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martes, 17 de octubre de 2017

EL MEJOR MILITAR DE LA ÉPOCA DE TRAJANO. MARCO CORNELIO NIGRINO.

Texto de Federico Romero Díaz.

Este militar fue con diferencia el primero de su época, por encima incluso de Trajano su rival al trono imperial.

"En la isla de las brumas empieza el meteórico cursus honorum de este insigne edetano: entre el 63 y el 69 pasó al limes del Danubio, donde el propio emperador Vespasiano le concedió el privilegio honorífico Adlectio Inter Praetorios. Después de esta etapa ascendió a legado, sirviendo en la VI y VIII Augusta en Germania y Aquitania respectivamente. En el año 83 fue a Roma en condición de cónsul suplente, partiendo un año después como gobernador de Moesia (aprox. hoy Bulgaria) Allí se destacó guerreando contra los dacios, los fieros habitantes de la actual Rumania, que no eran unos bárbaros, sino un reino estable y civilizado que rivalizaba con Roma sobre el control de las riberas del Danubio. Entre su llegada a Moesia y su segundo y tercer consulado entre el 86 y 89 consiguió más condecoraciones que ningún otro militar de la época: dos coronas vallaris (el primero en asaltar un campamento enemigo), dos muralis (el primero en subir a una muralla enemiga, dos civiles (el primero en salvarle la vida a un compañero), dos navalis (el primero en abordar una nave enemiga) y ocho estandartes. El edetano Marco Cornelio Nigrino fue uno de los únicos cinco senadores el lograr dichas condecoraciones juntas (solo mejorado por Vespasiano y delante de su coetáneo y gran competidor, Marco Ulpio Trajano), además de ser uno de los únicos senadores que obtuvo tres consulados sin ser de la familia imperial y no acabó siendo sentándose en el trono de Roma."(Nigrino, el valenciano que pudo gobernar Roma".-- www.historiasdelahistoria.-- Gabriel Castelló.

 Investigando en el completo estudio de Geza Alfoldy , he llegado a varias certezas sobre el personaje, el militar más condecorado de su época:

En Britania empieza el meteórico cursus honorum de este insigne edetano: entre el 63 y el 69 pasó al limes del Danubio.

-- 1ª.-- Nigrino contaba con un amplio apoyo en la clase senatorial romana y entre las legiones( comandaba tres en Siria y algunas en Moesia, su anterior destino le mostraban aún plena fidelidad). A ello contribuyó su hoja de servicios tan llena de condecoraciones que era "el primus vir militaris" de su época como su carrera civil( gobernador en Siria, Moesia y Aquitania).



Entre el 63 y el 69 pasó al limes del Danubio, donde el propio emperador Vespasiano le concedió el privilegio honorífico Adlectio Inter Praetorios

--2ª.--La habilidad del partido que apoyaba a Trajano, que consiguió su rápida adopción por parte de Nerva, y la restitución del rival Nigrino de su puesto como gobernador de Siria dejo en una posición de debilidad al Valenciano ya que en caso de rebelión tardaría más en llegar a Roma desde Siria que el propio Trajano destinado en la frontera danubiana, mucho más próxima a Roma.

--3ª.-- Más que la "inspiración divina", que dijo Nerva que le guió en la adopción de Trajano en vez la de Nigrino , parece que pesó en factor de la edad, ya que Nigrino tenía ya 55 años, y los romanos no querían un nuevo emperador demasiado viejo que no pudiera asegurarles la estabilidad necesaria. Trajano por el contrario contaba aún con 44 años.´

Marco Ulpio Trajano

--4ª. Tras el nombramiento de Trajano, su rival que nunca se rebeló contra la adopción de Trajano, fue destituido pero no ejecutado ni eliminado violentamente. Sencillamente se silenció su recuerdo, evitando toda mención oficial a su persona. Afortunadamente las lápidas que aparecen en Liria (Edeta) dedicadas por un particular, nunca por el gobierno municipal de la ciudad, han permitido a los investigadores recuperar el recuerdo de un vir militaris que de haber llegado al trono imperial hubiera llevado a cabo hazañas iguales o mayores que las del propio Trajano. Un solo ejemplo, Alfoldy afirma en su estudio que dada su amplia experiencia previa en las guerras dacias, es más que posible que hubiera acabado con la Dacia de Decébalo en una solo campaña, no en dos como Trajano.

