"Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas,(...), las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes.... el idioma. Salimos perdiendo.... Salimos ganando... Se llevaron el oro y nos dejaron el oro... Se lo llevaron todo y nos dejaron todo... Nos dejaron las palabras". Pablo Neruda. Confieso que he vivido...
miércoles, 29 de abril de 2015
miércoles, 1 de abril de 2015
Selección de lecturas. F.D.Literatura e identidad. Nivel 4º medio.
El COA.
“Dequirusa, loco. Que viene la zapatilla
entera cargada de tombos”. Es posible que tú
poco o nada entiendas, pero para un delincuente y para ti está claro decir: “Cuidado compañero.
Viene el furgón de carabineros cargado de pacos”.
Tal vez a usted le sean más familiares palabras como “condorearse”
(cometer un error); “no estar ni ahí” (ser indiferente); “mina” (mujer de
atributos agradables); o “flaite” (delincuente de poca monta o persona
ordinaria).
Esta jerga es tan antigua como la delincuencia misma. El origen de la
palabra coa está en el término gitano español coba, cuyo significado es embuste
o adulación y tendría su origen en el caló, jerga que los gitanos utilizaban en
España. Pero otros dicen que viene de una jerga delictual española del siglo
XV, y sería una deformación de “boca”. Como sea, la palabra coba llegó a ser
coa, cuya definición contemporánea podría ser “el lenguaje que intenta ser
creíble”.
Debido a las características de su origen, el coa se basa en las
imágenes, sentimientos y vivencias de una mente criminal, ya sea que se
encuentre gozando de libertad, purgando condena en una cárcel o en una esquina
urdiendo su siguiente golpe. El coa encuentra su inspiración en el dinero, el
robar, matar o pelear; en la vida en prisión y las armas; en funciones como
comer, beber y drogarse. Sorprende también la cantidad de expresiones o
palabras del coa que hacen alusión al sexo y los órganos genitales femeninos,
esto se explica, según los psicolingüistas, por la abstinencia sexual prolongada
a que están sometidos quienes cumplen presidio.
Según el profesor de gramática y lingüística
española de la Universidad de Chile, miembro de la Real Academia Española (RAE)
y de la Academia Chilena de la Lengua, Ambrosio Rabanales, todas las jergas se
llaman criminolalias. “En Hispanoamérica la mayoría de las criminolalias tienen
su origen en España, al igual que nuestra lengua, pero enriquecidas o
aumentadas por otras influencias”.
El profesor Rabanales explica que toda manera de
hablar depende de las personas, considerando sus aspectos culturales, psíquicos
y hasta físicos. Por lo tanto, toda lengua traduce una manera de ser y de
sentir. “Obviamente si uno quiere conocer a los delincuentes, una manera es
estudiando su jerga. Por eso los policías, gendarmes y hasta sicólogos deben
manejar el coa”. Para Rabanales, en tanto lingüista, el coa no es ni bueno ni
malo, sino una jerga que cumple sus objetivos para sus usuarios -los
delincuentes-. Como tal es un objeto de estudio, “que en general presenta los
mismos fenómenos que el habla culta, como que se acorten algunas palabras,
otras se alargan o suavizan su significado, o lo cambian totalmente, o agregan
más significados”.
De todas formas, Rabanales no considera al coa una
jerga muy creativa, porque se alimenta básicamente de la lengua local. Tampoco
considera que esta jerga enriquezca el lenguaje, “porque para casi todos los
términos del coa, existe en español un equivalente culto”. Rabanales considera
que puede haber un aporte en cuanto a que algunas palabras del coa son muy
sintéticas: “Enriquecen, en el sentido que por ejemplo la palabra ‘cafiche’ es
mucho más corta que decir explotador de mujeres. ‘Mina’ es más corta que decir
mujer objeto de explotación”. Una técnica novedosa en esta jerga es lo que los
delincuentes llaman “hablar al vesre”. El ejemplo más masificado es la frase
“broca cochi” (cabro chico). “El vesrrismo consiste en invertir o
modificar el orden de las sílabas con el objetivo de que no se entienda”,
explica el profesor Ambrosio Rabanales.
