Pluralismo estérico
José Luis Villacaiiru BerlangiJ
Universidad de
1. Gestalt
En el libro d",srinado a
un
sentido jurídico de III d':nlocracia
política, ahora .:ntendida como homogeneidad sustancial del pueblo anclada en
la diferenci:l entre amigo-",nemigo, en 11I korla de la Corulirución de Ca rl Schmin,
cuando se discute los valores liberales fundamentales, y entre
el derecho
de la libre discllsión como forma arquelÍpica de configu rar la opinión pública, se
deja caer como de pas:lda, en la letra pequeña de las notas, unll reflexión sob re
la nueva cond ición de la vida social y el nuevo papel del ane en ella. Ca d
Schmin no deseaba eliminar la noción de opi nión pllblica, como es sabido. Al
contrario, a ella le correspondía actualizar la vieja ¡orma de la aclamación, sin la
cual el hombre político no podía disponer del atributo Je la soberanfa . Sin embargo, en III época d.: la homogeneidad de masa, no era p<»ible alcanzar aqudla
forma unán ime de la acl amación a través de la libertad de discusión liberal. b
nlleVll opinión pública, esto era lo importante, no plisaba por la libertad de pen.
samiento, de opinión, Je creencia o de discusión. Por eso, esras derechos podían
mantene rse a los ojos de Schmill sin qu.: el Estado inteT\·ini.:se en su regulaci ón.
Como buen hegelillno, Schmitt comprendió que la libertad de prensa y de medios escritos, esto que se ha dado en llanmr de recho de información, no tenín
efec tos formador.:!. Fuera cual fuera la verdad material d.: lo que en los po::rióJicos liberal.:s se dijese, tenía una forma de .:xistencia que solo podía caracteriza r_
se como doXó, una fina piel qu.: no podría contener los movimientos polítiCOS
cuando estallaran. Su condición era morir al día siguiente, ser olvidado. Así que
El
bajo esU condición, el Estado paJíll dej:.r que s.: imprimi.:se cua lquier
l.:ctor d.: periódicos ni se rl'Ía ni obstaculizaba el proceso de aclamación
Por eso,
Schmitt podía queda r como hudla del Estado liberal. Se podía sin
duda minimizar las
del Estado en este derecho de manifestación del
pensamient.). Era algo así como dejar a las potencias ilustradas de la inteligencia
elitista :l b autónoma compTllbaCi,ín de su est.:rilidnd, de su impotencia, de su
desolación .
Pero domle no cabía duda a la hora de reconocer al Estado IIn pnpcl de
imerl'enwr era en otm fenómeno '-lile tenía una rcl:r.cilín decisiva con la opini{m
pllblica, en su capaciclad de prod llcir aclamación y $<lberano. Y estl) era así puro
'-lue ence rr:lba la presencia de una forma, drealidad. una O<,Sldlr r<,presenT:lriva,
dotada de podetes capaces de: genera r esa homogeneidad popula r que el pensa.
miento libre ya no ten ía al alcance de la mano. Se trataoo dd cin.:. Por eso,
Schmi n se convinió ",n un defensor Je la ley de
cin.:malOgrMlca <kl 12
de mayo dt' 1920. Enlonces, hablando de ella dijo:
[Iltima limitaciÓn..-s de
especial inl.:rés para d prace$O de los dt'rechos
liberales, porque
muestra \.ju e con la crccÍl! nle intemión de h vinculación KlCial del indiviJuo, )'
con el ca mbi o de
técnica de la comunicación ,
el \"kjo principiu
liberal de la dimibudón, convirtiéndose en simple fi cción h idea de la libertad
ilimitada del individuo _l.
La
como muchas veces sucede en Schmin, está llena de sinuosas lI m·
bigüooad.cs. El primer asunto era la ¡mt'nsa vinculación dd individuo a la socieda,l. Este supueno era muy poco liberal, de:roe luego. Con"lO en loJa su teoría de
la construcción de homogeneidad sustamiva, también aquí Schmitt apeló a la
palabra más querida, intensificación. Para produci r homog.::neidad no solo se
reqll<!ria in tcruiflca r las diferencias con el eX lraño hasta hacer ..k él un enemi go. Era preciso intensificar la ,'Ínculación del individuo con esa homogeneidad
social, hasta hacer que él pudiera reproducir-em.:arna r de forma incues tionad a
aquella forma de vida, st'ntirla como propia, pt'rcibi r el peligro en que se halla·
ba, luc har por elh. Esta intensificación no se podb enlregar a la di stribución de
opiniones en d espacio público. Eran necesarias nuevas técnicas de comunicación monopolizadas y autoritarias. Estas técni cas no podían es tar sometidas a la
li bertad dd individ uo ni puenas en su mano. De ahí la necesi dad de 13 le}' de
c.: nsu r3. La libertad ilimitada del individuo era pues una fic ción. En el duble
sentido: no podía tener las ma nos libres pa ra ac tuar en el ci nc, y no podía foro
marsc libreme nte a sí mismo. Ahora debía inlensifi,a r
vínculo social.
La filosofía del siglo xx Jebe atostumbraT$e a leer a Schmin como la contra
faz de Walter Benjamin. Pero por ahora debemos ato:nemos a Schmin . El d no:
era el finlll de la sociedad liberal, eso parecla dec ir nueSITO jurisla, quien recor_
daba que la configu ración de la subjetividad liberal pasaba por en trt'ga r a la
r'lIio y 1I1 debate racional la re sponsabilidad de formar a los individu05 autónomos. Mien tras que la libertad de pensamiento podía
intacta, 11I de ope rar
con el cine debía limitarse. Con dio se daba por sentado que
intensificación
dd víncul o social no pasaba por el pensa miento, sino por 311.'0 dife rente . • La
lib re discusión, \.jlle pata III idt' 3 liberal es el med io adecuado a la integración de
IIn .. unidad social. era abandonada porque ahora la unidaJ social significaba
homoge ne idad, y ... sta no se podía formar a uavés del po.!nsamit'nto. Con dl u, los
p.:nsamiemos huma llUll junto con su expresión a Ir:I\"':S .Id Io:nguajo: humanu
quedaron d.cvalu .... l05 ,omo inSlmmenlOS de cohesión in!eruificaJa. Para lograr
la homogeneidad resllllaban precisos otros m ... diQ!:; y para produci rla vino en auxil iu
¡
T........ J.. la C ... ,¡filO"'o6oo i 1917}. "-1;,J,oJ.
434
EJir",ool. 1989. p. J 7l .
de Schmitt nue"" indusuia-arte dd ci ne. Con esa sutil mezda de precisión 'f
capacidad de schock, la nueva técnica se componía a los ojos de Schmi n d.:
.c uadros y exposición
y por ta nto «no lenguaje y
n0
.palabra hablada o escrita •. De toJo esto lo que so;: derivaba es que la polrtica no
pasaba por la discusión liberal, sino por la composición del cuadro y la mim.:sis.
L<l discusión no era ",:cesaria. Al no ser necesaria tampoco era imposible. Se le
podía dar li bert ad pues formaba parte de aque lbs cosas que, aunque fuemn de
otra manera, no cambiaba n nada. El derecho liberal a la libre discus ión era un
derecho individual. Por el contrario, el derecho a conuolar el cine em un der.: cho d.:mocr:ítico. Cuando se .:jerce no se imagina al burgués ;¡I marge n del
Estado y del pueblo que 10 sostiene, sino al ci udadano ya integrado en el s.:no
dd Es tado. Por eso l;¡ lib.: n ad individual podía s.: r aquí limitada .:n favor del
cito)'en. No convi.:n.: ol vidarlo: el pensamiento de Schmin es también republica no. No d e un r.:publicanismo liberal , es verdad; ni de un republicanismo
comunitarista, anclado en I;¡ tradición. Sino de un republicanismo tecnificado,
construido, propagado, intensificado, toml. Esto no se podría olvidar para nu.:suo asunto.
