Transformando Colombia:
Objetivos de Desarrollo
Sostenible
Jorge Iván Bula Escobar
Mario Fernando Guerrero-Gutiérrez
Germán Albeiro Castaño Duque
editores académicos
Escuela de Pensamiento
Vicerrectoría de Investigación
Jorge Iván Bula Escobar
Actualmente Director Nacional de la Escuela
Superior de Administración Pública (esap).
Cuenta con más de 30 años como profesor de
la Universidad Externado de Colombia, de la
Universidad Jorge Tadeo Lozano y de la Universidad
Nacional de Colombia donde ha trabajado
como vicerrector general, director de la Oficina
Nacional de Planeación, decano de la Facultad
de Ciencias Económicas y director del Centro de
Investigaciones para el Desarrollo (cid). Economista
de la Universidad Externado de Colombia, magíster
en Desarrollo Económico de la University of
Manchester, magíster y doctor en Sociología de la
Université Catholique de Louvain.
Mario Fernando Guerrero-Gutiérrez
Docente-investigador en geopolítica, política
comparada, comunicación política y conflicto.
Ph. D. Cum Laude de la Universidad Autónoma
de Barcelona. Líder del grupo de investigación
Comunicación, Educación, tic y Conflictos
Contemporáneos. Cofundador de la Revista
Legislación y Prospectiva Universidad Nacional de
Colombia y Congreso de la República; cofundador
del Centro de Pensamiento en Comunicación y
Ciudadanía de la Universidad Nacional de Colombia.
Germán Albeiro Castaño Duque
Profesor de la Universidad Nacional de Colombia
- Sede Manizales. Director del Centro de
Pensamiento en Desarrollo Sostenible. Director del
Grupo de Trabajo Académico Cultura de la Calidad
en la Educación. Investigador principal del proyecto
“Fortalecimiento Docente desde la Alfabetización
Mediática Informacional y la CTeI, como estrategia
didáctico-pedagógico y soporte para la recuperación
de la confianza del tejido social afectado del
conflicto” del Programa Colombia Científica.
Transformando Colombia:
Objetivos de Desarrollo
Sostenible
Transformando Colombia:
Objetivos de Desarrollo
Sostenible
Jorge Iván Bula Escobar
Mario Fernando Guerrero-Gutiérrez
Germán Albeiro Castaño Duque
Editores académicos
Bogotá D.C., 2023
© Universidad Nacional de Colombia
© Vicerrectoría de Investigación
Editorial Universidad Nacional de Colombia
© Jorge Iván Bula Escobar, Mario Fernando Guerrero-Gutiérrez,
Germán Albeiro Castaño Duque
Editores académicos
© Varios autores
Primera edición, 2023
ISBN 978-958-505-272-7 (digital)
Colección Escuela de Pensamiento
Vicerrectoría de Investigación
Coordinación de la colección: Mario Fernando Guerrero-Gutiérrez
Edición
Editorial Universidad Nacional de Colombia
[email protected]
www.editorial.unal.edu.co
Coordinación editorial: Dayán Cuesta
Corrección de estilo: Sebastián Montero Vallejo
Diseño de páginas interiores: Marisol del Rosario Vallejo
Diseño de la cubierta: Nick Yei Castro Gómez
Ilustración de la cubierta: Freepik
Diagramación: Andrea Kratzer M.
Creative Commons Atribución-No Comercial-Sin obras derivadas
4.0 Internacional (CC BY-NC-ND 4.0)
https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/
Bogotá, D. C., Colombia, 2023
Hecho en Bogotá, D.C., Colombia, 2023
Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia
Transformando Colombia : objetivos de desarrollo sostenible / Jorge Iván Bula Escobar, Mario
Fernando Guerrero-Gutiérrez, Germán Albeiro Castaño Duque, editores académicos. -- Primera
edición. -- Bogotá : Universidad Nacional de Colombia. Vicerrectoría de Investigación. Editorial
Universidad Nacional de Colombia, 2023
1 CD-ROM (270 páginas) : ilustraciones (principalmente a color), diagramas,
mapas. -- (Colección Escuela de Pensamiento)
Incluye referencias bibliográficas e índice normativo
ISBN 978-958-505-272-7 (e-book)
1. Desarrollo sostenible -- Colombia -- Siglo XXI 2. Objetivo de desarrollo sostenible 3. Desarrollo
humano -- Colombia -- Siglo XXI 4. Desarrollo regional -- Colombia -- Siglo XXI 5. Agricultura sostenible
-- Colombia -- Siglo XXI 6. Gobierno representativo -- Participación ciudadana -- Colombia -- Siglo XXI
7. Justicia social -- Colombia Siglo XXI 8. Colombia -- Política y gobierno -- Siglo XXI. I. Bula Escobar,
Jorge Iván, 1957-, editor académico II. Guerrero Gutiérrez, Mario Fernando,1978-, editor académico III.
Castaño Duque, Germán Albeiro,1959-, editor académico IV. Serie
CDD-23
333.7209861 / 2023
Contenido
Prefacio
15
Mauricio López González
No dejar a nadie atrás. Derechos, equidad e inclusión
como centro de los ods
20
Milena Montoya Serrano
¿Existe una línea base de información para territorializar
el objetivo de desarrollo sostenible “Agua Limpia y
Saneamiento” para todos en Colombia?
40
Iván Alberto Lizarazo Salcedo
Las políticas de innovación y la Agenda 2030
de desarrollo sostenible en Colombia
56
Juan Pablo Centeno Cachopo
Turismo: un sector que contribuye a los objetivos
del desarrollo sostenible a partir del empoderamiento
de sus actores
70
Giovanni Pérez Ortega, Gertrudis Ziritt Trejo y Zahira Moreno Freites
Paz, justicia y fortalecimiento de instituciones
sólidas como retos para el desarrollo de un territorio
sostenible. Caso Moravia
86
María Adelaida Torres, Andrés Felipe Cuartas, Carlos Alberto Zarate Yepes,
Paulina Duque López y Natalia Andrea Cano Londoño
Programas de alimentación pública como mecanismo
de desarrollo en Colombia: una revisión integral de
100
sus potencialidades frente a los desafíos de los ods
Nathalia Valderrama Bohórquez y Álvaro Parrado Barbosa
Reflexiones y propuestas en torno al ods 11
“Comunidades urbanas sostenibles”
112
Juanita Montoya Galvis y Mercedes Castillo de Herrera
Del escritorio al territorio: la implementación
de los objetivos de desarrollo sostenible
de lo global a lo local
124
Marco Antonio Londoño Zuluaga
Tarso educado para la vida: vivienda solidaria
y soberanía alimentaria para avanzar hacia los ods
136
Daniela Cañas Valencia, Alejandro López Toro y Néstor Fernando
Romero Villada
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el acceso
a recursos genéticos y la distribución de beneficios
en Colombia
148
Erika Pinto Beltrán y Álvaro Zerda Sarmiento
Igualdad de género y participación de las mujeres en
cargos directivos: algunos indicadores para Colombia 160
Jennifer Tatiana Jiménez Forero, Fabián Leonardo Berrío Pallares
y Liliana Alejandra Chicaíza Becerra
La información empresarial y los Objetivos
de Desarrollo Sostenible
176
Mauricio Gómez-Villegas
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
La educación en los Objetivos de Desarrollo del Milenio
y los Objetivos de Desarrollo Sostenible: hacia una
perspectiva de desarrollo
188
Germán Albeiro Castaño Duque, Alejandro Peláez Arango
y Carlos Mario Ramírez Guapacha
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ods)
y la Agenda 2030 en perspectiva agroecológica
Ángela María Londoño Motta y Dahiana Delgado Vargas
8
202
Contenido
Visión compartida de territorio, gobernanza, datos y
financiación para conformar territorios sostenibles
218
Nicolás Fernando Molina Sáenz y Sergio Andrés Tobón Ospina
Inequidades e incumplimiento de la meta de reducción
de la mortalidad en la infancia departamental en
Colombia, 1985-2019
232
Álvaro Clemente Quijano Angarita y Beatriz Piedad Urdinola Contreras
Objetivos de Desarrollo Sostenible y gobernanza
de las políticas públicas
248
Luisa Fernanda Niño-Lancheros y Mario Fernando Guerrero-Gutiérrez
Los autores
261
9
Lista de figuras
Figura 1.1
Exploración de las desigualdades del desarrollo humano:
cinco mensajes clave
25
Figura 1.2
Configuración de la vulnerabilidad y políticas para construir
resiliencia
28
Figura 1.3
Brecha entre resultados de niñas y niños pruebas Saber
31
Figura 2.1
Esquema metodológico para la evaluación integral
de subzonas hidrográficas
46
Figura 2.2
Evaluación integrada del agua por subzona hidrográfica
en 2018
48
Figura 2.3
Esquema de evaluación integrada del riesgo hídrico
49
Figura 2.4
Porcentaje de población sin acceso a agua potable en 2015
50
Figura 2.5
Porcentaje de población sin acceso a saneamiento básico
en 2015
51
Figura 2.6
Índice agregado de riesgo hídrico en 2015
52
Figura 3.1
Abordaje de los ods mediante la política de innovación
transformativa
62
Figura 4.1
Visión integral y holística del turismo sostenible en
los Objetivos de Desarrollo Sostenible
76
Figura 4.2
Red de relaciones entre programas de sostenibilidad-actividades
de participación ciudadana y cumplimiento de los ods en
Usiacurí, Atlántico Colombia
81
Figura 10.1
Esquema de sistema para distribución equitativa
de beneficios aplicables a Colombia
155
Figura 13.1
Tasa bruta de matriculación en la educación superior,
2000 y 2015
196
Figura 13.2
Promedio de permanencia en el sistema educativo de
las personas con y sin discapacidad, 2005-2011
197
Figura 13.3
Porcentaje de recursos destinados a los ods por municipios
y departamentos en 2016
198
Figura 16.1
Estimación nacional de la TMM5 modelo de suavizamiento
y metodología un-Igme
239
11
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
12
Figura 16.2
Suavizamiento a nivel departamental de la TMM5,
región Atlántica
241
Figura 16.3
Suavizamiento a nivel departamental de la TMM5,
regiones Central y Oriental
241
Figura 16.4
Suavizamiento a nivel departamental de la TMM5,
región Pacífica y Antiguos Territorios
242
Figura 16.5
Evolución espacio-temporal de la TMM5 para Colombia,
1985-2019
243
Lista de tablas
Tabla 2.1
Escalafón de gestión integrada de recursos hídricos
44
Tabla 2.2
Categorías utilizadas en el análisis integral de subzonas
hidrográficas
47
Tabla 4.1
Contribución de cada programa-actividad participativo
con los ods
79
Tabla 11.1
Indicadores del mercado laboral según sexo 2009-2010
165
Tabla 11.2
Población graduada de educación superior en Colombia
entre 2010 y 2016
166
Tabla 11.3
Población graduada según nivel de educación superior
en Colombia entre 2010 y 2016
167
Tabla 11.4
Índice Global de Brechas Género 2020 para Colombia,
Costa Rica, Chile, Brasil y México
171
Indicadores del mercado laboral por sexo para Colombia,
Costa Rica, Chile, Brasil y México
171
Objetivos de desarrollo sostenible y acciones
agroecológicas
211
Tabla 11.5
Tabla 14.1
Tabla 16.1
Estimados nacionales de la tasa de mortalidad en menores
de 5 años y su incertidumbre
240
13
Prefacio
La sostenibilidad es la respuesta
S
in duda, estamos viviendo una crisis totalmente nueva, inédita. Nos ha
puesto en una situación de verdadera incertidumbre. Esta Pandemia,
con P mayúscula, de la COVID-19, más común en la narrativa como coronavirus, nos ha mostrado lo frágil que es nuestra existencia y nos ha puesto
de manifiesto lo vulnerables que somos, a pesar de creernos invencibles, y sin
duda nuestro camino ahora está lleno de arenas movedizas.
Toda esta crisis también ha permitido el reconocimiento justo de los otrora
olvidados y anónimos ciudadanos que hoy están atendiendo la emergencia: personal sanitario, campesinos, transportadores, tenderos, farmaceutas de barrio,
operarios de servicios públicos y comunicaciones, celadores, fuerza pública.
Todos ellos se han convertido, en buena hora, en los héroes sin capa que nos
permiten a los demás sobrellevar esta zozobra y poder salir, porque inevitablemente saldremos, renovados y mirando y mirándonos con otros ojos.
En esa óptica con nuevos lentes, nada más apropiado que la Agenda Mundial de Desarrollo Sostenible al 2030, que las Naciones Unidas promulgaron
hace cinco años (septiembre de 2005). La narrativa potente de los 17 Objetivos
de Desarrollo Sostenible (ODS), con sus 169 metas y una batería de indicadores
en cada país para cumplirlos, es una escalera segura para avanzar.
Y esta alianza virtuosa entre la academia a través del primer centro universitario del país, como es la Universidad Nacional de Colombia, y el Programa de
las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) es vital para que haya un mayor
conocimiento sobre esta dinámica mundial, producto del consenso global.
Esto también está en sintonía con el Pacto Global de las Naciones Unidas, que, como iniciativa de dicho organismo internacional y con 20 años de
creación, ha servido como puente de los sectores empresarial, académico y
15
la sociedad civil para coadyuvar en las acciones para alcanzar los postulados
comúnmente definidos en promoción y protección de los derechos humanos;
propiciar un trabajo decente con los postulados de la Organización Internacional del Trabajo; favorecer la protección ambiental como elemento central de la
Cumbre de la Tierra; y luchar contra la corrupción en los términos previstos
en la convención de la ONU sobre el tema.
Por esto, ante la P de pandemia, surgen las Cinco P del Desarrollo Sostenible, que siempre resaltamos desde nuestra red colombiana de Pacto Global,
donde las Personas tienen que dejar de ser pobres (ODS 1); sin sufrir hambre y
estar bien nutridas a través de una agricultura sostenible (ODS 2); con salud y
bienestar en todas las edades, desde el nonato hasta el anciano más longevo (ODS
3); con una educación inclusiva, universal y de calidad en todos los momentos
de la vida (ODS 4); y que la mujer sea reconocida, no solamente como la mitad
de la población y como madre, sino como factor positivo y esencial de cambio,
liderazgo, transparencia, productividad, competitividad y participación.
Las Personas vivimos en nuestra casa común. El Planeta tiene que contar
con agua abundante y de buena calidad (ODS 6); produciendo y consumiendo
de una manera responsable (ODS 12); promoviendo acciones contra el calentamiento global y el cambio climático (ODS 13); protegiendo los ecosistemas
acuáticos (ODS 14) y terrestres (ODS 15).
En este contexto, las Personas vivimos en este Planeta para Prosperar.
Para ello requerimos acceso a energía cada vez más limpia y con uso eficiente
de ella (ODS 7); tener un trabajo digno para posibilitar el necesario crecimiento
económico (ODS 8); promover la industrialización sostenible, la innovación y
la infraestructura resiliente (ODS 9); trabajar y lograr la reducción de las desigualdades en todos los entornos (ODS 10); y vivir en comunidades y ciudades
sostenibles y amables (ODS 11).
Para que las Personas podamos vivir en el Planeta Prosperando, es necesario
tener una sociedad en Paz. Una sociedad pacífica se logra con el respeto y la
tolerancia por el otro, con instituciones respetadas y respetables, con justicia
pronta y efectiva, luchando activamente contra la corrupción (ODS 16).
Para ello debemos, entonces, ser Panas, o Parceros o Partners. Es decir,
aliados para avanzar conjuntamente en el logro de las metas y objetivos (ODS 17)
Si observamos la sociedad virtuosa de las Cinco P, se trata de la sociedad
que debe consolidarse después de esta situación difícil por la que el mundo
entero está pasando. No es una agenda ideológica, porque sirve a todas las
ideologías; no es un tema de edad, porque sirve a todos, desde los no nacidos
hasta las personas de la tercera edad; no es un tema de género, ni de raza, ni de
religión, ni de capacidades diferentes; es en definitiva un tema de humanidad
en este planeta.
Capítulo 1 | Desigualdad, Objetivos de Desarrollo Sostenible y Universidad
Es el mundo del desarrollo sostenible, con una actuación integral en la que
el desarrollo económico tiene cabida bajo la égida de la inclusión social en el
ecosistema donde actuamos. Es una relación holística, absolutamente integral
e indivisible.
Ya no somos una isla, sino que estamos totalmente integrados e hiperconectados (la Pandemia nos lo está recordando abrumadoramente): todo se sabe
y se conoce y se recibe, ya sea positiva o negativamente. El individuo ya no
es solo individuo; es un ser social y ambiental y económico. Pero debe tener
salud para poder serlo y debe estar en un hábitat que le permita vivir. Así de
fácil y así de difícil.
Por lo tanto, nuestra salida a este mundo viejo y nuevo tiene que ser
renovadora, no solamente desde lo espiritual, donde se reafirma el carácter
trascendente de la persona, sino con una visión diferente de su relación con
los demás, personas y planeta en su totalidad.
Podremos pensar que esto es una quimera y que, como diría Hobbes,
homo homini lupus: el hombre es un lobo para el hombre. Permítanme estar en
desacuerdo respetuosamente. Estoy convencido de que siempre estamos en un
mejor tiempo que el anterior. Los indicadores de salud y bienestar son mejores
ahora (incluso en época de Pandemia) que en cualquier tiempo pasado; los
niveles educativos, siempre objeto de mejora, han permitido tener un mayor
conocimiento y mejores posibilidades de creación; la violencia, aunque nos
golpea a diario en los telediarios y en los portales de internet, es menor que en
los siglos anteriores; los derechos de las personas y de la naturaleza ahora son
más visibles y exigibles, cuando en el pasado el ser humano solamente era sujeto
de deberes. Esa es una realidad innegable, aun cuando a veces se nos muestre
el ejemplo contrario para poder argumentar en disenso.
Quiero pensar en la bondad del ser humano, social y ecológico. Este renacimiento que surgirá después de esta noche plena de interconexión nos llevará a
mejores estadios de humanidad. Estas tinieblas que surcan nuestro cielo se diluirán y aparecerán como fortaleza la solidaridad, la compasión y la misericordia.
En esta nueva ecuación, la sostenibilidad, enmarcada dentro de la Agenda
2030 de desarrollo sostenible, es el mejor guion para que, en el teatro de la
historia, según dice Gabriel García Márquez, el ser humano tenga “por fin y
para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra”..
Mauricio López González
Director ejecutivo Red Pacto Global Colombia
17
Capítulo 1
No dejar a nadie atrás.
Derechos, equidad
e inclusión como
centro de los ods
Milena Montoya Serrano
No dejar a nadie atrás: inclusión y equidad
desde los ods
1
N
o dejar a nadie atrás es la promesa central y transformadora de la
Agenda 2030, se enfoca en eliminar las barreras estructurales que
perpetúan la desigualdad e impiden que todos los seres humanos,
por igual, disfruten de los mismos derechos, servicios y oportunidades para
una vida plena. La Agenda 2030 destaca la promesa de los 193 estados miembros de las Naciones Unidas de no dejar a nadie atrás, fundamentada en la
determinación de liberar a la humanidad de la tiranía de la pobreza y de las
privaciones, y a sanar y proteger al planeta; así como en la decisión de tomar
1
Este capítulo fue realizado como complemento de la conferencia sobre el principio de
No dejar a nadie atrás, de la cátedra nacional Transformando Colombia: Objetivos de
Desarrollo Sostenible de la Universidad Nacional de Colombia dictada en el 2019. La
escritura de este documento se hizo antes de la pandemia de la covid-19, por tanto, no
contempla las afectaciones en el desarrollo humano y, en particular, en la desigualdad
que ocasionó la enfermedad. Durante la edición de este capítulo fue necesario actualizar algunos datos a 2020.
21
las medidas audaces y transformativas que se necesitan urgentemente para reconducir al mundo por el camino de la sostenibilidad y la resiliencia (Naciones
Unidas, 2015b).
La Agenda 2030 enfatiza que la dignidad de la persona humana es fundamental, lo cual implica el cumplimiento de los objetivos y las metas para todas
las naciones, para los pueblos y todos los sectores de la sociedad, y esforzarse
por llegar primero a los más rezagados (Naciones Unidas, 2015b).
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNDP, 2018b) aporta
a la discusión e implementación del principio de “No Dejar a Nadie Atrás”, un
marco que los gobiernos y partes interesadas pueden usar para tomar medidas
que permitan y aceleren el progreso nacional para alcanzar los objetivos de
desarrollo sostenible (ODS). A partir de este, se identifica que “No Dejar a Nadie
Atrás” implica: erradicar la pobreza en todas sus formas y la desigualdad, reducir las vulnerabilidades y eliminar toda forma de exclusión. A continuación,
se desarrollan estos tres elementos.
Erradicar la pobreza en todas sus formas
y la desigualdad
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
La Agenda 2030 (Naciones Unidas, 2015b), establece que erradicar la pobreza
en todas sus formas y dimensiones, incluyendo la pobreza extrema, constituye
un requisito indispensable para el desarrollo sostenible. Esta prioridad, que en
los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) se centró en la pobreza extrema,
se amplía en los ODS considerando que el logro de este objetivo depende de la
creación de marcos sólidos nacionales y locales que impulsen estrategias de
desarrollo a favor de los pobres y una movilización de recursos significativa,
principalmente, para los países menos desarrollados que garantice los medios
suficientes y una inversión acelerada.
El ODS 1 “Poner fin a la pobreza en todas sus formas”, considera la pobreza
como un problema de derechos humanos no solamente asociado a la falta de
ingresos y medios de vida. Las distintas manifestaciones de la pobreza se relacionan de forma directa con la no garantía de los derechos, limitarla a la falta
de ingresos o recursos, dejaría por fuera condiciones como la exclusión social,
la discriminación o la ausencia de participación. Para el logro de este objetivo
es determinante un crecimiento económico inclusivo que genere empleo sostenible y sistemas de protección social que mitiguen los efectos de choques
económicos o desastres.
Asimismo, combatir la desigualdad al interior de los países y entre ellos,
es uno de los compromisos establecidos como parte de la Agenda 2030 y los
ODS. Se plantea que los desafíos están relacionados y requieren ser abordados
asegurando resultados, nuevos enfoques y soluciones integradas centradas en
22
Capítulo 1 | No dejar a nadie atrás. Derechos, equidad e inclusión como centro de los ods
el cierre de brechas. La Agenda resalta que las desigualdades van en aumento,
existen enormes disparidades en cuanto a las oportunidades, la riqueza y el
poder; los avances en materia de desarrollo de las últimas décadas se anulan
por las inequidades en materia de género, el desempleo, la violencia, los riesgos
de salud y los desastres naturales (Naciones Unidas, 2015b).
La visión de un nuevo mundo se enfatiza tanto en el acceso equitativo y generalizado a una educación de calidad en todos los niveles, a la atención sanitaria
y la protección social, como a la posibilidad de garantizar el bienestar mental
y físico, el derecho al agua y el acceso universal a la energía, entre otros. Con
relación a la igualdad y el empoderamiento de las mujeres, la Agenda enfatiza
el compromiso de eliminar las disparidades entre mujeres y hombres, buscando
igualar el acceso a la educación, a los recursos económicos y a la participación
política, así como el garantizar igualdad de oportunidades en comparación con
hombres y niños, en lo que respecta al empleo, el liderazgo y la adopción de
decisiones en todos los niveles.
Otro elemento fundamental está orientado a combatir la desigualdad de
los ingresos y compartir la riqueza. Las personas deben ser el centro de las
economías y de los objetivos del crecimiento económico, por lo cual criterios
como el empoderamiento económico para todos, la inclusión y la sostenibilidad
son esenciales para lograr la prosperidad.
Esta visión y desafíos se concreta en el ODS 10 enfocado en la “Reducción de
las Desigualdades”. Las metas de este ODS parten de que las personas más pobres
aumenten su nivel de ingresos; cuenten con iguales oportunidades e inclusión
social, económica y política de todas las personas sin distinción, eliminando la
discriminación y empoderando a las personas de bajos ingresos, promoviendo
así la inclusión económica de todos y todas. La adopción de políticas fiscales
para la protección social, la regulación y vigilancia de los mercados financieros; la legitimidad de las instituciones económicas y financieras mundiales y la
ayuda oficial al desarrollo para los países menos adelantados, hacen parte de
las metas de este ODS.
La contextualización de la desigualdad mundial, sus efectos y las acciones
para contrarrestarla, se presentan en la historia dispuesta por el PNUD sobre los
ODS y la desigualdad (julio de 2019). En este especial se resalta que el principal obstáculo para lograr los ODS es la desigualdad que sigue perpetuándose a
pesar de que los mercados estén en auge, la innovación aumenta y la pobreza
disminuya (PNUD, 2019b).
La desigualdad se arraiga en el centro de las políticas económicas y sociales,
pues existen distorsiones en las políticas que minan el proceso democrático:
mientras unos grupos tienen mayor poder y dominio sobre el diseño de políticas,
otros están impedidos para lograr que el sistema responda a sus necesidades. “La
desigualdad no es ni natural ni inevitable, tiene su origen en las políticas, leyes,
23
costumbres culturales, corrupción y otros problemas que pueden ser atendidos”
(PNUD, 2019b). Así, es preciso comprender el concepto de desigualdad:
La desigualdad no trata solo de riqueza (patrimonio neto) o de ingresos (sueldo
bruto). También puede abarcar la expectativa de vida, la facilidad que tienen
las personas para acceder a los servicios de salud, la educación de calidad o
los servicios públicos. Hay desigualdades entre los géneros y entre los grupos sociales. Cada faceta de la desigualdad entorpece enormemente nuestra
capacidad de alcanzar los ODS. Debemos tomarlas a todas en consideración si
queremos promover el desarrollo sostenible. (PNUD, 2019)
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Por su parte, los ODS Hoy (PNUD, 2019c), destacan que 26 personas reciben
la riqueza de 3.8 mil millones y, más de la cuarta parte de todos los adultos que
trabajan son pobres, ganando menos de $3.10 dólares por día. La desigualdad
de la riqueza en el mundo es contundente, pero también, lo son las disparidades
en la educación, la salud, el género, la etnia y para las personas con discapacidad. Las oportunidades de avanzar de las personas se ven condicionadas por
su lugar de nacimiento y donde viven.
Los ODS Hoy tomando como fuente datos de Oxfam, también señala que
los hombres poseen el 50 % más de la riqueza del mundo que las mujeres, y
controlan el 86 % de las corporaciones. Solamente el 24 % de los cargos políticos
nacionales son ocupados por mujeres y sólo el 13 % son mujeres propietarias
de tierras agrícolas.
Este panorama se refuerza y profundiza en el Informe sobre Desarrollo
Humano 2019, Más allá del ingreso, más allá de los promedios, más allá del presente:
desigualdades del desarrollo humano en el siglo XXI (PNUD, 2019b). Como punto
de partida esta publicación expone un marco de análisis que explora la configuración de las desigualdades en el siglo XXI considerando un enfoque con tres
elementos: a) más allá del ingreso, reconociendo que la desigualdad además del
ingreso y la riqueza, debe contemplar otras disparidades del desarrollo humano
y sus causas; b) más allá del presente, porque las desigualdades determinan
no solo el presente, sino también el futuro de las personas; y c) más allá de
los promedios, ya que las mediciones multidimensionales de las variables del
desarrollo humano son necesarias para comprender la desigualdad.
El PNUD plantea cinco mensajes clave que surgen de la exploración de las
desigualdades en el siglo XXI, los cuales se analizan dado el marco anterior y
teniendo como base que existen algunas desigualdades que persisten, otras se
han menguado y nuevas han surgido en el siglo XXI. Todas ellas interactúan con
las principales fuerzas sociales, económicas y ambientales llegando a condicionar
la vida de los jóvenes actuales y la de sus hijos (PNUD, 2019b). La siguiente figura
1.1 presenta los cinco mensajes clave con algunos de los elementos principales
analizados en el Informe.
24
Capítulo 1 | No dejar a nadie atrás. Derechos, equidad e inclusión como centro de los ods
Figura 1.1 Exploración de las desigualdades del desarrollo humano: cinco mensajes clave
Mensaje clave n.° 1: continúan existiendo amplias disparidades en el terreno del desarrollo humano, aunque se está avanzando en la reducción de las
privaciones extremas.
•
El Índice de Desarrollo Humano muestra una mejora asombrosa ya que
muchas personas están superando la pobreza, la enfermedad y el hambre;
pero aún hay grupos resagados con profundas desigualdades en todas sus
capacidades. En el mundo, 600 millones de personas continuan en pobreza
extrema y 1300 son pobres según el Índice de Pobreza Multidimensional,
62 millones de niños se encuentran fuera de la escuela primaria
o secundaria, y 5.4 millones de niños no consiguen sobrevivir hasta los
cinco años de edad. En los países de ingreso bajo, el acceso a banda ancha
no alcanza una suscripción por cada 100 habitantes, mientras que en los
países de ingreso alto se presentan 28 subcripciones. Dentro de los países
de ingreso bajo y medio, las brechas son marcadas: 20 % de la población
más pobre puede presentar la misma tasa de mortalidad infantil de un
país de ingreso bajo.
Mensaje clave n.° 2: está surgiendo una nueva generación de desigualdades y
se observa divergencia en las capacidades aumentadas, pese a la convergencia
de las básicas.
•
Las desigualdes en algunas capacidades básicas como la supervivencia en
la primera infancia, la enseñanza primaria, el acceso a tecnología básica y
la resiliencia ante las crisis recurrentes, han ido reduciéndose lentamente
en la mayoría de los países, pero a este ritmo no se podrán erradicar las
privaciones extremas en la salud y la educación para el año 2030. Por su
parte, las desigualdades en cuanto al acceso a una atención de la salud
de calidad, a una educación de alta calidad en todos los niveles, al acceso
efectivo a tecnologías modernas y a la resiliencia frente a nuevas crisis
desconocidas van en aumento, llegando a ser muy probable que determinen las oportunidades de las personas para desenvolverse en el siglo xxi
y aprovechar las ventajas de la sociedad del conocimiento.
25
Mensaje clave n.° 3: las desigualdades se acumulan a lo largo de toda la vida,
reflejando a menudo profundos desequilibrios de poder.
•
En las sociedades más desiguales la movilidad social tiende a ser inferior,
las desigualdades pueden comenzar antes del nacimiento y volversen
persistentes. La educación, la salud y el ingreso de los progenitores son
determinantes en la acumulación de desigualades que pueden pasar de
generación en generación. Existe una interrelación entre la desigualdad y
la influencia de las élites en el poder, el círculo vicioso de la desigualdad
y la exclusión de grupos de la población es resultado de las asimetrías de
poder, donde las élites controlan las políticas a fin de que los resultados
de desarrollo beneficien a unos pocos y la gobernanza pierda su eficacia.
La desigualdad de género es una de las desigualdades más profundas del
mundo ocasionada por las normas sociales, culturales y la falta de poder.
Mensaje clave n.° 4: la evaluación de las desigualdades del desarrollo humano
y la respuesta a este problema requieren una revolución en lo que atañe a
su medición.
•
Las medidas sintéticas ofrecen solamente una visión parcial de la desigualdad, se requier ir más allá de los promedios y conocer, específicamente,
los niveles de ingreso y condiciones de vida de determinados grupos de
la población. Los datos siguen siendo escasos, pues existen limitaciones
de calidad, vacíos en las estadísticas nacionales y metodologías (como por
ejemplo las cuentas nacionales) que aún no son aceptadas a cabalidad en
sus hipotesis.
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Mensaje clave n.° 5: podemos corregir las desigualdades si actuamos ahora,
antes de que los desequilibrios de poder económico se trasladen al ámbito
político.
•
Para la lucha contra las desigualdades de las capacidades básicas y aumentadas se proponen dos grupos de políticas interdependientes, pero
que puden actuar al mismo tiempo. Por un lado, las políticas dirigidas a
acelerar la convergencia de las capacidades básicas, revertir la divergencia
en las capacidades aumentadas y eliminar las desigualdades de género y
horizontales. Por otro lado, las políticas destinadas a lograr una expansión
inclusiva de los ingresos (productividad y equidad).
Fuente: elaboración propia con base en datos de undp (2019b, p. 5).
26
Capítulo 1 | No dejar a nadie atrás. Derechos, equidad e inclusión como centro de los ods
Reducir las vulnerabilidades y eliminar toda forma
de exclusión
La Agenda 2030 y los ODS enfatizan que la Alianza Mundial para el Desarrollo
Sostenible se centre en las personas que enfrentan situaciones de vulnerabilidad
y se preste especial atención a los países menos desarrollados. Se clama por
erradicar las privaciones más extremas hacia el año 2030, “un mundo justo,
equitativo, tolerante, abierto y socialmente inclusivo en el que se atiendan las
necesidades de los más vulnerables” (Naciones Unidas, 2015b, p. 4).
En este sentido, es fundamental precisar la amplitud del concepto de vulnerabilidad que se integra en la Agenda 2030 y en los ODS. Un primer referente,
es el trabajo de López-Calva (2019) y Ortíz-Juárez (2012,) quienes aportan una
definición de la identificación de la clase media con base en un enfoque de vulnerabilidad a la pobreza y hacen una revisión del concepto de vulnerabilidad.
Los autores plantean que este concepto ha estado asociado a las políticas de
desarrollo y, por ende, a las dinámicas y trampas de la pobreza. La vulnerabilidad
se asocia a las inseguridades que afectan el nivel de bienestar, por lo cual las
acciones sociales deben garantizar un nivel mínimo de protección intertemporal ante la presencia de riesgos como, por ejemplo, los cambios en el nivel de
ingreso, y los eventos extremos relacionados con el clima, entre otros. Todo ello
cobra mayor importancia dada la ausencia o imperfección de los mercados de
crédito y el aseguramiento.
Ahora bien, para el 2014 el PNUD publica el Informe sobre Desarrollo Humano
2014. Sostener el progreso humano: reducir vulnerabilidades y construir resiliencia,
con el cual busca profundizar sobre los factores que contribuyen a los riesgos
para el desarrollo humano y las formas de construir resiliencia y dar respuesta
a la pregunta por qué unas naciones pueden sufrir menos daños y recuperarse
más rápidamente. Este informe aporta al análisis de la vulnerabilidad desde un enfoque de desarrollo humano, en el cual se analizan los riesgos y las
amenazas que comprometen los desempeños y las libertades de las personas.
La “agencia” en el sentido de Sen, sus influencias o causas y las capacidades y
vulnerabilidades asociadas con el ciclo de vida, son interdependientes y también
acumulativas, ya que muchas de las vulnerabilidades son estructurales desde
el nacimiento y pueden ir sumándose dadas las carencias y privaciones a las
que se enfrenten las personas en el transcurso de su vida y según la trayectoria
en materia de capacidades, fruto de las inversiones realizadas y la relación que
establezcan con el entorno.
Así, se plantean dos reflexiones principales: por un lado, que las capacidades y el contexto determinan el grado de vulnerabilidad y, por otro, que la
protección ante la vulnerabilidad depende de las políticas y la solidez de las
instituciones. Se resalta que, cualquier fenómeno o situación adversa, puede
27
causar vulnerabilidad a cualquier persona o territorio, pero hay grupos que
son mucho más vulnerables que otros, como es el caso de los pobres, sin que
sea la pobreza la única expresión de la vulnerabilidad, pero si una de las más
urgentes de atender debido a que se constituye como grupo estructuralmente
vulnerable. En términos generales, es el género, la etnia, la raza, el tipo de trabajo o el estatus social, lo que configura o no la situación de vulnerabilidad y
su nivel de resiliencia para afrontarla (figura 1.2). Por ejemplo, muchas de las
personas que ingresan a la “clase media” pueden caer en la pobreza nuevamente
por algún choque que afecte sus condiciones de vida o sus capacidades.
Figura 1.2 Configuración de la vulnerabilidad y políticas para construir resiliencia
La vulnerabilidad humana es la posibilidad de deteriorar los logros del desarrollo
humano y su sostenibilidad. Una persona (comunidad o país) es vulnerable cuando
existe un alto riesgo de que sus circunstancias y logros se vean deteriorados.
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
¿Quiénes
son
vulnerables?
•
•
Pobres,
trabajadores
informales socialmente excluidos.
¿A qué
son
vulnerables?
Crisis
económicas,
crisis sanitarias.
Mujeres, personas
con discapacidad,
migrantes, minorías, niñas y niños,
personas de edad,
jóvenes, pueblos
étnicos, personas
LGBTI.
Desastres naturales, cambio
Comunidades
enteras,
regiones.
Conflictos,
disturbios
civiles.
industriales,
discriminación.
¿Por qué
son
vulnerables?
Capacidades
limitadas.
Ubicación,
posición
en la sociedad,
periodos sensibles
del ciclo de vida.
Poca cohesión
vas, gobernanza
deficiente.
naturales, cohesión social.
Promoción de las capacidades: provisión universal de educación y servicios de salud, pleno
preparación y prevención ante los desastres.
Protección de las elecciones: protección social, creación de empleos, desarrollo de las
competencias y la cohesión social, abordar la discriminación cambiando las leyes y normas,
recuperación tras los conflictos y las crisis.
Fuente: elaboración propia con base en datos del pnud (2014, pp. 21 y 32).
En esta medida se concreta que la vulnerabilidad humana es la condición
de las personas o de los territorios, donde sus logros se ven deteriorados o se
limitan sus oportunidades de desarrollo. Son vulnerables los hogares pobres,
las personas que no cuentan con un trabajo decente, las mujeres y personas con
28
Capítulo 1 | No dejar a nadie atrás. Derechos, equidad e inclusión como centro de los ods
discapacidad, las niñas y los niños, los adultos mayores, los pueblos étnicos, las
personas que hacen parte de la comunidad LGTBI, así como las comunidades,
regiones y países con bajo desarrollo o expuestas a riesgos sociales o ambientales. Las situaciones que afectan a las personas vulnerables están asociadas a los
choques económicos, ambientales, sanitarios, a la discriminación, a los conflictos o los disturbios. Las razones que los hacen vulnerables van desde causas
estructurales de privación, exclusión o injusticia que limitan sus capacidades,
su ubicación o su posición en la sociedad a lo largo de su vida; debilidades que
están asociadas a la gobernanza de los países en los que habitan.
Situación de las poblaciones más dejadas atrás
La desigualdad en el mundo y sus consecuencias en el desarrollo humano han
sido analizadas por medio de indicadores como el Coeficiente de Gini, que
evidencia las disparidades de los ingresos en un determinado grupo poblacional
y, el Índice de Desarrollo Humano que contempla una perspectiva multidimensional del progreso a partir de tres componentes: una vida larga y saludable, la
educación y un nivel de vida digno.
Sin embargo, estos indicadores comúnmente se obtienen por países y aunque aportan una visión general del estado de desarrollo, ocultan contextos de
crisis, estancamiento y privación al interior de los países. En este sentido, Dani
Rodrik2, hace un interesante análisis sobre las brechas de ingreso entre países
vs. las brechas al interior de estos. Se pregunta sobre si ¿Es mejor ser pobre
en un país rico o rico en un país pobre?, resalta que es claro que una persona
pobre en un país rico tiene más del doble de bienestar que una persona rica
en un país pobre. Este autor analiza que, si bien en las primeras décadas de la
posguerra las brechas de ingresos entre los países ricos y pobres representaron
la mayor parte de la desigualdad global, desde 1980 en adelante, ha aumentado
la proporción de desigualdad dentro de los países.
Lucas Chancel, de la Escuela de Economía de París, menciona que la
desigualdad al interior de los países representa hasta tres cuartas partes de la
desigualdad global actual. Rodrik afirma que esta situación se presenta debido
a dos tendencias: en primer lugar, que las regiones más rezagadas comenzaron
a experimentar un crecimiento económico sustancialmente más rápido que
los países ricos del mundo y, en segundo lugar, las desigualdades comenzaron
a aumentar en muchas economías avanzadas, especialmente en aquellas con
mercados laborales menos regulados y protecciones sociales débiles (el aumento
2
Profesor de economía política internacional en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy
de la Universidad de Harvard, es autor de Straight Talk on Trade: Ideas for a Sane World
Economy (2018).
29
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
de la desigualdad en los Estados Unidos ha sido tan fuerte que ya no está claro
que el nivel de vida de los “pobres” estadounidenses sea más alto que el de los
“ricos” en los países más menos desarrollados).
Por lo anterior, en lo que respecta a los ODS y, en particular al principio
“No dejar a nadie atrás”, es necesario entrar a determinar y analizar los niveles
de desigualdad al interior de los países. Para este fin, se diseñó el Índice de
Desarrollo Humano Subnacional (IDHS), medición que permite identificar los
focos de desarrollo humano bajos al tomar los valores disponibles en tres dimensiones: educación, salud y nivel de vida, guardando correspondencia con
el Índice de Desarrollo Humano (IDH). Los datos disponibles de esta medición
se encuentran en el Global Data Lab (2019), donde puede verse que en los
países de menor desarrollo existe una mayor desigualdad. En Colombia, por
ejemplo, se evidencia para el año 2019 que la región central del país cuenta
con mayor nivel de desarrollo en comparación con la región Pacífica, Caribe y
Amazónica, territorios como Vaupés (0.639), Guainía (0.670) y Chocó (0.696)
presentan el menor IDHS en comparación con Bogotá (0.813), Valle del Cauca
(0.791) y Barranquilla (0.786).
Otro indicador clave en este análisis es el IDH ajustado por la desigualdad
al interior de las regiones y países (IDH ajustado). Por ejemplo, un país puede
tener en promedio una buena cobertura de agua potable, pero al interior de este
puede haber regiones, provincias, departamentos o zonas rurales apartadas sin
suministro de agua potable, por lo cual se ajusta el IDH dadas las desigualdades
internas. Así, hay una pérdida en materia de desarrollo humano que se hace
mayor a medida que el IDH es menor. En los países de desarrollo humano bajo
esta pérdida es del 31 % frente a un 10 % de los IDH más altos (PNUD, 2018a).
Ahora bien, también es importante analizar la concentración del ingreso
al interior de los países, ir más allá de la medición de la pobreza y examinar
la composición del ingreso para la población, determinando quiénes están en
condición de vulnerabilidad, ya que cualquier choqué puede ocasionar que las
personas u hogares vulnerables caigan en situación de pobreza. Para la región
de América Latina es posible evidenciar con base en datos del Banco Mundial
a 2020, una profunda vulnerabilidad y una alta concentración de la riqueza:
32 % de la población es “vulnerable”, pues recibe entre 6.85 y 14 dólares al día,
es decir que, ante cualquier choque puede caer en pobreza mientras que los
“ricos” que reciben más de 81 dólares son 2 % y reciben el 15.9 % del ingreso
total de la región. En Colombia, el 31 % de la población es vulnerable, el 2 %
son ricos y reciben el 17.9. % del ingreso total (Banco Mundial, 2020).
Por otra parte, en la sociedad existen barreras arraigadas, normas sociales
y prácticas culturales de tiempo atrás, que perpetúan la exclusión de grupos de
personas a los cuales se les deberían garantizar los mismos derechos y oportunidades para un ascenso social. La condición de exclusión, injusticia y maltrato
30
Capítulo 1 | No dejar a nadie atrás. Derechos, equidad e inclusión como centro de los ods
comúnmente se basa en aspectos de la identidad de una persona como es el
género, la etnia, la edad, la clase, la discapacidad, la orientación sexual, la religión, la nacionalidad o el estado migratorio.
Una de las barreras de género que determina relaciones desiguales entre
mujeres y hombres es la brecha que se presenta en los aprendizajes de la ciencia
y las matemáticas de las niñas desde la educación inicial. La figura 1.3 muestra
los resultados de las pruebas Saber de los grados tercero, quinto, noveno y
undécimo para el 2019. Las niñas obtienen menores resultados de aprendizaje
en comparación con los niños, en las áreas de las matemáticas y la ciencia a
medida que avanzan en el sistema educativo. En tercer grado los resultados
en matemáticas prácticamente son los mismos, pero a medida que avanzan de
grado, los resultados de las niñas bajan y se agranda la brecha con respecto a los
niños. En quinto grado la brecha es de 0.6 %, en noveno grado es del 3.4 % y en
grado undécimo finalizan la educación media con resultados de un 6.9 % por
debajo a los de los niños en matemáticas y de 3.6 % en las ciencias. Estos desempeños son causa de una educación que no considera la gestión del aula con
equidad y la enseñanza de estas áreas con criterios diferenciales que compensen
las desventajas de las niñas, las cuales son causa de los estereotipos que, incluso
desde antes del nacimiento, configuran desigualdades entre niñas y niños y se
reproducen en todo su entorno (familia, comunidad, escuela, pares, sociedad).
Figura 1.3 Brecha entre resultados de niñas y niños pruebas Saber
Fuente: elaboración propia con base en datos del pnud (2019a).
Otro tipo de discriminación está dada por la condición de identidad sexual
de las personas. La comunidad LGBTI vive condiciones de maltrato, exclusión e inseguridad. El PNUD (2019a), destaca que, en Colombia, de acuerdo con Colombia
Diversa y Sentido (2016), en una encuesta que realizaron en 2016 a estudiantes
pertenecientes a la comunidad LGBTI, el 67 % afirmaron que sentían inseguridad
en su colegio debido a su orientación sexual (gay, lesbiana o bisexual).
31
Finalmente, el López-Calva (2019) ha estudiado la relación entre la movilidad ascendente basada en el ingreso y el color de la piel, siendo este un
claro ejemplo de cómo se restringen las oportunidades de las personas por una
condición de raza o etnia. Un ejercicio realizado en México muestra que solo el
12 % de personas del grupo de color “blanco” permanecen en el mismo quintil
de riqueza que sus padres, mientras que el 48 % de personas del grupo de color
de piel “marrón y marrón oscuro” se quedan en el mismo nivel. De igual forma
se identificó que el 51 % de las personas clasificadas como “blancas” logran pasar
de la pobreza a la riqueza, solamente el 23 % de las personas pertenecientes al
grupo de color de piel “marrón claro y medio” realizan este salto económico, y
el 15 % de las personas que hacen parte del grupo de color de piel “marrón y
marrón oscuro” pudieron tener esta movilidad por mayor ingreso.
Acciones para no dejar a nadie atrás
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
La integralidad de la Agenda 2030 y sus grandes desafíos parte de comprender
el desarrollo en su complejidad. El reto de los países, en su mayoría, es estructural y requiere de soluciones basadas en evidencias que tengan en cuenta los
contextos diversos y generen verdaderos impactos.
Los ODS son una hoja de ruta para los gobiernos y el foco de acción para el
desarrollo direccionado hacia el cambio estructural progresivo, siendo necesario abordarlos desde sus principios, es decir, de forma interdependiente y bajo
una visión multidimensional del desarrollo, ya que, ante la insostenibilidad del
mundo, se requieren respuestas complejas que aceleren el desarrollo y ayuden
a compensar las desigualdades.
La PNUD (2018b) identifica cinco factores que deben ser evaluados por los
gobiernos para dar respuestas efectivas a los grupos más dejados atrás: discriminación, geografía, gobernanza, choques y fragilidad, y estatus socioeconómico.
La discriminación es la exclusión por la identidad de la persona (género, etnia,
edad, clase, discapacidad, orientación sexual, religión, nacionalidad o estado
migratorio). La geografía, hace referencia al aislamiento físico y la vulnerabilidad por el lugar donde se habita. La gobernanza es la vulnerabilidad que se
genera a raíz de los gobiernos ineficaces, las instituciones frágiles y corruptas,
y la falta de presupuestos equitativos e impuestos regresivos. Los choques y la
fragilidad están relacionados con la exposición y la vulnerabilidad por efectos
del cambio climático, las emergencias económicas o de salud, la violencia, el
conflicto o el desplazamiento forzado. Por último, el estatus socioeconómico
se trata de la inequidad por los ingresos, el logro educativo, la esperanza de
vida y, en resumen, por las oportunidades de acceso a los servicios y bienes
públicos (PNUD, 2018b).
32
Capítulo 1 | No dejar a nadie atrás. Derechos, equidad e inclusión como centro de los ods
Un foco clave de acción y direccionamiento de las políticas de desarrollo es
la interseccionalidad de estos cinco factores, ya que las personas más rezagadas
están casi siempre afectadas por más de uno de estos elementos. Por ejemplo,
las mujeres pobres e indígenas, los jóvenes desempleados pertenecientes a comunidades LGBTI, las niñas y niños migrantes abandonados, entre otros.
A partir, de este análisis se destacan tres grupos de acciones que impulsan
el cambio para “No dejar a nadie atrás” que deben ponerse en marcha de forma
integrada, simultánea y decidida por parte de los gobiernos, estas son: examinar,
empoderar y acelerar. Su alcance se presenta a continuación.
Examinar
La localización coherente y efectiva de la Agenda 2030 parte de conocer y entender las necesidades poblacionales. Son muchas las deficiencias en materia
de datos y evidencia que dan cuenta del estado de los países y sus poblaciones
en términos económicos, sociales, ambientales y culturales. Se necesita información que permita saber quiénes son los más vulnerables (los más dejados
atrás), dónde están, cuáles son sus necesidades y cuál ha sido su trayectoria de
vida y, por ende, las causas estructurales, subyacentes o coyunturales que los
mantienen en una situación de privación y desigualdad.
Para conocer a profundidad a los “más dejados atrás”, debe partirse por
identificar y caracterizar a las personas o grupos pobres, vulnerables o excluidos. Para esto es necesario fortalecer los sistemas de información que apoyan la
focalización de las políticas públicas y los relacionados con el acceso a servicios
sociales como educación, salud, vivienda y empleo. Es preciso promover los
observatorios sociales, la investigación académica y los estudios tanto cuantitativos como cualitativos, que permitan conocer a profundidad las necesidades
y falencias de estas poblaciones y promover las valoraciones y evaluaciones
centradas en la interseccionalidad de las desigualdades y las exclusiones.
A nivel de capacidad institucional, disponibilidad y manejo de información para la toma de decisiones, es prioritario mejorar los sistemas estadísticos
nacionales y vincularlos con la medición de los indicadores ODS, con el fin de
poder contar con datos desagregados y evidencias para orientar las políticas y
acciones de desarrollo, al iguañ que monitorear el logro de los ODS en los grupos
“más dejados atrás”, así como fortalecer las capacidades de los gobiernos, la
sociedad civil y los grupos de interés para recopilar y examinar datos.
Empoderar
Empoderar a las poblaciones “más dejadas atrás” es la otra acción determinante para lograr eliminar toda forma de exclusión. En primer lugar, todos los
33
ciudadanos deberían tener plena comprensión de sus derechos, conocer los
mecanismos para hacerlos valer y las luchas históricas que se han dado para
reconocerlos. La educación para la ciudadanía es clave para lograr que se dé
una participación ciudadana ascendente y vinculante. Por ende, la sociedad civil
tiene un rol fundamental para llegar a los “más dejados atrás”, las organizaciones
de base y sus liderazgos sociales pueden convertirse en agentes de cambio y
aminorar los intereses de las elites, los desequilibrios de poder y la corrupción.
La comprensión de los desafíos de los ODS pasa por una participación
directa de las comunidades y se dan procesos de concertación y confianza con
los gobiernos y otros actores para lograr políticas legítimas y una gobernanza
efectiva. El PNUD (2018b) llama la atención sobre el rol de los gobiernos en la
facilitación del aprendizaje, la participación comunitaria y la creación de confianza mediante espacios inclusivos y seguros.
Un camino sólido y completo para el empoderamiento ciudadano es integrar los ODS a la educación, a los procesos formativos, a la participación ciudadana y política y a la rendición de cuentas. Tener en cuenta los ODS implica
adoptar el enfoque de derechos humanos, equidad e inclusión, e implementar
los mecanismos de los tratados de derechos humanos y el examen periódico
universal (EPU).
Acelerar políticas y soluciones efectivas
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
“No dejar a nadie atrás” tiene como eje central eliminar las barreras estructurales que perpetúan la desigualdad y la exclusión. Los gobiernos y actores del
desarrollo deben asumir la erradicación de la pobreza en todas sus formas y
dimensiones, direccionar todas sus políticas y acciones para que tengan efectos
multiplicadores en el logro de los ODS, integrándolos de forma efectiva para la
creación de resiliencia ante las crisis y las perturbaciones.
Es clave entender los problemas de desarrollo a partir de todas las variables
que los determinan: identificar los aceleradores con los cuales se puede lograr
las transformaciones estructurales de forma más ágil, eficaz y eficiente; diseñar
e implementar políticas y acciones multisectoriales; lograr la interacción de
diversos actores y la conexión entre múltiples partes interesadas; hacer alianzas; asumir y gestionar los riesgos y, compartir todo este conocimiento entre
territorios, regiones y países.
La gobernanza efectiva es el cimiento necesario para superar las condiciones
de pobreza y exclusión y acelerar las transformaciones estructurales en materia
de desarrollo. De acuerdo con Lopez-Calva (2019), las fallas de gobernanza en
la región de Latinoamérica es la causa de la creciente conflictividad. El investigador destaca que esta situación, por un lado, está ligada a la incapacidad de los
actores para cooperar de manera efectiva o justa en el ámbito de las políticas, lo
34
Capítulo 1 | No dejar a nadie atrás. Derechos, equidad e inclusión como centro de los ods
cual se asocia a la debilidad institucional, a la falta de liderazgo del gobierno y
a la baja valoración del sistema democrático; y por otro lado, a su incapacidad
para lograr resultados de desarrollo, principalmente, en lo que respecta con
el desempleo/falta de crecimiento económico, la violencia, el narcotráfico y la
pobreza.
De esta manera, este tercer grupo de acciones que impulsan la equidad e
inclusión desde la perspectiva de los ODS, se centra en el avance de estrategias,
políticas y financiamiento que consideren la superación de las brechas y exclusiones de todo tipo; en la implementación efectiva e inclusiva de los ODS y
en la formulación de soluciones políticas basadas en evidencias y concertadas
con los ciudadanos de forma vinculante.
Conclusiones
→ El principio de “No dejar a nadie atrás” de la Agenda 2030 y los ODS
resalta la urgencia de movilizar a las personas para hacer valer sus derechos humanos, ya que después de setenta años de su promulgación,
aún persisten injusticias, inequidades y surgen cada día nuevas
desigualdades. Cerrar las brechas y eliminar las exclusiones es un imperativo que debe guiar a los gobiernos y a la acción por el desarrollo.
El núcleo de los ODS son los lineamientos de: derechos, equidad e
inclusión; por lo cual acelerar su cumplimiento es una ruta correcta
para el cambio.
→ A pesar de que se han dado grandes avances en términos de reducción
de la pobreza, la falta de medios de vida y las condiciones de segregación
de comunidades enteras, continúa limitando de forma estructural las
oportunidades de las personas, condicionando así sus sueños e intereses
y, por ende, sus desempeños individuales y en la sociedad. Eliminar la
pobreza en sus múltiples dimensiones y compensar las desventajas que,
incluso, desde antes del nacimiento afectan la vida de las personas, es
un infaltable compromiso de los gobiernos y, más aún, de aquellos que
acogen los ODS como su hoja de ruta para el desarrollo.
→ El Informe de Desarrollo Humano (PNUD, 2019) se centra en la desigualdad, reafirmando que el progreso del mundo debe analizarse más
allá del ingreso, centrado en las capacidades que se consolidan desde
el nacimiento y teniendo en cuenta que, muchas de las desigualdades
estructurales, siguen arraigándose y surgen nuevas desigualdades ligadas a la falta de igualdad de oportunidades que limitan la libertad de las
personas. El Informe resalta el rol del “poder” como el protagonista de
la profunda frustración que existe por la desigualdad en el mundo, el
35
poder de unos pocos se antepone a la falta de poder de la gran mayoría
y de la acción colectiva para ganar en la igualdad.
→ Para “No dejar a nadie atrás” la atención debe estar puesta también en
la personas o grupos vulnerables y en aquellos que sufren exclusiones
y privaciones. Ante cualquier choque económico, desastres naturales,
ambiental o de salud, estas personas pueden verse muy afectadas. Para
fortalecer la capacidad de resiliencia de los países, de los territorios y
de las personas, se requiere conocer específicamente las condiciones de
vulnerabilidad a las que se enfrentan, para lo cual es necesario fortalecer
las instituciones y ganar solidez fiscal y macroeconómica.
→ Examinar, empoderar y acelerar los cambios estructurales son las tres
acciones de política que, en simultánea, funcionan como motores del
desarrollo con énfasis en la equidad y la inclusión. El bienestar de los
grupos “más dejados atrás” va de la mano con ganar una gobernanza
efectiva a partir de la cual, políticas centradas en superar la desigualdad
y la exclusión desde el nacimiento, sean formuladas de manera legítima.
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39
Capítulo 2
¿Existe una línea
base de información
para territorializar el
objetivo de desarrollo
sostenible “Agua
limpia y saneamiento”
para todos
en Colombia?
Iván Alberto Lizarazo Salcedo
Introducción
E
l agua está conectada de manera inseparable al desarrollo de la humanidad. Sin embargo, las prácticas no sostenibles han colocado una presión intensa sobre los recursos hídricos: se estima que en el año 2030
la demanda global de agua limpia se habrá incrementado un 50 % comparada
con la existente en 2018 (Bartran et al., 2018). Si se mantiene la tendencia
actual, la agricultura, que actualmente consume alrededor del 70 % del uso
global de agua, incrementará su demanda en 2050 en un 70 % (United Nations University - Institute for Water, Environment and Health [UNU-INWEH],
2018). Además, en muchas regiones del mundo, el agua para la producción de
alimentos se utiliza de manera ineficiente (D’Odorico et al., 2020).
