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jueves, 24 de abril de 2014

¿Nada? Patrick McDonnell.


       ¿No os pasa, a veces, que tenéis que hacer un regalo y no sabéis que elegir? ¡Claro! Ya casi todos tenemos de todo y es complicado buscar un regalo bonito y especial para las personas que queremos.

         Ese mismo problema tiene Morro, que quiere hacerle un regalo a su amigo Conde y se está volviendo loco buscando y buscando. Y es que Conde ya tiene un tazón para comer, una camita, un juguete para morder… ¡lo tiene todo! ¿Qué le regalas a alguien que lo tiene todo? Después de darle muchas vueltas, a Morro se le ocurrirá una idea genial aunque será un poco más difícil de llevar a cabo de lo esperado…


         Hacer regalos es una acción mágica, es poner, en un objeto, un dibujo, unas letras… parte de tu tiempo, tu cariño y tu dedicación para otra persona. Es algo que, cuando se hace de verdad, llena tanto al que da como al que recibe.

Hoy en día, esta sociedad loca en la que vivimos y que tiene mil cosas buenas y malas, ha estropeado un poco esa magia. Los regalos, muchas, veces son una obligación, otras muchas, se hacen sin cariño e incluso, de vez en cuando, ¡se reciben sin cariño! Yo soy de las que piensan que los regalos, aunque sea en fechas más o menos impuestas, si se hacen desde dentro, son siempre especiales. No importa si son grandes o pequeños y, mucho menos, el precio que tengan, los regalos valen la pena por la persona que hay detrás de ellos.


Por eso este librito, pequeño, con unas ilustraciones tremendamente limpias y sencillas y con muy poquito texto, nos viene a contar una historia de amistad en la que lo que importa son los amigos y, ya lo veréis si lo leéis, más aún el regalo que se hacen. Porque no es un regalo corriente, no señor, es un regalo graaaande y que lo abarca todo.

Patrick McDonnell es, para mí, un genio de las palabras y los dibujos y me encanta la manera que tiene de hacernos pensar, de mostrarnos cosas que, a veces, se nos olvidan, y de representar lo que de verdad importa de una manera relajada y simpática, con humor, sin aspavientos ni florituras. Sus críticas son amables y, esta vez, nos hará plantearnos la importancia de lo que decimos y pensamos, ¿habíais pensado en la ligereza con la que usamos el lenguaje? Si lo hacemos, nos sorprenderá ver toooodo lo que puede abarcar una palabra tan pequeñita como “nada”.


         Este es uno de mis cuentos favoritos. Hace años que lo tengo y, desde entonces, lo he leído un millón de veces, aunque me lo sé de memoria y lo he regalado y recomendado en ocasiones especiales y a gente muy importante para mí. ¿Nada? es uno de esos libros pequeños y sencillos que pueden pasar desapercibidos entre el colorido y la prepotencia de los grandes álbumes ilustrados pero que, en realidad, es inmenso por dentro.   

        

lunes, 14 de abril de 2014

El doctor Proctor y la bañera del tiempo. Jo Nesbo.


        Este no es el primer libro de la serie de la que forma parte pero es el que yo me encontré y, habiendo sido escrito por Jo Nesbo, no estaba dispuesta a dejarlo escapar. Después de leerlo, no podía dejar de contaros mi descubrimiento.

         Por si no os suena, Jo Nesbo es un escritor noruego que en España es conocido, principalmente, por sus libros de novela negra y su comisario, protagonista de estos, Harry Hole. Me llamó la atención ver su nombre en una novela infantil, entre otras cosas porque su novela negra es muy negra, pero sé que es un buen escritor y estaba segura de que lo que me iba a encontrar entre las páginas de El doctor Proctor y la bañera del tiempo me iba a gustar. No me equivoqué, me ha gustado, ¡y mucho!


         Lise y Tapón son dos amigos un poco peculiares, dos niños que destacan por ser listucos y diferentes, por saber más de lo que se espera de ellos y por tener la, algo incómoda, capacidad, de meterse en líos de lo más extravagantes.

         Cuando empieza el libro los encontramos un poco preocupados porque hace días que no saben nada de su amigo, el doctor Proctor (la viva imagen del clásico científico loco) que se fue a buscar a su novia de la juventud. Por suerte, esto cambia pronto y una extraña postal, unas instrucciones aún más extrañas y una bañera harán que nuestros amigos viajes a París, ¡y a 1969! Pero, ¿será esta su única parada en el tiempo? Y lo más importante, ¿serán capaces de aparecer en el lugar preciso y en el momento preciso? ¿Y de volver a casa? ¡Agarraos fuerte porque nos vamos a encontrar con el mismísimo Napoleón!
         Este es un libro un pelín grueso y eso me da pena porque sé que habrá lectores que no se animarán a sumergirse en él por esta razón, ¡y se van a perder una aventura divertidísima! Tapón, Lise y el doctor Proctor son personajes fascinantes y disparatados que, sin haber salido de una locura ya están metidos en otra y que, página tras página, nos llevan, con un ritmo trepidante, de un lugar y de un momento a otro sin que nos dé tiempo a aburrirnos.