En suma, el dcre<:ho de cenmrar el cinc está relacionado con la necesidad
de que el Estado prod uzca sujetos capaces de ser ciudadanos homogéneos de ese
Estado. Es un derecho democrático que se dirige contra el der.:cho libcraP. De
ahí que es té limitado respecto a su función. Y el ci nc era el medio educ:ltivo por
excdencia, porque abandonand o al individuo el pensamiento en que se ha bía
centrado l;¡ 1lustración, abordaba el problema polítiCO del influjO sobre las masas. Est.: .:ra ta n extremo, tan intenso, Tan eficaz, _q ue ningún Estado puede
dejar si n control es te poderoso
El conSlTucti"ismo
de la diferencia amigo-enemigo, desde luego, tenía en 13 técnica psíquica dd
cinematógrafo su caso ejemplar. El soberano era sob.:rano porque tenía est.: poder en su mano Vcon él podía generar la diferencia amigo-enemigo, y decidir el
Estado de excepción. De eSTa forma, soberano era a fin de cuentas qlJien tenía el
poder de c.:nsur;¡r, el q ue tenía en su mano el cine, quien movía b técnica
síquica al s.:rvicio de la autoafirmaci6n d.: la homog.:neidad social que sustent a
el Stnd..., y sin la cual no hay aclamac ión ni soberano. No habf(l "ltern¡ttivn. Era
necesario, frente a la contingencia del pensamiento, que iI<: qu iebra en su
improbabilidad fúrmati»a .
de 1.,.
de: un. Co",tit.,<:ión
Jd &to<lo de
'''luí un Ju.li,mo
lo. de.echo, (unJ.""'ntale •. Los derecho. ciuJ ...bno,
I""'U¡JO""" .1 1.0mb•.,
en eI ..
de libertad. ,¡,.., al
2
. Al
co,,.,.._
no
,·i,·,- en
d E.laJo ••1'·'t"",·". Tíe",'" por e><, U" c •• k¡ ••
IXllítico. H.y qu" distingui.lo> de lo,
den,<,l,..,.
(u,.,J.""'nl.k" comode •• cho d••1.tuS pol;,ico, o COnlO d.",d,..,. ¡",,'ub.,>,. El
"'''''.!le ",¡I, inlport""IC
,'" que no
"'"
pri n.cip;.. •. 1(·.".la ¡J.. k, r""'titu.:ión ,
0>/1. ,;ir. p.
3
IN,L 1'. 173.
En un pasaje final de la larga nOla de Schmilt se deja caer otra frase llena de
En ella Schmiu usó de o[ra de sus palabras clave:
El cine debía
neutralizado. No d.::bía servir ¡¡ la división social. No podía e$[ar
so metido a dive rsas interpretaciones ni a est05 dive rsos partidos que pued.::n
coincidir y disputarse ti Estado. L"l rdaci6n entro! d cine y el soberano pasa por
pon.::rlo al servicio de la instancia mprema que unifica, no de las insr-;ancias qu.::
di viden. El cine lenía que euar al servicio del orden existente y esto q ue ría
decir, en 105 Icjal105 años de 19Z7, la supre macfa soberana del EstaJo como forma
que debía aut03finnarse. Entonces dejó caer Schmi!! la frase final : _aun cuando
no lenga el ánimo de uti liza rlo abienamente como medio para la integración de
una homogeneidad psicológico-social •.
2. La verific:ación de la tesis de Schmitt
Con esta frase, Schmill com prendió que la deferua del orden existente del
cine era independiente de que So! consKlerar.l ti ord.::n exiSlenlc a la manera de
Schmitr. En realidad, quiere decir que el cinc puede dcf.::rnkr el orden .::xistente aun cuando ese orden no pase por la centralidad de la política ni dependa de
la forma Es tado. Distinto en el análisis de Schmitt algo así como una dif.::rente
n.:: cesidad. El cinc debo: estar al servicio del ord en exist.::nte. Esta .::s una necesidad absoluta que no n«esita usarse abiettamenlc, dewe la voluntad. Esto \·a
de suyo. Ahora bien, de (a rma aJicional .se puede usar como medio para la integración de una homogeneidad psicológico social, C5 to es, polílica. Sin duda, tal
cO$a ocu rri6 bien pronto. Si la Twría de /¡¡ a.IIUlilllciÓll se editó en 1927, ese
mis mo año se veía en las panlallas ese ex u aordina rio C"onjunto de cuadros y
mimesis puesto al servicio de la teoría de
inlegración dc Rudalf Smcnd. destinlldo a produci r homogeneidad síquica, que lleva por titulo Metrópolis, ..le Friu
Lang, que di o a su aut or el dudoso mérito de sc r
por GOcbells como
ci neasta al servicio de la
nazi. Como ne analizado en otro luga rl ,
Merr6po1iJ ofreció el mito tecnificado más representativo del mundo moderno,
en $U esfueno por supe rar la luena de clases como forma de C5Cuión KlC ial. En
en.:: sentido, IU pretensión ftle ¡n-oducir homogeneiJad por encima de e5a dualida '! que el marx ismo habia ¡n-cscntado como hete rogeneidad irreconcili Able. S u
aspiración fue producir un cuadro de consenso que: foullra a la mim.::sb por su
gra ndi osidad y su int.::nsidaJ . El abra ro final de lA mano y el ccrebrl) bajo el auio
de la 1¡:lesia, unidos
a través del líde r
rcpr<!sentlldo p..>r d
mostTllba la neccsidad de la interdependencia de los podcres (rfos \'
técnicos,
y libe rales, bajo la centralidad del afecto y el .senlimienw, la
kJbn- d "';,<>= el caoo'\'Ittn¡p..oli••. J. A. 6ac" "bufn y A. G.olinJo H"rd... e....
• ,.......,..,.."'" ....."J . .-\1"""",,, o;""';odón J.. Al"","". 100-1. pp. 111.411.
-+
•
436
Plurnli¡mQ ",':,i.o
pott'ncia verdaJera homogeneizadota. Ese afcclO p.:rmitía la viJa cn merrópo1is
en un munJo que se
sin cambiar metrópolis, unía a trabajaJores y
mamenía estructum lmemc idéntico, pero que no era impugnado puesto que
vivía Je la certeza de qlle el nuevo Mesías ya se había hecho presente.
El cinc, como represemaci6n disciplinada, se vio así in temameme reladonado con la idemificaciÓTl dd soberano y lo represemó en escena. En él se hizo
evidente esa síntesis entre sobera nía y representación que forja uniJa,!' Metrópolis pasó a ser la alternativa al Leviatán, un
mortal, un gran anim,,1 "nificial. que por fin tenía aqudla parte más difícil de tecnificar, un corazón. Con
ello, la representación mímica que presentó y exhibió ante sociedaJes masivas,
el conjumo de imágenes que prese ntó encadenadas, en su capacidad de producir vínculO$ de individuos con lo social, se elev6 a una nueva dimensión. Desde
luego, no era un símbolo de nada trascendente. Metrópolis no era la ciudad Je
la tierra que simboliza la ciudad del cido. Es la ciudad de la tierra en imágenes
que representan la ciudad de la tierra real y futura. Su territorio es la plena
inmanencia y en su afán imegrador
acortar todas las distancias, incluida
la del ti empo. No dice lo que debe se r, si no lo que es y se rá. Y sin embargo, carga
eso que es y será con tal intensidad de afecto que vincula la psique. Por eso, no
ofrece un símbolo, que vive de la duali,iad y Je la trascendencia, sino una ima_
gen que imp li cll un afecto vinculante, una capacidad de reconciliarse con lo
que es, de mover el afecto y de disponerse a MI servicio. Como tal. Metrópolis no
forjó tampoco unll mera imagen. No es unll image n que se desplaza,
se
metamorfosea, q1le se contempla. Pura energía psíquica, está destinada a producir afectos compromisos, integración y homogeneidad. Presenta nuestro destin,), pero hace que nos precipitemos hacia él con la sensación mítica Je 10
ineluctable. Se trata por eso Je una imagen con fuerta arcaica, anclada al mito
de Babel, del que sigue viviendo d cine. A estas
que no nos llevan a
lo tmscendente, sino que exhiben 111 fuerza síquica desnuda propia de lo inmllnente arcaico, con capaCidad de conectar con el mito, y de generar así poderes
Schmitt le dio un nombre y con él definió en Glos(Isoberanos y
rio su propia época. Se ¡rata de Geutul. Por eso
palabra que\l6 integrada en
Sil Jefinición JI' enemigo. El eneflligo, Jijo, es mi propio problema en Ge5/¡¡/¡.
