Noventa y cinco...noventa y seeiiss...noventa yhhh sietee..noventa yhhh oooochooo, noventa yhhh nueveeeee...cien! Puff, esto de ser galán es todo un trabajo!
Así decía Emanuel mientras terminaba sus ejercicios matinales. Hacia tres meses estaba preparándose para el gran momento, y ese día era hoy!
Sucede que Emanuel, esta perdidamente enamorado de una mujer con manos maravillosas, que cocina con los aromas mas ricos que se puedan imaginar. El se esconde entre los platos para ver la cara de emoción que ella pone cuando uno de sus manjares le queda como a ella le gusta.
Varias veces ha intentado hablarle pero ella, ni siquiera lo ve! Es por eso, que hace tres meses decidió reforzar su cuerpo, sacar músculos para subir a ese estante taaan alto, donde ella guarda sus condimentos mas preciados. Cuando la tenga frente a frente, le declarara su amor eterno y de seguro, ella caerá rendida a sus pies.
Emanuel se dio una ducha, se paso un poco de queso parmesano por su cuello a modo de perfume, tomo una rosa del jardín de su casa y allá salió, a la cocina, a enfrentar su destino.
Cuando llego, aquello era puro jaleo, platos que iban y venían, muchos pies que iban de aquí para allá. A duras penas pudo llegar hasta el borde de la mesada, donde subiría para así trepar hasta el estante y llevar a cabo su declaración. Llego hasta el, fue pasando por detrás de los tarros de condimentos y se detuvo, justo frente a ella.
Su amada, estaba concentrada en sus labores. Sin mirar, tomo el tarro de la pimienta, lo abrió, esparció un poco por la comida, y sin mirar también extendió su mano para tomar el tarro del orégano, pero este no estaba allí, Emanuel lo había corrido para estar frente a ella y a sus ojos.
Lo que sucedió a continuación, fue una seguidilla de sucesos desafortunados. En cámara lenta, esto fue lo que paso:
La cocinera extendió la mano, el espacio estaba vacio, ella levanto sus ojos, se encontró con los de Emanuel que la miraba con mucho amor, ella profirió un grito, Emanuel se asusto, ella pego el manotazo, Emanuel callo en cámara lenta directamente al tarro de la pimienta, ella del susto lo tapo y el pobre Emanuel, pego un estornudo taaaan grande, que la tapa salió volada directamente a la nariz de la cocinera.
Fue tal el susto, que ambos salieron disparados, uno para cada lado, y ahí se acabo el día de la declaración!
Cuentan que Emanuel paso días y días estornudando y que nadie se le acercaba por que los hacia estornudar.El la sigue amando, pero ha decidió que ese amor sea a distancia, no sea que otro día caiga sobre la comida caliente y se termine ese trágico amor!
Técnica: Needle felt
Estilo: Libre
Tamaño: 18 cm