincuenta ojos”.
El siguiente verso ya tiene que ver –si hace ya cincuenta años— con
la época posrevolucionaria y a las promesas incumplidas de la Revolución
Mexicana, según las cuentas que se muestran arriba: “aunque aciagos los
hombres tan sólo encincuentezcan sus matanzas”. Hasta este verso en el
Poelectrón representa la cruz de una tumba, que continúa un poco más
hacia abajo, hacia la tierra en el siguiente verso en el que entra de nuevo
la conciencia de la muerte, pero no una muerte en alguna masacre, sino
en la muerte que acecha a todo ser humano: “mientras ella, la muerte,
asustadiza, estéril, amorosa”…
La tumba continúa con versos muy bonitos, muy nítidos y concretos:
”derrita sus entrañas hasta que todos”/”tengamos que morir”/”debamos
morir”/”necesitemos morir”, y de ahí al fondo de la tierra se repite: “morir
morir morir”.
(p. 42)
124
3.3.2. Entre amigos y el sol
3.3.2.1. Ideal proletario
Una de las promesas incumplidas de la Revolución Mexicana fue –y sigue
siendo— una vivienda digna para los ciudadanos, sobre todo aquellos que
habitan el medio rural y las zonas marginadas de pueblos y ciudades.
Gobernantes van y gobernantes vienen y un alto porcentaje de mexicanos
está pauperizado todavía.
El poelectrón “Rusticano” –el cual, a todas luces, representa una
casa con sus ventanas, puertas y un camino— anuncia que, sin embrago,
hubo un tiempo en que existió la esperanza y, aunque no deja ver
explícitamente el tiempo, se puede decir que es en los años de la
posrevolución mexicana y décadas después. “Rusticano” sí especifica el
lugar, el título lo denota: espacio rural. Es en el bosque, en las tierras
pertenecientes a los herederos de la Revolución, o los mismos participantes
en ella.
Se creyó, en aquel entonces, en la posibilidad tanto de tener una
casa como del trabajo en comunidad; casa construida con las manos y
herramientas entre amigos. Es cierto que en la construcción de la casa
existe una idealización combinada con los instrumentos –entre otras—
íconos del comunismo: la hoz y el martillo, y también aparece la estrella de
la bandera (entre 1954-1991) de la República Socialista Federativa
Soviética de Rusia.
125
(p. 75)
Va de pensamientos de materialidad hacia sentimientos humanos, y
eso le da una particular sensación de oleadas de paz, sin dejar la visión de
mundo y puntualizar la pobreza de la gente; es un poema de esperanza y
trabajo en solidaridad, además, no puede dejar de verse un dejo de
idealismo.
Por un lado vemos: “necesitamos una casa y queríamos una
casa/humilde mas hermosa entre los árboles del bosque/y la construimos
bajo el sol la luna y las estrellas y las madrugadas”, hasta aquí el anhelo y
un espíritu de armonía poética que da paso, sin cambiar el suave ritmo
pero que deja permear la ideología: “con atardeceres más la pala el
hacha el martillo la hoz y zapapico/ la barreta el azadón…” y aquí
interviene la parte humana que refleja el pueblo de la ruralidad, quienes
en realidad fueron los grandes despojados de la revuelta civil; sin embargo
en esos momentos conservaron su dignidad como seres humanos: “…las
manos y el hambre y los tragos mucho amor/mi pantalón raído/tus
sonrisas/mis zapatos ya bien rotos y tus canciones…
126
Nótese de qué manera Arellano mezcla estos elementos que dan
como resultado una fuerza poética parecida al oxímoron.
Este poema incluye también al proletariado pues tiene un verso que
habla de “dinero de pensiones y el de bernabé de carmen de pepe de
agripino y rafael” y la hicieron “para los amigos”, sin embargo, y aquí viene
la protesta: “(pero miles y miles no tienen una casa)”, y continúa con la
visión idílica: “una casa con agua chimenea camino de piedra flores y
arbolitos/ toda envuelta en las neblinas de la paz de la tibieza y del amor”.
La estrofa final es de total esperanza que lleva al camino de la paz y
la generosidad: “ya tenemos un rústico hábitat albergue que cultive la
clemencia/donde aniden las crepusculaturas de las aves/al murmur y
rumor de comunicantes hojas/y el fuego de la leña y las crisálidas que nos
obliguen a soñar/a sentir la grandeza y la ternura de las cosas”.
Este pensamiento nos da indicios de una conciencia general
particularizada en comunidades que intentan poner en práctica una
conciencia general generalizada, y también un sujeto colectivo que se
trasluce a través de un individual: el sujeto lírico. “Rusticano” es uno de los
poemas de mayores “encuentros” en El canto del gallo. Recordemos que
en este apartado tratamos de mostrar los encuentros humanos que
realizan parte de la visión de mundo de izquierda en la vida cotidiana y da
paso no sólo al materialismo y a la lucha de clases, sino también a los
sentimientos humanos.
3.3.2.2. Que la democracia y el sol nos alumbren
Democracia, palabra tan llevada y traída en nuestro país –y en el mundo,
pero tan carente de significado para nuestra cotidianidad. Democracia,
dice el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (DRAE):
“Forma de gobierno en la que el poder político es ejercido por los
ciudadanos. Doctrina política según la cual la soberanía reside en el
127
pueblo, que ejerce el poder directamente o por medio de representantes.
Forma de sociedad que practica la igualdad de derechas individuales,
con independencia de etnias, sexos, credos religiosos, etc”.
Forma
de
gobierno
y
de
sociedad,
doctrina
política
que
evidentemente no se practica de forma tal sino que, debido a la
corrupción y ambición por el dinero y el poder han pervertido, desde hace
décadas y sexenios, ya en los setenta, Jesús Arellano y su poelectrón
“Político”, en la figura de una mariposa de alas extendidas hace el
siguiente llamado y denuncia:
(p. 80)
Dice a la mariposa demócrata: “marimbariza fósforo en los
hombres”; es muy curioso este verso puesto que remite a la música y a la
luz, como diciendo: toca música de marimba que es aguda y fuerte para
que todos la escuchen y se llenen de luz, ya que fósforo también refiere,
según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, a
“lucero, el planeta Venus” que, a su vez, es guía en las noches obscuras.
¿Para qué? “A lo mejor algún político se le ensocialistece la ignorancia”, y
éste también reviste singular importancia, puesto que en una sociedad sin
128
clases, según la utopía socialista, una de las premisas es combatir la
ignorancia, dar luz al saber y también hacerlo extensivo al pueblo,
empezando por los políticos ignorantes.
La mariposa (y aquí es multicolor: amarirrojo, verdiazules) vuela
encima de todo y de todos, es una coloratriz de multitudes, a la que se
pide: erosiona las rapiñeces de los mandatarios cicateros, que se
aniñezcan las conciencias, con esa esperanza de que se pudiera volver a
la conciencia tranquila de la niñez, cuyos intereses distan mucho de los
que “adulteran” los adultos: “alas de conciencias” que sean “látigo de
gobiernos feudatarios” y hagan llegar con tus colores las verdades a las
orejas de las autoridades.
Por otro lado, la mariposa de la democracia “rustiquiza las urbes con
blancura de nube”, también vuela en las ciudades exhibiendo sus colores y
recordando con sus pregones de alegría que venimos de la Tierra, del
campo, de donde empezaron nuestros padres y abuelos históricos que,
por los altibajos de la historia tuvieron que migrar a las ciudades a ser parte
de la servidumbre, del obreraje, del servicio doméstico, del proletariado en
general:
“Y al fin, mariposez de tintas proletarias, resinízanos las fogarizaciones
hasta que se nos enfogate el hambre de los universales y la del amor y la
de maíz”. Este verso es muy hermoso por su forma, sonido y significado:
mariposez: lo que nos hereda la mariposa a través de su música, luz y color;
échale más leña al fuego hasta que se nos encienda “el hambre de los
universales y la del amor y la del maíz”, que vuelva a llenar los corazones
de trabajadores y políticos ¿por qué no? del hambre de saber, de amar,
del buen vivir: vuela, mariposa demócrata sobre nosotros: “A ver si así la
patria, nuestra patria, Marcela, Irene, Doctor Barrera, erradica del mundo
las miserias y se pone metafísica a vivir su salubrez”. Es un poelectrón de
mucha esperanza: que nos alumbre la democracia.
129
Y que el sol, que para todos sale, también nos alumbre. El último
poema, “Madrugador” de esta sección “poética de encuentros: entre la
crítica social y el amor” es ligero, quizá algo ingenuo pero con la inocencia
y dificultad de lo aparentemente sencillo. El astro sol que a la vez se
convierte en nota musical: “do re mi fa sol la si do, do si la sol fa mi re do”,
como si amaneciéramos cantando, como si “al que madruga, Dios lo
ayuda” cada uno puede decir: “la miel del amarillo sol ya soy” y, como
oración de la mañana decirle que, como un perro (mastín) nos protege
“madriguera vital”, nadie puede hacernos daño, porque todos estaremos,
en algún momento con el “más limpio corazón”, bajo el “arqueo [que] de
luna te fortipurece”.
(pp. 86-87)
130
Todos fortipurecidos de noche-lunar y de día-solar cuando el
socialismo nos alcance, cuando las clases sociales terminen su lucha y sea
una realidad “el mayor bien para el mayor número de personas”, y esté
“todo el mundo azul con su más limpio corazón”.
¡Qué idealismo, qué inocencia de poema! El padre sol de la
montaña es también compañero que “otorgas color a los membrillos de la
luz”, y estás en las alturas, como techo de los seres con sentimientos y con
raciocinio: “en ti se hacen salud y alegoría los músculos del ser”. El ideal
cumplido. La consumación de la democracia. Que el sol y la democracia
nos alumbren.
3.4. Poética de desencuentros, crítica social y “una inquietud de
amanecer”: análisis desde los desencuentros políticos
3.4.1. Visión de mundo marxista-leninista, pensamiento de
izquierda y poesía de protesta
Basados en los planteamientos de los capítulos I y II iniciaremos el análisis
de este apartado con los Poelectrones cuyos títulos hacen referencia a
Marx y Lenin, a los que antecede –en un poema con aroma de
concretismo— una alusión a la historia; es decir, que la lucha de las clases
sociales es antigua e imperecedera con el paso de los siglos.
131
No obstante, dadas los hechos socio-históricos del siglo XX, el poeta
hace un llamado, desde su conciencia colectiva hacia otra colectividad,
todos trabajadores; también lo hace desde su propio hartazgo de sujeto
social, observador y conciencia de los hechos de la Historia de México
desde décadas anteriores a la publicación del poemario. Y lo hace desde
este grito de concreta protesta:
132
Este pequeño Poelectrón da paso a “Marxista”83, que tiene un
replanteamiento actualizado al siglo XX, y manifiesta el enojo y el deseo de
venganza de la clase trabajadora, cuya justicia y equidad se ha quedado
esperando de manera inmemorial.
Arellano lo propone en esta especie de pirámide inversa, en la que
coloca hasta arriba la voz del pueblo, las bases trabajadoras que
conforman siempre las mayorías: “es tiempo de cobrarnos todas las
83
Karl o Carlos Marx (1818-1883) fue un filósofo, economista, sociólogo, periodista,
intelectual y militante comunista prusiano de origen judío. En su vasta e influyente obra
abarca diferentes campos del pensamiento en la filosofía, la historia, la ciencia política, la
sociología y la economía; aunque no limitó su trabajo solamente a la investigación, pues
además incursionó en la práctica del periodismo y la política, proponiendo siempre en su
pensamiento una unión entre teoría y práctica. Junto a Friedrich Engels, es el padre del
socialismo científico, del comunismo moderno, del marxismo y del materialismo histórico.
Sus escritos más conocidos son el Manifiesto del Partido Comunista (en coautoría con
Engels), El Capital y El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte. Para ampliar información, ver
Carriedo (2010).
133
vejaciones”/”nos humillan políticos sistemáticamente”, de inmediato se
observan las dos visiones de mundo que entrechocan, bajo la sombra de
dos conciencias: la del pueblo y la del político. Es importante observar que
la voz del sujeto colectivo enuncia las dos visiones en prácticamente todos
los casos.
“La unigenitez pisotonean”/”nos pelmaza su oligarquianza”: se
presenta otra vez esa dialéctica del pisado y del que pisa, y no solo pisa
sino pisotonea, que se antoja más fuerte, al hijo único, que también hace
alusión al Verbo Eterno, hijo de Dios, que es unigénito del Padre, que
puede interpretarse como el nativo, el hijo de la tierra que pisotean, el que
ahí estaba e invade la “olagirquianza” que, sabemos se refiere a unas
cuantas personas que ejercen el poder social, económico y político;
además, este vocablo puede componerse de “oligarquía y crianza”: los
que nacieron para gobernar sin límites.
Una pequeña luz de esperanza aparece con la palabra “pero” que
conforma la punta de esta primera pirámide invertida, para dar paso a dos
líneas que contienen la idea de proteger a la niñez de esta lucha: “buena
estrella mejor suerte”/“menos mal que con ternura empupilece la niñez”; la
buena estrella con ternura mira a los ojos de la niñez, para que –en algún
momento— puedan no existir las obscenas diferencias entre clases
sociales, “tan extremosamente desiguales”.
En la base de esta segunda pirámide el sujeto transcendido se
pregunta una vez más por qué “miles y miles que se enmuertecen de
hambre”, quedan bajo un buitre millonario que se enrapiñiza con todos los
frutos del trabajo de los demás… ¿Por qué no se cumplen los postulados
marxistas de dar al “patán” (persona aldeana o rústica) y jornalero la sal 84
que “marx dijo a lenin85 repartiera cada día?”.
La sal, se refiere al salario, que proviene del latín salarium, de sal, y que significa “la
paga o remuneración regular. Cantidad de dinero con que se retribuye a los trabajadores
134
84
La pregunta queda abierta, así como el Poelectrón que termina con
una flecha que se dirige a la derecha y da paso a “Leninista”, figurado en
su rostro; sin embargo, debo decir que contiene una alta dificultad lectora
puesto que tiene la particularidad de ser un poema sonoro, rítmico y
juguetón que deja ver las los símiles, por ejemplo, de decir “rojo” en vez de
“comunista”, como fueron llamados quienes ostentaban la ideología que
hemos comentado; camarada como símbolo de igualdad de trato entre
las personas en una sociedad sin clases y no olvidemos alienar con
“aleninizar” y, aún más “ensocialeninizar”, palabra ideologizante y
liberadora: ”revolucionario proletario solidario ensocialeniniza el corazón
aleninízalo ízalo rojosolrojo”…
por cuenta ajena”. En el caso que estudiamos se expone la protesta porque no se reparte
la sal al proletariado, al rústico, al jornalero: no se le paga.
Vladímir Ilich Uliánov alias Lenin (1870-1924), un político, filósofo, revolucionario, teórico
político y comunista ruso. Líder del sector bolchevique del Partido Obrero
Socialdemócrata de Rusia, se convirtió en el principal dirigente de la Revolución de
Octubre de 1917. En 1917 fue nombrado presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo
(Sovnarkom), convirtiéndose en el primer y máximo dirigente de la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas (URSS) en 1922. Políticamente marxista, sus contribuciones al
pensamiento marxista reciben el nombre de leninismo. Militó desde su juventud en la
izquierda política revolucionaria. En 1914, con el estallido de la Primera Guerra Mundial,
empezó a hacer campaña para transformar la guerra en Europa en una revolución de
todo el proletariado.
85
135
136
De inicio une las palabras camarada y rojo: “camarada Lenin/tú
camaradazón camaradalín rojosón rojo sol rojosón”; la palabra camarada
es otra constante, puesto que después de la Revolución de octubre de
1917 en la Unión Soviética, el trato entre las personas fue ese: “camarada”
sobre todo a los proletarios (palabra que también aparece: “prole
proletario prole prole proledá solideario…”), trato que aún subsiste en
algunos países latinoamericanos.
Sigue jugando Arellano con esas palabras: “son rojos ojos son rojón
sonlindario prole prole prolé proledá, solideario sol…/ ahora aumenta la
palabra solideario, entre solidaridad e ideario que son parte de los
fundamentos que deben seguirse en una sociedad igualitaria en la que el
proletariado pueda emerger.
También el sujeto colectivo, en la voz del individual invita, a través
del camarada Lenin a ser incendiario, “revivisionario” y lo insta a recordar
el histórico de la Revolución rusa “dale luz da octubre dale mil dale
novecién da diecisiete dale diez da siete sol de octubre”, y puntualiza:
“solda diecisiete palomas en el oloroso toronjil rojosón sólo hoz (una de las
herramientas icónicas de tal revolución y del comunismo en sí), sigo “sólo
hoz… oso revolucionario proletario solidario ensocialeniniza el corazón
alenízalo ízalo rojosolrojo… ízalo leninízalo ensocialeninízalo …” Debemos
recordar que también aparece la “sal”, el salario justo del Poelectrón
anterior; sal que se debería repartir entre la gente.
Todos los anteriores son principios esenciales del marxismo-leninismo y
es por ello que Arellano se los apropia para destacarlos, transfigurados, en
el Poelectrón, que anima a retomarlos.
3.4.2. Un vistazo a dos revoluciones en Latinoamérica
En la segunda mitad del siglo XX, existen dos revoluciones icónicas en
América Latina: la armada en Cuba en 1959 y por la vía democrática del
137
voto en Chile, 1970-73. Jesús Arellano, receptivo y partícipe tanto de la
ideología como de la influencia revolucionaria de éstas, escribió dos
Poelectrones al respecto de sendas figuras simbólicas: Ernesto “El Che”
Guevara, en la primera, y Salvador Allende en la segunda.
A partir de este momento, el tono de los Poelectrones que analizaré
está relacionado con fechas socio-históricas específicas, en estos dos
casos en Latinoamérica, y los demás en México, con algunas excepciones
referentes a poetas y poesía.
3.4.2.1. Becqueriano
La Revolución cubana fue liderada por Fidel Castro Ruz 86 y, como la
historia lo dice, fue una revolución armada mediante la cual Cuba fue el
primer Estado Americano de carácter socialista, marxista-leninista. Fidel es
un indudablemente un ícono en toda América, puesto que cimbró las
bases de todos los Estados capitalistas, de norte a sur, de manera que se
convirtió en ejemplo a seguir para las revoluciones posteriores (excepto en
México, cuya revolución, de otra naturaleza, se había iniciado en la
primera mitad del siglo XX).
A pesar de ello, la figura con mayor peso icónico es Ernesto
Guevara, “El Che”87, debido, por supuesto en la actuación fundamental
Fidel Alejandro Castro Ruz (1926-2016) fue un abogado (licenciado en derecho
diplomático y doctor en derecho civil), militar, político y revolucionario marxista cubano.
Fue mandatario de su país como primer ministro (1959-1976) y presidente (1976-2011)
después de su victoria en la revolución cubana contra el gobierno de Fulgencio Batista.
Cuba, entonces, se convirtió en el primer Estado socialista, marxista-leninista, a la luz del
Partido Comunista de Cuba.
