Papers, publicaciones en actas de congresos, otros by Natalia Boffa
PUBLICAR en Antropología y Ciencias Sociales, 2024
Los movimientos sociales que alertan sobre la crisis climática
progresivamente han logrado encen... more Los movimientos sociales que alertan sobre la crisis climática
progresivamente han logrado encender algunas alarmas en distintos ámbitos de la sociedad civil y en ciertas propuestas de las políticas públicas. En relación a este último aspecto, me he preguntado qué formas de participación logran los pueblos movilizados en las políticas públicas de mitigación de los efectos del cambio climático y qué tensiones parecen respecto a las limitaciones del propio modelo de desarrollo. En 2022, en Argentina, como parte de estas políticas se aprobó el programa REDD+ (Reducción de Emisiones Derivadas de la Deforestación y la Degradación de los Bosques, conservación y gestión sostenible de los bosques y aumento de las reservas forestales de carbono), que forma parte de las políticas de mitigación del cambio climático promovidas por la FAO (Food and Agriculture Organization, ONU) en los países “en vías de desarrollo”. Su antecedente directo fue el Proyecto Bosques Nativos y Comunidad (PBNyC), desarrollado entre 2015 y 2021. En el presente trabajo, me propuse analizar su construcción desde las esferas políticas globales, nacionales y regionales, focalizando la atención en su implementación al interior de la zona de la banda norte del río Bermejo (Departamentos de San Martín y Rivadavia, Salta). Durante la investigación se intentó reflexionar sobre cómo las adjetivaciones de “desarrollo” como sostenible, verde o ecológico encubren la persistencia de la reproducción de un modelo vertical, pensado para su propia perpetuidad y no tanto por, o incluso en tensión con, las demandas de los pueblos afectados por estos proyectos en cada territorio. El estudio se desarrolló en base a trabajos etnográficos de varios años en la región y al análisis de documentos oficiales, de forma dialógica y reflexiva.
Utopía y Praxis Latinoamericana, 2023
Entre 2011 y 2022, la Universidad del Monte (comunidad y organización wichí vecina a Misión Cha... more Entre 2011 y 2022, la Universidad del Monte (comunidad y organización wichí vecina a Misión Chaqueña, Salta, Argentina) ha desarrollado una serie de actividades que intentan recuperar y reproducir las formas de vida wichí, como parte de sus derechos indígenas. En este estudio, propongo reflexionar sobre las estrategias de reproducción social wichí y, en relación con esto, los sentidos que cobran los derechos reconocidos por los organismos internacionales y el Estado (en este caso, argentino y salteño) en la vida cotidiana wichí en el territorio de chaco-salteño. El trabajo etnográfico desarrollado a lo largo de la investigación permitió recorrer y conocer distintos procesos organizativos wichí, de los que la Universidad del Monte es solo uno, pero que consideramos que representa un nodo fundamental para reflexionar sobre los sentidos de sus luchas socio-territoriales en relación al significado atribuido a los derechos indígenas.
NuestrAmérica, 2023
En las últimas décadas, el chaco-salteño ha sufrido el avance de actividades agro-productivistas ... more En las últimas décadas, el chaco-salteño ha sufrido el avance de actividades agro-productivistas y extractivistas que afectaron profundamente la vida de familias campesinas e indígenas. El cercamiento de tierras que hasta entonces estaban en reserva y los desmontes con fines agrícola-ganaderos causaron desalojos y despojo de territorios tradicionalmente ocupados y utilizados por estos grupos sociales. Los procesos organizativos que se han desplegado en relación con estos fenómenos suelen aparecer intermitentes y dispersos; sin embargo, la lucha ha sido persistente. El presente estudio intenta analizar la forma en que estos procesos organizativos interpelan el avance del capital en la región, sus sentidos y especificidades. La idea es pensarlos como modos de articulación y desarticulación, no horizontales o entre pares, sino en vinculación con las relaciones de poder. Para concretar el análisis se realizaron trabajos etnográficos en territorio durante varias estancias de investigación y de trabajo conjunto con los y las interlocutoras.
Revista NuestrAmérica, 2022
En la historia de Bahía Blanca (Argentina), la “Campaña al Desierto” representó un proceso coyunt... more En la historia de Bahía Blanca (Argentina), la “Campaña al Desierto” representó un proceso coyuntural. No obstante ello, los sectores hegemónicos de la ciudad lo han presentado como un mito fundacional, asociado al comienzo de la “modernización” de la región y sus principios “civilizatorios”. A mediados de 2021, el municipio decidió lanzar una encuesta online abierta a la comunidad para cambiar el nombre del parque homónimo. Contra todo pronóstico, la propuesta alternativa que surgió con mayor fuerza fue el nombre “Julio A. Roca”. En este trabajo nos proponemos problematizar esta situación a partir del análisis de las respuestas en las redes sociales y publicaciones en medios de comunicación, donde se reivindicaba el proceso de genocidio indígena y se negaban e invisibilizaban a estas sociedades y sus memorias. Como contrapunto, recuperamos algunos relatos Mapuche que rememoran el mismo proceso desde sus propias subjetividades e historias. El trabajo conjuga distintas estrategias de la investigación cualitativa como son el análisis de publicaciones y artículos periodísticos, y el desarrollo de entrevistas y talleres de historia oral.
Interface: a journal for and about social movements, 2021
El racismo en el cono sur puede ser analizado desde tiempos coloniales, desde sus distintas etapa... more El racismo en el cono sur puede ser analizado desde tiempos coloniales, desde sus distintas etapas y virajes político-ideológicos. Un cambio de época constitutivo del racismo en Argentina, que le aportó nueva entidad y fundamentación científica, ocurrió desde mediados del siglo XIX, con la instauración de la dicotomía "civilización y barbarie", durante la formación del Estado nacional. A partir de esto, mayormente, los indígenas fueron identificados como los enemigos de la nueva nación. Las políticas indigenistas del siglo XX no lograron subsanar esta dicotomía ni superar muchos de los prejuicios y estigmas reproducidos desde el siglo anterior; más bien, podríamos pensar que el racismo se ha institucionalizado y normalizado. En este trabajo nos abocamos a sus concretas manifestaciones hacia las comunidades wichí del Chaco salteño (Argentina), en lo que va del siglo XXI, antes y durante la pandemia. Específicamente, tomamos tres casos que fueron noticia en las redes sociales, que pusieron en debate ciertas prácticas políticas, interpretadas como discriminatorias y racistas por sus protagonistas wichí. Los casos están vinculados a una escuela de Misión Chaqueña, al sistema de salud en Tartagal y Embarcación y a los proyectos alimentarios de una ONG. Desarrollamos el estudio a partir de relatos y fuentes recuperadas de trabajos en terreno, visitas a archivos y publicaciones online, en base al método de la Historia Oral.