 
         Estamos ante una historia muy entretenida (por lo menos a mí me lo ha parecido) llena de mensajes interesantes que nos llegan de manera natural y despreocupada, con un humor gamberro, de ese que tanto me gusta, un pelín irreverente y muy fresco. Jo Nesbo escribe para que nos lo pasemos en grande y lo hace muy bien. Es lo que tienen los buenos escritores, da lo mismo que te cuenten el asesinato más rebuscado o que te expliquen cómo funcionan los polvos tirapedos, sabrán hacerlo en cada caso como corresponde y, en aquí, el estilo es el que se espera de una novela de este tipo, ágil, ligero, sencillo (sin ser simplón), con diálogos ocurrentes, con escenas disparatadas y con un montón de personajes, principales y secundarios (mi preferido es Tapón), que lo llenan de color y matices. A la vez, enfrenta temas más serios y sabe encajarlos en el relato sin traumas y con elegancia, dejando que se vean como lo que son, parte de la vida.
         Si aún no conocéis al doctor Proctor y a sus amigos, os animo a hacerlo, con este o con cualquier otro de los títulos de la serie.

jueves, 13 de marzo de 2014

Doña Eremita sobre ruedas. Quentin Blake.


         Es curioso que haya libros que, a pesar de ser de mis preferidos hace mucho, mucho tiempo, nunca os haya hablado de ellos. Es curioso y se merece un tirón de orejas para mí solita, mal, muy mal, ¿cómo es que hasta ahora no os había hablado de Doña Eremita? Pues supongo que, como tantas otras veces, porque pensé que lo había hecho.

 

         No sé si ya os he contado que a Jaime y a mí nos encanta pasear y viajar en moto, nos encanta mucho, mucho y no usamos otro medio de transporte a no ser que sea inevitable. Pues bien, en la moto siempre llevas muchas más cosas de las que uno pensaría que hacen falta. Llevas herramientas, por si la moto se estropea; toallitas, por si te manchas; ropa de más por si al caer la noche hace frío; ropa de agua por si de repente llueve… Y cuando vamos a salir de viaje y hemos puesto todas las cosas que hay que llevar encima de la cama (entre las que no faltan uno o dos libros y mis lanas) y Jaime me mira y me dice “es imposible que metamos todo esto en el baúl y las alforjas”, entonces, yo me acuerdo de doña Eremita.

         Porque, aunque ella y su perro Mambrú viajan en bici y no en moto tienen el mismo problema que nosotros y en cada nueva parada descubren que “a esta bici lo que le hace falta es…”.


         Lo mejor de doña Eremita es que nada la detiene y enseguida encuentra la manera de resolver los problemas. Mambrú, su bici y ella pueden llegar a cualquier parte y no importa si llueve, si se sale la cadena, si se ensucia, si tienen hambre… hasta cuando Mambrú se siente cansado se las arreglan para hacerle un hueco en la bicicleta.

         Como todos los libros de Quentin Blake, este irradia optimismo, positivismo y alegría en cada página. El autor, con el humor gamberro y sencillo que le caracteriza nos cuenta una historia muy divertida y nos anima a ver la vida siempre de manera resuelta, ¿qué nos puede parar? Doña Eremita es la viva imagen de que nada. Siempre se nos puede ocurrir una idea genial, siempre podemos sacar partido de las cosas, y siempre podemos encontrar nuevos caminos.


         Supongo que por eso, y porque sus inconfundibles ilustraciones son capaces de llegarnos al alma y de hacernos querer a todos sus personajes, Quentin Blake sigue siendo, para mí, uno de los magos de la literatura infantil. Sin que nos demos cuenta nos anima, en cada lectura, a creer en nosotros, ¿no queréis ser vosotros como doña Eremita? Yo, desde luego que sí.
 
 

jueves, 5 de diciembre de 2013

La increíble historia de… la abuela gánster. David Walliams


        Hace poco comentaba en el blog de lecturas de adultos que no suelen regalarme libros porque, en general, cuando uno lee mucho, es difícil hacerlo. Pero, de vez en cuando, algún intrépido se anima  y nos rellena la estantería de casa con un poco más de color. El libro que os traigo hoy fue un regalo de mi tía Ajo y debo decir que estaba deseando conocer a este escritor.

         Había leído en críticas y blogs que David Walliams era considerado el nuevo Roald Dahl de la literatura inglesa infantil y que sus libros tenían la misma frescura y humor que los del creador de la pequeña Matilda así que, ya os imaginaréis que, como mínimo, me picaba la curiosidad.

         No me gusta que se hable de escritores en estos términos y que se les compare como si pudieran ser copias. No habrá otro Roald Dahl, nunca jamás, pero tampoco habrá otro David Walliams. Cada escritor tiene sus cosas, buenas y malas, y usar los nombres de otros como reclamo no hace más que crear expectativas y, a veces, decepción. Además, si se compara con escritores que se han hecho un hueco por derecho en la historia de la literatura, ¡cuidado!, es muy probable que perjudiquemos al nuevo autor que se quiere encumbrar y que, sin él pretenderlo, se le haga aparecer como alguien pretencioso, ¡compararse con el mismísimo Roald Dahl!


         Dicho esto y, aclarando que entre estos dos escritores va un mundo, sí puedo entender la semejanza que ven algunos, aunque no las comparto. Si bien es cierto que La increíble historia de… la abuela gánster es un libro fresco, lleno de humor, algo gamberro y bastante irreverente no comparte del todo la profundidad, la crítica y la carga social de los escritos por Dahl. Sí es cierto que Walliams es lector y admirador del mismo y que, además, ganó el premio que lleva su nombre, sí es cierto, también, que se nota cierta influencia y desde luego, admiración pero, no nos equivoquemos ni les quitemos mérito a ninguno de los dos, David Walliams tiene mucho que contarnos y decirnos y no merece hacerlo a la sombra de ningún gran escritor.

