GENERAL

Teología Parda #10

150 150 Esteban Hernández

Otro capítulo más. Pasaron los meses. Muchos. Yo qué sé. A veces me derramo de contenidos, de experiencias de este tipo, que me veo capaz de empalabrar. Y bueno, sale como sale. Y comedia. En Ivoox y Spotify. Es gratis.

BOREAL

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El pasado octubre de 2022 colaboré con la compañía de artes escénicas La Familia Política en la elaboración de los dibujos para la escenografía de Boreal, una obra de teatro maravillosa para toda la familia. Pido disculpas por darle visibilidad ahora y aunque tarde, quiero expresar mi gratitud a Patrícia Pardo, a Guadalupe Sáez y a todo equipo de actores, trabajadores, amigos y amigas que lo hicieron posible. No tengo el contacto de nadie, ay. Misterios (y putadas) de la telemática. Aún vive en mí la experiencia de ver salir los dibujos de mi ordenador, del estudio, y que gente de todo el ámbito del teatro, tan capaces, dieran vida a lo que ilustré con sus indicaciones. La obra fue un éxito, nominada en festivales, además de muy divertida. Un espectáculo familiar dónde los niños y niñas en Boreal estaban felizmente hipnotizados. Entregados. Comparto algunas imágenes aunque ¡tampoco tengo los créditos del fotógrafo! En fin… Más vale tarde que nunca. ¡Fue un placer!

Acedia

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He vuelto a hacer Moneda. La pieza se llama Acedia, que es la melancolía de los místicos. El saudade de los despiertos. Musicalmente no va a ninguna parte, pero hacer estas cosas me pone en órbita.

LA PIEZA:

LA LETRA:

Pasa la tormenta y farmacia, y café, y paraguas.

Ambas limpias vibras juntas

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Hay un Quijote en Ciudad Real del que ya di cuenta en esta casa que, maquillado de escritor, quiso hacer crónicas de vengador de sí mismo. Había recibido muchos palos así que sus emociones estaban justificadas. Aquel pobre hombre, después de torturarse rumiando y maquinando, haciendo y deshaciendo, tras liarla parda, acabó en la carcel. Es literal.

A mi me nace lo mismo, escribir mandobles, porque desde que no lo hago regularmente por buscar trabajo a contrarreloj he acumulado sin resolver roces, tropiezos y escarnios. Pero claro, igual que de tu padre cuando se suicida, va de suyo aprender de nuestro entorno, de entre unos y otros, cómo no hacer las cosas. Por imitación pero a la contra.

En estas voy a intentar hacer una serie de relatos en los que soltar bilis, porque falta me hace, pero contando el génesis de amor, de afecto que siempre, siempre, siempre, ha tenido cada desencuentro.

Empezaré por los casos más enconados. Son media docena. A cada protagonista le he tenido sincero afecto, verdadera admiración o ambas limpias vibras juntas. ¿Sabes de eso de que conoces el talento o el carisma de alguien de tu entorno y desplegándote quieres ser su amigo? Pues en todos y cada uno de los recordados a menudo, por hache o por be, las primeras fichas o todas ellas movidas de mi lado tuvieron la misma estrategia. El asunto es que en cada caso todo se jodió o nació muerto. Todo mal. Y en cada batalla perdida, dolido de desencuentro, luego, apliqué política de tierra quemada, pero ¿contra quien? Derrotado en cada guerra, en cada fracaso social, huido y herido de orgullo torero, cargué de rencor mi propia mochila, de frustración, y he ido con esa emoción de ¿traición?, de desesperación, de pena, de abandono, del afecto burlado que retumba como una carcajada, más y más al fondo de mi cueva, de mí mismo, buscando un rincón donde poner musica y a solas trabajar en paz dibujando, expresarme escribiendo, componiendo música o haciendo un podcast.

Aunque dije más arriba que iba a escribir una serie de relatos, con el párrafo anterior quedó expresado qué me atraviesa de cada caso y ahora no necesito más. Hay ciencia que asegura que la longevidad depende de lo tupido del tejido social. Menudo miedo éste del que todos cojeamos. A veces creo que de estas tesis salubres el equivalente es ver a tu medico de cabecera hace años asegurando en consulta que el tabaco no es malo porque abre los pulmones o que una copa de vino al día noséqué hostias.


Descargado mi peso en este texto, que sirva para expresar el afecto en génesis que aún siento, para purgarlo a la vez. Hay otros sujetos que atesoro donde sí rimó el calor con calor. Siento que escribir aquí este largo epitafio religa churras con merinas. Unifica. Paz y bien.

Mon Bitxejo (XV)

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Una oposición

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Aquí la ultima canción del primer disco de Pistacho. Si estas estudiando o tienes cerca a alguien que lo esté haciendo, así se retuerce el alma. Espero te rías.

Compra el disco aquí.

Dos fuertes y un quiero

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Un poquito de Marvel porque sí. Hice estos fanarts hace un tiempo. Esta noche me he calzado un poco de cafeína. Hacía años que no tomaba. Además, vengo por el camino hartito de Instagram y de Cara. Creo que vuelvo a este sitio. Algo dije en el anterior post. Tengo más publico aquí, fiel, que en RRSS. Mañana cuando amanezca sabré qué onda. Esta tarde se me ha taponado el oído derecho. El otro día, además, me leí lo importante de La enfermedad como camino, un libro de Thorwald Dethlefsen. No sé si volveré a dibujar un tebeo propio algún día, confío que sí. Dios (a falta de un nombre mejor) proveerá. Lo que sí creo, porque lo siento luminoso, es que volveré a Moneda una temporada, y a escribir y a Teología Parda. Sin lo creativo me apago, panda. Estaba manejando unos niveles de frustración muy altos.