Revista Interdisciplinaria de Estudios Sociales, 2021
En las últimas décadas, el municipio de Embarcación (Salta, Argentina),
en la zona norte del río ... more En las últimas décadas, el municipio de Embarcación (Salta, Argentina),
en la zona norte del río Bermejo, ha sido escenario de una exponencial
expansión de la frontera agro-productivista y extractivista. El impacto
social que esto generó produjo la recreación de heterogéneas luchas
indígenas ancladas en sus territorialidades y la defensa de sus formas
de vida. En el presente trabajo intentamos dar cuenta de algunos de
estos permanentes movimientos societales de las comunidades y parcialidades
wichí, a partir de los relatos de nuestros interlocutores y su
triangulación con documentos oficiales y otras fuentes.
Encrucijadas Latinoamericanas, 2020
Desde la década de 1980, los pueblos indígenas del actual chaco salteño han denunciado la expansi... more Desde la década de 1980, los pueblos indígenas del actual chaco salteño han denunciado la expansión agro-capitalista sobre los bienes naturales de uso común. A pesar de la sanción de leyes proteccionistas, el despojo continuó solapado en proyectos de reforestación productiva, relevamientos no-inclusivos y limitación de la actividad pesquera, sólo por nombrar algunos. Nos interesa realizar una breve comunicación acerca de las crónicas wichí que explican cómo y por qué a lo largo de las últimas décadas, a pesar de la incorporación/ampliación gubernamental del derecho indígena, la situación del despojo continuó en el territorio. La comunicación representa una breve historia etnográfica a través de la que se intenta poner en primer plano las descripciones e interpretaciones de los wichí que vivenciaron estos procesos.
Actas Jornadas HumHA, 2005
La música nacional generó a lo largo de la historia, hasta la actualidad, un gran repertorio de o... more La música nacional generó a lo largo de la historia, hasta la actualidad, un gran repertorio de obras, variado en estilos y calidad. Este repertorio abarca un amplio abanico de posibilidades que los oyentes pueden seleccionar de acuerdo a sus preferencias musicales y poéticas, pero también se constituye en expresión social y se involucra con lineamientos ideológicos de distinta índole, expresados implícita o explícitamente. A partir de estos lineamientos puede legitimar o repudiar el orden imperante. En este contexto, la música toma posición frente a las relaciones de poder, a las problemáticas sociales, económicas y políticas. Está atravesada por el devenir histórico, del que se apropia y elabora su interpretación. La manifestación de estas interpretaciones del devenir histórico tiene distintos espacios de concreción, uno de ellos es el nivel discursivo de la obra: la canción. Los textos elaborados en estas circunstancias pueden constituir nuevos discursos históricos porque encierr...
Documentos de Trabajo del CEISO, 2018
Los Documentos de trabajo del Colectivo de Estudios e Investigaciones Sociales (CEISO) son una pu... more Los Documentos de trabajo del Colectivo de Estudios e Investigaciones Sociales (CEISO) son una publicación anual que tiene como objetivo difundir investigaciones desarrolladas en las áreas de las ciencias sociales y las humanidades. El contenido de los Documentos está dirigido a investigadores, especialistas y estudiantes de grado y posgrado. Por último, los Documentos cuentan con evaluación interna y externa.
Revista Trama, 2017
ABSTRACT:
En el río Pilcomayo en la zona de la Provincia de Salta,
Argentina, grupos indígenas y ... more ABSTRACT:
En el río Pilcomayo en la zona de la Provincia de Salta,
Argentina, grupos indígenas y criollos reclamaron
al gobierno, durante más de 30 años, los títulos de
propiedad de dos lotes fiscales que suman 640.000
hectáreas. Mientras tanto, el avance del capitalismo
agrícola y las obras de urbanización nacional e
internacional, vinculadas a la integración regional al
Mercosur, irrumpieron en el territorio. Nos interesa
explicar los procesos organizativos de distintos
grupos criollos e indígenas, principalmente wichí, a
partir de las configuraciones territoriales constituidas
históricamente y de las relaciones socio-políticas
inter e intragrupales, para interpretar la conformación
de grupos antagónicos desde la pluralidad de las
interacciones. Abordamos el estudio desde la noción
del espacio como configuración territorial con una
existencia relacional, en donde lo material y lo social, los
objetos y las acciones, son conjuntos interconectados,
indisociables para el estudio de los procesos históricoterritoriales
(Milton Santos, 1997). Trabajamos con
registros etnográficos y documentación de distinta
procedencia (informes técnicos, documentos
oficiales, cartas, actas y acuerdos), que analizamos
dialógicamente y confrontamos para intentar dar
cuenta de los procesos organizativos de la región.
Documentos de Trabajo del CEISO, 2016
En las últimas décadas, en el chaco salteño rural, se produjeron transformaciones agrícolas para ... more En las últimas décadas, en el chaco salteño rural, se produjeron transformaciones agrícolas para avanzar con el cultivo de la soja, la exploración gasífera y petrolera. Esto se produjo sobre espacios habitados o utilizados por comunidades indígenas y campesinas, en donde se escuchaban voces como: “la campaña del desierto del General Roca no paró todavía, por qué se cree que sigue avanzando el agro” (Benjamían Roca, dirigente wichí, 2013). Nos interesa rescatar las voces y escritos wichí que narran estas historias de resistencia y reconstruirlas desde la memoria indígena local.
CIPIAL - Actas de congreso, Santa Rosa, La Pampa, 2016
Durante las últimas décadas, diversos grupos wichí se han movilizado en distintas regiones del ch... more Durante las últimas décadas, diversos grupos wichí se han movilizado en distintas regiones del chaco-salteño para reivindicar derechos vinculados a la cuestión territorial. En la zona más occidental, registramos tres focos de movilizaciones concentrados en lugares afectados por distintos procesos de desplazamiento que tuvieron lugar, localizados sobre los ríos Pilcomayo, Itiyuro y Bermejo. Estos desplazamientos se originaron en la historia profunda de la región y continuaron en la historia reciente. El período de estudio se circunscribe a la etapa 1984-2011: comienza con el inicio de la lucha contra la subdivisión territorial en el sector del Pilcomayo, recorre los procesos de movilización de la región y finaliza con el inicio de los reclamos en el sector del Bermejo vinculados al vencimiento de la Ley de Relevamiento Territorial. El inicio de este período, según Teubal, se caracterizó por el proceso de liberalización, apertura y desregulación agrícola iniciado en la década del ’70, a partir del que se impulsó la producción de commodities y se conformó un vasto sistema de agronegocios; de esta manera, “el sector se transformó cada vez más en un negocio de unos pocos, perdiendo su capacidad histórica de constituirse en un medio de vida para vastos sectores sociales” (2006:103). Avanzado el período, este proceso de transformación del sistema agrícola se manifestó en la concentración de la tierra en pocos propietarios, en el cambio de la producción de granos y ganado hacia los monocultivos -especialmente la soja- y en la implementación de innovaciones tecnológicas que permitieron la expansión de la frontera agrícola sobre tierras anteriormente improductivas o marginales (2006:106). El territorio semiárido de la región chaqueña, conformado por grandes extensiones de bosque espinoso, se convirtió en un espacio redituable para las grandes explotaciones agrícolas. En el chaco-salteño occidental, esto se tradujo en una reconfiguración territorial que involucró el traspaso de tierras fiscales a propiedades privadas, cercamientos, desmontes, desalojos y despojo de los bienes naturales del monte.