         Y después de esta perorata que os he soltado y sin querer entrar a hacer un estudio de las diferencias entre uno y otro ni de por qué esta comparación me parece superficial y fácil, os cuento más del libro.

         Ben, un niño de once años que sueña con ser fontanero, odia que, todos los viernes, sus padres le dejen en casa de la abuela para irse a ver su programa favorito en directo. Las noches en casa de la abuela son, a juicio de Ben, horribles y aburridas, y es que la abuela solo come sopa de repollo, huele a repollo, se tira pedos y siempre quiere jugar al scrabble. Ya veis qué plan.


         Lo que Ben no sabe es que la abuela tiene un secreto muy grande y que gracias a esas soporíferas noches él vivirá la aventura más emocionante de su vida.

         No os voy a engañar, cuando empecé a leer, esta historia no me pareció para tanto. Ben era un niño malcriado, con unos padres insufribles y que, además, no trataban nada bien a la abuela. Por otro, la abuela aparece descrita con un poco de crueldad y tanto pedo con olor a repollo a mí me revolvió un ligeramente el estómago.

         Pero cuando leo un libro infantil o juvenil no me gusta quedarme con mi punto de vista de persona adulta y reconocí que, si bien a mí me resultaba un poco exagerado, todo este rollo escatológico me habría encantado con 8 años y me habría hecho reír muchísimo.

         Pasada esta primera impresión y una vez que me metí en la trama fui descubriendo que Ben es mucho más de lo que parece y que solo necesitaba un empujoncito para ver a su abuela como era realmente. Mi opinión de los padres mejoró un poco cuando finalicé la lectura, pero no demasiado.


         También descubrí que, página tras página, mi expresión había adquirido  una sonrisa burlona y que esta no me iba a abandonar ya hasta que cerrara el libro, lo estaba pasando muy bien leyendo. Y finalmente, me sorprendí echando alguna lagrimilla y descubriéndome realmente encariñada con los dos personajes principales de esta aventura, Ben y su abuela.

         Este es un libro de esos que nos hace cambiar la sensación a medida que vamos leyendo y que nos engaña al principio. Creíamos que sería de una manera y luego le vamos encontrando mensajes y guiños que nos sorprenden.

         Con un humor muy especial y como ya he dicho, un poquito de gamberrismo entre letras, este autor inglés utiliza las aventuras, las situaciones absurdas y el disparate para darnos su opinión sobre algunos temas que, creo, a veces dejamos un poco olvidados.

         Tiene un ritmo ágil, un lenguaje ligero y está acompañado por unas ilustraciones expresivas y sencillas a la par que lo hacen muy recomendable, sobre todo, para leer en compañía y comentar.

         Para mí ha sido un descubrimiento, he disfrutado leyendo, he aprendido y me ha obligado a hacer examen de conciencia.  

         Pero no nos equivoquemos, David Walliams no es el nuevo Roald Dahl, ni falta que le hace.

martes, 29 de octubre de 2013

La maldición del castillo desencantado. Miguel Ángel Villar Pinto / Rafael Jiménez Chacón.


         Pues un año más, ya tenemos aquí Halloween y claro, teníamos que hablar, por lo menos, de un libro de brujas, vampiros o fantasmas.

         El que traigo hoy lo descubrí hace poco y la verdad es que me hizo gracia.

         ¿Os imagináis un mago que quiere ser caballero y va por ahí encantando y desencantando a su antojo pensando que realiza grandes hazañas? Pues con uno así tienen el gusto, o el disgusto, de encontrarse los protagonistas de nuestra historia, tres fantasmas muy peculiares que, de repente,  se verán en la calle y sin poder entrar en su querido castillo encantado. Entre los tres tendrán que encontrar la manera de resolver el problema, lo malo es que será un poquito más complicado de lo que esperaban.


         Me gustan mucho las historias de fantasmas (me refiero a fantasmas con sábana) y esta, claro, no iba a ser una excepción. Entre otras cosas porque estos fantasmas son muy divertidos y sufren maldiciones de lo más curiosas.

         Por otro lado esta es una historia muy entretenida, llena de personajes interesantes y variopintos, aventuras disparatadas y mucho humor. Es cierto que el final me ha parecido un poco abrupto pero, en general, he disfrutado mucho de esta historia y lo he pasado muy bien leyéndola.

         Sobre las ilustraciones, arrolladoras y coloridas, tengo que decir que, si bien el mago es un poco feote, complementan a la perfección el relato y su espíritu.


         Recomendado para niños a partir de 7 años este es un libro ideal para leer con ellos y hablar de valores como el trabajo en equipo, la cooperación o la dificultad de ver lo mejor y lo peor de nosotros mismos.

         Seamos realistas, no es un cuento aterrador pero Halloween tiene mucha caras y a mí me gusta la más simpática J.

         Esta entrada y la siguiente están programadas, estaremos unos días fuera, ¡nos vemos a la vuelta!

 

miércoles, 16 de octubre de 2013

James y el melocotón gigante. Roald Dahl.


        Hace ya bastante tiempo que leí este libro pero, no sé por qué, aún no os había hablado de él. Supongo que estaba convencida de que lo había hecho y por eso el pobre no había aparecido aún en el blog.