Pero más allá de si el coa aporta o no al lenguaje,
es un hecho que a menudo decimos palabras que jamás se encontrarían en el
diccionario de la Real Academia, pero que entendemos perfectamente, como “luca”
(billete de mil pesos); “copete” (cualquier tipo de bebida alcohólica) o
“cuico” (persona de apariencia acomodada y modales afectados).
El profesor Rabanales sostiene algunas hipótesis
sobre la masificación de estos términos. Por ejemplo, que en las poblaciones
hay mucho contacto entre los jóvenes y los delincuentes. “Entonces, el coa
recibe influencia de la jerga de los jóvenes, y la jerga de los jóvenes tiene
influencia del coa. Así se van retroalimentando de palabras que se pueden hacer
masivas”. Agrega que también hay muchos jóvenes drogadictos, y la drogadicción
está íntimamente ligada con la delincuencia y su lenguaje.
Rabanales explica una curiosidad. El nombre
científico de la marihuana, canabbis sativa, significa cáñamo sembrable, y es
pariente de otro cáñamo más alucinógeno que es el canabbis indiga, o cáñamo de
la India, conocido comúnmente como hachís. Y la palabra hachís dio origen a
“ashachino”, luego derivó a “aschechino” y después, a “asesino”.
Pero, por muy grande que sea la fuerza con la que
la jerga inunde su lengua de origen, nunca será suficiente para abordarla por
completo. Es que por las características de su origen, el lenguaje de los
chilenos tiene una extensión bastante acotada, su léxico es especialmente
pobre. Normalmente este se refiere a las imágenes y sentimientos.
Otra fuente de divulgación son los medios de
comunicación. Los periodistas, escritores, locutores y animadores de TV son
modelos, en cuanto al habla, para las personas comunes y corrientes, argumenta
Rabanales. “Sucede que si un señor en la televisión dice, por ejemplo, ‘mina’,
luego todo el mundo empieza a repetir la palabra, porque para la gente de poca
cultura si algo sale en la televisión, está bien y es importante”.
En todo caso, Rabanales en su calidad de miembro de
la RAE y de la Academia Chilena de la Lengua, señala que para la Asociación de
Academias de la Lengua Española la posición frente a las jergas como el coa, es
muy práctica. “En la medida que una palabra del coa u otra jerga se use mucho,
puede terminar incorporándose al diccionario de la Academia. Y la RAE, no
señala si son palabras correctas o incorrectas, a lo más da un juicio de
valor”; el profesor señala que “estoy
seguro que existe más de alguna palabra que se originó en el coa y que
finalmente fue aceptada en el diccionario de la RAE”.
De esta perspectiva los elementos de la jerga
vienen a ser una especie de santo y seña que es sólo válido y útil en tanto se
mantenga ocupado por los integrantes de la cofradía, en esa especie de
hermandad. Por lo tanto, si los términos, expresiones o palabras que
constituyen esta forma de comunicarse, pasa a ser conocida por todo el mundo,
deja de ser el lazo de unión que acerca, vincula y defiende. En ese momento el
término deja de ser exclusivo del diccionario de la jerga pasando al lenguaje
común. Cuando esto sucede, la jerga invade su lengua madre, siendo de ahí en
adelante normal observar su uso en todos los ámbitos de la sociedad. Lo que
sucede hoy en nuestro país.
Antiguamente las jergas estaban mal vistas, incluso
en muchas épocas han sido castigadas por la ley, ya que el lenguaje que no era
entendido por parte de la sociedad se asociaba a conjuntos delictivos, en
cambio con el tiempo muchos de estos modismos han pasado a formar parte del
lenguaje coloquial.
Actualmente la utilización de jergas se da en todos
los estatus de la sociedad, como lo hemos visto con la jerga profesional, es decir, la
terminología y los modos de hablar
correspondientes a profesiones o oficios
e incluso podemos encontrar las
jergas familiares, en estos casos la palabra jerga no tiene
ningún matiz peyorativo, como la llamada jerga del hampa.
