Decíamos ayer… Sí, ya sé que hace tiempo que no posteo nada, pero he estado muy ocupado con actividades de la vida real, como intentar convertirme en un miembro productivo de la Sociedad (dicho así parece una mafia, ¿verdad?) mediante el conocido sistema del “concurso-oposición”. Ya os contaré en qué acaba.
También le he dedicado algo de tiempo a la fotografía, que es otra de esas cosas a las que dedico el tiempo libre. Por si os interesa, podéis ver algunas fotos –hay una galería con algunas de las que publico en el blog- aquí. Por cierto, en lo que me hago con una Nikon D3100 o Canon EOS 550D, si queréis hacerme alguna donación en forma de cámaras de película para ampliar mi colección… ¡No seré yo quien ponga pegas! XD
La receta de hoy (si, de hoy, por fin) –que también forma parte de la sección COCINILLA- está especialmente dedicada a los que vuelven a casa por Navidad. Así no tendréis excusa para liberar de la cocina a las madres (o a quien se encargue de esa tarea en vuestra casa), que bastante tienen con pensar, comprar, cocinar y limpiar todas las cenas y comidas de estas fiestas tan entrañables. Y si además son capaces de ponerle buena cara a toda la familia… ¡Encomiable!
(Ah, atención al blog, que en estos días vamos a aprender a hacer mazapán y roscón de reyes).
En fin, al lío…
También le he dedicado algo de tiempo a la fotografía, que es otra de esas cosas a las que dedico el tiempo libre. Por si os interesa, podéis ver algunas fotos –hay una galería con algunas de las que publico en el blog- aquí. Por cierto, en lo que me hago con una Nikon D3100 o Canon EOS 550D, si queréis hacerme alguna donación en forma de cámaras de película para ampliar mi colección… ¡No seré yo quien ponga pegas! XD
La receta de hoy (si, de hoy, por fin) –que también forma parte de la sección COCINILLA- está especialmente dedicada a los que vuelven a casa por Navidad. Así no tendréis excusa para liberar de la cocina a las madres (o a quien se encargue de esa tarea en vuestra casa), que bastante tienen con pensar, comprar, cocinar y limpiar todas las cenas y comidas de estas fiestas tan entrañables. Y si además son capaces de ponerle buena cara a toda la familia… ¡Encomiable!
(Ah, atención al blog, que en estos días vamos a aprender a hacer mazapán y roscón de reyes).
En fin, al lío…
POLLO A LA SIDRA Dificultad:si puedes cantar “vuelveee, a casa vuelveee por Navidad”, puedes hacerlo. Ingredientes (6 personas. ¡Es que lleva mucho arroz!):
Preparación: 1 Sazonamos el pollo con sal. Bueno, y con pimienta si queremos. Lo doramos en la sartén, con aceite de oliva. Es muy importante que quede bien dorado, porque luego lo vamos a cocer en sidra y no molaría nada que se quedase blancucho como un turista alemán recién llegado a Mallorca. 2 Calentamos la sidra en una olla. Cuando rompa a hervir, añadimos el pollo dorado y lo cocemos hasta que la salsa esté oscura y espesa. 40 minutos, aproximadamente, a fuego lento. Si no, os quedará liquida como a mí. Y miraréis con odio las fotos de vuestro pollo. 3 Arroz salvaje a la mantequilla (es más el nombre que otra cosa): cocemos el arroz en agua hirviendo con sal, Cuando esté tierno, lo colamos y lo rehogamos en un poco de mantequilla. Como el arroz salvaje y el normal son cereales distintos, tienen tiempos de cocción diferentes. Por eso es importante que uséis una mezcla de arroz salvaje con arroz vaporizado. No “preocuparse” que lo hay hasta de Mercadona. 4 Servimos el pollo en una fuente con el arroz, por ejemplo. Podemos añadirle a la salsa un poco de nata líquida mezclada con maicena para que espese, aunque yo prefiero que lo haga por la vía de la reducción. También podemos añadirle unos frutos secos. Ah, y el pollo admite congelación. ¿Alguien da más? |