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Sobre lenguaje y arte

1987, Letras

Juan Diego Quesada Judit Tomcsányi Universidad Nacional SOBRE LENGUAJE Y ARTE LETRAS 20-21 (1989) La relación entre lenguaje y arte es una cucstlOn que ha sido planteada repetidas veces dentro de las investigaciones referentes al lenguaje, ya que toca uno de los aspectos fundamentales de éste. Partiendo de la concepción materialista del lenguaje -que concibe tal como trabajo lingüístico históricamente determinado-, podemos afirmar como primer paso, que toda creación comprende como base el pensamiento convertido en trabajo. Ahora bien, si dividimos "trabajo" en dos formas de realización, según se trate o no de simbolización, y denominamos el trabajo simbolizador 'trabajo lingüístico', llegamos a la conclusión dc que el arte, como representación simbólica de la realidad, debe estar relacionado con el trabajo lingüístico, es decir, constituye una especie de lenguaje. Podemos entonces confirmar la sensación de varios lingüistas y filósofos de que el lenguaje y el arte son fenómenos afines, diciendo que esta afinidad se manifiesta en que ambos son trabajos de simbolizaci6n. De ahí se sigue que qeben tener aspectos comunes en su funci6n. Surge así la pregunta: ¿cuál es la funci6n de toda simbolización? Contestamos: recrear la realidad (objetiva y subjetiva) a través de la representación con el fin de transmitirla. Es fácil ver que tanto en el lenguaje como en el arte encontramos esta funci6n (obsérvese que planteado en estos términos, no hay ningún antagonismo entre los aspectos "reflexivo" y "comunicativo" que a veces se contraponen con referencia al lenguaje). Es necesario indagar sobre las diferencias entre lenguaje (común) y arte, ya que no nos parece posible hacer equivaler los dos conceptos. como se pretende a veces por esfuerzos puristas: al contrario, deseamos afirmar que lo que significa coincidencia entre lenguaje y arte es, aunque 8 Quellllda y Tomcsdnyi esencial, solo parte de la esencia de ambos, y que esta parte esencial, común, no es "lo estético", lo cual significa más bien la esencia particular de lo artístico y no de lo lingüútico; es lo simbólico. Para establecer las diferencias entre lenguaje y arte, tenemos que abordar dos aspectos fundamentales, como se sigue de lo anterior. En primer lugar, tenemos que aclarar dentro del objetivo común, definido más arriba, cuáles son las características específicas que lenguaje y arte, como formas de simbolización, nos presentan. Posteriormente abordaremos la tarea de especificar a grandes rasgos, cómo se logran esos objetivos. a. La naturaleza de la representación simbólica: La representación simbólica consiste en abstraer la esencia del objeto y representarla por medio de algún símbolo. En otra parte hemos discutido en detalle nuestra posición sobre el desarrollo de esta simbología a través de procedimientos de reflejo directo e indirecto, llegando a constituirse [ la simbología] en un sistema de un alto grado de formalización que, sin embargo, se sigue renovando constantemente mediante los mismos procesos de reflejo. (1) Es obvio que el carácter formalizado es lo que le proporciona al lenguaje cotidiano esta capacidad, tantas veces resaltada en la lingüística, de infinidad de expresión o creatividad, en tanto que la formalización equivale a la generalización. El complemento de la generalización en el lenguaje cotidiano es lo individual, lo pragmático, que a veces se denomina "valor expresivo" frente al valor representativo, de alcance general. El lenguaje adquiere su capacidad de representaclOn infinita a través de la correlación de -al menos- estas dimensiones, pero puesta en servicio de su función específica en la vida humana, a saber, la de ser el medio de comunicación de una infinidad de individuos, (l) En breve, este procedimiento lo trazamos desde el origen del trabajo lingüístico, el cual en sus inicios respondía a estímulos traducidos en sonidos (defensa, ataque, sexo), reflejando el signo usado en la situación contextual en forma directa. Como producto de un largo proceso de codificación, la relación signo-objeto se fue haciendo rígida, el nivel de abstracción se sofisticó, y el reflejo otrora directo entre signo y objeto (entendiendo por objeto contexto comunicativo) se fue haciendo indirecto. Lenguaje y arte 9 habidos y por haber, en la sociedad. Podemos entonces afirmar que la naturaleza de la simbolización lingüística cotidiana consiste específicamente en recrear la realidad en una forma fragmentaria de acuerdo con una multitud infinita de puntos de vista, en una situación momentánea. De modo que la representación de la realidad a través del lenguaje es necesariamente parcial e implícita. No es así en el caso del arte, cuya función específica es crear y transmitir una imagen integral, total, de la realidad (objetiva y/o subjetiva). (2) Esa función se logra gracias a que la obra de arte es un lenguaje particular de creación individual, creado con el fin de reflejar la totalidad de su objeto. Y al reconocer ese aspecto especial de la creación artística en cuanto a su función podemos identificar asimismo otro componente esencial del arte, que es, precisamente la esencia de "lo estético": el placer. El origen del placer estético en una obra de arte consiste en el placer