terça-feira, 23 de setembro de 2008
academia - e do disco se fez livro
Há livros, grandes livros e canções, grandes canções e músicos (não uso a palavra "artistas" porque infelizmente cada mais vem tendo sentido pejorativo...), grandes músicos.
E como admiro a tranversalidade na arte, e gosto de poesia e do Paco Ibañez e ouvi este disco no outro dia (Paco Ibañez, Por una Canción, de 1990) pensei: "se estou a ouvir este disco e a ler grandes poetas, não será de algum modo este disco um livro?" (e se alguém quiser dizer, olha este, armado em pseudo-intelectual, devo dizer que conheço o disco do Caetano que se chama "Livro"...).
Não quero dizer mais. Deixo este belo, embora deficientemente traduzido texto do grande José Agustín Goytisolo e os poemas que Paco interpreta no disco, bem como alguns videos. No fim, imagens retiradas do folheto de um Concerto que Paco deu em Coimbra em 2001 (aparecem em fundo umas "coisas" - pois, é o autógrafo que ele me deu, mas que se vê muito mal).
De Trovadores e Jograis
Quando as civilizações grega e romana foram derrubadas, na Europa começou um longo período de retrocesso cultural. Desapareceram os grandes poetas, desapareceram os grandes teatros, onde se encenava para um grande público. A cultura encerrou-se em alguns mosteiros e encontrava-se só ao alcance de uma minoria.
Foi na Provença, no século XII, que apareceram os primeiros trovadores (trovador ou faladores) de palavras felizes, que não escreviam em latim, mas na língua de OC.
Chamavam-se assim para se distinguirem dos intelectuais que falavam em latim. Os trovadores eram gente culta, alegre e satírica que se expressavam no idioma do cidadão comum. Compunham a letra e a música das suas canções, era o seu ofício. As suas obras eram interpretadas pelos jograis, origem dos cantautores actuais, e que para além de saber cantar, dominavam diversos instrumentos musicais. Em algumas situações os jograis compunham também a letra e a música das canções, como os cantautores actuais.
O êxito de trovadores e jograis, bem como a sua enorme influência junto das populações, muitas vezes assustou os detentores do poder: o IV concílio de Latrão proibiu a clérigos e monjas ter trato com trovadores e jograis, tendo-os definido como gente dissoluta e libertina. Mas também dentro do mesmo poder eclesiástico houve gente que não pensava da mesma forma: Francisco de Assis e seus discípulos romperam com esta proibição ao auto intitularem-se “Jograis do Senhor”.
Os trovadores, jograis e cantautores actuais mantiveram e enriqueceram este ofício, mas também, como outrora, foram mal vistos em muitos países, foram proibidos, marginalizados e até encarcerados.
Mas aí estão, trovadores e jograis de hoje, como antigos e gastos lutadores a favor da alegria e da liberdade.
José Agustín Goytisolo (traduzido do original em Castelhano)
No te pude ver
No te pude ver
cuando eras soltera
mas de casada te encontraré.
Te desnudaré
casada e romera
cuando en la noche las doce den.
Federico Garcia Lorca
Córdoba
Jaca negra, luna grande
y aceitunas en mi alforja.
Aunque sepa los caminos
yo nunca llegaré a Córdoba
Córdoba
lejana y sola
¡Ay qué camino tan largo!
¡Ay mi jaca valerosa!
¡Ay que la muerte me espera!
Antes de llegar a Córdoba.
Córdoba
lejana y sola
Federico Garcia Lorca
Amada
Amada, en esta noche, tú te has crucificado
entre los dos maderos cruzados de mi beso.
Y tu pena me há dicho que Jesús ha llorado
y que hay un Viernes Santo mas dulce que esse beso.
Y tu pena me há dicho que Jesús ha llorado
y que hay un Viernes Santo mas dulce que esse beso.
Amada, en esta noche, tú te has crucificado.
Amada, moriremos los dos juntos, muy juntos
y ya no habrán reproches en tus ojos benditos
ni volveré a ofenderte. Y en uma sepultura
dormiremos los dos como dos hermanitos.
Cesar Vallejo
Juventud, divino tesoro
Juventud, divino tesoro.
¡Ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar no lloro
y as veces, lloro sin querer.
Juventud, divino tesoro.
¡Ya te vas para no volver!
En vano busqué a la princesa
que estaba triste de esperar.
La vida es dura, amarga, y pesa.
Ya no hay princesa que cantar.
Juventud, divino tesoro
¡Ya te vas para no volver!
A pesar del tiempo terco
mi sed de amor, no tiene fin.
Cabello gris, asi me acerco
a los rosales de jardin.