Dentro de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los Objetivos
de Desarrollo Sostenible (ODS), se encuentra el objetivo 6, que consiste en “Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para
todos” (United Nations [UN], 2015). Según algunos analistas, los avances en este
objetivo específico repercuten de manera significativa en el cumplimiento de
41
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
la Agenda 2030 (Bartran, 2018). En particular, se ha planteado que la meta de
garantizar el “acceso universal y equitativo al agua potable, a un precio asequible
para todos” (ODS 6.1), asegura el propósito central de la Agenda 2030, que es
salud y bienestar (ODS 3) (University of Queensland, 2016).
La meta clave del ODS 6 es la gestión integrada de los recursos hídricos
(GIRH) (ODS 6.5) (University of Queensland, 2016). La gestión integrada de los
recursos hídricos se entiende como “un proceso que promueve el desarrollo y
manejo coordinados del agua, la tierra y otros recursos relacionados, con el fin
de maximizar el bienestar económico y social resultante de manera equitativa,
sin comprometer la sostenibilidad de los ecosistemas vitales” (Global Water Partnership, 2009). La GIRH tiene un enfoque intersectorial, diseñado para remplazar
el enfoque tradicional y fragmentado de la gestión del agua, que ha derivado
en servicios pobres y en un uso inadecuado (Global Water Partnership, 2009).
Aunque el concepto de GIRH ha sido adoptado en muchos países, su operacionalización no es un asunto fácil. En particular, se ha indicado la imperiosa
necesidad de implementar una perspectiva coordinada para la gestión de la
tierra y del agua, bajo el entendido de que las políticas y acciones deben buscar
simultáneamente la promoción del acceso equitativo —en términos de actores
sociales y de género— a la tierra y al agua, y la promoción de usos y prácticas
sostenibles (Global Water Partnership, 2017).
En cualquier caso, una gestión integrada de los recursos hídricos permite
avanzar en las otras metas del ODS 6 (University of Queensland, 2016):
→ Acceso equitativo a servicios de saneamiento e higiene (ODS 6.2).
→ Mejoramiento de la calidad del agua mediante la reducción de la contaminación, la eliminación del vertimiento y la reducción de la descarga
de químicos, la reducción de aguas residuales sin tratar y el aumento
sustancial del reciclado y la reutilización (ODS 6.3).
→ Utilización eficiente de los recursos hídricos y aseguramiento de la
sostenibilidad de la extracción y el abastecimiento de agua dulce, lo
mismo que la reducción del número de personas que sufren de escasez
de agua (ODS 6.4).
→ Protección y restablecimiento de los ecosistemas relacionados con el
agua, incluidos los bosques, las montañas, los humedales, los ríos, los
acuíferos y los lagos (ODS 6.6).
Adicionalmente, se ha indicado que los medios específicos de implementación relacionados con cooperación y capacidad (ODS 6a) y participación local
(ODS 6b) son cruciales para permitir la obtención de todas las metas del ODS 6
(University of Queensland, 2016).
En el reporte de avance de la Agenda 2030, publicado por Naciones Unidas
en 2018, se indica que el mundo no está avanzando lo suficiente para cumplir el
42
Capítulo 2 | ¿Existe una línea base de información para territorializar el objetivo de desarrollo
sostenible “Agua limpia y saneamiento” para todos en Colombia?
6 (UN, 2018). En particular, se afirma que mientras no se realicen esfuerzos
serios por territorializar la Agenda 2030, no será posible implementar acciones
que permitan avanzar de manera significativa en los ODS (UN, 2018). Se entiende por territorialización el proceso mediante el cual los actores territoriales se
apropian de los compromisos de la agenda y visibilizan la implementación de
estrategias y acciones para avanzar en el cumplimiento de los objetivos (United
Cities and Local Governments [UCLG], 2019). Territorializar es tener en cuenta
los contextos subnacionales, tanto regionales como locales, a la hora de definir
prioridades y de establecer indicadores.
En Latinoamérica, en donde se concentra el 28 % de los recursos hídricos
del planeta (IDEAM, 2018), la situación del ODS 6 es la siguiente1:
→ 37 millones de latinoamericanos carecen de acceso al agua potable.
→ 110 millones de latinoamericanos no tienen acceso al saneamiento.
→ Haití, República Dominicana, Nicaragua, Ecuador, Perú y Bolivia son los
países de la región con los menores índices de acceso al agua potable.
→ Para 2050, se estima que el consumo de agua asociado al incremento
de la energía eléctrica se elevará en un 360 %.
ODS
En Colombia, que tiene el 5 % de los recursos hídricos mundiales (IDEAM,
2019), el Departamento Nacional de Planeación (DNP) reportó los siguientes
avances en el 20182:
→ 6.9 millones de personas accedieron a agua potable y 7.5 millones al
saneamiento por primera vez.
→ Entre 2011 y 2016 se presentó una reducción aproximada del 42 % en
las pérdidas de agua en los sistemas de acueducto.
Por otra parte, de acuerdo con los reportes nacionales sobre la gestión integrada de los recursos hídricos recolectados por la United Nations Environment
Programme (UNEP) - DHI Center (2018), Colombia se ubicó en 2017 en un modesto puesto 70, entre un total de 172 países que reportaron datos (tabla 2.1).
En dicho escalafón, los cinco países con mejor gestión del agua son los
siguientes: 1) Francia (100 puntos), 2) Singapur (100 puntos), 3) Japón (94
puntos), 4) Holanda (93 puntos) y 5) Dinamarca (93 puntos). Colombia (50
puntos) se ubica en el puesto 70 como el tercer mejor país latinoamericano,
luego de Cuba (80 puntos) y Brasil (51 puntos). En el nuevo reporte de la UNEPDHI, actualizado en 2020, el puntaje de Colombia subió a 57 puntos3.
1
http://los17ods.org/los-17-objetivos-para-2030/agua/
2
https://sinergia.dnp.gov.co/Paginas/Noticias/Rendicion_nacional_voluntaria_
ODS_2018.aspx
3
https://www.sdg6data.org/tables
43
Tabla 2.1. Escalafón de gestión integrada de recursos hídricos
Country
name
Ranking
Final
IWRM
Score
Section 1
Section 2
Section 3
Section 4
Average
Average
Average
Average
Enabling
Environment
Institutions and
participation
Management instruments
Financing
Mozambique
60
55
62
75
42
40
Italy
61
55
60
61
51
46
Tunisia
62
55
67
53
58
40
Senegal
63
53
60
66
49
38
Mali
64
53
58
60
59
36
Swaziland
65
53
65
69
52
24
Kenya
66
53
63
59
48
40
Iceland
67
52
28
70
75
35
Philippines
68
51
64
53
52
37
Brazil
69
51
60
64
44
34
Colombia
70
50
55
55
53
38
United
Republic of
Tanzania
71
50
57
55
40
50
Bangladesh
72
50
50
49
56
45
Pakistan
73
50
67
51
41
40
Fuente: Integrated Water Resources Management - United Nations Environment Programme - dhi Center
(iwrm-unep-dhi, 2018).
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Aunque es destacable que el Gobierno colombiano, por medio del DNP,
haya reportado voluntariamente los avances de nuestro país en el cumplimiento
de la Agenda 2030, es importante resaltar que dicho reporte no presenta una
línea base de información georreferenciada sobre los diferentes indicadores.
En la página web dispuesta para monitorear el progreso en la Agenda 20304, la
mayoría de los indicadores se encuentran reportados a nivel departamental, es
decir, agregados por dichas entidades político-administrativas. En el caso del
ODS 6, el reporte del DNP sobre las metas agua potable (ODS 6.1) y saneamiento e
higiene (ODS 6.2) refleja el gran rezago que tienen Chocó y La Guajira comparados con otros departamentos.
4
44
https://www.ods.gov.co/
Capítulo 2 | ¿Existe una línea base de información para territorializar el objetivo de desarrollo
sostenible “Agua limpia y saneamiento” para todos en Colombia?
La georreferenciación de la información constituye, en opinión del autor,
un requerimiento esencial para territorializar los ODS, entendida dicha acción
como una forma de “poner en el centro del desarrollo sostenible a los territorios
y las prioridades, necesidades y recursos de sus habitantes” (UN, 2018).
La mejor información disponible sobre el estado de los recursos hídricos
de Colombia está consignada en las tres entregas del Estudio Nacional del
Agua (IDEAM, 2011; 2015; 2019). Estos estudios representan un acumulado de
información y conocimiento científico. Llama la atención que el DNP no haya
incluido en su reporte la información georreferenciada producida por el IDEAM.
A nivel global, por otra parte, existen diferentes fuentes de información sobre
el recurso agua. Una de ellas, publicada recientemente, es el denominado Atlas
del Riesgo Global del Agua (Arga) (World Resources Institute [WRI], 2019).
El objetivo de este capítulo es establecer en qué medida los datos obtenidos
en el Estudio Nacional del Agua 2018 son suficientes para la construcción de la
línea base de información necesaria para territorializar el ODS 6. Adicionalmente,
busca explorar la utilidad de los datos incluidos en el Arga para complementar
los estudios nacionales.
Estudio Nacional del Agua 2018
El IDEAM presentó, en marzo de 2019, el Estudio Nacional del Agua (ENA)
(2018), insumo científico de vital importancia para el desarrollo y la productividad del país (IDEAM, 2019). Este trabajo complementa los estudios realizados
en 2010 (IDEAM, 2011) y 2014 (IDEAM, 2015).
El aporte principal del ENA 2018 es el suministro de información georreferenciada sobre la oferta, la demanda, la calidad, el riesgo, las respuestas hidrológicas a la variabilidad climática, las aguas subterráneas y la huella hídrica.
En particular, este estudio proporciona una evaluación integrada del agua, en
la cual se categoriza el grado o nivel de criticidad de las subzonas hidrográficas
teniendo en cuenta seis factores (IDEAM, 2019):
1. La variabilidad de la oferta hídrica en condición extrema de año seco
(P1).
2. La variabilidad del recurso hídrico en condiciones extremas a partir
de las presiones sobre la oferta hídrica natural, condición hidrológica
de año seco (índice de uso de agua - IUA) y variabilidad de esta oferta
natural en esta condición extrema (P2).
3. El índice de presión hídrica sobre los ecosistemas (IPHE) (P3).
4. El índice de alteración potencial de la calidad del agua (IACAL), en
condiciones de oferta hídrica año seco (P4).
5. La erosión hídrica potencial en ladera de sedimentos (P5).
45
6. El porcentaje de transformación de zonas potencialmente inundables
(P6).
Es importante mencionar que, al momento de escribir este capítulo (mediados de septiembre de 2021), los datos georreferenciados del ENA 2018 no
estaban todavía disponibles al público en el geoportal institucional de IDEAM5.
La figura 2.1 muestra el esquema metodológico utilizado por el IDEAM
(2019) para realizar la evaluación integrada del agua y categorizar las subzonas
hidrográficas (SZH).
Figura 2.1. Esquema metodológico para la evaluación integral de subzonas hidrográficas
Fuente: elaboración propia con base en datos del ideam (2019).
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
La ponderación de los factores P1 a P6 para obtener el índice integrado (AI)
se realizó usando la siguiente expresión empírica definida en panel de expertos
(IDEAM, 2019):
AI=0.25*P1+0.25*P2+0.25*P3+0.10*P4+ 0.05*PP5+0.10*P6
(1)
La ecuación (1) se aplicó a cada una de las SZH (estandarizando el resultado)
y el resultado se complementó con un valor adicional para aquellas SZH en las
cuales se descargan mercurio y otros contaminantes químicos a los sistemas
hídricos (IDEAM, 2019).
La tabla 2.2 muestra las categorías utilizadas en el análisis integrado de SZH.
5
46
http://www.ideam.gov.co/capas-geo
Capítulo 2 | ¿Existe una línea base de información para territorializar el objetivo de desarrollo
sostenible “Agua limpia y saneamiento” para todos en Colombia?
Tabla 2.2. Categorías utilizadas en el análisis integral de subzonas hidrográficas
Categorías del modelo integrado
Muy alto
> 0.93
Alto
0.74 a 0.92
Medio
0.59 a 0.73
Bajo
0.48 a 0.58
Muy bajo
<= 0.47
Fuente: elaboración propia con base en datos del ideam (2019).
El mapa de la figura 2.2 muestra los resultados de la evaluación integrada
del agua e ilustra las subzonas hidrográficas con diferentes grados de criticidad
(IDEAM, 2019).
Los aportes en información del ENA 2018 son un referente valioso sobre el
estado físico de los recursos hídricos en Colombia. La evaluación integral del
agua por subzonas hidrográficas es particularmente importante para determinar
cuáles zonas del territorio colombiano requieren mayor seguimiento y atención.
Sin embargo, dicha evaluación tiene una limitación importante, en cuanto no
considera todas las metas contempladas en el ODS 6. En particular, no tiene en
cuenta acceso al agua (ODS 6.1) ni acceso a servicios de saneamiento e higiene (ODS
6.2). Esta ausencia es notoria si tenemos en cuenta que el desempeño de nuestro país en esos dos objetivos es bastante pobre. Por ejemplo, de acuerdo con
el Índice Nacional de Salud 2020, elaborado por el centro de pensamiento Así
Vamos en Salud con base en datos oficiales, por cada 100 personas que viven
en el área rural en Colombia, 46 tienen acceso a agua potable y 76 a servicios
básicos de saneamiento (Así Vamos en Salud, 2020).
Al no tener en cuenta las metas ODS indicadas, el indicador integral del agua
del ENA 2018 no representa cabalmente el estado de la gestión integrada de los
recursos hídricos (ODS 6.5), que, como se ha dicho, representa la meta clave para
asegurar el cumplimiento de las otras metas asociadas al ODS 6 (UN Water, 2016).
Atlas del Riesgo Global del Agua
El Arga utiliza un índice que combina diferentes riesgos asociados al recurso
hídrico en tres niveles jerárquicos, tal como se muestra en la figura 2.3 (WRI,
2019). Se usan 13 indicadores individuales, organizados en tres grupos, cantidad, calidad y regulatoria, los cuales son combinados en un índice agregado
de riesgo hídrico.
47
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Figura 2.2. Evaluación integrada del agua por subzona hidrográfica en 2018
Fuente: elaboración propia con base en datos del ideam (2019).
48
Capítulo 2 | ¿Existe una línea base de información para territorializar el objetivo de desarrollo
sostenible “Agua limpia y saneamiento” para todos en Colombia?
Figura 2.3. Esquema de evaluación integrada del riesgo hídrico
Estrés hídrico
Reducción de agua
Variabilidad interanual
Vertimiento aguas no tratadas
Variabilidad estacional
Eutroficación costera
Reducción nivel freático
Inundación costera
Población sin acceso a agua
potable
Población sin acceso a
saneamiento
Sequía
Indice de riesgo regulatorio
Inundación ribereña
Riesgo físico
Cantidad
Riesgo físico
Calidad
Riesgo
regulatorio y
reputacional
ÍNDICE AGREGADO DE RIESGO HÍDRICO
Fuente: elaboración propia con base en datos de wri (2019).
Las unidades espaciales utilizadas en la obtención de Arga corresponden
al nivel 6 del conjunto de datos HydroBASINS (Lehner y Grill, 2013). El valor
2
de mediana del área de dichas unidades es 5.318 km (aproximadamente tres
veces el tamaño de Bogotá).
Los trece indicadores de riesgo son los siguientes (WRI, 2019):
Grupo 1. Riesgo físico asociado a cantidad de agua
R1. Estrés hídrico de base (amenaza).
R2. Reducción de agua (amenaza).
R3. Variabilidad interanual (amenaza).
R4. Variabilidad estacional (amenaza).
R5. Descenso del nivel freático (amenaza).
R6. Riesgo de inundación ribereña (amenaza, exposición y
vulnerabilidad).
R7. Riesgo de inundación costera (amenaza, exposición y
vulnerabilidad).
R8. Riesgo de sequía (amenaza, exposición y vulnerabilidad).
Grupo 2. Riesgo físico asociado a calidad de agua
R9. Vertimiento de aguas negras sin tratar (amenaza).
R10. Eutrofización costera potencial (amenaza).
Grupo 3. Riesgo regulatorio y reputacional
R11. Población sin acceso a agua potable (amenaza).
49
R12. Población sin acceso a saneamiento básico (amenaza).
R13. Reputación ambiental y social (amenaza).
La figura 2.4 muestra un mapa con la evaluación del componente 11, porcentaje de población sin acceso a agua potable (ODS 6.1), correspondiente al 2015,
de acuerdo con los datos del Arga.
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Figura 2.4. Porcentaje de población sin acceso a agua potable en 2015
Fuente: elaboración propia con base en datos de wri (2019).
50
Capítulo 2 | ¿Existe una línea base de información para territorializar el objetivo de desarrollo
sostenible “Agua limpia y saneamiento” para todos en Colombia?
La figura 2.5 muestra la evaluación del componente 12, porcentaje de población sin acceso a saneamiento básico (ODS 6.2), correspondiente al 2015, de
acuerdo con los datos del Arga.
Figura 2.5. Porcentaje de población sin acceso a saneamiento básico en 2015
Fuente: elaboración propia con base en datos de WRI (2019).
La figura 2.6 muestra la evaluación del índice agregado de riesgo hídrico
(ODS 6.5), correspondiente al 2015, de acuerdo con los datos del Arga.
51
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Figura 2.6. Índice agregado de riesgo hídrico en 2015
Fuente: elaboración propia con base en datos de wri (2019).
En la figura 2.6 se puede observar que las subzonas hidrográficas ubicadas
en el nivel de riesgo hídrico alto son las siguientes: 1) río Ranchería, 2) Alta Guajira, 3) Ciénaga Grande de Santa Marta y 4) Bajo Magdalena-Canal del Dique.
En la categoría de riesgo hídrico medio se encuentran las siguientes zonas
hidrográficas:
→ Región Caribe: 1) río Carraipía-Paraguachón; 2) Golfo de Morrosquillo;
y 3) Bajo Sinú, Medio Sinú y Alto Sinú-Urrao.
52
Capítulo 2 | ¿Existe una línea base de información para territorializar el objetivo de desarrollo
sostenible “Agua limpia y saneamiento” para todos en Colombia?
→ Región Orinoquia: 1) río Arauca y 2) río Meta.
→ Región Pacífico: 1) río Tapaje-Dagua, 2) río Patía-Bajo y 3) río Mira.
La base de datos del Arga, también conocida como Aqueduct 3.0 (WRI,
2019), proporciona un indicador agregado de riesgo hídrico por subzona hidrográfica. Este indicador representa la evaluación de tres componentes: 1) la
cantidad de agua disponible, 2) la calidad del agua y 3) el acceso de la población a servicios de agua potable y de saneamiento. Este último componente
representa un tema complementario a los temas representados en el ENA 2018,
que se considera esencial para construir la línea base del ODS 6.
El indicador agregado de riesgo hídrico es esencialmente un índice espacializado de la gestión del recurso hídrico, el cual permite identificar aquellas
zonas y subzonas hidrográficas que requieren mayor atención y en donde se
deberían focalizar los esfuerzos para mejorar los diferentes indicadores y atender
a la población más vulnerable.
Es importante mencionar que el autor de este capítulo no realizó un análisis exhaustivo de la incertidumbre asociada a la base de datos de Arga. Dicha
evaluación es necesaria para poder establecer una posible ruta de articulación
de los datos Arga con los datos obtenidos en el ENA. Igualmente, en el caso
de que las entidades gubernamentales involucradas en la gestión del recurso
hídrico consideren conveniente dicha articulación, es necesario armonizar las
unidades espaciales, es decir, las subzonas hidrográficas, utilizadas en los dos
estudios mencionados.
Es pertinente realizar una última reflexión. El cumplimiento de los ODS no
es una tarea sencilla. Las metas del ODS 6 no solamente están interrelacionadas
(UN Water, 2018), sino que pueden ser difusas o contradictorias y representar
retos complejos (Sultana, 2018; Global Water Partnership, 2009). Por ejemplo,
acciones realizadas para avanzar en las metas de agua limpia y saneamiento para
todos pueden tener consecuencias no deseadas para la seguridad alimentaria,
la seguridad nutricional o la seguridad energética, y, en algunos casos, pueden
exacerbar la degradación ambiental (Unesco et al., 2019).
En opinión del autor, la territorialización del ODS 6 pasa por la definición o
adaptación de un indicador espacial de gestión integrada de los recursos hídricos
(ODS 6.5) similar al proporcionado por el Arga. La existencia de información
georreferenciada sobre el estado de gestión de cada subzona geográfica, disponible en el ENA, complementada con datos del Atlas de Riesgo Global, permite
que el Gobierno, a nivel nacional, departamental y local, considere de manera
cuidadosa cómo se están usando los recursos hídricos por parte de los diferentes
sectores de la sociedad, y puede contribuir a tomar decisiones que regulen el
uso del agua por los diferentes sectores económicos.
53
Finalmente, para avanzar en serio en la territorialización de la Agenda
2030, los gobiernos deben adoptar una perspectiva participatoria e inclusiva
que involucre, en todos los niveles, a todos los actores sociales y económicos
que usan los recursos hídricos o que pueden protegerlos o contaminarlos, de
manera que la gobernanza del agua y de la tierra se pueda realizar de manera
coordinada, equitativa y sostenible (UN Water, 2018).
Conclusiones
1. Los datos de los estudios nacionales del agua, en particular ENA 2018,
representan una contribución valiosa a la construcción de la línea base
de información requerida para territorializar el ODS 6. Sin embargo,
dichos datos no son suficientes.
2. Los datos del Arga representan indicadores que son útiles para reportar
avances en el ODS 6, en particular para tener indicadores espaciales
relacionados con las metas ODS 6.1, ODS 6.2 y ODS 6.5.
3. La conveniencia de utilizar el índice agregado de riesgo hídrico, proporcionado por el Atlas Global, como indicador para reportar el avance
en la gestión de recursos hídricos por SZH, requiere una evaluación
rigurosa de su nivel de calidad y una armonización de las unidades
espaciales utilizadas en los dos estudios reportados en este capítulo.
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55
Capítulo 3
Las políticas de
innovación y la
Agenda 2030 de
desarrollo sostenible
en Colombia
Juan Pablo Centeno Cachopo
Introducción
E
l avance del conocimiento, la ciencia, la tecnología y la innovación
está estrechamente ligado con el desarrollo y los discursos sobre dicho
avance. Bien sea por su contribución a la productividad y la industrialización (Romer, 1990), por su potencial para reducir la desigualdad (Cozzens,
2010) o incluso por sus posibles contribuciones al desarrollo humano (Arocena y Sutz, 2014), las políticas de innovación se han convertido en aspectos
centrales para el crecimiento económico y el desarrollo de los países.
Ahora bien, las concepciones que se tengan acerca de la ciencia, la innovación y el desarrollo determinan qué tipo de políticas e instrumentos se adoptan
para el abordaje de los grandes retos propios del desarrollo que aquejan a las
sociedades. Tal es el caso de la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS), que sugieren una reinterpretación del desarrollo en la que la
forma en que se aborden dichos retos importa, más allá del logro efectivo de
los fines que se planteen como agenda de desarrollo. En ese sentido, no basta
ya con fortalecer el crecimiento económico y reducir la pobreza, sino que esto
57
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
debe alcanzarse con observancia del uso sostenible de los recursos naturales y
de la inclusión de los distintos sectores de la sociedad.
Sin embargo, la pretensión de universalidad de la Agenda 2030 —como
de cualquier otra agenda de desarrollo—, la voluntad política de los distintos
niveles de gobierno para la implementación de esta, así como los recursos disponibles para tal propósito suponen retos que merecen una discusión crítica,
si lo que se quiere es viabilizar acciones conducentes al desarrollo sostenible
en Colombia.
En este contexto, el conocimiento y la innovación juegan un papel central
sobre la forma en que se avanza hacia la solución de dichos retos, en tanto estos
pueden determinar en qué medida las acciones ideadas para su abordaje son
sostenibles o no, y pueden incluso marcar el éxito o fracaso de ellas. Dichos retos
son de particular importancia si se considera que el desarrollo sostenible, como
una postura normativa para un mejor estado de las cosas, implica repensar el
concepto de innovación desde perspectivas analíticas mucho más amplias y
flexibles (Smith, Voß y Grin, 2010).
En ese sentido, el propósito de este capítulo es reflexionar sobre cómo
pueden la gobernanza del conocimiento, la ciencia, la tecnología y la innovación contribuir a la implementación de la Agenda 2030 en Colombia. Para
esto, en la primera sección se repasa el potencial que tienen el conocimiento
y la innovación, así como las políticas para su fomento, como vehículo para el
logro de los ODS. En la segunda sección se hace un recuento de los instrumentos
y políticas de innovación que ha diseñado el Gobierno nacional de Colombia
con el propósito de contribuir a la implementación de la Agenda 2030. En la
tercera sección se proponen algunos apuntes críticos sobre los ODS como agenda
de desarrollo global y las tensiones que su implementación supone en países en
desarrollo como Colombia. Finalmente, la cuarta sección examina algunos de los
retos y oportunidades que enfrenta el país para el diseño y la implementación
de una política de innovación transformativa que contribuya a abordar grandes
desafíos sociales y ambientales, como los que sugiere la Agenda 2030. Así, el
capítulo aporta elementos de reflexión para el debate y el diseño de políticas de
fomento a la generación de conocimiento e innovación que faciliten el abordaje
de los retos de sostenibilidad en Colombia.
El potencial de las políticas de innovación para
el logro de los ods
La ciencia, la tecnología y la innovación (CTeI) son ampliamente reconocidas
como mecanismos para el desarrollo. En ese sentido, la orientación de las
políticas de innovación depende en gran medida, no solo de la concepción
58
1
Capítulo 3 | Las políticas de innovación y la Agenda 2030 de desarrollo sostenible en Colombia
misma que se tenga sobre la ciencia, sino también de la noción predominante
de desarrollo (Arocena y Sutz, 2014). Son varias las perspectivas de políticas
de innovación en relación con su contribución al desarrollo, particularmente
en economías emergentes (Kuhlman y Ordóñez-Matamoros, 2017): en general,
las políticas de innovación bien pueden orientarse hacia la promoción de la
competitividad y el crecimiento económico o hacia el desarrollo humano y
social (Cozzens et al., 2008; Arocena y Sutz, 2014).
En un primer momento, la CTeI fue vista como un mecanismo de apoyo al
crecimiento económico, ignorando las externalidades negativas que su avance
pudiese tener en la sociedad y el medio ambiente (Schot y Steinmueller, 2018).
En efecto, esto es evidente ya que las políticas de CTeI no necesariamente contribuyen de manera directa al desarrollo de la innovación y, luego, al desarrollo
socioeconómico, sino que este proceso es de naturaleza compleja e involucra
a distintos actores que interactúan en sistemas sectoriales (Lundvall, 1992;
Edquist, 1997).
Tendencias recientes en estudios de innovación plantean la noción de
políticas de innovación transformativas como respuesta a los grandes retos
que supone la transición a la sostenibilidad y el logro de los ODS (Schot y Steinmueller, 2018). Aquí, la transición es entendida como un cambio profundo en
los regímenes de producción y consumo insostenibles que caracterizan a las
economías modernas (Weber y Rohracher, 2012), a una escala de funciones
sociales sistémicas que involucran, no solo cambios tecnológicos, sino también
cambios en el comportamiento de las personas, es decir, cambios a nivel de
los regímenes sociotécnicos (Geels et al., 2004; Steward, 2012). Este tipo de
innovación sistémica, cuyo propósito es el desarrollo inclusivo1, supone una
interpretación mucho más amplia del tipo de conocimiento que es fomentado
a través de las políticas de innovación: más allá del conocimiento tecno-científico y académico, cobra especial relevancia el conocimiento coproducido por
la sociedad y las comunidades, basado en la práctica y el contexto específico
(Steward, 2012; Kuhlman y Ordóñez-Matamoros, 2017).
Como destacan Chavarro et al. (2017), la Comisión de Ciencia y Tecnología
para el Desarrollo de las Naciones Unidas afirma que la ciencia puede contribuir
a los ODS en tanto esta:
→ Construye las bases necesarias para “identificar, clarificar y enfrentar
retos globales para el futuro”.
→ Ofrece un mecanismo para cruzar las “barreras nacionales, culturales y
mentales”, lo cual es necesario para trabajar colaborativamente en los
retos de desarrollo sostenible.
Ver: ocde. (2015). Innovation Policies for Inclusive Growth. París: oecd Publishing. doi:https://dx.doi.org/10.1787/9789264229488-en
59
→ Mediante la alfabetización científica, provee la educación y ayuda a
crear capacidades para utilizar la ciencia en la solución de problemas
cotidianos.
→ Puede fortalecer prácticas democráticas si es tratada como un bien
público.
→ Gracias a su capacidad para integrar conocimiento de distintas disciplinas, ayuda a enfrentar retos que son interdependientes (p. ej., pobreza,
crecimiento económico, agua potable y energía limpia).
→ Provee evidencia para formular política pública de CTeI y para interrelacionar las otras políticas públicas.
→ Ayuda a monitorear el progreso en los distintos objetivos de desarrollo
sostenible.
→ La educación con fuerte componente científico prepara a las sociedades
para responder creativamente a los desafíos que se les presenta. (Chavarro et al., 2017, p. 20)
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
En suma, vincular la CTeI con la práctica del desarrollo y el logro de los ODS
implica pasar del énfasis en los sistemas tecnológicos y de innovación al énfasis
en los sistemas sociotécnicos, considerando la interacción sociedad-tecnología
para aproximarse a las problemáticas sociales. Los grandes retos sociales y ambientales, varios de ellos recogidos por los ODS, son heterogéneos, multicausales
y complejos, de manera que las políticas de innovación deben adoptar nuevas
racionalidades e instrumentos para su abordaje (Kuhlmann y Rip, 2018). Estos
nuevos enfoques de política de innovación ofrecen elementos teóricos útiles
para orientar la formulación de mecanismos redistributivos dentro de dichos
sistemas sociotécnicos, conducentes a la reducción de la desigualdad y adoptando el desarrollo humano como uno de sus propósitos centrales (Cozzens,
2010; Arocena y Sutz, 2014).
Avances en Colombia en materia de políticas
de innovación para los ods
La preocupación por el papel de la política de innovación para el logro de los ODS
en Colombia se ha manifestado a través de distintas iniciativas gubernamentales.
Como se describe en el capítulo introductorio del presente libro, una de estas
iniciativas es la formulación del documento Conpes 3918 de 2018, en el que
se define una “estrategia para la implementación de los Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS) en Colombia”, en el cual se involucra al Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación como uno de los organismos
del Gobierno encargados de su implementación, y en el que se desarrolló lo
60
Capítulo 3 | Las políticas de innovación y la Agenda 2030 de desarrollo sostenible en Colombia
relacionado con la implementación del ODS 9, “Industria, innovación e infraestructura”, y en el cual se definen las “alianzas para el conocimiento” como una
de las formas de intervención a fomentar dentro de los objetivos específicos
del documento de política mencionado. Reconociendo el papel protagónico del
conocimiento en la implementación de la Agenda 2030, este Conpes propone la
creación de una red de actores —academia, sociedad civil, empresa, Estado—
con el propósito de “compartir y difundir todo el conocimiento generado para
el desarrollo sostenible” (p. 55).
Un intento explícito por diseñar una política de innovación orientada
hacia los ODS fue aquel contenido en el denominado Libro verde 2030: Política
Nacional de Ciencia e Innovación para el Desarrollo Sostenible. Este define los
ODS como ámbito para la transformación sociotécnica hacia la sostenibilidad,
una sostenibilidad que implica un equilibrio entre lo social, lo económico y lo
ambiental (Gallopín, 2001), y en la que cada ODS tiene una funcionalidad en
relación con los demás, como ilustra la figura 3.1.
La sostenibilidad representa la forma en que interactúan los ODS: un grupo
de objetivos que funge como conjunto de espacios o sistemas que proveen servicios y bienes públicos básicos y desde los cuales puede empezar a pensarse
en un uso sostenible de los recursos; otro grupo de objetivos que sirve como
direcciones transversales y orienta la operación de los primeros hacia determinados propósitos; y dos ODS que sirven como determinantes de condiciones marco
del entorno para habilitar el funcionamiento de los demás, todo esto adoptando
elementos de tres marcos de política de innovación distintos: el de innovación
para el crecimiento (marco 1), sistemas nacionales de innovación (marco 2) y
cambio transformativo (marco 3) (Schot y Steinmueller, 2018).
El Libro verde se propuso incorporar un enfoque transformativo (marco 3)
(Schot y Steinmueller, 2018) en la política de CTeI en Colombia, con el fin de
orientarla hacia la solución de problemáticas sociales, ambientales y económicas. Sin embargo, múltiples factores han dificultado la implementación de este
documento de política al día de hoy (Ordóñez-Matamoros et al., 2021).
Un intento mucho más tímido hace el Plan Nacional de Desarrollo
2018-2022, que incluye un capítulo específico dedicado a la CTeI como eje
de acción y el cual estipula que sus objetivos se alinean con los ODS 4 (educación), 8 (trabajo), 9 (innovación), 16 (paz) y 17 (alianzas). Allí, sin embargo,
no se define cómo se aportaría a dichos objetivos a través de las estrategias de
CTeI planteadas, no se hace mención a cómo se podría operacionalizar el Libro
verde, ni se desarrolla la noción de innovación transformativa como enfoque
orientador de la política.
Ahora bien, no es que la preocupación por los retos sociales y ambientales sea nueva para la política de innovación en Colombia. Otros programas
públicos, tanto previos como actuales, han buscado, desde el punto de vista
61
de la apropiación social del conocimiento, fomentar el uso del conocimiento
local para la solución de problemáticas territoriales, implementar proyectos de
innovación social como herramienta para el desarrollo alternativo e intermediar
entre distintos actores y saberes para el abordaje de problemas comunes. Todo
ello con el fin último de contribuir al desarrollo inclusivo y sostenible (Salazar
et al., 2014).
Figura 3.1. Abordaje de los ods mediante la política de innovación transformativa
CONDICIONES MARCO
16
PAZ, JUSTICIA
17
ALIANZAS PARA
E INSTITUCIONES
SÓLIDAS
LOGRAR LOS
OBJETIVOS
SISTEMAS SOCIOTÉCNICOS
QUE PROVEEN BIENES O
SERVICIOS O PROTEGEN
RECURSOS
9
INDUSTRIA,
Y SALUD
INNOVACIÓN E
INFRAESTRUCTURA
4
EDUCACIÓN
11
CIUDADES Y
DE CALIDAD
COMUNIDADES
SOSTENIBLES
6
AGUA LIMPIA
14
VIDA
Y SANEAMIENTO
SUBMARINA
7ENERGÍA
15
VIDA
ASEQUIBLE Y NO
CONTAMINANTE
DE ECOSISTEMAS
TERRESTRES
DIRECCIONES
TRANSVERSALES
ESPACIO DE
TRANSFORMACIÓN
3
BIENESTAR
1FIN
2HAMBRE
DE LA POBREZA
CERO
5
IGUALDAD
8
10
TRABAJO DECENTE
REDUCCIÓN DE LAS
DE GÉNERO
Y CRECIMIENTO
ECONÓMICO
DESIGUALDADES
12
PRODUCCIÓN
13
ACCIÓN
Y CONSUMO
RESPONSABLES
POR EL CLIMA
MARCO 3
CAMBIO
TRANSFORMATIVO
MARCO 2
SISTEMA NACIONAL
DE INNOVACIÓN
MARCO 1
I + D Y REGULACIÓN
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Fuente: Minciencias (2019, p. 39).
El Acuerdo de Paz firmado entre el Gobierno nacional y la otrora guerrilla
de las Farc es una ventana de oportunidad para el escalamiento e impulso de
iniciativas con vocación transformativa que contribuyan al desarrollo inclusivo
en Colombia. Por ejemplo, varios proyectos productivos e iniciativas territoriales
de excombatientes cuentan con potencial transformativo, en tanto suponen un
cambio radical en el estado de cosas: de un escenario antes caracterizado por
entornos altamente excluyentes y violentos, a uno en el que la creatividad y el
conocimiento local contribuyen a la construcción de paz y al desarrollo territorial (Ordóñez-Matamoros et al., 2018; Balanzó et al., 2020).
62
Capítulo 3 | Las políticas de innovación y la Agenda 2030 de desarrollo sostenible en Colombia
¿Qué agenda de innovación y desarrollo
implementar en Colombia? Apuntes críticos
sobre los ods
Como se mencionó anteriormente, la Agenda 2030 de desarrollo sostenible
incluye la innovación como uno de sus ejes principales (ODS 9), reconociendo
la importancia que el conocimiento, la tecnología y la innovación tienen para
el propósito de lograr dichos objetivos trazadores. Como parte de sus esfuerzos
por implementar el ODS 9, el Gobierno nacional se propuso en el Conpes 3918
aumentar la cobertura de internet al 100 % en todo el territorio nacional a 20302.
No obstante, en países como Colombia, en los que la pobreza, la desigualdad y
el acceso a bienes y servicios básicos siguen siendo retos del día a día, se hace
necesario repensar la forma en la que se aborda este tipo de problemas públicos persistentes, problemas que por su carácter continuo requieren miradas
alternativas a las soluciones tradicionalmente ideadas por el mercado. ¿Cómo
armonizar estas pretensiones en un país cuyos territorios aún tienen un limitado
acceso a bienes y servicios públicos básicos?
Una cuestión crítica aquí tiene que ver con qué tipo de conocimiento y
qué tipo de innovación se requieren para el desarrollo inclusivo y sostenible,
e incluso para la paz, en el caso del contexto colombiano. Es aquí donde el
uso intensivo del conocimiento, la innovación y la creatividad locales emergen
como elementos útiles para fomentar las necesarias aproximaciones alternativas a dichos problemas (Kuhlman y Ordóñez-Matamoros, 2017), en los que la
satisfacción de las necesidades básicas a nivel territorial implica el fomento del
conocimiento situado, local, co-construido y orientado a problemas, además
del conocimiento experto-técnico-científico-académico.
No obstante, la noción de CTeI en la Agenda 2030 no está libre de controversia. Irónicamente, esta interpreta la tecnología y la innovación como mecanismos que pueden contribuir a un desarrollo basado en la industrialización.
En efecto, según la Agenda “(e)l progreso tecnológico debe estar en la base de
los esfuerzos para alcanzar los objetivos medioambientales, como el aumento
de los recursos y la eficiencia energética. Sin tecnología e innovación, la industrialización no ocurrirá, y sin industrialización, no habrá desarrollo”3. Si bien
esta cita reconoce el potencial de la tecnología para fines medioambientales,
la discusión debe centrarse también en los medios, que son vistos aquí como,
por ejemplo, el aumento de recursos. En ese sentido, vale la pena cuestionar
2
Ver: http://www.ods.gov.co/es/objetivos/industria-innovacion-e-infraestructura
3
Ver: Organización de las Naciones Unidas. (s.f.). Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Obtenido de 9. Industria, Innovación e Infraestructuras: https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/infrastructure/
63
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
si son mayores recursos lo que se requiere, o si es un cambio en la manera de
utilizarlos, lo cual pasa por una transformación en las estructuras económicas de
producción y consumo, lo que supone el reconocimiento del carácter finito de
dichos recursos, y del planeta Tierra en general, para hacer un aprovechamiento
sostenible de ellos (Herrera et al., 2004). Así mismo, la expresión citada sugiere
que la innovación es, en este caso, un mecanismo que fomenta la industrialización para el desarrollo, denotando una concepción tradicional de este último.
Además de esto, la Agenda 2030 tiene una vocación holística y universalista, en tanto agenda global de desarrollo producto de acuerdos políticos entre
diversos Estados en el marco de las Naciones Unidas. No obstante, esta acierta al
centrarse en esbozar grandes objetivos trazadores y metas conducentes a materializar en la realidad una noción de desarrollo que considere a la sociedad y el
medioambiente como principales beneficiarios (o afectados) de cualquier acción
que los gobiernos emprendan en pro del crecimiento y el desarrollo económico.
Corresponde a los gobiernos que suscriben dicha agenda de desarrollo definir
los mecanismos a través de los cuales pretenden alcanzar el cumplimiento de
dichos objetivos y metas.
Los ODS pueden ser interpretados entonces como objetos de frontera (Star
y Griesemer, 1989), en tanto median entre el discurso internacional sobre el
desarrollo y las necesidades locales de los gobiernos nacionales. Son estos últimos los llamados a resignificar y dar contenido material a los grandes propósitos
trazadores planteados por la Agenda 2030, de acuerdo con sus necesidades y
problemáticas específicas a nivel nacional y local. Desde el punto de vista de
la gobernanza del conocimiento y la innovación, el desarrollo sostenible es un
concepto sombrilla (Rip y Voß, 2013), movilizado a través de la Agenda 2030 de
los ODS, que conecta la práctica de la innovación con la del desarrollo mismo
y media entre distintos campos de práctica y las actividades que involucran.
Retos y oportunidades para una política
de innovación de los ods en Colombia
Con el fin de aportar a la reflexión sobre el papel del conocimiento, la
ciencia, la tecnología y la innovación para el logro de los ODS en Colombia, el
presente texto 1) hizo un repaso del potencial que tienen estos para el abordaje
de los retos que sugieren los ODS, 2) realizó un recuento sobre las políticas diseñadas en Colombia para tal fin y 3) discutió de manera crítica las tensiones
que supone la implementación de la Agenda 2030 en Colombia.
En esta sección se concluye con un esbozo de los retos y oportunidades para
las políticas de innovación en Colombia de cara a la implementación de los ODS.
En primer lugar —además de retos como el fortalecimiento de las capacidades
64
Capítulo 3 | Las políticas de innovación y la Agenda 2030 de desarrollo sostenible en Colombia
en CTeI a nivel nacional y local, lograr una implementación eficiente de la política
de CTeI que optimice los recursos disponibles y la adaptación de dicha política para contribuir a la construcción de paz (Centeno y Ordóñez-Matamoros,
2019)—, el desarrollo inclusivo y sostenible que contribuya al logro de los ODS
implica también repensar el arreglo de gobernanza que orienta la innovación
en Colombia, redefiniendo la teoría, la práctica y la política de innovación con
el fin de dirigirla hacia el abordaje de retos sociales y ambientales como los que
sugieren los ODS (Kuhlmann et al., 2010).
Esto implica que el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación adopte el desarrollo sostenible, inclusivo y territorial como uno de sus propósitos
esenciales, aprovechando una eventual capacidad de agencia más robusta que
la que pudo tener Colciencias como departamento administrativo. Otros retos
tienen que ver con la forma en que se articulan los diferentes sistemas que rigen
la operación de los distintos sectores, como, por ejemplo, los de ambiente, educación, competitividad, salud, entre otros, con el de CTeI. Una articulación y una
gobernanza adecuadas de estos sistemas deberían apoyarse en el fortalecimiento
de las redes de política de CTeI a nivel territorial con miras a afianzar procesos de
transición sostenible (Centeno, 2021; Balanzó et al., 2021; Ordóñez-Matamoros
et al., 2021). Para esto, es necesario resolver la ausencia de incentivos que
fomenten la interacción entre académicos con las empresas y la sociedad civil,
la falta de capacidades para la colaboración y la poca información para generar
vínculos y sinergias con sectores de la sociedad que han sufrido de exclusión
(Montero et al., 2018).
Ahora bien, la transición a la sostenibilidad no es un proceso libre de controversia. Involucra el contraste entre intereses de diversos actores, varios de
los cuales se han visto beneficiados o afectados por los regímenes sociotécnicos
imperantes que han deteriorado el medio ambiente y ampliado las brechas
sociales. Algunos actores, en estos regímenes de corte extractivista, industrialista y elitista en Colombia, ostentan posiciones de poder desde las cuales han
logrado perpetuar dichos regímenes. Los casos de la industria del plástico, el
fracking en minería, la fumigación de cultivos de uso ilícito con glifosato, la
regulación en el consumo de azúcares, entre otros, plantean dicotomías entre
el uso o prohibición de prácticas que hasta el momento han contribuido al
crecimiento económico del país, pero que han generado costos ambientales y
sociales profundos. Dichas controversias suponen, a su vez, tensiones propias de
la gobernanza del conocimiento, en las que el conocimiento científico ha servido
como argumento a favor de posiciones que se contraponen. Estas tensiones son
entonces interfaces que denotan la inseparable conexión entre conocimiento
y política (politics) cuando de transiciones a la sostenibilidad se trata (Avelino
et al., 2016), particularmente en contextos marcados por la violencia y la desigualdad, como el colombiano.
65
En segundo lugar, algunas de las oportunidades existentes no pueden
separarse, por su puesto, de la reciente creación del Ministerio de Ciencia,
Tecnología e Innovación, un organismo que, a diferencia de Colciencias como
departamento administrativo, tiene un estatus político de mayor jerarquía, con
potencial capacidad de agencia para impulsar una política de innovación transformativa y mediar entre los actores cuyos intereses se vean contrapuestos en el
marco de una eventual pero decidida transición a la sostenibilidad.
Entre las oportunidades puede destacarse también la creciente importancia
que le otorgan los organismos intergubernamentales al papel de la CTeI para el
desarrollo, bien sea para la paz4, o el desarrollo sostenible e inclusivo5. Como
señala la Comisión de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo, del Consejo
Económico y Social de las Naciones Unidas (2013), algunos de los objetivos a
los que la CTeI debe apuntar para contribuir al desarrollo inclusivo y sostenible,
concretamente en el abordaje de la pobreza multidimensional, la inequidad y la
poca sostenibilidad, son “abordar las necesidades básicas a través de capacidades
de innovación, promover el emprendimiento desde el nivel de base (grassroots),
y promover el crecimiento inclusivo mediante la construcción de capacidades
de CTeI y capacidad absortiva” (2013, p. 4).
El éxito o fracaso de la Agenda 2030, como marco general orientador para
el desarrollo, estará dado por las particularidades de los contextos específicos
en los que se implemente, ya sea en Colombia o en los demás países que la suscriben. Aquí, el fomento de la recursividad, de la creatividad, del conocimiento
y de la innovación locales es una tarea esencial.
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66
4
Ver: Resolución 43/61 de la Asamblea General de la Naciones Unidas sobre ciencia y
paz.
5
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Económico y Social de las Naciones Unidas. E/CN.16/2014/2.
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69
Capítulo 4
Turismo: un sector
que contribuye
a los objetivos
del desarrollo
sostenible a partir del
empoderamiento de
sus actores
Giovanni Pérez Ortega
Gertrudis Ziritt Trejo
Zahira Moreno Freites
Introducción
S
egún la Organización Mundial del Turismo (OMT) (2017), este sector
representa el 30 % de las exportaciones en el comercio global de servicios, generando 1 de cada 11 empleos y el 10.4 % del PIB mundial; tiene
una perspectiva de crecimiento anual hasta 2030 cercana al 3.8 %; y se espera
que para economías emergentes la cuota de mercado, que viene en constante
ascenso (30 % en 1980 a 45 % en el 2016), alcance el 57 % en 2030. Para el
caso de Colombia, se tiene también un avance significativo en su crecimiento,
el 4.8 % promedio anual entre 2005 y 2017 (OMT y OEA, 2018), con expectativas de mayor crecimiento que el promedio mundial, lo cual implica que el
turismo es un sector estratégico, que además pretende contribuir al desarrollo
sostenible. Estos datos son muy alentadores para Colombia, considerando que
durante el primer trimestre de 2018 la participación del turismo en el PIB fue
del 6.9 %. Tal desempeño positivo conlleva también un mayor compromiso
con el desarrollo sostenible.
71
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
En este sentido, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es la primera
agenda global de desarrollo, universal y holística, en la que el turismo, como
caso que nos ocupa, se vincula con todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible
(ODS) expuestos en ella (Naciones Unidas Cepal, 2016).
Para el municipio Usiacurí, departamento del Atlántico, considerado como
eslabón importante para la economía departamental desde el eje turístico, teniendo en cuenta la gran riqueza natural y cultural que posee (Gallardo y Bolívar, 2010; Ziritt et al., 2019), la visión integral y holística de la Agenda 2030
implica un desafío para sus habitantes, a fin de que los actores involucrados en
el proceso turístico local conformen el marco básico del concepto estratégico
necesario para abordar el turismo sostenible, que incluya sus múltiples dimensiones como parte del progreso de las personas, de la comunidad y del planeta.
De acuerdo con la OMT, el turismo puede contribuir directa o indirectamente
a todos los ODS de la Agenda 2030. Por lo tanto, resulta importante comprender
cómo este sector en crecimiento contribuye a dichos objetivos, y cuáles son las
buenas prácticas que implementa, específicamente en el municipio de Usiacurí,
que recientemente ha sido certificado como un destino turístico sostenible,
considerando para ello la Norma Técnica Sectorial NTS-TS-001-01. Al respecto,
se presenta la experiencia de este municipio, cuya comunidad organizada ha
logrado un buen número de metas y donde se puede evidenciar que los ODS
presentan la oportunidad de tener una visión integral y holística del turismo
sostenible, facilitando de esta manera su abordaje estratégico y su gestión desde
una participación comprometida.
La gran pregunta aquí es: ¿cómo Usiacurí ha logrado dar sus primeros pasos
hacia la ruta de la sostenibilidad? Para responder esta pregunta se tienen que
considerar los factores de éxito que han incidido para la puesta en práctica de
actividades, programas y proyectos orientados a la sostenibilidad del municipio,
lo que implica un paradigma de avanzada que va más allá del cumplimiento de
una norma técnica para ser reconocido como destino sostenible, por cuanto la
participación ciudadana tiene un papel protagónico en su proceso de concreción.
Resultado de investigaciones previas realizadas en el sector turístico de
Usiacurí, Moreno, Ziritt y Silva (2019) y Moreno, Ziritt y Nichols (2018) distinguen diversos factores de éxito en la gestión de este eje, destacando la participación ciudadana en los distintos procesos de desarrollo económico turístico
del municipio, por lo cual el presente estudio centra su objetivo general en
analizar cómo la participación ciudadana y el empoderamiento de los actores
sociocomunitarios contribuyen al logro de las metas de los objetivos de desarrollo sostenible.
Así mismo, se plantean como objetivos específicos describir las prácticas
participativas de los actores sociocomunitarios para la sostenibilidad del municipio desde el sector turístico; caracterizar el empoderamiento representativo de
los actores con miras a la transformación consciente de su entorno; y, finalmente,
72
Capítulo 4 | Turismo: un sector que contribuye a los objetivos del desarrollo sostenible a partir
del empoderamiento de sus actores
analizar la red relacional entre los actores sociocomunitarios y sus prácticas de
participación y empoderamiento en contribución al cumplimiento de los ODS.
Todo ello con la idea de poder analizar el papel de la participación y el empoderamiento de la comunidad en el mencionado municipio.
Metodología
La metodología desarrollada para el estudio es descriptiva con enfoque explicativo interpretativo, la cual permite ir más allá de la descripción y exploración para
darle mayor profundidad al tema, obtener nuevos puntos de vista y, mediante
la interpretación, desarrollar un razonamiento para demostrar la premisa por
medio de la cual se plantea que el empoderamiento de los actores sociocomunitarios favorece un turismo alineado con los ODS y con la implementación de una
política pública de sostenibilidad legitimada (Bernal, 2010; Ander-Egg, 2011).
Como objeto de estudio se analizan la significativa experiencia del municipio de Usiacurí como destino turístico y el trabajo organizado de su comunidad
en las dimensiones ambiental, económica y sociocultural. Para la recolección
y procesamiento de la información se utiliza la técnica de análisis de registro
documental, a través de la cual se detalla, en primer lugar, el contenido de
informes y planificación que la comunidad lleva a cabo en alianza con los
distintos actores socioeconómicos del turismo y su participación respectiva,
así como también la técnica de la observación directa y preguntas generadoras
en mesas de trabajo, asambleas o reuniones de comunidad, analizando grupos
de decisión o empoderamiento, cuyos datos permiten, mediante la interpretación del accionar de los actores sociocomunitarios, conectar las dimensiones
de análisis en la dinámica relacional a través de la construcción de redes que
entraman vínculos en las metas de los ODS con las prácticas de participación
ciudadana en las actividades, programas y proyectos, luego de analizar las formas de participación predominantes y la caracterización del empoderamiento
de esta comunidad.
Participación ciudadana en el desarrollo local
desde la dimensión turística
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) (2006) vincula
estrechamente el concepto de desarrollo local con el de participación ciudadana,
por cuanto se entiende como un proceso que relaciona diversas dimensiones,
como la social, la cultural, la económica y la política, implementadas por los
actores sociales, agentes, sectores y fuerzas que interactúan en un territorio
determinado promoviendo e impulsando la participación. En este sentido, se
73
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
identifican la organización y la participación social como elementos indiscutiblemente primordiales en un proceso de desarrollo (PNUD, 2006; Moreno y
Ziritt, 2019a; Xicará, 2014).
En cuanto a la participación desde la comunidad, se conceptualiza en este
estudio como el accionar de la sociedad organizada bajo operatividad propia de
acuerdo a nociones particulares de su contexto sociocultural, teniendo como
condición esencial, tal como lo expresan Angulo et al. (2017), el proceso de
organización de los sectores populares para conducir conscientemente tales
actividades participativas hacia el logro de objetivos acordados por ellos mismos
con el fin de obtener el bienestar colectivo.
El análisis de la práctica participativa en el contexto involucrado con la
investigación permite diferenciar algunas formas específicas según la escalera
de participación de Geilfus (2002), donde los actores sociocomunitarios pueden pasar de la participación pasiva a la participación interactiva y de allí al
autodesarrollo en un empoderamiento significativo (Angulo, 2017; Hernández
Bonilla, 2007; González y Cortés, 2007).
En este sentido, los autores han estudiado esta variable desde el punto de
vista de la intensidad de la participación, distinguiéndose en: pasiva, informática, por incentivo, funcional e interactiva. Se entiende así que la participación
pasiva se limita a la asistencia de la comunidad y a la escucha de la información
de los proyectos u otros. La informática corresponde a la participación como
informantes en la recolección de datos o en el suministro de respuestas a encuestas de opinión, sin tener influencia ni control sobre los procedimientos.
Por otra parte, en la participación por incentivo, el interés se centra en
obtener cierta retribución a cambio de una participación condicionada al suministro de recursos sin derecho a la toma de decisiones o involucramiento
directo. La participación funcional involucra a los actores sociales a través de
funciones específicas en planes y proyectos, pero no son tomados en cuenta en
la formulación, planeación u organización, aunque sí pueden involucrarse en la
ejecución y control. En este tipo de participación se forman grupos de trabajo
de acuerdo a objetivos concretos.
En el caso de la participación interactiva el involucramiento se experimenta
desde la creación de los productos, en la coordinación, organización, comunicación e integración de estos, lo cual puede conllevar la constitución de nuevos
grupos locales de apoyo y de trabajo o el afianzamiento y desarrollo de los ya
existentes, así como de redes sociales de organización local que posibiliten la
potenciación de recursos (Geilfus, 2002). El siguiente paso desde este tipo de
participación es el autodesarrollo y, con ello, el empoderamiento de acuerdo
al grado de control acerca de las decisiones en el desarrollo de las actividades
participativas y del cumplimiento de las metas pautadas.
74
Capítulo 4 | Turismo: un sector que contribuye a los objetivos del desarrollo sostenible a partir
del empoderamiento de sus actores
Empoderamiento de los actores sociales
para el desarrollo sostenible
Para algunos investigadores de las ciencias sociales, el empoderamiento es el
“proceso mediante el cual las comunidades ganan capacidades para intervenir
en lo sociopolítico en temas que influyen en su calidad de vida” (Cepal, 2000,
p. 307). Sin embargo, la conceptualización desde el enfoque de desarrollo que
le otorga el Banco Mundial es la más concordante con este estudio, por cuanto
lo señala como una dinámica social que se centra en la libertad de elección y
de acción (Banco Mundial, 2012), y cabría añadir que tales decisiones permiten
lograr la sostenibilidad de las prácticas participativas y los objetivos de estas en
una transformación consciente del entorno, asumiendo poder en lo económico,
lo social y lo político. Desde esta perspectiva, valdría mencionar que adicional
a las capacidades vistas desde las fortalezas individuales y grupales, el espacio
ganado desde la dimensión democrática es un elemento fundamental para tener
en cuenta cuando de empoderamiento comunitario se trata.
Sin embargo, para determinar que una comunidad ha desarrollado un
empoderamiento representativo a través del autodesarrollo en su forma de participación ciudadana (en el caso que nos atañe, desde el entorno económico),
es necesario verificar ciertas características: 1) alto grado de autoridad y poder
sobre los recursos y decisiones que afectan a la comunidad en pleno; 2) capacidad organizacional en relación con la estructura interna del sector y con los
elementos de autogestión (poder social); 3) acceso ganado al proceso de toma de
decisiones en los proyectos y programas de desarrollo local (poder político); y 4)
trabajo colectivo conjunto de amplio impacto, entre otras (Zimmerman, 2000).
De esta manera se infiere que cuando una comunidad está empoderada, ello
la transforma en socia de los proyectos de desarrollo local sostenible, trabajando
colectivamente con consciencia crítica, con un comportamiento participativo
interactivo y, más allá de ello, profundizando en el autodesarrollo desde una
triada indisoluble de acción: económica-social-política.
Objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda
2030 en concordancia con la gestión turística
de Usiacurí
A partir del año 2015 se plantea, en la Asamblea General de las Naciones Unidas,
la sostenibilidad económica, social y ambiental de todos los países miembros
en una perspectiva de 15 años para lograr el bienestar de las comunidades y
de todo el planeta, a través de la Agenda 2030, que contiene 17 ODS (Naciones
Unidas Cepal, 2016; Ziritt et al., 2018). Mitigar el impacto del crecimiento
75
poblacional en el mundo, y a la vez lograr una mejor calidad de vida para cada
habitante sin causar daño alguno al medio ambiente, son retos de alto calibre
para América Latina y el Caribe dentro de esta agenda.
Cada país, gobierno, localidad y sector económico deberá guiar sus acciones
a través de las metas de estos ODS para satisfacer las necesidades del presente,
pensando en el bienestar del futuro desde una cosmovisión. En el sector turístico, los ODS se proyectan como guía de planificación y acción para los nuevos
modelos de gestión turística alternativa y sostenible, destacando la inclusividad
y la armonía con el medio ambiente.
En la figura 4.1 se puede apreciar la interrelación en el propósito de todos
los ODS, tal como se puede determinar en la experiencia del sector turístico de
Usiacurí, destacando que los ODS 8 y 12 son de carácter integrado e indivisible, es decir, que el modelo de crecimiento económico inclusivo y sostenible,
el empleo pleno y productivo en toda la cadena socioproductiva de turismo
en Usiacurí, con criterios de producción y consumo sostenible, impactan de
manera directa otros ODS, para conseguir el objetivo de una ciudad sostenible,
inclusiva, segura y resiliente (ODS 11), que reduce las inequidades entre sus
habitantes al brindarles a todos la oportunidad de trabajo y progreso desde su
sitio de origen, conservando su historia, sus saberes y expresiones culturales
(ODS 10), lo que coadyuva a poner fin a la pobreza (ODS 1) y a lograr el bienestar
de todas las personas (ODS 3).
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Figura 4.1. Visión integral y holística del turismo sostenible en los Objetivos
de Desarrollo Sostenible
Fuente: Moreno y Ziritt (2019b).
76
Capítulo 4 | Turismo: un sector que contribuye a los objetivos del desarrollo sostenible a partir
del empoderamiento de sus actores
De igual manera, se enfatiza el respeto y el cumplimiento de los lineamientos ambientales para proteger el ecosistema de bosque seco tropical que
caracteriza la biodiversidad del municipio (ODS 15), además de promover la paz
y la convivencia de sus habitantes (ODS 16). Para los usiacureños, el turismo
se ha convertido en un medio de vida, y alcanzar estos ODS es una cuestión
que implica implementar políticas públicas que den respuesta a los retos que
supone su cumplimiento con visión de largo plazo, superando los obstáculos
naturales que implican los ciclos de gobierno y del trabajo colaborativo entre
la comunidad organizada, el sector privado y las instancias gubernamentales,
tanto del ámbito local como del nacional (ODS 17), en un ambiente de tolerancia, respeto y sana convivencia, consolidando así su principal valor, que los
identifica como un municipio de paz.
El compromiso con el desarrollo sostenible visto desde estos ODS es tarea
de todos, y la ciudadanía de Usiacurí, junto con el resto de sectores sociales,
se esfuerza en dar cumplimiento a los desafíos que la Agenda 2030 impulsa,
alineados a su participación consciente y consecuente.
Resultados y discusión
Los resultados del análisis realizado a la participación ciudadana y al empoderamiento de los actores sociocomunitarios en el marco de su contribución al
logro de las metas de los ODS desde el sector turismo en el municipio Usiacurí
(departamento del Atlántico, Colombia), se recogen en dos secciones: una para
describir la participación ciudadana y caracterizar el empoderamiento, y la otra
para determinar la contribución de estas acciones al cumplimiento de los ODS.
En la primera, mediante la interpretación cualitativa del comportamiento
y las respuestas de los actores sociales, se vinculan las prácticas participativas
con las formas de participación en cada actividad o programa registrado en
los informes, así como también en un reporte de la significancia de dichas
actividades, estableciendo la caracterización como comunidad empoderada.
En tal sentido, se describe la participación ciudadana predominantemente de
forma interactiva, pues existe un involucramiento intenso de la comunidad
organizada, con la plena confianza de los entes gubernamentales en las buenas
prácticas ciudadanas en cuanto a coordinación, organización, comunicación e
integración de actividades y programas, dirigidos por un liderazgo comunitario
de sostenibilidad encarnado en actores como Asoagatur y alianzas significativas
con los distintos actores del turismo.
Por otra parte, el empoderamiento se logró caracterizar como representativo-positivo, vinculado con el desarrollo tanto individual como colectivo
en cada uno de los factores investigados, a saber: 1) alto grado de autoridad y
77
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
poder sobre los recursos y decisiones que afectan a la comunidad en pleno; 2)
con poder social en el desarrollo de la capacidad organizacional en relación con
la estructura interna del sector y los elementos de autogestión; 3) con poder
político en el acceso ganado al proceso de toma de decisiones en los proyectos y
programas de desarrollo local; y d) un continuo y bien llevado trabajo colectivo
de amplio impacto.
Por otra parte, en la tabla 4.1 se reconoce la contribución de cada una
de estas experiencias de participación ciudadana y empoderamiento al cumplimiento de las metas de los ODS, de acuerdo al grado de vinculación en una
escala que se analiza del 0 al 3 y la cual sirve de insumo para representarla
gráficamente en red de relaciones (Software Ucinet 6, de Borgatti et al., 2002).
Cabe destacar que los programas y actividades de participación ciudadana
aquí estudiados corresponden a las dimensiones ambiental, sociocultural y
económica. No obstante, resulta necesario aclarar que una actividad puede
arropar varios programas, como es el caso de la actividad: Adelantar acciones
de conservación y uso responsable, cuando esté localizado en áreas naturales,
relacionado a los programas: Una Gota Verde de Vida; Semana de Sostenibilidad; y Siembra un Árbol, deja una Huella. La distinción para su análisis
partió de las metas alcanzadas en cada uno de los programas (tener un inventario de 200 árboles nativos en semillero, realizar anualmente la semana de la
sostenibilidad y realizar una reforestación semestral), para compararlas en su
contribución a las metas de los 17 ODS.
La red de relaciones entre programas de sostenibilidad-actividades de participación ciudadana y cumplimiento de los ODS en el sector turismo de Usiacurí,
presentada en la figura 4.2, está compuesta por los nodos en formas geométricas
especificados en círculos rojos para las primeras y los ODS en cuadrados con
sus respectivos colores, mientras que los vínculos son las líneas que en forma
general presentan un flujo dirigido unidireccionalmente de las actividades de
participación ciudadana a los ODS, representado por una flecha.
La red presenta una densidad de 65 %, lo cual indica un alto movimiento
y conectividad entre la participación ciudadana y el cumplimiento de las metas
de los ODS, mientras que, con un grado de centralidad de 56 %, se evidencia
el ODS 15, cuya meta primordial acordada en la Agenda 2030 es “promover el
uso sostenible de los ecosistemas terrestres, luchar contra la desertificación,
detener e invertir la degradación de las tierras y frenar la pérdida de la diversidad biológica”, por lo cual está altamente justificada esta centralidad, tomando
en cuenta que Usiacurí es un municipio turístico, considerando su topografía,
condiciones climáticas, recursos naturales, entre otros factores, y debido a
ello casi todas las prácticas participativas que la ciudadanía ha programado
permean este ODS.
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17
16
ods
15
ods
14
ods
13
9
ods
ods
8
ods
12
7
ods
ods
6
ods
11
5
ods
ods
4
ods
10
3
ods
ods
2
ods
ods
1
Programas de sostenibilidad-actividades de
participación ciudadana
ods
Tabla 4.1. Contribución de cada programa-actividad participativo con los ods
Una Gota Verde de Vida
0
0
0
0
0
0
0
1
0
0
2
1
2
0
2
0
0
Semana de la Sostenibilidad
0
0
0
0
0
1
1
1
0
0
2
1
2
0
2
0
1
Siembra un árbol, deja una huella
1
1
1
0
0
1
1
1
0
2
0
1
2
0
2
0
0
Manto de las cuencas y microcuencas del municipio
0
0
0
0
0
1
0
0
0
1
1
0
2
0
2
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1
Reforestación Carrizal y pozos de agua minero
medic.
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0
1
1
0
0
0
0
0
2
0
0
2
0
2
0
1
Proclama de constitución de los derechos de la
Madre Tierra
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0
0
1
0
0
0
0
0
2
0
0
2
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2
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1
Formación en biotecnología aplicada a la
sostenibilidad
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0
0
1
0
0
0
0
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2
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2
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2
0
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Generación de ingresos en Mercados Verdes
0
0
0
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0
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0
0
2
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0
2
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1
Estrategias para protección y conservación de fauna
y flora
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1
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2
2
0
0
2
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2
0
2
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Trafico de flora y fauna durante el carnaval
0
0
0
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2
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0
1
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2
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0
2
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2
0
0
2
1
1
Revistas de ecosistemas estratégicos
0
0
0
2
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0
0
0
0
0
0
0
2
0
2
0
1
Estudio de capacidad de carga
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0
0
1
0
0
0
0
0
0
0
0
1
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1
0
1
Registro y monitoreo del consumo de agua
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0
1
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2
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0
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2
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2
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1
Uso eficiente del agua
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0
0
0
0
1
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0
2
0
1
PMA DMI
Luriza
79
Capítulo 4 | Turismo: un sector que contribuye a los objetivos del desarrollo sostenible a partir
del empoderamiento de sus actores
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
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Agua potable para todos
0
0
0
1
0
2
0
0
0
0
1
0
2
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2
0
1
Agua recreativa disponible
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0
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2
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2
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1
Manejo de vertimientos
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0
0
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2
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Uso eficiente de la energía
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0
0
0
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Campo limpio
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0
0
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Negocios verdes
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Gestión de residuos
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Gestión de residuos peligrosos
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2
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2
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1
Libres de contaminación AVA
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1
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0
0
0
0
1
2
2
0
2
0
1
Huella de carbono
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
2
0
2
0
1
Niños y niñas en entornos protegidos
1
1
1
2
2
0
0
2
0
2
2
1
1
0
1
1
1
Usiacurí Eficiente: ferias productos locales
1
1
1
2
2
1
1
2
1
2
2
1
1
0
1
1
1
Usiacurí competitivo e innovador
1
1
1
2
2
1
1
2
1
2
2
1
1
0
1
1
1
Usiacurí con historia y cultura
1
1
1
3
2
1
1
3
1
2
2
1
1
0
1
1
1
Usiacurí más conectados
1
1
1
2
1
1
1
2
1
1
1
1
1
0
1
1
1
Usiacurí equitativa y eficiente
1
1
1
1
1
0
0
2
2
1
1
2
1
0
1
1
1
Promoción del desarrollo
1
1
1
1
1
0
0
2
2
1
1
2
1
0
1
1
1
Total
10
9
11
33
11
19
12
22
8
26
27
23
52
0
54
8
29
Nota: Criterios: (0) no se evidencia ninguna actividad relacionada con los ods; (1) se evidencian muy vagamente o de manera limitada algunas actividades cuyo desempeño se relaciona con
los ods; (2) se evidencia claramente que las actividades del programa se relacionan con los ods, mostrando algunas actuaciones concretas y específicas con impacto positivo; (3) hay evidencia
explícita de que el programa tiene un método y sistematización de la información, con indicadores de desempeño, para medir y gestionar el desarrollo de actividades y prácticas que permiten
visualizar y determinar en detalle su contribución y buen desempeño en relación con los ods.
Fuente: elaboración propia.
Capítulo 4 | Turismo: un sector que contribuye a los objetivos del desarrollo sostenible a partir
del empoderamiento de sus actores
Figura 4.2. Red de relaciones entre programas de sostenibilidad-actividades de participación
ciudadana y cumplimiento de los ods en Usiacurí, Atlántico Colombia
Fuente: elaboración propia con apoyo del software Ucinet 6 (2002).
En una cercanía de centralidad también se observan, junto al ODS 15, el
ODS 13 (“Acción por el clima”), reportado de acuerdo a las acciones ambientales
sostenibles que la comunidad organizada lleva a cabo para evitar el cambio
climático; el ODS 4 (“Educación de calidad”), por medio de las actividades de
formación y capacitación que continuamente se desarrollan para los actores
sociocomunitarios del sector turismo en materia de hospedaje, gastronomía,
artesanía, ambiente, agricultura, economía, administración e informática, entre
otros; y el ODS 17 (“Alianzas para lograr los objetivos”), en el que definitivamente
los mecanismos colaborativos juegan un papel primordial en la conectividad y
el logro de alianzas entre sectores y actores de manera inclusiva.
En cuanto a las prácticas participativas ciudadanas representadas en los
programas y actividades de sostenibilidad, las dimensiones sociocultural y económica ocupan un lugar distinguido, por cuanto favorecen el logro de mayor
cantidad de metas de los ODS, como es el caso, en primer lugar, de las actividades
y metas del programa Usiacurí con Historia y Cultura, así como también de los
programas Usiacurí Eficiente: Ferias Productos Locales; Usiacurí Competitivo
e Innovador Usiacurí más Conectados.
En cuanto a actividades de participación ciudadana y programas de sostenibilidad, el más alejado en la red es la Huella de Carbono, por cuanto es
81
de reciente creación y aún no cumple la Norma Técnica Sectorial NTS 001 para
destinos turísticos, pues su accionar es novel todavía. Finalmente, se evidencia
que tanto el Programa Campo Limpio (campaña y taller para la sensibilización
en el uso de pesticidas en la población rural) como el ODS 14 (“Vida submarina”)
están fuera de la red, por no presentar conectividad con ningún otro punto de
vinculación.
Reflexiones finales
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Los datos y la información procesados y analizados en los resultados del estudio
permitieron corroborar el fortalecimiento de la participación ciudadana en el
municipio de Usiacurí (Atlántico, Colombia), hasta escalar a un empoderamiento representativo en el sector turístico, que aporta una experiencia significativa
de participación voluntaria, interactiva y efectiva, meritoria como producto de
gestión exportable.
En tal sentido, se destaca en este estudio que el turismo en Usiacurí representa un sector que contribuye a los ODS a partir del empoderamiento de sus
actores, a través de factores de éxito determinantes en su entorno, como: 1) la
capacidad interna que han desarrollado para el turismo (infraestructura urbana, educación, vocación y cuidado de espacios naturales); 2) cumplimiento de
normas y protocolos de sostenibilidad (código de conducta, identificación de
sus impactos ambientales con sus respectivas medidas de mitigación, que les
han permitido diseñar sus sistema de seguimiento); 3) formulación de políticas
públicas sobre turismo que les permiten garantizar en el largo plazo la sostenibilidad del municipio, estableciendo responsabilidades concretas a cada actor
social involucrado en una meta, para así hacer seguimiento a la implementación
de los ODS de manera periódica, facilitando con ello ejercicios de rendición de
cuentas basados en el diálogo y el control social de la ciudadanía; y 4) nombramiento de un líder de sostenibilidad con acertada legitimidad en su comunidad.
En fin, un empoderamiento ciudadano afianzado en el trabajo colaborativo,
en las alianzas entre actores sociales y en el papel del Estado (alcaldía), que ha
facilitado su puesta en marcha a través de una autogestión de la comunidad,
lo que ha permitido la ejecución de programas controlados por la comunidad,
como por ejemplo: la preservación del patrimonio cultural y natural; programas con las empresas de servicios públicos para desarrollar una cultura de
limpieza, tema muy arraigado en los ciudadanos para resaltar la belleza del
municipio; campañas para el uso eficiente del agua y la energía eléctrica; educación ambiental; entre otros. En consecuencia, se corrobora la interconexión
que representan las prácticas participativas de la ciudadanía usiacureña desde el
eje ambiental hacia el cumplimiento en cascada de todos los ODS de la Agenda
82
Capítulo 4 | Turismo: un sector que contribuye a los objetivos del desarrollo sostenible a partir
del empoderamiento de sus actores
2030 involucrados en el contexto de su territorio y del sector turismo. Todos
estos hallazgos dan cuenta de que el trabajo conjunto y organizado potencia
y mejora la calidad del desarrollo local del municipio y de que el Estado ha
promovido una gestión fuera de la estructura formal tradicional.
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85
Capítulo 5
Paz, justicia y
fortalecimiento de
instituciones sólidas
como retos para
el desarrollo de un
territorio sostenible.
Caso Moravia
María Adelaida Torres
Andrés Felipe Cuartas
Carlos Alberto Zarate Yepes
Paulina Duque López
Natalia Andrea Cano Londoño
Introducción
L
os Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se pueden considerar como
la gran política mundial que permitirá mejorar la calidad y las condiciones de vida de la población desde una perspectiva global e integral.
Como expresa el conocido principio de sostenibilidad: “pensar globalmente
y actuar localmente”, o, como también se ha expresado de manera coloquial:
“Pensar globalmente y sufrir localmente”. Alcanzar los ODS hace necesario,
para su desarrollo y cumplimiento, una articulación de las metas propuestas
en el nivel nacional de la administración pública con los diferentes planes estratégicos y de desarrollo planteados y aprobados en el nivel local y regional,
así como en las diferentes entidades territoriales.
Lograr los ODS requiere un gran compromiso local desde la planeación y la
gestión, pero también en cuanto a los presupuestos destinados para su cumplimiento. La institucionalidad sola no es suficiente, se debe avanzar desde una
gobernabilidad apoyada principalmente en la institucionalidad a una gobernanza en la cual las comunidades locales y regionales participen y decidan en
87
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
el diseño, la gestión y la implementación de políticas nacionales y regionales.
La institucionalidad sola ha demostrado ser insuficiente y en muchos casos
ineficaz para el diseño y aplicación de políticas públicas, siendo necesaria la
participación ciudadana y comunitaria, no solo en su formulación, sino también
en todas las decisiones que los puedan afectar.
El presente capítulo se enmarca en los ejes de la Agenda 2030 para el
desarrollo sostenible: no dejar a nadie atrás: inclusión y equidad desde los ODS;
ciudades y comunidades sostenibles; enfoque de desarrollo humano sostenible
y progreso multidimensional; y dimensión ambiental de los ODS: 10 años para
transformar a Colombia en un país sostenible. Los ejes indicados se enmarcan
en el ODS 16, “Paz, justicia e instituciones sólidas”, cuyo reto es trabajar mancomunadamente por la consolidación de sociedades pacíficas, justas e incluyentes,
libres de miedo y de violencia, donde se vele por la dignidad humana en todo
proceso de bienestar y desarrollo, y se potencien las capacidades de sus poblaciones (Departamento Nacional de Planeación, 2019b).
El objetivo 16, “Paz, justicia e instituciones sólidas”, en el que se centra
este capítulo, se considera transversal a los ejes mencionados anteriormente. En
una de las metas nacionales para alcanzar este objetivo se proponen “decisiones
inclusivas, participativas y representativas que respondan a sus necesidades”
(Naciones Unidas, 2015), y se reconoce que no solo en el objetivo 16, sino en
todos los ODS, la participación ciudadana es fundamental para su aplicación y
cumplimiento (Franco et al., 2020).
El caso de la comunidad del barrio Moravia, en el municipio de Medellín,
departamento de Antioquia, es un buen ejemplo de ese debate en torno a la
gobernabilidad y la gobernanza de una serie de políticas y acciones tomadas
durante varias décadas para el mejoramiento de la calidad y condición de vida
de la población habitante de este barrio de Medellín. Lograr desde lo local el
cumplimiento del ODS 16, “Paz, justicia e instituciones sólidas”, pensado desde
una comunidad como la del barrio Moravia, implica replantearse propositivamente aspectos de este objetivo, como son la gobernanza, la gobernabilidad,
la no discriminación, el acceso público a la información y el derecho a la participación, pues solo con la participación ciudadana se podrá avanzar, en este
objetivo 16, de su formulación teórica a su aplicación práctica, es decir, de una
eficacia formal a una material.
ods 16. Paz, justicia e instituciones sólidas
Los ODS trazados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD) son en total 17 objetivos y 169 metas, propuestos como continuación
de los Objetivos del Milenio (ODM), incluyendo nuevas esferas, como el cambio
88
Capítulo 5 | Paz, justicia y fortalecimiento de instituciones sólidas como retos para el desarrollo
de un territorio sostenible. Caso Moravia
climático, la desigualdad económica, la innovación, el consumo sostenible, la
paz y la justicia (Naciones Unidas, 2015). El ODS 16 tiene como fin promover
sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso
a la justicia para todos, y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas
en todos los niveles. Con el objetivo de hacer seguimiento y medición del ODS
16, se han propuesto diversas iniciativas alrededor del mundo que permiten
establecer un contexto de cada país frente a la paz y la violencia, analizando
qué factores promueven o inhiben a aquella. Entre estas, el Institute for Economics and Peace (IEP) —un centro de investigación enfocado en la paz— ha
planteado el Índice de Paz Positiva, que pretende entender la paz no como un
concepto abstracto, sino como un elemento que puede ser medido y analizado
(Mesa, 2017).
El Índice de Paz Positiva permite establecer una línea base sobre las capacidades de un país para construir y consolidar la paz. Para su análisis se incluyen
indicadores que hablan del buen funcionamiento del Gobierno, el entorno
favorable a los negocios, la distribución equitativa de los recursos, el libre flujo
de información, las buenas relaciones con los vecinos, entre otros. El análisis de
este índice puede ser una herramienta base para la toma de decisiones políticas,
la investigación para la paz y para hacer seguimiento del ODS 16 (Mesa, 2017).
También, el IEP junto con otras 13 organizaciones, han impulsado además
la “SDG 16 data initiative”, que es una plataforma que realiza un seguimiento
al ODS 16 a través de fuentes oficiales, como las agencias de Naciones Unidas,
complementando con fuentes no oficiales, como universidades y organizaciones
de la sociedad civil. Esto permite tener una visión más amplia de los logros
alcanzados y hacer un seguimiento y comparación entre diferentes países frente
a las metas para alcanzar el ODS 16 (Mesa, 2017).
En cuanto al objetivo 16, los países deben promover el planteamiento de
políticas que respondan a la realidad de su territorio, que sean incluyentes con
la comunidad tanto en su formulación como en su ejecución, que garanticen
la seguridad y la representación de sus habitantes, que vayan en pro del medio
ambiente y, finalmente, que ayuden a recuperar la quebrantada relación entre
las instituciones y la comunidad.
Para un país como Colombia, marcado por el conflicto armado, alcanzar
este objetivo es primordial debido a que tanto sus habitantes como su territorio
han sufrido las marcas imborrables de todo tipo de violencia: desplazamiento
forzado, reclutamiento de menores, secuestros, violencia sexual como arma
de guerra, masacres, ecosistemas destruidos por la guerra, entre otros. El país
necesita recuperar la confianza en la institucionalidad que le permita seguir
avanzando con mayor inclusión y equidad, así como con un mayor empoderamiento de las comunidades para la solución de los problemas y retos que se
les plantean. Así, en el contexto del posconflicto, tanto el Gobierno colombiano
89
como las demás instituciones y sus habitantes deben trabajar conjuntamente
para hacer de este un país que reconoce su pasado y trabaja coherentemente
para no repetirlo.
ods 16 en Colombia: contexto regional y local
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
En el contexto colombiano, por medio del documento Conpes 3918, el Gobierno nacional definió la hoja de ruta para alcanzar los ODS, direccionada
principalmente a generar las condiciones propicias para una paz estable y duradera, abordando temas de interés internacional, nacional y local que involucren
especialmente a los más pobres y vulnerables, todo ello bajo las dimensiones
social, económica, medioambiental y de prosperidad. Dentro del objetivo 16,
“Paz, justicia e instituciones sólidas”, se plantean 3 retos y 16 metas que permitan alcanzarlo, entre las que destacan garantizar la adopción, en todos los
niveles, de decisiones inclusivas, participativas y representativas que respondan
a las necesidades y a crear, en todos los ámbitos, instituciones eficaces y transparentes que rindan cuentas (Departamento Nacional de Planeación, 2019a;
Departamento Nacional de Planeación, 2019b).
En los planes departamentales formulados para el periodo 2016-2019, la
Comisión Interinstitucional de los ODS en Colombia analizó el grado y la forma
en que los ODS fueron incorporados en los instrumentos de planeación territorial
que los mandatarios de los departamentos y de las ciudades capitales del país
formularon con miras a ese periodo. Para ello, se construyó una matriz en la que
se revisaron cada una de las 169 metas ODS, indicando cuáles se relacionaban
con el nivel territorial. A nivel nacional, la inclusión de los ODS en los planes
de desarrollo departamentales presenta un 22 % de inclusión alta, 47 % de
inclusión media y 31 % de inclusión muy general (Departamento Nacional de
Planeación, 2017; Gobierno nacional, 2018). En relación con el ODS 16, todos
los departamentos del país incluyeron este objetivo (Departamento Nacional
de Planeación, 2017).
El 65 % del Plan de Desarrollo Departamental de Antioquia 2016-2019
está alineado con los ODS, es decir, que de los 150 programas, 97 están relacionados con los ODS, y 44 de 110 metas de la Agenda 2030 fueron incorporadas.
En relación con el ODS 16, este tiene una incorporación media en el plan de
desarrollo, con tres metas y dos líneas estratégicas: línea estratégica 6, “Paz y
posconflicto”, y la línea estratégica 7, “Gobernanza y buen gobierno” (Gobernación de Antioquia, 2019).
En términos de los planes de desarrollo formulados por las ciudades capitales para el periodo 2016-2019, el 26 % presenta una inclusión de los ODS alta,
siendo la ciudad de Medellín una de ellas. El 29 % presenta una inclusión media
90
Capítulo 5 | Paz, justicia y fortalecimiento de instituciones sólidas como retos para el desarrollo
de un territorio sostenible. Caso Moravia
y el 45 % lo hace de manera general. Entre los casos de mayor incorporación
de los ODS se destacan los planes de desarrollo de Cartagena (Bolívar), Florencia
(Caquetá), Manizales (Caldas), Medellín (Antioquia), Montería (Córdoba), Cali
(Valle del Cauca), Tunja (Boyacá) y Valledupar (Cesar) (Departamento Nacional
de Planeación, 2017).
En la ciudad de Medellín, para el ODS 16, la Alcaldía planteó un proyecto
para la resolución de conflictos en el sistema de justicia cercana a la ciudadanía,
mediante la construcción de centros conciliadores en derecho que apoyan la
resolución pacífica de conflictos, y por medio de conciliadores en equidad que
apoyan dicha resolución pacífica, cuyo responsable es la Secretaría de Seguridad
y Convivencia (Departamento Administrativo de Planeación, 2018).
Moravia: historia de un territorio que resiste entre
el olvido y las intervenciones públicas
Moravia es un barrio de carácter popular y está ubicado en la Comuna 4 de
la ciudad de Medellín. Es un asentamiento humano de aproximadamente 42
hectáreas, delimitado por la carrera 52 Carabobo en el oriente, la antigua vía a
Machado en el nororiente, la curva del Diablo en el noroeste, las carreras 59 y
62 en el occidente, y la calle 77 en el sur (Gómez et al., 2005). El barrio tiene
su origen en el año 1948, debido a la gran migración de campesinos de la zona
rural a la urbana (Navas, 2018), generado por un largo periodo de violencia,
resultado de la lucha bipartidista de la época (Gómez et al., 2005). Hasta los
años setenta, el lugar era considerado como un espacio público que iba a ser en
gran parte aprovechado para la ampliación del Parque Norte (Arango, 2007).
En 1976, Medellín no contaba con un lugar apropiado para hacer la disposición final de los residuos que se generaban en la ciudad. La administración
de la época debía enfrentarse a este problema, y dado que en el lote donde se
encuentra Moravia había un gran agujero producto de la extracción de material
de playa en años anteriores, se decide, con carácter provisional, hacer uso de
esta área para dicha disposición (Arango, 2007). Por medio del Acuerdo Municipal 03 de abril de 1977, la administración de Medellín declaró este terreno
como área de expansión del complejo recreativo del Parque Norte, y se aprobó
su adquisición a Empresas Varias por un periodo de cinco años para depositar
las basuras de la ciudad mediante el sistema de relleno sanitario, hasta lograr
conformar una topografía final adecuada a las necesidades de la futura ampliación del parque (Gómez et al., 2005).
La disposición de residuos generó que para 1983 existiera en el lugar
una montaña de basuras que ocupaba un área de 10 hectáreas y una altura de
hasta 30 metros. La gran cantidad de materiales acumulados en el basurero
91
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
estimuló la invasión del predio restante por parte de familias sin hogar y de
muy bajos ingresos, que encontraron en la zona una oportunidad para resolver
sus problemas de vivienda y aprovechar algunos materiales que podían extraer
del lugar para solventar sus necesidades económicas por medio del reciclaje
(Arango, 2007). Para ese año se censaron 3072 familias, presentándose un total
de 14 632 habitantes ocupando 22 hectáreas en 3362 viviendas. Las familias
eran numerosas, tenían ingresos muy escasos y presentaban condiciones de
higiene y hacinamiento alarmantes (López et al., 1991).
En 1983 se inicia el primer programa de rehabilitación, motivado por el
riesgo que representaba el basurero a campo abierto, que ya se había convertido
en un problema de salud pública de dimensiones catastróficas y, por otro lado,
por la necesidad de resolver el grave problema social ocasionado por el asentamiento masivo de población en las condiciones descritas y por la percepción de
los extranjeros que visitaban la ciudad, los cuales no se explicaban cómo podía
haber un basurero en cercanías al centro y, peor aún, cómo podían vivir tantas
familias en ese lugar en esas condiciones de insalubridad y extrema pobreza
(Chancy et al., 2013).
Dicho plan de rehabilitación se incluyó dentro del plan de Gobierno de las
administraciones encargadas entre los años de 1983 y 1986. Los objetivos del
programa buscaban la rehabilitación física de las viviendas, el reordenamiento
urbanístico, la racionalización de suelos, la adecuación de redes viales y peatonales, la implementación de servicios públicos, la reubicación de predios en
lugares donde fuera necesario, la canalización de quebradas y el saneamiento de la montaña de basuras, asociando dichas actividades a un proceso de
rehabilitación social que integrara programas de educación, empleo, salud y
capacitación (Alzate, 2014).
El programa no tuvo el éxito que se esperaba debido a varios factores, dentro de los cuales se destaca una planificación pobre y la ineficiente gestión por
parte de la administración municipal, al no reconocer los problemas comunes
que afectan a la población, como la pobreza, el desempleo, la insalubridad del
entorno y la falta de servicios públicos, además de las particularidades de algunos sectores que componían la comunidad (Alzate, 2014). En ese programa
se trasladaron solo 250 familias y se legalizaron 90 predios en Moravia, dando
como resultado un sentimiento de desconfianza hacia la alcaldía por parte de la
comunidad. El programa se suspende en 1986, quedando parcialmente construida una segunda etapa para la reubicación de 200 familias (Arango, 2007).
Desde 1986 hasta 2004, el sector de Moravia es abandonado a su suerte
por las administraciones que se sucedieron. Durante este periodo se siguieron
presentando sucesivas invasiones originadas por el desplazamiento de familias
que ahora escapaban de grupos armados como las guerrillas y los paramilitares,
92
Capítulo 5 | Paz, justicia y fortalecimiento de instituciones sólidas como retos para el desarrollo
de un territorio sostenible. Caso Moravia
y terminaron por ocupar la totalidad del predio, incluida la montaña de basuras
(Arango, 2007).
Luego, en 2004, con el objetivo de mejorar las condiciones de vivienda y
hábitat del barrio, se incluye, en el artículo 106 del Acuerdo 62 de 1999, por
el cual se adoptó el Plan de Ordenamiento Territorial para Medellín, el mejoramiento integral del barrio Moravia a través de la figura de Plan Parcial. Este se
planeó para desarrollarse en dos etapas por medio de los programas de ejecución contenidos en los planes de desarrollo correspondientes a los periodos de
gobierno 2004-2007 y 2008-2011. En el primer Plan de Desarrollo se incluye
como proyecto estratégico para la ciudad el programa Intervención Integral en
Moravia, con una asignación presupuestaria cuatrienal de $ 51 588 000 000
(Alcaldía de Medellín, 2004).
Por medio de este macroproyecto se busca la implementación y desarrollo
de proyectos socioculturales, socioeconómicos y urbanístico-ambientales, en
armonía con los programas gubernamentales en el marco de los objetivos de
desarrollo y las metas del milenio (Alcaldía de Medellín, 2004). Durante estos
periodos se ejecutaron proyectos sociales y ambientales que ayudaron al mejoramiento de El Morro y de algunas problemáticas sociales.
En 2008 se inicia el proceso de descontaminación de El Morro de basuras.
En 2010, como proceso de recuperación ambiental del cerro, son capacitadas
alrededor de 100 personas del sector, con el propósito de diseñar y mantener
los jardines en que fue convertido. Luego, gracias a esta iniciativa, en 2013 se
crea la Corporación de Jardineras Comunitarias de Moravia (Cojardicom), con
la cual se plantan y mantienen especies vegetales que ayudan con los problemas
de lixiviados y gases generados por la montaña de basura (Navas, 2018). Una
de las estrategias para reducir la contaminación de El Morro, especialmente
por metales pesados, era la siembra de plantas de fitorremediación, la cual se
realizó al inicio de la intervención, pero no tuvo continuidad y actualmente es
imposible de retomar, ya que fue recubierto con una capa de cemento y gravilla,
y las plantas que se siembran en este momento son ornamentales.
En 2009 se inaugura el hogar infantil Mamá Chila, para favorecer el desarrollo de la primera infancia. Con el jardín infantil Estrellitas Fugaces y en
asociación con el ICBF, se ha brindado así mismo capacitación a las madres y
atención a los niños. También se crea el Centro de Desarrollo Cultural, que
tiene como función brindarles diferentes visiones de la vida por medio del arte
y la cultura a jóvenes que han sido partícipes de grupos armados al margen
de la ley y que, mediante el proceso de educación, pueden reincorporarse a la
vida civil. Este lugar se ha convertido en un espacio en el cual se desarrollan
encuentros entre diferentes actores sociales con el propósito de tomar decisiones
en lo tocante al territorio (Navas, 2018).
93
A pesar del desarrollo de los programas anteriormente descritos, no se
logran abordar efectivamente las necesidades de la comunidad, y el Plan Parcial
presenta inconvenientes para ser ejecutado. Por tanto, mediante el Decreto 0499
de 2012, fue prorrogada dicha vigencia hasta tanto fuese revisado el contenido
de largo plazo del Plan de Ordenamiento Territorial y, posteriormente, se emite
el Decreto 0321 de 2018 del Plan Parcial de Moravia, el cual,
conforme al modelo de ocupación del territorio definido en el acuerdo municipal 048 de 2014, plan de Ordenamiento Territorial de Medellín, busca lograr
la renovación del barrio Moravia a partir de la transformación de los suelos de
protección en entidades de paisaje complementada con la redefinición predial
y la recuperación ambiental, mejorando el aprovechamiento del suelo que en
su función social y ecológica, es instrumento para mejorar la habitabilidad del
asentamiento humano y el desarrollo sostenible de sus habitantes. (Alcaldía
de Medellín, 2018)
La formulación del Plan Parcial se realizó con poca e insuficiente participación de la comunidad que habita el territorio, sin considerar las formas de
habitarlo y el tejido social que se ha desarrollado en este barrio, y sin incluir las
propuestas que la comunidad ha intentado concertar con las administraciones
municipales que han formulado planes para intervenir en él.
Moravia: ¿es posible un territorio sostenible y justo?
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
El modelo de ocupación que se planea en el POT para el municipio de Medellín busca reducir la presión de la urbanización en las laderas de la ciudad y
densificar las zonas planas más cercanas al río Aburrá. Moravia se ubica en un
sector estratégico, pues se encuentra en medio de un equipamiento completo
que incluye el Jardín Botánico, el Planetario Municipal, el Parque de los Deseos,
el Parque Norte, la Universidad de Antioquia, el Parque Explora, una buena
cobertura de zona hospitalaria conformada por la Clínica León XIII y el Hospital
San Vicente de Paúl, la Terminal de Transporte Norte, dos estaciones del Metro
y, además, actualmente se suman dos centros comerciales y el edificio Ruta N,
que tiene como propósito atraer inversión extranjera por medio del desarrollo
de ciencia y tecnología. Esta ubicación estratégica hace del barrio un lugar
ideal para la construcción de vivienda en altura, lo cual se puede materializar
mediante el tratamiento de renovación urbana, el cual se ha desarrollado en la
ciudad bajo la premisa “tumbar y construir algo nuevo”.
La intervención que se plantea tanto en el POT como en el Plan Parcial genera mucha preocupación entre los habitantes de Moravia, ya que implica un
cambio en el uso del suelo que puede afectar sus formas de habitar el territorio,
94
Capítulo 5 | Paz, justicia y fortalecimiento de instituciones sólidas como retos para el desarrollo
de un territorio sostenible. Caso Moravia
especialmente porque en la figura de renovación urbana que se incluye en el
Plan Parcial se especifica que el suelo se va a habilitar para vivienda y usos
residenciales. El barrio se caracteriza por su dinámica económica, una intensa
movilidad social, una acelerada transformación espacial y la presencia de una
gran diversidad cultural (Gómez et al., 2005). Así mismo, el uso del suelo es
mixto, y debido a ello muchas familias tienen en el mismo espacio un negocio
comercial y la vivienda, lo que les ha permitido desarrollar una importante zona
comercial donde los habitantes encuentran todo lo que necesitan sin necesidad
de realizar compras fuera del barrio. Así mismo, las fallidas intervenciones
realizadas con anterioridad generan muchas preocupaciones, en especial por
la forma en que se han llevado a cabo las reubicaciones y las compensaciones
de los predios.
Desde la administración municipal se han elaborado planes de forma genérica, que en el fondo no solucionan las problemáticas específicas que afronta
la comunidad, y que además se tratan de imponer en la zona con el objetivo de
recuperar el territorio. En las anteriores reubicaciones no se tuvo en cuenta que,
al ser trasladadas estas comunidades a otro lugar, no iban a tener las mismas
facilidades para llevar a cabo sus actividades productivas, que para bien o para
mal les garantizaban su sustento diario. Además, el hecho de que la compensación fuese un apartamento por cada casa que se entregaba no garantiza que
el problema de hacinamiento fuese solucionado, porque cada familia presente
tenía un significativo número de integrantes, o bien varias familias vivían en
una misma casa, y las viviendas brindadas por la alcaldía tenían las dimensiones
para una familia convencional (Alzate, 2014).
Este Plan Parcial, con sus variantes, no ha logrado ser exitoso, porque en
principio las decisiones tomadas desde la administración municipal en los procesos de desarrollo urbanístico no han garantizado que los problemas de hábitat
de la comunidad sean resueltos. Además, aunque se hayan tenido espacios de
divulgación y debate con los líderes sociales sobre las intervenciones, las decisiones en su mayoría han sido tomadas desde la administración pública, y se
tiene la percepción de ir en contravía de lo que fue debatido, por lo tanto, las
intervenciones se entienden como acciones impuestas por el Estado y no como
un acuerdo real entre la Alcaldía y la comunidad (Jaramillo y Montoya, 2017).
Por otro lado, los tiempos de ejecución de los programas muchas veces se
limitan al periodo de la alcaldía de un determinado mandatario, por lo que se
logra evidenciar solamente la fachada de los proyectos en cuanto a la parte de
las obras urbanísticas, pero en cuanto a los procesos sociales, hay problemáticas
que requieren un mayor tiempo de ejecución y acompañamiento. Por tanto,
al haber un cambio de administración, también se incurre en un cambio del
personal que la acompaña, y se ha evidenciado que las personas escogidas para
ocupar los cargos públicos no resultan ser las más aptas para ello. Además,
95
desconocer el proceso que se venía dando desde la pasada administración se
convierte en un problema para la continuidad de los programas, con lo que
también se pueden priorizar otro tipo de programas y frenar la ejecución de
aquellos que se venían desarrollando y, por consiguiente, en vez de solucionar
problemas que inicialmente fueron estudiados, se priorizan otro tipo de intereses y la comunidad pierde confianza en el Estado y este pierde legitimidad,
creándose un desinterés y rechazo de los ciudadanos hacia las instituciones
públicas (Jaramillo y Montoya, 2017).
La complejidad de las problemáticas ambientales, sociales, económicas y
políticas de Moravia, sumada a la poca visión de los mandatarios que han planteado intervenciones en el territorio, a la falta de continuidad en los programas,
a la poca participación ciudadana, al desconocimiento de las formas de habitar
el territorio y de las dinámicas sociales, hacen necesaria una construcción colectiva de propuestas, acordadas socialmente entre todos los interesados y que
garanticen, desde una nueva gobernanza, alcanzar los ODS y, especialmente, el
ODS 16, “Paz, justicia e instituciones sólidas”, en contextos locales y regionales,
como es el caso del barrio Moravia.
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98
Capítulo 6
Programas de
alimentación pública
como mecanismo
de desarrollo en
Colombia: una
revisión integral de
sus potencialidades
frente a los desafíos
de los ods
Nathalia Valderrama Bohórquez
Álvaro Parrado Barbosa
Introducción
E
l objetivo de este capítulo es evidenciar las potencialidades de los programas de alimentación pública para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
La alimentación vincula asuntos ambientales, de salud, seguridad, equidad
y justicia social, y en los últimos años se ha posicionado en las agendas públicas
para promover prácticas de producción, comercialización y consumo más sostenibles, y así alcanzar los compromisos asumidos con los ODS (Lang, 2017). La
alimentación pública tiene un papel fundamental en la construcción de redes de
abastecimiento alimentario que involucran al Estado, la sociedad y el mercado,
considerando que las compras locales pueden conformarse como estrategia
de inclusión económica y social que fortalece circuitos cortos de producción,
distribución y consumo (Morgan, 2008; Morgan, 2014; The Lancet, 2017).
La alimentación en Colombia se relaciona profundamente con las dinámicas
del desarrollo del país y teje lazos estrechos entre lo rural y lo urbano por medio
del abastecimiento de alimentos. Las economías campesinas generan el 62.9 %
101
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
del volumen total de la producción agrícola en áreas menores de 10 hectáreas
(Forero, 2002). Sin embargo, en las zonas rurales, en 2020, entre el 37.1 % y
el 42.9 % de la población vive en la pobreza (según su medición como pobreza
multidimensional o monetaria) y 18.2 % en la miseria, 83.2 % de las viviendas
no tienen alcantarillado y 36.9 % no tienen agua potable (Departamento Administrativo Nacional de Estadística, 2021). La ausencia de políticas públicas
diferenciadas para el campesinado, como asistencia técnica, acceso a crédito,
tierras, maquinaria, infraestructura y servicios básicos, contribuye a la suma
histórica de hechos de exclusión socioeconómica y política, siendo el acceso
a mercados una de las mayores dificultades para estos agricultores (Gutiérrez
et al., 2019). Esta situación es agravada por los fenómenos violentos del conflicto armado, dando como resultado 8.3 millones de hectáreas usurpadas y el
desplazamiento forzado de 6 459 501 personas (Centro Nacional de Memoria
Histórica, 2015). El conflicto armado se ha prolongado principalmente por las
inequidades para el acceso a la tierra y las acciones cometidas por élites locales,
nacionales y trasnacionales que se han apropiado violentamente de los recursos
naturales disponibles. Aun después de seis décadas de conflicto armado y cinco
acuerdos de paz, continúa siendo una necesidad urgente el fortalecimiento de
estrategias que atiendan la deuda histórica que se tiene con las comunidades
rurales y posicionar el campo colombiano como el motor del desarrollo del país.
Esta investigación tiene el propósito de responder el siguiente cuestionamiento: ¿cuáles potencialidades tienen los programas de alimentación pública
para alcanzar los (ODS)? La hipótesis formulada es que las adquisiciones públicas
de alimentos producidos en lo local contribuyen transversalmente a múltiples
objetivos, tales como el combate a la pobreza, el hambre y las inequidades;
la garantía de derechos de educación, trabajo y justicia social; así como el
consumo y producción responsables, la reproducción de las formas de vida
de las comunidades rurales y el crecimiento económico. Metodológicamente,
se desarrollaron tres estudios de caso en los municipios de Granada (Antioquia), Samaniego (Nariño) y Florencia (Caquetá)1, analizando los principales
programas de alimentación: el Programa de Alimentación Escolar (PAE) y las
modalidades de atención del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).
El capítulo se presenta en cuatro secciones. La primera identifica las oportunidades y los desafíos de la adquisición pública de alimentos. La segunda
presenta un breve recuento histórico de las transformaciones en los marcos
normativos de los programas y cómo estos afectaron la compra pública de alimentos. La tercera identifica las potencialidades de este mecanismo y presenta
1
102
Algunas evidencias expuestas en este trabajo corresponden a resultados de la tesis de
doctorado titulada “Alimentación pública, conflicto armado y desarrollo rural en Colombia: Un abordaje posibilista”, desarrollada en el Programa de Posgrado en Desarrollo
Rural (pgdr) de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (ufrgs) (Valderrama, 2019).
Capítulo 6 | Programas de alimentación pública como mecanismo de desarrollo en Colombia:
una revisión integral de sus potencialidades frente a los desafíos de los ods
recomendaciones de política pública. Finalmente, se presentan las principales
conclusiones de la investigación.
La adquisición de alimentos en los programas
de alimentación pública: oportunidades y desafíos
La inserción de la agricultura campesina y familiar en el abastecimiento de programas de alimentación pública está presente en el punto 1 de la “reforma rural
integral” del Acuerdo de Paz firmado entre el Estado colombiano y la guerrilla
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (Farc-EP).
La alimentación pública es un mecanismo efectivo para generar fuentes de
ingresos en el campo, así como para diversificar la producción y el consumo
de alimentos saludables y frescos, a partir de la reducción de la intermediación
y el fomento de relaciones de cercanía (Valderrama et al., 2018). Cuando se
desarrollan mecanismos diferenciados de compra pública se puede fortalecer
un mercado estable para agricultores familiares y campesinos, siendo que estos
últimos frecuentemente están subordinados por el gran poder de negociación
de los intermediarios comerciales y de las empresas privadas. En Colombia, el
fomento para la compra directa a estos agricultores es una forma de asegurarles
mecanismos económicos que les permitan retornar y permanecer en las zonas
rurales, en especial las que tanto han sido afectadas por el conflicto armado
(Valderrama y Schneider, 2018). Así, las adquisiciones de alimentos producidos en lo local, además de ser un mecanismo para la generación de ingresos
del campesinado colombiano, el grupo social más afectado por el conflicto
armado, se conforman como mecanismo para reconstruir el tejido social de las
comunidades rurales afectadas por la violencia y alcanzar la tal anhelada paz
territorial con justicia social.
Sin embargo, esta estrategia de compras directas encara limitaciones, como
lo son los marcos normativos excluyentes y las constantes alianzas entre actores
de los sectores público y privado en búsqueda de lucro. Según la Organización
de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (2017), el Estado
colombiano efectúa compras públicas de alimentos por un monto que supera
al año los 2.5 billones de pesos (equivalentes a más de USD 700 millones),
correspondientes a los programas del ICBF, el Instituto Nacional Penitenciario
y Carcelario (INPEC) y el PAE. Sin embargo, la alimentación pública enfrenta
limitaciones durante su gestión que restringen las potencialidades para hacer
efectivas las compras locales (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, 2013). Según la Gerencia de Seguridad Alimentaria
y Nutricional de Antioquia y la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (2016), solo 37 % de los alimentos que abastecen
103
el mercado institucional en Antioquia (PAE, ICBF, hospitales, prisiones, ejército
y policía) son comprados dentro de los mismos municipios y tan solo 3 % de
las compras son efectuadas directamente a las organizaciones de la agricultura
familiar. A pesar de que no existen datos nacionales del número de compras
locales o directas a las organizaciones campesinas y de agricultura familiar, se
estima que esta misma realidad es evidente también en la mayoría de departamentos de Colombia. Esto muestra la desconexión que actualmente existe
entre la producción de alimentos locales y la compra a través de la agencia
estatal. Por un lado, el campesino productor de alimentos está supeditado a los
intermediarios que negocian desequilibradamente los precios y las condiciones
de comercialización, por otro, las comunidades rurales encaran las dificultades
de recibir alimentos en malas condiciones sanitarias por las largas distancias
recorridas o en pocas cantidades por la extrema ineficiencia en los procesos de
abastecimiento. Además, estas comunidades desconocen su procedencia o forma
de producción, que muchas veces son contrarias a sus hábitos alimentarios.
Las trayectorias históricas de la alimentación
pública en Colombia: del ayer al hoy
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Los programas de ayudas alimentarias internacionales han existido en Colombia desde los años cuarenta. En sus inicios, estos programas correspondían a
estrategias de comercialización de excedentes industriales provenientes de los
Estados Unidos de América (EUA) (McMichael, 2009). Posteriormente, estos
fueron fortalecidos dentro de políticas desarrollistas típicas de las décadas de
los setenta y los ochenta que objetivaban la modernización de la alimentación
y la ampliación de la agencia estatal en sectores estratégicos como la industria y
la agricultura. Así, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) formuló,
en 1971, el Proyecto Interinstitucional de Promoción de Políticas Nacionales
de Alimentación y Nutrición (PINA/PNAN) y, en 1975, el Programa de Desarrollo
Rural Integrado (DRI). Adicionalmente, bajo la tentativa de aumentar la cobertura
usando una base escasa de recursos económicos, el Estado absorbió la agencia
comunitaria dentro del aparato estatal para incrementar la eficiencia de los
recursos, con el respaldo de los grupos populares, a través de modalidades de
atención comunitaria y la firma de contratos con organizaciones comunitarias
(Pinilla, 1999). Hasta los años noventa, la gestión de los programas públicos
de alimentación era ejecutada por estas organizaciones bajo la supervisión de
gestores públicos del ICBF (s.f.).
Las organizaciones comunitarias firmaban contratos de aportes con el ICBF,
de forma descentralizada, en cada Centro Zonal de esta institución. Estas organizaciones correspondían específicamente a asociaciones de padres de familia
104
Capítulo 6 | Programas de alimentación pública como mecanismo de desarrollo en Colombia:
una revisión integral de sus potencialidades frente a los desafíos de los ods
y a juntas de acción comunal (JAC) (ICBF, s.f., 1992); administraban los recursos
girados por el ICBF; compraban, almacenaban y ofrecían los servicios de alimentación; elaboraban las listas y llevaban a cabo el intercambio de mercado, el control
de la ración servida, la higiene y la manipulación, la selección y capacitación de
manipuladoras, y la legalización de cuentas, entre otras actividades (ICBF, s.f.).
Según los relatos de los funcionarios y de los miembros de la sociedad civil,
las comunidades elegían horizontal y democráticamente a sus representantes,
quienes se comprometían a comprar, distribuir y organizarse para preparar los
alimentos en los comedores escolares. En caso de presentarse irregularidades
en la gestión, se convocaba a la elección de nuevos representantes. La discusión
sobre cómo estas formas de organización comunitaria permitían movilizar la
alimentación pública como mecanismo de desarrollo será retomada y profundizada en la siguiente sección.
Recientemente, la adaptación de criterios de perfeccionamiento de las normativas de contratación pública, ha limitado la capacidad de hacer efectiva la
alimentación pública como mecanismo de desarrollo (Ministerio de Educación
Nacional, 2017). Así, el Estado colombiano priorizó criterios de competitividad
y especialización durante la contratación, de manera que en 2010 suprimió
de los Lineamientos del PAE las figuras comunitarias (ICBF, 2010). A partir del
Decreto 3075 de 1997, que fue retroactivo solo a partir de 2012, las firmas
contratistas debían estar registradas en el Sistema Nacional de Oferentes (o sea,
tener Registro Único de Proponentes [RUP]) y cumplir con criterios idóneos de
capacidad técnica, financiera y jurídica (G-Exponencial y Cinde, 2013). Esto,
sumado a la centralización de la contratación pública del PAE, dio como resultado
que un número reducido de contratos fueran adjudicados para la atención de
un alto número de municipios. En todo el territorio nacional, son 192 Centros
Zonales del ICBF y 100 administraciones municipales o departamentales para el
PAE los encargados de contratar los programas de alimentación pública. Frecuentemente, las alianzas entre actores de la esfera privada (empresas contratistas) y la
esfera pública (funcionarios estatales) conducen a la apropiación de los recursos
de los programas y a la usurpación de la alimentación pública. Hasta 2018,
la Contraloría llevaba 154 procesos de responsabilidad fiscal por cerca de COP
84 000 millones, implicando 5 gobernadores, 6 exgobernadores, 2 senadores, 1
representante a la Cámara, 2 alcaldes y 52 exalcaldes. Adicionalmente, la Fiscalía
llevó a 93 personas a prisión e imputó cargos a otras 57 personas. Finalmente,
la Procuraduría tramitó 152 procesos disciplinarios (Contraloría General de la
República, 2018). Esto continúa ocurriendo porque la gestión de los programas
es excluyente, en cuanto recae directamente sobre el sector privado (entidad
contratista), mientras el Estado no realiza el debido monitoreo. Continuamente
los funcionarios públicos contestan que los programas de alimentación son
operados por empresas privadas y que estas son las encargadas de la gestión
105
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
del programa, incluyendo el mecanismo de compras públicas. Los resultados
evidenciaron la condición crítica de estos programas de alimentación.
La adopción de normativas bajo criterios de inocuidad alimentaria también
ha limitado las potencialidades de la alimentación pública como mecanismo
de desarrollo. En Colombia, hasta la primera década del siglo XXI, la única
normativa sanitaria a ser cumplida era la de Buenas Prácticas de Manufactura
(Decreto 3075 de 1997) (ICBF, s.f.). Posteriormente, nuevas normativas sanitarias
fueron incluidas por los ministerios de Salud, Transporte y Agricultura como
la Resolución 1229 de 2013 (Ministerio de Educación Nacional, 2017), que
incorporó el término de análisis y gestión del riesgo. Estas normativas se encuadran
en las prácticas del modelo de abastecimiento global bajo el argumento de que
es necesario adecuar las cadenas productivas a los mercados internacionales
(Goodman at al., 2008). Dentro de los programas públicos de alimentación,
los productos que encaran una mayor restricción, por las normativas sanitarias,
para ser comercializados son justamente los de mayor valor, como los de origen
animal (pollo, huevos, carne, queso, leche) y los maquilados de origen vegetal
(fríjol, arroz, panela, jugos, entre otros).
En la última década, y especialmente en el marco de los acuerdos de paz,
algunas entidades estatales han elaborado normas dirigidas a promover las
compras públicas de alimentos a la agricultura familiar (campesinos y minorías
étnicas), las cuales definen que entre el 10 % y el 30 % de los alimentos deben
ser comprados localmente y teniendo en cuenta los hábitos alimentarios de
cada zona, sin embargo, mantienen los criterios antes mencionados de competitividad e inocuidad que favorecen a las grandes empresas, y no establecen
mecanismos claros para obligar que las compras se hagan directamente a las
organizaciones campesinas, familiares y comunitarias2. Recientemente, fueron
sancionadas la Ley 2046 de 2020 y el Decreto 248 de 2021, que reglamentan las
compras públicas locales de alimentos a organizaciones campesinas, familiares
y comunitarias, pero sin contemplar mecanismos para suprimir las barreras administrativas y sanitarias que hacen inviable que el Estado colombiano compre
directamente a los agricultores familiares.
A pesar de los esfuerzos, son evidentes el progresivo desmonte institucional de la contratación de organizaciones comunitarias y la debilidad de los
marcos normativos diferenciados para fomentar la compra de alimentos de la
agricultura familiar y campesina, los cuales han favorecido la apropiación de la
2
106
Decreto 1927 de 2013 que modifica la estructura del icbf, a partir del cual se desarrolló la “Guía orientadora para el desarrollo de la estrategia de compras locales” de 2018.
Circular 7 de 3 de octubre de 2013 de Colombia Compra Eficiente. Resolución 29452
de 2017, Programa de Alimentación Escolar del Ministerio de Educación Nacional. Resolución 464 de 2017 del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural sobre agricultura
campesina, familiar y comunitaria.
Capítulo 6 | Programas de alimentación pública como mecanismo de desarrollo en Colombia:
una revisión integral de sus potencialidades frente a los desafíos de los ods
alimentación pública por empresas privadas, que continuamente encuentran
en la contratación y suministro de alimentos un prodigioso botín económico.
Según el informe de la Procuraduría General de la Nación (2017), entre 2013
y 2017, tan solo 5 representantes legales de las firmas privadas contratistas del
PAE amasaron el total de COP 655 461 millones (equivalentes a USD 191 millones),
lo que corresponde al 17 % del total contratado por el programa.