La jerga tiende a ser efímera y las terminologías
empleadas son de carácter dinámico y muchas quedan en el olvido, siendo otras
cíclicas.
Es necesario , también aclarar algunas diferencias
que algunos de los especialistas hacen entre argot y jergas sería
más adecuado hablar de jerga, en tanto lenguaje especial y familiar que usan
ente sí los individuos de ciertas
profesiones y oficios, tal como define el Diccionario de la Real Academia Española , Ducrot y
Todorov, en su Diccionario Enciclopédico de las Ciencias del Lenguaje, dan
cuenta de esa ambigüedad y distinguen
la jerga profesional del argot, que consideran una clase particular de jerga
propia de una clase social marginal.
Los autores llaman jerga a las modificaciones que un grupo socio-profesional aporta a la lengua
nacional (sobre todo al léxico y la pronunciación.
LA JERGA JUVENIL EN
LA MIRA.
De muchas salas de clase emerge un solo "¡Ay!". El de los
profesores que intentan mejorar los niveles de comprensión de lectura, manejo
de léxico y calidad redaccional de los estudiantes, y el de los alumnos que,
sobre todo en asignaturas y carreras humanistas, ven cómo sus notas descienden
en caída libre a causa de las deficiencias en esta área.
En jerga juvenil, el problema es "heavy", y sus causas tienen
raíces profundas y diversas, según coinciden en sostener especialistas de los
ámbitos de la lingüística y la educación. Cómo no inquietarse cuando se sabe
que una reciente investigación ha detectado que un porcentaje no despreciable
de compatriotas no entiende las instrucciones
impresas para preparar una mamadera
al reverso de los envases de leche, o
cuando un educador muy poco moderno recibe en su correo electrónico un
mensaje que le envía un alumno...escrito en el lenguaje abreviado del chat.
Muchos profesores de Enseñanza Media y universitaria se quejan de que un
creciente número de estudiantes tiene un verdadero prontuario ortográfico y que
tampoco maneja adecuadamente la sintaxis, lo que redunda en una redacción
caótica, exenta de claridad conceptual.
El doctor Leopoldo Sáez, director del Bachillerato de la Universidad de
Santiago y vicepresidente de la Sociedad Chilena de Lingüística, opina que esta
situación tiene diversas causas. "La composición del alumnado ha cambiado
sustancialmente en los últimos 50 años. Cuando yo estudiaba en el "Eduardo
de la Barra", mi curso estaba compuesto fundamentalmente por jóvenes que
provenían de la clase media. Eran contadísimos los casos de hijos de obreros,
no llegaba ningún hijo de campesinos. Muy pocos eran también los representantes
de las clases más pudientes. En el último tiempo la cobertura ha aumentado
enormemente y ha llegado a los establecimientos secundarios un enorme número de
estudiantes que trae al colegio un déficit cultural muy grande. Provienen de
hogares sin libros, sin hábitos de lectura. En muchos de ellos, la preocupación
fundamental es la subsistencia. No hay temas de conversación variados y
estimulantes. Han sido reemplazados por los programas de televisión. Se maneja
lo que llaman los especialistas el "código restringido": reducido
vocabulario, sintaxis elemental".
Si bien considera que el mayor acceso a la educación superior es un gran
avance, porque posibilita la movilidad social, también observa que "estas
nuevas capas universitarias tienen, por cierto, más dificultades para adquirir
un dominio pleno de la norma escrita culta".
A lo anterior agrega la "eclosión audiovisual: televisión, cine,
DVD, CD, que ha dejado en un segundo plano la cultura escrita", de modo
que hoy son muchos más los que ven televisión que los que leen diarios, y menos
aún son los lectores de libros. Por otra parte, hay una menor práctica en
escribir. "Ya no se envían cartas de amor. Los e-mails son un medio
coloquial. Son mensajes en la moda "casual".
