Papers by Brigada para leer en libertad
Ésta es una publicación del Partido de la Revolución Democrática del Distrito Federal (PRD-DF) y ... more Ésta es una publicación del Partido de la Revolución Democrática del Distrito Federal (PRD-DF) y Para Leer en Libertad AC.
Junio 2014. © José C. Valadés.
Esta publicación es financiada con recursos de la RLS con fondos del BMZ y Para Leer en Libertad ... more Esta publicación es financiada con recursos de la RLS con fondos del BMZ y Para Leer en Libertad A.C.
Paco Ignacio Taibo II encerrada en una cañada dominada por cerros y montañas, con tres vías de ac... more Paco Ignacio Taibo II encerrada en una cañada dominada por cerros y montañas, con tres vías de acceso: por el norte, el oriente y por la vía férrea al sudoeste. Por cualquiera de ellas hay que sortear los cerros que controlan los alrededores de la ciudad. Además había alambradas de púas y fortificaciones con piedras, trincheras en los cerros de a más de contingentes atrincherados en el Panteón Nuevo, en el Panteón Viejo y en la Estación del fe rrocarril. Las reservas estaban concentradas en el cuartel de Santo Domingo, El Cobre, La Ciudadela, comandancia de policía, Palacio Municipal, la Alameda. La artillería eran cañones de 80 mm en los cerros y además muchas ametralla doras y cañones de 75 mm llevados de San Luis Potosí.
Aquí se cuenta una de las batallas en la vida de un hombre que solía despertarse, casi siempre, e... more Aquí se cuenta una de las batallas en la vida de un hombre que solía despertarse, casi siempre, en un lugar diferente del que originalmente había elegido para dormir. Tenía este extraño hábito porque más de la mitad de su vida adulta, 17 años de los 30 que vivió antes de sumarse a una revolución, había estado fuera de la ley; había sido prófugo de la justicia, bandolero, ladrón, asaltante de caminos, cuatrero. Y tenía miedo de que la debilidad de las horas de sueño fuera su perdición.
El observador se topa de frente con una historia apasionante, se pregunta (una vez más) ¿por qué ... more El observador se topa de frente con una historia apasionante, se pregunta (una vez más) ¿por qué no se había escrito sobre esto? ¿Cómo es posible que la lucha inquilinaria del DF se haya sumido en el olvido? Y el observador, cautivo por las páginas de El Demócrata, donde desfilan los mítines, los enfrentamientos en los patios de vecindad, la gran huelga general de los inquilinos del DF, sospecha.
Aquí se cuenta una de las batallas en la vida de un hombre que solía despertarse, casi siempre, e... more Aquí se cuenta una de las batallas en la vida de un hombre que solía despertarse, casi siempre, en un lugar diferente del que originalmente había elegido para dormir. Tenía este extraño hábito porque más de la mitad de su vida adulta, 17 años de los 30 que vivió antes de sumarse a una revolución, había estado fuera de la ley; había sido prófugo de la justicia, bandolero, ladrón, asaltante de caminos, cuatrero. Y tenía miedo de que la debilidad de las horas de sueño fuera su perdición.
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Jacinto Canek se levantó antes de que amaneciera. Por la noche había llovido tanto que el patio de su choza se anegó.
Junto al brocal del pozo encontró a un indio. Canek le habló así:
—Ha llovido mucho, hijo, y lloverá otra vez porque ésta es la lluvia de Giaia. Giaia no fue hombre de esta tierra, sino de Oriente; pero todo lo del Oriente pertenece en espíritu a Yucatán. Lloverá otra vez.
Aún no acababa de hablar Jacinto Canek cuando empezó a llover otra vez.
Ermilo Abreu