Cirrosis Hepática
Cirrosis Hepática
Cirrosis Hepática
DEFINICIÓN
Es una enfermedad crónica, progresiva e irreversible que afecta al hígado y
que consiste en la muerte progresiva del tejido hepático normal, que es
sustituido por un tejido fibroso o cicatricial incapaz de ejercer las funciones del
hígado. Por lo tanto, los individuos con cirrosis este órgano no puede cumplir
sus roles habituales.
El hígado pesa unos 1500 gramos y está situado en la parte superior derecha
del abdomen, bajo el diafragma, protegido por las costillas. Está conectado al
intestino delgado mediante el conducto biliar, que transporta la bilis desde el
hígado, donde se produce, hasta el intestino, donde se utiliza en la digestión.
Su misión es fundamental en el funcionamiento del organismo, ya que participa
en multitud de procesos químicos indispensables.
DESCUBRIMIENTO
La cirrosis hepática es una condición patológica conocida desde muchos siglos
antes de que el médico francés Rene Théophile Hyacinthe Laénnec (1781-
1826), le pusiera tal nombre, basado en la coloración del órgano afectado.
Inicialmente, el término usado era parecido (escirrosis), y hacía referencia al
endurecimiento que adquiría la anomalía por lo que también podía decirse lo
mismo de otras partes de la economía afectadas por otras causas.
ETIOLOGÍA
Las principales causas de cirrosis en los países desarrollados son:
PATOLÓGICA
La anormalidad principal de la cirrosis hepática es la presencia de fibrosis, que
consiste en el depósito de fibras de colágeno en el hígado, pero para que se
pueda hacer el diagnóstico anatomopatológico de cirrosis, este acúmulo de
fibras ha de delimitar nódulos, es decir, ha de aislar áreas de tejido hepático,
alterando la arquitectura del órgano y dificultando la relación entre los
hepatocitos y los finos vasos sanguíneos a través de los cuales ejercen su
función de síntesis y depuración y a través de los cuales se nutren.
FISIOLOGÍA
El hígado es uno de los órganos más importantes del cuerpo, este participa en
la mayoría de los procesos metabólicos que tienen lugar en el organismo. En él
ocurren numerosos procesos, los cuales tienen como resultado final:
La elaboración de la Bilis: En el hígado se produce entre 600 y 1200 ml de Bilis
por día. Esta está constituida principalmente por agua, pero además contiene
sales biliares (ácidos biliares), glucuronato de bilirrubina, fosfolípidos, lecitina,
electrolitos (Na+ y HCO3), colesterol e IgA. La bilis tiene circulación
enterohepática. Esta consiste en que la bilis se vierte en el duodeno mediante
la contracción vesicular. En el intestino delgado lleva a cabo
su acción emulsificadora de grasas. En el íleon terminal, una parte de los
ácidos biliares es eliminada por las heces y otra porción de los ácidos es
reabsorbida, regresando nuevamente al hígado a través de la sangre de la
vena porta, siendo captados ávidamente por los hepatocitos volviendo a ser
secretados al canalículo biliar, formando parte de la bilis.
Degradación de hormonas: Los hepatocitos endocitan y degradan las
hormonas y, posteriormente sin ser modificadas, las trasladan al canalículo
biliar. Luego llegan hasta la luz del tubo digestivo y son digeridas. También
pueden ser descargadas en endosomas tardíos para ser degradadas
por enzimas lisosómicas.
Detoxificación de toxinas y fármacos: El hígado también depura muchos
fármacos y segrega bilirrubina (producto de la degradación de la hemoglobina),
y muchas otras sustancias, incluyendo enzimas. El endotelio que tapiza los
sinusoides está provisto de poros o fenestraciones que permiten el paso de la
mayor parte de las proteínas del plasma hacia el espacio de Disse. De esta
forma las moléculas se ponen en contacto directo con la membrana
hepatocitaria y pueden difundir o ser transportadas activamente al interior del
hepatocito. En el retículo endoplasmático liso de los hepatocitos existe una
enzima llamada oxidasa de acción mixta. Ésta metila, conjuga u oxida distintos
fármacos y toxinas, y de esta forma los inactivan. Cuando se consume
por tiempo prolongado distintos fármacos, el REL se hipertrofia, aumentando
sus enzimas oxidantes. En otras ocasiones son los peroxisomas los que
detoxifican.
ANAPATOLOGIA
La anormalidad principal de la cirrosis hepática es la presencia de fibrosis, que
consiste en el depósito de fibras de colágenoen el hígado, pero para que se
pueda hacer el diagnóstico anatomopatológico de cirrosis, este acúmulo de
fibras ha de delimitar nódulos, es decir, ha de aislar áreas de tejido hepático,
alterando la arquitectura del órgano y dificultando la relación entre los
hepatocitos y los finos vasos sanguíneos a través de los cuales ejercen su
función de síntesis y depuración y a través de los cuales se nutren.