Antes que disponer Je una figurll propia, an tes de resolvcr mi pregunta, mi
cuestión, mi enigma, mi problema, ya he identificado la figurll dd enemigu, y
ella me carga Je afecto negativo, dd odio, dd miedo, y po r eso y Jesde él,
produce homogeneidlld. ToJo csto Jebe producirlo la Gestal!. En la pdícub
Mdrópolis, el enemib'{l es la
de los trabajadores. De forma muy
Jünger ofreció la Gcs/a/¡ ylle se npropiaba de la figura del enemi¡:o en su libro
0.-, Arbei¡er \" con ella se dispuso a de'finir los afcctlls dc una nueva formación de
maSll, .;apaz .le se rvir ni sobcrano yuc decretaba la movilización tutal. Cunw 111
de
'llne'ra. \' obtiene su afe.;tu psíyuico dd mito de &.hcl -la
eterna prem"ni,ión .Id caos yue amen:12a a toda reunión de
h\I1l\:lIl<lS-,
43 7
Mí la
..Id Tr<lbajtJdor conectaba con el mito do: Prome teo. De la misma
n\anera que la primera pcrfe<donaba el mito do: &bel po: rmiliendo la vida y el
orden en un<l cons tr llCción tolal qu.:_por fin desalojaba la trasce ndencia, y lo
hacía mediante la creación de un conuÓf\ artificial, asl el
perfe<cionalIsegurando una producción que proteb'Ía
ba el miro de la técnicll de
de 1<1
prometo:icll y gar<lntizaba que el nuevo hombre seríll ajeno II I
producía, el fuego que quema las ba rbas dd fauno
dolor y que III propill
que robó 111
del fuego. En un caw y en otro, el hombre lib.:ral, lmdado en
la formación de su propia psique a través del medio hllmano ..Id
el ser
humlll\O que habla, quedaba humillado definitivamente.
3. El capitalis m o sobera no
La. versión política del cine no era ne<elaria. La. emergencia de la representación $Ohcrana, canalizada por la irrupción de una GeJlalt tecnificada y formativa
de la subjetividad
de la masa, no era esencial. Tal cosa fue verosímil
en Alemania por la doble presión que expe rimentó e$te paíli
medio de la
irrupción de la ,ompetic;ión por el dominio técnico de la URSS y de los USA. El
sobemno político era necesario al jugador más débil y al perdedor. Mientras que
Alemania necesitaba un cine II la altura de su teoda constitucionlll, la idcologíll
RClO.Sevclt encontró en Franz CTapa su cineasra al servicio de esa ulOpía de la
pequeña burguesía mundia l que se preparaba y que resul tó reflejada en QIIt"
bdlo
Un cine no estaba menos al servicio ..Id orden exiSh:nte que ouo.
Pero uno so: atenía a la producción de homogeneidad $OCial por la vía dd mercado, mienua$ que el ou o se enca minaba a ella por la producción del afeClo al
soberano. Uno r.:elaboraba el milO, mientras que ouo 10 desalojaba mediante su
traducción a comedia. Mientras que una opc:i6n so: concentraba en doI:ar a una
imagen de fuena arCllica y mítica, al se rvicio de una polrlica, la ot ra hllcCa
ci rculll r las imág..:nl'$ en un eonsumo acelerado que $010 se podía mantener por
la irrupción de una ironfa en eSlado puro.
Si algo sabra Ca rl Schmill era que el triunfo de la dominación mundial del
cos mopoli tismo del me rcado implicaba la identificación de un nuevo soberano
sin representar, el capitalismo. El cinc, sin embargo, continu ó sirviendo al orden
existeme. Con di o, d sobe rano político dcjó de tener las dccisionc$, pero estas
siguieron imponiéndose. La hon'Klgeneidad de amigo-cnen\iIlO se transformó en
hornQg\'nt'ÍdaJ .k cOfIliu01iJores y la definición J e una scnsibil i.!(Id mimética de
sumisión al sobe rano, se convi uió en una scnsibiliJ¡l.(1 mimé tica quc se ¡mitllba a
sí misma, cxpandiéndosc en esa pequeña bu rguesfa muooill l que Agamhcn ha
e<)01O la única f..... ma de vida superviviente. Lo que el cine ofreció
fu ... un ré,,'Ímen . Ie
suficientemente ee rellnas, y paT"ll ello se enc;lrgó
.le elíponer nwdelos de vida !lO completamente lejanos o inlllcllmabl...s, sino
4JB
imit;:¡bles en
forma.
mantuvo dimensiones épicas o hist6ric;ls,
complement ó la ínlta de gr;lndeza de la mimesis con legend;lrios
que
,lignificaban d humild<, presente con la idea d.: comp r.:nd.:rse como receptores
de un lt: gado he roico. El bienestar del pr<,s.:me ser entendió así como una herencia legítima y se añadió con ella una satisfacción adicional a la satisfllcci6n.
Lo que se gozaba no era gratuito, aunqu e nadi.: tení.. que p.:mar en imitar a
nadie. Al contr.. rio, ese pas,ldo nos habl;¡ba Je solid.:z, de conq uista histórica
irreversible, nos h .. d .. reposar tmnq\lil os sobre una idea de los motivos de nuesIHI superioridad.
La culfllra de masas ha vil'ido de la comedia cinematográfica como Ge5falr
..lternativa que logra que n05 vinculemos con apego a nuestro pequ<,ño mundo.
Con dio duplica nuestra vida en un espejo, nos ofrece una imagen que permite
leer nuestra vida cotidiana como ideal. La distancia entre el cine y la vida tiend<,
a clausurarse y el prq,'ra ma Je la oo ucación estética se cumple. la transfe rencia
Je se ntido se canaliza, sin embargo, no meJiante esta organkidad d<, la GesUlh,
si no a trav¿s de la diseminación de las instantánt'as, d<, los instantes, de las imágenes. En realidad. cuadro y mimesis sigue funcionando, pero ahora a la manera de
la fotografía, dd instante, d.: la imagen. Esra es la forma oo ucati l'a de la sensibilidad en el régimen dd sob.:rano capi talista, un soberano que quieT<' ocultarst! en
Sil propio consumo, en su propio acontecer, en Sil de\'enir, en su fluir.
Con centramos en d par de conc<'ptos CX:stalt -Bild nos damos cuenta de 10
inadecuado de la categorimción benjaminiana instalada t': n el par símbolo_ale_
goría. Pues el primer pa r constit uye \lna respuesta a los problt!mas que
el
segundo, en la medida t':n que están inexorablemente conectaJos con la tTa5cendencia. Sin duda, Benjamin mostraba su pavor a un mun do en qu t': toda
huella de la trascendencia quedara borrada. Por eso le gustaban las formas estéticas que mant.:nían un contacro con dla, ya fuera porque represent aron lo
di\"ino en la licrra, como el símbolo, ya foe ra porqu e al mcnos mantenía la me moria mebncólica de su ausencia en un mundo caído, cont inua men te dominado por el tit':mpo, como la alegoría. Es verdad: Gel lal! y Bild son formas J .: I;¡
inm;¡nencia y proceden de la historia natural de la especie. lo5 antropólogos
como Usener o Aby Warburg han ¡dt!nri(j cado el orig.:n de Gesta/( .:n la figura
de los dioses dd instante q",: prÜl.lucen 10$ nombres, los lugares, las fundacioreflex ió n ;!cerca del Get'Írt de' Hddegger
nes, 10 ;¡cogedor y habit;¡ble. Toda
constituye una refle xión .. cerca d.: los elementos mínimos <{ut! st': dan en una
Gesta/! , re'alizada desde In ocultación del contexto de problemas .:n b que su
investigación se proJ UCt!I.