87 Ernesto Guevara (1928-1967), conocido como el Che Guevara, fue un médico, político,
militar, escritor, periodista y revolucionario argentino; ideólogo y comandante de la
Revolución cubana. Participó desde el alzamiento armado y hasta 1965 en la
organización del Estado cubano. Como diplomático, se desempeñó como responsable
de diversas misiones internacionales.
El Che Guevara aseguraba la necesidad extender la revolución por toda
Latinoamérica, por lo que impulsó la instalación de focos guerrilleros en algunos países.
Luchó en el Congo y en Bolivia (1965-67), cuyo ejército lo capturó, con el apoyo de la CIA,
138
86
que tuvo en la Revolución cubana, pero también en su pronta y trágica
muerte en manos del ejército boliviano que, con apoyo del servicio de
inteligencia estadounidense (CIA), lo ejecutó de manera clandestina.
El hecho de haber figurado como un mártir temprano no sólo de la
Revolución cubana sino de “las revoluciones latinoamericanas”, le dio un
peso simbólico impresionante, puesto que de esta manera habría
entregado su vida en la lucha contra el imperialismo y la dictadura.
Se convirtió en un mito e imagen a seguir en las rupturas mundiales
del medio siglo, tales como los movimientos de la juventud y de las clases
trabajadoras de 1968. Así es como ha quedado como un símbolo que
rebasa el tiempo y las fronteras, representa los ideales de libertad y de
justicia. Actualmente se sigue utilizando la imagen de la autoría de Alberto
Korda en las acciones y manifestaciones de protesta en el mundo.
y ejecutó clandestinamente. El Che Guevara tuvo un pensamiento internacionalista. Creía
en la generalización de la lucha armada en América Latina, Asia y África, de manera que
fuera posible combatir al imperialismo. Cuando la Revolución cubana tomó el poder,
empezó a organizar diversas experiencias guerrilleras en América Latina, como las de
Guatemala, Nicaragua, Perú, Colombia, Venezuela y Argentina, las cuales fracasaron,
pero en algunos casos fundamentaron futuros movimientos guerrilleros, como el Frente
Sandinista de Liberación Nacional en Nicaragua, el Movimiento de Izquierda
Revolucionaria en Chile y los Tupamaros en Uruguay.
El ícono que lo define es un retrato de Alberto Korda, la imagen más reproducida
en todo el mundo, tanto en su original como en sus variantes simbólicas.
139
Con admiración y dolor acerca de la muerte de Ernesto, el Che
Guevara, Arellano escribió el poelectrón “Becqueriano”, haciendo una
clara alusión al poeta Gustavo Adolfo Bécquer88 y a la corriente literaria
que suscribe: el Romanticismo, entendiendo tal en sus concepciones y
características básicas89.
88
Poeta y narrador español (1836-1870) perteneciente al movimiento del Romanticismo.
Por ser un romántico tardío, ha sido asociado también con el movimiento posromántico.
En vida ya alcanzó gran fama; después de su muerte, y tras la publicación de su obra,
obtuvo el prestigio que hoy tiene.
89 El Romanticismo es un movimiento cultural nacido en Alemania y Reino Unido a finales
del siglo XVIII como una reacción revolucionaria contra la Ilustración, el Racionalismo y el
Neoclasicismo, confiriendo prioridad a los sentimientos. Su característica fundamental es la
ruptura con la tradición clasicista basada en reglas estereotipadas. La libertad auténtica
es su búsqueda constante, por eso su rasgo revolucionario es incuestionable. Debido a
que el Romanticismo es una manera de sentir y concebir la naturaleza, así como a la vida
y al ser humano mismo. El Romanticismo es una reacción contra el espíritu racional y
crítico de la Ilustración y el Clasicismo.
140
El verso que alude al poeta español y a la corriente literaria dice: “te
necesita mi país porque eres y serás –romanticismo por instinto-bécquer de
américa— los anhelos de todos los opresos”.
(p. 94)
En ese tono anhelante de justicia y libertad, así como el dolor por la
pérdida del Che, transcurre el poelectrón. De éste en adelante, todos
aluden a un hecho socio-historico bien determinado, que suma a la
concepción ideológica general de los ya analizados.
El presente corresponde a la fecha de muerte del sujeto colectivo
intrínseco, que realiza su función en una comunicación abierta y directa
con el sujeto lírico y el autor: se conforma una conexión total.
El sujeto individual trascendido desgrana sus envidias por sólo ser
quien es y no ser el personaje simbólico que marcará generaciones; de
hecho, a Jesús Arellano le tocó prácticamente presenciar a los 44 años la
histórica muerte de Guevara, en La Higuera, Bolivia, el 9 de octubre de
1967.
141
A raíz de esto, escribió en Becqueriano una breve biografía sin
puntuación: “me desauné con envidia guerrillero/por tu primera luz
catorce de junio del novecientos y veintiocho rosario (argentina)”/
multiplica sus envidias: “la envidia en dos se me desdobló en tres me
destripó/caputcapitán
de
muy
cabrona
rebeldía
contra
los
que
asesinan”/en este verso se presenta la onomatopeya “caput” que hace
referencia al sonido de las balas que le dieron muerte”.
“Ánguelos90 romántico me descuartizo en cuatro la envidia por tu
sistemático revolucionarismo”, es interesante observar en la palabra
“descuartizo” la doble acepción de partirse en cuartos y de quedar
deshecho, al compartir la locura por la muerte del Che: “y loco a tu locura
del nueve de octubre de mil novecién/cientos sesenta y siete higueras
(bolivia) tú resucitaste/legendario 5 bisveces”. La leyenda estaba hecha
una y otra vez, la revolución una y otra vez, el revolucionario una y otra
vez: zapatero a tu zapato, “loco a tu locura”/“me desquintuplicaron las
inocentes cazas que te sinmacularon”, no pudieron manchar su imagen.
Una vez enterado del asesinato “lagrimerío el mío te chingaron los
ombligos de las balas/del cápita lismo”, se duele y promete continuar con
la romántica labor del ideólogo-guerrillero: “pero yo he de tocar de puerta
en puertaa con tus verdades/y en las lenguas de sangre de tiranos que tu
locura es tronco y enramiza la justicia”.
En este momento decreta que ha de ser simbolo de América por la
coincidencia de deseos: “símbolo ¡pum! te necesita mi país porque eres y
serás… los anhelos de todos los opresos”; sin embargo “la envidia me
corroe porque caíste así como quisiéramos caer los que soñamos la justa
Quizá se refiera a Ànguelos Sikelianós, un poeta y dramaturgo griego, uno de los más
importantes del siglo XX quien se enfocaba en la historia nacional, el simbolismo religioso y
en la armonía universal en poemas. Fue el primer poeta griego del siglo XX propuesto
como candidato al Premio Nobel de Literatura. Sin embrago, no se sabe, no queda claro,
sólo es como un clamor.
142
90
distribución de la riqueza”, para terminar: “porque tus ojos son los míos tuya
mi voz envidio tu alarido/y lo centuplicaremos los que necesitamos amor y
exigimosla paz”, la promesa se refrenda: el Che Guevara como símbolo de
un sujeto colectivo revolucionario para la eternidad.
3.4.2.2. De puro Chile
Por otro lado, la Revolución en Chile se llevó a efecto por la vía
democrática del voto (1970), en la que salió triunfador Salvador Allende91
como el primer presidente socialista en América Latina, postulado por el
partido “Unidad Popular92”, después de ser candidato por cuatro veces.
Después de tres años de gobierno socialista, el golpe de Estado
efectuado el 11 de septiembre de 1973, encabezado por Augusto
Pinochet93 y apoyado por todas las fuerzas armadas y el cuerpo de
carabineros, el Palacio de La Moneda (Palacio de Gobierno), en donde se
91
Salvador Guillermo Allende Gossens (1908-1973), médico cirujano y político socialista
chileno, presidente de Chile desde el 3 de noviembre de 1970 hasta el día de su muerte.
Participó en política desde sus estudios en la Universidad de Chile; líder del Partido
Socialista, del que también fue fundador en 1933. Fue candidato a la presidencia de la
República cuatro veces, hasta que resultó triunfador en 1970. Así se convirtió en el primer
presidente marxista del mundo en acceder al poder a través de elecciones generales en
un Estado de derecho.
92 La Unidad Popular fue constituida por la fusión de partidos de izquierda; es importante
mencionar que ejercitó la llamada “vía chilena al socialismo”, que consiste en establecer
un Estado socialista por medios legales, reformar y desarrollar la reforma agraria,
nacionalizar el cobre y todas las empresas estadunidenses, metal básico en su economía,
y toda la producción en beneficio de la nación. Todo esto en medio de la turbulencia de
la Guerra Fría entre los bloques socialista y capitalista. Obviamente se desencadenó una
grave crisis económica a causas del sabotaje –se sabría tiempo después— perpretrado
por los Estados Unidos.
93
Augusto José Ramón Pinochet Ugarte (1915-2006), general, político chileno y 1973-1990.
Fue nombrado comandante en jefe del Ejército de Chile el 23 de agosto de 1973 por el
presidente Salvador Allende. El 11 de septiembre del mismo año, en medio de una crisis
política, económica y social, dirigió un golpe de Estado que derrocó al gobierno
democrático de izquierda “Unidad Popular”,
Con esto destruyó la República Presidencial, al gobernar él mismo el país primero
como presidente de la Junta Militar de Gobierno, con el título de “Jefe Supremo de la
Nación” el 27 de junio de 1974, que le confirió el poder ejecutivo. El 16 de diciembre de
ese año asumió como presidente de la República, cargo que fue ratificado tantas veces
como quiso.
143
encontraban trabajando Allende y su gabinete, fue bombardeado por
aviones y tanques hasta dejar en llamas el lugar y toda la ciudad hecha un
caos. Este golpe de Estado y sus consecuencias se denominó “el
pinochetazo”, que devino en el ascenso a la presidencia de Augusto
Pinochet, dictadura que duraría 16 años de opresión a los pueblos.
En este momento la Historia parpadea; existen dos versiones, la
oficial que dicta que Salvador Allende, tras su último discurso que aún
pudo ser transmitido en la radio nacional, se suicidó. Existe la otra: lo
asesinaron.
Bajo estos supuestos, Jesús Arellano se expresó en el poelectrón “De
puro Chile”, aludiendo tanto al país que le dio génesis, como al dicho
mexicano “puro chile, o al chile”, que significa “la pura verdad”, de esta
manera:
(p. 97)
A sabiendas que el Palacio de la Moneda fue incendiado, como ya
referimos, dibuja los siguiente versos: “cómo nos quemó que te
asesinaran/nos tiznó hasta las madrigueras del ser”; y, debido a que a los
dictadores y a sus ejércitos en América Latina se les llamó “gorilas”,
144
continúa “y un gran nudo de pelos goriló las gargantas/doctor y
compañero amigo constitucional salvador allende/ cuando los hijos de
mierda te acribillaron los imbéciles”. Esto Arellano, como muchas
inteligencias de las izquierdas americanas, se inclinó por la versión no oficial
del asesinato de Allende.
Y, en concordancia con el espíritu de época, los escritores se veían
en la imperiosa necesidad de tener una conciencia social sólida dice el
sujeto individual, tomando la voz: “sí pero aquí estamos ya –yo fiel a mí
mismo a ti mismo/principios justos de justicia elegidos tú por la voz popular
ahora escarnecida indiscutiblemente héroe desde un charco de sangre yo
por mi mismo origen proletario—“
“Cabalmente exactos donde se interioriza solo el hombre y se
robustece la conciencia/ revolucionarios ante la insaciable codicia de los
murciélagos del imperialismo/firmes encorazonizándonos la razón con un
verosímil socialismo que equilibre la amarga ontología de las riquezas con
los científicos gruñidos del hambre y del amor”. Todo atiende al hecho
socio-histórico, se destaca el ser humano en “interiorizar, robustecer la
conciencia, constituir la razón en corazón y en apoyo al socialismo posible
y equilibrado”.
Y, en consecuencia con el poelectrón “Becqueriano”, traza la fecha
del suceso: “cómo lastima el once de septiembre de mil novecientos
setenta y tres/nos desenmatriza el tesón por la igualitez pero tú nos
alimentas. “Desenmatriza” puede devenir en “desmadra” (palabra usada
por el léxico mexicano), nos desmadraremos por conseguir la igualdad,
con la que nos alimentas con tu discurso de muerte que “selló tu certera
palabra
tú
y
tu
eternamente
honesta
eternamente
humana
ideología/impretérrita en luz por los empobrecidos y yo –puño en alto—
jesús arellano programando tu ejemplo con este poelectrón cuarenta y
cuatro para recuerdo de las generaciones”.
145
Realmente debo decir que los Poelectrones políticos, son más
discursivos, como los de esta “Poética de desencuentros”, resultan casi
inequívocos respecto a su génesis, estructura y función, puesto que se
prestan poco para interpretaciones diversas, debido a que van por un
camino propio de los hechos consignados en las Historias, oficiales o no.
Lo que resalta, en estos casos, y como hemos visto en el transcurrir de
la investigación, es el diseño en la Composer MT72 y algunos términos que
enfatizan los sentires del sujeto emisor del mensaje, que –en su función—
concuerda cabalmente con el hecho y da a conocer el desencuentro
ideológico.
3.4.3. De la historia de México
3.4.3.1. Padre Juárez. La Reforma
Muchas veces, para los humanistas, la Literatura es la puerta de entrada
para los estudios históricos debido a su nivel de referencialidad, tal es el
caso de los Poelectrones que analizo. En este apartado se tocan algunos
momentos culminantes en la Historia de México.
“Padre Juárez”94 es una alusión directa al llamado “Benemérito de las
Américas” y reconocido por su célebre frase “Entre los individuos como
94
Benito Pablo Juárez García (1806–1872) fue un abogado y político liberal mexicano, de
origen indígena (zapoteca), presidente de México de manera intermitente e itinerante,
del 18 de diciembre de 1857 al 18 de julio de 1872, después de 30 años de ejercicio del
poder en manos de los conservadores, encabezados por Antonio López de Santa Anna,
Benito Juárez vivió y fue parte importante en la conformación del Estado Mexicano que
consolidó la nación como república. Con sus ideas reformistas, Juárez, también
denominado “Padre de la patria”, fue un parteaguas en la Historia de México.
Durante su mandato enfrentó enormes dificultades debido a la reacción
conservadora que llevó a la guerra de Reforma (1858-1860), uno de cuyos efectos fue la
intervención francesa en el país (1863-1867) debido a las deudas sin pagar y otros sucesos
que desgastaron a la nación y al propio presidente. Juárez pasó su vida entregado a los
ideales de justicia social y es reconocido como figura esencial en la Historia. Tras su
muerte, la dictadura de Porfirio Díaz fue prolongada durante prácticamente tres décadas.
El ideario de Juárez incluyó leyes de reforma agraria, libertad de prensa,
separación entre Clero y Estado y la obediencia del ejército a las autoridades civiles.
146
entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”. Se denota que
es este personaje por la frase: “…ya te puedes morir benito juárez” y, por
supuesto por el contenido.
En estos casos lo que destaca es el ideal de justicia e igualdad
–como en todo el transcurso de El canto del Gallo—, así como la herencia
que los íconos o héroes nacionales han dejado en sus seguidores, aunque
en la actualidad ya nos queden lejos en la línea del tiempo.
Obviamente el ideario de Juárez determina el pensamiento liberal
mexicano y alimenta lo que ya reconocimos como pensamiento de
izquierda; los logros y aportaciones de esta personalidad pueden verse en
el pie de página anterior; son leyes que están en vigor hasta la actualidad.
Empecemos, pues, con el poelectrón que, ya dijimos, es referencial
aunque destacan recursos literarios, metáforas, que no aparecen en los
dos anteriores. Dice el sujeto trascendido: “al fin tiré la cáscara maldita y
hoy te conozco más aunque sueñe embozarte la traición”, la cáscara
Algunos de sus principales textos en los que impulsó las Leyes de Reforma son: Programa
del gobierno liberal; ley sobre la libertad de culto; sobre la nacionalización de los bienes
del clero; ley del matrimonio civil; secularización de hospitales y establecimientos de
beneficencia; la no intervención del clero en los cementerios y camposanto; extinción de
las comunidades religiosas en México, y reglamento para el cumplimiento de la ley de
nacionalización.
Es importante tener en consideración que Juárez fue liberal masón, debido a la
influencia de sus maestros en el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca; se inicia en el Rito
Yorkino en esa ciudad, posteriormente forma parte del Rito Nacional Mexicano en el que
llega hasta el máximo grado, el nueve, grado 33 del Rito Escocés Antiguo y aceptado;
este rito era de pensamiento mucho más liberal y republicano de donde abrevó. El Rito
Nacional Mexicano nació a partir de masones yorkinos y otros escoceses, cuya misión
común era la independencia del extranjero y fomentar el pensamiento nacionalista. De
ahí también las ideas del padre de la patria, quien fue ferviente en la práctica masónica,
de tal manera que su nombre se venera en muchos ritos, así como en gran cantidad de
logias y cuerpos filosóficos se tiene presente como un símbolo sagrado. A la ceremonia de
iniciación de Benito concurrieron distinguidos masones, como Manuel Crescencio Rejón,
autor de la Constitución de Yucatán de 1840; Valentín Gómez Farías, presidente de
México; Pedro Zubieta, comandante General en el Distrito Federal y el Estado de México;
el diputado Fernando Ortega; el diputado Tiburcio Cañas; el diputado Francisco Banuet;
el diputado Agustín Buenrostro; el diputado Joaquín Navarro y el diputado Miguel Lerdo
de Tejada. Realizada la proclamación, el aprendiz masón Benito Juárez adoptó el nombre
simbólico de Guillermo Tell.
147
maldita, 30 años de gobierno dictatorial antes de Juárez y 30 después;
México no estaba preparado para las reformas democráticas hasta que la
revolución lo agobió, una vez que el hartazgo llegó a las bases proletarias,
obreras y campesinas, como se vivió aproximadamente 40 años después.
La traición no fue inmediata sino actual “limo feraz para mi pueblo
joven/ya me sembré en el pecho tu bandera”, lodo, suciedad,
contaminación, suelo fértil la traición para el pueblo mexicano que ya
tiene tatuada la bandera de Juárez; “ya humedecí mi lengua con tu
ejemplo”, el sujeto colectivo ya se empapó de los principios reformistas;
“ya me poblé de afanes la conciencia ya te puedes morir benito juárez”,
hablamos nuevamente de la conciencia social que se extiende y que se
conserva, indeleble, aunque el personaje muera.
