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viernes, 26 de septiembre de 2008
Diccionario adoptante: Pasaje Verde (o el hilo verde)
Facilidades para la adopción especial
El "pasaje verde" favorece los trámites para adoptar niños chinos con discapacidades o necesidades especiales
El endurecimiento de los trámites para adoptar en China ha supuesto un descenso en el número de expedientes tramitados. Sin embargo, existen procedimientos para ampliar las posibilidades de adopción, como el denominado "pasaje verde", un programa alternativo impulsado por el Gobierno chino para favorecer la adopción de niños con alguna discapacidad o necesidad especial. Entre otras cosas, se exige a los futuros padres tener unos ingresos superiores a los requeridos en la adopción ordinaria, pero la satisfacción también es mayor: si no fueran adoptados, los pequeños permanecerían toda su vida ingresados en instituciones de bienestar social o a la espera de someterse a una operación para optar a la adopción.
* Autor: Por AZUCENA GARCÍA
* Fecha de publicación: 30 de mayo de 2008
La adopción en China ocupa el primer puesto del ranking. El país oriental es el principal lugar de origen de los niños adoptados en España, a pesar de que la entrada en vigor de los nuevos requisitos de adopción en China ha propiciado un descenso en las cifras. En 2006, el Consulado de España en Pekín gestionó cerca de 1.800 expedientes, frente a las 2.389 adopciones tramitadas en 2004.
Precisamente en 2004, el Centro Chino de Adopción -China Center of Adoption Affaires (CCAA)- puso en marcha un nuevo programa para facilitar que los niños con discapacidad o necesidades especiales puedan ser adoptados. Este servicio, bautizado como "pasaje verde", certifica que los pequeños que residen en centros e instituciones de bienestar social reúnen los requisitos para iniciar la tramitación del expediente de adopción.
Tramitación
El proceso de adopción mediante pasaje verde guarda similitud con la tramitación ordinaria, aunque tiene ciertas peculiaridades. Periódicamente, el CCAA envía a las entidades colaboradoras en adopción internacional (ECAI) informes médicos y fotografías de los niños con necesidades especiales susceptibles de ser adoptados. Las entidades analizan esta información, así como los expedientes de familias en lista de espera, y hacen una propuesta de emparejamiento. "Queremos transmitir la realidad de estos niños, hacerles visibles porque ellos también tienen derecho a tener una familia", explica el secretario de la Asociación de familias adoptantes en China (AFAC), Francesc Betoret. De hecho, las familias que inician los trámites por la vía ordinaria y se decantan más tarde por el pasaje verde tienen prioridad en el proceso, "ya que parte de la tramitación en China ya está hecha", aclara AFAC.
Pero no hay que confundirse. "Optar por el pasaje verde no significa siempre reducir los plazos de la adopción, sino que es una vía alternativa que ayuda a cumplir el deseo de ser padres", aclara Betoret. El tiempo de espera ronda los cuatro meses, desde que el CCAA aprueba la solicitud de adopción, hasta que se expide la invitación para recoger al pequeño. Sin embargo, previamente hay que preparar la documentación del menor, los correspondientes informes médicos y la solicitud de adopción que, si obtiene el visto bueno del Centro Chino de Adopción, se comunica a los Servicios Sociales competentes para que emitan su conformidad o negativa. Si la respuesta es positiva, se comunica la asignación a la familia y comienzan los preparativos del viaje. En él, un equipo de la ECAI acompaña a la familia durante el tiempo que permanece en China. Además, al regreso al país de origen, cada entidad realiza diversos seguimientos para asegurar que la adopción es satisfactoria.
Necesidades de los niños
Los menores que pueden ser adoptados a través del pasaje verde presentan, fundamentalmente, problemas físicos o enfermedades crónicas, pero nunca problemas psíquicos. Pueden ser menores "con apenas unas marcas de varicela", padecer cardiopatías que precisan una operación o carecer de algún miembro. "Existe un amplio abanico", señala AFAC. Además, también se consideran adoptables a través de este procedimiento los niños mayores de siete años, aunque en la práctica los pequeños de esta edad que se asignan "suelen llevar asociada alguna necesidad especial", añade esta organización.
En este sentido, si en la adopción ordinaria se cuida cada detalle, la adopción especial obliga a que el proceso sea aún más estricto debido a las particularidades de los menores. El propio Centro Chino de Adopción establece los requisitos que deben cumplir las familias interesadas en el pasaje verde, según recuerda la Asociación para el cuidado de la infancia (ACI), acreditada para la tramitación de procesos en China.
En concreto, se da preferencia a las familias no monoparentales -las únicas que pueden adoptar- y se valora que los futuros padres sean "cariñosos y amables", con experiencia o formación en la patología del niño, ingresos estables y un nivel adquisitivo "mayor" que el exigido habitualmente en las adopciones en China. "Es decir, los padres han de ser mucho más conscientes de la importancia de su decisión, ya que la patología del pequeño va a tener que tratarse en España", resume Betoret.
