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Otra noche con MadPunk. “In Memory Fest IV + Sangre Salvaje - Los Kultura


A poco que me esmere MadPunk va a igualar a Crudo Pimento en el ranking de artistas que he visto más veces en directo. El sábado 18 de enero la banda madrileña participaba en un concierto de apoyo a Pro Activa Open Arms, junto con Sangre Salvaje y Los Kultura; las circunstancias me impidieron ver sus actuaciones. El concierto y el motivo bien merecían que nos acercáramos hasta la Sala YA’STA para pasar otra noche con MadPunk.
La banda madrileña ofreció una actuación arrolladora, en la que sonaron con su fuerza habitual, disfrutando sobre el escenario y haciendo disfrutar a un público que no paraba de bailar y de corear sus clásicos indiscutibles, pero también sus temas nuevos. Sin duda pueden sentirse orgullosos de no ser un grupo instalado en la nostalgia; junto a su espectacular legado ofrecen nuevas y espléndidas canciones. Porque MadPunk es un grupo con entidad propia. Aun así no está de más recordar que la banda reúne repertorio y componentes de tres míticos grupos del punk madrileño de los ochenta: Larsen, TDK y Espasmódicos. MadPunk está compuesto por Monje (primer cantante de Larsen) más J. Siemens (una verdadera leyenda del punk, como le definió anoche Monje) y Manuel Pilarte “Magüu”, respectivamente guitarrista y batería de Espasmódicos y más tarde de TDK. A ellos se unen los estupendos Esteban Palazuelos a la guitarra y Héctor Lukas al bajo.
La banda abrió el concierto con una de sus novedades, “MadPunk”, la canción que les presenta de Madrid al mundo. A partir de ahí ofrecieron un apretado repertorio que incluyó el resto de temas de su EP sacado hace unos meses. “No creo”, el tema más largo de este trabajo, es una canción rabiosamente nihilista pero al mismo tiempo tiene una letra cautivadora y con un ácido sentido del humor; no creen en religión, en filosofía, en el amor ni en los grandes mitos del punk pero por encima de todo no creen en sí mismos. “Demasiado enfermo para morir”, de nuevo una gran letra que alude a esos jóvenes eternos, conservados poco menos que en formol que siguen dando mucha guerra. “Poseso”, una canción tremendamente narrativa que la convierte en una suerte de película de posesiones y exorcismos, con un estribillo que encantaría a la Audiencia Nacional. El trabajo termina con “Zombies dictadores”, feroz tema en contra de cualquier autoridad que acaba convirtiéndose casi irremediablemente en despótica en lo que es el tema más político de este trabajo. Todos los temas de este 10” tienen unas letras magníficas y cuentan con la veteranía de unos músicos que se las saben todas, más el plus de energía que muestra el gran estado de forma en que se encuentran.
Además de tocar el EP completo, ofrecieron otras dos canciones nuevas, “Feliz” y “Apagas tu motor”, la continuación de una de mis canciones favoritas de Espasmódicos, “Enciendes tu motor”. En esta divertida curiosidad el protagonista aparece en el infierno tras haberse estampado con la moto en la otra canción y… mejor escuchadla en cualquier concierto de MadPunk al que podáis asistir; la canción no está por el momento grabada en estudio pero adelanto que se trata de un buen plan para la eternidad.
Del repertorio clásico, la banda ofreció a toda tralla auténticas joyas como “Vomitas sangre” (Larsen), una canción perfecta para comenzar la jornada laboral (probadlo), además de “Serafín” (Espasmódicos), “Días de destrucción” (Espasmódicos), “Noche de destrucción en Rock-Ola” (Larsen), “Tía, vete a cagar” (Espasmódicos), “Interrogatorio” (TDK), “El Payaso”(Larsen), “Maleta para Moscú” (TDK), “Nacido de la pota de un punk” (Larsen), “Frontera francesa” (Larsen) o “La farmacia de mi barrio” (TDK), con la que cerraron el concierto y que contó con un espontáneo que se subió para cantar un trozo de canción con Monje. Me chivan que es un miembro del grupo de Zaragoza “Animales muertos”.
Por si el concierto en la sala YA’STA no contaba con bastantes alicientes, Manuel Pilarte, miembro fundador de aquellos TDK y estos MadPunk, recordaba anoche que treinta y cinco años atrás TDK tocaron en la sala. Fue en 1985, el año en que abrió este “templo de la Movida” que todavía resiste; situado entre la Gran Vía y el barrio de Chueca un espectacular mural decora su fachada. Maguu recordaba anoche el concierto de 1985 con su padre y su tío situados en la parte de atrás de la sala.
Otra noche inolvidable con MadPunk.

MadPunk, edición limitada en tres formatos:
*CD
*Vinilo 10" negro + CD
*Vinilo 10" de color rojo + CD (éste último no disponible en tiendas)

Dead Kennedys + MadPunk + Kráneo. Un gran concierto en “la peor fecha del año”


Pero cómo no ver a Dead Kennedys (sí, sin Jello Biafra) ya que venían a Madrid. El lunes 12 de agosto, “la peor fecha del año para un concierto” como lo promocionaba la gente de No Future Fest, los Dead Kennedys (sí, sí, sin Jello Biafra) tocaban en Madrid como única fecha española. El año pasado tuve la ocasión de ver a Jello Biafra and the Guantanamo School of Medicine en un magnífico concierto en la sala Copérnico de Madrid, así que quería “completar el círculo” con el resto de la banda. Hay que recordar que Jello no está en Dead Kennedys desde 1986, año en que el grupo se rompió debido a las fuertes diferencias con sus otros tres compañeros. En aquel concierto vimos un set list poco previsible de Jello, en este me apetecía disfrutar en directo grandes temas de Dead Kennedys, con tres miembros de la formación clásica del grupo Klaus Flouride (bajo), East Bay Ray (guitarra) y D. H. Peligro (batería).
Desde que se anunció el concierto y a pesar de ser “la peor fecha del año” resultó evidente que el público de Madrid tenía ganas de ver a la banda y así se demostró al conseguir la promotora vender todas las entradas en un siempre deseado “sold out”. El caso es que me planté en la Sala But, donde ya había una cola importante para entrar. Mucho punk, mayoría masculina y también, me alegra decirlo, una nutrida representación femenina; gente de mi quinta, nos vamos haciendo mayores, aunque también había algunos jóvenes, sin duda atraídos por la leyenda de la banda surgida a finales de los años 70 en San Francisco, uno de los grupos punk estadounidenses que tuvo más éxito e impacto en Europa, con un talante muy político y muy reivindicativo desde la irreverencia.
Por su actitud estaba claro que el público que llenaba la sala estaba dispuesto a disfrutar. Yo también, situada en un lugar estratégico lejos de los pogos, bailes y el tremendo calor que emanaba la entregada audiencia. La tercera canción, la tremenda «Police Truck», fue uno de mis momentazos de la noche; escuchar en directo las ráfagas de guitarra de East Bay Ray en este tema es un auténtico lujo. En ese momento reflexioné que, sin desmerecer al actual cantante que tiene una dificilísima misión, también mola ir a un concierto para escuchar a un guitarrista, un bajista y un batería que son tremendos músicos y formaron (forman) parte de un grupo mítico.
La banda desgranó los temas que vienen haciendo habitualmente en la gira, con un ritmo algo irregular, un tanto lastrado por las palabras del cantante entre tema y tema, algún que otro problema con la guitarra y creo que cierta incomodidad de East Bay Ray con la gente que se subía al escenario. En definitiva, nada grave ni que impidiera que el concierto se desarrollara en medio de un magnífico ambiente. Sonaron temas como «Forward To Death» toda una declaración de intenciones “I don´t need this fucking world” en menos de dos minutos; la ácida ironía de «Kill the Poor»; «California Über Alles», una de sus primeras canciones, publicada en 1979, una andanada satírica contra Jerry Brown, gobernador de California entre 1975 y 1983; la vertiginosa y combativa «Nazi Punk Fuck Off!»; la chispeante «Jock-O-Rama», en la que encuentro ciertas reminiscencias surferas uno de los estilos preferidos del guitarrista o «Moon Over Marin», una belleza de canción de la que estoy enamorada, con una para mí luminosa guitarra de East Bay Ray. Para los bises dejaron la poderosa «Bleed for Me», la divertida versión del conocido tema de Elvis «Viva Las Vegas», «Holiday in Cambodia», todo un himno punk con delirante propuesta de unas “agradables” vacaciones a una Camboya asolada por todo tipo de horrores y, como airado final, «Chemical Warfare», canción llena de furia que incluye un vals descacharrado.
La historia de los desencuentros de la banda es de sobra conocida por los seguidores de Dead Kennedys, polarizados en dos bandos. La mayoría a favor de Jello, todo hay que decirlo, quien fue demandado por sus tres compañeros porque, según denunciaron, el sello de su propiedad Alternative Tentacles les pagaba menos pasta de la que les correspondía. Otro de los desencuentros vino por la posibilidad de usar «Holyday In Cambodia» en un anuncio de Levis, Jello montó en cólera (normal). Finalmente los tribunales permitirían que los tres pudieran girar bajo el nombre de Dead Kennedys. Así en 2001 se juntaron con Brandon Cruz, en el puesto de Biafra. En 2003, Cruz fue reemplazado por Jeff Penalty. En la actualidad el cantante es Ron “Skip” Greer, antiguo miembro de The Wynona Riders, una banda de pop punk formada en 1988.
La noche había comenzado desvelando la sorpresa del artista invitado a acompañar a Dead Kennedys, que en realidad fueron dos: Kráneo y MadPunk. Kráneo es una formación de la sierra norte madrileña con cuatro miembros, que ofrecieron una actuación rápida y reivindicativa en la que apenas dieron respiro al público. Empezaron con una versión del «Emergency» de Motörhead, continuando con temas propios como «Ratas», «Oh, Rivera», «Metralleta» o «La muerte tenía un precio» y cerraron con la versión que hacen MCD del «Emergency», «Violencia sin cuartel». Me quedo con sus palabras sobre el fascismo actual, camuflado entre colores y sonrisas.
Precedidos por el Blank Generation de Richard Hell y mientras sonaban mis adorados Television, sin apenas tiempo de espera aparecían en el escenario los amigos de MadPunk, a los que he tenido la suerte de ver varias veces en directo. El grupo formado por miembros de Larsen, Espasmódicos y TDK, tres bandas históricas del punk madrileño de inicios los 80, ofrecieron una actuación inolvidable en el mencionado concierto del año pasado. Los madrileños pusieron de nuevo todas las ganas, además de su sabiduría musical y escénica, potencia y actitud, como nos tienen acostumbrados. Héctor, Esteban, Monje, Magüu y Siemens tocaron temas que forman parte de la historia personal de varias generaciones de seguidores como «Frontera francesa», «Nacido de la pota de un punk», «Enciendes tu motor» o «La farmacia de mi barrio». Por otra parte, la banda no se duerme en los laureles y apuesta afortunadamente por material nuevo. Así pudimos escuchar un par de temas de su próximo álbum, que saldrá en septiembre. Puedo decir que la gente que estaba a mi alrededor disfrutó especialmente con «No creo», una canción que deja adivinar un gran trabajo.
Y así transcurrió una inolvidable noche de lunes en la que todo el mundo iba acompañado y vestía mayoritariamente de negro. Comprobé una vez más que aún queda gente que lleva cresta. Vi mucho pendiente y mucha tachuela y fui consciente de lo mayores que nos estamos haciendo. Yo iba sola, con una camiseta rosa y en las pausas de cambio de grupo me sentía un poco colgada, lo peor es no tener con quien comentar. Pero los caminos del punk para una señora de mediana edad son así. En un momento dado nos tiraron algo, espero que fuera cerveza. Vale, no estaba Jello, pero escuchar esas canciones en directo MERECE LA PENA.


