Vivo aferrada a un espejismo como caminante solitario en un desierto, sabe que no tiene nada pero no quiere creerlo.
Esta noche no puedo dormir, la tristeza me ha doblado igual que la tormenta a una palmera, hasta el suelo; se que mañana estaré de pie, pero mientras tanto mis ojos se han hinchado y estoy en mitad de la madrugada escribiendo y preguntándome tantas cosas y preguntándote ¿que harás cuando alcances al destino que buscas con tantas ansias y te des cuenta de que me he quedado atrás distraída en el camino? Querrás desandar tus pasos y suspirarás por que no tendrás fuerzas para hacerlo y aunque así lo hicieras, sólo encontrarías mis huellas disipadas sobre la arena. Empiezo a creer en la frase “No existe peor soledad que aquella que vives en compañía.”.