Durante las experiencias de campo, encontramos una permanente preocupación wichí por luchar de forma colectiva, de agruparse, de movilizarse de manera conjunta, tal como lo expresaba Valentín Rivero en 2003: “Comencé ya en esos tiempos, 86’ 87’… había un encuentro por la tierra. Siempre nos juntábamos con los dirigentes y decíamos ‘bueno, pero cómo hacemos para unirnos’, siempre decíamos eso de unirnos, juntarnos, trabajar juntos”. Nos interesaron especialmente las movilizaciones vinculadas a la cuestión territorial, como eje central en torno al que giraban otras reivindicaciones identitarias, como lo expresa brevemente Miguel Montes (2013): “la necesidad principal, tengo, es la cuestión de la tierra… para poder continuar con nuestra cultura”. A partir de expresiones como estas, nos preguntamos qué características históricas tenían estas agrupaciones colectivas. En estudios anteriores, identificamos tres focos de resistencia en el chaco salteño occidental (Boffa, 2014), en donde pudimos identificar una serie de organizaciones wichí que atravesaron procesos dispares aunque la movilización fue permanente (Boffa, 2015). En el presente trabajo, específicamente, indagamos por qué se produjeron estos dispares procesos, cuáles fueron los momentos de mayor concentración social en torno a las situaciones de disputa territorial, qué situaciones de disgregación se produjeron y por qué, qué organizaciones persistieron a lo largo del período.
En términos teóricos, comprendemos a los movimientos sociales de acuerdo a la propuesta de Seoane (et al, 2009: 13), como “construcciones socio-históricas colectivas en la que participan sectores sociales o grupos que experimentan explotación, desposesión, opresión, dominación y donde la dimensión de clase cuenta como una de sus determinaciones principales aunque no única” y son resituadas en estas prácticas contestarias. El autor plantea también que la cuestión de “clase” excede a los movimientos obreros/sindicales y que es posible reelaborarla en términos de movimientos sociales emancipatorios. Esto posibilita incorporar al análisis un amplio espectro de movilizaciones que desde algún tópico particular se oponen a modelos políticos-económicos opresores, principalmente a partir del neoliberalismo. En este sentido, Seoane plantea que “resulta imposible ensombrecer la relación dialéctica entre lo social y lo político presente en las luchas emancipatorias de nuestro tiempo” (et al, 2009: 22). En las recientes conceptualizaciones de los procesos emancipatorios ocurridos en las últimas décadas del siglo XX, los movimientos indígenas son concebidos como movimientos sociales y como sujetos políticos, constituyendo así uno de los fenómenos sociales y políticos más novedosos y complejos en la historia reciente de América Latina (Dávalos, 2005:27). Desde esta perspectiva, intentamos interpretar a las movilizaciones y organizaciones wichí en sentido amplio, como movimientos sociales emancipatorios, atravesados y a la vez protagonistas de procesos políticos.
Posicionamos nuestro estudio desde la etnohistoria e intentamos comprender a los movimientos organizativos como procesos de interacción, que se retroalimentan o que mantienen un vínculo dialéctico en situaciones hegemónicas entre alteridades socioculturales colectivas, que son modificadas por ese mismo proceso (Bechis, 2010: 21). Desde esta perspectiva, Bechis nos remite a pensar estos procesos como expresiones de etnicidad que “surgen como reacción a amenazas a la seguridad y a la autodeterminación… es decir, que constituyen el producto de un conflicto hegemónico” (2010: 22). Nos interesa resaltar que las marcas culturales no son la causa suficiente del conflicto, sino que el mismo esconde una brecha estructural acerca de los intereses y metas mutuamente excluyentes entre los grupos, es decir, “lo que lleva al conflicto no es la diversidad cultural sino los intereses en oposición” (2010: 22).
Realizamos el presente estudio etnohistórico mediante la realización de trabajo etnográfico, el registro de historias orales y la recolección de documentación histórica; la dispersión de las organizaciones dificulta la utilización de la observación participante. El procedimiento de acercamiento al terreno está planeado desde una perspectiva empática y comprometida con los sujetos entrevistados, a partir de “la construcción del objeto de investigación; la producción de conocimiento social, reconociendo la perspectiva de los actores; la incorporación de la reflexividad de los actores y del investigador en la situación de campo y el análisis de datos; el uso de técnicas flexibles y no directivas para la obtención de información” (Guber, 2005: 209). Las técnicas de recolección de información se desarrollaron en los trabajos de campo, realizados en seis oportunidades, en la zona rural del chaco salteño, durante los años 2001, 2003, 2012, Marzo y Julio de 2013 y 2015.
Durante las últimas décadas, diversos grupos wichí se han movilizado en distintas regiones del ch... more Durante las últimas décadas, diversos grupos wichí se han movilizado en distintas regiones del chaco-salteño para reivindicar derechos vinculados a la cuestión territorial. En la zona más occidental, registramos tres áreas de movilizaciones concentradas en lugares afectados por distintos procesos de desplazamiento: Pilcomayo, Itiyuro y Bermejo. Estos desplazamientos se originaron en la historia profunda de la región y continuaron en la historia reciente. El período de estudio se circunscribe a la etapa 1984-2011: comienza con el inicio de la lucha contra la subdivisión territorial en el sector del Pilcomayo, recorre los procesos de movilización de la región y finaliza con el inicio de los reclamos en el sector del Bermejo vinculados al vencimiento de la Ley de Relevamiento Territorial. El inicio de este período, según Teubal, se caracterizó por el proceso de liberalización, apertura y desregulación agrícola iniciado en la década del ’70, a partir del que se impulsó la producción de commodities y se conformó un vasto sistema de agronegocios; de esta manera, “el sector se transformó cada vez más en un negocio de unos pocos, perdiendo su capacidad histórica de constituirse en un medio de vida para vastos sectores sociales” (2006:103). Avanzado el período, este proceso de transformación del sistema agrícola se manifestó en la concentración de la tierra en pocos propietarios, en el cambio de la producción de granos y ganado hacia los monocultivos -especialmente la soja- y en la implementación de innovaciones tecnológicas que permitieron la expansión de la frontera agrícola sobre tierras anteriormente improductivas o marginales (2006:106). El territorio semiárido de la región chaqueña, conformado por grandes extensiones de bosque espinoso, se convirtió en un espacio redituable para las grandes explotaciones agrícolas. En el chaco-salteño occidental, esto se tradujo en una reconfiguración territorial que involucró el traspaso de tierras fiscales a propiedades privadas, cercamientos, desmontes, desalojos y despojo de los bienes naturales del monte.