Impacto
de las tecnologías
Generaciones de chilenos nacieron en la era de la
TV por cable y el computador. Están inmersos en una cultura audiovisual, no
proceden del mundo de la lectura. ¿Es justo que se les exija buen manejo de la
ortografía y de las normas redaccionales?
"Es cierto que hay un aumento considerable de lo audiovisual, pero
no es incompatible con la cultura escrita, que sigue siendo imprescindible. En
Chile seguramente leemos muy poco, pero esto no es lo generalizado. Para citar
un caso, en España el año pasado se publicaron 72.048 impresos, esto es, unos
doscientos al día, los que, por supuesto tienen sus lectores (en Chile sólo se
registraron 3.420 títulos). El "Diccionario del Español Actual", de
Seco y "El Dardo en la Palabra" de Lázaro Carreter fueron best
sellers durante meses. Por favor, piense un poco en este hecho tan sintomático:
los dos gruesos tomos del diccionario y la obra de reflexión sobre usos
lingüísticos fueron los libros más comprados en la Península Ibérica. Esto
sería impensable en Chile".
¿Y qué dice de la ortografía?
"No es un lujo tener buena ortografía, construir bien las frases y
los textos. No es lo mismo 'saga' que 'zaga': 'la saga de los Nibelungos' y 'la
zaga del glorioso Wanderers'; ni 'encauzar' y 'encausar': se encauza a un niño
y se encausa a un sospechoso; 'aprensiones' y 'aprehensiones': el cabo González
es famoso por sus aprehensiones (¿o 'aprensiones'?).
- El lenguaje del "chat", incluso, desvirtúa la forma de
escribir las palabras. Y se ha generalizado tanto que hasta hay publicidad que
reproduce mensajes escritos de esta manera. ¿Cree que este fenómeno es sólo
moda y tendrá vida efímera o es una tendencia con arraigo?
"NLS, pero sospecho que no tiene la menor importancia. QT1BD".
¿Estamos en una "crisis de la expresión escrita?
¿Cómo lo ve usted?
"Veámoslo de otro modo. En Chile ha aumentado constantemente el
número de los que saben leer y escribir. Hay una mayor escolaridad, las clases
desposeídas están entrando heroicamente a la educación superior, a los CFT, a
los IP, a las universidades. Todo esto es muy positivo para nuestra sociedad
tan desigual. Pero, por otra parte, se aprecia un evidente debilitamiento en el
manejo de la lengua escrita. Es un fenómeno preocupante. Escribir (pensar) y
leer (entender) siguen siendo las bases del desarrollo del conocimiento y
estamos en la sociedad del conocimiento. Más vocabulario equivale a más
conceptos y matices. Textos y oraciones bien construidos, a un mejor desarrollo
del pensamiento".
¿Qué
hacer entonces?
"Esto es prioritario, anterior, o por lo menos
simultáneo, a la adquisición de segundas lenguas. Habrá que repensar la
formación de profesores de lengua materna, renovar las metodologías, mejorar
las condiciones de enseñanza (nunca más cuarenta alumnos por curso, más tiempo para
ejercicios, mejores remuneraciones, diccionarios, bibliotecas,...), abaratar
los libros, mejorar los modelos (periódicos, programas de televisión, preparar
lingüísticamente a animadores y conductores de programas), sensibilizar a la
opinión pública respecto al valor, incluso económico, de una adecuada
redacción".
¿A
leer se aprende leyendo?
"Nosotros trabajamos en didáctica y,
efectivamente, hemos detectado muchísimos problemas de escritura", observa
la doctora en lingüística y profesora de metodología de enseñanza de la lengua
de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Nina Crespo. "Creo
que el problema mayor está en no poder producir un discurso descontextualizado,
que es lo que exige la escritura: 'convertir la prosa del escritor en la prosa
del lector'. ¿A qué lo atribuyo? Puede
haber varios factores. No digo que hace 40 años la gente escribía más o mejor,
pero no se reflexionaba tanto sobre cuál era la calidad de la lectura o
escritura. Se daba por hecho. Y la educación no estaba tan extendida como
ahora".