Obsérvense los poemas gráficos, con sus variantes:
(p. 22)
148
(p. 23)
Nadie mató a Benito Juárez, no fue un mártir sino que una angina de
pecho lo llevó a la muerte, sin embargo, dirigiéndose posiblemente a
quienes lo vieron muerto el Sujeto Colectivo dice “imbéciles porque yo ya
te supe luz e inmutable guardián/del hombre limpio eres encarnación de la
149
justicia”, como si su ideología fuese a permanecer por los siglos, pero no,
“sueña embozarte la traición… ay padre Juárez mira cómo se burlan de tu
pueblo mira/cómo lo secan tus alumnos e insaciable también lo exprime el
clero/ míralos cómo unidos se lo jalan a espejismo de dólares y
diezmos/mírame chorro de agua regando tu raíz ay padre juárez/ hasta
entroncar tu sueño con mi sueño”, se duele el sujeto lírico pero se
esperanza de que, algún día, sus sueños confluyan hasta conjuntar los
sueños de justicia y libertad de ese sujeto lírico tan singular que es la nación
mexicana, tan maltratada y resistente a través de la Historia.
En su cubierta de sujeto colectivo también se idealiza con nostalgia
la imagen del personaje que transformó la nación: “en ese rostro tierna la
durez y amarrada la frente de pobreza retoñas a la patria cada día hecho
esperanza y pan…”
Las imágenes icónicas son interpretadas por el sujeto de la manera
como se dijo arriba y añade: “mas si te supe luz y me abracé al abrazo de
tu cal descarnando tu ser para mis huesos óyeme ahora tú…” Pide,
escucha y se lamenta por la violación a las leyes de Reforma, en cuanto a
la intervención del clero y los países extranjeros, sobre todo de los Estados
Unidos, en las decisiones gubernamentales. Se lamenta y con razón
histórica, aunque Arellano murió en 1979 y no tuvo tiempo de ver la
actualidad –otra forma de recepción reciente, hasta la fecha… Esperamos
aún, “entroncar tu sueño con mi sueño”…
3.4.3.2. Geográfico. La Revolución
Después de la treintena de dictadura de Porfirio Díaz, en la Historia de
México se presenta el movimiento social revolucionario de 1910, la
Revolución Mexicana95, muchos acontecimientos corrieron y un primer
La Revolución mexicana dio inicio el 20 de noviembre de 1910, sus antecedentes
aparecen debido a la situación de México bajo la dictadura conocida como el Porfiriato.
150
95
florecimiento económico se vislumbró en el país. No puede dejar de
reconocerse que durante el mandato de Díaz el país –entrado totalmente
en el pensamiento positivista de época— el progreso en materia de
infraestructura se vio desarrollado y fortalecido; sin embargo el costo social
fue demasiado alto para las clases trabajadoras, como siempre,
proletarios: obreros y campesinos, así como los servidores citadinos en las
casas “mayores” y en las haciendas prerrevolucionarias.
En el poelectrón “Geográfico”, Arellano saca a relucir las obscenas
simulaciones de la época y pone en juego las deficiencias que resultaron
en falsedades para las mayorías, y dice: “viva México Rubén”, aludiendo a
Rubén Jaramillo, quien fue asesinado junto con su esposa e hijos por
defender los principios revolucionarios. Sin embargo, a pesar de los
esfuerzos y de las intensas y prolongadas luchas en las que predominó el
“robo que al indio entre cuclillas simismó/tierra feraz que el coloniaje
hambriento por el oro a sangre y fuego destruyó/país donde se mira muy
rojo y el sol de luna que sólo sueña con pura independencia de
razón/patria cuyo 1910-1973 la vida siempre enmascarece y crea más
desigualdades económicas ilegítimas y vergonzosamente aceptadas”.
Porfirio Díaz ejerció un poder dictatorial en el país desde 1876 hasta 1911. Treinta y cinco
años en los que en el país observó un notable crecimiento económico y tuvo estabilidad
política, sin embargo estos progresos tuvieron altos costos económicos y sociales con los
consecuentes costos que pagaron los estratos menos favorecidos de la sociedad y la
oposición política al régimen imperante. El descontento salió a la luz en la primera
década del siglo XX, en la que explotaron crisis en varias facetas de la vida nacional.
Porfirio Díaz fue un mestizo oaxaqueño, militó en los ejércitos liberales, combatió
contra grupos conservadores y participó en la Intervención Francesa. Asumió la
presidencia desde 1876 y hasta su séptimo mandato, en 1910, mantuvo una dictadura de
31 años. Su credibilidad se esfumó en los últimos años de su gobierno y aumentó
enormemente la cantidad de opositores, puesto que el país sufrió crisis en todos los
ámbitos: social, político, económico y cultural.
151
(pp. 102-103)
En una recepción actualizada, esas verdades son vigentes tanto el
1973 cuando lo plasmó Arellano como en este 2018 en el que los principios
de la Revolución son violados tantas veces como es posible –y más allá—
por las élites en el poder. La función de este texto poelectrónico trasciende
los tiempos y derriba las barreras hasta llegar a un lector posible en esta
actualidad conmocionada.
En 1973 la población, dice el texto, “cuarenta millones de mexicanos
que casi todo lo desean (ahora somos más de 120 millones)/treinta de
misérrimos veinte de patas arraiz y diez de andrajería”, reflejan la inmensa
152
pobreza de la mayoría mexicana de época; 60%, por lo menos, en nuestros
días.
Una triste realidad se revela en las siguientes líneas: “—las promesas
de dar a cada quien lo suyo valen para pura madre y jamás nos remedian
la más elemental necesidad—“; el sujeto colectivo demanda: demagogos
a partirnos el lomo entre las tierras los dedos y el ingenio en las industrias”,
otra vez aparece la figura del proletariado, campesinos y obreros.
Ellos mismos con “el corazón y el pensamiento al servicio del hombre
hasta que se construya conciencia la alegría de ser/pero como los
monopolios de la “revolución” nos impiden voraces/ producir el alcance
de la carne la leche de la ropa los zapatos –por lo menos guaraches—“,
demanda tras demanda, impotencia ante la realidad insalvable.
Cincuenta millones, luego, culturizados, tratando de civilizar en vano,
pues México ya tenía –desde tiempos ancestrales— su propia cultura, y el
sujeto trascendido llama a toda la nación: “vamos a descalzarnos todo
todos para que ningún mexicano absolutamente ninguno deje de andar y
ser igual/ entonces sí y solamente así de veras ¡viva México! e hijo de puta
el que se raje”.
En forma del mapa de la República mexicana, “Geográfico” es toda
una denuncia ante el triste fracaso –al final de las cuentas y de los años—
de la Revolución.
3.4.3.3. Tribilín: un modelo del presidencialismo mexicano.
La ruptura de México 68.
En el marco histórico se plantea un panorama del México de los
Poelectrones, que abarca prácticamente el antes, durante y después de
su posible génesis.
Luego de la Revolución y sus promesas incumplidas en su mayoría
para las bases trabajadoras, devino un proceso de presidencialismo en el
153
país, modelo que actualmente está por agotarse. Muchos de los
presidentes son inolvidables por sus acciones y otros por sus ocurrencias o
golpes históricos.
Cada seis años, con la renovación del poder Ejecutivo, se pone de moda el
tema de los presidentes. Las calles, los pasillos de las oficinas y la redacción de
los periódicos mexicanos se llenan de rumores. Que si éste será honrado, que si
será mejor que aquel que devaluó el peso, que si es guapo porque se peina
de tal forma […] No tarda en surgir el apodo, el chisme o la frase emitida,
quizá torpemente, por el individuo en cuestión, todavía inexperto, estrenando
la banda presidencial. Algunas de esas declaraciones son tan singulares que
sobreviven al paso de los años. A veces más de un siglo (Vázquez, 2013: 11)
Si bien la historia del presidencialismo ha sido todo un desafío de
claroscuros, el mandato de Gustavo Díaz Ordaz96 fue francamente de
naturaleza dictatorial y nefasta.
Antes de iniciar con el análisis del poelectrón “Tribilín” es bueno referir
que ese mote llevó tal presidente; también fue llamado Chango o gorila
(este último apodo hace referencia a su bárbaro ejercicio de poder, como
hemos anotado en otros Poelectrones).
Cito:
Gustavo Díaz Ordaz – “Chango” o “Tribilín”
Debido a su aspecto físico, el presidente de México durante los años 1964 a
1970, era apodado como “El Chango” debido a que en 1966 el Diario de
México intercambió los pies de foto en dos imágenes, una de ellas del
Gustavo Díaz Ordaz (1911-1979), se graduó en Derecho en la Universidad de Puebla, fue
un político mexicano que gobernó México del 1 de diciembre de 1964 al 30 de noviembre
de 1970. Se caracterizó por la aplicación del sistema de control a los movimientos obreros,
campesinos, de servicios públicos y estudiantiles. Favoreció en demasía a los empresarios
en detrimento de los anteriores; endeudó aún más al país en su búsqueda por ampliar los
medios de producción estatales y la inversión extranjera. Se le apodó “El Chango”, por sus
rasgos faciales, y Tribilín debido a que actuó totalmente reaccionario y a la defensiva
como un perro, a más de que sus iniciales DOG (Díaz Ordaz, Gustavo) en inglés: perro,
sobrenombre que propios y extraños utilizaban de manera despectiva.
96
De su gestión presidencial se recuerda especialmente la matanza de Tlatelolco, un
despliegue militar del gobierno para acallar las protestas estudiantiles que arrojó
centenares de muertos y heridos el 2 de octubre de 1968. Con este acto, la represión
oficial llegó a límites inimaginables. Murió a los 68 años de edad de cáncer de colon y
asma.
154
presidente y la otra de un simio. Unos días después, el primer mandatario
ordenó el cierre del periódico, pero el sobrenombre se lo llevó a la tumba.
Fuente: “Gustavo Díaz Ordaz – ‘Chango’ o ‘Tribilín’”, en
http://eleconomista.com.mx/notas-impreso/columnas/
columna-especial-politica/2009/08/19/humor-presidencial
Por otro lado, pero en el mismo sentido, el 9 de julio de 2014 salió la
nota97 “El patito feo de la presidencia de la República, Gustavo Díaz
“El Secretario de Gobernación en turno, se reía festejaba de las bromas del pueblo
mexicano, respecto a su fealdad, en más de una ocasión decía: “Es sano para este país,
que su Secretario de Gobernación sea feo, porque así ocasiona miedo, y tenerle miedo a
un Secretario de Gobernación es saludable”, dentro del gabinete presidencial Humberto
155
97
Ordaz”98; es cierto que el anecdotario es amplísimo respecto a su aspecto
físico y su forma de ser, y aparentemente no tendría nada que ver con la
interpretación; sin embargo, existe esta relación debido al título del
poelectrón.
Pues bien, dicho lo anterior, descifremos el texto que, como los
últimos que analicé tiene alto nivel de referencialidad, pero que, si no se
sabe el origen del sobrenombre, sería difícil de entender.
El 1968 fue un año particularmente trágico para la historia nacional
debido a que, como explica Ilán Semo (1982: 125-) todo empieza el 22 de
julio de 1968, para culminar con la matanza de estudiantes en la plaza de
Tlatelolco el 2 de octubre. Así inicia:
dos grupos de estudiantes “las arañas” y “los ciudadelos”, provocaron una
trifulca entre alumnos de la preparatoria ‘Isaac Ochoterena’ y la vocacional
número dos […] ¿Quién podría prever que se trataba del inicio del movimiento
democrático más ambicioso e innovador de los últimos treinta años?
(Semo,1982:127)
Todo pintaba para que fuera una trifulca más entre tantas; sin
embargo al regresar a los recintos escolares
los estudiantes se encontraron con los granaderos. Cundió la violencia.
Maestros, alumnos y trabajadores fueron golpeados y arrojados de las
Romero Pérez, Secretario Particular del Presidente Adolfo López Mateos, se refería al
Secretario de Gobernación Díaz Ordaz, como Tribilín”.
https://www.facebook.com/notes/omar-arias-p%C3%A9rez/el-patito-feo-de-lapresidencia-de-la-rep%C3%BAblica/707363652632068/, consultado el 22 de enero de 2017.
En la era de los Adolfos “el licenciado Romero –apodado El Chino— cuenta de cómo
metió la pata que le costó 14 Años de ostracismo político por haberse burlado en más de
una ocasión de Gustavo Díaz Ordaz— sucesor de López Mateos— al que por su fealdad le
puso Tribilín, cosa que jamás le perdonó. A propósito de lo anterior, recién leí en el
magnífico ensayo sobre el humor de Rafael Barajas El Fisgón, “Sólo me río cuando me
duele”, que siendo ya candidato Díaz Ordaz visitó a López Mateos en Los Pinos, solícito
Romero Pérez lo recibió: ‘don Gustavo, ahora mismo lo atiende el Presidente’, Díaz Ordaz
con ironía le dijo: ‘Tribilín, a mí llámame Tribilín’”, en http://de10.com.mx/top10/2016/01/18/los-apodos-de-10-politicos-mundiales-y-su-origen, consultado el 22 de
enero de 2017.
98
156
escuelas. La violación de otro recinto escolar, la vocacional número cinco,
suscita amplias manifestaciones de protesta (Semo, 1982:127).
Se convoca, entonces, una manifestación el 26 de julio para
protestar por estos atropellos, a la vez que se organiza otra, en memoria de
la toma del cuartel Moncada en Cuba. Éstas fueron violentamente
reprimidas y
los jefes policiacos responsabilizan de lo sucedido a la acción de “agitadores
profesionales” y de “agentes internacionales del comunismo”. El saldo de esta
jornada es de aproximadamente ocho muertos, quinientos heridos y
doscientos detenidos (Semo, 1982:130-131).
El conflicto –ya entre autoridades y estudiantes, a quienes cada vez
más se irán sumando más actores de las clases trabajadoras y de la
sociedad civil— cada vez se agudiza más y el 30 de julio se formaliza la
intervención del ejército; es muy importante recordar que, en su papel de
presidente de la república, Díaz Ordaz es el jefe de Estado y del ejército.
Así que todo está manejado desde la cúpula del poder en México,
personificado en él.
En los primeros días del mes de agosto se crea la Coalición de Maestros de
Enseñanza Media y Superior de País Prolibertades Democráticas; está
integrada por dos representantes de cada una de las escuelas o facultades
(ya) en huelga (Semo, 1982: 133).
A partir de entonces se llevaron a efecto una serie de trabajos,
asambleas, organización general para presentar ante las autoridades su
pliego petitorio, que después devendría en el de octubre.
La primera manifestación que sintetiza la esencia democrática y popular del
movimiento es la realizada el 5 de agosto, inmediatamente después de la
aparición del pliego petitorio. Es organizada y encabezada por los propios
estudiantes convocados por el Comité de Lucha del IPN, y motivada por la
exigencia de libertades democráticas (Semo, 1982: 135).
Posteriormente se realiza la del 13 de agosto. A partir de ahí, la
Ciudad de México se ve envuelta en un furor político a través de brigadas
157
que reunieron a la población trabajadora, más allá de los estudiantes. El 23
de agosto en asamblea plenaria que
independientemente de la solución del conflicto se llevará a cabo el
miércoles 27 del mes en curso una manifestación que terminará con un mitin
en la plaza de la Constitución para exigir el diálogo (Semo, 1982:136).
Esta manifestación reúne a unas 400 000 personas en el Zócalo, en
asamblea plenaria. El 28 de agosto a la 1:00 de la mañana interviene el
ejército para desalojar a los estudiantes instalados en la plaza de la
Constitución. Para entonces el gobierno ya estaba más involucrado aún,
por la presión que representaban las próximas Olimpiadas “México 1968”
en las que debía mostrar al mundo un México pulcro y en paz.
Gustavo Díaz Ordaz quien entonces:
Se dispone a tomar las medidas para disolver el movimiento, señala “No
quisiéramos vernos en el caso de tomar medidas que no deseamos, pero que
tomaremos si es necesario; hasta donde estemos obligados a llegar
llegaremos (…) ante la creciente y manifiesta inconformidad de los habitantes
de esta gran capital es ineludible deber de la autoridad hacer uso de la fuerza
pública para restablecer el orden jurídico, indispensable a toda sociedad
organizada (Informe presidencial, primero de septiembre) (Semo, 1982:138).
El aparato de Estado estaba listo para la represión violenta. Como
respuesta a estas afirmaciones. A partir del 3 y 4 de septiembre, en
asambleas se pacta la manifestación del silencio para el 13 de septiembre,
apuntando que es independiente de los juegos olímpicos y otros eventos
oficiales. El 18 de septiembre a las 10:00 pm la Universidad Nacional
Autónoma de México es ocupada por el ejército en franca operación
militar que causa grandes destrozos.
La Secretaría de Gobernación emite un comunicado justificando los hechos
en los siguientes términos: “en función de que las autoridades habían
esperado con paciencia que los alumnos volvieran a la cordura, que estos
últimos habían ocupado edificios propiedad de la nación (CU) para
actividades ajenas a los fines académicos, que desde el anonimato se
realizan actos delictuosos, el gobierno federal decidió imponer el orden
jurídico general que incluye el orden interno universitario (Semo, 1982: 139).
158
Todos estos sucesos generan una serie de respuestas en cadena
tanto de un bando como en el otro: el 19 de septiembre existe una gran
actividad en los campus y en las zonas industriales en el casco de Santo
Tomás y Zacatenco por parte de los estudiantes del Politécnico, quienes
preparan una defensa que pronto se dará en Nonoalco-Tlatelolco con una
duración de 7 horas. Por el momento cesa el fuego pero vocacional 7 es
tomada el 23 de septiembre tras un intenso tiroteo.
Así es como el 24 de septiembre se toma el Politécnico con una
fuerza policíaca de 4000 elementos, más 1800 soldados; para entonces la
inconformidad de estudiantes y la sociedad civil se encuentra en plena
efervescencia por la toma de las dos instituciones de educación más
importantes del país, en ese momento.
Por lo anterior el 27 de septiembre se reúnen en la Plaza de las Tres
Culturas en Tlatelolco aproximadamente 5000 personas, entre ellas un
comité de lucha creado por las unidades habitacionales del lugar, quienes
organizan una manifestación “de mujeres en su mayoría” quienes exigían
la salida de los granaderos.
Ese mitin es fundamental porque se plantea el acto del 2 de octubre:
“La idea consiste en hacer un mitin y posteriormente marchar en forma
pacífica hasta la plaza del Carrillón del casco de Santo Tomás, por la
avenida Manuel González” (Semo, 1982: 142).
El plan era ir todo en paz, pero no ocurrió de esa forma, la represión
de la población mexicana y la posterior la matanza del dos de octubre es
bien sabida:
‘Entonces la plaza de las Tres Culturas se convirtió en un infierno. Las ráfagas
de las ametralladoras y fusiles de alto poder zumbaban en todas direcciones’.
‘Por el poniente, a un costado del edificio de la Secretaría de Relaciones
exteriores, comenzaron a aparecer tanques ligeros. Llegaron hasta las puertas
del edificio Chihuahua’. ‘La presencia del ejército se produjo cuando el mitin
159
estaba por concluir y cuando un líder había pedido a la multitud que era
conveniente suspender la manifestación al caso de Santo Tomás… (Semo,
1982: 143-144)
Las cárceles se vieron llenas de estudiantes y dirigentes del
movimiento; algunos hablan de 300 muertos, otros que 3000, más alrededor
de 2000 detenidos, el caso es que fue el aparato de Estado a través de sus
instituciones quienes, realizan toda una limpia de “revoltosos”, de
estudiantes, la sociedad civil y las clases trabajadoras. Se esperaba el
diálogo y el cumplimiento de los derechos democráticos de los
ciudadanos; pero la realidad fue avasalladora y, de hecho, este parte
aguas del 1968 mexicano se ha convertido en un ícono en la historia
nacional.