Durante las experiencias de campo, encontramos una permanente preocupación wichí por luchar de forma colectiva, de agruparse, de movilizarse de manera conjunta, tal como lo expresaba Valentín Rivero en 2003: “Comencé ya en esos tiempos, 86’ 87’… había un encuentro por la tierra. Siempre nos juntábamos con los dirigentes y decíamos ‘bueno, pero cómo hacemos para unirnos’, siempre decíamos eso de unirnos, juntarnos, trabajar juntos”. Nos interesaron especialmente las movilizaciones vinculadas a la cuestión territorial, como eje central en torno al que giraban otras reivindicaciones identitarias, como lo expresa brevemente Miguel Montes (2013): “la necesidad principal, tengo, es la cuestión de la tierra… para poder continuar con nuestra cultura”. A partir de expresiones como estas, nos preguntamos qué características históricas tenían estas agrupaciones colectivas. En estudios anteriores, identificamos tres focos de resistencia en el chaco salteño occidental (Boffa, 2014), en donde pudimos identificar una serie de organizaciones wichí que atravesaron procesos dispares aunque la movilización fue permanente (Boffa, 2015). En el presente trabajo, específicamente, indagamos por qué se produjeron estos dispares procesos, cuáles fueron los momentos de mayor concentración social en torno a las situaciones de disputa territorial, qué situaciones de disgregación se produjeron y por qué, qué organizaciones persistieron a lo largo del período.
En términos teóricos, comprendemos a los movimientos sociales de acuerdo a la propuesta de Seoane (et al, 2009: 13), como “construcciones socio-históricas colectivas en la que participan sectores sociales o grupos que experimentan explotación, desposesión, opresión, dominación y donde la dimensión de clase cuenta como una de sus determinaciones principales aunque no única” y son resituadas en estas prácticas contestarias. El autor plantea también que la cuestión de “clase” excede a los movimientos obreros/sindicales y que es posible reelaborarla en términos de movimientos sociales emancipatorios. Esto posibilita incorporar al análisis un amplio espectro de movilizaciones que desde algún tópico particular se oponen a modelos políticos-económicos opresores, principalmente a partir del neoliberalismo. En este sentido, Seoane plantea que “resulta imposible ensombrecer la relación dialéctica entre lo social y lo político presente en las luchas emancipatorias de nuestro tiempo” (et al, 2009:22). En las recientes conceptualizaciones de los procesos emancipatorios ocurridos en las últimas décadas del siglo XX, los movimientos indígenas son concebidos como movimientos sociales y como sujetos políticos, constituyendo así uno de los fenómenos sociales y políticos más novedosos y complejos en la historia reciente de América Latina (Dávalos, 2005:27). Desde esta perspectiva, intentamos interpretar a las movilizaciones y organizaciones wichí en sentido amplio, como movimientos sociales emancipatorios, atravesados y a la vez protagonistas de procesos políticos.
Posicionamos nuestro estudio desde la etnohistoria e intentamos comprender a los movimientos organizativos como procesos de interacción, que se retroalimentan o que mantienen un vínculo dialéctico en situaciones hegemónicas entre alteridades socioculturales colectivas, que son modificadas por ese mismo proceso (Bechis, 2010:21). Desde esta perspectiva, Bechis nos remite a pensar estos procesos como expresiones de etnicidad que “surgen como reacción a amenazas a la seguridad y a la autodeterminación… es decir, que constituyen el producto de un conflicto hegemónico” (2010:22). Nos interesa resaltar que las marcas culturales no son la causa suficiente del conflicto, sino que el mismo esconde una brecha estructural acerca de los intereses y metas mutuamente excluyentes entre los grupos, es decir, “lo que lleva al conflicto no es la diversidad cultural sino los intereses en oposición” (2010:22).
Realizamos el presente estudio etnohistórico mediante la realización de trabajo etnográfico, el registro de historias orales y la recolección de documentación histórica; la dispersión de las organizaciones dificulta la utilización de la observación participante. El procedimiento de acercamiento al terreno está planeado desde una perspectiva empática y comprometida con los sujetos entrevistados, a partir de “la construcción del objeto de investigación; la producción de conocimiento social, reconociendo la perspectiva de los actores; la incorporación de la reflexividad de los actores y del investigador en la situación de campo y el análisis de datos; el uso de técnicas flexibles y no directivas para la obtención de información” (Guber, 2005: 209). Las técnicas de recolección de información se desarrollaron en los trabajos de campo, realizados en seis oportunidades, en la zona rural del chaco salteño, durante los años 2001, 2003, 2012, Marzo y Julio de 2013 y 2015.
Ponencia presentada en el VII Seminario Internacional sobre Políticas de la Memoria, Centro Cultu... more Ponencia presentada en el VII Seminario Internacional sobre Políticas de la Memoria, Centro Cultural Haroldo Conti.
El presente trabajo 1 analiza las opiniones divergentes que se produjeron entre algunos pobladore... more El presente trabajo 1 analiza las opiniones divergentes que se produjeron entre algunos pobladores wichí de Misión Chaqueña 2 frente a la propuesta de "desarrollo" impulsada en el proyecto de una organización no gubernamental (ONG), que llamaremos "Carpintero.org" 3 . Se trata de un programa agrícola llevado a cabo desde 2010, impulsado y supervisado por el presidente de la organización. En Misión Chaqueña algunos wichí escucharon la propuesta y la aceptaron, por sus características innovadoras y por la larga trayectoria de este agente en el lugar. Sin embargo, otros miembros de la comunidad decidieron organizar su propio proyecto hortícola, con una noción diferente de "desarrollo", basado en sus tradiciones y conservando las relaciones culturales con la naturaleza 4 .
En el presente trabajo se realiza una primera descripción sobre la dinámica organizativa de las c... more En el presente trabajo se realiza una primera descripción sobre la dinámica organizativa de las comunidades wichís en su lucha por la tierra y se circunscribe al Departamento de San Martín, en la provincia de Salta, Argentina, durante los últimos 20 años (1990 a 2010).
