Sol otoñal... cántico equinoccial


XVIII Encuentro de poetas 2017


Booktrailer MOVIMIENTOS


MOVIMIENTOS, libro de poesía en prosa, próximo a ser publicado en la Editorial Universidad de Antioquia.
Wilson Pérez Uribe, 2017

Biografía del corazón




Duele tanto el mundo
para los ojos del poeta.
Hoy sostienen mis dedos
la palabra que te evoca, madre,
y solo alcanzo a decir,
con la inseguridad de un sol
que se duerme en las hojas,
que agradezco a tus manos
el tacto sanador en días aciagos.
A veces te miraba,
y sin saberlo, llegué
a admirar en ti el esfuerzo
por hacer de cada acto
una obra de arte.
El amor es un misterio.
Cuántas fueron las noches
en que, a solas, aprendía
a dibujar las constelaciones
con los dedos en el aire.
Tú lo sabías, madre, y yo
te enseñaba esas líneas
de estrellas y algo en ti
ardía en emoción.
Fuiste muy discreta,
muy silenciosa. Nosotros
aceptábamos esa música serena
que solo tú sabías interpretar.
El mundo que aprendimos
de tus palabras tienen el color
de una sola memoria:
las flores adoradas por el sol,
las visitas a la casa de los abuelos,
los regalos de navidad,
la protección si enfermábamos,
el “se cuida”, el “la virgen lo acompañe”,
los consejos precisos
cuando más los necesitábamos,
la escucha, la serenidad,
el ingenio ante la cocina,
la taza de café compartida,
las llamadas a deshoras,
el orden en la habitación,
la siesta obligada al mediodía.
Pero hoy no entienden las nubes
el año de tu ausencia.
Pero cura más la herida
el saber que desde el cielo
aún sueñas los sueños
que hoy, nosotros, los tuyos,
soñamos.
Se preguntan tu casa, tus amigos,
tus pocas prendas de vestir,
tus herramientas laboriosas,
desde qué lugar nos miras
y nos sonríes.
Pero cada cosa es memoria
y tejido de lo vivido.
Cada cosa que tocaste:
mis manos, mis ojos,
mis libros, mis cuadros,
mi cama. En ellas
hay una fragancia,
una presencia, una sospecha.
Es tu tacto que de vez en vez
vuelve a posarse sobre lo querido.
Siento, madre,
qué rápido pasan los días,
qué ágiles se escriben
las páginas de nuestra íntima biografía.
Siento, a veces,
que descansas frente
a un paisaje de costas blancas
bajo un rápido amanecer.
Siento, a veces,
que puedo escribir
porque tus palabras
son ese abrazo ancho y largo
que nunca me abandona.
Escribo en la ausencia de ti
porque luz eres, luz, ritmo,
espera, madurez, música.
Escribo la luz de tu nombre
para escribirte a ti, madre,
y hacer de nuestro pan cotidiano
ese libro donde la vida ya es
misterio, amor, sencillez, gratitud.

Poemas de El Astrófilo en la Revista Suma Cultural



Fuente: Revista Suma Cultural