En este escenario, Jesús Arellano creo un poelectrón: “Tribilín” (24-IX68) en el que el sujeto colectivo, voz de un país que ha traspasado el
medio siglo y ha tomado conciencia de los desaciertos políticos y hasta
dónde han llegado, pregunta ante los hechos incomprensibles, por
desmedidos “¿por qué tribilín?/¿tribilín por qué con incisivos caninos y
molares acolmillas tu fiebre entre los jóvenes si/ellos sólo pusieron sus
cuadernos de apuntes contra las bayonetas?”, en franca referencia a los
sucesos socio-históricos que marcaron nuestra nación y que culminarían en
Tlatelolco el dos de octubre de 1968 y que, sabemos, no inició con los
estudiantes sino tuvo su origen desde los años cincuenta con las luchas
ferrocarrileras, de telefonistas, médicas y populares.
Entonces: “Tribilín rabioso entristece mi pueblo te maldice mi
pueblo/porque un sabor a sal de glóbulos que apenas abandonan la
infancia”… este poelectrón tiene sabor a sangre casi niña derramada que
va bajando por el cuerpo del poelectrón; “contamina el olfato a la ciudad
y el pueblo no perdona la sangre de inocentes/has manchado mi tierra
tribilín sedicioso con la sangre/más gruesa la más pura la que más hierve”,
160
la sangre por la nariz, por la ciudad de México y por toda la nación que
aún no perdona la muerte de tantos jóvenes estudiantes: “su imberbe luz
ensangrentaste tribilín chacal con sangre/de muchísima frescura y
lozanía”.
“pero un día –alguno— perverso tribilín un día en que se/derrumbe
nefasto el gorilato que te encumbra…”, pero no sucedió, Gustavo Díaz
Ordaz gozó de la impunidad e inmunidad propia de los presidentes de este
país; “el leve cuajarón de la conciencia –predice joven lengua— asfixiará
tus subversivas fauces”, esperanza fallida, el cuajarón de la conciencia se
coaguló en la sangre de la memoria, que no olvida pero nada pudo hacer
por el encubrimiento de presidente tras presidente, y la joven lengua,
impotente, simplemente fue muerta.
“Segar
vidas
nuevas,
cegarlas
a
tu
capricho
porque
inexpertas/piden al embudo justicia”, justicia, la petición de todos los
Poelectrones, la demanda, la protesta justificada es una causa que las
generaciones, desde siempre, no hemos podido ver aún.
Y al final, el deseo ferviente de que “tribilín dañino fanfarrón tribilín
merece que agonices/largamente el rabo entre las patas como perro del
mal”. ¡Cuántos gorilas y tribilines han pasado por la presidencia de esta
República mexicana que se mece entre la esperanza y el desencuentro,
hasta la fecha!
3.4.3.4. Al presidencialismo corrupto 1940-2018
Después de la Revolución mexicana el presidencialismo mexicano y sus
políticas nacionales e internacionales están consignadas tanto en la
Historia como en la Literatura, marcando su inclinación al capitalismo
estadunidense y la economía de mercado. Con esto, en general, se van
acentuando las diferencias sociales y la desigualdad social.
161
Jesús Arellano vivió, ya en su mayoría de edad, las presidencias de
Lázaro Cárdenas del Río (1934-1940), Manuel Ávila Camacho (1940-1946),
Miguel Alemán Valdés (1946-1952), Adolfo Ruíz Cortines (1952-1958), Adolfo
López Mateos (1958-1964), Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), Luis Echeverría
Álvarez (1970-1976) y José López Portillo (1976-1982); el poeta murió en
1979, sin embargo, logró plasmar en un poelectrón este recorrido
presidencial que en la historia de México así como en el imaginario social,
después de Cárdenas, quien intentó un nacionalismo republicano a favor
de toda la población, ha sido un transcurso de corrupción, desigualdad e
injusticia social.
Quiero terminar este primer estudio de los Poelectrones con la
muestra del poelectrón “Oligarca”99, poema concreto elemental y directo
que alude al presidencialismo corrupto, encabezado por el Partido
Revolucionario Institucional, que tuvo sus orígenes en el Partido Nacional
Mexicano y el Partido de la Revolución Mexicana, y dice sin más
explicación, por la referencialidad y la denotación:
La oligarquía, forma de gobierno predominante en México, en la que el poder e
influencia en los sectores económicos, sociales y políticos se ejerce por una élite, de por sí
minoritaria.
162
99
Jesús Arellano ya no vivió para contar otros cambios presidenciales,
la
“transición
de
poderes”,
la
llamada
“alternancia”
del
Partido
Revolucionario Institucional al Partido Acción Nacional en el año 2000,
caras diversas de un sistema neoliberal y posmoderno nocivo para el país,
cuyos resultados saltan a la vista, ni de la recuperación del PRI de la
presidencia de la República, en 2012. Mucho menos acudió a la reciente
caída y salida de tal partido de la residencia oficial de Los Pinos, que dio
163
paso al Movimiento de Regeneración Nacional, luego partido MORENA y
la subida al ejecutivo de Andrés Manuel López Obrador, el histórico
primero de julio de 2018. Otros Poelectrones –entonces— vendrían a
cuenta100.
Conclusiones
Si, como dijo Montes de Oca101 “la poesía visual quiere hablar con su
propia voz y crear sus propios mundos poéticos y sociales en sus
representaciones”; nunca mejor dicho que frente a la de Jesús Arellano
quien, con sus Poelectrones, consigue descubrir su singular mundo poético
y relacionarlo con el histórico-social de la mitad del siglo XX, cuya mixtura
ha estimulado un movimiento literario al que llamo “escritura o literatura
libertaria” manifiesto en poesía de protesta o de izquierda, a través del
magistral uso de la poesía visual y concreta e inserta en las vanguardias.
Arellano no es cualquier poeta ni El canto del gallo. Poelectrones
cualquier poemario, las letras hablan por sí mismas en su visualidad, crean
su propia poética y, por supuesto, hacen eco en materializaciones sociales
de manera contundente. Con todo esto, se dejan investigar de una
manera apasionante y particular, desde sus diferentes marcos: teórico,
metodológico, histórico y, antes que nada, literario.
A propósito de cambio de época socio-histórica y de tradiciones y ruptura literarias,
véanse en anexos y bibliografía a Eugenio Tisselli, quien logra con las nuevas tecnologías
la poesía computacional que ya previó Arellano, en la Internet se encuentra El drama del
lavaplatos, publicado en 2010 en Salamanca por Editorial Delirio; luego podemos buscar a
Horacio Warpola quien publica Metadrones en el Centro de Cultura Digital, del Consejo
Nacional para la Cultura y las Artes, en agosto de 2015, como ejemplos, para constatar,
ahora en vida propia, un cambio histórico y una transformación literaria que no le teme a
las redes sociales ni a los recursos electrónicos para crear sus propuestas.
101 Montes de Oca (2016) en el texto introductorio “Escritura Gratuita” en Lugares donde el
espacio cicatriza (1974) y en Delante de la luz cantan los pájaros (poesía) 1953-2000),
México, FCE en el 2000.
100
164
Mi interés genuino por la historia y la Sociología, y mi pasión por la
literatura, me han llevado a este punto de la investigación, en el que me
siento satisfecha del trabajo realizado, lo que no supone que sea la última
palabra en materia. Ese desafío académico estuvo lleno de escollos,
abanicos de posibilidades y sucesos inesperados; sin embargo, esta ruta
está llegando a final, cuya primera luz dará pie a otras muchas discusiones.
Mientras tanto concluyo que se aportaron elementos valiosos a la
academia, a saber: un estudio teórico, metodológico y crítico desde la S
Sociología y la Sociocrítica de la Literatura acerca de la poesía de
protesta, manifiesta en poesía visual y concreta, a través de El canto del
gallo. Poelectrones; se ha dado a conocer parte de la obra literaria de
Jesús Arellano con base en el análisis correspondiente, a la luz de la teoría
y la metodología; con la visibilización del poeta, se contempló la
posibilidad de influir para que, en cierto momento, sea considerado en la
historia y crítica de la literatura mexicana de la segunda mitad del siglo xx;
se vinculó con éxito a los Poelectrones con la poesía de protesta para que,
a través de la visual y concreta pudiera observarse una visión de mundo
relacionada con el pensamiento marxista, en el México de los años
cincuenta, sesenta y setenta”.
Por otro lado, la motivación profesional y personal de argumentar la
vigencia de los Poelectrones en conjunción con la política mexicana, tanto
como su reflexión y resignificación, se ha visto cumplida ampliamente al
poner en manos del lector una interpretación de la realidad desde la lente
de Jesús Arellano y de quien esto escribe para que, potencialmente,
mueva a cierto grado de conciencia social, a través de una poética
utópicamente transformadora.
Dicho lo anterior, puedo concluir que el análisis de los Poelectrones
de Jesús Arellano, basados en la Sociología de la Literatura y la
Sociocrítica, nos permitió mostrar una visión de mundo relacionado con el
165
pensamiento marxista en el México de los años cincuenta, sesenta y
setenta, en distintos ámbitos de la vida social.
Esperamos
que
se
despierten
inquietudes
académicas,
de
investigación o lectoras que den pie a posteriores estudios, sobre todo
—recordemos— que en el siglo XXI, en 2018 se ha publicado una nueva
edición de El canto del gallo. Poelectrones y ha tomado otra vertiente
crítica, a partir del excelente y documentado estudio introductorio de
Heriberto Yépez “Extradición y tecnopoética en Jesús Arellano (19501975)”.
Cerramos por ahora esta discusión no sin agradecer particularmente,
el apoyo y la guía de mi director de tesis, Dr. Luis Quintana Tejera y del
comité tutorial constituido por la Dra. Carmen Álvarez Lobato y el Dr.
Gustavo Garduño Oropeza.
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181
Anexos: presupuestos teóricos
Nota preliminar:
El virtual lector encontrará en estos anexos las ideas, incluso párrafos y citas
textuales que se encuentran en el cuerpo de la tesis, puesto que de este
marco teórico metodológico han sido tomados; sin embargo, dado que
me ha parecido fundamental rescatar parte de la información que se
recabó durante la investigación, se han dejado en este apartado por
cohesión textual y para la información general de los interesados.
Primero me centraré en la conceptualización y los presupuestos que
dieron paso a la Sociología y Sociocrítica de la literatura y su recorrido
histórico; luego se harán sendas travesías por la poesía visual y concreta
que pueden no corresponder a una tradición lineal, pero sí ofrecen puntos
de coincidencia o bien de disenso en distintos momentos de la historia de
la literatura.
1. Recorrido teórico de Sociología y
Sociocrítica de la Literatura
Con Juan Ignacio Ferreras considero que la Sociología de la Literatura es
“la ciencia que tiene por objeto la producción histórica y la materialización
social de las obras literarias en su génesis, estructura y funcionamiento, y en
relación con las visiones de mundo (conciencias, mentalidades, etc.) que
las comprenden y explican” (Ferreras, 1980: 18). 102
Tal producción histórica y materialización social representan la
estructura estructurante (EE)103 de la obra literaria (estructura estructurada,
En general la llamaremos “ciencia”, en cuanto ciencia de las llamadas humanas, lo
mismo que disciplina teórica, o solo disciplina.
102
Ver lo referente a las estructuras, estructurante (EE) y estructurada (Ee) en Ferreras, obra
citada, pp. 52 y 53. Decimos por ahora que la EE “se encuentra íntimamente ligada con
un modo de hacer, de pensar, de sentir; en una palabra, con una visión del mundo. Esta
visión del mundo, de base colectiva, engendra un sujeto colectivo que materializará la
182
103
Ee), que se entiende como la literatura misma, “y cuantos métodos
puedan ser aportados por la ciencia sociológica, han de ser empleados
con este solo fin (la materialización de la obra literaria)104, o respetando
constantemente el objeto de nuestro estudio” (Ferreras, 1980: 29).
En este punto se hace un llamado a quienes estudiamos esta
disciplina a no caer en la tentación de prescindir del objeto de estudio o
de “ponerlo entre paréntesis mientras seguimos dilucidando sobre métodos
y conceptos” (Ferreras, 1980: 29) e, incluso, el sociólogo de la literatura
tendrá que prescindir, también en este caso, de su tabla de valores,
digamos, profesionales; y deberá atender a la estructura de la obra
misma” (Ferreras, 1980:30), para poder valorar estéticamente la obra
literaria.105
Según Romero y Santoro (2007: 195-223) se puede situar el origen de la
Sociología de la Literatura en la obra de Lukács, no en La teoría de la
novela de 1920, sino más bien en 1955 con La novela histórica o los ensayos
de Sociología de la Literatura, en 1961.
Sin embargo es importante destacar que la Sociología de la Literatura
tiene sus antecedentes en el marxismo y sus teorías, a partir de la
revolución de octubre de 1917; los principales exponentes, por supuesto,
obra literaria”, y que la Ee es la “materialización concreta de la EE. Sin la estructuración o
materialización de la EE, no hay, pues, obra literaria; ni siquiera en el nivel más abstracto,
puede existir la estructura literaria”.
104
Las itálidcas son mías.
Vale la pena considerar la recomendación de Ferreras (1980: 22) de manera muy seria:
“El peligro para el sociólogo en el nivel de la estructura de la obra reside en la
sociologización del mismo, en la tentación de transformar toda estructura literaria en una
pura sustancia sociológica, en una pura sustancia social. Habrá, pues que tener en
cuenta la especificidad esencialmente literaria de la obra, la “resistencia” estructural que
es una resistencia literaria del objeto que estudiamos.
105
183
son Marx, Engels106 y Lenin (por supuesto, Marx no fue propiamente
marxista: fue el generador de este tipo de pensamiento), quienes, desde la
visión del comunista, “desde su formación clásica, no podían renunciar a
una valoración positiva de algunas obras, de las que denigraban por su
contenido” (Gómez, 1996: 343-344); es decir, para ellos la obra literaria
tenía que responder a los preceptos del Estado, reflejar la realidad del
momento, tener un vínculo directo con la sociedad como sistema; Lenin,
incluso, creó la noción de “relativismo histórico” que permite “la fijación de
un juicio estético, condicionado por componentes sociales y políticos”;
realizaba apreciación literaria sometiéndola a fuerte censura ideológica.
Paralelamente a la corriente crítica marxista, que se difundió desde
Alemania en los últimos decenios del siglo XIX, apareció en Rusia una
poderosa corriente de pensamiento crítico: el formalismo, que abanderó
los presupuestos inmanentistas para el análisis de la obra literaria; sin
embargo,
éstos
se
negarían
radicalmente
desde
la
revolución
mencionada.
El marxismo consideró que a través del arte-creación podría
cimentarse una transformación de las estructuras económicas y sociales,
vendría una “transformación del orden cultural”, así que se planteó, dice
Gómez Redondo: “la actividad creadora y enjuiciadora de las artes se
verá siempre plegada a su
valor instrumental, desde
donde se
contemplarían los cambios históricos y políticos”.
Las teorías marxistas desarrollan un pensamiento normativo para ser
empleado tanto en la obra manifiesta y su valoración como en el ámbito
particular del creador-creación.
106
Marx en su juventud fue poeta, dramaturgo y novelista; Engels fue, sobre todo, poeta,
esto consta en la antología de Marx y de Engels (1972), Ver Textos sobre la producción
artística, Ed. Valeriano Bozal, Madrid
184
Estas posturas radicales fueron modificadas paulatinamente por otras
que convergerían con las teorías formalistas, tal es el caso del Círculo de
Bajtín y de la Escuela de Tartu (con Iuri Lotman a la cabeza).
Uno de los aspectos importantes del pensamiento marxista respecto a
la literatura consta en su obra Crítica de la economía política (1859)
establece la necesidad prioritaria de los cambios en la base económica para
la transformación de la sociedad y de sus superestructuras (entre las que hay
que incluir, como es lógico, a la literatura). Es por tanto, el del determinismo
económico uno de los valores que ha de regular la producción literaria,
teniendo que explicar una teoría marxista cómo, tras una variación de los
sistemas sociales, se pueden generar nuevos mecanismos de creatividad
literaria.
En las críticas a las novelas de F. Lassalle o de Eugéne Sue […] Marx bosqueja
el principio de verosimilitud107 como uno de los criterios esenciales para juzgar
una construcción narrativa. Estas ideas son paralelas a la fijación de los
esquemas del realismo, que Marx, lógicamente, inclina a la necesidad de
interpretar la realidad social (Gómez, 1996: 113).
Engels, por su parte, afirma que la relación entre literatura y
“tendencia” política apunta a que el escritor en sus obras debe orientar al
lector a obtener soluciones históricas a los conflictos sociales108.
Tan estrecho margen se deja al autor que propone la noción de
“tipo”, que se refiere a los rasgos de los personajes, a la caracterización
que, propone, debe dar cuenta de los gustos de la época que, si bien son
107
Las itálicas son nuestras.
Es fundamental destacar que las posiciones de los llamados clásicos marxistas: Marx
(que no fue propiamente marxista, sino generador de ese pensamiento), Lenin, Engels,
incluso Stalin, y sus seguidores propusieron una total “sociologización” de la obra literaria y
su correspondencia pura frente a los postulados del Estado y del Partido Comunista y
desdeñaban otras propuestas estéticas. A mediados del siglo XX y ya con la sociocrítica en
pleno, la perspectiva cambió hacia considerar, antes que nada, la obra literaria como
arte, que tuviera ciertas o marcadas tendencias ideológicas; sin embargo, se entiende
perfectamente que ni los Poelectrones de Jesús Arellano ni otra obra literaria, aunque lo
deseara su autor, lleva al lector a obtener soluciones históricas a conflictos sociales. Puede
orientarlo, porque esta es su tendencia, pero no es comprobable que lo consiga; puede
aspirar a despertar una conciencia social debido al conocimiento de algunos hechos,
pero no puede comprobar que lo logre en los hechos.
108
185
abstractos, deben testimoniar los enfrentamientos producidos en la
sociedad. A su juicio el realismo supone la exactitud de los detalles, la
representación exacta de los caracteres típicos en circunstancias típicas.
Realismo, para Engels, es la reproducción verosímil de los personajes y
la fidelidad a la verdad histórica. Considera a Balzac en La comedia
humana, como el mejor ejemplo, porque enseñaba aspectos de la
sociedad, más que los estudios teóricos.
Lenin, antes de 1917, reúne los valores implícitos en los artículos de
Marx y Engels, y dedicó otros a Tolstoi entre 1908 y 1911; en ellos se
enjuiciaba negativamente la ideología que permeaba en sus novelas, lo
cual no impedía que se consideraran como obras maestras. En ellas, dice,
se aplica la noción de “desarrollo desequilibrado”, pues su obra seguirá
siendo apreciada, aunque los juicios de naturaleza social sean negativos.