Ya tengo derecho a llevar una camiseta de Ramones. Oh sí, oh oh sí


“Todos los caminos conducen a los Ramones”, escuchado por ahí.
Yo conozco a los Ramones desde el 89, fue en una de sus venidas a España cuando empezaron a llamarme la atención. Sin embargo, tengo la impresión de saber del grupo a salto de mata. He escuchado mil veces sus canciones más conocidas pero el resto de su discografía la tengo cogida con pinzas, apenas sé sobre sus discos y conozco muy poco de la historia de la mítica banda. Para mí son el grupo con un look de eterna elegancia punk que se puede lucir perfectamente en cualquier década y que no dudo que se podrá llevar en el futuro tan ricamente. Los que intentan racionalizarlo todo hablan de futurismo y minimalismo en su planteamiento artístico. Yo sólo pienso en dejarme llevar cuando los escucho. Y en ello he estado enfrascada durante unos días.
La culpable de este repaso discográfico es «Danny Says», una canción mortal, triste como pocas. Según cuenta la historia, fue escrita por Joey en el Hotel Tropicana de Los Angeles, al parecer inspirado por su entonces novia, Linda Daniele. Ella le abandonó en 1982 por el guitarrista de la banda, Johnny Ramone, hecho que inspiró nuevas canciones, todo tipo de rumores y fue una de las causas (no la única), que enemistó para siempre a los dos compañeros de banda. También se dice que, cuando preguntaban a Joey por su canción favorita de cuantas había compuesto, «Danny Says» siempre era una de las mencionadas. La canción y la mitología que la rodea me dan la idea de comenzar una apasionante empresa, escuchar por orden toda la discografía del grupo.
Y así el 20 de febrero de 2019 comienzo mi propósito de ponerme al día con la música de Ramones. En realidad había empezado la tarea escuchando entero el “End of the century”, el disco de 1980 en el que aparece «Danny Says», el tema que ha desencadenado esta deliciosa revisión. Se trata del disco de Ramones producido por ese personaje inclasificable que es Phil Spector. Una vuelta de tuerca al sonido de la banda con temas más producidos y más largos, buscando ese éxito comercial que siempre les fue esquivo. Spector amaba al grupo y Joey era admirador de Spector. El resto, algo menos. Un disco donde se sacaron (o no) pistolas y que Dee Dee vivió a su manera en su realidad paralela. En mi opinión Spector es un personaje capaz de lo mejor y de lo puto peor, aunque es indudable que se trata de un personaje imprescindible en la historia de la música de los últimos cincuenta años.
Por culpa del «Danny Says» me da por leer sobre Linda Ramone y claro, sale a colación la maravillosa «The KKK Took My Baby Away», una canción del “Pleasant Dreams” de 1981. A esas alturas me han entrado muchas ganas de leer “Commando. Autobiografía de Johnny Ramone”. Busco en la biblioteca de mi barrio pero no lo tienen. Me ofrecen prestármelo. Lo acepto encantada. Sin embargo, aún no he llegado a ese disco, no adelanto acontecimientos.
Mi intención con este repaso es escribir sobre lo que me vayan sugiriendo los discos, pasando de crítica especializada. Y así el 20 de febrero comienzo también la escucha del primer disco de la banda, “Ramones”, publicado en abril de 1976. Un álbum que costó poco más de 6.000 dólares y que se grabó en siete días. La foto de cubierta, que incluye a los cuatro de pie apoyados en una pared de ladrillo mirando a la cámara con rostros inexpresivos, influyó en otras portadas y fotos de la banda. Mención aparte merece el conocidísimo logo diseñado por el mexicano Arturo Vega y convertido en todo un icono de la cultura punk. Con canciones como «Blitzkrieg Bop», composición de Tommy Ramone; «Beat on the Brat» o «I Wanna Be Your Boyfriend», una de esos temas de amor que borda Joey. Destaco canciones de Dee Dee, el otro gran compositor de la banda, como «Loudmouth», «Havana Affair» o «53rd & 3rd», en la que hace referencia a un lugar muy conocido por la prostitución masculina en Nueva York, la confluencia de la 3ra avenida con la 53, y donde parece que él mismo se situó alguna vez para conseguir dinero para droga. Para cerrar el disco, la estupenda «Today Your Love, Tomorrow The World».
A estas alturas ya estoy decidida a escuchar completa y por orden toda la discografía de los Ramones. Quiero volver a esa sensación de escuchar discos enteros y por orden, como hacíamos antes. Así, el 21 de febrero completo el segundo álbum, “Leave Home”, publicado en 1977. Incluye catorce trallazos con clásicos indiscutibles como «Gimme Gimme Shock Treatment», «Suzy Is a Headbanger», la maravillosa «Pinhead» (Gabba gabba we accept you). Mi canción del disco es sin duda «Commando», una canción con letra inenarrable, compuesta por Dee Dee y Johnny. Y la anécdota la protagoniza «Carbona Not Glue», que tuvieron que quitar del disco por probable sugerencia de la compañía Carbona, fabricante de un potente disolvente a quienes no pareció hacerles mucha gracia su posible asociación con los colocones. La portada incluye una foto en tonos azules de la banda situada en lo que aparece una azotea, realizada por Moshe Brakha; el artwork corre a cargo de Arturo Vega.
Otra cosa no sé, pero Ramones fueron tela de trabajadores. El 21 de febrero empiezo también el tercer disco de la banda “Rocket to Russia”, sacado también en 1977 y uno de sus más populares. De este disco me gusta especialmente «Cretin Hop». Incluye dos versiones maravillosas, «Surfin' Bird» de The Trashmen y «Do You Wanna Dance?» de  Bobby Freeman, con la que nos entran todas las ganas de bailar “under the moonlight” con nuestro chico ramone preferido. Otras canciones famosísimas de este disco son «Rockaway Beach» y «Sheena Is a Punk Rocker», según Joey “la primera canción surf-punk-rock de rebelión adolescente”. La portada es una foto en blanco y negro de la banda con el nombre en letras rosas, apoyados sobre la pared de la puerta trasera del mítico y desaparecido CBGB’S, situada en un pequeño callejón. El dibujo de la contra corrió a cargo de John Holmstrom, editor e ilustrador de la revista “Punk”. En él vemos a un punk vestido con una camiseta de Ramones y subido a un cohete que lleva el escudo de la banda, lanzado entre los “United States y Russia”.
El 22 de febrero es un viernes de Ramones, en el que completo muy ricamente el “Road to ruin”, cuarto álbum en estudio de los Ramones, publicado en 1978. Con versiones maravillosas como «Needles and Pins», en la que Joey demuestra lo bien que se le daba el rollo tierno en palabras que le dedica Santa Suki en Twitter. También destaco clasicazos como «I Wanna Be Sedated» y preciosidades como «Don't Come Close». Disco de inolvidable portada diseñada por el editor de la revista Punk, John Holmstrom, en la que los Ramones, dibujados, aparecen situados entre dos enormes altavoces y con los rascacielos de Nueva York a sus espaldas. Es el primer disco con Marky a la batería. José Luis Zapatero me comenta en Facebook que el “Road to ruin” fue el primer vinilo que tuvo de Ramones, lo compró poco antes de ir a verlos en directo por primera vez.
El 26 de febrero retomo mi propósito Ramones. Toca el “End of the century”, su quinto álbum de estudio, producido por Phil Spector en 1980, un intento de Joey de alcanzar éxito en esas listas de discos que tanto se les resistían. Johnny “se tragó su orgullo” en busca de ese pelotazo que anheló toda su vida y transigió con canciones más largas y con mayor producción, marca Spector. Pocas veces llegaron a superar «Danny Says»... aunque la Yihad Ramonera lo tenga en la lista de discos prohibidos, a mí me parece una joya”, me dice Monje sobre el que fue su primer disco de los Ramones.