¿Cómo
resolver esta situación?
"Se están tomando las medidas desde la
didáctica. La propuesta es que la escritura debe enseñarse, a diferencia de la
concepción de hace 20 años, según la cual a escribir se aprendía escribiendo. Y
a leer, leyendo".
- ¿Cuál es el cambio que se propone ahora?
"Un cambio mucho más complejo y que todavía no
terminamos de implementar: que tanto la lectura como la escritura, que no son
habilidades de todo o nada, sino que se van desarrollando, sean entrenadas no
sólo en el niño de primero básico que aprende a leer y a escribir, sino también
en el niño más grande. Es decir, hay que llevar este desarrollo a un nivel más
profundo. Hay propuestas metodológicas muy claras. El problema es que esto no
se desarrolla de un día para otro".
Escritura y pensamiento.
- Son habilidades de
desarrollo lento, dice usted.
"La escritura, a mi parecer, es cognitivamente
más compleja. Incluso hay investigaciones que llegan a decir que ayuda a
desarrollar el pensamiento. Cuando uno tiene que escribir y debe organizar
información que le llega en forma desordenada, tiene que hacer un ejercicio de
pensamiento, tiene que generar ideas nuevas a partir de información. Se trata
de procesos muy elaborados".
- Por otra parte, la ortografía sólo suele exigirse
en castellano.
"Una de las grandes limitaciones de las
asignaturas, y especialmente la de lengua, es que queda aislada en sí misma, en
circunstancias que es la herramienta que usan todas las demás para adquirir conocimiento.
Pero si les exijo a mis alumnos que redacten textos coherentes,
comunicativamente accesibles y que utilicen bien los párrafos, y a la profesora
de geografía le da lo mismo...Entonces el chico no tiene la percepción de que
es una habilidad transversal a las distintas áreas. Ese es un problema grave.
Tal vez habría que poner la ortografía en un ítem separado y que todos los
profesores tuviéramos que fijarnos en ella".
Variable de la edad:
Y qué pasa con el chat? A juicio de la
doctora Crespo, utilizar ese lenguaje abreviado en la cibercomunicación es
funcional al objetivo de rapidez en el contacto, y en ese contexto está bien,
"pero no se puede extender a otros discursos".
- Pero es un lenguaje que comparte un grupo
importante.
"La gente joven se caracteriza por manejar
algún tipo de lenguaje común".
- Entonces el léxico chat puede ser una
manifestación más de esa particularidad lingüística.
"Fíjese que en sociolingüística la edad se
considera una de las variables que incide sobre el lenguaje. El adolescente
necesita tener un grupo que lo identifica, un código propio. Estamos hablando
de un fenómeno que ocurre. ¿Se mantiene a lo largo de la vida como para que
nosotros podamos decir que va a alcanzar a todo el lenguaje?
"Nadien"
y "hubieron"
En Chile no se valora socialmente el hablar y escribir correctamente,
dice el doctor Leopoldo Saez. "Hay claramente un descenso del nivel
cultural (Longueira habla de un país rasca).
Han perdido los modelos lingüísticos. Un presidente del Senado decía
'nadien' y otro 'hubieron muchas dificultades'; los animadores y conductores de
televisión tienen una incultura idiomática abismante. Hevia habla de los
'previlegios', otros, de los 'otómanos', de 'los deportistas nóveles'. Son los
modelos actuales (sin mencionar al Che Copete, al Badulaque', cuya gracia, en
gran parte, se basa en las transgresiones lingüísticas y en una ordinariez
antológica).
La nueva situación requeriría una nueva metodología de enseñanza,
trabajar con grupos más pequeños. Los profesores deberían aprovechar las nuevas
tecnologías computacionales para motivar a los alumnos y mejorar los niveles de
aprendizaje. Mucho me temo que muchos profesores no estén en condiciones de
corregir los errores más comunes. Todas estas carencias no pueden solucionarse
en cursos con cuarenta alumnos".
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