El hecho de que se haya permitido valorar las grandes obras literarias
a esta luz, abre la posibilidad de que la obra no responda necesariamente
a los valores establecidos por los poderes hegemónicos y sí responder a
valores estéticos.
A lo anterior se llamó “relativismo histórico”, y es una ruptura crucial
con Marx y Engels, aunque no podía separarse demasiado; a saber:
implica que el juicio estético se aprecia desde las condiciones históricas y
materiales, de clara dependencia ideológica; es decir supone que un
escritor
debe
de
socioeconómicas
ser
de
su
valorado
tiempo,
en
y
función
eso
de
incluye
las
el
condiciones
no
responder
directamente a los hechos, aunque sí debería seguir las normas del Partido.
En una carta dirigida a Gorki en 1908, dice:
¡Qué poco provechosos son estos artículos especiales de crítica literaria que se
publican en diversas revistas, más o menos del Partido y al margen del partido!
¡Sería mejor que intentáramos abandonar esas formas antiguas, aristocráticas,
de los intelectuales, y que vinculáramos más estrechamente la crítica literaria
con el trabajo del Partido, con la dirección por el Partido! (Lenin, 1975: 96)
186
Lenin también fue el iniciador de la oposición a las teorías formalistas
en su artículo “Organización del partido y literatura del partido” (1905), en
el que expresa su preocupación por la influencia burguesa que podían
infiltrar al Partido escritores de otras ideologías:
Y nosotros, socialistas, desenmascaramos esta hipocresía, arrancamos las
falsas insignias –no para obtener una literatura y un arte al margen de las
clases (esto sólo será posible en la sociedad socialista sin clases), sino para
oponer a una literatura hipócritamente pretendida libre, y de hecho ligada a
la burguesía, una literatura realmente libre, abiertamente ligada al proletario”
(Lenin,1975: 91).
Se apresuraba, para entonces, el paso de los métodos críticos de los
formalistas, así que se acentuaba la disputa entre las dos posturas tanto
críticas como ideológicas, que se aglutinaron en Trotsky:
el tenso debate que se establece entre censura y libertad de creación, que
envolvió a uno de los ideólogos más singulares de 1917, León Trotsky, a quien
se debe, en el mismo año de la muerte de Lenin, en 1924, un escrito que
revela el eclecticismo que él pedía al Partido en asuntos de creación cultural,
indicando que los métodos marxistas nada tienen que ver con los artísticos,
por lo que el Partido puede ser la guía del proletariado, pero no del proceso
de la historia (Gómez, 1996: 106).
De este modo, Trotsky echaba abajo la idea de que el escritor no
tenía que reflejar más que la verdad; sin embargo tal precepto ganó
terreno y el partido rechazó a quienes no se plegaban a la ideología
descrita. Esto se ve reflejado en 1934 con la celebración del Primer
Congreso de Escritores Soviéticos (auspiciado por Stalin) donde se acuñó el
término de “realismo socialista” para encauzar la creación literaria: “El
realismo socialista, método de la literatura y crítica literaria soviéticas,
demanda del verdadero artista la representación históricamente concreta
de la realidad en su desarrollo revolucionario” (Gómez, 1996: 106-107).
A la vez que se propone el reflejo de la verdad para la creación
literaria, también una renovación ideológica y la reforma educativa de la
clase trabajadora.
187
Ésta es la principal diferencia entre el leninismo y el estalinismo en materia
artística: con Stalin, el Partido no renunció en ningún momento, a ejercer un
férreo control sobre la producción literaria, vigilando los efectos que de la
misma se pudieran derivar. Los componentes de este realismo socialista se
asentaban, entonces, en las direcciones cognoscitivas que podían articularse
a través de la literatura (Gómez, 1996: 106).
Aun cuando –recordemos párrafos arriba— Lenin abría ligeramente
una puerta a la autonomía de la creación literaria. Ninguna de estas
posturas llegaron a solidificarse puesto que, a la muerte de Stalin en 1953,
tampoco se alivió la vigilancia que se ejercía sobre la cultura y, en 1954 se
efectuó el II Congreso de Escritores Soviéticos en el que se simplificó el
concepto de realismo socialista pero sin flexibilizar las exigencias y el
acatamiento a una disciplina política.
No fue sino hasta los años cincuenta cuando se discutió el
pensamiento de Marx, Engels, Lenin, Lukács y Brecht, de manera que
Pléjanov, Benjamin, Adorno iniciaron con una verdadera y nueva voluntad
crítica.
En este contexto se abrió brecha a la crítica con el pretexto de
indagar el origen de la literatura y sus causas para adecuarlos a la
construcción doctrinaria del Partido.
Georg Pléjanov fue el primero crítico literario del marxismo (incluso
sobre Trotsky que tiene un valor muy importante) con su obra Cartas sin
dirección. El arte y la vida social; en la que plantea por primera vez una
estética marxista.
En tal estética reclamaba para el escritor cierta libertad en el manejo
de las imágenes y que no se debiera ceñir, necesariamente, al mandato
de la lógica o la razón.
Pléjanov no se apartaría del todo del marxismo, creía en una cultura
proletaria que surgiría sin imposición sino por la atracción que el nuevo
proceso político-social gestado en Rusia causaría sobre los escritores; sin
188
embargo no les concedía la supuesta libertad teórica con la que se
deberían acercar al proyecto revolucionario y sí sostenía la obligación de
consignarlo en su obra.
Al momento de valorar la relación arte-sociedad sostenía la creación
artística
utilitaria
que
transparentara
los
hechos
históricos
que
fundamentaban a la sociedad. Pese a estas contradicciones o limitantes,
Pléjanov dejó huella en la crítica literaria del siglo XX.
Con la revisión del marxismo, pronto aparecerán otros planteamientos
estéticos, cercanos al estructuralismo, en los que se recuperan los textos
marxistas decimonónicos y se vincula su pensamiento con el de Engels, de
manera que se inaugura la “crítica neomarxista” y con ella se declara el
nacimiento de la Sociología de la Literatura propiamente dicha.
Con la crítica neomarxista se trata de hacer a un lado los postulados
ideológicos de 1917 y construir otra perspectiva del arte que tomara en
consideración las cualidades estéticas y culturales más allá del dogma.
En este contexto entra en escena Georg Lukács, a quien se le debe el
primer alejamiento pacífico, digamos, de la ortodoxia marxista, y abre
camino para posteriores interpretaciones filosóficas de tal ideología. Se dijo
páginas arriba que más allá que en La teoría de la novela, apuntaló su
pensamiento más tarde, con La novela histórica o los ensayos de
“Sociología de la Literatura, entre los años cincuenta y setenta.
Lukács retoma el marxismo decimonónico para encauzar una nueva
concepción artística, fue ideólogo de un nuevo modelo de “realidad” “en
el que cabía una muy distinta concepción –social y humana— de la
literatura y el estilo” (Gómez, 1996: 344).
Su formación marxista, pero también hegeliana le permite establecer
una
teoría
marxista-humanista,
desde
la
cual,
incluso,
critica
al
economicismo; sin embargo recupera del marxismo
189
la posibilidad que como método ofrece, de explicar la historia mediante las
leyes generales y particulares de la dialéctica, que valora lo absoluto y lo
relativo unitariamente. De este hecho se desprende que el arte no puede ser
valorado particularmente, en sí mismo, sino incardinado al mecanismo general
de la historia, de donde la literatura debe ser valorada como parte del
proceso histórico de la sociedad; de ahí que llegue a afirmar que la dimensión
estética de las obras literarias (tanto en su creación, como en los efectos que
ha de producir) forman parte del proceso social por el que el hombre se
apropia del mundo mediante su conciencia. Es una manera de integrar el
materialismo dialéctico (el arte y la literatura desde la perspectiva de su
evolución) con el materialismo histórico (las causas y los efectos de la obra
artística en relación con la sociedad de la que provienen y a la que sirven)
(Gómez, 1996: 111).
Este presupuesto es fundamental para la SL, que considera
indispensable ubicar la obra literaria dentro del proceso histórico de la
sociedad, en el tiempo y espacio en que fue creada, tomando en
consideración la revisión que hace Lukács de “realismo”, concepto tan
añorado por el marxismo.
Lukács ingresa al Partido Comunista en 1918 y de 1933 a 1944
trabaja en la Unión Soviética con otros ideólogos como M. A. Lifschitz,
en otro planteamiento de una estética marxista plasmada en Historia y
conciencia de clase de 1923. En ese momento, y hasta 1956 sus
planteamientos son ortodoxos acerca del “realismo crítico”, de los
nuevos valores literarios de la Unión Soviética y la “señalización de
universos narrativos” que vayan de acuerdo con la realidad.
En sus estudios no aceptaba totalmente la ideología comunista, al
contrario,
puesto que desde dentro, Lukács logrará que un conjunto importante del
canon de lecturas clásicas occidentales sea aceptado en la Unión Soviética;
es más, a partir de 1956, Lukács recuperará el control de su primer
pensamiento para construir su principal aportación a la historia de la
Estética.109
Como señalan Fokkema e Ibsch, citados por Gómez Redondo (1996: 111, nota 27):
“Goethe, Balzac, Dickens, Gogol, Tolstoi y Dostoievski forman parte de las lecturas
permitidas en la Unión Soviética en parte gracias a los esfuerzos de Lukács (…) ayudado
por su fina intuición política Lukács hizo uso de cualquier oportunidad para ensanchar los
márgenes de libertad”.
109
190
Georg Lukács hizo un rompimiento muy importante de la crítica
marxista hacia nuevos planteamientos teóricos, sin rechazarla, como
hemos visto; esto provocó una fuerte reacción de artistas y pensadores
como Brecht y los miembros de la Escuela de Frankfurt.110
Los planteamientos de Lukács ante el marxismo dan paso a debates
que permiten avanzar en la teoría y crítica del arte y la literatura, así como
en nuevas direcciones epistemológicas, a cargo de los integrantes de la
Escuela de Frankfurt (Adorno, Benjamin), Goldmann, Althusser, Balibar y
Macherey.
Posteriormente, y ya en corrientes muy distintas, hicieron frente a la
discusión del marxismo los posformalistas rusos del Círculo de Bajtín y la
Escuela de Tartu (con Iuri Lotman).
En esta atmósfera iniciaron dos discusiones fundamentales para los
estudios literarios: la primera gira en torno a la función de la literatura en la
sociedad y la segunda el tan discutido grado de compromiso político de la
literatura y el escritor; es decir, la autonomía o no de la literatura.
Debido a las turbulencias políticas y militares que llevaron a la
Segunda Guerra Mundial, la Escuela de Frankfurt se trasladó a Nueva York
en 1933 y vuelve a Frankfurt en 1950; para entonces no concordaba con
los modelos teóricos y filosóficos “estables”, que imperaban en la época
Por otro lado, su aportación a la estética se da en 1956, como se dijo, con su obra
Estética I: la peculiaridad de lo estético. Cuestiones preliminares y de principio, publicada
en 1963 con Grijalbo, Barcelona-México, y en 1966, con la misma casa editora
Aportaciones a la historia de la estética.
110
Debido los debates generados en del marxismo como teoría para el estudio de la
literatura, sus corrientes evolucionaron y dieron paso a otras, como la Escuela de Frankfurt,
fundada en 1923 por Max Horkheimer; se nombró como tal al conjunto de actividades
efectuadas en el Instituto de Investigación Social de la Universidad de Frankfurt, con el fin
de crear una nueva teoría crítica para interpretar y analizar a la sociedad en su conjunto,
que diera cuenta de los efectos negativos de la industrialización de las primeras décadas
del siglo XX en los modelos culturales.
191
tales como el marxismo o el capitalismo, de modo que buscaban nuevas
perspectivas de pensamiento; en el tema que nos ocupa, participaron
principalmente Theodor Adorno y Walter Benjamin.
Las circunstancias socio-políticas mencionadas, así como la huida
del nazismo, afectan su pensamiento e interpretación y los sumerge en una
cultura
unidimensional:
la
americana,
referencia
principal
de
sus
apreciaciones.
Estos pensadores se basan en el presupuesto de Hegel:
el sistema social es una totalidad en la que sus múltiples aspectos reflejan la
misma esencia, el arte y la literatura se convertirán en planos esenciales de la
investigación sociológica; además, por una razón en la que todos coinciden:
sólo a través de la creación artística, el individuo puede liberarse de las
presiones de carácter totalitario (Gómez, 1996: 116).
Adorno es el máximo exponente de la Escuela de Frankfurt y tenía la
formación e influencia común: Hegel, la dialéctica de Marx, el
subconsciente de Freud, por lo menos; su investigación se centra en el
análisis de lo irracional del capitalismo y en el valor de la literatura y el arte
como liberación.
Este
investigador
consideraba
que
la
literatura
no
debe
necesariamente tener un contacto directo con la realidad, en cuanto a
una forma de arte, el término “realista” le impone un compromiso
cuyas consecuencias inmediatas serán la degradación de la palabra y la
conversión de los elementos formales en simples medios de transmisión
ideológica. Sólo se puede concebir el arte ajeno a la realidad, siendo esa
separación la que le concede su principal sentido y valoración. Cuando una
obra literaria se encuentra distanciada de la realidad, podrá convertirse en
una plataforma de observación de esa realidad y podrá, en consecuencia,
utilizarse para enjuiciarla críticamente (Gómez, 1996: 117).
Theodor Adorno es uno de los críticos neomarxistas que mejor valora
la significación de la poesía, único ámbito en el que se pueden encontrar
los límites entre la forma creada y la realidad, sin aspirar a otro tipo de
comunicación; además cree que el conocimiento que permite la literatura
192
no está totalmente ligado al exterior, en sus contenidos, sino también a la
forma lingüística que evidencia la verdadera vocación artística.
Walter Benjamin es un intelectual preocupado también por la
relación entre arte y realidad objetiva, que difieren un tanto de los de
Adorno, proponiendo otras categorías para considerar el arte como una
forma de producción y a su creador como mero productor, puesto que
con el apogeo de los medios de reproducción técnica del arte
(gramófono, teléfono, radio y cine) se transforma el valor de la obra de
arte, a la que ya podía acceder un público mayor que la burguesía, la
cual, hasta ese momento se había apropiado de ella.
Consideró que la obra de arte está hecha para su reproductibilidad,
asunto que Adorno no admitía por considerar este fenómeno como la
decadencia del arte moderno; en cambio, Benjamin ve en ello la apertura
del arte hacia su utilización política, fuera ya del estadio “ritual” en el que
estaba sumido, para el uso y disfrute de una minoría.
En los sesentas aparece una nueva concepción del marxismo, que
entra en contacto directo con el estructuralismo, a través del pensador
rumano Lucien Goldmann, quien acuñó un nuevo sistema conceptual:
“sociología estructuralista genética de la cultura”, o bien, “estructuralismo
genético o genésico”.
Un punto en común entre marxismo y estructuralismo es proporcionar
un ser y sentido al individuo en siempre en relación de su existencia social,
aunque de diferentes maneras. Aunque el marxismo no cree en la
libertada individual, sino considera al individuo dentro de la organización o
comunidad a la que pertenezca.
De modo que el marxismo traza una secuencia histórica de hechos
dentro de los cuales se ha de desenvolver el creador, dentro del tiempo y
espacio que le tocó vivir, para crear un estudio trascendente, y el
estructuralismo, básicamente inmanentista, permite dentro de la crítica
193
planos
abstractos
que
incluyen
relaciones
significativas
sin
que,
necesariamente, se vea reflejado el autor y sus circunstancias.
La sociología genética de Goldmann, trata de demostrar la que el
origen de los fenómenos literarios depende de las estructuras económicas
y los medios de producción, casi exclusivamente; es decir, que la literatura
muestra el grado de esplendor o decadencia de la superestructura
(filosofía, religión, arte) y su relación con la base social que la sustenta.
La visión sociológica predomina en el método de análisis de la
literatura, que se relaciona genéticamente con la historia, la sociología y el
materialismo dialéctico; bajo el presupuesto de que no hay hechos
sociales que no sean históricos, y la historia no se puede concebir sin
motivaciones sociales, así que conforma un sistema a la vez histórico y
sociológico.
…el estructuralismo genético (…) así como rechaza toda separación entre
historia y sicología, no aceptaría tampoco una separación fundamental entre
las leyes fundamentales que rigen el comportamiento creador en el campo
de la cultura y las que rigen el comportamiento cotidiano de todos los
hombres en la vida social y económica. Estas leyes, en la medida en que
existen (y una de las tareas de la sociología es sacarlas a la luz) son igualmente
válidas para la actividad de un obrero, un artesano o un comerciante en el
ejercicio de su oficio o en su vida familiar como para Racine o Claudel en el
momento en que escriben sus obras (Goldman, 1971: 208).
Esta forma de análisis adquiere los tintes estructuralistas ya que a
Goldmann le importan las “estructuras” con relación a los “contenidos que
una visión de mundo implica”, Chicharro (1994: 415) dice:
el de Goldmann es un método estructuralista, “aunque se trata de un
estructuralismo en el que no tiene lugar la muerte del sujeto”, frente a lo que
ocurre en el caso del estructuralismo formalista y althusseriano, para los que el
estructuralismo significa la quiebra de la teoría del conocimiento que remite
siempre a un sujeto trascendental.
En síntesis, la sociología genética goldmanniana considera que la
obra refleja al ser humano, quien, a su vez, refleja una cultura hasta hacer
real la visión de mundo que rodea al escritor; ésta es la aportación de su
194
pensamiento: la unidad que se produce entre teoría y práctica como
concepción totalizadora que considera como “visión de mundo” y
sustituye a “ideología”, como conceptos.
Fueron varios los aciertos de Lucien Goldman, entre ellos categorías,
como las llamó, que ha de tener en cuenta el crítico, como el de
“estructura mental transindividual” (que trasciende al sujeto individual
como creador hacia la colectividad), de la cual emana la “visión de
mundo”:
De aquí surge un sistema de análisis que consta de una serie de puntos
sólidamente determinados y que parte del aserto de considerar el texto como
una totalidad estructural, en el que todas sus partes guardan relación con esa
totalidad a la que pertenecen; de ahí que todos los elementos, tanto
temáticos como formales, tengan que ser puestos en conexión con la
globalidad de la obra (Gómez: 1996: 124).
Dentro de esa globalidad coinciden las estructuras social y estética
ya que son parte del mismo proceso, puesto a través de ellas se puede
comprender la obra literaria que, en estricto sentido, es la manifestación
estética de un grupo social concreto, en un tiempo y un espacio
determinados.
En el marco de esta relación marxismo-estructuralismo, otro
exponente es Louis Althusser, filósofo francés, quien da otra dirección a la
corriente, al no aceptar términos como “orden” o “sistema social”, mucho
menos el de “estructura” vista como organizadora de la totalidad.
Desde este horizonte, Althusser enfoca el arte y la literatura y afirma
que el arte es un fenómeno intermedio entre ciencia e ideología y no
aporta un conocimiento riguroso de la realidad que la creó o a la que se
dirige, ni refleja una ideología de clases; antes bien, una gran obra literaria
trasciende esos límites y los de su autor.