A los temas ya mencionados anteriormente, del “End of the century” también me gustan mucho «I'm Affected» con una espléndida línea de bajo en el inicio, y «Chinese Rock», compuesta por Dee Dee y Richard Hell (ex Television y líder de la banda de la primera ola del punk de EEUU, The Voidoids) y que hace referencia a un tipo de heroína muy adictivo. Y por supuesto la versión de «Baby, I Love You», una dulce canción de amor que da ganas de cantar y bailar, ¡y la grabaron esos chicos con chupas!, me dice Santa Suki. Esta canción ya la habían grabado en 1963 las Ronettes (grupo de Ronnie Spector, la esposa del productor) y no estuvo exenta de polémica, ya que se contaba que, excepto Joey, ninguno de los otros Ramones participó en su grabación. «I Can't Make It on Time» y «This Ain't Havana» son otros de mis temas del disco con colorida portada en la que aparece un plano medio de los cuatro Ramones. A mí es un disco que me gustó mucho aunque quizás después de conocer toda la intrahistoria pienso que tendría que haber sido una grabación para Joey y su acercamiento a la música pop, rock and roll y soul más clásico. Una pena porque fue un gran intento de los Ramones por hacer algo muy especial, me comenta Emilio López Sith. Definitivamente es un álbum que no acaba de convencer a algunos seguidores del grupo. En esa línea me comenta en Twitter Joseph Mellor: “El primer álbum 'flojo' de Ramones. Claro que son opiniones. Pero yo creo que la producción de Phil Spector les hizo más mal que bien. Buenas canciones, mala producción y mal sonido”. Por el contrario, Aurora Camacho comenta que, aunque todos los discos de Ramones la enamoran, Este es pelín especial... y me pone mucho. Y con «Danny Says» hasta se me saltan los lagrimones, y mira que estaré harta de escucharlos. Un disco para mí magnífico, que casi cuarenta años después no ha perdido frescura ni encanto y en el que se alternan canciones “más punk” con temas más pop, con influencias surferas.
Estoy siguiendo el orden de los álbumes de estudio pero llegados a este punto Monje me avisa de que me he saltado el “It's Alive”, un disco imprescindible para entender por qué un concierto de los Ramones te dejaba con la lengua fuera. Personalmente es mi directo favorito de ellos y uno de los mejores de cualquier grupo que haya escuchado en mi vida...”, me dice. Así que me voy al primer álbum en directo de la banda, publicado en 1979 a partir de un concierto grabado en el Rainbow Theatre en Londres el 31 de diciembre de 1977. Recoge temas de sus tres primeros discos: “Ramones”, “Leave Home” y “Rocket to Russia”, con canciones que no llegan a tres minutos en ningún caso, sin apenas pausa entre los temas, enlazados por el famoso “onetwothreefour” con el que Dee Dee introducía las canciones. Un verdadero ataque sonoro que deja sin resuello al escuchante. Muy brutal. Está considerado como uno de los mejores álbumes en directo de la historia. Y con toda la razón.
Una vez completado el “It´s alive”, el martes 26 de febrero comienzo el “Pleasant Dreams”. Sexto álbum de la banda, lanzado en 1981, es el primer disco donde en la portada no aparece una imagen del grupo, sustituida por la sombra de un hombre con sombrero y gabán sobre el que se proyecta un haz de luz, con el nombre de la banda a dos colores, amarillo y rojo. La cubierta fue diseñada por Guy Juke. Se trata de otro disco donde se combina el punk con el pop, lo que disgustó a algunos seguidores que lo encontraron “menos rápido” que los primeros discos de la banda, en un nuevo intento de ser más comerciales. Otro que no quedó muy conforme con la producción del disco, a cargo de Graham Gouldman, fue Johnny, quien cuenta que el productor preguntó qué era aquello que zumbaba. “Era mi guitarra, como sonaba siempre. Me dijo que la ajustara y ya supe que las cosas no iban a salir bien”.
“Pleasant Dreams” es el primer disco que no lleva ninguna versión y todas las composiciones van firmadas por Joey o por Dee Dee, ya no se indica el nombre de la banda al completo como compositores. Es el disco en el que se completa la ruptura personal y musical entre Joey y Johnny, una relación que jamás se volverá a recomponer. «We Want the Airwaves», «Don't Go», una de esas maravillosas canciones de desamor de Joey, «All Quiet On The Eastern Front», que haría moverse hasta a un ninot, «This Business Is Killing Me» o «You Sound Like You're Sick» ohohohhh. Y por supuesto «The KKK Took My Baby Away», una canción redonda; una lectura rápida convierte al conservador Johnny en el KKK del título, aunque otras versiones hablan de una novia negra que tuvo Joey en su juventud y de la que le separaron a la fuerza. Más allá del morbo, una canción inolvidable. Iban Gorriti, me comenta que el “Pleasant Dreams” es su disco favorito de los Ramones. De hecho, tocábamos «Don´Go».
El 27 de febrero voy con el “Subterranean Jungle”, séptimo disco de la banda. Un disco no muy valorado por crítica y seguidores. Publicado en 1983, pasaban por momentos delicados, con la relación de Joey y Johnny ya rota para siempre y Dee Dee y Marky sumidos en graves problemas de adicciones. Marky fue expulsado de la banda durante la grabación, ocupando su lugar Richie Ramone. Un disco que incluye mayoría de canciones de Dee Dee y tres versiones, comienza con una muy del gusto de Joey, «Little Bit O' Soul». Destaco «Psycho Therapy», uno de sus clásicos, compuesto por Dee Dee y Johnny, y «Outsider» de Dee Dee. Portada dentro de un vagón de metro cubierto de graffitti para un disco que no me ha dejado mucha huella.
Y ese mismo día comienzo la escucha de “Too Tough to Die”, octavo disco de Ramones del que se dice que es el más claramente hardcore punk. Lanzado en 1984, la portada corrió a cargo del fotógrafo George Dubose, y en ella aparecen los cuatro Ramones cubiertos por una helada luz azul. De este disco conozco «Mama's Boy» y destaco «Wart Hog», un tema muy potente cantado por Dee Dee, una canción para la que al parecer la compañía discográfica no permitió que se imprimieran las letras por considerarlas ofensivas. Me encuentro con la agradable sorpresa del «Howling At The Moon (Sha- La- La)», una canción que escuché un montón en mi juventud y cuyo video grabé de la tele, con los Ramones metidos en una caja de madera situada sobre un camión; destaco además el gran trabajo de guitarra de Johnny en «Planet Earth 1988», una canción de Dee Dee. También aparece en este álbum el instrumental «Durango 95» que, si no me equivoco, es el primero que me encuentro en este repaso. A estas alturas el empeño se me está haciendo algo más pesado. Atravieso unos discos que me gustan menos que los primeros y de los que no conozco apenas canciones.
Pero como no me gusta dejar las cosas a medias, sigo adelante. Y así el 28 de febrero acometo la escucha del “Animal Boy”, noveno álbum del grupo, lanzado en 1986. Portada naranja con fotos del grupo entre rejas y rodeados de monos, con las letras de su nombre en azul turquesa. Reconozco «Somebody Put Something in My Drink», escrita por el que entonces era batería del grupo Richie Ramone. Destaco también entre los temas de este disco «Love Kills», compuesta y cantada por Dee Dee Ramone y dedicada a su amigo Sid Vicious, bajista de Sex Pistols, fallecido en Nueva York en 1979. Se trata de un disco “menos melódico”, con vuelta a las canciones crudas y rápidas, más punk, que caracterizaron su primera etapa. Y sin olvidar la estupenda «Bonzo Goes To Bitburg (My Brain Is Hanging Upside Down)», escrita por Dee Dee como reacción a la visita del presidente norteamericano Ronald Reagan a un cementerio militar nazi en Bitburgo, en Alemania Occidental. La escucha del disco se me ha hecho bastante grata.
Retomo mi escucha de la discografía de Ramones el lunes 4 de marzo con “Halfway to Sanity”, décimo álbum de la banda, lanzado en 1987. Un disco que no tuvo las ventas esperadas y no fue muy valorado por la crítica. Se trata de un álbum en el que se abandonó definitivamente el sonido pop que aparecía en varias canciones de álbumes anteriores y se apostó por un sonido más duro y oscuro. Me han gustado mucho «I Wanna Live», un tema de Dee Dee, «Bop 'Til You Drop» compuesta por Dee Dee y Johnny, «I Lost My Mind», un desquiciado tema de Dee Dee cantado por él, o «Garden of Serenity», un enorme tema compuesto también por Dee Dee. La diversión se queda para la pegadiza «Go Lil' Camaro Go» de Joey, con coros de la maravillosa Debbie Harry. Lo cierto es que he encontrado en la red numerosos comentarios de fans a los que este disco les gusta, y mucho. “Un plástico estupendo e infravalorado”, leo.