 

 El autor supone que acabó sus días tranquilamente retirado en su ciudad natal.







viernes, 13 de octubre de 2017

DENTATO Y CAPITOLINO. El inmerecido final que Roma dio a dos de sus mejores militares

Cuando una sociedad se ve obligada a estar envuelta en un enfrentamiento exterior permanente acaba acentuando los aspectos militares de su estructura cívica.  Los cónsules de la República romana debían ante todo ser buenos generales que supieran llevar a su ejército de ciudadanos a la victoria.

El anciano Dentato mata a varios de los sicarios enviados a matarle. 

Los méritos militares, las hazañas en el campo de batalla, las condecoraciones y honores que por acciones de guerra se podrán exhibir públicamente. También serán muy importantes en la vida social y política de cualquier ciudadano romano. Por ejemplo, según nos cuenta Plinio el Viejo refiriéndose a los privilegios de los que gozaban los poseedores de una corona cívica:

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jueves, 5 de octubre de 2017

La sisitia espartana. ¿ Porqué era tan vital para los espartanos esta comida en común y en que consistía?.

En esta ocasión Historia y Roma antigua tiene la fortuna de publicar un artículo de Arturo Sánchez Sanz, un auténtico experto en la Antiguedad. Es el autor de "Pretorianos", su próximo libro, que saldrá el mes de noviembre. Sin embargo en esta ocasión nos hablará de Esparta y de una de sus curiosas "instituciones", la Sisitia.

LA SYSSITÍA ESPARTANA
Arturo Sánchez Sanz
Licenciado en Historia (UCM) y Máster en Historia y Ciencias de la
Antigüedad (UCM/UAM). Doctorando en Estudios del Mundo Antiguo
Dep.de Historia Antigua de la Univ. Complutense.


En la antigua Esparta, la syssitía (phiditía o syskenía, que también existía en Creta con el nombre de andreia, aunque aquí se pagaba con fondos públicos y no con aportaciones particulares) reunía cada día al anochecer a los espartíatas de pleno derecho (los mismos que participaban en la Apella y los efebos que estaban acabando la agogé para completar su educación) para llevar a cabo una comida comunitaria con la finalidad de estrechar y reforzar así los vínculos de unión, y quizá también discutir sobre asuntos que luego se tartarizan en la Asamblea (los nuevos miembros debían ser admitidos por los antiguos y lo que en ellas se trataba era secreto). Su origen se remonta, como todo, al mítico Licurgo, como una institución más que sirviera para mantener el respeto y la obediencia a las leyes dictadas por el Estado, y para mantener la disciplina; aunque Oliva ve en esta institución una pervivencia de la antigua organización en clanes por la pervivencia de su estructura y sentido originales de época arcaica.

Banquete griego.

Lo más probable es que se generara en el seno del ejército, ya que en éste era habitual la comida en común (opsónion) realizada por los enómotes (los integrantes de la unidad inferior del ejército denominada enomotía), cuyo número variaba entre 32-36 hombres (donde tres sisitías, una de cada una de las tres tribus dorias, conformarían una enomotía). Polibio (VI, 48,3) cuenta que la dieta era frugal, con la intención de hacer moderados a los hombres y evitar la hybris, pero en cualquier caso suficiente (Figueira indica que consumirían el 37% de la producción media de los kleroi). Según Aristóteles todos los comensales vestían igual (de forma que hasta el más pobre podía permitírselo), y debían aportar cada mes un medimno de cebada (74 Kg. para elaborar tortas amasadas y cocidas), ocho coes de vino (casi 37 litros), cinco minas de queso (2,182 Kg.), cinco semiminas de higos (1,09 Kg.) y una cantidad de dinero que se estima en unos 10 óbolos eginetas para provisiones adicionales (como la carne de cerdo, que condimentada con una salsa a base de sangre, sal y vinagre conformaba el famoso
caldo negro); ocasionalmente podían llegar cabras, ovejas, liebres, torcaces e incluso pescado. Todas estas cantidades, según Oliva, se habían fijado ya desde tiempos remotos, y, si por un lado el deber del hilota era proporcionar esas cantidades, el del espartano era no pedir más que eso.

La famosa sopa negra espartana, uno de los platos emblemáticos de la dieta espartana. 