Revista nuestrAmérica, 2022
En la historia de Bahía Blanca (Argentina), la “Campaña al Desierto” representó un proceso coyunt... more En la historia de Bahía Blanca (Argentina), la “Campaña al Desierto” representó un proceso coyuntural. No obstante ello, los sectores hegemónicos de la ciudad lo han presentado como un mito fundacional, asociado al comienzo de la “modernización” de la región y sus principios “civilizatorios”. A mediados de 2021, el municipio decidió lanzar una encuesta online abierta a la comunidad para cambiar el nombre del parque homónimo. Contra todo pronóstico, la propuesta alternativa que surgió con mayor fuerza fue el nombre “Julio A. Roca”. En este trabajo nos proponemos problematizar esta situación a partir del análisis de las respuestas en las redes sociales y publicaciones en medios de comunicación, donde se reivindicaba el proceso de genocidio indígena y se negaban e invisibilizaban a estas sociedades y sus memorias. Como contrapunto, recuperamos algunos relatos Mapuche que rememoran el mismo proceso desde sus propias subjetividades e historias. El trabajo conjuga distintas estrategias de la investigación cualitativa como son el análisis de publicaciones y artículos periodísticos, y el desarrollo de entrevistas y talleres de historia oral.
Partes de libros by Natalia Boffa
Luchas, territorios y r-existencias: horizontes comunitarios frente a las desigualdades del capitalismo en América Latina y el Caribe, 2024
Luchas territoriales por las autonomías indígenas en Abya Yala, 2022
Las luchas socioterritoriales indígenas en el Chaco salteño han sido objeto de múltiples estudios... more Las luchas socioterritoriales indígenas en el Chaco salteño han sido objeto de múltiples estudios e investigaciones que han analizado cómo los procesos organizativos pueden ser heterogéneos y abiertos (Trinchero, 2007; Carrasco, 2009; Gordillo, 2009). En las dos primeras décadas del siglo XXI, esos procesos se han reeditado y recreado en constantes luchas por el territorio y otros derechos ya reconocidos, a causa de la expansión de la frontera agrícola. Nos proponemos analizar los procesos organizativos Iogys como parte de las largas e históricas experiencias de luchas, resistencias y acomodamientos de los pueblos indígenas chaqueños. Específicamente, el desprendimiento Iogys, en la zona del río Itiyuro y la ruta 86, cerca de Tartagal (Salta, Argentina) representó un específico proceso autonómico, en donde, mediante “el trámite de la raza”, los Iogys lograron desprenderse de la autoridad de los dirigentes wichí y tomar control sobre la gestión del Relevamiento Territorial de sus comunidades. El trabajo conjunto con nuestros interlocutores, mediante entrevistas etnográficas, nos posibilitó pensar el sentido y lógicas de estas luchas desde sus propias experiencias.
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Papers, publicaciones en actas de congresos, otros by Natalia Boffa
progresivamente han logrado encender algunas alarmas en distintos ámbitos de la sociedad civil y en ciertas propuestas de las políticas públicas. En relación a este último aspecto, me he preguntado qué formas de participación logran los pueblos movilizados en las políticas públicas de mitigación de los efectos del cambio climático y qué tensiones parecen respecto a las limitaciones del propio modelo de desarrollo. En 2022, en Argentina, como parte de estas políticas se aprobó el programa REDD+ (Reducción de Emisiones Derivadas de la Deforestación y la Degradación de los Bosques, conservación y gestión sostenible de los bosques y aumento de las reservas forestales de carbono), que forma parte de las políticas de mitigación del cambio climático promovidas por la FAO (Food and Agriculture Organization, ONU) en los países “en vías de desarrollo”. Su antecedente directo fue el Proyecto Bosques Nativos y Comunidad (PBNyC), desarrollado entre 2015 y 2021. En el presente trabajo, me propuse analizar su construcción desde las esferas políticas globales, nacionales y regionales, focalizando la atención en su implementación al interior de la zona de la banda norte del río Bermejo (Departamentos de San Martín y Rivadavia, Salta). Durante la investigación se intentó reflexionar sobre cómo las adjetivaciones de “desarrollo” como sostenible, verde o ecológico encubren la persistencia de la reproducción de un modelo vertical, pensado para su propia perpetuidad y no tanto por, o incluso en tensión con, las demandas de los pueblos afectados por estos proyectos en cada territorio. El estudio se desarrolló en base a trabajos etnográficos de varios años en la región y al análisis de documentos oficiales, de forma dialógica y reflexiva.
en la zona norte del río Bermejo, ha sido escenario de una exponencial
expansión de la frontera agro-productivista y extractivista. El impacto
social que esto generó produjo la recreación de heterogéneas luchas
indígenas ancladas en sus territorialidades y la defensa de sus formas
de vida. En el presente trabajo intentamos dar cuenta de algunos de
estos permanentes movimientos societales de las comunidades y parcialidades
wichí, a partir de los relatos de nuestros interlocutores y su
triangulación con documentos oficiales y otras fuentes.
En el río Pilcomayo en la zona de la Provincia de Salta,
Argentina, grupos indígenas y criollos reclamaron
al gobierno, durante más de 30 años, los títulos de
propiedad de dos lotes fiscales que suman 640.000
hectáreas. Mientras tanto, el avance del capitalismo
agrícola y las obras de urbanización nacional e
internacional, vinculadas a la integración regional al
Mercosur, irrumpieron en el territorio. Nos interesa
explicar los procesos organizativos de distintos
grupos criollos e indígenas, principalmente wichí, a
partir de las configuraciones territoriales constituidas
históricamente y de las relaciones socio-políticas
inter e intragrupales, para interpretar la conformación
de grupos antagónicos desde la pluralidad de las
interacciones. Abordamos el estudio desde la noción
del espacio como configuración territorial con una
existencia relacional, en donde lo material y lo social, los
objetos y las acciones, son conjuntos interconectados,
indisociables para el estudio de los procesos históricoterritoriales
(Milton Santos, 1997). Trabajamos con
registros etnográficos y documentación de distinta
procedencia (informes técnicos, documentos
oficiales, cartas, actas y acuerdos), que analizamos
dialógicamente y confrontamos para intentar dar
cuenta de los procesos organizativos de la región.
Durante las experiencias de campo, encontramos una permanente preocupación wichí por luchar de forma colectiva, de agruparse, de movilizarse de manera conjunta, tal como lo expresaba Valentín Rivero en 2003: “Comencé ya en esos tiempos, 86’ 87’… había un encuentro por la tierra. Siempre nos juntábamos con los dirigentes y decíamos ‘bueno, pero cómo hacemos para unirnos’, siempre decíamos eso de unirnos, juntarnos, trabajar juntos”. Nos interesaron especialmente las movilizaciones vinculadas a la cuestión territorial, como eje central en torno al que giraban otras reivindicaciones identitarias, como lo expresa brevemente Miguel Montes (2013): “la necesidad principal, tengo, es la cuestión de la tierra… para poder continuar con nuestra cultura”. A partir de expresiones como estas, nos preguntamos qué características históricas tenían estas agrupaciones colectivas. En estudios anteriores, identificamos tres focos de resistencia en el chaco salteño occidental (Boffa, 2014), en donde pudimos identificar una serie de organizaciones wichí que atravesaron procesos dispares aunque la movilización fue permanente (Boffa, 2015). En el presente trabajo, específicamente, indagamos por qué se produjeron estos dispares procesos, cuáles fueron los momentos de mayor concentración social en torno a las situaciones de disputa territorial, qué situaciones de disgregación se produjeron y por qué, qué organizaciones persistieron a lo largo del período.
