
Lucia Pittaluga Fonseca
Economista por la Facultad de Ciencias Económicas y Administración (FCEA-Universidad de la República de Uruguay). Cuenta con un Master en Desarrollo Económico en el Institut d'étude du développement économique et social Paris 1 Panthéon-Sorbonne- Universidad de Picardie, Francia
Es profesora de Economía de la Innovación (nivel maestría) y Teorías de Desarrollo Económico (nivel grado) de la FCEA. Y desde julio 2019 profesora agregada del Instituto de Economía de la FCEA, UdelaR.
Se ha especializado en Desarrollo Productivo e Innovación Tecnológica. Ha realizado investigaciones y consultorías para CEPAL, UNESCO, BID, Banco Mundial y PNUD.
Fue subdirectora de la Dirección de Planificación de la OPP, asesora del Ministro de Industria, Energía y Minería, directora de la Agencia Nacional de Innovación e Investigación, asesora de Crecimiento Inclusivo en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, y coordinadora e investigadora del equipo de investigación sobre desarrollo económico en el Instituto de Economía (FCEA).
https://exportcvuy.anii.org.uy/cv/?1c67006e962a2893dc2fd64792c7939d4f8536e629b6c016a76fb1033f0a2fc05515cc16f74c79e657822efdbfa9ff106a8600a85e238c88e12a7fb6cc715d83
Address: https://exportcvuy.anii.org.uy/cv/?1c67006e962a2893dc2fd64792c7939d4f8536e629b6c016a76fb1033f0a2fc05515cc16f74c79e657822efdbfa9ff106a8600a85e238c88e12a7fb6cc715d83
Es profesora de Economía de la Innovación (nivel maestría) y Teorías de Desarrollo Económico (nivel grado) de la FCEA. Y desde julio 2019 profesora agregada del Instituto de Economía de la FCEA, UdelaR.
Se ha especializado en Desarrollo Productivo e Innovación Tecnológica. Ha realizado investigaciones y consultorías para CEPAL, UNESCO, BID, Banco Mundial y PNUD.
Fue subdirectora de la Dirección de Planificación de la OPP, asesora del Ministro de Industria, Energía y Minería, directora de la Agencia Nacional de Innovación e Investigación, asesora de Crecimiento Inclusivo en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, y coordinadora e investigadora del equipo de investigación sobre desarrollo económico en el Instituto de Economía (FCEA).
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The presentation on the "Uruguayan forest bioeconomy in transition" explains in the first place the context in which the forest sector was discovered in Uruguay. Then it exposes the openings facing 2050 in terms of the ecological transition. Finally, it analyses the capability gap to achieve the transition to forest bioecnomy.
La Red de investigación en ciencias sociales para enfrentar las secuelas de la pandemia (RISEP)
todo el seminario aquí: https://www.youtube.com/watch?v=BKLQvk73mMY&t=6247s
Les "éléments constitutifs" d'une production accrue dans la région : de solides institutions universitaires et de recherche, des capacités de fabrication, des systèmes réglementaires et un mécanisme d'approvisionnement efficace.
Dans ce context l'Uruguay cherche à renforcer la recherche en vaccins et à installer des capacités de production de vaccins. Le project se centre dans le rôle des diasporas y plus en général dans le rôle des réseaux internationaux de recherche.
all documents by Lucia Pittaluga Fonseca
Panel: CIRCULAR ECONOMY AND BIOTECHNOLOGY FOR SUSTAINABLE DEVELOPMENT IN THE GLOBAL SOUTH.
video of the presentation here: https://www.youtube.com/watch?v=hy6F-mQiZyg
Se seleccionó como estudio de caso por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en el marco del proyecto "Mejores políticas para las micro, pequeñas y medianas empresas en América Latina" (Euromipyme), financiado por la Unión Europea. Uno de los objetivos específicos de Euromipyme fue apoyar el proceso de evaluación del programa AL- Invest 5.0., y con este fin, se realizaron estudios en profundidad de programas de fomento a mipymes apoyados por AL-Invest 5.0. Uno de los elementos claves para seleccionar Impulsa Alimentos fue su enfoque sectorial. En general, en las políticas de fomento a las mipymes en América Latina y el Caribe han predominado las medidas no selectivas, siendo pocas las iniciativas que tienen un componente sectorial o territorial definido (Dini y Rueda, 2020). De este modo, los aprendizajes que se extraen de un caso sectorial como este constituyen valiosos aportes para la futura definición de programas de fomento a las mipymes.
La evaluación del programa Impulsa Alimentos se basó en un análisis cuantitativo y uno cualitativo. Se diseñó una encuesta que se aplicó a 106 empresas beneficiarias del programa, a través de la cual se obtuvo información sobre las actividades que llevaron adelante en el marco de Impulsa Alimentos y sobre la percepción de las empresas acerca del impacto que tuvieron estas actividades. Además, la información de esta encuesta fue complementada con datos que se habían recopilado inicialmente en una encuesta a los beneficiarios del programa, obteniéndose información cuantitativa en 3 períodos temporales para un subconjunto de empresas (56 empresas).
de gestionarlo correctamente ha generado un problema dramático en términos ambientales y sociales.
Si bien los plásticos y los envases de plástico son una parte integral de la economía global y brindan
muchos beneficios, sus cadenas de valor arquetípicamente lineales, conllevan importantes inconvenientes
económicos y ambientales.
En Uruguay la producción de plástico y caucho está concentrada en pocas líneas de productos,
principalmente envases y caucho. El sector se concentra en Pymes metropolitanas de bajo valor agregado
debido al uso intensivo de insumos importados, destacando que más de 90% de la producción nacional
tiene como destino ser un insumo para otro proceso productivo.
Dentro de la exportación, se detectaron cuatro subcadenas de valor domésticas con potencial
de escalamiento. Éstas son las cadenas de PET, polietileno, PVC y caucho. Las empresas uruguayas
exportadoras se encuentran ´tironeadas´ entre las fuerzas de poderosas empresas multinacionales ´aguas
arriba´ y ´aguas abajo´ de la CGV, que hacen uso intensivo del Régimen de Admisión Temporaria y de la
Devolución de Tributos a la Exportación, siendo un fundamento frágil. Igualmente, factores como el tipo
de relacionamiento con el comprador o la gestión tecnológica específica del plástico, serían fortalezas
para la competitividad de algunas empresas.