         Sabéis que me gusta Roald Dahl, bueno, sabéis que me encanta, que lo considero uno de los mejores escritores infantiles a los que tenemos acceso hoy en día y que además, ha sido y es fundamental en mi trabajo así que, no os sorprenderá que, poco a poco, vaya desgranando su obra en mi rinconcito de libros. Debo reconoceros que no he leído todos sus libros, aún me faltan algunos pero, si os digo la verdad, eso me gusta porque, a veces, la lectura que necesito, la que me pide el cuerpo, es justo la suya y, aunque me releo sus historias feliz de la vida, siempre es bueno que aún queden sorpresas por descubrir.

         En fin, este es, seguramente, uno de sus libros más conocidos, entre otras cosas porque la película que hicieron del mismo está bastante conseguida. Y es, también, uno de los más representativos en cuanto a su manera de escribir y el mensaje que transmite.


         James se ha quedado huérfano y no tiene más remedio que irse a vivir con sus tías Sponge y Spiker que, además de ser horribles y desagradables, a él lo tratan mucho peor que mal. Por suerte, esta historia la escribe Roald Dahl y no va a consentir que su protagonista viva esa pesadilla durante mucho tiempo. Una tarde, en el jardín de las tías, aparecerá un extraño y simpático personaje que le dará a James una misteriosa bolsita. A partir de ahí nada seguirá siendo igual y las sorpresas estarán esperándonos, a nosotros y a él, detrás de cada página.

         Supongo que se podría decir que, si leemos este libro, vamos a encontrar justo lo que esperamos de él: la crítica desnuda y cruel de Dahl ante un mundo de adultos poco conscientes de lo importante que es la infancia y el derecho a vivirla, el humor irreverente y fresco que no tiene pelos en la lengua, los disparates y hechos más inesperado y personajes, detestables y adorables. Esta vez, odiaremos a la tías de James pero, por suerte, conoceremos a un montón de bichos simpáticos y valientes que tienen mucho que contarnos y que ofrecerán al chico una vida mucho más prometedora, divertida y colorida.


         También, como en otros relatos del escritor, vamos a ver la importancia de valores como el compañerismo, la sinceridad, la valentía…

         No es este un libro diferente en cuanto al fondo y eso lo hace tan especial como todos los demás. Roald Dahl escribía para que lo pasáramos bien leyendo y desde luego, con James y el melocotón gigante lo vamos a hacer y lo hacía también para expresar unos ideales a los que se mantiene fiel en cada una de sus letras.

         Por eso, porque disfruté leyéndolo, porque me reí y me indigné cuando fue necesario, porque aprendí sin darme cuenta y porque yo también creo que la sociedad debería ser diferente este libro tiene, en mi estantería, el sitio de honor que le corresponde.


         Y vosotros, ¿os animáis a viajar en un melocotón gigante por el mundo? ¿Os apetece que una araña os teja vuestra cama justo antes de ir a dormir? Entonces, sin duda, entre estas páginas está vuestro sitio.

martes, 1 de octubre de 2013

Vamos a cazar un oso. Michael Rosen / Helen Oxenbury.


       Cuando era pequeño, mi hermano Rafa cantaba una canción:

Voy en busca de un león,

cogeré el más grande,

no tengo miedo,

mira cuántas flores.

Lindo día, oooooh.

Un charco muy grande…

         Y hasta aquí llegaba la canción porque Rafa siempre ha sido un poco despistado y no recordaba el resto.

         Pues bien, esta estrofa de canción (y la de mi hermano Pedro “a la playa, ponte el bañador”, que tampoco pasó de ahí) la he cantado yo muy a menudo en momentos absurdos y sabiendo que no podría continuarla porque nunca había llegado a mis oídos qué fue del intrépido cazador. Imaginaros mi sorpresa y mi alegría cuando, hace unos meses, leyendo un cuento divertidísimo y viendo los videos del escritor contándolo descubro, ¡que es mi canción! Vale, en este caso cazamos un oso pero la musiquilla y la esencia eran la misma.




         Si el cuento ya me estaba pareciendo genial, al transportarme a mi tierna infancia y acercarme a mis hermanos, que ahora viven lejos de casa, se ganó un hueco preferente en mi corazón y en la etiqueta de “mis favoritos”.  

         Y es que en esta historia vamos a conocer a una intrépida familia que una mañana decide nada más y nada menos que ir a cazar un oso, “un oso graaande y peligroso”. Como es natural, el oso no se encuentra a la vuelta de la esquina y para llegar a él tendrán que superar una serie de obstáculos que, por supuesto, no les amilanarán en absoluto.


         Desde un campo con un césped altísimo (suish, suish, suish), hasta una ciénaga de barro pegajoso (plochi, plochi, plochi), nuestros protagonistas irán repitiéndose (y nosotros con ellos) que van a cazar un oso grande y que no tienen miedo, ¿será verdad esto último?

         Este libro me gusta por muchas cosas, porque me parece simpático y divertido, porque siempre he pensado que las ilustraciones de Helen Oxenbury complementan a la perfección los relatos ligeros, porque al ser una historia repetitiva y pegadiza es ideal para encandilar a los más pequeños, porque el uso de onomatopeyas lo hace aún más expresivo y porque el conjunto es un libro que nos da muchísimo juego y que nos permite leerlo y representarlo, dejando que los niños se expresen y lo hagan suyo.