Por tanto, y éste es el aporte específico de Althusser a la crítica literaria, lo que
caracteriza al arte es que proporciona al individuo una “forma de ver o de
195
verse”, es decir, el arte consigue que las personas se vean, se perciban, se
sientan vinculadas a una realidad, puedan, de modo indirecto, aludir a las
ideologías sobre las que la sociedad reposa; así, Althusser determina que el
arte tiene que permitir ver lo “vivido”, mientras que la ciencia procura
conseguir un conocimiento abstracto de esa realidad (Gómez, 1996: 126).
El filósofo francés es el primero en poner en alerta para evitar que la
literatura siga siendo propaganda al servicio de un Estado hegemónico y
propone liberar a la literatura como forma artística, como objeto estético
de una cultura determinada.
Hasta este momento, se ha planteado un panorama general acerca
de los orígenes y planteamientos básicos acerca de la Sociología de la
literatura, que son imprescindibles para la investigación en curso, ahora
tomaremos en consideración las actualizaciones o resignificaciones que en
los años setenta y ochenta se realizaron al respecto, dando paso a la
sociocrítica de la literatura.
Claude Duchet, citado por Negrín (1995: 130), es considerado como
el padre de la sociocrítica, pues fue el primero en utilizar el término a inicios
de los años setenta; este investigador propone una definición y hace un
llamado importante a los investigadores de esta disciplina: la sociocrítica es
“’una sociología de los textos, un modo de lectura del texto’. Y hace notar
que la disciplina tal vez ‘necesite menos conceptos nuevos que justas
aplicaciones’”, en lo que estoy completamente de acuerdo y por tal
motivo utilizo la metodología y conceptuación de Juan Ignacio Ferreras
(1980), única en su tipo hasta ahora, y que se dará a conocer más
adelante.
Francia y Canadá son los países en los que, principalmente, emergió
la sociocrítica; con los años se ha ido enriqueciendo con la participación
de investigadores de otros horizontes, cuyos trabajos difieren, pero están de
acuerdo en “ofrecer una sugerente concepción de la obra literaria en su
ser social” (Negrín, 1995: 118).
196
Ha sido importante que los investigadores, principalmente Albert
Memmi y Edmond Cros (1994: 188-221), hayan aportado la percepción y
comprobación del atraso metodológico que la disciplina ha tenido. Este
último hace un análisis minucioso del recorrido histórico de la SL y reconoce
sus aciertos y limitaciones, y destaca un punto en común: la desatención al
texto mismo en su valor estético, en su literariedad. En este sentido, Edith
Negrín (1995: 134)
anota que la SCL “trabaja con la materialidad del
texto”, coincidiendo con Claude Duchet en que la disciplina
Se interesa en ‘la organización interna de los textos, sus sistemas de
funcionamiento, sus redes de sentido, sus tensiones, el encuentro que haya
en ellos de saberes y de discursos heterogéneos’ (Negrín, 1995: 134)
De manera que una de las principales diferencias de la SL con la SC
es precisamente, y primero que nada, considerar la literatura como obra
de arte y observarla desde su valor estético, tópico que en los años
ochenta retoma en el mismo sentido el español Juan Ignacio Ferreras. Lo
anterior representa el salto necesario de la SL a la SCL; a decir de Regine
Robin, quien está de acuerdo en estudiar la escritura, el orden del lenguaje
y los procesos de textualización111, que suelen ser las mediaciones y
homologías, como veremos después. Este presupuesto teórico ya lo
habíamos hecho notar con Ferreras y López Aguilar al principio de este
capítulo.
En síntesis podemos decir que el atraso teórico-metodológico de la
SL hasta los setenta-ochenta se debió primero, al “empirismo” inicial en el
análisis de la obra literaria y luego al exceso de teorización acerca de las
funciones sociales e históricas a las que debería obedecer el texto e,
incluso, el propio escritor. Es decir, el objeto artístico, en este caso la
literatura, debía verse desde una realidad social, prácticamente como
111
Vrf. Negrín Op. Cit.
197
reflejo de ella y el análisis prácticamente era ajustado a la ideología
predominante, sin otra mediación que la visión de mundo goldmanniana.
Los sociocríticos rompen con este paradigma y se enfrentan a la
problemática de redefinir la relación texto-sociedad y establecer de qué
manera se vinculan. Zyma y Cros, en el Atisbo a la emergencia… de
Negrín, concuerdan en que es necesario establecer otro tipo de
mediaciones entre ambos y éstas son: el lenguaje y las instituciones 112, ya
no solo la visión de mundo sino una relación lingüística entre texto y
contexto.
Esta conceptualización de mediaciones ya había sido tomada por
Ferreras (1980: 37-41 en sus clases, así como en la investigación que dio pie
a sus Fundamentos…, que son muy importantes para el análisis del texto
literario:
Una mediación, o una relación con efectividad virtual, es el concepto que
intenta salvar, para su posible explicación, la especificidad de los dos
elementos abstractos que constituyen toda relación. Así podemos decir que
“existen ciertas circunstancias mediadoras en tal obra”, lo cual no quiere decir
que estas circunstancias determinaron la obra, sino que fueron recogidas por
la misma, quizá en oposición a las mismas.
Encontrar las mediaciones de una obra literaria o artística no significa, pues,
buscar la causalidad explicativa de la misma, sino establecer el mayor número
de relaciones posibles entre la obra delimitada para el análisis y las
circunstancias que la rodean y que, por tanto, median (Ferreras, 1980: 37-38).
Este investigador incluye para el análisis literario las mediaciones
institucionales y lingüísticas, al igual que Cros quien propone la creación de
un tipo de mediaciones que enlazara lenguaje e instituciones, que
funcionan
a
través
de
la
“práctica
social”,
que
es
“ideología
materializada”, generadora de un discurso y permea en los textos
literarios113.
Las instituciones, también llamadas “aparatos ideológicos del Estado” son la familia, los
sistemas educativos, la iglesia, la administración pública, los medios masivos de
comunicación, etc.
113 Para mayor información seguir con Edmond Cros (1986: 200 y ss)
112
198
Aparte de mediación, Ferreras toma en cuenta el concepto de
“homología”114, que es la red de relaciones que, junto con la mediación de
las instituciones, establece el texto con determinado hecho social y
viceversa; la homología permea la visión de mundo de un momento
histórico determinado.
La diferencia entre homología y mediación es que la primera recoge
vínculos similares entre el texto literario y el hecho social; por su parte la
mediación del lenguaje –a decir de investigadores diversos— que siguen a
Duchet:
Explican que en una sociedad dada, existen diversos lenguajes y discursos que
‘conocen’, de una manera diferenciada e incluso antagonista, “lo real”. Estos
discursos están siempre entre “el mundo real” y la literatura […] El escritor
puede tener la intención de asir lo extratextual, pero la literatura no se
relaciona en primera instancia con el mundo concreto sino con otros discursos
(Negrín, 1995: 136).
Edith Negrín se acerca a la concepción de homología en el siguiente
párrafo, cuando apunta que la SCL sí tiene como finalidad conocer lo real:
dar cuenta de ello, con el material que le es propio y que no es lo real, sino las
diversas formas en que lo real ya está tematizado, representado, interpretado,
semiotizado en discursos, lenguajes y símbolos. Sin embargo, estos discursos son
también parte de lo real (Negrín, 1995: 136).
Tal es la propuesta más fuerte de la sociocrítica: la producción de
sentido a través de “la mediación del lenguaje entre la vida social y la
literatura”; esta producción de sentido no pretende ser monosémica sino
un campo de contradicciones, de conflictos.
Para abundar en el tema de “mediación y homología” se puede consultar a Pierre
Bourdieu en “Campo intelectual y proyecto creador”, en Nara Araújo y Teresa Delgado
(selección y apuntes introductorios) Textos de teorías y crítica literarias (Del formalismo a
los estudios poscoloniales), Universidad de La Habana, Facultad de Artes y
Letras/Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, México, 2003, pp. 239286. Seguir con Bourdieu en Sociología y cultura, México, CONACULTA-Grijalbo.
114
Es importante considerar que Bourdieau había publicado este material en 1967 en
Problemas del estructuralismo de Jean Pouillon, et al., México, Siglo XXI, lo que nos anuncia
la vigencia de sus postulados y la nueva lectura que se hace de la sociocrítica.
199
La realidad referencial (le denomina Cros), estructura estructurante
(Ferreras) al atravesar las mediaciones de las instituciones y el lenguaje
sufre una transformación semántica, hasta llegar a una construcción
formal, estructural (la obra literaria, estructura estructurada, según Ferreras),
que posibilita su análisis y le da validez a diversas interpretaciones.
Con estas bases, entonces, se puede analizar el objeto de estudio
propuesto; además durante éste, en el capítulo III se especificarán tópicos
que los autores y mi propia experiencia crítica permiten.
2. Recorrido histórico por la poesía visual y concreta
La teoría y metodología elegidas para conducir la presente investigación,
Sociología de la Literatura y sociocrítica permiten, en sus propuestas más
recientes, el estudio de la obra literaria tanto en su trascendencia (de
manera extra textual) como en su inmanencia, con los recursos
estructurales
que
el
investigador
considere
convenientes,
independientemente de los establecidos por tales planteamientos.
Para lograr una interpretación lo más válida posible de los
Poelectrones, en su naturaleza eminentemente literaria, es preciso abordar
la forma desde varios frentes que se detectan en el análisis. En primer lugar
ubicaré la producción de El canto del gallo como heredera de una
tradición de poesía visual, así como la innovación y la propuesta de Jesús
Arellano; también es importante, desde la Historia de la literatura vincular
nuestro objeto de estudio con las vanguardias en América Latina,
particularmente del Concretismo, así como con la poesía de protesta o
crítica social.
Para ello, primero esbozaré una conceptuación especializada de
poesía visual para posteriormente hacer un recorrido por su historia y
entramarla, en un momento posterior, con las otras formas de poesía a las
que se allega el poemario.
200
2.1. Recorrido histórico por la poesía visual
Después de la segunda década del siglo XX, recién dejado el XIX,
Guillaume Apollinaire115 acuñó la palabra “caligrama” al unir las palabras
“caligrafía” e “ideograma”, términos que, actualmente, bajo la norma de
la Real Academia de la Lengua Española entendemos como: caligrafía:
arte de escribir con letra bella y correctamente formada, según diferentes
estilos, e ideograma: imagen convencional símbolo que representa un ser
o una idea, pero no palabras o frases fijas que los signifiquen.
Bajo tal concepto, Apollinaire publicó poemas que ya tenían el
carácter de rupturista, entre 1913 y 1916. De tal manera que este género o
subgénero de la poesía lírica no es nuevo, y debemos recalcar que ni
siquiera para él lo fue, puesto que, según los datos que se tienen fueron
Simias de Rodas y Teócrito de Siracusa los primeros autores de caligramas,
en occidente.
Actualmente, justo cien años después de Apollinaire, la poesía visual
(PV)116 se entiende también como “caligramas, grafismos, escritura en
libertad,
poesía
figurativa,
experimental,
visual
y
otras
tantas
denominaciones se le han dedicado a las diferentes vertientes de estas
manifestaciones poéticas que nos ocupan” y que, de cualquier manera
podemos considerar, con Samuel Gordon, “Poesía para ver antes que
leer”, puesto que es cierto que “suele seguir los más variados diseños para
“Wilhelm Albert Wladimir Alexandre Apollinaris de Kostrowitzky escritor nacido en Roma
en 1880 y muerto en París en 1918, se insertó en las letras francesas. Para formar el vocablo
Caligrama, Apollinaire cruzó las palabras caligrafía e ideograma, “designando con ella
una serie de poemas rupturistas de marcado carácter pictográfico que publicó bajo el
título de Calligrammes. Poèmes de la paix et de la guerre (1913-1916)” (Gordon, 2011: 14).
115
116 Cada vez que se enuncie PV me refiero a poesía visual e, incluso, a cualquiera de sus
nomenclaturas o variantes, a menos que se describa de otra manera en el cuerpo del
texto.
201
representar objetos físicos o sugerir acciones, movimientos, estados de
ánimo o algún sentimiento en particular” (Gordon, 2011: 13).117
Alejandro Palma Castro, por su parte, aporta las reflexiones de Dick
Higgins118 en cuanto a la dificultad para definir la poesía visual, o figurativa,
como él la llama, antes del concretismo, nacido en Brasil ya en el siglo XX,
puesto que su abundancia y variedad en la historia no permite establecer
un “patrón exacto”, de manera que Palma propone que la PV se entienda
también como poesía figurativa, poesía experimental, poemas objeto,
entre otros, siguiendo a Higgins, citado por Palma (2011:167).
Continuando con la idea de Higgins podríamos considerar que en general el
término poesía visual es aplicable no solamente al tipo de poemas que
figurativamente hacen una mímesis de su contenido sino también a todas
aquellas formas alternas de poesía que enriquecen la escritura del poema en
general y donde, por supuesto, cabría en ocasiones considerar cierto tipo de
prosa.
En este sentido, la reflexión acerca de PV lleva a preguntarse si es
poesía visual o imagen poética. Es el caso de la investigadora de la
Universidad Autónoma de la Ciudad de México Yolanda Guerra Macías
quien plantea aspectos teóricos en “El acto de mirar” en la PV:
Mirar es fundir horizontes entre el yo poético y el tú espectador. Es acercarse a
la observación que tiene qué ver con el acto de celebrar algo, en un
momento creativo que se da a partir de que el mirar se activa mediante el
proceso de fusión de horizontes que permiten reconstruir y hacer emerger la
poética (Guerra Macías, 2011: 60).
De modo que ella plantea la poesía visual como dilucidación y unión
que permite vislumbrar un abanico de posibilidades de interpretación o
hermeneusis en que “la expresión de lo visual permite acercarse al acto
Este tipo de poesía tiene su origen lírico, sin embargo “ha devenido en no pocas
ocasiones en concreta y hasta autorreferencial como veremos con Jesús Arellano”
(Gordon, 2011:14).
117
118
En Pattern Poetry. Guide to an Unknown Literature. Nueva York: SUNY, 1987.
202
poético de la palabra. Podría decirse que es una ventana a la
introspección de la obra de arte” (Guerra Macías: 60).
Por otro lado plantea el aspecto plástico de la PV, con dos
posibilidades: la relacionada con trabajos tipográficos y la referente a la
combinación entre caligrafía y medios visuales, que tiene una sutil
diferencia: los primeros se constituyen de poesía modelada con diversos
tipos de máquinas de escribir o computadoras, sin que intervenga el puño
y letra del escritor, y los segundos pueden ser escritos a mano, o dibujados
para, posteriormente modificarlos con máquinas y programas que
permitan su diseño.
Guerra Macías, en su calidad de maestra en Diseño Gráfico y Doctora
en Humanidades se pregunta si es “poesía visual o imagen poética”; en
ambos casos se concluye la validez e interrelación de términos puesto que:
La imagen interviene en la lectura de una manera fáctica, después viene el
intento por descubrir el poema que la imagen contiene. Es evidente que está
hecha para ser vista y leída, la musicalidad puede estar o no presente en este
juego experimental. Si en la poesía tradicional se busca el ritmo sonoro, en la
poesía visual se busca el ritmo icónico o cadencia visual (Guerra Macías, 2011:
89).
En la PV evidentemente existen los juegos de tipografía, color y formas
en las que “su dinamicidad radica en la forma en que el poema le permite
jugar con el texto”; el efecto visual debe participar en el sentido poético
dando y recreando los espacios pertinentes de la lectura a través de la
conducción que la misma imagen va aportando; es decir, que participa e
interviene en la generación de imágenes poéticas que conducen a la
interpretación, pues la imagen promueve el pliegue y repliegue de la
poesía.
Ahora, se anota que este tipo de poesía, de suyo experimental incluso
para nuestra época literaria, requiere esfuerzo lector pues “no es para ser
leída una sola vez, tampoco es para apresurar el tiempo, es y requiere
203
detenerse en ella, hacer una pausa y mirar una y otra vez cada palabra y
cada imagen” (Guerra Macías, 2011: 93).
Un ejemplo de ello es el uso de las diversas posibilidades tipográficas
que permiten al lector ubicar su aproximación o bien le hacen evidente el
juego que establecerá en la lectura o de una “lógica discursiva lírica
basada en la visualidad” –cita a Gordon.
Con las reflexiones anteriores podemos concluir que ambas, poesía
visual o imagen poética no dejarán de nombrarse siempre juntas e, incluso,
considerarse iguales. Decimos con Diego Lizarazo (2004: 53):
La imagen puede devenir poesía y la poesía puede hacerse imagen. En un
punto, en una historia, la imagen alcanza el estatuto de poética, pero la
imagen poética desborda la sustancia del lenguaje único. Estalla en palabras
(la palabra que, en la poesía, hace imágenes).
Podemos decir, entonces, que este tipo de poesía está pensado para
conducir de la forma al fondo e involucrar al virtual lector en una doble
dinámica: visualidad y contenido, y viceversa. Es decir, si bien la imagen le
da un sentido determinado al poema, sigue vigente la posibilidad de
explotar la polisemia y explorar variaciones en la interpretación.
Esto puede ser una ley circular en donde la palabra da sentido al poema y en
donde la imagen emerge de ello, y a su vez, ésta conduce a través de un sentido, a
la introspección de la palabra. Por lo tanto, podemos decir que la poesía visual es,
dependiendo del lado en que el lector se aproxime y en sus observaciones se
involucrarán los códigos que la expresión tiene en sí misma, también imagen
poética… (Guerra Macías, 2011: 90)
Guerra Macías también apunta que la PV rompe con el orden de
lectura convencional, de modo que esto ocasiona efectos múltiples,
depende por qué faceta inicie el lector, de tal manera que el poema
hable, una vez hecho esto, su función está cumplida.
Ya hacia 1974, Marco Antonio Montes de Oca (1932-2009), al igual
que Jesús Arellano de los mejores y menos conocidos poetas mexicanos,
204
en su libro Lugares donde el espacio cicatriza119, escribió en “Escritura
Gratuita” (texto introductorio) la concepción más lúcida y poética en torno
a la poesía visual en México:
En su sed de encarnación el poema visual busca cuerpo y sangre propios, un
espacio congénitamente suyo que lo siga a todas partes como una sombra
blanca. Movida por cierta complicidad radical, la escritura entonces
abandona su carácter neutro y participa: ya no es solamente un medio que
conduce significantes sino significado en sí mismo, azar domesticado,
escultura que ayuda a su escultor a darse vida y forma.
Feria de paradojas complementarias el poema gráfico captura al
tiempo fulminado. Fundación debida a la alquimia y al diseño introspectivo,
semeja, incluso, el esfuerzo de quien se obstina en embalsamar relámpagos o
un texto que se asombra de haber sido escrito. Tanto valdría, o casi, atribuir al
poema visual una conciencia autónoma, vida propia dotada del soplo
hilozoísta que los primitivos infunden a su concepción del mundo: todas las
cosas respiran en secreto. El lenguaje visual, por fecundación analógica,
conspira a espaldas de su autor y como Dios mismo, sólo se manifiesta a través
de sus milagros (Gordon, 2011: 37-38).