Caminos posibles y potencialidades
de la alimentación pública como mecanismo
de desarrollo
Retomando la discusión sobre cómo las formas de organización comunitarias
permitían agenciar la alimentación pública como mecanismo de desarrollo, se
evidencia que los recursos humanos y materiales disponibles se aprovechaban
de forma más eficiente al existir una mayor autonomía para ejecutar los recursos públicos y un permanente compromiso de la comunidad por el bienestar
mutuo (ICBF, s.f., 1979). Además, la flexibilidad de la gestión y el compromiso
por parte de los miembros de las comunidades permitían que criterios como
la buena alimentación y la eficiencia de la gestión de los recursos públicos
primasen sobre intereses particulares (ICBF, 1991). Sumado a esto, la compra
de alimentos se efectuaba en las propias comunidades o en las cabeceras de los
municipios (ICBF, 1989). Esto permitía posicionar los programas de alimentación como canal de comercialización de alimentos frescos, como mecanismo
de activación de economías campesinas locales y como estrategia de consumo
más acorde con los hábitos de las poblaciones rurales.
La alimentación pública se posiciona como motor de desarrollo incluso en
condiciones adversas. La búsqueda de alternativas para encarar los problemas
derivados de la usurpación de la alimentación pública es la forma más viable
que las comunidades han asumido para asegurar las condiciones necesarias
para su reproducción social. Para enfrentar las falencias del modelo de gestión
de los programas de alimentación pública, las comunidades continuamente
se organizan e implementan estrategias que incluyen: 1) las contribuciones
monetarias para la compra de alimentos y el reconocimiento económico a las
mujeres que preparan los alimentos; 2) las contribuciones en alimentos para
completar los déficits de comida; 3) las acciones voluntarias que incluyen el
transporte y preparación de alimentos; y 4) el trueque de alimentos que se
consideran inadecuados frente a los hábitos alimentarios y que se realiza con
tenderos locales.
La sociedad y el Estado colombiano deben prestar atención a las condiciones como se están concibiendo y gestionando los programas de alimentación
107
pública. Los marcos normativos adoptados desconocen los contextos locales de
las zonas rurales e invisibilizan las potencialidades de la alimentación pública.
Las formas de gestión de los programas están desperdiciando las capacidades y
oportunidades que la alimentación pública podría brindar para la construcción
de paz con justicia social y para el alcance de los múltiples ODS en Colombia.
Mientras la alimentación pública continúe siendo apropiada por intereses privados en alianzas con actores del sector público, las potencialidades de este
mecanismo de desarrollo continuarán siendo limitadas y los ODS seguirán siendo
una ilusión inalcanzable. Según el informe de la Fundación Paz y Reconciliación
(2020), varias irregularidades en contrataciones públicas de alimentación fueron
evidenciadas con la declaratoria del estado de emergencia al inicio de 2020.
Conclusiones
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
El objetivo de este trabajo fue evidenciar las potencialidades de los programas de
alimentación pública para alcanzar los ODS en Colombia. Los programas públicos
se conforman como un mecanismo que puede potenciar el desarrollo por su
capacidad para movilizar un elemento fundamental para la vida: la alimentación.
A pesar de que la alimentación pública es una estrategia empleada para garantizar un mercado estable, a través de la adquisición de alimentos producidos por
campesinos, el Estado colombiano no ha podido balancear el juego de poder
existente del mercado, pues ha delegado la responsabilidad de la alimentación
pública a la esfera privada, lo cual contrasta con las limitaciones de las políticas
públicas dirigidas a apoyar la comercialización de la producción campesina.
Sumado a esto, frecuentemente los actores de la esfera pública entran en escena
para formar alianzas con las empresas privadas en la búsqueda de lucro que les
asegure su mutua reproducción, utilizando en ocasiones mecanismos violentos
vinculados en muchos casos al conflicto armado colombiano.
En los últimos años, la priorización de criterios de especialización en la
contratación y de la inocuidad favoreció el juego salvaje de competición de mercado dentro de los programas de alimentación pública e indujo a la exclusión
directa de las formas de organización comunitaria. Aunque, irónicamente, son
las comunidades las que continuamente encaran los efectos de la usurpación
de la alimentación pública y crean estrategias de resistencia y afrontamiento
para reducir sus efectos.
Se concluye que, mientras el Estado no reconozca las potencialidades de
la organización comunitaria en la gestión de los programas de alimentación
pública y llegue a diseñar mecanismos adecuados y flexibles para la contratación y el abastecimiento de alimentos producidos por campesinos, la alimentación pública continuará siendo mercantilizada. Los caminos alternativos
108
Capítulo 6 | Programas de alimentación pública como mecanismo de desarrollo en Colombia:
una revisión integral de sus potencialidades frente a los desafíos de los ods
se conforman con el reconocimiento y el fomento de las diversas formas de
organización comunitaria local y sus dinámicas territoriales, que continuamente
contribuyen al cumplimiento de los ODS a través de la alimentación pública
como mecanismo de desarrollo.
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Capítulo 6 | Programas de alimentación pública como mecanismo de desarrollo en Colombia:
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111
Capítulo 7
Reflexiones y
propuestas en torno
al ods 11
“Comunidades
urbanas sostenibles”
Juanita Montoya Galvis
Mercedes Castillo de Herrera
Introducción
E
l objetivo 11 de la Agenda 2030, referido a “Ciudades y comunidades
sostenibles”, nos dice que más de la mitad de la población mundial vive
hoy en zonas urbanas y que se espera que en 2050 esa cifra equivalga
a dos tercios de la humanidad. Según el Censo Nacional de Población y Vivienda de 2018 (Departamento Administrativo Nacional de Estadística [DANE],
2018), en Colombia ya hemos sobrepasado ese promedio, pues actualmente
el 77.1 % de la población vive en ciudades. En nuestro país hay tres centros
urbanos (Medellín, Cali y Barranquilla) con más de un millón de habitantes,
sin contar la población de sus áreas metropolitanas y conurbaciones, aparte
de Bogotá, que está cerca de los ocho millones de habitantes. Ocho ciudades
más aparecen con población igual o superior al medio millón de personas
(Cartagena, Cúcuta, Soledad, Bucaramanga, Villavicencio, Ibagué, Soacha y
Santa Marta), y otras cinco con casi esa población (Montería, Valledupar, Bello,
Pereira y Manizales). En total, hay 52 ciudades con más de cien mil habitantes,
113
lo que implica una gran responsabilidad en la asunción del objetivo 11 de la
Agenda 2030.
Estas ciudades, unas más que otras, han crecido vertiginosamente a causa
del conflicto armado interno y de las condiciones de gran pobreza de los campesinos colombianos que llegan a asentarse en las zonas periféricas y a construir
sus viviendas y barrios, en un altísimo porcentaje, por fuera de las reglamentaciones urbanísticas y transgrediendo los derechos de propiedad, lo que se ha
denominado erróneamente informalidad (Castillo y Castiblanco, 2019). Esta
autoproducción —irregular, fragmentada y dispersa— de ciudad en los bordes
urbanos los impacta haciendo necesaria la construcción de estrategias que apoyen a los habitantes en el mejoramiento de sus condiciones de habitabilidad,
pues responden a las formas en que ellos, generalmente poblaciones vulnerables
campesinas, afrodescendientes e indígenas inmigrantes, logran resolver por sí
mismos sus problemas de falta de vivienda. Sin embargo, las políticas habitacionales colombianas poco han aportado a la solución de esta problemática, a
pesar de haber adoptado los Objetivos del Milenio y, posteriormente, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030. Por ello, el objetivo del
presente texto es exponer algunos elementos que podrían considerarse para la
consecución del ODS 11, “Ciudades y comunidades sostenibles”, específicamente
para el caso de los barrios autoproducidos o informales.
El texto inicia con una breve exposición de la problemática actual de las
ciudades colombianas; posteriormente, presenta las metas y objetivos específicos
del ODS 11 para analizar cómo Colombia asume esta tarea; y, finalmente, plantea
una reflexión respecto a lo que consideramos se debería hacer para aproximarnos
a su cumplimiento, observando el caso de los barrios autoproducidos.
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Problemática actual de las ciudades colombianas
Estudios recientes hacen énfasis en las consecuencias del acelerado crecimiento
poblacional sobre las aglomeraciones urbanas, especialmente en los países en
vía de desarrollo. Ruiz-Tagle (2013) muestra cómo ha ocurrido un proceso
de poblamiento desarticulado en las periferias de las ciudades por ausencia
de políticas claras y eficientes que les permitan un desarrollo integral y por la
proliferación de problemas comunes, como segregación, pobreza, criminalidad,
falta de servicios públicos y degradación ambiental.
Las ciudades, definidas como sistemas complejos multiescalares y abiertos
(Batty, 2005, citado por Zumelzu, 2016), producen un conjunto de externalidades positivas desde la perspectiva económica, entre las cuales se encuentran
empleo, vivienda y acceso a servicios como educación y salud, esenciales para
soportar la creciente población. También producen externalidades negativas,
114
Capítulo 7 | Reflexiones y propuestas en torno al ods 11 “Comunidades urbanas sostenibles”
como polución, congestión, inseguridad y degradación social (Kourtit y Nijkamp, 2013), que afectan principalmente la salud de la población y el medio
ambiente.
América Latina es la región más urbanizada del mundo, según UN-Habitat
(2012), con más del 80 % de su población viviendo en ciudades, las cuales se
caracterizan por tener altas condiciones de desigualdad y un déficit de vivienda cuantitativo y cualitativo que afecta sobre todo a las poblaciones de menos
recursos.
Según Álvarez, Montero y Villamizar (2019, p. 3), entre el 2000 y el 2014
el déficit cuantitativo de vivienda (en América Latina) ha aumentado: se calcula
que 38 millones de personas no tenían acceso a una vivienda en 1990, mientras
que para 2011 esta cifra oscila entre los 42 y 51 millones de personas.
Por su parte, el Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio (2018) sostiene
que
más del 50 % del crecimiento de las ciudades y municipios del país, es de
origen informal. Los municipios que encabezan el ranking de las ciudades
con el mayor crecimiento informal en los últimos años en el país son: Bogotá,
Soacha, Cali, Medellín, Yopal, Aguachica, Buenaventura, Ciénaga, Soledad y
Florencia, entre otras. (2018)
Este hecho se produce en parte porque las políticas habitacionales actuales
en Colombia y Bogotá no han apoyado la producción de vivienda social asequible, y en cambio han creado las condiciones para que el área ocupada por la
urbanización informal aumente. Autores como Carrizosa (2016) plantean que en
Colombia y América Latina la política de vivienda se ha orientado únicamente a
la construcción de nuevas unidades localizadas en la periferia de las ciudades, lo
cual ha generado grandes zonas desconectadas de las centralidades y sin servicios urbanos, obligando a sus usuarios a pagar altos costos de desplazamiento y
reproduciendo los patrones de segregación y desigualdad, lo cual no contribuye
a la disminución de la pobreza. Adicionalmente, esta política impide el acceso
a la vivienda por parte de los hogares y no ofrece diferentes tipos de vivienda
o diferentes modalidades de titulación (Carrizosa, 2016).
Posturas sobre sostenibilidad
Hoy en día parece claro que el paradigma dominante que privilegia el crecimiento a ultranza está en crisis, dada su falta de capacidad para sostenerse y la
enorme inequidad que produce en el orden de las relaciones sociedad-individuonaturaleza. Como plantea Bermejo (2014) “es necesario sustituir el sistema
tecnológico dominante (porque es insostenible) por otro que contribuya a vivir
115
en armonía con la naturaleza” (p. 27). Latouche (2009), ideólogo de la teoría
del decrecimiento, planteó, recordando a Kenneth Boulding, que el crecimiento
económico infinito no es posible en un mundo finito.
De acuerdo con estas premisas, consideramos que la sostenibilidad, como
fue planteada en el Informe Bruntland (Asamblea General de las Naciones
Unidas, 1987), ha sido vaciada de contenido para quedar subordinada a la economía, y que es urgente resignificarla, adoptar una sostenibilidad súper-fuerte,
como aquella a la que se refiere Gudynas (2009), cuando dice:
El desarrollo sostenible fuerte advierte que no toda la Naturaleza puede ser
reducida a un Capital Natural, ni que todas las valoraciones son económicas.
[...] Por más dinero que se disponga, los árboles no crecerán más rápido. Por
lo tanto, se subraya la necesidad de asegurar la supervivencia de especies y
la protección de ambientes críticos, más allá de su posible uso económico.
Finalmente, la sustentabilidad súper-fuerte sostiene que el ambiente debe ser
valorado de muy diferentes maneras, además de la económica: también existen
valores culturales, ecológicos, religiosos o estéticos, que son tanto o más importantes. Por esta razón enfatiza el concepto de ‘Patrimonio Natural’, entendido
como un acervo que se recibe en herencia de nuestros antecesores y que debe
ser mantenido, legado a las generaciones futuras, y no necesariamente vendible
o comprable en el mercado. (pp. 15-16)
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
En ese sentido, Camagni (2005) se pregunta hasta dónde es posible llegar
en el uso de los recursos naturales, sobre todo cuando se trata de países desindustrializados que asumen un papel de colonias, y así mismo cuestiona por qué
se plantea resolver las necesidades de las generaciones futuras, cuando aquellas
de las generaciones del presente no están resueltas por el desarrollo actual.
Además, señala que el informe no incluye instrumentos de intervención y que,
por tanto, es necesario empezar a construirlos (Castillo y Castiblanco, 2019).
Montoya et al. (2020) señalan que el Informe Bruntland (Asamblea General de las Naciones Unidas, 1987) presentó como sinónimos los términos
duradero y sostenible, y que a partir de este momento se empezaron a plantear
nuevas políticas relacionadas con la sostenibilidad en las cuales el desarrollo
duradero está supeditado a la superación de la pobreza y al mejoramiento de
los asentamientos informales.
Por su parte, Jiménez (2002) plantea que el concepto de sostenibilidad
se relaciona con la capacidad de un sistema para seguir funcionando de forma
permanente en todas sus dimensiones. La sostenibilidad urbana es entonces el
estado deseable de condiciones urbanas que persisten en el tiempo (Adinyira,
Oteng-Seifah y Adjei-Kumi, 2007).
La sostenibilidad urbana, por tanto, se concibe como un proceso necesario
para transformar las ciudades que da lugar a la planeación basada en principios
116
Capítulo 7 | Reflexiones y propuestas en torno al ods 11 “Comunidades urbanas sostenibles”
que se constituyen en una meta-objetivo de largo plazo (Barton, 2005), cuya
finalidad es alcanzar un equilibrio entre el desarrollo de las áreas urbanas y la
protección del ambiente con equidad social, en aspectos como ingresos, empleo,
vivienda, servicios básicos, infraestructura y transporte en las áreas urbanas
(Hiremath et al., 2013).
Por otra parte, se supone que los asentamientos informales son los menos
sostenibles, y se contraponen a la visión de barrios sostenibles de los países
desarrollados, donde todo funciona y hay múltiples elementos para disminuir
el consumo de recursos naturales. Sin embargo, otros autores han demostrado
cómo los asentamientos informales pueden llegar a ser sostenibles debido al
trabajo que han llevado a cabo las comunidades en la construcción de sus propias viviendas y del entorno mismo (Hernández, 2010; Smith, 2009).
Por lo tanto, es importante que para el análisis del ODS 11 se tenga en cuenta
la necesidad de desarrollar y fortalecer desde el nivel local a las comunidades
de barrio, que tienen un gran valor social debido a que han vivido en lugares
que nacen y crecen por ideales y acciones grupales (Hernández, 2010) y que se
asemejan a las comunidades de práctica, definidas por Hoadley (2012) como
aquellas que comparten un interés común, que interactúan con regularidad y
cuyos integrantes, en consecuencia, se identifican con el grupo. Las comunidades de los barrios de origen informal, durante largos años de trabajo conjunto,
han desarrollado un fuerte enlace afectivo con su barrio y con la función que
este espacio cumple en sus vidas.
Las comunidades barriales sostenibles son aquellas que tienen un interés
común en mejorar las condiciones de vida de los habitantes de sus barrios y que
tienden a crecer y, según Barton (2005), a fortalecerse cuando sus integrantes
tienen la perspectiva de vivir en el sector por un largo plazo, cuando comparten
intereses similares y cuando les hacen frente a problemas y dificultades similares
(Montoya, 2019).
¿Son los barrios informales realmente
insostenibles?
Los asentamientos informales están localizados en la periferia de las ciudades,
en áreas de difícil acceso, en zonas de riesgo o en zonas de alta contaminación
ambiental. Se caracterizan por tener un inadecuado acceso al agua potable, a los
servicios públicos, en especial el de saneamiento básico, y por el hacinamiento,
la mala calidad estructural de las viviendas y por la inseguridad en la tenencia
de la tierra (UN-Habitat, 2003). Se convierten en barrio cuando sus habitantes
inician la conformación de relaciones sociales y establecen una comunidad,
es decir, cuando comparten un interés común (Hoadley, 2012) y cuando los
117
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
integrantes de esta comunidad trabajan conjuntamente para enfrentar las adversidades, con la perspectiva de vivir en ese lugar en el largo plazo (Barton, 2005).
Con una visión diferente a la de los barrios sostenibles planificados de
los países desarrollados, los barrios informales tienen un sentido de sostenibilidad, ya que sus habitantes tienen bajos niveles de consumo, no tienen una
dependencia de los combustibles fósiles y sus comunidades emergen como un
sistema de interacciones sociales que gestionaron la construcción del barrio
y sus viviendas (Montoya, 2019). El barrio informal sostenible es aquel que
tiene la capacidad de “seguir funcionando de forma permanente en todas sus
dimensiones” (Jiménez, 2002, p. 71).
Con respecto a la sostenibilidad de los barrios, hay dos grandes corrientes
teóricas: la de investigadores como Ward y Smith (2015), quienes propusieron
establecer políticas de mejoramiento de vivienda en las que se incluyan herramientas que contribuyan a disminuir el consumo de servicios públicos, como
celdas solares, tanques para uso de aguas lluvias y grises, y reciclaje de basura,
y la de otros investigadores (Devi, Lowry y Webwer, 2017; Montoya, 2019)
que proponen recomendaciones de política para mejorar las condiciones de
sostenibilidad urbana en estos barrios.
Por otro lado, Castillo y Castiblanco (2019) proponen la concepción de
ciudades latinoamericanas enmarcadas en un desarrollo sostenible a partir de
transformaciones en la manera como estas se construyen en sus dimensiones
ecológico-ambiental, sociopolítica, cultural y económica. Para ello realizan una
revisión de referentes de evaluación de la sostenibilidad propuestos por el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) —en la Iniciativa Ciudades Emergentes y
Sostenibles—, por la ONU —en la Agenda 2030— y por el proyecto de Ciudades
Mediterráneas Sostenibles (CAT-MED). Así mismo, revisan un conjunto de categorías que buscan conformar, de manera sistemática y procurando alcanzar un
nivel operativo y concreto, un marco teórico con el cual orientar la planeación, la
proyección y la actuación en las diferentes estructuras que componen la ciudad.
En dicho marco se contempla la concepción de Regolini (2008), quien plantea
la necesidad de complementar lo que él llama los campos de la sustentabilidad
con las categorías de lo vivible, lo justo y lo viable, a partir de lo cual propone
cuatro principios principales: compacidad, complejidad, eficiencia y estabilidad
social, de los que se derivan 12 dimensiones y 120 elementos de sustentabilidad
urbana, todos interactuantes, interconectados y que se afectan unos a otros.
Igualmente, López y López (2012) establecen dos finalidades específicas de
la sostenibilidad urbana, la equidad y la habitabilidad, a las que asocian cuatro
subsistemas de evaluación e intervención que coinciden con las dimensiones
ambiental, social, económica y espacial, y a las que se asocian diversos objetivos
por alcanzar.
118
Capítulo 7 | Reflexiones y propuestas en torno al ods 11 “Comunidades urbanas sostenibles”
La propuesta concreta de Castillo y Castiblanco (2019) es la de abordar la
condición multidimensional y multiescalar del territorio urbano, en general, y
de las áreas de borde, en particular, a partir de la definición de las tres dimensiones generales del desarrollo sustentable, de las que surgen tres categorías
básicas a manera de principios (habitabilidad, eficiencia y equidad) y nueve
subcategorías que representan los criterios con los cuales se define el escenario
ideal que debiera ser garantizado en las áreas de borde urbano para el principio
de la habitabilidad se plantean los criterios asociados a la respuesta que debe
dar el territorio en la satisfacción de necesidades de orden fisiológico y social
de sus habitantes: la adaptación al cambio climático, el bienestar físico, el
bienestar social y la cohesión social. Para el principio de equidad, se proponen
como criterios aquellos que garantizan la satisfacción de necesidades sociales
y económicas asociados al territorio: la cohesión social, la gobernabilidad, la
asequibilidad y el balance entre producción y consumo. Y finalmente para el
principio de eficiencia los criterios planteados para atender las necesidades
económicas y ambientales asociadas a este principio son los de balance entre
producción y consumo, integración funcional, metabolismo urbano y adaptación
al cambio climático. (Castillo y Castiblanco, 2019).
De estos criterios surgen 18 propósitos de desarrollo sostenible que constituyen el escenario estratégico a través del cual es posible enmarcar las problemáticas puntuales a ser atendidas para garantizar condiciones adecuadas de
sostenibilidad urbana.
Objetivo 11 “Ciudades y comunidades sostenibles”
Con base en la problemática urbana actual, que se resume en la creciente
desigualdad social de los habitantes de las aglomeraciones urbanas, el aumento del consumo energético, la contaminación y la vulnerabilidad frente a los
efectos del cambio climático, el ODS 11 plantea como propósito conseguir “que
las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes
y sostenibles” (PNUD, 2018), y para ello fija una serie de metas, entre las que
cuentan: 1) asegurar el acceso a vivienda y a servicios básicos adecuados; 2)
proporcionar acceso a sistemas de transporte seguros, asequibles, accesibles y
sostenibles; 3) aumentar la urbanización inclusiva y sostenible; 4) proteger y
salvaguardar el patrimonio cultural y natural; 5) reducir el número de muertes
causadas por desastres naturales; 6) reducir el impacto ambiental causado por
las ciudades; 7) proporcionar el acceso universal a zonas verdes y espacios públicos seguros, inclusivos y asequibles; y 8) apoyar los vínculos entre las zonas
urbanas, periurbanas y rurales, fortaleciendo la planificación del desarrollo
nacional y regional.
119
El Conpes 3918 de 2018, denominado “Estrategia para la implementación
de los ODS en Colombia”, establece la metodología para el seguimiento y el
reporte de los logros, así como la estrategia de implementación territorial con
una visión a 2030. Para ello establece una serie de metas trazadoras a nivel
Colombia con acciones para ser desarrolladas entre 2018 y 2030 (Conpes,
2018). Para el ODS 11, el indicador nacional es el de hogares urbanos con
déficit cuantitativo de vivienda, y la meta está definida como la disminución
del déficit cualitativo de vivienda.
Según el Reporte Nacional Voluntario Colombia (DNP, 2018), la definición
de este ODS para nuestro país es un poco más amplia, ya que les apunta a las
siguientes acciones específicas: 19 oferta de vivienda gratuita y subsidios de
vivienda rural; 2) mejoramiento de viviendas y conexión a servicios públicos
domiciliarios; 3) fortalecimiento de los instrumentos para gestionar el riesgo en
las entidades territoriales; 4) desarrollar planes de ordenamiento departamental
y territorial (programa POT Modernos), que incluyan planes integrales de cambio
climático; y 5) mejorar la calidad del aire.
Compartimos la preocupación de Álvarez, Montero y Villamizar (2019),
que sostienen que elODS 11 debe atender no solo el déficit de vivienda y los
impactos ambientales, sino que debe buscar también las causas y los efectos de
la segregación socioespacial.
Conclusiones
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
El reto de Colombia frente al ODS 11 es entender que la sostenibilidad urbana
es un concepto amplio que se debe entender como un proceso (Jiménez, 2002)
en el cual se deben incluir la calidad de vida y la equidad entre la población
urbana como propósito general, frente al cual es necesario superar la exclusiva
valoración mediante metas puramente cuantitativas.
Se espera que esta reflexión contribuya a que las acciones orientadas por
las premisas del ODS 11 puedan lograr impactos mayores en la problemática
actual de las ciudades, y que tengan un mayor impacto en las áreas de desarrollo informal, por lo tanto, se sugiere repensar los objetivos que menciona
el Reporte Nacional Voluntario (DNP, 2018), de tal manera que los gobiernos
locales sean los protagonistas en el fortalecimiento de las comunidades urbanas sostenibles como sujetos activos (Gudynas, 2009) en la formulación de las
políticas de mejoramiento de las condiciones ambientales, sociales, económicas
y del espacio construido (Montoya et al., 2020), especialmente en las áreas de
desarrollo informal, lo cual contribuiría a transformar, de cara al futuro, las
áreas urbanas en ciudades menos segregadas y más equitativas, frente a lo cual
sugerimos las siguientes acciones:
120
Capítulo 7 | Reflexiones y propuestas en torno al ods 11 “Comunidades urbanas sostenibles”
→ Entender la ciudad como un lugar para la “promoción social y redistribución de oportunidades” (Carrizosa, 2016, p. 448), en el cual se
evidencie la participación de las comunidades de los barrios segregados
con población de bajos ingresos, sean estos planeados (o de origen
informal), para que puedan ser objeto de planes de mejoramiento que
se orienten a satisfacer las necesidades reales de sus habitantes y que
los integren social y espacialmente a las centralidades de la ciudad.
→ Comprender que la ciudad no puede seguir creciendo a partir de proyectos de vivienda alejados de los lugares de trabajo y sin servicios urbanos, que reproducen los patrones de segregación y que no contribuyen
a mejorar las condiciones de equidad de la población.
→ Mejorar los sistemas de movilidad masiva con un sistema multimodal
que integre definitivamente todos los sectores periféricos a las centralidades y proponer herramientas que mejoren la accesibilidad por parte
de las comunidades de menores ingresos.
→ Propender a un trabajo conjunto y colaborativo entre los gobiernos
locales, las comunidades barriales y el sector académico, con el fin de
diseñar herramientas de regulación para que el desarrollo de las ciudades no se base solamente en el mercado, sino que también contribuya
a reducir las inequidades urbanas.
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123
Capítulo 8
Del escritorio
al territorio: la
implementación
de los objetivos de
desarrollo sostenible
de lo global a lo local
Marco Antonio Londoño Zuluaga
Introducción
E
ste documento de investigación estudia los retos y desafíos de los
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para otorgar respuestas a las
necesidades de la humanidad en aspectos ambientales, económicos y
sociales; Así mismo, entrega una propuesta metodológica para que la Agenda
Global 2030 se instaure de manera efectiva en municipios de sexta categoría, llevando este propósito mundial de los escritorios a los territorios, tomando
como caso de estudio el municipio de Supía en el departamento de Caldas.
La territorialización de los ODS se ha convertido en una tarea apremiante
para los gobiernos nacionales, surgiendo la prioridad de atender los niveles regionales y locales, donde se encuentran el constructo social y la vida cotidiana,
esa que da la razón de ser a la interacción comunitaria, siendo la principal meta
de los ODS dar cobertura a las pequeñas células poblacionales, no obstante, se
constituye en uno de sus más apremiantes retos ser un propósito con cobertura
mundial, pero con competencias desde lo territorial.
125
El municipio de Supía, en el departamento de Caldas, es una localidad
con 480 años de historia, de sexta categoría, con presencia de comunidades
indígenas, afrocolombianas y mestizas, con bajos ingresos fiscales con respecto
a la media nacional, con altas necesidades sociales y económicas, el cual se encuentra llamado a la implementación de los ODS. Sin embargo, no son pocos los
retos que el gobierno local, las instituciones y las comunidades deben enfrentar
para cumplir las metas que el mundo a estipulado de cara a 2030.
Los ODS deben ser implementados en las principales ciudades del mundo y
en las pequeñas localidades, constituyéndose en un reto adicional para las entidades regionales, en cuanto al diseño de estrategias para el desarrollo sostenible.
Por ello se presenta una propuesta metodológica que busca que los municipios
de sexta categoría se apropien del cumplimiento de la Agenda Global 2030,
tomando como caso de estudio el municipio de Supía, para la construcción de
estrategias en diferentes niveles que permitan el desarrollo de políticas públicas
sólidas e innovadoras que generen la transformación territorial en lo económico,
lo social y lo ambiental.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible en el mundo
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Desde los albores de la humanidad hasta el pensamiento actual, la organización
social ha desempeñado un importante papel para obtener bienestar común.
Esta se muestra como una manifestación humana compleja, por lo cual ha
sido estudiada en su profundo sentido por los filósofos ilustrados Rousseau
y Kant, quienes contemplaron la idea de un tipo de asociación en la que sus
integrantes estuvieran en la capacidad de perseguir el bien común, sin olvidar
sus necesidades particulares.
Después de la Revolución francesa y de la naciente Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en 1789 —partir de la masiva y sanguinaria
confrontación, que dejaba al descubierto los horrores de la guerra—, el 10 de
diciembre de 1948 fue adoptada por la tercera Asamblea General de las Naciones
Unidas —organismo creado con miras a que tales hechos no se repitieran— la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, siendo el resultado visible
y pragmático de numerosas reuniones, debates y consensos sociales entre los
países pertenecientes a tal organización, y que debía ser incluido en el pacto a
los sectores sociales, raciales y culturales de cada región del mundo.
Teniendo como ejemplos estas declaraciones, las Naciones Unidas, han trazado diversos planes, en correspondencia con el cambio constante y dinámico
del mundo, que permitan alcanzar el bienestar social, atendiendo problemas
fundamentales, como la pobreza o la guerra. Nos ubicaremos en una de sus
estrategias más recientes y potentes: la Agenda Mundial. En la Cumbre de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas del 25 de septiembre de 2015 fueron
126
Capítulo 8 | Del escritorio al territorio: la implementación de los objetivos de desarrollo
sostenible de lo global a lo local
establecidos los ODS. Los líderes mundiales acordaron los pilares de la Agenda
2030, a fin de adoptar medidas y políticas para poner fin a diversos fenómenos
sociales vulnerables y que permitan a los ciudadanos gozar de paz y prosperidad.
Los 17 objetivos y las 169 metas se encuentran interrelacionados y están
encaminados a la elección de medidas para atacar los flagelos a la dignidad humana, al planeta y a los demás seres existentes, concientizando sobre el consumo
sostenible y responsable en aras de mejorar las condiciones de vida actuales y
de las generaciones venideras. Los diferentes temas trabajados cubren diversas
esferas humanas y personales. Se enfocan en la erradicación de la pobreza, como
punto fundamental; buscan que las personas puedan satisfacer sus necesidades
básicas; y trabajan en pro de la salud, orientando la nutrición, la salubridad,
la atención de enfermedades como el VIH o la malaria y la mortalidad infantil.
Además, es un reto de todos los países firmantes que millones de jóvenes y niños
puedan ingresar o mantenerse en la escuela con éxito y encontrar las mejores
herramientas para dar acceso y brindar cobertura en educación con dignidad.
En estos objetivos mundiales encontramos una latente preocupación ante la
escasez de recursos, la calidad deficiente del agua y el saneamiento inadecuado,
que influyen negativamente en la seguridad alimentaria de muchas comunidades
y, por supuesto, en sus opciones de subsistencia. El crecimiento económico
sostenido, inclusivo y sostenible; el empleo pleno y productivo; y el trabajo
decente para todos son presentados como ítems fundamentales en el cambio
estructural que se propone. Además, imponen la necesidad de formarnos
en el consumo responsable, al considerar apremiante la implementación de
alternativas que disminuyan la huella ambiental, recomendando así la promoción de sociedades inclusivas enmarcadas en la paz y la justicia para todos, con
instituciones sólidas, responsables y eficaces en el desarrollo sostenible.
Pero ¿cómo alcanzar satisfactoriamente estos objetivos? La respuesta que
han encontrado los firmantes de la Agenda 2030 es la alianza entre las naciones,
el sector privado y la sociedad civil. La corresponsabilidad que poseen estos
sectores para la consecución de una sociedad sostenible es la base sobre la cual
se erigen los principios y valores de los ODS. Por ello se propone como alternativa
mejorar la cooperación internacional, apoyando los planes nacionales,
promoviendo la economía entre los países hermanos, fomentando las
alianzas público-privadas y aprovechando capacidades y experiencias que
surgen desde la sociedad civil de forma que beneficien a todos.
¿Cómo definir la territorialización de los ods?
Todo abordaje social requiere, para su mejor comprensión, de la observación
y el cuestionamiento de su contexto. Según Paulo Freire, en su obra “Cartas a
127
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
quien pretende enseñar” (1994), es vital la lectura del mundo circundante para
entender con mayor precisión los acontecimientos sociales situados cultural y
geográficamente en él. En la territorialización de los ODS esta noción académica
nos acerca a tomar en cuenta los contextos particulares de cada región de la
nación para la consecución de la Agenda 2030. Se trata, entonces, de poner en
el centro del desarrollo sostenible a los territorios, así como a las prioridades,
necesidades y recursos de sus habitantes. Ello en el marco de la articulación
entre los niveles global, nacional y local para el alcance de objetivos y metas, la
determinación de las estrategias de implementación y el monitoreo del progreso
de la agenda.
Mientras que los ODS son globales, su materialización dependerá de la
habilidad para convertirlos en una realidad en nuestras regiones y localidades,
sin excluir sectores sociales y económicos, pero reconociendo la potencia y los
recursos de cada uno de los territorios subnacionales. El Secretario General de
las Naciones Unidas, Ban Ki-moon (2016), envió un mensaje en este sentido,
reconociendo que, en un mundo que se urbaniza rápidamente, “nuestra lucha
para la sostenibilidad global se ganará o se perderá en las ciudades” (p. 5). Las
regiones se encuentran en una posición ideal para alcanzar una agenda amplia,
compleja, concreta y alcanzable.
En esta misma línea, como recalca el Synthesis Report del Secretario General de las Naciones Unidas (2014), “muchas de las inversiones hechas para
alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible tendrán lugar a niveles de gobierno subnacional, lideradas por las autoridades locales” (p. 35).
Esta invitación pone en el lente la particularidad de las regiones; además,
es la oportunidad para estudiar la complejidad de las relaciones que emergen
en las localidades, sus situaciones problemáticas, las oportunidades que han
desarrollado por su ubicación geográfica, histórica o social, y las soluciones que
pueden plantearse desde su seno.
Es menester, pues, que dentro de las naciones exista el pacto por la cooperación Norte-Sur en el nivel subnacional, para lograr que todas las manifestaciones
humanas e institucionales de la vida social emerjan, propongan y participen
con franqueza del cambio que se promueve internacionalmente, y ante la seria
responsabilidad que asumen sus gobernantes. Es compromiso, entonces, de
los dirigentes del Estado destinar sus esfuerzos institucionales a promover el
diseño, la gestión y la evaluación de políticas públicas integrales que conversen
de forma participativa con las comunidades como herramienta fundamental
para guiar el accionar estratégico de las naciones. En esta diada, es deber, y
derecho también, de la comunidad, los grupos y los individuos, como actores
involucrados, participar desde sus espacios vitales —con las herramientas que
poseen y en la búsqueda constante de oportunidades de aprendizaje— en la
concientización, la contribución y la transformación de la vida social como la
128
Capítulo 8 | Del escritorio al territorio: la implementación de los objetivos de desarrollo
sostenible de lo global a lo local
conocemos hoy, no por las estadísticas, sino más bien por la conciencia de que
debemos y merecemos un entorno respetuoso de la diversidad de la vida de
este nuestro mundo común.
La territorialización de los ODS en América Latina
y El Caribe
La región de América Latina y el Caribe ha sido históricamente reconocida
como la más desigual del mundo. El propósito central de un cambio estructural
como el que proponen los ODS es lograr la igualdad y la inclusión de todos y
todas, superando la heterogeneidad estructural que caracteriza a la región. La
comunidad internacional aprobó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible,
y, según el Observatorio Regional de Planificación del Desarrollo (2019) de la
Cepal, organismo encargado de monitorear las acciones que emergen en cada
uno de los países para territorializar los ODS en América Latina y el Caribe, desde
ese momento los países de la región han avanzado en su implementación en
dos direcciones:
Por un lado en la generación y consolidación de instituciones encargadas de la
coordinación de acciones para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS), y por el otro, en la identificación de indicadores, fuentes y
datos que permitan dar seguimiento al cumplimiento de los ODS y sus metas.
(2019, p. 1)
En su función de monitoreo, el observatorio ha revisado los informes nacionales voluntarios de los años 2017 y 2018, ha visitado las páginas web institucionales creadas por los países o las Naciones Unidas y ha usado información
disponible en plataformas como Localizing the SDGs, creada por la Sustainable
Development Goals Knowledge Platform y diseñada por las Naciones Unidas
con información sobre la Agenda 2030. En este estudio se identifican siete
herramientas de territorialización que han sido implementadas en los países
de la región, según el documento “Notas de planificación para el desarrollo n.º
1” (p. 3):
→ Documentos con lineamientos generales u orientaciones metodológicas
para la incorporación de los ODS en los niveles locales.
→ Creación de instancias institucionales para la incorporación, seguimiento y cumplimiento de la agenda 2030 en los niveles subnacionales
(consejos, convenios, comités de seguimiento).
→ Socialización, capacitación o diálogo colectivo centrados en abrir espacios para el diálogo con diferentes actores, así como en capacitar a los
funcionarios locales sobre los ODS.
129
→ Diagnóstico y seguimiento con la consolidación de instrumentos para
identificar y monitorear el estado de avance de los ODS en los niveles
subnacionales.
→ Instrumentos para la incorporación de la Agenda 2030 en los planes
locales.
→ Iniciativas promovidas por la sociedad civil, el sector privado y otros
actores por medio de las cuales se ha iniciado un proceso de diálogo,
sensibilización y diagnóstico colectivo en las regiones y municipios en
torno a la Agenda 2030 y los ODS.
→ Mecanismos de visibilización de prácticas exitosas, con iniciativas para
socializar casos llevados a buen término en la implementación de la
Agenda 2030 y el cumplimiento de los ODS en las regiones.
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
En los diferentes territorios de América latina, estas siete acciones se
usan de manera diversa ante las prioridades y los recursos que se tornan
drásticamente diferentes entre regiones: en algunas la pobreza tiene índices
más elevados, la desigualdad asedia a otras en el continente, pero no en igual
proporción para todas. Un caso cercano es el de Uruguay, que implementa en
su gestión institucional cuatro de estos elementos: socialización, capacitación
o diálogo colectivo; diagnóstico, monitoreo y seguimiento; mecanismos de
visibilización de buenas prácticas; e instrumentos para la incorporación de la
Agenda 2030 en los planes locales.
Desde la Oficina de Planeamiento y Presupuesto de ese país se han implementado diferentes iniciativas para socializar e incentivar el diálogo colectivo
sobre los ODS y avanzar en el monitoreo de su cumplimiento. La consolidación
de una plataforma virtual en la que se visualiza la situación del país respecto a
los indicadores globales de cada meta y ODS es una de sus estrategias más fuertes.
En esta se comparten materiales para apoyar a los niveles subnacionales en su
proceso de territorialización, y se publican informes sobre la localización de
los ODS en algunos municipios (Flores, Río Negro, Racha, San José) que han
avanzado en esta vía.
En octubre de 2017 esa dependencia pública inició, con el apoyo de Naciones Unidas, un trabajo de sensibilización y difusión de los ODS en el territorio, a
través de tres actividades de alcance departamental: exposición pública “Uruguay
suma valor”, con el ánimo de mostrar las iniciativas que se han emprendido
para el cumplimiento de los ODS; un taller de alineación de los ODS, en el cual
se ha trabajado con los gabinetes departamentales aplicando la metodología
evaluación rápida integrada (RIA), que realiza un mapeo de los ODS y los vincula
con las prioridades nacionales y subnacionales desde un análisis participativo;
y un taller de diálogo consultivo, que pretendió identificar, con la sociedad civil
130
Capítulo 8 | Del escritorio al territorio: la implementación de los objetivos de desarrollo
sostenible de lo global a lo local
y el sector privado, los problemas del territorio, las prioridades y los factores
que podrían bloquear el desarrollo de las regiones.
La territorialización de los ODS en Colombia
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) surge como
primer gran aliado de los países —y, por supuesto, de Colombia— en los
acuerdos históricos de cooperación para el desarrollo del mundo. El 29 de
mayo de 1974, el Gobierno colombiano firmó el Acuerdo Básico de Cooperación, solicitando asistencia del PNUD en beneficio de su población, para
apoyar y complementar los esfuerzos nacionales por solucionar los problemas
sociales, fomentar el progreso y mejorar la calidad de vida del país.
Sobre la base de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y del
compromiso con el principio de universalidad, el ideal del PNUD en su Plan
Estratégico para 2018-2021 (Junta Ejecutiva del Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo, 2017) consiste en “ayudar a los países a lograr el
desarrollo sostenible mediante la erradicación de la pobreza en todas sus
formas y dimensiones, la aceleración de las transformaciones estructurales
para el desarrollo sostenible y la creación de resiliencia ante las crisis y
las perturbaciones” (p. 1). Colombia tiene sobradas razones para asegurar la
implementación de la Agenda 2030, al ser uno de los países precursores en
su diseño, desde la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo
Sostenible, 2012, Río de Janeiro, y es reconocido por ser pionero en incluir la
agenda en sus instrumentos de planeación.
El Conpes 3918, “Estrategia para la implementación de los Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS) en Colombia” (2018), es una de ellos; tiene como
objetivo “definir la estrategia de implementación de los ODS en Colombia, estableciendo el esquema de seguimiento, reporte y rendición de cuentas, el plan
de fortalecimiento estadístico, la estrategia de implementación territorial y el
mecanismo de interlocución con actores no gubernamentales” (p. 30).
Para la territorialización en Colombia, el Gobierno ha considerado el uso
de cinco herramientas, ya mencionadas por el Observatorio Regional de Planificación del Desarrollo de la Cepal (2019): documentos con lineamientos
generales; socialización, capacitación y diálogo colectivo; diagnóstico, monitoreo
y seguimiento; instrumentos para la incorporación de la Agenda 2030 en los
planes locales; y mecanismos de visibilización de buenas prácticas (p. 3). En
cada caso, el Estado colombiano ha dispuesto estrategias de diverso carácter.
Algunas de ellas son presentadas en el artículo de la Red de Ciudades Cómo
vamos, “Territorializando los ODS en las ciudades de Colombia. ¿Hacia dónde
vamos?” (2019), una de las cuales es el diseño y desarrollo de una caja de herra-
131
mientas para la priorización de metas e indicadores locales a 2030, soportadas en
la plataforma Datos Abiertos-Ciudatos, que concentra información de consulta
pública, está diseñada de manera sencilla, posee un lenguaje claro (escrito y
visual), y ofrece transparencia y datos abiertos para la ciudanía.
Otra de sus estrategias es la Alianza por las Ciudades, que se dedica a la consolidación de la agenda urbana nacional, al desarrollo de una institucionalidad
nacional de seguimiento y evaluación constante y, por ende, a su legitimidad.
Además, el Gobierno ha desarrollado la estrategia Información Local, en la que
se da total relevancia a los planes de estadística local, los criterios y los estándares
generales, velando también por que este conocimiento sea de manejo popular.
La territorialización en Supía, Caldas
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
¿De qué forma materializar, entonces, el pacto en cada territorio? Como inicialmente se mencionó, una vía es dirigir la vista a cada localidad, a su historia, al
porqué de las situaciones actuales, a las capacidades y confrontaciones que han
surgido en cada uno de esos seres humanos que han construido el municipio
día a día, para emprender las acciones colectivas e individuales en el alcance
de los ODS.
Aquí es pertinente un breve acercamiento a Supía como territorio político,
cultural y social. Supía es habitado por 27 489 personas, de las cuales 51.4 %
(14 128) son mujeres y 48.6 % (13 361) son hombres, contando con mayor
número de personas entre los 5 y los 9 años. El municipio cuenta con un
43.86 % de población étnica, indígena o afrocolombiana. De esta proporción
la comunidad indígena representa el 32.56 % (7837) de los habitantes, seguida
por la población negra y afrocolombiana, con el 11.28 % (2716). En cuanto a la
ocupación del territorio, el 51.02 % (14 026) de los pobladores habita el sector
rural, mientras el 48.98 % (13 463) se encuentra en el área rural. El municipio
cuenta con 180.8 hectáreas de ecosistemas estratégicos, las cuales conforman
el 1.48 % del territorio local.
El Plan Municipal de Desarrollo 2020-2023, “Supía productiva y educada”
(2019), incluirá la territorialización de los ODS, buscando el cumplimiento de
las metas que son inherentes a la localidad. Durante el periodo 2020-2023, la
administración se fundamentará en tres pilares: el primero es consolidar un
“Gobierno moderno”, que esté a la vanguardia con las mejores tecnologías y
recursos humanos; el segundo, conformar un “Gobierno incluyente”, que cuente
con la participación de todos los sectores sociales y el diálogo permanente con
todas las fuerzas ideológicas del municipio; y el tercero, desarrollar un “Gobierno
de oportunidades”, que reconozca todas las potencialidades del municipio en
favor de la comunidad, con el fin de generar nuevas alternativas económicas y
132
Capítulo 8 | Del escritorio al territorio: la implementación de los objetivos de desarrollo
sostenible de lo global a lo local
productivas para su bienestar. Además de ello, el desarrollo sostenible del municipio estará transversalizado por cinco ejes enmarcados en la Agenda 2030:
1) Supía con bienestar social; 2) Supía educada y cultural; 3) Supía productiva
y emprendedora; 4) Supía sostenible y 5) Supía con gobernanza.
Supía (Caldas) debe prepararse para implementar los ODS en sus comunidades y materializar los recursos y los esfuerzos en la búsqueda de un cambio
estructural de frente a las nuevas necesidades y posibilidades. Como ya se ha
expuesto, la participación de los gobiernos intermedios es fundamental con
miras a reducir las brechas y velar por “no dejar a nadie atrás” —como propone
el pacto por los ODS—, y así implementar políticas públicas que logren responder adecuadamente a las dificultades de los territorios y que, además, acentúen
sus potencialidades. Con este fin puede recurrirse a diferentes mecanismos,
según la “Guía para la localización de los ODS: Implementación y monitoreo
subnacional”, del Global Taskforce de Gobiernos Locales y Regionales (2013):
realizar una evaluación de necesidades para definir las prioridades y localizar
los ODS; participar en la gobernanza cooperativa para establecer prioridades
compartidas; alinear los planes locales y regionales con los ODS; movilizar recursos locales; desarrollar capacidades para un liderazgo efectivo y receptivo;
promover la apropiación y la corresponsabilidad en la ejecución de proyectos
estratégicos; y participar en la cooperación para el desarrollo y el aprendizaje
entre iguales (p. 22).
La cooperación intermunicipal será usada por el gobierno de Supía para
evaluar conjuntamente sus necesidades, definir prioridades y desarrollar programas a nivel territorial. El aprendizaje entre iguales y el trabajo en equipo
deben ser una alternativa para mejorar la prestación de servicios y cambiar
las metodologías de trabajo. En otro horizonte se encuentran los mecanismos
multisectoriales, tanto formales como informales, que buscan generar la participación de organizaciones de la sociedad civil, emprendedores y academia.
Cuando todos tienen la oportunidad de contribuir al debate con sus opiniones,
su información y su experiencia, el proceso gana legitimidad, pero también reta
a cada uno de los participantes a actuar movido por la voluntad al encontrar
propósitos valiosos y contribuyentes.
Metodologías de acción
La metodología de acción con la que se espera lograr un avance importante en
el alcance de los ODS en el municipio de Supía se encuentra enmarcada fundamentalmente en:
→ Participación ciudadana: la administración municipal está llamada a
construir nuevas y novedosas estrategias que permitan generar una
133
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
pedagogía acerca de los ODS dirigida a los ciudadanos, teniendo como
premisa que todos los pobladores conozcan y se apropien de la importancia de la Agenda 2030, siendo ello la base para garantizar su cumplimiento a partir del compromiso de las comunidades, identificando
que esta labor no es una competencia exclusiva del gobierno local.
Por ello, en esta fase es necesario involucrar a todas las fuerzas vivas del
municipio, convocando a instituciones, agremiaciones, academia, sector
privado, líderes sociales, entre otros, a participar en la construcción y
ejecución de estrategias encaminadas al cumplimiento de los ODS, generándose un verdadero ejercicio de corresponsabilidad para el desarrollo.
Una vez realizada la articulación con los actores claves, de manera
conjunta se debe establecer una hoja de ruta que permita enfocar los
esfuerzos y llevar a cabo acciones que permitan el cumplimiento de los
ODS, siendo necesario realizar un ejercicio de priorización para obtener
un mejor impacto. Para ello es necesario, por parte de las comunidades
y las instituciones, realizar la identificación de problemáticas, conflictos,
oportunidades y capacidades.
Luego de reconocer estos elementos, se discutirán las vías alternativas,
teniendo en cuenta las fortalezas de cada uno de los miembros del grupo —pues conocen su comunidad, la han estudiado y vivido—, para
crear las estrategias viables para la consecución de los ODS.
→ Comunicación: si bien los ODS presentan una cobertura de índole mundial
y cuentan con una vasta estrategia de divulgación, es necesario reconocer que hace falta un mayor grado de acercamiento a las comunidades
en lo referente a sus propósitos y beneficios para el desarrollo territorial.
Por ello, desde las entidades territoriales de carácter municipal se deberán diseñar estrategias que permitan la comunicación sobre la Agenda
Global. Desde la Alcaldía de Supía se estableció como propósito hacer
que los pobladores accedan al conocimiento y se sumen en la elaboración de una visión compartida del territorio direccionada hacia 2030.
→ Educación: construir una pedagogía que tenga como base el empoderamiento social a través de la generación de conocimiento es un
importante instrumento en la implementación de los ODS en los territorios. Para ello, la comunidad debe conocer de qué se tratan, de qué
hablan, dónde pueden encontrar los recursos necesarios para mejorar
su cotidiano vivir gracias a la educación y las ventajas que esta ofrece.
En este caso, es de suma importancia la alianza con la academia, pues
ella brinda la asesoría que hace falta en los procesos pedagógicos y
epistemológicos, pues el quehacer investigativo es la base sobre la que
reposa el conocimiento útil.
134
Capítulo 8 | Del escritorio al territorio: la implementación de los objetivos de desarrollo
sostenible de lo global a lo local
Si prestamos atención a las necesidades inmediatas y apremiantes de nuestra comunidad, y aplicamos las herramientas que se nos brindan —con políticas
públicas innovadoras— para hacer efectivos cambios reales, los objetivos propuestos serán no solo una idea global, que se desarrolla desde los organismos
internacionales, sino una realidad presente desde el escritorio hasta el territorio.
Referencias
Alcaldía de Supía. (2019). Plan de desarrollo Supía, Caldas, Supía productiva y
educada (2020-2023).
Consejo Nacional de Política Económica. (2018). Conpes 3918. Estrategia para la
implementación de Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en Colombia.
Bogotá, D.C. disponible en: https://www.minambiente.gov.co/documento-normativa/conpes-3918-de-2018/
Cumbre de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas del 25 de septiembre
de 2015.
Freire, P. (1994). Cartas a quien pretende enseñar. Siglo XXI.
Global Taskforce de Gobiernos Locales y Regionales. (2013). Guía para la localización de los ODS: implementación y monitoreo subnacional. Disponible en: https://www.local2030.org/library/55/3/Gua-para-la-localizacin-de-los-ODS-Implementacin-y-Monitoreo-Subnacional.pdf
Junta Ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. (2017).
Plan Estratégico 2018-2021. Periodo extraordinario de sesiones de 2017.
Nueva York, 28 de noviembre de 2017.Tema 2 del programa provisional.
Naciones Unidas. (s. f.). Objetivos de desarrollo sostenible. Agenda 2030. Disponible
en: https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/sustainable-development-goals/
Observatorio Regional de Planificación del Desarrollo. (2019). Notas de planificación para el desarrollo n.º 1. Disponible en: https://observatorioplanificacion.cepal.org/es/nota/territorializacion-de-la-agenda-2030
Red de Ciudades Como Vamos. (2019). Territorializando los ODS en las ciudades
de Colombia. ¿Hacia dónde vamos? Bogotá. D.C. Disponible en: http://redcomovamos.org/wp-content/uploads/2019/10/01_PPT-Presentacion-Territorializando-los-ODS_Octubre-2019.pdf
Synthesis report of the Secretary-General on the post-2015 Agenda. (2014). The
road to dignity by 2030: ending poverty, transforming all lives and protecting
the planet. Disponible en: https://reliefweb.int/report/world/road-dignity-2030-ending-poverty-transforming-all-lives-and-protecting-planet-synthesis
135
Capítulo 9
Tarso educado para
la vida: vivienda
solidaria y soberanía
alimentaria para
avanzar hacia los ods
Daniela Cañas Valencia
Alejandro López Toro
Néstor Fernando Romero Villada
S
egún cálculos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD), basados en la Gran Encuesta Integrada de Hogares, realizada
por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), se
estima que, en Colombia, 3 078 722 hogares se encuentran en situación de
pobreza. Esto corresponde al 21.5 % de la totalidad de los hogares del país.
Por otra parte, en los países en desarrollo, la gran mayoría de los hogares (más
del 75 % de la población) se encuentra hoy en día en sociedades donde los
ingresos se distribuyen de manera mucho más desigualdad que en la década
de 1990.
El alcalde de Tarso, Antioquia, para el periodo constitucional 2016-2019,
Néstor Fernando Romero Villada, fue el ganador del premio Mejor Gobernante
en Superación de la Pobreza, en la categoría de municipios de menos de 10 000
habitantes. Se postuló con dos proyectos: 1) “Tarso mi techo solidario” (Cañas
y López, 2019), que busca alcanzar el ODS 1, “Fin de la pobreza”, y el ODS 10,
“Reducción de las desigualdades”, y 2) “Casa de la soberanía y la seguridad
alimentaria y nutricional”, que apunta a lograr el ODS 2 (Hambre cero) y el ODS
6 (Agua potable).
137
Tarso es un municipio del suroeste antioqueño con una extensión de 119
km2. Según el Sisbén municipal, tiene 6277 habitantes: la mitad se encuentra
en la zona rural y la otra mitad en zona urbana. Se encuentra a una distancia de
95 km de Medellín. Su clima cálido permite el cultivo del café y de los cítricos,
e históricamente es recordado por ser el segundo municipio del país que tuvo
la iniciativa de una asamblea municipal constituyente (2000-2007).
Tarso, al igual que el resto de Colombia, padece el fenómeno de desigualdad en la distribución de la tierra: un pequeño grupo de personas concentra la
mayoría de la tierra, instaurando en el imaginario cultural las figuras del patrón,
del trabajo informal y de la falta de liderazgo. “Tarso cuenta con un total de 873
predios rurales que se extienden en 10 607 hectáreas; de ellos 508 predios, es
decir el 58 %, concentran 545 hectáreas, equivalentes al 5 % del total de hectáreas; en el otro extremo, se encuentran 31 predios, el 4 % del total de predios,
[que concentran] 5395 hectáreas que equivalen al 51 % del total de hectáreas
con que cuenta el municipio en su zona rural” (Cepact, 2007, pp. 4-5).
“Tarso mi techo solidario”: vivienda solidaria como
mecanismo para el fin de la pobreza y la reducción
de las desigualdades
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Tarso es un municipio agrícola. Los principales ingresos que tienen las familias campesinas se generan en los meses de cosechas, es decir, de dos a cuatro
meses en el año. Este panorama es desalentador, porque en nuestro objeto de
estudio los campesinos no tienen los recursos y herramientas para elaborar un
proyecto de vivienda digno, por lo que han sido blancos fáciles para los políticos
mafiosos. Es incoherente pedirle a una persona cuyos derechos básicos están
insatisfechos que piense con moralidad y ética sus decisiones y sus realidades
entorno al bien común. Así, la vulnerabilidad en vivienda, siendo además un
elemento privado, se convierte en un medio para manipular la toma de las
decisiones públicas, y la inequidad social es cómplice de ello.
El clientelismo y los favores políticos han permeado todas las esferas de
nuestra sociedad. Gran parte de la popularidad de un candidato radica en las
promesas de vivienda que hace a las familias. Cuando tiene lugar la contienda
electoral, y aunque sea un delito, camiones de cemento y ladrillos transitan
descaradamente por las rutas del territorio obnubilando el sufragio, así esto
signifique sacrificar los intereses públicos y los valores democráticos. La preocupación del entonces candidato Néstor Fernando Romero Villada era en principio
lograr ganar las elecciones sin cemento ni ladrillos, pero luego vino el desafío
de gobernar desde la transparencia, cuando en general la cultura política está
viciada por la pobreza, la desigualdad, la corrupción y la mendacidad.