En términos teóricos, comprendemos a los movimientos sociales de acuerdo a la propuesta de Seoane (et al, 2009: 13), como “construcciones socio-históricas colectivas en la que participan sectores sociales o grupos que experimentan explotación, desposesión, opresión, dominación y donde la dimensión de clase cuenta como una de sus determinaciones principales aunque no única” y son resituadas en estas prácticas contestarias. El autor plantea también que la cuestión de “clase” excede a los movimientos obreros/sindicales y que es posible reelaborarla en términos de movimientos sociales emancipatorios. Esto posibilita incorporar al análisis un amplio espectro de movilizaciones que desde algún tópico particular se oponen a modelos políticos-económicos opresores, principalmente a partir del neoliberalismo. En este sentido, Seoane plantea que “resulta imposible ensombrecer la relación dialéctica entre lo social y lo político presente en las luchas emancipatorias de nuestro tiempo” (et al, 2009: 22). En las recientes conceptualizaciones de los procesos emancipatorios ocurridos en las últimas décadas del siglo XX, los movimientos indígenas son concebidos como movimientos sociales y como sujetos políticos, constituyendo así uno de los fenómenos sociales y políticos más novedosos y complejos en la historia reciente de América Latina (Dávalos, 2005:27). Desde esta perspectiva, intentamos interpretar a las movilizaciones y organizaciones wichí en sentido amplio, como movimientos sociales emancipatorios, atravesados y a la vez protagonistas de procesos políticos.
Posicionamos nuestro estudio desde la etnohistoria e intentamos comprender a los movimientos organizativos como procesos de interacción, que se retroalimentan o que mantienen un vínculo dialéctico en situaciones hegemónicas entre alteridades socioculturales colectivas, que son modificadas por ese mismo proceso (Bechis, 2010: 21). Desde esta perspectiva, Bechis nos remite a pensar estos procesos como expresiones de etnicidad que “surgen como reacción a amenazas a la seguridad y a la autodeterminación… es decir, que constituyen el producto de un conflicto hegemónico” (2010: 22). Nos interesa resaltar que las marcas culturales no son la causa suficiente del conflicto, sino que el mismo esconde una brecha estructural acerca de los intereses y metas mutuamente excluyentes entre los grupos, es decir, “lo que lleva al conflicto no es la diversidad cultural sino los intereses en oposición” (2010: 22).
Realizamos el presente estudio etnohistórico mediante la realización de trabajo etnográfico, el registro de historias orales y la recolección de documentación histórica; la dispersión de las organizaciones dificulta la utilización de la observación participante. El procedimiento de acercamiento al terreno está planeado desde una perspectiva empática y comprometida con los sujetos entrevistados, a partir de “la construcción del objeto de investigación; la producción de conocimiento social, reconociendo la perspectiva de los actores; la incorporación de la reflexividad de los actores y del investigador en la situación de campo y el análisis de datos; el uso de técnicas flexibles y no directivas para la obtención de información” (Guber, 2005: 209). Las técnicas de recolección de información se desarrollaron en los trabajos de campo, realizados en seis oportunidades, en la zona rural del chaco salteño, durante los años 2001, 2003, 2012, Marzo y Julio de 2013 y 2015.
Durante las experiencias de campo, encontramos una permanente preocupación wichí por luchar de forma colectiva, de agruparse, de movilizarse de manera conjunta, tal como lo expresaba Valentín Rivero en 2003: “Comencé ya en esos tiempos, 86’ 87’… había un encuentro por la tierra. Siempre nos juntábamos con los dirigentes y decíamos ‘bueno, pero cómo hacemos para unirnos’, siempre decíamos eso de unirnos, juntarnos, trabajar juntos”. Nos interesaron especialmente las movilizaciones vinculadas a la cuestión territorial, como eje central en torno al que giraban otras reivindicaciones identitarias, como lo expresa brevemente Miguel Montes (2013): “la necesidad principal, tengo, es la cuestión de la tierra… para poder continuar con nuestra cultura”. A partir de expresiones como estas, nos preguntamos qué características históricas tenían estas agrupaciones colectivas. En estudios anteriores, identificamos tres focos de resistencia en el chaco salteño occidental (Boffa, 2014), en donde pudimos identificar una serie de organizaciones wichí que atravesaron procesos dispares aunque la movilización fue permanente (Boffa, 2015). En el presente trabajo, específicamente, indagamos por qué se produjeron estos dispares procesos, cuáles fueron los momentos de mayor concentración social en torno a las situaciones de disputa territorial, qué situaciones de disgregación se produjeron y por qué, qué organizaciones persistieron a lo largo del período.
En términos teóricos, comprendemos a los movimientos sociales de acuerdo a la propuesta de Seoane (et al, 2009: 13), como “construcciones socio-históricas colectivas en la que participan sectores sociales o grupos que experimentan explotación, desposesión, opresión, dominación y donde la dimensión de clase cuenta como una de sus determinaciones principales aunque no única” y son resituadas en estas prácticas contestarias. El autor plantea también que la cuestión de “clase” excede a los movimientos obreros/sindicales y que es posible reelaborarla en términos de movimientos sociales emancipatorios. Esto posibilita incorporar al análisis un amplio espectro de movilizaciones que desde algún tópico particular se oponen a modelos políticos-económicos opresores, principalmente a partir del neoliberalismo. En este sentido, Seoane plantea que “resulta imposible ensombrecer la relación dialéctica entre lo social y lo político presente en las luchas emancipatorias de nuestro tiempo” (et al, 2009:22). En las recientes conceptualizaciones de los procesos emancipatorios ocurridos en las últimas décadas del siglo XX, los movimientos indígenas son concebidos como movimientos sociales y como sujetos políticos, constituyendo así uno de los fenómenos sociales y políticos más novedosos y complejos en la historia reciente de América Latina (Dávalos, 2005:27). Desde esta perspectiva, intentamos interpretar a las movilizaciones y organizaciones wichí en sentido amplio, como movimientos sociales emancipatorios, atravesados y a la vez protagonistas de procesos políticos.
Posicionamos nuestro estudio desde la etnohistoria e intentamos comprender a los movimientos organizativos como procesos de interacción, que se retroalimentan o que mantienen un vínculo dialéctico en situaciones hegemónicas entre alteridades socioculturales colectivas, que son modificadas por ese mismo proceso (Bechis, 2010:21). Desde esta perspectiva, Bechis nos remite a pensar estos procesos como expresiones de etnicidad que “surgen como reacción a amenazas a la seguridad y a la autodeterminación… es decir, que constituyen el producto de un conflicto hegemónico” (2010:22). Nos interesa resaltar que las marcas culturales no son la causa suficiente del conflicto, sino que el mismo esconde una brecha estructural acerca de los intereses y metas mutuamente excluyentes entre los grupos, es decir, “lo que lleva al conflicto no es la diversidad cultural sino los intereses en oposición” (2010:22).