         Es estupendo, además, para comenzar una colección de pequeños lectores y estoy segura de que la canción del oso, como la del león en mi caso, acompañará a nuestros niños durante mucho, mucho tiempo.

         Está en inglés pero pienso que la actuación de Michael Rosen contando el cuento no tiene precio así que, aquí os lo dejo:

miércoles, 10 de abril de 2013

Los malvados de Battersea. Joan Aiken.


         Hacía tiempo que le tenía echado el ojo a este libro, desde que lo vi en la web de Salamandra anunciado como novedad. Me llamó la atención el título y me gustó la portada, así que, claro, leí el argumento y algo de su autora. Ya sabéis que me gusta mucho la literatura infantil inglesa por lo que no os sorprenderá que os diga que, después de todo esto, quise leer, sí o sí esta historia.

         Los malvados de Battersea pertenece a una serie de doce libros (aún no se ha traducido todos al español), Las crónicas de los lobos, que tienen como nexo una Inglaterra imaginaria del S.XIX en la que los Estuardo no fueron destronados y los lobos corren a sus anchas. Este es el segundo volumen. Se pueden leer de manera independiente ya que, si bien encontramos algunos personajes en unas u otras, la línea argumental siempre cambia y los protagonistas también suelen hacerlo.


         Esta vez acompañamos a Simon, que viaja a Londres para aprender a dibujar, invitado por un buen amigo. Sin embargo, al llegar a la pensión donde este se hospeda no encuentra ni rastro de él. Sorprendido y confundido decide quedarse allí y poco se imagina que su nuevo hogar es mucho más de lo que aparenta y que su estancia en Londres le traerá alguna que otra sorpresa.

         Esta ha sido una lectura irregular ya que me ha costado un poco cogerle el aire a la novela y meterme en situación, tal vez esperaba más de acción desde el principio. El caso es que esta tarda un pelín en llegar pero cuando lo hace es de manera contundente, atrapándonos y haciendo que, ya sí, las hojas pasen rápidas y veloces entre sorpresas y aventuras. Antes de esto, hemos paseado por un Londres curioso y algo gris y conocido a personajes de lo más variopinto que nos inspiraran rechazo, ternura, simpatía, un poco de todo… y que nos van a llevar de la mano por una historia diferente y que a mí me ha parecido irresistible.

         Creo que el punto fuerte de esta novela son, sin duda, sus personajes, muy bien caracterizados y muy ligeros que se adaptan perfectamente a la acción del texto y que nos dejan acompañarlos en todos sus periplos. Es fácil querer seguir a su lado y por lo tanto, ellos hacen fácil la lectura.


         Por otro lado es un libro con una estupenda ambientación y muy bien escrito, enseguida nos vemos sumergidos en él.

         No sabría muy bien como recomendároslo, a mí me ha gustado mucho, es entretenido y ligero, lleno de ese humor inglés que tanto nos choca a veces y diferente. Una historia especial, que pronto nos cautiva. Es cierto que necesita un poco de esfuerzo por parte del lector pero bajo mi punto de vista, este merece la pena muy mucho.

         He descubierto una nueva autora y por suerte aún tengo muchos libros por leer de los que ella escribió, os invito a darle una oportunidad, creo que os sorprenderá.

martes, 5 de febrero de 2013

Las hermanas Grimm. Michael Buckley.


       Yo creo que ya os he contado alguna vez que en casa somos muy de series. No vemos demasiado la tele pero cuando una serie nos gusta… uf,  nos metemos de lleno en ella.

         Pues bien, ahora mismo hay dos series que tienen de fondo los cuentos de toda la vida, una de ellas es policiaca y la otra de aventuras. Son entretenidas y aunque no son mis favoritas, me gusta verlas.

         Hace poco descubrí este libro en mi estantería y me hizo mucha gracia porque parecía que los guionistas de estas dos series se lo habían leído y habían cogido la idea para sus historias.

         Sabrina y Daphne Grimm son hermanas, tienen 11 y 7 años y desde que sus padres desaparecieron misteriosamente han ido de casa de acogida en casa de acogida y de ahí al orfanato una y otra vez. Pero eso se va a acabar ya que una señora que dice ser su abuela se ha empeñado en llevarlas a vivir con ella y eso sería estupendo si no fuera porque su abuelita murió hace años, o por lo menos, eso le dijeron sus padres a Sabrina y a Daphne. Pronto descubrirán que esta no es la única sorpresa que les espera…

         Este libro me ha gustado por muchas cosas pero, sobre todo, porque me ha parecido muy divertido. Sus páginas están llenas de personajes interesantes, de aventuras, de momentos tiernos, de humor, de más aventuras… es un libro agradable que se lee con mucha facilidad y que nos lleva lejos por dos razones, una porque cualquier libro que nos cuente una historia siempre lo hace, la otra, porque en este caso, nos acerca un poquito más a los cuentos de los hermanos Grimm.

         Supongo que si lo hubiera leído antes de conocer estas dos series me habría parecido, además, muy original y es una pena porque el libro lleva bastante tiempo en casa así que sospecho que la coincidencia del argumento con las mismas no es más que eso, una casualidad.

         En cualquier caso, ha sido un placer conocer a estas dos niñas, Sabrina, algo desconfiada pero muy valiente y Daphne, absolutamente encantadora, y a la abuelita (que además tiene una casa chulísima) y al príncipe encantado y a los tres cerditos y a algunos más. Todos han hecho interesante esta lectura.