Como curiosidad, se trata del último álbum en el que participó el batería Richie Ramone, que además escribió dos canciones del disco. Richie estuvo en la banda de 1983 a 1987. Según cuenta George Dubose, uno de los fotógrafos oficiales de los Ramones, Richie dejó la banda cuando los otros se negaron a compartir con él “el 25% de las ventas por ser un una cuarta parte de la banda”. Su abandono se produjo cuando iban a comenzar la gira y fue sustituido por Clem Burke, batería de Blondie. Adoptó el nombre de Elvis Ramone, pero apenas aguantó dos conciertos porque su estilo no se adaptaba al del resto. Como un “desastre” calificó Johnny la experiencia. El grupo aparece en la portada frente a lo que parece la entrada de un garito.
Y el 5 de marzo comienzo el undécimo disco de Ramones, por el que los conocí, el estupendo “Brain Drain” publicado en mayo de 1989. Por aquellos días la banda venía a tocar de nuevo en directo a España y a base de videos, reportajes y noticias en periódicos, revistas y suplementos el grupo me empezó a llamar la atención. Vamos con un disco clave por muchos motivos: es el último donde participa Dee Dee, supuso el regreso de Marky al grupo y es el último álbum que lanzan con Sire Records. La portada es un trabajo del ilustrador Matt Mahurin, con un dibujo en tonos marrones de un ser desesperado al que le estalla la cabeza. Durante la grabación al ambiente fue aún peor de lo habitual, siendo despedido Dee Dee incluso antes de finalizar el disco.
Mis dos temas preferidos de entonces son los más conocidos, «I Believe in Miracles» y «Pet Sematary», los dos compuestos por Dee Dee. Descubro en esta escucha «Zero Zero UFO», con batería a máxima potencia, «Don't Bust My Chops», pegadizo tema de Dee Dee, «Palisades Park» que fue la versión incluida en este disco, o «Come Back, Baby», una de esas deliciosas y pegadizas canciones de Joey.
El 5 de marzo comienzo además la escucha del decimosegundo álbum de estudio de la banda, “Mondo Bizarro”, publicado en 1992, disco del que de antemano no me sonaba ninguna canción. En este disco entró como bajista de la banda el joven C.J. Ramone para reemplazar a Dee Dee, que empezó una poco exitosa carrera en el rap bajo el nombre de Dee Dee King. “Mondo Bizarro” devolvió a la banda al punk enérgico de sus inicios. Portada de nuevo diseñada por George DuBose, con foto distorsionada de la banda sobre un fondo rojo brillante y letras en rosa y amarillo. C.J. me resulta una sorpresa, Ponerse los zapatos de Dee Dee es complicado, pero C.J. está sobresaliente cum laude... además tiene un par de discos en solitario muy dignos (y un gran directo...), me comenta Monje.
Dee Dee, a pesar de estar fuera de la banda, escribió tres temas «Poison Heart», «Main Man», y «Strength To Endure». Cedió los derechos de autor de las canciones como pago a la banda por sacarle de la cárcel. Como curiosidad, «Poison Heart» salió como single apareciendo en los créditos en la película “Cementerio de animales 2” de Stephen King. De las canciones compuestas por Joey destaco «I Won't Let It Happen», uno de sus bonitos medios tiempos, que me recuerda a los Beatles, y «Censorshit», una canción sobre la censura a álbumes de rock y rap; Joey se la dedicó a la ex senadora Tipper Gore, esposa del político demócrata Al Gore y co-fundadora el Parents Music Resource Cent, lo que le valió las críticas de músicos como Zappa, Jello Biafra o nuestro Joey. En este disco los Ramones se marcan una versión superchula de «Take It as It Comes» de los Doors, con Joe McGinty de Psychedelic Furs a los teclados y con Joey haciendo un gran trabajo vocal. En el disco interviene con un solo de guitarra en «Cabbies on Crack» Vernon Reid (Living Colour), una banda que pegaba muchísimo en aquellos días, ¿os acordáis de aquel «Cult Of Personality» de 1988? Y como curiosidad aparecería como bonus track en la versión en CD una versión del tema central de la serie de dibujos animados de Spiderman. Grabaron la canción a sugerencia de C.J. El disco se cierra con «Touring», uno de esos trallazos de punk surf de Joey, que recuerda a otros éxitos de los Ramones. Un disco que me ha sorprendido y me ha gustado especialmente. Es un álbum que también ha recibido elogios de quienes me han comentado en las redes. Como McHolvix, De los 90 tempranos... Yo tuve el casette. ¡Muy bueno! ¡Es la vuelta a los inicios!, afirma. Fernando Ballesteros me dice que es El primero que viví a tiempo real y el que sirvió para verles en directo...mucho cariño a ese disco. @sanfreebird72 cuenta que Con ese disco pude saludarles uno a uno en la desparecida Virgin Megastore de Barna. Recuerdo la mano rugosa de Joey Ramone... parecía un muñeco de cera todo él... quedé muy impresionado. Parecían sacados de una peli de serie B. Me llevaré ese recuerdo a la tumba.
Me voy acercando al final de esta aventura. El 7 de marzo comienzo la escucha del “Acid Eaters”, decimotercero y penúltimo álbum de estudio de Ramones, lanzado en 1994. Como he ido apreciando en este recorrido, los Ramones fueron una banda que solían incluir canciones de otros grupos en sus discos, consiguiendo versiones realmente brillantes, algunas incluso mejores que los temas originales. Así que era natural sacar un disco compuesto enteramente de covers de sus bandas favoritas, de las que más influenciaron su música. Ha sido un verdadero placer escuchar este delicioso disco, con portada “ácida” de Mique Willmott, al estilo de aquellas portadas y carteles psicodélicos, pasada por el tamiz punk ramonero. Willmott también ha realizado portadas para Black Crowes, Faster Pussycat o Skid Row. Lazy Stardust me dice en Twitter que lo tiene en cinta original, ¡Y es una maravilla! ¡Lo habré oído cientos de veces! ¡De los mejores discos de covers! No lo hubiera imaginado de Los Ramones.
El ramillete de versiones es de lujo. Así podemos escuchar «Journey to the Center of the Mind» magnífica versión de un grupo de juventud de Ted Nugent, cantada por el gran C.J.; una energética versión de «Substitute» con el mismísimo Pete Townshend a los coros; me vuelve loca la versión de «Out of Time» de los Rolling Stones, qué bonita; otra muy preferida, «Somebody to Love» de mis adorados Jefferson Airplane, el «Have You Ever Seen the Rain?» de la Creedence Clearwater Revival y las surferas «Surf City de Jan and Dean más «Surfin' Safari» de The Beach Boys, incluida como bonus track en el CD; también aparecen versiones de The Animals, Love, The Troggs o incluso Bob Dylan. mec , de Twitter se declara fan del disco, Que nadie me linche peerooo... los dos álbumes que más disfruto de la discografía de Ramones son: Mondo Bizarro y Acid Eaters.
Y entre el 7 y el 8 de marzo completo la escucha de “¡Adiós Amigos!”, decimocuarto y último álbum de estudio de la banda, publicado en 1995 y considerado uno de los mejores discos de su carrera. Ciertamente es magnífico y yo no acabo de entender por qué rompieron en un momento de forma tan bueno, y con el aire fresco que supuso para la banda la incorporación de C.J. A las voces se vuelven a alternar Joey y C.J., que compuso dos de las canciones. También aparecen temas compuestos por Dee Dee quien, como curiosidad, aparece cantando una estrofa en alemán a través de un teléfono en «Born to Die in Berlin».
“¡Adiós Amigos!” continúa la senda energética recuperada con “Mondo Bizarro”, en especial en las canciones que canta C.J. Destaco «I Don't Want to Grow Up», versión de un tema de Tom Waits, para la que se hizo un video que mezcla al grupo con imágenes y fondos animados; el magnífico tema de Dee Dee cantado por C.J. «Makin Monsters for My Friends»; «Cretin Family», de nuevo un potente tema de Dee Dee interpretado por C.J. La portada del álbum corrió a cargo del artista multidisciplinar Marcos Kostabi; se trata de una recreación de una pintura suya llamada Enasaurs. En la contra los Ramones aparecen maniatados frente a un pelotón de fusilamiento. 