Pero la voluntad igualitaria se rompía al mostrarse las diferencias socioeconómicas entre sus asistentes, ya que algunos comensales se permitían el lujo de contribuir a la mesa con pan de trigo en lugar de pan de cebada, y, más aún, en el postre (epaiklon), de carácter voluntario y servido al tiempo que el cocinero (mágeiros) anunciaba el nombre del donante. Lo cual podía hacerse para ganar prestigio social ante los camaradas o como un acto de virtud individual y de camaradería de los ricos para con los pobres, en consonancia con la igualdad social preconizada por el Estado. Nunca acababan la velada ebrios (al contrario que los atenienses y que los hilotas, ya que éstos últimos ingerían vino en abundancia, hasta el punto de cantar y bailar de forma grotesca, lo que constituía un refuerzo psicológico de su inferioridad ante los espartíatas ya que al final de la velada eran introducidos en el syssítion como ejemplo moralizante para que los más jóvenes conocieran los efectos de la ebriedad en el ser humano).

Así, los jóvenes accedían a la syssitía por cooptación, siendo necesaria la unanimidad (se votaba con una bolita de pan, redonda para indicar consentimiento, aplastada para repudio), y teniéndose en cuenta los vínculos sociales y políticos, así como la práctica de la pederastia institucionalizada. En ocasiones se permitió la asistencia de extranjeros (como los hijos de Jenofonte o Foción), pero nunca a mujeres, ni siquiera a hetairas; formándose grupos de unos 15 espartiatas.

La syssitía determinaba la pertenencia a la clase dirigente, pues si un hómoios no aportaba los productos en las cantidades estipuladas (porque o bien han perdido el kleroi, o bien éste no produce lo suficiente), perdía sus derechos políticos y se le despojaba de su condición de «igual», siendo relegado a la de hypomeíon o inferior. La syssitía experimentó una serie de cambios a mediados del siglo III, en el marco de las reformas institucionales auspiciadas por Ágis IV, que se acompañaron de una propaganda legitimadora que proclamaba la vuelta a las tradiciones y al viejo espíritu licurgueos, presumiblemente caídos en desuso. Esto significó la distribución de los comensales, que pasan de estar distribuidos en mesas de quince o de diez personas, a repartirse en grupos de entre doscientos y cuatrocientos por cada una de las quince mesas instituidas a partir de ahora, posiblemente con el objetivo de que sirviesen de integración a los nuevos ciudadanos.

Por su parte, la función principal de los hilotas era trabajar las tierras de los espartiatas y producir aquellos bienes de consumo que éstos necesitaban para participar en las syssitiai y mantener su estatus de ciudadanos; si, como ha sugerido Figueira (1984: 87- 109), en Mesenia se localizaban seis mil lotes de tierra o kleroi de los nueve mil o diez mil que, teóricamente, estaban destinados a los espartiatas, se comprende cómo la población hilotizada de Mesenia debía de constituir una parte importantísima del número total de hilotas al concentrarse en ella la mayoría de ellos. 

Trabajo en el campo en la Antigüedad

Es bastante posible que en muchas ocasiones los hilotas se hallaran casi en los límites de la subsistencia, al tener que entregar a los espartiatas buena parte de lo que producían en las tierras que tenían asignadas y esa situación posiblemente crease inquietudes entre ellos, las cuales podrían agravarse cuando cundiese la noticia de que algún importante contingente del ejército había abandonado las fronteras lacedemonias. Aristóteles asegura que los hilotas se sublevaban con cierta frecuencia, aunque diversos autores indican que ello podía haberse exagerado (como cuando algunos de ellos notifican a los éforos el intento de golpe de estado del regente Pausanias ca. 470 a.C.).


BIBLIOGRAFÍA


CARTLEDGE, Paul. Los espartanos: una historia épica. Barcelona, Ariel, 2009.
CASILLAS BORRALLO, Juan Miguel. La antigua Esparta. Madrid. Arco Libros, D.L. 1997.
DOMINGUEZ MONEDERO, Adolfo J. PASCUAL GONZALEZ, José. Esparta y Atenas en el siglo V a.C. Madrid. Síntesis D.L., 1999
DUCAT, J. Les hilotes. Athènes. École française d'Athènes, 1990.
FORNÍS VAQUERO, Cesar. Esparta: historia, sociedad y cultura de un mito historiográfico. Barcelona, Crítica, cop. 2003.
LÓPEZ MELERO, Raquel. El Estado espartano hasta la Época clásica. Madrid, Akal, D.L. 1989.
LURAGHI, N. ALCOCK, S.E. Helots and their masters in Laconia and Messenia: histories, ideologies, structures. Washington, D.C. Center for Hellenic Studies, Trustees for Harvard University ; Cambridge, Harvard University Press, 2003.
MARTOS, Denes. Los espartanos. Editorial Virtual, Buenos Aires. 2003.
MASSOT, Vicente Gonzalo. Esparta: un ensayo sobre el totalitarismo antiguo. Buenos Aires, Grupo editor Latinoamericano, cop. 1990.
PAVEL, Oliva. Esparta y sus problemas sociales. Madrid, Akal, D.L. 1983.