Juventud, divino tesoro
¡Ya te vas para no volver!
Ruben Dario
Ya no hay locos
Ya no hay locos, ya no hay locos
ya no hay locos, en España ya no hay locos.
Se murió aquel manchego,
Aquel esrajalário fantasma del desierto.
Ya no hay locos, ya no hay locos
ya no hay locos, amigos ya no hay locos.
Todo el mundo está cuerdo
terrible, horriblemente cuerdo.
Ya no hay locos, ya no hay locos
ya no hay locos, en España ya no hay locos.
¿Cuándo se pierde el juicio?
Yo pregunto: ¿Cuando se pierde, cuándo?
Si no es ahora, que la justicia
vale menos que el orín de los perros.
Ya no hay locos, ya no hay locos
ya no hay locos, amigos ya no hay locos.
Leon Felipe
Rosal
¿De qué sirve presumir,
rosal, de buen parecer
sí aún no acabas de nacer
quando empiezas a morir?
Hay que llorar e reir
vivo y muerto, tu arrebol.
Rosal, menos presunción
¿donde estan las clavellinas?
Pues serán mañana espinhas
las que ahora rosas son.
No es muy grande la ventaja
que tu calidad mejora,
si es tumantilla la aurora
es la noche su mortaja.
Se está riendo la malva
cabellera de un terrón.
Rosal, menos presunción
¿donde estan las clavellinas?
Pues serán mañana espinhas
las que ahora rosas son.
Francisco de Quevedo
Tus ojos me recuerdan
Tus ojos me recuerdan
las noches de verano.
Negra noche sin luna
orilla al mar salado.
Y un chispear de estrellas
de un cielo negro y bajo.
Tus ojos me recuerdan
las noches de verano.
Y tu morena cara
los trigos requemados
de un suspirar de fuego
de los maduros campos
Tus ojos me recuerdan
las noches de verano.
De tu morena cara
de tu soñar gitano
de tu mirar de sombras
quiero llenar mi vaso.
Me enbriagaré una noche
de un cielo negro y bajo
para cantar contigo
orilla al mar salado,
una cancion que deje
cenizas en los lábios
de tu mirar de sombra
quiero llenar mi vaso.
Tus ojos me recuerdan
las noches de verano.
Antonio Machado
Cancion de la muerte
Débil mortal, no te assuste
mi oscuridad ni mi nombre.
En mi seno encuentra el hombre
un término a su pesar.
Yo, compassiva, le ofrezco
lejos del mundo un asilo
donde en mi sombra, tranquilo
para siempre duerma en paz.
Soy la virgen misteriosa
de los últimos amores
y ofrezco un lecho de flores
sin espinhas ni dolor.
Y, amante, doy mi cariño
sin vanidad ni falsia.
No doy placer, ni alegria,
mas es eterno mi amor.
Deja que inquieten al hombre
que, loco, al mundo se lanza
mentiras de la esperanza,
recuerdos del bien que huió.
Mentiras son sus amores,
mentiras son sus victorias
y son mentiras sus glorias
i mentira su ilusion.
José de Espronceda
La Romeria
¡Ay qué blanca la triste casada!
¡Ay, como se queja entre las ramas!
Amapola y clavel será luego
cuando el macho despliegue su capa.
Si tú vienes a la Romería
a pedir que tu vientre se abra
no te pongas un velo de luto
sino dulce camisa de Holanda.
¡Ay, como relumbra!
¡Ay, como relumbraba!
Vete sola detrás de los muros
donde estan las higueras cerradas
Yy suporta mi cuerpo de tierra
hasta el blanco gemido del alba.
Federico Garcia Lorca
El Rey Almutamid
Soñaba en su lecho el rey
soñaba de madrugada
que entre las ondas del rio
buscaba manzanas blancas
Noche de medo en Sevilla
víspera de la batalha
Y el rey Almutamid
en el sueño contemplaba
la dulce fruta de nieve
que en los espejos temblaba
Noche de medo en Sevilla
víspera de la batalha
En Sevilla, Almutamid
abrió los ojos al alba
quando el sol enrogecia
en la ventana mas alta.
Y ni amanecer halló
ni arrayán bajo la almohada
ni del agua el dulce nido
donde vio manzanas brancas
Fanny Rubio
Volverán las oscuras golondrinas
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcon sus nidos a colgar
y otra vez con el alla a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura i mi dicha al contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
essas… ¡no volverán!
Volverán las tupidas madresselvas
de tu jardin las tapias a escalar,
y outra vez a la tarde, aún más hermosas,
sus flores se abrirán;
Pero aquellas cuajadas de rocio,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del dia…
essas… ¡no volverán!
G. A. Becquer
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