Los pinos
Nunca hubo tantos pinos, pero la foto es buena
Los pinos de Valsaín, erguidos y arrogantes en otro tiempo, van perdiendo firmeza con los años. Cuando vine a Molinoviejo por primera vez se apretaban en un bosque tupido que ocupaba la mayor parte del jardín. De puntillas sobre la tierra parecían competir en altura y poderío, pero tenían un problema: la falta de raíces. El suelo es incapaz de soportar un peso tan enorme. Estamos sobre un roquedal y las raíces de los árboles más altos no pueden penetrar lo suficiente para mantenerse en pie.
Hace años un vendaval nocturno abatió docenas —quizá centenares— de pinos. Yo estaba aquí y fui testigo de la catástrofe. Hoy el bosque diezmado se mantiene sobre tierra nueva traída quién sabe de dónde, y el jardín se ha enriquecido con unos abetos espléndidos y otros árboles de distintas especies que contribuyen a refrescar el ambiente y proporcionan una sombra acogedora.
Los pájaros y yo estamos contentos.
3 comentarios:
¡Qué alegría, D.Enrique saber que en este globo sigue contándonos historias para el alma! Lo redescubro ahora limpiando mi barra de favoritos del explorador. Se me caen los lagrimones de pensar que allá por el año 94 celebró mi Primera Comunión en Aldeafuente… ¡Qué recuerdos! Anda que no ha llovido fuerte desde entonces. Me alegra que Molinoviejo siga siendo lo que era. Algún que otro verano lo pasé por allí y aún me río de pensar que en esa piscina parecía que metían cubitos de hielo por las noches. Le pido rezos a la Virgen de Molino para mi familia (mis 3 enanos, mi marido y yo) para que nos acerquemos un poquito más al calor de Jesús. A veces dejamos que la puerta se cierre y hace frío fuera. Cuesta tirar del carro para volver a entrar. Aquí he encontrado un pomo al que agarrarme. ¡Gracias!
Buenos días
¡¡Muchísimas felicidades por sus 54 años!!
Y muchísimas gracias por su SÍ.
Enhorabuena, y que sean muchos años más.
Rezamos hoy por usted.
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