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nuevos paradigmas

2004, CIENCIA UANL

Ciencia UANL Universidad Autónoma de Nuevo León [email protected] ISSN (Versión impresa): 1405-9177 MÉXICO 2004 Roberto Rebolloso Gallardo / Nora Elsa Cárdenas Munguía CIENCIA Y TECNOLOGÍA: NUEVOS PARADIGMAS Ciencia UANL, julio-septiembre, año/vol. VII, número 003 Universidad Autónoma de Nuevo León Monterrey, México pp. 299-301 CIENCIA Y SOCIEDAD Ciencia y tecnología: nuevos paradigmas ROBERTO REBOLLOSO GALLARDO, NORA ELSA CÁRDENAS MUNGUÍA La ciencia y la tecnología son temas de alta prioridad para todos los países, pero de forma especial para los menos desarrollados. A diferencia de los países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el resto de los países se encuentran en gran desventaja en el camino hacia el desarrollo, debido a la falta de inversión en investigación y desarrollo y al consumo limitado de recursos tecnológicos. Esta brecha trae como consecuencia un rezago en el acceso al conocimiento, en el progreso material y del capital humano de las naciones. Ante este desafío, nos proponemos reflexionar sobre el papel que juegan la ciencia y la tecnología como fundamento de la sociedad del conocimiento. La sociedad del conocimiento ha sido concebida como el nuevo modelo, conformado por altos estándares de capital humano y de tecnología que tienden a generar mayor progreso. Dentro de esta noción, la difusión de la información y del conocimiento constituyen el eje de su desarrollo. Esta transformación es producto de una nueva economía basada en redes que interactúan, no sólo en términos reales, sino virtuales. La velocidad de estos cambios se originó con la revolución informática que está provocando modificaciones en las estructuras de las organizaciones, en el capital intelectual, en los sistemas de innovación y en los nuevos métodos de aprendizaje. La importancia que asignan los países a la tecnología se refleja en la proporción que representan los montos de las inversiones y del consumo en relación al valor de su producto nacional. En el caso de México, se observa que dentro de la OCDE ocupa una posición intermedia en relación a la inversión en tecnología, pero rezagada en el indicador consumo de recursos tecnológicos (ver tablas I y II). Esta situación es atribuida espe- CIENCIA UANL / VOL. VII, No. 3, JULIO-SEPTIEMBRE 2004 cialmente a que el presupuesto público destina exiguas fracciones en este renglón que apenas representan 0.45% del producto interno bruto (PIB), y a que las instituciones dedicadas a la investigación y desarrollo han reducido su gasto en los últimos años. De acuerdo con la Fundación Nacional de Ciencia de Estados Unidos, México ocupa la posición 67 en producción científica per cápita, con 22.39 artículos con avances científicos y tecnológicos por cada millón de habitantes, mientras que los países más productivos generan 943.4 artículos per cápita por año. Por su parte, otros países latinoamericanos como Chile, Argentina y Uruguay se ubican en mejores sitios (38, 44 y 59, respectivamente) que el nuestro. Además de las oscilaciones económicas que registra el país, los elevados costos de la innovación tecnológica y la devaluación del nivel profesional en el mercado laboral han impedido que se eleven los recursos para el desarrollo de nueva tecnología. Asimismo, la falta de orientación de las empresas hacia el desarrollo tecnológico y su limitada vinculación con centros de investigación y universidades privadas suprimen los incentivos para realizar investigación y desarrollo de tecnología. En las universidades públicas la situación es similar; persiste la fuga 299 CIENCIA Y TECNOLOGÍA: Tabla I. Inversión de tecnología de comunicación e información como proporción del producto interno bruto (1999) Países United States Sweden Czech Republic Japan Netherlands Australia Korea* Hungary Poland Finland Belgium Italy United Kingdom Slovak Republic* Mexico* Turkey* Switzerland* Denmark Portugal* Spain Germany New Zealand Luxembourg* Greece Norway* France Canada Austria Ireland Iceland* % 5.3 5.3 5.0 4.8 4.5 4.4 4.3 4.2 4.0 3.5 3.4 3.4 3.4 3.3 3.2 3.1 3.0 2.9 2.9 2.8 2.7 2.5 2.4 2.3 2.3 2.2 2.2 2.2 1.9 1.7 NUEVOS PARADIGMAS Tabla II. Consumo de tecnología de comunicación e información como proporción del producto interno bruto (1999) Países % Korea* New Zealand Hungary Austria Netherlands Iceland* United Kingdom United States Japan Canada Australia Sweden Italy Finland Portugal* Greece Spain Norway* Turkey* Germany Poland France Denmark Luxembourg* Czech Republic Switzerland* Belgium Slovak Republic* Mexico* Ireland 3.4 3.1 3.0 2.8 2.7 2.6 2.5 2.5 2.4 2.3 2.3 2.3 2.3 2.2 2.1 2.0 2.0 2.0 1.9 1.9 1.9 1.9 1.9 1.8 1.8 1.6 1.6 1.6 1.4 1.2 * Información sobre software no disponible. Fuente: OECD, Purchasing Power Parities Database, March 2002. 