2.1.1. Poesía visual en el contexto mundial: los inicios
Ya se ha dicho antes que poesía caligramática es un término ideado por
Guillaume Apollinaire entre 1913 y 1916; sin embargo la historia de la Poesía
Visual en occidente data de la época de los poetas bucólicos griegos,
tales como Simias de Rodas (hacia el siglo IV a. C.) y Teócrito de Siracusa,
(entre el 308 y 240 a. C.), este último es considerado el primer autor de
caligramas de la época helenística.
Alejandro Palma considera, por estos tiempos, que la poesía visual o
experimentación poética en Occidente parte de la Technopaegnia120 de
los griegos; de acuerdo con Julián Herbert:
Se conoce en México como poetas visuales a Octavio Paz con Toponemas y Discos
visuales (1968); Jesús Arellano con Poelectrones en El canto del gallo (1972); Ulises Carrión
como
artista
experimental,
disponible
en
http://www.literatura.bellasartes.gob.mx/index.php?option=com_content&view=article&id
=4024:se-presentara-la-reedicion-de-lugares-donde-el-espacio-cicatriza-de-marcoantonio-montes-de-oca&catid=73:boletines&Itemid=89, consultado en enero de 2016. Y
no se puede dejar de mencionar a José Juan Tablada con Li Po y otros poemas.
119
205
Technopaegnia es la palabra griega sugerida por Ausonio (310 d.C.) para
designar la estrategia de disponer los versos según la forma del objeto en que
se imprimirán: un huevo, un hacha. Estas obras son antecedente de los
caligramas. No solamente de los de Tablada o Apollinaire; también de los de
George Herbert en el siglo XVII y los de Acuña de Figueroa en el XIX. Son fuente
de tradición (2009: s/p).
Posteriormente, del mundo latino emergen Publio Optaciano Porfirio
(siglo IV d. C.) y Venancio Fortunato (siglo VI) (laberintos y pentacrósticos).
En el siglo IX aparece la obra de Rabano Mauro (autor más importante de
laberintos); posteriormente surgen las tradiciones hebrea e islámica y otras,
tanto en la época bizantina como en el Renacimiento y hasta el XIX se
muestra la práctica de esta forma de poesía gráfica, con mayor énfasis a
partir del siglo XX, sin dejar de pasar por algunas regiones en los siglos
intermedios como se verá a continuación.
2.1.2. Poesía visual en el contexto mundial: su creación
programática en la modernidad
Con todo lo anterior, o pese a ello, se sabe que esta forma poética inicia
de manera formal, como ruptura, con Stéphane Mallarmé (1842-1898),
cuando publicó “Un tiro de dados” en la revista Cosmopolis en mayo de
1897”, que constituye el arte poética que le daría origen, porque ya puede
considerarse caligramática.
Del prefacio de Mallarmé (2008 y 1998: s/p) para Cosmopolis tengo
para mí que su voz dice:
Me agradaría que no se leyera esta Nota, o que después de examinada
rápidamente, se la olvidara. Poco enseña al lector suspicaz, pero puede llegar
a perturbar al ingenuo, aún antes de fijar la mirada en las primeras palabras
Continúa Palma Castro, Op. Cit., pp.170-171: “La experimentación en la literatura
occidental no ha sufrido demasiados cambios desde el planteamiento de la
technopaegnia alrededor del siglo III a. de C. Será hasta mediados del siglo XX con el
Concretismo y las vanguardias subsecuentes, cuando se reformulen muchas de aquellas
experimentaciones previas buscando nuevos modos de lectura o proponiendo, a través
de la tecnología digital, nuevos soportes del texto.
120
206
del Poema, porque conforme están dispuestas, lo conducen de inmediato a
las últimas.
La única novedad del conjunto es la manera en que las líneas están
espaciadas. Los “blancos”, en efecto, adquieren importancia, impresionan
desde el comienzo. La versificación exige ordinariamente un silencio en
derredor, a tal punto, que un trozo lírico, o de pocos pies de verso, ocupa, en
el centro de la hoja, aproximadamente el tercio de la misma. Yo no sobrepaso
esta medida: la disperso, solamente. El papel interviene cada vez que una
imagen empieza o acaba, aceptando la sucesión de otras imágenes; y como
no se trata, según ocurre siempre, de líneas sonoras regulares o versos –mejor
dicho de subdivisiones prismáticas de la idea- el instante de aparición y
duración de su influencia en alguna escenificación espiritual exacta, se
produce en lugares distintos: próximos o lejanos al latente hilo conductor, en
razón de la apariencia de verdad que el texto adquiere en la distribución
tipográfica. La ventaja literaria, si es que tengo derecho a decirlo, de este
espacio que reproduce al que separa mentalmente los grupos de palabras, o
las palabras entre sí, es que después parece acelerar o retardar el
movimiento, dándole métrica e insinuándolo mediante la visión conjunta de la
Página, tomada ésta como unidad, tal cual ocurre en otras circunstancias con
el Verso o línea perfecta. La ilusión surgirá velozmente alrededor de las pausas
fragmentarias de una frase fundamental, según la movilidad del escrito, desde
el título mismo, introducido y continuado en el poema en resumen, todo
ocurre hipotéticamente. Se evita el recitado. Hay que agregar que de este
empleo descarnado del pensamiento, con sus contracciones, prolongaciones,
huidas, o su dibujo mismo, resulta una partitura para el que quiera leer en alta
voz.
La diferencia de los caracteres de imprenta entre el motivo
preponderante, el secundario y el adyacente, adquiere importancia en la
emisión oral. La ubicación en la parte superior, inferior o media de la página,
indicará que la entonación sube o baja. Únicamente ciertos intentos muy
audaces, ciertas conquistas que forman el contrapunto de esta prosodia,
quedan en estado elemental en una obra falta de antecedentes como ésta.
No es que considere que ha llegado la oportunidad de tímidos ensayos, o de
actuar muy contrariamente a la costumbre en un Periódico como éste; por
más que se muestre valiente y acogedor de las bellas libertades. Sólo me
pertenece la compaginación especial, o de volumen. Sin embargo, debiera
haber indicado, mejor que el esbozo, un “estado” del poema adjunto, que no
rompiera totalmente con la tradición; debiera haber organizado su
presentación en diferentes formas, para que frente a ellas nadie se confunda,
y que bastarían para abrirles los ojos. Sin presumir hoy del futuro que surgirá de
aquí –un arte, o casi nada- reconozco gustoso que el intento puede tener
imprevistas consecuencias particulares, provechosas para nuestra época,
como el verso libre y el poema en prosa. Sé que su reunión se efectúa bajo
influencia extraña: la de la Música oída en el concierto. Habiendo encontrado
en ella varios medios que parecían pertenecer a las Letras, los retorno. El
género que como la sinfonía, deviene uno, deja intacto poco a poco, al lado
del canto personal, el antiguo verso, al que guardo culto y atribuyo el imperio
de la pasión y del ensueño. Habría llegado la oportunidad, mientras lo
permita, de tratar preferentemente tales temas de imaginación pura,
207
compleja e intelectual. No hay motivos para excluirlos de la Poesía, única
fuente121.
Un golpe de dados nunca suprimirá el azar122
(Fragmento)
EL AZAR
Cayó
la pluma
rítmica suspendida en lo siniestro
se
sumerge
en las espumas
originales
donde no ha mucho crecía su delirio hasta
una cima
asolada
por la neutralidad idéntica del
abismo
121
La nota de los editores franceses de la edición anotada arriba dice: La parte que va
entre las palabras “Únicamente ciertos intentos muy audaces...” y “...que bastarían para
abrirles los ojos”, se refiere a la edición del Poema efectuada en Mayo de 1897 por la
Revista “Cosmópolis”, para la que había sido hecho este Prefacio. Sin embargo, nos ha
parecido de interés general y de bastante significación dentro del pensamiento del autor,
para ser reproducida aquí, al frente de la edición definitiva preparada bajo su dirección, y
que debía aparecer en el momento en que lo sorprendió la muerte. La principal
innovación establecida por él en este último “estado” de su obra, para utilizar el término
del cual se sirvió, parécenos consistir en que no existe una sola página o “verso”, sino que
la lectura se hace sobre las dos, conjuntamente, teniendo en cuenta, simplemente, el
descenso ordinario de las líneas.
Nota del traductor: Todas las características tipográficas de la edición francesa:
formato, distribución de los “blancos”, tipos de imprenta, etc., han sido respetados en esta
primera edición castellana. Hemos puesto especial empeño para que así suceda, porque
consideramos que con esto damos al lector una imagen más fiel de lo que Mallarmé ha
querido intentar con Un Golpe de Dados; además, sabemos lo que para el Poeta
significaban todos estos elementos gráficos, el cariño que ponía en su elección y la
importancia plástica que en el poema adquieren.
208
Como puede observarse tanto en el prefacio como en el poema,
existe intencionalidad en la disposición de los versos, los espacios en
blanco y la letra poética evidencia el dinamismo del juego de dados.
Esta publicación antecede a Apollinaire, quien en 1913 publica “La
antitradición futurista” y el “manifiesto síntesis” que evidencian ya de
manera clara la disposición tipográfica de los calligrammes, tal es el caso
de
“La
paloma apuñalada
y
el
surtidor”,
de
sus
poemas
más
emblemáticos:
209
Ignacio Velázquez (1999: 39), editor y traductor de los Caligramas al
castellano dice en el estudio introductorio “Apuntes para una lectura
apolinariana”:
La adopción de la escritura caligramática es algo más profundo para el poeta
que el desarrollo de una práctica expresiva original. Con independencia de
sus elementos meramente tipográficos, la polémica que hab[r]ía de desatar
pondría en claro que se trataba de la sustitución de una “lógica discursiva”
por un vehículo ‘sintético ideográfico’ […] y ni siquiera el abundante repertorio
de usos próximos […] enmascara la originalidad sistemática de la práctica de
una escritura lírica basada en la visualidad.
Es importante destacar que, pese a que se considera a Mallarmé y
Apollinaire los precursores de la poesía visual en la época moderna, Lewis
Carrol ya había escrito el poema en forma de “cola de ratón”, que
“aparece por primera vez en el manuscrito de Las aventuras de Alicia en el
subterráneo (1864), el volumen que Lewis Carroll entregó a Alicia, donde
plasmó la versión de la historia que había narrado a las tres hijas del
decano Liddell. La versión manuscrita es ésta”:
210
La segunda versión es la que se incluyó en Alicia en el país de las
maravillas123:
Como afirma González de León, "los versos ideográficos de L. C. son
bastante anteriores a los caligramas de Apollinaire (el primero, de 1913) o a
los del mexicano J. J. Tablada (1920)..."
Carroll creó el poema y le dio disposición de caligrama que oculta
en realidad un poema con estructura métrica, como puede observarse:
Ambas imágenes fueron tomadas del libro de Lewis Carroll/Ulalume González de
León, El riesgo del placer, México, Era, 1979 (Biblioteca Era. Poesía), pp. 140-143.
123
211
Furia interpeló a un ratón
que sorprendió en un rincón.
“Convocaré un tribunal
que no cueste ni un real.
¡Ea, vamos! No hay excusa,
que aquí soy yo quien acusa,
que en verdad esta mañana
de esto solo tengo gana”.
Le dijo el ratón al perro:
“Estimado señor, pero
Si no hay ni juez ni jurado,
tal juicio está descartado”.
“Seré el jurado y el juez
—dijo el taimado— a la vez.
Y la condena en total
será pena capital”.
212
Este caligrama de Carroll es antecedido por un diálogo con Alicia, de
modo que se ve así:
Es así como la Historia de la literatura hace o debe hacer una
reconsideración cronológica si, después de un minucioso análisis, resulta
Carroll el precursor de la poesía visual occidental en la modernidad.
Un gran salto temporal y espacial hago en este apartado: “Poesía
visual en el contexto mundial…” porque existe un vacío documental
respecto a poesía visual. Me voy, entonces, a la tradición española
contemporánea, información que he encontrado recientemente y que,
además, alude a Jesús Arellano con sus Poelectrones: María Andrea
Giovine, “El poema visual como instrumento de crítica”.
213
2.1.3. Una tradición española
En busca de antecedentes de la poesía visual, con el fin de completar
un recorrido histórico para ubicar a los Poelectrones en el concierto
supranacional, recientemente encontré un artículo novedoso (2016: s/p),
parte de una serie denominada Poéticas visuales, que da cuenta de una
tradición española y menciona a Jesús Arellano en El canto del gallo, tal y
como referiremos a continuación:
María Andrea Giovine (2016: s/p) propone la poesía visual como un
“instrumento de crítica en constante renovación, como producto de una crisis
de los lenguajes artísticos del siglo XX, cuya definición poética es la indefinición y
el cambio, para dar paso al poema visual que
se asemeja al mundo posmoderno fascinado por el minimalismo, la idea de rizoma, ir
en contra del master code para favorecer la presencia del idiolecto, lo polimorfo y lo
andrógino, la indeterminación, la inmanencia, las estructuras abiertas y disyuntivas, el
juego, la anarquía, el silencio o la polifonía versus el Logos, la participación activa
frente a la distancia, la dispersión, el intertexto, el fragmento versus el discurso
totalizante (s/p).
Este discurso totalizante también plantea que la tecnologización
permitiría grandes progresos para el siglo XX y en adelante; así fue,
efectivamente, en los aspectos prácticos del ser humano; sin embargo los
resultados a nivel social provocaron en el campo artístico gran cantidad de
movimientos en protesta por los acontecimientos mundiales.
En este contexto, la poesía llamada experimental
pretende lograr libertad total a través de una postura plenamente abierta a
nuevas posibilidades combinatorias de signos de naturaleza distinta. La rebelión,
anarquía y cuestionamiento de los artistas a lo largo de todo el cauce del siglo XX
representa un salto a la concepción del arte como antiarte, en la cual se insertan
numerosos poemas visuales (s/p).
214
La temática de la PV, como se ha dicho, es muy variada, va desde la
autorreferencialidad
y
el
conceptismo
(como
veremos
después,
el
Concretismo también puede incluir PV. Nuestro autor, Jesús Arellano, se
inscribe en estas dos corrientes), el azar, la crítica artística, social y política, el
desencanto social.
Aquí
tenemos un ejemplo contemporáneo, parte de una serie
denominada Los signos de la mano autoría de Fernando Millán, entre 1968 y
1975, época en que también fueron editados los Poelectrones (1972 y 1975).
Las fechas de Signos... los ubican en el contexto político franquista, y estas
manos representan un mensaje de resistencia.
Estos Signos... son poemas visuales cuyas letras forman una mano
abierta, con o sin los dedos completos y en distintas posiciones.
Aquí tenemos un iconotexto del catalán Joan Brossa, denominado
“Poema”, de 1970, que
hace pensar en el célebre poema de Gabriel Celaya La poesía es un arma
cargada de futuro... y cabe destacar su fecha de elaboración, 1970, es decir, una
época en la que, tras los acontecimientos políticos en general y los movimientos
estudiantiles en diversas partes del mundo en particular, muchos artistas
215
pretendían sumar el arte a las filas de la crítica social y la militancia política
(Giovine, 2016: s/p).
Tal es mi poesía: Poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
tal es arma cargada de futuro expansivo,
con que te apunto al pecho
Gabriel Celaya
María Andrea Giovinne especifica el caso de Jesús Arellano con los
Poelectrones (1972) dentro de la corriente de la poesía visual que se enfocó a
la crítica social, de la siguiente manera:
En sus “poelectrones”, Jesús Arellano enfatiza la función de la mancha
tipográfica y el uso de una especie de positivo y negativo del texto. Todos los
poelectrones se caracterizan por plantear una dura crítica al sistema político y
social. En este caso, vemos el rostro de Salvador Allende, pero también hay
poelectrones dedicados a Tribilín, a Benito Juárez o al Che Guevara. Los
primeros versos de este caligrama, a lo largo del cual prevalece un tono de
indignación por la muerte de Allende, dicen lo siguiente: “cómo nos quemó
que te asesinaran/nos tiznó hasta las madrigueras del ser/y un gran nudo de
pelos goriló las gargantas” (s/p).
216
Giovine termina el artículo puntualizando que el siglo XX fue de
transformación y revolución en el arte, cosa que es bien sabida en los
ámbitos académicos y, por supuesto, plantea que “la crisis de los lenguajes
artísticos ha dado lugar a una amplia hibridación de géneros (de lo cual es
prueba la poesía visual misma) y a un sinfín de propuestas innovadoras”.
2.1.4. Poesía visual en Hispanoamérica
Ya en Hispanoamérica, enfocados hacia una tradición mexicana de
la poesía visual, podemos mencionar que:
un útil pivote entre las influencias orientales y la transición lúdica del
Modernismo a la Vanguardia junto a las primeras apariciones caligramáticas
en nuestra lengua, el recordado “Triángulo armónico” de las Japonerías de
estío de Vicente Huidobro (1893-1948) incluido en una de sus recopilaciones
que más pleitesía poética y genuflexiones estilísticas rindió a Rubén Darío
(1867-1916): Canciones en la noche, el cual se inscribió totalmente en la moda
de los japonismos “exóticos” de la época, a la manera modernista, pero en el
que propuso, también, una segunda posibilidad, la del caligrama”, con una
amplia diversidad de lecturas posibles… ‘ello continuando con la ruptura
versual y con la disposición espacial hacia la que apuntaron tanto Mallarmé
como Apollinaire’ (Gordon, 2011: 20).
217
De Huidobro tenemos como ejemplo:
De Oliverio Girondo podemos considerar “El espantapájaros”:
218
2.1.5. Poesía visual en México
Ya en México, los primeros intentos se remontan –según las investigaciones
de Samuel Gordon hasta 2011—al siglo XVI, cuando era aún la Nueva
España, “con los carmina figurata de Cristóbal Cabrera (¿1515?-1598),
quien llegó a la Colonia entre 1531 y 1533”; los escritos que existen están
algunos en la Biblioteca Vaticana y otros en la Nacional de Madrid.
Gordon concluye que es difícil considerar estos carmina figurata
como antecedente cabal de la poesía visual en México puesto que,
aunque algunos fueron escritos en este país, están escritos en latín por un
peninsular que residió muy poco en América; y sin embargo, quede
consignado en estas páginas.
Ejemplo de carmina figurata:
219
No fue sino hasta doscientos años después que Mariana Navarro, en
el siglo XVIII escribió unas “Décimas acrósticas124” dedicadas a Fernando VI
en forma de sol construido con palabras y trazos. Esta manifestación puede
considerarse el precedente real, del tiempo de la Colonia.