Se detectaron oportunidades en cuatro tipos de escalamiento en la CGV: el escalamiento funcional
a través del aumento de los encadenamientos regionales; el escalamiento funcional a través del reciclaje
para usar como materia prima; el escalamiento funcional y/o de producto a través de plástico basado
en recursos biológicos; y, el escalamiento de producto a través de la venta a otras industrias domésticas
exportadoras. Para cada uno de los tipos de escalamiento hay recomendaciones de política pública y gremial
para lograr plasmar las oportunidades detectadas ante las amenazas, utilizando las fortalezas existentes.
de las cadenas productivas más importantes del Uruguay, a partir de la aplicación de la biotecnología
para la valorización de residuos y subproductos generados en ambas actividades. También se evaluan
siete aplicaciones biotecnológicas en genómica ganadera y vacunas veterinarias, dos sectores
transversales que apoyan a las cadenas cárnica y láctea. En el documento se revisa el marco de políticas
públicas que potencia el desarrollo de la bioeconomía en Uruguay, se propone una metodología para la
identificación, priorización y evaluación de las oportunidades para el desarrollo de la bioeconomía en
los ámbitos indicados, y se caracterizan las tecnologías disponibles para potenciar su desarrollo. Se
priorizan ocho bio productos y servicios, destacando su potencial para contribuir a la recuperación post
pandemia de COVID-19, considerando criterios económicos, sociales y ambientales. También se
identifican barreras para el desarrollo de las oportunidades priorizadas y se proponen instrumentos de
política pública para su impulso. El estudio concluye que existen oportunidades para la valorización de
residuos y subproductos en las cadenas cárnica y láctea, proponiendo que la innovación debe estar
integrada en el desarrollo de bio productos y servicios tanto dentro como fuera de las cadenas de valor,
de manera que alcancen su máximo potencial y se supere la subvalorización actual. El ejercicio realizado
en este estudio puede servir como guía para evaluar otras oportunidades identificados en la propuesta
de Estrategia de Bioeconomía de Uruguay que no fueron abordadas aquí, por ejemplo, en las
actividades agrícolas y forestales. El enfoque metodológico y analítico desarrollado en el estudio
también puede ser de interés para otros países de la región interesados en potenciar la valorización de
residuos, así como la genómica animal y las vacunas veterinarias, como parte de sus iniciativas para el
desarrollo de una bioeconomía sostenible y circular
Colombia
La respuesta a la pandemia de COVID-19 en Colombia ha permitido un impulso sin precedentes en la cooperación público-privada, que ha impactado —y debería seguir impactando— las actividades de biotecnología médica y biomedicina. Por parte del Estado se han financiado actividades de investigación y desarrollo (I&D); y el sector conformado por cajas de compensación familiar, ONG y fundaciones también ha realizado aportes económicos para la ejecución de proyectos de investigación para el manejo de la pandemia.
También se han generado externalidades positivas que impactan el ecosistema de salud y el de innovación y desarrollo en biotecnología médica y biomedicina. Ello se refleja en cambios en las dinámicas de relación universidad y empresa; integración entre tecnologías de la cuarta revolución industrial y las ciencias de la vida, participación del sector privado en actividades de investigación y desarrollo e innovación (I+D+i), cambios en el modelo estatal de asignación y priorización de recursos y en los procesos regulatorios.
La reacción a la pandemia evidencia que en el país es posible iniciar procesos de investigación disruptiva, si todos los actores de un ecosistema se proponen objetivos comunes y los mueven los
CEPAL El aporte de la biotecnología médica frente a la pandemia de COVID-19 y lecciones... 10
mismos intereses. En este caso ese objetivo común superior ha sido la protección de la salud y la preservación de la vida.
Costa Rica
La pandemia ha movilizado las capacidades nacionales, públicas y privadas, para encontrar soluciones en tiempo real. Ha expuesto las capacidades, y ha evidenciado las oportunidades y necesidades del sector biotecnológico asociado. Se han superado barreras institucionales, normativas, financieras y culturales, que en el pasado reciente se han aducido como limitantes para el avance de la biotecnología médica en el país.
La reacción del sector de ciencia y tecnología ante la pandemia, particularmente el de biotecnología médica, se materializa en iniciativas como los protocolos de detección, los tratamientos de plasma convaleciente y de anticuerpos purificados a partir de plasma de caballos inmunizados, el desarrollo de respiradores mecánicos, la producción de equipos para protección personal, la toma de muestra y la secuenciación genética del virus, entre otros. La atención de la pandemia deja algunos aprendizajes, sobre todo, el hecho de que la voluntad, las directrices y la urgencia, permiten derribar barreras que obstaculizan el desarrollo de la biotecnología en general, y de la biotecnología médica, en particular. Esto representa una oportunidad para hacer los ajustes de políticas, visiones y organización institucional, aprovechando lo aprendido.
La biotecnología médica y la bioeconomía se encuentran estrechamente ligadas, tanto en el desarrollo de medicamentos y vacunas, como en desarrollos tecnológicos. La Estrategia Nacional de Bioeconomía 2020-2030 y su plan de acción proveen un marco para el desarrollo de la biotecnología en general, y médica en particular, para impulsar el país hacia una economía más sostenible.
Uruguay
En Uruguay —hasta ahora— se ha logrado mitigar relativamente bien el efecto de la pandemia de COVID-19, debido a un sistema de salud integral, universal y con amplia cobertura territorial, un conjunto de medidas del gobierno y acciones de la propia sociedad, correctamente ubicadas en el tiempo, junto a innovaciones creadas en la academia y pequeñas empresas tecnológicas a través de la cooperación pública-privada. Tanto la estrategia inicial de combatir la pandemia como la de vuelta a la normalidad han sido diseñadas y evaluadas con evidencias científicas fuertes sobre su posible impacto, lo mismo que las medidas correctivas que se han debido tomar. Allí se puso de manifiesto la importancia de que la toma de decisiones a nivel del gobierno haya sido basada en evidencia y estudio científico.
Uruguay ha producido en tiempos récord kits de diagnóstico molecular y serológico y equipamiento médico, como son los respiradores y el material de protección médico, disminuyendo las barreras de acceso a dichos insumos y aportando a la soberanía tecnológica. Asimismo, se ha desarrollado genómica específica para conocer cuáles mutaciones del SARS-CoV-2 hay en Uruguay, y se participa en investigaciones académicas a nivel mundial, tanto para el desarrollo de medicamentos para tratar la enfermedad COVID-19 como de vacunas para prevenirla.
Pese a todo lo logrado, persisten barreras técnicas, burocráticas y culturales que limitan el desarrollo de la biotecnología médica. También existen problemas de financiamiento y de formación específica de recursos humanos.
Uruguay es uno de los países de la región que está trabajando sobre su Estrategia Nacional de Bioeconomía. Ésta (en estado de borrador aún) contiene cuatro ejes estratégicos, uno de los cuales trata sobre la ciencia, tecnología e innovación orientada a la bioeconomía. El desarrollo del clúster de biotecnología médica se inserta en este eje estratégico.
Lo anterior debe ser entendido como un punto de quiebre respecto de la continuidad del modelo de desarrollo. En este marco, el cambio de estrategia es esencial para una recuperación económica inclusiva y sostenible en América Latina y el Caribe.
La bioeconomía y la economía circular son dos sistemas sectoriales que pueden ser vectores de un nuevo modelo de desarrollo post pandemia. Para lograr plasmar la contribución de la bioeconomía al proceso de recuperación post Covid-19 en Uruguay son centrales las políticas productivas y de innovación para articular las redes de valor basadas en biomasa y que tienen como eje la innovación abierta.
Hay actores relevantes en el desarrollo de la bioeconomía que no son sólo las CGV, también las cadenas regionales de valor (CRV), las pequeñas y medianas empresas (PYMEs), los productores y el Estado son prioritarios para lograr que la explotación de los recursos naturales pueda contribuir al desarrollo territorial y ecológico, avanzando en la incorporación y generación de tecnología, la diferenciación de productos, el procesamiento local y la difusión de encadenamientos y derrames. Con la pandemia las CGV se han desarticulado y su reorganización post-Covid-19 puede no incluir de la misma manera a los actores que están aguas arriba de esas cadenas, como por ejemplo Uruguay, que suministra en general materias primas de base agropecuaria y forestal poco procesadas.