5 Sin d uJ¡•• 1" J ikrc: "" i" fu L>.la, ,,< Ilul e" ,....
Yun
.;ncc"" e,>n'" Ü$<i{¡"1
nI.
no ,,,.¡Jo ""uo en que: ;!mhao "jc,,'n en la poI ..
ellugardundc puo,k
alguno {Milla d,'lo
'1,1< un h..·,w,:", <Id hd,'ni,",,,,",,, d únicu c:op,,:.k hUnJ"ni:", d ",u,>.:I" . • ;,>."."
d
J,. q",.
\'io ,." d ... ,,,Iini.n,,' 'UI'I"'" "',!;c,,l..k e.a hen·""i". nlkm,,,, '1''''
439
Como se sabe:, Warburg tllVO un amigo en C:usirer '1 este ef1l un nombre
prohibiJo. Pt!ro la Sild, con"\<) sabía Goerhe, también se con..-ela con la hinoria
natural. Puede en 0:1 (ondo considerarse como una
de la Gtswh, )'
se centf1l en la kknti flcaci6n de las formas vivas que nos protegen del miedo a lo
informe al cilffiuflarnos en la corrientc perfecta de 111$ producciones namrale$.
La
una
IlllfÚClcU que produ.::c identidad afectiva )' perfecta, algo
parccido al objeto
u. La imago es la breve estación de la corriente impersonal d.: las mctilmorfOllis, la Certela de no ca.:r en ese vado informe que v.: el
hombre perdido cuando se asoma al abismo del tiempo. La imago es lo que permie", que el sue ño se distinga de la nluerte, lo que llena el tiempo puro. Dt:,sdc
es ta perspectiva, ambas son formas paganas, aje nas por completo a todo munoo
ce ntrado en la flgura del Dios de Israel. Como tales, fueron captadas por el
único peruador judío que si¡ui6 las huellas de Goc thc idendficando las huellil5
del mundo pagano.: Aby Warburg. Como rales, son formas esté ticas al servicio
del orden existente y como rales alberga n la huella de que el orden existente
está endémicamenle en peligro. Una mediante la vinculación a(<<:tÍ\'a del individuo al se r sodal r la producción de masa cuyo último ofigen se pronuncia en la
palabra polis; OUa mediante b compleción del tiempo vado de la subjetividad,
la realidad que produce el verdadero miedo, el hast{o, el aburrimiento, el tiempo plano de un dormi r sin sueñOll con quc identificaffiO$ la muerte. Una canaliza
la def,msa del orden soberano y represent;!tivo y permite que el ser humano se
disponga al sacrificio de ese orden. Otra entrega al ser humano al orde n existcnte liberal del n\e rcado, el único orden que tiene como finalidad impedir esa
muene en vida que es el aburrimiento. Uno se centra en el mito de
el millriarcado que r«lama la entrega de SlJS hijos. Otro se cenna en CM: invisible padre omnipotente que es el mercado, que protege la minoría de edad de sus
hijos, le entrega 10$ juegos continuos que alimentan su sueño. En ambos casos
pierde el orden ilustrado de la palabra. Uno habla de la democracia política y
elabora la representación soberana. Ouo habla de la democ racia social y elabora
los juegos del individuo. Ambas humillan al viejo ilU$lrado qlle .::r",yó que el
destino del se r humano e"aba en el ser que habla.
HciJcgge-. I'"nsú '1""
....·.... nc;"
l. Ale",,,,,i,, '1""
.f,in""n na:;. L.:t
<oru<"C ...
i"'plicob" '1"'" un
debí. <kunomir propia utorfa. EI,o eS lo "1"" hi:o
t.h",¡"lsla", :oqud"" v<,'.oa
.En d ,...";0,,,,10 ""r0 .k 1;0 nochuo" ;';liu
En d
"xlo un;'·c..,,1
" ún los ojoo dt lo. b••"'..."nwr.oJo"• .
.... , .T.. .. poru Jo I:it
... . no Lo poIifi.¡t", Jt /t. pool"' •• I'P- 12Z. IB. U..... p...... ó,
........
J., ""1..Jc.. ...,dón JoI n1M,,"* "'óri<o &ll'O<'n .. dc .. ul>r/ cn 1.:. HlIn.-.k Hókkrin l' ,,111
Ji iooic1Ciono... .k lo 't'''' "'" u,Ji,ron<" ron d
cr.
.,q..li,.¡.ktd.
a:
""I""'."Úi......
v...b.,n,. 1997.
440
4, Estctiea de
las imágenes
No necesito decir
.le los dos
de arh.', aquí considerados como
regím.::nes de cine en Jefensa J...J orden existente, ha triunfado. Tan decisivo
como la anomalía de la Gellah autoritaria deb.::mos considaar ...J niunfo de la
imagen. Es 1:1 imagen b que ha
e[ present.:: del art.:: y ha obligado a
Jdinir
que 'aeques Ranciere ha llamado las políticas estéticas", Sin duJa,
estas políticas no pueden escapar al dualismo kantiano de toJo r':;gimen de sensibilidad. La diferencia entre [o bello y [o sublime at raviesa las políticas est':;ticas
ahí.
de [ll nl<xlernidad, El anlllisis d..sde Lyotard a Rancihe no se ha movido
Lo decisivo es que se ha tenido que canalizar a través de po[ilicas de la imagen.
Este es ...J territorio .le la educación
que no ticn.:: de Schil1er sino el
nombre, pues ha aba ndonado tooa rdackín con las artes
la palabra, La poesía, eso que se ha llamado el _ticnlpo Je los poeras., se es pecializó en hacer
estallar el lenguaje desde denno y en deshacer aquello que hace posible el
lenguaje: b diferencia entre objeto y mjelO, Así, la poesía se encaminó a captar
aquello 'lue era pre"io al lenguaje, y que lo disolvía, en su ¡memo de mostrar
que penenecía a la política en tanto que rechazaba su penenencia 7, Al \'inc lL[arse al régimen de cosa, la poesía se sus trajo a tOllo régimen de U1W , Tal cosa
[a
a
aquell05 síntomas que nos ponían en contacto
con ese momemo cid mundo en que las
emre exterior e interior,
mjero y objeto
eliminadas. Fue una época de plena demriemación y
[os poetas solo se nlantu,'ieron firmes en la inconsi u.::ncia y .::n la inquietud s.
Celan .:scribió d poema del tiempo ..1.: 10$ poetas, pero su nombre puede ser
también Mandelstan. En esos .::scenarius
de alguna manem el inconsciente y cuando iba más allll de esa puerta que el propio lenguaje abre al inconsciente lIue es d
la asociación, el chiste dadá, la po.:sía se despenó
persiguiendo las imágenes de Jos suenos, y con ello convirtiéndose en el aliado
fundam<,ntal de un arte que mientras tanto veía en [a proliferación de las imllgcn<,s la (orma de organitar un consumo bien pertrechado contra el aburrimiento. Incapm de ir mlls allá del vado, la pocsfa prep1lTó a su man.:ra d t.:rreno pam
esa oportunista qu.: es la imag<'n. La poesía, como arte dcllenb'lJaje, que toJavía
una
estaba .:n su orig.::n vinculada a la formación de una ve rdad libernl.
verdad de b subjetividad acerca de sí misma -<.'n el semido gocthiano de Dichm"g
wul Wahrheil que llega hasta Thomas Mnnn-, que había sen'ido para oponers.: a
tOllo crite rio autorizado y fluwriwr; o de Ge.swh, se dispu so así a suicidars<, y
ufrecer al arte su coartada mejor. El
y la educación liberal
mOStmrOn
all í en su terren o_ O bien la poesía .liso[vil!
internam.:nte incapaces de
el1cnguajc o persiguió la imugQ de los su<,n05. El arte de la imagen 10 ocupó toJo.
6
7
S
Solo" /"¡i¡;,·"" ..¡(¡inu, B,,,od ,,,..,, MACBA, !!X'5.
R,"\C ¡., r", /." 1"'/";'1"" J.., 1"""' . p,,, ¡" Al b;n Hohd, 1992 , .,. 9.
