Poco podía imaginar lo mucho que me iba a gustar y cuanto iba a disfrutar de esta ruta cuando, buscando un recorrido corto y sencillo, que me permitiera gozar de los colores del otoño durante una mañana, se me ocurrió visitar la cumbre del Coalnegro, siguiendo el itinerario aparentemente balizado por los propios vecinos de La Pola Vieya. Una ruta que lo tiene todo, preciosas cascadas, espectaculares hayedos, escondidas cabañas y una cumbre modesta, pero con muy buenas vistas. Sobre la marcha la alargué un poco más para enlazarla con parte del PR.AS-30 Ruta allerana de las brañas y cerrar así un circuito bastante apañado.
DATOS DE LA RUTA
- Fecha: 08/11/2024
- Concejo: Aller (Asturias)
- Inicio/Fin: Felechosa
- Distancia: 16,5 Km
- Desnivel máximo: 605 m
- Desnivel acumulado positivo: 975 m
- Tiempos: 6 horas
- Dificultad: Moderada. Si nos limitamos a la primera parte hasta el Coalnegro, bajando luego por pista, la calificación podría ser incluso de Fácil. Le doy Moderada por la segunda parte con alguna senda ya un poco tomada de maleza y sin balizar.
- Track: pico-coalnegro-desde-la-pola-vieya
Dejé el coche en Felechosa porque la idea era regresar por allí. De momento tiré por la carretera hasta La Pola Vieya (Pola del Pino) pasando junto a la mínima área recreativa de El Picón, donde se encuentra una piedra redonda, la que se cita en la canción que dice "Entre la Pola y el Pino hay una piedra reonda, donde se sienten los mozos cuando vienen de la ronda". Llego así a La Pola Vieya donde me sorprende un precioso panel de la primera parte de la ruta hasta la cumbre del Colanegro.
Callejeo un poco por el pueblo y visito el Moyón de la Corrala, una piedra arenisca de casi 2 m de altura y dudoso origen, aunque bien podría haber sido un mojón de los caminos medievales. El pueblo merece una visita por si solo. Arreglado, con viejos enseres y utensilios rehabilitados y colocados a modo de museo etnográfico al aire libre.
La ruta está balizada con un buen número de carteles artesanales, aparentemente realizados por los propios vecinos de La Pola Vieya, que ayudan a ponerle nombre a muchos de los lugares por los que pasaremos y a no perder la senda hacia la cumbre. Pasó así por la llamada Plaza Corro, con varias cabañas al pie de una cortada, tras haber cargado agua en la Fuente la Vaquera.
Sigue un precioso camino empedrado que sube por el valle del arroyo Rozaliego.
Paso frente a una vieja bocamina, la de Mina Naval.
Y poco después un cruce me indica a la derecha la ubicación del Pinganón de Castro, una pequeña pero coqueta cascada.
Tras la visita regreso al camino que sube con fuerte pendiente, para superar por arriba la corta foz del Escuyu Pordios, a la salida de la cual se forma el Pinganón de Castro.
Una vista atrás, con la cumbre del Picu Cuetu al otro lado del valle del río San Isidro.
A la salida de la foz un nuevo cartel me ofrece la posibilidad de bajar hasta el río llegando al llamado Foceru, el punto donde se estrangula el valle, haciendo que el río se descuelgue en pequeños saltos, formando un rincón precioso.
Nuevamente vuelvo al camino principal y subo hasta las cabañas de Misiegos d´Abaxo, pasando después junto a las de Misiegos d´Arriba.
En un cruce bien balizado tomo la senda de la derecha, la que me lleva a la collada Linares, o como indica el cartel, la Cotxá Txinares.
Por tercera vez dejo la senda, ahora para acercarme al Pinganón de Txarín, una preciosa cascada en un rincón de ensueño en el que voy a entretenerme un buen rato.
Eran tantos los puntos a visitar y fotografiar que ya iba viendo que no me daría tiempo a hacer todo el recorrido que llevaba en mente. Con todo, no me arrepentiría. La ruta estaba siendo una preciosidad. Todo un descubrimiento.