Uruguay es proveedor global de estas commodities en las cadenas de valor basadas en recursos naturales. En este trabajo se analizan las oportunidades bioeconómicas en dos de las cadenas productivas de Uruguay más importantes como son la cárnica y la láctea, y en dos sectores transversales que apoyan a estas cadenas como son la genómica ganadera y las vacunas veterinarias. Se detectan oportunidades que van más allá de lo que las industrias ya valorizan, proponiendo que la innovación debe estar integrada en la generación de estas oportunidades de manera que alcancen su máximo potencial. Se detecta que hay una subvalorización de los residuos y subproductos en las dos industrias analizadas (cárnica y láctea). El país ha generado poco agregado de valor en estas cadenas más allá del mejoramiento de la calidad de las propias commodities.
A lo largo de este análisis se detallan numerosos ejemplos de innovación abierta que ya están actuando en la valorización de residuos y subproductos. La innovación abierta es también muy evidente en la interfase entre las tecnologías digitales (big data), la genómica y la trazabilidad del ganado, lo que ofrece oportunidades muy valiosas para el mejoramiento de los productos cárnicos y lácteos.
Se discute la importancia de la innovación en la generación de nuevos emprendimientos de base tecnológica que ocupen estos espacios de valorización que la industria tradicional no está ocupando. Hay dos aspectos importantes que atentan contra la introducción de procesos innovadores en estos sectores de industria alimentaria, uno es la percepción de que lo de afuera (al país) es siempre mejor y el otro es la debilidad de las herramientas existentes para fomentar la innovación abierta.
Es por ello por lo que este informe concluye que la mejor forma de agregar valor en estas cadenas es mediante la generación de emprendimientos o start ups basados en innovación que piensen la valorización de los residuos y subproductos desde otro ángulo, como un negocio principal, y no como un aspecto secundario de la empresa núcleo (sea cárnica o láctea) respondiendo en la gran mayoría de los casos a exigencias externas. El sector académico uruguayo es un semillero de oportunidades que genera multiplicidad de soluciones y propuestas que pueden ser puestas en marcha con los incentivos adecuados. Muchas de estas propuestas podrán venir del sector académico, que combina el potencial de las incubadoras, emprendedores de negocios y el conocimiento científico y tecnológico. Es posible, por último, que las empresas núcleo o tradicionales trabajen junto a los fondos de capitales de riesgo habilitando el surgimiento de algunos de estos emprendimientos de base tecnológica.
El distanciamiento social fue acatado mayoritariamente por la población, generando muchas veces comportamientos sociales que se adelantaron a las definiciones del gobierno. De esta forma y a sabiendas del impacto económico negativo de un cierre total de actividades el gobierno no decretó la cuarentena obligatoria. El punto de partida sanitario, social y económico de Uruguay ayudó a que muchas de estas medidas e innovaciones se pudieran tomar y adoptar, y así poder tener una respuesta rápida y eficiente. Hay sin embargo un costo social aún no evaluado, pero que sin duda se refleja en un aumento de los niveles desempleo y de pobreza del país. Debido al bajo impacto de la pandemia, el sistema de salud ha podido controlar brotes puntuales en la frontera porosa con Brasil. En estas situaciones se ha podido controlar la expansión a otras regiones y mantener a raya la dispersión del virus SARS-CoV-2. Las estrategias de muestreo apoyadas por científicos epidemiólogos y estadísticos han permitido controlar estos brotes. El nivel de atención primaria (visitas a domicilio, y policlínicas barriales y rurales) ha sido determinante para evitar el contagio en centros de salud del segundo y tercer nivel.
Uruguay ha producido en tiempos récord, kits de diagnóstico molecular y serológico, equipamiento médico como son los respiradores y el material de protección médico, disminuyendo las barreras de acceso a dichos insumos y aportando a la soberanía tecnológica. Así mismo, se ha desarrollado genómica específica para conocer cuáles mutaciones del SARS-CoV-2 hay en Uruguay, se interviene eninvestigaciones académicas a nivel mundial, tanto para el desarrollo de fármacos para curar la COVID- 19 como de vacunas para prevenirla.
Pese a todo lo logrado en estos tres últimos meses y medio, hay en Uruguay barreras técnicas, burocráticas y culturales que limitan el desarrollo de la biotecnología médica. Hay también problemas de financiamiento y de formación específica de recursos humanos.
Los aportes a la soberanía tecnológica que mostraron los fenómenos generados tras la pandemia pueden ser pasajeros sino se hacen políticas para transformarlos en permanentes. Algunas recomendaciones en este sentido surgen de esta consultoría.
Esos retos hacen incuestionable como nunca la interrelación global, la que fue puesta de manifiesto a través de dos grandes acontecimientos internacionales celebrados ambos en el año 2015. Por un lado, la COP 21, cumbre de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático que tuvo lugar en París y comprometió a todos los países del mundo a cooperar para avanzar hacia una economía baja en carbono; por otro, la adopción por parte de la Asamblea General de la ONU de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que también tiene la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia.
En ese contexto aparece la bioeconomía, como un conjunto de actividades económicas que utilizan como elementos fundamentales los recursos de origen biológico para producir alimentos, energía, productos y servicios. Al ser la base material de la bioeconomía los recursos biológicos, ésta se torna una alternativa real para la descarbonización fósil de la economía y puede desempeñar un rol fundamental en la acción climática y en la transición ecológica.
Para eso, es imprescindible generar conocimiento y alcanzar una mayor y mejor comprensión de los sistemas biológicos, de sus funcionamientos y sus interacciones. También vincularlo con la producción y transformación de productos de origen biológico, tanto en los tradicionales sectores agroalimentario y forestal, como en aquellos nuevos sectores que surgen para plantear alternativas a los derivados del petróleo y que permitirán, además, la creación de puestos de trabajo asociados a las nuevas cadenas de valor. Por ello, la bioeconomía es también una alternativa de diversificación de la matriz productiva.
En Uruguay, desde 2015 la bioeconomía fue incorporada por la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) a los estudios prospectivos para la elaboración de la Estrategia de Desarrollo Uruguay 2050 al considerarla, junto con la Economía Digital, uno de los dos ejes dinamizadores de la transformación productiva.
En ese marco, y conforme a los lineamientos estratégicos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) en 2016 se realizó un acuerdo de cooperación entre el MGAP y el Ministerio Federal de Alimentación y Agricultura de Alemania (BMEL por sus siglas en alemán) para trabajar en el tema de bioeconomía. En 2017, Uruguay comenzó a participar del Grupo de Trabajo Internacional para una Bioeconomía (ISBWG, por sus siglas en inglés), coordinado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) en su sede central en Roma, la cual también coordina un proyecto de Bioeconomía Sostenible. A principios de 2018, Uruguay fue seleccionado como el primer caso piloto del proyecto global de Bioeconomía Sostenible de FAO y recibió apoyo técnico y financiero para desarrollar las bases de la Estrategia de Bioeconomía Sostenible (EBS). Este proceso también se ha beneficiado del apoyo técnico del ISBWG, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y la Sociedad Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ por sus siglas en alemán).
Dada la naturaleza transversal y sistémica de la bioeconomía, se conformó un grupo de trabajo (en adelante Grupo de Coordinación) integrado por diferentes instituciones del Estado y otras organizaciones para elaborar y lanzar la EBS en el año 2020, por lo que pronto Uruguay tendrá una estrategia explícita en esta temática.