Señor licenciado, ministro vomitorium.

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Escribí en su día porque sí y comprobé que así cualquiera compilaba ideas que acababa usando. De puro compartir contenidos, de convertirlos en tebeo o de tan solo autoeditarlos hubo quien me aplaudió y trajo cerveza. De modo que aquel que medio lúcido por goteo acertaba, tan acumulado, se supo bienvenido en las fiestas, y de tanto sacar frases de la olla y no meter ninguna terminó borracho a diario y celebrado por quienes pronto, desaparecieron. Indigencia emocional, amigo lector, si existes, como autodiagnóstico. Es la historia de Hemingway, que terminó disparándose. A Cioran, que tenía menos necesidad del abrazo definitivo también le tocaban las palmas y le invitaban, ya viejo, a cenar, como quien decora un banquete. Poco hablaba el poeta y aunque estaba ya pellejo, dejó de ir a los salones a que lo usaran. Yo no soy ni uno ni otro. Ojalá acercase al rumano un poco. Hace mucho, escalando al mínimo la proporción, tropecé contra lo mismo. ¿Acaso expreso nostalgia entre tanto mito? Pues no. Fue todo mentira y terminé escombro. Y una vez estropeado, a solas, mirando el huerto quemado en silencio, quieto, tomé la determinación de asumir y practicar un perfil bajo. Decidí ser filosofía en vez de discutir con cualquiera. Decidí intentar ser poesía en vez de cantar arcanos. Ser, por ejemplo, Sufí. Despierto, Amor beguino. Estudié, escribí y dibujé sobre Silencios y decidí practicarlos. No digo callar, no jodas. Y ante aquel hacerse atrás que todavía soy hubo quienes burlaron el terreno cedido. Hubo quien hizo escarnio público. Bromas contra el amable. Y cuando no, diagnóstico y juicio al tuntún. Mucho tardé en apartarme de la corrala todavía más. Y a todos ellos, tan soberbios, tan empoderados, tan cargados de razón, nunca les pregunté: ¿quieres ser poeta así, o serlo a tu manera tan macho alfa, intelectual, artista, politizado, borracho, independentista, autor de éxito, gran musico licenciado y/o proyecto de gurú? Prueba a callar cuando además te pisan, propongo. Ay, el ego, ¿eh, doliente? Y no me refiero a permanecer en silencio, no jodas. ¿Qué tal no dar réplica al sofista a sabiendas de que se equivoca tan bocachancla, en, pese a todo, consideración y misericordia? Nunca has peleado así. Inténtalo, valiente. Y que el ego te vocee en casa, en la cama, justo al apagar la luz. Y allí, más pelea. Que te escupa tu hijo o tu sobrina de pocos años a la cara como quien juega en serio. Como quien te come la tostada de a pocos. Deja que quien da muestras de ser menor te haga un traje a su exclusiva medida para ordenar sus miserias. Para enmascarar un poco más, sin éxito, su propia angustia. Para huir de sí mismo. Si cabe y llegas, las menos veces pero ya versado en estos gimnasios, pon el cuello en sacrificio, en paciencia, por amor y ofrece, además, refuerzo moral y las propias entendederas muy en privado, tan lúcidas a veces, tan practicadas de los mejores libros canónicos, para que al cabo te enmudezcan agitando palabras gritadas tallándote el traje ya menoscabado. ¿Tienes miedo? ¿Vergüenza de algo así? ¿Cuantas veces te has encarado a ti mismo, derrotado, sin refugio adentro ni afuera?, ¿Quieres eso o escribir poesía? ¿O mejor un poco de atención? ¿Ventas? ¿Dinero? ¿Una columna? ¿O sólo ser poesía mortificándote? Vamos a morir todos, así que aprovecha, entrena hasta entonces. El cuello del embudo será todavía más estrecho que esto. ¿O prefieres al sustituto en turno de tu enemigo sufriendo? Atraviesa el dolor, vamos.  Y métete la actitud y las mañas del Jorge Ilegal que nunca fuiste por el culo. Y no te cabe. Yo soy frágil y así, espejo. La única pregunta filosófica es el suicidio. Menudo papelón el tuyo, por ejemplo, reinventando la rueda para criar hijos en comunidad asamblearia. Qué de todo frente a tan poca aptitud. Perdona a tu padre o dale una hostia. Más vale una cosa o la otra que descender. Antes de traer a un humano más al mundo, medita. ¿Qué culpa tendrá quien solo viene a sufrir? ¿Que también hará sufrir? ¡Medita!

El caso es que venía en tren de viaje gobernándome y contra la ultima opción, antes del recurso contra el ahogo que es acudir a psiquiatría, me he acordado de que escribir purga y bruñe el espejo que ha de reflejar Luz. Y mira que me he metido en dires y diretes por hacer crónicas aquí de lo que me ha importado o de lo que me ha hecho daño, pero me derramo, panda. Más me vale escribir. Si no tengo este ministerio, que hoy retomo, que nos importa a nadie y a mí, me voy a la mierda.

Como digo, me llené poco a poco y me timaron con cerveza. Hoy al cabo de no pocos años, reflujo de hiel. De nuevo. Abro las ventanas porque huele a cerrado. A podrido. A miedo. A ganas de escribir.

A los enemigos: A pura siembra que habéis hecho tantos años, el dolor os arrastra. Vuestra mente no descansa. A los que me quieren bien y quizá todavía visitan éste lugar hoy tan abandonado: Ya aflojaré aquí también por escrito cuando vaya amainando el caudal de heces. Ya habrá jardines cuando arregle la fosa séptica.