138
Capítulo 9 | Tarso educado para la vida: vivienda solidaria y soberanía alimentaria para avanzar
hacia los ods
Esta cultura mafiosa del ejercicio político y democrático se complementa
con la perspectiva de la globalización, que trae la posibilidad de satisfacción de
altos estándares de vida de las personas con mayores ingresos o terratenientes,
y que orienta el actuar de los gobiernos hacia la acumulación de capitales, la
reducción de los derechos laborales, y la privatización de los servicios públicos,
de la salud, la educación, la seguridad social, las comunicaciones, la energía y
el subsuelo. Las personas de menores ingresos, sin tierra y marginadas, reciben
para compensar esta situación, generalmente, y con unas pocas excepciones,
ayudas de estrategias gubernamentales que combinan la acumulación de capital
en alianzas público-privadas con lo pragmático de una estrategia homogénea,
seriada y en masa, obviando los contextos y la participación ciudadana en las
organizaciones locales. Algunos ejemplos de esto son los programas 100 000
Viviendas Gratuitas, Familias en Acción o el Plan Colombia, que pretenden
superar la pobreza, pero lo que se encuentra es que son modelos ineficientes que
perpetúan la incapacidad de las familias para superar los problemas que deben
abordan en una situación de pobreza multidimensional. También se suman a
esto distintas entidades, fundaciones y corporaciones, que además de ahondar
en la exclusión y homogenización de las comunidades, entregan soluciones de
vivienda seriadas sin contemplar el contexto, la cantidad y la cualidad de quienes las habitarán, y sobre todo el aporte que pueden llegar a dar las familias,
excluyéndolas de la solución. Mientras buena parte de los políticos se llenan los
bolsillos con dineros públicos, se diseñan sistemas de dependencia que reducen
la movilización ciudadana, respaldados por un Estado benefactor que legitima
la idea de está bien vivir en la pobreza.
La vivienda es un mecanismo de participación
El proyecto se apoya en el pensamiento de Habermas (1996), quien establece el
modelo de sujeto-objeto de cognición y acción en el marco conceptual de una
teoría del lenguaje y la acción comunicativa. Un concepto muy importante en
nuestro trabajo es el de la acción política, que consiste en la posibilidad de decidir
a través de la palabra sobre el bien común. Habermas critica la democracia de
masas, pues ella se reduce a un sistema de selección de líderes. Esta concentración de poder en unos pocos provoca la apatía política, el abstencionismo
y el elitismo del poder.
El proyecto que aquí se analiza sugiere que el origen de la formación de la
voluntad política está en los procesos no institucionalizados: partidos políticos,
sindicatos, iglesias, foros de discusión, asociaciones de vecinos y organizaciones
no gubernamentales. También profundiza en los elementos de participación
ciudadana mediante el fomento de una cultura política activa, y eso es posible
si se trabaja en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y en neutralizar las
139
indeseadas consecuencias no igualitarias de la economía de mercado. Por otra
parte, nos invita a poner en práctica una teoría democrática que garantice la cohesión social: que todos los ciudadanos tengan acceso a los derechos y servicios
sin importar las creencias que profesen y los modos de vida que sigan. En ese
sentido, encontramos en la vivienda la idea racional para establecer normas y
procedimientos de participación ciudadana. Hay en este ejercicio de solidaridad
una premisa de reciprocidad, de mutualismo, cooperación y bienestar común;
un verdadero espacio de discusión y deliberación, sobre todo para las familias
más pobres. Si la vivienda ha sido una estrategia mezquina de dominación de
las élites corruptas dirigida a las sociedades más vulnerables, nos permitimos
deconstruirla y reinventar la vivienda en la economía solidaria.
Sobre la economía solidaria, la razón y lo cualitativo
en la vivienda
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Es la economía solidaria la oportunidad para descentralizar la operatividad de
los programas que sean pertinentes y puedan responder a problemas concretos
y a la idiosincrasia de los grupos humanos, por ejemplo, considerando las diferencias entre las viviendas urbanas y rurales. En ese sentido, la formación debe
integrar los intereses de una comunidad económicamente agrícola y pecuaria.
“Tarso mi techo solidario”, en compañía de la Secretaría de Planeación y Obras
Públicas y del programa “Participación para la inclusión social”, usó la vivienda
como mecanismo para trabajar por la finalización de la pobreza y la reducción
de las desigualdades.
Por otra parte, con base en Orlando Fals Borda (1987), incorporamos una
cercanía cultural con lo propio para superar el léxico académico limitante y
equilibrarlo con formas combinadas de análisis cualitativo y de investigación
colectiva, individual, instrumental, cartesiana, con racionalidad cotidiana y
del corazón, sumadas a experiencias de las gentes comunes, para colocar ese
conocimiento sentipensante al servicio de los intereses de las clases y grupos
mayoritarios explotados, especialmente los del campo, que están más atrasados.
De esta manera utilizamos la vivienda como una herramienta para investigar e
impactar positivamente en la comunidad.
La vivienda solidaria es entonces la construcción colectiva para la solución de
un hábitat digno que beneficie a un grupo de personas desde la cooperación
y reciprocidad. Así nace “Tarso mi techo solidario”, alternativa de desarrollo
económico, social y cultural que dinamiza procesos y acciones colectivas que
promueven unidad y cohesión, y que fortalece la asociatividad y autonomía de
las comunidades a través de los componentes de vivienda en las áreas de legalización, construcción, mejoramiento y voluntariado. Las comunidades tienen
la oportunidad de reunirse para identificar ellas mismas sus necesidades de
140
Capítulo 9 | Tarso educado para la vida: vivienda solidaria y soberanía alimentaria para avanzar
hacia los ods
vivienda, tomar decisiones autónomas y participar activamente de la solución
y así contrarrestar las causas y efectos de la desigualdad y la economía actual:
la desconfianza, la apatía, la globalización, el individualismo, la indiferencia,
el clientelismo y la pobreza.
Nuestro objetivo general fue construir un espacio de participación ciudadana para el desarrollo de una economía solidaria que permitiera reducir la brecha
de la desigualdad en los habitantes de Tarso. Para ello identificamos las necesidades de vivienda en las diferentes veredas y sectores del municipio, generamos
espacios democráticos de diálogo para la inclusión de las distintas necesidades
y actores, y formulamos y ejecutamos estrategias de intervención física donde
confluyeran los aliados: Estado, comunidad, universidad y empresa privada.
Las actividades que no permitieron desarrollar el proyecto fueron:
→ Cartografía social, tipificación de cada una de las viviendas tarseñas, y
construcción del mapa de las veredas y sectores del municipio.
→ Reuniones con las juntas de acción comunal y con comunidades organizadas, en las que se realizó capacitación para la toma de decisiones
solidarias y se priorizaron las familias con mayores necesidades en el
tema de vivienda, en los componentes de mejoramiento, construcción,
legalización y voluntariado, poniendo en práctica la solidaridad con
los vecinos.
→ Espacios de conocimiento por medio de dos foros de economía solidaria, en el marco de la cátedra abierta Foros de Educación para la Vida.
→ Establecimiento de alianzas con entidades que aborden el cooperativismo o mutualismo, universidades que ofrezcan programas de economía
solidaria, y corporaciones de ahorro y crédito. Desde 2016 tenemos
un convenio con la Universidad San Buenaventura, y trabajamos con
el Comité de Cafeteros de Antioquia, Confiar Cooperativa Financiera,
Comfama, Comfenalco, Fiduciaria Popular, y Viva, empresa de vivienda
e infraestructura de Antioquia.
→ Gestión de recursos por medio del acompañamiento a las comunidades
en la recaudación de fondos para los componentes de mejoramiento,
construcción, legalización y voluntariado de vivienda del municipio
de Tarso.
→ Realización periódica de convites para poner en práctica la economía
solidaria, donde los vecinos y amigos se vinculan con mano de obra
voluntaria.
A partir de estas actividades logramos como resultado las siguientes estrategias:
→ Vivienda nueva rural (34 unidades), 15 viviendas nuevas rurales más
dignas y 19 viviendas dignas para familias caficultoras, cuyas principales características fueron: 1) in situ para generar arraigo, permanecer
141
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
en el territorio y no romper con las relaciones culturales, económicas
y sociales construidas en el campo; 2) diseño arquitectónico único
acorde a las necesidades particulares de cada familia; 3) solidarias,
pues, dado que las comunidades priorizan a sus vecinos, no hay renta
en la construcción de la vivienda y los aliados realizan donaciones; 4)
participativas, ya que todos son escuchados —mujeres, niños y niñas,
adultos mayores, víctimas del conflicto, personas en situación de discapacidad— y la comunidad asiste a mingas y convites.
→ Vivienda nueva urbana (23 unidades): Torre San Martín VIS (18): proyecto inmobiliario en el corazón del casco urbano que consta de dos
torres, cada una con tres niveles y estos con 3 apartamentos cada uno.
Las personas compraron una vivienda pagada con ahorros familiares;
créditos inmobiliarios; y subsidios de los gobiernos municipal (aporte
de lote y dinero), departamental (aporte en dinero) y nacional (MicasaYa), y de cajas de compensación. Yo construyo mi sueño de vivienda
(5): cinco lotes fueron entregados y urbanizados por medio de subsidios
de vivienda entregados por las cajas de compensación, y los ahorros y
la mano de obra de las familias.
→ Mejoramientos de viviendas urbanas y rurales (150): se realizaron más
de 150 mejoramientos, desde cambio de piso de tierra a concreto,
adecuación de baño, ampliación de la vivienda por hacinamiento y
arreglo de cubiertas. Gran aliado en esta tarea fue Corantioquia, por la
donación que recibimos de recurso maderable.
→ Donación de planos arquitectónicos (60): las familias solicitaron la
donación del plano arquitectónico en la oficina de planeación de obras
públicas. Este fue realizado por el arquitecto del proyecto o por los pasantes de la práctica social de arquitectura y diseño de la Universidad
San Buenaventura.
Hallazgos, resultados y recomendaciones
El contexto de corrupción, pobreza y desigualdad en el municipio de Tarso
nos convocó a pensar con urgencia en un puente entre la institucionalidad y la
sociedad civil para así fortalecer la veeduría de los recursos públicos, reducir el
Estado bienestar y empoderar a las comunidades como responsables del desarrollo de su territorio. La comunidad tarseña demandó espacios de encuentro
para articular sus propuestas, acuerdos y pactos con miras a resolver las principales necesidades de su territorio. Fueron más de 200 familias participantes,
pero el gran hallazgo de este proyecto fue encontrar un mecanismo pedagógico
tangible que lograra conectar a las personas en sus intereses complejos. Y es así
de sencillo: las personas no pueden reflexionar sobre la política, la cultura y la
142
Capítulo 9 | Tarso educado para la vida: vivienda solidaria y soberanía alimentaria para avanzar
hacia los ods
educación, si no tienen las mínimas condiciones dignas de existencia. Si alguien
está pensando en dónde pasará la noche, no tendrá tiempo para preocuparse
por su formación política. Es aquí donde la supervivencia nos gana terreno.
Podemos concluir que: 1) la vivienda es un medio de movilización social:
históricamente ha sido usado para dominar a las comunidades más vulnerables y perpetuar la desigualdad y la pobreza; 2) se puede superar la pobreza,
ser incluyente y dignificar la vivienda por medio de la economía solidaria; 3)
las comunidades son capaces de gestionar sus propias soluciones de vivienda
cooperando con el Estado, pero sin depender de él; y 4) las personas sienten
empatía frente a situaciones de vulnerabilidad, son capaces de ser solidarias y
recíprocas, lo cual es clave para enfrentar la desigualdad y la pobreza.
La seguridad alimentaria y nutricional
La alimentación humana es tal vez el tema más importante y sensible en el
desarrollo de una comunidad, se vive de lo que se come (“dime qué comes y te
diré quién eres”), pero se puede vivir sin vivienda propia, sin amor, en medio
de la guerra o sin ningún nivel educativo.
Según Max Neef (1993), la primera necesidad humana, de nueve, es la
subsistencia, que implica contar con una adecuada alimentación y nutrición
(conviene entender que no es lo mismo comer que nutrirse, tema que desarrollaremos más adelante y razón fundamental por la que hablamos de soberanía
alimentaria más que de seguridad alimentaria), para poder desarrollar en el ser
(salud física, salud mental, equilibrio, solidaridad, humor, adaptabilidad), en
el hacer (alimentar, procrear, descansar, estudiar, trabajar, investigar, innovar)
y en el estar: tener un adecuado entorno vital y social.
Cuando se logra satisfacer de manera adecuada la subsistencia, puede el
ser humano satisfacer las otras necesidades: protección, afecto, entendimiento,
participación, ocio, creación, identidad, libertad. Por el contrario, cuando no
hay una adecuada subsistencia, difícilmente podrá avanzarse en la satisfacción
de las otras necesidades humanas.
No es lo mismo alimentarse que nutrirse, aunque ambos procesos están
estrechamente relacionados: una persona puede alimentarse, ingerir alimentos,
pero no necesariamente aquello que come la nutre. Los alimentos tienen una
determinada composición nutricional, por lo que deben ser diferentes de acuerdo
al ciclo vital humano. Un recién nacido tiene adecuada nutrición solo con la leche
materna, pero no podemos decir lo mismo de un adulto que solo se alimentara
de leche. En suma, lo importante en la ingesta de alimentos de una persona es
que le brinden los nutrientes que necesita, no se trata de comer de todo, ni de
comer más o menos cantidades.
143
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Además, queremos resaltar en nuestro trabajo que para lograr el fin del
hambre en el mundo se debe lograr el ODS 6, “Agua potable”. El primer alimento
humano se consume en el útero, por medio de la madre se alimenta al feto; el
segundo alimento humano es la leche materna, que debe consumirse exclusivamente durante los primeros seis meses de vida; y el tercero es el agua, que debe
consumirse toda la vida, y preparado de mil maneras diferentes: en su estado
natural, en jugos, en sopas, arroz, sancocho, fríjoles…, de allí la importancia
de su potabilización.
El noble objetivo de la erradicación del hambre puede llevar a perpetuar la
dominación de las comunidades por parte de quien ostenta dominación sobre
ellas. Prácticas como regalar mercados o entregar paquetes suplementarios de
alimentos por parte del Estado o por parte de particulares no cambian la ecuación, pues, aunque se quita el hambre, se hace de manera temporal, y perpetúa
las condiciones de pobreza y de riqueza en ambas partes, del que recibe (pobre)
y del que da (rico). Esto tiene otras implicaciones, por ejemplo, al que regala
alimentos le da placer espiritual (por sentir que se está haciendo una buena
obra, dar de comer al hambriento). Otra implicación, no poco despreciable, es
que aumenta el poder de quien da alimentos, pues la comunidad asume una
postura de agradecimiento. Y otra consecuencia, que para nosotros es clave, es
que se perpetúa la miseria, pues el que recibe se acostumbra a recibir, y no a
producir, entonces, se mantiene el problema: todos ganan ubicados en su zona
de confort. Obsérvese que es muy común en Navidad, al menos en Colombia,
que una comunidad vulnerable en materia alimentaria y nutricional, o sea,
que come mal todo el año, se llena de alegría y gratitud con el terrateniente o
comerciante que regala un cerdo para la fiesta de nochebuena.
La manipulación del hambre de una comunidad da poder político, por
las mismas razones ya dichas. Por tanto, por loable que sea, la erradicación
del hambre no es un buen negocio para el politiquero tradicional, sino que, por
el contrario, es una gran oportunidad de negocio para él, pues perpetuar el
hambre es una oportunidad para perpetuarse en el poder, por la dependencia
generada entre los votantes con hambre y la campaña sucia que pasa por regalar
alimentos (refrigerios, sancochos, mercados).
Procesos realizados para implementar los ods 2
“Hambre cero” y 6 “Agua potable”
Casa de la Soberanía y la Seguridad Alimentaria y Nutricional de Tarso: se contrataron tres tecnólogos en alimentos, tarseños y tarseñas, para liderar el manejo
político del tema. Nuestros aliados en los procesos fueron la Gobernación de
Antioquia, la Gerencia de Seguridad Alimentaria y Nutricional (MANÁ) del departamento de Antioquia, la Secretaría de Agricultura y la Gerencia de Servi-
144
Capítulo 9 | Tarso educado para la vida: vivienda solidaria y soberanía alimentaria para avanzar
hacia los ods
cios Públicos del departamento de Antioquia, la Fundación Éxito, el Comité
Privado de Atención a la Niñez (PAN), la Universidad de Antioquia, el Sena, la
Corporación Futuro para la Niñez, la Casa Espíritu Libre, Govindas —restaurante vegetariano y centro cultural—, la Corporación Universitaria Lasallista,
Cítricos Peña Bonita, Banco Agrario, Fundación EPM y el Comité Departamental
de Cafeteros de Antioquia.
Gestión del agua potable en el campo: de las 16 veredas del municipio, recibimos solo una con agua potable (vereda Patio Bonito); logramos la ejecución
de cuatro proyectos con la Gerencia de Servicios Públicos de la Gobernación
de Antioquia, con una inversión que superó los 1800 millones de pesos y que
nos permitió llevar agua potable a las veredas Tacamocho, Plan (Parnaso), la
Linda, la Arboleda y Mulatico; de las 11 sedes campesinas del Centro Educativo
Rural Jesús Aníbal Gómez, recibimos solo 3 con agua potable (Tacamocho, La
Arboleda, Patio Bonito), y gracias al trabajo conjunto con la Fundación EPM y su
proyecto “Más agua, más sonrisas”, logramos conectar al servicio de agua potable
a cinco sedes rurales más: Morrón, La Linda, Teodosio Correa, San Fortunato
y Mulatico. Cada solución de agua potable superó los 70 millones de pesos y
en total se benefició a 219 niños y niñas campesinos.
Convenios para fortalecer la agricultura local: con el Banco Agrario de Colombia, Fondo Agropecuario de Garantías (FAG), suscribimos un convenio interadministrativo que nos permitió apoyar 39 solicitudes con un valor total de
alrededor de $ 207 821 0000 de pesos, 36 agrícolas y 3 para mejoramiento
de vivienda. Es de resaltar que alrededor del 85 % de los créditos que se otorgaron son para productores que no tienen título (escritura de la tierra), y que
con esta modalidad de convenio lograron tenerlo, de otra forma, no hubieran
accedido al crédito. Con el Comité Departamental de Cafeteros de Antioquia
se firmaron varios convenios para apoyar decididamente este sector, ya que la
caficultura tarseña es de pequeñas parcelas y 429 familias dependen de forma
directa de este cultivo.
Promoción de siembra de alimentos, del huerto a la mesa (programa de promoción de siembra de alimentos): construimos huertas en las diferentes sedes
del Centro Educativo Rural Jesús Aníbal Gómez, en las veredas Tacamocho,
La Dolores, Patio Bonito, Mulatico, Morrón, Chaguany, Canaán, El Cedrón, La
Linda y La Arboleda, además de José Prieto, en la zona urbana. También, en
convenio con la Gobernación de Antioquia, Gerencia de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Mana), se implementaron 40 huertas de autoconsumo con
familias de diferentes veredas.
El municipio cuenta con una huerta en la Casa del Adulto Mayor Luceros
del Atardecer, donde se integran los grupos de personas con capacidades especiales y adulto mayor. También, con la Fundación éxito, se desarrolló el proyecto “En Tarso alcanza para todos”, uno de cuyos componentes hizo presencia
145
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
con huertas familiares para 40 familias que se hacen parte de dicho proyecto.
Desde la Secretaría de Agricultura de Tarso, 120 huertas fueron acompañadas
como unidades productivas. Vemos las huertas como una gran oportunidad de
mejorar la calidad de vida.
Comercialización de alimentos, mercado campesino (programa de promoción
de siembra de alimentos): comercialización directa de productos propios de
nuestro municipio, como son café, naranja, plátano, yuca y frijol, entre otros.
Educación en ciencias culinarias y nutrición con distintas poblaciones (niños y
niñas de las escuelas rurales, jóvenes, adultos mayores, discapacidad, madres gestantes, madres lactantes): capacitaciones en materia de alimentación, manipulación
de alimentos, técnicas de preparación de alimentos específicos, mesa y calidad
en el servicio alimentario, promocionando hábitos y estilos de alimentación
saludables. Contamos con la cocina-laboratorio, que además tiene cuatro bodegas de alimentos: proyectos de seguridad alimentaria, productos no perecederos, de frío y fruta en cosecha, además de auditorio y una zona de servido de
alimentos, dotados con todos los enseres necesarios para dictar las diferentes
capacitaciones, cursos o técnicas de cocina.
Fundación Éxito “GenCero”, “En Tarso alcanza para todos”: debido al reconocimiento recibido por el alcalde Néstor Fernando Romero Villada por parte de
Colombia Líder (2019) al quedar como finalista del concurso “Construyendo
sueños: los niños, niñas y adolescentes en los planes de desarrollo” la Fundación
Éxito, que trabaja para erradicar la desnutrición en los niños y niñas en sus
primeros 1000 días de vida, nos invitó a participar de sus iniciativas, atendiendo
a 44 madres entre gestantes y lactantes.
Este artículo es una invitación para que los gobiernos implementen en sus
planes de desarrollo los ODS. Es posible trabajar por el fin de la pobreza, hambre
cero, agua potable y por la reducción de las desigualdades, como se realizó en
la experiencia de Tarso educado para la vida.
Referencias
Cepact. (2007). El Tarso de Hoy. Corporación de Estudios y Proyectos de la
Asamblea Municipal Constituyente de Tarso.
Habermas J. (1996). La inclusión del otro: estudios de teoría política, Paidós.
Max Neef M. (1993). Desarrollo a escala humana. Nordam-Comunidad.
Colombia Líder. (2019). Colombia con equidad, apuestas territoriales para la superación de la pobreza. Colombia Líder.
Cañas D. López A. (2019). Documento de sistematización del proyecto “Tarso mi
techo solidario”. Tarso, Colombia.
Fals Borda, O. y Rodríguez, B. (1987). Investigación participativa. Banda Oriental.
146
Capítulo 10
Los Objetivos
de Desarrollo
Sostenible, el acceso
a recursos genéticos
y la distribución
de beneficios en
Colombia
Erika Pinto Beltrán
Álvaro Zerda Sarmiento
C
on más de 50 000 especies registradas y cerca de 31 millones de
hectáreas protegidas, equivalentes al 15 % del territorio nacional, Colombia ocupa el segundo lugar en el mundo en presencia de diversidad biológica en su territorio (Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible
[MinAmbiente], 2019). Pero se está perdiendo el medio ambiente. Recientemente, las Naciones Unidas han destacado, en el reporte del Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity and Ecosystem Services (IPBES),
aprobado en la séptima sesión de la plenaria del IPBES en París (29 de abril-4
mayo de 2019), que la tasa de extinción ha aumentado a niveles sin precedentes, enfatizando que al menos un millón de especies animales y vegetales están
ahora amenazadas con la extinción, debido a la actividad del ser humano (ONU,
2019). Este panorama contrasta con el interés común de la humanidad: la
conservación de la diversidad biológica, la cual se considera un bien mundial
de valor inestimable, necesario para la supervivencia de la especie humana. Así
mismo, esta responsabilidad se ve confrontada por la urgencia que Colombia
tiene como sociedad de sustentar un modelo económico de crecimiento, la
cual la ha llevado a depender casi exclusivamente de la explotación de materias primas como base de exportación, llegando en la actualidad a 80.6 % del
149
total de exportaciones (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio
y Desarrollo [Unctad], 2019). Del mismo modo, según el reporte de la conferencia, esta dependencia se ha venido acentuando para Colombia, de manera
contundente, a lo largo de las últimas décadas (alrededor del año 2000 el porcentaje de exportación de materias primas era del 66.5 %).
Pero, como se verá, no solo existe la perspectiva de la conservación ligada
a la mercantilización de los recursos biológicos, sino que otros nuevos marcos
de acción se consolidan y posicionan de manera paralela, dando alternativas a
la comercialización y explotación de la biodiversidad. En este marco de acción
política se ha desarrollado la normatividad internacional que orienta y da forma
a una idea limitada de conservación, que parte de un concepto utilitarista de
los recursos genéticos y orienta la bioprospección hacia la explotación de estos
para la obtención de beneficios. Así mismo, el quehacer de las instituciones estatales y académicas, y los marcos legales nacionales, son herederos, en mayor o
menor medida, de esta visión, lo que condiciona las acciones que se desarrollan
por la preservación de los recursos biológicos en estos países. A partir de las
anteriores consideraciones cobra sentido consolidar un modelo técnico-legal de
acceso a los recursos genéticos, aplicable a Colombia, que garantice, primero
que todo, la preservación y, posteriormente, la distribución justa y equitativa
de los beneficios que pudieran derivarse; un modelo que promueva dinámicas
de negociación más allá de los simples beneficios económicos, de modo que se
potencialicen las alianzas entre los actores1 en beneficio de la conservación de
todas las formas de vida.
Colombia: normativa de acceso a recursos
genéticos y objetivos de desarrollo sostenible
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Mediante la Ley 165 de 1994, “Por medio de la cual se aprueba el Convenio de
Diversidad Biológica hecho en Río el 5 de junio de 1992”, Colombia ratificó el
Convenio de las Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica como la referencia
fundamental del tema en el país. Sin embargo, en el plano regional la Decisión
Andina 391 de 1996 constituye la reglamentación fundamental en los ámbitos
de accesos a recursos genéticos y productos derivados. La Comunidad Andina
(CAN), una organización con proyección hacia una integración sudamericana
y latinoamericana2, aprobó el 2 de julio de 1996 la Decisión 391 (D391), que
establece el Régimen Común sobre Acceso a los Recursos Genéticos, la cual tiene
150
1
En este documento se entiende por actores: entidades que representan reservas y parques naturales, empresas e industrias, academias y universidades, ong y conservacionistas, comunidades étnicas, opinión pública, instituciones estatales y entidades vivientes.
2
Ver: http://www.comunidadandina.org
3
Capítulo 10 | Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el acceso a recursos genéticos y
la distribución de beneficios en Colombia
por objeto “regular el acceso a los recursos genéticos de los Países Miembros
y sus productos derivados” (D391, art. 2), de tal manera que permita “prever
condiciones para una participación justa y equitativa en los beneficios derivados
del acceso” (D391, art. 2.a); “sentar las bases para el reconocimiento y valoración de los recursos genéticos y sus productos derivados y de sus componentes
intangibles asociados, especialmente cuando se trate de comunidades indígenas,
afroamericanas o locales” (D391, art. 2.b); y promover la conservación de la
biodiversidad, el uso sostenible de los recursos genéticos, el desarrollo de las
capacidades tecnológicas y la capacidad negociadora de los países miembros
(D391, arts. 2.c-2.e). Adicionalmente, la D391 incluye seis disposiciones complementarias a través de las cuales establece que los países miembros crearán o
fortalecerán mecanismos financieros para promover el cumplimiento de los fines
estipulados en la D391 (D391, primera d y c). Así las cosas, estas disposiciones
complementarias de la D391 establecen el no reconocimiento preexistente de
ningún derecho sobre los recursos genéticos o sus componentes, y la exigencia
de un contrato de acceso a los recursos cuando se solicite la protección intelectual de algún tipo de desarrollo que implique el uso de los recursos genéticos
de los países miembros de la CAN.
En 1997, con el Decreto 730 de 1997, se designa al Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial (MAVDT) como la autoridad nacional
competente en los términos y para los efectos establecidos en la Decisión Andina 391 de 1996. Por su parte, el Decreto 309 de 2000 —capítulo IV, arts.
15-17— establece que cuando, además del permiso de estudio con fines de
investigación, se requiera del acceso a recursos genéticos (ARG), productos derivados o componentes intangibles asociados a estos, la autoridad ambiental
competente otorgará el permiso de estudio y en el acto respectivo condicionará
el acceso a la autorización del MAVDT3.
Posteriormente, con la Decisión 486 de 2000, de la Comunidad Andina de
Naciones, se establece el Régimen Común de Propiedad Industrial y, específicamente, en el artículo 3, se refiere al tema del patrimonio biológico, genético y
de los conocimientos tradicionales. En este artículo se establece que cualquier
patente que verse sobre invenciones desarrolladas a partir de material obtenido
del patrimonio biológico o genético, así como del conocimiento tradicional
asociado, estará supeditada a que el material haya sido adquirido conforme al
ordenamiento jurídico internacional, comunitario y nacional. De esta manera,
La normatividad colombiana diferencia los recursos biológicos de los recursos genéticos, de allí que existan dos regímenes de acceso a recursos de la biodiversidad: uno, el
régimen de Acceso a Recurso Genético (arg) contenido en la Decisión 391 de 1996 y
sus normas complementarias; dos, el régimen sobre Permisos de Investigación Científica sobre Diversidad Biológica (pefic) comprendido en el Decreto 309 de 2000 y las
normas complementarias sobre Permisos de Investigación Científica sobre Diversidad
Biológica (pefic).
151
las dos decisiones andinas establecen interacciones en varios sentidos, supeditando el acceso al cumplimiento de los permisos requeridos y protegiendo
así el patrimonio biológico y de conocimientos tradicionales (Lizarazo-Cortés
et al., 2019).
Como complemento a la anterior decisión, el Ministerio de Ambiente y
Desarrollo Sostenible presenta en su página web4 una lista de leyes, decretos
y resoluciones asociados a la normatividad en cuanto al acceso de recursos
genéticos en el país.
Objetivos de Desarrollo Sostenible: arg
y distribución de beneficios: una propuesta
para Colombia
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Colombia fue uno de los países que impulsaron una agenda universal ajustada a
partir de los objetivos del milenio; igualmente, ha sido pionero en su implementación como orientador de política pública contando con: el documento CONPES
3918 para el cumplimiento de los ODS; una metodología para la armonización de
los planes de desarrollo regionales con las priorizaciones y necesidades locales
en el marco de los ODS; una plataforma de indicadores para el monitoreo del
cumplimiento de lo ODS según 16 metas trazadoras; un portal de monitoreo
e información5; el Plan Nacional de Desarrollo “Todos por un Nuevo País”
(2014-2018), con estrategias armonizadoras con los ODS; el Plan Nacional de
Desarrollo “Pacto por Colombia, Pacto por la Equidad” (2018-2022), formulado
en el marco de los ODS; y una instancia de alto nivel encabezada por el Departamento Nacional de Planeación, encargada del seguimiento y monitoreo del
cumplimiento de los ODS. De esta manera, se evidencia la gran relevancia del
tema para las instituciones nacionales de Colombia y su poder de convocatoria de diversos actores sociales. El capital privado orienta su interés a generar
ganancias a partir de inversiones, pero es importante que tenga en cuenta el
panorama de sostenibilidad del contexto tanto ambiental como social en el que
se desarrolla. Como ya se había mencionado, los ODS son un marco adecuado
para el desarrollo de actividades productivas responsables. En este marco de
oportunidades de los ODS, aquello que puede aportar el sector productivo no
es solamente capital, sino que puede apoyar de diversas formas el desarrollo de
los sectores social y académico en beneficio de todos, a partir de la transferencia
152
4
Ver: http://www.minambiente.gov.co/index.php/component/content/article/782-plantilla-bosques-biodiversidad-y-servicios-ecosistematicos-57#documentos-de-interés
5
Ver: https://www.ods.gov.co/es
Capítulo 10 | Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el acceso a recursos genéticos y
la distribución de beneficios en Colombia
de conocimiento y la experiencia para impulsar iniciativas productivas de las
comunidades y de las academias en forma de startups (Finegold et al., 2005).
Teniendo en cuenta lo anterior, se puede ver que el capital privado puede
aportar mucho más de lo que se estima, y así mismo puede recibir cooperación
en programas de investigación y desarrollo en biotecnología en conjunto con
academias; acceso a repositorios ex situ de recursos genéticos, así como a bases
de datos de información de biodiversidad; propiedad conjunta de los derechos
de propiedad intelectual con academias; y reconocimiento y posicionamiento
sociales de su marca. Por otro lado, las universidades, como centros de generación de conocimiento, tienen una responsabilidad central en la cimentación
de sociedades orientadas a la conservación de los recursos biológicos desde
procesos sociales y económicos sostenibles. En el sentido en que lo afirma Benedict Anderson (1993), cada sociedad es una comunidad imaginada, y quienes
pueden imaginarla más allá del corto plazo son los intelectuales. Por esto las
academias deben sustentar su trabajo de docencia e investigación en marcos
conceptuales que permitan superar los problemas actuales en el contexto de la
construcción de futuros donde sea posible el consenso hacia el cambio. De esta
manera, las universidades están en situación de ofrecer toda su capacidad para
promover cambios en la sociedad en aras de la conservación. Así mismo, pueden
ofrecer a la comunidad de un país el conocimiento profundo de la biodiversidad
y las condiciones de su preservación como base para impulsar una industria
biotecnológica responsable. Solo un país que conozca lo que tiene puede impulsar desarrollo fundamentado. Finalmente, las investigaciones realizadas por
científicos académicos deben tener componentes específicos orientados hacia la
conservación y es su responsabilidad la transferencia del conocimiento generado
a entidades del Estado y a las comunidades (Silvestri, 2018, p. 194).
En contraprestación, las universidades pueden obtener como beneficios: procedimientos ágiles para el acceso y un sistema legal que promueva la
bioprospección responsable; un entorno empresarial que invierte en y fomenta
la bioprospección y las empresas de base biotecnológica; participación en el
desarrollo de productos y en la obtención de patentes junto con las industrias, y
apoyo para promover startups derivadas de ellas; acceso a repositorios ex situ de
recursos genéticos, así como a bases de datos de información de biodiversidad,
y propiedad conjunta de los derechos de propiedad intelectual con iniciativas
privadas; fortalecimiento de la capacidad institucional a partir de royalties; y
acceso a tecnologías de empresas multinacionales y participación en proyectos
de investigación conjuntos.
Las instituciones del nivel de planeación del Estado son las únicas entidades
sociales que pueden establecer planes de largo plazo para la conservación y el
manejo de la biodiversidad, más allá de los planes inmediatos y efectistas de cada
gobierno, y son las únicas instancias que pueden realizar un análisis prospectivo
153
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
del rumbo de la sociedad y velar por la herencia de las nuevas generaciones.
Igualmente, la burocracia profesional dentro de las instituciones es garante del
cumplimiento y aplicación de la planeación de largo plazo, y de oponerse al uso
del poder para deformar las instituciones y sus fines sociales. Por otro lado, los
gobiernos, como representantes de la voluntad popular, deben ser promotores
de agendas de país más allá de sus cortos mandatos, garantizando apoyar y
fortalecer perspectivas de largo aliento hacia la conservación de los recursos
para las nuevas generaciones, y poniendo este como tema de gran relevancia en
la agenda pública. Finalmente, el balance se completa con la veeduría y control
de la ciudadanía a la burocracia y al cumplimiento de los compromisos de los
gobiernos, de modo que la corrupción sea atajada y erradicada de los flujos de
las instituciones, pues también afecta a la biodiversidad.
Adicionalmente, en Colombia se abre un nuevo panorama con la Sentencia
T-622 de 2016 de la Corte Constitucional, la cual reconoce al río Atrato como
sujeto de derechos, con miras a garantizar su conservación y protección. En la
sentencia se le ordena al Gobierno nacional elegir un representante legal de los
derechos del río, y la conformación de una comisión de guardianes comprendida
por un representante del Gobierno y uno de las comunidades. Estas últimas,
en un proceso autónomo, escogieron a 14 representantes de 7 organizaciones
comunitarias y conformaron un cuerpo colegiado de guardianes, el cual actuará
como el representante de las comunidades. El Ministerio de Ambiente actuará
como el otro representante de la comisión de guardianes (MAVDT, s. f.). Esta
decisión, al concebir un sistema fluvial como una “entidad viviente de la naturaleza, de cuya existencia depende el desarrollo de culturas y de formas de
vida”, abre la puerta para que entidades naturales, incluidos organismos vivos,
puedan tener representaciones legales.
En 2019, el río Magdalena, así como su cuenca y sus afluentes, son declarados sujetos de derechos de protección, conservación, mantenimiento y
restauración, lo que obliga al Gobierno a crear una comisión de guardianes del
Río Magdalena, en articulación con las corporaciones autónomas regionales,
el ministerio, las gobernaciones y gobiernos locales involucrados. Igualmente,
cursa en el congreso un acto legislativo (Congreso de la República, Cámara de
Representantes, 2019) para declarar a toda la naturaleza como entidad sujeta
de los mismos derechos.
154
Capítulo 10 | Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el acceso a recursos genéticos y
la distribución de beneficios en Colombia
Propuesta de principios para un modelo de arg
y distribución de beneficios en Colombia
que aplique los ods
La propuesta que a continuación se presenta toma como referencia clave el ODS
17, “Alianzas para lograr los objetivos”, que establece un horizonte de sentido
más amplio que el de una simple negociación de capitales a partir del ARG. Si se
cimienta el modelo en un sistema de access and benefit-sharing (ABS), entonces su
base y filosofía fundamental será orientar el interés de todos los actores hacia
los procesos sostenibles y la conservación de los recursos biológicos. Se trata
de fundamentar los contratos de acceso a recurso genético bajo la perspectiva
de promover alianzas entre los actores, en lugar de la perspectiva simple de los
contratos; alianzas equilibradas y honestas en que realmente todos los actores
puedan aprovechar de la mejor manera los beneficios de acceso, incluyendo la
biodiversidad misma como actor de la alianza.
La figura 10.1 ilustra la propuesta: el sistema se cimienta en cuatro puntos: 1) generación y fortalecimiento de las capacidades de todos los actores, 2)
participación de estos haciendo énfasis en los actores locales y representantes,
3) negociaciones justas para las partes y 4) el uso —no explotación— de la
diversidad biológica. Además, el sistema está organizado en dos frentes: el
consejo, que está integrado por los actores, y la institucionalidad, cuyo objetivo
será la conservación y control de la biodiversidad. Todo el sistema y sus acciones estarán bajo la veeduría de la opinión pública, y en los territorios en que
se desarrolle el ARG, la veeduría la ejercerán las comunidades locales y étnicas.
Figura 10.1. Esquema de sistema para distribución equitativa de beneficios aplicables a Colombia
Fuente: elaboración propia.
155
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Teniendo como visión la de generar alianzas de largo plazo entre los actores,
el sistema debe priorizar, en cuanto a acciones, aquellas que estén orientadas a
beneficios de corto plazo que fortalezcan la institucionalidad tendiente a la conservación de la biodiversidad (Silvestri, 2018, p. 194). En este sentido también
será importante orientar y reinvertir los beneficios monetarios en actividades
de conservación, alrededor de todo lo cual debe girar el sistema ABS, en concordancia con el Protocolo de Nagoya. Para lo anterior, el fortalecimiento de una
institucionalidad especializada en conservación, su promoción y control, así
como del entrenamiento de una burocracia profesional y comprometida con la
herencia biológica de la nación, son la base del futuro del modelo. Únicamente
una institucionalidad sólida garantiza planeación de largo plazo más allá de los
cambios de orientación de cada Gobierno.
La promoción de la investigación en biodiversidad debe ser un puntal del
modelo para generar capacidades propias, de modo que el modelo normativo
debe diferenciarla de la investigación comercial, y crear mecanismos que permitan su desarrollo y diversificación. Conocer con exactitud la amplitud de la
diversidad biológica es prioridad para el país, no desde el punto de vista de
su potencial como recurso, sino porque es deber de esta sociedad y su Estado
garantizar su supervivencia. Por ello, el compromiso de la investigación científica es su vinculación directa con la conservación. Toda investigación básica
de las universidades del país debe tener un fuerte componente en este aspecto,
y la sensibilización ética respecto a la preservación de las formas de vida no
humana es un compromiso de las universidades6. Como último punto, se puede
ver que un sistema de ABS debe incluir los conocimientos tradicionales en sus
procedimientos. Por esta razón, se deben hacer esfuerzos desde la academia
y las entidades del Estado por entender mejor el tema y viabilizar el acceso a
este tipo de recursos, y a todos los demás recursos, con procedimientos ágiles
que dinamicen el sistema, con la visión de fortalecer a todos los actores en un
escenario de sostenibilidad.
De esta manera, un modelo de sistema para distribución equitativa de beneficios aplicable a Colombia podrá construirse sobre de los siguientes principios:
1) estará orientado a la conservación de la biodiversidad, no a su explotación;
2) será su fin la sustentabilidad de las formas de vida, humanas y no humanas;
3) impulsará la investigación científica como base de acción a partir del conocimiento; 4) involucrará a las partes a través de instancias de participación para
toma de decisiones y planeación de largo plazo sobre la herencia biológica de
la sociedad; 5) harán parte del sistema y las negociaciones la institucionalidad
6
156
Valga anotar que en esta dirección se orienta una de las principales recomendaciones
de la Misión de Sabios, específicamente en su capítulo 5. Reflexiones y propuestas de
reformas de los focos de la Misión en el Informe de la Misión Internacional de Sabios
2019 por la educación, la ciencia, la tecnología y la innovación. 2019.
7
Capítulo 10 | Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el acceso a recursos genéticos y
la distribución de beneficios en Colombia
estatal, las universidades, las comunidades étnicas y locales, las ONG de conservación y los representantes legales de los entes vivientes involucrados; 6) el
sistema y sus actuaciones estarán abiertos al escrutinio y veeduría de la opinión
pública; 7) promoverá la creación de una institucionalidad fuerte y técnica de
conservación y control de la biodiversidad; 8) el sistema complementará su
estructura de control sobre el manejo de la biodiversidad en territorios con
instancias de veeduría de comunidades locales y étnicas; 9) especialmente,
cuidará del acceso y uso de los conocimientos tradicionales asociados; y 10)
en las negociaciones, debe superarse la visión de la posición de Colombia simplemente como proveedora de recursos naturales e impulsar su participación
de manera más activa en los intercambios.
De esta manera, la lógica de las negociaciones irá más allá que la de un
contrato y buscará alianzas entre las partes que garanticen que se generarán y
fortalecerán capacidades de todos los actores, buscando cada vez negociaciones
más justas para las partes. Como la propuesta implica una fuerte transformación
del sistema como es actualmente concebido, se ha construido en el contexto
de una plataforma que ha sido validada y que tiene el respaldo de la comunidad internacional: la sostenibilidad y los ODS, de modo que se conjugue con la
transformación que se plantea a nivel internacional a 20307 y que hace parte
de planes de Estado y políticas públicas en muchos países. Por otro lado, un
marco legal participativo como el planteado tendrá múltiples resistencias, que
solo podrán ser superadas mediante la alianza de los actores preocupados por
la conservación y gracias a un cambio cultural estructural que modifique la
manera como las sociedades se relacionan con su entorno natural, vivo e inerte.
Para hacer aplicable esta propuesta en Colombia, los actores deben sopesarla y analizarla como una forma de validación, y debe complementarse con
investigación académica que llene vacíos en los siguientes ámbitos: fortalecimiento de un sistema de conocimiento de la biodiversidad del país, para la
bioprospección sustentable; afianzamiento y articulación de una institucionalidad técnica y científica de salvaguarda de la biodiversidad; materialización
de la representatividad legal de entes vivos en el sistema legal e institucional
colombiano; fortalecimiento del sistema de veeduría ambiental, institucional y
con la participación de comunidades en regiones; establecimiento de nuevos
paradigmas económicos que privilegien la sustentabilidad sobre el crecimiento;
y recuperación de saberes ancestrales que profesen otras formas de relación con
La agenda de desarrollo mundial 2030 plantea que la relación que se cree entre los
actores no tendrá que contemplarse solamente como una empresa que compra y unas
entidades y comunidades sociales y académicas que reciben, en una relación de una
sola vinculación, sino que todos pueden aportar al fortalecimiento de las capacidades
de los demás actores, afianzando la alianza con un propósito común. Es así como todos
los actores pueden aportar para fortalecerse mutuamente y al medio ambiente de
manera sostenible.
157
los demás seres vivos. En este sentido, está todo por pensar, analizar y construir,
y es allí donde la investigación académica debe llenar el vacío conceptual, cultural, legal y económico. Es hora de que empecemos, como seres humanos, a
reconocer formas más sensatas y sustentables de estar en la tierra.
Referencias
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
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158
Capítulo 10 | Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el acceso a recursos genéticos y
la distribución de beneficios en Colombia
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cual se reglamenta la investigación científica sobre diversidad biológica. Disponible en: https://funcionpublica.gov.co/eva/gestornormativo/norma.
php?i=45528
159
Capítulo 11
Igualdad de género
y participación de las
mujeres en cargos
directivos: algunos
indicadores para
Colombia
Jennifer Tatiana Jiménez Forero
Fabián Leonardo Berrío Pallares
Liliana Alejandra Chicaíza Becerra
L
a igualdad de género y la participación plena de las mujeres en las esferas pública y privada están entre los principales desafíos en la agenda
de gobiernos y entidades internacionales de todos los países. El objetivo
de este documento es realizar un balance sobre qué tanto se ha avanzado en
cuanto a igualdad de género y presencia de la mujer en cargos directivos en
Colombia. Para ello, se inicia haciendo un recorrido del proceso histórico que
ha marcado la evolución de las luchas y conquistas feministas en el país, se
presentan algunos indicadores del mercado laboral, y se finaliza abordando
algunos estudios académicos generales que sugieren explicaciones sobre los
elementos culturales que subyacen en el ámbito del poder empresarial y público, y que limitan el acceso de la mujer a cargos directivos.
Un largo recorrido de luchas y conquistas
Dentro de los ideales de una sociedad democrática está que ningún individuo
puede ser excluido de ningún derecho a causa de su sexo, y entre los derechos
humanos está el derecho a la libertad y a la igualdad, entre otros. No obstante,
161
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
la materialización de estas ideas —que provienen de la Ilustración— ha sido
menos alcanzable para las mujeres que para los hombres, a pesar de ser ellas el
50 % de la población mundial.
La igualdad y la libertad para las mujeres han implicado un largo recorrido
de luchas y conquistas que, desde la teoría feminista, se ha explicado temporalmente en tres etapas, también denominadas olas: el feminismo ilustrado,
el feminismo liberal-sufragista y el feminismo contemporáneo. En la primera
etapa, surge la reflexión sobre la igualdad de la inteligencia y la reivindicación
de la educación; en la segunda, se profundiza en el acceso a todos los niveles de
educación, las profesiones y la conquista del sufragio; y como última etapa se
busca consolidar derechos civiles, derechos sexuales y reproductivos, paridad
política y el papel de las mujeres en el proceso de globalización, entre muchas
otras reivindicaciones (Valcárcel, 2004).
Si bien este recorrido histórico refleja la experiencia europea, es importante
identificar cómo se manifiestan las ideas feministas en Colombia. Villarreal y
Luna (1994) identifican el origen de las luchas de las mujeres1 a principios de
los años veinte del pasado siglo con la expansión cafetera y la migración laboral. En ese periodo, las dinámicas familiares y de la vida rural se empiezan a
resquebrajar. Una parte de las mujeres entra al mundo laboral, pero sin poder
romper con el patriarcado predominante que mantiene las lógicas familiares
cotidianas, mientras que otras empiezan en un aflojamiento de la dominación
patriarcal debido a la posibilidad que tienen de generar recursos, lo que les
permite una mayor autonomía y control sexual, que en ocasiones conducen a la
construcción de familias monoparentales, principalmente como madres cabeza
de hogar por la migración y abandono del padre, o también porque muchas de
estas mujeres migran a la ciudad buscando mayores oportunidades, desligándose
del control patriarcal familiar.
Es así como se identifica la primera etapa del feminismo en Colombia entre
1932 y 1943, con el logro del derecho patrimonial, que genera la incorporación
de la mujer a los procesos capitalistas, y que marca la toma de conciencia y
construcción de los primeros espacios feministas (Castellanos y Eslava, 2018).
Para Villarreal y Luna (1994), la segunda etapa del feminismo en Colombia
se da entre 1944 y 1948 con la búsqueda del sufragio. Esta época se caracteriza
por la lucha partidista entre liberales y conservadores. En ese momento, las
feministas colombianas mantenían el anhelo del derecho al voto, para lo cual
presionaron a sectores políticos y realizaron giras educativas para sensibilizar
a las personas en todo el territorio colombiano. También llevaron a cabo dos
1
162
Se usa el término luchas de mujeres ya que en aquel momento no se identificaban esas
problemáticas como algo específico del grupo, es decir, como una idea feminista.
2
Capítulo 11 | Igualdad de género y participación de las mujeres en cargos directivos:
algunos indicadores para Colombia
congresos nacionales femeninos, crearon revistas y participaron en medios radiales a través de los cuales difundían sus propuestas.
La tercera etapa se ubica entre 1949 y 1957, coincidiendo con la Violencia
en Colombia. Esta etapa está guiada por el derecho al voto, que se logró en
19572, lo que paradójicamente hizo difícil la lucha organizada y desarticuló los
colectivos feministas, aunque varias de las mujeres se mantuvieron trabajando
en esa línea (Castellanos y Eslava, 2018).
Entre 1958 y 1975 se identifica la cuarta etapa del feminismo en Colombia, durante la época del Frente Nacional. En ese momento las feministas se
embarcan en la participación política dentro de la esfera estatal y surge un
momento de relativa inactividad en cuanto a movilizaciones sociales, debido
a que el logro del sufragio generó la idea del Estado como gran solucionador
de los conflictos que aquejan a las mujeres y se consideró que con el tiempo
se lograría una mayor participación femenina en la política, lo que conduciría
a solucionar gradualmente los problemas sociales. Además, se fundaron dos
organizaciones de mujeres: la Unión de Mujeres Demócratas, cercana al Partido
Comunista, y la Unión de Ciudadanas de Colombia, vinculada al Partido Liberal.
Entre 1975 y 1981 toma nuevamente impulso la movilización social feminista, resultado del impacto educativo que generó un mayor número de
mujeres graduadas de la universidad, que para este periodo igualó al número
de hombres graduados y facilitó el acceso de las mujeres a cargos que antes no
les eran permitidos. Al mismo tiempo, la educación de la mujer en control natal
hizo que Colombia cambiara drásticamente la tasa de fecundidad, que pasó de
7 hijos en 1964 a 3.9 en 1978, siendo un caso de reconocimiento internacional
(Castellanos y Eslava, 2018). En ese momento, el acceso a información sobre
métodos de planificación, así como la posibilidad de hacer una carrera universitaria y de conseguir empleo, permitieron avanzar en cuanto a la disyuntiva entre
la decisión de ser madres o construir una vida laboral. Las discusiones en esta
quinta etapa del feminismo se centraron en las diferencias entre salarios para
hombres y mujeres con igual nivel educativo, y en las dificultades para acceder
a cargos públicos y a cargos directivos en organizaciones privadas.
Entre 1981 y 1991, con la construcción sólida de colectivos feministas que
buscan reconocer sus derechos frente a la nueva Constitución Política que se
plantea en el país, se crean las bases para una ciudadanía plena de las mujeres,
lo que impulsó el desarrollo de cátedras, posgrados y centros de investigación
sobre género y feminismo en las universidades. El reconocimiento de las vioUn grupo de mujeres, liderado por la vallecaucana Esmeralda Arboleda, envió un
memorial a la Comisión de Estudios Constitucionales recomendando que se incluyera
el tema de la participación política de la mujer. Esta etapa culminó con la obtención del
voto en 1954, mediante el trabajo de las constituyentes Esmeralda Arboleda y Josefina
Valencia, ratificado por el plebiscito de 1957.
163
lencias hacia las mujeres se da con leyes como la que tipifica el feminicidio o la
interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana 24 de gestación o bajo
las tres causales definidas al superar las 24 semanas (Corte Constitucional de
Colombia, 2006, 2022).
Este breve panorama de luchas y conquistas feministas refleja una dinámica
interesante del papel de la mujer en diferentes procesos sociales en Colombia.
Vale la pena mencionar que Colombia es uno de los pocos países que ha incorporado en sus cuentas nacionales la cuenta de producción de la economía del
cuidado, que valora los servicios domésticos y de cuidado no remunerados,
contexto en que el trabajo es desarrollado principalmente por las mujeres y es
valorado como parte del proceso productivo para generar bienestar social. A
pesar de los logros alcanzados por Colombia, en la actualidad siguen vigentes los problemas de desigualdad laboral para las mujeres. A continuación, se
presentan los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y algunos indicadores
para Colombia.
Objetivos de Desarrollo Sostenible
y algunos indicadores
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
La igualdad de género, el empoderamiento, la promoción, la autonomía y el
desarrollo de las mujeres es asunto primordial en la agenda de gobiernos y
entidades internacionales. La Agenda 2030 de la Organización de Naciones
Unidas (ONU) y los ODS (Asamblea General de las Naciones Unidas, septiembre
2015) establecen el logro de la igualdad de género y la participación plena de
las mujeres en la esfera pública y privada como elementos fundamentales para
acelerar los resultados de desarrollo sostenible y beneficiar a las sociedades y a
la humanidad en su conjunto (Naciones Unidas, 2018).
Entre los años 2000 y 2005, “promover la igualdad entre los géneros y la
autonomía de la mujer” se introdujo como el tercer objetivo de los Objetivos de
Desarrollo del Milenio, y para el año 2015 “lograr la igualdad entre los géneros y
empoderar a todas las mujeres y las niñas” se consolidó como el quinto Objetivo
de Desarrollo Sostenible (2015-2030), buscando poner fin a todas las formas
de discriminación y violencia contra la mujer, velando por la participación
plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades de liderazgo a
todos los niveles de decisión en la vida política, económica y pública, mediante
la aprobación y fortalecimiento de políticas acertadas y leyes aplicables para
promover el empoderamiento de mujeres y niñas (Naciones Unidas, 2018).
Algunas cifras recolectadas por el Programa de las Naciones Unidas para
el Desarrollo (PNUD) muestran que el camino hacia la igualdad de género aún es
largo en América Latina y el Caribe (Naciones Unidas, s.f.). Entre las cifras agre-
164
Capítulo 11 | Igualdad de género y participación de las mujeres en cargos directivos:
algunos indicadores para Colombia
gadas se encuentra que el 52.6 % de las mujeres participa en el mercado laboral,
frente al 81 % de los hombres. En comparación con los hombres, las mujeres se
enfrentan a una brecha salarial del 17 %, que en algunos países llega al 30 %.
Las mujeres están sobrerrepresentadas en el sector informal: en las ciudades,
las mujeres representan el 50.7 % del sector informal. La presencia de mujeres
en sectores industriales, con mejores salarios y condiciones de trabajo, es muy
baja (37 %), mientras que su presencia en aquellos sectores con condiciones
de trabajo peores, como el sector de servicios, es desproporcionadamente más
alta (73 %), lo que reafirma la existencia de masculinización en ciertos sectores.
Dentro de la población económicamente activa, el 53 % de mujeres, comparado
con el 40.4 % de hombres, ha completado 10 o más años de educación formal.
Sin embargo, las tasas de desempleo son mayores para el caso de las mujeres.
En Colombia, a pesar de que la tasa de participación laboral de las mujeres
ha aumentado considerablemente desde los años sesenta, aún sigue estando
por debajo de la de los hombres (Alta Consejería Presidencial para la Equidad
de la Mujer, 2012), la tasa de desempleo es mayor para mujeres y se presenta
una brecha salarial cercana al 17 %, según los últimos datos recopilados por la
Organización Internacional del Trabajo (OIT, 2019).
La tabla 11.1 muestra la relación de datos del informe publicado por el
Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) (2020) para el
trimestre octubre-diciembre de 2019 , la tasa de desempleo de los hombres fue
de 7.2 %, menor en 5.4 puntos porcentuales respecto a la de las mujeres, que
se ubicó en 12.6 %. Sin embargo, esta situación es un avance con respecto a la
presentada en 2010 (DANE, 2010). La tasa de ocupación muestra que 46.7 % de
las mujeres están ocupadas, en comparación con un 69.2 % para los hombres.
Tabla 11.1 Indicadores del mercado laboral según sexo 2009-2010
Indicadores del mercado laboral
2019
2010
según sexo
Población total (PT)
50.7 %
49.3 %
50.7 %
49.3 %
Población económicamente activa (PEA)
42.8 %
57.2 %
41.9 %
58.1 %
Población ocupada (PO)
41.4 %
58.6 %
40.1 %
59.9 %
Población desocupada (PD)
56.6 %
43.4 %
54.5 %
45.5 %
Tasa global de participación
53.5 %
74.6 %
51.2 %
74.4 %
Tasa de ocupación
46.7 %
69.2 %
43 %
67.2 %
Tasa de desempleo
12.6 %
7.2 %
16 %
9.7 %
Fuente: elaboración propia con base en datos del dane (2010; 2020).
165
Aunque la tasa de desempleo se ha reducido y la tasa de ocupación ha
aumentado en los últimos 10 años, aún existe una brecha entre hombres y
mujeres, brecha que aumentó con ocasión de la pandemia. Las mujeres tienden
mayoritariamente a desarrollar trabajos de menor reconocimiento, jerarquía o
prestigio, obteniendo por ello bajos niveles de ingreso y condiciones laborales
de menor calidad, a pesar de que en promedio las mujeres poseen igual o mayor nivel educativo que los hombres, de manera que no es por diferencias de
capacidades que sucede esta situación (Arenas Saavedra, 2018).
Respecto al nivel educativo, según el anuario estadístico de la educación
superior colombiana publicado por el Ministerio de Educación Nacional, entre
2010 y 2016 se graduaron de educación superior (técnico profesional, tecnólogo, universitario, especialización, maestría y doctorado) 2 381 391 personas,
de las cuales el 55.25 % corresponde a mujeres, como lo señala la tabla 11.2.
En promedio, más del 51 % de los graduados en tecnologías, especializaciones
y carreras profesionales son mujeres. A nivel de maestría, entre 2010 y 2016,
49.58 % de las personas graduadas eran mujeres, con una tendencia creciente
que alcanza 51.61 % y 52.95 % para 2015 y 2016 (tabla 11.3) (Ministerio de
Educación Nacional, 2017).