Solo añadir, como curiosidad y por si lo habéis escuchado alguna vez y no sabéis a qué se refiere, que si los padres adoptantes hablamos del hilo rojo, las familias que adoptan por pasaje verde hablan de hilo verde.
viernes, 5 de septiembre de 2008
A palabras tontas...
Asunto: Dice un refrán chino... "en un bosque pequeño hay muchas clases de pájaros"Más allá de la sorpresa triste que te deja un ser cercano y tal vez querido cuando te dicen estas cosas, está la alegría de saber lo que jamás sabrías de no haber tenido las hijas que tenéis sobre vuestras respectivos familiares.Como bien dices Blanca, esas palabras se te quedan en el alma. Pero también se te habrá grabado a fuego que la sangre, la famosa llamada de la sangre, es algo que no sirve para nada en absoluto.Ya tenéis un motivo más para abrazar a vuestras peques hasta estrujarlas ;-)¡ánimo!
miércoles, 23 de abril de 2008
Día del libro y la rosa
Hoy he recibido una rosa de un buen amigo. Un amigo que conocí a través de AFAC y cuyo camino hacia China ya no es que sea paralelo al nuestro, ni siquiera se entrecruza, es que es el mismo. ¡Gracias Toni!
También he recibido esta imagen, que me parece preciosa, de otra buena amiga y compañera de fatigas. ¡Gracias Inma! Me encanta la foto.
En cierta ocasión llegó San Jorge a una ciudad llamada Silca, en la provincia de Libia. Cerca de la población había un lago tan grande que parecía un mar donde se ocultaba un dragón de tal fiereza y tan descomunal tamaño, que tenía atemorizadas a las gentes de la comarca, pues cuantas veces intentaron capturarlo tuvieron que huir despavoridas a pesar de que iban fuertemente armadas. Además, el monstruo era tan sumamente pestífero, que el hedor que despedía llegaba hasta los muros de la ciudad y con él infestaba a cuantos trataban de acercarse a la orilla de aquellas aguas. Los habitantes de Silca arrojaban al lago cada día dos ovejas para que el dragón comiese y los dejase tranquilos, porque si le faltaba el alimento iba en busca de él hasta la misma muralla, los asustaba y, con la podredumbre de su hediondez, contaminaba el ambiente y causaba la muerte a muchas personas.
Al cabo de cierto tiempo los moradores de la región se quedaron sin ovejas o con un número muy escaso de ellas, y como no les resultaba fácil recebar sus cabañas, celebraron una reunión y en ella acordaron arrojar cada día al agua, para comida de la bestia, una sola oveja y a una persona, y que la designación de ésta se hiciera diariamente, mediante sorteo, sin excluir de él a nadie. Así se hizo; pero llegó un momento en que casi todos los habitantes habían sido devorados por el dragón. Cuando ya quedaban muy pocos, un día, al hacer el sorteo de la víctima, la suerte recayó en la hija única del rey. Entonces éste, profundamente afligido, propuso a sus súbditos:
-Os doy todo mi oro y toda mi plata y hasta la mitad de mi reino si hacéis una excepción con mi hija. Yo no puedo soportar que muera con semejante género de muerte.
El pueblo, indignado, replicó:
-No aceptamos. Tú fuiste quien propusiste que las cosas se hicieran de esta manera. A causa de tu proposición nosotros hemos perdido a nuestros hijos, y ahora, porque le ha llegado el turno a la tuya, pretendes modificar tu anterior propuesta. No pasamos por ello. Si tu hija no es arrojada al lago para que coma el dragón como lo han sido hasta hoy tantísimas otras personas, te quemaremos vivo y prenderemos fuego a tu casa.
En vista de tal actitud el rey comenzó a dar alaridos de dolor y a decir:
-¡Ay, infeliz de mí! ¡Oh, dulcísima hija mía! ¿Qué puedo hacer? ¿Qué puedo alegar? ¡Ya no te veré casada, como era mi deseo!
Después, dirigiéndose a sus ciudadanos les suplicó:
-Aplazad por ocho días el sacrificio de mi hija, para que pueda durante ellos llorar esta desgracia.
El pueblo accedió a esta petición; pero, pasados los ocho días del plazo, la gente de la ciudad trató de exigir al rey que les entregara a su hija para arrojarla al lago, y clamando, enfurecidos, ante su palacio decían a gritos:
-¿Es que estás dispuesto a que todos perezcamos con tal de salvar a tu hija? ¿No ves que vamos a morir infestados por el hedor del dragón que está detrás de la muralla reclamando su comida?
