Ilustración basada en un micro de NiñoCactus (http://borronycuentonuevo.blogspot.com/), dedicada al guía turístico más guapo de Salamanca.
miércoles, 30 de noviembre de 2011
viernes, 25 de noviembre de 2011
lunes, 21 de noviembre de 2011
"Recuerdos"
Esta ilustración es para mi amiga Ely, basada en un recuerdo muy especial que atesora y que podéis leer aquí (http://elystone.blogspot.com/).
Ely, muchas gracias por tu confianza. Es un verdadero placer trabajar contigo.
Ely, muchas gracias por tu confianza. Es un verdadero placer trabajar contigo.
lunes, 14 de noviembre de 2011
"Lo que trae la lluvia".
Mi amigo Gabriel Bevilaqua (http://elefantefunambulista.blogspot.com/) me ha hecho un precioso regalo, pedirme que ilustrara uno de sus cuentos. Es de los más bonitos que he leído y no resulta fácil estar a la altura de tan hermosas palabras. Lo transcribo a continuación:
"Llegó con la lluvia. La encontré frente a la puerta como un gorrión que se cayó del nido. No recordaba su nombre, ni su edad, ni de dónde venía. Le prometí llevarla hasta el pueblo más cercano cuando acabase la siembra, jamás cumplí. Ignoro porqué disimuló la falta. Mi abuela decía que la lluvia ha marcado siempre la historia de nuestra familia, por eso la bauticé Fermina, como ella.
Desde el principio me sedujo la música de su voz y ese inaugurar el mundo de sus palabras sin raíces. Su curiosidad pronto desanudó cada uno de mis silencios.
Fue el año más feliz de mi vida, el año de la gran seca.
Al cabo volvió a llover. Empapada y balbuceante, Fermina me señaló la cicatriz en la pierna que tantas veces yo había acariciado: habló de un alazán que la arrojó cuando era niña, de la fractura expuesta, de una mujer esquiva que la cuidaba con cariño.
Hace un par de semanas que diluvia. Un par de semanas que la lluvia entreteje recuerdos. Un par de semanas que le suplico que se detenga."
Y esta es mi interpretación de Fermina, "...como un gorrión que se cayó del nido."
"Llegó con la lluvia. La encontré frente a la puerta como un gorrión que se cayó del nido. No recordaba su nombre, ni su edad, ni de dónde venía. Le prometí llevarla hasta el pueblo más cercano cuando acabase la siembra, jamás cumplí. Ignoro porqué disimuló la falta. Mi abuela decía que la lluvia ha marcado siempre la historia de nuestra familia, por eso la bauticé Fermina, como ella.
Desde el principio me sedujo la música de su voz y ese inaugurar el mundo de sus palabras sin raíces. Su curiosidad pronto desanudó cada uno de mis silencios.
Fue el año más feliz de mi vida, el año de la gran seca.
Al cabo volvió a llover. Empapada y balbuceante, Fermina me señaló la cicatriz en la pierna que tantas veces yo había acariciado: habló de un alazán que la arrojó cuando era niña, de la fractura expuesta, de una mujer esquiva que la cuidaba con cariño.
Hace un par de semanas que diluvia. Un par de semanas que la lluvia entreteje recuerdos. Un par de semanas que le suplico que se detenga."
Y esta es mi interpretación de Fermina, "...como un gorrión que se cayó del nido."
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Ilustración.
jueves, 10 de noviembre de 2011
"Una línea por el mundo"
Mi amigo Alejandro Rosas ha lanzado este proyecto por facebook. Echadle un vistazo y animaos a participar, es bien sencillo:
Yo he recuperado, para la ocasión, a una vieja amiga medio chiflada, que hace lo que le gusta porque le gusta , sin sonrojos ni vergüenzas (su media parte cabal sabe que la vida son dos días!!)
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Ilustración.
domingo, 6 de noviembre de 2011
La colada.
Aunque siempre me había reído de aquellas cosas, pensé que no perdía nada intentándolo.
- Has de tenderla cuando la Luna está en lo más alto,- me había explicado la anciana mientras acariciaba al gato tuerto y desgreñado que siempre le acompañaba.- Toda bien estirada y del revés, para que su luz impregne las costuras de buena suerte. Los pañuelos los sacudes con fuerza, para ahuyentar las lágrimas. Los calcetines siempre juntos y parejos, para invocar al amor. Y utiliza pinzas nuevas, de plástico, las de madera tienen memoria y pueden recordar los desengaños.
Y allí estaba yo, haciendo la colada en plena noche, bajo la atenta mirada de único ojo del gato, que se burlaba de mi desde lo alto del tejado.
- Has de tenderla cuando la Luna está en lo más alto,- me había explicado la anciana mientras acariciaba al gato tuerto y desgreñado que siempre le acompañaba.- Toda bien estirada y del revés, para que su luz impregne las costuras de buena suerte. Los pañuelos los sacudes con fuerza, para ahuyentar las lágrimas. Los calcetines siempre juntos y parejos, para invocar al amor. Y utiliza pinzas nuevas, de plástico, las de madera tienen memoria y pueden recordar los desengaños.
Y allí estaba yo, haciendo la colada en plena noche, bajo la atenta mirada de único ojo del gato, que se burlaba de mi desde lo alto del tejado.
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Ilustración.
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