Una tarde de sábado, como muchas otras, me junté con unos amigos en la casa (de turno) de alguno de ellos. Esto ocurrió durante mis años como estudiante de secundario, y a días de haber salido por primera vez, con un flaco con el que estaba enganchada. Cuando ya la reunión estaba casi por acabarse, encuentro un momento a solas con uno de mis amigos y busco su consejo. Para ese entonces, él estaba saliendo con una amiga (también del grupo, pero que no estuvo presente en dicha reunión) y ya había tenido una serie de novias (sí, en materia de mujeres, al chico le iba muy bien), con lo cual, no sólo me podía brindar su opinión como hombre, sino que también, tenía más experiencia del tema que yo.
- Che, ¿y cómo andas con *BIPPP* (nombre censurado)? -le pregunto.
-Bien, muy bien- me responde con una sonrisa.
- Me alegro. Che te quería preguntar una cosa: hace poco salí con *BIPP*, te acordás de este chico del que te comenté?- y se lo describo en una o dos frases para ponerlo en tema.
-Ah, sí. Ahora me acuerdo. Mira vos, que bien. Te felicito- me dice con un tono alegre y con una expresión en los ojos y una mueca que gritan un tácito "¡Eeeeeesa!¡Picarona!".
- Estem...seeh- hago caso omiso a su burla- En fin...la cuestión es que salimos y todo bien...yo la pasé bien, el tema es que por momentos había un "silencio incómodo". Y yo intentaba sacar temas de conversación para evitarlo, pero varias veces cuando íbamos caminando, el silencio aparecía y era muy largo. La verdad es que no sé...¿A vos te pasó eso alguna vez? ¿Y si el flaco se aburre?
Mi amigo al escuchar esto estalla a carcajadas, en especial al notarme con un mezcla de inseguridad y de neurosis.
-¡No, boluda!¡No pasa nada, en serio! Eso siempre pasa. 'Cuchame, tampoco vas a estar hablando TODO el tiempo.
- No todo el tiempo no, tampoco soy como las Gilmore Girls- replico entre risas, y ya más aliviada de que no era "sólo yo". -Pero bueno, vos sabes a que silencios me refiero...¿a vos te pasó con *BIPP*?
-Sí, me pasó, quedate tranquila. Por ejemplo: cuando salimos el otro día y empezamos a caminar a la salida del cine. No seas boluda, no te preocupes, no pasa nada- y me dá una palmaditas en la espalda para animarme.
Ya mucho más aliviada, me dije a mi misma "no seas una neurótica/paranoica de mierda, él tiene razón" y me olvidé del tema. El lunes me encuentro con una amiga (casualmente su novia), y le pregunto cómo andaban sus cosas y que tal venía con mi amigo (aunque yo ya sabía que las cosas venían bien porque me lo había dicho él, así que sólo esperaba una reafirmación de su parte).
- Bien, todo bien- me responde con una tímida sonrisa. ¡Y fui feliz! Sí, el señor tenía razón, no pasa banada, estaba siendo paranoica, no había NINGÚN problema, esos silencios incómodos sucedían (hasta en las mejores familias).
-Me alegro- le devuelvo una sonrisa, mientras cantada para mis adentros *We are the champions, my friendddddddddddd!!!*. Y yo fui feliz. Fui feliz por otros 5 segundos. Pero no el mundo no me deja ser una persona feliz y tranquila, quiere que sea la versión femenina de Woody Allen. Así que mi amiga continúa hablando y dice:
-Sí, bien. Lo único que sí, es que cuando volvíamos del cine, nos la pasamos todo camino en silencio. ¡FUE UN EMBOLE!
¡¡¡PERO LA REPUTISIMA M$%&%$/$/&$%&$@#.....!!!¡¿Y por qué no se van todos un poquito a la mierda?! Y ahí volví a estar donde había comenzado. No, miento. Peor. Mi neurosis se estaba dando un flor de festín. Pero de algo estaba segura: nunca, pero NUNCA más, pedirle consejo sobre relaciones a cualquiera de esos dos.