Más alteraciones primaverales en e
l blog de GUS-Venga nena, no te enfades.
-Siempre estamos igual.
-Ya sé que mucha culpa de lo que pasa la tengo yo, pero ahora prometo que voy a ayudarte más en la casa, participar más en las tareas domésticas...
Los niños estaban acostados, como casi siempre, la mesa puesta para la cena, la lavadora en marcha, el lavaplatos cumplía con su función y en el sofá, una pila de ropa doblada y otra para planchar, aguardaban su turno.
De la cocina salía, impregnando la casa, un delicioso olor a algo que se cocinaba en el horno.
-Sí Carlos, esa oración de contrición, tu credo particular, lo has rezado otras veces, con golpes de pecho incluidos, no te molestes.
-Nena...
-Y no me llames nena, que sabes que no me gusta.
-Bueno, Marita, es que a la salida del trabajo Julio nos invitó a tomar una copa y unos pinchos para celebrar su...
-Calla, que no te he pedido explicaciones, no empeores la situación con mentiras y excusas, que esta conversación no es nueva.
-Pero Marita, si todo lo que hago, todas las horas que dedico al trabajo es para que tengamos una vida mejor, con más comodidades, que no falte de nada.
-Vale, y yo trabajo por deporte ¿no?
-¿Mi sueldo no cuenta?
-Marita que si trabajas es porque quieres, que te he dicho mil veces que te quedes en casa.
-Claro, menuda alternativa, de tener asistenta por las tardes, a asistenta por veinticuatro horas...
-Y cuando los niños sean un poco mayores, ¿qué hago? ...
-¿Un cursillo de sexadora de pollos ?
-Mujer...
-Si, claro siempre me queda un curso de fotografía, de macramé, de bolillos y de chino, que por lo visto es el idioma del futuro...
-Y todos los años que he empleado en prepararme profesionalmente, pues lo olvido...
-Así, podrás estar libre para ir a tu trabajo, almuerzos, cócteles, cenas, vinos de honor, etc. etc. como si fueras soltero.
-No mujer, podrías venir conmigo...
-¿Quééééééééééé????
-¡Sí hombre, de señora de... de florero!!!
Un portazo terminó con la conversación.
Carlos se sentó en el sofá, se aflojó el nudo de la corbata, y se sirvió un refresco.
El caso es que Marita tenía razón, esa conversación se había producido muchas veces.
Se marchaba temprano y regularmente comía fuera de casa y por las noches, no sabía ni cómo se dejaba liar a la salida...
Tenía que poner remedio, se jugaba mucho.
A la mañana siguiente, mientras se afeitaba, miró por la ventana y vio como nacía un día maravilloso, promesa de la cercana primavera.
Sí, ahora es la mejor ocasión. Un nuevo hombre nacerá como las flores de este jardín...
-Marita, esta semana, empieza una nueva vida.
-Yo me ocuparé del baño y de la cena de los niños... Y los fines de semana, me encargo de la casa...
-Bien, Carlos, no te olvides que es tu enésima promesa...
-Dáme tiempo.
Se oye la puerta del coche y enseguida el ruido de las llaves abriendo la puerta...
-Aquí está papá...que se va a encargar de tooodoooooo...
-Venga al bañito, que lo vamos a pasar fenomenal.
-¡¡¡A la bañera!!!!
Se abre el grifo y los niños se desnudan y se meten en el agua con gran alborozo...
-¡La guerra!!!! a la guerra....
-Pasa media hora y los gritos de los niños llenan toda la casa.
Marita está en la cocina, revisando algo de su trabajo en el portátil, mientras se hace la cena y, como de costumbre la lavadora y lavaplatros trabajan a pleno rendimiento.
-¡Maritaaaaaaaa!
-¡Maritaaaaaaaaa!
Se abre la puerta...
-¡ Dios mío!!!! pero si el agua llega al pasillo y, toda la ropa por el suelo, mojada...