De modo esquemático, la fibrosis forma algo parecido a una red tridimensional
dentro del hígado, en la que las cuerdas de la red serían la fibrosis y las áreas
que quedan entre las mismas los nódulos de células que regeneran dentro del
mismo. Esta alteración se denomina nódulo de regeneración y es la
característica que permite establecer el diagnóstico de cirrosis. Existen otras
alteraciones hepáticas que se acompañan de fibrosis, que no se consideran
cirrosis al no cumplir la condición de formar nódulos de regeneración.
CAUSAS
La cirrosis puede ocurrir en cualquier situación donde hay agresión prolongada
al hígado. El consumo excesivo de alcohol y las hepatitis virales crónicas son
las causas principales, pero no son las únicas.
A continuación, vamos a hablar brevemente de las principales causas de la
cirrosis hepática.
a) Cirrosis alcohólica
La cirrosis alcohólica es una causa común y prevenible de la cirrosis. El
consumo diario y prolongado de alcohol puede llevar al desarrollo de daños
permanentes al hígado.
El consumo diario de aproximadamente 3 vasos de cerveza o 2 copas de
vino ya es un volumen suficiente como para causar daño hepático,
especialmente en las mujeres, que son más susceptibles a daños hepáticos
por el alcohol.
El consumo regular de alcohol conduce a la estenosis hepática, también
conocida como hígado graso, que puede evolucionar a la hepatitis alcohólica
y, finalmente, a la cirrosis e insuficiencia hepática.
b) Hepatitis virales
Las hepatitis virales crónicas, especialmente las hepatitis B y C, son causas
comunes de lesiones en el hígado, que pueden llevar a la cirrosis después
de años de enfermedad activa. A menudo, el paciente no sospecha incluso
ni siquiera desconfía ser portador de estos virus; solamente acaba
descubriendo muchos años después, cuando los síntomas de la cirrosis
comienzan a manifestarse.
COMPLICACIONES
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico de cirrosis generalmente se basa en la presencia de un factor de
riesgo para cirrosis, como por ejemplo el consumo de alcohol o la obesidad, y
se confirma mediante exámenes físicos, pruebas de sangre e imágenes. El
médico preguntará acerca de la historia médica y los síntomas de la persona y
realizará un examen físico completo para buscar signos clínicos de la
enfermedad. Por ejemplo, en el examen abdominal, el hígado puede sentirse
duro o agrandado con signos de ascitis. El médico indicará pruebas de sangre
que pueden resultar útiles para evaluar el hígado y aumentar la sospecha de
cirrosis.
MEDICIÓN
índice internacional normalizado (international normalized ratio, INR
por sus siglas)—evalúa la tendencia de la sangre a la coagulación
bilirrubina—evalúa la cantidad de pigmento biliar en la sangre
creatinina—evalúa el funcionamiento de los riñones
TRATAMIENTO
La cirrosis como tal carece de tratamiento médico específico dado que es, en
general, irreversible. Se pueden tratar algunas de las enfermedades que la
producen y evitar o retardar la evolución de una cirrosis en estado inicial a las
fases avanzadas es la consecuencia de enfermedades crónicas También
tienen tratamiento algunas de las complicaciones de la cirrosis tales como las
hemorragias digestivas, la ascitis y la encefalopatía hepática, que siempre
deben ser indicados por un médico.
El tratamiento definitivo de la cirrosis es el trasplante hepático. Se realiza
solamente en los pacientes en que se estima una supervivencia menor de dos
años, a consecuencia de la cirrosis, y en los que no existe contraindicación
para realizarlo por otros motivos.
Consumir una dieta nutritiva. Como la desnutrición es común en las
personas con cirrosis, es importante consumir una dieta saludable en
todas las etapas de la enfermedad. Los proveedores de la salud
recomiendan un plan de alimentación bien balanceado. Si se presenta
ascitis, se recomienda una dieta baja en sodio.
Evitar el alcohol y otras sustancias. Se recomienda que las personas
con cirrosis no consuman alcohol ni sustancias ilícitas, porque ambas
provocarían más daño hepático. Muchas vitaminas y medicamentos,
recetados y de venta libre, pueden afectar la función hepática, antes de
tomarlos se debe consultar a un médico.
Qué alimentos debería limitar o evitar? Pregunte al dietista si usted necesita limitar o evitar
algunos alimentos. Esto dependerá del tipo de enfermedad hepática y otros problemas de salud que
usted tenga.
o Sopas
Líquidos: También, es posible que necesite consumir menos
líquidos si tiene inflamación. Los líquidos incluyen el agua,
leche, jugo, soda y otras bebidas. Algunos alimentos contienen
líquido, como las sopas. Los alimentos que son líquido a
temperatura ambiente, como las gelatinas o paletas de hielo,
también deben contarse como líquido. Pregunte al dietista
cuánto líquido debería beber cada día.