Realizamos el presente estudio etnohistórico mediante la realización de trabajo etnográfico, el registro de historias orales y la recolección de documentación histórica; la dispersión de las organizaciones dificulta la utilización de la observación participante. El procedimiento de acercamiento al terreno está planeado desde una perspectiva empática y comprometida con los sujetos entrevistados, a partir de “la construcción del objeto de investigación; la producción de conocimiento social, reconociendo la perspectiva de los actores; la incorporación de la reflexividad de los actores y del investigador en la situación de campo y el análisis de datos; el uso de técnicas flexibles y no directivas para la obtención de información” (Guber, 2005: 209). Las técnicas de recolección de información se desarrollaron en los trabajos de campo, realizados en seis oportunidades, en la zona rural del chaco salteño, durante los años 2001, 2003, 2012, Marzo y Julio de 2013 y 2015.
Partes de libros by Natalia Boffa
progresivamente han logrado encender algunas alarmas en distintos ámbitos de la sociedad civil y en ciertas propuestas de las políticas públicas. En relación a este último aspecto, me he preguntado qué formas de participación logran los pueblos movilizados en las políticas públicas de mitigación de los efectos del cambio climático y qué tensiones parecen respecto a las limitaciones del propio modelo de desarrollo. En 2022, en Argentina, como parte de estas políticas se aprobó el programa REDD+ (Reducción de Emisiones Derivadas de la Deforestación y la Degradación de los Bosques, conservación y gestión sostenible de los bosques y aumento de las reservas forestales de carbono), que forma parte de las políticas de mitigación del cambio climático promovidas por la FAO (Food and Agriculture Organization, ONU) en los países “en vías de desarrollo”. Su antecedente directo fue el Proyecto Bosques Nativos y Comunidad (PBNyC), desarrollado entre 2015 y 2021. En el presente trabajo, me propuse analizar su construcción desde las esferas políticas globales, nacionales y regionales, focalizando la atención en su implementación al interior de la zona de la banda norte del río Bermejo (Departamentos de San Martín y Rivadavia, Salta). Durante la investigación se intentó reflexionar sobre cómo las adjetivaciones de “desarrollo” como sostenible, verde o ecológico encubren la persistencia de la reproducción de un modelo vertical, pensado para su propia perpetuidad y no tanto por, o incluso en tensión con, las demandas de los pueblos afectados por estos proyectos en cada territorio. El estudio se desarrolló en base a trabajos etnográficos de varios años en la región y al análisis de documentos oficiales, de forma dialógica y reflexiva.
en la zona norte del río Bermejo, ha sido escenario de una exponencial
expansión de la frontera agro-productivista y extractivista. El impacto
social que esto generó produjo la recreación de heterogéneas luchas
indígenas ancladas en sus territorialidades y la defensa de sus formas
de vida. En el presente trabajo intentamos dar cuenta de algunos de
estos permanentes movimientos societales de las comunidades y parcialidades
wichí, a partir de los relatos de nuestros interlocutores y su
triangulación con documentos oficiales y otras fuentes.
En el río Pilcomayo en la zona de la Provincia de Salta,
Argentina, grupos indígenas y criollos reclamaron
al gobierno, durante más de 30 años, los títulos de
propiedad de dos lotes fiscales que suman 640.000
hectáreas. Mientras tanto, el avance del capitalismo
agrícola y las obras de urbanización nacional e
internacional, vinculadas a la integración regional al
Mercosur, irrumpieron en el territorio. Nos interesa
explicar los procesos organizativos de distintos
grupos criollos e indígenas, principalmente wichí, a
partir de las configuraciones territoriales constituidas
históricamente y de las relaciones socio-políticas
inter e intragrupales, para interpretar la conformación
de grupos antagónicos desde la pluralidad de las
interacciones. Abordamos el estudio desde la noción
del espacio como configuración territorial con una
existencia relacional, en donde lo material y lo social, los
objetos y las acciones, son conjuntos interconectados,
indisociables para el estudio de los procesos históricoterritoriales
(Milton Santos, 1997). Trabajamos con
registros etnográficos y documentación de distinta
procedencia (informes técnicos, documentos
oficiales, cartas, actas y acuerdos), que analizamos
dialógicamente y confrontamos para intentar dar
cuenta de los procesos organizativos de la región.
Durante las experiencias de campo, encontramos una permanente preocupación wichí por luchar de forma colectiva, de agruparse, de movilizarse de manera conjunta, tal como lo expresaba Valentín Rivero en 2003: “Comencé ya en esos tiempos, 86’ 87’… había un encuentro por la tierra. Siempre nos juntábamos con los dirigentes y decíamos ‘bueno, pero cómo hacemos para unirnos’, siempre decíamos eso de unirnos, juntarnos, trabajar juntos”. Nos interesaron especialmente las movilizaciones vinculadas a la cuestión territorial, como eje central en torno al que giraban otras reivindicaciones identitarias, como lo expresa brevemente Miguel Montes (2013): “la necesidad principal, tengo, es la cuestión de la tierra… para poder continuar con nuestra cultura”. A partir de expresiones como estas, nos preguntamos qué características históricas tenían estas agrupaciones colectivas. En estudios anteriores, identificamos tres focos de resistencia en el chaco salteño occidental (Boffa, 2014), en donde pudimos identificar una serie de organizaciones wichí que atravesaron procesos dispares aunque la movilización fue permanente (Boffa, 2015). En el presente trabajo, específicamente, indagamos por qué se produjeron estos dispares procesos, cuáles fueron los momentos de mayor concentración social en torno a las situaciones de disputa territorial, qué situaciones de disgregación se produjeron y por qué, qué organizaciones persistieron a lo largo del período.
En términos teóricos, comprendemos a los movimientos sociales de acuerdo a la propuesta de Seoane (et al, 2009: 13), como “construcciones socio-históricas colectivas en la que participan sectores sociales o grupos que experimentan explotación, desposesión, opresión, dominación y donde la dimensión de clase cuenta como una de sus determinaciones principales aunque no única” y son resituadas en estas prácticas contestarias. El autor plantea también que la cuestión de “clase” excede a los movimientos obreros/sindicales y que es posible reelaborarla en términos de movimientos sociales emancipatorios. Esto posibilita incorporar al análisis un amplio espectro de movilizaciones que desde algún tópico particular se oponen a modelos políticos-económicos opresores, principalmente a partir del neoliberalismo. En este sentido, Seoane plantea que “resulta imposible ensombrecer la relación dialéctica entre lo social y lo político presente en las luchas emancipatorias de nuestro tiempo” (et al, 2009: 22). En las recientes conceptualizaciones de los procesos emancipatorios ocurridos en las últimas décadas del siglo XX, los movimientos indígenas son concebidos como movimientos sociales y como sujetos políticos, constituyendo así uno de los fenómenos sociales y políticos más novedosos y complejos en la historia reciente de América Latina (Dávalos, 2005:27). Desde esta perspectiva, intentamos interpretar a las movilizaciones y organizaciones wichí en sentido amplio, como movimientos sociales emancipatorios, atravesados y a la vez protagonistas de procesos políticos.