         Me temo que no hay más libros publicados en español sobre esta extraña familia, pero seguiré buscando porque hay más y la verdad, me ha parecido que merecen la pena.

         Por cierto, sigo teniendo problemas con el ordenador, no penséis que soy una malaje, en cuanto recupere mi memoria ram (o algo así) podré volver a contestar comentarios y a pasear los blogs. De todos modos, gracias por todo lo que me contáis y por estar ahí.

 

 

martes, 22 de enero de 2013

El viento en los sauces. Kenneth Grahame.


        Hace poco entré en una librería infantil  de esas que te invitan a quedarte para siempre, llena de libros preciosos y de sorpresas. Me gustó mucho pero, aún así, cuando salí de allí le dije a las personas que venían conmigo (amantes, como yo de la literatura infantil y grandes profesionales) “le falta fondo”. Nos pusimos a pensar, ¿qué quería decir con que le faltaba fondo? Pues eso, faltaban libros que, bajo mi punto de vista (muy humilde, ¿eh?), siempre, siempre, deben estar en una librería de este tipo.

         La conversación y la reflexión nos dieron para pensar que deberíamos hacer una lista de imprescindibles, clásicos y modernos, que no pueden faltar si queremos mostrar a grandes y pequeños la magia de la lectura.


         Estos días ando dándole vueltas a mi lista de imprescindibles y tratando de confeccionarla. No es sencillo, no creáis, hay tanto que no conozco… Pero entre reflexiones y paseos por mis estanterías, me he dado cuenta de que nunca os he hablado de este libro que, para mí, sí es un imprescindible y además, una historia muy especial.

         Mi ejemplar de El viento en los sauces no es de los más bonitos, pero es, sin duda, una de las joyas de mi colección. Me lo regaló Jaime hace algunos años y lo he leído y releído, subrayado y recomendado hasta la saciedad. Para que os hagáis una idea, es uno de los libros a los que recurro cuando estoy triste o preocupada por algo.

         Dicen que Kenneth Grahame inventó esta historia para su hijo Alastair que, el día que cumplía 4 años le propuso a su padre los personajes y que estuvieron disfrutando de sus aventuras hasta bien entrada la noche.

         Cansado de hacer la limpieza de primavera un topo simpático y tímido sale de su madriguera y queda fascinado por el paisaje y los placeres de la tranquila vida de la orilla del río. Pero no tiene ni idea de todo lo que esta le puede ofrecer. Por suerte, en su paseo conoce a una rata de río vivaracha y alegre que se encargará de demostrarle lo estupendo y divertido que es vivir allí.

         Básicamente, así podríamos resumir, a grandes rasgos, este librito sencillo y agradable pero tiene mucho más porque, al lado de la orilla del río está el bosque salvaje donde vive el tejón y un poquito más allá encontramos la mansión del sapo, personaje estrafalario y caprichoso que se encargará de llenar de acción todas sus apariciones.

         El viento en los sauces es una historia que alaba las cosas sencillas pero que no olvida que en la vida hay mucho más, que recomienda que nos portemos correctamente, pero que trata con humor las travesuras del sapo porque, al fin y al cabo, de todo tiene que haber y aunque hay que aprender de los errores tampoco hay necesidad de poner el grito en el cielo por todo.

         El autor combina para nosotros ratos de tranquilidad, paseos y charlas con aventuras locas y peligrosas, todo ello en un paisaje típicamente inglés, con personajes de modales típicamente ingleses y humor y reflexiones típicamente inglesas, ya veis, un libro muy inglés que nos permite viajar lejos y descansar de la rutina montando en barca con Topo y Rata o en automóvil con el inconsciente Sapo.

         ¿Es un libro para niños? Las aventuras y lo que en él se cuenta sin duda los son, ahora bien, como tantos otros clásicos imprescindibles, el lenguaje, el tono, el ritmo, etc., no son de esta época. Hoy la vida rueda más deprisa y cabe la posibilidad de que nuestros niños se aburran al leerlo. Por eso, aunque está muy bien escrito y leerlo resulta muy agradable debemos entender que no todo el mundo lo va a apreciar ni va a disfrutar entre sus letras.

         Mi consejo es que, independientemente de que el niño se anime a leerlo o no (yo creo que a partir de 10 o 12 años), juguemos con el cuento, se lo relatemos, le hablemos de los personajes y sus aventuras, lo comentemos con ellos. Hay ediciones muy bonitas de este libro y vale la pena que los peques lo conozcan. Que no nos asuste que los libros escritos en el siglo pasado tengan un lenguaje más denso y un desarrollo más pausado y que esto no nos impida disfrutar de historias bonitas y divertidas como es esta.

         Y vosotros, ¿qué libros consideráis imprescindibles en una biblioteca infantil?

 

miércoles, 16 de enero de 2013

El despertar. Silvia G. Guirado / Marta García Pérez.


           A veces entre miles de palabras, frases, dibujos y lecturas, encuentras autores que, por una u otra razón son especiales y llegan a ti en el momento justo, cuando más necesitas sus letras y cuando más tienen que contarte.

            Eso me pasa a mí con Silvia G. Guirado. Ya os conté que Carmesina, su protagonista estrella y Matilda se hicieron amigas en las redes sociales y desde entonces se pasan el día cotorreando, compartiendo tés y opinando sobre nosotras (aunque ellas creen que de esto no nos hemos dado cuenta).


