Días
mas tarde mientras paseaba por las calles para intentar despejarme y
olvidarme de ella, vi a dos niños tirándole piedras a un pobre
perro callejero, no se porque pero sentí la necesidad de protegerlo
y me metí por medio para evitar que siguieran maltratando al pobre
animal, al verlo tan solo, malherido, con cara de no haber probado
bocado en varios días y tiritando me recordó a mi cuando era niño.
En
ese momento una sensación de protegerlo me inundo el alma, lo recogí
y lo cuide con el propósito de que se recuperara pronto, el se
convertiría en algo que jamás había tenido, un amigo fiel y leal.
Pensé
en ponerle el nombre de mi amada, pero avía dos problemas, que era
macho y que ponerle su nombre seria humillante para el, así que
decidí llamarlo por su raza, se llamaría Dogos, me quede pensando,
como unos niños han podido tratar así a un perro tan grande y tan
bonito, su color negro como el tizón con unas pequeñas marcas
blancas en el lomo y unos ojos marrones como el tronco de un roble,
un carácter amigable, lo mas normal es que tras ese trato que le
habían dado era que me hubiera mordido, pero no lo hizo y por ello
se gano mi cariño.
Días
mas tarde mi nuevo amigo de cuatro patas se recupero y fuimos a dar
un paseo juntos para que le diera un poco el aire, mientras
paseábamos nos encontramos con un viejo conocido mío de cuando
trabaja de cochero en la finca de un hombre muy importante de
negocios, ese hombre llamado Mamadu fue el que me recomendó a su
señor como cochero, su dueño le había despedido y ahora buscaba
trabajo, yo le devolví el favor recomendándoselo como carguero de
los barcos a mi superior.
Ese
hombre, mas joven que yo me decía que le había echo el favor mas
grande que nadie podía haberle echo ya que por ser negro muchos lo
trataban como a un perro callejero y que en mas de una ocasión le
habían golpeado simplemente por tener un color de piel diferente a
los demás.
Días
después, recibí una extraña carta citándome a las nueve de la
noche en el quinto amarre de la bahía, en el puesto Nº 12. Cuando
me dirigía hacia allí un extraño presentimiento paso por mi
cabeza, cuando llegue me encontré con una persona que gracias a mi
presentimiento esperaba la bellísima Mº Luisa Di’ banco me
esperaba con la misma sonrisa tímida y coqueta que tenia cuando nos
vimos hacia ya tiempo, cuando todavía nuestros caminos estaban
juntos. Se acerco a mi y con voz tenue me dijo al oído- “Malieri,
pongamos fin a esta agonía que llevamos al vivir el uno separado del
otro, sin poder vernos, mi marido no me ama y apenas se preocupa por
mi, por ese motivo es por el que e podido verte esta noche, el no me
hace sentir lo mismo que tu me hacías sentir cuando me besabas,
veámonos cada semana aquí en este lugar, que me respondes”. Su
interesante invitación me hizo dudar, acepte, en ese momento le dije
con una alegría inmensa, ya que volvería a estar junto a ella, todo
lo que este tiempo no podía haberle dicho- “mi queridísima Mº
luisa, eres tu quien me anima cuando estoy triste, eres tu quien me
llenas de energía, eres tu quien me llena de confianza, eres tu ya
que hace que tenga un motivo para vivir todos los días”. Durante
meses nos estuvimos viendo, amándonos cada noche como su fuera la
ultima, hasta el terrible día en el que ella quedo embarazada. Ella
creyendo que seria de su marido y no le dio importancia alguna. Nueve
meses más tarde ella dio a luz a dos precioso bebes, un varón y una
mujer, pero para su desgracia ambos nacieron blanco, dos días mas
tarde el musulmán al enterarse que había sido deshonrado agarro un
cuchillo, y la hirió de muerte en el mismo vientre en el que había
llevado a sus hijos, a mis hijos. El comerciante musulmán quiso
deshacerse de los pequeños, pero su suegro, el señor Di’ banco le
arrebato de las manos a los indefensos bebes antes de que el
cumpliera su propósito, abandonarlos en una colina a su suerte. El
apenado padre de Mº luisa lloraba sin consuelo alguno veía como la
vida de su hija se apagaba y el no podía hacer nada para evitarlo,
en el momento que me entere de su muerte, de la muerte de mi amada,
mi corazón que había cicatrizado un poco, volvió a romperse esta
vez definitivamente para no volver a cicatrizar jamás.
En
su entierro no se oía nada, ni el viento, ni la melodía de las
cigarras, ni el murmullo incesante de las hojas de los árboles, ni
siquiera el canto hermoso de los pajarillos que revoloteaban entre
las cortas y verdes ramas de los tristes y lúgubres cipreses.
Dentro
de una elegante caja de roble se hallaba el cuerpo sin vida de mi
amada, y mientras veía como descendía y al mismo tiempo intentaba
consolar a su inconsolable padre pensaba en todas las noches que
había pasado con ella y al mismo tiempo me sentía culpable de su
muerte, mi corazón roto me decía que si yo hiciera rechazado su
petición aquel día ella aun continuaría viva.