2.1.6. Poesía visual en el México del siglo XX
José Vicente Anaya en la revista Alforja (2002-2003: 13-19) dice: “quien
opine que en nuestro país es poca o nula la experimentación en poesía y
José Vicente Anaya en “¿Dónde empieza y dónde termina la poesía visual de
México?” en Alforja, revista de poesía, invierno 2002-2003, p. 13-19, también dice: “a
principios de la década de 1970, el latinista Ignacio Osorio descubrió una gran cantidad
de poemas visuales escritos por monjes de la época novohispana. Y no podemos dejar de
asombrarnos ante el poema visual titulado ‘Décimas acrósticas’, de Mariana Navarro […]
publicado en el siglo XVIII, poema en que la autora no sólo juega logrando un insólito
acróstico, sino que también nos presenta un espléndido Sol fulgurante de rayos”.
124
220
que no se han explorado las varias formas que hoy denominamos poesía
visual, estará mostrando ser un ignorante sin remedio”.
Ya bien entrado el siglo XX, el mexicano José Juan Tablada reintrodujo
esta modalidad en Li-Po y otros poemas (Caracas, 1920), denominados por
él “poemas ideográficos”. Luego Diego Rivera promueve el movimiento
estridentista, encabezado por Manuel Maples Arce, con su poema
“Irradiador estridencial”125:
Considero que este poema visual que es el antecedente “real” de los Poelectrones,
dado su contenido político y las innovaciones lingüísticas.
125
221
Una revisión somera de los Contemporáneos nos permite observar que
no incursionaron de manera significativa en la escritura caligramática.
Salvador Novo escribió los ideográficos “Jarrón y “Mariposa”.
Los estridentistas sí experimentaron con algunos signos de “+” o “=” en
sus textos literarios. Se rescatan algunos fragmentos de prosa, por ejemplo
de Arqueles Vela en La Señorita Etcétera (1922), que ilustran el caligrama
con el crucero de ferrocarril.
Ya hacia los 60 aparece el caligrama de Octavio Paz “Custodia”; le
precede su libro Toponemas (1968), que contiene seis grafismos “que se
cuentan entre los menos ingeniosos y atractivos de la tradición mexicana”
(Gordon, 2011: 28). En Vuelta, aparecen las siguientes propuestas de Paz,
en la que destaca “Jorge Guillén en forma de pájaro”.
Toponemas
“Palma del viajero”
a Marie José [Paz]:
Ravenala Madagascariensis.
222
“Parábola del movimiento” a Julio y Aurora [Cortázar]:
Con referencia al capítulo 56 de Rayuela.
“Nagarjuna” a Ramón y Ana [Xirau]:
Nagarjuna: el 'niego' cae, se parte en dos y así niega al ego, se niega.
223
"Ideograma de libertad" a Charles y Brenda [Tomlinson]
"Monumento reversible" a Antonio y Margarita [González de León]
La forma de este topoema alude a la de las pirámides escalonadas
de Mesoamérica y a la de ciertos templos de India y el sudeste de Asia.
224
"Cifra" a Carlos y Rita [Fuentes]
"Cifra" representa un centro y cuatro ejes. El centro está ocupado por
dos representaciones de la letra "C" que se reflejan mutuamente alrededor
de un eje vertical. Con ello se simboliza el carácter doble del vocablo
"Cifra"
Ya dentro esta corta tradición caligramática, y prácticamente
contemporáneo de Octavio Paz, plasma su obra Jesús Arellano (1923-1979)
con sus Poelectrones, que había publicado en diversas revistas periódicas
como Oposición, Revista de Bellas Artes, Revista Mexicana de Cultura y
otras.
De importancia capital es remitirnos al primer poelectrón de El canto
del gallo, “Mozart en FM e IBM”, puesto que es un poema contextual y
autorreferencial, así como arte poética y declaración de principios. Con
esto quiero decir que el propio Arellano enuncia de qué manera
(instrucciones para el teclado de la entonces moderna composer IBM) y
para qué se construye esta modalidad de poesía caligramática. “Cuando
el poeta es, a su vez, tipógrafo conocedor de las artes gráficas, sus
propuestas resultan, sin duda más sofisticadas y atractivas visualmente”
(Gordon, 2011: 28).
225
“La maestría tipográfica de Arellano, le permitió producir algunas de
las mejores propuestas visuales de esta poesía en toda la tradición
mexicana” (Gordon, 2011: 38).
Dos años más tarde de la primera edición de El canto del gallo, en
1974, Marco Antonio Montes de publicó Lugares donde el espacio cicatriza
en el que construye su propuesta visual: en la página par se encuentra en
poema visual y en la impar, un texto acerca del primero; es decir, propone
la lectura de derecha a izquierda, ver-leer el poema visual a la derecha e ir
hacia la izquierda para encontrar el texto explicativo.
Para continuar con esta somera historia de la poesía visual en
México, debo comentar que el veracruzano Víctor Toledo (1957) fue un
decidido impulsor de la poesía experimental, con sus “Rosagramas”
publicados con su heterónimo Manuel Contreras.
226
Entre los más jóvenes, hacia los treinta años de edad, se menciona a
José Alfredo Nava Hernández, de la Ciudad de México, quien es dibujante
y experto en computación y que desde ahí explora nuevamente la fusión
entre la computadora, la ilustración y la poesía.
La poesía visual en América Latina ha continuado durante siglo XX y
XXI
ya con otras posibilidades tecnológicas y ha tomado otras vertientes,
líneas de investigación en las que el uruguayo Clemente Padín ha
profundizado, desde la década de los noventas, en varias de sus obras126.
La exploración de escritores y estudiosos de PV no se detiene, aunque,
como anota Palma Castro –citado antes— no haya sufrido cambios
radicales en su concepción y, sin embargo, la experimentación no cesa, se
sigue intentando puesto que:
Específicamente en el caso de la literatura, experimentar con ésta significa
obtener nueva información a través del rompimiento con el código del
lenguaje. Si de por sí el lenguaje literario implica una negación de la lógica del
habla, al provocar a la escritura mediante su enrarecimiento verbal, gráfico o
fónico se origina una estructura conceptual desconocida hasta ese momento.
Dado ese efecto de novedad, el fenómeno poético, como lo plantea Jean
Cohen en su libro Estructuras del lenguaje poético, se traduce en analogía de
la experimentación por lo menos en su base semiológica” (Palma Castro, 2011:
168).
Si, desde luego, la experimentación no cesa en esta actualidad
nuestra, es de esperarse –como apuntamos arriba— nuestro país ha
aportado poetas amantes de la PV a la Historia de la literatura.
Ya he mostrado que historia y tradición son amplias y, no obstante,
como anota Alejandro Palma en su investigación, vale la pena continuar
con el estudio de una tentativa de tradición en México, indagando acerca
Clemente Padín, “Vanguardia y experimentación poética” y “La poesía experimental
en latinoamericana (1996), Merzmail, http://www.merzmail.net/ y La poesía experimental
latinoamericana
(1950-2000),
libro
electrónico
completo
disponible
en
http://boek861.com/la-poesia-experimental-latinoamericana-1950-2000/, entre otras.
126
227
de la producción de los artistas mencionados para dar elementos que
fundamenten su vinculación con la tradición y, a la vez, se muestre la
ruptura, según la época en que fue dada a conocer al público lector y
crítico.
“En muchas ocasiones viejos conceptos o fórmulas adquieren su
renovación a través de nuevas tecnologías o incluso son más favorables al
contexto histórico prevaleciente” (Palma Castro, 2011: 169), en este afán
de renovación de contenidos y “la novedad informativa generada” es de
donde surge la propuesta poética de Jesús Arellano con los Poelectrones.
2.2. Recorrido histórico por las vanguardias. Concretismo
En el apartado anterior se realizó una panorámica de la poesía visual
desde sus orígenes hasta su contemporaneidad en México; con similar
procedimiento, en esta segunda parte inicio con la organización de un
recorrido, a partir de una manifestación de las vanguardias literarias: el
concretismo o poema concreto.
Para iniciar este apartado, esbozo el origen, un concepto básico,
características principales y exponentes. El
Concretismo127
fue
un
movimiento de vanguardia en las artes visuales, la música y la poesía.
Incluso considerado como género literario, la poesía concreta surge a
mediados del siglo XX, con la constante vanguardista de romper con la
poesía tradicional, en la que temática, rima y ritmo, por señalar algunos
aspectos, estaban regidos por cánones estrictos.
La poesía concreta, además, busca que los contenidos formen
figuras y se distribuyan de manera específica en la hoja en blanco, como
parte de su poética, de manera que el autor añade más elementos
visuales.
127
Para mayor información ver Augusto de Campos (1965, 1979, 2017).
228
Continuaremos con la voz de Alejandro Palma Castro (2011: 165-250)
para relacionar la poesía visual con las expresiones poéticas referidas, así
como
con
las
vanguardias
en
América,
de
manera
puntual
el
Concretismo, (poema concreto) y continuamos con otros autores
cercanos.
El propio investigador dice con Dick Higgins que a Pattern Poetry.
Guide to an Unknown Literature en Nueva York: SUNY
fue necesario que agregara al encabezado el subtítulo Guide to an Unknown
Lietrature, manifestando el desconocimiento general hacia una larga tradición
de poesía figurativa y visual […] A pesar de la insistencia horaciana del up
pictura poesis, la literatura occidental en general ha confiado demasiado en
su potencia verbal descuidando las ventajas de una dimensión figurada
(Palma Castro, 2011: 165).
Este proyecto de Higgins es el más exhaustivo del siglo XX y “surge en
parte debido al auge que a partir de la segunda década de ese siglo
cobra el poema concreto” (Palma Castro, 2011: 165), en cuyo prefacio el
autor hace notar que los poetas concretos se podían identificar con las
vanguardias históricas y no con una larga tradición en poesía visual, que
partió de la Grecia antigua, como lo referimos en el apartado de Poesía
Visual.
El término “concretismo” en primer lugar, como ha apuntado Severo
Sarduy (1997: s/p).
[…] procede de las artes plásticas: composiciones no figurativas, geométricas y
racionales ante todo, en las que lo importante es la factura objetiva, la imagen
icónica, neta y sin residuos emocionales o subjetivos, y no el mensaje o la
captación de esa otra realidad que eventualmente hubieran podido transmitir.
El investigador chileno Breno Oneto Muñoz (2004: 191-202) aporta una
concepción de poesía concreta, y cita a otros autores; me parece
importante, por el momento, compartir de manera textual:
Para introducir esta materia he querido mantener como hilo conductor el
peculiar empleo del lenguaje que hizo esta para algunos hasta ignorada
229
tendencia literaria; o en otros términos, quizá, destacar especialmente la
nueva concepción del lenguaje labrada por la poesía de los poetas
concretistas. Algo que se ha visto reflejado, de hecho, en esa nueva
tendencia alcanzada por cierta poesía desde los años 50, y en la que se
trataba, en lo medular, de subrayar el re-descubrimiento del carácter material
del lenguaje; asunto por el cual estos poetas no quedaron al margen de todo
interés literario, pues ya iban siendo apreciados como exponentes de un
movimiento que se iba insertando con celosa precisión en la Historia de la
Literatura Mundial.
El investigador hace alusión al diccionario de conceptos literarios
de Otto F. Best (1991: 270), en el que "concretismo" es:
una corriente de la lírica moderna que ajusta los elementos lingüísticos de sus
composiciones según apreciaciones de tipo óptico y auditivo, renunciando de ese
modo a copiar y comprender la realidad empírica y poniendo en cuestión, en su
lugar, a la palabra individual: la cual es tomada como forma de pensamiento,
haciéndose uso de ella en cada una de sus posibilidades concretas; en virtud de lo
cual surgen ideogramas y constelaciones, en los que el contenido de significación
y la estructura son idénticos; en que la realidad del texto por así decir reposa en la
estructura, en la función.
Siguiendo con el discurso, hace alusión a Heyns Gappmayr para
recalcar reflexiones entre lo real y lo concreto:
El paralelo de lo "concreto" con lo "real", en la significación del término, ha sido
utilizada por casi todos los poetas de esta tendencia; esto no significa empero
que la oposición entre "concreto" y "abstracto" responda a la distinción
metafísica entre sensación real o empírica y pensamiento; lo concreto (lo real) y
lo abstracto son aquí una unidad inmediata de signo y de conceptuación, que
se transforma en algo pensado, que tiene un sentido lógico e ideado; y que no
sólo transmite o comunica algo distinto, externo, sino lo dado mismo en forma
inmediata, y donde eso mismo está presente. En la poesía concreta aparece la
identidad y, al mismo tiempo, la diferencia entre signo y concepto.
En síntesis, la poesía concreta hace uso de composiciones visuales en
las que el espacio de la página es una herramienta expresiva; sobre ella el
poeta juega con la disposición del texto y tiene la posibilidad de introducir
otros elementos significantes no lingüísticos; no tiene gramática oracional,
por lo que tanto el autor como el lector aceptan los códigos de espacios,
colores y formas como una gramática que abarca el poema completo.
230
El término “concreto” se acuña por oposición a “abstracto”; es decir,
se trata de una poesía que, lejos de pensarse en extraer la esencia de
cosas, hechos, fenómenos, se piensa en “lo que es”, así que un arte
concreto es el que utiliza su material, en este caso el lenguaje, de manera
funcional en lugar de simbólica. Por lo tanto, la poesía concreta es
sintética, que lleva en sí todo lo necesario para englobar una idea
concreta: manifestaciones, referencias, relaciones internas y externas al
texto, etc.; es el uso de un mínimo de lenguaje con un máximo de
expresión.
El movimiento fue asumido con entusiasmo por escritores alrededor
del mundo entero; no obstante, el grupo Noigrandes, en Brasil, fue
enteramente responsable del acuñamiento del nombre y el primer
manifiesto.
Clemente
Padín128,
uno de los
teóricos
más
destacados
del
Concretismo confirma que el Concretismo nació en Europa (1950) y se le
debe al poeta Eugen Gomringer (Cachuela Esperanza, Bolivia, 20 de enero
de 1925), sin embargo, formalmente lo hace en 1952 cuando se funda el
grupo Noigrandes en Sao Pablo, Brasil, por Décio Pignatari (poeta,
ensayista y traductor), Augusto de Campos (poeta, traductor, ensayista,
crítico de literatura y música), así como su hermano Haroldo de Campos129.
Clemente
Padín
“Introducción”
y
“manifiesto”,
en
http://www.primaryinformation.org/projects/anthology-of-concrete-poetry/,
y
en
“Tradición y modernidad en la poesía latinoamericana: el concretismo”, en La poesía
experimental latinoamericana (1950-2000), http://boek861.com/la-poesia-experimentallatinoamericana-1950-2000/. Consultadas en enero de 2017.
128
Al mismo tiempo que los brasileños el poeta boliviano-suizo Eugen Gomringer se
encontraba contra los modos clásicos de escritura de poesía. Sin consciencia del
movimiento que se estaba llevando a cabo con simultaneidad en Brasil, aunque inspirado
en el arte concreto Gomringer empezó a escribir poemas que él llamó "constelaciones" en
1952, para luego publicar un libro del mismo nombre en 1953. Vale destacar que los
concretistas Brasileros concebían a sus obras como "ideogramas" textuales, en relación
directa con la obra del poeta estadounidense Ezra Pound. En un viaje a Europa, Decio
Pignatari visitó a Gomringer en la ciudad de Ulm en 1955 y éste decidió aceptar la
denominación general de "poesía concreta" a su obra poética.
129
231
El movimiento se dio a conocer públicamente en la “Exposición
Nacional de Arte Concreto” en Sao Paolo, en diciembre de 1956 y luego
en febrero de 1957, en Río de Janeiro.
En el primer número de la revista Noigrandes, en 1953 aparece el
manifiesto “For Concrete Poetry” de Oyvind Flashtrom en Suezia y en ese
mismo año aparecen las “Constelaciones” (poemas) de Eugen Gomringer.
Los antecesores del concretismo poético, elegidos concreta y
conscientemente por los propios creadores son Stéphane Mallarmé con Un
coup de des, 1897; Ezra Pound con The Cantos, 1925; James Joyce con
Finnegan's Wake, 1939; Apollinaire con Calligrammes, 1918, y Edward E.
Cummings con 16 Poèmes Enfantin.
A continuación, comparto una imagen del manifiesto concretista que,
además incluye dos poemas publicados en la revista Noigrandes de 1962:
uno de Augusto de Campos y otro de Décio Pignatari130:
Disponible en https://cinenene.files.wordpress.com/2012/08/manifiesto-poesc3adaconcreta.pdf, consultado en enero de 2017. Publicado originalmente en portugués en na
revista ad - Arquitetura e Decoração, São Paulo, novembro/dezembro de 1956, N° 20.
130
232
233
234
En seguida se da un ejemplo de Eugene Gomringer, iniciador del
término poesía concreta:
“Silencio” de Eugen Gomringer
La Poesía Concreta brasileña fue una propuesta que posteriormente
derivó en diferentes tendencias; sin embargo, la de más resonancia
mundial fue la que hemos mencionado, creada por el grupo Noigrandes,
por Decio Pignatari, Haroldo y Augusto de Campos y, posteriormente, a
Ronaldo Azeredo, Jose Lino Grünewald, Luis Angelo Pinto y otros. Dice Orli
Guzik (2014: s/p) al respecto:
Los mayores aportes vanguardistas de esta tendencia “estructural” de la
Poesía Concreta fueron: la descalificación del verso en tanto soporte de la
poesía (para centrarse en la palabra) y la valorización del “espacio gráfico
como agente estructural”, procurando la expresión “directa-analógica”, no
lógico-discursiva, según el “Plan Piloto para la Poesía Concreta”, manifiesto del
grupo Noigrandes, editado en 1958.
235
Ejemplo: “Terra” de Decio Pignatari (1956)
Vamos ahora a un ejemplo de la última etapa, específicamente
concreta:
“Tensao” de Augusto de Campos, 1956):
236
Como se pudo observar en el recorrido teórico –y aunque lo nieguen
los concretistas— los caminos de la poesía visual y la concreta tienen
puntos de convergencia, de tal manera que Jesús Arellano y los
Poelectrones guardan estrecha relación con ambas corrientes de
rompimiento poético, como se planteó en las preguntas de investigación:
tanto sigue una tradición que se remonta a los griegos, como acude al
quebrantamiento poético de mediados del siglo XX.
Esperamos
que con esta información anexa se despierten
inquietudes académicas, de investigación o lectoras que den pie a
posteriores estudios, tomando en consideración que en el siglo XXI, en 2018
se ha publicado una nueva edición de El canto del gallo. Poelectrones y
ha tomado otra vertiente crítica, a partir del excelente y documentado
estudio introductorio de Heriberto Yépez “Extradición y tecnopoética en
Jesús Arellano (1950-1975)”.
Además, a propósito de cambio de época socio-histórica y de
tradiciones y ruptura literarias, deberá seguirse en primer lugar a Eugenio
Tisselli, quien logra con las nuevas tecnologías la poesía computacional
que ya previó Arellano, véase El drama del lavaplatos, publicado en 2010
en Salamanca por Editorial Delirio; luego podemos buscar a Horacio
Warpola quien publica Metadrones en el Centro de Cultura Digital, del
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, en agosto de 2015, como
ejemplos, para reafirmar ahora en vida propia un cambio histórico y una
transformación literaria que no le teme a las redes sociales ni a los recursos
electrónicos para crear sus propuestas.
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