Querido Ovidio. Fuiste siempre un caballero medieval
viviendo en nuestras horas, un escritor ilusionado y animoso. Un compañero
responsable…, pero sobre todo, fuiste un hombre bueno, un amigo insustituible.
Nuestra asociación se queda coja sin ti.
Pero nos reconforta pensar que a estas horas seguro que ya
estarás embarcado en algún proyecto que pondrá patas arriba ese cielo que ahora
habitas.
Estarás siempre en nuestros corazones.
Estarás siempre en nuestros corazones.