El Grupo de Coordinación de la EBS se creó en julio 2018 y a la fecha de esta consultoría está conformado por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) quien convoca; el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVTOMA); el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS); el Ministerio de Educación y Cultura (MEC); el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM); el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF); el Ministerio de Turismo (MINTUR); la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP); la Secretaría de Transformación Productiva y Competitividad y, el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA).
El proceso de elaboración de la EBS comenzó en octubre de 2018, fecha en la que se llevó a cabo un primer taller con actores públicos y privados con el objetivo de poner en común los antecedentes relacionados a la bioeconomía, alinear esfuerzos y generar sinergias para empezar a trabajar en conjunto hacia la construcción de la EBS. El segundo taller tuvo lugar en abril de 2019 y su objetivo fue validar parte de los resultados obtenidos en el taller anterior y generar insumos para la elaboración de la hoja de ruta hacia la EBS. Luego de ese taller se contrató la presente consultoría con el fin de recoger los insumos de los talleres mencionados y elaborar un borrador de EBS. En el último taller en noviembre 2019 se involucraron 50 participantes representando 21 instituciones del sector público y privado, la academia, institutos público-privados y la sociedad civil. El objetivo convocante fue realizar aportes a los ejes estratégicos definidos para el borrador de EBS e identificar oportunidades para el desarrollo de áreas específicas dentro de los complejos productivos comprendidos en la bioeconomía.
El documento se organiza en siete partes como sigue. En el primer apartado se argumenta por qué la bioeconomía es una alternativa viable de modelo de desarrollo sostenible de largo plazo para Uruguay; luego se plantea la definición de bioeconomía adoptada (apartado 2); en el tercer apartado se aborda el marco de referencia y objetivos estratégicos que orienta la EBS; luego, se describen los posibles complejos productivos de la bioeconomía en Uruguay (apartado 4); en el quinto apartado se plantea el núcleo de la EBS a través de cuatro ejes estratégicos y líneas de acción transversales; el apartado seis propone un posible modelo de gobernanza para la EBS; y, finalmente (apartado 7) se plantean insumos para incluir en los planes de acción de corto y mediano plazo de la Estrategia.
Un conjunto de agencias estatales y organizaciones han conformado un Grupo de Coordinación para elaborar, lanzar e implementar una Estrategia de Bioeconomía Sostenible (EBS) en el año 2020. Dicho Grupo trabaja articuladamente con varios organismos internacionales y actores de la academia, de organizaciones de la sociedad civil, del sector privado y de otras agencias estatales.
El Grupo de Coordinación adoptó en 2019 una definición de bioeconomía que conjuga varias definiciones propuestas por organismos internacionales. Ésta es la siguiente: La bioeconomía es una economía basada en la producción de bienes y servicios a partir del uso directo o la transformación sostenible de los recursos biológicos, aprovechando los principios y procesos biológicos, la ciencia y la tecnología. El Grupo de Coordinación decidió trabajar complementariamente sobre los tres paradigmas de Economía Circular, Economía Verde y bioeconomía.
El desarrollo basado en la bioeconomía converge con la literatura económica reciente sobre las oportunidades de los recursos naturales para asegurar un desarrollo económico genuino en América Latina y el Caribe (ALC). La transición hacia la bioeconomía es inevitable porque el sistema económico actual depende fuertemente del uso de combustibles fósiles y esto no es sostenible en el tiempo. La transición hacia la bioeconomía tendrá un sendero de transformación estructural, seguramente involucrando la mayor parte del siglo XXI. Se puede esperar, además, que la relación de fuerzas entre los actores a nivel geopolítico (proveedores de biomasa, proveedores de conocimiento, productores de combustibles fósiles y otros) se transforme en este siglo.
Uruguay tiene grandes ventajas para insertarse internacionalmente de forma exitosa a través de la bioeconomía. La utilización sus recursos biológicos, considerando la biodiversidad y los servicios eco sistémicos de los recursos naturales renovables, y su industrialización tienen el potencial de ser el motor del desarrollo productivo sostenible y basado en el desarrollo social y territorial.
No obstante, todo depende de lo que logre hacer Uruguay para generar ventajas competitivas en la nueva economía global. Enfrenta dos opciones claras para el futuro: continuar en el sendero histórico para integrarse al mundo como proveedor de alimentos y otros productos de base primaria a las cadenas globales de valor existentes. Un esquema que ha servido en el pasado, pero que presenta limitaciones de diversificación productiva, de sustentabilidad ambiental y expectativas de bienestar hacia el futuro; o, aprovechar los recursos e inversiones existentes y que pueden servir de base para una nueva estrategia de desarrollo de cara a la diversificación sostenible de la matriz productiva a través de la bioeconomía.
La EBS es un instrumento para planificar ese nuevo rumbo de desarrollo productivo sostenible para Uruguay dentro del contexto de la Estrategia de Desarrollo 2050 y la Agenda Internacional de Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En Uruguay no se han definido políticas de desarrollo productivo cuyo objetivo explícito sea la promoción de la bioeconomía de forma explícita. Si bien el Consejo Alemán de Bioeconomía clasifica a Uruguay como país con estrategias vinculadas a la bioeconomía debido a la existencia del Plan Sectorial de Biotecnología y a la estrategia Uruguay Agrointeligente. También existen otras políticas de desarrollo productivo vigentes que están relacionadas con la promoción de la bioeconomía tanto de alcance horizontal como vertical. A lo anterior se suma que en los últimos años se han elaborado varios instrumentos de planificación para el fomento del desarrollo sostenible más específicos (es decir para el ambiente, el cambio climático, el agua, etc.).
La matriz productiva del futuro tiene como punto de partida el complejo productivo agro y agroindustrial actual. La EBS tendrá como objetivo principal transformar sosteniblemente esa base productiva en función de tres grandes grupos de complejos productivos: i. complejos productivos tradicionales al que la EBS deberá transformar con Valor Agregado Ambiental; ii. nuevos (o renovados) complejos productivos que industrializan la biomasa para producir una gama amplia de nuevos productos industriales bajos en carbono; iii. nuevos complejos productivos conformados de servicios de apoyo (los que también tienen Valor Agregado Ambiental).
In bipartite and tripartite bar- gaining spaces, it bet firmly on workers training and change management through negotiations. To secure the finances of the sector’s social security institute in the face of declining employment it negotiated »robot-tax«-like technology-related contributions from the employers.
The presentation on the "Uruguayan forest bioeconomy in transition" explains in the first place the context in which the forest sector was discovered in Uruguay. Then it exposes the openings facing 2050 in terms of the ecological transition. Finally, it analyses the capability gap to achieve the transition to forest bioecnomy.
La Red de investigación en ciencias sociales para enfrentar las secuelas de la pandemia (RISEP)
todo el seminario aquí: https://www.youtube.com/watch?v=BKLQvk73mMY&t=6247s
Les "éléments constitutifs" d'une production accrue dans la région : de solides institutions universitaires et de recherche, des capacités de fabrication, des systèmes réglementaires et un mécanisme d'approvisionnement efficace.
Dans ce context l'Uruguay cherche à renforcer la recherche en vaccins et à installer des capacités de production de vaccins. Le project se centre dans le rôle des diasporas y plus en général dans le rôle des réseaux internationaux de recherche.