300 de talentos a nichos más productivos, no sólo en función de ingresos, sino por la falta de escenarios que promuevan efectivamente los proyectos en ciencia y tecnología. En este ámbito las divergencias políticas tienden a limitar dichos espacios, en tanto que los discursos oficiales perfilan la urgente necesidad de mejorar los presupuestos en esas áreas, especialmente en educación. A partir de este contexto, surge la pregunta: ¿De qué manera el país puede alcanzar niveles de desarrollo económico y tecnológico equiparables a los de los países de primer mundo? Este planteamiento resulta más difícil de responder, tomando en cuenta que los niveles educativos del país permanecen rezagados. De acuerdo con la OCDE, en el 2003 la esperanza de estudio de un niño era de 12 años o menos, a diferencia de Australia, Bélgica, Finlandia, Suecia o el Reino Unido, donde se estima que una persona estudie 19 años o más. Además, en el 2002, el 50% de los jóvenes mexicanos entre 15 y 19 años de edad no estaban inscritos en ningún nivel educativo. Otro elemento que exhibe nuestra carencia educativa (en términos científicos y tecnológicos) es la creciente demanda de empleos, que requieren especialidades tecnológicas, que supera la oferta disponible. Aunado a ello, la responsabilidad social CIENCIA UANL / VOL. VII, No. 3, JULIO-SEPTIEMBRE 2004 ROBERTO REBOLLOSO GALLARDO, NORA ELSA CÁRDENAS MUNGUÍA de las instituciones educativas se aprecia limitada a la cobertura de servicios, más que a la eficacia y la eficiencia de su desempeño, ampliando la insuficiencia del capital humano que representa un costo creciente en el largo proceso de la formación y desarrollo de ciencia y tecnología. Por otro lado, la acentuada tendencia de las empresas mexicanas a convertirse en organizaciones de clase mundial y la urgencia de contratar recurso humano altamente capacitado para competir en el mercado internacional han propiciado que las universidades compitan en la oferta de programas orientados particularmente a cubrir los requerimientos empresariales inmediatos, en detrimento de la formación científica más sólida, que coadyuve el desarrollo de largo plazo. La tendencia a promover una formación profesional (dirigida al mercado) y las modificaciones en el papel del Estado en la función educativa han propiciado el florecimiento de las instituciones privadas, con el fin de ampliar la cobertura de servicios para un mercado ad hoc. Otro ejemplo de este proceso educativo lo constituye el incremento en el número de instituciones tecnológicas que resultaron útiles en la transformación industrial del país, pero cuyos resultados no muestran signos de contribuir de forma sólida en la productividad nacional. Las nuevas formas de organización implican cambios continuos y una mayor capacitación en procesos tecnológicos, donde los recursos formativos y de capacitación se vuelven más sofisticados y costosos. En ese sentido, los estándares de capital humano necesario para la nueva realidad tecnológica están distantes. De esta poco alentadora situación derivan una serie de cuestionamientos relativos al proyecto de desarrollo del país, donde no se observan planes y programas que propongan modificaciones sustantivas al pobre entorno de la ciencia y la tecnología en México. La urgencia de políticas públicas claras que postulen estos factores dentro del nuevo orden económico nos obliga a replantear la dirección de la educación, más allá de la instrucción profesional, así como los nuevos modelos de aprendizaje que permitan conducir al mejoramiento de nivel competitivo del país en el mundo. En el entorno mundial se observa que economías emergentes como Singapur, Irlanda, India y recientemente China se encontraban en sitios marginados del desarrollo tecnológico, pero que ahora aparecen como potenciales líderes, penetrando sectores de alta tecnología y compitiendo por posiciones en áreas como telecomunicaciones, energéticos, electrónica y otras industrias de primer nivel como la biotecnología. Ante la reformulación del papel CIENCIA UANL / VOL. VII, No. 3, JULIO-SEPTIEMBRE 2004 del Estado en la economía y el quehacer de la nación es también apremiante que la sociedad civil, la iniciativa privada y los académicos conformen propuestas para enfrentar el reto de construir la plataforma educativa en la línea de la ciencia y la tecnología. El mejoramiento del desarrollo tecnológico y del bienestar de la sociedad es el resultado, no sólo de la mayor asignación del gasto en ciencia y tecnología, sino por la utilización adecuada del recurso humano. En ese sentido, es fundamental que la función social de las instituciones públicas, especialmente las universidades, reaviven su compromiso inalienable con objetivos y proyectos concretos en la relación ciencia-sociedad. Referencias OECD. 2002. Estimates based on national accounts, data underlying Colecchia and Schreyer (2001) and Van Ark, et al. 2002 OECD, Purchasing Power Parities Database, March 2002. Vanguardia. 2004. Julio Rubio Oca. El subsecretario de Educación Superior e Investigación Científica de la SEP. Notimex, febrero 24, 2004. http:// noticias.vanguardia.com.mx/ showdetail.cfm/350415/ SEP/ 301