Sinopsis ¿Qué pasaría si todos esos chicos que te gustaban se enteran de lo que sentías por ellos... more Sinopsis ¿Qué pasaría si todos esos chicos que te gustaban se enteran de lo que sentías por ellos… todos a la vez? Lara Jean Song guarda sus cartas de amor en una sombrerera que su madre le dio. No son cartas que alguien escribió para ella; son cartas que ella escribió. Una para cada chico que alguna vez amo-cinco en total. Cuando las escribió, puso su alma y corazón y dijo todas las cosas que nunca diría en la vida real, porque las cartas son sólo para sus ojos. Hasta el día que esas secretas cartas son enviadas, y repentinamente, la vida amorosa de Lara Jean pasa de imaginaria a fuera de control. Prólogo Traducido por Luna West Corregido por Mel Cipriano Me gusta guardar cosas. No cosas importantes como ballenas, personas o animales. Cosas tontas. Campanas de porcelana, de esas que encuentras en las tiendas de recuerdos. Moldes para galletas que nunca usarías, porque ¿quién necesita una galleta en forma de pie? Listones para el cabello. Cartas de amor. De todas las cosas que guardo, supongo que podría decir que mis cartas son mi más preciada posesión. Las mantengo en una sombrerera turquesa que mi madre me compró en una tienda vintage del centro de la ciudad. No son cartas de amor que alguien escribió para mí; no tengo nada de ese estilo. Son cosas que yo he escrito. Una para cada chico que alguna vez amé, cinco en total. Cuando escribo, no contengo nada. Las escribo para que el chico nunca la lea. Porque nunca las leerá. Cada pensamiento secreto, cada cuidadosa observación, cada cosa que guardé dentro de mí, lo pongo en la carta. Cuando la termino, la sello, la coloco en un sobre y luego la guardo en mi sombrerera. No son cartas de amor en el estricto sentido de la palabra. Mis cartas son para cuando ya no quiero estar enamorada. Son para despedirme. Porque después de escribir mi carta, ya no estoy siendo consumida por un amor completamente arrollador. Puedo comer mi cereal sin preguntarme si a él también le gustan las bananas sobre su cereal. Puedo cantar canciones de amor y no dedicárselas. Si el amor es como una posesión, quizás mis cartas son como mi exorcismo. Mis cartas son para liberarme. O al menos para eso se supone que son. Margot niega con la cabeza.-Está hecho, Lara Jean.-La libero y cierra su portátil-. ¿Cuándo estará lista la primera tanda? Tengo hambre. Miro el reloj de arena magnético en la nevera.-Cuatro minutos más.-Me vuelvo a sentar y digo-: No me importa lo que digas, Margot. Ustedes chicos no terminaron. Lo amas demasiado. Sacude la cabeza.-Lara Jean-comienza con voz paciente, como si yo fuera una niña y ella una mujer vieja y sabia de cuarenta y dos años. Meneo una cucharada de masa de galletas bajo la nariz de Margot. Vacila y luego abre la boca. Le doy de comer como a un bebé.-Espera y verás, tú y Josh estarán juntos de nuevo en un día, tal vez dos.-Pero incluso mientras lo estoy diciendo, sé que no es verdad. Margot no es el tipo de chica que rompe con alguien y regresa por capricho; una vez que ha decidido algo, eso es todo. No hay palabrería, no se arrepiente. Es como si hubiera dicho: lo hecho, hecho está. Deseo (y este es un pensamiento que he tenido muchas, muchas veces, demasiadas para contar) ser más como Margot. Porque a veces se siente como que nunca terminaré. Más tarde, después de lavar los platos, acomodar las galletas en una bandeja y ponerlas junto a la almohada de Kitty, me voy a mi habitación. No enciendo la luz. Voy a mi ventana. La luz de Josh sigue encendida. *** En la oscuridad junto a mí, Margot pregunta-: Lara Jean... ¿crees que alguna vez has estado enamorada? ¿Realmente enamorada? Me toma con la guardia baja. No tengo una respuesta preparada. Estoy tratando de pensar en una, pero ya está hablando de nuevo. Nostálgicamente, dice: Ojalá me hubiera enamorado más de una vez. Creo que deberías enamorarte al menos dos veces en la escuela secundaria.-Entonces, deja escapar un pequeño suspiro y se queda dormida. Margot se duerme así, un suspiro soñador y es libre para ir a la tierra del nunca jamás, como si nada. *** Me despierto en medio de la noche y Margot no está. Kitty está acurrucada a un lado junto a mí, pero no Margot. Está muy oscuro, sólo la luz de la luna se filtra a través de las cortinas. Me arrastro fuera de la cama y me muevo hacia la ventana. Mi respiración se corta. Ahí están: Josh y Margot, de pie en el camino de entrada. El rostro de Margot está apartado, mirando hacia la luna. Josh está llorando. No se tocan. Hay suficiente espacio entre ellos para que sepa que Margot no ha cambiado de opinión. Dejo caer la cortina y hago mi camino de regreso a la cama, donde Kitty se ha enrollado en el centro. La empujo hacia atrás unos centímetros, para que haya espacio para Margot. Ojalá no los hubiera visto. Era demasiado personal. Demasiado real. Se suponía que sería sólo para ellos. Si hubiera una manera de que no lo viera, lo habría hecho. Me giro de lado y cierro los ojos. ¿Qué debes hacer, para tener a un chico llorando por ti? Y no cualquier chico. Josh. Nuestro Josh. Respondiendo a su pregunta: sí, creo que me he enamorado de verdad. Sin embargo, sólo una vez.