-Marita, cariño, no veo el champú de los niños,
-Claro, que no lo ves, es que este baño es el nuestro, el champú de los niños, sus toallas, sus pijamas, zapatillas, sus cosas de aseo están en el baño de ellos.
-¿Me lo puedes traer????
-Dios mio, paciencia, paciencia....
-¡Esa cenita, para dos niños con mucha hambre!!!!
En la mesa de la cocina, estaban los platos preparados con la cena de los niños, el vaso de leche con cacao, las vitaminas, todo a punto.
Marita sale del baño, después de una hora, y en los brazos lleva un fardo de ropa mojada, las toallas llenas de jabón, la fregona y el cubo hasta arriba de la espuma que había estado recogiendo por todos lados.
-Marita, ahora querrás que los acueste, ¿verdad?
-Sí, por favor, a ser posible sin desmontar los muebles de la habitación.
Recoge la mesa, limpia las sillas, barre todas la migas del suelo y pasa la fregona por el suelo para limpiar la leche con cacao se se había derramado.
Mientras, en la habitación la algarabía subía cada vez de tono.
-Niños, por favor, a dormir que mañana hay que madrugar para ir al cole.
-Caray---mami con lo bien que lo estamos pasando...
-Nada, que hay que dormir, niños, lo que diga mami.
-Marita, ¿cenamos? tanta actividad me ha dado hambre.
-Ahora te pongo tu cena, yo no tengo hambre y tengo que tender la ropa, guardar las cosas limpias del lavavajillas, dejar los uniformes del cole preparados para mañana...
No terminó de hablar, un beso le hizo silenciar.
-Bueno, pues ceno y me voy a la cama mi amor, no tardes.
Estaba trabajando en su propuesta, cuando vio que tenía un email en la entrada del correo.
Lo abre y ve que es de Carlos.
"- Cariño, mañana he pensado que podríamos invitar a comer a mis hermanos con sus familias.
No te preocupes, yo me ocupo de todo...
Haré un asado en la barbacoa.
Sólo te pido que pases por la carnicería, pues a ti te conocen y te darán mejor carne.
Bueno, ya que estás allí, mira a ver si hace falta algo más....
Besitos, Carlos."-
Salió del trabajo y se marchó a la carnicería.
De paso, entró en el supermercado y también compró algunas bebidas, ensalada, un pastel de chocolate y helados para los niños.
Llegó a casa y en el contestador tenía un mensaje de Carlos.
-"Cariño, no voy a cenar, volveré tarde."-
Bañó, dio de cenar a los niños, les contó un cuento, planchó y se dio una ducha.
Ni siquiera pudo leer, estaba muy cansada y se acostó.
A la mañana siguiente, Carlos salió a la terraza y vio que tenía todo preparado.
La mesa puesta, los aperitivos, la ensalada...
-¿Enciendes tú la barbacoa, o lo hago yo?
-Marita, tu voz suena a reproche... es que anoche regresé muy tarde y...
El timbre de la puerta interrumpe la conversación.
Entran todos, e inmediatamente, Carlos, sus hermanos y cuñados se dirigen la barbacoa...
-Marita, ¿nos puedes traer unas cervezas?
-Marita, ¿puedes traer la sal y el aceite?
-Marita, ¿está haciendo un poco de humo...no estaría húmedo el carbón?
-Marita, cariño, ¿Un poco más de cerveza y unas almendritas?
-Marita...no te quejarás... cómo tienes dominado a Carlos, nos está contando que baña a los niños, ahora se encarga de la comida....qué suerte has tenido.
Marita que estaba llegando con la bandeja de las cervezas, se pára y deja caer todo lo que llevaba en las manos... Se hace un silencio muy molesto...
Carlos se acerca, y le susurra al oído
-¿Qué pasa? es que tienes la regla....
Marita coge el bolso y grita...
-No, es que... ¡la primavera la sangre altera!
Al momento se oye como el coche de Marita se aleja...
-Nunca entenderé a las mujeres.