A. B,oJi<l 11.
J... ,... ""'" _, ,'" R,,,'\['
,"'/i,;.¡"" J,., 1><""'"
.;r.. 1" H,
441
No es un awr que B.,diou, en un giro platónico clásico. haya exigido la primacía
Jel ma!erlU.l. la HddiJ:ld 11 un
$OCritico. como única salida a una
po.:sía que y.. se ha convertido en el pri ncipal aliaJo ..le su enemigo. Miemns
un to. también llO5 alejamos de Heidegg.:r. A su . librar la filosofía a la
cab.: responJer con un _Librar la filosofía de [a poesía •.•
Las reglas de la esfen enética son consUntes y el espfritu .1.: una época se
caracteriza por el terre no en que esas reglas se rcalizan genera ndo una polítka
estétka. Como ya supo Kant estas reglas dividen el campo de la sensibilidad. 10
organiza n en apreciaciones comunes ace rca de lo bello y lo sublime. Lo específi.
co de las polílicas eStéticas aCluales reside en quc I:$a$ opreciaciones en las que
se forja un sentiJo común acerca de lo bello y lo sublime se canalizan a través de
una política .k im<igenes. Esta política reclamó pa ra si la
hermenéu·
tica filosófica que antes se había espeeialitaoo en hallar el sentido Jo: l:ls confi·
guraciones lingüísticas ejerci tadas en la tragedia. la comedida o la novela, fu i
la filosofía .se pU$O al s.:rvicio de argumentar robre la legitimidad de las polítkas
enétkas reducidas a poIílica de imágenes y de sus instituciones. Esta reducción
de las políticas estéticas a políticas de la imagen es el peligro mllyor pan un
pluralismo estético digno de ese nombre y no ponerlo de
es la princi·
pal objeción que deberla hacer al libro ..le Rancie rc Po/rtictU eJI¿tiCtIJ. Con ello.
que el obje tivo de la es tética, proJucir un mundo sensible común. en el
fondo se ha interpretado como la política de producir
comu nes. Lo
r.:ducción de sensibilidad a imagen. como la reducc ión a GUlah. sugie re un
pode r. En realidad, como sabe mos .ksde Luhm:lO. esa es [a (unción dd poder:
r.:Jucir la complcjiJaJ. L, imagen es la úl lima reJucción necesaria pMa que
toJo siga: el consumo capitalina. En ella. se obtiene algo pau:cido 11 la ind ustria
de las armas; algo que siempre se ne<:esita aunque no se use. No es un azar que
enO$ sean 10$ Jos puntales de la indusuia.
Sin embargo. hay aqu' una división de trabajo interna al capitalismo que
conviene reflexionar. Si propongo la diKusión en térmil105 Je
es senci·
y su adaptación a un arte que y:l se ha St'paraJo
llamente por su
de los granJes proyec tos totalitarios. que aqu' se: ha caracterizado a wwés de la
forma Ge¡tlllt. En su libro llama al heredero de la noción de lo bello kantiano. tal
y como tiene IU¡¡(l r en la política
la imagen, _un régimen estético de las
Al
III política Je lo bello cumo propill de un Mte mo..lcsw".
qUl.: redispone el mundo COml'n yll dado. que acerca 1:1
diuia al arte y el
cr los comc-nlMiol Jc.- Lacou·u¡",,, ... JW.ir.
J..¡ """" , .",. ,-j¡ .• p. H . Oekk 1....C". e""
un •..,....Jo a l;,
9
"nlarar (un d ¡...b"¡"..k BI .." .... nbo:r¡:. <n
lO Pul".....
1]
lf.ó./.. I'. tS.
poIilk,...,
n;o/,a", <Id ""lO a
..'IU..,,,. "'1. J'. B .
442
LI pJÓfi.¡l ...
lo qu,' I"".mi•.hWq ..... Ja..k ...
Pluml;,mu <Hiriro
arte a la vida diaria, qm: n:crea lazos
no hac.:: sino .lestacar el
elemento de ironía y de
de
feliz, de toda relnción con la imagen
como elemento centtnl de lo que se compnrte, El arte de la imagen
del museo, de la instalación, ncompaña una política del consenso, del conforl,
de la proximidad, de! espacio público no conflictivo. En esos escenari os, el .::salcanza por un inswnte la condición de a"or I1, como en el 5istemll
político se nos induce ;l pensar que no somos meros espectadores de \Jn sacmmento sino los señores del juego. En la _aparkncia libre y
.::n el
libre juego de las imágenes, en todo aquello que recuerda vagamente a Schillcr,
se descubre lo lúdico, lo humorístico, el divertimento!!, formas que no guardan
huella alguna de la dominaciÓn H . Sin duda, Ranciere logra análisis muy refinados acerca de la afinidad entre formalismo y pureza del arte y politizaci6n. Todo
arte como ornamento lo demuestra, desde el artc islámico al forma lismo ruso,
pasando por Speer. Pcro el espacio donde todo esto se hace visible y aparece ya
e51á dado. Si la política es la lucha por la obtención de visibilidad en el espacio
público, toda política de imágenes que se instala en ese espacio ya decidido es
defensa del orden existente. La política de la imagen bella reproduce la lób>ica
de la política y con ello nos pone en la pista de formas totales que condicionan
nuestro presente. Si bien estamos de acuerdo en que _arte y política no son dos
realidm.Jes permanentes y
lo que aquí se comprueba es la voluntad
de hacer pasar los espacios donde se hacen visibles estas imágenes bellas como
los naturales donde se produco:: la belleza común. Esta decisión no está sometida
a discusión, De la misma manera que se presupone el monopolio de la representación política en [os políticos, se presupone el monopolio de la representación
museística de la imagen que acerca el mundo cotidiano al mundo ideal de belleza y normatividad companida. La vida común se teje así en d mismo estad ....
de excepción imaginaria que no sirve de hecho a la propia vida en com(m. Tanto
la política como el arte sirven a otro al reducirse a políticas de imágenes, pues al
presentar un mundo sin autoridad esconJen la autoridad del mundo. Uno es la
representación paródica del otro y por eso se ven tan felices políticO.'! y artistas en
las inauguraciones. En esa felicidad se encierro la certeza de que ambos creen
ser el original de la parodia.
Cuando Ranciere analiza los deslizamiento.> de esta política estética de lo
imagen bella, hallo cuatro principales: el juego, el inv<,ntorio, el encuentro y el
misterio 1o • Como se ve, la primera es plenamente schiJleriano y quiere sugerir
que una de las aspiracion<,s de la política de lo bello es 'lue el espectador form.::
IZ lbid.. p. l i.
13 ¡bid.. p. ll.
¡¡';'¡.. p, Z5 .
15 ¡bi,Lp.19.
lb
{I,;,I.. 1'1'. 46 \' >s.
443
parte ..Id propio artista, y esto implica
el producto ..Id an e forme parte Jo: su
vida cotidiana. Como ha vis to muy bkn nuenro aUlor. _enos proceJimient,"
I... J se convienen o:n últ ima instancia en indiKo:rnibtes do: aqudlos quo: son
produdJos por el poder y los nledil» de comunica ción o por
fo rmas ..le presentación do: la mercanda misma •. Y o:n efecto, es así. El juego, la ironía, la inddlnición .Id uso, d Jo:simer.!s, so: ha instalado o:n la publicid;¡d, que juo:ga cada
v<::
como una mera ocasión parll producir
. in relación concreta
con el producto anunciado. Pero al final. el objo:tO anunciado se privatiza en el
consumo tras d goce común de la imagen. De la misma manera, todos los juegos
que so: ro:alizan con imágeno:s en el museo puroo:n se r con poco transferidos a un
salón familiar iJeal, do: la misma manera que todas las
de la
cinematográfica están diseñadas para ser
en una viJa cotidiana normaL La primera condición ro:Juce d arte bello a eruayOll comunes de decOfO'l dl»
pri vados, de la mi sma m anera que la comeJ ia o:xtiende hábilOs de vida
arque típicos que luego son imitados. Cuadros )' mimesis: seguimos teniendo 10$
dos dementO$ ..le nuestro reconocimiento en image n.