Sinopsis ¿Qué pasaría si todos esos chicos que te gustaban se enteran de lo que sentías por ellos... more Sinopsis ¿Qué pasaría si todos esos chicos que te gustaban se enteran de lo que sentías por ellos… todos a la vez? Lara Jean Song guarda sus cartas de amor en una sombrerera que su madre le dio. No son cartas que alguien escribió para ella; son cartas que ella escribió. Una para cada chico que alguna vez amo-cinco en total. Cuando las escribió, puso su alma y corazón y dijo todas las cosas que nunca diría en la vida real, porque las cartas son sólo para sus ojos. Hasta el día que esas secretas cartas son enviadas, y repentinamente, la vida amorosa de Lara Jean pasa de imaginaria a fuera de control. Prólogo Traducido por Luna West Corregido por Mel Cipriano Me gusta guardar cosas. No cosas importantes como ballenas, personas o animales. Cosas tontas. Campanas de porcelana, de esas que encuentras en las tiendas de recuerdos. Moldes para galletas que nunca usarías, porque ¿quién necesita una galleta en forma de pie? Listones para el cabello. Cartas de amor. De todas las cosas que guardo, supongo que podría decir que mis cartas son mi más preciada posesión. Las mantengo en una sombrerera turquesa que mi madre me compró en una tienda vintage del centro de la ciudad. No son cartas de amor que alguien escribió para mí; no tengo nada de ese estilo. Son cosas que yo he escrito. Una para cada chico que alguna vez amé, cinco en total. Cuando escribo, no contengo nada. Las escribo para que el chico nunca la lea. Porque nunca las leerá. Cada pensamiento secreto, cada cuidadosa observación, cada cosa que guardé dentro de mí, lo pongo en la carta. Cuando la termino, la sello, la coloco en un sobre y luego la guardo en mi sombrerera. No son cartas de amor en el estricto sentido de la palabra. Mis cartas son para cuando ya no quiero estar enamorada. Son para despedirme. Porque después de escribir mi carta, ya no estoy siendo consumida por un amor completamente arrollador. Puedo comer mi cereal sin preguntarme si a él también le gustan las bananas sobre su cereal. Puedo cantar canciones de amor y no dedicárselas. Si el amor es como una posesión, quizás mis cartas son como mi exorcismo. Mis cartas son para liberarme. O al menos para eso se supone que son. Margot niega con la cabeza.-Está hecho, Lara Jean.-La libero y cierra su portátil-. ¿Cuándo estará lista la primera tanda? Tengo hambre. Miro el reloj de arena magnético en la nevera.-Cuatro minutos más.-Me vuelvo a sentar y digo-: No me importa lo que digas, Margot. Ustedes chicos no terminaron. Lo amas demasiado. Sacude la cabeza.-Lara Jean-comienza con voz paciente, como si yo fuera una niña y ella una mujer vieja y sabia de cuarenta y dos años. Meneo una cucharada de masa de galletas bajo la nariz de Margot. Vacila y luego abre la boca. Le doy de comer como a un bebé.-Espera y verás, tú y Josh estarán juntos de nuevo en un día, tal vez dos.-Pero incluso mientras lo estoy diciendo, sé que no es verdad. Margot no es el tipo de chica que rompe con alguien y regresa por capricho; una vez que ha decidido algo, eso es todo. No hay palabrería, no se arrepiente. Es como si hubiera dicho: lo hecho, hecho está. Deseo (y este es un pensamiento que he tenido muchas, muchas veces, demasiadas para contar) ser más como Margot. Porque a veces se siente como que nunca terminaré. Más tarde, después de lavar los platos, acomodar las galletas en una bandeja y ponerlas junto a la almohada de Kitty, me voy a mi habitación. No enciendo la luz. Voy a mi ventana. La luz de Josh sigue encendida. *** En la oscuridad junto a mí, Margot pregunta-: Lara Jean... ¿crees que alguna vez has estado enamorada? ¿Realmente enamorada? Me toma con la guardia baja. No tengo una respuesta preparada. Estoy tratando de pensar en una, pero ya está hablando de nuevo. Nostálgicamente, dice: Ojalá me hubiera enamorado más de una vez. Creo que deberías enamorarte al menos dos veces en la escuela secundaria.-Entonces, deja escapar un pequeño suspiro y se queda dormida. Margot se duerme así, un suspiro soñador y es libre para ir a la tierra del nunca jamás, como si nada. *** Me despierto en medio de la noche y Margot no está. Kitty está acurrucada a un lado junto a mí, pero no Margot. Está muy oscuro, sólo la luz de la luna se filtra a través de las cortinas. Me arrastro fuera de la cama y me muevo hacia la ventana. Mi respiración se corta. Ahí están: Josh y Margot, de pie en el camino de entrada. El rostro de Margot está apartado, mirando hacia la luna. Josh está llorando. No se tocan. Hay suficiente espacio entre ellos para que sepa que Margot no ha cambiado de opinión. Dejo caer la cortina y hago mi camino de regreso a la cama, donde Kitty se ha enrollado en el centro. La empujo hacia atrás unos centímetros, para que haya espacio para Margot. Ojalá no los hubiera visto. Era demasiado personal. Demasiado real. Se suponía que sería sólo para ellos. Si hubiera una manera de que no lo viera, lo habría hecho. Me giro de lado y cierro los ojos. ¿Qué debes hacer, para tener a un chico llorando por ti? Y no cualquier chico. Josh. Nuestro Josh. Respondiendo a su pregunta: sí, creo que me he enamorado de verdad. Sin embargo, sólo una vez.
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