Panel: CIRCULAR ECONOMY AND BIOTECHNOLOGY FOR SUSTAINABLE DEVELOPMENT IN THE GLOBAL SOUTH.
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Se seleccionó como estudio de caso por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en el marco del proyecto "Mejores políticas para las micro, pequeñas y medianas empresas en América Latina" (Euromipyme), financiado por la Unión Europea. Uno de los objetivos específicos de Euromipyme fue apoyar el proceso de evaluación del programa AL- Invest 5.0., y con este fin, se realizaron estudios en profundidad de programas de fomento a mipymes apoyados por AL-Invest 5.0. Uno de los elementos claves para seleccionar Impulsa Alimentos fue su enfoque sectorial. En general, en las políticas de fomento a las mipymes en América Latina y el Caribe han predominado las medidas no selectivas, siendo pocas las iniciativas que tienen un componente sectorial o territorial definido (Dini y Rueda, 2020). De este modo, los aprendizajes que se extraen de un caso sectorial como este constituyen valiosos aportes para la futura definición de programas de fomento a las mipymes.
La evaluación del programa Impulsa Alimentos se basó en un análisis cuantitativo y uno cualitativo. Se diseñó una encuesta que se aplicó a 106 empresas beneficiarias del programa, a través de la cual se obtuvo información sobre las actividades que llevaron adelante en el marco de Impulsa Alimentos y sobre la percepción de las empresas acerca del impacto que tuvieron estas actividades. Además, la información de esta encuesta fue complementada con datos que se habían recopilado inicialmente en una encuesta a los beneficiarios del programa, obteniéndose información cuantitativa en 3 períodos temporales para un subconjunto de empresas (56 empresas).
de gestionarlo correctamente ha generado un problema dramático en términos ambientales y sociales.
Si bien los plásticos y los envases de plástico son una parte integral de la economía global y brindan
muchos beneficios, sus cadenas de valor arquetípicamente lineales, conllevan importantes inconvenientes
económicos y ambientales.
En Uruguay la producción de plástico y caucho está concentrada en pocas líneas de productos,
principalmente envases y caucho. El sector se concentra en Pymes metropolitanas de bajo valor agregado
debido al uso intensivo de insumos importados, destacando que más de 90% de la producción nacional
tiene como destino ser un insumo para otro proceso productivo.
Dentro de la exportación, se detectaron cuatro subcadenas de valor domésticas con potencial
de escalamiento. Éstas son las cadenas de PET, polietileno, PVC y caucho. Las empresas uruguayas
exportadoras se encuentran ´tironeadas´ entre las fuerzas de poderosas empresas multinacionales ´aguas
arriba´ y ´aguas abajo´ de la CGV, que hacen uso intensivo del Régimen de Admisión Temporaria y de la
Devolución de Tributos a la Exportación, siendo un fundamento frágil. Igualmente, factores como el tipo
de relacionamiento con el comprador o la gestión tecnológica específica del plástico, serían fortalezas
para la competitividad de algunas empresas.
Se detectaron oportunidades en cuatro tipos de escalamiento en la CGV: el escalamiento funcional
a través del aumento de los encadenamientos regionales; el escalamiento funcional a través del reciclaje
para usar como materia prima; el escalamiento funcional y/o de producto a través de plástico basado
en recursos biológicos; y, el escalamiento de producto a través de la venta a otras industrias domésticas
exportadoras. Para cada uno de los tipos de escalamiento hay recomendaciones de política pública y gremial
para lograr plasmar las oportunidades detectadas ante las amenazas, utilizando las fortalezas existentes.
de las cadenas productivas más importantes del Uruguay, a partir de la aplicación de la biotecnología
para la valorización de residuos y subproductos generados en ambas actividades. También se evaluan
siete aplicaciones biotecnológicas en genómica ganadera y vacunas veterinarias, dos sectores
transversales que apoyan a las cadenas cárnica y láctea. En el documento se revisa el marco de políticas
públicas que potencia el desarrollo de la bioeconomía en Uruguay, se propone una metodología para la
identificación, priorización y evaluación de las oportunidades para el desarrollo de la bioeconomía en
los ámbitos indicados, y se caracterizan las tecnologías disponibles para potenciar su desarrollo. Se
priorizan ocho bio productos y servicios, destacando su potencial para contribuir a la recuperación post
pandemia de COVID-19, considerando criterios económicos, sociales y ambientales. También se
identifican barreras para el desarrollo de las oportunidades priorizadas y se proponen instrumentos de
política pública para su impulso. El estudio concluye que existen oportunidades para la valorización de
residuos y subproductos en las cadenas cárnica y láctea, proponiendo que la innovación debe estar
integrada en el desarrollo de bio productos y servicios tanto dentro como fuera de las cadenas de valor,
de manera que alcancen su máximo potencial y se supere la subvalorización actual. El ejercicio realizado
en este estudio puede servir como guía para evaluar otras oportunidades identificados en la propuesta
de Estrategia de Bioeconomía de Uruguay que no fueron abordadas aquí, por ejemplo, en las
actividades agrícolas y forestales. El enfoque metodológico y analítico desarrollado en el estudio
también puede ser de interés para otros países de la región interesados en potenciar la valorización de
residuos, así como la genómica animal y las vacunas veterinarias, como parte de sus iniciativas para el
desarrollo de una bioeconomía sostenible y circular
Colombia
La respuesta a la pandemia de COVID-19 en Colombia ha permitido un impulso sin precedentes en la cooperación público-privada, que ha impactado —y debería seguir impactando— las actividades de biotecnología médica y biomedicina. Por parte del Estado se han financiado actividades de investigación y desarrollo (I&D); y el sector conformado por cajas de compensación familiar, ONG y fundaciones también ha realizado aportes económicos para la ejecución de proyectos de investigación para el manejo de la pandemia.
También se han generado externalidades positivas que impactan el ecosistema de salud y el de innovación y desarrollo en biotecnología médica y biomedicina. Ello se refleja en cambios en las dinámicas de relación universidad y empresa; integración entre tecnologías de la cuarta revolución industrial y las ciencias de la vida, participación del sector privado en actividades de investigación y desarrollo e innovación (I+D+i), cambios en el modelo estatal de asignación y priorización de recursos y en los procesos regulatorios.
La reacción a la pandemia evidencia que en el país es posible iniciar procesos de investigación disruptiva, si todos los actores de un ecosistema se proponen objetivos comunes y los mueven los
CEPAL El aporte de la biotecnología médica frente a la pandemia de COVID-19 y lecciones... 10
mismos intereses. En este caso ese objetivo común superior ha sido la protección de la salud y la preservación de la vida.
Costa Rica
La pandemia ha movilizado las capacidades nacionales, públicas y privadas, para encontrar soluciones en tiempo real. Ha expuesto las capacidades, y ha evidenciado las oportunidades y necesidades del sector biotecnológico asociado. Se han superado barreras institucionales, normativas, financieras y culturales, que en el pasado reciente se han aducido como limitantes para el avance de la biotecnología médica en el país.