Tanto el juego, como la publicidad, d inventario o el misterio, los otros
do:splatamientos de lo bello. muestran la vida ..le las cosas al ma rgen de su uso.
do:spués de su uso, pero en el fondo se habla Jo: cosas que solo emer!:o:n por su
uso. Cierto el inventario no haco: sino mostrar en imágenes cosas que tienen
historia, pero esa hislOria no es sino la misma que aprecia un chamarilero o un
coleccionista: sirvieron . Lo que Randere llama misterio consisto: en la capaciJaJ de identificar los vlnculos generalo:, que puo:de teno: r cualquier cosa con
cualquio:r cosa, su rasgo estruclUTlI I
participa r Je un mundo vivido. Con d las
se puebla el mundo Jo: imág.::nes bellas que en d fondo lo son por su vinculación
con el munJa de la mo:rcanda, de los usos desa huciados de las CO!ias. La forma
espccífica de lo bello, como juego desime rcado. tiene que ver con }a objetividad de una naturale%3, solo que ahora da nalUrale.a no es sino la historia deto: nida de }a merca ncía sin \150. Hemos construido asi un paisaje natural que es
nuestra propia histori a, pero nues tra historia como objetos de uso abandonados.
No es un azar que la forma adecuada de la recepción de este artl': bello. allí
Jisciplinndo, sen justo fique! quo: Waho:r Benjamin caract... rizÓ como _ro:cepció n
distraída_o Si la poHtka l':s h!tica de la imagen so: n(TcJita en In - trasformación
de un mundo a par tir do: In transformación del mo bilia rio de la vida. l1 •
bastanle conlpro:n siblo: 4ue la reco:pció n de esa transform adón sea In distracción .
Sobro: o:sto dijo Benjamin, siguienJo a Kracaucr, que la reco:pción o:n plena disun..::ción era la más
para el arte .10: masas )', con clllI, :le iniciaban cambios
profundos en b percepción y, do: cam il"K), o:n IOJa la
... " En rcnli 1i IhiJ .. 6).
1S DlS.·hllo),
lurcb.
.... .k
1, t.'aJriJ, T«nos, 197J 1'1">- 1i ·S9 ). S. K,.oc."", •. E./""'" sin •.-rnr"'....
... !1X'6.
444
dad, [:, distracción t!s la última m¡¡ni(cSI3.ción de la contemplación desinteresada cuando la
que se contempla es algo tan conocido como objetos de
usos ya muertos en su uso. esto cs, cuando la natura!c;:a es b historia reciente
señalada ",n continuidad dirccHI con la hislOria viva como rcpcticiün.
La distracción as í es tambicn un
invertido de Mención. En los objetos
de uso que han dejado de serlo el wjeto se distr:!<! d.: la ah:nción prestada a la
prod ucción ,le esos mismos objetos todavía por us¡¡[. Con dio, el mismo capitalismo que ofrece el escenario de la producción ofr ece el escenario natural de In
vida social. Como ha dicho ]ana than Cra y'9: «las configuwdonc5 cambiantes
•
del capitalismo contin uamemc fuerza n la atención y la distracción [... 1 con
nuevos métodos para ges tionar y regu lar la percepción_o Con ello, naturaleza e
historia se co nfiguran en un continuo: mercancías usad¡¡s o mercancías en
,listracci ón o atención. pero todo ello si n salir de la
aooolma de
la producción incl uso en e! entretcnimic nto. El musco imt itucionalizado, con
esas obras c xpucstas c n las quc no parece probable concentrarse, que podrían
prod ucir una viva inquictud de supone r que debi,sramO$ rl'cibirlas como sc r... ci·
be la Monta ña Mágica, no es sino una fábrica social de entretenimiento y distracción, una por cierto que no pllcde di{erenci Msc de! cinc. En el mus.:o se
pasea, como en el cine se come palomitas.
Sin duda, tenemos llsí una lógica rcgida po r el estado de exce pci6n. Naturaleza como excepción dI' la historia, dis tracción como e xcepción de la atenció n,
contemplación como excepción de la producción, peto siempre en reh ción con
las mi smas cosas. En realidad, no
del esque ma conceptual de Sc hmi tt·
&n;amin, solo que a hora I'emos que el soberano es sicmpr... el capitalismo, que
decide el cHado de excepción de sí mismo sin slIlir de sr mismo. Es e! régimen
mismo del tiempo el quc
est"blccc así como ri tmo de sus propias e xcepciones.
Eso que Benjamín ll amó historia natural de l tiempo que se repite se da cita aqu í,
pero sin nccesidad de III viol encia mítica del Estado ni de la policí¡¡ pa ra im ponersc . Un I'crdlldero cs tado dc cxcepción que permita concc tllr con 1" trasccndcncia, cm no aparecc. Cuando cn el inmedill to futuro, ese que ya es presente.
por no decir pasado, la herr;¡m icnta central dc di st racción y prooucción sea la
cone xión a la red. c uando el esce nario que Antonio Negri ha desc rito como el
de la subsunción tota l, la comple ta sobredeter min ación de la vida por una mezo
cla indiscernibks
afecto, sentimiento, utilid nd, producció n , oferta y dcmnn·
Jn y consu mo, c unndo esc
el
del art c y de producti\'idnJ, entonces
se hnd
daro si cabe quc d contexto que
hoy se ma nt icnc co mo
,lifcrcnre y propio dc l;-¡
de Mlc ya no
idcaliznrse bajo ni nguna pe rspeclil'a. Si In obra de
ha
en su propia producción l;-¡s conJicion..:s
C'.y.
11.1 ."""1>",,,,,,. J999. 1'. 1.
19
vi P",·,'/>,i",,, -"",,,,,",,,. Sp..·,,,.:I.-."",1 ,\too,", C.,I,,, ,,·. C.rnbf1<lg.·.
445
.le la recepción/o, enlonces la tecnología habrá determinado la IOtalidad tanlo
de distracción como de la atención en un "CIO de símesis que llenará la vida
en una dialéctica $OCial que inleGTa
su
la máxima relación y la rnJxima
soledad. Totalidad sin afuera, sin embargo. no podrá nunca rdlt!Xionarse sobre
ella. Será algo mh que la metáfora del sistema de sistemas, sin espacio
sin
sin
sin posibilidad de
En estas condiciones. '111< de$Cribcn de ot ra manera la ciud"d global. siempre de pa$O. como en
.liStr¡ICción sal vo en 10$ momentos produc tivOlS, hablar de pluralismo estético es
completamenle inadecuado. Se
más bien de una reduplicación
de
la vida cotidiana, una cs tcli¡ación radical de la vida social que se contempla a
sí misma en la institución del arte, como una
oportunidad p;¡ra verse.
si n "er nadll distinto.
5. Sublime
Sin duda. Ranciere identifi,ó todavía una segunda polCtica estéticll. la que
.Iesdc Adorno a Lvotard viene S05tenklll por la oua categoría kamiana, la de lo
la que sirvió a Schiller \' a la ilustración de 10$ fundadores para organilar d se ntido de la tmgcdia humana. Nada de este recuerdo sigllo.' en pie. Cuando Ral\C i"re d.:fin.: d régimen eSlélico de lo sensibl.: co mo la
irr ... duct.ible ent re la idea y lo s.:nsible./ 1, y recuerda que ene arte desea ofrecer
una noticia y una huella del _pode r J el aIro. que determina desde dentro 13
imposibilidad de la figura, desea extraer la implicación
de estc
Sin duda. s.:
ofrecer
se nsibles
a su localitaciún
cu mo mcrcandas, incapac.:s de ser localhadas como equival.:ncia, como algo
intetcambiable. Sin .:mbargo, aquí una ve: más se produce un angostamiento Je
la expcriencill. Si la categoría de bello en K" m tenía como finalidad descubrir
una naturalcta qu ... por fin era d .:scenario adecuado para un animal racional,
o.jue devarn. en la belleza su humilde s.:ñal de aviso contra una técnica hllmana
4UC ra se demos tm ba imparabJ.... la categoría de lo sublime tenía como finalidad
ensimisma r al se r hu mano anle su plieguo: tnigico. Jade noticia de un destino
411C ningún puJe r ni utilidad, ningún proye.::lo ni imerés poJía manipular. Esta
re.crva d.: libertad ... nfrent:1N. direc tamente al ser hum;.no am.: la nlll.:rt ... r 1.:
obhg;.bll a daoour d Juelo. a vivi r tras el descubrimiento de una finitu,1 '-lue no
poJía ha ccrs.: ilusiones.lc ninguna promesa .Je .:t.:rnidaJ. El art.: sublime encarnaba ... sta Jub¡'" dinlensión: no $010 de$Cubría una desconsolada finitud. si nu 4,u,:
elaboraba el consudo de
la
libremente. Uno r otro elememo de 10
Cf.