Cruzo el arroyo por un pequeño puente de madera y subo por medio de un castañar hacia las cabañas de Los Palombos, viendo al otro lado del valle, las fincas de Misiegos por donde acababa de pasar.
Las fayas empiezan a monopolizar el entorno y veo que las voy a pillar en su momento de mayor colorido. Lástima la falta de un poco de sol, ya que la mañana estaba siendo bastante plomiza.
En un cruce dejo el camino que de frente me devolvería a La Pola Vieya para tomar a la izquierda, accediendo así a un hayedo que va a resultar sencillamente espectacular.
La senda cruza al pie de verticales cortados y afiladas agujas en un tramo espectacular y discurre por un denso hayedo que resulta una delicia.
Al otro lado del valle, la ladera asciende hacia las faldas del Cuchu.
Ya solo por este tramo de bosque habría merecido venirse hasta aquí. Tiene que resultar también espectacular en primavera, así que tal vez haya segundas partes.
Paso junto a unas escondidas cabañas en medio del bosque.
Y junto a una de las chulísimas cabañas de Las Tablizas.
Girando a la derecha alcanzo la Cotxá Txinares. Desde ella veo la cabecera del valle de San Isidro, con las cumbres del Torres a la izquierda y el Toneo, al fondo a la derecha, sobresaliendo por encima de la redondeada silueta del Cebarón.
En la collada busco a la derecha la entrada de una poco evidente senda. Está marcada con un jito. Corta a la derecha un tramo y luego la dejo para internarme en el hayedo, subiendo sin senda clara, aunque enseguida empiezo a ver algún jito. Tampoco es que hagan mucha falta. Se trata de ascender en vertical siempre hacia arriba.
Otro tramo de hayedo espectacular que no obstante se hace duro. Son unos 200 m de desnivel desde la collada y la pendiente es mucha. A medida que gano altura observo como el bosque está más pelado y la capa de hojas en el suelo es considerablemente mayor.
Una cresta rocosa marca la culminación del ascenso. Para subir a la misma la bordeo por la izquierda, siguiendo algunos jitos.
Alcanzo así la cumbre del Coalnegro. Una cima curiosa, muy quebrada, formada por grandes y oscuros bloques - no en vano el nombre es Coalnegro - y con una vista limitada por el hayedo que llega hasta la misma cima.
Así y todo, y pese a lo plomizo del día, da para tener una buena vista sobre Peña Redonda con las Foces del Pino a su izquierda. Abajo en el valle se intuye, más que ver, Felechosa a la izquierda y El Pino a la derecha.
También da para ver La Pola Vieya
Y una más hacia el Picu Cuetu. Al fondo, a la derecha de este, la zona del Estorbín de Valverde.
Pico algo en cumbre, bebo e intercambio un par de mensajes, disfrutando de las vistas y de la tranquilidad que allí se respira y después retomo la ruta. Desde cumbre bajo por una inclinada canal en la que la capa de hojas me llega por encima de la rodilla.
Paso así bajo la cumbre.
Y enlazo con el itinerario de ascenso, bajando nuevamente hacia la Cotxá Txinares, disfrutando una vez más de tan precioso hayedo.
Alcanzo la collada, con las cumbres de les Aberrugues y el Praera al frente. Desde aquí podría tomar por la pista que, bordeando el Coalnegro, me sacaría de nuevo al valle de San Isidro. Se que más abajo, en un cruce, puedo optar a la derecha para volver a La Pola Vieya o a la izquierda para bajar directo a Felechosa, pero yo quiero alargar un tanto la ruta.
Así que dejo atrás la pista y recorro la cumbrera de la collada hacia la cabecera de la vaguada, pasando sobre las cabañas de La Llamera.
Por encima de las fincas discurre una buena senda que va a cortar casi en llano la vaguada para luego ir perdiendo altura hacia el conjunto de cabañas del Enu Mayor.
Voy cortando el valle de Fresneo que desciende hacia Felechosa. Al otro lado del valle de San Isidro, las cumbres de Peña Pandos y Peña Melera.