Llegado el final de esta aventura me apetece resumir algunas anécdotas que me han ido contando durante el recorrido. Adolfo Ballesteros me cuenta que la vendedora de una tienda de discos le preguntó cuando entró a comprar el “Road to ruin”, si los Ramones “eran españoles o extranjeros”. Fernando Íñiguez me cuenta que vio el mítico concierto de los Ramones en septiembre de 1980 en Vista Alegre, con Nacha Pop como teloneros. Fernando consiguió las entradas por haber estado pegando durante semanas los bonitos y vistosos carteles del concierto. Había dos tamaños. Uno normal, y uno grandote de dos piezas que había que empalmar. No pegamos todos los que nos encargaron, y el último día el sobrante lo tiramos por las alcantarilla y al Manzanares, hoy sé que valdrían millones. Eran preciosos, rememora. También recuerda la canción de Pistones “Yo jamás te hubiera conocido, Si no llega a ser por los Ramones”, basada en una anécdota eral que le sucedió al cantante de la banda, Ricardo Chirinos. Otro concierto bastante señalado fue el que Ramones ofrecieron en el Palacio de los Deportes de Riazor en noviembre de 1981, teloneados por unos jovencísimos Los Suaves, del que me habla megustamiolor. Más conciertos inolvidables, Fernando Ballesteros y Miguel Ángel Heras recuerdan una actuación de Ramones en la Sala Canciller en marzo de 1993. Rapdelrape me recuerda en Twitter que los Ramones fueron teloneros en Madrid de U2 en mayo de 1993 en el Vicente Calderón durante la gira Zoo TV. Recuerda muy bien que el pitido de oídos duró días. Ambas bandas no me pegan nada juntas, cosas de los promotores. Rapdelrape me descubre también el museo dedicado a los Ramones en Berlín El único museo dedicado a Los Ramones en el mundo. La entrada cuesta tomarte una cerveza, explica.
Hay más gente que hace estos ejercicios de escuchar discografías enteras de principio a fin, casi siempre en orden cronológico, como Rockologia o Tikiboy. Aunque la modernidad del streaming nos ha quitado muchas cosas, al mismo tiempo nos proporcionan la oportunidad de hacer ejercicios como esos de un modo muy sencillo. Marcos me dice que Es la única manera de sumergirse en una banda y no quedarse en la superficie con algunos “hits”. Leo Kiron me propone que cambie de ciudad De New York a Detroit; la discografía completa de Iggy Pop & The Stooges e Iggy en solitario. Marino Masazucra me habla de una gira de Ramones por Europa que se suspendió un año antes de su separación y con alguna extraña conexión con Tomelloso, que no acabamos de ubicar. Mi camino por la senda de Ramones también ha servido para que Jesús Carnerero haya vuelto a escuchar a la banda. Jonás Muz me recomienda leer el "Por favor, mátame" para situar la escena del NY underground; es un libro que me regalaron recientemente y que debo releer ahora que he profundizado en la carrera del grupo.
El repaso a la carrera de los Ramones ha resultado de lo más grato, pudiendo apreciar la evolución de la banda, desde el sonido crudo de los primeros discos, a la elaboración de los últimos álbumes. He contado además con bastante participación y opinión en redes. También me ha servido para corregir mi percepción, errónea, de que los Ramones tocaban mal y puedo responder a los que afirman eso tan manido de que tocaban siempre la misma canción, Eso es un tópico qué escuché siempre y ¡me resulta tan injusto! ¡Anda que no tiene mérito su capacidad para crear esos batidos de punk y pop perfecto!, afirma Lazy Stardust. He aprendido que Dee Dee fue quien compuso más canciones; escribía sobre todo acerca de movidas con drogas, problemas mentales, delirios militares, historias de los chicos de la calle que no piensan demasiado en el amor. He descubierto la importancia del productor Daniel Rey en la carrera de Ramones, como coautor de muchos éxitos de la banda, normalmente junto con Dee Dee. Y he ahondado en la personalidad musical de cada uno de los miembros de la banda. Joey con sus preferencias de pop, surf y grupos vocales de chicas y su conmovedora y melancólica forma de cantar los temas de amor; Johnny, de ideas ultraconservadoras, mucho mejor guitarrista de lo que yo pensaba, con poca facilidad para componer pero mucha para organizar y para manejar las cuentas del grupo; Dee Dee, una explosión creativa en medio del caos autodestructivo que fue su vida; los diferentes baterías: Tommy, Marky, Richie y el fugaz Elvis; o la última incorporación, el gran C.J., “little Ramone”, jovencísimo fan de la banda cuando se unió a ellos y que cumplió su cometido con mucho más que brillantez.
En definitiva he quedado muy satisfecha con la chula experiencia de escuchar la discografía entera de Ramones, disco por disco, canción a canción, como hacíamos antes de que el mundo se volviera irremediablemente digital. Que viva esa “happy” y disfuncional familia. Y, para llevar la contraria a TRANCE, "Ya tengo derecho a llevar una camiseta de Ramones".