            Mientras, Silvia y yo también nos hemos ido acercando y ahora compartimos proyectos, ilusiones, pasión por las lanas, recetas de magdalenas… Tuve la suerte de conocerla en persona cuando viaje a Barcelona y la sensación de que aún nos queda mucho por contarnos.

            De este viaje me traje un regalo especial, su último libro (por supuesto, con dedicatoria chachi), El despertar, en el que cambiamos de protagonistas y conocemos más de cerca a dos personajes que se acercaron a nosotros en Los colores olvidados y La inspiración dormida pero tímidamente. Esta vez vamos a saber mucho más sobre ellas y si ya las primeras veces nos parecieron grandes (a pesar del tamaño de una de ellas) ahora nos van a demostrar hasta qué punto lo son.


            Bella y Griselda viven en el mundo de los cuentos y ambas tienen ya muy organizada su historia, un príncipe azul para cada una, una vida de castillos, pajaritos, vestidos preciosos y zapatitos de tacón tremendamente incómodos, un carácter dulce, sumiso y comprensivo y aspiraciones de ser bellas y dichosas y comer perdices pos siempre jamás, ¿o no? En teoría esto es lo que su escritor ha pensado para ellas pero ninguna de las dos tiene un carácter sumiso y desde luego, sus aspiraciones no pasan por ser bellas  y dichosas sino por ser ellas mismas, con lo bueno y lo malo de cada una y vivir su vida como mejor les parezca, aunque a veces esta no sea feliz, feliz, sino real y con ratitos de todos los colores. Sobre los príncipes, uf, su idea de lo que debe ser un compañero no tiene nada que ver con los príncipes azules…

            En fin, que estas princesas no tienen ninguna gana de seguir en su cuento y valientes y decididas como son, optan venir al mundo real para conocer qué hay más allá de los cuentos y buscar su lugar.


            Como es natural, Mundo Real no es exactamente como pensaban y ellas tendrán que caminar mucho y por caminos mucho menos bonitos de lo que esperaban para ir encontrando lo que venían a buscar, ¿conseguirán no desanimarse?

            Evidentemente este no es un libro de princesas clásico, las moralejas de los hermanos Grimm esta vez quedan un poco lejos y el mensaje  del cuento es diferente pero, como entonces, muy importante.

            Bella y Griselda podríamos ser cualquiera, personas que parecen valientes y decididas todo el tiempo pero que están llenas de dudas por resolver, o tal vez, personas tímidas, que parece que se asustan si no tienen quien les de la mano pero que, a la hora de la verdad son muy capaces de cualquier cosa y que son imprescindibles y fundamentales en su silencio. Gente como vosotros y como yo, con ilusiones y miedos, con ganas de comerse el mundo y de esconderse a veces, llenos de risas y lágrimas… ¿no tenemos todos un poquito de cada? Yo creo que sí y la búsqueda de estas dos princesas no es otra que la de todos y cada uno de nosotros, la que empezamos todos los días cuando nos levantamos, cada semana, al descubrir que es lunes, al comenzar o terminar periodos y etapas. La búsqueda por conseguir que nuestra vida se parezca a lo que nos gustaría, por ser mejores, por crecer… Y una búsqueda que no esconde que hay días peores y mejores y que nosotros unas veces tenemos más fuerza, más ganas y más risas y otras más lágrimas y ninguna gana.


            Por eso me ha gustado muchísimo este libro porque, en una época en la que muchos esconden la cabeza, otros se sienten perdidos y una gran mayoría se deja llevar, Bella y Griselda me han recordado que aún queda gente dispuesta a buscar la felicidad y que esta no tiene que ver más que con nosotros mismos.

            A medida que he ido leyendo los libros de Silvia he podido apreciar su crecimiento como escritora y si siempre ha tenido una luz especial (o por lo menos a mí me lo parece) a la hora de contar historias, esta vez me ha resultado aún más cercana. En este cuento ella, como sus personajes, ha crecido y ha hablado aún más claro, con un lenguaje accesible, con diálogos frescos y simpáticos, entrelazando acción y momentos profundos y haciendo que necesitemos saber cómo van evolucionando nuestras princesas.


            Todo esto, acompañado y complementado con los preciosos dibujos de Marta García Pérez que llena de color el ambiente y nos muestra con más claridad aún si cabe la ternura, la decisión, la valentía o los miedos y las penas de estas dos protagonistas especiales.

            Este es un libro ideal para regalar y mostrar a adolescentes porque, si todos vivimos en constante búsqueda son ellos los que aún conservan esa sensibilidad diferente para entender y cuestionar la vida más allá de lo que se ve a simple vista.


            Por si quedaban dudas, este es uno de esos libros que, si se lee con la mente abierta nos va a contar mucho más y que nos recuerda que, con lo bueno y lo malo, la vida es una aventura estupenda.

            A mí no me queda más que recomendároslo muy mucho y agradecerles a Silvia y a Marta el regalo que ha sido leerlo.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Los Cretinos. Roald Dahl.


        ¿Os acordáis del reto del que os hablé el otro día? Sí, sí, en el blog Trotalibros proponían leer obras de mi querido Roald Dahl y claro, no me pude resistir. Ya comenté que no me quedaban en casa muchas por leer pero, por suerte, sí alguna. Las leo con calma, me gusta no conocerlas todas aún porque sé que, así, aún me queda magia por descubrir y cada vez que me encuentro con una de sus obras la empiezo expectante e ilusionada.