ARTÍCULOS

CASILLAS BORRALLO, Juan Miguel, FORNÍS VAQUERO, Cesar. “La comida en común espartana como mecanismo de diferenciación e integración social". Espacio, tiempo y forma - Serie II, Historia Antigua t.7 (1994), 65-83.
CEPEDA RUIZ, Jesús D. “La ciudad sin muros: Esparta durante los períodos arcaico y clásico“. Antigüedad y cristianismo: Monografías históricas sobre la Antigüedad tardía, ISSN 0214-7165, Nº 23, 2006 (Ejemplar dedicado a: Espacio y tiempo en la percepción de la antigüedad tardía: homenaje al profesor Antonino González Blanco, "In maturitate aetatis ad prudentiam" / coord. por Maria Elena Conde Guerri, Rafael González Fernández, Alejandro Egea Vivancos), ISBN 84-8371-667-4 , págs. 939-952.
FIGUEIRA T. J. The demography of the Spartan Helot. Recogido en Luraghi, Nino. Alcock, Susan E. Helots and Their Masters in Laconia and Messenia. Histories,Ideologies,Structures. Washington, D.C. Center for Hellenic Studies, Trustees for Harvard University ; Cambridge, Mass. Harvard University Press. 2003. 193-240 pp.
DOMINGUEZ MONEDERO, Adolfo F. “Locrios y mesenios: de su cohabitación en Naupacto a la fundación de Mesene“. Polis. Revista de ideas y formas de la Antigüedad Clásica, Nº 18 (2006), 39-73.
__. “Los mesenios de la diáspora: de la sumisión a la resistencia“. Studia Histórica. Historia Antigua. 25. 2007, 79-101.
FORNÍS VAQUERO, Cesar. “La conjura de Cinadón: ¿paradigma de resistencia de los dependientes lacedemonios“. Studia Histórica. Historia Antigua, ISSN 0213-2052, Nº 25, 2007, 103-115.
HODKINSON, Stephen. “Sharecropping and Sparta's Economic Exploitation of the Helots“, in J. M. Sanders, ed., Φιλολακον. Lakonian Studies in Honour of Hector Catling (London, 1992), 123-34.
PLÁCIDO, Domingo. “Los lugares sagrados de los hilotas", en Jacques Annequin, Marguerite Garrido-Hory, eds., Religion et anthropologie de l'esclavage et des formes de dépendance. (Annales Littéraires de l'Université de Besançon, 534), París, Les Belles Lettres, 1994, 127-135.
__. “Voces. La voz de los mesenios bajo el dominio espartano“. Arys: Antigüedad: religiones y sociedades, ISSN 1575-166X, Nº. 6, 2003-2005, 45-62.

SANCHO ROCHER, Laura. “Omoiótes, los ómoioi de Esparta“. Gerión, ISSN 0213- 0181, Nº 8, 1990, 45-72.

martes, 3 de octubre de 2017

EXPEDICIONES ROMANAS AL CORAZÓN DE ÁFRICA.

EXPEDICIONES ROMANAS AL CORAZÓN DE ÁFRICA.

Escrito por Federico Romero Díaz



David Livingstone, Richard Burton, Jhon Speke, James Grant o Baker Stanley son algunos de los nombres, curiosamente anglosajones, que todos pensamos al tratar el tema de la exploración y el “descubrimiento” del interior del continente africano. ¿Estamos en lo cierto al hacerlo?. Por supuesto que no.

En las obras de Plinio, Tolomeo o Herodoto, encontramos los nombres de al menos cinco militares y exploradores romanos que más de 1700 años atrás iniciaron esta aventura.


Antecedentes

Con anterioridad al dominio romano del Norte de África hay constancia de expediciones de exploración de la costa africana. Según Herodoto, los fenicios,  a instancia del Faraón Necao II, emprendieron lacircunnavegación de África partiendo del golfo Arábigo. La leyenda cuenta que al tercer año de viaje consiguieron alcanzar el estrecho de las Columnas de Hércules y penetrar en el Mediterráneo. El propio Herodoto duda de la veracidad del relato, aunque sí que hay certeza de que los fenicios, habituados a surcar el Mar Rojo, llegaron a las costas de Somalia, fuente de valiosas mercancías para el comercio como perfumes y animales exóticos.

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