Tabla 11.2 Población graduada de educación superior en Colombia entre 2010 y 2016
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
Total
Mujeres
123 811 163 425 189 000 193 908 200 451 206 720 238 490 1 315 805
Porcentaje
Mujeres
54.45 % 54.51 % 54.79 % 55.12 % 55.74 % 55.16 % 56.35 % 55.254 %
Hombres
103 567 136 367 155 904 157 882 159 156 168 018 184 692 1 065 586
Porcentaje
Hombres
45.54 % 45.48 % 45.20 % 44.88 % 44.25 % 44.83 % 43.64 % 44.746 %
Total
Educación
Superior
227 378 299 792 344 904 351 790 359 607 374 738 423 182 2 381 391
Fuente: elaboración propia con base en datos del Ministerio de Educación Nacional (2017).
Respecto a las áreas de desempeño, para 2010 los hombres se ocupaban,
en primer lugar, en la agricultura, la ganadería, la caza, la silvicultura y la pesca
(26.0 %); en segundo lugar, comercio, hoteles y restaurantes (22.8 %); y la industria manufacturera se ubicó en un tercer lugar (12.1). Por su parte, para 2010
las mujeres se ocupaban principalmente en comercio, hoteles y restaurantes,
con 32.9 %, y en servicios comunales, sociales y personales, con 32.2 % (DANE,
2010). Diez años después, el orden de las ramas de actividad se mantiene para
hombres y mujeres: la rama de comercio, hoteles y restaurantes sigue siendo la
que mayor cantidad de mujeres ocupa, con 34.14 %, seguida de los servicios
comunales, sociales y personales, con 30.32 % (DANE, 2020).
166
Tabla 11.3 Población graduada según nivel de educación superior en Colombia entre 2010 y 2016
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
Total
Mujeres
6138
7997
8305
8375
7081
7349
9823
55 068
Hombres
13 667
10 945
15 000
10 886
5669
9681
7674
73 522
Total Técnico
19 805
18 942
23 305
19 261
12 750
17 030
17 497
128 590
Porcentaje Mujeres
30.99 %
42.22 %
35.64 %
43.48 %
55.54 %
43.15 %
56.14 %
42.82 %
Mujeres
12 672
37 907
45 185
51 001
52 759
53 525
64 920
317 969
Hombres
12 344
38 997
42 034
47 044
49 727
48 660
57 100
295 906
Total Tecnólogo
25 016
76 904
87 219
98 045
102 486
102 185
122 020
613 875
Porcentaje Mujeres
50.66 %
49.29 %
51.81 %
52.02 %
51.48 %
52.38 %
53.20 %
51.80 %
Mujeres
68 671
76 198
89 089
93 958
97 398
102 200
113 890
641 404
Hombres
52 066
56 641
64 484
67 774
70 499
76 179
80 933
468 576
Total Profesional
120 737
132 839
153 573
161 732
167 897
178 379
194 823
1 109 980
Porcentaje Mujeres
56.88 %
57.36 %
58.01 %
58.09 %
58.01 %
57.29 %
58.46 %
57.79 %
167
Capítulo 11 | Igualdad de género y participación de las mujeres en cargos directivos:
algunos indicadores para Colombia
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
168
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
Total
Mujeres
33 464
37 795
41 371
35 311
37 180
35 905
39 615
260 641
Hombres
22 212
25 367
28 837
26 522
26 812
26 171
29 742
185 663
Total Especialización
55 676
63 162
70 208
61 833
63 992
62 076
69 357
446 304
Porcentaje Mujeres
60.10 %
59.84 %
58.93 %
57.11 %
58.10 %
57.84 %
57.12 %
58.40 %
Mujeres
2782
3432
4917
5130
5874
7536
9991
39 662
Hombres
3151
4237
5343
5459
6200
7066
8879
40 335
Total Maestría
5933
7669
10 260
10 589
12 074
14 602
18 870
79 997
46.89 %
44.75 %
47.92 %
48.45 %
48.65 %
51.61 %
52.95 %
49.58 %
Mujeres
84
96
133
133
159
205
251
1061
Hombres
127
180
206
197
249
261
364
1584
Total Doctorado
211
276
339
330
408
466
615
2645
Porcentaje Mujeres
39.81 %
34.78 %
39.23 %
40.30 %
38.97 %
43.99 %
40.81 %
40.11 %
Total Educación Superior
227 378
299 792
344 904
351 790
359 607
374 738
423 182
2 381 391
Porcentaje Mujeres
Fuente: elaboración propia con base en datos del Ministerio de Educación Nacional (2017).
Capítulo 11 | Igualdad de género y participación de las mujeres en cargos directivos:
algunos indicadores para Colombia
Al analizar la situación de Colombia frente al mundo, encontramos que para
2020 ocupa el puesto 22 de 153 países en el Índice Global de Brechas de Género,
que elabora el Foro Económico Mundial (FEM), con una puntuación de 0.758 de
1 en paridad de género. Allí se evalúan cuatro dimensiones fundamentales: participación económica y oportunidad, logro educativo, empoderamiento político y
salud, y supervivencia, obteniendo un avance representativo con respecto al año
anterior. Esto representa un paso significativo, pues Colombia ocupó el puesto
36 en 2017 y el puesto 40 en 2018. El informe del Índice Global de Brechas de
Género cataloga el progreso de Colombia como acelerado, afirmando que cerró
el 31.8 % de su brecha versus el 20.3 % en la evaluación anterior. Sin embargo,
en la dimensión de participación económica y oportunidad, Colombia desciende
al puesto 42 y al puesto 33 en empoderamiento político, lo que sugiere que aún
hay aspectos por mejorar en el ámbito económico, laboral y político. También
hay que trabajar en la velocidad de mejora, ya que, según el mismo informe, el
tiempo que se tardará en cerrar la brecha de género será de 99.5 años, lo que
supone más de una vida para alcanzar la paridad entre hombres y mujeres en
los cuatro ámbitos de estudio (World Economic Forum, 2020).
La última investigación sobre mujeres directivas realizada por la firma
de consultoría Grant Thornton International muestra que las mujeres ocupan
ahora el 29 % de los cargos de liderazgo senior a nivel mundial (Grant Thornton, 2019). Por otra parte, un reciente estudio de KPMG (González Bell, 2018)
señala que del total de las colombianas que están trabajando en el país, solo el
7 % puede ubicarse en una posición directiva, cifra que coincide con el estudio
Total Remuneration Survey (TRS), de la consultora Mercer de 2019. No obstante, el informe de la Función Pública sobre la participación de la mujer en los
cargos de los niveles decisorios del Estado colombiano para 2019 establece que
el 43 % de los cargos directivos están siendo ocupados por mujeres (Función
Pública, 2019). Otro problema es la brecha salarial. En promedio, en el tercer
nivel de las organizaciones (subgerencias, jefaturas o equivalentes), se presenta
una brecha salarial de 15.18 % a favor del género masculino, mientras que en
el segundo nivel (gerencias de áreas o equivalentes) la diferencia se incrementa
hasta 22.29 % (González Bell, 2018). No obstante, existen organizaciones con
esquemas organizacionales que potencializan las capacidades y competencias
de las mujeres, las cuales han demostrado que cuando se ofrecen servicios que
impulsan y mejoran la calidad de vida de los trabajadores se desencadenan
beneficios para ambas partes: se consolida a las empresas como socialmente responsables y ello se traduce en una mejor calidad de vida para sus trabajadores.
Algunas de estas empresas han sido reconocidas por su labor a través del sello
de equidad Equipares, una herramienta impulsada por la ONU y los gobiernos
participantes para que los sectores público y privado se comprometan en pro de
169
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
alcanzar los ODS, sentando las bases de implementación y mayor compromiso
social (PNUD, s.f.).
En 2013, a través del PNUD, se lanza en Colombia el sello de equidad laboral
Equipares, encaminado a reconocer mediante una certificación a las empresas
que implementan de manera efectiva el Sistema de Gestión de Igualdad de
Género y que con ello logran generar transformaciones culturales y cierre de
brechas de género en su interior. El PNUD ha venido liderando el programa Sello de Igualdad de Género para empresas públicas y privadas (SIG), creando la
Comunidad del Sello de Igualdad de Género, a la que doce países de América
Latina y el Caribe, entre ellos Colombia, han decidido asociarse con el fin de impulsar y promover la igualdad de género en las empresas de la región, mediante
el intercambio de conocimientos, habilidades, buenas prácticas y herramientas
que impulsen y faciliten la implementación de políticas de igualdad en otros
países, facilitando la creación de condiciones justas y decentes para los y las
trabajadoras (Naciones Unidas, s.f.).
El Programa de Certificación del Sello de Igualdad de Género evalúa las
acciones que las organizaciones realicen para: aumentar la participación de la
mujer en los niveles medio y superior de toma de decisiones en la gestión organizacional; abordar y eliminar las brechas salariales; desarrollar e implementar
políticas que mejoren la conciliación laboral, familiar y personal; incorporar a las
mujeres en todos los sectores económicos, en especial aquellos históricamente
masculinizados; desarrollar procesos de comunicación incluyente y no sexista
hacia el interior y el exterior de la empresa; y promover la cero tolerancia al
acoso sexual en el lugar de trabajo.
Se espera que estas iniciativas desarrollen instrumentos para adoptar políticas que sean replicadas en otras empresas y sean traducidas en acciones con
resultados tangibles, aprovechando la relación entre los organismos internacionales, nacionales y los gremios empresariales para lograr de esta forma reducciones importantes en las brechas de género (PNUD, s.f.). Además de Colombia,
entre los países de América Latina y el Caribe que han adoptado el programa
de sellos de igualdad están Brasil, Chile, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, República Dominicana y Uruguay. Entre
los países con mayores logros en esta línea están Costa Rica, que incorporó el
sello desde 2002; México, que lo hizo desde 2003; Brasil, desde 2005; y Chile,
desde 2009. El Índice Global de Brechas de Género 2020 para estos países y
Colombia arroja los siguientes datos (tabla 11.4):
170
Índice global de
brechas género
Participación
económica y
oportunidad
Empoderamiento
político
Colombia
22
42
33
Costa Rica
13
112
6
Chile
57
111
36
Brasil
92
89
104
México
25
124
14
País/puesto
Capítulo 11 | Igualdad de género y participación de las mujeres en cargos directivos:
algunos indicadores para Colombia
Tabla 11.4 Índice Global de Brechas Género 2020 para Colombia, Costa Rica, Chile,
Brasil y México
Fuente: elaboración propia con base en datos de World Economic Forum (2020).
Los indicadores del mercado de trabajo para los cinco países publicados
se muestran a continuación en la tabla 11.5:
Tabla 11.5 Indicadores del mercado laboral por sexo para Colombia, Costa Rica, Chile,
Brasil y México
Tasa global de
participación
Tasa de ocupación
Tasa de
desempleo/
desocupación
M
53.5 %
46.7 %
12.6 %
H
74.6 %
69.2 %
7.2 %
M
49.2 %
45.4 %
7.7 %
H
69.7 %
65.2 %
6.5 %
M
50.8 %
42.3 %
16.7 %
Indicadores del mercado
laboral por sexo
Colombia 2019
Chile 2019
Costa Rica 2019
Brasil 2019
México 2019
H
74.9 %
67.7 %
9.6 %
M
47.4 %
44.1 %
13.1 %
H
52.6 %
55.9 %
9.2 %
M
44.89 %
39.6 %
3.2 %
H
77.07 %
60.4 %
60.4 %
Fuente: elaboración propia con base en datos de dane (2020), Instituto Nacional de Estadísiticas y Censos
(inec) (2019), Instituto Nacional de Estadísticas de Chile (ine) (2020), Instituto Brasileiro de Geografia e Estatistica (ibge) (2020) e inegi (cifras oportunas durante diciembre de 2019) (2020).
En la tabla 11.5 se aprecia que Colombia tiene una tasa global de participación y una tasa de ocupación de mujeres superior a la de los otros países
con los que se compara. En cuanto a la tasa de desempleo, México y Chile han
logrado hacer similares las tasas entre hombres y mujeres, pero Colombia, Costa
Rica y Brasil aún no.
171
Liderazgo y techo de cristal
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Para finalizar, es importante tener en cuenta algunos trabajos académicos que
sugieren explicaciones sobre las dificultades que enfrentan las mujeres para
acceder a cargos directivos tanto en la esfera pública como en la privada, topándose con el denominado techo de cristal, a pesar de tener altas cualificaciones.
D’adamo et al. (2008) señalan que a nivel organizacional se impulsa la idea de
liderazgo como una característica que debe ser desarrollada por las personas
para desempeñarse adecuadamente en roles directivos. El concepto de liderazgo
está asociado a normas descriptivas de lo masculino, como la competitividad
y la agresividad, mientras los estereotipos asociados a la conducta femenina
se inclinan hacia la comunalidad, es decir, hacia lo afectivo, lo emocional y lo
relacional. En ese sentido, la expectativa sobre el comportamiento esperado de
una mujer resulta opuesta al comportamiento esperado del líder, y la encrucijada
para las mujeres se encuentra cuando al comportarse según el estereotipo son
recriminadas porque transgreden la conducta atribuida a su condición femenina. Esto conduce a una evaluación negativa de las mujeres líderes, porque su
comportamiento difiere del esperado. Sindell y Shamberger (2016) consideran
que el liderazgo femenino en las empresas se asocia a cualidades positivas,
como mayor compromiso, confiabilidad y honestidad, características beneficiosas para las organizaciones, no obstante, a la hora de contratar personal, los
empleadores prefieren contratar a hombres y entrenarlos para desarrollar en
ellos estos comportamientos, con lo cual resulta difícil reducir brechas, toda
vez que ello implica derribar estereotipos y aspectos culturales del mundo
empresarial. En 2003 se publicó un meta-análisis que involucró 45 estudios
de estilos de liderazgo y encontró que las líderes mujeres practican más el liderazgo transformacional que los líderes hombres (Eagly et al., 2003). A la vez,
se considera que este tipo de liderazgo suele ser inconveniente en procesos de
negociación, porque puede conducir a obtener menos beneficios cuando predomina lo relacional en la interacción (Mazei et al., 2020). Los trabajos acerca
de las diferencias en estilos de liderazgo entre hombres y mujeres señalan que
las mujeres se inclinan hacia la conexión, en tanto que los hombres prefieren
el poder y el estatus y, en consecuencia, los mecanismos que usan para manejar
situaciones son bastante diferentes (Tannen, 1990). Sin embargo, en muchos
ámbitos de la vida empresarial se requiere del liderazgo transformacional y de
altos niveles de inteligencia emocional para lograr un buen desempeño, según lo
señala el estudio de Newcomb (2017), que comparó dos mujeres que ocuparon
posiciones de liderazgo en dos importantes organizaciones, una de ellas con
éxito, mientras que la otra no lo obtuvo. El mundo organizacional y empresarial
puede ser estresante para las mujeres y quizás esto hace que prefieran no ocupar cargos directivos. En esa línea, varios estudios, entre ellos el de Sabharwal
172
Capítulo 11 | Igualdad de género y participación de las mujeres en cargos directivos:
algunos indicadores para Colombia
(2015), plantean la necesidad de promover ambientes laborales en donde las
mujeres se sientan empoderadas y con mayor control sobre sus decisiones, ya
que esto las conduce, en ciertas organizaciones, a superar los obstáculos. A
pesar de los avances en cuanto a oportunidades para las mujeres, aún existe
una gran cantidad de obstáculos para el desarrollo de mujeres como líderes.
La escasez de políticas amigables hacia la familia en los lugares de trabajo, los
estereotipos de género perpetuados en la cultura, y las tradiciones y prácticas
que persisten en muchas empresas pueden hacer que las mujeres desistan de
llegar a posiciones altas, ya que esto puede implicar para muchas de ellas hacer
sacrificios personales y familiares radicalmente desproporcionados con respecto
a los hombres (Nannerl, 2020).
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Capítulo 12
La información
empresarial y
los Objetivos de
Desarrollo Sostenible
Mauricio Gómez-Villegas
Introducción
L
os avances y logros en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM)1
fueron modestos, y las crisis sociales y medioambientales se han profundizado en las últimas dos décadas (UN, 2015a). La Organización de
las Naciones Unidas (ONU) planteó la necesidad de fortalecer e intensificar los
esfuerzos por parte de los gobiernos, las empresas y la sociedad civil, para
revertir tales tendencias, por medio de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) (UN, 2015b).
El papel de las empresas es neurálgico para conseguir los ODS, por su lugar
central en la producción y la posibilidad de implementar el enfoque de la economía circular, con un uso razonable de los recursos, una mejora en las condiciones del empleo, un ciclo de vida de los productos sostenible, una gestión
adecuada de las externalidades negativas de sus actuaciones, y para promover
1
En 2000, la Organización de Naciones Unidas propuso ocho objetivos, por medio de
una alianza mundial que buscaba superar varios de los problemas más acuciantes de la
humanidad para 2015 (onu, 2020). Véase: https://onu.org.gt/objetivos-de-desarrollo/
177
el consumo responsable, entre otros aspectos (Sroufe, 2017). Por ello, podría
plantearse que la responsabilidad social empresarial (RSE) es un camino para
operativizar las estrategias y las acciones que permitan que los ODS y sus metas
sean una realidad desde el punto de vista organizacional.
Tal y como se desprende de los ODS 12 y 16, la información, la rendición de
cuentas y la transparencia son piezas clave de la sostenibilidad, pues implican
el diseño e implementación de indicadores, medidas e informes para dar cuenta
del compromiso, y del grado de avance, de las empresas y los gobiernos frente a
los ODS. Dado que la rendición de cuentas y la transparencia se materializan por
medio de la información contable empresarial, en este trabajo nos preguntamos:
¿qué papel juega la información contable empresarial en la búsqueda de los
ODS? Por ello, el objetivo de este capítulo es presentar una visión panorámica y
crítica del papel de la información empresarial en la sostenibilidad.
Luego de esta introducción, en la primera parte del trabajo se contextualizan los ODS y se presenta su vínculo con la disciplina contable. En la segunda
sección se describen las iniciativas en materia de información contable social
y medioambiental que están implementando las empresas a nivel global, especialmente los informes de responsabilidad social o de sostenibilidad que siguen
los estándares de la Global Reporting Iniciative (GRI). Como tercer punto, y a
manera de conclusión, se sintetizan algunos argumentos críticos relativos a
los límites de la información de responsabilidad social empresarial actual para
impulsar y conseguir la sostenibilidad.
Los ods y la contabilidad
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Los ODS (ONU, 2022) son el núcleo de la agenda internacional planteada
por la ONU, en 2015, para enfrentar las crisis ambiental, social y económica que
vive la humanidad a escala planetaria. Esta agenda incluye 17 objetivos y 169
metas que buscan, al año 2030, poner fin a la pobreza y al hambre, promover la
prosperidad de las personas, proteger el planeta y los ecosistemas, y conseguir la
paz (UN, 2015b). La agenda retoma la definición de desarrollo sostenible que la
comisión Brundtland estableció varias décadas atrás2. En este contexto, existen
promotores y detractores de la agenda, en especial por el carácter marcadamente
liberal y, quizás, contradictorio del concepto dominante de desarrollo sostenible,
que parece sobreponer el crecimiento económico al equilibrio de los ciclos
energéticos y de la naturaleza (Escobar, 1995; Martínez-Alier, 2011).
2
178
Se define el desarrollo sostenible como la satisfacción de “las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer
sus propias necesidades” (Brundtland, 1987).
Capítulo 12 | La información empresarial y los Objetivos de Desarrollo Sostenible
A esta altura de los plazos establecidos en la Agenda 2030, ciertas metas
seguramente no se van a alcanzar. Por ejemplo, la meta 12.4 señaló:
De aquí a 2020, lograr la gestión ecológicamente racional de los productos
químicos y de todos los desechos a lo largo de su ciclo de vida […] y reducir
significativamente su liberación a la atmósfera, el agua y el suelo a fin de minimizar sus efectos adversos en la salud humana y el medio ambiente. (ONU, 2022)
Esto evidentemente no se logró y no se alcanzará mientras prevalezca
una economía basada en los hidrocarburos y la minería, no solo como fuente
energética, sino como base de múltiples industrias, bienes y servicios (Morris,
2016). Pese a estas críticas y al evidente desfase en el logro de varias metas, es
indispensable construir compromisos simbólicos, cognitivos, sociales y políticos para actuar frente a las crisis. Por ello es vital pensar en la forma en que la
disciplina contable puede aportar a los ODS.
Dado que la gestión empresarial requiere un cambio en sus fundamentos
conceptuales y operativos (Sroufe, 2017), también es indispensable una transformación en la contabilidad, sus conceptos, instrumentos y procesos para el
logro de los ODS (Bebbington y Unerman, 2018). La contabilidad puede definirse
como una infraestructura de cálculo que, por medio de sus técnicas, tecnologías
y racionalidades, permite obrar sobre los agentes, los procesos económicos y las
organizaciones, a partir de construir una imagen de su desempeño y viabilizar
las decisiones, el control y la rendición de cuentas de sus acciones frente a otros
(Miller y Power, 2013; Gómez-Villegas, 2020).
La reforma de la contabilidad necesaria para hacer frente a los ODS no se
limita a la información empresarial. También es necesario un cambio en los
sistemas macrocontables —el Sistema de Cuentas Nacionales, la balanza de
pagos, entre otros— (Mattessich, 2002) para reconocer las externalidades ecológico-económicas, y para desarrollar indicadores e informes que trasciendan
la dimensión financiera de corto plazo, así como los límites de las entidades
individuales (UN, 2015a; Gambetta et al., 2018; Bebbington y Unerman, 2018).
Esto es central porque la sostenibilidad no es solamente un problema organizacional (de empresas o Estados), ni solamente financiero, sino del sistema y de
los flujos y equilibrios ecológicos y energéticos (Bebbington y Larrinaga, 2014).
En el marco del ODS 12, se establece la meta 12.6, que señala: “Alentar a
las empresas, en especial las grandes empresas y las empresas transnacionales,
a que adopten prácticas sostenibles e incorporen información sobre la sostenibilidad en su ciclo de presentación de informes” (UN, 2015b). Por su parte, el
ODS 16 plantea dos metas que también se relacionan directamente con la contabilidad: “16.6. Crear a todos los niveles instituciones eficaces y transparentes que
rindan cuentas” y “16.10. Garantizar el acceso público a la información y proteger
las libertades fundamentales de conformidad con las leyes nacionales y los
179
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
acuerdos internacionales” (resaltado fuera del texto) (Gilli, 2017). Estos ODS y
metas concretas ponen de relieve unos roles muy significativos de la disciplina
contable en la sostenibilidad.
En el mundo contemporáneo, la centralidad e importancia de las compañías
multinacionales, por ejemplo, impulsa reclamos sociales e institucionales por
un gobierno corporativo que transparente sus objetivos y formas de decisión y
que obligue a rendir cuentas de sus actuaciones e impactos frente a múltiples
stakeholders (Munro y Mouritsen, 1996). Esto también es cierto en relación con
las políticas públicas y las acciones gubernamentales para conseguir el desarrollo
sostenible. Por ello, la información, la transparencia y la rendición de cuentas
son vitales para la implementación de la Agenda 2030 (Almassy, 2014).
La rendición de cuentas (accountability) opera construyendo sentido y significaciones entre los agentes, por medio de información que explica y justifica
sus actuaciones (Roberts y Scapens, 1985; Roberts, 2009). Por su parte, la transparencia se define como una apertura hacia el exterior, que permite visibilizar
los criterios, mecanismos y resultados de las decisiones en el interior de las
organizaciones (Roberts, 2009; Hood, 2010). De esta manera, la rendición de
cuentas y la transparencia implican información, justificación y castigo, cuando
fuere necesario, viabilizados por y con la contabilidad (Rodríguez, 2012).
Con las primeras evidencias de las diversas crisis medioambientales y sociales, y gracias a la presión social, comenzaron a desarrollarse iniciativas y
herramientas contables para dar cuenta del impacto de la actuación empresarial
sobre el ambiente y la sociedad (Parker, 2011). De esta manera, surgieron sistemas de contabilidad financiera ambiental, contabilidad de costos ambientales,
auditoría ambiental y social, balances sociales, entre otras modalidades, que
vinieron a incrementar la rendición de cuentas sociales y medioambientales
(Parker, 2011; Larrinaga et al., 2019).
Con el tiempo se fue reconociendo que la lógica contable tradicional y sus
instrumentos convencionales, que están en la base de los desarrollos previamente señalados, tenían limitaciones para representar las dimensiones social,
ambiental y económica (the triple bottom line) del desempeño, lo que llevó a la
emergencia de informes no financieros, muy alineados con la responsabilidad
social empresarial (Elkington, 1994; Atkinson et al., 1997). En este contexto,
el modelo predominante de informe no financiero de responsabilidad social,
de desarrollo sostenible o de sostenibilidad (memorias de sostenibilidad) es el
que producen las empresas y otras organizaciones siguiendo las guías y, desde
hace algunos años, los estándares de la Global Reporting Initiative (GRI) (2016a;
2016b).
Aunque para este trabajo nos focalizamos en los informes que observan
las guías y estándares de la GRI, es importante señalar que, desde 1990 y en el
contexto internacional, existen modelos de informes sociales y ambientales,
180
Capítulo 12 | La información empresarial y los Objetivos de Desarrollo Sostenible
como es el caso del balance social. Así mismo, en los últimos años vienen
emergiendo propuestas como el reporte integrado (International Integrated
Reporting Council [IIRC], 2013, 2014). Finalmente, otros organismos están
promoviendo la expansión de procesos de regulación de la información no
financiera corporativa, lo que podría llevar a la emergencia y competencia de
múltiples informes no financieros (International Financial Reporting Standards
Foundation [IFRSF], 2020).
Los ods y los informes gri
La GRI es una organización no gubernamental y sin fines de lucro, con sede en
Ámsterdam y fundada en 1997 (GRI, 2016a). Este organismo ha evolucionado
en el tiempo al ritmo de la sensibilización social, los reclamos de la sociedad
civil, la implicación gubernamental y las transformaciones en los mercados y
las empresas, frente a la sostenibilidad. De la misma forma, el tipo de pronunciamientos o documentos que emite la GRI ha cambiado. Originalmente, dado el
aparente consenso sobre el carácter voluntario de la RSE, la GRI emitía guías para
orientar la preparación de sus informes o memorias (Gómez-Villegas y Quintanilla, 2012). No obstante, con los procesos regulativos que hicieron obligatoria
la producción de información no financiera sobre estos temas en diferentes
jurisdicciones3, la GRI transitó hacia la emisión de estándares (Pizzi et al., 2021).
Los estándares de la GRI para la producción de informes se estructuran en
dos grupos: estándares universales (GRI 101, 102 y 103) y estándares temáticos (GRI 200, 300 y 400). El primer grupo recoge los criterios referidos a los
fundamentos de la información de sostenibilidad, a la información general y
contextual de la organización, y al enfoque de gestión sobre los temas que la
entidad considera materiales. El segundo grupo de estándares hace referencia
a los indicadores concretos para cada uno de los impactos y temas materiales
en las dimensiones económica, ambiental y social (GRI 2016b).
Concretamente, el estándar GRI 101 señala: “La elaboración de informes
de sostenibilidad, promovida por los Estándares GRI, es una práctica que consiste en la elaboración de informes públicos sobre los impactos económicos,
ambientales y sociales de las organizaciones y, por ende, sus contribuciones
(positivas o negativas) al objetivo de desarrollo sostenible” (GRI, 2016b, p. 3).
La elaboración de los informes, según la GRI, debe atender a unos principios
relativos a su contenido y a su calidad. En cuanto al contenido, los principios
3
La Unión Europea, en 2014, emitió la directiva 2014/95/ue, que hace obligatoria la
producción de información no financiera y de diversidad para los grupos consolidados
que coticen en bolsa. Esta era una exigencia que ya existía en varios países nórdicos y
más recientemente fue establecida en Suráfrica (Pizzi, Rosati y Venturelli, 2021).
181
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
establecen que: 1) los informes deben incluir a los grupos de interés (stakeholders) de la organización; 2) el desempeño organizacional debe ser informado
en el contexto más amplio de la sostenibilidad; 3) el informe debe reflejar los
impactos materiales que influyan en las valoraciones y decisiones de los grupos
de interés; y 4) los informes deben ser exhaustivos. En relación con la calidad,
los informes de sostenibilidad deben observar los principios de precisión, equilibrio, claridad, comparabilidad, fiabilidad y puntualidad (GRI, 2016b).
El crecimiento en la producción de informes siguiendo los pronunciamientos de la GRI ha sido exponencial en las más de dos décadas de su existencia
(Gómez-Villegas y Quintanilla, 2012; Larrinaga et al., 2019; GRI, 2019). Con los
recientes debates sobre la diversidad y el alto volumen de información que se
exige a las empresas cotizadas en mercados globales, y con la regulación estatal
que obliga a producir este tipo de información, emergen otras iniciativas, como
el reporte integrado (IIRC, 2013; 2014). No obstante, sigue siendo predominante la utilización de los estándares de la GRI. Según la base de informes de esta
entidad, a 2019 fueron remitidos más de 35 000 informes de conformidad
con sus estándares y son más de 14 300 las organizaciones reportantes a nivel
global (GRI, 2019). El lugar que históricamente han ocupado las empresas y
organizaciones domiciliadas en Latinoamérica en la producción de informes
bajo GRI es muy relevante (Gómez-Villegas y Quintanilla, 2012).
Con la entrada en vigencia de los ODS, la GRI impulsó un proceso para profundizar la producción de informes de sostenibilidad (GRI, 2018). Los resultados
de investigaciones académicas y los reportes de firmas globales de consultoría
muestran que las empresas están produciendo informes de sostenibilidad en
los que enuncian su preocupación por los ODS, la alineación de su estrategia
con ODS concretos o, incluso, el desarrollo de acciones directamente vinculadas
con ciertas metas de la Agenda 2030 (Almassy, 2014; PricewaterhouseCoopers
[PWC], 2018; Rosatu y Faria, 2019; Pizzi et al., 2021).
Según el informe de PWC, que analizó 729 compañías de 21 países diferentes, el 72 % de ellas menciona de forma genérica los ODS en sus informes de
sostenibilidad, mientras que el 50 % ha identificado ODS prioritarios articulados
con su estrategia (PWC, 2018). No obstante, solamente el 23 % de las empresas
presenta indicadores clave de su desempeño asociados a alguno de los ODS o
a metas concretas. En cuanto a los objetivos priorizados, el trabajo decente y
el crecimiento económico (ODS 8) y la producción y el consumo responsables
(ODS 12) son los más relevantes para las empresas del estudio (PWC, 2018). De
acuerdo con la valoración de PWC, la calidad del reporte de estas empresas, en
función de los ODS, podría calificarse con un 2.71 sobre 5 (PWC, 2018). Todo esto
implica la necesidad de profundizar procesos como el aseguramiento de estos
informes y la evaluación de su relevancia, por medio del análisis de materialidad.
182
Capítulo 12 | La información empresarial y los Objetivos de Desarrollo Sostenible
A manera de conclusión: los límites
de la información de responsabilidad social
para la sostenibilidad
Existe abundante literatura académica que estudia los factores que motivan y
explican la producción y divulgación de información contable social y medioambiental por parte de las empresas (Parker, 2011; Larrinaga et al., 2019). Algunos
trabajos muestran una correlación entre la divulgación de información social y
ambiental, y el desempeño financiero de la firma. Esto podría sugerir que los
inversores y los clientes premian el compromiso ambiental y social de la firma,
lo que redundaría en beneficios financieros, aunque no existe consenso sobre
esta causalidad. Por el contrario, algunos autores señalan que los resultados
financieros positivos se deben a una funcionalización de las dimensiones social
y ambiental como un instrumento de mercadeo y de diferenciación, antes que
como un verdadero cambio ecológico organizacional (Moneva et al., 2006).
También existe evidencia de la utilización de los informes de responsabilidad social o de sostenibilidad con propósitos de legitimación y camuflaje
organizacional (Moneva et al., 2006; Gómez-Villegas y Quintanilla, 2012; Larrinaga et al., 2019). Se ha identificado que las empresas que más producen
informes de sostenibilidad se encuentran en sectores altamente sensibles con
alto impacto social y medioambiental, lo que podría sugerir un comportamiento
estratégico para evitar presiones sociales y políticas, y para gestionar activamente
su reputación (Gómez-Villegas y Quintanilla, 2012; Rosati y Faria, 2019; Pizzi
et al., 2021).
Así mismo, en la literatura académica se identifica que los países con mayor
divulgación de informes de sostenibilidad tienen bajos niveles de cumplimiento
de regulaciones medioambientales, débiles estructuras legales de defensa de
los trabajadores y otra serie de conflictos sociales (Rosati y Faria, 2019). Por
ejemplo, en materia de divulgación de informes empresariales de sostenibilidad
siguiendo GRI, Colombia está en el quinto lugar a nivel mundial (GRI, 2019; La
República, 2019).
Aunque podría pensarse que la estructura vigente de indicadores ambientales, sociales y económicos contenidos en los estándares GRI es consistente con
los ODS, existe un profundo debate sobre la manera más adecuada para medir y
reportar la sostenibilidad (UN, 2015a; Bebbington y Larrinaga, 2014). Al decir
de Moratis y Melissen (2019): “However, there seems to be a substantial difference between embedding sustainability into companies on the one hand and
embedding the SDGs on the other” (p. 253).
Parece que los indicadores y medidas contables actuales no logran visibilizar que la responsabilidad social de una empresa o de una entidad concreta, en
183
un periodo de tiempo específico, puede no ser convergente con sus impactos
en otras dimensiones del sistema o en otros momentos del tiempo (la sostenibilidad). Por ejemplo, empresas que son referente de RSE en los países del norte
operan de manera directa e indirecta (p. ej., con filiales, proveedores o procesos
tercerizados) en países en vías de desarrollo donde las reglamentaciones son menos estrictas, muchas veces gracias a la gestión directa de las mismas empresas,
afectando a los trabajadores, el medioambiente o incluso a los gobiernos (por
la vía de la elusión o evasión fiscal) (Martínez-Alier, 2011).
Reconocemos la importancia de los avances en materia de información
social y medioambiental. No obstante, estos avances son insuficientes para
responder a los retos que implican los ODS. Intervenir en la transformación de
la gestión de las empresas hacia la sostenibilidad no será posible sin sistemas
de información y control para la rendición de cuentas y para la transparencia.
Por consiguiente, debemos superar la visión que condiciona la sostenibilidad
al crecimiento económico y que vincula siempre el desempeño organizacional
con el éxito financiero anual. Como hemos mostrado, las visiones dominantes
señalan que la RSE es importante, porque aumenta el rendimiento financiero. Esa
lógica resulta insostenible. Debemos transitar hacia la racionalidad y las ciencias
de la sostenibilidad y allí la contabilidad tiene mucho por aprender, aportar y
transformar (Bebbington y Larrinaga, 2014; Bebbington y Unerman, 2018).
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187
Capítulo 13
La educación en
los Objetivos de
Desarrollo del Milenio
y los Objetivos de
Desarrollo Sostenible:
hacia una perspectiva
de desarrollo
Germán Albeiro Castaño Duque
Carlos Mario Ramírez Guapacha
Alejandro Peláez Arango
E
n el escenario de las visiones de los gobiernos mundiales, la educación
ha estado pensada desde múltiples miradas. La Organización de las
Naciones Unidas busca, dentro de sus propósitos, políticas de carácter
general y global que tengan incidencias en todos los países miembros o que
suscriban sus declaratorias.
En septiembre de 2000, en la ciudad de New York, 147 jefes de Estado
y de Gobierno y 42 delegados, para un total de 189 dignatarios mundiales,
firmaron un compromiso para realizar esfuerzos mancomunados con el fin de
romper los desequilibrios del desarrollo entre los países. En esa declaratoria
los mandatarios manifestaron:
Reconocemos que, además de las responsabilidades que todos tenemos respecto
de nuestras sociedades, nos incumbe la responsabilidad colectiva de respetar
y defender los principios de la dignidad humana, la igualdad y la equidad en
el plano mundial. En nuestra calidad de dirigentes, tenemos, pues, un deber
que cumplir respecto de todos los habitantes del planeta, en especial los más
vulnerables y, en particular, los niños del mundo, a los que pertenece el futuro.
(Declaración del Milenio, 2000)
189
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
En esa ocasión, los temas fundamentales versaron sobre a la lucha contra
la pobreza y el hambre, la reversión del deterioro ambiental, el mejoramiento
de la educación y la salud, y la promoción de la igualdad entre los sexos. De
esta forma quedaron formulados los denominados Objetivos de Desarrollo del
Mileno (ODM), (ONU, 2000) hasta 2015, y que fueron:
Objetivo 1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre.
Objetivo 2. Lograr la enseñanza primaria universal.
Objetivo 3. Promover la igualdad entre los sexos y la autonomía de la mujer.
Objetivo 4. Reducir la mortalidad de los niños menores de cinco años.
Objetivo 5. Mejorar la salud materna.
Objetivo 6. Combatir el VIH/sida, el paludismo y otras enfermedades.
Objetivo 7. Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente.
Objetivo 8. Fomentar una asociación mundial para el desarrollo.
La educación como una preocupación de desarrollo se plantea en los objetivos 2 y 3, lo cual deviene de la estrategia Educación para Todos (EPT) del
foro celebrado en Dakar (Senegal) en abril de 2000. En la EPT se plantearon
seis objetivos fundamentales, de tal manera que los niños, jóvenes y adultos
los pudieran alcanzar en, así:
Objetivo 1. Extender y mejorar la protección y educación integrales de la
primera infancia, especialmente para los niños más vulnerables y desfavorecidos.
Objetivo 2. Velar por que antes del año 2015 todos los niños, y sobre todo
las niñas y los niños que se encuentran en situaciones difíciles, tengan acceso a
una enseñanza primaria gratuita y obligatoria de buena calidad y la terminen.
Objetivo 3. Velar por que las necesidades de aprendizaje de todos los
jóvenes y adultos se satisfagan mediante un acceso equitativo a un aprendizaje
adecuado y a programas de preparación para la vida activa.
Objetivo 4. Aumentar de aquí al año 2015 el número de adultos alfabetizados en un 50 %, en particular tratándose de mujeres, y facilitar a todos los
adultos un acceso equitativo a la educación básica y la educación permanente.
Objetivo 5. Suprimir las disparidades entre los géneros en la enseñanza
primaria y secundaria de aquí al año 2005 y lograr antes del año 2015 la igualdad entre los géneros en relación con la educación, en particular garantizando
a las jóvenes un acceso pleno y equitativo a una educación básica de buena
calidad, así como un buen rendimiento.
Objetivo 6. Mejorar todos los aspectos cualitativos de la educación, garantizando los parámetros más elevados, para conseguir resultados de aprendizajes
reconocidos y mensurables, especialmente en lectura, escritura, aritmética y
competencias prácticas.
En el mismo foro de EPT se plantearon las estrategias para desarrollar y alcanzar estos objetivos, como el incremento de la inversión en educación básica,
la integración de la educación a la eliminación de la pobreza, el compromiso
190
Capítulo 13 | La educación en los Objetivos de Desarrollo del Milenio y los Objetivos
de Desarrollo Sostenible: hacia una perspectiva de desarrollo
de la sociedad civil, mayor atención a los sistemas educativos afectados por la
violencia y las inclemencias de la naturaleza, la lucha contra las enfermedades,
la igualdad de género, la equidad en la distribución de los recursos, el aprovechamiento de las nuevas TIC, y mecanismos de supervisión de los objetivos en
educación de las naciones y territorios.
Las metas planteadas en los ODM 2 y 3 (ONU, 2000) fueron las siguientes:
Objetivo 2. Lograr la enseñanza primaria universal
Meta: velar por que, para el año 2015, los niños y niñas de todo el mundo
puedan terminar un ciclo completo de enseñanza primaria.
Indicadores globales:
1. Tasa de cobertura neta de primaria.
2. Porcentaje de alumnos que comienzan el primer grado y llegan al
quinto grado.
3. Tasa de alfabetismo de las personas de 15 a 24 años.
Objetivo 3. Promover la igualdad entre los sexos y la autonomía de
la mujer.
Meta: eliminar las desigualdades entre los géneros en la enseñanza primaria
y secundaria, preferiblemente para el año 2005, y en todos los niveles de la
enseñanza antes de fines de 2015.
Indicadores globales:
1. Relación entre niñas y niños en la educación primaria, secundaria y
superior.
2. Relación entre las tasas de alfabetización de las mujeres y los hombres
de 15 a 24 años.
Los esfuerzos realizados por los países alcanzaron logros significativos,
aunque no se cumplieron todas las metas. A continuación, se presentan de
manera global los alcances logrados en estos objetivos.
En el objetivo 2 —lograr la enseñanza primaria universal— los resultados
fueron:
La tasa neta de matriculación en enseñanza primaria en las regiones en
desarrollo ha alcanzado el 91 % en 2015, a partir del 83 % en el año 2000.
La cantidad de niños en edad de recibir enseñanza primaria que no asistió
a la escuela cayó a casi la mitad a nivel mundial, pasando de 100 millones en
el año 2000 a aproximadamente 57 millones en 2015.
África subsahariana ha registrado la más alta mejoría en enseñanza primaria
entre todas las regiones desde que se establecieron los ODM. Esta región alcanzó
un aumento en 20 puntos porcentuales en la tasa neta de matriculación en
el periodo de 2000 a 2015, en comparación con un incremento de 8 puntos
porcentuales entre 1990 y 2000.
191
La tasa de alfabetización de los jóvenes entre 15 y 24 años ha aumentado
globalmente de 83 % a 91 % entre 1990 y 2015. La brecha entre hombres y
mujeres ha disminuido (ONU, 2000).
En el objetivo —promover la igualdad entre los sexos y la autonomía de
la mujer—los resultados fueron:
Muchas más niñas asisten ahora a la escuela que hace 15 años. Las regiones
en desarrollo en su conjunto han alcanzado la meta de eliminar la disparidad
de géneros en la enseñanza primaria, secundaria y terciaria.
En Asia meridional, solo 74 niñas se matriculaban en la escuela primaria
por cada 100 niños en 1990. En la actualidad se matriculan 103 niñas por
cada 100 niños.
Las mujeres ahora constituyen el 41 % de los trabajadores remunerados
en sectores no agrícolas, lo que significa un aumento en comparación con el
35 % de 1990.
Entre 1991 y 2015 el porcentaje de mujeres con empleos vulnerables como
parte del total de mujeres empleadas se ha reducido en 13 puntos porcentuales. En contraste, el empleo vulnerable entre los hombres cayó en 9 puntos
porcentuales.
En el curso de los últimos 20 años las mujeres han ganado terreno en la
representación parlamentaria en casi el 90 % de los 174 países para los que se
dispone de datos. La proporción promedio de mujeres en el parlamento casi
se ha duplicado en el mismo periodo; sin embargo, todavía solo uno de cada
cinco miembros es mujer.
Recomendaciones de cara a los ods
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
La iniciativa My World, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), incorpora la percepción de la ciudadanía mundial sobre la futura
agenda de desarrollo a partir de 2015. De la encuesta dirigida a los ciudadanos
del mundo (9 729 544 encuestados) sobre las temáticas por abordar hacia la
Agenda 2030, se destacan, en su orden, y a nivel mundial, las siguientes, que
darán su enfoque a los ODS:
Los resultados arrojados colocan a la educación de calidad como la primera preocupación, con 6 523 303, equivalente al 67 % del total de votos; en
segundo lugar, una mejor salud, con 5 521 075, equivalente al 57 %; en tercer
lugar, mejores oportunidades de trabajo, con 5 426 280, equivalente al 56 %;
y la honestidad y responsabilidad de los gobernantes, con 4 418 704 votos de
la ciudadanía a nivel mundial, equivalente al 45 %. (ONU, 2015).
Los resultados arrojados dan clara cuenta de que un objetivo fundamental
en la Agenda 2030 y en los ODS será la educación de calidad.
192
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
Capítulo 13 | La educación en los Objetivos de Desarrollo del Milenio y los Objetivos
de Desarrollo Sostenible: hacia una perspectiva de desarrollo
Las recomendaciones planteadas desde los ODM dan sentido a los ODS, los
cuales se formulan en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, celebrada en Río de Janeiro en 2012. El propósito era
crear un conjunto de objetivos mundiales relacionados con los desafíos
ambientales, políticos y económicos con que se enfrenta nuestro mundo.
Los ODS fueron más participativos en su diseño, a diferencia de los ODM ,
que fueron más tecnocráticos. En aquella conferencia se plantearon los 17 ODS,
y, en referencia al ODS 4 —educación de calidad—, estos difieren tanto de
los ODM vinculados con la educación como de los de la EPT en su ámbito
temático, su cobertura geográfica y las prioridades de sus políticas.
Para comprender plenamente cada una de las diez metas del ODS 4, es
preciso tomar como referencia la Declaración de Incheon y el Marco de Acción
Educación 2030 (Unesco, 2016).
Cada una de las metas que se enumeran a continuación presenta una breve
descripción de los principales compromisos en términos de políticas que se
derivan del marco de acción.
Velar por que todas las niñas y niños terminen los ciclos de primaria y
secundaria, los cuales deben ser gratuitos, equitativos y de calidad.
Velar para que todos los niños y niñas tengan acceso a los servicios de
atención a la primera infancia y a una enseñanza de preescolar de calidad,
con el objetivo de que estén preparados para la enseñanza primaria.
Asegurar el acceso igualitario de hombres y mujeres a formaciones técnicas, profesionales y universitarias de calidad.
Aumentar sustancialmente el número de jóvenes y adultos con competencias técnicas y profesionales para acceder al empleo, al trabajo decente
y al emprendimiento.
Eliminar las desigualdades de género en la educación, y garantizar el acceso
educativo a las personas vulnerables, con discapacidad, indígenas, a todos
los niveles de la enseñanza y la formación profesional.
Garantizar que todos los jóvenes y al menos una gran parte de la población
adulta tengan competencias de lectura, escritura y aritmética.
Garantizar que todos los alumnos adquieran conocimientos teóricos y
prácticos para promover el desarrollo sostenible, mediante la educación
para el desarrollo sostenible y la adopción de estilos de vida sostenibles,
la igualdad de género, los derechos humanos, la promoción de una cultura de paz y no violencia, la ciudadanía mundial y la valoración de la
diversidad cultural.
Construir y adecuar instalaciones educativas que respondan a las necesidades de los niños y las personas discapacitadas, teniendo en cuenta las
cuestiones de género y que proporcionen entornos de aprendizaje seguros,
no violentos, inclusivos y eficaces para todos.
193
9.
Para el año 2020, aumentar sustancialmente el número de becas para
los países en desarrollo, en especial los menos adelantados, los pequeños Estados insulares en desarrollo y los países de África, para que los
estudiantes puedan matricularse en programas de estudios superiores,
incluidos programas de formación profesional, técnicos, científicos, de
ingeniería y de tecnología de la información y las comunicaciones, en
países desarrollados y otros países en desarrollo.
10. Aumentar sustancialmente la oferta de profesores calificados, mediante la
cooperación internacional para la formación de docentes en los países en
desarrollo, especialmente los países menos adelantados y los pequeños
estados insulares en desarrollo. (Unesco, 2016, p. 11)
La educación debe considerarse como un elemento fundamental del derecho a una vida decente, al desarrollo individual y al ascenso social, y como una
clave para la reducción de la pobreza y de las desigualdades.
También provee a las personas los conocimientos, habilidades y competencias necesarios para la inserción en el mundo laboral, generando las herramientas
para la productividad de la sociedad, y los espacios para la creación de valor
agregado e innovación útiles para la transformación del aparato productivo. Por
otra parte, la educación trasciende a un mayor equilibrio de género, y también
impacta en temas de salud, nutrición y ambientales.
Por ello:
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Cada año de escolarización adicional aumenta el producto interior bruto (PIB)
anual en un 0.37 %. Si todos los niños de los países de ingresos bajos supieran
leer, la pobreza se reduciría en un 12 %.
Un año de escolarización adicional aumenta los ingresos de una mujer entre
el 15 % y el 20 %.
Un año de escolarización adicional se traduce entre las mujeres en un descenso
del 10 % de las tasas de fecundidad.
Un niño nacido de una madre que sabe leer y escribir tiene un 50 % más de
probabilidades de sobrevivir después de los 5 años de edad.
Las mujeres con más estudios son más propensas a retrasar y espaciar los embarazos, y obtener una atención sanitaria y un seguimiento médico.
Las mujeres que han contado con una educación posprimaria tienen cinco
veces más probabilidades que las mujeres analfabetas de estar informadas
sobre el VIH/sida.
La educación permite garantizar la sostenibilidad ambiental.
• Respetar, reconocer el valor y las riquezas procedentes de la tierra y de
todos los pueblos, y preservarlas.
• Vivir en un mundo en el que cada uno tenga de comer para llevar una
vida sana y productiva.
194
Evaluar, mantener, restaurar y mejorar el estado de nuestro planeta.
Construir un mundo mejor, más seguro y equitativo.
Ser un ciudadano comprometido y responsable, que ejerza sus derechos y
deberes en todos los niveles (local, nacional y global). (ONU, 2015)
Capítulo 13 | La educación en los Objetivos de Desarrollo del Milenio y los Objetivos
de Desarrollo Sostenible: hacia una perspectiva de desarrollo
•
•
•
Una mirada a América Latina en el cumplimiento
del ods 4: “Educación inclusiva, de calidad
y oportunidades de aprendizaje”
En los últimos años, en Latinoamérica, se han evidenciado interesantes
resultados en el acceso y cobertura de la educación, siendo una limitante la
desigualdad tan pronunciada que se evidencia en la región (Cepal y OIT, 2010).
En general, seis de cada diez niños entre tres y cuatro años se encuentran
inmersos en programas de educación (Cepal-Unicef, 2018). Además, existe
disparidad, porque mientras en unos países la matrícula es cercana al 100 %, en
otros casos llega al 30 %. En lo correspondiente a la educación primaria, no se
observan cambios en la cobertura en los últimos 10 años, sin embargo, no existe
diferencia entre el acceso de niños y niñas, o entre estratos socioeconómicos.
En Latinoamérica hay una rigidez que se visibiliza puntualmente entre la
política pública y lo encaminado a universalizar la educación: no hay garantías
de los derechos básicos para toda la población (Chang et al., 2015). Por parte
de la Cepal y la OIT (2010), se establece el nivel de enseñanza secundaria como
una variable que incide en la reducción de la pobreza en un escenario futuro,
por lo cual se hace prioritario culminarla.
Para 2016, en América Latina una relación correspondiente al 9 % de niños
y adolescentes no asistía al sistema educativo. De igual manera, se encuentra
que una mayor proporción de aquellos que no terminan la secundaria, corresponde a las familias de ingresos más bajos, zonas rurales y poblaciones étnicas
(Cepal, 2017), de allí la necesidad de que se articulen y se focalicen iniciativas
que apunten a la inserción de esta población al aula de clase.
Otro de los hallazgos en esta región corresponde a que la deserción escolar
en el nivel de secundaria está asociada en mayor medida a hombres, ya que son
más susceptibles de incursionar en el mercado laborar a edad temprana. En
el caso de las mujeres, la deserción obedece en mayor proporción a embarazo
adolescente (Rico y Trucco, 2014).
En un gran porcentaje, los países incluyen normatividad siendo respetuosos de las realidades locales. En este punto hay avances en la inclusión de
la interculturalidad bilingüe. No ocurre de igual manera con la incursión
195
de población indígena, siendo un aspecto a retomar y analizar para los países
latinoamericanos.
En la Agenda 2030 se da un papel de primer nivel a la educación técnica
y profesional, por ello los Estados han realizado esfuerzos por garantizar un
acceso equitativo a este tipo de educación (meta 4.3). Desde este enfoque, se
promueve el acceso a un empleo digno y se incide en la calidad de vida de la
sociedad en general (Cepal, 2017). En los países latinoamericanos aún no se
constata una articulación eficiente con el sector empresarial, por lo cual se requiere de un análisis objetivo que permita alinear las políticas desde diferentes
instancias estatales.
En cuanto a educación terciaria, para 2015 la tasa de matrícula se ubicaba
en 46 %, muy por encima del promedio mundial, siendo la femenina mayor a
la masculina. No obstante, la representación de la mujer es minoritaria en temas
de ciencia, tecnología y matemáticas.
La tasa de matrícula para Latinoamérica y el Caribe ha experimentado un
aumento de 24 % respecto al año 2000 (figura 13.1), factor positivo en lo que
respecta al propósito de democratizar la educación. En comparación con Europa, América del Norte y Latinoamérica aún existen diferencias significativas,
sin embargo, se está avanzando en el propósito de dar mayor cobertura a la
educación.
Figura 13.1 Tasa bruta de matriculación en la educación superior, 2000 y 2015
4
5
6,50%
3,80%
6
2%
3
1%
2
0,60%
1,10%
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
26%
34,60%
4.10%
7
8
9
Fuente: elaboración propia con base en datos de la Unesco (2018b).
Por otra parte, existe desigualdad en el acceso a la educación en países
como Brasil, Colombia, Perú y República Dominicana, donde la población con
196
Capítulo 13 | La educación en los Objetivos de Desarrollo del Milenio y los Objetivos
de Desarrollo Sostenible: hacia una perspectiva de desarrollo
mayores ingresos tiene un rango de acceso a la educación superior entre un
40 % y un 75 %, mientras que la población más vulnerable ostenta un rango
entre 1 % y 10 %.
El acceso a la educación de población con
necesidades especiales
Hay diferencias en el acceso a la educación entre los niños y jóvenes con algún
tipo de discapacidad y aquellos que no tienen esta condición (figura 13.2),
disparidad que aumenta en la medida que se avanza en los niveles escolares.
Como factores adicionales están el nivel socioeconómico, el género y la pertenencia a etnias.
Figura 13.2 Promedio de permanencia en el sistema educativo de las personas
con y sin discapacidad, 2005-2011
4
5
6,50%
3,80%
6
2%
3
1%
2
0,60%
1,10%
26%
34,60%
4.10%
7
8
9
Fuente: elaboración propia con base en datos de la Unesco (2018a).
Colombia
El 58.5 % de los recursos del Sistema General de Participaciones de Colombia
está destinado a la educación, y para ciencia, tecnología e innovación (CTeI), en
2017, se asignó el 0.67 % del PIB. En lo correspondiente a formación en CTeI,
en ese mismo año se otorgaron 2078 becas y créditos, además de la implementación del programa Colombia Científica, financiado por el Banco Mundial y
liderado por Minciencias, que, desde alianzas estratégicas en las que participan
197
instituciones de educación superior, entidades territoriales, locales y del sector
privado, busca fortalecer las áreas relacionadas con sociedad, salud, bioeconomía, energías sostenibles y alimentación.
Para 2016, la inversión de recursos destinada por los departamentos y
municipios de Colombia a los ODS (figura 13.3) estuvo liderada, con 34.6 %,
por el objetivo 4 —educación de calidad—, situación que denota los avances
hechos en esta materia, que tanto aporta a la generación de transformaciones
sociales, a la competitividad y a la reducción de desigualdades
8
9
10
11
12
13
14
15
4,50%
8,90%
3,80%
6,50%
7
2%
1%
6
0,50%
5
0%
4
3,80%
0,60%
3
0,90%
2
0,80%
1
1,10%
4,10%
26%
34,60%
Figura 13.3 Porcentaje de recursos destinados a los ODS por municipios
y departamentos en 2016
16
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Fuente: dnp (2017).
Alcances y retos del ods 4 en el departamento
de Caldas
El Gobierno de Colombia adoptó el documento Conpes 3918 como la política
pública que permite a los mandatarios territoriales construir estrategias para
dar cumplimiento a las metas que hacen parte de los ODS, estipulando que, en
lo que respecta al ODS 4, el país le apostará a cinco enfoques de intervención.
Este apartado identifica los avances y desafíos que el departamento de Caldas
presenta en su cumplimiento de cara a 2030.
198
Capítulo 13 | La educación en los Objetivos de Desarrollo del Milenio y los Objetivos
de Desarrollo Sostenible: hacia una perspectiva de desarrollo
Tasa de cobertura bruta en educación media
Caldas presenta un 78.3 % en tasa de cobertura bruta en educación media, no
obstante, se identifica una disminución con respecto a años anteriores, situación
que, de acuerdo a la Secretaría de Educación Departamental, está fundamentada
en que muchos estudiantes abandonan sus estudios para enfocarse en actividades laborales, debido, la mayoría de las veces, a los niveles de pobreza, que
los llevan a buscar otras alternativas económicas.
Sin embargo, el departamento de Caldas presenta uno de los mejores comportamientos en cobertura bruta del país, dado que cuenta con programas de
alimentación escolar (PAE) que permiten otorgarles a los estudiantes oportunidades de seguir en el sistema, además de seguimientos exhaustivos en contra
de la deserción.
Tasa de cobertura bruta en transición
Este factor se constituye en uno de los principales retos que presenta Caldas en
el cumplimiento del ODS 4, dado que ocupa el lugar 30 entre los departamentos,
siendo uno de los indicadores de peor desempeño en el país.
De los 27 municipios que conforman el departamento de Caldas, solo 3 alcanzan el 80 % o más de cobertura, siendo estos Norcasia, Belalcázar y Risaralda.
De igual manera, se identifica que municipios como Pensilvania, Manzanares y
Salamina se encuentran por debajo del 50 % en cobertura.
Cobertura en educación superior
De acuerdo con el Consejo Privado de Competitividad, el departamento de
Caldas presenta unos avances importantes en educación superior en lo que
respecta a calidad, no obstante, los tomadores de decisiones se deben centrar
en lo tocante a la generación de una mayor cobertura (figura 13.6). Esta se encuentra por debajo de la meta del país a 2030, ubicándose en el séptimo lugar
de los departamentos, incluido Bogotá D. C. De acuerdo al DNP, Caldas alcanza
el 56 % de cobertura en educación superior.