         Esta vez le ha tocado el turno a Los Cretinos y debo decir que me he reído y me ha gustado mucho.



         El señor y la señora Cretino son un matrimonio mal avenido formado por dos personas realmente malas y detestables. Feas, sucias por dentro y por fuera, sin nada, ni una pizquita, de bondad, de alegría o de buen rollo. Se pasan la vida gastándose bromas pesadas el uno al otro (muy pesadas) y haciendo la vida imposible a cuantos les rodean. Son una pareja realmente desagradable.

         Cuando empecé a leer este libro pensé que era curioso que los protagonistas fueran, precisamente, personajes con los que el lector no se siente identificado y además, le resultan antipáticos. Eso me pareció original y me hizo preguntarme qué derroteros tomaría la historia. El caso es que la historia va evolucionando, aparecen nuevos personajes y ocurren cosas realmente divertidas, o a mí, por lo menos, me lo han parecido.



         Como todos los libros de Roald Dahl, este también está lleno de mensajes, consejos y moralejas y no duda en tratar con dureza a quien se lo merece. El escritor habla sin tapujos y nos dice lo que piensa sobre ser buena o mala persona y sobre algunos asuntos más que no quiero revelaros para no chafaros la historia.

         Este es un libro cortito que se lee con mucha facilidad y que, como todos los suyos, está lleno de acción y agilidad. Yo lo recomiendo, claro, porque creo que puede hacer las delicias de grandes y pequeños (la editorial lo recomienda a partir de 10 años) y que es una lectura estupenda para hacer solos o acompañados.



         Os dejo con un pequeño párrafo del libro que a mí me ha gustado mucho y deseando que todos paséis un fin de año estupendo, que empecéis el nuevo año con ganas y alegría y que este os traiga muchas cosas buenas.

         Si una persona tiene feos pensamientos, comienza a reflejarse en la cara. Y cuando esa persona tiene feos pensamientos todos los días, todas las semanas, todos los años, la cara se va poniendo más y más fea hasta que es tan fea que no puedes soportar mirarla.

Una persona que tiene buenos pensamientos nunca podrá ser fea. Puede tener la nariz desviada y la boca torcida y una doble papada y los dientes hacía afuera, pero si tiene buenos pensamientos emanaran como rayos de sol y siempre se verá preciosa”.

 

viernes, 30 de noviembre de 2012

¡Oh no, Lucas! Chris Haughton.


              De mi viaje relámpago a Barcelona he traído ideas, ilusión, ganas de crecer, buenos ratos, nuevos compañeros de aventuras y además, la posibilidad de hablaros de algunos libros muy interesantes. Hoy os traigo uno de ellos.

                Lucas es el perrito de Quique, ya veis, un perro adorable con cara de amigo del alma y por supuesto, muy simpático. Cuando Quique tiene que salir de casa le pregunta a Lucas: “¿te vas a portar bien?” y él responde: “sí, voy a ser muy bueno”. Pero se queda pensando: “espero portarme bien”. ¿Conseguirá Lucas portarse bien?


                Este álbum ilustrado tiene muchas cosas interesantes que decir de él. No solo que es divertido y muy real y que las ilustraciones que acompañan al texto son francamente expresivas, esto, por decirlo de alguna manera, es lo primero en lo que reparamos y lo primero que nos atrae de él.
                Pero hay más, porque Lucas nos hace pensar y mucho. Cuando le vemos irse deseando portarse bien nos sentimos identificados con esa inseguridad, ¡cuántas veces queremos portarnos bien y no estamos seguros de poder conseguirlo! Yo, sin ir más lejos, tengo una pelea diaria conmigo misma para cumplir toooodo el plan de trabajo sin distraerme con cuentos, blogs interesantísimos, o mil cosas más. Todos los días pienso, “espero portarme bien”.


                Evidentemente y este simpático perrito nos los demuestra, nuestros buenos deseos no siempre son suficientes. Está claro que, además de querer hacerlo hay que esforzarse por conseguirlo y ahí está la parte difícil porque somos como somos y a veces, nuestra naturaleza nos puede.
 
                Leyendo esta historia he pensado en cuántas veces no cumplimos con lo que habíamos previsto o no hacemos las cosas como queremos, eso nos desilusiona y nos enfada con nosotros mismos, ¿verdad? Pero, por suerte, Lucas también tiene algo que decirnos en este aspecto y es que, aunque no siempre nos portemos bien, no hay que desanimarse, hay que seguir intentándolo y tenemos que seguir esforzándonos por hacerlo. Siempre podemos portarnos mal, siempre habrá tentaciones y llamadas que nos resultarán irresistibles, eso no es malo, lo malo es no intentarlo.


                No conocía a este autor pero debo decir que, con este libro ha logrado conquistarme del todo. Su historia, fácil y rápida, con una lectura simpática y acompañada de unas ilustraciones originales y muy vivas la han convertido en un imán para mí que la leía riéndome, sintiéndome identificada y pensando, también, en si Byron pensaba eso cuando se comió mis gafas o si Hermione, que ya ha roto las cortinas y dos fundas nórdicas se lo plantea alguna vez.

                Lucas ya nos ha demostrado muchas cosas pero, ¿y nosotros? ¿Vamos a portarnos bien?

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