En Hijos de sangre y hueso, Tomi Adeyemi nos lleva al mundo
de Orïsha, una tierra marcada por la magia perdida y la opresión. Este es el
primer libro de la trilogía Legado de Orïsha.
Zélie Adebola, la protagonista, pertenece a los maji, una
raza mágica que ha sido aniquilada casi en su totalidad bajo el régimen del rey
Saran. Hace una década, el rey orquestó la muerte de los maji y eliminó la
magia de la faz de Orïsha, dejando a Zélie y otros jóvenes como ella sin más
que recuerdos de lo que alguna vez fue. La cicatriz emocional y política de esa
masacre define el tono de la novela desde la primera página.
Zélie es arrojada al centro de la acción cuando descubre que
la magia podría regresar gracias a un artefacto perdido, pero su misión no será
fácil. Acompañada por su valiente hermano Tzain y Amari, una princesa rebelde,
se embarca en una aventura contra el tiempo para restaurar el poder de los maji
y desafiar un sistema que los oprime brutalmente.
La historia no es solo un viaje heroico, sino también una
lucha personal. Zélie no solo enfrenta enemigos externos, sino también sus
propias dudas y el trauma de haber crecido en un mundo que la desprecia por lo
que es.
Adeyemi no solo escribe un libro de fantasía; crea un
homenaje a la cultura y tradiciones africanas. Los nombres, los escenarios y
los dioses maji están inspirados en la mitología yoruba, lo que otorga al mundo
de Orïsha una textura única y una identidad propia. Es un soplo de aire fresco
en un género que a menudo se centra en tradiciones europeas.
Desde los majestuosos paisajes de Orïsha hasta los
enfrentamientos épicos llenos de magia, la escritura de Adeyemi
sumerge al lector en un mundo tan real que puedes sentir el calor del sol
africano y escuchar el rugir de los tambores.
Uno de los mayores logros de Adeyemi es la profundidad
psicológica de sus personajes. Zélie es una heroína fuerte, pero está lejos de
ser perfecta. Su ira y su deseo de justicia a veces la empujan al límite,
haciéndola tanto admirable como temible. Tzain, su hermano, aporta equilibrio
emocional con su lealtad, aunque también lucha con su papel en la cruzada de
Zélie.
Por otro lado, Amari, quien al principio parece una princesa
ingenua, se convierte en una fuerza inesperada dentro de la historia,
enfrentando su propia transformación. En contraste, Inan, el príncipe heredero
y principal antagonista, navega una lucha interna fascinante entre el deber
hacia su padre y el descubrimiento de secretos que tienen que ver consigo mismo
y que le cuesta aceptar.
Más allá de la acción trepidante y el deslumbrante uso de la
magia, Hijos de sangre y hueso aborda temas universales y urgentes. Adeyemi
escribió la novela como respuesta a la brutalidad policial y el racismo
sistémico en Estados Unidos, canalizando su ira y dolor en una narrativa que
resuena con aquellos que luchan por justicia en cualquier parte del mundo.
La opresión de los maji es una metáfora directa para las
experiencias de las comunidades marginadas. El libro no solo entretiene, sino
que también invita a reflexionar sobre el poder, el prejuicio y la resistencia.