Convencido el rey de que no podría salvar a su hija, la vistió con ricas y suntuosas galas y abrazándola y bañándola con sus lágrimas, decía:
-¡Ay, hija mía queridísima! Creía que ibas a darme larga descendencia, y he aquí que en lugar de eso vas a ser engullida por esa bestia. ¡Ay, dulcísima hija! Pensaba invitar a tu boda a todos los príncipes de la región y adornar el palacio con margaritas y hacer que resonaran en él músicas de órganos y timbales. Y ¿qué es lo que me espera? Verte devorada por ese dragón. ¡Ojala, hija mía, -le repetía mientras la besaba- pudiera yo morir antes que perderte de esta manera!
La doncella se postró ante su padre y le rogó que la bendijera antes de emprender aquel funesto viaje. Vertiendo torrentes de lágrimas, el rey la bendijo; tras esto, la joven salió de la ciudad y se dirigió hacia el lago. Cuando llorando caminaba a cumplir su destino, san Jorge se encontró casualmente con ella y, al verla tan afligida, le preguntó la causa de que derramara tan copiosas lágrimas.
La doncella le contestó:
-¡Oh buen joven! ¡No te detengas! Sube a tu caballo y huye a toda prisa, porque si no también a ti te alcanzará la muerte que a mí me aguarda.
-No temas, hija –repuso san Jorge-; cuéntame lo que te pasa y dime qué hace allí aquel grupo de gente que parece estar asistiendo a algún espectáculo.
-Paréceme, piadoso joven –le dijo la doncella- que tienes un corazón magnánimo. Pero, ¿es que deseas morir conmigo? ¡Hazme caso y huye cuanto antes!
El santo insistió:
-No me moveré de aquí hasta que no me hayas contado lo que te sucede.
La muchacha le explicó su caso, y cuando terminó su relato, Jorge le dijo:
-¡Hija, no tengas miedo! En el nombre de Cristo yo te ayudaré.
-¡Gracias, valeroso soldado! – replicó ella- pero te repito que te pongas inmediatamente a salvo si no quieres perecer conmigo. No podrás librarme de la muerte que me espera, porque si lo intentaras morirías tú también; ya que yo no tengo remedio, sálvate tú.
Durante el diálogo precedente el dragón sacó la cabeza de debajo de las aguas, nadó hasta la orilla del lago, salió a tierra y empezó a avanzar hacia ellos. Entonces la doncella, al ver que el monstruo se acercaba, aterrorizada, gritó a Jorge:
-¡Huye! ¡Huye a toda prisa, buen hombre!
Jorge, de un salto, se acomodó en su caballo, se santiguó, se encomendó a Dios, enristró su lanza, y, haciéndola vibrar en el aire y espoleando a su cabalgadura, se dirigió hacia la bestia a toda carrera, y cuando la tuvo a su alcance hundió en su cuerpo el arma y la hirió. Acto seguido echó pie a tierra y dijo a la joven:
-Quítate el cinturón y sujeta con él al monstruo por el pescuezo. No temas, hija; haz lo que te digo.
Una vez que la joven hubo amarrado al dragón de la manera que Jorge le dijo, tomó el extremo del ceñidor como si fuera un ramal y comenzó a caminar hacia la ciudad llevando tras de sí al dragón que la seguía como si fuese un perrillo faldero. Cuando llegó a la puerta de la muralla, el público que allí estaba congregado, al ver que la doncella traía a la bestia, comenzó a huir hacia los montes dando gritos y diciendo:
-¡Ay de nosotros! ¡Ahora sí que pereceremos todos sin remedio!
San Jorge trató de detenerlos y de tranquilizarlos.
-¡No tengáis miedo! –les decía-. Dios me ha traído hasta esta ciudad para libraros de este monstruo. ¡Creed en Cristo y bautizaos! ¡Ya veréis cómo yo mato a esta bestia en cuanto todos hayáis recibido el bautismo!
Rey y pueblo se convirtieron y, cuando todos los habitantes de la ciudad hubieron recibido el bautismo San Jorge, en presencia de la multitud, desenvainó su espada y con ella dio muerte al dragón, cuyo cuerpo, arrastrado por cuatro parejas de bueyes, fue sacado de la población amurallada y llevado hasta un campo muy extenso que había a considerable distancia.
Veinte mil hombres se bautizaron en aquella ocasión. El rey, agradecido, hizo construir una iglesia enorme, dedicada a Santa María y a San Jorge. Por cierto que al pie del altar de la citada iglesia comenzó a manar una fuente muy abundante de agua tan milagrosa que cuantos enfermos bebían de ella quedaban curados de cualquier dolencia que les aquejase.
Igualmente, el rey ofreció a Jorge una inmensa cantidad de dinero que el santo no aceptó, aunque sí rogó al monarca que distribuyese la fabulosa suma entre los pobres.
("La Leyenda dorada". Santiago de la Vorágine)
(Gracias a MariCarmen de Valencia)
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