""< ""1",,01"1:1... ,kl
II M."" ..
lI)
....... R.;;q;d6n Jisn 3¡Ja: """'P'>.
Mu re;".
op. <tf. p. H.
446
'«''''luxi.,., En Hm ......·""'laI. 'r;"'l/ltJ.
pp_ 239-156. Aqur. 249.
su blime for:aban ];1 imaginación
allá de la imagen. En realidad, eSta mt'diación de lOIí limites Jc la imaginación era necesaria, pcro no el finaL Al centrarse
la experiencia estética en la imagen, o la JXIi.-'$ía en la disolución de las formas, el
arle no ha podido elaborar un comenido positivo de dar la vi da libremenle. S\e
angostamiento dd horizon te de la libertad - la vida solo es quitada, no dada- ha
sido lewl y teSlimoni a la comprensión dd ser humano como se r que ya no imagina un comb,¡(e donde 13 trfl!:edia put'da se r poSible. En su IlIgar. ha proyectado 111
nagt'dia a la furmA pictórica. El dolor de la forma qtlC se au toc ntrega ante lo
informe sublime. ante d poder del Otro. es todll la twgedia que el artist3 puede
pem;u . Tms Cite arte solo aparece la negativ idad. que es una condición de la
libertad, pcro no su rea lidad. Puede romper con las im:lgenes qut' reproducen
como natur::r. lt'ta d mundo de las mercancías usadas, pero lo hace en un gc5!O
negativo q ue racha ese horbonte asfi xiante como insatb(actorio, pe ro que le
ofrece el último soporte de normalidad pues ro que al margen de él $010 em\ la
política de la (orma rebelde alcanza cmooces un puma en que
negatividad.
ella también se anll lllo ha dic ho Ranciere con razónl 1 , El poder de lo Real , que
en La.:an es nllnbién el podt'r de la muerte. nos presentll desde luego la noticia
de la finitud. pe ro todavía no es la noticia de la libertad. A lo sumo, despierlll de
forma d .. nemplada pulsión de muerte, como nega ti vidlld. pe ro el camino ac .. de muerte frente a su objetO no es el concepto de li bert ad.
lerado de la
lI"asrra r a la mue rt e.
no es
Dllr la
Por mu cho que la
rebddt' ..Id
sublime produlCa unll realidad com\1Il que jam:b SCrlll sublimllda. no por ello pone al ser humllno ant t' la posibilidad
d.. elaborar d dud o como dar la vi da. Sin duda. la ncgatividlld erll la única
respuesta a la alltoritari;:r. Gesta l!. lIIs imágenes piIliaron a ser !odIIs ellas y en su
conjunto huelllls de lo sublime de lo que procedían, \. por dO ninguna podía s"r
representativa, sobt'r::r.na, autoritaria. La m:b precisa victoria de la Jial.:ctiC3 de 111
Ilustración consisrió en convencernos de que la 'lIlica (orma de la liberlad era la
negatÍl,jJad. pues !Oda libertad que dé la vida por algo parecia condenada a producir torlllitarismo. Lyota rd aplicó la noción de sublime no a la imaboen. sino a lo
que toda imagen qllC rla pe rs(,guir a condición ..le negarse. Con ello, el arte tenía
que ennega"t' a producir IIqudla imagen que eS13b;¡ ce rclI de su orig.:n,
evolutivamente arcalc;!. previa. anterior :1 la figurac ión, no fucm a se r que diera
.. ntación soberrma. Así
cerca "SIIIen Gelwl¡, en organismo, en
\'iera ..Id bbnco o dd 1'''grO, de lo no-nacido. dt' la muerte y de I;:r. cosa en sí. más
legítimll er;¡ la image n. Y estO se caracteriza por su capaCIdad dt' ne¡prse a sí
mism.a, de morir }' enlr::r.r en una metamorfosis que tampoco lIegaoo a nlllgún sitio.
E,.¡t ll er;¡ la capacidad simbólicll d.. 10 subli me en el IIrte : lo que se eltigc a la
imllgcn. por dUl.IUicr so: exige ;\1 se r humano. Al rcJucirsc al IOfinitesim.,1 ..le ima-
U
J/oó,J..
1'. 36.
44 7
go!n, la imagen se ad apta así al infinito!simal de aque llo qUe! ddlo: llo!nar; el tio!mpo
suc..'Sivo puro de la percepción. Pero también asumió que esa debía ser la condición humana; una igualae::ión democ rátic::a cercana a la nada, no ce rcana a la
libert ad. La comunidad do! los seres h umanos, como la e::omunidlld de 11Is imágo!nes
toJ;wía no nacidas, se anunció mcdi;mtc
negMividad, po!ro también qucd':i
en .:IllI, como comunidlld que solo en lo neglltivo podía
6. ¿Arte e:: rítico!
Frente a e5ta dialé<.tic::a del arte bello y 'ublime, Rancii: re tiene la posición
peculiar de ofrece r una memoria de una tercera política; la del art c crítico.
Escuchemos su definic::ión. Para él, el arte crítico
propone hacer eon.scicntcs
Jos mecanismos de la dominación para transforma r .:1 espec tador en actor corne::iente de la uans{ormación del mundo»/l. &to
de forma e::one::rel3 .invita r a ver las hu ellas del Capitlll detrás do! los objetos y lo:; comportamientos
cotidianos». Sin duda, ene art e crítico, hasta en el nombre, puede invocar la
ilustración fundadora, y sobre todo la aspiración kamiana renovada de eneon·
trar un sujeto emancipado. I\-ro si algo e::aracteriza esta po=;ibilidaJ del ar!e crío
tico, rcside en no pretender quc la política hay a de sue::eder a la rcvdadún
del estado de las e::osas. No hay posibilidad de fundllr una política sobre
una cstética. Pero tllmpoc o puede asegura rse la posibilidad de unll cs to!tica sometida a la política. Como se ve, el proble ma sigue siendo el propio d.:l día
de acsigukme de Weber: cómo regular las r.:ladones en tr e es tas dos
C16n.
a ,ma cuestión Rancien! se
especialmente complejo. Por
una pa rte sugiere que se deben sintetizar las dos políticas esté ticas de 10 bello y
lo sublime en una obra que integre las dos Jimeru iones. Por otra parte SUb';ere
que $O! deben poner en relación la obra ..le arte con .. ou as ..-sfera:;. que alientan
la .int eli¡:ibiliJad po\itica •. Para dar evidencia a sus posiciones, conviene recordar ql1e es tá pensando en Brecht . Por tanto. este diálogo está presidido por una
comp rensión ..le la política y de la historia, cuya relación con la obra de arte no
descrita. Ní quc lo que se salva en este diá logo es el IUlí::at de la obra ..le
arte como reunión de la heterogene idad bdlo-sublim.. , y como Iucar de la
reunifie::ación de la csfera Jel arte con 10 qu .. no es arte, pero proJu.::c intelig¡ biJi,bd. Sin una iJ ea positi va ..le política no puede hacerse arte crítico. Así 4ue
,'SI,' implicrI un . aj uste ,le lógicas
•. La legibilidad la orree::.. la
poHticll y la ilegibilklaJ la pon .. el senti mi .. nto de lo bel!.) y lo.> su blim.. y su
altendad es!o!tÍ<:a .• Esta nCb'OCiación .. ntre las formas del arl.. )' las del no ane
",'nl1l(o.: cstllblce::er combinaciones de d emCnl Ooi cap3ces de exprc.sarlie por partí_
448
•
Plural""....... tlIoco
da doble: a partir de su legibilidad y a panir de su ilegibilidad. 1i • La frase. eSI)e·
culativa y compleja. requiere un ejemplo. Hablamos del arte del collase de 101m
Heanfield. o de Martha Roste r. que mezclaba
im'genes del hogar con Viet·
nam, que muenrnn la conexión
causal entre el confoTl americano y la guerra. recordando que
la base de la sociedad es la polí.
