
Qué tercos resultaron ser aquellos días felices.
Así es la felicidad cuando se mese apacible
en corazones tempranos y prestos al delirio.
Días felices que retozan allá lejos
donde las bocas no pueden repetir lo que dijeron
y los brazos ya no pueden abrazar lo que abrazaron.
A veces me ronda la sospecha titilante
de que todo sigue intacto:
es el tiempo el que envejece de tanto ir hacia la muerte.
A veces me duelen los pies de andar descalzo hacia el regreso,
hacia los confines del ingente recuerdo
y al final descansan al pisar mi huerto.
Qué tercos resultaron ser aquellos días felices.
Hoy les pongo flores a los juramentos:
cualquier tiempo presente, es mejor.
Así es la felicidad cuando se mese apacible
en corazones tempranos y prestos al delirio.
Días felices que retozan allá lejos
donde las bocas no pueden repetir lo que dijeron
y los brazos ya no pueden abrazar lo que abrazaron.
A veces me ronda la sospecha titilante
de que todo sigue intacto:
es el tiempo el que envejece de tanto ir hacia la muerte.
A veces me duelen los pies de andar descalzo hacia el regreso,
hacia los confines del ingente recuerdo
y al final descansan al pisar mi huerto.
Qué tercos resultaron ser aquellos días felices.
Hoy les pongo flores a los juramentos:
cualquier tiempo presente, es mejor.