Concierto de MadPunk y Sham 69, ¡afíliate al punk!


Igual que se puede descubrir a Television en 2017 o a Pink Floyd en 2018, se puede una afiliar al punk 40 años después de su época de esplendor. Mis primeros escarceos tuvieron lugar escuchando a las bandas punk que participaban en los conciertos de nuestra Radio Resistencia a mediados de los 90. No supe apreciar entonces una música que me parecía ruidosa y en ocasiones chapucera. El tiempo, que todo lo pone en su sitio, me ha llevado a disfrutarla sin complejos ya en la madurez.
Por eso, cuando me enteré de que tocaban uno de los grupos que me ha llevado a afiliarme al punk, junto con una de las bandas inglesas de aquella explosión de finales de los 70 me decidí a ir, a pesar de los horarios imposibles de la sala que acogería el evento, el Gruta 77. Allí nos plantamos el viernes 1 de marzo, deseando disfrutar de ese gran cartel.
MadPunk realizan un setlist con canciones de las tres bandas que lo componen, Espasmódicos, TDK y Larsen, “banda germinales de la primera hornada del punk madrileño”, como dicen los que entienden de esto. Los tres grupos arrastran rendidos seguidores desde entonces y siguen ejerciendo influencia sobre numerosas bandas, incluso en Latinoamérica. En la actuación del viernes tocaron más o menos las canciones que les escuchamos en el colosal concierto de julio donde se midieron de tú a tú nada menos que con la banda actual de Jello Biafra. Sin embargo, MadPunk traía novedades en forma de canciones nuevas, que forman parte de un EP que la banda está grabando en la actualidad. Así nos ofrecieron un adelanto, “MadPunk”, canción de presentación de la banda con la que abrieron el concierto, “Poseso”, una de esas canciones a las que daría FAV la Audiencia Nacional (como diría el gran Juarma) y en especial “No creo” y “Demasiado enfermo para morir”, dos temas magníficos que te enganchan y no te sueltan. La incorporación de los cuatro nuevos temas sacó del concierto una de mis canciones preferidas “¿Qué es este temblor?” (TDK) y que molaría recuperar. Sí pudimos escuchar “Vomitas sangre” (Larsen), que vino acompañada de un chorro de agua lanzado desde el escenario. Otras canciones que escuchamos el viernes fueron “Serafín” (Espasmódicos), “Carne picada” (TDK), “Israel” (TDK), “Drógate” (Espasmódicos), o “Lucha contra el tecno”, “Frontera francesa” y “Nacido de la pota de un punk” de Larsen, canciones ya clásicas y jaleadas por el público. MadPunk cerraron su actuación con la tremenda “Enciendes tu motor” (Espasmódicos).
Contar con un repertorio así no es ninguna broma. Se trata de algunos de los más brillantes temas del punk nacional, interpretados por una banda solvente y bien compenetrada donde el buen hacer de dos estupendos músicos Esteban (guitarra) y Héctor (bajo) se une a la experiencia del carismático Maguu a la batería, Siemens tocando la guitarra con una muñeca “a todo motor”, y Monje, inquietante frontman que se come crudos el escenario y al público, vestido con camiseta de The Professionals, ya que la noche iba de punk inglés setentero. Otro concierto de gran altura, es una suerte disfrutar de MadPunk.
Estando como estoy aún en párvulos de punk no me atrevo yo a opinar sobre el lío de formaciones que arrastran los Sham 69 ni a afirmar qué alineación de las que funcionan actualmente se debe considerar la “real”. La que tuvimos ocasión de ver en el Gruta 77 es la de Tim V (Timothy Vance), que se mantiene bastante activa en cuanto a conciertos. Los Sham 69 salieron rápido, se agradece que el cambio de grupo fuera ágil, dadas las horas de la madrugada en las que nos adentrábamos. Había expectación por ver una banda que al fin y al cabo estuvo en el ajo de aquella explosión del punk inglés de finales de la década de los 70. Fueron una formación exitosa, que consiguió meter varios singles en el Top 20 de la época y que giró en sus inicios en torno a la caprichosa personalidad de su líder y cantante Jimmy Pursey.
Es Sham 69 un grupo punk con temas para cantar con una jarra de cerveza en la mano, ahí está su popular “Hurry Up Harry” (Weeeeee're Going Down the Pub), o con los colegas del fútbol. Los Sham 69 de Tim V ofrecen un directo eficaz y divertido. Tim, un frontman con más tablas que un galeón pirata, habló y bromeó con el público, en especial con el de la primera fila, donde parecía que alguien le había llamado la atención; se mostró algo irregular en la voz pero muy eficaz a la hora de ofrecer espectáculo. Vestido con un polo azul marino con la Union Jack en una manga y luciendo tatuajes, estaba acompañado por una banda que cumple con creces el nivel que se espera para una formación de tan amplia historia. Por mi parte destaco al estupendo guitarrista.
Durante algo más de una hora se sucedieron temas como “What Have We Got?”, “Borstal Breakout”, “That's Life”, “Questions and Answers”, “Hersham Boys”, o el himno “If the Kids Are United” (Then we'll never be divided) que ofrecieron en los bises. Canciones redondas que ponen a bailar a cualquiera, incluso a mí. Era evidente la disposición a disfrutar del público, entre el que se encontraban varias chicas que se abonaron a subirse al escenario y lanzarse sobre el público, en una noche de carnavales en la que un antifaz dio mucho juego. A pesar de que no sonara una de mis canciones favoritas, “You're a Better Man Than I”, disfruté mucho el concierto de los de Hersham (si es que a estas alturas queda alguno de Hersham).
Sham 69 se formó en 1975 y se disolvió en 1979, cuando su líder Jimmy Pursey inició su carrera en solitario. Según parece su nombre viene de una pintada medio borrada que vio Pursey en una pared, y que tenía que ver con alguna victoria del equipo de fútbol de su ciudad, Hersham, sucedida en el año 1969. En 1987 Pursey y el guitarrista David Parsons refundaron la banda con nuevos miembros. La formación que vimos en el Gruta data de 2007 cuando Dave Parsons e Ian Whitewood buscaron un nuevo cantante. El elegido fue Tim V. A partir de ese momento conviven al menos dos formaciones bajo las siglas Sham 69, una de ellas la del cantante original Jimmy Pursey. La de Tim V ha grabado cuatro discos. Hace unos años se produjo la ruptura con Parsons y, como se quedaban bastante cojos sin ningún miembro de la banda original, ficharon al guitarrista Neil Harris, miembro de la primera formación de Sham 69, entre 1975-1977. Desgraciadamente, en enero de 2018 Harris falleció a los 63 años.
Un concierto tremendo el del viernes, que nos da ganas de seguir afiliándonos al punk por muchos años. Hasta el próximo.



(Vídeos de Alfredo Kaskarrabias)