Tasa de analfabetismo entre personas de
15 años y más
El 5 % de los caldenses mayores de 15 años manifiesta no saber leer ni escribir,
indicador considerado como bajo, sin embargo, se constituye en uno de los
principales retos de los tomadores de decisión en educación.
199
El analfabetismo en Caldas se encuentra concentrado en el área rural, lo
que evidencia la brecha que existe entre las condiciones de vida del departamento, de acuerdo a la zona que se habita. Así mismo, se identifica que el
departamento es uno de los territorios con menor tasa en lo que respecta a
esta situación.
Porcentaje de matrícula oficial con conexión
a internet
Caldas ostenta el cuarto mejor comportamiento de este ítem en Colombia,
situación que le otorga ventajas a la hora de darles cumplimiento a las metas
establecidas por el Gobierno nacional de cara a 2030.
Es importante aclarar que, debido a su topografía, el departamento de Caldas presenta importantes retos en lo que respecta a conectividad, dado que en el
Plan de Desarrollo 2016-2019 no se evidenció una apuesta clara para fortalecer
este aspecto, sumado a que los Puntos Vive Digital pasaron a ser competencia
de los gobiernos locales, siendo esto un desafío para alcanzar esta meta.
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201
Capítulo 14
Los Objetivos de
Desarrollo Sostenible
(ods) y la Agenda
2030 en perspectiva
agroecológica
Ángela María Londoño Motta
Dahiana Delgado Vargas
Introducción
E
l presente capítulo realiza una revisión de cada uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), consignados en la Agenda 2030,
aprobada por la ONU en 2015, y que incluyen desde la eliminación
de la pobreza hasta el combate al cambio climático, la educación, la igualdad
de la mujer, la defensa del medio ambiente o el diseño de nuestras ciudades
(Gámez, 2020).
La Agenda 2030 no ha estado exenta de críticas, entre ellas, la necesidad
de eliminar el exceso de retórica vacía, del lenguaje vago y utópico usado, las
incoherencias técnicas o la falta de decisiones claras y de compromisos políticos
precisos, entre otras (Gómez, 2018). No obstante, los ODS son una valiosa hoja
de ruta para articular la formulación de políticas mundiales (Gómez, 2017;
2018), donde la agroecología, con sus principios y prácticas, su enfoque de
ciencia y como movimiento sociopolítico, ofrece posturas alternativas para
fortalecer, de manera sostenible, la soberanía alimentaria y, a la vez, conservar
la biodiversidad y respetar el conocimiento y las innovaciones realizadas por los
203
campesinos (Rosset y Altieri, 2018; Farrelly, 2016), y aportar para que los países
y sus sociedades emprendan un nuevo camino para mejorar la vida de todos, sin
dejar a nadie atrás (ONU, 2015). Estos planteamientos se desarrollaron a través
de una revisión de los ODS y las metas que ellos engloban, discutiendo el aporte
que la agroecología puede hacer a su cumplimento a través de distintas acciones.
La agroecología combate la pobreza (ODS 1 “Fin
de la pobreza”)
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
La pobreza como concepto multidimensional genera un índice que permite
medir el grado de privación de las personas en un conjunto de dimensiones
específicas (Bustamante, 2013), entre las que se encuentra el trabajo, y, aunque
el origen de la pobreza es complejo y está ligado a procesos económicos de
desigualdades sociopolíticas y culturales, se reconoce que el sistema económico genera fuertes contradicciones entre el capital y el trabajo: “Los medios de
empleo generan ingresos o recursos que provienen de la venta de la fuerza de
trabajo o del autoempleo, y por ello su carencia, precariedad o bajos ingresos
son aspectos fundamentales para la producción de la pobreza” (Leguizamón,
2005, p. 22).
Es importante hablar de pobreza, porque el 80 % de los pobres del mundo
vive en áreas rurales, donde el principal medio de empleo es la agricultura (Amiri-Talesh et al., 2019). Las poblaciones rurales están al margen de la sociedad,
pues los recursos —debido a un empleo mal remunerado— son limitados,
además, se presentan restricciones para acceder al conocimiento y la información (FAO, 2018). Si bien en un sistema de producción agroecológica varía el
ingreso en relación a los cultivares, el número de hectáreas y demás factores,
varios casos de estudio demuestran que la remuneración técnica día de trabajo
doméstico (RTDTD) puede sumar excedentes diarios superiores a 1.25 dólares/día
(Leal, 2007), cifra que controvierte la pobreza extrema.
Así mismo, Rojas, Sánchez y Londoño (2016), al comparar los flujos
económicos de un sistema agroecológico con un sistema convencional,
encontraron un excedente de producción familiar de $ 2 549 452 por mes,
después de incurrir en el pago de los costos monetarios de la producción, valor
que posibilita estar por fuera de la línea de pobreza en Colombia, al superar el
ingreso mensual nacional, y el ingreso rural. Se entiende un sistema convencional
como un cultivar genéticamente homogéneo manejado con insumos de síntesis
química (Altieri y Nicholls, 2007). La agroecología promueve la diversificación
de los ingresos, permitiendo una independencia financiera mayor entre los
agricultores, y aumenta la resiliencia, al multiplicar los recursos de producción
y los medios de vida (CIDSE, 2018).
204
Capítulo 14 | Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ods) y la Agenda 2030 en
perspectiva agroecológica
La agroecología como promotora de la seguridad
y soberanía alimentaria (ods 2, “Hambre cero”)
El hambre afecta aproximadamente a 821 millones de personas en el mundo
(Noticias ONU, 2020), cifra que continúa creciendo año a año, existiendo una
relación directa entre la desnutrición, el crecimiento económico y la reducción
de la pobreza (Smith y Haddad, 2014), lo que hace importante combatir la
subnutrición en niñas y niños en el mundo como un fenómeno ético. De manera profunda, la concepción de la comida como una necesidad básica para
la existencia de la vida es crucial para abordar todos los ODS (Rockström y
Sukhdev, 2016).
Para los organismos internacionales es indispensable conceptualizar la
seguridad alimentaria en el marco de la disponibilidad y acceso a los alimentos
(FAO, 2010), pero no distingue de dónde provienen los alimentos o las condiciones en las que se producen y distribuyen (Vía Campesina, 2018). Mientras
tanto, la soberanía alimentaria enfatiza en la producción, la distribución y el
consumo ecológicamente adecuados, la justicia socioeconómica y los sistemas de alimentos locales como medios de combatir el hambre y la pobreza,
garantizando la seguridad alimentaria sostenible para todas las personas (Vía
Campesina citado en Xavier, L. P, 2018), en sintonía con la agroecología, que
busca no solo garantizar que exista la disponibilidad de alimento (seguridad
alimentaria), sino también discutir las políticas alimentarias para garantizar el
acceso al alimento y el control de los sistemas alimentarios. La agroecología
privilegia el autoconsumo y dejando excedentes para atender el mercado (CIDSE,
2018). El hecho de propender al consumo fresco de los productos y generarlos bajo principios agroecológicos se enmarca en la lógica de los alimentos
nutracéuticos. Este tipo de alimento “contiene compuestos bioactivos y de
alta calidad nutricional” (Raigón, citada por Aguilar, 2017). Es urgente para
el mundo un modelo de producción de alimentos adecuados y nutritivos, en
síntesis, un modelo basado en la agroecología.
La agroecología se traduce en salud y bienestar
(ods 3 “Salud y bienestar”)
La agroecología promueve la salud integral, un suelo sano produce alimentos con
mayor valor nutricional, lo que se traduce en una población con menor riesgo a
padecer enfermedades. Diferentes estudios señalan que la alimentación define
la salud, el crecimiento y el desarrollo de las personas, por tanto, un mal hábito
alimenticio reduce la longevidad y la calidad de vida. “Tanto la desnutrición
como la sobrenutrición, contribuyen a la aparición de enfermedades crónicas”
(World Health Organization, 2004, p. 40).
205
La agroecología apoya la diversidad alimentaria local, reduciendo el procesamiento, empaquetado y transporte, lo que implica menos aditivos químicos,
dietas más orgánicas y menos huella hídrica y de carbono, lo cual se traduce en
la disminución de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y del impacto
sobre el calentamiento global. Se han realizado estudios en los que se correlacionan la alimentación y los riesgos para la salud, y en los que se destaca que, para
los consumidores urbanos contemporáneos, algunos de los peligros más grandes
son los aditivos químicos, los rastros de sustancias tóxicas y el procesamiento
excesivo (Freidin, 2016). Las prácticas agroecológicas se traducen en salud y
bienestar, al aumentar el consumo de dietas saludables, diversificadas, estacional
y culturalmente apropiadas, apoyando la relación productor-consumidor (CIDSE,
2018). “Los alimentos producidos de forma agroecológica poseen características
nutricionales superiores que las de alimentos cultivados de manera tradicional,
por lo cual esta técnica libre de productos químicos se constituye en una apuesta
por una vida más saludable” (Raigón, 2017, p. 1).
La agroecología cultiva los saberes (ods 4 “Educación
de calidad”)
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Para la agroecología, el bienestar social implica apoyar a las comunidades para
mantener una relación espiritual y material con la tierra y con el medio ambiente; implica un estudio constante y holístico del modelo de producción
agroecológico y del sistema alimentario. En ese sentido, la agroecología une
los saberes de las comunidades, haciendo de la relación comunidad-territorio
una práctica que se nutre y se apoya en la investigación científica. Quienes
implementan los modelos de producción agroecológicos se encuentran en un
aprendizaje constante, que junta los saberes propios y el trabajo de la ciencia.
Así mismo, existen evidencias de procesos de aprendizaje-enseñanza que se
han fomentado a partir de la reflexión agroecológica de manera más formal,
como es el caso de las escuelas campesinas de agroecología (Ecas), centros de
formación de alta calidad donde la comunidad realiza procesos de aprendizaje
para mejorar sus condiciones de vida y que se fundamentan en el buen vivir y
en el saber colectivo (Ramírez et al., 2013).
El principio de inclusión no solo pasa por escuchar al otro, sino también
por recrear saberes locales que atiendan a los retos que imponen los actuales
entornos socioambiental y político. El proceso educativo está dirigido a formar
facilitadores de procesos horizontales (diálogo de saberes) de intercambio de conocimientos y transformación colectiva de experiencias (Altieri y Rosset, 2018).
206
Capítulo 14 | Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ods) y la Agenda 2030 en
perspectiva agroecológica
El papel de la mujer rural en la agroecología (ods 5
“Igualdad de género”)
La mujer, como nuevo sujeto político en la agricultura familiar, y hoy visibilizada, hace parte de los 821 millones de personas vulnerables en el mundo,
representa el 70%, lo que equivale a 574.7 millones del total (ONU, 2018; FAO,
2010). Como si fuera poco, las mujeres rurales equivalen a más de un tercio
de la población mundial y al 43 % de la mano de obra agrícola, pese a ello, la
CEPAL (2018), en su informe anual, destaca:
Las campesinas sufren de manera desproporcionada los múltiples aspectos de
la pobreza y pese a ser tan productivas y buenas gestoras como sus homólogos
masculinos, no disponen del mismo acceso a la tierra, créditos, materiales
agrícolas, mercados o cadenas de productos cultivados de alto valor. Tampoco
disfrutan de un acceso equitativo a servicios públicos, como la educación y la
asistencia sanitaria, ni a infraestructuras como el agua y el saneamiento. (p. 7)
La agroecología genera oportunidades para el grueso del campesinado
empobrecido, del que, como ya se dijo, buena parte son mujeres. Este proceso
de empoderamiento del campesinado ha sido ampliamente descrito como una
de las únicas opciones viables para satisfacer las demandas alimentarias (Altieri
y Toledo, 2011). En efecto, el empoderamiento del campesinado respecto a su
autonomía económica depende en gran medida del empoderamiento económico
de las mujeres rurales. La agroecología aumenta la autonomía monetaria y no
monetaria, e influencia las relaciones de poder dentro de los hogares rurales,
pues cuestiona y amplía los roles de hombres y mujeres, apoya el papel de la
mujer rural en la agricultura y motiva la participación para la transformación
de las dinámicas de desigualdad. La agroecología como movimiento social y
político es en esencia un grito por la justicia social y las libertades, que va de la
mano con las luchas feministas, en particular con el movimiento ecofeminista:
El movimiento ecofeminista articula una nueva visión de la realidad desde
nuevas categorías y paradigmas: la huella ecológica, la cultura de la paz, el
pluralismo, la interculturalidad, el equilibrio entre lo global y lo local, la incidencia política y la participación ciudadana de las mujeres, el protagonismo de
los pueblos, o el movimiento altermundialista de la sociedad civil globalmente
activa. Lo que permite, desde una mirada evolucionista, construir una sociedad
global sostenible y pacífica, un futuro apropiado para nuestros hijos y digno
de las futuras generaciones. (Giménez, citada en Cruz, Blanco y Monsalve,
2008, p. 72)
207
La agroecología y el cuidado del agua (ods 6 “Agua
limpia y saneamiento”)
El agua es, cada vez más, un recurso escaso, distribuido inequitativamente y cuya
capacidad de renovación se ve amenazada ante las situaciones generadas por
el cambio climático y el calentamiento global, pero sobre todo por la contaminación y el despilfarro que caracterizan su uso, especialmente en las industrias
extractivas (mineras, petroleras, madereras) (Leisa, 2015).
La contaminación de las fuentes de agua por residuos químicos de la agricultura convencional ha sido ampliamente discutida, frente a la agroecología,
centrada en el desarrollo de una agricultura ecológica que elimina residuos
químicos y usa plantas acuáticas para hacer descontaminación productiva. Se
han realizado estudios para el diseño de prototipos exitosos usando estas técnicas, con resultados positivos para el control y tratamiento de aguas residuales
(Calderón et al., 2015). El uso del agua bajo los sistemas de producción convencional es alto y desproporcionado, traduciéndose en una baja eficiencia en
el uso del agua en la agricultura y en el aumento de la huella hídrica. Becerra
et al. (2013) sostienen que
Los sistemas de cultivo tradicionales generalmente requieren de una gran cantidad de agua, pero solo se aprovecha una pequeña parte. Por tanto, existe una
baja productividad por m3 de agua, Tailandia, Camboya, Turkmenistán, Sudán,
Malí y Nigeria son ejemplo del efecto de este factor. (p. 60)
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
La agricultura ecológica propone técnicas de producción más eficientes
en el uso del recurso hídrico, especialmente cuando se habla de la cadena de
proceso de un producto, bien sea transformado o no. Acciones como policultivos estratificados, especies acompañantes y hojarasca en el cultivo, aplicación
de materia orgánica, cosecha de agua lluvia, entre otras, permiten la retención
de humedad y, por ende, la preservación de dos recursos naturales vitales: el
suelo y el agua.
La agroecología y las economías solidarias (ods 8
“Trabajo decente y crecimiento económico”, y ods 9
“Industria, innovación e infraestructura”)
Tomando indicadores clásicos de nuestra economía, la FAO y el Banco Mundial
señalan la importancia y la eficacia de las inversiones en la agricultura: “la agricultura desempeña un papel vital para el crecimiento económico y el desarrollo
sostenible. La evidencia sugiere que el crecimiento del producto interno bruto
(PIB) de la agricultura en los países en desarrollo es en promedio de 2.7 a 2.9
veces más efectivo en la reducción de la pobreza en relación con el crecimiento
del PIB que no concierne la agricultura (Más y Mejor, 2017).
208
Capítulo 14 | Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ods) y la Agenda 2030 en
perspectiva agroecológica
Agricultura que bajo el modelo de producción agroecológico afianza los
vínculos entre las comunidades, generando procesos genuinos de economías
solidarias:
La economía solidaria es una forma diferente de producir, vender, comprar
e intercambiar lo que es necesario para vivir. Sin explotar a nadie, sin querer
llevar ventaja, sin destruir el medioambiente. Cooperando, fortaleciendo el
grupo, sin patrón ni empleado, cada uno pensando en el bien de todos y no
en su propio bien. (Senales, citado en Guerra, 2010, p. 68)
Estas economías alternativas, además, permiten aumentar los ingresos individuales de los productores y de la comunidad, lo que contribuye en una
primera instancia a generar condiciones de vida dignas, no solo por el aumento
de la capacidad adquisitiva, sino por los amplios beneficios documentados que
presentan los recursos ecosistémicos para toda la comunidad, entre los que se
encuentran el alimento, las fibras, los recursos genéticos y la regulación del
clima (Camacho y Ruiz, 2012).
La agroecología propende a economías transformadoras, sociales, con la
promoción de intercambios alternativos como el trueque o los grupos autogestionados de ahorro y crédito, en los que el costo por usar el dinero es mucho
menor al del mercado financiero, con garantías de confianza y apoyo mutuo.
Así mismo, los mercados de productos están enmarcados en circuitos cortos de
comercialización, acercando a los productores y consumidores, con la garantía
de precios justos y certificados participativos de garantías. Por tal razón, la agroecología contribuye a crear mercados, economías y empleos locales más sólidos.
“Agroecología, producción sostenible y cambio
climático (ods 12 “Consumo y producción
sostenible”, y ods 13 “Acción por el clima”
En su dimensión ambiental, la agroecología propicia el establecimiento y el aumento de la biodiversidad de organismos y minerales bajo y sobre la tierra, así
como a lo largo del tiempo y el espacio, ya sea en un lote o en una zona determinada. La biodiversidad en un agroecosistema está estrechamente relacionada
con su capacidad de mitigar los retos que impone este siglo. Vamdermeer et al.
(citados en Nicholls y Altieri, 2013) resumen esta correlación así:
(a) La biodiversidad incrementa la función del ecosistema pues diferentes especies juegan roles diferentes y ocupan nichos diversos. (b). En general hay
más especies que funciones por lo que existe redundancia en los ecosistemas.
(c.) Son precisamente aquellos componentes que aparecen redundantes en un
tiempo determinado, los que se tornan importantes cuando ocurre un cambio
ambiental. (p. 9)
209
Esta diversidad está ampliamente relacionada con la adaptación y la resiliencia frente al cambio climático, pues estos microorganismos actúan como
amortiguadores. Además de mitigar los GEI, la agroecología propicia una retención mayor del carbono en la tierra, a través del uso de variedades tolerantes a
sequía, la cosecha de agua lluvia, diversidad de cultivos, agroforestería, prácticas
de conservación de suelo y otras técnicas tradicionales (Altieri y Koohafkan,
2008).
Prácticas de conservación agroecológicas (ods 15
“Uso sostenible de los ecosistemas”)
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
La agroecología crea y conserva la vida proponiendo prácticas como policultivos,
agrosilvicultura, rotaciones, cultivos de cubierta, labranza cero, compostaje,
abonos verdes, adición de materia orgánica, barreras rompevientos, entre otras.
Los sistemas agroforestales, por ejemplo, poseen grandes ventajas para la
conservación de los ecosistemas, pues amortiguan las fluctuaciones de temperatura, lo que acerca sus condiciones a las más optimas, lo que permite que los
sistemas agrícolas diversificados se conserven. Los sistemas agrosilvopastoriles
(SSI) se han descrito como neutralizantes de las sequías, incrementando inclusive
las producciones de leche en un 10 % en la época de sequía (Nicholls y Altieri,
2013). La agroecología optimiza y cierra los bucles de recursos (nutrientes y
biomasa), al reciclar los nutrientes y biomasas existentes en los sistemas agrícolas y alimentarios, las biofábricas, los compostajes, entre otros (CIDSE, 2018); y
minimiza las pérdidas de energía, agua y recursos genéticos del agroecosistema,
mediante la agrobiodiversidad y la conservación y regeneración de los recursos
hídricos y edáficos, promoviendo así los principales procesos y servicios (Altieri
y Rosset, 2018).
De esta manera, la conservación de los recursos naturales disminuye la
vulnerabilidad ante las catástrofes ambientales y climáticas, generando resiliencia
no solo ambiental, sino económica.
La justicia social y la dimensión sociopolítica
de la agroecología (ods 10 “Reducción de las
desigualdades”, y ods 16 “Paz, justicia e instituciones
sólidas”)
La agroecología está liderada por personas que se apoyan en el ejercicio
político y la ciencia. Quienes protagonizan la agroecología son productores y
productoras, con sus experiencias, saberes y visiones, poniendo en discusión la
producción agropecuaria y las políticas alimentarias que la rigen. La agroecología
entiende que la gobernanza de los sistemas alimentarios está determinada por la
210
Capítulo 14 | Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ods) y la Agenda 2030 en
perspectiva agroecológica
construcción colectiva de estos, aunque ello implique promover nuevas formas
de gobierno en los que la política sea definida como el arte de dar forma a la
vida en común de un pueblo (Giraldo, 2019).
Esto hace que la dimensión sociopolítica de la agroecología esté basada en
formas de organización que fortalecen la gobernanza descentralizada. Si bien
los gobiernos no han implementado una gobernanza de este tipo, para avanzar
es necesario que la política tradicional tome en cuenta la jerarquización de las
necesidades e intereses de los pequeños productores, pues estos suministran,
en algunas regiones como Asia y el África subsahariana, hasta un 80 % de los
alimentos, restando importancia a los intereses de los grandes sistemas alimentarios y agrícolas mundiales (FAO, 2016; Cidse, 2018).
Tal como promulgó la Declaración del Foro Internacional de Agroecología en Nyéléni, en Mali, en 2015, la agroecología propende a transformar y
construir localmente nuestros sistemas alimentarios, al articular el medio rural
con el urbano, siendo una alternativa esencial al modelo alimentario industrial, un medio para transformar la forma como producimos y consumimos
los alimentos, y para respetar a nuestra Madre Tierra. La agroecología agrupa
ampliamente metodologías y herramientas que contribuyen de manera integral
e interrelacionada al cumplimiento, implementación y desarrollo de cada uno
de los ODS compilados en la Agenda 2030. Estas acciones pueden sintetizarse
así (tabla 14.1):
Tabla 14.1 Objetivos de desarrollo sostenible y acciones agroecológicas
ods
Acción agroecológica
- Remuneración técnica día de trabajo doméstico (RTDTD) superior a 1.25 USD/día.
1. “Poner fin a la
de producción familiar agroecológica de
pobreza en todas sus - Excedentes
$ 2 549 452 por mes, fuera de la línea de pobreza en Colomformas y en todo el
bia, al superar el ingreso mensual nacional y el ingreso rural.
mundo”
- Conserva los recursos naturales y contribuye a minimizar la
exposición a riesgos ambientales.
2. “Poner fin al
hambre, lograr
la seguridad
alimentaria y
la mejora de
la nutrición
y promover
la agricultura
sostenible”
3. “Garantizar una vida
sana y promover el
bienestar de todos a
todas las edades”
- Posibilita la gestión ecológica de la finca eliminando el uso y de
la dependencia de insumos sintéticos externos.
- Optimiza y mantiene la biodiversidad por encima y por debajo
del suelo, a lo largo del tiempo y del espacio.
- Promueve la salud integral mediante el consumo de alimentos
nutracéuticos.
- Apoya la diversidad alimentaria local.
- Reduce el procesamiento, empaquetado y transporte, lo que
implica menos aditivos químicos, dietas más orgánicas, y menos
huella hídrica y de carbono.
211
ods
4. “Garantizar una
educación inclusiva
y equitativa de
calidad y promover
oportunidades
de aprendizaje
permanente para
todos”
5. “Lograr la igualdad
de género y
empoderar a todas
las mujeres y las
niñas”
6. “Garantizar la
disponibilidad y la
gestión sostenible
del agua y el
saneamiento para
todos”
8. “Promover el
crecimiento
económico
sostenido, inclusivo
y sostenible, el
empleo pleno y
productivo y el
trabajo decente para
todos”
Acción agroecológica
- Gesta espacios de formación colectivos y comunitarios para la
población campesina, como las Ecas.
- Metodología campesino-campesino, diálogo de saberes, intercambio horizontal.
- Genera oportunidades para el grueso del campesinado empobrecido, del cual buena parte son mujeres.
- Aumenta la autonomía monetaria y no monetaria e influencia
las relaciones de poder dentro de los hogares rurales, pues cuestiona y amplía los roles de hombres y mujeres.
- Pone en manos de la gente el control de la semilla, la biodiversidad, la tierra, los territorios, el agua, los conocimientos y los
bienes comunes.
- Logra una gestión más integrada de los recursos.
- Elimina residuos químicos que van a contaminar las fuentes de
agua, usa plantas acuáticas que hacen descontaminación productiva.
- Contribuye a crear mercados, economías y empleos locales más
sólidos, a través de circuitos cortos de comercialización.
- Garantiza precios justos y certificados de confianza.
- Multiplica los recursos productivos y medios de vida, con sistemas diversificados que permiten la multiactividad y por ende la
necesidad de mano de obra.
9. “Construir
- Propende a la economía social y solidaria, con la promoción de
infraestructuras
grupos autogestionados de ahorro y crédito.
resilientes, promover
la industrialización,
- Crea los procesos de transición a través de una gestión técniinclusiva y
co-productiva con base en principios y procesos socioambientasostenible y
les de la unidad productiva.
fomentar la
innovación”
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
10. “Reducir la
desigualdad en los
países y entre ellos”
11. “Lograr que las
ciudades y los
asentamientos
humanos sean
inclusivos, seguros,
resilientes y
sostenibles”
212
- Fomenta formas de organización social bajo una gobernanza
descentralizada y una gestión local flexible de su territorio, con
la autoorganización y gestión colectiva comunitaria.
- Jerarquiza necesidad e intereses de los pequeños productores,
dado que suministran la mayoría de alimento mundial.
- Busca la permanencia en el campo, con la autogestión del recurso local.
- Busca que, a través de huertos agroecológicos urbanos, se produzcan alimentos sanos y se articulen relaciones urbano-rurales.
12. “Garantizar
modalidades
de consumo
y producción
sostenibles”
Capítulo 14 | Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ods) y la Agenda 2030 en
perspectiva agroecológica
ods
Acción agroecológica
- Contribuye a generar dietas saludables, diversificadas y culturalmente apropiadas, al considerar la función de los componentes
de biodiversidad del agroecosistema y las prácticas que la potencializan.
- Responde a una composición nutricional equilibrada con mayor
concentración en compuestos polifenólicos, carotenoides, antioxidantes, con propiedades nutracéuticas.
- Proporciona beneficios para la salud, incluyendo la prevención
y el tratamiento de enfermedades.
13. “Adoptar medidas
urgentes para
combatir el cambio
climático y sus
efectos”
15. “Proteger,
restablecer y
promover el uso
sostenible de los
ecosistemas”
16. “Promover
sociedades pacíficas
e inclusivas para el
desarrollo”
- Aumenta la resiliencia y la capacidad de los sistemas para adaptarse el cambio climático.
- Contribuye a mitigar la emisión de GEI (reducción y retención)
mediante el uso de menos combustibles fósiles y una mayor
retención del carbono en la tierra.
- Crea y conserva la vida proponiendo prácticas como policultivos, agrosilvicultura, rotaciones, cultivos de cubierta, labranza
cero, compostaje, abonos verdes, adición de materia orgánica,
barreras rompevientos, entre otras.
- Optimiza y cierra los bucles de recursos al reciclar los nutrientes
y biomasas existentes en los sistemas agrícolas y alimentarios,
las biofábricas y los compostajes.
- Permite el protagonismo de los productores de alimentos como
eje central del sistema alimentario.
- Aumenta la autonomía y revitaliza las zonas rurales, y da valor a
las identidades campesinas.
- Fortalece la confianza e implicación de los campesinos en su sistema alimentario local, favoreciendo la convivencia comunitaria.
Fuente: adaptado de Rosset y Altieri (2018), Cidse (2018) y Sociedad Española
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216
Capítulo 15
Visión compartida de
territorio, gobernanza,
datos y financiación
para conformar
territorios sostenibles
Nicolás Fernando Molina Sáenz
Sergio Andrés Tobón Ospina
Introducción
L
a iniciativa Antioquia Sostenible tiene por objetivo promover en el departamento el logro y la apropiación de los 17 Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS), a través del empoderamiento, las alianzas sectoriales
y la medición permanente de sus acciones y contribuciones, de cara a construir un territorio sostenible (TS) y socialmente responsable. Es liderada por
la fundación para el desarrollo de Antioquia Proantioquia, con el apoyo de la
Caja de Compensación Familiar de Antioquia (Comfama), Isagen, EPM, Prosur,
las universidades Pontificia Bolivariana y Eafit, y el Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Este capítulo tiene por objetivos: 1) mostrar el referente que orientó la
iniciativa, esto es, la Agenda 2030 de Desarrollo; 2) describir las cuatro fuerzas
que, articuladamente, desde el ODS 17, pueden generar un territorio en el que
se presente la armonía entre lo económico, lo social y lo ambiental; 3) exponer
las condiciones que hacen posible un TS; 4) hacer un breve resumen de la iniciativa Antioquia Sostenible; y 5) describir algunos elementos del modelo de
su implementación en los últimos cuatro años.
219
La Agenda 2030 como el gran referente
de la iniciativa Antioquia Sostenible
Una condición necesaria, mas no suficiente, para generar TS es que las cuatro
grandes fuerzas del desarrollo —las gerencias responsables que se orientan
por los criterios de la sostenibilidad, las políticas públicas, la cooperación internacional para el desarrollo y la participación ciudadana y comunitaria— se
articulen desde una visión compartida de territorio que haya sido construida
participativamente, para hacer posible el bienestar de las personas, un planeta
sano, la prosperidad general y la paz en su sentido más integral.
La Agenda 2030, liderada por la Organización de las Naciones Unidas
(ONU), busca cinco grandes impactos: el bienestar de las personas, un planeta
óptimo, la paz en su sentido más integral, la prosperidad general y fortalecer
el esquema de las alianzas para el desarrollo. Sus fundamentos son: ubicar en
el centro de toda acción humana el desarrollo sostenible, no marginar a nadie
en su consecución, trabajar por generar una economía que brinde empleo decente y propiciar alianzas generadoras de valor para su consecución (Bárcena,
2015, p. 117).
La agenda, desde sus 17 ODS y sus correspondientes 169 metas, posiciona
el concepto de desarrollo sostenible como la armonización de cuatro grandes
sistemas: el de la gobernanza de todas las organizaciones, el económico, el
social y el ambiental.
El ODS 17, que versa sobre las alianzas para lograr el desarrollo sostenible,
es vital para que las cuatro grandes fuerzas del desarrollo sostenible se articulen
para lograrlo en los niveles globales, nacionales y territoriales.
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
El ods 17 en acción mediante la articulación
de las cuatro fuerzas que propician
el desarrollo sostenible
Gerencias que se orienten por el criterio de la
sostenibilidad
Las organizaciones, desde sus gobernanzas, pueden hacer compatibles sus misiones con objetivos superiores en lo social, lo económico y lo ambiental, en aras
de participar en la conformación de un TS, lo que termina siendo para ellas una
inversión, puesto que en contextos inviables ninguna organización será viable.
En el caso de las empresariales, por ejemplo, no pueden permanecer aisladas,
220
Capítulo 15 | Visión compartida de territorio, gobernanza, datos y financiación para
conformar territorios sostenibles
esperando a que las organizaciones públicas, sociales y académicas propicien
las condiciones que requieren para permanecer en el tejido organizacional.
Como argumentan Porter y Kramer (2006), “a largo plazo, los objetivos
sociales y económicos no son intrínsecamente opuestos, sino que están esencialmente conectados” y, en consecuencia, “el método más eficaz para reconducir
muchos de los problemas mundiales más apremiantes suele ser la movilización
del sector empresarial de forma que resulte beneficioso tanto para la sociedad
como para las compañías” (p. 528). Pero si bien el mundo empresarial no
puede enajenarse de los desafíos o problemáticas que aquejan a los contextos
en los que hace presencia, tampoco los puede asumir como si fuera el único
poder capaz de hacerlo, en solitario o en su totalidad, ya que se convertiría en
un Estado alterno que tendría que arrogarse funciones que no le corresponden
por su propia naturaleza.
Políticas públicas responsables
Las políticas públicas son la estrategia que emplean los distintos niveles gubernamentales para dar respuesta a las demandas sociales, económicas o ambientales
que se encuentran presentes en las agendas ciudadanas. Hay pleno consenso en
que dichas políticas deben ser diseñadas, implementadas y evaluadas de manera
participativa con los grupos de interés que buscan ser impactados por ellas.
Atrás quedaron los tiempos en que los gobiernos podían, de manera aislada,
tomar decisiones sin considerar las voces de los demás actores territoriales.
Políticas públicas que se inserten en una visión de territorio que haya sido
construida de manera participativa lograrán atraer el concurso de muchos más
actores para su implementación, lo que se convierte en un factor que podría
abrir las puertas para que se desencadenen impactos más significativos y transformadores.
Cooperación internacional articulada
La cooperación internacional para el desarrollo logrará mayores impactos positivos y legítimos si defiende y exige que los procesos que financia se produzcan
dentro de la articulación pública, privada, social y académica. Ocampo (2015)
argumenta que
la agenda para el desarrollo post-2015 debería […] reorientar la cooperación
hacia una agenda integrada que promueva el desarrollo económico, la inclusión
social y la sostenibilidad ambiental […]. Para ello es menester llegar a un nuevo
equilibrio entre el Estado, el mercado y la sociedad, que será forzosamente
específico de cada país, pero en el cual el Estado tenga el papel central en el
desarrollo y el fortalecimiento de los pactos sociales necesarios. (p. 20)
221
La cooperación puede participar en la conformación de un TS empleando diversas estrategias: exigiendo que aquellas organizaciones que toquen sus
puertas para la financiación de proyectos los realicen involucrando a otros
actores territoriales que trabajan por los mismos objetivos y, en consecuencia,
que desarrollen iniciativas similares, lo que contribuiría a generar redes colaborativas y esquemas de eficiencia; que las iniciativas que han de apoyar, a la
vez que atiendan necesidades reales, generen capacidades en los pobladores
para que se empoderen, desde su libre agencia, de sus propios procesos, y no
vean en el asistencialismo un mecanismo para habitar el mundo; que exija la
rendición de cuentas de todos aquellos que reciban su apoyo, y de ella misma,
lo que interpela de manera directa su gobernanza, entre otras.
Participación ciudadana y comunitaria
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Una condición importante para conformar un TS es contar con ciudadanos formados en capacidades, definidas como lo que las personas pueden hacer y ser
(Nussbaum, 2012, p. 51). Dicha condición les posibilita, mediante mecanismos
democráticos, apropiarse del territorio para dinamizarlo, vivirlo y salvaguardarlo
de que termine en manos que solo buscan intereses privados, aun a costa del
bienestar general.
Desde el enfoque de las capacidades básicas que reseña Nussbaum (2012, p.
51), una persona debe ser capaz de: vivir una vida con la duración que debe ser
vivida (vida); autocuidarse (salud física); moverse libremente (integridad física);
sentir, pensar e imaginar (sentido, imaginación y pensamiento); emocionarse
(emociones); tener una idea del bien y de la justicia (razón práctica); pertenecer a grupos que representen distintas causas (afiliación); respetar toda forma
de vida animal y vegetal (otras especies); jugar (juego); y participar política y
comunitariamente con el objetivo de incidir en los destinos de la comunidad
(control sobre el propio entorno).
Las condiciones para conformar los ts
Una visión compartida de territorio construida
por todos los actores
Hoy es necesario trascender el concepto de territorio que se ha anclado en
el sentido común y que lo reduce a los accidentes geográficos —como ríos,
montañas, valles— que lo caracterizan. Es cierto que estos últimos son importantes, pero el territorio es mucho más. Beuf y Rincón (2017) recoge y valora
222
Capítulo 15 | Visión compartida de territorio, gobernanza, datos y financiación para
conformar territorios sostenibles
los tres órdenes desde los que Guy di Méo define el territorio: “el orden de la
materialidad (la manera como la biosfera registra la acción humana); el orden
de la psique individual (la relación pre-social de los hombres con la Tierra); y el
orden de las representaciones colectivas, sociales, políticas y culturales” (p. 8).
Una visión compartida de territorio que haya sido construida de manera
participativa, creativa e innovadora responde efectivamente y orienta la acción
colectiva desde las siguientes preguntas: ¿qué territorio se desea habitar en el
presente y dejar como legado para el futuro? ¿A cuáles potencialidades económicas e industriales se les brindará todo el apoyo? ¿A qué tipo de formación
y educación se le pondrá toda la atención? ¿Cuáles ODS se priorizarán para ser
incorporados en los planes de desarrollo gubernamentales y en los marcos
estratégicos de las organizaciones del territorio?
Gobernanza pública, privada y social
La articulación efectiva de los esfuerzos públicos, privados y sociales será posible
en la medida en que todas las organizaciones de cada uno de estos tres sectores
diseñen e implementen una gobernanza que lo permita.
Sachs (2016) conceptualiza la gobernanza como
Las reglas de comportamiento, principalmente en relación con las organizaciones. No se limita al campo de la política y el gobierno, sino que es aplicable
también a las organizaciones importantes que desempeñan un papel importante
en el desarrollo sostenible, incluidas las empresas privadas. (p. 584)
Ocampo (2015), por su parte, entiende la gobernanza como “los procesos
y arreglos institucionales establecidos, así como […] las medidas adoptadas
en procura de un resultado político deseado”. Y, por tratarse de herramientas,
“los arreglos de gobernanza deben ajustarse a un objetivo específico. Dicho de
otra manera, deben tomar en cuenta la naturaleza de los problemas a tratar y
las formas más convenientes y factibles de resolverlos en las circunstancias en
que se presentan” (p. 75).
Los principios que caracterizan a las organizaciones que tienen una buena
gobernanza, según el primero de los autores, son la responsabilidad, la transparencia, la participación y la reparación de lo que hayan podido dañar.
La gestión, la consolidación y la evaluación de alianzas que generen valor
y, por esta vía, contribuyan a la formación de un TS forman parte de una buena
gobernanza. Las alianzas que hay que defender son aquellas que: tienen un
objetivo claro de desarrollo desde el que se convoque a la integración de esfuerzos y recursos; generan aprendizajes para los implicados y para otros actores;
dejan en claro las corresponsabilidades en caso de que se presenten impactos
o resultados indeseados desde el esquema de cooperación; sintonizan marcos
223
estratégicos para que realmente sea una efectiva cooperación entre organizaciones que trabajan por los mismos propósitos (Molina, 2013, p. 17).
Financiación
La consolidación de un TS demanda inversiones que tengan por objetivo propiciar la viabilidad territorial y la calidad de vida de sus pobladores. La consecución de recursos, su destinación y su utilización exigen creatividad e innovación por parte de los actores públicos, privados y sociales, que se orienten
por los criterios de la sostenibilidad para lograr los resultados e impactos con
los que se comprometan. La participación de los ciudadanos en los procesos de
financiación para el desarrollo puede adoptar, entre otras tantas, dos formas: la
primera, al igual que las organizaciones, es con su pago oportuno de impuestos,
que deben ser destinados a posibilitar los bienes públicos que hacen posible
que las personas puedan desarrollar su concepto de buena vida. Sachs (2016)
argumenta que
Es a través del pago de impuestos […] que nuestros gobiernos puedan prestar
servicios públicos como la construcción de carreteras, la atención de salud, la
educación pública, los servicios de bomberos y de policía, o la financiación de
la investigación científica que se encuentra en la base del cambio tecnológico.
(p. 576)
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
La segunda es el apoyo a la economía local, desde iniciativas de consumo
responsable, lo que será posible siempre y cuando los ciudadanos estén formados en capacidades, adquiriendo los productos y servicios de las organizaciones
que evidencian el compromiso de contribuir a la visión colectiva de territorio
establecida.
Las organizaciones pueden participar en la financiación de una iniciativa
de TS de varias maneras: sin reñir con sus objetivos misionales y desde una
concepción de gerencia responsable, orientando la totalidad de su presupuesto
a hacer posible la visión de territorio en el que inciden, o generando alianzas,
por ejemplo, con la cooperación internacional, para adelantar proyectos de
desarrollo, por supuesto, con la participación de los gobiernos.
Estos últimos tienen a su alcance mecanismos para financiar políticas públicas que realmente impacten en la satisfacción de las necesidades de sus ciudadanos o en la generación y fortalecimiento de sus capacidades: elaboración de
presupuestos participativos que involucren a todos los ciudadanos, los bancos
de las oportunidades, entre otros. En este sentido, es fundamental contar con
gobernantes que conciban su ejercicio administrativo como una gestión de
recursos que se realiza con objetivos claramente definidos.
224
Capítulo 15 | Visión compartida de territorio, gobernanza, datos y financiación para
conformar territorios sostenibles
Datos
El trabajo actual para conformar TS se realiza en un momento histórico —el
actual— denominado cuarta revolución industrial, en el que las plataformas y el
poder de los datos han llegado para transformar todos los ámbitos de la vida
humana, al punto de que se puede afirmar, con plena seguridad, que nada será
igual a como era antes:
Nanotecnologías, biotecnologías, informática (big data, internet de las cosas)
y cognitivismo (inteligencia artificial y robótica), innovaciones tan radicales
como ultrarrápidas, que probablemente generarán más cambios en la medicina
y en la economía en los cuarenta próximos años que en los cuatro mil años
anteriores. Y podemos añadir a la lista, como acabo de sugerir, las nuevas técnicas de hibridación, así como la invención de las impresoras 3D, cuyos usos
variados, especialmente médicos, se desarrollan también de forma exponencial.
(Ferry, 2017, p. 14)
Las plataformas y los datos no son en sí mismos ni positivos ni negativos,
serán lo que el ser humano decida que sean, para lo cual es fundamental que los
colectivos sociales reivindiquen, ante los sectores públicos, privados y sociales,
que las unas y los otros deben estar dirigidos a promover los bienes públicos
globales que hacen que los ciudadanos puedan hacer realidad sus respectivos
conceptos de buena vida y que, además, se dé la regulación necesaria para que
esto suceda. En suma, podrán ser grandes aliados en la tarea urgente y actual de
consolidar, desde gobernanzas idóneas, TS desde la armonía entre los sistemas
económicos, sociales y ambientales. Hoy no se puede trabajar por ellos al margen de estas importantes herramientas proporcionadas por la actual revolución.
En la actualidad, el concepto de big data se ha vuelto familiar para toda la
institucionalidad, lo que no sorprende, pues los datos son considerados como
el gran motor que dinamiza las distintas dimensiones en las que se mueve la
vida humana, y sin ellos cualquier iniciativa en pos del desarrollo sostenible
será inviable.
La iniciativa Antioquia Sostenible:
un breve resumen
En el contexto anterior, y retomando experiencias del pasado en estrategias
de prospectiva territorial, nace en 2016 la iniciativa Antioquia Sostenible, con
el propósito de construir un TS a través de los ODS, que permitiera plasmar su
enfoque en acciones de coordinación, articulación y gobernanza colaborativa.
Desde su lanzamiento y hasta la actualidad, la iniciativa ha vivido un proceso
225
orgánico de crecimiento en la búsqueda de cumplir su objetivo. Tres momentos
han marcado su historia: la puesta en marcha de la iniciativa, el inicio de las
rutas subregionales para la apropiación de la sostenibilidad, y su fortalecimiento.
Puesta en marcha
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
En el primer año de la iniciativa —2016—, las metas estuvieron en torno a
implementar las condiciones necesarias para la construcción de un TS, siendo
estas las siguientes: una visión compartida de metas y acciones comunes a 2030,
una apropiación ciudadana de la agenda 2030 para avanzar en una gobernanza
colaborativa, y un sistema de medición compartido de avances y retos territoriales en los ODS.
Respecto a la visión compartida y a la apropiación ciudadana, estas se
lograron mediante la implementación de una metodología de cátedras de cinco ciclos de conocimiento relacionados con los pilares propuestos por la ONU:
planeta, personas, prosperidad, paz y alianzas. Estas cátedras estaban dirigidas a
organizaciones de los sectores público, privado, académico y social de Antioquia.
Cada uno de los ciclos se llevó a cabo entre los meses de abril y diciembre de
2016, por medio de talleres que contaron con la participación de más de 600
personas representativas de 60 organizaciones, aproximadamente. A partir del
desarrollo de esta comunidad de aprendizaje, fue posible la consolidación de
la Visión Antioquia Sostenible 2030, la cual se formuló en términos de fines
superiores, medios y condiciones esenciales, planteados como una ruta de trabajo, y al mismo tiempo como aspiración territorial.
En cuanto a los datos, se construyó la “Línea base de indicadores disponibles en Antioquia para la medición de los ODS”. Este documento identificó 64
indicadores a partir de las metas establecidas por la ONU, y fue posible a través
del trabajo articulado con el Departamento Nacional de Estadísticas (DANE) y el
Departamento Nacional de Planeación (DNP). Este ejercicio, también enmarcado en la gobernanza, permitió establecer la calidad y cantidad de información
disponible y las brechas que se encuentran a nivel subregional para hacer una
medición completa, y alcanzar la visión construida de manera conjunta.
Rutas territoriales de apropiación
Las rutas territoriales de apropiación se implementaron desde 2017 y se han
desarrollado desde entonces en las regiones del Urabá, Oriente, Norte y Nordeste
antioqueño, con el fin de llevar Antioquia Sostenible a todo el departamento.
Esta es la esencia misma del proceso de localización territorial de los ODS, reconociendo los contextos particulares, las capacidades de los actores, y que las
226
Capítulo 15 | Visión compartida de territorio, gobernanza, datos y financiación para
conformar territorios sostenibles
visiones compartidas deben recoger, precisamente, las condiciones necesarias
de cada uno de los territorios.
Este ejercicio de rutas permitió mirar hacia los territorios y visitarlos; identificar las redes de actores territoriales; trabajar por el desarrollo sostenible (la
gobernanza), sus intereses y proyectos específicos en marcha (la financiación); y
construir de forma colectiva una visión de trabajo en la escala subregional (una
visión compartida). Lo anterior transversalizado por ejercicios permanentes de
apropiación ciudadana y medición colectiva (los datos), ampliando el marco
de actuación y análisis a nivel local, y promoviendo una mayor gobernanza
colaborativa en torno a lograr un TS en todo el departamento.
En este año, la plataforma de datos abiertos continuó con el ejercicio de
medición de los indicadores públicos de los ODS en Antioquia y con la consolidación de relaciones y trabajo colaborativo con distintos actores para lograr el
reporte integrado de los sectores empresarial y social. La batería de indicadores
construida en 2016 fue revisada y ampliada, quedando un total de 80 indicadores para medición.
El recorrido histórico permite reconocer entonces los diferentes contextos
territoriales, en los que las visiones compartidas, la gobernanza, la financiación
y los datos deben tener lugar en la construcción de un TS. Por ello, el camino de
Antioquia Sostenible se ha transitado a través de un enfoque de acción-reflexión,
el cual ha permitido la conceptualización de un modelo probado que se basa
en dos componentes fundamentales: prospección y actuación territorial, y que
se describe a continuación.
El modelo Antioquia Sostenible: dinamizando
los territorios sostenibles
Con base en la experiencia de la iniciativa, la dinamización e implementación
de TS no solo a través de las cuatro fuerzas del desarrollo, sino también a partir
de las condiciones necesarias para su implementación, se puede modelar a
partir de dos categorías conceptuales: la prospectiva y la actuación territorial.
En el caso de la prospectiva territorial, esta explora y visiona el futuro del
territorio y busca comprender cuáles son los procesos que permitirán las transformaciones requeridas. También identifica los posibles factores de cambio
involucrados, los procesos socioterritoriales y los intereses que estarán en juego
(Salas-Bourgoin, 2013). La prospectiva territorial, que es el punto de partida y
eje estructurador del modelo, se materializa en la construcción de una visión a
2030 en el marco de la implementación de los ODS que ayuda a concertar imaginarios y proyecciones de diversos actores territoriales en un mismo ejercicio.
227
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
La Visión a 2030 es una fuente conceptual y métrica para focalizar las acciones
en el territorio en un horizonte de más de 10 años.
Esta prospectiva se encuentra integrada por subcategorías que la refuerzan:
la gestión del conocimiento, y la medición y evaluación. Sobre la gestión del
conocimiento, esta ha implicado la generación y transferencia de capacidades a
los actores locales encargados de agenciar el desarrollo de sus territorios (Garcés
González, 2014), para que vinculen en su trabajo los conceptos de desarrollo
sostenible, a través del trabajo horizontal y de metodologías participativas.
Lo anterior ha requerido procesos como la gestión de la visión compartida de
futuro, la sistematización de buenas prácticas, la internacionalización de la
iniciativa y una estrategia transversal de comunicaciones.
Sobre la medición y evaluación, desde Antioquia Sostenible se han fomentado estrategias y metodologías a favor del cumplimiento de las metas establecidas
para los ODS en el contexto territorial de la región. Una de ellas es la plataforma
de gestión de datos abiertos en sostenibilidad, que tiene el objetivo de integrar
cifras, casos y experiencias de los sectores privado, público, social y académico
que permitan obtener una mirada completa del aporte que cada actor partícipe
realiza de cara a la Agenda 2030.
Para el caso de la actuación territorial, se refiere a la forma concreta de llegar
a los territorios, los elementos que desde allí aportan al desarrollo sostenible
y el fortalecimiento de capacidades del ecosistema de los actores locales. Este
componente está integrado por cuatro subcategorías: apropiación social del
conocimiento, fortalecimiento institucional, planeación colectiva del territorio
y gobernanza territorial.
Para Antioquia Sostenible, y con base en Reyes Ramírez (2011) y Marín
Agudelo (2012), la apropiación social del conocimiento se entiende como los
escenarios de intercambio de saberes y trabajo horizontal que permiten reconocer y visibilizar las voces de los actores locales. En este sentido, se ha desarrollado una praxis educativa que consiste en los talleres de cocreación de las
rutas territoriales, los cuales, mediante el diálogo saberes, fomentan el desarrollo
local y la identificación de alianzas locales que, en el corto plazo, posibiliten la
sostenibilidad regional. En este marco, es fundamental apelar al uso de lenguajes alternativos en las distintas actividades y al enfoque de aproximación por
mensajes, desde la propuesta pedagógica.
De cara a la iniciativa, se concibe el fortalecimiento institucional como estrategia para generar e instalar capacidades en el ecosistema de los actores locales,
con la intención de que estos por sí mismos puedan agenciar la sostenibilidad
en sus territorios, alineados con el cumplimiento de los ODS. Esta estrategia se
da en dos momentos: primero, se identifica en el ecosistema de actores territoriales sus capacidades y roles, además de las potenciales alianzas entre estos
y, segundo, se materializa en la gestión de la Agenda de la Visión Subregional
228
Capítulo 15 | Visión compartida de territorio, gobernanza, datos y financiación para
conformar territorios sostenibles
a partir de acciones movilizadoras y gestión de proyectos estratégicos en los
escenarios ambientales, sociales y económicos identificados para cada subregión.
Respecto a la planeación colectiva del territorio, Antioquia Sostenible, desde
una reflexión consciente y crítica, promueve y desarrolla espacios de deliberación y debate con representatividad social y ciudadana que aportan a la gestión
de cambios ante las diferentes necesidades ambientales, sociales, culturales y
políticas. Así mismo, estos espacios se refieren a la construcción de confianza
entre las comunidades y las instituciones para posibilitar y fortalecer procesos
de planeación colectiva del territorio en que las comunidades sean quienes
decidan y trabajen por el desarrollo de su territorio.
Finalmente, al hablar de gobernanza territorial, el resultado de Antioquia
Sostenible a través de todos estos componentes descritos es un modelo propicio para gestionar asuntos públicos relacionados con la sostenibilidad, tales
como la Agenda 2030, dado que permite un amplio margen de maniobra para
mantener los enfoques de integralidad e interdependencia entre los objetivos
que la definen.
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230
Capítulo 16
Inequidades e
incumplimiento de
la meta de reducción
de la mortalidad
en la infancia
departamental en
Colombia, 1985-2019
Álvaro Clemente Quijano Angarita
Beatriz Piedad Urdinola Contreras
Introducción
L
a adopción de la Agenda global 2030 y la definición de los Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS) por parte de las Naciones Unidas exhortó a
los países miembros a realizar revisiones regulares de los objetivos con
el fin de un eficiente monitoreo y garantizar su cumplimiento a 2030. Este
documento se centra precisamente en la medición y el monitoreo de uno de
los objetivos que cubre tanto la cuantificación de la mejora en la salud misma
de la población como las condiciones socioeconómicas y de prestación de
servicios de salud, como lo es la mortalidad en la infancia. Para un país como
Colombia que, a pesar de tener un nivel medio de desarrollo, tiene un sistema de registros vitales aún deficiente, la medición y monitoreo de la tasa de
mortalidad en la infancia o de menores de cinco años (ODS 3) no debe hacerse
directamente, pues incluye un nivel indeseable de subregistro que se agrava
cuando esta cifra se produce a nivel subnacional (indicador ODS 3.2.1), aun
cuando es medida por la división geográfica más amplia, como es la tasa por
departamentos. De manera que los principios de inclusión y equidad resumi-
233
dos en la frase “no dejar a nadie atrás” se violan fácilmente en todos los países
que sufren de problemas de subregistro en las estadísticas vitales.
A nivel subnacional, este subregistro se agrava y es prácticamente la norma
para la mayoría de países de América Latina, cuyas capacidades en la producción
de estadísticas demográficas están altamente asociadas con el nivel de desarrollo, y, por lo tanto, no son lo suficientemente veraces para el monitoreo de
los indicadores ODS; Cuba y Chile son los únicos países de la región con cifras
confiables (Mikkelsen et al., 2015; Silva, 2012; Urdinola, 2011) y, por lo tanto,
no son lo suficientemente veraces para el monitoreo de los indicadores ODS.
De manera que la metodología aquí propuesta será de utilidad para cualquier
país con deficiencias en los sistemas de registros vitales, pero con información
de mortalidad recolectada a través de encuestas de hogares. Esta metodología
se basa en la propuesta de Mercer et al. (2015), modificado por Li et al. (2019),
que en este caso usan la información de la Encuesta Nacional de Demografía y
Salud (ENDS) de Colombia para los años 2005, 2010 y 2015, por tener muestras
representativas a nivel departamental. Esta propuesta adapta la metodología
mencionada al caso colombiano y produce estimaciones anuales desde 1985 y
hasta 2019 a partir de estas tres observaciones. Los resultados muestran que,
si bien el país presenta una importante caída en la tasa media de mortalidad
(TMM5) que alcanza la meta ODS en el 2000 y la meta ajustada de la OPS de
14 muertes por mil en 2018, las brechas departamentales son amplias y cada
departamento tiene ritmos diferentes de decrecimiento. Amazonas, Chocó, La
Guajira y Vaupés presentan las mayores tasas y el menor decrecimiento, mientras que los departamentos del centro del país, como los del Eje Cafetero y el
altiplano cundiboyacense, sostienen las tasas más bajas a lo largo del periodo.
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Antecedentes
La evaluación del final del periodo de los Objetivos de Desarrollo del Milenio
(2000-2015) permitió reconocer los problemas y desafíos que llevaron a resultados insuficientes respecto a ellos. Entre otros, reconocer la deficiente calidad
y disponibilidad de datos que impidió la correcta medición del progreso de
los objetivos para iniciar acciones, principalmente en los países en desarrollo.
En particular, los sistemas civiles de registro y de estadísticas vitales no son lo
suficientemente confiables para el monitoreo y la consecución de los objetivos
para la mayoría de los países en desarrollo (Feyi-Waboso, 2016).
El Grupo Asesor de Expertos Independientes del Secretario General de las
Naciones Unidas (2014), respecto a la revolución de datos para el desarrollo
sostenible, recomienda mejorar la cobertura, la calidad, la disponibilidad y la
rapidez de los datos para medir y monitorear el progreso de los ODS a partir
234
Capítulo 16 | Inequidades e incumplimiento de la meta de reducción de la mortalidad
en la infancia departamental en Colombia, 1985-2019
del análisis e innovación tecnológica, desarrollo de sistemas globales de datos
compartidos, inversión, participación de sectores privados y liderazgo en materia política. En consecuencia, la Resolución 68/261 de la Asamblea de las
Naciones Unidas rige por el principio fundamental de las estadísticas oficiales, en
el que se precisa que “los indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible
deberían desglosarse, siempre que fuera pertinente, por ingreso, sexo, edad,
raza, etnicidad, estado migratorio, discapacidad y ubicación geográfica” (ONU,
2021, p. 2). Las estimaciones para áreas subnacionales permiten conocer las
falencias e inequidades de los ODS en el interior de los países, lo que fomenta el
diseño de medidas focalizadas para garantizar su cumplimiento.
En la actualidad, América Latina en general ha cumplido con la meta a
2030, para el indicador 3.2.1 de mortalidad en menores de 5 años, de situarse por debajo de 25 por 1000 nacidos vivos. Por tal razón, se implementó la
Agenda de Salud Sostenible para las Américas 2018-2030, aprobada por la
Organización Panamericana de la Salud (OPS) y en la que, con base en los indicadores de los países, se definen 11 nuevos objetivos y metas para la región de
las Américas a 2030, que se formulan a partir de la evaluación de la evolución
de los indicadores por país y la ambición de la región por lograr altos niveles
de salud y bienestar en las poblaciones de los Estados miembros. Por ello se
formula el objetivo 1, “Ampliar el acceso equitativo a servicios de salud integrales, integrados y de calidad, centrados en la persona, la familia y la comunidad,
con énfasis en la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades”, y
en el que se establece la meta para la mortalidad en la infancia en 14 por 1000
nacidos vivos (Organización Panamericana de la Salud, 2017).