Paso sobre las cabañas del Eru Mayor, un buen grupo de cabañas a las que luego me arrepentí de no acercarme, y asciendo hacia una especie de horcada, dando vista nuevamente a Peña Redonda.
La horcada corta un espolón rocoso en el que salgo del valle de Fresneo y entro en el que sube hacia el Mayaín. Al frente veo la amplia collada de Cebarón bajo el monte homónimo. Por ahí discurre la pista que baja hacia Felechosa como variante del PR.AS-30 Ruta allerana de las brañas.
Al otro lado del valle también veo las cabañas de El Gamonal, hasta las que tendré que llegar. Es justo en esta parte, entre la horcada y El Gamonal donde la senda se encuentra un poco más tomada de maleza, aún cuando en estas fechas se sigue bien y sin problemas.
Cruzo la riega y alcanzo las cabañas de El Gamonal. Allí entronco con la senda balizada como parte del PR.AS-30 Ruta allerana de las brañas.
Hacía muchos años que no subía por el viejo sendero que cruza la foz, ascendiendo hacia El Mayaín. La verdad que ya llevaba tiempo con ganas de volver por aquí.
Precioso camino que no obstante me encuentro en largos tramos inundado de agua al ir perdiéndose las sangraderas. Una pena porque ya se sabe que el agua acaba con los caminos.
Por fin llego a El Mayaín, justo cuando el sol por fin se decide a salir. Una braña preciosa, la del Mayaín, cerrada arriba por la amplia collada de La Felguera, que da paso a tierras coyanas.
La idea que traía era ascender a La Felguera, pasar a La Valencia y regresar por El Oteru y El Escuciarréu a la collada Cebarón. Pero ya hace rato que se que no tendré tiempo para dar esa vuelta. La primera parte había dado para mucho más de lo que contaba y había perdido mucho tiempo en las cascadas y los hayedos. Tampoco me importa. Esta ruta ha sido un descubrimiento y la he disfrutado. Además, la vuelta por El Oteru es vieja conocida. Eso si, tocaba improvisar el regreso.
Así que me despido de El Mayaín y salgo por la pista que baja hacia la collada Cebarón, viendo ahora desde arriba la Foz por donde acabo de subir.
Mientras bajo vuelvo a dar vista la redondeada cumbre del Coalnegro, de donde vengo.
No llegaré a la collada Cebarón. No me gustan las pistas y no bajaré a Felechosa por una. Así que justo tras pasar una vaguada y por la linde de las fincas de Chamuergu, veo que desciende una senda por la que tomo. Está muy marcada y en esta época se muestra limpia, aunque en la parte baja cruza una ladera tomada de "felechu" que en primavera podría ser un poco coñazo.
La senda se aleja del fondo de la vaguada y acaba por llanear hacia la derecha, para acabar saliendo al camino del PR.AS-30 justo en la parte baja de El Gamonal, por donde acabo de pasar. Ni tan malo. Acabo de conocer un acceso nuevo a la collada Cebarón.
Ya en el PR.AS-30 solo me queda dejarme bajar por el buen camino que me llevará a Felechosa.
El valle se estrangula en Suerte Mala, donde me acerco al río para ver una pequeña cascada que queda casi oculta por el propio camino.
Y alcanzo el llamativo paso de Peñas Cuitas donde da la falsa impresión de cruzarse un túnel.
También el río baja aquí muy encajonado.
La última parte la hago a buen ritmo.
Por fin llegaba a Felechosa, donde tenía el coche, entrando junto a su iglesia.
La cerveza, pues aún daría tiempo para una cerveza, caería incluso antes de llegar al coche. Allí mismo, en Felechosa. Sin duda una vuelta preciosa que merece dedicarle más tiempo, evitando la primera parte de asfalto para ir por la Senda Verde Felechosa - Molín de Peón, hasta El Pino y regresando por El Oteru y El Escuciarréu. Sale así una ruta espectacular. Pero esa, para otro día. Os dejo el track.
Un saludo
Cienfuegos
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