Sudor + Futuro Terror + La URSS, y salir llena de canciones


Por segunda vez en este año 2018 se me planteaba la posibilidad de quedarme sin ver un concierto que me apetecía muchísimo por tener que ir sola. Y una vez más hice lo que tenía que hacer cuando llega la llamada de la música y no hay quien la pare. Llevaba meses esperando este concierto, con un cartel impecable, Sudor + Futuro Terror + La URSS, grupos etiquetados como punks (o incluso postpunks), etiquetas sobre las que habría bastante que hablar. Descubrí a las tres bandas este verano cuando me hablaron sobre el concierto y lo cierto es que me apena no haber sabido antes de la existencia de estos grupos. Así que acudí con mucha curiosidad y ganas a la cita el sábado 29 de septiembre en la sala El Sol, donde se respiraba expectación y donde hubo muy buena entrada.
Comenzaron los toledanos Sudor, muy pegados al punk clásico de los ochenta. De las tres es la banda que controlo menos, pero pude escuchar el tema más conocido del grupo, ese trallazo llamado “Tu coche, tu casa y tu novia (me sudan las pelotas)”, una barbaridad se escuche en el disco o en uno de sus anfetamínicos directos.
La banda formada en 2006 por Cuéllar (bajo), Héctor (guitarra y voz) y Koke (batería) descargó con la rabia y velocidad habituales su urgente repertorio de punk crudo. Incluso hubo tiempo para que nos abroncara el cantante desde el escenario por tener que venir grupos de fuera (Toledo, Alicante y digamos Granada) para animar la noche madrileña. Sin pelos en la lengua igual que en sus canciones
Poco después comenzaron su concierto los alicantinos Futuro Terror, que ofrecieron una contundente actuación apoyada en su disco más reciente, el magnífico “Precipicio”, editado por el sello barcelonés BCore Disc. La banda formada por José Pazos (guitarra y voz), Néstor Sevillano (bajo) y Héctor Bardisa (batería y última incorporación, sustituyendo a Joan), interpretó un repertorio que sólo puedo definir como brillante. Es el caso de “Precipicio”, que da nombre al disco; la potente “Se encerró”, con un energético inicio; “Tumba de cristal”, otro de esos temas que “mantienen una intrínseca crítica al capitalismo y la post-modernidad”, como afirma su discográfica; mi muy preferida “Espíritu”, que sonó potente en directo, con una letra de poderosas imágenes, por un túnel de escarcha avanzas tan veloz, eres transparente, oro en la oscuridad, y con una parte instrumental en la que bajo y batería dialogan con unos afilados punteos de guitarra, llegando a un final apoteósico, con un José gritando una letanía desesperada Piensas en el futuro, dime qué mierda ves;  “El Paso Diatlov”, canción que se hace eco de una historia real, la muerte en extrañas circunstancias, no aclaradas, de nueve jóvenes excursionistas el 1 de febrero de 1959 en los montes Urales, por “una fuerza desconocida e insuperable”, según se afirmó cuando sucedieron aquellos misteriosos hechos; esa suerte de himno generacional que es “Urgentes” fuimos lo mejor del mundo, fuimos tan valientes (…) fuimos tan indivisibles como la serpiente (…) fuimos tan urgentes ; o la preciosa “Aelita” cómo podría pedirte perdón si sólo quieres venganza, otro tema con referencias a la cultura soviética, en este caso “Aelita Reina de Marte”, película muda de ciencia ficción estrenada en 1924 que, como explica José, “tiene un significado a nivel personal” más allá de lo meramente referencial; o “Salir de aquí”, canción de su anterior álbum y una de mis preferidas de la banda, con la que se hicieron un pequeño lío, saliendo con estilo y gracia del embrollo.
Adictivos, oscuros, políticos, Futuro Terror saben crear ambiente, como demostraron durante su emocional e intensa (en el mejor sentido de ambos términos) actuación, con un José, cantante y también principal compositor, entregado y a la vez contenido en sus interpretaciones. Me llamó la atención la expresión plácida de su rostro, de auténtico disfrute en alguna de las canciones, ventajas de ver el concierto en sala pequeña.
“Precipicio” ha supuesto cambio y avance en la carrera de Futuro Terror. Un disco serio, oscuro e introspectivo, político y anticapitalista, con referencias soviéticas en varias canciones. La sobria portada, una obra de arte de María Gea, contrasta con la portada con reminiscencias de cómic fantástico realizada por el ilustrador Adrián Bago para su disco anterior “Su Nombre Real es Otro” (2016). También han cambiado de estudio de grabación, de El Miradoor de Alhama de Murcia a Harri Sound de Alicante. Una banda que me ha ganado por completo y a la que deseo la mejor de las suertes.
Muy contentos y expectantes llegamos a la actuación de la tercera banda de la noche, La URSS un grupo respetado y muy valorado en la escena underground nacional y también fuera de nuestras fronteras; han girado varias veces por EEUU, donde se ha editado alguno de sus discos. La banda también presentaba en directo su nuevo trabajo, en su caso el álbum “Nuevo testamento”. Difícil expresar lo que me hace sentir este grupo, grande y complejo, con una ya extensa trayectoria pero a los que yo también he descubierto este año.
Grupo punk andaluz formado en 2006, se definen como “El hilo musical para tiempos de autodestrucción y agonía existencial”. Grupo inclasificable, sin embargo admiten la influencia de bandas como Eskorbuto y flamencos como Camarón. Pablo a la batería, Miguel/Maïk al bajo, Jorge a la guitarra y el cantante Áfrico forman esta banda, “cuyos cuatro miembros viven en tres ciudades distintas”, Miguel y Jorge siguen afincados en Granada, Áfrico se trasladó a Barcelona y Pablo a Madrid, por lo que los dos últimos discos de la banda “se han llevado a cabo en abstracto”, como explican, al no tener apenas tiempo para componer o ensayar juntos. La URSS creó además su propio sello autogestionado, La Corporación, en el que han editado algunos de sus discos.
En sus canciones la banda ofrece letras herméticas y desesperadas, creando atmósferas oníricas más cercanas a las pesadillas que a sueños plácidos. Religión, cruces, calvario, crimen, fuego, ruina, sacrificio, condena, tremendismo, no futuro, apocalipsis cotidianos, crueldad, muerte, son algunos de los temas que habitan sus canciones, conformando un universo creativo absolutamente propio.
Tuvimos la suerte de situarnos durante su concierto frente al escenario y flipamos fuerte con la eléctrica actuación que ofrecieron, no en vano La URSS tiene al frente a Áfrico, un ser de otra galaxia, magnético y extraño, que se mueve por el escenario con todo el poderío. Su personalidad y belleza andrógina y elástica hace difícil dejar de mirarle mientras canta y se retuerce, con espasmos entre lo flamenco y lo religioso.
Disfruté al máximo de las canciones, como la épica “Olvido”, “Souvenires de la nada” o “Habrá un sacrificio”, tema en el que encuentro reminiscencias de Parálisis Permanente y uno de mis o favoritos de la banda. Tocaron unos compases de “+” su canción más flamenca de este disco, hay pueblos que lloran cantando, enlazándola con “Non plus ultra”, un tema sobre imperio, cal viva, fosas y otras viejas palabras como España. “El lamento”, canción que me remueve, no sonó el sábado, me quedé con las ganas pero en realidad no importa, La URSS tiene tal repertorio y lo ejecutan con tal poderío que bienvenido sea aquello que decidan tocar. Después de este directo tengo claro que La URSS es de esos grupos que hay que ver al menos una vez en la vida.
Y como curiosidad tengo el gusto de conocer al bajista Miguel en su faceta de miembro del estudio granadino de arte El Rapto, muy valorado por su buen trabajo. De este estudio salieron las láminas y camisetas del crowfunding que hice con el músico Migüel Bastante para la edición de nuestro disco de CierreXImpago.
Sudor + Futuro Terror + La URSS, un concierto inolvidable del que salí llena de canciones. Y una vez más, gracias al maestro por el descubrimiento y la sorpresa.




Jello Biafra and the Guantanamo School of Medicine + MadPunk en Madrid. Larga vida al punk



*Fotos cedidas por Kerman de Rockypunkto
Si algo tengo claro es que en la vida hay que hacer lo que hay que hacer. Y yo tenía que presenciar el concierto de Jello Biafra and the Guantanamo School of Medicine, con MadPunk como teloneros. Un bombazo. Y aunque surgieron ciertos impedimentos logré sobreponerme y hacer. La recompensa fue enorme.
Me situé estratégicamente en el fondo de la sala Copernico, agarrada a un timón (sí, habéis leído bien) que apestaba a barniz. Como poco, raro. Pero me sirvió para estar a salvo de los espeluznantes pogos que se vivieron en la sala y para tener una vista de conjunto privilegiada, esquivando a esos tipos altísimos que siempre nos suelen fastidiar la visión en los conciertos.
Comenzaron “como un reloj” los MadPunk, banda que reúne repertorio y componentes de tres grandes grupos del punk madrileño de los ochenta: Larsen, TDK y Espasmódicos. Si llegado a este punto no los conocéis, por favor, tirad de Google y haced un repaso por su historia y sus canciones. Su calidad está por encima de estilos y etiquetas. Los MadPunk son Monje (primer cantante de Larsen) más J. Siemens y Manuel Pilarte “Magüu”, guitarrista y batería de Espasmódicos y más tarde de TDeK. A ellos se unen Esteban Palazuelos a la guitarra y Héctor Lukas al bajo.
La banda ofreció sin pausa ni para un respiro temas como “¿Qué es este temblor?” (TDK) o “Vomitas sangre” (Larsen), que confieso que son de mis preferidos. Magnífico concierto, y es que no es ninguna broma contar con temas como “Lucha contra el tecno” (Larsen), “Noche de destrucción en Rock-Ola” (Larsen), “Tía, vete a cagar” (Espasmódicos), “Te quiero” (TDK), “Mata” (Espasmódicos), “Nacido de la pota de un punk” (Larsen), “Frontera francesa” (Larsen), “La farmacia de mi barrio” (TDK), o la endiablada para cantar “Drógate” (Espasmódicos), canciones que son auténticos puñetazos. Particularmente viví un momento muy emocionante cuando Monje, mientras sonaban los primeros compases de “Israel” (TDK), se refirió a Palestina y gritó Sahara Libre. Gracias. Punk rebelde y con mensaje. Finalizaron el concierto con la espléndida “Enciendes tu motor” (Espasmódicos) y pienso en el tremendo repertorio que atesora esta banda y lo bien que estaría que grabaran un disco en estudio con temas nuevos.
Y es que si alguien merece telonear en España a Jello Biafra esos son Madpunk. No en vano a Monje se le ha comparado en muchas ocasiones en su forma de interpretar con el músico estadounidense y para la historia queda la carta que el propio Jello dirigió, de puño y letra, a TDeK preguntándoles por su single “La farmacia de mi barrio/Maleta para Moscú”, ya que no podía encontrarlo en EEUU. Casi nada.
Si mi nota en el conocimiento de las canciones que tocaron MadPunk apunta el notable alto, con los temas que ofreció la banda de Jello Biafra roza el suspenso. El repertorio ofrecido el martes es bastante inédito, con excepciones como las míticas “California Über Alles”, y “Holiday in Cambodia” de su archiconocida banda Dead Kennedys. También sonaron “Police Truck”, “Nazi Punks Fuck Off” y “Too Drunk to Fuck”. Del repertorio de su banda actual sobresalió “Pets Eat Their Master”, aunque me faltó “The Terror of Tinytown”, un tema redondísimo, de lo mejor del músico. Ambas canciones pertenecen al “The Audacity Of Hype”, un gran disco, con un demoniaco Jello que aparece en la portada a lo Obama y su “Yes, we can”. Cerró el concierto con “Crapture”, canción de su último disco “White People And The Damage Done”.
El músico salió vestido de almirante granate, con gorra de cuero, lleno de elegancia punk. En el segundo tema se quedó en camisa con retazos de la bandera de EEUU, y a partir de la tercera canción lució su contundente camiseta “Nazi Trumps Fuck Off”, no en vano el músico estadounidense es uno de los artistas de todo el mundo que han decidido convertirse en azote del horrible mandatario que parece decidido a autodestruir “el Imperio”.
En lo musical, la banda es espléndida. Formada por Ralph Spight, un guitarrista alucinante, con querencia a subirse a las plataformas próximas al escenario para delicia del público; Kimo Ball, guitarrista nacido en Hawaii que está junto a Jello Biafra desde 2008; Larry Boothroyd al bajo y Jason Willer, batería de tatuajes en los brazos y pelo oxigenado que golpeó los tambores sin ninguna piedad. Grandes músicos. Qué decir de Jello Biafra, el mítico cantante está en plena forma. Se dejó tocar por el público, se lanzó hacia la gente desde el escenario en un par de ocasiones, bailó, se tiró al suelo, en fin, no faltó de nada.
Con una vitalidad increíble a sus 60 años, continúa con su labor de activista, en la estela de aquel joven Jello que se presentó como candidato a la alcaldía de San Francisco en 1979. Las crónicas cuentan que consiguió un más que meritorio tercer puesto, arrancando a sus rivales un importante puñado de votos. Aquello se calificó entonces de “pantomima”, y en parte su propuesta tenía mucho de desenmascarar un sistema podrido. Y vaya si la lio.
La alegría comenzó ya en la prueba de sonido, según hemos podido ver en redes, con un MadPunk rendidos al “Gran Jefe” Biafra, uno de sus ídolos de siempre. Vivimos un fin de fiesta emocionante donde pudimos saludar a amigos que merecen los momentos de plena felicidad vividos ayer. El punk (no) ha muerto, larga vida al punk.