del juego intelectual de "descifrar" ese lenguaje particular del que hemos venido hablando. Y esta es la razón por la cual todo arte debe pasar por constantes innovaciones de "técnicas": es necesario "inventar nuevas reglas del juego" para renovar el placer estético. b. El mecanismo de la representación simbólica Aclaradas las coincidencias entre lenguaje cotidiano y arte (coe mo lenguaje) en cuanto a su función, podemos postular con toda razón que estos aspectos encuentran sus correspondencias asimismo en el estructuramiento de estos lenguajes. Efectivamente, estas correspondencias nos aparecen claramente si partimos de lo anteriormente señalado sobre la simbolización como esencia de todo lenguaje. Hemos visto cómo la comunicación lingüística (humana) se basa en la interrelación de difercntes niveles de simbolización, correspondientes, por un lado, a un grado creciente de la abstracción del reflejo a través de la estructura lingüistica y, por el otro, a los distintos aspectos de la realidad, que se reflejan por medio de diferentes recursos estructurales (pensamos aquí ante todo en el contenido (2) En ningún momento intentamos privilegiar 10 individual sobre 10 social y/o viceversa en 10 que respecta a la creación artística. Cabe aclarar que, en consonancia con 10 que venimos planteando, en el fenómeno de la creación artística se manifiesta el papel de sujeto histórico del artista por un lado y, por el otro, su talento y destreza individual para rel.Tear su con tex to, y que estas dos fases de la creación artística están en dialéctica relación. 12 Quesada y Tomcstinyi gua. Esto quiere decir que lengua y arte se asemejan en términos de los materiales de que se componen, difiriendo en el aspecto cualitativo. Sus funciones, dadas las diferencias cualitativas, esto es, la brecha creada por los niveles de simbolización requeridos para uno y otro, entre lenguaje ordinario y artístico obedecen a necesidades distintas y son, por demás, no generalizables. No todo horno loquens es horno ludens. De tal manera que, al confundir la esencia de uno y otro, se está transportando características definidoras, atropellando la esencia na solo de los dos fenómenos, sino también la estructura que hace posible la materialización precisamente de la esencia. Así pues, el purismo nace de una fraudulenta percepción de dos objetos, que aunque Íntimamente relacionados, no son el mismo. Uno contiene al otro, mutuamente se determinan, pero no son uno, aunque sí parten del mismo: el reflejo simbolizador. b. Fraude en el sentido (a) histórico Siendo el purismo una confusión perceptiva de la esencia de un fenómeno, es de prever que su desarrollo se encamine por la ruta de la ahistoricidad. El no poder distinguir el (los) objeto (s) trae implicaciones como la legislación descontextualizada y la mezcla de niveles de simbolización. Surge el prescriptivismo que confunde el valor social del lenguaje literario con su valor estético equiparando artista con hablante de determinado dialecto. Las contradicciones que ello trae se manifiestan en el aberrado deseo de detener el curso dialéctico de la lengua. Su lucha por impedir que los hablantes ejecuten su trabajo lingüístico, el cual equivale a constante elaboración. Es decir, la evolución lingüística conlleva la simbolización de la realidad como proceso dialéctico. Tratar de impedir el avance lingüístico asimismo implica tratar de impedir la evolución de "las reglas del juego artística"; esto por cuanto segiín el estado alcanzado por los niveles primarios de simbolización de la realidad, así variarán los niveles superiores (arte). c. Fraude ideológico Dadas las características fraudulentas del purismo, llegamos al punto en que es necesario y coherente encontrarle .origen social. Puesto que parte de una falsa concepción, es lícito incorporarlo dentro del campo ideológico (donde entendemos ideología = falsa Lenguaje y arte 13 conciencia legitimadora de la explotación social). Es decir, vamos a sugerir, parafraseando a Quesada (1988), que el purismo se enmarca dentro del contexto de la lucha de clases como concepción distorsionada de la clase dominante para discriminar socialmente. Esto implica llevar la lengua al dominio ideológico para abrir un frente en la lucha de clases: el lingüístico. Según Quesada (1988), históricamente los puristas siempre han estado al lado de las clases dominantes mitificando y fetichizando la lengua con el solo fin de legitimar la explotación social en una práctica esencial del ser humano: la práctica (trabajo-producción) comuniqtiva. Concluimos, pues, reafirmando la naturaleza de la relación lengua-arte. Se asemejan en la esencia y los materiales que los componen y se diferencian por la función que desempeñan, determinadora ésta [ la función] de la abstracción requerida por uno y otro. Existen por lo menos tres niveles de simbolización; el purismo los mezcla, en parte al desconocer la naturaleza de cada uno, yen parte por estar llamado a cumplir una función ideológico-lingüística especifica dentro de la sociedad. 14 QuesadJ1 y Tomcsányi BIBLIOGRAFIA Barthes, R. (1972). Crítica y verdad. Buenos Aires. Siglo XXI. . (1971). Elementos de semiología. Madrid. Corazón. Benveniste, E. (1984). Problemas de lingüística general. México. Siglo XXI. 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