La reacción del sector de ciencia y tecnología ante la pandemia, particularmente el de biotecnología médica, se materializa en iniciativas como los protocolos de detección, los tratamientos de plasma convaleciente y de anticuerpos purificados a partir de plasma de caballos inmunizados, el desarrollo de respiradores mecánicos, la producción de equipos para protección personal, la toma de muestra y la secuenciación genética del virus, entre otros. La atención de la pandemia deja algunos aprendizajes, sobre todo, el hecho de que la voluntad, las directrices y la urgencia, permiten derribar barreras que obstaculizan el desarrollo de la biotecnología en general, y de la biotecnología médica, en particular. Esto representa una oportunidad para hacer los ajustes de políticas, visiones y organización institucional, aprovechando lo aprendido.
La biotecnología médica y la bioeconomía se encuentran estrechamente ligadas, tanto en el desarrollo de medicamentos y vacunas, como en desarrollos tecnológicos. La Estrategia Nacional de Bioeconomía 2020-2030 y su plan de acción proveen un marco para el desarrollo de la biotecnología en general, y médica en particular, para impulsar el país hacia una economía más sostenible.
Uruguay
En Uruguay —hasta ahora— se ha logrado mitigar relativamente bien el efecto de la pandemia de COVID-19, debido a un sistema de salud integral, universal y con amplia cobertura territorial, un conjunto de medidas del gobierno y acciones de la propia sociedad, correctamente ubicadas en el tiempo, junto a innovaciones creadas en la academia y pequeñas empresas tecnológicas a través de la cooperación pública-privada. Tanto la estrategia inicial de combatir la pandemia como la de vuelta a la normalidad han sido diseñadas y evaluadas con evidencias científicas fuertes sobre su posible impacto, lo mismo que las medidas correctivas que se han debido tomar. Allí se puso de manifiesto la importancia de que la toma de decisiones a nivel del gobierno haya sido basada en evidencia y estudio científico.
Uruguay ha producido en tiempos récord kits de diagnóstico molecular y serológico y equipamiento médico, como son los respiradores y el material de protección médico, disminuyendo las barreras de acceso a dichos insumos y aportando a la soberanía tecnológica. Asimismo, se ha desarrollado genómica específica para conocer cuáles mutaciones del SARS-CoV-2 hay en Uruguay, y se participa en investigaciones académicas a nivel mundial, tanto para el desarrollo de medicamentos para tratar la enfermedad COVID-19 como de vacunas para prevenirla.
Pese a todo lo logrado, persisten barreras técnicas, burocráticas y culturales que limitan el desarrollo de la biotecnología médica. También existen problemas de financiamiento y de formación específica de recursos humanos.
Uruguay es uno de los países de la región que está trabajando sobre su Estrategia Nacional de Bioeconomía. Ésta (en estado de borrador aún) contiene cuatro ejes estratégicos, uno de los cuales trata sobre la ciencia, tecnología e innovación orientada a la bioeconomía. El desarrollo del clúster de biotecnología médica se inserta en este eje estratégico.
Lo anterior debe ser entendido como un punto de quiebre respecto de la continuidad del modelo de desarrollo. En este marco, el cambio de estrategia es esencial para una recuperación económica inclusiva y sostenible en América Latina y el Caribe.
La bioeconomía y la economía circular son dos sistemas sectoriales que pueden ser vectores de un nuevo modelo de desarrollo post pandemia. Para lograr plasmar la contribución de la bioeconomía al proceso de recuperación post Covid-19 en Uruguay son centrales las políticas productivas y de innovación para articular las redes de valor basadas en biomasa y que tienen como eje la innovación abierta.
Hay actores relevantes en el desarrollo de la bioeconomía que no son sólo las CGV, también las cadenas regionales de valor (CRV), las pequeñas y medianas empresas (PYMEs), los productores y el Estado son prioritarios para lograr que la explotación de los recursos naturales pueda contribuir al desarrollo territorial y ecológico, avanzando en la incorporación y generación de tecnología, la diferenciación de productos, el procesamiento local y la difusión de encadenamientos y derrames. Con la pandemia las CGV se han desarticulado y su reorganización post-Covid-19 puede no incluir de la misma manera a los actores que están aguas arriba de esas cadenas, como por ejemplo Uruguay, que suministra en general materias primas de base agropecuaria y forestal poco procesadas.
Uruguay es proveedor global de estas commodities en las cadenas de valor basadas en recursos naturales. En este trabajo se analizan las oportunidades bioeconómicas en dos de las cadenas productivas de Uruguay más importantes como son la cárnica y la láctea, y en dos sectores transversales que apoyan a estas cadenas como son la genómica ganadera y las vacunas veterinarias. Se detectan oportunidades que van más allá de lo que las industrias ya valorizan, proponiendo que la innovación debe estar integrada en la generación de estas oportunidades de manera que alcancen su máximo potencial. Se detecta que hay una subvalorización de los residuos y subproductos en las dos industrias analizadas (cárnica y láctea). El país ha generado poco agregado de valor en estas cadenas más allá del mejoramiento de la calidad de las propias commodities.
A lo largo de este análisis se detallan numerosos ejemplos de innovación abierta que ya están actuando en la valorización de residuos y subproductos. La innovación abierta es también muy evidente en la interfase entre las tecnologías digitales (big data), la genómica y la trazabilidad del ganado, lo que ofrece oportunidades muy valiosas para el mejoramiento de los productos cárnicos y lácteos.
Se discute la importancia de la innovación en la generación de nuevos emprendimientos de base tecnológica que ocupen estos espacios de valorización que la industria tradicional no está ocupando. Hay dos aspectos importantes que atentan contra la introducción de procesos innovadores en estos sectores de industria alimentaria, uno es la percepción de que lo de afuera (al país) es siempre mejor y el otro es la debilidad de las herramientas existentes para fomentar la innovación abierta.
Es por ello por lo que este informe concluye que la mejor forma de agregar valor en estas cadenas es mediante la generación de emprendimientos o start ups basados en innovación que piensen la valorización de los residuos y subproductos desde otro ángulo, como un negocio principal, y no como un aspecto secundario de la empresa núcleo (sea cárnica o láctea) respondiendo en la gran mayoría de los casos a exigencias externas. El sector académico uruguayo es un semillero de oportunidades que genera multiplicidad de soluciones y propuestas que pueden ser puestas en marcha con los incentivos adecuados. Muchas de estas propuestas podrán venir del sector académico, que combina el potencial de las incubadoras, emprendedores de negocios y el conocimiento científico y tecnológico. Es posible, por último, que las empresas núcleo o tradicionales trabajen junto a los fondos de capitales de riesgo habilitando el surgimiento de algunos de estos emprendimientos de base tecnológica.
El distanciamiento social fue acatado mayoritariamente por la población, generando muchas veces comportamientos sociales que se adelantaron a las definiciones del gobierno. De esta forma y a sabiendas del impacto económico negativo de un cierre total de actividades el gobierno no decretó la cuarentena obligatoria. El punto de partida sanitario, social y económico de Uruguay ayudó a que muchas de estas medidas e innovaciones se pudieran tomar y adoptar, y así poder tener una respuesta rápida y eficiente. Hay sin embargo un costo social aún no evaluado, pero que sin duda se refleja en un aumento de los niveles desempleo y de pobreza del país. Debido al bajo impacto de la pandemia, el sistema de salud ha podido controlar brotes puntuales en la frontera porosa con Brasil. En estas situaciones se ha podido controlar la expansión a otras regiones y mantener a raya la dispersión del virus SARS-CoV-2. Las estrategias de muestreo apoyadas por científicos epidemiólogos y estadísticos han permitido controlar estos brotes. El nivel de atención primaria (visitas a domicilio, y policlínicas barriales y rurales) ha sido determinante para evitar el contagio en centros de salud del segundo y tercer nivel.