tica de las im'genes y la de las
amIas. Allí se muestra de mane·
ra c1am la .legibllldad del sentido. y la «singularidad del sinsentido •. Pero con
ello hemos Introducido algo que tcxia imagen lleva. pero que solo algunas re·
flexione¡ sobre ella destacan: el sentido. El semido. en tal1lO que no ha compa·
recido hana ahora, es aquello que resulta del shock de legibIlidad e ilegibilidad,
recIbido desde la di.o¡tmcciÓn. 8 collag<', como Brecht, muelque no puede
1m su relación con la atención y el efecto shock y por lo tanto. exi¡,.'C el di.o¡tnn·
Ahí reside lo que
ciamielllo crítico como elemento reflexivo de
lI11ma la (orma polémica, al servicio de la identificación de confli ctos.
Sm duda, cuando Volf Vostell organizó esta exhibición a la que lIam6 «Energía.
en 1977 11 no podía imaginar hasta qué pun to, andando el tiempo, los
biocombustibles iban a dar tes·
timonio de exactamente el sentido de su intervenciÓn, Aquí
sin embargo, como en todos los
sentidos pro(étic05 y todas las
revelaciones, solo son ve rdade ros cuando ya no 50fl necesarios. Hoy !XXlemO$ mirar esta
imagen como modelo del poder
profético del arte, pero no te·
nemos un aumento de COflOCi·
miento con esta imagen. La
violencia capitalista oculta bajo
el bienestar del consumo. por
citar a Randhe. tiene aquí
una ocurrencia adicional, pero
H 'bid.. , p. j9.
2S w_ lo obro de ""'"
twww.n •
Malportida de CKcore.. 51' ptoedecOI\Sul1at en hllp·J
m.
449
no una novedad16. En realidad, el arte critico. como polftica del arte siempre
compel\5a la timidel de la politica. Las fotografias de Wang Du que muestran la
ce rcanCa entre la basura '1 el mu ndo de la moda. no nos dicen nada que no
5Cpamos sobre modelos cocainómanas.
I\!ro aquf, como en otras manifestaciones, el "humor distanciador viene a
Puede dar una idea adecuada de un mundo
sustituir el choque
basado en antagonismo, conn ictos. pero no forma una comunid ad disensual CIIpaz de argunle ntar sobre ellos '1 decidir. Asf que la polCtics del arte, no tiene
relación pnktica con el arte de la polilica. La politica estética como polCnca de
imáge nes tiene IIquf su Ifmite. Puede ser una mediación respecto 11 la libertad.
pero no su obm. Puede tmer a visibilidad al excluido no simbolit.'ldo. traer adenIrO el que está fuem. producir un rumor en el espectador, un grito. una indisposición, pero todavfa no rompe el eSp'dcio consensu ado de la policfa. de esa polCtica
basada en la administración de las cosas. No genera corn unid;!d de disenso y !lO
supera el abismo entre los excluidos y los actol'C$ de la acción polftica. Todavla le
queda transformar ese disenso en sentido común operativo. Todavfa resta poner
en relación esta evidencia estética del conmcto con la liberrad como administrac ión del mismo. Simbolizar la libermel es 10 máximo que puede lograr el Brte.
pero 00 puede realizarla. Conmmestar la despolitización sobre la que se 505Ue nen nuestros cooscruos con el di5t:nso de la imagen estf tica es complementar la
despolitización con una imagen de politización. La esfera de acción polftica resta
allf, con sus propias leyes. Nada hay más directo que las propuestas de Kryutof
WodiczKO para la corutitución de un disenso. pero todavfll aM reside una lec-
26
la mIOma
de Wana 0.., en la que ellNlrrimonio Oir1tOfl
rt'pI'etCnraOOJ1Of doe man"lufa de cm! Ya la de=ha la pWo:ifkación del t.:Onpw. do. n.wlr
Courben , muesrn> Ioquc rodo el mundo lat",o la figura del poIl.ka pekle y la verd.drra ... rUao;.ión del
roIllw;o a usar ... puder rora oon.umi. IICXo. er. Rancihe.1JP. aro45.
27 IbId. p. <4S.
450
Plwmlumo UlicICO
dón que resta poner en rel ación con la lógica espedSca de la polftica. Cuando
vem05 esta Imagen,
compre1)clcmO!l que quien da ruedas de prerua poIrticas y usó los micrófonos, tiene
tras de si una histOria de crimen y de sociedad sccreta5. Pero esta argumentación
fonnal no añade nada a lo que sahe!TlOS de la polllica a través de Ko6elleck y no por
ello nos dispone a la acdón polrtica, sino que nos aleja de ella porque la gellte
de«nte no quiere ser criminal. Sus casas para los horntloses desde luego fueron
prohibidas, pero HlnlO como lo fue el barril de Di6genes el Cfnico.
Cuando en su 50rprende collage sobre el museo Centro de Tijuana, dedicado a la historia de la
mejicana, nos muestra un chicaoo detenido por
la policra de fronte ras, si n duda se quiere dar a entender que una parte no
mostrada en el museo es el derecho de los chicanos a move rse por el espacio
nómada de sus anCC$fTOS, pero wdavla no nos muestra que cuando pasan la
frontera se mal\iSena n por el puente de Manhattan con oonderas norteamericana, pidiendo la imegración nadonal. Así se expresa con esLC:
un grito
privado, que reúne a millones de personas privadas en su protesta, pe ro cuando
se transfonna en espacio público no genera disenso, sino exigencia de consenso.
451
e.
Aqu( una Vl!t m:\5, e! pluralismo eStético, incluso cuando
de naturaleza
conflictual y cdcico, sirve a la genernción de un rumor privado que: pronto se
diluye en el espacio consensual de la polida, si no se disponen de espacios polI.
ticos efectivos.
Concluyamos: La edad de los poetas y la filoso(h que se ha organizado iObre
ella, han preparado el munfo de la imagen como única fonua de crítica. Sin duda,
con ello han logrado el ronsu mo de aquello que puede ser tan denso como el
tiempo, la pluralidad que es pluralidad hasta e! limite. Puede haber tanta plural,.
dad como instantes temporales sean romputab[es. fur fin la mimesis de! tiempo, la
estructura antropológica básica, puede estar en manos del ser humano, lo que es
tantO como llegar a tener la capacidad de producirse a si mismo. Ya podemos ver lo
que significa eliminar de sr toda traSCendencia. Con ello, desde luego tenemos el
pluralismo garantizado, peTO solo de un rango del ser: imágenes. Estas pueden ser
todo lo críticas que se quieran, pero !lO superaran el momento privado del tiempo
distraído o atento. Asf el mundo de [a imagen se convierte en universal y obtenemos la mimesis de este universo social en el que: también hay un plurahsmo garantizado, pero solo de un rango igual de elemental e imaginario: el dinero. Con ello,
a tnlv& de la máxima d rculación, el máx.imo pluralismo es también el mAximo
monismo. Como dIjo Benjamin, el capitalismo como religión es el (,Itimo de: los
monotdsmos. Habría que añadir que su manifcstación es un mundo rc:ducKlo a
'''''1gO que circula tan aprisa como el dinero. La trinidad teol6gica de: nuestro
tiempo impone: el espfritu de: la comunidad de: los consumidores/contempladores.
La política, que: dC$dc el principio tenia como actores a seres que hablan, !lO tiene
lugar. Si se permite: una cooclusiÓll adicionaL El viejo Schmitt no debe quejarse.
Cifrar la poIftica en una CWwll no Cta una verdadera alternativa a la polltica del
capitalismo como imagen.
452