Posicionamos nuestro estudio desde la etnohistoria e intentamos comprender a los movimientos organizativos como procesos de interacción, que se retroalimentan o que mantienen un vínculo dialéctico en situaciones hegemónicas entre alteridades socioculturales colectivas, que son modificadas por ese mismo proceso (Bechis, 2010: 21). Desde esta perspectiva, Bechis nos remite a pensar estos procesos como expresiones de etnicidad que “surgen como reacción a amenazas a la seguridad y a la autodeterminación… es decir, que constituyen el producto de un conflicto hegemónico” (2010: 22). Nos interesa resaltar que las marcas culturales no son la causa suficiente del conflicto, sino que el mismo esconde una brecha estructural acerca de los intereses y metas mutuamente excluyentes entre los grupos, es decir, “lo que lleva al conflicto no es la diversidad cultural sino los intereses en oposición” (2010: 22).
Realizamos el presente estudio etnohistórico mediante la realización de trabajo etnográfico, el registro de historias orales y la recolección de documentación histórica; la dispersión de las organizaciones dificulta la utilización de la observación participante. El procedimiento de acercamiento al terreno está planeado desde una perspectiva empática y comprometida con los sujetos entrevistados, a partir de “la construcción del objeto de investigación; la producción de conocimiento social, reconociendo la perspectiva de los actores; la incorporación de la reflexividad de los actores y del investigador en la situación de campo y el análisis de datos; el uso de técnicas flexibles y no directivas para la obtención de información” (Guber, 2005: 209). Las técnicas de recolección de información se desarrollaron en los trabajos de campo, realizados en seis oportunidades, en la zona rural del chaco salteño, durante los años 2001, 2003, 2012, Marzo y Julio de 2013 y 2015.
Durante las experiencias de campo, encontramos una permanente preocupación wichí por luchar de forma colectiva, de agruparse, de movilizarse de manera conjunta, tal como lo expresaba Valentín Rivero en 2003: “Comencé ya en esos tiempos, 86’ 87’… había un encuentro por la tierra. Siempre nos juntábamos con los dirigentes y decíamos ‘bueno, pero cómo hacemos para unirnos’, siempre decíamos eso de unirnos, juntarnos, trabajar juntos”. Nos interesaron especialmente las movilizaciones vinculadas a la cuestión territorial, como eje central en torno al que giraban otras reivindicaciones identitarias, como lo expresa brevemente Miguel Montes (2013): “la necesidad principal, tengo, es la cuestión de la tierra… para poder continuar con nuestra cultura”. A partir de expresiones como estas, nos preguntamos qué características históricas tenían estas agrupaciones colectivas. En estudios anteriores, identificamos tres focos de resistencia en el chaco salteño occidental (Boffa, 2014), en donde pudimos identificar una serie de organizaciones wichí que atravesaron procesos dispares aunque la movilización fue permanente (Boffa, 2015). En el presente trabajo, específicamente, indagamos por qué se produjeron estos dispares procesos, cuáles fueron los momentos de mayor concentración social en torno a las situaciones de disputa territorial, qué situaciones de disgregación se produjeron y por qué, qué organizaciones persistieron a lo largo del período.
En términos teóricos, comprendemos a los movimientos sociales de acuerdo a la propuesta de Seoane (et al, 2009: 13), como “construcciones socio-históricas colectivas en la que participan sectores sociales o grupos que experimentan explotación, desposesión, opresión, dominación y donde la dimensión de clase cuenta como una de sus determinaciones principales aunque no única” y son resituadas en estas prácticas contestarias. El autor plantea también que la cuestión de “clase” excede a los movimientos obreros/sindicales y que es posible reelaborarla en términos de movimientos sociales emancipatorios. Esto posibilita incorporar al análisis un amplio espectro de movilizaciones que desde algún tópico particular se oponen a modelos políticos-económicos opresores, principalmente a partir del neoliberalismo. En este sentido, Seoane plantea que “resulta imposible ensombrecer la relación dialéctica entre lo social y lo político presente en las luchas emancipatorias de nuestro tiempo” (et al, 2009:22). En las recientes conceptualizaciones de los procesos emancipatorios ocurridos en las últimas décadas del siglo XX, los movimientos indígenas son concebidos como movimientos sociales y como sujetos políticos, constituyendo así uno de los fenómenos sociales y políticos más novedosos y complejos en la historia reciente de América Latina (Dávalos, 2005:27). Desde esta perspectiva, intentamos interpretar a las movilizaciones y organizaciones wichí en sentido amplio, como movimientos sociales emancipatorios, atravesados y a la vez protagonistas de procesos políticos.
Posicionamos nuestro estudio desde la etnohistoria e intentamos comprender a los movimientos organizativos como procesos de interacción, que se retroalimentan o que mantienen un vínculo dialéctico en situaciones hegemónicas entre alteridades socioculturales colectivas, que son modificadas por ese mismo proceso (Bechis, 2010:21). Desde esta perspectiva, Bechis nos remite a pensar estos procesos como expresiones de etnicidad que “surgen como reacción a amenazas a la seguridad y a la autodeterminación… es decir, que constituyen el producto de un conflicto hegemónico” (2010:22). Nos interesa resaltar que las marcas culturales no son la causa suficiente del conflicto, sino que el mismo esconde una brecha estructural acerca de los intereses y metas mutuamente excluyentes entre los grupos, es decir, “lo que lleva al conflicto no es la diversidad cultural sino los intereses en oposición” (2010:22).
Realizamos el presente estudio etnohistórico mediante la realización de trabajo etnográfico, el registro de historias orales y la recolección de documentación histórica; la dispersión de las organizaciones dificulta la utilización de la observación participante. El procedimiento de acercamiento al terreno está planeado desde una perspectiva empática y comprometida con los sujetos entrevistados, a partir de “la construcción del objeto de investigación; la producción de conocimiento social, reconociendo la perspectiva de los actores; la incorporación de la reflexividad de los actores y del investigador en la situación de campo y el análisis de datos; el uso de técnicas flexibles y no directivas para la obtención de información” (Guber, 2005: 209). Las técnicas de recolección de información se desarrollaron en los trabajos de campo, realizados en seis oportunidades, en la zona rural del chaco salteño, durante los años 2001, 2003, 2012, Marzo y Julio de 2013 y 2015.
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