Días
mas tarde el dueño de la naviera me llamo a su despacho, cuando
entre una mirada de dolor inundaba sus ojos, me temía que me culpara
del asesinato de su hija y pudiera denunciarme, me equivoque, con un
gesto afable me dijo- “Perdóneme señor Malieri, perdóneme por
haberme negado a que usted y mi difunta hija se casaran, si hubiera
aceptado mi hija continuaría en estos momentos viva, por ello le
pido perdón” a lo que yo respondí- “no tiene porque pedirme
perdón señor Di’ banco, usted no es el culpable de su muerte,
usted creyó que no casándose con migo seria mejor para su futuro,
venga anímese, debe recordarla en los momentos alegres que paso con
ella, su infancia, cuando jugaba con ella...” Ni siquiera mis
palabras pudieron consolarle. Antes de irme me hizo una pregunta
extraña- “señor Malieri, ¿usted la seguía queriendo aunque
estuviera casada?” a lo que yo respondí- “ si señor di’
banco, la quise hasta el ultimo de sus días y aun la sigo queriendo
aunque no este entre nosotros” entonces dijo- “pues entonces e de
entregarle lo ultimo que me queda de ella, pásese mañana y lo
recibirá”. Me marche de allí con una intriga muy grande, pensando
en que podía ser eso que el señor Di’ banco me quería dar y
sobretodo tras decirme que era l0o ultimo que el tenia de su hija,
¿Qué podía ser aquello?
A
la mañana siguiente fui hacia el despacho del señor Di’ banco
como el me dijo, cuando entre al despacho vi al señor Di’ banco
sentado sobre su preciosa silla de cuero negro, de espaldas a su mesa
de roble y a la puerta.
Con
voz tenue pregunte- “da su permiso para entrar señor Di’ banco”
y entre sollozos y con voz triste respondió- “adelante Tobías
adelante”. En ese momento me quede extrañado, era la primera vez
que el señor Di’ banco me llamaba por mi nombre. Me acerque hacia
la mesa, el se dio la vuelta, entre las lagrimas que brotaban de sus
ojos se podía ver el sufrimiento por la muerte de su hija.
Entonces
el me dijo- “E aquí lo ultimo que me queda de mi hija, lo que pude
arrebatarle a ese mal nacido el mismo día que mato a mi hija.
Tómelos Tobías por que si mi intuición no me falla ellos son mas
suyos que míos.” Ante mi expectante mirada el me entrego en un
pequeño cestillo a dos pequeños bebes, me entrego a mis dos hijos.
Recibí
a una pequeña niña a la que llame como su madre y a un fuerte niño
al que llame Bartolomé. Ese día fue el día más feliz de mi vida.
Años mas tarde, enferme y e llevado mi enfermedad durante muchos
años pero ya no puedo seguir durante mucho mas tiempo, os e contado
todo esto para que toméis empeño en vuestra vida, para que los
males del amor no os afecten, para que podáis recordar alguna
lección que hayáis encontrado en mi historia, para que en un futuro
seáis mejores que vuestro padre y si la suerte no os acompaña no os
preocupéis, por que vuestra madre y yo os estaremos vigilando y
cuidando desde el cielo, ahora hijos míos seguid vuestra vida y no
os preocupéis por el futuro mas próximo, Mamadú se encargara de
vuestra educación, ya le e dejado dinero suficiente como para que
recibáis un educación digna y no tengáis que estar trabajando
desde muy pequeños, ahora dejadme a solas con Mamadú e de decirle
una cosa.
“Mamadú
has sido mi amigo durante mucho tiempo y ahora te dejo a cargo de mis
hijos, Mº luisa ya es casi una mujer y Bartolomé es fuerte pero no
quiero que se lance a la vida, quiero que estudie y sea una persona
de bien, a y no te olvides de Dogos, al pobre tampoco le queda mucho,
gracias por todo, eres una persona maravillosa, lastima que esta
sociedad no os trate de manera mejor a ti y a todos los de tu raza.
Ahora déjame solo, quiero descansar.”
-“Como
quieras amigo mío, el medico a dicho que es lo mejor que puedes
hacer, hasta luego Tobías, Tobías… Tobías…. O Tobías, pobre,
no has podido aguantar mas, pero al menos lo suficiente como para
contar tu vida a tus hijos y que puedan aprender de ya, descansa
tranquilo amigo mío yo cuidare de ellos, descansa en paz amigo mío,
descansa en paz”
-
“Mamadú ¿Cómo esta mi padre? –“Descansando Bartolomé,
descansando en paz, ve a decírselo a tu hermana, e de llamar al
doctor para que lo confirme”
-
“De acuerdo Mamadú, gracias por todo”
-
“Aquí termina la vida de Tobías Malieri un hombre al que la vida
no le trato con justicia y que al final encontró la paz que durante
toda su vida busco. Yo Mamadu, amigo fiel de el señor Malieri doy fe
de ello”.