Uruguay ha producido en tiempos récord, kits de diagnóstico molecular y serológico, equipamiento médico como son los respiradores y el material de protección médico, disminuyendo las barreras de acceso a dichos insumos y aportando a la soberanía tecnológica. Así mismo, se ha desarrollado genómica específica para conocer cuáles mutaciones del SARS-CoV-2 hay en Uruguay, se interviene eninvestigaciones académicas a nivel mundial, tanto para el desarrollo de fármacos para curar la COVID- 19 como de vacunas para prevenirla.
Pese a todo lo logrado en estos tres últimos meses y medio, hay en Uruguay barreras técnicas, burocráticas y culturales que limitan el desarrollo de la biotecnología médica. Hay también problemas de financiamiento y de formación específica de recursos humanos.
Los aportes a la soberanía tecnológica que mostraron los fenómenos generados tras la pandemia pueden ser pasajeros sino se hacen políticas para transformarlos en permanentes. Algunas recomendaciones en este sentido surgen de esta consultoría.
Esos retos hacen incuestionable como nunca la interrelación global, la que fue puesta de manifiesto a través de dos grandes acontecimientos internacionales celebrados ambos en el año 2015. Por un lado, la COP 21, cumbre de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático que tuvo lugar en París y comprometió a todos los países del mundo a cooperar para avanzar hacia una economía baja en carbono; por otro, la adopción por parte de la Asamblea General de la ONU de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que también tiene la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia.
En ese contexto aparece la bioeconomía, como un conjunto de actividades económicas que utilizan como elementos fundamentales los recursos de origen biológico para producir alimentos, energía, productos y servicios. Al ser la base material de la bioeconomía los recursos biológicos, ésta se torna una alternativa real para la descarbonización fósil de la economía y puede desempeñar un rol fundamental en la acción climática y en la transición ecológica.
Para eso, es imprescindible generar conocimiento y alcanzar una mayor y mejor comprensión de los sistemas biológicos, de sus funcionamientos y sus interacciones. También vincularlo con la producción y transformación de productos de origen biológico, tanto en los tradicionales sectores agroalimentario y forestal, como en aquellos nuevos sectores que surgen para plantear alternativas a los derivados del petróleo y que permitirán, además, la creación de puestos de trabajo asociados a las nuevas cadenas de valor. Por ello, la bioeconomía es también una alternativa de diversificación de la matriz productiva.
En Uruguay, desde 2015 la bioeconomía fue incorporada por la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) a los estudios prospectivos para la elaboración de la Estrategia de Desarrollo Uruguay 2050 al considerarla, junto con la Economía Digital, uno de los dos ejes dinamizadores de la transformación productiva.
En ese marco, y conforme a los lineamientos estratégicos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) en 2016 se realizó un acuerdo de cooperación entre el MGAP y el Ministerio Federal de Alimentación y Agricultura de Alemania (BMEL por sus siglas en alemán) para trabajar en el tema de bioeconomía. En 2017, Uruguay comenzó a participar del Grupo de Trabajo Internacional para una Bioeconomía (ISBWG, por sus siglas en inglés), coordinado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) en su sede central en Roma, la cual también coordina un proyecto de Bioeconomía Sostenible. A principios de 2018, Uruguay fue seleccionado como el primer caso piloto del proyecto global de Bioeconomía Sostenible de FAO y recibió apoyo técnico y financiero para desarrollar las bases de la Estrategia de Bioeconomía Sostenible (EBS). Este proceso también se ha beneficiado del apoyo técnico del ISBWG, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y la Sociedad Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ por sus siglas en alemán).
Dada la naturaleza transversal y sistémica de la bioeconomía, se conformó un grupo de trabajo (en adelante Grupo de Coordinación) integrado por diferentes instituciones del Estado y otras organizaciones para elaborar y lanzar la EBS en el año 2020, por lo que pronto Uruguay tendrá una estrategia explícita en esta temática.
El Grupo de Coordinación de la EBS se creó en julio 2018 y a la fecha de esta consultoría está conformado por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) quien convoca; el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVTOMA); el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS); el Ministerio de Educación y Cultura (MEC); el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM); el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF); el Ministerio de Turismo (MINTUR); la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP); la Secretaría de Transformación Productiva y Competitividad y, el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA).
El proceso de elaboración de la EBS comenzó en octubre de 2018, fecha en la que se llevó a cabo un primer taller con actores públicos y privados con el objetivo de poner en común los antecedentes relacionados a la bioeconomía, alinear esfuerzos y generar sinergias para empezar a trabajar en conjunto hacia la construcción de la EBS. El segundo taller tuvo lugar en abril de 2019 y su objetivo fue validar parte de los resultados obtenidos en el taller anterior y generar insumos para la elaboración de la hoja de ruta hacia la EBS. Luego de ese taller se contrató la presente consultoría con el fin de recoger los insumos de los talleres mencionados y elaborar un borrador de EBS. En el último taller en noviembre 2019 se involucraron 50 participantes representando 21 instituciones del sector público y privado, la academia, institutos público-privados y la sociedad civil. El objetivo convocante fue realizar aportes a los ejes estratégicos definidos para el borrador de EBS e identificar oportunidades para el desarrollo de áreas específicas dentro de los complejos productivos comprendidos en la bioeconomía.
El documento se organiza en siete partes como sigue. En el primer apartado se argumenta por qué la bioeconomía es una alternativa viable de modelo de desarrollo sostenible de largo plazo para Uruguay; luego se plantea la definición de bioeconomía adoptada (apartado 2); en el tercer apartado se aborda el marco de referencia y objetivos estratégicos que orienta la EBS; luego, se describen los posibles complejos productivos de la bioeconomía en Uruguay (apartado 4); en el quinto apartado se plantea el núcleo de la EBS a través de cuatro ejes estratégicos y líneas de acción transversales; el apartado seis propone un posible modelo de gobernanza para la EBS; y, finalmente (apartado 7) se plantean insumos para incluir en los planes de acción de corto y mediano plazo de la Estrategia.
Un conjunto de agencias estatales y organizaciones han conformado un Grupo de Coordinación para elaborar, lanzar e implementar una Estrategia de Bioeconomía Sostenible (EBS) en el año 2020. Dicho Grupo trabaja articuladamente con varios organismos internacionales y actores de la academia, de organizaciones de la sociedad civil, del sector privado y de otras agencias estatales.
El Grupo de Coordinación adoptó en 2019 una definición de bioeconomía que conjuga varias definiciones propuestas por organismos internacionales. Ésta es la siguiente: La bioeconomía es una economía basada en la producción de bienes y servicios a partir del uso directo o la transformación sostenible de los recursos biológicos, aprovechando los principios y procesos biológicos, la ciencia y la tecnología. El Grupo de Coordinación decidió trabajar complementariamente sobre los tres paradigmas de Economía Circular, Economía Verde y bioeconomía.
