29 julio 2024

Vivir despedidos...


 

Querido amor,  después de tu partida participé de un círculo de duelo en el que hablamos de aprender a aceptar, respetar el proceso individual de duelo y tomarnos el tiempo que cada quien requiera para poder continuar en paz el camino de la vida.  

Una de las tanatólogas dijo que en realidad todos  deberíamos  "vivir despedidos" de nuestros seres queridos, es decir, en paz y sin temas pendientes. Que hacerlo facilitaría mucho el camino.

Resonaron estas palabras en mi, pues es algo en lo que yo había venido cavilando desde hace algunos años, cuando la que partió inesperadamente fue mi hermana Cristi. Recuerdo que aparte del dolor y la tristeza que me embargaron en esa época al pensar que no la vería mas, daba vueltas en mi cabeza la idea de que la muerte puede llegar sin previo aviso y que es importante vivir en armonía con todos.  Y así he tratado de vivir. 

Sin embargo, siempre imaginé que cuando la muerte tocase nuestra puerta, sería con alguna enfermedad que nos permitiría tener el tiempo de hablar del tiempo compartido, pedir perdón y perdonar si hubiera algo pendiente, decirnos te amo una vez mas mirándonos a los ojos, darnos un abrazo estrecho, muy estrecho, que hablara por nosotros, agradecer la vida compartida con todos sus altibajos y darnos el permiso de dejar al otro partir en paz tomados de la mano.

Ilusa yo, pues las cosas no salen como uno quisiera. La vida tiene su propio ritmo y toma su rumbo propio. Tu partida fue tan inesperada que todo lo que pensaba yo sucedería en calma y con tiempo nos tomó por sorpresa y  tuve que conformarme con susurrarte al oído ese perdón, ese te perdono, ese te amo, y ese puedes volar en paz con la certeza de que tu alma escucharía a la mía.  

Y quedarme con ese abrazo largo y lleno de amor que nos dimos la última vez que nos vimos y ese último mensaje de whatsapp que leo con frecuencia "te amo y los amo muchísimo". Igual te amo yo y te agradezco por la vida compartida.

21 julio 2024

Un buen consejo..


 

Hola amor, hoy estuve recordando cuando decidimos casarnos.  Corría el año de 1982, yo tenía 20 y tú 26. Llevábamos 3 años de enamorados y pensamos que ya no queríamos separarnos así que muy decididos nos encaminamos a la iglesia central del distrito y conversamos con el padre Rosendo. 

Recuerdo que nos hizo pasar a su despacho y nos preguntó que nos llevaba por ahí.  Le dijimos que queríamos que nos case. Nos miró sonriendo y nos dijo que las cosas no eran así de sencillas. Que teníamos que estar muy seguros de nuestra decisión antes de dar el paso y que nos dejaba de tarea asistir a un encuentro para novios de un fin de semana. Que fuéramos con calma, escucháramos las charlas y que si luego del encuentro seguíamos decididos lo buscáramos. Y así llegamos al encuentro para novios.

Fue un fin de semana super intenso, dirigido por parejas de matrimonio de larga trayectoria que nos hablaban de diversos temas como el  amor en el día a día,  la convivencia, los conflictos, la familia, el respeto,  la economía en la pareja y muchos temas mas. Después de cada charla nos separaban y cada uno llenaba un cuadernillo de preguntas, luego nos juntábamos y debíamos leer juntos nuestras respuestas y ver coincidencias y diferencias. La idea era evaluar afinidades y comprobar si la pareja caminaba en la misma dirección. 

Hubo momentos en que revisando nuestras diferencias,  llegamos a dudar de nuestro deseo de casarnos pero ya para finalizar el encuentro decidimos que si nos casaríamos y así lo hicimos al año siguiente.  

Un consejo recibido en ese encuentro nos acompañó a lo largo de nuestra vida en común. "No se vayan a dormir enfadados. Si tuvieron algún conflicto durante el día intenten solucionarlo antes de dormir". A ambos nos pareció importante.

No siempre logramos llevarlo a cabo, hubieron ocasiones de conflictos fuertes, diferencias que parecían irreconciliables y brechas que se abrían y se veían insalvables. Yo solía resentirme con algunas actitudes tuyas y era mas de silencios. Tú eras más explosivo.  Pero ese consejo estuvo siempre presente en nuestros pensamientos e intentamos aplicarlo en muchas ocasiones. 

Y así logramos sostener un matrimonio de 40 años que en los últimos años fluyó con naturalidad, buena comunicación y cercanía. Gracias por seguir siempre intentando continuar juntos, ambos pusimos de nuestra parte y lo logramos. Te mando un beso grande de corazón a corazón.


13 julio 2024

Huellas en el camino...


 

Querido amor, el tiempo sigue avanzando. Ha pasado ya año y medio desde tu partida, han habido entremezclados días de calma y días de nostalgia, días grises y días luminosos, días de recuerdos gratos, días de recuerdos duros. Y es que indudablemente la vida es así, está compuesta de todos esos fragmentos que terminan conformando un todo y que a veces desagregamos o separamos pero que vistos en conjunto son lo que somos o lo que tenemos. 

Fueron muchas las oportunidades en que me dijiste que tú querías irte primero porque no sabrías continuar sin mi y tu deseo se cumplió.  Encuentro en el día a día  fuerza y fortaleza para continuar.

Me agradan los días en que me siento serena, tranquila, segura. Días en que puedo mirar hacia atrás con una sonrisa y apreciar el conjunto de lo que fue nuestra vida en común. Muchos caminos hemos transitado, muchos pasos hemos dado, textual y metafóricamente.  

Ahora toca caminar sola, a veces por mi propia senda, otras siguiendo tus huellas, ambos caminos me agradan. Tus recuerdos permanecen, tus abrazos me acompañan, tu mirada no la olvido. A veces incluso me descubro haciendo algún gesto tuyo, o usando alguna de tus frases y sonrío en mi interior.  Te amo y te recuerdo siempre.



06 julio 2024

Caminando juntos...


 

Querido amor, te cuento que hoy participé de un taller de David Fischman cuyo tema era "sana tu niño interior". 

Sentí que a ti también te hubiera gustado estar ahí. Fue un trabajo sumamente intenso el que hicimos mirando en retrospectiva nuestras vidas, recordando episodios del pasado y tratando de identificar heridas de infancia para sanarlas.

Me identifiqué en algunas de las cosas que mencionó y te identifiqué también a ti en otras. Actitudes o reacciones  que a veces me desconcertaban y que de pronto hoy cobraron sentido. Creo que a nuestra manera supimos apoyarnos y complementarnos también en esas carencias.

Me parece admirable como siempre encontramos la manera de continuar pese a las diferencias o discrepancias. Pienso que los dos sentíamos que valía la pena lo que construíamos y así persistimos contra viento y marea, muchas veces con el viento a favor y otras tantas bregando contra corriente.  Aprendimos a aceptarnos con el "paquete completo" como bromeamos alguna vez. Y supimos ser cada uno a su manera soporte para el otro cuando fue necesario.

Me alegra ahora mirar hacia atrás y ver que no nos dimos por vencidos, y que el amor que en su momento nos unió y pasó por tantos cambios, momentos y evoluciones logró permanecer, mas maduro, sereno, calmado y nos acompañó hasta el final de nuestro camino juntos. Te amo y te recuerdo siempre.