Si bien la calidad de las cifras de mortalidad en Colombia viene mejorando,
es considerada como deficiente hasta mediados de la década de los noventa
y con grandes diferencias a nivel subnacional, como lo muestran las estimaciones indirectas a partir de los censos de población. Flórez y Méndez (1997)
estiman una cobertura en el registro de las defunciones cercana al 37 % para
la mortalidad en menores de 5 años, con enormes brechas a nivel subnacional,
teniendo Bogotá el mayor nivel de cobertura (82.1 %) y Chocó el mínimo
(15.5 %). Estudios similares para la mortalidad infantil en lo tocante a menores
de un año muestran también una correlación entre altos niveles de mortalidad
infantil con la violencia política en el país, principalmente en aquellos municipios que han experimentado intensamente el conflicto (Urdinola, 2004), y un
subregistro que alcanzaba el 30 % en mayor proporción en el primer año de
vida (Urdinola, 2011).
Otros estudios han evaluado la calidad de las cifras de la mortalidad infantil
utilizando la información de las Encuestas de Demografía y Salud, desde 1986
hasta 2010, que reflejan también grandes diferencias subnacionales, siendo
Chocó el departamento con peor calidad y Bogotá el de mejor calidad (Acosta
235
y Romero, 2014). Por su parte, Jaramillo-Mejía et al. (2013) resaltan las inconsistencias que denotan baja calidad de la información en la tasa anual de
mortalidad infantil para los años 2003, 2006 y 2009 en Vichada, Amazonas,
Guainía, Meta y Chocó, mientras que en los departamentos de mayor desarrollo,
como Bogotá, Antioquia, Santander, Valle y Cundinamarca, la tasa de mortalidad
infantil es cercana a los niveles más bajos de Latinoamérica.
Metodología
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
El Grupo Inter-Agencia de las Naciones Unidas para la Estimación de la Mortalidad Infantil (UN Igme) ha producido estimaciones de la mortalidad infantil
para 194 países, a partir del método penalizado bayesiano basado en B-splines
para reducción del sesgo (o método de las tres B)1 de Alkema y New (2014),
a partir de las tasas de estadísticas vitales, registros civiles, encuestas y censos.
Otro método alternativo estandarizado es el propuesto por Wang et al. (2014),
del Instituto de Evaluación y Métricas de Salud (IHME) de los Estados Unidos,
que usa una regresión de un proceso gaussiano con un ajuste por sesgo y error
por no muestreo para datos entre 1990-2013 provenientes de encuestas, censos
y registros vitales. Sin embargo, ambos métodos solo producen estimaciones
nacionales. De allí que Mercer et al. (2015) propongan un método de suavizamiento bayesiano espacio-temporal para estimaciones en áreas pequeñas, considerando datos provenientes de diseños muestrales complejos, ejemplificado con
la información de las encuestas de demografía y salud y del sistema de vigilancia
de Tanzania. Posteriormente, Li et al. (2019) modifican esta propuesta usando
un estimador de meta-análisis para combinar los datos de múltiples fuentes
en lugar de considerar la inclusión de un efecto aleatorio por encuesta(s) y de
interacciones dobles con el espacio y tiempo, como Mercer et al. Así, producen
estimaciones de 262 subregiones de 35 países africanos, dejando como producto
el paquete SUMMER para el paquete estadístico R (Martin et al., 2019).
Dado que para Colombia los datos de la Encuesta Nacional de Demografía y
Salud (ENDS) 2005, 2010 y 2015 son relativamente dispersos en el espacio-tiempo, se deben emplear métodos de suavizamiento, por lo que la metodología
seleccionada para este estudio sigue de cerca las propuestas de Mercer et al.
(2015) y las modificaciones de Li et al. (2019), que se describen a continuación.
La mortalidad en menores de cinco años se obtiene a partir del análisis de
sobrevivencia de tiempo discreto (DTSA) propuesto por Allison (1982) para la
probabilidad de morir, en este caso de menores de cinco años. Como la tasa de
mortalidad en menores de cinco años (TMM5) es técnicamente una probabi-
1
236
Traducción libre de Bayesian B-spline Bias-reduction penalized method.
Capítulo 16 | Inequidades e incumplimiento de la meta de reducción de la mortalidad
en la infancia departamental en Colombia, 1985-2019
lidad, se puede se definir como nqx = P(morir a la edad x + n | sobrevivió hasta
la edad x), y con un modelo de riesgos discretos, dividiendo el intervalo de 0
a 5 años en meses en seis intervalos: [0,1), [1,12), [12,24), [24,36), [36,48) y
[48,60) meses, se puede estimar como:
(1)
Donde:
i=6
n = (n1, n2, . . ., n6) = (1, 11, 12, 12, 12, 12)
xi = (x1, . . ., x6) = (0, 1, 12, 36, 48).
En este caso, cada individuo genera una variable aleatoria Bernoulli (vivo/
muerto) para cada periodo de edad que se encuentre en riesgo.
Por lo anterior, se ajusta un modelo lineal generalizado de respuesta binaria
con enlace logit considerando el diseño muestral complejo (Lumley, 2004) de
cada encuesta ENDS, que involucra varias etapas, estratificación y conglomeración, para la estimación de las tasas de mortalidad en menores de cinco años
específicas por área (a), año (t) y encuesta (s) denotada como 60q0ats. Luego,
para emplear el modelo de suavizamiento bayesiano, Li et al., asumiendo la
independencia entre encuestas, proponen un estimador meta-análisis de 60q0at
que usa la inversa de la varianza para combinar los datos de múltiples fuentes.
El modelo bayesiano espacio-temporal se ajusta para el estimador meta-análisis de 60q0at en la región a, año t. El objetivo es compartir información entre
vecinos tanto en el espacio como en el tiempo para obtener estimaciones suavizadas de la mortalidad en menores de cinco años espacio-temporales de manera
simultánea. Para esto se considera una escala logit λat = logit (60q0at) tal que
(2)
Así, el logit (60q0at) se descompone en las componentes: temporal, espacial
y espacio-temporal, tal como lo proponen Li et al., basándose en Besag et al.
(1991) y en el modelo espacio-temporal no separable de Knorr-Held (2000) que
funciona para la estimación a nivel subnacional. El método de aproximación
anidada integrada de Laplace (INLA, por su sigla en inglés) (Blangiardo et al.,
2013) es empleado para la inferencia estadística. En el paquete SUMMER de R se
encuentra implementada la función que permite estimar las tasas de mortalidad
a partir del modelo de suavizamiento para periodos quinquenales y también
estimaciones anuales, a partir de un modelo latente de efectos aleatorios de
periodos de n-años a estimación anual (Martin et al., 2019).
237
Datos
La ENDS es un proyecto de cobertura nacional con representatividad urbana y rural, departamental y regional, con desagregación demográfica implementado por
el proyecto Macro International y su socio en Colombia, liderado por Profamilia
con apoyo del ICBF, el Banco Mundial, la Agencia de los Estados Unidos para el
Desarrollo Internacional (USAID) y el fondo de población de las Naciones Unidas
(UNFPA). Las ENDS para los años 2005, 2010 y 2015 son muestras representativas
por departamento que utilizan el registro de nacimientos para mujeres entre 15
y 49 años. Al ser un diseño muestral complejo polietápico, probabilístico, de
conglomerados y estratificado, se requiere el uso de fórmulas que consideren el
efecto de la estratificación y conglomeración (Ojeda et al., 2017) para obtener
estimaciones libres de sesgo y de correcta varianza. Además, porque si se ignorara el muestreo por conglomerados, se obtendría una estimación incorrecta
de la varianza (Wakefield y Wilson, 2019).
Resultados
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
La figura 16.1 presenta las estimaciones desde 1985 hasta 2015 y su proyección a 2019, que se contrastan con las obtenidas por el Grupo Inter-Agencias
para la Estimación de la Mortalidad en la niñez (UN-Inter-agency Group for
Child Mortality Estimation [IGME], s. f.). Las dos estimaciones son cercanas,
el modelo de suavizado utilizado es levemente superior hasta el año 2000 y
luego se intercambia este patrón. Las varianzas de la estimación del modelo
aquí propuesto, representadas por las líneas rojas, son mayores en los primeros
años. Posiblemente porque la información en los primeros años depende de la
memoria de las madres. A partir de 2009, las varianzas de ambas metodologías
son muy similares y hacia el final de la serie las varianzas vuelven a crecer, para
ambos métodos, en nuestra estimación quizás porque no se cuenta con encuestas cercanas. En términos de los ODS, la meta para la región de las Américas de
14 muertes por cada 1000 niños nacidos vivos a nivel nacional se cumpliría a
partir de 2019, según el pronóstico.
Es importante mencionar que como el modelo subnacional se construye con base en la adyacencia física entre departamentos, no se producen los
resultados de San Andrés Isla. Los resultados por departamento con las tasas
de mortalidad suavizadas espacio-temporalmente desde 1985 hasta 2019 se
presentan en las figuras 16.2 a 16.4, agrupadas por subregiones definidas por
la ENDS y considerando a Bogotá como parte de la región Oriental.
238
Capítulo 16 | Inequidades e incumplimiento de la meta de reducción de la mortalidad
en la infancia departamental en Colombia, 1985-2019
Figura 16.1 Estimación nacional de la TMM5 modelo de suavizamiento y metodología un-Igme
Fuente: elaboración propia con base en datos de Profamilia (2005; 2010; 2015).
Dentro de cada región sobresale un departamento que comienza la serie
con tasas muy altas en 1985, que caen rápidamente, excepto para La Guajira, en
la región Atlántica (figura 16.2). De hecho, La Guajira reporta la mayor TMM5:
43 niños muertos por cada 1000 nacidos vivos para 2019, denotando un rezago
considerable y un posible incumplimiento de la meta ODS para la región de las
Américas a 2030. Le siguen Cesar, con una TMM5 de 23; Magdalena, con 19; y
Atlántico, con 17 niños muertos por cada 1000 nacidos vivos para el pronóstico
en 2019. En la región Atlántica cuatro de los siete departamentos no alcanzan
la meta ODS a 2019.
En la región Central (figura 16.3), Caquetá presenta la mayor TMM5 en
1985 y la menor TMM5 para 2019, lo que puede deberse a la baja densidad
poblacional en el departamento que afecta los factores de expansión de su
muestra, por lo que sus resultados deben ser leídos con precaución. Todos los
demás departamentos de esta región sostienen un comportamiento de tasas
bajas o moderadas, como Tolima y Huila, con un decrecimiento permanente
en ellas. De hecho, Caldas, Quindío y Risaralda reportan unas de las TMM5
más bajas en el país. Todos, sin excepción, según el pronóstico a 2019, habrán
prácticamente alcanzado la meta.
239
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
240
Tabla 16.1 Estimados nacionales de la tasa de mortalidad en menores de 5 años y su incertidumbre
Año
TMM5
IC
Año
TMM5
IC
Año
TMM5
IC
Año
TMM5
IC
1985
41.1
(35.2-48.2)
1994
31.0
(27.6-36)
2003
22.8
(20.0-26.3)
2012
17.0
(14.2-20.5)
1986
39.8
(34.6-45.7)
1995
29.7
(25.9-33.5)
2004
22.1
(19.4-25.1)
2013
16.4
(13.5-19.7)
1987
38.7
(33.4-44.2)
1996
28.7
(25.2-32.5)
2005
21.5
(18.9-24.7)
2014
16.0
(12.9-19.9)
1988
37.5
(32.5-42.7)
1997
27.6
(24.0-31.0)
2006
20.9
(18.2-24.3)
2015
15.4
(12.1-20.1)
1989
36.4
(31.6-40.8)
1998
26.9
(23.4-30.5)
2007
20.2
(17.5-23.6)
2016
15.1
(11.5-19.7)
1990
35.4
(31.2-40.3)
1999
25.8
(22.0-29.1)
2008
19.6
(17.2-23.0)
2017
14.4
(10.8-19.4)
1991
34.3
(30.4-39.3)
2000
25.3
(22.0-29.1)
2009
18.9
(16.3-21.8)
2018
13.9
(9.8-19.2)
1992
33.2
(29.2-39.3)
2001
24.4
(21.1-28.1)
2010
18.2
(15.5-21.1)
2019
13.4
(9.4-18.7)
1993
32.2
(28.0-37.7)
2002
23.7
(20.8-27.1)
2011
17.6
(14.8-20.9)
Fuente: elaboración propia con base en datos de Profamilia (2005; 2010; 2015).
Capítulo 16 | Inequidades e incumplimiento de la meta de reducción de la mortalidad
en la infancia departamental en Colombia, 1985-2019
Figura 16.2 Suavizamiento a nivel departamental de la TMM5, región Atlántica
Fuente: elaboración propia con base en datos de Profamilia (2005; 2010; 2015).
Figura 16.3 Suavizamiento a nivel departamental de la TMM5, regiones Central y Oriental
Fuente: elaboración propia con base en datos de Profamilia (2005; 2010; 2015).
241
Adicionalmente, la figura 16.3 presenta la evolución de la TMM5 para los departamentos de la región Oriental, donde Bogotá cuenta con las menores TMM5
del país. Sobresalen las reducciones drásticas de Meta y Norte de Santander,
que, incluso, logran la meta antes de llegar a 2019, a pesar de haber comenzado
en niveles alrededor de 50 por cada 1000 en 1985. Por último, Santander es
el departamento de la región que comienza en los niveles más bajos, pero cuyo
descenso es demasiado lento y apenas cumple con la meta para 2019.
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Figura 16.4 Suavizamiento a nivel departamental de la TMM5, región Pacífica
y Antiguos Territorios
Fuente: elaboración propia con base en datos de Profamilia (2005; 2010; 2015).
La figura 16.4 muestra el comportamiento de la TMM5 para la región Pacífica y los antiguos territorios nacionales. Históricamente, son los departamentos
con mayor TMM5 y, en efecto, las estimaciones producidas para Amazonas,
Chocó y Vaupés alcanzan los niveles más preocupantes, lo cual los aleja bastante
de lograr la meta. Incluso, Vaupés presenta un aumento en los últimos años,
que se explica por la variabilidad en la información de los cálculos directos,
242
Capítulo 16 | Inequidades e incumplimiento de la meta de reducción de la mortalidad
en la infancia departamental en Colombia, 1985-2019
dado que las ENDS 2005 y 2010 presentan tasas muy bajas con respecto a la
ENDS 2015. De hecho, si se tomara exclusivamente la información para la ENDS
2015, se subirían estas tasas a un nivel acorde a la realidad sociodemográfica
departamental, y adoptarían una pendiente negativa.
Figura 16.5. Evolución espacio-temporal de la TMM5 para Colombia, 1985-2019
Nota: la región achurada corresponde a los departamentos de la Amazonía y de la Orinoquía, donde
no se consideró la zona rural-dispersa en el muestreo.
Fuente: elaboración propia con base en datos de Profamilia (2005; 2010; 2015).
243
Por otro lado, Chocó muestra un descenso rápido que alude a la calidad
en la información para los últimos años y al efecto de sus vecinos para el
suavizamiento. De todas maneras, ni Amazonas ni Chocó cumplen, respecto
al pronóstico de 2019, con la meta para las Américas de este indicador. Por
último, Arauca, Vichada y Putumayo presentan un comportamiento similar a
los mencionados para Sucre y Caquetá. Los resultados deben analizarse con
cautela, pues la caída en la TMM5 se debe más a un cambio en calidad de los
datos o errores de muestreo en general.
En importante recordar a los lectores que, por diseño de las encuestas, no
se consideraron las zonas rurales del Amazonas ni de la Orinoquía, y aunque
estas correspondan a menos del 1 % de la población colombiana, allí se esperan altas tasas de mortalidad, por lo que esto lleva a una subestimación en las
tasas para los departamentos de Amazonas, Meta, Casanare, Arauca y Vichada.
Los mapas en la figura 16.5 presentan la evolución espacio-temporal de
la TMM5 (expresada en muertes por cada 1000 nacidos vivos) suavizada por
periodos quinquenales desde el periodo 1985-1989 hasta el periodo 2015-2019.
Estos mapas recogen el análisis presentado en una sola figura y son de fácil
comprensión para lectores entrenados o no en métodos demográficos y estadísticos, por lo que se convierten en una poderosa herramienta para compartir
con el público general y los tomadores de políticas públicas.
Conclusiones
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Mientras las estadísticas vitales y los censos de población en áreas subnacionales
no tengan una excelente calidad en Colombia, será difícil hacer un monitoreo de
los ODS que vigilan los eventos de mortalidad a nivel subnacional. Estos eventos
no solo miden las condiciones de salud de una población, sino que también
encierran los avances en el desarrollo de infraestructura de conectividad; en
los sistemas de acueducto, alcantarillado y salud; en el acceso y la calidad de
los servicios de salud básica para gestantes, infantes y primera infancia; en la
capacidad de recolección de dicha información; en la distribución de medidas
de salud preventiva, como la vacunación; e incluso en la cobertura de la educación. Generar estimaciones indirectas, como la aquí utilizada para el caso
colombiano, se convierte en una herramienta fundamental para el monitoreo y
la focalización de políticas que lleven a superar las metas que implican los ODS
y mejoren la calidad de vida de todos los habitantes, “sin dejar a nadie atrás”,
como reza el lema de Naciones Unidas.
La inclusión de la información del diseño muestral complejo lleva a estimaciones puntuales insesgadas y correctas de la varianza para el cálculo de
los intervalos de confianza para las TMM5 anual nacional y por departamento.
244
Capítulo 16 | Inequidades e incumplimiento de la meta de reducción de la mortalidad
en la infancia departamental en Colombia, 1985-2019
Aunque las tasas de mortalidad han disminuido a nivel nacional, las disparidades
dentro del país son significativas, y con decrecimientos muy heterogéneos a lo
largo del periodo. Por ejemplo, al comienzo del periodo, Risaralda, Santander
y Valle tenían las menores tasas. Luego, entre 2000 y 2015, Caldas, Antioquia
y Cundinamarca tienen las menores TMM5, y el pronóstico, a partir de 2016 y
hasta 2019, sitúa a Caquetá, Caldas y Meta en los menores niveles.
En términos de las metas ODS, el nivel nacional ya se supera con un valor
cercano a las 14 muertes por 1000 nacidos vivos, mientras que de los 32 departamentos analizados a 2019, 12 departamentos no cumplen con el ODS de la
Agenda de Salud Sostenible de las Américas 2018-2030. Sin embargo, cuatro son
los casos notables y de especial atención: Amazonas, Chocó, La Guajira y Vaupés,
puesto que sus TMM5 son elevadas y las posibilidades del decrecimiento esperado para el alcance de la meta son bajas. No es de sorprender que, de acuerdo
con cifras oficiales, estos departamentos tienden a aglomerar poblaciones de
etnias minoritarias, como afrodescendientes e indígenas, lo que compromete
aún más a la nación en actualizar sus metas dirigidas a estas regiones y, sobre
todo, a estas poblaciones, que son realmente vulnerables.
Como trabajo futuro, se recomienda aplicar esta metodología considerando
las presentes conclusiones y llevando a estimación no solo la mortalidad en
menores de cinco años, sino también las mortalidades infantil, posinfantil y
neonatal, desagregadas por sexo, por condición urbana o rural, y por grupos
étnicos, siempre que la calidad de los datos lo permita. Además, es menester
desarrollar metodologías y elaborar un marco teórico que permita incluir, de
manera adecuada, el efecto de la zona continental de los países sobre sus islas,
para una correcta definición de la matriz de adyacencia para estas zonas; también emplear metodologías a nivel de clúster para aprovechar la información
más detallada y la información georreferenciada que se viene recolectando en
las últimas ENDS en el país.
Finalmente, a mayor distancia temporal de la estimación a la fecha del
trabajo de campo de la encuesta, menor es la calidad de la estimación, lo que
se refleja en mayor variabilidad en los primeros años. Esto puede deberse a
que la información depende de la memoria de la madre, y a los lugares de
nacimiento y muerte del menor, que pueden cambiar con respecto al sitio de
residencia de la madre, cuando responde la encuesta. Por último, la exclusión
de las zonas rurales de los departamentos de la Amazonía y de la Orinoquía en
las ENDS genera estimadores menos confiables. Idealmente, las muestras deben
ampliarse para cubrir estos territorios, pero en la práctica es evidente que es
un trabajo dispendioso y costoso, debido a la baja densidad poblacional, pero
el esfuerzo por mejorar los sistemas vitales y otras estadísticas para estas zonas
abandonadas del país es otra forma de presencia estatal, tan necesaria para estas
áreas, lo que permitirá cumplir la promesa de “no dejar a nadie atrás”.
245
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247
Capítulo 17
Objetivos de
Desarrollo Sostenible
y gobernanza de las
políticas públicas
Luisa Fernanda Niño-Lancheros
Mario Fernando Guerrero-Gutiérrez
Los ods como política pública
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030 plantean la
más ambiciosa agenda colectiva de transformación global que han consensuado
las sociedades del mundo. Si bien su concepción, como acuerdos de alcance
mundial, plantea escenarios de futuro para llegar a sociedades más igualitarias,
sostenibles y justas, es en el presente cuando configuran inmensos desafíos y nos
enfrentan a los retos de cambiar el panorama de rápida degradación ambiental,
desigualdad social, pobreza extrema y concentración extrema de la riqueza.
Como toda política pública, está en su paradójica naturaleza manifestarse en
acuerdos colectivos de largo plazo (lo político), pero con desacuerdos en el
presente sobre la mejor manera de desarrollar rutas de acción para materializarlos (lo público). Es así como —en el contexto contemporáneo de crisis de la
democracia y de debilitamiento de la política representativa como aglutinadora
de grandes consensos— lo público se constituye como el lugar de confrontación
entre los diferentes intereses sociales, y la participación como el mecanismo
para sentar posiciones, y hacerlas legítimas y negociar. En este sentido, no solo
249
se participa en espacios formalmente establecidos, sino que hay una nueva
participación disruptiva y transgresora que disputa lo establecido.
De esta manera, como espacio de posiciones y de objetivos públicos, la
pugna de intereses entre los diferentes actores sociales hace parte de la implementación de los ODS, así como hace parte de estos una renegociación de la
concepción que las sociedades tienen de la democracia. Por ello hoy en día,
según una de las consignas de la Agenda 2030, luchar contra el business as usual
(más de lo mismo), presenciamos las transformación de lo que se entiende por
democracia, pasando de una idea netamente formal como referencia a las reglas
mediante las cuales se eligen de manera legítima gobernantes, a un concepto
sustancial de democracia que implica la realización efectiva de derechos (Pérez,
2019), la igualdad y la materialización de libertades, lo cual coincide con la otra
consigna de la Agenda 2030: “no dejar a nadie atrás”.
La transformación se ha iniciado, pero queda mucho por hacer; especialmente en la apropiación de los ODS por parte de comunidades regionales, grupos
sociales marginados, instancias territoriales, empresas privadas y minorías, lo
cual implica la consolidación de mecanismos efectivos de participación que
trasciendan los escenarios vacíos de discusión y trámite procedimental, y se
brinden a los actores no gubernamentales oportunidades reales en la toma de
decisiones, como lo establecen Leifsen et al. (2017):
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Estudios críticos sobre procesos formales y deliberativos de participación relacionados con gobernanza de los recursos y el medio ambiente revelan que
estos procesos usualmente establecen estrechos campos de participación pública bien sea estableciendo límites que separan el conocimiento técnico de
los temas políticos enfocándose principalmente en aspectos procedimentales y
obligaciones de tipo contractual, o, reforzando el entendimiento hegemónico
del desarrollo y de la relación de las comunidades locales con su contexto
ambiental. Muchos estudios empíricos muestran que procesos formales de
participación en la práctica, son por lo general vacíos procedimientos burocráticos orientados a despolitizar actividades extractivas, disipar la tensión
que estas causan e involucrar a las comunidades en este tipo de proyectos. (p.
1044, traducción del original)
En este sentido, el carácter abierto de los ODS es una invitación a la consolidación de esquemas horizontales y abiertos de gobernanza para llegar a
las metas planteadas, en remplazo de los tradicionales modelos jerárquicos de
gobernabilidad de arriba hacia abajo (top-down), en los cuales las decisiones
de política pública se plantean desde los discursos tecnicistas o expertos y se
desarrollan con mínima validación ciudadana. Por el contrario, los esquemas
de gobernanza promueven las políticas como espacios plurales y vinculantes
de diálogo, con participación de múltiples actores a niveles locales, regionales
250
Capítulo 17 | Objetivos de Desarrollo Sostenible y gobernanza de las
políticas públicas
y nacionales, brindando mecanismos para la toma de decisiones colectivas, en
consonancia con la Declaración de los ODS (ONU, 2015), la cual plantea mecanismos de gestión descentralizada de la Agenda 2030, como son la gobernanza
global (Nava, 2017) y el multilateralismo (Naser et al., 2021):
la Declaración reafirma la importancia de construir alianzas con actores de
distintas naturalezas y escalas, en lo que denominan la “revitalización de la
Alianza Mundial para el Desarrollo”1, misma que “facilitará una intensa participación mundial para respaldar el cumplimiento de todos los Objetivos y metas,
aglutinando a los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil, el sistema de
las Naciones Unidas y otras instancias y movilizando todos los recursos disponibles”. (Nava, 2017, p.144)
Es posible entender entonces que la transformación planteada por los
ODS, además de orientarse a la búsqueda de provisiones básicas universales,
plantea también un cambio de visión en el manejo de las políticas públicas
como mecanismos esenciales para la solución de problemáticas sociales, según
el cual las comunidades dialogan y se movilizan para resolver sus problemas y
las instituciones estatales se entienden como facilitadoras y no centralizadoras
en el proceso de política pública, generando dinámicas de gobernanza en las
cuales instituciones nacionales e internacionales, empresas, y organizaciones de
la sociedad civil y comunidades locales aportan como agentes activos.
Los ods como marcos de acción
Para movilizar intereses en función de materializar los ODS, es necesario
concretar agendas globales que permitan abordar aspectos nacionales a través
de iniciativas y acciones locales, y viceversa, posicionar agendas locales como
temas de interés nacional y de actores internacionales, de la misma manera
como se desarrolló la formulación de la Agenda 2030 con los aportes de más
de un millón de personas y la organización de consultas tanto nacionales como
regionales (Ayuso, 2017). Esta es la manera de impulsar marcos de acción integradores, que, siguiendo a Peter J. May (2003), son inherentes a las políticas
como las representadas en los ODS:
Las políticas públicas establecen los cursos de acción para abordar los problemas o para proporcionar los bienes y servicios a los segmentos de la sociedad. Las políticas hacen más que simplemente anunciar un curso de acción.
Típicamente suelen contener un conjunto de intenciones de objetivos, una
1
Cabe aclarar que la Alianza Mundial para el Desarrollo es una iniciativa de gobernanza
global que fue impulsada inicialmente a partir de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, objetivo 8: Fomentar una asociación mundial para el desarrollo.
251
mezcla de instrumentos o medios para la consecución de las intenciones, una
designación de entidades gubernamentales o no gubernamentales encargadas
de llevar a cabo las intenciones, y una asignación de recursos para las tareas
requeridas. La intención es luego caracterizada por el nombre de la política, en
el lenguaje utilizado para comunicar los objetivos de la política y de la particular
combinación de instrumentos de la política. (p. 226, traducción del original)
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
En este sentido, las alianzas necesarias para lograr los ODS se constituyen en
una estrategia fundamental de la agenda, pero es necesaria la construcción de
derivados locales del documento “El futuro que queremos”, el cual promueve
que los marcos de acción regionales traduzcan las políticas públicas en medidas nacionales que involucren a los grupos más vulnerables: mujeres, niños,
niñas y adolescentes, pueblos indígenas, organizaciones no gubernamentales,
autoridades locales, trabajadores y sindicatos, empresas e industria, comunidad científica y tecnológica y agricultores, comunidades locales, grupos de
voluntarios, fundaciones, migrantes, familias, adultos mayores, personas con
discapacidad y demás interesados (ONU, 2012). Esto como una oportunidad para
el involucramiento del Gobierno y la sociedad en general en una meta común
a partir de acciones desde la población. Lo anterior comporta una diferencia
sustancial con los pasados Objetivos de Desarrollo del Milenio, en los que solo
se dio una participación a nivel de Gobiernos nacionales, haciéndolos difíciles de
comunicar y, por tanto, de casi nula apropiación por parte de la sociedad civil.
Por tanto, para la implementación y cumplimiento de los ODS, es necesario
el compromiso del Gobierno, las empresas privadas y la ciudadanía en general,
bajo la sensibilización acerca de los beneficios de la Agenda 2030 para el bienestar social (Naser et al., 2021), lo que también implica el entendimiento, por parte
de todos los actores, de las estrategias para alcanzar esta implementación (Grupo
de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible, 2019). Ante esto, varios
países de Latinoamérica han incluido distintos actores en la implementación y
seguimiento de la Agenda 2030 como contrapartes para la formulación de políticas públicas. Es el caso de Brasil, Guatemala, Honduras, Jamaica, Nicaragua,
Perú, República Dominicana y Santa Lucía. Por su parte, países como Bolivia,
Chile, Colombia, Ecuador, México, Paraguay y Uruguay buscan que desde el
Gobierno central se realicen consultas con actores no gubernamentales para la
toma de decisiones. Sin embargo, los 15 países restantes de América Latina no
contemplan la participación de actores no gubernamentales en la construcción
e implementación de la Agenda 2030 a nivel nacional (Surasky, 2020).
Es así como se han planteado mecanismos de gobernanza —como el gobierno abierto, el Acuerdo de Escazú, la planificación para el desarrollo y los
procesos de rendición de cuentas—, a través de los cuales se busca involucrar
a la sociedad y sus organizaciones de base. Estos mecanismos reafirman la
252
Capítulo 17 | Objetivos de Desarrollo Sostenible y gobernanza de las
políticas públicas
participación ciudadana como un derecho que emana de la soberanía y que
permite ejercer otros derechos (Naser et al., 2021), puesto que no hay manera de implementar los ODS si no es garantizando los derechos, dado que sus
metas emergen de estos mediante el surgimiento de nuevas agendas públicas,
promoviendo así la visibilización de la ciudadanía como actor crucial para la
implementación y territorialización de los objetivos (Mesa, 2018), a través del
contexto local, respecto a las capacidades, prioridades y necesidades que resultan
en cambios estructurales habilitantes para el cumplimiento de los objetivos de
la Agenda 2030.
Respecto al gobierno abierto, la Agenda 2030 plantea la necesidad de
datos e información clara para todos los actores como marco de seguimiento
y examen, con el fin de tomar decisiones consecuentes con los distintos contextos, guardando así la coherencia con las agendas públicas actuales y con la
generación de nuevos espacios de participación. En México, por ejemplo, se
cuenta con el Sistema de Evaluación del Desempeño (SED), que permite la toma
de decisiones a nivel local y evidenciar los avances que tienen las entidades
federativas en materia de los ODS (Vásquez Menely, 2020). Por su parte, en
Colombia se cuenta con la Estrategia SDG Corporate Tracker, que busca medir
la contribución del sector privado en la implementación de los ODS a través
de una plataforma en línea de recolección y sistematización de información,
tomando como base los estándares Global Reporting Initiative (GRI) de reporte
(DNP, 2021b). En el SED y en la Estrategia SDG Corporate Tracker, al igual que
en el Foro de los Países de América Latina y el Caribe, la participación de la
sociedad ha sido relevante como promotora de lecciones aprendidas hacia otros
actores y como generadora de datos e información crucial para el seguimiento
en la implementación de los ODS.
Por otro lado, el Acuerdo de Escazú sentó un precedente no solo por su
desarrollo en un contexto donde la problemática ambiental pasó de ser un tema
secundario para los países a ser una prioridad para la formulación e implementación de políticas públicas, sino porque concibe como pilares el respeto
a los derechos humanos, la justicia ambiental, la participación pública en los
procesos de toma de decisiones ambientales y la información transparente, por
tanto, incorporó a todos los agentes de la sociedad civil y, en general, a todos
los grupos que tienen un interés público (Cepal, 2019). El acuerdo demostró,
así, que la manera más efectiva para el logro e involucramiento en los asuntos
ambientales es la participación activa de la sociedad a través de acciones individuales con incidencias locales, regionales y nacionales. Para el caso colombiano, el Gobierno Nacional sancionó la ley que aprobó el Acuerdo de Escazú
en noviembre de 2022, luego de ser exigido por parte de la sociedad desde su
ratificación por parte del país en el 2019. Pese a lo anterior, este acuerdo ha
sido criticado por el sector privado, al considerarlo como innecesario, pues
253
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
sus principios se encuentran contemplados en otros acuerdos ambientales de
carácter nacional e internacional, además de ser una amenaza contra la productividad, lo cual conduciría a ceder soberanía a las ONG (Senado de la República
de Colombia, 2020).
En cuanto a la estrategia de planificación del desarrollo, existen dos casos
que demuestran que al involucrarse la sociedad en todas las etapas del proceso
de planificación se generan redes y coherencia entre las prioridades del Gobierno
y las necesidades de la población. Para el caso de Guatemala, durante 2016 se
diseñó la “Estrategia de implementación de las prioridades nacionales de desarrollo”, que fue la hoja de ruta para generar un espacio participativo entre las
instancias del Gobierno central y las de consulta a la ciudadanía, cuyo objetivo
era articular la Agenda 2030 y el Plan Nacional de Desarrollo, con el fin de
priorizar las necesidades nacionales sobre las que se implementarían acciones
por parte de todos los actores. Por tanto, fue necesario generar mecanismos de
participación para identificar los actores que tienen capacidades para implementar las acciones contempladas en los planes de desarrollo y que se encuentran
alineadas con los ODS, de tal forma que la agenda no sea exclusiva del Gobierno,
sino que sea apropiada por todos los demás actores, haciéndola universal, integral y sin dejar a nadie atrás (ONU, 2018). Por su parte, en el municipio de La
Paz, en Bolivia, para la implementación de los ODS, se estableció una estrategia
de territorialización cuyos elementos claves para el correcto involucramiento,
participación y apropiación por parte de la población se basan en el establecimiento de roles, alcances de las intervenciones, mecanismos de intervención y
estándares de calidad. Esto con el fin de generar una gobernanza multinivel a
través de la sensibilización y participación de la sociedad en todos los procesos
de planificación (Gobierno Autónomo Municipal de La Paz, 2019).
En Colombia, la estrategia de inclusión de los ODS en los Planes de Desarrollo Territoriales (PDT) no solo vincula a distintos actores, sino que brinda las
herramientas para articular las políticas públicas con el cumplimiento de los
ODS. Los resultados preliminares arrojaron que las regiones Kriol and Sea Flower,
Santanderes y Eje Cafetero y, Antioquia tuvieron mayor involucramiento de los
ODS respecto a sus PDT con 20 %, 19 % y 19 %, respectivamente. La región de
Amazonía, Central y, Llanos y Orinoquía, obtuvieron los menores niveles de
inclusión de los ODS en sus PDT con un 7 %, 12 % y 12 %, respectivamente (DNP,
2021a). Para el caso de las ciudades colombianas, la implementación de los
ODS fue un reto, porque las metas de la Agenda 2030 no eran accionables para
las alcaldías y territorios. De las 169 metas propuestas a nivel mundial, 91 no
corresponden al contexto urbano, 62 pueden abarcar el contexto de ciudades y
16 son muy importantes para la implementación por parte de las ciudades. Sin
embargo, el ODS 14 no hace parte de la agenda de ciudades, pues no se puede
medir a escala territorial. Ante esto, se define como indispensable consolidar
254
Capítulo 17 | Objetivos de Desarrollo Sostenible y gobernanza de las
políticas públicas
alianzas multiactor para la transformación territorial a través de acciones en
torno a los ODS (Fundación Corona et al., 2016a).
También se han sumado otros países que han demostrado que al incluir a
la población y generar mecanismos para su participación en la implementación
de los ODS, se pueden diseñar procesos transformadores: en Jamaica se incentivaron espacios de participación para adoptar la Agenda 2030 a nivel local;
en el Pacto Mundial de las Naciones Unidas participan más de 8000 entidades
empresariales y más de 4000 ONG para difundir innovaciones y nuevas tecnologías; en Honduras se rastrea a las personas que utilizan dispositivos móviles para
georreferenciar sus necesidades y vincularlas a iniciativas gubernamentales; y la
iniciativa Concausa (México), que lanzó en 2016 el primer concurso juvenil para
conocer propuestas dirigidas a erradicar la pobreza infantil de la región (Cepal,
2019). De igual forma, en países como Pakistán, India, Nepal y Bangladesh, la
participación de la sociedad permitió que se reconociera el transgénero como
un tercer género; en países de Europa del Este y Asia Central se diseñó una red
jurídica de escala regional para el VIH (PNUD, 2016a); en alianza entre China y
Corea, se creó el Programa de Estrategia para el Mar Amarillo, para la gestión de
la pesca basada en ecosistemas, y que involucra inherentemente la participación
de la sociedad civil (PNUD, 2016a); el Programa de Productos Básicos Verdes
del PNUD, que trabaja con gobiernos, sector privado y pequeños agricultores
para generar redes que promuevan la producción y comercio sostenible (PNUD,
2016c); y en Colombia, se creó la Iniciativa Sostenible, Innovadora y Multiactor, que busca un acercamiento con la sociedad para desarrollar procesos de
corresponsabilidad de la Agenda 2030 a través de su territorialización (DNP,
2020), entre otras.
Las experiencias han demostrado que la sociedad civil es un actor que genera valor agregado, pues sus alternativas son más adecuadas a las necesidades
de las comunidades y, por tanto, permiten garantizar de una manera más realista
el éxito en la implementación de los ODS (Grupo de las Naciones Unidas para
el Desarrollo Sostenible, 2019). Ejemplo de lo anterior son las diversas iniciativas que se han generado en el ámbito global y que comprueban que cuando
la sociedad se involucra de manera participativa, se apropia de los ODS, genera
redes e instancias para su implementación, y desarrolla acciones más efectivas
en el marco de los objetivos de la Agenda 2030.
Existen diversos retos para la implementación de los ODS debido al inmenso
vacío normativo respecto a la gobernanza de las políticas públicas, y al poco
o nulo involucramiento de los representantes de la sociedad en las estructuras
estatales en América Latina; región en la cual la sociedad civil y el sector privado
tienen presencia en menos de un tercio de las estructuras (Surasky, 2020). Por
esta razón, la participación de todos los actores requiere de una nueva gama
de mecanismos de inclusión, procesos de gobernanza y marcos comunes de
255
acción (BID, 2020), pues más del 70 % de los indicadores de la Agenda 2030
dependen de una fuerte intervención social para ser alcanzarlos a 2030, por lo
que los enfoques de participación ciudadana basada en lecciones aprendidas y
locales y en la creación de espacios óptimos para la gobernanza son imprescindibles para su implementación de una manera adecuada, efectiva y apropiada.
De esta manera, la sociedad en su conjunto se convierte en un agente transformador a través de la implementación de acciones con alcance nacional, y no
solo se involucran sus agentes como sujetos de derechos, sino también como
responsables de deberes, los cuales constituyen la principal clave para la implementación de los ODS: condición necesaria para una sociedad activa, involucrada
en los asuntos y prioridades nacionales, generadora de datos e información y
movilizadora de más actores, mediante redes y espacios de coordinación.
Sostenibilidad es más gobernanza
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Los modelos horizontales de gobernanza, en contraste con los modelos de
gobernabilidad construidos sobre lógicas verticales de jerarquización y segmentación de los sujetos de la política, buscan generar múltiples encuentros y
articulaciones entre los actores, los cuales se asocian no solamente en función
de los resultados, sino también con el fin de instalar capacidades que los consoliden como agentes activos de las soluciones.
En este sentido, el marco de gobernabilidad se consolida como la capacidad
de las instituciones públicas de responder a las demandas sociales, estableciendo sistemas de reglas y procedimientos que permitan la interrelación de los
diferentes actores sociales para producir decisiones en el marco de un sistema
estable y predecible de legitimidad, estabilidad, eficacia y eficiencia, haciendo
más profunda la democracia. Y la gobernanza, por su parte, se entiende como
la dinámica de movilización y compromiso de todos los actores, en los cauces
establecidos por la gobernabilidad, para aportar en la solución colectiva de
problemáticas.
Como sociedades en búsqueda de sostenibilidad, lo primero que las naciones latinoamericanas deben entender es que las acciones del Estado no pueden
resolver de manera definitiva las profundas problemáticas sociales y ambientales
que las debilitan, pero sí puede consolidar marcos democráticos de participación
efectiva, que promuevan la gobernanza como la capacidad de la sociedad en su
conjunto para encontrar salidas más justas y equitativas ante los diferentes retos.
De esta manera, el maltrecho modelo democrático puede ser fortalecido, abandonando el enfoque paternalista de un Estado que provee soluciones a sujetos
dependientes, para adoptar otra perspectiva en la cual las instituciones inician
y facilitan procesos de cambio, y son mediadoras entre los actores sociales que
256
Capítulo 17 | Objetivos de Desarrollo Sostenible y gobernanza de las
políticas públicas
buscan en conjunto salidas sostenibles en el marco de un sistema balanceado
de participación, debate y decisión sobre acciones y recursos públicos.
Las soluciones de los problemas de nuestro tiempo requieren de más comprometidos y menos responsables: así lo ha entendido el sistema multilateral
que fomenta instituciones promotoras y facilitadoras de procesos que se materializan en esquemas sensibles a los contextos específicos de cada región y
país. En este sentido, el sistema de Naciones Unidas trabaja de la mano de instituciones públicas nacionales, pero también de entidades de la sociedad civil,
para generar estructuras de respuestas múltiples a cada reto, aunque algunas
veces desarticuladas. Por eso nuestros esfuerzos deben ser cada vez más diversos
pero interrelacionados para ampliar los impactos y así llegar, todos al mismo
tiempo, a la gobernanza democrática, la justicia, la equidad y la paz que para
2030 plantean los ODS.
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Los autores
Fabián Leonardo Berrío Pallares
Sociólogo y especialista en Estudios Feministas y de Género de la Universidad
Nacional de Colombia. Sus intereses de investigación se encaminan a temas de
orientaciones sexuales e identidades de género no hegemónicas, teoría queer,
sociología política y movimientos sociales.
Correo electrónico:
[email protected]
Jorge Iván Bula Escobar
Escuela Superior de Administración Pública (ESAP). Cuenta con más de 30 años
como profesor de la Universidad Externado de Colombia, de la Universidad Jorge Tadeo Lozano y de la Universidad Nacional de Colombia donde ha trabajado
como vicerrector general, director de la Oficina Nacional de Planeación, decano
de la Facultad de Ciencias Económicas y director del Centro de Investigaciones
para el Desarrollo (CID). Economista de la Universidad Externado de Colombia,
magíster en Desarrollo Económico de la University of Manchester, magíster y
doctor en Sociología de la Université Catholique de Louvain.
Correo electrónico:
[email protected]
Natalia Andrea Cano Londoño
Ingeniera Biológica, magíster en Medio Ambiente y Desarrollo, Ph. D en Ingeniería. Profesora asociada del Departamento de Geociencias y Medio Ambiente, Facultad de Minas, Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín.
Directora del grupo de investigación Política, Legislación y Gestión Ambiental
(POLYGESTA). ORCID: https://orcid.org/000-0002-6476-7193.
Correo electrónico:
[email protected]
Daniela Cañas Valencia
Politóloga de la Universidad Nacional de Colombia.
Correo electrónico:
[email protected]
261
Germán Albeiro Castaño Duque
Profesor de la Universidad Nacional de Colombia - Sede Manizales. Director
del Centro de Pensamiento en Desarrollo Sostenible. Director del Grupo de
Trabajo Académico Cultura de la Calidad en la Educación. Investigador principal del proyecto “Fortalecimiento Docente desde la Alfabetización Mediática
Informacional y la CTeI, como estrategia didáctico-pedagógico y soporte para
la recuperación de la confianza del tejido social afectado del conflicto” del
Programa Colombia Científica.
Correo electrónico:
[email protected]
Mercedes Castillo de Herrera
Economista, magíster y doctora en Urbanismo con estudios de Filosofía. Actualmente coordinadora de la Especialización y la Maestría en Gestión de Cuencas
Hidrográficas de la DUAD de la Universidad Santo Tomás y docente invitada
de la Maestría en Hábitat de la Universidad Nacional de Colombia. Autora o
coautora en más de cuarenta libros y publicaciones. Consultora para entidades
gubernamentales y privadas en temas de ordenamiento territorial y de conservación patrimonial.
Correo electrónico:
[email protected]
Juan Pablo Centeno Cachopo
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Investigador sobre políticas públicas de ciencia y tecnología, en el Observatorio
de Políticas, Ejecución y Resultados de la Administración Pública (OPERA, A1)
de la Universidad Externado de Colombia. Consultor en Technopolis Group
para América Latina y Reino Unido.
Correo electrónico:
[email protected]
Liliana Alejandra Chicaíza Becerra
Administradora de Empresas y doctora en Economía y Gestión de la Salud.
Profesora titular de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia.
Correo electrónico:
[email protected]
Andrés Felipe Cuartas
Estudiante de Ingeniería Ambiental.
Correo electrónico:
[email protected]
262
Los autores
Dahiana Delgado Vargas
Candidata a Ingeniería Agronómica, Universidad Nacional de Colombia - Sede
Palmira. Representante ante Consejo de Sede (2018), vocera nacional en la
Unión Nacional de Estudiantes de la Educación Superior (UNEES) (2018).
Correo electrónico:
[email protected]
Paulina Duque López
Estudiante de Ingeniería Ambiental.
Correo electrónico:
[email protected]
Mauricio Gómez-Villegas
Contador Público, magíster en Administración, magíster en Contabilidad, Control de Gestión y Auditoría y doctor en Contabilidad. Profesor asociado de la
Universidad Nacional de Colombia. Investiga temas orientados a los campos
de contabilidad social y ambiental, contabilidad y gestión gubernamental y
contabilidad crítica. Ha sido Subcontador General de la Nación y Dirección de
la Escuela de Administración y Contaduría Pública de la Universidad Nacional
de Colombia.
Correo electrónico:
[email protected]
Mario Fernando Guerrero-Gutiérrez
Historiador, magíster en Comunicacipon y Medios y Ph. D. Cum Laude en
medios, Comunicación y Cultura de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Docente-investigador en geopolítica, política comparada, comunicación política
y conflicto. Líder del grupo de investigación “Comunicación, educación, TIC y
conflictos contemporáneos”; cofundador de la Revista Legislación y Prospectiva;
cofundador del Centro de Pensamiento en Comunicación y Ciudadanía de la
Universidad Nacional de Colombia. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-18315807.
Correo electrónico:
[email protected]
Jennifer Tatiana Jiménez Forero
Contadora Pública, administradora de empresas y magíster en Administración
de la Universidad Nacional de Colombia.
Correo electrónico:
[email protected]
263
Iván Alberto Lizarazo Salcedo
Ingeniero civil de la Universidad Industrial de Santander, magíster en GIScience y
Ph. D. en Geografía de la University of London. Profesor asociado en la Facultad
de Ciencias Agrarias, Universidad Nacional de Colombia. Investigador Senior
(Colciencias). Investigador principal de la Red Académica Internacional “SDG
nexus Network” que realiza investigación orientada a la promoción de la sostenibilidad. Director del grupo de investigación Análisis Espacial del Territorio
y del Cambio Global (AET-CG).
Correo electrónico: e-mail:
[email protected]
Angela María Londoño Motta
Ph. D. en Agroecología. Docente asociada en la Facultad de Ciencias Agropecuarias, Universidad Nacional de Colombia - Sede Palmira.
Correo electrónico:
[email protected]
Marco Antonio Londoño Zuluaga
Ingeniero Químico de la Universidad Nacional de Colombia. Especialista en
Gerencia de Proyectos y magíster en Gerencia de Proyectos de la Universidad
EAFIT. Integrante del Centro de Altos Estudios Legislativos (CAEL) del Congreso
de la República. Integrante de la Comisión de Sabios por Caldas. Integrante
del Centro de Pensamiento en Desarrollo Sostenible. Alcalde de Supía, Caldas
(2020-2023).
Correo electrónico:
[email protected]
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Mauricio López González
Director ejecutivo de la Red Pacto Global Colombia.
Alejandro López Toro
Arquitecto constructor de la Universidad Nacional de Colombia.
Correo electrónico:
[email protected]
Nicolás Fernando Molina Sáenz
Filósofo de la Universidad de Antioquia, especialista en Gobierno y Cultura
Política de la misma Universidad. Doctor del Programa Paz, Conflictos y Democracia de la Universidad de Granada (España). Pasantía postdoctoral “La
264
Los autores
Responsabilidad social de las organizaciones sociales”. Docente e investigador
en la Universidad Pontificia Bolivariana (Medellín). Conferencista y asesor en
los temas de desarrollo sostenible, sostenibilidad corporativa y generación de
valor compartido.
Correo electrónico:
[email protected]
Juanita Montoya Galvis
Arquitecta de la Universidad de los Andes, magister en Arquitectura del Politécnico de Turín (Italia) y Ph. D. en Arquitectura y Urbanismo de la Universidad
del Bío-Bío (Chile). Profesora asociada de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo y Coordinadora Académica de la Maestría en Hábitat de la Universidad
Nacional de Colombia - Sede Bogotá. Investigadora en sustentabilidad urbana
e informalidad y gerente de proyectos de gran escala.
Correo electrónico:
[email protected]
Milena Montoya Serrano
Economista y magíster en Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de
Colombia. Investigadora, gerente y asesora en gestión de proyectos de desarrollo
y evaluación de políticas públicas.
Correo electrónico:
[email protected]
Zahira Moreno Freites
Doctora en Gestión y Administración de Empresas de la Universidad de Valencia
(España). Docente-investigadora y miembro del grupo de investigación Innovar del Caribe de la Escuela de Negocios Universidad del Norte (Barranquilla,
Colombia). Investigadora Senior (Colciencias). ORCID: https://orcid.org/00000002-8470-4368.
Correo electrónico:
[email protected]
Luisa Fernanda Niño-Lancheros
Economista, especialista en Planeación, Gestión y Control del Desarrollo Social, magíster en Medio Ambiente y Desarrollo de la Universidad Nacional de
Colombia.
Correo electrónico:
[email protected]
265
Álvaro Parrado Barbosa
Ingeniero Agrónomo, magíster en Ciencias Agrarias y Doctor en Desarrollo
Humano y Sustentable. Profesor del Departamento de Nutrición Humana de la
Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia - Sede Bogotá.
Correo electrónico:
[email protected]
Alejandro Peláez Arango
Profesor asociado de la Universidad Nacional de Colombia - Sede Manizales.
Estudiante de la maestría en Administración de la Universidad Nacional de
Colombia - Sede Manizales, investigador del GTA Cultura de la Calidad en la
Educación. Integrante Centro de Pensamiento en Desarrollo Sostenible.
Correo electrónico:
[email protected]
Giovanni Pérez Ortega
Doctor en Gerencia. Profesor asociado en Dedicación Exclusiva del Departamento de Ingeniería de la Organización, Facultad de Minas, Universidad Nacional
de Colombia - Sede Medellín. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-1090-9926.
Correo electrónico:
[email protected]
Erika Pinto Beltrán
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Economista y magíster en Ciencias Económicas. Gerente y coordinador de
organizaciones de producción y comercialización de derivados de recursos
genéticos y de empresas de consultoría. Investigadora en temas de acceso a
recursos genéticos.
Correo electrónico:
[email protected]
Álvaro Clemente Quijano Angarita
Estadístico de la Universidad Nacional de Colombia, magíster en Bioestadística
de la Escuela de Salud Pública Global Gillings de la Universidad de Carolina del
Norte (Chapel Hill). Becario de Fulbright - Pasaporte a la Ciencia.
Correo electrónico:
[email protected]
Carlos Mario Ramírez Guapacha
Investigador del Centro de Pensamiento en Desarrollo Sostenible. Investigador
del Grupo de Trabajo Académico Cultura de la Calidad en la Educación. Co-investigador principal del proyecto “Fortalecimiento Docente desde la Alfabetiza-
266
Los autores
ción Mediática Informacional y la CTeI, como estrategia didáctico-pedagógico
y soporte para la recuperación de la confianza del tejido social afectado del
conflicto” del Programa Colombia Científica.
Correo electrónico:
[email protected]
Néstor Fernando Romero Villada
Licenciado en Pedagogía Reeducativa de la Universidad Católica Luis Amigó,
especialista en Estudios sobre la Juventud de la Universidad de Antioquia, magíster en Gerencia de Empresas Sociales para la Innovación Social y el Desarrollo
Local de la Universidad EAFIT.
Correo electrónico: nestorromero7@gmail.
Sergio Andrés Tobón Ospina
Economista de la Universidad de Antioquia y magíster en Desarrollo de la Universidad Pontificia Bolivariana. Director de Desarrollo Territorial de la Fundación
ProAntioquia (2017-2022). Docente de la Facultad de Ciencias Económicas y
Administrativas de la Universidad de Medellín. Consultor experto en temas
de desarrollo territorial, sostenibilidad y modelo de gestión y relacionamiento.
Correo electrónico:
[email protected]
María Adelaida Torres
Ingeniera administradora, magíster en Medio Ambiente y Desarrollo, estudiante
de doctorado en Ingeniería Recursos Hidráulicos.
Correo electrónico:
[email protected]
Beatriz Piedad Urdinola Contreras
Profesora asociada del Departamento de Estadística de la Universidad Nacional de Colombia. Demógrafa con énfasis en trabajos cuantitativos aplicados y
especializada en América Latina.
Correo electrónico:
[email protected]
Nathalia Valderrama Bohórquez
Investigadora visitante de la Escuela de Humanidades y Desarrollo (COHD) de
la Universidad Agrícola de China (CAU). Doctora en Desarrollo Rural de la Universidad Federal del Rio Grande del Sul (UFRGS).
Correo electrónico:
[email protected]
267
Carlos Alberto Zarate Yepes
Abogado, economista agrícola, especialista en Derecho Minero y Ambiental.
Magíster en Derecho Procesal y Ph. D. en Derecho.
Correo electrónico:
[email protected]
Álvaro Zerda Sarmiento
Administrador de Empresas y doctor en Economía. Profesor asociado de la
Escuela de Economía de la Universidad Nacional de Colombia. Investigador
en temas de desarrollo económico como industria y tecnología, derechos de
propiedad intelectual, conocimiento tradicional. Ha publicado varios libros y
numerosos artículos en estos temas y actualmente es director del Centro Editorial
de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia.
Correo electrónico:
[email protected]
Gertrudis Ziritt Trejo
Transformando Colombia: Objetivos de Desarrollo Sostenible
Doctora en Ciencias para el Desarrollo Estratégico (UBV). Docente-investigadora y miembro del grupo de investigación Innovar del Caribe de la Escuela de
Negocios de la Universidad del Norte (Barranquilla, Colombia). Investigadora
Senior (Colciencias). ORCID: https://orcid.org/0000-0001-5240-4080.
Correo electrónico:
[email protected]
[email protected]
268
Este libro forma parte
de la Colección Escuela de Pensamiento.
Se terminó de editar en mayo de 2023 en la Editorial
Universidad Nacional de Colombia.
El programa Escuela de Pensamiento, es
una estrategia académica de la Universidad
Nacional de Colombia de articulación
con la sociedad para incidir de manera
constructiva en la agenda pública,
contribuyendo a la construcción de
la nación desde sus capacidades
de formación, investigación
y extensión, fomentando
alianzas y espacios de discusión
y convergencia de todos los
actores de la sociedad y el Estado
involucrados en las problemáticas
sociales, para formular propuestas
de política pública concretas
y basadas en evidencia.
OTROS TITULOS DE LA COLECCIÓN
Academia y política pública
Editores académicos: André-Noël Roth Deubel y Mario
Fernando Guerrero-Gutiérrez
Reflexiones y experiencias en educación superior y
sustentabilidad: avanzando hacia una educación superior
para la sustentabilidad
Editores: José Ismael Peña Reyes, Hernán Gustavo Cortés
Mora y Andrés Ricardo Beira Combariza
Reformas pensionales: superar las brechas del sistema
dual
Editor: Hernando Torres Corredor
Coordinadora académica: Diana del Pilar Colorado Acevedo
La desigualdad debilita la cohesión
social y la confianza de la población en los
gobiernos, las instituciones y sus congéneres,
y genera un mundo de profundos contrastes
que, en las últimas décadas, ha retrocedido
cien años en materia de distribución de la
riqueza. En este contexto, la comunidad
internacional plantea en 2015 los ods
como una agenda universal de lucha contra
la desigualdad, y la consolidación de
sociedades pacíficas e inclusivas basadas
en la sostenibilidad económica y ambiental,
con un reconocimiento explícito de la acción
colectiva internacional como única forma
para alcanzarla. Así, la Universidad Nacional
de Colombia, como actor de la Agenda
2030, promueve el principio de integralidad
recogiendo, en esta obra, análisis sectoriales e
iniciativas territoriales que han contribuido a
la implementación de los ods en Colombia.