El desarrollo basado en la bioeconomía converge con la literatura económica reciente sobre las oportunidades de los recursos naturales para asegurar un desarrollo económico genuino en América Latina y el Caribe (ALC). La transición hacia la bioeconomía es inevitable porque el sistema económico actual depende fuertemente del uso de combustibles fósiles y esto no es sostenible en el tiempo. La transición hacia la bioeconomía tendrá un sendero de transformación estructural, seguramente involucrando la mayor parte del siglo XXI. Se puede esperar, además, que la relación de fuerzas entre los actores a nivel geopolítico (proveedores de biomasa, proveedores de conocimiento, productores de combustibles fósiles y otros) se transforme en este siglo.
Uruguay tiene grandes ventajas para insertarse internacionalmente de forma exitosa a través de la bioeconomía. La utilización sus recursos biológicos, considerando la biodiversidad y los servicios eco sistémicos de los recursos naturales renovables, y su industrialización tienen el potencial de ser el motor del desarrollo productivo sostenible y basado en el desarrollo social y territorial.
No obstante, todo depende de lo que logre hacer Uruguay para generar ventajas competitivas en la nueva economía global. Enfrenta dos opciones claras para el futuro: continuar en el sendero histórico para integrarse al mundo como proveedor de alimentos y otros productos de base primaria a las cadenas globales de valor existentes. Un esquema que ha servido en el pasado, pero que presenta limitaciones de diversificación productiva, de sustentabilidad ambiental y expectativas de bienestar hacia el futuro; o, aprovechar los recursos e inversiones existentes y que pueden servir de base para una nueva estrategia de desarrollo de cara a la diversificación sostenible de la matriz productiva a través de la bioeconomía.
La EBS es un instrumento para planificar ese nuevo rumbo de desarrollo productivo sostenible para Uruguay dentro del contexto de la Estrategia de Desarrollo 2050 y la Agenda Internacional de Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En Uruguay no se han definido políticas de desarrollo productivo cuyo objetivo explícito sea la promoción de la bioeconomía de forma explícita. Si bien el Consejo Alemán de Bioeconomía clasifica a Uruguay como país con estrategias vinculadas a la bioeconomía debido a la existencia del Plan Sectorial de Biotecnología y a la estrategia Uruguay Agrointeligente. También existen otras políticas de desarrollo productivo vigentes que están relacionadas con la promoción de la bioeconomía tanto de alcance horizontal como vertical. A lo anterior se suma que en los últimos años se han elaborado varios instrumentos de planificación para el fomento del desarrollo sostenible más específicos (es decir para el ambiente, el cambio climático, el agua, etc.).
La matriz productiva del futuro tiene como punto de partida el complejo productivo agro y agroindustrial actual. La EBS tendrá como objetivo principal transformar sosteniblemente esa base productiva en función de tres grandes grupos de complejos productivos: i. complejos productivos tradicionales al que la EBS deberá transformar con Valor Agregado Ambiental; ii. nuevos (o renovados) complejos productivos que industrializan la biomasa para producir una gama amplia de nuevos productos industriales bajos en carbono; iii. nuevos complejos productivos conformados de servicios de apoyo (los que también tienen Valor Agregado Ambiental).
In bipartite and tripartite bar- gaining spaces, it bet firmly on workers training and change management through negotiations. To secure the finances of the sector’s social security institute in the face of declining employment it negotiated »robot-tax«-like technology-related contributions from the employers.
sustainable development paradigm? Which are its main
drivers? What is the role of scientific knowledge production
and innovation for it’s unfolding in the current global context
of accelerated technological change and acute uncertainty?
Which are the most important opportunities and challenges
that Latin American countries face? Why cooperation
between Nordic-Southern Cone countries could significantly
contribute to the development of the new paradigm?
CIECTI, FinCEAL+, LUKE Natural Resources Institute Finland and Lund University are organizing a high level Nordic-Southern Cone bioeconomy seminar in Buenos Aires on 18-19 October 2018. The aim of the seminar is to offer forum for knowledge sharing, networking and a seed platform for the development of new projects.
La Bioeconomía busca conjugar la utilización sustentable de la biomasa con la aplicación de nuevas tecnologías, como la biotecnología, la nanotecnología y bioinformática, o de viejas tecnologías renovadas, como la química verde. Se propone la industrialización de las economías a partir de la biomasa, poniendo por delante la seguridad alimentaria. También se propone el desarrollo de la economía de servicios poniendo el énfasis en los servicios intensivos en conocimientos ligados a los recursos naturales. La digitalización en curso tiene un papel importante en la Bioeconomía, así como la economía circular. De esta forma, la Bioeconomía como modelo de desarrollo se inserta en el debate actual sobre el desarrollo basado en recursos naturales.
Los actores relevantes del desarrollo de la Bioeconomía, son las Cadenas Globales de Valor (CGV), las Cadenas Regionales de Valor (CRV), el Estado y otros actores del Sistema Nacional de Innovación. La conjunción de todos estos actores globales, regionales y nacionales son esenciales para lograr que la explotación de los recursos naturales pueda ser positiva para el crecimiento avanzando en la incorporación y generación de tecnología, la diferenciación de productos, el procesamiento local y la difusión de encadenamientos y derrames.
Resaltan cinco estrategias nacionales de Bioeconomía. En países como Alemania que disponen de pocos recusos naturales y una gran fortaleza tecnológica y empresarial; en países con importantes recursos naturales como Argentina, Brasil y Malasia con menores capacidades tecnológicas, pero con base empresarial en la explotación de los recursos naturales y en un país (Finlandia) con base de recursos naturales, tecnológicos y empresariales. La Bioeconomía puede ser simplemente una estrategia de "business as usual" en los países con abundantes recursos naturales si no está centrada en la diversificación productiva, la sustentabildiad y la generación de empleos de calidad. Además, el abandono de los procesos productivos lineales y su sustitución por procesos circulares ha de ser el nuevo sentido común en la gestión de la producción.
Dos casos para Uruguay ilustran la aplicación más concreta de la Bioeconomía. La idea fuerza de los casos expuestos es analizar cómo está implantada la CGV en Uruguay y cuáles son las posibilidades de escalar en ellas. La mejor forma de analizar si la gobernanza de una CGV permite el escalamiento de las empresas locales es concentrarse en la forma cómo se implanta en Uruguay. Eso mismo hacemos a través de dos estudios de caso. En el caso de la Bioeconomía basada en el sector forestal, hay importantes oportunidades de futuro para producir bioproductos a partir de la biomasa de base forestal. También las hay en el caso de la biomasa agrícola para producir biocombustibles aéreos. Pero sin la implantación de una estrategia clara para aprovechar dichas oportunidades difícilmente se logre escalar dentro de este paradigma. Las CGV o CRV a desarrollar por medio de la Bioeconomía están enraizadas con la inserción internacional de la región. Y éstas requerirán de dimensiones que trasciendan los procesos basados sólo en la promoción de IED en sectores primarios y en una apertura comercial indiscriminada.
La política productiva y de innovación deberá estar bien orquestrada, articulando los actores que conforman y completan la cadena. Por ello, una política central es el armado de la trama de la cadenas y la detección de los actores con capacidades criticas en ella.
En suma, para poder escalar dentro del paradigma de la Bioeconomía, es vital el papel activo del Estado implementando políticas públicas focalizadas en generar esos derrames esenciales para el desarrollo genuino. Es decir, el énfasis ha de ponerse en la creación de capacidades productivas e innovadoras "desde adentro".