“El peor dios”, luces y sombras de Desechables, una banda mítica

Conocí a Desechables hace cuatro años a través de El Sótano de Radio 3. En uno de sus programas Diego R.J. radió una de las canciones de la banda barcelonesa. La curiosidad habitual me llevó a buscar sobre ellos, aunque no podía imaginar la tremenda historia que se escondía tras aquella banda que sacudió el panorama musical español de inicios de los ochenta. Una historia trágica, y de alguna manera épica, que incluye drogas, mala fortuna e incluso una de las muertes más absurdas de la historia del rock.
El trío formado por Tere, Pei y Miguel lo tenían casi todo para triunfar: juventud, actitud, descaro, una imagen bien chula y sobre todo a una de las cantantes más fascinantes que ha dado la música española de todas las épocas, a la altura de cualquiera de las divas internacionales. Tere, de 14 años cuando se creó la banda, poseía el estilo perfecto, delgada y andrógina, de rostro anguloso, pelo corto e imagen atemporal. A pesar de su juventud, era una mujer que exudaba sexualidad y poderío en el escenario. Los tres, jóvenes, bellos y malditos, se agarraron a la música para escapar del aburrimiento y de la mediocridad del entorno. No tenían medios, no sabían tocar ni cantar, pero ¿quién lo necesitaba?, con actitud se podía superar todo, y ellos la poseían a raudales. No eran un producto fabricado, eran auténticos, ellos se inventaron, en otro fascinante ejemplo del “hazlo tú mismo” que mandó en la época.
¿Qué podía salir mal? Pues casi todo.
La historia de la malograda banda de Vallirana fue recogida el año 2013 en un espléndido documental realizado por Alejandro Montes, Daniel Arasanz y Nico Tarela, y que ha podido verse en el ciclo Mujeres Hechas de Punk programado en la Cineteca de Matadero. Conocemos a Desechables través de fotos, recortes de prensa, imágenes de archivo (algunas muy difíciles de encontrar como las de sus actuaciones en Francia) y extensas conversaciones con los dos miembros que quedan con vida, Tere y Pei, además de la participación de los periodistas Jesús Ordovás, uno de sus valedores en Madrid, y Jaime Gonzalo, quien trató al grupo en sus inicios; los músicos Ángel Altolaguirre y Enano, quienes formaron parte de la banda en diferentes etapas o la fotógrafa Ana Torralva, autora de la foto donde Tere aparece con los ojos vendados y los pechos desnudos sobre un plato que sería portada del disco “Buen ser-vicio”. Además se leen diferentes testimonios de quien fuera manager de la banda, Esteban Torralva, fallecido en 2005.
Al trío original, a los Desechables primigenios, se les ha definido como austeros, primitivos y salvajes. Lo eran en cuanto a sonido, a vestimenta y a forma de estar en el escenario. La guitarra de Miguel y la reducida batería de Pei, que solía tocar de pie poco más que la caja y un plato, tan solo se complementaban con la voz de Tere, con sus aullidos, gritos, gemidos, susurros y espasmos. Y su imponente presencia. No hacía falta más. Vestidos, o desvestidos, normalmente de negro o gris oscuro, sin estampados ni colores de ninguna clase, el único color lo aportaba la sangre (real) que se aprecia en algunas de las fotos del grupo. Hebillas, tachuelas, y para Tere cuero, lencería, tirantes, medias de rejilla y botines. Me sorprende la elegancia atemporal que mostraban, en especial en sus primeros tiempos.
La historia de Desechables es también un reflejo del escueto panorama musical de la Barcelona de inicios de los 80. La banda fue llamada a Madrid, cuna de la nueva ola nacional, donde se encontraron y unieron a Esteban Torralva. En la capital también recibieron el apoyo del sello Tres Cipreses de Ana Curra y Eduardo Benavente; de Jesús Ordovás, que les abrió las puertas del Diario Pop, y se les abrieron las puertas de la Sala Rock-Ola. Arrasaron en varias actuaciones en Francia y, cuando iban a grabar su primer disco en directo, llegó la tragedia. Miguel fue asesinado por un joyero al que había entrado a atracar armado con una pistola de juguete. Un hecho incomprensible y estúpido que marcaría para siempre al grupo. Finalmente se rescataron conciertos y las actuaciones francesas y se editó el primer LP de la banda “Golpe tras golpe” (1984). Con Miguel sólo lograron grabar un single en estudio. “Sólo pienso en la sangre que calmará mi sed”, “Quiero salir de este maldito agujero”, “No me consigues divertir”, “Llorad, que no sois nada. Llorad, que vais a palmar”, grita más que canta Tere. El grupo arroja con crudeza caos y angustia vital desde los surcos del disco, reeditado décadas después por Munster Records.
El puesto de Miguel fue cubierto por Enano, el hermano de Pei, y siguieron adelante. Lastrados por la tragedia, las adicciones y una falta de ambiciones crónica, el grupo aún aguantó varios años, sacando algún disco de estudio, como el que grabaron en los estudios de Radio Nacional, “Nadaquentender” (1987). Una producción cuidada no era tal vez lo más adecuado para un grupo como Desechables, así que el disco pasó bastante desapercibido. La banda, que llegaría a tener en algún momento hasta siete miembros, se terminará separando. Todo había terminado.
 “El peor dios” es un documental que huye de mitomanías y amarillismos, y eso que la historia podría dar para mucho, con unos Tere y Pei enormemente lúcidos, que no rehúyen ningún aspecto de su vida, y que asumen las sombras pero también las luces. Al fin y al cabo también hubo mieles en una carrera plagada de baches y contratiempos pero que les permitió escapar de una vida que no les gustaba, viajar o conocer a algunos de sus ídolos como The Cramps o Johnny Thunders, con quien tuvieron alguna que otra anécdota curiosa en Zaragoza en los últimos tiempos de la banda. Sin duda el enorme esfuerzo que han realizado sus directores ha merecido la pena y se nota el esfuerzo y el cariño que se ha puesto en el trabajo. Tere y Pei se muestran cómodos ante la cámara, lo que contribuye a que se sinceren sin rehuir ningún tema. Se agradece su disposición y el tono respetuoso que mantienen los directores durante todo el metraje. Incluso en momentos muy emotivos como cuando Pei y Tere se reencuentran con el hermano de Miguel, tras veinte años sin verse, y Tere le lleva la guitarra que tocaba el malogrado músico. En definitiva, luces y sombras de una banda mítica.